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Recuerdo del primer mensaje :
Cada mago o bruja que es detenido y llevado a los campos de trabajo, pasa primero por el SECTOR I, el area de seguridad. Ahi se realiza el registro de sus datos, se les despoja de todos sus efectos personales, se toman muestras y se anotan cuales son sus poderes magicos para poder anularlos. Esta planta cuenta con varias salas, y en caso de que el mago no se muestre colaborativo, se pueden emplear dichas salas para obtener la informacion deseada. Contamos con un amplio abanico de expertos en sacar informacion a las buenas y a las malas. Nada mas ingresar se les implanta el Controlador, un moderno sistema en forma de mini tarjeta de memoria, diseñado recientemente que instalado bajo la piel libera descargas electricas capaces de paralizar, cada vez que el ser mágico hace el intento de usar la magia. Son "inocuos" pero muy dolorosos. Disculpen las molestias.
He sido avisado de que habian traido nuevos presos a los campos, y yo con una sonrisa la mar de feliz camino por los pasillos rumbo al Sector I. Alli ya hay bastantes efectivos, entre ellos, el recien nombrado capitan, Ailanthus. Miro a los dos nuevos llegados, puestos en camillas, mientras son transportados al pequeño quirófano que tenemos para implantar el chip.
-Y haced el favor de evitar que se nos desangren por el camino, ¡y llamad a limpieza!
"ugh, como han dejado el pasillo...."
Me pregunto cuales serán los poderes de esos dos, los averiguariamos a su debido momento. Veo alli a Ailanthus contra una pared y lo saludo debidamente.
-Buena caza. Tengo entendido que Javert ronda por estas instalaciones tambien, se esta encargando de un preso que entró hace mas tiempo. Por lo que leo de tu mensajito, ¿intuyo que quieres estar presente durante los interrogatorios?
"si, mejor, a mi se me hacen tediosos pero...son necesarios. A ver si estos cantan algo con valor"
Miro hacia atras, las camillas con Pamela y Rybar ya han desaparecido de nuestra vista. A estas alturas han de estar preparando el quirofano. No podemos permitirnos otro caso como el de el area de trabajos forzosos, ese divertido lican rebelde...a mi la verdad me hacia gracia pero teniamos que mantener la disciplina. Recbiria lo que se dice un correctivo. Si es que no se habia encargado ya Javert.
-Dime, te han dado mucha lata?
Aun tenia que solicitar los informes de la batalla registrados por el centinela. En cuanto los tuviese, lo sabria por mi mismo.
-Y haced el favor de evitar que se nos desangren por el camino, ¡y llamad a limpieza!
"ugh, como han dejado el pasillo...."
Me pregunto cuales serán los poderes de esos dos, los averiguariamos a su debido momento. Veo alli a Ailanthus contra una pared y lo saludo debidamente.
-Buena caza. Tengo entendido que Javert ronda por estas instalaciones tambien, se esta encargando de un preso que entró hace mas tiempo. Por lo que leo de tu mensajito, ¿intuyo que quieres estar presente durante los interrogatorios?
"si, mejor, a mi se me hacen tediosos pero...son necesarios. A ver si estos cantan algo con valor"
Miro hacia atras, las camillas con Pamela y Rybar ya han desaparecido de nuestra vista. A estas alturas han de estar preparando el quirofano. No podemos permitirnos otro caso como el de el area de trabajos forzosos, ese divertido lican rebelde...a mi la verdad me hacia gracia pero teniamos que mantener la disciplina. Recbiria lo que se dice un correctivo. Si es que no se habia encargado ya Javert.
-Dime, te han dado mucha lata?
Aun tenia que solicitar los informes de la batalla registrados por el centinela. En cuanto los tuviese, lo sabria por mi mismo.
Se fueron llevando finalmente a las capturas en las camillas. Se alegró de saber que para la próxima vez que lo vieran estarían ambos chipeados… Y a Ailanthus le hacía especial gracia saber que lo odiarían. Muchísimo. Pero que sin embargo no podrían hacer nada sin su sucia magia, y menos el mago, que parecía estar tan hecho polvo como él. Escuchó una voz vagamente familiar pidiendo que se hiciera la limpieza y que no se desangraran, y entonces el drow alzó la vista, curioso. Andreas Wilhelm. El único alto cargo que parecía haber tenido los cojones de apoyarle en aquellas recientes elecciones.
Saludó de vuelta en cuanto pareció el humano reparar en su existencia, con una sonrisa satisfecha pero agotada, con poco orgullo -no porque se arrepintiera de aquella captura, si no por su humildad natural- plasmada en ella. Le felicitó por la caza y le explicó que Javert merodeaba por allí, preguntando si quería estar en el interrogatorio. Ailanthus, con aire de normalidad y sencillez, le respondió. -Si, me gustaría poder participar. El hombre parece ser algo importante, y me alegra decir que no ha sido la única fuente de información esta noche.- Desbloqueó el móvil cual adolescente y buscó la foto que había hecho, sorprendido de encontrarse aún su aplicación de “LINTERNA” encendida. Se la enseñó a Andreas.
-Rybar Dvorak, el nombre me suena. Buscando aparentemente algo en contra nuestra. Del resto de carteles se puede adivinar mucho menos, pero el de espionaje me hace levantar sospechas. Más al estar relacionado con algún tipo de mago.- Tras eso se guardó el móvil, con aire un poco ausente, como si pensara en otras cosas. -Aparentemente los elfos no es que se hayan vuelto buenos en eso de esconderse. Es que quedan pocos, muy pocos. Me alegra comunicar que igual serán la primera raza mágica completamente dominada o exterminada en Inglaterra, porque te puedo asegurar que no vendrán de otros lados. No se mueven en toda su vida de allí donde nacen.
Le hizo una pregunta que le permitió soltar una carcajada, mientras se empapaba la mano de la sangre de la herida y movía sus dedos, para enseñárselos. -¡Solo un rasguño! Me iría bien curármelo. Pero me han hecho cosas mucho peores.- Bromeó con una felicidad extraña, con menos seriedad que de costumbre. -Después de esto hay papeleo y varias órdenes que hacer. La posada de los muertos sigue siendo un hervidero de información. Y lo más importante del asunto, es que creo que ni se han enterado de la captura de estos dos.- Agitó la cabeza. -Hay otro que se ha enterado pero no creo que lo vaya pregonando por el bar. No tiene más información sobre nosotros. Uno de mi raza, ¿Tu te crees?- Le comentó casi como si no se lo creyera. -No pude atraparlo. Fui allí con intención de encargarme de este. Pero sin embargo entró en escena la maga. Especialmente poderosa, aquella. No me hace gracia. Tuve que intentar ganarme la confianza o neutralidad de uno de ellos al menos para poder salir de allí, porque no era capaz de hacer un dos contra uno.
De repente le dirigió una mirada un poco más seria. -Y algo me dice que he de dejar de actuar en solitario. Sabía que esta noche no se habrían movido demasiados… artificios. Pero empiezo a temer que pronto lleguen las consecuencias de las elecciones, resentimientos varios. Mucho me temo que tendré que mantenerme siempre cercano al capitán Javert, como su sombra, aunque según sé eso no impedirá que tengamos cazas como estas y aún mejores. Dicen que es especialmente aplicado en su oficio. Que no es de los que se queda atrás.- No estaba haciendo la pelota, lo creía de verdad. Javert era un hombre respetable, al menos en sus hechos. Igual podría saber más sobre sus pensamientos de aquí en adelante. No dejaba de pensar en él.
Si Javert no había impedido que fuera mano ni que lo votaran significaba que no iba a planear quitárselo del medio de inmediato. Ailanthus sabía que para procurar que esa mecánica debería hacer lo que este esperara de él, y desde luego, mostrarse siempre como un aliado muy útil. No llevarle la contraria. A cambio obtendría poder -lo que significaba poder progresar con el exterminio de la raza mágica, o su sometimiento- y, más importante… Seguridad. No realmente por posibles riesgos en el campo de los enemigos, si no también en los aliados.
Saludó de vuelta en cuanto pareció el humano reparar en su existencia, con una sonrisa satisfecha pero agotada, con poco orgullo -no porque se arrepintiera de aquella captura, si no por su humildad natural- plasmada en ella. Le felicitó por la caza y le explicó que Javert merodeaba por allí, preguntando si quería estar en el interrogatorio. Ailanthus, con aire de normalidad y sencillez, le respondió. -Si, me gustaría poder participar. El hombre parece ser algo importante, y me alegra decir que no ha sido la única fuente de información esta noche.- Desbloqueó el móvil cual adolescente y buscó la foto que había hecho, sorprendido de encontrarse aún su aplicación de “LINTERNA” encendida. Se la enseñó a Andreas.
-Rybar Dvorak, el nombre me suena. Buscando aparentemente algo en contra nuestra. Del resto de carteles se puede adivinar mucho menos, pero el de espionaje me hace levantar sospechas. Más al estar relacionado con algún tipo de mago.- Tras eso se guardó el móvil, con aire un poco ausente, como si pensara en otras cosas. -Aparentemente los elfos no es que se hayan vuelto buenos en eso de esconderse. Es que quedan pocos, muy pocos. Me alegra comunicar que igual serán la primera raza mágica completamente dominada o exterminada en Inglaterra, porque te puedo asegurar que no vendrán de otros lados. No se mueven en toda su vida de allí donde nacen.
Le hizo una pregunta que le permitió soltar una carcajada, mientras se empapaba la mano de la sangre de la herida y movía sus dedos, para enseñárselos. -¡Solo un rasguño! Me iría bien curármelo. Pero me han hecho cosas mucho peores.- Bromeó con una felicidad extraña, con menos seriedad que de costumbre. -Después de esto hay papeleo y varias órdenes que hacer. La posada de los muertos sigue siendo un hervidero de información. Y lo más importante del asunto, es que creo que ni se han enterado de la captura de estos dos.- Agitó la cabeza. -Hay otro que se ha enterado pero no creo que lo vaya pregonando por el bar. No tiene más información sobre nosotros. Uno de mi raza, ¿Tu te crees?- Le comentó casi como si no se lo creyera. -No pude atraparlo. Fui allí con intención de encargarme de este. Pero sin embargo entró en escena la maga. Especialmente poderosa, aquella. No me hace gracia. Tuve que intentar ganarme la confianza o neutralidad de uno de ellos al menos para poder salir de allí, porque no era capaz de hacer un dos contra uno.
De repente le dirigió una mirada un poco más seria. -Y algo me dice que he de dejar de actuar en solitario. Sabía que esta noche no se habrían movido demasiados… artificios. Pero empiezo a temer que pronto lleguen las consecuencias de las elecciones, resentimientos varios. Mucho me temo que tendré que mantenerme siempre cercano al capitán Javert, como su sombra, aunque según sé eso no impedirá que tengamos cazas como estas y aún mejores. Dicen que es especialmente aplicado en su oficio. Que no es de los que se queda atrás.- No estaba haciendo la pelota, lo creía de verdad. Javert era un hombre respetable, al menos en sus hechos. Igual podría saber más sobre sus pensamientos de aquí en adelante. No dejaba de pensar en él.
