Recuerdo del primer mensaje :
En este lugar se encontraba la Antigua Torre de hechicería que desapareció misteriosamente absorbiéndose a si misma durante una batalla contra las tropas androides de SAM.
Había transcurrido bastante tiempo desde aquella extraña fiesta en Ouroboros, lugar en el que se reunieron para determinar qué nuevos linajes sustituirían a los perdidos. No había salido del todo mal, quitando las tensiones entre unos y otros, las amenazas de la tipa rara y la surrealista propuesta de Khaled para formar parte del Consejo. También habían salido propuestas interesantes, como la de formar una especie de gobierno que representase a todos los grupos, y no sólo a los magos de la élite. No supimos en qué había quedado todo eso, pues desde aquel día no habíamos regresado a la isla. Habíamos estado bastante ocupados entrenando a los nuevos miembros de todas las hermandades de Soul Reapers, y buscando nuevos patriarcas o matriarcas para aquellas nuevas calaveras de poder que estuviesen sin mando.
Lo cierto es que con todo eso habíamos permanecido un tanto ajenos a los problemas y sucesos extraños que se habían ido sucediendo en la isla vecina, centrándonos demasiado en lo que sucedía en nuestro terreno. Además habíamos ignorado las citaciones que llegaban desde Ouroboros, cosa que no entendía después de tanto tiempo. Por eso no entendí tampoco eso de avistar un dragón merodeando por nuestra zona. Sabía de dónde venían la mayoría de dragones, Ouroboros.
Dejé el entrenamiento con un par de aprendices en el bosque, informando de que por hoy ya habíamos terminado. Esperé a que se marchasen para dirigirme hacia la puerta del gran torreón de piedra, escalando hasta uno de los alféizares de las ventanas para poder ver mejor lo que se aproximaba. Extendí mi mano hacia el cielo, convocando sobre nosotros lo más parecido a una tormenta eléctrica a modo de aviso de que sabía que estaban aquí, para que dejasen claras sus intenciones.
Lo cierto es que con todo eso habíamos permanecido un tanto ajenos a los problemas y sucesos extraños que se habían ido sucediendo en la isla vecina, centrándonos demasiado en lo que sucedía en nuestro terreno. Además habíamos ignorado las citaciones que llegaban desde Ouroboros, cosa que no entendía después de tanto tiempo. Por eso no entendí tampoco eso de avistar un dragón merodeando por nuestra zona. Sabía de dónde venían la mayoría de dragones, Ouroboros.
Dejé el entrenamiento con un par de aprendices en el bosque, informando de que por hoy ya habíamos terminado. Esperé a que se marchasen para dirigirme hacia la puerta del gran torreón de piedra, escalando hasta uno de los alféizares de las ventanas para poder ver mejor lo que se aproximaba. Extendí mi mano hacia el cielo, convocando sobre nosotros lo más parecido a una tormenta eléctrica a modo de aviso de que sabía que estaban aquí, para que dejasen claras sus intenciones.
-Confío plenamente en ti, Aiden.- Respondió a la pregunta de llevar a alguien más diplomático. Su estudiante aceleró el paso y Adael tuvo que ir más rápido para alcanzarlo.
-La sentencia nunca sería quitarles las calaveras, los Souls Reapers y los Descendientes somos iguales, atacar a tu igual, con el arma que sea, está mal y si ellos quieren una disculpa por todos los siglos en los que tuvieron que mantenerse como una organización en secreto y las persecuciones que sufrieron, me disculpare por las acciones de todos mis antepasados sobre los cuales no tenía control algu-¿Qué rayos?- Sobre ellos surgió de un momento a otro una tormenta eléctrica. -Adramelech…- Dijo entre suspiros de resignación, en eso un rayo pasó entre el mago y el dragón rozandolos pero, por fortuna, no los golpeó, lo que sí hizo fue asustar al descendiente. A lo lejos ya se podía ver la torre y también algo de movimiento.
-Rápido, tenemos que ir a tierra.- Aceleró aún más el paso hasta que, luego de sortear las columnas de electricidad que se formaban, aterrizó a un par de metros de la puerta de la base de la torre.
-¿Adramelech Svensson?- Proyectó su voz para que todo el que esté en la torre lo escuche. -Yo soy Adael Cohen y él es Aiden Bennett, venimos en son de paz. Por favor, hablemos.- Clavó la mirada en la puerta que permanecía sellada con la esperanza de que el Soul la abriera y los invitara a pasar.
-La sentencia nunca sería quitarles las calaveras, los Souls Reapers y los Descendientes somos iguales, atacar a tu igual, con el arma que sea, está mal y si ellos quieren una disculpa por todos los siglos en los que tuvieron que mantenerse como una organización en secreto y las persecuciones que sufrieron, me disculpare por las acciones de todos mis antepasados sobre los cuales no tenía control algu-¿Qué rayos?- Sobre ellos surgió de un momento a otro una tormenta eléctrica. -Adramelech…- Dijo entre suspiros de resignación, en eso un rayo pasó entre el mago y el dragón rozandolos pero, por fortuna, no los golpeó, lo que sí hizo fue asustar al descendiente. A lo lejos ya se podía ver la torre y también algo de movimiento.
-Rápido, tenemos que ir a tierra.- Aceleró aún más el paso hasta que, luego de sortear las columnas de electricidad que se formaban, aterrizó a un par de metros de la puerta de la base de la torre.
-¿Adramelech Svensson?- Proyectó su voz para que todo el que esté en la torre lo escuche. -Yo soy Adael Cohen y él es Aiden Bennett, venimos en son de paz. Por favor, hablemos.- Clavó la mirada en la puerta que permanecía sellada con la esperanza de que el Soul la abriera y los invitara a pasar.
Seguí observando al par que se aproximaba, soltando un sonido de resignación al darme cuenta de que no se irían tan fácilmente. Bajé ambas manos, haciendo que el aviso de tormenta eléctrica cesase. No parecían venir de modos agresivos, pero aún así me inquietaba esa visita. Esperé un poco más, subido sobre el alféizar de una de las ventanas de la torre hasta que terminaron de acercarse. Sólo entonces decidí moverme del sitio, tras dedicarle una mirada un tanto seria a Adael. - Sé quién eres. Lo recuerdo perfectamente. - respondí alzando la voz desde mi posición, en una ventana a unos 4 metros por encima de ellos. Salté desde ahí para aterrizar en el suelo frente a ellos, agachado durante un instante para amortiguar la caída. Después miré de reojo hacia atrás, preguntándome si saldría Khaled a recibirlos o si estaría ya invocando a sus demonios.
- Aquella reunión en el castillo Le Fay, cuando se decidió que nos uniésemos a los demás para tratar de solucionar el bloqueo de magia. A él no lo recuerdo claramente, pero creo que también rondaba por el castillo. - dije en referencia a Aiden, con el cual partía de una posición neutral, por ahora. - No sé para qué nos habéis enviado tantas notificaciones, ni a qué se debe vuestra visita. ¿Acaso volvéis para proponer personalmente a Khaled que se una a vuestro Consejo de los 20? ¿ya admitís nuevos ingresos? - pregunté con cierto tono de ingenuidad a propósito, pues me imaginaba que la visita no tenía nada que ver con eso. Habían tenido meses para materializar aquella propuesta que hizo Eire sobre Khaled, y no se había hecho nada. A Khaled tampoco le interesaba, pero eso era otra historia.
- Hablemos pues. Vosotros diréis...- los habría invitado a entrar al castillo, pero no lo hice por motivos lógicos. El tamaño del dragón era uno de ellos, y el otro era mi temor a recibir extraños dentro de la torre. Nos había costado mucho conseguir que todo estuviese tan en orden como lo estaba ahora.
- Aquella reunión en el castillo Le Fay, cuando se decidió que nos uniésemos a los demás para tratar de solucionar el bloqueo de magia. A él no lo recuerdo claramente, pero creo que también rondaba por el castillo. - dije en referencia a Aiden, con el cual partía de una posición neutral, por ahora. - No sé para qué nos habéis enviado tantas notificaciones, ni a qué se debe vuestra visita. ¿Acaso volvéis para proponer personalmente a Khaled que se una a vuestro Consejo de los 20? ¿ya admitís nuevos ingresos? - pregunté con cierto tono de ingenuidad a propósito, pues me imaginaba que la visita no tenía nada que ver con eso. Habían tenido meses para materializar aquella propuesta que hizo Eire sobre Khaled, y no se había hecho nada. A Khaled tampoco le interesaba, pero eso era otra historia.
- Hablemos pues. Vosotros diréis...- los habría invitado a entrar al castillo, pero no lo hice por motivos lógicos. El tamaño del dragón era uno de ellos, y el otro era mi temor a recibir extraños dentro de la torre. Nos había costado mucho conseguir que todo estuviese tan en orden como lo estaba ahora.
Quizás a Adael pudo sorprenderle el recibimiento, pero era justo, exactamente, lo que Aiden esperaba. Los rayos eran un buen toque, aunque le resultaba poco probable que alguno lo tocase, al menos en ese instante. Parecían más ir a modo advertencia que un ataque directo a juzgar por cómo caían. Con la torre tan cerca, alejarse de los rayos subiendo por encima de las nubes haría que perdieran el lugar de aterrizar, así que había que aguantarse y planear, aunque fuera un poco a contraviento.
Si confías en mi es porque crees conocerme. Espero que también te atengas.- Murmuró rodando los ojos mientras comenzaba a descender. La torre no quedaba ya lejos, solo estaba buscando el mejor punto para hacerlo.- ¿Y SI NO LES VAN A QUITAR NADA A QUÉ VENIMOS? - Tenía que admitir que el contrario le desesperaba con cada acto que hacía. Los rugidos del dragón se oían en sincronía con los estruendos del cielo. Se sentía bien todo el esfuerzo por llegar a la torre, aunque los motivos eran más bien tontos. Aquel rayo, pasando tan cerca de ellos, cambió un poco la intención de la visita. Los rayos comenzaban a caer con mayor cercanía, tratando de impedirles el paso.
Tras hacer algunos giros en espiral, logró aterrizar sin mayor problema en un espacio reducido en el suelo. Aún así, quedó mucho más lejos que Adael de la puerta, por la diferencia de tamaños y de espacio necesario para aterrizar. Tuvo que acercarse un poco en forma dragón lo más que pudo hasta tener a vista al contrario, casi llegando a la torre. Pensó en quedarse de esa manera, que el contrario ya parecía incluirlo en la conversación, pero era una desventaja si lo que quería Adael era parecer menos atemorizantes, si iban en son de paz, y sobre todo si se soltaba una pelea en el suelo. Tratar de no quemar toda la torre sería difícil. El gran dragón rojo se mantuvo, pero solo para luego deshacer la transformación y tener que recorrer varios metros para llegar a pie hasta donde ellos ya se encontraban. Era como Thranduil, tan desesperado y desesperante. La tormenta cesó, aunque bien pudo hacerlo antes si quería paz.
Alcanzó a ver un hombre hablar ya con Adael cuando llegó hasta el lugar. Debía ser Adramelech, si las descripciones que el mago había hecho eran acertadas. Por ahora no se veía agresividad en su posición, pero sabía bien que las palabras amables no iban a durarles mucho tiempo. Así eran los humanos.
Si confías en mi es porque crees conocerme. Espero que también te atengas.- Murmuró rodando los ojos mientras comenzaba a descender. La torre no quedaba ya lejos, solo estaba buscando el mejor punto para hacerlo.- ¿Y SI NO LES VAN A QUITAR NADA A QUÉ VENIMOS? - Tenía que admitir que el contrario le desesperaba con cada acto que hacía. Los rugidos del dragón se oían en sincronía con los estruendos del cielo. Se sentía bien todo el esfuerzo por llegar a la torre, aunque los motivos eran más bien tontos. Aquel rayo, pasando tan cerca de ellos, cambió un poco la intención de la visita. Los rayos comenzaban a caer con mayor cercanía, tratando de impedirles el paso.
Tras hacer algunos giros en espiral, logró aterrizar sin mayor problema en un espacio reducido en el suelo. Aún así, quedó mucho más lejos que Adael de la puerta, por la diferencia de tamaños y de espacio necesario para aterrizar. Tuvo que acercarse un poco en forma dragón lo más que pudo hasta tener a vista al contrario, casi llegando a la torre. Pensó en quedarse de esa manera, que el contrario ya parecía incluirlo en la conversación, pero era una desventaja si lo que quería Adael era parecer menos atemorizantes, si iban en son de paz, y sobre todo si se soltaba una pelea en el suelo. Tratar de no quemar toda la torre sería difícil. El gran dragón rojo se mantuvo, pero solo para luego deshacer la transformación y tener que recorrer varios metros para llegar a pie hasta donde ellos ya se encontraban. Era como Thranduil, tan desesperado y desesperante. La tormenta cesó, aunque bien pudo hacerlo antes si quería paz.
Alcanzó a ver un hombre hablar ya con Adael cuando llegó hasta el lugar. Debía ser Adramelech, si las descripciones que el mago había hecho eran acertadas. Por ahora no se veía agresividad en su posición, pero sabía bien que las palabras amables no iban a durarles mucho tiempo. Así eran los humanos.
Zaphira Eire
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Bando
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Edad
Nacionalidad
Aburrido, esa era la palabra que sin lugar a dudas definía mis días desde la fiesta, sin tanta gente en el castillo, corriendo de un lado a otro con toda la gente de las otras facciones y organizaciones, hasta echaba de menos al chico pelirrojo que había intentado algo hacía ya un tiempo, al menos podía reírme de sus intentos fallidos pero desde que la isla flotaba de nuevo todo se había convertido en monotonía. Intentaba distraerme con los otros dragones, pasando los días en la biblioteca leyendo alguna cosa como esos estúpidos volúmenes sobre jardinería y gnomos de jardín que había sacado con Sean del castillo le fey, también lo ayudaba de vez en cuando pero lo más interesante que había pasado en mucho tiempo era que Adael se había acercado para pedir un mapa, al parecer iría en busca de los soul reapers, desconocía el motivo pero sin duda sería divertido o por lo menos interesante.
Esperé a que salieran de la isla, iba montado en un dragón rojo, bastante joven, esperé a que se alejaran un poco para poder emprender mi vuelo tras ellos, no me molesté en pedir si acompañarlos en la visita o no, mejor pedir perdón que permiso aunque tampoco estaba muy dispuesta a disculparme. Volé tras ellos una largo trecho y cuando por fin pude ver la torre, el comité de bienvenida ya estaba desplegado. personalmente no me molestan las tormentas eléctricas, hasta me resultan agradables pero aquella no parecía estar desplegada con buenas intenciones. Los otros dos ya habían aterrizado y la tormenta había amainado para cuando llegué a la torre, me acerqué todo lo que pude en mi forma de dragón, ni el mismo Adael me esperaba pero tomé mi forma humana de inmediato y me acerqué a paso ligero a los que ya se encontraban hablando -Bonita bienvenida chico, aunque yo habría puesto un poco más de efecto dramático- dije con un poco de sarcasmo seguido de una sonrisa -siento venir sin avisar, ha pasado tiempo Adramelech, ¿está tu abuelo en casa o ha salido de fiesta? es un asunto importante que un miembro del consejo venga de visita-
Esperé a que salieran de la isla, iba montado en un dragón rojo, bastante joven, esperé a que se alejaran un poco para poder emprender mi vuelo tras ellos, no me molesté en pedir si acompañarlos en la visita o no, mejor pedir perdón que permiso aunque tampoco estaba muy dispuesta a disculparme. Volé tras ellos una largo trecho y cuando por fin pude ver la torre, el comité de bienvenida ya estaba desplegado. personalmente no me molestan las tormentas eléctricas, hasta me resultan agradables pero aquella no parecía estar desplegada con buenas intenciones. Los otros dos ya habían aterrizado y la tormenta había amainado para cuando llegué a la torre, me acerqué todo lo que pude en mi forma de dragón, ni el mismo Adael me esperaba pero tomé mi forma humana de inmediato y me acerqué a paso ligero a los que ya se encontraban hablando -Bonita bienvenida chico, aunque yo habría puesto un poco más de efecto dramático- dije con un poco de sarcasmo seguido de una sonrisa -siento venir sin avisar, ha pasado tiempo Adramelech, ¿está tu abuelo en casa o ha salido de fiesta? es un asunto importante que un miembro del consejo venga de visita-
Cuando las aguas volvieron a sus cauces, cuando el resto del mundo pareció calmarse (todo lo que podían, dadas las circunstancias) nosotros habiamos vuelto a nuestra Torre. Había prestado poca atención por no decir ninguna a las escasas voces que opinaban que yo debería pasar a formar parte de aquel Consejo de Ouroboros. Pues yo ya tenía un pacto de lealtad, uno que habia sido roto por los antinaturales medios que habian dejado nuestro mundo privado de magia.
