Recuerdo del primer mensaje :
Casa de la familia Hacksaw. Se encuentra en la periferia londinense, fuera del núcleo urbano. Situada en lo alto de una colina, alejada de otras urbanizaciones de la zona, aunque a día de hoy poca gente vive por aquí. La casa estuvo abandonada varios años durante la guerra, aunque tras recientes reformas y pequeñas reparaciones en el interior vuelve a ser habitable.
- +18:
- De rodillas o tumbada a mi merced, que Savannah seguía siendo dominante me lo dejó claro con esa manera de imponer su ritmo valiéndose de sus dedos enredados en mi pelo. Lejos de disgustarme, aquello...me excitaba más aun.
Cuando ella lo consideró oportuno me lo hizo saber y fundimos nuestros labios en otro beso. Jadeé, impregnandome aun más si cabía de su aroma. Me recosté en el suelo, de espaldas, apoyado por los codos. Sentí sus manos sobre mi brazo, y la otra se detuvo antes de llegar al hombro de la prótesis. La miré con un gesto de advertencia. Por ahi no, Savannah. Ninguno de los dos queriamos ponernos a averiguar cosas ahora, no cosas de ese tipo...
Pero ella se adelantó a esa mirada mía y se quedó solo sobre mi piel. Respiré aliviado, entre tanta tensión era dificil detenerse a pensar en nada que no fuera besarla, llenarle la piel de mordiscos y entrar en ella. Por fortuna no me alargó la agonía que sentía por abrirme paso a su interior y se subió sobre mi, aunque al principio fuera solo un primer contacto, un placentero roce.
Gruñí de placer echando la cabeza hacia atrás un momento, extasiado por la promesa y la anticipación que estaba provocando en mi ese contoneo de sus caderas. Dios, cuánto deseaba plantar mis manos sobre sus muslos y pegarla bruscamente contra mi, una y otra vez. Hacerla bailar sobre mis caderas. O agarrar sus pechos mientras me montaba. Pero me aguanté y dejé que guiase ella. La miré a los ojos para sentir mejor ese momento de conexión, sintiendo cada milimetro que recorría hacia su interior, queriendo ver reflejado en sus ojos el mismo placer que me embriagaba. Dejé escapar un jadeo entre mis labios entreabiertos cuando terminó de dejarse caer sobre mi y empezó a moversme. Empujé con mis caderas hacia arriba, hacia ella, para que me sintiera mejor.
Estaba a punto de llegar al clímax cuando en un arranque de pasión no pude aguantar más, sin pensarlo agarré sus caderas con fuerza con ambas manos. Para cuando me quise dar cuenta, al tiempo que la empujaba con vehemencia sus caderas contra las mias con la respiracion mas acelerada todavia, las sombras se expandieron desde el recipiente metálico trepando por sus caderas.
No se si aquello lo vi, o solo lo sentí, y por un momento me asusté. Pero me fijé en su cara, decidido a controlarlo...las sensaciones fisicas que me embargaban eran demasiado fuertes . Sencillas, puras. La sentía a ella, y no solo físicamente, no solo a través del cuerpo, si no que a través de las propias sombras.
exito-sombras clarividentes no joden
fallo- vaserquesi
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- -Sí…- Susurró de profunda satisfacción cuando lo oyó gruñir para y por ella. Le era imposible apartar su mirada de él cuando podía percibir la intensa pasión y el deseo en cada brillo de sus ojos, uno que quizás ella misma estaba manifestando. Abandonó su pecho, trabajando con la fuerza de sus muslos y caderas para satisfacerlos a ambos, y usó sus propias manos para recorrer su abdomen y de ahí hacia arriba, hacia sus pechos y acariciarlos como habría querido que él lo hiciera.
Y lo que más le gustaba de él, lo que más le excitaba, era sentir cómo incluso con ella arriba cada una de sus embestidas estaba cargada de fuerza robándole gemidos una y otra vez. Era lo que quería, lo que había deseado todo este tiempo y finalmente lo estaba obteniendo. Bajó una mano hacia su zona sur para acariciarse a sí misma porque el placer empezaba a ser insostenible. No supo si fue eso o no pero de un momento a otro sintió la presión de las manos de Jarkko en su cadera y cómo cada movimiento llevaba impresa mucha más fuerza, unas ganas de alcanzar el placer juntos…
Pero era más…
Savannah bajó la vista hacia sus caderas para ver cómo las sombras reptaban por su cuerpo, acariciandola y recorriéndola, una parte íntima de él explorandola mientras su contacto se volvía más profundo. Eso la hizo perder el norte y dejó caer la cabeza hacia atrás en un satisfactorio gemido que llevaba su nombre. Las sombras seguían subiendo, enroscandose en sus pechos y brazos y todo se volvió un cúmulo de sensaciones que ya no podía controlar. Se inclinó hacia delante para mirarlo un momento antes cogerlo de la nuca y tirar hacia ella, sentándolo y pegando su pecho al de él, haciendo que cada parte de su cuerpo estuviera unida a él al envolverlo con las piernas. Le mordió el labio inferior un poco antes de volver a besarlo con profundidad, dejándose llevar a ese punto de no retorno en el que los dos alcanzaban el clímax.
Aún así, Savannah no quería separarse de él. La calma después de la tormenta. Soltó suavemente su nuca sólo para descender sus manos por la fornida espalda del licántropo, pegándole un poco más a ella si era posible. Alargó el beso, pero ya sin esa incesante necesidad de poseer cada parte de él. Estaba satisfecha. Bastante… Aunque tampoco le importaría seguir un poco más…en un lugar más cómodo, más íntimo. Se separó de sus labios para mirarlo a los ojos, recorriendo su rostro un poco más, antes de sonreírle … Y luego echarse a reír por lo tonta que había sido, por lo mucho que habían esperado. Apoyó su frente en la de él, cerrando los ojos al morir la risa pero permaneciendo la sonrisa idiota -No esperemos tanto la próxima vez-
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El miembro 'Savannah' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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Al final aquello fue todo lo que había esperado y más. Mi cuerpo deshizo toda su tensión derritiendose en el placer que ella me provocaba, y cuando terminamos, nos quedamos abrazados, sentados sobre el suelo, ella aun encima de mi. Pegué mi cara contra su pecho, ahora si abrazándola, notando su latir acelerado acompasarse con el mio.
A su risa siguió la mía y pusimos frente contra frente. La miré a los ojos, y simplemente acordarme de lo que acababamos de hacer volvía a excitarme.
- Estoy de acuerdo. - le di un beso en los labios antes de apoyarme sobre su cuello, mirando mis manos sobre su cintura. - Tú también lo has notado?
"o he sido solo yo?"
Respiré hondo, empezaba a recobrar el aliento. Y miré a nuestro alrededor, ahogando una risa.
-La encimera...y la mesa...y hemos roto una fuente.... Tenemos que limpiar todo esto. - me puse de pie, un poco a regañadientes, agarrando mi pantalon y el suyo para lanzárselo, comenzando a ponerme la parte de abajo, buscando el resto de prendas por ahi para poder terminar de vestirnos.
A su risa siguió la mía y pusimos frente contra frente. La miré a los ojos, y simplemente acordarme de lo que acababamos de hacer volvía a excitarme.
- Estoy de acuerdo. - le di un beso en los labios antes de apoyarme sobre su cuello, mirando mis manos sobre su cintura. - Tú también lo has notado?
"o he sido solo yo?"
Respiré hondo, empezaba a recobrar el aliento. Y miré a nuestro alrededor, ahogando una risa.
-La encimera...y la mesa...y hemos roto una fuente.... Tenemos que limpiar todo esto. - me puse de pie, un poco a regañadientes, agarrando mi pantalon y el suyo para lanzárselo, comenzando a ponerme la parte de abajo, buscando el resto de prendas por ahi para poder terminar de vestirnos.
