Enfermería

El chico vengativo me responde bastante escueto, demasiado nervioso, le frunzo el ceño. Más le valía hacerme caso. Las razones de la venganza que había llegado a conocer parecían justas, pero mordiéndome los labios decidí no contarle más a los allí presentes. Era terriblemente molesto saberlo casi todo y cambiar el rumbo del destino.'Lo que tenga que ser será', pensé resignada. Además cuando me quise dar cuenta ya se había largado, no por la bronca de Vor'Kalth, sino por los nervios y sus prisas por vengar a su padre. Me encogí de hombros y pasé de aquello.

Parece que la he vuelto a joder hablando tan directamente... el elfo me responde, no demasiado bien. Le entorno un poco los ojos tratando de concentrarme para darle una respuesta cortante, aquello me llevo unos diez segundos, bastante incómodos para mí, y supongo que más para ellos.
- Roac - solté su nombre después de esos instantes. Reí durante unos segundos. - No, no soy de ninguna secta, soy de la Brigada.

Entonces dirigí mi mirada al hombre de la camilla, eso pintaba un poco mal, y bueno, por otro lado Vor estaba sorprendido y demasiado inquieto. Era normal, así que apoyé mi espalda en una pared cerca de la puerta mientras me quitaba la capucha de la capa, dejando caer mi pelo de un modo algo infantil a los lados de mi cara. Esperé a que hablase y se tranquilizase un poco, incluso pudo decir unas palabras en drow creo, que no pude llegar a entender.

- Es él... mmmmm - afirmé, pero hizo demasiadas preguntas... así que contesté con una respuesta rápida - Sé lo que piensa, sé que tiene cristales en el ojo y sé que no tiene el mismo aspecto con el que lo conociste. - suelto algo inocente, tratando de prepararle respecto al aspecto de Sygdom. Quizás haya sido demasiado directa otra vez.

Hago una mueca de resignación cuando se niega a subir arriba, además intuyo que se está dedicando a poner excusas para no ir, incluso mencionando al mago que acababa de salir. Suelto otra sonrisa cómplice. - No, ese chico buscaba a otra persona. -dije algo misteriosa - Yo he estado poco en esa base... no quiero pasarme de confianzas así que ese caso os pido permiso para traer a Sygdom. - puse la cara más tierna y alegre que pude, no parecían mala gente, sólo Aiwendil, algo desconfiado pero era comprensible.

Abandonamos Ailanthus y yo el comedor tras haber intercambiado un par de palabras mas sobre su tierra alli abajo, y sobre lo que tendria que pensar en el futuro para el y su hermano. Muy a lo abuela, habia preparado bocadillos para los dos sanadores que habian quedado con dicho hermano, y habia sonreido raro al envolverlos.

Yo me sentia muy orgulloso porque acababa de salvarle el pellejo a un suicida. Asi que lucia una sonrisa de Tolstoi muy pagado de si mismo. Eh, no se hace eso todos los dias....me habia llevado la botella de vodka e iba en mi mano. Pues eso. Que ibamos camino a la enfermeria. Nos cruzamos por los pasillos con un chaval que al vernos casi parecio sufrir un infarto y siguió corriendo, tal como nos lo habiamos topado. Yo lo achaqué a que habia reconocido a Ailanthus y se habia acojonado porque sabia quien era.

-Igual no tienes muchos amigos porr aqui abajo.

Una vez dentro de la enfermeria, estaban los mismos de antes mas una zagala. Si no me equivocaba era una integrande del grupo nómada, la Brigada. Y habia escuchado lo ultimo que habia dicho sobre traer a no se quien.

-Trraer a Sygdom? Quien es ese? - frunci el ceño mirando a la mujer y luego al camarrada Vor. En ese momento la moneda de mi bolsillo vibró y cogio temperatura, simbolo inequivoco de que habia llegado un mensaje. La saqué leyendo el mensaje de Alex. Rybar arriba, ni de coña hablarle o entrarlo. Y reunion urgente.

Solté un largo resoplido, la cosa se ponia peor por momentos. Y pegué un trago, señalandole a Ailanthus donde estaba el material para extracciones de sangre .Me habia dicho que sabia hacerlas el solo.

-Puedes encargarrte tu de la extrraccion? Crreo...que he bebido demasiado y veo un poco doble. Y date prrisa, han convocado una reunion. Y porr supuesto tu te vienes conmigo.

Luego de mirar a Lea me aproximé a Vor para quedar cerca de él. Estaba muy pegado al otro pero me dio igual, que me escuchasen los dos, casi mejor. Asi que se lo dije al semidrow acercandome un poco a su oido, hablando en voz baja.
-El señorr de los bocatas ha intentado autolesionarrse alli en las cocinas.

Se lo decia porque tenia confianza con el, y porque suponia que de ahora en adelante, pasarian algo mas de tiempo juntos, si las cosas se reencaminaban. Dicho esto, yo me aparté de la accion de la enfermeria. Me fui a una pared, me apoyé ahi y me quedé mirandolos, esperando a que Ailanthus hiciera lo suyo y pudiera irme a la reunion, a escuchar lo que tenian que decirnos.

Él sonreía. Yo, después del momento en la cocina, estaba algo más neutral. La sonrisa “maternal” se había disipado y había dado lugar a una expresión algo más mía. Algo cansada. Sueño. Y mucha, mucha ojera. Utilizaba el brazo mecánico para la muleta y con el otro agarraba ambos bocadillos. De camino nos cruzamos un niño con aspecto remotamente familiar, que después de mirarme demasiado salió corriendo tal y como lo habíamos encontrado. Yaroslav señaló que no tendría muchos amigos.

-No lo conozco, a ese. Igual es… No lo sé.- Existía ese punto de familiaridad, pero en aquel momento no lograba relacionarlo con nadie. Y seguí mi camino, procurando seguir el ritmo de mi ya borracho vigilante. Ciertamente podría haber hecho demasiado en caso de tener malas intenciones. Pero no era el caso.

En la enfermería se habían quedado ellos dos y había entrado una mujer que desconocía. Vor cotilleaba con el otro algo en drow, acerca de Sygdom. Misma persona que mencionaba la chavala aquella. Yaroslav preguntó, mirando al personal, y yo… Como que tenía algo medio en mente. De nuevo tenía la remota sensación de familiaridades, pero… La moneda me sacó de mi pensamiento. Yo también lo miré, de reojo, un poco ido de cabeza, tal vez por el vodka. El mensaje mencionaba a Rybar. -Rybar no debería estar aquí.- Declaré firmemente. Algo escamado. -Yo mismo lo capturé.- Alcé algo la voz. Preocupado. Aunque luego decidí responder al ruso.

-Sygdom es un… drow. Lo vimos Dyospiros y yo en China Town. Nos ayudó, es un viejo conocido mío. Ahora está un poco… Un poco muerto, pero...- Vor’Kalth me miraba muy raramente, los ojos demasiado clavados en mi. Algo asustado. No lo comprendí. La cuestión es que Yaroslav me señaló todo lo de extracción y me pidió que lo hiciera yo mismo. Asentí tanto a una cosa como la otra… Reunión. Necesitaba ir, pues aquello podía ser la única posibilidad de decir todo lo que sabía antes del ataque.

No entendí muy bien que fue a decirle Yaroslav a ellos dos al acercarse. Yo me acerqué para darle los bocatas antes de empezar la extracción. Miré a Roac, que era con el que tenía algo más de confianza. -Supongo que estáis hambrientos y tal y… Bueno. Quise hacer algo, por agradecer que intentéis ayudarle… Pero… ¿Os quedaréis aquí?- Igual querían ir a otro lado. Había mucha intranquilidad en el ambiente, y el tema de Sygdom parecía haber afectado al más joven. -He de ir a esa reunión. Después de eso ya podré quedarme yo vigilando… No… No me gusta el ambiente. Hay algo extraño.