Si Javert no había impedido que fuera mano ni que lo votaran significaba que no iba a planear quitárselo del medio de inmediato. Ailanthus sabía que para procurar que esa mecánica debería hacer lo que este esperara de él, y desde luego, mostrarse siempre como un aliado muy útil. No llevarle la contraria. A cambio obtendría poder -lo que significaba poder progresar con el exterminio de la raza mágica, o su sometimiento- y, más importante… Seguridad. No realmente por posibles riesgos en el campo de los enemigos, si no también en los aliados.
-Asi que tenemos a Rybar Dvorak.
Hago busqueda en mi archivo mental, porque efectivamente ese nombre me suena, y lo hago viendo las fotos que él me muestra. Pero mi busqueda mental se va al traste cuando el muy sadico se hurga en la herida y saca los dedos manchados de sangre. Se me pone la cara blanca y esbozo una sonrisa con un tic mirando fijamente su brillante sangre.
- M-muy bien soldado.
"TAPATE ESO POR EL AMOR DE UNA MADRE"
No escucho demasiado bien lo demas que tiene que contarme porque estoy concentrado en retener el café que acabo de tomarme dentro de mi estomago. Lo consigo a base de fuerza de voluntad y de pensar en otras cosas, como las capturas del dia.
-No vayas en solitario. Solicita siempre la presencia de un centinela cuando sospeches que vas a entrar en combate, o de refuerzos militares, sabes que puedes contar con ellos. Nadie deberia de andar solo hoy dia. Y si. Permanece cerca de Javert, cuanto mas....mejor.
Me llega un mensaje al movil, por lo visto ya tienen a los reos en la enfermeria y les han colocado lo que tenian que colocarles. Y tambien tienen un informe para mi de aquel centinela, sobre el desempeño de mi Ejecutor ahora ascendido a Capitán. Guardo el movil mirando al drow.
-Pero no te fies ni de tu propia sombra. Por cierto, tanto la bruja como el mago están en la enfermeria, les han puesto los chips. Si quieres puedes solicitar su traslado a alguno de las salas que tenemos para los interrogatorios. Y ya me he acordado. Por si te sirve de ayuda el tal Dvorak era...auror, que se hacian llamar entonces, es decir el sector mas extremista de los magos. Se sabe que mantuvo una colonia de magos en el castillo de Stirling hasta que el antiguo capitan Harby los echó de allí.
Miro mi reloj, mi estomago sigue aun algo revuelto y quiero leer ese informe sobre Ailanthus.
-Es todo por mi parte, nos mantendremos en contacto. -dicho esto, me doy media vuelta, aflojandome la corbata mientras dejo ese sector para dirigirme a otra zona.
Hago busqueda en mi archivo mental, porque efectivamente ese nombre me suena, y lo hago viendo las fotos que él me muestra. Pero mi busqueda mental se va al traste cuando el muy sadico se hurga en la herida y saca los dedos manchados de sangre. Se me pone la cara blanca y esbozo una sonrisa con un tic mirando fijamente su brillante sangre.
- M-muy bien soldado.
"TAPATE ESO POR EL AMOR DE UNA MADRE"
No escucho demasiado bien lo demas que tiene que contarme porque estoy concentrado en retener el café que acabo de tomarme dentro de mi estomago. Lo consigo a base de fuerza de voluntad y de pensar en otras cosas, como las capturas del dia.
-No vayas en solitario. Solicita siempre la presencia de un centinela cuando sospeches que vas a entrar en combate, o de refuerzos militares, sabes que puedes contar con ellos. Nadie deberia de andar solo hoy dia. Y si. Permanece cerca de Javert, cuanto mas....mejor.
Me llega un mensaje al movil, por lo visto ya tienen a los reos en la enfermeria y les han colocado lo que tenian que colocarles. Y tambien tienen un informe para mi de aquel centinela, sobre el desempeño de mi Ejecutor ahora ascendido a Capitán. Guardo el movil mirando al drow.
-Pero no te fies ni de tu propia sombra. Por cierto, tanto la bruja como el mago están en la enfermeria, les han puesto los chips. Si quieres puedes solicitar su traslado a alguno de las salas que tenemos para los interrogatorios. Y ya me he acordado. Por si te sirve de ayuda el tal Dvorak era...auror, que se hacian llamar entonces, es decir el sector mas extremista de los magos. Se sabe que mantuvo una colonia de magos en el castillo de Stirling hasta que el antiguo capitan Harby los echó de allí.
Miro mi reloj, mi estomago sigue aun algo revuelto y quiero leer ese informe sobre Ailanthus.
-Es todo por mi parte, nos mantendremos en contacto. -dicho esto, me doy media vuelta, aflojandome la corbata mientras dejo ese sector para dirigirme a otra zona.
-De enemigo, sí. Ahí sigue.- El drow sabía poco de él pero se alegró de saber que al menos el otro tenía idea de quién era. Le sorprendió verle tartamudear e incluso ponerse pálido por ver la sangre. No sonrió pero muy tentado estuvo de hacerlo. No eran pocos los que eran responsables de mucha matanza y mucha sangre que luego no podían ver ni media gota del líquido carmesí. No se enteró mucho de la historia que el joven Ailanthus le contó sobre la captura, y el drow sabía bien que ni era necesario que se la contara. Aunque esperaba que tuviera en cuentra sus condiciones a la hora de echarle la bronca, porque eso era un destino inevitable.
Le dio varios consejos sobre no ir jamás solo. Ailanthus asintió, muy solemne y sabiendo perfectamente que no únicamente debía temer a sus enemigos, si no también a sus “amigos”. -Aún tengo que conocer a Javert más a fondo. Pero algo me dice que sigue siendo mucha mejor compañía que no la soledad. O cualquier soldado raso que no conozca.- De vez en cuando le daba la sensación que alguno le miraba más de la cuenta, como valorando algo que él desconocía. Cualquiera de ellos podría haber sido contratado para espiarle, o acabar con él, o…
Igual estaba un poco paranoico. Pero si Ailanthus seguía vivo era gracias a aquello. Se miró el móvil y Ailanthus trató de no darle mucha importancia, pero tragó saliva, sabiendo muy bien qué podía ser. Que no se fiara de su propia sombra, le dijo. Ailanthus asintió una vez más sin decir nada. Escuchó con atención que los atrapados habían sido procesados y estaban en enfermería, y le explicó un poco sobre el historial del tal Rybar. -Sé perfectamente qué es un auror, Ministro.- No lo decía con intención de regodearse de aquella información, si no con un deje de asco en sus palabras. Extendió el brazo mecánico -esperando que la sangre de la cuchilla no lo asustara- y habló. -Ellos me arrancaron mi brazo. Parece que he saldado mi deuda. Iré yo a verles a la enfermería, entonces. Debería ocuparme de mis heridas antes de empezar los interrogatorios correspondientes.
Se despidió de forma escueta y Ailanthus le dedicó una pequeña pero formal reverencia. -No creo que tardemos demasiado en vernos.- Le respondió el elfo oscuro, impasible, y él se dio media vuelta en dirección a la enfermería.
Le dio varios consejos sobre no ir jamás solo. Ailanthus asintió, muy solemne y sabiendo perfectamente que no únicamente debía temer a sus enemigos, si no también a sus “amigos”. -Aún tengo que conocer a Javert más a fondo. Pero algo me dice que sigue siendo mucha mejor compañía que no la soledad. O cualquier soldado raso que no conozca.- De vez en cuando le daba la sensación que alguno le miraba más de la cuenta, como valorando algo que él desconocía. Cualquiera de ellos podría haber sido contratado para espiarle, o acabar con él, o…
Igual estaba un poco paranoico. Pero si Ailanthus seguía vivo era gracias a aquello. Se miró el móvil y Ailanthus trató de no darle mucha importancia, pero tragó saliva, sabiendo muy bien qué podía ser. Que no se fiara de su propia sombra, le dijo. Ailanthus asintió una vez más sin decir nada. Escuchó con atención que los atrapados habían sido procesados y estaban en enfermería, y le explicó un poco sobre el historial del tal Rybar. -Sé perfectamente qué es un auror, Ministro.- No lo decía con intención de regodearse de aquella información, si no con un deje de asco en sus palabras. Extendió el brazo mecánico -esperando que la sangre de la cuchilla no lo asustara- y habló. -Ellos me arrancaron mi brazo. Parece que he saldado mi deuda. Iré yo a verles a la enfermería, entonces. Debería ocuparme de mis heridas antes de empezar los interrogatorios correspondientes.
Se despidió de forma escueta y Ailanthus le dedicó una pequeña pero formal reverencia. -No creo que tardemos demasiado en vernos.- Le respondió el elfo oscuro, impasible, y él se dio media vuelta en dirección a la enfermería.
El mago parece calmarse un poco, pero lo que dice tampoco me interesa. El otro drow, en cambio, se pone muy 'chulo' con la idea de sacar os información. Avisa a unos guardias y llegan pronto dos idiotas armados hasta las cejas para soltarme de mis correas y que pueda levantarme. Abro y cierro los manos repetidas veces, frotando mis muñecas libres por fin. Miro mal, muy mal, al hombre que me apunta desde lejos. Incluso debil y sin magia se sentian inseguros, ¿como esperaban ganar una guerra? Termino de levantarme y camino despacio por donde me guian, hasta que el drow se me acerca y me coge por el cuello, amenazandome. Si, va a ser doloroso... Pero hasta que se den cuenta de que no tengo lo que ellos buscan tengo tiempo de encontrar una salida, o un plan al menos.
-Los hombres no sabeis tratar a una mujer... da igual la raza.
-Los hombres no sabeis tratar a una mujer... da igual la raza.
Más o menos aquella mujer hizo algo por colaborar, se mantuvo el viaje más callada que parlanchina y no hizo intento de liarla demasiado. No es como si tuviera aquella opción, pensó Ailanthus. Este se mantenía con la cabeza en alto, los ojos fijos en cada respiración de la rubia, la mano sujetando el cuello con mucha fuerza. La mujer no le había llegado a agredir directamente, y eso era lo que más repateaba al drow. No estaba exactamente seguro de que fuera… realmente, mala. Pero no había gritado ser inocente, no había asegurado no deber merecer aquel lugar.
