Torre de Alta Hechicería [cerca de Monte Aventino]

La respuesta de los Svensson había sido corta y concisa así que Catherine se llevó a Zephyr a Italia. Había pasado por la cabaña para coger algunas cosas de Zephyr y ponerlas en una mochila que se colgó en los hombros antes de abrir el portal hacia la torre Soul. La edificación siempre le había generado respeto, no temor como los castillos de piedra que tantos malos recuerdos tenían…Sólo…respeto.

Los había visto pelear y batallar, sabía bien lo fuertes que eran y si Matvey tenía buena relación…Las palabras de Lyosha volvieron a su cabeza, la única vez que había hablado con la peliblanca. O mejor dicho, escuchado. No hubo capacidad de respuesta, no la dejó.

Fue guiada a lo que parecía un salón con una mesa gigante, Lyosha estaba sentada en la cabecera de la mesa y Catherine miró alrededor buscando a Khaled. Siempre supuso que tenía que negociar con los dos pero… No.

Lo que sí la dejó sorprendida fue… -¿Ivanov?- El niño alzó la mano suavemente para saludarla y Catherine hizo lo propio, parpadeando con sorpresa para luego mirar a Lyosha -Hola… ¿Matvey sigue aquí?- Porque así podrían hablar directamente.

Como Catherine viniera a pedir mierdas de Ouroboros, Lyosha iba a cerrarle la puerta en las narices. La recibió exclusivamente por deferencia a Matvey y la relación que tenía con la muchacha, pero nada más. No sabía qué quería así que ahora la curiosa era ella. Al verla llegar con un niño en brazos se preguntó donde estaba el otro ¿No eran dos? ¿Tenía preferencias?

Su primera reacción fue a Ivanov que estaba jugando con unas cosas de madera que Lyosha le había comprado a su sobrina para el futuro, pero el chiquillo parecía entretenido apilando bloques y metiéndolos en su sitio así que lo dejó estar. ¿Para qué iba a meter las narices si no estaba llorando? El niño le saludó y siguió a lo suyo.

La mirada azul de Lyosha entonces se clavó en Le Fay antes de negar con la cabeza -No- Porque si estuviera, bueno, Lyosha no estaría allí en ese momento -¿Qué quieres, Catherine Le Fay...- Preguntó con rintintin, esperaba que no fuera como el estúpido de su padre -...Sin títulos- Se había fijado, sí.

No se podía decir que Lyosha fuera una persona cálida, pero en realidad Catherine tampoco lo era con gente que no conocía. Se dio cuenta de que no la invitó a sentarse y supuso que quería que aquello acabara rápido. En el fondo, ella también. Miró de nuevo a Ivanov cuando negó que Matvey estuviera allí y tensó un poco los labios.

El silencio que siguió no la incomodó porque estaba ocupada organizando sus pensamientos pero la pregunta… Alzó la mirada hacia la mujer, sintiendo que estaba ante una persona… anciana; y sin embargo, se veía joven. Madura, sí pero…con una belleza etérea. Le despertaba sentimientos encontrados -Sin títulos- Asintió un poco y tragó en seco.

-Necesito alejarme de Inglaterra, de Ouroboros y de Ávalon y considero que una buena opción es una de las islas de Italia. No sé cual es la situación política actual pero sí recuerdo que trabajamos juntos para destruir a ese papa- Trató de sacar una carta a su favor -Necesito un lugar donde quedarme con mis hijos... En una isla- Insistió mientras acomodaba a Zephyr -

Absoluto silencio. Lyosha se quedó mirando a Catherine preguntándose qué era lo que le unía a Matvey exactamente. El juego de Ivanov era lo que llenaba el silencio entre ambas hasta que empezó a explicar que era lo que quería.

-La Reina de Ávalon huye de su árbol- Lyosha extendió la mano, desde la que salían largas garras de metal y tamborileó los dedos sobre la mesa mientras analizaba su respuesta -Y busca asilo en terreno Soul- Expresó con neutralidad -La situación, Le Fay, es que los Souls han obtenido el gobierno de Italia para establecer una nueva era para mágicos y humanos. El poder no es solo de los magos- Sonrió de lado con soberbia, con el único objetivo de ponerla nerviosa. Porque… ¿Por qué no? La veía como una presa huidiza y aquello había despertado su instinto cazador.

