Recuerdo del primer mensaje :
En este lugar se encontraba la Antigua Torre de hechicería que desapareció misteriosamente absorbiéndose a si misma durante una batalla contra las tropas androides de SAM.
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El miembro 'Lyosha Svensson' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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La locura de la Soul Reaper de hielo queda patente para mí cuando emite ese grito al ver que tiro lejos una de las dos nuevas calaveras que he creado, una por cada acto ejecutado de los que les he pedido, atacar a matar a su hijo y atacarse a matar entre ellos. Que sufra por ella y que corra en su búsqueda, si es que le dejan. Ahora tengo cosas más interesantes que hacer, como atormentar a los hermanos Svensson, que tratan de luchar contra mi con escasos resultados. Diablo, el demonio de Alpha, me sigue hasta donde me he desplazado para hacer gala de sus modales altivos y desafiantes. Dejo de prestar atención un momento a los hermanos para hacerle caso a él, replicando con mi inhumana mueca a modo de sonrisa. Es cierto que yo le he desafiado antes, amenazándole con arrebatarle su envoltura corporal en este mundo. Sin embargo, eso no era más que un modo de importunarle.
- No me interesa corromper algo puro, prefiero mil veces un cuerpo fuerte y poderoso. Esa devoción por ese recipiente mortal te ciega y te hace débil. ¡Los demonios no existimos para protegerlos, sino para dominarlos! para traer la entropía a su mundo y alimentarnos de ella- siempre y cuando sea capaz de dominarlo para no ser dominado. Si no elige otro cuerpo es porque está muy apegado a ese, de lo contrario no le importaría cambiar e incluso mejorar su posición. Diablo se muestra interesado en las calaveras que he creado (o creado de nuevo, mejor dicho), pero no me queda otra que aplaudir sarcásticamente. - Bravo, dedica tus energías a comprender algo que yo he creado para que unos simples mortales se maten entre ellos. Hoy me siento generoso y te ahorraré la tarea: otorga la capacidad de hacer magia a aquellos que no la tienen de manera natural. - explico con cierto tono de aburrimiento que cuesta apreciar en mi tono de voz metálico y profundo.
Vuelvo mi atención a Khaled cuando éste me increpa, regocijándome en lo débil que parece tras su intento de atarme a él. Por un lado resulta tentador probar el poder de ese cuerpo, por otro temo que su control sea el suficiente como para no permitirme actuar a mi libre albedrío. Tras mencionarme una eternidad sin poder "jugar" con ellos permanezco en silencio y estático, levitando a escasos metros de donde se encuentran. Es cierto que me han proporcionado grandes oportunidades de satisfacer mis ansias de destrucción, de sangre, de disfrutar con esa ambición de los mortales que los lleva por senderos inesperados y tortuosos. Pero también es cierto que no son tan exclusivos, y que si ellos desaparecen encontraré a otros. Lyosha se atreve a ir más allá, tildando mi existencia de mediocre, recordándome que sólo ellos me han invocado. Obvio, les interesaba hacerlo.
- Claro que recuerdo cómo me invocasteis...pero recuerdo aún mejor cómo me burlé de vosotros, cómo os engañé y os hice juntar todas las calaveras sólo para provocar vuestra propia destrucción después de haber recorrido ese largo camino. Vuestras caras de decepción y desesperación...mereció la pena. No sois vosotros mi única aspiración, cuando me deis ese cuerpo podré permanecer más tiempo en el plano mortal, y entonces es cuando os arrepentiréis de haberme llamado de nuevo. No sientas lástima por mi...sentidla por vosotros. - siento un nuevo tirón hacia el cuerpo de Khaled cuando éste lo intenta, pero mi fuerza es mayor, por ahora.
El ataque de Belialt me obliga a defenderme rápidamente, interponiendo mi brazo contra su espada. Parte de mi brazo se deshace en una especie de humo negro y rojo que asciende hacia arriba, dejando "mutilado" mi cuerpo demoníaco. Me enfurece la "lealtad" de estos demonios para con los cuerpos que ocupan, sin entender por qué les rinden pleitesía. Por un momento se me cruza por la mente la idea de que la fortaleza de su vínculo es algo que merece la pena, provocando en mí una fugaz sensación de envidia. Huyo de Belialt para ir tras los hermanos, que se han trasladado hacia donde están Zayra y Rosse, atacándose tal y como yo les dije. Los recién llegados no tardan en unirse al violento espectáculo, que para mi deleite está mejorando por momentos. Es increíble cómo he conseguido en tan poco tiempo que se estén matando entre sí. Los gritos de Rosse ofreciéndome a Zayra me hacen negar con la cabeza lentamente.
- Ya os he dado dos. Una por el acto de Zayra contra su hijo, otra por tu acto al querer matar a Zayra. - ambas calaveras las he tirado al suelo del laberinto, aunque una de ellas la esté toqueteando Diablo. Me detengo para meditar su propuesta, pensando en que no es precisamente el cuerpo más apropiado para marcharme de aquí. Paseo la mirada entre todos los posibles recipientes, sin estar seguro de utilizar ninguno de ellos. Un revenant no me agrada, el nigromante me causa desconfianza, Zayra no parece que vaya a resistir y con Rosse también tengo dudas. Repito el proceso que hice con las dos calaveras anteriores, creando una tercera porque han vuelto a cumplir con lo de tratar de tomar la vida de otro, atacando en este caso a Rosse. Tiro esa tercera calavera a la cabeza de Khaled, con sumo desprecio y buscando su humillación.
- Necesito otra vida...no quiero ese cuerpo moribundo y débil. - me hago de rogar con Rosse, pues no aceptaré cualquier cosa. - Consígueme algo mejor y crearé otra, sería la octava de 12. Traiciona a esos Soul Reapers ambiciosos...no han dudado en atacarte...- Trato de manipularla de ese modo en mi propio beneficio, aunque no lleve razón en lo que digo porque aquí todos están atacando a matar a todos, no se salva ni uno. lo ideal sería un mago poderoso que no fuese nigromante, que son los que pueden ejercer más control sobre los demonios. Y aquí no veo a ninguno con esas características. - Escapa de aquí, yo te cubriré y te seguiré...después seguiré creando el resto- susurro muy cerca de su oído, aprovechando que Khaled y compañía están junto con Zayra.
Mis ojos buscan rápidamente la calavera desaparecida por el fugar portal, la cual acaba en las manos del demonio DIablo. Mi rostro contraído por la furia y el dolor demuestra lo mucho que detesto la ingrata compañía que ha traído mi hijo. Otro de sus muchos errores. El maldito demonio se está atreviéndose a mofarse de mis acciones, atreviéndose a darme lecciones y a mostrarme una ilusión de nuestro posible futuro. La desoladora imagen provoca que niegue con la cabeza, soltando un tajante "mientes" para después alzar la voz todo lo que puedo, en tono imperativo. - ¡No te atrevas a opinar sobre mi familia, sobre nuestra hermandad! ¿¡ Qué sabe un demonio de nuestros asuntos!? ¡No entiendes nada! - el esfuerzo de replicarle me deja exhausta, pero me enfurece que se crea con derecho a entrometerse de ese modo.
- ¡Devuélvela! ¡No te pertenece! - le grito antes de que se marche, sin poder hacer nada para llegar hasta él. Me quedo a solas con Rosse, que ha conseguido sortear el obstáculo que interpuse con el muro. Mi capacidad para defenderme en condiciones se ve muy mermada al estar tan herida, pero no me voy a quedar callada ante sus acusaciones. - Te estás contradiciendo...primero dices que debemos defender a los nuestros, y después dices que quieres asesinarme. YO he dedicado mi vida entera a la hermandad, no vengas a darme lecciones. YO asesiné por más poder y recuperar lo que era nuestro para generaciones futuras, tú lo haces por venganza. ¡Adramelech era un sacrificio necesario, hasta él lo comprendería! - la paliza de Rosse hace que me calle de manera repentina, siendo agarrada por los pelos mientras soy ofrecida al todo como un simple envase para ser utilizado. La llegada de mi padre consigue alejarme de ella, consiguiendo que me sienta relativamente a salvo entre sus brazos. Alzo mi mano hacia su rostro, buscando sus ojos y algo similar al perdón. Sé que no ha estado bien lo que he hecho, pero tenía mis motivos, aunque puedan parecer una locura vistos desde fuera.
- Era necesario ese sacrificio...nosotros no somos importantes...la supervivencia de los Soul Reapers a lo largo del tiempo sí. Y necesitamos volver a ser poderosos, eternos...padre. - murmuro con respeto y casi veneración, tosiendo débilmente. - Dime que lo conseguirás, que acabarás con esto y conseguiremos por fin el lugar que nos merecemos en la historia. - Asiento al comprender lo que quiere decir, utilizar mi cuerpo para sellarlo si todo sale mal y no queda otra opción. Yo no creo que resista, pero al menos podrán usarme de manera momentánea si no queda otro remedio. - Haz lo que creas, me sentiré honrada de ser útil a la hermandad. Si alguna vez hablas con el espíritu de Adramelech dile que lo siento...- tal vez pueda hacerlo yo, incluso reunirme con mi hijo Astaroth de una vez por todas.
- ¡Devuélvela! ¡No te pertenece! - le grito antes de que se marche, sin poder hacer nada para llegar hasta él. Me quedo a solas con Rosse, que ha conseguido sortear el obstáculo que interpuse con el muro. Mi capacidad para defenderme en condiciones se ve muy mermada al estar tan herida, pero no me voy a quedar callada ante sus acusaciones. - Te estás contradiciendo...primero dices que debemos defender a los nuestros, y después dices que quieres asesinarme. YO he dedicado mi vida entera a la hermandad, no vengas a darme lecciones. YO asesiné por más poder y recuperar lo que era nuestro para generaciones futuras, tú lo haces por venganza. ¡Adramelech era un sacrificio necesario, hasta él lo comprendería! - la paliza de Rosse hace que me calle de manera repentina, siendo agarrada por los pelos mientras soy ofrecida al todo como un simple envase para ser utilizado. La llegada de mi padre consigue alejarme de ella, consiguiendo que me sienta relativamente a salvo entre sus brazos. Alzo mi mano hacia su rostro, buscando sus ojos y algo similar al perdón. Sé que no ha estado bien lo que he hecho, pero tenía mis motivos, aunque puedan parecer una locura vistos desde fuera.