Realmente estaba allí porque era la excusa que había hecho servir para no seguir atacando al viejo. Y le dolía reconocer a Ailanthus que había primado el obtener información de él antes que el atraparlo. Se suponía que detestaba a los suyos… Escuchó el comentario con poca importancia. -¿Le estás diciendo a un drow que no sabe tratar con una mujer? Oh, por favor.- En su sociedad matriarcal muchos hombres vivían sin contemplar una mujer a la cara la gran parte de sus vidas. Tenían todos los derechos, podían agredir a cualquier hombre sin importar demasiado, eran las que heredaban los hogares…
Y una imbécil no le iba ahora a recriminar que no sabía tratar con una mujer. Apretó su cuello con más fuerza. -El caso está en que entre una mujer y una rata hay mucha diferencia.- Tras eso la empujó un poco hacia la nueva sala de torturas. Tenía una única camilla en el centro con varias correas. En las esquinas de la sala había todo un arsenal de torturas: Desde simples palos, a armas, a látigos… La obligó a avanzar hasta la camilla -de metal puro y duro- y ordenó que se le ataran las correas, sin alejarse de ella ni un momento, sin abandonar su cuello con la mano mecánica hasta el último segundo.
-Y dime, antes de que comencemos… ¿Tienes alguna confesión que decirnos? Podemos saltarnos todo esto si cantas lo necesario. Te ahorrarías un poco de sufrimiento, la verdad.
Realmente estaba allí porque era la excusa que había hecho servir para no seguir atacando al viejo. Y le dolía reconocer a Ailanthus que había primado el obtener información de él antes que el atraparlo. Se suponía que detestaba a los suyos… Escuchó el comentario con poca importancia. -¿Le estás diciendo a un drow que no sabe tratar con una mujer? Oh, por favor.- En su sociedad matriarcal muchos hombres vivían sin contemplar una mujer a la cara la gran parte de sus vidas. Tenían todos los derechos, podían agredir a cualquier hombre sin importar demasiado, eran las que heredaban los hogares…
Y una imbécil no le iba ahora a recriminar que no sabía tratar con una mujer. Apretó su cuello con más fuerza. -El caso está en que entre una mujer y una rata hay mucha diferencia.- Tras eso la empujó un poco hacia la nueva sala de torturas. Tenía una única camilla en el centro con varias correas. En las esquinas de la sala había todo un arsenal de torturas: Desde simples palos, a armas, a látigos… La obligó a avanzar hasta la camilla -de metal puro y duro- y ordenó que se le ataran las correas, sin alejarse de ella ni un momento, sin abandonar su cuello con la mano mecánica hasta el último segundo.
-Y dime, antes de que comencemos… ¿Tienes alguna confesión que decirnos? Podemos saltarnos todo esto si cantas lo necesario. Te ahorrarías un poco de sufrimiento, la verdad.
El hombre se exaspera por mis palabras y eso casi me hace sonreir, casi. Aprieta mi cuello con su mano metalica y la respiracion me cuesta un poco mas, pero no digo nada hasta que me llama rata.
-¿Tu crees? Yo pienso que todo... Es muy subjetivo. Tambien tu eres un mal bicho, jaja.
Este drow es interesante en cierto modo, tal vez en otras circunstancias me habria agradado, pero no después de dispararme, apuñalarme por la espalda (cobarde, ¡ejem!) y traerme a este sitio sucio donde me han inhabilitado la magia en cierto grado.
Me empuja sin ningun miramiento hacia otra sala, donde esta todo listo para hacerme hablar. Pero yo no sé nada que a ellos les interese, asi que... Bueno, iba a ser divertido. Los guardias me cogen con fuerza y me acercan a la plancha esa metalica con correas. ¿Iban a ponerme ahi? Si hombre, con lo duro que está eso. Miro al drow a los ojos y esta vez, si que sonrio. El fin, probablemente, pero yo soy uno de los demonios mas respetados en el inframundo, ¿qué pasaría si ante una amenaza cayera a la primera? No, de eso nada.
-Dime qué necesitas, y me aseguraré de que sea lo último que consigas.
"Espero que al menos el otro mago bipolar encuentre una salida ahora que he atraido a varios guardias hasta mi."
-¿Tu crees? Yo pienso que todo... Es muy subjetivo. Tambien tu eres un mal bicho, jaja.
Este drow es interesante en cierto modo, tal vez en otras circunstancias me habria agradado, pero no después de dispararme, apuñalarme por la espalda (cobarde, ¡ejem!) y traerme a este sitio sucio donde me han inhabilitado la magia en cierto grado.
Me empuja sin ningun miramiento hacia otra sala, donde esta todo listo para hacerme hablar. Pero yo no sé nada que a ellos les interese, asi que... Bueno, iba a ser divertido. Los guardias me cogen con fuerza y me acercan a la plancha esa metalica con correas. ¿Iban a ponerme ahi? Si hombre, con lo duro que está eso. Miro al drow a los ojos y esta vez, si que sonrio. El fin, probablemente, pero yo soy uno de los demonios mas respetados en el inframundo, ¿qué pasaría si ante una amenaza cayera a la primera? No, de eso nada.
-Dime qué necesitas, y me aseguraré de que sea lo último que consigas.
"Espero que al menos el otro mago bipolar encuentre una salida ahora que he atraido a varios guardias hasta mi."
Se rió tras llamarme mal bicho. Me encogí de hombros sin darle demasiada importancia. -El mundo está lleno de aberraciones. La diferencia es que algunos luchan por dejar de serlo y otros se regodean en su orgullo por haber nacido como tales.- Afirmó con muchísima sencillez, sin darle demasiadas vueltas al insulto. Muchas peores cosas le habían dicho, y más importante, muy poco le habían importado cada una de ellas.
No opuso mayor resistencia a que la tumbaran en aquella fría y metálica tabla. Él la contempló en cada uno de los momentos, más que nada porque no se alejó de ella. Llegó a mirarle. Sonreírle… Y él se la miró completamente impasible, frío, como si fuera solo una máquina más que una persona. Solo una vez asegurada se buscó una silla, mientras agarraba también un látigo y lo dejaba por el momento en su cintura, Se situó a la distancia justa para que pudiera verle, pero no supusiera una amenaza. Mandó bajar un poco la camilla.
Escuchó con poca atención la declaración de la rubia. Ni se molestó en tocar el látigo. -¿Sabes qué es lo que más me gusta de ti? Tu rebeldía.- Le dedicó una sonrisa… ¿Un poco provocativa? -Muchos presos prefieren callarse. Pero tú y tus comentarios sagaces, lo hacen todo mucho más divertido. Solo por ellos vale la pena haberte dado este viaje, ¿No crees?- Levantó un poco las cejas, sin mostrar un mínimo ápice de enfado, con… Cierta ¿Sensualidad? Natural. Había de reconocerse que, quitando que tuviera el color de piel oscuro, Ailanthus era de lo más atractivo que podía encontrarse por la zona. Sus ojos tenían un extraño encanto, la estructura facial era masculina, y el pelo le relucía por los muchos cuidados que le dedicaba.
-Dime, ¿Cómo te llamas? ¿Qué eres? Hagamos esto por las buenas, cielo. Podrías ganar ciertos privilegios en caso de colaborar. Tengo la autoridad suficiente para ello.- Y como si quisiera demostrarlo dirigió una mirada a ambos soldados, que se pusieron muy firmes. Luego se la devolvió a ella mientras cruzaba las piernas, sin abandonar aquella sonrisa.
No opuso mayor resistencia a que la tumbaran en aquella fría y metálica tabla. Él la contempló en cada uno de los momentos, más que nada porque no se alejó de ella. Llegó a mirarle. Sonreírle… Y él se la miró completamente impasible, frío, como si fuera solo una máquina más que una persona. Solo una vez asegurada se buscó una silla, mientras agarraba también un látigo y lo dejaba por el momento en su cintura, Se situó a la distancia justa para que pudiera verle, pero no supusiera una amenaza. Mandó bajar un poco la camilla.
Escuchó con poca atención la declaración de la rubia. Ni se molestó en tocar el látigo. -¿Sabes qué es lo que más me gusta de ti? Tu rebeldía.- Le dedicó una sonrisa… ¿Un poco provocativa? -Muchos presos prefieren callarse. Pero tú y tus comentarios sagaces, lo hacen todo mucho más divertido. Solo por ellos vale la pena haberte dado este viaje, ¿No crees?- Levantó un poco las cejas, sin mostrar un mínimo ápice de enfado, con… Cierta ¿Sensualidad? Natural. Había de reconocerse que, quitando que tuviera el color de piel oscuro, Ailanthus era de lo más atractivo que podía encontrarse por la zona. Sus ojos tenían un extraño encanto, la estructura facial era masculina, y el pelo le relucía por los muchos cuidados que le dedicaba.
-Dime, ¿Cómo te llamas? ¿Qué eres? Hagamos esto por las buenas, cielo. Podrías ganar ciertos privilegios en caso de colaborar. Tengo la autoridad suficiente para ello.- Y como si quisiera demostrarlo dirigió una mirada a ambos soldados, que se pusieron muy firmes. Luego se la devolvió a ella mientras cruzaba las piernas, sin abandonar aquella sonrisa.
-Por... Supuesto. Y puedo darte más diversión si... La quieres.
Tumbada sobre la fria plancha y atada fuertemente con las correas veo al drow coger un latigo, parecido al mío pero no es. Entonces el hombre me hace algunas preguntas y... Cierta... Proposición. No puedo evitar sonreir, incluso en esta situacion, soy de las que ve el lado positivo y disfruta del negativo cuando no hay más que buscar.
-Me encantaría ver esos privilegios... Pero no sé... Que uses ese látigo conmigo me parece muchísimo más divertido. ¿A ti no, bonito?
Estaba sacando mi lado más extravagante y apartando a Pamela a un lado, a la que aun podía sentir pululando por mi (su) mente. Ella habría cantado a la primera con tal de salvar su pellejo... Yo prefiero pasarlo bien hasta conseguir un plan de escape.
Tumbada sobre la fria plancha y atada fuertemente con las correas veo al drow coger un latigo, parecido al mío pero no es. Entonces el hombre me hace algunas preguntas y... Cierta... Proposición. No puedo evitar sonreir, incluso en esta situacion, soy de las que ve el lado positivo y disfruta del negativo cuando no hay más que buscar.
-Me encantaría ver esos privilegios... Pero no sé... Que uses ese látigo conmigo me parece muchísimo más divertido. ¿A ti no, bonito?
Estaba sacando mi lado más extravagante y apartando a Pamela a un lado, a la que aun podía sentir pululando por mi (su) mente. Ella habría cantado a la primera con tal de salvar su pellejo... Yo prefiero pasarlo bien hasta conseguir un plan de escape.
Le escuchó tal y como le sugería más diversión, con una sonrisa extraña. Ni él mismo estaba seguro del sentido de aquellas palabras… Pero parecía que, si iba por aquel camino, conseguiría lo que deseaba de ella. Acariciaba el látigo con una sencillez extraña, mientras acomodaba su cuerpo a la silla. Uno podría decir que realmente no tenía intención alguna de golpearle. Como si solo estuviera jugando. Alzó las cejas en cuanto le escuchó decir que prefería el látigo. Y todo con aquel tono extraño, provocador. Ailanthus se levantó y paseó alrededor de la camilla, pensativo.
