Habitaciones de la base

La elfa eléctrica había prestado atención a cada una de las palabras que fui soltando durante mi confesión hacia ella, su reacción fue la de darme una sonrisa dulce, subirse de pie sobre la cama y abrazarme, pidiéndome que no me preocupe por ella porque está bien -Es imposible que no me preocupe, baka -me aparto un poco de ella y hago el gesto de ponerle los 2 dedos en la frente a lo hermano mayor.

Se fija en el brazo que tenía oculto a mi espalda, lo coge y lo aparta de la parte trasera de mi torso, diciéndome que no tiene miedo de ésta maquinaria ni de mi acompañado de un guiño -Sé que no tienes miedo de mi brazo, simplemente pensé en que para éste momento era mejor mostrar un lado humano y tener el brazo mostrado no me parecía adecuado para el momento.
Espero a que se vista, mirando como va buscando el resto de su ropa, se pone la parte de arriba y se hace las típicas "coletas de colegiala", así es como las llamo, personalmente prefiero a las chicas con el pelo suelto pero si ella prefiere las coletas, adelante. Tras vestirse, me recuerda que Indira quería hablar de negocios sobre mi futura misión de "recuperación" y me pregunta lo que estamos planeando -Recuperar el bar en el que ella trabaja, digamos que hubo lios allí y tuvimos que abandonarlo, por lo que por ahora está en manos de la Alianza, esos cabrones joden hasta para beber, además... me dejé mi botella de sake preferida -aquello último lo dije con un largo suspiro, mi botella de sake... tengo que recuperarla.
Lisy me toma la palabra de una segunda ronda en otra ocasión acompañada de una pequeña confesión suya... ¿Yo también le gusto? ¿En serio? Sonreí al respecto, parece que he encontrado chica y parece que tal vez pueda sentar finalmente la cabeza, por lo que la beso en los labios -... Arigato...

-Anda, hablando de la reina de Roma -dije en cuanto Indira apareció en las habitaciones justo cuando Lisy se había confesado -Justamente iba a ir a buscarte para hablar de negocios -termino de abrocharme la "chaqueta" de doble cremallera y me siento en la cama, ofreciéndole sitio en la cama de enfrente, siendo todo lo profesional que puede ser un mercenario- Muy bien empecemos, tome asiento -y con ésto comenzamos a hablar largo y tendido sobre el plan para recuperar el Moulin, atándo cabos y demases que hiciesen falta, sobre qué nos enfrentaremos y cómo se haría todo, nuestras habilidades y formas de combinarnos para hacer de aquello efectivo y finalizamos la negociación con la mención de mi sueldo y acepto el trabajo, así que cojo todo mi armamento, katana, espada corta, las armas arrojadizas (tanto shurikens como cuchillas), mi guantelete y finalmente me cuelgo la chaqueta de mis hombreras. -Debo de hacer un par de preparaciones ahora, pero estaré allí el día acordado -le respondí a Indira, debo acabar mi entrenamiento sobre la electricidad, por lo que me despido de ella con mi reverencia japonesa -Lisy, ¿qué harás? ¿me acompañarás para ayudarme a acabar mis preparaciones o irás por tu lado? -le pregunté a Lisy para saber su respuesta sobre si me acompañará o no, puedo acabar mi entrenamiento yo sólo, pero si ella viniese conmigo podría acelerar el proceso y así acabar ésto cuanto antes para poder ir mejor preparado a la misión. Dicho ésto, me voy de la base, para encontrar un lugar donde finalizar el dominio sobre el elemento eléctrico, permitiendo que la elfa pudiese seguirme en caso de venir.

La voz de Dira me provoca un leve brinco "¡INVOCACIÓN!" aunque la pregunta me desconcierta un poco...la verdad es que si llega a entrar media hora antes...y aún así mis mejillas deben de estar levemente sonrojadas.
"Onii-chan lo hace aposta ¡seguro!"
Me limito a saludarla y sentarme en el suelo, con las piernas cruzadas, mientras ellos hablan de esos negocios mencionados por Kosuke el cual adopta una conducta más seria en cuanto comienzan la conversación. La verdad es que a la mitad me pierdo, lo único que sé es que Dira trabaja allí y que el sitio se encuentra por el centro de Londres, desconozco lo demás.
Aunque, en cuanto veo cómo onii-chan comienza a recoger sus cosas, comprendo que no tardarán mucho en irse ambos y que yo debería hacer lo mismo, de hecho tendría que volver a Gorgoroth Throat seguro que ya se están desesperando...o quizás encuentre algo con lo que distraerme.
- Tendría que ir con la madre de Celia...tengo que ponerme al día en tantas cosas -suspiro antes de darme cuenta de que el japonés ya había salido de allí a toda prisa a lo que miro a Indira, cruzándome de brazos, algo pensativa- Yo también debería irme...pero, Indira -sonrío con cierta malicia- te haré una visita en cuanto recuperes el bar y espero que hablemos de tu novio .
Le doy un leve codazo y me separo de ella, concentrándome en la imagen de Gorgoroth Throat para poder teletransportarme..."Ahora que lo pienso no me he despedido de onii-chan aunque tengo la sensación de que no tardaré en verlo... si no recuerdo mal, el Moulin ese está en Londres pero va a ser difícil llegar allí, cuando todo esto termine, porque he visto la mayor parte de los lugares de Reino Unido, hasta he visto el océano pero lo último llevo más tiempo sin contemplarlo"
Pensé en aquella última experiencia en una playa cualquiera justo en el instante en el que realiza el teletransporte...quizás debería haberme concentrado más.

Le miré con cara de no quedar muy convencido ante su frase de dejarlo correr. No estaba seguro si lo conseguiría. El pajarraco se había transformado ya en el asqueroso animal que resultaba ser. Dyospiros le advirtió que ni con esas se libraría. Creo que le preocupó que le tirara aquel bolazo de nieve que se comió de lleno. Pero no estaba dispuesto a preguntarle, y por el momento, tampoco tenía pensado disculparme por ello. Había hecho muchas cosas buenas y la culpabilidad no tardaría en llegar. Pero no podía evitarlo. En aquel momento estaba furioso, iracundo, rabioso… Quería gritarle más de lo que había hecho.