- Era necesario ese sacrificio...nosotros no somos importantes...la supervivencia de los Soul Reapers a lo largo del tiempo sí. Y necesitamos volver a ser poderosos, eternos...padre. - murmuro con respeto y casi veneración, tosiendo débilmente. - Dime que lo conseguirás, que acabarás con esto y conseguiremos por fin el lugar que nos merecemos en la historia. - Asiento al comprender lo que quiere decir, utilizar mi cuerpo para sellarlo si todo sale mal y no queda otra opción. Yo no creo que resista, pero al menos podrán usarme de manera momentánea si no queda otro remedio. - Haz lo que creas, me sentiré honrada de ser útil a la hermandad. Si alguna vez hablas con el espíritu de Adramelech dile que lo siento...- tal vez pueda hacerlo yo, incluso reunirme con mi hijo Astaroth de una vez por todas.
Alpha Kakumei
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Me encanta, tanta energía negativa en una sola sala, odio, desesperación, furia... todo un delicioso poema para alguien como yo, dulce música de los altos cielos que deleita mis oídos, aunque tengo la sensación de que la diversión pronto se acabará, de hecho, se está torciendo demasiado. Al Todo le pongo mala cara a su respuesta, que gracioso es el tío este, por favor, que alguien le traiga un público, todo el mundo debería escuchar sus chistes.
- Gracias, Capitán Obvio, un poco más y me desvelas los secretos del universo invisible.
Observo como van a ayudar a la temblorosa de Zayra y empiezan a hacer planes, pobres, están completamente idos por el poder, al final acabarán siendo de nuevo títeres del Gepetto Todo, creo que será mejor que empiece a pensar en un plan B que darle a Alpha... hablando de él, es tan extraño el no tenerlo cerca, ya ha pasado bastante tiempo desde que lo envié al hospital y el cansancio empieza a hacer mella en mi, debo volver cuanto antes, además de que no debo dejarlo solo, aunque no debo de dar signos al Todo de debilidad, de que necesito marchar cuanto antes con Rosse. Ahora mismo está tratando de tentarla con más poder, típico.
- Rosse, hay que ir marchando de una vez ahora que podemos, no hagas caso a lo que te diga ese demonio, sino mira a estas almas perdidas, acabarás igual, coge mi mano y te sacaré de aquí. - dije poniéndome cerca de ella, acercando mi mano, si no se decide, la dejo ahí en ese manicomio.
- Gracias, Capitán Obvio, un poco más y me desvelas los secretos del universo invisible.
Observo como van a ayudar a la temblorosa de Zayra y empiezan a hacer planes, pobres, están completamente idos por el poder, al final acabarán siendo de nuevo títeres del Gepetto Todo, creo que será mejor que empiece a pensar en un plan B que darle a Alpha... hablando de él, es tan extraño el no tenerlo cerca, ya ha pasado bastante tiempo desde que lo envié al hospital y el cansancio empieza a hacer mella en mi, debo volver cuanto antes, además de que no debo dejarlo solo, aunque no debo de dar signos al Todo de debilidad, de que necesito marchar cuanto antes con Rosse. Ahora mismo está tratando de tentarla con más poder, típico.
- Rosse, hay que ir marchando de una vez ahora que podemos, no hagas caso a lo que te diga ese demonio, sino mira a estas almas perdidas, acabarás igual, coge mi mano y te sacaré de aquí. - dije poniéndome cerca de ella, acercando mi mano, si no se decide, la dejo ahí en ese manicomio.
Rosse Kenway
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-Zayra... Si hubiera querido asesinarte realmente, ya lo habría hecho y si fuera por mi lo haría... Pero no le daré el gusto a esa cosa de mancharme las manos... El poder solo lleva a la destrucción, no hay otra salida... Tu crees que era un sacrificio necesario, porque eres una maldita egoísta que solo busca mas... Tu no sabias los planes que tenia Adra para conseguir lo mejor para los Soul... No lo pensaste, porque no pensaste en nada mas que en aquello que les fue quitado...
Al ser apartada de Zayra simplemente me quede callada. Ni un gruñido salio de mi boca al sentir las lanzas, que Lyosha había creado, atravesar mi piel. Esa mierda dolía como los mil demonios pero en el corto lapso de tiempo que conformaba mi vida, había sufrido mucho mas dolor que eso, aunque casi llegaba a compararse al día en que me amputaron el brazo en las afueras de aquel bar, solo por hacer trampa en un juego de poker. Baje mi cabeza riendo un poco ya que el como me había llamado la hermana de Khaled me había hecho recordar mis primeros momentos de trabajos en el burdel como dama de compañía, ''novicia'', una palabra algo estúpida pero con tantos recuerdos en ella... Horribles y humillantes, pero recuerdos en fin.
Había caído de rodillas al suelo pero me mantenía sentada en este, con las fuerzas que rápidamente iban disminuyendo a la misma velocidad que el charco de aquel bello liquido carmesí iba en crecendo.
-Oh si... Sellalo en mi... Sera divertido-Dije con voz ronca y algo débil sonriendo de lado para soltar algunos gruñidos por aquellas agujas clavándose en mi piel. Aunque dolían, aquellos gruñidos parecían mas de placer que de otra cosa.
-Cariño, no seas tan quisquilloso... es lo mejor que puedes encontrar aquí dentro al menos para salir de aquí y poder encontrar algo mejor... Por lo que haz visto... Salvo Diablo y yo, nadie mas tuvo las agallas de atacarla... -Dije mirando a Todo con una media sonrisa, aunque moribunda, y sumamente dolorida, no dejaría de lado mi actitud. Negué con la cabeza a su petición de conseguir otro cuerpo, después de todo no estaba en condiciones que me dejaran moverme.
-Ellos me atacaron porque yo los ataque... Estamos a mano -Me encogí de hombros sonriendo con un pequeño deje de burla mirando al ente mutilado. Negando con la cabeza a sus pedidos intentando extender mi mano hacia la de Diablo pero me fue algo imposible. por lo que simplemente gire mi cabeza hacia él negando con la cabeza, ligeramente, notando como mi vista se ponía borrosa y comenzaba a oscurecerse.
-Cuídalos... de que no hagan idioteces... -Susurre a Diablo, refiriéndome a Adra y a Alpha. Segundos después mis ojos se cerraron y mi cuerpo cayo al suelo enterrándome aun mas aquellas agujas en mi cuerpo al igual que las lanzas.
Al ser apartada de Zayra simplemente me quede callada. Ni un gruñido salio de mi boca al sentir las lanzas, que Lyosha había creado, atravesar mi piel. Esa mierda dolía como los mil demonios pero en el corto lapso de tiempo que conformaba mi vida, había sufrido mucho mas dolor que eso, aunque casi llegaba a compararse al día en que me amputaron el brazo en las afueras de aquel bar, solo por hacer trampa en un juego de poker. Baje mi cabeza riendo un poco ya que el como me había llamado la hermana de Khaled me había hecho recordar mis primeros momentos de trabajos en el burdel como dama de compañía, ''novicia'', una palabra algo estúpida pero con tantos recuerdos en ella... Horribles y humillantes, pero recuerdos en fin.
Había caído de rodillas al suelo pero me mantenía sentada en este, con las fuerzas que rápidamente iban disminuyendo a la misma velocidad que el charco de aquel bello liquido carmesí iba en crecendo.
-Oh si... Sellalo en mi... Sera divertido-Dije con voz ronca y algo débil sonriendo de lado para soltar algunos gruñidos por aquellas agujas clavándose en mi piel. Aunque dolían, aquellos gruñidos parecían mas de placer que de otra cosa.
-Cariño, no seas tan quisquilloso... es lo mejor que puedes encontrar aquí dentro al menos para salir de aquí y poder encontrar algo mejor... Por lo que haz visto... Salvo Diablo y yo, nadie mas tuvo las agallas de atacarla... -Dije mirando a Todo con una media sonrisa, aunque moribunda, y sumamente dolorida, no dejaría de lado mi actitud. Negué con la cabeza a su petición de conseguir otro cuerpo, después de todo no estaba en condiciones que me dejaran moverme.
-Ellos me atacaron porque yo los ataque... Estamos a mano -Me encogí de hombros sonriendo con un pequeño deje de burla mirando al ente mutilado. Negando con la cabeza a sus pedidos intentando extender mi mano hacia la de Diablo pero me fue algo imposible. por lo que simplemente gire mi cabeza hacia él negando con la cabeza, ligeramente, notando como mi vista se ponía borrosa y comenzaba a oscurecerse.
-Cuídalos... de que no hagan idioteces... -Susurre a Diablo, refiriéndome a Adra y a Alpha. Segundos después mis ojos se cerraron y mi cuerpo cayo al suelo enterrándome aun mas aquellas agujas en mi cuerpo al igual que las lanzas.
Sujeté la mano de Zayra cuando la llevó a mi rostro, podía notar como la vida se le escapaba lentamente. Pero me habia indicado que estaba preparada, dispuesta a hacer un ultimo sacrificio y que aun le quedaban las fuerzas necesarias para ello.
- El mundo. El mundo ha dejado de comprendernos, Zayra. ¿Acaso lo hicieron alguna vez...? Sé el sacrificio que has hecho. Sé lo que es perder a un hijo... Seremos eternos. Esta vez, tú lo serás....confío en tí para este ultimo acto. Hazlo cuando yo haya concluido el mío.
Sentía el dolor y la prision a la cual iba a condenarla por años y años. Por la eternidad, quizá. Pero eternidad era lo que queríamos. Asentí a lo de pedirle perdón a Adramelech en su nombre. - Hay algo más...que quieres que le diga?
Había algo, y tenía que ser importante. Lyosha afortunadamente estaba llevando bien el problema con los díscolos recien iniciados. Supuse que esta locura era demasiado para ellos. No habían tardado en quebrarse o en querer abandonar. No me sorprendí demasiado. Miré hacia el Todo, que en ese momento me arrojó algo que atrapé al vuelo con mi mano libre. Una Calavera recien creada. Miré a Belialt, poco tiempo más podria el demonio pasar fuera de mi.
-Belialt....distráelo. - sabía de lo que era capaz mas allá del plano fisico. El ángel de negras alas atormentó la mente del Todo con sus poderes heráldicos, rellenando cada rincon de su ser con sus palabras y sus imagenes.
Solté a Zayra unos instantes y empleé mi baculo, el de la calavera negra, y volví a recitar las palabras de antes con mis ojos clavado en mi hija, que yacía sobre mi regazo. Una promesa era una promesa.
