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Recuerdo del primer mensaje :
Este castillo perteneció a la noble familia de los Black durante generaciones, siendo utilizado como residencia de verano en múltiples ocasiones. Con el inicio de la guerra fue ocupado únicamente por la familia perteneciente al bando del Ministerio. Poco a poco comenzó a quedar más vacío, hasta que quedó en el estado actual tras un incendio provocado. No se salvó mucho de aquel incendio, pero la estructura y habitáculos principales permanecen, puede ser habitada.
[Castillo Black]
Este castillo perteneció a la noble familia de los Black durante generaciones, siendo utilizado como residencia de verano en múltiples ocasiones. Con el inicio de la guerra fue ocupado únicamente por la familia perteneciente al bando del Ministerio. Poco a poco comenzó a quedar más vacío, hasta que quedó en el estado actual tras un incendio provocado. No se salvó mucho de aquel incendio, pero la estructura y habitáculos principales permanecen, puede ser habitada.
- Información e imágenes:
Su principal protección es lo alejado y perdido que está. Se encuentra en a 48 horas a pie desde Londres:- mapa:
El portón exterior se quemó durante la guerra, tras el posterior abandono por parte de la familia ministerial.
Hall y escaleras a pisos superiores
Escalera patio interior (hacia los torreones semiderruidos, se conserva una de las salas)
Gran salón (en la planta baja)
Comedor (planta baja)
Hay una gran cantidad de habitaciones, que en el pasado albergaban a todos los miembros de la familia Black. Algunas de las habitaciones:
Habitaciones (segunda planta y tercera planta, subiendo desde las escaleras del hall)
Pasillos
Cocina y bodegas (dos habitáculos diferentes bajando escaleras desde la zona del hall)
Mazmorras (bajando escaleras a través de una pequeña puerta de la zona del hall)
Laboratorio (bajo las mazmorras)
Sótano almacén
- Descripción extendida:
Descripción del castillo, perteneciente a las anotaciones de Leila
Nunca me imagine que estuviera tan aislado. Su principal protección es lo alejado y perdido que está. Desde el Moulin hasta aquí eran dos días de caminata constante hasta el escalofriante castillo edificado con piedras en el valle. Seguro que si las piedras del castillo hablaran, contarían historias perturbadoras. En la entrada principal había signos de otros aterrizajes además del nuestro, pero menos turbulentos. Encontré el casco que le había quitado a aquel soldado de Hyde Park, los guantes y la parte superior de la armadura junto con mi rifle. Empujé con una mano el pesado portón quemado y pase al hall de otrora majestuosa entrada al castillo de los Black.
Habían ventanas, más de la mitad rotas, a través de las cuales sólo se podía ver la oscuridad del exterior, con alfeizares, unos aparentemente más resistentes que otros para resistir el peso de una persona, aunque lo más probable era que la estructura entera, que más bien parece un congelador, no fuera estable. Hay unas escaleras de piedra próximas a la puerta que conducen al primer piso. Más allá, en la planta baja está el salón principal o gran salón en el que cómodamente podrían entrar dos dragones adultos, con la vista al patio interior que yo ya conocía, en el cual también hay una escalera que lleva a uno de los torreones semiderruidos que también tiene señales de aterrizajes, sigue estando polvoriento, telarañoso y lleno de escombros, con los dos sillones (en el que dos personas podrían acostarse) con la cazadora de Johan y la chaqueta de Victorya encima, con olor a sangre y a vodka del malo derramado en la alfombra, con una mesita de luz, con la chimenea con su respectiva saliente y con las paredes decoradas con tapices (parlantes). El salón seguía siendo oscuro, con cortinas viejas y húmedo, aunque hay algo de lo que no me había percatado la primera vez que vine, hay un antiguo mueble-bar con puertas metálicas. Me puse a buscar entre las viejas botellas de alcohol (practicar tiro al blanco con las botellas vacías en el patio del pozo). Había menos de la mitad de una botella de vino, y una botella vacía de vodka, ése era el que se había derramado. Eso sí, faltaban copas. El pozo de agua sigue en el mismo lugar, saliendo al patio circular por una de las puertas del salón, atravesando el pasillo con las marcas de uñas que yo había dejado. Más allá hay un comedor con una mesa larguísima y un montón de sillas, la silla del extremo de la mesa está de espaldas a otra chimenea. Allí tranquilamente se podían festejar cenas de gala. Resulta curiosa la cantidad de chimeneas que hay en este castillo si se supone que es de verano. Caminando más encontré la cocina con su horno antiguo, su despensa, en la que hay miel, vinagre, alubias secas, azúcar, sal, cubitos de caldo (En sentido estricto, estos productos no son más que vegetales deshidratados, grasa animal y altas dosis de sal.), un sacote de patatas, otro de arroz, algo de pan, café, leche y chocolate instantáneos.
Subiendo las escaleras hay camas polvorientas en habitaciones polvorientas, o lo que queda de ellas, en torres que parecen a punto de venirse abajo, unas parecen de invitados, otras de servicio, allí había ropa de mayordomo de los Black quemadas y consumidas por las polillas y otras habitaciones que parecen estar más armadas y cómodas las cuales deberían ser las de la familia.
Tras atravesar lúgubres corredores en los que había tétricos cuadros (parlantes, Sirius, Jack) de la familia Black y bajar escaleras, pase por las bodegas privadas de los Black y llegué a unas mazmorras medievales, unas oxidadas celdas de barrotes de metal que se cierran con llaves que no encuentro, perfectas para una persona o dos. Lo único que se escucha allí abajo es el sonido de una persistente gota cayendo sobre la fría piedra, de manera repetitiva cada pocos segundos, allí todo hace eco. Un sitio demasiado oscuro en el que no abundaban las antorchas, pero el olor a humedad, a lugar cerrado, lo invadía todo. En algunas celdas habían camastros y en otras no, había platos sucios afuera de algunas. En una de ellas, los barrotes parecían haber sido golpeados muy fuerte desde afuera por una llave inglesa, dentro había un botellín de agua de hace mucho tiempo, fuera de ella había rastros del cuero de un maletín y habían partes de lo que parecía un radiocasete destruido que funcionaba a pila. Tenía metido un CD, también destruido, pero que si se juntaban las partes tenía escrito “Mix de música para torrturra psicológica; Easy Strrets”. El reproductor estaba alejado de la celda, como para que lo que haya estado prisionero no pudiera agarrarlo. También había una pequeña y antigua televisión afuera de las celdas, una OT-1471 Belweder, quizás era para entretener a los guardias y que no se queden dormidos, aunque sabía por experiencia que eso no funcionaba.
Bajando otro piso había una especie de laboratorio que todavía se conserva en condiciones. Se ve que su familia era bastante peculiar en lo que se refiere al coqueteo con las artes oscuras. En un escritorio había un libro que estaba con cara de “mírame y no me toques” que tenía algo escrito, una especie de lema; “No toques nada que no sepas lo que es.” luego tenía escrito recetas de lo que parecían pociones, en otro libro abierto mencionaba, en la historia de los Black, que tenían más castillos y casas de verano que la gran mayoría, por ser una de las típicas familias nobles mágicas, el linaje Black; Johan Black, Sirius Black, Jack Black… su escudo de armas... otro libro decía algo sobre una Contraseña… ¿Toujours Pur?¿Contraseña de qué?
Bajando más me encontré con el sótano más laberíntico que vi en mi vida, parecía no tener fin, hileras e hileras de estantes con frasquitos de pociones, armarios y baúles que no me atreví a abrir, aún así es lo que mejor se ha conservado de toda la casa, allí no había luz, pero había candelabros apagados. Predominaban las cosas desagradables y siniestras allí. Demasiado frasco vacío y a medias, algunos estropeados, otros que no sirven. Pareciera que los Black en sus tiempos debian de haber sido de lo mas excentricos.
Quizás el castillo no había estado abandonado del todo y Johan tenía razón acerca de los espíritus, pero si eso era cierto, ni siquiera ellos querían estar conmigo, porque me sentía acompañada por el silencio en el castillo medieval.
Johan Black
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La promesa de contarme mañana lo que le angustia sobre su pasado hace que tenga todavía más ganas de saber qué es exactamente lo que la atormenta de ese modo, pero respeto su decisión de esperar a otro día, u otro momento. Respecto a las culpas...él que supuestamente no debería haber respondido soy yo, por mucho que ella fuese la que inició el acercamiento. - Dos no se besan si uno no quiere.- respondo con naturalidad, alzando los hombros un instante. Quiero que tenga claro que no tiene culpa de nada, ella no tiene pareja a la que rendir cuentas. Tampoco tengo claro si yo sigo teniendo. Me tranquiliza el hecho de que al menos no decida alejarse para evitar complicaciones por lo sucedido, que se quede cerca de mi es bastante por ahora, no quiero que desaparezca sin más.
Lo que le propongo a continuación, dejar que suceda lo que tenga que suceder, parece pillarle algo por sorpresa. No sé si es confusión o que no se lo esperaba, al igual que yo hace unos momentos, pero en cuanto me coge de nuevo las manos creo que ya sé por dónde va a ir la cosa. No es un no definitivo, sino un no para ahora. Y en el fondo creo que es lo mejor. Aguardo hasta que termina de hablar, sé que debe estar costándole ser tan sincera y no quiero interrumpirla antes de que pueda soltarlo todo. - Parece que ninguno está en el mejor momento para dar cualquier tipo de paso importante, es normal. Tocará aclararnos primero con nosotros mismos, tenemos demasiados conflictos internos. - vuelvo a negar despacio, en ningún momento he pensado que sólo quisiese tentarme con el beso para después no querer nada más. De hecho fui yo quien poco a poco detuve el beso, aunque hubiese podido seguir de no ser por los pensamientos contradictorios que se me cruzaban por la cabeza.
- Es eso...me aferro a lo que un día fue aquello. No me hago a la idea de que las cosas hayan cambiado. Claro que nos entregamos, ella y yo lo hicimos, pero...es como si aquellas personas ya no fuésemos nosotros. Como si hiciese muchísimo tiempo de aquello, mucho más del que realmente hace. No sé si alguna vez habrás tenido esa sensación de sentir que ya no tienes nada que ver con quien fuiste hace varios años. Es extraño cómo las situaciones de la vida pueden cambiarnos. Cambiamos para adaptarnos, y esos cambios condicionan a la vez lo que sucede a nuestro alrededor, las situaciones. - me da por divagar sobre el tema de si somos como vivimos o vivimos como somos, y eso que no he bebido antes demasiado como para ponerme a reflexionar de ese modo.
Cuando me doy cuenta de lo serio que me he puesto, modo abuelo Jack, sonrío un poco a la par que hago un gesto como queriendo decir que olvide lo que estaba diciendo. Me pongo cómodo tal y como ella dice, tumbándome de espaldas en el sofá con la manta, pero dejándole hueco para que se eche al lado. Ella actúa demasiado prudente al dejarme espacio, pero no necesito tanto. - ¿Reiv? es mucho de ir a su aire, no sé si al final vendrá. El que debería haber vuelto ya es Ellyos, espero que no le haya pasado nada y llegue pronto. - paso la manta por encima de ambos para cubrirnos bien, dejando que se apoye en mi si no tiene suficiente hueco en un sofá no demasiado grande. - Quédate la moneda, ya conseguiremos otra para Thalos. Y descansa...- murmuro empezando a entrarme el sueño, tardando muy pocos minutos en caer completamente dormido.
Lo que le propongo a continuación, dejar que suceda lo que tenga que suceder, parece pillarle algo por sorpresa. No sé si es confusión o que no se lo esperaba, al igual que yo hace unos momentos, pero en cuanto me coge de nuevo las manos creo que ya sé por dónde va a ir la cosa. No es un no definitivo, sino un no para ahora. Y en el fondo creo que es lo mejor. Aguardo hasta que termina de hablar, sé que debe estar costándole ser tan sincera y no quiero interrumpirla antes de que pueda soltarlo todo. - Parece que ninguno está en el mejor momento para dar cualquier tipo de paso importante, es normal. Tocará aclararnos primero con nosotros mismos, tenemos demasiados conflictos internos. - vuelvo a negar despacio, en ningún momento he pensado que sólo quisiese tentarme con el beso para después no querer nada más. De hecho fui yo quien poco a poco detuve el beso, aunque hubiese podido seguir de no ser por los pensamientos contradictorios que se me cruzaban por la cabeza.
