Recuerdo del primer mensaje :
Son pocos los medicamentos que hay para atender emergencias médicas, con lo cual se les pide a cada Renegado que tengan cuidado con lo que usan.
- Info:
- Recupera 10 PS por día a tiempo real que el pj permanezca en la enfermería.
-Estoy… cerca de conseguir solucionar eso, Yaros. Muy cerca. Iba a hacerlo, pero Dyospiros es prioridad.- No había lugar para los muertos pudiendo hacer algo por los vivos. Y estaba seguro de que lograríamos salvar a nuestro drow, fuera cual fuera el precio. Así tuviera que emborracharme hasta quedarme seco de magia. Dejé que los rusos fueran gritándose cosas. Me había comentado Yaroslav la existencia de un hermano menor para él. No me había fijado al entrar, pero desde luego, debía ser ese mismo.
Lo que no me hizo tanta gracia es que Ailanthus me discutiera que bebiera o no, como si fuera mi padre o algo. De hecho mencionó que a mi padre no le haría gracia. Lo cierto es que a Sygdom le debía parecer malo. Y luego me preguntó por el apellido. -¿Mi apellido? Noteimportaunrábano- Contesté a las malas. No era de ninguna casa importante y tampoco afectaría mucho que le dijera que venía de un rinconcito triste, una cuevecita pequeña escondido de todo.
Yaroslav quería irse con Ailanthus a algún otro lado. A que comiera, durmiera y donara sangre. Negaba la opción de usar al moñas de fuera para ello. -Lo decía por emergencia… Pero Ilsteviesjahviyll no parecía muy… Muy sano.- Y no queríamos a un Dyospiros con sida, herpes o lepra. Prefería tener al capitánmalasmiradas fuera de la enfermería. Más con las malas condiciones del siempre tan alegre Roäc. Intentó decir que en caso de estar en sus manos podríamos estar tranquilos. Allí estaba yo, en mi silla, con mi bastón y mi anillo.
-Él será fuerte… Tu no estabas entonces… La draraña que nos atacó allí abajo, me picó y… Él me sacó. Cargó con un enano de cuarenta y pico kg cueva arriba, hasta un lago… Y luego pudo pelear contra un jodido chucho revuelto… Y le pegó un arañazo y luego tuvo fuerzas para bajar de un árbol, e ir a base todo bueno… Y descansó y se puso bien.- Y debía aguantar una segunda vez. O tal vez muchas más.
No me importaban a mi tampoco los dramas que se trajeran unos y otros, ruso y capitán, sobre el ejército y su politiqueo. Miraba con asco al otro Sreysnah y ya. Pero me centraba más en Dyospiros. Pobre niño. Y todos los intentos que hiciera para animar a Roäc eran en vano. Cogía el bastón con fuerza, sintiendo un poco la intranquilidad en el cristal. Aunque notaba poder en él, como si insistiera en seguir intentándolo. Apenas podíamos hacer nada. Le dijo él a Ailanthus que volviera después, y yo asentí. -Ten… Ten cuidado, Yaros.- Le pedí educadamente. Ya no solo por lo que pudiera hacer el drow, si no porque le pudieran intentar hacer a este mismo. Empezando por Ilztvyll.
Ailanthus, antes de irse, vino a decir que hacíamos lo que podíamos, que no era nuestra culpa. Roäc le respondió y asentí. Y luego lo pinché con el bastón para que se fuera de una vez. En el culo. Luego me puse en pie otra vez. Me escocían las manos y seguía un poco… Débil. Pero no iba a dejarlo así. -Osten sabía… Sabía magias para recuperar sangres y para fortalecer cuerpos, no solo curarlos. Le encantaba curar. No recuerdo los versos, pero…
Bajé la cabeza y cerré los ojos. Abrazado al bastón recité palabra por palabra, errantes, en élfico. Iba a tratar de hacer algo que le diera vigor. No podíamos hacer más por las heridas. Pero él mismo debió notar que la pronunciación no era la correcta, que… Realmente, el élfico no era cosa mía. Por eso el efecto fue más malo que bueno. Aunque logré cargar el peso de la magia en el bastón y no me sentí cansado al hacerlo. -... Roäc. ¿Podrías hacer tu algo?- Me acerqué a él, caminando lentamente. No había respuesta en el rostro de Dyos. Me quité el anillo y… Le di el bastón. -Sé que… te llevabas bien con él, ¿No? Te pusiste a hablarle y… Tu sabes élfico. Igual podéis poneros de acuerdo. Llevo tiempo siendo consciente que el bastón ha de saber el idioma. Me trata mejor cuando curo así.
Le miraba con los ojicos brillantes, muy húmedos. Era una idea extraña. No me gustaba dejar el bastón en otras manos, pero entendía que Zer’tath y él… Parecían conectar. Tal vez aquella fuera la mejor opción.
Lo que no me hizo tanta gracia es que Ailanthus me discutiera que bebiera o no, como si fuera mi padre o algo. De hecho mencionó que a mi padre no le haría gracia. Lo cierto es que a Sygdom le debía parecer malo. Y luego me preguntó por el apellido. -¿Mi apellido? Noteimportaunrábano- Contesté a las malas. No era de ninguna casa importante y tampoco afectaría mucho que le dijera que venía de un rinconcito triste, una cuevecita pequeña escondido de todo.
Yaroslav quería irse con Ailanthus a algún otro lado. A que comiera, durmiera y donara sangre. Negaba la opción de usar al moñas de fuera para ello. -Lo decía por emergencia… Pero Ilsteviesjahviyll no parecía muy… Muy sano.- Y no queríamos a un Dyospiros con sida, herpes o lepra. Prefería tener al capitánmalasmiradas fuera de la enfermería. Más con las malas condiciones del siempre tan alegre Roäc. Intentó decir que en caso de estar en sus manos podríamos estar tranquilos. Allí estaba yo, en mi silla, con mi bastón y mi anillo.
-Él será fuerte… Tu no estabas entonces… La draraña que nos atacó allí abajo, me picó y… Él me sacó. Cargó con un enano de cuarenta y pico kg cueva arriba, hasta un lago… Y luego pudo pelear contra un jodido chucho revuelto… Y le pegó un arañazo y luego tuvo fuerzas para bajar de un árbol, e ir a base todo bueno… Y descansó y se puso bien.- Y debía aguantar una segunda vez. O tal vez muchas más.
No me importaban a mi tampoco los dramas que se trajeran unos y otros, ruso y capitán, sobre el ejército y su politiqueo. Miraba con asco al otro Sreysnah y ya. Pero me centraba más en Dyospiros. Pobre niño. Y todos los intentos que hiciera para animar a Roäc eran en vano. Cogía el bastón con fuerza, sintiendo un poco la intranquilidad en el cristal. Aunque notaba poder en él, como si insistiera en seguir intentándolo. Apenas podíamos hacer nada. Le dijo él a Ailanthus que volviera después, y yo asentí. -Ten… Ten cuidado, Yaros.- Le pedí educadamente. Ya no solo por lo que pudiera hacer el drow, si no porque le pudieran intentar hacer a este mismo. Empezando por Ilztvyll.
Ailanthus, antes de irse, vino a decir que hacíamos lo que podíamos, que no era nuestra culpa. Roäc le respondió y asentí. Y luego lo pinché con el bastón para que se fuera de una vez. En el culo. Luego me puse en pie otra vez. Me escocían las manos y seguía un poco… Débil. Pero no iba a dejarlo así. -Osten sabía… Sabía magias para recuperar sangres y para fortalecer cuerpos, no solo curarlos. Le encantaba curar. No recuerdo los versos, pero…
Bajé la cabeza y cerré los ojos. Abrazado al bastón recité palabra por palabra, errantes, en élfico. Iba a tratar de hacer algo que le diera vigor. No podíamos hacer más por las heridas. Pero él mismo debió notar que la pronunciación no era la correcta, que… Realmente, el élfico no era cosa mía. Por eso el efecto fue más malo que bueno. Aunque logré cargar el peso de la magia en el bastón y no me sentí cansado al hacerlo. -... Roäc. ¿Podrías hacer tu algo?- Me acerqué a él, caminando lentamente. No había respuesta en el rostro de Dyos. Me quité el anillo y… Le di el bastón. -Sé que… te llevabas bien con él, ¿No? Te pusiste a hablarle y… Tu sabes élfico. Igual podéis poneros de acuerdo. Llevo tiempo siendo consciente que el bastón ha de saber el idioma. Me trata mejor cuando curo así.
Le miraba con los ojicos brillantes, muy húmedos. Era una idea extraña. No me gustaba dejar el bastón en otras manos, pero entendía que Zer’tath y él… Parecían conectar. Tal vez aquella fuera la mejor opción.
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Me quedé con ganas de enseñarle a Vor’Kalth un poco de disciplina al responderme todo lo borde posible. Si bien otros no se habían puesto muy en serio en tratarme como prisionero, el enano estaba completamente convencido de hacerlo. Y lo peor del asunto es que no debía tener ni idea. Yaroslav ocupaba mi atención la gran mayoría del rato, que parecía hablar con algo más de propiedad.
Dijo que lo correcto sería que donara yo sangre. Asentí levemente. No me importaba hacerlo. Pero me puso bastantes condiciones antes de hacerlo: Comer, dormir, y… Dejar a esos dos en paz. -¿Salir de la enfermería? Espera…- No había hablado con intención de que le respondiera o le cuestionara nada. -... Ellos dos… Si… Tal vez.- Roäc se mostraba más colaborador al respecto, asegurándome que podrían hacerse cargo. Vor’Kalth se moría de ganas que me fuera, aprovechando para pincharme con muy mala ostia. Le dirigí una mirada de asco. Aunque al menos, el otro insistía en que no había que buscar culpables.
-Soluciones. Hay que buscar soluciones.- Pero yo no podía conseguirlas. Ellos dos no intervinieron más en nuestra conversación. Yaroslav me miraba extraño al escuchar un poco mi ideología, como si no coincidiera del todo con mi pensamiento. Cuando hablé de la dictadura me mencionó al primer ministro que había dominado el ejército. Negué levemente con la cabeza. -Cuando era un mero Ejecutor no me dejaron tampoco fisgonear mucho en… líderes. No fue hasta que me presenté que entré más. Antes estaba muy ocupado… muy… Muy ocupado en…
Una mano a la cabeza. No me acordaba mucho de ese periodo. Dos o tres años oscuros en mi historia. -Los Blood Keepers no se implican en absoluto. Cuando vi al… Al jefe de estos, estaba solo. Parecen desorganizados.- Y no me arrepentía de haberlo metido en campos. No parecía convencido con eso de que fuera a buscar a los de The New Sun, se me quedó mirando como si fuera complicado. Pareció convencido, sin embargo, con que aprovechara la lucha para demostrar mi lealtad. -Siempre que esté en condiciones de luchar ayudaré a hacer lo posible por defender ese lugar.
Seguía agradeciendo que se hubieran ocupado de mi hermano. Pero daba ánimos respecto salir de aquello. Y me dijo que era hora de ir saliéndonos, que no llamaríamos al drow. Abrió la puerta y yo, muleta en mano, le seguí con algo de lentitud. Fuera habían los dos… Los dos pesaditos congelados por arte de magia. Nunca mejor dicho. Ocupados en matarse y en a saber qué dramas. También había una enjutísima figura con una guadaña que le igualaba el tamaño, mirando hacia otro lado, todo encapuchado y cubierto en ropas. Un nigromante en toda regla. Lo miré con recelo.
-No tenemos más que hacer aquí. Vamos.- Y lo seguí al comedor… Consciente de estar siendo seguidos.
Dijo que lo correcto sería que donara yo sangre. Asentí levemente. No me importaba hacerlo. Pero me puso bastantes condiciones antes de hacerlo: Comer, dormir, y… Dejar a esos dos en paz. -¿Salir de la enfermería? Espera…- No había hablado con intención de que le respondiera o le cuestionara nada. -... Ellos dos… Si… Tal vez.- Roäc se mostraba más colaborador al respecto, asegurándome que podrían hacerse cargo. Vor’Kalth se moría de ganas que me fuera, aprovechando para pincharme con muy mala ostia. Le dirigí una mirada de asco. Aunque al menos, el otro insistía en que no había que buscar culpables.
-Soluciones. Hay que buscar soluciones.- Pero yo no podía conseguirlas. Ellos dos no intervinieron más en nuestra conversación. Yaroslav me miraba extraño al escuchar un poco mi ideología, como si no coincidiera del todo con mi pensamiento. Cuando hablé de la dictadura me mencionó al primer ministro que había dominado el ejército. Negué levemente con la cabeza. -Cuando era un mero Ejecutor no me dejaron tampoco fisgonear mucho en… líderes. No fue hasta que me presenté que entré más. Antes estaba muy ocupado… muy… Muy ocupado en…
Una mano a la cabeza. No me acordaba mucho de ese periodo. Dos o tres años oscuros en mi historia. -Los Blood Keepers no se implican en absoluto. Cuando vi al… Al jefe de estos, estaba solo. Parecen desorganizados.- Y no me arrepentía de haberlo metido en campos. No parecía convencido con eso de que fuera a buscar a los de The New Sun, se me quedó mirando como si fuera complicado. Pareció convencido, sin embargo, con que aprovechara la lucha para demostrar mi lealtad. -Siempre que esté en condiciones de luchar ayudaré a hacer lo posible por defender ese lugar.
Seguía agradeciendo que se hubieran ocupado de mi hermano. Pero daba ánimos respecto salir de aquello. Y me dijo que era hora de ir saliéndonos, que no llamaríamos al drow. Abrió la puerta y yo, muleta en mano, le seguí con algo de lentitud. Fuera habían los dos… Los dos pesaditos congelados por arte de magia. Nunca mejor dicho. Ocupados en matarse y en a saber qué dramas. También había una enjutísima figura con una guadaña que le igualaba el tamaño, mirando hacia otro lado, todo encapuchado y cubierto en ropas. Un nigromante en toda regla. Lo miré con recelo.
-No tenemos más que hacer aquí. Vamos.- Y lo seguí al comedor… Consciente de estar siendo seguidos.
