Recuerdo del primer mensaje :
La Cueva de Gough está situada en las afueras de Somerset. Tiene 90 metros de profundidad y una longitud de 2.135 km. Contiene gran variedad de grandes cámaras y formaciones rocosas. Contiene también el Cheddar Yeo, el sistema de río subterráneo más grande de toda Gran Bretaña, con lo cual es posible que algunas cámaras queden inundadas segun el caudal. Aun hay restos de huesos humanos y de animales, todos ellos presentan cortes en algunas partes. Indicativo de que en esa caverna, hace miles de años, se practicaba el canibalismo.
Desollador Mental
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Los planes de dejar al otro vivo no parecía que fueran a salir muy bien. Quedó derribado en el suelo más muerto que otra cosa, porque había resultado completamente incapaz de defenderse. Aún así mi compañero estaba convencido de poder conseguir que vivieran un poco más, y mencionó al otro. Este estaba arrodillado y empezaba a comprender que debía haber perdido el contacto con mi compañero por el ataque del pajarraco. Me pareció muy prudente tenerlo bien vigilado, pero mis pensamientos cambiaron de lugar al ver mi compañero ensartado por el bastón.
“Teoría afirmada: Es independiente del drow” Le dije yo con una sorna similar a la que él había demostrado anteriormente. Además advirtió este de que estaba perdiendo al drow, pero muy tarde, se había levantado y con una furia casi incomprensible para los de nuestra raza se arrojó directamente a por mi compañero. Aquello, sin necesidad de pensar demasiado, se lo iba a llevar a la tumba. Y yo allí seguía un poco pasmado por todo lo que estaba ocurriendo, observando la agonía de mi compañero que buscaba en sus últimos momentos de vida sacar aún más información para los nuestros.
“Voy a acabar con él. Sacaré todo lo que pueda al otro” Expliqué prudentemente para no interrumpir su búsqueda de información. De hecho lo que hice fue otra onda de las mías, para no únicamente torturar un poco más la que ya debía ser una destrozadísima mente, si no para poder permitir que la información fluyera. Parecía tener unos conocimientos un tanto similares a los del otro drow, pues todos podíamos sentir aquello que estaba llegando de nuevo a la red. Jugosa información. “El otro ya no volverá a levantarse” Le afirmé yo ante su petición de que los matara. El sacrílego animal no sería más que un pasatiempos, y en cuanto el bastón… Creía ya saber como enfrentarme a aquella cosa.
La idea de la guerra fue algo nueva, yo no había llegado hasta ahí. Había que reconocer que mi compañero estaba más preparado que yo en todo aquello. Digamos que dentro de los estándares de mi raza yo era de lo más joven que había. Pero no podía entretenerme con lo que pudiera encontrar el otro, si no que aprovechando el ataque mental que propinaba al único drow en pie, también buscaba yo algo de información allí dentro. No parecía que hubiera llevado una vida demasiado extensa allí fuera. Pero la gran cantidad de conceptos que a nosotros nos eran desconocidos era… Abrumadora. Nos llevaría mucho tiempo acabar de dar un sentido completo a todos esos extraños animales, a esas cosas llamadas árboles, a factores meteorológicos. Era como si todo un nuevo mundo estuviera almacenado en un simple cerebro.
Quizás las maravillas de aquella tentadora otra realidad pudieran acabar provocando, indirectamente, mi muerte también. Estaba ensimismado, cercano al dúo formado por ilícido y drow, saboreando cada retazo de memoria.
“Teoría afirmada: Es independiente del drow” Le dije yo con una sorna similar a la que él había demostrado anteriormente. Además advirtió este de que estaba perdiendo al drow, pero muy tarde, se había levantado y con una furia casi incomprensible para los de nuestra raza se arrojó directamente a por mi compañero. Aquello, sin necesidad de pensar demasiado, se lo iba a llevar a la tumba. Y yo allí seguía un poco pasmado por todo lo que estaba ocurriendo, observando la agonía de mi compañero que buscaba en sus últimos momentos de vida sacar aún más información para los nuestros.
“Voy a acabar con él. Sacaré todo lo que pueda al otro” Expliqué prudentemente para no interrumpir su búsqueda de información. De hecho lo que hice fue otra onda de las mías, para no únicamente torturar un poco más la que ya debía ser una destrozadísima mente, si no para poder permitir que la información fluyera. Parecía tener unos conocimientos un tanto similares a los del otro drow, pues todos podíamos sentir aquello que estaba llegando de nuevo a la red. Jugosa información. “El otro ya no volverá a levantarse” Le afirmé yo ante su petición de que los matara. El sacrílego animal no sería más que un pasatiempos, y en cuanto el bastón… Creía ya saber como enfrentarme a aquella cosa.
La idea de la guerra fue algo nueva, yo no había llegado hasta ahí. Había que reconocer que mi compañero estaba más preparado que yo en todo aquello. Digamos que dentro de los estándares de mi raza yo era de lo más joven que había. Pero no podía entretenerme con lo que pudiera encontrar el otro, si no que aprovechando el ataque mental que propinaba al único drow en pie, también buscaba yo algo de información allí dentro. No parecía que hubiera llevado una vida demasiado extensa allí fuera. Pero la gran cantidad de conceptos que a nosotros nos eran desconocidos era… Abrumadora. Nos llevaría mucho tiempo acabar de dar un sentido completo a todos esos extraños animales, a esas cosas llamadas árboles, a factores meteorológicos. Era como si todo un nuevo mundo estuviera almacenado en un simple cerebro.
Quizás las maravillas de aquella tentadora otra realidad pudieran acabar provocando, indirectamente, mi muerte también. Estaba ensimismado, cercano al dúo formado por ilícido y drow, saboreando cada retazo de memoria.
Ayuda a Roäc. Esa había sido la última frase que me había dirigido. Ayudar a un pájaro. Aún había hablado algo más, con aquel… Aquel mismo que lo había matado. Yo estaba perdido. Necesitaba que me explicara qué sucedía. Me había acostumbrado a depender de sus pensamientos, al tener aquella conexión con él, al poder saber que pensaba. No alcanzaba a comprender mucho. No al menos hasta que por primera vez en mucho, muchísimo tiempo, solo sentí un oscuro silencio allí donde generalmente sentía los pensamientos de Vest. Mi hermano acababa… ¿Acababa de…? No. No. No. NO. NO.
No iba a desafiar su última voluntad, pero no podía hacer nada por él aparte de eso. Para entonces estaba revolviendo la gran parte de mi cuerpo (sin contar cachos que había ido dejando aquí y allá) dentro del abdomen de aquella abominación. No me gustaba la sangre, ni tampoco el líquido que aquel ser manaba. Pero ya había empezado a considerarlo normal. Y en aquel momento, con aquellos pensamientos, con… Aquella furia, no iba a entretenerme más. Creía yo que todas las vidas eran justas. Todos los seres podían ser buenos. Me había pasado mi vida -y mi muerte- intentando convencer a mi hermano de que las respetara. Había detestado tener que colaborar en asesinatos, en actos de agresión.
Pero poco a poco todo aquello se había ido perdiendo. Empezaba a no darle importancia al resto, mi gemelo era siempre quien había tomado las decisiones en vida. Vest y yo no éramos parecidos, ni de lejos. Éramos contrarios. Dos polos perfectamente encajados, formando una única persona. Él fue desde siempre la parte con tendencia más… Cruel, por así llamarlo, y yo la de pura bondad. Del equilibrio surgía nuestra forma de actuar como conjunto. Pero ahora no podía representar lo de siempre. Él. Él estaba muerto. Todo lo que me quedaba era la última voluntad.
Y la llevé con creces. Observé también al mismo ser atravesado por la espada del drow, y este ser aprisionado por completo por los tentáculos faciales. Yo… Yo no sabía que hacer. No acababa de comprender por qué este había traicionado a Vor. Por otra parte… Aún existía la esperanza de poder salvarlo. Si lograba actuar correctamente, si lográbamos acabar con ambos pronto… Podría intentar hacer con él un hechizo de sanación. No era buen mago, ya lo había descubierto, pero algo debía poder hacer. Solo necesitaba un cuerpo físico al que asociarme para efectuar tal hechizo.
Lo necesitaba vivo. Todo debía haber sido un error. -Resiste…- Era la primera vez desde que había sido bastón que me dirigía directamente con alguien. Una cosa era usar la iluminación o los gestos para comunicarme, como ya había hecho con él anteriormente. Otra cosa, eso. Estaba muerto de miedo. No podía comprender nada. Me sentía incompleto. Vacío. No lograba pensar. No lograba… Transformé los pedazos de cristal en una especie de bloque gigante, me situé a un lado del desollador darkred y lo derribé con todas mis fuerzas, como si pretendiera darle un martillazo. Necesitaba que pudiera respirar. Y no lo estaba dejando.
Tras eso transformé mi cuerpo en una hoja fina una vez más y apunté directamente al cuello del desollador, pretendiendo decapitarlo de una vez por todas. No iba a echarme atrás. Mientras me dirigía hacia él, con toda la velocidad posible, solo se me ocurrió preguntar una última cosa desesperadamente a Dyospiros: -Está… ¿Está Vest muerto? Tu… Tu lo has visto…- No sabía si respiraba. No sabía si su corazón palpitaba. Pero no lo podía sentir, toda la conexión entre él y yo acababa de ser borrada. Necesitaba aquella única respuesta.
No iba a desafiar su última voluntad, pero no podía hacer nada por él aparte de eso. Para entonces estaba revolviendo la gran parte de mi cuerpo (sin contar cachos que había ido dejando aquí y allá) dentro del abdomen de aquella abominación. No me gustaba la sangre, ni tampoco el líquido que aquel ser manaba. Pero ya había empezado a considerarlo normal. Y en aquel momento, con aquellos pensamientos, con… Aquella furia, no iba a entretenerme más. Creía yo que todas las vidas eran justas. Todos los seres podían ser buenos. Me había pasado mi vida -y mi muerte- intentando convencer a mi hermano de que las respetara. Había detestado tener que colaborar en asesinatos, en actos de agresión.
Pero poco a poco todo aquello se había ido perdiendo. Empezaba a no darle importancia al resto, mi gemelo era siempre quien había tomado las decisiones en vida. Vest y yo no éramos parecidos, ni de lejos. Éramos contrarios. Dos polos perfectamente encajados, formando una única persona. Él fue desde siempre la parte con tendencia más… Cruel, por así llamarlo, y yo la de pura bondad. Del equilibrio surgía nuestra forma de actuar como conjunto. Pero ahora no podía representar lo de siempre. Él. Él estaba muerto. Todo lo que me quedaba era la última voluntad.
Y la llevé con creces. Observé también al mismo ser atravesado por la espada del drow, y este ser aprisionado por completo por los tentáculos faciales. Yo… Yo no sabía que hacer. No acababa de comprender por qué este había traicionado a Vor. Por otra parte… Aún existía la esperanza de poder salvarlo. Si lograba actuar correctamente, si lográbamos acabar con ambos pronto… Podría intentar hacer con él un hechizo de sanación. No era buen mago, ya lo había descubierto, pero algo debía poder hacer. Solo necesitaba un cuerpo físico al que asociarme para efectuar tal hechizo.
Lo necesitaba vivo. Todo debía haber sido un error. -Resiste…- Era la primera vez desde que había sido bastón que me dirigía directamente con alguien. Una cosa era usar la iluminación o los gestos para comunicarme, como ya había hecho con él anteriormente. Otra cosa, eso. Estaba muerto de miedo. No podía comprender nada. Me sentía incompleto. Vacío. No lograba pensar. No lograba… Transformé los pedazos de cristal en una especie de bloque gigante, me situé a un lado del desollador darkred y lo derribé con todas mis fuerzas, como si pretendiera darle un martillazo. Necesitaba que pudiera respirar. Y no lo estaba dejando.
Tras eso transformé mi cuerpo en una hoja fina una vez más y apunté directamente al cuello del desollador, pretendiendo decapitarlo de una vez por todas. No iba a echarme atrás. Mientras me dirigía hacia él, con toda la velocidad posible, solo se me ocurrió preguntar una última cosa desesperadamente a Dyospiros: -Está… ¿Está Vest muerto? Tu… Tu lo has visto…- No sabía si respiraba. No sabía si su corazón palpitaba. Pero no lo podía sentir, toda la conexión entre él y yo acababa de ser borrada. Necesitaba aquella única respuesta.
Mis gritos de odio son opacados por esos asquerosos tentaculos que me aprisionan la cabeza y me tapan las vias respiratorias, cubriendome tambien los ojos e impidiendome ver. No es solo físico, otro choque mental de esos me golpea. Siento mi cerebro estallar, para luego hacerse mil pedazos flotantes que ese desollador puede ver, hurgar y retorcer a su gusto. Su presencia ahi me angustia, hasta tal punto que ya no se que partes de mi mente son mias, y cuales, suya, o suyas, mejor dicho, porque el otro tambien me ataca. No se donde empieza mi consciencia y donde termina, ni si quiera se si es o fue mia alguna vez. Pero grito y retuerzo mi espada mas en sus tripas, desesperado, grito sin temor a quedarme antes sin aire.
Hasta el momento que algo golpea al illita. Sus tentaculos siguen pegados a mi cabeza y eso me propina un tiron tambien a mi, trastabillo y cuando siento que estoy a punto de asfixiarme, el cuerpo del illita deja de tirar de mi. Ahora solo tengo...sus tentaculos pegados a mi cabeza, pero estos pierden fuerza. Mi espada, ya no esta en mis manos. Las alzo y desenrollo esos tentaculos de a mi alrededor, con agonicas prisas, me doy cuenta que la cabeza ha sido seccionada del cuerpo. Me quedo arrodillado de nuevo, con las manos alrededor de mis sienes, respirando el aire que no habia podido respirar antes, tosiendo. ¿Resiste? Siento la presencia del otro illita aun en mi mente, devorando mis recuerdos.
"Vest? Vest?"
Miro a mi alrededor, veo el baston, el cual es el responsable de haber cortado aquella cabeza, la cual tiro al suelo. Me levanto de golpe. Me alejo del baston mirandolo, tropiezo y caigo de espaldas al suelo, cerca de Vor. Si Vor está en el suelo, lo otro...miro a Vor, Vest, y luego al baston, se que quedaba otro illita vivo, me debe de estar hablando el, siguen dentro de mi cabeza, me han hecho herirlo y ahora me preguntan si está muerto o no. Quieren confundirme. Retrocedo en el suelo de espaldas, alejandome mas del baston. Mi mano derecha se mete en el charco de sangre de Vor. Lo miro, atemorizado, la cabeza a punto de estallarme. No tengo mi espada ni mi daga ya cerca. Soy practicamente incapaz de hacer nada
Hasta el momento que algo golpea al illita. Sus tentaculos siguen pegados a mi cabeza y eso me propina un tiron tambien a mi, trastabillo y cuando siento que estoy a punto de asfixiarme, el cuerpo del illita deja de tirar de mi. Ahora solo tengo...sus tentaculos pegados a mi cabeza, pero estos pierden fuerza. Mi espada, ya no esta en mis manos. Las alzo y desenrollo esos tentaculos de a mi alrededor, con agonicas prisas, me doy cuenta que la cabeza ha sido seccionada del cuerpo. Me quedo arrodillado de nuevo, con las manos alrededor de mis sienes, respirando el aire que no habia podido respirar antes, tosiendo. ¿Resiste? Siento la presencia del otro illita aun en mi mente, devorando mis recuerdos.
"Vest? Vest?"
Miro a mi alrededor, veo el baston, el cual es el responsable de haber cortado aquella cabeza, la cual tiro al suelo. Me levanto de golpe. Me alejo del baston mirandolo, tropiezo y caigo de espaldas al suelo, cerca de Vor. Si Vor está en el suelo, lo otro...miro a Vor, Vest, y luego al baston, se que quedaba otro illita vivo, me debe de estar hablando el, siguen dentro de mi cabeza, me han hecho herirlo y ahora me preguntan si está muerto o no. Quieren confundirme. Retrocedo en el suelo de espaldas, alejandome mas del baston. Mi mano derecha se mete en el charco de sangre de Vor. Lo miro, atemorizado, la cabeza a punto de estallarme. No tengo mi espada ni mi daga ya cerca. Soy practicamente incapaz de hacer nada
Me habia puesto muy nervioso desde el momento que vi a esos pulpos aparecer en pantalla. Y me habia dejado la garganta intentando decirles que se largaran! Pero ni caso. Luego ademas me habia comido un ojo que me habia sentado fatal. Estaba malo. No era como el resto de ojos que a veces podia cenarme. Este sabia a pescado podrido. Ademas, me habia ganado una hostia como hacia años no me llevaba. No, en serio, años. Mi pajaril y fragil esqueleto habia dado contra una pared y me habia caido al suelo, perdiendo varias plumas por el camino. Yo miraba al baston hipnotizado, sabia muy bien que mi amigo la tabla de surf estaba trabajando duramente, no como yo.
Vi caer a Vor'Kalth. Pensé que se levantaría, pero no lo hizo. Chillé de nuevo cuando Dyospiros se vio envuelto por esa masa de tentaculos, pero tabla de surf hizo bien las cosas porque le cortó la cabeza. Pero el otro, seguia sin moverse. Quedaba uno en pie. Sé que es Vor'Kalth el sanador del grupo, que Dyospiros, el pobre, no tiene ni idea. Y tambien se que estamos muy lejos de la superficie, de la moto, y de cualquier lugar donde puedan ayudarnos. Dyos me habia gritado que huyese. Vor le habia dicho al baston que me ayudase. Y por qué no podia ayudarlos yo? Tenia que huir otra vez? Yo ya me habia dicho que no haria eso mas. No queria hacerlo, pero ahi estaba. Me estaban obligando. Se lo que tengo que hacer. Pero es que cuesta tanto! ¿No he sido siempre un ave? Ya he intentado volver en otras ocasiones, pero no me habia salido...de verdad que no era sólo un pajaro?
No, sé que no. Es mas facil vivir asi, es eso. Pero lo recuerdo, sé que aunque escasamente, podria detener aquel sangrado que cada vez se extendia mas y mas por el suelo de la cueva. Lo suficiente para reanimar al...semielfo. Decisión, recordar como era antes, querer, la necesidad, solo eso. Bato mis alas, con velocidad, nervioso. Tengo que hacerlo YA. Aun queda uno vivo. Amigo tabla de surf me ayudará. Elevo el vuelo, de modo breve....muy breve....
"Si no lo vas a hacer, entonces huye, cobarde!!! OTRA VEZ!"
Con una risotada en el alma y en las cuerdas vocales, recupero mi forma humana, dejando atrás aquella de animago que durante tantos, tantos años habia adoptado..... Sin hacer ruido, sin grandes ceremonias, una destransformacion sencillita. Mis pies tocan el suelo patosamente. ¡Me siento tan torpe! Meneo mis brazos de arriba abajo, debo de verme estupido. Oh, vale, ya no vuelo. Miro mis manos, el dorso, las palmas....eh, he crecido. Desde la ultima vez.