Atraje al demonio hacia mi. Cada tiron de mi hechizo, cada verso que cantaba, era mas doloroso que el anterior. Pero sentía como lo iba consiguiendo poco a poco, y mi voz no decayó esta vez ni hubo ninguna confusion al pronunciar el nombre Astral del demonio objeto de mi ira, desmigajé cada partícula de aquella palabra y lo hice mio. Logré sellarlo dentro de mi cuerpo, pero tal acto golpeó mi ya agotado cuerpo y, como si hubiese recibido un impacto de bala en el pecho, con las ultimas palabras que pronuncié cai de espaldas al suelo, con los ojos en blanco...pero una de mis manos unida a la de Zayra.
____
exito-control desde ya
fallo- problemillas tecnicos
- El mundo. El mundo ha dejado de comprendernos, Zayra. ¿Acaso lo hicieron alguna vez...? Sé el sacrificio que has hecho. Sé lo que es perder a un hijo... Seremos eternos. Esta vez, tú lo serás....confío en tí para este ultimo acto. Hazlo cuando yo haya concluido el mío.
Sentía el dolor y la prision a la cual iba a condenarla por años y años. Por la eternidad, quizá. Pero eternidad era lo que queríamos. Asentí a lo de pedirle perdón a Adramelech en su nombre. - Hay algo más...que quieres que le diga?
Había algo, y tenía que ser importante. Lyosha afortunadamente estaba llevando bien el problema con los díscolos recien iniciados. Supuse que esta locura era demasiado para ellos. No habían tardado en quebrarse o en querer abandonar. No me sorprendí demasiado. Miré hacia el Todo, que en ese momento me arrojó algo que atrapé al vuelo con mi mano libre. Una Calavera recien creada. Miré a Belialt, poco tiempo más podria el demonio pasar fuera de mi.
-Belialt....distráelo. - sabía de lo que era capaz mas allá del plano fisico. El ángel de negras alas atormentó la mente del Todo con sus poderes heráldicos, rellenando cada rincon de su ser con sus palabras y sus imagenes.
Solté a Zayra unos instantes y empleé mi baculo, el de la calavera negra, y volví a recitar las palabras de antes con mis ojos clavado en mi hija, que yacía sobre mi regazo. Una promesa era una promesa.
Atraje al demonio hacia mi. Cada tiron de mi hechizo, cada verso que cantaba, era mas doloroso que el anterior. Pero sentía como lo iba consiguiendo poco a poco, y mi voz no decayó esta vez ni hubo ninguna confusion al pronunciar el nombre Astral del demonio objeto de mi ira, desmigajé cada partícula de aquella palabra y lo hice mio. Logré sellarlo dentro de mi cuerpo, pero tal acto golpeó mi ya agotado cuerpo y, como si hubiese recibido un impacto de bala en el pecho, con las ultimas palabras que pronuncié cai de espaldas al suelo, con los ojos en blanco...pero una de mis manos unida a la de Zayra.
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El miembro 'Khaled Svensson' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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La oferta de Rosse no me convence en absoluto, no voy a poseerla porque el cuerpo que tiene ahora mismo me resultaría un lastre. Prefiero que escapemos de aquí cada uno por nuestro lado, consiguiendo yo por mi cuenta un nuevo cuerpo y utilizando a Rosse como aliada en un futuro. Parece haber olvidado muy rápido que he pedido que se maten entre ellos, pues no parece muy disgustada por ofrecerme su propio cuerpo para que yo pueda escapar. Tampoco termino de conseguir que odie completamente a los otros por haberla atacado, ya que justifica que han querido matarse por ambas partes. Floto sobre ella mientras la insto a moverse del sitio, antes de que sea demasiado tarde. La muchacha queda fuera de juego rápidamente debido a sus heridas, haciendo un último pedido al demonio llamado Diablo.
- Adelante, amigo de los mortales, llévatela de aquí. Huye con esos humanos que te desprecian...- espeto con tono despectivo, decepcionado uno de mi raza sea capaz de querer ayudar a los humanos hasta ese punto. Lo cierto es que la jugada no ha salido tan mal como creía, se han estado matando entre ellos y he desatado un caos que ninguno de ellos esperaba cuando vino aquí. Si creían que el trato sería fácil es que estaban muy equivocados.
- Me niego a crear ninguna calavera más, estáis cumpliendo mis órdenes sólo a medias. - me elevo extendiendo ambos brazos a cada lado de mi cuerpo, preparando mi huida de este lugar, lejos de las exigencias de los Soul Reapers. Han cometido un error llamándome por su codicia, aunque a estas alturas ya deben haberse dado cuenta. Emito un grito gutural de dolor en el momento en que Belialt comienza a atormentar mi mente con sus poderes heráldicos, provocando un torrente de daño inmenso con cada imagen y cada palabra que retumban dentro de mi ser. El nigromante aprovecha el momento de debilidad para realizar de nuevo el intento de sellarme en él .
- ¡NO TIENES PODER AQUÍ, KHALED SVENSSON! - bramo con una voz completamente distorsionada y un cuerpo que comienza a deshacers en jirones para ir a parar al cuerpo del nigromante, el cual atravieso para quedar unido a él. A partir de este momento somos uno, pero la lucha entre ambos no ha terminado, pues intentaré retomar el control tan pronto como pueda.
Las últimas palabras de Rosse retumban en mi mente durante algunos segundos más después de que nos hayan separado, especialmente la parte en la que me llama egoísta. ¿En verdad lo he sido? ¿es así como lo ven? no comprenden el dolor de un sacrificio por un bien mayor, por hacer algo que nos permita ser lo que una vez fuimos, por pasar a la historia. Al menos en brazos de mi padre me siento reconfortada, comprendida y aliviada, a pesar de estar herida de muerte.
Sonrío débilmente cuando recuerda aquella frase que le dije a él hace más de 20 años, cuando cruzó el portal para marcharse al infierno, llevándose la calavera de nigromancia con él como solución final al gran caos desatado. Ahora, si consigue ser él quien cree las nuevas calaveras, podrá poner las condiciones y evitará así que se produzca aquel caos por culpa del engaño en que caímos hace tanto tiempo. No hace falta que explique mucho más sobre el plan que tiene, pues lo comprendo perfectamente. Asiento con un gesto de dolor al intentar hablar, mientras una solitaria lágrima resbala por mi mejilla.
- El mundo llegará a comprendernos...a partir de ahora lo harán. El futuro pertenece a los que están por venir...- mis hijos ya no podrán verlo, uno murió injustamente por culpa de una negligencia provocada por Adramelech. Tampoco quería perder a Adramelech, pero en una suerte de justicia divina lo he convertido en un sacrificio para el futuro de la causa. Sólo espero poder reunirme con sus espíritus de nuevo, aunque sea como almas atormentadas en el infierno. - Sí...diles que fueron mucho mejores hijos que lo que yo fui como madre...siempre se esforzaban por intentar honrarme, aunque no siempre lo consiguieran...su tesón era admirable... - sé que Adramelech siempre quiso agradarme, a pesar de que muchos de sus intentos fuesen desafortunados, hasta el punto de perjudicar a la hermandad y a su propio hermano, Astaroth.
- Confía en mi, padre. No fallaré. - me llevo la mano al pecho en señal de promesa, intentando guardar las pocas fuerzas que me quedan para enfrentar la última batalla como Soul Reaper. Y no puede ser de mejor manera, peleando y tratando de vengarnos del enemigo que tanto daño ha hecho a nuestra familia y a los nuestros durante tantos años. Me aferro a la mano de Khaled cuando éste cae con los ojos en blanco, comprendiendo que por fin ha conseguido sellar el demonio dentro de él. Es ahora o nunca.
Sonrío débilmente cuando recuerda aquella frase que le dije a él hace más de 20 años, cuando cruzó el portal para marcharse al infierno, llevándose la calavera de nigromancia con él como solución final al gran caos desatado. Ahora, si consigue ser él quien cree las nuevas calaveras, podrá poner las condiciones y evitará así que se produzca aquel caos por culpa del engaño en que caímos hace tanto tiempo. No hace falta que explique mucho más sobre el plan que tiene, pues lo comprendo perfectamente. Asiento con un gesto de dolor al intentar hablar, mientras una solitaria lágrima resbala por mi mejilla.
- El mundo llegará a comprendernos...a partir de ahora lo harán. El futuro pertenece a los que están por venir...- mis hijos ya no podrán verlo, uno murió injustamente por culpa de una negligencia provocada por Adramelech. Tampoco quería perder a Adramelech, pero en una suerte de justicia divina lo he convertido en un sacrificio para el futuro de la causa. Sólo espero poder reunirme con sus espíritus de nuevo, aunque sea como almas atormentadas en el infierno. - Sí...diles que fueron mucho mejores hijos que lo que yo fui como madre...siempre se esforzaban por intentar honrarme, aunque no siempre lo consiguieran...su tesón era admirable... - sé que Adramelech siempre quiso agradarme, a pesar de que muchos de sus intentos fuesen desafortunados, hasta el punto de perjudicar a la hermandad y a su propio hermano, Astaroth.
- Confía en mi, padre. No fallaré. - me llevo la mano al pecho en señal de promesa, intentando guardar las pocas fuerzas que me quedan para enfrentar la última batalla como Soul Reaper. Y no puede ser de mejor manera, peleando y tratando de vengarnos del enemigo que tanto daño ha hecho a nuestra familia y a los nuestros durante tantos años. Me aferro a la mano de Khaled cuando éste cae con los ojos en blanco, comprendiendo que por fin ha conseguido sellar el demonio dentro de él. Es ahora o nunca.
Alpha Kakumei
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No pude alcanzar la mano de Rosse, vi como negaba con la cabeza y me pedía que cuidase de Alpha y Adramelech antes de caer inconsciente, buff no se como voy a explicarle todo esto a Alpha, como no sobreviva Adramelech me figuro lo peor, bueno, siempre tiene el lado positivo de que me mande a destruir y torturar a gente para castigarles por sus insolencias. Suspiré e hice que una niebla rodease el cuerpo de Rosse y lo hice desaparecer para que apareciera en el hospital por si aun había alguna manera de salvarla. Veo como el Todo se burla de mi pero a su vez acaba cayendo en la trampa de Khaled y es encerrado en su cuerpo, pobre demonio, que irónico destino ha encontrado ese cretino. Me elevo un poco en la estancia mientras una densa nube se forma en el techo, pues debo volver enseguida, mis fuerzas se merman y no puedo permanecer durante más tiempo.
Estaba tentado de decir algo, pero para qué, visto lo visto no van a aprender, si destrucción es lo que buscan eso encontrarán, me llevo una de las calaveras conmigo, siempre que no tengan todas no podrán fastidiarla, aunque no se muy bien que poder tendrá esta, aunque fue delicioso ver la cara que puso Zayra cuando la robé delante de sus narices. La niebla se arremolina haciendo un pequeño agujero por el que me introduzco y desaparezco.
