Campamento de Ouroboros - Highlands

Recuerdo del primer mensaje :

El panorama en el hospital de campaña era desolador. Se sentía... como si hubieran pasado por una guerra. A pesar de que acababa de iniciar, el dolor que estaba causando en los más inocentes era devastador. Tenía la sensación de que, por muchos esfuerzos que hicieran, no podría detener el miedo y la violencia contra aquellas personas inocentes que llegarían a Highlands en breves. Tenía miedo. Mucho miedo. Miedo por su hija, tan lejos de ella, y su esposo, tan expuesto al peligro. Tenía miedo por sus compañeros, porque no eran los típicos soberanos que enviaban a los subordinatos a pelear, sino estarían en primera fila en la lucha que se avecinaba. El Consejo seguiría, con o sin todos ellos, pero podría no ser lo mismo nunca más.

Mientras encontraba el espacio que el bosque y los centauros les habían destinado, varios de los miembros de la Guardia estaban mntando el campamento, una tienda a la vez; levantándolas, hechizándolas y marcando las capacidades de cada una en una lista para comenzar a llenarlas con los refugiados que no tardaban en bajar. Sabía que, para poder evacuar sin algo que urgiera a los pobladores como un ataque directo del Sanguis, se tomarían un poco de tiempo ir por sus familias, algunas de sus pertenencias e incluso algunas mascotas. Al menos esas últimas tendrían un espacio amplio para correr que podrían disfrutar.

Recorrió suavemente, a paso lento, aquel lugar, separando mentalmente el lugar donde estarían los cultivos, las tiendas, los servicios como el comedora... Era un lugar tan puro, tan limpio, con un aire que le permitía respirar profundamente. No se había dado cuenta de lo tensa que había estado en la isla, como para sentir en aquel lugar una liberación tan grende que le apetecía incluso quedarse. Incluso su cuerpo tenía movimientos más fluídos, aún cuando no creía que le estuviera afectando tanto. La tierra de la isla se estaba envenenando y no poder hacer algo al respecto le estaba haciendo caer en un profundo caos interno. Su equilibrio, el fino equilibrio de la naturaleza, estaban resquebrajándose mientras aquel depredador acababa con todo. ¿Terminaría por engullir el mundo entero si se lo permitían? Ese era un futuro en el que no podría vivir. La angustia y la oscuridad debajo de sus pies serían su perdición. Se acercó a uno de los soldados que conocía como amigo de Vishous, sonriéndole al llegar hacia él.- ¿Sabes en cuanto tiempo más comenzarán a bajar? - La respuesta fue que en dos minutos exactos bajarían, pues les estaban organizando con rapidez. Agradeció la información y se dedicó a hacer el espacio lo más acogedor posible. No sería la casa de nadie, pero llenó las orillas del bosque con grandes arbustos llenos de flores muy variadas y coloridas. Las hizo crecer al frente de cada tienda, en cada espacio que encontró. Mucha lavanda para tranquilizar con el aroma a los asustados habitantes, y hierbas aromáticas para que las tuvieran a mano para cocinar y hacer remedios. Al final, montó una tienda en compañía de los soldados personalmente, dedicándola a la realización de pociones. Si el hospital estaba tan saturado y comprometido, se empezarían a utilizar los remedios naturales.

Cuando los habitantes llegaron, lo hicieron en grandes grupos, a los que recibió personalmente y se encargó de tratar de solucionar sus dudas. Las preguntas eran tan duras como la realidad, y saber que no tenía respuesta para muchas de ellas era desolador, pero hizo compromisos para obtener información y encontrar la mejor solución para cada problema. Después de una ardua jornada dándole techo y comida a cada uno de los ciudadanos de Ouroboros, se tomó un momento para enviar un mensaje al Consejo informando que se completaba la evacuación. Tras un larguísimo día, desapareció de ahí, con promesas que cumplir.

Joder con la loba. Se cruzó de brazos y se esforzó en mantener el gesto neutral aunque en realidad quería cogerla del pescuezo y agitarla un poco. El “No me importa” tampoco ayudó pero Nikolaos había sido educado para este tipo de situaciones, aunque su lobo por dentro aruñaba por salir.

Respetó el silencio de la peliblanca y la dejó pensar mientras Athan le hacía una seña de que volvía por su camino y le esperaba. Nik asintió brevemente y volvió la vista a Savannah cuando aceptó, aunque con una condición -Considérrlo hecho- Aseveró y estrechó su mano, quizás con un poquito más de fuerza de la que debía pero…la muchacha no pareció inmutarse.

La vio marcharse via al hospital y él se fue con Athan a hablar con el Descendiente Ibn Salah que había solicitado su presencia.

Lo siguió con la mirada cuando se levantó escuchando aquello de los O’Connell y frunciendo el ceño -No estaban… ¿En los calabozos de la guardia? ¿Cómo han escapado?- Estaba un poco perdida pero luego miró hacia fuera del hospital. ¿Dónde se supone que estaba la guardia de Ouroboros? ¿Las habían cogido de la isla? ¿Cómo podía pasar algo así? Se guardó sus preguntas, no quería estresarlo demás porque sabía bien cómo se ponía así que sólo apoyó las manos en las piernas y las apretó -Lo siento, Ian- Porque cuando ella le había ofrecido refugio en Ouroboros había pensado que era el lugar más seguro del mundo… Ilusa ella que creía que aún quedaban sitios así.

Soltó un leve suspiro, que le robó una mueca cuando el dolor de cabeza que había quedado en segundo plano al verlo así…volvió. -No, no era lo que estaba pensando sólo…- Negó con la cabeza. Eran miedos propios -Nada, cosas mías- Se pasó el pelo detrás de las orejas y alzó la vista hacia él asintiendo -Lo sé, me siento igual- Murmuró con respecto a Aelin porque quizás Ian había sido el real actor en aquella situación pero su propia pasividad, el hecho de confiar en otro que no fuera Le Fay, enseñarle el laberinto, presentarle a Morgana y dejar que la oyera…Todo eso había sido su culpa. Alzó los hombros ante su pregunta -Tengo que tener la esperanza de que sí. Si no…- Iba a perder la cabeza.

Guardó silencio a su sentencia de que no iba a poder perdonarlo. Catherine estaba haciendo mucho trabajo interno y, desde un punto de vista objetivo, había digerido bastante bien la noticia de Aelin. No había tenido un ataque de pánico, no se había disociado… Había llorado, sí, a solas. Pero no había perdido los estribos. Y por eso las palabras que había dicho ese día seguían siendo ciertas. No las había dicho de manera impulsiva. Era exactamente como se sentía.

