Después de la fiesta le había enviado un patronus al elfo, no fue necesario que tuviera ningún mensaje; la sola presencia del halcón era suficiente para que supiera lo que necesitaba. Cuando llegó al loft subió hasta la habitación y se sacó la ropa dejandola en el canasto y se fue desnudo al baño donde se duchó durante un rato sintiendo la cabeza un poco ida con tanto alcohol de por medio y los pensamientos enredados entre todas las pelirrojas que había tenido entre sus brazos hoy.
Terminó saliendo, secándose y poniendo el primer pantalón que pillara. Total, pronto no iba a tenerlo y la calefacción del loft estaba haciendo su trabajo. Bajó hacia la cocina para pillar algo de comer, que con tanto alcohol y cachimba no había tenido tiempo de comer. Se hizo un sandwich gigante y se lo comió acompañado de un gran vaso de zumo de manzana. A ver si eso evitaba un poco la resaca de mañana, que tenía que levantarse temprano. Se tomó su tiempo para comer y después de eso limpió todo, se echó en el sofá a echar un poco la siesta pero poco tiempo después escuchó la puerta.
Vishous movió una mano y se abrió la puerta, asumiendo que se trataba de Aldaron. Cuando se quitó el brazo de la cara y lo miró soltó una risa socarrona y baja -Tienes cara de amargado, Aldaron- No se movió del sofá, que aunque era suficientemente grande, con él acostado de largo a largo parecía nada. Palmeó el sofá en el hueco que quedaba por encima de su cabeza para que se sentara, una orden silenciosa.
Terminó saliendo, secándose y poniendo el primer pantalón que pillara. Total, pronto no iba a tenerlo y la calefacción del loft estaba haciendo su trabajo. Bajó hacia la cocina para pillar algo de comer, que con tanto alcohol y cachimba no había tenido tiempo de comer. Se hizo un sandwich gigante y se lo comió acompañado de un gran vaso de zumo de manzana. A ver si eso evitaba un poco la resaca de mañana, que tenía que levantarse temprano. Se tomó su tiempo para comer y después de eso limpió todo, se echó en el sofá a echar un poco la siesta pero poco tiempo después escuchó la puerta.
Vishous movió una mano y se abrió la puerta, asumiendo que se trataba de Aldaron. Cuando se quitó el brazo de la cara y lo miró soltó una risa socarrona y baja -Tienes cara de amargado, Aldaron- No se movió del sofá, que aunque era suficientemente grande, con él acostado de largo a largo parecía nada. Palmeó el sofá en el hueco que quedaba por encima de su cabeza para que se sentara, una orden silenciosa.
Aldaron Failon
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Me había ido muy de morros de la boda después de que Arleen me echara la bronca ¡A mi! que estaba repartiendo alegría y pociones en ese día especial, también era marketing pero ¿a quien no le había hecho falta una poción en su vida? y costaban una pasta los ingredientes, era el mejor regalo de bodas de todos por no hablar de mi maravilloso vídeo y el marronazo de darle a Lucio el discurso porque si no lo hago yo no lo hace nadie con el rollo ese de ser descendiente. Llegué a casa y me quité los zapatos aún refunfuñando y quejándome yo solo en voz alta -Tráeme el pijama cómodo!- grité al aire y cuando me contestó el silencio caí en que me había dejado a mi mayordomo en la boda, me hice un facepalm y busqué el aparatejo que me había dado Gio para controlarlo por si acaso, llamándolo de vuelta a casa.
Me di una ducha y me puse el pijama esperando a mi mayordomo tirado en el sofá repasando las fotos que había hecho de la boda, la kiss cam también iba inmortalizando y grabando momentos por lo que el beso de Sean y Lucio estaba grabado, el de Arleen con Sayid también y solo por joder pensaba darle un cuadro enorme con esa foto enmarcada y con un lazo, para que se sintiera mal por echarme la bronca. Trazando mi plan malvado estaba cuando un patronus apareció en mi casa, aquel halcón se posó en la parte de arriba del sofá y lo miré con los ojos entornados -Que pesados son estos Royden! de verdad! ¿es que a este no le vale con una de las pelirrojas? que yo celoso no soy pero no sé, un "hola Aldarón, eres mi follamigo favorito, nos vemos después" no habría estado mal, la hermana me amenaza y la madre me mira como si fuera de segunda!- empecé a quejarme solo pero lo que decía y hacía eran cosas muy diferentes, pues mientras gritaba y me quejaba el pijama voló para poder cambiarme a ropa decente y salir de mi piso rumbo a casa de Vishous.
De camino iba con las manos en los bolsillos y las orejas cubiertas por la bufanda quejándome por lo bajoo -Y claro, ahí va el pringao a casa del señorito que puede desaparecerse pero yo por un buen polvo me tengo que mover congelándome las orejas, que desconsiderado, de verdad- quejándome solo el paseo se hacía más ameno y en unos minutos llegué a casa de Vishous, la puerta se abrió sola y pasé sin decir nada dejando el abrigo y la bufanda en el perchero, me acerqué y lo vi sentado en el sofá pero cuando se quitó el brazo de encima para verme empezó a reírse -no te rías de mi que encima recibes, la próxima vez en mi casa que tu te desaparecer pero yo vengo andando- la orden era clara cuando palmeo el sofá pero en lugar de eso lo que hice fue acostarme sobre él aún de morros pero mirándolo a los ojos -Pensaba que cazarías algo en la fiesta y traerías comida para llevar~ ¿o tu madre ha echado a perder tu coto de caza?- dije con una sonrisa maliciosa mientras acariciaba su pecho y delineaba sus clavículas con un dedo -ya estaba en pijama así que más te vale dejarme contento-
Me di una ducha y me puse el pijama esperando a mi mayordomo tirado en el sofá repasando las fotos que había hecho de la boda, la kiss cam también iba inmortalizando y grabando momentos por lo que el beso de Sean y Lucio estaba grabado, el de Arleen con Sayid también y solo por joder pensaba darle un cuadro enorme con esa foto enmarcada y con un lazo, para que se sintiera mal por echarme la bronca. Trazando mi plan malvado estaba cuando un patronus apareció en mi casa, aquel halcón se posó en la parte de arriba del sofá y lo miré con los ojos entornados -Que pesados son estos Royden! de verdad! ¿es que a este no le vale con una de las pelirrojas? que yo celoso no soy pero no sé, un "hola Aldarón, eres mi follamigo favorito, nos vemos después" no habría estado mal, la hermana me amenaza y la madre me mira como si fuera de segunda!- empecé a quejarme solo pero lo que decía y hacía eran cosas muy diferentes, pues mientras gritaba y me quejaba el pijama voló para poder cambiarme a ropa decente y salir de mi piso rumbo a casa de Vishous.
De camino iba con las manos en los bolsillos y las orejas cubiertas por la bufanda quejándome por lo bajoo -Y claro, ahí va el pringao a casa del señorito que puede desaparecerse pero yo por un buen polvo me tengo que mover congelándome las orejas, que desconsiderado, de verdad- quejándome solo el paseo se hacía más ameno y en unos minutos llegué a casa de Vishous, la puerta se abrió sola y pasé sin decir nada dejando el abrigo y la bufanda en el perchero, me acerqué y lo vi sentado en el sofá pero cuando se quitó el brazo de encima para verme empezó a reírse -no te rías de mi que encima recibes, la próxima vez en mi casa que tu te desaparecer pero yo vengo andando- la orden era clara cuando palmeo el sofá pero en lugar de eso lo que hice fue acostarme sobre él aún de morros pero mirándolo a los ojos -Pensaba que cazarías algo en la fiesta y traerías comida para llevar~ ¿o tu madre ha echado a perder tu coto de caza?- dije con una sonrisa maliciosa mientras acariciaba su pecho y delineaba sus clavículas con un dedo -ya estaba en pijama así que más te vale dejarme contento-
-Mis juguetes son más interesantes- Le respondió con todo eso de que él venía caminando, a diferencia de él mismo, que podía desaparecerse. Debería cogerse alguna montura. Su hermana tenía una alfombra, bien podría comprarse una con lo que ganaba en dinero por los condones. No se molestó cuando se acostó encima de él, por el contrario, abrió las piernas y con un brazo acomodó la postura del elfo para que sus intimidades estuvieran en posición -Toda mi familia me ha jodido la caza. Y cierta pelirroja me ha hecho comerme el coco. Así que no estaba muy por la labor para …mierdas varias- Sonrió de lado -Necesitaba algo específico- Cuando dijo aquello movió la cadera contra la de él, notando que los dos eran muy conscientes de lo que venían a hacer o lo que les iba.
La risa que soltó el Royden fue oscura y tentadora -¿Cuándo no te he dejado satisfecho?- Preguntó y subió una mano para cogerle el rostro. Al ser de otra raza, Aldaron gozaba de una belleza que a Vishous le llamaba la atención. Sus rasgos eran más bien andróginos. Le recorrió el rostro con la mirada diamantina y le atrapó la cara con una sola mano, apretándolo lo suficiente para que esta vez pusiera los morros a la fuerza -Creo que hoy te voy a poner bozal…Entre otras cosas- Con el pulgar, acarició el labio inferior con brusquedad sonriendo de lado ante las cosas que su propia mente dibujaba. Le soltó la cara y bajó las manos por el cuerpo del rubio para meter las manos bajo su camiseta y empezar a subirlas, sacándole la pieza por encima de la cabeza en un solo movimiento.
Los desapareció hasta la cama, desde donde habría mucho más juguetes con los que jugar, justo en el cabecero había mil cajones que no se veían a simple vista pero que los dos sabían que estaban allí. Vishous sonrió y le cogió del cabello rubio con fuerza para guiarlo hacia su zona sur. -Venga… Ayúdame a quitarte esos morros- Le guiñó un ojo mostrándole una sonrisa abierta.
La risa que soltó el Royden fue oscura y tentadora -¿Cuándo no te he dejado satisfecho?- Preguntó y subió una mano para cogerle el rostro. Al ser de otra raza, Aldaron gozaba de una belleza que a Vishous le llamaba la atención. Sus rasgos eran más bien andróginos. Le recorrió el rostro con la mirada diamantina y le atrapó la cara con una sola mano, apretándolo lo suficiente para que esta vez pusiera los morros a la fuerza -Creo que hoy te voy a poner bozal…Entre otras cosas- Con el pulgar, acarició el labio inferior con brusquedad sonriendo de lado ante las cosas que su propia mente dibujaba. Le soltó la cara y bajó las manos por el cuerpo del rubio para meter las manos bajo su camiseta y empezar a subirlas, sacándole la pieza por encima de la cabeza en un solo movimiento.
Los desapareció hasta la cama, desde donde habría mucho más juguetes con los que jugar, justo en el cabecero había mil cajones que no se veían a simple vista pero que los dos sabían que estaban allí. Vishous sonrió y le cogió del cabello rubio con fuerza para guiarlo hacia su zona sur. -Venga… Ayúdame a quitarte esos morros- Le guiñó un ojo mostrándole una sonrisa abierta.
Aldaron Failon
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-En eso no vamos a discutir- dónde iba a parar, porque si acudía a la llamada de Vishous no era solo para que él lo pasara bien, aquello era un yo te doy, tu me das, que el me daba más pero eso no viene al caso, lo importante eran todos los juguetes que tenía distribuidos por la casa y que fui descubriendo de forma bastante placentera. El más alto abrió las piernas para poder acomodarme y empezar a tontear, lo dejé hacer escuchando sus quejas -awww, pobre Vishous, el incomprendido que solo quiere tirarse a una pelirroja, menos mal que éste rubio está para emergencias ¿eh?- levanté una ceja y sonreí de lado para decir aquello con cierto toque sarcástico, justo antes de morderme el labio inferior con deseo al sentir aquel movimiento de cadera contra mi.
