Recuerdo del primer mensaje :
La Cueva de Gough está situada en las afueras de Somerset. Tiene 90 metros de profundidad y una longitud de 2.135 km. Contiene gran variedad de grandes cámaras y formaciones rocosas. Contiene también el Cheddar Yeo, el sistema de río subterráneo más grande de toda Gran Bretaña, con lo cual es posible que algunas cámaras queden inundadas segun el caudal. Aun hay restos de huesos humanos y de animales, todos ellos presentan cortes en algunas partes. Indicativo de que en esa caverna, hace miles de años, se practicaba el canibalismo.
-A mi inglés dar de puta pena.- Al pan pan, y al vino vino. Y las cosas, como son. Él también se miraba el pelo como si no lo hubiera visto nunca, y es que igual siquiera se acordaba de como era. No pareció sentarle bien que le pusiera la mano encima y se la quité en cuanto acabé de hacer las comparaciones, sintiendo que igual me había pasado un poco con las confianzas. Él estaba caliente. Aunque pareció reírse de aquellas extrañas similitudes y diferencias. Aunque su siguiente comentario me pilló de sorpresa. Habló de sus padres. Su madre era blanca, su padre… No tanto. Era semielfo. -¡Semielfo! Yo nunca ver elfo antes, y semielfo… Bueno, ¡Bueno! Aparte de mí, Osten. Osten también era. Y Savant, pero él no aparentar. Pero… Oh.- Estaba muy intrigado y en el fondo muy alegre de encontrar uno de mi tipo. Más o menos. Él no tenía sangre drow.
Aunque no parecía muy cómodo hablando de ellos. -Pues… Me quedar sin ver elfo. ¡Pero semielfo mejor! Sí. Ser del todo elfo no poder ser sano. Dyos dice que están empanados.- “Aunque no es el más adecuado para hablar”. Me dio un tic en el ojo cuando amenazó con hacer desaparecer mis monedas. -¡Con el dinero no se bromear, muchacho! Lo necesito, ¿Sí? Para Osten.- Le expliqué con un poco de cara perro. Y él, muy capullo, sonreía. Me preguntaba si había forma de que dejara de hacerlo, pero tampoco es que me pareciera mal.
Me explicó que era… ¡Español! Su padre debía serlo, pero los elfos debían hablar más normal. Yo negué con la cabeza. -Español… ¿Has estado en España? Nunca he visto nadie de allí… Ni gente de zona así mediterránea. Es extraño.- Yo me lo miraba con mucha curiosidad. Me acerqué un poco más al rostro para comprobarle los rasgos, un tanto élficos si uno se fijaba bien. Pero la piel me seguía intrigando. No sabría dar mi opinión, aún estaba algo denso. No me gustaba la gente de color “convencional”, es decir, blancos. Pero si que me gustaban JODIDAMENTE blancos. Tampoco me molaban los que llamaban… Negros, porque solían tener el pelo oscuro y los rasgos raros, labios gordos… Pero ¿Y ese tono? ¿Qué me parecía? Pues… No lo había parado a pensar.
Me soltó una sonrisa muy rara ante el comentario de lo del bastón. ¿Qué carajos pensaba? Me habló de que llevaba cosa de treinta o cuarenta años transformados. Fruncí el ceño, mis claras cejas haciendo una expresión rara. -Llevas siendo pajarraco desde que nací, entonces. Seguro que eres un viejo, ¡Elfos son viejos!- Pero es que no maduraban. Y bueno, él siendo medio… A saber de cual le pillaba la influencia. Se puso él de pie y cogió el estoque con mucho morro, y yo me lo miré extrañado, pero no estaba dispuesto a cuestionarle sus decisiones. Andaba de una forma también muy de pajarraco. -Entonces… No debería estar raro al despertar, ¿No? Bien.- Pero yo no me acababa de fiar.
Yo iba con mi suavidad. Igual si hubiera tenido más fuerza podría haberle agitado más. Él se rió de no sé qué y me lo miré, con una ceja alzada. Dijo que si él fuera Dyos se dormiría. Y empezó a agitarlo con mucha, demasiada fuerza. -PAJARRACO TU ESTAR LOCO NO DESPERTAR ASÍ A ÉL- Lo estaba zarandeando cual batido de fresas. La cosa es que él no era un batido de fresas, como mucho, uno de odio y gruñería. Entonces nos apartó las manos a ambos y yo me alejé un poco, torpe, muy temeroso de su cólera. Él también quiso apartarse. En resumen, nos quedamos ahí bien alejadicos, aunque no sabía que iba a hacer el pajarraco. Dudaba que se conformara así como así. Se me quedó mirando y yo bajé los ojos, como si me diera miedo mantener la mirada con él.
Lo primero que preguntó, tras mirar y remirar, era que quién diablos era. Pregunta inoportuna. Iba a ser difícil. Mandé al bastón a recoger la otra capa para dejársela al lado a Dyos, por si tenía frío. Me lo miré un poco anhelante. -Es… Es largo de explicar, Dyos… No… No es enemigo, él curarme un poco… Tu no estar bien, no, ¿No? Espera…- Abrí las manos y Zer’tath acudió a mi, adoptando su forma natural. Yo seguía agachado y no quería levantarme. Con el bastón cruzado en diagonal tanteé un poco el interior de este, dándome cuenta de que estaba… Cansado. Como si ya hubiera curado demasiado con él. Pero no había hecho nada. Alcé las cejas y miré a Roäc. -Lo has usado, huh… No… No sabía que él poder obedecer otros. ¿Se portó bien?- Me arrastré de mala manera cerca de Dyos, con el bastón temblando entre mis manos.
-A ver… Él es Roäc, Dyos. Se le nota físicamente, ¿Sí? No… N-no lo entiendo yo tampoco, pero… ¡I-Intenta no dar demasiada importancia! H-Hay peores asuntos que atender ahora mismo. Recuperar. Comer. Salir de aquí. Luego h-hablar bien.- Llevé una mano bastante pálida -y eso en un drow se notaba bastante- cerca de su nuca, con fines curativos. -Bien, voy a… Intentar hacer algo. Curar, sí.- Eché una mirada de desconfianza al bastón. -Debes estar mal. La cabeza, doler. No soy tan experto en eso, pero… ¡Créeme! Poder hacer algo- Me temblaba también la voz. Miré al pajarraco como con cara de cordero degollado, porque lo estaba pasando un poco mal. Dejé ir el aire y, procurando que la capa no se abriera para que no se viera la herida, apoyé el bastón en mi regazo y traté de hacer una curación.
Y funcionó. Funcionar funcionó, definitivamente. Algo debí hacer. Pero por supuesto acabó por hacerme daño y yo expresé una mueca. Noté como un escozor en mi hombro muy intenso, un brillo que incluso se dejó entrever entre las telas de la capa que le había robado al ilícido. Pero lo había conseguido. Un poco mareado y luchando para no perder la consciencia, retorciéndome aún por el malestar ocasionado por una sanación mal hecha, suspiré de nuevo como si así fuera a sacar los dolores de mi interior. Luego me alejé un poco de Dyos y sin mirar a ninguno de los dos, fui a hablar. Aunque un gruñido que resonó por toda la cueva me hizo callar. Oh. Mi barriga. -... Tengo hambre.- Confesé un poco rojo. -¿Tener provisiones? ¿Ilícidos ser comestibles?
Aunque no parecía muy cómodo hablando de ellos. -Pues… Me quedar sin ver elfo. ¡Pero semielfo mejor! Sí. Ser del todo elfo no poder ser sano. Dyos dice que están empanados.- “Aunque no es el más adecuado para hablar”. Me dio un tic en el ojo cuando amenazó con hacer desaparecer mis monedas. -¡Con el dinero no se bromear, muchacho! Lo necesito, ¿Sí? Para Osten.- Le expliqué con un poco de cara perro. Y él, muy capullo, sonreía. Me preguntaba si había forma de que dejara de hacerlo, pero tampoco es que me pareciera mal.
Me explicó que era… ¡Español! Su padre debía serlo, pero los elfos debían hablar más normal. Yo negué con la cabeza. -Español… ¿Has estado en España? Nunca he visto nadie de allí… Ni gente de zona así mediterránea. Es extraño.- Yo me lo miraba con mucha curiosidad. Me acerqué un poco más al rostro para comprobarle los rasgos, un tanto élficos si uno se fijaba bien. Pero la piel me seguía intrigando. No sabría dar mi opinión, aún estaba algo denso. No me gustaba la gente de color “convencional”, es decir, blancos. Pero si que me gustaban JODIDAMENTE blancos. Tampoco me molaban los que llamaban… Negros, porque solían tener el pelo oscuro y los rasgos raros, labios gordos… Pero ¿Y ese tono? ¿Qué me parecía? Pues… No lo había parado a pensar.
Me soltó una sonrisa muy rara ante el comentario de lo del bastón. ¿Qué carajos pensaba? Me habló de que llevaba cosa de treinta o cuarenta años transformados. Fruncí el ceño, mis claras cejas haciendo una expresión rara. -Llevas siendo pajarraco desde que nací, entonces. Seguro que eres un viejo, ¡Elfos son viejos!- Pero es que no maduraban. Y bueno, él siendo medio… A saber de cual le pillaba la influencia. Se puso él de pie y cogió el estoque con mucho morro, y yo me lo miré extrañado, pero no estaba dispuesto a cuestionarle sus decisiones. Andaba de una forma también muy de pajarraco. -Entonces… No debería estar raro al despertar, ¿No? Bien.- Pero yo no me acababa de fiar.
Yo iba con mi suavidad. Igual si hubiera tenido más fuerza podría haberle agitado más. Él se rió de no sé qué y me lo miré, con una ceja alzada. Dijo que si él fuera Dyos se dormiría. Y empezó a agitarlo con mucha, demasiada fuerza. -PAJARRACO TU ESTAR LOCO NO DESPERTAR ASÍ A ÉL- Lo estaba zarandeando cual batido de fresas. La cosa es que él no era un batido de fresas, como mucho, uno de odio y gruñería. Entonces nos apartó las manos a ambos y yo me alejé un poco, torpe, muy temeroso de su cólera. Él también quiso apartarse. En resumen, nos quedamos ahí bien alejadicos, aunque no sabía que iba a hacer el pajarraco. Dudaba que se conformara así como así. Se me quedó mirando y yo bajé los ojos, como si me diera miedo mantener la mirada con él.
Lo primero que preguntó, tras mirar y remirar, era que quién diablos era. Pregunta inoportuna. Iba a ser difícil. Mandé al bastón a recoger la otra capa para dejársela al lado a Dyos, por si tenía frío. Me lo miré un poco anhelante. -Es… Es largo de explicar, Dyos… No… No es enemigo, él curarme un poco… Tu no estar bien, no, ¿No? Espera…- Abrí las manos y Zer’tath acudió a mi, adoptando su forma natural. Yo seguía agachado y no quería levantarme. Con el bastón cruzado en diagonal tanteé un poco el interior de este, dándome cuenta de que estaba… Cansado. Como si ya hubiera curado demasiado con él. Pero no había hecho nada. Alcé las cejas y miré a Roäc. -Lo has usado, huh… No… No sabía que él poder obedecer otros. ¿Se portó bien?- Me arrastré de mala manera cerca de Dyos, con el bastón temblando entre mis manos.
-A ver… Él es Roäc, Dyos. Se le nota físicamente, ¿Sí? No… N-no lo entiendo yo tampoco, pero… ¡I-Intenta no dar demasiada importancia! H-Hay peores asuntos que atender ahora mismo. Recuperar. Comer. Salir de aquí. Luego h-hablar bien.- Llevé una mano bastante pálida -y eso en un drow se notaba bastante- cerca de su nuca, con fines curativos. -Bien, voy a… Intentar hacer algo. Curar, sí.- Eché una mirada de desconfianza al bastón. -Debes estar mal. La cabeza, doler. No soy tan experto en eso, pero… ¡Créeme! Poder hacer algo- Me temblaba también la voz. Miré al pajarraco como con cara de cordero degollado, porque lo estaba pasando un poco mal. Dejé ir el aire y, procurando que la capa no se abriera para que no se viera la herida, apoyé el bastón en mi regazo y traté de hacer una curación.
Y funcionó. Funcionar funcionó, definitivamente. Algo debí hacer. Pero por supuesto acabó por hacerme daño y yo expresé una mueca. Noté como un escozor en mi hombro muy intenso, un brillo que incluso se dejó entrever entre las telas de la capa que le había robado al ilícido. Pero lo había conseguido. Un poco mareado y luchando para no perder la consciencia, retorciéndome aún por el malestar ocasionado por una sanación mal hecha, suspiré de nuevo como si así fuera a sacar los dolores de mi interior. Luego me alejé un poco de Dyos y sin mirar a ninguno de los dos, fui a hablar. Aunque un gruñido que resonó por toda la cueva me hizo callar. Oh. Mi barriga. -... Tengo hambre.- Confesé un poco rojo. -¿Tener provisiones? ¿Ilícidos ser comestibles?
-¿Y no sabes na de elfico?
Ya sabia yo que decia que los elfos estaban empanados, pero su comentario de que no puede ser sano ser 100% elfo me pilla del revés. Mi madre estaba muy sana. Como una manzana de invierno. Asiento cuando dice que quiere el dinero para Osten, porque estaba al tanto de aquello.
-Pues nada de agredir mi derecho a liberar mis desechos a la naturaleza!
Asiento a aquello de si he estado alguna vez en España. Aunque viviamos en la comunidad elfa de mi madre, en Irlanda, mi padre nos llevó en alguna ocasion a mi y a mis hermanos a visitar su pais natal. De aquellos tiempos guardo recuerdos fugaces y distantes, de brillantes soles y larguisimas tardes. Debia de ser verano. Se me acerca y yo no muestro problemas en ello, es mas, casi se lo facilito haciendo lo mismo. La verdad es que se ven las cosas distintas desde estos ojos, desde estas alturas. Miro sus brillantes y claros ojos y levanto una ceja, antes de que me llame viejo, lo cual me ofende.
-Para nada! Soy joven, no lo ves? -si, llevaba mucho tiempo siendo pajarraco pero es que me habia transformado con 10 años y poco de edad. Como mucho, le sacaria eso, diez años....
-El bastón...se ha portado estupendamente dos de tres veces.
Yo me habia reido cuando Vor me abroncó por zarandear asi a mi drow, pero este desperto bruscamente, como solia hacer el, y nos espantó a manotazos. Y ademas me preguntó de muy mala leche quien era yo. Abro la boca para ver como se lo explico pero Vor me echa una mano. Yo me pongo en pie, tieso como un palo, y le dedico una torpe reverencia a Dyospiros a modo de presentacion.
-Fue un lobo lo que te habia atacado la noche que nos conocimos. Aquella otra noche habian diez soldados bien armados. Te lo explicare cuando salgamos de aqui.
Miro el brillo que trasluce por el hombro del semidrow sabiendo a que se debe. Ese chico es un suicida. Acabo de dejarme las fuerzas para sanarlo y ahora se autojode a si mismo! Lo miro con cara de indignacion, pero el no nos mira. La proxima vez que hiciera eso, le soltaria una colleja.
-Salgamos de aqui cuanto antes, queda mucho camino y estais para el arrastre.
No se si los ilicidos seran comestibles o no, pero ya he robado un estoque, una daga, y ademas de camino hacia el cadaver del ilicido decapitado, recojo la espada de Dyos. Porque brilla mucho. Ya no me van cabiendo tantas armas, pero es genial porque ahora puedo sujetar cosas que antes no. Me agacho al lado del cadaver y escarbo, en busca de tesoros. Sonrio y arranco con mis manos un tentaculo de la cara del ilicido, no sin esfuerzos y expresiones tales como "que te zurzan hijo de una mala perra!". Voy con el tentaculo hacia Vor y se lo entrego, eso le servirá para hacerse un bocata. Es mi segunda buena obra del dia. ¿o es la tercera? Estoy que lo tiro.
-Es poráhi. Voy a adelantarme una pizca.
Y eso hago. Con pies ligeros me aparto de ellos dos, haciendo de scout como solia hacer, para comprobar que el camino estuviese limpio. Remonto un poco el rio, localizando la ruta por la cual habiamos descendido. El ascenso....iba a ser sin duda peor.
Ya sabia yo que decia que los elfos estaban empanados, pero su comentario de que no puede ser sano ser 100% elfo me pilla del revés. Mi madre estaba muy sana. Como una manzana de invierno. Asiento cuando dice que quiere el dinero para Osten, porque estaba al tanto de aquello.
-Pues nada de agredir mi derecho a liberar mis desechos a la naturaleza!
Asiento a aquello de si he estado alguna vez en España. Aunque viviamos en la comunidad elfa de mi madre, en Irlanda, mi padre nos llevó en alguna ocasion a mi y a mis hermanos a visitar su pais natal. De aquellos tiempos guardo recuerdos fugaces y distantes, de brillantes soles y larguisimas tardes. Debia de ser verano. Se me acerca y yo no muestro problemas en ello, es mas, casi se lo facilito haciendo lo mismo. La verdad es que se ven las cosas distintas desde estos ojos, desde estas alturas. Miro sus brillantes y claros ojos y levanto una ceja, antes de que me llame viejo, lo cual me ofende.
-Para nada! Soy joven, no lo ves? -si, llevaba mucho tiempo siendo pajarraco pero es que me habia transformado con 10 años y poco de edad. Como mucho, le sacaria eso, diez años....