-Sería una pena destrozar ese cuerpo a latigazos.- Él mismo dejó escapar una sonrisa muy provocadora. -¿Pero es ese tu deseo? Igual podemos hablar de los privilegios justo después. Estoy seguro de que se extrañarían todos si salieras ilesa de aquí…- Y alzó el látigo, decidido a empezar el “juego”. Pero apenas había empezado a hacer el movimiento le interrumpió un sonido a sus espaldas, uno de los soldados.
-Señor. Atacan el Palacio de Buckingham.- Uno de los soldados en la puerta consultaba su comunicador, con expresión preocupada. -¿Qué deberíamos hacer?- Ailanthus bajó el látigo, evaluando sus palabras. Un ataque. Y esa era toda la información que le daban. Un ataque al palacio, residencia de aquella imbécil que había tenido oportunidad de conocer en las elecciones. Y se preguntó, “¿A mí qué me importa?”, pues él deseaba apartarse a aquella mujer del medio. Era una amenaza hacia su persona. Era una aberración, una dictadora, alguien que jamás podría convencer mediante las palabras, y alguien que no podría asesinar sin que cantara demasiado.
Pero a su vez, sospecharían si no movía un dedo. Y lo que más miedo le daba: Que el ataque pudiera poner en riesgo objetivos militares más importantes. Se dejó el látigo colgado del cinturón mientras, con voz grave, anunciaba: -Salimos de aquí. Vosotros dos id por los campos, reunid gente. No quiero que NADIE abandone los campos hasta el próximo aviso. Necesitamos conocer las condiciones del ataque. Y aún así está demasiado lejos como para enviar refuerzos ahora mismo. Procurad mantener a los presos encerrados, no podemos permitirnos que reine el caos si hemos de destinar efectivos allí. Y empezad por esta.- Y tras esa se marchó corriendo. Los soldados procuraron encerrar el arsenal con un vallado metálico y luego cerrar la metálica puerta, dejando a Pamela sola. Era una situación un poco jodida para la demonia, a no ser que lograra librarse de las correas. Quizás con un poco de maña podía incluso armarse si forzaba la valla… Aunque el mayor problema estaría en abrir la puerta desde dentro.
Pero nada de eso importaba a Ailanthus.
-Sería una pena destrozar ese cuerpo a latigazos.- Él mismo dejó escapar una sonrisa muy provocadora. -¿Pero es ese tu deseo? Igual podemos hablar de los privilegios justo después. Estoy seguro de que se extrañarían todos si salieras ilesa de aquí…- Y alzó el látigo, decidido a empezar el “juego”. Pero apenas había empezado a hacer el movimiento le interrumpió un sonido a sus espaldas, uno de los soldados.
-Señor. Atacan el Palacio de Buckingham.- Uno de los soldados en la puerta consultaba su comunicador, con expresión preocupada. -¿Qué deberíamos hacer?- Ailanthus bajó el látigo, evaluando sus palabras. Un ataque. Y esa era toda la información que le daban. Un ataque al palacio, residencia de aquella imbécil que había tenido oportunidad de conocer en las elecciones. Y se preguntó, “¿A mí qué me importa?”, pues él deseaba apartarse a aquella mujer del medio. Era una amenaza hacia su persona. Era una aberración, una dictadora, alguien que jamás podría convencer mediante las palabras, y alguien que no podría asesinar sin que cantara demasiado.
Pero a su vez, sospecharían si no movía un dedo. Y lo que más miedo le daba: Que el ataque pudiera poner en riesgo objetivos militares más importantes. Se dejó el látigo colgado del cinturón mientras, con voz grave, anunciaba: -Salimos de aquí. Vosotros dos id por los campos, reunid gente. No quiero que NADIE abandone los campos hasta el próximo aviso. Necesitamos conocer las condiciones del ataque. Y aún así está demasiado lejos como para enviar refuerzos ahora mismo. Procurad mantener a los presos encerrados, no podemos permitirnos que reine el caos si hemos de destinar efectivos allí. Y empezad por esta.- Y tras esa se marchó corriendo. Los soldados procuraron encerrar el arsenal con un vallado metálico y luego cerrar la metálica puerta, dejando a Pamela sola. Era una situación un poco jodida para la demonia, a no ser que lograra librarse de las correas. Quizás con un poco de maña podía incluso armarse si forzaba la valla… Aunque el mayor problema estaría en abrir la puerta desde dentro.
Pero nada de eso importaba a Ailanthus.
No llevaba la ropa de siempre. Me encantaba el abrigo, me encantaba lo cómodo de mi uniforme, pero no llevaba la ropa de siempre. Cargaba la armadura -eso sí- aunque poco de esta se veía. Estaba envuelto en capas y telas. Mucho más oscuro que de costumbre, de grises y negros apagados, casi como de luto. Me había conseguido telas más o menos decentes, tal vez excesivamente ornamentadas. Algunas cadenas plateadas destacaban sobre mi tan negruzco traje, que iban rentintineando paso a paso. Poco sigiloso. Aunque lucía pintas de mago. El bastón lo llevaba aún en su forma original para ayudarme a caminar… Habían pasado dos días. Era de noche.
Ahí iba yo. Borracho, envuelto con telas, capas, abrigo de Roäc, mantas. Dando tumbos y muy cazibajo. Me sentía un poco imbécil. Dyos había mencionado no se qué de unos cotilleos sobre ir a liarla. Yo le dirigí una mirada un poco molesta. No me apetecía demasiado ir a ningún lado, no quería exponerme a peligro. No es como si me hubiera rajado medio pecho… Pero al final logré ignorar eso e incluso los adelanté a la hora de llegar a aquella sala, sentándome en una silla muy digno, casi como un rey, yo y mis muchos kg de ropa.
Habían declarado distintos puntos de atención. Dyos habló de unos campos. -¿Estás seguro? ¿No te da miedo?- Cuchicheé yo por lo bajo, preocupado. Y sí. Tenía miedo. Dirigí una mirada cómplice a Roäc, como si quisiera recordarle algo, con aquella expresión funesta marcada en mi rostro. Dentro de aquel ataque se unieron también un tal Adam… Y Lyran. No sabía hasta entonces su nombre. Lo miré un poco receloso, pero decidí no decirle nada. -Roäc… Sé que no está bien que te pida esto, ¿Pero podrías venir? No… No… No sé. No quiero ir solo… Bueno, no solo, pero…
A mi todo aquello me parecía un suicidio. No quería tener que enfrentarme a todo aquel lío. Estaba aún muy hundido y me daba demasiado miedo. Y estábamos yendo al lugar donde el drow había pasado los peores días de su vida. Semanas. Meses. Procuraba intentar animarle a miradas, aunque por otra parte solo deseaba decirle “No quiero ir”. Pero no tuve el valor de hacerlo. -... Entonces, nosotros cinco a campos.- Mascullé en inglés finalmente, en mi pequeño mar de mantas. -No sé nada de ello. Solo sé que si voy no iré a curar a nadie. No estoy en condiciones de desperdiciar mi escasa salud en eso.- Hacía un esfuerzo terrible por hablar inglés correctamente. -No recibo nada por eso. Creo que nosotros tres podemos ocupar... ocuparnos de ir a joder. No vamos a escatimar en palabras. Joder. Tocar los cojones. Mucho vith. Zer’tath puede intentar destrozar circuitos.- Expliqué con mucha lentitud, intentando rehacerme.
-Mi única petición es que viajemos de noche.
Y era de noche. Hacía más frío. Pero iba muy abrigado y agradecía la ausencia de la asquerosísima luz solar. Me puse mejor el traje, arreglándome la capucha y quitando lo único más personal que me había llevado: La pluma. La contemplé con una sonrisa extraña en la cara, como si me hiciera pensar en algo. Cerré los ojos y la volví a poner en un pequeño agujero de la capucha, muy orgulloso de ella. -¿Falta mucho?- Me atreví a preguntar, dirigiendo una mirada extraña al drow.
Aunque ya divisábamos las instalaciones. Paré en seco y me dediqué unos momentos a contemplarlas, en absoluto silencio. Aquello. Aquello eran los campos. Me abracé al bastón con expresión algo fría. -... Lo imaginaba… Distinto. No sé…- No sabía exactamente qué hacer. O decir. Fui a ponerle una mano al drow en el hombro, mientras lo miraba directamente al rostro. -¿Estás seguro?- Le pregunté. No lo estaba, probablemente no. Yo tampoco. Nadie. Nadie… -... Deber en condicional repasar el plan.
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FLASHBACK
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Ahí iba yo. Borracho, envuelto con telas, capas, abrigo de Roäc, mantas. Dando tumbos y muy cazibajo. Me sentía un poco imbécil. Dyos había mencionado no se qué de unos cotilleos sobre ir a liarla. Yo le dirigí una mirada un poco molesta. No me apetecía demasiado ir a ningún lado, no quería exponerme a peligro. No es como si me hubiera rajado medio pecho… Pero al final logré ignorar eso e incluso los adelanté a la hora de llegar a aquella sala, sentándome en una silla muy digno, casi como un rey, yo y mis muchos kg de ropa.
Habían declarado distintos puntos de atención. Dyos habló de unos campos. -¿Estás seguro? ¿No te da miedo?- Cuchicheé yo por lo bajo, preocupado. Y sí. Tenía miedo. Dirigí una mirada cómplice a Roäc, como si quisiera recordarle algo, con aquella expresión funesta marcada en mi rostro. Dentro de aquel ataque se unieron también un tal Adam… Y Lyran. No sabía hasta entonces su nombre. Lo miré un poco receloso, pero decidí no decirle nada. -Roäc… Sé que no está bien que te pida esto, ¿Pero podrías venir? No… No… No sé. No quiero ir solo… Bueno, no solo, pero…
A mi todo aquello me parecía un suicidio. No quería tener que enfrentarme a todo aquel lío. Estaba aún muy hundido y me daba demasiado miedo. Y estábamos yendo al lugar donde el drow había pasado los peores días de su vida. Semanas. Meses. Procuraba intentar animarle a miradas, aunque por otra parte solo deseaba decirle “No quiero ir”. Pero no tuve el valor de hacerlo. -... Entonces, nosotros cinco a campos.- Mascullé en inglés finalmente, en mi pequeño mar de mantas. -No sé nada de ello. Solo sé que si voy no iré a curar a nadie. No estoy en condiciones de desperdiciar mi escasa salud en eso.- Hacía un esfuerzo terrible por hablar inglés correctamente. -No recibo nada por eso. Creo que nosotros tres podemos ocupar... ocuparnos de ir a joder. No vamos a escatimar en palabras. Joder. Tocar los cojones. Mucho vith. Zer’tath puede intentar destrozar circuitos.- Expliqué con mucha lentitud, intentando rehacerme.
