La aparente tranquilidad de Sofía estaba sacándole de quicio. ¿Por qué estaba así cuando sabía que estaba afectada? …………..¿Cuándo en la puta vida había preferido verla llorando? Se preguntó a sí mismo y con la mano mojada se masajeó el puente de la nariz preguntándose qué coño estaba intentando hacer o qué mierda hacer o que…Un par de “mierdas” salieron de su boca pero no emitieron sonido. Terminó de lavar los platos y escuchó su voz mientras le pedía que se sentara.
De acuerdo, enfrentamiento. Con eso sí podía. Se secó las manos y fue a sentarse donde le dijo, mirándola directamente a diferencia de ella -No puedo controlarlo del todo- Le informó con un tono de voz bastante serio, intentando no gritar porque a fin de cuentas…Ella le estaba hablando relativamente bien. ¿Por qué mierda no le gritaba? Le iban mejor los gritos. Eso…podía controlarlo porque sabía, estaba acostumbrado a ello. Sin siquiera ser consciente empezó a mover las piernas nerviosamente. Escucharla hablar de sus padres y luego el hecho de que desviara el tema hizo que frunciera el ceño.
-¿Por qué quieres que la gente crea que soy libre? Es decir, lo soy....Pero ahora no me apetece eso- Aquello le pilló, sin duda, desprevenido -Eh…- Se levantó, es que le era imposible hablar sentado, simplemente comenzó a caminar con las manos en la cadera intentando buscar las palabras para no cagarla -A ver Sofía … ¿Tú crees que a mí me avergüenza un ápice que toda la isla se entere que voy a por ti? No, no lo hace. He pasado estos días escondiendo esos mensajes de Arleen y todos han recibido la misma respuesta que Chloe. Sabes cómo soy, soy intenso, voy a por lo que quiero y ahora te quiero a ti…Pero tampoco puedo colgarme un cartel en el pecho que diga “fuera de servicio”. Es decir, créelo o no tampoco tenía yo tantos regulares como te crees. Todo era informal pero había gente con la que solía quedar más a menudo y a ellos se los expliqué con menos detalle pero lo hice. Chloe…Chloe….Esa muchacha mañana va a amanecer con una vergüenza increíble por lo que ha hecho, ella no es así. Es muy educada…Y sabía que Arleen estaba aquí porque la contraté para que me ayudara con ella porque había asuntos en los que no podía ayudar a mi hermana...Porque OBVIAMENTE no iba a ayudarla a bañarse- Se detuvo y luego volvió la vista hacia ella.
-Pero sí… Habría sido un desastre si hubiese sucedido en público. No pensé en eso porque...estábamos en confianza- Fue consciente de eso, de lo que se debía aparentar. Tal vez debería haber hecho un “finite” para que el patronus desapareciera en cuanto la primera salida de tono sonó. Escuchó aquello de sentirse traicionada y él asintió -Lo sé… Sé que te sentiste así porque fue lo primero que me echaste en cara cuando me diste la noticia de la bebé…Y…y…¡Quería que me gritaras! ¡Que lloraras! ¡Que hicieras algo! ¡Que reaccionaras!- Expresó soltando el aire bruscamente -Yo…Yo odié que no me miraras. Estaba intentando explicarte que … Que estoy intentando apaciguar mi pasado, pero es algo que existe y…Para serte sincero, mientras duró me sirvió y no me arrepiento. Me divertí, me ayudó a pasar día tras día. Conocí gente que ahora es mi amiga… Y no, no es algo que quiera ocultar de mi vida pero no puedo apagarlo como si se tratara de una luz Sofía-
Negó con la cabeza y apretó ambas manos con fuerza -Y el comentario del piso…De sólo pensar que no me dejarías cuidarla, en caso de que decidas que no podemos estar juntos, me enervó… No quiero que mi pasado nunca afecte mi relación con ella. Nunca- Añadió y apoyó las manos en la mesa inclinándose hacia el frente y mirando las gardenias -Joder…- Terminó riéndose pero con ironía, quizás con un poco de rabia -Estás tan tranquila que no sé cómo tratarte-
De acuerdo, enfrentamiento. Con eso sí podía. Se secó las manos y fue a sentarse donde le dijo, mirándola directamente a diferencia de ella -No puedo controlarlo del todo- Le informó con un tono de voz bastante serio, intentando no gritar porque a fin de cuentas…Ella le estaba hablando relativamente bien. ¿Por qué mierda no le gritaba? Le iban mejor los gritos. Eso…podía controlarlo porque sabía, estaba acostumbrado a ello. Sin siquiera ser consciente empezó a mover las piernas nerviosamente. Escucharla hablar de sus padres y luego el hecho de que desviara el tema hizo que frunciera el ceño.
-¿Por qué quieres que la gente crea que soy libre? Es decir, lo soy....Pero ahora no me apetece eso- Aquello le pilló, sin duda, desprevenido -Eh…- Se levantó, es que le era imposible hablar sentado, simplemente comenzó a caminar con las manos en la cadera intentando buscar las palabras para no cagarla -A ver Sofía … ¿Tú crees que a mí me avergüenza un ápice que toda la isla se entere que voy a por ti? No, no lo hace. He pasado estos días escondiendo esos mensajes de Arleen y todos han recibido la misma respuesta que Chloe. Sabes cómo soy, soy intenso, voy a por lo que quiero y ahora te quiero a ti…Pero tampoco puedo colgarme un cartel en el pecho que diga “fuera de servicio”. Es decir, créelo o no tampoco tenía yo tantos regulares como te crees. Todo era informal pero había gente con la que solía quedar más a menudo y a ellos se los expliqué con menos detalle pero lo hice. Chloe…Chloe….Esa muchacha mañana va a amanecer con una vergüenza increíble por lo que ha hecho, ella no es así. Es muy educada…Y sabía que Arleen estaba aquí porque la contraté para que me ayudara con ella porque había asuntos en los que no podía ayudar a mi hermana...Porque OBVIAMENTE no iba a ayudarla a bañarse- Se detuvo y luego volvió la vista hacia ella.
-Pero sí… Habría sido un desastre si hubiese sucedido en público. No pensé en eso porque...estábamos en confianza- Fue consciente de eso, de lo que se debía aparentar. Tal vez debería haber hecho un “finite” para que el patronus desapareciera en cuanto la primera salida de tono sonó. Escuchó aquello de sentirse traicionada y él asintió -Lo sé… Sé que te sentiste así porque fue lo primero que me echaste en cara cuando me diste la noticia de la bebé…Y…y…¡Quería que me gritaras! ¡Que lloraras! ¡Que hicieras algo! ¡Que reaccionaras!- Expresó soltando el aire bruscamente -Yo…Yo odié que no me miraras. Estaba intentando explicarte que … Que estoy intentando apaciguar mi pasado, pero es algo que existe y…Para serte sincero, mientras duró me sirvió y no me arrepiento. Me divertí, me ayudó a pasar día tras día. Conocí gente que ahora es mi amiga… Y no, no es algo que quiera ocultar de mi vida pero no puedo apagarlo como si se tratara de una luz Sofía-
Negó con la cabeza y apretó ambas manos con fuerza -Y el comentario del piso…De sólo pensar que no me dejarías cuidarla, en caso de que decidas que no podemos estar juntos, me enervó… No quiero que mi pasado nunca afecte mi relación con ella. Nunca- Añadió y apoyó las manos en la mesa inclinándose hacia el frente y mirando las gardenias -Joder…- Terminó riéndose pero con ironía, quizás con un poco de rabia -Estás tan tranquila que no sé cómo tratarte-
No, no te estoy pidiendo control.- Musitó, aunque después continuó con su línea inicial de pensamiento, procurando que el contrario no la interrumpiera, aunque era bastante imposible dado lo alterado que se encontraba. Pero las preguntas llegaron más pronto que tarde. Le concedió el mismo tiempo para expresarse que ella le había pedido, para que las cosas fueran más fluidas.
Dejó que se levantara, pues a como lo veía de inquieto parecía que su zona de comfort era de pie. Pues la suya era sentada, así que así se quedó, cruzando una rodilla por encima de la otra. Cuando encontró una pausa para intervenir, lo hizo.- ERES libre. SOMOS libres. Me estoy apegando a la verdad, estoy siendo sincera de cara al resto. Si esto funciona, esto es como un periodo de transición. Sé, yo sé que no van a dejarte de llegar llamadas de media noche, ni siquiera si llegamos a anunciar algo entre nosotros, ¿crees de verdad que si nos llegamos a casar no vas a recibir esos mensajes? No, pero si decidimos que así sea, entonces necesito este periodo de transición en ti. No requiero un antes y después abrupto, pero sí un cambio. No requiero el cartel, no requiero que apagues la luz, ni que escondas tus intenciones para conmigo si son verdaderas, necesito un periodo honesto entre nosotros, necesito poder bajar la guardia en estos temas. Por eso necesito pensarlo así, como una transición. Del hombre que eres a conocernos a nosotros mismos con nuestras libertades a la pareja que podemos ser. Por etapas. Esto no es solo de cara al público o para que Ouroboros esté más cómodo contigo. Yo también necesito poder confiar y relajarme contigo y si pienso desde este momento como que tenemos un compromiso el uno con el otro, entonces estos mensajes no van a dejarme dormir.- Trató de ponerlo lo más claro posible, dejando de lado todo lo de Chloe porque ya le conocía de poco pero parecía una muchacha agradable. Y también dejó de lado que el "OBVIAMENTE" estuvo un poco de más.
Asintió a lo de estar en confianza. Se solía bajar la guardia en las situaciones tan familiares, sobre todo porque Sayid era como un hermano querido, pero a fin y al cabos era un descendiente y si hubiera sido otro, el mensaje habría sido altamente irrespetuoso. No gritó, pero sí habló en voz alta y sin dejarle terminar cuando comenzó a pedirle que le gritara.- ¿Querías que llorara con Sayid como invitado? ¿Por quién me tomas?- Después esperó a que terminara para poder hablar de nuevo.- Eso, tu pasado existe, para eso es esta... transición, esta etapa. Para ser nosotros mismos y prepararnos para lo que venga. Y no pretendo quitarte a tus... amistades. Sé que hiciste bastantes en el hospital.- Aquello sí que fue reclamo y sí le hacía tensar la mandíbula.
Con el comentario del piso, tuvo que suspirar y clavar su mirada en él, de manera seria.- Vishous. Entiendo tu miedo. Pero tienes que saber y estar muy enterado de esto. Si al final decidimos mantenernos separados y alguna vez creo que no podrás mantener segura, sana, tranquila y feliz, ser una buena influencia para esta criatura...- Hasta ese día, no tenía objeción para con él y se notaba en su tono de voz que no estaba preocupada por eso. Pero claro que debía saberlo. Después de todo aquel bebé no sería cualquiera. Decidió no terminar la frase porque no era el caso. Confiaba en que él se pondría a la altura del desafío. Cuando lo vio sonriendo, tuvo que sonreír ella también, aunque poco, estaba emocionalmente agotada.- Es... Es una de las cosas que aprendes. A aparentar tranquilidad, seguridad, cuando todo está complicándose. A eso se resume todo. A tratar de ser una especie de ejemplo, guía, en tiempos turbulentos.
Dejó que se levantara, pues a como lo veía de inquieto parecía que su zona de comfort era de pie. Pues la suya era sentada, así que así se quedó, cruzando una rodilla por encima de la otra. Cuando encontró una pausa para intervenir, lo hizo.- ERES libre. SOMOS libres. Me estoy apegando a la verdad, estoy siendo sincera de cara al resto. Si esto funciona, esto es como un periodo de transición. Sé, yo sé que no van a dejarte de llegar llamadas de media noche, ni siquiera si llegamos a anunciar algo entre nosotros, ¿crees de verdad que si nos llegamos a casar no vas a recibir esos mensajes? No, pero si decidimos que así sea, entonces necesito este periodo de transición en ti. No requiero un antes y después abrupto, pero sí un cambio. No requiero el cartel, no requiero que apagues la luz, ni que escondas tus intenciones para conmigo si son verdaderas, necesito un periodo honesto entre nosotros, necesito poder bajar la guardia en estos temas. Por eso necesito pensarlo así, como una transición. Del hombre que eres a conocernos a nosotros mismos con nuestras libertades a la pareja que podemos ser. Por etapas. Esto no es solo de cara al público o para que Ouroboros esté más cómodo contigo. Yo también necesito poder confiar y relajarme contigo y si pienso desde este momento como que tenemos un compromiso el uno con el otro, entonces estos mensajes no van a dejarme dormir.- Trató de ponerlo lo más claro posible, dejando de lado todo lo de Chloe porque ya le conocía de poco pero parecía una muchacha agradable. Y también dejó de lado que el "OBVIAMENTE" estuvo un poco de más.
Asintió a lo de estar en confianza. Se solía bajar la guardia en las situaciones tan familiares, sobre todo porque Sayid era como un hermano querido, pero a fin y al cabos era un descendiente y si hubiera sido otro, el mensaje habría sido altamente irrespetuoso. No gritó, pero sí habló en voz alta y sin dejarle terminar cuando comenzó a pedirle que le gritara.- ¿Querías que llorara con Sayid como invitado? ¿Por quién me tomas?- Después esperó a que terminara para poder hablar de nuevo.- Eso, tu pasado existe, para eso es esta... transición, esta etapa. Para ser nosotros mismos y prepararnos para lo que venga. Y no pretendo quitarte a tus... amistades. Sé que hiciste bastantes en el hospital.- Aquello sí que fue reclamo y sí le hacía tensar la mandíbula.
Con el comentario del piso, tuvo que suspirar y clavar su mirada en él, de manera seria.- Vishous. Entiendo tu miedo. Pero tienes que saber y estar muy enterado de esto. Si al final decidimos mantenernos separados y alguna vez creo que no podrás mantener segura, sana, tranquila y feliz, ser una buena influencia para esta criatura...- Hasta ese día, no tenía objeción para con él y se notaba en su tono de voz que no estaba preocupada por eso. Pero claro que debía saberlo. Después de todo aquel bebé no sería cualquiera. Decidió no terminar la frase porque no era el caso. Confiaba en que él se pondría a la altura del desafío. Cuando lo vio sonriendo, tuvo que sonreír ella también, aunque poco, estaba emocionalmente agotada.- Es... Es una de las cosas que aprendes. A aparentar tranquilidad, seguridad, cuando todo está complicándose. A eso se resume todo. A tratar de ser una especie de ejemplo, guía, en tiempos turbulentos.
