Cueva de gough

-No es tan mayor. Es joven para drow. Pero cara amargado hace que parezca viejo.- Le expliqué yo. Y es que con setenta y tantos estaba aún en plena joventud, en teoría alrededor de los 18 o 19 humanos. Todo un mozo. Le noté la mirada asesina y hambrienta que echaba al queso y yo, tras fruncir el ceño y escuchar mi tripa rugir, decidí partirlo por la mitad. -Como pajarraco me dar más ansias de dar de comer. Si poder dar todo lo que yo esperaba estarías gordo. Pero no creí que Dyos quisiera un pájaro gordo. Yo le ver darte algo de comer cuando conejo, y desde entonces…

Aquella sonrisa y aquella ceja me hicieron a mi entrecerrar mis ojos, como si sospechara de su siguiente pregunta. Antes me dijo que podía hablar en drow. E intentó soltar algo. -¡Es vith para decir joder y vith’ir para decir que te jodan! La pronunciación, pajarraco. ¡Es vital!- Le expliqué con mucha paciencia, sonriente. Me preguntó, ahora si, algo malo. Que porqué me gustaba. -Pues… No… No sé. Es guapo. Apuesto. A mi gustar así, drows, elfos. Orejas picudillas, rasgos bonitos. No barba, ser fea. Igual él es muy… ¿Macho? Para lo que yo acostumbrar. Pero es bonico. El pelo es bonito. Yo se lo cortar, pero. O largo o corto. Pero no a medias. ¡Pero blanco!- Empecé a hablar y me reí como un adolescente en celo.

-Psicológicamente… ¡Es noble! Tu saber que es noble. Hace buenas cosas. Muy gruñón, pero… S-Supongo que tampoco le dar muchas vueltas, esto…- Me acerqué un poco al fuego abandonando el entusiasmo de antes. -Es también primer… amistad que hago fuera de mi familia algo profunda. No acabar nunca de llevar bien con magos. Magos creo que valorar más sus ya establecidas amistades. Yo… Yo necesitaba encontrar alguien sin… Amistades, alguien solo… Y alguien más de mi índole. Él comprenderme más que otros, creo. Nos parecemos por raza. Bueno, a medias. Tu también, ¿Sabes? Yo también algo elfo que soy.

Suspiré e intenté sonreír optimista, mirándome los ojos grises teñidos por el naranja del fuego del elfo. -Pero no creo que él ir a querer amor. No sé que hacer. Igual deber dejarme de tonterías. Insistir con él es mala idea. Yo querer mi príncipe azul. O negro. O algo.- Miré el techo de la cueva mientras me acababa el queso. -¡Yo tampoco entender amor! Drows no saber de amor. Solo atracción. Sexo. Cambiar de pareja cada dos por tres. Yo no querer nada de eso. ¿Qué carajos ser amor, Roäc?- Le pregunté yo muy filosófico -¡Yo quizás solo necesito compañía! Solo… ¿Una relación más profunda? Algo así. No querer sentirme solo… Es… Solo eso. Sentir que soy lo más importante para alguien, y…- Hacía entrechocar los dedos.

Echaba en falta a Osten. Echaba en falta ser el mundo entero para alguien. No era el mismo tipo de amor el fraternal al de pareja, pero debía saber hacer aquel paso. Ya nadie podría hacer de gemelo, pero quizás, en algún rincón, existiera alguna alma solitaria que me pudiera apreciar. Me dijo que había hablado más que en diez años y se puso a reír con aquella forma suya característica. -¡Pues ahora tener que compensar!- Le respondí yo. -Hablar lo que no hablar en diez años.- Me dijo también que era un misterio. -¡No me gustar misterios! A mi, cosas claras. ¡Así que no cortar, sí!?- Le dije. O pregunté. O grité. O algo.

Y entonces se puso a curarme. Agradecí que no me metiera las manos en la herida de pleno. Brillos, más brillos, él hablando en élfico muy concentrado. Yo con los ojos entreabiertos porque los destellos empezaban a cegarme. Y joder. ¡Curó! Curó de puta madre y no vamos a negarlo. Cosquilleo típico, carne creciendo a ritmo vertiginoso, de una forma más que… Admirable. Incluso para Osten, pensé. Él era muy buen curandero. Señaló el anillo que brillaba muy mucho y yo me lo tenía que mirar con los ojos entreabiertos. Alcé el brazo y busqué mi bastón a tientas como si pudiera ayudarme con este a ver alguna propiedad mágica en el trasto. Entonces recordé que no lo tenía conmigo y gruñí. Le cogí la mano con anillo y me la coloqué donde pudiera mirársela bien.

-¡Pareces una princesa así!- Le gruñí mientras me iba moviendo. Me toqué la herida y moví aquel brazo, notando, aunque dolor, un sencillo rasguño comparado con lo que antes tuve. -¡Es el anillo! ¿Sí? Yo… ¡Yo quiero probar! Pero tu prohibirme curar, ¿No? ¡Tienes hasta mañana! Mañana yo usar con herida pecho, a ver si es verdad. ¡Tu no curar más! Deber estar agotado y no saber riesgo de usar esas cosas.- Le ordené con cierta broma en mis palabras. Lo miré, me reí un poco y le revolví el pelo porque en el fondo quería ver si desteñía o no. -¡Y oye, tu! Gracias, ¿Sí? ¡No sé cuanto salvar tu pellejo! Me haber quedado allí abajo si no ser por curaciones milgrosas. Me faltar sangre. Llevar días reponer, y eso con curar es complicado. ¡Pero créeme! Yo recuperar rápido. Estoy pálido. ¡Casi como tu! Pero tu tampoco ser pálido…

Miré hacia fuera y lo comparé con el color de la nieve. No, era muy moreno. Seguía sin entenderlo. Entonces saqué lana de mi bolsa y empecé a hacer ganchillo usando una ramita de la hoguera con forma. -Yo hacer bufanda de agradecimiento, ¿Sí? Bien mona. ¡Ya verás!

-yo no engordo! Tengo el metabolismo acelerao. Debo comer cada pocas horas.

Y ademas me se buscar las mañaas bastante bien. Aunque lo que me llenaba la panza antes no lo hace ahora. Son todo desventajas! Agarro el trozo de quedo que me cede tan amablemente. Le pego un bocado al instante.

- es viiiiiizzzzirrrr. Viiiizzzzz es jjod...

Parpadeo interrumpiendo mis clases de gramática escuchando sus muchas respuestas d porque le gusta. No están maL. Yo termino por asentir y la de o mi cabeza mirando al fuego. Como valorando algo viejo bajo una nueva luz.

-Tiene Lo suyo, si.... El pelo se lo corta a espada. Lo vi hacer.

Se que es noble. He tenido tiempo de comprobar. Pero no todo el rato. A veces se deja llevar por la paranoia y el mie do y la rabia. En esos momentos me toca frenar sus pies. Además picotazos b si hace falta, como hice en la primera vez que vio que mi actual interlocutor.

-podría decir que es lo mismo para mi. No se. Olvidate de las amarguras. Nunca sabes que traerá el mañana. Ah...! El amor. Es algo maravilloso. Yo lo he visto. ....

es una intuición, quizá un instinto, o más bien reminiscencias de mi pasado y educación, lo que me hace hablar como sigue.

-es sentirte en paz con alguien y contigo. Es respetar mucho. Y confiar. No es depender, no. Es ser mejor. Es ser compasivo.

Carrespeo mirandolo cno una sonrisa de estar maravillado cuando me. .. amenaza? NAh. Cosas mías. Luego cuando lo cure me agarro la mano para mirar el anillo mágico. Yo sonrío orgulloso y me aparto el pelo de un hombro con un gesto de la cabeza.

-y y y y tu querías venderlo. ...

Me devuelve la mano y yo me doy un besico al anillo de mi dedo. Vale. No curo más. Estoy agotado....ppor mi dormiría ahi mismo. Han sido demasiados esfuerzoS

-yoo creo que tienes muy buen color de cara-le digo mientras me revuelve el pelo. Me va al hacer una bufanda?
-algo más grande que la otra. ... seria genial

-No es metabilosmo o lo que sea que tu decir. Saco nervios. No dar tiempo a engordar- Le dije muy convencido- Yo necesito comer carne, pero comer a destiempo. No... acostumbrar a horario- Le expliqué con mi tono de gruñón pensativo. -Pájaros comer todo el día, picotear.- Entonces me insistió con su “VIZZTSRS” -¡Y es VIIIITH! ¿Cómo tu ir a maldecir si no decir Vith bien?- Reproché. Aunque el tema pronto acabó en el tema del amour. Yo me enrollé muy mucho. Yo creo que el queso le duró más que a mi. El pelo. Si, Dyos se lo cortaba a espada. -A mi me cortó un mechón con una. El que tu cagar encima.- Le enseñé la trenza -¿Tu crees que quedar bien?- Le pregunté con curiosidad amplia.

Luego me dijo algo sobre amarguras y explicó que el amor era maravilloso. Yo abrí mucho los ojos. -¿Tu... tu salir con alguien? ¿Urraca mona? Oh, ¿Cómo te gustar a ti las mozas?- Se me hacía muy extraño pensar en él saliendo con alguien. Siendo una ave con crías. Por ahí. Por favor, ¡Si tenía mi edad casi! Muy joven para todo eso. -¿Alguna vez echar ojo a alguien?- Me lo miraba con una expresión cotilla, alzando mis cejas tal que :ail: y con una sonrisa bastante amplia.