-De acuerdo… Acompáñame un momento, que tienen que hacerme una revisión- Dijo, no tenía confianza para dejarlo solo. A saber qué hacía. Le cogió de la mano para llevarlo hacia donde debían revisarla, informando brevemente lo que sentía y explicándoles el porqué sin mirar a Ian porque no sabía qué actitud iba a tomar al oír que Shyvanna la había atacado hace unas horas. Tras la curación y una poción reabastecedora que le dieron para tomar luego, se desaparecieron rumbo a la cabaña.

Luego de la reunión en el bosque, no estaba muy seguro de todos aquellos sentimientos que le habían atacado a la vez, pero fácilmente se podía conjugar en rabia, que era lo más fácil de definir y tal vez lo más rápido de sacar. De lo que si estaba seguro era de que fue la decisión correcta de haber cedido a Nikolaos, así estarían a salvo y levantarían las prohibiciones.

Unos momentos después alzo la cabeza de lo que estaba haciendo viendo a Savannah conversando con el nuevo líder, aunque su sonrisa fue más que sarcástica al ver a la chica cediendo en algo. Reconocer que ella prácticamente estaba dejando de un lado a todo su clan y su seguridad por algo que sucediera en el pasado, no tenía sentido, aunque de todas maneras era algo molesto y los rencores podían mantenerse. Se acercó hacia donde estaban ellos dos solo asintiendo con la cabeza a Nikolaos y luego observo a Savannah con una sonrisa de medio. –Así que has decidido prestar tu ayuda. – Esa fue una declaración no una pregunta. -Espero que no te vayas a retractar luego y ceder a tu rencor.- Menciono, podía sentir el peso del colgante en su cuello puesto a que había decidido llevarlo consigo luego de que Savannah se lo tirara. No podía negar que le había dolido ese gesto. Podía recordar claramente sus palabras e interpretarlo todo como un deje de interés con los que habían sido una vez parte de su manada.

Se puso las trenzas detrás de la cabeza escuchando que Nikolaos le decía día y hora para verse con Jarkko, así que asintió, ya le diría ella cuándo comenzaban los entrenamientos con el Descendiente. Iba entonces al hospital para ver a Ian cuando fue Lorcan el que se atravesó en su camino.

-¿Por qué no te callas?- Ladró. Ah…qué bien se sentía decirle exactamente lo que quería sin infringir ninguna ley, sin estar doblegada a ese alfa. No respondía a ninguno y eso se sentía bien… y horrorosamente mal. Paró sus pasos a poco espacio de Lorcan y le miró a los ojos, preparada para lanzarle un golpe en la cara de ser necesario y desquitarse esa rabia que tenía encima.

-¿Qué vas a saber tú de rencor? ¿Quién te crees que eres para juzgarme?- Alzó la cabeza -En el maldito instante en el que pusiste pie en esa isla buscaste escapar del clan consiguiendo un trabajo. Si tanto odiabas Llangoed ¿Por qué no te fuiste?... Qué fácil ha sido para ti destruir nuestro clan en nombre de esa isla endemoniada- No se aguantó, le golpeó el pecho con ambos brazos y aumentó el tono de voz al mencionar el clan.

-¿QUIERES SABER POR QUÉ ME FUI?- Le golpeó otra vez -¡PORQUE CONNOR ME DIJO QUE LO HICIERA! ¡ME DIJO QUE ESA ISLA ESTABA MATÁNDOME!-

-Bueno, ¿es que ahora no tengo el derecho de decirte nada?- Refuto a aquellas palabras cuando escucho el tonito con el que se las lanzaba. Él estaba calmado, aunque al parecer ella tenía ganas de pelearle al observar su postura, así que solo que quedó quieto observándola cuando sus ojos se posaron en los de él, incluso cruzándose de brazos sin siquiera retroceder ante su avance. Igualmente se preguntaba cuándo es que no le quería pelear porque se recordaba que cada vez que le parecía que era una amenaza para su nueva manada le peleaba.

-Es porque se cómo eres Savannah.- Escucharla hablar la hacía apretar los dientes con frustración. -La misma pregunta te hago a ti. ¿Quién eres tú para saber que pasa por mi cabeza? Y no, no intente escapar de la manada, por algo me quede con ellos cuando fuiste realmente tú la que querías escapar.- Y más le valía que no le contrariara eso, porque si era verdad, se mirara por donde se mirara ella fue de víctima y ahora él era el culpable y cuando comenzara a golpearle la aferro de las muñecas para que dejara de hacerlo incluso ejerciendo una pequeña presión. -Basta…- Bramo prácticamente al escucharla alzarle la voz, puesto que como alfa eso no podía tolerarlo, aunque con todo, no se podía decir que fuera un alfa ya. -Por lo menos yo no los estoy abandonando como tú lo hiciste. Yo seguiré con ellos ¿Y tú que hiciste cuando tu primera prioridad era defender a los que más lo necesitaban? Incluso te negaste a ayudar Savannah, eso me dice que estas muy llena de ti misma.-

Sonrió felizmente a Nikolaos ahora que habían encontrado un punto de acuerdo. Aún así, tenía pensado plantar lo suficiente para poder retornar el favor a la manada en Grecia. Respecto a las flores, entendió ampliamente que no había pensado en absoluto en los licántropos en aquella ocasión. Su mente había estado fija en hacer que los habitantes se sintieran cómodos dadas las circunstancias.- Suelo usar aromas para tratar de relajar ambientes tensos, pero te tomaré en cuenta de ahora en adelante. Matizaré al mínimo el aroma ahora que todos parecen haber pasado una noche tranquila. Si sigue siendo un problema, házmelo saber.- También movería las flores que estuvieran demasiado cerca de sus tiendas, tal y como había pedido. Esperaba poder acomodarse a las necesidades de la manada y que pudieran integrarse sin problemas. Sonrió suavemente ante la mención de Sayid, un tanto agridulce por todo lo que había pasado recientemente. Arleen ni siquiera había conocido a Aura aún, así que quizás el divorcio no era tan sencillo como parecía. Suspiró, deshaciendose de aquellos malos pensamientos antes de volver al presente.

En ese caso, Adael, puedes pasar por ellas al hospital de Campaña. Ya deben estar listas.- Susurró, tratando de desahogar un poco de pendientes. Ella misma haría un par de tandas para darle un poco de rapidez al asunto. Aceptó hablar más alto, pero fue Niko el que dejó las cosas claras. En realidad aquella tierra no les... "pertenecía". Ni tampoco a los centauros, si a esas iba, pero si a Roma fueres, hacer lo que vieres.- Será más fácil hacer lo que dice Nikolaos, levantar una isla ya aglutinada que pedazos de tierra que arranquemos del suelo. Tendrá menos estabilidad de esa forma. Si Giordano ya está en eso, habrá que ayudarle.- Tampoco podían elevar cualquier cosa; si tenía raíces había que desraizarlo primero para evitar se desquebrajara.