-Bien- Indicó bruscamente cuando le dijo que no le pedía control…pero se preguntaba qué mierda le estaba pidiendo. Pero entonces decidió hablar y él intentó seguir su hilo de pensamiento mientras la miraba. Tenía un punto. Tenía un poco que debería haber evaluado…Quería creer que la gente sería tan considerada como él que una vez había cierta relación él mismo se marcaba sus propios límites. Se masajeó la barbilla, pensativo, pero enojado al mismo tiempo -¿No he dejado en claro que son verdaderas?- Le preguntó arqueando las cejas, levemente sorprendido. Hasta Sayid lo había notado, sino no se habría preocupado en amenazarlo. Se fue acercando a ella que seguía en la silla sentada.
Se acuclilló delante de ella mirándola con el ceño fruncido -Cuando tú me dijiste que estabas saliendo con otros hombres pero conmigo era la única persona con la que estabas teniendo este tipo de relación me sentí fuera de lugar- Apoyó las manos sobre sus rodillas y se las apretó con suavidad -Porque no fui capaz de decirte lo mismo, quizás fue allí cuando vi que…tú, en todo tu ser, me satisfacías- Por eso, quizás, le había dado tanto poder en el lecho -Tu puedes tomar las libertades que quieras, pero si yo no corto por lo sano con todo esto, es posible que la gente crea en tonterías. Así que te doy mi palabra que desde que he salido del hospital no he quedado, ni quedaré con nadie. Pero necesito que me creas…Nunca te he mentido- Añadió pesadamente.
-Por la mujer que tiene a mi hija en su vientre- Le respondió cuando le preguntó por quién la tomaba y entonces escuchó todo lo demás y la nota en su tono de voz hizo que ladeara la cabeza -Mis amistades no follan conmigo. Mis amistades son mis amistades y algún día las conocerás y la gente con la que follaba era eso- Le especificó y finalmente entrecerró los ojos al ver su mandíbula apretada. Alzó la mano y acarició la línea de su rostro. De acuerdo, aquello le dio mucha satisfacción. Ese pequeño gesto de celos -¿A qué viene ese comentario?- Preguntó con absurda curiosidad -¿Qué sabes tú de mi presencia en el hospital?- Presionó.
Bajó la mano cuando empezó a hablar de la niña y la amenaza, la amenaza le dolió tan profundamente que se le reflejó en el rostro -Termina esa frase. Dime lo que estás dispuesta a hacer. Necesito saberlo no porque no vaya a protegerla con todo mi ser, sino por la decisión que podrías llegar a tomar- Eso le diría mucho de ella y…Y le dolía, joder, le ardía el corazón con la fuerza de mil infiernos y eso le evitó contagiarse con su sonrisa -Puedo hacer eso. Lo hago cuando estoy de misión sólo no lo hago en mi vida privada delante de mi hermana y mi cuñado…Y la madre de mi hija- Alzó los hombros y se incorporó para ir hacia la mesa y servirse más vino en la copa, bebiéndose la mitad -No has comido nada…Tienes que cenar Sofía- No la iba a obligar pero… -Sin cena no hay postre ni regalos- Advirtió alzando ambas cejas y señalando con la cabeza el plato de comida sin tocar -Algunos bocados…-Murmuró mientras se movió para sentarse a su lado con el plato de comida preparando ya un tenedor para llevárselo a la boca.
Se acuclilló delante de ella mirándola con el ceño fruncido -Cuando tú me dijiste que estabas saliendo con otros hombres pero conmigo era la única persona con la que estabas teniendo este tipo de relación me sentí fuera de lugar- Apoyó las manos sobre sus rodillas y se las apretó con suavidad -Porque no fui capaz de decirte lo mismo, quizás fue allí cuando vi que…tú, en todo tu ser, me satisfacías- Por eso, quizás, le había dado tanto poder en el lecho -Tu puedes tomar las libertades que quieras, pero si yo no corto por lo sano con todo esto, es posible que la gente crea en tonterías. Así que te doy mi palabra que desde que he salido del hospital no he quedado, ni quedaré con nadie. Pero necesito que me creas…Nunca te he mentido- Añadió pesadamente.
-Por la mujer que tiene a mi hija en su vientre- Le respondió cuando le preguntó por quién la tomaba y entonces escuchó todo lo demás y la nota en su tono de voz hizo que ladeara la cabeza -Mis amistades no follan conmigo. Mis amistades son mis amistades y algún día las conocerás y la gente con la que follaba era eso- Le especificó y finalmente entrecerró los ojos al ver su mandíbula apretada. Alzó la mano y acarició la línea de su rostro. De acuerdo, aquello le dio mucha satisfacción. Ese pequeño gesto de celos -¿A qué viene ese comentario?- Preguntó con absurda curiosidad -¿Qué sabes tú de mi presencia en el hospital?- Presionó.
Bajó la mano cuando empezó a hablar de la niña y la amenaza, la amenaza le dolió tan profundamente que se le reflejó en el rostro -Termina esa frase. Dime lo que estás dispuesta a hacer. Necesito saberlo no porque no vaya a protegerla con todo mi ser, sino por la decisión que podrías llegar a tomar- Eso le diría mucho de ella y…Y le dolía, joder, le ardía el corazón con la fuerza de mil infiernos y eso le evitó contagiarse con su sonrisa -Puedo hacer eso. Lo hago cuando estoy de misión sólo no lo hago en mi vida privada delante de mi hermana y mi cuñado…Y la madre de mi hija- Alzó los hombros y se incorporó para ir hacia la mesa y servirse más vino en la copa, bebiéndose la mitad -No has comido nada…Tienes que cenar Sofía- No la iba a obligar pero… -Sin cena no hay postre ni regalos- Advirtió alzando ambas cejas y señalando con la cabeza el plato de comida sin tocar -Algunos bocados…-Murmuró mientras se movió para sentarse a su lado con el plato de comida preparando ya un tenedor para llevárselo a la boca.
Su rostro se suavizó a medida que él se controlaba. No respondió a lo de sus intenciones, pues una vez más era su manera de expresarse la que ponía un poco de sal a los problemas. Solo asintió y dejó que se acercara, sin impedírselo ni molestarse por eso. Al verlo frente a ella, tan cerca y de cunclillas en el piso, bajó la mirada hacia él y le escuchó con atención. Ya se había desahogado, pero le había costado mucho trabajo el convertir sus sentimientos negativos en neutros. Cuando colocó las manos en sus rodillas, ella las cubrió con las propias y solo dejó que el moreno continuara.- Te creo.- Murmuró al final. Había necesitado escucharlo, pero le creía. A veces pensaba que no tenía sentido, pero le creía.
Sintió una calidez difícil en el pecho cuando habló de su hija en su vientre. Le iba a corregir para incluir la palabra hijo, pero no lo hizo. Le gustaba pensar que sería niña, aún cuando quizás sería todo más difícil. Aún así, todo no evitó que arqueara la ceja cuando le comentó sobre sus amistades, y luego cuando llegó la pregunta directa. Se aguantó las ganas de hacerle berrinche y quitarle la mano que acariciaba su rostro con un manotazo.- Pues nada. ¿Qué voy a saber? Como que les van los uniformes de hospital a los Royden... Chloe, Aldaron, Aurora. Por cierto, ¿Chloe? ¿No es demasiado joven?
Le hubiera gustado evitarle el dolor que evidentemente le dio el dejarle las cosas claras, pues en seguida pidió el resto de la frase que ella había dejado a medias. Era un escenario muy vago en general, pero no por eso menos difícil de imaginar.- No lo sé, Vishous. No dudo de tu capacidad de adaptarte a mi vida y nuestras necesidades. Pero nunca dudaría de tomar las acciones que considerara necesarias con quien fuera para protegerle.- A pesar de no querer generarle dolor, aquello debía quedar claro. La explicación de su trabajo le sonó interesante. Quizás podría hacerle entenderlo de esa manera.- Bueno, algo así es entonces. Tengo que mantener una actitud cuando estoy con el Consejo. Son modales antiguos y que se indignan con facilidad, así que es difícil. La práctica ayuda. Esta cena, por ejemplo, dejó de ser privada en cuanto Sayid entró en ella. Será tu cuñado, quizás con él a solas puedas tener cierta intimidad relajada, incluso si Arleen está presente, pero estar yo y él juntos ya es practicamente una reunión. Él y yo somos compatibles en nuestro carácter, por eso somos buenos amigos y el ambiente es ligero entre nosotros. Pero con el resto es un poco más forzado. Es como si... si tu superior que no sea Amaya estuviera en la cena. No estarías tan dispuesto a dejar cabos sueltos y, sin embargo, a solas con alguien así podrías tratar de conectar. ¿Lo entiendes así? Es como si mi jefe hubiera estado presente. Habría querido barrer todo bajo la alfombra y reírnos del incidente.
Dejó que se levantara y se bebiera su copa mientras volvía a acomodarse la falda del vestido.- Oh, no quiero despreciarte, de verdad, pero no tengo el estómago vacío. He comido kurabiéres todo el día.- Se refería a los postres que les había traído, así que sonrió gratamente. Aunque le amenazaba con el postre, ella ya había comido bastantes dulces. Quiso negarse de nuevo, pero soltó un suspiro y tomó el tenedor que el moreno le había preparado, llevándose un trozo de la jugosa carne a la boca para poder saborearlo.- Oh, no está nada mal. Es una lástima que Sayid y Arleen tuvieran que irse.
Sintió una calidez difícil en el pecho cuando habló de su hija en su vientre. Le iba a corregir para incluir la palabra hijo, pero no lo hizo. Le gustaba pensar que sería niña, aún cuando quizás sería todo más difícil. Aún así, todo no evitó que arqueara la ceja cuando le comentó sobre sus amistades, y luego cuando llegó la pregunta directa. Se aguantó las ganas de hacerle berrinche y quitarle la mano que acariciaba su rostro con un manotazo.- Pues nada. ¿Qué voy a saber? Como que les van los uniformes de hospital a los Royden... Chloe, Aldaron, Aurora. Por cierto, ¿Chloe? ¿No es demasiado joven?
Le hubiera gustado evitarle el dolor que evidentemente le dio el dejarle las cosas claras, pues en seguida pidió el resto de la frase que ella había dejado a medias. Era un escenario muy vago en general, pero no por eso menos difícil de imaginar.- No lo sé, Vishous. No dudo de tu capacidad de adaptarte a mi vida y nuestras necesidades. Pero nunca dudaría de tomar las acciones que considerara necesarias con quien fuera para protegerle.- A pesar de no querer generarle dolor, aquello debía quedar claro. La explicación de su trabajo le sonó interesante. Quizás podría hacerle entenderlo de esa manera.- Bueno, algo así es entonces. Tengo que mantener una actitud cuando estoy con el Consejo. Son modales antiguos y que se indignan con facilidad, así que es difícil. La práctica ayuda. Esta cena, por ejemplo, dejó de ser privada en cuanto Sayid entró en ella. Será tu cuñado, quizás con él a solas puedas tener cierta intimidad relajada, incluso si Arleen está presente, pero estar yo y él juntos ya es practicamente una reunión. Él y yo somos compatibles en nuestro carácter, por eso somos buenos amigos y el ambiente es ligero entre nosotros. Pero con el resto es un poco más forzado. Es como si... si tu superior que no sea Amaya estuviera en la cena. No estarías tan dispuesto a dejar cabos sueltos y, sin embargo, a solas con alguien así podrías tratar de conectar. ¿Lo entiendes así? Es como si mi jefe hubiera estado presente. Habría querido barrer todo bajo la alfombra y reírnos del incidente.
Dejó que se levantara y se bebiera su copa mientras volvía a acomodarse la falda del vestido.- Oh, no quiero despreciarte, de verdad, pero no tengo el estómago vacío. He comido kurabiéres todo el día.- Se refería a los postres que les había traído, así que sonrió gratamente. Aunque le amenazaba con el postre, ella ya había comido bastantes dulces. Quiso negarse de nuevo, pero soltó un suspiro y tomó el tenedor que el moreno le había preparado, llevándose un trozo de la jugosa carne a la boca para poder saborearlo.- Oh, no está nada mal. Es una lástima que Sayid y Arleen tuvieran que irse.
Asintió una sola vez cuando confirmó que le creía. Eso para él era suficiente y le daba cierta tranquilidad. Pero le pareció curiosa su actitud respecto al hospital, habían pasado tiempo juntos así que sabía leerla bastante bien. Escuchó cada detalle pero por un momento se le congeló el rostro -Yo nunca tuve nada con Aurora- Literalmente, palideció ante la mención de la rubia sin ser siquiera consciente de que se estaba refiriendo a Fred -Nunca- Añadió antes de sacudir la cabeza como con repeluz y después respondió a lo demás -Aldaron, sí… El pobre casi siempre se lleva la peor parte aunque nunca lo he oído quejarse- Indicó alzando suavemente los hombros. En cuanto a la pregunta de Chloe movió las manos hacia arriba declarándose inocente -No la obligué a nada. Tomó sus propias decisiones.Y encima…Creo que le llevas como cuatro años…- Dijo, pensativo.
La respuesta que le dio sobre aquella frase sin terminar hizo que asintiera nuevamente porque…Él haría lo mismo. Al menos estaban en la misma página respecto a eso. Después escuchó el resto de su argumento comprendiendo por donde iban los tiros, aunque había algo que no terminaba de cerrarle. Esperó a que terminara de hablar -Pero Sayid te quiere, Sofía. No creo que tengáis una relación sólo como Descendientes y si tú y yo vamos a tener un futuro juntos… Vais a estar relacionados, seréis concuñados… No creo que sea sano vivir toda tu vida así- Torció el gesto y movió los labios en un gesto de tensión -Se lo dije a Sayid y te lo digo a ti, creo que os debéis una conversación… Creo que… Sois capaces de ser amigos más allá de vuestros cargos y que lo necesitas- Expresó, de nuevo, con un gesto pensativo -Tu familia no está aquí y sé que eso te afecta pero quizás te toca crear una nueva familia y en ésta puedes elegir quién se une y quien no… ¿Por qué no lo intentas? No sois sólo Descendientes, sois personas- Añadió, porque lo cierto es que creía en ello. Él siempre podría contar con Fred, con Arleen e incluso con sus padres. Con Amaya y sus amigos con los ojos cerrados, pero él había crecido en la isla y había vivido toda su vida allí. Sofía no dejaba de ser una recién llegada y su incomodidad era notable… Pese a la dulzura que rebosaba su corazón.