Valoré sus siguientes palabras. Decía que era sentirse en paz con uno mismo. Con el otro. Confiar. Respeto, compasividad… Se me fue algo la sonrisa del rostro y con las orejas más gachas me lo miré de arriba a abajo. -Suena… Suena bien. Elfos saber más de amor que drows. Pero... ¡Maldita sea! Esto es difícil. ¡Yo quiero!- Le respondí muy infantil, inflando mis mofletes. -¿No me conocer tu algun drow más? O… ¡No sé! Presentar candidatos. ¿Tu crees que poder ligar con algún urraco? ¿No tener amigos pajariles que presentar, tu?- Le pregunté con el ceño fruncido y los ojos entreabiertos, como si buscara… algo.

Él se apartaba las melenas de encima, con su sonrisa típica. Me recriminaba querer venderlo. -¡Pero antes haber comprobado su poder! Claro está. Ahora que saber, no vender. Algún día yo recuperar esto, ¿Sí? ¡Cuando yo ser curado, y buen curandero poder ser! Mejor que imbécil rubia.- ¿Rencoroso, yo? QUÉ VA. Él besó maravillado el anillo y yo me lo miré con cara de “Eso podría ser peligroso”. Me dijo que él creía que tenía buen color. -¡Buen color! No, pálido. No estoy rosado o algo así. Estar azulado gris. Como Dyos, pero clarito. ¿No saber distinguir tu colores? ¡Esto es muy malo! Drows tener pellejos de distintos tonos. Mi padre era purpúreo oscuro. Szyr es morado, poco saturao. Mi hermano mayor es más negro que yo. Hay drows todo grises. Y drows totalmente negracos. No los haber marrones, estoy seguro que nadie ir a confundirte a ti con drow, moreno

Le gustó la idea de la bufanda. Yo tenía una base y se la fui a mirar así a ojo respecto a su cuello. -Yo hacer bufanda bonita, ya verás.- Me concentré bastante en esa tarea. La lana tenía como purpurinas raras y me estaba dejando las manos finas entre tanta porquería de esa. Parecía un puto my little pony. La rama-ganchillo era algo difícil de manejar y se enganchaba con todo. Echaba mucho en falta a Zer’tath… Alcé la mirada para contemplar a Roäc y le volví a probar la bufanda. Si, estaba perfecta. Siempre que pretendiera que la usara en forma pajaril. ¡Me faltaba mucho! -Y dime, Roäc… ¿Cómo te llamas? Es decir, no creo que Roäc ser mismo nombre que tu tener, ¿No? Te lo debió dar Dyos, ¿Sí?

Vizzr. Viziiir. Pues si lo estaba diciendo perfectamente. Vaya con el perfeccionista éste.... pronuncio la palabra unas cuantas veces mas, o mas bien dicho, muevo mis labios diciendola, pues ningun sonido sale de estos. Suelto una breve risilla por lo bajo por el asunto aquel que le hice en el pelo, fue una jugarreta...maldita sea, y pensar que al poco de aquello tendria que descubrirme. Miro su trenza y asiento contestandole con sinceridad, porque eso de contestar bien por cumplir o ser educado no va conmigo
-Oh, estas muy guapo.

Me pregunta que si he salido con alguna urraca mona, y lo miro con los ojos muy abiertos, para luego estallar subitamente en carcajadas.

-No! Es decir....no me gustan los pajaros! ni las pájaras tampoco. Las garras y los picos no me ponen nada, en serio -sigo riendome ahora por lo bajo, tan solo pensando en la idea me entran ganas de ponerme a hacer chistes. Me pregunta que si alguna vez le he echado el ojo a alguien, y lo miro en silencio con media sonrisa. Pero la mia es tenue, con algo cercano a la malicia, e insinuada, a diferencia de la suya que es amplia y con una alta dosis de cotillismo.

-No, hasta ahora no....pero pue ser que me lo piense, ahora que puedo entablar una conversacion mas o menos normal. Sobre mis gustos...no se, me gustan muchas cosas. Voy descubriendolo poco a poco. Cuando me transformé medía la mitad de lo que mido ahora y he estado asi hasta el momento. Dame tiempo! -esto ultimo lo suelto como una protesta, pero es una protesta con una sonrisa y un bufido de falsa molestia. -El queso, el queso me gusta, eso lo se. -y le pego un bocado. Está pegajoso pero sabroso.

Me pide que le presente a alguien, que si conozco a mas drows o amigos pajariles. Niego lentamente.
-Nooop, no te gustarian....

"no te gustarian porque son inexistentes, JAAJJADJSJAJJADS!"

En mi cabeza hay una fiesta mientras el me habla de pieles drow.Digamos que lo entiendo, distingo los colores. Como ave mi vision era bastante mas aguda. Ahora el mundo me parece mas descolorido que antes.
-Sabes que todo brilla menos ahora? Yo veia todas esas diferencias de tonos oscuros que dices.

Dejo que me pruebe la minibufanda mirandola con ganas. Cuando estuviese acabada no pensaba quitarmela. Me pregunta entonces por mi nombre y mi ceño se frunce levemente como algo confundido. No me llamo Roäc? No, claro que no....aquel nombre me lo puso el drow. Pero me gustaba. Me parecia mas adecuado que aquel que tenia antes. Lo recordaba acaso? No, no lo recuerdo. O no quiero hacerlo. Solo recuerdo que mi nombre sonaba como el viento. Decido no escarbar mas en mi memoria.


-Sí, fue él. Pero me llamo Roäc.

Escarbo con un palito entre las cenizas que se van formando en los leños que arden y pronto lo veo contagiarse del fuego de sus compañeros.

-Olvidé el otro. Qué cosas, no?

¡Que tenía todo el morro de reírse por haber arruinado mi perfecta melena! ¡Qué se creía! Yo le alcé una ceja mientras me lo miraba raro, y entonces me dijo, estás muy guapo. Y yo noté que me volvía un poco el color a la cara. Le alcé una ceja. -¡No decir tonterías, pájaro! La trenza quedar bien, ¡Pero es el conjunto! Que falla, ¡Falla mucho! Tengo los ojos subrayados con la cicatriz. ¡No queda bien!- Le insistí con más mofletes inflados, muy serio. Se me quedó mirando así con los ojos muy abiertos, y yo de los miraba. Y de repente se rió y yo me crucé de brazos porque no entendía a qué venía tanta risa.

Me explicó que a él no le gustaban los pájaros. Ni las pájaras. -¡Pero si pájaros y pájaras no tener diferencia! ¡Qué más dará! Pero, ¿No picos? ¡No picos entonces!- No sabía hasta que punto era como una urraca cualquiera en su forma de ave y hasta que punto mantenía su consciencia y sus gustos. No lo veía yo comiendo un ojo de ilícido en aquella forma. Me hizo una sonrisa un poco extraña. No era como las otras. Me costaba un poco diferenciar su enorme repertorio pero había algo extraña en esa. Yo le enseñé los dientecicos porque no entendía mucho al chaval.

Me explicó que no le había gustado nada porque cuando se transformó era un crío. Me supo un poco mal habérselo preguntado. Dijo que le molaban muchas cosas y que le diera tiempo. Pero no iba del todo en serio. Añadió que le gustaba el queso. -Pues no me quedar más. Dyos llevarse bonitas provisiones y queso. ¡Tu te crees! Pero… ¡Eh! Si, tiempo. Entender qué te gusta es difícil. Te pasar toda tu vida diciendote, “oh si, me encantar la pizza, a todo el mundo encantar pizza”, y luego te dar cuenta que a ti no te van pizzas. Te gustar más macarrones con carne. ¡Y eso cuesta mucho!- Acababa de explicar un poco mi vida. Savant insistía que un par de tetas tiran más que dos carretas. Y yo pensaba lo mismo hasta que empecé a ver más gente y dije, “pues las tías más que amor me inspiran miedo”.

Aunque era un ejemplo horrible, aquel. -¡Oye, oye! Que ejemplo ser malo, ¡Nadie preferir pizza a nada! ¿Sí? ¡Pero tu entiendes!- Cuando le pedí que me presentara a alguien negó. -¡Bah! Así uno no poder atraer mozos. ¡Me lo pones difícil!- Le gruñí medio sonriente. Me explicaría luego en cuanto me enrollé con colores que todo le parecía menos brillante. Lo miré extrañado. -¿Son pájaros más susceptibles a brillantes? Como drows, ¿No? ¿Ver en oscuridad?- Le pregunté con muy viva curiosidad, extrañado pero a la vez mu interesao.

Parecía interesado en mi gran obra de arte y yo trataba de mantener el nivel de las dos primeras líneas, que me habían salido impecables. Creo que no debí haber sacado el tema de su nombre. Se lo estuvo pensando y finalmente me dijo que el nombre se lo había dado el drow. Y afirmó que se llamaba así. Al principio me pareció algo extraño que renunciara al suyo, hasta que pensé… -Entonces, como yo. Tu tener algún nombre pero o pasar o olvidar. Yo me llamaba Vest. Pero ya no Vest, me quedo con Vor’Kalth. Esa vida ya pasó.- Le vi remover una rama y soltar un comentario un poco ausente.

