Recuerdo del primer mensaje :
Lugar de reunión de los trabajadores del hospital
Lugar de reunión de los trabajadores del hospital
Había ocupado sus días desde cierto momento tenso y trágico en el invernadero, y también mucho tiempo en cama. Dudar cosas le cansaba de sobremanera. Ese día decidió que si iba a pasar tanto tiempo pensando, debía también trabajar. En la última semana habían brotado hierbas frescas, que no eran de temporada pero las mantenía creciendo porque eran necesarias y era hora de ir a abastecer al hospital, que los había dejado bastante relegaditos desde la boda de Arleen. Se tardó su tiempo cortándolas, pues habían crecido bastante después de la fuerte lluvia.
Al hospital llegó pronto. Llevaba consigo su usual cesta con frascos, además de algunos instrumentos. Entró hasta el fondo después de sonreírle a las recepcionistas de la entrada, llegando directo al área de pociones. Ahí dejó todo y salió. Tenía que esperar a que le devolvieran los frascos para poder llevárselos, que si no ella estaría sin lugar en qué traerles las hierbas y el hospital abastecido de frascos sin usar. Decidió entonces que tenía que descansar un poco. Había sido una mañana agitada.
Entró a la sala de personal del hospital, porque ya se sentía personal a pesar de ser más bien proveedora. Ahí vio a Lucio y Aldaron sentados y se acercó hasta ellos.- ¡Queridos! ¿Cómo están? Siento que no les he visto desde la boda.- Su corazón se llenaba de júbilo de verlos, sobre todo por lo que había hablado con Lucio y Sean sobre hacerles boda. Quien iba a decir que después del drama de días atrás, todavía le ilusionaba el amor. Tomó asiento en su mesa y vio la jarra de té al centro. Se sentía rara de no estar bebiendo nada, así que levitó una taza hacia ella y se sirvió.- ¿Qué cotilleos tienen para mi este día? - Preguntó, llevándose la taza a la nariz para olerla. Curiosamente, no encontró nada raro en eso, así que le dio un sorbo, y después otro, porque estaba bueno.
Al hospital llegó pronto. Llevaba consigo su usual cesta con frascos, además de algunos instrumentos. Entró hasta el fondo después de sonreírle a las recepcionistas de la entrada, llegando directo al área de pociones. Ahí dejó todo y salió. Tenía que esperar a que le devolvieran los frascos para poder llevárselos, que si no ella estaría sin lugar en qué traerles las hierbas y el hospital abastecido de frascos sin usar. Decidió entonces que tenía que descansar un poco. Había sido una mañana agitada.
Entró a la sala de personal del hospital, porque ya se sentía personal a pesar de ser más bien proveedora. Ahí vio a Lucio y Aldaron sentados y se acercó hasta ellos.- ¡Queridos! ¿Cómo están? Siento que no les he visto desde la boda.- Su corazón se llenaba de júbilo de verlos, sobre todo por lo que había hablado con Lucio y Sean sobre hacerles boda. Quien iba a decir que después del drama de días atrás, todavía le ilusionaba el amor. Tomó asiento en su mesa y vio la jarra de té al centro. Se sentía rara de no estar bebiendo nada, así que levitó una taza hacia ella y se sirvió.- ¿Qué cotilleos tienen para mi este día? - Preguntó, llevándose la taza a la nariz para olerla. Curiosamente, no encontró nada raro en eso, así que le dio un sorbo, y después otro, porque estaba bueno.
Aldaron Failon
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Sonreí y entorné los ojos cuando Lucio me dio la razón con eso del sexo, ya me lo contaría ya, y yo me encargaría de que así fuera porque tenía una nueva botellita de veritaserum y ya sabía que para el chismorreo iba fenomenal. Al decirme que bajaría le acompañé en el sentimiento, los sanadores no eramos bichos de exteriores, con una leve brisa seguro que nos morimos, fuera del hospital la verdad es que éramos un poco inútiles -Las cosas que se hacen por amor... y por descendiente, que faena, no te preocupes, yo haré guardia-
La Misión al parecer ocupaba el tiempo de todos y de momento me tenía que olvidar de la máquina de café, me encogí de hombros y entonces empecé con el salseo. El primer tema a tratar fue el de los ferales que estaba en curso, al parecer Leila no estaba demasiado bien de la azotea -Pues vaya mierda... Kyllian vino un par de veces a ver a su amigo, chico cualquiera diría que se nos había colado un fantasma, pero Mer es maja, espero que les vaya bien- . Al recordar a Reiv salió el tema de los pacientes que huyen -¿A que si!? ¡con lo majos que somos aquí! ... lo que me recuerda, al chico de los black intentaron matarlo aquí mismito, en éste hospital y en cuidados intensivos, necesitamos más seguridad, algo que anule hechizos de camuflaje o qué se yo, eso es cosa de tu futuro marido o del descendiente que sea, pero no quiero más líos de esos- y reforzar la seguridad no me gustaba, al final íbamos a tener más guardias en el hospital que pacientes.
levanté una ceja a Lucio cuando me dijo que habría muchos en la isla -¿¡Peeeeerdona!? a ti te ha tocado la lotería ¿sabes la de tiempo que llevo aquí y lo pequeño que es el coto de caza? tengo suerte de tener a V que me da un buen meneo de vez en cuando- no di otro sorbo al café porque se me habría caído de la boca mientras babeaba -de hecho... debería hacerle una visita no profesional -dije levantando las cejas de forma sugerente. Cambiamos de tema una vez más y cuando le pedí el calcetín a mi jefe, compañero, amigo, se empezó a reír pero yo estaba hablando totalmente en serio -una mierda, que e des el calcetín! necesito garantías y pruebas! es más, me lo vas a firmar!- dije sacando un rotulador de mi bata para tendérselo y que lo hiciera -quiero un par de días libres antes del follón que se nos viene encima-
Mientras esperaba por Lucio la descendiente de discórides apareció en escena uniéndose a nosotros -Hola Sofía! nada, aquí, hablando cosas del hospital mientras espero a que me den un calcetín ¿Tu bajas a la misión?-
La Misión al parecer ocupaba el tiempo de todos y de momento me tenía que olvidar de la máquina de café, me encogí de hombros y entonces empecé con el salseo. El primer tema a tratar fue el de los ferales que estaba en curso, al parecer Leila no estaba demasiado bien de la azotea -Pues vaya mierda... Kyllian vino un par de veces a ver a su amigo, chico cualquiera diría que se nos había colado un fantasma, pero Mer es maja, espero que les vaya bien- . Al recordar a Reiv salió el tema de los pacientes que huyen -¿A que si!? ¡con lo majos que somos aquí! ... lo que me recuerda, al chico de los black intentaron matarlo aquí mismito, en éste hospital y en cuidados intensivos, necesitamos más seguridad, algo que anule hechizos de camuflaje o qué se yo, eso es cosa de tu futuro marido o del descendiente que sea, pero no quiero más líos de esos- y reforzar la seguridad no me gustaba, al final íbamos a tener más guardias en el hospital que pacientes.
levanté una ceja a Lucio cuando me dijo que habría muchos en la isla -¿¡Peeeeerdona!? a ti te ha tocado la lotería ¿sabes la de tiempo que llevo aquí y lo pequeño que es el coto de caza? tengo suerte de tener a V que me da un buen meneo de vez en cuando- no di otro sorbo al café porque se me habría caído de la boca mientras babeaba -de hecho... debería hacerle una visita no profesional -dije levantando las cejas de forma sugerente. Cambiamos de tema una vez más y cuando le pedí el calcetín a mi jefe, compañero, amigo, se empezó a reír pero yo estaba hablando totalmente en serio -una mierda, que e des el calcetín! necesito garantías y pruebas! es más, me lo vas a firmar!- dije sacando un rotulador de mi bata para tendérselo y que lo hiciera -quiero un par de días libres antes del follón que se nos viene encima-
Mientras esperaba por Lucio la descendiente de discórides apareció en escena uniéndose a nosotros -Hola Sofía! nada, aquí, hablando cosas del hospital mientras espero a que me den un calcetín ¿Tu bajas a la misión?-
Le puse cara de que no me preguntaste nada del tema, aunque negando con una sonrisa. Asentí con aprobación cuando se ofreció a lo de las guardias, en realidad no quedaba otra. Suspiré después pensando en el pobre feral, aunque había tenido suerte de estar con Mérida en todo ese asunto.
- Ojalá les vaya bien. Y sí, llevas toda la razón. Tenemos que hacer algo para que no se nos fuguen. Y para que no intenten atacar a nuestros pacientes. Algo para reforzar la seguridad. Si se van antes de tiempo es peligro para ellos, y si entra alguien con malas intenciones también. Hablaré con Sean, a ver qué encantamiento se le ocurre.
Me acabé el café intentando no reírme de eso de los meneos de V, confirmando así lo que había estado pensando desde que le vi darse ese morreo con él en las habitaciones, y algunos comentarios que había hecho antes. - Vaya, no sabía que tú y el teniente...tal vez lleguéis a algo más. Sé positivo. Algo de interés tendrá si se ha liado contigo- le aconsejé ingenuamente, aunque algún rumor me había llegado alguna vez sobre amoríos del hermano de Arleen.
Aluciné un poco cuando me pidió el calcetín en serio, pensaba que era metafórico. - Ehm...¿vale? - me agaché para quitarme el zueco del trabajo, quitándome un calcetín que por suerte estaba nuevo a estrenar. Era de esos navideños, de todas las cosas de decoración que había comprando Sean. Incluso cogí lo que me ofrecía para firmarle. Debía ser alguna manía rara de elfos. - Todo tuyo. Ahora sí que eres libre oficial. - me levanté de la silla sonriente, justo cuando entró Sofía a la sala.
- Hola Sofía, me alegro de verte. Es verdad...desde la boda nada. - el caso es que no entendí por qué había venido hasta la sala de personal, hasta que dio la respuesta con eso de los cotilleos. - Para eso aquí tienes al mejor. - señalé a Aldaron, dirigiéndome hacia la puerta. - Voy a seguir con la ronda, nos vemoos. - tras eso me marché de allí, siguiendo a mis cosas e intentando no pensar demasiado en la inminente misión.