- Es eso...me aferro a lo que un día fue aquello. No me hago a la idea de que las cosas hayan cambiado. Claro que nos entregamos, ella y yo lo hicimos, pero...es como si aquellas personas ya no fuésemos nosotros. Como si hiciese muchísimo tiempo de aquello, mucho más del que realmente hace. No sé si alguna vez habrás tenido esa sensación de sentir que ya no tienes nada que ver con quien fuiste hace varios años. Es extraño cómo las situaciones de la vida pueden cambiarnos. Cambiamos para adaptarnos, y esos cambios condicionan a la vez lo que sucede a nuestro alrededor, las situaciones. - me da por divagar sobre el tema de si somos como vivimos o vivimos como somos, y eso que no he bebido antes demasiado como para ponerme a reflexionar de ese modo.
Cuando me doy cuenta de lo serio que me he puesto, modo abuelo Jack, sonrío un poco a la par que hago un gesto como queriendo decir que olvide lo que estaba diciendo. Me pongo cómodo tal y como ella dice, tumbándome de espaldas en el sofá con la manta, pero dejándole hueco para que se eche al lado. Ella actúa demasiado prudente al dejarme espacio, pero no necesito tanto. - ¿Reiv? es mucho de ir a su aire, no sé si al final vendrá. El que debería haber vuelto ya es Ellyos, espero que no le haya pasado nada y llegue pronto. - paso la manta por encima de ambos para cubrirnos bien, dejando que se apoye en mi si no tiene suficiente hueco en un sofá no demasiado grande. - Quédate la moneda, ya conseguiremos otra para Thalos. Y descansa...- murmuro empezando a entrarme el sueño, tardando muy pocos minutos en caer completamente dormido.
Juliet Bennett
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Prometió a sabiendas de que no tenía ningún interés en dejar salir los demonios de su pasado. Era tanto lo que debía contar si quería que lo entendiera que la angustia solo creció más tras aquello. De cualquier modo, lo único que podían hacer sus secretos era alejarle un poco de ella, y no estaba totalmente segura de que eso fuera algo malo, pues cada uno necesitaba su espacio.
Asintió cuando él dijo que dos no se besaban si uno no quería. Mas sonrió cuando pensó en que sus labios podían ser persuasivos si lo deseaba. Por más que intentaran jugar a quien es el culpable, no creía que fueran a llegar a un concenso sobre eso. Alegrada de haber podido decir todo lo que deseaba, escuchó pacientemente al contrario en su momento de sinceridad. Estaba muy de acuerdo con que los conflictos internos eran difíciles. Pero no tenía idea de si ella podría cumplir su parte del trato, sanar con su pasado. Él tenía ventaja, pues la persona con la que tenía deudas estaba viva, pero con todos sus muertos a cuestas, la chica no sabía como liberar tanta culpa. Aquella alucinación en la montaña había servido para remover sus demonios y para poner en perspectiva la magnitud de lo que había hecho.- Entonces nos ayudaremos. Y si crees en algún momento que tu lugar es con alguien más, yo estaré ahí y te ayudaré a ligarte a todas las chicas que encuentres hasta que seas un gigoló.- Lo dijo con tal tono suave y seguro, que podía haber recitado un poema. Tras los momentos tensos, las risas eran lo único que mantenía la mente calma y los pies en la tierra. Era una manera de liberar la presión acumulada.
La sinceridad con la que se abre a lo que le detiene en el pasado le conmovió hasta lo más profundo. Entendía. Entendía perfectamente lo que era no reconocerse a sí mismo en el pasado. Lo había experimentado muchas veces en su vida. Y los cambios eran tan drásticos y repentinos que los detonadores habían estado muy marcados en el tiempo y en su cabeza, y servían para culparse más por caer en sus garras.
Vivimos tan rápido que no hay ocasión de emparejarse. La distancia es difícil.- Concluyó con aquella frase, dándole un trago a la botella de vino que había dejado encajada en el sillón y la dejó a un lado de la de Vodka, que parecía no haberse derramado, aunque podía ser cuestión de la oscuridad.
Reiv está cambiando. Estoy segura de que...- El mensaje de la moneda le llegó al instante, dejándole sin lo que decir. Ya no estaba tan segura de lo que iba a comentar antes de recibir aquello. No sabía si estaba borracho o tendría las mismas dificultades que ella al escribir con la moneda, mas se inclinaba por lo primero. La voz del moreno hablando sobre monedas le regresó a la realidad. Cuando se la había robado a Thalos, encontró varias más en sus bolsillos, con lo que creía que no echaría de menos una moneda sola.
Se arrebujó en la manta una vez que el contrario la repartió sobre ellos, y estiró las piernas solo para descansarlas un rato. Escuchó claramente el ritmo constante de la respiración del contrario a los pocos minutos, seña inequívoca de que el sueño le había inundado. Y ella, aún viendo la moneda, se debatía entre responder a aquello o no. Quería saber tantas cosas en aquel instante. ¿Donde estaba el contrario? ¿por qué había dicho que volvería si no tenía intención de hacerlo...? ¿Se había acabado ya el encanto? Tanto tiempo juntos arriesgándose por un objetivo y, tan rápido como se había alcanzado la meta, el contrario había ido por su cuenta. Agachó la mirada y se guardó la moneda en el bolsillo, recostándose un poco, decidida a no insistirle si lo que él quería era dejar de lado todo lo que habían hecho los últimos días. Cerrando los ojos para dedicarse a dormir tranquilamente.
Y en eso estaba. Cuando abrió los ojos de golpe, a sabiendas de que no podría dormir ni descansar siquiera si no contestaba a aquel mensaje. Salir de fiesta. Estaba justificado, habían logrado algo importante, habían detenido una epidemia y se habían enfrentado a la Alianza en una digna representación de los renegados. Pero ahora, él se emborrachaba. Sin ella. Y eso le molestaba más de lo que quería admitir. No porque tuviera deseos desenfrenados de alcohol, sino porque dijo que volvería. Que encontrarían juntos donde encubar los huevos, que Svart les ayudaría. Habían hecho un plan. Y tenía tanto tiempo sin planear su vida que se había aferrado a aquella pequeña esperanza de normalidad. La gente hacía planes, y los hacían con los amigos. Se deprimió un poco de pensar que, lo más probable es que él tuviera con quien celebrar. Le había visto con aquella chica del bar, y aquel día olía a ella lo suficiente para que fuera más que un simple apretón de manos.
Sacó la moneda de su bolsillo y la observó, esperando que por arte de magia apareciera una frase que mencionara todo aquello sin sonar pasiva agresiva, celosa, molesta, triste ni de acuerdo con lo que estaba haciendo. Al final, solo pudo responder con un corto: "¿Estás con ella? ¿Dónde estás?" Él debía saber quien era ella, Indira, la chica del bar. Probablemente si lo estaba, era porque se encontraba en un lugar seguro, no se veía como las que peleaban. Pero también le molestaba que lo estuviera. Todo fue frustración, desde que presionó enviar hasta que logró dejar de pensar.
Asintió cuando él dijo que dos no se besaban si uno no quería. Mas sonrió cuando pensó en que sus labios podían ser persuasivos si lo deseaba. Por más que intentaran jugar a quien es el culpable, no creía que fueran a llegar a un concenso sobre eso. Alegrada de haber podido decir todo lo que deseaba, escuchó pacientemente al contrario en su momento de sinceridad. Estaba muy de acuerdo con que los conflictos internos eran difíciles. Pero no tenía idea de si ella podría cumplir su parte del trato, sanar con su pasado. Él tenía ventaja, pues la persona con la que tenía deudas estaba viva, pero con todos sus muertos a cuestas, la chica no sabía como liberar tanta culpa. Aquella alucinación en la montaña había servido para remover sus demonios y para poner en perspectiva la magnitud de lo que había hecho.- Entonces nos ayudaremos. Y si crees en algún momento que tu lugar es con alguien más, yo estaré ahí y te ayudaré a ligarte a todas las chicas que encuentres hasta que seas un gigoló.- Lo dijo con tal tono suave y seguro, que podía haber recitado un poema. Tras los momentos tensos, las risas eran lo único que mantenía la mente calma y los pies en la tierra. Era una manera de liberar la presión acumulada.
La sinceridad con la que se abre a lo que le detiene en el pasado le conmovió hasta lo más profundo. Entendía. Entendía perfectamente lo que era no reconocerse a sí mismo en el pasado. Lo había experimentado muchas veces en su vida. Y los cambios eran tan drásticos y repentinos que los detonadores habían estado muy marcados en el tiempo y en su cabeza, y servían para culparse más por caer en sus garras.
Vivimos tan rápido que no hay ocasión de emparejarse. La distancia es difícil.- Concluyó con aquella frase, dándole un trago a la botella de vino que había dejado encajada en el sillón y la dejó a un lado de la de Vodka, que parecía no haberse derramado, aunque podía ser cuestión de la oscuridad.
Reiv está cambiando. Estoy segura de que...- El mensaje de la moneda le llegó al instante, dejándole sin lo que decir. Ya no estaba tan segura de lo que iba a comentar antes de recibir aquello. No sabía si estaba borracho o tendría las mismas dificultades que ella al escribir con la moneda, mas se inclinaba por lo primero. La voz del moreno hablando sobre monedas le regresó a la realidad. Cuando se la había robado a Thalos, encontró varias más en sus bolsillos, con lo que creía que no echaría de menos una moneda sola.
Se arrebujó en la manta una vez que el contrario la repartió sobre ellos, y estiró las piernas solo para descansarlas un rato. Escuchó claramente el ritmo constante de la respiración del contrario a los pocos minutos, seña inequívoca de que el sueño le había inundado. Y ella, aún viendo la moneda, se debatía entre responder a aquello o no. Quería saber tantas cosas en aquel instante. ¿Donde estaba el contrario? ¿por qué había dicho que volvería si no tenía intención de hacerlo...? ¿Se había acabado ya el encanto? Tanto tiempo juntos arriesgándose por un objetivo y, tan rápido como se había alcanzado la meta, el contrario había ido por su cuenta. Agachó la mirada y se guardó la moneda en el bolsillo, recostándose un poco, decidida a no insistirle si lo que él quería era dejar de lado todo lo que habían hecho los últimos días. Cerrando los ojos para dedicarse a dormir tranquilamente.
Y en eso estaba. Cuando abrió los ojos de golpe, a sabiendas de que no podría dormir ni descansar siquiera si no contestaba a aquel mensaje. Salir de fiesta. Estaba justificado, habían logrado algo importante, habían detenido una epidemia y se habían enfrentado a la Alianza en una digna representación de los renegados. Pero ahora, él se emborrachaba. Sin ella. Y eso le molestaba más de lo que quería admitir. No porque tuviera deseos desenfrenados de alcohol, sino porque dijo que volvería. Que encontrarían juntos donde encubar los huevos, que Svart les ayudaría. Habían hecho un plan. Y tenía tanto tiempo sin planear su vida que se había aferrado a aquella pequeña esperanza de normalidad. La gente hacía planes, y los hacían con los amigos. Se deprimió un poco de pensar que, lo más probable es que él tuviera con quien celebrar. Le había visto con aquella chica del bar, y aquel día olía a ella lo suficiente para que fuera más que un simple apretón de manos.
Sacó la moneda de su bolsillo y la observó, esperando que por arte de magia apareciera una frase que mencionara todo aquello sin sonar pasiva agresiva, celosa, molesta, triste ni de acuerdo con lo que estaba haciendo. Al final, solo pudo responder con un corto: "¿Estás con ella? ¿Dónde estás?" Él debía saber quien era ella, Indira, la chica del bar. Probablemente si lo estaba, era porque se encontraba en un lugar seguro, no se veía como las que peleaban. Pero también le molestaba que lo estuviera. Todo fue frustración, desde que presionó enviar hasta que logró dejar de pensar.
Johan Black
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Su propuesta de ayudarme a ligar me hizo reír, sonaba como si fuésemos dos buenos amigos que ayudan al otro a ligarse a alguien, aunque esos casos a veces suelen acabar con los propios amigos interesados entre sí. Le hice una oferta similar, todo a modo de broma, claro está, y agradecí ese tipo de apoyo. Espero que pase lo que pase de ahora en adelante podamos seguir siendo amigos. En mi caso no había sido un problema para emparejarse eso de vivir rápido, ya que desde que éramos dos adolescentes empezamos a estar juntos. Ha sido la distancia, y sobre todo esta maldita guerra, el desgaste. Tras algo más de conversación conseguimos acomodarnos y dormir plácidamente después de mucho tiempo, al menos por mi parte.