"Oh, los pulpos"
Siento el aire entre mis dedos, bajo mis orejas, rodear mis brazos...siempre ha sido mi amigo y aliado. Miro al pulpo que sigue de pie, con desagrado, confusion, y un pelin de miedo. Pero solo un pelín. Muevo las corrientes de a mi alrededor usando los brazos, y como quien lanza un kamehameha, le lanzo un golpetazo de aire al pulpo con la suficiente fuerza como para empujarlo o al menos desconcentrarlo un momento y que no se me coma a Dyos. Luego corro, un poco torpe yo, y me tiro al suelo derrapando para pasar junto a Dyos. Se lo que mi amigo guarda en su abrigo, y provoco una corriente de aire para mover su abrigo y que uno de los viales que guarda en su chaqueta se eleve en el aire. Me levanto de un brinco, agarrando el vial al vuelo. He agarrado la daga caida mientras derrapaba por el suelo, no me acordaba de lo util que era tener manos tambien. Abro el frasquito con la boca, asi muy prudente yo....y echo todo sin escatimar en la hoja de la daga. Y luego hago como vi hacer a Dyos, se la arrojo girando hacia el illita. Pero yo prefiero apuntar al centro de la diana.
Voy a decirle algo ingenioso al pulpo mientras le lanzo la daga pero lo unico que me sale es una espantosa tos, despues de abrir la boca. Mierda. Espero no haberme olvidado de hablar.
Vi caer a Vor'Kalth. Pensé que se levantaría, pero no lo hizo. Chillé de nuevo cuando Dyospiros se vio envuelto por esa masa de tentaculos, pero tabla de surf hizo bien las cosas porque le cortó la cabeza. Pero el otro, seguia sin moverse. Quedaba uno en pie. Sé que es Vor'Kalth el sanador del grupo, que Dyospiros, el pobre, no tiene ni idea. Y tambien se que estamos muy lejos de la superficie, de la moto, y de cualquier lugar donde puedan ayudarnos. Dyos me habia gritado que huyese. Vor le habia dicho al baston que me ayudase. Y por qué no podia ayudarlos yo? Tenia que huir otra vez? Yo ya me habia dicho que no haria eso mas. No queria hacerlo, pero ahi estaba. Me estaban obligando. Se lo que tengo que hacer. Pero es que cuesta tanto! ¿No he sido siempre un ave? Ya he intentado volver en otras ocasiones, pero no me habia salido...de verdad que no era sólo un pajaro?
No, sé que no. Es mas facil vivir asi, es eso. Pero lo recuerdo, sé que aunque escasamente, podria detener aquel sangrado que cada vez se extendia mas y mas por el suelo de la cueva. Lo suficiente para reanimar al...semielfo. Decisión, recordar como era antes, querer, la necesidad, solo eso. Bato mis alas, con velocidad, nervioso. Tengo que hacerlo YA. Aun queda uno vivo. Amigo tabla de surf me ayudará. Elevo el vuelo, de modo breve....muy breve....
"Si no lo vas a hacer, entonces huye, cobarde!!! OTRA VEZ!"
Con una risotada en el alma y en las cuerdas vocales, recupero mi forma humana, dejando atrás aquella de animago que durante tantos, tantos años habia adoptado..... Sin hacer ruido, sin grandes ceremonias, una destransformacion sencillita. Mis pies tocan el suelo patosamente. ¡Me siento tan torpe! Meneo mis brazos de arriba abajo, debo de verme estupido. Oh, vale, ya no vuelo. Miro mis manos, el dorso, las palmas....eh, he crecido. Desde la ultima vez.
"Oh, los pulpos"
Siento el aire entre mis dedos, bajo mis orejas, rodear mis brazos...siempre ha sido mi amigo y aliado. Miro al pulpo que sigue de pie, con desagrado, confusion, y un pelin de miedo. Pero solo un pelín. Muevo las corrientes de a mi alrededor usando los brazos, y como quien lanza un kamehameha, le lanzo un golpetazo de aire al pulpo con la suficiente fuerza como para empujarlo o al menos desconcentrarlo un momento y que no se me coma a Dyos. Luego corro, un poco torpe yo, y me tiro al suelo derrapando para pasar junto a Dyos. Se lo que mi amigo guarda en su abrigo, y provoco una corriente de aire para mover su abrigo y que uno de los viales que guarda en su chaqueta se eleve en el aire. Me levanto de un brinco, agarrando el vial al vuelo. He agarrado la daga caida mientras derrapaba por el suelo, no me acordaba de lo util que era tener manos tambien. Abro el frasquito con la boca, asi muy prudente yo....y echo todo sin escatimar en la hoja de la daga. Y luego hago como vi hacer a Dyos, se la arrojo girando hacia el illita. Pero yo prefiero apuntar al centro de la diana.
Voy a decirle algo ingenioso al pulpo mientras le lanzo la daga pero lo unico que me sale es una espantosa tos, despues de abrir la boca. Mierda. Espero no haberme olvidado de hablar.
Desollador Mental
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Las cosas iban muy bien. Muchísima información que haría incluso worth it la muerte de mi compañero. Demasiada. Yo me entretenía muy a gusto con aquella marea de información, y no me daba demasiado cuenta de lo que iba ocurriendo. El bastón acabó de rematar a mi compañero de una forma cruel, primero de un bruto martillazo y después decapitándolo. El drow más alto había contribuído también con su espada, que no había soltado hasta que le habían arrebatado a mi compañero del medio. Hacía mucho rato que me costaba navegar con éxito, su cerebro estaba plagado de unos sentimientos de desesperación insanos, y sin la ayuda de mi otro aliado yo no lograba hacer mucho.
Necesitaba concentrarme. Pero no parecía que fuera a sacar tampoco nada útil de aquella escoria, que muy tristemente se puso en pie, todo para caer al suelo cerca de su compañero ya más bien muerto. No parecía que fuera a poder sacarles nada más y lo único que se me ocurría era darles fin, ahora que estaban tan cerca. Igual… Podía incluso hacer un festín de aquellos dos, el uno totalmente desarmado y el otro KO. Me acerqué ya pudiendo deleitarme con la idea de meter mis tentáculos hasta lo profundo de sus cerebros, sacarlos. Tenían bastante a comer en comparación con un gnoll.
Pero cuando ya empezaba a agacharme algo más me interrumpió. No el puñetero palo, que ahí seguía, aparentemente agotado… Si no por algo mucho más digno de ver. El animal. Transformándose en un ser de piel… Morena. Extraño. Muy extraño. No sabía identificarlo, reconocía algún rasgo digno de los elfos -contraparte de los vecinos de nuestras tierras, los drows- pero tampoco se le asemejaba. No había visto aquel rostro en todas las imágenes de esas memorias. Lo observé con mucha sospecha y me fui a levantar, cuando, sin parecer el ser más ágil del mundo, me empujó con una corriente de aire. Me tiró al suelo porque sinceramente no esperé algo así.
Sinceramente no tenía ni puta idea de qué estaba pasando. Pero aquello parecía aún otro ser muy digno de aportar información sobre la transformación. Extendí mis tentáculos en el aire mientras procuraba hacer un cono psicónico de los míos y entrar en su cerebro, pero ambas cosas a la vez eran demasiado para un ilícido como yo, medio muerto, tanto rato en combate y completamente solo. Algo de dolor de cabeza debí haber logrado darle. Cuando ya me creía capaz de sumergirme en su cerebro y aturdirlo por completo, volví a usar los ojos para alejarme del mundo psíquico, y lo descubrí con una daga en mano envenenada.
“NO LA ARROJ-” Fui a ordenar. Pero la advertencia y la orden mental llegaron muy tarde. De repente noté el frío metal envenenado -hasta un exceso absurdo- dentro de mi boca, que había quedado descubierta al extender mis tentaculares extremidades. Me llevé las manos al mango de esta para sacarla de ahí, pero todo lo que conseguí fue desencajarla un par de centrímetros hasta caer al suelo, de caras a este. La daga acabó de atravesar mi pulposa cabeza, y yo pensaba en que no había logrado descubrir nada de interés sobre el animago.
Necesitaba concentrarme. Pero no parecía que fuera a sacar tampoco nada útil de aquella escoria, que muy tristemente se puso en pie, todo para caer al suelo cerca de su compañero ya más bien muerto. No parecía que fuera a poder sacarles nada más y lo único que se me ocurría era darles fin, ahora que estaban tan cerca. Igual… Podía incluso hacer un festín de aquellos dos, el uno totalmente desarmado y el otro KO. Me acerqué ya pudiendo deleitarme con la idea de meter mis tentáculos hasta lo profundo de sus cerebros, sacarlos. Tenían bastante a comer en comparación con un gnoll.
Pero cuando ya empezaba a agacharme algo más me interrumpió. No el puñetero palo, que ahí seguía, aparentemente agotado… Si no por algo mucho más digno de ver. El animal. Transformándose en un ser de piel… Morena. Extraño. Muy extraño. No sabía identificarlo, reconocía algún rasgo digno de los elfos -contraparte de los vecinos de nuestras tierras, los drows- pero tampoco se le asemejaba. No había visto aquel rostro en todas las imágenes de esas memorias. Lo observé con mucha sospecha y me fui a levantar, cuando, sin parecer el ser más ágil del mundo, me empujó con una corriente de aire. Me tiró al suelo porque sinceramente no esperé algo así.
Sinceramente no tenía ni puta idea de qué estaba pasando. Pero aquello parecía aún otro ser muy digno de aportar información sobre la transformación. Extendí mis tentáculos en el aire mientras procuraba hacer un cono psicónico de los míos y entrar en su cerebro, pero ambas cosas a la vez eran demasiado para un ilícido como yo, medio muerto, tanto rato en combate y completamente solo. Algo de dolor de cabeza debí haber logrado darle. Cuando ya me creía capaz de sumergirme en su cerebro y aturdirlo por completo, volví a usar los ojos para alejarme del mundo psíquico, y lo descubrí con una daga en mano envenenada.
“NO LA ARROJ-” Fui a ordenar. Pero la advertencia y la orden mental llegaron muy tarde. De repente noté el frío metal envenenado -hasta un exceso absurdo- dentro de mi boca, que había quedado descubierta al extender mis tentaculares extremidades. Me llevé las manos al mango de esta para sacarla de ahí, pero todo lo que conseguí fue desencajarla un par de centrímetros hasta caer al suelo, de caras a este. La daga acabó de atravesar mi pulposa cabeza, y yo pensaba en que no había logrado descubrir nada de interés sobre el animago.
Lo había conseguido: Había logrado aturdir y luego degollar el azotamentes. De inmediato me alegré del éxito y no me pregunté hasta más tarde que porqué me alegraba de una muerte ajena. No estaba bien. Sygdom decía que no estaba bien. Pero en aquel momento ni me importó, estaba muerto. Y Dyospiros acababa de arrancarse los restos de aquella cabeza. Eso era uno menos, y… Una venganza terminada. Pero no suficiente, aún quedaba otro de esos ahí… Pero el drow no hizo amago de querer matarle.
Patéticamente se alejó de mi. No, patético no es un adjetivo adecuado. No para mí. Pero… Es que es lo que era. Digamos que lastimosamente pareció querer guardar distancias. -Acabo de salvarte.- Le expresé yo con muchísima seriedad. Pero tras pensarlo un poco me di cuenta de que debía estar hecho polvo. No habló. No pensó. Sencillamente, desarmado, tal y como vino al mundo, se retiró hasta caerse. Cerca de Vest. Su sangre, se manchó de su sangre. -... No… Aún queda…- Yo vi al otro ilita acercarse a él. ¿Valía la pena intentar embestirle? Me había dicho, “Ayuda a Roäc”. Pero ¿Y qué hacía con el otro? Llevaba mucho tiempo sin tomar decisiones. Me planteaba dudas ante estupideces.
Busqué a la avecilla con la mirada. Hacía cosas raras. Volaba, como si pensara en algo. O como si intentara algo. Me quedé entretenido mirando algo que al principio interpreté como una imaginación mía: Una persona, allí donde había una urraca. No. Una… una persona un poco pajarraca. Con un tono de pelo que recordaba remotamente a ella. Pero en forma humana. De nuevo, no. Elfo. No. Tenía las orejas cortas, pero… parecía un elfo. Yo nunca había visto un elfo, pero tenía la corazonada que algo debía tener en común.
¿Pero por qué? Era una urraca. Nadie parecía saber de esas capacidades. Acababa de apreciar algo inexplicable. El animal de compañía del drow ahora… era persona. Y se comportaba, aunque con algo de instinto y muy como un animalillo, de forma inteligente. Arrojó una daga envenenada al ilícido el cual murió de forma repugnante. Y yo seguía sin comprender mucho. Vest, Vest, pensaba, llamaba. Explícame que está pasando, requería. Pero de nuevo, no obtuve respuesta. Vest no estaba ahí. Vest estaba…
-Roäc.- Mascullé. No se me daba bien presentarme a otros, Vest siempre iba por el mundo diciendo “¡Hola! Yo soy Vest Sygdom, y este hermano timidillo de aquí, Osten Sygdom.” Yo… -Soy el bastón. No busques más ilícidos.- Me acerqué a él lentamente y adopté la forma de bastón, flotando, a la espera de que me agarrara. -Necesito que me ayudes. Y tu… Necesitas que yo te ayude a tí, ¿Me equivoco?- Pensé un poco. Poco a poco. -Ya me explicarás luego porqué no eres una urraca ahora mismo. Y yo te explicaré porqué soy un bastón-hoverboard-parlante. Largas historias.- Me veía obligado a comportarme de una forma demasiado adulta. No. Yo era un crío. Había muerto con treinta años y con esa edad me había quedado. Eran menos de catorce para un semi-drow como yo.
-M-Mi… mi hermano, Vest... - No, esto tampoco. Se intuía un llanto. -Vor’Kalth. ¿Está muerto? No, dime que no.- La sola idea era aberrante. -¿Tienes alguna noción sanativa? Puedo… Podríamos… Intentar hacer algo para curarle, elfo. Vest y yo siempre sanamos juntos. De hecho, me necesita para poder sacar al máximo sus capacidades.- Esperaba que me comprendiera e intentara al menos empuñarme. Solo necesitaba un cuerpo. Y un mínimo de capacidad. Para mí, era natural que todo el mundo supiera curar, pues prácticamente toda persona que había conocido en vida tenía mínima idea.
-Si lo conseguimos me quedaré aquí. Haremos guardia hasta que podamos marcharnos.- No quería tomar decisiones. Quería llorar. Quería decirle que tenía miedo. No lo conocía apenas. Él se había quedado un pedazo de mí. Y Vor alguna pluma, alguna vez, que le había dado Dyospiros. Eso era todo. -Si no… Supongo que no cambiará nada. Pero me gustaría poder salir de aquí com cuatro, no como tres, o dos…- El otro drow parecía más vivo y no tenía graves heridas, pero en esas condiciones tampoco podría salir de allí. Apenas parecía capaz de saber como se llamaba.
Y yo, tenía miedo. Callaba muchas cosas. Me sabía mal saber que si lográbamos curar a Vor nunca podría decirles quién era o porqué era, porque no iba a descubrir mi identidad ante él. Así que mi periodo de charla era solo temporal, y pronto regresaría a ser la extraña arma que todo el mundo esperaba que fuera.
Patéticamente se alejó de mi. No, patético no es un adjetivo adecuado. No para mí. Pero… Es que es lo que era. Digamos que lastimosamente pareció querer guardar distancias. -Acabo de salvarte.- Le expresé yo con muchísima seriedad. Pero tras pensarlo un poco me di cuenta de que debía estar hecho polvo. No habló. No pensó. Sencillamente, desarmado, tal y como vino al mundo, se retiró hasta caerse. Cerca de Vest. Su sangre, se manchó de su sangre. -... No… Aún queda…- Yo vi al otro ilita acercarse a él. ¿Valía la pena intentar embestirle? Me había dicho, “Ayuda a Roäc”. Pero ¿Y qué hacía con el otro? Llevaba mucho tiempo sin tomar decisiones. Me planteaba dudas ante estupideces.
Busqué a la avecilla con la mirada. Hacía cosas raras. Volaba, como si pensara en algo. O como si intentara algo. Me quedé entretenido mirando algo que al principio interpreté como una imaginación mía: Una persona, allí donde había una urraca. No. Una… una persona un poco pajarraca. Con un tono de pelo que recordaba remotamente a ella. Pero en forma humana. De nuevo, no. Elfo. No. Tenía las orejas cortas, pero… parecía un elfo. Yo nunca había visto un elfo, pero tenía la corazonada que algo debía tener en común.
¿Pero por qué? Era una urraca. Nadie parecía saber de esas capacidades. Acababa de apreciar algo inexplicable. El animal de compañía del drow ahora… era persona. Y se comportaba, aunque con algo de instinto y muy como un animalillo, de forma inteligente. Arrojó una daga envenenada al ilícido el cual murió de forma repugnante. Y yo seguía sin comprender mucho. Vest, Vest, pensaba, llamaba. Explícame que está pasando, requería. Pero de nuevo, no obtuve respuesta. Vest no estaba ahí. Vest estaba…
-Roäc.- Mascullé. No se me daba bien presentarme a otros, Vest siempre iba por el mundo diciendo “¡Hola! Yo soy Vest Sygdom, y este hermano timidillo de aquí, Osten Sygdom.” Yo… -Soy el bastón. No busques más ilícidos.- Me acerqué a él lentamente y adopté la forma de bastón, flotando, a la espera de que me agarrara. -Necesito que me ayudes. Y tu… Necesitas que yo te ayude a tí, ¿Me equivoco?- Pensé un poco. Poco a poco. -Ya me explicarás luego porqué no eres una urraca ahora mismo. Y yo te explicaré porqué soy un bastón-hoverboard-parlante. Largas historias.- Me veía obligado a comportarme de una forma demasiado adulta. No. Yo era un crío. Había muerto con treinta años y con esa edad me había quedado. Eran menos de catorce para un semi-drow como yo.
-M-Mi… mi hermano, Vest... - No, esto tampoco. Se intuía un llanto. -Vor’Kalth. ¿Está muerto? No, dime que no.- La sola idea era aberrante. -¿Tienes alguna noción sanativa? Puedo… Podríamos… Intentar hacer algo para curarle, elfo. Vest y yo siempre sanamos juntos. De hecho, me necesita para poder sacar al máximo sus capacidades.- Esperaba que me comprendiera e intentara al menos empuñarme. Solo necesitaba un cuerpo. Y un mínimo de capacidad. Para mí, era natural que todo el mundo supiera curar, pues prácticamente toda persona que había conocido en vida tenía mínima idea.
-Si lo conseguimos me quedaré aquí. Haremos guardia hasta que podamos marcharnos.- No quería tomar decisiones. Quería llorar. Quería decirle que tenía miedo. No lo conocía apenas. Él se había quedado un pedazo de mí. Y Vor alguna pluma, alguna vez, que le había dado Dyospiros. Eso era todo. -Si no… Supongo que no cambiará nada. Pero me gustaría poder salir de aquí com cuatro, no como tres, o dos…- El otro drow parecía más vivo y no tenía graves heridas, pero en esas condiciones tampoco podría salir de allí. Apenas parecía capaz de saber como se llamaba.
Y yo, tenía miedo. Callaba muchas cosas. Me sabía mal saber que si lográbamos curar a Vor nunca podría decirles quién era o porqué era, porque no iba a descubrir mi identidad ante él. Así que mi periodo de charla era solo temporal, y pronto regresaría a ser la extraña arma que todo el mundo esperaba que fuera.
Efectivamente ese pulpo me ha dejado dolor de cabeza, el muy maldito. Tambien, me ha hablado a la mente directamente, queria decirme que no arrojase algo, pero...ups. Tarde.