Aunque no me quedaban fuerzas. Dyos le dijo que no se fuera y que nos siguiera. En cualquier otra ocasión habría intentado pedirle que fuera más suave con él, pero entonces solo me pude limitar a dirigir una mirada casi de indiferencia al ave -que se había subido a un árbol como si temiera que le diera otra vez- que pronto sencillamente se volvió en un geso de ignorarla. Y el drow se miraba a mi bastón con su recelo típico. -A diferencia de tu puñetero pajarraco el bastón no es un traidor. No se va a transformar en persona de la noche a la mañana.- Le expliqué, molesto.

O esperaba que no lo fuera. Rezaba que no lo fuera. No estaba de humor para que ahora me fuera a tocar los cojones mi arma también. Tras declarar Dyos que él estaba de acuerdo con mi afirmación y pelearse un poco bastante con la moto esta finalmente pareció estar dispuesta a funcionar. Y nos pusimos en marcha, lentamente, con la ayuda del viento del pajarraco. Yo me abrigué con mis capas muy ceñudo, sin siquiera agarrarme al drow. Tenía una mano en el regazo y la otra sobre el sillín y guardaba todas las distancias que podía respecto a él en aquella moto, que por primera vez se me antojó minúscula.

Y con mucha lentitud pudimos llegar a los alrededores de Bastion. Debimos dejar la moto por ahí medio escondida y aparcada, con la falsa llave. Yo no hablé en absoluto. Me dirigí directo hacia la entrada de la base, y solo una vez cerradas las puertas de esta me pude sentir mínimamente seguro. Pero no por ello bien. La pérdida de sangre, el cansancio, el cabreo, el llevar tantísimo rato pululando arriba y abajo y muchas preguntas en mi cabeza no me dejaban pensar claramente. Me apoyé contra un muro buscando recobrar el aliento.

-No sé qué deberíamos hacer mañana, Dyos. No me apetece hacer nada. No quiero hacer nada. Estoy cansado.- Y a pesar de todo era muy raro que estuviera afirmando que estaba mal. Ya me había cansado de ser optimista. -A veces, en mis sueños, pienso en Osten. Y que se fue. Y que se fue, y me dejó atrás. Me despierto siempre con grandes ansiedades de tales fantasías. A veces comprendo porqué el hecho de que me abandonara me hace sentir tan mal. No se esperó. No me esperó. No se quedó conmigo. Vinimos juntos al mundo, ¿Por qué no nos fuimos a la vez?

No estaba seguro de qué me pasaba. Ignoré por completo al bastón tal y como nos dirigíamos a las habitaciones. No hablé más, no me estuve más rato reflexionando. Caminaba como podía, me apoyaba contra las paredes pero me negaba a utilizar a Zer’tath. Y una vez allí dentro tampoco me entretuve a buscarme alguna manta más. Con algo de descaro porque ni me molesté en no hacer ruido subí a mi cama, apartando la mierda que tenía encima y tirando todo lo que me sobraba para dormir al suelo. Y sin siquiera quitarme la armadura me eché la manta por encima. Me tapé la cara con la almohada para enmudecer algunos lloriqueos nocturnos que pudiera tener. Y gracias al agotamiento me pude quedar dormido, aunque no recordaría precisamente aquella como una de las noches de sueño más reparador.

El viaje de vuelta a la base habia sido tedioso, pero por fin habiamos llegado a las habitaciones. Las palabras de Vor sobre que al menos su baston no era como mi pajarraco traidor me habian picado mas de lo que querria admitir, pero es que tenia razon. No dormiria tranquilo hasta no haber aclarado unas cuantas cosas...

"Supongo que nos habrá seguido. Le perdi el rastro hace rato y no ha entrado con nosotros."

Pero yo tambien necesitaba descansar. La deprimente frase de Vor de por qué su hermano no lo esperó y se murio antes de que lo hiciese él me arranca una mueca y algo similar a un gruñido. No tengo respuestas felices para eso. En mi opinion, nacemos solos y morimos solos....o eso me hago pensar a mi mismo.

Suspiro y veo al semidrow echarlo todo por los suelos y echarse a la cama. Yo hago lo propio, agotado.

"Cuando nacemos es el unico momento en el que somos iguales todos nosotros...a partir de entonces los caminos se separan"

Me quedo dormido al rato, me lleva largos minutos pero al final el cansancio me rinde. Y al instante siguiente, abri los ojos. Fue como si no hubiese pasado la noche. Pero de hecho habian pasado varias horas....que se me habian pasado como segundos. Un descanso sin sueños, sin pesadillas, nada. Tan vacio que era como si no hubiese dormido. Al despertarme regruño y me froto los ojos, encendiendo varios fuegos fatuos y mandandolos a diferentes puntos delos dormitorios. Estoy harto de que este oscuro y de la infravision.

Me levanto, ahostiandome en la frente con la litera de Vor. Gruño mas fuerte, endormiscado, me froto la frente y me levanto.
-Tengo...que...haaaabbl.... -bostezo. -hablar con el bicho....
Pero antes, comprobar que el otro sigue vivo. A mi altura, miro a su litera, se está autoasfixiando con una almohada. Chasqueo la lengua y se la quito de la cara, farfullando con tono ironico para mi mismo. -Por Loth, Osten puede esperar un poco mas.

No sé si fue el golpe el que me despertó, o si ya estaba despierto. No había dormido mucho. Sueños cortos, fugaces, aislados. Estuve varias horas para acabar de alcanzar uno medianamente reparador y luego me volví a despertar. Y así me pasé la noche. Cuando estaba despierto abría los ojos y lo veía todo, porque era era mi maldición personal por haber nacido con sangre drow. Me escocían los ojos. Intentaba salir un poco de debajo de la almohada y miraba alrededor. De repente notaba que me costaba respirar, mareado, el dolor de la herida del pecho se hacía agudo y no me dejaba tranquilizarme. Recuerdo en una de esas haber mirado hacia abajo. Dyos dormía como un tronco.

Me salí de la cama y bajé en absoluto silencio, enredado entre capas y sábanas. Me dirigí a los baños e hice lo que uno hace en el baño, luego me duché con mucho cuidado de no empaparme demasiado las vendas y me intenté quitar todos los churretes de la cara. Me sequé con una capa que dejé allí. Busqué una cuchilla de afeitar pero no la encontré, Decepcionado y envuelto en una capa regresé a la habitación, en la más absoluta oscuridad, me subí a la cama de nuevo y me pude dormir un poco más. Aún me despertaría otras tantas veces. Y para cuando oí un “cataploc” sentía como si no hubiera dormido media mierda. Lo escuché decir que tenía que hablar con el bicho. Yo no respondí, si no que me giré de espaldas a la escalera de la litera, apretando la almohada. Pero me la quitó. E hizo un comentario extraño.