Para cuando comienzo a despertar puede que hayan transcurrido ya varias horas, aunque todavía no es de día del todo. Abro un sólo ojo, removiéndome un poco como para seguir durmiendo un poco más, pero me termino de abrir ambos ojos al ver a Juliet despierta y pendiente de la moneda. -... ¿ha pasado algo? - pregunto todavía medio dormido, pasándome una mano por la cara mientras me incorporo hasta sentarme. Hacia tiempo que no dormía tan bien, aunque no haya sido una noche completa. - Espero que hayas descansado algo al menos... - Parece que no ha llegado nadie todavía, ni Reiv ni Ellyos, así que puede que esté contactando con ellos. - Dales unas horas más, todavía no es de día.- murmuro sin estar muy seguro de si es eso lo que la tiene despierta, que puede que sea otra cosa. - Si en unas horas no llegan saldremos a buscar.- aseguro poniendo una mano en su hombro, dándole un beso en la mejilla antes de levantarme del sofá.
Le dejo a ella la manta, acercándome después al petrificado Thalos. Ya toca darle solución, así que lo cojo con cuidado de no romperlo, poniéndolo en pie al liberarlo de los cojines. - Voy a bajar con él a la zona de mazmorras, veré si allí hay pociones antiguas que puedan servirle. Avísame con cualquier cosa. - me alejo del salón llevando a Thalos conmigo, rumbo a las mazmorras. En el camino evito pasar por la celda de Morgana, que según mi padre había empezado a enloquecer. No he tenido tiempo para dedicarle, pero es un asunto pendiente. Me dirijo a otra de las estancias de los niveles más bajos, el laboratorio de pociones que utilizaban algunos miembros de la familia. Al llegar ahí dejo a Thalos en el suelo, que es el único lugar del que no se va a caer, y mientras voy rebuscando por los baúles y armarios la conocida poción de mandrágora. Demasiado frasco vacío y a medias, algunos estropeados, otros que no sirven...paso varios minutos buscando hasta que doy con el estante dedicado a envenenamientos y demás, encontrando un frasco que me resulta familiar. Lo huelo para comprobar que siga en buen estado y que sea eso, atreviéndome entonces a verter el líquido sobre el petrificado Thalos.
-----------------
objeto usado: Poción de mandrágora, 1 dosis de 10. Sirve para revertir petrificaciones
Para cuando comienzo a despertar puede que hayan transcurrido ya varias horas, aunque todavía no es de día del todo. Abro un sólo ojo, removiéndome un poco como para seguir durmiendo un poco más, pero me termino de abrir ambos ojos al ver a Juliet despierta y pendiente de la moneda. -... ¿ha pasado algo? - pregunto todavía medio dormido, pasándome una mano por la cara mientras me incorporo hasta sentarme. Hacia tiempo que no dormía tan bien, aunque no haya sido una noche completa. - Espero que hayas descansado algo al menos... - Parece que no ha llegado nadie todavía, ni Reiv ni Ellyos, así que puede que esté contactando con ellos. - Dales unas horas más, todavía no es de día.- murmuro sin estar muy seguro de si es eso lo que la tiene despierta, que puede que sea otra cosa. - Si en unas horas no llegan saldremos a buscar.- aseguro poniendo una mano en su hombro, dándole un beso en la mejilla antes de levantarme del sofá.
Le dejo a ella la manta, acercándome después al petrificado Thalos. Ya toca darle solución, así que lo cojo con cuidado de no romperlo, poniéndolo en pie al liberarlo de los cojines. - Voy a bajar con él a la zona de mazmorras, veré si allí hay pociones antiguas que puedan servirle. Avísame con cualquier cosa. - me alejo del salón llevando a Thalos conmigo, rumbo a las mazmorras. En el camino evito pasar por la celda de Morgana, que según mi padre había empezado a enloquecer. No he tenido tiempo para dedicarle, pero es un asunto pendiente. Me dirijo a otra de las estancias de los niveles más bajos, el laboratorio de pociones que utilizaban algunos miembros de la familia. Al llegar ahí dejo a Thalos en el suelo, que es el único lugar del que no se va a caer, y mientras voy rebuscando por los baúles y armarios la conocida poción de mandrágora. Demasiado frasco vacío y a medias, algunos estropeados, otros que no sirven...paso varios minutos buscando hasta que doy con el estante dedicado a envenenamientos y demás, encontrando un frasco que me resulta familiar. Lo huelo para comprobar que siga en buen estado y que sea eso, atreviéndome entonces a verter el líquido sobre el petrificado Thalos.
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objeto usado: Poción de mandrágora, 1 dosis de 10. Sirve para revertir petrificaciones
Juliet Bennett
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Aceptó la oferta de también ayudar con sus ligues con una sonrisa. Nunca había pensado en que tendría algo similar a una pareja, pero ahora que era libre le sonaba a algo que podía intentar. Además, había tenido el mejor ejemplo de todos. Sus padres eran la pareja más feliz que conocía, y había visto todo el amor que se profesaban, así que si algo había aprendido de ellos es que el amor era importante, y más aún tener a alguien en quien confiar en todas las ocasiones. Permitió que el contrario se durmiera, procurando no ser ruidosa y no molestarle, mientras ella dejaba que sus pensamientos dieran vueltas por su cabeza a la vez que esperaba la respuesta en la moneda.
El tiempo pasó lo suficiente como para que Johan hubiese descansado. Lo sintió removerse por primera vez en la noche y trató de quedarse inmóvil para ver si volvía a dormirse, pero eso no pasó. Negó cuando preguntó si había pasado algo. Quizás su rostro mostraba lo suficiente como para que él tuviera fundamentos para esa pregunta. Le habría gustado decirle que siguiera durmiendo, pero el contrario fue rápido en su despertar y se sentó con una frase que le sacó una sonrisa. En realidad no se había dado cuenta de que se había pasado la mitad de la noche en vela.
Quizás no había sido consciente de lo cansada que estaba, por lo al verlo levantarse se removió en la manta y se arrebujó en ella, guardando la moneda y asintiendo. Lo más probable era que ya estuvieran descansando en algún lado, pues no faltaba mucho para el amanecer. Acomodó la cabeza en la almohada y asintió de nuevo a lo dicho por el moreno, aceptando también el beso en la mejilla con una sonrisa. Le parecía bastante dulce de parte del contrario, tomando en cuenta que habían quedado en ayudarse y ser amigos.
Se sorprendía un poco de la capacidad de hablar que tenía el moreno, sobre todo siendo tan temprano. Ella era una de esas personas que no podían mirar con buenos ojos el despertarse temprano, y mucho menos las charlas matutinas. Y aún cuando quería decir algo, las palabras no salían y su mente se quedaba en blanco, perezosa para cualquier cosa que no fuera descansar.
Johan, ve con cuidado.- Suspiró mientras un bostezo se abría paso. La realidad era que se encontraba más relajada con él despierto, que quizás al final podría descansar las últimas horas de la noche.- Si necesitas ayuda, me mandas un galeón.- Bostezó de nuevo, esta vez cubriéndose la boca con las manos, que a su vez estaban cubiertas con la manta. Ahora que tenía un galeón, le parecía un poco más sencillo comunicarse, a pesar de que Reiv no contestara en absoluto. Observó como el contrario se llevaba a Thalos y decidió cerrar los ojos un rato. Su instinto le hizo creer que, al final, no podría quedarse dormida, mas estuvo equivocado, pues pocos minutos pasaron antes de que su respiración se hiciera lenta y rítmica.
El tiempo pasó lo suficiente como para que Johan hubiese descansado. Lo sintió removerse por primera vez en la noche y trató de quedarse inmóvil para ver si volvía a dormirse, pero eso no pasó. Negó cuando preguntó si había pasado algo. Quizás su rostro mostraba lo suficiente como para que él tuviera fundamentos para esa pregunta. Le habría gustado decirle que siguiera durmiendo, pero el contrario fue rápido en su despertar y se sentó con una frase que le sacó una sonrisa. En realidad no se había dado cuenta de que se había pasado la mitad de la noche en vela.
Quizás no había sido consciente de lo cansada que estaba, por lo al verlo levantarse se removió en la manta y se arrebujó en ella, guardando la moneda y asintiendo. Lo más probable era que ya estuvieran descansando en algún lado, pues no faltaba mucho para el amanecer. Acomodó la cabeza en la almohada y asintió de nuevo a lo dicho por el moreno, aceptando también el beso en la mejilla con una sonrisa. Le parecía bastante dulce de parte del contrario, tomando en cuenta que habían quedado en ayudarse y ser amigos.
Se sorprendía un poco de la capacidad de hablar que tenía el moreno, sobre todo siendo tan temprano. Ella era una de esas personas que no podían mirar con buenos ojos el despertarse temprano, y mucho menos las charlas matutinas. Y aún cuando quería decir algo, las palabras no salían y su mente se quedaba en blanco, perezosa para cualquier cosa que no fuera descansar.
Johan, ve con cuidado.- Suspiró mientras un bostezo se abría paso. La realidad era que se encontraba más relajada con él despierto, que quizás al final podría descansar las últimas horas de la noche.- Si necesitas ayuda, me mandas un galeón.- Bostezó de nuevo, esta vez cubriéndose la boca con las manos, que a su vez estaban cubiertas con la manta. Ahora que tenía un galeón, le parecía un poco más sencillo comunicarse, a pesar de que Reiv no contestara en absoluto. Observó como el contrario se llevaba a Thalos y decidió cerrar los ojos un rato. Su instinto le hizo creer que, al final, no podría quedarse dormida, mas estuvo equivocado, pues pocos minutos pasaron antes de que su respiración se hiciera lenta y rítmica.
Thalos Draven
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La poción que usó Johan tuvo efecto para revertir aquella otra que hicieron que me alcanzase mediante un envenenado dardo. ¿Pero yo que iba a saber? Un humano como yo, que aunque conocía el mundo mágico, no dejaba de llevarme sorpresas constantemente...y aquella vez, cuando comencé a sentir que me convertía en piedra, creí que sería la ultima sorpresa que iba a recibir, porque tenia claro que estaba muriendo. Lo tenía clarisimo. Eso es lo que piensas cuando sientes tu cuerpo entero volverse piedra, y tus pulmones empezar a detenerse y petrificarse, asi como el corazón.
Despues de que convertirte en piedra, no es como que te quedes soñando, durmiendo, consciente y sintiente, ni nada por el estilo. Es como si nada hubiese existido, un periodo de tiempo de tu vida desaparecido (afortunadamente, el mio no habría llegado a las 24 horas), vacío. Asi que cuando la poción tuvo efecto, y desapareció la petrificación, lo ultimo que yo recordaba era que me convertia en estatua y que me moría , y que Juliet seguía ahi. Asi que lo primero que hice fue terminar de decir la frase aquella que se me había quedado a medias.
-¡A cubierto!!
Pero no estaba donde recordaba, si no en un sitio oscuro, que apestaba a humedad, con alguien delante de mi. Todo tan oscuro....no veía bien, estaba desorientado y me asfixiaba. Lo de enfrente de mi era un enemigo, sin duda. Placajeé a Johan llevando mis manos a su cuello tratando de estrangularlo a la desesperada, hasta que una antorcha arrojó luz sobre su rostro y me detuve bajando mis manos a su ropa para agarrarlo de los cuellos de la cazadora, zarandeandolo un poco, mirandolo desorientado.
-¿que ha pasado? donde estoy? donde está la dragona? estamos muertos?
Lo suelto y me alejo de él hasta dar de espaldas contra una pared, y me escurro para quedar sentado y pasarme una mano por los ojos intentando esclarecer mi mente, pasandome una mano por el parche distraidamente.
-Pensaba que estaba muerto...
Despues de que convertirte en piedra, no es como que te quedes soñando, durmiendo, consciente y sintiente, ni nada por el estilo. Es como si nada hubiese existido, un periodo de tiempo de tu vida desaparecido (afortunadamente, el mio no habría llegado a las 24 horas), vacío. Asi que cuando la poción tuvo efecto, y desapareció la petrificación, lo ultimo que yo recordaba era que me convertia en estatua y que me moría , y que Juliet seguía ahi. Asi que lo primero que hice fue terminar de decir la frase aquella que se me había quedado a medias.
-¡A cubierto!!