Yazzyr Kront'tavar
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Se sentía bien, podía sentir como la ira se esfumaba luego de encajarle ese golpe en la cara, su mente se sentía ligeramente más clara ahora que lo había hecho, ¿quién se pensaba que era? Podía bromear y jugar con los humanos que quisiera, sin embargo con SU sangre no se juega, suficiente con que tenía que hacerlo como para que la lanzara por el suelo por simple diversión. Aunque bueno, tenía que admitir que gracias a ella había tenido que donar menos de lo que había esperado al principio, lo cual sin duda era muy bueno. Sin embargo eso no cambiaba el hecho de sus acciones, razón por la cual, en conjunción con otros factores, le llevó a hacer lo que hizo.
Sin embargo la muchacha parecía no estar en sus cabales, por lo visto había sido el demonio quien la había hecho hacer eso lo cual sin duda era complicado, ya que de por si el demonio no tenía cuerpo propio en este plano, por lo que tampoco podría dañarla per se, y si lo hacía solo debía abandonar ese recipiente, y sin duda ese no era trato. — ¿Gracias dices? Supongo que alguien quería que su recipiente sufriera un poco. — Respondió esta vez sin dejarse llevar por las burlas del demonio, ya más tranquilizado. Los rusos gritaban, más gente entraba a la enfermería, sin embargo no tenía ningún interés en ellos. El que parecía ser algún tipo de familiar o amigo del inmigrante ruso de adentro aprovechó para hablarle al oído. — Ah, no me digas, que observador de tu parte. — Le dijo con un deje de sarcasmo bien notable, a veces hay algunos que... Y encima todos vienen cuando no tiene paciencia, debe controlarse, no puede romperle la cara a todos.
— Y yo que pensaba que estabas empezando a captar las cosas, si acabo de salir de la enfermería y estoy aquí adentro, ¿no te parece que es porque también soy de aquí? — Suspiró pesadamente antes de tener que remarcarle lo obvio al ruso, ya que parecía que alguien tenía algún problema para comprender algo que él mismo había dicho hace un par de segundos, desde luego después se ofenden si uno los llama brutos... Humanos tenían que ser. — ¿Así que tu amigo o amiga se dedica a cagarte la vida y ni siquiera te enteras? Sinceramente si hiciste ese trato creo que eres una muy pésima negociantes. — Contestó a la muchacha esta vez, la cual ahora había perdido el brillo de sus ojos y parecía más... Mundana, por decirlo de alguna manera, pareciendo muy confundida de la situación. — Si te interesa saber, tu querido inquilino hizo que mi preciada sangre terminara desperdiciándose contra el suelo. — Añadió cruzándose de brazos, esperando una disculpa como mínimo por sus acciones.
Mas gente parecía entrometerse en esa situación, sin embargo no estaba de humor como para soportar más estupideces por el momento, por lo que había que hacer honor a uno de los pocos dichos humanos que son sabios: "A palabras necias oídos sordos." — Haz lo que quieras, pero no esperes que esté aquí cuando regreses. — Simplemente le dijo al ruso, encogiéndose de hombros, aún visiblemente molesto. Luego de que el ruso molesto congelara sus pies lo único que pudo hacer es alzar una ceja, ¿era enserio? Si lo era tenía que admitir que era un truco muy triste, pero de momento le seguiría el juego hasta que estuviera lo suficientemente lejos como para descongelarse por si mismo.
Sin embargo la muchacha parecía no estar en sus cabales, por lo visto había sido el demonio quien la había hecho hacer eso lo cual sin duda era complicado, ya que de por si el demonio no tenía cuerpo propio en este plano, por lo que tampoco podría dañarla per se, y si lo hacía solo debía abandonar ese recipiente, y sin duda ese no era trato. — ¿Gracias dices? Supongo que alguien quería que su recipiente sufriera un poco. — Respondió esta vez sin dejarse llevar por las burlas del demonio, ya más tranquilizado. Los rusos gritaban, más gente entraba a la enfermería, sin embargo no tenía ningún interés en ellos. El que parecía ser algún tipo de familiar o amigo del inmigrante ruso de adentro aprovechó para hablarle al oído. — Ah, no me digas, que observador de tu parte. — Le dijo con un deje de sarcasmo bien notable, a veces hay algunos que... Y encima todos vienen cuando no tiene paciencia, debe controlarse, no puede romperle la cara a todos.
— Y yo que pensaba que estabas empezando a captar las cosas, si acabo de salir de la enfermería y estoy aquí adentro, ¿no te parece que es porque también soy de aquí? — Suspiró pesadamente antes de tener que remarcarle lo obvio al ruso, ya que parecía que alguien tenía algún problema para comprender algo que él mismo había dicho hace un par de segundos, desde luego después se ofenden si uno los llama brutos... Humanos tenían que ser. — ¿Así que tu amigo o amiga se dedica a cagarte la vida y ni siquiera te enteras? Sinceramente si hiciste ese trato creo que eres una muy pésima negociantes. — Contestó a la muchacha esta vez, la cual ahora había perdido el brillo de sus ojos y parecía más... Mundana, por decirlo de alguna manera, pareciendo muy confundida de la situación. — Si te interesa saber, tu querido inquilino hizo que mi preciada sangre terminara desperdiciándose contra el suelo. — Añadió cruzándose de brazos, esperando una disculpa como mínimo por sus acciones.
Mas gente parecía entrometerse en esa situación, sin embargo no estaba de humor como para soportar más estupideces por el momento, por lo que había que hacer honor a uno de los pocos dichos humanos que son sabios: "A palabras necias oídos sordos." — Haz lo que quieras, pero no esperes que esté aquí cuando regreses. — Simplemente le dijo al ruso, encogiéndose de hombros, aún visiblemente molesto. Luego de que el ruso molesto congelara sus pies lo único que pudo hacer es alzar una ceja, ¿era enserio? Si lo era tenía que admitir que era un truco muy triste, pero de momento le seguiría el juego hasta que estuviera lo suficientemente lejos como para descongelarse por si mismo.
Los peliblancos mayores se marchan tras algun pinchazo que otro en el culo al don capitan, por parte de vor, y quedamos a solas Vor y yo y el bello durmiente. Alzo la mirada hacia Vor cuando comienza a contarme una especie de relato en el cual yo no estaba presente, porque probablemente, hubiese huido cual pajaro caguica de miedo.
-¿Todo eso hizo....?
Hago una mueca extraña, arrugando mi respingona nariz intentando hacer memoria y cuadrar cosas. Me sale una risa floja y breve.
- ¿Fue cuando os encontrasteis la primera vez en la cueva de la desesperacion? Cuando querias guisarme?
Miro el baston cuando Vor se refiere a él, rememorando el pasado en el que su hermano se dedicaba a lanzar grandes curas. Me abstengo de seguir mirandolo fijandome otra vez en la camilla...
- Una lastima que nosotros no sepamos.
Vor parece querer volver a la carga con aquello de la sanacion, a pesar de que ya se ha demostrado que no habia dado resultado, pero quiza con alguno de los hechizos de su hermano.... No estoy muy de acuerdo en que se siga sobreesforzando de esa manera, pero se que no podre convencerlo de lo contrario. Percibo algun error en su pronunciacion en elfico, y alguna palabra mal dicha. Aunque nuestro compañero no cambia el semblante, es probable que algo haya conseguido para mejorar su situacion, puesto que no ha sido una pifia absoluta. Algo triste se acerca a mi ofreciendome baston y anillo. Los agarro algo dudoso, no muy seguro. Me pongo el anillo y miro a Osten cogiendolo con cuidado. Alla en irlanda habiamos tenido una breve conversacion. El momento se acercaba y me temia que la reaccion de Vor al saberme complice de todo aquello no iba a ser muy buena.
-Si...nos llevamos bien. Es un buen bastón, buena fuente de magia.
Me habia quedado con sus palabras, asi que lo unico que tengo que hacer es concentrarme, repetirlas, y canalizar mi magia por el anillo junto con la de Osten para realizar el hechizo debidamente
- Súrinen, sinen nestadren lúmessë yassë cálë, ya....
"como seguia?"
Interrumpo el hechizo a medias catastroficamente, mi concentracion se va al carajo. Osten habia acumulado toda su energia, y yo habia canalizado toda mi magia a traves del anillo....pero mi potencia ha sido mierder y la ampliacion del canalizador apenas hace gran diferencia. Mi pronunciacion termina en un farfulleo mal hecho y noto el baston subir de temperatura. Siento un leve chisporroteo en la atmosfera alrededor de mis manos y baston, un tanto incomodo. Guiño un ojo por la molestia. A este paso...
-Acabaré haciendole mas daño que otra cosa.
Miro a Osten, convencido de que no ha sido porque el no ha querido, si no porque yo no estoy concentrado. Hago una especie de pucherillo y le devuelvo el baston a Vor con mis dos manos, como quien entrega una espada.
-Lo siento. Estoy demasiao nervioso....
-¿Todo eso hizo....?
Hago una mueca extraña, arrugando mi respingona nariz intentando hacer memoria y cuadrar cosas. Me sale una risa floja y breve.
- ¿Fue cuando os encontrasteis la primera vez en la cueva de la desesperacion? Cuando querias guisarme?
Miro el baston cuando Vor se refiere a él, rememorando el pasado en el que su hermano se dedicaba a lanzar grandes curas. Me abstengo de seguir mirandolo fijandome otra vez en la camilla...
- Una lastima que nosotros no sepamos.
Vor parece querer volver a la carga con aquello de la sanacion, a pesar de que ya se ha demostrado que no habia dado resultado, pero quiza con alguno de los hechizos de su hermano.... No estoy muy de acuerdo en que se siga sobreesforzando de esa manera, pero se que no podre convencerlo de lo contrario. Percibo algun error en su pronunciacion en elfico, y alguna palabra mal dicha. Aunque nuestro compañero no cambia el semblante, es probable que algo haya conseguido para mejorar su situacion, puesto que no ha sido una pifia absoluta. Algo triste se acerca a mi ofreciendome baston y anillo. Los agarro algo dudoso, no muy seguro. Me pongo el anillo y miro a Osten cogiendolo con cuidado. Alla en irlanda habiamos tenido una breve conversacion. El momento se acercaba y me temia que la reaccion de Vor al saberme complice de todo aquello no iba a ser muy buena.
-Si...nos llevamos bien. Es un buen bastón, buena fuente de magia.
Me habia quedado con sus palabras, asi que lo unico que tengo que hacer es concentrarme, repetirlas, y canalizar mi magia por el anillo junto con la de Osten para realizar el hechizo debidamente
- Súrinen, sinen nestadren lúmessë yassë cálë, ya....
"como seguia?"
Interrumpo el hechizo a medias catastroficamente, mi concentracion se va al carajo. Osten habia acumulado toda su energia, y yo habia canalizado toda mi magia a traves del anillo....pero mi potencia ha sido mierder y la ampliacion del canalizador apenas hace gran diferencia. Mi pronunciacion termina en un farfulleo mal hecho y noto el baston subir de temperatura. Siento un leve chisporroteo en la atmosfera alrededor de mis manos y baston, un tanto incomodo. Guiño un ojo por la molestia. A este paso...
-Acabaré haciendole mas daño que otra cosa.
Miro a Osten, convencido de que no ha sido porque el no ha querido, si no porque yo no estoy concentrado. Hago una especie de pucherillo y le devuelvo el baston a Vor con mis dos manos, como quien entrega una espada.
-Lo siento. Estoy demasiao nervioso....
-Todo eso. Lo veo como… Un poco un héroe, desde entonces. Tendrías que haberlo visto. Me tenía cogido en brazos, y yo…- “Yo era un adolescente con muchas hormonas y me quedé algo prendadito, si”. -Y soltando cada comentario… Decía que era bonito que no quisiera morir.- Él hacía una cara extraña y reía escasamente, recordando cuando dije de guisarlo. -Allí, allí. Y sobrevivió. Ha… Ha pasado cosas peores, creo. Sobrevivió los campos.
Aunque tuvo que pagar un precio enorme por ello. Se me borró la sonrisa al mencionarlo, pensando en… En aquello que me había descrito en la cueva. Sobre que antes era mucho más “estúpido”. Aunque probablemente mucho más feliz también. Me preguntaba si las heridas sufridas esta vez podrían afectarle psicológicamente. Había sido, en teoría, solo una batalla. No era lo mismo. Pero la cuestión era si lograría recuperarse.
“Debe haberlo. Es demasiado testarudo para no morir.” Si bien lo pensaba, no me convencía de ello. Roäc se lamentaba por no poder hacer las curaciones que pudiera hacer Osten. Y yo… -Debí haberle prestado más atención cuando quiso enseñarme. Me habría servido ahora. Y tal vez Osten no habría muerto, entonces…- En aquel momento me maldecía por no haber prestado toda la atención que debí. ¿Y si moría por el egoísmo del pasado? ¿Y si…?
Le di el bastón tras mi fallo. Él me aseguró que era bueno, que tenía buena magia. -Solo sabe curar.- “Y a costa de la energía de uno mismo”. Por supuesto que apreciaba a Zer’tath, me había acompañado mucho tiempo y había resultado una herramienta indispensable. Y hacía lo que necesitaba. Pero su mera existencia me drenaba la mía, el espíritu de allí dentro requería de mi propia vida para actuar. Era una especie de simbiosis, en el fondo. Pero día a día me daba la sensación de estar más débil.
Empezó a recitar sus palabras. Parecía ir bien. Hasta que, repentinamente, quedó colgado a medio verso. No logró soltar el hechizo: Parte de ello debió quedar a medias al quedar interrumpido. Y el bastón podía sobrecargarse, lo que era peligroso. Al ver el chispazo cerré los ojos instintivamente. Debió hacerle daño. Y decía que se lo haría a Dyos. -No. Zer’tath no deja hacer daño. Si falla, uno mismo se hiere.- En ese sentido el bastón era sabio. Aún recordaba la vez que, intentando curar a la rubia histérica, el bastón cayó en el suelo poniendo la palabra “curación”. Esa era su segunda forma de evitar malas curas… O igual de evitar curar. Por primera vez me di cuenta que igual a Zer’tath no le cayó bien la rubia.