Pero cuando las cosas volvieron a ser como debían, me había tocado retomar aquel pacto. Hacer oidos sordos, caso omiso de él, habria sido facil. Facil...y mortífero. No es que echase de menos a Belialt, sus ganas por hacerse con el control a veces. No extrañaba la lucha constante que suponía convivir con un demonio dentro de mi, ni compartir mi alma con aquel ser. El poder de la combinación de ambos, aquello sí....además un pacto era un pacto, y no era tan tonto como para romperlo por una vicisitud como la que habiamos pasado al ser privados de la magia a nivel global.
Por ello, habia pasado las ultimas semanas recluido en la sala de los portales. Tras dias de darle vueltas y prepararme. Habia dejado en manos de Adramelech la gestión de las misiones de los Soul Reaper, como ya venia siendo costumbre. Él era el relevo de nuestra organización. Finalmente habia vuelto a invocar a Belialt a través del portal. No habia sido sencillo explicarle que yo no rompí el pacto por placer...se lo habia tomado como una afrenta y eso se pagaba con la vida, asi que las explicaciones tuvieron que ir acompañadas al mismo tiempo de una no poco intensa pelea. Afortunadamente, no era la primera vez. Tuvo que admitir que no mentía, dadas las evidencias... Y finalmente, se doblegó nuevamente a mi. Tuvo que reconocer que aun no se habia cansado de campar por el mundo terrenal, y que aun iban a ocurrir cosas más interesantes...
Abrí los ojos despacio, solo para encontrarme con mas oscuridad, la de la sala de los portales. Me habia quedado dormido alli abajo? Tras lo de Belialt? O habia pasado algo despues de aquello? No lo recordaba bien. Estaba sentado con la espalda contra una pared, y sentía el cuerpo entero agarrotado, entumecido y adolorido. Ni si quiera tenía el báculo con la calavera cerca de mi, estaba en la otra punta del amplio sótano. Mi mirada se encontró con la estatua de hielo de Zayra mientras lo buscaba, y me levanté ahogando un gruñido de cansancio. Froté mis ojos, que habian vuelto a ser de ese tono rojo vibrante, y arrastré mis pies por la sala hasta poder recuperar el báculo. A la vuelta, me quedé parado frente a la estatua de mi hija, mirandola con aire grave por varios segundos.
Qué hora debía de ser? Qué dia? Habria sido absurdo negar que aquel lapsus me dejaba indiferente. Me dirigí hacia las escaleras para subir y dejar atrás el sotano, pero algo hizo que se me pusieran los pelos de punta y me detuviese. Entrecerré la mirada dirigiendola hacia un punto en concreto, dejandome llevar por una corazonada, y me acerqué a uno de los portales, uno de los Desconocidos, como los llamabamos nosotros, pues aun no habiamos averiguado nada sobre ellos. Al examinarlo de cerca no vi nada diferente...nada alarmante salvo...aquellos grabados habian estado siempre alli? Estaba practicamente seguro de que no. Mi mirada repasó atentamente los simbolos, pero algo distrajo mi atencion.
"visitantes"
Dediqué un ultimo y dudoso vistazo a aquello, y después subí, aunque mi mente seguía en aquella sala. Al llegar al hall de la torre, la luz diurna que entraba por los grandes portones perforó mis pupilas. Distinguí las espaldas de Adramelech, y mas allá de las puertas, tres auras, un mago y dos dragones. Cuando mis ojos se hicieron a la luz distinguí a uno de los Descendientes, al otro....el joven dragon en su forma de humano, y un poco después, la mujer dragon que tenia por costumbre el tratarme con condescendencia. Fui consciente entonces de que tenía la ropa llena de manchas de polvo y arañada por algunas partes.
Intenté ignorar aquel pensamiento mientras me acercaba a Adramelech.
"Mas les vale no venir con alguna estupidez como tarjeta de visita"
Me quedé parado al lado de Adramelech en actitud relajada pero erguida. De fondo y desde el interior de la torre, empezaron a oirse unas pesadas, lentas y profundas pisadas que venian de lo alto de la escalera del hall. Sonreí de lado muy tenuemente.
- Bienvenidos.
Pero cuando las cosas volvieron a ser como debían, me había tocado retomar aquel pacto. Hacer oidos sordos, caso omiso de él, habria sido facil. Facil...y mortífero. No es que echase de menos a Belialt, sus ganas por hacerse con el control a veces. No extrañaba la lucha constante que suponía convivir con un demonio dentro de mi, ni compartir mi alma con aquel ser. El poder de la combinación de ambos, aquello sí....además un pacto era un pacto, y no era tan tonto como para romperlo por una vicisitud como la que habiamos pasado al ser privados de la magia a nivel global.
Por ello, habia pasado las ultimas semanas recluido en la sala de los portales. Tras dias de darle vueltas y prepararme. Habia dejado en manos de Adramelech la gestión de las misiones de los Soul Reaper, como ya venia siendo costumbre. Él era el relevo de nuestra organización. Finalmente habia vuelto a invocar a Belialt a través del portal. No habia sido sencillo explicarle que yo no rompí el pacto por placer...se lo habia tomado como una afrenta y eso se pagaba con la vida, asi que las explicaciones tuvieron que ir acompañadas al mismo tiempo de una no poco intensa pelea. Afortunadamente, no era la primera vez. Tuvo que admitir que no mentía, dadas las evidencias... Y finalmente, se doblegó nuevamente a mi. Tuvo que reconocer que aun no se habia cansado de campar por el mundo terrenal, y que aun iban a ocurrir cosas más interesantes...
[...]
Abrí los ojos despacio, solo para encontrarme con mas oscuridad, la de la sala de los portales. Me habia quedado dormido alli abajo? Tras lo de Belialt? O habia pasado algo despues de aquello? No lo recordaba bien. Estaba sentado con la espalda contra una pared, y sentía el cuerpo entero agarrotado, entumecido y adolorido. Ni si quiera tenía el báculo con la calavera cerca de mi, estaba en la otra punta del amplio sótano. Mi mirada se encontró con la estatua de hielo de Zayra mientras lo buscaba, y me levanté ahogando un gruñido de cansancio. Froté mis ojos, que habian vuelto a ser de ese tono rojo vibrante, y arrastré mis pies por la sala hasta poder recuperar el báculo. A la vuelta, me quedé parado frente a la estatua de mi hija, mirandola con aire grave por varios segundos.
Qué hora debía de ser? Qué dia? Habria sido absurdo negar que aquel lapsus me dejaba indiferente. Me dirigí hacia las escaleras para subir y dejar atrás el sotano, pero algo hizo que se me pusieran los pelos de punta y me detuviese. Entrecerré la mirada dirigiendola hacia un punto en concreto, dejandome llevar por una corazonada, y me acerqué a uno de los portales, uno de los Desconocidos, como los llamabamos nosotros, pues aun no habiamos averiguado nada sobre ellos. Al examinarlo de cerca no vi nada diferente...nada alarmante salvo...aquellos grabados habian estado siempre alli? Estaba practicamente seguro de que no. Mi mirada repasó atentamente los simbolos, pero algo distrajo mi atencion.
"visitantes"
Dediqué un ultimo y dudoso vistazo a aquello, y después subí, aunque mi mente seguía en aquella sala. Al llegar al hall de la torre, la luz diurna que entraba por los grandes portones perforó mis pupilas. Distinguí las espaldas de Adramelech, y mas allá de las puertas, tres auras, un mago y dos dragones. Cuando mis ojos se hicieron a la luz distinguí a uno de los Descendientes, al otro....el joven dragon en su forma de humano, y un poco después, la mujer dragon que tenia por costumbre el tratarme con condescendencia. Fui consciente entonces de que tenía la ropa llena de manchas de polvo y arañada por algunas partes.
Intenté ignorar aquel pensamiento mientras me acercaba a Adramelech.
"Mas les vale no venir con alguna estupidez como tarjeta de visita"
Me quedé parado al lado de Adramelech en actitud relajada pero erguida. De fondo y desde el interior de la torre, empezaron a oirse unas pesadas, lentas y profundas pisadas que venian de lo alto de la escalera del hall. Sonreí de lado muy tenuemente.
- Bienvenidos.
No entendía cómo hacía Aiden para verse tan tranquilo, el joven maestro estaba bastante nervioso volando entre los rayos.
-Tuve que atenerme cada día, a cada momento desde aquel duelo.- Dijo el mago de manera tajante, sobreponiéndose un poco a los nervios y con un toque de humor. Tomó nota mental sobre enseñarle al sociópata de su estudiante principios básicos sobre el honor mientras veía cómo el dragón buscaba un lugar para aterrizar. Se terminó de tranquilizar cuando vió que los rayos aminoraban hasta desaparecer. Escuchó la voz del Soul más joven, miró hacia la ventana sobre la que estaba subido y vio su salto, por un momento temió que estuviera tratando de suicidarse, pero luego se tranquilizó al verlo en tierra sano y salvo, parecía que no era la primera vez que hacía eso. Hizo una pequeña reverencia a modo de saludo y en ese momento Aiden hizo acto de presencia en su forma humana y se posicionó al lado de su maestro para mirar a Adramelech, más por comodidad y costumbre que por respeto, pero ese simple gesto de sentirlo a su lado le infundió algo de valor al joven maestro. Cuando empezó a decir que no sabía la razón de su visita, Adael abrió la boca para empezar a hablar decidido pero sus siguientes preguntas hicieron que la cerrara ya que las dudas sobre cómo abordar el delicado tema lo asaltaron. Empezó a carraspear haciendo tiempo y buscando en su mente las palabras correctas cuando el otro lo animó a hablar. Abrió la boca para empezar a hablar pero volvió a detenerse cuando escucho la voz de Zaphira. Ella se apareció por el otro lado dejando a Adael flanqueado por dos dragones, la idea del sandwich “dragón, Adael, dragón”, lo hizo distraerse y reír un poco para sus adentros. Le dió otro poco de confianza tener a la dragona cerca, tanta como le había dado Aiden. La miró sonriente hasta ésta preguntó si Khaled estaba de fiesta.
-Es una grata sorpresa verte señora Zaphira.- Le dijo con cara de “deja hablar al Descendiente!”. Miró sorprendido hacia la gran puerta principal de la torre que había permanecido cerrada hasta el momento cuando se abrió y el más antiguo Soul Reaper apareció a través de ella con su habitual solemnidad, la ropa rota y sucia le quitaba algo de imponencia, pero no podía juzgarlo, el mago utilizaba habitualmente ropa cómoda afectada por los entrenamientos, esta vez llevaba puesto su traje volador que tenía algunas manchas por aquí y por allí pero no estaba roto, de hecho era de las prendas más cuidadas que conservaba, pero las mayitas eran algo ridículas. Lo vió acercarse a su nieto erguido, pero por su problema de audición y porque estaba algo distraído no escuchó las pisadas que provenían desde dentro del edificio y le sorprendió que les dé la bienvenida y les sonría así, sin más, pero tampoco se lo cuestionó mucho.
-¡Oh! Me alegro mucho de encontrarte de buen humor Khaled. Te ves… algo distinto a la última vez … ¿abrigo nuevo? Tienen un… pintoresco lugar aquí. Verán el Consejo ha enviado todas esas notificaciones para citarlos en Ouroboros, queremos discutir los detalles sobre tu ingreso al Consejo, tenemos sugerencias sobre el discurso que darás al asumir el puesto y hay que ensayar la ceremonia, al menos una vez. Todos los Souls Reapers estarán invitados a la ceremonia y las puertas están abiertas a que soliciten estudiar con el profesor que deseen. Además también quedó por dialogar el tema de los ataques. Por eso me enviaron a buscarlos, a ustedes dos y a Vanessa Montenegro ¿Está aquí?¿Pueden llamarla? Originalmente me acompaña Aiden pero también aquí, Zaph, se presentó gustosa para transportarlos cómodamente hasta la isla porque no sé cómo les sienta la desaparición, hay personas a las que no les sienta nada bien y lo último que quiero es que nuestro pacto de paz sea puesto en duda por revoltijos en el estómago.- Dijo después de dedicarle una pequeña reverencia a Khaled también. Se puso a hablar ensimismado mientras avanzaba y acortaba las distancias que los separaba confiado y más concentrado en lo que estaba diciendo que en su entorno. Rió al decir eso último. Se detuvo a un brazo de distancia de ellos.
-¿Por qué no respondieron a nuestras citaciones?¿Tuvieron problem…- La confianza se le fue yendo de a poco cuando alternó su mirada entre abuelo y nieto intuyendo que Khaled probablemente no estaba tan de buen humor como imaginaba y notando vibraciones en el suelo que no había notado antes y que estaban preocupantemente cerca.
-Tuve que atenerme cada día, a cada momento desde aquel duelo.- Dijo el mago de manera tajante, sobreponiéndose un poco a los nervios y con un toque de humor. Tomó nota mental sobre enseñarle al sociópata de su estudiante principios básicos sobre el honor mientras veía cómo el dragón buscaba un lugar para aterrizar. Se terminó de tranquilizar cuando vió que los rayos aminoraban hasta desaparecer. Escuchó la voz del Soul más joven, miró hacia la ventana sobre la que estaba subido y vio su salto, por un momento temió que estuviera tratando de suicidarse, pero luego se tranquilizó al verlo en tierra sano y salvo, parecía que no era la primera vez que hacía eso. Hizo una pequeña reverencia a modo de saludo y en ese momento Aiden hizo acto de presencia en su forma humana y se posicionó al lado de su maestro para mirar a Adramelech, más por comodidad y costumbre que por respeto, pero ese simple gesto de sentirlo a su lado le infundió algo de valor al joven maestro. Cuando empezó a decir que no sabía la razón de su visita, Adael abrió la boca para empezar a hablar decidido pero sus siguientes preguntas hicieron que la cerrara ya que las dudas sobre cómo abordar el delicado tema lo asaltaron. Empezó a carraspear haciendo tiempo y buscando en su mente las palabras correctas cuando el otro lo animó a hablar. Abrió la boca para empezar a hablar pero volvió a detenerse cuando escucho la voz de Zaphira. Ella se apareció por el otro lado dejando a Adael flanqueado por dos dragones, la idea del sandwich “dragón, Adael, dragón”, lo hizo distraerse y reír un poco para sus adentros. Le dió otro poco de confianza tener a la dragona cerca, tanta como le había dado Aiden. La miró sonriente hasta ésta preguntó si Khaled estaba de fiesta.