Me giré un poco y le miré con los ojos muy apagados, enrojecidos. Tenía ojeras, que por no ser del todo drow se evidenciaban porque me oscurecían mucho los alrededores de los ojos, como si me denotaran las cuencas. Me aparté medio a tientas alguna legaña, sin hacer un mínimo esfuerzo por incorporarme. -... Dyos- Intenté acercarle una mano y no estaba seguro de porqué. La dejé como medio colgando en el borde de la cama. Fruncí el ceño. -No me encuentro bien…- Tenía la sensación de querer vomitar. Me dolía todo. La armadura ya no la llevaba puesta, igual reparó en aquel detalle.

-No pienso salir de la cama. No quiero. Estoy cansado de todo.- Los constantes gruñidos de mi tripa evidenciaban que tenía hambre, y tenía toda la boca seca y reseca. -... Supongo que me pasaré el día haciendo grullas si encuentro papel. No debería entretenerme demasiado, son… mil… Y entonces quizás… Osten no ha de esperar, Dyos.- Arañé la cama porque no sabía ni qué haría con él. Solo era consciente que habría preferido estar con él. Aunque igual cualquier otra situación habría sido favorable a aquella. -Déjalo estar, no importa. Deberías hablar lo que sea con Roäc. Te dirías que no fueras duro con él, pero…- ¿Pero? -Haz lo que te de la gana.- Y me llevé las manos a la cara, como si así pudieran desaparecer todos mis problemas.

Agarro su mano cuando la estira y la deja sobre el colchon, la tiene bastante fria, claro que eso lo noto con mis dedos que es lo unico que sobresale de mis guantes. A diferencia de el soy un cochino que ni se ha duchado ni se ha quitado la ropa del dia anterior.

-Te despertaste a medias por lo que veo
"como vas a encontrarte bien?"

Suspiro, y aprieto un poco su mano antes de soltarla. -Es normal. Estas agotado. Perdiste sangre y no has comido nada para reponer.

Escucho lo de las grullas y Osten y estoy por pegarle un puñetazo, pero claro...ya es bastante con haberle pegado un espadazo. Se que lo que voy a decir va a sonar rudo, que quiza le siente mal, pero sale de mi boca antes de que pueda pensarlo -A la mierda Osten. Esta es tu vida, lo has logrado hasta aqui, aqui y ahora es justo donde se supone que debes estar, no en una tumba. Tienes que creer eso. -mi tono de voz es algo mas vehemente que de normal, y mi ceño está fruncido, como si de verdad me cabrease que pensase de ese modo.

Me agacho recodardando que tenia mas cosas de comer en mi macuto, soy un puto drow hobbit para los asuntos de la comida, solo los de la comida...Hurgo por ahi y saco una cantimplora de agua, un trozo de pan con semillas en muy buen estado y cecina dura. Tambien cojo algunas bayas que guardaba, por eso del azucar, y se lo dejo a Vor en la cama.
-Come o me cabreo.Y me doy la vuelta. Por un momento casi se me olvida coger mi espada, y mi daga.....ah, claro. La tenia el otro.

-Lo que me de la gana, huh? -está bien. -Le pediré explicaciones y te lo mandaré para que te revise la herida del pecho. Y del hombro.

Me despido de el en drow, y luego salgo de alli.

Lo contemplé extrañado cuando llegó a comprender que quería que me diera la mano. Tenía los dedos ardiendo. A pesar de estar enterrado en capas de mantas no había encontrado un calor tan auténtico como el de aquel brevísimo contacto. Se dio cuenta que me había despertado. -Tuve que ir al baño- No era del todo falso, aunque solo era media verdad. Debía haber sido no hacía demasiado porque aún tenía el pelo un poco húmedo. Recuerdo el extraño apretón que me hizo escapar un retazo de una sonrisa, mientras me decía porqué estaba así. -¡Y sí que comí!- Pero no carne de verdad. Un ilícido no contaba.

Lo siguiente no me lo pude tomar bien. Mandó a la mierda a Osten. Que ya había logrado llegar hasta allí. Que mi lugar no era una tumba. Que debía creerlo. Mis ojos se abrieron muy molestos y durante un momento me incorporé como si estuviera dispuesto a golpearle. De hecho pedí al bastón que acudiera a mi mano. Pero me ignoró por completo, emitiendo un tristísimo brillo azul en su lugar. Luego me di cuenta de lo que había intentando. Le había intentado golpear. Y lo habría hecho de haber estado en mejores condiciones.

Muy asustado de mi mismo no me digné siquiera a responderle. Bajé la mirada con los ojos, ahora sí, llorosos. Él se agachó a recoger alguna cosa y en cuanto estuvo de pie tenía bonitas cantidades de comida que me fue dejando encima de la cama. Las contemplé con algo de atención y las fui ordenando, sintiéndome extraño al hacer tal cosa. Me dijo con un tono de voz que no admitía réplica que comiera. Tenía hambre, pero a la vez me daba mucho miedo devolverlo todo. Cogí tímidamente una de las bayas, la olisqueé y me la llevé a la boca, intentando sonreírle para que viera que estaba comiendo.

Entonces se dispuso a irse, explicándome qué iba a hacer con el pajarraco. Lo miré y asentí, susurrando un -Vale- y luego regresando la mirada a la comida. Me costó un poco abrir el apetito. Di un solo trago al agua de la cantimplora y luego saqué de mi saco la botella que me había guardado, la de la fiesta. No sabía ni de qué era. Solo esperé que tuviera alcohol y que me permitiera huir un poco de aquellos momentos. Le di un trago largo y tras eso logré finalmente acabarme la cecina. Me dejé las bayas, que iba royendo junto el pan de vez en cuando.

Y allí me quedé durante largo rato. Hacía grullas. Llegué a bajar de la cama para buscar más lana, y me animó un poco empezar a hacer más bufandas y cosas para poder luchar contra el frío. Pronto fui llenando la cama de ovillos de lana y de pajarracos. Bebí. Pero poco. A veces cogía de la cantimplora, a veces de la botella. Menos de un trago por hora. Pasado un tiempo me asomé de nuevo al borde de la cama, contemplando el suelo, como si me tentara salir de allí. El bastón se negaba a seguirme. Apreté con mis pequeñas manos los bordes del colchón con los pies colgando en un lado, pensativo. Quizás no debía moverme, quizás… Me esperarían allí metido. No tenía ni idea de qué hacer.

