Sayid Ibn Salah
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Después de las pertinentes formalidades y tener mi té entre las manos, Sarah por fin dijo lo que había venido a ofrecer respecto a la misión, la escuché atentamente y ya sospechaba lo que quería decirme teniendo en cuenta que Bellatrix me había contactado, aún así esperé hasta que terminó de exponer las razones para admitir a Bellatrix -Verás Sarah, Bella sería de gran ayuda pero teniendo en cuenta la traición y que no estaba muy dispuesta a colaborar en la última reunión a la que asistió debo pensármelo, no nos podemos permitir una traición en mitad del campo de batalla y ya me cuesta poner a los Pendragon en la línea pero al menos ellos quieren algo, están bajo periodo de prueba..-
Sarah no parecía muy a gusto y entonces me dijo lo de Matvey que me dejó bastante descolocado, iba a preguntar por eso pero entonces la puerta se abrió, un crío entró en la sala sentándose sin ningún tipo de educación, los guardias de la puerta me miraron y levanté una mano para que lo dejaran estar -Perdona pequeño pero esto es una sala privada, no puedes est.. ¿¡Pero qué haces!?- dije escandalizado viendo como bebía de una petaca y Vodka apartando inmediatamente ambas cosas de él con un hechizo.
En cuanto el crío empezó a hablar con tanta familiaridad pensé que tal vez me conocía de algo pero a mi no me sonaba de nada, lo miré extrañado pero curioso por su verdadera identidad antes de preguntar -Quien eres y que has venido a decirme, está claro que me conoces y no solo a mi, conoces el plan...-
Sarah no parecía muy a gusto y entonces me dijo lo de Matvey que me dejó bastante descolocado, iba a preguntar por eso pero entonces la puerta se abrió, un crío entró en la sala sentándose sin ningún tipo de educación, los guardias de la puerta me miraron y levanté una mano para que lo dejaran estar -Perdona pequeño pero esto es una sala privada, no puedes est.. ¿¡Pero qué haces!?- dije escandalizado viendo como bebía de una petaca y Vodka apartando inmediatamente ambas cosas de él con un hechizo.
En cuanto el crío empezó a hablar con tanta familiaridad pensé que tal vez me conocía de algo pero a mi no me sonaba de nada, lo miré extrañado pero curioso por su verdadera identidad antes de preguntar -Quien eres y que has venido a decirme, está claro que me conoces y no solo a mi, conoces el plan...-
Giré levemente la cabeza hacia los guardias lanzandoles una mirada asesina, no me fiaba tampoco de ellos. Hice un gesto de mi mano y les cerré las puertas en las narices, no queria que escuchasen nada.
- Esto es privado.
Puse los ojos en blanco cuando Sayid me quitó mis bebidas.
- Tengo edad de sobra para beber...y seguro que te troncho.
Me masajeé el entrecejo y me puse en pie, caminando con las manos a la espalda.
- Bueno, no conozco el plan al completo, pero sé lo que vais a hacer. - al llegar a Sayid sonreí pretendiendo parecer amable, o educado o algo, y volví a coger mi botella de vodka. Se me habia amargado el humor durante este tiempo en el que todo habia salido del revés.
- Lo primero que os pido: discreción... al menos de momento. Ya no tiene mucho sentido seguir de encubierto, Bellatrix tuvo una manera maravillosa de mandarlo todo a la mierda. - me bebí la mitad de la botella, chasqueé los dedos y apareció mi ghoul. -Registra los alrededores! Asegurate de que no hay nadie cotilleando....y que no te vean.
El ghoul marchó y yo volví a mi sitio.
- Entiendo que esto os enfade, a mi tambien me enfadaría. Dejadme que os lo explique desde el principio. Cuando el dia del Parlamento nos enteramos todos mediante Mei que Bellatrix habia estado hablando en privado con los Pendragon para unirse a ellos, ella vino a mi sótano a verme. Me dijo que sus órdenes eran hacer aliados para su causa y… matar a un descendiente para llevárselos y demostrar que había roto su relación con el Consejo.
Me señalé a mi mismo con las manos, bueno, estaba claro que me ofrecí voluntario.
- Lo del cuchillo fue cierto, y sí, durante un rato, estuve un poco muerto. - por aclarar. - Bella estaba acojonada por los Pendragon y sus ejércitos, y con tal de ganarse su confianza, estaba dispuesta a matar a uno de nosotros. Sus auténticas intenciones eran infiltrarse entre ellos, para así poder resultar de utilidad llegado el momento. Dijo que solo había venido a avisarme de lo que iba a hacer.
Señalé a Sayid. - Entonces llegaron los guardias a mi puerta. Intenté disuadirla. No iba a dejar que matara a ninguno de nosotros. Sé que, a su extraña...y retorcida manera, la lealtad de Bella no estaba con los Pendragon, si no con "el Consejo"- me daba dolor de cabeza solo pensar en eso, y mis gestos de preadolescente frustrado eran muy, muy elocuentes. - Aunque los Pendragon nieguen lo que le pidieron a Bella, es cierto. Nos fuimos de mi sotano porque los guardias iban a detenernos y yo...necesitaba mas tiempo. - esos guardias no deberian haber estado ahi, para empezar. Azuzarmelos a mi, con qué pretexto?
- Decidí ayudarla, si me mataba a mi probaría a los Pendragon que estaba de su lado y podría infiltrarse. Pero por lo que veo, no sirvió de nada. - dije un maldita sea, por lo bajo, frustrado, haciendo como que me rascaba una barba que no tenia. -La hice jurar por inquebrantable que no os dañaría a ninguno de vosotros. En fin, desciendo de Rasputín, cuantas veces lo mataron a él? La otra opcion era encerrarla, desaprovechando una oportunidad....porque creedme, estaba muy dispuesta a cumplir su "deber".
Me había terminado la botella mientras hacia mi confesión. No había contado con que mi cuerpo infantil no metabolizaba el alcohol igual que mi enorme cuerpo de ruso adulto. Ahora estaba depre.
- He estado de incógnito, solo lo saben unos pocos. Me salió mal la jugada. No fue un buen plan y definitivamente no debí haberlo llevado a cabo sin consultar pero...el Parlamento estaba acabando y no teniamos tiempo. Y por ello......mis mas sinceras disculpas.
Los miré. Era el momento de los reproches, enfados, caras largas, pasivo agresivo style..... estaba preparado.
- Esto es privado.
Puse los ojos en blanco cuando Sayid me quitó mis bebidas.
- Tengo edad de sobra para beber...y seguro que te troncho.
Me masajeé el entrecejo y me puse en pie, caminando con las manos a la espalda.
- Bueno, no conozco el plan al completo, pero sé lo que vais a hacer. - al llegar a Sayid sonreí pretendiendo parecer amable, o educado o algo, y volví a coger mi botella de vodka. Se me habia amargado el humor durante este tiempo en el que todo habia salido del revés.
- Lo primero que os pido: discreción... al menos de momento. Ya no tiene mucho sentido seguir de encubierto, Bellatrix tuvo una manera maravillosa de mandarlo todo a la mierda. - me bebí la mitad de la botella, chasqueé los dedos y apareció mi ghoul. -Registra los alrededores! Asegurate de que no hay nadie cotilleando....y que no te vean.
El ghoul marchó y yo volví a mi sitio.
- Entiendo que esto os enfade, a mi tambien me enfadaría. Dejadme que os lo explique desde el principio. Cuando el dia del Parlamento nos enteramos todos mediante Mei que Bellatrix habia estado hablando en privado con los Pendragon para unirse a ellos, ella vino a mi sótano a verme. Me dijo que sus órdenes eran hacer aliados para su causa y… matar a un descendiente para llevárselos y demostrar que había roto su relación con el Consejo.
Me señalé a mi mismo con las manos, bueno, estaba claro que me ofrecí voluntario.
- Lo del cuchillo fue cierto, y sí, durante un rato, estuve un poco muerto. - por aclarar. - Bella estaba acojonada por los Pendragon y sus ejércitos, y con tal de ganarse su confianza, estaba dispuesta a matar a uno de nosotros. Sus auténticas intenciones eran infiltrarse entre ellos, para así poder resultar de utilidad llegado el momento. Dijo que solo había venido a avisarme de lo que iba a hacer.
Señalé a Sayid. - Entonces llegaron los guardias a mi puerta. Intenté disuadirla. No iba a dejar que matara a ninguno de nosotros. Sé que, a su extraña...y retorcida manera, la lealtad de Bella no estaba con los Pendragon, si no con "el Consejo"- me daba dolor de cabeza solo pensar en eso, y mis gestos de preadolescente frustrado eran muy, muy elocuentes. - Aunque los Pendragon nieguen lo que le pidieron a Bella, es cierto. Nos fuimos de mi sotano porque los guardias iban a detenernos y yo...necesitaba mas tiempo. - esos guardias no deberian haber estado ahi, para empezar. Azuzarmelos a mi, con qué pretexto?
- Decidí ayudarla, si me mataba a mi probaría a los Pendragon que estaba de su lado y podría infiltrarse. Pero por lo que veo, no sirvió de nada. - dije un maldita sea, por lo bajo, frustrado, haciendo como que me rascaba una barba que no tenia. -La hice jurar por inquebrantable que no os dañaría a ninguno de vosotros. En fin, desciendo de Rasputín, cuantas veces lo mataron a él? La otra opcion era encerrarla, desaprovechando una oportunidad....porque creedme, estaba muy dispuesta a cumplir su "deber".
Me había terminado la botella mientras hacia mi confesión. No había contado con que mi cuerpo infantil no metabolizaba el alcohol igual que mi enorme cuerpo de ruso adulto. Ahora estaba depre.
- He estado de incógnito, solo lo saben unos pocos. Me salió mal la jugada. No fue un buen plan y definitivamente no debí haberlo llevado a cabo sin consultar pero...el Parlamento estaba acabando y no teniamos tiempo. Y por ello......mis mas sinceras disculpas.
Los miré. Era el momento de los reproches, enfados, caras largas, pasivo agresivo style..... estaba preparado.
-¿Ya, pero y si te dijera que creo que esa traición nunca ocurrió?- Suspiré dejando que terminara de exponer los pensamientos de mi interlocutor. Me coloqué el pelo por delante del hombro, pensando en lo que estaba él diciendo, y parte de razón no le faltaba. -Ya, quizás tengas razón, pero… estúdialo. O habla con ella, creo de verdad que quiere colaborar-
La conversación, que se había visto interrumpida por el joven, se tornó súbitamente elocuente. Sayid tampoco conocía al muchacho, son su petaca y sus formas de hablar, nadie diría que se tratase de un joven, lo que más le extrañaba a Sarah es que Sayid tampoco lo conociese y los guardas lo hubieran dejado entrar tan alegremente. Seguí al crío con la mirada, recolocándome en la silla. Le estudiaba en silencio, sin añadir nada, porque me recordaba extrañamente a alguien. Se adelantó en la silla, colocando los codos sobre las rosillas cuando nos pidió discreción. ¿Bellatrix? -¿Matvey? Con el ghoul ya no había lugar a dudas, claro que me sonaba. No estaba enfadada, no en ese momento, lo que estaba era estupefacta.
Nuevamente, si conocía la información de que Bellatrix hablaba con los Pendragon, yo no la recordaba. Malditas drogas. -Pero si ella dice que se mantenía leal al Consejo, ¿para qué acercarse a los Pendragon cuando dijimos de no hacerlo?- ¿La descendiente de Alligheri me había mentido en la cara? Sarah se masajeó la frente, usando el arco de las cejas para ello. La retorcida manera de lealtad de Bellatrix, qué elocuente forma de describir las acciones de Bellatrix.
Exhalé aire todavía procesando toda la información que nos habían revelado. Sabía que había algo raro en todo el tema de Matvey, y ahora estaba contenta porque no estaba loca, pero terriblemente confundida con las acciones que los supuestos compañeros habían tomado a las espaldas de todos los demás -¿Y si estabas de incógnito, por qué del mensaje Matvey?- Tan oculto no quería estar con una cagada tan grande como aquella. -Supuse que había algo raro en cuando Jack respondió. Lo sabía. Pero nos lo podrías haber dicho después del Parlamento. ¡Matvey, pensábamos que estabas muerto! Y Bellatrix acusada de algo que no es real…- Aunque… -Estamos seguros que los Pendragon no saben nada de la argucia? Podríamos jugar todavía la carta de Bellatrix, y … facilitar su fuga… Ay, no sé, estoy diciendo tonterías. Perdonadme- Me levanté de la silla, para dar una vuelta alrededor de la mesa, confusa. A mi estas cosas de estrategias se me daban fatal… Todo esto es cosa de Sayid, que para eso es los que prepara
La conversación, que se había visto interrumpida por el joven, se tornó súbitamente elocuente. Sayid tampoco conocía al muchacho, son su petaca y sus formas de hablar, nadie diría que se tratase de un joven, lo que más le extrañaba a Sarah es que Sayid tampoco lo conociese y los guardas lo hubieran dejado entrar tan alegremente. Seguí al crío con la mirada, recolocándome en la silla. Le estudiaba en silencio, sin añadir nada, porque me recordaba extrañamente a alguien. Se adelantó en la silla, colocando los codos sobre las rosillas cuando nos pidió discreción. ¿Bellatrix? -¿Matvey? Con el ghoul ya no había lugar a dudas, claro que me sonaba. No estaba enfadada, no en ese momento, lo que estaba era estupefacta.
Nuevamente, si conocía la información de que Bellatrix hablaba con los Pendragon, yo no la recordaba. Malditas drogas. -Pero si ella dice que se mantenía leal al Consejo, ¿para qué acercarse a los Pendragon cuando dijimos de no hacerlo?- ¿La descendiente de Alligheri me había mentido en la cara? Sarah se masajeó la frente, usando el arco de las cejas para ello. La retorcida manera de lealtad de Bellatrix, qué elocuente forma de describir las acciones de Bellatrix.
