Recuerdo del primer mensaje :
En este lugar se encontraba la Antigua Torre de hechicería que desapareció misteriosamente absorbiéndose a si misma durante una batalla contra las tropas androides de SAM.
Lyosha Svensson
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Lyosha asintió respecto a lo de la pelirroja. Una lider más y una de las fuertes. Poco comprometida pero el fuego era fundamental. A fin de cuentas... Fundía el metal y juntas podían hacer grandes cosas. De pronto los escenarios de centinelas deformados invadieron su mente y sonrió de lado con gesto siniestro.
En cuanto mencionó lo del Svensson, Lyosha arqueó una ceja lentamente y la sonrisa se acrecentó -Puedo hacerlo. Sin embargo, no está demás que algún... Iniciado este a la mano en caso de que necesite energía- Expresó y se echó hacia atrás en la silla. De pronto recordó lo que había hecho Khaled con los cuerpos y por eso es que le había dicho que se llevará a Thalos. Había cogido los muertos. Metas a largo plazo -No logras perdonártelo- Dijo esta vez con un gesto más serio -Y no fue tu culpa - Repitió con sinceridad manteniendo los ojos en él.
Refiriéndose a la parejita -Me da igual que no lo sea. Puede serlo. Aparte la pelirroja parece tener una relación con el y yo necesito distraerme - Dejó caer mientras tamborilesaba los dedos en su rodilla pensando en Adam - ¿Acercarme?- Preguntó con desdén -Es un crío- Dijo aunque debía confesar que tenía algo por los padres solteros. Pero tras pensarlo negó con la cabeza -Sólo me interesaba saber si había nacido con el don y no lo hizo- Alzó los hombros con desgana aunque algo quedó rondando en su mente -Mal genio el justo- Defendió -Me dejó drenarlo. Por cierto, deuda saldada. De nada-
El cambio de postura de Khaled le hizo fruncir el ceño. Su silencio, su largo silencio. Su mirada. Su gesto. Ella se mantuvo impasible mientras él pensaba para luego soltar aquello -Si me lo dijera Belialt le ronronearia- Soltó, descabellada -Pero como lo dices tú solo puedo presumir que hay un quién y que hay interés. De lo contrario, me lo contarías. Como pasó con Scalovix- Ladeó la cabeza -Si hay alguien que ha caminado los 7 infiernos contigo, he sido yo. Soy la única, incluso en la tierra, que no te va a juzgar- Dijo y atrajo su arma hacia sí misma para incorporarse y usarla de bastón -Terminaras hablando- Añadió mientras caminaba hacia la puerta aún sosteniéndose el costado.
En cuanto mencionó lo del Svensson, Lyosha arqueó una ceja lentamente y la sonrisa se acrecentó -Puedo hacerlo. Sin embargo, no está demás que algún... Iniciado este a la mano en caso de que necesite energía- Expresó y se echó hacia atrás en la silla. De pronto recordó lo que había hecho Khaled con los cuerpos y por eso es que le había dicho que se llevará a Thalos. Había cogido los muertos. Metas a largo plazo -No logras perdonártelo- Dijo esta vez con un gesto más serio -Y no fue tu culpa - Repitió con sinceridad manteniendo los ojos en él.
Refiriéndose a la parejita -Me da igual que no lo sea. Puede serlo. Aparte la pelirroja parece tener una relación con el y yo necesito distraerme - Dejó caer mientras tamborilesaba los dedos en su rodilla pensando en Adam - ¿Acercarme?- Preguntó con desdén -Es un crío- Dijo aunque debía confesar que tenía algo por los padres solteros. Pero tras pensarlo negó con la cabeza -Sólo me interesaba saber si había nacido con el don y no lo hizo- Alzó los hombros con desgana aunque algo quedó rondando en su mente -Mal genio el justo- Defendió -Me dejó drenarlo. Por cierto, deuda saldada. De nada-
El cambio de postura de Khaled le hizo fruncir el ceño. Su silencio, su largo silencio. Su mirada. Su gesto. Ella se mantuvo impasible mientras él pensaba para luego soltar aquello -Si me lo dijera Belialt le ronronearia- Soltó, descabellada -Pero como lo dices tú solo puedo presumir que hay un quién y que hay interés. De lo contrario, me lo contarías. Como pasó con Scalovix- Ladeó la cabeza -Si hay alguien que ha caminado los 7 infiernos contigo, he sido yo. Soy la única, incluso en la tierra, que no te va a juzgar- Dijo y atrajo su arma hacia sí misma para incorporarse y usarla de bastón -Terminaras hablando- Añadió mientras caminaba hacia la puerta aún sosteniéndose el costado.
Catherine Le Fay escribió:-Belialt, Catherine Le Fay te convoca a Ouroboros. Necesito información- Dijo con firmeza y golpeó el suelo nuevamente sobre el báculo mandado su demanda al demonio sellado en el Soul Reaper.
Zaphira Eire
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Al salir de la isla me llevé conmigo a Adramelech, el pobre chico se había visto arrastrado por mi desde que salimos de las montañas del dragón pero ahora lo llevaba de vuelta a casa. Había decidido ir volando pues los recientes acontecimientos requerían una valoración de los daños, nos dimos cuenta de que no solo habían destruido uno de las bases de los soul reaper sino también otros lugares y solo pudimos ver los que se encontraban entre la isla y la torre de hechicería.
Al llegar no tuve la electrizante bienvenida de la primera vez haciendo el viaje más tranquilo y dejándome aterrizar cerca de la puerta, el chico bajó de un salto permitiéndome volver a transformarme en mi forma humana -Dile a tu abuelo que baje, no estaré aquí mucho tiempo, pero debo cruzar un par de palabras con él - esperé a que la gran puerta se abriera y que el anfitrión se dignara a verme pero lo primero que se iba a encontrar era mi cara de malas pulgas.
Al llegar no tuve la electrizante bienvenida de la primera vez haciendo el viaje más tranquilo y dejándome aterrizar cerca de la puerta, el chico bajó de un salto permitiéndome volver a transformarme en mi forma humana -Dile a tu abuelo que baje, no estaré aquí mucho tiempo, pero debo cruzar un par de palabras con él - esperé a que la gran puerta se abriera y que el anfitrión se dignara a verme pero lo primero que se iba a encontrar era mi cara de malas pulgas.
Lyosha aceptó ayudarme con aquello, siempre y cuando contase con la ayuda de alguien de su hermandad. Era su hermandad, asi que podria convocarlos sin problema si los necesitaba, para algo era ella la matriarca. Supuse que no hacia falta recordarselo. Cuando dijo que no lograba perdonarmelo, en este caso, lo ocurrido con Astaroth, se me vino un aluvión de recuerdos a la mente. Inconexos su mayoría, pues pertenecían a la vida antes del infierno, pero que poco a poco se reorganizaban en el tiempo y el espacio. No habia sido solo Astaroth. También fue Zayra. Y Lyosha. Y por supuesto, habian mas en esa lista.
- No fue mi culpa pero sí de mis decisiones, que es casi lo mismo. - aseveré tras unos segundos de silencio, con voz pesada. Clavé mis ojos en ella. - ¿No lo recuerdas?
Con lo de Adam hice un breve gesto de desinterés, me daba lo mismo. No lo consideraba ahora mismo como una amenaza para nuestra organización, pese a lo que hubiese ocurrido en el pasado.
Cuando Lyo soltó aquello de que si fuese Belialt el que hablase ahora le ronronearía, la miré...descolocado. O todo lo descolocado que yo dejé que mi gesto trasluciese, con los labios ligeramente entreabiertos al igual que un ceño algo fruncido. ¿Cómo?. Una risa corta y sardónica se intensificó dentro de mi cabeza.
"No quieras saberlo, Khaled. Cuando casi te mueres después de lo de tu hija...bueno, tuve tu cuerpo para mi solo, control absoluto"
- Lyosha, qué...? - gruñí un poco, tapandome los ojos al notar algo. Una llamada.
"Otra vez? Sé que soy más interesante que tú, pero puedes dejar de repartir mi tarjeta de visita?"
Ahora, Belialt sonaba molesto. Pero no logró identificar ni quien ni donde había dicho su nombre. Así que quedó como una molestia en el trasfondo de mi cabeza. Respiré lento, devolviendo mi consciencia a la conversacion actual. Eran demasiados dialogos internos. Le dediqué un gesto de reconocimiento por aquello de que no me iba a juzgar.
- Sabes que lo sé, hermana. Y también sabes como terminó...
"la última persona a la que amé de ese modo"
Me levanté con ella yendo hacia la puerta del cuarto. La ayudé a tenerse, pues aun no estaba del todo recuperada, y ordené llamar a alguien de los mas competentes de la hermandad de sanacion, para que fueran a atenderla a sus dependencias. Entonces, la inequivoca advertencia del Guardián se hizo patente en la torre. No era alarma, con lo cual no era un intruso. Expandí mi percepción hacia los pisos inferiores, tratando de captar las auras de los recién llegados.
