Bosque de Sherwood

La respuesta borde de Rhaegar no se hace esperar, aunque ya me suponía que soltaría algo así. Lejos de enfadarme le respondo sin cortarme lo más mínimo tampoco, no derrocho amabilidad de costumbre, así que ahora menos. - Pues cualquiera diría que te ha traído a rastras, por la cara que traes. - añado con cierta sorna, sin bajar el tono de voz porque me da lo mismo si lo escuchan los demás o no, aunque supongo que van a lo suyo. Es de estas personas que parecen fáciles de fastidiar o picar, así que me pregunto si en algún momento saltará o se pondrá más agresivo. No lo haga a malas, tal vez por simple aburrimiento o por ser tocapelotas, pero en el fondo el chaval me recuerda a mi hace algunos años. Siempre tan malhumorado, tan apartado del grupo, pero en el fondo tenía mis motivos para ello. Chloe tampoco me entendía demasiado, era muy pequeña y siempre ha sido bastante positiva y alegre. Es más fácil entenderse con alguien que comparte contigo ciertas similitudes. - Qué va, tampoco me ha obligado. Ella nos propuso lo de la excursión y nos pareció bien. Además, siendo más podremos protegernos si pasa algo de camino al sitio ese. - probablemente él también haya pensado que es mejor venir a pesar de no estar muy conforme, para estar pendiente de sus hermanos. Yo también iría a una excursión que no me haga mucho ilusión si Chloe va a ir.

Escucho después los comentarios de Max sobre lo que le preguntamos antes sobre los túneles. Todo lo que dice me suena a místico e intangible, pero si lo suyo es un poder como el de Catherine tiene sentido. Por un momento quién será más hábil de los dos en el manejo de la habilidad, si ella por ser una descendiente o él por tener más experiencia. Según el dicho la práctica hace al maestro, habrá que observar. - Intactos puede, malogrados por otros...eso tendremos que verlo. - añado en respuesta a Max, con escepticismo. Últimamente hasta los lugares más abandonados han sido tomados como refugio de aquellos que huyen de la guerra. - Qué castillo más divertido, que quiere matar a todos los huéspedes. Creo que a tu padre no le gustaban mucho las visitas, Cat. - Toda la demostración de después con las ilusiones, semipermanencias y demás está muy bien, perfecta, si quitamos que no me hace ni puta gracia tanto rollo caballeresco elegante con Catherine. Básicamente me gustaría que se metiera el paraguas por el culo, y hasta yo mismo me sorprendo teniendo ese pensamiento tan agresivo, así, sin venir a cuento. Me regaño mentalmente porque el pensamiento ha sido desproporcionado. También me he fijado en la serpiente que le ha mandado a Rhaegar, el joven Le Fay no es muy bueno haciendo amigos.

Un casi infantil y emocionado Desmond accede a la cueva-túnel en primer lugar, como si fuese el explorador que abre el paso. Pero tiene tan mala suerte que se traga el aguijonazo de una araña tamaño XXL que sale del túnel. Ya decía yo que eso no podía estar deshabitado después de tantos años, tan poco limpiar es lo que tiene. - Mierda, mucho tardaban en aparecer los bichos.- murmuro todo condenado mientras saco las cimitarras que llevo en el cinturón, preparado para ir a ayudar a Desmond. Casi estoy a punto de cambiar mi objetivo al llegar una segunda, y después una tercera, que van a por Desmond y a por Catherine, como si se hubiesen cebado con los hermanos. Rhaegar reacciona rápido y con carácter, apartando a Max de la chica, para ir a defenderla de una de las arañas. El muchacho nos lanza una significativa mirada a Azahar y a mí, como para que actuemos rápido. Trato de actuar de la manera más práctica posible, y aunque iría a ayudar a Catherine, opto por ayudar  Desmond por dos motivos. Dos arañas para él, además de que Catherine ya está cubierta con Max y con Rhaegar. En cuestión de segundos voy a por la primera araña que atacó, ya que Azahar se encarga de la segunda. - ¡Atacad a las patas y en las partes blandas, como en el abdomen! ¡nunca por delante! - rodeo a la araña que enveneno a Desmond, lanzando un primer tajo a las patas del lado derecho, mientras que con la otra cimitarra me defiendo de un posible ataque. Después me agacho para rodar bajo la araña, asestando un doble tajo en forma de X en el abdomen de la araña.

No les estaba pidiendo que reciten la teoría de transfiguración molecular, ni simple matemática. La Ruidosa y Hacksaw por detrás, lejos de donde pudiera notar sus gestos cariñosos y cualquier sonido molesto que saliera de sus bocas. Catherine a su lado,  Rhaegar podía volver al agujero  adolescente de donde había salido y ahogarse en sus propias penas; no en agua de lluvia. Desmond ¿Qué hay con Desmond? Un grito - ¡Desmond Le Fay, se suponía que cuidaras la puerta! – exclamó a tan pobre desempeño de explorador que demostró el menor de la familia. Inspiró profundo, su mirada era tan brillante que era imposible elucidar el fuego que amenazaba con incendiarlos a todos, empezando por su protegida. Pequeña, ignorante, y repulsiva alimaña. No, no habla de las arañas sino de aquella que había osado a soltarse con la ayuda de una peste igual de equivalente. Una cosa a la vez.