Dibujo una sonrisa, de oreja a oreja, cual crio travieso, cuando veo la daga meterse en su boca porque se le habia ocurrido expandir sus tentaculos. Me despido de él levantando la mano y moviendola levemente, entonces el bicho cae y se clava aun mas la daga. Ando hacia el, o ando y corro, saltando sobre su cadaver, agachandome a su lado y hundiendo mis manos en su craneo para extraer la brillante daga, que me guardo como si nada en mi cinturon de tela, con gran naturalidad.
"Vor'Kalth, tengo que ayudarlo, si"
Paso junto a Dyospiros agachandome a su lado, acerco mi rostro al suyo. Respira, sin duda, vive. Pero ha quedado tendido en el suelo boca arriba, con expresion de sufrimiento dibujada en el ceño fruncido. Le doy un beso en la frente, eso para mi equivale a mis clasicos picotazos. Vivirá. Me incorporo de nuevo, mirando al baston que flota hacia mi. Le sonrio y sin dudarlo lo rodeo con mi mano, ¡me ha llamado por mi nombre!. Voy a hablar de nuevo, pero otra vez esa maldita tos.
-H-HAfCOFCOFCAW! AFgff....
Carraspeo y me aclaro la voz cual viejo, durante largos segundos, con el baston en la mano, mirandolo un tanto compungido. Cuando por fin noto que mi laringe esta aclarada, lo primero que sale de mi boca es el élfico. Entiendo a la perfeccion los idiomas que me hablan, pero nunca los he hablado.
-Aiya, meldonya!
Callo entonces, guardando silencio. Yo no lo habria llamado mejor. Hooverboard le pegaba mucho mas que baston. Cuando pregunta por Vor rapidamente me agacho al lado de él. Mientras examino al semidrow, tomando su pulso y comprobando que tiene, intento comunicarme con el baston.
-Nanyë quendë....istan quetë. - vengo a decirle que soy un elfo, y que puedo curarlo. Lo miro porque creo que no me habra entendido, porque de pronto acabo de darme cuenta de que le estoy hablando en élfico. Inglés! Eso seguro que lo entendia. Y es facil de hablar. Lo he escuchado muchisimo. Aunque seguro que lo hablo pesimamente....vuelvo a aclararme la voz.
-Amigo bastón, te conozco, guardo un peazo tuyo. Se de sanacion, poco. Dices...¿el es tu hermano? ¿Tu eres Osten?
Otra cosa no, pero soy un rato avispado. Y he oido muchas, muchisimas conversaciones entre ambos. No me falta informacion. Asumo rapidamente la naturaleza del baston que llevo entre manos, llevo siglos sin probar la magia curativa pero para mi deberia ser tan sencillo como respirar, aunque sean sanaciones debiles. Silbo, muy musicalmente, como para decir que si, y asiento ademas. Intuyo como funciona la cosa. Me siento junto a la cabeza del semidrow, poniendo mi mano libre cerca de su sien, rozandola levemente, con cuidado. Acerco el baston a la herida de Vor'Kalth en el pecho, me concentro en canalizar mi energia vital a traves de mi y del cristal, murmurando tanto en elfico como en nuestro idioma comun la palabra que está en mi mente. Es la primera vez que uso algo asi, pero el artilugio es tan brillante que la oportunidad se me antoja genial, pese a no saber como saldrá.
-Envinyata. Sanación
"Y sinceramente, espero que funcione...."
La sensacion, desde luego, es buena. Parece que no me cuesta conectar con aquella entidad atrapada en un bastón. Porque noto una gran calidez recorrer mi cuerpo y emanar por la palma de la mano que tengo en la sien de Vor, asi como veo brillar el baston y cerrarse un poco, no demasiado, la enorme herida del pecho. Habria que seguir insistiendo, hasta que al menos diera señales de no ir a palmarla.
Dibujo una sonrisa, de oreja a oreja, cual crio travieso, cuando veo la daga meterse en su boca porque se le habia ocurrido expandir sus tentaculos. Me despido de él levantando la mano y moviendola levemente, entonces el bicho cae y se clava aun mas la daga. Ando hacia el, o ando y corro, saltando sobre su cadaver, agachandome a su lado y hundiendo mis manos en su craneo para extraer la brillante daga, que me guardo como si nada en mi cinturon de tela, con gran naturalidad.
"Vor'Kalth, tengo que ayudarlo, si"
Paso junto a Dyospiros agachandome a su lado, acerco mi rostro al suyo. Respira, sin duda, vive. Pero ha quedado tendido en el suelo boca arriba, con expresion de sufrimiento dibujada en el ceño fruncido. Le doy un beso en la frente, eso para mi equivale a mis clasicos picotazos. Vivirá. Me incorporo de nuevo, mirando al baston que flota hacia mi. Le sonrio y sin dudarlo lo rodeo con mi mano, ¡me ha llamado por mi nombre!. Voy a hablar de nuevo, pero otra vez esa maldita tos.
-H-HAfCOFCOFCAW! AFgff....
Carraspeo y me aclaro la voz cual viejo, durante largos segundos, con el baston en la mano, mirandolo un tanto compungido. Cuando por fin noto que mi laringe esta aclarada, lo primero que sale de mi boca es el élfico. Entiendo a la perfeccion los idiomas que me hablan, pero nunca los he hablado.
-Aiya, meldonya!
Callo entonces, guardando silencio. Yo no lo habria llamado mejor. Hooverboard le pegaba mucho mas que baston. Cuando pregunta por Vor rapidamente me agacho al lado de él. Mientras examino al semidrow, tomando su pulso y comprobando que tiene, intento comunicarme con el baston.
-Nanyë quendë....istan quetë. - vengo a decirle que soy un elfo, y que puedo curarlo. Lo miro porque creo que no me habra entendido, porque de pronto acabo de darme cuenta de que le estoy hablando en élfico. Inglés! Eso seguro que lo entendia. Y es facil de hablar. Lo he escuchado muchisimo. Aunque seguro que lo hablo pesimamente....vuelvo a aclararme la voz.
-Amigo bastón, te conozco, guardo un peazo tuyo. Se de sanacion, poco. Dices...¿el es tu hermano? ¿Tu eres Osten?
Otra cosa no, pero soy un rato avispado. Y he oido muchas, muchisimas conversaciones entre ambos. No me falta informacion. Asumo rapidamente la naturaleza del baston que llevo entre manos, llevo siglos sin probar la magia curativa pero para mi deberia ser tan sencillo como respirar, aunque sean sanaciones debiles. Silbo, muy musicalmente, como para decir que si, y asiento ademas. Intuyo como funciona la cosa. Me siento junto a la cabeza del semidrow, poniendo mi mano libre cerca de su sien, rozandola levemente, con cuidado. Acerco el baston a la herida de Vor'Kalth en el pecho, me concentro en canalizar mi energia vital a traves de mi y del cristal, murmurando tanto en elfico como en nuestro idioma comun la palabra que está en mi mente. Es la primera vez que uso algo asi, pero el artilugio es tan brillante que la oportunidad se me antoja genial, pese a no saber como saldrá.
-Envinyata. Sanación
"Y sinceramente, espero que funcione...."
La sensacion, desde luego, es buena. Parece que no me cuesta conectar con aquella entidad atrapada en un bastón. Porque noto una gran calidez recorrer mi cuerpo y emanar por la palma de la mano que tengo en la sien de Vor, asi como veo brillar el baston y cerrarse un poco, no demasiado, la enorme herida del pecho. Habria que seguir insistiendo, hasta que al menos diera señales de no ir a palmarla.
Pareció tener alto interés en recuperar aquella daga. Yo pensaba en que igual con su insano gusto por lo brillante no llegaría a reparar demasiado en mis palabras. Pero lo hizo, e incluso me acogió entre sus manos con aquel aire alegre, que yo en aquel momento no tenía pero sin embargo parecía altamente contagioso. Me había llamado la atención la muestra de cariño que había soltado único drow verdadero de la sala, y yo pensaba en qué ocurriría en cuanto este se despertara. O mi hermano, mi hermano lo iba a flipar. Él estornudó y tosió de forma muy pajaril, antes de hablar. ¿Cuánto tiempo llevaría sin hacerlo? Finalmente pronunció sus primeras palabras, en un idioma que me trajo muchos recuerdos. -Oh, hola- saludé yo en drow, idioma con el que me había criado. Éramos un dúo extraño, un semielfo urraco y un bastón no-muerto semielfo también.
Me explicó que si podía curar a Vor mientras lo inspeccionaba. Estaba vivo. Con aquellas dos noticias pude suspirar con gran alivio, empezando a ver la luz del túnel. -Yo también soy elfo y puedo curar, o solía poder.- Le expliqué con paciencia. Pareció pillar al vuelo mi identidad y no me vino a preguntar porqué era bastón. Osten... Hacía demasiado que nadie me llamaba así. -Si, soy Osten Osten Sygdom. Ya sabrás que estoy muerto, pero no en el sentido que te puedes imaginar. Digamos que… ¿Sabes qué es un zombie? Algo así. Pero consciente. Un espíritu.- Dudaba que fuera a comprender mis palabras, más que nada porque yo tampoco estaba seguro de ellas.
Me llamaba la atención su forma de hablar. Dicho por él el élfico tenía mucha más gracia que no pronunciado por mi padre, por ejemplo. Y mira que era cantarín. Sabía bien lo de que tenía un trozo mío y por primera vez, dejé que la curiosidad me dirigiera las palabras. -¿Dónde lo llevaste? Creo… que debería ser capaz de saberlo. Pero me podría llevar tiempo y no quiero abandonar a Vest.- Menos en aquellos momentos. Pero en aquel momento disfrutaba un tanto de aquella breve relación que pudiera tener con el curioso semielfo, que iba silbando y tenía una soltura muy graciosa.
Finalmente se situó al lado de mi hermano. Estaba completamente fuera de combate, el tono le había palidecido -tenía un rosa grisáceo plasmado en el pellejo, en vez de su rosado natural- y la herida había dejado escapar bastante sangre. Era increíble el señor tajo que le había dado el otro… Me entretenía yo también en inspeccionarla y, prontamente, Roäc se decidió por hacer el hechizo. Era distinto a Vest. Pero era suficiente, y gracias al esfuerzo que hizo yo pude también intentar colaborar en aquella actividad, concentrándome mucho para aquella tarea. Tenía aún todos los conocimientos que llegué a tener en vida y por eso el hechizo, entre el esfuerzo de ambos, acabó por resultar. -O’goth- Mascullé yo, palabra drow para decir “sanación”.
Tras unos momentos de tensión pudimos observar los resultados de aquello. -¡Funciona! ¿Lo has visto? ¡Ha funcionado!- Le dije, dejándome llevar por la emoción del momento y rompiendo de una vez por todas aquella frialdad. -Vale, ¡Eso es un comienzo! No es… No es suficiente, creo, pero… ¡Es algo!- Le aseguré mientras separaba un cacho del bastón para inspeccionar desde muy cerca la herida, pasando a escasos centímetros. Su respiración era aún entrecortada y tenía muy mala expresión en el rostro, como si se hubiera quedado dormido en demasiado desasosiego. Lo que menos me gustaba no eran esas heridas, si no alguna en el hombro -cicatrices- que relucían con un brillo extraño al estar yo cerca. Estando él consciente no pude mirármelas desde tan cerca, pero aquello… Aquello no era en absoluto bueno. Uní de nuevo el cachito al total, mientras trataba de aprovechar el estar cogido para hacer algo más por cerrar aquella herida, llevando al máximo mi capacidad curativa. Pero si él no mantenía el contacto con Vest aquello no resultaría útil. No podía hacerlo yo solo. Tenía prisas en sacarlo de aquella zona de riesgo.
-Creo que… Espera.- Separé otro trozo más grande y registré con este en la bolsa de mi gemelo, sacando unas vendas que había robado un tiempo atrás y llevándoselas a Roäc. -Eso debería ser útil.- Uní de nuevo aquel cacho mientras inspeccionaba esta vez a mi plumífero élfico compañero. Era… Curioso. Parecía bastante joven aún. El pelo era como de varios colores, blanco, negro, con brillos… Intuía que a Vest le encantaría toqueteárselo. A mi nunca me dejaba el pelo en paz por el mero hecho de llevarlo largo. -Oye, Roäc. No… No deberías hablar de mí a Ves… Vor. Es muy importante.- Le dije repentinamente, queriendo hablar un poco. -Y… esto, uh… Eh… ¿Te… te gustaría hablar? ¿De algo? No… ¡No sé! Sean tonterías, historias, algo. Llevo… Llevo mucho sin hablar y… Y… Ay. ¡No lo entiendes! Bueno, sí. Pero… ¡Cuéntame algo! ¿Cómo es la vida de urraca?- NO sabía socializar. Vest era quien hablaba. Vest era extrovertido. Yo introvertido. Llevaba tanto tiempo siendo un silencioso bastón que ya casi me había olvidado de quién era, y consideré necesario hablar. ¡No es que quisiera pasar un buen rato ni nada de eso! No, claro que no. ¡Pura necesidad! Que si, que si… ¬¬
Me explicó que si podía curar a Vor mientras lo inspeccionaba. Estaba vivo. Con aquellas dos noticias pude suspirar con gran alivio, empezando a ver la luz del túnel. -Yo también soy elfo y puedo curar, o solía poder.- Le expliqué con paciencia. Pareció pillar al vuelo mi identidad y no me vino a preguntar porqué era bastón. Osten... Hacía demasiado que nadie me llamaba así. -Si, soy Osten Osten Sygdom. Ya sabrás que estoy muerto, pero no en el sentido que te puedes imaginar. Digamos que… ¿Sabes qué es un zombie? Algo así. Pero consciente. Un espíritu.- Dudaba que fuera a comprender mis palabras, más que nada porque yo tampoco estaba seguro de ellas.
Me llamaba la atención su forma de hablar. Dicho por él el élfico tenía mucha más gracia que no pronunciado por mi padre, por ejemplo. Y mira que era cantarín. Sabía bien lo de que tenía un trozo mío y por primera vez, dejé que la curiosidad me dirigiera las palabras. -¿Dónde lo llevaste? Creo… que debería ser capaz de saberlo. Pero me podría llevar tiempo y no quiero abandonar a Vest.- Menos en aquellos momentos. Pero en aquel momento disfrutaba un tanto de aquella breve relación que pudiera tener con el curioso semielfo, que iba silbando y tenía una soltura muy graciosa.
Finalmente se situó al lado de mi hermano. Estaba completamente fuera de combate, el tono le había palidecido -tenía un rosa grisáceo plasmado en el pellejo, en vez de su rosado natural- y la herida había dejado escapar bastante sangre. Era increíble el señor tajo que le había dado el otro… Me entretenía yo también en inspeccionarla y, prontamente, Roäc se decidió por hacer el hechizo. Era distinto a Vest. Pero era suficiente, y gracias al esfuerzo que hizo yo pude también intentar colaborar en aquella actividad, concentrándome mucho para aquella tarea. Tenía aún todos los conocimientos que llegué a tener en vida y por eso el hechizo, entre el esfuerzo de ambos, acabó por resultar. -O’goth- Mascullé yo, palabra drow para decir “sanación”.
Tras unos momentos de tensión pudimos observar los resultados de aquello. -¡Funciona! ¿Lo has visto? ¡Ha funcionado!- Le dije, dejándome llevar por la emoción del momento y rompiendo de una vez por todas aquella frialdad. -Vale, ¡Eso es un comienzo! No es… No es suficiente, creo, pero… ¡Es algo!- Le aseguré mientras separaba un cacho del bastón para inspeccionar desde muy cerca la herida, pasando a escasos centímetros. Su respiración era aún entrecortada y tenía muy mala expresión en el rostro, como si se hubiera quedado dormido en demasiado desasosiego. Lo que menos me gustaba no eran esas heridas, si no alguna en el hombro -cicatrices- que relucían con un brillo extraño al estar yo cerca. Estando él consciente no pude mirármelas desde tan cerca, pero aquello… Aquello no era en absoluto bueno. Uní de nuevo el cachito al total, mientras trataba de aprovechar el estar cogido para hacer algo más por cerrar aquella herida, llevando al máximo mi capacidad curativa. Pero si él no mantenía el contacto con Vest aquello no resultaría útil. No podía hacerlo yo solo. Tenía prisas en sacarlo de aquella zona de riesgo.
-Creo que… Espera.- Separé otro trozo más grande y registré con este en la bolsa de mi gemelo, sacando unas vendas que había robado un tiempo atrás y llevándoselas a Roäc. -Eso debería ser útil.- Uní de nuevo aquel cacho mientras inspeccionaba esta vez a mi plumífero élfico compañero. Era… Curioso. Parecía bastante joven aún. El pelo era como de varios colores, blanco, negro, con brillos… Intuía que a Vest le encantaría toqueteárselo. A mi nunca me dejaba el pelo en paz por el mero hecho de llevarlo largo. -Oye, Roäc. No… No deberías hablar de mí a Ves… Vor. Es muy importante.- Le dije repentinamente, queriendo hablar un poco. -Y… esto, uh… Eh… ¿Te… te gustaría hablar? ¿De algo? No… ¡No sé! Sean tonterías, historias, algo. Llevo… Llevo mucho sin hablar y… Y… Ay. ¡No lo entiendes! Bueno, sí. Pero… ¡Cuéntame algo! ¿Cómo es la vida de urraca?- NO sabía socializar. Vest era quien hablaba. Vest era extrovertido. Yo introvertido. Llevaba tanto tiempo siendo un silencioso bastón que ya casi me había olvidado de quién era, y consideré necesario hablar. ¡No es que quisiera pasar un buen rato ni nada de eso! No, claro que no. ¡Pura necesidad! Que si, que si… ¬¬
-Medio elfo, medio drow. Somos dos medio elfos. Osten Sygdom, claro. Tú....eh, eh...- como se decía? Me rasco la mejilla mirando hacia los lados, tratando de hacer memoria.
-Un espiritu tabla de surf. Yo sabía que tu eras algo más que un bastón. Llámalo intuicion. -le levanto las cejas varias veces, con una sonrisilla muy alegre
Sigo sujetando con gentileza aquel arma de cristal, y mi otra mano vuelve a la sien de Vor'Kalth. Tiene la expresion contraida. Observo mis mano, el contraste del color de mi piel con la de él. Tuerzo la cabeza, ligeramente, observador. No pierdo pista de lo que ocurre a mi alrededor. De momento, no oigo nada, ningun predador se acerca. Hay que vigilar siempre el entorno. Pese a todo, si, estoy preocupado por mis acompañantes.
-A un nido que le robé a unas infames palomas. Iré a recogerlo. Me haré un colgante.
Entorno la mirada desabrochando las correas de la armadura de Vor para ver mejor el resto de la herida, pero soy cuidadoso para no moverlo demasiado. Agradezco que se haya terminado el momento de la accion, lo habia hecho bien pero me sentia con el equilibrio en el culo, literalmente. Aun tenia que acostumbrarme a esto. A mi voz, nuevamente. Me suena extraña. Tiene un timbre limpio ahora, pero no la recordaba asi.
Efectivamente nuestro esfuerzo habia dado resultado y la herida estaba algo mejor.