-Kurabiéres...¿Son? Por alguna razón lo relacionó con la palabra “querubines”. No venía ni a cuento así que no lo mencionó -No sé qué son pero la cena, es cena- Añadió y le dio de comer, sonriendo brevemente aquello de que no estaba mal -Es la comida favorita de Arleen, quería animarla. Yo también creo que quedó bastante presentable…Le enviaré a su casa algo, no creo que vuelvan aquí- Preparó otro tenedor y se lo llevó a la boca cuando ella terminó de comer – Sí… Me preocupa el estado de Arleen. Ha estado muy extraña, como ida…- Dijo haciendo un gesto vago señalándose la cabeza -Se lo mencioné a Sayid, no sé que se va a encontrar cuando estén solos en su casa pero creo que la misión le hizo mucho daño- Le contó a Sofía, con cierta intimidad porque no dejaba de ser algo que le preocupaba -Se pasaba el día tirada en la cama leyendo…Nada más. No quería hacer nada más…Chloe venía y se tiraban las dos, la convencía para quedarse allí…Ni siquiera salía a la terraza aunque la pillé en varias ocasiones con la mirada perdida- Siguió hablando mientras preparaba otro tenedor, concentrado en el plato -Yo sabía que no estaba preparada para bajar…pero es que es terca- Soltó lo último con un siseo y negó con la cabeza, para luego soltar un suspiro largo. Tenían que hablar de mejores temas -¿Qué haces mañana?...Y no me respondas que vas a comer kurabiéres todo el día...- Preguntó antes de llevarle otro tenedor y luego acercar la copa de agua.
La respuesta que le dio sobre aquella frase sin terminar hizo que asintiera nuevamente porque…Él haría lo mismo. Al menos estaban en la misma página respecto a eso. Después escuchó el resto de su argumento comprendiendo por donde iban los tiros, aunque había algo que no terminaba de cerrarle. Esperó a que terminara de hablar -Pero Sayid te quiere, Sofía. No creo que tengáis una relación sólo como Descendientes y si tú y yo vamos a tener un futuro juntos… Vais a estar relacionados, seréis concuñados… No creo que sea sano vivir toda tu vida así- Torció el gesto y movió los labios en un gesto de tensión -Se lo dije a Sayid y te lo digo a ti, creo que os debéis una conversación… Creo que… Sois capaces de ser amigos más allá de vuestros cargos y que lo necesitas- Expresó, de nuevo, con un gesto pensativo -Tu familia no está aquí y sé que eso te afecta pero quizás te toca crear una nueva familia y en ésta puedes elegir quién se une y quien no… ¿Por qué no lo intentas? No sois sólo Descendientes, sois personas- Añadió, porque lo cierto es que creía en ello. Él siempre podría contar con Fred, con Arleen e incluso con sus padres. Con Amaya y sus amigos con los ojos cerrados, pero él había crecido en la isla y había vivido toda su vida allí. Sofía no dejaba de ser una recién llegada y su incomodidad era notable… Pese a la dulzura que rebosaba su corazón.
-Kurabiéres...¿Son? Por alguna razón lo relacionó con la palabra “querubines”. No venía ni a cuento así que no lo mencionó -No sé qué son pero la cena, es cena- Añadió y le dio de comer, sonriendo brevemente aquello de que no estaba mal -Es la comida favorita de Arleen, quería animarla. Yo también creo que quedó bastante presentable…Le enviaré a su casa algo, no creo que vuelvan aquí- Preparó otro tenedor y se lo llevó a la boca cuando ella terminó de comer – Sí… Me preocupa el estado de Arleen. Ha estado muy extraña, como ida…- Dijo haciendo un gesto vago señalándose la cabeza -Se lo mencioné a Sayid, no sé que se va a encontrar cuando estén solos en su casa pero creo que la misión le hizo mucho daño- Le contó a Sofía, con cierta intimidad porque no dejaba de ser algo que le preocupaba -Se pasaba el día tirada en la cama leyendo…Nada más. No quería hacer nada más…Chloe venía y se tiraban las dos, la convencía para quedarse allí…Ni siquiera salía a la terraza aunque la pillé en varias ocasiones con la mirada perdida- Siguió hablando mientras preparaba otro tenedor, concentrado en el plato -Yo sabía que no estaba preparada para bajar…pero es que es terca- Soltó lo último con un siseo y negó con la cabeza, para luego soltar un suspiro largo. Tenían que hablar de mejores temas -¿Qué haces mañana?...Y no me respondas que vas a comer kurabiéres todo el día...- Preguntó antes de llevarle otro tenedor y luego acercar la copa de agua.
Con Aurora me refería a Fred.- Aunque ahora que lo pensaba... no era tan absurdamente imposible, salvo que las veces que había visto a la chica parecía muy tímida. Cuando admitió tan libremente que Aldaron sí era uno de sus compañeros de aventuras, tuvo que arquear la ceja. La sonrisa se le había caído del rostro, ahora solo lo miraba seriamente, buscando escaparse de sus malos pensamientos cuando comenzaron a hablar de Chloe.- No estás siendo buen defensor de ti mismo, a mi tu me llevas como quince.- Murmuró, porque no recordaba si habían repasado su edad en algún momento. Así que en su mente, a Chloe le llevaba como 20.
Y yo le quiero a él.- Murmuró por debajo de la voz del moreno cuando los argumentos parecieron caerle en gracia y habló de que Sayid le apreciaba. Al menos ahora tenía una manera de explicarle las cosas y la usaría más seguido.- Sano o no, hay un respeto entre ambos que no vamos a quitar de en medio. Somos amigos, más allá de nuestro cargo, pero va en nuestros términos.- Sobre lo de su familia... Apartó la mirada. No tenía ganas de hablar de eso en fechas tan importantes. En especial en aquel año. Le hubiera gustado que todo lo de SAM hubiese terminado ya. De esa manera, podría buscar a su familia... donde estuviera. Crear una nueva familia se sentía como estar relevando a la que aún tenía. Lo sentía así en el pecho. Decidió guardar silencio al respecto. Darle una negativa le llevaría a dar más vueltas al asunto y no sabía si su corazón lo soportaría.
La pregunta sobre los dulces típicos griegos le dio la pauta perfecta para cambiar sus aires. Respiró profundo, sintiendo alivio.- Son galletas. Son típicas en Grecia para estas épocas del año. Llevan vainilla, mantequilla, almendras, brandy o coñac y a veces agua de rosas. Te traje algunas en... Yo traía un plato.- Murmuró con el ceño fruncido, tratando de recordar donde había puesto el plato hasta que sintió la comida en la boca.
Se sintió un poco fuera de lugar cuando la conversación giró a Arleen.- ¿Daño? ¿Como alguna especie de... trauma? - Preguntó, tratando de encontrar las palabras adecuadas. Era posible. Los ejércitos se entrenaban para escenas como aquellas y aún así algunos no podían con la carga.- Quizás aún tiene que lidiar con todo lo que vivió. Podemos darle algo de tiempo. Hay buenos sanadores, pero dale crédito, es fuerte y testaruda, podrá hacerlo por si misma.- Al verlo tan afligido, recordó algo que había dicho en antaño. A él, según creía, aún no lo convencía de las propiedades de las plantas, pero ella estaba convencida.- Bueno... quizás esta noche duerma bien. Su casa está llena de gardenias. El concentrado en aceite se usa como sedante, relajante, reduce la ansiedad y aligera el humor. También es afrodisiaco, pero creo que haría efecto primero lo otro...- Murmuró con una suave sonrisa en el rostro, tratando de hacer que se preocupara un poco menos y comió un poco de lo que el moreno le ofrecía.- Mmmm... no, mañana es día de comer melomakaronas.- Murmuró con una sonrisa por haberle dado la vuelta a su comentario feo sobre sus dulces preferidos. Tomó un poco de agua y soltó un suspiro.- Mañana voy a hablar con Sayid. Le invitaré a tomar el té, si es que tiene algo de tiempo.
Y yo le quiero a él.- Murmuró por debajo de la voz del moreno cuando los argumentos parecieron caerle en gracia y habló de que Sayid le apreciaba. Al menos ahora tenía una manera de explicarle las cosas y la usaría más seguido.- Sano o no, hay un respeto entre ambos que no vamos a quitar de en medio. Somos amigos, más allá de nuestro cargo, pero va en nuestros términos.- Sobre lo de su familia... Apartó la mirada. No tenía ganas de hablar de eso en fechas tan importantes. En especial en aquel año. Le hubiera gustado que todo lo de SAM hubiese terminado ya. De esa manera, podría buscar a su familia... donde estuviera. Crear una nueva familia se sentía como estar relevando a la que aún tenía. Lo sentía así en el pecho. Decidió guardar silencio al respecto. Darle una negativa le llevaría a dar más vueltas al asunto y no sabía si su corazón lo soportaría.
La pregunta sobre los dulces típicos griegos le dio la pauta perfecta para cambiar sus aires. Respiró profundo, sintiendo alivio.- Son galletas. Son típicas en Grecia para estas épocas del año. Llevan vainilla, mantequilla, almendras, brandy o coñac y a veces agua de rosas. Te traje algunas en... Yo traía un plato.- Murmuró con el ceño fruncido, tratando de recordar donde había puesto el plato hasta que sintió la comida en la boca.
Se sintió un poco fuera de lugar cuando la conversación giró a Arleen.- ¿Daño? ¿Como alguna especie de... trauma? - Preguntó, tratando de encontrar las palabras adecuadas. Era posible. Los ejércitos se entrenaban para escenas como aquellas y aún así algunos no podían con la carga.- Quizás aún tiene que lidiar con todo lo que vivió. Podemos darle algo de tiempo. Hay buenos sanadores, pero dale crédito, es fuerte y testaruda, podrá hacerlo por si misma.- Al verlo tan afligido, recordó algo que había dicho en antaño. A él, según creía, aún no lo convencía de las propiedades de las plantas, pero ella estaba convencida.- Bueno... quizás esta noche duerma bien. Su casa está llena de gardenias. El concentrado en aceite se usa como sedante, relajante, reduce la ansiedad y aligera el humor. También es afrodisiaco, pero creo que haría efecto primero lo otro...- Murmuró con una suave sonrisa en el rostro, tratando de hacer que se preocupara un poco menos y comió un poco de lo que el moreno le ofrecía.- Mmmm... no, mañana es día de comer melomakaronas.- Murmuró con una sonrisa por haberle dado la vuelta a su comentario feo sobre sus dulces preferidos. Tomó un poco de agua y soltó un suspiro.- Mañana voy a hablar con Sayid. Le invitaré a tomar el té, si es que tiene algo de tiempo.
-Ah…- Aquello pareció quitarle el peso de la isla de encima, su pecho se desinfló un poco con cierta pa para luego mirarle observarle tan seria -¿Estás celosa de Aldaron?- Le preguntó frunciendo el ceño con… Con puta sorpresa. Después de eso vino lo de Chloe y luego se rió un poco -Y tampoco te obligué a nada. ¿Qué edad tienes realmente? Yo tengo 37… Creo que me estás viendo como un dinosaurio- Añadió con tranquilidad antes de pasar al siguiente tema.
-Me alegro- Expresó cuando dijo que le apreciaba y al escuchar aquella respuesta decidió que mejor las noches de karaoke iban a ser sumamente interesantes como terminara casándose con Sofía. Aunque la pelirroja había cantado junto al “clan” en la boda de Arleen pero… Cuando vio su rostro al mencionar a la familia, sólo le apretó suavemente la rodilla. Había tocado un tema sensible pero no sabía muy bien cómo continuar. Esperó a que le mirara y poder transmitirle que, si quería hablar, allí estaba él aunque no sabía si era muy capaz de enviar ese tipo de mensajes sólo con los ojos… Umm, esperaba que sí. Al menos hubo un cambio de tema que pareció sentarle mejor. -Sí…Me lo llevé yo a la cocina, ahora lo traigo junto con los coulants- Le sonrió Vishous antes de agregar -Es que los olí y como eran dulces pensé que eran para el postre.
Al hablar de Arleen, V suspiró bajo -No lo sé, tal vez. No sé mucho de esas cosas- Se sinceró para luego escuchar todo lo que ella tenía que decir confiando en que, en efecto, su hermana era muy testaruda. Lo de las gardenias sí que le pilló desprevenido, sobretodo la última parte, que hizo que le sonriera -¿Me estás diciendo que la señorita indignación podría tener tema hoy?- Se rió, esta vez con fuerza, pensando en la reacción de Arleen que apenas había visto de reojo -No sé…Yo es que la veo tan inocente que no me la imagino en ese asunto. Aunque no conozco a Sayid…Y si ya está embarazada pueeees…Le dieron duro, que tienen muy poco juntos- Añadió Vishous pensando en que su hermana estaba cumpliendo su deber, sólo que después de tan escasas parejas “oficiales” (por no decir nulas) era extraño. -Melomakaronas….¿Y eso es?- Preguntó pensando que se parecía a la palabra "melómano" y finalmente le apartó el plato porque él se daba por satisfecho ya que ella dijo que había estado llena antes. Alzó la mano para limpiarle la comisura del labio con el pulgar y después se chupó el dedo como si fuera lo más natural del mundo.
-De acuerdo…¿Quieres que hagamos algo? Puedo intentar conseguir un bote mañana y decoraciones, aunque soy un poco… fracaso en el ambiente navideño- Le guiñó un ojo mientras levantaba el plato y se iba a la cocina para guardar lo salvable y tirar lo demás. Puso a calentar sólo dos coulants y luego lavó el plato lentamente mientras miraba el plato que había traído Sofía. Cuando terminó llevó ambos postres hacia donde estaba la pelirroja y se sentó a su lado, preparándose para disfrutar de los….querubines -¿Cómo es que se llaman?- Volvió a preguntar mientras le dejaba los honores para abrir el plato y volvía a servirle agua en la copa para luego él servirse vino. Puso de fondo música de ambiente, encontrándose más cómodo. Tanto que, aunque ella no lo veía, subió las piernas en la silla del frente.
-Me alegro- Expresó cuando dijo que le apreciaba y al escuchar aquella respuesta decidió que mejor las noches de karaoke iban a ser sumamente interesantes como terminara casándose con Sofía. Aunque la pelirroja había cantado junto al “clan” en la boda de Arleen pero… Cuando vio su rostro al mencionar a la familia, sólo le apretó suavemente la rodilla. Había tocado un tema sensible pero no sabía muy bien cómo continuar. Esperó a que le mirara y poder transmitirle que, si quería hablar, allí estaba él aunque no sabía si era muy capaz de enviar ese tipo de mensajes sólo con los ojos… Umm, esperaba que sí. Al menos hubo un cambio de tema que pareció sentarle mejor. -Sí…Me lo llevé yo a la cocina, ahora lo traigo junto con los coulants- Le sonrió Vishous antes de agregar -Es que los olí y como eran dulces pensé que eran para el postre.