Estaba tentado de decir algo, pero para qué, visto lo visto no van a aprender, si destrucción es lo que buscan eso encontrarán, me llevo una de las calaveras conmigo, siempre que no tengan todas no podrán fastidiarla, aunque no se muy bien que poder tendrá esta, aunque fue delicioso ver la cara que puso Zayra cuando la robé delante de sus narices. La niebla se arremolina haciendo un pequeño agujero por el que me introduzco y desaparezco.
Lyosha Svensson
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Y tal como el principio la historia se reduce a ello. Las manos de Lyosha manchadas de sangre ajena, propia y familiar. La boca de Khaled sucia de palabras oscuras, de magia negra y Zayra, sacrificándose por la causa. Cuando Rosse fallece, me encantaría decir, que sintió algo pero no...Eran carne de pacotilla, novatos sin la férrea convicción de pertenecer a los Souls Reaper. Lyosha obtuvo la misma actitud hacia Alpha que había tenido en la Torre. Neutral, soberbia. Había cosas más importantes así que se giró hacia su familia atrayendo hacia sí el hierro que le servía de arma.
Así como Khaled, Lyosha podía sentir que la energía vital de Zayra se desvanecía y se arrodilló a su lado sacándole el cabello de la cara en un gesto que era casi dulce. Escuchó el intercambio de palabras entre ellos y ni siquiera tuvo que comprender a qué se refería. El corazón se le apretó contra el pecho por primera vez en muchos años, Zayra había sido para ella la hija que nunca había tenido y al ver el vínculo entre ambos añoró tener los suyos propios.
-Vuestros nombres quedarán patentados en la historia de los Souls, el tuyo y el de tus hijos, Zayra. Se lo diré- Las palabras salieron de su boca con algo que pareció tristeza y cerró los ojos un momento. Único instante bajo el cual Alpha logra robarse una de las calaveras, pero su movimiento no pasa del todo desapercibido y en cuanto Lyosha abre los ojos y ve lo sucedido arma un disco lo suficientemente peligroso que manda volando hacia la niebla, similar a lo que en su momento la idílica Bellatrix Lestrange hace hacia Dobby. Las consecuencias las desconocía pero Lyosha era un arma peligrosa en sí. Algo debió cobrarle al nuevo Soul por su robo.
Khaled hace notar su poder y según le parece a Lyosha reduce visiblemente al demonio. Todo va bien...Hasta que cae al piso con los ojos en blanco. La mujer Svensson, única con conocimiento y aún un poco de fuerza se incorpora mirándolos a ambos horrorizada. No podía quedarse sola… Menos por el Belialt. Así que se acerca a él con el rostro tenso y los nudillos blancos de apretar con tanta fuerza el arma que lleva en sus manos, la cual mantiene en guardia -¿Funcionará?- Cuestionó con la respiración pesada.
Así como Khaled, Lyosha podía sentir que la energía vital de Zayra se desvanecía y se arrodilló a su lado sacándole el cabello de la cara en un gesto que era casi dulce. Escuchó el intercambio de palabras entre ellos y ni siquiera tuvo que comprender a qué se refería. El corazón se le apretó contra el pecho por primera vez en muchos años, Zayra había sido para ella la hija que nunca había tenido y al ver el vínculo entre ambos añoró tener los suyos propios.
-Vuestros nombres quedarán patentados en la historia de los Souls, el tuyo y el de tus hijos, Zayra. Se lo diré- Las palabras salieron de su boca con algo que pareció tristeza y cerró los ojos un momento. Único instante bajo el cual Alpha logra robarse una de las calaveras, pero su movimiento no pasa del todo desapercibido y en cuanto Lyosha abre los ojos y ve lo sucedido arma un disco lo suficientemente peligroso que manda volando hacia la niebla, similar a lo que en su momento la idílica Bellatrix Lestrange hace hacia Dobby. Las consecuencias las desconocía pero Lyosha era un arma peligrosa en sí. Algo debió cobrarle al nuevo Soul por su robo.
Khaled hace notar su poder y según le parece a Lyosha reduce visiblemente al demonio. Todo va bien...Hasta que cae al piso con los ojos en blanco. La mujer Svensson, única con conocimiento y aún un poco de fuerza se incorpora mirándolos a ambos horrorizada. No podía quedarse sola… Menos por el Belialt. Así que se acerca a él con el rostro tenso y los nudillos blancos de apretar con tanta fuerza el arma que lleva en sus manos, la cual mantiene en guardia -¿Funcionará?- Cuestionó con la respiración pesada.
Aunque mi cuerpo permanecía inmovil en el suelo, tirado boca arriba y con los ojos abiertos en blanco, una autentica lucha de voluntades se estaba desatando en mi interior. Una de las mas grandes que hubiese luchado en mucho tiempo. Fue como aquella vez que invoqué a Belialt por primera vez en mi juventud y este me poseyó...pero conseguí ejercer el suficiente poder sobre él como para llegar a un pacto en aquella ocasion y que me dejase conservar mi esencia, cosa que nos permitiria desarrollar la simbiosis o la relacion que teniamos hoy dia.
Pero lo de esta vez era diferente....porque no me bastaba con un pacto, no era un pacto lo que queria. Era dominio total y absoluto. Y cada segundo, cada gota de magia que empleaba o de vitalidad que gastaba, me acercaba un poco mas a mi final, pero tenia su nombre astral agarrado con fuerza en mi mente y usaba aquello como espada ardiente contra el Todo.
Para mi aquellos momentos fueron eternos, en tiempo real no serian mas de dos minutos en silencio. Pero finalmente tuve el dominio suficiente sobre él como para levantarme. Solté la mano de Zayra, mis ojos seguían en blanco. Me tambaleé apartandome de ellas, con el báculo que en lo alto llevaba la calavera de mi hermandad bien agarrado ahora. Había comenzado a sangrar por la nariz y por los ojos. El idioma en el que hablaba era ya incomprensible hasta para mi, aunque en ese preciso momento, fundido con el Todo, metido en su interior, tuve aquel momento de clarividencia, de comprenderlo todo, de saber como funcionaban.... de poder crearlas sin trampa ni cartón, sin apocalipsis, solo artefactos arcanos acumuladores y catalizadores de la magia. El demonio se resistía constantemente, y obviamente yo permanecia totalmente ajeno al mundo fuera de mi, pues el que tenia en mi interior era mas que suficiente, y el poder del demonio comenzaba a desbordarse en mis manos, fluyendo a mi alrededor, formando una esfera que me envolvía. Sonreía, mi boca abierta en una sonrisa mientras recitaba las palabras, en una mueca de locura y pasión.
Belialt se habia quedado al lado de Lyosha y Zayra, sus alas sombrias tocaban el suelo mientras miró a la Revenant con aquellos ojos de fuego. No cabia duda de por qué cuando estaba con Khaled tenía los suyos verdes del color de la sangre. La presencia del demonio en este plano empezaba a debilitarse fuera de un cuerpo que habitar.
- Ten fé. - fue todo lo que dijo. Podía parecer raro pero era una de las mejores armas para combatir a un demonio.
La esfera de mi alrededor giraba con velocidad. De pronto, el silencio se hizo en el lugar, un silencio raro, como si hubieran puesto a todos orejeras. Pero brillaron los relámpagos, y de pronto, desapareció y el sonido volvió. Las calaveras restantes habian sido creadas y cayeron incandescentes alrededor de mi, en un círculo perfecto y amplio.
Lo siguiente no fue difícil, él estaba deseando salir de mi y yo que saliera. Asi que lo dejé ir, pero no a donde quería. Me mantuve en pie, los ojos volvieron en sí, aunque seguía sangrando al igual que la nariz y también ya la boca y oídos. Ahora que aun tenia dominio sobre el demonio, lo fui a sellar en Zayra....no fue algo que me resultase facil. No tanto porque estuviese al borde del colapso, o porque el demonio fuese fuerte como él solo. Si no porque se trataba de mi hija. Pero ambos habiamos aceptado las partes de esa acción.
- Zayra, ahora!
Pero lo de esta vez era diferente....porque no me bastaba con un pacto, no era un pacto lo que queria. Era dominio total y absoluto. Y cada segundo, cada gota de magia que empleaba o de vitalidad que gastaba, me acercaba un poco mas a mi final, pero tenia su nombre astral agarrado con fuerza en mi mente y usaba aquello como espada ardiente contra el Todo.
Para mi aquellos momentos fueron eternos, en tiempo real no serian mas de dos minutos en silencio. Pero finalmente tuve el dominio suficiente sobre él como para levantarme. Solté la mano de Zayra, mis ojos seguían en blanco. Me tambaleé apartandome de ellas, con el báculo que en lo alto llevaba la calavera de mi hermandad bien agarrado ahora. Había comenzado a sangrar por la nariz y por los ojos. El idioma en el que hablaba era ya incomprensible hasta para mi, aunque en ese preciso momento, fundido con el Todo, metido en su interior, tuve aquel momento de clarividencia, de comprenderlo todo, de saber como funcionaban.... de poder crearlas sin trampa ni cartón, sin apocalipsis, solo artefactos arcanos acumuladores y catalizadores de la magia. El demonio se resistía constantemente, y obviamente yo permanecia totalmente ajeno al mundo fuera de mi, pues el que tenia en mi interior era mas que suficiente, y el poder del demonio comenzaba a desbordarse en mis manos, fluyendo a mi alrededor, formando una esfera que me envolvía. Sonreía, mi boca abierta en una sonrisa mientras recitaba las palabras, en una mueca de locura y pasión.
Belialt se habia quedado al lado de Lyosha y Zayra, sus alas sombrias tocaban el suelo mientras miró a la Revenant con aquellos ojos de fuego. No cabia duda de por qué cuando estaba con Khaled tenía los suyos verdes del color de la sangre. La presencia del demonio en este plano empezaba a debilitarse fuera de un cuerpo que habitar.
- Ten fé. - fue todo lo que dijo. Podía parecer raro pero era una de las mejores armas para combatir a un demonio.
La esfera de mi alrededor giraba con velocidad. De pronto, el silencio se hizo en el lugar, un silencio raro, como si hubieran puesto a todos orejeras. Pero brillaron los relámpagos, y de pronto, desapareció y el sonido volvió. Las calaveras restantes habian sido creadas y cayeron incandescentes alrededor de mi, en un círculo perfecto y amplio.