-Mi única petición es que viajemos de noche.
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Y era de noche. Hacía más frío. Pero iba muy abrigado y agradecía la ausencia de la asquerosísima luz solar. Me puse mejor el traje, arreglándome la capucha y quitando lo único más personal que me había llevado: La pluma. La contemplé con una sonrisa extraña en la cara, como si me hiciera pensar en algo. Cerré los ojos y la volví a poner en un pequeño agujero de la capucha, muy orgulloso de ella. -¿Falta mucho?- Me atreví a preguntar, dirigiendo una mirada extraña al drow.
Aunque ya divisábamos las instalaciones. Paré en seco y me dediqué unos momentos a contemplarlas, en absoluto silencio. Aquello. Aquello eran los campos. Me abracé al bastón con expresión algo fría. -... Lo imaginaba… Distinto. No sé…- No sabía exactamente qué hacer. O decir. Fui a ponerle una mano al drow en el hombro, mientras lo miraba directamente al rostro. -¿Estás seguro?- Le pregunté. No lo estaba, probablemente no. Yo tampoco. Nadie. Nadie… -... Deber en condicional repasar el plan.
La caminata se hizo larga. Tremendamente larga. Yo camino al lado de Vor y Roäc, mas bien cabizbajo, pensativo. Cada paso que doy hacia el lugar hace que los musculos de mi cuerpo griten que me aleje de alli corriendo, pero sin embargo, cada paso que doy hacia alla, tambien parece cerrar un poco una herida muy grande, abierta hace mucho tiempo y aun sin cerrar.
"voy a arreglarlo, si. Es eso lo que voy a hacer"
Llevo mi espada y mi daga, algunos venenos tirando a debiles, unos guantes recios y unas botas la mar de ligeras. Mi abrigo es el de siempre. Pero para la ocasion, le he dejado las manchas de sangre....lo cual me ofrece el aspecto de un asesino en serie de piel oscura, contrastando fuertemente con Vor, que parece un mago en toda regla.
"Pero como puedes arrastralos a ellos? No estan preparados. Y si les ocurre lo mismo que a mi?"
-No, mira, ahi las tienes
Me detengo, señalando con mi cabeza la silueta de una prision recortada contra el cielo nocturno. Mi expresion es extraña, dificil de desentrañar, seria, con el ceño muy fruncido. Demasiado hastío. Vor me pregunta que si estoy seguro, en drow, y miro a mi alrededor, a mis aliados.
-Totalmente seguro. Totalmente equivocado, quizá.
Alzo la vista hacia el mago, el moreno. - Es a tu hijo a quien tienen ahi, no es asi?- pobre desgraciado. Sabia por lo que debia de estar pasando, o seguiria pasando. Reconozco las torres de vigilancia, los altos muros de hormigon con alambre de espino....los focos, pasando cada dos por tres por el perimetro, vigilando.
-Si....repasemos el plan..... -y unas bolas de impenetrable oscuridad aparecieron en mis manos.
"voy a arreglarlo, si. Es eso lo que voy a hacer"
Llevo mi espada y mi daga, algunos venenos tirando a debiles, unos guantes recios y unas botas la mar de ligeras. Mi abrigo es el de siempre. Pero para la ocasion, le he dejado las manchas de sangre....lo cual me ofrece el aspecto de un asesino en serie de piel oscura, contrastando fuertemente con Vor, que parece un mago en toda regla.
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FLASHBACK
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Mi mirada pasaba rapidamente de un individuo a otro. Y alli hasta habia otro drow, la mar de raro, que no nos dirigio palabra...parecia tener otro objetivo, el Moulin aquel. Yo por mi parte....
-Conozco los campos de concentracion. Sé como llegar.
"Se algo sobre como salir"
Aseveré con voz rasposa, como si me hubiera costado mucho soltar esa frase. Miro a Vor un tanto inquieto cuando pregunta aquello. -Claro que me da miedo. Pero es mi oportunidad de enfrentarme a ellos y vengarme por todo lo que hacen alli.
Escucho a Johan, con algo mas de atencion de lo que lo habia escuchado otras veces, pues ahora decia cosa con sentido. Miro a los dos magos que dicen que se nos unirán, uno moreno de mirada fria y otro de pelo azul al cual Vor parece tenerle algo de recelo. Asiento, lentamente....estaba decidido. Por mi parte al menos, total y absolutamente
-Os contaré mas cosas sobre ese sitio....pero estoy seguro de que las cosas habran cambiado bastante
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FLASHBACK
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Mi mirada pasaba rapidamente de un individuo a otro. Y alli hasta habia otro drow, la mar de raro, que no nos dirigio palabra...parecia tener otro objetivo, el Moulin aquel. Yo por mi parte....
-Conozco los campos de concentracion. Sé como llegar.
"Se algo sobre como salir"
Aseveré con voz rasposa, como si me hubiera costado mucho soltar esa frase. Miro a Vor un tanto inquieto cuando pregunta aquello. -Claro que me da miedo. Pero es mi oportunidad de enfrentarme a ellos y vengarme por todo lo que hacen alli.
Escucho a Johan, con algo mas de atencion de lo que lo habia escuchado otras veces, pues ahora decia cosa con sentido. Miro a los dos magos que dicen que se nos unirán, uno moreno de mirada fria y otro de pelo azul al cual Vor parece tenerle algo de recelo. Asiento, lentamente....estaba decidido. Por mi parte al menos, total y absolutamente
-Os contaré mas cosas sobre ese sitio....pero estoy seguro de que las cosas habran cambiado bastante
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"Pero como puedes arrastralos a ellos? No estan preparados. Y si les ocurre lo mismo que a mi?"
-No, mira, ahi las tienes
Me detengo, señalando con mi cabeza la silueta de una prision recortada contra el cielo nocturno. Mi expresion es extraña, dificil de desentrañar, seria, con el ceño muy fruncido. Demasiado hastío. Vor me pregunta que si estoy seguro, en drow, y miro a mi alrededor, a mis aliados.
-Totalmente seguro. Totalmente equivocado, quizá.
Alzo la vista hacia el mago, el moreno. - Es a tu hijo a quien tienen ahi, no es asi?- pobre desgraciado. Sabia por lo que debia de estar pasando, o seguiria pasando. Reconozco las torres de vigilancia, los altos muros de hormigon con alambre de espino....los focos, pasando cada dos por tres por el perimetro, vigilando.
-Si....repasemos el plan..... -y unas bolas de impenetrable oscuridad aparecieron en mis manos.
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FLASHBACK
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Con Adam, Lyran, Vor'Kalth y Roäc repasaba someramente los aspectos mas destacables que recordaba, exponiendo qué podiamos hacer.
-Nos detectaran apenas nos acerquemos. Oscureceré sus focos, para que no seamos tan visibles para los posibles tiradores. Pero yo no puedo causar daños a distancia, eso os lo dejaré a vosotros. Estoy abierto a sugerencias....Debemos entrar juntos. El lugar está dividio por sectores, en uno en concreto mantienen a la gente encerrada....Como ha dicho Vor, vosotros rescatais, nosotros armamos caos.
"Y sangre, mucha sangre...."
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FLASHBACK
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Con Adam, Lyran, Vor'Kalth y Roäc repasaba someramente los aspectos mas destacables que recordaba, exponiendo qué podiamos hacer.
-Nos detectaran apenas nos acerquemos. Oscureceré sus focos, para que no seamos tan visibles para los posibles tiradores. Pero yo no puedo causar daños a distancia, eso os lo dejaré a vosotros. Estoy abierto a sugerencias....Debemos entrar juntos. El lugar está dividio por sectores, en uno en concreto mantienen a la gente encerrada....Como ha dicho Vor, vosotros rescatais, nosotros armamos caos.
"Y sangre, mucha sangre...."
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Camino, siguiendo a Adam y al drow. Adam porque gracias a Catherine sabia donde estaba el lugar, al drow porque...porque al parecer ya habia estado allli. Yo tambien visto de colores oscuros, practicamente toda mi indumentaria es negra. No llevo ninguna capa vistosa. Solo pantalones negros, jersey negro, y un chaqueton de paño negro. Debajo de esa tela habia una coraza para proteger, algo pesada, pero considerada necesaria...y el unico toque de color lo añadia una bufanda de color rojo oscuro con bandas amarillas. Una prenda de hace muchos muchos años que aun conservo y que me he puesto hoy. Al cuello llevo mi colgante de cristal, la katana descansa en mi costado y porto un frasco de esencia de dictamo. El galeon se habia recalentado en mi boslillo, sabia que la brigada habia comenzado.
-El ataque a palacio ha comenzado. Nosotros debemos apresurarnos tambien antes de que armen la seguridad. Si esa es la entrada...comencemos. -me remango las mangas del chaqueton, notando cierto cosquilleo en las palmas de mis manos. La concentracion. De pronto siento que somos pequeños al lado de esa edificacion. Tendriamos que aprovechar y acercarnos lo mas rapido posible.
- FRASBAAAK:
- -Tened mucho cuidado, Lykaios. Y en cuanto a vosotros....
Miré a Azahar, mi hija, que habia decidido acompañar a Johan. Capto la mirada de éste, como preguntandome. Y yo asiento. Habia llegado a confiar en mi hija para este tipo de cosas. No es que no tuviese miedo, es que como él decia, no podiamos permitir que el miedo nos condicionase.
-Lo harás bien, hija. Sólo confia. Y haz caso a Johan....estaremos pronto con vosotros....
Estaba asustado, seria un mentiroso si dijese que no. Con miedo a perderla, de que nos pase algo. Pero como tengo responsabilidades, se que no permitire que eso pase, no voy a permitirlo, ocurra lo que ocurra. Tras escuchar a los demas, asenti a las condiciones del drow.
-Hecho. Yo intentaré ir derribando puertas, espero que no os moleste el agua....- y sonreí.
Habia percibido el rencor en Vor en alguna que otra mirada que me habia lanzado. Pero me daba igual. Era algo con lo que podia vivir. Sé que nuestras similitudes son infinitas al lado de nuestras diferencias, y que vamos juntos en el mismo barco ahora mismo. Asi que por mi parte no hay malas miradas de vuelta, solo concentracion
-Me acercaré todo lo rapido que pueda. Si fracaso tirando la pared, tendreis que cubrirme. Ataquemos a la vez. Johan. Cuando hayamos rescatado a la gente que encontremos.....necesitaremos una via de escape. Dudo que podamos desaparecernos.
-El ataque a palacio ha comenzado. Nosotros debemos apresurarnos tambien antes de que armen la seguridad. Si esa es la entrada...comencemos. -me remango las mangas del chaqueton, notando cierto cosquilleo en las palmas de mis manos. La concentracion. De pronto siento que somos pequeños al lado de esa edificacion. Tendriamos que aprovechar y acercarnos lo mas rapido posible.