Al hablar de Arleen, V suspiró bajo -No lo sé, tal vez. No sé mucho de esas cosas- Se sinceró para luego escuchar todo lo que ella tenía que decir confiando en que, en efecto, su hermana era muy testaruda. Lo de las gardenias sí que le pilló desprevenido, sobretodo la última parte, que hizo que le sonriera -¿Me estás diciendo que la señorita indignación podría tener tema hoy?- Se rió, esta vez con fuerza, pensando en la reacción de Arleen que apenas había visto de reojo -No sé…Yo es que la veo tan inocente que no me la imagino en ese asunto. Aunque no conozco a Sayid…Y si ya está embarazada pueeees…Le dieron duro, que tienen muy poco juntos- Añadió Vishous pensando en que su hermana estaba cumpliendo su deber, sólo que después de tan escasas parejas “oficiales” (por no decir nulas) era extraño. -Melomakaronas….¿Y eso es?- Preguntó pensando que se parecía a la palabra "melómano" y finalmente le apartó el plato porque él se daba por satisfecho ya que ella dijo que había estado llena antes. Alzó la mano para limpiarle la comisura del labio con el pulgar y después se chupó el dedo como si fuera lo más natural del mundo.
-De acuerdo…¿Quieres que hagamos algo? Puedo intentar conseguir un bote mañana y decoraciones, aunque soy un poco… fracaso en el ambiente navideño- Le guiñó un ojo mientras levantaba el plato y se iba a la cocina para guardar lo salvable y tirar lo demás. Puso a calentar sólo dos coulants y luego lavó el plato lentamente mientras miraba el plato que había traído Sofía. Cuando terminó llevó ambos postres hacia donde estaba la pelirroja y se sentó a su lado, preparándose para disfrutar de los….querubines -¿Cómo es que se llaman?- Volvió a preguntar mientras le dejaba los honores para abrir el plato y volvía a servirle agua en la copa para luego él servirse vino. Puso de fondo música de ambiente, encontrándose más cómodo. Tanto que, aunque ella no lo veía, subió las piernas en la silla del frente.
¿Celosa de Aldaron? - Preguntó escéptica negando claramente. Le dieron hasta ñañaras de pensar que el contrario no se estaba tirando a media isla, sino a la isla entera, y a Lucian y a Adrián cuando no estaban de guardia.- No me hagas repasar eso en la cabeza porque ahora si me va a explotar. Jamás me dijiste que no había persona a salvo en esta isla, hombre o mujer.- Después pasaron a lo de la edad y volvió a fruncirle el ceño. Le iban a salir arrugas por culpa de ese hombre.- Una dama no tiene edad.- Inquirió soltando un suspiro, porque mañana le cambiaba el número a esa respuesta.
Apreció el gesto de no preguntar más cuando habló sobre su familia y ella calló. Era lo mejor no recordar cosas en aquellas fechas donde se suponía que debían estar con los seres queridos. Al menos el tema de los postres era más dulce. Tenía desde hacía días un gusto por las cosas azucaradas que había estado satisfaciendo, pero el de las cosas chocolatosas no. Ese iba a ser su día.- Si, son postres o galletas de café. Como te gusten más.- Susurró con una suave sonrisa, un poco mejor después de los temas delicados para ella. Ahora tocaban los temas delicados para él.
Escuchó con cuidado lo que el contrario decía.- Sabes, quizás yo no tenga todas las respuestas, pero Mei es la experta en cuestiones mentales.- Ya la habían mencionado antes por la madre Royden, pero si se encontraba tan mal, seguramente también Arleen la necesitaría. Era una ciencia demasiado satanizada, pues a la gente no le gustaba cuidar de su salud mental. Ante su pregunta, solo se encogió de hombros con una sonrisa que insinuaba más de lo que ella decía.- Oh, cariño, uno no se imagina a sus hermanas teniendo sexo.- Enfatizó la última palabra a ver si lograba que el moreno vomitara o le dieran ñañaras al menos.- Y peor aún, seguro que lo disfruta.
Después de su punto de maldad, que en realidad ella no conocía a Arleen y no tenía ni idea si disfrutaba o no aquellos menesteres, pasaron página.- Son galletas de miel, naranja y nueces.- Escuchó entonces la propuesta mientras veía al moreno chuparse el dedo después de ponerlo en su cara. Le resultaba extraña su forma de ser, tan propia y desenfadada. Sobre todo en contraste con ella. Soltó una risa cuando le escuchó admitirse un fiasco.- En mi familia no nos subimos al bote, lo incendiamos.- Aclaró por aquello de conseguirlo.- Pero si quieres saltarte esa parte, yo podría encargarme de la decoración.- Claro que no iba a incendiar un barco en medio del lago, estaba más que claro, pero quizás uno pequeño o uno de papel en el rio en su casa al anochecer. Lo haría solo para no perder la tradición. Pensó en la posibilidad de mantener su pequeña ceremonia a pesar de todo mientras el contrario se hacía de postres y dulces para llevar a la mesa. Era el lugar perfecto, pues los cuatro elementos se encontrarían.
Kurabiédes.- Recordó al moreno, tomando la cuchara casi al instante para partir con cuidado su coulant a la mitad. No pudo evitar la sonrisa en su rostro cuando se llevó el chocolate derretido a la boca y lo saboreó con cuidado, cerrando los ojos. Había estado soñando con chocolate los últimos días, y comerse los granos de cacao sin azúcar en el invernadero definitivamente no era ni siquiera parecido a la cosa industrializada que quería. Suspiró y sintió como su cuerpo se relajaba mientras se llevaba otra cucharada a la boca. Despacio, comenzó a inclinarse hacia un lado hasta que su cabeza quedó sobre el hombro del moreno.- ¿Qué tan dispuesto estás a una relación abierta con Charles? - Preguntó, enderezándose porque había olvidado algo. Hizo tronar sus dedos y un saco rojo, bastante navideño, apareció sobre la mesa. Se metió una cucharada de coulant a la boca y se dispuso a tomar la bolsa y buscar dentro de ella dos cajas. Dejó la más grande frente a él y, a un lado, una más pequeña. Ambas en papel café con un listón rojo y tarjetas. La primera decía Para que celebres lo que eres y la segunda Para el hombre que serás.- No sé cuando abren ustedes sus regalos, pero son para ti. Claro que puedes abrirlos mañana.
Apreció el gesto de no preguntar más cuando habló sobre su familia y ella calló. Era lo mejor no recordar cosas en aquellas fechas donde se suponía que debían estar con los seres queridos. Al menos el tema de los postres era más dulce. Tenía desde hacía días un gusto por las cosas azucaradas que había estado satisfaciendo, pero el de las cosas chocolatosas no. Ese iba a ser su día.- Si, son postres o galletas de café. Como te gusten más.- Susurró con una suave sonrisa, un poco mejor después de los temas delicados para ella. Ahora tocaban los temas delicados para él.
Escuchó con cuidado lo que el contrario decía.- Sabes, quizás yo no tenga todas las respuestas, pero Mei es la experta en cuestiones mentales.- Ya la habían mencionado antes por la madre Royden, pero si se encontraba tan mal, seguramente también Arleen la necesitaría. Era una ciencia demasiado satanizada, pues a la gente no le gustaba cuidar de su salud mental. Ante su pregunta, solo se encogió de hombros con una sonrisa que insinuaba más de lo que ella decía.- Oh, cariño, uno no se imagina a sus hermanas teniendo sexo.- Enfatizó la última palabra a ver si lograba que el moreno vomitara o le dieran ñañaras al menos.- Y peor aún, seguro que lo disfruta.
Después de su punto de maldad, que en realidad ella no conocía a Arleen y no tenía ni idea si disfrutaba o no aquellos menesteres, pasaron página.- Son galletas de miel, naranja y nueces.- Escuchó entonces la propuesta mientras veía al moreno chuparse el dedo después de ponerlo en su cara. Le resultaba extraña su forma de ser, tan propia y desenfadada. Sobre todo en contraste con ella. Soltó una risa cuando le escuchó admitirse un fiasco.- En mi familia no nos subimos al bote, lo incendiamos.- Aclaró por aquello de conseguirlo.- Pero si quieres saltarte esa parte, yo podría encargarme de la decoración.- Claro que no iba a incendiar un barco en medio del lago, estaba más que claro, pero quizás uno pequeño o uno de papel en el rio en su casa al anochecer. Lo haría solo para no perder la tradición. Pensó en la posibilidad de mantener su pequeña ceremonia a pesar de todo mientras el contrario se hacía de postres y dulces para llevar a la mesa. Era el lugar perfecto, pues los cuatro elementos se encontrarían.
Kurabiédes.- Recordó al moreno, tomando la cuchara casi al instante para partir con cuidado su coulant a la mitad. No pudo evitar la sonrisa en su rostro cuando se llevó el chocolate derretido a la boca y lo saboreó con cuidado, cerrando los ojos. Había estado soñando con chocolate los últimos días, y comerse los granos de cacao sin azúcar en el invernadero definitivamente no era ni siquiera parecido a la cosa industrializada que quería. Suspiró y sintió como su cuerpo se relajaba mientras se llevaba otra cucharada a la boca. Despacio, comenzó a inclinarse hacia un lado hasta que su cabeza quedó sobre el hombro del moreno.- ¿Qué tan dispuesto estás a una relación abierta con Charles? - Preguntó, enderezándose porque había olvidado algo. Hizo tronar sus dedos y un saco rojo, bastante navideño, apareció sobre la mesa. Se metió una cucharada de coulant a la boca y se dispuso a tomar la bolsa y buscar dentro de ella dos cajas. Dejó la más grande frente a él y, a un lado, una más pequeña. Ambas en papel café con un listón rojo y tarjetas. La primera decía Para que celebres lo que eres y la segunda Para el hombre que serás.- No sé cuando abren ustedes sus regalos, pero son para ti. Claro que puedes abrirlos mañana.
Alzó los hombros como sin comprender porqué estaría celosa de Aldaron. Quizás él no lo comprendían porque la relación que tenía el con Aldaron era muy específica. Luego cuando mencionó lo de que no había persona a salvo frunció el ceño. ¿Tan estricta era? -Cuando tengo química con una persona no diferencio su sexo, no… ¿Tú…sí?- Preguntó, con sincera curiosidad -Es decir, solía tener más predilección por las mujeres pero algún que otro hombre y yo hemos tenido relaciones- Le explicó con total sinceridad. Es más, Vishous era bastante abierto y si en esta nueva etapa de su vida en la que estaba abierto a más… sentimientos hubiese encontrado a un hombre que lo complementara, no hubiese tenido tapujos en reconocer su relación como tampoco tuvo tapujos en besar a Aldaron delante del Descendiente Galeno. Simplemente, él era como era.
La respuesta evasiva de su edad hizo que entrecerrara los ojos. Lo averiguaría. Su madre seguramente lo sabía. Se anotó aquello de Mei pero preferiría que se encargara de su madre antes que de Arleen, creía que una buena red de soporta familiar sería suficiente para su hermana. Después…Sin embargo, Sofía empañó la imagen de Arleen y Vishous gruño negando con la cabeza. Incluso siseó pero guardó silencio -Es decir…Me parece bien, cada quien con su libertad sexual pero…- No siguió, un escalofrío le recorrió el cuerpo y fue brutalmente evidente que con ello pretendía sacarse el tema de encima.
Asintió a la nueva introducción de postres griegos y escuchó lo de incendiar el barco con curiosidad -Me recuerda a los funerales vikingos- Le respondió con cierta curiosidad pero le parecía interesante -Yo consigo el barco, tú la decoración y esta mano lo incendia todo…- Cuando mencionó aquello alzó la mano cubierta de tatuajes escondida en el guante de cuero y muy alejada de Sofía -Aunque si quieres usar arco y flecha también me apunto- Entonces empezó a coger alguna de las galletas con tranquilidad mirándolas con curiosidad antes de comerlas, lo cierto es que eran deliciosas y entendía porqué se las comía todo el rato y todo el día. Eran ligeras y muy ricas pero lo mejor de la noche fue verla relajarse contra la silla cuando probó el coulant. Una especie de orgullo básico y primitivo recorrió su cuerpo e infló su pecho. Él le había dado a conocer esa delicia y esa delicia estaba haciendo que la madre de su hijo disfrutara. Eso…Eso se sentía bien. La sonrisa que se deslizó en su boca mientras mordisqueaba otra galleta y disfrutaba de la visión de Sofía era, cuanto menos, satisfecha y complacida hasta que apoyó su cabeza en su hombro.
La pregunta le pareció extraña y el sentimiento que había anidado en su cuerpo poco a poco fue diluyéndose. Algo dentro de él se tensó -Depende…¿Quién es Charles? ¿Y qué conoces tú como una relación abierta? Es decir...Sabes que lo único que te pido es ser parte de su vida, no te exijo más aunque mis planes a futuro sean otros entenderé la decisión que tomes, sea cual sea- No podía ni siquiera centrarse ni recordar a Leticia, con ella…lo de ella y él había sido único e idílico; pero no se atrevía a comparar porque aún ese no era el caso con Sofía, no sentía amor por ella y ella tampoco se sentía así por él. Le gustaba su compañía, se sentía bien, su aroma se le clavaba en las fosas nasales y haría lo que fuera por poseerla encima de aquella mesa en el minuto siguiente pero… De acuerdo, necesitaba información -¿Es el que te propuso matrimonio?- Preguntó inclinándose para coger la copa y beber del vino mirando el saco rojo que apareció de la nada. Un destello de la oscuridad que regía el universo trajo consigo la caja de terciopelo negro pequeña pero ancha con un moño plateado que tenía para ella. La liberación de su poder ayudó a liberar la tensión constante con la que vivía su magia, enjaulada en aquella tinta oscura que recorría todo su lado derecho.