La delicadeza no era lo que mejor definía al buen teniente y me entraba la duda de vez en cuando ¿le daría un infarto a su madre si se enteraba de la afición de su hijo? si era el caso esperaba no estar de guardia, ojalá lo pillara conmigo en la cama "si señora, el médico de segunda atiende a su hija y se tira a su hijo, de nada" -Teniente, menos mal que la tiene tan grande como su ego- respondí finalmente a lo de dejarme satisfecho, lo hacía y de forma sobresaliente pero mejor no dejar que se le subiera mucho a la cabeza. atrapé su pulgar con los dientes cuando lo pasó de aquella forma por mis labios y lo mordí sin demasiada fuerza antes de soltarlo y lamerlo -No te pases que mañana tengo el turno de mañana en el hospital, pero con unas cinco o tres horas de sueño me vale- era mi única condición, las marcas o cualquier evidencia de lo que hiciéramos las luciría con orgullo.
La ropa desapareció en un segundo quedando mi torso desnudo expuesto solo para él, en cuanto aparecimos en la cama y me tomó del cabello sonreí sabiendo perfectamente lo que quería, no dije nada solo me moví como él deseaba, bajé por sus pectorales dejando besos y algún que otro bocado con los dientes de forma juguetona hasta llegar a la cintura del pantalón, tiré de este viendo que se lo había puesto solo por cortesía -¿y si no llego a venir? ¿qué?- seguramente se buscaría a otra pero ya que era el polvo de emergencia estaba bien pensar que se quedaría con las ganas.
La delicadeza no era lo que mejor definía al buen teniente y me entraba la duda de vez en cuando ¿le daría un infarto a su madre si se enteraba de la afición de su hijo? si era el caso esperaba no estar de guardia, ojalá lo pillara conmigo en la cama "si señora, el médico de segunda atiende a su hija y se tira a su hijo, de nada" -Teniente, menos mal que la tiene tan grande como su ego- respondí finalmente a lo de dejarme satisfecho, lo hacía y de forma sobresaliente pero mejor no dejar que se le subiera mucho a la cabeza. atrapé su pulgar con los dientes cuando lo pasó de aquella forma por mis labios y lo mordí sin demasiada fuerza antes de soltarlo y lamerlo -No te pases que mañana tengo el turno de mañana en el hospital, pero con unas cinco o tres horas de sueño me vale- era mi única condición, las marcas o cualquier evidencia de lo que hiciéramos las luciría con orgullo.
La ropa desapareció en un segundo quedando mi torso desnudo expuesto solo para él, en cuanto aparecimos en la cama y me tomó del cabello sonreí sabiendo perfectamente lo que quería, no dije nada solo me moví como él deseaba, bajé por sus pectorales dejando besos y algún que otro bocado con los dientes de forma juguetona hasta llegar a la cintura del pantalón, tiré de este viendo que se lo había puesto solo por cortesía -¿y si no llego a venir? ¿qué?- seguramente se buscaría a otra pero ya que era el polvo de emergencia estaba bien pensar que se quedaría con las ganas.
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- Pasé un mechón de cabello tras mi oreja para que no molestara, me lamí los labios y abrí la boca para recorrer con mi lengua la virilidad del más alto desde la base a la punta ayudándome con la mano para sujetarla, levanté un segundo la mirada para encontrarme con sus ojos y sonreír antes de envolverlo con mi boca para darle el placer que me pedía. Aquella situación tan candente me excitaba tanto que también necesitaba algo de atención pero aún llevaba los vaqueros puestos, me las arreglé para deshacerme del botón y la cremallera con la mano que me quedaba libre y así liberar un poco de tensión sin descuidar las atenciones a mi compañero de "aventuras"
-Suena a que tengo fetiche con las pelirrojas. Y que sepas, que le tengo tirria a las rubias así que…- Le miró el pelo, cogiéndole un mechón con curiosidad. Le parecía extremadamente suave, había mujeres que incluso lo tenían peor que él. Leticia por ejemplo. El pensamiento fue un flash, pero la mirada de V se oscureció y no de lujuria. Volvió los ojos hacia él -Emergencias no es la palabra- Pero tampoco le dijo cual era. Una descarga bastante placentera le recorrió la columna cuando Aldaron lo mordió y el sonrió, soberbio, antes de oír lo del turno -Yo también tengo entrenamiento de reclutas mañana, temprano. Así que manos a la obra-
Vishous se fue directo hacia el baño, para deshacerse del condón, y abrir la ducha de pie. En cualquier momento Aldaron lo acompañaría, que los dos habían quedado pringados. Pero supuso que aún tenía que reponerse un poco.
- +18:
- Cerró los ojos, dejando que Aldaron cumpliera con su “deber” mientras sentía sus labios recorriendo su pecho hacia donde debía dirigirse. La pregunta le hizo reír y su abdomen se contrajo con cada carcajada -¿Quieres que te responda esa pregunta? ¿En serio?- Inquirió arqueando una ceja y abriendo los ojos para mirarlo mientras lo engullía. Vishous acomodó la cabeza para tener una mejor visión mientras el deseo se expandía por todo su cuerpo. Con Aldaron se veía hace un año o así pero había aprendido rápido lo que le gustaba y lo hacía estremecerse de placer con premura. Aparte de eso, tenía entrenamiento porque era probablemente tan promiscuo como el propio V.
Sólo que V era un puto bruto y necesitaba desfogarse. Le cogió del pelo con ambas manos y agradeció la experiencia del elfo cuando fue él el que marcó el ritmo. Profundo, cadencioso e intenso. El placer de cada roce, de cada paso de la lengua del elfo lo hizo gruñir y le apretó con más fuerza el pelo antes de dar un par de estocadas rápidas que lo llevaron al borde pero se contuvo. Autocontrol, por supuesto. Le soltó el cabello al elfo para que se alejara, dejandole respirar con normalidad. Vishous se sentó, haciendo que Aldaron se levantara y le arrebató los pantalones. En una demostración de fuerza y agilidad, incluso veteranía, lo acostó en la cama de espaldas, metiéndose entre sus piernas dejando que sus cuerpos se rozaran y le sonrió antes de abrir uno de los compartimentos y sacar las esposas -Mucho has hecho con las manos hoy- Le soltó antes de cogerle las muñecas y juntarlas con las esposas por encima de su cabeza, dejó algo de libertad de movimiento para que apoyara con los brazos y volvió la mirada hacia él, bajó los labios por su nariz y rozó los del elfo con la promesa de un beso que nunca llegó -Y con la boca- Murmuró y se incorporó un poco para abrir otro compartimento y sacar una bola negra que acabó colocándole en el rostro y entre los labios y dientes -Muerde- Le ordenó con una sonrisa perversa.
Vishous movió la cadera, haciendo que ambos sexos se acariciaran y gruñó ante el ramalazo de placer que le envolvió. Mordió, con más fuerza de la que debería, la mandíbula de Aldaron y se rió ante su reacción. No extrañó su petorata. Y se incorporó un poco para buscar dos de sus grandes amigos: el lubricante y el condón. Uno lo utilizó para facilitar la estimulación y evitar que el pobre elfo acabara cojeando al día siguiente. Que sí, era bruto pero no con el propósito de dañar a nadie y sabía que, en efecto, podía hacerlo. Tenía un “ego” grande, según el rubio. No se dedicó sólo a prepararlo sino también a estimularlo manualmente mientras lo veía removerse para él. Los jadeos ahogados por la bola le hicieron sonreír y Vishous, encantado de la vida, lo torturó a un ritmo casi frenético para llevarlo al mismo punto en el que estaba él. No supo exactamente cuanto tiempo pasó así, pero las mejillas enrojecidas de Aldaron le decía que el suficiente -¿Lo quieres?- Preguntó, rozándose con él, y entrecerrando los ojos en un gesto divertido. Se preparó, protegiéndose con el producto bestseller de Aldaron. Sabía que la respuesta era evidente aunque no pudiera evocarla, y Vishous que también lo necesitaba, lo alzó un poco poniendo su grueso brazo izquierdo rodeando su cadera, de esa forma tendría mejor acceso. Se posicionó mejor y poco a poco fue entrando en él, no le dio espacio de respiro, pero tampoco le dio un caderazo -Relaja- Ordenó y con la mano derecha le cogió el rostro para que lo mirara, observando sus ojos azules con un deseo posesivo -Hazlo para mí- Repitió y siguió hasta el final. Cuando llegó, cerró los párpados y apoyó su frente en la de Aldaron, esperando lo suficiente para que se acostumbrara a él y luego imponer un ritmo lento, disfrutando del momento mientras la virilidad del elfo quedaba apretada entre sus vientres, rozándose con la piel cálida y dorada de Vishous en cada movimiento.
-Eso es…- Murmuró sintiendo que finalmente ambos empezaban a disfrutar del instante. Y al saberlo sonrió antes de lamerle el labio inferior e incorporarse sobre sus rodillas, lo tomó de la cadera con firmeza para que el ritmo fuera mucho más marcado, rápido y profundo. Se sentía cerca del orgasmo y no dudó en que su “compañero de aventuras” también lo estuviera. Tomó su masculinidad en una de sus manos y lo estimuló al mismo ritmo que él marcaba con sus caderas hasta que ambos alcanzaron el cénit del placer. Vishous en un gruñido, Aldaron en un gemido ahogado.
El teniente se mantuvo en la posición y el único movimiento que hizo fue extender la mano para liberar la boca de Aldaron, sabiendo que ahora vendría alguna petorata. Pero para advertirle se movió en su interior en círculos antes de salir con una risa oscura. Se levantó de la cama y le echó una mirada, moviendo la cabeza hacia el baño -Sabes como quitártelas- Le dijo al elfo porque, ante todo, seguridad. Las esposas no eran más que un instrumento de control, pero siempre les enseñaban a cómo quitárselas por si acaso.
Vishous se fue directo hacia el baño, para deshacerse del condón, y abrir la ducha de pie. En cualquier momento Aldaron lo acompañaría, que los dos habían quedado pringados. Pero supuso que aún tenía que reponerse un poco.
Aldaron Failon
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-Vaya, soy el afortunado, que bien- no tenía ni idea de lo de las rubias... ¿la mujer de su hermano no era rubia? esa que trabajaba con Doris y que nunca me acordaba de su nombre, en fin eso era cosa de ellos pero si me enteraba del cotilleo mejor. Levanté una ceja extrañado cuando dijo que no era el polvo de emergencia, no sabía si era más o menos que eso así que mejor me quedaba calladito que ambos teníamos que madrugar y la charla sin sentido solo retrasaba el tiempo de juegos.
Me quité las esposas y retocé un poco en la cama echando un vistazo al reloj sobre la mesita, era tarde para volver a casa pero me venía mejor para ir al hospital, me levanté con las piernas algo flojas pero pude llegar al baño para unirme a la ducha con Vishous, al salir le robé una toalla y me vestí listo para irme -Toma, por alegrarme la noche~ úsalo bien- dejé un condón en la mesita al lado de la cama y abandoné el piso más contento que unas pascuas.
- +18:
- Ya estaba en la labor cuando V me preguntó si quería respuesta a esa pregunta, alcé la mirada un momento y le di un pequeño mordisco juguetón de advertencia, eso era un no. Lo bueno de aquellos encuentros con el hermano de Arleen era que ninguno de los dos tenía que andarse con tonterías, había química sexual y ambos podíamos expresarnos y conocer al otro sin tabúes, mientras trabajaba con mi boca dejé de autocomplacerme y la mano contraria pasó a masajear la parte más baja del moreno llevando la estimulación a un punto más alto, llegado el momento él empezó a marcar su propio ritmo en mi boca tirando de mi cabello para poner punto final a mi tarea con dos estocadas.