Miró al bastón y muy triste me lo entregó, alegando que estaba nervioso. Lo cogí sin quitarle los ojos de encima. No recordaba haberle visto tan preocupado nunca, y… Mucho menos nervioso. -Déjamelo a mi.- Susurré, serio. Abrazando al bastón. Estaba algo caliente y… Eso significaba que estaba concentrando mucha energía que no lograba canalizar. Lo cual hacía aquello especialmente peligroso. Me puse el anillo y blandí a Zer’tath una vez más. -Zer’tath, sé que me oyes. Sé que me entiendes. Quiero que dejes ir la magia ahora mismo.- Acababa de pensar que, tal vez, el bastón la estaba reteniendo voluntariamente.
No por hacer imposible curar a Dyospiros. Si no porque igual temía hacer daño al que lo usara. Pero, al intentarlo otra vez, no sentí… Nada. Absolutamente nada. Igual estaba cansado, igual el bastón se esforzaba en acumular. Le di un trago a la petaca nervioso, con los ojos brillantes y la herida del pecho escociendo. Probablemente brillando bajo toda la ropa, también. No me había dañado pero en cierto modo aquello empezaba a señalar mi límite. -Es el bastón. Está reteniendo energía y… Supongo que no quiere herir. Si hay fallos en los hechizos se puede volver dañina y… No lo sé.
Miré a Roäc, decidido. Me corría alguna lágrima por las mejillas pero yo me mantenía en extremo serio. -Pero puedo forzarlo.- Claro que podía. -No… No he acabado aún, no…- Me puse una mano sobre el pecho, sobre la herida. Era casi como la forma de Zer’tath de pedirme que no hiciera ninguna locura. -Me da igual que sea un espíritu. Si tiene mente he de poder entrar en ella. Y he de poder someterlo.
El bastón se revolvía de mi agarre. Había adquirido un tono rojizo. -No voy a volver a perder a nadie.
Aunque tuvo que pagar un precio enorme por ello. Se me borró la sonrisa al mencionarlo, pensando en… En aquello que me había descrito en la cueva. Sobre que antes era mucho más “estúpido”. Aunque probablemente mucho más feliz también. Me preguntaba si las heridas sufridas esta vez podrían afectarle psicológicamente. Había sido, en teoría, solo una batalla. No era lo mismo. Pero la cuestión era si lograría recuperarse.
“Debe haberlo. Es demasiado testarudo para no morir.” Si bien lo pensaba, no me convencía de ello. Roäc se lamentaba por no poder hacer las curaciones que pudiera hacer Osten. Y yo… -Debí haberle prestado más atención cuando quiso enseñarme. Me habría servido ahora. Y tal vez Osten no habría muerto, entonces…- En aquel momento me maldecía por no haber prestado toda la atención que debí. ¿Y si moría por el egoísmo del pasado? ¿Y si…?
Le di el bastón tras mi fallo. Él me aseguró que era bueno, que tenía buena magia. -Solo sabe curar.- “Y a costa de la energía de uno mismo”. Por supuesto que apreciaba a Zer’tath, me había acompañado mucho tiempo y había resultado una herramienta indispensable. Y hacía lo que necesitaba. Pero su mera existencia me drenaba la mía, el espíritu de allí dentro requería de mi propia vida para actuar. Era una especie de simbiosis, en el fondo. Pero día a día me daba la sensación de estar más débil.
Empezó a recitar sus palabras. Parecía ir bien. Hasta que, repentinamente, quedó colgado a medio verso. No logró soltar el hechizo: Parte de ello debió quedar a medias al quedar interrumpido. Y el bastón podía sobrecargarse, lo que era peligroso. Al ver el chispazo cerré los ojos instintivamente. Debió hacerle daño. Y decía que se lo haría a Dyos. -No. Zer’tath no deja hacer daño. Si falla, uno mismo se hiere.- En ese sentido el bastón era sabio. Aún recordaba la vez que, intentando curar a la rubia histérica, el bastón cayó en el suelo poniendo la palabra “curación”. Esa era su segunda forma de evitar malas curas… O igual de evitar curar. Por primera vez me di cuenta que igual a Zer’tath no le cayó bien la rubia.
Miró al bastón y muy triste me lo entregó, alegando que estaba nervioso. Lo cogí sin quitarle los ojos de encima. No recordaba haberle visto tan preocupado nunca, y… Mucho menos nervioso. -Déjamelo a mi.- Susurré, serio. Abrazando al bastón. Estaba algo caliente y… Eso significaba que estaba concentrando mucha energía que no lograba canalizar. Lo cual hacía aquello especialmente peligroso. Me puse el anillo y blandí a Zer’tath una vez más. -Zer’tath, sé que me oyes. Sé que me entiendes. Quiero que dejes ir la magia ahora mismo.- Acababa de pensar que, tal vez, el bastón la estaba reteniendo voluntariamente.
No por hacer imposible curar a Dyospiros. Si no porque igual temía hacer daño al que lo usara. Pero, al intentarlo otra vez, no sentí… Nada. Absolutamente nada. Igual estaba cansado, igual el bastón se esforzaba en acumular. Le di un trago a la petaca nervioso, con los ojos brillantes y la herida del pecho escociendo. Probablemente brillando bajo toda la ropa, también. No me había dañado pero en cierto modo aquello empezaba a señalar mi límite. -Es el bastón. Está reteniendo energía y… Supongo que no quiere herir. Si hay fallos en los hechizos se puede volver dañina y… No lo sé.
Miré a Roäc, decidido. Me corría alguna lágrima por las mejillas pero yo me mantenía en extremo serio. -Pero puedo forzarlo.- Claro que podía. -No… No he acabado aún, no…- Me puse una mano sobre el pecho, sobre la herida. Era casi como la forma de Zer’tath de pedirme que no hiciera ninguna locura. -Me da igual que sea un espíritu. Si tiene mente he de poder entrar en ella. Y he de poder someterlo.
El bastón se revolvía de mi agarre. Había adquirido un tono rojizo. -No voy a volver a perder a nadie.
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-Como un heroe, ¿eh? - le digo con mis codos apoyados en la camilla del susodicho, mirando a Vor con una ceja medio levantada y una sonrisilla insinuada, pese a que no es mi tipica sonrisa abierta y brillante. -Bueno. Reconozco que le hacia falta conocer a alguien que le diese conversacion....
"yo de eso no hacia mucho. O si. A mi modo"
No quiero oir hablar de los campos en estos momentos. Me trae recuerdos a la cabeza de cuando lo abandoné la primera vez, y de todo el tiempo que pasé vagando a solas pensando que lo habian matado, hasta que un dia regresó con las melenas cortadas y totalmente arisco y paranoico. Aunque el nunca se enfadó conmigo por haberme ido. Claro que entonces no sabia quién o qué era yo exactamente....
-Pero eras un jovencito cabezahueca. - concluyo yo cuando se pone a lamentarse de no haber atendido a Osten lo suficiente. - Todos lo hemos sido. Para de torturarte.
Me rasco la palma de la mano con la que habia sujetado el baston. Me pica un tanto y escuece, por la pifia que he hecho con el hechizo. Me alivia eso de que Osten no haga daño al que esta siendo sanado cuando realiza los hechizos...si no al contrario. Vaya, sin duda tiene sentido que nuestro semidrow acabe hecho una mierdecilla cada vez que intenta algo, ya salga bien o mal....
-Un efecto rebote
El coge el baston, pero para mi intranquilidad, decide que es buena idea intentarlo otra vez. Niego con la cabeza, considerando que no es lo mejor en este momento. Ya lo habia dicho él mismo antes: se habia hecho todo lo posible. Dependia de el. Suspiro cuando no pasa nada, salvo que la cara de Vor empeora y aprecio el brillo de la herida de su pecho filtrarse a traves de su ropa.
"la magia extraña que percibi en la cueva en aquella ocasion"
Entiendo ahora porque Osten no quiere realizar el hechizo. La Torre, y ahora esto, iba a ser demasiado. Y el otro queria forzarlo y entrar en su mente. Mala, mala idea. Si fracasaba, acabaria hecho polvo. Si tenia exito...quien sabe lo que veria. No, no era buena idea, y tenia que hacerselo ver....a las buenas. Esperaba que no fuese terco.
-Oh no, eso no esta bien.
Me levanto adoptando un papel totalmente abuelil y me voy hacia donde Vor. Cojo gentilmente el baston que sujeta entre sus manos y lo dejo apoyado junto a Dyospiros, quedando frente a el poniendo mis manos sobre sus hombros.
- No vas a perderlo, pero si te pones a portarte mal con tu baston te puedes hacer daño, y que quieres, que en lugar de cuidar a un drow tenga que cuidar a drow y medio? Pobre Roäc, no podría hacer eso.
"yo de eso no hacia mucho. O si. A mi modo"
No quiero oir hablar de los campos en estos momentos. Me trae recuerdos a la cabeza de cuando lo abandoné la primera vez, y de todo el tiempo que pasé vagando a solas pensando que lo habian matado, hasta que un dia regresó con las melenas cortadas y totalmente arisco y paranoico. Aunque el nunca se enfadó conmigo por haberme ido. Claro que entonces no sabia quién o qué era yo exactamente....
-Pero eras un jovencito cabezahueca. - concluyo yo cuando se pone a lamentarse de no haber atendido a Osten lo suficiente. - Todos lo hemos sido. Para de torturarte.
Me rasco la palma de la mano con la que habia sujetado el baston. Me pica un tanto y escuece, por la pifia que he hecho con el hechizo. Me alivia eso de que Osten no haga daño al que esta siendo sanado cuando realiza los hechizos...si no al contrario. Vaya, sin duda tiene sentido que nuestro semidrow acabe hecho una mierdecilla cada vez que intenta algo, ya salga bien o mal....
-Un efecto rebote
El coge el baston, pero para mi intranquilidad, decide que es buena idea intentarlo otra vez. Niego con la cabeza, considerando que no es lo mejor en este momento. Ya lo habia dicho él mismo antes: se habia hecho todo lo posible. Dependia de el. Suspiro cuando no pasa nada, salvo que la cara de Vor empeora y aprecio el brillo de la herida de su pecho filtrarse a traves de su ropa.
"la magia extraña que percibi en la cueva en aquella ocasion"
Entiendo ahora porque Osten no quiere realizar el hechizo. La Torre, y ahora esto, iba a ser demasiado. Y el otro queria forzarlo y entrar en su mente. Mala, mala idea. Si fracasaba, acabaria hecho polvo. Si tenia exito...quien sabe lo que veria. No, no era buena idea, y tenia que hacerselo ver....a las buenas. Esperaba que no fuese terco.
-Oh no, eso no esta bien.
Me levanto adoptando un papel totalmente abuelil y me voy hacia donde Vor. Cojo gentilmente el baston que sujeta entre sus manos y lo dejo apoyado junto a Dyospiros, quedando frente a el poniendo mis manos sobre sus hombros.
- No vas a perderlo, pero si te pones a portarte mal con tu baston te puedes hacer daño, y que quieres, que en lugar de cuidar a un drow tenga que cuidar a drow y medio? Pobre Roäc, no podría hacer eso.
Supongo que a pesar de la situación él debió comprender a qué me refería, al hablar tan bien de Dyospiros. Cierto es que había sido algo pasajero, y de eso quedaba más bien poco. Estaba satisfecho con el resultado, casi que prefería como habían acabado las cosas. También explicó que le habría hecho falta hablar. -Pues casi que se quedó sin… A poco estuvo de cortarme el cuello. No cuando tu… Tu invervenir, si no otra vez. Antes. Contra la pared, espada y daga y…- Y yo era un medio drow tartamudeante y nervioso hablándole de vodka como muestra de que era de superfície. Qué tiempos.
No quiso hablar mucho de su periodo de campos pero sencillamente lo comprendí. No era lo mejor en aquel momento. Así que asentí levemente, como si comprendiera su decisión, más atento a sus próximas palabras. Me llamó jovencito y me dijo que me dejara de torturar. No sé que fue. Tal vez la situación, tal vez el cansancio, tal vez las pocas ganas de seguir dándole vueltas a todo. O el dolor de cabeza. Pero, sencillo y… extrañamente poco combativo, susurré un -De acuerdo…- Y no volví a hablar del tema.
Probablemente el resultado de la curación había sido negativo para él. Por el rascamiento. Y se limitó a resumir mis explicaciones afirmando que era un efecto rebote. -Sencillamente redirecciona. Para lo poco que hace…- Claro era que el bastón era no solo buena forma de curar, si no un gran arma. Pero ese poder no venía de él si no de mi mismo… Más o menos. Era difícil de explicar.
No le gustó que volviera a curar. Ni que lo intentara. Había sido un fallo absoluto, un nefasto resultado. Por eso me quedé aún más intranquilo al acabar. -S-sabes… Aunque salga mal… Muy mal, no hay muchas posibilidades de que yo… Yo empeore demasiado. No puedo morir por curar, sabes… No… No debería pasar nada por intentarlo. I-igual un desmayo y… Ya está. Es solo eso. Y caería al suelo y me haría un chichón. Pero está bien, si él mejora, está bien…- ¿Qué era un periodo de mala salud por una vida? ¿Qué era abrirse más una herida mágica por poder mejorar un estado?
Nada. No era nada. Lo miré a él, esperando que estuviera de acuerdo, y me sorprendió escuchar sus palabras. Que eso no estaba bien. -¡No lo entiendes!- Cambié al drow. Aferrándome al bastón y mirándolo con los ojos demasiado brillantes. -¡No es un precio tan alto! ¡Ya me curaré! Siempre estoy a tiempo.. Y el bastón… ¡Estoy harto de él! Tengo suficiente madurez para hacer mis decisiones y…- Cogió este y yo me aferré con fuerza a él, mirándole casi con miedo, en un irracional arranque.
Aunque no hacía fuerza. No intentó arrebatármelo… Poco a poco mis manos fueron aflojando hasta que pudo sencillamente quitármelo. Me quedé ahí, quieto como una estatua, con la mirada clavada en el suelo. Ojos llorosos. Con ambas manos me insistió en que no lo perdería, que me pondría malo, y que me tendría que cuidar y que pobre él y que… No lo sé. Levanté unos instantes la mirada antes de llorar como el niño que era, definitivamente, abrazándome a él con demasiada fuerza. No sé cuanto rato estuve así. Quizás solo necesitaba eso… Llorarle un poco. Y lentamente fueron acallándose los sollozos, y para cuando lo solté no parecía más que un niño post-rabieta.