A Sofía la había llenado de regalos siempre, algunos muy subidos de tono, pero ese en particular tenía un significado distinto -Podemos crear nuestras propias tradiciones- Le soltó a ella intentando que no lo vinculara a lo que le había soltado a Arleen. Dejó las galletas a un lado y leyó cada una de las notas pensando en cual abrir primero pero decidió dejarlos en un momento -Abre el tuyo- Le dijo con una sonrisa y lo acercó hacia ella [teal]-No tuve demasiado tiempo entre la misión y el hospital, pero lo hice para ti…Me costó un poco dar con la forma pero creo que así es como te veo-[/color] Le explicó frunciendo suavemente el ceño recordando lo que había hecho. Ella era complicada, entretejida con un hilo delicado y brillante, que se enredaba con un corazón de diamante que ella creía dejar ver pero no era así -Si tienes alguna duda sobre la interpretación…Me preguntas- Le indicó porque bien podría tomárselo todo a mal, así que cogió la caja y decidió irse por las más grande. La agitó un poco antes de empezar a desenvolverla.
La respuesta evasiva de su edad hizo que entrecerrara los ojos. Lo averiguaría. Su madre seguramente lo sabía. Se anotó aquello de Mei pero preferiría que se encargara de su madre antes que de Arleen, creía que una buena red de soporta familiar sería suficiente para su hermana. Después…Sin embargo, Sofía empañó la imagen de Arleen y Vishous gruño negando con la cabeza. Incluso siseó pero guardó silencio -Es decir…Me parece bien, cada quien con su libertad sexual pero…- No siguió, un escalofrío le recorrió el cuerpo y fue brutalmente evidente que con ello pretendía sacarse el tema de encima.
Asintió a la nueva introducción de postres griegos y escuchó lo de incendiar el barco con curiosidad -Me recuerda a los funerales vikingos- Le respondió con cierta curiosidad pero le parecía interesante -Yo consigo el barco, tú la decoración y esta mano lo incendia todo…- Cuando mencionó aquello alzó la mano cubierta de tatuajes escondida en el guante de cuero y muy alejada de Sofía -Aunque si quieres usar arco y flecha también me apunto- Entonces empezó a coger alguna de las galletas con tranquilidad mirándolas con curiosidad antes de comerlas, lo cierto es que eran deliciosas y entendía porqué se las comía todo el rato y todo el día. Eran ligeras y muy ricas pero lo mejor de la noche fue verla relajarse contra la silla cuando probó el coulant. Una especie de orgullo básico y primitivo recorrió su cuerpo e infló su pecho. Él le había dado a conocer esa delicia y esa delicia estaba haciendo que la madre de su hijo disfrutara. Eso…Eso se sentía bien. La sonrisa que se deslizó en su boca mientras mordisqueaba otra galleta y disfrutaba de la visión de Sofía era, cuanto menos, satisfecha y complacida hasta que apoyó su cabeza en su hombro.
La pregunta le pareció extraña y el sentimiento que había anidado en su cuerpo poco a poco fue diluyéndose. Algo dentro de él se tensó -Depende…¿Quién es Charles? ¿Y qué conoces tú como una relación abierta? Es decir...Sabes que lo único que te pido es ser parte de su vida, no te exijo más aunque mis planes a futuro sean otros entenderé la decisión que tomes, sea cual sea- No podía ni siquiera centrarse ni recordar a Leticia, con ella…lo de ella y él había sido único e idílico; pero no se atrevía a comparar porque aún ese no era el caso con Sofía, no sentía amor por ella y ella tampoco se sentía así por él. Le gustaba su compañía, se sentía bien, su aroma se le clavaba en las fosas nasales y haría lo que fuera por poseerla encima de aquella mesa en el minuto siguiente pero… De acuerdo, necesitaba información -¿Es el que te propuso matrimonio?- Preguntó inclinándose para coger la copa y beber del vino mirando el saco rojo que apareció de la nada. Un destello de la oscuridad que regía el universo trajo consigo la caja de terciopelo negro pequeña pero ancha con un moño plateado que tenía para ella. La liberación de su poder ayudó a liberar la tensión constante con la que vivía su magia, enjaulada en aquella tinta oscura que recorría todo su lado derecho.
A Sofía la había llenado de regalos siempre, algunos muy subidos de tono, pero ese en particular tenía un significado distinto -Podemos crear nuestras propias tradiciones- Le soltó a ella intentando que no lo vinculara a lo que le había soltado a Arleen. Dejó las galletas a un lado y leyó cada una de las notas pensando en cual abrir primero pero decidió dejarlos en un momento -Abre el tuyo- Le dijo con una sonrisa y lo acercó hacia ella [teal]-No tuve demasiado tiempo entre la misión y el hospital, pero lo hice para ti…Me costó un poco dar con la forma pero creo que así es como te veo-[/color] Le explicó frunciendo suavemente el ceño recordando lo que había hecho. Ella era complicada, entretejida con un hilo delicado y brillante, que se enredaba con un corazón de diamante que ella creía dejar ver pero no era así -Si tienes alguna duda sobre la interpretación…Me preguntas- Le indicó porque bien podría tomárselo todo a mal, así que cogió la caja y decidió irse por las más grande. La agitó un poco antes de empezar a desenvolverla.
Se encogió de hombros ante la pregunta.- Nunca he tenido "química" con otra mujer.- Murmuró sin verle demasiado porque quería aceptar aquello; quería hacerlo tanto o más que como había aceptado a Sean y Lucio, pero le resultaba más complejo así. Y lo complejo no le gustaba. No pudo evitar la mueca de disgusto que cruzó un instante por su cara al escuchar que había tenido "relaciones" con algún que otro hombre. Ya no quiso moverle al tema, pero sabía que no se quedaría ahí. Esa mueca le iba a traer problemas.
Su venganza llegó después, al verle retorciéndose en escalofríos cuando pensó en su hermana teniendo sexo.- Está bien, está bien, ya no hablaremos de cómo Sayid hace feliz a tu hermana. ¿Sabías que su cultura inventó el kamasutra? - No era cierto, pero sí sabía bien que él era un ávido lector y ya había comprobado que ese libro estaba entre su bastimento.
Sonrió a lo de los funerales vikingos, porque era una idea que siempre había tenido en mente.- Es una fusión de la tradición celta con la griega. Tiene los aspectos importantes en Grecia; el agua, el mar, y los cuatro elementos que son esenciales celtas. Es una coincidencia, pero es muy curioso.- Susurró, bebiendo un poco de su copa de agua antes de reír por la ocurrencia. A como estaban las cosas, quemar un barco no era opción. El humo alertaría a toda la isla. Solo le dejó una sonrisa para evitar responderle a si quería quemar un barco o no antes de ponerse a disfrutar del postre de chocolate.
Cuando lanzó aquella pregunta, de repente, sintió que algo andaba mal. Frunció un poco el seño, irguiéndose para ver al moreno. Acababa de meterse la cucharada a la boca, así que no pudo interrumpir a tiempo sus conjeturas. La última pregunta, sobre el matrimonio, fue lo que le hizo captar finalmente el por qué del cambio de humor. Le miró confundida, tratando de pasarse el bocado lo más rápido que pudo hasta que lo logró.- ¿No se llama Charles el repostero? - Una panadería con nombre de persona debía haber sido nombrado tras una persona. El chef, suponía.
La hora de los regalos trajo un bonito momento.- Oh, no debiste molestarte. Espero no haberte dado muchas molestias.- Ella, en realidad, no esperaba nada, pero agradecía el detalle, y sobre todo agradecía el poder crear tradiciones propias junto a él. A pesar de todo, el día en general había salido bien. Cuando el moreno le instó a abrir su regalo, lo tomó con cuidado entre las manos y le miró con gratitud. Pasó los dedos por la tapa de terciopelo, sintiendo la suavidad a medida que quitaba la tapa y dejaba a la vista un hermoso juego de joyería que le obligó a sacar un suspiro.- ¿Qué dices? ¿Lo hiciste para mí? ¿Lo hiciste tú? - Se quedó boquiabierta mientras recorría con la punta de los dedos los bordes y diseños del juego. Agradeció también que le permitiera preguntar, porque no sabía qué pensar.- ¿Cómo es que así me ves? ¿Por qué...? - La joya era muy bonita, pero no entendía el significado. Quizás no estaba identificando en ella misma los hermosos detalles de un obsequio tan inmenso. Si lo hubiera comprado habría sido un detalle maravilloso, pero había puesto esfuerzo, corazón, dedicación y tiempo en un regalo. Se sentía la mujer más afortunada. Ahora solo esperaba que a él le gustara el suyo, porque sentía que no tenía manera de competir con algo tan dedicado. Colocó entonces la mano sobre la de Vishous, que ya estaba abriendo su regalo.- Yo no sé hacer cosas tan llenas de belleza, pero esto viene de corazón.
Su venganza llegó después, al verle retorciéndose en escalofríos cuando pensó en su hermana teniendo sexo.- Está bien, está bien, ya no hablaremos de cómo Sayid hace feliz a tu hermana. ¿Sabías que su cultura inventó el kamasutra? - No era cierto, pero sí sabía bien que él era un ávido lector y ya había comprobado que ese libro estaba entre su bastimento.
Sonrió a lo de los funerales vikingos, porque era una idea que siempre había tenido en mente.- Es una fusión de la tradición celta con la griega. Tiene los aspectos importantes en Grecia; el agua, el mar, y los cuatro elementos que son esenciales celtas. Es una coincidencia, pero es muy curioso.- Susurró, bebiendo un poco de su copa de agua antes de reír por la ocurrencia. A como estaban las cosas, quemar un barco no era opción. El humo alertaría a toda la isla. Solo le dejó una sonrisa para evitar responderle a si quería quemar un barco o no antes de ponerse a disfrutar del postre de chocolate.
Cuando lanzó aquella pregunta, de repente, sintió que algo andaba mal. Frunció un poco el seño, irguiéndose para ver al moreno. Acababa de meterse la cucharada a la boca, así que no pudo interrumpir a tiempo sus conjeturas. La última pregunta, sobre el matrimonio, fue lo que le hizo captar finalmente el por qué del cambio de humor. Le miró confundida, tratando de pasarse el bocado lo más rápido que pudo hasta que lo logró.- ¿No se llama Charles el repostero? - Una panadería con nombre de persona debía haber sido nombrado tras una persona. El chef, suponía.
La hora de los regalos trajo un bonito momento.- Oh, no debiste molestarte. Espero no haberte dado muchas molestias.- Ella, en realidad, no esperaba nada, pero agradecía el detalle, y sobre todo agradecía el poder crear tradiciones propias junto a él. A pesar de todo, el día en general había salido bien. Cuando el moreno le instó a abrir su regalo, lo tomó con cuidado entre las manos y le miró con gratitud. Pasó los dedos por la tapa de terciopelo, sintiendo la suavidad a medida que quitaba la tapa y dejaba a la vista un hermoso juego de joyería que le obligó a sacar un suspiro.- ¿Qué dices? ¿Lo hiciste para mí? ¿Lo hiciste tú? - Se quedó boquiabierta mientras recorría con la punta de los dedos los bordes y diseños del juego. Agradeció también que le permitiera preguntar, porque no sabía qué pensar.- ¿Cómo es que así me ves? ¿Por qué...? - La joya era muy bonita, pero no entendía el significado. Quizás no estaba identificando en ella misma los hermosos detalles de un obsequio tan inmenso. Si lo hubiera comprado habría sido un detalle maravilloso, pero había puesto esfuerzo, corazón, dedicación y tiempo en un regalo. Se sentía la mujer más afortunada. Ahora solo esperaba que a él le gustara el suyo, porque sentía que no tenía manera de competir con algo tan dedicado. Colocó entonces la mano sobre la de Vishous, que ya estaba abriendo su regalo.- Yo no sé hacer cosas tan llenas de belleza, pero esto viene de corazón.
Asintió a aquello de que no había tenido química con otra mujer, era comprensible. Simplemente, era heterosexual pura y dura. Él no. Sin embargo pudo ver la mueca que hizo y Vishous sólo se inclinó y le besó la comisura de los labios, dejando de hablar del tema que evidentemente le molestaba. Aunque ella no dejó de devolverle alguna pullita y cuando habló de lo del kamasutra puso los ojos en blanco -¿Ah sí? No lo sabía…Pero cuando quieras te enseño lo que yo me sé del kamasutra- Le guiñó un ojo con una sonrisa lobuna. Ya le había enseñado un par de cosas…pero quedaban muchas más.
-Entiendo… Bien, es como una tradición muy de tu familia ¿no?- Le preguntó realmente con curiosidad mientras seguía bebiendo de su copa. Lo que cruzó en su cabeza en ese momento es en dónde demonios iba a conseguir un barco un 25 de diciembre en una isla en la que todos estaban de fiesta. Quizás podría adaptar un carruaje. No sabía nada de barco. E iba y hacía una promesa. Bueno…Tendría que hacer su mejor esfuerzo.
Al verla tragar y con esa mirada en los ojos no se esperó esa respuesta -¿qué?- Inquirió cuando habló de repostería y de pronto todo cayó en su lugar. Vishous ladró una risa, literalmente se carcajeó cuando todo pasó de “un matrimonio con un tercero en discordia” a “amo el chocolate” Tardó un poco más de lo esperado en controlar su risa -Sofía…Si tanto te gusta el chocolate…Podría bañarme en él para que me comas así como te comes ese coulant...Así tienes un 2 en 1- Le dijo en un tono bajo y ronco, inclinándose para chuparle el labio inferior en una milésima de segundo antes de que pasaran a los regalos.
Lo de la molestias o no le daba puto igual, él quería hacerle un detalle -Sí..Te dije que hago cosas con esto…-Se señaló la mano -Cuando emite mucha energía hace calor…Y me permite también descargar un poco la tensión. No suelo hacer cosas tan…..pequeñas… pero sí, lo hice yo- Le dijo con tranquilidad, no había tampoco sido una…casa…o una cosa muy grande pero le había gustado el trabajo final -Porque eres intrincada…- Recorrió la joya para mostrarle -Tienes dos caras al mundo…- Murmuró señalando aquellas que no tenían un hilo de brillantes -La política y preciosa Descendiente. Pero también la amable y cercana mujer…Sin embargo, es tu tercera cara la que realmente brilla con tu esencia, la que realmente eres y no dejas ver siempre, aunque todas conectan con tu corazón de diamante. Uno que se ha forjado tras muchos momentos duros pero que no deja de brillar por ello- Golpeó suavemente el centro y después levantó el collar -O esa es mi percepción- Dijo sonriendo de lado. -También está encantado...Sé que te ocupas de todas las plantas de la isla, asumo que también las del lago así que te permitirá convertirse en sirena...Sólo tienes que activarlo, dura cierto tiempo me dijo el encantador- Alzó ambas cejas -Permíteme estar ahí la primera vez que lo hagas, debes verte espectacular-
Entonces se dedicó a sus regalos. Agarró el primero y cuando le detuvo la miró, sonriendo de lado. Asintió un poco, parecía como… queriendo excusarse. -Lo sé- Le dijo con cariño antes de abrir la primera caja y ver el anillo. Lo observó mientras se sacaba el guante y se lo deslizaba en el tatuado dedo índice. Apretó las manos varias veces, le gustaba. No solía llevar muchas joyas pero era agradable. Después abrió la otra caja y eso le sacó una sonrisa para luego reírse, acarició la tela con cuidado y casi nostalgia antes de volver a ponerlo allí. Le hacia ilusión tener uno propio -Son perfectos- Le dijo -Gracias por los detalles…¿Me permites?- Le preguntó haciendo un gesto hacia el collar para poder colocárselo él mismo.