Tras eso pude hacer la extracción. Cogí la goma y la até con fuerza, poniendo otra bolsa conectada a la aguja, que desinfecté. Había visto aquello muchas veces. No quería saber que hacían con toda la sangre que sacaban a los presos… O con los trozos de piel… Y aunque no lo sabía, con los trozos de oreja de drow. En cuanto vi una vena aceptable clavé la aguja, consiguiéndolo en el segundo intento. Estaba obligado a sacarla del derecho por razones obvias, pero por suerte había adquirido mucho manejo con la mano izquierda, la mecánica. Y Fui moviendo la bolsa tal y como había tenido que hacer antes. Calculando un poco. Calculando un poco MAL. Había pensado en el máximo, que era alrededor de 450cc… Y empecé a hacer cálculos… Si me faltaba un brazo debía ser algo menos. Y si me habían operado hacía tan poco rato aún menos, en plan… Poco. Poco, mejor poco que mucho. Había perdido mucha sangre por el cuello. Y miré la bolsa, con sus 450cc, y… estaba llena. -O-oh…

Un poco empanado mentalmente saqué la aguja y conecté aquello en el vial, en el lugar que estuviera la bolsa de Yazzyr. Al menos a Dyospiros le sentaría bien. Le di un par de palmaditas en la frente, intentando sonreír, antes de pasar el algodón por la herida con un poco de alcohol, apoyándome en una camilla y sentádome unos instantes. -Y-Yaroslav…- “Creo que la he liado.” La mujer, que no debía conocerme, debía llevarse una terrible impresión del ex-capitán. -¿Crees que puedes desaparecernos a la sala…?

Todo se convirtió en una negrura absurda durante unos segundos.

- Preguntar, que va! a mi no me hace preguntar falta, a mi me das un plano, un mapa, y yo maclaro, ya veras. -era extremadamente orgulloso en eso de pedir direcciones. Una urraca nunca, nunca se debia de perder. -Y tu has dicho tetas

Eso le eché en cara entre risas cuando me abroncó por decir "cagar", que en opinion de un humilde servidor, es algo tan antiguo y tan honorable como las tetas, e igual de natural y necesario. Pero me rei porque me hacia gracia su indignacion. Aunque no muy alto, por favor, que estamos en una enfermeria y un minimo de decencia tengo.

El caso es que tras la llegada de Lea, ahi estaba yo abrazand a Vor posesiva y lunaticamente mirando a la intercepta con muy malos ojos, cuando de la nada dijo mi nombre. Entonces le sonreí y solté a Vor, estirandole una mano hacia ella a modo de presentacion.

-Oh, hemos tenio el placer de conocernos antes? en otra vida quiza?

Luego, tanto si ella me devuelve el apreton de manos como si no (tranquila, si no lo haces, mi descuidado orgullo no se sentirá herido) giro sobre mis talones con ligereza y vuelvo a la camilla de mi compañero drow mientras Vor habla. Es algo para ponerse nervioso, sin duda. Miro a Osten y levanto una ceja, debiamos preocuparnos? Dame alguna señal, baston. Parece que si es el hombre del que Vor habla, su papi en carne y hueso, porque las descripciones coinciden. Pero está de acuerdo en no dejar a Dyos ahi. Yo chasqueo los dedos de la mano derecha a lo negra del bronx y miro a Lea.

-Ha dicho

Luego me habló en drow y dijo que si su padre lo buscaba no seria para nada bueno y mi ceño se fruncio un poco.
-Pero tu padre no te desea ningun mal, cierto?-le respondí a su vez, en elfico

Miro a Lea y pongo expresion de no tener ni idea acerca de darle permiso o no. Yo soy medio nuevo ahi tambien. No un renegado, si no un acoplado de la vida. El acople es lo mio. Pero entonces entran el ruso y el ailanto, y el ruso super desconfiado como siempre preguntando quien es Sygdom. Me hago a un lado para no molestar, dejandoles que hagan sus cosas de enfermeros...y mientras echo alguna que otra mirada a Lea, intentando descifrar algunas cosas de su ser. Pero no soy muy bueno en ello. Salgo de mi examen facial a causa de las palabras de ailanthus, que parecia conocer a mi....a mi suegroooooooo!!!!!!!!!!!!!!!


Caigo entonces en la cuenta de lo que significa aquello, que no me habia coscao hasta el momento, y empiezo a arrepeinarme. Me repeino mientras miro a Ailan y cojo los bocatas avidamente, desliando uno. Los nervios me ponian hambriento.

-Oh si, damedeso. Gracias si, yo me quedo. - pegué un enorme bocado a mi merienda y le tendí el otro a Vor. Luego se me ocurrió preguntarle al ruso. -Puede bajar un momento un....un tio que es padre de este? Vor...tu padre es buena gente, verdad? No la va a liar, verdad? - y mientras el otro donando mas sangre de la que debia.

-¡Tetas es algo bonito! Creo. Pero a nadie le gusta la caca.- A él eso le hacía mucha gracia y a mí me hacía gruñir en una constancia de 37 microgruñidos por segundo. Pero ahí estaba Lea, y su mera presencia hacía que no pudiera animarme tanto a conversar festivamente con Roac. Eso y que Dyospiros seguía ahí, en forma de muerto. Lo que más me chocó es que supiera el nombre del pollo. Alcé ambas cejas, luego las dejé caer, desconfiando aún más. “¿A cuento de qué sabe quién es mi padre y cuál es su nombre?” Y el otro le preguntó que si se habían conocido…

-Pero si tu habías sido una…- “Urraca”. -Yo creo que es fan nuestra…- Porque que se supiera nuestras vidas privadas no indicaba otra cosa. Era de la brigada… Los de la brigada no eran malos. Y ahí se quitaba la capucha, esturreando pelo por todos lados, mientras me describía cosas básicas sobre Sygdom. Que tenía cristales en el ojo. Lo había visto. Y que sabía que pensaba y que… Tenía un aspecto distinto. -Dis… ¿Distinto?- Esperé a que Roac regresara. Un poco demasiado nervioso. Miraba al bastón, y el bastón emitía un brillo ténue, casi amarillento… De nervio y de miedo.

Empecé a tamborilear el borde de la camilla. Miré al suelo. Intentaba respirar bien. Roac apoyaba mi idea de.. De que viniera ahí abajo y que no subiéramos nosotros. Aunque también me cuestionó, en élfico, si no me deseaba ningún mal. -No, claro que no. No quiere nada malo. Pero son… semanas de viaje, de allí a aquí. No habría venido a la superfície si no fuera algo… grave.- En drow de nuevo. El bastón estaba intranquilo. Aunque no se movía del sitio.

Lea mencionó que el chico buscaba a otra persona. -Mientras nos deje en paz…- Suspiré. Y dijo que no tenía confianza suficiente. A ver, que entendía lo de la discrección, pero mi padre era mi padre y tenía cero papel en aquel conflicto y no debía saber nada de lo que se estaba liando. Así que, mirando fíjamente a Lea, serio… Aunque no muy firme, suspiré un -Tráelo. Sygdom no hará nada, no tiene interés en el conflicto y… es mi padre… Y asumo consecuencias si quieres. Porque sé que no hará nada.

Aún Yden le hubiera arrancado medio cuerpo. Imaginaba que el aspecto se refería a eso. Pero entonces llegó más gente. Yaroslav y Ailanthus… Con sus cosas. El primero desconfiando de Sygdom. Abrí la boca para hablar, pero el drow cretino interrumpió, diciendo que lo conocía. Yo le miré mal. ¿No se equivocaba? ¿Dyospiros también lo conocía? ¿Porqué sabían quien era mi padre? ¿Por qué no me lo habían dicho? Porqué… “Está un poco muerto”. ¿Tan mal aspecto tenía…? -... Sygdom es mi papi, Yaros…- Agaché la mirada. Ojos húmedos.