Savannah
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Cuando se apoyó en ella, le subió una mano al cabello y lo acarició, mirando la forma en la que se deslizaba entre sus dedos mientras recuperaba el aliento. Bajó la vista hacia sus manos y sonrió de lado -No le temo a tus sombras y ellas no me temen a mí, Jarkko...Fue...excitante- Creyó habérselo dicho en alguna ocasión -Quizás tenían tanta curiosidad como tú- Le mordisqueó la oreja con una sonrisita pícara.
-Sí…- Miró alrededor con una ceja arqueada por el desastre tan rápido que habían hecho. Lo tomó del mentón para que le mirara -La próxima vez me puedes estampar contra una pared, seguro que no la liamos tanto- Se puso en pie junto a él y acabó por recoger su camiseta y tirarla a la cara mientras se vestía y adecentaba un poco.
Se estiró en toda su altura, con las manos hacia arriba, satisfecha y complacida antes de recoger los pedazos grandes de la fuente y tirarlos a la basura. Después de eso fue a por la escoba y empezó a barrer -Lo que deberías hacer es ponerte a cocinar, que ya tengo hambre- Le dijo sonriendo mientras iba a la basura a tirar todo y a guardar la escoba y el recogedor -Y… - Se humedeció los labios antes de ir a por un vaso de agua -¿Así que mis tomateras y patatas son bonitas?- Le revoloteó las pestañas antes de echarse a reír -Hablo en serio… Creo que una gallina nos vendría bien para tener huevos todos los días… o algo así, pero…¿Deberiamos hablar con Ian o Adam?-
-Sí…- Miró alrededor con una ceja arqueada por el desastre tan rápido que habían hecho. Lo tomó del mentón para que le mirara -La próxima vez me puedes estampar contra una pared, seguro que no la liamos tanto- Se puso en pie junto a él y acabó por recoger su camiseta y tirarla a la cara mientras se vestía y adecentaba un poco.
Se estiró en toda su altura, con las manos hacia arriba, satisfecha y complacida antes de recoger los pedazos grandes de la fuente y tirarlos a la basura. Después de eso fue a por la escoba y empezó a barrer -Lo que deberías hacer es ponerte a cocinar, que ya tengo hambre- Le dijo sonriendo mientras iba a la basura a tirar todo y a guardar la escoba y el recogedor -Y… - Se humedeció los labios antes de ir a por un vaso de agua -¿Así que mis tomateras y patatas son bonitas?- Le revoloteó las pestañas antes de echarse a reír -Hablo en serio… Creo que una gallina nos vendría bien para tener huevos todos los días… o algo así, pero…¿Deberiamos hablar con Ian o Adam?-
El último mensaje de Ian me dejó claro que no era buena idea regresar a Ouroboros con Aedan, así que el paseo terminaría con nuestra vuelta a casa, pero a la casa de verdad. Últimamente era yo el que más se encargaba del crío, pues Ian estaba un tanto raro, distante y arisco. Tampoco tenía muchas ganas de hablar, así que no le forzaba, suponía por lo que era.
Aparecí directamente en el salón de la casa con Aedan en brazos, dejándolo en el suelo para que fuese a donde quisiese. El pequeño correteó en dirección a la cocina, diciendo algo así como "babana" medio riendo. Entorné los ojos al darme cuenta de que había gente allí, aunque enseguida me di cuenta de que no eran más intrusos. Necesitábamos reforzar las medidas de seguridad cuanto antes, para que no sucediese nada parecido a cuando entraron y se llevaron a Ian. Aedan fue el primero en entrar, yendo directo a la peliblanca abriendo y cerrando las manos para que lo alzase en brazos. Él no se dio cuenta del desorden reinante, obviamente, pero yo sí. Entorné aún más los ojos mientras observaba las cosas de la encimera desordenadas, y ellos...bueno, bastante agitados y sudorosos. Sus caras no eran de haber estado sufriendo, eso desde luego. Al menos alguien se lo pasaba bien en aquella casa.
- ¿Habéis encontrado lo que buscabais, no? se ve que os ha costado bastante esfuerzo... a veces lleva algo de tiempo. - comenté como si me refiriese al desorden que había, como si hubiesen estado buscando algo. Podían tomarlo como quisieran. Luego decidí hacerme el loco, abriendo la ventana de la cocina para ventilar un poco. - Van a venir los Knox a casa. Están atacando Ouroboros. Yo creo que son idiotas o algo, no saben mantener el lugar a salvo. - informé cambiando de tema, yendo después hacia la puerta de la cocina. - Encargaos de Aedan un rato, voy arriba a preparar las camas para que se queden. - dicho eso salí de la cocina, dejando al niño con ellos.
Aparecí directamente en el salón de la casa con Aedan en brazos, dejándolo en el suelo para que fuese a donde quisiese. El pequeño correteó en dirección a la cocina, diciendo algo así como "babana" medio riendo. Entorné los ojos al darme cuenta de que había gente allí, aunque enseguida me di cuenta de que no eran más intrusos. Necesitábamos reforzar las medidas de seguridad cuanto antes, para que no sucediese nada parecido a cuando entraron y se llevaron a Ian. Aedan fue el primero en entrar, yendo directo a la peliblanca abriendo y cerrando las manos para que lo alzase en brazos. Él no se dio cuenta del desorden reinante, obviamente, pero yo sí. Entorné aún más los ojos mientras observaba las cosas de la encimera desordenadas, y ellos...bueno, bastante agitados y sudorosos. Sus caras no eran de haber estado sufriendo, eso desde luego. Al menos alguien se lo pasaba bien en aquella casa.
- ¿Habéis encontrado lo que buscabais, no? se ve que os ha costado bastante esfuerzo... a veces lleva algo de tiempo. - comenté como si me refiriese al desorden que había, como si hubiesen estado buscando algo. Podían tomarlo como quisieran. Luego decidí hacerme el loco, abriendo la ventana de la cocina para ventilar un poco. - Van a venir los Knox a casa. Están atacando Ouroboros. Yo creo que son idiotas o algo, no saben mantener el lugar a salvo. - informé cambiando de tema, yendo después hacia la puerta de la cocina. - Encargaos de Aedan un rato, voy arriba a preparar las camas para que se queden. - dicho eso salí de la cocina, dejando al niño con ellos.
Llegué a casa con toda la familia Knox y con Thalos, que se marchó enseguida después de la conversación con Azahar. Todo lo que escuché me dejó bastante trastocado, al final todo tenía que ver con los Pendragon y su manera de echar a perder todo lo que tocaban. Entré a la cocina con gesto un tanto ausente, pensando en todo aquello. Aún así no tardé en darme cuenta del panorama entre Jarkko y Savannah, no me hizo falta ni el sentido del olfato para suponer que por fin había pasado algo entre ellos. - Ya era hora. - comenté casualmente mientras me acercaba a Aedan, que parecía feliz por ver a tanta gente en la casa.
Faltaba ella... ni me había contestado al patronus, y eso empezaba a mosquearme. Si estaba en la cabaña debería llegarle, pero no si estaba en Ávalon. ¿Y si se había quedado en Ouroboros? En ese momento caí en que había intentado bloquear un mensaje mental enviado por ella, algo así como ir a ver a Gio a Italia. No, eso era absurdo y no tenía sentido. Volví a darme la vuelta, sin hacer mucho caso a nadie mientras hacía suposiciones a cada cual peor. - Tengo que irme, cuidad de Aedan, por favor. - acto seguido me alejé de la cocina, desapareciéndome antes de que les diese tiempo ni a responder.