Lo siguiente no fue difícil, él estaba deseando salir de mi y yo que saliera. Asi que lo dejé ir, pero no a donde quería. Me mantuve en pie, los ojos volvieron en sí, aunque seguía sangrando al igual que la nariz y también ya la boca y oídos. Ahora que aun tenia dominio sobre el demonio, lo fui a sellar en Zayra....no fue algo que me resultase facil. No tanto porque estuviese al borde del colapso, o porque el demonio fuese fuerte como él solo. Si no porque se trataba de mi hija. Pero ambos habiamos aceptado las partes de esa acción.
- Zayra, ahora!
Eternidad. Es la promesa que me hace Lyosha a modo de despedida, comprendiendo el ya inminente final. Promete que mis hijos y yo seguiremos vivos pasando a formar parte de la historia de los Soul Reapers, que nuestros nombres no serán olvidados. Mientras sigamos siendo recordados, seguiremos existiendo. No seremos olvidados mientras dejemos huella en la historia y los ecos de nuestras hazañas sigan resonando, mientras que alguien sepa que aquello que un día hicimos fue para encontrar la paz en este mundo de guerra, y para asegurar la supervivencia de los Soul Reapers que están por venir. Vivir en los recuerdos de aquellos que amamos y permanecer en las leyendas será más que suficiente.
Pero nada de eso será posible si fallamos ahora, en el momento de la verdad. Me despido de mi tía apretando su mano todo lo fuerte que puedo durante unos segundos. Sobran las palabras, la fuerza de las miradas lo dice todo. Ella sabe lo mucho que la he admirado siempre, y que era mi modelo a seguir cuando me convertí en matriarca de la Hermandad de Hielo. Ha sido como la figura materna que me faltó. La dejo ir tras ese fugaz instante cargado de intensidad, tratando de concentrarme para reunir las energías necesarias para lo que debo hacer. Khaled parece volver en sí, soltando mi mano mientras se levanta del suelo de modo tambaleante. Enseguida comienza a habalr en un idioma extraño, supuestamente un lenguaje demoníaco. El demonio conocido como el Todo ya se encuentra metido en su interior, y el nigromante lucha por doblegarlo a su voluntad, lucha por ser uno con el demonio para poder así lograr el objetivo de crear de nuevo las calaveras, esta vez sin engaños. Muy cerca ha estado de fracasar, pero el espectáculo que ahora se despliega ante mí me deja claro que lo ha conseguido. Siempre confié ciegamente en mi padre, pues nunca me ha decepcionado, ni lo hará ahora.
Pocos podrán comprender lo que significa para mi el poder presenciar este momento. El momento en el que un Soul Reaper regresado del infierno crea de nuevo y por sí mismo las calaveras que antaño nos proporcionaron el poder. El momento en el que pega un golpe al tablero de juego y le pega un vuelvo a nuestro favor, después de tantos años, después de tantos engaños y sufrimientos cuyo origen reside en el demonio que ahora es uno con mi padre. Pero es, por encima de todas las cosas, el momento de la dulce y esperada venganza, de cerrar el círculo. Del broche final ya me encargo yo, y será todo un placer hacerlo, a pesar del sacrificio. Mi rostro se contrae de dolor al incorporarme para tratar de ponerme en pie, algo que consigo muy a duras penas. Contemplar ese círculo perfecto de las calaveras recién creadas me da fuerzas para seguir, pues es la culminación de todo. Ahora jugaremos según nuestras reglas, y yo seré la prisión de ese ser que se atrevió a desafiarnos.
Echo la cabeza hacia atrás los brazos hacia arriba, mientras mis ojos se ponen en blanco. Enseguida comienzo a crear una potente ventisca helada que gira a mi alrededor de manera frenética, preparando el movimiento final por el cual el demonio quedará sellado en mí. La temperatura desciende drásticamente, haciendo que los alrededores comiencen a congelarse con rapidez. La superficie de mi cuerpo comienza a volverse cada vez más blanquecina e incluso a agrietarse, como si de hielo puro se tratase. Al escuchar mi nombre bajo la cabeza, ya estoy preparada para llevar hasta las últimas consecuencias el poder de la magia de hielo.
- Padre...el futuro es vuestro. Vencimos...
El demonio es obligado por Khaled a ser sellado en un cuerpo malherido y moribundo, algo que quería evitar a toda costa. Siento como si cada partícula de mi ser se desintegrase justo en el momento en el que el demonio entra en mi cuerpo, como si hubiese hecho presa de mi cuerpo un potente y doloroso impacto, uno más allá de cualquier tipo de comprensión humana, alejado de cualquier sensación terrenal. Por suerte el sacrificio final de magia ya está prácticamente realizado, sólo había que esperar el momento adecuado. Mi morada carnal se deshace en miles y miles de fragmentos de hielo que danzan de manera veloz y violenta alrededor del etéreo ser del inframundo, augurando su destino. Mi vida se desvanece por completo en cuanto los cristales de hielo vuelven a reagruparse para aprisionar al demonio en su interior, formando un cuerpo de hielo eterno e inquebrantable por el modo en el que ha sido creado. Una figura helada a mi imagen y semejanza. El agudo e infernal chillido es su último testimonio en este mundo, antes de verse irónicamente atrapado por la magia más potente de un ser que el mismo creó con el único objetivo de provocar el caos.
Pero nada de eso será posible si fallamos ahora, en el momento de la verdad. Me despido de mi tía apretando su mano todo lo fuerte que puedo durante unos segundos. Sobran las palabras, la fuerza de las miradas lo dice todo. Ella sabe lo mucho que la he admirado siempre, y que era mi modelo a seguir cuando me convertí en matriarca de la Hermandad de Hielo. Ha sido como la figura materna que me faltó. La dejo ir tras ese fugaz instante cargado de intensidad, tratando de concentrarme para reunir las energías necesarias para lo que debo hacer. Khaled parece volver en sí, soltando mi mano mientras se levanta del suelo de modo tambaleante. Enseguida comienza a habalr en un idioma extraño, supuestamente un lenguaje demoníaco. El demonio conocido como el Todo ya se encuentra metido en su interior, y el nigromante lucha por doblegarlo a su voluntad, lucha por ser uno con el demonio para poder así lograr el objetivo de crear de nuevo las calaveras, esta vez sin engaños. Muy cerca ha estado de fracasar, pero el espectáculo que ahora se despliega ante mí me deja claro que lo ha conseguido. Siempre confié ciegamente en mi padre, pues nunca me ha decepcionado, ni lo hará ahora.
Pocos podrán comprender lo que significa para mi el poder presenciar este momento. El momento en el que un Soul Reaper regresado del infierno crea de nuevo y por sí mismo las calaveras que antaño nos proporcionaron el poder. El momento en el que pega un golpe al tablero de juego y le pega un vuelvo a nuestro favor, después de tantos años, después de tantos engaños y sufrimientos cuyo origen reside en el demonio que ahora es uno con mi padre. Pero es, por encima de todas las cosas, el momento de la dulce y esperada venganza, de cerrar el círculo. Del broche final ya me encargo yo, y será todo un placer hacerlo, a pesar del sacrificio. Mi rostro se contrae de dolor al incorporarme para tratar de ponerme en pie, algo que consigo muy a duras penas. Contemplar ese círculo perfecto de las calaveras recién creadas me da fuerzas para seguir, pues es la culminación de todo. Ahora jugaremos según nuestras reglas, y yo seré la prisión de ese ser que se atrevió a desafiarnos.
Echo la cabeza hacia atrás los brazos hacia arriba, mientras mis ojos se ponen en blanco. Enseguida comienzo a crear una potente ventisca helada que gira a mi alrededor de manera frenética, preparando el movimiento final por el cual el demonio quedará sellado en mí. La temperatura desciende drásticamente, haciendo que los alrededores comiencen a congelarse con rapidez. La superficie de mi cuerpo comienza a volverse cada vez más blanquecina e incluso a agrietarse, como si de hielo puro se tratase. Al escuchar mi nombre bajo la cabeza, ya estoy preparada para llevar hasta las últimas consecuencias el poder de la magia de hielo.
- Padre...el futuro es vuestro. Vencimos...
El demonio es obligado por Khaled a ser sellado en un cuerpo malherido y moribundo, algo que quería evitar a toda costa. Siento como si cada partícula de mi ser se desintegrase justo en el momento en el que el demonio entra en mi cuerpo, como si hubiese hecho presa de mi cuerpo un potente y doloroso impacto, uno más allá de cualquier tipo de comprensión humana, alejado de cualquier sensación terrenal. Por suerte el sacrificio final de magia ya está prácticamente realizado, sólo había que esperar el momento adecuado. Mi morada carnal se deshace en miles y miles de fragmentos de hielo que danzan de manera veloz y violenta alrededor del etéreo ser del inframundo, augurando su destino. Mi vida se desvanece por completo en cuanto los cristales de hielo vuelven a reagruparse para aprisionar al demonio en su interior, formando un cuerpo de hielo eterno e inquebrantable por el modo en el que ha sido creado. Una figura helada a mi imagen y semejanza. El agudo e infernal chillido es su último testimonio en este mundo, antes de verse irónicamente atrapado por la magia más potente de un ser que el mismo creó con el único objetivo de provocar el caos.
Ω
Lyosha Svensson
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Las palabras de Belialt no le inspiran ninguna confianza porque realmente pocas cosas en la vida lo hacían. Una, sin duda, era la sangre que solía correr por sus venas y la que ahora se deslizaba por el cuerpo de Khaled y Zayra. La sangre Svensson que había estado con los Souls en los altos y bajos. Siendo este, tal vez, uno de esos picos que ella no sabía definir. La mirada y el gesto de Zayra fueron su momento de despedida y por primera vez en la vida la Matriarca de la hermandad de Metal, lloró. Las lágrimas cayeron por sus mejillas sin gimoteo alguno, era demasiado mujer y necesitaba mucho de sí misma para no lamentar lo que hoy perdía.
Fe… ¿A qué? La respuesta le vino mientras miraba los ojos centellantes del demonio y después observó a Khaled. Fe en su hermano, que siempre había podido con todo incluso con el infierno del que la sacó. Y a ese hilillo de esperanza se agarraba de la misma forma que empuñaba su arma, con tanta fuerza que sus nudillos palidecian. La línea de su mandíbula también se había puesto tensa, apretando las muelas ante el sentimiento de inutilidad que sentía en ese momento, dentro del cúmulo de emociones que la llevaban como una montaña rusa.