-¡Somos un buen equipo! Lo repetiremos.- él hace sus cosas de cristal, que a mi, no se por qué, me parecen lo mas normal del mundo. Habla, se separa, se mueve, se vuelve a unir, busca vendas y me las trae. Yo las desmonto un poco torpemente hasta el punto de que parece que me voy a liar a mi mismo con ellas pero milagrosamente de algun modo, acaban ubicadas sobre el pecho de Vor. Empujo al semidrow para girarlo un poco y poder pasar las vendas bajo su cuerpo, ciñendolas alrededor del pecho con fuerza y atandolas al final. Estas se empapan de sangre lentamente.
Vuelvo a mi posicion anterior, pero ahora dejando reposar la cabeza del semielfo en mi regazo y estirando mis piernas. Elevo su baston hasta la altura de mis ojos cuando se pone a decir algo mas serio.
-No le diré na, guardaré tu secreto. ¿Pero por qué te ocultas?
Miro el vendaje de Vor, se tiñe de rojo a mayor velocidad de la que me gustaria.
-Podria practicar un poco, a hablar, eso. Se me da mejor silbar. La vida de urraca es genial. No tienes que dar explicaciones a nadie, nadie se fija en ti, puedes mirar al mundo con desprecio desde las alturas, no tienes ni que apenas pensar. Es buena. Pero no siempre vale, ¿verdad? No se como se lo voy a explicar a ellos.
No siempre valía. Desde que tomé la decision de no volver a huir sabia que tendria que llegar el momento. En parte me alegraba de haberlo conseguido, de haber logrado destransformarme, en parte, no. Pero lo que lo habia motivado lo exigía....ahora tendria que responder preguntas, pensar, recordar. Y no sabia como se lo tomaría él (yo esperaba que bien)
-Volvemos a ello?
Repito el proceso de antes, concentro mi energia vital en dirigirla a traves de mis manos y del baston hacia Vor. Pero esta vez el flujo es débil, tan debil....creo que es porque ahora no me estoy concentrando bien. Carraspeo tras intentarlo un poco mas, pero por unos instantes me siento bloqueado. Esta vez no me sale, ni aunque lo intente mas. Sigo sujetando al baston pero retiro mi mano de la cabeza del otro, bajando los dedos hasta su cuello, buscando el pulso, algo ....angustiado.
"los vamos a sacar de esta como que me llamo....como que me llamo Roäc"
-Y....dime...como es la vida de baston?
Le devuelvo la pregunta, mis labios sonrien, busco desviar el tema de mi reciente fracaso. Refrescar mi mente. Otra vez.
-Intentemos de nuevo, meldonyen.
-Un espiritu tabla de surf. Yo sabía que tu eras algo más que un bastón. Llámalo intuicion. -le levanto las cejas varias veces, con una sonrisilla muy alegre
Sigo sujetando con gentileza aquel arma de cristal, y mi otra mano vuelve a la sien de Vor'Kalth. Tiene la expresion contraida. Observo mis mano, el contraste del color de mi piel con la de él. Tuerzo la cabeza, ligeramente, observador. No pierdo pista de lo que ocurre a mi alrededor. De momento, no oigo nada, ningun predador se acerca. Hay que vigilar siempre el entorno. Pese a todo, si, estoy preocupado por mis acompañantes.
-A un nido que le robé a unas infames palomas. Iré a recogerlo. Me haré un colgante.
Entorno la mirada desabrochando las correas de la armadura de Vor para ver mejor el resto de la herida, pero soy cuidadoso para no moverlo demasiado. Agradezco que se haya terminado el momento de la accion, lo habia hecho bien pero me sentia con el equilibrio en el culo, literalmente. Aun tenia que acostumbrarme a esto. A mi voz, nuevamente. Me suena extraña. Tiene un timbre limpio ahora, pero no la recordaba asi.
Efectivamente nuestro esfuerzo habia dado resultado y la herida estaba algo mejor.
-¡Somos un buen equipo! Lo repetiremos.- él hace sus cosas de cristal, que a mi, no se por qué, me parecen lo mas normal del mundo. Habla, se separa, se mueve, se vuelve a unir, busca vendas y me las trae. Yo las desmonto un poco torpemente hasta el punto de que parece que me voy a liar a mi mismo con ellas pero milagrosamente de algun modo, acaban ubicadas sobre el pecho de Vor. Empujo al semidrow para girarlo un poco y poder pasar las vendas bajo su cuerpo, ciñendolas alrededor del pecho con fuerza y atandolas al final. Estas se empapan de sangre lentamente.
Vuelvo a mi posicion anterior, pero ahora dejando reposar la cabeza del semielfo en mi regazo y estirando mis piernas. Elevo su baston hasta la altura de mis ojos cuando se pone a decir algo mas serio.
-No le diré na, guardaré tu secreto. ¿Pero por qué te ocultas?
Miro el vendaje de Vor, se tiñe de rojo a mayor velocidad de la que me gustaria.
-Podria practicar un poco, a hablar, eso. Se me da mejor silbar. La vida de urraca es genial. No tienes que dar explicaciones a nadie, nadie se fija en ti, puedes mirar al mundo con desprecio desde las alturas, no tienes ni que apenas pensar. Es buena. Pero no siempre vale, ¿verdad? No se como se lo voy a explicar a ellos.
No siempre valía. Desde que tomé la decision de no volver a huir sabia que tendria que llegar el momento. En parte me alegraba de haberlo conseguido, de haber logrado destransformarme, en parte, no. Pero lo que lo habia motivado lo exigía....ahora tendria que responder preguntas, pensar, recordar. Y no sabia como se lo tomaría él (yo esperaba que bien)
-Volvemos a ello?
Repito el proceso de antes, concentro mi energia vital en dirigirla a traves de mis manos y del baston hacia Vor. Pero esta vez el flujo es débil, tan debil....creo que es porque ahora no me estoy concentrando bien. Carraspeo tras intentarlo un poco mas, pero por unos instantes me siento bloqueado. Esta vez no me sale, ni aunque lo intente mas. Sigo sujetando al baston pero retiro mi mano de la cabeza del otro, bajando los dedos hasta su cuello, buscando el pulso, algo ....angustiado.
"los vamos a sacar de esta como que me llamo....como que me llamo Roäc"
-Y....dime...como es la vida de baston?
Le devuelvo la pregunta, mis labios sonrien, busco desviar el tema de mi reciente fracaso. Refrescar mi mente. Otra vez.
-Intentemos de nuevo, meldonyen.
Me aseguró que ya había intuido algo sobre mí. Yo me había esforzado por intentar demostrar que era algo más, pero no pensaba que fuera Roäc a darse cuenta. Yo pensaba. Sinceramente no me habría parado a pensar que alguien capaz de usarme como tabla de surf pudiera pensar que era un ser viviente. Yo le daba muchas vueltas a todo, como me había enseñado Vor. -Dyospiros también lo sospecha. Vest… Vest supongo que lo intuye, pero prefiere no preguntar.- Expliqué pausadamente, con aquel tono de voz mío: Lento, tranquilo, apaciguador.
Observé también como él aquel curioso contraste, y yo me fijé ahora sí, en el color de piel de ese chaval. Tenía la piel… Más oscura que la gran mayoría de gente que había visto. La mayoría eran de lo que se denominaba la “raza blanca”, de ese color carne de toda la vida. Según tenía entendido Vor los aborrecía porque le parecían como muy… Muy carnosos. Extraños. Ajenos. Decía que se les notaba muy rápido cualquier golpe, y que sobraban de esos en el mundo. Los que eran absurdamente blancos, sin embargo, le encantaban. Aunque su tono favorito parecía ser el oscurísimo azulado drow. No le gustaban, sin embargo, las personas de raza “negra” (aunque a mi me parecen marrones), no por el tono, si no por los rasgos.
Yo no entendía qué tenía de diferente un tono de piel u otro ni podría decir que me sintiera atraído por estos. A mi eso del amor… Nunca pude comprenderlo en vida y así me quedé. Explicó que había robado el nido y allí había dejado el cacho. -¡Pero las palomas son bonitas!- A mi es que me gustaban todos los pájaros. Le observé también como poco a poco le quitaba aquella armadura. Menudo corte a mala fe le había soltado. Si hubiera tenido un ceño lo habría fruncido. Pero ahí estaba la herida, un poco mejor. -¡Si! Poco a poco, y con buena letra. ¡Eso decía mi padre!- Los elfos en general nos tomábamos las cosas con mucha calma y parsimonia. Con las vendas le costó un poco apañarse, primero pareció ir a disfrazarse de momia, aunque luego finalmente se quedaron ahí puestas. A su manera. A mi me parecía un buen resultado. Él lo acomodó a medias encima suya y yo lo vi bien. Movió de repente el bastón y… Me miró como si estuviera intentando hablarme a los ojos. Era un detalle que me hizo sentir, definitivamente, bastante bien. Necesitaba sentir que se me hablara como una persona.
Que le contara el porqué. Él, no hablaría. -Es… un poco largo de explicar. A ver, Vor… tiene un mentor. Este mentor le engaña. Vor está con él porque tal mentor, Yden, le prometió que si conseguía poder y dinero conseguiría un… ¿Cómo lo llamó? ¿Niggamanta? Y con él podría finalmente yo descansar, pues estoy entre ambos mundos.- El color del cristal relucía en un tenso púrpura. -Pero todo eso es mentira. Mi mentor quiere… matarlo y esclavizarlo en cuanto sea lo suficientemente poderoso. Y utilizó mi alma, pues él me mató, para meterla en este bastón… Y poder controlar a Vor a través de mi. Vigilarlo.- Pensé un poco más. -Si se lo digo se enfurecerá mucho, el mentor, e igual lo mata antes. Yo… Estoy intentando que Vor se haga lo suficientemente poderoso como para poder enfrentarse a su mentor. Si lo mata, seremos libres. Al fin.- No odiaba a nadie más en el mundo más que a Yden. Y me permitía querer desear su muerte.
Luego me explicó él sobre la vida de urraca y realmente no sonaba mal, pero parecía un poco vacía. Especialmente si uno era un ser inteligente, más allá del instinto de ave. -Supongo que se ha de quedar… Corta. Yo creo que lo entenderán, Roäc. No conozco mucho a tu drow, pero el medio-mío lo entenderá. Créeme. Es mejor chico de lo que a veces… Pueda parecer.- Yo me sentía a veces muy avergonzado de mi hermano. Aquellos últimos años se había olvidado totalmente de mis consejos. A él matar le podía resultar una actividad digna de placer, no olvidaría aquella sonrisa suya la noche del humano. Finalmente propuso volver a ello y yo asentí, con un pequeño meneo arriba y abajo. Pero no logramos muchos, creo que tuve parte de la culpa. Estaba un poco extrañado por todo en general. Pensaba en demasiadas cosas y no en curar. Para cuando me di cuenta de que no funcionaba la cosa, tuve que invertir todos mis esfuerzos en controlar algo la magia desbocada. Había herido muchísimas veces a Vest con curaciones fallidas, y no podía permitirme hacerlo también con aquel chaval. Me daba miedo no poder volver a controlarme la próxima vez. Él le buscó el pulso.
¿Lo estábamos perdiendo? Empecé a ponerme algo nervioso. Me preguntó algo que logró sacarme de aquel repentino pesimismo. -... Extraña. Tengo bastante libertad y disfruto de mirar. No he sido muy de actuar, nunca, eso lo hace Vor. Así que… Realmente no es muy distinto a cuando estábamos en vida. No puedo hablar con él, pero si puedo saber qué piensa, o qué quiere. Ahí radica nuestro conjunto, ¡En todo momento sé que necesita de mí! Aunque ese es el problema, también…- Allí dormido o moribundo parecía un ángel. Pero ya no lo era. -No me gusta matar personas. No me gusta herir. No me gusta teñirme de sangre. E, irónicamente, yo soy una arma. Así que… He de aprender a vivir con ello. Me gustaría que fuera de otra forma, ¡En serio! Te envidio. Si pudiera recuperar mi forma… de carne y hueso, aunque fuera solo en ciertos momentos…
No era envidia mala. Era… Solo un sentimiento, una pequeña frustración. Intentar de nuevo, era lo más correcto. -Vamos allá… Abbil- Yo hablaba en drow pero hice especial inciso en aquella palabra, como si quisiera demostrar que podía entenderlo. Volví a procurar hacer todo lo que pudiera para colaborar en aquella nueva curación, con todo el esfuerzo que mi cristalino cuerpo me permitía. La magia fluyó con éxito dentro de mi ser, y como indicativo de mi éxito se tiñó el cristal de color turquesa. Entre ambos pudimos transmitir aquel nuevo éxito al cuerpo de Vor, y la herida, poco a poco, iba cediendo un tanto. Aunque tenía una en el hombro y sinceramente las cicatrices pasadas tenían muy mala pinta, como si se fueran a abrir de nuevo, pues ardían en aquel color malsano azulado claro, podríamos decir que estaba fuera de peligro.
Creí atisbar un movimiento en sus párpados y en sus dedos, pero fuera lo que fuera terminó pocos segundos después y quedó de nuevo inmóvil. Pero ya respiraba mejor y la expresión parecía más calmada. -No creo que se quede inconsciente mucho más, Vor no duerme bien ni así lo maten. Es testarudo hasta para eso.
Observé también como él aquel curioso contraste, y yo me fijé ahora sí, en el color de piel de ese chaval. Tenía la piel… Más oscura que la gran mayoría de gente que había visto. La mayoría eran de lo que se denominaba la “raza blanca”, de ese color carne de toda la vida. Según tenía entendido Vor los aborrecía porque le parecían como muy… Muy carnosos. Extraños. Ajenos. Decía que se les notaba muy rápido cualquier golpe, y que sobraban de esos en el mundo. Los que eran absurdamente blancos, sin embargo, le encantaban. Aunque su tono favorito parecía ser el oscurísimo azulado drow. No le gustaban, sin embargo, las personas de raza “negra” (aunque a mi me parecen marrones), no por el tono, si no por los rasgos.
Yo no entendía qué tenía de diferente un tono de piel u otro ni podría decir que me sintiera atraído por estos. A mi eso del amor… Nunca pude comprenderlo en vida y así me quedé. Explicó que había robado el nido y allí había dejado el cacho. -¡Pero las palomas son bonitas!- A mi es que me gustaban todos los pájaros. Le observé también como poco a poco le quitaba aquella armadura. Menudo corte a mala fe le había soltado. Si hubiera tenido un ceño lo habría fruncido. Pero ahí estaba la herida, un poco mejor. -¡Si! Poco a poco, y con buena letra. ¡Eso decía mi padre!- Los elfos en general nos tomábamos las cosas con mucha calma y parsimonia. Con las vendas le costó un poco apañarse, primero pareció ir a disfrazarse de momia, aunque luego finalmente se quedaron ahí puestas. A su manera. A mi me parecía un buen resultado. Él lo acomodó a medias encima suya y yo lo vi bien. Movió de repente el bastón y… Me miró como si estuviera intentando hablarme a los ojos. Era un detalle que me hizo sentir, definitivamente, bastante bien. Necesitaba sentir que se me hablara como una persona.
Que le contara el porqué. Él, no hablaría. -Es… un poco largo de explicar. A ver, Vor… tiene un mentor. Este mentor le engaña. Vor está con él porque tal mentor, Yden, le prometió que si conseguía poder y dinero conseguiría un… ¿Cómo lo llamó? ¿Niggamanta? Y con él podría finalmente yo descansar, pues estoy entre ambos mundos.- El color del cristal relucía en un tenso púrpura. -Pero todo eso es mentira. Mi mentor quiere… matarlo y esclavizarlo en cuanto sea lo suficientemente poderoso. Y utilizó mi alma, pues él me mató, para meterla en este bastón… Y poder controlar a Vor a través de mi. Vigilarlo.- Pensé un poco más. -Si se lo digo se enfurecerá mucho, el mentor, e igual lo mata antes. Yo… Estoy intentando que Vor se haga lo suficientemente poderoso como para poder enfrentarse a su mentor. Si lo mata, seremos libres. Al fin.- No odiaba a nadie más en el mundo más que a Yden. Y me permitía querer desear su muerte.
Luego me explicó él sobre la vida de urraca y realmente no sonaba mal, pero parecía un poco vacía. Especialmente si uno era un ser inteligente, más allá del instinto de ave. -Supongo que se ha de quedar… Corta. Yo creo que lo entenderán, Roäc. No conozco mucho a tu drow, pero el medio-mío lo entenderá. Créeme. Es mejor chico de lo que a veces… Pueda parecer.- Yo me sentía a veces muy avergonzado de mi hermano. Aquellos últimos años se había olvidado totalmente de mis consejos. A él matar le podía resultar una actividad digna de placer, no olvidaría aquella sonrisa suya la noche del humano. Finalmente propuso volver a ello y yo asentí, con un pequeño meneo arriba y abajo. Pero no logramos muchos, creo que tuve parte de la culpa. Estaba un poco extrañado por todo en general. Pensaba en demasiadas cosas y no en curar. Para cuando me di cuenta de que no funcionaba la cosa, tuve que invertir todos mis esfuerzos en controlar algo la magia desbocada. Había herido muchísimas veces a Vest con curaciones fallidas, y no podía permitirme hacerlo también con aquel chaval. Me daba miedo no poder volver a controlarme la próxima vez. Él le buscó el pulso.
¿Lo estábamos perdiendo? Empecé a ponerme algo nervioso. Me preguntó algo que logró sacarme de aquel repentino pesimismo. -... Extraña. Tengo bastante libertad y disfruto de mirar. No he sido muy de actuar, nunca, eso lo hace Vor. Así que… Realmente no es muy distinto a cuando estábamos en vida. No puedo hablar con él, pero si puedo saber qué piensa, o qué quiere. Ahí radica nuestro conjunto, ¡En todo momento sé que necesita de mí! Aunque ese es el problema, también…- Allí dormido o moribundo parecía un ángel. Pero ya no lo era. -No me gusta matar personas. No me gusta herir. No me gusta teñirme de sangre. E, irónicamente, yo soy una arma. Así que… He de aprender a vivir con ello. Me gustaría que fuera de otra forma, ¡En serio! Te envidio. Si pudiera recuperar mi forma… de carne y hueso, aunque fuera solo en ciertos momentos…
No era envidia mala. Era… Solo un sentimiento, una pequeña frustración. Intentar de nuevo, era lo más correcto. -Vamos allá… Abbil- Yo hablaba en drow pero hice especial inciso en aquella palabra, como si quisiera demostrar que podía entenderlo. Volví a procurar hacer todo lo que pudiera para colaborar en aquella nueva curación, con todo el esfuerzo que mi cristalino cuerpo me permitía. La magia fluyó con éxito dentro de mi ser, y como indicativo de mi éxito se tiñó el cristal de color turquesa. Entre ambos pudimos transmitir aquel nuevo éxito al cuerpo de Vor, y la herida, poco a poco, iba cediendo un tanto. Aunque tenía una en el hombro y sinceramente las cicatrices pasadas tenían muy mala pinta, como si se fueran a abrir de nuevo, pues ardían en aquel color malsano azulado claro, podríamos decir que estaba fuera de peligro.
Creí atisbar un movimiento en sus párpados y en sus dedos, pero fuera lo que fuera terminó pocos segundos después y quedó de nuevo inmóvil. Pero ya respiraba mejor y la expresión parecía más calmada. -No creo que se quede inconsciente mucho más, Vor no duerme bien ni así lo maten. Es testarudo hasta para eso.
-Claro que lo intuye! Mi chico es muy listo....para algunas cosas
Porque si, nadie se piense que yo era la mascota, para mi es mas bien al reves. Mi drow sabe hacer bien muchas cosas, es astuto, pero a veces se empana bastante. Por cierto que miré muy mal al baston cuando dijo que las palomas son bonitas. Cosa con mas poco estilo no habia parido el cielo....y aun asi a ellas les echaban pan y a mi nada.