-Venga, no dar más vueltas. ¡Mal movimiento de mi parte!- Le puse una mano en la espalda y le di un par de palmadicas. Muy suaves. Me lo habían hecho aquello y me parecía un gesto muy curioso. Luego regresé a mi trozo de lana. -Hablemos de otras cosas…- Quería evitar preguntarle por su pasado. No me gustaba escarbar en aquello, más sabiendo que parecía incomodarle. Me tentaba mucho preguntar qué había pasado en su infancia, porqué había permanecido transformado tanto tiempo… Pero no creí nada de ello conveniente. Pensé también en el futuro. ¿Seguiría con nosotros en esa forma? ¿Se refugiaría en cuanto pudiera en su forma de ave? No. Tampoco debía preguntar aquello. No quería pensar demasiado, creí que sería mejor preguntar esas cosas en momentos de mejor salud.

-Oye, Roäc… ¿Qué creer tu de eso de tener una base? Yo quiero que sea en cueva. Pero igual es oscuro. Igual poder poner setas luminosas dentro, así no drows poder ver. ¡Quiero que esté en un lugar alto! Y refugiarla, esconderla. Un nido, ¡Si, un nido! ¿Tu sabes de nidos, no? ¡Pues un nido en cueva! ¡Lo llamaremos “The Aerie!”- Le grité porque lo creía buen nombre. -Lo llenar de cosas. Imaginalo. Una caverna entera, SEGURA, donde poner todo lo brillante que encontrar. Nada de propiedad privada. Nada de drow gruñón gruñendo porque el abrigo es “SUYO”. No. Muchas cosas, de “NOSOTROS”. Una sala para dormir, ¿Sabes renegados, la base? ¡Lo mismo! Pero no literas. TODO lleno de colchones, nada de suelo duro. Y muchas mantas. Y dormir en cama gigante, ¿Sí? Porque todos colchones juntos.- Estaba fantasioso. Los ojos me brillaban mucho por esa ilusión, se teñían de naranja por el fuego. Los dientes relucían por aquella sonrisa psicópata. -¿No mal plan, no? ¡Tu seguro que saber más de estética que el otro! Ya está, eres diseñador primero del futuro clan.

“¿Pero y se va a unir él al clan?” -... Aunque creo que antes de eso es mejor volver a aburrida renegada base. Debo descansaaaaaaaaaarrrr- Gruñí. Llevaba media bufanda y me dolían algo los dedos de pincharme con la ramita, pero pronto lo acabaría.

-Que no falla, que te calles. Hazme caso a mi, tengo un sentido de la estetica mil veces superior al tuyo.

Hago un gesto con mi mano de arriba abajo como indicandole que no me lleve la contraria en eso, estaria bueno! Tengo la parte de delante del cuerpo bien calentita, pero el culo se me esta quedando helado. La espalda al menos la protege el pelo, que tiene una longitud mas que aceptable llegando hasta la cadera. Pero a parte de eso y los pocos trapos poca ropa mas hay. Lo escucho y entorno los ojos mientras miro al maravilloso fuego.

-Pizzas y macarrones con carne. ¿Y no te pueden gustar las dos? Porque ambas están muy ricas.....

"es una pena dejar alguno de lado"

Y si estamos hablando con un doble sentido, lo comprendo perfectamente y lo uso a mi manera. Supongo que él quiza se de cuenta, eso ahora mismo no me importa, yo simplemente hablo con naturalidad. Me rio un poco tirando el palo medio consumido a las llamas.

-Bueno, yo veia bastante mejor siendo una urraca. Todo se ve mas definido y...brilla mas! Si, sin duda. Aunque la vision de un semielfo tambien es a tener en cuenta....

Escudriño en la oscuridad, a la lejania. Si hubiese habido algo mas de luz habria podido ver los conejos que escarbaban en las bocas de su madriguera a bastantes metros de distancia....a los que sin embargo si me concentraba mucho si podia oir. Me encantan los sonidos del bosque. Mucho mas que los de las cuevas, que hacen eco por todas partes y me confunden. Luego poso mis ojos en el cuando dice que su vida como Vest pasó, y no puedo evitar pensar en Osten, y en que quizá aquella vida suya no esté tan pasada como quiere creer. O como quiere hacernos creer...

"Ayudarlo a hacer grullas. Destruirle las peor hechas cuando no me vea. Retrasarlo. Eso puedo hacerlo"

Cuando me da las palmadicas en la espalda yo sonrio, muy contento de poder cambiar de tema. Ya habia empezado a formarme mentiras en mi cabeza, muy creibles todas ellas, tanto que hasta yo mismo me las creia, para responderle en caso de que siguiera preguntando algo. Pero fue prudente y no lo hizo. Luego escucho su idea del refugio, ya sabia yo que planeaban algo cuevoso, pero a mi sinceramente pasar mas de un dia seguido en un sitio asi me sentaba fatal.

-A ver, que yo entiendo que sois drows, medio drow tu, pero yo soy medio elfo y medio humano....a mi me metes en un covacho y por mu lindo que lo dejes a mi me da un patatus ahi adentro chiquillo, que hay muchisma piedra y eso hace ecos por tos laos.....a mi me buscas un atico que salga por una gruta parriba, eh? que vea el aire, el cielo. Me gusta el nombre, que significa?

"propiedad privada? Que es eso?"

Aquello lo pienso mientras echo un vistazo de reojo al estoque de Vor que aun tengo en mi poder, tamborileando con mis dedos ligeramente sobre la bonita empuñadura, de modo armonioso y hasta ritmico. Me quedo brevemente empanado porque los ojos le brillan mucho y me pregunto si es bueno que lo hagan tanto. Sacudo la cabeza para desempanarme y vuelvo a mirar el anillo.

-Ya tedicho, mi sentido de la estetica es mil veces mejor quel vuestro. Me encargaré deso.

Asiento, estoy de acuerdo con el en descansar y tengo mi maldito culo de humano helado. Me pongo en pie, estirando la columna y luego los brazos, desperezandome incluso.

-Dyospiros está tardando. Deberiamos marchar. Ir a buscarlo. Si.

-¿¡Cómo que calla!? ¿Tu, sentido de la estética? Me cagar en todo, Roäc. ¡Muy equivocado! ¿Como alguien con pintas así tener sentido de la estética! ¡Tu estar tonto!- Le cogí un buen mechonzaco de pelo y se lo alcé a la altura de los ojos, mientras con la otra mano procuraba alisarselo con los dedos, quitándole nudos. Era una reacción instintiva y no me la cuestioné. -¡Mira esto! ¡Esto no poder ser de alguien estético! ¡Es todo lo raro!- Pero brillaba raro y tenía muchos colores. Seguía evaluandolo. Separé lo negro de lo blanco, con mucho cuidado de no tirarle. -Oye, que a mi me gustar. Es muy raro. ¡PERO LLEVO LA RAZÓN! ¿Sí?

Yo era rematadamente imbécil. Me dijo que ambos le gustaban. ¿Eso quería decir que…? ¡Qué iba a pillar mi doble sentido! Negué con la cabeza y le sonreí yo muy afable, casi tierno, como si me hiciera gracia su inocencia. -Si, ambos muy buenos. Sinceramente sí. Me gustan.- Se reía diciendo que veía mejor como urraca y que todo brillaba mucho. Pero no despreció la parte de semielfo. Escuchó y miró por los alrededores, y yo hice lo propio. No me gustaba a mi concentrarme demasiado en el entorno. En las cuevas todo era mucho más silencioso. El constante ruido del viento fregandolo todo, de animalillos persiguiéndose, de conejos haciendo conejitos… Me molestaba un poco en general. En las cuevas había calma. Mucha, mucha calma.

Me miró como demasiado atento en cuanto mencioné mi antiguo nombre, Osten. Pero creo que en el fondo ambos quedamos muy en paz con eso de no seguir hablando de pasados, porque de buen grado aceptó el siguiente tema a hablar. Me dijo que él no quería covachos. Se gastaba un acento muy raro y yo apenas podía aguantarme la risa, porque tenía una musicalidad rara y un encanto mu serrano. Casi me olvidé de que se estaba quejando. Me preguntó el nombre. -¡”EL NIDO”, por supuesto! Porque será un nido raro, ¿Sí? ¿Sí?- Le pregunté de brazos cruzados. -Esclavizar nosotros a Szyraenk con alcohol. Te haremos cueva medio descubierta. Yo ir a dejarte cosas allí, ya verás. O te hacer un balcón guay.- Le dije mientras pensaba mucho, siguiendo con mi tejido pero sin dejar de mirarle el pelo. Yo intentaba descubrir la razón de sus brillos.

-Pero ya verás, ¡Hacer buen sitio! Yo deber acostumbrarme a luz.- Le dije mientras lo observaba toquetear mi estoque. A mi no me daba ansiedad no tenerlo a mano, no estaba acostumbrado a su peso. Empecé a zapatear un poco el suelo conforme su ritmo, porque yo era muy musical como para estarme quieto. ¡Me estaba provocando! Creo que yo hacía lo propio con mis ojos. Pero es que brillaban así, de natural. No es que brillaran, es que eran muy claro y eran muy putillos, ellos. Toda luz que veían, se la comían y la disfrutaban. Aunque había ocasiones en las que HABÍAN llegado a brillar de verdad. Todas ligadas a… -AH NO NO NO, tu estética solo no. A mi dejar. Ya verás, no tener malos gustos o gustos diferentes. Querer llenar todo ello de trapos, telas, cadenitas, las paredes que sean poco sosas, ¡Muy monas ellas! Y dibujar en ellas, con lo que sea. Con el bastón. A bastón gustar cuando lo uso para dibujar, y el jodido sabe.- … Si, definitivamente era imbécil. ¿Que iba a saber dibujar un palo…?