Observó a Zayra levantarse y tal como había hecho con Khaled, uso el hierro para darle estabilidad. La pérdida de sangre hacia de su equilibrio un asco así que colaboró, en lo que pudo, mínimamente. Sé que empieza a canalizar su magia y no por el viento sino por el repentino cambio de temperatura para lo que su armadura no estaba preparada. Los cristales empiezan a formarse en la superficie del hierro pese a no estar siquiera cerca de la ventisca. Una brisa infernalmente fría empieza a quemarle las mejillas a la Soul Reaper mientras presencia cómo su sobrina consume en un sólo acto lo que la familia Svensson viene haciendo desde hace siglos por aquellas malditas calaveras. Lo cierto es que Lyosha ni siquiera presta atención a las susodichas, su mirada de diamante no puede apartarse ni un minuto del despliegue de magia que un sólo ser como Zayra puede hacer, de lo que una matriarca puede hacer. Y de alguna manera, Lyosha, que también se había sacrificado por su sociedad en un acto puramente altruista comprende el dolor y la paz de haber cumplido un objetivo.
Pese a las lágrimas, sonríe.
-Vencimos-
Cuando todo finaliza se humedece los labios de manera pensativa mientras camina hacia Khaled, no sin antes hacer que cada una de las calaveras sea encerrada en una esfera de metal para su protección y facilidad de transporte. No necesita secarse las lágrimas porque se habían solidificado en sus mejillas. Se inclina para ayudarlo a sostenerse. Como siempre, de alguna manera, sólo quedaban ellos dos parados para defender a los Souls contra el mundo y ahora que contaban con todo su poder debían ser la máxima expresión de sí mismos, en honor a Zayra y a todos los Souls -Khaled...No me dejes sola- Le dijo, su tono de voz se mantenía firme, neutro y soberbio pero esas palabras su hermano, probablemente, nunca las hubiese oído -No puedes hacerlo- Musitó limpiándole la sangre del rostro y deseando fervientemente que sus ojos esmeralda relampaguearan con el fuego de la vida.
Fe… ¿A qué? La respuesta le vino mientras miraba los ojos centellantes del demonio y después observó a Khaled. Fe en su hermano, que siempre había podido con todo incluso con el infierno del que la sacó. Y a ese hilillo de esperanza se agarraba de la misma forma que empuñaba su arma, con tanta fuerza que sus nudillos palidecian. La línea de su mandíbula también se había puesto tensa, apretando las muelas ante el sentimiento de inutilidad que sentía en ese momento, dentro del cúmulo de emociones que la llevaban como una montaña rusa.
Observó a Zayra levantarse y tal como había hecho con Khaled, uso el hierro para darle estabilidad. La pérdida de sangre hacia de su equilibrio un asco así que colaboró, en lo que pudo, mínimamente. Sé que empieza a canalizar su magia y no por el viento sino por el repentino cambio de temperatura para lo que su armadura no estaba preparada. Los cristales empiezan a formarse en la superficie del hierro pese a no estar siquiera cerca de la ventisca. Una brisa infernalmente fría empieza a quemarle las mejillas a la Soul Reaper mientras presencia cómo su sobrina consume en un sólo acto lo que la familia Svensson viene haciendo desde hace siglos por aquellas malditas calaveras. Lo cierto es que Lyosha ni siquiera presta atención a las susodichas, su mirada de diamante no puede apartarse ni un minuto del despliegue de magia que un sólo ser como Zayra puede hacer, de lo que una matriarca puede hacer. Y de alguna manera, Lyosha, que también se había sacrificado por su sociedad en un acto puramente altruista comprende el dolor y la paz de haber cumplido un objetivo.
Pese a las lágrimas, sonríe.
-Vencimos-
Cuando todo finaliza se humedece los labios de manera pensativa mientras camina hacia Khaled, no sin antes hacer que cada una de las calaveras sea encerrada en una esfera de metal para su protección y facilidad de transporte. No necesita secarse las lágrimas porque se habían solidificado en sus mejillas. Se inclina para ayudarlo a sostenerse. Como siempre, de alguna manera, sólo quedaban ellos dos parados para defender a los Souls contra el mundo y ahora que contaban con todo su poder debían ser la máxima expresión de sí mismos, en honor a Zayra y a todos los Souls -Khaled...No me dejes sola- Le dijo, su tono de voz se mantenía firme, neutro y soberbio pero esas palabras su hermano, probablemente, nunca las hubiese oído -No puedes hacerlo- Musitó limpiándole la sangre del rostro y deseando fervientemente que sus ojos esmeralda relampaguearan con el fuego de la vida.
No sin esfuerzo, logré sellar al demonio en el cuerpo de Zayra. Podia oir las ultimas maldiciones que este lanzaba en mi cabeza, ¿o era fuera de ella? Me costaba distinguirlo. Pero para entonces, Zayra acopiaba los ultimos rescoldos de magia y vida que quedaban para hacer de su muerte y de su cuerpo una prision de hielo eterno.
El espectáculo fue inesperado, y el despliegue de poder, asombroso a mis ojos . Escuché su voz y oi lo que dijo, pero tras aquello, su cuerpo se convirtió en hielo, la ventisca que se formó en el lugar helaba hasta la sangre, y de pronto se fragmentó en mil cristales de hielo. En es preciso instante casi pude notar como tambien se fragmentaba algo en astillas dentro de mi. Luego volvió a tomar la forma de una estatua helada, de ella. Y el demonio quedaría atrapado dentro. Pero entonces lo sabía: mi hija había muerto. Acababa de presenciar su final. Uno digno, sin lugar a dudas. A su altura. Pero acababa de verla morir, y lo había hecho por nuestra causa, por lo mismo que murieron nuestros padres, y los de aquellos.... y lo había hecho de mi mano y por mis planes. Por un momento, pensé, y a mi que mas me da que haya muerto dignamente? Era mi hija, la preferiría viva.
Lo que había tras la vida.... para un nigromante no tiene demasiados velos, pero en un caso como el de ella la putrefacción no era uno de los factores. Y si hablamos del alma, no podría decir a donde habia ido a parar, pero dudaba mucho que al infierno. Algo mantendria ese hielo por siempre ahi...y quizá al espiritu de mi hija, por aquello mismo , no le aguardase el descanso eterno y pacifico del sueño de la muerte....
Lyosha llegó a sostenerme en el momento justo en el que me derrumbaba hacia delante, para sujetarme. Estaba extenuado. Agarré su hombro para no caer, pero intenté que mis pies fuesen firmes y me sostuviesen. La quietud repentina... tan repentina. Escuché su peticion y aunque su voz era la de siempre, aquellas palabras me descolocaron, ella nunca me habia pedido apoyo. Apreté con algo mas de fuerza su hombro, quizá intentaba transmitirle fuerza que no tenia. Abri la boca para decirle a Lyosha que no me iba a ir, pero solo salió mas sangre, que vomité directamente en el suelo. Me separé de ella con algo de brusquedad, buscando solo el apoyo de mi báculo. Pero levanté mis ojos hacia ella y pese al demacramiento del rostro, en el fondo de mis orbes aun ardía la determinación.
Belialt, que habia avanzado con ella, parecía estar percibiendo algo en el exterior. Pero eso no evitó que cuando Lyosha vino a mi lado el se acercase también. Pasé mi mirada de ella a él. Me pareció que sonreía de modo socarrón. Pero a él tampoco le quedaba tanto tiempo ahi...
- Bien... lo hemos conseguido. - costaba hablar, demasiado. - Cumplí mi trato. Ahora tú. - no iba a poder destrozarme, no esta vez. Lo que no supe entonces, es que Belialt tampoco lo habría hecho. Estaba satisfecho con los resultados. Volví mi vista a la estatua de hielo y quise aproximarme. Pero todo se volvió negro de pronto y me desplomé en el suelo de bruces, inconsciente antes de tocar si quiera el suelo.
Belialt no medió mas palabras y su forma corpórea se deshizo, volviendo a entrar en mi cuerpo, que se sacudió brevemente. Hubieron unos segundos de silencio hasta que comencé a moverme de nuevo...apoyando los codos primero para reincorporarme costosamente. Abrí los ojos, que volvian a arder rojos, y los clavé en la figura helada nuevamente. Luego ladeé la cabeza para mirar a Lyosha. Ella no los habria sentido, claro está...
-Tenemos compañía....fuera de la torre - era Belialt quien hablaba ahora, completamente. Y la presencia alada no le agradaba en lo absoluto.
El espectáculo fue inesperado, y el despliegue de poder, asombroso a mis ojos . Escuché su voz y oi lo que dijo, pero tras aquello, su cuerpo se convirtió en hielo, la ventisca que se formó en el lugar helaba hasta la sangre, y de pronto se fragmentó en mil cristales de hielo. En es preciso instante casi pude notar como tambien se fragmentaba algo en astillas dentro de mi. Luego volvió a tomar la forma de una estatua helada, de ella. Y el demonio quedaría atrapado dentro. Pero entonces lo sabía: mi hija había muerto. Acababa de presenciar su final. Uno digno, sin lugar a dudas. A su altura. Pero acababa de verla morir, y lo había hecho por nuestra causa, por lo mismo que murieron nuestros padres, y los de aquellos.... y lo había hecho de mi mano y por mis planes. Por un momento, pensé, y a mi que mas me da que haya muerto dignamente? Era mi hija, la preferiría viva.
Lo que había tras la vida.... para un nigromante no tiene demasiados velos, pero en un caso como el de ella la putrefacción no era uno de los factores. Y si hablamos del alma, no podría decir a donde habia ido a parar, pero dudaba mucho que al infierno. Algo mantendria ese hielo por siempre ahi...y quizá al espiritu de mi hija, por aquello mismo , no le aguardase el descanso eterno y pacifico del sueño de la muerte....
Lyosha llegó a sostenerme en el momento justo en el que me derrumbaba hacia delante, para sujetarme. Estaba extenuado. Agarré su hombro para no caer, pero intenté que mis pies fuesen firmes y me sostuviesen. La quietud repentina... tan repentina. Escuché su peticion y aunque su voz era la de siempre, aquellas palabras me descolocaron, ella nunca me habia pedido apoyo. Apreté con algo mas de fuerza su hombro, quizá intentaba transmitirle fuerza que no tenia. Abri la boca para decirle a Lyosha que no me iba a ir, pero solo salió mas sangre, que vomité directamente en el suelo. Me separé de ella con algo de brusquedad, buscando solo el apoyo de mi báculo. Pero levanté mis ojos hacia ella y pese al demacramiento del rostro, en el fondo de mis orbes aun ardía la determinación.