Escuché su explicacion y mis ojos brillaron por un momento con la certeza de entenderlo al completo, mis cejas levemente fruncidas, pero aun asi una expresion suave.
-No podemos permitir que ocurra eso, Osten. Te ayudaré. Lo guiaremos aunque tengamos que engañarlo para ello.
"una mentirijilla mas arriba que abajo, no me hará daño"
-Tu, quieres quedarte asi pa siempre? Que supondria pa ti la muerte de ese drow? Quieres morir del todo, seguir asi, tienes alguna posibilidad de retornar?
Para mi todas las opciones son posibles, no existen noes ni cosas demasiado complicadas. Lo miro nuevamente como su pudiera ver sus ojos ahi en el cristal cuando dice que la vida de pajaro se queda un poco corta. Me lo pienso. Se quedaba corta? No lo sabia. No comparaba la mayoria de las veces.
-En su momento, me pareció mejor que lo que tenia entre manos. Y luego pasaron tantos años que me costaba volver así....Si, soy un cobarde.
Sonrio y le engancho a Vor el trozo de pelo que le habian tenido que cortar por mi culpa. Je. Cuando supiese que no habia hecho esa fechoria desde la incosnciencia animal igual le hacia menos gracia aun...
-Toda vida es valiosa. ¿Me envidias? Si! Yo tambien me envidiaria!
Reconozco la palabra "abbil" en drow, amigo, creo entender. Me la ha devuelto. Creo que me cae bastante bien mi amigo hooverboard. Volvemos a la carga con la sanacion, y esta vez sale bastante mejor que antes. Yo incluso la mantengo un rato mas, por mi parte, con la mano que dejé sobre su cuello. Cuando he canalizado una buena cantidad de magia curativa hacia él, practicamente casi toda la que yo me puedo permitir, me detengo.
"estoy cansando. Poco acostumbrado a esto"
-Osten, que son esas heridas brillantes de su hombro? No me han pasado desapercibidas
Porque si, nadie se piense que yo era la mascota, para mi es mas bien al reves. Mi drow sabe hacer bien muchas cosas, es astuto, pero a veces se empana bastante. Por cierto que miré muy mal al baston cuando dijo que las palomas son bonitas. Cosa con mas poco estilo no habia parido el cielo....y aun asi a ellas les echaban pan y a mi nada.
Escuché su explicacion y mis ojos brillaron por un momento con la certeza de entenderlo al completo, mis cejas levemente fruncidas, pero aun asi una expresion suave.
-No podemos permitir que ocurra eso, Osten. Te ayudaré. Lo guiaremos aunque tengamos que engañarlo para ello.
"una mentirijilla mas arriba que abajo, no me hará daño"
-Tu, quieres quedarte asi pa siempre? Que supondria pa ti la muerte de ese drow? Quieres morir del todo, seguir asi, tienes alguna posibilidad de retornar?
Para mi todas las opciones son posibles, no existen noes ni cosas demasiado complicadas. Lo miro nuevamente como su pudiera ver sus ojos ahi en el cristal cuando dice que la vida de pajaro se queda un poco corta. Me lo pienso. Se quedaba corta? No lo sabia. No comparaba la mayoria de las veces.
-En su momento, me pareció mejor que lo que tenia entre manos. Y luego pasaron tantos años que me costaba volver así....Si, soy un cobarde.
Sonrio y le engancho a Vor el trozo de pelo que le habian tenido que cortar por mi culpa. Je. Cuando supiese que no habia hecho esa fechoria desde la incosnciencia animal igual le hacia menos gracia aun...
-Toda vida es valiosa. ¿Me envidias? Si! Yo tambien me envidiaria!
Reconozco la palabra "abbil" en drow, amigo, creo entender. Me la ha devuelto. Creo que me cae bastante bien mi amigo hooverboard. Volvemos a la carga con la sanacion, y esta vez sale bastante mejor que antes. Yo incluso la mantengo un rato mas, por mi parte, con la mano que dejé sobre su cuello. Cuando he canalizado una buena cantidad de magia curativa hacia él, practicamente casi toda la que yo me puedo permitir, me detengo.
"estoy cansando. Poco acostumbrado a esto"
-Osten, que son esas heridas brillantes de su hombro? No me han pasado desapercibidas
”Mi” chico. Me hizo mucha gracia el cómo hablaba de él. Como si fuera prácticamente su animalico, y no al revés. Aunque lo otro… -Para otras es… un poco, ¿Cómo lo llaman? ¿Ensaladilla? Eso, ensaladilla. ¿Saaaaabes?- Yo era muy cotilla cuando me lo proponía, al contrario de mi gemelo -¡Vest se le declaró! En la fiesta. Y a Dyos le costó mucho pillarlo. Luego le dijo que no. Pero decidieron hacer un clan.- Seguramente a mi hermano no le hubiera acabado de sentar bien esa resolución, pero estaba seguro de que lo dejaría correr con facilidad.
Creo que no le caían bien las palomas. Uuuuh… Lo importante es que entendió mi historia y dijo que ya lo engañaríamos. No me gustaba mentir, pero… -Igual es lo más conveniente, sí… Uh, deberíamos entretenerlo aquí, que no volviera abajo. Amenázale con cualquier cosa si le da por regresar. Solo debería volver cuando pudiera ser útil sin mí, ¡Si depende de mí está en desventaja!- Expliqué yo. Lo que más miedo me daba del mentor de Vor era el control mental que este tendía a utilizar para mantenerlo siempre algo sumiso. Algo bastante. Y eso, eso debía impedir. ¿Pero cómo?
Me preguntó con su curiosa forma de hablar alguna que otra cosa, que yo me pensé un poco. -No quiero quedarme así… No me gusta. Me encantaría volver a tener mi cuerpo, pero por otra parte, sé que soy más útil… De esta forma, sí. Si Vest supiera que yo estoy aún aquí… No me dejaría hacer mucho. No… No sé como explicarlo, pero sé que no se permitiría perderme de nuevo. Es… algo sobreprotector.- Le expliqué con mucha duda encima. -Si ese drow estuviera muerto yo podría escoger intentar volver a la vida o irme para siempre. Me… Me gustaría disfrutar de… de vivir de nuevo… Pero no me gusta la guerra. Y siento que mi hermano y yo ya no congeniaríamos igual.- Le expliqué con mi típica lentitud, algo triste.
Me miraba mientras dudaba si realmente prefería ser ave. A mi me pareció que si. Destacó ser un… -¡No eres un cobarde! Mira, ¡Aquí has hecho una buena! Le has dado a ese pulpo feo, ¡Y al otro también! Y ahora, ¡Mírate! Curando a un par de morados. ¡No todos los pájaros pueden presumir de eso! Ni los elfos, ¡Qué va!- Intenté animarle, escapándome un momento de sus manos para darle un empujoncillo amistoso. Luego volví. Me miraba yo también el pelo de Vor, pensando en aquel esquilado que tenía en la cabeza. Me dolía en el alma. -¡Haces bien en autoenvidiarte, sí! Menudo lujo. Yo… Me gustaría volar. Pero no como cristal. Volar batiendo alas.- Y es que había mucha diferencia.
Si, definitivamente, aquella curación había salido un poco mejor. Estaba, oficialmente, fuera de peligro. Probablemente le llevara unos días recuperarse por toda la sangre perdida y también porque psicológicamente le habían dejado el cerebro muy frito. Y él se lo tomaba todo muy a pecho. Liiiteralmente… Eh… Uuuuh, eso es un chiste de mal gusto. Pero ya con una herida más decente, Aiwëndil (aunque yo seguía llamándole Roäc) agotado y yo empezando a temer descontrolarme, era mejor dejar las curaciones por aquel momento. Aunque su pregunta… Su pregunta, lo de las heridas. Vor no habría querido que hablara de ello.
-E-Eso es… ehhh… Corrupción o algo así, causado por… Por la magia. Vess… Vor ha hecho más… magia de la que debe, la verdad. Pasó de no hacer nada a conseguir un bastón… Es decir, yo, y a curar como nunca. El recipiente de este trasto es bastante cosa para mí y para él. A veces, cuando cura o cuando me transformo, no logro controlarlo, ni él tampoco. Y cuando no funcionamos bien digamos que… La magia le hace daño y entra en su cuerpo, o algo. Y se va acumulando. En teoría con el tiempo se le debería pasar, pero últimamente no ha parado de abusar de ella y unas heridas antiguas han empezado a soltar ese brillo. No le gustan nada y no quiere que nadie se las vea.- Lo recordaba muy bien tapadito la noche de la posada. Aunque igual ahí es que le daba vergüenza que lo viera Dyos. Tampoco le gustaba su forma física.
-Cuando lo de la posada, que se puso a curar mucha gente, le sentó fatal. Casi se nos desmaya. Yo… La verdad es que le hice daño adrede para que parara, porque me daba miedo que siguiera forzándose. A veces hago cosas así. En otra evité que curara a aquella rubia que le cae tan mal transformándome en la palabra curación. La cara que se le quedó…- Me reí un poco por lo bajo mientras me escapaba de nuevo de sus manos, situándome debajo de él y tratando de moverlo un poco, para alejarlo del charco. Porque no me gustaba. Con un esfuerzo monumental lo conseguí. -¡Creo que va listo!- Se quejó un poco, como un gruñido, y esta vez ya parecía que no se iba a dormir por mucho más rato. Me quedaba poco tiempo. -Eeeh, Roäc… Esto, ¡Gracias! No sé que habría hecho si… si… Bueno, ¡Ya sabes! No hablemos de eso. Está vivo. Y el tuyo, también está. Seguro que luego gruñe… Vor dice que es muy gruñón. ¡Pero están vivos! Hemos salido de esto, ¿No? ¡Sí, sí!- Y yo me respondía solo porque no quería negativas.
Me gustaba aquella corta, extraña paz.
Creo que no le caían bien las palomas. Uuuuh… Lo importante es que entendió mi historia y dijo que ya lo engañaríamos. No me gustaba mentir, pero… -Igual es lo más conveniente, sí… Uh, deberíamos entretenerlo aquí, que no volviera abajo. Amenázale con cualquier cosa si le da por regresar. Solo debería volver cuando pudiera ser útil sin mí, ¡Si depende de mí está en desventaja!- Expliqué yo. Lo que más miedo me daba del mentor de Vor era el control mental que este tendía a utilizar para mantenerlo siempre algo sumiso. Algo bastante. Y eso, eso debía impedir. ¿Pero cómo?
Me preguntó con su curiosa forma de hablar alguna que otra cosa, que yo me pensé un poco. -No quiero quedarme así… No me gusta. Me encantaría volver a tener mi cuerpo, pero por otra parte, sé que soy más útil… De esta forma, sí. Si Vest supiera que yo estoy aún aquí… No me dejaría hacer mucho. No… No sé como explicarlo, pero sé que no se permitiría perderme de nuevo. Es… algo sobreprotector.- Le expliqué con mucha duda encima. -Si ese drow estuviera muerto yo podría escoger intentar volver a la vida o irme para siempre. Me… Me gustaría disfrutar de… de vivir de nuevo… Pero no me gusta la guerra. Y siento que mi hermano y yo ya no congeniaríamos igual.- Le expliqué con mi típica lentitud, algo triste.
Me miraba mientras dudaba si realmente prefería ser ave. A mi me pareció que si. Destacó ser un… -¡No eres un cobarde! Mira, ¡Aquí has hecho una buena! Le has dado a ese pulpo feo, ¡Y al otro también! Y ahora, ¡Mírate! Curando a un par de morados. ¡No todos los pájaros pueden presumir de eso! Ni los elfos, ¡Qué va!- Intenté animarle, escapándome un momento de sus manos para darle un empujoncillo amistoso. Luego volví. Me miraba yo también el pelo de Vor, pensando en aquel esquilado que tenía en la cabeza. Me dolía en el alma. -¡Haces bien en autoenvidiarte, sí! Menudo lujo. Yo… Me gustaría volar. Pero no como cristal. Volar batiendo alas.- Y es que había mucha diferencia.
Si, definitivamente, aquella curación había salido un poco mejor. Estaba, oficialmente, fuera de peligro. Probablemente le llevara unos días recuperarse por toda la sangre perdida y también porque psicológicamente le habían dejado el cerebro muy frito. Y él se lo tomaba todo muy a pecho. Liiiteralmente… Eh… Uuuuh, eso es un chiste de mal gusto. Pero ya con una herida más decente, Aiwëndil (aunque yo seguía llamándole Roäc) agotado y yo empezando a temer descontrolarme, era mejor dejar las curaciones por aquel momento. Aunque su pregunta… Su pregunta, lo de las heridas. Vor no habría querido que hablara de ello.
-E-Eso es… ehhh… Corrupción o algo así, causado por… Por la magia. Vess… Vor ha hecho más… magia de la que debe, la verdad. Pasó de no hacer nada a conseguir un bastón… Es decir, yo, y a curar como nunca. El recipiente de este trasto es bastante cosa para mí y para él. A veces, cuando cura o cuando me transformo, no logro controlarlo, ni él tampoco. Y cuando no funcionamos bien digamos que… La magia le hace daño y entra en su cuerpo, o algo. Y se va acumulando. En teoría con el tiempo se le debería pasar, pero últimamente no ha parado de abusar de ella y unas heridas antiguas han empezado a soltar ese brillo. No le gustan nada y no quiere que nadie se las vea.- Lo recordaba muy bien tapadito la noche de la posada. Aunque igual ahí es que le daba vergüenza que lo viera Dyos. Tampoco le gustaba su forma física.
-Cuando lo de la posada, que se puso a curar mucha gente, le sentó fatal. Casi se nos desmaya. Yo… La verdad es que le hice daño adrede para que parara, porque me daba miedo que siguiera forzándose. A veces hago cosas así. En otra evité que curara a aquella rubia que le cae tan mal transformándome en la palabra curación. La cara que se le quedó…- Me reí un poco por lo bajo mientras me escapaba de nuevo de sus manos, situándome debajo de él y tratando de moverlo un poco, para alejarlo del charco. Porque no me gustaba. Con un esfuerzo monumental lo conseguí. -¡Creo que va listo!- Se quejó un poco, como un gruñido, y esta vez ya parecía que no se iba a dormir por mucho más rato. Me quedaba poco tiempo. -Eeeh, Roäc… Esto, ¡Gracias! No sé que habría hecho si… si… Bueno, ¡Ya sabes! No hablemos de eso. Está vivo. Y el tuyo, también está. Seguro que luego gruñe… Vor dice que es muy gruñón. ¡Pero están vivos! Hemos salido de esto, ¿No? ¡Sí, sí!- Y yo me respondía solo porque no quería negativas.
Me gustaba aquella corta, extraña paz.
¿Que Vor se le habia declarado a mi drow? Abro la boca haciendome el sorprendido, como si me pillara de nuevas el interes del joven semidrow por mi compañero. No, a quien engaño ahora? Si se veia a la legua!! Sonrío despues divertido, con la punta de una sola ceja alzada.
-Y yo me lo perdí....tttssssssssss.......el caso es que me sospechaba algo. Uno le cuenta muchas cosas a las cosas que piensa que no le entienden.
Hablo refiriendome a que Vor me hizo un par de confesiones mientras yo le miraba en mi plumifera forma, ladeando la cabeza como si no me enterase de nada. Me habia parecido muy noble. Conozco bastante bien a Dyospiros, o eso creo. Mas o menos mi intuicion me decia los derroteros que podia tomar el drow, asi como se que va a estar de un humor terrible cuando despierte.... Lo miro, aun sigue ahi tirado. Quiza deberia intentar algun tipo de sanacion sobre el. O quiza deberia intentar volver a mi forma de animago antes de que el se termine de despertar. Pero el caso es que...una vez en esta forma, vuelve a resultarme complicado el cambiar a mi antojo. Falta de practica, en realidad. Tengo que practicar bastante.
-Me he dao cuenta de que es sobreprotector. Y por qué no te buscamos un cuerpo? Uno bonito. Podemos robar uno! hay muchos libres, por desgracia. El de Dyos no, ese sigue ocupao. A mi me gustas bastante asi, resultas interesante. Aunque entiendo que te acabe aburriendo.
Osten me da un empujoncillo como de animos. Miro al pulpo que dice que he derrotado, al que le he sacado la daga de la cabeza, y me pregunto como estará. Para cenar, digo. Si. Sigo con el instinto arraigado. Yo como animal que he sido durante años he comido mucho de todo, y mas siendo el que soy. Y tengo hambre. Miro al baston como preguntandole si estaria bien comerme al ilicido. Pero creo que no.
-¡Magia! Que tipo de magia? Entiendo que influya en el cuerpo, pero...
Me vuelvo a mirar a mi mismo, percatandome de que mis largos mechones de pelo, anteriormente negros, ahora se desteñían en blanco y se teñían de tonos mas raros. Fruto de la magia, tambien. A veces actuaba de modo imprevisible. Arrugo mi nariz y me toco las orejas, bien, siguen en su sitio. Espero que todo siga en su sitio. Lo comprobaré mas tarde.
- Creo que los esfuerzos tuyos tambien le afectan a él. Y sí, hemos salido de esta. ¡GRACIAS A NOSOTROS! -y grito porque sí.
Me levanto dejando a Vor tendido boca arriba en el suelo y me levanto con su contraparte version baston en mis manos. Camino hacia aquel lago en varias ligeras zancadas, metiendome en el agua hasta las rodillas. Yo me habia manchado de sangre, y él tambien, y ademas estaba pringado de cosa de ilicido.
-Hablaremos más veces, te parece bien? Vamos a acicalarnos -porque digan lo que digan, las aves somos criaturas muy limpias, que nos desparasitamos las plumas y las recolocamos cada dos por tres. Sumerjo a Osten en el agua del lago metiendo mis brazos hasta los codos y luego meto mi cabeza tambien. La saco totalmente empapada, y a un aun mas reluciente baston. Lo abrazo y luego estiro los brazos para mirarlo como si fuera el mayor tesoro del mundo. Definitivamente debia de parecer un chalado de estos alegres. Creo que odio las cuevas con todas mis fuerzas.
-Y yo me lo perdí....tttssssssssss.......el caso es que me sospechaba algo. Uno le cuenta muchas cosas a las cosas que piensa que no le entienden.
Hablo refiriendome a que Vor me hizo un par de confesiones mientras yo le miraba en mi plumifera forma, ladeando la cabeza como si no me enterase de nada. Me habia parecido muy noble. Conozco bastante bien a Dyospiros, o eso creo. Mas o menos mi intuicion me decia los derroteros que podia tomar el drow, asi como se que va a estar de un humor terrible cuando despierte.... Lo miro, aun sigue ahi tirado. Quiza deberia intentar algun tipo de sanacion sobre el. O quiza deberia intentar volver a mi forma de animago antes de que el se termine de despertar. Pero el caso es que...una vez en esta forma, vuelve a resultarme complicado el cambiar a mi antojo. Falta de practica, en realidad. Tengo que practicar bastante.
-Me he dao cuenta de que es sobreprotector. Y por qué no te buscamos un cuerpo? Uno bonito. Podemos robar uno! hay muchos libres, por desgracia. El de Dyos no, ese sigue ocupao. A mi me gustas bastante asi, resultas interesante. Aunque entiendo que te acabe aburriendo.