“Está un poco muerto”. Aquellas palabras habían quedado grabadas. Rybar no me importó en aquel momento. No necesitaba su dinero. Las cosas siguieron su curso. Ailanthus empezó la extracción de sangre después de traer bocatas a Roac y preguntarnos algo… Si nos quedaríamos. Roac dijo que si. -Yo también. No me muevo de aquí. Trae eso, pollo… Tráelo. Antes de que…- “Se lie demasiado y pierda el hambre”. Cogí el bocata tal y como lo tendía, empezando a comer, mientras miraba a Yaroslav. Se había acercado, a lo que Roac aprovechó para preguntarle si podía venir. -Y-Yaros, es importante. Sé que desconfías pero Sygdom es mi padre. No puede hacer nada, es… Buen chico. Mejor chico que yo…- Y el pájaro me preguntaba si mi padre era “buena gente”. -Tu suegro es buen tipo. Le gustan los animales, te caer bien. No le caer tan bien que… tenga novio, no… novia… Pero…

Sygdom no era dueño de mi vida. Me había abandonado, con mi hermano, durante siete años. Si bien lo respetaba había perdido la autoridad sobre mí. Y Yaroslav aprovechó para contarnos que Ailanthus se había autolesionado. Intentado. -... ¿S-Suicidio? ¿Intentar?- “La gente mala no se suicida. Sería más fácil si se suicidaran”. Pero Ailanthus, de hecho, no parecía malo en aquel momento. Se sacaba la sangre y tenía una expresión distraída, digna prácticamente de su hermano, el día que me declaré. Le daba palmaditas en la frente a Dyos, con una sonrisa sencilla y…

Miré al ruso. Rendido. Estaba cansado de acusar a Ailanthus de cosas que tampoco había podido solucionar. -Se lo comentaré a su… hermano. Querrá saberlo. Intentaremos que no se mat…- Hacía mala cara. Colgaba una repleta bolsa de sangre del vial y… -Tu, ven.- Le gruñí. No me entendió a la primera. Cogí el bastón para empujarlo hacia nosotros y, tan despistado como estaba, se dejó quitar la manta ensangrentada (¡Sangre de su hermano! Que horror) e incluso ese horrible jersey de lana. Saqué ropa muy de elfo que tenía de recambio de la bolsa, muy arrugada, y se la di para que se la pusiera. Eso y la capa también de elfo que había robado allí en casa, porque parecía tener frío. Ailanthus se dejaba hacer de todo…

-Pollo, ayúdame a peinarlo. No puede ir así a una reunión.- Realmente solo intentaba despistar mi mente de el embrollo de Sygdom. Me levanté para apañarle bien la coleta. -Trenzas. Hazle trenzas en los lados.- “Muchas trenzas”. -Lea, a no ser que en tu culto extraño sepáis quienes son estos dos… Yaroslav, ruso renegao, Ailanthus, excapitán agilipollao. Tienen buen fondo.- y apreté aquella coleta con condenada mala ostia.

El interior del tal Roac es bastante singular, gracioso diría yo. Después de echarme una mirada comprensivamente desconfiada se acerca a mí a tenderme la mano. Encantada le respondo con otro suave apretón. - Encantada, soy Lea. - era curioso como su actitud conmigo cambia tan rápido, y a medida que voy escuchando lo que piensa voy soltando risitas intermitentes bastante inocentes. Con Vor sigo sin escuchar sus pensamientos con claridad, pero no hacía falta saberlos para notar que seguía nervioso e incómodo, y más aún después de decirle que su padre estaba ''distinto''. No sé qué decirle realmente... ¿que era un muerto? Después de balbucear un poco como una cría pequeña decido estar calladita.

Finalmente después de obtener el permiso de Vor, me dispongo a salir por la puerta pero justo me abordan un par de renegados más. Uno de ellos un ruso algo cotilla que observo, y como siempre registro en sus pensamientos. Lo de la reunión urgente me deja algo interrogante, me pregunto si podré ir yo también. El otro es un drow, que me deja más pensativa aún cuando habla sobre un tal Rybar... En sus pensamientos ya decido no centrarme, allí ya había varias personas y no me aclaraba con facilidad en mi cabeza. Vor le pregunta al ruso si puede bajar Sygdom, a lo que atiendo mucho para salir de allí cuanto antes, traer al padre e ir a cotillear en esa reunión.

Cuando me vengo a dar cuenta, ya estoy bastante distraída por el ajetreo de pensamientos ajenos que tengo en mente. Vor está haciéndole trenzas a un drow, para mí la escena era bastante cómica. Vor menciona mi nombre y le miro rápidamente algo ilusionada, me presenta al ruso y al... agilipollao, aunque más bien veía en él mucho arrepentimiento. Sonrío a prácticamente todos los de la sala y me presento - Yo soy Lea, de la Brigada. - y espero expectante a que me confirmen que puedo traer a Sygdom.

-Pues clarro que no deberria estar aqui!!

"ningun auror deberia rondar la zona! Y menos uno que dice que fue capturado!!!"

Mi frenetica mente se pone a mil por hora, imaginando veinte mil complots posibles, en cada cual cada persona juega un papel diferente. Empiezo a atacarme y hablar en voz baja conmigo mismo, en ruso. Porque claro, si ese estaba ahi y habia sido preso de la alianza, pues mala cosa, eso es que tramaban algo. Y luego yo de vigilante con el excapitan, y luego el drow otro que estaba un poco muerto segun palabras del otro que querian traer aqui, y el nigromante otro de la guadaña huyendo de su compañero...

Demasiado para mi cerebro, procesar todo aquello. Mi solucion perfecta seria golpearlos a todos ellos con una llave inglesa, como hacia el ruso de Armaggedon. Afortunadamente el otro se autosacó sangre asi mismo y Vor oyó mi informacion sobre sus tendencias suicidas. Ellos se encargarian. Cuando llegase el momento. Me dijo que el tal Sygdom era su padre, que era buena persona, que podiamos confiar en él. Luego miré a Lea, que dijo ser de la Brigada.

-La de las mil grrullas? Ah...conozco a vuestrro jefe y al...pelirrojo ese...Benjamin.

"he bebido y me he pegado con el, un buen tipo"

-Bien, trrae a ese Sygdom.... pero nada de desvelarrle la contrraseña aun. Prrefiero que se haga con prrudencia, entendido? Y asegurrate de que no sea un chipeado -hablo a Lea y a Vor directamente.

"bueno, no para nada cambio la puta contraseña cada mes! o eso le dije a Johan que deberiamos ahcer....espera, lo hice o lo dije?"

- Y tened cuidado.

Pero me encuentro al medio drow peinando al otro, que se ha mareado muy mucho. Chasqueo la lengua y me acerco a Ailanthus, poniendo una mano en su hombro.
-No hay tiempo para peinarrse. - dije con toda mi cara de perro, con los parpados a medio caer. Me despido de Lea, y de los otros dos, volviendoles a recordar que tengan cuidado con lo que hagan, y me desaparezco de la enfermeria arrastrando a Ailanthus conmigo. Un Ailanthus mareado.

-Es algo que debemos discutir en la reunión.- ¿Cómo habrían convencido al auror de ello? O, peor aún… ¿Lo habían tenido que convencer? Era lo que más miedo me daba. La Alianza no dejaba de buscar formas de poder controlar a sus… “perros”. Y cada día estaban más cerca de encontrar algo más efectivo que las torturas. Auténticos lavados de cerebro.

Ellos hablaban sobre Sygdom. Que si debían traerlo a la base. A mi algo sobre los muertos me conseguía sacar de quicio, los temía irracionalmente, sabían que no debían existir… E Ilztvyll era muy sincero en aquel aspecto. Sobre como traer a alguien a la vida era no únicamente posible, si no fácil… Pero que el auténtico arte era minimizar las consecuencias. Era fácil hacer que un cuerpo se moviera como lo hacía en vida. Era distinto hacer que la mente funcionara igual. Inferis y derivados eran el pan de cada día. Pero que mente y cuerpo actuaran correctamente, que el ser anterior se conservara, era imposible… Sygdom estaba muy entero dentro de lo que cabía. Pero había algo en sus palabras distinto… Dentro de su ser, que había cambiado profundamente.