Me dirigí al pueblo de Bastion Hollow tras desaparecerme de los malditos campos de concentración, llevándome conmigo a Ian en su forma de licántropo. Me tocó soltarme de su cuelo nada más aparecerme en las calles del lugar, teniendo que jugar con la desaparición en repetidas ocasiones para hacer tiempo hasta que se destransformase, de tal modo que no se alejase del lugar. Así podía tenerlo controlado en cuanto se fuese la luna llena. Por suerte aquello no duró mucho, llegando por fin el amanecer al cabo de media hora aproximadamente. Y menos mal, porque ya comenzaba a estar agotado y eso de aparecerme y desaparecerme entre las ruinas del lugar se hacía pesado. Me acerqué a él en cuanto se destransformó y quedó tirado boca abajo entre las ruinas de una vieja casa, echándole mi abrigo por encima antes de agarrarlo para desaparecerme de allí con él.

Ya en la base reaparezco directamente en una de las habitaciones con múltiples literas de las que tenemos en la base. Podría haber ido directamente a la enfermería, pero creo que casi todas las camillas estaban ocupadas por ahora. Además, si Mérida ha llegado antes las habrá ocupado ya con Adam y con Lyran. Dejo a Ian tendido sobre una cama que no pertenece a nadie, en la litera de abajo, cubriéndole con una manta al quitarle mi abrigo. Ya iría despertando, aunque primero supongo que tendrán que atenderle de las heridas que pueda tener. Me doy la vuelta para apoyarme de espaldas contra la escalera metálica de la litera, soltando lentamente todo el aire contenido hasta ahora, liberando así en parte algo de la tensión acumulada durante toda la noche. Hay mucho que reflexionar respecto a cómo ha salido el plan. Al menos hemos conseguido buena parte de los objetivos, y lo más importante es que nadie ha caído en combate. O eso espero, porque todavía me falta saber qué ha sido del resto de los participantes en este golpe múltiple, como por ejemplo el equipo que iba también a los campos, o los que querían recuperar el bar. Ahora por fin puedo hacer caso al mensaje que me llegó de parte de Desmond hace un rato, pensando una respuesta que espero que le llegue.

"Dile a Cate que ya hemos sacado de los campos a Ian, a su padre y a Lyran, y que estamos en la base. Acabo de dejarlo en las habitaciones. Todo ha acabado"

Por hoy, me falta agregar, porque acabar no ha acabado. Para nada. Me dejo caer hasta el suelo, deslizando la espalda por las escaleras de metal, hasta quedar sentado. Ya en el suelo me deshago del molesto pero útil chaleco antibalas, que me ha cubierto parte de los daños. Después me levanto del suelo, saliendo de las habitaciones para ir a la enfermería, a ver cómo siguen los demás y a informar de que he dejado a Ian aquí.

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PS Johan: 117
PS Ian: 135

Apareció en el lugar que Desmond le había mostrado mentalmente, era una especie de sala de reuniones; el mismo lugar en el que había creado el puente mental con Johan, Lyran y Lykaios. Miro el lugar sin poder evitar un gesto de molestia ante el estado en el que estaba pero prefirió salir de ahí cuanto antes. Aún llevaba el pañuelo de Max en la mano, bah, en realidad de su padre. Se secó la sangre de la nariz con cuidado, pero mientras mantuviera el puente seguiría brotando y mermándola.

“Anteia… Todos salieron, estan bien. Azahar está en Ouroboros… Lyran acá en la base, cuando pueda subirá”

Dejó escapar el mensaje telepático hacia ella suspirando brevemente porque la vista empezaba a volverse un poco difusa. Cerró los ojos con fuerza y trato de ubicar a Johan, su presencia era más potente, su mente también, así que siguió su estela para guiarse porque no conocía la base. Una vez llegó ahí vio a una pelirroja salir que la saludo con una sonrisa amplia y Cat no pudo más que fruncir el ceño. Al entrar vio el estado de las habitaciones y tensó los labios, era un lugar muy precario y olía a humedad. Cuando pasó por la cama finalmente observó la figura de Ian y sonrió, agotada también, dejando inactivo el puente porque su trabajo estaba hecho. Él estaba en lo que podía llamar su hogar… ¿Y ella? ¿Ella a qué le llamaría hogar ahora?

Caminó hacia él lentamente pues sentía sus fuerzas flaquear.  Se sentó en el borde de la cama, notando su gesto ligeramente tosco. Ni durmiendo podía tener paz. Se rió para sí misma, una pizca de felicidad que se merecía; e hizo algo que no pensó que haría en un primer momento, lo abrazó por la cintura apoyando la cabeza en su abdomen, a manera física de pedirle perdón por todo lo que había pasado y, también, la dama de las ilusiones necesitaba percibir que era real. Y lo era, podía sentir el calor que emanaba su cuerpo y su respiración constante y pausada. Catherine cerró los ojos por unos segundos. Tal vez hubiese llorado, tal vez, pero la Le Fay era más fuerte que la vorágine de sentimientos que tenía retorcidos en su interior y que ya escaparían, otro día, no hoy, no ahora. Aquellos segundos  se alargaron demás cuando sus defensas se dejaron finalmente caer y Morfeo se apoderó de ellas. Su subconsciente sólo deseo que esta vez no hubiese interrupciones. Tal como insistían, Catherine debía descansar de todos. Especialmente de Max...Y de ella misma.

La noche había sido más que larga para todos, a pesar de que la mayor parte del tiempo me lo he pasado dormido por culpa del sedante que tenía puesto. Eso no quita para que el poco tiempo que he pasado despierto haya sido más que intenso, apenas desperté del sedante comencé a tener alucinaciones por culpa de la neurotoxina que habían filtrado en forma de gas. Casi en ese mismo momento comencé a transformarme en licántropo, alternando la horrible alucinación que estaba teniendo con la propia transformación. El alba se hizo esperar demasiado, poniendo así fin a una noche que podía haber acabado bastante mal. Por suerte no he salido demasiado mal parado gracias a que me han estado protegiendo, sólo una herida de bala en el brazo y la herida de la nuca por donde sacaron el chip. Los sueños que he tenido desde entonces han sido bastante agitados, así que a pesar de estar agotado no consigo dormir demasiado rato después de destransformarme. Todavía me quedan algunos leves efectos de la toxina, así que los sueños se entremezclan con imágenes similares a las de la alucinación, además de algún que otro fugaz recuerdo del momento en que vi a mi padre y a Lyran allí peleando en aquel pasillo.