- Ojalá les vaya bien. Y sí, llevas toda la razón. Tenemos que hacer algo para que no se nos fuguen. Y para que no intenten atacar a nuestros pacientes. Algo para reforzar la seguridad. Si se van antes de tiempo es peligro para ellos, y si entra alguien con malas intenciones también. Hablaré con Sean, a ver qué encantamiento se le ocurre.
Me acabé el café intentando no reírme de eso de los meneos de V, confirmando así lo que había estado pensando desde que le vi darse ese morreo con él en las habitaciones, y algunos comentarios que había hecho antes. - Vaya, no sabía que tú y el teniente...tal vez lleguéis a algo más. Sé positivo. Algo de interés tendrá si se ha liado contigo- le aconsejé ingenuamente, aunque algún rumor me había llegado alguna vez sobre amoríos del hermano de Arleen.
Aluciné un poco cuando me pidió el calcetín en serio, pensaba que era metafórico. - Ehm...¿vale? - me agaché para quitarme el zueco del trabajo, quitándome un calcetín que por suerte estaba nuevo a estrenar. Era de esos navideños, de todas las cosas de decoración que había comprando Sean. Incluso cogí lo que me ofrecía para firmarle. Debía ser alguna manía rara de elfos. - Todo tuyo. Ahora sí que eres libre oficial. - me levanté de la silla sonriente, justo cuando entró Sofía a la sala.
- Hola Sofía, me alegro de verte. Es verdad...desde la boda nada. - el caso es que no entendí por qué había venido hasta la sala de personal, hasta que dio la respuesta con eso de los cotilleos. - Para eso aquí tienes al mejor. - señalé a Aldaron, dirigiéndome hacia la puerta. - Voy a seguir con la ronda, nos vemoos. - tras eso me marché de allí, siguiendo a mis cosas e intentando no pensar demasiado en la inminente misión.
Tuvo que saludar a los dos con besos, porque eso se le daba muy bien, antes de pasar a sentarse por los cotilleos del día.- ¿Y el calcetín para qué es? ¿Alguna especie de fetiche médico que desconozco? - Le sonrió a Lucio por lo de que Aldaron era el mejor para los cotilleos, que seguro que así era, y se despidió de él con un simple hasta luego cuando se fue a hacer su ronda. Se tomó unos segundos para apreciar su té, que ahora no le sabía a lo que le había sabido antes, pero seguro que era cosa del embara... de su creciente estado.
No, he decidido quedarme, por si hiciera falta. No soy curandera, pero creo que puedo aprender y ayudar si hace falta, cuando vuelvan... Además, vi las proyecciones. Todo es metal abajo, siento que mis poderes quizás no serían del todo adecuados. Los espacios cerrados no son mi fuerte, como tu comprenderás.- Bromeó, sonriéndole con dulzura al elfo, estirando su mano para ponerla sobre la de él, hablando un poco por lo bajo.- ¿Cómo van Arleen y Sayid? No he podido verlo desde la boda. Perdí a mi amigo, pero creo que aún deben estar ocupados conociéndose. ¿Te ha dicho ella algo? ¿Ya se aman? ¿Ya se adoran? ¿Ya son la pareja perfecta y el uno para el otro? - Soltó al contrario, encogiéndose de hombros porque sabía que no debería estar preguntando aquello, pero le era natural amar el amor.
No, he decidido quedarme, por si hiciera falta. No soy curandera, pero creo que puedo aprender y ayudar si hace falta, cuando vuelvan... Además, vi las proyecciones. Todo es metal abajo, siento que mis poderes quizás no serían del todo adecuados. Los espacios cerrados no son mi fuerte, como tu comprenderás.- Bromeó, sonriéndole con dulzura al elfo, estirando su mano para ponerla sobre la de él, hablando un poco por lo bajo.- ¿Cómo van Arleen y Sayid? No he podido verlo desde la boda. Perdí a mi amigo, pero creo que aún deben estar ocupados conociéndose. ¿Te ha dicho ella algo? ¿Ya se aman? ¿Ya se adoran? ¿Ya son la pareja perfecta y el uno para el otro? - Soltó al contrario, encogiéndose de hombros porque sabía que no debería estar preguntando aquello, pero le era natural amar el amor.
Aldaron Failon
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-Bien, bien, así me gusta, que me hagas casito porque no te lo digo por dar por saco, están investigando lo del Ataque a Reiv y eso, a ver quien ha sido... lástima que no tengamos derechos de admisión, estúpido código médico...- Me quejé de aquello porque era una puada tener que curar a cualquiera que lo necesitara,lo peor de todo es que el día que presté juramento no recuerdo si me hicieron el lío por juramento inquebrantable o solo fueron palabras porque iba muy fumado ese día, la celebración por la graduación se nos había ido de las manos y tuve que estrujarme la última neurona viva para no liarla ese día frente al padre de Lucio.
Puse cara de asco cuando dijo que V y yo llegáramos a algo más -no por favor, ¿tu me ves a mi con pareja? elfo esclavizado.. más, quita quita, lo único bueno que yo veo a las relaciones estables es el sexo a la carta y creo que V tampoco tiene esos intereses, aunque el muy pajarraco come de todo y siempre tiene dónde elegir, que envidia, ventajas de ser Vishous-sensual- me reí por eso, pedazo juego de palabras con Bi, Vishous y sexual con sensual, era un genio -nah, ¡aún no ha nacido el hombre que ate a este elfo!-
Sofía entró en la sala y Lucio finalmente aceptó darme en calcetín, era... muy navideño pero no importaba porque lo acaricié -mi...tesssssssorooo... ¡¡ahora vuelvo!!- adelanté a Lucio corriendo como un loco y salí de la sala de personal hasta llegar a la recepción. Me planté en mitad de la sala y empecé a gritar -¡ALDARON ES UN ELFO LIBRE! TENGO MI CALCETÍN ASÍ QUE OS TOCA APAÑAROS POR DOS DÍAS SOLOS!- empecé a reírme como un maníaco y corrí con mi calcetín por todo el lugar enseñándoselo a todos, iba firmado por lucio así que era auténtico y original, hasta lo iba a enmarcar para ponerlo en mi casa a modo de trofeo.
Cuando se me pasó la adrenalina por el calcetín volví a la sala con Sofía que me había preguntado por los recién casados -Perdona, es que no he dormido bien y me he bebido la cafetera casi entera, necesito sexo y una cama blandita...los recién casados... pues Arleen no ha soltado prenda, a lo mejor su hermano sabe algo ¿lo conoces? alto, guapo, teniente y con mucha energía- pregunté haciendo un movimiento de cejas sugerente
Puse cara de asco cuando dijo que V y yo llegáramos a algo más -no por favor, ¿tu me ves a mi con pareja? elfo esclavizado.. más, quita quita, lo único bueno que yo veo a las relaciones estables es el sexo a la carta y creo que V tampoco tiene esos intereses, aunque el muy pajarraco come de todo y siempre tiene dónde elegir, que envidia, ventajas de ser Vishous-sensual- me reí por eso, pedazo juego de palabras con Bi, Vishous y sexual con sensual, era un genio -nah, ¡aún no ha nacido el hombre que ate a este elfo!-
Sofía entró en la sala y Lucio finalmente aceptó darme en calcetín, era... muy navideño pero no importaba porque lo acaricié -mi...tesssssssorooo... ¡¡ahora vuelvo!!- adelanté a Lucio corriendo como un loco y salí de la sala de personal hasta llegar a la recepción. Me planté en mitad de la sala y empecé a gritar -¡ALDARON ES UN ELFO LIBRE! TENGO MI CALCETÍN ASÍ QUE OS TOCA APAÑAROS POR DOS DÍAS SOLOS!- empecé a reírme como un maníaco y corrí con mi calcetín por todo el lugar enseñándoselo a todos, iba firmado por lucio así que era auténtico y original, hasta lo iba a enmarcar para ponerlo en mi casa a modo de trofeo.
Cuando se me pasó la adrenalina por el calcetín volví a la sala con Sofía que me había preguntado por los recién casados -Perdona, es que no he dormido bien y me he bebido la cafetera casi entera, necesito sexo y una cama blandita...los recién casados... pues Arleen no ha soltado prenda, a lo mejor su hermano sabe algo ¿lo conoces? alto, guapo, teniente y con mucha energía- pregunté haciendo un movimiento de cejas sugerente
La sorpresa inundó la mirada de la Descendiente cuando el elfo comenzó a hacer aquellas voces, seguido de una carrera contra Lucio hacia la puerta y un escándalo afuera que se alcanzaba a escuchar por todo el hospital. Aquel griterío despertaría a algunos varios pacientes. Además, el calcetín era muy navideño. Sentía que su imagen de macho de Lucio se diluía entre más pensaba en que iba por la vida con un solo calcetín navideño.
Siguió tomando el té que se había agenciado. No esperaba que Aldaron volviera, pero tenía que esperar un rato más. Y tan rápido como el elfo se fue, volvió. Tuvo que soltar una carcajada por lo de necesitar sexo y una cama blandita, que se había sonrojado un poco por la facilidad con la que el contrario hablaba de ciertos temas. Y por supuesto que iba a rodear la pregunta y estirar su suerte todo lo que pudiera.- ¿Hablas de Fred? Sí, nos vimos brevemente en la boda. Parece tan agradable y es muy bien parecido. Está casado con esta chica del hospital. ¿Aurora será? Como sea, sí. Quizás deberías preguntarle a la chica, sería más rápido. Yo a Sayid tampoco le he visto, pero seguro que por su parte ha hecho todo para que ella esté en las mejores manos. ¿Y tú? ¿Cómo haz estado? Sabes, siento que Lucio me parece menos guapo ahora que no trae un calcetín. Me haz arruinado su imagen. Menos mal que tiene a Sean, que si no...- Bebió un trago de su té, ya había rodeado lo suficiente la conversación para alejarla de cierta pareja y llevarla a otra bastante más alejada.