"Adramelech y...Zaphira"
- Deberias descansar. O venir a recibir a la visita, pero después. Adramelech debería estar al corriente de lo que planeamos hacer.
"aunque se negó al principio"
Dicho esto, me dispuse a bajar hasta la entrada a la Torre. Los portones ya se habían abierto, y me encontré con Adramelech y Zaphira con cara de mal humor. Me quedé a varios metros de distancia, deteniendome alli y recargando mi peso sobre un lado del cuerpo. Su mala aura era demasiado evidente.
-¿ Y bien? Lo has localizado ya?
- No fue mi culpa pero sí de mis decisiones, que es casi lo mismo. - aseveré tras unos segundos de silencio, con voz pesada. Clavé mis ojos en ella. - ¿No lo recuerdas?
Con lo de Adam hice un breve gesto de desinterés, me daba lo mismo. No lo consideraba ahora mismo como una amenaza para nuestra organización, pese a lo que hubiese ocurrido en el pasado.
Cuando Lyo soltó aquello de que si fuese Belialt el que hablase ahora le ronronearía, la miré...descolocado. O todo lo descolocado que yo dejé que mi gesto trasluciese, con los labios ligeramente entreabiertos al igual que un ceño algo fruncido. ¿Cómo?. Una risa corta y sardónica se intensificó dentro de mi cabeza.
"No quieras saberlo, Khaled. Cuando casi te mueres después de lo de tu hija...bueno, tuve tu cuerpo para mi solo, control absoluto"
- Lyosha, qué...? - gruñí un poco, tapandome los ojos al notar algo. Una llamada.
"Otra vez? Sé que soy más interesante que tú, pero puedes dejar de repartir mi tarjeta de visita?"
Ahora, Belialt sonaba molesto. Pero no logró identificar ni quien ni donde había dicho su nombre. Así que quedó como una molestia en el trasfondo de mi cabeza. Respiré lento, devolviendo mi consciencia a la conversacion actual. Eran demasiados dialogos internos. Le dediqué un gesto de reconocimiento por aquello de que no me iba a juzgar.
- Sabes que lo sé, hermana. Y también sabes como terminó...
"la última persona a la que amé de ese modo"
Me levanté con ella yendo hacia la puerta del cuarto. La ayudé a tenerse, pues aun no estaba del todo recuperada, y ordené llamar a alguien de los mas competentes de la hermandad de sanacion, para que fueran a atenderla a sus dependencias. Entonces, la inequivoca advertencia del Guardián se hizo patente en la torre. No era alarma, con lo cual no era un intruso. Expandí mi percepción hacia los pisos inferiores, tratando de captar las auras de los recién llegados.
"Adramelech y...Zaphira"
- Deberias descansar. O venir a recibir a la visita, pero después. Adramelech debería estar al corriente de lo que planeamos hacer.
"aunque se negó al principio"
Dicho esto, me dispuse a bajar hasta la entrada a la Torre. Los portones ya se habían abierto, y me encontré con Adramelech y Zaphira con cara de mal humor. Me quedé a varios metros de distancia, deteniendome alli y recargando mi peso sobre un lado del cuerpo. Su mala aura era demasiado evidente.
-¿ Y bien? Lo has localizado ya?
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Lyosha Svensson
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El gesto de Lyosha se agrió cuando escuchó lo de las decisiones -¿Perdona?- Soltó o escupió rápidamente -Yo decidí meterme en ese rayo de luz, Khaled. Trabajamos juntos por los Souls, por su renacimiento. Fue decisión mía. No seas egocéntrico y me robes mi momento de drama y sacrificio.Es lo único bueno que he hecho en esta vida- Se apartó el cabello blanquecino hacia un lado -Y aún así… - Cerró los ojos y levantó el mentón -No , Khaled. No…- Movió una mano como descartando lo que sea que fuese a decir -No voy a cambiar tu mentalidad. Lo sé- Alzó un hombro -Sólo digo que no hay peor enemigo para ti que tú mismo-
El rosto de Khaled cuando soltó aquello de ronronear fue poético. Sinceramente, Lyosha tuvo que usar toda su entereza para no reírse en su cara. Sonrió de lado observandole con picardía -¿Qué quieres que te diga? Belialt y yo compartimos muchas cosas- Iba a dejar que aquello se filtrase en su mente. Le guiñó un ojo, no a él, sino a Belialt porque sospechaba que estaba haciendo de las suyas allí dentro.
Al levantarse sintió un tirón pero en el corazón por lo que dijo sobre aquella mujer. Miró hacia la pared como si de pronto empezar a recordar varias cosas y lo que dijo, lo hizo con voz profunda -Al menos amaste, Khaled. Y estoy segura de que añoras ese período de tiempo más que cualquier otra cosa en el mundo. Y suertudo, tú, hermano; que es posible que lo vivas de nuevo- Agregó y frunció el ceño, removida por dentro. A veces, cuando pensaba en él, sentía envidia de lo que había tenido. Ella había querido a Rodrigo pero nunca com Khaled había amado a nadie. Lo de Rodrigo había sido algo esporádico. Él …
Un sonido la sacó de sus pensamientos. Frunció el ceño. No era enemigo. ¿Había venido la pelirroja? -Bajaré- No dijo nada más, se mantuvo silenciosa porque algo le ardía en el corazón. Descendió con algo de lentitud al lado de Khaled pensando en Adramelech y lo que venía. Aún recordaba las palabras que había dicho respecto a ella. Un títere, una marioneta. Y ella… No se sentía en lo absoluto así. Al llegar abajo vio al joven Svensson junto con otra mujer cuya cara no sólo no conocía sino que… Se quedó mirando a Khaled y luego a ella. Tenían una conexión. Lyosha alzó las cejas.
-Te dije, terminarías hablando. O tú o el destino- Le susurró a Khaled con media y ensangrentada sonrisa para luego observar a Adramelech -Sé un buen chico y ayúdame a ir con los petardos de sanación. Necesito hablar contigo sobre los últimos acontecimientos- Luego observó a la mujer de arriba a abajo con un gesto algo críptico -He matado a muchos por menos de ese tipo de mirada. Reservatela para tus verdaderos enemigos- Soltó y le dio la espalda mientras ingresaba a la torre sosteniéndose el costado, cojeando, y perdiéndose dentro con -probablemente- Adramelech.
El rosto de Khaled cuando soltó aquello de ronronear fue poético. Sinceramente, Lyosha tuvo que usar toda su entereza para no reírse en su cara. Sonrió de lado observandole con picardía -¿Qué quieres que te diga? Belialt y yo compartimos muchas cosas- Iba a dejar que aquello se filtrase en su mente. Le guiñó un ojo, no a él, sino a Belialt porque sospechaba que estaba haciendo de las suyas allí dentro.
Al levantarse sintió un tirón pero en el corazón por lo que dijo sobre aquella mujer. Miró hacia la pared como si de pronto empezar a recordar varias cosas y lo que dijo, lo hizo con voz profunda -Al menos amaste, Khaled. Y estoy segura de que añoras ese período de tiempo más que cualquier otra cosa en el mundo. Y suertudo, tú, hermano; que es posible que lo vivas de nuevo- Agregó y frunció el ceño, removida por dentro. A veces, cuando pensaba en él, sentía envidia de lo que había tenido. Ella había querido a Rodrigo pero nunca com Khaled había amado a nadie. Lo de Rodrigo había sido algo esporádico. Él …
Un sonido la sacó de sus pensamientos. Frunció el ceño. No era enemigo. ¿Había venido la pelirroja? -Bajaré- No dijo nada más, se mantuvo silenciosa porque algo le ardía en el corazón. Descendió con algo de lentitud al lado de Khaled pensando en Adramelech y lo que venía. Aún recordaba las palabras que había dicho respecto a ella. Un títere, una marioneta. Y ella… No se sentía en lo absoluto así. Al llegar abajo vio al joven Svensson junto con otra mujer cuya cara no sólo no conocía sino que… Se quedó mirando a Khaled y luego a ella. Tenían una conexión. Lyosha alzó las cejas.
-Te dije, terminarías hablando. O tú o el destino- Le susurró a Khaled con media y ensangrentada sonrisa para luego observar a Adramelech -Sé un buen chico y ayúdame a ir con los petardos de sanación. Necesito hablar contigo sobre los últimos acontecimientos- Luego observó a la mujer de arriba a abajo con un gesto algo críptico -He matado a muchos por menos de ese tipo de mirada. Reservatela para tus verdaderos enemigos- Soltó y le dio la espalda mientras ingresaba a la torre sosteniéndose el costado, cojeando, y perdiéndose dentro con -probablemente- Adramelech.