Comienzo a despertar poco a poco, removiéndome ligeramente, un tanto inquieto.  Murmuro en voz baja cosas incoherentes sobre lo que veía en esos sueños, como que se largasen todos, que estaban en peligro. Por fin consigo despertar, siendo lo primero que veo el colchón de la cama de la litera de arriba, aunque en un primer momento estoy un tanto desubicado, sin tener muy claro si lo que ha pasado ha sido un sueño, si sigo todavía allí o si todavía sigo soñando. Todo es demasiado confuso. Me miro las manos para comprobar que ya no son zarpas, tal y como las vi en la alucinación y segundos después en la realidad. Comienzo a recordar después que no sólo tacaba en esa especie de visión, sino que realmente ataqué y perseguí a Lyran y a mi padre. Ninguno de los dos está aquí, pero si les hubiese hecho algo lo recordaría, ¿o no?.

- ¿Qué he hecho...dónde están?...- pregunto para mi mismo mientras intento incorporarme un poco sobre el codo del brazo no herido. Entonces me doy cuenta de que hay alguien encima de mí, una persona que reconozco bastante bien. La miro aterrado durante unos segundos, pensando que ha pasado como en la alucinación, que ha sido una de mis víctimas y que la he matado. Acerco una mano a su cabeza casi con miedo, pronunciando su nombre en voz baja.

- ¿ Catherine...? despierta, por favor, despierta, abre los ojos....- tras pasar la mano por su cabeza bajo a su hombro para removerla un poco, cada vez más fuerte, intentando desesperadamente que se despierte, no quiero repetir esa imagen en la que soy su verdugo.

Sus plegarias habían sido oídas las pocas horas en las que había descansado la habían dejado en paz. Aparentemente incluso su subconsciente se había agotado tras su gasto de energía. No había tenido ni una pizca de sueño sólo la profunda negrura de la nada. Pero aquel descanso se vio cortado por alguien. Le acariciaban la cabeza y después le agitaban el hombro. Parpadeo con algo de molestia, odiaba cuando la despertaban si estaba durmiendo tranquila pero la voz de Ian desesperada hizo que se incorporará de inmediato. Lo miró con un gesto confundido y tomó su mano para que dejara de zarandearla.

-No… No vuelvo a dormir contigo. Tienes mal despertar- Murmuró dándole un suave apretón en la mano para después sonreírle a modo de broma. Una sonrisa sincera, tranquila y en paz aunque la sangre en su rostro siempre le quitaba ese aura de felicidad.

-Estas bien. Todos están bien. La misión fue un éxito. Tranquilizate- le pidió y soltó su mano para sacarle el pelo del rostro, esperando que aquel gesto lo tranquilizase. Sus ojos multicolores recorrieron su imagen lentamente observando la herida del brazo. Tensó los labios y frunció el ceño -No has recibido atención… tengo que llamar a Chloe… - Se incorporó con un deje preocupado y nervioso. Se apartó el pelo del rostro y notó la sangre en sus manos, soltó un ‘tsk’ y cogio el pañuelo del torso de Ian y empezó a limpiarse las manos frenética.

Se dio por vencida segundos después ya que no salia. La sangre seca era difícil de secar, tendría que lavarse las manos para eliminar el rastro. Aún tenía vestigios del dolor de cabeza, por ende, prefirió no enviar mensajes. En realidad, quería hablar con el un ratito antes de que todo el mundo lo apabullara y ella tuviera que irse. En parte había decidido no volver a meterlo en problemas y eso se reducia a alejarse de él -Como estás? Te sientes bien? - Cuestiono sentándose en la cama nuevamente.

Durante varios angustiosos segundos sigo pensando que está sucediendo de nuevo todo aquello que el gas me hizo ver, hasta el punto de creer que se repite de nuevo como un bucle infinito. Tanto llego a creerlo que casi me sobresalto cuando ella me coge la mano para que deje de moverla. Lo único que logra tranquilizarme algo más es su tono de voz cuando habla, un tono tranquilo, como si todo fuese bien. No tiene nada que ver con los gritos que escuché en mi mente hace unas horas, y menos todavía la sonrisa con la que acompaña esas palabras. Me incorporo de una para poder mirarla directamente a la cara, asegurarme de que todo en ella es real, hasta esa sangre en la cara que ya le había visto en más de una ocasión. No me levanto nada despacio, sino de manera brusca, hasta sentarme. Al hacerlo me pego con la cabeza en la parte de arriba de la litera, no es lo suficientemente alta como para quedarse sentado. Suelto una pequeña queja por el golpe antes de volver a echarme de nuevo en el colchón, con la manta cubriéndome más o menos hasta la mitad del pecho. Cierro los ojos mientras me paso una mano por la cara de arriba a abajo, escuchando eso de que todos están bien, y que estoy fuera de allí. Son las mejores noticias que podían darme, aunque en este momento me parezcan tan inverosímilesl. Bajo la mano, abriendo los ojos de nuevo, volviendo a mirar de nuevo a Cate, ahora un poco más calmado.

- Casi no me lo puedo creer...que se haya acabado todo y que hayamos salido todos. Porque es verdad, ¿ no?estás aquí realmente... No es como aquellas visitas que me hiciste- tantas drogas alucinógenas y sedantes en los últimos tiempos me han empezado a hacer que dude de todo, aunque sea insistente es como que necesito que me lo confirmen más veces. - Debe de serlo...has estado sangrando de nuevo.- señalo a su nariz con mi mano, sin hacer mucho caso a lo que dice de llamar a Chloe para que me atienda. Prefiero que no me vea así todavía. Además, las horribles imágenes están muy recientes. Por un momento casi estoy a punto de contárselo, ya que por un lado parece que necesito decirlo, pero por otro si lo cuento es como revivirlo más intensamente. Al final opto por callarme, todo eso ya acabará saliendo en algún momento. No sé qué responder a la pregunta de cómo estoy. No es que haya salido excesivamente herido en la huida, pero tras la reciente transformación y el tiempo que he estado allí metido me encuentro bastante cansado. Además todavía no estoy seguro de que mi mente me siga jugando malas pasadas. Pero eso no es nada comparado con lo que podría haber sucedido, he salido vivo, algo jodido pero vivo. - ¿Bien? No lo sé, como de maldita resaca post encierro. Estaré mejor...seguro. ¿ Y tú, estás bien? - de repente me doy cuenta de que no estamos en Ouroboros, sino en la base. - Espera, ¿ no me dijiste que te habían prohibido bajar? ¿ Qué haces aquí?