Lo miré de forma pícara lamiendo la punta de su virilidad y cuando me dejó libre me aparté para poder recuperar el aliento pero tampoco es que me diera mucha tregua, se levantó arrebatándome lo que quedaba de mi ropa y de inmediato me vi acorralado entre su cuerpo y la cama, me mordí el labio inferior con deseo llevando las manos a sus pectorales antes de que las apresara con las suyas y me pusiera las esposas, después vino aquella provocación a la cual respondí sacando la lengua para lamer sus labios y después apresar el inferior con los dientes tirando de él suavemente -Puedo hacer mucho más con la boca, ya lo sabes- Sonreí y dejé que me pusiera aquella mordaza mordiendola tal y como me había ordenado.
Un ahogado gemido salió de mi cuando aquella estocada hizo que nuestros miembros se rozaran, al ver la expresión del otro me reí bastante orgulloso por mi trabajo bien hecho. Cuando V se estiró para sacar algo más no me hizo falta ver lo que era, ya sabía lo que había en ese cajón y ahora me tocaba a mi sufrir dulcemente, sus dedos poco a poco me fueron penetrando a la vez que se movían con maestría, cerré los ojos un momento para sentirlo con más intensidad hasta que por fin dio con mi próstata y sentí como me recorría una corriente por todo el cuerpo haciéndome gemir de placer.
Aquella dulce tortura continuó y quería más, movía mis caderas contra sus dedos pero no eran suficiente, mis mejillas y las orejas estaban enrojecidas para cuando me preguntó si quería más y asentí con la cabeza. Lo vi prepararse desde mi posición y cuando sentí el roce me estremecí, su brazo me tomó por la cadera y lo ayudé levantándome un poco y así facilitarle la tarea, pronto me vi respirando de forma pausada para poder relajarme no me hacía falta que me lo recordara pero para que su gran " ego " pudiera entrar tenía que hacer un esfuerzo. Al penetrarme por completo lo atrapé con mis piernas para evitar que se moviera, mi respiración volvía a ser irregular y necesitaba que se estuviera quietecito un momento mientras lo aceptaba dentro de mi, lo solté para que empezara a moverse pero él tenía otros planes para mi. Moví mi cadera poco a poco marcando un ritmo lento pero placentero que me invitaba a moverme cada vez más con el paso de los minutos, cuando el ritmo se hizo placentero para ambos nos dejamos llevar, sentía el peso del otro sobre mi cuerpo y con cada roce en mi entrepierna me sentía más y más cerca del climax.
Vishous se levantó y ya sabía lo que tocaba, sus movimientos cada vez más intensos me hacían pensar que acabaría por romperme pero al mismo tiempo me generaba tal placer que los gemidos continuos se escuchaban más altos a pesar de estar ahogados, cuando ambos llegamos al orgasmo mi espalda se arqueo en un espasmo debido a aquella dulce sensación en la que tuve que aguantar la respiración para sentir como mi cabeza se nublaba y todo mi cuerpo temblaba. Me quedé tirado en la cama intentando recomponerme un poco agradecido porque me quitara la mordaza para tomar una buena bocanada de aire, miré al otro sonriente y a punto estuve de abrir la boca cuando me hizo la jugarreta esa de moverse en círculos antes de salir haciéndome gemir por última vez, me reí deseando poder tirarle una almohada a la cabeza -Serás cabrón...-
Me quité las esposas y retocé un poco en la cama echando un vistazo al reloj sobre la mesita, era tarde para volver a casa pero me venía mejor para ir al hospital, me levanté con las piernas algo flojas pero pude llegar al baño para unirme a la ducha con Vishous, al salir le robé una toalla y me vestí listo para irme -Toma, por alegrarme la noche~ úsalo bien- dejé un condón en la mesita al lado de la cama y abandoné el piso más contento que unas pascuas.
-Cabrón es mi segundo nombre. Teniente Vishous Cabrón Royden- Bromeó mientras se relajaba en el agua caliente. Lo cierto es que había necesitado aquello más de lo que quería expresar. Sexo, sin sentimientos, sin tonterías. Su zona de confort. Después de haberse estado comiendo la cabeza toda la tarde. Ambos terminaron de ducharse y la agilidad del elfo le sorprendio para robarse la primera toalla, acabó de secarse con otra y le guiñó un ojo cuando le dejó el preservativo -Gracias, rubio- Después de eso, bajó a la cocina para dejar un lomo de carne macerandose. Luego subió y quitó la sábana superior de la cama quedándose con la bajera y se acostó, atrayendo una manta para echarsela encima y finalmente dormir.
Al día siguiente, el despertador sonó y Vishous se estiró un poco antes de levantarse. Hizo una serie de ejercicios y estiramientos rápidos antes de echarse otra ducha más fresca, asearse y bajar a desayunar. Uno completito. Tostadas, zumo, café, huevos, bacon y fruta. Cuando lo terminó dejó los cacharros lavándose y puso el horno al mínimo para meter el lomo que había dejado toda la noche cogiendo sabor, para poder cenar bien en la noche. Y más importante, a la hora que correspondía. Después de eso se vistió con el uniforme y desapareció al campo de entrenamiento.
Al día siguiente, el despertador sonó y Vishous se estiró un poco antes de levantarse. Hizo una serie de ejercicios y estiramientos rápidos antes de echarse otra ducha más fresca, asearse y bajar a desayunar. Uno completito. Tostadas, zumo, café, huevos, bacon y fruta. Cuando lo terminó dejó los cacharros lavándose y puso el horno al mínimo para meter el lomo que había dejado toda la noche cogiendo sabor, para poder cenar bien en la noche. Y más importante, a la hora que correspondía. Después de eso se vistió con el uniforme y desapareció al campo de entrenamiento.
En su casa no tuvo que esperarla demasiado y cuando apareció, V no hizo más que sonreír de lado. Se preguntó, nuevamente, porqué no le había echado los tejos antes…Con el escote que se gastaba, la cintura de avispa, la boca pecaminosa. Su mente divagó y atinó a asentir a lo del entrenamiento antes de que la mujer fuera a por una cosa pringosa que no sabía qué era. Negó a lo del hospital, informándole que eran gajes del oficio y se desapareció hacia su loft tras tenderle el brazo para que se cogiera.
Aparecieron en medio del salón, sostuvo a Sofía en caso de que perdiera el equilibrio y luego le sonrió -Bienvenida- Le dijo con suavidad antes de quitarse el abrigo y pedirle a ella el suyo para que estuviera más cómoda. La temperatura era bastante buena así que no lo necesitaría. El Loft aparte del olor a madera que tenía, muy particular por todos los muebles y el aseo que la persona del servicio hacía, tenía un delicioso aroma a carne al horno. La había apagado justo antes de ir a buscarla así que aún estaría caliente.
Desde donde estaban, Sofía podía apreciar todo porque era un espacio casi sin paredes. La única parte que tenía más o menos privacidad era el baño de la parte superior pero tampoco era mucha. Le hizo un gesto para que curioseara mientras él iba a colgar los abrigos. En la mesa del comedor ya estaba todo preparado para comer, sin velas, porque tampoco era un romántico empedernido. -¿Tienes hambre?- Preguntó mientras iba hacia la cocina, era pequeña pero a él le funcionaba perfectamente porque era bastante organizado. No había hecho un menú demasiado elaborado porque básicamente estaba agotado de toda la pelea que había tenido en la mañana y la burocracia de la tarde.
Sacó una bandeja de quesos y otra de charcutería que había preparado con antelación y fue acercándola hacia la mesa del comedor dejando a Sofía a su bola -Cuidado con lo que tocas, no te vayas a sorprender- Bromeó mientras apoyaba la bandeja con cuidado y se movía hacia un lado para coger la botella de vino -Por cierto, dime qué sucedió en el invernadero? ¿Por qué te han roto las ventanas? Mañana en la mañana estoy libre y pasaré a verlo…- Preguntó con un gesto si quería vino y sirvió primero para él y luego para ella, si es que decía que sí.
Aparecieron en medio del salón, sostuvo a Sofía en caso de que perdiera el equilibrio y luego le sonrió -Bienvenida- Le dijo con suavidad antes de quitarse el abrigo y pedirle a ella el suyo para que estuviera más cómoda. La temperatura era bastante buena así que no lo necesitaría. El Loft aparte del olor a madera que tenía, muy particular por todos los muebles y el aseo que la persona del servicio hacía, tenía un delicioso aroma a carne al horno. La había apagado justo antes de ir a buscarla así que aún estaría caliente.
Desde donde estaban, Sofía podía apreciar todo porque era un espacio casi sin paredes. La única parte que tenía más o menos privacidad era el baño de la parte superior pero tampoco era mucha. Le hizo un gesto para que curioseara mientras él iba a colgar los abrigos. En la mesa del comedor ya estaba todo preparado para comer, sin velas, porque tampoco era un romántico empedernido. -¿Tienes hambre?- Preguntó mientras iba hacia la cocina, era pequeña pero a él le funcionaba perfectamente porque era bastante organizado. No había hecho un menú demasiado elaborado porque básicamente estaba agotado de toda la pelea que había tenido en la mañana y la burocracia de la tarde.
Sacó una bandeja de quesos y otra de charcutería que había preparado con antelación y fue acercándola hacia la mesa del comedor dejando a Sofía a su bola -Cuidado con lo que tocas, no te vayas a sorprender- Bromeó mientras apoyaba la bandeja con cuidado y se movía hacia un lado para coger la botella de vino -Por cierto, dime qué sucedió en el invernadero? ¿Por qué te han roto las ventanas? Mañana en la mañana estoy libre y pasaré a verlo…- Preguntó con un gesto si quería vino y sirvió primero para él y luego para ella, si es que decía que sí.
Desaparecieron de la cabaña justo después de que cubrió la mejilla del moreno con el tónico que se absorbería de manera rápida en su piel. Ayudar le dejaba siempre más tranquila, pues ella misma no iba mucho al hospital, sino que se buscaba su propia salud con métodos variados que le ayudaban a aumentar su conocimiento sobre las plantas. Una vez en el loft, curioso en ella, pero sintió un leve mareo por causa de la desaparición. Lo disimuló bastante bien, comenzando a caminar por la sala y sobre todo apreciando los amplios techos del lugar.
Gracias. Siento que debí haberte traído una planta. Es agradable, tiene un olor a madera que me gusta.- Murmuró con una media sonrisa. El lugar era bastante cálido a decir verdad, con lo que comenzó a quitarse el abrigo cuando él lo hizo. Curiosamente, ya no se sentía tan cómoda como debía en su elección de atuendo; un vestido negro de mangas largas que llegaba por debajo de sus muslos y se abrazaba bien a su figura, acompañado por botas altas que subían por encima de sus rodillas. Entre estas piezas se adivinaba un trozo de la piel de sus piernas de algunos centímetros de grosor. Decidió mientras se paseaba por el piso que le gustaba el decorado... tenía mucha madera, había ventanas por todos lados aunque ella las habría hecho más amplias. Llegó hasta las escaleras antes de que la pregunta del contrario le llamara la atención.