Zaphira Eire
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Lo cierto es que mi ira no iba dirigida a Khaled, pero si tenía un par de cosas qué decirle, las puertas se abrieron y cuando mi mirada se encontró con la suya la mantuve un par de segundos antes de empezar a caminar hacia él de forma algo apresurada hasta detenerme frente a él, muy cerca como siempre -Te das cuenta de la estupidez tan grande que has cometido!? os podría haber pasado algo peor y tu habrías sido el primero en caer, si tantas ganas tienes de morir estaré encantada de ayudarte- sonaba a reproche pero había algo de preocupación en mis palabras, gran parte por Sean pero eso no excluía al nigromante.
Reparé algo tarde en la mirada de la mujer tras él, lo miré con un gesto de sospecha y de nuevo a ella -Haz una foto que dura más- lo que para mi pareció una amenaza por parte de ella me hizo sonreír teniendo en cuenta el estado en el que se encontraba -Prueba suerte, me hace falta desahogarme un poco hoy, serás un buen aperitivo- no pensaba acobardarme ante nadie y levanté la barbilla de forma orgullosa para demostrarlo mientras ella me daba la espalda.
De nuevo centré mi atención en Khaled, se notaba cansado y también tenía alguna que otra herida, entorné los ojos mientras me cruzaba de brazos -Jamás te habría tomado por alguien imprudente Kaheled- Hice una pequeña pausa y continué -un favor por otro, He traído personalmente al chico, después de lo que ha pasado hay que extremar las precauciones... tengo asuntos pendientes en otro lugar- me di la vuelta para irme pero pensándolo mejor, eso me sabía a poco, de nuevo me giré hacia él y le di un golpe en el brazo, no muy fuerte, lo justo para que tuviera que frotarse el brazo -Eso por insensato- no esperé respuesta alguna y lo tomé del cuello de la ropa para bajarlo a mi altura y robarle un beso, tan intenso y profundo como el nigromante me lo permitiera -y eso por salvar a mi muchacho- dije susurrando contra sus labios para de nuevo besarle, pero esta vez un beso corto seguido de una sonrisa -Intenta no morir antes de nuestro siguiente encuentro- dicho eso abandoné la torre, tomando mi forma de dragón una vez fuera para alzar el vuelo hasta mi siguiente destino, la cueva de Merlín.
Reparé algo tarde en la mirada de la mujer tras él, lo miré con un gesto de sospecha y de nuevo a ella -Haz una foto que dura más- lo que para mi pareció una amenaza por parte de ella me hizo sonreír teniendo en cuenta el estado en el que se encontraba -Prueba suerte, me hace falta desahogarme un poco hoy, serás un buen aperitivo- no pensaba acobardarme ante nadie y levanté la barbilla de forma orgullosa para demostrarlo mientras ella me daba la espalda.
De nuevo centré mi atención en Khaled, se notaba cansado y también tenía alguna que otra herida, entorné los ojos mientras me cruzaba de brazos -Jamás te habría tomado por alguien imprudente Kaheled- Hice una pequeña pausa y continué -un favor por otro, He traído personalmente al chico, después de lo que ha pasado hay que extremar las precauciones... tengo asuntos pendientes en otro lugar- me di la vuelta para irme pero pensándolo mejor, eso me sabía a poco, de nuevo me giré hacia él y le di un golpe en el brazo, no muy fuerte, lo justo para que tuviera que frotarse el brazo -Eso por insensato- no esperé respuesta alguna y lo tomé del cuello de la ropa para bajarlo a mi altura y robarle un beso, tan intenso y profundo como el nigromante me lo permitiera -y eso por salvar a mi muchacho- dije susurrando contra sus labios para de nuevo besarle, pero esta vez un beso corto seguido de una sonrisa -Intenta no morir antes de nuestro siguiente encuentro- dicho eso abandoné la torre, tomando mi forma de dragón una vez fuera para alzar el vuelo hasta mi siguiente destino, la cueva de Merlín.
No me arrepentía de haber abandonado el torneo, pues había otras cosas más importantes a las que atender en este momento, como localizar a Khaled y enterarme de una vez por todas qué era eso de las visiones. Ya había llegado bastante lejos, y había perdido cierto interés en finalizar. Lo único que me molestó de lo que me dijo Zaphira fue eso de que había sido muy compasivo por no seguir atacando. Aquello sólo era un maldito torneo, nuestra vida no dependía de ello. El resto del camino fui un poco molesto por eso, manteniéndome al margen cuando ella fue a hablar con Sean. Al menos pillé algo de lo que dijeron, algo de una misión a la que también había ido Khaled. Volamos desde Ouroboros hasta la torre que ahora era nuestra, llegando bastante rápido gracias a la velocidad de Zaphira. Ya no hacía falta que la guiase porque conocía el camino, y no conversamos mucho más porque ella también parecía estar de mal humor.
Apenas tuvimos que esperar para que nos abriesen la puerta, pero cuando se abrió noté como un rollo raro entre todos. Khaled y Lyosha crípticos, ésta última como tirándole pullas. - En realidad quería hablar con Khaled de las visiones y de la misión a la que ha ido. Los sanadores creo que podrán apañárselas solos. Iré si tienes información de lo que ha pasado. Enseguida te sigo. - en realidad tenía ganas de descansar del torneo, pero lo primero era la información. Zaphira como haciéndose la enfadada, pero después le soltó un buen morreo a Khaled tras pegarle un pequeño golpe. Me quedé con cara de estar alucinando mucho con la escena, no me imaginaba que hubiese nada entre los dos, ni que mi abuelo se besase con gente, ni que un nigromante ... nada, no lo veía. Me fui discretamente tras Lyosha antes de que Zaphira se fuese, para darles intimidad y para quitarme del medio porque la situación se me hacía rara.
Esperé dentro unos segundos, hasta que escuché marcharse a la dragona. Después aguardé a que Khaled entrase, intentando hacer como que no había visto nada del beso. Tenía que decirle lo que me había dicho la Le Fay, en cierto modo nos concernía. - Ha vuelto. El demonio que mató a Astaroth...esta vez ha poseído a la pareja de Catherine Le Fay. Quería saber su nombre...no saben que dará igual. Que él también morirá, como le pasó a mi hermano. - suspiré con resignación, seguía doliendo a pesar de que estaba asumido.
Apenas tuvimos que esperar para que nos abriesen la puerta, pero cuando se abrió noté como un rollo raro entre todos. Khaled y Lyosha crípticos, ésta última como tirándole pullas. - En realidad quería hablar con Khaled de las visiones y de la misión a la que ha ido. Los sanadores creo que podrán apañárselas solos. Iré si tienes información de lo que ha pasado. Enseguida te sigo. - en realidad tenía ganas de descansar del torneo, pero lo primero era la información. Zaphira como haciéndose la enfadada, pero después le soltó un buen morreo a Khaled tras pegarle un pequeño golpe. Me quedé con cara de estar alucinando mucho con la escena, no me imaginaba que hubiese nada entre los dos, ni que mi abuelo se besase con gente, ni que un nigromante ... nada, no lo veía. Me fui discretamente tras Lyosha antes de que Zaphira se fuese, para darles intimidad y para quitarme del medio porque la situación se me hacía rara.
Esperé dentro unos segundos, hasta que escuché marcharse a la dragona. Después aguardé a que Khaled entrase, intentando hacer como que no había visto nada del beso. Tenía que decirle lo que me había dicho la Le Fay, en cierto modo nos concernía. - Ha vuelto. El demonio que mató a Astaroth...esta vez ha poseído a la pareja de Catherine Le Fay. Quería saber su nombre...no saben que dará igual. Que él también morirá, como le pasó a mi hermano. - suspiré con resignación, seguía doliendo a pesar de que estaba asumido.
Lyosha habia afirmado y confirmado que no me consideraba culpable de aquello, que habia sido decision suya y solo suya sacrificarse en lugar de aquella persona que yo habia elegido como sacrificio necesario. Era cierto, yo no podia influir en aquello y su elección fue tomada por ella sin mas, ya fuese por altruismo, un ademan heroico o la union que tenia con el padre de la muchacha que salvó. Era como con Zayra. Ella eligió aquel final, aquel sacrificio.
- Es cierto, no voy a quitaros el mérito de vuestro arrojo... -dije en un tono de voz suave, un susurro grave.
"Nos salió muy caro. Las decisiones que tomamos no eran del tipo fácil"
Noté como el corazón palpitaba con fuerza dentro del pecho, golpes de furia al recordarlo, mi odio y el de Belialt, juntos, al recordar cómo fue culpa de un demonio, el que creó las calaveras, todo aquello por lo que tuvimos que pasar, aquellas mentiras y sus juegos macabros. Por un momento solo pude oir eso, recordando como fue el momento en el que lo tuve dentro de mi, bajo mi control. Aquella risa en mi cabeza, en mi pecho. Si mi peor enemigo era yo mismo, eso no iba a discutirselo. Había sido demasiadas cosas. Hice callar el tumulto de mi interior y cerré los ojos, curvando los labios hacia un lado.