-El bastón...se ha portado estupendamente dos de tres veces.
Yo me habia reido cuando Vor me abroncó por zarandear asi a mi drow, pero este desperto bruscamente, como solia hacer el, y nos espantó a manotazos. Y ademas me preguntó de muy mala leche quien era yo. Abro la boca para ver como se lo explico pero Vor me echa una mano. Yo me pongo en pie, tieso como un palo, y le dedico una torpe reverencia a Dyospiros a modo de presentacion.
-Fue un lobo lo que te habia atacado la noche que nos conocimos. Aquella otra noche habian diez soldados bien armados. Te lo explicare cuando salgamos de aqui.
Miro el brillo que trasluce por el hombro del semidrow sabiendo a que se debe. Ese chico es un suicida. Acabo de dejarme las fuerzas para sanarlo y ahora se autojode a si mismo! Lo miro con cara de indignacion, pero el no nos mira. La proxima vez que hiciera eso, le soltaria una colleja.
-Salgamos de aqui cuanto antes, queda mucho camino y estais para el arrastre.
No se si los ilicidos seran comestibles o no, pero ya he robado un estoque, una daga, y ademas de camino hacia el cadaver del ilicido decapitado, recojo la espada de Dyos. Porque brilla mucho. Ya no me van cabiendo tantas armas, pero es genial porque ahora puedo sujetar cosas que antes no. Me agacho al lado del cadaver y escarbo, en busca de tesoros. Sonrio y arranco con mis manos un tentaculo de la cara del ilicido, no sin esfuerzos y expresiones tales como "que te zurzan hijo de una mala perra!". Voy con el tentaculo hacia Vor y se lo entrego, eso le servirá para hacerse un bocata. Es mi segunda buena obra del dia. ¿o es la tercera? Estoy que lo tiro.
-Es poráhi. Voy a adelantarme una pizca.
Y eso hago. Con pies ligeros me aparto de ellos dos, haciendo de scout como solia hacer, para comprobar que el camino estuviese limpio. Remonto un poco el rio, localizando la ruta por la cual habiamos descendido. El ascenso....iba a ser sin duda peor.
Miro perplejo y confuso a Vor, dice que no es enemigo si no lo contrario, que lo ha estado curando. Una parte de mi siente que tiene razon pero otra me empuja a desconfiar. Cuando dice que es Roac lo miro con cara de "tu te has vuelto loco"
Pero entonces miro al individuo en cuestion. Si tuviera que ser de alguna manera en concreto, seria asi. Observo ese extraño pelo que tiene, una especie de combinacion de los tonos del plumaje de la urraca. Aquella reverencia e incluso el modo de hablar concuerdan con lo que cabria esperarse. Pero no. Conozco a ese pajaro desde hace años, y nunca....
Entonces me da aquellos datos, aquellas cifras tan exactas y lo miro bajo otra luz. Asiento gravemente, respondiendole con voz algo ronca y esquiva.
-Ni uno más ni uno menos....
"es Roäc de verdad? Entonces todos estos años...? Pero por qué?"
Lo reconozco. Me siento engañado y traicionado en cierto modo. Carraspeo porque Vor se acerca y coloca la mano en mi nuca, no me resisto mucho pero estoy apunto de hacerlo apartarse de mi, fijandome tambien en su hombro pero sin tener ni puta idea de que está pasando. Brilla casi igual que el baston. El dolor de cabeza cede bastante, asi que intuyo que mi compañero lo ha debido de hacer bastante bien. En algo estoy de acuerdo, lo mas importante ahora mismo es salir de ahi. Observo al otro como impasible, se pone a recoger mi espada del suelo y se la queda, sin mas. Si, algo me dice que es él sin duda. Aunque mi sorpresa perdura. Vor mediante su baston me ha dejado la capa de uno de esos monstruos al lado, pero no pienso ponermela. Me pongo en pie, incómodo.
"Y pensar que yo queria a drede buscar uno de estos....soy imbecil, imbecil"
Mientras Roac arranca un asqueroso tentaculo, yo saco algo de las provisiones que me llevé. Y se la pongo a Vor en la otra mano, pero sin decir ni pio (je, je). Sigo a Roac con la mirada, cuando se aleja por ahi, sin mas, anunciando que va a investigar. Aun no me lo he terminado de asimilar. Me giro hacia Vor con algo de brusquedad y le aparto la capa con la que se estaba cubriendo, para descubrir el vendaje manchado en sangre...bastante sangre. Se que si le hubiese pedido permiso no me hubiese dejado. Gruño. No, no me lo habia imaginado, definitivamente. Suelto la capa que le habia agarrado, dejandola en su sitio nuevamente para cubrir el vendaje, y me aparto de él.
-Tu, pajarraco, esa espada es mia! Dámela! Y la daga tambien!
Pero entonces miro al individuo en cuestion. Si tuviera que ser de alguna manera en concreto, seria asi. Observo ese extraño pelo que tiene, una especie de combinacion de los tonos del plumaje de la urraca. Aquella reverencia e incluso el modo de hablar concuerdan con lo que cabria esperarse. Pero no. Conozco a ese pajaro desde hace años, y nunca....
Entonces me da aquellos datos, aquellas cifras tan exactas y lo miro bajo otra luz. Asiento gravemente, respondiendole con voz algo ronca y esquiva.
-Ni uno más ni uno menos....
"es Roäc de verdad? Entonces todos estos años...? Pero por qué?"
Lo reconozco. Me siento engañado y traicionado en cierto modo. Carraspeo porque Vor se acerca y coloca la mano en mi nuca, no me resisto mucho pero estoy apunto de hacerlo apartarse de mi, fijandome tambien en su hombro pero sin tener ni puta idea de que está pasando. Brilla casi igual que el baston. El dolor de cabeza cede bastante, asi que intuyo que mi compañero lo ha debido de hacer bastante bien. En algo estoy de acuerdo, lo mas importante ahora mismo es salir de ahi. Observo al otro como impasible, se pone a recoger mi espada del suelo y se la queda, sin mas. Si, algo me dice que es él sin duda. Aunque mi sorpresa perdura. Vor mediante su baston me ha dejado la capa de uno de esos monstruos al lado, pero no pienso ponermela. Me pongo en pie, incómodo.
"Y pensar que yo queria a drede buscar uno de estos....soy imbecil, imbecil"
Mientras Roac arranca un asqueroso tentaculo, yo saco algo de las provisiones que me llevé. Y se la pongo a Vor en la otra mano, pero sin decir ni pio (je, je). Sigo a Roac con la mirada, cuando se aleja por ahi, sin mas, anunciando que va a investigar. Aun no me lo he terminado de asimilar. Me giro hacia Vor con algo de brusquedad y le aparto la capa con la que se estaba cubriendo, para descubrir el vendaje manchado en sangre...bastante sangre. Se que si le hubiese pedido permiso no me hubiese dejado. Gruño. No, no me lo habia imaginado, definitivamente. Suelto la capa que le habia agarrado, dejandola en su sitio nuevamente para cubrir el vendaje, y me aparto de él.
-Tu, pajarraco, esa espada es mia! Dámela! Y la daga tambien!
-Sabía. Pero olvidé, como otras cosas. Incluso mi nombre.- Le comenté con toda la naturalidad del mundo. Quizás… ¿Quizás le ofendió decir que los elfos estaban un poco en la Luna? Me gritó un poco la solución para que no me robara. -¡Yo no me quejar de eso! Pero búscate otro lugar, ¡Pelo es mal! ¿No te gusta mi pelo? ¿Qué querer tu, que me lo esquile?- Le pregunté yo la mar de ofendido. ¿Cómo no le iba a parecer bien? ¡Si era mejor que… y yo que sé. Sus melenas, tanto la del pajarraco como la del gruñón, me parecían más hermosas.
¡Había estado en España! Oh, yo quería ir. No tenía ni idea de como era, tenía poca idea de geografía. Tenía curiosidad por Francia y seguramente, si no viviéramos en una isla como en la que estábamos, me habría ido a recorrer mundo. Pero no era posible. Creí conveniente preguntarle algún día sobre cómo era aquel país. E igual incluso, si acabábamos la guerra, me plantearía ir de visita. Iría por todo el mundo aunque fuera en bici. Creo que él también aprovechó la ocasión para mirarme y remirarme. Los ojos. Yo con la mala manía que tenía en tener cosas brillantes, ya fueran heridas, ojos, bastones u otras cosas varias… ¡Le ofendió que le llamara viejo!
Me dijo que era joven. -¡Bueno, bueno! Los elfos no saber que significa ser jóvenes. ¡Seguro que yo soy más joven! Tengo treinta y siete años. Es fácil de calcular, aquí fuera. Mira. ¿Ves el año? Es veinte-treinta-y-siete. Pues tu te coger la cifra del final, ¡Ya saber mi edad!- Le expliqué rápidamente. Me explicó que el bastón se había transformado dos de tres veces bien. -¿¡H-Has curado tres veces!? ¿N-No… no te haber hecho daño la que no funcionar? ¿O sí?- Le expresé con cierta preocupación. Ya tenía suficiente con lo que me había hecho a mí. -¡T-Tu tener cuidado, próxima vez! No deber tocar cosas de mago. A veces pueden ser raras. Pueden ser malditas, hablar de vuelta, ¡Tener maldiciones! Muy mal. No es buena idea.
Yo le estaba metiendo miedo porque es que no me fiaba mucho de qué podría hacer el bastón en manos equivocadas. Y entonces fue cuando despertó a Dyospiros, con la consecuente mala ostia que desprendió por todos los poros de su piel. Me había mirado mal por decir que era Roäc… Aunque la reverencia extraña de este, así como unos números muy concretos hizo que comprendiera. Y no pareció querer discutirlo más. Bueno, había sido… Sencillo. Más o menos. Que lo creyera, sí. Sin embargo no parecía haberle sentado mal, y mientras lo curaba me había puesto bastante tenso porque hacía mala cara, me carraspeaba… Y hablaba muy, muy poco.
Nuestro pajarillo se fue a buscar no se qué en el ilícido, a robar la espada de Dyos y decía que nos teníamos que pirar. Mi estoque, ¡Me estaba desarmando! Me alegraba al menos poder tener un bastón que no me fuera a abandonar por cualquier pájaro ladronzuelo. Y tal y como pensaba eso y acababa la curación se escapó de mis manos y se puso al lado de Roäc, para mirar como cortaba el tentáculo aquel. O algo. Me sorprendió Dyos pasando mucho de la capa que Zer’tath acababa de dejarle al lado y poniéndose en pie. Con el ceño fruncido y una expresión un poco molesta lo contemplé, mientras intentaba incorporarme. Llamé al bastón de vuelta para ayudarme, pero aún así me quedé unos segundos mareado, como cuando te pasas mucho rato sentado y te levantas. Él me vino a traer un tentáculo y yo me lo miré con mala cara. -E-Eh… gracias…- Le respondí muy extrañado. Dijo que se iba a adelantar, empezando a recorrer el camino por el que habíamos venido.
Me sorprendió un poco e incluso casi hace que me caiga al suelo encontrarme en la otra mano con comida. Eso eran provisiones. Ya me disponía yo a empezar a comer cuando me sorprendió el drow quitándome la capa sin siquiera preguntar, mirándome la herida con todo el descaro del mundo, gruñendo y dejándome en paz, sin decirme absolutamente nada. Se apartó de mi y se dedicó a gritarle a Roäc. Yo me quedé unos buenos momentos parado en el sitio, mirándole -incluso si me había dado la espalda- con una expresión taciturna. Abrí un poco el envoltorio de las provisiones. Queso. Casi se me revolvió las tripas de solo pensar en comerme aquello en aquel momento. Lo guardé en mi saco, que tuve que recuperar, y tras coger la otra capa y echármela encima me dispuse a avanzar. Iba cargado de ropa pero al menos no tenía el peso del estoque encima.
Le di un bocado al tentáculo del ilícido que me había dejado Roäc. Vale, estaba crudo, pero estaba fresco. Y al menos no me lo habían dado con aquella mala ostia. Le encontré incluso cierto gusto al quinto o sexto bocado, la carne era blandita y cedía con mucha facilidad ante mi afilada dentadura. Con el paso más apresurado que pude, necesitando la ayuda del bastón a cada paso, intenté alcanzar a Roäc, aunque me quedaba atrás y jadeaba constantemente. Mandé un cacho del palo a que cogiera agua, adoptó forma de cuenco y bebí, pero eso tampoco me ayudó a recuperarme más. Yo hacía cara perro. Estaba molesto y todo me daba vueltas, no estaba seguro de si íbamos a poder salir de allí sin hacer al menos un par de paradas. -¿Cómo se supone que vamos a subir la parte del acantilado?- ¿Levitando? No. No me fiaba de que Dyos en las condiciones que estaba pudiera levitar a uno. Y menos hacer dos viajes para subirnos a ambos. Había cambiado al drow porque el inglés no me salía ya. Le di otro bocado al tentáculo, tenía los dientes llenos de aquella extraña sangre cefalópoda.
-¿Y donde nos quedamos? ¿A la entrada? ¿Nos vamos directamente? ¿Descansamos fuera? No, fuera no. No es seguro. Nada es jodidamente seguro, nada…- Y me tropecé. Porque uno no podía ir por el mundo muy ocupado en hacer cara de morros, refunfuñando y andando estando moribundo. Me incorporé sin darle más importancia pero sabía que la tenía. Solo entonces me percaté que el espadazo del hombro -el que me había dando antes que el otro- seguía también ahí, abierto y sangrando. Qué simpático. -Vith’ir- Escupí, y lo que menos me gustaba es no saber a qué o quién se lo dirigía.
¡Había estado en España! Oh, yo quería ir. No tenía ni idea de como era, tenía poca idea de geografía. Tenía curiosidad por Francia y seguramente, si no viviéramos en una isla como en la que estábamos, me habría ido a recorrer mundo. Pero no era posible. Creí conveniente preguntarle algún día sobre cómo era aquel país. E igual incluso, si acabábamos la guerra, me plantearía ir de visita. Iría por todo el mundo aunque fuera en bici. Creo que él también aprovechó la ocasión para mirarme y remirarme. Los ojos. Yo con la mala manía que tenía en tener cosas brillantes, ya fueran heridas, ojos, bastones u otras cosas varias… ¡Le ofendió que le llamara viejo!
Me dijo que era joven. -¡Bueno, bueno! Los elfos no saber que significa ser jóvenes. ¡Seguro que yo soy más joven! Tengo treinta y siete años. Es fácil de calcular, aquí fuera. Mira. ¿Ves el año? Es veinte-treinta-y-siete. Pues tu te coger la cifra del final, ¡Ya saber mi edad!- Le expliqué rápidamente. Me explicó que el bastón se había transformado dos de tres veces bien. -¿¡H-Has curado tres veces!? ¿N-No… no te haber hecho daño la que no funcionar? ¿O sí?- Le expresé con cierta preocupación. Ya tenía suficiente con lo que me había hecho a mí. -¡T-Tu tener cuidado, próxima vez! No deber tocar cosas de mago. A veces pueden ser raras. Pueden ser malditas, hablar de vuelta, ¡Tener maldiciones! Muy mal. No es buena idea.
Yo le estaba metiendo miedo porque es que no me fiaba mucho de qué podría hacer el bastón en manos equivocadas. Y entonces fue cuando despertó a Dyospiros, con la consecuente mala ostia que desprendió por todos los poros de su piel. Me había mirado mal por decir que era Roäc… Aunque la reverencia extraña de este, así como unos números muy concretos hizo que comprendiera. Y no pareció querer discutirlo más. Bueno, había sido… Sencillo. Más o menos. Que lo creyera, sí. Sin embargo no parecía haberle sentado mal, y mientras lo curaba me había puesto bastante tenso porque hacía mala cara, me carraspeaba… Y hablaba muy, muy poco.
Nuestro pajarillo se fue a buscar no se qué en el ilícido, a robar la espada de Dyos y decía que nos teníamos que pirar. Mi estoque, ¡Me estaba desarmando! Me alegraba al menos poder tener un bastón que no me fuera a abandonar por cualquier pájaro ladronzuelo. Y tal y como pensaba eso y acababa la curación se escapó de mis manos y se puso al lado de Roäc, para mirar como cortaba el tentáculo aquel. O algo. Me sorprendió Dyos pasando mucho de la capa que Zer’tath acababa de dejarle al lado y poniéndose en pie. Con el ceño fruncido y una expresión un poco molesta lo contemplé, mientras intentaba incorporarme. Llamé al bastón de vuelta para ayudarme, pero aún así me quedé unos segundos mareado, como cuando te pasas mucho rato sentado y te levantas. Él me vino a traer un tentáculo y yo me lo miré con mala cara. -E-Eh… gracias…- Le respondí muy extrañado. Dijo que se iba a adelantar, empezando a recorrer el camino por el que habíamos venido.
Me sorprendió un poco e incluso casi hace que me caiga al suelo encontrarme en la otra mano con comida. Eso eran provisiones. Ya me disponía yo a empezar a comer cuando me sorprendió el drow quitándome la capa sin siquiera preguntar, mirándome la herida con todo el descaro del mundo, gruñendo y dejándome en paz, sin decirme absolutamente nada. Se apartó de mi y se dedicó a gritarle a Roäc. Yo me quedé unos buenos momentos parado en el sitio, mirándole -incluso si me había dado la espalda- con una expresión taciturna. Abrí un poco el envoltorio de las provisiones. Queso. Casi se me revolvió las tripas de solo pensar en comerme aquello en aquel momento. Lo guardé en mi saco, que tuve que recuperar, y tras coger la otra capa y echármela encima me dispuse a avanzar. Iba cargado de ropa pero al menos no tenía el peso del estoque encima.