-Tienes un título. Y estás ante otra gobernadora. Vamos a negociar- Le dijo viendo el otro lado de la moneda que le venía como anillo al dedo. Lyosha finalmente señaló el asiento a su derecha. Contaba con Ouroboros, de una forma abstracta pero lo hacía, con Matvey. Ahora la niñita con corona había caído a sus pies. Sonrió de lado y esperó a que se sentara -Quiero que los Pendragon mantengan sus garras fuera de mi territorio, Catherine. Soy consciente de sus ganas de expandirse ¿Tienes la potestad para asegurarme eso?-

Catherine no se tomaba personal los silencios, pero era diestra usándolos como arma así que no sintió la necesidad de llenarlo mientras Lyosha la evaluaba, simplemente aguantó estoica la forma en la que la evaluaba la soul. Sin embargo, sus primeras palabras hicieron que le recorriera un escalofrío que se mantuvo durante todo su discurso y la puso en alerta. A punto estuvo de llamar a su piel de ébano cuando la vio tamborilear los dedos.

¿Estaba siendo paranoica?
Seguro…
¿Verdad?

-Lo sé- Añadió -El poder debe compartirse…Lo que no tiene que ser es robado- Le soltó entrecerrando los ojos. Ella no tenía problema con los Souls pero sí con algunas de sus estrategias para conseguir sus objetivos…Como irrumpir bodas y adelantar partos. Se mordió la parte interna de la mejilla cuando dijo que era una gobernante y que debía negociar.

Estas eran las situaciones que la ponían histérica.
Y encima venía de una situación horrorosa.

Se sentó donde le indicó y escuchó lo que tenía para decir. ¿Que si tenía la potestad? No. ¿Sí? Joder… Tendría que haber venido con Wthyr. WWWD? Se humedeció los labios y miró con un gesto neutro a Lyosha -¿Cuál es tu territorio exactamente? ¿Planeas también expandirte?- Inquirió.

Se dio cuenta de que el silencio de Catherine no era exactamente miedo era… ¿Escucha? ¿Análisis? Qué interesante. Volvió el rostro hacia Ivanov cuando le tendió un bloque y Lyosha  se inclinó para colocarlo en la parte superior de la torre que estaba haciendo, tras eso le dio media sonrisa fugaz para luego centrarse en Catherine que ahora estaba sentada.

Notó, en seguida, que la situación la sacó de su zona de confort. ¿No le gustaba ser Reina? ¿Por qué elegía al Pendragon por encima de Ouroboros? -Robar es una forma de conseguir lo que quieres de magos soberbios que no saben compartir. Pero interesante punto de vista, Le Fay- Estuvo a punto de soltar algo sobre Stavron pero decidió no hacerlo, estaba ahora ante la Reina de Ávalon, no la hija de un estúpido.

La pregunta hizo que entrecerrara los ojos un poco irritada -Italia- Respondió directamente -Pero en efecto planeamos expandirnos. Nuestro gobierno tiene beneficios para todas las razas y es nuestro deber ofrecerlo a quien quiera saberlo- O eso es lo que quería hacer Lyosha, sabía que Khaled estaba “on board” pero ahora mismo estaba enfocado en su hijo, pero eso no le preocupaba, tenían el mismo objetivo y Lyosha era mucho más hermosa de vista al público así que… Estaban destinados al éxito.

No iba a ponerse a discutir más sobre qué hacían o dejaban de hacer los Souls porque estaba más preocupada por otras cosas. El pasado ya nada podía cambiarlo y gastar energía en ello no era una opción. Contuvo un suspiro exasperado cuando Lyosha le respondió aunque luego halagara su punto de vista. No respondió para no darle rienda suelta a la mujer.

Notó que la pregunta no le gustó pero no le importaba. No iba a negar que comprendía sus deseos de extenderse pero no por ello iba a comprometer el objetivo de su marido. ¿Qué tenían los Souls que no tuviera Ávalon? Bueno…La oportunidad de compartir el poder. Por mucho que Catherine y Wthyr quisieran no podían convertir a un humano en mago.

-De acuerdo. El Imperio Pendragon mantendrá a Italia fuera de sus objetivos- Expresó Catherine de forma neutral -Pero no se compromete a evitar objetivos porque planeáis conquistarlos. Sólo Italia, Svensson- No iba a dar su brazo a torcer, pero al mismo tiempo necesitaba aquel lugar. Esperaba que Wthyr lo comprendiera. Alzó levemente la barbilla esperando una respuesta positiva sintiendo que la cabeza se le partía en dos.