- Mejor no seguir por ahi. - fue lo ultimo que comenté respecto a las insinuaciones de Lyosha sobre Belialt. - Y la añoranza....nos vuelve peligrosos. El anhelo no es bueno. - respondí de modo hermético, ella habia dicho la verdad...yo había amado con locura. Ella, por el contrario....
No me gustaba la idea. Nunca traia nada bueno al final.
Al bajar mi hermana pareció atar cabos, era demasiado rápida. Tuvo un intercambio de palabras con la dragona antes de irse, pero consideré que Lyosha habia sido muy amable.
Zaphira se acercó rapidamente a mi, no retrocedí, al contrario, di un paso al frente para salirle al paso, mirandola de modo altivo. Si me venian con guerra, respondia con guerra.
- ¿Llamas estupidez a sacar a tus compañeros de una jaula para ratas? La proxima vez los dejo ahi- ni si quiera tenía por qué haberme encargado de todos ellos. - El primero en caer? No me conoces... - le respondí en un susurro con las silabas arrastradas, apretando los dientes. - No soy como esos que acuchilláis en vuestro Torneo....
Imprudente. Me estaba llamando imprudente. Cómo se atrevía. Le indiqué con una fría y refulgente mirada de mis ojos que iba por el camino equivocado, aunque sabia que no iba a ceder ni un centimetro.
- De....nada. - dije despacio, con ironia. Miré a Adramelech que venia con ella, y con un gesto de la cabeza le indique que fuese con Lyo.
Ella se dio la vuelta pero al instante se giró y me dio un golpe en el brazo. La miré descolocado e indignado. Nunca nadie que quisiera hacerme daño me habia pegado así.
- No ha sido... -iba a decir insensatez pero ella tuvo aquel arrebato. El calor previo que habia sentido durante nuestra breve disputa se hizo insidioso, molesto, y me subió a la cabeza de golpe con aquel beso. No es que no lo deseara, es que no lo habia esperado. Aquellos labios eran tal como los habia imaginado. Por un momento, hasta temí perder el control.
Pero no, era un tipo de "control" muy diferente.... El modo en el que le devolví el beso tras los primeros segundos de parálisis contrastaba fuertemente con la feroz mirada que le dediqué cuando se separó de mi. Los ojos parecían hablar por otra parte.
- La muerte no es problema. - le respondí a la mujer, cuando se apartó para marcharse. Seguí su vuelo con la mirada, con una extraña sensación. ¿Preocupación?
Aquel momento se vio interrumpido por las frases de Adramelech. Me hicieron volverme lentamente. Levanté la mirada hacia el techo, y respiré. Una sonrisa atroz se pintó en mi cara, y tuve que retener el agudo repiqueteo de la sed de impartir castigo que resonó por todo mi ser.
- Perfecto. - susurré para mi.
Cerré los ojos un momento y volvi a bajar la cabeza, caminando hacia Adramelech. - Ve a hablar con Lyosha, tiene noticias. Y dime donde se encuentra ese demonio. - mi expresion habia vuelto a la normalidad. Cuando Adramelech me dio la informacion que necesitaba, me marché de alli usando otro portal demoniaco.
- Es cierto, no voy a quitaros el mérito de vuestro arrojo... -dije en un tono de voz suave, un susurro grave.
"Nos salió muy caro. Las decisiones que tomamos no eran del tipo fácil"
Noté como el corazón palpitaba con fuerza dentro del pecho, golpes de furia al recordarlo, mi odio y el de Belialt, juntos, al recordar cómo fue culpa de un demonio, el que creó las calaveras, todo aquello por lo que tuvimos que pasar, aquellas mentiras y sus juegos macabros. Por un momento solo pude oir eso, recordando como fue el momento en el que lo tuve dentro de mi, bajo mi control. Aquella risa en mi cabeza, en mi pecho. Si mi peor enemigo era yo mismo, eso no iba a discutirselo. Había sido demasiadas cosas. Hice callar el tumulto de mi interior y cerré los ojos, curvando los labios hacia un lado.
- Mejor no seguir por ahi. - fue lo ultimo que comenté respecto a las insinuaciones de Lyosha sobre Belialt. - Y la añoranza....nos vuelve peligrosos. El anhelo no es bueno. - respondí de modo hermético, ella habia dicho la verdad...yo había amado con locura. Ella, por el contrario....
No me gustaba la idea. Nunca traia nada bueno al final.
Al bajar mi hermana pareció atar cabos, era demasiado rápida. Tuvo un intercambio de palabras con la dragona antes de irse, pero consideré que Lyosha habia sido muy amable.
Zaphira se acercó rapidamente a mi, no retrocedí, al contrario, di un paso al frente para salirle al paso, mirandola de modo altivo. Si me venian con guerra, respondia con guerra.
- ¿Llamas estupidez a sacar a tus compañeros de una jaula para ratas? La proxima vez los dejo ahi- ni si quiera tenía por qué haberme encargado de todos ellos. - El primero en caer? No me conoces... - le respondí en un susurro con las silabas arrastradas, apretando los dientes. - No soy como esos que acuchilláis en vuestro Torneo....
Imprudente. Me estaba llamando imprudente. Cómo se atrevía. Le indiqué con una fría y refulgente mirada de mis ojos que iba por el camino equivocado, aunque sabia que no iba a ceder ni un centimetro.
- De....nada. - dije despacio, con ironia. Miré a Adramelech que venia con ella, y con un gesto de la cabeza le indique que fuese con Lyo.
Ella se dio la vuelta pero al instante se giró y me dio un golpe en el brazo. La miré descolocado e indignado. Nunca nadie que quisiera hacerme daño me habia pegado así.
- No ha sido... -iba a decir insensatez pero ella tuvo aquel arrebato. El calor previo que habia sentido durante nuestra breve disputa se hizo insidioso, molesto, y me subió a la cabeza de golpe con aquel beso. No es que no lo deseara, es que no lo habia esperado. Aquellos labios eran tal como los habia imaginado. Por un momento, hasta temí perder el control.
Pero no, era un tipo de "control" muy diferente.... El modo en el que le devolví el beso tras los primeros segundos de parálisis contrastaba fuertemente con la feroz mirada que le dediqué cuando se separó de mi. Los ojos parecían hablar por otra parte.
- La muerte no es problema. - le respondí a la mujer, cuando se apartó para marcharse. Seguí su vuelo con la mirada, con una extraña sensación. ¿Preocupación?
Aquel momento se vio interrumpido por las frases de Adramelech. Me hicieron volverme lentamente. Levanté la mirada hacia el techo, y respiré. Una sonrisa atroz se pintó en mi cara, y tuve que retener el agudo repiqueteo de la sed de impartir castigo que resonó por todo mi ser.
- Perfecto. - susurré para mi.
Cerré los ojos un momento y volvi a bajar la cabeza, caminando hacia Adramelech. - Ve a hablar con Lyosha, tiene noticias. Y dime donde se encuentra ese demonio. - mi expresion habia vuelto a la normalidad. Cuando Adramelech me dio la informacion que necesitaba, me marché de alli usando otro portal demoniaco.
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-Pero sonreíste. Amaste. Conociste la felicidad... Igual que yo, a mi manera- Soltó pero dio cierre a la conversación con eso. Aunque pensar en el anhelo… ¿Ella anhelaba algo? ¿Qué era exactamente lo que estaba persiguiendo ahora aparte de….vivir? Aquello la dejó tocada de la cabeza y se pasó una mano por el pelo, pasándoselo detrás de la oreja. Cuando estuvo abajo analizó a la mujer delante de ella, la frase de la foto le pareció de lo más curiosa. Muy moderna. Lo siguiente apenas lo escuchó porque ya iba de espaldas de vuelta a la torre así que le quitó importancia.
Avanzó por los pasillos perdiéndose el morreo y el descaro pero terminó deteniéndose, apoyándose en una pared cuando sintió a Adramelech -Le convocaron, la pelirroja que ahora es Soul. Estaban realmente jodidos y no tenían forma de salir. Muchos heridos, mucho desastre. Muchos muertos cuyos cuerpos tiene mi hermano- Sonrió de lado y se giró entonces hacia él para mirarlo con los claros y desvanecidos ojos celestes. -¿Y sabes que se necesita para hacer un Revenant? Un cuerpo. Y mejor si está muerto porque así no hay tanto debate de almas- Dijo dejandolo caer y esperando a ver si hacía la conexión. Sin embargo sintió un mareo importante y terminó agarrándose con más fuerza a la pared.
Al volver Khaled escuchó el intercambio de palabras y el gesto de Lyosha se agrió -Irónico- Soltó un “tsk” y cuando escuchó la ubicación rodó la vista. Se dio la vuelta y siguió andando sintiendo que Khaled se retiraba -Tu abuelo prevé dar una elección a Astaroth. Pero el cuerpo necesita pasar primero por mi. Tiene cosas de metal incrustadas…Las voy a sacar. Va a volver. Decidirá volver- Inspiró profundamente y entonces, así, sin más, se desvaneció cayendo al piso sin energía.