Siguió tomando el té que se había agenciado. No esperaba que Aldaron volviera, pero tenía que esperar un rato más. Y tan rápido como el elfo se fue, volvió. Tuvo que soltar una carcajada por lo de necesitar sexo y una cama blandita, que se había sonrojado un poco por la facilidad con la que el contrario hablaba de ciertos temas. Y por supuesto que iba a rodear la pregunta y estirar su suerte todo lo que pudiera.- ¿Hablas de Fred? Sí, nos vimos brevemente en la boda. Parece tan agradable y es muy bien parecido. Está casado con esta chica del hospital. ¿Aurora será? Como sea, sí. Quizás deberías preguntarle a la chica, sería más rápido. Yo a Sayid tampoco le he visto, pero seguro que por su parte ha hecho todo para que ella esté en las mejores manos. ¿Y tú? ¿Cómo haz estado? Sabes, siento que Lucio me parece menos guapo ahora que no trae un calcetín. Me haz arruinado su imagen. Menos mal que tiene a Sean, que si no...- Bebió un trago de su té, ya había rodeado lo suficiente la conversación para alejarla de cierta pareja y llevarla a otra bastante más alejada.
Aldaron Failon
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Sofía se reía de mi necesidad sexual pero yo lo decía muy en serio, al preguntar por Vishous ella pensó en Fred, culpa mía por no especificar -Que va, hablo de Vishous, con Fred no tengo confianza alguna y si, su mujer trabaja en recepción pero tampoco hablo mucho con ella, mi preferida es Doris, el caso, que Vishous pasa más por aquí y el otro día conseguimos curarle el ojo y me dio un buen morreo de recompensa- dije levantando las cejas una vez más -Creo que le haré una visita no profesional, tiene unos cuantos cajones sorpresa en su casa y creo que me apetece usar el que está justo sobre la cama-
Di otro sorbo al café y me reí con lo del calcetín de Lucio -Son adorables y Lucio parece más feliz, un buen polvo siempre alegra el día y a mi la firma en su calcetín me vale para relajarme un par de días y darle un tirón de orejas a mi compañero de piso- eso y recoger el desastre que iba dejando por ahí, si no fuera por el corte de internet me habría descargado un manual para adiestrar rusos.
Miré la hora y ya se me había acabado el descanso así que me levanté y dejé la taza en el fregadero -Lo siento Sofía, me tengo que ir, pero otro día tomamos un cafelito tranquilos- Me acerqué y le di dos besos en las mejillas, ella también se levantó para marcharse y salimos los dos de la sala de personal para perdernos en direcciones diferentes.
Di otro sorbo al café y me reí con lo del calcetín de Lucio -Son adorables y Lucio parece más feliz, un buen polvo siempre alegra el día y a mi la firma en su calcetín me vale para relajarme un par de días y darle un tirón de orejas a mi compañero de piso- eso y recoger el desastre que iba dejando por ahí, si no fuera por el corte de internet me habría descargado un manual para adiestrar rusos.
Miré la hora y ya se me había acabado el descanso así que me levanté y dejé la taza en el fregadero -Lo siento Sofía, me tengo que ir, pero otro día tomamos un cafelito tranquilos- Me acerqué y le di dos besos en las mejillas, ella también se levantó para marcharse y salimos los dos de la sala de personal para perdernos en direcciones diferentes.
Había despertado un par de horas atrás en una extraña habitación que no reconocía. La confusión inicial fue dando paso a la desconfianza. No sabía cómo había llegado hasta ahí y todo en mi mente resultaba bastante complejo. En mi brazo había una cosa conectada a una especie de gotero, y llevaba puesta una fea bata. Mi primer impulso fue levantarme para escapar de ahí, apoyándome en aquel gotero para comenzar a caminar hacia el exterior de la habitación. Cerré los ojos intentando recordar qué había sucedido, incluso tenía dudas sobre mi propia identidad. Para no ponerme nervioso me puse a recitar en voz alta lo que se me vino a la mente respecto a lo que me estaba sucediendo, algo que había leído en algún momento de mi vida. - Es la propia memoria la que nos hace conocer la continuidad y extensión de la ya mencionada sucesión de percepciones, por este motivo debe ser considerada como la principal fuente de la identidad personal. Sin memoria no tendríamos esa noción de identidad. Tampoco podríamos tener una noción de la causalidad, ni de la cadena de causas y efectos que constituyen lo que somos, nuestro yo.- murmuré con la garganta algo tocada mientras avanzaba por el pasillo con mi palo del gotero, dirigiéndome como por inercia a un sitio concreto del edificio. Era de noche, no había mucha gente por el pasillo.
- En este sentido, podría decirse que la memoria es quien produce la identidad personal. Pero descubre también la idea de identidad personal. Esto es así desde el momento en que la memoria es capaz de extender tal idea de identidad personal hacia circunstancias y acciones que hemos olvidado por completo. La memoria descubriría así la identidad personal. La identidad depende de las relaciones de las ideas, y dichas relaciones producen la identidad por medio de la transición que ocasionan. - asentí varias veces para mí mismo, eso tenía mucho sentido. La neblina de mi cabeza no desaparecía y mi cuerpo estaba cansado, pero el olor del café me fue guiando hasta donde quería.
- Recapitulando, Hume sostiene, por una parte, que no se tiene idea de nada que no sea una impresión. Además esa idea corresponde y representa exactamente la impresión que la origina. Debido a que no es posible conocer la impresión productora de la idea de sustancia, tampoco sería posible afirmar la idea de sustancia. A través de la autoconciencia, del yo a través de las percepciones, sería posible llegar a conocer el yo a nivel más abstracto. Nosotros sentimos que somos uno y que somos los mismos a lo largo del tiempo, por lo menos en los aspectos esenciales.- abrí la puerta de la sala de personal, aunque tampoco la reconocía. Café...el olor me trajo sensaciones familiares, pero desligadas de los recuerdos que las producían. Había una taza de café en la mesa a medias de beber, así que fui directamente a eso para pegar un sorbo. Estaba frío, desagradable. Volví a dejarlo con gesto decepcionado, mientras seguía con mi verborrea por lo bajo.
- Según Hume, eso no tendría un fundamento racional para la creencia de la identidad personal, para el filósofo escocés sólo la memoria nos garantizaría la continuidad de nuestra vida psíquica. La memoria y la imaginación crean en nosotros la ilusión de un objeto continuo y persistente, nuestro yo.- seguí contándole todo eso al póster que había en la sala, todavía sin lograr recuperar el control de mi cabeza.
- En este sentido, podría decirse que la memoria es quien produce la identidad personal. Pero descubre también la idea de identidad personal. Esto es así desde el momento en que la memoria es capaz de extender tal idea de identidad personal hacia circunstancias y acciones que hemos olvidado por completo. La memoria descubriría así la identidad personal. La identidad depende de las relaciones de las ideas, y dichas relaciones producen la identidad por medio de la transición que ocasionan. - asentí varias veces para mí mismo, eso tenía mucho sentido. La neblina de mi cabeza no desaparecía y mi cuerpo estaba cansado, pero el olor del café me fue guiando hasta donde quería.
- Recapitulando, Hume sostiene, por una parte, que no se tiene idea de nada que no sea una impresión. Además esa idea corresponde y representa exactamente la impresión que la origina. Debido a que no es posible conocer la impresión productora de la idea de sustancia, tampoco sería posible afirmar la idea de sustancia. A través de la autoconciencia, del yo a través de las percepciones, sería posible llegar a conocer el yo a nivel más abstracto. Nosotros sentimos que somos uno y que somos los mismos a lo largo del tiempo, por lo menos en los aspectos esenciales.- abrí la puerta de la sala de personal, aunque tampoco la reconocía. Café...el olor me trajo sensaciones familiares, pero desligadas de los recuerdos que las producían. Había una taza de café en la mesa a medias de beber, así que fui directamente a eso para pegar un sorbo. Estaba frío, desagradable. Volví a dejarlo con gesto decepcionado, mientras seguía con mi verborrea por lo bajo.
- Según Hume, eso no tendría un fundamento racional para la creencia de la identidad personal, para el filósofo escocés sólo la memoria nos garantizaría la continuidad de nuestra vida psíquica. La memoria y la imaginación crean en nosotros la ilusión de un objeto continuo y persistente, nuestro yo.- seguí contándole todo eso al póster que había en la sala, todavía sin lograr recuperar el control de mi cabeza.
Lo siguiente que recordaba después de la batalla fue el verme de nuevo en el hospital, abrí los ojos poco a poco pero y pesar del dolor no parecía tener ninguna herida visible. Busqué a mi alrededor y encontré a Zaphira, ella siempre estaba conmigo pero a la persona que no vi fue Lucio, pregunté por él pero Zaphira simplemente me dijo que lo vería después. Los sanadores entraron e hicieron de las suyas entre ellos Aldaron que la verdad, tenía pero cara que yo.
Después de una buena bronca por parte del elfo me dieron algo de medicación y volví a quedar dormido ante la atenta mirada de ambos que parecían bastante serios y poco tiempo después me daría cuenta que no era más que una estratagema para mantenerme alejado de la realidad. Los días siguientes me mantuve despierto lo justo para poder preguntar por Lucio quien seguía sin aparecer pero no recibía más que respuestas vagas que no me sacaban de la duda y eso empezaba a mosquearme al punto de negarme a recibir la medicación si no me decían la verdad.
La dragona me miró sin opción alguna y trajo una silla de ruedas para mi, un paseo corto para una noticia muy amarga, Lucio estaba en coma desde el día del ataque. Estaba enfadado con ella, con Aldaron porque estaba en el ajo , pero la angustia de ver al medimago en aquella cama era mucho peor, ahora podía entender cómo se había sentido durante aquel mes que yo estuve en cama sin despertar, sin dar señales de volver a abrir los ojos. en seguida me levanté como pude para estar a su lado, canalicé mi magia en un intento desesperado de curarlo y que me mirara mientras llamaba desesperadamente su nombre pero nada funcionaba y solo me quedaba derramar lágrimas por él.
Después de aquello me negué a volver a mi habitación, tampoco quería recibir visitas y los únicos que entraban eran los sanadores y Zaphira que al final tuvo que darme un tirón de orejas con un "¿Te crees que esto es lo que Lucio quiere?" ... me costó un rato reflexionar y al final me eché a llorar echo una bola en el sofá incómodo para las visitas, ella tenía razón, seguramente se enfadaría, me haría estar en cama y me llevaría el desayuno como la última vez -Lucio... despierta...- dije en un hilo de voz intentando llamarlo una y otra vez sin resultado.