Al menos parecieron conformes con el plan sobre cómo trabajar la tierra, y dejó que ambos se pusieran de acuerdo en cómo procederían para hacer las cosas más dinámicas. A pesar de que podía parecer que Adael era todo poderoso, prefería tener a la mano la ayuda de personas, pues Adael podía maltratarle un poquitín las plantas cuando llegaba el momento de colocar la tierra sobre las semillas y recolectar los frutos, lo que definitivamente cambiaba mucho los resultados que obtenían al final de la cosecha. Pasaron unos momentos, en los que mostró a Elora el plan que había trazado para sembrar, para ver qué le parecía. Al final destapó los grandes canastos con semillas y el fertilizante encapsulado que usarían en la parte superficial para mostrarselo. Mientras tanto, no reparó tanto en lo que decía sobre secuestros, pues en realidad no era su tema y no era su bosque. Para lo del cambio de rumbo si se detuvo a pensar un poco más, aunque en realidad no era para nada su elemento.- Las energías deben estar atrayéndose. La magia es energía, necesitamos un... ruido blanco que no permita que se encuentren las energías. Si se moviera la isla a... ¿Turín era? Donde no hay magia, ¿qué le pasaría al árbol? - Demasiadas preguntas, muy pocas respuestas.

Prestó atención a Nikolaos cuando volvió a hablar con ella.- Me parece una buena idea. Hagámosla lo antes posible, quienes estemos disponibles.- Debían dar rápido la noticia pues ya había bastante incertidumbre al respecto de la evacuación.- De acuerdo, Nikolaos, me coordino con Elora. Una vez más, muchas gracias por el apoyo. Envíale mis saludos a Matvey.- Hacía tanto que no tenía enfrente... o así le parecía. Todos estaban dispersos en tantos frentes que había mucho que hacer. Se tomó entonces un momento revisar las tareas que aún tenía pendientes en el PIS, pues la siembra había comenzado oficialmente. En un par de horas habrían terminado de crear los cultivos de nuevo y ella podría dedicarse a cuidarlos.

Un gruñido fue todo lo que obtuvo como respuesta ante su primera pregunta. No estaba de humor, para nada. Sólo quería ir a hablar con Jarkko y… y sentarse en algún sitio o acostarse en la grama y cerrar los ojos un ratito para sentir a la naturaleza hablarle. Allí palpitaba como un corazón gigante y sentía un gran caudal de magia irradiar por todos lados.

Era cierto, no sabía lo que pasaba por la cabeza de Lorcan pero lo que le estaba diciendo era una absoluta mentira -Habia razones para mí ida y lo sabes… como Alfa te ordené descender y en vez de obedecerme me retaste a sabiendas de que no tenía ningún chance contra ti - negó con la cabeza, indignada y decepcionada de que creyera eso de ella.

Por supuesto que quería escapar… ¡Esa isla era mortal para su loba! Sentía que con cada luna un pedazo de ella iba perdiéndose y no podía permitirlo. Además, todo el rencor que tenía no era más que una toxina que se estaba irradiando por todo su cuerpo con cada nuevo día. No podía más.

Se removió tratando de arrancarle sus muñecas de las manos -¡No!- Le gritó mostrándole los dientes en un gesto absolutamente lobuno -¡Ya no eres mi alfa! ¡Ya no eres nadie!- le gritó sintiendo que la voz le fallaba en el último instante y dejó de remover las manos para apartar la mirada, notandosela humedecida.

Sus siguientes palabra no fueron más que puñales envenenados que se clavaron justo donde dolía. Volvió los ojos dorados hacia Lorcan con rabia -¿Sabes cómo se siente interpretar mal a los espíritus? ¿Y que tu clan perezca por ello?- movió las manos hasta que le clavó las uñas en la piel tratando de zafarse de su agarre -¿Sabes lo que es tragarte tu orgullo y buscar refugio en manos del hombre que condenó a tu clan?- ladeó la cabeza, hablando con odio mientras sus intensos sentimientos -¿O escuchar a esos espíritus que murieron por tu culpa?-

Negó con la cabeza -No, Lorcan. No voy a dejar que me humilles. Cuando mi clan me necesitó, cuando nos quedamos sin hogar, yo les encontré un sitio en Ouroboros, puse un techo en sus cabezas, les recordé que el hogar no es el sitio sino que está aquí - le golpeó el corazón con ambas manos en puños en un empujón débil - Eso hice…no me digas que estoy llena de mí misma, no seas un maldito imbécil… ¡Suéltame!- Le espetó sacudiendo los brazos con fuerza.

En la gran roca apareció tallado mágicamente un “Gracias” cuando la experta en pociones le indicó que fuera a esperar su pedido al hospital de campaña. Observó a Nikolaos con el ceño fruncido, era un insulto la mera sugerencia de que buscaban aprovecharse pero se lo dejó pasar, asintió y apartó la mirada. -Entendido.- Le respondió a Sofía, había que contactarse con Giordano y levantar una isla, esperaba que los brebajes estuvieran listos en poco tiempo.

-Lo es, sin embargo la Guardia de Ouroboros sigue sin descubrir la identidad del criminal y la forma en la que logró burlar la seguridad. Podemos colaborar en el caso con nuestras habilidades.- El nuevo ya podía ir haciéndose a la idea de que ser Descendiente implicaba cumplir con una interminable lista de responsabilidades y estar bajo presión constante, como un metal al rojo vivo al que se le da forma a base de implacable fuerza. Apretó los labios al ver a la bruja ignorar deliberadamente un tema que le tocaba tan de cerca y en el que su colaboración podría ser decisiva para hallar las respuestas, solo esperaba poder contar con ella cuando llegara el momento.

“Ouroboros caería en picado al entrar en una zona antimagia, hay que buscar la forma de focalizar esa energía para inhibir únicamente el poder mágico del árbol.” Escribió en la piedra gracias a la magia elementarista de la tierra mientras, desde la zona subterránea, llevaba a cabo el tratamiento de los suelos designados a los cultivos de forma cuidadosa y metódica. Con el problema de la sanguinaria planta resuelto tal vez el resto se arreglaría solo. Ante el saludo del licántropo, él se despidió sacando una mano a la superficie para luego volver a sumergirla y así seguir trabajando. Cuando todo estuvo listo, se sacudió la tierra de encima y fue al hospital de campaña donde se sentó en un taburete a esperar las pociones mágicas que había pedido.