-Después lo intentaré de nuevo…- Era como mi forma de decir que no me había dado por vencido. Ante es el bastón poco a poco fue adquiriendo su tono normal y liberando su energía, casi visible. El brillo en la herida también fue apagándose. Me senté en la cama en la que antes descansara Ailanthus, yo sin saberlo, y me miré un poco más a ambos. -Y te juro que como me dejen a mano a Ailanthus le voy a sacar medio litro de sangre.- Fruncí el ceño, limpiándome un poco los churretes de la cara. Y luego miré al suelo de nuevo.
-O… tal vez no. Dyospiros no querría eso, ¿No? No sé porqué confió en él, pero… Si él confió debería yo también. Y ser racional. Eso deber también, yo.- En el fondo tal vez podía empatizar con Ailanthus, pero eso no quitaba que me pusiera algo nervioso ver al capitán de la Alianza entre nosotros. -No podemos hacer mucho más que velar por él. Estamos… seguros, aquí abajo. Los renegados no son malos, ¿No? No, no, qué va…- Me encogí un poco. -He desconfiado demasiado de ellos. Y de todos y de… No lo sé. Me siento tan estúpido.-
Un maldito adolescente. Era un maldito adolescente y no acababa de asumirlo. -V-Vamos a cuidarle. Cuando esté mejor nos iremos a casa. Los cuatro.- Al fin y al cabo era la casa de Ailanthus. Nos tocaría llevarlo allí. -Y le contaremos lo que hemos visto en Irlanda y… La próxima vez que vayamos, nos los llevaremos. Que hagan turismo ellos también.
Como si no hubiera una guerra ahí fuera.
No quiso hablar mucho de su periodo de campos pero sencillamente lo comprendí. No era lo mejor en aquel momento. Así que asentí levemente, como si comprendiera su decisión, más atento a sus próximas palabras. Me llamó jovencito y me dijo que me dejara de torturar. No sé que fue. Tal vez la situación, tal vez el cansancio, tal vez las pocas ganas de seguir dándole vueltas a todo. O el dolor de cabeza. Pero, sencillo y… extrañamente poco combativo, susurré un -De acuerdo…- Y no volví a hablar del tema.
Probablemente el resultado de la curación había sido negativo para él. Por el rascamiento. Y se limitó a resumir mis explicaciones afirmando que era un efecto rebote. -Sencillamente redirecciona. Para lo poco que hace…- Claro era que el bastón era no solo buena forma de curar, si no un gran arma. Pero ese poder no venía de él si no de mi mismo… Más o menos. Era difícil de explicar.
No le gustó que volviera a curar. Ni que lo intentara. Había sido un fallo absoluto, un nefasto resultado. Por eso me quedé aún más intranquilo al acabar. -S-sabes… Aunque salga mal… Muy mal, no hay muchas posibilidades de que yo… Yo empeore demasiado. No puedo morir por curar, sabes… No… No debería pasar nada por intentarlo. I-igual un desmayo y… Ya está. Es solo eso. Y caería al suelo y me haría un chichón. Pero está bien, si él mejora, está bien…- ¿Qué era un periodo de mala salud por una vida? ¿Qué era abrirse más una herida mágica por poder mejorar un estado?
Nada. No era nada. Lo miré a él, esperando que estuviera de acuerdo, y me sorprendió escuchar sus palabras. Que eso no estaba bien. -¡No lo entiendes!- Cambié al drow. Aferrándome al bastón y mirándolo con los ojos demasiado brillantes. -¡No es un precio tan alto! ¡Ya me curaré! Siempre estoy a tiempo.. Y el bastón… ¡Estoy harto de él! Tengo suficiente madurez para hacer mis decisiones y…- Cogió este y yo me aferré con fuerza a él, mirándole casi con miedo, en un irracional arranque.
Aunque no hacía fuerza. No intentó arrebatármelo… Poco a poco mis manos fueron aflojando hasta que pudo sencillamente quitármelo. Me quedé ahí, quieto como una estatua, con la mirada clavada en el suelo. Ojos llorosos. Con ambas manos me insistió en que no lo perdería, que me pondría malo, y que me tendría que cuidar y que pobre él y que… No lo sé. Levanté unos instantes la mirada antes de llorar como el niño que era, definitivamente, abrazándome a él con demasiada fuerza. No sé cuanto rato estuve así. Quizás solo necesitaba eso… Llorarle un poco. Y lentamente fueron acallándose los sollozos, y para cuando lo solté no parecía más que un niño post-rabieta.
-Después lo intentaré de nuevo…- Era como mi forma de decir que no me había dado por vencido. Ante es el bastón poco a poco fue adquiriendo su tono normal y liberando su energía, casi visible. El brillo en la herida también fue apagándose. Me senté en la cama en la que antes descansara Ailanthus, yo sin saberlo, y me miré un poco más a ambos. -Y te juro que como me dejen a mano a Ailanthus le voy a sacar medio litro de sangre.- Fruncí el ceño, limpiándome un poco los churretes de la cara. Y luego miré al suelo de nuevo.
-O… tal vez no. Dyospiros no querría eso, ¿No? No sé porqué confió en él, pero… Si él confió debería yo también. Y ser racional. Eso deber también, yo.- En el fondo tal vez podía empatizar con Ailanthus, pero eso no quitaba que me pusiera algo nervioso ver al capitán de la Alianza entre nosotros. -No podemos hacer mucho más que velar por él. Estamos… seguros, aquí abajo. Los renegados no son malos, ¿No? No, no, qué va…- Me encogí un poco. -He desconfiado demasiado de ellos. Y de todos y de… No lo sé. Me siento tan estúpido.-
Un maldito adolescente. Era un maldito adolescente y no acababa de asumirlo. -V-Vamos a cuidarle. Cuando esté mejor nos iremos a casa. Los cuatro.- Al fin y al cabo era la casa de Ailanthus. Nos tocaría llevarlo allí. -Y le contaremos lo que hemos visto en Irlanda y… La próxima vez que vayamos, nos los llevaremos. Que hagan turismo ellos también.
Como si no hubiera una guerra ahí fuera.
Harley Demontea
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Harley estaba casi perpleja por que todo estaba sucediendo muy rápido, el hombre de pelo blanco hablaba de golpe y la gente aparecido de igual manera, sin embargo el que estaba frente a ella seguía teniendo una cara que la irritaba un poco por dentro “Cálmate… luego te explico lo que sucedió…” le dijo Mebael mientras que se cruzaba de brazos dentro de ella, esa acción hizo que Harley se relajara un poco, pero aun así, tener a un tipo gritándole frente a ella no era nada alentador.
“Bueno, tuve que golpearte para que despertaras, quedaste inconsciente por bastante tiempo después de ver aquella sangre” le dijo Mebael casi refunfuñado al final “Esto no había pasado antes” le respondió Harley enojada por dentro, pero manteniendo una expresión fría por fuera, comenzaba a encontrar las piezas de toda la historia.
“De modo que hiciste que alguien me golpear para despertarme…” Le dijo entonces y Mebael asintió “¿¡No pudiste hacerlo tú misma!?” pensó casi gritando sin poder controlar su fachada exterior “Oye, que si no lo hacía no iba a ser muy divertido” le dijo Mebael al mismo tiempo en que escuchaba las palabras del Drow medio desnudo frente a ella; lo encaró ya estando más decidida −Bueno veras… era necesario el golpe para poder sacarme del trance− le dijo dando muy poca explicación, estaba que se la llevaba el diablo y encima todo el escándalo de dentro de la enfermería no se detenía. “Así que eso hiciste Mebael… buena táctica para atraer problemas” le dijo a su demonio y este como si se lo mereciera hizo una pose de victoria con los brazos estirados agitándolos sobre su cabeza, Harley rodó los ojos.
Miró de nuevo al Drow por un solo segundo y se dio cuenta de muchas cosas que no había tenido el placer de observar antes; ojos azules intensos y unas orejas puntiagudas que le parecían impresionantes. Instintivamente casi alarga un brazo para tocarlas mientras que este mismo hablaba con el de cabello blanco, quien se iba y echaba miradas de cuando en cuando “vigilándolos”. Pero se contuvo y simplemente exclamó −Me disculpo por todas las molestias que haya podido causar Mebael, y gracias por su cooperación voluntaria− trató de esbozar una media sonrisa, aunque a lo mejor al otro tipo no le hacía nada de gracia.
Para cuando se quiso mover, se dio cuenta de que tenía los pies congelados hasta la rodilla “No seas tonta y deshagámonos de esto primero” le dijo Mebael por dentro “ ¿Pero en serio tenías que disculparte? ” preguntó luego como si estuviera haciendo un puchero “Claro que sí, lo que hiciste no tuvo ninguna gracia” le replicó “Ah, pero si lo hice por ti…”
“Si y ahora me sale sangre del labio, gracias” le dijo Harley, pero al final si se sentía en deuda con ella, ya que, si no lo hubiera hecho, nunca hubiera regresado a su cuerpo.
Fue entonces cuando los ojos de Harley cambiaron al color azul extraño con el peculiar tono rosado del circulo sobre su pupila “ ¿Usaras los vientos acá abajo?… bueno… no es la mejor, pero si una buena opción” le dijo Mebael; enseguida una ráfaga llegó casi al ras del piso como una navaja, atravesando por entre sus piernas cuarteando y rompiendo el hielo a la mitad, enseguida sus rodillas y tobillos se desprendieron del bloque mientras que ella daba un salto y el aire la ayudaba a subir casi hasta tocar el techo “Bueno fue más laborioso de lo que pensé, pero de otra manera te hubieras cortado las piernas…” le dijo Mebael desde dentro, aprobando el método. Los pedazos de hielo rodaron y se desperdigaron por todo el pasillo.
Harley cayó al suelo erguida, aunque tambaleándose un poco por la caída después de unos segundos. Le dedicó entonces otra mirada al elfo oscuro −Bueno, un placer… hasta luego…− le dijo en tono serio, pero con algo de respeto, lo miro un segundo más a los ojos mientras que los suyos cambiaban de color al café común y se giraba hacia donde había corrido el ruso.
Sus pasos fueron algo lentos, caminó sin preocupación alguna ya, alejándose de la enfermería para ir al próximo lugar.
“Bueno, tuve que golpearte para que despertaras, quedaste inconsciente por bastante tiempo después de ver aquella sangre” le dijo Mebael casi refunfuñado al final “Esto no había pasado antes” le respondió Harley enojada por dentro, pero manteniendo una expresión fría por fuera, comenzaba a encontrar las piezas de toda la historia.
“De modo que hiciste que alguien me golpear para despertarme…” Le dijo entonces y Mebael asintió “¿¡No pudiste hacerlo tú misma!?” pensó casi gritando sin poder controlar su fachada exterior “Oye, que si no lo hacía no iba a ser muy divertido” le dijo Mebael al mismo tiempo en que escuchaba las palabras del Drow medio desnudo frente a ella; lo encaró ya estando más decidida −Bueno veras… era necesario el golpe para poder sacarme del trance− le dijo dando muy poca explicación, estaba que se la llevaba el diablo y encima todo el escándalo de dentro de la enfermería no se detenía. “Así que eso hiciste Mebael… buena táctica para atraer problemas” le dijo a su demonio y este como si se lo mereciera hizo una pose de victoria con los brazos estirados agitándolos sobre su cabeza, Harley rodó los ojos.
Miró de nuevo al Drow por un solo segundo y se dio cuenta de muchas cosas que no había tenido el placer de observar antes; ojos azules intensos y unas orejas puntiagudas que le parecían impresionantes. Instintivamente casi alarga un brazo para tocarlas mientras que este mismo hablaba con el de cabello blanco, quien se iba y echaba miradas de cuando en cuando “vigilándolos”. Pero se contuvo y simplemente exclamó −Me disculpo por todas las molestias que haya podido causar Mebael, y gracias por su cooperación voluntaria− trató de esbozar una media sonrisa, aunque a lo mejor al otro tipo no le hacía nada de gracia.
Para cuando se quiso mover, se dio cuenta de que tenía los pies congelados hasta la rodilla “No seas tonta y deshagámonos de esto primero” le dijo Mebael por dentro “ ¿Pero en serio tenías que disculparte? ” preguntó luego como si estuviera haciendo un puchero “Claro que sí, lo que hiciste no tuvo ninguna gracia” le replicó “Ah, pero si lo hice por ti…”
“Si y ahora me sale sangre del labio, gracias” le dijo Harley, pero al final si se sentía en deuda con ella, ya que, si no lo hubiera hecho, nunca hubiera regresado a su cuerpo.
Fue entonces cuando los ojos de Harley cambiaron al color azul extraño con el peculiar tono rosado del circulo sobre su pupila “ ¿Usaras los vientos acá abajo?… bueno… no es la mejor, pero si una buena opción” le dijo Mebael; enseguida una ráfaga llegó casi al ras del piso como una navaja, atravesando por entre sus piernas cuarteando y rompiendo el hielo a la mitad, enseguida sus rodillas y tobillos se desprendieron del bloque mientras que ella daba un salto y el aire la ayudaba a subir casi hasta tocar el techo “Bueno fue más laborioso de lo que pensé, pero de otra manera te hubieras cortado las piernas…” le dijo Mebael desde dentro, aprobando el método. Los pedazos de hielo rodaron y se desperdigaron por todo el pasillo.
Harley cayó al suelo erguida, aunque tambaleándose un poco por la caída después de unos segundos. Le dedicó entonces otra mirada al elfo oscuro −Bueno, un placer… hasta luego…− le dijo en tono serio, pero con algo de respeto, lo miro un segundo más a los ojos mientras que los suyos cambiaban de color al café común y se giraba hacia donde había corrido el ruso.
Sus pasos fueron algo lentos, caminó sin preocupación alguna ya, alejándose de la enfermería para ir al próximo lugar.
Aparecí cerca de la entrada de la base, despues de mi precipitada huida de aquel sitio. Me llevó un buen rato sosegarme. Ingresé por la entrada oculta, aun sin terminarme de creer lo que habia hecho. Habia sido arriesgado, jodidamente arriesgado...pero habia obtenido algo.