-Deberían saber mejor ¿Es que no les enseñan nada acerca de la magia? – un golpe de suerte o quizás, atontada por la luz de la joven maga, la criatura había fallado su mordisco – Descuidados, impulsivos y prejuiciosos. ¡Las mismas cualidades que han llevado a los Le Fay a esta ruina! – fue un gruñido. El mundo se detuvo un segundo en que nada sucedió. Silencio, falta de movimiento y de repente la tierra tembló como si se hubiese partido justo a la mitad en un golpe seco – Mi nombre es Maxwell Blake y ordeno a estas fuerzas contestar a mi llamado – su voz comenzó a perderse en el encantamiento susurrado, un verbal necesario para guiar su cabeza a tal despliegue de poder que tenía pensado demostrar. ¿Peligroso? Mucho, pero no le servía una Catherine muerta antes de tiempo. Los sueños pueden convertirse en un hecho, la ilusión transformada en la cara de la moneda llamada realidad.

Si ellos vieran lo que sus ojos felinos, hubiesen perdido la cabeza en ese mismo momento.

Sin embargo, Maxwell lo conocía bien. Parado en el centro de un entramado de intrínsecos hilos, las propiedades; la naturaleza retratada en un ovillo y tablero sin fin. Incluso para el rey un paso en falso significaba la muerte, o incluso peores destinos, Layla sabía de ello. Gran titiritero, en esa dimensión invisible alzó las manos y la punta de sus dedos tiraron del tejido, moviendo uno a uno, cortando, trenzando, labrando nuevo patrón; imbuido en ese laberinto sin sentido a ojos inexpertos. Otro temblor. Un simple paso de aquél hombre que le adelantó por sobre Catherine, mirando a la araña de cara a la deformidad. Sin titubeos – Es el deber de los sueños llevar a eterno descanso – dijo sonando a letanía. La araña chilló como si fuera sometida a una de las antiguas maldiciones imperdonables. Aquellas cosas solo conocían instinto, pero existen más sentidos que solo el olfato y la vista para confundir. Había transpuesto el tacto, el conglomerado que mantenía a la criatura como un entero. Con un simple quiebre sus patas se invirtieron, creyendo estar en dirección correcta. El cuerpo cayó contra la hierba y los colmillos comenzaron a descolocarse sobre si mismos hasta conocer destino en su propia carne, cegando, inundando en veneno las partes blandas  carentes de inmunidad al mismo. Una idea que había adquirido en Ouroboros, la criatura que se consume en perfecto círculo.

Un maestro de escena, y para su segundo acto despejó las sombras residentes en la entrada, mostrando como una docena de arácnidos más jóvenes venían también por algo de presa. Negó como padre que prohíbe a su hijo un dulce. ¿Dónde había ido la oscuridad? Arriba, desde donde, como el agua, llovió en numeradas estacas que clavaron a los arácnidos medianos al suelo, justo por la mitad. Al contacto las sombras adquirían consistencia similar a la brea hasta solidificarse. Fue un perfecto sonido viscoso que muchos asociarían a la repulsión. La fuerza del impacto había llegado a bañar en jugo visceral al más cercano, no otro que Rhaegar. Y no había terminado con él, pero primero…

-Catherine. No puedo proyectar mis defensas si no estás en contacto ¡Y todo lo que este aquí va a querer arremeter contra tu sangre! – fue una sencilla explicación que debía bastar, la tensión notándose en su garganta como el tono que había caído una octava completa. Era casi imposible pelear a múltiples flancos cuando mantenía semipermanencias tan fuertes. Para el resto podía parecer que manipulaba el mundo como si fuera el creador mismo. Tenía sus límites, estaba claro, pero estaba pisando terrenos en los que otros habrían muerto en solo trazar la idea de un primer paso.  

-¿Quieres demostrar que no eres una niña? ¡Acepta este peligro y las consecuencias que puede llevar! ¡Todos aquí están luchando por ti, no nos insultes con preocupación y sigue adelante! – otra oleada de magia pura que hizo temblar el bosque mismo. Tragó pesado, jugar a la deidad había diezmado su potencial mágico.

-Uno, dos… tres- contó en voz alta, informando- Estas cosas van de a pares ¡Rhaegar! – un aviso, el aviso que la cuarta iba a por él y en vendetta personal del mayor por interponerse en su camino. Obviamente no lo diría, y en el fragor de la batalla si difícil es distinguir aliado de enemigo, mucho más ilusión de realidad. Llegado el caso podría aplastarla, salvarle la vida, arreglar para que se la debiera. Sonrió y el viento se alzó tempestuoso al despliegue de Dream – Voy a  aplastarles- fue una promesa. La presión del aire seguía creciendo. Solo necesitaba el tiempo.