Bajo la cabeza ante lo de la orden que le había dado como alfa y que él había incumplido, por lo que ante eso no dijo nada sin tener alguna razón en concreto para decirle algo con su mente embotada como la tenía y con sus manos sin ahora ejercer la presión que había ejercido al principio, pero aun reteniéndola por las muñecas. –Tienes razón, pero…- Negó con la cabeza, no sabía que más agregar, tal vez un “Lo hice porque quería que los demás estuvieran bien” O tal vez un “¿Por qué no tomaste a los que si querían estar contigo y te largaste?” Sonrió ante esto último incluso soltando ciertos resoplidos de risa sin ánimos. - ¿Por qué dices que no tenías oportunidad contra mí? - Eso sí que no lo entendió, porque él creía perfectamente que incluso estaba por sobre él. -Incluso podrías haberme sobrepasado, pero no lo hiciste. ¿Puedo pensar en que me dejaste ganar? - Con eso podría ser que no quería ser más el alfa de un clan que dependían de un líder para ir de libre en busca de más emociones. Los pensamientos de Savannah los podía entender de esa forma y aun así estaría equivocado, pero mientras no le demostrara lo contrario.

Aquel grito aireado que le decía que ya no era nadie, hizo que se le abrieran las aletas de la nariz y la mirara con los ojos en una línea feroz. -Nunca fui tu alfa y lo sabes, tú te mandas sola… Eres un lobo solitario. - No lo iba a saber cuándo ella iba y venía a voluntad sin prácticamente respetar la autoridad. -Y claro que ya no soy nadie. He cedido ¿Recuerdas? - Pero sea como sea, no dejaría a su clan de lado. Incluso estaba decidido a empezar de nuevo. - ¿Te dio pena como termino todo? ¿O es que acaso te doy pena yo? ¿Crees que fui un mal alfa? - Inspiro profundo dolido, pero soltando todo con enojo, a cada palabra más brusca que la otra. -Porque si así fue, sería mejor que te quedaras callada y te dejaras tus ideas para ti misma. – La presión que ejerció en aquellas extremidades que aun tenia cogidas y que no había soltado en todo ese tiempo fueron a mayor, porque ahora estaba en ese estado de rabia/dolor en “descontrol”

No le importo que le clavara las uñas o lo que quisiera, tampoco es que lo notara demasiado. –No, no lo sé. - Respondió ante la primera pregunta, porque si nunca habia escuchado a un puto espíritu en su vida, obviamente que no sabría cómo interpretarlo. -Lo único que sé es que siempre tenemos opciones, sean buenas o malas, nunca vamos a estar exentos de fallas, pero… Uno siempre puede guiar al grupo de personas que está a cargo hacia un bien mayor. Y no fue tu maldita culpa, sácatelo de la cabeza. Tu sentimiento de culpa es lo que no te deja ver la realidad. Tampoco se trata de dejar de lado tu orgullo. - - ¿En qué momento te he humillado… ¿Dime en que momento lo he hecho? - Espeto soltándole las muñecas como ella se lo pedía, pero como si tuviera algún mal en ellas del que temiera contagiarse. -No soy un maldito imbécil… Tu sabes que tengo la razón acerca de eso. - Comenzó apuntándola con un dedo mientras se le acercaba amenazadoramente. - ¿Por qué no vas y les dices a ellos que se vayan contigo y tu nueva familia? ¿Por qué no les dices que estarán mejor? ¡¿Por qué no te interesan y nunca te interesaron?! Acéptalo. Es más, no se siquiera porque sigo hablando contigo si es como hablar con una maldita pared, No entiendes nada. - Bufo, gruño y volvió a bufar, inspirando profundamente a la par que se daba la vuelta y se alejaba unos cuantos pasos ya que lo necesitaba.

Parpadeó de sorpresa al oír su pregunta y luego su análisis. Alzó las cejas sorprendida -¿De qué estás hablando? Soy un asco peleando. Eres más grande, más fuerte y más rápido que yo. Si hubiese tenido que ganarme el alfa con una pelea nunca lo hubiese logrado… no se porque esperaste tanto para retarme - De verdad que no comprendía a qué venía eso de que le "sobrepasaría", ella que siempre acababa tirada en el piso sangrando como una cachorra indefensa.

El cambio en su mirada hizo que le devolviera una igual de molesta -No- Respondió, aunque su voz temblo.  Por Fenrir… ella no era un lobo solitario -Cada orden directa que me diste la cumpli. Y si fui a esa reunión con Nikolaos es porque tú me dijiste que fuera

"Y te ha sido tan fácil"

Ese era el problema, que mientras ella había hecho todo para mantener a los Fenrir unidos, Lorcan había parpadeado y cedido a los de Ouroboros -¿De qué estás hablando? ¡Estas proyectando TUS PROPIOS pensamientos en palabras que no he dicho!- Y entonces le soltó que de callarse sus ideas si pensaba eso… la presión en sus muñecas de incrementó y por un instante tuvo miedo de que la hiriera porque, como había dicho antes, era superior a ella. -No voy a dejar que me culpes de tus propios pensamientos, Lorcan -

-¿Cómo puedes decir que no fue mi culpa? ¡SI LO HUBIESE INTERPRETADO BIEN TODOS ESTARÍAMOS VIVOS!...- ¿Dejarle ver la realidad? ¿Es que él no veía en que se habían convertido? ¿Cuando le había humillado? Recuperó sus manos -Lo estás haciendo ahora mismo, minimizando lo que hice por mi clan cuando ni tú ni nadie tuvo el valor de hacerlo-

Miró hacia donde estaban los Fenrir que… les observaban. Sus padres tenían un gesto preocupado y Marissa estaba acercándose a ellos. No podía ofrecerles venir con ella porque nada de lo que tenía era suyo, era prestado por los Hacksaw… que no eran su familia pero de alguna forma de habían convertido en su clan. Aún así… no podía ofrecerles un techo, ni seguridad, ni bienestar -Porque no lo estarán, porque nos odian. ¿De dónde crees que salió está cicatriz? - Se señaló el ojo y al oír aquello de que reconociera que no les importaba, Savannah le miró dolida -Ahora mismo me estás humillando. ¡Te odio! ¡TE ODIO!- Salió corriendo en dirección a él para saltarme encima y buscar que se fuera piso para empezar a pelear

...

Todo este tiempo ha sido sin dudas una tortura, la ha pasado terriblemente, y es posible que incluso pueda morir, no lo descarta.

...