-Es una grata sorpresa verte señora Zaphira.- Le dijo con cara de “deja hablar al Descendiente!”. Miró sorprendido hacia la gran puerta principal de la torre que había permanecido cerrada hasta el momento cuando se abrió y el más antiguo Soul Reaper apareció a través de ella con su habitual solemnidad, la ropa rota y sucia le quitaba algo de imponencia, pero no podía juzgarlo, el mago utilizaba habitualmente ropa cómoda afectada por los entrenamientos, esta vez llevaba puesto su traje volador que tenía algunas manchas por aquí y por allí pero no estaba roto, de hecho era de las prendas más cuidadas que conservaba, pero las mayitas eran algo ridículas. Lo vió acercarse a su nieto erguido, pero por su problema de audición y porque estaba algo distraído no escuchó las pisadas que provenían desde dentro del edificio y le sorprendió que les dé la bienvenida y les sonría así, sin más, pero tampoco se lo cuestionó mucho.
-¡Oh! Me alegro mucho de encontrarte de buen humor Khaled. Te ves… algo distinto a la última vez … ¿abrigo nuevo? Tienen un… pintoresco lugar aquí. Verán el Consejo ha enviado todas esas notificaciones para citarlos en Ouroboros, queremos discutir los detalles sobre tu ingreso al Consejo, tenemos sugerencias sobre el discurso que darás al asumir el puesto y hay que ensayar la ceremonia, al menos una vez. Todos los Souls Reapers estarán invitados a la ceremonia y las puertas están abiertas a que soliciten estudiar con el profesor que deseen. Además también quedó por dialogar el tema de los ataques. Por eso me enviaron a buscarlos, a ustedes dos y a Vanessa Montenegro ¿Está aquí?¿Pueden llamarla? Originalmente me acompaña Aiden pero también aquí, Zaph, se presentó gustosa para transportarlos cómodamente hasta la isla porque no sé cómo les sienta la desaparición, hay personas a las que no les sienta nada bien y lo último que quiero es que nuestro pacto de paz sea puesto en duda por revoltijos en el estómago.- Dijo después de dedicarle una pequeña reverencia a Khaled también. Se puso a hablar ensimismado mientras avanzaba y acortaba las distancias que los separaba confiado y más concentrado en lo que estaba diciendo que en su entorno. Rió al decir eso último. Se detuvo a un brazo de distancia de ellos.
-¿Por qué no respondieron a nuestras citaciones?¿Tuvieron problem…- La confianza se le fue yendo de a poco cuando alternó su mirada entre abuelo y nieto intuyendo que Khaled probablemente no estaba tan de buen humor como imaginaba y notando vibraciones en el suelo que no había notado antes y que estaban preocupantemente cerca.
Los visitantes no parecían venir con formas hostiles, al menos a simple vista, pero yo no podía evitar estar tenso ante la presencia de Adael y sus dos escoltas dragones, ahora en forma humana. El comentario de Zaphira sobre mi bienvenida me dejó sin saber qué responder, así que entorné los ojos sin tener claro si aquello era una ironía o una broma. - Khaled está dentro de la torre, podría avisarle si es algo urgente, pero primero prefiero que me lo contéis a mí. - no iba a molestar a Khaled por una tontería, si es que lo era. Al final no tuve que decidir si iba a avisarlo o no, el nigromante no tardó en personarse en el exterior de la torre. Lo miré de reojo, sintiendo un escalofrío por su aparente amabilidad. Adael era un ingenuo si pensaba que las palabras Khaled y buen humor podían ir juntas en la misma frase. Decidí guardar silencio mientras escuchaba qué era lo que tenía que decirle, tratando de mantener una expresión neutral sin conseguirlo del todo.
Niego con la cabeza a lo de Vanessa, siendo prudente con revelar su ubicación. - Ha salido a entrenar a los nuevos miembros de su hermandad, tardará en volver. Entonces...¿finalmente han aceptado que un Soul Reaper forme parte del Consejo? creí que el viejo dijo que podrían colaborar en la isla, pero no ser miembros oficiales de los 20. - o algo así recordaba de aquella noche. También que Vanessa se aburrió porque decía que las fiestas no eran así, aunque yo no tenía mucho con lo que comparar. - Hemos estado bastante ocupados, por eso no respondimos. - era verdad a medias, podríamos haber sacado un rato. - Estamos buscando nuevos miembros para las hermandades, hay bastantes personas que quieren formar parte de esto, y tenemos que entrenarlos bien, asegurándonos de que compartan nuestros ideales. - Adael se quedó con la frase a medias, como si le hubiese alertado algo. Miré a los dos dragones alternativamente, por si eran ellos los que habían causado su perturbación.
- ¿Va todo bien? - no pude evitar pensar que estábamos más tranquilos antes de la visita, esperaba equivocarme con eso de que podrían traer problemas.
Niego con la cabeza a lo de Vanessa, siendo prudente con revelar su ubicación. - Ha salido a entrenar a los nuevos miembros de su hermandad, tardará en volver. Entonces...¿finalmente han aceptado que un Soul Reaper forme parte del Consejo? creí que el viejo dijo que podrían colaborar en la isla, pero no ser miembros oficiales de los 20. - o algo así recordaba de aquella noche. También que Vanessa se aburrió porque decía que las fiestas no eran así, aunque yo no tenía mucho con lo que comparar. - Hemos estado bastante ocupados, por eso no respondimos. - era verdad a medias, podríamos haber sacado un rato. - Estamos buscando nuevos miembros para las hermandades, hay bastantes personas que quieren formar parte de esto, y tenemos que entrenarlos bien, asegurándonos de que compartan nuestros ideales. - Adael se quedó con la frase a medias, como si le hubiese alertado algo. Miré a los dos dragones alternativamente, por si eran ellos los que habían causado su perturbación.
- ¿Va todo bien? - no pude evitar pensar que estábamos más tranquilos antes de la visita, esperaba equivocarme con eso de que podrían traer problemas.
Zaphira Eire
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Adramelech parecía desconcertado por mi comentario y no pude evitar reírme por ello -Tranquilo, era una broma, espero que tu abuelo se una a nosotros pero no creo que Adael tenga problemas con comunicarte lo que viene a decir- no pasó mucho tiempo hasta que el susodicho apareció detrás de su nieto, crucé un brazo bajo mi pecho y el otro lo apoyé sobre el mismo para enmarcar mi rostro con mis dedos, uno en la mejilla y el otro en la barbilla sonriendo a Khaled mientras lo miraba de arriba a abajo por su ropa -vaya, parece que has tenido una buena fiesta y no me has invitado...- ahora que estaba cerca de Adramelech pude acercarme más a él sin entrar en aquella torre, lo miré a los ojos que ya no tenían el color verde con el los había conocido, ahora eran rojos y según mi experiencia y sus poderes podía intuir de qué se trataba -parece que tienes visita...- dije mientras estiraba mi mano para tocar el pañuelo de su cuello que ahora estaba medio chamuscado.
Me retiré un par de pasos cuando Adael empezó a hablar pero con la mirada la frente y sin perder de vista a Khaled ni los sonidos que venían de dentro de la torre, por desgracia estaba tan concentrada en eso que pasé por alto las palabras del chico, me aclaré la garganta cuando se quedó callado y Adramelech preguntó por él -No le pasa nada, pero cualquiera estaría sorprendido por esa cosa que tenéis ahí dentro- dije señalando la sobra que se movía a lo lejos en lo alto de las escaleras del fondo -Respecto a la decisión del consejo, lamentablemente no obtuvo suficientes votos la propuesta de Sean pero que forméis parte del nuevo orden y una nueva organización mágica es un hecho, Adael ha venido aquí expresamente a comunicaros eso, ¿No es así?- Miré al chico y puse mi mano en su hombro haciendo un poco de fuerza a ver si espabilaba y salía del trance en el que lo había dejado aquella criatura.
Esperé un momento a ver si Adael volvía en sí y continué hablando -Ya que no habéis contestado a las notificaciones para acercaros a Ouroboros, nosotros hemos venido a hablar y negociar, pero me temo que una persona tan educada y correcta como tu no dejaría a sus invitados hablando en la puerta de su casa como si fueran vendedores ambulantes con aspiradoras, los jovencitos como tu tienen algo de educación, corrígeme si me equivoco, Khaled- Estaba deseando recibir la respuesta del Soul Reaper, tanto que no podía evitar que mis labios se curvaran en una sonrisa, era como una especie de juego de tira y afloja bastante extraño y peligroso, uno que probablemente la dragona fuera la única capaz de jugar con aquel hombre
Me retiré un par de pasos cuando Adael empezó a hablar pero con la mirada la frente y sin perder de vista a Khaled ni los sonidos que venían de dentro de la torre, por desgracia estaba tan concentrada en eso que pasé por alto las palabras del chico, me aclaré la garganta cuando se quedó callado y Adramelech preguntó por él -No le pasa nada, pero cualquiera estaría sorprendido por esa cosa que tenéis ahí dentro- dije señalando la sobra que se movía a lo lejos en lo alto de las escaleras del fondo -Respecto a la decisión del consejo, lamentablemente no obtuvo suficientes votos la propuesta de Sean pero que forméis parte del nuevo orden y una nueva organización mágica es un hecho, Adael ha venido aquí expresamente a comunicaros eso, ¿No es así?- Miré al chico y puse mi mano en su hombro haciendo un poco de fuerza a ver si espabilaba y salía del trance en el que lo había dejado aquella criatura.
Esperé un momento a ver si Adael volvía en sí y continué hablando -Ya que no habéis contestado a las notificaciones para acercaros a Ouroboros, nosotros hemos venido a hablar y negociar, pero me temo que una persona tan educada y correcta como tu no dejaría a sus invitados hablando en la puerta de su casa como si fueran vendedores ambulantes con aspiradoras, los jovencitos como tu tienen algo de educación, corrígeme si me equivoco, Khaled- Estaba deseando recibir la respuesta del Soul Reaper, tanto que no podía evitar que mis labios se curvaran en una sonrisa, era como una especie de juego de tira y afloja bastante extraño y peligroso, uno que probablemente la dragona fuera la única capaz de jugar con aquel hombre
¿Hasta que punto la ingenuidad de aquel hechicero elementarista podía ser real para que hubiese tomado mi sonrisa y mis palabras de aquel modo tan plano? Si no fuese bueno leyendo a la gente, habría creido que me tomaba el pelo. Pero su confusion era genuina.
Lo dejé hablar, dedicandole una gélida mirada por respuesta a su saludo inicial para que por si no le habia quedado claro, se enterase de que no le iba a permitir juzgar mis estados de humor (que por cierto, ahora mismo no era bueno). Otra vez salió a vueltas con aquello de mi ingreso en el Consejo. ¿Que poder e independencia podía ostentar si mis acciones debian de verse atadas a la aprobación de un puñado de magos, más o menos poderosos? Juzgado, por ellos? No.
- Las voces que no han apoyado mi candidatura han sido inteligentes. No quiero el puesto. - hice una breve pausa, reflexionando sobre algo mas. Era dificil de creer, pero algo que dijo Adael me habia hecho gracia. Que tenian sugerencias para ver lo que diria en mi supuesto discurso? - Es osado creer que podríais poner palabras en mi lengua. - concluí
La mujer dragón se habia acercado poco después de Adael. Ella también percibió el leve cambio físico, pero más sensible a ese tipo de cosas, pareció averiguar sin problemas a que se debía. Era innecesario ademas de inutil negarlo. Aunque mi pose seguía siendo firme y confiada mientras seguia con la mirada el avance de la dragona, el que Zaphira estirase la mano para tocar el pañuelo hizo que los ojos me destellearan en señal de advertencia, por aquella muestra de confianza en si misma y aquella declaracion, pese a todo, no cedí un ápice de mi espacio ni retrocedí. - Es un viejo conocido. Un dia puedo presentartelo si quieres - o si se atrevia, era mas apropiado decir.
De nuevo surgió aquello sobre los ataques, accion que Vanessa y Adramelech llevaron a cabo por orden mia, aunque siguiendo sus propios planes...un tanto desastrosos y poco discretos. Pero efectivos.
Adael se fue acercarndo hasta detenerse, habia percibido al Guardián, que de momento, no era ninguna amenaza para ellos, pero erizaba la piel de cualquier ser viviente. No dejé de mirar a Adael, y entonces me llevé un dedo a los labios en señal de silencio sin romper el contacto visual. Emití un quedo shhh con el dedo en aquella posicion.... y las pisadas dejaron de sentirse al instante, aquella presencia parecio esfumarse. Aunque pareciera que habia mandado a Adael guardar silencio, habia indicado al Guardián que no era necesario de su presencia. Ya había hecho suficiente. Por el momento.
Zaphira volvió a lanzar otra de sus directas que en esta ocasion hicieron que la punta de mi ceja se alzase levemente. Ya se habia referido asi a mi en Italia. Belialt se lo estaba pasando en grande con todo aquello. Sólo tenia que lidiar con las desmesuradas ansias de destruirlos que le estaban entrando al demonio.
- Pero sólo porque habéis llamado a la puerta.- En realidad yo tampoco era muy amigo de hablar parado en el hall de la Torre, y ciertamente, no me preocupaban ni los dos dragones ni el elementarista. Miré a Adramelech y se lo hice saber con un gesto de la cabeza, asintiendo. Despues di la vuelta y les garanticé el paso, cruzando al interior del hall. Las puertas se fueron cerrando lenta y pesadamente, hasta quedar nuevamente cerradas. Ahora la estancia estaba iluminada por orbes eléctricos y braseros de fuego, que creaba un encandilador juego de luces en las paredes de ebano de la construccion. La torre habia cambiado, y mejorado, desde que se habian repuesto las calaveras. Los invité a subir por las amplias escaleras de caracol hasta una de las primeras estancias donde varias personas podian hablar, una biblioteca llena de largos y altos estantes y varias mesas. Alli habian algunos souls mas jovenes, o más recientes mejor dicho, que al vernos entrar, no dudaron en salir por la puerta y dejar sus estudios por hoy. Seguí con la mirada al ultimo de ellos hasta que se marchó, y luego retomé la conversacion.
- Como os ha dicho Adramelech hemos estado poniendo en orden asuntos propios. El asunto de mi ingreso al Consejo ya está visto, mi negativa no quiere decir que rechace que los Soul Reaper queden apartados del proceso que viene ahora. Al contrario. Es un error pretender formar un Consejo exclusivamente con magos y brujas. - mi sentencia fue firme cuando pasé la mirada de Zaphira a Adael. Los ataques, sí.... - Ah, aun no se da por expiado aquel crimen? - se notaba que era una interrogacion retorica.
Lo dejé hablar, dedicandole una gélida mirada por respuesta a su saludo inicial para que por si no le habia quedado claro, se enterase de que no le iba a permitir juzgar mis estados de humor (que por cierto, ahora mismo no era bueno). Otra vez salió a vueltas con aquello de mi ingreso en el Consejo. ¿Que poder e independencia podía ostentar si mis acciones debian de verse atadas a la aprobación de un puñado de magos, más o menos poderosos? Juzgado, por ellos? No.