No tenía hasta que lo mencionaste. ¿Qué vamos a cenar? - Solo se había tomado el café temprano, antes del trágico momento con Savannah y después había estado demasiado ensimismada. Dejó su bolso en la mesita de la sala y también se quitó los guantes con cuidado de no soltar los tres frasquitos que llevaba. Le sonrió por aquello de tener cuidado con lo que tocaba, aunque el lugar parecía bastante normal hasta ese momento. Aceptó el vino que el moreno le ofrecía asintiendo con la cabeza y se acercó lentamente. Mientras explicaba, se había colocado unas gotas de esencia en la punta del dedo y lo pasó por las orillas de la copa, esparciendo el bálsamo con cuidado.-
Mis alumnos se saltaron mi clase de la mañana para dormir y solo una fue. Le estaba dando una clase personal cuando... hmmm... le estresé el olfato un poquitín y terminó rompiéndome los cristales del techo para respirar.- Recordar el incidente le hacía recordar las palabras y el dolor de cabeza le volvía.- ¿Y a ti quien te golpeó? Me siento cada vez menos segura contigo, me rompen los cristales, te rompen la cara, ¿es por la luna llena? ¿Te quita poderes de alguna manera? - Bromeó, llevándose la copa a los labios y bebiendo la mitad en un par de tragos. Esperaba que la esencia hiciera efecto con rapidez, ya no podía seguir comiéndose la cabeza.
Gracias. Siento que debí haberte traído una planta. Es agradable, tiene un olor a madera que me gusta.- Murmuró con una media sonrisa. El lugar era bastante cálido a decir verdad, con lo que comenzó a quitarse el abrigo cuando él lo hizo. Curiosamente, ya no se sentía tan cómoda como debía en su elección de atuendo; un vestido negro de mangas largas que llegaba por debajo de sus muslos y se abrazaba bien a su figura, acompañado por botas altas que subían por encima de sus rodillas. Entre estas piezas se adivinaba un trozo de la piel de sus piernas de algunos centímetros de grosor. Decidió mientras se paseaba por el piso que le gustaba el decorado... tenía mucha madera, había ventanas por todos lados aunque ella las habría hecho más amplias. Llegó hasta las escaleras antes de que la pregunta del contrario le llamara la atención.
No tenía hasta que lo mencionaste. ¿Qué vamos a cenar? - Solo se había tomado el café temprano, antes del trágico momento con Savannah y después había estado demasiado ensimismada. Dejó su bolso en la mesita de la sala y también se quitó los guantes con cuidado de no soltar los tres frasquitos que llevaba. Le sonrió por aquello de tener cuidado con lo que tocaba, aunque el lugar parecía bastante normal hasta ese momento. Aceptó el vino que el moreno le ofrecía asintiendo con la cabeza y se acercó lentamente. Mientras explicaba, se había colocado unas gotas de esencia en la punta del dedo y lo pasó por las orillas de la copa, esparciendo el bálsamo con cuidado.-
Mis alumnos se saltaron mi clase de la mañana para dormir y solo una fue. Le estaba dando una clase personal cuando... hmmm... le estresé el olfato un poquitín y terminó rompiéndome los cristales del techo para respirar.- Recordar el incidente le hacía recordar las palabras y el dolor de cabeza le volvía.- ¿Y a ti quien te golpeó? Me siento cada vez menos segura contigo, me rompen los cristales, te rompen la cara, ¿es por la luna llena? ¿Te quita poderes de alguna manera? - Bromeó, llevándose la copa a los labios y bebiendo la mitad en un par de tragos. Esperaba que la esencia hiciera efecto con rapidez, ya no podía seguir comiéndose la cabeza.
-De nada…En cuanto a la planta, tengo suficientes arriba. Si lo deseas, después puedes mirarlas. Las cuida Elvira…a mi no se me dan muy bien- Dijo con total honestidad, alzando el hombro derecho para restarle importancia pero le gustaba al menos la vista que le daba y allí era donde vivía su halcón, Onyx, así que había intentado asemejar en lo posible su hábitat natural. Vishous le dedicó una mirada inquisitiva al verla vestida toda de negro. Entendía que era invierno pero o no venía a disfrutar de los placeres de Venus o se lo quería poner difícil. Justo hoy, que lo quería todo fácil. Aprovechó un momento y puso algo de música de fondo.
-Emmm… No me pidas que te hablé de menús elegantes – Se rió un poco para luego señalarle la bandeja de aperitivos, porque quería comerla ya -Para abrir el apetito, en mi opinión, no hay nada mejor que una bandeja de charcutería y una de quesos. Me considero un fan de la última- Dijo señalándola. Los quesos estaban cortados según su tipo y aparte había añadido frutos secos para darle contraste a la hora de comer -Ahora que lo pienso, ni te pregunté si te gustaban- Indicó y le acercó la copa para que la cogiera, observando lo que hacía con ella -¿Estás limpiando la copa?- Preguntó, un poquillo indignado porque él era bastante estricto con la limpieza en todos los ámbitos de su vida. Frunció un poco el ceño, esperando su respuesta.
Y tampoco siguió por buena camino cuando le dijo que se sentía cada vez menos segura con él. Vishous sintió que literalmente le había golpeado. Su gesto cambió a uno hosco -La Descendiente Darwin, junto con su oso negro, decidieron unirse al entrenamiento esta mañana. Como comprenderás, tanto tu estudiante como yo, no somos competencia para los Descendientes- Respondió de una forma más bien mosqueada, pero no perdió los modales. Le apartó la silla para que se sentara aunque tenía ganas de… Salir a trotar. El gasto de energía de la mañana seguía cosquilleándole la mano, como si no hubiese sido suficiente todos los campos hechos y tuviera vida propia. Tomó asiento y cogió un par de nueces para llevárselas a la boca intentando mantenerla ocupada para no soltar uno de esos comentarios por los que su familia le dedicaba miradas de desaprobación -Tu invernadero tiene un campo para repeler. No planeaba que lo atacaran desde dentro- Le explicó, tratando de mantener un tono neutral, y se inclinó para coger un par de quesos con un palillo y llevárselos a la boca -He hecho carne al horno, receta propia, con una ensalada simple de tomate con maíz. El secreto está en el aderezo…- Dijo mirando la bandeja de charcutería, él era muy carnívoro. Tal vez debería haber pensado en algo más vegetariano para la pelirroja -Y el puré de patatas del microondas- Indicó, sonriendo de lado y mirándola finalmente.
-Emmm… No me pidas que te hablé de menús elegantes – Se rió un poco para luego señalarle la bandeja de aperitivos, porque quería comerla ya -Para abrir el apetito, en mi opinión, no hay nada mejor que una bandeja de charcutería y una de quesos. Me considero un fan de la última- Dijo señalándola. Los quesos estaban cortados según su tipo y aparte había añadido frutos secos para darle contraste a la hora de comer -Ahora que lo pienso, ni te pregunté si te gustaban- Indicó y le acercó la copa para que la cogiera, observando lo que hacía con ella -¿Estás limpiando la copa?- Preguntó, un poquillo indignado porque él era bastante estricto con la limpieza en todos los ámbitos de su vida. Frunció un poco el ceño, esperando su respuesta.
Y tampoco siguió por buena camino cuando le dijo que se sentía cada vez menos segura con él. Vishous sintió que literalmente le había golpeado. Su gesto cambió a uno hosco -La Descendiente Darwin, junto con su oso negro, decidieron unirse al entrenamiento esta mañana. Como comprenderás, tanto tu estudiante como yo, no somos competencia para los Descendientes- Respondió de una forma más bien mosqueada, pero no perdió los modales. Le apartó la silla para que se sentara aunque tenía ganas de… Salir a trotar. El gasto de energía de la mañana seguía cosquilleándole la mano, como si no hubiese sido suficiente todos los campos hechos y tuviera vida propia. Tomó asiento y cogió un par de nueces para llevárselas a la boca intentando mantenerla ocupada para no soltar uno de esos comentarios por los que su familia le dedicaba miradas de desaprobación -Tu invernadero tiene un campo para repeler. No planeaba que lo atacaran desde dentro- Le explicó, tratando de mantener un tono neutral, y se inclinó para coger un par de quesos con un palillo y llevárselos a la boca -He hecho carne al horno, receta propia, con una ensalada simple de tomate con maíz. El secreto está en el aderezo…- Dijo mirando la bandeja de charcutería, él era muy carnívoro. Tal vez debería haber pensado en algo más vegetariano para la pelirroja -Y el puré de patatas del microondas- Indicó, sonriendo de lado y mirándola finalmente.
Le sorprendió de sobremanera que dijera que tenía plantas. Asumió que no sería esa clase de persona, aunque algo le llamó la atención. Si alguien más cuidaba de ellas debía ser porque solo las tenía de adorno. Siempre le resultaba un desperdicio, pero las plantas podían alegrar bastante un hogar.- No, muéstramelas después.- Susurró con una suave sonrisa. Cuando escuchó la suave música de fondo, se acercó a la mesa con pasos ligeros, sonriendo ante su mirada.
No hace falta que sea elegante.- Ante la risa del contrario, su sonrisa se hizo más amplia, acercando la mano a la bandeja de aperitivos para alcanzar un par de nueces y llevárselas a la boca mientras escogía su siguiente bocado de los que iba señalándole el contrario. Terminó por tomar un par de cubos de queso con un palillo, saboreándolos con intención.- Una selección interesante, me agradan. La gente suele asumir que soy vegetariana. Y me parece curioso, divertido y abominable. Es como si Snagov comiera dragones.- Murmuró ante su comentario al no saber si le gustaba la selección, cayendo en cuenta por el comentario del contrario lo que podía parecer que hacía con su copa. Soltó una risa suave, comenzaba a relajarse de las atrocidades del día gracias a él.- Oh, no, cariño. He tenido un estrés enorme este día y si lo aunamos a la jaqueca que ya tenía por la resaca de la boda, el resultado es horrible. Ungí el borde con una esencia relajante que te traje.- Colocó uno a uno en la mesa los tres frasquitos que llevaba en la mano mientras explicaba sus usos.- Este es para el golpe del rostro, es más suave. Este por si tienes dolor de algún otro tipo, te servirá como anestesia y hará que se desinflamen los músculos en una noche con un masaje. Y este es relajante, este lo puedes beber o si añades cualquiera a la bañera con agua caliente te darás el mejor baño de tu vida.- Murmuró, guiñándole al final el ojo y soltándole otra risilla. Aunque últimamente estaba considerando bastante más los métodos de Bellatrix, aún no tenía intención de probarlos en ella misma.
Sonrió al moreno cuando comenzó a escuchar la historia sobre Sarah, aunque la idea del oso negro no se le hacía muy justa.- No sabía que Sarah era tan fuerte. Que admirable.- Susurró, que aunque cada Descendiente tenía su punto crucial en la magia, la verdad es que a pocos los imaginaba luchando. Siguió en el pensamiento mientras se sentaba, agradeciendo a Vishous que le abriera la silla y le ayudara. Tomó un poco de jamón de la tabla de carnes y la combinó deliciosamente con un cubo de queso para escuchar al contrario.- Eso no lo sabía, pero tiene sentido. Estábamos bastante atentos de los Pendragón como para pensar en ataques internos.- Que podían realizarse, claro, pero había pocas personas con interés en el edificio como para hacerlo.
Pronto pasaron a temas más agradables, como el menú que el contrario había preparado.- Debo admitir que llevas puntos por usar el horno.- Bromeó, aunque inmediatamente después echó aquello del puré de patatas de microondas y tuvo que reir de nuevo.- Puntos perdidos, fatal. Pero el vino está delicioso y la casa huele muy bien a la carne. Y no he comido nada en todo el día, así que no creo que vayas a escuchar muchas quejas de mi parte.- Finalizó con una suave risa y bebiendo un poco de su copa.