Pero considerando como han sido sus sueños, empieza a tener sus razonables dudas de si acaso morir es una opción tan mala, pues sabe de sobras qué no será una gran pérdida para el consejo.

...

Y las pesadillas han depredado sus sueños en todo momento desde qué cayó por culpa del árbol.

Que sorpresa, ¿No?

Nah, en lo más mínimo, luego de tanta mierda, es evidente qué va a tener pesadillas.

Pero sus pesadillas no son normales en absoluto, por mucho que todavía ve al maldito Papa, a los científicos de la jodida alianza, a su padre, e incluso a los pendragon y su árbol... Lo que prima sobre todo es una cosa: abominaciones.

Cosas cuyas formas es mejor dejar malentendidas, que se retuercen y consumen entre sí y a todo lo demás.

En cierto punto se pregunta, si su padre habrá sentido algo parecido antes de perder su mente, tal vez es todo culpa de ese conocimiento abominable qué venía en sus libros, en algún punto averiguó algo que no debía haber sabido nunca, y pagó las consecuencias...

Ahora sigue ella.

...

Y entonces pudo escuchar cosas... Empezó a oír ruidos de afuera y sentir su cuerpo todavía débil y adolorido más allá de todo, pero por lo menos, parecía que sus huesos ya estaban en donde debían otra vez, cosa que ya es una ventaja.

Ugh...

Entonces lentamente se incorporó y abrió los ojos, está vez no gritó, estaba aturdida, agotada y agobiada, como si hubiera salido de otra tortura, pero esta vez obra de su propia mente, y estaba esforzándose por enfocarse en el hecho de que era solo un sueño... Pero por desgracia... La realidad es mucho peor.

¿Qué era un asco peleando? Se paró en seco cuando escucho eso, aunque si tenía razón en que era más grande y más fuerte, pero aun así una cosita escuálida como ella podría ganarle perfectamente, pero eso no se lo haría ver porque… -Eres más terca que una mula. - Y esperaba que Jarkko pudiera con ella, porque pobre muchacho… Aun no tenían problemas en el paraíso, por lo que considero que si podía con ella. - ¿Porque espere tanto tiempo? Es una buena pregunta que ahora me hago. - Siguió con el reproche dándole a entender que aquello tenía un montón de implicaciones negativas, cuando en realidad no era tan así. Estaba bien siendo beta y prácticamente era devoto a la peliblanca. Debería replantearse muchas cosas en su vida.

-Claro que si fuiste porque te pedí que lo hicieras, ¿Pero que se sacó de eso? Nada, porque estas más pendiente de tu grupito. - Respiro profundo porque con cada palabra salía un grado más de enojo y no, no podía pegarle a una dama, aunque esa dama se comportara como una... En vez de terminar ese curso en sus pensamientos, le salió más bien un gruñido y no le importaba si ella lo interpretaba como una amenaza o lo malinterpretara o lo que fuera. Estaba claro que no se estaban entendiendo y no estaban llegando a ningún punto mientras se gritaban y sacaban sus frustraciones, ya lo sabía, pero no podía evitar no ser una cabeza pensante cuando estaba prácticamente pensando en caliente (no malinterpretar). -Ni siquiera fuiste capaz de prestar ayuda cuando te la pidieron, ¿Qué pasa con Betsabeth que prácticamente tiene tus mismas cualidades y los que viven allí arriba? - Apunto al cielo, luego hacia un lado haciendo alusión de que su sentido se había perdido. -Si no querías ayudar a los demás, podrías haber pensado en tu clan, tu ex clan…- Cuando dijo lo primero, movió la cabeza, corrigendo rápidamente con lo segundo.

A esas alturas y con el vocerío que tenían, no le era de extrañar que los que estaban por el lugar escucharan su discusión, pero como no le importaban los demás, decidió que ya podían literalmente joderse si no les gustaba. Rodo los ojos cuando nuevamente mentó a los espíritus esos del infierno que eran sus amigos. - ¿Y quién les va a entender a un montón de entidades que ni siquiera saben hablar? Probablemente llevan muertos más años que matusalén. - Arqueo una ceja ante esa incógnita, porque si eran espíritus estaban muertos entonces como estaban muertos, para el habían perdido toda capacidad de una buena comunicación con el reino en el que ellos habitaban. Es decir, una comunicación clara y directa. –Eres terca como una mula. - Creía que se lo había dicho en algún momento, pero nunca era malo recordar las cosas.  Girando la cabeza hacia un lado observo a su hermana y su intento de acercarse a ellos. Lo único que hizo fue negar con la cabeza ante una mirada para que no fuera. De seguro y se ponía del lado de Savannah y le peleaban las dos. Tan obvio.

Volteo en el instante en el que le estaba mostrando la cicatriz y aun no entendía lo del hecho de la que estuviera humillando ¿En qué momento el había hecho eso? No lo sabía y nunca lo sabría… Escucho él te odio explícito que, si le afecto, pero aun así sonrió con burla antes de atajarla, pero no logrando mantenerlos firmes yendo los dos al piso. -Entonces señálame cuales son las cosas que odias… Estate quieta, me haces cosquillas. - Eso sería como un tercer llamado de atención ¿o el segundo? no importaba. -Vaya forma de respetar a tu alfa.- Sonrió observándola sobre el y enfurruñada.

En plena madrugada, soy despertado por los medios oficiales, se solicita a todo guardia que acuda a las instalaciones a la brevedad. Sin oportunidad de un desayuno decente procuro apresurarme para llegar lo más pronto posible. Algo gordo debió haber sucedido para que nos llamaran así, y de momento no tengo idea de que podría ser, no se escuchan estruendos de combates o explosiones como en las invasiones anteriores, pero sin duda no es algo bueno.

Una vez en las instalaciones de la Guardia, se nos informa concisamente que se va a evacuar la isla, y el chismerío se propagó como la pólvora. Todos estaban confundidos, ¿Qué está pasando para que consideren tal proceder?, el árbol traído por los Pendragón, el Sanguis Ligno y fue lo que se necesitó para que todos se concentraran y se nos divide en pelotones para apoyar en diferentes áreas. Se nos manda a las altas tierras escocesas y ahí nos disponemos a montar un campamento. Estas acciones, aunque no son lo mío, me las arreglo para cumplir con el cometido lo mejor posible. Conforme pasan las horas la cosa está empezando a tomar forma.