Faltaba ella... ni me había contestado al patronus, y eso empezaba a mosquearme. Si estaba en la cabaña debería llegarle, pero no si estaba en Ávalon. ¿Y si se había quedado en Ouroboros? En ese momento caí en que había intentado bloquear un mensaje mental enviado por ella, algo así como ir a ver a Gio a Italia. No, eso era absurdo y no tenía sentido. Volví a darme la vuelta, sin hacer mucho caso a nadie mientras hacía suposiciones a cada cual peor. - Tengo que irme, cuidad de Aedan, por favor. - acto seguido me alejé de la cocina, desapareciéndome antes de que les diese tiempo ni a responder.
Quizá por eso habia funcionado, pensé, quizá por eso no habia ocurrido nada malo. Porque ella no les tenia miedo y en ese momento yo estaba confiando en ella plenamente. La verdad, no lo sabria nunca a ciencia cierta, asi que se quedaria por el momento, como otro de los misterios de la existencia.
Su frase sobre empotrar contra paredes casi me hace arrancar de nuevo, y la miré con cara de poder volver a hacerselo otra vez ahi mismo. Pero no, no....no. Comida, eso.
Y menos mal que nos pusimos a otra cosa porque no tardó en llegar gente mientras limpiabamos y recogíamos. El primero Adam, que llegó soltando algo bastante extraño.
- ¿Qué? Si no habiamos perdido nada.... - le respondí, que yo supiera no se nos habia perdido nada que acabasemos de encontrar. Bueno, si, Azahar pero tampoco es que tuviesemos mucha informacion y....
- Qué? Joder. Vale, tranquilo. - Aedan se quedó super contento con ver a Savannah, e inevitablemente me acordé de su clan...que se habia decidio quedar arriba. Ahora los Pendragon eran problema de ellos tambien. Le lancé una grave mirada a Savannah, no era necesario decirselo con palabras.
Me puse a cocinar, si iba a venir mas gente ya podia ampliar raciones. No tardaron en llegar los Knox, Azahar incluida, y un monton de crios.... Ian soltó algo asi como que ya era hora y yo lo miré haciendo una mueca rara. Otro como Adam.
- Lleva cuid.... - no me dio tiempo a despedirme de Ian. - Aaaah....se va a liar...ya verás.... - y seguí a lo mio en ese momento, que era cocinar y hacerme al escándalo en el que se habia convertido esa casa. Un escándalo que me gustaba a decir verdad.
Poco a poco nos fuimos organizando todos, tanto habitaciones, como colocar las provisiones que se habian traido, ponernos al día en lo ocurrido e intercambiar información.
Su frase sobre empotrar contra paredes casi me hace arrancar de nuevo, y la miré con cara de poder volver a hacerselo otra vez ahi mismo. Pero no, no....no. Comida, eso.
Y menos mal que nos pusimos a otra cosa porque no tardó en llegar gente mientras limpiabamos y recogíamos. El primero Adam, que llegó soltando algo bastante extraño.
- ¿Qué? Si no habiamos perdido nada.... - le respondí, que yo supiera no se nos habia perdido nada que acabasemos de encontrar. Bueno, si, Azahar pero tampoco es que tuviesemos mucha informacion y....
- Qué? Joder. Vale, tranquilo. - Aedan se quedó super contento con ver a Savannah, e inevitablemente me acordé de su clan...que se habia decidio quedar arriba. Ahora los Pendragon eran problema de ellos tambien. Le lancé una grave mirada a Savannah, no era necesario decirselo con palabras.
Me puse a cocinar, si iba a venir mas gente ya podia ampliar raciones. No tardaron en llegar los Knox, Azahar incluida, y un monton de crios.... Ian soltó algo asi como que ya era hora y yo lo miré haciendo una mueca rara. Otro como Adam.
- Lleva cuid.... - no me dio tiempo a despedirme de Ian. - Aaaah....se va a liar...ya verás.... - y seguí a lo mio en ese momento, que era cocinar y hacerme al escándalo en el que se habia convertido esa casa. Un escándalo que me gustaba a decir verdad.
Poco a poco nos fuimos organizando todos, tanto habitaciones, como colocar las provisiones que se habian traido, ponernos al día en lo ocurrido e intercambiar información.
El trayecto en moto hasta mi casa se me hizo bastante largo a pesar de ser sólo unos 10 kilómetros, teniendo que hacer un esfuerzo por mantenerme despierto para no caerme a mitad de viaje. Tampoco hablé nada, quitando los últimos minutos para indicarle el desvío por el que tenía que entrar.
- Es ahí. - Para ese momento ya hacía bastante frío porque estaba casi a punto de amanecer, había desperdiciado la noche sin parar de beber y rematando con una pelea. Esperé a que la moto se detuviese para poder bajarme, resoplando modo animal muriendo. Luego me puse a andar hacia la puerta, bastante mareado. Sólo esperaba que no se despertasen todavía, así que busqué en mi bolsillo las llaves de la casa para no tener que llamar.
- Puedes quedarte, hasta que se despierte la sanadora y pueda atenderte. Tengo que avisarte que esto es como una comuna...con mucha gente. - logré por fin acertar en la cerradura, abriendo con todo el sigilo del que fui capaz. - Seguramente te inflen a comer. - cosa que a mí en ese momento ni me apetecía, todavía seguía con todo el cuerpo revuelto. Entré dejándole paso, cerrando la puerta antes de avanzar hacia el salón. Por el momento parecía que estaba todo en calma, así que fui a tirarme al primer sofá que pillé en el salón. Por el camino pisé uno de los juguetes de Aedan, que pitó de tal manera irritante que seguramente se oiría en el resto de la casa.
- Es ahí. - Para ese momento ya hacía bastante frío porque estaba casi a punto de amanecer, había desperdiciado la noche sin parar de beber y rematando con una pelea. Esperé a que la moto se detuviese para poder bajarme, resoplando modo animal muriendo. Luego me puse a andar hacia la puerta, bastante mareado. Sólo esperaba que no se despertasen todavía, así que busqué en mi bolsillo las llaves de la casa para no tener que llamar.
- Puedes quedarte, hasta que se despierte la sanadora y pueda atenderte. Tengo que avisarte que esto es como una comuna...con mucha gente. - logré por fin acertar en la cerradura, abriendo con todo el sigilo del que fui capaz. - Seguramente te inflen a comer. - cosa que a mí en ese momento ni me apetecía, todavía seguía con todo el cuerpo revuelto. Entré dejándole paso, cerrando la puerta antes de avanzar hacia el salón. Por el momento parecía que estaba todo en calma, así que fui a tirarme al primer sofá que pillé en el salón. Por el camino pisé uno de los juguetes de Aedan, que pitó de tal manera irritante que seguramente se oiría en el resto de la casa.
Tanto Ian como yo estábamos bastante jodidos, pero él estaba mucho peor que yo. Intenté conducir con calma durante esos diez kilómetros, vigilando por el retrovisor de vez en cuando que no acabara perdiendo el conocimiento y lo perdiese por el camino. El viaje fue bastante tranquilo, no habló mas que para indicarme torcer aquí o allá, y mientras los bellos colores del amanecer nos bañaban suavemente, llegábamos a nuestro destino. Que hubiera una sanadora, como Arleen, que pudiera dejarme como nuevo, era todo un plus.
Ian me advirtió que no podría sanarme hasta mas tarde, pero no importaba Seguramente, acabaría cayendo redondo en cualquier rincón. Y si encima, me daban de comer… ¿qué más podía pedir?
-No importa, te agradezco que me dejes quedarme, dudo que pudiera hacer el viaje de vuelta, sinceramente. Pegas fuerte.
Lo dije como un cumplido, sintiendo como el dolor en todas partes, empezaba a ponerse pesado. Recién recuperado de los disparos, acababa con una buena paliza encima. Quizá el universo estaba tratando de decirme algo a gritos, y quizá debería empezar a escuchar…
La casa era enorme, y se notaba que era muy antigua. Siendo sincero conmigo mismo, era infinitamente mas grande que el sitio donde vivía, y mas bonito. Yo tenia lo justo, y me pasaba días enteros fuera, por lo que solo dormía en una especie de campamento del grupo de Mercenarios para el que trabajaba.