- Las voces que no han apoyado mi candidatura han sido inteligentes. No quiero el puesto. - hice una breve pausa, reflexionando sobre algo mas. Era dificil de creer, pero algo que dijo Adael me habia hecho gracia. Que tenian sugerencias para ver lo que diria en mi supuesto discurso? - Es osado creer que podríais poner palabras en mi lengua. - concluí
La mujer dragón se habia acercado poco después de Adael. Ella también percibió el leve cambio físico, pero más sensible a ese tipo de cosas, pareció averiguar sin problemas a que se debía. Era innecesario ademas de inutil negarlo. Aunque mi pose seguía siendo firme y confiada mientras seguia con la mirada el avance de la dragona, el que Zaphira estirase la mano para tocar el pañuelo hizo que los ojos me destellearan en señal de advertencia, por aquella muestra de confianza en si misma y aquella declaracion, pese a todo, no cedí un ápice de mi espacio ni retrocedí. - Es un viejo conocido. Un dia puedo presentartelo si quieres - o si se atrevia, era mas apropiado decir.
De nuevo surgió aquello sobre los ataques, accion que Vanessa y Adramelech llevaron a cabo por orden mia, aunque siguiendo sus propios planes...un tanto desastrosos y poco discretos. Pero efectivos.
Adael se fue acercarndo hasta detenerse, habia percibido al Guardián, que de momento, no era ninguna amenaza para ellos, pero erizaba la piel de cualquier ser viviente. No dejé de mirar a Adael, y entonces me llevé un dedo a los labios en señal de silencio sin romper el contacto visual. Emití un quedo shhh con el dedo en aquella posicion.... y las pisadas dejaron de sentirse al instante, aquella presencia parecio esfumarse. Aunque pareciera que habia mandado a Adael guardar silencio, habia indicado al Guardián que no era necesario de su presencia. Ya había hecho suficiente. Por el momento.
Zaphira volvió a lanzar otra de sus directas que en esta ocasion hicieron que la punta de mi ceja se alzase levemente. Ya se habia referido asi a mi en Italia. Belialt se lo estaba pasando en grande con todo aquello. Sólo tenia que lidiar con las desmesuradas ansias de destruirlos que le estaban entrando al demonio.
- Pero sólo porque habéis llamado a la puerta.- En realidad yo tampoco era muy amigo de hablar parado en el hall de la Torre, y ciertamente, no me preocupaban ni los dos dragones ni el elementarista. Miré a Adramelech y se lo hice saber con un gesto de la cabeza, asintiendo. Despues di la vuelta y les garanticé el paso, cruzando al interior del hall. Las puertas se fueron cerrando lenta y pesadamente, hasta quedar nuevamente cerradas. Ahora la estancia estaba iluminada por orbes eléctricos y braseros de fuego, que creaba un encandilador juego de luces en las paredes de ebano de la construccion. La torre habia cambiado, y mejorado, desde que se habian repuesto las calaveras. Los invité a subir por las amplias escaleras de caracol hasta una de las primeras estancias donde varias personas podian hablar, una biblioteca llena de largos y altos estantes y varias mesas. Alli habian algunos souls mas jovenes, o más recientes mejor dicho, que al vernos entrar, no dudaron en salir por la puerta y dejar sus estudios por hoy. Seguí con la mirada al ultimo de ellos hasta que se marchó, y luego retomé la conversacion.
- Como os ha dicho Adramelech hemos estado poniendo en orden asuntos propios. El asunto de mi ingreso al Consejo ya está visto, mi negativa no quiere decir que rechace que los Soul Reaper queden apartados del proceso que viene ahora. Al contrario. Es un error pretender formar un Consejo exclusivamente con magos y brujas. - mi sentencia fue firme cuando pasé la mirada de Zaphira a Adael. Los ataques, sí.... - Ah, aun no se da por expiado aquel crimen? - se notaba que era una interrogacion retorica.
Zaphira tuvo su propia conversación con Khaled, la cual le pareció de lo más rara, así que le dedicó una ceja levantada de curiosidad a la dragona antes de seguir con lo suyo. Asintió distraído al saber la situación de Vanessa y, sin querer, omitió la pregunta siguiente y lo que dijo a continuación por su sordera parcial y porque estaba muy venido arriba con las razones por las que habían ido. Para cuando el Soul más joven explicó porqué no habían respondido, Adael estaba abstraído por el ser sin rostro que andaba pululando.
-Pero… ¿Qué es eso?- Preguntó después de que Zaphira explicara su reacción y que las pisadas se esfumaran de un momento a otro, bastante pasmado todavía. Cuando ésta hizo presión en su hombro, él volvió en sí.
-Ehem... si... eso. He venido para que formen parte de la nueva organización mágica.- Alcanzó a decir mientras retomaba el hilo de la conversación. Aiden se acercó al tiempo que Zaphira. El mago se encontraba visiblemente incómodo cuando quedó en medio de lo que parecía una pulla interna entre la dragona y Khaled.
-O, también, podríamos ir partiendo los cinco hacia la isla y luego pasamos a buscar a Vanessa cuando no esté ocupada... ¿Qué dicen?... ¿Adramelech?... ¿Aiden?... ¿Alguien?... ¿No?... ¿Solo yo?...- El joven maestro fue alternando su mirada entre los presentes buscando alguien que apoye la idea de irse pero Aiden prácticamente lo atravesó con su mirada cargada con desdén. -¡Claro! Entremos, no es como si hubiera un ama de llaves sin rostro haciendo el aseo y deseando robarnos los rostros para añadirlos a su colección.- Dijo sonriendo con nerviosismo cuando el Soul más viejo les abrió el paso hacia el interior. Antes de entrar, asomó su cabeza por la puerta de entrada y miró hacia ambos lados para asegurarse de que no hubiera ningún ser hostil a la vista. Ya en el interior, el sonido de las pesadas puertas cerrándose lo inquietó más aún si cabía y el golpe al cerrarse al completo hizo que su corazón saltara hasta llegar a su garganta. Tragó para quitarse esa sensación y se dedicó a mirar a su alrededor bajo el curioso juego de luces.
-¡Woww! Markus Tesla estaría encantado de ver esas cosas.- Dijo señalando los orbes eléctricos sin dejar de caminar con la comitiva. -¿Tú generas los rayos y luego los almacenan?- Le preguntó a Adramelech, la curiosidad de a poco fue reemplazando los nervios. -Creo que a Giordano Da Vinci le dará mucha ilusión ver la tecnología mágica que manejan para el almacenaje.- Con el impulso de una ráfaga de aire subió las amplias escaleras de caracol volando, recién volvió a tocar el suelo cuando llegó a una de las primeras estancias donde las paredes parecían hechas de libros de tantos que había. Miró sonriente a las personas que había allí, algunos de ellos iban vestidos con lo que parecía ser el traje tradicional de los Soul Reapers, otros no, quizás porque estaban atravesando el proceso de iniciación y el traje se los daban cuando se convertían en miembros oficiales o quizás porque no les venía en gana, el descendiente no tenía una clara noción de lo estrictos que eran en ese aspecto. Saludó alegremente y se presentó escuetamente con cada persona que hiciera contacto visual con él o pasara cerca de él. “Hola, Adael Cohen, Descendiente especialista en magia elemental.”, “Adael Cohen, miembro del Consejo de los 20, para servirte.” o “Hola ¿Qué tal? Yo conozco a una experta en Herbología, Sofía Dióscorides, descendiente de Dioscórides, que sin duda sería una excelente guía para ayudarlos con su magia sobre las plantas.” era algunas de las cosas que decía mientras salían del recinto sin prestarle mucha atención.
-¡Mira esto Zaphira!¡Sean moriría por estar aquí!- Dijo luego de volver a levantar vuelo y descifrar el estilo de organización de libros para buscar alguno que trate sobre magia elemental limitándose a leer el dorso de los mismos sin atreverse a tocarlos, al fín uno llamó su atención, trataba específicamente de la magia sobre el hielo. Eso le extrañó porque entendía que los Soul Reapers, originalmente eran humanos y que, gracias a las calaveras obtenían su magia, lo que significaba que deberían enseñarles aspectos básicos sobre la magia, pero la magia elemental del hielo era para niveles intermedios de hechiceros del agua. Muchas preguntas se fueron formulando en su cabeza, como por ejemplo ¿Desde dónde hasta dónde enseñaban?¿Cómo enseñaban?¿Cómo eran los exámenes?¿Cómo era la organización al interior de la agrupación?
-Aquí sí que se pueden encontrar los libros. Sean tiene hecha nuestra biblioteca un laberinto de textos y pergaminos a la que cada vez va menos. No entiendo qué le pasa, el único momento en el que sabemos que lo podemos encontrar es durante sus clases, después se desaparece de Ouroboros.- Decía mientras aterrizaba junto al grupo. Adael guardó silencio y prestó atención cuando Khaled retomó la conversación. Frunció el ceño confundido cuando éste calificó de error conformar de magos y brujas el Consejo ya que no podía imaginarlo de otra forma tras tantas generaciones de Descendientes.
-Me temo que no. La ayuda de los Soul Reapers para recuperar la magia fue decisiva para lograr el cometido, al mismo tiempo, la devolución de las calaveras fue un acto de buena voluntad, de entrega y renuncia de parte del Consejo hacia los Soul Reapers para consolidar la paz y la cooperación entre nosotros, pero los crímenes fueron cometidos y hay heridas que siguen abiertas y escuecen.- Respondió a la pregunta por la expiación de los crímenes. Cuando quería podía estar serio y solemne, la mayoría del tiempo no tenía ganas, pero situaciones extraordinarias lo animaban a mantener la compostura como su tía le había enseñado.
-Pero… ¿Qué es eso?- Preguntó después de que Zaphira explicara su reacción y que las pisadas se esfumaran de un momento a otro, bastante pasmado todavía. Cuando ésta hizo presión en su hombro, él volvió en sí.
-Ehem... si... eso. He venido para que formen parte de la nueva organización mágica.- Alcanzó a decir mientras retomaba el hilo de la conversación. Aiden se acercó al tiempo que Zaphira. El mago se encontraba visiblemente incómodo cuando quedó en medio de lo que parecía una pulla interna entre la dragona y Khaled.
-O, también, podríamos ir partiendo los cinco hacia la isla y luego pasamos a buscar a Vanessa cuando no esté ocupada... ¿Qué dicen?... ¿Adramelech?... ¿Aiden?... ¿Alguien?... ¿No?... ¿Solo yo?...- El joven maestro fue alternando su mirada entre los presentes buscando alguien que apoye la idea de irse pero Aiden prácticamente lo atravesó con su mirada cargada con desdén. -¡Claro! Entremos, no es como si hubiera un ama de llaves sin rostro haciendo el aseo y deseando robarnos los rostros para añadirlos a su colección.- Dijo sonriendo con nerviosismo cuando el Soul más viejo les abrió el paso hacia el interior. Antes de entrar, asomó su cabeza por la puerta de entrada y miró hacia ambos lados para asegurarse de que no hubiera ningún ser hostil a la vista. Ya en el interior, el sonido de las pesadas puertas cerrándose lo inquietó más aún si cabía y el golpe al cerrarse al completo hizo que su corazón saltara hasta llegar a su garganta. Tragó para quitarse esa sensación y se dedicó a mirar a su alrededor bajo el curioso juego de luces.
-¡Woww! Markus Tesla estaría encantado de ver esas cosas.- Dijo señalando los orbes eléctricos sin dejar de caminar con la comitiva. -¿Tú generas los rayos y luego los almacenan?- Le preguntó a Adramelech, la curiosidad de a poco fue reemplazando los nervios. -Creo que a Giordano Da Vinci le dará mucha ilusión ver la tecnología mágica que manejan para el almacenaje.- Con el impulso de una ráfaga de aire subió las amplias escaleras de caracol volando, recién volvió a tocar el suelo cuando llegó a una de las primeras estancias donde las paredes parecían hechas de libros de tantos que había. Miró sonriente a las personas que había allí, algunos de ellos iban vestidos con lo que parecía ser el traje tradicional de los Soul Reapers, otros no, quizás porque estaban atravesando el proceso de iniciación y el traje se los daban cuando se convertían en miembros oficiales o quizás porque no les venía en gana, el descendiente no tenía una clara noción de lo estrictos que eran en ese aspecto. Saludó alegremente y se presentó escuetamente con cada persona que hiciera contacto visual con él o pasara cerca de él. “Hola, Adael Cohen, Descendiente especialista en magia elemental.”, “Adael Cohen, miembro del Consejo de los 20, para servirte.” o “Hola ¿Qué tal? Yo conozco a una experta en Herbología, Sofía Dióscorides, descendiente de Dioscórides, que sin duda sería una excelente guía para ayudarlos con su magia sobre las plantas.” era algunas de las cosas que decía mientras salían del recinto sin prestarle mucha atención.
-¡Mira esto Zaphira!¡Sean moriría por estar aquí!- Dijo luego de volver a levantar vuelo y descifrar el estilo de organización de libros para buscar alguno que trate sobre magia elemental limitándose a leer el dorso de los mismos sin atreverse a tocarlos, al fín uno llamó su atención, trataba específicamente de la magia sobre el hielo. Eso le extrañó porque entendía que los Soul Reapers, originalmente eran humanos y que, gracias a las calaveras obtenían su magia, lo que significaba que deberían enseñarles aspectos básicos sobre la magia, pero la magia elemental del hielo era para niveles intermedios de hechiceros del agua. Muchas preguntas se fueron formulando en su cabeza, como por ejemplo ¿Desde dónde hasta dónde enseñaban?¿Cómo enseñaban?¿Cómo eran los exámenes?¿Cómo era la organización al interior de la agrupación?
-Aquí sí que se pueden encontrar los libros. Sean tiene hecha nuestra biblioteca un laberinto de textos y pergaminos a la que cada vez va menos. No entiendo qué le pasa, el único momento en el que sabemos que lo podemos encontrar es durante sus clases, después se desaparece de Ouroboros.- Decía mientras aterrizaba junto al grupo. Adael guardó silencio y prestó atención cuando Khaled retomó la conversación. Frunció el ceño confundido cuando éste calificó de error conformar de magos y brujas el Consejo ya que no podía imaginarlo de otra forma tras tantas generaciones de Descendientes.
-Me temo que no. La ayuda de los Soul Reapers para recuperar la magia fue decisiva para lograr el cometido, al mismo tiempo, la devolución de las calaveras fue un acto de buena voluntad, de entrega y renuncia de parte del Consejo hacia los Soul Reapers para consolidar la paz y la cooperación entre nosotros, pero los crímenes fueron cometidos y hay heridas que siguen abiertas y escuecen.- Respondió a la pregunta por la expiación de los crímenes. Cuando quería podía estar serio y solemne, la mayoría del tiempo no tenía ganas, pero situaciones extraordinarias lo animaban a mantener la compostura como su tía le había enseñado.
Las pisadas llamaron su atención, y la aparició de aquel nuevo personaje le llenó de dudas. Ya era experto en aquella hostilidad disfrazada de cordialidad. Daniel la usaba como si hubiera nacido para ello, así que detectarla le resultaba de lo más natural. Aún así, parecía que no todos por allí se daban cuenta de aquello. Vio al par, sobre todo a la dragona. Había sido atrevida al acercarse, pero había servido para conocer un poco las intenciones del Soul. Se podía notar que algo tramaba y que tampoco estaba muy impresionado con la actuación cortés. Se podía cortar la tensión con un cuchillo. Todos lo entendían, pero ¿Adael entendería?