Exhalé aire todavía procesando toda la información que nos habían revelado. Sabía que había algo raro en todo el tema de Matvey, y ahora estaba contenta porque no estaba loca, pero terriblemente confundida con las acciones que los supuestos compañeros habían tomado a las espaldas de todos los demás -¿Y si estabas de incógnito, por qué del mensaje Matvey?- Tan oculto no quería estar con una cagada tan grande como aquella. -Supuse que había algo raro en cuando Jack respondió. Lo sabía. Pero nos lo podrías haber dicho después del Parlamento. ¡Matvey, pensábamos que estabas muerto! Y Bellatrix acusada de algo que no es real…- Aunque… -Estamos seguros que los Pendragon no saben nada de la argucia? Podríamos jugar todavía la carta de Bellatrix, y … facilitar su fuga… Ay, no sé, estoy diciendo tonterías. Perdonadme- Me levanté de la silla, para dar una vuelta alrededor de la mesa, confusa. A mi estas cosas de estrategias se me daban fatal… Todo esto es cosa de Sayid, que para eso es los que prepara
Sayid Ibn Salah
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La actitud de aquel niño era extraña, miré a Sarah pero ella parecía tan confusa como yo, al decir que tenía edad para beber y las confianzas estaba claro que no era un crío normal, la pregunta era ¿quién era realmente? se acercó a mi y recuperó su botella. El chico empezó a hablar y si observaba con cuidado sus gestos, palabras y acento no me costaría mucho llegar a la misma conclusión que Sarah, estábamos hablando con Matvey.
Lo miré con el gesto serio y en silencio, el Ghoul era la confirmación de nuestras sospechas pero no lo expresé como mi compañera, yo estaba enfadado de verdad pero al menos escucharía lo que tenía que decir. Con cada palabra mi ceño se iba frunciendo cada vez más pero no detuve al descendiente a pesar de que la pelirroja interactuaba con él, al finalizar la explicación del nigromante dejé que ella diera su punto de vista antes de hablar yo -Vamos por partes... ¿eres consciente de lo que nos has hecho pasar? con todo respeto Matvey, has sido imprudente e irresponsable además de poco considerado con tus compañeros del consejo, puede que no tengamos todos una relación muy cercana pero somos un grupo-
No pude quedarme sentado y me levanté de mi silla empezando a repasar mentalmente lo que acababa de contarme, lo que yo había visto y además, el plan que teníamos entre manos -Los guardias fueron enviados por el crimen de traición al consejo, tal y como dictan las normas el consejo deliberó, Bellatrix sería juzgada y castigada según la gravedad del asunto pero en lugar de colaborar huyó contigo arrastrándote a sus crímenes, tu confesión sin duda cambia las cosas para ti pero no para ella ¿que estaba dispuesta a matar a uno de los nuestros por el consejo? exactamente ¿en qué ayudaría eso a nuestro consejo? la descendiente de Alghieri podía ser muchas cosas pero jamás pensé que recurriría a algo así, en mi opinión es un acto de cobardía y traición, lo siento mucho pero me cuesta confiar en alguien con una idea de lealtad tan retorcida, el consejo no es el salón del cónclave, no es un nombre, el consejo somos todos y cada uno de sus miembros-
Me detuve al otro lado de la mesa justo frente al chico -El juramento inquebrantable la obliga a no hacernos daño directamente, pero ¿qué te garantiza que al dejarla ir con los Pendragon o cualquiera que sea el plan no nos traicione? de momento jugamos en desventaja, no sabemos nada de los Pendragon y ellos saben más de nosotros de lo que nosotros podemos esperar, cuando llegaron conocían nuestros nombres, identificaron a Giordano por su forma de hablar y moverse... las guerras no se ganan solo con sangre, la información es una gran fuente de poder- empecé a caminar una vez más, esta vez en dirección contraria hasta mis apuntes y la pizarra -Este asunto no me pertenece solo a mi, es una decisión del consejo y todos deben estar informados-
examiné mis apuntes y añadí unos cuantos números con dos variables enseñándoselos a Sarah -Si Bellatrix viene a la batalla pueden pasar dos cosas, que nos traicione y nuestras probabilidades de ganar se vean reducidas o que nos ayude de verdad y nos de un pequeño empujón... dejarla venir es casi como dejarlo todo al azar, como he dicho antes la decisión es del consejo, se deliberará y se tomará una decisión- miré al descendiente de Rasputín y entonces me dirigí a él -eso te incluye Matvey, debes votar y asumir tus responsabilidades-
Lo miré con el gesto serio y en silencio, el Ghoul era la confirmación de nuestras sospechas pero no lo expresé como mi compañera, yo estaba enfadado de verdad pero al menos escucharía lo que tenía que decir. Con cada palabra mi ceño se iba frunciendo cada vez más pero no detuve al descendiente a pesar de que la pelirroja interactuaba con él, al finalizar la explicación del nigromante dejé que ella diera su punto de vista antes de hablar yo -Vamos por partes... ¿eres consciente de lo que nos has hecho pasar? con todo respeto Matvey, has sido imprudente e irresponsable además de poco considerado con tus compañeros del consejo, puede que no tengamos todos una relación muy cercana pero somos un grupo-
No pude quedarme sentado y me levanté de mi silla empezando a repasar mentalmente lo que acababa de contarme, lo que yo había visto y además, el plan que teníamos entre manos -Los guardias fueron enviados por el crimen de traición al consejo, tal y como dictan las normas el consejo deliberó, Bellatrix sería juzgada y castigada según la gravedad del asunto pero en lugar de colaborar huyó contigo arrastrándote a sus crímenes, tu confesión sin duda cambia las cosas para ti pero no para ella ¿que estaba dispuesta a matar a uno de los nuestros por el consejo? exactamente ¿en qué ayudaría eso a nuestro consejo? la descendiente de Alghieri podía ser muchas cosas pero jamás pensé que recurriría a algo así, en mi opinión es un acto de cobardía y traición, lo siento mucho pero me cuesta confiar en alguien con una idea de lealtad tan retorcida, el consejo no es el salón del cónclave, no es un nombre, el consejo somos todos y cada uno de sus miembros-
Me detuve al otro lado de la mesa justo frente al chico -El juramento inquebrantable la obliga a no hacernos daño directamente, pero ¿qué te garantiza que al dejarla ir con los Pendragon o cualquiera que sea el plan no nos traicione? de momento jugamos en desventaja, no sabemos nada de los Pendragon y ellos saben más de nosotros de lo que nosotros podemos esperar, cuando llegaron conocían nuestros nombres, identificaron a Giordano por su forma de hablar y moverse... las guerras no se ganan solo con sangre, la información es una gran fuente de poder- empecé a caminar una vez más, esta vez en dirección contraria hasta mis apuntes y la pizarra -Este asunto no me pertenece solo a mi, es una decisión del consejo y todos deben estar informados-
examiné mis apuntes y añadí unos cuantos números con dos variables enseñándoselos a Sarah -Si Bellatrix viene a la batalla pueden pasar dos cosas, que nos traicione y nuestras probabilidades de ganar se vean reducidas o que nos ayude de verdad y nos de un pequeño empujón... dejarla venir es casi como dejarlo todo al azar, como he dicho antes la decisión es del consejo, se deliberará y se tomará una decisión- miré al descendiente de Rasputín y entonces me dirigí a él -eso te incluye Matvey, debes votar y asumir tus responsabilidades-
Mis compañeros se percataron de que se trataba de mi sin necesidad de decirselo a las claras, como era de esperar de gente inteligente como ellos. La primera pregunta de Sarah...
- Porque Bella temía que el poder de los Pendragon nos aplastara, se acercó por su cuenta con intenciones de poder crear daño desde dentro. El problema era que estaba dispuesta a hacer lo que fuera para obtener su confianza. - me habia parecido excesivo hasta donde habia estado dispuesta a llegar, se lo habia dicho.
Preguntó por mi mensaje en el dispositivo. Mi cara reflejó algo de bochorno.
- Estaba leyendo vuestros mensajes - aburrido y borracho, me falto decir. - revisandolos y....se me escapó, no quería enviarlo. Por cierto Sayid enhorabuena por tu boda con Arleen.
Hice un gesto con mis manos como indicandole a Sarah que es que tenian que pensar de verdad que estaba muerto.
- Lo sé, una vez el plan se fue al garete debi deciroslo antes....pero como aun no estaba seguro de las intenciones de los Pendragon preferí guardar el secreto más tiempo, si lo conociais vosotros era posible que ellos acabasen conociendolo tambien. Y Bella estaba dispuesta a hacer el sacrificio, me lo dijo -negué con la cabeza. - No Sarah, los Pendragon aun no saben nada. Ni Bella, ella sigue creyendo que me mató. Jugar la carta....no se si aun es posible. No me importa seguir de encubierto... tampoco creo que estés diciendo ninguna tontería. Al menos la treta habrá servido para ver si alguien ha intentado reclamar mi puesto. Por ejemplo, Adele Gaultier. No me extrañaría en lo absoluto....
Me masajeé la sien porque Sayid me llamó irresponsable e imprudente, cuando en realidad responsabilidad no me habia faltado.
- Obviamente soy consciente, por eso os estoy pidiendo disculpas. - le dije mortalmente serio, no me gustaba ser aleccionado con un "te das cuenta". Poco considerado, en eso estabamos de acuerdo.
Sayid comenzó con sus preguntas que estaba mas que dispuesto a responder.
- Dispuesta a matar a uno de nosotros....si. Eso? No habría ayudado absolutamente en nada. Probablemente, quizá, los Pendragon ni si quiera estuviesen interesados en ella...y solo querian causar la discordia entre nosotros, comprobar como de débiles eran los eslabones de nuestras cadenas pero... - sonreí de lado de modo muy avieso. - no somos tan debiles como ellos piensan. Se lo dije, le dije que tratar diariamente con los muertos le habia hecho perder la perspectiva sobre el valor de los vivos.... - hice un gesto de agotamiento, no dudaba de que Bella quisiera ayudar pero consideraba que en el proceso causaba mas problemas que beneficios. - Daño directo o indirecto, ni a ninguno de vuestros familiares.
Asentí con la cabeza, fui hacia la estanteria sacando un documento sellado como oficial de un cajon, un memorándum, y empece a escribir.
- Voy a escribir lo sucedido y a hacer mi declaracion por escrito. Lo sellaré y lo enviaré al resto de miembros del Consejo....podemos fiarnos de todos ellos o debería dejar a alguno o alguna fuera? - dije levantando una ceja mientras miraba a Sarah y Sayid. - Algun otro eslabon se ha debilitado?
Al terminar lo enrollé y lo sellé con uno de mis anillos, con el sello de mi familia. Lo dejé encima de la mesa y esuché a Sayid.
- Traicionarnos alli sería estupido por su parte. Aun asi, yo ya no me fío de que las ideas y decisiones que pasen por su mente sean buenas - concluí, pensativo. Despues, le dejé los memorandum a Sayid, ya estaban sellados. - Yo iré con vosotros, de un modo u otro puedo daros apoyo.
Ya fuese haciendome pasar por un guardia de ouroboros, o mandando a algunos demonios a modo de centinelas, no los dejaría solos.
- Porque Bella temía que el poder de los Pendragon nos aplastara, se acercó por su cuenta con intenciones de poder crear daño desde dentro. El problema era que estaba dispuesta a hacer lo que fuera para obtener su confianza. - me habia parecido excesivo hasta donde habia estado dispuesta a llegar, se lo habia dicho.
Preguntó por mi mensaje en el dispositivo. Mi cara reflejó algo de bochorno.
- Estaba leyendo vuestros mensajes - aburrido y borracho, me falto decir. - revisandolos y....se me escapó, no quería enviarlo. Por cierto Sayid enhorabuena por tu boda con Arleen.
Hice un gesto con mis manos como indicandole a Sarah que es que tenian que pensar de verdad que estaba muerto.
- Lo sé, una vez el plan se fue al garete debi deciroslo antes....pero como aun no estaba seguro de las intenciones de los Pendragon preferí guardar el secreto más tiempo, si lo conociais vosotros era posible que ellos acabasen conociendolo tambien. Y Bella estaba dispuesta a hacer el sacrificio, me lo dijo -negué con la cabeza. - No Sarah, los Pendragon aun no saben nada. Ni Bella, ella sigue creyendo que me mató. Jugar la carta....no se si aun es posible. No me importa seguir de encubierto... tampoco creo que estés diciendo ninguna tontería. Al menos la treta habrá servido para ver si alguien ha intentado reclamar mi puesto. Por ejemplo, Adele Gaultier. No me extrañaría en lo absoluto....
Me masajeé la sien porque Sayid me llamó irresponsable e imprudente, cuando en realidad responsabilidad no me habia faltado.
- Obviamente soy consciente, por eso os estoy pidiendo disculpas. - le dije mortalmente serio, no me gustaba ser aleccionado con un "te das cuenta". Poco considerado, en eso estabamos de acuerdo.
Sayid comenzó con sus preguntas que estaba mas que dispuesto a responder.
- Dispuesta a matar a uno de nosotros....si. Eso? No habría ayudado absolutamente en nada. Probablemente, quizá, los Pendragon ni si quiera estuviesen interesados en ella...y solo querian causar la discordia entre nosotros, comprobar como de débiles eran los eslabones de nuestras cadenas pero... - sonreí de lado de modo muy avieso. - no somos tan debiles como ellos piensan. Se lo dije, le dije que tratar diariamente con los muertos le habia hecho perder la perspectiva sobre el valor de los vivos.... - hice un gesto de agotamiento, no dudaba de que Bella quisiera ayudar pero consideraba que en el proceso causaba mas problemas que beneficios. - Daño directo o indirecto, ni a ninguno de vuestros familiares.
Asentí con la cabeza, fui hacia la estanteria sacando un documento sellado como oficial de un cajon, un memorándum, y empece a escribir.
- Voy a escribir lo sucedido y a hacer mi declaracion por escrito. Lo sellaré y lo enviaré al resto de miembros del Consejo....podemos fiarnos de todos ellos o debería dejar a alguno o alguna fuera? - dije levantando una ceja mientras miraba a Sarah y Sayid. - Algun otro eslabon se ha debilitado?
Al terminar lo enrollé y lo sellé con uno de mis anillos, con el sello de mi familia. Lo dejé encima de la mesa y esuché a Sayid.