La respuesta de Catherine no tardó mucho en llegar pero no le agradó demasiado a Lyosha. Sin embargo, ante la idea de una lucha encarnizada por una nación…sonrió. Le gustaría, así como le gustaría torturar un poco a los Pendragon y encontrar finalmente esa excusa propia para desaparecer a Wthyr Pendragon de su camino.

Y del de Matvey.

-Muy bien. Italia entonces- De momento aún le quedaban muchas cosas que asegurar en su hogar, así que mientras no tuvieran la sombra de los Pendragon respirando en la nuca estaría bien. Una preocupación menos, lo que le permitía centrarse en lo importante.

Se incorporó y ni corta ni perezosa abrió la boca con su siguiente capricho -Tomaré un huevo de dragón como muestra de buena fe en nuestro tratado, Su Majestad- Inclinó muy brevemente la cabeza como concediendo aquella reverencia, aquel pequeño protocolo. Daba por sentado que se lo daría y que la conversación había terminado así que se dirigió hacia Ivanov -Puedes quedarte en la isla de Cerdeña- Expresó recordando su conversación con los mafiosos. Habían varias casas desocupadas, luego daría órdenes para que la escoltaran.

Le tendió la mano al niño mientras movía los juguetes a una bandeja de metal para transportarlos todos -Vamos arriba, aquí hemos terminado-

Lyosha accedió a sus palabras y Catherine contuvo el suspiro que iba a realizar, tras ello bajó la cabeza hacia Zephyr y le dejó un beso en la frente. Iban a estar bien. Poco a poco. Todos y cada uno de ellos iban a librarse del Sanguis Ligno, eso estaba seguro. La vio incorporarse e hizo lo mismo, asumiendo que iban a estrechar las manos aunque poca confianza le daban aquellas garras.

Pero su pregunta la congeló en su sitio.

-¿Qué?- ¿Cómo que un huevo de dragón? ¿Por qué quería un huevo de dragón? ¿Qué iba a hacer con él? -No- Dijo inmediatamente viéndole ir a por Ivanov como si aquella conversación hubiese terminado -No he aceptado- Le hizo énfasis a Lyosha porque parecía que no estaba escuchándola.

-¿Qué obtengo yo de buena fe?- Preguntó arqueando una ceja porque sentía que estaba perdiendo poder en aquella negociación. ¿Quién se creía que era esta mujer? -No tocamos Italia, puedo quedarme en Italia. Es suficiente- Resumió tratando de minimizar el impacto que su negociación pudiera tener en los planes de Wthyr -No voy a dar huevos de dragón a nadie porque, para empezar, ni siquiera son míos. Si quieres tu próxima negociación puedes hacerla con mi esposo, el Rey pero vas a tener que bajar tus expectativas, Svensson-

-¿No?- Preguntó Lyosha con una voz baja y seductora, como retándola a volver a decirle que no. Su mirada azul destelló un instante cuando le advirtió que no había accedido. La siguiente pregunta hizo que ladeara la cabeza y la viera de arriba a abajo con suspicacia. ¿Qué obtenía ella de buena fe? ¿No era suficiente que le permitiera estar en sus territorios? -Un techo en tu cabeza... ¿O pretendías vivir bajo una palmera, muchacha?- Le recordó porque parecía no haber caído en eso.

-Nunca es suficiente, Catherine. La ambición no parece uno de los rasgos que abunde en el Consejo de los 20. Siempre pensáis en pequeño- Mencionó al recordar la conversación que había tenido con Matvey. Aún así dirigió sus pasos hacia la salida como ignorandola deliberadamente.

-No voy a bajar mis expectativas, Le Fay. No por ti, ni por un Pendragon- Dijo riéndose brevemente -Quiero un dragón y voy a obtenerlo. - Y luego iba a dominarlo y juntos conquistarían los cielos de nuevo y asegurarían su imperio. El pensamiento hizo que le recorriera de nuevo un escalofrío de excitación -Ya que no tienes el poder de darme lo que quiero, habla con tu esposo. Te escoltarán a tu nueva casa, seré la primera en ser cordial  y en tener buena fe al cumplir nuestro tratado- Dijo mirándola por encima del hombro -Pero espero algo a cambio y sabes lo que es, Le Fay- Sentenció su apellido antes de salir de allí con soltura, dejándola sola.