Las pisadas dejaron de escucharse. Aunque cruzó los brazos bajo el pecho, no podía decir que la situación era cómoda. El instinto de supervivencia le obligaba a permanecer calmado, alerta y listo para desplegar las alas y atacar en cualquier segundo, aunque fingiendo la debida indiferencia en la conversación. Con desconfianza, dejó que todos pasaran primero que él. Los dejó adelantarse unos pasos para inspeccionar la pesada puerta. Cada tantos metros iba dando un golpecillo con las uñas a la pared, escuchando el interior con atención. Podía parecer despreocupado, pero estaba calando la resistencia estructural del lugar. Llegando a la biblioteca, el lugar era más amplio. Sería fácil convertirse. Comenzó a relajarse un poco más al ver las condiciones un poco más favorables.
Quizás venía con Adael y a la dragona no la recordaba de nada, pero era más fácil y menos cansado seguir junto a ella y con el grupo que seguir a Adael, con sus locuras de ir de un lado a otro. Una vez más ese intento de esconder en cortesía los desaires. Ya iba tomándoles el lado. Los rayos y la falsa cortesía... Si no tenían cuidado, no saldrían de ahí fácilmente.
Las pisadas dejaron de escucharse. Aunque cruzó los brazos bajo el pecho, no podía decir que la situación era cómoda. El instinto de supervivencia le obligaba a permanecer calmado, alerta y listo para desplegar las alas y atacar en cualquier segundo, aunque fingiendo la debida indiferencia en la conversación. Con desconfianza, dejó que todos pasaran primero que él. Los dejó adelantarse unos pasos para inspeccionar la pesada puerta. Cada tantos metros iba dando un golpecillo con las uñas a la pared, escuchando el interior con atención. Podía parecer despreocupado, pero estaba calando la resistencia estructural del lugar. Llegando a la biblioteca, el lugar era más amplio. Sería fácil convertirse. Comenzó a relajarse un poco más al ver las condiciones un poco más favorables.
Quizás venía con Adael y a la dragona no la recordaba de nada, pero era más fácil y menos cansado seguir junto a ella y con el grupo que seguir a Adael, con sus locuras de ir de un lado a otro. Una vez más ese intento de esconder en cortesía los desaires. Ya iba tomándoles el lado. Los rayos y la falsa cortesía... Si no tenían cuidado, no saldrían de ahí fácilmente.
No podía ocultar que me sentía incómodo con la visita inesperada, más todavía al percibir una especie de rollo raro entre Zaphira y Khaled. Ya lo había notado cuando estuvimos en Praga, pero ahora era un tanto más descarado. Desvié la mirada hacia mi abuelo cuando dio a entender a la dragona que había vuelto un "viejo conocido". No me quedó duda alguna al volver a ver sus ojos rojos. Hice un sonido de resignación, entendiendo por fin lo que tramaba cuando dijo que nadie le molestase durante varias horas. Él dominaba a su demonio bastante bien, eso estaba claro, pero no podía olvidar lo que le pasó a mi hermano con otro demonio. Decidí guardar silencio por el momento, asintiendo para dar la razón a Khaled cuando dijo que no le interesaba el puesto del Consejo. Ya lo suponía yo.
- ¿Y cuál es nuestra parte en ese nuevo orden, si se puede saber? ¿Acaso se está formando otro nuevo Ministerio de Magia o algo así? que yo sepa no hay ningún gobierno oficial por ahora, ni tengo entendido que Ouroboros lo sea. - mis preguntas no iban de malas, pero tenía muy arraigado el sentimiento de que debíamos defendernos de los magos que se creían superiores. Así me habían educado.
- No creo que Vanessa se deje encontrar fácilmente, pero lo intentaré. - concluí sobre mi compañera. Yo mismo la veía poco últimamente. Khaled accedió a que pasasen a la torre, aunque yo iba un tanto receloso. Adael resultó el más entusiasta con todo lo que veía, mostrando curiosidad que parecía sincera. - Em...sí, la electricidad la generamos y encerramos nosotros. No es demasiado complejo de mantener. - expliqué un tanto intimidado por tanta pregunta, avanzando con el resto del grupo hasta la biblioteca. Recordé a Sean cuando lo mencionaron, y también que no me había llevado mal con él cuando tratamos de negociar en el castillo Le Fay. Me dio la impresión de que Adael no se llevaba muy bien con él, pues me pareció que criticaba su biblioteca desordenada y sus "desapariciones". Estaban más divididos de lo que parecía.
Yo ya iba un poco a la defensiva con lo anterior, pero esa actitud fue en aumento al escuchar el verdadero propósito de la visita. Lo habían disfrazado de cortesía, incluso Zaphira se había puesto de su parte, después de todo lo que pasamos en Praga. - ¿Qué? ¿en serio habéis venido para eso? ¿qué sentido tiene después de tanto tiempo, de habernos disculpado en su momento y de haber ayudad? ¿qué más queréis, que nos humillemos ante vosotros? - miré bastante molesto al grupo, comenzando por Zaphira. Lo sentía como una traición. También con mucha desconfianza a Aiden, que no decía palabra y seguro que estaba ahí para atacar si hacía falta. - ¿Y tú, también formas parte de las intrigas de los Descendientes? - espeté al pelirrojo, mirando después a Adael con decepción.
- Podrían haber venido los agraviados, en vez de mandar emisarios...¿y qué se supone que queréis que haga al respecto? porque por mi parte ya estaba todo olvidado.
- ¿Y cuál es nuestra parte en ese nuevo orden, si se puede saber? ¿Acaso se está formando otro nuevo Ministerio de Magia o algo así? que yo sepa no hay ningún gobierno oficial por ahora, ni tengo entendido que Ouroboros lo sea. - mis preguntas no iban de malas, pero tenía muy arraigado el sentimiento de que debíamos defendernos de los magos que se creían superiores. Así me habían educado.
- No creo que Vanessa se deje encontrar fácilmente, pero lo intentaré. - concluí sobre mi compañera. Yo mismo la veía poco últimamente. Khaled accedió a que pasasen a la torre, aunque yo iba un tanto receloso. Adael resultó el más entusiasta con todo lo que veía, mostrando curiosidad que parecía sincera. - Em...sí, la electricidad la generamos y encerramos nosotros. No es demasiado complejo de mantener. - expliqué un tanto intimidado por tanta pregunta, avanzando con el resto del grupo hasta la biblioteca. Recordé a Sean cuando lo mencionaron, y también que no me había llevado mal con él cuando tratamos de negociar en el castillo Le Fay. Me dio la impresión de que Adael no se llevaba muy bien con él, pues me pareció que criticaba su biblioteca desordenada y sus "desapariciones". Estaban más divididos de lo que parecía.
Yo ya iba un poco a la defensiva con lo anterior, pero esa actitud fue en aumento al escuchar el verdadero propósito de la visita. Lo habían disfrazado de cortesía, incluso Zaphira se había puesto de su parte, después de todo lo que pasamos en Praga. - ¿Qué? ¿en serio habéis venido para eso? ¿qué sentido tiene después de tanto tiempo, de habernos disculpado en su momento y de haber ayudad? ¿qué más queréis, que nos humillemos ante vosotros? - miré bastante molesto al grupo, comenzando por Zaphira. Lo sentía como una traición. También con mucha desconfianza a Aiden, que no decía palabra y seguro que estaba ahí para atacar si hacía falta. - ¿Y tú, también formas parte de las intrigas de los Descendientes? - espeté al pelirrojo, mirando después a Adael con decepción.
- Podrían haber venido los agraviados, en vez de mandar emisarios...¿y qué se supone que queréis que haga al respecto? porque por mi parte ya estaba todo olvidado.
Zaphira Eire
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La Forma en la que Khaled hablaba y se dirigía al pobre Adael me resultaba demasiado graciosa, por más simpático que fuerael descendiente estaba claro que debía cambiar de estrategia con los soul reaper. La invitación de Khaled me hizo sonreír de nuevo -¿Es una invitación formal? tendré que vestirme para la ocasión- después de eso caminamos en silencio hasta la gran biblioteca ignorando la sugerencia de Adael, después de todo quedarnos era mucho más cómodo. Observé la estancia rebosante de libros, pero cuando el descendiente mencionó a sean no pude sonreír, solo pude sentir pena y tristeza por mi cachorro -Tal vez antes, ahora no puede leer- seguimos andando y de nuevo Sean sale a la luz pero esta vez por algo que me hace enfurecer y no puedo evitar que mi rostro lo refleje -Adael, no me parece apropiado hablar de otro descendiente y miembro del consejo al igual que tu de esa forma y frente a nuestros anfitriones, si tienes quejas respecto a la gestión de la biblioteca te ruego que hables directamente con Sean y le comentes tus sugerencias- si no fuera un descendiente probablemente le habría tirado de la oreja y lo habría sacado de la torre en ese mismo instante.
Me senté con el resto pero mi humor ya no era tan bueno como cuando había llegado, tendría que dejar de lado mis jueguecitos con Khaled y era una lástima porque lo veía de uvas a peras. Todo iba bien hasta que de nuevo Adael volvió a meter la pata hasta el fondo salpicándome a mi en el proceso y no pude hacer otra cosa que llevarme una mano a la frente y negar con la cabeza para después fijarme en la cara de reproche que me dedicaba Adramelech, qué vergüenza, y lo peor era que no podía simplemente desautorizar al loco que tenía a mi lado, hice un gesto con la mano a Adra y de pasó le eché una mirada a Khaled para que tampoco fuera a explotar -SIn duda alguna un consejo formado solo por magos y brujas a este punto resultaría volver una vez más a lo mismo y como comprobamos hace unos meses si colaboramos entre todos podemos enfrentar amenazas tan grandes como lo fue la pérdida de magia, hasta el cabezón de Smaug hizo acto de presencia, por lo que la conclusión es que pase lo que pase ahora no habrá solo brujas y magos- esperaba que explicadito con plastilina no se mataran unos a otros.
El siguiente punto era esa idea estúpida de no haber saldado las cuentas y blah blah -Respecto a eso del robo de la magia, tengo entendido que cuando se firmó el tratado estaba arreglado, me parece prudente que lo consultes con los otros miembros del consejo Adael, además, Lucio lo habló con ellos y no hay problema alguno siendo él uno de los afectados- ahora mi mirada se dirigió a Khaled y Adramelech -siento mucho si las palabras de nuestro miembro del consejo han causado algún tipo de incomodidad, por mi parte podéis estar seguros de que vengo con la mejor de las intenciones y nos gustaría seguir contando con buenas relaciones, no solo en la adversidad- no había metido a los otros dos en el saco de las buenas intenciones, si el bicharraco ese que vimos en las escaleras iba a echar a alguien no sería a mi hermoso culo moreno, menos por culpa de un crío que no sabía controlarse a la hora de abrir la boca y soltar lo primero que se le viniera a la cabeza.
Me senté con el resto pero mi humor ya no era tan bueno como cuando había llegado, tendría que dejar de lado mis jueguecitos con Khaled y era una lástima porque lo veía de uvas a peras. Todo iba bien hasta que de nuevo Adael volvió a meter la pata hasta el fondo salpicándome a mi en el proceso y no pude hacer otra cosa que llevarme una mano a la frente y negar con la cabeza para después fijarme en la cara de reproche que me dedicaba Adramelech, qué vergüenza, y lo peor era que no podía simplemente desautorizar al loco que tenía a mi lado, hice un gesto con la mano a Adra y de pasó le eché una mirada a Khaled para que tampoco fuera a explotar -SIn duda alguna un consejo formado solo por magos y brujas a este punto resultaría volver una vez más a lo mismo y como comprobamos hace unos meses si colaboramos entre todos podemos enfrentar amenazas tan grandes como lo fue la pérdida de magia, hasta el cabezón de Smaug hizo acto de presencia, por lo que la conclusión es que pase lo que pase ahora no habrá solo brujas y magos- esperaba que explicadito con plastilina no se mataran unos a otros.
El siguiente punto era esa idea estúpida de no haber saldado las cuentas y blah blah -Respecto a eso del robo de la magia, tengo entendido que cuando se firmó el tratado estaba arreglado, me parece prudente que lo consultes con los otros miembros del consejo Adael, además, Lucio lo habló con ellos y no hay problema alguno siendo él uno de los afectados- ahora mi mirada se dirigió a Khaled y Adramelech -siento mucho si las palabras de nuestro miembro del consejo han causado algún tipo de incomodidad, por mi parte podéis estar seguros de que vengo con la mejor de las intenciones y nos gustaría seguir contando con buenas relaciones, no solo en la adversidad- no había metido a los otros dos en el saco de las buenas intenciones, si el bicharraco ese que vimos en las escaleras iba a echar a alguien no sería a mi hermoso culo moreno, menos por culpa de un crío que no sabía controlarse a la hora de abrir la boca y soltar lo primero que se le viniera a la cabeza.
Accedimos a la biblioteca. Allí, el descendiente de Moisés se encargó de indagarlo todo y a quien pudo, preguntando de modo indiscriminado, a lo cual Adramelech respondió como mejor le vino. Yo tomé asiento tranquilamente, fijándome en el dragón rojo. Sin duda, Adael se había traido refuerzos. La presencia del silencioso y hosco dragon cobró sentido cuando Adael expuso sus auténticas intenciones, tras dejarle claro con un sepulcral silencio que no ibamos a ir a la Isla a hablar de aquellos asuntos.
"los agravios..."
Si mi rostro no fuese tan frío, habría dejado escapar una mueca de ironía. Los dejé hablar, percatándome de como a Zaphira le molestó que hablasen asi de su protegido. La entendía demasiado bien.... solo que ella parecía hacer un mejor trabajo con sus protegidos del que yo hice con la mía en su día. Miré a la dragona largamente, sin preocuparme o incomodarme el hecho de mantener un prolongado contacto visual.
Tanto Adramelech como Zaphira respondieron a las palabras de Adael. Yo me recliné levemente, con un codo sobre uno de los reposabrazos de la silla, y la mano de ese mismo brazo a la altura de mi mentón, describiendo lentos movimientos con los dedos por los labios en actitud reflexiva, como si estuviera midiendo las palabras que iban a salir de mi boca.
Escuché a la dragona distanciarse de lo que acababan de exponer sus otros dos compañeros y asentí despacio fijándome en sus gestos. Las conversaciones relajadas de antes habian quedado atras. Luego fijé mi vista en Adael.
- Yo envié a Adramelech y a Vanessa en aquella misión.
Un torrente de pensamientos invadieron mi mente, agresivos, hacia Adael. Pensé en solucionar su agravio alli mismo, a base de sangre. En un combate. A fuerza de castigo, llamas y dolor. Lo haría olvidarse del pequeño caos que habian causado los dos jovenes souls en su incongruente fiesta.
- Me hago responsable de sus actos. - dije al final, arrastrando las sílabas. A veces era dificil distinguir las intromisiones demoníacas. - Descendiente de Moisés, no obtendréis disculpas ni pleitesías por mi parte. Ni de parte de ningún soul reaper. Nunca he mentido....ni voy a empezar ahora. Y pedir perdón por aquello que considero vacuo sería como mentir. Claro que, si no os parece bien....siempre nos quedarán las viejas vías. Los viejos métodos.
"Sería un desperdicio para las nuevas generaciones de Soul Reapers..."
- Qué va a ser entonces? Volvemos hacia atrás? - me incliné ligeramente hacia delante. - Teneis que entender, Ouroboros...que los Soul Reaper no son vuestros esclavos ni vuestros inferiores. No puedes venir aquí, darnos un capón, y pedir una disculpa.