Pero no estaba donde recordaba, si no en un sitio oscuro, que apestaba a humedad, con alguien delante de mi. Todo tan oscuro....no veía bien, estaba desorientado y me asfixiaba. Lo de enfrente de mi era un enemigo, sin duda. Placajeé a Johan llevando mis manos a su cuello tratando de estrangularlo a la desesperada, hasta que una antorcha arrojó luz sobre su rostro y me detuve bajando mis manos a su ropa para agarrarlo de los cuellos de la cazadora, zarandeandolo un poco, mirandolo desorientado.
-¿que ha pasado? donde estoy? donde está la dragona? estamos muertos?
Lo suelto y me alejo de él hasta dar de espaldas contra una pared, y me escurro para quedar sentado y pasarme una mano por los ojos intentando esclarecer mi mente, pasandome una mano por el parche distraidamente.
-Pensaba que estaba muerto...
Johan Black
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Acepto la ayuda de Juliet cuando me marcho del salón, en caso de necesitarla la llamaría, aunque no creo que sea necesario. Además, prefiero dejarla tranquila por un rato, que parece que no ha dormido demasiado durante estas horas. Dentro de poco amanecerá, así que debería aprovechar para descansar un rato. Por mi parte tengo demasiado que hacer como para esperar a que se haga de día, empezado por solucionar lo de Thalos hasta ponerme al día con los asuntos de los renegados tras lo de la reunión aquella.
Cuando por fin consigo la poción, tras comprobar que sea la adecuada, comienzo a derramar sobre él la dosis necesaria, poco a poco para ir observando los efectos que tiene. Al ver que va despetrificándose dejo de derramar poción sobre él, cerrando el frasco para volver a dejarlo en el estante en el que estaba, nunca se sabe cuando puede volver a hacernos falta. El despertar de Thalos es de lo más raro, es como si se hubiese quedado con la última frase que dijo, congelado en aquel momento en el que estaba con Juliet. - ¿Estás bie...? - no me da tiempo a terminar la frase porque el muy bruto se lanza contra mí para placajearme, tirándome al suelo de espaldas mientras trata de estrangularme. Forcejeo con él intentando que me suelte, llamándolo por su nombre con voz ahogada. - aggg ¡Thalos! ¡que soy... yo, joder! - parece que él mismo consigue darse cuenta de que está atacando a un amigo, empezando a hacer preguntas y a alejarse hasta dar de espaldas con la pared, acabando por dejarse caer al suelo para quedar sentado y modo trauma. Me llevo una mano al cuello, masajeándolo un poco mientras vuelvo a ponerme en pie, caminando hacia él.
- Tú eso de tener despertares de princesa de cuento como que no lo contemplas, ¿no? qué agresivo...- comento bromeando mientras me agacho en cuclillas frente a él, ladeando un poco la cabeza. Ahora ya hablo más en serio, tratando de tranquilizarlo al ver lo desorientado que está. A la escasa luz de la antorcha puedo ver que no tiene mala cara, pero sí está bastante confuso. - Tranquilo, estamos en el castillo Black. Me dijeron que Tobías lanzó algo para petrificarte, y has pasado así cosa de un día, más o menos. Juliet te trajo, ella está bien. - niego con la cabeza lentamente, pensando en pegarle un golpe para que se de cuenta de que no está muerto, pero mejor lo dejo para luego. - No...acabo de revertir el efecto de lo que te lanzasen, he usado poción de mandrágora. Supongo que te has quedado congelado en el momento que pasó todo...debe ser raro. ¿Cómo te sientes ahora?
Cuando por fin consigo la poción, tras comprobar que sea la adecuada, comienzo a derramar sobre él la dosis necesaria, poco a poco para ir observando los efectos que tiene. Al ver que va despetrificándose dejo de derramar poción sobre él, cerrando el frasco para volver a dejarlo en el estante en el que estaba, nunca se sabe cuando puede volver a hacernos falta. El despertar de Thalos es de lo más raro, es como si se hubiese quedado con la última frase que dijo, congelado en aquel momento en el que estaba con Juliet. - ¿Estás bie...? - no me da tiempo a terminar la frase porque el muy bruto se lanza contra mí para placajearme, tirándome al suelo de espaldas mientras trata de estrangularme. Forcejeo con él intentando que me suelte, llamándolo por su nombre con voz ahogada. - aggg ¡Thalos! ¡que soy... yo, joder! - parece que él mismo consigue darse cuenta de que está atacando a un amigo, empezando a hacer preguntas y a alejarse hasta dar de espaldas con la pared, acabando por dejarse caer al suelo para quedar sentado y modo trauma. Me llevo una mano al cuello, masajeándolo un poco mientras vuelvo a ponerme en pie, caminando hacia él.
- Tú eso de tener despertares de princesa de cuento como que no lo contemplas, ¿no? qué agresivo...- comento bromeando mientras me agacho en cuclillas frente a él, ladeando un poco la cabeza. Ahora ya hablo más en serio, tratando de tranquilizarlo al ver lo desorientado que está. A la escasa luz de la antorcha puedo ver que no tiene mala cara, pero sí está bastante confuso. - Tranquilo, estamos en el castillo Black. Me dijeron que Tobías lanzó algo para petrificarte, y has pasado así cosa de un día, más o menos. Juliet te trajo, ella está bien. - niego con la cabeza lentamente, pensando en pegarle un golpe para que se de cuenta de que no está muerto, pero mejor lo dejo para luego. - No...acabo de revertir el efecto de lo que te lanzasen, he usado poción de mandrágora. Supongo que te has quedado congelado en el momento que pasó todo...debe ser raro. ¿Cómo te sientes ahora?
Sophia Diborguesse
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Despues de recibir la charla de uno de los suyos, Lucio le contraargumenta indignado y me saca de alli para llevarme al castillo Black. Las fronteras por ahora estan cerradas, es una pena porque era un sitio esplendido, pero por ahora no se puede hacer nada hasta que solucionen los problemas internos que estan teniendo. Alli en el castillo hace bastante frio, asi que me tengo que abrazar a mi misma y darme calor frotandome los brazos.
- No es culpa tuya Lucio, es normal que si sois un grupo selecto y hubo problemas que por ahora no quieran hacer nada sobre el exterior, ademas la mayoria de los humanos tampoco han ayudado a crear un buen espiritu de convivencia, asi que entiendo los recelos de muchos seres magicos ante las convivencias y prefieran curarse en salud, es una conclusion logica a la que llegamos yo y nosotros, por eso no me causa enfado, sino entendimiento. Pero espero que un dia podamos retomar el paseo por vuestros magnificos jardines, me da que voy a tardar mucho en conseguir que los Renegados tengan un jardin... y una fuente en condiciones, viendo este castillo, me da que esas dos cosas se quedaran en el tintero - dije riendo
Me acerque a Lucio y le di un beso en la mejilla para consolarlo y que no se sintiera mal por tener que dejarme en este sitio. Entre un poco hacia adentro, buscando un lugar en el que hubiera algo de refugio de la fria brisa que corria. Ya el sitio era bastante frio de por si, ademas de que la piedra enfria mas y la brisa y bajada de temperatura matutina tampoco ayudaba. Entre cogiendo de la mano a Lucio hasta el salon donde dormia Juliet cerca de una chimenea arropada por unas mantas. Ahora mismo apetece tomarse algo calentito cerca de la chimenea y descansar un rato, el cuerpo ya me pesa y me siento a desfallecer, necesito dormir un poco.
- No es culpa tuya Lucio, es normal que si sois un grupo selecto y hubo problemas que por ahora no quieran hacer nada sobre el exterior, ademas la mayoria de los humanos tampoco han ayudado a crear un buen espiritu de convivencia, asi que entiendo los recelos de muchos seres magicos ante las convivencias y prefieran curarse en salud, es una conclusion logica a la que llegamos yo y nosotros, por eso no me causa enfado, sino entendimiento. Pero espero que un dia podamos retomar el paseo por vuestros magnificos jardines, me da que voy a tardar mucho en conseguir que los Renegados tengan un jardin... y una fuente en condiciones, viendo este castillo, me da que esas dos cosas se quedaran en el tintero - dije riendo
Me acerque a Lucio y le di un beso en la mejilla para consolarlo y que no se sintiera mal por tener que dejarme en este sitio. Entre un poco hacia adentro, buscando un lugar en el que hubiera algo de refugio de la fria brisa que corria. Ya el sitio era bastante frio de por si, ademas de que la piedra enfria mas y la brisa y bajada de temperatura matutina tampoco ayudaba. Entre cogiendo de la mano a Lucio hasta el salon donde dormia Juliet cerca de una chimenea arropada por unas mantas. Ahora mismo apetece tomarse algo calentito cerca de la chimenea y descansar un rato, el cuerpo ya me pesa y me siento a desfallecer, necesito dormir un poco.
Lucio Galenus
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Aparezco con Sophia en las inmediaciones del castillo para el cual me ha dado indicaciones, ya que al no conocer el sitio no puedo aparecer en el lugar exacto. Después caminamos hacia allí, tampoco queda demasiado lejos de donde aparecemos. Por el camino voy algo callado por la vergüenza que me ha hecho pasar Helena, además estoy molesto por tener que acatar esas estúpidas normas de cierre temporal de la isla. Al fijarme en ella observo que tiene frío, así que me quito la capa que llevo para echársela sobre los hombros. - Toma, hace demasiado frío. Ya cogeré otra cuando vuelva a la isla. - tengo pendiente lo de hablar con mis compañeros, esto tiene que arreglarse ya.
- Es que no lo entiendo, deberían analizar cada caso por separado. El ataque creemos que ha venido de alguien de dentro de la isla o encargado por alguien de la isla, así que es absurdo temer a los humanos. Además, no creo que ella sepa que eres humana. Tus manos...sería más fácil pensar que eres de sangre mágica. - tampoco le digo que los Descendientes no tenemos mucha relación con humanos, estando más enfocados a la enseñanza de la magia a nuevos discípulos.
- Me da igual lo que digan, yo te veré cuando ambos queramos. Eres una persona muy interesante, y bondadosa, por eso me gustaría compartir más ratos contigo y poder terminar de enseñarte aquello algún día, cuanto antes mejor. Hablaré con los demás en cuanto pueda reunirlos a todos, o de uno en uno. Deben comprender... - la miro con ternura cuando me da el beso en la mejilla y habla de su fuente, el jardín, los planes...- No tiene por qué ser así. Trata de convencerlos, aunque estén tan metidos en la guerra a nadie le hace daño mejorar las condiciones en las que vive. - seguimos caminando hacia el interior del castillo, más concretamente al salón. Cojo su mano antes de entrar en éste, hablando en voz baja al ver que está dentro Juliet, la muchacha que nos ayudó a encontrar la cura. Me acerco con Sophia al sofá para que se siente, aproximándome después a la chimenea para intentar avivar un poco las ascuas que quedan. Aquí estará segura y acompañada, es un lugar tan perdido en medio de la nada que estará más segura que en el hospital, ahora que lo ha visto un enemigo. He encargado que vigilen el sitio, y necesitaremos hechizos de protección, por si acaso.
Regreso junto a Sophia, sabiendo que toca despedida después de la buena velada que hemos pasado, a pesar de estar empañada por el final. - He de marcharme ya para solucionar cosas en la isla...te dejo aquí con los tuyos. Me alegro de que hayamos coincidido en lo de las citas, hemos acertado a la primera, ¿verdad? - sonrío amablemente, cogiendo sus manos entre las mías. - Si quieres saber de mi pregunta en el hospital, intenaré conseguir unos objetos para comunicarnos mejor. Estaremos en contacto, cuídate. - me despido de ella con un beso en la frente, dándome la vuelta para desaparecer después.
- Es que no lo entiendo, deberían analizar cada caso por separado. El ataque creemos que ha venido de alguien de dentro de la isla o encargado por alguien de la isla, así que es absurdo temer a los humanos. Además, no creo que ella sepa que eres humana. Tus manos...sería más fácil pensar que eres de sangre mágica. - tampoco le digo que los Descendientes no tenemos mucha relación con humanos, estando más enfocados a la enseñanza de la magia a nuevos discípulos.