La negativa en pregunta de Lyosha hizo que se pusiera en alerta, algo de repelús le dio su voz…Pero la siguiente respuesta hizo que parpadeara con sorpresa. Bueno… No, no pensaba vivir bajo una palmera pero… Frunció el ceño contrariada. ¿Y si pisaba esa casa es porque accedía a darle un dragón?

-No se trata de eso, se trata de que no voy a darte algo que no es mío- Le espetó a Lyosha con el ceño fruncido. ¿Cómo hacía Matvey para soportarla? Era demasiado soberbia…Aunque no le causaba rechazo como lo hacía Elise. Era…distinto. Quizás porque no tenía mucha cortesía a la hora de hablar.

Le irritó la forma tan convencida de que iba a obtener un dragón y ante su siguiente frase, Catherine pensó que bien podría hacerle una ilusión y que creyera que estaba en un dragón…

Y se lanzara de la torre más alta de Roma para caerse directo al piso.

El oscuro pensamiento duró poco en su mente porque inmediatamente después se quedó sola y agitó la cabeza. Le estallaba la cabeza y sentía que no podía más con su alma. Necesitaba hablar con Wthyr, con la niñera, con Eretria… Intentó organizar su cabeza pero entonces llegó uno de los Souls para llevarla hacia la isla. Suspiró quedamente y dejó que los desapareciera hacia su “nuevo hogar”.

-Pues…- Lyosha se quedó  mirando a Ivanov un momento, con un gesto totalmente en blanco porque estaba intentando con todas sus fuerzas no reírse y ser un ejemplo de determinación, eficiencia y profesionalismo en ser una tutora legal pertinente.  Pero el crío estaba hasta las cejas de su maquillaje negro y se había hecho un montón de rayajos con delineador en los brazos y en las piernas expuestas por el crudo calor. Lyosha miró a Amren buscando algún tipo de apoyo pero la androide, evidentemente, no entendía porqué todo aquello era brutalmente gracioso.

La maravillosa emperatriz de Roma miró hacia el techo de su habitación preguntándose si Rasputín estaba divirtiéndose allá donde estuviera. Una lástima. Le gustaría ver a Matvey lidiando con algo como eso. Bajó la vista de nuevo al niño y fue entonces que vió más allá de su cara, de los manchones…Vio realmente los rayajos y se dio cuenta que a su torpe manera parecían runas. Aquello le despertó curiosidad y cogió al niño en brazos, no es que se fuera a ensuciar de “negro” su ropa negra.

-No sé ni qué decirte, Ivanov- Se mordió el labio inferior mientras examinaba sus piernitas rechonchas conteniendo un rarísimo impulso de morderlas y hacerle cosquillas. ¡Qué reto constante era tener a ese crío allí! -¿Qué querías hacer? ¿Hay…hay algo que te está molestando?- Preguntó con el ceño fruncido pero Ivanov negó con la cabeza y luego soltó algo que le pareció que era “papá”. La mirada fría de Lyosha se ablandó un poco y le recorrió la cara con curiosidad -¿Querías hablar con tu padre?¿Sabes dónde está?-

“¿Puedes hacerlo? ¿Puedes verlo?”

Le apartó un poco el pelo de la cara y decidió ir al aseo para limpiarlo, lo sentó en el lavamanos y buscó sus desmaquillantes para empezar a hacerlo mientras rumiaba mentalmente todas sus dudas -Yo puedo dibujarte runas si quieres…¿O quieres pintar en un lienzo? ¿Quieres mostrarme qué estás buscando?- Preguntó con aquellas “grandes” palabras, no muy consciente de que el niño no le entendía del todo.

-Lo hemos dejado abajo, así que lo iremos a buscar juntos y me mostrarás qué es lo que pretendías- Le habló en tono suave porque tenía la sensación de que el niño estaba extrañando a su padre y…vaya si ella podía identificarse. No como Lyosha Svensson en ese momento, no como la emperatriz ni como revenant, ni como la “amiga” de Matvey (Que también) sino como la niña a la que le fueron arrebatados sus padres.