"los agravios..."
Si mi rostro no fuese tan frío, habría dejado escapar una mueca de ironía. Los dejé hablar, percatándome de como a Zaphira le molestó que hablasen asi de su protegido. La entendía demasiado bien.... solo que ella parecía hacer un mejor trabajo con sus protegidos del que yo hice con la mía en su día. Miré a la dragona largamente, sin preocuparme o incomodarme el hecho de mantener un prolongado contacto visual.
Tanto Adramelech como Zaphira respondieron a las palabras de Adael. Yo me recliné levemente, con un codo sobre uno de los reposabrazos de la silla, y la mano de ese mismo brazo a la altura de mi mentón, describiendo lentos movimientos con los dedos por los labios en actitud reflexiva, como si estuviera midiendo las palabras que iban a salir de mi boca.
Escuché a la dragona distanciarse de lo que acababan de exponer sus otros dos compañeros y asentí despacio fijándome en sus gestos. Las conversaciones relajadas de antes habian quedado atras. Luego fijé mi vista en Adael.
- Yo envié a Adramelech y a Vanessa en aquella misión.
Un torrente de pensamientos invadieron mi mente, agresivos, hacia Adael. Pensé en solucionar su agravio alli mismo, a base de sangre. En un combate. A fuerza de castigo, llamas y dolor. Lo haría olvidarse del pequeño caos que habian causado los dos jovenes souls en su incongruente fiesta.
- Me hago responsable de sus actos. - dije al final, arrastrando las sílabas. A veces era dificil distinguir las intromisiones demoníacas. - Descendiente de Moisés, no obtendréis disculpas ni pleitesías por mi parte. Ni de parte de ningún soul reaper. Nunca he mentido....ni voy a empezar ahora. Y pedir perdón por aquello que considero vacuo sería como mentir. Claro que, si no os parece bien....siempre nos quedarán las viejas vías. Los viejos métodos.
"Sería un desperdicio para las nuevas generaciones de Soul Reapers..."
- Qué va a ser entonces? Volvemos hacia atrás? - me incliné ligeramente hacia delante. - Teneis que entender, Ouroboros...que los Soul Reaper no son vuestros esclavos ni vuestros inferiores. No puedes venir aquí, darnos un capón, y pedir una disculpa.
Arturo Lizarraga
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31 de Julio del 2017
Un día en una taberna llamada El Dios Astado en Ealdwic, zona solo accesible a personas que sean miembros de alguna sociedad secreta en la ciudad de Londres.
- El Dios Astado:
Ahí se encontraba Arturo con algunos compañeros, bebiendo y cotilleando, disfrutando de los pocos momentos tranquilos, aun mas después de haber sido expuesto a la luz publica como un supuesto terrorista.
Oyes, ¿cuando es el Obon? tengo entendido que es como el Día de los Muertos de México, pero en Japón.
Ya paso, de hecho se hace varios meses antes que el Día de los Muertos
¿Y ya las visitaste?
Sí, no puedo perderme esa festividad, de seguro ellas se enojarían mucho conmigo si no las visito—ríe para sí mismo—Ohh vaya más bebida—dice distrayéndose al llegar cerveza o algo semejante.
De pronto recibe una llamada desde su celular por su jefe inmediato, que le dice que tiene una nueva misión—vale, el lunático de mi jefe me llama, nos vemos luego—paga lo debido a la barner y se va, entra en un mercado cerca de ahí, en lo profundo del local ay unas escaleras que terminan en un acceso a lo que parece un metro abandonado, al seguir el camino un brillo se empieza a notar.
Al llegar se ve claramente un portal, él lo atraviesa sin más, cuando está al otro lado se encuentra en Agartha.
- Entrada:
- Agartha:
Por lo menos una pequeña sección del mítico lugar. Una gran cantidad de gente estaba ahí, algunos preparándose para alguna misión, otros charlando. El solo busca otro portal, encuentra el deseado, lo lleva a Seúl, Corea del Sur, sigue su camino y llega a un monasterio.
- Monasterio:
Es atendido por un monje que tiene cocida la boca, que le guía a hacia su jefe, mas no es el “El líder” de su sociedad. Cuando se presenta formalmente, su jefe le explica que se han detectado energías parecidas a las usadas en los portales de Agartha desde varios meses por parte del Grupo Orochi, una multinacional de empresas de origen Japonés. Esta clase de portales no están permitidas para su uso, a las sociedades secretas que no tengan autorización del Consejo de Venecia para la llamada Guerra Secreta. Las pruebas de la investigación ya han sido corroborados, las energías detectadas se encuentran casi en lo alto del edificio principal de la empresa, se inicia una misión conjunta dirigida por agentes del Consejo de Venecia y Los 3 Grandes; Los Templarios, Los Illuminatis y El Dragón.
Tokyo, Japón
- Edificio principal del Grupo Orochi:
Llegando al edificio principal con un grupo mixto para forzar a los regentes de Orochi a detener sus experimentos con portales.
Al llegar a las afueras de La Torre Orochi, se encuentra con Kamus, un antiguo aliado y de los pocos a los que puede llamar amigos—¡Invierano! Por fin el Consejo ha deliberado y no puedes negármelo—dice entre broma y serio—y desde tu ascenso has estado más ocupado, ya no tienes tiempo para mi—dice en broma nuevamente para relajar el momento—Y tú hablas como una novia celosa—respondió mientras se acomodaba las amarras de su equipo—Deberías comportarte más acorde a tu status. El Consejo deliberó rápido por una vez y eso es algo que debería gustarme pero no lo hace—Arturo concuerda con Kamus, y ambos están nerviosos por esa decisión, en el último siglo El Consejo de Venecia no ha hecho su trabajo como era debido, de hecho iba de mal en peor. Arturo sigue la plática, aunque puede que no haya sido el mejor tema a sacar a luz—¿Como anda mi tokayo Castiglione?—Ocupado—respondió nuevamente, su mirada se mostraba contristado, como maldiciendo en sus adentros—Entiendo, supongo que no se puede evitar—Castiglione y Kamus tienen historia, eran casi como padre e hijo y ahora no estaban en buenos términos después de un asunto sucedido con otra facción.
Entonces cambia el tema al rememorar hechos pasados para evitar que su amigo se hunda en la automiseria—Estos últimos años todo se ha complicado; Kingsmouth, El Santuario, Al Merayah, Transilvania, Nueva York, Tokio y Sudáfrica el año pasado, todo lleva a este punto y más jodido fue para mí cuando se hizo pública mi persona—no hay respuesta a ese comentario más que un rostro que dice “porque no me sorprende”—¿qué? a mí no me mires, agradece que ellos tuvieron la consideración de usar a alguien condenado a muerte para hacerlo pasar por mí y así “fingir” mi muerte – dijo con intentando excusarse—Al menos tomaron esa decisión y no negaron tu existencia. Sería divertido ver tu cara si lo hubieran hecho–esta es una de las ocasiones en que Kamus le contrarresta un comentario y de paso hace broma a sus expensas.
El líder que dirige al grupo compuesto por miembros de Los 3 Grandes usa un megáfono y anuncia que si el Grupo Orochi no accede a clausurar sus operaciones sobre portales dimensionales, se verán en la necesidad de actuar en su contra.
La respuesta es la activación de varios drones humanoides y otros cuadrúpedos. También activan un escudo tecnológico invisible.
- Dron humanoide:
- Dron cuadrupedo:
Cada grupo estaba supervisado por uno o dos agentes del Consejo, de hecho los grupos estaban conformados por los mejores agentes en sus especialidades. Arturo era quien lideraba a los elementalistas, y el único actualmente que controla 5 elementos, ni siquiera hay un mago registrado con más de 3 elementos bajo su control.
Se adelanta al grupo mientras levanta una pequeña plataforma que destruye el concreto superficial alzándolo un par de metros. Saca una moneda y juguetea con ella mientras carga electricidad en su mano derecha. Esto es detectado por los sistemas de Orochi, que improvisadamente activan una carga PEM discriminatoria contra el agente del Dragón, inutilizando su control sobre la electricidad de manera temporal—mierda, no solo mis poderes están incapacitados, también mi escudo AEGIS, mmm tendré que usar eso, y yo que lo quería como último recurso.
Entonces saca una clase de pastilla y se la come, luego inicia una serie de inhalaciones y exhalaciones. En cada entrada y salida de aire de sus pulmones, alrededor del escuadrón al que había sido asignado, unas llamas aparecieron. Crecían y decrecían de acuerdo a la periodicidad de sus respiraciones. Luego de como 1 minuto, Arturo se colocó en una postura de frente mientras extendía sus brazos y dejaba las manos semi abiertas donde el fuego es atraído, para luego condensarse en una esfera de fuego. Unos segundos de silencio mientras la esfera da vueltas sobre sí misma hasta que es expulsada hacia la Torre Orochi, logrando atravesar su avanzada muralla y dejando una entrada de tamaño suficiente para que pudieran pasar sin muchos problemas.
Se inicia una batalla campal que infecta poco a poco cada piso del edificio, por suerte el distrito en el que están, ha sido puesto en cuarentena por "bioterrorismo". Por eso nadie se preocupó por bajas civiles, la zona estaba libre de miradas indiscretas.
- Entrada:
Ya en uno de los pisos superiores de la Torre pero no la cima de la misma. Alguien del grupo logra interrogar rápidamente a uno de los guardias que atraparon. Dan la noticia que Samuel Chandra, el CEO del Grupo Orochi recientemente fue herido y quiere usar el portal como vía de escape. Se logra entrar a un gran y extenso laboratorio.
Esto es mucho más preocupante de lo que algunos piensan y se lo comunica a su amigo—Kamus, ¿sabes lo que significa? Samuel Chandra no es alguien común como para ser herido tan fácilmente. Ha sobrevivido a las 3 Edades anteriores y él fue quien con su influencia me dio la infamia mundial hace tiempo y amenazo que si hería a su esposa, yo y El Dragón seriamos historia, muchos hacen amenazas similares, pero él es de los pocos que puede cumplir dicha amenaza. No tengo que reiterarte que Los 3 Grandes temen a su esposa. Basta con decir su nombre más conocido para que todas las Sociedades Secretas entren en pánico—solo se me ocurre que haya entrado ese otro universo al que fui hace unos meses, luego de haber sobrevivido por los pelos comprendí porque Gaia no quería que fuera a ese sitio–Sí, me lo contaste en su momento, pero el problema no es que lo hayan herido, el verdadero problema es quien realmente lo hizo y más importante, porque…. – deja la frase a medio terminar por el grito de un agente que iba con ellos—Ahí está el portal….esperen, están cruzándolo!! Debemos detenerlo—se descubre que el portal está siendo cruzado por varios corporativos y agentes de Orochi, no alcanza a reconocerlos por el alboroto. Los agentes del Consejo dan la orden de destruir el portal, pero los superiores de las demás sociedades querían el portal, pues parecía que no era uno normal de los que ellos usaban para viajar por el mundo. Entonces aparecen unos trajeados de blanco tecnológico.
- Agente Orochi:
Son los Mitsubachi, tengan cuidado con ellos, son agentes abeja artificiales, pero muy capaces—advierte Arturo al grupo mediante el intercomunicador, ya se ha enfrentado a ellos en otras ocasiones. Como era de esperarse, opta por enfrentarse con enemigos elementalistas, mientras lanza fuego a unos, a otros les daña con agua que trae en una cantimplora exclusiva para ese uso. Quienes se acercan demasiado son expulsados con aire. Ahí mismo no hay tierra que usar, pero no importa con esos elementos son suficientes. Un Mitsubachi con katana logra llegar a Arturo, pero él se protege con su propia katana, tiene la suficiente habilidad y experiencia para sobrevivir a su embestida y ataques con magia mediante la espada. Haciendo uso de su arma blanca y sus elementos disponibles logra abatirlo hasta darle muerte. En ese momento Arturo se da cuenta de que al otro lado del portal ay instalaciones con otro logotipo que nunca había visto.
….otro universo, ellos lograron crear un portal a otro universo, eso sobrepasaba cualquiera de las sospechas o especulaciones, por eso las demás sociedades lo querían, el joven dragón a pesar de las ordenes de su jefe, decide obedecer al Consejo (ya saben, las cuestiones éticas de no intervenir en otros universos, "cada quien con sus propios problemas", aunque también una razón válida es, que "si nosotros no podemos tenerlo, nadie lo hará"), con sus poderes eléctricos restaurados interfiere en el portal para destruirlo. No se “apaga” inmediatamente, pocos segundos transcurren hasta que empieza a succionar todo lo que este cerca, Arturo es capturado por esa succión a pesar de usar sus poderes para mantenerse pegado al metal, pero no es suficiente, y para joder más la situación, de repente una granada cae cerca de él y vislumbra a quien lo ha lanzado—¡Hijo de puta!—grita mientras se suelta y es absorbido, y la explosión termina por destruir la maquinaria que creó el portal, sin dejar rastro alguno de tan avanzada tecnología.
Julio, 2041 / Isla Iriomote-Jima, Japón
Link del mapa --> Isla de Iriomote-Jima
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En un campamento escondido en las profundidades de la isla selvática y aislada, se escuchan unos balazos y fuegos pirotécnicos que se miran al otro lado, científicos y agentes de alto rango de Orochi se han ido del recinto en un helicóptero que los llevara a un lugar seguro, dejando un par de drones ya mencionados para ayudar, luego se mira unos destellos que desestabilizan el portal, los científicos de este lado no pueden hacer nada pues ha entrado en estado critico, apenas pueden ayudar a estabilizar el portal unos momentos para que todos los miembros de Orochi pasen. Entonces si ay fallos de un lado en el otro también tienen problemas, por lo que los guardias se preparan para cualquier incursión hostil del otro lado.
Julio, 2041, Torre de la Hechicería.
En lo profundo una antigua torre, la sala de portales es activado, ha pasado tanto tiempo que el pico de energía mágica puede sentirse por toda el área. Poco antes de que se cierre el portal sale disparado una persona ataviada con una gabardina y capucha, una katana en la mano derecha y 2 pistolas gemelas guardadas, pero evidentemente exhausto, y el azote por la expulsión le deja muy desorientado. Queda desmayado un tiempo, y empieza a recomponerse cuando alcanza a escuchar unas pisadas fuera de la sala y que van entrando. Tiene que pensar en algo rápido, o el enemigo le encontrara y matara.
El Guardián vagabundeaba constantemente por la Torre. Un ser oscuro, enorme y sin ojos deteniendo a los intrusos y alertando de su presencia, una bestia enorme y silenciosa como la muerte, pese a su gran tamaño. Los Soul Reapers habían permitido la entrada a un grupo de personas, por lo que el Guardián no debía alertar ni atacarles. Él sabía todo lo que sucedía en el lugar, sabía que la puerta de la base de la Torre se encontraba sellada para los extraños que y no se abriría sin una ofrenda de sangre.No cualquier sangre. Solamente sangre de Soul Reaper podría abrir las puertas.
Su lúgubre ronda se interrumpió al sentir una perturbación en la fuerza la sala de los 7 portales. No había entrado nadie por la puerta, excepto los invitados de los Soul, pero había alguien más allí. El enorme ser se dio media vuelta, comenzando a caminar lentamente hacia las escaleras de caracol que conducían a las mazmorras, el lugar donde estaba la sala de los portales. No había prisa, no escaparía. Se detuvo un instante ante las puertas que daban a la ancestral sala, golpeando su antorcha contra el suelo una sola vez. En ese momento cambiaron de color todas las antorchas del castillo, tornándose en un morado intenso.