Al final decidí ser buen paciente y me dieron el alta con mucho reposo pero solo volvía a casa para lo justo y necesario hasta el día de navidad, no podía dejar que Lucio pasara la nochebuena con esa bata horrible de hospital así que fui a por su pijama y un par de jerseys cutres navideños que tenía preparados desde antes de bajar al núcleo en francia, pasaría ese día con él y con nadie más por lo que rechacé todas las invitaciones que teníamos pendientes .
Volví al hospital con un sentimiento agridulce mientras abrazaba las cosas que había traído, la buena noticia es que pasaríamos las navidades juntos pero de una forma un tanto extraña. Saludé a algunas de las personas que se habían quedado esa noche de turno y en cuanto abrí la puerta de la habitación me quedé sin aire, dejé caer todo lo que llevaba encima y fui hasta la cama para comprobar que no se trataba de una ilusión, toqué las sábanas pero no había nada más que aire, salí de la habitación esperando haberme equivocado pero nada y enseguida empecé a gritar -¡No está! ¡Lucio no está! ¿lo habéis trasladado? ¿por qué nadie me ha dicho nada? - el personal parecía tan desconcertado como yo y eso era porque no sabían dónde estaba, me llevé las manos a la cabeza sin saber que hacer.... pero tenía sus cosas, había traído su ropa y con eso sería suficiente para un hechizo de rastreo. Volví a la habitación y me arrodille en el lugar que había dejado caer la bolsa, lo saqué todo y lo revolví buscando algo que pudiera utilizar dando con el colgante de piedra lunar que le había regalado tan solo unos días atrás. Recité el encantamiento y el objeto empezó a flotar en el aire antes de empezar a recorrer de forma veloz los pasillos en busca de su propietario.
Mientras perseguía el colgante solo podía pensar en lo peor, un secuestro, ¿y si era SAM? o los Pendragon... ¿y si no llegaba a tiempo? todas esas cosas pasaban una y otra vez por mi cabeza hasta que llegué a la sala de personal viendo a Lucio, de pie en aquel lugar y despierto. El colgante fue hasta él para ocupar su lugar alrededor del cuello del descendiente mientras yo empezaba a llorar una vez más -Lucio...- pronuncié su nombre antes de ir hacia él y abrazarlo -has despertado... estás aquí...- lo estruje sin mucha fuerza para no hacerle daño y después poder mirarlo a los ojos con una sonrisa a pesar de no poder contener las lágrimas de felicidad.
Después de una buena bronca por parte del elfo me dieron algo de medicación y volví a quedar dormido ante la atenta mirada de ambos que parecían bastante serios y poco tiempo después me daría cuenta que no era más que una estratagema para mantenerme alejado de la realidad. Los días siguientes me mantuve despierto lo justo para poder preguntar por Lucio quien seguía sin aparecer pero no recibía más que respuestas vagas que no me sacaban de la duda y eso empezaba a mosquearme al punto de negarme a recibir la medicación si no me decían la verdad.
La dragona me miró sin opción alguna y trajo una silla de ruedas para mi, un paseo corto para una noticia muy amarga, Lucio estaba en coma desde el día del ataque. Estaba enfadado con ella, con Aldaron porque estaba en el ajo , pero la angustia de ver al medimago en aquella cama era mucho peor, ahora podía entender cómo se había sentido durante aquel mes que yo estuve en cama sin despertar, sin dar señales de volver a abrir los ojos. en seguida me levanté como pude para estar a su lado, canalicé mi magia en un intento desesperado de curarlo y que me mirara mientras llamaba desesperadamente su nombre pero nada funcionaba y solo me quedaba derramar lágrimas por él.
Después de aquello me negué a volver a mi habitación, tampoco quería recibir visitas y los únicos que entraban eran los sanadores y Zaphira que al final tuvo que darme un tirón de orejas con un "¿Te crees que esto es lo que Lucio quiere?" ... me costó un rato reflexionar y al final me eché a llorar echo una bola en el sofá incómodo para las visitas, ella tenía razón, seguramente se enfadaría, me haría estar en cama y me llevaría el desayuno como la última vez -Lucio... despierta...- dije en un hilo de voz intentando llamarlo una y otra vez sin resultado.
Al final decidí ser buen paciente y me dieron el alta con mucho reposo pero solo volvía a casa para lo justo y necesario hasta el día de navidad, no podía dejar que Lucio pasara la nochebuena con esa bata horrible de hospital así que fui a por su pijama y un par de jerseys cutres navideños que tenía preparados desde antes de bajar al núcleo en francia, pasaría ese día con él y con nadie más por lo que rechacé todas las invitaciones que teníamos pendientes .
Volví al hospital con un sentimiento agridulce mientras abrazaba las cosas que había traído, la buena noticia es que pasaríamos las navidades juntos pero de una forma un tanto extraña. Saludé a algunas de las personas que se habían quedado esa noche de turno y en cuanto abrí la puerta de la habitación me quedé sin aire, dejé caer todo lo que llevaba encima y fui hasta la cama para comprobar que no se trataba de una ilusión, toqué las sábanas pero no había nada más que aire, salí de la habitación esperando haberme equivocado pero nada y enseguida empecé a gritar -¡No está! ¡Lucio no está! ¿lo habéis trasladado? ¿por qué nadie me ha dicho nada? - el personal parecía tan desconcertado como yo y eso era porque no sabían dónde estaba, me llevé las manos a la cabeza sin saber que hacer.... pero tenía sus cosas, había traído su ropa y con eso sería suficiente para un hechizo de rastreo. Volví a la habitación y me arrodille en el lugar que había dejado caer la bolsa, lo saqué todo y lo revolví buscando algo que pudiera utilizar dando con el colgante de piedra lunar que le había regalado tan solo unos días atrás. Recité el encantamiento y el objeto empezó a flotar en el aire antes de empezar a recorrer de forma veloz los pasillos en busca de su propietario.
Mientras perseguía el colgante solo podía pensar en lo peor, un secuestro, ¿y si era SAM? o los Pendragon... ¿y si no llegaba a tiempo? todas esas cosas pasaban una y otra vez por mi cabeza hasta que llegué a la sala de personal viendo a Lucio, de pie en aquel lugar y despierto. El colgante fue hasta él para ocupar su lugar alrededor del cuello del descendiente mientras yo empezaba a llorar una vez más -Lucio...- pronuncié su nombre antes de ir hacia él y abrazarlo -has despertado... estás aquí...- lo estruje sin mucha fuerza para no hacerle daño y después poder mirarlo a los ojos con una sonrisa a pesar de no poder contener las lágrimas de felicidad.
Continué mirando el póster un rato más, terminando de contarle mis historias sobre la identidad y la memoria. Todavía seguía disgustado por el café frío, incluso yo mismo empezaba a tener frío por la poca ropa que llevaba. Me asusté al ver una piedra volar hacia mi cuello, quedándose en él como colgante. ¿Qué estaba pasando y por qué volaba eso? - ¿Sigo dormido? - murmuré intentando quitarme eso del cuello, retrocediendo lentamente al ver que apareció alguien en la sala. Lo miré extrañado porque no reconocía ese rostro, pero a la vez me invadió una sensación extraña.
- Lucio...- repetí el nombre como si me sonase, pero comencé a retroceder negando con la cabeza. Muy despacio al principio y luego algo más rápido hasta dar de espaldas con la mesa. El abrazo me pilló todavía más desprevenido, no sabía qué hacer ni cómo reaccionar. Me quedé rígido, tieso, sin querer moverme por miedo a enfadar a quien me abrazaba. Algo me decía que no me haría daño, pero era más una sensación que una certeza.
- ¿Quién eres? ¿nos...conocemos? - al bajar un poco la cabeza pude ver que estaba llorando, parecían lágrimas de emoción. Estaba tan confuso que no tenía ni idea de lo que estaba pasando. - ¿¿Cómo he llegado aquí?? No soy capaz de recordar nada. - expresé empezando a ponerme nervioso, terminando por escabullirme hacia un lado.
- Lucio...- repetí el nombre como si me sonase, pero comencé a retroceder negando con la cabeza. Muy despacio al principio y luego algo más rápido hasta dar de espaldas con la mesa. El abrazo me pilló todavía más desprevenido, no sabía qué hacer ni cómo reaccionar. Me quedé rígido, tieso, sin querer moverme por miedo a enfadar a quien me abrazaba. Algo me decía que no me haría daño, pero era más una sensación que una certeza.
- ¿Quién eres? ¿nos...conocemos? - al bajar un poco la cabeza pude ver que estaba llorando, parecían lágrimas de emoción. Estaba tan confuso que no tenía ni idea de lo que estaba pasando. - ¿¿Cómo he llegado aquí?? No soy capaz de recordar nada. - expresé empezando a ponerme nervioso, terminando por escabullirme hacia un lado.
No me fijé en los movimientos de Lucio cuando me acerqué a él, ni tan siquiera pensé en que lo estaba acorralando por la forma en la que retrocedió al verme, solo quería abrazarlo y sentir que era real, que era él el que estaba de pie en aquella habitación. -Estaba tan preocupado... - dije antes de separarme de él, sonreí ampliamente a pesar de que las lágrimas me nublaban levemente la vista y levanté mi mano hasta su rostro para acariciar su mejilla como siempre pero la reacción no fue la esperada.
Aquel hombre tenía la cara de mi prometido pero no reaccionaba como él, parecía estar muy confuso y quería alejarse de mi además de preguntarme quien era. Me quedé en el sitio estupefacto por un par de segundos que fueron seguidos por una risa incómoda -Lucio... no, no tiene gracia...- tenía que tratarse de una broma pero por desgracia no lo era, su mirada confusa y de incertidumbre se me clavaron en el pecho como dagas y la sonrisa de mi rostro se borró por completo - no me recuerdas...- el medimago se apartó huyendo de mi y solo pude quedarme mirando al lugar en el que se encontraba segundos antes, me llevé una mano al pecho sintiéndolo muy pesado y un dolor que no era físico -es..estás en el hospital, acabas de despertar, llevas dormido una semana después de un accidente...- dije aún clavado en el sitio intentando no sollozar pareciendo lo más calmado posible.