Teniendo casi listo todo, con los preparativos finales, se nos preparó rápidamente de cómo tratar a los ahora refugiados y llevarlos organizadamente a las diversas tiendas que se habían montado. La lavanda que había crecido con rapidez, ayudó a calmar a la gente que buscaba respuestas a tan inesperada situación. Me limité a decir que se les explicaría próximamente, y que era necesario que se mantuvieran expectantes ante la información que se les proporcionará pronto. Es una frase de protocolo en situaciones donde no puedes explicarles con certeza o cuando simplemente te han ordenado no informar con veracidad. En mi caso es una combinación de ambos, aunque al parecer se pretende informar a la población una vez haya sido evacuada correctamente.

(sigue: Bosque de Galloway)

Había perdido la noción del tiempo desde que fui arrastrado desde aquella mugrienta y ensangrentada torre sin magia hasta lo que podría ser un destartalado hospital, o quizás era una celda, o una mugrienta cueva, o mejor todavía, el mismísimo infierno si es que existe. No podría ser capaz de saber exactamente qué es lo que había pasado en ese transcurso de tiempo desde que abrí la garganta de Eamon con la saciedad de un loco hasta que, poco a poco, y después de seguramente varios litros de droga, empezaba a notar el entumecimiento de los dedos y el hormigueo en las piernas. Cerré los ojos tratando de poner todo en orden… un orden que tuviera sentido. Iba a tratar de humedecerme los labios, cortados por la saliva y la sed, cuando me di cuenta de que faltaba aquella parte de mi cuerpo. Me revolví en la cama, tirando de las cinchas, buscando explicaciones, tratando de gritar explicaciones que solo sonaban como gargajos o sonidos mal verbalizados, gruñidos. Bufé y me dejé caer en la cama cuando noté que me había hecho sangre en las muñecas. Clavé la mirada en el techo y maldije, en silencio. Porque aquella ausencia de sonido era atronadora.

Sí, recordé, muy vagamente a Oscurus comentando en voz alta que era imposible rescatar la lengua ya que se encontraba muy dañada como para ser reimplantada. Aquel recuerdo se mezcló con el pitido de las máquinas y conversaciones lejanas sobre el estado de las dos magas. Arleen se había despertado en algún momento con un ataque de ansiedad y ahora estaba en algún estado de duermevela. En mi caso era diferente, pues en la oscuridad de las pesadillas había gritos, sangre, tres muggles y un móvil. Cada vez que veía la imagen del aparato colapsada y solo podía pensar en querer rajar el cuello de lado a lado la garganta del portador que, casualmente, siempre era Collins. Me había jurado y perjurado trocearle y dárselo de comer a las bestias, pero antes le quitaría la lengua y le haría atragantarse con su propia sangre, saliva y respiración. Al final aquellos pensamientos se habían convertido en una constante, y cada vez que veía un hombre cerca, me lanzaba a su cuello con claras intenciones.

Así había acabado, prácticamente engrilletado. Seguro que dirían que era para protegerme. Y una puta mierda, era para protegerse sus cuellos y sabía Merlín que seguramente el cuello del adolescente.

Pensar en el rubio me irritaba de sobremanera. Empecé de nuevo a tirar de aquellas ataduras, tratando de llamar la atención de cualquiera apretando los dientes con fuerza. Aquello continuó con una serie de golpes de cabeza y espalda en la camilla, cama o camastro. Hasta que me cansé y empecé a atragantarme con mi saliva debido a la velocidad de la respiración. Tosí.

Y tras aquello, silencio. Quizás estaba enterrado. Quizás estaba muerto a la espera del juicio de la divinidad que a la que se le rezara en aquel momento. El purgatorio, las puertas del Edén. Negué, sabía que aquello no estaba hecho para mi. Muy pocas personas habían conseguido darme una segunda oportunidad, una en la que podría ser mejor y no un niñato cegado por el odio y manejado por una psicópata. La única persona que podría haberle perdonado. La única luz en Ouroboros. Le había fallado enormemente. Cerré los ojos con fuerza, humedecidos, respirando por la nariz cuando las horrendas visiones volvieron al subconsciente. Y no podía hacer otra cosa más que repetirse aquella frase: "¿Qué hacemos?", cargada de temor


Tenía mil respuestas para eso. Ninguna buena, pero todas cargadas de lo que podría haber sido grandes momentos. Ya nada sería igual. Quizás ese fuera su penitencia, cargar con la muerte de la luminosa Chloe. Porque sí, yo seguía pensando en que seguía viva, lejos de que alguien me hubiera dicho lo contrario.

...

Descansó un poco, mientras se permitía estar destrozada, Rosse entonces lloró, se permitió esto, aprovechando que a su alrededor no había nadie en condiciones de notar sus lágrimas, solo dejó salir todas y cada una de ellas, con todo lo que su corazón tenía, eso se sentía natural para ella, no era de guardarse nada.

Solo había estado aguantando porque no es tonta, sabe que a la abrumante mayoría de personas no le interesan sus sentimientos, y que a quien quizás podrían interesarle, simplemente no tiene tiempo, y tampoco tienen ningún deber de estarla cuidando, ella lo sabe, por eso es que mientras pueda evitarlo, no soltará sus sentimientos donde alguien pueda verla.

Estuvo llorando hasta que físicamente ya no fue capaz, y luego de eso, sintió qué se liberó un poco de presión, suficiente para volver a ser funcional, este tipo de cosas es una ventaja de ser de emociones cortas e intensas, le permite sobrellevarlas más fácilmente.

Ya no tiene a nadie qué la consuele desde hace algún tiempo, así que simplemente tiene que aprender a vivir con ello, y mientras piensa, eso, empieza a escuchar un montón de ruidos molestos.

¿Qué caraj--?

Y voltea a ver, hay un sujeto por ahí, ni del todo cerca ni del todo lejos, con los ojos cerrados y bien atado qué parece haber estado haciendo todo ese ruido meneandose como si estuviera encima de una parrilla qué le quema cada que toca, pero en fin...

Hey, veo que te despertaste también, ¿Qué buen día, eh?

Preguntó con el más grande y evidente de los sarcasmos, por que ella estaba en la mierda, y el pobre tipo francamente no tiene pinta de estar mucho mejor, por lo tanto, dice eso, con tal de burlarse de su propia miseria.

Lorcan escribió:¿Qué era un asco peleando? Se paró en seco cuando escucho eso, aunque si tenía razón en que era más grande y más fuerte, pero aun así una cosita escuálida como ella podría ganarle perfectamente, pero eso no se lo haría ver porque… -Eres más terca que una mula. - Y esperaba que Jarkko pudiera con ella, porque pobre muchacho… Aun no tenían problemas en el paraíso, por lo que considero que si podía con ella. - ¿Porque espere tanto tiempo? Es una buena pregunta que ahora me hago. - Siguió con el reproche dándole a entender que aquello tenía un montón de implicaciones negativas, cuando en realidad no era tan así. Estaba bien siendo beta y prácticamente era devoto a la peliblanca. Debería replantearse muchas cosas en su vida.