La chica se presentó como una de la brigada. -¿La Brigada? Hicisteis un buen espectáculo en el palacio. Se empeñan en tildaros de terroristas, en la Alianza.- “Es una desgracia que no acabaran con la jodida ministra”. Odiaba a aquella persona tan profundamente… Vor’Kalth fue el que peor estaba llevando el asunto sobre Sygdom. “Es mi papi”. Me quedé en silencio. Aquello explicaba porqué me sonaba remotamente, él y su brillante, mágico bastón de cristal. Y yo… Claro. Vor’Kalth no debía saber lo de que su padre ya no era un… Un ser vivo. -Sygdom no estaba chipeado. Pudo usar magia, la última vez.-

Retrocedí un poco ante su hundida mirada, aún con los esfuerzos que parecía hacer para alegrarse o tomarse aquello con menos importancia. “No debería haber hecho eso”. Aceptaron los bocadillos, al menos, y dijeron que se quedarían ahí, velando por Dyospiros… Y yo ahí estaba. Sacándome la sangre. No fue hasta que había dejado el vial preparado y todo eso que pensé, entrecerrando los ojos, que acababa de liarla… Otra vez. “Joder, Ailanthus. Joder.” -Me matará. Cuando se despierte, me matará. Otro más a la lista…- Nanomáquinas. Acababa de… “pegárselas”. Le haría entre poca y ni puta gracia saber que tendría de aquellas cosas en sus venas, cosas hechas por la Alianza, aún le ayudaran a recuperarse.

Aprovechando el estado en el que estaba Vor’Kalth me hizo ir a su lado y empezó a arreglarme para la reunión. Yo no protesté ni hablé: Me mantuve en silencio absoluto tal y como me ponía la ropa de… Cygnus, jodido Cygnus, aunque había remendado la parte de detrás. Me puso una capa por encima y se puso a peinarme. Tenía mal pulso. Y le pedía al otro que me hiciera trenzas. Cosa que no ocurrió. Después de decirles que tuvieran cuidado, Yaroslav se me acercó, poniendo mi mano sobre el hombro. Desaparición… Me iba a sentar mal. Los miré por última vez con escaso ánimo antes de desaparecer de allí, vestido y medianamente arreglado.

Después de recibir algunos halagos, además de los que alcanzo a escuchar en sus cabezas, tanto del ruso Yaroslav como de Ailanthus sobre algunas hazañas de la Brigada, a los que respondo con una orgullosa y simpática sonrisa, finalmente me dejan a traer a Sygdom.

Algo que me deja más inquieta es que Ailanthus sabe que Sygdom no está chipeado... por lo que puedo rebuscar en su cabeza parece que simplemente lo conoció en un reyerta. Sin esperar mucho más y huyendo del caos de pensamientos que tenía en la cabeza, despido al drow y al ruso teletransportándose, y salgo veloz de la enfermería hacia la superficie para llevar a Sygdom junto a su hijo, y llegar a tiempo a la reunión.

Había visto, desde aquel edificio en ruinas, algo de movimiento respecto el hombre tirado en el suelo… Que no resultaba estar muerto. Si el otro. Vinieron dos personas más, un padre con su crío, y se lo llevaron de allí tras dirigirle algunas palabras. El otro no parecía haber dado señales de vida. Lo cual me dejó considerablemente extrañado… ¿Por qué tenían gente inconsciente ahí tirada? Aquello llenó algo mis pensamientos hasta que llegó la mujer, que apresurada, me dijo que le acompañara. Con una sonrisa en el rostro.

-¿¡Lo has encontrado!?- Yo también sonreí. Con mucha emoción. No recordaba mover algunos de los músculos implicados en aquella expresión. Con algo de prisa la seguí hasta el interior de aquella subterránea base, donde encontramos la enfermería. Tras darme una palmada en la espalda ella se marchó hacia no sabía donde. Hice un pequeño gesto, a modo de agradecimiento, antes de ver como se marchaba por aquel pasillo.

Y yo me apoyé contra la pared del lado de la puerta. “Mi hijo, está dentro”. Lo pensé y no me lo acababa de creer. Llevaba… Meses buscándole. Y había sentido a hablar de él, sabía que estaba vivo, pero… No podía creerme que estuviera allí dentro. El problema era que el reencuentro no sería feliz. No cuando dijera lo que debía. Vor’Kalth… nunca me había tenido el respeto que sus otros dos hermanos siempre me habían mostrado. Había preferido a su madre siempre, y su madre de hecho lo prefería a él. Tras la muerte de Osten y la obligación de intervenir en… En su mente para poder tranquilizarle, me había obligado yo mismo a marchar, incapaz de cargar a mis espaldas los restos de nuestra familia. Nunca me había perdonado el abandono. La última vez que lo vi, cuando visitó a Savant, tuvimos un… Buen final.

Sabía que aquello no le haría gracia ninguna. Sabía que me arriesgaba a que… Volviera al estado de antes. Y en esta ocasión no habría mucha forma de solucionarlo. El tiempo y… La madurez que hubiera adquirido debería facilitar que pudiera comprenderlo. Pero quizás ya no quería saber nada de Osten. Quizás lo mejor fuera no decirle nada, y… Dejar que siguiera todo el curso natural. Era su vida ya. Hablarle de aquello sería anclarle en el pasado, y sin embargo… No podía tampoco negligir a Osten. Él era también mi hijo, y si yo apenas había aguantado un año como… Como no-muerto, no podía comprender como él, después de ocho, seguía manteniendo la cordura y valor para acompañar a su hermano, en silencio.

Finalmente me giré de caras a la puerta y suspiré. También tenía que contarle sobre mi paso a la otra vida. Aunque el aspecto ya bastaría, Vor’Kalth no era ajeno a los muertos vivientes y todas aquellas cosas que su madre hacía. Llamé levemente a la puerta de la enfermería y la empujé con suavidad, encontrando allí lo que quería… Y algo más. En una camilla encontré al hermano menor del otro… Dyospiros. El de China Town. Muy malherido. Y aparentemente los otros dos lo conocían… Otros dos. Uno de ellos mi hijo, y el otro… Me recordó un poco, tal vez por los rasgos élficos o por el color de piel, a Naxira. Que ella venía de la zona mediterránea, también. Vest -pues era el nombre por el que lo conocía, a Vor- se pegaba a él, o al menos, eso hacía hasta verme.

Sus ojos no se clavaron en los míos. En su lugar revisaron las otras partes de mi rostro, la obvia decadencia de la muerte. Sin mediar palabra. -Siento… Siento estar interrumpiendo algo, si… Si es el caso pero… Vest. Quiero ser rápido con es-- Antes de acabar la frase el… El bastón, que contenía la alma de mi otro hijo, se movió de su lugar por si solo y salió disparado por la puerta. Y se hizo un incómodo silencio.

Por fin entendi lo de las tetas y la caca. Era cierto, a nadie le gustaba la caca. Me quede dandole vueltas a aquello un buen rato...bueno, a las moscas si les gustaba.

Pero otra cosa ocupo pronto mis pensamientos, y eran las noticias del suegro inminente, y el brillo rarito de Osten. Estaba nervioso, y eso me puso nervioso a mi. Que sonrei y me balancee sobre mis talones con las manos a la espalda. Yo? Cosas que ocultar? Ninguna!

-Grave eh?

"jaja, grave....mierda...."

Yo miraba al Baston en plan "ya veras tu". Pero por lo dicho de Vor no tenia mucho que ver con el nigromante aquel. Pero el otro habia dicho que estaba un poco muerto. Yo no entendia demasiado de "estar un poco muerto". O lo estas del todo o eres Osten. Me terminé el bocadillo mirando a Yaroslav, que cedio a que lo trajesen ante las palabras de Vor. El otro, el hermano, mareado perdido.... Decia que Dyos cuando se despertase lo mataría. Yo alce mis dos cejas, preguntandome, y por qué? Me di varios toques en la barbilla mirando a Ailanthus deseoso de preguntarle, mientras Vor atacaba a su pelo y me dijo que le hiciese trenzas. Abri mucho los ojos y negué. Y ademas mire con ojillos celosos a Ailanthus, por qué¿? pues por que le estaba toqueteando el pelo, carajo! Yo solo peinaba, picoteaba o desparasitaba cabellos si tenia extrema confianza o profesaba cariño.