No me importaba que allí viviera un montón de gente, no me era algo ajeno. Ian me ofreció entrar, admirando la imponente casa por dentro mientras él me adelantaba y trataba de llegar hasta un sofá donde vegetar… pero un ruidoso juguete resonó con fuerza cuando lo pisó, y me lo quedé mirando con una leve sonrisa.
-Ops…
Todo lo cuidadosos que habíamos tratado de ser para no molestar a nadie, se fue al traste en pocos segundos. Me quedé de pie en medio del salón, por si acaso el ruido había pasado desapercibido, y preguntarle donde podía echarme a dormir un poco.
Neo Londres ► Periferia de Neo Londres►Bucky ►Con IanIan me advirtió que no podría sanarme hasta mas tarde, pero no importaba Seguramente, acabaría cayendo redondo en cualquier rincón. Y si encima, me daban de comer… ¿qué más podía pedir?
-No importa, te agradezco que me dejes quedarme, dudo que pudiera hacer el viaje de vuelta, sinceramente. Pegas fuerte.
Lo dije como un cumplido, sintiendo como el dolor en todas partes, empezaba a ponerse pesado. Recién recuperado de los disparos, acababa con una buena paliza encima. Quizá el universo estaba tratando de decirme algo a gritos, y quizá debería empezar a escuchar…
La casa era enorme, y se notaba que era muy antigua. Siendo sincero conmigo mismo, era infinitamente mas grande que el sitio donde vivía, y mas bonito. Yo tenia lo justo, y me pasaba días enteros fuera, por lo que solo dormía en una especie de campamento del grupo de Mercenarios para el que trabajaba.
No me importaba que allí viviera un montón de gente, no me era algo ajeno. Ian me ofreció entrar, admirando la imponente casa por dentro mientras él me adelantaba y trataba de llegar hasta un sofá donde vegetar… pero un ruidoso juguete resonó con fuerza cuando lo pisó, y me lo quedé mirando con una leve sonrisa.
-Ops…
Todo lo cuidadosos que habíamos tratado de ser para no molestar a nadie, se fue al traste en pocos segundos. Me quedé de pie en medio del salón, por si acaso el ruido había pasado desapercibido, y preguntarle donde podía echarme a dormir un poco.
Los últimos meses de embarazo siempre eran un tema complicado con el baño. Pero Anteia estaba más que acostumbrada y la verdad es que sólo se centraba en los beneficios. Aquella mañana se había despertado para ir al aseo y luego se espabiló así que como buena ama de casa bajó a preparar el desayuno para todos. No habían recibido mucha respuesta por parte de los Descendientes e Ivanov seguía allí con ellos y con los mellizos. Estaba Jarkko también y la chica nueva que compartía habitación con Azahar y se veía maja, sospechaba que tenía algo con Jarkko. Su instinto se lo decía. Las miraditas y cómo se le insinuaba.
Al final, había tenido que ir a buscarlos a todos para poder desayunar así que se habían acomodado en el comedor y lo cierto es que con el barullo no escucharon la puerta abrirse pero el ruido… Aedan gritó algo como “papá!” y salió corriendo hacia el salón, algo que los mellizos imitaron mientras Ivanov miraba con curiosidad -Vamos- Le instó llevándolo de la mano mientras caminaba con una mano en el vientre hinchado.
Para su sorpresa era Ian y un hombre desconocido que tenía mala pinta, Anteia lo miró de arriba a abajo extendiendo su campo empático hacia él mientras ubicaba a los niños. Aedan estaba encima de su padre que se veía fatal mientras los mellizos estaban peleándose a los pies de Bucky por ver quien llegaba primero a Ian -Hola- Saludó a Bucky percibiendo más que nada confusión y quizás sorpresa, así como dolor. Retiró su campo empático -¿Ian?- Ese tono de madre era específico para pedir explicaciones variadas mientras se acercaba a él y le apartaba un poco el cabello de la cara. Parecía destrozado y eso… Eso no le gustó. Aunque Aedan parecía no percatarse y estaba contándole algo pero Anteia estaba distraída con otras cosas.
Anteia usó su mano libre para dejar actuar su magia de sanación sobre él, sin quitarle un ojo de encima al otro extraño. Hacía mucho que no bajaba pero se había enterado de la rara desaparición de Ian hace unas semanas por Adam así que…nunca estaba demás sospechar -¡Knoxs!- Llamó la atención de los mellizos que levantaron la cabeza y en seguida se arreglaron como si fueran unos santos y fueron a su lado, aunque empujándose hombro contra hombro. -Estábamos desayunando. He hecho bacon- Le dijo a su hijo adoptivo cuando terminó de sanarlo y luego vio al extraño -¿Es tu amigo? ¿Lo curo?- Preguntó por si acaso.
Al final, había tenido que ir a buscarlos a todos para poder desayunar así que se habían acomodado en el comedor y lo cierto es que con el barullo no escucharon la puerta abrirse pero el ruido… Aedan gritó algo como “papá!” y salió corriendo hacia el salón, algo que los mellizos imitaron mientras Ivanov miraba con curiosidad -Vamos- Le instó llevándolo de la mano mientras caminaba con una mano en el vientre hinchado.
Para su sorpresa era Ian y un hombre desconocido que tenía mala pinta, Anteia lo miró de arriba a abajo extendiendo su campo empático hacia él mientras ubicaba a los niños. Aedan estaba encima de su padre que se veía fatal mientras los mellizos estaban peleándose a los pies de Bucky por ver quien llegaba primero a Ian -Hola- Saludó a Bucky percibiendo más que nada confusión y quizás sorpresa, así como dolor. Retiró su campo empático -¿Ian?- Ese tono de madre era específico para pedir explicaciones variadas mientras se acercaba a él y le apartaba un poco el cabello de la cara. Parecía destrozado y eso… Eso no le gustó. Aunque Aedan parecía no percatarse y estaba contándole algo pero Anteia estaba distraída con otras cosas.
Anteia usó su mano libre para dejar actuar su magia de sanación sobre él, sin quitarle un ojo de encima al otro extraño. Hacía mucho que no bajaba pero se había enterado de la rara desaparición de Ian hace unas semanas por Adam así que…nunca estaba demás sospechar -¡Knoxs!- Llamó la atención de los mellizos que levantaron la cabeza y en seguida se arreglaron como si fueran unos santos y fueron a su lado, aunque empujándose hombro contra hombro. -Estábamos desayunando. He hecho bacon- Le dijo a su hijo adoptivo cuando terminó de sanarlo y luego vio al extraño -¿Es tu amigo? ¿Lo curo?- Preguntó por si acaso.
Tiré el juguete por ahí, un poco molesto porque ya se había acabado la privacidad. Pronto estarían todos en el salón y habría preguntas que no me apetecía responder. - Bah, supongo que siendo licántropo no es tan difícil pegar fuerte. Tú tampoco pegas mal...todavía me cruje la espalda de cuando me has reventado contra la pared. - hice una mueca de dolor al terminar de estirarme boca arriba en el sofá, soltando después un largo suspiro mirando al techo. - Tírate por donde quieras. - le hice un gesto para que escogiese sofá, pasándome después una mano por la cara cuando comencé a escuchar el jaleo de niños viniendo al salón. El mío se me lanzó encima sin piedad alguna, con una energía que ya me gustaría tener para mí. Hice un esfuerzo por incorporarme y sentarme con él en las rodillas, porque ya de por sí me sentía bastante mal padre últimamente. Me avergonzaba llegar aún medio borracho y no estar con él casi.