Me sequé las lágrimas con el jersey y respiré profundamente antes de darme la vuelta con mi mejor cara -Tranquilo, yo soy Sean, somos...- las palabras se me atragantaron en la garganta, ¿Qué debería decirle?¿ que nos íbamos a casar y que el consejo estaba en contra? ¿que lo que casi lo mata fue una máquina que intentaba destruir a toda la raza humana? no... eso solo lo alteraría más -Somos compañeros de trabajo- aquellas palabras me dolieron pero no podía demostrarlo -Trabajas en este hospital- me moví por la estancia y me acerqué a su taquilla en la que estaba escrito su nombre señalándolo para que lo viera y pudiera leerlo -te contaré todo lo que necesitas saber pero de momento deberías volver a tu habitación... te he traído un pijama para que estés más cómodo, esa bata no le sienta bien a nadie- dije sonriendo mientras me acercaba a él con cuidado, tomé su mano cuando estuve lo suficientemente cerca y cuando él me lo permitió para llevarlo de vuelta a su habitación.
Aquel hombre tenía la cara de mi prometido pero no reaccionaba como él, parecía estar muy confuso y quería alejarse de mi además de preguntarme quien era. Me quedé en el sitio estupefacto por un par de segundos que fueron seguidos por una risa incómoda -Lucio... no, no tiene gracia...- tenía que tratarse de una broma pero por desgracia no lo era, su mirada confusa y de incertidumbre se me clavaron en el pecho como dagas y la sonrisa de mi rostro se borró por completo - no me recuerdas...- el medimago se apartó huyendo de mi y solo pude quedarme mirando al lugar en el que se encontraba segundos antes, me llevé una mano al pecho sintiéndolo muy pesado y un dolor que no era físico -es..estás en el hospital, acabas de despertar, llevas dormido una semana después de un accidente...- dije aún clavado en el sitio intentando no sollozar pareciendo lo más calmado posible.
Me sequé las lágrimas con el jersey y respiré profundamente antes de darme la vuelta con mi mejor cara -Tranquilo, yo soy Sean, somos...- las palabras se me atragantaron en la garganta, ¿Qué debería decirle?¿ que nos íbamos a casar y que el consejo estaba en contra? ¿que lo que casi lo mata fue una máquina que intentaba destruir a toda la raza humana? no... eso solo lo alteraría más -Somos compañeros de trabajo- aquellas palabras me dolieron pero no podía demostrarlo -Trabajas en este hospital- me moví por la estancia y me acerqué a su taquilla en la que estaba escrito su nombre señalándolo para que lo viera y pudiera leerlo -te contaré todo lo que necesitas saber pero de momento deberías volver a tu habitación... te he traído un pijama para que estés más cómodo, esa bata no le sienta bien a nadie- dije sonriendo mientras me acercaba a él con cuidado, tomé su mano cuando estuve lo suficientemente cerca y cuando él me lo permitió para llevarlo de vuelta a su habitación.
Era evidente que mi reacción no había gustado nada al joven que acababa de entrar para abrazarme. Parecía tan confuso como yo, así que estaba claro que debía conocerme bien. Cerré los ojos pasándome una mano por éstos, tratando de calmarme para intentar recordar. Tenía una sensación muy extraña, como de disociación, como si estuviese viendo todo desde fuera.
- ¿Qué accidente? ¿Qué me ha pasado? - pregunté con voz ansiosa mientras me decía que su nombre era Sean y que éramos compañeros de trabajo. Un trabajo que no recordaba y una relación de compañerismo que tampoco. Él me había abrazado, así que debía ser algo más. - No entiendo nada, de verdad que no. - suspiré desesperado antes de que me señalase mi supuesto nombre en la taquilla, como queriéndome decir que era médico.
- Necesito que alguien me ayude a recordar. Tengo que saber quién soy. - negué a eso de volver a mi habitación, aunque esta vez no me aparté cuando volvió a hacer contacto físico conmigo para cogerme de la mano. No tenía nadie en quien confiar, así que tendría que guiarme por el instinto que me decía que Sean no quería dañarme, sino ayudarme. - ¿Tengo familia? ¿casa? ¿no ha venido nadie a buscarme? - me sentí repentinamente mareado, como si fuera a caerme al suelo de un momento a otro. Tuve que agarrarme al palo del suelo con la otra mano, mientras inclinaba un poco la cabeza hacia delante. La nariz había comenzado a sangrarme, dejando caer al suelo un par de gotas. Necesitaba sentarme, así que acabé aceptando que debía ir a la habitación de la que me había escapado. - Sí...ayúdame, por favor.
- ¿Qué accidente? ¿Qué me ha pasado? - pregunté con voz ansiosa mientras me decía que su nombre era Sean y que éramos compañeros de trabajo. Un trabajo que no recordaba y una relación de compañerismo que tampoco. Él me había abrazado, así que debía ser algo más. - No entiendo nada, de verdad que no. - suspiré desesperado antes de que me señalase mi supuesto nombre en la taquilla, como queriéndome decir que era médico.
- Necesito que alguien me ayude a recordar. Tengo que saber quién soy. - negué a eso de volver a mi habitación, aunque esta vez no me aparté cuando volvió a hacer contacto físico conmigo para cogerme de la mano. No tenía nadie en quien confiar, así que tendría que guiarme por el instinto que me decía que Sean no quería dañarme, sino ayudarme. - ¿Tengo familia? ¿casa? ¿no ha venido nadie a buscarme? - me sentí repentinamente mareado, como si fuera a caerme al suelo de un momento a otro. Tuve que agarrarme al palo del suelo con la otra mano, mientras inclinaba un poco la cabeza hacia delante. La nariz había comenzado a sangrarme, dejando caer al suelo un par de gotas. Necesitaba sentarme, así que acabé aceptando que debía ir a la habitación de la que me había escapado. - Sí...ayúdame, por favor.
Cerré las manos con fuerza para poder soportar aquello, como si esa acción me ayudara a contener los sentimientos de tristeza y desesperación que sentía por la condición de Lucio y ayudara a que no se desbordaran en un mar de lágrimas y preguntas que evidentemente él no podría contestar -Poco a poco, te diré todo lo que necesites saber pero tienes que volver a la habitación- Lucio estaba cada vez más ansioso y probablemente necesitaría ayuda para llevarlo de vuelta, esperaba que no tuvieran que sedarlo y que el personal del hospital apareciera de un momento a otro, necesitaba a alguien que me dijera que todo iba a estar bien... o no.
Me acerqué a él siendo consciente de su mala reacción hacia mi, pero esta vez no me rechazó cuando tomé su mano -Yo te puedo ayudar, lo primero que tienes que saber es que eres muy mal paciente - dije ante su negativa de volver a la habitación. Sus preguntas eran cada vez mayores pero me parecía que hacerlo todo de golpe sería demasiado en sus estado -Tienes casa y familia, yo me he quedado contigo y nadie sabe que acabas de despertar por eso no ha venido nadie- de repente parecía que algo no iba bien, me asusté cuando lo vi casi perdiendo el equilibrio y sangrando por la nariz por lo que lo tomé de la cintura para que no se apoyara solo en el gotero que llevaba consigo.
Sentí que se me humedecían los ojos al verlo así pero tenía que aguantarme, pasé el brazo que quedaba libre por encima de mis hombros y lo ayudé a sentarse en una de las sillas alrededor de la pequeña mesa de la sala de personal -dame un segundo, voy a pedir ayuda...- dije limpiando su nariz con una servilleta de las que había sobre la mesa y después fui a por el personal y una silla de ruedas para que lo llevaran de vuelta a su habitación, no sin antes decirle que yo iría en seguida.
En cuanto se lo llevaron volví a aquella sala para sentarme en una de las sillas y escribir un mensaje en mi pulsera para todos los descendientes
Me quedé mirando el mensaje unos segundos hasta poder procesarlo y al final las emociones me desbordaron, Lucio no me recordaba, no recordaba tan siquiera su propio nombre y por tanto todo lo que habíamos pasado juntos se había ido, incluso el anillo que llevaba en mi mano había perdido su significado y eso convertía el dolor físico en algo insignificante respecto al gran vacío que tenía en ese momento en el pecho -.. ¿y ahora qué hago?...- me dije a mi mismo entre sollozos mientras me ahogaba entre mis propias lágrimas.
Me acerqué a él siendo consciente de su mala reacción hacia mi, pero esta vez no me rechazó cuando tomé su mano -Yo te puedo ayudar, lo primero que tienes que saber es que eres muy mal paciente - dije ante su negativa de volver a la habitación. Sus preguntas eran cada vez mayores pero me parecía que hacerlo todo de golpe sería demasiado en sus estado -Tienes casa y familia, yo me he quedado contigo y nadie sabe que acabas de despertar por eso no ha venido nadie- de repente parecía que algo no iba bien, me asusté cuando lo vi casi perdiendo el equilibrio y sangrando por la nariz por lo que lo tomé de la cintura para que no se apoyara solo en el gotero que llevaba consigo.
Sentí que se me humedecían los ojos al verlo así pero tenía que aguantarme, pasé el brazo que quedaba libre por encima de mis hombros y lo ayudé a sentarse en una de las sillas alrededor de la pequeña mesa de la sala de personal -dame un segundo, voy a pedir ayuda...- dije limpiando su nariz con una servilleta de las que había sobre la mesa y después fui a por el personal y una silla de ruedas para que lo llevaran de vuelta a su habitación, no sin antes decirle que yo iría en seguida.
En cuanto se lo llevaron volví a aquella sala para sentarme en una de las sillas y escribir un mensaje en mi pulsera para todos los descendientes
"Lucio acaba de despertar pero al parecer no recuerda ni su propio nombre, os iré informando"
Me quedé mirando el mensaje unos segundos hasta poder procesarlo y al final las emociones me desbordaron, Lucio no me recordaba, no recordaba tan siquiera su propio nombre y por tanto todo lo que habíamos pasado juntos se había ido, incluso el anillo que llevaba en mi mano había perdido su significado y eso convertía el dolor físico en algo insignificante respecto al gran vacío que tenía en ese momento en el pecho -.. ¿y ahora qué hago?...- me dije a mi mismo entre sollozos mientras me ahogaba entre mis propias lágrimas.
Si bien no recibió una contestación rápida por parte de Arleen, respiró profundamente cuando Darren decidió retirarse. Asintió en su dirección haciendo una leve reverencia con la cabeza cuando se despidió, tal como los modales marcaban como buena costumbre. Cuando se fue, pudo respirar profundo y sentir hasta ese momento el agarre de Vishous con su mano. La miró por un instante y luego subió la mirada a sus ojos, sonriéndole suavemente. Tuvo que dejarle ir para ponerse del otro lado de Arleen y ayudarla a caminar.