De repente se levantó y se estiró, diciendo que debíamos marchar. Que Dyos estaba tardando. Yo hice mala cara y suspiré. Sí, me preocupaba, aunque estaba disfrutando el momento. Pero era consciente de que encontrar al drow era importante. De repente me quedé sin lana, justo antes de levantarme. Y así acabé la bufanda. Hice un nudo raro y antes de nada me incorporé, estirándome también un poco y guardándola como quien no ha acabado nada. Apagué la hoguera (no me acuerdo de como) no sin antes coger un leño a modo de antorcha para poder iluminar el camino… Al pajarraco, por supuesto. A mi me molestaba un poco. Yo me asomé hacia el exterior y tras comprobar que la nieve no me tragaba me lo miré con un brazo en jarra. -Deber ir donde estaba moto antes, si ir a buscar debe buscar en zona igual que nosotros, ¿No creer?- Le dije mientras me ponía en marcha, una mano metida en la bolsa. Dejé la antorcha en el suelo, clavando el palo en el suelo. Y me giré hacia él poniendole la bufanda muy rápido alrededor del cuello.

¡Le daba una vuelta entera! Y un poco más. A Dyos no le habría ido bien porque él, como era muy macho, tenía mucho cuello. Yo le sonreí con los colmillicos y otros dientes por fuera. -¡Et voilá! ¿Yo creo que abrigar, no? No es hermosa pero… ¡Pero es! Y eso importar.- Recuperé la antorcha mientras le iluminaba mi “””””obra de arte”””””” para que pudiera observarla. -Cuando encontrar Dyos verá y tendrá envidia. Ya verás. Se arrepentir de irse, ¡Que si!

-No! Yo me cagar en todo!

No se ni por que imito su modo de gramaticar las cosas extrañamente, se ve que me ha parecido muy sencillo como lo ha expresado asi....y bueno, mi frase va con un poco de mala idea, para que engañarnos. Me ofendo cuando me agarra un mechon de pelo para casi restregarmelo por los ojos e intentar desanudarlo, algo un tanto imposible por el momento

-Pijooooooooooohhh que me va a dejar sin pelo! -Intento recuperar mi pelo, como que no quiere la cosa. -Te lo he dicho, no? Yo antes era moreno, pelo negro del tó! La transformacion me ha afectado. Igual....por la virgen! Igual si hubiese seguio asi me iban a acabar saliendo garras y manos escamosas...!

Me llevo las manos a la cara, horrorizado, pero luego, poco a poco, de modo gradual, mi expresion de horror se convierte en una muy gamberra sonrisa de perversion mezclada con inocencia al pensar lo maravilloso que seria.
-Oh. Me molaría.

Dejo de fliparlo cuando menciona lo de las pizzas de macarrones, y me sonrie con ternura. Entonces me doy cuenta de que no se ha dado cuenta de que yo SI me he dado cuenta de su doble sentido. Y me hace mucha gracia y sonrío de oreja a oreja, provocando que se formen unos hoyuelos en mis mejillas. Lo dejaré en su desconocimiento un tiempo más. La idea de una cueva sin techo me agrada mas, pero entonces se la puede llamar cueva? Yo la llamaria cuevático nido. Si. Se llamaria asi para mi.

-Szyraenk....y ese bichuzo...apestoso.... -me da un escalofrio. Qué poco me habia gustado esa marmota. -Hablando de estética. Necesito ropa nueva. He dicho ya que se me ha helao el culo?

"Por supuesto que el baston sabe de dibujar, leches!"

El se levanta tambien, cogiendo una antorcha lo cual yo seguramente vaya a agradecer, pues ni de coña veo bien en la oscuridad como ellos. Lo sigo dando un par de ligeros pasos un tanto descompensados y entonces se gira y me ataca con una bufanda terminada. LA bufanda.

Agradezco tremendamente la calidez que aporta y levanto las manos hacia ella comprobando que esta mullida. De pronto estiro los brazos y le casco un rapido abrazo a Vor antes de soltarlo y echar a correr hacia delante, señalando al mundo y amenazandolo, pateando un monton de nieve.

-QUE TE ZURZAN, INVIERNO! TENGO UNA BUFANDA! -aunque quiza deberia ponermela en el culo. No, no, como mucho da para abrigar un gajo....luego de reirme freneticamente carraspeo y señalo el camino que debemos seguir. Porque yo me oriento muy bien.

-Poraí.

-¡QUE NO ME IMITES!- Le gruñí en voz alta. -TU HACER ESO LITERAL. Guarro, ¡Calla!- Añadi con mucho color en el pellejo y un cabreo un poco falso. ¡También se quejó de que le toqueteara el pelo! -Que yo te dejar pelo que ser más bonito que joder, sí. Suave. Todo el mundo querer tocar pelos lisos, ¿Entendiste?- Le gruñí mientras él me repetía las razones que provocaron esa curiosisima mutación. Pero me daba igual, yo estaba muy ocupado revisandole las melenillas. Pareció darle algo de miedo que hubiera podido ir a más

Bueno. Luego hizo una sonrisa de jodido psicópata mientras afirmaba que le molaría. Yo negué raudo con la cabeza. -No, así tu estar mejor. ¡Créeme! Quizás molar si tuvieras plumas en el pelo. Yo podría arrancar y coleccionar- Le sonreí muy loco yo también -Con garras costar mucho robar cosas, ¡No te resultar a ti, pequeño truhán!- Le regañé, como quien le echa la bronca a un criajo. No sé porqué cuando le sonreí tan monoso yo él me devolvió una sonrisa tan pero que tan exagerada que me sentí incluso un poco intimidado. ¿Tanto le gustaba la comida? -U-Ummm…- Le dije como si no supiera ni hablar.

No le había caído bien la marmota de Szyraenk. -Es como rata larga. Da igual, le obligar a que la lleve siempre bien duchá. Está gorda, esa cosa. Szyraenk también apestar un poco. Lo meteremos en agua y le obligar a que se bañe. Que apesta a viejo alcohólico, ¡No me gustar malas olores! Tienes que agradecer que hiciera bañar a Dyos. Que ya olía.- Le fui diciendo con mi tono de voz siempre algo rápido, como si tuviera prisas por acabar de hablar. Me mencionó que necesitaba ropa nueva.

-OOOOOOOOOH, ¿Ropa nueva?- Le hice cara de :vor: mientras evaluaba las posibilidades. -¡Tenemos que ir a comprar! Tenemos dinero para ello, ¿Sí? Y yo quiero un abrigo. Aunque yo robar a Dyos el suyo siempre que poder. Una gabardina, ¿No lo crees? ¿Y tu qué? Te haré una chaqueta de lana, si te portar bueno. ¿sí?- No tenía ni puta idea de como se lo iba a hacer, pero lo cierto es que tampoco se iba a portar bueno. Si me robaba algo me ahorraría el trabajo. O no. En parte tenía yo ganas de hacérselo…

Le gustó mucho la bufanda y se la toqueteó. Yo sufría porque me daba miedo que se fuera a desmontar en cualquier momento. Pero la lana era un hueso duro de roer y probablemente resistiera aún lo suficiente como para hacer algo más enorme. El problema es que NO tenía lana. Y eso era malo. Pensaba yo en mi futuro proyecto cuando me sorprendió un rápido y audaz abrazo por parte del pajarraco. Yo me puse tieso no porque me pareciera mal, si no porque me sorprendió. Antes de que pudiera decir nada se había separado y pateaba nieve, mientras se metía con el invierno. -E-eh… Roäc, uh… Uhhhh…- Yo aún no acababa de asumir la gran diferencia entre ambos orejas picudas.

Me abracé yo mismo un poco y traté de disimular una sonrisilla tonta mientras lo seguía. Haber comido algo decente y haber parado un rato a hablar me permitía ir algo más rápido, pero la falta del bastón se me hizo notoria. En muchas ocasiones incluso lo utilizaba sin estar herido. Él se reía de algo y yo siquiera se lo cuestioné porque me gustaba verle feliz, aunque a veces me perdía un poco. Se disponía a guiar el camino, y me soltó un “poraí” muy curioso. Yo apreté con fuerza mis costados, muerto de frío. La nieve suave que caía me empapaba la esencia. -M-Me tiene preocupado. No logro sentir bastón cerca. Igual lo está. Pero cuando dar la gana como que desconectar un poco. Ves tu a saber, tengo como… algo telepático con palo, ¿Si? Él poder saber qué necesito de él. Yo a veces decir órden en voz alta, pero es solo para añadir dramatismo. Lo puedo hacer todo sin mencionar palabra.- Meneé la cabeza de un lado a otro mientras pensaba en algo mejor. -Culo gélido, ¿Qué decir nosotros cuando encontrar? Dijo que esperar en el sitio. M-Me… me da algo de m-miedo, verle. Le dije algo muy feo. Vith’ir… ¡Maldito fuera yo!- Gruñía más que hablaba. -¿S-Se enfadará mucho? ¿Poder decirle perdón? No… ¿No? ¡No! No poder arreglar imbecilidades así. ¿¡Y S-SI LE HA PASAR ALGO MALO!?- ¿Yo, sobreprotector? Nah.

Me atuso un poco el pelaje como lo haria al reordenarme las plumas de las alas, una muy buena y pajaril costumbre, despues de que él lo haya mirado tanto. Y luego chasqueo los dedos bajo su nariz, recolocandome la bufanda al instante.