No hace falta que sea elegante.- Ante la risa del contrario, su sonrisa se hizo más amplia, acercando la mano a la bandeja de aperitivos para alcanzar un par de nueces y llevárselas a la boca mientras escogía su siguiente bocado de los que iba señalándole el contrario. Terminó por tomar un par de cubos de queso con un palillo, saboreándolos con intención.- Una selección interesante, me agradan. La gente suele asumir que soy vegetariana. Y me parece curioso, divertido y abominable. Es como si Snagov comiera dragones.- Murmuró ante su comentario al no saber si le gustaba la selección, cayendo en cuenta por el comentario del contrario lo que podía parecer que hacía con su copa. Soltó una risa suave, comenzaba a relajarse de las atrocidades del día gracias a él.- Oh, no, cariño. He tenido un estrés enorme este día y si lo aunamos a la jaqueca que ya tenía por la resaca de la boda, el resultado es horrible. Ungí el borde con una esencia relajante que te traje.- Colocó uno a uno en la mesa los tres frasquitos que llevaba en la mano mientras explicaba sus usos.- Este es para el golpe del rostro, es más suave. Este por si tienes dolor de algún otro tipo, te servirá como anestesia y hará que se desinflamen los músculos en una noche con un masaje. Y este es relajante, este lo puedes beber o si añades cualquiera a la bañera con agua caliente te darás el mejor baño de tu vida.- Murmuró, guiñándole al final el ojo y soltándole otra risilla. Aunque últimamente estaba considerando bastante más los métodos de Bellatrix, aún no tenía intención de probarlos en ella misma.
Sonrió al moreno cuando comenzó a escuchar la historia sobre Sarah, aunque la idea del oso negro no se le hacía muy justa.- No sabía que Sarah era tan fuerte. Que admirable.- Susurró, que aunque cada Descendiente tenía su punto crucial en la magia, la verdad es que a pocos los imaginaba luchando. Siguió en el pensamiento mientras se sentaba, agradeciendo a Vishous que le abriera la silla y le ayudara. Tomó un poco de jamón de la tabla de carnes y la combinó deliciosamente con un cubo de queso para escuchar al contrario.- Eso no lo sabía, pero tiene sentido. Estábamos bastante atentos de los Pendragón como para pensar en ataques internos.- Que podían realizarse, claro, pero había pocas personas con interés en el edificio como para hacerlo.
Pronto pasaron a temas más agradables, como el menú que el contrario había preparado.- Debo admitir que llevas puntos por usar el horno.- Bromeó, aunque inmediatamente después echó aquello del puré de patatas de microondas y tuvo que reir de nuevo.- Puntos perdidos, fatal. Pero el vino está delicioso y la casa huele muy bien a la carne. Y no he comido nada en todo el día, así que no creo que vayas a escuchar muchas quejas de mi parte.- Finalizó con una suave risa y bebiendo un poco de su copa.
-Por supuesto- Expresó con una sonrisa cuando mencionó lo de las plantas. Es más, le daban ganas de mostrárselas mientras se apoyaba en la pared de vidrio y la hacia estremecerse de placer. Sí, sin duda, iba a mostrárselas y se iba a deleitar viéndolas. La cabeza le dio un par de vueltas más sobre aquel asunto mientras la veía acercarse. Lo de que no fuera “vegetariana” la pareció hasta curioso, frunció suavemente el ceño y la comparación con Snagov le hizo ser consciente de su posición -Creo que nunca lo pensamos así. Muchos de nosotros, y me incluyo, no tenemos una conexión como la tuya con la naturaleza así que no los consideramos demasiado a la hora de comer- Analizó, ladeando la cabeza con un deje de confusión. ¿Las plantas tenían alma? ¿Consciencia?
-Yo sé de una o dos cosas que te pueden ayudar con el dolor de cabeza. Y están comprobados científicamente- Dijo con un tonito demasiado picarón para después miró los tres botecitos con cierta suspicacia pero no dijo nada al principio, simplemente bebió de su copa mientras asentía con suavidad. El segundo le interesaba sobre todo, lo de la cara ya se le curaría -¿Eso me ayudará con esto?- Preguntó señalando el segundo y dejando la copa en la mesa para alzarse el jersey que llevaba puesto y mostrarle el golpe que tenía en el costado izquierdo, donde había caído de lleno y tenía una magulladura bastante grande. Se bajó el jersey y le sonrió -Gracias- Con un movimiento de su mano derecha, que destelló, los botecitos se fueron a su cuarto de baño. Terminó mirándose la mano con el ceño fruncido y movió los dedos como si se resintieran, tuvo que agitarla para que dejara de canalizar energía y le recorrió un espasmo de electricidad por el cuerpo que lo hizo cerrar los ojos con fuerza -Nos podemos dar el baño juntos y así me muestras el funcionamiento…- Sugirió con una sonrisita de lado antes de coger más de la bandeja de charcutería y comer para saciar un poco de su apetito.
En cuanto mencionó a Sarah asintió -Por eso se atrevió a infiltrarse en el campamento enemigo, tiene bastantes habilidades interesantes- Muchas que a él le apetecía descubrir. Se inclinó y cogió un poco de queso y más nueces para equilibrar los sabores en el paladar -Exacto- Indicó con el tema de los Pendragon pero luego hizo una mueca -Igualmente debes saber que, así como con Sarah, no soy rival para un dragon y si los Pendragon… Bueno, mataron a 11 compañeros con un solo corte de mano Sofía. Así que, he hecho lo que he podido, pero no te puedo asegurar al 100% que si recibe un ataque directo se mantenga en pie- Aquello le costaba reconocerlo pero también era una persona sincera y no quería darle esperanzas y luego decepcionarla. Había sido suficiente eso de “Ya no me siento tan segura” para pensar que le había generado muchas expectativas en la Descendiente.
-Somos dos con hambre así que voy a preparar los platos, que lo cierto es que se me hace agua la boca con mi súper puré de microondas- Bromeó y se incorporó para ir a servir. Cortó con cuidado la carne que al estar macerada y cocinada a fuego muy lento estaba suave y se desmenuzaba en la boca impregnándola de sabor. Sirvió cantidades iguales en los platos, aunque sospechaba que él comía más que ella pero si no había comido en todo el día… Cuando volvió lo hizo con los dos platos y lo puso delante de ella pero luego lo retiró -¿Sabes que la última vez que te pregunté por tu dieta me dijiste que te paseabas por tu invernadero picando y pasabas todo el día comiendo? Me has mentido- Le dijo lo ultimo inclinándose y susurrándoselo en el oído. Entonces dejó el plato y se colocó el suyo antes de sentarse en su silla -Tienes que alimentarte bien. Si los Pendragon atacaban hoy no ibas a tener energía para defenderte- Insistió.
-Yo sé de una o dos cosas que te pueden ayudar con el dolor de cabeza. Y están comprobados científicamente- Dijo con un tonito demasiado picarón para después miró los tres botecitos con cierta suspicacia pero no dijo nada al principio, simplemente bebió de su copa mientras asentía con suavidad. El segundo le interesaba sobre todo, lo de la cara ya se le curaría -¿Eso me ayudará con esto?- Preguntó señalando el segundo y dejando la copa en la mesa para alzarse el jersey que llevaba puesto y mostrarle el golpe que tenía en el costado izquierdo, donde había caído de lleno y tenía una magulladura bastante grande. Se bajó el jersey y le sonrió -Gracias- Con un movimiento de su mano derecha, que destelló, los botecitos se fueron a su cuarto de baño. Terminó mirándose la mano con el ceño fruncido y movió los dedos como si se resintieran, tuvo que agitarla para que dejara de canalizar energía y le recorrió un espasmo de electricidad por el cuerpo que lo hizo cerrar los ojos con fuerza -Nos podemos dar el baño juntos y así me muestras el funcionamiento…- Sugirió con una sonrisita de lado antes de coger más de la bandeja de charcutería y comer para saciar un poco de su apetito.
En cuanto mencionó a Sarah asintió -Por eso se atrevió a infiltrarse en el campamento enemigo, tiene bastantes habilidades interesantes- Muchas que a él le apetecía descubrir. Se inclinó y cogió un poco de queso y más nueces para equilibrar los sabores en el paladar -Exacto- Indicó con el tema de los Pendragon pero luego hizo una mueca -Igualmente debes saber que, así como con Sarah, no soy rival para un dragon y si los Pendragon… Bueno, mataron a 11 compañeros con un solo corte de mano Sofía. Así que, he hecho lo que he podido, pero no te puedo asegurar al 100% que si recibe un ataque directo se mantenga en pie- Aquello le costaba reconocerlo pero también era una persona sincera y no quería darle esperanzas y luego decepcionarla. Había sido suficiente eso de “Ya no me siento tan segura” para pensar que le había generado muchas expectativas en la Descendiente.
-Somos dos con hambre así que voy a preparar los platos, que lo cierto es que se me hace agua la boca con mi súper puré de microondas- Bromeó y se incorporó para ir a servir. Cortó con cuidado la carne que al estar macerada y cocinada a fuego muy lento estaba suave y se desmenuzaba en la boca impregnándola de sabor. Sirvió cantidades iguales en los platos, aunque sospechaba que él comía más que ella pero si no había comido en todo el día… Cuando volvió lo hizo con los dos platos y lo puso delante de ella pero luego lo retiró -¿Sabes que la última vez que te pregunté por tu dieta me dijiste que te paseabas por tu invernadero picando y pasabas todo el día comiendo? Me has mentido- Le dijo lo ultimo inclinándose y susurrándoselo en el oído. Entonces dejó el plato y se colocó el suyo antes de sentarse en su silla -Tienes que alimentarte bien. Si los Pendragon atacaban hoy no ibas a tener energía para defenderte- Insistió.
Oh, no. Tampoco soy una hippie que abraza a los árboles. Es un balance, pero si puedo matar una vaca antes que talar un árbol, a mi me parece bien.- Admitió de manera seria, aunque después en el semblante se le dibujó una sonrisa, justo antes de hacerla más grande por el comentario tan científico del contrario.- Oh, no creo que golpearme la cabeza repetidas veces contra la cabecera de tu cama sea la mejor opción.- Murmuró, bebiendo un trago de su copa para ocultar la sonrisa de travesura que aparecía cada vez que soltaba un comentario tan poco propio de una dama y que habría ruborizado a más de uno.
Su cara cambió de la serenidad a la sorpresa para mal cuando se levantó el jersey y vio con claridad el golpe que tenía en el costado. No pensó que pelear contra un oso sería tan difícil, después de todo.- ¡Oh por Dios! No, no, no, ¿cómo puedes moverte? Olvida el baño, te ayudaré con un masaje. ¡Vishous! Debes ser cuidadoso...- Susurró. No quería decirle cómo hacer sus entrenamientos pues, como él decía, eran gajes del oficio, pero sí era importante recalcarle los cuidados necesarios.
No tenía muchas ganas de hablar de Sarah, sobre todo a sabiendas de que con ella se había hecho la magulladura en el costado, pero de solo recordarla tan joven, pequeña y frágil se le hacía un nudo en el pecho. No podía guardarle rencor, por más que quisiera. Sin embargo, con el tema de los Pendragón, apoyó uno de sus codos en la mesa y soltó un largo suspiro.- Lo sé, cariño. Me estaba engañando a mí misma creyendo que podría mantener en pie una estructura tan frágil. El ciclo de la vida es un orden tan delicado que una criatura tan grande como un dragón puede destrozarlo todo cuando entra a un ecosistema equilibrado.