Le di un bocado al tentáculo del ilícido que me había dejado Roäc. Vale, estaba crudo, pero estaba fresco. Y al menos no me lo habían dado con aquella mala ostia. Le encontré incluso cierto gusto al quinto o sexto bocado, la carne era blandita y cedía con mucha facilidad ante mi afilada dentadura. Con el paso más apresurado que pude, necesitando la ayuda del bastón a cada paso, intenté alcanzar a Roäc, aunque me quedaba atrás y jadeaba constantemente. Mandé un cacho del palo a que cogiera agua, adoptó forma de cuenco y bebí, pero eso tampoco me ayudó a recuperarme más. Yo hacía cara perro. Estaba molesto y todo me daba vueltas, no estaba seguro de si íbamos a poder salir de allí sin hacer al menos un par de paradas. -¿Cómo se supone que vamos a subir la parte del acantilado?- ¿Levitando? No. No me fiaba de que Dyos en las condiciones que estaba pudiera levitar a uno. Y menos hacer dos viajes para subirnos a ambos. Había cambiado al drow porque el inglés no me salía ya. Le di otro bocado al tentáculo, tenía los dientes llenos de aquella extraña sangre cefalópoda.
-¿Y donde nos quedamos? ¿A la entrada? ¿Nos vamos directamente? ¿Descansamos fuera? No, fuera no. No es seguro. Nada es jodidamente seguro, nada…- Y me tropecé. Porque uno no podía ir por el mundo muy ocupado en hacer cara de morros, refunfuñando y andando estando moribundo. Me incorporé sin darle más importancia pero sabía que la tenía. Solo entonces me percaté que el espadazo del hombro -el que me había dando antes que el otro- seguía también ahí, abierto y sangrando. Qué simpático. -Vith’ir- Escupí, y lo que menos me gustaba es no saber a qué o quién se lo dirigía.
Troto por la vera del rio pensando en lo que me ha dicho Vor sobre si me habia hecho daño el baston en aquella sanacion que habiamos fallado. La verdad es que no. Bueno, no habia sido agradable, en absoluto, y me habia dado una especie de latigazo de fatiga que ahora acusaba bastante, pero no me habia afectado tan negativamente como a el. O esa impresion tenia yo. Y hablarme me habia hablado de vuelta, mucho, pero eso si que habia sido agradable.Y por ultimo...yo tambien tenia sangre de mago, pero eso es algo que el podria acabar intuyendo por si mismo.
Me detengo al reconocer alla mas arriba el risco por el cual descendimos, yo volando y ellos dos levitando. Al comprobar que no hay moros en la costa, vuelvo sobre mis pasos, topandome con Vor que parece haberse adelantado de Dyos. No hay que ser muy avispado para darse cuenta de lo tensos que van el par de dos. Veo tropezar al mas joven, su estado es sin duda malo no, malisimo.
"Cuánta razon tenia Osten! Yo no se como se aguanta las ganas de pegarle collejas"
Voy hacia ellos mirando a Dyospiros por encima del hombro de Vor, que va algunos metros mas atras, ceñudo como el solo.
-Qué, me toca encargarme a mi tambien de esto? No os veo con cara de que os apetezca escalar- y libero una risa en plan metralleta, pensando que hacer con ellos a continuacion. Pero me acerco a Vor y le echo uno de mis brazos alrededor de sus hombros, hablandole al oido.
-Me contaste cosas aquella noche en la posada. Si quieres vivir para cumplirlo será mejor que no uses ni una sanacion más en lo que queda de noche, dia. Lo que sea. -mi mano libre aprovecha la cercania para meterse en su saco y buscar algo interesante, pero lo primero con lo que topo es un cacho de queso. Lo saco y lo olisqueo. No está mal. Me lo guardo yo metiendolo por el cuello de la ropa, no sin antes pegarle un buen bocado. Luego pongo mi mano sobre su hombro, ese que tambien tenia herido, ahora si haciendo contacto, hablando en voz baja. Un calido destello asoma entre las yemas de mis dedos presionadas contra su herida.
-Envinyatar, meldonyen. Envinyatar.
Otra curacion tenue, pero exitosa. El queso da suerte. Me aparto de él y miro a Dyos con una sonrisa burlona cuando me pide la espada y la daga que le he robado.
-Ven a por ellas.
Reconozco que aunque hubiese querido, no habria podido volver a mi forma de animago. Descubro que el simple intento me cuesta, que no se ni como hacerlo. Antes me habia destransformado de pura necesidad y bueno, varias semanas de estar pensando e intentando practicar anteriormente. Pero para el retorno no me habia preparado. Cuestion de mentalizarse, supongo. Sin embargo, el aire me sigue susurrando en los oidos, tenues corrientes recorren la cueva de modo constante. Lo conozco y el control de ese elemento es casi como respirar para mi, intuitivo y sencillo. Solo hay que moverse con él y alentarlo. No tengo alas pero puedo manejar el aire para crear una corriente de viento que me impulse y subir a aquel risco. O....que los impulse a ellos, en el caso necesario. Alguien normal o con un minimo de educacion en eso de tratar con personas habria pedido permiso antes, pero yo no. Yo miro a Dyos con cara de estar pensando, y por si se le ocurre venir a coger antes de tiempo las espadas que yo le recogi del suelo tan amablemente para que no se estropeasen, hago un movimiento circular en el aire con los brazos, muy muy fluido, y repetitivo. Una corriente de viento circular se empieza a formar bajo los pies de Dyos. Flexiono mis rodillas y luego las elevo rapido al tiempo que levanto tambien los brazos. Con ello la corriente asciende empujando a mi amigo hacia arriba. La dirijo y mantengo lo suficiente como para que pueda llegar a lo alto del risco.
-Agarrateeeeeee! -y dirijo una mirada a Vor'kalth, que dice claramente "ahora tú". Y otra a Osten, que dice "échame una mano amigo hooverboard"
Me detengo al reconocer alla mas arriba el risco por el cual descendimos, yo volando y ellos dos levitando. Al comprobar que no hay moros en la costa, vuelvo sobre mis pasos, topandome con Vor que parece haberse adelantado de Dyos. No hay que ser muy avispado para darse cuenta de lo tensos que van el par de dos. Veo tropezar al mas joven, su estado es sin duda malo no, malisimo.
"Cuánta razon tenia Osten! Yo no se como se aguanta las ganas de pegarle collejas"
Voy hacia ellos mirando a Dyospiros por encima del hombro de Vor, que va algunos metros mas atras, ceñudo como el solo.
-Qué, me toca encargarme a mi tambien de esto? No os veo con cara de que os apetezca escalar- y libero una risa en plan metralleta, pensando que hacer con ellos a continuacion. Pero me acerco a Vor y le echo uno de mis brazos alrededor de sus hombros, hablandole al oido.
-Me contaste cosas aquella noche en la posada. Si quieres vivir para cumplirlo será mejor que no uses ni una sanacion más en lo que queda de noche, dia. Lo que sea. -mi mano libre aprovecha la cercania para meterse en su saco y buscar algo interesante, pero lo primero con lo que topo es un cacho de queso. Lo saco y lo olisqueo. No está mal. Me lo guardo yo metiendolo por el cuello de la ropa, no sin antes pegarle un buen bocado. Luego pongo mi mano sobre su hombro, ese que tambien tenia herido, ahora si haciendo contacto, hablando en voz baja. Un calido destello asoma entre las yemas de mis dedos presionadas contra su herida.
-Envinyatar, meldonyen. Envinyatar.
Otra curacion tenue, pero exitosa. El queso da suerte. Me aparto de él y miro a Dyos con una sonrisa burlona cuando me pide la espada y la daga que le he robado.
-Ven a por ellas.
Reconozco que aunque hubiese querido, no habria podido volver a mi forma de animago. Descubro que el simple intento me cuesta, que no se ni como hacerlo. Antes me habia destransformado de pura necesidad y bueno, varias semanas de estar pensando e intentando practicar anteriormente. Pero para el retorno no me habia preparado. Cuestion de mentalizarse, supongo. Sin embargo, el aire me sigue susurrando en los oidos, tenues corrientes recorren la cueva de modo constante. Lo conozco y el control de ese elemento es casi como respirar para mi, intuitivo y sencillo. Solo hay que moverse con él y alentarlo. No tengo alas pero puedo manejar el aire para crear una corriente de viento que me impulse y subir a aquel risco. O....que los impulse a ellos, en el caso necesario. Alguien normal o con un minimo de educacion en eso de tratar con personas habria pedido permiso antes, pero yo no. Yo miro a Dyos con cara de estar pensando, y por si se le ocurre venir a coger antes de tiempo las espadas que yo le recogi del suelo tan amablemente para que no se estropeasen, hago un movimiento circular en el aire con los brazos, muy muy fluido, y repetitivo. Una corriente de viento circular se empieza a formar bajo los pies de Dyos. Flexiono mis rodillas y luego las elevo rapido al tiempo que levanto tambien los brazos. Con ello la corriente asciende empujando a mi amigo hacia arriba. La dirijo y mantengo lo suficiente como para que pueda llegar a lo alto del risco.
-Agarrateeeeeee! -y dirijo una mirada a Vor'kalth, que dice claramente "ahora tú". Y otra a Osten, que dice "échame una mano amigo hooverboard"
Puedo advertir que Vor está contrariado, cabreado, lo que sea. De mal humor. Y no me extraña, teniendo en cuenta lo que le he hecho. Casi lo mato. De no ser por...vale, de no ser por la intervencion providencial de alguien, me lo habria cargado. Es normal que esté enfadado, tiene todo el derecho del mundo. No merece la pena ni que intente ocultar la herida que le he hecho, la cual he podido ver, aunque vendada.
Camino unos cuantos pasos tras él, mi dolor de cabeza habia disminuido bastante. Veo que se tropieza y me voy a adelantar para intentar ayudarlo pero el se levanta solo asi que yo me quedo quietecito. La urraca se atreve a responderme, ¡a responderme pero de verdad! sonriendo y diciendo que venga a por ellas.
"Te vas a enterar..."
Voy a hacerlo, gastandome un gesto bastante malhumorado yo tambien, cuando veo a Roäc hacer algunas cosas raras y de pronto estoy levitando por los aires.Pego un grito de indignacion por la impresion, el me grita que me agarre y veo el risco acercarse a mi peligrosamente. Giro en el aire usando mis propios poderes de levitacion porque si no veo que me voy a estampar, o a desviar demasiado. Me agarro en el ultimo momento y quedo colgando. Muevo las piernas apoyando las puntas de las botas en la pared rocosa para terminar de impulsarme y subir, jadeando.
-Estas puto loco!
Digo asomandome desde arriba hacia el borde, viendolos alli abajo a ellos dos. Ahora les tocaba subir. Y espero sinceramente que se les de mejor que a mi.
-No puedes subir asi a Vor, se le va a abrir la herida!
Camino unos cuantos pasos tras él, mi dolor de cabeza habia disminuido bastante. Veo que se tropieza y me voy a adelantar para intentar ayudarlo pero el se levanta solo asi que yo me quedo quietecito. La urraca se atreve a responderme, ¡a responderme pero de verdad! sonriendo y diciendo que venga a por ellas.
"Te vas a enterar..."
Voy a hacerlo, gastandome un gesto bastante malhumorado yo tambien, cuando veo a Roäc hacer algunas cosas raras y de pronto estoy levitando por los aires.Pego un grito de indignacion por la impresion, el me grita que me agarre y veo el risco acercarse a mi peligrosamente. Giro en el aire usando mis propios poderes de levitacion porque si no veo que me voy a estampar, o a desviar demasiado. Me agarro en el ultimo momento y quedo colgando. Muevo las piernas apoyando las puntas de las botas en la pared rocosa para terminar de impulsarme y subir, jadeando.
-Estas puto loco!
Digo asomandome desde arriba hacia el borde, viendolos alli abajo a ellos dos. Ahora les tocaba subir. Y espero sinceramente que se les de mejor que a mi.
-No puedes subir asi a Vor, se le va a abrir la herida!
Roäc iba a su ritmo, inspeccionando el terreno, mirando por aquí y por allá cualquier cosa, como solía hacer cuando era pájaro. Solo que ahora… Bueno, era algo más raro de ver. Yo no podía pillarlo así quisiera, y menos con el batacazo que acabé por meterme. Debí agradecer mucho al bastón la tarea de levantarme, porque no solamente hacía de apoyo si no que era capaz de forzarme a levantar gracias a su capacidad de moverse por sí solo. Cuando me fui a quitar alguna piedrecita que se me había quedado incrustada en el pellejo por la caída, me percaté que… Aparentemente Dyos se había acercado, no sé si para ayudar o para… No lo tenía claro. Me lo quedé mirando unos segundos, abrí la boca y casi me salió una palabra, pero al final la cerré y no salió de mi boca más que una tos incómoda.
Roäc se había acercado. Hablaba del risco, que si es que tenía que encargarse él de ello. Yo me lo miré un poco frío, algo desanimado como para tomármelo en broma. -No… No me fiaría de trepar. Necesitaría descansar si pretendéis subir…- Gruñí en mi idioma natal mientras paraba unos segundos para recobrar el aliento, abrazado al bastón. Su risa, aunque me parecía muy curiosa, no me alegraba demasiado el día. Se me acercó y me pasó la mano por los hombros y yo solté una mueca de entre impresión y miedo, pues la herida de uno de ellos dolía. Y no poco. Me habló al oído como quien cuenta un secreto.
Pero a mi me pareció más bien una amenaza. Sabía lo de la posada, por supuesto. Mi compromiso. Y me advertía de que no curara a nadie en lo que quedaba de jornada. -No podía no haberle curado, Roäc. No… ¡No lo entiendes! ¿Pretendías que lo dejara tal cual? No está bien, no está nada bien hacer eso.- Yo no me di cuenta de cuando metió mano, pero para cuando me quise dar cuenta me había robado el queso, y tan ancho le dio un bocado para luego guardárselo. Yo ya me había acabado mi tentáculo. Me lo miré sin saber siquiera que expresión dirigirle. Y entonces, me puso la mano encima del hombro, directamente. El herido.
Hice una mueca de dolor y le enseñé todos los dientes. -¿¡QUÉ HACES!?- Le grité muy asustado. Aunque vi un brillo en sus manos -que me hizo entrecerrar los ojos- y en cuestión de momentos había lanzado una curación, usando el élfico para ello. Yo no entendí sus palabras. -... Gracias- Mascullé yo en inglés, ahora sí. Mientras que este empezaba a regatearle las armas a Dyos yo me llevé esa misma mano en el hombro, mirando lo que quedaba de esa herida. No era muy grande y por lo tanto había quedado muy decentilla con una sola curación, aunque aún estaba como estaba. Me limpié la sangre pasando una de las capas por encima y luego dirigí la mirada a los dos.
Dyos estaba flotando. Y gritando. Muy, muy cabreado. El otro se lo pasaba muy bien usando magia para ello, lo que debía ser viento. Me abracé porque me daba frío solo pensarlo. Fue algo muy torpre y estuvo apunto de estampar al drow contra una pared, y creo que este usó parte de su levitación para salvarse de una ostia segura. Pero tras mucha pelea y que este finalmente pudiera subirse del todo, lo insultó de mala manera. Y me dijo que no me podía subir así porque me abriría la herida.
-No quiero quedarme aquí abajo. Tenemos que intentarlo. Luego, quizá… Podremos descansar…- Era más anhelo que una verdad. Roac me miraba muy dispuesto él a subirme de la misma forma. El bastón de inmediato pareció emitir un brillo rojo para decir que “no”, o que se esperase, o algo. Se tomaba muchas libertades. Se escapó de entre mis manos y se situó debajo de mi culo, tirándome para que mi peso se apoyara encima suya. Era como quien… Está en una escoba mágica. La cuestión es que estaba resistiendo mi peso, no sin cierto esfuerzo. -¿Ahora sí? ¡Antes no lo hiciste!- Le recriminé sin entenderlo. Aunque igual no lo hizo porque era innecesario. ¿Pero y a él que le importaba? No se iba a cansar, ¿No? Fuese como fuese le dio luz verde a Roac (literalmente, porque se puso de ese color) para que usara algo de viento para ayudar. Por si solo pareció ser capaz de elevarme, no sin temblar un poco.
Entre ventadas y el propio palo, sin embargo, pude llegar más o menos sin percances hasta arriba. Mucho más lento que Dyos pero estaba arriba. Antes de que pudiera decir ni media palabra Zer’tath me abandonó y volvió abajo, para poder asistir a Roac en su propia subida. Yo me quedé mirando al drow ahora que estábamos allí solos -muy momentáneamente-, mientras me sentaba en el risco, buscando un poco de descanso. Antes de que abriera la boca ya estaba ocupado observando mis dedos, incapaz de mantenerle la mirada. Recordaba la expresión. Con voz queda logré formular alguna que otra pregunta. Frase.