"oh  y como Vor te siga tocando el pelo te mataré yo a ti"

Sonrei como el mas amigable de los elfos a Ailanthus antes de que se lo llevaran, y lo despedi moviendo mi mano. Lea, muy maja ella, se marcho en busca de Syg pues ya tenia permiso. Apenas pasaron pocos minutos, que empleé en dar vueltas por la enfermeria como pajarraco enjaulado, hasta que alguien llamase a la puerta. Me situé entonces junto a Vor y un drow con el aspecto mas raro que hubiese podido ver en tiempo hizo su aparicion por la puerta.

"pues un poco aspecto muerto si que tiene"

Empezó rapido y al grano, y lo llamó Vest....tras confirmar el mismo que deseaba ser raudo, Osten salió disparadisimo por la puerta. Oh no. Me puse tieso como una estaca. Osten sabia algo. Sygdom lo sabia tambien. Osten sabia que lo sabia. Yo sabia lo de Osten y creia saber que el otro sabia. Y Vor...no sabia nada...no? En un acto reflejo di un paso hacia delante como si yo mismo fuese a salir corriendo tambien tras Osten. Me dio pena su reaccion, y eso se reflejó en mis rasgos. El muchacho debia estar o muerto de verguenza, o miedo. Doblé mis dedos en el aire, cerré y baje el puño que habia levantado con intenciones de alcanzarlo...y miré a Sygdom y luego a Vor.

-Lo siento mucho. - mi por lo general irrefrenable verborrea, habia llegado a su fin. Le lancé luego una mirada rapida a Sygdom, no creia que fuese a entender mi mirada, pero venia a decirle que no le dijese un pijo sobre Osten. Que el gemelo me habia pedido que no lo hiciese, por el bien de Vor.

Lea había ido a por mi padre después de que Yaroslav le diera permiso. Ailanthus decía que no estaba chipeado. ¿Lo habían visto en China Town? ¿Qué hacía allí? En el fondo comprendí que debía buscarme… Y no me gustaba eso. Estuve más silencioso de lo normal, tan acostumbrado a hablar más de la cuenta, observando un poco todo lo que se movía. Apretando e incluso haciéndome algo de daño de apretar una mano con la otra, como si quisiera despistar mi mente de lo que estaba pasando. -S-Sygdom no hará nada…- Repetí a Yaroslav, distante. No aportaba demasiado a la conversación, y sin embargo…

Que tuviéramos cuidado. -No… No pasará nada malo, él no me hará nada…- Roac estaba extraño. Se balanceaba, y sonriente me preguntó, grave. ¿Grave? Hablaba raro. Tenía un aspecto raro. Entrecerré los ojos como si quisiera saber en qué demonios estaba pensando. Pero ahí estaba Ailanthus, diciendo que Dyospiros lo mataría. Y yo le pasaba un peine por todo el pelo, tan suavecito, tan… Distinto al de Roac. Ailanthus me parecía extraño físicamente. No podía negar que su hermano me había atraído, pero el otro drow poco o nada me decía. -Si no te ha matado siendo capitán de la Alianza, no te matará aún le pegues lepra.- Y le hice un lacito. Porque pude. Algo me sacó una brevísima sonrisa, que se me borró al ver que Roac no colaboraba… Y Yaroslav me robó al drow de mis manos.

Desaparecieron ambos. Y yo me quedé sin nada con lo que entretenerme. -R-Roac… tenía el pelo limpio. Y lacio. Deberías haberlo visto. Es como un elfo de esos de las pelis, que usan Pantene. Pero natural… Dyos no es igual, lo tiene corto y va guarro siempre.- Si lo tuviera más largo habría disfrutado demasiado de hacerle coletitas. -C-Cuando despierte tengo que pedirle que me haga mi trencita. E-Esa para disimular que cierto pollo s-se me cagó encima. ¿Ves? A nadie… a nadie le gusta la caca…- Ahora si, hablaba por hablar. Él daba vueltas por la habitación. Yo no me moví de mi sitio, refugiado en mi bufanda, encogido. Cada vez más.

Mi padre. Tenía que venir mi padre. Y cuando llamó a la puerta, Roac acudió a mi lado. Me aferré a él. Me lo olía… Fue entrar él y todo fallar. Y tras unos instantes, aquella sombra, aquel destrozo, aquella… Aquella desgracia habló. Era una voz infinitamente cansada. Rasposa, incluso. Preguntó si interrumpía algo, nos miró a ambos como… Como preocupado, extrañado… Y yo no supe que decir. Estaba demasiado atento a su aspecto. Su horrible… Muertísimo aspecto. Le asomaban los dientes por una herida, la piel parecía que tuviera que caerse a trozos, todo su cuerpo mostraba ese inequívoco, temible aspecto de lo que ha pasado a mejor vida.

No necesité que me lo explicara nadie. Sygdom estaba muerto. Mi padre. Mi padre estaba muerto. Y el bastón, por alguna razón, salió de allí volando. -M-Mi nombre no es Vest…- Fue todo lo que alcancé a decir sin saber como procesar aquello. Roac pareció especialmente afectado por la huida del bastón, más que el aspecto de mi padre. Y nos miró y se disculpó. Miradas a Sygdom. Yo estaba congelado. Había un silencio terrible en el aire, indescriptible, algo… extraño. Tan extraño.

-Y tu no estabas MUERTO la última vez que te vi.- Mirada acusadora. ¿Por qué tenía que morirse? ¿Por qué tenía que hacerlo todo más difícil? En un arrebato egoísta le miré casi con odio. -¿E-Era tan difícil… no sé… quedarse vivo? ¡No entiendes lo que está pasando! No podías sencillamente… ¿No morir?- “No ahora. Hay demasiadas cosas de por medio. No ahora…”

¿Y porqué demonios Zer’tath había huido? Traté de localizarlo, pero sorprendentemente, no pude tener contacto con él mentalmente. Se había alejado mucho. -Roac…- Lo llamé débilmente. No quería llorar. -Te… Te presento a mi padre… Ya sabes como se llama, y… Y eso. No es necesario ya que digas mucho más, ¿No, Sygdom? Ya se ve que estás muerto. Ya está. Ya está. Vith… ¡Ya está!

No. Había algo más. Por supuesto. -Y… Roac. El bastón ya volverá. No te preocupes. No ha hecho esto nunca, pero sé que volverá. Debe estar cansado, ¿Sabes? Cansado…- En parte, me apetecía seguirle y hacer exactamente lo mismo. La mirada que Sygdom nos dirigía a ambos no auguraba nada bueno. No supe moverme del sitio. Me mantuve ahí, sentado, en el más absoluto silencio. Casi helado. Creo que era un poco de shock.

Mi entrada en la enfermería había causado revuelo. La huida de Osten, y el otro que se levantó como quisiera alcanzarle. Entrecerré el ojo que me quedaba. ¿Lo sabía ya? ¿Por qué le preocuparía lo que hiciera el bastón si no? Pero este huyó, y él se disculpó. Vor quedó mucho más callado. Ahí puesto. Sentado. Diciendo que su nombre no era Vest. -Lo es. Vest, de la misma forma que tu hermano fue…- “y sigue siendo” -Osten.- El elfo, o semielfo, se disculpaba, dirigiéndome una mirada extraña.

Parecía entristecido. Peor no sabía porqué se disculpaba. -No hay nada por lo que disculparse. No creo que hayas hecho nada malo.- Suspiré acabando de entrar en la enfermería. No alcanzaba a comprender quién era ese hombre. O chaval. Me parecía poco más mayor que Vor. ¿Eran amigos suyos? ¿Tanto el de la camilla como él? No… Había algo más. La mirada casi de aviso de este era casi… Casi fácil de interpretar. Quizás es porque me rondaba aquello la cabeza. ¿Que no hablara sobre el bastón? Negué levemente con la cabeza. No podía hacer eso. Tenía que decirlo, tenía que hacer que Vor lo supiera. No podía abandonar a Osten.