Permitió que el contrario se fuera a la cocina, despidiéndolo con un par de risas por sus ocurrencias con el puré, que en realidad pensaba que no sería del todo verdadero. Mientras él se ausentó, ella se encargó de rellenar las copas con el delicioso vino que el contrario había seleccionado. Al verlo llegar con la comida, la sonrisa en su rostro se agrandó, frunciéndole el ceño al verle retirarle el plato cuando ya lo estaba prácticamente saboreando.- ¡Hey, eso es verdad! ¡Pero hoy no he estado casi en el invernadero! Tuve que dejar mi café a medias incluso...- Gimoteó, aunque recuperó su comida más bien pronto y después tomó con cuidado los cubiertos, partiendo un trozo de la carne y paseándola en sus jugos mientras escuchaba la historia Pendragon, que con el filete frente a ella no le interesaba.- Podría decirte lo mismo de los golpes. ¿Cómo ibas a defenderte todo magullado? - Y tras aquello, se adentró en el delicioso bocado, terminando por cerrar sus ojos y apachurrarse un poco en la silla por el placer de tener algo tan delicioso en la boca. No escatimó en halagos para el contrario.- Esto es lo mejor que he comido hoy.- Murmuró, que no era muy difícil, pero también estaba picándolo mientras se llevaba un poco de la ensalada a la boca.- No cabe duda de que eres bueno con las manos, cariño. ¿Qué opinarías de que te ascendiera? De Teniente a Chef Personal de una Descendiente. Vacaciones pagadas, comida y, lo mejor de todo, si juegas bien tus cartas, quizás te puedas acostar con la jefa.
Su cara cambió de la serenidad a la sorpresa para mal cuando se levantó el jersey y vio con claridad el golpe que tenía en el costado. No pensó que pelear contra un oso sería tan difícil, después de todo.- ¡Oh por Dios! No, no, no, ¿cómo puedes moverte? Olvida el baño, te ayudaré con un masaje. ¡Vishous! Debes ser cuidadoso...- Susurró. No quería decirle cómo hacer sus entrenamientos pues, como él decía, eran gajes del oficio, pero sí era importante recalcarle los cuidados necesarios.
No tenía muchas ganas de hablar de Sarah, sobre todo a sabiendas de que con ella se había hecho la magulladura en el costado, pero de solo recordarla tan joven, pequeña y frágil se le hacía un nudo en el pecho. No podía guardarle rencor, por más que quisiera. Sin embargo, con el tema de los Pendragón, apoyó uno de sus codos en la mesa y soltó un largo suspiro.- Lo sé, cariño. Me estaba engañando a mí misma creyendo que podría mantener en pie una estructura tan frágil. El ciclo de la vida es un orden tan delicado que una criatura tan grande como un dragón puede destrozarlo todo cuando entra a un ecosistema equilibrado.
Permitió que el contrario se fuera a la cocina, despidiéndolo con un par de risas por sus ocurrencias con el puré, que en realidad pensaba que no sería del todo verdadero. Mientras él se ausentó, ella se encargó de rellenar las copas con el delicioso vino que el contrario había seleccionado. Al verlo llegar con la comida, la sonrisa en su rostro se agrandó, frunciéndole el ceño al verle retirarle el plato cuando ya lo estaba prácticamente saboreando.- ¡Hey, eso es verdad! ¡Pero hoy no he estado casi en el invernadero! Tuve que dejar mi café a medias incluso...- Gimoteó, aunque recuperó su comida más bien pronto y después tomó con cuidado los cubiertos, partiendo un trozo de la carne y paseándola en sus jugos mientras escuchaba la historia Pendragon, que con el filete frente a ella no le interesaba.- Podría decirte lo mismo de los golpes. ¿Cómo ibas a defenderte todo magullado? - Y tras aquello, se adentró en el delicioso bocado, terminando por cerrar sus ojos y apachurrarse un poco en la silla por el placer de tener algo tan delicioso en la boca. No escatimó en halagos para el contrario.- Esto es lo mejor que he comido hoy.- Murmuró, que no era muy difícil, pero también estaba picándolo mientras se llevaba un poco de la ensalada a la boca.- No cabe duda de que eres bueno con las manos, cariño. ¿Qué opinarías de que te ascendiera? De Teniente a Chef Personal de una Descendiente. Vacaciones pagadas, comida y, lo mejor de todo, si juegas bien tus cartas, quizás te puedas acostar con la jefa.
La carcajada que soltó Vishous cuando Sofía soltó lo de golpearle la cabeza contra el cabezal de la cama fue clara, ruidosa y masculina. Se llevó una mano al pecho para tratar de moderarla pero es que la ocurrencia de la mujer y su sinceridad era casi resfrescante, tomando en cuenta que pensaba que todas eran tan estiradas como Arleen. Se incorporó y caminó hasta ponerse detrás de ella, sin pedir permiso le quitó la copa de las manos y la puso sobre la mesa. Después de eso le acomodoó las manos osbre sus muslos y se puso tras de ella, con suavidad hizo que bajara la cabeza y pronto sus pulgares se colocaron en los huesos de la base de la cabeza, Vishous presionó suavemente para luego deslizarlos hacia su nuca y de allí un poco hacia su cuello. No dijo nada, simplemente continuó haciéndolo un poco -Relájate- Murmuró siguiendo por un rato antes de hacerla que levantara la cabeza y la echara hacia atrás, sus ojos conectaron con los de ella y sonrió de lado. Esta vez sus pulgares se concentraron en dos puntos: el inicio de sus cejas. Fue lentamente, pero con presión, siguiendo el arco de su ceja lentamente, relajando la zona y lo hizo durante un rato antes de que sus pulgares bajaran justo a los músculos de debajo del pómulo donde sin querer se acumulaba tensión al apretar las muelas. Masajeó hacia abajo siguiendo el músculo y luego recorrió su propia mandíbula hasta bajar hacia el cuello y relajarlo también. Le sonrió, al verle observarle, y se inclinó hacia ella para dejarle un suave beso en los labios -El segundo incluye mi lengua y tu placer- Susurró antes de retirarse para luego ir hasta su silla.
Después de eso la vio horrorizarse por su magulladura y él alzó un hombro -Si crees que me voy a negar, estás equivocada- Se rió, al ver su sugerencia. Era curioso que no disfrutara de masajearse a sí misma, pero oye, eso le había dado ventaja para ayudarle él. Le gustó que entendiera perfectamente que el invernadero era un sitio delicado pero, en realidad, había pocas estructura que soportaran el ataque de un dragón. La verdad es que… No sabía de una que se hubiese aguantado. ¿El edificio del Consejo de los 20, tal vez?
Las excusas le supieron a poco y se rió -Normal que tengas migraña- Dijo cuando le soltó que se había dejado el café a medias. Movió la cabeza de un lado a otro como sopesando las posibilidades -Bueno, siempre podía usar mi magia hasta que me friera el cerebro- Expresó con tranquilidad y sonrió de lado, no era algo que le molestara. Después de eso observó su cara al comer y se sintió satisfecho, su sonrisa fue sincera. Ya que ella había comido él podía empezar y no dudó mucho en entrarle a comer, aunque con educación. Se limpió un poco con la servilleta para luego reírse ante su propuesta -Me gusta más el trato que tenemos ahora. Aunque debo decir que tengo una contrapropuesta- Le dijo señalandola con el tenedor, mirándola con curiosidad - ¿Estás dispuesta a contarme tus fantasías sexuales, posiciones preferidas, abiertamente o prefieres un verdad o reto a la vieja usanza?...Así me puedo convertir en el cumplidor de tus fantasías. Me motiva más ese puesto- Inquirió antes de llevarse un pedazo de carne a la boca y comer con mucha tranquilidad mientras esperaba su respuesta.
Después de eso la vio horrorizarse por su magulladura y él alzó un hombro -Si crees que me voy a negar, estás equivocada- Se rió, al ver su sugerencia. Era curioso que no disfrutara de masajearse a sí misma, pero oye, eso le había dado ventaja para ayudarle él. Le gustó que entendiera perfectamente que el invernadero era un sitio delicado pero, en realidad, había pocas estructura que soportaran el ataque de un dragón. La verdad es que… No sabía de una que se hubiese aguantado. ¿El edificio del Consejo de los 20, tal vez?
Las excusas le supieron a poco y se rió -Normal que tengas migraña- Dijo cuando le soltó que se había dejado el café a medias. Movió la cabeza de un lado a otro como sopesando las posibilidades -Bueno, siempre podía usar mi magia hasta que me friera el cerebro- Expresó con tranquilidad y sonrió de lado, no era algo que le molestara. Después de eso observó su cara al comer y se sintió satisfecho, su sonrisa fue sincera. Ya que ella había comido él podía empezar y no dudó mucho en entrarle a comer, aunque con educación. Se limpió un poco con la servilleta para luego reírse ante su propuesta -Me gusta más el trato que tenemos ahora. Aunque debo decir que tengo una contrapropuesta- Le dijo señalandola con el tenedor, mirándola con curiosidad - ¿Estás dispuesta a contarme tus fantasías sexuales, posiciones preferidas, abiertamente o prefieres un verdad o reto a la vieja usanza?...Así me puedo convertir en el cumplidor de tus fantasías. Me motiva más ese puesto- Inquirió antes de llevarse un pedazo de carne a la boca y comer con mucha tranquilidad mientras esperaba su respuesta.
Claro, claro, ríete, pero en eso estabas pensando. A mi no me engañas.- Bromeó mientras el contrario trataba de controlar sus carcajadas, bebiendo vino de nueva cuenta antes de que la risa le ganara también a ella. Le miró con duda cuando se levantó y caminó hacia ella, soltando una queja cuando le quitó la copa de las manos, quejándose en todo momento mientras el contrario la ponía en posición. Se dejó solo porque el contrario parecía de mejor humor que hacía un rato y porque en el instante en que sus dedos estuvieron sobre su nuca y cuello, el mundo se volvió un lugar mejor.- Oh, Vishous... Tienes demasiados talentos.- Murmuró. Algún que otro sonido se escapó de sus labios, relajándose mientras escuchaba la voz del contrario y sentía sus dedos. Cuando levantó el rostro hacia él, no abrió los ojos, solo le permitió continuar mientras sentía un alivio profundo y general en todo su cuerpo. Al abrir los ojos, la sonrisa del contrario le hizo sonreír tambien, aceptando el suave beso antes de que el moreno rompiera el momento con uno de sus pervertidos comentarios. Tuvo que empezar a reír, porque si no lo hacía corría el riesgo de tomarse demasiado en serio al hombre y perderse entre los poderes que tenía en las yemas de los dedos.
Su relajación casi se fue por la borda al verle el costado, pero al menos le dio oportunidad para aplicarle después el aceite para que al día siguiente estuviera como nuevo. Así no tendría dudas de sus poderes, que parecía bastante escéptico. No tenía idea de cómo hacía para andar por la vida con aquella clase de golpes, pero resultaba aterrador. Finalmente, rodó los ojos cuando el contrario no pareció tragarse sus palabras. Debería de entenderle al 100%, pero en ese tema no se iban a poner de acuerdo, supuso.- Eres una de esas personas que infunde calma y tranquilidad.- Ironizó a lo de luchar hasta morir, rodando los ojos mientras pensaba que la guardia tenía que estar loca para tenerle al frente de más gente.
Si bien la comida estaba siendo su mejor amiga en aquel momento, la cuestión de la contrapropuesta le interesó al punto suficiente como para cambiar el tenedor por la copa y mirarle inquisitiva mientras bebía. Tras escuchar su proposición, tuvo que sonreír, desviándole un poco la mirada porque aunque podía decir bromas sexuales con tranquilidad, el hablar de sus preferencias abiertamente no era precisamente su fuerte.- Hmmm... Teniente, ¿de verdad prefiere descubrir eso en la mesa y con palabras? Creí que tenía más espíritu de explorador que de abogado.- Soltó una suave risa, pensando en lo que habían dicho de los contratos en la última cena que habían tenido.- Pero la verdad me tienta saber qué es lo que me vas a preguntar. Yo sé que en el fondo te encanta perder los modales conmigo. Quieres que me escandalice y me sonroje para comprobar que no soy la libertina que parezco ¿Necesitas que vaciemos la botella? - Preguntó con una risita, aunque fue solo la excusa para servirse más vino y después llevarse un bocado a la boca, saboreando de nuevo el perfecto sabor de aquella carne. Y luego vio su pobre puré de microondas y pensó en lo decepcionada que estaría de que una papa real no hubiese sido usada para aquello. Tomó un poco con el tenedor, temerosa de que fuera a saber más a harina que a comida, pero se lo llevó a la boca con la sorpresa de que era bastante comestible.- Por ahora, déjame decirte que esta carne está cumpliendo bastante bien mis fantasías. Quiero la receta y que me lleve al altar.- Bromeó, triste de que ya una buena porción se hubiera desaparecido de su plato para nunca jamás volver.