- Traicionarnos alli sería estupido por su parte. Aun asi, yo ya no me fío de que las ideas y decisiones que pasen por su mente sean buenas - concluí, pensativo. Despues, le dejé los memorandum a Sayid, ya estaban sellados. - Yo iré con vosotros, de un modo u otro puedo daros apoyo.
Ya fuese haciendome pasar por un guardia de ouroboros, o mandando a algunos demonios a modo de centinelas, no los dejaría solos.
-¿Y para qué hicimos el plan de incursión? Está claro que le importa una mierda el Consejo, solo le importa su blanqueado culo- Respondí enfadada por la traición a mi confianza por parte de Bellatrix. Compartía plenamente las opiniones de Sayid cuando este empezó a responder a Matvey, e igual que él, opinaba que debía de haberlo contado al consejo. A TODOS. Y no solo a la chachipandi. Éste no estaba estupefacto como yo, sino más bien enojado, y se le notaba en el tono con el que le hablaba. Al menos no era yo la única idiota que no estaba enterada de todo esto, sino que había más a los que nos debían de tratar como si fuéramos imbéciles. ¿Habría peras podridas en el consejo? -Somos un grupo… debemos tratarnos como tal. Los intereses individuales destruirán al Consejo, otra vez- Dije con cierto tono de tristeza, pues ya era de sabido por todos el tema de la historia con los Pendragon y cómo el antiguo Consejo se fue al garete por las decisiones ególatras y egoístas de unos pocos.
Permanecí callada mientras seguía con la mirada a Sayid, explicando la versión de los hechos de algunas lagunas narrativas del discurso de Matvey, como el tema de los guardias. Las acciones de Bellatrix, secundaban, una vez más, mi opinión de que si todos los miembros del consejo no reman a una, todo se iría al traste, y no andaban las cosas como para poder disgregarse. Divide y vencerás. Quizás ese sea el talón de Aquiles del Consejo… desde siempre. Escuchar a Sayid me hizo darme cuenta de que tenía razón, quizás ella no nos hiciera daño, ¿pero quién dice que no lo hagan emisarios suyos? -Está claro que si el plan de los Pendragon es enemistar al Consejo, que nos dividamos, lo están consiguiendo- Y somos más débiles de lo que esperábamos. Suspiré, apenada -Todos deberían saberlo, Matvey. Sin excepción. Si no confiamos los unos en los otros, seremos más eslabones debilitados de la cadena. Al final todo se sabe…- y lo decía por mí misma, que con pocas elucubraciones había resuelto el enigma, aunque de ser del todo veraz sin el mensaje borrado de Matvey, no hubiera podido morder el anzuelo y seguir con la trama.
-Si nos traiciona… y la misión se val al traste… ella misma quedaría a merced de la IA. Le interesa, tanto o más que a nosotros, derrotar a la máquina- Quise convencer a Sayid sobre la posición de la mujer de pelo blanco. Todas las jugadas pintaban mal, pero… -Mi voto es que baje. Y luego, que vuelva a donde está ahora- Que por mucho que se haya declarado culpable de asesinato y no lo sea, todavía lo es de traición… por mucho que quiera vendernos el humo de que era leal al consejo. -En cualquier caso, deberíamos prepararnos para los que se nos viene encima. Matvey… gracias por volver- Ojalá Snagov pudiera hacerlo también. Abrazó al menor, quedando por la altura del criajo que a esas edades no suelen dar el estirón, mis senos a la altura de su frente.
Permanecí callada mientras seguía con la mirada a Sayid, explicando la versión de los hechos de algunas lagunas narrativas del discurso de Matvey, como el tema de los guardias. Las acciones de Bellatrix, secundaban, una vez más, mi opinión de que si todos los miembros del consejo no reman a una, todo se iría al traste, y no andaban las cosas como para poder disgregarse. Divide y vencerás. Quizás ese sea el talón de Aquiles del Consejo… desde siempre. Escuchar a Sayid me hizo darme cuenta de que tenía razón, quizás ella no nos hiciera daño, ¿pero quién dice que no lo hagan emisarios suyos? -Está claro que si el plan de los Pendragon es enemistar al Consejo, que nos dividamos, lo están consiguiendo- Y somos más débiles de lo que esperábamos. Suspiré, apenada -Todos deberían saberlo, Matvey. Sin excepción. Si no confiamos los unos en los otros, seremos más eslabones debilitados de la cadena. Al final todo se sabe…- y lo decía por mí misma, que con pocas elucubraciones había resuelto el enigma, aunque de ser del todo veraz sin el mensaje borrado de Matvey, no hubiera podido morder el anzuelo y seguir con la trama.
-Si nos traiciona… y la misión se val al traste… ella misma quedaría a merced de la IA. Le interesa, tanto o más que a nosotros, derrotar a la máquina- Quise convencer a Sayid sobre la posición de la mujer de pelo blanco. Todas las jugadas pintaban mal, pero… -Mi voto es que baje. Y luego, que vuelva a donde está ahora- Que por mucho que se haya declarado culpable de asesinato y no lo sea, todavía lo es de traición… por mucho que quiera vendernos el humo de que era leal al consejo. -En cualquier caso, deberíamos prepararnos para los que se nos viene encima. Matvey… gracias por volver- Ojalá Snagov pudiera hacerlo también. Abrazó al menor, quedando por la altura del criajo que a esas edades no suelen dar el estirón, mis senos a la altura de su frente.
Sayid Ibn Salah
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Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Me llevé una mano al puente de la nariz para masajearlo con dos dedos, al menos algo había quedado claro, Bellatrix no escaparía de la acusación de traición -Está claro que una sola persona podría verse abrumada por su poder pero debió confiar en sus compañeros, no en las palabras de un charlatán- Sarah también parecía enfadada y no era para menos. El nigromante pasó a explicarse por el asunto del mensaje que la verdad, yo no había visto con todo el jaleo de la boda -Gracias Matvey, aunque habría preferido que vinieras- dije contestando a su felicitación, en un tono menos enfadado y más triste.
Pensé un poco sobre jugar la carta de la muerte del descendiente, a lo mejor nos era de ayuda y al mencionar a la blood keeper recordé los informes de la guardia -Adele nos ha enviado cartas a todos, quería una reunión y me suena que hay algo del juzgado suyo... puedes probar suerte allí-.
Aquel niño empezó a responder mis preguntas al igual que Sarah nos daba su opinión, al menos aceptaban que parte de razón había en mis palabras y al final suspiré dejándome caer en una silla -Bien... confío en tu juramento y tu más o menos buen juicio Matvey, pero no podemos permitirnos fallos en esta misión, irá vigilada y solo si el consejo está de acuerdo y es unánime- sentencié porque no iba a ceder en eso. Asentí cuando hijo los memorandums además de sellarlos -Puedes fiarte de todos... pero pide discreción, ya sabes que tenemos un par de mentes inquietas, además, si las entrega uno de tus Ghoul personalmente o tu, mejor, las lechuzas pueden ser interceptadas y a este punto no me fio ni de mi propia sombra-
Una vez más asentí a lo que decían mis dos compañeros, sería una locura traicionarnos abajo pero la posibilidad estaba ahí, ya había dado mi postura respecto a la descendiente así que solo quedaba esperar las respuestas del resto de miembros del consejo. Al final el nigromante me dejó los memorandums y asumí que me los confiaba a mi, los tomé y guardé para ponerlos a buen recaudo y hacer que Frederic, uno de mis cuñados, los entregara personalmente después. Me levanté de la mesa y esperé a que Sarah soltara al nigromante para darle yo un buen estrujón con mi sonrisa amable de siempre -Perdona mi mal humor, ya sabes como son estas cosas, pero me alegro de tenerte de vuelta compañero- le di un par de palmadas en la espalda y entonces ambos compañeros se marcharon, por mi parte tenía aún trabajo que hacer.
Pasó casi una hora desde aquella visita inesperada hasta que dio comienzo la reunión de la misión, los líderes o representantes de cada facción llegaron y fueron tomando asiento mientras yo precidía la mesa, una de las primeras en hablar fue la ministra humana, explicó algunas cosas sobre el código y pasamos a explicar el plan, cada uno de los líderes aportó y debatió lo que debía, repartimos los grupos teniendo en cuenta las habilidades de cada persona y al final, el plan estaba listo, solo esperaba que las pocas probabilidades que teníamos de vencer fueran suficientes.
Pensé un poco sobre jugar la carta de la muerte del descendiente, a lo mejor nos era de ayuda y al mencionar a la blood keeper recordé los informes de la guardia -Adele nos ha enviado cartas a todos, quería una reunión y me suena que hay algo del juzgado suyo... puedes probar suerte allí-.
Aquel niño empezó a responder mis preguntas al igual que Sarah nos daba su opinión, al menos aceptaban que parte de razón había en mis palabras y al final suspiré dejándome caer en una silla -Bien... confío en tu juramento y tu más o menos buen juicio Matvey, pero no podemos permitirnos fallos en esta misión, irá vigilada y solo si el consejo está de acuerdo y es unánime- sentencié porque no iba a ceder en eso. Asentí cuando hijo los memorandums además de sellarlos -Puedes fiarte de todos... pero pide discreción, ya sabes que tenemos un par de mentes inquietas, además, si las entrega uno de tus Ghoul personalmente o tu, mejor, las lechuzas pueden ser interceptadas y a este punto no me fio ni de mi propia sombra-
Una vez más asentí a lo que decían mis dos compañeros, sería una locura traicionarnos abajo pero la posibilidad estaba ahí, ya había dado mi postura respecto a la descendiente así que solo quedaba esperar las respuestas del resto de miembros del consejo. Al final el nigromante me dejó los memorandums y asumí que me los confiaba a mi, los tomé y guardé para ponerlos a buen recaudo y hacer que Frederic, uno de mis cuñados, los entregara personalmente después. Me levanté de la mesa y esperé a que Sarah soltara al nigromante para darle yo un buen estrujón con mi sonrisa amable de siempre -Perdona mi mal humor, ya sabes como son estas cosas, pero me alegro de tenerte de vuelta compañero- le di un par de palmadas en la espalda y entonces ambos compañeros se marcharon, por mi parte tenía aún trabajo que hacer.
Pasó casi una hora desde aquella visita inesperada hasta que dio comienzo la reunión de la misión, los líderes o representantes de cada facción llegaron y fueron tomando asiento mientras yo precidía la mesa, una de las primeras en hablar fue la ministra humana, explicó algunas cosas sobre el código y pasamos a explicar el plan, cada uno de los líderes aportó y debatió lo que debía, repartimos los grupos teniendo en cuenta las habilidades de cada persona y al final, el plan estaba listo, solo esperaba que las pocas probabilidades que teníamos de vencer fueran suficientes.
Arturo Lizarraga
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El plan era ir al mercado e iba camino hacia el mismo, pero me he enterado de que habrá una reunión con motivo de las fiestas. Tal vez ahí podría saciar dos cosas, mi hambre y mi curiosidad sobre los eventos recientes. Intenté preguntar en el hospital, pero estaban demasiado ocupados con pacientes en condiciones más graves que yo. Antes de ir a cualquier parte regreso a mi cuarto para cambiarme, y he optado por algo formal, por lo que vuelvo a usar la misma vestimenta con que se me vio en la fiesta previa al torneo que participé.
En el transcurso de la caminata, siento algo extraño en el ambiente, a pesar de que a primera vista la gente está tratando de distraerse en la festividad en vez de pensar en los acontecimientos recientes, y por ende todos parecen felices, ay algo que no me termina de cuadrar. Además, parece que el afluente de gente ha disminuido. Probablemente no estén de humor ni para el evento o peor, hayan perdido familiares, lo que justificaría su ausencia.
Al llegar, los guardias me detienen—no puedes pasar—hacen su porte impidiéndome el paso—comprendo, pero quisiera hablar con Adael, me dijo va enseñarme cosas nuevas sobre la manipulación del fuego—al decir esto, los guardias parecen comprender—ohh, un estudiante, debiste decirlo desde el principio—bueno, no es que tenga una tarjeta de presentación que me identifique como estudiante, además de que fue lo primero que se me ocurrió para colarme, pues ni siquiera estoy invitado formalmente. Pero lo bueno es que la improvisación me funcionó y me dejaron entrar.
Ya en el interior, había varias personas, pero se nota que todavía falta gente y el evento principal todavía falta rato, pero la decoración y el ambiente festivo se siente. Supongo que hay un esfuerzo en que este efecto se produzca, hay que paliar el desánimo para salir adelante. Hablando de decoración, lo suntuoso no se lo quita nadie, y aumenta con los motivos navideños, pero estamos en una isla mágica, es obvio que el estándar mínimo es un espectáculo de primera.
Yo discretamente me fui a sentar en un lugar más o menos alejado de los presentes, aunque fijo que tarde o temprano alguien se sentará a mi lado. Ahora la pregunta del millón es ¿el celular va del lado del cuchillo o del tenedor?
En el transcurso de la caminata, siento algo extraño en el ambiente, a pesar de que a primera vista la gente está tratando de distraerse en la festividad en vez de pensar en los acontecimientos recientes, y por ende todos parecen felices, ay algo que no me termina de cuadrar. Además, parece que el afluente de gente ha disminuido. Probablemente no estén de humor ni para el evento o peor, hayan perdido familiares, lo que justificaría su ausencia.
Al llegar, los guardias me detienen—no puedes pasar—hacen su porte impidiéndome el paso—comprendo, pero quisiera hablar con Adael, me dijo va enseñarme cosas nuevas sobre la manipulación del fuego—al decir esto, los guardias parecen comprender—ohh, un estudiante, debiste decirlo desde el principio—bueno, no es que tenga una tarjeta de presentación que me identifique como estudiante, además de que fue lo primero que se me ocurrió para colarme, pues ni siquiera estoy invitado formalmente. Pero lo bueno es que la improvisación me funcionó y me dejaron entrar.
Ya en el interior, había varias personas, pero se nota que todavía falta gente y el evento principal todavía falta rato, pero la decoración y el ambiente festivo se siente. Supongo que hay un esfuerzo en que este efecto se produzca, hay que paliar el desánimo para salir adelante. Hablando de decoración, lo suntuoso no se lo quita nadie, y aumenta con los motivos navideños, pero estamos en una isla mágica, es obvio que el estándar mínimo es un espectáculo de primera.