- Me da igual lo que digan, yo te veré cuando ambos queramos. Eres una persona muy interesante, y bondadosa, por eso me gustaría compartir más ratos contigo y poder terminar de enseñarte aquello algún día, cuanto antes mejor. Hablaré con los demás en cuanto pueda reunirlos a todos, o de uno en uno. Deben comprender... - la miro con ternura cuando me da el beso en la mejilla y habla de su fuente, el jardín, los planes...- No tiene por qué ser así. Trata de convencerlos, aunque estén tan metidos en la guerra a nadie le hace daño mejorar las condiciones en las que vive. - seguimos caminando hacia el interior del castillo, más concretamente al salón. Cojo su mano antes de entrar en éste, hablando en voz baja al ver que está dentro Juliet, la muchacha que nos ayudó a encontrar la cura. Me acerco con Sophia al sofá para que se siente, aproximándome después a la chimenea para intentar avivar un poco las ascuas que quedan. Aquí estará segura y acompañada, es un lugar tan perdido en medio de la nada que estará más segura que en el hospital, ahora que lo ha visto un enemigo. He encargado que vigilen el sitio, y necesitaremos hechizos de protección, por si acaso.
Regreso junto a Sophia, sabiendo que toca despedida después de la buena velada que hemos pasado, a pesar de estar empañada por el final. - He de marcharme ya para solucionar cosas en la isla...te dejo aquí con los tuyos. Me alegro de que hayamos coincidido en lo de las citas, hemos acertado a la primera, ¿verdad? - sonrío amablemente, cogiendo sus manos entre las mías. - Si quieres saber de mi pregunta en el hospital, intenaré conseguir unos objetos para comunicarnos mejor. Estaremos en contacto, cuídate. - me despido de ella con un beso en la frente, dándome la vuelta para desaparecer después.
Ellyos Kakumei
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Al final consegui, dando muchas eses, tumbos, falsos aterrizajes llegar hasta el castillo Black donde aterrice en una torre. Al principio tuve vertigo y el mareo me impedia vajar de alli. Con cuidado trate de ir tanteando con una de las patas traseras ayudada por la cola, mientras con las delanteras me sujetaba al borde de la torre. Cuando senti que mi pata resbalaba, di un grito de dragon colegiala y subi rapidamente de nuevo a la torre temblando de miedo. Lo volvi a intentar y baje a tropezones hasta llegar al porton, me meti dentro dando eses y tropezandome con todo lo del pasillo hasta llegar el salon. Resbale con una alfombra y cai, me tape con las alas la cabeza y me puse a dormir y a roncar como si no existiera el mañana.
Ni siqueira me habia vuelto a transformar en humano, el cansancio y la resaca me habian vencido por completo ya que no habia dormido absolutamente nada desde la noche y habia hecho un gran esfuerzo volando al Burdel, la pelea y luego el regresar al Castillo borracho, cansado y con Reiv encima. Mis ronquidos resuenan en la sala como si una tormenta se hubiera declarado en la zona y las alas impedian que la luz del amanecer me molestase en los ojos mientras tranquilamente dormia.
Ni siqueira me habia vuelto a transformar en humano, el cansancio y la resaca me habian vencido por completo ya que no habia dormido absolutamente nada desde la noche y habia hecho un gran esfuerzo volando al Burdel, la pelea y luego el regresar al Castillo borracho, cansado y con Reiv encima. Mis ronquidos resuenan en la sala como si una tormenta se hubiera declarado en la zona y las alas impedian que la luz del amanecer me molestase en los ojos mientras tranquilamente dormia.
Reiv Black
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El viaje en dragón resulta de lo más accidentado, incluso en algún momento llego a temer por nuestras vidas. Lo único que puedo hacer es sujetarme a él todo lo fuerte que pueda para no caerme, aguantando así hasta que por fin divisamos el castillo Black. - ¡Que nos matamos! ¡frena, frena! - grito a Ellyos para que aminore, pensando que definitivamente llega nuestro fin cuando pega ese grito él al estar a punto de caernos de la torre. Finalmente consigue aterrizar, entrando a lo bestia por la puerta principal. - Vas a hundir este sitio ruinoso...- Espero que no derribe nada del castillo al meterse en forma de dragón por el pasillo que va hacia el salón, tropezando antes de entrar. En cuanto el cae yo ruedo por su lomo hasta caer al suelo, quedando tendido boca abajo al lado de su pata. - y pensar que me gustaba volar en dragón...- murmuro todo reventado, sin querer moverme de ahí.
Entre el viaje y la borrachera todo me da mil vueltas, como si estuviese en un barco. Me juro mentalmente que no vuelvo a beber en una temporada, tapándome después los oídos en cuanto escucho los estruendosos ronquidos de dragón de Ellyos. Como siga habiendo gente en la casa se van a despertar todos, y yo no sé si voy a poder dormirme tan cerca de él. Estiro el brazo para darle en la pata, intentando que se calle, gruñéndole para compensar con sus ronquidos. Al menos puede servirme para taparme y dejar de tener frío, así que trato de meterme debajo de su zarpa para que me tape.
Entre el viaje y la borrachera todo me da mil vueltas, como si estuviese en un barco. Me juro mentalmente que no vuelvo a beber en una temporada, tapándome después los oídos en cuanto escucho los estruendosos ronquidos de dragón de Ellyos. Como siga habiendo gente en la casa se van a despertar todos, y yo no sé si voy a poder dormirme tan cerca de él. Estiro el brazo para darle en la pata, intentando que se calle, gruñéndole para compensar con sus ronquidos. Al menos puede servirme para taparme y dejar de tener frío, así que trato de meterme debajo de su zarpa para que me tape.
Juliet Bennett
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Su sueño era profundo y tranquilo. No había tardado tanto en quedar así, arrebujada entre las sábanas, calientita y sintiéndose a salvo. No lo había experimentado de un tiempo a la fecha, sobre todo desde que había salido del Coliseo.
Ni siquiera los primeros rayos de luz entrando por su ventana fueron suficientes para despertarla. Su respiración seguía siendo profunda y regular, sus latidos tranquilos y todo tranquilo hasta que...
Un sonido, parecido al de una explosión encima de su cabeza le hizo saltar de su asiento, dar una voltereta en el suelo, buscando su espada por todos lados en el suelo. A saber donde la habría dejado. Se percató de que Sophia, a quien había dejado la vacuna en el hospital, estaba sentada en el sillón contrario, pero eso no la detuvo cuando siguió escuchando aquel sonido en el techo. La tentación de llamar a Johan era grande, pero aquello seguramente siendo un ataque aéreo lo mantendría más a salvo en las mazmorras... o lo mataría si el castillo se desplomaba.
Salió corriendo por la puerta principal cuando escuchó los grandes ronquidos y el sordo golpe de una tonelada de peso en el suelo. Su corazón había ido de la tranquilidad a la total alarma... y ahora a la tranquilidad de nuevo, solo para encontrar una escena que le daba más calma que miedo. Al menos había vuelto en una pieza.
Comenzó a caminar de nuevo fuera del salón, solo para patear una pequeña cajita que estaba en el suelo. Levantándola al momento que vio que su nombre se encontraba en la etiqueta.- ¿Para mi? - Frunció el ceño mientras la tenía entre sus manos ¿Él lo habría traído?, comenzando a caminar hasta arrodillarse a un lado de Reiv. Seguía vivo al menos, pero sabía que volar de madrugada y con el viento tan frío sería demasiado para él. Parecía improbable, pero con el frío que estaba haciendo, era mejor que no estuvieran tan afuera.- Buenos días.- Le dijo a Sophia una vez que entró de nuevo a tomar la manta. A saber cuanto tiempo tendría viéndole dormir. Salió por donde había entrado y le colocó la manta a Reiv. Ellyos estaría bien con el frío, era un dragón de piel fría, aunque de Reiv no tenía idea.
Soltó un suave suspiro, dándose cuenta de que ambos tenían ese olor característico de quien bebe y se soltó la coleta del cabello para peinarse después de una buena noche de sueño. No creía que su cabello fuera un lío y al peinarse tan fácilmente lo comprobó. Dejó la coleta cayendo hacia adelante de sus hombros mientras pensaba en todo lo que le había esperado anoche. Si bien habían bebido, al menos estaban ya en 'casa'. Soltó un suave suspiro, solo para darse cuenta de que, después de unas horas de sueño, y ahora que ya estaba saliendo el sol, había descansado tan bien, tanto que no sabía que lo necesitaba.
Volvió adentro, pues no se pondría a arrastrar a un dragón y un humano adulto hacia dentro de un salón por donde no sabría si cabrían. Con un suspiro profundo, pateó sus botas que se encontraban cerca del sillón donde había dormido y subió los pies para acurrucarse, luego rebuscando entre sus cosas para sacar una barra de chocolate, bien merecida.- ¿Dije algo dormida? - La voz salía rasposa de su garganta, pues no acostumbraba hablar recién levantada, pero tenía que saber si algo se le había escapado. Viendo alrededor, se dio cuenta de que Johan aún no había vuelto. Si tardaba demasiado, le enviaría un mensaje con el galeón.
Ni siquiera los primeros rayos de luz entrando por su ventana fueron suficientes para despertarla. Su respiración seguía siendo profunda y regular, sus latidos tranquilos y todo tranquilo hasta que...
Un sonido, parecido al de una explosión encima de su cabeza le hizo saltar de su asiento, dar una voltereta en el suelo, buscando su espada por todos lados en el suelo. A saber donde la habría dejado. Se percató de que Sophia, a quien había dejado la vacuna en el hospital, estaba sentada en el sillón contrario, pero eso no la detuvo cuando siguió escuchando aquel sonido en el techo. La tentación de llamar a Johan era grande, pero aquello seguramente siendo un ataque aéreo lo mantendría más a salvo en las mazmorras... o lo mataría si el castillo se desplomaba.
Salió corriendo por la puerta principal cuando escuchó los grandes ronquidos y el sordo golpe de una tonelada de peso en el suelo. Su corazón había ido de la tranquilidad a la total alarma... y ahora a la tranquilidad de nuevo, solo para encontrar una escena que le daba más calma que miedo. Al menos había vuelto en una pieza.
Comenzó a caminar de nuevo fuera del salón, solo para patear una pequeña cajita que estaba en el suelo. Levantándola al momento que vio que su nombre se encontraba en la etiqueta.- ¿Para mi? - Frunció el ceño mientras la tenía entre sus manos ¿Él lo habría traído?, comenzando a caminar hasta arrodillarse a un lado de Reiv. Seguía vivo al menos, pero sabía que volar de madrugada y con el viento tan frío sería demasiado para él. Parecía improbable, pero con el frío que estaba haciendo, era mejor que no estuvieran tan afuera.- Buenos días.- Le dijo a Sophia una vez que entró de nuevo a tomar la manta. A saber cuanto tiempo tendría viéndole dormir. Salió por donde había entrado y le colocó la manta a Reiv. Ellyos estaría bien con el frío, era un dragón de piel fría, aunque de Reiv no tenía idea.
Soltó un suave suspiro, dándose cuenta de que ambos tenían ese olor característico de quien bebe y se soltó la coleta del cabello para peinarse después de una buena noche de sueño. No creía que su cabello fuera un lío y al peinarse tan fácilmente lo comprobó. Dejó la coleta cayendo hacia adelante de sus hombros mientras pensaba en todo lo que le había esperado anoche. Si bien habían bebido, al menos estaban ya en 'casa'. Soltó un suave suspiro, solo para darse cuenta de que, después de unas horas de sueño, y ahora que ya estaba saliendo el sol, había descansado tan bien, tanto que no sabía que lo necesitaba.
Volvió adentro, pues no se pondría a arrastrar a un dragón y un humano adulto hacia dentro de un salón por donde no sabría si cabrían. Con un suspiro profundo, pateó sus botas que se encontraban cerca del sillón donde había dormido y subió los pies para acurrucarse, luego rebuscando entre sus cosas para sacar una barra de chocolate, bien merecida.- ¿Dije algo dormida? - La voz salía rasposa de su garganta, pues no acostumbraba hablar recién levantada, pero tenía que saber si algo se le había escapado. Viendo alrededor, se dio cuenta de que Johan aún no había vuelto. Si tardaba demasiado, le enviaría un mensaje con el galeón.
Thalos Draven
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-¿eh? ¿como quieres que me despierte? - le pregunté retirando las manos de mi cara para entreverlo. No, la verdad es que yo nunca era de despertares tranquilos. -Un dia convertido en una maldita estatua...?
"joder..."
- Sabes...a ratos aún sigo odiando la magia. Es como haberme pasado un día muerto. - empiezo a rayarme porque trato de ver como es posible que un cuerpo pierda toda su actividad vital y luego pueda volver a ser lo que era. Espera, estaria todo en su sitio, no? Decidí que tendria que comprobarlo. -Es jodidamente raro.