-Oye, Dyospiros…- No solía emplear su nombre entero. -Yo… Yo entiendo que estés descolocado por todo, sobretodo lo de Roäc, pero…- Me miré un poco la capa que cubría la herida. Procuré taparme aún más, muerto de frío. Tiritaba. -¿Por qué te has enfadado conmigo?- Yo estaba completamente perdido. Pero no sabía como interpretar el hecho de que no me hubiera dirigido la palabra desde que se había despertado. -Sé que no han salido bien las cosas, pero… No pude hacer más, ¿Sabes? ¡Lo he intentado! Pero… No pude hacer más. No sé, estaba confuso.- Suspiré de muy mala gana, aunque me salió raro porque estaba atragantado por las toses. -¡Yo no quería que pasara esto! ¡Joder! No es mi culpa, ¡No es mi culpa! ¡Por una vez no es mi culpa! Mierda, ¡Es cosa de esos bichos! ¡Es cosa de TODO! Me gustaría poder estar en un lugar donde NO HUBIERAN SERES CON GANAS DE MATARME. ¡Eso es todo!- Repentinamente enfadado me levanté, aún esperando a que el pajarraco subiera.
Le di la espalda mientras me apoyaba en el bastón, el enfado poco a poco cambiando a una sensación hueca dentro de mí. -¿Al menos, comprendes porqué no me gustan los ilícidos?- Le pregunté como si quisiera cambiar de tema. Me pasé una mano por los ojos, que no lloraban pero estaban húmedos. No podía de dejar de pensar en una litera desordenada en la que me habría gustado dormir hasta la semana siguiente.
Roäc se había acercado. Hablaba del risco, que si es que tenía que encargarse él de ello. Yo me lo miré un poco frío, algo desanimado como para tomármelo en broma. -No… No me fiaría de trepar. Necesitaría descansar si pretendéis subir…- Gruñí en mi idioma natal mientras paraba unos segundos para recobrar el aliento, abrazado al bastón. Su risa, aunque me parecía muy curiosa, no me alegraba demasiado el día. Se me acercó y me pasó la mano por los hombros y yo solté una mueca de entre impresión y miedo, pues la herida de uno de ellos dolía. Y no poco. Me habló al oído como quien cuenta un secreto.
Pero a mi me pareció más bien una amenaza. Sabía lo de la posada, por supuesto. Mi compromiso. Y me advertía de que no curara a nadie en lo que quedaba de jornada. -No podía no haberle curado, Roäc. No… ¡No lo entiendes! ¿Pretendías que lo dejara tal cual? No está bien, no está nada bien hacer eso.- Yo no me di cuenta de cuando metió mano, pero para cuando me quise dar cuenta me había robado el queso, y tan ancho le dio un bocado para luego guardárselo. Yo ya me había acabado mi tentáculo. Me lo miré sin saber siquiera que expresión dirigirle. Y entonces, me puso la mano encima del hombro, directamente. El herido.
Hice una mueca de dolor y le enseñé todos los dientes. -¿¡QUÉ HACES!?- Le grité muy asustado. Aunque vi un brillo en sus manos -que me hizo entrecerrar los ojos- y en cuestión de momentos había lanzado una curación, usando el élfico para ello. Yo no entendí sus palabras. -... Gracias- Mascullé yo en inglés, ahora sí. Mientras que este empezaba a regatearle las armas a Dyos yo me llevé esa misma mano en el hombro, mirando lo que quedaba de esa herida. No era muy grande y por lo tanto había quedado muy decentilla con una sola curación, aunque aún estaba como estaba. Me limpié la sangre pasando una de las capas por encima y luego dirigí la mirada a los dos.
Dyos estaba flotando. Y gritando. Muy, muy cabreado. El otro se lo pasaba muy bien usando magia para ello, lo que debía ser viento. Me abracé porque me daba frío solo pensarlo. Fue algo muy torpre y estuvo apunto de estampar al drow contra una pared, y creo que este usó parte de su levitación para salvarse de una ostia segura. Pero tras mucha pelea y que este finalmente pudiera subirse del todo, lo insultó de mala manera. Y me dijo que no me podía subir así porque me abriría la herida.
-No quiero quedarme aquí abajo. Tenemos que intentarlo. Luego, quizá… Podremos descansar…- Era más anhelo que una verdad. Roac me miraba muy dispuesto él a subirme de la misma forma. El bastón de inmediato pareció emitir un brillo rojo para decir que “no”, o que se esperase, o algo. Se tomaba muchas libertades. Se escapó de entre mis manos y se situó debajo de mi culo, tirándome para que mi peso se apoyara encima suya. Era como quien… Está en una escoba mágica. La cuestión es que estaba resistiendo mi peso, no sin cierto esfuerzo. -¿Ahora sí? ¡Antes no lo hiciste!- Le recriminé sin entenderlo. Aunque igual no lo hizo porque era innecesario. ¿Pero y a él que le importaba? No se iba a cansar, ¿No? Fuese como fuese le dio luz verde a Roac (literalmente, porque se puso de ese color) para que usara algo de viento para ayudar. Por si solo pareció ser capaz de elevarme, no sin temblar un poco.
Entre ventadas y el propio palo, sin embargo, pude llegar más o menos sin percances hasta arriba. Mucho más lento que Dyos pero estaba arriba. Antes de que pudiera decir ni media palabra Zer’tath me abandonó y volvió abajo, para poder asistir a Roac en su propia subida. Yo me quedé mirando al drow ahora que estábamos allí solos -muy momentáneamente-, mientras me sentaba en el risco, buscando un poco de descanso. Antes de que abriera la boca ya estaba ocupado observando mis dedos, incapaz de mantenerle la mirada. Recordaba la expresión. Con voz queda logré formular alguna que otra pregunta. Frase.
-Oye, Dyospiros…- No solía emplear su nombre entero. -Yo… Yo entiendo que estés descolocado por todo, sobretodo lo de Roäc, pero…- Me miré un poco la capa que cubría la herida. Procuré taparme aún más, muerto de frío. Tiritaba. -¿Por qué te has enfadado conmigo?- Yo estaba completamente perdido. Pero no sabía como interpretar el hecho de que no me hubiera dirigido la palabra desde que se había despertado. -Sé que no han salido bien las cosas, pero… No pude hacer más, ¿Sabes? ¡Lo he intentado! Pero… No pude hacer más. No sé, estaba confuso.- Suspiré de muy mala gana, aunque me salió raro porque estaba atragantado por las toses. -¡Yo no quería que pasara esto! ¡Joder! No es mi culpa, ¡No es mi culpa! ¡Por una vez no es mi culpa! Mierda, ¡Es cosa de esos bichos! ¡Es cosa de TODO! Me gustaría poder estar en un lugar donde NO HUBIERAN SERES CON GANAS DE MATARME. ¡Eso es todo!- Repentinamente enfadado me levanté, aún esperando a que el pajarraco subiera.
Le di la espalda mientras me apoyaba en el bastón, el enfado poco a poco cambiando a una sensación hueca dentro de mí. -¿Al menos, comprendes porqué no me gustan los ilícidos?- Le pregunté como si quisiera cambiar de tema. Me pasé una mano por los ojos, que no lloraban pero estaban húmedos. No podía de dejar de pensar en una litera desordenada en la que me habría gustado dormir hasta la semana siguiente.
Habia sonreido plácidamente cuando el semidrow me dijo que no lo entendía, que no podía dejarlo sin curarlo sin más. Entiendo mas cosas de las que él cree, pero no tengo por qué hacerselo saber. Quizá en algun momento el mismo se diese cuenta de que si lo habia entendido. Luego me gritó bastante a lo que yo pegué un brinco y tras curarlo me habia alejado de él.
Y habia sido entonces, cuando habia mandado a Dyos a volar. Él lo logró, tal como yo esperaba de mi buen drow, agarrandose al risco y trepando.
- ¡Estoy puto loco porque me junto contigo!
Y lo saludo desde ahi abajo. Atiendo a su advertencia sobre no lanzar a Vor asi, y miro al otro con cara critica como pensando que quiza tenga razon. Miro a Osten que se pone rojo, y asiento para mi mismo. El bastón hace su trabajo muy bien hecho. Y cuando se pone verde, les hecho una manita creando una corriente de aire ascendente para facilitarses las cosas. Veo que llegan sanos y salvos arriba y suelto un breve resoplido, pasandome el antebrazo por la frente para limpiarme unas gotitas de sudor.
Veo que el bastón levita de nuevo hacia abajo, y lo miro ahora mas amistosamente que las miradas que me permitia dedicarle cuando estaba en manos de Vor, permitiendole decirle alguna frase que otra a modo de cuchicheo.
-Tienen un humor de perros los dos que fliiiipas.
Con el control del aire y la ayudita de Osten asciendo en un minitornado y caigo sobre el risco, pensando que ojalá no tenga que usar mas magia porque lo estoy empezando a acusar de verdad. Demasiado tiempo siendo solo una simple urraca, y ahora, todo de golpe. Si bien es cierto que tenia mucha energia acumulada no es bueno soltarla toda al golpe. Me pongo en pie, un poco a ciegas de no ser por el brillo casi perenne del baston, al cual libero nada mas subir para que vuelva con su dueño. Escucho los gritos de Vor entonces. Sep. He llegado en un buen momento!
"Odio las cuevas! ponen de mal humor a la gente! Siempre!"
Me sacudo un poco porque la situacion es incomoda y vuelvo a adelantarlos, como parte de mi costumbre de ir adelantando el terreno para explorar o asegurar una ruta. Pero voy a paso leve, esperandolos, para poder girarme y vigilarlos en cualquier momento en caso de que sea necesario intervenir.
Y habia sido entonces, cuando habia mandado a Dyos a volar. Él lo logró, tal como yo esperaba de mi buen drow, agarrandose al risco y trepando.
- ¡Estoy puto loco porque me junto contigo!
Y lo saludo desde ahi abajo. Atiendo a su advertencia sobre no lanzar a Vor asi, y miro al otro con cara critica como pensando que quiza tenga razon. Miro a Osten que se pone rojo, y asiento para mi mismo. El bastón hace su trabajo muy bien hecho. Y cuando se pone verde, les hecho una manita creando una corriente de aire ascendente para facilitarses las cosas. Veo que llegan sanos y salvos arriba y suelto un breve resoplido, pasandome el antebrazo por la frente para limpiarme unas gotitas de sudor.
Veo que el bastón levita de nuevo hacia abajo, y lo miro ahora mas amistosamente que las miradas que me permitia dedicarle cuando estaba en manos de Vor, permitiendole decirle alguna frase que otra a modo de cuchicheo.
-Tienen un humor de perros los dos que fliiiipas.
Con el control del aire y la ayudita de Osten asciendo en un minitornado y caigo sobre el risco, pensando que ojalá no tenga que usar mas magia porque lo estoy empezando a acusar de verdad. Demasiado tiempo siendo solo una simple urraca, y ahora, todo de golpe. Si bien es cierto que tenia mucha energia acumulada no es bueno soltarla toda al golpe. Me pongo en pie, un poco a ciegas de no ser por el brillo casi perenne del baston, al cual libero nada mas subir para que vuelva con su dueño. Escucho los gritos de Vor entonces. Sep. He llegado en un buen momento!
"Odio las cuevas! ponen de mal humor a la gente! Siempre!"
Me sacudo un poco porque la situacion es incomoda y vuelvo a adelantarlos, como parte de mi costumbre de ir adelantando el terreno para explorar o asegurar una ruta. Pero voy a paso leve, esperandolos, para poder girarme y vigilarlos en cualquier momento en caso de que sea necesario intervenir.
Me quedo con cara de WTF total cuando me responde que está puto loco por juntarse conmigo. Seguro? Seguro que no era al reves? Pero por fortuna, se detiene y deja que Vor se las apañe con su baston para subir mejor...mas lentamente....pero mas seguro.
Llega ahi arriba y se queda sentado, descansando. Me mira, pero muy brevemente porque en seguida la desvia. Antes me habia parecido percibir en otras miradas suyas...no se, miedo? No lo culpo, pero me hace sentir bastante mal. Interiormente me recuerdo que no deberia sentirme mal por recibir esas miradas suyas, no era la primera vez que el filo de mi espada lo amenazaba. Estaba justificado.
Comienza a hablar, cosa que a mi no me apetece en lo mas minimo. Sigo sin tener mis armas, asi que incomodo y sin saber que hacer con mis manos, las guardo en mis bolsillos. Me pregunta que por qué estoy enfadado con él....
"Vale....definitivamente no ha entendido nada."
-No estoy enfadado contigo. Vi tu cara cuando te ataqué. La recuerdo. No estoy enfadado contigo.
"por qué no te defendiste?"
Se levanta y sube Roäc, que menos devolverme mis armas, él de todo. Se adelanta nuevamente como si tal cosa, y yo me quedo mirando las espaldas de Vor y el otro que trota por ahi enfrente. Camino u n par de pasos hasta ponerme al lado del semidrow, mirandolo con gravedad.
-Pero ibas a dejarme que te matara. Preferiría perder un brazo a perder al unico amigo que tengo. -hablo en voz baja, y luego miro hacia esa persona de pelos raros que camina delante de nosotros. Quiza unicos dos amigos, si a ese ultimo era capaz de dejar de considerarlo un mentiroso por algun instante.
Llega ahi arriba y se queda sentado, descansando. Me mira, pero muy brevemente porque en seguida la desvia. Antes me habia parecido percibir en otras miradas suyas...no se, miedo? No lo culpo, pero me hace sentir bastante mal. Interiormente me recuerdo que no deberia sentirme mal por recibir esas miradas suyas, no era la primera vez que el filo de mi espada lo amenazaba. Estaba justificado.
Comienza a hablar, cosa que a mi no me apetece en lo mas minimo. Sigo sin tener mis armas, asi que incomodo y sin saber que hacer con mis manos, las guardo en mis bolsillos. Me pregunta que por qué estoy enfadado con él....
"Vale....definitivamente no ha entendido nada."
-No estoy enfadado contigo. Vi tu cara cuando te ataqué. La recuerdo. No estoy enfadado contigo.
"por qué no te defendiste?"
Se levanta y sube Roäc, que menos devolverme mis armas, él de todo. Se adelanta nuevamente como si tal cosa, y yo me quedo mirando las espaldas de Vor y el otro que trota por ahi enfrente. Camino u n par de pasos hasta ponerme al lado del semidrow, mirandolo con gravedad.
-Pero ibas a dejarme que te matara. Preferiría perder un brazo a perder al unico amigo que tengo. -hablo en voz baja, y luego miro hacia esa persona de pelos raros que camina delante de nosotros. Quiza unicos dos amigos, si a ese ultimo era capaz de dejar de considerarlo un mentiroso por algun instante.
Ese pajarraco sabía más de lo que decía. Que si, que estaba convencido. Me echaba unas miradas y unas sonrisas extrañas, y yo le alzaba las cejas o bien se las fruncía como preguntándole “¿Qué carajos se te pasa por la cabeza?”, pero nunca llegaba a poder preguntárselo debidamente. Pero me escamaba. Sabía que debía estar pensando cosas raras. O algo. Lo asusté un poco con mi grito y me sentí algo culpable por ello. Escuché brevemente la respuesta que le dio a Dyos acerca de estar o no puto loco, las razones… En prácticamente cualquier otro contexto me habría reído un poco, pero ahí como mucho se me escapó media sonrisa de poca duración.
Creo que pudo interpretar bastante bien los colores de Zer’tath para saber cuando subirme o no. Era curioso que pareciera entender sus intenciones más que yo, incluso. ¿Qué demonios ocurrió entre ellos? Mi bastón no solía dejarse coger si no era por alguna cosa en concreto. Pero cuando me había despertado lo estaba remojando con la mayor naturalidad del mundo. Y lo peor es que en cuanto mi bastón bajó el urraco le dijo alguna cosa, y el bastón, la mar de verde otra vez, para decirle que sí. ¿Qué estaban…? ¡Y desde cuando se tomaba el palo tantas licencias! Me estaba empezando a poner nervioso.
Aunque Dyos más que nervioso, era… Tenso. Él ahí estaba con las manos metidas en el bastón, con aquellos ojos que poco o nada dejaban entrever. Me dijo que no estaba enfadado conmigo, y que… Recordaba mi cara. Sí. Sí, había pasado miedo. ¿Pero qué debía haber hecho? No… ¡No podía encontrarme bien! Aquello me asustó demasiado. Haciendo algo de morros y con los ojos cerrados, respondí brevemente. -No… No es nada personal, estaba asustado, y… Bueno…- No esperaba que le hubiera sentado mal aquello. Pero me hacía sentir mal. Muy, muy mal.
Llegó Roäc pero prefirió adelantarse un poco. El bastón pensó lo mismo y se quedó con él, brillando bastante. Y yo no le había pedido que iluminara en ningún momento. Echando en falta algo para poder apoyarme, busqué la pared durante aquellos breves momentos de cháchara. Dyos se había acercado. Tenía una expresión que muy pocas veces se la había visto. Me hacía sentir… Mal conmigo mismo. No sabía exactamente porqué. Escuché su frase y, entonces sí, se me escapó alguna lagrimilla. Me lo miré sin palabras que decirle, durante unos instantes.
-D-Dyos…- Mascullé yo con poca voz. No le miraba a la cara, no podía. -Yo… No… No es… No es eso, yo… ¡Tampoco me podría haber defendido aunque quisiera! Los… Los ilícidos no me dejaban en paz, no podía pensar, estaba desorientado, confuso. Sus voces, sentía sus voces… Necesitaba consejo. Necesitaba preguntarte qué hacer.- Pateé una piedra con algo de mala ostia. -Recordaba bien que dijiste el… “Pelea”. Pero no sabía ya si lo dijiste tu, o si ya te estaban… controlando, o…- Le llevé una mano al hombro, ahora sí, intentando mantenerle la mirada.