Su relajación casi se fue por la borda al verle el costado, pero al menos le dio oportunidad para aplicarle después el aceite para que al día siguiente estuviera como nuevo. Así no tendría dudas de sus poderes, que parecía bastante escéptico. No tenía idea de cómo hacía para andar por la vida con aquella clase de golpes, pero resultaba aterrador. Finalmente, rodó los ojos cuando el contrario no pareció tragarse sus palabras. Debería de entenderle al 100%, pero en ese tema no se iban a poner de acuerdo, supuso.- Eres una de esas personas que infunde calma y tranquilidad.- Ironizó a lo de luchar hasta morir, rodando los ojos mientras pensaba que la guardia tenía que estar loca para tenerle al frente de más gente.
Si bien la comida estaba siendo su mejor amiga en aquel momento, la cuestión de la contrapropuesta le interesó al punto suficiente como para cambiar el tenedor por la copa y mirarle inquisitiva mientras bebía. Tras escuchar su proposición, tuvo que sonreír, desviándole un poco la mirada porque aunque podía decir bromas sexuales con tranquilidad, el hablar de sus preferencias abiertamente no era precisamente su fuerte.- Hmmm... Teniente, ¿de verdad prefiere descubrir eso en la mesa y con palabras? Creí que tenía más espíritu de explorador que de abogado.- Soltó una suave risa, pensando en lo que habían dicho de los contratos en la última cena que habían tenido.- Pero la verdad me tienta saber qué es lo que me vas a preguntar. Yo sé que en el fondo te encanta perder los modales conmigo. Quieres que me escandalice y me sonroje para comprobar que no soy la libertina que parezco ¿Necesitas que vaciemos la botella? - Preguntó con una risita, aunque fue solo la excusa para servirse más vino y después llevarse un bocado a la boca, saboreando de nuevo el perfecto sabor de aquella carne. Y luego vio su pobre puré de microondas y pensó en lo decepcionada que estaría de que una papa real no hubiese sido usada para aquello. Tomó un poco con el tenedor, temerosa de que fuera a saber más a harina que a comida, pero se lo llevó a la boca con la sorpresa de que era bastante comestible.- Por ahora, déjame decirte que esta carne está cumpliendo bastante bien mis fantasías. Quiero la receta y que me lleve al altar.- Bromeó, triste de que ya una buena porción se hubiera desaparecido de su plato para nunca jamás volver.
-Lo que menos me interesa es golpearte la cabeza, prefiero azotarte tus preciosas nalgas- Dijo con una sonrisa lobuna y ladina antes de reírse por la forma en la que lo miraba. Tras ello se dedicó al masaje y hacerlo bien, sabía perfectamente que la migraña era horrorosa porque le pasaba cuando canalizaba demasiada energía así que había aprendido a relajar la zona con masajes. Era mucho más fácil darlos a los demás que hacérselo él mismo pero algo le aliviaba -Y defectos, como todo el mundo- Le respondió a la pelirroja con naturalidad porque evidentemente que ahora quería que viera todo lo mejorcito de él, pero tampoco había ocultado que tenía temperamento, lengua afilada y era un bruto importante.
-Me han dicho absolutamente todo lo contrario- Expresó, ironizando como ella, pero enfocándose en la comida porque no quería que se le enfriara gracias a la estación. Fue comiendo con tranquilidad, evaluando los gestos de Sofía y descubriendo que tenía un arte particular para desviar las conversaciones. Entrecerró los ojos -La que parece necesitar la botella para decir que le gusta que la empotren, eres tú- Le dijo cogiendo la botella al aire para servirle él mismo y luego llenar su propia botella -Eres una maestra de la dialéctica…Aparte, que quede asentado, me gusta sonrojarte tocándote no con palabras- Le guiñó un ojo y se llevó otro bocado de la cena que ya estaba por acabar. Le había gustado como había quedado la ensalada porque acompañaba bien a la carne.
La bromita del altar le hizo reír -¿Te has quedado con ganas de boda? Yo paso por un buen rato. Demasiado protocolo. Aparte quería verificar tus faldas y no he podido porque tenía a mi familia como un halcón sobre su presa- Soltó un gruñido antes de apartar el plato, ya terminado y coger la copa para beberse un par de tragos y después apoyarla en la mesa. Desvió la vista hacia ella con una sonrisa -Aparte los verdad o reto van acompañados de algo más fuerte que el vino…- Soltó un “hmmm” pensativo antes de mirar hacia la cocina donde guardaba los licores. No los tenía de exposición porque …simplemente no solía beber demasiado de forma cotidiana, más allá del vino de la cena pero algo había -¿Chupitos?- Inquirió -Te aseguro que eso te suelta la lengua y me dices qué es lo que te gusta en la cama. Yo fui sincero desde el primer momento- Se incorporó pero antes de irse hacia la cocina -a la que ya había transportado su plato sucio- se inclinó hacia el oído de Sofía - ¿Verdad o reto?-
No esperó la respuesta, sino que siguió caminando hacia donde iba dejando olvidada la copa. Al llegar a la cocina puso a lavarse el plato y recogió todo. El postre era, sin duda, un fallo propio. No sabía qué hacer así que simplemente compro unos coulants que calentó en el microondas mientras sacaba los chupitos y una botella de tequila. ¿Cliché? Bastante pero funcionaba bien. Sacó los limones y los cortó, cogió la sal y transportó lo que veía hacia la mesa del salón. Allí también estaban los coulants ya calientitos y con cuchara para comer -¿Sofía?- Preguntó al no verla en el sofá, pero claro, tampoco le había dicho que tenía que ir allí. Fue a buscarla al comedor y le tendió el brazo para escoltarla hacia el otro ambiente, no sin antes transportar todo a la cocina. Ya recogería luego.
-Me han dicho absolutamente todo lo contrario- Expresó, ironizando como ella, pero enfocándose en la comida porque no quería que se le enfriara gracias a la estación. Fue comiendo con tranquilidad, evaluando los gestos de Sofía y descubriendo que tenía un arte particular para desviar las conversaciones. Entrecerró los ojos -La que parece necesitar la botella para decir que le gusta que la empotren, eres tú- Le dijo cogiendo la botella al aire para servirle él mismo y luego llenar su propia botella -Eres una maestra de la dialéctica…Aparte, que quede asentado, me gusta sonrojarte tocándote no con palabras- Le guiñó un ojo y se llevó otro bocado de la cena que ya estaba por acabar. Le había gustado como había quedado la ensalada porque acompañaba bien a la carne.
La bromita del altar le hizo reír -¿Te has quedado con ganas de boda? Yo paso por un buen rato. Demasiado protocolo. Aparte quería verificar tus faldas y no he podido porque tenía a mi familia como un halcón sobre su presa- Soltó un gruñido antes de apartar el plato, ya terminado y coger la copa para beberse un par de tragos y después apoyarla en la mesa. Desvió la vista hacia ella con una sonrisa -Aparte los verdad o reto van acompañados de algo más fuerte que el vino…- Soltó un “hmmm” pensativo antes de mirar hacia la cocina donde guardaba los licores. No los tenía de exposición porque …simplemente no solía beber demasiado de forma cotidiana, más allá del vino de la cena pero algo había -¿Chupitos?- Inquirió -Te aseguro que eso te suelta la lengua y me dices qué es lo que te gusta en la cama. Yo fui sincero desde el primer momento- Se incorporó pero antes de irse hacia la cocina -a la que ya había transportado su plato sucio- se inclinó hacia el oído de Sofía - ¿Verdad o reto?-
No esperó la respuesta, sino que siguió caminando hacia donde iba dejando olvidada la copa. Al llegar a la cocina puso a lavarse el plato y recogió todo. El postre era, sin duda, un fallo propio. No sabía qué hacer así que simplemente compro unos coulants que calentó en el microondas mientras sacaba los chupitos y una botella de tequila. ¿Cliché? Bastante pero funcionaba bien. Sacó los limones y los cortó, cogió la sal y transportó lo que veía hacia la mesa del salón. Allí también estaban los coulants ya calientitos y con cuchara para comer -¿Sofía?- Preguntó al no verla en el sofá, pero claro, tampoco le había dicho que tenía que ir allí. Fue a buscarla al comedor y le tendió el brazo para escoltarla hacia el otro ambiente, no sin antes transportar todo a la cocina. Ya recogería luego.
Oh, entonces agradezco mi buen tino de no traer nada que tu me hayas regalado con anterioridad.- Susurró con una sonrisa, refiriéndose claramente a los accesorios que habían llegado junto al vestido número 12. Sus pensamientos se perdieron enteros mientras se sentía flotando debajo de los fuertes dedos del moreno, incluso ignorando aquello de los defectos, como el detalle sin importancia que era. Ella prefería ver los dones de la gente y no pararse a revisar los defectos. Era mejor y la hacía sentir más viva que amargarse la existencia.
La cena se volvió placentera entre sus intentos de cambiar las conversaciones a temas menos escabrosos y bocados de la más exquisita carne que había probado en todo el día. Terminó por acabarse el plato, casi también el vino, cuando el contrario comenzó con su palabrería seductora y su lengua viperina.- Eso solo podría admitirlo en presencia de alguien muy distante a un caballero, pero tendría yo que dejar de ser una dama.- Murmuró, soltando una risilla mientras tomaba su copa, esperando a que el contrario la llenara ya que le había quitado la botella.- Espero que no tengas las manos lastimadas entonces...- Bromeó, aunque en realidad con el golpe del costado le bastaba para saber que el moreno no estaba para esos trotes aquel día.
Soltó un gran suspiro cuando hizo aquella pregunta de la boda.- Ha salido magnífica, ¿no crees? Disfruté cada momento, de la boda y de los preparativos. Que lástima que fue tan apresurada, mi felicidad habría sido más grande.- Susurró, recordando el detalle de las faldas y enviándole una mirada traviesa al contrario.- Ahora ya nunca sabrás si llevaba ropa interior o no.- Dejó que el contrario divagara, al menos hasta que llegó a la parte del tequila.- Quieres que cruce tequila con vino y me sonroje. Curioso que no añadiste pan o algo que absorba el alcohol. Bien planeado...- Dijo, terminándose por fin el plato y permitiendo que se lo llevara a la cocina.- Verdad...- Murmuró con voz deseosa, mirándole de lado al acercarse de aquella manera a su oído.
Se terminó la copa en lo que esperaba al contrario, que pronto le llamó de la otra habitación. Se levantó lo justo para aceptar su brazo y trasladarse a la sala.- Hmmm, eso se ve delicioso. ¿Qué es? - Preguntó, sentándose en uno de los sillones. La falda se trepó un poco por sus muslos y mostró un poco más de piel que en antaño mientras tomaba el platito con el postre y se llevaba una deliciosa cucharada a la boca. Eso le ayudaría a aguantar un poco mejor el alcohol. Hizo algunos sonidos de placencia cuando aprobó la elección.- Repíteme las reglas. Si no quiero responder, bebo, ¿no es así?
La cena se volvió placentera entre sus intentos de cambiar las conversaciones a temas menos escabrosos y bocados de la más exquisita carne que había probado en todo el día. Terminó por acabarse el plato, casi también el vino, cuando el contrario comenzó con su palabrería seductora y su lengua viperina.- Eso solo podría admitirlo en presencia de alguien muy distante a un caballero, pero tendría yo que dejar de ser una dama.- Murmuró, soltando una risilla mientras tomaba su copa, esperando a que el contrario la llenara ya que le había quitado la botella.- Espero que no tengas las manos lastimadas entonces...- Bromeó, aunque en realidad con el golpe del costado le bastaba para saber que el moreno no estaba para esos trotes aquel día.