Yo discretamente me fui a sentar en un lugar más o menos alejado de los presentes, aunque fijo que tarde o temprano alguien se sentará a mi lado. Ahora la pregunta del millón es ¿el celular va del lado del cuchillo o del tenedor?
Caminaron bajo el cielo nocturno por el centro de Ouroboros entre el frío invernal hasta llegar a la sala de reuniones, un ambiente cálido y cómodo para charlar. Al mago le resultó doloroso pensar que allí no estaban sus familiares. Los buscó y no los encontró, pero prefería estar ahí a estar solo en su piso, un lugar lleno de recuerdos.
El salón de reuniones era un espacio íntimo que emitía magia por cada rincón. La ocasión le resultó afín al nombre como algunos la llamaban: “La fiesta del amor”. El amor era una magia poderosa, sin duda. La comida era otra magia también muy poderosa. Entre los presentes el joven maestro divisó al viajero dimensional.
Le señaló a Sarah que iría a sentarse junto a él, que ella podía unirse si lo deseaba y se dirigió a tomar asiento junto a Arturo. -Los postres son mi parte favorita de estas cenas, pero no puedo evitar comer los primeros platos así que llego al postre redondo como bola de demolición sin poder tragar ni un bocado más.- Dijo esperando que aparezca la comida.
Mientras tanto tomó algo de agua. El mago iba vestido con una túnica oscura como muestra de luto por su familia, su pelo castaño oscuro estaba despeinado, sus ojos color chocolate estaban apagados por la amargura y debajo de éstos colgaban unas ojeras por las noches agitadas. La incipiente barba le picaba un poco y cada tanto se rascaba.
Se fijó que el peliblanco también estaba engalanado con lo que parecía una vestimenta militar. -¡Oh! Los presento; ella es Sarah Darwin, descendiente de Charles Darwin, él es Arturo, un mago del fuego que viene de otra dimensión.- Dijo mirando a uno y a otro respectivamente. La manera que se le ocurría de honrar a su familia era cumplir con sus responsabilidades de la mejor manera que pudiera, lo que incluía continuar con las investigaciones.
-Arturo me contó que lo enviaron a explorar la zona inexplorada y tuvo algunos problemas con unos duendecillos de cornualles ¿Te informaron eso?¿Tienes alguna hipótesis sobre cuál pudo haber sido la causa?- Le preguntó a Sarah.
El salón de reuniones era un espacio íntimo que emitía magia por cada rincón. La ocasión le resultó afín al nombre como algunos la llamaban: “La fiesta del amor”. El amor era una magia poderosa, sin duda. La comida era otra magia también muy poderosa. Entre los presentes el joven maestro divisó al viajero dimensional.
Le señaló a Sarah que iría a sentarse junto a él, que ella podía unirse si lo deseaba y se dirigió a tomar asiento junto a Arturo. -Los postres son mi parte favorita de estas cenas, pero no puedo evitar comer los primeros platos así que llego al postre redondo como bola de demolición sin poder tragar ni un bocado más.- Dijo esperando que aparezca la comida.
Mientras tanto tomó algo de agua. El mago iba vestido con una túnica oscura como muestra de luto por su familia, su pelo castaño oscuro estaba despeinado, sus ojos color chocolate estaban apagados por la amargura y debajo de éstos colgaban unas ojeras por las noches agitadas. La incipiente barba le picaba un poco y cada tanto se rascaba.
Se fijó que el peliblanco también estaba engalanado con lo que parecía una vestimenta militar. -¡Oh! Los presento; ella es Sarah Darwin, descendiente de Charles Darwin, él es Arturo, un mago del fuego que viene de otra dimensión.- Dijo mirando a uno y a otro respectivamente. La manera que se le ocurría de honrar a su familia era cumplir con sus responsabilidades de la mejor manera que pudiera, lo que incluía continuar con las investigaciones.
-Arturo me contó que lo enviaron a explorar la zona inexplorada y tuvo algunos problemas con unos duendecillos de cornualles ¿Te informaron eso?¿Tienes alguna hipótesis sobre cuál pudo haber sido la causa?- Le preguntó a Sarah.
Sentí terrible lástima por Adael cuando en su casa me contó lo triste que estaba. Así mismo me sentía yo cuando Tepes murió. El pensamiento pasó del mago especializado en dragones a V y Amaya, que, según las últimas noticias, estaban todavía ingresados en el hospital. Si no hubiera tenido que asistir a la celebración la hubiera pasado en el hospital. -Bueno, creo que parte de la gracia del Consejo es que pensemos diferentes, podamos dialogar y lleguemos a un acuerdo. No hay opiniones más o menos populares. Yo tampoco comparto todas las decisiones que tomamos, pero tampoco podemos cruzarnos de brazos mientras el mundo se va a la mierda y recortan las pocas libertades que ya tenemos. No hemos intervenido, y quizás, por eso, está todo como está. ¿no crees?- Le dije mientras se terminaba de preparar para salir
Salieron de la casa y caminaron un rato por la fría noche de Diciembre hasta que llegaron a la sala de reuniones donde, generalmente celebraban la festividad. Este año se le hizo raro a Sarah, con tanta gente faltando -Quizás deberíamos celebrar la cena con la gente de Ouroboros. Han perdido mucho este año- Planteó en voz alta mientras se apretaba a sí misma en el abrigo. Una vez que entraron dentro el alma se le cayó a los pies a Sarah. El lugar era precioso y estaba decorado a tal fin. Si era cosa de Sofía, había hecho un buen trabajo. Fue contando sillas vacías y el lugar le pareció tan desolador como la isla después del ataque de las máquinas. Con todo el espacio que quedaba por llenar en la mesa, decidió seguir a Adael y sentarse a su lado, al menos tendría a alguien para charlar. Buscó a Jack por la mesa, le extrañó no verle, pero después de leer el mensaje en referencia a Bellatrix, no estaba seguro de si iría. Estaba sumida en mis pensamientos cuando escuché de fondo mi nombre e instantáneamente reconecté con el presente -No. No nos habían presentado formalmente. Pero le recuerdo de una de las memorables charlas del consejo- Extendí la mano para saludar al joven de pelo blanco -Sí. Amaya me comentó algo, pero el tema ha quedado pausado por el tema de la máquina. Pero me interesa conocer de primera mano qué es lo que pasó allí- Le dije a Arturo, insinuando que quería escuchar la versión completa de los hechos.
Salieron de la casa y caminaron un rato por la fría noche de Diciembre hasta que llegaron a la sala de reuniones donde, generalmente celebraban la festividad. Este año se le hizo raro a Sarah, con tanta gente faltando -Quizás deberíamos celebrar la cena con la gente de Ouroboros. Han perdido mucho este año- Planteó en voz alta mientras se apretaba a sí misma en el abrigo. Una vez que entraron dentro el alma se le cayó a los pies a Sarah. El lugar era precioso y estaba decorado a tal fin. Si era cosa de Sofía, había hecho un buen trabajo. Fue contando sillas vacías y el lugar le pareció tan desolador como la isla después del ataque de las máquinas. Con todo el espacio que quedaba por llenar en la mesa, decidió seguir a Adael y sentarse a su lado, al menos tendría a alguien para charlar. Buscó a Jack por la mesa, le extrañó no verle, pero después de leer el mensaje en referencia a Bellatrix, no estaba seguro de si iría. Estaba sumida en mis pensamientos cuando escuché de fondo mi nombre e instantáneamente reconecté con el presente -No. No nos habían presentado formalmente. Pero le recuerdo de una de las memorables charlas del consejo- Extendí la mano para saludar al joven de pelo blanco -Sí. Amaya me comentó algo, pero el tema ha quedado pausado por el tema de la máquina. Pero me interesa conocer de primera mano qué es lo que pasó allí- Le dije a Arturo, insinuando que quería escuchar la versión completa de los hechos.
Arturo Lizarraga
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Si te fijas bien, en la lejanía de una de las mesas veras a un peliblanco que desconoce lo que debe esperar y como actuar de acuerdo a la etiqueta local. No hace nada irrespetuoso, pero se nota que está desubicado, ese tipejo, soy yo. En medio del desconcierto, me percato de que alguien se sienta a mi lado, y es Adael un Descendiente, quien llega comentando sus gustos en esta clase de eventos y de repente, veo aparecer un vaso de agua—bueno, la verdad en la comida el orden de los factores si te afectará, si no comes lo nutritivo primero, la energía conseguida solo será de baja calidad. Pero tampoco puedo criticar, también soy de los que comen comida basura para matar el hambre—respondo viendo que al menos podré platicar con alguien—y hablando de comida, ¿cómo apareció ese vaso de agua?, ¿solo basta con pensar en lo que quieres comer y puff aparece?—expreso mi desconcierto, pues no tenia idea de como y cuando iba a llegar la comida o a quien debía solicitar un pedido, ahh y los platos y cubiertos, ¿dónde los consigo?, ¿aparecerán también junto con la comida?.
Luego noto que el ameno elementalista está un pelín desarreglado—¿pero qué fachas son esas?—cuestiono jocosamente—estamos en festividad, arriba esos ánimos, ¿acaso te bajaron el sueldo o tu equipo favorito perdió?—solo estoy molestando en broma, que Adael suele ser mucho más amigable e incluso risueño.
De pronto llega alguien más y somos presentados mutuamente—mucho gusto—extiendo la mano para corresponder el saludo—parece que, en este mundo, los grandes científicos estuvieron relacionados con la magia mucho más de lo que uno podría suponer—y luego me dirán que también hay un Da Vinci entre los Descendientes, ¿habrá un Tesla por estos lares?—quiero esforzarme por no sorprenderme, pero no me lo ponen fácil, yo a duras penas he conocido a alguien que proclama ser descendiente de Giovani Aldini, la inspiración real para Frankenstein y otro que parecía creer que era la reencarnación del caballero de la mesa redonda, Galahad.
Adael le expone la situación de la misión del Bosque Oscuro, pero centrado en los duendes—nunca había visto esa especie, en mi mundo no existe, al menos en la actualidad y no recuerdo haberlo visto en bestiarios—de entre las tantas criaturas que me he topado y las que tengo constancia por historias de compañeros, o documentos oficiales, tanto de mi facción como del Consejo, debería haber visto algo sobre esos duendes si es que tienen su versión en mi mundo.
Ella expresa su conocimiento superficial de la situación pero desea más detalles que los informes podrían darle—bueno, se me pidió junto con un grupo de soldados de la guardia, explorar e investigar un bosque que originalmente no pertenecía a la isla, la que ronda en los alrededores de la torre de los Souls Reapers—que por cierto, ¿por qué está aquí?, ¿siempre fue parte de la isla?—La flora del bosque está marchitándose, y la zona está infestado de una extraña sustancia que probablemente sea la causa de la situación de la vegetación—sustancia que espero sea diferente a una que conozco, porque de ser así, las cosas se pondrán feas—Probablemente también esté conectado con el comportamiento de la fauna, que de improviso nos atacó en equipo y nos separó en 2 grupos. Eran un fragmento de una manada de lobos y un enjambre de esos duendes. En ambos, su agresividad y fuerza eran inusitadas. Los lobos mataron a 3 soldados. Apenas logramos repelerlos. Terminé decidiendo abortar la misión, y fue definitiva cuando una rama o tentáculo arrastró a uno de los soldados al interior del bosque. Probablemente ya esté muerto—ojalá hubiera tomado la decisión antes, o dado mejores ordenes, pero será algo que deberé cargar. Aquí me detengo un momento, no para hacer suspenso, sino para reponer un poco de aliento—y para variar, ay algo en el bosque, lo que sea que se llevó al soldado es inteligente, al menos lo suficiente para saber lo de “divide y vencerás”.
Mientras dejo que procese los detalles, intento imitar a Adael para conseguir comida y algo para beber.
Luego noto que el ameno elementalista está un pelín desarreglado—¿pero qué fachas son esas?—cuestiono jocosamente—estamos en festividad, arriba esos ánimos, ¿acaso te bajaron el sueldo o tu equipo favorito perdió?—solo estoy molestando en broma, que Adael suele ser mucho más amigable e incluso risueño.
De pronto llega alguien más y somos presentados mutuamente—mucho gusto—extiendo la mano para corresponder el saludo—parece que, en este mundo, los grandes científicos estuvieron relacionados con la magia mucho más de lo que uno podría suponer—y luego me dirán que también hay un Da Vinci entre los Descendientes, ¿habrá un Tesla por estos lares?—quiero esforzarme por no sorprenderme, pero no me lo ponen fácil, yo a duras penas he conocido a alguien que proclama ser descendiente de Giovani Aldini, la inspiración real para Frankenstein y otro que parecía creer que era la reencarnación del caballero de la mesa redonda, Galahad.
Adael le expone la situación de la misión del Bosque Oscuro, pero centrado en los duendes—nunca había visto esa especie, en mi mundo no existe, al menos en la actualidad y no recuerdo haberlo visto en bestiarios—de entre las tantas criaturas que me he topado y las que tengo constancia por historias de compañeros, o documentos oficiales, tanto de mi facción como del Consejo, debería haber visto algo sobre esos duendes si es que tienen su versión en mi mundo.
Ella expresa su conocimiento superficial de la situación pero desea más detalles que los informes podrían darle—bueno, se me pidió junto con un grupo de soldados de la guardia, explorar e investigar un bosque que originalmente no pertenecía a la isla, la que ronda en los alrededores de la torre de los Souls Reapers—que por cierto, ¿por qué está aquí?, ¿siempre fue parte de la isla?—La flora del bosque está marchitándose, y la zona está infestado de una extraña sustancia que probablemente sea la causa de la situación de la vegetación—sustancia que espero sea diferente a una que conozco, porque de ser así, las cosas se pondrán feas—Probablemente también esté conectado con el comportamiento de la fauna, que de improviso nos atacó en equipo y nos separó en 2 grupos. Eran un fragmento de una manada de lobos y un enjambre de esos duendes. En ambos, su agresividad y fuerza eran inusitadas. Los lobos mataron a 3 soldados. Apenas logramos repelerlos. Terminé decidiendo abortar la misión, y fue definitiva cuando una rama o tentáculo arrastró a uno de los soldados al interior del bosque. Probablemente ya esté muerto—ojalá hubiera tomado la decisión antes, o dado mejores ordenes, pero será algo que deberé cargar. Aquí me detengo un momento, no para hacer suspenso, sino para reponer un poco de aliento—y para variar, ay algo en el bosque, lo que sea que se llevó al soldado es inteligente, al menos lo suficiente para saber lo de “divide y vencerás”.