Avanzó por los pasillos perdiéndose el morreo y el descaro pero terminó deteniéndose, apoyándose en una pared cuando sintió a Adramelech -Le convocaron, la pelirroja que ahora es Soul. Estaban realmente jodidos y no tenían forma de salir. Muchos heridos, mucho desastre. Muchos muertos cuyos cuerpos tiene mi hermano- Sonrió de lado y se giró entonces hacia él para mirarlo con los claros y desvanecidos ojos celestes. -¿Y sabes que se necesita para hacer un Revenant? Un cuerpo. Y mejor si está muerto porque así no hay tanto debate de almas- Dijo dejandolo caer y esperando a ver si hacía la conexión. Sin embargo sintió un mareo importante y terminó agarrándose con más fuerza a la pared.
Al volver Khaled escuchó el intercambio de palabras y el gesto de Lyosha se agrió -Irónico- Soltó un “tsk” y cuando escuchó la ubicación rodó la vista. Se dio la vuelta y siguió andando sintiendo que Khaled se retiraba -Tu abuelo prevé dar una elección a Astaroth. Pero el cuerpo necesita pasar primero por mi. Tiene cosas de metal incrustadas…Las voy a sacar. Va a volver. Decidirá volver- Inspiró profundamente y entonces, así, sin más, se desvaneció cayendo al piso sin energía.
El gesto de Khaled antes de marcharse dejaba entrever que buscaba venganza contra aquel demonio. Ojalá pudiese desterrarlo de nuevo, aunque matarlo fuese imposible. Le dije que debía ir a Ouroboros, pero no sabía dónde se encontraban exactamente. Ya los encontraría él. - Ten cuidado, Khaled. - no quería perder a otro familiar a manos de ese demonio. Fui con Lyosha cuando él se marchó, esperando que me sacase de dudas de una vez. Poco a poco fui comprendiendo qué era. Ella había regresado bastante herida de aquella misión a la que les habían convocado, y ni siquiera tenía claro qué tipo de misión era. Traté de acercarme a ella para ayudarla y que no se cayese, pero me detuve porque parecía que por el momento aguantaba. - Pero...¿La Alianza los cercó? ¿qué pasó exactamente para que Erika os convocase? - sabía a qué pelirroja se refería, la conocía desde hacía bastante tiempo, incluso le había pedido en más de una ocasión que liderase la hermandad de fuego. Hice un gesto de desagrado cuando me dijo que Khaled tenía muchos cuerpos muertos, no sabía a dónde quería llegar. Revenants...justo lo que ella era.
- ¿Vais a usar el cuerpo de uno de los que cayeron allí? - prefería no saber quién había sido el cuerpo que ahora habitaba Lyosha, era extraño pensar en ello. Ya sabía lo que iba a decirme antes de que nombrase a Astaroth. No era la primera vez que me lo sugerían. Cleo también dijo algo parecido en aquella ocasión que nos vimos, tras una fiesta en Ouroboros. Miré hacia abajo frunciendo levemente el ceño, confuso, poco convencido. Echaba de menos a mi hermano, sí, pero no estaba seguro de querer que volviese de ese modo. - No sé qué decirte. Ya no sería el mismo. Tal vez no quiera. Tal vez...sea mejor no jugar a ese tipo de cosas. - puede que la estuviese ofendiendo porque ella misma era un revenant, pero me costaba imaginar a Astaroth en el cuerpo de otro. Incluso me sentí un poco mala persona por no emocionarme la idea de hacer ese tipo de magia negra. Estaba tan metido en esos pensamientos que casi ni me di cuenta del desvanecimiento de Lyosha. Cayó al suelo antes de que pudiese evitarlo, así que me agaché rápidamente para levantarla en brazos y llevarla con los Soul sanadores. Aún eran inexpertos debido a que la calavera llevaba poco tiempo con nosotros, pero confiaba en que pudiesen sanarla. Tras dejarla con ellos me dirigí a otro de los niveles de la torre, a reunirme con mis compañeros de hermandad para que me pusiesen al día de lo que pasaba en el mundo, y para entrenar y despejar la mente de lo que me acababan de soltar sobre Astaroth.
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off: Adra y Lyosha limbeados en la torre
- ¿Vais a usar el cuerpo de uno de los que cayeron allí? - prefería no saber quién había sido el cuerpo que ahora habitaba Lyosha, era extraño pensar en ello. Ya sabía lo que iba a decirme antes de que nombrase a Astaroth. No era la primera vez que me lo sugerían. Cleo también dijo algo parecido en aquella ocasión que nos vimos, tras una fiesta en Ouroboros. Miré hacia abajo frunciendo levemente el ceño, confuso, poco convencido. Echaba de menos a mi hermano, sí, pero no estaba seguro de querer que volviese de ese modo. - No sé qué decirte. Ya no sería el mismo. Tal vez no quiera. Tal vez...sea mejor no jugar a ese tipo de cosas. - puede que la estuviese ofendiendo porque ella misma era un revenant, pero me costaba imaginar a Astaroth en el cuerpo de otro. Incluso me sentí un poco mala persona por no emocionarme la idea de hacer ese tipo de magia negra. Estaba tan metido en esos pensamientos que casi ni me di cuenta del desvanecimiento de Lyosha. Cayó al suelo antes de que pudiese evitarlo, así que me agaché rápidamente para levantarla en brazos y llevarla con los Soul sanadores. Aún eran inexpertos debido a que la calavera llevaba poco tiempo con nosotros, pero confiaba en que pudiesen sanarla. Tras dejarla con ellos me dirigí a otro de los niveles de la torre, a reunirme con mis compañeros de hermandad para que me pusiesen al día de lo que pasaba en el mundo, y para entrenar y despejar la mente de lo que me acababan de soltar sobre Astaroth.
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off: Adra y Lyosha limbeados en la torre
Reaparezco en la Torre de Alta Hechicería después de que Khaled me indicara mediante visión cuál era su ubicación. No estaba segura de haber estado allí previamente o si había sido en lo que los Souls llamaban Gorgoroth Through, pero todas las veces que Astaroth me había hablado de ella hacía que me pudiese imaginar perfectamente el lugar. No estaba segura de que después de desaparecerme de Ouroboros la piedra de la resurrección siguiera estando activa y, ahora que lo pienso detenidamente, tampoco sabía cuánto tiempo más iba a seguir activa o incluso si era posible hacer una segunda convocación. Mierda, me acabo de dar cuenta de que el tiempo juega ahora en nuestra contra.
Ando a grandes zancadas para recorrer el paso que hay desde mi posición hasta la torre, seguida en silencio por Astaroh. -Espero que podamos encontrar a tu hermano aquí antes de que se pase el efecto de la resurrección. Tendremos que darnos prisa...- Odiaba correr, pero en este momento era necesario. El problema es que en ocasiones caía al suelo de rodillas, exhausta o sencillamente porque alguno de los músculos de mis piernas había decidido no obedecerme, todavía no había logrado sanarme de la magia de carne del demonio que había poseído a Mérida. Pero la insistencia era más fuerte que la flaqueza y eso me ayudaba a seguir. Por Adramelech. Por Astaroth. Por la Brigada. Mientras caminaba saqué el galeón para mandarle un mensaje a Ben e indicarle que Mérida estaba descansando por fin sin demonio en el hospital y que yo estaba solucionando un asunto del pasado con los Souls, que volvería pronto y que cuidara a la Brigada por mi. No esperé la respuesta de Ben, pero el hecho de pensar en él como el protector de todos ellos me hizo sonreír.
-Busco a Adramelech Svensson- Grité a la puerta cuando llegué. Me habían hablado de una criatura aterradora que custodiaba las fronteras del refugio de los Souls, y si permanecía con vida, no me apetecía topármela en este momento -¡Tengo un mensaje importante para él de parte de su hermano, Astaroth! No me queda mucho tiempo, por favor, ¡ábrame!-
Ando a grandes zancadas para recorrer el paso que hay desde mi posición hasta la torre, seguida en silencio por Astaroh. -Espero que podamos encontrar a tu hermano aquí antes de que se pase el efecto de la resurrección. Tendremos que darnos prisa...- Odiaba correr, pero en este momento era necesario. El problema es que en ocasiones caía al suelo de rodillas, exhausta o sencillamente porque alguno de los músculos de mis piernas había decidido no obedecerme, todavía no había logrado sanarme de la magia de carne del demonio que había poseído a Mérida. Pero la insistencia era más fuerte que la flaqueza y eso me ayudaba a seguir. Por Adramelech. Por Astaroth. Por la Brigada. Mientras caminaba saqué el galeón para mandarle un mensaje a Ben e indicarle que Mérida estaba descansando por fin sin demonio en el hospital y que yo estaba solucionando un asunto del pasado con los Souls, que volvería pronto y que cuidara a la Brigada por mi. No esperé la respuesta de Ben, pero el hecho de pensar en él como el protector de todos ellos me hizo sonreír.