Osten me da un empujoncillo como de animos. Miro al pulpo que dice que he derrotado, al que le he sacado la daga de la cabeza, y me pregunto como estará. Para cenar, digo. Si. Sigo con el instinto arraigado. Yo como animal que he sido durante años he comido mucho de todo, y mas siendo el que soy. Y tengo hambre. Miro al baston como preguntandole si estaria bien comerme al ilicido. Pero creo que no.
-¡Magia! Que tipo de magia? Entiendo que influya en el cuerpo, pero...
Me vuelvo a mirar a mi mismo, percatandome de que mis largos mechones de pelo, anteriormente negros, ahora se desteñían en blanco y se teñían de tonos mas raros. Fruto de la magia, tambien. A veces actuaba de modo imprevisible. Arrugo mi nariz y me toco las orejas, bien, siguen en su sitio. Espero que todo siga en su sitio. Lo comprobaré mas tarde.
- Creo que los esfuerzos tuyos tambien le afectan a él. Y sí, hemos salido de esta. ¡GRACIAS A NOSOTROS! -y grito porque sí.
Me levanto dejando a Vor tendido boca arriba en el suelo y me levanto con su contraparte version baston en mis manos. Camino hacia aquel lago en varias ligeras zancadas, metiendome en el agua hasta las rodillas. Yo me habia manchado de sangre, y él tambien, y ademas estaba pringado de cosa de ilicido.
-Hablaremos más veces, te parece bien? Vamos a acicalarnos -porque digan lo que digan, las aves somos criaturas muy limpias, que nos desparasitamos las plumas y las recolocamos cada dos por tres. Sumerjo a Osten en el agua del lago metiendo mis brazos hasta los codos y luego meto mi cabeza tambien. La saco totalmente empapada, y a un aun mas reluciente baston. Lo abrazo y luego estiro los brazos para mirarlo como si fuera el mayor tesoro del mundo. Definitivamente debia de parecer un chalado de estos alegres. Creo que odio las cuevas con todas mis fuerzas.
¡Le sorprendió la noticia! Lo dejó ver en su expresión. Y luego sonrió como si le divirtiera cotillear. Si quería cotillear, cotillearíamos. Aunque luego me explicó que ya le había contado cosas creyendo Vor que no se enteraba, que lo sospechaba. -Yo me quedé mu quietoparao. La verdad. No pensaba que Vor fuera a hacerlo, ¡Pero lo hizo!- Luego suspiré, un poco resignado. -Pero ya sabía yo que Dyospiros le diría… que no. O algo. No sé, que no no le dijo. Pero es que no parece que vaya a tener más salida.- No entendía del amor pero me habría gustado que mi hermano se saliera con la suya, como era natural. -Es que le falta algo de… arte, a Vest. Mucho tartamudeo, ¡No se sabe lucir! ¿Y has visto qué pelos lleva? ¡Así no se puede! Tendríamos que aprovechar ahora que duerme para hacerle algo.
Dormir, menuda palabra. Creo que él pensaba en cosas, porque se miró al drow grandullón y amargado suyo. A mí Dyospiros… No sé como me caía. Me habría gustado haber hablado con él. Sospechaba de mí y a la vez era… ¡Era raro! No acababa de entender qué le había visto Vor. Roäc tenía más gracia, aunque, siendo justos, tampoco pretendía que le fuera a tirar las tejas a un pájaro. Además, siendo él tan morenico, con el pelo rato y plumífero, ¿Qué carajos iría a pensar mi hermano de él? … ¿Y por qué le daba yo tantas vueltas? ¡Menuda tontería! Escuché su proposición de encontrarme un cuerpo, precedido de comprender que era sobreprotector. Sí, Demasiado.
-Su mentor no me permite tener otro cuerpo. Si… Si… Si fallece, entonces podría buscarme algo. Y le podría decir a Vor “eh, sigo aquí”. O algo. Pero no sé si estando muerto puedo, sencillamente… Conseguirme un cuerpo. Creo que no es tan sencillo.- Fruncí mi imaginario ceño. -¡Y no le voy a robar el cuerpo a Dyos! Por ahora me valgo como bastón. Total, es… ¡Imagina dos Vores! Pues más o menos éramos así. Aunque yo llevaba el pelo más largo.- “Y estaba más rechoncho, pero dejemos eso aparte”, pensé. Robustillo no era la palabra. Redondo. No gordo. Pero más que Vor. Un poco.
Se miró al pulpo chungo y luego me miró a mí. -Está muerto, ¡No sospeches!- Le respondí yo confuso. Me preguntó que tipo de magia y algo de que comprendía lo de que influenciara el cuerpo. -¡Es magia rara! Este bastón está hecho de este cristal… Chungo. Es como si no perteneciera a este… Mundo. O algo. Es curioso. Y eso hace que el cuerpo de Vor o yo mismo no… No nos acabe de sentar bien si hace cosas raras.- Fruncí más mi teórico ceño. Él se miraba a si mismo, como si le sorprendiera su forma física. Era curiosa, cuanto menos.
¿Los esfuerzos nos afectaban a ambos? -Él siempre se lleva la peor parte. A mi no me duele en absoluto, pero eso significa que cuando algo sale mal, recae en él. Si me sobreesfuerzo lo paga él. Físicamente. O quizás quien sostenga el bastón, no estoy seguro.- No creí que si hubiera fallado una sanación demasiado hubiera podido llegar a herir a Roäc también. -¡Y si! ¡Eso es digno de celebrar! Ya apañaremos algo.- Le dije en referencia a nuestro pequeño gran éxito.
Se levantó y me llevó a mí también hacia el lago, a limpiarse, cual avecilla. Primero se metió un poco. -¡Si, hablaremos más veces! Definitivamente. No debería ser tan raro, estos dos duermen muuuucho cuando les da la gana. ¿Quién iría a sospechar de una urraca y un palo?- Le dije yo contento con lo de poder acicalarme en sus baños extraños. Me metió bajo el agua y yo tan tranquilo, él se mojó la cabeza también y el pelo, empapado. Y yo brillando, más porque estaba provocando adrede aquel centelleo. Y luego me abrazó, la mar de feliz. Yo… Yo como que no tenía brazos, así que solo pude soltar un curioso destello de color naranja, color muuuuuy raro en mí. No había logrado aún alcanzar el amarillo puro, el tono que más se me resistía. Pero poco a poco había dominado el resto de la gama cromática. Y me miraba. -¡Mejor así, sí! Eh… Como dicen estos… ¿Merrrci? O algo. ¡Vor sabe francés!- No, no sabía más que tres palabras sueltas. Pero yo siempre lo glorificaba un poco. -Yo… Yo creo que podríamos intentar… No sé, alguna noche de estas, si soban muchos. Nos vamos a un sitio elevado y nadie sospecha, ¿Sí? Para hablar de nuev…- Algo me calló de golpe.
Una voz. -Qu… Qué…- Vor. Vest. Medio elfo, medio drow. Gemelo. -N-No… tu… ¿Q-Quién, y… Zer’tath?- Odiaba Zer’tath. Odiaba aquel nombre. Me quitaba toda la identidad y me denominaba solo como un material, “cristal”. Lo odiaba, lo odiaba. Pero ya no podía protestar. Él tanteaba, con los ojos entrecerrados, miraba al lago sin acabar de entender nada. Sus pensamientos pronto volvieron a conectar con los míos. Parecía no tener claro si estaba vivo o muerto, confuso… Aunque pronto lo concentró todo en la figura de Roäc, con algo de miedo expresado en el rostro. Aún así… Creo que le destacaba más el desconcierto y una mueca de dolor, se llevó la mano al pecho y se encontró la sangre. Buscó alrededor y se intentó separar de Dyos al verlo cerca suya, mirando brevemente la sangre, como un animalillo asustado. Y yo estaba demasiado tentad de explicarle cosas. Sus pensamientos eran una amalgama de dudas y de terror.
Dormir, menuda palabra. Creo que él pensaba en cosas, porque se miró al drow grandullón y amargado suyo. A mí Dyospiros… No sé como me caía. Me habría gustado haber hablado con él. Sospechaba de mí y a la vez era… ¡Era raro! No acababa de entender qué le había visto Vor. Roäc tenía más gracia, aunque, siendo justos, tampoco pretendía que le fuera a tirar las tejas a un pájaro. Además, siendo él tan morenico, con el pelo rato y plumífero, ¿Qué carajos iría a pensar mi hermano de él? … ¿Y por qué le daba yo tantas vueltas? ¡Menuda tontería! Escuché su proposición de encontrarme un cuerpo, precedido de comprender que era sobreprotector. Sí, Demasiado.
-Su mentor no me permite tener otro cuerpo. Si… Si… Si fallece, entonces podría buscarme algo. Y le podría decir a Vor “eh, sigo aquí”. O algo. Pero no sé si estando muerto puedo, sencillamente… Conseguirme un cuerpo. Creo que no es tan sencillo.- Fruncí mi imaginario ceño. -¡Y no le voy a robar el cuerpo a Dyos! Por ahora me valgo como bastón. Total, es… ¡Imagina dos Vores! Pues más o menos éramos así. Aunque yo llevaba el pelo más largo.- “Y estaba más rechoncho, pero dejemos eso aparte”, pensé. Robustillo no era la palabra. Redondo. No gordo. Pero más que Vor. Un poco.
Se miró al pulpo chungo y luego me miró a mí. -Está muerto, ¡No sospeches!- Le respondí yo confuso. Me preguntó que tipo de magia y algo de que comprendía lo de que influenciara el cuerpo. -¡Es magia rara! Este bastón está hecho de este cristal… Chungo. Es como si no perteneciera a este… Mundo. O algo. Es curioso. Y eso hace que el cuerpo de Vor o yo mismo no… No nos acabe de sentar bien si hace cosas raras.- Fruncí más mi teórico ceño. Él se miraba a si mismo, como si le sorprendiera su forma física. Era curiosa, cuanto menos.
¿Los esfuerzos nos afectaban a ambos? -Él siempre se lleva la peor parte. A mi no me duele en absoluto, pero eso significa que cuando algo sale mal, recae en él. Si me sobreesfuerzo lo paga él. Físicamente. O quizás quien sostenga el bastón, no estoy seguro.- No creí que si hubiera fallado una sanación demasiado hubiera podido llegar a herir a Roäc también. -¡Y si! ¡Eso es digno de celebrar! Ya apañaremos algo.- Le dije en referencia a nuestro pequeño gran éxito.
Se levantó y me llevó a mí también hacia el lago, a limpiarse, cual avecilla. Primero se metió un poco. -¡Si, hablaremos más veces! Definitivamente. No debería ser tan raro, estos dos duermen muuuucho cuando les da la gana. ¿Quién iría a sospechar de una urraca y un palo?- Le dije yo contento con lo de poder acicalarme en sus baños extraños. Me metió bajo el agua y yo tan tranquilo, él se mojó la cabeza también y el pelo, empapado. Y yo brillando, más porque estaba provocando adrede aquel centelleo. Y luego me abrazó, la mar de feliz. Yo… Yo como que no tenía brazos, así que solo pude soltar un curioso destello de color naranja, color muuuuuy raro en mí. No había logrado aún alcanzar el amarillo puro, el tono que más se me resistía. Pero poco a poco había dominado el resto de la gama cromática. Y me miraba. -¡Mejor así, sí! Eh… Como dicen estos… ¿Merrrci? O algo. ¡Vor sabe francés!- No, no sabía más que tres palabras sueltas. Pero yo siempre lo glorificaba un poco. -Yo… Yo creo que podríamos intentar… No sé, alguna noche de estas, si soban muchos. Nos vamos a un sitio elevado y nadie sospecha, ¿Sí? Para hablar de nuev…- Algo me calló de golpe.
Una voz. -Qu… Qué…- Vor. Vest. Medio elfo, medio drow. Gemelo. -N-No… tu… ¿Q-Quién, y… Zer’tath?- Odiaba Zer’tath. Odiaba aquel nombre. Me quitaba toda la identidad y me denominaba solo como un material, “cristal”. Lo odiaba, lo odiaba. Pero ya no podía protestar. Él tanteaba, con los ojos entrecerrados, miraba al lago sin acabar de entender nada. Sus pensamientos pronto volvieron a conectar con los míos. Parecía no tener claro si estaba vivo o muerto, confuso… Aunque pronto lo concentró todo en la figura de Roäc, con algo de miedo expresado en el rostro. Aún así… Creo que le destacaba más el desconcierto y una mueca de dolor, se llevó la mano al pecho y se encontró la sangre. Buscó alrededor y se intentó separar de Dyos al verlo cerca suya, mirando brevemente la sangre, como un animalillo asustado. Y yo estaba demasiado tentad de explicarle cosas. Sus pensamientos eran una amalgama de dudas y de terror.
-Esque yo lo entiendo, hablar es dificil. A el se le atasca el ingles, a mi el drow. Nunca creo que pueda hablar deso.
Negué varias veces con mi cabeza, pero coincidia en hacer algo con su pelo, el de Vor. Un poco desastroso si que era. No se, podria cortarselo, un como y fresco corte. O hacerse mas trenzas. O un afro. Yo sabia lo que era un afro, no me pregunto ni por que pero lo se. Se me ocurren muchas ideas, todas ellas geniales. Quizas ahora pudiese ponerlas en practica. Pienso que voy a martirizar un poco al pobre medio drow, todo por haberme hecho destransformarme
"oh vamos, en el fondo tenias ganas..."
-Bueno, asi que el problema es el maestro. Tu hermanito ya se está haciendo mas fuerte, si te has fijado, ya cuenta con dos poderosisimos aliados. Y YO soy uno de ellos. Amigos. Cosas.
Me señalo el pecho con el pulgar, con una sonrisa de dandy que no se de donde la he sacado, pero la tengo. No entiendo demasiado aquello del material del cristal, pero igual que entiendo de magia, puedo notar que efectivamente no es algo que esté demasiado en consonancia con la naturaleza y el devenir de las cosas que a Gaia le gusta.
-Has hecho bien en contarme to esto
Le digo con los ojos muy abiertos, mirandolo, con el agua chorreandome por el pelo y goteandome por la barbilla y la punta de la afilada nariz. Voy a decirle lo bien que me parece su idea de nuestra futura conversacion cuando subitamente se interrumpe. Pasa algo raro. Me giro hacia la orilla, mirando algo sobresaltado, como lo habria hecho siendo un pajaro. Ahí está Vor, despierto ya, con una expresion de angustia o desconcierto en el rostro, tratando de alejarse de Dyos. Como si sintiese las tentaciones de Osten, me llevo un dedo a los labios con expresion avispada.
-Shh....disimula.
Yo tambien disimulo, pero antes trago saliva. Salgo despacito del agua, tratando de mantener el equilibrio. Me ayudo de Osten para ello, a modo de bastón, ahora si. Cuando he terminado de salir del agua me acerco a él, sin pensar que pueda asustarlo ni nada. Quiza me reconozca rapido, por que no! No, espera, que acaba de sufrir un shock...entonces mis pasos se vuelven mas lentos y me detengo como a unos tres metros de el. Y me siento a lo indio, frente suya, sin dejar de mirarlo a los ojos. Me siento y lo miro, esperando. Eso, respetando su espacio. De momento. Tuerzo un poco mi cabeza, esperando una reaccion por su parte que sea distinta al panico. Bajo mis ojos a su herida, aun sangra un tanto....no demasiado, pero lo suficiente para considerar que aun no está curada. Luego subo nuevamente mi mirada a sus ojos.
-¿Sabes quien soy? Perdona. Sabes quien soy.
Negué varias veces con mi cabeza, pero coincidia en hacer algo con su pelo, el de Vor. Un poco desastroso si que era. No se, podria cortarselo, un como y fresco corte. O hacerse mas trenzas. O un afro. Yo sabia lo que era un afro, no me pregunto ni por que pero lo se. Se me ocurren muchas ideas, todas ellas geniales. Quizas ahora pudiese ponerlas en practica. Pienso que voy a martirizar un poco al pobre medio drow, todo por haberme hecho destransformarme
"oh vamos, en el fondo tenias ganas..."
-Bueno, asi que el problema es el maestro. Tu hermanito ya se está haciendo mas fuerte, si te has fijado, ya cuenta con dos poderosisimos aliados. Y YO soy uno de ellos. Amigos. Cosas.
Me señalo el pecho con el pulgar, con una sonrisa de dandy que no se de donde la he sacado, pero la tengo. No entiendo demasiado aquello del material del cristal, pero igual que entiendo de magia, puedo notar que efectivamente no es algo que esté demasiado en consonancia con la naturaleza y el devenir de las cosas que a Gaia le gusta.
-Has hecho bien en contarme to esto
Le digo con los ojos muy abiertos, mirandolo, con el agua chorreandome por el pelo y goteandome por la barbilla y la punta de la afilada nariz. Voy a decirle lo bien que me parece su idea de nuestra futura conversacion cuando subitamente se interrumpe. Pasa algo raro. Me giro hacia la orilla, mirando algo sobresaltado, como lo habria hecho siendo un pajaro. Ahí está Vor, despierto ya, con una expresion de angustia o desconcierto en el rostro, tratando de alejarse de Dyos. Como si sintiese las tentaciones de Osten, me llevo un dedo a los labios con expresion avispada.
-Shh....disimula.
Yo tambien disimulo, pero antes trago saliva. Salgo despacito del agua, tratando de mantener el equilibrio. Me ayudo de Osten para ello, a modo de bastón, ahora si. Cuando he terminado de salir del agua me acerco a él, sin pensar que pueda asustarlo ni nada. Quiza me reconozca rapido, por que no! No, espera, que acaba de sufrir un shock...entonces mis pasos se vuelven mas lentos y me detengo como a unos tres metros de el. Y me siento a lo indio, frente suya, sin dejar de mirarlo a los ojos. Me siento y lo miro, esperando. Eso, respetando su espacio. De momento. Tuerzo un poco mi cabeza, esperando una reaccion por su parte que sea distinta al panico. Bajo mis ojos a su herida, aun sangra un tanto....no demasiado, pero lo suficiente para considerar que aun no está curada. Luego subo nuevamente mi mirada a sus ojos.
-¿Sabes quien soy? Perdona. Sabes quien soy.
-Ya es un milagro que puedas hablar después de tanto tiempo, ¡Qué envidia! Yo no me acuerdo ni de qué eran las cuerdas vocales.- Me quedé con las ganas de cortarle las melenas a mi hermano yo también. Igual si no se hubiera despertado tan pronto habría intentado alguna cosa, ¡Pero es que así no se podía! Y luego él me vino a explicar que Vest estaba más fuerte porque tenía a dos amigos. A él se llamó cosa. Yo pensé. -No creo que quiera incluiros en ese embrollo. Le da mucho miedo su mentor e igual… No quiere siquiera permitir que… Bueno, le ayudéis contra él. Intenta mantenerlo como si llevara dos vidas, es… extraño. Mi hermano es muy raro. ¡Pero algo haremos!
Realmente yo tampoco quería que se acercaran. Vest estaba en muy malas condiciones y con un objetivo en la cabeza muy erróneo. Entonces, se me ocurrió algo. -¡Lo tengo! Vor… Vor se prometió ir a por él en cuanto acabara de hacer mil grullas de papel. Lleva siete u ocho. La cosa es que preocuparse de mi significaría volver… ¡Es como una cuenta atrás! Si las acaba y vuelve… Yden lo matará. ¡No dejes que lo acabe!- Le dije con mucho convencimiento. -Anímale a que las haga. Por la noche, le quitas unas cuantas. Las más pochas. ¡Ya verás!- Ahora sí, yo me sentía un genio.