Sin adentrarse demasiado en el hospital, giró un par de pasillos hasta llegar a la sala de personal. Abrió la puerta y permitió que pasaran. Al menos estaba sola y cerró la puerta cuando entraron, procurando que nadie entrara por unos instantes, en lo que Arleen se recomponía. Todos debían estar en plena urgencia de cualquier modo. Nadie descansaría esa noche.
Se sentó en la primera silla que encontró, cerca de Arleen y le invitó a sentarse junto a ella, tomándole las manos mientras volvía a concentrar la fragancia de las flores en el aire. No era un poder inmediato, pero era profundo. Apretó suavemente las manos de la joven. Tenía mucho que regañarle por la petición de ayuda que había visto, pero primero debía tranquilizarse. La había visto muy mal cuando recién abrió la boca, por lo que tenía que irse con cuidado.- ¿Qué ocurre? ¿Sayid...? - Esta vez buscó la mirada de Vishous, pero tenía la sensación de que una noticia mala del Descendiente ya habría llegado a sus oídos.- Arleen, cariño, ¿qué ocurre? ¿Puedo hablar contigo con libertad? - Preguntó, tratando de establecer alguna especie de vínculo. Con ella no iba a funcionar la regañina de Descendiente a persona común; tenía que tratarla como una igual, aunque de verdad quería zarandearla. Esperó a que hiciera algo antes de comenzar a hablar con tono de voz suave.- Tu eres médica, crees en la ciencia, crees en lo que hacemos aquí en este hospital. Eres maga, pero no te veo creyendo en las infinitas posibilidades que hay. Cada momento es perfecto para el universo. Incluso este momento, con tanta incertidumbre, con tanto dolor y tanta... incertidumbre. ¿Por qué entonces te pones tanta presión? Yo... no... no sé por lo que estás pasando, no alcanzo a comprender la situación, pero si me lo permites... te ayudaré a encontrar una solución.
Sin adentrarse demasiado en el hospital, giró un par de pasillos hasta llegar a la sala de personal. Abrió la puerta y permitió que pasaran. Al menos estaba sola y cerró la puerta cuando entraron, procurando que nadie entrara por unos instantes, en lo que Arleen se recomponía. Todos debían estar en plena urgencia de cualquier modo. Nadie descansaría esa noche.
Se sentó en la primera silla que encontró, cerca de Arleen y le invitó a sentarse junto a ella, tomándole las manos mientras volvía a concentrar la fragancia de las flores en el aire. No era un poder inmediato, pero era profundo. Apretó suavemente las manos de la joven. Tenía mucho que regañarle por la petición de ayuda que había visto, pero primero debía tranquilizarse. La había visto muy mal cuando recién abrió la boca, por lo que tenía que irse con cuidado.- ¿Qué ocurre? ¿Sayid...? - Esta vez buscó la mirada de Vishous, pero tenía la sensación de que una noticia mala del Descendiente ya habría llegado a sus oídos.- Arleen, cariño, ¿qué ocurre? ¿Puedo hablar contigo con libertad? - Preguntó, tratando de establecer alguna especie de vínculo. Con ella no iba a funcionar la regañina de Descendiente a persona común; tenía que tratarla como una igual, aunque de verdad quería zarandearla. Esperó a que hiciera algo antes de comenzar a hablar con tono de voz suave.- Tu eres médica, crees en la ciencia, crees en lo que hacemos aquí en este hospital. Eres maga, pero no te veo creyendo en las infinitas posibilidades que hay. Cada momento es perfecto para el universo. Incluso este momento, con tanta incertidumbre, con tanto dolor y tanta... incertidumbre. ¿Por qué entonces te pones tanta presión? Yo... no... no sé por lo que estás pasando, no alcanzo a comprender la situación, pero si me lo permites... te ayudaré a encontrar una solución.
Vishous avanzó con ellas hasta la sala observando poco alrededor. Necesitaba llevar a su hermana hasta un lugar seguro. Fred ya había sido informado y Aurora le hablaría de la situación de Amaya. Fueron hasta la sala que encontraron, a donde Arleen les guió, e ingresaron. Él se quedó en la puerta porque no sabía cómo proceder en este tipo de situaciones. Se le estaban atascando las palabras y sólo tenía esa sensación visceral de coger a todos los medimagos por el cogote y ponerlos a los pies de Arleen para que le ayudaran.
-Está bien, está entero. El problema no es Sayid, Sofía- Indicó y miró a su hermana con los labios tensos. No paraba de llorar. ¿Cómo podía dolerle tanto a él mismo verla de esa forma? Se estaba poniendo histérico, era peor que manejar una misión. Pudo sentir el aroma de las flores y sabía que Sofía tenía algo que ver con ello. Se dirigió entonces al lado de su hermana y se sentó, atrayéndola hacia sí mismo para abrazarla. Él era más de lenguaje corporal.
Quiso darle alguna advertencia a Sofía pero comenzó a hablar y no pudo detenerla así que esperó a que Arleen encontrara sus propias palabras y se lo explicara.
-Está bien, está entero. El problema no es Sayid, Sofía- Indicó y miró a su hermana con los labios tensos. No paraba de llorar. ¿Cómo podía dolerle tanto a él mismo verla de esa forma? Se estaba poniendo histérico, era peor que manejar una misión. Pudo sentir el aroma de las flores y sabía que Sofía tenía algo que ver con ello. Se dirigió entonces al lado de su hermana y se sentó, atrayéndola hacia sí mismo para abrazarla. Él era más de lenguaje corporal.
Quiso darle alguna advertencia a Sofía pero comenzó a hablar y no pudo detenerla así que esperó a que Arleen encontrara sus propias palabras y se lo explicara.
La caminata le ayudó a despejar un poco las vías respiratorias. Historial médico. Tenía que ver el suyo, el de su madre, el de todo su árbol geanologico si hiciese falta. Algo le pasaba a su sangre ¿Tendría algún virus? ¿O es que Sayid y ella eran incompatibles? Había oído de esos casos alguna vez… Si eso ocurría, ella misma propondría el divorcio. Al diablo los votos, sabía perfectamente la responsabilidad de Sayid para con su linaje y el Consejo; no podía atarlo a ella de esa forma.
Al ingresar en la sala y se sentó al lado de Sofía después de su gesto -El inventario de pociones está en el primer cajón, es una carpeta de color beige y se actualiza automáticamente. Pero con códigos, te los puedo tradu…- Frunció el ceño, sin comprender al principio que ella no entendiera nada de su situación. Miró a Vishous. ¿Acaso no lo sabía? La miró a aquellos grandes ojos verdes e intentó conectar con esa amiga de Sayid, no por Sofía, sino por él. Sabía que la tenía en gran estima, los había visto interactuar.
-Estoy embarazada- Explicó con sencillez -Y con riesgo de perderlo- Le dijo a Sofía y se dejó arrastrar por su hermano a aquel abrazo que tanto necesitaba. Cerró los ojos con suavidad y dejó que las lágrimas cayeran por sus mejillas -Y soy lo suficientemente imbécil para poner mi ego por encima de mi salud y la de él- Inspiró profundamente, aunque en realidad no quería controlar las lágrimas -Y puedo creer en todo eso, puedo tener mucho conocimiento pero no puedo hacer nada para curarlo, no puedo hacer nada para ayudarlo… - Se llevó el pañuelo al rostro, secándose de nuevo las lágrimas -Y me estoy volviendo loca con que me digan que debo quedarme quieta porque no sé hacerlo, no puedo hacerlo y… Yo…- Apretó el pañuelo en las manos con más fuerza aún -Yo sólo no quiero decepcionarlo…y a Sayid tampoco- Apoyó la cara en el pecho de Vishous y trató de controlar su respiración para calmarse.
Al ingresar en la sala y se sentó al lado de Sofía después de su gesto -El inventario de pociones está en el primer cajón, es una carpeta de color beige y se actualiza automáticamente. Pero con códigos, te los puedo tradu…- Frunció el ceño, sin comprender al principio que ella no entendiera nada de su situación. Miró a Vishous. ¿Acaso no lo sabía? La miró a aquellos grandes ojos verdes e intentó conectar con esa amiga de Sayid, no por Sofía, sino por él. Sabía que la tenía en gran estima, los había visto interactuar.
-Estoy embarazada- Explicó con sencillez -Y con riesgo de perderlo- Le dijo a Sofía y se dejó arrastrar por su hermano a aquel abrazo que tanto necesitaba. Cerró los ojos con suavidad y dejó que las lágrimas cayeran por sus mejillas -Y soy lo suficientemente imbécil para poner mi ego por encima de mi salud y la de él- Inspiró profundamente, aunque en realidad no quería controlar las lágrimas -Y puedo creer en todo eso, puedo tener mucho conocimiento pero no puedo hacer nada para curarlo, no puedo hacer nada para ayudarlo… - Se llevó el pañuelo al rostro, secándose de nuevo las lágrimas -Y me estoy volviendo loca con que me digan que debo quedarme quieta porque no sé hacerlo, no puedo hacerlo y… Yo…- Apretó el pañuelo en las manos con más fuerza aún -Yo sólo no quiero decepcionarlo…y a Sayid tampoco- Apoyó la cara en el pecho de Vishous y trató de controlar su respiración para calmarse.
Pon guardias con él y todos mis colegas, por favor.- Susurró despacio para Vishous tras asentir con su respuesta. Le partía el corazón pues se veía bastante perdido. Pero necesitaba asegurarse de que los Pendragon no tuvieran acceso a sus inconscientes compañeros.