Acabó de limpiarlo y lo cogió de nuevo en brazos, le hizo un cambio de ropa y salió de su habitación para ir a la zona común con la esperanza de encontrarse con Khaled o Astaroth para… debatir algo pero lo hizo con Adramelech. Miró al muchacho sintiendose rara al tener un crío en brazos. Aún así, aparentó demencia, como si aquello  fuera absolutamente normal -Sabes…- Murmuró -Una de las Descendientes pidió asilo. Es posible que el Rey Pendragon también venga. Me gustaría tener vigilada la isla de Cerdeña. ¿Crees que podrías encargarte? Ni siquiera es necesario que seas sutil. Ella sabe que tiene una cuenta pendiente

Desde su victoria contra el Papa habían tomado el control de Roma y buena parte del país, aumentando considerablemente el número de adeptos a sus hermandades. La Brigada había colaborado a su manera con eso de ayudar a la gente que lo necesitase, pacificando las calles cuando se requería. Se habían quedado algún tiempo antes de marcharse, por lo que los Soul Reapers fueron los que quedaron al mando.

Tenían una cierta tranquilidad que no habían conocido desde hacía mucho tiempo, y podía decirse que habían logrado muchos de los objetivos que se habían propuesto. A Lyosha se le había subido un poco en la cabeza, y Khaled estaba en sus asuntos de nigromante, con criatura nueva incluida. Por lo demás todo estaba más o menos como siempre entre los Soul...o casi, porque su tía-abuela no había cogido un crío en su vida y ahora se paseaba con uno por la torre. El crío de Rasputín, que al parecer ahora estaba al cuidado de Lyosha.

- ¿Todavía no ha vuelto Matvey? al final te vas a hacer una experta cuidando niños. - quería ser discreto y a la vez enterarse de lo que se traían entre manos, pero la petición rara que le hizo lo descolocó un poco. No entendía qué hacía una Descendiente viviendo en Cerdeña pidiendo asilo. Lo del rey Pendragon le hizo suponer que era Catherine, así que era de las que más conocía. - ¿Por qué está aquí pidiendo asilo? no sabía que la hubiesen echado de su isla. ¿Y por qué quieres que la vigile? ¿qué cuenta tiene pendiente contigo? estás más maquiavélica que de costumbre.

Lyosha se quedó mirando a Adramelech cuando preguntó por Matvey, su gesto mutó lentamente a un “¿Ves a Rasputin por algún lado?”, tras ello miró a Ivanov al oír lo que acompañaba aquella pregunta. Volvió la vista al frente y arqueó las cejas -¿Hay algún problema con eso?- Preguntó como si el hecho de tener a un niño entre brazos no fuera la cosa más irreal del mundo, como si aquellas manos no hubiesen disfrutado cortando cabezas o destruyendo demonios…Como si no fuese tan difícil. Porque en el fondo, no quería que lo fuera.

¿Y qué pasaba si los demás opinaban que no le quedaba?
Pues que no le importaba, como nunca le había importado la opinión de nadie que no fuera Khaled.
Si Adramelech creía que iba a amedrentarla estaba muy equivocado.

-Problemas de jardinería y espíritus- Resumió mientras se adentraba a uno de los salones que habían destinado a “área infantil” aunque su sobrina aún era muy pequeña para jugar con algunos de los juguetes que allí había -¿Por qué no?- Inquirió -Es una bruja- Expresó como toda respuesta. A fin de cuentas, aunque ahora fueran aliados no dejaba de haber grandes heridas y Lyosha era un poquitín de nada de rencorosa.

Soltó una risita cuando mencionó que estaba más maquiavélica que de costumbre y le miró por encima del hombro -Eso es porque no me conociste en mis buenos tiempos- Le expresó antes de dirigir la atención a Ivanov y bajarlo al piso -Ella es libre de quedarse en Italia siempre que su marido mantenga sus garras fuera de nuestro territorio. Bien sabes que están con todo aquello del Imperio Pendragon e nuestro gobierno en Italia aún es…joven- Por decirlo de alguna manera -Así que debemos cuidar nuestras espaldas. Y, además, me debe un huevo de dragón-

Negó rápidamente con la cabeza en cuanto Lyosha le alzó la ceja por el comentario de cuidar niños, pues no era su intención molestarla. - Por supuesto que no. Es sólo que...estoy más acostumbrado a verte pegarle a la gente que a esto. Y que pensé que no te gustaban los niños.- al menos el crío del nigromante no parecía muy problemático. Siguió a Lyosha mientras se dirigían a otro de los salones, sin entender mucho eso de la jardinería y los espíritus. Tampoco es que le importase mucho, ahora los asuntos de los Descendientes les pillaban lejos.