El tonito empleado por Anteia era el que me esperaba, así que bajé la mirada al suelo con resignación. - No pasa nada. Una pelea... - resumí de manera muy escueta mientras ella usaba magia de sanación. Le hice un gesto para que no se esforzase demasiado, podía prescindir de ello. - Es poca cosa, en unas horas se habrán regenerado la mayoría de heridas, cuando descanse. - Aedan se me colgó del cuello, con bastantes ganas de jugar. Tal vez lo de descansar iba a ser un poco utópico. - Sí, cúralo. Él me ha ayudado, me ha traído hasta aquí. - tanto como amigo no podía decir porque lo acababa de conocer, pero me daba mas confianza un tipo con el que acababa de liarle a hostias y que por lo menos había tenido el detalle de no dejar a un borracho por ahí tirado.
Miré a Ian sorprendido cuando me soltó que era un licántropo. Nunca había conocido a ninguno, aunque había oído muchas cosas sobre ellos. Y la verdad, las habladurías no eran tan ciertas. Al menos, no con él. Cuando comentó que aun le dolía la espalda, le dediqué una mirada de “lo siento”, como mis palabras, con total sinceridad.
-Lo siento. A veces me dejo llevar demasiado. Nunca había conocido a un licántropo. No parecéis los asesinos sanguinarios que tanto le gusta nombrar a los demás. Una pena.
Alcé mi mano cibernética en señal de disculpa. Le habría estampado contra la pared con demasiada fuerza. Y eso no estaba bien, siempre intentaba tener mucho cuidado, pero la pelea del bar se nos fue bastante de las manos. Mi ultimo comentario sobre lo que pensaba la gente sobre ellos lo dije con una sonrisa cómplice.
Se acomodó en un sofá, ofreciéndome cualquier otro a mi alcance, pero el ruido había llamado claramente la atención de otros habitantes de la casa. De repente, empezaron a salir niños correteando con suma rapidez, apiñándose en mis pies, mientras les saludaba con una sonrisa. Entonces, vi aparecer a una mujer realmente hermosa, y me quedé mirándola como un tonto. Llamó a los niños y se marcharon rápidamente. Le devolví el saludo con mi mano derecha, sonriéndole.
-Soy Bucky.
Ian le contó de donde había salido yo, y mientras ella le curaba, y uno de los nuños le saltaba encima, yo me quedé a cierta distancia si saber muy bien qué hacer o decir. Hasta que dijo la palabra bacon. Y apenas si me di cuenta que Ian le pidió que me curara. El bacon crujiente podía mas que el sueño y el dolor.
-¿Bacon para desayunar? Suena de maravilla…
No quería parece un gorrón, así que rebusqué entre mis bolsillos algo de dinero, era lo menos que podía hacer.
Neo Londres ► Periferia de Neo Londres►Bucky ►Con Ian-Lo siento. A veces me dejo llevar demasiado. Nunca había conocido a un licántropo. No parecéis los asesinos sanguinarios que tanto le gusta nombrar a los demás. Una pena.
Alcé mi mano cibernética en señal de disculpa. Le habría estampado contra la pared con demasiada fuerza. Y eso no estaba bien, siempre intentaba tener mucho cuidado, pero la pelea del bar se nos fue bastante de las manos. Mi ultimo comentario sobre lo que pensaba la gente sobre ellos lo dije con una sonrisa cómplice.
Se acomodó en un sofá, ofreciéndome cualquier otro a mi alcance, pero el ruido había llamado claramente la atención de otros habitantes de la casa. De repente, empezaron a salir niños correteando con suma rapidez, apiñándose en mis pies, mientras les saludaba con una sonrisa. Entonces, vi aparecer a una mujer realmente hermosa, y me quedé mirándola como un tonto. Llamó a los niños y se marcharon rápidamente. Le devolví el saludo con mi mano derecha, sonriéndole.
-Soy Bucky.
Ian le contó de donde había salido yo, y mientras ella le curaba, y uno de los nuños le saltaba encima, yo me quedé a cierta distancia si saber muy bien qué hacer o decir. Hasta que dijo la palabra bacon. Y apenas si me di cuenta que Ian le pidió que me curara. El bacon crujiente podía mas que el sueño y el dolor.
-¿Bacon para desayunar? Suena de maravilla…
No quería parece un gorrón, así que rebusqué entre mis bolsillos algo de dinero, era lo menos que podía hacer.
Anteia asintió ante la respuesta de Ian pero aún así su corazón se encontró un poco entristecido por el cúmulo de sentimientos que podía percibir. Todos tenían un sabor agrio y feo. No le gustaba verlo así… pero esa era una conversación que podían tener luego, después de bañarse por ejemplo. Dejó de canalizar su magia hacia Ian cuando le dio luz verde a Vicky -Yo soy Anteia… ellos son mis hijos, Kyla y Darryl. Él es Ivanov y él es Aedan...saludad- Murmuró Anteia y miró a Ivanov que observaba a Bucky, si, pero a su hombro y cuando saludó lo hizo de una forma… extraña.
Anteia dijo que tomaría nota y alzó la vista hacia él pelinegro para caminar hacia él, acercándose. Lo cierto es que a diferencia de Arleen, Anteia tenía problemas para respetar el espacio personal así que colocó una mano sobre la mejilla de Bucky mientras dejaba que la calidez de su magia de sanación recorriera su cuerpo, cerrando heridas y curando moretones -También hay tostadas con aguacate y fruta cortada- Le dijo al moreno mientras seguía observándolo con intensidad, como si pudiera ver directo a su alma -Gracias por traer a Ian… pareces un buen muchacho- Dijo finalmente, dándole una palmadita al acabar de curarlo y se inclinó para dejarle un beso en la mejilla.
-El que llegue último se queda sin postre- Aviso a los cuatro niños. Los mellizos encabezaron la marcha y Aedan no tardó en unirse pero Ivanov seguía mirando el hombro de Bucky y tiró de la mano de Anteia para pedirle upa. Con un poco de esfuerzo lo levantó y en su lenguaje particular empezó a hablar con alguien… con alguien que ella no veía y que no era Bucky. La rubia sonrió de lado y lo acurrucó contra ella antes de darle un beso en la mejilla -Digno hijo de tu padre- Se rió y miró a Bucky -Está hablando con un espíritu detrás de ti- Le dijo como si aquello fuera la cosa más normal del mundo y se giró hacia la cocina -También hay jugo de naranja y preparé tortitas porque a los niños le gustan más. Pero puedes coger...Ian, te calentaré sopa- Le avisó mientras seguía avanzando.
Anteia dijo que tomaría nota y alzó la vista hacia él pelinegro para caminar hacia él, acercándose. Lo cierto es que a diferencia de Arleen, Anteia tenía problemas para respetar el espacio personal así que colocó una mano sobre la mejilla de Bucky mientras dejaba que la calidez de su magia de sanación recorriera su cuerpo, cerrando heridas y curando moretones -También hay tostadas con aguacate y fruta cortada- Le dijo al moreno mientras seguía observándolo con intensidad, como si pudiera ver directo a su alma -Gracias por traer a Ian… pareces un buen muchacho- Dijo finalmente, dándole una palmadita al acabar de curarlo y se inclinó para dejarle un beso en la mejilla.
-El que llegue último se queda sin postre- Aviso a los cuatro niños. Los mellizos encabezaron la marcha y Aedan no tardó en unirse pero Ivanov seguía mirando el hombro de Bucky y tiró de la mano de Anteia para pedirle upa. Con un poco de esfuerzo lo levantó y en su lenguaje particular empezó a hablar con alguien… con alguien que ella no veía y que no era Bucky. La rubia sonrió de lado y lo acurrucó contra ella antes de darle un beso en la mejilla -Digno hijo de tu padre- Se rió y miró a Bucky -Está hablando con un espíritu detrás de ti- Le dijo como si aquello fuera la cosa más normal del mundo y se giró hacia la cocina -También hay jugo de naranja y preparé tortitas porque a los niños le gustan más. Pero puedes coger...Ian, te calentaré sopa- Le avisó mientras seguía avanzando.