Un aparatito comunicador, una oferta de ayuda y una promesa de venganza. Poco mas. En uno de los bolsillos de mi cazadora, guardaba el galeon de la resistencia, y en el otro, el comunicador que Robert me diera. Las palabras de Robert me siguen pareciendo inverosimiles...ellos no lo aceptarian, estaba casi seguro. Pero al otro....si encontraba al otro, encontraria al hermano?
Esa era mi siguiente mision. Di unos cuantos pasos encaminandome hacia los pasillos, y a medio camino me detuve. Aun tenia el corazon a mil y la respiracion agitada. ¿Y si me encontraba a Vanessa por ahi? ¿Que le iba a decir? No podia simplemente mentirle. Preferiría no verla, en tal caso. O que si la veia, mi cara no le diera excusa para preguntarme. Tenia que aparentar normalidad.... saco mi pequeña radio y la enciendo. Ahi apenas se pillaba sintonía....pero en los pasillos aun llegaba algo. Conforme me fuese internando mas, dejaria de oir la musica de aquella emisora, para oir solamente un zumbido incesante. Pero incluso ese zumbido era preferible al caos de mi cabeza y mis pensamientos. Asi que la encendi, y le enchufé unos pequeños auriculares cutres que introduje en mis oidos.
Resoplé y continué caminando, el primer sitio que debia revisar era la enfermeria.... en este punto, de mis cascos solo se oia el zumbido tipico de la radio sin señal. Intenté visualizar bien a quien o quienes estaba buscando. Al capitan lo tenia claro, habian publicado fotos suyas en el periodico varias veces. Al hermano...se le habia visto alguna vez por la base, pero poco.
Conforme me acerco diviso a alguien ahi plantado en la puerta de la enfermeria. En principio me pongo muy tenso, porque lo reconozco como un drow. Trato de parecer normal serenando nuevamente mi respiracion...hasta que estoy mas cerca y lo identifico. Ojos azul claro, pecho al aire, pelo corto medio punky....suspiro y agacho la mirada, sin dirigirle la palabra
"no es ninguno de ellos. Éste estaba aqui antes"
Paso al interior de la enfermeria, asomandome primero con cuidado. Me tranquiliza de sobremanera no ver alli al tal Ailanthus...al fin y al cabo tenia yo razon. No lo admitirian. Solo veo dos tipos al lado de una camilla. El caso es que en la camilla en cuestion hay otro elfo oscuro.... con muy mala pinta. Mucha sangre aqui y alla, reseca. Pero ni rastro de aquel Ailanthus. Sin embargo algo me indica que quiza este pueda ser uno de los que busco....
Un aparatito comunicador, una oferta de ayuda y una promesa de venganza. Poco mas. En uno de los bolsillos de mi cazadora, guardaba el galeon de la resistencia, y en el otro, el comunicador que Robert me diera. Las palabras de Robert me siguen pareciendo inverosimiles...ellos no lo aceptarian, estaba casi seguro. Pero al otro....si encontraba al otro, encontraria al hermano?
Esa era mi siguiente mision. Di unos cuantos pasos encaminandome hacia los pasillos, y a medio camino me detuve. Aun tenia el corazon a mil y la respiracion agitada. ¿Y si me encontraba a Vanessa por ahi? ¿Que le iba a decir? No podia simplemente mentirle. Preferiría no verla, en tal caso. O que si la veia, mi cara no le diera excusa para preguntarme. Tenia que aparentar normalidad.... saco mi pequeña radio y la enciendo. Ahi apenas se pillaba sintonía....pero en los pasillos aun llegaba algo. Conforme me fuese internando mas, dejaria de oir la musica de aquella emisora, para oir solamente un zumbido incesante. Pero incluso ese zumbido era preferible al caos de mi cabeza y mis pensamientos. Asi que la encendi, y le enchufé unos pequeños auriculares cutres que introduje en mis oidos.
Resoplé y continué caminando, el primer sitio que debia revisar era la enfermeria.... en este punto, de mis cascos solo se oia el zumbido tipico de la radio sin señal. Intenté visualizar bien a quien o quienes estaba buscando. Al capitan lo tenia claro, habian publicado fotos suyas en el periodico varias veces. Al hermano...se le habia visto alguna vez por la base, pero poco.
Conforme me acerco diviso a alguien ahi plantado en la puerta de la enfermeria. En principio me pongo muy tenso, porque lo reconozco como un drow. Trato de parecer normal serenando nuevamente mi respiracion...hasta que estoy mas cerca y lo identifico. Ojos azul claro, pecho al aire, pelo corto medio punky....suspiro y agacho la mirada, sin dirigirle la palabra
"no es ninguno de ellos. Éste estaba aqui antes"
Paso al interior de la enfermeria, asomandome primero con cuidado. Me tranquiliza de sobremanera no ver alli al tal Ailanthus...al fin y al cabo tenia yo razon. No lo admitirian. Solo veo dos tipos al lado de una camilla. El caso es que en la camilla en cuestion hay otro elfo oscuro.... con muy mala pinta. Mucha sangre aqui y alla, reseca. Pero ni rastro de aquel Ailanthus. Sin embargo algo me indica que quiza este pueda ser uno de los que busco....
Suspiro agradecido para mi mismo de que deje atras el tema de los campos, que tanto me escamaban. Ademas ellos dos se habian vuelto medio locos ahi adentro. No habia sido agradable en absoluto. Aunque lo conseguimos, tal como lo conseguiriamos esta vez.
Cuando habla de la redireccion del baston lo miro un poco mas tranquilo. El propio Osten parece haberse relajado. Le habria guiñado un ojo, pero no queria parecer mas sospechoso. Bueno, por el momento habiamos sorteado este "pequeño" obstaculo, aunque le momento de la verdad llegaria pronto....
Mientras intentaba que soltase el baston, yo no habia hecho ninguna clase de fuerza, simplemente me habia mantenido firme hasta que él aflojó. Le sonrei un poco.
-Caerte y hacerte un chichon? Que poco confias en mi. Como si fuese a dejar que llegases al suelo. Pero no, no es el momento. Nuestro amigo Dyos lo conseguirá, y nosotros mismos podremos intentarlo de nuevo mas tarde cuando nos relajemos y descansemos.
Despues de ceder y mostrarme sus ojos llorosos se rompio y se abrazó a mi, a lo que yo le devolvi el abrazo. Estaba hecho un manojo de nervios. Yo habia logrado volver a mi serenidad habitual. Cuando me soltó le acaricie un poco la cabeza asintiendo a lo ultimo que dijo, de intentarlo nuevamente mas tarde. Me senté a su lado tambien, riendome un poco por toda la sangre que dijo que le sacaria a Ailanthus.
-Creo que su hermano no es tan malo como crees. Vale, no estuvo nada bien lo que te hizo en campos...casi te estropicia tu bonita cara.
Asiento. Efectivamente era como él decia.
-Piensa que si Dyospiros se la jugó todo por salvarlo, no querria que tu ahora andases desangrandolo. Cuidaremos al hermano menor, y punto. -le echo un brazo sobre los hombros cuando se autollama estupido, mirandolo confundido. -¿por qué? no tienes motivos... Los Renegados son buena gente. Hasta ahora nos han prestado siempre ayuda, no?
"a la casa! Los cuatro! que nos hagan una sitcom sobre eso, por favor! con una cancion animada en la cabecera..."
Ya estoy imaginandonos tipo Friends pero a lo elfo, cuando me sigue comentando sobre los renegados, Irlanda y que lo llevaremos a hacer turismo. El asunto de Vor...habia encontrado al nigromante. Uno que parecia adecuado. Habia sido una pequeña victoria, un avance. Pero a mi me habia quedado un asunto pendiente...y no sabia cuando podria volver. Ni si lo haria acompañado...
-¡Bueno! -dije mirandolo con una subita sonrisa. - Hablemos de cosas buenas. Irlanda, si. Hemos avanzado bastante en ese asunto, no crees? Aunque estoy un poco preocupado por los otros, espero que se hayan largado ya tambien.
Cuando habla de la redireccion del baston lo miro un poco mas tranquilo. El propio Osten parece haberse relajado. Le habria guiñado un ojo, pero no queria parecer mas sospechoso. Bueno, por el momento habiamos sorteado este "pequeño" obstaculo, aunque le momento de la verdad llegaria pronto....
Mientras intentaba que soltase el baston, yo no habia hecho ninguna clase de fuerza, simplemente me habia mantenido firme hasta que él aflojó. Le sonrei un poco.
-Caerte y hacerte un chichon? Que poco confias en mi. Como si fuese a dejar que llegases al suelo. Pero no, no es el momento. Nuestro amigo Dyos lo conseguirá, y nosotros mismos podremos intentarlo de nuevo mas tarde cuando nos relajemos y descansemos.
Despues de ceder y mostrarme sus ojos llorosos se rompio y se abrazó a mi, a lo que yo le devolvi el abrazo. Estaba hecho un manojo de nervios. Yo habia logrado volver a mi serenidad habitual. Cuando me soltó le acaricie un poco la cabeza asintiendo a lo ultimo que dijo, de intentarlo nuevamente mas tarde. Me senté a su lado tambien, riendome un poco por toda la sangre que dijo que le sacaria a Ailanthus.
-Creo que su hermano no es tan malo como crees. Vale, no estuvo nada bien lo que te hizo en campos...casi te estropicia tu bonita cara.
Asiento. Efectivamente era como él decia.
-Piensa que si Dyospiros se la jugó todo por salvarlo, no querria que tu ahora andases desangrandolo. Cuidaremos al hermano menor, y punto. -le echo un brazo sobre los hombros cuando se autollama estupido, mirandolo confundido. -¿por qué? no tienes motivos... Los Renegados son buena gente. Hasta ahora nos han prestado siempre ayuda, no?
"a la casa! Los cuatro! que nos hagan una sitcom sobre eso, por favor! con una cancion animada en la cabecera..."
Ya estoy imaginandonos tipo Friends pero a lo elfo, cuando me sigue comentando sobre los renegados, Irlanda y que lo llevaremos a hacer turismo. El asunto de Vor...habia encontrado al nigromante. Uno que parecia adecuado. Habia sido una pequeña victoria, un avance. Pero a mi me habia quedado un asunto pendiente...y no sabia cuando podria volver. Ni si lo haria acompañado...
-¡Bueno! -dije mirandolo con una subita sonrisa. - Hablemos de cosas buenas. Irlanda, si. Hemos avanzado bastante en ese asunto, no crees? Aunque estoy un poco preocupado por los otros, espero que se hayan largado ya tambien.
Me miré al pollo de arriba a abajo tal y como me decía que no me dejaría que me cayera al suelo. -Que no me entiendes… Soy muy enano. Estoy más cerca del suelo, me caigo más rápido.- ¿No funcionaba así la física? Oh. Bueno. Qué mas daba. Pero él insistía en que Dyos se saldría con la suya y que podríamos ponernos con ello más tarde. -Yo creo que se saldrá con la suya, si. Y… Descansaremos un poco. Dar una vuelta por ahí, el aire… Cuando vuelvan los otros. Yo dejar solo a este, no.- Había guardado ya la petaca. Igual estaba ya medio borracho, pero estaba bastante cansado y achafado como para aparentarlo.
Creo que el abrazo hizo bastante bien a mi condición mental en aquel momento. Breve, justo, un acaricie que casi era el pat pat típico en la cabeza, y ya había ahí un Vor un poco más alegre. -G-Gracias…- Susurré casi como si no quisiera que me escuchara tal y como pegaba el saltito para subir al borde de la camilla. A la que él también se unió, sentando todo su alto y espigado cuerpo. Y yo ahí hecho una maraña de nervios, ropas y mediodrow encogido.
Me decía que Ailanthus no era malo. Oh, claro que no. No me abrió media cara a mi, un pobre menor. ¡Un menor! Porque hasta que no tuviera los 40 no era ni para los drows algo con cuerpo de adulto. Y bonita cara. Le miré con los mofletes inflados, sin saber mucho que decir sobre eso. Poco acostumbrado. -Es… Es que es raro. Imagino que tan… tan mal tipo no debe ser. No sé. Nos lo llevar a casa y a ver como se comporta. Pero si tu drow confía siendo tan paranoico creo que… debe ser por algo. Le daré ese voto de confianza.- Me seguía escamando que Dyospiros hubiera accedido a ayudar al capitán de la Alianza. Que si, que era de su sangre, pero…
Todo raro. Y él decía que nos encargaríamos de cuidar al “hermano menor”. Era extraño que ahora tuviera un hermano mayor. -Jo, pues… Un vasito de sangre al menos.- Y me puso una mano encima de los hombros. Me acurruqué, la mar de cómodo. Me decía que los Renegados eran buena gente. Yo pensé. Ayudarnos nos habían ayudado, por supuesto. Yo también les había ayudado a ellos. Había participado en campos y había curado si era necesario y era posible. Aunque luego vinieran zorras rebotadas… -Sí, nos han ayudado. Algunos. Otros ser más… mirados por si mismos. Pero algunos buenos. Es como… Como todo. No todos mal, no todos bien.- No sabía como expresarlo pero quería evitar pasar al drow, porque me tocaba practicar el inglés.
De repente sonrió, al mencionar Irlanda. Le miré directamente con las cejas alzadas y algo de sorpresa. Mencionó que habíamos avanzado y que esperaba que el resto se hubieran largado. Del grupo, algunos me importaban más que otros. Pero no ocupaba demasiado en mi cabeza el asunto de que salieran todos sanos. Sencillamente… -Podremos intentar hacer algo con Osten, finalmente. Tenemos que localizar al Ilzthuesnvyll este para cuando sea la hora, y que nos lleve de vuelta. Pero tenemos que… tenemos que atender también lo tuyo. Claro. Pero no deberíamos separarnos esta vez.