Mientras dejo que procese los detalles, intento imitar a Adael para conseguir comida y algo para beber.
Le resultó difícil encontrar una respuesta a la pregunta de la druida, tan así que se mantuvo pensativo un buen rato hasta que se decidió a pensar en voz alta, ya fuera de la casa, en camino al salón: -Nuestra tarea para con la sociedad mágica es transmitir conocimiento sin inclinarnos por posturas políticas para que el mundo pueda gobernarse con sabiduría. Se estableció que nuestra intervención sea indirecta para evitar que la ambición corrompa a los miembros del Consejo, así que de algún modo intervenimos transmitiendo conocimiento. Siempre hay alguien con quien compartir sabiduría, sea quien sea, de una forma u otra. Yo creo que intervenimos... el Consejo siempre intervino de forma indirecta... pienso que últimamente participamos de forma incorrecta, en vez de darle herramientas a la sociedad mágica con las que defenderse, los defiende el Consejo negándole la posibilidad de crecer. Creo que intervenimos mal, ésa es mi respuesta. Para mí, la forma “correcta” de intervenir, por así decir, es centrarnos en brindar conocimiento.- Al final encontró una respuesta que le resultó satisfactoria, entre la ventisca invernal.
El joven maestro se mostró de acuerdo con la bruja respecto a celebrar la cena con la gente de Ouroboros, a eso iban de hecho, y le ofreció la túnica cuando la vió apretarse en el abrigo. Ya acomodados, listos para cenar, la charla giró en torno a la comida. El moreno asintió complacido con la franqueza del peliblanco pero luego posó su mirada sobre el vaso de agua y de vuelta a Arturo. -No lo sé, nunca pregunté.- Respondió pensativo para luego terminar de beber el contenido y seguidamente ver al vaso rellenarse con más agua de forma inmediata. Sus abuelos habían trabajado en las cocinas y nunca les había preguntado, recordó suspirando pesadamente. Se rascó la barbilla con vello incipiente cuando el otro mencionó su aspecto distinto. La mención sobre el equipo favorito le recordó con gran afecto los juegos de Disco de Poder que su hermana había ganado. -Debiste haber visto al rebaño huir de mí por lo apestoso que estaba tras días sin bañarme.- Respondió manteniendo el tono distendido. -El asedio de la semana pasada cobró la vida de muchos, mí familia entre ellos.- Explicó más serio.
Asintió al comentario de Sarah sobre haberlo mencionado en alguna reunión del Consejo y al comentario de Arturo sobre los científicos para luego dejar escapar una corta risa por lo difícil que le resultaba no sorprenderse. Sus aventuras como agente que actuaba bajo las órdenes de su organización y era miembro de las fuerzas de seguridad que detenían a aquellos que violaban las leyes de su propio Consejo sin duda lo había llevado a conocer curiosos personajes. Cuando se mencionó la Torre de los Soul Reapers, el moreno miró a la pelirroja con una pregunta clara en los ojos: ¿Cómo habían llegado ahí?. Más cuestiones se sumaban a la de por sí larga lista tanto externos como internos a Ouroboros. Escuchó con atención el relato y cuando terminó suspiró con pesadez, de pronto sintió la necesidad de comer pero mientras tanto se entretuvo bebiendo agua. -¿Habría que notificar a Sofía al respecto?- Le preguntó a Sarah mirándola a la espera de su opinión y su punto de vista como druida y animaga. Como mago experto en los elementos se preguntó si aquello era sincrónico con el fuego azul. En eso la comida apareció por arte de magia ante ellos, el plato frente al moreno constaba de pionono salado así que agarró los cubiertos y comenzó a comer.
El joven maestro se mostró de acuerdo con la bruja respecto a celebrar la cena con la gente de Ouroboros, a eso iban de hecho, y le ofreció la túnica cuando la vió apretarse en el abrigo. Ya acomodados, listos para cenar, la charla giró en torno a la comida. El moreno asintió complacido con la franqueza del peliblanco pero luego posó su mirada sobre el vaso de agua y de vuelta a Arturo. -No lo sé, nunca pregunté.- Respondió pensativo para luego terminar de beber el contenido y seguidamente ver al vaso rellenarse con más agua de forma inmediata. Sus abuelos habían trabajado en las cocinas y nunca les había preguntado, recordó suspirando pesadamente. Se rascó la barbilla con vello incipiente cuando el otro mencionó su aspecto distinto. La mención sobre el equipo favorito le recordó con gran afecto los juegos de Disco de Poder que su hermana había ganado. -Debiste haber visto al rebaño huir de mí por lo apestoso que estaba tras días sin bañarme.- Respondió manteniendo el tono distendido. -El asedio de la semana pasada cobró la vida de muchos, mí familia entre ellos.- Explicó más serio.
Asintió al comentario de Sarah sobre haberlo mencionado en alguna reunión del Consejo y al comentario de Arturo sobre los científicos para luego dejar escapar una corta risa por lo difícil que le resultaba no sorprenderse. Sus aventuras como agente que actuaba bajo las órdenes de su organización y era miembro de las fuerzas de seguridad que detenían a aquellos que violaban las leyes de su propio Consejo sin duda lo había llevado a conocer curiosos personajes. Cuando se mencionó la Torre de los Soul Reapers, el moreno miró a la pelirroja con una pregunta clara en los ojos: ¿Cómo habían llegado ahí?. Más cuestiones se sumaban a la de por sí larga lista tanto externos como internos a Ouroboros. Escuchó con atención el relato y cuando terminó suspiró con pesadez, de pronto sintió la necesidad de comer pero mientras tanto se entretuvo bebiendo agua. -¿Habría que notificar a Sofía al respecto?- Le preguntó a Sarah mirándola a la espera de su opinión y su punto de vista como druida y animaga. Como mago experto en los elementos se preguntó si aquello era sincrónico con el fuego azul. En eso la comida apareció por arte de magia ante ellos, el plato frente al moreno constaba de pionono salado así que agarró los cubiertos y comenzó a comer.
Antes de entrar la conversación sobre la divagación a la que parecía que iba el Consejo se tornaba interesante. No sabía que Adael fuera tan conservador al respecto. -Dimos a la sociedad los mejores conocimientos y los han usado mal. No todo es dar herramientas, poderes, magia. También es saber guiarlos. Y es ahí donde creo que hemos fallado, sin entrar en debates de qué gobierno es mejor o peor. Allá cada uno con sus opiniones, por supuesto. Pero ante la máquina no había posibilidad de cruzarnos de brazos- Y el tema quedó prácticamente zanjado a nuestra entrada dado que no era cuestión que los cuatro pelagatos de alta alcurnia, invitados de honor y familias de descendientes que había en la sala se enterase de nuestra conversación. Por ahí estaba el hijo de Helena Paracelso, con su tutor correspondiente. Y esperaba que pudieran venir los maravillosos hijos de Newton, dado que siempre era un placer poder echarles el ojo… y el guante.
Fue Adael el que dio las indicaciones pertinentes sobre su estado y vestimentas, entendiendo claramente que quisiera mantener el luto por su familia que acababa de perder. Suspiré deseando que apareciera algo para picar sobre la mesa, haciéndolo casi al momento: unas galletitas saladas y unos biscotes, para abrir el apetito. Respondí al apretón de manos con una sonrisa, pero no a su comentario sobre los científicos. Si llevaba poco tiempo por estos lares, dejaría que él mismo se sorprendiera, como él mismo indica. Sin embargo, el nombre de Galahad me recordó a algo. Sí, a aquel combatiente que estuvo en los anteriores juegos de Ouroboros que andaba con ínfulas de caballero de la mesa redonda. No era de mis favoritas, pero debía que reconocer que su historia con la zarina rusa tenía su gracia. ¿Qué habrá sido de ellos? Suspiré poniéndome en lo peor, por supuesto. Si no estaban muertos, estarían bajo el control de la máquina. -Es curioso que menciones a Galahad, porque en las pruebas anteriores a las vuestras tuvimos un hombre, muy caballeresco, que se llamaba igual. ¿Casualidad? ¿Sería la misma persona?- Alcé las cejas, sugiriendo que las casualidades pueden o no existir, mientras comía una galletita salada que había por ahí de aperitivo.
-Aquí son de lo más común. Tanto que a veces, rozan la molestia. Pero son criaturas de Gaia y hay que buscarles su espacio, claramente. Si están molestos, serán por algo- Expliqué al joven, dejando que siguiera con su discurso, asintiendo de tanto en tanto para saber que le estaba siguiendo en su explicación. Sin embargo el hecho de que la cosa negra pareciera ser inteligente me hizo mosquearme, intenté pensar en algún ser relacionado y lo único que se me ocurrió fue un Muk o un Grimer con especial mal humor. Medité un rato en silencio, recordando que aquel tema quedó pendiente de antes de bajar a la misión de SAM e intentando armar una historia completa con la conversación que ya había mantenido con Amaya. -He leído algunas cosas sobre temas similares: nubes de veneno, sombras…. Pero que recuerde, salvo los vampiros que controlan las sombras, no había nada en la isla que liberara o tuviera la propiedad de esparcir masas de color negro…- Paso el dedo por debajo del labio inferior, pensando en aquello. De lo que más me preocupaba, además de que pudiera meterse dentro de los seres, es que parecía ser inteligente. -Uhm… no creo que haga falta avisar a Sofía. Me parece que esto es más de magia oscura: quizás Catherine, Sean, Ma…. Algún nigromante que nos pueda ayudar- Se corrigió antes de pronunciar el nombre completo del nigromante por excelencia.
Fue Adael el que dio las indicaciones pertinentes sobre su estado y vestimentas, entendiendo claramente que quisiera mantener el luto por su familia que acababa de perder. Suspiré deseando que apareciera algo para picar sobre la mesa, haciéndolo casi al momento: unas galletitas saladas y unos biscotes, para abrir el apetito. Respondí al apretón de manos con una sonrisa, pero no a su comentario sobre los científicos. Si llevaba poco tiempo por estos lares, dejaría que él mismo se sorprendiera, como él mismo indica. Sin embargo, el nombre de Galahad me recordó a algo. Sí, a aquel combatiente que estuvo en los anteriores juegos de Ouroboros que andaba con ínfulas de caballero de la mesa redonda. No era de mis favoritas, pero debía que reconocer que su historia con la zarina rusa tenía su gracia. ¿Qué habrá sido de ellos? Suspiré poniéndome en lo peor, por supuesto. Si no estaban muertos, estarían bajo el control de la máquina. -Es curioso que menciones a Galahad, porque en las pruebas anteriores a las vuestras tuvimos un hombre, muy caballeresco, que se llamaba igual. ¿Casualidad? ¿Sería la misma persona?- Alcé las cejas, sugiriendo que las casualidades pueden o no existir, mientras comía una galletita salada que había por ahí de aperitivo.
-Aquí son de lo más común. Tanto que a veces, rozan la molestia. Pero son criaturas de Gaia y hay que buscarles su espacio, claramente. Si están molestos, serán por algo- Expliqué al joven, dejando que siguiera con su discurso, asintiendo de tanto en tanto para saber que le estaba siguiendo en su explicación. Sin embargo el hecho de que la cosa negra pareciera ser inteligente me hizo mosquearme, intenté pensar en algún ser relacionado y lo único que se me ocurrió fue un Muk o un Grimer con especial mal humor. Medité un rato en silencio, recordando que aquel tema quedó pendiente de antes de bajar a la misión de SAM e intentando armar una historia completa con la conversación que ya había mantenido con Amaya. -He leído algunas cosas sobre temas similares: nubes de veneno, sombras…. Pero que recuerde, salvo los vampiros que controlan las sombras, no había nada en la isla que liberara o tuviera la propiedad de esparcir masas de color negro…- Paso el dedo por debajo del labio inferior, pensando en aquello. De lo que más me preocupaba, además de que pudiera meterse dentro de los seres, es que parecía ser inteligente. -Uhm… no creo que haga falta avisar a Sofía. Me parece que esto es más de magia oscura: quizás Catherine, Sean, Ma…. Algún nigromante que nos pueda ayudar- Se corrigió antes de pronunciar el nombre completo del nigromante por excelencia.
Arturo Lizarraga
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Veo que el vaso es rellenado mágicamente luego que el ha bebido, me recuerda a la escena donde Thor bebe de una jarra de vidrio que Strange le proporciona. Por su respuesta y lo visto, parece que la sala está diseñada para intuir las necesidades e intereses de las personas en su interior. Y antes de intentar probar mi hipótesis se me ocurre comentar sobre el aspecto de Adael, el cual me responde algo divertido, pero luego me apuñala el corazón con el cambio de tema, revelando la verdadera razón de su aspecto.
Un silencio incomodo le sigue por un momento—ahhh...esto... mil disculpas, solo intentaba animarte, creía que tu aspecto—enfatizo el rostro con mi mano—se debía a que estabas deprimido por algo más mundano—mi tono de voz revela mi pena ante tal desliz. Debí suponer que incluso los Descendientes fueron afectados de alguna manera en el ataque de los drones.
Y salvado por la campana, con la presentación mutua de Sarah y yo, puedo cambiar de tema al comentar sobre las sorpresas y parece que hasta le causa gracia. El nombre Galahad da pie a platica—solo si el Galahad moderno tiene la capacidad de viajar entre universos tal vez, el que yo conozco creía ser el mismo Galahad de las leyendas, pero reencarnado, incluso tiene una escudera a la que intenta cortejar sin éxito alguno, de la cual se considera su campeón. De hablar muy poético, por cierto. Y cambiando de posibilidad, solo se me viene a la mente otra persona que podría haber estado por estos lares antes que yo, Jerónimo de Montejo, un tipo que afirma ser un conquistador español del siglo XVI. Obtuvo una extraña habilidad sobre el tiempo y espacio a través del contacto con un artefacto de una Edad ya olvidada.