Belialt, que habia avanzado con ella, parecía estar percibiendo algo en el exterior. Pero eso no evitó que cuando Lyosha vino a mi lado el se acercase también. Pasé mi mirada de ella a él. Me pareció que sonreía de modo socarrón. Pero a él tampoco le quedaba tanto tiempo ahi...
- Bien... lo hemos conseguido. - costaba hablar, demasiado. - Cumplí mi trato. Ahora tú. - no iba a poder destrozarme, no esta vez. Lo que no supe entonces, es que Belialt tampoco lo habría hecho. Estaba satisfecho con los resultados. Volví mi vista a la estatua de hielo y quise aproximarme. Pero todo se volvió negro de pronto y me desplomé en el suelo de bruces, inconsciente antes de tocar si quiera el suelo.
Belialt no medió mas palabras y su forma corpórea se deshizo, volviendo a entrar en mi cuerpo, que se sacudió brevemente. Hubieron unos segundos de silencio hasta que comencé a moverme de nuevo...apoyando los codos primero para reincorporarme costosamente. Abrí los ojos, que volvian a arder rojos, y los clavé en la figura helada nuevamente. Luego ladeé la cabeza para mirar a Lyosha. Ella no los habria sentido, claro está...
-Tenemos compañía....fuera de la torre - era Belialt quien hablaba ahora, completamente. Y la presencia alada no le agradaba en lo absoluto.
Lyosha Svensson
Raza
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puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Aunque el apretón de su hombro le daba cierta tranquilidad, no podía dejar de verlo debilitado. Necesitaba escucharlo pero cuando abrió la boca un torrente de sangre le abandonó y no pudo articular palabra. A sabiendas de que las muestras de debilidad no eran lo suyo, apretó los dedos alrededor del mango de su espada y fijó su vista en la de él, asintiendo lentamente aunque no dejaba de preocuparse. Joder, cómo odiaba tener sentimientos.
Las palabras le robaron la fuerza que le restaba y la caída al suelo fue tan repentina como sorprendente para Lyosha que ni siquiera pudo mover un músculo. Presa del pánico al verlo caer se quedó cual piedra mirando el cuerpo de Khaled contra el suelo. Lo único que la sacó de su estupefacción fue Belialt, que se desmoronó a su lado segundos antes de que ella le preguntara a qué se refería su hermano. Notar su cuerpo removerse la hizo inquietarse. ¿Y si le estaba asesinando? Levantó la espada un momento mientras las calaveras formaban una fila tras ella, envueltas ya en sus cajas de hierro protectoras, no permitiría que un demonio le pusiera la mano encima.
Al levantarse y fijar sus ojos en ella volvió a mirar el brillo rojo que vinculaba al demonio en el cuerpo de su hermano, la punta de la espada estaba dirigida hacia su corazón. No sabía si tendría la fuerza para hacerlo, tampoco qué pasaría con ella pero en esta vida podía esperar de todo.. ¿Y su hermano? ¿Estaba él allí dentro? No era nigromante, no podía saber hasta donde llegaban aquellas fusiones y qué se mantenía de cada uno -¿Está ahí?- Cuestionó con un hilo de voz, un susurro tenso antes de prestar atención a lo que decía de la compañía. Respiró profundamente y tras una última mirada al demonio pasó a su lado siendo seguida por las calaveras, excepto la de ella, que levitaba a su lado en una plataforma de metal el tiempo justo para que ella la agarrara y la fundiera contra el pomo de su espada, tal como Khaled llevaba la suya. El rayo de poder que atravesó su cuerpo fue exquisito e hizo que toda su armadura se ondulara por su figura antes de volver a adaptarse a esta para protegerla -¿Amiga o enemiga?- Preguntó respecto a la compañía con un tono de voz más estricto y soberbio.
Las palabras le robaron la fuerza que le restaba y la caída al suelo fue tan repentina como sorprendente para Lyosha que ni siquiera pudo mover un músculo. Presa del pánico al verlo caer se quedó cual piedra mirando el cuerpo de Khaled contra el suelo. Lo único que la sacó de su estupefacción fue Belialt, que se desmoronó a su lado segundos antes de que ella le preguntara a qué se refería su hermano. Notar su cuerpo removerse la hizo inquietarse. ¿Y si le estaba asesinando? Levantó la espada un momento mientras las calaveras formaban una fila tras ella, envueltas ya en sus cajas de hierro protectoras, no permitiría que un demonio le pusiera la mano encima.
Al levantarse y fijar sus ojos en ella volvió a mirar el brillo rojo que vinculaba al demonio en el cuerpo de su hermano, la punta de la espada estaba dirigida hacia su corazón. No sabía si tendría la fuerza para hacerlo, tampoco qué pasaría con ella pero en esta vida podía esperar de todo.. ¿Y su hermano? ¿Estaba él allí dentro? No era nigromante, no podía saber hasta donde llegaban aquellas fusiones y qué se mantenía de cada uno -¿Está ahí?- Cuestionó con un hilo de voz, un susurro tenso antes de prestar atención a lo que decía de la compañía. Respiró profundamente y tras una última mirada al demonio pasó a su lado siendo seguida por las calaveras, excepto la de ella, que levitaba a su lado en una plataforma de metal el tiempo justo para que ella la agarrara y la fundiera contra el pomo de su espada, tal como Khaled llevaba la suya. El rayo de poder que atravesó su cuerpo fue exquisito e hizo que toda su armadura se ondulara por su figura antes de volver a adaptarse a esta para protegerla -¿Amiga o enemiga?- Preguntó respecto a la compañía con un tono de voz más estricto y soberbio.
La mujer me apuntaba con la espada directa al corazón. Quizá estaba dispuesta a acabar con su hermano al pensar que yo habia hecho desaparecer todo rastro de él.
- Impulsiva Svensson. Sabes que eso no me mataría a mi si no a él, verdad? - sin miedo, sin odio. Aquella mortal me resultaba curiosa. Aunque llamarla mortal quiza ya era incorrecto pues bien sabia que conocia la muerte y habia vuelto de ella. - Tenía ganas de hablar contigo de nuevo...
Me levanté, sin molestarme en limpiar la sangre de la cara de mi recipiente. Se había puesto perdido... pero eran evidencias de su poder y su debilidad, al mismo tiempo. Y a mi no me molestaba la sangre.
- Si, tu hermano sigue aquí. Psíquicamente exhausto. La pérdida de Zayra le ha afectado. A nivel físico yo pongo de mi parte... - clavé una intensa mirada en la mujer cuando pasó de largo y obró aquella acción con su calavera. - No voy a eliminarlo, ha cumplido su pacto. Yo honro los juramentos de los vivos.
Caminé de un lado para otro, lanzando miradas la portal que daba al inframundo. Mi mundo. Me repelía, lo odiaba. Nuestra prisión...
-Enemigo. Dos alados. Uno de ellos viene directo hacia aquí, el otro no. Nunca traen nada bueno. Deberías poner a salvo los tesoros que habéis conseguido.
No deseaba pelear contra ningun alado en la sala de los portales, asi que caminé fuera de ella. La estatua helada se quedaría alli. Me dirigí al hall, y quedé en aquella oscura y amplia estancia, mirando las puertas de la entrada cerradas. No iban a abrirse, pues estaban encantadas para solo responder a la sangre de un soul reaper por derecho. Pero sería interesante ver como lo intentaba.
- Impulsiva Svensson. Sabes que eso no me mataría a mi si no a él, verdad? - sin miedo, sin odio. Aquella mortal me resultaba curiosa. Aunque llamarla mortal quiza ya era incorrecto pues bien sabia que conocia la muerte y habia vuelto de ella. - Tenía ganas de hablar contigo de nuevo...
Me levanté, sin molestarme en limpiar la sangre de la cara de mi recipiente. Se había puesto perdido... pero eran evidencias de su poder y su debilidad, al mismo tiempo. Y a mi no me molestaba la sangre.
- Si, tu hermano sigue aquí. Psíquicamente exhausto. La pérdida de Zayra le ha afectado. A nivel físico yo pongo de mi parte... - clavé una intensa mirada en la mujer cuando pasó de largo y obró aquella acción con su calavera. - No voy a eliminarlo, ha cumplido su pacto. Yo honro los juramentos de los vivos.
Caminé de un lado para otro, lanzando miradas la portal que daba al inframundo. Mi mundo. Me repelía, lo odiaba. Nuestra prisión...
-Enemigo. Dos alados. Uno de ellos viene directo hacia aquí, el otro no. Nunca traen nada bueno. Deberías poner a salvo los tesoros que habéis conseguido.
No deseaba pelear contra ningun alado en la sala de los portales, asi que caminé fuera de ella. La estatua helada se quedaría alli. Me dirigí al hall, y quedé en aquella oscura y amplia estancia, mirando las puertas de la entrada cerradas. No iban a abrirse, pues estaban encantadas para solo responder a la sangre de un soul reaper por derecho. Pero sería interesante ver como lo intentaba.
Lyosha Svensson
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Nacionalidad
-Altanero, Belialt- Lyosha pasó saliva lentamente cuando Belialt le habló. Era cierto, Khaled sólo era un recipiente para él por lo que atravesar su corazón sólo liberaría al demonio, que vagaría por sus tierras hasta acceder a otro recipiente o volver a su prisión. La respuesta de Belialt le sorprendió y a Lyosha le brilló el iris con un interés insano -¿Conmigo?- Cuestionó, ligeramente extrañada, aunque no era idiota...No sabía el qué, pero siempre parecía que ese demonio tenía un asunto pendiente con ella. -¿Qué tengo yo que te podría interesar? El nigromante es Khaled- Mencionó, aún así, clavando la punta de su arma en el pecho de su hermano y haciéndola girar con suavidad antes de bajarla.
Cerró los ojos escasos segundos cuando dijo que Khaled seguía ahí -Entiendo- Expresó y miró hacia la estatua de Zayra, a ella también le ardía el corazón de dolor pero era la única matriarca Soul consciente, no podía perder la compostura ahora. Se humedeció los labios -Nunca tuve hijos y, aún así, siento que a Zayra la han arrancado de mi vientre. No puedo ni siquiera imaginar cómo se siente él- Respiró profundamente, cómo si aquello de alguna manera le daría paz o la recompondría. Pero no era así -Por eso es mejor no tener hijos. Si mueres, no lastimas a nadie y no sufres por sus sacrificios- Añadió, tajante, aunque en el fondo tenía un regusto amargo acerca de aquellas palabras.