Miré a Dyos y se lo señalé con la barbilla. -Porque mira que pasa si no. Además, así igual se relaja un poco y le sentar bien y recuerda buenos tiempos y se desamarga. Aunque sea tenerlo solo… más a mano. O algo. Creo que necesita unas vacaciones tras esto.- Pensaba en el abrazo que le había dado antes de irme y cómo me había pedido que nos cuidáramos. Y era él el que había fallado en eso de cuidarse…
-... Los dos hermanos las necesitan. Seamos sinceros.- Estaba por cogerlos en cuanto dejaran de estar medio muertos y tirarlos por un portal. A los dos. -Pero es que no hay derecho. Lo dejas solo a este niño y te vuelve con otro y acaba medio muer…- Mis orejillas se levantaron ante el sonido de la puerta. Me giré, esperando a que el grupo hubiera vuelto de su excursión al comedor, y en su lugar me encontré a un mago. Digamos que lo de abrir la puerta lo hizo un mago. -¿Quieres curas? No curas por hoy, el enfermero está de tiempo libr…
Oye. Que yo a ese lo conocía. En la posada de los muertos tuve que meterle ya una sanación por donde le cupiera… Y me dijo que me daría un perrito caliente. -¿No me habrás traído el perrito caliente por casualidad? Me lo prometer, tu.- Le dije con un poco de sorna. Porque se veía a la legua que no llevaba nada de eso encima.
Creo que el abrazo hizo bastante bien a mi condición mental en aquel momento. Breve, justo, un acaricie que casi era el pat pat típico en la cabeza, y ya había ahí un Vor un poco más alegre. -G-Gracias…- Susurré casi como si no quisiera que me escuchara tal y como pegaba el saltito para subir al borde de la camilla. A la que él también se unió, sentando todo su alto y espigado cuerpo. Y yo ahí hecho una maraña de nervios, ropas y mediodrow encogido.
Me decía que Ailanthus no era malo. Oh, claro que no. No me abrió media cara a mi, un pobre menor. ¡Un menor! Porque hasta que no tuviera los 40 no era ni para los drows algo con cuerpo de adulto. Y bonita cara. Le miré con los mofletes inflados, sin saber mucho que decir sobre eso. Poco acostumbrado. -Es… Es que es raro. Imagino que tan… tan mal tipo no debe ser. No sé. Nos lo llevar a casa y a ver como se comporta. Pero si tu drow confía siendo tan paranoico creo que… debe ser por algo. Le daré ese voto de confianza.- Me seguía escamando que Dyospiros hubiera accedido a ayudar al capitán de la Alianza. Que si, que era de su sangre, pero…
Todo raro. Y él decía que nos encargaríamos de cuidar al “hermano menor”. Era extraño que ahora tuviera un hermano mayor. -Jo, pues… Un vasito de sangre al menos.- Y me puso una mano encima de los hombros. Me acurruqué, la mar de cómodo. Me decía que los Renegados eran buena gente. Yo pensé. Ayudarnos nos habían ayudado, por supuesto. Yo también les había ayudado a ellos. Había participado en campos y había curado si era necesario y era posible. Aunque luego vinieran zorras rebotadas… -Sí, nos han ayudado. Algunos. Otros ser más… mirados por si mismos. Pero algunos buenos. Es como… Como todo. No todos mal, no todos bien.- No sabía como expresarlo pero quería evitar pasar al drow, porque me tocaba practicar el inglés.
De repente sonrió, al mencionar Irlanda. Le miré directamente con las cejas alzadas y algo de sorpresa. Mencionó que habíamos avanzado y que esperaba que el resto se hubieran largado. Del grupo, algunos me importaban más que otros. Pero no ocupaba demasiado en mi cabeza el asunto de que salieran todos sanos. Sencillamente… -Podremos intentar hacer algo con Osten, finalmente. Tenemos que localizar al Ilzthuesnvyll este para cuando sea la hora, y que nos lleve de vuelta. Pero tenemos que… tenemos que atender también lo tuyo. Claro. Pero no deberíamos separarnos esta vez.
Miré a Dyos y se lo señalé con la barbilla. -Porque mira que pasa si no. Además, así igual se relaja un poco y le sentar bien y recuerda buenos tiempos y se desamarga. Aunque sea tenerlo solo… más a mano. O algo. Creo que necesita unas vacaciones tras esto.- Pensaba en el abrazo que le había dado antes de irme y cómo me había pedido que nos cuidáramos. Y era él el que había fallado en eso de cuidarse…
-... Los dos hermanos las necesitan. Seamos sinceros.- Estaba por cogerlos en cuanto dejaran de estar medio muertos y tirarlos por un portal. A los dos. -Pero es que no hay derecho. Lo dejas solo a este niño y te vuelve con otro y acaba medio muer…- Mis orejillas se levantaron ante el sonido de la puerta. Me giré, esperando a que el grupo hubiera vuelto de su excursión al comedor, y en su lugar me encontré a un mago. Digamos que lo de abrir la puerta lo hizo un mago. -¿Quieres curas? No curas por hoy, el enfermero está de tiempo libr…
Oye. Que yo a ese lo conocía. En la posada de los muertos tuve que meterle ya una sanación por donde le cupiera… Y me dijo que me daría un perrito caliente. -¿No me habrás traído el perrito caliente por casualidad? Me lo prometer, tu.- Le dije con un poco de sorna. Porque se veía a la legua que no llevaba nada de eso encima.
Capto los ultimos retazos de su conversacion. El moreno alto menciona el nombre de Dyospiros, e instantaneamente asocio ese nombre con el drow de la camilla. Si, ese nombre habia salido varias veces en los periodicos. Si, era el hermano...entonces...si el hermano estaba aqui....eso queria decir que el otro tambien?
Para cuando me quise dar cuenta, Vor me habló. En un principio, en mi estado de encerramiento mental en el cual me encontraba, no lo reconocí. No me acordaba de él. Pero cuando me mencionó lo del perrito caliente levanté mis cejas, cayendo en la cuenta. Me habia ayudado con su magia cuando acabamos heridos tanto Vanessa como yo. Y yo le dije que le debia algo de comida....obviamente no llevaba de eso.
Me saqué los auriculares de los oidos y dejé el cable en el bolsillo.
"parece que tenia razón"
-No...no tengo de eso, lo siento. Pero tengo chicles. - saqué un paquete de chicles de menta y lo dejé encima de la mesita mas proxima. No queria ni acercarme, ni tocarlo. Tenía las manos ardiendo. Miraba al drow de la camilla. Ese habria colaborado en aquello....? Parecia hecho mierda.....
Ahora tenia cierto encontronazo conmigo mismo. Porque ése me habia ayudado. Y ese otro de la camilla no era quien yo buscaba.
- Vosotros...que ...que le ha pasado a vuestro amigo?
"es obvio, no? Ha acabado asi de enfrentarse al ejército"
-Ah y...estaba buscando a Vanessa...la habéis visto? La chica morena...de ojos azules.
Eso ultimo era un poco una mentira. Pero necesitaba justificar mi presencia ahi. Y...bueno. Saber donde estaba ella sin necesidad de mandarle un mensaje sospechoso tambien me apetecia. Igual sabian algo.
Para cuando me quise dar cuenta, Vor me habló. En un principio, en mi estado de encerramiento mental en el cual me encontraba, no lo reconocí. No me acordaba de él. Pero cuando me mencionó lo del perrito caliente levanté mis cejas, cayendo en la cuenta. Me habia ayudado con su magia cuando acabamos heridos tanto Vanessa como yo. Y yo le dije que le debia algo de comida....obviamente no llevaba de eso.
Me saqué los auriculares de los oidos y dejé el cable en el bolsillo.
"parece que tenia razón"
-No...no tengo de eso, lo siento. Pero tengo chicles. - saqué un paquete de chicles de menta y lo dejé encima de la mesita mas proxima. No queria ni acercarme, ni tocarlo. Tenía las manos ardiendo. Miraba al drow de la camilla. Ese habria colaborado en aquello....? Parecia hecho mierda.....
Ahora tenia cierto encontronazo conmigo mismo. Porque ése me habia ayudado. Y ese otro de la camilla no era quien yo buscaba.
- Vosotros...que ...que le ha pasado a vuestro amigo?
"es obvio, no? Ha acabado asi de enfrentarse al ejército"
-Ah y...estaba buscando a Vanessa...la habéis visto? La chica morena...de ojos azules.
Eso ultimo era un poco una mentira. Pero necesitaba justificar mi presencia ahi. Y...bueno. Saber donde estaba ella sin necesidad de mandarle un mensaje sospechoso tambien me apetecia. Igual sabian algo.
-No, te equivocas. El tamaño y el peso no afecta a la velocidá de caida, la graveda es la mismica. - me las di de listo levantando el dedo indice, rebatiendole que por ser mas bajo fuese a caer antes y a impedirme agarrarlo. Eso si, habia menos lao donde agarrarlo.... pero eso para un semielfo agil como yo no era ningun problema.
Afirmé porque estaba deacuerdo con no dejar solo a Dyos en ningun momento. Menudo palo, despertarte y encontrarte solo en una enfermeria zulesca y gris como esta....mire a mi alrededor. A este sitio le hacia falta una buena limpieza. Nada brillaba! Ni si quiera las cosas metalicas...
Seguia sentado a su lado con mi brazo sobre sus hombros y observé como infló las mejillas. Sonreí y le estampé un beso en una de ellas, muy fugaz. Luego lo achuché un poco más. ¡Si! me estaba aprovechando vilmente de que tenia la guardia baja, que estaba nervioso y que se dejaba abrazar.
-¡Nos lo llevamos a casa y lo ponemos a limpiar el polvo! que se dejó la casa muy sucia, el muy guarro
Ya está. Ya le habia buscando mision en la vida a Ailanthus, ahora que habia quedado en el paro. Ademas estaria muy mono con un delantal y un pañuelo en la cabeza.... comencé a reirme, Merlin sabe por qué.
-Exacto, es como tu dices. Ni todos buenos, ni todos malos. Igual que en la alianza, estoy seguro. Ni todos buenos, ni todos malos. Igual que entre los drow, verdad? O entre los elfos.
Recordé lo de la torre y me llevé una mano a la barbilla, pensativo.
-El ruso alto de las barbas dijo que nos encontrariamos en Stonehenge, en un mes. Dos meses, si faltaba tiempo.
Mencionó lo de atender lo mio pero ahi no respondí. Habia perdido el empuje y el arranque iniciales que mostrase al principio. Habia vuelto a adormecer mi deseo por ir a buscar a mi familia. Seguro que estaban bien. Pero era cierto, en Irlanda habia conocido a Dyospiros. A el le gustaria retornar a ese lugar? Unas vacaciones.... pagadas? Si eran pagadas, yo me apuntaba a ello.
- Pero esta vez planeamos mejor la ruta de desembarque, que no se dio muy bien.
Reparé entonces en Mike. Estreché mis grises ojos tratando de discernir si yo lo conocia o no. Vor parecia que si, y ya le estaba pidiendo comida, pero solo nos dio...chicles. Me levante de un salto de la camilla y agarré la caja de chicles que nos habia dejado y volvi a mi asiento, echandome dos a la boca y comenzando a mascarlos.
"pues estan buenos"
-Ha tenido un encontronazo con la alianza. Ya sabes, balas por aqui y por alla...esas cosicas.
Le ofrezco a Vor la caja de chicles y miro al chico alzando mis dos cejas. Parece algo nervioso y pregunta por una chica. Yo niego con mi cabeza, porque la verdad, no me suena de nada.
Afirmé porque estaba deacuerdo con no dejar solo a Dyos en ningun momento. Menudo palo, despertarte y encontrarte solo en una enfermeria zulesca y gris como esta....mire a mi alrededor. A este sitio le hacia falta una buena limpieza. Nada brillaba! Ni si quiera las cosas metalicas...
Seguia sentado a su lado con mi brazo sobre sus hombros y observé como infló las mejillas. Sonreí y le estampé un beso en una de ellas, muy fugaz. Luego lo achuché un poco más. ¡Si! me estaba aprovechando vilmente de que tenia la guardia baja, que estaba nervioso y que se dejaba abrazar.
-¡Nos lo llevamos a casa y lo ponemos a limpiar el polvo! que se dejó la casa muy sucia, el muy guarro
Ya está. Ya le habia buscando mision en la vida a Ailanthus, ahora que habia quedado en el paro. Ademas estaria muy mono con un delantal y un pañuelo en la cabeza.... comencé a reirme, Merlin sabe por qué.
-Exacto, es como tu dices. Ni todos buenos, ni todos malos. Igual que en la alianza, estoy seguro. Ni todos buenos, ni todos malos. Igual que entre los drow, verdad? O entre los elfos.
Recordé lo de la torre y me llevé una mano a la barbilla, pensativo.
-El ruso alto de las barbas dijo que nos encontrariamos en Stonehenge, en un mes. Dos meses, si faltaba tiempo.
Mencionó lo de atender lo mio pero ahi no respondí. Habia perdido el empuje y el arranque iniciales que mostrase al principio. Habia vuelto a adormecer mi deseo por ir a buscar a mi familia. Seguro que estaban bien. Pero era cierto, en Irlanda habia conocido a Dyospiros. A el le gustaria retornar a ese lugar? Unas vacaciones.... pagadas? Si eran pagadas, yo me apuntaba a ello.
- Pero esta vez planeamos mejor la ruta de desembarque, que no se dio muy bien.
Reparé entonces en Mike. Estreché mis grises ojos tratando de discernir si yo lo conocia o no. Vor parecia que si, y ya le estaba pidiendo comida, pero solo nos dio...chicles. Me levante de un salto de la camilla y agarré la caja de chicles que nos habia dejado y volvi a mi asiento, echandome dos a la boca y comenzando a mascarlos.
"pues estan buenos"
-Ha tenido un encontronazo con la alianza. Ya sabes, balas por aqui y por alla...esas cosicas.
Le ofrezco a Vor la caja de chicles y miro al chico alzando mis dos cejas. Parece algo nervioso y pregunta por una chica. Yo niego con mi cabeza, porque la verdad, no me suena de nada.
Fruncí el ceño. Que me dieran clases de física con acento andaluz tenía poco pase. Era como… Si un campesino más basto que un arao te empezara a hablar de termodinámica. Él tampoco quería dejar a Dyos ahí solo de nuevo. Porque ya ves tu. Lo dejabas solo y casi se nos moría. -No le deben gustar las enfermerías…- Él estaba mirándose así la estancia, y tal vez estuviera pensando en otra cosa, pero yo se lo dije.