-Busco a Adramelech Svensson- Grité a la puerta cuando llegué. Me habían hablado de una criatura aterradora que custodiaba las fronteras del refugio de los Souls, y si permanecía con vida, no me apetecía topármela en este momento -¡Tengo un mensaje importante para él de parte de su hermano, Astaroth! No me queda mucho tiempo, por favor, ¡ábrame!-
Pasé las horas siguientes a mi llegada a la torre entrenando con mis compañeros de la hermandad de la calavera de electricidad, relatándoles mi paso por el torneo y dejando que ellos me pusiesen al día de lo que me había perdido. No lamentaba haberme ido de aquella montaña, tenía cosas que atender fuera, como saber qué había pasado con Khaled tras las imágenes que nos envió a Zaphira y a mí. De vez en cuando se me venía a la cabeza la escena del beso en la puerta, que se me hacía tan rara porque sólo pensaba en Khaled como el líder de los Soul Reaper, como nigromante. Pensaba en él así más que como abuelo, a pesar de que lo apreciase mucho por eso de ser la única familia viva que me quedaba. También se me venía a la mente eso que había dicho Lyosha sobre lo que querían hacer con Astaroth, no quería pensarlo demasiado.
La tranquilidad duró poco, enseguida entraron otros compañeros en la estancia en la que estábamos, informando de que preguntaban por mi. La palabra 'Astaroth' fue la que me hizo correr escaleras abajo, por aquello de que todavía no dominaba demasiado bien la desaparición que adquirimos desde que recuperamos y activamos todas las calaveras.
Llegué a la entrada con el corazón a mil por hora porque no sabía lo que quería decir eso o lo que podía encontrarme. Lo primero que encontré al abrir el portón fue a Cleo, a la que vi por última vez tras la fiesta de renacimiento de Ouroboros, cuando tuvimos aquella conversación. La sorpresa de verla allí no fue mayor que la de verla al lado de la imagen de Astaroth, algo que no supe si estaba en mi imaginación, tal y como había sucedido durante la prueba mental del torneo. Me quedé paralizado mirándolo, sin ser capaz de reaccionar al principio. - Hermano...- murmuré con un hilo de voz. Era él, eran sus rasgos tal y como los recordaba, no con esa expresión cruel que quedó en su rostro tras la posesión. Extendí la mano hacia su figura, pero no pude tocarlo. Parecía una sombra, tal vez un fantasma. Cerré los dedos apenado, mirando a Cleo sin comprender. - ¿Qué quiere decir esto? ¿ahora haces magia mental? Me han dicho que querías decirme algo de Astaroth, pero...no entiendo que pretendes viniendo aquí con una ilusión suya. - me sentía engañado y decepcionado.
La tranquilidad duró poco, enseguida entraron otros compañeros en la estancia en la que estábamos, informando de que preguntaban por mi. La palabra 'Astaroth' fue la que me hizo correr escaleras abajo, por aquello de que todavía no dominaba demasiado bien la desaparición que adquirimos desde que recuperamos y activamos todas las calaveras.
Llegué a la entrada con el corazón a mil por hora porque no sabía lo que quería decir eso o lo que podía encontrarme. Lo primero que encontré al abrir el portón fue a Cleo, a la que vi por última vez tras la fiesta de renacimiento de Ouroboros, cuando tuvimos aquella conversación. La sorpresa de verla allí no fue mayor que la de verla al lado de la imagen de Astaroth, algo que no supe si estaba en mi imaginación, tal y como había sucedido durante la prueba mental del torneo. Me quedé paralizado mirándolo, sin ser capaz de reaccionar al principio. - Hermano...- murmuré con un hilo de voz. Era él, eran sus rasgos tal y como los recordaba, no con esa expresión cruel que quedó en su rostro tras la posesión. Extendí la mano hacia su figura, pero no pude tocarlo. Parecía una sombra, tal vez un fantasma. Cerré los dedos apenado, mirando a Cleo sin comprender. - ¿Qué quiere decir esto? ¿ahora haces magia mental? Me han dicho que querías decirme algo de Astaroth, pero...no entiendo que pretendes viniendo aquí con una ilusión suya. - me sentía engañado y decepcionado.
Al poco de que Cleopatra llegase allí, lo hice yo tambien.
Avancé un par de pasos tras salir de aquel portal, topándome directamente con un incrédulo Adramelech, al cual me dirigí friamente, con un tono de voz adusto.
- No es una ilusión, es el espíritu de tu hermano, convocado por ella mediante la piedra de la resurrección. Estará poco tiempo más con nosotros.
Pasé de largo al lado de la agotada Cleopatra. Parecía que iba a comenzar a subir las escaleras, parecía que llevaba prisa, pero entonces me detuve y me giré con un movimiento fluido, atravesando a Adramelech y luego a Astaroth con la mirada.
- La pregunta es si quieres volver.
"Responde. Es ahora o nunca."
- ...No hay gloria en el último camino hacia allí. - le dije en voz pausada a Astaroth, refiriendome a que si elegía volver al reino de los muertos, dejar su alma alli, no iba a obtener nada, nada que lo glorificase, nada que lo hiciese mejor..... Si se negaba, no lo haría. Pero esperaba que no lo hiciese.
Eché un ultimo vistazo a los hermanos, y después, continué mi camino escalinata hacia arriba, en busca de Lyosha. Debía dejarles el poco tiempo que quedaba a ellos a solas.
Avancé un par de pasos tras salir de aquel portal, topándome directamente con un incrédulo Adramelech, al cual me dirigí friamente, con un tono de voz adusto.
- No es una ilusión, es el espíritu de tu hermano, convocado por ella mediante la piedra de la resurrección. Estará poco tiempo más con nosotros.
Pasé de largo al lado de la agotada Cleopatra. Parecía que iba a comenzar a subir las escaleras, parecía que llevaba prisa, pero entonces me detuve y me giré con un movimiento fluido, atravesando a Adramelech y luego a Astaroth con la mirada.
- La pregunta es si quieres volver.
"Responde. Es ahora o nunca."
- ...No hay gloria en el último camino hacia allí. - le dije en voz pausada a Astaroth, refiriendome a que si elegía volver al reino de los muertos, dejar su alma alli, no iba a obtener nada, nada que lo glorificase, nada que lo hiciese mejor..... Si se negaba, no lo haría. Pero esperaba que no lo hiciese.
Eché un ultimo vistazo a los hermanos, y después, continué mi camino escalinata hacia arriba, en busca de Lyosha. Debía dejarles el poco tiempo que quedaba a ellos a solas.
Permanezco en silencio siguiendo a Cleopatra, caminando a su lado sin añadir nada a la conversación. “Estás listo para volver?” Las palabras de mi abuelo van y vienen en mi cabeza, eclipsando el hecho de poder pensar en otra cosa. Volver. Se me hacía extraña la palabra. ¿Qué mierda había estado pensando Khaled? ¿Cuáles podrían ser la letra pequeña?
Preparado para volver. ¿Estaba listo para volver? O mejor dicho: ¿Quería volver? No había tenido una mala vida. Si es verdad que durante los últimos años todo había sido sufrimiento, dolor y exorcismos… y hasta muerte. Por supuesto que mentí a Cleopatra cuando me preguntó si el exorcismo dolía. Joder, pues claro que duele. Es como si te arrancasen todos los órganos uno a uno, como millones de agujas en cada una de tus células. Dolía a morir. Pero no quería preocuparla, al fin y al cabo, ella era casi todo para mí. Y no había necesidad de hacerla sufrir más de la cuenta.
Pero en el otro lado todo es paz. No hay preocupaciones. No hay dolor. No hay demonios. No hay nada y está todo, a la vez. Pero para qué quieres volver si ya lo tienes todo al otro lado. Aquí solo hay dolor y penurias. Sufrimiento. Muerte. Volver implicaría tener que volver a irse en algún momento. ¿Estaría dispuesto a tener que volver por eso? ¿A recuperar tiempo perdido?
Mi hermano apareció. Ya no estaba tan canijo ni tan enclenque. Sonreí. Quise abrazarle pero no pudimos. Eso es lo más frustante de todo, por supuesto. -Tan ciego que te darías con una pared si la tuvieras delante- En eso no había cambiado. Khaled pasó de largo y dio las suficientes explicaciones y dejó esa pregunta en el aire, otra vez. Joder, parecía que me estaba leyendo los pensamientos. Miro para otro lado mientras el nigromante subo, arrugando el ceño, inseguro -¿Y si no quiero? “No hay gloria en el camino hacia allí”, pero tampoco la hay aquí- Suspiro y me aparto de Cleopatra y Adramelech. Tenía la cabeza a mil. El tiempo se acababa, ¿o quizás no? Quizás pueda volver a engancharme al vivo de los muertos y ser qué, ¿un alma en pena para siempre?