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PS: 135+ 5 por regeneración lican (este es el 5º post desde que lo desperté)=140

Noto en su mirada que sigue agitado y tenso los labios. ¿Cómo no? Había pasado meses ahí dentro y la misma misión de rescate había sido complicada, al punto que el mismo Lyran me había pedido que le comentara a los otros que se ponía difícil. Aparte Ian en forma licántropa era incontrolable, al menos cuando no estaba ella. Suspiró un poco, dejando escapar un "ja" risueño cuando lo vio golpearse con la cama. Hasta sus reflejos estaban comprometidos. Lo miro a los ojos cuando me pregunta si es cierto que estoy acá asintiendo con una leve sonrisa -Sí, soy real- Cuando dice que estoy sangrando de nuevo bajo la mirada apenada e intento limpiarme con el pañuelo, que ya no está muy en condiciones para hacerlo. Dejo escapar el aire lentamente cuando recuerdo todo lo que me pasó anoche. La llegada de Max, todo el tema con Matvey, todo.. Simplemente todo. Cierro los ojos tratando de concentrarme en otra cosa e Ian me salva cuando empieza a hablar.

-Bueno... Ya podrás estar mejor. Estas en tu casa- Murmuro acomodándome mejor en la cama, pero con mucho cuidado de no pegarme en la cabeza. Yo también estoy agotada y había estado durmiendo muy cómoda, hasta que le dio la locura a Ian. Alzo la cabeza bruscamente cuando me recuerda eso de que no puedo bajar. No lo había pensado ayer. Ni siquiera por un ápice de segundo, cuando me habían dicho que Ian ya estaba en las habitaciones... Sólo quería bajar. Y escapar. Escapar de todos ellos. No verlos nunca más. Exiliarme de los sentimientos y de las sensaciones que me provocaba el consejo  y también de los recuerdos y la intimidad que ofrecía Max -Tenía que verte...Tú me has preguntado si soy real... Yo también quería confirmar que estabas bien y en una pieza. No...No lo pensé muy bien. Tenía que bajar a verte- Apartó la mirada de él confundida para poder ver algún punto ajeno en la pared. Y no se trataba sólo de que sabía que lo estaba haciendo mal, si no la misma confesión de que había saltado una norma impuesta por ella misma y por el consejo. Pero es que... ¿Le importaba ya lo que pensaba el consejo? La vena rebelde se hizo presente y miró a Ian con un gesto extraño, entre confundido y aterrado, pero con un deje valiente tal vez...De abandonar todo lo que conocía -¿Me puedo quedar aquí un tiempo?-

Debe haber sido también una noche jodida para ella, en cuanto a lo de utilizar sus poderes y esforzarse demasiado, a juzgar por la sangre que le ha salido de la nariz. Solía pasarle cuando se sobrepasaba, como ya vi por primera vez en el torneo. No soy el único que necesita descansar aquí. Asiento no muy convencido cuando dice lo de estar en casa, si es que esto se puede llamar así. - Nada es un hogar hoy día, pero desde luego es infinitamente mejor que el lugar en el que estaba, y sobre todo porque está la gente con la que quiero estar. La casa no es el sitio, son las personas. ¿ Sabes dónde están mi padre y Lyran? ¿Los han llevado a Ouroboros o están en la enfermería? Espero no haberles causado demasiados problemas con la puta transformación. - algo recuerdo, como intentos de mordiscos y persecuciones, pero no termino de tener claro cuánto he atacado a cada uno. Supongo que estarán recuperándose y por eso no pueden estar aquí. Frunzo el ceño mirando hacia abajo, sintiéndome culpable al saber que les habré causado un extra de daño además del que les habrán hecho los soldados.

Decido incorporarme de nuevo esta vez con cuidado de no volver a darme un golpe en la cabeza. Una vez sentado me muevo hacia el borde de la cama para poner los pies en el suelo, quedando así sentado a su lado. Tengo cuidado de que la manta quede liada alrededor de mi cintura cuando cambio de posición, ya que me percaté hace unos segundos de que voy sin ropa, como siempre después de una transformación. A mi no es que me importe porque estoy acostumbrado a acabar así, pero obviamente no quiero incomodarla. Cuando salga de la habitación tendré que buscarme algo de ropa para ponerme, además de terminar de limpiarme la sangre en las duchas. En esta nueva posición ya puedo hablar con ella cara a cara, mejor que antes. Me pregunto si desde fuera se me verá cambiado, han sido unas cuantas lunas. Y también me pregunto por todo lo que ha estado pasando fuera durante todo este tiempo, además de lo que habrán estado pasando los demás. Me señalo con el pulgar cuando dice que necesitaba comprobar que yo estaba bien, encogiendo después los hombros, aunque no comprendo muy bien por qué aparta la mirada después de decir que tenía que bajar a verme.

- Pues aquí me tienes, casi de una pieza. De la cabeza no sé cómo habré quedado...pero no creo que mucho más estropeado de lo que ya estaba. - comento tirando de ironía para quitarle importancia a la situación, ya que a partir de ahora empieza a preocuparme un poco descubrir qué me habrá quedado después de lo sucedido. Prefiero no pensar por ahora, así que decido 'meterme' un poco con ella, tal y como solía hacer antes. - Quién lo diría...Catherine Le Fay desafiando al consejo, otra vez...se te está volviendo costumbre. Eso pasa por no haberte dejado tener tu edad rebelde, ya te está pillando un poco mayor, ¿ no crees? - cualquier cosa que no sea hablar de lo sucedido será mejor por ahora, sobre todo cuando ella misma me vio en un par de ocasiones allí, en esas visitas mentales que me hacía. Ella conoce parte de los momentos más oscuros. Me quedo bastante más serio tras este pensamiento, volviendo a mirar hacia abajo, en silencio durante algunos segundos. Siento que en cierto modo le debo un agradecimiento por haber estado al pie del cañón desde que desaparecí, por no haber dejado correr el asunto. Incluso por haberse preocupado de visitarme, a pesar de que en una de las ocasiones le pedí que no lo hiciera. Busco su mano con la mía, poniéndola encima de la suya para apretarla levemente un momento. - gracias por estar ahí, de una manera o de otra. - no se me dan demasiado bien las palabras o no me sale expresar todo lo que quiero, o incluso me da algo de vergüenza, pero creo que lo que quería decirle se puede resumir en eso bastante bien. Después retiro mi mano de la suya, dejándola sobre el colchón. Hago un gesto de extrañeza cuando pregunta lo de quedarse aquí, nadie en su sano juicio querría quedarse aquí. - Claro, no habría problema, eres de confianza. Pero...¿ por qué quieres quedarte aquí? ¿ha pasado algo por allí arriba?