Pero ahí estaba yo. Ceñudo como un enano, de esos de las minas y las barbas. Moviendo ambas piernas delante y atrás, luego cruzándolas, luego volviendo a soltarlas… Y con las mejillas infladas, hasta que así, casi como quien no se da cuenta, me dio ahí un besaco en una de ellas. El típico sonido de cuando te aprietan una mejilla hizo de aquello algo un poco… Ridículo. Un “prrt” indignado. Y me achuchó. -¡Oi, que licencias! M-Menudo estás hecho…- Yo me hacía el indignado. Nada más lejos de la verdad, tal y como quedó demostrado en mi refriegue contra él. Tenía algo de frío por el mareo de tanta cura. De repente, muy animado, habló de hacer que Ailanthus limpiara el polvo.
-Oh, sí. Lo limpiará muy mucho… Y se pondrá ropa de limpieza.- Por desgracia no habíamos visto a Dyospiros con bandana. Ni tampoco la limpieza a fondo que había hecho en la casa. Habría pagado por ello. Luego la conversación siguió por aquello de bondad y maldad… Ningún grupo era homogéneo. Claro que no. La Alianza me inspiraba poca confianza, pero… No estaba seguro. Empezaba a entender que los humanos eran… Humanos. Que luchaban por su propia supervivencia. Que no eran necesariamente malos, pero si que había que acabar con los que llevaban todo aquello… -Son todos un mundo… Mi madre era más… Malijna de naturaleza que mi padre. Un trozo pan, él. Ella era niggamanta y eso. Y alquimista o… algo así.
La imagen de Naxira en mi cabeza era muy difusa. Tenía el temperamento de una mujer drow, no de una elfa. Y hablando de nigromantes, mencionó al de las barbas. -Ese Estonejjgdje… ¿Sabes donde estar? Yo no lo conozco- No tenía ni la menor idea de qué era aquello. Guardó, sin embargo, silencio al mencionar lo de Irlanda. Le miré inclinándome un poco hacia delante, de reojo. Pareció aceptar lo de volver a intentarlo con eso de buscar mejor ruta. -Iremos como unos reyes. Si ruso no nos hace pagar en dinero podemos darnos unas vacaciones. No tener que utilizar Ilztvyllmóvil. Todo redondo.
Aunque aquella bonita paz y descanso se vino interrumpido por Mike. En aquel momento, quizá si me hubiera traído mi perrito caliente, se lo habría perdonado. Pero no fue el caso y lo miré con los ojos entrecerrados. Encima venía los cascos, como un adolescente sin remedio. Se disculpó por no tener mi perrito caliente y nos dio chicles, que Roäc alcanzó antes de poder siquiera pensar en si me interesaban. Se cogió un par y yo le copié. Ciertamente nunca había tenido un chicle en la boca y me lo tragué de primera, y me quedé con cara rara. “Pues me ha dejado el aliento fresco…”
Miraba muy mucho a Dyospiros. Arqueé una ceja. Joder, que sí, que estaba bueno. Pero todo lleno de heridas y de sangre no era lo mismo. Nos preguntó que qué le había pasado. El pollo mencionó a la Alianza… -Estuvo muy ocupado pegándole a los malos. Y los malos le hicieron eso a él.- No estaba seguro de si en el fondo le preocupaba mucho la situación de Dyospiros o si preguntaba por cortesía.
Pareció ser lo segundo. Tenía pintas de haber estado llorando como un adolescente en edad del pavo, por su forma de hablar. La tia aquella… La recordaba poco, pero la recordaba. -¿Tu novia?- Era tal vez demasiado cretino pensar que un chico y una chica debían ser obligatoriamente pareja, pero de hecho acerté. -Pues… No mucho. Ha habido movida, en plan… creo que han salido a hacer algo. Vi algo en la moneda.- Me metí otro chicle en la boca, tragándomelo de inmediato.
-Pero vamos, que aquí estar no está. Aquí no pasar ninguna mujerzuela recientemente. Tíos si, ¿No buscas un ruso? ¿O a un penas? ¿Un niggamanta? Fuera igual había una chavala, pero no… La Vane por aquí que no.
Pero ahí estaba yo. Ceñudo como un enano, de esos de las minas y las barbas. Moviendo ambas piernas delante y atrás, luego cruzándolas, luego volviendo a soltarlas… Y con las mejillas infladas, hasta que así, casi como quien no se da cuenta, me dio ahí un besaco en una de ellas. El típico sonido de cuando te aprietan una mejilla hizo de aquello algo un poco… Ridículo. Un “prrt” indignado. Y me achuchó. -¡Oi, que licencias! M-Menudo estás hecho…- Yo me hacía el indignado. Nada más lejos de la verdad, tal y como quedó demostrado en mi refriegue contra él. Tenía algo de frío por el mareo de tanta cura. De repente, muy animado, habló de hacer que Ailanthus limpiara el polvo.
-Oh, sí. Lo limpiará muy mucho… Y se pondrá ropa de limpieza.- Por desgracia no habíamos visto a Dyospiros con bandana. Ni tampoco la limpieza a fondo que había hecho en la casa. Habría pagado por ello. Luego la conversación siguió por aquello de bondad y maldad… Ningún grupo era homogéneo. Claro que no. La Alianza me inspiraba poca confianza, pero… No estaba seguro. Empezaba a entender que los humanos eran… Humanos. Que luchaban por su propia supervivencia. Que no eran necesariamente malos, pero si que había que acabar con los que llevaban todo aquello… -Son todos un mundo… Mi madre era más… Malijna de naturaleza que mi padre. Un trozo pan, él. Ella era niggamanta y eso. Y alquimista o… algo así.
La imagen de Naxira en mi cabeza era muy difusa. Tenía el temperamento de una mujer drow, no de una elfa. Y hablando de nigromantes, mencionó al de las barbas. -Ese Estonejjgdje… ¿Sabes donde estar? Yo no lo conozco- No tenía ni la menor idea de qué era aquello. Guardó, sin embargo, silencio al mencionar lo de Irlanda. Le miré inclinándome un poco hacia delante, de reojo. Pareció aceptar lo de volver a intentarlo con eso de buscar mejor ruta. -Iremos como unos reyes. Si ruso no nos hace pagar en dinero podemos darnos unas vacaciones. No tener que utilizar Ilztvyllmóvil. Todo redondo.
Aunque aquella bonita paz y descanso se vino interrumpido por Mike. En aquel momento, quizá si me hubiera traído mi perrito caliente, se lo habría perdonado. Pero no fue el caso y lo miré con los ojos entrecerrados. Encima venía los cascos, como un adolescente sin remedio. Se disculpó por no tener mi perrito caliente y nos dio chicles, que Roäc alcanzó antes de poder siquiera pensar en si me interesaban. Se cogió un par y yo le copié. Ciertamente nunca había tenido un chicle en la boca y me lo tragué de primera, y me quedé con cara rara. “Pues me ha dejado el aliento fresco…”
Miraba muy mucho a Dyospiros. Arqueé una ceja. Joder, que sí, que estaba bueno. Pero todo lleno de heridas y de sangre no era lo mismo. Nos preguntó que qué le había pasado. El pollo mencionó a la Alianza… -Estuvo muy ocupado pegándole a los malos. Y los malos le hicieron eso a él.- No estaba seguro de si en el fondo le preocupaba mucho la situación de Dyospiros o si preguntaba por cortesía.
Pareció ser lo segundo. Tenía pintas de haber estado llorando como un adolescente en edad del pavo, por su forma de hablar. La tia aquella… La recordaba poco, pero la recordaba. -¿Tu novia?- Era tal vez demasiado cretino pensar que un chico y una chica debían ser obligatoriamente pareja, pero de hecho acerté. -Pues… No mucho. Ha habido movida, en plan… creo que han salido a hacer algo. Vi algo en la moneda.- Me metí otro chicle en la boca, tragándomelo de inmediato.
-Pero vamos, que aquí estar no está. Aquí no pasar ninguna mujerzuela recientemente. Tíos si, ¿No buscas un ruso? ¿O a un penas? ¿Un niggamanta? Fuera igual había una chavala, pero no… La Vane por aquí que no.
Recorrí casi toda la base a paso rápido, concentrándome sólo en Vor. La base estaba bastante ajetreada y me fue algo difícil con tanta mezcla de pensamientos, además si no salía de allí pronto me temía un fuerte dolor de cabeza. Era muy habitual que pudiese escudriñar en los pensamientos de una, dos, o como mucho tres personas, pero hoy allí habían bastantes más y no podía entender nada. Pude llegar a escuchar algo desde la enfermería sobre un padre drow, sí, tenía un drow en su cabeza. Bueno, de cualquier forma Sygdom dijo que los drows con los que quedó se movían por aquí, así que en la enfermería les preguntaría.
Entré un poco de sopetón, encontrándome con un elfo, un drow, otro en camilla y un mago. Permanecí unos instantes parada. Lo normal hubiera sido saludar y preguntar, pero la costumbre en mí era escudriñar sus cabezas, y luego saludar y tal. Mi rostro, que incluso tenía una expresión alegre, se volvió algo más serio, y me dirigí al joven mago.
- Lo que tengas que hacer hazlo fuera de la base. - le espeto fríamente. Lo que vi en su cabeza era el asesinato de su padre e imágenes de su asesino en la base. Sólo había venganza, no quise investigar más, me sentía ya bastante cansada de por sí, además, aquel joven drow... era verdad no tenía un color tan oscuro como los demás y esos ojos azules..., di unos pasos hacia él. Quizás habían escuchado de otras veces que estuve aquí rumores sobre este don mío así que esperaba que no se sorprendiesen mucho de lo rarita que podía parecer aunque no los conociese. Me costó saber su nombre a través de su cabeza y la extrañeza se materializó en mi cara, parecía tener cierta resistencia... Ya no por sus pensamientos, si no por su cicatriz a mitad de la cara tomé la decisión de que él era la persona que buscaba.
- Tenía razón tu padre, pareces un árbol de navidad - le dije sonriéndole bastante tierna - ¿Podrías acompañarme a la superficie? Está ansioso por verte.
Entré un poco de sopetón, encontrándome con un elfo, un drow, otro en camilla y un mago. Permanecí unos instantes parada. Lo normal hubiera sido saludar y preguntar, pero la costumbre en mí era escudriñar sus cabezas, y luego saludar y tal. Mi rostro, que incluso tenía una expresión alegre, se volvió algo más serio, y me dirigí al joven mago.
- Lo que tengas que hacer hazlo fuera de la base. - le espeto fríamente. Lo que vi en su cabeza era el asesinato de su padre e imágenes de su asesino en la base. Sólo había venganza, no quise investigar más, me sentía ya bastante cansada de por sí, además, aquel joven drow... era verdad no tenía un color tan oscuro como los demás y esos ojos azules..., di unos pasos hacia él. Quizás habían escuchado de otras veces que estuve aquí rumores sobre este don mío así que esperaba que no se sorprendiesen mucho de lo rarita que podía parecer aunque no los conociese. Me costó saber su nombre a través de su cabeza y la extrañeza se materializó en mi cara, parecía tener cierta resistencia... Ya no por sus pensamientos, si no por su cicatriz a mitad de la cara tomé la decisión de que él era la persona que buscaba.
- Tenía razón tu padre, pareces un árbol de navidad - le dije sonriéndole bastante tierna - ¿Podrías acompañarme a la superficie? Está ansioso por verte.
El moreno agarró los chicles sin mas y me dio una vaga explicacion. Sin embargo fue el otro el que se extendio un poco mas... me describio a Vanessa como "mi novia". Mire para abajo, pues creia que no habiamos llegado aun a ese punto... evité pensar en ella y en quiza deberia haberle contado algo. De todos modos Vor no la habia visto, y decia creer que habia salido en algo. Casi mejor. Asi me ahorraba las excusas.
-Vale....gracias.
Lo miré raro conforme se tragaba los chicles, pero no llegué a decirle nada pues quiza era una tradicion suya o algo asi. Me preguntó que si no buscaba a un ruso, a un penas o a un niggamanta. Por esos motes no conozco a nadie, como mucho podria ubicar al tal ruso, pero por lo demas no tenia ni idea de a que se referia....asi que alcé mis hombros en expresion de no haberle entendido ni media mierda.
-Va a ser que no.
Miré una vez mas al drow aquel de la camilla, que le habian dado candela no me cabia duda. No me atrevía a preguntar si el hermano de ése estaba por ahi cerca. Simplemente no me salian las palabras mas alla de la boca del estomago. Tal como lo intentaba, me empecé a poner nervioso otra vez. Justo entonces entro aquella chica, la cual yo no conocia. La mire brevemente, pero dijo algo que me dejo temporalmente helado, ademas lo dijo en un tono igualmente frio.
"lo que tenga pensado hacer que lo haga afuera?"
No podia haberse percatado de nada. Estaba nervioso, si, pero y qué? Que tenia que hacer fuera? Echarme un pedo? no podia saberlo.... Intenté responder lo mas rapido posible.
-Y-ya....descuida....
No queria estar ahi por mas tiempo. Demasiada gente. Espacio demasiado cerrado, si pasaba cualquier cosa...... No sabia si estaba mas nervioso por lo que queria hacer, por la chica que me habia hablado raro, o porque me estaba entrando un puñetero ataque de claustrofobia. Me acordé entonces de aquel ataud agobiante en el cual me encerraron en cierta ocasion, el cual achicharré junto con los causantes de aquello tras librarme yo mismo de aquello. Notando que mis nervios iban a mas, me dirigi hacia la puerta marchandome de alli sin despedirme de nadie.
-Vale....gracias.
Lo miré raro conforme se tragaba los chicles, pero no llegué a decirle nada pues quiza era una tradicion suya o algo asi. Me preguntó que si no buscaba a un ruso, a un penas o a un niggamanta. Por esos motes no conozco a nadie, como mucho podria ubicar al tal ruso, pero por lo demas no tenia ni idea de a que se referia....asi que alcé mis hombros en expresion de no haberle entendido ni media mierda.
-Va a ser que no.
Miré una vez mas al drow aquel de la camilla, que le habian dado candela no me cabia duda. No me atrevía a preguntar si el hermano de ése estaba por ahi cerca. Simplemente no me salian las palabras mas alla de la boca del estomago. Tal como lo intentaba, me empecé a poner nervioso otra vez. Justo entonces entro aquella chica, la cual yo no conocia. La mire brevemente, pero dijo algo que me dejo temporalmente helado, ademas lo dijo en un tono igualmente frio.