Soltó un gran suspiro cuando hizo aquella pregunta de la boda.- Ha salido magnífica, ¿no crees? Disfruté cada momento, de la boda y de los preparativos. Que lástima que fue tan apresurada, mi felicidad habría sido más grande.- Susurró, recordando el detalle de las faldas y enviándole una mirada traviesa al contrario.- Ahora ya nunca sabrás si llevaba ropa interior o no.- Dejó que el contrario divagara, al menos hasta que llegó a la parte del tequila.- Quieres que cruce tequila con vino y me sonroje. Curioso que no añadiste pan o algo que absorba el alcohol. Bien planeado...- Dijo, terminándose por fin el plato y permitiendo que se lo llevara a la cocina.- Verdad...- Murmuró con voz deseosa, mirándole de lado al acercarse de aquella manera a su oído.
Se terminó la copa en lo que esperaba al contrario, que pronto le llamó de la otra habitación. Se levantó lo justo para aceptar su brazo y trasladarse a la sala.- Hmmm, eso se ve delicioso. ¿Qué es? - Preguntó, sentándose en uno de los sillones. La falda se trepó un poco por sus muslos y mostró un poco más de piel que en antaño mientras tomaba el platito con el postre y se llevaba una deliciosa cucharada a la boca. Eso le ayudaría a aguantar un poco mejor el alcohol. Hizo algunos sonidos de placencia cuando aprobó la elección.- Repíteme las reglas. Si no quiero responder, bebo, ¿no es así?
-Oh…Bueno, entonces hoy no habrá juguetes. Tengo algo…Pero no creo que sea considerado juguete- Pensó en algo que había comprado hace ya un tiempo, no pensando estrictamente en Sofía, pero que no había dado uso porque simplemente no le había apetecido. La mirada del teniente se desvió hacia las piernas de la pelirroja y sonrió pero no dijo nada más. Las caderas y los muslos de Sofía eran perfectos para eso. Y con las botas... En cuanto a su respuesta, V negó con la cabeza -Sofía, aquí somos Vishous y Sofía y no porque me digas lo que te gusta vas a dejar de ser una dama. Tus preferencias sexuales no te convierten en otra persona a mis ojos…Espero que te quede claro- Le dijo con sinceridad y sonrió de lado, no de modo perverso, sino de modo amigable. Le gusta tender ese puente de honestidad entre cualquiera de las personas con las que estuviera porque cuando eras claro con lo que te gustaba o querías podías disfrutar mucho más del sexo. Alzó las manos para señalarles que estaban perfectas.
-Sí, fue muy bonita y amena exceptuando algunos momentos. Fue…agradable ver que Arleen sonreía y bailaba. Sé que le gusta hacerlo y que Sayid le haya complacido le hizo ganarse unos puntos conmigo- Confesó de forma tranquila. Lo cierto es que ni siquiera había planeado lo de los chupitos, en lo absoluto, y que hiciera énfasis en lo de algo para absorber alcohol le hizo alzar los hombros con inocencia. Si se lo creía o no, era cosa de ella. Mientras preparaba todo lo demás se puso a pensar en la pregunta que le haría a la mujer, tenía tantas en la cabeza que no sabía por cuál decidirse pero quería conocer cosas de ella aparte de lo de las posiciones así que pensó en algo relativamente lujurioso.
-Coulant de chocolate ¿No los conoces? Los hacen en la panadería de Charles- Expresó mientras se sentaba. Él también cogió el suyo pero fue mucho menos elegante porque adoraba aquellos postres. Se lo comió en un par de bocados disfrutando del centro de chocolate fundido con mucho placer y sonriendo al verle disfrutar a ella también -Sólo les he dado un toque con el microondas para que el centro esté caliente- Le comentó, sin tono perverso, a la señorita “me opongo a los aparatos esos”; para después lamer la cuchara y transportar su plato a la cocina -Sí, esas son las reglas. Sencillas- Dijo sonriendo de lado. Después de eso se inclinó y sirvió los dos chupitos porque le parecía que iban a beber mucho más que responder -Muy bien. Pregunta…¿Cuál es la locación más extravagante dónde has tenido sexo?- Preguntó, poniéndose cómodo en el sofá con el cuerpo dirigido hacia ella sin pasar desapercibido que el vestido dejaba ver más impoluta piel de la Descendiente. Tenía unas ganas de meterle una mano y ver si llevaba bragas que le costaba controlarse.
-Sí, fue muy bonita y amena exceptuando algunos momentos. Fue…agradable ver que Arleen sonreía y bailaba. Sé que le gusta hacerlo y que Sayid le haya complacido le hizo ganarse unos puntos conmigo- Confesó de forma tranquila. Lo cierto es que ni siquiera había planeado lo de los chupitos, en lo absoluto, y que hiciera énfasis en lo de algo para absorber alcohol le hizo alzar los hombros con inocencia. Si se lo creía o no, era cosa de ella. Mientras preparaba todo lo demás se puso a pensar en la pregunta que le haría a la mujer, tenía tantas en la cabeza que no sabía por cuál decidirse pero quería conocer cosas de ella aparte de lo de las posiciones así que pensó en algo relativamente lujurioso.
-Coulant de chocolate ¿No los conoces? Los hacen en la panadería de Charles- Expresó mientras se sentaba. Él también cogió el suyo pero fue mucho menos elegante porque adoraba aquellos postres. Se lo comió en un par de bocados disfrutando del centro de chocolate fundido con mucho placer y sonriendo al verle disfrutar a ella también -Sólo les he dado un toque con el microondas para que el centro esté caliente- Le comentó, sin tono perverso, a la señorita “me opongo a los aparatos esos”; para después lamer la cuchara y transportar su plato a la cocina -Sí, esas son las reglas. Sencillas- Dijo sonriendo de lado. Después de eso se inclinó y sirvió los dos chupitos porque le parecía que iban a beber mucho más que responder -Muy bien. Pregunta…¿Cuál es la locación más extravagante dónde has tenido sexo?- Preguntó, poniéndose cómodo en el sofá con el cuerpo dirigido hacia ella sin pasar desapercibido que el vestido dejaba ver más impoluta piel de la Descendiente. Tenía unas ganas de meterle una mano y ver si llevaba bragas que le costaba controlarse.
Dejó que el contrario se hiciera sus ideas en la cabeza. No tenía idea de a qué se refería con su juguete que no lo era, pero sonaba a que no iba a ser nada muy normal. No con él detrás de aquello. Apenas y alcanzó a captar la mirada del contrario en su cuerpo cuando ya estaba dándole sermones. Solo sonrió, asintiendo grandemente.-Claro como el agua.- Murmuró, pues sabía bien que su negativa a dar respuestas concretas poco tenía ver con cuidar de su estatus y más con su gusto por los estira y afloja que venían jugando desde hacía semanas.
Cuando la conversación se centró en Sayid, una sonrisa grande se incrustó en su rostro.- Él es un hombre maravilloso, atento, sensible y hará feliz a tu hermana. Yo no estaría preocupada.- Susurró, feliz de que al parecer hubiera un futuro entre esos dos y que Vishous parecía estar menos reacio a aceptar la idea del matrimonio ahora que veía con otros ojos a su amigo y compañero. Tomó otra cucharada del Coulant, que por curioso que le pareciera, el contrario se lo terminó en tres bocados. Soltó una carcajada al ver su prisa, pensando para sí misma que un pato habría tardado lo mismo sin masticar.- No es algo que yo pediría de primera vista. Además que no visito mucho la ciudad, solo lo necesario. Y la panadería no siempre es una de mis paradas.- Se llevó la cuchara con chocolate del centro a la boca, deleitándose del caliente líquido cortesía del microondas.- Utilizas mucho el microondas.- Bromeó, aunque ahora que sabía que podía hacerse una cena en condiciones, tenía menos pegas para el aparato.
Finalmente, después de aclarar las reglas, la pregunta del contrario surgió. Con una sonrisa, supo que no iba muy desencaminada de lo que ella pensó que le preguntaría, así que se dedicó un momento a pensar, cruzando una pierna sobre la otra y recargándose atrás, en el respaldo del sillón.- Extravagante... Hmmm, creo que... No. Ese no. En Grecia hay playas bastante privadas y... ¡Oh, ya sé!- Su rostro se giró para mirar al contrario conteniendo la sonrisa y viéndole con la travesura en las pupilas, algo que no pudo ocultar. Se mordió el labio inferior, pensando en lo que el contrario pensaría de aquella respuesta, riendo finalmente.- En mi invernadero.- Le sostuvo la mirada al mientras lo decía. Quería ver su reacción al saber que no había sido el primero en mancillar aquel espacio tan sagrado para ella. Sin embargo, ocultó la parte en la que debió haber aclarado que no se refería al que tenía en la isla, sino el de su familia en Grecia, en el que solía trabajar antes de llegar a la isla. A ver que decía.
Sin preámbulos, permitió que el contrario tuviera su reacción y después lanzó la pregunta. Cuando escogió verdad, tuvo que esperar un momento mientras pensaba, para finalmente, y con rostro sereno, preguntar.- ¿Por qué evitas tanto el amor?
Cuando la conversación se centró en Sayid, una sonrisa grande se incrustó en su rostro.- Él es un hombre maravilloso, atento, sensible y hará feliz a tu hermana. Yo no estaría preocupada.- Susurró, feliz de que al parecer hubiera un futuro entre esos dos y que Vishous parecía estar menos reacio a aceptar la idea del matrimonio ahora que veía con otros ojos a su amigo y compañero. Tomó otra cucharada del Coulant, que por curioso que le pareciera, el contrario se lo terminó en tres bocados. Soltó una carcajada al ver su prisa, pensando para sí misma que un pato habría tardado lo mismo sin masticar.- No es algo que yo pediría de primera vista. Además que no visito mucho la ciudad, solo lo necesario. Y la panadería no siempre es una de mis paradas.- Se llevó la cuchara con chocolate del centro a la boca, deleitándose del caliente líquido cortesía del microondas.- Utilizas mucho el microondas.- Bromeó, aunque ahora que sabía que podía hacerse una cena en condiciones, tenía menos pegas para el aparato.
Finalmente, después de aclarar las reglas, la pregunta del contrario surgió. Con una sonrisa, supo que no iba muy desencaminada de lo que ella pensó que le preguntaría, así que se dedicó un momento a pensar, cruzando una pierna sobre la otra y recargándose atrás, en el respaldo del sillón.- Extravagante... Hmmm, creo que... No. Ese no. En Grecia hay playas bastante privadas y... ¡Oh, ya sé!- Su rostro se giró para mirar al contrario conteniendo la sonrisa y viéndole con la travesura en las pupilas, algo que no pudo ocultar. Se mordió el labio inferior, pensando en lo que el contrario pensaría de aquella respuesta, riendo finalmente.- En mi invernadero.- Le sostuvo la mirada al mientras lo decía. Quería ver su reacción al saber que no había sido el primero en mancillar aquel espacio tan sagrado para ella. Sin embargo, ocultó la parte en la que debió haber aclarado que no se refería al que tenía en la isla, sino el de su familia en Grecia, en el que solía trabajar antes de llegar a la isla. A ver que decía.
Sin preámbulos, permitió que el contrario tuviera su reacción y después lanzó la pregunta. Cuando escogió verdad, tuvo que esperar un momento mientras pensaba, para finalmente, y con rostro sereno, preguntar.- ¿Por qué evitas tanto el amor?
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