Sin embargo Vor’Kalth finalmente habló con firmeza, y me acusó que estuviera muerto. Y me preguntó si no era más fácil no morir. -No tuve otra opción. Era esto o ceder mi cuerpo a… A tu mentor…- Yden. No sabía qué llamarlo ya. Era el asesino de mi hijo, era el… ligue de mi infancia, el mentor de mi otro hijo, el que había provocado que tuviera que morir… -Luchamos. Y salí victorioso.- Era algo largo de explicar. -Lo supe pillar con la guardia baja.- No iba a explicar detalles del cómo lo hice. Seguramente no le hiciera gracia.

-Y él me pilló con la guardia baja a mi.- Tendría que explicárselo mejor. -... Y al final, él salió… Venciendo. Fue una maldición. Debido la práctica destrucción de su cuerpo… No tenía más opción que buscar otro. Ya sabes que es hijo de demonio. Y el que más a mano tenía era el mío…- Bajé la cabeza. -Reducido a nada, solo pudo huir a… No lo sé. A los mismísimos infiernos, tal vez. Quizás a cobijo de su jodida, infernal madre.- Miré al suelo. -Yo tenía diez días antes de que volviera a reclamar el mío. La única opción de evitar que pudiera ocurrir eso era acabar conmigo mismo. Un cuerpo muerto no le habría valido, si los demonios pudieran usar cadáveres, no quedarían en el sitio del que provienen. Ahora mismo debe seguir allí… Recuperándose. No lo hará en un futuro próximo. Y por eso es prudente prepararse para su regreso.

Era algo más complicado, pero era la única forma de que pudieran entenderlo. Y hablaba en plural porque Vor insistía en hablar con él, como si dependiera de este de alguna forma. Empezaba a tener mis sospechas. Le decía que el bastón no era importante, que volvería, y que… En el fondo deseaba que Vor hubiera sabido aquello ya. Lo deseaba con todo mi ser. Ahí estaba, quieto como una estatua. Y el otro de pie. Me apoyé contra la puerta. -No lo entiendes, Vest. El bastón es más importante…- Miré al semielfo. -¿Roac, cierto? ¿Has… Has hablado con… Con él? Zer’tath, lo llama Vor…- Suspiré.

Vor debió entenderlo ya. Su mirada había cambiado completamente, como si finalmente, la idea hubiera hecho “click” en su cabeza. -Osten. Es Osten.- Quería haberlo explicado mejor. Pero aquello bastaba.

Habia mirado a Vor con ambos carrillo inflados y los ojos entrecerrados cuando me habló de lo suavoso del pelo del hermano de Dyospiros, y habia cruzado mis brazos muy indignado y celoso. Asi que suave y bien, eh? Ya me encargaría yo de cambiar aquello, ya..... miré el trasquilón al que él se refirió y me rei brevemente con algo de vergüenza. Menuda "cagada" la mia. Literalmente.

Aunque todo aquello habia quedado atrás con la llegada de Sygdom y la apresurada huida del baston. Me quedé mirando a Sygdom haciendo circulitos entre mis dos indices, y luego a Vor, que le decia que por que simplemente no podia haberse quedado "vivo" y no morirse. Y yo para mis adentros, aunque el hombre parecia un tanto podrido y tenia mal aspecto, lo veia muy "vivo" y muy cuerdo. Habia visto cosas muy raras en esa torre de la hechiceria y sabia lo que era un nigromante, pero no hacian mas que confundirme con el termino vivo-muerto.

Cuando me llama lo miro, preocupado, notando que lo está pasando mal. Me presenta a su padre oficialmente y poso mis ojos nuevamente en el, que sigue empeñado en llamarlo Vest. A mi me gruñó mucho por llamarlo así. Respondo a lo primero que me dice, con un tono no tan jovial.

"nada por lo que disculparse?"

-¿Seguro?

"nah, ni de coña"

Explicó un poco la causa de su estado. Crei entenderlo, las cosas demoniacas hacia que se me erizasen los pelos de la nuca, no me gustaban ni una miaja. No comento nada, pero eso de prepararse para el retorno del tal Yden me suena asi como muy poco halagüeño. Vor sentado insistia en que Zer ya volvería, que no habia hecho eso nunca. "Y con razon", pensé yo. Seguí de pie, con las manos ahora tras mi espalda, clavando mis ojos en Sygdom cuando me preguntó aquello.

Vale, ahora si lo tenía claro. Iba a decirselo. Tome mucho aire por las narices inflando mis pulmones, aun con los ojos como platos clavados en el revenant. Aunque por un momento se me desviaron hacia los cristales de sus ojos y me dio un tic. Brillaban. Eran bonitos y queria uno. Quiero decir, otro...

Cuando me preguntó que si habia hablado con él, asenti una sola vez. Y finalmente dijo aquello que yo le habia estado ocultando a Vor,a peticion del propio Osten, de que el alma del gemelo residia en el baston que él portaba. Dejé de mirar al padre para fijarme en el hijo, había algo de disculpa en mis ojos.

- Siento no habertelo dicho...Osten me pidió que no lo hiciera. No queria que lo supieras porque sabia que te haria de sufrir...asi que le prometí que no te diria na, hasta que llegase el momento oportuno. Y paece que el momento ha llegao asi que.... hablé con el, si, por primera vez, cuando Dyos y tu quedasteis fuera de juego por los ilícidos y yo conseguí volver a ser...yo. Osten me ayudó a curaros, mi magia estaba oxidá..... Lamento no haberte dicho ná, no deberia haberme metido entre vosotros dos....

Yo estaba demasiado despistado, o sencillamente… Ausente mentalmente como para percatarme de que tenía unos poquitos celos de que peinara el pelo de Ailan. De hecho, si hubiera estado más quietecito, me habría puesto a trastear con el suyo. Pero no estaba a mi alcance, así que me limitaba a juntar mucho mis manitas mientras teníamos aquella larga y eterna espera hasta que llegara… Él. Roac no habló mucho al principio. Quedó de pie, por seguir al bastón, tal vez incómodo con la posición que acababa de tomar. Entre un dramático padre y su problemático niño. Y mi padre seguía insistiendo que Vest era mi nombre, de la misma forma que Osten era Osten… Este y oeste.

-Solía ser así. Ahora él no está. Llámame por mi nombre, ¿O crees tener derecho aún de hacer con mi vida lo que quieras!?- Recriminaciones y voz alzada, con los ojos asesinos… En aquel momento solo ardía una rabia por dentro que no sabía como controlar. Y de hecho tampoco me interesaba controlarla. Al llamar a Roac este me miró y ya. Y no supe que hacer. No sabía qué quería que hiciera él, pero tenía la esperanza de que me pudiera sacar de aquello, y… Sygdom le decía que no tenía porqué disculparse. Demasiado maduro, Roac le preguntó que si estaba seguro.

Los miré a ambos. Fue entonces cuando Sygdom contó lo ocurrido. El semielfo quedó allí, de pie, y yo me mantuve sentado en mi camilla, como si hubiera echado raíces. Un escabroso relato con muchos detalles omitidos por parte de mi padre. Su muerte era una consecuencia de un enfrentamiento. Maldiciones de por medio, Yu’Yden haciendo cosas de… Demonio. -¿Te pilló con la guardia baja?- Una pista de risa. Casi desquiciada. Corta. -Lo que pasa es que eres un jodido cobarde, padre. Lo que pasa es que no pudiste rematarlo, ¿No? Porque no eres capaz de vivir en el presente. Mató a OSTEN. Mató a mi hermano. Y no pudiste acabar con la faena, bajaste la guardia porque en el fondo sigues muriendote por sus huesos más que él por ti. ¿Tan poco te importa tu hijo? ¿TAN POCO TE IMPORTA TU FAMILIA!?