-No te sientas mal por lo allí sucedido. Tu hiciste más que yo.- Le respondí yo, con la mirada un poco perdida -No me pasó desapercibido, la herida del hombro… Esa iba directamente contra mi corazón. Lograste desviarlo.- Le dije con una sonrisa triste -O… No me remataste incluso cuando tuviste oportunidad. Has hecho más por luchar contra ellos que no yo. Y… Y te lo agradezco, no estaría vivo si no fuera por eso- Intenté apretar un poco su hombro para transmitirle confianza. Aunque mi expresión no acompañaba demasiado.
-Ya sabes que a mi me daban miedo los ilícidos. He pasado exactamente lo mismo que tu. Pero en mi caso no fui capaz de negarles nada. Absolutamente nada. Todo lo que puedo decirte respecto mi experiencia… No le des más importancia, ¿Vale? Si nos encontramos otros alguna vez te aseguro que habré aprendido a hacer algo contra ellos.- Lo dije con tono de sentencia, con los ojos otra vez brillando un poco extraños. -Alegra esa cara. Sé que el asunto de Roäc… te tiene también un poco perdido, pero ya nos explicará algo. No creo que lo haya hecho con malas intenciones. Él también es un buen amigo, no estoy solo yo. Solo se necesita un poco de paciencia
Demasiado tenso como para seguir hablando así, y más sabiendo que Dyos no tenía demasiadas ganas de tener conversación, decidí dejarle en paz de una vez. Le eché una última mirada antes de ir tan deprisa como mi demacrado cuerpo me permitía, envuelto en tres capas: Las dos de los ilícidos y la mía. Era poco más que un saco de harapos con una cabeza pequeñaja asomando entre todas aquellas telas. En cuanto lo tuve más o menos cerca -aunque yo no podía mantener ese ritmo- intenté llamarlo. -¡Roäc! Maldito ser…- Cambié de nuevo al inglés. El bastón solo pareció reparar de mi existencia en aquel momento, y regresó a mí, para ayudarme a caminar. -¿Tu… tu saber cuanto rato pasar? ¿Donde crees que poder parar nosotros? ¿Deber volver allí, a base? ¿Encontrar otro sitio?- Lo asalté a preguntas. -¿Encima de árbol? Quizás ser mejor opción…- ¿Qué? Tenía la misma cantidad de elfo en mis venas que él en las suyas. Y no era la primera vez.
-¿Y… y poder tu ir más lento? No… No puedo seguir ritmo. Que sí, que tu querer mirar terreno, pero…- Me lo miré con la mirada suplicante. -N-No quiero quedarme solo…- Porque en el fondo seguía un tanto incómodo con Dyos y no creía que hasta que estuviéramos todos más descansados podría estar en paz con él. Y en el fondo me sabía mal pensar así.
Creo que pudo interpretar bastante bien los colores de Zer’tath para saber cuando subirme o no. Era curioso que pareciera entender sus intenciones más que yo, incluso. ¿Qué demonios ocurrió entre ellos? Mi bastón no solía dejarse coger si no era por alguna cosa en concreto. Pero cuando me había despertado lo estaba remojando con la mayor naturalidad del mundo. Y lo peor es que en cuanto mi bastón bajó el urraco le dijo alguna cosa, y el bastón, la mar de verde otra vez, para decirle que sí. ¿Qué estaban…? ¡Y desde cuando se tomaba el palo tantas licencias! Me estaba empezando a poner nervioso.
Aunque Dyos más que nervioso, era… Tenso. Él ahí estaba con las manos metidas en el bastón, con aquellos ojos que poco o nada dejaban entrever. Me dijo que no estaba enfadado conmigo, y que… Recordaba mi cara. Sí. Sí, había pasado miedo. ¿Pero qué debía haber hecho? No… ¡No podía encontrarme bien! Aquello me asustó demasiado. Haciendo algo de morros y con los ojos cerrados, respondí brevemente. -No… No es nada personal, estaba asustado, y… Bueno…- No esperaba que le hubiera sentado mal aquello. Pero me hacía sentir mal. Muy, muy mal.
Llegó Roäc pero prefirió adelantarse un poco. El bastón pensó lo mismo y se quedó con él, brillando bastante. Y yo no le había pedido que iluminara en ningún momento. Echando en falta algo para poder apoyarme, busqué la pared durante aquellos breves momentos de cháchara. Dyos se había acercado. Tenía una expresión que muy pocas veces se la había visto. Me hacía sentir… Mal conmigo mismo. No sabía exactamente porqué. Escuché su frase y, entonces sí, se me escapó alguna lagrimilla. Me lo miré sin palabras que decirle, durante unos instantes.
-D-Dyos…- Mascullé yo con poca voz. No le miraba a la cara, no podía. -Yo… No… No es… No es eso, yo… ¡Tampoco me podría haber defendido aunque quisiera! Los… Los ilícidos no me dejaban en paz, no podía pensar, estaba desorientado, confuso. Sus voces, sentía sus voces… Necesitaba consejo. Necesitaba preguntarte qué hacer.- Pateé una piedra con algo de mala ostia. -Recordaba bien que dijiste el… “Pelea”. Pero no sabía ya si lo dijiste tu, o si ya te estaban… controlando, o…- Le llevé una mano al hombro, ahora sí, intentando mantenerle la mirada.
-No te sientas mal por lo allí sucedido. Tu hiciste más que yo.- Le respondí yo, con la mirada un poco perdida -No me pasó desapercibido, la herida del hombro… Esa iba directamente contra mi corazón. Lograste desviarlo.- Le dije con una sonrisa triste -O… No me remataste incluso cuando tuviste oportunidad. Has hecho más por luchar contra ellos que no yo. Y… Y te lo agradezco, no estaría vivo si no fuera por eso- Intenté apretar un poco su hombro para transmitirle confianza. Aunque mi expresión no acompañaba demasiado.
-Ya sabes que a mi me daban miedo los ilícidos. He pasado exactamente lo mismo que tu. Pero en mi caso no fui capaz de negarles nada. Absolutamente nada. Todo lo que puedo decirte respecto mi experiencia… No le des más importancia, ¿Vale? Si nos encontramos otros alguna vez te aseguro que habré aprendido a hacer algo contra ellos.- Lo dije con tono de sentencia, con los ojos otra vez brillando un poco extraños. -Alegra esa cara. Sé que el asunto de Roäc… te tiene también un poco perdido, pero ya nos explicará algo. No creo que lo haya hecho con malas intenciones. Él también es un buen amigo, no estoy solo yo. Solo se necesita un poco de paciencia
Demasiado tenso como para seguir hablando así, y más sabiendo que Dyos no tenía demasiadas ganas de tener conversación, decidí dejarle en paz de una vez. Le eché una última mirada antes de ir tan deprisa como mi demacrado cuerpo me permitía, envuelto en tres capas: Las dos de los ilícidos y la mía. Era poco más que un saco de harapos con una cabeza pequeñaja asomando entre todas aquellas telas. En cuanto lo tuve más o menos cerca -aunque yo no podía mantener ese ritmo- intenté llamarlo. -¡Roäc! Maldito ser…- Cambié de nuevo al inglés. El bastón solo pareció reparar de mi existencia en aquel momento, y regresó a mí, para ayudarme a caminar. -¿Tu… tu saber cuanto rato pasar? ¿Donde crees que poder parar nosotros? ¿Deber volver allí, a base? ¿Encontrar otro sitio?- Lo asalté a preguntas. -¿Encima de árbol? Quizás ser mejor opción…- ¿Qué? Tenía la misma cantidad de elfo en mis venas que él en las suyas. Y no era la primera vez.
-¿Y… y poder tu ir más lento? No… No puedo seguir ritmo. Que sí, que tu querer mirar terreno, pero…- Me lo miré con la mirada suplicante. -N-No quiero quedarme solo…- Porque en el fondo seguía un tanto incómodo con Dyos y no creía que hasta que estuviéramos todos más descansados podría estar en paz con él. Y en el fondo me sabía mal pensar así.
Osten habia decidido volver conmigo, y yo de buen grado acepté su compañia. Pero mantenia mis conversaciones al cero porque estaba notando muy receloso al señor dueño del baston. Asi que simplemente caminaba con el, mirandolo de vez en cuando y distrayendome con sus brillos. Poco a poco iba acostumbrandome al nuevo equilibrio que me proporcionaba mi cuerpo humano. Que decir, era bastante mas alto que la ultima vez que estuve en esta forma... miro los harapos con los que voy vestido sabiendo que sin duda deben de quedarme pequeños y de que voy a necesitar algo nuevo. Sobre todo si quiero seguir asi.
"no, pero no, a mi me gusta mi forma de urraca. Debo poder volver. Antes lo hacia facilmente...."
Oigo una voz y me giro mientras Osten se escapa con su hermano. Veo a Vor y termino de dar una vuelta de 360 grados sobre mi mismo una vez me ha alcanzado, para seguir caminando. Más a su ritmo.
-Mi humilde opinion es que descanseis antes en el bosque. Ninguno de los dos está pa conducir y a pie no podemos ir, asiesque lo que toca será arbol.
"veré si puedo realizarle un par de curas más mientras descansamos"
Entrelazo las manos a mi espalda mientras camino, ya he acomodado mi ritmo al suyo, que es el de un viejete con bastón.
-Oh no estás solo.
"nunca lo estás"
-No te preocupes por él. Le llevará un buen rato....
Y por un buen rato me referia a un BUEN rato. Eso de dejar las malas pulgas atrás o dejar de quedarse callado incomodamente durante muchisimo rato. A mi no me molestaba pero al resto de criaturas sintientes podia llegar a resultarle exasperante. Asi, caminando, llegamos a la grieta por la que habiamos pasado antes, donde habia un tio en los huesos. Yo no queria hablar mucho hasta estar afuera, lejos del peligro, más tranquilos. Estaba alerta y miraba a todas partes todo el rato. Hago un gesto con mis manos indicando el camino, dejando que Vor pase primero.
"no, pero no, a mi me gusta mi forma de urraca. Debo poder volver. Antes lo hacia facilmente...."
Oigo una voz y me giro mientras Osten se escapa con su hermano. Veo a Vor y termino de dar una vuelta de 360 grados sobre mi mismo una vez me ha alcanzado, para seguir caminando. Más a su ritmo.
-Mi humilde opinion es que descanseis antes en el bosque. Ninguno de los dos está pa conducir y a pie no podemos ir, asiesque lo que toca será arbol.
"veré si puedo realizarle un par de curas más mientras descansamos"
Entrelazo las manos a mi espalda mientras camino, ya he acomodado mi ritmo al suyo, que es el de un viejete con bastón.
-Oh no estás solo.
"nunca lo estás"
-No te preocupes por él. Le llevará un buen rato....
Y por un buen rato me referia a un BUEN rato. Eso de dejar las malas pulgas atrás o dejar de quedarse callado incomodamente durante muchisimo rato. A mi no me molestaba pero al resto de criaturas sintientes podia llegar a resultarle exasperante. Asi, caminando, llegamos a la grieta por la que habiamos pasado antes, donde habia un tio en los huesos. Yo no queria hablar mucho hasta estar afuera, lejos del peligro, más tranquilos. Estaba alerta y miraba a todas partes todo el rato. Hago un gesto con mis manos indicando el camino, dejando que Vor pase primero.
Tampoco yo lo estoy mirando a la cara, despues de haberle soltado aquello. Pero es que era la verdad. Escucho lo que dice y suspiro cerrando los ojos. Que no podia defenderse? Puede. Pero bajar la guardia totalmente...tampoco.
-No necesitabas preguntarme nada. Ademas, te lo dije. Pelea. Te lo dije yo, eso lo recuerdo.... De todos modos...no necesitas saber lo que yo tenga que decirte para saber que debes sobrevivir!
Quedarse de brazos caidos, no era una opcion. Lleva una mano a mi hombro, parece que está intentando darme animos otra vez. Lo observo con la decepcion escrita en el gesto, pero es una decepcion hacia mi mismo y no otra cosa.
"si, desvié el primer golpe. Pero el último no te lo di porque ellos me dijeron que no te matase"
Pero no se lo digo en voz alta, tal como estan las cosas no quiero añadir mas leña al fuego. Él dice que paso por algo similar pero que a diferencia mia no pudo negarles nada. Me hago a una idea y dibujo una mueca, mas no contesto. Lo de Roac me hace soltar un bufido .Tengo la impresion de haber compartido un monton de mi tiempo (y secretos) con un extraño que ahora se pasea delante de mi como si nada. Le estoy agradecido porque creo que ha tenido mucho que ver en que nos salvemos pero, por que ahora y no antes? Por qué tanto mentir? Sumido en estos pensamientos y otros, quedo de nuevo a la retaguardia, ya habiendo dado por imposible que Roäc me devolviese mis armas.
-No necesitabas preguntarme nada. Ademas, te lo dije. Pelea. Te lo dije yo, eso lo recuerdo.... De todos modos...no necesitas saber lo que yo tenga que decirte para saber que debes sobrevivir!
Quedarse de brazos caidos, no era una opcion. Lleva una mano a mi hombro, parece que está intentando darme animos otra vez. Lo observo con la decepcion escrita en el gesto, pero es una decepcion hacia mi mismo y no otra cosa.
"si, desvié el primer golpe. Pero el último no te lo di porque ellos me dijeron que no te matase"
Pero no se lo digo en voz alta, tal como estan las cosas no quiero añadir mas leña al fuego. Él dice que paso por algo similar pero que a diferencia mia no pudo negarles nada. Me hago a una idea y dibujo una mueca, mas no contesto. Lo de Roac me hace soltar un bufido .Tengo la impresion de haber compartido un monton de mi tiempo (y secretos) con un extraño que ahora se pasea delante de mi como si nada. Le estoy agradecido porque creo que ha tenido mucho que ver en que nos salvemos pero, por que ahora y no antes? Por qué tanto mentir? Sumido en estos pensamientos y otros, quedo de nuevo a la retaguardia, ya habiendo dado por imposible que Roäc me devolviese mis armas.
Lo escuché con cierta… Atención. Pero no hacía buena cara, ni él ni yo. -¿¡Cómo querías que supiera si lo pediste tú o no!?- Le gruñí en voz baja, muy pero que muy tenso. Lo escuché diciendo que no necesitaba su consejo para saber qué hacer para sobrevivir. Parecía como triste. No sé. Decepcionado, probablemente conmigo. Le enseñé los dientes en un gesto de molestia, sintiéndome muy ofendido. Se limitaba a hacerme gestos con la cara para responderme a prácticamente todo. Yo le aparté la mano ciertamente ya enfadado, miré al suelo, como si aún quisiera decir algo más, pero… -No sirve de nada. Nada sirve de nada.- Le rugí con una rabia muy extraña dentro de mí, sin saber exactamente como expresarme.
-VITH’IR.- Le repetí, esta vez sí, expresado hacia él. Y con muy mala cara porque me sabía bastante mal haberle soltado eso me fui al lado de Roäc, buscando en parte poder calmarme con él. Me costaba bastante seguir caminando, estaba muy nervioso pero la sangre que corría por mis venas era bastante escasa. Notaba otra vez mi consciencia poco a poco flaqueando, como todo se podía volver oscuro en un momento cualquiera. Él me recomendó lo del árbol porque no quedaban más opciones con aquellas condiciones.
Me lo miré casi suplicándole con la mirada que hiciera algo. -¿Árbol, entonces? Perfecto.- Gruñí con completa ironía en mis palabras. -[i]Esperar que no hagar demasiado frío. Es mucho pedir, pero…- Me estaba portando como un imbécil y era plenamente consciente de ello. Pero en aquel momento tampoco podía lograr ver las cosas… Bonitas a aquel asunto. Porque es que no las tenía. Yo con duras penas podía llegar a mantener aquel ritmo, y sabía que iba aún más lento por mí. Llevaba la mirada baja la mayor parte del tiempo, empezando a arrepentirme de las palabras que le había dirigido a Dyos.
Me sorprendió su “No estás solo” -No… No lo entender, Roäc. Hace siete años que estar solo.- Mascullé, y el bastón brilló en un color púrpura, como si estuviera ofendido. Golpeé el suelo con fuerza con este como mandándole a callar, no estaba para que un puñetero palo me replicara. -Ah, ya. Tardar un rato. Sí.- Si, solo un poco. Yo no estaba del todo acostumbrado a aquel humor de perros y estaba muy ocupado estando yo también de mala ostia. -¿Cuánto rato poder estar así? ¿Horas? ¿Días? ¿Semanas?- Le siseé con poca curiosidad, más bien viendo hasta donde tendría que armarme de paciencia.
La grieta. El tipo en los huesos. Me lo miré de nuevo. -Igual para cuando se le pase el cabreo yo me gastar esas pintas.- Le dije con una sonrisa irónica en mi rostro, un poco tajante. Me acerqué a aquel saco de huesos a duras penas como si tratara de identificar el cadáver. No, solo huesos, poca carne podrida y húmeda quedaba ya. Se distinguía una melena de un color grisáceo muy pálido, probablemente porque estuviera seca. Aunque igual había sido un drow que huía de dentro más que uno de fuera buscando ayuda en las cuevas… Me agaché porque el brillo del bastón hizo relucir algo. Y para un drow cualquier reflejo podía hacer mucho daño.