Gaia también tiene una gran relevancia en mi mundo—reacciono al escuchar el nombre, cuando Sarah la menciona mientras explica sobre los duendes—ejemplo de ello son sus agentes Abeja que son reclutados por las grandes cábalas del mundo secreto—luego prosigo con la explicación del caso del bosque oscuro, sus expresiones se ponen más serias conforme avanzo—bueno, como ya mencioné, se supone que el bosque donde se encuentra esa sustancia negra no es originario de la isla, tengo entendido que hace 1 año sufrió un grave incidente, puede que al reconstruirla hayan tomado terreno ajeno a la isla en ese momento—recalco cuando parecen no recordar alguna criatura en particular para explicar la sustancia o suponer la identidad de lo que hay en su interior.
La Descendiente niega la necesidad de notificar a Sofia y procede a sugerir otra posible causa, causa que de ser verdad nos dará muchos problemas, pero también incluye a los posibles aliados relacionados al tema—si todavía no han notificado al Consejo, es que todavía no hay resultados concluyentes a las investigaciones de la sustancia que permea el bosque, pues recolectamos unas pequeñas muestras antes de abortar la misión—respondo cuando mencionan sobre notificar a las autoridades pertinentes.
Bueno, el hambre ya está haciéndose presente y toca ver si he comprendido esto. Veamos si las palabras mágicas por excelencia surten efecto—hago un par de gestos ridículos con las manos—mesita, mesita, podrías darme camarones enchilados y empanizados, ¿por favor?—de momento no pasa nada, solo aparecen luego de haber volteado para preguntar con la mirada a mis comensales, "¿por qué no sucede nada?", y me responden que vuelva a mirar y ahí estaba mi pedido—gratzie—digo al ver mi comida—vamos a intentar con una bebida, no me maten plis—imploro con un gesto—una Coca-Cola por fis—expreso cerrando los ojos y al abrirlos estaba un baso con la bebida solicitada—pero que buen servicio, me pregunto si en realidad los hacen o lo toman de algún lado—una posibilidad que podría abrir peculiares cuestiones si no se llega a explicar a los presentes, o puede que nadie le interese esto y solo soy un preguntón exagerado.
Muy bien, ¿Qué les parece si cambiamos de tema a algo más ameno?, tal como…¿qué diantres es el Quiddicht?, desde que he llegado a la isla, he estado escuchado que tal partido de tal año fue de los mejores. He querido preguntar, pero lo olvidaba cuando me disponía a hacer otra actividad más pertinente—mientras ellos respondían, yo comía y puse atención a lo que me pudieran contar.
Un silencio incomodo le sigue por un momento—ahhh...esto... mil disculpas, solo intentaba animarte, creía que tu aspecto—enfatizo el rostro con mi mano—se debía a que estabas deprimido por algo más mundano—mi tono de voz revela mi pena ante tal desliz. Debí suponer que incluso los Descendientes fueron afectados de alguna manera en el ataque de los drones.
Y salvado por la campana, con la presentación mutua de Sarah y yo, puedo cambiar de tema al comentar sobre las sorpresas y parece que hasta le causa gracia. El nombre Galahad da pie a platica—solo si el Galahad moderno tiene la capacidad de viajar entre universos tal vez, el que yo conozco creía ser el mismo Galahad de las leyendas, pero reencarnado, incluso tiene una escudera a la que intenta cortejar sin éxito alguno, de la cual se considera su campeón. De hablar muy poético, por cierto. Y cambiando de posibilidad, solo se me viene a la mente otra persona que podría haber estado por estos lares antes que yo, Jerónimo de Montejo, un tipo que afirma ser un conquistador español del siglo XVI. Obtuvo una extraña habilidad sobre el tiempo y espacio a través del contacto con un artefacto de una Edad ya olvidada.
Gaia también tiene una gran relevancia en mi mundo—reacciono al escuchar el nombre, cuando Sarah la menciona mientras explica sobre los duendes—ejemplo de ello son sus agentes Abeja que son reclutados por las grandes cábalas del mundo secreto—luego prosigo con la explicación del caso del bosque oscuro, sus expresiones se ponen más serias conforme avanzo—bueno, como ya mencioné, se supone que el bosque donde se encuentra esa sustancia negra no es originario de la isla, tengo entendido que hace 1 año sufrió un grave incidente, puede que al reconstruirla hayan tomado terreno ajeno a la isla en ese momento—recalco cuando parecen no recordar alguna criatura en particular para explicar la sustancia o suponer la identidad de lo que hay en su interior.
La Descendiente niega la necesidad de notificar a Sofia y procede a sugerir otra posible causa, causa que de ser verdad nos dará muchos problemas, pero también incluye a los posibles aliados relacionados al tema—si todavía no han notificado al Consejo, es que todavía no hay resultados concluyentes a las investigaciones de la sustancia que permea el bosque, pues recolectamos unas pequeñas muestras antes de abortar la misión—respondo cuando mencionan sobre notificar a las autoridades pertinentes.
Bueno, el hambre ya está haciéndose presente y toca ver si he comprendido esto. Veamos si las palabras mágicas por excelencia surten efecto—hago un par de gestos ridículos con las manos—mesita, mesita, podrías darme camarones enchilados y empanizados, ¿por favor?—de momento no pasa nada, solo aparecen luego de haber volteado para preguntar con la mirada a mis comensales, "¿por qué no sucede nada?", y me responden que vuelva a mirar y ahí estaba mi pedido—gratzie—digo al ver mi comida—vamos a intentar con una bebida, no me maten plis—imploro con un gesto—una Coca-Cola por fis—expreso cerrando los ojos y al abrirlos estaba un baso con la bebida solicitada—pero que buen servicio, me pregunto si en realidad los hacen o lo toman de algún lado—una posibilidad que podría abrir peculiares cuestiones si no se llega a explicar a los presentes, o puede que nadie le interese esto y solo soy un preguntón exagerado.
Muy bien, ¿Qué les parece si cambiamos de tema a algo más ameno?, tal como…¿qué diantres es el Quiddicht?, desde que he llegado a la isla, he estado escuchado que tal partido de tal año fue de los mejores. He querido preguntar, pero lo olvidaba cuando me disponía a hacer otra actividad más pertinente—mientras ellos respondían, yo comía y puse atención a lo que me pudieran contar.
Las palabras de su colega lo hicieron reflexionar profundamente mientras ponía un pie delante del otro en dirección al salón. ¿Qué debía hacer un maestro cuando su estudiante utilizaba los conocimientos que le había brindado para hacer el mal? Buscar culpables no parecía ser la solución. -Entonces hay que enseñarle a arreglar lo que ha roto.- Comentó resuelto. La miró y suspiró con una expresión resignada cuando “la máquina” volvió a salir a flote en la conversación como algo en lo que el Consejo estaba obligado a intervenir, postura con la que Adael no estaba de acuerdo y dejó clara su opinión negando con la cabeza despacio para devolver la vista al camino. Luchó contra aquellos que asediaron la isla pero, aunque le preocupó enormemente el bienestar de los seres sensibles fuera de Ouroboros, bajar le habría deshonrado. Él obedecía las tradiciones y le dolía enormemente ver a sus compañeros renunciar a su propia honra al vulnerar las costumbres. Lo único que se le ocurría para ayudarlos a recuperar su honor era hablar con ellos para hacerlos entrar en razón, pero nunca era el momento indicado. Ése era el momento propicio y la charla era estimulante pero llegaron a la reunión, por su parte prefería tratar el tema en privado así que dió la conversación como terminada por el momento, con algo de buena suerte la podrían retomar más adelante.
En la mesa, la charla entre los tres avanzó de forma amena tras aceptar las disculpas del viajero dimensional. Luego de las presentaciones, la conversación viró hacia un tal Galahad y el mago escuchó en silencio el diálogo entre ambos llevando su mirada de uno a otro como si sus irises de color café fueran pelotas de ping pong mientras iba por las mismas galletas saladas que la druida. A continuación mencionó el tema de la zona inexplorada lo que le animó notar que también alentó la plática mientras se sacudía un poco las migas y atraía levitando otro plato de esas galletas. La forma en la que los Soul Reapers habían llegado hasta la isla flotante seguía siendo un misterio, pero había otros problemas; Sarah opinó que se trataba de magia oscura. -Éstas tierras fueron sacadas de Escocia, de Beinn Dearg, la “Montaña roja” ¿Será una reacción a ser separadas de su lugar original?¿Será una maldición?¿Tendrá relación con el ritual que hizo a la isla volver a flotar?- Comentó luego de que Arturo mencionara las muestras de las sustancias y antes de meter otro bocado de pionono en su boca, como maestro elementarista podía opinar sobre aquella tierra. Miró al peliblanco hacer gestos y pedirle a la mesa la comida lo que le hizo gracia por lo que esbozó una sonrisa con los labios cerrados mientras masticaba. Le resultó divertido que justo cuando se giró, apareciera la comida así que le señaló los camarones con un gesto distendido.
Se encogió de hombros cuando preguntó si lo hacían o lo tomaban de algún lado metiendo otro bocado de pionono en su boca, la fina lámina de bizcocho enrollado con forma de cilindro estaba relleno con jamón cocido, queso, tomate, aceitunas y mayonesa. Estaba muy bueno. -El Quidditch es el deporte más popular en la comunidad mágica, se juega prácticamente en todo el mundo. Es una especie de fútbol-baloncesto aéreo que se juega volando sobre escobas. Yo nunca jugué pero vi algunos partidos en el Coliseo de Ouroboros.- Dijo cuando terminó de masticar, a lo que le siguió un trago de agua porque eran muchas cosas saladas las que había comido hasta el momento y tenía sed. Posó la mirada en Sarah pendiente de su respuesta sobre el quidditch, se preguntó si ella había jugado alguna vez. Le gustó la idea de conocerla fuera del ambiente profesional, quería saber sobre su vida también, siempre desde un punto de vista amistoso, claro.
En la mesa, la charla entre los tres avanzó de forma amena tras aceptar las disculpas del viajero dimensional. Luego de las presentaciones, la conversación viró hacia un tal Galahad y el mago escuchó en silencio el diálogo entre ambos llevando su mirada de uno a otro como si sus irises de color café fueran pelotas de ping pong mientras iba por las mismas galletas saladas que la druida. A continuación mencionó el tema de la zona inexplorada lo que le animó notar que también alentó la plática mientras se sacudía un poco las migas y atraía levitando otro plato de esas galletas. La forma en la que los Soul Reapers habían llegado hasta la isla flotante seguía siendo un misterio, pero había otros problemas; Sarah opinó que se trataba de magia oscura. -Éstas tierras fueron sacadas de Escocia, de Beinn Dearg, la “Montaña roja” ¿Será una reacción a ser separadas de su lugar original?¿Será una maldición?¿Tendrá relación con el ritual que hizo a la isla volver a flotar?- Comentó luego de que Arturo mencionara las muestras de las sustancias y antes de meter otro bocado de pionono en su boca, como maestro elementarista podía opinar sobre aquella tierra. Miró al peliblanco hacer gestos y pedirle a la mesa la comida lo que le hizo gracia por lo que esbozó una sonrisa con los labios cerrados mientras masticaba. Le resultó divertido que justo cuando se giró, apareciera la comida así que le señaló los camarones con un gesto distendido.
Se encogió de hombros cuando preguntó si lo hacían o lo tomaban de algún lado metiendo otro bocado de pionono en su boca, la fina lámina de bizcocho enrollado con forma de cilindro estaba relleno con jamón cocido, queso, tomate, aceitunas y mayonesa. Estaba muy bueno. -El Quidditch es el deporte más popular en la comunidad mágica, se juega prácticamente en todo el mundo. Es una especie de fútbol-baloncesto aéreo que se juega volando sobre escobas. Yo nunca jugué pero vi algunos partidos en el Coliseo de Ouroboros.- Dijo cuando terminó de masticar, a lo que le siguió un trago de agua porque eran muchas cosas saladas las que había comido hasta el momento y tenía sed. Posó la mirada en Sarah pendiente de su respuesta sobre el quidditch, se preguntó si ella había jugado alguna vez. Le gustó la idea de conocerla fuera del ambiente profesional, quería saber sobre su vida también, siempre desde un punto de vista amistoso, claro.
-Dudo mucho que el Galahad del que hablo yo tenga esas habilidades. Había que intentarlo- Sonreí de broma encogiéndome de hombros restando importancia al tema de que el personaje que haya descubierto Arturo sea el mismo del que hablaba yo. Sin embargo interesantes descripciones de posibles nuevos descendientes, dada la expulsión de Bellatrix del consejo de forma definitiva. Suspiró porque no le parecieron del todo correctas las formas de Newton, pero estaba segura que era algo que iba a pasar antes o después y que la rubia claramente se merecía. Prefirió no pensar mucho en el tema porque le daba dolor de cabeza.
-Agentes Abeja? No he escuchado nunca nada sobre ellos. Son algún tipo nuevo de himenóptero de vida colonial?- Arrugó el ceño mirando al chico de pelo blanco, pareciéndole especialmente curioso que una especie nueva pueda haber aparecido dadas las circunstancias. Si era algo que pudiera catalogar se pondría a trabajar enseguida… bueno, después de desenmarañar el drama de la sustancia oscura. ¿Un lethifold? ¿quizás dementores? Aunque le hizo más gracia el hecho de pensar que podrían haber descubierto su primer Pokémon real. La absurda idea desapareció según mencionaban la reconstrucción de la isla. Suspiré, recordando en ese momento el amargo pesar por la pérdida de Snagov. Qué momento tan horrible, tuve que dejar los biscotes porque en ese momento se me cerró un poquito el estómago. Fue Adael el que explicó un poco más a Arturo el tema de la reconstrucción -No lo sé. Tú eres el elementarista de tierra, Adael, no yo. Si hay conflicto entre las tierras supongo que el que mejor puedas saberlo eres tú, precisamente, lo mío son los bichos- Sonreí, de broma y más al ver al otro pidiendo comida a la mesa.