INVOCACIÓN 4/5 POST
Preparado para volver. ¿Estaba listo para volver? O mejor dicho: ¿Quería volver? No había tenido una mala vida. Si es verdad que durante los últimos años todo había sido sufrimiento, dolor y exorcismos… y hasta muerte. Por supuesto que mentí a Cleopatra cuando me preguntó si el exorcismo dolía. Joder, pues claro que duele. Es como si te arrancasen todos los órganos uno a uno, como millones de agujas en cada una de tus células. Dolía a morir. Pero no quería preocuparla, al fin y al cabo, ella era casi todo para mí. Y no había necesidad de hacerla sufrir más de la cuenta.
Pero en el otro lado todo es paz. No hay preocupaciones. No hay dolor. No hay demonios. No hay nada y está todo, a la vez. Pero para qué quieres volver si ya lo tienes todo al otro lado. Aquí solo hay dolor y penurias. Sufrimiento. Muerte. Volver implicaría tener que volver a irse en algún momento. ¿Estaría dispuesto a tener que volver por eso? ¿A recuperar tiempo perdido?
Mi hermano apareció. Ya no estaba tan canijo ni tan enclenque. Sonreí. Quise abrazarle pero no pudimos. Eso es lo más frustante de todo, por supuesto. -Tan ciego que te darías con una pared si la tuvieras delante- En eso no había cambiado. Khaled pasó de largo y dio las suficientes explicaciones y dejó esa pregunta en el aire, otra vez. Joder, parecía que me estaba leyendo los pensamientos. Miro para otro lado mientras el nigromante subo, arrugando el ceño, inseguro -¿Y si no quiero? “No hay gloria en el camino hacia allí”, pero tampoco la hay aquí- Suspiro y me aparto de Cleopatra y Adramelech. Tenía la cabeza a mil. El tiempo se acababa, ¿o quizás no? Quizás pueda volver a engancharme al vivo de los muertos y ser qué, ¿un alma en pena para siempre?
INVOCACIÓN 4/5 POST
Me sentía llena de orgullo por haber conseguido, tal y como le prometí a Adramelech hace unos meses, durante el baile en Ouroboros, que le iba a devolver a su hermano. No ha sido tal y como yo esperaba, pero bueno. Menos es nada, claro. Pero encima me viene con estas y me mosquea, claro que me mosquea. Arrugo el ceño y arqueo una ceja, molesta-No es una alucinación, es tu hermano en … ¿alma? Bueno, no sé muy bien qué es lo que es, pero es él. Pregúntaselo a tu abuelo, el entiende más de esto que yo. Por Tutatis- “Llevo años intentando conseguir esto y así me lo agradecen. Vaya” No puedo evitar pensar sobre la reacción de Adramelech. Pero es que además su abuelo refuerza mi trabajo -Y no creas que las piedras esas se consiguen así de fácil, que me ha tocado remover cielo y tierra- Suspiro molesta, así parece que las malas vibraciones se van. Estaba agotada, lo notaba en mi humor.
La pregunta de Khaled, que ahora sí entendí, me deja helada pues no esperaba ese revés. ¿Acaso podría traerlo de vuelta para siempre? Boquiabierta sigo con la mirada al nigromante cuando se pierde por las escaleras. -¿Volver?- ¿Qué magia negra era aquella que podría engañar al propio Hades? -¿Para siempre?- Giro hacia Astaroth, que se había adelantado a nosotros. -Claro, claro que quiere…- Pero quedo enmudecida cuando nos pregunta aquello. No puedo evitar sentirme totalmente culpable. Avanzo hasta su altura, intentándole coger del brazo, sin éxito claro -Astaroth. Perdóname. He sido una tonta y una egoísta. Te he traído a este lado de vuelta sin preguntarte siquiera. Perdóname. Espero que puedas perdóname, y que sepas que, decidas lo que decidas yo siempre te llevaré aquí- Como no puedo manipular su cuerpo, le pongo la palma de mi mano en su pecho, a la altura de donde estaría su corazón. Las despedidas nunca han sido fáciles, y por supuesto siempre han sido dolorosas. Gracias por acompañarme en mi viaje… gracias por todo- Me retiro un paso por si Adramelech quiere decirle algo. No quiero estar encima de la conversación de los hermanos, pero le indico a Adramelech que el tiempo es limitado, y que no sabía cuánto iba a durar, pero por lo que había dicho Khaled, no mucho.
La pregunta de Khaled, que ahora sí entendí, me deja helada pues no esperaba ese revés. ¿Acaso podría traerlo de vuelta para siempre? Boquiabierta sigo con la mirada al nigromante cuando se pierde por las escaleras. -¿Volver?- ¿Qué magia negra era aquella que podría engañar al propio Hades? -¿Para siempre?- Giro hacia Astaroth, que se había adelantado a nosotros. -Claro, claro que quiere…- Pero quedo enmudecida cuando nos pregunta aquello. No puedo evitar sentirme totalmente culpable. Avanzo hasta su altura, intentándole coger del brazo, sin éxito claro -Astaroth. Perdóname. He sido una tonta y una egoísta. Te he traído a este lado de vuelta sin preguntarte siquiera. Perdóname. Espero que puedas perdóname, y que sepas que, decidas lo que decidas yo siempre te llevaré aquí- Como no puedo manipular su cuerpo, le pongo la palma de mi mano en su pecho, a la altura de donde estaría su corazón. Las despedidas nunca han sido fáciles, y por supuesto siempre han sido dolorosas. Gracias por acompañarme en mi viaje… gracias por todo- Me retiro un paso por si Adramelech quiere decirle algo. No quiero estar encima de la conversación de los hermanos, pero le indico a Adramelech que el tiempo es limitado, y que no sabía cuánto iba a durar, pero por lo que había dicho Khaled, no mucho.
Seguí medio mosqueado con Cleo durante algunos segundos más, creía que de verdad era algún truco mental para convencerme de algo. Recordaba la conversación con ella, pero creía que esto no era más que otro intento de mostrarme que era posible lo que ella quería que sucediese. - ¿Su espíritu? ¿es eso cierto? - me giré rápidamente a Khaled cuando apareció por aquel portal, corroborando lo que Cleo decía. Ambos no podían mentir...tenía delante de mí el alma de Astaroth en aquella representación corpórea. Era como si se hiciese realidad lo que vi en el laberinto de Catherine. Volví a mirarlo pero ahora de otro modo, sabiendo que no era producto de una ilusión ni una mala pasada de mi mente. Era él, era real, y dolía ver la verdad por mucho que me hubiese resignado a que él ya no estaba. Se me humedecieron los ojos al posarlos en los suyos, escuchando de fondo las palabras de Khaled sobre si él quería volver.
Mi hermano también hizo intento de abrazarme, pero por motivos obvios no pudo. Sentí un nudo en la garganta y bastante impotencia, pero acabé esbozando un atisbo de sonrisa al escucharlo dirigirse a mí. Su modo de hablarme me recordó a cómo era nuestra relación, cómo era todo antes de que lo poseyeran. No tenía que ver con las cosas que me dijo cuando estaba bajo el influjo de ese demonio. - Sí, eres tú...esta vez sí. - acerté a murmurar cuando me repuse del descubrimiento. Sabía que teníamos poco tiempo, y que él estaba dudoso sobre intentar o no volver, tal como le había sugerido Cleo, o según le había retado Khaled. Yo mismo estaba también sin saber qué pensar. Ahora entendía a la perfección lo que dijo Lyohsa. Querían convertirlo en un revenant, algo a lo que me había negado alguna de las veces que se había mencionado. Ahora, al tenerlo delante, resultaba más difícil decidirlo. Contemplé la escena de Cleo alzando la mano hasta lo que sería el corazón de Astaroth, dándome cuenta de lo mucho que debía quererlo ella para haber ido tan lejos. Esperé a que ella se retirase, esperando poder aprovechar el tiempo antes de que él desapareciese.
- No sabes cuántas veces he pensado en todo lo que me faltó por decirte. En todas las veces que he querido pedirte perdón por provocar de algún modo que acabases poseído por aquel demonio...- respiré profundamente cerrando los ojos, intentando seguir aunque me costase hablar y tratar de contener llas lágrimas a la vez. Bajé la cabeza un momento, buscando el valor necesario para seguir. - Lo siento mucho, de verdad que lo siento. Te busqué por todos lados después de aquel torneo, te busqué para liberarte de aquel demonio, pero fue demasiado tarde. Khaled me dijo que no habías conseguido sobrevivir al exorcismo. - si decidía no volver, ya no podría hablar con él más. Pero si volvía... - Te he echado de menos, hermano. Fuiste el único que apostó por mí y que me defendió siempre. Quería que supieses que estoy muy agradecido, aunque no pude decírtelo... - pensé en Lyosha, que conservaba su espíritu aunque fuese otro cuerpo, y si aquello sería apropiado para Astaroth. - Si decides regresar...aquí tienes a tu familia.