Un anillo. Le vi un anillo encajado entre sus huesos. Lo intenté sacar de buenas a primeras pero no pude. Agarré el bastón y, transformando bruscamente su punta, conseguí atisbarle un buen golpetazo a la huesuda mano, la cual logré separar del brazo. La llevé entera y regresé al lado de Roäc mientras trataba de deshacerme de los restos de la mano que aún estaban enganchados a mi anillo. -¿Cómo se te ha pasado esto, urraco?- Le pregunté. -Debe venderse bien, si es bueno- Con un último tirón arranqué el dedo del anillo y dejé el resto de los huesos atrás, y finalmente lo puse sacar. Miré bien el anillo, su brillo -haciendo servir a Zer’tath para iluminar-, su tamaño, su peso… Y le di un mordisco con un lado de la boca.
-[colr=cadetblue]¡Lo es![/color]- Le grité sacándomelo de allí, probándomelo brevemente y luego dejándoselo a él para que se lo mirara en paz. Seguro que lo entretenía un buen rato. Aprovechando aquella distracción le robé yo la espada del drow y me miré la hoja, con otra sonrisa en la cara, esta vez aún más sarcástica. Qué bonito, pensé. Pasé el dedo por encima de esta. Ya no estaba completamente líquida aunque tampoco seca por el ambiente, si no como húmeda, pastosa. Era… Increíble lo que había logrado hacer de un solo tajo. Tras pensar durante unos segundos que aquel sencillo corte casi me arrebató la vida decidí no darle más vueltas. No me daba asco ver mi propia sangre. Quizás me daba más miedo pensar que igual la hoja estaba envenenada, porque al drow le encantaba usar veneno.
La clavé en el suelo mientras me giraba para mirar a Dyos, algo cómplice. En cuanto llegara a nuestra posición podría recuperarla. Sabía bien que no le gustaba no tener un acero al menos a mano. Sin dirigirle la palabra me giré de nuevo hacia delante, entornando los ojos por la luz suave pero intensa de la luna casi llena… ¡La Luna! Estábamos fuera. Aunque algo me estaba dejando más ciego que de costumbre… Aquella suave luz se estaba reflejando en la nieve y…
-¿¡NIEVE!?- Escupí de inmediato, corriendo incluso si no estaba en condiciones para ello. Mi bota se hundió en la fina capa de esta, me heló los dedos y yo me aparté muy correndo, volviendo al suelo de la cueva. Separé el bastón en dos espadas y me puse a la defensiva. Aunque entonces noté que me había caído algo encima de mi nariz que escocía como puto ácido. No. Era frío, pero yo nunca había tenido algo tan frío encima de mi piel y me fui a arañar esta como un perro rabioso. Me hice hasta daño. Luego entendí que estaba haciendo el imbécil. Salí muy poco a poco sin fiarme, mandando a mi bastón a cubrirme la cabeza. Me agaché, intentando no marearme, y toqué aquello. Estaba jodidamente frío. Hice como una especie de moñigo cuadradesco con aquello, me levanté y me lo miré. Miré a Roäc. Me miré el moñigo again. Roäc. De repente el moñigo no estaba en mis manos, si no que al mirar a Roäc podía mirar ambos a la vez. Se lo acababa de tirar al culo.
Y por primera vez en mucho rato me reí.
-VITH’IR.- Le repetí, esta vez sí, expresado hacia él. Y con muy mala cara porque me sabía bastante mal haberle soltado eso me fui al lado de Roäc, buscando en parte poder calmarme con él. Me costaba bastante seguir caminando, estaba muy nervioso pero la sangre que corría por mis venas era bastante escasa. Notaba otra vez mi consciencia poco a poco flaqueando, como todo se podía volver oscuro en un momento cualquiera. Él me recomendó lo del árbol porque no quedaban más opciones con aquellas condiciones.
Me lo miré casi suplicándole con la mirada que hiciera algo. -¿Árbol, entonces? Perfecto.- Gruñí con completa ironía en mis palabras. -[i]Esperar que no hagar demasiado frío. Es mucho pedir, pero…- Me estaba portando como un imbécil y era plenamente consciente de ello. Pero en aquel momento tampoco podía lograr ver las cosas… Bonitas a aquel asunto. Porque es que no las tenía. Yo con duras penas podía llegar a mantener aquel ritmo, y sabía que iba aún más lento por mí. Llevaba la mirada baja la mayor parte del tiempo, empezando a arrepentirme de las palabras que le había dirigido a Dyos.
Me sorprendió su “No estás solo” -No… No lo entender, Roäc. Hace siete años que estar solo.- Mascullé, y el bastón brilló en un color púrpura, como si estuviera ofendido. Golpeé el suelo con fuerza con este como mandándole a callar, no estaba para que un puñetero palo me replicara. -Ah, ya. Tardar un rato. Sí.- Si, solo un poco. Yo no estaba del todo acostumbrado a aquel humor de perros y estaba muy ocupado estando yo también de mala ostia. -¿Cuánto rato poder estar así? ¿Horas? ¿Días? ¿Semanas?- Le siseé con poca curiosidad, más bien viendo hasta donde tendría que armarme de paciencia.
La grieta. El tipo en los huesos. Me lo miré de nuevo. -Igual para cuando se le pase el cabreo yo me gastar esas pintas.- Le dije con una sonrisa irónica en mi rostro, un poco tajante. Me acerqué a aquel saco de huesos a duras penas como si tratara de identificar el cadáver. No, solo huesos, poca carne podrida y húmeda quedaba ya. Se distinguía una melena de un color grisáceo muy pálido, probablemente porque estuviera seca. Aunque igual había sido un drow que huía de dentro más que uno de fuera buscando ayuda en las cuevas… Me agaché porque el brillo del bastón hizo relucir algo. Y para un drow cualquier reflejo podía hacer mucho daño.
Un anillo. Le vi un anillo encajado entre sus huesos. Lo intenté sacar de buenas a primeras pero no pude. Agarré el bastón y, transformando bruscamente su punta, conseguí atisbarle un buen golpetazo a la huesuda mano, la cual logré separar del brazo. La llevé entera y regresé al lado de Roäc mientras trataba de deshacerme de los restos de la mano que aún estaban enganchados a mi anillo. -¿Cómo se te ha pasado esto, urraco?- Le pregunté. -Debe venderse bien, si es bueno- Con un último tirón arranqué el dedo del anillo y dejé el resto de los huesos atrás, y finalmente lo puse sacar. Miré bien el anillo, su brillo -haciendo servir a Zer’tath para iluminar-, su tamaño, su peso… Y le di un mordisco con un lado de la boca.
-[colr=cadetblue]¡Lo es![/color]- Le grité sacándomelo de allí, probándomelo brevemente y luego dejándoselo a él para que se lo mirara en paz. Seguro que lo entretenía un buen rato. Aprovechando aquella distracción le robé yo la espada del drow y me miré la hoja, con otra sonrisa en la cara, esta vez aún más sarcástica. Qué bonito, pensé. Pasé el dedo por encima de esta. Ya no estaba completamente líquida aunque tampoco seca por el ambiente, si no como húmeda, pastosa. Era… Increíble lo que había logrado hacer de un solo tajo. Tras pensar durante unos segundos que aquel sencillo corte casi me arrebató la vida decidí no darle más vueltas. No me daba asco ver mi propia sangre. Quizás me daba más miedo pensar que igual la hoja estaba envenenada, porque al drow le encantaba usar veneno.
La clavé en el suelo mientras me giraba para mirar a Dyos, algo cómplice. En cuanto llegara a nuestra posición podría recuperarla. Sabía bien que no le gustaba no tener un acero al menos a mano. Sin dirigirle la palabra me giré de nuevo hacia delante, entornando los ojos por la luz suave pero intensa de la luna casi llena… ¡La Luna! Estábamos fuera. Aunque algo me estaba dejando más ciego que de costumbre… Aquella suave luz se estaba reflejando en la nieve y…
-¿¡NIEVE!?- Escupí de inmediato, corriendo incluso si no estaba en condiciones para ello. Mi bota se hundió en la fina capa de esta, me heló los dedos y yo me aparté muy correndo, volviendo al suelo de la cueva. Separé el bastón en dos espadas y me puse a la defensiva. Aunque entonces noté que me había caído algo encima de mi nariz que escocía como puto ácido. No. Era frío, pero yo nunca había tenido algo tan frío encima de mi piel y me fui a arañar esta como un perro rabioso. Me hice hasta daño. Luego entendí que estaba haciendo el imbécil. Salí muy poco a poco sin fiarme, mandando a mi bastón a cubrirme la cabeza. Me agaché, intentando no marearme, y toqué aquello. Estaba jodidamente frío. Hice como una especie de moñigo cuadradesco con aquello, me levanté y me lo miré. Miré a Roäc. Me miré el moñigo again. Roäc. De repente el moñigo no estaba en mis manos, si no que al mirar a Roäc podía mirar ambos a la vez. Se lo acababa de tirar al culo.
Y por primera vez en mucho rato me reí.
Es cierto, lo se, y puedo sentirlo. Esa sensacion desagradable que me asalta de vez en cuando, de tener los ojos de alguien clavandose en mi nuca de modo terrible.
"Maldito drow! Ya podria dejar de mirarme mal. Tendra que escucharme en algun momento"
Lo miro con los ojos bien abiertos captando su ironia por eso de descansar momentaneamente en un arbol. Por que la ironia? Si los arboles son geniales. Resguardosos. Solo te molesta algun estupido roedor crecido o mustélido, de vez en cuando. Me dice que hace siente años que está solo y en eso tampoco estoy de acuerdo, ademas Osten parece darme la razon con ese brillo medio morado. Pero Vor lo hace callar con muy mala leche.
"Paciencia, Osten, paciencia"
-Pero nunca estamos tan solos como creemos estar, en serio. Y bueno, Dyospiros puede estar así...hasta una semana entera.
Conozco bastante bien al drow pero esto es una situacion algo nueva, incluso para mi. Porque aqui yo soy un factor de caos, no un simple observador como habia sido hasta el momento. Vor se detiene junto aquel cadaver y me llama la atencion. Todo el mal humor que se gasta no logra afectarme, ni tampoco contagiarme. Yo estaba nervioso y cansado, pero eso no impide que me mantenga optimista o alerta. Saca algo que brilla mucho, un anillo en la esqueletica mano. Al instante lo codicio.
-¡como pudo dejarse algo asi en un lugar como este! Venderlo no! Es preciosísmo!
Brilla muchisimo y ademas tiene la deferencia de dejarmelo. Agarro el anillo cuando Vor me lo presta, y lo miro desde muchos angulos, intentando sacarle algo de fulgor a la escasa luz de las cuevas. Y no tardo nada en ponermelo, si el me gitanea algo yo se lo gitaneo a él...aunque teoricamente me lo ha dejado. Miro de lado cuando Vor se me lleva la espada, pero ahora tengo algo mas interesante y mejor que mirar. Me rio entredientes y solo entonces veo que el semidrow vuelve tras clavar el arma en el suelo. Yo giro mi cabeza hacia delante, ya con el anillo aquel agenciado. Tambien veo la luna, aunque me molesta muchisimo menos que al drow, por no decir que no me molesta nada, si no que la agradezco....
Pese a amar muchisimo el sol y aquellos dias soleados del verano, la noche siempre guardaba algo especial para mi, o para mi parte elfa, por asi decirlo. Una querencia y una llamada a la que nunca podia negarme, y menos si estaba la plateada señora alla arriba. Salgo yo tambien, sonriente, alegre de por fin dejar atras aquellas horrendas grutas. Y ahi está la nieve. Mientras Vor se dedica a decidir si le gusta o no, y a hacer cosas con el baston, yo me tiro en plancha sobre la nieve, pegandome un panzazo.
-No gruñas Vor'Kalth, es solo nieve. Na mas que nieve.
Me incorporo con el pecho lleno de nieve y me pongo en pie, el otro tiene una mirada maquiavelica en su rostro. Yo entorno mis ojos, y ladeo la cabeza diciendole "no te atreveras", como oliendome lo que va a hacer. Pero lo hace igualmente y acabo con el culo helado. Lo bueno es que se rie. Lo malo es que a mi me da la risa tambien.
"no, que tiene heridas!"
Pero para cuando he querido pensar eso ya tengo dos bolacas de nieve en las manos y se las arrojo a Vor a....a ver donde apunto, que no tenga heridas. No, en serio. A las rodillas, que ahi creo que no se ha hecho daño. En breves me arrepentiria de haberme rebozado en la nieve y de haber agarrado esos boloncios a manos desnudas, pero ya habria tiempo de preocuparse por el futuro inmediato....algo mas tarde.
-no inicies una guerra que no puedes ganar! Tengo mas experiencia en nieve que tu!
"Maldito drow! Ya podria dejar de mirarme mal. Tendra que escucharme en algun momento"
Lo miro con los ojos bien abiertos captando su ironia por eso de descansar momentaneamente en un arbol. Por que la ironia? Si los arboles son geniales. Resguardosos. Solo te molesta algun estupido roedor crecido o mustélido, de vez en cuando. Me dice que hace siente años que está solo y en eso tampoco estoy de acuerdo, ademas Osten parece darme la razon con ese brillo medio morado. Pero Vor lo hace callar con muy mala leche.
"Paciencia, Osten, paciencia"
-Pero nunca estamos tan solos como creemos estar, en serio. Y bueno, Dyospiros puede estar así...hasta una semana entera.
Conozco bastante bien al drow pero esto es una situacion algo nueva, incluso para mi. Porque aqui yo soy un factor de caos, no un simple observador como habia sido hasta el momento. Vor se detiene junto aquel cadaver y me llama la atencion. Todo el mal humor que se gasta no logra afectarme, ni tampoco contagiarme. Yo estaba nervioso y cansado, pero eso no impide que me mantenga optimista o alerta. Saca algo que brilla mucho, un anillo en la esqueletica mano. Al instante lo codicio.
-¡como pudo dejarse algo asi en un lugar como este! Venderlo no! Es preciosísmo!
Brilla muchisimo y ademas tiene la deferencia de dejarmelo. Agarro el anillo cuando Vor me lo presta, y lo miro desde muchos angulos, intentando sacarle algo de fulgor a la escasa luz de las cuevas. Y no tardo nada en ponermelo, si el me gitanea algo yo se lo gitaneo a él...aunque teoricamente me lo ha dejado. Miro de lado cuando Vor se me lleva la espada, pero ahora tengo algo mas interesante y mejor que mirar. Me rio entredientes y solo entonces veo que el semidrow vuelve tras clavar el arma en el suelo. Yo giro mi cabeza hacia delante, ya con el anillo aquel agenciado. Tambien veo la luna, aunque me molesta muchisimo menos que al drow, por no decir que no me molesta nada, si no que la agradezco....
Pese a amar muchisimo el sol y aquellos dias soleados del verano, la noche siempre guardaba algo especial para mi, o para mi parte elfa, por asi decirlo. Una querencia y una llamada a la que nunca podia negarme, y menos si estaba la plateada señora alla arriba. Salgo yo tambien, sonriente, alegre de por fin dejar atras aquellas horrendas grutas. Y ahi está la nieve. Mientras Vor se dedica a decidir si le gusta o no, y a hacer cosas con el baston, yo me tiro en plancha sobre la nieve, pegandome un panzazo.
-No gruñas Vor'Kalth, es solo nieve. Na mas que nieve.
Me incorporo con el pecho lleno de nieve y me pongo en pie, el otro tiene una mirada maquiavelica en su rostro. Yo entorno mis ojos, y ladeo la cabeza diciendole "no te atreveras", como oliendome lo que va a hacer. Pero lo hace igualmente y acabo con el culo helado. Lo bueno es que se rie. Lo malo es que a mi me da la risa tambien.
"no, que tiene heridas!"
Pero para cuando he querido pensar eso ya tengo dos bolacas de nieve en las manos y se las arrojo a Vor a....a ver donde apunto, que no tenga heridas. No, en serio. A las rodillas, que ahi creo que no se ha hecho daño. En breves me arrepentiria de haberme rebozado en la nieve y de haber agarrado esos boloncios a manos desnudas, pero ya habria tiempo de preocuparse por el futuro inmediato....algo mas tarde.
-no inicies una guerra que no puedes ganar! Tengo mas experiencia en nieve que tu!
La facilidad de palabra no es uno de mis dones, y me estoy empezando a dar cuenta ahora que se me exige que me explique. Que hable o que exprese que demonios me pasa por la cabeza. Pero no me sale, simplemente, no se me da bien, o no se hacerlo .No quiere decir eso que sea indiferente a las tiranteces que acaban de surgir tras mi fallido intento de matarlo....todo lo contrario, y es por eso que me cuesta más hablar, porque es algo demasiado cercano a donde importa. Nada de frivolidades.
Me gruñe y despues de decirme "que te jodan" en drow, se aleja adelantandose. Suspiro en silencio y encojo mis hombros, con las manos aun guardadas en el abrigo, caminando a paso lento y dejando a ellos que vayan delante.
"Se me pasará esta tonteria, estoy seguro. Solo necesito un poco de tiempo"
Me detengo momentaneamente al ver a Vor hurgar algo para luego acercarse a Roac con un anillo. Pero su jugada de quitarle mi espada... me hace medio sonreir cuando veo que la deja clavada en el suelo y me lanza una mirada. Sigo caminando y cuando llego a mi espada, la cojo. La envaino sin mirar su filo si quiera, porque aun no quiero mirarlo.