Me gustaba verle aquella sonrisa y ese extraño orgullo suyo. Me daba fuerzas a mí también. Después de contarle mi vida y milagros sobre cristales y magias chungas dijo que fue una buena idea que hubiera hecho eso. -¡Tenía que contárselo a alguien!- Le expliqué con un animoso canturreo, sintiendo que no estaba solo. Por primera vez en mucho tiempo. Alguien sabía al menos de mi existencia, alguien que… Entendía que quería hacer. Esperaba yo su respuesta cuando la voz de Vor nos interrumpió, y Roac, no muy… Disimulativo él, me pidió a mi que callara. Abandoné el tono naranja para retornar al azul natural mientras me permitía contemplar a mi gemelo una vez más, su triste figura. Y a partir de entonces dejé un poco de lado las conversaciones para sencillamente analizar, intentar sumergirme en los recuerdos o pensamientos de mi hermano, que tal y como Roäc se le acercó se volvieron más concisos.
Estaba vivo. No. O sí. O algo. Bueno, estaba respirando, estaba… Viendo. No sabía muy bien qué diferenciaba la vida de la muerte, ya. Pero sentía el tacto de la dura piedra contra mis piernas,mi espalda, mi cabeza. A ciegas aún me había incorporado y había abierto los ojos, poco a poco. Todo para ver… Sangre. Maldita sangre, en el suelo. Roja. Mía. Me asusté y me aparté de ella, me llevé una mano en el pecho y lo vi. La herida. No, más bien vi… Vendas. Empapadas, y no se había cerrado… o si. Un poco. Si, si no estaría muerto. Me faltaba alguna parte de la armadura y tenía el pecho más o menos al aire. Me quité la bufanda de inmediato y la moví allí donde no se fuera a manchar, mientras intentaba buscar algo con lo que taparme. Estaba empapado y sucio. Sangre, pensaba en qué había pasado. Me dolía horrores la cabeza y no podía ligar más de tres pensamientos. Entonces vi a Dyos de refilón y me asusté. Su espada manchada de sangre.
De mi sangre. No sabía exactamente porqué. En un muy ansioso intento procuré alejarme lo que pude, arrastrándome pésimamente a la distancia, a la seguridad que pudieran otorgar tres centímetros. Parecía rendido, cansado. Y luego… Levanté la mirada para ver aquellos ilícidos allí tirados. Eso explicaba cosas. Pero me costaba recordar bien. Y algo más me hizo muy difícil esa tarea, fue… Una imagen extraña. En el lago se bañaba un… Chaval que jamás antes había visto. Con mi bastón entre sus manos, casi parecía hablarle a él. Y este emitía un brillo naranja. En cuanto se giró -o giraron- dejé de escuchar aquellos murmullos. -Os… ¿Ten?- Tenía la extraña sensación de haberlo escuchado en mis sueños. Pero aquello era estúpido.
Tenía un hombre cada vez más cerca con mi bastón entre manos. Este emitía un brillo rosado como si buscara decirme, “no es malo”. Las vendas. No podría habérmelas puesto nadie más. Él… Era extraño. Muy, muy extraño. Moreno. Pero no negro. Ni blanco torrado al sol, que eso viene a ser rojo. Si no moreno. Con el pelo blanco, negro, de todos los colores, un poco… Plumífero, sí. Unos ojos curiosos. Aunque había algo en su piel que me hizo fruncir el ceño. No recordaba haber visto a alguien que fuera moreno pero… No tanto ni tan poco. Y tenía orejas de elfo. Pocas, pero las tenía. ¡Un elfo! ¿Era eso un elfo? ¿A qué había venido? Se sentó a una distancia prudente de mí, torciendo la cabeza, en un gesto un poco de avecilla. Miró mi herida. Fruncí el ceño y me tapé las del hombro, pues eran las que más odiaban. La otra… Esa me iba a dejar marca.
Me preguntó que si sabía quien era. Lo afirmó, que lo sabía. Yo me lo miré, aquel aspecto, aquella forma de ser. La palabra se me vino a la boca antes de que pudiera siquiera pensar porqué. -Roäc- El pájaro no estaba allí. Atesoraba mi bastón como un tesoro. Se remojaba en el lago -justo lo que hacía antes de que vinieran los ilícidos-. Era… Él. Él, sí. Pero no entendía porqué era hombre y no ave. -¿Cómo…? No, espera. No importa. Deber… deberíamos esperar a que…- Miré a Dyos con recelo y me encogí. -Él se… despertara. Y yo… yo me espabilara. No entiendo nada. Qué… qué ha pasado, o… Bueno, sí, yo… Yo... - Miré las vendas con extrañeza. La herida, ¿Me había curado?
-¡No entiendo nada! Solo que… tengo frío. No me encuentro bien… Me da vueltas todo, y…- Miré mi bastón pensando que lo necesitaba. Pero no acudió a mí de inmediato, por lo que interpreté que igual estaba agusto allí donde había ido a parar. -Es… ¡Es extraño!- Me levanté -o me arrastré- cerca de él, queriendo verle la cara de cerca. Por curiosidad. Torcí mi cabeza. Si, le daba un aire al pajarraco, definitivamente. Pero… ¿Era un pajarraco mágico? ¿Un mago pajarraco, o al revés? ¿Estaba muerto, igual? ¿Los ilícidos me seguían engañando? ¿Un genio maligno modificaba mis sentidos? -... Hay… Hay algo que no me cuadra.- Con curiosidad y poco sentido de la decencia por estar tan empanado, le cogí un mechón de pelo mientras me lo miraba. -Si realmente… eres el pájaro, pero no eres pájaro, ¿Por qué te… te… Bueno… ¡Te cagaste en mi!- Le miré muy feo y luego torcí la cabeza a Dyos, porque me preocupaba. Pero es que me daba miedo acercarme. Miré de nuevo al extraño, dándome cuenta que aún tenía el mechón entre manos. Se lo solté y me abracé, buscando calor. Y tosí.
Realmente yo tampoco quería que se acercaran. Vest estaba en muy malas condiciones y con un objetivo en la cabeza muy erróneo. Entonces, se me ocurrió algo. -¡Lo tengo! Vor… Vor se prometió ir a por él en cuanto acabara de hacer mil grullas de papel. Lleva siete u ocho. La cosa es que preocuparse de mi significaría volver… ¡Es como una cuenta atrás! Si las acaba y vuelve… Yden lo matará. ¡No dejes que lo acabe!- Le dije con mucho convencimiento. -Anímale a que las haga. Por la noche, le quitas unas cuantas. Las más pochas. ¡Ya verás!- Ahora sí, yo me sentía un genio.
Me gustaba verle aquella sonrisa y ese extraño orgullo suyo. Me daba fuerzas a mí también. Después de contarle mi vida y milagros sobre cristales y magias chungas dijo que fue una buena idea que hubiera hecho eso. -¡Tenía que contárselo a alguien!- Le expliqué con un animoso canturreo, sintiendo que no estaba solo. Por primera vez en mucho tiempo. Alguien sabía al menos de mi existencia, alguien que… Entendía que quería hacer. Esperaba yo su respuesta cuando la voz de Vor nos interrumpió, y Roac, no muy… Disimulativo él, me pidió a mi que callara. Abandoné el tono naranja para retornar al azul natural mientras me permitía contemplar a mi gemelo una vez más, su triste figura. Y a partir de entonces dejé un poco de lado las conversaciones para sencillamente analizar, intentar sumergirme en los recuerdos o pensamientos de mi hermano, que tal y como Roäc se le acercó se volvieron más concisos.
...
Estaba vivo. No. O sí. O algo. Bueno, estaba respirando, estaba… Viendo. No sabía muy bien qué diferenciaba la vida de la muerte, ya. Pero sentía el tacto de la dura piedra contra mis piernas,mi espalda, mi cabeza. A ciegas aún me había incorporado y había abierto los ojos, poco a poco. Todo para ver… Sangre. Maldita sangre, en el suelo. Roja. Mía. Me asusté y me aparté de ella, me llevé una mano en el pecho y lo vi. La herida. No, más bien vi… Vendas. Empapadas, y no se había cerrado… o si. Un poco. Si, si no estaría muerto. Me faltaba alguna parte de la armadura y tenía el pecho más o menos al aire. Me quité la bufanda de inmediato y la moví allí donde no se fuera a manchar, mientras intentaba buscar algo con lo que taparme. Estaba empapado y sucio. Sangre, pensaba en qué había pasado. Me dolía horrores la cabeza y no podía ligar más de tres pensamientos. Entonces vi a Dyos de refilón y me asusté. Su espada manchada de sangre.
De mi sangre. No sabía exactamente porqué. En un muy ansioso intento procuré alejarme lo que pude, arrastrándome pésimamente a la distancia, a la seguridad que pudieran otorgar tres centímetros. Parecía rendido, cansado. Y luego… Levanté la mirada para ver aquellos ilícidos allí tirados. Eso explicaba cosas. Pero me costaba recordar bien. Y algo más me hizo muy difícil esa tarea, fue… Una imagen extraña. En el lago se bañaba un… Chaval que jamás antes había visto. Con mi bastón entre sus manos, casi parecía hablarle a él. Y este emitía un brillo naranja. En cuanto se giró -o giraron- dejé de escuchar aquellos murmullos. -Os… ¿Ten?- Tenía la extraña sensación de haberlo escuchado en mis sueños. Pero aquello era estúpido.
Tenía un hombre cada vez más cerca con mi bastón entre manos. Este emitía un brillo rosado como si buscara decirme, “no es malo”. Las vendas. No podría habérmelas puesto nadie más. Él… Era extraño. Muy, muy extraño. Moreno. Pero no negro. Ni blanco torrado al sol, que eso viene a ser rojo. Si no moreno. Con el pelo blanco, negro, de todos los colores, un poco… Plumífero, sí. Unos ojos curiosos. Aunque había algo en su piel que me hizo fruncir el ceño. No recordaba haber visto a alguien que fuera moreno pero… No tanto ni tan poco. Y tenía orejas de elfo. Pocas, pero las tenía. ¡Un elfo! ¿Era eso un elfo? ¿A qué había venido? Se sentó a una distancia prudente de mí, torciendo la cabeza, en un gesto un poco de avecilla. Miró mi herida. Fruncí el ceño y me tapé las del hombro, pues eran las que más odiaban. La otra… Esa me iba a dejar marca.
Me preguntó que si sabía quien era. Lo afirmó, que lo sabía. Yo me lo miré, aquel aspecto, aquella forma de ser. La palabra se me vino a la boca antes de que pudiera siquiera pensar porqué. -Roäc- El pájaro no estaba allí. Atesoraba mi bastón como un tesoro. Se remojaba en el lago -justo lo que hacía antes de que vinieran los ilícidos-. Era… Él. Él, sí. Pero no entendía porqué era hombre y no ave. -¿Cómo…? No, espera. No importa. Deber… deberíamos esperar a que…- Miré a Dyos con recelo y me encogí. -Él se… despertara. Y yo… yo me espabilara. No entiendo nada. Qué… qué ha pasado, o… Bueno, sí, yo… Yo... - Miré las vendas con extrañeza. La herida, ¿Me había curado?
-¡No entiendo nada! Solo que… tengo frío. No me encuentro bien… Me da vueltas todo, y…- Miré mi bastón pensando que lo necesitaba. Pero no acudió a mí de inmediato, por lo que interpreté que igual estaba agusto allí donde había ido a parar. -Es… ¡Es extraño!- Me levanté -o me arrastré- cerca de él, queriendo verle la cara de cerca. Por curiosidad. Torcí mi cabeza. Si, le daba un aire al pajarraco, definitivamente. Pero… ¿Era un pajarraco mágico? ¿Un mago pajarraco, o al revés? ¿Estaba muerto, igual? ¿Los ilícidos me seguían engañando? ¿Un genio maligno modificaba mis sentidos? -... Hay… Hay algo que no me cuadra.- Con curiosidad y poco sentido de la decencia por estar tan empanado, le cogí un mechón de pelo mientras me lo miraba. -Si realmente… eres el pájaro, pero no eres pájaro, ¿Por qué te… te… Bueno… ¡Te cagaste en mi!- Le miré muy feo y luego torcí la cabeza a Dyos, porque me preocupaba. Pero es que me daba miedo acercarme. Miré de nuevo al extraño, dándome cuenta que aún tenía el mechón entre manos. Se lo solté y me abracé, buscando calor. Y tosí.
Me habia quedado clara mi ultima parte de la conversacion con Osten. Mi mision: destruir grullas! no podia decir cuanto me emocionaba atacar con nocturnidad y alevosia a esas avecillas, aunque fueran de papel, y destruirlas. Me sonrei de oreja a oreja, y asentí. El trato estaba hecho. Seria discreto, silencioso, Vor no se daria ni cuenta. Tambien habia tomado nota de aquello de la doble vida de Vor. Que medio drow mas maniatico!!
Pero ahi estaba ahora, sentado a lo indio frente al chico, el cual aun parecia horrorizado y confuso por la sangre, por la figura de mi amigo, por todo lo ocurrido. "Normal", me digo a mi mismo. Desde alli arriba las cosas se veian horribles. No me habia gustado nada cuando Dyos lo atacó. La primera vez que intentó hacer algo asi, lo detuve. Esta vez no habria servido de nada que yo intentase hacer lo mismo, Dyos me habria matado o algo asi. Pero algo habia conseguido hacer al final.
Ignoro deliberadamente cuando Vor pronuncia el nombre de Osten. Que se piense que ha sido un sueño. Entonces pronuncia mi nombre y me sorprende la celeridad con la cual lo ha pillado todo. Qué chico mas listo.
-Así me llaman. Mae govannen, Vor'Kalth!!!
Yo sigo agarrando el baston aunque veo que él lo mira con anhelo. Me he agenciado una daga y aun quiero poseer esa maravillosa vasija de alma un poquito mas. Con una perenne sonrisa, escucho sus inconexas y confusas frases. Sin moverme ni un apice cuando el se acerca, lo sigo mirando a la cara aun cuando su mano me agarra un mechon de pelo. No me molesta en lo absoluto.
-El color me ha sorprendio tanto como a tí. Y disculpa lo de la mierda, es que tenia diarrea. Se ve que comí algo en mal estado.
Se lo suelto con toda la naturalidad del mundo. Podria haberle dicho que era para gastarle una broma pero seguro que se lo habria tomado peor....o vete a saber. Lo de la diarrea me parecio mas convincente. Lo veo abrazarse y dibujo una expresion de algo de pena, tambien he visto como ha mirado a Dyos, como con recelo. Se ha tapado las cicatrices raras, tal como Osten comentó, no le gustaba que lo vieran. A mi si que me gustaban...como casi todo lo que brilla pero con añadido. Pero este no era el momento.
-Es una larga historia....los pulpos os tenian a tiro. Tú mataste a uno
"vale, realmente fue Osten, que lo sepas"
-Y ese, ese me lo matao yo. Os hicieron sus cosas mentales. Ibais a morir. No me quedó otra. -lo malo es que ahora yo tambien tengo frio. Me he mojado en un lago de aguas muy frescas, sin recordar que ya no poseo mi plumaje aislante. Miro su vendaje, y se que antes de ponernos en marcha, tendre que hacer algo para mejorar su estado, y el de Dyos, que sin que yo entienda por que sigue en el mundo de los comatosos.
-Intentaré curarte una miaja mas, no soy tan bueno como tu en eso pero algo hago. -indudablemente mezclo algunas palabras y acentos. Osten tenia razon en eso de que no sabia ni como era capaz de acordarme de hablar, y en algo llevaba razon. Aunque lo entendia todo muy bien, producirlo solo habia producido el español, ingles en menor medida, y el elfico, a lo largo de mi vida. Y de eso hacia años varios.
"va, la ultima"
Me acerco a él, respetando el espacio personal a nivel de cero ahora que ya se que me ha reconocido. Le aparto los brazos de a su alrededor para que deje de autoabrazarse porque asi no puedo, y acerco mis manos a su vendaje sin llegar a contactarlo. Envinyata resuena en mi mente y vuelvo a notar el calor recorrer mi cuerpo para volcarse al exterior sobre su herida. Esta vez he preferido no emplear a Osten, al cual he dejado muy a mi pesar en el suelo a mi lado. La curacion es algo más debil pero sencilla a la vez. Luego levanto la cabeza hacia él y señalo a Dyos.
-Lo despiertas tu o lo despierto yo!?
Pero ahi estaba ahora, sentado a lo indio frente al chico, el cual aun parecia horrorizado y confuso por la sangre, por la figura de mi amigo, por todo lo ocurrido. "Normal", me digo a mi mismo. Desde alli arriba las cosas se veian horribles. No me habia gustado nada cuando Dyos lo atacó. La primera vez que intentó hacer algo asi, lo detuve. Esta vez no habria servido de nada que yo intentase hacer lo mismo, Dyos me habria matado o algo asi. Pero algo habia conseguido hacer al final.
Ignoro deliberadamente cuando Vor pronuncia el nombre de Osten. Que se piense que ha sido un sueño. Entonces pronuncia mi nombre y me sorprende la celeridad con la cual lo ha pillado todo. Qué chico mas listo.
-Así me llaman. Mae govannen, Vor'Kalth!!!
Yo sigo agarrando el baston aunque veo que él lo mira con anhelo. Me he agenciado una daga y aun quiero poseer esa maravillosa vasija de alma un poquito mas. Con una perenne sonrisa, escucho sus inconexas y confusas frases. Sin moverme ni un apice cuando el se acerca, lo sigo mirando a la cara aun cuando su mano me agarra un mechon de pelo. No me molesta en lo absoluto.
-El color me ha sorprendio tanto como a tí. Y disculpa lo de la mierda, es que tenia diarrea. Se ve que comí algo en mal estado.
Se lo suelto con toda la naturalidad del mundo. Podria haberle dicho que era para gastarle una broma pero seguro que se lo habria tomado peor....o vete a saber. Lo de la diarrea me parecio mas convincente. Lo veo abrazarse y dibujo una expresion de algo de pena, tambien he visto como ha mirado a Dyos, como con recelo. Se ha tapado las cicatrices raras, tal como Osten comentó, no le gustaba que lo vieran. A mi si que me gustaban...como casi todo lo que brilla pero con añadido. Pero este no era el momento.
-Es una larga historia....los pulpos os tenian a tiro. Tú mataste a uno
"vale, realmente fue Osten, que lo sepas"
-Y ese, ese me lo matao yo. Os hicieron sus cosas mentales. Ibais a morir. No me quedó otra. -lo malo es que ahora yo tambien tengo frio. Me he mojado en un lago de aguas muy frescas, sin recordar que ya no poseo mi plumaje aislante. Miro su vendaje, y se que antes de ponernos en marcha, tendre que hacer algo para mejorar su estado, y el de Dyos, que sin que yo entienda por que sigue en el mundo de los comatosos.
-Intentaré curarte una miaja mas, no soy tan bueno como tu en eso pero algo hago. -indudablemente mezclo algunas palabras y acentos. Osten tenia razon en eso de que no sabia ni como era capaz de acordarme de hablar, y en algo llevaba razon. Aunque lo entendia todo muy bien, producirlo solo habia producido el español, ingles en menor medida, y el elfico, a lo largo de mi vida. Y de eso hacia años varios.