- Creí que ya habíamos dejado de lado eso de vigilarlos por ser lo que son. Además, no creo que sea problemática.
A mí me odió por lo que hice en su boda, pero ya me lo perdonó. - sonrió un poco por lo de conocerla en sus buenos tiempos, porque sabía cosas aunque no las hubiese visto. - Ya, me hablaron bastante de ti. Tenías tu fama. - lo que dijo del Pendragon ya le gustó menos, porque era cierto que tenían unas ambiciones malsanas de conquista. - En ese caso...podemos espiar cuando se reúnan. O poner sistemas de escuchas, por si planean algo. Lo que sigo sin entender es para qué viene aquí. ¿Y qué es eso de que te debe un huevo de dragón? ¿Por darle asilo? - la conversación se volvía más rara por momentos, pero intuyó que iba por lo de aquel dragón muerto que le dejó Matvey.

- No te hace falta uno. Además, ser jinetes de dragón no forma parte de nuestra identidad como Soul Reapers. Eso es como querer ser como ellos.

Una mirada silenciosa fue la única respuesta que le dio a Adramelech. Comprendía perfectamente su confusión, a fin de cuentas, Lyosha se había labrado una imagen de guerrera desde que había puesto un pie en el reino de los vivos. Espada en  mano, poderes activos  y actitud combativa e inflexible había sido su faceta  a mostrar a todo el mundo. El único que sabía su duelo por aquello perdido en su vida pasada era Matvey…

“Puto Rasputín”

Y le había dado algo, sí. Algo que le generaba sentimientos encontrados porque por un lado finalmente había puesto en uso toda esa información que tenía en la cabeza e Ivanov era un niño silencioso, adorable y obediente la mayor parte del tiempo. Por el otro, en cuanto volviera el nigromante iba a llevárselo así que la situación le dejaba un sentimiento agridulce.

-No sabía que Le Fay y tú teníais historia- Murmuró, pero la verdad es que no le interesaba en lo más mínimo. Le dio a Ivanov los colores y le señaló el pergamino mientras iba arrodillándose para tomar un color ella y mostrarle la runa que ella pensaba que se había hecho -Tengo- Le corrigió a su nieto/sobrino segundo.

-No pregunté sus razones específicas porque intuía por donde venía todo ya que estoy en contacto con Matvey. En Ouroboros ya no es posible residir y sospecho que la misma razón es lo que la echa de Ávalon. Haz lo que creas conveniente para evitar que esos dos vengan a joder nuestra estabilidad- Le dio rienda suelta a Adramelech, así evaluaría sus dotes de liderazgo y la toma de decisiones -Así es. Además de darme su palabra de que los Pendragon mantendrían su conquista lejos de aquí-

Ivanov negó con la cabeza y empezó a dibujar a su bola, Lyosha acomodó su posición para sentarse en forma de indio y miró al pelinegro cuando le soltó aquello de las identidades -Voy a pretender que no has dicho lo último. Voy a pretender que me conoces lo suficiente para saber que no va de eso- Frunció el ceño -Además, ahora tenemos algún tipo de derecho de autor sobre las calaveras? ¿Le digo a la Brigada que edite su bandera?- Chasqueó la lengua con un gesto irónico y puso los ojos en blanco…Tras un momento de silencio, cedió. Miró alrededor vigilando que no hubiese nadie más -Khaled y Astaroth tienen sus portales. El resto de los Souls y tú mismo pueden desaparecerse. Yo tengo que ir como una mundana esperando que pasen a por mí o con el grifo- Alzó la vista hacia él con gesto serio -Quiero más movilidad y un dragón es una bestia majestuosa que está a mi nivel- Agregó y finalmente añadió el colofón a aquella situación  pero lo hizo en voz baja -Tiene que ver con este cuerpo, Adramelech. No me hagas más preguntas-

No obtuvo respuesta alguna sobre lo del niño, pero decidió no preguntar más porque había ciertos límites de confianza que era mejor no cruzar. Siempre había respetado a sus mayores y la jerarquía en los Soul Reapers, por lo que no le parecía buena idea cuestionar algo de lo que Lyosha parecía no querer hablar. Lo dejó pasar, y simplemente alzó el hombro un momento cuando mencionó a Le Fay.