Al poco salen, y yo veo la salida de la gruta tambien. Da a un bonito paisaje nocturno....nevado. A los dos no se les ocurre nada mejor que arrojarse bolas de nieve. Estoy por darme de cabezazos contra la pared de piedra al verlos hacer eso.
"CRIOS!"
Salgo hasta la entrada, el ambiente es bastante frio. Comienzo a pensar que es momento de tomarse un descanso. Al menos....hasta que estemos para aguantar un viaje en moto. Resoplo y me aproximo un poco, antes de que se armen una batalla campal. Y parecia que habia nevado bastante, tambien me tocaria desenterrar la moto.
-Escuchad....creo que deberiais hacer un fuego. Descansar aqui un rato en la entrada a la cueva
"ningun bicho de la antipoda llega ahi....creo. Ya no estoy seguro de nada"
-Yo necesito...un rato, por el bosque. Encontrar la moto.Pero volveré pronto.
"creo"
Me gruñe y despues de decirme "que te jodan" en drow, se aleja adelantandose. Suspiro en silencio y encojo mis hombros, con las manos aun guardadas en el abrigo, caminando a paso lento y dejando a ellos que vayan delante.
"Se me pasará esta tonteria, estoy seguro. Solo necesito un poco de tiempo"
Me detengo momentaneamente al ver a Vor hurgar algo para luego acercarse a Roac con un anillo. Pero su jugada de quitarle mi espada... me hace medio sonreir cuando veo que la deja clavada en el suelo y me lanza una mirada. Sigo caminando y cuando llego a mi espada, la cojo. La envaino sin mirar su filo si quiera, porque aun no quiero mirarlo.
Al poco salen, y yo veo la salida de la gruta tambien. Da a un bonito paisaje nocturno....nevado. A los dos no se les ocurre nada mejor que arrojarse bolas de nieve. Estoy por darme de cabezazos contra la pared de piedra al verlos hacer eso.
"CRIOS!"
Salgo hasta la entrada, el ambiente es bastante frio. Comienzo a pensar que es momento de tomarse un descanso. Al menos....hasta que estemos para aguantar un viaje en moto. Resoplo y me aproximo un poco, antes de que se armen una batalla campal. Y parecia que habia nevado bastante, tambien me tocaria desenterrar la moto.
-Escuchad....creo que deberiais hacer un fuego. Descansar aqui un rato en la entrada a la cueva
"ningun bicho de la antipoda llega ahi....creo. Ya no estoy seguro de nada"
-Yo necesito...un rato, por el bosque. Encontrar la moto.Pero volveré pronto.
"creo"
-No me entender, Roäc- Estaba solo desde que perdí a Osten. Porque Osten era mi otra mitad. Y me sentía extraño, torpe sin él. Necesitaba algo que pusiera freno a mi rabia, alguien que me dijera cuando parar. Orden. Calma, tranquilidad. Alguien que procurara que no me volviera puro instinto. Que intentara forzarme a hacer el bien. ¿Y estarse así una semana entera? -... Me da miedo ese estado.- Le dije, parándome unos breves momentos mientras me replanteaba decirle algo más. Pero no, justamente era peor que le dirigiera la palabra.
El anillo pareció ser el señuelo más perfecto jamás ideado para entretener a mi pajaril compañero, más tras plantear siquiera venderlo. Creo yo que se lo miró con el doble de ansias solo por el miedo de poder perderlo. -Roäc, eso debe ser mágico. Fijo. Luego comprobar si funciona o no. Puede que ser útil, o no. Si no ser vender, conseguir algo mágico brillante que servir. O muchas cosas brillantes que no servir. Un castillo de vidrio.- Le dije. Ya había dicho que algún día le haría un palacio a la urraca… Aunque ahora que era elfo eso obligaría a hacerlo más grande.
No me puso pegas a que le devolviera la espada a Dyos a mi manera, si no que incluso se rió sin dejar de hacer rotar el anillo. El animalico pero se animó mucho al ver la nieve, como si las cuevas le resultaran demasiado angostas y dramáticas para él, y pronto lo vi meterse sin ningun miedo de pleno en esta, tirándose por los suelos como si fuera inmune al frío. Me dijo que no era “na má que nieve”. -¡Yo nunca ver nieve!- Le gruñí porque era cierto. -Está fría. Y tengo frío. Doble frío, mal.- Expliqué de forma muy entendible.
Pareció que en vez de enfadarse por el bolazo le pareció algo estupendo. Porque se reía. Y es que él se lo pasaba pipa incluso en el peor momento. Yo intentaba mantener su ritmo de vidilla pero me costaba en aquel momento más que nunca mantenerme en pie. Y más me costó en cuanto él se armó y me dejó bien frescas las rodillas. Muy cercano estuve de caer al suelo por la impresión y no haber pensado en eso, pero el palo me salvó una vez más la vida. ¡Y me dijo que no iniciara una batalla! -¿Tu estar seguro?- Le dije con una sonrisa agotada y mis dientes tan afiladitos y relucientes.
El bastón había abandonado mis manos y había tomado la forma de cuenco. Cogió una cantidad generosa de nieve del suelo y se la arrojó a la cabeza, luego regresando a mí. Alcé las cejas muy orgulloso. -¿Y ahora qué, eh?- Le pregunté con una sonrisa cruel. Entonces nos vino a interrumpir Dyos que me hizo cambiar toda mi expresión y posición a una más firme, seria. Explicó que lo mejor sería que nos quedáramos allí un rato con un fuego. Luego… Quizás sí que sería buena idea subir al árbol y dormir, creí. Asentí levemente como afirmando que haríamos eso.
Y dijo que él se iría a dar una vuelta o algo así. Me lo miré con una expresión más triste que otra cosa. -Dyos, creo que estamos todos cansados. No… No deberías irte en estas condiciones. Una persona sola, con… Con este frío, no es buena idea.- Le intenté explicar mientras me llevaba una mano al cuello. -Pero dudo que nada de lo que te diga hará que te quedes, ¿Cierto? Intenta… cuidarte, al menos.- Me acerqué a él apoyándome en el bastón, como siempre. Luego lo solté -y se quedó de pie por su cuenta- mientras me llevaba las manos al cuello. Me quité primero mi capa -no la de los ilícidos-, la que le puse por encima sin que pudiera rechistarme. Luego me quité la bufanda y se la enrosqué alrededor del cuello, y finalmente le dejé el bastón al lado, que quedó flotando ahí.
-Ni se te ocurra decir que no. Hace frío, nosotros tendremos fuego. Tienes que ir bien abrigado.- Volví a poner las manos en la bufanda mientras se la ponía mejor. Le hice un pequeño nudo muy suelto para que no fuera a molestarle, dándole vueltas y más vueltas. -La bufanda… Cuídamela, ¿Vale? Me la dio Osten. Le tengo mucho cariño, no es lo único que me queda de él, pero…- Le quité un poco las arrugas de encima. -A él le habría gustado que la usara para hacer el bien. Decía que tenía superpoderes para dar más calor a aquellos que pensaran en positivo. Eso probablemente no es cierto, pero yo tampoco he logrado jamás ser la mitad de optimista que él. Intenta comprobarlo.- Le dediqué una sonrisa triste. -Si pasa algo malo el bastón avisará. Ten… Ten cuidado, ¿Vale?- Le pedí. -Y… Y procura no perderte demasiado…- No me gustaba que se fuera así como así. Quizás le había dejado todo aquello para asegurarme que al menos regresaría a devolvérmelo.
Era algo muy egoísta y en exceso sobreprotector, pero no podía permitirme que se fuera sin más. Ya cuando él partiera yo me dediqué a buscar algo de leña y alguna piedra que se me antojaba suficiente para hacer chispa. Me conseguí una rama que susstituía a medias mi propio bastón. Medio cojeando me dirigí a la cueva que teníamos de refugio temporal y empecé a montar una pequeña pirámide con la leña, y luego, tras sacar algún hongo yesquero de la bolsa, me pasé un buen rato intentando conseguir una chispa. La falta de fuerzas hizo aquello muy lento. Pero al final logré conseguir algo y tuvimos fuego. Yo me acerqué mucho a él incluso si el humo molestaba y la luz me hería. Necesitaba entrar en calor con total urgencia, la falta de ropa se hacía de notar.
-Estoy preocupado por él.- Le declaré de inmediato a Roäc mientras intentaba casi tocar el fuego, de repente sintiendo que lo necesitaba para vivir. -¿Te quedar aún trozo de queso?- Le pregunté sin dejar de observar el anillo que se había tomado prestado. -Yo…- Lo miré con unos ojos un tanto cegados por la luz. Tristes. -... Yo… Yo no querer haberme portado así. No he… No he sido bueno, ¿Sí? Lo sé, pero…- Tosí. -No, no hay excusas. Disculpa…- De repente me sentía extrañamente solo. Yo con el pajarraco
El anillo pareció ser el señuelo más perfecto jamás ideado para entretener a mi pajaril compañero, más tras plantear siquiera venderlo. Creo yo que se lo miró con el doble de ansias solo por el miedo de poder perderlo. -Roäc, eso debe ser mágico. Fijo. Luego comprobar si funciona o no. Puede que ser útil, o no. Si no ser vender, conseguir algo mágico brillante que servir. O muchas cosas brillantes que no servir. Un castillo de vidrio.- Le dije. Ya había dicho que algún día le haría un palacio a la urraca… Aunque ahora que era elfo eso obligaría a hacerlo más grande.
No me puso pegas a que le devolviera la espada a Dyos a mi manera, si no que incluso se rió sin dejar de hacer rotar el anillo. El animalico pero se animó mucho al ver la nieve, como si las cuevas le resultaran demasiado angostas y dramáticas para él, y pronto lo vi meterse sin ningun miedo de pleno en esta, tirándose por los suelos como si fuera inmune al frío. Me dijo que no era “na má que nieve”. -¡Yo nunca ver nieve!- Le gruñí porque era cierto. -Está fría. Y tengo frío. Doble frío, mal.- Expliqué de forma muy entendible.
Pareció que en vez de enfadarse por el bolazo le pareció algo estupendo. Porque se reía. Y es que él se lo pasaba pipa incluso en el peor momento. Yo intentaba mantener su ritmo de vidilla pero me costaba en aquel momento más que nunca mantenerme en pie. Y más me costó en cuanto él se armó y me dejó bien frescas las rodillas. Muy cercano estuve de caer al suelo por la impresión y no haber pensado en eso, pero el palo me salvó una vez más la vida. ¡Y me dijo que no iniciara una batalla! -¿Tu estar seguro?- Le dije con una sonrisa agotada y mis dientes tan afiladitos y relucientes.
El bastón había abandonado mis manos y había tomado la forma de cuenco. Cogió una cantidad generosa de nieve del suelo y se la arrojó a la cabeza, luego regresando a mí. Alcé las cejas muy orgulloso. -¿Y ahora qué, eh?- Le pregunté con una sonrisa cruel. Entonces nos vino a interrumpir Dyos que me hizo cambiar toda mi expresión y posición a una más firme, seria. Explicó que lo mejor sería que nos quedáramos allí un rato con un fuego. Luego… Quizás sí que sería buena idea subir al árbol y dormir, creí. Asentí levemente como afirmando que haríamos eso.
Y dijo que él se iría a dar una vuelta o algo así. Me lo miré con una expresión más triste que otra cosa. -Dyos, creo que estamos todos cansados. No… No deberías irte en estas condiciones. Una persona sola, con… Con este frío, no es buena idea.- Le intenté explicar mientras me llevaba una mano al cuello. -Pero dudo que nada de lo que te diga hará que te quedes, ¿Cierto? Intenta… cuidarte, al menos.- Me acerqué a él apoyándome en el bastón, como siempre. Luego lo solté -y se quedó de pie por su cuenta- mientras me llevaba las manos al cuello. Me quité primero mi capa -no la de los ilícidos-, la que le puse por encima sin que pudiera rechistarme. Luego me quité la bufanda y se la enrosqué alrededor del cuello, y finalmente le dejé el bastón al lado, que quedó flotando ahí.
-Ni se te ocurra decir que no. Hace frío, nosotros tendremos fuego. Tienes que ir bien abrigado.- Volví a poner las manos en la bufanda mientras se la ponía mejor. Le hice un pequeño nudo muy suelto para que no fuera a molestarle, dándole vueltas y más vueltas. -La bufanda… Cuídamela, ¿Vale? Me la dio Osten. Le tengo mucho cariño, no es lo único que me queda de él, pero…- Le quité un poco las arrugas de encima. -A él le habría gustado que la usara para hacer el bien. Decía que tenía superpoderes para dar más calor a aquellos que pensaran en positivo. Eso probablemente no es cierto, pero yo tampoco he logrado jamás ser la mitad de optimista que él. Intenta comprobarlo.- Le dediqué una sonrisa triste. -Si pasa algo malo el bastón avisará. Ten… Ten cuidado, ¿Vale?- Le pedí. -Y… Y procura no perderte demasiado…- No me gustaba que se fuera así como así. Quizás le había dejado todo aquello para asegurarme que al menos regresaría a devolvérmelo.
Era algo muy egoísta y en exceso sobreprotector, pero no podía permitirme que se fuera sin más. Ya cuando él partiera yo me dediqué a buscar algo de leña y alguna piedra que se me antojaba suficiente para hacer chispa. Me conseguí una rama que susstituía a medias mi propio bastón. Medio cojeando me dirigí a la cueva que teníamos de refugio temporal y empecé a montar una pequeña pirámide con la leña, y luego, tras sacar algún hongo yesquero de la bolsa, me pasé un buen rato intentando conseguir una chispa. La falta de fuerzas hizo aquello muy lento. Pero al final logré conseguir algo y tuvimos fuego. Yo me acerqué mucho a él incluso si el humo molestaba y la luz me hería. Necesitaba entrar en calor con total urgencia, la falta de ropa se hacía de notar.
-Estoy preocupado por él.- Le declaré de inmediato a Roäc mientras intentaba casi tocar el fuego, de repente sintiendo que lo necesitaba para vivir. -¿Te quedar aún trozo de queso?- Le pregunté sin dejar de observar el anillo que se había tomado prestado. -Yo…- Lo miré con unos ojos un tanto cegados por la luz. Tristes. -... Yo… Yo no querer haberme portado así. No he… No he sido bueno, ¿Sí? Lo sé, pero…- Tosí. -No, no hay excusas. Disculpa…- De repente me sentía extrañamente solo. Yo con el pajarraco
Parece que ellos dos van a querer seguir peleandose. Vor se detiene un poco al oirme y viene a hablarme. Intenta disuadirme, pero antes de que conteste el mismo se da cuenta de que es inutil intentarlo. Lo mejor que puedo hacer ahora es andar y despejarme, y no solo por Vor...Roäc tambien. Necesito saber si estoy cabreado o solo sorprendido. Le lanzo una mirada extraña, un tanto ceñuda,al moreno. Y entonces Vor comienza a saturarme de telas. Chasqueo la lengua pero parece que no admite replica.
-Ni las abuelas de la gente de la superficie abrigan tanto a sus chiquillos.
Me presta su baston. Por mi no me lo llevaria. Recelo bastante de él, sobre todo tras lo que crei ver antes...pero no, debieron de ser imaginacione smias. Ademas me deja la bufanda que dice que es de su hermano. Yo tengo la sensacion de que no deberia dejarme ciertas cosas pero el lo hace, pese haberme mandado al a mierda instantes antes. Probablemente ya se estuviese arrepintiendo de ello.
-Esta bien. No os movais del sitio. Hasta un rato....y gracias
Y sin decir mucho mas por el momento, me doy la vuelta, perdiendome en lo silencioso del bosque nevado hasta dejar de ser visible.
-Ni las abuelas de la gente de la superficie abrigan tanto a sus chiquillos.
Me presta su baston. Por mi no me lo llevaria. Recelo bastante de él, sobre todo tras lo que crei ver antes...pero no, debieron de ser imaginacione smias. Ademas me deja la bufanda que dice que es de su hermano. Yo tengo la sensacion de que no deberia dejarme ciertas cosas pero el lo hace, pese haberme mandado al a mierda instantes antes. Probablemente ya se estuviese arrepintiendo de ello.
-Esta bien. No os movais del sitio. Hasta un rato....y gracias
Y sin decir mucho mas por el momento, me doy la vuelta, perdiendome en lo silencioso del bosque nevado hasta dejar de ser visible.
"yo tambien tengo frio. Sin plumas esto es terrible."
Pongo cara de compungimiento mientras me abrazo a mi mismo comenzando a sentir el frio en mi patetica piel de medio elfo no protegida por poderosas plumas de ave. EL baston se rebela contra mi tambien... lo miro levantando las manos para que no me ataque
-Os...........OS ARREPENTIREIS!
"casi la cago"
Acabo con nieve hasta dentro de las orejas. Me sacudo al modo perro cuando Dyos se nos acerca, y yo me encojo ligeramente ante la mirada que me lanza. No parece una mirada muy halagüeña. Mientras Vor'Kalth se dedica a liarlo en bufandas yo investigo mas el anillo aquel robado. No me despido de Dyospiros, pero lo sigo con la mirada un rato, en silencio, ahi plantado en medio de la nieve, hasta que lo pierdo de vista. Es lo mas quieto y lo mas silencioso que he estado en un rato, mi gesto una mascara de seriedad y algo de expectativa. La expresion seria desaparece de mirostro cuando me giro a Vor, que por fin habia conseguido hacer fuego. Yo no sabia hacer eso. Sonrio y camino hasta sentarme a su lado, acercando tambien mis manos heladas ahi.