Chasqueo la lengua cuando parece que todo el mundo ha decidido por mí si debía volver o no. Maldita sea, si tan claro lo tenían, que lo hubieran hecho directamente. Khaled podría haberlo hecho hace muchos años atrás, no entiendo el drama. Estaba de espaldas a Cleo y a Adramelech, con mis propios pensamientos. No hay nada allá donde se me espera. ¿Y si me obligan a volver? Obligar. ¿Es obligación o invitación? ¿Y si me invitan a volver? No. Claro que no, ya lo habían decidido entre todos hace tiempo. Alguna estratagema, seguro, otra traición.
Cleo se aproxima, es la primera que lo hace, la miro a los ojos, azules como zafiros, y no veo en ella traición, súplica para que me quede o maldad. Todo lo contrario: arrepentimiento, cariño, comprensión… Me encantaría poder abrazarla –Siempre te he llevado aquí- Le copio el gesto y pongo mi propia mano a la altura de su corazón. Vivo o muerto, fantasma o zombie, nunca la olvidaré.
A continuación se aproxima mi hermano, tantas cosas que decirnos. Sí, claro que le odié muchísimo cuando se dejó engañar de aquella burda manera. Sí, el desencadenante de que estuviéramos aquí y ahora, de que esté ocurriendo esta conversación. Pero no podría odiándole eternamente, y más con esa mirada de no haber roto un maldito plato en su vida. -Lo sé. Yo también lo siento, por no haber sabido aprovechar los momentos. Por no guardarlos. Por no luchar contra eso. Hace mucho que te perdoné, espero que tú puedas hacer lo mismo con este hermano tan debilucho-
Noto como el vínculo con este mundo se pierde. Mi cuerpo empieza a desvanecerse. No queda mucho.
-Te quiero, hermanito. Siempre. No te dejaré solo-
Los motivos para quedarse son mayores y más importantes que los que te inviten a irse. "No hay gloria en el último camino hacia allí" Una segunda oportunidad para redimirse, recuperar el tiempo perdido.
Y mientras desaparezco del todo, con mi hermano al lado, un susurro lejano, como una brisa de las hojas transporta mis últimas palabras -Volver….-
Cleo se aproxima, es la primera que lo hace, la miro a los ojos, azules como zafiros, y no veo en ella traición, súplica para que me quede o maldad. Todo lo contrario: arrepentimiento, cariño, comprensión… Me encantaría poder abrazarla –Siempre te he llevado aquí- Le copio el gesto y pongo mi propia mano a la altura de su corazón. Vivo o muerto, fantasma o zombie, nunca la olvidaré.
A continuación se aproxima mi hermano, tantas cosas que decirnos. Sí, claro que le odié muchísimo cuando se dejó engañar de aquella burda manera. Sí, el desencadenante de que estuviéramos aquí y ahora, de que esté ocurriendo esta conversación. Pero no podría odiándole eternamente, y más con esa mirada de no haber roto un maldito plato en su vida. -Lo sé. Yo también lo siento, por no haber sabido aprovechar los momentos. Por no guardarlos. Por no luchar contra eso. Hace mucho que te perdoné, espero que tú puedas hacer lo mismo con este hermano tan debilucho-
Noto como el vínculo con este mundo se pierde. Mi cuerpo empieza a desvanecerse. No queda mucho.
-Te quiero, hermanito. Siempre. No te dejaré solo-
Los motivos para quedarse son mayores y más importantes que los que te inviten a irse. "No hay gloria en el último camino hacia allí" Una segunda oportunidad para redimirse, recuperar el tiempo perdido.
Y mientras desaparezco del todo, con mi hermano al lado, un susurro lejano, como una brisa de las hojas transporta mis últimas palabras -Volver….-
Me prometo a mi misma que no voy a llorar como una maldita magdalena con tanto sentimentalismo. Igualmente me juré que no suplicaría a Astaroth que volviera y que respetaría su decisión fuera cual fuera, sin importar cuán dolorosa o incomprensible sea. Me siento en una escalera para descansar después de tanto ir y venir. Alzo la mirada al cielo, por fin amanece. Ha sido una noche de locura, empezando por la posesión de Mérida y acabando con el espíritu de Astaroth ahí delante, diciéndose los dos cosas hermaniles y moñas. Suspiro, Adramelech me despierta mucha ternura, ¿por cierto su amiga tetona no andará por aquí?
Ya está, con la última frase no puedo más y empiezo a lagrimear en silencio desde mi escalón, secándome las lágrimas con los puños de las mangas. Cojo la piedra cuando parece que Astaroth empieza a perder la conexión con este mundo. La roca también hace por apagarse. Me acerco a ellos en el último segundo, cuando la piedra se apaga definitivamente y la magia de desvanece. “Adiós Astaroth, nos veremos pronto”
Me abrazo a Adramelech por el brazo pegándome mucho a él, escuchando el silencio roto por un susurro -¿Volver? ¡Volver! ¡Lo has oído!-
Ya está, con la última frase no puedo más y empiezo a lagrimear en silencio desde mi escalón, secándome las lágrimas con los puños de las mangas. Cojo la piedra cuando parece que Astaroth empieza a perder la conexión con este mundo. La roca también hace por apagarse. Me acerco a ellos en el último segundo, cuando la piedra se apaga definitivamente y la magia de desvanece. “Adiós Astaroth, nos veremos pronto”
Me abrazo a Adramelech por el brazo pegándome mucho a él, escuchando el silencio roto por un susurro -¿Volver? ¡Volver! ¡Lo has oído!-
Jamás pensé que fuese a tener la oportunidad de decirle todo aquello a mi hermano, y mucho menos de que él me respondiese, que me liberase en cierto modo de la carga de la culpa que tenía por su pérdida. El laberinto con Catherine me había ayudado un poco, pero nada comparado con escuchar las palabras que tenía para mí el espíritu de Astaroth. Necesitaba su perdón más que nada en el mundo. Me pasé el dorso de la mano por las mejillas para limpiarme esas malditas lágrimas absurdas que se escapaban sin mi permiso, negando rápidamente con la cabeza cuando dijo que esperaba que yo también le perdonase. - No hay nada que perdonar. Cualquier cosa que dijeses...no eras tú. Fue aquel demonio. - era cierto que me habían hecho mucho daño las palabras que dijo en su momento, y que había llegado incluso a pensar que eran reales y que aquello era lo que realmente pensaba de mí.
- El Astaroth que yo conozco no habría querido hacerme daño alguno- extendí la mano hacia él cuando me di cuenta que su espíritu se iba desvaneciendo poco a poco, sabiendo que apenas nos quedaban unos segundos. - Yo también te quiero, hermano. - respondí en un murmullo mientras esbozaba una sonrisa algo triste al escuchar que no me dejaría solo. Ya lo había hecho. Antes de desvanecerse creí escuchar una palabra, "volver", como si hubiese tomado una decisión. El abrazo de Cleo me sacó un poco del estado en el que me había quedado, devolviéndoselo con fuerza y de manera sincera al cabo de unos segundos. Después de todo ella había luchado mucho por Astartoh, se notaba lo mucho que lo quería. - Quiere volver, Cleo, lo ha decidido. Y vamos a conseguirlo. - aunque no fuese la vida que tenía, lo importante es que su alma retornaría. El cuerpo debía darnos igual, al fin y al cabo sólo sería la apariencia externa. Deshice el abrazo después de unos segundos, cogiendo a Cleo de la mano para guiarla al interior de la torre. Buscamos a Khaled hasta dar con él en lo más alto de la torre. Allí me detuve en la puerta, transmitiendo lo que había dicho Astaroth.
- Khaled. Tráelo de vuelta. Ha tomado su decisión. Quiere retornar con nosotros, con su familia.
- El Astaroth que yo conozco no habría querido hacerme daño alguno- extendí la mano hacia él cuando me di cuenta que su espíritu se iba desvaneciendo poco a poco, sabiendo que apenas nos quedaban unos segundos. - Yo también te quiero, hermano. - respondí en un murmullo mientras esbozaba una sonrisa algo triste al escuchar que no me dejaría solo. Ya lo había hecho. Antes de desvanecerse creí escuchar una palabra, "volver", como si hubiese tomado una decisión. El abrazo de Cleo me sacó un poco del estado en el que me había quedado, devolviéndoselo con fuerza y de manera sincera al cabo de unos segundos. Después de todo ella había luchado mucho por Astartoh, se notaba lo mucho que lo quería. - Quiere volver, Cleo, lo ha decidido. Y vamos a conseguirlo. - aunque no fuese la vida que tenía, lo importante es que su alma retornaría. El cuerpo debía darnos igual, al fin y al cabo sólo sería la apariencia externa. Deshice el abrazo después de unos segundos, cogiendo a Cleo de la mano para guiarla al interior de la torre. Buscamos a Khaled hasta dar con él en lo más alto de la torre. Allí me detuve en la puerta, transmitiendo lo que había dicho Astaroth.
- Khaled. Tráelo de vuelta. Ha tomado su decisión. Quiere retornar con nosotros, con su familia.
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