Nada es un hogar hoy en día… Nada. Las palabras de Max rondaron su cabeza cuando habló sobre el castillo Le Fay. No importaba lo que Ian dejara, ese era su hogar. El hogar de su familia y...Y debía volver ahí, quería vivir ahí. Dejo escapar el aire mientras recordaba una frase de su padre que murmuró en voz baja -La sangre te hace pariente, la lealtad te hace familia…- Bajó la mirada, pensando en Matvey esta vez y también un poco en Layla. Era curioso que al primero sí lo considerase familia pero a la segunda...No tanto. Se le hizo un nudo en la garganta que a fuerza de voluntad logró disipar. ¿Qué iba a hacer ahora? En algún momento tendría que enfrentar las palabras y verdades que le había soltado Max. Madurar, como había dicho. Compartir el peso. ¿Se trataba de eso? ¿Pero y si no quería compatirlo con él, qué? No obstante, él estaba ahí mostrando su lealtad. Su padre lo hubiese considerado familia.

-Están en la enfermería. No conozco su estado- Le dijo con una voz ligeramente extraña pero lo suficientemente fuerte para no parecer que quisiera llorar. Lo vio incorporarse y se movió hacia un lado para dejarle algo de espacio, las camas eran pequeñas en comparación a las que había dormido toda su vida. Era extraño compartir un espacio tan pequeño. ¿Y si no tenían espacio para ella? Tal vez no lo hacían...Tal vez no debería quedarse abajo. Tal vez sólo debería irse, para siempre.

No le responde a lo primero, le roba una sonrisa escasa y patética pero su gesto se transforma en uno de remordimiento, de pesadez, de tristeza cuando habla sobre lo de desafiar al consejo. ¿Era eso lo que estaba haciendo? ¿Era sólo un capricho rebelde o simplemente estaba “madurando”? No podía estar rodeada de ellos. Sentía que se asfixiaba. En el instante en el que Matvey había cruzado la puerta le había faltado el aire por la tensión que se había generado en el ambiente.  No le respondió a eso, pero tampoco sonrió ni le hizo gracia. ¿Acaso era ese su regalo de cumpleaños?

Le pilló por sorpresa que el le tomara la mano y lo miró, asintiendo ante su agradecimiento. No tenía nada más que decirle aunque sabía perfectamente que sólo estaba cumpliendo su deber al buscarlo. Ella lo había metido ahí. Se apartó el pelo de la cara cuando dejó de tocarla y su aceptación  a quedarse la dejó más tranquila. Una noche o dos serían suficientes para aclarar su mente y dilucidar qué iba a hacer a continuación. Pero Ian tiene esa manía de indagar, de meter el dedo en la llaga hasta que consigue la información. Catherine soltó el aire lentamente en un movimiento espontáneo para tratar de que no se le cayeran las lágrimas. Miró hacia la parte de la litera de arriba tratando de distraerse pero la presencia de Max, la certeza de que su padre había sido asesinado, la reacción de Matvey cuando ella había mencionado el tema le recorrió el cuerpo llenándola de dolor y decepción. Todo lo que había vivido había sido una mentira, vivían en un círculo rodeada de asesinos que se hacían pasar por amigos y protectores -Fue una noche di-dificil- Dijo y se le quebró la voz inmediatamente. Prefirió guardar silencio y no seguir hablando.

Apunto mentalmente la frase de Catherine para decir en un futuro, pensando que se la robaré porque no puedo estar más de acuerdo con ella. Las cuestiones de sangre no lo son todo, y si no que se lo digan a mi padre con el que fue el suyo. La sangre no te hace familia. Sin embargo hay gente que no es de mi sangre y si que considero familia. No sé si quedarme más tranquilo o no al escuchar eso de que están en la enfermería, a la que no tardaré en ir para ver cómo están. Intuyo que no demasiado bien, de lo contrario estarían aquí, en esta habitación esperando a que despertase. La voz de Cate al decir eso suena un tanto extraña, pero lo asocio a que tal vez no quiera decirme lo que les ha pasado. De lo único que tengo certeza es de que no mordí a nadie, aunque lo intenté. - Quiero verlos, a ellos y a Chloe. En cuanto pueda iré. Puedes venir, si quieres. - aunque esté un tanto flojo y con la cabeza un tanto ida creo que podré llegar perfectamente hasta la enfermería, y de paso quedarme tranquilo de una vez por todas.

Entorno un poco los ojos al ver que no le hacia la más mínima gracia mi pequeña broma sarcástica referida a su rebeldía frente al consejo y la costumbre que ha tomado desde lo del cónclave, comenzando a pensar que lo de venirse aquí a la base puede tener que ver con eso. Continúo observando cada gesto que hace, incluido el de mirar hacia arriba cuando no hay nada ahí, además de tanto coger aire de esa manera. Propio de lo que se hace cuando se quiere contener las lágrimas o un exceso de tensión. Ladeo un poco la cabeza intentando encontrar su mirada, aunque sea un tanto esquiva. Tampoco me ha respondido a nada sobre los motivos para quedarse aquí, o lo que ha pasado allí arriba.

- Joder Cate...estás empezando a preocuparme. A ver, dime. ¿A quién hay que pegar? Porque ya tengo unos cuantos en la lista, para ir apuntando, que se me van acumulando. - respiro hondo antes de soltar el aire lentamente, dándole unos segundos más por si decide soltarlo todo o para ver si va a seguir conteniéndose así. No soy el más indicado para decirlo, porque soy de los que callan y acaban luego saltando, como probablemente me pasará en algún momento con el tema de los campos, las torturas, las alucinciones, todo en general. Pero suele pasar que no nos aplicamos nuestros propios consejos, así que... - La noche ya ha acabado. Además, estamos solos. Seria un buen momento para decir lo que pasa. Nadie huye de un sitio sin motivo.