"lo que tenga pensado hacer que lo haga afuera?"
No podia haberse percatado de nada. Estaba nervioso, si, pero y qué? Que tenia que hacer fuera? Echarme un pedo? no podia saberlo.... Intenté responder lo mas rapido posible.
-Y-ya....descuida....
No queria estar ahi por mas tiempo. Demasiada gente. Espacio demasiado cerrado, si pasaba cualquier cosa...... No sabia si estaba mas nervioso por lo que queria hacer, por la chica que me habia hablado raro, o porque me estaba entrando un puñetero ataque de claustrofobia. Me acordé entonces de aquel ataud agobiante en el cual me encerraron en cierta ocasion, el cual achicharré junto con los causantes de aquello tras librarme yo mismo de aquello. Notando que mis nervios iban a mas, me dirigi hacia la puerta marchandome de alli sin despedirme de nadie.
- Y a quien cojones le gustan las jodias enfermerias? Pero mialo! Questá to lleno mierda, por tos los santos arboles de mi tierra.....
Bufe haciendome el indignadisimo por aquel hecho. Aunque el hizo lo propio con mi beso, obviamente mas alla de su frase no dio signos de indignacion, asi que no retire mi brazo de sus hombros. Me hablo de su madre y de su padre, que su madre elfa era una cabrona y su padre drow, al reves....me hizo bastante gracia.
- El mundo al revés, que te paece. Ah y Stonehenge está en por ahi, no hay que cruzar el mar.
Luego siguio explicandole a Mike y yo vi como se comia los chicles, no uno, si no dos. Ya llegué al punto de sujetarle las manos para que no hiciese eso mas, y le quite la caja de chicles para guardarmela yo. Aunque eso si, deje uno en mi mano por si queria una tercera y ultima chiclosa oportunidad.....
-Ande vas queso no se come!! Se te van a pegar las tripas y vas a cagar mal. -yo era todo finura y buenas formas de hablar, y quien diga que no es un zamarro. - Se mastica muchas veces hasta que te duele la mandibula.
El otro chaval no parecia muy hablador y yo lo miraba con sincera curiosidad, se le veia algo nerviosete. Luego entró una chica muy guapa e interesante y levanté mis cejas- Pero no saluda ni mierdas....y tras decirle algo a Mike que suena tope de chungo, se dirige a Vor y lo llama arbol de navidad. Me rio por lo bajo porque es muy apropiado. Aunque cuando le dice lo de su padre que quiere que la acompañe a la tia rara a la superficie a verlo, me suena a secta de estas que te atraen a un lugar para sacarte las tripas. Frunzo mi ceño y agarro al semidrow como si fuese mi bolsa de cruasanes rellenos de crema recien comprado, y miro a Lea con toda mi elfica desconfianza en mis rasgos.
-Vor no te acompaña a ningun lao. Estamos cuidando de un amigo. Es como cuando te dicen oh si quedemos en mi casa que te voy a enseñar a mi gatito. Confiesa. Luego no es un gatito es un cuchillo afilao.
Bufe haciendome el indignadisimo por aquel hecho. Aunque el hizo lo propio con mi beso, obviamente mas alla de su frase no dio signos de indignacion, asi que no retire mi brazo de sus hombros. Me hablo de su madre y de su padre, que su madre elfa era una cabrona y su padre drow, al reves....me hizo bastante gracia.
- El mundo al revés, que te paece. Ah y Stonehenge está en por ahi, no hay que cruzar el mar.
Luego siguio explicandole a Mike y yo vi como se comia los chicles, no uno, si no dos. Ya llegué al punto de sujetarle las manos para que no hiciese eso mas, y le quite la caja de chicles para guardarmela yo. Aunque eso si, deje uno en mi mano por si queria una tercera y ultima chiclosa oportunidad.....
-Ande vas queso no se come!! Se te van a pegar las tripas y vas a cagar mal. -yo era todo finura y buenas formas de hablar, y quien diga que no es un zamarro. - Se mastica muchas veces hasta que te duele la mandibula.
El otro chaval no parecia muy hablador y yo lo miraba con sincera curiosidad, se le veia algo nerviosete. Luego entró una chica muy guapa e interesante y levanté mis cejas- Pero no saluda ni mierdas....y tras decirle algo a Mike que suena tope de chungo, se dirige a Vor y lo llama arbol de navidad. Me rio por lo bajo porque es muy apropiado. Aunque cuando le dice lo de su padre que quiere que la acompañe a la tia rara a la superficie a verlo, me suena a secta de estas que te atraen a un lugar para sacarte las tripas. Frunzo mi ceño y agarro al semidrow como si fuese mi bolsa de cruasanes rellenos de crema recien comprado, y miro a Lea con toda mi elfica desconfianza en mis rasgos.
-Vor no te acompaña a ningun lao. Estamos cuidando de un amigo. Es como cuando te dicen oh si quedemos en mi casa que te voy a enseñar a mi gatito. Confiesa. Luego no es un gatito es un cuchillo afilao.
-¡Ya ves tu! Pero eso, lo sacamos de aqui cuando esté mas sano, no le de paranoias. Ya viste aquellos sitios…- Los jodidos campos, con su olor a enfermería, y sus mil herramientas y sus… Entrecerré los ojos. No me había gustado ir allí. Y pensaba en el muy desgraciado y pobrecito Rybar. Rybar era dinero. Debimos sacarlo, porque Rybar nos daría dinero. Dinero bonito y brillante, moneditas de oro, como le gustaban a los magos. Bonito oro… Pero más bonito era tener un brazo por encima y ser un muy aparruchado enano, tan cómodo yo.
Que el Estonesje estaba por allí. -Tendremos que preguntar. No podemos ir “por ahí”. Difícil, tio. Difícil.- Negué con la cabeza. -Que si no… Que si no iremos a parar a ves tu a saber donde…- Pero ahí seguía Mike. Perturbando nuestra paz, bonita paz. Para un momento tranquilo que teníamos y tenía que estar allí ese chaval, hablando poco, diciendo que gracias y mirándome raro. -¿Tengo monos en la cara o qué?- Le gruñí, enseñándole los dientes afilados.
Aunque entonces el pollo me cogió las manos, mientras el otro decía que no buscaba a los otros. Me dijo que no se comía, el chicle. Que cagaría mal. -¡C-Cagar! ¡Roac, joder, esas cosas no se dicen! ¡No podemos estar en una puta enfermería y decir esos tacos! ¡Por las tetas de Lloth!- Me estaba poniendo nervioso y dejaba ir como un gruñido de fondo. Me dijo que un… chicle se masticaba hasta que dolía la mandíbula. Entrecerré los ojos. -Eso no tiene sentido, niño.- Pero yo le cogí el chicle de la mano, o más bien se lo robé, y me lo metí en la boca.
Pero ahí estaba el niño emo, rayándose la cabeza. Que no hablaba. Y se miraba mucho a Dyos. -¿Qué te pasa con él, eh? Eso es lo que pasa cuando hay jodida gente de la Alianza por medio. A la porra con ellos. ¡Y deja de mirarlo que me lo gastas!- Gruñí, a la defensiva. Y más defensivo me puse aún cuando entró la otra chavala. Mucha gente. Le dijo algo que no sonaba nada bien, y el otro, flojamente, respondió. No me gustaba. No me gustaba nada todo aquello. Me puse algo más serio, desconfiando. Como solía hacer.
-¿Qué demonios has venido a hacer?- Gruñí a Mike. Pero se fue, así, muy corriendo. Dejé ir el aire pesadamente… Parecía que tuviera alguna cuenta pendiente con Dyos, que no dejaba de mirárselo. ¿O igual le iban los drows? Lo cierto es que estaba muy apañaico… Pero si tenía novia… No sé. Da mal rollo mirar a un pobre herido ensangrentado cubierto con una manta y con todo el pecho al aire. Jodido violador.
Entonces sentí un cosquilleo en la cabeza como extraño. Me llevé una mano como rascándome… Pero venía más del cerebro. No podía rascarme el cerebro. Pero la chavala sonrió, y dijo que mi padre había acertado al llamarme árbol de navidad. ¿Como que árbol de navidad? Yo tenía más clase… Y no tenía cosas que echaran lucecitas. No, vaya que no. Yo quería. Pero sonreía y no parecía mala chavala, y me dijo que quería verme. -¿M-Mi padre?- ¿Qué hacía mi padre en la superfície?
De repente me sentí agarrado como el bolso de una norteamericana racista al ver a un negro en un radio de 1km, y Roäc decidió no fiarse de ella. Que estábamos cuidando de Dyos… Si, cierto. Y que igual no había gatito. -No es un gato, e-es un padre.- “Preferiría un gato”. Porque si… Si mi padre estaba allí… Tenía un mal presentimiento. Miré a la chavala no culpándola a ella. Si no intranquilo. Me aferré un poco más al semielfo. -M-Mi padre… No es como… ¿Como raro que esté aquí? Estaba ocupado allí abajo… ¿E-Estás seguro que es él? ¿Tiene como algo en el ojo? ¿Q-Qué tiene, eh?- Si lo sabía, es que lo conocería. -Pero no pienso irme de aquí, en plan… No tengo nada en contra papá Syg, pero claro. ¿Ves a este tio? ¿Que parece un muetto? No está muetto. Y tenemos que cuidarlo. Porque el otro chaval, el que ha salido… Que le has dicho que haga fuera lo que quiera… Igual viene aquí y le hace algo. Se lo estaba mirando mucho. No me gusta. No, no. Si papá querer verme papá venir aquí, yo no dejar a Dyos abandonaico…
Y miré al semielfo. Hablé en drow, para que no me entendiera la otra. -Si Sygdom quiere realmente algo de mí no va a ser… bueno. A no ser que sea Yden muerto, pero... No parece. Lo habría notado en el bastón…
Tragué saliva. Y sin querer, tragué también chicle.
Que el Estonesje estaba por allí. -Tendremos que preguntar. No podemos ir “por ahí”. Difícil, tio. Difícil.- Negué con la cabeza. -Que si no… Que si no iremos a parar a ves tu a saber donde…- Pero ahí seguía Mike. Perturbando nuestra paz, bonita paz. Para un momento tranquilo que teníamos y tenía que estar allí ese chaval, hablando poco, diciendo que gracias y mirándome raro. -¿Tengo monos en la cara o qué?- Le gruñí, enseñándole los dientes afilados.
Aunque entonces el pollo me cogió las manos, mientras el otro decía que no buscaba a los otros. Me dijo que no se comía, el chicle. Que cagaría mal. -¡C-Cagar! ¡Roac, joder, esas cosas no se dicen! ¡No podemos estar en una puta enfermería y decir esos tacos! ¡Por las tetas de Lloth!- Me estaba poniendo nervioso y dejaba ir como un gruñido de fondo. Me dijo que un… chicle se masticaba hasta que dolía la mandíbula. Entrecerré los ojos. -Eso no tiene sentido, niño.- Pero yo le cogí el chicle de la mano, o más bien se lo robé, y me lo metí en la boca.
Pero ahí estaba el niño emo, rayándose la cabeza. Que no hablaba. Y se miraba mucho a Dyos. -¿Qué te pasa con él, eh? Eso es lo que pasa cuando hay jodida gente de la Alianza por medio. A la porra con ellos. ¡Y deja de mirarlo que me lo gastas!- Gruñí, a la defensiva. Y más defensivo me puse aún cuando entró la otra chavala. Mucha gente. Le dijo algo que no sonaba nada bien, y el otro, flojamente, respondió. No me gustaba. No me gustaba nada todo aquello. Me puse algo más serio, desconfiando. Como solía hacer.
-¿Qué demonios has venido a hacer?- Gruñí a Mike. Pero se fue, así, muy corriendo. Dejé ir el aire pesadamente… Parecía que tuviera alguna cuenta pendiente con Dyos, que no dejaba de mirárselo. ¿O igual le iban los drows? Lo cierto es que estaba muy apañaico… Pero si tenía novia… No sé. Da mal rollo mirar a un pobre herido ensangrentado cubierto con una manta y con todo el pecho al aire. Jodido violador.
Entonces sentí un cosquilleo en la cabeza como extraño. Me llevé una mano como rascándome… Pero venía más del cerebro. No podía rascarme el cerebro. Pero la chavala sonrió, y dijo que mi padre había acertado al llamarme árbol de navidad. ¿Como que árbol de navidad? Yo tenía más clase… Y no tenía cosas que echaran lucecitas. No, vaya que no. Yo quería. Pero sonreía y no parecía mala chavala, y me dijo que quería verme. -¿M-Mi padre?- ¿Qué hacía mi padre en la superfície?
De repente me sentí agarrado como el bolso de una norteamericana racista al ver a un negro en un radio de 1km, y Roäc decidió no fiarse de ella. Que estábamos cuidando de Dyos… Si, cierto. Y que igual no había gatito. -No es un gato, e-es un padre.- “Preferiría un gato”. Porque si… Si mi padre estaba allí… Tenía un mal presentimiento. Miré a la chavala no culpándola a ella. Si no intranquilo. Me aferré un poco más al semielfo. -M-Mi padre… No es como… ¿Como raro que esté aquí? Estaba ocupado allí abajo… ¿E-Estás seguro que es él? ¿Tiene como algo en el ojo? ¿Q-Qué tiene, eh?- Si lo sabía, es que lo conocería. -Pero no pienso irme de aquí, en plan… No tengo nada en contra papá Syg, pero claro. ¿Ves a este tio? ¿Que parece un muetto? No está muetto. Y tenemos que cuidarlo. Porque el otro chaval, el que ha salido… Que le has dicho que haga fuera lo que quiera… Igual viene aquí y le hace algo. Se lo estaba mirando mucho. No me gusta. No, no. Si papá querer verme papá venir aquí, yo no dejar a Dyos abandonaico…
Y miré al semielfo. Hablé en drow, para que no me entendiera la otra. -Si Sygdom quiere realmente algo de mí no va a ser… bueno. A no ser que sea Yden muerto, pero... No parece. Lo habría notado en el bastón…
Tragué saliva. Y sin querer, tragué también chicle.
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