Estaba llorando. La risa había cedido y estaba llorando, en silencio. Caían pocas lágrimas pero ahí estaban. Odiaba a Sygdom. Odiaba su imbecilidad, odiaba sus ansias de poner orden en todo, todo… Todo el poder que había querido tener sobre nosotros… Y hablaba de que había tenido que morir -suicidarse- para evitar que le quitara el cuerpo, y que… Y que había que prepararse para su regreso. En aquel momento, aún con el asco que profesaba a Yden, aquello me parecía estúpido. Minoritario.

Pero el problema no acabó ahí. Roac seguía allí, de pie, nervioso. -R-Roac… No… No quiero saber nada de él…- Susurré. Me habría gustado echar a Sygdom de allí para hablar un rato con el semielfo, a solas. Pero las cosas eran más complicadas. El momento de silencio hasta que Sygdom mencionó el bastón fue eterno. Preguntó a Roac si había hablado con él, a lo que asintió. ¿Qué demonios importaba el bastón? ¿A qué venía aquello? ¿Cómo que más importante…?

Fue entonces cuando lo comprendí. Segundos antes de que él pronunciara aquel nombre. Y Roac me miró, y… No. No quería creérmelo. Osten. Ocho años desde su muerte, siete con el bastón… Y nunca había dicho nada… Pero tenía, en el fondo, mucho sentido. Entendía ahora casi todo. Porqué me había acompañado, porqué jamás me había traicionado, o huido de mi… Porqué había actuado como si fuera una mera extensión de mi misma persona. Mi gemelo y yo habíamos sido exactamente eso. Como un solo ser, como… Una sola cosa… Y también entendía porqué sabía curar, y porqué prefería el élfico para ello, y también… Porqué sabía cuando respetar mis momentos de soledad y… No entendía, sin embargo, como no lo había descubierto antes. Osten. Había estado todos esos años conmigo, y…

No supe reaccionar. Por una parte quería explotar, gritar, llorar, levantarme, tirar cosas. Por otra parte quería cerrarme. No quería hablar. No quería hacer nada. Sencillamente… Esconderme y quedar ahí el resto de mis días. Pero entonces Roac habló. Con los ojos muy brillantes escuché cada una de sus palabras. Tal vez había arrepentimiento en él, o en sus palabras, o… Pero él lo sabía. Él lo sabía. Sabía que el bastón era Osten. Desde el día de los ilícidos… Desde el momento que él recuperó su forma “natural”... Y se disculpaba por no haber dicho nada.

Había dejado de apretar una mano contra la otra. Había quedado inmóvil, hasta el punto de ser incómodo de mirar. Como una estatua. -Habíamos… Hablado en Irlanda sobre Osten. Sabías que quería encontrarlo, sabías… Que iba a hacer cualquier cosa… Fuimos a una torre maldita, y acordamos pactar con nigromantes para saber donde estaba y… Poner un final a eso.- Las palabras sonaban vacías de emoción. -Sin embargo, no dijiste nada. Lo sabías… ¿Querías respetar la decisión de Osten, así fuéramos al infierno para encontrar a alguien que estaba a nuestro lado, todo este tiempo?- ¿Quién era el peor? ¿Mi hermano, por querer ocultarse? No… No podía acusar a Osten. No podía. Seguía siendo mi gemelo, y no podía… Hacer eso… Osten no quería molestar. Y seguramente Yden me lo hubiera quitado de hablar.

Pero Roac me lo podría haber dicho. No habían consecuencias externas, más que mi propia reacción. Y enterarme de esa forma, más tarde, comprender que durante meses había sido engañado, que me habían mentido, que… Como más pensaba en ello más me carcomía por dentro. La extraña pasividad de mi reacción iba llegando a su fin. Estaba enfadado. Estaba furioso. Todo aquello que había acumulado, finalmente, estalló. La respiración se hizo forzosa y el aire casi… Parecía estar cargado. Me puse en pie. Irónicamente, sin el bastón, estaba demasiado indefenso como para poder hacer nada. -Sabes, Roac… Me gustaba aferrarme a la idea de que podía tener una nueva vida, y que podía disfrutar de ella sin Osten, y que podía ser feliz y que podía confiar en ti y…- Lloraba más y más.

Todo brillaba. Ojos, heridas del pecho. Quería descargar aquella furia en forma de magia. -Pero me equivoqué… ¿No? ¡Me equivoqué!- Me había mentido. No podía entenderlo. Me había mentido, ¿Y qué le iba a hacer? ¿Iba a hacer algo? No… No lo sabía. Corrí hacia la puerta. No podía enfrentarme a él. Al ver a Sygdom la rabia se hizo más primitiva. Lo empujé, tirándolo al suelo con rabia, y con mucho asco le grité un -Ya que estás tan muerto, NO te atrevas a volver a mi vida. Ya no existes para mí. ¡YA NO EXISTE NADIE! ¡DESAPARECE DE UNA VEZ! Tu y… ¡Tu y todos!

Y como el crío que era, enrabietado, salí corriendo hacia los pasillos, con intención de perderme y encontrar un buen sitio en el que sentarme y no volver a ver a nadie nunca más.

Sabía que no iba a ser una reunión feliz. Pero no sabía hasta que punto… En el fondo me habría gustado ir, darle un abrazo a Vor, de padre a hijo… Y que me contara sus cosas, que pudiéramos charlar como la familia que éramos. Que me hablara de sus amistades, de como le iba allí arriba, y sobre aquel chaval que le acompañaba. Pero no podía ser. Y fue entonces cuando comprendí que esa era la última vez en la que podría hablar con él, al menos, con normalidad.

Su odio era palpable por mi forma de llamarle Vest. -No es ejercer control… Vor. Es solo el nombre que…- “Te dimos”. Pero no quería saber nada de mi, ya. Poco le importaban sus orígenes. Mientras tanto, el tal Roac no parecía seguro de no haber hecho nada. -S-Seguro. Vor no confiaría en ti si hubieras hecho algo… Mal.- Mi hijo era largamente desconfiado, y le costaba mucho perdonar. Sabía que no iba a perdonarme.

Al explicar toda la historia Vor’Kalth acabó por estallar un tanto… Hablándome de que si no lo había matado había sido por compasión, recalcando -casi con asco- que era porque “me moría por sus huesos”. Y reía. Aquella risa casi desquiciada, que era peor que si llorara. Cosa que hizo después. -Lo que había entre Yden y yo acabó hace muchos años. No pude acabar con él de la misma forma que no podría acabar con cualquier otro…- De hecho, Vor’Kalth llevaba la razón.

Por eso no pude culparle cuando pidió al semielfo que no quería saber nada de mi. Debería haber cogido mis cosas y… Marcharme. No soltar aquello. No preguntarle al otro si él había hablado con el bastón, cosa que había hecho… En el fondo me supo mal soltarlo. Y aún más que se sumara a mi confesión el… El llamado Roac, explicando a Vor todo lo que sabía. Él escuchó en silencio todo aquello. Lloraba pero apenas emitía ningún sonido. Sencillamente… Observaba. Y eso era todo.

-Yden habría procurado retirar a Osten de tu lado y… habría hecho peores cosas con él si te lo hubiera dicho. La única razón por la cual no hará nada es porque no puede, no sabe que está pasando. Porque no está en este plano.- Bajé la mirada. -Poner un bastón con la alma de tu hermano era, en el fondo, una forma de mantenerte bajo control… Yden querrá que seas su heredero, tal vez. Después de abrirte la mente y hacer lo que le de la gana con ella.- Al fin y al cabo Vor era prácticamente como su hijo. No había salido a mi. -Tu amigo no tiene culpa de ello…

Demasiado tarde. Empezó a hablar con él. Intuí finalmente que entre ellos dos había algo más… Y no supe exactamente qué decir. Quizás acababa de arruinarles a ambos lo que fuera que tuvieran entre ellos. Vor, al principio silencioso, acabó por estallar. El descontrol se evidenció en aquellas ganas de usar magia, aquellos ojos absurdamente brillantes, pero aquella incapacidad para realmente hacer nada o tener un mínimo de poder destructivo. Fue entonces cuando se levantó y trató de salir de allí, empujándome y gritándome. Que desapareciera. Y se fue corriendo por los pasillos.