OFF: Compro collar de perlas rosas en la tienda, pero no es ese el aspecto del collar que tiene Sofía XD. Así que básicamente compro el encantamiento.
Pero tienes que equipartelo con el nombre que corresponde!
-Entiendo… Bien, es como una tradición muy de tu familia ¿no?- Le preguntó realmente con curiosidad mientras seguía bebiendo de su copa. Lo que cruzó en su cabeza en ese momento es en dónde demonios iba a conseguir un barco un 25 de diciembre en una isla en la que todos estaban de fiesta. Quizás podría adaptar un carruaje. No sabía nada de barco. E iba y hacía una promesa. Bueno…Tendría que hacer su mejor esfuerzo.
Al verla tragar y con esa mirada en los ojos no se esperó esa respuesta -¿qué?- Inquirió cuando habló de repostería y de pronto todo cayó en su lugar. Vishous ladró una risa, literalmente se carcajeó cuando todo pasó de “un matrimonio con un tercero en discordia” a “amo el chocolate” Tardó un poco más de lo esperado en controlar su risa -Sofía…Si tanto te gusta el chocolate…Podría bañarme en él para que me comas así como te comes ese coulant...Así tienes un 2 en 1- Le dijo en un tono bajo y ronco, inclinándose para chuparle el labio inferior en una milésima de segundo antes de que pasaran a los regalos.
Lo de la molestias o no le daba puto igual, él quería hacerle un detalle -Sí..Te dije que hago cosas con esto…-Se señaló la mano -Cuando emite mucha energía hace calor…Y me permite también descargar un poco la tensión. No suelo hacer cosas tan…..pequeñas… pero sí, lo hice yo- Le dijo con tranquilidad, no había tampoco sido una…casa…o una cosa muy grande pero le había gustado el trabajo final -Porque eres intrincada…- Recorrió la joya para mostrarle -Tienes dos caras al mundo…- Murmuró señalando aquellas que no tenían un hilo de brillantes -La política y preciosa Descendiente. Pero también la amable y cercana mujer…Sin embargo, es tu tercera cara la que realmente brilla con tu esencia, la que realmente eres y no dejas ver siempre, aunque todas conectan con tu corazón de diamante. Uno que se ha forjado tras muchos momentos duros pero que no deja de brillar por ello- Golpeó suavemente el centro y después levantó el collar -O esa es mi percepción- Dijo sonriendo de lado. -También está encantado...Sé que te ocupas de todas las plantas de la isla, asumo que también las del lago así que te permitirá convertirse en sirena...Sólo tienes que activarlo, dura cierto tiempo me dijo el encantador- Alzó ambas cejas -Permíteme estar ahí la primera vez que lo hagas, debes verte espectacular-
Entonces se dedicó a sus regalos. Agarró el primero y cuando le detuvo la miró, sonriendo de lado. Asintió un poco, parecía como… queriendo excusarse. -Lo sé- Le dijo con cariño antes de abrir la primera caja y ver el anillo. Lo observó mientras se sacaba el guante y se lo deslizaba en el tatuado dedo índice. Apretó las manos varias veces, le gustaba. No solía llevar muchas joyas pero era agradable. Después abrió la otra caja y eso le sacó una sonrisa para luego reírse, acarició la tela con cuidado y casi nostalgia antes de volver a ponerlo allí. Le hacia ilusión tener uno propio -Son perfectos- Le dijo -Gracias por los detalles…¿Me permites?- Le preguntó haciendo un gesto hacia el collar para poder colocárselo él mismo.
OFF: Compro collar de perlas rosas en la tienda, pero no es ese el aspecto del collar que tiene Sofía XD. Así que básicamente compro el encantamiento.
Pero tienes que equipartelo con el nombre que corresponde!
El beso del moreno la trajo al presente después de pensar toda serie de cosas que, en realidad, no le resultaban del todo agradables. Giró el rostro para verle, con los rasgos más suavizados. Incluso tenía la más ligera de las sonrisas. Se lo estaban tomando con calma después de todo; desde aquel beso en medio de la Plaza Central, todo había sido darse espacio y tiempo, y así lo apreciaba.- Seguro Sayid se lo sabe entero.- Y con una gran sonrisa terminaba su ronda de maldades contra el moreno.
Asintió ante lo de las tradiciones. Así era; todo lo habían adaptado a su familia y era algo bello de verse cuando se entendían los significados, las señales... Quiso dejar de lado el tema porque todo volvía siempre al tema familiar, y con las hormonas encima, el embarazo y las fechas decembrinas, todo la hacía sentirse marchitar. Al menos alguien se divertía. Tuvo que sonreír cuando el moreno comenzó a reírse a carcajadas.- No, le haría falta la parte de pastel.- Susurró, dejándole que se tranquilizara cuando quisiera Le gustaba oír su risa y sus ocurrencias.- Además, creo que es un gusto adquirido recientemente.- Uno que se lo atribuía a él un tanto y otro poco a la criatura que crecía en su vientre. De un momento a otro, le sorprendió que el contrario se acercara de esa manera, mucho más que se acercara tanto a sus labios. No había sido propiamente un beso, sino un instinto.
No tuvo tiempo de hacerse a la idea, porque pasaron a los regalos. Asintió ante el gesto del contrario, cuando alzó su mano para ejemplificar de dónde salía su poder y habilidad para las manualidades.- ¿Por qué? ¿Te es más complicado hacer cosas pequeñas? - Fue la única pregunta que se le ocurrió con lo que le comentó sobre su mano. Pudo haber preguntado lo del calor que irradiaba, pero estaba ensimismada, escuchando lo que había inspirado a hacer la pieza y admirándola. La recorrió con la punta del dedo mientras iba escuchando cada parte. Intrincada. Doble cara. Por un momento sintió que eso no estaba bien, pero luego entendió muy bien por qué lo decía. Sus ojos se humedecieron por la felicidad que le causaba dentro del pecho el que la vieran de manera tan dulce a pesar de todo. Pero claro, que el collar iba con toque pícaro y tuvo que soltar una carcajada, que rompió la tensión en su cuerpo y le dejó relajarse una vez más.- En realidad no me ocupo tanto del lago como quisiera. Esto ayudará.- Susurró, dejándole un beso en la mejilla que duró más que solo un segundo, a manera de agradecimiento por todo. Ahora que le tocaba turno a él, al menos dejaron en claro que ella no había hecho sus regalos, pero se había tomado su tiempo escogiéndolos y pensándolos.
El anillo pareció quedarle, pero no lo entendería hasta que tuviera uno de sus episodios de poco control. Tenía la impresión de que si podía distraerse con otros pensamientos en esos momentos, entonces podría comenzar a controlarlos. Al menos se lo puso en la mano correcta. Cuando esta comenzara a brillar, el cristal brillaría también, proyectando una imagen del cielo del día en que Vishous había nacido. Era esotérico y fascinante. Le hizo ilusión verle sacar el mameluco, pues parecía que le había gustado, a pesar de que el de él era mejor regalo.- Que bueno que te gusten.- Susurró con una sonrisa plena, justo antes de tomarse el cabello con una mano y girarse sobre la silla para darle la espalda. No había llevado collar a la cena, por lo que ese le iría perfecto.
Asintió ante lo de las tradiciones. Así era; todo lo habían adaptado a su familia y era algo bello de verse cuando se entendían los significados, las señales... Quiso dejar de lado el tema porque todo volvía siempre al tema familiar, y con las hormonas encima, el embarazo y las fechas decembrinas, todo la hacía sentirse marchitar. Al menos alguien se divertía. Tuvo que sonreír cuando el moreno comenzó a reírse a carcajadas.- No, le haría falta la parte de pastel.- Susurró, dejándole que se tranquilizara cuando quisiera Le gustaba oír su risa y sus ocurrencias.- Además, creo que es un gusto adquirido recientemente.- Uno que se lo atribuía a él un tanto y otro poco a la criatura que crecía en su vientre. De un momento a otro, le sorprendió que el contrario se acercara de esa manera, mucho más que se acercara tanto a sus labios. No había sido propiamente un beso, sino un instinto.
No tuvo tiempo de hacerse a la idea, porque pasaron a los regalos. Asintió ante el gesto del contrario, cuando alzó su mano para ejemplificar de dónde salía su poder y habilidad para las manualidades.- ¿Por qué? ¿Te es más complicado hacer cosas pequeñas? - Fue la única pregunta que se le ocurrió con lo que le comentó sobre su mano. Pudo haber preguntado lo del calor que irradiaba, pero estaba ensimismada, escuchando lo que había inspirado a hacer la pieza y admirándola. La recorrió con la punta del dedo mientras iba escuchando cada parte. Intrincada. Doble cara. Por un momento sintió que eso no estaba bien, pero luego entendió muy bien por qué lo decía. Sus ojos se humedecieron por la felicidad que le causaba dentro del pecho el que la vieran de manera tan dulce a pesar de todo. Pero claro, que el collar iba con toque pícaro y tuvo que soltar una carcajada, que rompió la tensión en su cuerpo y le dejó relajarse una vez más.- En realidad no me ocupo tanto del lago como quisiera. Esto ayudará.- Susurró, dejándole un beso en la mejilla que duró más que solo un segundo, a manera de agradecimiento por todo. Ahora que le tocaba turno a él, al menos dejaron en claro que ella no había hecho sus regalos, pero se había tomado su tiempo escogiéndolos y pensándolos.
El anillo pareció quedarle, pero no lo entendería hasta que tuviera uno de sus episodios de poco control. Tenía la impresión de que si podía distraerse con otros pensamientos en esos momentos, entonces podría comenzar a controlarlos. Al menos se lo puso en la mano correcta. Cuando esta comenzara a brillar, el cristal brillaría también, proyectando una imagen del cielo del día en que Vishous había nacido. Era esotérico y fascinante. Le hizo ilusión verle sacar el mameluco, pues parecía que le había gustado, a pesar de que el de él era mejor regalo.- Que bueno que te gusten.- Susurró con una sonrisa plena, justo antes de tomarse el cabello con una mano y girarse sobre la silla para darle la espalda. No había llevado collar a la cena, por lo que ese le iría perfecto.
-Yo soy el pastelito- Le soltó Vishous en una voz baja, ronca y por supuesto, oscura y viciosa. La confirmación de que era un gusto recién adquirido lo hizo sonreír de nuevo. Definitivamente, un gusto gracias a él. Con ese sentimiento, se quedó un tiempo. Le gustaba que ella pudiera descubrir cosas de Ouroboros que le gustaran como si con eso pudiera llenar el vacío que la nostalgia griega le hacía a Sofía.
-Sí… Cuando trabajo con vidrio metal no se necesita tanta concentración o meticulosidad. Sin embargo, para las cosas más pequeñas o los detalles debes concentrarte más. Pero vale la pena, por varias cosas, no sólo por lo que soy capaz de lograr sino por la relajación que tengo después… Puedo dormir por horas después de que acabo con la forja- Le explicó y entonces le indicó cada uno de los detalles que había pensado. La vio con los ojos brillantes y sonrió abiertamente, le había gustado. Y después se rió cuando soltó lo de la sirena, sin embargo, a él le parecía algo súper útil…Y sexy -Me alegro- Cerró los ojos al sentir su beso.
-Gracias- Insistió antes de coger el collar y colocarlo, cuando terminó no pudo evitar disfrutar de la cercanía. Vishous se inclinó sobre ella y acarició la delicada piel de su cuello con la nariz, inspirando su perfume que desde el primer día se le había clavado en el cerebro -¿Alguna vez te he dicho que tu aroma me vuelve loco?- Preguntó y dejó un beso en su cuello antes de permitirle girarse. Lo cierto es que en cualquier otro instante ya habría movido ficha, habría sido mucho más intenso. Pero se había decidido por un cortejo… Y eso implicaba otras reglas. Ser un poco más caballeroso. La música era suave, una especie de jazz navideño, así que se incorporó y le tendió la mano a Sofía para invitarla a bailar con el propósito de llevarla hacia el salón y atraerla hacia él para disfrutar de la cercanía de su cuerpo.
-Sí… Cuando trabajo con vidrio metal no se necesita tanta concentración o meticulosidad. Sin embargo, para las cosas más pequeñas o los detalles debes concentrarte más. Pero vale la pena, por varias cosas, no sólo por lo que soy capaz de lograr sino por la relajación que tengo después… Puedo dormir por horas después de que acabo con la forja- Le explicó y entonces le indicó cada uno de los detalles que había pensado. La vio con los ojos brillantes y sonrió abiertamente, le había gustado. Y después se rió cuando soltó lo de la sirena, sin embargo, a él le parecía algo súper útil…Y sexy -Me alegro- Cerró los ojos al sentir su beso.
-Gracias- Insistió antes de coger el collar y colocarlo, cuando terminó no pudo evitar disfrutar de la cercanía. Vishous se inclinó sobre ella y acarició la delicada piel de su cuello con la nariz, inspirando su perfume que desde el primer día se le había clavado en el cerebro -¿Alguna vez te he dicho que tu aroma me vuelve loco?- Preguntó y dejó un beso en su cuello antes de permitirle girarse. Lo cierto es que en cualquier otro instante ya habría movido ficha, habría sido mucho más intenso. Pero se había decidido por un cortejo… Y eso implicaba otras reglas. Ser un poco más caballeroso. La música era suave, una especie de jazz navideño, así que se incorporó y le tendió la mano a Sofía para invitarla a bailar con el propósito de llevarla hacia el salón y atraerla hacia él para disfrutar de la cercanía de su cuerpo.