-Ohóoo, arrancar plumas? Ni lo sueñes. Solo las que se caen de modo natural.

"que dolor, joder"

Me replantee lo de querer garras por eso que me dijo que no serian comodas para robar. Pues tenia razon. Mis manos podian ser tan agiles como una garra pero no igual de sutiles...apreté las yemas de mis dedos, contento ante el tacto que ofrecen al espachurrarse pulgar contra indice, tan esponjoso. Perfecto, si. Hago un gesto mas que comprensivo cuando habla de las duchas. Yo me las daba cada dos por tres. Aunque aun me estoy arrepintiendo dela ultima que me he dado, porque la tela mojada ahora con el frio se estaba puto helando y a mi ya me asomaba el moquillo por la nariz. Que si, que mucho que los elfos son resistentes a las enfermedades y tal, pero aqui uno tiene sangre mortal en vena tambien. Y de un tipo de sangre ademas acostumbrada al calor.

-Algo comodo y calentito....pero NO un abrigo de plumas!

"pobres bichos desplumados"

Lo miro poniendo mi mejor cara de poker cuando me habla de que tiene telepatia o algo asi con Osten-baston. Debo disimular, y eso no se me da nada mal.
- Qué curioso no? Parece bastante util la cosa esa. A mi me gusta porque es como una buena tabla de surf

Ya está, con esa frase probablemente pareciera idiota, pero el me habia surfear en el palo a ratos cuando era urraca, y semejante simplismo le haria tenerme mas compasion que sospecha., que es la idea. Ya lo he visto lanzarme alguna que otra mirada rara antes.

-Le decimos que nos parecio oir ruido raro viniendo de la cueva y que nos tuvimos que poner en marcha

Ea, tan facil como respirar. No ibamos a hacerle daño con eso. Mis nalgas si que iban a sufrir de amputacion por helada si no haciamos algo.
-No se la verdá, llevaba tiempo sin verlo tan metio padentro. Y que le va haber pasao! Que le haya mejorao el humor? No seas dramas....

"no he oido ningun centinela ni nada aproximandose. Agh, echo de menos vision a vuelo de pajaro"

Pero nada, por mas que intentase transformarme ahora no me salia, tampoco. Me parece que voy a necesitar un tanto mas de practica si quiero cambiar con soltura entre las dos formas... Lo que si oigo, al rato, es el ruido como de nieve siendo escarbada, y coincide con el camino por el que vinimos. Le indico a Vor con un gesto de mi cabeza, pensando que quiza demos con el drow mas pronto que tarde.

Le miré muy feo cuando se puso a reordenarse él las melenas. ¿Qué, tanto asco le daba mi mano como para tener que limpiarse restos? Y luego tuvo el descaro de hacerme “click” ahí muy cerquita de mi cara. Yo fruncí el ceño y le miré el careto, alzando un poco la vista. ¿Como que no arrancar plumas? -¡Pues tu no obligar mí a cortar mechones! Seamos justos.- Le bufé falsamente ofendido, con los brazos cruzados y cara de mu mal humor plasmada ahí, con un retazo de sonrisa asomandose.

Se quedó un rato mirándose las manos y luego como que debió pensar en algo, pero yo estaba muy ocupado muerto de frío como para poder comprender a qué le daba vueltas.Me explicó que quería algo cómodo y caliente, sin plumas. -Un abrigo, de terciopelo por dentro. Es genial. Si lo tocas para arriba, es suave. Si lo tocar para abajo, no. Con una capucha muy, muy peluda. De color marrón. Lo veo, ¡Te quedar genial y calentar tu congélido pandero! ¿Qué mejor que eso, pajarraco?- Le sugerí de brazos cruzados y con sonrisa gloriosa.

Por supuesto flipó un poco con mis habilidades bastonciles y me comentó que era una buena tabla de surf. Aunque antes de responder se me cruzaron los cables y lo miré con cara rara. -¿Tu no le estuviste hablando a bastón cuando yo despertar?- Y duchándolo. Estaba duchándome a Zer’tath, me cago en todo. No le di más vueltas al tema y escuché su mentira para Dyos. Yo… Pensé un poco. -¡Mentir no estar bien, Roäc! Nosotros poder decir que teníamos miedo, pero… ¿Sabes actuar? ¡Pues tu actuar! ¿Sí?- Pero hacía segundos aseguraba que mentir no era correcto.

Me decía que llevaba tiempo sin verle así y yo me sentí aún más mal. Le había insultado, le había tratado mal, ¡No había sido comprensivo con él! Me sentía terriblemente mal por aquel despreciable hecho. Me dijo que como mucho podría haberle mejorado el humor, que no fuera dramas. -¡Tu no entender, Roäc! Todo es peligroso. Intento ser optimista cuando estar con él, porque él es pesimista, pero no lo ser yo. Es decir, ¡No puedo serlo! Todo puede ir mal. ¡Me preocupa!- Era solo un resfriado. Se iba a recuperar, me habían dicho. Me repetía aquellas palabras. Había empeorado, y decían que sería una fiebre, una pasa. Yo siempre insistía en que todo iría bien, que se curaría. Hasta que murió. Y con él, el intentar hacer un esfuerzo por ver bien las cosas.

Era solo un viaje. Una vuelta por ahí. Sí, en un lugar infestado de monstruos, con una Luna aún muy luminosa, con humanos y centinelas, siendo una minoría desventajada, él un drow débil… Hasta que sentimos un sonido y Roäc intentó confirmarme mis sospecha. Alcé cabeza y orejas, intentando rastrearlo. -¿Tu crees que ser él? ¿Sí? ¡Espero que ser él! Me tiene negro… ¡NO ME HACER CHISTE CON ELLO! Pero sí, debe ser él.- Cada vez sentía el ruido más cercano. Caminaba cada vez más deprisa y el esfuerzo hacía que empezara a marearme. Sentía el bastón ya cerca y quizás podría haberlo atraído hacia mí, pero no quería asustarlo.

-¿¡D-Dyos!?- Llamé ya empezando a tener algo de miedo. Estaba muy confuso aquella noche y no me relajaría hasta tener una buena siesta. Llevaba la antorcha para iluminarlo todo, al frente, cosa que hacía que yo viera peor y pudiera atraer posibles enemigos. Pero no iba a mantener al pajarraco a oscuras. -Ser… ¡Ser nosotros! No… No temer, ¿Dónde estás?- Pregunté con los ojos muy entrecerrados porque me escocían de las llamas. Me limpié alguna lagrimilla provocada por el exceso de iluminación con la muñeca de una de las manos.

Despues de largarme de la entrada de la cueva y dejar a aquellos dos a solas, me habia alejado con la unica compañia del baston flotante, a la que ya me iba acostumbrando...o eso queria creer.

"Por suerte no brilla raro ni me habla....no, creo que aquello debi imaginarmelo"

Habia tenido tiempo para relajarme y darle vueltas alas cosas. Aun me sentia muy culpable por lo que le habia hecho a Vor, pero eso era algo que no iba a conseguir borrar, me iba a seguir sintiendo culpable siempre. Asi que no habia nada que pudiese hacer salvo asumirlo....y dejarlo correr, y evitar que algo asi volviese a repetirse. Todas mis ganas de agenciarme un desollador para hacer sufrir a los muggles se han desvanecido. Voy silencioso, dialogando conmigo mismo en mi cabeza. Aun no me he olvidado del "que te jodan" del semidrow, pero tampoco es eso algo que me enfade. Aunque tampoco entiendo que se enfade conmigo por estar esquivo despues de lo que acabo de hacer.

"Y...Roäc...."

Pienso que no se si quiero hablar con ese ser o no, que no se si quiero escuchar lo que tiene que decirme. Y eso me preocupa. Fue entonces cuando llegué a la moto. Aparte los nevados matojos y ahi estaba aun medio oculta por la nieve. Asi que mire al baston....entorné los ojos, y pensé...

"seria conveniente que ahora fueses una pala...."

Pero me daba miedo hablarle y que me respondiese y me confirmase que lo de antes no habia sido un sueño, asi que me puse a escarvar con mis manos para retirar la nieve que tapaba el manillar, poco a poco. Fue entonces cuando oi una voz familiar...

"vaya...no me han hecho ni caso"

-Críos.

Me sorprendo a mi mismo con una sonrisa resignada en los labios y pego un silbido muy mio. Pero lo corto al darme cuenta que son aquellos con los que solia comunicarme con Roäc cuando bueno, cuando creia que era una puñetera urraca.

Me doy cuenta por su gesto que realmente se está haciendo el ofendido, y que seguramente en cierto modo, tanto como le pica mi actitud, le entretiene. Vuelvo a sorber por la nariz, de verdad que me estaba resfriando. Ademas tenia ese incomodo picorcillo de fosas nasales unido al grifo abierto y a molestia de garganta....vamos, que genial!

-Un abrigo peludo...suena mu bien

Me froto el culo porque efectivamente no lo siento, al igual que los pies, pero bueno, ya mejorará. Aun asi disfruto bastante de la nieve. -Ah, si, le hablaba a tu bastón. Le decia lo brillante que es. En verdad, estaba practicando -y me llevo una mano a la garganta. Años sin hablar, si, la verdad podria ser creible. Me rio suavemente cuando me pregunta si sé actuar, y hago un gesto con mis hombros, bastante dudoso. -Lo intentaré.