Hace ya varios días que fijé en mi mente ese punto marcado con sangre en el mapa, aquella ubicación que se había revelado al realizar la localización mediante la sangre de Chloe. Desde entonces los días y las noches se me han hecho eternos, sin apenas poder dormir por pensar lo que puede estar pasando Ian. En ocasiones los pensamientos se vuelven más funestos, preguntándome si realmente lo encontraremos aquí, y lo más importante, vivo y entero. Demasiada impaciencia y tensión acumuladas durante días. Eso se demuestra en mi lenguaje corporal, con los puños apretados y crispados, la mandíbula también tensa. El plan que trato de repetir en mi cabeza implica que consigo sacarlo de allí sano y salvo. Pero no sólo eso. También implica degollar a todo lo que encuentre a mi paso una vez haya cumplido la prioridad, salvarlo. Qué más da, a estas alturas de mi historia poco importa una víctima más o menos. O eso me gustaría creer, porque también es cierto que las cuentas de un asesino se van volviendo más y más pesadas cada vez. Y esa cuenta empezó precisamente cuando apenas tenía 16 años, con la misma daga que llevo ahora al cinturón. Pero no es la única arma que llevo para la ocasión. También porto una katana, y unos guanteletes de acero negro para que hagan las veces de canalizador de magia. Además llevo, bajo el abrigo negro y largo, un peto de cuero tachonado. Como complementos he traído un par de pociones que llevo en los bolsillos, el fuego Valyrio y la esencia de escrúpulos de nahlrout.
Nos dirigimos a pie hacia las afueras de Londres, al lugar en el que se encuentran aquellos campos, caminando un poco por detrás del drow que se supone que conoce el camino para llegar. Durante la mayor parte del trayecto voy en absoluto silencio, no tanto por estar concentrado como por el hecho de que cualquier cosa que pueda decir ahora es absurda, ya está todo hablado de la reunión, además, si tuviese que decir algo sólo sería...
Abro el puño y extiendo la mano hacia delante al llegar frente a las puertas metálicas de la prisión, mientras espero que Dyospiros oscurezca los focos tal y como acordamos previamente. Esto nos haría algo menos visibles, aunque pronto vamos a dejar de pasar desapercibidos. Respiro hondo y me preparo por si tengo que estar listo para actuar en caso de que Lyran fracase tirando la pared de manera más 'silenciosa' con esa habilidad que nos permitiría entrar. La pregunta de Dyospiros hace que pierda levemente la concentración, aunque todavía tengo algunos segundos para recuperarla, en lo que tarda Lyran en actuar. - Así es. Mi hijo Ian. Tiene 21 años, pero no es un novato, lucha desde hace ya varios años. Aun así le han atrapado...- quisiera preguntarle más cosas sobre lo que le hicieron allí, pero temo las respuestas. - Espero que el camino para llegar a esa zona no haya cambiado.- añado para evitar preguntar por lo que les hacen, asintiendo a lo de repasar el plan de manera rápida.
Nos dirigimos a pie hacia las afueras de Londres, al lugar en el que se encuentran aquellos campos, caminando un poco por detrás del drow que se supone que conoce el camino para llegar. Durante la mayor parte del trayecto voy en absoluto silencio, no tanto por estar concentrado como por el hecho de que cualquier cosa que pueda decir ahora es absurda, ya está todo hablado de la reunión, además, si tuviese que decir algo sólo sería...
- flashback:
- - Gracias...- murmuro con la cabeza baja de tal manera que sólo lo escuche Lyran, que acaba de ofrecerse para acompañarme en el ataque a los campos, a pesar de que le dije que podía ir yo solo. Pero por lo visto eso no entra en sus planes, y en cierto modo yo ya lo sabía. Él no me dejaría enfrentarme a eso sin estar ahí para ayudarme. A pesar de toda la mierda que ha sucedido entre nosotros, a pesar de que se jodió (o jodí, más bien) una amistad de la infancia en la que fuimos como hermanos, a pesar de todo...sigue estando en los momentos en los que se le necesita. Para empezar me ha traído a la reunión, entrando a una base que he tenido siempre vetada, por haber sido auror del Ministerio hace unos años. Además, uno que atacó hasta la entrada de esta base. Y, aunque ya no pertenezca al extinto Ministerio, puedo notar las miradas recelosas de algunas personas de la reunión, especialmente del Black.
No hago mucho caso al lugar al que van otros, prefiero centrarme en el sitio que me interesa. Parece que no vamos a ir solos a ese maldito lugar, un par de drows que no he visto nunca se unen, aunque no parece que tengan allí a nadie que rescatar. Más bien parece algún tipo de venganza, tal y como confirma uno de ellos. Cómo lo entiendo. Me recorre un escalofrío por todo el cuerpo cuando dice lo de vengarse por lo que hacen allí. El otro drow, el más joven, también se le une a eso de ir a joder, cosa que me parece perfecta porque así también actuarán de distracción al principio. - Ellos quieren crear caos y destrucción, que es lo que necesitamos para llegar a las celdas, que arda todo, que no sepan a donde dirigirse. - el poder de Lyran hará más sencillo eso de acceder a donde esté encerrado. Ya lo he visto otras veces usar ese poder, y es justo lo que necesitamos. La huida que menciona Lyran será más complicada, pero es lo principal. Me quedo mirando durante unos segundos a un par de listones de metal no muy grandes que hay en el suelo, algo que probablemente hayan usado para hacer reparaciones u obras en la base. A un gesto de mi brazo estos se elevan en el aire. - Haré que estén más ocupados intentando salvar su vida que tratando de detenernos.- cierro el puño, convirtiendo el metal que levita en un amasijo deforme.
Abro el puño y extiendo la mano hacia delante al llegar frente a las puertas metálicas de la prisión, mientras espero que Dyospiros oscurezca los focos tal y como acordamos previamente. Esto nos haría algo menos visibles, aunque pronto vamos a dejar de pasar desapercibidos. Respiro hondo y me preparo por si tengo que estar listo para actuar en caso de que Lyran fracase tirando la pared de manera más 'silenciosa' con esa habilidad que nos permitiría entrar. La pregunta de Dyospiros hace que pierda levemente la concentración, aunque todavía tengo algunos segundos para recuperarla, en lo que tarda Lyran en actuar. - Así es. Mi hijo Ian. Tiene 21 años, pero no es un novato, lucha desde hace ya varios años. Aun así le han atrapado...- quisiera preguntarle más cosas sobre lo que le hicieron allí, pero temo las respuestas. - Espero que el camino para llegar a esa zona no haya cambiado.- añado para evitar preguntar por lo que les hacen, asintiendo a lo de repasar el plan de manera rápida.
- flashback:
- - Nos dividimos nada más entrar, y de allí nosotros vamos a donde estén encerrados. Una vez dentro...será complicado comunicarnos, puede que no haya ni tiempo de usar la moneda esa comunicadora. Tal vez deberíamos plantear un tiempo máximo para hacer el ataque, 30 minutos como mucho, para volver al punto de encuentro y salir. - discutimos en pequeño grupo el modo de comunicarnos y salir, todavía dentro de la sala de reuniones. Obviamente sería mucho más fácil abandonar el sitio si entre todos hacíamos cobertura. Si salimos cada uno disparado en una dirección seremos un objetivo más fácil.
El drow se levanta tranquilo y me mira, acariciando su látigo.
-Tendrás suerte si tú sales ileso cuando te pille.
Yo sigo con mi sonrisa en la cara, y no aparto la vista de él mientras levanta el látigo. "Lo siento rubia, te lo compensaré si salimos vivas". Pero no percibo el dolor, no escucho el viento silbando, el brazo de Ail se detiene a tiempo. Un soldado le da la noticia y él se queda pensativo.
-¿Problemas... en el paraíso?
El drow se niega a responderme, y se dedica a dar órdenes como si nada. Luego mandan que me encierren.
-¡Eh! ¡Eh!
Intento soltarme pero los guardias pasan de mí y cumplen lo mandado, cerrando la puerta al irse. "Malditos humanos..." El tiempo me parece eterno, pero estoy más concentrada intentando soltarme de las correas que esperando a que vengan a terminar de torturarme. Por fin, consigo sacar uno de mis pequeños pies del zapato y con jodido esfuerzo pasarlo por la correa, liberándolo. Hago lo mismo con el otro, algo más rápido y con las fuerzas que tengo y después de tres intentos logro dar una vuelta pasando los pies por mi cabeza y quedando frente a la camilla, con las muñecas atadas. Tiro y giro las correas lo que puedo, pero no se rompen.
-¡Maldita sea!
Después de unos veinte minutos de rabieta, consigo aflojarlas lo suficiente y liberarme. "Vas a enterarte drow asqueroso". Por desgracia mi pensamiento se queda ahí, ya que el arsenal está cerrado y la puerta igual.
-¡Abridme cabrones! ¿O no os atreveis a entrar?
Golpeo la puerta una y otra vez, sin descanso, hasta que se harten de mí los guardias y vengan a sujetarme de nuevo, entonces podría tener una posibilidad.
-Tendrás suerte si tú sales ileso cuando te pille.
Yo sigo con mi sonrisa en la cara, y no aparto la vista de él mientras levanta el látigo. "Lo siento rubia, te lo compensaré si salimos vivas". Pero no percibo el dolor, no escucho el viento silbando, el brazo de Ail se detiene a tiempo. Un soldado le da la noticia y él se queda pensativo.
-¿Problemas... en el paraíso?
El drow se niega a responderme, y se dedica a dar órdenes como si nada. Luego mandan que me encierren.
-¡Eh! ¡Eh!
Intento soltarme pero los guardias pasan de mí y cumplen lo mandado, cerrando la puerta al irse. "Malditos humanos..." El tiempo me parece eterno, pero estoy más concentrada intentando soltarme de las correas que esperando a que vengan a terminar de torturarme. Por fin, consigo sacar uno de mis pequeños pies del zapato y con jodido esfuerzo pasarlo por la correa, liberándolo. Hago lo mismo con el otro, algo más rápido y con las fuerzas que tengo y después de tres intentos logro dar una vuelta pasando los pies por mi cabeza y quedando frente a la camilla, con las muñecas atadas. Tiro y giro las correas lo que puedo, pero no se rompen.
-¡Maldita sea!
Después de unos veinte minutos de rabieta, consigo aflojarlas lo suficiente y liberarme. "Vas a enterarte drow asqueroso". Por desgracia mi pensamiento se queda ahí, ya que el arsenal está cerrado y la puerta igual.
-¡Abridme cabrones! ¿O no os atreveis a entrar?
Golpeo la puerta una y otra vez, sin descanso, hasta que se harten de mí los guardias y vengan a sujetarme de nuevo, entonces podría tener una posibilidad.