Rieron, hablaron, bebieron, abrieron regalos... Aquella noche era todo menos típica y aún así habían logrado hacerla parecer como algo hogareño y cálido. Tras dejar en el aire la idea de comer chocolate del cuerpo del contrario, se dedicó mejor en escucharle. Ahora veía que, en general, al Teniente lo relajaba estar activo. Seguro no se tomaba muchas vacaciones de en modo bulto a la orilla de la playa. Al menos ahora que sabía que podía hacer joyería tan hermosa y elaborada, y que él le sacaba mucho provecho, supuso que podría ponerle a hacer cosas que quería desde hacía tiempo. Su sonrisa de maldad era por querer sacarle provecho a la situación.
Esperó a que le colocara el collar, aunque ya sabía de algún modo que descubrirse el cuello cerca de él sería peligroso. Quiso pasarle las manos por el pelo y atraerle para que también su boca la recorriera, pero aquella sensación de búsqueda era la que le agradaba.- No es mi aroma.- Le aclaró, pues en realidad ella lo tomaba prestado de las flores y del bosque. Se giró con cuidado. Una chispa se había encendido con aquel ligero beso en su cuello. Era algo que se había apagado muy rápido ese día, pues desde que cruzó la puerta la tensión se palpaba. Cuando el contrario se paró y le invitó a bailar, se tomó su tiempo para decidirse mientras le miraba con una sonrisa seductora en mente. ¿Cuánto le iba a durar la caballerosidad? ¿La podía estirar o iba a romperse al mínimo roce? Finalmente, le tendió la mano y se levantó con cuidado.- Y dígame, Teniente, ¿es capaz de ser tan íntimo sin la necesidad de ir más allá? - Aquella pregunta ya la había soltado en la cena del Parlamento con los Pendragón y parecía que estaba más vigente que nunca. Él había contestado que no le decía no a un reto, pero aquella vez su intento de conquista tenía otros fines. Colocó una mano contra la de él y la otra sobre su hombro. Sus tacones eran más bajos ese día, no lo alcanzaba como antes, pero su mirada intensa hacía que la diferencia entre alturas fuera menos.- ¿Por qué te llamaron Vishous?
Esperó a que le colocara el collar, aunque ya sabía de algún modo que descubrirse el cuello cerca de él sería peligroso. Quiso pasarle las manos por el pelo y atraerle para que también su boca la recorriera, pero aquella sensación de búsqueda era la que le agradaba.- No es mi aroma.- Le aclaró, pues en realidad ella lo tomaba prestado de las flores y del bosque. Se giró con cuidado. Una chispa se había encendido con aquel ligero beso en su cuello. Era algo que se había apagado muy rápido ese día, pues desde que cruzó la puerta la tensión se palpaba. Cuando el contrario se paró y le invitó a bailar, se tomó su tiempo para decidirse mientras le miraba con una sonrisa seductora en mente. ¿Cuánto le iba a durar la caballerosidad? ¿La podía estirar o iba a romperse al mínimo roce? Finalmente, le tendió la mano y se levantó con cuidado.- Y dígame, Teniente, ¿es capaz de ser tan íntimo sin la necesidad de ir más allá? - Aquella pregunta ya la había soltado en la cena del Parlamento con los Pendragón y parecía que estaba más vigente que nunca. Él había contestado que no le decía no a un reto, pero aquella vez su intento de conquista tenía otros fines. Colocó una mano contra la de él y la otra sobre su hombro. Sus tacones eran más bajos ese día, no lo alcanzaba como antes, pero su mirada intensa hacía que la diferencia entre alturas fuera menos.- ¿Por qué te llamaron Vishous?
-¿Y qué es?- Preguntó, frunciendo suavemente el ceño -Porque podría perfumar mi casa con eso- Añadió inspirando nuevamente pero sabía que en el fondo algo tenía que ver le pH que tuviera Sofía, añadiéndole su propia esencia a lo que sea que se colocaba. Entrecerró los ojos al ver aquella sonrisa deslizarse en la boca de Sofía. El caballerismo era una mierda. Se le había olvidado.
Se rió, roncamente, cuando soltó aquella pregunta recordando lo que le había dicho en el parlamento. Buena jugada…Porque en efecto, era como volver en el tiempo, para empezar con el pie derecho quizás. Colocó una mano en su cintura atrayéndola hacia él para acortar la distancia porque a diferencia de aquel día en la fiesta, había más confianza y deslizó su mirada por el rostro en forma de corazón de la Descendiente antes de volver la mirada hacia sus ojos marcando el ritmo de la canción y guiándola -Lo que te puedo decir con seguridad, Sofía, es que aunque por mi mente han cruzado muchos escenarios en la última hora… Si ninguno de ellos llegara a concretarse, esta noche…- Bajó un poco la mano mientras la atraía más hacia él, pero no llegó a tocar nada sino que sonrió perversamente -Voy a ser íntimo conmigo mismo y gemiré tu nombre- Murmuró antes de separarla lentamente y hacerla girar sobre sí misma.
La atrajo hacia sí mismo de nuevo, con su espalda acunada en su pecho, y las manos entrelazadas con las de ella a la altura de la cadera, bailaron -Mmm...- Soltó pensativo cuando preguntó por su nombre, nunca lo había preguntado a su madre -No tengo ni idea. Pero fue elección de mi madre- Le informó apoyando su cabeza en la de ella -Pero el pelirrojo de la Brigada me llama vicioso…Tiene sentido y resulta una ironía de la vida- Le dijo, al oído, permitiendo que su respiración la rozara aparte podía desviar su vista al escote al que apuntaba el collar que le había puesto. Una delicia a la vista -¿Y tú? ¿Por qué te llamaron Sofía? ¿Tienes un segundo nombre pecaminosamente vergonzoso que deba conocer?- Inquirió riéndose.
Se rió, roncamente, cuando soltó aquella pregunta recordando lo que le había dicho en el parlamento. Buena jugada…Porque en efecto, era como volver en el tiempo, para empezar con el pie derecho quizás. Colocó una mano en su cintura atrayéndola hacia él para acortar la distancia porque a diferencia de aquel día en la fiesta, había más confianza y deslizó su mirada por el rostro en forma de corazón de la Descendiente antes de volver la mirada hacia sus ojos marcando el ritmo de la canción y guiándola -Lo que te puedo decir con seguridad, Sofía, es que aunque por mi mente han cruzado muchos escenarios en la última hora… Si ninguno de ellos llegara a concretarse, esta noche…- Bajó un poco la mano mientras la atraía más hacia él, pero no llegó a tocar nada sino que sonrió perversamente -Voy a ser íntimo conmigo mismo y gemiré tu nombre- Murmuró antes de separarla lentamente y hacerla girar sobre sí misma.
La atrajo hacia sí mismo de nuevo, con su espalda acunada en su pecho, y las manos entrelazadas con las de ella a la altura de la cadera, bailaron -Mmm...- Soltó pensativo cuando preguntó por su nombre, nunca lo había preguntado a su madre -No tengo ni idea. Pero fue elección de mi madre- Le informó apoyando su cabeza en la de ella -Pero el pelirrojo de la Brigada me llama vicioso…Tiene sentido y resulta una ironía de la vida- Le dijo, al oído, permitiendo que su respiración la rozara aparte podía desviar su vista al escote al que apuntaba el collar que le había puesto. Una delicia a la vista -¿Y tú? ¿Por qué te llamaron Sofía? ¿Tienes un segundo nombre pecaminosamente vergonzoso que deba conocer?- Inquirió riéndose.
Es una combinación de flores muy peculiares. Una muy rara orquídea, peonías, rosas juliet y, claro, una flor que me asombra. Le llaman la reina de la noche y la flor de la luna porque nace a medianoche y muere de madrugada. Al perfume le nombran misterio de medianoche.- No mucha gente le preguntaba por su perfume, pero para ella era uno de los grandes placeres que tenía y se sentía bien por haber logrado la fragancia exacta que soñaba con flores tan especiales. Era también muy complicado de preparar y, por eso, tenía gran parte de su orgullo en aquella fragancia. Para cuando terminó de explicar, ya estaban en pleno baile y las preguntas le fluían al sentirse de nuevo como aquella primera noche; Perspicaz, seductora, indómita...
La respuesta a su pregunta pudo haberla hecho reír a carcajadas, pero acompañada por la caricia a su espalda baja solo hizo más pecaminosa su sonrisa.- Usted me avisa, Teniente, cuando quiera que le devuelva su mano o le deje solo con su... imaginación.- Replicó, sonriendo de lado ante su afilado comentario. Entonces tuvo que darse la vuelta y, de espaldas como estaba, tenía desventaja. Escuchó con un poco de tristeza el desconocimiento de su nombre y trató de sacar cuentas. Quería ayudarle a que su nombre, su ser, no fuera una cosa tan misteriosa para sí mismo, así que se quedó callada durante unos instantes, apoyándose en la numerología hasta soltar un "aaaaah" cuando por fin logró sumar el resultado.- Vishous... Es numero 5. Y eres de 2005, entonces...- Se mantuvo callada otro momento. Bailaba, pero estaba concentrada usando la cabeza.- Once. Y once once.- Levantó el rostro hacia él con una mirada que inició con preocupación, pero terminó con admiración, con cariño y empatía. Levantó su mano para acariciar la mejilla del moreno. Ahora entendía su misión en el mundo y a la vez la sentía tan grande.- No es ironía, es un nombre precioso.- Sentenció, atrayéndole hacia ella para dejarle un beso en la comisura de los labios justo antes de escuchar su pregunta.
Sofía significa sabiduría.- No agregó más, porque en Grecia era un nombre popular, pero la historia de Santa Sofía le parecía una terrible injusticia y, sin embargo, había sido valiente y admirable.- Pero puedes tratar de cambiarme el nombre. Si no les enseñaran mi foto en los libros de la Guardia y la Academia y no me conocieras... ¿De qué me ves cara? ¿Qué nombre me pondrías?
La respuesta a su pregunta pudo haberla hecho reír a carcajadas, pero acompañada por la caricia a su espalda baja solo hizo más pecaminosa su sonrisa.- Usted me avisa, Teniente, cuando quiera que le devuelva su mano o le deje solo con su... imaginación.- Replicó, sonriendo de lado ante su afilado comentario. Entonces tuvo que darse la vuelta y, de espaldas como estaba, tenía desventaja. Escuchó con un poco de tristeza el desconocimiento de su nombre y trató de sacar cuentas. Quería ayudarle a que su nombre, su ser, no fuera una cosa tan misteriosa para sí mismo, así que se quedó callada durante unos instantes, apoyándose en la numerología hasta soltar un "aaaaah" cuando por fin logró sumar el resultado.- Vishous... Es numero 5. Y eres de 2005, entonces...- Se mantuvo callada otro momento. Bailaba, pero estaba concentrada usando la cabeza.- Once. Y once once.- Levantó el rostro hacia él con una mirada que inició con preocupación, pero terminó con admiración, con cariño y empatía. Levantó su mano para acariciar la mejilla del moreno. Ahora entendía su misión en el mundo y a la vez la sentía tan grande.- No es ironía, es un nombre precioso.- Sentenció, atrayéndole hacia ella para dejarle un beso en la comisura de los labios justo antes de escuchar su pregunta.
Sofía significa sabiduría.- No agregó más, porque en Grecia era un nombre popular, pero la historia de Santa Sofía le parecía una terrible injusticia y, sin embargo, había sido valiente y admirable.- Pero puedes tratar de cambiarme el nombre. Si no les enseñaran mi foto en los libros de la Guardia y la Academia y no me conocieras... ¿De qué me ves cara? ¿Qué nombre me pondrías?
Escuchó la explicación y le pareció absolutamente curioso aquello de una flor que nacía a medianoche y moría en la madrugada. Imaginaba, por alguna razón, que debía ser una flor hermosa. Quería verla -Quizás me la puedas mostrar en una visita guiada por tu invernadero- Le respondió con gracia aunque en sus ojos brillaba no sólo el interés por la extraña planta sino la sombra de todos los encuentros…¿lúdicos? Que habían tenido en ese lugar. El lívido pulsaba lentamente en el interior del teniente mientras observaba a Sofía y los encuentros que había tenido volvían a su mente.
-Alguien me enseñó que la realidad a veces no llega siquiera a los pies de la imaginación- Le respondió haciendo referencia a aquella curiosa vez en la que habían hablado de lo que él imaginaba y lo que ella estaba dispuesta a ofrecerle. El hecho de que su nombre despertara tanto silencio le pareció extraño pero lo dejó ser, cerró los ojos y se concentró en cómo el cálido cuerpo de Sofía se apoyaba contra él moviéndose al ritmo de la música mientras su perfume lo envolvía. Sin duda, tendría muchas escenas que plantearse si acababa solo aquella noche -¿Qué?- Preguntó cuando empezó a divagar con los números, abrió los ojos para mirarla cuando se giró sin comprender las palabras y tampoco la mirada que le dedicó -¿Qué son esos números?- Cuestionó de nuevo alzando la mano para atrapar la de ella escuchando aquello de que no era ironía -…¿Gracias?- Preguntó cuando dijo que era un nombre bonito y sonrió al sentir el beso en la comisura de sus labios que, pícaro, volteó lo justo para robarle un pico.
El significado de su nombre hizo que Vishous mirara al frente como sopesándolo. No le quedaba mal pero a veces se veía tan desbordada que suponía que le faltaban años para darle peso a ese significado. Él mismo tenía más que ella y se consideraba un bruto -Interesante- Musitó, bajando la mano de ella que aún tenía atrapada en las suyas y la refugió entre sus brazos, ya no estaban sus manos en su cadera sino en su vientre, atrapándola contra sí mismo -Creo que algo exótico… Intrigante pero cálido. No sé bien cómo se puede elegir un nombre así… ¿Priscila? ¿Elladora?- Bajó suavemente la cabeza y le dejó otro beso en el cuello -Yo te habría apodado…Pelirroja afrodisíaca…Y…No me habría equivocado- Se rió, bajo y roncamente, mientras volvía a recordar cómo le volvía loco.
La canción finalizó y Vishous la hizo girar entre sus brazos para indicarle que fuera al sofá, él transportó su bebida y la de ella para sentarse en aquel lugar. Rápidamente posó los pies sobre la mesa baja para extender las piernas mientras abría sus brazos, invitándola a que viniera a ellos -¿Tú qué nombres me habrías puesto a mi?-
-Alguien me enseñó que la realidad a veces no llega siquiera a los pies de la imaginación- Le respondió haciendo referencia a aquella curiosa vez en la que habían hablado de lo que él imaginaba y lo que ella estaba dispuesta a ofrecerle. El hecho de que su nombre despertara tanto silencio le pareció extraño pero lo dejó ser, cerró los ojos y se concentró en cómo el cálido cuerpo de Sofía se apoyaba contra él moviéndose al ritmo de la música mientras su perfume lo envolvía. Sin duda, tendría muchas escenas que plantearse si acababa solo aquella noche -¿Qué?- Preguntó cuando empezó a divagar con los números, abrió los ojos para mirarla cuando se giró sin comprender las palabras y tampoco la mirada que le dedicó -¿Qué son esos números?- Cuestionó de nuevo alzando la mano para atrapar la de ella escuchando aquello de que no era ironía -…¿Gracias?- Preguntó cuando dijo que era un nombre bonito y sonrió al sentir el beso en la comisura de sus labios que, pícaro, volteó lo justo para robarle un pico.