Un ruido en el piso de abajo me despertó de manera repentina, poniéndome alerta por si se trataba de algún intruso que se había colado. Salí de la cama rápidamente, yendo enseguida al cuarto de Aedan. Al parecer Anteia acababa de despertarlos y se estaba encargando de ellos, cargando con responsabilidades que no eran su obligación. Era su padre el que debía de encargarse del crío. Estaba pasándose sus responsabilidades por el forro, y ya empezaba a molestarme su actitud de escaparse constantemente a saber para qué.
Fui bajando las escaleras de manera sigilosa, preparándome por si tenía que atacar a quien fuese. Al llegar al salón vi a Ian en el sofá, con la camiseta ensangrentada y bastante mala cara. También había un tipo desconocido de pie, pero Anteia le estaba curando y nadie parecía alarmado. Probablemente no fuese un enemigo, pero no dejaba de ser un desconocido en el que no se podía confiar así como así. Termine de bajar los escalones, echando una mirada de pocos amigos al desconocido mientras analizaba su brazo metálico. No era la primera vez que acogían gente en casa, pero no por eso me acostumbraba. - ¿Y este quién es? ¿De dónde sale?- pregunté de manera un tanto borde, chistando después por lo bajo al ver a Ian tan poco operativo para encargarse de su propio hijo.
- No Anteia, nada de sopas. Ya no es un crío al que hay que proteger. - sabía que la rubia lo hacía con la mejor intención, pero había que darle una sacudida para que espabilase. Me fui hacia mi hijo después de que Aedan se fuese a la cocina con los mellizos Knox, para que no escuchase la regañina. - Vienes bebido...y te has estado peleando. Tienes un hijo del que encargarte, y vas de acá para allá como alma en pena. No eres el primero que rompe con su pareja ni serás el último, así que ya está bien de actuar así. Al menos no está muerta, debería ser suficiente. - le solté refiriéndome a Catherine, haciendo un sonido de indignación antes de dirigirme a la cocina para ayudar a Aedan con el desayuno.
Fui bajando las escaleras de manera sigilosa, preparándome por si tenía que atacar a quien fuese. Al llegar al salón vi a Ian en el sofá, con la camiseta ensangrentada y bastante mala cara. También había un tipo desconocido de pie, pero Anteia le estaba curando y nadie parecía alarmado. Probablemente no fuese un enemigo, pero no dejaba de ser un desconocido en el que no se podía confiar así como así. Termine de bajar los escalones, echando una mirada de pocos amigos al desconocido mientras analizaba su brazo metálico. No era la primera vez que acogían gente en casa, pero no por eso me acostumbraba. - ¿Y este quién es? ¿De dónde sale?- pregunté de manera un tanto borde, chistando después por lo bajo al ver a Ian tan poco operativo para encargarse de su propio hijo.
- No Anteia, nada de sopas. Ya no es un crío al que hay que proteger. - sabía que la rubia lo hacía con la mejor intención, pero había que darle una sacudida para que espabilase. Me fui hacia mi hijo después de que Aedan se fuese a la cocina con los mellizos Knox, para que no escuchase la regañina. - Vienes bebido...y te has estado peleando. Tienes un hijo del que encargarte, y vas de acá para allá como alma en pena. No eres el primero que rompe con su pareja ni serás el último, así que ya está bien de actuar así. Al menos no está muerta, debería ser suficiente. - le solté refiriéndome a Catherine, haciendo un sonido de indignación antes de dirigirme a la cocina para ayudar a Aedan con el desayuno.
Hice un gesto de quitar importancia a lo de los golpes, dándolo por zanjado. En cuanto a lo de los licántropos...tenía razón, no iba desencaminado. - Así es. Durante luna llena somos sanguinarios...a menos que entrenemos durante tiempo para aprender a controlarnos. - a mí me había llevado mucho tiempo lograrlo, más del que había esperado en un principio. No pudimos seguir la conversación porque llegaron todos los pequeños y Anteia, que terminó de curar golpes y heridas con su magia, así como alguna que otra fractura de costillas. Que no hiciese demasiadas preguntas me dejó algo más tranquilo, agradeciéndole con la mirada eso y lo de la curación. Abracé un poco a Aedan mientras ella se dedicaba a curar a Bucky, fijándome en los saludos extraños que hacía el crío de Rasputín. Daba un poco de mal rollo eso de que siendo tan pequeño ya viese espíritus, fantasmas o lo que fuese.
- Por el momento no quiero nada, Anteia...que se quede él con mi parte. - sugerí porque Bucky sí que parecía hambriento, que al menos él empezase bien el día.
Fui a ponerme en pie después de que Aedan se fuese tan feliz a por su desayuno, fijándome después en Bucky rebuscando en los bolsillos. Me pareció raro, tal vez se le había perdido algo en la pelea. Apenas hicieron falta unos segundos con mi padre en el salón para darme cuenta de que definitivamente yo no iba a empezar bien el día.
- Es Bucky, está invitado. Tuve unos problemas y me ha ayudado a llegar hasta aquí. No es ningún enemigo, deja de joder. - repliqué a mi padre con tono de estar un poco harto a pesar de que acababa de empezar a hablar con él. Después lo miré con cara de no creerme realmente lo que me estaba diciendo, criticándome por no estar con mi hijo últimamente. Hice un enorme esfuerzo por morderme la lengua y no volver a echarle en cara otra vez que él nos abandonó durante mucho tiempo para irse a matar humanos sin magia, gente como Bucky. Además, sabía que en parte tenía razón y que estaba descuidando a Aedan.
Me puse en pie como un resorte para encararme con él al escuchar lo de Catherine, entre avergonzado porque soltase todo eso delante de los demás y furioso por su falta de tacto. Lo fulminé con la mirada antes de darme la vuelta, dirigiéndome hacia las escaleras sin dirigirle la palabra. Podría haberle gritado tantas cosas...pero no merecía la pena. - Os veo más tarde, necesito descansar un rato. - les dije a Anteia y Bucky antes de empezar a subir las escaleras despacio, en dirección a la planta de arriba.
Le quité importancia a que Ian diera por buenas las habladurías que siempre oyes desde muy pequeño. Tanto de los suyos, como de los magos o brujos. Conforme creces, vas descubriendo que no todo es blanco o negro. Y por desgracia para mi, había mas negro que gris o blanco.
Y eso pareció ver en mi esa preciosa mujer. Anteia. Mientras me curaba, sintiendo su mano en mi mejilla, cálida y suave, me perdí en su hermosa mirada. Su voz era relajante, y su forma de tratarme me hizo sentir muy bien. Pese a ser un total desconocido, me acogía en su casa sin más. Me agradeció que ayudara a Ian, diciendo que parecía buena persona. Ojalá pudiera decir que sí. No siempre podía serlo. Ahora, sin embargo, era una de esas ocasiones.
-En parte estaba así por mi culpa, era lo menos que podía hacer. Muchas gracias por curarme.
El beso en la mejilla me cogió totalmente por sorpresa. Hacía mucho tiempo que nadie me trataba bien. Bueno, Arleen me curó y fue amable conmigo, Rena fue maja (todo lo que su programación le permitía). Fue el contacto humano cálido y agradable. Siquiera dijo nada sobre mi brazo protésico, que me encantaba lucir sin complejo alguno. A veces, había gente que bueno… lo miraba raro, pero yo pasaba olímpicamente.
-Gracias… por todo.
Por la bienvenida, por invitarme al almorzar, por curarme. Lo dije casi con un hilo de voz, mientras la aparición de un hombre lo volvía todo un poco raro. Preguntó de muy malos modos quién era yo, mirándome con desconfianza. No podía culparle. Iba a presentarme, pero Ian se encargó de aclararlo, discutiendo con él. Intercambiaron palabras muy duras, pero preferí quedarme callado y al margen. No fue muy difícil, tampoco. El pequeño empezó a hacer cosas raras. Al principio creía que era por mi estrella roja a la altura del hombro en mi brazo protésico, pero cuando dijeron que era porque veía espíritus, me quedé mudo, intentando procesarlo. Vale... Había visto y oído cosas raras en mi vida, pero nada por el estilo. Preferí no comentar nada, limitándome a asentir como si fuera lo mas natural del mundo.