- Tampoco tanta. En realidad diría que tienes tú mucha más relación con otro Descendiente, Rasputín. Creo recordar que el día que nos capturó le dije algo así como que no llegaba a la suela de los zapatos a Khaled como nigromante. - esbozó una leve sonrisa al recordar aquello, aunque en el momento fue muy tenso todo, con el intento de huida de Ouroboros después de ir a robar poderes y joder una boda. Puso cara de "está bien" cuando le rectificó que seguía teniendo fama, como si a ella le molestase no tener tan mala fama como antes. Los asuntos de los Descendientes y el motivo por el que habían abandonado la isla no le importaban demasiado, ahora los veía como algo lejano y que no les afectaba, a no ser que viniesen a molestar.

- Así que ahora son exiliados y crees que pueden querer hacerse con esto. Qué fastidio. Tengo cosas más importantes que hacer que vigilar a esos. Sería más fácil impedirles la entrada, pero descuida, iré a vigilar. - el sigilo se le daba bien, así que no sería un gran reto lo de colarse donde fuese y espiar sus conversaciones. En última instancia siempre podía usar una buena descarga eléctrica para paralizar el corazón del fanático que iba de conquistador. Movió los dedos cerrando la mano y haciendo danzar algunos rayos en torno a su puño, dispuesto a marcharse porque pensaba que la conversación había terminado, al menos hasta que le dieron la réplica con lo del dragón. Su nueva obsesión, al parecer.

No entendía por qué Lyosha no podía aparecerse, por mucho que fuese una revenant también era Soul Reaper. Al reunir todas las calaveras habían aumentado suficiente su poder como para adquirir algunas nuevas habilidades. Se quedó intrigado con lo del cuerpo que le había dado Khaled, pero al parecer era tema prohibido. Sabía la procedencia del de Astaroth, pero no el de Lyosha. No claramente al menos. - ¿Y qué harás si no obtienes el dragón? ¿la echarás? -

No iba a confirmar ni a negar la historia que se había montado Adramelech porque ella empezaba a sospechar que, en efecto, era quien mejor y más relación tenía con los Descendientes. Soltó una risa cuando le mencionó lo que le dijo a Matvey -Y tienes razón- Le respondió mirándole divertida, con un brillo de curiosidad en los ojos y quiso adivinar algo pero…- ¿Qué te dijo? En respuesta…- Indicó para luego mirar a Ivanov que seguía enfrascado en lo suyo.

-Ha mejorado, bastante. Es lo que tiene codearse con los expertos- Murmuró sonriendo de lado pensando en los momentos en los que había tenido la humildad de aprender y pedir ayuda. Eso…No podía quitárselo, sabía reconocer cuándo lo necesitaba. A diferencia de ella. Miró a Ivanov de nuevo con curiosidad y un sentimiento que no lograba identificar muy bien. Tampoco sabía si era positivo o negativo.

Asintió ante la conclusión que daba Adramelech pero entonces negó con la cabeza -Sería echarnos un enemigo innecesario encima. Estoy siendo política- Enfatizó porque desde que había sido elegida como “cabeza de gobierno” estaba intentando ser más prágmatica y pensar mejor en las estrategias que consolidarían su trabajo como Emperatriz y no en lo que realmente quería hacer que era: Mandarlos a la mierda a todos.

-Por supuesto- Dijo tajante cuando preguntó si la echaría -Tiene dos meses para hacer entrega del dragón. Que disfrute un poco el verano italiano - Dijo con un tono de voz de simpatía fingida y luego miró a Adramelech para hacerle un gesto -¿Reconoces alguna de estas? Me suenan vagamente familiares… - Trazó con los dedos una de ellas -¿Sabes dónde está Khaled o Astaroth?-

Tras asegurarse de que Anna y Zephyr estuvieran bien en Cerdeña, Catherine sacó un par de conclusiones con el mensaje de Khan. Su conocimiento sobre las almas era… un poco básico pero estaba dispuesta a aprender, así que abrió un portal hacia el otro sitio donde sabía que podría tener información y esperaba que pudieran ayudarla sin pedir nada a cambio.

“Realmente necesito que vengas Wthyr”, pensó aquello con un gesto algo irritado pero lo dejó estar, tendría cosas importantes a las qué enfrentarse. Estaba exhausta pero no tenía tiempo y se estaba jugando la vida de Matvey contra aquel demonio que odiaba tanto. Vio la calavera que formaba la puerta de la torre Soul y soltó un suspiro cansado esperando que nadie la hubiese visto.

Se acercó con el báculo desplegado y como quien visita a un vecino, tocó tres veces la puerta.