El aviso estaba dado. Abrió sin esfuerzo las pesadas puertas, arrastrando sus pies sobre la fría piedra. El Guardián no tenía ojos ni rostro, pero no los necesitaba. Allí estaba lo que buscaba, encontró al intruso, apagó la antorcha. Sus movimientos aparentemente lentos cambiaron rápidamente, lanzándose de manera brutal hacia el hombre, extendiendo su putrefacto brazo con la intención de barrerlo de un golpe.
Arturo Lizarraga
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El cansancio por la batalla previa es evidente. Apenas puedo moverme. Y las pesadas pisadas no mejoran mis expectativas de vida. Por lo que tengo que dar un vistazo general al lugar donde estoy. El portal de donde provengo ya ha desaparecido y la sala se vuelve de un color morado intenso gracias al cambio de color en el fuego de las antorchas que iluminan el sitio.
Las puertas se abren, mostrando a un coloso con una apariencia pútrida y una máscara de la peste—tienes que estar jodiendo, ¿acaso he venido a parar a un isekai de Dark Souls?—digo para mi mismo, lo que sea aquel ser, parece un tipo de golem, eso puede jugar a mi favor de acuerdo a mis condiciones, la mole no podrá atacarme si no atacarme si no me alcanza. Pero de repente apaga su antorcha, y avanza más rápido de lo que uno podría esperar. Apenas alcanzo a protegerme con la katana, la cual genera algunas chispas y salgo despedido hasta la pared más cercana, la espada se escapa de mis manos debido al azote con la pared y termina en otro lado de la sala—al menos denme esos cheats y el harem que hacen tan amena la aventura—digo luego de recomponerme.
Vale, tal vez algunas paredes de tierra podrán alentarlo y darme tiempo para intentar salir por aquella puerta, por la cual ha entrado mientras recupero la Honjo en el proceso. Realizo unos movimientos típicos de los usuarios de la tierra, pero la tierra no reacciona. Y esquivo el siguiente ataque del golem. Puede ser que el material de esta sala no sea tierra o rocas, aunque lo parece a simple vista. Entonces cambiare a agua, pues aunque el filo místico de la Honjo pudiera ayudarme, no cortara nada si no ejerzo más fuerza de la que carezco en estos momentos, y con la presión del agua puedo quitarme algunos peligros de encima. Destapo una cantimplora con agua exclusiva para el combate y trato de sacarla, pero tampoco reacciona. Vuelve a atacarme y apenas consigo esquivarlo. Aprovecho que toma su tiempo, para intentar atraer la katana con mi electrokinesis, que para variar, tampoco funciona. La mole esta lista para otro ataque, pero ya me he adelantado poco a poco, para alcanzar la Honjo físicamente.
Una vez en mis manos, pruebo infundirle fuego, y una ligera ola de calor baña mi cara—¡¡Ja!! ¡¿No qué no?!—me percato de la peligrosa cercanía de la mole, que me da un manotazo, el cual me lanza al otro lado de la sala—aggggh, juro que voy a interponer una demanda por esto—saco una de mis pistolas y empiezo a disparar en la máscara para retenerlo aunque sea un poco y así tener una mínima oportunidad de llegar a las puertas. Ya estando muy cerca, se empiezan a abrir, y debido al cambio de iluminación, solo alcanzo a ver unas figuras sin poder distinguir a nadie por completo—¡¡¡PARLEY!!!—grito, mientras suelto mis armas en señal de rendición. No importa que idioma sea el que hablen, mínimo han visto las películas y sabrán a lo que me refiero….espera, ¿estoy en un mundo paralelo?. Que sea paralelo y no alternativo, que sea paralelo y no alternativo.
Mi línea de pensamiento queda en lo último mientras me desplomo al suelo debido al cansancio y las heridas.
Las puertas se abren, mostrando a un coloso con una apariencia pútrida y una máscara de la peste—tienes que estar jodiendo, ¿acaso he venido a parar a un isekai de Dark Souls?—digo para mi mismo, lo que sea aquel ser, parece un tipo de golem, eso puede jugar a mi favor de acuerdo a mis condiciones, la mole no podrá atacarme si no atacarme si no me alcanza. Pero de repente apaga su antorcha, y avanza más rápido de lo que uno podría esperar. Apenas alcanzo a protegerme con la katana, la cual genera algunas chispas y salgo despedido hasta la pared más cercana, la espada se escapa de mis manos debido al azote con la pared y termina en otro lado de la sala—al menos denme esos cheats y el harem que hacen tan amena la aventura—digo luego de recomponerme.
Vale, tal vez algunas paredes de tierra podrán alentarlo y darme tiempo para intentar salir por aquella puerta, por la cual ha entrado mientras recupero la Honjo en el proceso. Realizo unos movimientos típicos de los usuarios de la tierra, pero la tierra no reacciona. Y esquivo el siguiente ataque del golem. Puede ser que el material de esta sala no sea tierra o rocas, aunque lo parece a simple vista. Entonces cambiare a agua, pues aunque el filo místico de la Honjo pudiera ayudarme, no cortara nada si no ejerzo más fuerza de la que carezco en estos momentos, y con la presión del agua puedo quitarme algunos peligros de encima. Destapo una cantimplora con agua exclusiva para el combate y trato de sacarla, pero tampoco reacciona. Vuelve a atacarme y apenas consigo esquivarlo. Aprovecho que toma su tiempo, para intentar atraer la katana con mi electrokinesis, que para variar, tampoco funciona. La mole esta lista para otro ataque, pero ya me he adelantado poco a poco, para alcanzar la Honjo físicamente.
Una vez en mis manos, pruebo infundirle fuego, y una ligera ola de calor baña mi cara—¡¡Ja!! ¡¿No qué no?!—me percato de la peligrosa cercanía de la mole, que me da un manotazo, el cual me lanza al otro lado de la sala—aggggh, juro que voy a interponer una demanda por esto—saco una de mis pistolas y empiezo a disparar en la máscara para retenerlo aunque sea un poco y así tener una mínima oportunidad de llegar a las puertas. Ya estando muy cerca, se empiezan a abrir, y debido al cambio de iluminación, solo alcanzo a ver unas figuras sin poder distinguir a nadie por completo—¡¡¡PARLEY!!!—grito, mientras suelto mis armas en señal de rendición. No importa que idioma sea el que hablen, mínimo han visto las películas y sabrán a lo que me refiero….espera, ¿estoy en un mundo paralelo?. Que sea paralelo y no alternativo, que sea paralelo y no alternativo.
Mi línea de pensamiento queda en lo último mientras me desplomo al suelo debido al cansancio y las heridas.
No pasó por alto el sonido de resignación de Adramelech, algo parecía hacerlo sentir afligido, algo relacionado con su abuelo, pero el mago no pudo distinguir el qué porque no seguía la conversación que éste y la dragona mantenían. Eligió responder a las preguntas del Soul más joven con un silencio ambiguo. El maestro notó que su aprendiz esperó a entrar después que todos, por su parte, empezó yendo atrás de Zaphira. Cuando consiguió una explicación de los orbes eléctricos lanzó un silbido apreciativo. No esperaba esa reacción por parte de Zaphira ante lo que él consideraba un simple dato de color, instintivamente se cubrió ante el posible ataque de la chancla de la dragona pero volvió a su posición cuando vio que no lo atacaría, viejas costumbres de cuando se estaba entrenando con su tía para postularse como concejal cuando todavía era un pequeño niño de 7 años.
-Tienes razón señora Zaphira, no medí mis palabras, lo siento.- Recién después de disculparse entendió que, para los Eire, la biblioteca es como un templo espiritual, así que comprendió la furia de la protectora de ese linaje por lo que se mostró auténticamente arrepentido. Luego, al tomar asiento con el resto, percibió la fija mirada de Khaled en Zaphira, parecía que algo pasaba y nadie le había dicho al joven maestro. Al recordar y analizar con detalle la actitud de la dragona en presencia del Soul más viejo se dio cuenta de lo que estaba pasando, pero no reaccionó de ninguna manera en particular. No le extrañó demasiado la actitud del elementarista del rayo, no era su deseo que reaccionara así, pero ya iba conociendo sus mañas.
-Exacto, así que, si conocen a alguien que se quiera postular para concejal, éste es el momento.- Dijo después que Zaphira. No terminaba de entender el concepto de un consejo formado no solo por magos y brujas ¿Se referían a aceptar fantasmas?¿Centauros?¿Drarañas?¿Ellos no se consideraban a sí mismos magos? La actitud del otro para con su estudiante sí que lo crispó un poco, le surgieron ganas de responder por Aiden, pero sabía que éste podía responder por sí mismo además se encontraba tan callado como su hermano Daniel. El elementarista conocía el tono de ese silencio, era el silencio del tipo "estoy planificando silenciosamente", por otra parte le daba algo de miedo que abriera la boca, hasta el momento había seguido al pie de la letra sus advertencias, probablemente porque había comprobado la tensa situación a la que habían sido enviados. Las miradas de los magos elementales se cruzaron, allí captó la decepción en los ojos de Adramelech lo que le causó pesar pero ante las palabras de Zaphira sólo atinó a levantar una ceja. Le extrañó la confidencia y la confianza con la que Khaled y Zaphira se trataban. Tan solo con unos gestos y unas palabras bastaron para que ella tenga el favor del más anciano sentado a la mesa.
"¿Tendrán alguna clase de lenguaje secreto? Será cosa de viejos…"
El descendiente no se mostró sorprendido cuando el otro confesó haber sido la mente maestra detrás de la operación de Adramelech y Vanessa, simplemente le mantuvo la mirada. En ese momento vio sus ojos rojos, no recordaba haber prestado atención a ese detalle en el castillo, pero eso no era una buena señal. Para convertirse en concejal tuvo que demostrar su conocimiento sobre todas las ramas de la magia, además de su especialidad y su habilidad con los elementos, así que sabía sobre los síntomas de posesiones demoníacas y fue muy claro para él cuando la voz del otro cambió. Unió éste hecho con aquello que parecía afligir a Adramelech y llegó a la conclusión de que Khaled alojaba a un demonio, ya sea con su consentimiento o no, su nieto sabía de ésto y no parecía estar de acuerdo pero no hacía nada por impedirlo, eso le llevó a pensar que el demonio no solo tenía su permiso, sino que probablemente había hecho una especie de pacto con él. Eso era todavía peor. Se hubiera reído al escuchar cómo el endemoniado se hacía cargo de la culpa si no se hubiera dado cuenta de su condición. Desde que comenzó hasta que terminó de hablar, el descendiente lo escuchó en silencio y manteniéndole la mirada.
-Lo que dejan entender con sus acciones es que no conocen el significado de humildad, ni de arrepentimiento, pareciera que ni siquiera conocen el concepto de igualdad. Ya dejaron en claro que nosotros somos los malos, no entiendo por qué se ensañan en reiterarlo una y otra vez... lo repiten como si estuvieran estudiando las líneas de un libreto... como si buscaran convencerse de ello. Teniendo esto en cuenta, no pareciera que los Soul Reapers quieran ir hacia adelante. Por lo tanto la pregunta sería ¿Nuestras relaciones son terreno estéril?- Preguntó inclinándose hacia delante imitando a Khaled, casi como si lo estuviera desafiando a decir la verdad. El descendiente estaba auténticamente interesado en saber qué esperar de esa relación. En eso la magia en el ambiente tuvo una variación, una especie de subidón y se sintió levemente un impacto en lo niveles más bajos del edificio. Luego se sintió otro golpe distinto, un metal contra la piedra, y la iluminación a su alrededor se tornó morada.
-¿Qué fue eso?¿Qué está pasando?- Preguntó mirando a su alrededor. Cuando los Soul se retiraron a investigar lo que pasaba, Adael detuvo a la dragona en su lugar para charlar un momento mientras Adramelech y Khaled no estaban presentes.
-Zaphira, me conoces desde pequeño, conociste a los que ocuparon mi cargo antes que yo, conoces toda la historia de Ouroboros y casi toda la historia del mundo mágico. ¿Enserio crees que yo saldría del lugar en el que nací, crecí y viví toda mi vida si el Consejo no me lo hubiera ordenado?¿Sabes cuántas veces salí de Ouroboros? Tres. Tres veces salí de la isla en toda mi vida. Como nunca vine a éste paraje, pedí un mapa. ¿Sabes a quién se lo pedí? A tu protegido, él mismo le pidió a un estudiante que me entregue éste mapa.- Sacó de su bolso de moke el mapa que Sean le había dado y lo extendió para que ella lo agarre y lo revise si quería, ya no lo necesitaba, podía volver a Ouroboros volando o apareciéndose allí. -¿Sabes por qué me lo dio? Porque el Consejo mandó numerosas citaciones a los Soul Reaper para llevar a cabo el juicio por el ataque en la isla y para consolidar la relación al fin, pero nadie acudió. ¿Sabes por qué el Consejo de los 20 acordó llevar a cabo el juicio y buscar consolidar la relación? Porque dos individuos, ajenos a Ouroboros, atacaron a población mágica, no satisfechos con esto lograron sortear todas las defensas mágicas y mecanismos de seguridad de la isla e ingresaron para atacar a los habitantes de Ouroboros, los cuales gran parte son renegados que buscan un lugar seguro para vivir en paz y atacaron a más personas que a Lucio. Ahora dime ¿con qué cara esperas que nosotros les digamos a los habitantes de Ouroboros que huyen de la guerra que la isla es segura? Por favor dime. No logro entender tu egocentrismo, pareciera que no vieras el temor que sufren los habitantes de la isla a la que dedicaste la mayor parte de tu vida, no, en su lugar te la pasas de confidencias con un hombre que hizo un trato con un d e m o n i o. Si sabes que los demonios no son buenos ¿verdad? ¿Crees que puedes cambiarlo? ¿Es eso? ¿Te atrae porque es el malote de clase? ¿El incomprendido?- En este punto salió de él una sonrisa porque la situación era para reír o llorar. -Te juro que tengo tantas preguntas… ¿Por qué ahora?¿Por qué él? Has tenido y tienes tantos pretendientes y tu vienes y eliges al más endemoniado y el de peor humor… *suspiro* No voy a criticar tus gustos, pero que no te extrañe que sea un violento. El tema aquí es que parece que para ti es mucho peor que ellos se sientan incómodos con mis palabras que el hecho de que ellos vayan a la isla, digan “los siento” ante todos los habitantes y queden, nuestros refugiados, un poco más tranquilos al vernos trabajar juntos y como iguales. No sé porqué nos seguiste con tanto sigilo en vez de decirnos y no sé porqué estás aquí, pero si es por cuestiones personales te ruego que lo dejes para una visita social que hagas tu en otro momento.- Se levantó de la mesa y fue tras la pista de las vibraciones en la tierra, pero antes de dejar la biblioteca se giró a Zaphira.