-Claro que si fuiste porque te pedí que lo hicieras, ¿Pero que se sacó de eso? Nada, porque estas más pendiente de tu grupito. - Respiro profundo porque con cada palabra salía un grado más de enojo y no, no podía pegarle a una dama, aunque esa dama se comportara como una... En vez de terminar ese curso en sus pensamientos, le salió más bien un gruñido y no le importaba si ella lo interpretaba como una amenaza o lo malinterpretara o lo que fuera. Estaba claro que no se estaban entendiendo y no estaban llegando a ningún punto mientras se gritaban y sacaban sus frustraciones, ya lo sabía, pero no podía evitar no ser una cabeza pensante cuando estaba prácticamente pensando en caliente (no malinterpretar). -Ni siquiera fuiste capaz de prestar ayuda cuando te la pidieron, ¿Qué pasa con Betsabeth que prácticamente tiene tus mismas cualidades y los que viven allí arriba? - Apunto al cielo, luego hacia un lado haciendo alusión de que su sentido se había perdido. -Si no querías ayudar a los demás, podrías haber pensado en tu clan, tu ex clan…- Cuando dijo lo primero, movió la cabeza, corrigendo rápidamente con lo segundo.

A esas alturas y con el vocerío que tenían, no le era de extrañar que los que estaban por el lugar escucharan su discusión, pero como no le importaban los demás, decidió que ya podían literalmente joderse si no les gustaba. Rodo los ojos cuando nuevamente mentó a los espíritus esos del infierno que eran sus amigos. - ¿Y quién les va a entender a un montón de entidades que ni siquiera saben hablar? Probablemente llevan muertos más años que matusalén. - Arqueo una ceja ante esa incógnita, porque si eran espíritus estaban muertos entonces como estaban muertos, para el habían perdido toda capacidad de una buena comunicación con el reino en el que ellos habitaban. Es decir, una comunicación clara y directa. –Eres terca como una mula. - Creía que se lo había dicho en algún momento, pero nunca era malo recordar las cosas.  Girando la cabeza hacia un lado observo a su hermana y su intento de acercarse a ellos. Lo único que hizo fue negar con la cabeza ante una mirada para que no fuera. De seguro y se ponía del lado de Savannah y le peleaban las dos. Tan obvio.

Volteo en el instante en el que le estaba mostrando la cicatriz y aun no entendía lo del hecho de la que estuviera humillando ¿En qué momento el había hecho eso? No lo sabía y nunca lo sabría… Escucho él te odio explícito que, si le afecto, pero aun así sonrió con burla antes de atajarla, pero no logrando mantenerlos firmes yendo los dos al piso. -Entonces señálame cuales son las cosas que odias… Estate quieta, me haces cosquillas. - Eso sería como un tercer llamado de atención ¿o el segundo? no importaba. -Vaya forma de respetar a tu alfa.- Sonrió observándola sobre el y enfurruñada.

Sí, era terca y por eso era incapaz de ver realmente el porqué de aquella reacción tan desproporcionada cuando solía ser tan tranquila y neutral, como debia comportarse una chamana.

"Su grupito"... ¿Acaso no habían sido Hijos de Fenrir, Ian y Jarkko? Arrugó la nariz con molestia ante su tono, ante su forma de hablar, ante todo su ser. No había palabra que saliera de su boca que no fuera leña que avivara el fuego que le estaba quemando por dentro, lleno de rabia y de ira. Su corazón latía con fiereza, acrecentando la sensación de que aquel tóxico sentimiento no hacía más que recorrerle de pies a cabeza hasta ponerle todos los vellos de punta.

-¿De la misma forma que ellos pensaron en nosostros cuando Llangoed ardía?- Escupió las palabras con un veneno difícil de haber vinculado, en cualquier otro momento, a Savannah. Ahora sin embargo… -¡¿Por qué crees que he cedido ahora?!- Espetó al oír aquello sobre el clan. El ex clan.

Aquello fue una daga de plata directo a su corazón.

-¡No te atrevas a irrespetar a los espíritus delante de mí! Durante años nos han protegido- La que había fallado había sido ella. Pero ¿Cómo se atrevía a hablar así de Connor?... ¿O de Oren? Era imposible que la mente de Savannah lo procesará y fue otra de las razones porque le soltó que le odiaba cuando era una mentira como una catedral.

Impulsiva e histérica acabó encima de él en el piso pero sin ser capaz de partirle la cara como quería. Él ni inmutado, como siempre, las capacidades físicas de Savannah no eran nada comparadas con las de él y aunque hace un par de meses aquello habia disparado su libido ahora no hacía más que hacerle daño

Su sonrisa de burla la destrozó por dentro y aquello de hacerle cosquillas hizo que se detuviera para clavar sus ojos ambarinos en él con fuego en las orbes - Porque siempre los elegiste a ellos antes que a mi- Le soltó antes de quitarle los brazos de encima e incorporarse.

-No eres mi alfa- Dijo con la voz estrangulada por el llanto incontrolable, para luego dirigirse hacia el bosque. Necesitaba convertirse y correr, correr lejos de allí. Aunque quizás lo mejor era ir con Ian y con Jarkko. Miró hacia el hospital un momento y negó para sus adentros. No iban a entender por lo que estaba pasando y no quería dar explicaciones. Empezó a trotar en dirección al bosque hasta agarrar impulso y echar a correr como alma que lleva el diablo.

Rosse McGonagall:

Había permanecido en profundo silencio lo que se le iba a hacer una eternidad. Tantas cosas que se podrían haber dicho y que ahora habían sido arrancadas, besos robados, momentos que se habían dibujado como inolvidables. Silencio. Silencio era lo único que podría hacer a partir de este momento. Traté de recordar el sonido de mi voz, arruinada, pensando cuánto tiempo sería el que me olvidaría de cómo sonaba, de cómo eran mis agudos, mis graves, de cómo sabía la comida, del dulzor de los labios o de la salitre del mar al jugar a mojarse. Del sabor de su comida favorita, o de los restaurantes que quería haber probado. Aquel italiano ya no sabría nunca más igual. Quizás ni quedase italiano para volver.


Me pareció escuchar un gimoteo de una mujer lejano, como nuboso. Sería alguien a la que no podría ayudar. Y aunque ya estaba postrado sobre aquella cama, dejé caer el peso de todo mi cuerpo de manera que cada vez era más difícil mover los dedos, abrir los ojos o respirar. Simplemente, sencillamente, podría dejarme ir. Quizás habían venido a por mi. Y se acabaría todo. Sí, ¿por qué no?