Le gruñi algo como para que dejase en paz cuando me preguntó que como me sentía ahora. No iba a responderle que me sentía cual inútil. Me puse en pie, terminando de masajearme una sien. Ya estaba bien de numerito.... golpeé un poco mi frente tratando de que todas mis neuronas volviesen a funcionar como debian.
-Da igual, no conseguimos nada al final. Tobias sigue de una pieza, feliz en su castillo, suponiendo una amenaza para el hospital nuevo. Teneis que emplear algun hechizo para protegerlo, cambiar su ubicacion, evacuarlo, o cargarnos al mago. Pero quedarse de brazos cruzados, no. Qué fecha es? El armnisticio debe de haber pasado ya, si es que existió realmente. - hablaba sin parar, cualquiera diria que no podia pensar en otra cosa ahora mismo que no fuese la guerra y la batalla. -Tenemos poco tiempo. ¿Qué podriamos hacer? No podemos perder el hospital. Como punto estratégico...es importante.
"joder..."
- Sabes...a ratos aún sigo odiando la magia. Es como haberme pasado un día muerto. - empiezo a rayarme porque trato de ver como es posible que un cuerpo pierda toda su actividad vital y luego pueda volver a ser lo que era. Espera, estaria todo en su sitio, no? Decidí que tendria que comprobarlo. -Es jodidamente raro.
Le gruñi algo como para que dejase en paz cuando me preguntó que como me sentía ahora. No iba a responderle que me sentía cual inútil. Me puse en pie, terminando de masajearme una sien. Ya estaba bien de numerito.... golpeé un poco mi frente tratando de que todas mis neuronas volviesen a funcionar como debian.
-Da igual, no conseguimos nada al final. Tobias sigue de una pieza, feliz en su castillo, suponiendo una amenaza para el hospital nuevo. Teneis que emplear algun hechizo para protegerlo, cambiar su ubicacion, evacuarlo, o cargarnos al mago. Pero quedarse de brazos cruzados, no. Qué fecha es? El armnisticio debe de haber pasado ya, si es que existió realmente. - hablaba sin parar, cualquiera diria que no podia pensar en otra cosa ahora mismo que no fuese la guerra y la batalla. -Tenemos poco tiempo. ¿Qué podriamos hacer? No podemos perder el hospital. Como punto estratégico...es importante.
Johan Black
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- Despertarte sin atacarme estaría bien, pero bueno...quedas perdonado.- comento a modo de broma, dejándole su espacio para que pueda alucinar tranquilo con eso de estar un día entero convertido en estatua. Es como si no se creyera que está realmente vivo, ya que tiene que comprobar por él mismo que está de una pieza. Río un poco al escuchar eso de que odia todavía sigue odiando la magia, aunque sea a ratos. Es irónico que haya acabado rodeado de magos, y con un hijo que claramente tiene poderes mágicos. - Y a pesar de ello tu vida está muy relacionada con todo lo que tiene ver con magia. - puntualizo mientras intento ayudarle a ponerse en pie, aunque su gruñido me disuade de echarle una mano.
- Seguirá de una pieza, pero está solo. En cuanto cometa el más mínimo error caeremos sobre él. Sin aliados no es nadie, por mucho que colabore de vez en cuando con la Alianza o con ministeriales idiotas. Evacuar el hospital no es una opción, lo que hay que hacer es protegerlo, y al depender de los Descendientes seguro que tienen medios y poder más que suficiente para proteger el lugar. Me comunicaré con ellos para insistir en que lo hagan cuanto antes, me da la impresión de que son demasiado calmados reaccionando ante los problemas. Eliminar al mago o neutralizarlo para que no vuelva a hacer nada. Por un lado me interesa conservarlo con vida...ya sabes que fue él quien salvó a Josephine con aquella operación. No sé si es buena idea conservarlo por si necesitase información o...yo qué sé.
"es un peligro, eso desde luego. Pero si lo matamos podemos perder datos relevantes"
Frunzo el ceño un tanto contrariado por no tener demasiado claro lo de matarlo, aunque por otro lado Josephine ha estado bastante bien desde que él la operó. Al menos hasta donde yo sé, porque llevo bastante sin noticias suyas, a pesar de haberle escrito. - Sí...- respondo algo distraído, volviendo a mirar a Thalos cuando pregunta por el armisticio. - Ya han pasado las fiestas navideñas. No tardarán en volver a la carga. Me contaron la mierda de acuerdo que os propusieron, eso era inaceptable, por mucho que lo vendieran como paz. Tenemos que sorprenderlos antes de que ellos ataquen...necesitaría leer los periódicos, no sé qué han estado diciendo y mintiendo con lo de la reunión. - y seguro que se han encargado bien de manipular y tergiversar la realidad, apareciendo como las pobres víctimas que se tienen que defender. Le hago un gesto a Thalos para comenzar a subir las escaleras que nos saquen de las mazmorras, escuchando de paso los gritos de Morgana un tanto enloquecida.
- También tengo que encargarme de esa. No sé si en su estado servirá de mucho, pero si la pudiésemos usar de arma contra ellos no estaría mal. - lo guío hacia la planta superior, pasándome una mano por la barba de unos cuantos días mientras pienso en el golpe que podríamos dar antes de que ellos hagan algo. - Podríamos...fingir otra reunión. Una emboscada, algo similar a lo que ocurrió en la batalla que hubo en el Big Ben, ¿la recuerdas? fue Erika quien la lió. - aquella batalla fue una de las más complicadas que hemos librado, luchando tres bandos a la vez, ministeriales, resistentes y Alianza, y todo surgió de una manipulación que hizo un auror con Erika cuando estaba infiltrada en el ejército.
Cuando llegamos al pasillo que lleva al salón principal me encuentro con enorme dragón roncando en mitad del camino, alucinando bastante por la estampa porque además está Reiv dormido al lado, aunque con una manta por encima. No he visto antes a Ellyos en forma de dragón, pero viendo que conoce el lugar y que está con mi hermano intuyo que debe ser él. Los rodeo mientras les echo un vistazo a ambos, no parece que estén heridos, pero sí con una cogorza importante. - Vaya par...por eso tardaban tanto en volver. - Paso de largo y los dejo dormir, asomándome a la puerta del salón, donde está Juliet, ahora acompañada por Sophia. Con tanto ronquido se les ha acabado el dormir. Entro en el salón, lanzando una mirada de reojo a Juliet con una pequeña sonrisa cómplice antes de dirigirme a la científica.
- Buenos días, Sophia. ¿Te han acompañado hasta aquí? ¿sabes si han puesto ya alguna medida de protección con lo del hospital?
Sophia Diborguesse
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Me acurruque en la capa que me habia prestado Lucio tapandome con ella a modo de manta, sentadita en el sofa al calor de la chimenea, este no era un castillo de desecho de virtudes, le quitas las virtudes y se queda en eso, en desecho. Pero bueno, es un lugar lejano, protegido, asi que no merece la pena mucho quejarse, algo es algo, mejor que nada. De repente llegan Ellyos y Reiv armando mas jaleo que cuando un pez gordo llega con su sequito y se quedan roncando tirados en el pasillo. Juliet se desperto y me saludo. Johan tambien subio, dio una revision a los recien llegados y tambien me saludo y me pregunto por el hospital.
- Aun no tienen ninguna proteccion, pero estan en ello, en breves deberian de ponerles protecciones magicas alrededor, supongo que en cuanto haya noticias Lucio me enviara algun mensaje, estoy a la espera de que me de un medio para comunicarme con el. Pero si no os importa, necesito descansar un poco
Doblo las piernas y pongo los pies encima del sofa y me tapo totalmente con la capa a modo de manta que parecia una bolita de arroz, una bolita de arroz kawai. Con el calor de la capa y la chimenea, siento como los parpados me empiezan a pesar y apoyo la cabeza contra el respaldo del sofa y lentamente me voy quedando dormida.
- Aun no tienen ninguna proteccion, pero estan en ello, en breves deberian de ponerles protecciones magicas alrededor, supongo que en cuanto haya noticias Lucio me enviara algun mensaje, estoy a la espera de que me de un medio para comunicarme con el. Pero si no os importa, necesito descansar un poco
Doblo las piernas y pongo los pies encima del sofa y me tapo totalmente con la capa a modo de manta que parecia una bolita de arroz, una bolita de arroz kawai. Con el calor de la capa y la chimenea, siento como los parpados me empiezan a pesar y apoyo la cabeza contra el respaldo del sofa y lentamente me voy quedando dormida.
Ellyos Kakumei
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Quede tirado en el suelo, con las alas encima de la cabeza y Reiv en un lado de mis garras dandome codazos para que dejara de roncar para luego taparse bajo mi garra. Trague saliva varias veces chasqueando la lengua como si un chicle estuviera mascando para decir en sueños "5 minutitos mas mami...". Me gire, tome a Reiv con mi garra confundiendolo con un peluche y me enrosque como solamente un gato puede hacer, dejando a Reiv en el hueco que formaba mi cabeza con mi cuerpo, acurrucandolo asi contra mi dandole calor y dejandole mi cuello como almohada, despues nos tape a ambos con las alas para que la luz del sol no nos molestase a los ojos y nos diera mas calorcito, luego con la cola cerre mas hermeticamente el circulo. Mis ronquidos habian cesado pero mi respiracion aun era un poco fuerte.
No me entere de la reprimenda de Reiv por casi cargarme el castillo, ni cuando Johan subio y nos observo para ver como estabamos, si teniamos heridas, o que necesitabamos. Estaba profundamente dormido, como un tronco, ni siquiera me daba tiempo a tener algo de frio, a epsar de todo, estaba bastante comodo y soñando tranquilamente mientras mi cuerpo se tomaba el descanso que tanto necesitaba.
No me entere de la reprimenda de Reiv por casi cargarme el castillo, ni cuando Johan subio y nos observo para ver como estabamos, si teniamos heridas, o que necesitabamos. Estaba profundamente dormido, como un tronco, ni siquiera me daba tiempo a tener algo de frio, a epsar de todo, estaba bastante comodo y soñando tranquilamente mientras mi cuerpo se tomaba el descanso que tanto necesitaba.
Juliet Bennett
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Abrió el empaque de chocolate que tenía en las manos. Mientras cerraba los ojos, se llevó un cuadrito a la boca y recargó la cabeza en el respaldo para saborearlo. Era el placer más culposo que tenía, y el que más le encantaba de todos. Mientras el chocolate se derretía en su boca, escuchó las pisadas de alguien que se acercaba. Abrió los ojos, solo para observar al moreno que entraba al salón y le sonreía.
Lo de la noche anterior le golpeó con un recuerdo abrasador. Y la reprimenda era doble al tener a Reiv durmiendo junto a un dragón justo afuera del salón. Mientras repasaba lo que se habían dicho y lo que había pasado después, sonrió dulcemente por las soluciones a las que habían llegado. Había sido un desenlace dulce para un momento de tranquilidad.
Meneó la barra de chocolate en sus manos, ofreciéndole al contrario. Sabía que había gente que no amaba el dulce como ella, pero cuando era difícil encontrarlo se volvía un manjar de dioses. Recordaba muy bien lo que había tenido que hacer por una dotación cuando pasó por la casa de un artesano en Francia. Escuchó con atención lo que decía Sophia, para luego dormirse de una manera extraña, pero que la chica entendía muy bien.
Sin más gente a que atender por el momento, se decidió a dirigirle la palabra a Johan. Su rostro era tan sereno como siempre, pero su voz sonaba más dulce y aguda, por la falta de uso matutina.- ¿Pudiste ayudar a Thalos? - No lo veía cerca, así que esperaba que al menos lo hubiese dejado en algún lugar donde no fuera fácil que se rompiera. Abrazó sus piernas encima del sillón mientras esperaba una respuesta, que esperaba resultara afirmativa. Dejando la barra de lado sobre el sillón por si el contrario deseaba tomar un poco, tomó el paquete con su nombre, el que parecía un regalo traído por Reiv, y le dio vueltas entre las manos. No sabía si se suponía que lo abriera, pero la curiosidad resultaba traicionera después de tantas preocupaciones el día anterior.
Lo de la noche anterior le golpeó con un recuerdo abrasador. Y la reprimenda era doble al tener a Reiv durmiendo junto a un dragón justo afuera del salón. Mientras repasaba lo que se habían dicho y lo que había pasado después, sonrió dulcemente por las soluciones a las que habían llegado. Había sido un desenlace dulce para un momento de tranquilidad.