Camino con la comitiva elfo-drow-magos, agarrado a un palo de madera que me habia agenciado porque me habia parecido el arma epica mas definitiva del mundo, voy a saltos de vez en cuando y sin duda soy el mas alegre y emocionado de ese grupo, y una anchisima sonrisa en mi rostro rayano a lo inocente y a lo loco lo demuestra. El anillo de Vor, vilya, reluce en mi dedo. Solo algo distrae de vez en cuando mi maravillosa atencion por la batalla, y son las cadenitas brillantes y tintineantes de Vor. De vez en cuando levanto el palo frente a mi y lo miro con cara de creerme Conan el Barbaro. Nada mas lejos, claro....
"DEFINITIVEEEEEEEEEE STIIIIIIIIIIIIICK!"
Lo habria untado en caca para que fuera mas efectivo. Si encontrase un ñordo, lo haria. En cuanto a mis acompañantes...bueno, no voy a negar que me preocupan un poco...la reunion habia sido cuanto menos curiosa...
Me detengo con los demas, y miro hacia la prision aquella, porque es lo que es. Ahi meten a bichos raros como nosotros a hacerles experimentos y dejarlos hechos polvo. Malditos. Arrugo levemente mi nariz, escuchando - Treinta minutos me paece bien. Sacad de ahi a tos los que podais, por favor! Si estais mu mal de salud... avisad. Os daré to el soporte que pueda. -me son desconocidos, pero me da igual. Mi parte la tenia mas o menos clara, si tenia que combatir, lo haria, pero lo importante era mantener la salud de los alli presentes, tanto como pudiese. Tampoco soy un grandioso sanador, lo que sé es por la mera intuicion elfica de la sangre que corre por mis venas. En ese momento, Dyospiros lanza sus globos de oscuridad a los focos de la cara de la muralla mas cercana a la que nos hallamos, reduciendo considerablemente la cantidad de luz. Yo aun aguardo.
"DEFINITIVEEEEEEEEEE STIIIIIIIIIIIIICK!"
Lo habria untado en caca para que fuera mas efectivo. Si encontrase un ñordo, lo haria. En cuanto a mis acompañantes...bueno, no voy a negar que me preocupan un poco...la reunion habia sido cuanto menos curiosa...
- FLASHBACK:
- -¡Hola a tós! Yo me llamo Roäc, es un placer conoceros. -pronunciadisima reverencia.
Ahi estaba yo presentandome a un monton de extraños super graciosos. Queria conocerlos a todos ellos. Sonrio sin poder evitarlo, casi con hiperactividad basculo sobre mis talones. Escucho, y mis ojos se van abriendo poco a poco, amplios, al igual que mi boca...porque esas palabras sinceramente me han llegado al corazon, porque puedo identificarlas perfectamente con lo que he estado haciendo yo
" - Por si acaso todavía queda alguien que no quiera participar en las misiones porque no esté seguro o porque crea que no es correcto...pensad el motivo por el que lo hacemos. Pensad si queréis pasaros toda la vida asustados y sin poder hacer lo que realmente queréis, si queréis pasaros la vida teniendo que esconderos simplemente para sobrevivir. Puede que viváis más, pero también puede que desperdiciéis buena parte de vuestras vidas. No tengáis miedo. VIVID. Si no nada tendrá sentido."
Cuando supero mi emocion miro a Vor. Como yo estoy de pie a su lado, le pongo una mano encima del hombro y asiento efusivamente. -Contad conmigo!
Me detengo con los demas, y miro hacia la prision aquella, porque es lo que es. Ahi meten a bichos raros como nosotros a hacerles experimentos y dejarlos hechos polvo. Malditos. Arrugo levemente mi nariz, escuchando - Treinta minutos me paece bien. Sacad de ahi a tos los que podais, por favor! Si estais mu mal de salud... avisad. Os daré to el soporte que pueda. -me son desconocidos, pero me da igual. Mi parte la tenia mas o menos clara, si tenia que combatir, lo haria, pero lo importante era mantener la salud de los alli presentes, tanto como pudiese. Tampoco soy un grandioso sanador, lo que sé es por la mera intuicion elfica de la sangre que corre por mis venas. En ese momento, Dyospiros lanza sus globos de oscuridad a los focos de la cara de la muralla mas cercana a la que nos hallamos, reduciendo considerablemente la cantidad de luz. Yo aun aguardo.
Observé una vez más a mis acompañantes antes de pararnos allí, en cuanto tuvimos aquella terrible imagen. El drow iba muy callado y no había comentado mucho (por no decir nada) durante el camino. Por una parte lo comprendía. Por otra parte no. Cuando le pregunté si estaba seguro me dio una respuesta muy poco concisa. Me dijo que sí, y que no. Yo lo miré con cierta molestia en mis ojos -prácticamente rabia- porque en aquel momento necesitaba un poco de consejo. No sabía si estaba haciendo lo correcto. Con los otros magos mis conversaciones podrían resumirse a silencio y algún intercambio de miradas. Lyran, aquel no me gustaba. Pero debía entender que toda ayuda era poca. Y que lo necesitaríamos.
Aunque aún no me cabía en la cabeza porqué estábamos allí. Roäc era el único que parecía más animado. Por una parte esa diferencia en el estado de ánimo me hacía sentir que había un abismo entre nosotros y no le pude llegar a decir demasiado. Por otra parte lo envidiaba, porque sentía la necesidad de poder rebosar en felicidad. -... Roäc.- Mascullé entre dientes justo tras ver por primera vez los campos. -Por lo que más quieras. No te separes demasiado de mí.- No estaba seguro de si era un grito desesperado por el miedo propio, o si es que temía por él. Lo veía tan feliz, tan despreocupado, tan optimista… No podía ir así allí dentro. Lo iban a matar. No. No…
Estaba pensando en Osten, otra vez. No, no era él, y jamás sería un reemplazo. Pero no iba a permitir que me lo quitaran aquella noche.
Estábamos allí ya dando los primeros pasos hacia la ofensa. Dyospiros había declarado en la reunión que él se encargaría de oscurecer los focos -y eso justamente se puso a hacer, con la oscuridad que en aquel preciso instante goteaba de sus manos- aunque aún quedaban parloteos en el aire. Aparentemente ellos iban a rescatar al hijo de Adam, Ian. Lyran nos apresuraba para comenzar el ataque pues ya habían empezado por otros lados. Ambos estaban tomándose un tiempo prudente para realizar sus respectivos hechizos. Yo sabía que un vallado era un problema para Zer’tath, a pesar de que mi bastón podía travesarlo con facilidad -y realmente, con alguna dificultad, yo también- no podíamos destrozarlo. Lo mejor era esperar prudentemente para entrar todos juntos, aunque luego nos separaríamos.
El plan repasado. Treinta minutos. Matar a todas las posibles personas en aquellos momentos. -Nosotros hacer el mayor ruido posible. Es probable que nos ir a por nosotros. Pero no poder aguantar todo el mundo, por eso…
Y justamente eso es lo que me dediqué a hacer, firme desde aquella posición busqué los globos de oscuridad -que indicaban algunas luces ahora apagadas- para dar un fin definitivo a aquella molesta iluminación. Si veía cámaras hacía exactamente lo mismo. Tenía el bastón partido en muchos pedazos, cada uno moviéndose por su lado. Mi mano repasaba sobre el estoque, mi única arma sin este. Era el momento oportuno para que los dos magos nos abrieran el camino. Pero cada instante que pasaba me arrepentía más de todo aquello. Y finalmente mis pensamientos abandonaron mi mente, saliendo por mi boca. -No quiero ir. No quiero ir…- Fue un susurro estúpido, casi como una plegaria. Si Lloth o cualquier otra deidad me vigilaba, quería que supiera que hacía ello no por placer. No aquella vez. -Roäc, Dyos. Aviso que yo puedo curar en caso de que sea necesario, pero no pienso dedicar nada en hacerlo sin necesidad. El curandero principal eres tu, pajarraco. Pero cuenta conmigo en emergencias… ¿V-Vale?- ¿No tendría él también miedo?
Aunque aún no me cabía en la cabeza porqué estábamos allí. Roäc era el único que parecía más animado. Por una parte esa diferencia en el estado de ánimo me hacía sentir que había un abismo entre nosotros y no le pude llegar a decir demasiado. Por otra parte lo envidiaba, porque sentía la necesidad de poder rebosar en felicidad. -... Roäc.- Mascullé entre dientes justo tras ver por primera vez los campos. -Por lo que más quieras. No te separes demasiado de mí.- No estaba seguro de si era un grito desesperado por el miedo propio, o si es que temía por él. Lo veía tan feliz, tan despreocupado, tan optimista… No podía ir así allí dentro. Lo iban a matar. No. No…
Estaba pensando en Osten, otra vez. No, no era él, y jamás sería un reemplazo. Pero no iba a permitir que me lo quitaran aquella noche.
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FLASHBACK
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Ese había sido uno de mis mayores miedos durante toda la reunión. No era yo una persona fácil de convencer y siquiera las más bellas palabras o los mejores discursos podían convencerme de que todo iba a ir bien. Johan había intentado eso. No era exactamente algo motivador, tenía mucha oscuridad en sus palabras, como más desesperación que esperanzas de un futuro luminoso. Lo único que buscaba, concluí, eran más suicidas para aquella misión. Ellos se conocían en su mayoría y tenían razones de peso para ir, ya fueran venganzas o recuperar presos o acabar con todo aquello de una vez.
Nosotros sólo íbamos a hacer daño. No presté mucha atención a las conversaciones de padre e hijo que pudieran intercambiar Azahar y Lyran, asuntos familiares, amiguismos. Yo ya sabía que mi única compañía real iban a ser aquellos dos de orejas picudas. Y había escuchado a Dyos con mucha intención, sorprendiéndome un poco por el peso de todas sus palabras, por el valor que desprendía al decidir tomar aquella decisión. Hablando como si fuera uno más. Yo escuchaba mucho y callaba demasiado. Lyran iba a usar sus magias extrañas para abrirnos el paso, con agua, mientras que Adam parecía de acuerdo con que nosotros sirviéramos de distracción. Como carne de cañón mientras ellos sacaban de allí lo único que les interesaba.
Recordaba extrañamente una mano encima de mi hombro. Roäc. Ese “contad conmigo” era una confirmación a que venía. Y entonces supe que ya no tenía vuelta atrás. Me sentía sucio por haberle pedido que viniera con nosotros. Me giré y puse mi mano encima de la suya intentando disimular mis miedos, mis temblores. -... Osten me habría dicho que todo iría bien. Pero yo no soy él y no me veo capaz de ser lo que finjo. Te seré sincero, Roäc, no sé que va a pasar. Tengo miedo. Pero… ¿Te acuerdas de aquello que te conté? Sigue en pie, con alguna esmena. Pero la base sigue en pie. Y seguirá así siempre que yo pueda sostenerme sobre los míos.