-Más te vale Belialt, nunca es tarde para aprender nigromancia. Y te cazaría hasta el fin de los tiempos- Agregó sin siquiera mirarlo, unas palabras que quedaban en el aire sin tocar a ninguno de los dos ahí. Tan fácil insultar y amenazar como si se tratara del clima. Escuchó la cosa de los alados y soltó un “tsk” absurdo -¿Qué quieren?- Soltó un suspiro exasperado y caminó con las calaveras hacia uno de los pisos superiores mientras convocaba todo el hierro que había a su alrededor haciendo una especie de caja fuerte para guardarlas a todas -Necesitamos un gólem- Murmuró pensativa antes de descender al lado de Belialt. Esperó mirando la puerta sin que llegara a pasar nada en particular, sabía que la puerta no se abriría a menos que un Soul la tocara con su sangre. -Odio esperar- Murmuró y sin pensarlo demasiado lanzó su arak contra la madera, clavándola hasta que la sangre de la novicia hiciera su parte. Tras ello atrajo el arma hacia sí. -Ahora sí. Vamos a ver a quien matamos primero- Le sonrió, esta vez, con gracia y picardía a Belialt. La idea de la muerte y la batalla le causaba muchísima diversión...A excepción de que su energía estaba empezando a diezmar, aunque no quería que se notara.
Cerró los ojos escasos segundos cuando dijo que Khaled seguía ahí -Entiendo- Expresó y miró hacia la estatua de Zayra, a ella también le ardía el corazón de dolor pero era la única matriarca Soul consciente, no podía perder la compostura ahora. Se humedeció los labios -Nunca tuve hijos y, aún así, siento que a Zayra la han arrancado de mi vientre. No puedo ni siquiera imaginar cómo se siente él- Respiró profundamente, cómo si aquello de alguna manera le daría paz o la recompondría. Pero no era así -Por eso es mejor no tener hijos. Si mueres, no lastimas a nadie y no sufres por sus sacrificios- Añadió, tajante, aunque en el fondo tenía un regusto amargo acerca de aquellas palabras.
-Más te vale Belialt, nunca es tarde para aprender nigromancia. Y te cazaría hasta el fin de los tiempos- Agregó sin siquiera mirarlo, unas palabras que quedaban en el aire sin tocar a ninguno de los dos ahí. Tan fácil insultar y amenazar como si se tratara del clima. Escuchó la cosa de los alados y soltó un “tsk” absurdo -¿Qué quieren?- Soltó un suspiro exasperado y caminó con las calaveras hacia uno de los pisos superiores mientras convocaba todo el hierro que había a su alrededor haciendo una especie de caja fuerte para guardarlas a todas -Necesitamos un gólem- Murmuró pensativa antes de descender al lado de Belialt. Esperó mirando la puerta sin que llegara a pasar nada en particular, sabía que la puerta no se abriría a menos que un Soul la tocara con su sangre. -Odio esperar- Murmuró y sin pensarlo demasiado lanzó su arak contra la madera, clavándola hasta que la sangre de la novicia hiciera su parte. Tras ello atrajo el arma hacia sí. -Ahora sí. Vamos a ver a quien matamos primero- Le sonrió, esta vez, con gracia y picardía a Belialt. La idea de la muerte y la batalla le causaba muchísima diversión...A excepción de que su energía estaba empezando a diezmar, aunque no quería que se notara.
-¿Te extraña, mujer? - le había respondido con una sonrisa en los labios cuando me preguntó medio interesada a mi cuestion anterior, aun cuando tenia su arma sobre mi pecho pero la hacia girar inofensivamente. - A los demonios exiliados de modo voluntario no nos interesan solo los nigromantes. Para ser hermana de uno, conoces muy poco sobre nosotros.... o para haber estado muerta, podría decir tambien.
La mujer expresó sus sentimientos por Zayra, al parecer habia sufrido la perdida al igual que Khaled, pero ella se mantenía entera. El nigromante estaba extremadamente silencioso. Normalmente, aun cuando yo estaba al mando, me daba la lata. - Los hijos siempre están ahi para lastimar a los padres, y viceversa. Es ley de vida.
Frente a la puerta de la entrada, me posicioné al lado ella con una naturalidad de la que Khaled carecía la mayoria del tiempo en su expresion corporal. - Sería una cacería interesante. Yo también podría intentar cazarte a tí.
Dejé caer aquello como recordatorio de que ahora, en ausencia de Khaled, le tocaría colaborar conmigo para librarse de sus molestas pesadillas, las que la reclamaban al mundo de los muertos. Ella marchó a poner en orden sus asuntos con las reliquias, y yo aguardé en la puerta, pero el alado no terminaba de atreverse. Cuando ella volvió lo solucionó abriendo la puerta. No medié palabra: el odio a aquella raza era algo atávico, no había explicación. Creé una prisión de fuego a su alrededor y como una centella mi cuerpo se convirtió en fuego alado. Mis garras de fuego hirieron su pecho para dejarlo atontado el tiempo suficiente para poder confinarlo a una prisión en aquella torre.
- Luego hablaremos con él... o lo destriparemos, lo decidimos por el camino. - le dije airoso a Lyosha cuando volví con ella. Me atreví a acercarme bastante para mirarla a los ojos, su hermano nunca hacía eso. - Vamos a reconstruir vuestro imperio de caos y altruismo mágico? - y la tomé por la mano. Habia que cargar las calaveras con poder magico asi que, tomariamos una para empezar, y saldriamos de la torre para ponernos a ello.
La mujer expresó sus sentimientos por Zayra, al parecer habia sufrido la perdida al igual que Khaled, pero ella se mantenía entera. El nigromante estaba extremadamente silencioso. Normalmente, aun cuando yo estaba al mando, me daba la lata. - Los hijos siempre están ahi para lastimar a los padres, y viceversa. Es ley de vida.
Frente a la puerta de la entrada, me posicioné al lado ella con una naturalidad de la que Khaled carecía la mayoria del tiempo en su expresion corporal. - Sería una cacería interesante. Yo también podría intentar cazarte a tí.
Dejé caer aquello como recordatorio de que ahora, en ausencia de Khaled, le tocaría colaborar conmigo para librarse de sus molestas pesadillas, las que la reclamaban al mundo de los muertos. Ella marchó a poner en orden sus asuntos con las reliquias, y yo aguardé en la puerta, pero el alado no terminaba de atreverse. Cuando ella volvió lo solucionó abriendo la puerta. No medié palabra: el odio a aquella raza era algo atávico, no había explicación. Creé una prisión de fuego a su alrededor y como una centella mi cuerpo se convirtió en fuego alado. Mis garras de fuego hirieron su pecho para dejarlo atontado el tiempo suficiente para poder confinarlo a una prisión en aquella torre.
- Luego hablaremos con él... o lo destriparemos, lo decidimos por el camino. - le dije airoso a Lyosha cuando volví con ella. Me atreví a acercarme bastante para mirarla a los ojos, su hermano nunca hacía eso. - Vamos a reconstruir vuestro imperio de caos y altruismo mágico? - y la tomé por la mano. Habia que cargar las calaveras con poder magico asi que, tomariamos una para empezar, y saldriamos de la torre para ponernos a ello.
La cacería de magia había sido un éxito, pues habíamos logrado obtener el poder de sanación de Lucio Galenus, del grupo de los Descendientes. No puede decirse que tuviese grandes remordimientos, pero si en algún momento me asaltaban las dudas trataba de acallarlas diciéndome a mí mismo que eso era lo correcto, que para eso habíamos luchado y habíamos perdido tanto. Ahora muchos más podrían tener ese poder, y otros tantos beneficiarse de ello. En el fondo sólo estamos repartiendo un modo de riqueza llamado magia. Repartir lo de los poderosos para aquellos que no son tan afortunados, para los que nacieron sin habilidad mágica alguna.
La travesía se hizo tediosa, viajando de polizones en un barco de mercancías que hacía el recorrido de Portsmouth hasta Dublín. Una vez allí desembarcamos y nos perdimos entre la multitud, caminando durante un par de días para alcanzar la zona en la que se encuentra la Torre de la Alta Hechicería. Me hubiese gustado poder hablar con Vanessa, que parecía un poco decaída por lo que acabábamos de hacer, pero me daba pereza sacar el cuaderno de escribir para tener una conversación larga. Así intuí que sería, estas cosas no se resuelven con monosílabos o frases cortas. Durante el trayecto, ya en el bosque helado próximo a la torre, trato de hablarle y animarla, aunque como no me sale más que un carraspeo que no llega a ser palabra. Acabo por darle una pequeña palmada en la espalda a modo de ánimo, señalando con la cabeza para que mire hacia delante y vea la majestuosa torre oscura que se alza ante nosotros, imponente como una aguja que trata de arañar el cielo. Es una "base" que ganamos con sangre y dolor, y ahora nos pertenece. Aquí descansa mi madre, y aquí será donde vuelva a verla de nuevo. No sé qué sentiré ni cómo reaccionaré, y eso me provoca bastantes nervios.
Haría lo posible por retrasar el momento, así que me detengo cuando nos quedan unos 20 metros para alcanzar la torre, sacando la calavera de la bolsa de llevo en bandolera para entregársela a Vanessa. Luego niego con la cabeza, como queriendo decir que entre ella, que yo no puedo o quiero.
La travesía se hizo tediosa, viajando de polizones en un barco de mercancías que hacía el recorrido de Portsmouth hasta Dublín. Una vez allí desembarcamos y nos perdimos entre la multitud, caminando durante un par de días para alcanzar la zona en la que se encuentra la Torre de la Alta Hechicería. Me hubiese gustado poder hablar con Vanessa, que parecía un poco decaída por lo que acabábamos de hacer, pero me daba pereza sacar el cuaderno de escribir para tener una conversación larga. Así intuí que sería, estas cosas no se resuelven con monosílabos o frases cortas. Durante el trayecto, ya en el bosque helado próximo a la torre, trato de hablarle y animarla, aunque como no me sale más que un carraspeo que no llega a ser palabra. Acabo por darle una pequeña palmada en la espalda a modo de ánimo, señalando con la cabeza para que mire hacia delante y vea la majestuosa torre oscura que se alza ante nosotros, imponente como una aguja que trata de arañar el cielo. Es una "base" que ganamos con sangre y dolor, y ahora nos pertenece. Aquí descansa mi madre, y aquí será donde vuelva a verla de nuevo. No sé qué sentiré ni cómo reaccionaré, y eso me provoca bastantes nervios.
Haría lo posible por retrasar el momento, así que me detengo cuando nos quedan unos 20 metros para alcanzar la torre, sacando la calavera de la bolsa de llevo en bandolera para entregársela a Vanessa. Luego niego con la cabeza, como queriendo decir que entre ella, que yo no puedo o quiero.
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