Meneó la barra de chocolate en sus manos, ofreciéndole al contrario. Sabía que había gente que no amaba el dulce como ella, pero cuando era difícil encontrarlo se volvía un manjar de dioses. Recordaba muy bien lo que había tenido que hacer por una dotación cuando pasó por la casa de un artesano en Francia. Escuchó con atención lo que decía Sophia, para luego dormirse de una manera extraña, pero que la chica entendía muy bien.
Sin más gente a que atender por el momento, se decidió a dirigirle la palabra a Johan. Su rostro era tan sereno como siempre, pero su voz sonaba más dulce y aguda, por la falta de uso matutina.- ¿Pudiste ayudar a Thalos? - No lo veía cerca, así que esperaba que al menos lo hubiese dejado en algún lugar donde no fuera fácil que se rompiera. Abrazó sus piernas encima del sillón mientras esperaba una respuesta, que esperaba resultara afirmativa. Dejando la barra de lado sobre el sillón por si el contrario deseaba tomar un poco, tomó el paquete con su nombre, el que parecía un regalo traído por Reiv, y le dio vueltas entre las manos. No sabía si se suponía que lo abriera, pero la curiosidad resultaba traicionera después de tantas preocupaciones el día anterior.
Thalos Draven
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- Sí... que remedio. La vida es un odiar-amar, hasta que te mata. Joder. Y ahora estoy filosofando.
Me llevé una mano a la frente, por si tenia fiebre. Eso de ser estatua por 24 h. no me habia sentado demasiado bien. EScuché a Johan con recelo, pues parecia confiar en esos "Descendientes" para la proteccion del hospital.
-Sólo conozco al tal Lucio. No me fio demasiado de los demas. - pero no iba a llevarle la contraria, aunque ese hospital alli demasiado bien nos venía. - Ya sabes donde será la proxima batalla entonces. - farfullé mientras arrugaba mi ceño al oir la mencion de Jo.
-No deberiamos matarlo, por mucho que me pese. Encerrarlo en una celda, como...la loca esa. -me vino al pelo el gritaco de loca de Morgana. Ademas, la muerte era liberadora, el encierro, cruel y prolongado. Y ese tio, ese tio sabia cosas. Por mucho que quisiera vengarme de él....nada, yo sabia que habian cosas peores que morir. Y para él, bien podía ser quedarse sin su magia.
-Léelos. Solo encontraras mentiras. Pero por lo que me contó Juliet, y Reiv...sí, fue una mierda de oferta. Hm, si, fingir otra reunion y liarla.
Saliamos de las mazmorras, y ya en la entrada del castillo, me detuve en seco al ver un maldito dragon ahi durmiendo. Pero estaba cerca de Reiv....y no, no era Juliet, ya la habia visto y seria capaz de reconocerla. Otro dragón? Era cosa mia, o ultimamente estaban prosperando en Londres? Como fuese...era bueno tenerlos de nuestro lado. Y no al contrario, como antes. Quedé un poco rezagado respecto a Johan, que se me adelantó mientras yo examinaba al dragon al pasar a su lado. Llegué a ver a Sophia, pero que se quedó en estado comatoso por sueño antes de que pudiese saludarla. Y escuché la voz de Juliet preguntando por mi, asi que interrumpí a Johan del modo en que mejor sabia, pegandole un empujon para apartarlo y tener mas hueco para cruzar la puerta (to pa mi)
-Sí que pudo, Spyro, ¿te estabas preocupando por mi? -le dije con una sonrisa de lado. -Eso es chocolate? Me muero de hambre. - la habia dejado al lado del sillon, asi que me adelanté para asaltar aquella dosis de necesaria azucar y robarsela a Juliet, pegandole un bocado a dicha tableta como si no hubiese comido en mil años
Me llevé una mano a la frente, por si tenia fiebre. Eso de ser estatua por 24 h. no me habia sentado demasiado bien. EScuché a Johan con recelo, pues parecia confiar en esos "Descendientes" para la proteccion del hospital.
-Sólo conozco al tal Lucio. No me fio demasiado de los demas. - pero no iba a llevarle la contraria, aunque ese hospital alli demasiado bien nos venía. - Ya sabes donde será la proxima batalla entonces. - farfullé mientras arrugaba mi ceño al oir la mencion de Jo.
-No deberiamos matarlo, por mucho que me pese. Encerrarlo en una celda, como...la loca esa. -me vino al pelo el gritaco de loca de Morgana. Ademas, la muerte era liberadora, el encierro, cruel y prolongado. Y ese tio, ese tio sabia cosas. Por mucho que quisiera vengarme de él....nada, yo sabia que habian cosas peores que morir. Y para él, bien podía ser quedarse sin su magia.
-Léelos. Solo encontraras mentiras. Pero por lo que me contó Juliet, y Reiv...sí, fue una mierda de oferta. Hm, si, fingir otra reunion y liarla.
Saliamos de las mazmorras, y ya en la entrada del castillo, me detuve en seco al ver un maldito dragon ahi durmiendo. Pero estaba cerca de Reiv....y no, no era Juliet, ya la habia visto y seria capaz de reconocerla. Otro dragón? Era cosa mia, o ultimamente estaban prosperando en Londres? Como fuese...era bueno tenerlos de nuestro lado. Y no al contrario, como antes. Quedé un poco rezagado respecto a Johan, que se me adelantó mientras yo examinaba al dragon al pasar a su lado. Llegué a ver a Sophia, pero que se quedó en estado comatoso por sueño antes de que pudiese saludarla. Y escuché la voz de Juliet preguntando por mi, asi que interrumpí a Johan del modo en que mejor sabia, pegandole un empujon para apartarlo y tener mas hueco para cruzar la puerta (to pa mi)
-Sí que pudo, Spyro, ¿te estabas preocupando por mi? -le dije con una sonrisa de lado. -Eso es chocolate? Me muero de hambre. - la habia dejado al lado del sillon, asi que me adelanté para asaltar aquella dosis de necesaria azucar y robarsela a Juliet, pegandole un bocado a dicha tableta como si no hubiese comido en mil años
Johan Black
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Tampoco me fío demasiado del resto de los Descendientes, aunque sí un poco de aquellos que conozco. No porque crea que tienen malas intenciones, sino porque siento que no se enteran de lo que pasa y no comprenden tan bien la situación como aquellos que llevamos años en la lucha. - Ni yo, pero cuantos más aliados mejor, siempre. Pff...podrían atacar al hospital, pero tampoco es un lugar tan estratégico como para que piensen que nos harán gran daño tirándolo. No saben si tenemos otros sitios. - la mención de la 'loca esa' de la mazmorra hace que me replantee por cuánto tiempo más puedo dejar de lado ese asunto, siempre lo dejo en el último lugar en prioridades, pero tarde o temprano habrá que hacer algo con ella.
- Tobías en una celda es mucho más peligroso que Morgana. Necesitaríamos una de esas cadenas mágicas que impiden la desaparición y la realización de magia. Y desde luego que sería bastante más útil. Tienes que ayudarme a pensar qué hacer con ella, y te contaré algunas ideas que tengo en mente... - añado con tono misterioso, pues todas ellas implican métodos poco ortodoxos.
- Me da igual que sean mentiras, sirven para conocer lo que hay detrás, las intenciones. Las mentiras ayudan a definir al mentiroso, si se observa bien dan mucha información. Lo leeré, y tantearé si es posible que cuele lo de que queremos otra reunión. Necesitamos quitarnos del medio esos líderes podridos y encontrar un grupo de humanos en condiciones con los que negociar. Tiene que haber mucha más gente como tú o como otros tantos humanos que formaron parte de la Resistencia y ahora de los renegados. - no me falta convencimiento en las formas, y no me pasa por la cabeza negociar de verdad con ellos, pues no saldrán más que acuerdos inservibles, como los que quisieron hacer en la reunión que estuvieron Juliet y Reiv. Al entrar al salón Sophia me comenta que sí están alerta en el hospital, así que deben estar tomando medidas ya. Luego la dejo tranquila, que necesita descansar. Thalos se toma confianzas con Juliet hasta el punto de llamarla Spyro y robarle el chocolate, aunque no me extraña ese modo de actuar porque es muy propio de él.
- Ya ves...pude ayudarlo tanto que ya ha vuelto a su forma original, incluso con un 10% más de bordería post-petrificación. - sonrío de lado mientras me cruzo de brazos contemplando la escena del robo de chocolate, aunque ella se interesa más por un paquete de regalo que alguien le ha dejado. -Ten cuidado, no sabemos de quién es, aunque igual es alguna cosa de el par de dos que duerme en el pasillo...- la aviso para que lo abra con precaución, acercándome para curiosear y comentarle a la pelirroja lo que íbamos a hacer a continuación Thalos y yo.
- Nosotros dos vamos a ir a la ciudad para ponernos al día de lo que está sucediendo y contactar con otros renegados y la Brigada para preparar el siguiente movimiento. Quédate en el castillo a descansar el tiempo que quieras, cualquier cosa que suceda manda un mensaje a la moneda comunicadora. - me agacho un momento para despedirme de ella con un abrazo y un rápido beso en los labios que decido robarle antes de separarme para ir a coger a Thalos del brazo, desapareciéndonos de allí los dos.
- Tobías en una celda es mucho más peligroso que Morgana. Necesitaríamos una de esas cadenas mágicas que impiden la desaparición y la realización de magia. Y desde luego que sería bastante más útil. Tienes que ayudarme a pensar qué hacer con ella, y te contaré algunas ideas que tengo en mente... - añado con tono misterioso, pues todas ellas implican métodos poco ortodoxos.
- Me da igual que sean mentiras, sirven para conocer lo que hay detrás, las intenciones. Las mentiras ayudan a definir al mentiroso, si se observa bien dan mucha información. Lo leeré, y tantearé si es posible que cuele lo de que queremos otra reunión. Necesitamos quitarnos del medio esos líderes podridos y encontrar un grupo de humanos en condiciones con los que negociar. Tiene que haber mucha más gente como tú o como otros tantos humanos que formaron parte de la Resistencia y ahora de los renegados. - no me falta convencimiento en las formas, y no me pasa por la cabeza negociar de verdad con ellos, pues no saldrán más que acuerdos inservibles, como los que quisieron hacer en la reunión que estuvieron Juliet y Reiv. Al entrar al salón Sophia me comenta que sí están alerta en el hospital, así que deben estar tomando medidas ya. Luego la dejo tranquila, que necesita descansar. Thalos se toma confianzas con Juliet hasta el punto de llamarla Spyro y robarle el chocolate, aunque no me extraña ese modo de actuar porque es muy propio de él.
- Ya ves...pude ayudarlo tanto que ya ha vuelto a su forma original, incluso con un 10% más de bordería post-petrificación. - sonrío de lado mientras me cruzo de brazos contemplando la escena del robo de chocolate, aunque ella se interesa más por un paquete de regalo que alguien le ha dejado. -Ten cuidado, no sabemos de quién es, aunque igual es alguna cosa de el par de dos que duerme en el pasillo...- la aviso para que lo abra con precaución, acercándome para curiosear y comentarle a la pelirroja lo que íbamos a hacer a continuación Thalos y yo.
- Nosotros dos vamos a ir a la ciudad para ponernos al día de lo que está sucediendo y contactar con otros renegados y la Brigada para preparar el siguiente movimiento. Quédate en el castillo a descansar el tiempo que quieras, cualquier cosa que suceda manda un mensaje a la moneda comunicadora. - me agacho un momento para despedirme de ella con un abrazo y un rápido beso en los labios que decido robarle antes de separarme para ir a coger a Thalos del brazo, desapareciéndonos de allí los dos.
Juliet Bennett
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Estuvo a punto de lanzar un chillido de emoción cuando escuchó a Thalos vivo y bien, entrando por la puerta del castillo al salón principal.- ¡Claro que no me preocupé!- Entregó la barra de chocolate para que él la tomara, cobrándole con un abrazo al prenderse de su cuello por un segundo al verle agacharse por la barra. Se separó antes de que pudiera quejarse del abrazo, o de que creyera que debía morirse más seguido para merecer cariño.
Sacó otra tableta y se la puso en la mano, que la guardara para después. Si se había muerto un día, se merecía un poco de chocolate.- Me alegra que estés bien.- Dijo cuando escuchó que había vuelto incluso más gruñón, dejando salir una risita con aquello. Afortunadamente, todo había salido bien después de tanto.