El significado de su nombre hizo que Vishous mirara al frente como sopesándolo. No le quedaba mal pero a veces se veía tan desbordada que suponía que le faltaban años para darle peso a ese significado. Él mismo tenía más que ella y se consideraba un bruto -Interesante- Musitó, bajando la mano de ella que aún tenía atrapada en las suyas y la refugió entre sus brazos, ya no estaban sus manos en su cadera sino en su vientre, atrapándola contra sí mismo -Creo que algo exótico… Intrigante pero cálido. No sé bien cómo se puede elegir un nombre así… ¿Priscila? ¿Elladora?- Bajó suavemente la cabeza y le dejó otro beso en el cuello -Yo te habría apodado…Pelirroja afrodisíaca…Y…No me habría equivocado- Se rió, bajo y roncamente, mientras volvía a recordar cómo le volvía loco.
La canción finalizó y Vishous la hizo girar entre sus brazos para indicarle que fuera al sofá, él transportó su bebida y la de ella para sentarse en aquel lugar. Rápidamente posó los pies sobre la mesa baja para extender las piernas mientras abría sus brazos, invitándola a que viniera a ellos -¿Tú qué nombres me habrías puesto a mi?-
Son preciosas. Mayormente blancas. Son... complicadas de ver.- Susurró al contrario con una sonrisa, pero no prometió nada de su invernadero porque tenía muy pocas oportunidades de verla florecer y a veces la visitaba por semanas antes de lograr verla. Además, las semillas para ese tipo de flores eran escasas y le causaba una profunda tristeza que por ahora debieran cuidar como oro cada una.
Pueda ser, pero ¿no fue usted quien dijo que solía tener sueños muy vívidos? - Sí, él había sido y le alargaría la noche todo lo posible con aquel tira y afloja, porque si de algo se jactaba era de su labia y de su memoria. Sin embargo, se quedó atrapada por unos momentos en sus cálculos, confundiendo al contrario de sobremanera.- Oh, lo siento mucho. Estaba pensando en tu numerología. No es mi área de expertise, pero es un área de interés. Disculpa si te he confundido.- Susurró con una sonrisa a juego, tratando de no hacerle más pesada la velada ni abrumarle. Aunque poco abrumado estaba si tenía tiempo para robarle un beso. Aunque trató de alejarse, no alcanzó a hacerlo a tiempo y su sonrisa se acompañó por un ligero rubor en las mejillas.
Estaba por demás decir que los nombres que el contrario le había inventado le parecían horribles, pero lo dejó salir en una carcajada limpia. Era normal, después de todo los nombres griegos no eran tampoco lo que se dice normales. Sería algún tipo de diferencia cultural. Al terminar la canción, giró suavemente para encontrarse de nuevo de frente al moreno. Caminó con él hacia la sala y le permitió sentarse antes de hacerlo ella, cuando sus brazos se abrieron. Tomó asiento a su lado y colocó las piernas sobre el borde del sofá, acomodándose a gusto contra el costado y pecho del moreno. Cuando le devolvió la pregunta, volvió a reír.- Hmmmmm... Brontë. O Cosmo. O Evan. O Adonis, si nos queremos poner superficiales.- Todos ellos significaban cosas que le recordaban a él de alguna manera. Y pues... ya que estaban hablando de nombres.- ¿Tienes alguna predilección? Me refiero... para él o ella.- Era muy pronto para cualquier cosa, pero se llevó una mano al vientre. Ni siquiera había notado, durante el baile, que él había colocado ahí mismo sus manos. Aquello estaba resultando bastante extraño de llevar.
Pueda ser, pero ¿no fue usted quien dijo que solía tener sueños muy vívidos? - Sí, él había sido y le alargaría la noche todo lo posible con aquel tira y afloja, porque si de algo se jactaba era de su labia y de su memoria. Sin embargo, se quedó atrapada por unos momentos en sus cálculos, confundiendo al contrario de sobremanera.- Oh, lo siento mucho. Estaba pensando en tu numerología. No es mi área de expertise, pero es un área de interés. Disculpa si te he confundido.- Susurró con una sonrisa a juego, tratando de no hacerle más pesada la velada ni abrumarle. Aunque poco abrumado estaba si tenía tiempo para robarle un beso. Aunque trató de alejarse, no alcanzó a hacerlo a tiempo y su sonrisa se acompañó por un ligero rubor en las mejillas.
Estaba por demás decir que los nombres que el contrario le había inventado le parecían horribles, pero lo dejó salir en una carcajada limpia. Era normal, después de todo los nombres griegos no eran tampoco lo que se dice normales. Sería algún tipo de diferencia cultural. Al terminar la canción, giró suavemente para encontrarse de nuevo de frente al moreno. Caminó con él hacia la sala y le permitió sentarse antes de hacerlo ella, cuando sus brazos se abrieron. Tomó asiento a su lado y colocó las piernas sobre el borde del sofá, acomodándose a gusto contra el costado y pecho del moreno. Cuando le devolvió la pregunta, volvió a reír.- Hmmmmm... Brontë. O Cosmo. O Evan. O Adonis, si nos queremos poner superficiales.- Todos ellos significaban cosas que le recordaban a él de alguna manera. Y pues... ya que estaban hablando de nombres.- ¿Tienes alguna predilección? Me refiero... para él o ella.- Era muy pronto para cualquier cosa, pero se llevó una mano al vientre. Ni siquiera había notado, durante el baile, que él había colocado ahí mismo sus manos. Aquello estaba resultando bastante extraño de llevar.
-Bueno...Más de una vez te dije que si querías despertarme en la madrugada para escuchar música, podrías. Si toca ver las flores, adelante...Me arrastraré al invernadero- Le explicó pero el tema quedó atrás con rapidez porque nada podía hacer en ese momento.
Mientras estaban en su danza, escuchó lo que le retrucó y se rió por lo bajo -Sí, pero me demostraste lo contrario y suelo reconocer mis errores...Más o menos- Añadió al final deslizando una sonrisa sardónica en sus labios. Lo cierto es que mucho de los encuentros con Sofía habían desatado su locura. La lujuria se había apoderado de él y lo único que podía ver en ese momento era a ella, en su fase más hermosa y entregada y llevarla al éxtasis era su droga. Así que...No, no sabía el efecto que iba a tener esa mujer en su vida cuando había dicho aquello y aquí estaba, con ella en brazos, abierto a posibilidades que antes había desechado sin parpadear.
Lo de los números hizo que alzara el hombro, no le interesaban pero si a ella le entretenían por él adelante. Cuando se sentaron disfrutó de que ella no dubitara ni se lo pensara dos veces sino que viniera directamente hacia él y se acurrucara a su lado -El de Brontë quizás...Los demás…- Negó con la cabeza mientras le rodeaba el costado y con su mano le acariciaba suavemente el brazo -Lo de Adonis no…¿Era ese el que se miraba constantemente en un espejo? No...ese era Narciso- Dijo, pensativo y trató de buscar en su mente la historia de Adonis pero no la recordaba.
Bebió de la copa de vino mientras escuchaba la pregunta de Sofía y tuvo que...debatirse -Mmmm no- Reconoció después de un rato -Es decir, si es una niña disfrutaré de cada parte de su vida. A veces juego con Mei, la hija de Amaya. Es adorable y creo que...Me robaría el corazón- Le expresó a Sofía con una leve sonrisa y después pensó en sus sobrinos -Con los niños hay otro tipo de relación… Pero me encantaría tener un compañero- Vio como ponia las manos en su vientre y, siendo sinceros, estaba complacido de que ya pudiera hablar del embarazo sin atragantarse. Aunque era evidente que aún lo estaba digiriendo. Bajó un poco la mano y la apoyó en su cadera -¿Y tú?-
Mientras estaban en su danza, escuchó lo que le retrucó y se rió por lo bajo -Sí, pero me demostraste lo contrario y suelo reconocer mis errores...Más o menos- Añadió al final deslizando una sonrisa sardónica en sus labios. Lo cierto es que mucho de los encuentros con Sofía habían desatado su locura. La lujuria se había apoderado de él y lo único que podía ver en ese momento era a ella, en su fase más hermosa y entregada y llevarla al éxtasis era su droga. Así que...No, no sabía el efecto que iba a tener esa mujer en su vida cuando había dicho aquello y aquí estaba, con ella en brazos, abierto a posibilidades que antes había desechado sin parpadear.
Lo de los números hizo que alzara el hombro, no le interesaban pero si a ella le entretenían por él adelante. Cuando se sentaron disfrutó de que ella no dubitara ni se lo pensara dos veces sino que viniera directamente hacia él y se acurrucara a su lado -El de Brontë quizás...Los demás…- Negó con la cabeza mientras le rodeaba el costado y con su mano le acariciaba suavemente el brazo -Lo de Adonis no…¿Era ese el que se miraba constantemente en un espejo? No...ese era Narciso- Dijo, pensativo y trató de buscar en su mente la historia de Adonis pero no la recordaba.
Bebió de la copa de vino mientras escuchaba la pregunta de Sofía y tuvo que...debatirse -Mmmm no- Reconoció después de un rato -Es decir, si es una niña disfrutaré de cada parte de su vida. A veces juego con Mei, la hija de Amaya. Es adorable y creo que...Me robaría el corazón- Le expresó a Sofía con una leve sonrisa y después pensó en sus sobrinos -Con los niños hay otro tipo de relación… Pero me encantaría tener un compañero- Vio como ponia las manos en su vientre y, siendo sinceros, estaba complacido de que ya pudiera hablar del embarazo sin atragantarse. Aunque era evidente que aún lo estaba digiriendo. Bajó un poco la mano y la apoyó en su cadera -¿Y tú?-
De acuerdo. Te levantaré para la próxima temporada. Aunque no sea mi mejor temporada.- Bromeó, pensando en lo difícil que había sido esperar la última vez. Incluso había terminado llevándosela a casa con ella, pues no podía seguir durmiéndose en su escritorio sin quedar mal de la espalda. Durante el resto de la danza, ambos se quedaron sin respuestas. Sobre todo ante demostrarle lo contrario a su vívida imaginación, porque aquello traía recuerdos bastante más cálidos de lo que buscaban en ese momento.
En su mente, no habría pensado que un día lo pasarían en el sofá, pensando en nombres y en cosas de viejos. Sobre todo ella, entre los brazos del contrario.- Bueno, si te gustó Brontë entonces soy mejor poniendo nombres que tu.- Rió por lo bajo, suspirando profundamente mientras comenzaba a relajar su cuerpo. Y pensar que la noche se había desarrollado de una manera extraña.- Adonis era el guapo. Afrodita se enamoró de él.- Si le daba por subirse el ego a ella misma, podría haber agregado que la historia se repetiría, pero no lo hizo. Se sabía mucho más modesta que eso.
Continuando la velada, tardó un poco de tiempo en darse cuenta, pero finalmente captó que el moreno había entendido mal su pregunta. Con una sonrisa, le escuchó divagar mientras bebía un poco de su copa. Para su mala suerte, él dijo exactamente lo que ella pensaba. Que una hija le robaría el corazón en el primer latido, mucho antes siquiera de tenerla en brazos; pero lejos de la nostalgia que le había dado antes, ahora sonreía con sinceridad. Por un momento, se vio a mi misma con un par de niños y él. y la idea no le resultó tan abrumadora como antes.- ¿Yo? Emm... No. Saberlo me ayudaría para asimilar mejor la idea, pero creo que no prefiero uno sobre otro. Solo espero que nazca con mucha vida por dentro.- Le hundiría si aquellos primeros días cuando se derrumbó por la noticia causaran algún tipo de daño irreparable. Su intranquilidad ahora era por otras cuestiones. Afortunadamente, el contrario parecía más tranquilo que ella.- Pero, me refería a nombres. Si hay alguno que te guste. Lo pregunto porque... porque no tengo ni idea. Ninguno me parece suficiente.- Murmuró, mirando a lo alto de la pared, tratando de encontrar alguno que se viniera a su mente.- Y no digas Priscila, porque no le pondremos así.- Sentenció por último con una sonrisa.
En su mente, no habría pensado que un día lo pasarían en el sofá, pensando en nombres y en cosas de viejos. Sobre todo ella, entre los brazos del contrario.- Bueno, si te gustó Brontë entonces soy mejor poniendo nombres que tu.- Rió por lo bajo, suspirando profundamente mientras comenzaba a relajar su cuerpo. Y pensar que la noche se había desarrollado de una manera extraña.- Adonis era el guapo. Afrodita se enamoró de él.- Si le daba por subirse el ego a ella misma, podría haber agregado que la historia se repetiría, pero no lo hizo. Se sabía mucho más modesta que eso.
Continuando la velada, tardó un poco de tiempo en darse cuenta, pero finalmente captó que el moreno había entendido mal su pregunta. Con una sonrisa, le escuchó divagar mientras bebía un poco de su copa. Para su mala suerte, él dijo exactamente lo que ella pensaba. Que una hija le robaría el corazón en el primer latido, mucho antes siquiera de tenerla en brazos; pero lejos de la nostalgia que le había dado antes, ahora sonreía con sinceridad. Por un momento, se vio a mi misma con un par de niños y él. y la idea no le resultó tan abrumadora como antes.- ¿Yo? Emm... No. Saberlo me ayudaría para asimilar mejor la idea, pero creo que no prefiero uno sobre otro. Solo espero que nazca con mucha vida por dentro.- Le hundiría si aquellos primeros días cuando se derrumbó por la noticia causaran algún tipo de daño irreparable. Su intranquilidad ahora era por otras cuestiones. Afortunadamente, el contrario parecía más tranquilo que ella.- Pero, me refería a nombres. Si hay alguno que te guste. Lo pregunto porque... porque no tengo ni idea. Ninguno me parece suficiente.- Murmuró, mirando a lo alto de la pared, tratando de encontrar alguno que se viniera a su mente.- Y no digas Priscila, porque no le pondremos así.- Sentenció por último con una sonrisa.
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