-Y pa qué finges, Vor'kalth! No necesitas ser su ying o su yang o lo que sea. Ni él el tuyo. Si estás triste o tienes miedo debes tener derecho a mostrarlo, y si estás feliz, tambien. Pero en estas cosas, en estas.... -y para indicarle a que tipo de cosas me refiero, le doy con mi indice en el lado izquierdo del pecho. -en estas cosas no podemos mentir.

Luego me rio por su chiste de negros. Si, sin duda habria dicho algo...pero escuché aquel silbido y me puse alerta. Sin duda se trataba de él. Avanzo junto con Vor, y al poco lo divisamos ahi agachado escarbando cual perro en la nieve para desenterrar la moto. Yo me acerco despacito, mirandolo.

-Te ayudo?

En realidad es un "te ayudo", porque le pego un pisoton al suelo provocando una pequeña corriente de aire que mueve una buena cantidad de nieve, incluida la que estaba encima de la moto, hasta hacer posible que se vea incluso el sillin de la bonita vespa.

Creo que se estaba resfriando. Y por creo digo, “está jodidmente resfriado”. Y me sabía mal. Pero estaba seguro de que no me aceptaría una capa él. Yo estaba también quedándome congelado, el frío me entraba en la nariz y me dejaba una incomodísima sensación en ella. El aire gélido al pasar por mi garganta provocaba mis continuas toses, que si ya eran un tanto persistentes, en aquella ocasión se volvían ataques enteros. -Un abrigo todo pelo. ¡Todo! Sí, son mejor. Pero no. Hay un abrigo mejor…- Mascullaba yo en voz baja. Me explicó qué le estaba diciendo al bastón cuando lo encontré.

-¡Brillante, brillante! Se pone a brillar para hacer interesante, no por otra cosa. ¡Y tu caer de lleno en su vil trampa! Mírate, si parecer que formar alianza con él.- Y luego al tema de actuar dijo que lo intentaría. -¿Como que intentar? ¡No intentar! ¡Hacer, hacer! No me decir que tu no mentir.- Era un saco mentiras, estaba seguro. Sospechaba de él muy mucho. Pero que mucho. Era o su forma de hablar, o su forma de ser, pero algo me decía que se estaba guardando alguna.

Luego me dijo que no debía fingir. Que no debía al menos en “aquellas” cosas. Que estuviera como estuviera, que lo dejara fluir. Y me vino a llevar el dedo al pecho, tocándome allí donde estaba el corazón. Le cogí la muñeca, parándome de lleno y realmente provocando que él también quedara donde estaba. Me lo miré unos segundos, le observé la mano, mi pecho. Luego alcé la mirada para buscarle los ojos. -... Roäc…- Le dejé la mano en paz, soltándosela mientras yo me llevaba las mías a la capa, sujetándomela y empezando a andar. -No, es… No lo entiendes, tu. No puedo ir y… Sencillamente soltarlo todo. No es tan fácil.- Negué con la cabeza porque tampoco era exactamente lo que iba a decir.

Miré hacia arriba. Las estrellas, la Luna, la inmensa oscuridad devorando por unas horas el firmamento. Todo me consumía. -Ya sabes… Yo… Yo declarar, por ejemplo, a Dyos que… qué sentía. No fue buena idea. Yo ya saber que no era buena idea. Poder haber callado, y... No puedo ir depresivo por mundo, ¿Sí? No con él. No querer preocuparle, necesita que alguien le… Le sea positivo.- No era exactamente aquello lo que estaba buscando decir. Me callaba muchas cosas, como siempre. Abrí la boca como si fuera finalmente a soltarlo, pero decidí que no era buena idea. -No entender exactamente lo de ying o el yang. Con Osten, así era. Yo nunca he sido optimista. No… ¡DEJAR ESTAR!- Me puse muy nervioso y no supe exactamente porqué.

Me abracé con fuerza a mi mismo mientras hacía mala cara. Me decía “Vor, eres imbécil”. Y vivía con esa realidad. Lo era. Lo era y lo sabía, lo era y lo jodidamente sabía, vaya que sí. Se rió del chiste y poco después encontramos a Dyos, quien había emitido un silbido que había sido como muy corto. Estaba allí tratando de desenterrar la moto. Yo antes de saludar o de ofrecer ayuda corrí muy torpemente hacia su posición, dándole un abrazo un tanto pomposo. Pero con algo de prudencia por la herida del pecho, que dolía aún más por el frío. Lo solté antes de que pudiera quejarse.

-¡Estaba preocupado, joder! Es oscuro, y podrían haber pasado cosas. Tu no estás muy fino, ¡No sabía si estarías bien! Yo… Yo… ¡No debí decirte aquello! Fue muy feo, ¡Muy feo! Y… D-Disculpa, yo… Estaba nervioso…- Moví el bastón y lo hice tomar forma de pala, para que ayudara a desenterrarlo. Yo me quedé ahí plantado, quieto y pensativo. -¿Vas mejor, Dyos?- Le pregunté mientras procuraba hacer todo lo que pudiera con Zer’tath, sin moverme un ápice del sitio. Volvía a buscar darme calor mediante un autoabrazo. Miré entonces a Roäc una vez más, como si pensara algo, como si se me estuviera cruzando alguna cosa por la cabeza. Dirigí la mirada al drow y negué mis pensamientos.

-¿Cómo… cómo vamos a viajar?- Pregunté repentinamente. -Deberíamos dar dos viajes, ¿No? La moto… ¿Es pequeña? No… No… No me gustar dar dos viajes, no… Pero hemos de salir de aquí. No me gustar este sitio. No me gusta, no. Lo odio.- Las sombras de los árboles me hacían sentir intimidado. Me sabía mal hasta la propia oscuridad. Me refugié un poco entre las capas que había robado a los ilícidos. Le había dejado mi bufanda a Dyos. La busqué con la mirada pero no dije nada, no la quería. -Vith.- Que eso no era “que te jodan”, si no “joder”. Estaba de mal humor y, lo peor de todo, es que sabía porqué. Pero no tenía las narices de reconocerlo.

Al poco los veo aparecer a los dos, enteros y con algo mas de color en la cara...sobre todo Vor, el otro tiene el mismo tono. Roäc se ofrece a ayudarme, pero antes de que le pueda decir que no viene el semidrow y se me echa encima para darme un abrazo. Yo me quedo un tanto parado al principio porque despues de mandarme a tomar por saco no me lo esperaba, pero supongo que como yo, ha tenido algo de tiempo para relajarse y pensarse mejor las cosas. Asi que en el ultimo momento se lo devuelvo en forma de un par de golpecitos en su espalda. Y cuando me quiero dar cuenta, el baston ha hecho lo que a mi me hubiera gustado pedirle, convertirse en pala, y me estan ayudando, asi como el pajarraco, que con esa mierda que parece saber hacer de controlar el viento aparta una buena cantidad.

Y yo casi que lo agradezco. Me soplo a los dedos que se me habian helado un tanto y luego los guardo bajo mis brazos para hacerlos entrar en calor.
-Yo tambien estaba nervioso. Es que me siento muy culpable por haberte dejado tan malherido, no podia hablar en condiciones.... pero el frio me ha despejado la cabeza.

"Ya no me duele en absoluto"

Miro a Roäc yo tambien cuando lo hace Vor, al que llevaba oyendo toser un rato antes de que llegaran a donde yo. Me desenredo la bufanda, colocandosela al enano sobre los hombros, y luego señalo a mi...no, o bueno, sí, a mi urraca no urraca.
-Tú....tú y yo tenemos que hablar. - y sí, es tan serio como suena.

Pateo la poca nieve que queda alrededor de las ruedas y me dispongo a encender el motor. -Haremos dos viajes. Será lo mejor, aqui no caben tres personas. Y.... -volvi a mirar mejor a Roäc. El muy cabron es definitivamente mas alto que yo. Si dos drows caben a medias un drow y un tipo normal caben peor aun. Giro la llave, pero no ocurre nada de nada. Mierda. Me pongo a revisar a ver que narices pasa, intuyendo entonces algo.
-Se ha congelado el motor.  

"era tanto pedirle a una moto vieja!"

"Siiiiiiiiii, en su trampa....siiiiiiiiii, aliaaaaaaaaaanza...."

Debo de estar poniendo la mejor de mis sonrisas de inocencia, eso seguro, salvo quiza por el rictus de la mejilla izquierda que indica que me lo estoy pasando demasiado bien.

Me paró la mano luego, agarrandola por la muñeca cuando le fui a apuntar al pecho. Como el se paró yo tambien tuve que hacerlo. Lo miro serio por unos instantes subiendo mis ojos a su cara. Tras soltarme, me dice otra vez que no lo entiendo, se arrepiente de nuevo de lo que va a decir y se calla lo que sea que tuviese pensado hablar. Vuelvo a colocar la sonrisa en mis labios.
-"Tú no lo entiendes" es tu frase favorita, te has dado cuenta? Un poco de fé, hombre.

Grita pero esta vez no me asusto, solo levanto un poco mis cejas y retrocedo un paso, incluso divertido por su enfado. -Si, soy un ser impertinente. Seguro que preferirias que no abriese el pico...

Y ahi me quede yo con mi chiste, mas ancho que alto. O es al reves? Me habeis entendido...aunque el seguia insistiendo. -Fingimos lo que somos, Vor'Kalth. Seamos lo que fingimos entonces. Si finges ser positivo sé positivo.