Aquello era otra mala decisión más en mi vida… Pero ya era demasiado tarde. Sin ser capaz de hablar, sin ser capaz de reaccionar, de aceptar que uno de mis hijos probablemente no volvería a hablar conmigo nunca más… Me levanté cuidadosamente y me marché de allí, queriendo abandonar aquella base de una condenada vez. Necesitaba aire.

Hablan el drow a ratos, a lo que yo intento seguirlos, consiguiendolo bastante bien salvo por alguna palabra suelta. Bueno, en verdad el unico que usa el drow es Vor, pero es el mas cabreado y el que mas apresura su tono, asi que tengo que hacer un esfuerzo extra...aunque Sygdom se explica, Vor no quiere ni oir hablar de su historia, o sus causas o motivos.

Escucho lo que le recrimina Vor a su padre, que no pudo matar a Yden porque estaba por sus huesos, pese a que fue el verdugo de Osten. El padre asegura que no fue por eso, que simplemente no podia matarlo, como no podria hacerlo con cualquier otro. Eso yo lo entiendo. Y no puedo menos que opinar como Sygdom ahi. Pues yo tambien habria sido incapaz de matar a alguien por venganza.... me inspirase lo que me inspirase el sujeto en cuestion, amor u odio. Lo miro cuando le dice que yo no tengo culpa de nada.

Pero la risa rara del otro y su posterior llanto me indican, tal como esperaba, que no se habia tomado bien la noticia, y ni mucho menos, mi revelacion. Pero era algo que yo sabia que podia pasar, desde el dia que le prometiera a Osten que no le diria nada y el mismo dia que me acerqué a él con intenciones de entablar algo mas alla de una amistad.

Me miraba inmovil y furioso, podia notarlo por el brillo de sus ojos y de su herida a traves de la ropa. Yo sólo podia poner expresion afligida, y retroceder ligeramente. Me echó en cara, obviamente, que no se lo hubiese dicho,que hubiese accedido a jugarnosla el todo por el todo para encontrar a Osten.

-Necesitabamos al nigromante igualmente para devolverle a un cuerpo, asi que pensé que no era tan mala idea....

O eso circulaba por mi cabeza en aquel momento. Sus palabras carentes de emocion en contraste a la furia de sus ojos me sienta casi peor, y son opuestas a las mias, cargadas con un tono de arrepentimiento. Arrepentido, si, pero habria mantenido mi promesa hasta el final. Hasta que Osten decidiera ponerle fin, o el propio nigromante que fuese a ayudarnos. Luego se levanta, por fin, sin dejar de llorar.

-Pero puedes confiar en mi...no lo hice por el simple placer de engañarte....

"me preocupaba..."

Voy a decirle que no se equivocó pero entonces echa a correr hacia la puerta, empujando a su padre al suelo. Se marcha a grito pelado diciendole que desaparezca de su vida, pero no solo él...si no todos. Supongo que eso me incluye. Miro a la puerta con anhelo. Una parte de mi quiere seguirlo, pero la otra parte, la mayor parte, ha quedado tan destrozada que no tiene fuerzas. Veo que Syg se levanta y, en absoluto silencio, sin decirme nada o si quiera dirigirme la mirada, se marcha. Ambos me dejan a solas y en silencio. Miro por donde se fueron, bastante hundido, sintiendome terriblemente culpable. Limpio una lagrimilla que habia tenido la osadia de asomarse a mi ojo. El otro estaba furioso. Lo estaría durante un tiempo, eso seguro. Tenía que asimilarlo, tenía que darle tiempo...quizá fuese capaz él mismo de tomar distancia el problema y mirarlo desde otra perspectiva.... o al menos, de calmarse, no queria enfurecerlo más. Quizá buscaria a Osten y hablarían, por fin, despues de tantao tiempo. Yo me sentí fuera de lugar en aquella familia...miré a Dyospiros, deseando que despertara.

"quizá hubiese sido mejor que yo hubiese seguido siendo lo que era hasta ese momento"

Me rasqué un brazo y negué con la cabeza. Mi cuerpo se iluminó, luz que se empequeneció hasta adoptar la forma de una urraca. Cuando el tenue destello desaparecio volé hasta un armariete, y me quedé ahi al refugio de las alturas y la oscuridad. Lo bueno de la cara de un pajarraco es que no puedes saber si está triste o no. Inflé mi plumaje y quedé estatico y vigilante, pues ahora era el unico que habia quedado en la enfermeria para echarle un ojo al drow. Vor...no podría estar enfadado para siempre, no? Se le acabaría pasando y entonces podriamos hablar.

Nunca había estado en la enfermería y correr contra corriente de la gente por los pasillos fue algo difícil. Entrar allí con la respiración algo agitada todavía, me confirmó que efectivamente aquel sucedáneo de enfermería estaba más falto de material que cualquier otra zona de la base. Lo primero que vi allí sólo era un drow en camilla, que si no estaba muerto poco le faltaba. De todas manera me acerqué a él, lo examiné, le toqué un poco el brazo con la punta del dedo a modo de palo, comprobando que realmente estaba inconsciente. Y sí, claro que lo estaba, como para no estarlo...

Ningún ser vivo por allí, ninguno por allá. Cuando estoy a punto de largarme veo a una urraca sobre un armario, me quedo mirándola desafiante. Era raro que los pájaros entrasen hasta esta base subterránea... así que termino acercándome a ella algo dudosa. - Oye tú, ¿conoces a pollo? - pregunté tan borde como siempre. Además, me sentía estúpida preguntándole a un pajarraco, al fin y al cabo estaba rodeada de magos... y hasta ver una hormiga me dejaba algo confundida porqué no sabía si era un mago o qué demonios era...

Me habia quedado todo el rato ahi arriba en el armariete, vigilando al compañero herido. Pasaron largos minutos y empezó a entrarme la modorra, pese a todo. No le seguí dando muchas vueltas a lo ocurrido, cuando tuviera que arreglarse, se arreglaria. Giré la cabeza y la escondí bajo el ala, al modo pajaril de dormir. Llevabamos sin pegar ojo desde lo de la Torre..

De tal modo que me paso desapercibida la entrada de Scar. Para cuando quise apercibirme, acababa de pinchar con el dedo a nuestro semifiambre Dyospiros. Alcé la cabeza, estirando mi cuello. Parecia que se largaba cuando...se fijó en mi. Me preguntó que si conocia a pollo, y yo negué con mi cabeza de urraca.

"espera, pollo? Oh, ese estupido semielfo se dedica a llamarme asi..."

Cai en la cuenta de que no habia dicho "un pollo", si no "a pollo". Bajé volando de donde estaba, y con el mismo hechizo con el que me habia transformado en urraca, me destransformé. El animal aleteó frente a ella antes de iluminarse y crecer hasta que mis pies tocaron el suelo dando lugar a mi figura humana. Sonrei ampliamente a la chica hasta que me salieron hoyuelos en las mejillas.

-Buscas apoyo? Yo puedo darte apoyo, aunque no soy pollo, soy Roäc. ¿Qué te trae por aqui?

Estuve a punto de marcharme al ver que esa urraca no me podía responder, hasta sentí que la había espantado -normal- cuando bajó aleteando al suelo. Di algunos pasos hacia atrás para irme al ver que seguía aleteando hasta que comenzó a transformarse en un humano. Mis ojos se abrieron jodidamente, nunca había visto una trasformación así. ''¿Donde coño me he metido?'' pensé. Ahora me daba remordimiento hasta de matar a una hormiga por si era un mago de estos. Ni la sonrisa que me dedicó consiguió normalizar la situación y yo no conseguía salir de mi asombro. - Ehm... buscaba a alguien llamado pollo. - no podía imaginar siquiera que este tal Roac fuese pollo, pero pensándolo bien, el muchacho de antes estaba retorciéndose de dolor y aquel tío era el único que estaba en enfermería, a no ser que hubiera otro más en forma de polilla. - Hay un chico elfo oscuro o algo así... que se ha matado un poco. Si me acompañas quizás podamos inmovilizarlo o algo...