Sonrió a la chica con amor cuando comenzó a decirle respecto al inventario de pociones pero luego la miró con aquel rostro perdido.- Si cariño, lo sé. No me refiero a lo que hay aquí, sino acá.- Murmuró para la morena cuando le explicó lo del embarazo, señalándose primero el vientre y luego acabando con la mano en el corazón para que entendiera lo que quería preguntarle. Fue entonces cuando aquel abrazo ocurrió y las lágrimas rodaron. Ella entendió prontamente lo que le decía y comenzó a hablar. Así que era eso. La impotencia de curar a otras personas y no poder salvar a su propio hijo.- Entiendo. Creo que por eso los médicos no entran a las operaciones difíciles de sus propios familiares, ¿no es así? - Terminó arrodillándose en el suelo junto a ella, tomando una de las manos entre las suyas para mantener el contacto, haciendo círculos en el dorso para tratar de que se quedara en el presente.- Arleen, hay dos cosas que no podemos controlar. Cómo reaccionarán los demás ante las situaciones y el futuro. El primero es un asunto de las otras personas y el futuro solo es asunto de Dios... o del Universo. Lo único que puedes hacer es atenderte a ti. Ignora a Sayid, a los doctores, a tu familia. Deja de pensar en que tienes que descansar o que debes hacer algo. No le debes nada a nadie y no necesitas nada de nadie. Nada está mal en tí, todo es como es y es perfecto. Estás creando un ser humano, eso es muchísimo más de lo que cualquiera aquí está haciendo. Cualquiera puede cerrar una herida, pero esto requiere que todo tu ser esté en paz. ¿Estás en paz contigo misma? ¿Qué le dirías a una chica que está en tu misma situación? ¿Te atreverías a decirle a una futura madre que es una... loca imbécil egocéntrica e inútil? ¿Entonces por qué te tratas con tan poca bondad?
Sonrió a la chica con amor cuando comenzó a decirle respecto al inventario de pociones pero luego la miró con aquel rostro perdido.- Si cariño, lo sé. No me refiero a lo que hay aquí, sino acá.- Murmuró para la morena cuando le explicó lo del embarazo, señalándose primero el vientre y luego acabando con la mano en el corazón para que entendiera lo que quería preguntarle. Fue entonces cuando aquel abrazo ocurrió y las lágrimas rodaron. Ella entendió prontamente lo que le decía y comenzó a hablar. Así que era eso. La impotencia de curar a otras personas y no poder salvar a su propio hijo.- Entiendo. Creo que por eso los médicos no entran a las operaciones difíciles de sus propios familiares, ¿no es así? - Terminó arrodillándose en el suelo junto a ella, tomando una de las manos entre las suyas para mantener el contacto, haciendo círculos en el dorso para tratar de que se quedara en el presente.- Arleen, hay dos cosas que no podemos controlar. Cómo reaccionarán los demás ante las situaciones y el futuro. El primero es un asunto de las otras personas y el futuro solo es asunto de Dios... o del Universo. Lo único que puedes hacer es atenderte a ti. Ignora a Sayid, a los doctores, a tu familia. Deja de pensar en que tienes que descansar o que debes hacer algo. No le debes nada a nadie y no necesitas nada de nadie. Nada está mal en tí, todo es como es y es perfecto. Estás creando un ser humano, eso es muchísimo más de lo que cualquiera aquí está haciendo. Cualquiera puede cerrar una herida, pero esto requiere que todo tu ser esté en paz. ¿Estás en paz contigo misma? ¿Qué le dirías a una chica que está en tu misma situación? ¿Te atreverías a decirle a una futura madre que es una... loca imbécil egocéntrica e inútil? ¿Entonces por qué te tratas con tan poca bondad?
-Ya los hay- Confiaba en que Ben estuviera vigilante. Pero aparte Fred había llegado con su escuadrón al hospital tras su propia llamada de atención y se había ido a la zona de urgencias para prestar apoyo desde lejos y vigilar a Sayid, de esa forma cuando subiera a habitaciones los dos podrían ir a hablar con él.
Su mirada se fue hacia el cajón que había dicho Arleen y sacó la carpeta que había indicado para luego ponerla en la mesa desde la cual podrían verificar cuánta ayuda necesitaba el hospital, aunque sabía que aquello era una excusa. Finalmente se sentó junto a ella, prestándole apoyo mientras hablaba con Sofía de su situación. Él…Quizás luego le escribiría una carta o algo por el estilo. No sabía cómo proceder en ese instante más allá de reconfortarla abrazándola y dándole cariño.
Al menos Sofía tomó las riendas y parecía que sin duda tenía palabras que lograban hacerle algo a Arleen porque notó que su respiración fue calmándose y eso hizo que se le quitara un peso de encima, respiró nuevamente como si hubiese estado conteniendo el aire todo este tiempo. Sacó otro pañuelo y se lo dio a su hermana para que se limpiara mientras él veía a Sofía y le sonreía, en un agradecimiento silencioso por esas palabras de aliento -Arleen, nunca te hemos visto de esa manera. Creo que tú sola estás malintepretando los mensajes y acciones de todo el mundo. Sólo queremos que estés bien y que sepas que estamos aquí para apoyarte, suceda lo que suceda- Aclaró
Su mirada se fue hacia el cajón que había dicho Arleen y sacó la carpeta que había indicado para luego ponerla en la mesa desde la cual podrían verificar cuánta ayuda necesitaba el hospital, aunque sabía que aquello era una excusa. Finalmente se sentó junto a ella, prestándole apoyo mientras hablaba con Sofía de su situación. Él…Quizás luego le escribiría una carta o algo por el estilo. No sabía cómo proceder en ese instante más allá de reconfortarla abrazándola y dándole cariño.
Al menos Sofía tomó las riendas y parecía que sin duda tenía palabras que lograban hacerle algo a Arleen porque notó que su respiración fue calmándose y eso hizo que se le quitara un peso de encima, respiró nuevamente como si hubiese estado conteniendo el aire todo este tiempo. Sacó otro pañuelo y se lo dio a su hermana para que se limpiara mientras él veía a Sofía y le sonreía, en un agradecimiento silencioso por esas palabras de aliento -Arleen, nunca te hemos visto de esa manera. Creo que tú sola estás malintepretando los mensajes y acciones de todo el mundo. Sólo queremos que estés bien y que sepas que estamos aquí para apoyarte, suceda lo que suceda- Aclaró
Las palabras de Sofía respecto a las operaciones hizo que Arleen la mirara un momento como si se hubiese sacado una jugada maestra en pleno tablero de ajedrez y la hubiese dejado en jaque mate en dos movidas. Parpadeó confundida, entendiendo que aquello era una pieza fundamental que se le había perdido en todo el barullo que era su mente -Sí- Mencionó, pensativa. Era cierto, el compromiso que tenía con su propio hijo más que consigo misma era la razón de su desbocada desesperación. Recordó entonces a Lucio operando a Sean y cómo había temblado su pulso, su propia inhabilitación para continuar que ella había tenido que tomar las riendas.
Tomó varias respiraciones y el pañuelo que le dio Vishous para limpiarse el rostro mientras oía a la pelirroja -No puedo ignorar a Sayid- ¿Cómo podía ser tan descarada de hacerlo? No, eso era impensable. Lo que le decía la Descendiente se parecía mucho a lo que en su momento le había dicho Anteia. Que dejara de presionarse y que permitiera que todo ocurriera de manera natural. Y ella quería corregir esa naturaleza porque no quería sentir… No quería. No quería perder. ¿Era su ego el que hablaba de nuevo? Apretó un poco el pañuelo en las manos. Era su ego. Ese que le decía que debía ser la esposa perfecta y que debía cumplir con su deber. ¿Qué sucedería si lo perdía? ¿Qué… qué le diría Sayid?
-No…Yo…- Nunca le había dicho esas palabras a nadie excepto a Gelion una vez que se retiró de su residencia. A Gelion y a ella misma. Se sorprendió de aquella realidad tan horrorosa. ¿Cómo había podido dejarse llevar a un ámbito tan negativo? ¿Cómo podía llamarse inútil? Ella sabía que no lo era. Y había reforzado ese pensamiento justo antes del ataque. Había limpiado y hecho su espacio para distraerse con sus propios inventos. Se limpió de nuevo las lágrimas y tras las palabras de V se recostó de él pensando en lo que iba a decir -Algo de lo que dijo el Sr. Pendragon me ha quedado en la cabeza. Os lo voy a decir porque sé que si sigo pensando en ello voy a volver a entrar en bucle. Dijo algo de mi sangre… Hasta donde sé tengo buena salud pero necesito saber si en realidad es así- Estaba un poco más tranquila, eso era cierto -Pero…- Se detuvo sonriendo con tristeza -Se lo diré a Anteia para que ella lo averigüe, si lo hago yo misma puede ser contraproducente-
Se mordió el labio inferior con fuerza y luego arrugó la nariz -Gracias Sofía- Se inclinó hacia ella con una sonrisa -Ahora entiendo por qué Sayid te tiene en tanta estima. Y…- Miró a Vishous un momento para luego ver a la pelirroja – No me gustó que me mintieras cuando te agradecí por sacar a mi hermano de su pozo sin fin pero creo que…Ni siquiera tú misma eras consciente de eso ¿no? - Le preguntó frunciendo el ceño -Yo… -No sabía si era el momento adecuado pero no había tenido otro momento para hablarlo -Sólo espero que seáis felices y que…lo cuides. Leticia le hizo mucho daño y yo estuve allí, presenciándolo. Sé lo que…Sé a donde puede llegar él cuando le rompen el corazón así que… - Le apretó las manos a Sofía atrayéndola hacia ella ante la tensión de Vishous, ignorándolo -Te paso la guardia ¿de acuerdo? ¿Me prometes? ¿Qué lo vas a proteger? ¿Qué lo vas a querer con todo tu corazón? – Era algo que también le había estado carcomiendo por dentro y tenía que empezar a hacer paz con esos demonios.
Tomó varias respiraciones y el pañuelo que le dio Vishous para limpiarse el rostro mientras oía a la pelirroja -No puedo ignorar a Sayid- ¿Cómo podía ser tan descarada de hacerlo? No, eso era impensable. Lo que le decía la Descendiente se parecía mucho a lo que en su momento le había dicho Anteia. Que dejara de presionarse y que permitiera que todo ocurriera de manera natural. Y ella quería corregir esa naturaleza porque no quería sentir… No quería. No quería perder. ¿Era su ego el que hablaba de nuevo? Apretó un poco el pañuelo en las manos. Era su ego. Ese que le decía que debía ser la esposa perfecta y que debía cumplir con su deber. ¿Qué sucedería si lo perdía? ¿Qué… qué le diría Sayid?