Hizo aparecer delante de ella unos pequeños canapés a modo de entrantes que no dudó en compartir con sus compañeros, acercándoles la reluciente bandeja. Sin embargo, su primer plato ya había aparecido también y no quería esperar a que el consomé de pescado con fideos se le enfriara, el olor le abrió el apetito. Observé con curiosidad el plato de Adael, dado que yo conocía esos rollos de bizcocho, Swiss roll como decían en mi país, pero en dulce. Me pareció una variante curiosa. Con todos los comensales con su plato en su mesa, precedió a empezar con su sopa. Mientras explicaban qué era el quidditch. Capté la mirada de Adael, mientras degustaba la sopa, cuchara en boca. -Oh, eh, yo jugaba mucho aquí en Ouroboros. Ahora se ha perdido la tradición, supongo que estamos más pendientes de otra cosa. Yo la que espero que desaparezca para siempre es esa de lanzar gnomos. ¿Deporte nacional? ¿En serio? Me indigno, en serio, que jueguen a lanzarse mocos los unos a los otros. No puedo, no puedo, de verdad. No puedo.- Respondí muy indignada, cada vez más por el tema del lanzamiento de gnomos de jardín.
-Agentes Abeja? No he escuchado nunca nada sobre ellos. Son algún tipo nuevo de himenóptero de vida colonial?- Arrugó el ceño mirando al chico de pelo blanco, pareciéndole especialmente curioso que una especie nueva pueda haber aparecido dadas las circunstancias. Si era algo que pudiera catalogar se pondría a trabajar enseguida… bueno, después de desenmarañar el drama de la sustancia oscura. ¿Un lethifold? ¿quizás dementores? Aunque le hizo más gracia el hecho de pensar que podrían haber descubierto su primer Pokémon real. La absurda idea desapareció según mencionaban la reconstrucción de la isla. Suspiré, recordando en ese momento el amargo pesar por la pérdida de Snagov. Qué momento tan horrible, tuve que dejar los biscotes porque en ese momento se me cerró un poquito el estómago. Fue Adael el que explicó un poco más a Arturo el tema de la reconstrucción -No lo sé. Tú eres el elementarista de tierra, Adael, no yo. Si hay conflicto entre las tierras supongo que el que mejor puedas saberlo eres tú, precisamente, lo mío son los bichos- Sonreí, de broma y más al ver al otro pidiendo comida a la mesa.
Hizo aparecer delante de ella unos pequeños canapés a modo de entrantes que no dudó en compartir con sus compañeros, acercándoles la reluciente bandeja. Sin embargo, su primer plato ya había aparecido también y no quería esperar a que el consomé de pescado con fideos se le enfriara, el olor le abrió el apetito. Observé con curiosidad el plato de Adael, dado que yo conocía esos rollos de bizcocho, Swiss roll como decían en mi país, pero en dulce. Me pareció una variante curiosa. Con todos los comensales con su plato en su mesa, precedió a empezar con su sopa. Mientras explicaban qué era el quidditch. Capté la mirada de Adael, mientras degustaba la sopa, cuchara en boca. -Oh, eh, yo jugaba mucho aquí en Ouroboros. Ahora se ha perdido la tradición, supongo que estamos más pendientes de otra cosa. Yo la que espero que desaparezca para siempre es esa de lanzar gnomos. ¿Deporte nacional? ¿En serio? Me indigno, en serio, que jueguen a lanzarse mocos los unos a los otros. No puedo, no puedo, de verdad. No puedo.- Respondí muy indignada, cada vez más por el tema del lanzamiento de gnomos de jardín.
Arturo Lizarraga
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Ocupación
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¿Cuáles habilidades?, ¿el viaje entre universos o ser friendzoneado por su protegida a pesar de su poético vocabulario?—concluyo con broma al ver que están comprendiendo las diferencias entre los 2 Galahad de la plática.
No, no hablo de abejas reales, bueno, más o menos. Los agentes abeja son personas elegidas por Gaia, que consiguen un gran poder mágico a cambio de protegerla de los males sobrenaturales que acechan el planeta. El termino abeja se debe que sus representantes son abejas tecno-mágicas con algo de orgánicas tal vez, se introducen en el elegido y sirven como una suerte de ungimiento simbólico o pacto con la diosa, además de apoyar al elegido con conocimiento del mundo secreto y sus habitantes ocultos del ojo público—por el momento no sé si deba comentar que soy uno de esos agentes abeja, en todo caso no tendría forma de confirmarlo si quisiera. Parece que ellas están haciendo silencio radial y me extraña dado todos los acontecimientos ocurridos desde mi llegada a la isla. Siempre suelen tener un panal para esta clase de ocasiones; el torneo, los Pendragón, La Alianza Humana y su tecnología que utilizó para atacar la isla recientemente. La preocupación surge del aprender su patrón al darme sus “clases” y que no estén actuado de acuerdo a lo aprendido. Veré si puedo investigar luego.
Una nueva propuesta es expresada por Adael con respecto al bosque oscuro y a pesar de los peligros, la idea es interesante, una tierra que activa una maldición si es separada de su sitio—vaya, es lo que había preguntado a Amaya antes de iniciar la misión, saber la ubicación anterior de las tierras nos podría dar información sobre las posibles criaturas dentro del bosque. Entre la variedad de seres fantásticos están los Kelpies, Selkies y Cù Sìth, pero uno de los más peligrosos del folklore escoces es el Nukelavee. Aun así, lo que presenciamos en el bosque no se parece nada a lo que se cuenta sobre el Nukelavee.
En cuanto a la comida, tengo entendido que lo habitual cuando uno come camarones, es mejor quitarle la cascara para poderlo comer sin problemas. Pero yo soy de los pocos que gusta comerlo con cascara, más que nada por el crunch, y porque el sabor del chile se mantiene, al menos así lo comprendo. La mejor manera de comerlos, tanto los enchilados como los empanizados, es comenzando desde la cola del camarón, y poco a poco devorándolo mientras escuchas el crunch en el proceso. Con tenedor en mano, alterno entre ambos y tomo algo de soda también.
Mientras estoy en lo mío, escucho atentamente lo que me cuentan sobre el quidditch. Que resulta ser una extraña combinación de los deportes más populares en el mundo, agregando el detalle de que todo se realiza en el aire. Parece que Sarah es la única entre los 2 que tiene experiencia este peculiar deporte, pero termina expresando su desacuerdo con otra tradición, ¿lanzar gnomos?—no me sorprendería que en alguna parte del mundo exista algún concurso de lanzarse los mocos, en Finlandia hay un concurso de guitarras invisibles, en Rusia tienen las bofetadas deportivas o el festival del queso rodante en Inglaterra, hay de todo si buscas lo suficiente—termino con una ligera risa, pues en esa última tradición siempre conlleva caídas locas, aunque también diversas heridas, fracturas incluidas, pero las risas no faltan—pero con los que han mencionado, en mi mundo no hay ni quidditch ni lanzamiento de gnomos. En todo caso, es muy curioso e interesante descubrir las similitudes y diferencias entre los mundos. Por ejemplo—le hago una seña para que ponga atención a Adael—lo siguiente te va a interesar. Una fábula. Una vez, hace mucho tiempo, un poderoso mago Illuminati vino a la tierra de Egipto para liberar a su cábala de la esclavitud de un poderoso y cruel faraón. Invocó diez plagas sobre la tierra. Lo hizo uniendo a diez poderosos espíritus a su causa. Con el tiempo, esta historia fue traducida y alterada, registrada en un libro bastante famoso—creo que no va a ser difícil entender la identidad de este misterioso mago, y como la historia conocida, es diametralmente diferente de la realidad. Lo mismo me ocurrió en su momento y persiste, mi sorpresa con el tema de los descendientes. Especialmente de los que provienen de personajes históricos ligados a la ciencia.
No, no hablo de abejas reales, bueno, más o menos. Los agentes abeja son personas elegidas por Gaia, que consiguen un gran poder mágico a cambio de protegerla de los males sobrenaturales que acechan el planeta. El termino abeja se debe que sus representantes son abejas tecno-mágicas con algo de orgánicas tal vez, se introducen en el elegido y sirven como una suerte de ungimiento simbólico o pacto con la diosa, además de apoyar al elegido con conocimiento del mundo secreto y sus habitantes ocultos del ojo público—por el momento no sé si deba comentar que soy uno de esos agentes abeja, en todo caso no tendría forma de confirmarlo si quisiera. Parece que ellas están haciendo silencio radial y me extraña dado todos los acontecimientos ocurridos desde mi llegada a la isla. Siempre suelen tener un panal para esta clase de ocasiones; el torneo, los Pendragón, La Alianza Humana y su tecnología que utilizó para atacar la isla recientemente. La preocupación surge del aprender su patrón al darme sus “clases” y que no estén actuado de acuerdo a lo aprendido. Veré si puedo investigar luego.
Una nueva propuesta es expresada por Adael con respecto al bosque oscuro y a pesar de los peligros, la idea es interesante, una tierra que activa una maldición si es separada de su sitio—vaya, es lo que había preguntado a Amaya antes de iniciar la misión, saber la ubicación anterior de las tierras nos podría dar información sobre las posibles criaturas dentro del bosque. Entre la variedad de seres fantásticos están los Kelpies, Selkies y Cù Sìth, pero uno de los más peligrosos del folklore escoces es el Nukelavee. Aun así, lo que presenciamos en el bosque no se parece nada a lo que se cuenta sobre el Nukelavee.
En cuanto a la comida, tengo entendido que lo habitual cuando uno come camarones, es mejor quitarle la cascara para poderlo comer sin problemas. Pero yo soy de los pocos que gusta comerlo con cascara, más que nada por el crunch, y porque el sabor del chile se mantiene, al menos así lo comprendo. La mejor manera de comerlos, tanto los enchilados como los empanizados, es comenzando desde la cola del camarón, y poco a poco devorándolo mientras escuchas el crunch en el proceso. Con tenedor en mano, alterno entre ambos y tomo algo de soda también.
Mientras estoy en lo mío, escucho atentamente lo que me cuentan sobre el quidditch. Que resulta ser una extraña combinación de los deportes más populares en el mundo, agregando el detalle de que todo se realiza en el aire. Parece que Sarah es la única entre los 2 que tiene experiencia este peculiar deporte, pero termina expresando su desacuerdo con otra tradición, ¿lanzar gnomos?—no me sorprendería que en alguna parte del mundo exista algún concurso de lanzarse los mocos, en Finlandia hay un concurso de guitarras invisibles, en Rusia tienen las bofetadas deportivas o el festival del queso rodante en Inglaterra, hay de todo si buscas lo suficiente—termino con una ligera risa, pues en esa última tradición siempre conlleva caídas locas, aunque también diversas heridas, fracturas incluidas, pero las risas no faltan—pero con los que han mencionado, en mi mundo no hay ni quidditch ni lanzamiento de gnomos. En todo caso, es muy curioso e interesante descubrir las similitudes y diferencias entre los mundos. Por ejemplo—le hago una seña para que ponga atención a Adael—lo siguiente te va a interesar. Una fábula. Una vez, hace mucho tiempo, un poderoso mago Illuminati vino a la tierra de Egipto para liberar a su cábala de la esclavitud de un poderoso y cruel faraón. Invocó diez plagas sobre la tierra. Lo hizo uniendo a diez poderosos espíritus a su causa. Con el tiempo, esta historia fue traducida y alterada, registrada en un libro bastante famoso—creo que no va a ser difícil entender la identidad de este misterioso mago, y como la historia conocida, es diametralmente diferente de la realidad. Lo mismo me ocurrió en su momento y persiste, mi sorpresa con el tema de los descendientes. Especialmente de los que provienen de personajes históricos ligados a la ciencia.
Se le escapó una risa corta antes de meterse otra galleta salada en la boca por el gracioso diálogo entre la pelirroja y el peliblanco, aunque él no tenía mucho de qué reírse porque durante su corta vida había sentido aprecio por brujas pero nunca había logrado concretar una relación mucho más profunda. No era un galán, el arte de la seducción escapaba a su entendimiento por completo, pero ahora más que nunca debía encontrar una pareja con la cual dar lugar a la siguiente generación de descendientes de Moises. -Seré elementarista de la tierra, pero necesito ayuda.- Contestó en el mismo tono jocoso de la druida tapándose la boca porque aún no había terminado de masticar. -Entonces la conclusión es lo que dijo Sarah; hay que buscar a expertos en las artes oscuras para que nos den respuestas.- Dijo para cerrar el tema acerca de la tierra de la zona inexplorada tras el comentario de Arturo sobre las criaturas. -De hecho, me pregunto si esto que está pasando en la zona inexplorada tiene alguna relación con el fuego azul, una investigación que tengo entre manos sobre... fuego... de color azul. Hasta donde sé, no es como el fuego fatuo de los drows porque ese es morado y frío mientras que el fuego azul es... azul y quema. Tambíen lo han relacionado con bosques y pantanos pero las excursiones al bosque Darwin fueron infructuosas. Estoy averiguando si es contagioso pero lo que tengo hasta ahora es que podría estar relacionado con eventos traumáticos que desencadenan que las llamas anaranjadas de un elementarista del fuego se tornen azules. ¿Ustedes saben algo sobre el fuego azul?- Les preguntó.
Agradeció los canapés que la bruja ofrecía y agarró dos para ir comiéndolos, se sentía particularmente hambriento así que continuó con el pionono. Prestó atención a la respuesta de la pelirroja, asintió de acuerdo con lo que decía sobre haber perdido la tradición y negó suavemente con la cabeza uniendo un poco sus cejas compartiendo la indignación de su colega sobre el lanzamiento de gnomos. Mientras Arturo le sacaba algo de hierro al asunto, él cortó otra rodaja del pionono la cual cortó en trozos más pequeños y lo ofreció para que ellos prueben lo que él comía. Era salado por el jamón y el queso y, a la vez, ligeramente agrio por las aceitunas. Había escuchado sus palabras, pero cuando fue señalado centró su mirada en Arturo y volvió algo del brillo habitual en sus ojos café al saber que oiría una fábula, le recordó a cuando su padre contaba cuentos. Se imaginó cada escena con sombras chinas y a medida que el relato avanzaba fue esbozando una sonrisa cada vez más grande para terminar con una suave risa porque era obvio a lo que el viajero dimensional se refería. -Una comparación interesante, sin duda.- Dijo asintiendo. -Lo de "mago Illuminati" y los diez espíritus no lo había escuchado pero es bastante parecida a la historia que yo conozco; Se dice que Moisés consiguió la habilidad de poder manejar los cuatro elementos (tierra, aire, fuego y agua) al unirse con un espíritu de la naturaleza, y que permanece unido generación tras generación. El Moisés de tu plano se relacionó con más espíritus, al parecer.- Bromeó, podría ser ególatra de su parte, pero le gustaba oír historias de sus antepasados.