La voz volvió a insistir. Abrí con pesadez los ojos para clavarlos en el techo. Y entonces giré la cabeza hacia aquella voz. Sarcamo. Chisté y volví a girar para mirar al techo de nuevo. Un día cojonudo, en efecto, para que se cayera aquel techado sobre nosotros. O sobre los humanos. Aplastados. Antes los aplastaría yo mismo, si pudiera. Apreté uno de los puños sin apartar la mirada del techo. Suspiré por la nariz, notando aquel peso infinito en el tórax.

Ya había llorado bastante por hoy...

Así que ahora volvería a ser la misma, volvería a ser la descendiente de los comentarios ácidos y desubicados, al menos logró qué reaccionara, cosa que ya era suficiente, al verdad, pues por lo visto estaba en mal estado como para hablar... Ya sea física o moralmente, a saber.

Parece que no estás muy conversador...

Sí, lo comentó aunque fuera obvio, aunque al mismo tiempo sin tener idea de toda la extensión a la que realmente no podría hablar, eso es algo que solo sabrá él mismo.

Pero supongo que es normal, quizás estés incluso más en la mierda qué yo si estás aquí.

Habló, siendo inusualmente reflexiva, es el tipo de cosa que te queda hacer luego de tocar fondo, no tiene mucho más que simplemente estar recostada, y hablar, de resto es bastante inútil en esta situación.

No sé que te habrá pasado, pero al menos espero que hayas llegado aquí con algo más de dignidad qué yo...

Ella la verdad que no tenía más utilidad despierta qué desmayada, nada podía hacer en ese estado y ahora mismo, no es como que la cosa haya mejorado tampoco.

Seguí con los ojos cerrados y con los labios apretados. No respondí a su comentario, quizás para ella podría ser un apunte sin más, pero se me hizo terriblemente estúpido y fuera de lugar. Apreté con más fuerza los labios y las muelas, tensando la mandíbula. No quería hablar, ¿no era más que evidente? Porque parecía que la mujer no lo había captado. Le quería gritar, quería poder pagar con ella todo su mal humor. Pero… pero no podía, físicamente era imposible. Arrugué la nariz con molestia, porque aquella voz seguía y seguía con sus indicaciones.

¿Dignidad? ¿Dignidad? Fue aquella palabra la que me hizo alzar la cabeza como un resorte, total, era poco el movimiento que tenía. Quería coger su estúpida dignidad y estampársela en la cara. Quería gritar que cogiera su dignidad y se la metiera por el culo. Sin embargo, ambas acciones fueron detenidas, la primera por los amarres de las muñecas a la cama y haciendo que los brazos del mueble rechinaran quejándose, la segunda porque la primera sílaba ya tenía una letra que no podía pronunciar. Una maldita "D". Y la tratar de pronunciarla fue, evidentemente imposible y me hizo darme cuenta que habría mucho que ya no podría decir.

Me dejé caer en la cama, claramente frustrado, con el ceño fruncido y el gesto ladeando. Cómo única respuesta Rosse recibiría un gruñido de hastío y molestia, con los dientes apretados. Quizás así entendiera que quería que le dejaran solo, con su "dignidad". Vaya precio tiene la dignidad.

Todo Londres lo había visto gimotear sin lengua. Había visto cosas que jamás se le olvidaría. Le habían hecho mirar y no pudo hacer nada, se sentía sucio. Había perdido gente y partes. Había cortado un cuello a la mitad y solo podía imaginarse cómo sería con Collins ¿Aquello era digno? Porque no se sentía digno, al contrario, solo quería que alguien le hubiera arrancado los ojos en aquella torre para no tener que ver aquello que vio. O que le hubieran matado antes para no tener que permanecer impasible ante aquellas violaciones. ¿Aquello era digno? No, claro que no era digno. Respiré con fuerza por la nariz, a la par que mi mente maldecía en silencio, y el trauma volvía a dibujarse vívido en el techo, como una película. Traté de apartar aquellas imágenes agitando la cabeza de un lado a otro, pero aquello estaba grabado a fuego en las retinas. ¿Por qué no le llevaban a ver a Chloe? ¿Estaba viva verdad? ¿Lo estaba? ¡Lo estaba!

Quise llamar a alguien médico, llamado su atención con palabras mudas y aspavientos atados. Imposible. ¿Qué quedaba? ¿Llorar? ¿Morir sin más? ¿Por qué no le dejaban marchar, sin más, y se acabaría este horrible viaje? Aspiré aire, ahogando un patético gimoteo.

Rosse lo miró sin parpadear... Lucía bastante molesto, sí eso de hecho para Rosse es normal, la gente suele vivir molesta con ella, por lo cual no le quitó la vista de encima ni luego de que moviera la cabeza con brusquedad, no la tomaba de sorpresa, estaba como loco desde el principio.

Lo que sí es que cuando lo miró, la verdad tenia toda la pinta de que quería responderle, ella sabe como es ese tipo de mirada, ha tenido discusiones toda la vida, y muchas han escalado a peleas, seguro esa también si el tipo hubiera estado desatado.

Esa perspectiva no le importa mucho, lo que le importa es otra cosa.

Ya veo, entonces no puedes hablar en absoluto...

Dedujo finalmente.

Nadie me ha mirado así nunca sin desquitar todas sus frustraciones contra mí un segundo después...

Ladeó una sonrisa después.

Con la tontería, si estuviera recuperada, seguro te desataría para que lo hicieras, pareciera que te hace falta.

Y sí, lo dice totalmente enserio, aunque eso no significa que no lo golpearía de regreso, que ni sueñe, eso sería una pelea en toda regla.

Pero en fin.

Pero cualquier modo, sí que te dejaré...

Entonces tranquilamente se puso de pie.

Pero en paz.

Y comenzaría a caminar fuera de la tienda de enfermería, ya que podía moverse, no quería estar quieta, es un poco hiperactiva.

No tiene sentido seguir molestando si no podré hacerme a la idea de como te molesto.

Y como cabría esperarse de ella, cerró con un chiste, mientras caminaba... Pensaba ir a buscar a gente del personal médico, y preguntarles qué le pasa a ese sujeto, porque... Algo le dice que es bastante grave, no le dijo nada especialmente ofensivo y aún así... Reaccionó como lo hizo

Tal vez le pueda ayudar de alguna forma, aunque claro, no le dirá, ella en su lugar seguro no querría su propia ayuda, y primero necesita contexto de que diablos ha pasado, al menos así hace algo mientras pasa la situación en que no puede hacer nada.