Anteia instó a los niños a ir a por el desayuno, ofreciéndome poder escoger entre varias opciones, y volví a sonreírle realmente agradecido. Ian se fue escaleras arriba, y me acerqué al hombre que le había metido la bronca, presentándome.
-Soy Bucky. Siento las molestias, pero no quería dejarle tirado por ahí. Me marcharé enseguida.
No quería darle más problemas a Ian, por lo que me reuní con los niños y la comida, cogiendo un poco de todo. Mer presenté a los pequeños y busqué algo con lo que envolver la comida y llevármela. Podía comer fuera junto a la moto. Pero antes, me acerqué a Anteia de nuevo.
-¿Puedo hacer algo para agradecerte tu amabilidad antes de irme? No quiero causar problemas.
No sabia si ofrecerle dinero directamente seria de mala educación, por lo que preferí preguntarle primero.
Neo Londres ► Periferia de Neo Londres►Bucky ►Con Ian y su familiaY eso pareció ver en mi esa preciosa mujer. Anteia. Mientras me curaba, sintiendo su mano en mi mejilla, cálida y suave, me perdí en su hermosa mirada. Su voz era relajante, y su forma de tratarme me hizo sentir muy bien. Pese a ser un total desconocido, me acogía en su casa sin más. Me agradeció que ayudara a Ian, diciendo que parecía buena persona. Ojalá pudiera decir que sí. No siempre podía serlo. Ahora, sin embargo, era una de esas ocasiones.
-En parte estaba así por mi culpa, era lo menos que podía hacer. Muchas gracias por curarme.
El beso en la mejilla me cogió totalmente por sorpresa. Hacía mucho tiempo que nadie me trataba bien. Bueno, Arleen me curó y fue amable conmigo, Rena fue maja (todo lo que su programación le permitía). Fue el contacto humano cálido y agradable. Siquiera dijo nada sobre mi brazo protésico, que me encantaba lucir sin complejo alguno. A veces, había gente que bueno… lo miraba raro, pero yo pasaba olímpicamente.
-Gracias… por todo.
Por la bienvenida, por invitarme al almorzar, por curarme. Lo dije casi con un hilo de voz, mientras la aparición de un hombre lo volvía todo un poco raro. Preguntó de muy malos modos quién era yo, mirándome con desconfianza. No podía culparle. Iba a presentarme, pero Ian se encargó de aclararlo, discutiendo con él. Intercambiaron palabras muy duras, pero preferí quedarme callado y al margen. No fue muy difícil, tampoco. El pequeño empezó a hacer cosas raras. Al principio creía que era por mi estrella roja a la altura del hombro en mi brazo protésico, pero cuando dijeron que era porque veía espíritus, me quedé mudo, intentando procesarlo. Vale... Había visto y oído cosas raras en mi vida, pero nada por el estilo. Preferí no comentar nada, limitándome a asentir como si fuera lo mas natural del mundo.
Anteia instó a los niños a ir a por el desayuno, ofreciéndome poder escoger entre varias opciones, y volví a sonreírle realmente agradecido. Ian se fue escaleras arriba, y me acerqué al hombre que le había metido la bronca, presentándome.
-Soy Bucky. Siento las molestias, pero no quería dejarle tirado por ahí. Me marcharé enseguida.
No quería darle más problemas a Ian, por lo que me reuní con los niños y la comida, cogiendo un poco de todo. Mer presenté a los pequeños y busqué algo con lo que envolver la comida y llevármela. Podía comer fuera junto a la moto. Pero antes, me acerqué a Anteia de nuevo.
-¿Puedo hacer algo para agradecerte tu amabilidad antes de irme? No quiero causar problemas.
No sabia si ofrecerle dinero directamente seria de mala educación, por lo que preferí preguntarle primero.
Hacía un rato que mi madre se había levantado y yo no tardé en imitar su ejemplo, aunque ganduleando un poco más. Me metí a la ducha para quitarme de encima la roña del día anterior, del cual había acabado agotada, hasta las mismisimas narices.
Ya olia a ese fantástico desayuno que tanto había echado de menos cuando bajé por las escaleras, con el pelo aun mojado, el pantalon ancho y las botas, y la camiseta interior arriba nada más, con la toalla de baño sobre los hombros. Y el horrible tatuaje del dragon ahi, asomando en todo mi antebrazo.
"como no me de prisa se lo van a comer todo"
- Buenos días!! - saludé alegremente a la recua que habia alli abajo, sin fijarme demasiado bien en que habia alguien que ni conocía. - NO OS LO COMÁIS TODO MALDITAS ALIMAÑAS!! - les dije a mis hermanos pequeños, los mellizos, que estaban en la cocina alampando con Aedan, el gruñón de Adam y el rarito ese nuevo peliblanco, Ivanov. Saludé a Adam mientras me metía una tostada en la boca, les revolvía el pelo a mis hermanos y después a Aedan. - Como estáis, alimañas mias? Siii? Siii? Comeroslo todo o no os pondreis fuertes y grandes como el abuelo Adam. Va....
Agarré bacon y busqué desesperadamente algo de café, percatandome entonces de que el chico de media melenita que hablaba con mi madre pues....no lo conocía.
"joder, lo he confundido con Jarkko. Creí que se habia cortado el pelo y ya"
- Ehh... - me acerqué a mi madre y al chico nuevo, mirandolo de arriba abajo. Por poco no me habia cruzado con Ian en su camino hacia arriba.
"está bueno"
Miré a mi madre entornando el ojo, metiendome otra tira de bacon a la boca, con toda mi paranoia aun bien activa.
- Este no será el hijo pequeño de Erika que ha crecido de pronto y ahora tambien está modo potentorro buenorro, no? Porque si es asi, mira, no, yo no puedo. Paso de la vida, me bajo de ese tren. O que me lo digan antes de liarla, porque como ahora coja y me diga que se llama Pean o algo asi.... - miré a Bucky, soltando todos esos sinsentidos. Suspiré con una adorable sonrisa. - Lo mato.
Ya olia a ese fantástico desayuno que tanto había echado de menos cuando bajé por las escaleras, con el pelo aun mojado, el pantalon ancho y las botas, y la camiseta interior arriba nada más, con la toalla de baño sobre los hombros. Y el horrible tatuaje del dragon ahi, asomando en todo mi antebrazo.
"como no me de prisa se lo van a comer todo"
- Buenos días!! - saludé alegremente a la recua que habia alli abajo, sin fijarme demasiado bien en que habia alguien que ni conocía. - NO OS LO COMÁIS TODO MALDITAS ALIMAÑAS!! - les dije a mis hermanos pequeños, los mellizos, que estaban en la cocina alampando con Aedan, el gruñón de Adam y el rarito ese nuevo peliblanco, Ivanov. Saludé a Adam mientras me metía una tostada en la boca, les revolvía el pelo a mis hermanos y después a Aedan. - Como estáis, alimañas mias? Siii? Siii? Comeroslo todo o no os pondreis fuertes y grandes como el abuelo Adam. Va....
Agarré bacon y busqué desesperadamente algo de café, percatandome entonces de que el chico de media melenita que hablaba con mi madre pues....no lo conocía.
"joder, lo he confundido con Jarkko. Creí que se habia cortado el pelo y ya"
- Ehh... - me acerqué a mi madre y al chico nuevo, mirandolo de arriba abajo. Por poco no me habia cruzado con Ian en su camino hacia arriba.