-Solo para que sepas, cuando se firmó el tratado se arregló que el juicio se pasaría para después de arreglar el tema de la magia, Khaled se mostró en la misma posición de no arrepentirse y entenderás que ellos ayudaron, no por hacer el bien sin esperar nada a cambio, sino para recuperar y esconder sus calaveras, dudo mucho que ahora nos permitan verlas y quien sabe si representan un peligro. Deberías hablar más con Sean, no pareciera que gocen de una completa y sincera comunicación.- Dicho esto dejó a la dragona y se dirigió hacia las escaleras de caracol que conducían a las mazmorras detrás de los Souls que ya se estaban escuchando muchos golpes. Al llegar y ver a un hombre que no parecía ser bienvenido por aquel ser, decir eso de "Parley" el descendiente que se encontraba atrás de los Svensson solo atinó a levantar una ceja, pero al ver que se venía abajo avanzó rápidamente para atraparlo antes de que golpee el piso de piedra y se hiciera más daño del que probablemente ya tenía. Cuando lo atajó se dio cuenta que aquel ser sin rostro aún quería deshacerse del sujeto, no se le ocurrió cómo defenderlos a los dos así que simplemente se encogió y se preparó para recibir el golpe.
-Tienes razón señora Zaphira, no medí mis palabras, lo siento.- Recién después de disculparse entendió que, para los Eire, la biblioteca es como un templo espiritual, así que comprendió la furia de la protectora de ese linaje por lo que se mostró auténticamente arrepentido. Luego, al tomar asiento con el resto, percibió la fija mirada de Khaled en Zaphira, parecía que algo pasaba y nadie le había dicho al joven maestro. Al recordar y analizar con detalle la actitud de la dragona en presencia del Soul más viejo se dio cuenta de lo que estaba pasando, pero no reaccionó de ninguna manera en particular. No le extrañó demasiado la actitud del elementarista del rayo, no era su deseo que reaccionara así, pero ya iba conociendo sus mañas.
-Exacto, así que, si conocen a alguien que se quiera postular para concejal, éste es el momento.- Dijo después que Zaphira. No terminaba de entender el concepto de un consejo formado no solo por magos y brujas ¿Se referían a aceptar fantasmas?¿Centauros?¿Drarañas?¿Ellos no se consideraban a sí mismos magos? La actitud del otro para con su estudiante sí que lo crispó un poco, le surgieron ganas de responder por Aiden, pero sabía que éste podía responder por sí mismo además se encontraba tan callado como su hermano Daniel. El elementarista conocía el tono de ese silencio, era el silencio del tipo "estoy planificando silenciosamente", por otra parte le daba algo de miedo que abriera la boca, hasta el momento había seguido al pie de la letra sus advertencias, probablemente porque había comprobado la tensa situación a la que habían sido enviados. Las miradas de los magos elementales se cruzaron, allí captó la decepción en los ojos de Adramelech lo que le causó pesar pero ante las palabras de Zaphira sólo atinó a levantar una ceja. Le extrañó la confidencia y la confianza con la que Khaled y Zaphira se trataban. Tan solo con unos gestos y unas palabras bastaron para que ella tenga el favor del más anciano sentado a la mesa.
"¿Tendrán alguna clase de lenguaje secreto? Será cosa de viejos…"
El descendiente no se mostró sorprendido cuando el otro confesó haber sido la mente maestra detrás de la operación de Adramelech y Vanessa, simplemente le mantuvo la mirada. En ese momento vio sus ojos rojos, no recordaba haber prestado atención a ese detalle en el castillo, pero eso no era una buena señal. Para convertirse en concejal tuvo que demostrar su conocimiento sobre todas las ramas de la magia, además de su especialidad y su habilidad con los elementos, así que sabía sobre los síntomas de posesiones demoníacas y fue muy claro para él cuando la voz del otro cambió. Unió éste hecho con aquello que parecía afligir a Adramelech y llegó a la conclusión de que Khaled alojaba a un demonio, ya sea con su consentimiento o no, su nieto sabía de ésto y no parecía estar de acuerdo pero no hacía nada por impedirlo, eso le llevó a pensar que el demonio no solo tenía su permiso, sino que probablemente había hecho una especie de pacto con él. Eso era todavía peor. Se hubiera reído al escuchar cómo el endemoniado se hacía cargo de la culpa si no se hubiera dado cuenta de su condición. Desde que comenzó hasta que terminó de hablar, el descendiente lo escuchó en silencio y manteniéndole la mirada.
-Lo que dejan entender con sus acciones es que no conocen el significado de humildad, ni de arrepentimiento, pareciera que ni siquiera conocen el concepto de igualdad. Ya dejaron en claro que nosotros somos los malos, no entiendo por qué se ensañan en reiterarlo una y otra vez... lo repiten como si estuvieran estudiando las líneas de un libreto... como si buscaran convencerse de ello. Teniendo esto en cuenta, no pareciera que los Soul Reapers quieran ir hacia adelante. Por lo tanto la pregunta sería ¿Nuestras relaciones son terreno estéril?- Preguntó inclinándose hacia delante imitando a Khaled, casi como si lo estuviera desafiando a decir la verdad. El descendiente estaba auténticamente interesado en saber qué esperar de esa relación. En eso la magia en el ambiente tuvo una variación, una especie de subidón y se sintió levemente un impacto en lo niveles más bajos del edificio. Luego se sintió otro golpe distinto, un metal contra la piedra, y la iluminación a su alrededor se tornó morada.
-¿Qué fue eso?¿Qué está pasando?- Preguntó mirando a su alrededor. Cuando los Soul se retiraron a investigar lo que pasaba, Adael detuvo a la dragona en su lugar para charlar un momento mientras Adramelech y Khaled no estaban presentes.
-Zaphira, me conoces desde pequeño, conociste a los que ocuparon mi cargo antes que yo, conoces toda la historia de Ouroboros y casi toda la historia del mundo mágico. ¿Enserio crees que yo saldría del lugar en el que nací, crecí y viví toda mi vida si el Consejo no me lo hubiera ordenado?¿Sabes cuántas veces salí de Ouroboros? Tres. Tres veces salí de la isla en toda mi vida. Como nunca vine a éste paraje, pedí un mapa. ¿Sabes a quién se lo pedí? A tu protegido, él mismo le pidió a un estudiante que me entregue éste mapa.- Sacó de su bolso de moke el mapa que Sean le había dado y lo extendió para que ella lo agarre y lo revise si quería, ya no lo necesitaba, podía volver a Ouroboros volando o apareciéndose allí. -¿Sabes por qué me lo dio? Porque el Consejo mandó numerosas citaciones a los Soul Reaper para llevar a cabo el juicio por el ataque en la isla y para consolidar la relación al fin, pero nadie acudió. ¿Sabes por qué el Consejo de los 20 acordó llevar a cabo el juicio y buscar consolidar la relación? Porque dos individuos, ajenos a Ouroboros, atacaron a población mágica, no satisfechos con esto lograron sortear todas las defensas mágicas y mecanismos de seguridad de la isla e ingresaron para atacar a los habitantes de Ouroboros, los cuales gran parte son renegados que buscan un lugar seguro para vivir en paz y atacaron a más personas que a Lucio. Ahora dime ¿con qué cara esperas que nosotros les digamos a los habitantes de Ouroboros que huyen de la guerra que la isla es segura? Por favor dime. No logro entender tu egocentrismo, pareciera que no vieras el temor que sufren los habitantes de la isla a la que dedicaste la mayor parte de tu vida, no, en su lugar te la pasas de confidencias con un hombre que hizo un trato con un d e m o n i o. Si sabes que los demonios no son buenos ¿verdad? ¿Crees que puedes cambiarlo? ¿Es eso? ¿Te atrae porque es el malote de clase? ¿El incomprendido?- En este punto salió de él una sonrisa porque la situación era para reír o llorar. -Te juro que tengo tantas preguntas… ¿Por qué ahora?¿Por qué él? Has tenido y tienes tantos pretendientes y tu vienes y eliges al más endemoniado y el de peor humor… *suspiro* No voy a criticar tus gustos, pero que no te extrañe que sea un violento. El tema aquí es que parece que para ti es mucho peor que ellos se sientan incómodos con mis palabras que el hecho de que ellos vayan a la isla, digan “los siento” ante todos los habitantes y queden, nuestros refugiados, un poco más tranquilos al vernos trabajar juntos y como iguales. No sé porqué nos seguiste con tanto sigilo en vez de decirnos y no sé porqué estás aquí, pero si es por cuestiones personales te ruego que lo dejes para una visita social que hagas tu en otro momento.- Se levantó de la mesa y fue tras la pista de las vibraciones en la tierra, pero antes de dejar la biblioteca se giró a Zaphira.
-Solo para que sepas, cuando se firmó el tratado se arregló que el juicio se pasaría para después de arreglar el tema de la magia, Khaled se mostró en la misma posición de no arrepentirse y entenderás que ellos ayudaron, no por hacer el bien sin esperar nada a cambio, sino para recuperar y esconder sus calaveras, dudo mucho que ahora nos permitan verlas y quien sabe si representan un peligro. Deberías hablar más con Sean, no pareciera que gocen de una completa y sincera comunicación.- Dicho esto dejó a la dragona y se dirigió hacia las escaleras de caracol que conducían a las mazmorras detrás de los Souls que ya se estaban escuchando muchos golpes. Al llegar y ver a un hombre que no parecía ser bienvenido por aquel ser, decir eso de "Parley" el descendiente que se encontraba atrás de los Svensson solo atinó a levantar una ceja, pero al ver que se venía abajo avanzó rápidamente para atraparlo antes de que golpee el piso de piedra y se hiciera más daño del que probablemente ya tenía. Cuando lo atajó se dio cuenta que aquel ser sin rostro aún quería deshacerse del sujeto, no se le ocurrió cómo defenderlos a los dos así que simplemente se encogió y se preparó para recibir el golpe.
Subieron la escalera hasta la gran habitación donde la librería quedaba justo al centro. Era difícil de describir que la gente se tomara tanto tiempo escribiendo cosas. A los dragones se les daba más transmitirlo de generación en generación, por lo que aquella práctica le resultaba incluso insultante a la memoria. No pudo evitar ver con cierta aprehensión al que decía ser su maestro. Parecía chiquillo en carrusel, preguntando cosas, nada alerta al peligro inminente. Como si de verdad no se diera por enterado. Era algo que no podía creer y sin embargo ahí estaba viéndolo todo. Se sentó a la mesa tiempo después, deslizándose un poco en el asiento, con las piernas abiertas y los brazos cruzados sobre el pecho. Si ya tenía una mala sensación del tal Adramelech, Khaled si que le daba mala ostia. Esos ojos rojos no podían significar nada, pues era casi como una mirada espectral que aún no terminaba de descifrar y aún así era algo que ya había visto antes.
No estaba muy atento a las conversaciones. Sobre todo porque los intentos de flirt entre Zaphira y Khaled le daban cierta repulsión. Era como si estuviera coqueteando con un mono; nada más repugnante que el amor y peor cuando era interespecie. Si al menos fuera con algo un poco mejor... algo más cercano en grandeza a los dragones. O al menos otro dragón, algo ancestral. No podía ignorar que era bella, pero le quitaba puntos el siquiera haber volteado a mirar a un sucio... ¿mago? Ni a magos llegaban, su magia no era de nacimiento. Sintió una mirada encima y después una pregunta. Así que notaron su presencia...- Tskche... Créeme que las palabras se nos habrían acabado hace mucho si yo formara parte.- Murmuró, poniendo una sonrisa ladina en su boca y los ojos en blanco. Había sido el primero en dirigirle la palabra, pero solo fue para decir cosas hostiles. Sí que hacían un esfuerzo grande por no sacarles a patadas de su torrecita. Algo poderoso debía estarlos deteniendo.
En un instante, el chico se levantó de inmediato, tirando incluso la silla mientras miraba fijamente el piso de la habitación, como esperando un ataque que no tenía ni idea de por donde venía. No dijo lo evidente, sino que esperó a que los anfitriones salieran de la habitación antes de seguirlos. Tristemente, presenció los diretes entre la dragona y el descendiente. Cosas como aquellas no podían ser más penosas, y sin embargo le valían un pepino con lo que tenían encima (o debajo) en aquel instante. Se adelantó mejor, que si bien no iba precisamente apurado, iba a buen paso mientras trataba de terminar de descifrar lo que había abajo. Podía sentir claramente los golpes a través de las vibraciones del suelo. Una vez en el sótano, o lo que fuera ese lugar siniestro, un escalofrío le recorrió la columna. Mira que eran cabrones. Tomando la magia de otros para ir por ahí para andar invocando demonios que, para ser sinceros, llegaría un momento que no podrían controlar. Ya escuchaba a Thranduil dando sermones sobre por qué jugar a la Ouija era malo.
Joder vaya sí que la han liado. Mira que ahora sí les compro todo el look gótico. No quieren ser magos pero quieren ser magos y ponerse a invocar demonios que no van a controlar...- Se detuvo en el último escalón, cruzando los brazos y recargándose de lado en la pared. No tenía intenciones de ayudarles. Cuando Adael terminó con un buen golpe encima fue cuando vio al chico por ahí tirado, medio muerto. Algo en él no le terminaba de encajar. Como si fuera algo que no tenía cabida en ese momento, o en ese lugar. Se limitó a observar, atento a cualquier golpe. Que los Souls limpiaran su agujero.
No estaba muy atento a las conversaciones. Sobre todo porque los intentos de flirt entre Zaphira y Khaled le daban cierta repulsión. Era como si estuviera coqueteando con un mono; nada más repugnante que el amor y peor cuando era interespecie. Si al menos fuera con algo un poco mejor... algo más cercano en grandeza a los dragones. O al menos otro dragón, algo ancestral. No podía ignorar que era bella, pero le quitaba puntos el siquiera haber volteado a mirar a un sucio... ¿mago? Ni a magos llegaban, su magia no era de nacimiento. Sintió una mirada encima y después una pregunta. Así que notaron su presencia...- Tskche... Créeme que las palabras se nos habrían acabado hace mucho si yo formara parte.- Murmuró, poniendo una sonrisa ladina en su boca y los ojos en blanco. Había sido el primero en dirigirle la palabra, pero solo fue para decir cosas hostiles. Sí que hacían un esfuerzo grande por no sacarles a patadas de su torrecita. Algo poderoso debía estarlos deteniendo.
En un instante, el chico se levantó de inmediato, tirando incluso la silla mientras miraba fijamente el piso de la habitación, como esperando un ataque que no tenía ni idea de por donde venía. No dijo lo evidente, sino que esperó a que los anfitriones salieran de la habitación antes de seguirlos. Tristemente, presenció los diretes entre la dragona y el descendiente. Cosas como aquellas no podían ser más penosas, y sin embargo le valían un pepino con lo que tenían encima (o debajo) en aquel instante. Se adelantó mejor, que si bien no iba precisamente apurado, iba a buen paso mientras trataba de terminar de descifrar lo que había abajo. Podía sentir claramente los golpes a través de las vibraciones del suelo. Una vez en el sótano, o lo que fuera ese lugar siniestro, un escalofrío le recorrió la columna. Mira que eran cabrones. Tomando la magia de otros para ir por ahí para andar invocando demonios que, para ser sinceros, llegaría un momento que no podrían controlar. Ya escuchaba a Thranduil dando sermones sobre por qué jugar a la Ouija era malo.
Joder vaya sí que la han liado. Mira que ahora sí les compro todo el look gótico. No quieren ser magos pero quieren ser magos y ponerse a invocar demonios que no van a controlar...- Se detuvo en el último escalón, cruzando los brazos y recargándose de lado en la pared. No tenía intenciones de ayudarles. Cuando Adael terminó con un buen golpe encima fue cuando vio al chico por ahí tirado, medio muerto. Algo en él no le terminaba de encajar. Como si fuera algo que no tenía cabida en ese momento, o en ese lugar. Se limitó a observar, atento a cualquier golpe. Que los Souls limpiaran su agujero.
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