"si no ni lo intentes"

Me rasqué la nariz nuevamente, ahora si, tras nuestra conversacion que quedó concluida al encontrar a Dyos y su vespa. El abrazo que le pegó el otro a mi compañero me hizo sonreir poniendo mis brazos en jarras mientras los miro. Aunque luego la sonrisa se me congela porque el otro me gruñe que tenemos que hablar.

-OHSIMENCANTAHABLAR!

Ellos mas o menos hablan en condiciones y parece que ya no saltan chispas de tension pero yo me he vuelto a poner nervioso. Capturo justo el momento en el que Vor pasa su mirada del drow a mi, con cara de estar pensando algo. Y yo le miro entornando tan levemente mis ojos que no se daria ni cuenta.

"Que demonios estás pensando? Te necesita a ti, no a mi."

De pronto me entran ganas de destruir grullas pero mas ganas de estornudar, mientras Dyos intenta arrancar el motor diciendo que tendremos que hacer nos viajes, pero no lo logra. Se me cierran los ojos de este modo raro que se le cierran a la gente cuando vas a estornudar, y estornudo del modo mas ruidoso y poco elegante del mundo. Y de pronto ya no estoy sobre mis dos pies, la transformacion es inesperada y tan repentina como el estornudo y ahi estoy, en mi plumifera forma, un manchurron negro y confundido en la nieve. Para cerciorarme de lo que ha pasado, aleteo, sin alzar el vuelo. Bien. Perfecto.

Llegó a estar serio -después de pasárselo pipa- en cuando le pillé la mano. Le clavé mis ojos, fijos, como si interrogaran, como si buscaran algo dentro de su mente. Pero toda aquella concentración se desvaneció con su sonrisa, con aquella expresión de… Sencillamente, no querer pensar nada malo. Bajé la mirada, observando la nive, la volví a alzar. Me dijo que no lo entendía. Me puse un poco rojo. ROJO. Nada de morado vivo. -¡E-ESTOY SIENDO REALISTA, I-IDIOTA!- Idiota. Me hizo sentir mal decirle aquello. Pero que mucho. -¡No entender nada! ¡No tener ni menor idea, tú! ¡No sabes nada, Roäc Snow, que hay mucha!

Me crucé de brazos porque estaba muy molesto. Conmigo mismo. Se llamó impertinente y yo le asentí mientras bufaba, con los mofletes inflados. Me decía que éramos lo que fingíamos. Que fuera positivo. -No lo soy. No puedo serlo. Nunca he tener necesidad. Osten siempre ser positivo por mí, y yo ser su parte pesimista. No puedo cambiar eso, no… no es tan sencillo, no… ¡Maldita sea!- Tenía los ojos muy húmedos y un tanto aguados los párpados ya. Me pasé una mano para disimular mientras me abría paso entre las inclemencias del tiempo.

Entonces fue cuando lo vine a abrazar y este, tras sus típicos segundos de empanamiento completo y de :dyos: llevado al extremo, llegó a corresponder con un par de palmaditas. Se me escapó media sonrisa desesperada. Él tenía frío y lo pude notar. Yo había tenido cuidado con el abrazo por cosa de la antorcha, la cual procuraba no acercarle demasiado para no cegarlo. Me explicó que estaba nervioso y que no había hablado por lo que había hecho. Yo le negué con la cabeza, intentando sonreírle. -No le des más vueltas a ello, Dyos. No deberías. Es una herida… Y ya. No lo hiciste a propósito. Sé que no te convenceré porque eres demasiado gruñón como para aceptarlo, pero es la verdad. NO estoy fingiendo.- Y eso era completamente cierto. -Los ilícidos. Yo una vez herí a Osten por ello. Me… me sentí mal. Muy, muy mal. Pero luego aprendí que es sencillamente algo que se ha de dejar correr. Algunos enemigos te dan golpes a ti, otros hacen que otros te den los golpes. Es poco más que eso.

Y es que a mi me sabía fatal que se encontrara tan mal por ello. Porque no lo veía justo. Me había dejado aquella intranquilidad dentro, ese miedo. Busqué la espada con la mirada para ver si seguía manchada de sangre. Me puso la bufanda muy repentinamente y yo le enseñé los dientes, aunque aún tenía la capa y la tos me lo requería. Me la apreté muy mucho y me la acomodé con una sonrisa tímida. Le dijo al pajarraco de mala manera que tenían que hablar y el otro no pilló que eso era una advertencia. Dyos iba diciendo que no cabíamos tantos. Y que se había congelado el motor. Yo me agaché al lado de este con la antorcha en la mano, acercando un poco el fuego a la moto, sin saber exactamente donde estaba el motor de aquella máquina del demonio.

Y entonces escuché un estornudo de mil demonios. Fui a mirar a Roäc y quejarme pero ya no había Roäc, solo… Urraco. Urröac. Me lo quedé mirando con muy mala cara. Nos ahorraba un viaje, pero me jodía mucho. Mucho, mucho, mucho. -PAJARRACO DEL DEMONIO. ¿¡Y MI ESTOQUE!? ¿¡Y MI ANILLO!? ¿¡Y SU DAGA!? ¡QUE MORRO TENER, TÚ!- Cogí un cacho de nieve y se lo arrojé a mala ostia. Esta vez ya no iba en broma. Estaba cabreado. Los ojos desprendían toda la furia que no podía con mi torpísimo inglés.

Cerré mi puño mientras miraba al suelo buscando relax. El bastón se me había puesto al lado, como intentando sacarme de aquel repentino cabreo. Lo miré. Brilló de color rosado. Casi creí escucharlo, “Vest”. Mis cejas poco a poco se relajaron y yo me hundí todo lo que pude en mi bufanda, harto de callar cosas. Es lo que pasaba cuando uno no decía todo lo que debía. Era… Solo una transformación temporal, pero me hizo valorar un poco que, en ocasiones, era mejor hablar tan pronto como se pudiera. Nunca sabía uno cuando podía ser el último momento para decir lo que fuera. Preguntar alguna chorrada. Cuando Osten murió, recordé más de mil conversaciones que no pudimos jamás acabar, cosas que nunca pude saber de él. Me sentí muy ignorante.

Me froté más los ojos mientras alzaba un poco la mirada buscando la de Dyos. -Eso nos ahorra un viaje, al menos.- Le dije extrañamente sereno mientras me acomodaba en la parte trasera de la moto, cazibajo. -Deberíamos volver ya a la base. Y dormir. Dormir todo lo que sea posible. Si hay que decir algo, ya lo diremos mañana. Creo que tú estás de acuerdo con que ha sido un día terrible… Hay que esperar que mañana sea un poco mejor.- Y tal vez nunca me había equivocado tanto.

- Lo se, lo entiendo. Dejarlo correr. Tampoco hay mucho mas que podamos hacer

"bueno, la otra opcion es cabrearse eternamente, pero es una opcion estupida"

Veo que mira a la espada, que esta guardada en la vaina. Ya la habia limpiado. Con mi abrigo, eso si...que volvia a estar sucio y manchado de sangre. Pero en fin, eso dejaria de importar dentro de algunas horas, aunque yo no lo supiese aun. Vor acerca la antorcha a la moto, eso puede que funcione si la pone cerca del motor...cosa que afortunadamente hace. Tras lo que le he dicho a Roac, este estornuda fuertemente a los pocos segundos. Me giro hacia el pero solo veo un pajarraco de nuevo. No se si lo ha hecho a posta, o si ha sido sin querer por el estornudo, pero...

-....no pienses que vas a librarte.

Hay algo que me descoloca un poco, y es la excesiva reaccion de rabia de Vor, que le grita mucho a y mi parecer en serio, y ademas le arroja a mala leche una bola de nieve. El pajarraco está tan entretenido en agitar las alas que apenas la advierte y se la traga. Mi primera reaccion es de preocuparme y casi adelanto a Vor para ir hacia el pajaro, pero entonces recuerdo que no, que es un instinto y punto, y que no necesita mi ayuda. Y que quiza se haya ganado el bolazo. Solo quizas. Tras verla patosear un rato en la nieve para volver a ponerse en pie y sacudirse, alza el vuelo y se posa en un arbol, y me percato que pone la suficiente distancia y ramas entre nosotros como para evitar otro ataque.

"el muy capullo...con razon a veces parecia demasiado listo"

-Mas te vale no fugarte, Roäc. Síguenos. -miro hacia el maldito baston un instante, cuando cambia de color, porque a mi tambien me ha parecido oir algo. Paranoia mia...porque Vor sigue como si nada.

-Estoy terriblemente de acuerdo contigo.

Tras volver a intentar encender el motor un par de veces, a la tercera este gruñe trabajosamente y por fin se pone en marcha. Subo y como Vor ya está acomodado, solo tengo que arrancar. Seguimos teniendo el puñetero problema de que hay muchisima nieve por el camino del bosque aun....hasta que un vendaval particularmente fuerte barre gran parte de la que tenemos delante despejando el camino. Alzo la mirada viendo a Roäc elevar el vuelo hasta que lo pierdo de vista.

-...eso no lo sabias hacer antes.

Suponiendo, o esperando, que nos seguiría a su propio ritmo, aprieto acelerador y salimos de alli, eso si, yendo bastante mas despacio, asi como cinco veces mas despacio que a la ida, por culpa de la nieve.