-Yo tambien estoy algo preocupao. Si no vuelve, iré a hablar con él, lo buscaré -admito, pasandole la cuña de queso que le robé antes. Tose, se excusa y me mira con cara triste. Y yo asiento con la cabeza de un modo bastante afable. -No, no muy bueno, pa que te voy a mentir....no era la mejor de las situaciones, eh?. Pero lo arreglarás. Él lo arreglará....y yo tambien. No tiene sentido perderse en un punto que no sabemos ni cual es a causa de la amargura.
Doblo mis rodillas y las abrazo, apoyando la barbilla ahi y mirando al brillante e hipnotico fuego, con las pupilas ahi clavadas. Sigo algo empapado por mis tonterias de antes, y ahora tengo mas frio del que querria admitir. Miro a Vor de reojo y me acerco a él, acoplandome practicamente pegado a su costado. Eso de las barreras fisicas no va conmigo.
-Un buen fuego.- sorbo por la nariz y lo miro, estirando una mano ahora más calida hacia el, con la palma mirándolo. -Voy a intentar realizar una ultima sanacion, ¿va? Lo del hombro no tenia buena pinta. Se te han reabierto por algun exceso que otro. Tas pasao tres pueblos, vamos.
Pongo cara de compungimiento mientras me abrazo a mi mismo comenzando a sentir el frio en mi patetica piel de medio elfo no protegida por poderosas plumas de ave. EL baston se rebela contra mi tambien... lo miro levantando las manos para que no me ataque
-Os...........OS ARREPENTIREIS!
"casi la cago"
Acabo con nieve hasta dentro de las orejas. Me sacudo al modo perro cuando Dyos se nos acerca, y yo me encojo ligeramente ante la mirada que me lanza. No parece una mirada muy halagüeña. Mientras Vor'Kalth se dedica a liarlo en bufandas yo investigo mas el anillo aquel robado. No me despido de Dyospiros, pero lo sigo con la mirada un rato, en silencio, ahi plantado en medio de la nieve, hasta que lo pierdo de vista. Es lo mas quieto y lo mas silencioso que he estado en un rato, mi gesto una mascara de seriedad y algo de expectativa. La expresion seria desaparece de mirostro cuando me giro a Vor, que por fin habia conseguido hacer fuego. Yo no sabia hacer eso. Sonrio y camino hasta sentarme a su lado, acercando tambien mis manos heladas ahi.
-Yo tambien estoy algo preocupao. Si no vuelve, iré a hablar con él, lo buscaré -admito, pasandole la cuña de queso que le robé antes. Tose, se excusa y me mira con cara triste. Y yo asiento con la cabeza de un modo bastante afable. -No, no muy bueno, pa que te voy a mentir....no era la mejor de las situaciones, eh?. Pero lo arreglarás. Él lo arreglará....y yo tambien. No tiene sentido perderse en un punto que no sabemos ni cual es a causa de la amargura.
Doblo mis rodillas y las abrazo, apoyando la barbilla ahi y mirando al brillante e hipnotico fuego, con las pupilas ahi clavadas. Sigo algo empapado por mis tonterias de antes, y ahora tengo mas frio del que querria admitir. Miro a Vor de reojo y me acerco a él, acoplandome practicamente pegado a su costado. Eso de las barreras fisicas no va conmigo.
-Un buen fuego.- sorbo por la nariz y lo miro, estirando una mano ahora más calida hacia el, con la palma mirándolo. -Voy a intentar realizar una ultima sanacion, ¿va? Lo del hombro no tenia buena pinta. Se te han reabierto por algun exceso que otro. Tas pasao tres pueblos, vamos.
-¿Cómo que NOS arrepentiremos? ¡Esto ha sido unilateral! Sí, ¡Obra! Obra mía ser, ¡Por supuesto!- Le dije con mucha seguridad. -Bueno, bastón colaborar, pero…- Le dije porque en el fondo sabía que el bastón tenía consciencia. Su nombre entero significaba, literalmente, “espíritu de cristal”. Luego venía mi plan de abrigar al drow.
-Te va a dar una hipotermia.- Le había gruñido a Dyos antes de que se marchara de allí, con el ceño fruncido. No se quejó demasiado más de que lo dejara hecho un saco mantas. Pidió que no nos moviéramos del sitio y agradeció. Intenté esta vez sonreírle sin tristezas de por medio. -Igual nos subimos a un árbol, pero… No deberíamos estar lejos. Dejaremos señales.- Le expliqué. Y él se marchó. Yo estaba muy ocupado con el fuego pero me lo quedaba mirando de vez en cuando hasta que desapareció, porque ni se había ido y ya empezaba a temer por él.
“No seas tonto, Vor. Si pasa algo el bastón lo protegerá. O te avisará.” No, no me convencí con aquello. Pero… Roäc estaba preocupado por ello también. Lo revisé entero de una mirada mientras me acercaba mucho al fuego. -Se debe sacar las castañas del fuego, ¿Sí?- Me pasó el queso. Yo lo puse un rato encima del fuego para que quedara medio derretido y le di un buen par de bocados. Asintió casi con facilidad al hecho de decir que mi comportamiento no había sido el más correcto. Y yo me iba sintiendo culpable. Aunque al menos comprendía que había sido un rato difícil y dijo que arreglaríamos aquello.
-Me gustaría que poder estar todo mejor. Yo olvidar rápido, pero él…- Chasqueé la lengua porque no quería calentarme más la cabeza. -Deberíamos hablar menos de él. O más. No sé. estamos solos. ¿Saber que a mi gustar él, no? Bueno. Gustaba. No sé. Me declaré, no éxito.- Le dije apresuradísimamente. -No creer que ni acabar guerra hacer él más predispuesto a… bueno. Querer algo.- Suspiré porque odiaba llegar a esa conclusión pero era realista.
Él se empanaba mirando el fuego acurrucado y un tanto muerto de frío. Yo miraba a la nieve, también bien cubierto con las capas que ahora usaba de manta, porque los ilícidos eran más grandes que yo y tenían capas enormes. Lo miré yo con extrañeza cuando se acercó, poco acostumbrado a mantener esas cercanías. Dyos era casi al contrario. Yo lo de espacio personal… No me gustaba demasiado mantener contacto con gente si no se me preguntaba antes. O si no tenía suficiente confianza. Detestaba que me tocaran así porque sí, especialmente las mujeres. Aunque había algo en el pajarraco que me quitaba aquella tontería de encima, probablemente el hecho de haber ya tocado su forma animal cual ser doméstico. Era como si fuera natural.
Aunque realmente era más agradable en aquellos momentos un hombre alto que no un pajarraco. Me daba la sensación de estar hablando a alguien y no algo. Y para combatir el frío no había nada mejor que un poco de calor humana. Me dijo que era buen fuego y me arrimó la mano, y yo me lo miré mientras me lo escuchaba y lo analizaba. Durante unos segundos no le perdí el anillo de vista… ¡Decía que me había excedido! -¡Tenía que caminar! Usar brazo.- Le solté mientras me quitaba la capa que cubría aquella otra herida. Las causadas por la magia estaban muy pegaditas a esta, iban del pecho -costazo izquierdo- hasta algo más arriba de la clavícula.
Ni había pensado en ellas y cuando las vi supuse que Roäc las tendría ya vistas. -No poder quedarme yo de brazos cruzados, ¿Sí? Tener que curar. Míratela. Huele rato.- Hice yo amago de oler, pero el aire frío provocó que me picara la nariz y tosí de nuevo, hacia el otro lado. -¡Pero tu hacer buen trabajo! Curar bien, ¡Muy bien! Igual esta no me dejar cicatriz. No me gustar demasiado cicatrices. La otra… Bueno, ¡No importa! No hablar de cosas tristes, sí?- Fruncí el ceño. -I-Igual yo hablo demasiado… ¿Tu querer hablar? ¿No, no? ¿O sí? Me… Me da la sensación de no conocer mucho de tí. No es lo mismo un urraco que un tiparraco. ¡Crémee!- Buscaba desesperadamente algo de conversación porque mis propios pensamientos me daban miedo. Y por eso aquel día estaba particularmente parlanchín. Acababa de quedarme completamente solo con alguien que, tal y como lo tenía delante, solo conocía desde hacía unas horas. Y no sabía ni qué creer.
-Te va a dar una hipotermia.- Le había gruñido a Dyos antes de que se marchara de allí, con el ceño fruncido. No se quejó demasiado más de que lo dejara hecho un saco mantas. Pidió que no nos moviéramos del sitio y agradeció. Intenté esta vez sonreírle sin tristezas de por medio. -Igual nos subimos a un árbol, pero… No deberíamos estar lejos. Dejaremos señales.- Le expliqué. Y él se marchó. Yo estaba muy ocupado con el fuego pero me lo quedaba mirando de vez en cuando hasta que desapareció, porque ni se había ido y ya empezaba a temer por él.
“No seas tonto, Vor. Si pasa algo el bastón lo protegerá. O te avisará.” No, no me convencí con aquello. Pero… Roäc estaba preocupado por ello también. Lo revisé entero de una mirada mientras me acercaba mucho al fuego. -Se debe sacar las castañas del fuego, ¿Sí?- Me pasó el queso. Yo lo puse un rato encima del fuego para que quedara medio derretido y le di un buen par de bocados. Asintió casi con facilidad al hecho de decir que mi comportamiento no había sido el más correcto. Y yo me iba sintiendo culpable. Aunque al menos comprendía que había sido un rato difícil y dijo que arreglaríamos aquello.
-Me gustaría que poder estar todo mejor. Yo olvidar rápido, pero él…- Chasqueé la lengua porque no quería calentarme más la cabeza. -Deberíamos hablar menos de él. O más. No sé. estamos solos. ¿Saber que a mi gustar él, no? Bueno. Gustaba. No sé. Me declaré, no éxito.- Le dije apresuradísimamente. -No creer que ni acabar guerra hacer él más predispuesto a… bueno. Querer algo.- Suspiré porque odiaba llegar a esa conclusión pero era realista.
Él se empanaba mirando el fuego acurrucado y un tanto muerto de frío. Yo miraba a la nieve, también bien cubierto con las capas que ahora usaba de manta, porque los ilícidos eran más grandes que yo y tenían capas enormes. Lo miré yo con extrañeza cuando se acercó, poco acostumbrado a mantener esas cercanías. Dyos era casi al contrario. Yo lo de espacio personal… No me gustaba demasiado mantener contacto con gente si no se me preguntaba antes. O si no tenía suficiente confianza. Detestaba que me tocaran así porque sí, especialmente las mujeres. Aunque había algo en el pajarraco que me quitaba aquella tontería de encima, probablemente el hecho de haber ya tocado su forma animal cual ser doméstico. Era como si fuera natural.
Aunque realmente era más agradable en aquellos momentos un hombre alto que no un pajarraco. Me daba la sensación de estar hablando a alguien y no algo. Y para combatir el frío no había nada mejor que un poco de calor humana. Me dijo que era buen fuego y me arrimó la mano, y yo me lo miré mientras me lo escuchaba y lo analizaba. Durante unos segundos no le perdí el anillo de vista… ¡Decía que me había excedido! -¡Tenía que caminar! Usar brazo.- Le solté mientras me quitaba la capa que cubría aquella otra herida. Las causadas por la magia estaban muy pegaditas a esta, iban del pecho -costazo izquierdo- hasta algo más arriba de la clavícula.
Ni había pensado en ellas y cuando las vi supuse que Roäc las tendría ya vistas. -No poder quedarme yo de brazos cruzados, ¿Sí? Tener que curar. Míratela. Huele rato.- Hice yo amago de oler, pero el aire frío provocó que me picara la nariz y tosí de nuevo, hacia el otro lado. -¡Pero tu hacer buen trabajo! Curar bien, ¡Muy bien! Igual esta no me dejar cicatriz. No me gustar demasiado cicatrices. La otra… Bueno, ¡No importa! No hablar de cosas tristes, sí?- Fruncí el ceño. -I-Igual yo hablo demasiado… ¿Tu querer hablar? ¿No, no? ¿O sí? Me… Me da la sensación de no conocer mucho de tí. No es lo mismo un urraco que un tiparraco. ¡Crémee!- Buscaba desesperadamente algo de conversación porque mis propios pensamientos me daban miedo. Y por eso aquel día estaba particularmente parlanchín. Acababa de quedarme completamente solo con alguien que, tal y como lo tenía delante, solo conocía desde hacía unas horas. Y no sabía ni qué creer.
-Si. Debe, es mayorcito pa eso. Además ya lo ha hecho muchas veces antes.
"es lo que toca, eh"
Miro como derrite el queso, con curiosidad. Ahora tenia hasta mejor aspecto. Lo miro y lo remiro, ¿lo irá a compartir o da por hecho que puedo coger un pedazo? Bueno, seria mejor esperar un poco a agarrarlo, quiza cuando deje de morderlo sea un buen momento....lo miro bastante fijamente cuando me relata eso. Yo lo se porque me lo ha contado Osten, aunque en realidad, lo intuia de antes. Sonrio con picardía levantandole al extremo la punta de una sola ceja.
-Sabes, aunque yo te hable en ingles, puedes hablarme en drow, os entiendo bastante bien. Vizzzzrtrt!! -imito el tipico "que te jodan" a mi estilo, oye.
-Y, por qué te gusta, si pue saberse? -le pregunto muy bacín yo, corto de rodeos o andarme por las ramas. Lo miro muy interesado, sin borrar la sonrisa de antes.
Se excusa por las heridas suyas y que tenia que realizar las curas que hizo, y yo niego, no solo con la cabeza, si no tambien con mi dedo indice, muy vehementemente. La razon del mundo recae sobre mis hombros y no me cabe la menor duda ahora mismo.
-¡Hablar! Creo que he hablado mas en una hora que en...en mas de diez años!- me entra la risa floja pero es una risa que suena un poco desesperada tambien, porque al pensarla me da hasta agobio. Se me escapa una lagrimilla del ojo que bien puede ser de reirme, y me la limpio pasando el indice por ahi. En esto que habia estirado mis manos hacia él, nuevamente....esta vez sin tocarlo, no queremos que nos grite otra vez. Tampoco tenia que estirar mucho los brazos, porque estabamos relativamente cerca...es decir, costado con costado, practicamente.
-Soy un misterio, amigo mio, seguro que no prefieres que siga asi? - y susurro algo en elfico, esta vez, un poco mas largo. Ni cierro los ojos ni dejo de mirarlo, pero mis manos vuelven a transmitir esa energia sanadora. Solo que esta vez de un modo mucho mas intenso que yo en mi vida habia hecho, que hasta hace que me de un escalofrio y se me pongan los pelos de punta. Me sorprende tanto, que se debe notar en el rostro. Con los ojos muy abiertos clavo las pupilas en el anillo, que brilla, y brilla....y está extrañamente caliente para tratarse de un metal en un clima frio.
-O quizá el autentico misterio es este anillo....
"es lo que toca, eh"
Miro como derrite el queso, con curiosidad. Ahora tenia hasta mejor aspecto. Lo miro y lo remiro, ¿lo irá a compartir o da por hecho que puedo coger un pedazo? Bueno, seria mejor esperar un poco a agarrarlo, quiza cuando deje de morderlo sea un buen momento....lo miro bastante fijamente cuando me relata eso. Yo lo se porque me lo ha contado Osten, aunque en realidad, lo intuia de antes. Sonrio con picardía levantandole al extremo la punta de una sola ceja.
-Sabes, aunque yo te hable en ingles, puedes hablarme en drow, os entiendo bastante bien. Vizzzzrtrt!! -imito el tipico "que te jodan" a mi estilo, oye.
-Y, por qué te gusta, si pue saberse? -le pregunto muy bacín yo, corto de rodeos o andarme por las ramas. Lo miro muy interesado, sin borrar la sonrisa de antes.
Se excusa por las heridas suyas y que tenia que realizar las curas que hizo, y yo niego, no solo con la cabeza, si no tambien con mi dedo indice, muy vehementemente. La razon del mundo recae sobre mis hombros y no me cabe la menor duda ahora mismo.
-¡Hablar! Creo que he hablado mas en una hora que en...en mas de diez años!- me entra la risa floja pero es una risa que suena un poco desesperada tambien, porque al pensarla me da hasta agobio. Se me escapa una lagrimilla del ojo que bien puede ser de reirme, y me la limpio pasando el indice por ahi. En esto que habia estirado mis manos hacia él, nuevamente....esta vez sin tocarlo, no queremos que nos grite otra vez. Tampoco tenia que estirar mucho los brazos, porque estabamos relativamente cerca...es decir, costado con costado, practicamente.
-Soy un misterio, amigo mio, seguro que no prefieres que siga asi? - y susurro algo en elfico, esta vez, un poco mas largo. Ni cierro los ojos ni dejo de mirarlo, pero mis manos vuelven a transmitir esa energia sanadora. Solo que esta vez de un modo mucho mas intenso que yo en mi vida habia hecho, que hasta hace que me de un escalofrio y se me pongan los pelos de punta. Me sorprende tanto, que se debe notar en el rostro. Con los ojos muy abiertos clavo las pupilas en el anillo, que brilla, y brilla....y está extrañamente caliente para tratarse de un metal en un clima frio.
-O quizá el autentico misterio es este anillo....
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