"está bueno"
Miré a mi madre entornando el ojo, metiendome otra tira de bacon a la boca, con toda mi paranoia aun bien activa.
- Este no será el hijo pequeño de Erika que ha crecido de pronto y ahora tambien está modo potentorro buenorro, no? Porque si es asi, mira, no, yo no puedo. Paso de la vida, me bajo de ese tren. O que me lo digan antes de liarla, porque como ahora coja y me diga que se llama Pean o algo asi.... - miré a Bucky, soltando todos esos sinsentidos. Suspiré con una adorable sonrisa. - Lo mato.
Anteia asintió con suavidad al agradecimiento de Bucky y empezó a volverse cuando Adam llegó con su típico buen humor mañanero. O de la tarde. O de la noche. Anteia desvió la mirada hacia él con un gesto serio por su forma de dirigirse a Ian. ¿Acaso no comprendía por lo que estaba pasando? Debería. El otro, ni corto ni perezoso, le respondió a su manera y la rubia decidió que haría lo que le diera la gana respecto a Ian porque por muchos años fue más su madre que él su padre.
Llegó a la cocina y calentó sopa PORQUE LE DABA LA PUTA GANA, en absoluto silencio mientras iba acomodando a los chiquillos y dejaba a Ivanov en una silla distraído comiendo -No todos procesamos las situaciones de la misma manera pragmática que tú- Le soltó a Adam y alzó la vista hacia él sin temerle ni un ápice a su mirada de mala hostia, básicamente, porque desde que había estado en terapia había reforzado bastante su propia autoestima y seguridad -No lo fuerces a hacer eso, simplemente porque tú crees que a ti te funcionó - No, Adam no era un ejemplo a seguir. Y él lo sabía.
Vio a Bucky empezar a coger cosas y a jugar con los chiquillos y cuando se acercó a ella notó que…se iba a ir. Frunció el ceño y trago el pedazo de manzana que tenía en la boca -Quédate y lava los platos, esa es tu forma de ayudar. Toditos ¿eh? Pulcros y divinos los quiero- Dijo de manera “exigente” aunque sus labios estaban curvados en una sonrisa que se amplió al ver llegar a Azahar. Sabía lo que estaba buscando su hija así que pronto le sirvió una taza, sonriendo de lado al ver que finalmente ubicaba al invitado.
-Este es Bucky, cariño. De momento, dudo que esté relacionado de forma consanguínea con nosotros. Pero... Si yo no lo sé y tú no lo sabes pues... Aparentemos demencia- Se inclinó dejándole un beso en la mejilla y obligándola a tomar la taza de café -Es conocido de Ian y lo ha traído- Pero al oír el resto, frunció el ceño -¿Y qué dije de ese verbo en el desayuno?- Le preguntó a la peliazul mientras los dejaba a ellos dos e iba a ver la sopa que no tardó en calentarse. Empezó a servir en un plato hondo -Azahar, mira a los niños un momento. Y no dejes ir a Bucky sin que lave los platos y recoja la cocina- Agregó porque no estaba demás la ayuda -Ahora vuelvo-
Ni miró a Adam ni le importó si la miraba mal, caminó y subió las escaleras hasta llegar al cuarto de Ian. Tocó por pura educación pero luego abrió la puerta para ingresar con la bandeja que traía la sopa, el pan y algo de agua. La cerró con el pie antes de avanzar -Así que…- Dejó caer mientras se acercaba a la cama y se sentaba lentamente con la bandeja en sus piernas, mezclando un poco para que saliera el calor -¿Te ayudó?- Le preguntó mirándolo a los ojos -La pelea… ¿Te ayudó?- Sabía que Ian era bastante “busca pleitos” o más bien tenía poca paciencia y en el fondo creía que su naturaleza licántropa simplemente lo había exacerbado. Alargó la mano y le acarició suavemente el brazo, de forma maternal, invitándolo a hablar -¿Dejó de doler por un rato, verdad?- Inquirió con una sonrisa tensa -Yo hacía jardinería sin guantes. Pero mientras estaba atenta a las espinas, a las malas hierbas, a las plagas… Todo lo demás dejaba de importar y entonces, dejaba de doler…Y si lloraba, podía echarle la culpa a las heridas- Le dijo esperando que comprendiera por dónde venía -Hice mucha jardinería después de tu boda... Mucha Me detuve el año pasado... tras Francia- Sí, tal como lo oía. Podía ser que la situación se viera bien pero Lyran y ella habían pasado prácticamente dos años en una situación muy...incómoda.
Llegó a la cocina y calentó sopa PORQUE LE DABA LA PUTA GANA, en absoluto silencio mientras iba acomodando a los chiquillos y dejaba a Ivanov en una silla distraído comiendo -No todos procesamos las situaciones de la misma manera pragmática que tú- Le soltó a Adam y alzó la vista hacia él sin temerle ni un ápice a su mirada de mala hostia, básicamente, porque desde que había estado en terapia había reforzado bastante su propia autoestima y seguridad -No lo fuerces a hacer eso, simplemente porque tú crees que a ti te funcionó - No, Adam no era un ejemplo a seguir. Y él lo sabía.
Vio a Bucky empezar a coger cosas y a jugar con los chiquillos y cuando se acercó a ella notó que…se iba a ir. Frunció el ceño y trago el pedazo de manzana que tenía en la boca -Quédate y lava los platos, esa es tu forma de ayudar. Toditos ¿eh? Pulcros y divinos los quiero- Dijo de manera “exigente” aunque sus labios estaban curvados en una sonrisa que se amplió al ver llegar a Azahar. Sabía lo que estaba buscando su hija así que pronto le sirvió una taza, sonriendo de lado al ver que finalmente ubicaba al invitado.
-Este es Bucky, cariño. De momento, dudo que esté relacionado de forma consanguínea con nosotros. Pero... Si yo no lo sé y tú no lo sabes pues... Aparentemos demencia- Se inclinó dejándole un beso en la mejilla y obligándola a tomar la taza de café -Es conocido de Ian y lo ha traído- Pero al oír el resto, frunció el ceño -¿Y qué dije de ese verbo en el desayuno?- Le preguntó a la peliazul mientras los dejaba a ellos dos e iba a ver la sopa que no tardó en calentarse. Empezó a servir en un plato hondo -Azahar, mira a los niños un momento. Y no dejes ir a Bucky sin que lave los platos y recoja la cocina- Agregó porque no estaba demás la ayuda -Ahora vuelvo-
Ni miró a Adam ni le importó si la miraba mal, caminó y subió las escaleras hasta llegar al cuarto de Ian. Tocó por pura educación pero luego abrió la puerta para ingresar con la bandeja que traía la sopa, el pan y algo de agua. La cerró con el pie antes de avanzar -Así que…- Dejó caer mientras se acercaba a la cama y se sentaba lentamente con la bandeja en sus piernas, mezclando un poco para que saliera el calor -¿Te ayudó?- Le preguntó mirándolo a los ojos -La pelea… ¿Te ayudó?- Sabía que Ian era bastante “busca pleitos” o más bien tenía poca paciencia y en el fondo creía que su naturaleza licántropa simplemente lo había exacerbado. Alargó la mano y le acarició suavemente el brazo, de forma maternal, invitándolo a hablar -¿Dejó de doler por un rato, verdad?- Inquirió con una sonrisa tensa -Yo hacía jardinería sin guantes. Pero mientras estaba atenta a las espinas, a las malas hierbas, a las plagas… Todo lo demás dejaba de importar y entonces, dejaba de doler…Y si lloraba, podía echarle la culpa a las heridas- Le dijo esperando que comprendiera por dónde venía -Hice mucha jardinería después de tu boda... Mucha Me detuve el año pasado... tras Francia- Sí, tal como lo oía. Podía ser que la situación se viera bien pero Lyran y ella habían pasado prácticamente dos años en una situación muy...incómoda.
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