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FLASHBACK
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Ese había sido uno de mis mayores miedos durante toda la reunión. No era yo una persona fácil de convencer y siquiera las más bellas palabras o los mejores discursos podían convencerme de que todo iba a ir bien. Johan había intentado eso. No era exactamente algo motivador, tenía mucha oscuridad en sus palabras, como más desesperación que esperanzas de un futuro luminoso. Lo único que buscaba, concluí, eran más suicidas para aquella misión. Ellos se conocían en su mayoría y tenían razones de peso para ir, ya fueran venganzas o recuperar presos o acabar con todo aquello de una vez.
Nosotros sólo íbamos a hacer daño. No presté mucha atención a las conversaciones de padre e hijo que pudieran intercambiar Azahar y Lyran, asuntos familiares, amiguismos. Yo ya sabía que mi única compañía real iban a ser aquellos dos de orejas picudas. Y había escuchado a Dyos con mucha intención, sorprendiéndome un poco por el peso de todas sus palabras, por el valor que desprendía al decidir tomar aquella decisión. Hablando como si fuera uno más. Yo escuchaba mucho y callaba demasiado. Lyran iba a usar sus magias extrañas para abrirnos el paso, con agua, mientras que Adam parecía de acuerdo con que nosotros sirviéramos de distracción. Como carne de cañón mientras ellos sacaban de allí lo único que les interesaba.
Recordaba extrañamente una mano encima de mi hombro. Roäc. Ese “contad conmigo” era una confirmación a que venía. Y entonces supe que ya no tenía vuelta atrás. Me sentía sucio por haberle pedido que viniera con nosotros. Me giré y puse mi mano encima de la suya intentando disimular mis miedos, mis temblores. -... Osten me habría dicho que todo iría bien. Pero yo no soy él y no me veo capaz de ser lo que finjo. Te seré sincero, Roäc, no sé que va a pasar. Tengo miedo. Pero… ¿Te acuerdas de aquello que te conté? Sigue en pie, con alguna esmena. Pero la base sigue en pie. Y seguirá así siempre que yo pueda sostenerme sobre los míos.
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Estábamos allí ya dando los primeros pasos hacia la ofensa. Dyospiros había declarado en la reunión que él se encargaría de oscurecer los focos -y eso justamente se puso a hacer, con la oscuridad que en aquel preciso instante goteaba de sus manos- aunque aún quedaban parloteos en el aire. Aparentemente ellos iban a rescatar al hijo de Adam, Ian. Lyran nos apresuraba para comenzar el ataque pues ya habían empezado por otros lados. Ambos estaban tomándose un tiempo prudente para realizar sus respectivos hechizos. Yo sabía que un vallado era un problema para Zer’tath, a pesar de que mi bastón podía travesarlo con facilidad -y realmente, con alguna dificultad, yo también- no podíamos destrozarlo. Lo mejor era esperar prudentemente para entrar todos juntos, aunque luego nos separaríamos.
El plan repasado. Treinta minutos. Matar a todas las posibles personas en aquellos momentos. -Nosotros hacer el mayor ruido posible. Es probable que nos ir a por nosotros. Pero no poder aguantar todo el mundo, por eso…
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FLASHBACK
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-... Voy a intentar imposibilitar en la medida de lo posible sus… cámaras. No solo luces. Los globos no aguantar eternamente. Zer’tath es especialmente útil para destrozar máquinas. Creo. Es mi bastón.- Lo hice mover delante mía, partiéndolo en distintos cachos sin mover siquiera un dedo. -Debería poder ir destrozando sobre la marcha. Ser difícil cubrirlas todas, pero si imposibilitar vistas la huida ser más fácil. Y así no saber cuantos enemigos somos. Igual poder desorganizar ellos todo lo posible. Dudo que estar totalmente preparados para proteger de eso.
Me eché hacia atrás. -No estar muy acostumbrado aún a cubrir demasiados objetivos a la vez… Pero él mismo saber qué tener que hacer. No solo quiero acabar con su visión. Si puedo colar algún cristal en algun circuito, si poder destrozar cables, esas mierdas, lo haré. Si poder dejar campos a oscuras… Solo os diré, llevad algo para iluminar.
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FLASHBACK
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-... Voy a intentar imposibilitar en la medida de lo posible sus… cámaras. No solo luces. Los globos no aguantar eternamente. Zer’tath es especialmente útil para destrozar máquinas. Creo. Es mi bastón.- Lo hice mover delante mía, partiéndolo en distintos cachos sin mover siquiera un dedo. -Debería poder ir destrozando sobre la marcha. Ser difícil cubrirlas todas, pero si imposibilitar vistas la huida ser más fácil. Y así no saber cuantos enemigos somos. Igual poder desorganizar ellos todo lo posible. Dudo que estar totalmente preparados para proteger de eso.
Me eché hacia atrás. -No estar muy acostumbrado aún a cubrir demasiados objetivos a la vez… Pero él mismo saber qué tener que hacer. No solo quiero acabar con su visión. Si puedo colar algún cristal en algun circuito, si poder destrozar cables, esas mierdas, lo haré. Si poder dejar campos a oscuras… Solo os diré, llevad algo para iluminar.
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Y justamente eso es lo que me dediqué a hacer, firme desde aquella posición busqué los globos de oscuridad -que indicaban algunas luces ahora apagadas- para dar un fin definitivo a aquella molesta iluminación. Si veía cámaras hacía exactamente lo mismo. Tenía el bastón partido en muchos pedazos, cada uno moviéndose por su lado. Mi mano repasaba sobre el estoque, mi única arma sin este. Era el momento oportuno para que los dos magos nos abrieran el camino. Pero cada instante que pasaba me arrepentía más de todo aquello. Y finalmente mis pensamientos abandonaron mi mente, saliendo por mi boca. -No quiero ir. No quiero ir…- Fue un susurro estúpido, casi como una plegaria. Si Lloth o cualquier otra deidad me vigilaba, quería que supiera que hacía ello no por placer. No aquella vez. -Roäc, Dyos. Aviso que yo puedo curar en caso de que sea necesario, pero no pienso dedicar nada en hacerlo sin necesidad. El curandero principal eres tu, pajarraco. Pero cuenta conmigo en emergencias… ¿V-Vale?- ¿No tendría él también miedo?
Roac parece demasiado optimista, en mi opinion, y cada vez que lo miro ahi va emocionadismo con su palo. Vor no separa ni un ápice de él, aunque no llego a comprender muy bien por qué...
"parece que le tranquiliza"
Resoplo, nervioso, mirando a ese lugar. Los recuerdos estan asaltando mi mente en todo momento. Soy consciente de que Vor me mira mal, que él no queria ir. Yo no lo he obligado. No he pedido a nadie que venga conmigo. No podría cargar con esa responsabilidad. Pero ahora lo son, responsabilidad mia, y hare lo necesario para evitar que acaben muertos.
"Es extraño. Tengo tanto miedo...sin embargo estoy seguro de que esto es lo correcto."
La oscuridad ya ha ocultado los focos, ya deben saber que estamos aqui. Vor, con aquella tactica suya, ciega mas los posibles focos restantes y camaras.
-Y cae la noche sobre ellos...una vez mas.- mis ojos relucen en la oscuridad con un deje rojizo, mas que violeta. La comisura de mis labios se estira en una mueca parecida a la sonrisa.
Desenvaino mis armas, asintiendo con firmeza a lo que dice Vor. Lo he escuchado hablar y lo miro por un momento. Había decidido venir, pese a todo.
-Valor, compañero....
Está todo acordado, tan solo resta que los magos, tanto humanos como semidrows, se encarguen de derribar la maldita muralla. Verla caer me produciria sin duda un inmenso placer.
"parece que le tranquiliza"
Resoplo, nervioso, mirando a ese lugar. Los recuerdos estan asaltando mi mente en todo momento. Soy consciente de que Vor me mira mal, que él no queria ir. Yo no lo he obligado. No he pedido a nadie que venga conmigo. No podría cargar con esa responsabilidad. Pero ahora lo son, responsabilidad mia, y hare lo necesario para evitar que acaben muertos.
"Es extraño. Tengo tanto miedo...sin embargo estoy seguro de que esto es lo correcto."
La oscuridad ya ha ocultado los focos, ya deben saber que estamos aqui. Vor, con aquella tactica suya, ciega mas los posibles focos restantes y camaras.
-Y cae la noche sobre ellos...una vez mas.- mis ojos relucen en la oscuridad con un deje rojizo, mas que violeta. La comisura de mis labios se estira en una mueca parecida a la sonrisa.
Desenvaino mis armas, asintiendo con firmeza a lo que dice Vor. Lo he escuchado hablar y lo miro por un momento. Había decidido venir, pese a todo.
-Valor, compañero....
- FLASHBACK:
- Miré a Vor, a sabiendas de que aun estaba debil por aquello de la cueva, que tenia miedo y no queria ir. En pequeña reunion con los magos y con Roäc, cuando terminamos de establecer los detalles....
-Si sientes que no puedes hacer esto, no deseo obligarte. Esto....lo hago por mi.... Debo cerrar las paginas de ese capitulo que se abrio hace tiempo...es mi responsabilidad....para bien o para mal
Está todo acordado, tan solo resta que los magos, tanto humanos como semidrows, se encarguen de derribar la maldita muralla. Verla caer me produciria sin duda un inmenso placer.
- FLASHBACK:
- -No me des las gracias aun. -respondí asi a Adam, mirandolo con una sonrisa algo triste, de no tenerlas todas conmigo. Es pronto para dar las gracias.
Miré aquello que hizo con el metal. Nos seria bastante util. Y asentí a las palabras de los drows. Al jovencillo se le veia muy apesadumbrado. Espero que todos supiesemos aguantar la presion una vez allí....
Pues ya estamos listos. Sin esperar más, en cuanto el drow oscurece los focos y el otro tambien hace de las suyas con aquel baston mil veces fragmentado, echo a correr hacia la muralla. Convoco una esferita de luz en mi mano, porque si no, no voy a ver un pijo, pero tampoco quiero ser muy detectable. Se empiezan a oir alarmas, con la que estamos montando algo deben sospechar ya....
"va, un poco de tiempo"
Me parapeto contra aquella muralla de cemento, tiene aspecto de ser...tremendamente gruesa? Eso no puedo saberlo aun. Planto mis dos manos desnudas sobre el cemento y empleo mi poder para transformarla en agua y ver si creo un boquete para que podamos pasar pero....una buena parte cae derretida en forma de agua, y al fondo, aun veo hormigón. Y placas de acero en su interior reforzando. No he abierto ninguna entrada.
"mierda, joder..."
-ADAM! -Lo llamo advirtiendole de que es su turno, porque mi maniobra ha sido insuficiente, aunque volviese a intentarlo a continuacion. Me parapeto tras el muro, al oir voces y pasos sobre la muralla. Y escuchar algunas balas perdidas.
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