"va, la ultima"
Me acerco a él, respetando el espacio personal a nivel de cero ahora que ya se que me ha reconocido. Le aparto los brazos de a su alrededor para que deje de autoabrazarse porque asi no puedo, y acerco mis manos a su vendaje sin llegar a contactarlo. Envinyata resuena en mi mente y vuelvo a notar el calor recorrer mi cuerpo para volcarse al exterior sobre su herida. Esta vez he preferido no emplear a Osten, al cual he dejado muy a mi pesar en el suelo a mi lado. La curacion es algo más debil pero sencilla a la vez. Luego levanto la cabeza hacia él y señalo a Dyos.
-Lo despiertas tu o lo despierto yo!?
Todo había sido un sueño. Haber escuchado a Osten, un sueño. Porque él como que no comprendió mucho. Aunque más importante: Di en el clavo, era Roäc. Maldije un poco no tener demasiada idea del élfico porque… Sinceramente recordaba poquito de mi infancia. Muy, muy poquito. Pero en todo caso pensé algo como “¡Eso lo serás tu!” aunque… ¡Se sabía mi nombre! Eso es que sabía cosas. Bastantes cosas. -Te… Te deber hablar yo en inglés mejor, ¿Si? ¿Tu entender más que drow? Seguro que Dyos no procurar enseñar drow a ti. Él es un inglesizao.- No sabía si hablaba aquella lengua por hacerme rabiar o porque realmente la prefería.
Me sorprendía su personalidad. Yo me imaginaba a las urracas más… Burlonas, pero del plan que no sonríen excepto cuando te gastan alguna buena. Pero él lucía una cara muy optimisa, con una sonrisa que le encajaba muy bien, y se dejaba tocar con la mayor naturalidad del mundo. Mientras tanto el otro no dudó en darle un puñetazo a alguien por pasarse de curioso. Él también parecía sorprendido por el color. -Ser como brillante, fíjate. Pero tonos. Plumas, ¿Sabes? Creo que te reconocer por ello. Eh.- Me miré bien el pellejo de su cara, de su mano. Le puse la mía encima y alcé una ceja. -Mira, eres… Eres como oscuro. Pero no de mi tono. Si no… Más marrón. O algo asi. ¿Moreno, no? ¡A mi me decir que los elfos eran blancos! No así. ¡Eh! Pero no quejo.- Tenía orejicas muy chicas en comparación con lo que yo esperaría de alguno de su raza. -¡Yo nunca ver antes elfo, no! Imaginaba… distintos.
Me tenía intrigado. Me tenía muy intrigado. Aunque lo de la diarrea… -Como no te aguantar próxima vez yo poner pañales para pájaro. Coger compresa, celo y ya.- Le reñí con media sonrisa, débil pero existente. Pero me preocupaban demasiadas cosas y no lograba hacerle la cara más feliz del mundo. Mis brazos no transmitían mucha calor y notaba que había perdido demasiada sangre. Los esfuerzos me mareaban, me hacían ver oscuro y la temperatura me bajaba drásticamente. Pero no había ni una triste tela que sobrase por ahí. O… ¿O sí? Me fue él contando la historia, diciendo que yo maté a uno, él al otro, que hicieron cosas mentales y…
-Tienes un acento raro. Pero no ser francés. Yo no escuchar antes. ¿Todos elfos hablar así? ¡Yo no critico! No me parecer mal, ¿Si?- No era la pregunta más conveniente para aquel momento pero es que no acababa de pillarlo. E igual ya me empanaría de más en cuanto tocara explicárselo al otro drow. Yo como que quería pasar de las responsabilidades de situarme y posponerlas hasta que el otro estuviera en pie. Decidió que iba a curarme un poco más. ¡Si! Me había curado él. Era cierto, ¡Los elfos eran curanderos! Que no era tan buen como yo. -¡Ser todo cosa bastón, Roäc! Tu no entender. Yo aporto poco.
Así sin muchos reparos me separó los bracillos mientras hacía la suya. Observé aquel gesto, aquella magia que… Producía como un cosquilleo rarito encima de la herida, que luego se convertía en un escozor de uevo, pero que realmente era positivo. Estaba mejor. En cuanto terminó le cogí la mano con la izquierda mía, porque no estaba tan manchada de sangre. -Esto, ¡Gracias! Que… ¡Curar es difícil! ¿Cuánto tiempo llevar tu sin curar?- Y algo más importante… -¿Cuánto tiempo llevar tu sin dejar de… urraquear?- Dyos no me había contado nada de esa capacidad de su animalico.
Y por eso, cuando se lo miró y dijo de despertarlo, no supe qué pensar. Bueno. Sí. Más o menos. -Déjame a mi. Tu… Eh. No sé como se lo explicar. Yo tampoco entender, ¡Pero tu confiar en mí! Seguro que gustar verme vivo. O no. N-No… No lo sé.- Desconfiaba porque no tenía aún mucha idea de qué había pasado. Mandé al bastón de un pensamiento a que fuera a arrancarle la capa a alguno de los ilícidos, y pronto volvió con ambas (hechas jirones) encima de una pieza especialmente grande de cristal. Me tapé con una de ellas y dejé la otra desatendida, ya la usaría quien la necesitara más. Pero yo necesitaba taparme. No quería que lo primero que viera Dyos fuera la heridaca.
Me arrastré de nuevo hasta su lado, evadiendo el charco de sangre. Miré a Roäc pensativo. -Tu… ¿Tu crees que control mental terminar ya?- Yo le estaba pasando una mano por encima del pecho a Dyos, sin acabar de intentar despertarlo. -Ilícidos muertos, pero… ¡Jum!- Con un suave meneo traté de hacer que se espabilara. -D-Dyos… Tu deber despertar, ¿Sí? Es… es… tarde, y… No sé. Realmente yo preferir dormir, pero…- Lo cierto es que no estaba siendo muy efusivo porque seguía aún con ese mal sabor de boca. Por otra parte creí que la mejor forma de quitármelo de encima sería hablar con él. Y lo necesitaba despierto. Pero buscaba la miradilla de la urraca, como si necesitara su aprobación y su respaldo. Porque yo estaba poco convencido.
Me sorprendía su personalidad. Yo me imaginaba a las urracas más… Burlonas, pero del plan que no sonríen excepto cuando te gastan alguna buena. Pero él lucía una cara muy optimisa, con una sonrisa que le encajaba muy bien, y se dejaba tocar con la mayor naturalidad del mundo. Mientras tanto el otro no dudó en darle un puñetazo a alguien por pasarse de curioso. Él también parecía sorprendido por el color. -Ser como brillante, fíjate. Pero tonos. Plumas, ¿Sabes? Creo que te reconocer por ello. Eh.- Me miré bien el pellejo de su cara, de su mano. Le puse la mía encima y alcé una ceja. -Mira, eres… Eres como oscuro. Pero no de mi tono. Si no… Más marrón. O algo asi. ¿Moreno, no? ¡A mi me decir que los elfos eran blancos! No así. ¡Eh! Pero no quejo.- Tenía orejicas muy chicas en comparación con lo que yo esperaría de alguno de su raza. -¡Yo nunca ver antes elfo, no! Imaginaba… distintos.
Me tenía intrigado. Me tenía muy intrigado. Aunque lo de la diarrea… -Como no te aguantar próxima vez yo poner pañales para pájaro. Coger compresa, celo y ya.- Le reñí con media sonrisa, débil pero existente. Pero me preocupaban demasiadas cosas y no lograba hacerle la cara más feliz del mundo. Mis brazos no transmitían mucha calor y notaba que había perdido demasiada sangre. Los esfuerzos me mareaban, me hacían ver oscuro y la temperatura me bajaba drásticamente. Pero no había ni una triste tela que sobrase por ahí. O… ¿O sí? Me fue él contando la historia, diciendo que yo maté a uno, él al otro, que hicieron cosas mentales y…
-Tienes un acento raro. Pero no ser francés. Yo no escuchar antes. ¿Todos elfos hablar así? ¡Yo no critico! No me parecer mal, ¿Si?- No era la pregunta más conveniente para aquel momento pero es que no acababa de pillarlo. E igual ya me empanaría de más en cuanto tocara explicárselo al otro drow. Yo como que quería pasar de las responsabilidades de situarme y posponerlas hasta que el otro estuviera en pie. Decidió que iba a curarme un poco más. ¡Si! Me había curado él. Era cierto, ¡Los elfos eran curanderos! Que no era tan buen como yo. -¡Ser todo cosa bastón, Roäc! Tu no entender. Yo aporto poco.
Así sin muchos reparos me separó los bracillos mientras hacía la suya. Observé aquel gesto, aquella magia que… Producía como un cosquilleo rarito encima de la herida, que luego se convertía en un escozor de uevo, pero que realmente era positivo. Estaba mejor. En cuanto terminó le cogí la mano con la izquierda mía, porque no estaba tan manchada de sangre. -Esto, ¡Gracias! Que… ¡Curar es difícil! ¿Cuánto tiempo llevar tu sin curar?- Y algo más importante… -¿Cuánto tiempo llevar tu sin dejar de… urraquear?- Dyos no me había contado nada de esa capacidad de su animalico.
Y por eso, cuando se lo miró y dijo de despertarlo, no supe qué pensar. Bueno. Sí. Más o menos. -Déjame a mi. Tu… Eh. No sé como se lo explicar. Yo tampoco entender, ¡Pero tu confiar en mí! Seguro que gustar verme vivo. O no. N-No… No lo sé.- Desconfiaba porque no tenía aún mucha idea de qué había pasado. Mandé al bastón de un pensamiento a que fuera a arrancarle la capa a alguno de los ilícidos, y pronto volvió con ambas (hechas jirones) encima de una pieza especialmente grande de cristal. Me tapé con una de ellas y dejé la otra desatendida, ya la usaría quien la necesitara más. Pero yo necesitaba taparme. No quería que lo primero que viera Dyos fuera la heridaca.
Me arrastré de nuevo hasta su lado, evadiendo el charco de sangre. Miré a Roäc pensativo. -Tu… ¿Tu crees que control mental terminar ya?- Yo le estaba pasando una mano por encima del pecho a Dyos, sin acabar de intentar despertarlo. -Ilícidos muertos, pero… ¡Jum!- Con un suave meneo traté de hacer que se espabilara. -D-Dyos… Tu deber despertar, ¿Sí? Es… es… tarde, y… No sé. Realmente yo preferir dormir, pero…- Lo cierto es que no estaba siendo muy efusivo porque seguía aún con ese mal sabor de boca. Por otra parte creí que la mejor forma de quitármelo de encima sería hablar con él. Y lo necesitaba despierto. Pero buscaba la miradilla de la urraca, como si necesitara su aprobación y su respaldo. Porque yo estaba poco convencido.
-Si, mejor ingles. Lo que menos escuchao es el drow.
Me agarro yo otra vez un mechon de pelo, y vaya que si tenia razon. Ahora mojado se advertia menos pero tenia los tonos metalicos entre verdosos, azulados y morados del plumaje mio. Arrugo mi nariz cuando me pone la mano encima pero no porque me moleste si no porque la tiene helada. Suelto una risa atropeyada y veloz por sus comentarios. A la mierda si habian mas ilicidos, tengo una daga voladora!
-No soy elfo, soy un semielfo. Ella sí era blanca como la nieve, y él moreno como la tierra del campo.
Es la primera vez que hablo de ellos, la primera vez que los recuerdo. Pero mi ánimo rapidamente pasa a otra cosa, antes de que ese pensamiento pueda llegar si quiera a afectarme, antes de llegar a comprenderlo en profundidad, me voy a otro tema mas inmediato, mas reciente, mas terrenal.
-Como hagas eso disfrutaré viendo como desaparecen tus monedas de oro una a una- respondo asi a eso de ponerme pañales, dibujandole una sonrisa traviesa de "tu atrevete a pegarme celo en el culo y veras"
-No, ya sabes, semielfo. Es español. Él lo era. -español, mezclado con el suave élfico, y algo del inglés de irlanda, que es de todo menos inglés....pero al menos similar al gaélico en su forma antigua si nos referimos al irlandés. -la mayoria de los elfos hablan mas normales, creo recordar.
Menciona entonces que la mayor parte del trabajo la hace el baston y no el. Sonrio enigmatico por unos instantes pensando que equivocado está al respecto. Si bien es cierto que Osten hace parte del trabajo, no es solo cosa de él. Me hace entonces una pregunta un tanto delicada que hace que mis neuronas se retuerzan en un complicado galimatias. ¿Cuantos años?
-Muchos...muchos...mas de 10 y mas de 20, quizá mas de 30. Pero menos de 40. No se ni qué cara tengo ahora. - es cierto, era un crío cuando huí por vez primera. Me estrecha la mano y yo le devuelvo el apreton de vuelta con efusividad alegre de tener algo distinto que hacer a hablar de aquello mio. Me pongo en pie de un brinco y por el camino, recojo el estoque de Vor y me lo cuelgo del cinturon de tela. Iba a necesitar ropas nuevas, tambien.
-Dejó de estar controlao hace rato, antes de quedarse asi.
Vor se le acerca, ahora con su capa de ilicido que le da un aspecto maligno extraño interesante lo cual me arranca una risa por lo bajo. Y se pone a despertar al drow con tan poco convencimiento que si yo fuese Dyos...
-Si yo fuese Dyos ahora me estaria durmiendo mas profundamente.... ¡DYOSPIROS.....PARRIBA! -y me agacho de nuevo a su lado, zarandeandolo en el hombro sin delicadeza alguna. Yo tan pronto era capaz de un extremo como lo era del otro.
Me agarro yo otra vez un mechon de pelo, y vaya que si tenia razon. Ahora mojado se advertia menos pero tenia los tonos metalicos entre verdosos, azulados y morados del plumaje mio. Arrugo mi nariz cuando me pone la mano encima pero no porque me moleste si no porque la tiene helada. Suelto una risa atropeyada y veloz por sus comentarios. A la mierda si habian mas ilicidos, tengo una daga voladora!
-No soy elfo, soy un semielfo. Ella sí era blanca como la nieve, y él moreno como la tierra del campo.
Es la primera vez que hablo de ellos, la primera vez que los recuerdo. Pero mi ánimo rapidamente pasa a otra cosa, antes de que ese pensamiento pueda llegar si quiera a afectarme, antes de llegar a comprenderlo en profundidad, me voy a otro tema mas inmediato, mas reciente, mas terrenal.
-Como hagas eso disfrutaré viendo como desaparecen tus monedas de oro una a una- respondo asi a eso de ponerme pañales, dibujandole una sonrisa traviesa de "tu atrevete a pegarme celo en el culo y veras"
-No, ya sabes, semielfo. Es español. Él lo era. -español, mezclado con el suave élfico, y algo del inglés de irlanda, que es de todo menos inglés....pero al menos similar al gaélico en su forma antigua si nos referimos al irlandés. -la mayoria de los elfos hablan mas normales, creo recordar.
Menciona entonces que la mayor parte del trabajo la hace el baston y no el. Sonrio enigmatico por unos instantes pensando que equivocado está al respecto. Si bien es cierto que Osten hace parte del trabajo, no es solo cosa de él. Me hace entonces una pregunta un tanto delicada que hace que mis neuronas se retuerzan en un complicado galimatias. ¿Cuantos años?
-Muchos...muchos...mas de 10 y mas de 20, quizá mas de 30. Pero menos de 40. No se ni qué cara tengo ahora. - es cierto, era un crío cuando huí por vez primera. Me estrecha la mano y yo le devuelvo el apreton de vuelta con efusividad alegre de tener algo distinto que hacer a hablar de aquello mio. Me pongo en pie de un brinco y por el camino, recojo el estoque de Vor y me lo cuelgo del cinturon de tela. Iba a necesitar ropas nuevas, tambien.
-Dejó de estar controlao hace rato, antes de quedarse asi.
Vor se le acerca, ahora con su capa de ilicido que le da un aspecto maligno extraño interesante lo cual me arranca una risa por lo bajo. Y se pone a despertar al drow con tan poco convencimiento que si yo fuese Dyos...
-Si yo fuese Dyos ahora me estaria durmiendo mas profundamente.... ¡DYOSPIROS.....PARRIBA! -y me agacho de nuevo a su lado, zarandeandolo en el hombro sin delicadeza alguna. Yo tan pronto era capaz de un extremo como lo era del otro.
Me dolia la cabeza. A horrores. Al menos esa desagradable sensacion de tener un intruso habia desaparecido. Y parecia que iba recobrando la consciencia y la conciencia, ambas las dos. Empezaba a delimitar mi pensamiento, sin interferencias ni ordenes indeseables. Conforme mi cerebro consigue recuperarse del reset al que se ha sometido a si mismo para no petar, voy recordando, siendo consciente del mundo a mi alrededor. Oigo voces, retazos de una conversacion. ¿pero quien....?
Lo peor es que soy totalmente consciente de lo que he hecho. Pero oigo a Vor. Eso es que esta vivo. Que ha pasado? Al final solo recuerdo un....ilicido con sus tentaculos alrededor de mi cabeza y al baston...hablandome? me habló?
Siento que me zarandean con suavidad. Voy a abrir los ojos pero entonces una voz desconocida chilla mi nombre y me pega un empujon. La cabeza me pita y los oidos tambien, por la potencia de tal graznido. Manoteo al aire librandome de las manos que me zarandean, me incorporo pero me giro para quedar con el tronco algo retorcido en actitud de apartarme de los que me han despertado. Lo que se dice pegar una espertugá. Abro los ojos, enfocando a Vor. Verlo vivo incluso me sorprende, pero me alivia. Y al lado veo a otro que no tengo ni puta idea de quien es, pero que resulta extrañamente familiar y de algun modo, no luce como un enemigo.
Lo veo tapado con una capa de ilicido pero el charco de sangre sigue ahi, al igual que mi manchadisima espada. Miro al otro, perplejo....el muy jodido lleva mi daga al cinturon.
-Tu quien diablos eres?
En otras circunstancias, dada la corazonada que me transmite, habria sido hasta mas educado. PEro estoy cabreado, y con muchas ganas de largarme del lugar.
Lo peor es que soy totalmente consciente de lo que he hecho. Pero oigo a Vor. Eso es que esta vivo. Que ha pasado? Al final solo recuerdo un....ilicido con sus tentaculos alrededor de mi cabeza y al baston...hablandome? me habló?
Siento que me zarandean con suavidad. Voy a abrir los ojos pero entonces una voz desconocida chilla mi nombre y me pega un empujon. La cabeza me pita y los oidos tambien, por la potencia de tal graznido. Manoteo al aire librandome de las manos que me zarandean, me incorporo pero me giro para quedar con el tronco algo retorcido en actitud de apartarme de los que me han despertado. Lo que se dice pegar una espertugá. Abro los ojos, enfocando a Vor. Verlo vivo incluso me sorprende, pero me alivia. Y al lado veo a otro que no tengo ni puta idea de quien es, pero que resulta extrañamente familiar y de algun modo, no luce como un enemigo.
Lo veo tapado con una capa de ilicido pero el charco de sangre sigue ahi, al igual que mi manchadisima espada. Miro al otro, perplejo....el muy jodido lleva mi daga al cinturon.
-Tu quien diablos eres?
En otras circunstancias, dada la corazonada que me transmite, habria sido hasta mas educado. PEro estoy cabreado, y con muchas ganas de largarme del lugar.
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