Débil. Muy débil. Esos son los pensamientos que florecían continuamente en la mente de Freiya. No eran solamente ecos del pasado al ser algo que le repetía continuamente su padre, si no que ella misma se había dado cuenta de ese hecho irrefutable. Lo único que ha conseguido salvarla de un peligro cada vez que aparecía era su hechizo de [Desaparecer], pero no podía depender de ello para siempre. La prueba está en la batalla que ha surgido en los barrios residenciales, que bloquearon totalmente cualquier uso de ese hechizo. Si ese fuera el caso y Freiya fuese a estar sola contra los soldados sin posibilidad de retirada, ciertamente las posibilidades de sobrevivir serían escasas. Mas bien, lo más inteligente sería rendirse sin oponer resistencia, al menos así conservaría la vida.
Pero eso no era una opción, Freiya no quería volver a estar esclavizada para que los demás hagan lo que quieran con ella. No quería volver a pasar por el infierno que había pasado con su padre. Pero entonces, ¿Cómo podía evitar morir o ser capturada? Si no hacía algo, eso iba a pasar tarde o temprano. Con el reciente florecimiento de armas militares peligrosas como los centinelas o el dispositivo de antidesaparición, cada vez era más difícil sobrevivir. Y seguramente no iban a parar ahí, harían cada vez más armas especializadas en la caza de seres mágicos hasta erradicar hasta el último de ellos. En ese sentido, los militares tienen la ventaja del progreso, podían acumular cada vez más y más armas especializadas. Pero los magos no, como unión no tienen ningún progreso, solamente pueden mejorar sus habilidades individuales. Solamente con este dato sería fácil adivinar qué bando se hará más poderoso con el tiempo. Por ello, Freiya estaba segura de que los militares acabarían por conseguir la victoria si la guerra se extendía demasiado.
Pero entonces, ¿Cómo podía ella prepararse a corto y largo plazo para sobrevivir? Sus habilidades son solamente una imitación barata de la tecnología humana, aplicar la magia para las armas de fuego. Ella no era mucho más que un simple humano con rifles y granadas. Además, sin la habilidad de [Desaparición], había pocas cosas que diferenciaran sus capacidades con las de un soldado raso. En ese sentido, las capacidades individuales de Freiya eran muy limitadas, más que las de un mago normal. Y aunque progresara, los humanos tenían tecnología más avanzada que algo tan simple como la pólvora, que era la habilidad especial de Freiya. Por culpa de todo esto, había un pensamiento que se pasaba periódicamente por Freiya.
"Soy débil".
Se repetía a sí misma mientras de adentraba cada vez más y más en la cueva.
El lugar era muy oscuro, pero la tiradora tenía varias formas de crear luz. Lo más básico sería coger un palo, atarle tela en un extremo, embadurnarlo de aceite y prenderlo. Sin embargo, no da demasiada luz, es intermitente y sería malo que se apagara justo en medio de la cueva. Por otra parte, escuchaba un río fluyendo, así que estaba la posibilidad de que accidentalmente se le mojara la antorcha.
Por otra parte, Freiya podía crear luz con pólvora, haciendo uso de pólvora de combustión lenta y que irradiara mucha luz al quemarse, podía hacer bengalas improvisadas. La ventaja de esto es que podía iluminar fácilmente zonas alejadas al lanzar envoltorios con esta pólvora. Sin embargo, esto le consumiría una gran cantidad de esfuerzo al tener que crear continuamente grandes cantidades de pólvora, por no mencionar de que había un río y el suelo estaba húmedo, cosa que no era nada bueno para la pólvora.
Así que al final, Freiya optó por una táctica más simple y accesible para cualquier mago: Crear una fuente de luz persistente. Era un hechizo bastante básico, una esfera de luz que tenía la característica de que seguía a la chica allá donde vaya. No le afectaba el agua, podía modificar la intensidad lumínica a placer y no le costaba tanto esfuerzo como materializar pólvora.
"Tampoco es la gran cosa. Los soldados usarían linternas o bengalas".
El ambiente de la cueva era muy malo para Freiya. El suelo era extremadamente resbaladizo a causa de la condensación del agua, así que debía de ir con mucho cuidado y siempre pegada a una pared. El terreno irregular de las rocas tampoco ayudaba, al menos era firme y no quebradizo. Además, tenía que tener mucho cuidado con no caer accidentalmente al río o algún pozo de agua, estaría bastante indefensa si se le llega a mojar las armas de fuego que llevaba consigo, requeriría de bastante tiempo el secarlos dado que su anillo de reparación no funcionaría en ese caso. Se mire por donde se mire, ese ambiente era muy malo para Freiya, no era más que obstáculo tras obstáculo. Pero era necesario adentrarse en esa cueva. Le servía como entrenamiento al tener todo en contra suya, y si surgía algún imprevisto tenía el seguro del hechizo de [Desaparición] para huir. Pero esa era una baza que no podía tener por siempre. Además, había otra razón para que ella se adentrara en esa cueva.
—Huesos... Así que no iba tan mal encaminada, hay alguna bestia carnívora aquí.—Murmuró la tiradora para sí misma en cuanto se encontró algunos despojos por el suelo.
"Bien, necesito preparar el terreno antes de que venga, si es que aún vive aquí".
Para empezar, inspeccionó el terreno. Era un pasillo bastante ancho sin ninguna bifurcación a la vista. Había un rio bastante profundo en el lado derecho mirando hacia la salida de la cueva. El suelo era irregular y húmedo, lo que impedía un movimiento libre. En el techo habían bastantes estalactitas con aspecto frágil, sería peligroso hacer explosiones ya que la onda de choque podría fracturarlas y que se cayeran.
"O a lo mejor puedo usarlo a mi favor, la onda de choque será mayor justamente encima de la explosión, así que hay más posibilidad de que caigan donde quiero para que hagan más daño. Pero también puede ser que se caigan las que tengo justo en mi cabeza..."
Para empezar, Freiya arrojó bombas en ambas direcciones del pasillo, de forma que podía detonarlas sin importar de qué lado viniera la bestia. Lo hizo de tal forma que la distancia entre ambos lados de bombas era de muchos metros, suficiente para moverse libremente. Además, puso una esfera de luz en cada extremo del pasillo, encima de las bombas, para que pudiera ver bien por dónde vendría la bestia. Por último, ella se posicionó arrodillada en el suelo a un lado de la cueva, en el lado opuesto en el que estaba el río. Freiya no podía saber si había algo peligroso que fuera a salir del agua, así que lo más inteligente era alejarse de él. A ella le habría gustado hacer algo con el suelo húmedo y resbaladizo, pero no poseía ninguna habilidad para crear fuego ni hacer que se evapore, solamente podía hacer uso de explosiones para secar las rocas pero era extremadamente costoso y peligroso detonar tantas bombas en un mismo sitio.
Una vez que tenía todo preparado, sacó su mosquete, cargó una bala y disparó hacia el agua. El ruido producido por el disparo ya era de por sí potente, pero a causa del eco de la cueva se extendió por una gran distancia y bifurcaciones. Una vez hecho todo esto, Freiya se limitó a esperar y permanecer vigía por si aparecía algo digno de mención.
"Me gustaría tener unos de esos táser del ejército. Seguro que con eso me sería más fácil capturar a una bestia, ¿Podré adiestrar algo para que siga mis ordenes como mi mascota? Tendría más posibilidades de supervivencia así. Bueno, de cualquier forma seguro que se vende bien. Y si no soy capaz de capturarlo, siempre puedo vender su piel o lo que sea que tenga".

Mientras Freiya se adentraba en la cueva, en las profundidades de las bifurcaciones descansaba un poderoso animal de tres cabezas. Estaba apoyado sobre varios huesos partidos y rotos, formando lo que parecía ser su lugar de reposo. No era demasiado grande para ser un cerbero gigante, solamente medía dos metros de alto estando erguido. A lo mejor esa era la razón por la que fue desechado por sus antiguos dueños, no alcanzaba las expectativas que tenían puestas en el.
Ese día fue muy triste para el, estuvo gimoteando durante un largo tiempo de pena mientras buscaba algún lugar donde sobrevivir. Había sido criado para ser un guardián, proteger un lugar designado por sus amos, pero ahora que había sido repudiado no tenía ninguna razón de ser ni de vivir.
Durante ese tiempo que estuvo deambulando, se encontró con una cueva bastante profunda que podía servirle de refugio del exterior. Era un lugar bastante cómodo en el que podía estar seguro de cualquier amenaza, así que pensó que era buena idea permanecer allí. Los días siguientes a ese fueron bastante calmados, tenía paz en la cueva y de vez en cuando salía para merendar a algún mago incauto. En cierto modo, había encontrado la forma de encontrarse bien consigo mismo custodiando ese lugar, siendo el guardián que le habían criado para ser.
A pesar de todo eso, el cerbero no pensó que alguien fuera a invadir su territorio, así que se encontró algo confundido en cuanto escuchó un estruendo resonar por todas las paredes de la cueva. Se levantó de su cama de huesos y se puso a explorar curioso por la cueva en busca del origen del sonido. Las ramificaciones de la gruta eran muy extensas, así que estuvo un par de horas deambulando hasta que encontró en un pasillo un foco de luz que originalmente no estaban. Forzando la vista desde la lejanía, vio que había una intrusa iluminada por las extrañas esferas luminosas. Inmediatamente, la bestia entendió que ese individuo había profanado su lugar de custodia e instintos de asesinato empezaron a circular por sus músculos, provocando que aumente cada vez más su velocidad de carrera. Ni siquiera se molestó en disminuir la velocidad ni perder el tiempo en rugir a la intrusa, una de sus cabezas de dirigió al cuello de la maga esperando saborear su sangre en grandes cantidades.