La voz de Johan le confirmó sus sospechas, Podían haberlo traído ellos o podía ser algo que terminara explotando en su cara. Lo giró de cualquier modo, tratando de encontrar algo que le explicara lo que era eso. No encontraba explicación en ningún lado, así que puso atención a lo que Johan avisaba. Ir a la ciudad no parecía tan malo si lo hacían de día.
Levantó el rostro para verle y asintió, aceptando el abrazo al ver que se lo proponía, devolviéndoselo suavemente.- Claro, mantenme informada de cualquier cos...- El beso del contrario la frenó, levantando las cejas ante la sorpresa que se llevó, mientras sus labios entreabiertos jalaban un poco de aire. En un puf, ambos habían desaparecido, pero estaba segura de que aquello no era parte del acuerdo que habían hecho la noche anterior. Y por muy bien que se sintieran los labios del contrario, sentía la necesidad de cumplir con el trato que habían pactado, pues aquello le traía más culpa a su alma que gozo.
Se levantó al instante en que se retiraron, tomando las botellas y vaciando la de Vodka en el bar. ¿Cómo decirle que no debía besarla si la que lo había incitado el día anterior era ella? Llenó las botellas con un hielo a temperatura un poco más alta. Si el par que estaba afuera estaba de verdad ebrio, seguro que se despertarían con sed. Así, si las dejaba un par de horas calentándose, para cuando despertasen estarían bien para beberse.
No se había sentado tan sola como en aquel instante, con todos dormidos, en mucho tiempo. Sin saber que hacer, evaluó sus posibilidades y sacó la moneda de su bolsillo, girándola entre los dedos mientras veía a Reiv, tirado en el piso con Ellyos encima. Era una digna estampa de postal, pero tenía mucho tiempo sin ver una cámara.
Tomó la moneda entre ambas manos, dispuesta a enviar el mensaje cuando encontró uno que no había leído. Rápidamente llegó a la última frase, que se quedó grabada en su cabeza por largos minutos, en los que, helada, se quedó parada en aquel rincón, observándola. En el tiempo que había visto a Reiv, él nunca dio señales, de nada. Y su chica, la del moulin... Sacudió la cabeza,no quería pensar de más en lo que podía pasar. Salió del mensaje para enviar el que tenía pendiente. A Johan. "No inviertas todo tu tiempo en un sólo esfuerzo. Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades."
Tras ver su mensaje, pulsó enviar. Era menos agresivo que todo lo que había pensado en escribirle con anterioridad y realmente expresaba su sentir, pues si estaba por salir de una relación tan larga, se merecía un poco de tiempo para sí mismo. Además, tenía la sensación de que tarde o temprano averiguaría que aquella chica pelirroja no tenía lo suficiente para ofrecer, y deseaba ahorrarle esa pena, al menos por un rato.
Volvió a su lugar en el sillón y guardó su moneda de nuevo en el bolsillo, volviendo a tomar la cajita del regalo. Su nombre parecía tan adorablemente escrito que tenía la sensación de que Reiv no lo había hecho de su puño y letra, pero siendo tan buen espadachín, bien podía tener buena caligrafía.
Finalmente, se decidió a abrirlo, con mucha cautela levantó la tapa de la cajita y encontró dentro, con la caja forrada de terciopelo rojo, un artilugio de metal.- ¿Una... salsera? - Fue lo único que pudo decir al ver aquella cosita que cabía en su mano, frunciendo el seño mientras trataba de encajar un borrachil "tengo toda la noche pensando en ti" con una salsera. La única vez que había visto algo remotamente parecido había sido en el burdel italiano aquel, donde usaban algo similar para dar leche, aderezos y salsas para la pasta. Trató de abrirla, sin éxito, girándola, aún dentro de la caja, tratando de escuchar algún detonador en su interior. Si era una bomba, debió hacer explotado antes, cuando aburrida la lanzó al techo dándole vueltas.
Sacó otra tableta y se la puso en la mano, que la guardara para después. Si se había muerto un día, se merecía un poco de chocolate.- Me alegra que estés bien.- Dijo cuando escuchó que había vuelto incluso más gruñón, dejando salir una risita con aquello. Afortunadamente, todo había salido bien después de tanto.
La voz de Johan le confirmó sus sospechas, Podían haberlo traído ellos o podía ser algo que terminara explotando en su cara. Lo giró de cualquier modo, tratando de encontrar algo que le explicara lo que era eso. No encontraba explicación en ningún lado, así que puso atención a lo que Johan avisaba. Ir a la ciudad no parecía tan malo si lo hacían de día.
Levantó el rostro para verle y asintió, aceptando el abrazo al ver que se lo proponía, devolviéndoselo suavemente.- Claro, mantenme informada de cualquier cos...- El beso del contrario la frenó, levantando las cejas ante la sorpresa que se llevó, mientras sus labios entreabiertos jalaban un poco de aire. En un puf, ambos habían desaparecido, pero estaba segura de que aquello no era parte del acuerdo que habían hecho la noche anterior. Y por muy bien que se sintieran los labios del contrario, sentía la necesidad de cumplir con el trato que habían pactado, pues aquello le traía más culpa a su alma que gozo.
Se levantó al instante en que se retiraron, tomando las botellas y vaciando la de Vodka en el bar. ¿Cómo decirle que no debía besarla si la que lo había incitado el día anterior era ella? Llenó las botellas con un hielo a temperatura un poco más alta. Si el par que estaba afuera estaba de verdad ebrio, seguro que se despertarían con sed. Así, si las dejaba un par de horas calentándose, para cuando despertasen estarían bien para beberse.
No se había sentado tan sola como en aquel instante, con todos dormidos, en mucho tiempo. Sin saber que hacer, evaluó sus posibilidades y sacó la moneda de su bolsillo, girándola entre los dedos mientras veía a Reiv, tirado en el piso con Ellyos encima. Era una digna estampa de postal, pero tenía mucho tiempo sin ver una cámara.
Tomó la moneda entre ambas manos, dispuesta a enviar el mensaje cuando encontró uno que no había leído. Rápidamente llegó a la última frase, que se quedó grabada en su cabeza por largos minutos, en los que, helada, se quedó parada en aquel rincón, observándola. En el tiempo que había visto a Reiv, él nunca dio señales, de nada. Y su chica, la del moulin... Sacudió la cabeza,no quería pensar de más en lo que podía pasar. Salió del mensaje para enviar el que tenía pendiente. A Johan. "No inviertas todo tu tiempo en un sólo esfuerzo. Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades."
Tras ver su mensaje, pulsó enviar. Era menos agresivo que todo lo que había pensado en escribirle con anterioridad y realmente expresaba su sentir, pues si estaba por salir de una relación tan larga, se merecía un poco de tiempo para sí mismo. Además, tenía la sensación de que tarde o temprano averiguaría que aquella chica pelirroja no tenía lo suficiente para ofrecer, y deseaba ahorrarle esa pena, al menos por un rato.
Volvió a su lugar en el sillón y guardó su moneda de nuevo en el bolsillo, volviendo a tomar la cajita del regalo. Su nombre parecía tan adorablemente escrito que tenía la sensación de que Reiv no lo había hecho de su puño y letra, pero siendo tan buen espadachín, bien podía tener buena caligrafía.
Finalmente, se decidió a abrirlo, con mucha cautela levantó la tapa de la cajita y encontró dentro, con la caja forrada de terciopelo rojo, un artilugio de metal.- ¿Una... salsera? - Fue lo único que pudo decir al ver aquella cosita que cabía en su mano, frunciendo el seño mientras trataba de encajar un borrachil "tengo toda la noche pensando en ti" con una salsera. La única vez que había visto algo remotamente parecido había sido en el burdel italiano aquel, donde usaban algo similar para dar leche, aderezos y salsas para la pasta. Trató de abrirla, sin éxito, girándola, aún dentro de la caja, tratando de escuchar algún detonador en su interior. Si era una bomba, debió hacer explotado antes, cuando aburrida la lanzó al techo dándole vueltas.
Reiv Black
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Consigo dormir al menos dos o tres horas, a pesar de los potentes ronquidos de Ellyos, acomodado entre sus garras y tapado con sus alas y la manta que me puso Juliet por encima. Comienzo a removerme un poco antes de despertar, soltando algún que otro gruñido de queja por la incomodidad y el resacón que llevo encima. Al abrir los ojos me encuentro rodeado por escamas de dragón, movido por cada respiración de Ellyos. - No sé ni cómo llegamos a salvo ni por qué no se nos ha caído la casa encima...pero bien hecho - le doy un par de palmaditas en el cuello mientras murmuro con voz ronca, intentando liberarme del abrazo del dragón. Me cuesta un poco salir de la prisión dragonil en la que estoy metido, pero al cabo de varios segundos de intentos acabo por conseguirlo sin despertarlo.
- Puta resaca, puto burdel, puto todo...
Echo a andar por el pasillo mientras intento hacer memoria de la pasada noche, pero creo que tengo muchas lagunas por reconstruir todavía, y va a ser difícil con el dolor de cabeza que tengo. Me paso una mano por la cara al entrar al salón, frotándome los ojos con cara de sueño mientras me acerco al sofá. Tan empanado voy que casi no me doy cuenta de que están Sophia y Juliet, así que me siento en el sofá en el que está la primera casi sin fijarme. Por suerte no me siento encima, sino a los pies. Es entonces cuando me doy cuenta de que Juliet está en el sofá de enfrente, y me viene también de golpe la imagen de la noche anterior, cuando los vi a ambos besándose, momento en el que me largué de allí sin que me vieran. Intento no dar señales de haber visto nada, y menos ahora, que no tengo ningunas ganas de sacar el tema. No sé si acabará saliendo en algún momento, ni siquiera me he planteado que actitud tomar a partir de ahora. Demasiado pensar en este momento. Me pongo un cojín sobre la cara, tanto para darme tiempo a poner un gesto no sospechoso como para evitar que me de la luz en los ojos.
- Anda, mátame y acaba con mi sufrimiento...- murmuro con la voz amortiguada contra el cojín, pidiendo así a modo de broma que termine con la agonía de la resaca. Después bajo un poco el cojín, apoyando la barbilla sobre éste. - Dime que no visteis nuestra entrada triunfal al castillo.- pregunto un tanto avergonzado, esperando no haber dicho o hecho nada comprometedor a mi llegada. Sólo me acuerdo de que pensaba que nos íbamos a estampar al aterrizar, o de que el castillo se derrumbaría. Echo un vistazo de reojo a Sophia, no sé cuándo habrá llegado. Y falta alguien en concreto... - ¿Y Johan? ¿ya se ha ido? ¿ha pasado algo apocalíptico que deba saber?
"¿además de lo de anoche? ...
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PS: 121
- Puta resaca, puto burdel, puto todo...
Echo a andar por el pasillo mientras intento hacer memoria de la pasada noche, pero creo que tengo muchas lagunas por reconstruir todavía, y va a ser difícil con el dolor de cabeza que tengo. Me paso una mano por la cara al entrar al salón, frotándome los ojos con cara de sueño mientras me acerco al sofá. Tan empanado voy que casi no me doy cuenta de que están Sophia y Juliet, así que me siento en el sofá en el que está la primera casi sin fijarme. Por suerte no me siento encima, sino a los pies. Es entonces cuando me doy cuenta de que Juliet está en el sofá de enfrente, y me viene también de golpe la imagen de la noche anterior, cuando los vi a ambos besándose, momento en el que me largué de allí sin que me vieran. Intento no dar señales de haber visto nada, y menos ahora, que no tengo ningunas ganas de sacar el tema. No sé si acabará saliendo en algún momento, ni siquiera me he planteado que actitud tomar a partir de ahora. Demasiado pensar en este momento. Me pongo un cojín sobre la cara, tanto para darme tiempo a poner un gesto no sospechoso como para evitar que me de la luz en los ojos.
- Anda, mátame y acaba con mi sufrimiento...- murmuro con la voz amortiguada contra el cojín, pidiendo así a modo de broma que termine con la agonía de la resaca. Después bajo un poco el cojín, apoyando la barbilla sobre éste. - Dime que no visteis nuestra entrada triunfal al castillo.- pregunto un tanto avergonzado, esperando no haber dicho o hecho nada comprometedor a mi llegada. Sólo me acuerdo de que pensaba que nos íbamos a estampar al aterrizar, o de que el castillo se derrumbaría. Echo un vistazo de reojo a Sophia, no sé cuándo habrá llegado. Y falta alguien en concreto... - ¿Y Johan? ¿ya se ha ido? ¿ha pasado algo apocalíptico que deba saber?
"¿además de lo de anoche? ...
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