Escucho aquello de que quiere verlos y me siento sumamente egoísta e idiota, lo tenía atado acá hablando tonterías sobre  él, sobre mí, sobre la sangre cuando él seguramente tenía a personas importantes que ver, importantes para él. Salgo de la cama incorporándome y acomodándome la camisa y el pantalón como dando por terminado mi tiempo con él -Anda a verlos- Murmuro y después niego cuando dice sí quiero ir. No tenía ganas de ver a nadie más, no se trataba de verlo sólo a él, es que ya había visto demasiada gente, había socializado demasiado  y estaba ya en mi límite. No quería ver otra cara desconocida, presentarme, sonreír, aparentar que no soy tan fría como lo soy.

Y no, no le doy el placer de mirarlo porque estoy evaluando la litera de arriba a ver si no pertenece a nadie y puedo tirarme allí a dormir, necesitaba descansar. Pero él sigue ahí, preguntando. Apoyo las manos en la barra de la cama de arriba apretándolas con fuerza y moviéndome inquieta hacia delante y hacia atrás, en una clara visión corporal de la batalla interna que tenía. No sé si decirselo, no sé si contarle. Acaba de volver de una experiencia fatídica y ya se quería meter en problemas. No me parecía justo. Se mordió el labio con fuerza y después apoyó la frente en la barra, mirándose las bo ...Los pies, los pies descalzos. ¿Por qué estaba descalza? Mierda. Había estado en su casa cómoda y el revoltijo mental que tenía ni pensó en ese detalle.

-Hay muchos motivos Ian. No hay que pegarle a nadie- Finalmente le soltó molestándose internamente por estar descalza y dándole mucho asco el piso. Se volvió a sentar en la cama finalmente mirándolo con tristeza -He… Um…- Trató de que el nudo en la garganta se disipara. Lo logró por poco -Vino...Vino Max. El… invadió mis sueños y después vino a mí, personalmente...Dice que fue enviado por mi p…- No pudo soportarlo más, de solo mencionar  a su padre empezó a llorar - Fue enviado por mi padre...Y sólo tardó minutos en decirme que… Ian…- Negó con la cabeza llevándose la mano al rostro para taparse por la vergüenza. No le gustaba que la vieran así. Guardó silencio por un espacio de tiempo, hasta que la tristeza se convirtió en ira -¡Ellos lo mataron! ¡Ellos me mintieron! ¡Él.. Él me mintió!- Espetó con fiereza refiriendose a Matvey. Decirlo hacía que fuese verdad, que le ardiera el estómago de sólo pensarlo. Los dedos se le crisparon y apartó la mano de su cara -Aparte Max… Max es… Demasiado intenso. Demasiados recuerdos. Llega e invade todo...Y.. Me toca, odio que me toque. ¡Odio que me toque!- Le gritó exasperada, perdiendo un poco los estribos culpa del choque emocional y también del agotamiento mental que aún tenía.

No me levanto al instante en cuanto me dice que vaya a verlos. Claro que iré, pero siento que a esta conversación le quedan todavía algunos minutos. - Ahora. Espera un momento. - Además, hay otros motivos que me impiden ir justo ahora. Por un lado tengo algo de 'miedo' por pensar que reconoceré en ellos heridas hechas por mí. Por otro creo que si en este preciso instante los están atendiendo sólo estorbaré. Y por otro todavía estoy tomándome unos minutos para reponer las fuerzas necesarias. Me paso una mano por el cuello, todavía herido, aunque la herida ha comenzado a cerrar un poco por el factor de curación propio de los licántropos. No sucede lo mismo con el brazo, cuya herida es más grande e irá más lento. Por la incomodidad en los gestos de Cate parece que ni siquiera se encuentre a gusto aquí, en este momento me da la impresión de que no estaría bien en ningún sitio. Por fin parece que decide quedarse, volviéndose a sentar en el borde de la cama, donde yo estaba. Le echo una mirada como animándola a empezar, escuchando con atención cuando comienza. Ya empezamos mal, nadie a quien pegar ni con quien desquitarse. Pues yo creo que lo necesito con unos cuantos de los que me han estado jodiendo, no veo por qué ella no necesitaría hacerlo si alguien la está molestando. - Sabes que no me importaría hacerlo. - le recuerdo antes de que desestime del todo esa opción, aunque sin saber de qué va el tema no tengo demasiadas pistas.

El nombre de Max no me suena de nada, así que tengo que interrumpir un instante si quiero comprender lo que sucede. - ¿ Quién es Max? ¿ alguien del consejo? - un tío que invade sueños, por lo visto, un poco atrevido en mi opinión. En el momento en que va a nombrar a su padre termina de romperse por completo, lo que me hace comenzar a comprender mínimamente la situación. Algo así como fantasmas del pasado que regresan. Lo que me extraña un poco es eso de que sea un enviado de su padre, que se supone murió hace años, y que aparezca ahora. Alguna explicación debe tener. Me da cosa verla así llorando y en un primer momento no sé muy bien qué hacer ni qué decir, así que tras unos segundos acabo pasando el brazo no herido sobre sus hombros, de manera algo torpe, con la intención de darle algún tipo de apoyo. Dejo que siga hablando, pero lo que me deja bastante helado es la revelación que le hizo ese tal Max, que el propio consejo mató a su padre. La miro más que sorprendido, preguntando para asegurarme. - Un momento...¿es como lo que me dijiste aquella vez en la playa? ¿sobre que tenías sospechas respecto a lo que le pasó a tu padre? Pero...¿ por qué viene a decírtelo ahora? ¿qué pruebas tiene para venir y soltarlo a la primera de cambio? ¿ qué sabes tú sobre ese enviado? - demasiadas preguntas que probablemente van a abrumarla en este momento, pero es que necesito saber más, mucho más. La confesión tiene bastante peso como para no analizar cada detalle. La parte que me hace cambiar el gesto es esa de que le toca y que ella odia que lo haga, sonándome fatal. Y claro está, lo malinterpreto. - ...¿Qué...? ¿ que te...? - mi cara debe ser un poema, reflejando todo lo que estoy pensando en este momento. - Pues no lo conozco, pero si te toca y tú no quieres lo que es es un puto cerdo. - definitivamente, creo que si que voy a tener que intervenir. No pienso dejar que le hagan eso a mi amiga.