-No…Yo…- Nunca le había dicho esas palabras a nadie excepto a Gelion una vez que se retiró de su residencia. A Gelion y a ella misma. Se sorprendió de aquella realidad tan horrorosa. ¿Cómo había podido dejarse llevar a un ámbito tan negativo? ¿Cómo podía llamarse inútil? Ella sabía que no lo era. Y había reforzado ese pensamiento justo antes del ataque. Había limpiado y hecho su espacio para distraerse con sus propios inventos. Se limpió de nuevo las lágrimas y tras las palabras de V se recostó de él pensando en lo que iba a decir -Algo de lo que dijo el Sr. Pendragon me ha quedado en la cabeza. Os lo voy a decir porque sé que si sigo pensando en ello voy a volver a entrar en bucle. Dijo algo de mi sangre… Hasta donde sé tengo buena salud pero necesito saber si en realidad es así- Estaba un poco más tranquila, eso era cierto -Pero…- Se detuvo sonriendo con tristeza -Se lo diré a Anteia para que ella lo averigüe, si lo hago yo misma puede ser contraproducente-
Se mordió el labio inferior con fuerza y luego arrugó la nariz -Gracias Sofía- Se inclinó hacia ella con una sonrisa -Ahora entiendo por qué Sayid te tiene en tanta estima. Y…- Miró a Vishous un momento para luego ver a la pelirroja – No me gustó que me mintieras cuando te agradecí por sacar a mi hermano de su pozo sin fin pero creo que…Ni siquiera tú misma eras consciente de eso ¿no? - Le preguntó frunciendo el ceño -Yo… -No sabía si era el momento adecuado pero no había tenido otro momento para hablarlo -Sólo espero que seáis felices y que…lo cuides. Leticia le hizo mucho daño y yo estuve allí, presenciándolo. Sé lo que…Sé a donde puede llegar él cuando le rompen el corazón así que… - Le apretó las manos a Sofía atrayéndola hacia ella ante la tensión de Vishous, ignorándolo -Te paso la guardia ¿de acuerdo? ¿Me prometes? ¿Qué lo vas a proteger? ¿Qué lo vas a querer con todo tu corazón? – Era algo que también le había estado carcomiendo por dentro y tenía que empezar a hacer paz con esos demonios.
Suspiró agradecida a Vishous, sonriéndole suavemente a lo competente que era antes de pasar toda su atención a su hermana. Parecía que usar lenguaje médico contra ella era bastante efectivo, así que se lo apuntaba. La veía con suma sorpresa, lo que le parecía curioso, pero al menos se veía más tranquila.
No, en eso tienes razón. No puedes ignorar a Sayid. De hecho lo desaconsejo fuertemente. Al Sayid que quiero que ignores es al que tienes en tu mente. Es el hombre más sensato que conozco y jamás, jamás te fallaría. Sus promesas son ley, así que en realidad es como... como tener un muro en que descansar. Siempre estará ahí. Entiendo las circunstancias en que se conocieron pero él vino a mi entusiasmado por ti. ¿Sabes por qué me tuve que esforzar tanto en las gardenias de tu boda? Me pidió que hubiera una flor por cada día que quería pasar feliz a tu lado.- Susurró, tratando de enfatizar la última frase porque presentía que había algún tipo de miedo al respecto en ella. Como si él fuera a enojarse por algo si el embarazo salía mal. Entendía la presión al respecto, pero había que despojarse de ella. Entonces, comenzó a hablar desde su propio corazón.- La cosa con Sayid es que cuando lo ves y lo conoces... quieres agradarle. Quieres que todo sea tan perfecto como él, ¿te ha pasado? Con el tiempo te das cuenta que él hace perfecto el momento, no lo que una hace, y eso te quita un peso de encima.- Soltó un suspiro al finalizar, recordando como antes de su boda la vida era más simple.
Al menos parecía haber entrado en razón respecto a las palabras que usaba para describirse. Era bastante más sensata ahora después de la tormenta. Entonces, las alarmas le sonaron de nuevo cuando habló de los Pendragón. Sujetó la mano de la chica con un poco más de fuerza para que la mirara directamente y se tensó.- Arleen, necesito que me prometas que hasta que Sayid no hable contigo no te acercarás a los Pendragón. La magia de sangre es poderosa y no te imaginas el sinfín de daño que pueden hacer con una sola gota de sangre de un linaje poderoso. El hijo no nacido de un Descendiente concentra magia propia. Por eso tenemos un ala propia en el hospital para mis compañeros, porque un solo cabello o una sola gota de sangre harían mucho daño a un linaje entero. Además, el Consejo sigue dictaminando respecto a ellos. No podemos arriesgar tanto. Sería incluso peor a que la solución que te ofrezcan.- Sería la ruina de su familia. O al menos eso pensaba porque ella también estaba bastante negativa al respecto, pero sabía del poder y las infinitas posibilidades que la magia ofrecía, solo esperaba que Arleen pudiera discernir apropiadamente, pero hablaría con Vishous para que le tuviera el ojo encima.
Salió de sus pensamientos oscuros cuando la morena le agradeció. Fue entonces que pudo sonreír de nuevo y comenzó a ruborizarse cuando habló de la estima en la que el moreno la tenía. Se puso entonces más seria, escuchando sus palabras y atendiendo a lo que decía.- Sigo sosteniendo que yo no lo saqué, Arleen. Ya había llegado su tiempo de salir. Nadie puede hacer cambiar a nadie que no quiera. Es ley del universo. Yo solo quería mostrarle que hay opciones y él decidió tomarlas.- No era que no estuviera consciente, sino que sabía que de no haber querido, el moreno podría haber seguido como hasta ese día. Pasó entonces una de sus manos a la rodilla del Teniente, mirándole con cariño desde su posición en el suelo hasta que la morena captó de nuevo su atención.
Podría haberle dado una lección entera de cómo aquello no era algo que pudiera controlar. Le gustaba ser muy sincera con la gente, pero es que la influencia de una persona sobre otra era siempre limitada. Ella se comprometía a seguirle mostrando las alternativas positivas, pero no podía protegerle, no podía evitar que su corazón se rompiera en algún momento, lo único que podía prometer era quererle.- Arleen, te prometo que lo querré con todo el corazón.- Susurró mirando a la morena con una sonrisa sincera y tranquila. Ella también necesitaba poder pasarle la batuta con Sayid, pero no podía confiársela aún, no mientras tuviera que ver por ella misma de aquella manera y salir de su propio pozo. Sería después.- Solo, por favor, trátate con bondad. Nos hará bien a todos. Tal como dice Vishous, queremos que estés bien y te apoyaremos.
No, en eso tienes razón. No puedes ignorar a Sayid. De hecho lo desaconsejo fuertemente. Al Sayid que quiero que ignores es al que tienes en tu mente. Es el hombre más sensato que conozco y jamás, jamás te fallaría. Sus promesas son ley, así que en realidad es como... como tener un muro en que descansar. Siempre estará ahí. Entiendo las circunstancias en que se conocieron pero él vino a mi entusiasmado por ti. ¿Sabes por qué me tuve que esforzar tanto en las gardenias de tu boda? Me pidió que hubiera una flor por cada día que quería pasar feliz a tu lado.- Susurró, tratando de enfatizar la última frase porque presentía que había algún tipo de miedo al respecto en ella. Como si él fuera a enojarse por algo si el embarazo salía mal. Entendía la presión al respecto, pero había que despojarse de ella. Entonces, comenzó a hablar desde su propio corazón.- La cosa con Sayid es que cuando lo ves y lo conoces... quieres agradarle. Quieres que todo sea tan perfecto como él, ¿te ha pasado? Con el tiempo te das cuenta que él hace perfecto el momento, no lo que una hace, y eso te quita un peso de encima.- Soltó un suspiro al finalizar, recordando como antes de su boda la vida era más simple.
Al menos parecía haber entrado en razón respecto a las palabras que usaba para describirse. Era bastante más sensata ahora después de la tormenta. Entonces, las alarmas le sonaron de nuevo cuando habló de los Pendragón. Sujetó la mano de la chica con un poco más de fuerza para que la mirara directamente y se tensó.- Arleen, necesito que me prometas que hasta que Sayid no hable contigo no te acercarás a los Pendragón. La magia de sangre es poderosa y no te imaginas el sinfín de daño que pueden hacer con una sola gota de sangre de un linaje poderoso. El hijo no nacido de un Descendiente concentra magia propia. Por eso tenemos un ala propia en el hospital para mis compañeros, porque un solo cabello o una sola gota de sangre harían mucho daño a un linaje entero. Además, el Consejo sigue dictaminando respecto a ellos. No podemos arriesgar tanto. Sería incluso peor a que la solución que te ofrezcan.- Sería la ruina de su familia. O al menos eso pensaba porque ella también estaba bastante negativa al respecto, pero sabía del poder y las infinitas posibilidades que la magia ofrecía, solo esperaba que Arleen pudiera discernir apropiadamente, pero hablaría con Vishous para que le tuviera el ojo encima.
Salió de sus pensamientos oscuros cuando la morena le agradeció. Fue entonces que pudo sonreír de nuevo y comenzó a ruborizarse cuando habló de la estima en la que el moreno la tenía. Se puso entonces más seria, escuchando sus palabras y atendiendo a lo que decía.- Sigo sosteniendo que yo no lo saqué, Arleen. Ya había llegado su tiempo de salir. Nadie puede hacer cambiar a nadie que no quiera. Es ley del universo. Yo solo quería mostrarle que hay opciones y él decidió tomarlas.- No era que no estuviera consciente, sino que sabía que de no haber querido, el moreno podría haber seguido como hasta ese día. Pasó entonces una de sus manos a la rodilla del Teniente, mirándole con cariño desde su posición en el suelo hasta que la morena captó de nuevo su atención.
Podría haberle dado una lección entera de cómo aquello no era algo que pudiera controlar. Le gustaba ser muy sincera con la gente, pero es que la influencia de una persona sobre otra era siempre limitada. Ella se comprometía a seguirle mostrando las alternativas positivas, pero no podía protegerle, no podía evitar que su corazón se rompiera en algún momento, lo único que podía prometer era quererle.- Arleen, te prometo que lo querré con todo el corazón.- Susurró mirando a la morena con una sonrisa sincera y tranquila. Ella también necesitaba poder pasarle la batuta con Sayid, pero no podía confiársela aún, no mientras tuviera que ver por ella misma de aquella manera y salir de su propio pozo. Sería después.- Solo, por favor, trátate con bondad. Nos hará bien a todos. Tal como dice Vishous, queremos que estés bien y te apoyaremos.
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