-¿Conocen el juego Disco de Poder?- Le preguntó a ambos, volviendo al tema de los deportes.
Agradeció los canapés que la bruja ofrecía y agarró dos para ir comiéndolos, se sentía particularmente hambriento así que continuó con el pionono. Prestó atención a la respuesta de la pelirroja, asintió de acuerdo con lo que decía sobre haber perdido la tradición y negó suavemente con la cabeza uniendo un poco sus cejas compartiendo la indignación de su colega sobre el lanzamiento de gnomos. Mientras Arturo le sacaba algo de hierro al asunto, él cortó otra rodaja del pionono la cual cortó en trozos más pequeños y lo ofreció para que ellos prueben lo que él comía. Era salado por el jamón y el queso y, a la vez, ligeramente agrio por las aceitunas. Había escuchado sus palabras, pero cuando fue señalado centró su mirada en Arturo y volvió algo del brillo habitual en sus ojos café al saber que oiría una fábula, le recordó a cuando su padre contaba cuentos. Se imaginó cada escena con sombras chinas y a medida que el relato avanzaba fue esbozando una sonrisa cada vez más grande para terminar con una suave risa porque era obvio a lo que el viajero dimensional se refería. -Una comparación interesante, sin duda.- Dijo asintiendo. -Lo de "mago Illuminati" y los diez espíritus no lo había escuchado pero es bastante parecida a la historia que yo conozco; Se dice que Moisés consiguió la habilidad de poder manejar los cuatro elementos (tierra, aire, fuego y agua) al unirse con un espíritu de la naturaleza, y que permanece unido generación tras generación. El Moisés de tu plano se relacionó con más espíritus, al parecer.- Bromeó, podría ser ególatra de su parte, pero le gustaba oír historias de sus antepasados.
-¿Conocen el juego Disco de Poder?- Le preguntó a ambos, volviendo al tema de los deportes.
-Jajajaja ser frienzoneado es una maldición más que una maldición- Continué bromeando sobre el pobre Galahad, esperando que su destino no fuera ese con la muchacha Anastasia. Claro, que a saber qué habrá pasado con ambos. ¿vivirán felices? Creo haber dicho que lo dudaba, estando SAM en tierra. El tema de las abejas me pareció mucho más interesante que el hecho de tener que elucubrar sobre los posibles futuros de Galahad. Entrecerré los ojos, concentrada totalmente en lo que me decía. -¿Abejas tecnomágicas?- Terminé por alzar la ceja sin saber muy bien cómo responder a aquello. Sentí un escalofrío con todo aquello -Me recuerda demasiado a los chips que SAM te introduce para poder controlarte- Y es hablar de la IA y se me revuelve el estómago. -Seré una hippie de la new age, pero me alegro de que mi cuerpo sea mío y saber que mis decisiones son puramente mías, fruto de la química y de la electrofisiología, y no de los códigos de una máquina, Me pregunto qué pasará con aquellos que SAM ha cogido en sus garras…- Dejé caer la pregunta al aire, tampoco esperaba una respuesta, si es que la tenía, que en parte tenía mis dudas.
Escuché todas las alternativas que se nos iban ocurriendo sobre aquella misión inexplicable. Cualquiera de las opciones que se barajaban terminaban en saco roto. Estaba claro que habría de ir a echarle un ojo en persona. Quizás el invierno afecte a esa cosa y se congele de alguna forma, en cualquier caso, era francamente fascinante. -Pero esos seres o son mensajeros de muerte, como el Grim, o son demonios. Ninguno de ellos producen sustancias negras mortales de necesidad. Se me ocurren que los dementores… quizás… pero tampoco concuerda con la descripción que dais. Es raro. Habrá que investigarlo, no sea que salga del bosque y cause mayores problemas- Tras aquello Adael nos explicó cuáles eran sus líneas de trabajo, ahora que estaba observando los distintos tipos de fuego que los elementaristas que tenía como aprendices eran capaces de hacer. Me encogí de hombros ante su pregunta -Yo solo sé que hay dragones que son capaces de escupir fuego de otros colores. Quizás esté relacionado con dragones, o con algo que pueda haber en su sangre. Ni idea- Dijo mientras dejaba la bandeja de los canapés cerca de Arturo, pero cerca de ella misma, pudiendo así coger un canapé de queso con tomate y cebolla caramelizada.
-Sé de un sitio donde juegan a lanzar huesos de aceituna. Pero la fiesta del queso. ¡Eso sí eran fiestas! Pues anda que no he participado yo veces lanzándome por la colina hecha una bola con mis hermanos mayores- Suspiré, recordando viejos tiempos en los que nos escapábamos de la isla por un par de días e íbamos al festival. Tiempos pasados. Escuché a Arturo mientras tomaba mi sopa, aquello de que por sus lares no había aquellos deportes tan populares en Inglaterra. La historia del mago Illuminati me tiene un tanto perdida porque esa secta se fundó mucho más tarde de los faraones, o al menos de los clásicos. ¿Acaso todavía quedan faraones? ¿Estaría la historia escrita para algún regente egipcio que se haya autodenominado faraón? Adael pareció entender la fábula que se contaron, pero de ser así, a Sarah le pareció terriblemente equivocada, con montones de errores de cronologías. Siguió la conversación de los hombres desde su sitio sin poder añadir nada más a ese tema -No. Lo siento. ¿De qué trata? ¿Dónde se practica?-
Escuché todas las alternativas que se nos iban ocurriendo sobre aquella misión inexplicable. Cualquiera de las opciones que se barajaban terminaban en saco roto. Estaba claro que habría de ir a echarle un ojo en persona. Quizás el invierno afecte a esa cosa y se congele de alguna forma, en cualquier caso, era francamente fascinante. -Pero esos seres o son mensajeros de muerte, como el Grim, o son demonios. Ninguno de ellos producen sustancias negras mortales de necesidad. Se me ocurren que los dementores… quizás… pero tampoco concuerda con la descripción que dais. Es raro. Habrá que investigarlo, no sea que salga del bosque y cause mayores problemas- Tras aquello Adael nos explicó cuáles eran sus líneas de trabajo, ahora que estaba observando los distintos tipos de fuego que los elementaristas que tenía como aprendices eran capaces de hacer. Me encogí de hombros ante su pregunta -Yo solo sé que hay dragones que son capaces de escupir fuego de otros colores. Quizás esté relacionado con dragones, o con algo que pueda haber en su sangre. Ni idea- Dijo mientras dejaba la bandeja de los canapés cerca de Arturo, pero cerca de ella misma, pudiendo así coger un canapé de queso con tomate y cebolla caramelizada.
-Sé de un sitio donde juegan a lanzar huesos de aceituna. Pero la fiesta del queso. ¡Eso sí eran fiestas! Pues anda que no he participado yo veces lanzándome por la colina hecha una bola con mis hermanos mayores- Suspiré, recordando viejos tiempos en los que nos escapábamos de la isla por un par de días e íbamos al festival. Tiempos pasados. Escuché a Arturo mientras tomaba mi sopa, aquello de que por sus lares no había aquellos deportes tan populares en Inglaterra. La historia del mago Illuminati me tiene un tanto perdida porque esa secta se fundó mucho más tarde de los faraones, o al menos de los clásicos. ¿Acaso todavía quedan faraones? ¿Estaría la historia escrita para algún regente egipcio que se haya autodenominado faraón? Adael pareció entender la fábula que se contaron, pero de ser así, a Sarah le pareció terriblemente equivocada, con montones de errores de cronologías. Siguió la conversación de los hombres desde su sitio sin poder añadir nada más a ese tema -No. Lo siento. ¿De qué trata? ¿Dónde se practica?-
Arturo Lizarraga
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Si, suena extraño, la comunidad mágica de mi mundo les llama simplemente las abejas o el zumbido. No son fáciles de ver y tienen directrices desconocidas a la hora de buscar a un anfitrión—comento de primera mano, esperando que no se note tal detalle. Luego de escuchar a la descendiente prosigo—bueno, nosotros somos maquinas biológicas, y nuestros códigos están escritas en nuestro ADN, todavía es un misterio las reglas que rigen las interacciones de nuestro cerebro y también se dificulta definir el concepto de consciencia, pero hay otra cosa que me causa curiosidad, ¿quién es SAM?, ¿y porque comparaste a las Abejas con él?—digo con total desconocimiento de lo que conlleva tal nombre en estos momentos.
Por lo que mencionan, tienen expertos en magia oscura, supongo que, de manera controlada, para evitar su influencia o efectos adversos inesperados—sí, es algo que ya había considerado, pero antes de embarcarnos al bosque, tenemos que preguntar por los resultados de los análisis de la sustancia, no solo para ver si han descubierto que es o qué los produce, también si tiene alguna debilidad, natural o mágica. Con eso en mente, podremos ir con mayores probabilidades de sobrevivir. Y claro, entre otros detalles para ir mejor preparados.
Pero Adael suelta algo inesperado, una investigación particular y Sarah ofrece otra posibilidad igual de interesante—¿aquí el fuego azul no es una técnica avanzada?—pregunté con cierta sorpresa cuando el elementalista inquiere sobre lo que sabemos—puedo darles una muestra si gustan—luego hago una llama en mi mano, una azul, mientras dejo que lo contemplen—incluso entre magos de fuego avanzados, pocos logran crear fuego azul. Me sorprende que aquí sea por otras razones. Podría ser interesante ver si pueden lograrlo con entrenamiento igualmente—lo apago y dejo que Sarah exponga lo que ella sabe del tema. El fuego de colores que menciona de aquellos dragones, debe ser de carácter mágico, no recuerdo si hay gases cuya combustión produzca una coloración particular en el fuego aparte de los tradicionales. Lo que produce un color diferente a lo habitual suelen ser compuestos de metales en combustión.
Ohh gracias, más para el festín—respondo al ofrecimiento de Sarah. En cuanto a la fabula contada, cada quien dio respuestas faciales muy distintas. El elementalista a cada avance de la historia, era evidente su entusiasmo, mientras que la bruja parecía confusa. Luego Adael menciona las similitudes y diferencias de su Moisés con la versión de mi mundo—ostras, ¿tu Moisés era el Avatar o qué?—rio por lo similar de la historia con cierta animación. ¿Será posible recuperar mis elementos si hago un pacto con dicho espíritu?, no, mis poderes no vienen de un pacto similar, aunque si de una asociación, solo que no es heredable, por lo menos así lo comprendo, faltará ver lo que sucede si llego a tener hijos.
Como que me suena eso de lanzamiento de aceitunas, pero concuerdo con lo del queso, he querido ir a participar aunque sea una vez—solo espero no terminar fracturado, aunque eso es casi un hecho o lo más probable—me temo que no—respondo al escuchar el nombre del deporte que menciona Adael—lo primero que se me viene a la mente es el lanzamiento de disco en las Olimpiadas o los juegos de los aros que hay en ciertos festivales—nuestra compañera de platicas agrega las preguntas que planeaba hacer. Yo continuo con mi comida y bebida a la par que escucho su explicación del nuevo deporte.
Por lo que mencionan, tienen expertos en magia oscura, supongo que, de manera controlada, para evitar su influencia o efectos adversos inesperados—sí, es algo que ya había considerado, pero antes de embarcarnos al bosque, tenemos que preguntar por los resultados de los análisis de la sustancia, no solo para ver si han descubierto que es o qué los produce, también si tiene alguna debilidad, natural o mágica. Con eso en mente, podremos ir con mayores probabilidades de sobrevivir. Y claro, entre otros detalles para ir mejor preparados.
Pero Adael suelta algo inesperado, una investigación particular y Sarah ofrece otra posibilidad igual de interesante—¿aquí el fuego azul no es una técnica avanzada?—pregunté con cierta sorpresa cuando el elementalista inquiere sobre lo que sabemos—puedo darles una muestra si gustan—luego hago una llama en mi mano, una azul, mientras dejo que lo contemplen—incluso entre magos de fuego avanzados, pocos logran crear fuego azul. Me sorprende que aquí sea por otras razones. Podría ser interesante ver si pueden lograrlo con entrenamiento igualmente—lo apago y dejo que Sarah exponga lo que ella sabe del tema. El fuego de colores que menciona de aquellos dragones, debe ser de carácter mágico, no recuerdo si hay gases cuya combustión produzca una coloración particular en el fuego aparte de los tradicionales. Lo que produce un color diferente a lo habitual suelen ser compuestos de metales en combustión.
Ohh gracias, más para el festín—respondo al ofrecimiento de Sarah. En cuanto a la fabula contada, cada quien dio respuestas faciales muy distintas. El elementalista a cada avance de la historia, era evidente su entusiasmo, mientras que la bruja parecía confusa. Luego Adael menciona las similitudes y diferencias de su Moisés con la versión de mi mundo—ostras, ¿tu Moisés era el Avatar o qué?—rio por lo similar de la historia con cierta animación. ¿Será posible recuperar mis elementos si hago un pacto con dicho espíritu?, no, mis poderes no vienen de un pacto similar, aunque si de una asociación, solo que no es heredable, por lo menos así lo comprendo, faltará ver lo que sucede si llego a tener hijos.
Como que me suena eso de lanzamiento de aceitunas, pero concuerdo con lo del queso, he querido ir a participar aunque sea una vez—solo espero no terminar fracturado, aunque eso es casi un hecho o lo más probable—me temo que no—respondo al escuchar el nombre del deporte que menciona Adael—lo primero que se me viene a la mente es el lanzamiento de disco en las Olimpiadas o los juegos de los aros que hay en ciertos festivales—nuestra compañera de platicas agrega las preguntas que planeaba hacer. Yo continuo con mi comida y bebida a la par que escucho su explicación del nuevo deporte.
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