La primera víctima, Desmond, se aleja como un pequeño roedor asustado. La acromántula trata atacar una segunda vez, pero Catherine le lanza algo que la deslumbra e impide el segundo ataque, por lo que Desmond se libra de una segunda picadura o golpe. La gran araña retrocede unos pasos hacia atrás cegada durante unos segundos. Por suerte para ella, la ceguera no dura mucho, y pronto puede ver que tiene nuevo atacante. El licántropo le asesita un potente corte en las patas, haciendo que pierda al menos 3 de ellas en un lado. La acromántula intenta envenenar también a Ian, pero no tiene éxito porque él se escabulle para meterse bajo su abdomen, momento en el que realiza un ataque que resulta mortal para la acromántula. EL tajo en X le abre las tripas a la araña gigante, haciendo que una informe masa verdosa caiga sobre Ian, seguido del cuerpo de la araña, que se desploma sobre él tras emitir un sonido agónico, a no ser que consiga salir a tiempo...

ARAÑA DARKRED MUERTA


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éxito o fallo para envenenar a Ian
dado probabilidad usado para ver el daño que recibe la araña, del 1 al 10 (10 muere)

El miembro 'Acromántula' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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#1 'Probabilidad' :


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#2 'Dado opciones' : 10

El miembro 'Desmond Le Fay' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Probabilidad' :

-No le gustaban los traidores a la sangre- Murmuró Cat ensimismada a la respuesta de Ian. Pero antes de poder agregar algo más tenía que hablar con sus hermanos… Pero no era el momento, su hermano menor estaba siendo atacado por una acromántula y Max no le permitía ir a ayudarlo. Al menos ve consolidada su bola de luz que ciega a la araña lo suficiente para que Desmond se mueva y es después Rhaegar quien la libera, finalmente demostrando esa unión entre los tres. No obstante, la reacción de Max hace que Cat se espante y palidezca. No estaban en la ruina...No est… La respiración empezó a acelerársele y su mente se quedó en blanco. Por apenas unos segundos Catherine era totalmente ajena a lo que sucedía a su alrededor. En una introspección tan intensa y aislada que se creó una pequeña ilusión para sí misma. Una jugarreta que le daba su propia cabeza. Un espacio blanco e impoluto y ella misma cayéndose a pedazos, sus manos se resquebrajaba en polvo con un aspecto a piedra que le aterrorizaba. Claro que eran ruinas. Ella nunca sería como sus padres o antepasados, ella no era nadie y no conocía nada.

El chillido de la araña la trajo a tierra mientras Catherine aún mantenía la vista en sus manos. Sus ojos brillantes vieron a Ian perderse bajo el peso de la araña y la pelinegra no reaccionó. Para ella todo se desarrollaba en cámara lenta. Demasiada oscuridad para poder desplazarla. No había nada que pudiera hacer. Ella no combatía. No servía para eso. Ninguno de los Le Fay servía. Sus poderes eran absolutamente irrelevantes. Esa guerra no les pertenecía.  Alzó la vista hacia Azahar que gritaba en ese momento lo de sus amigos. La guerra y el poder les pertenecía a ellos, que lo llevaban en la sangre. ¿Qué podía hacer Catherine con tan inmenso poder que no sabía utilizar? Un ligero temblor se apoderó de sus manos mientras las miraba. ¿Por qué ir a recuperarlo si no iba a poder usarlo? ¿Y qué si descubría que el objetivo de tal poder era más oscuro que claro? ¿Para qué fin iba a usarlo? No pudo evitar pensar en el lado oscuro que poseía y que había combatido una noche de luna llena en los brazos de su hermano y en la mirada de Ian.

Sus ojos se alzaron hacia Max cuando le gritó  y Desmond la contactó mentalmente. Lo que él le pedía era más que eso. Era una simbiosis. Catherine no era estúpida. ¿Rebelde? Sí, bastante. ¿Ingenua? A veces. Pero no estúpida. Una de las arañas cayó del cielo frente a Catherine con su boca llena de verdor líquido y Rhaegar le dio una cálida bienvenida, característica del hermano del medio. La pelinegra  tomó el antebrazo de Max. Pero no permitió que usara su energía, no al menos ahora, ella tomó la de él acrecentando la suya sólo unos segundos. Movió con suavidad los dedos y el cuerpo de la araña (Darkred) salió disparado con fuerza hacia la entrada del túnel liberando a Ian. No quería que nada más saliera de ese túnel. Miró al lobo escasos segundos antes de dejar de drenar energía de Max para que hiciera lo que tuviera que hacer. La mano que quedaba libre la apoyó sobre el otro antebrazo de Max mientras, finalmente, sus ojos multicolores  y luminosos se posaban en las profundidades azules del maestro del ilusionismo.

La conexión se volvió un poco más profunda y Catherine le respondió con voz ronca -Vamos a aplastarlas- Corrigiendo la elección de palabras de Max. Podía percibir lo que estaba haciendo y esperaba que nadie llegara a ser víctima y se concentrara sólo en las arañas, era tarea difícil pero no imposible y si no cortaría la conexión rápidamente.  Aunque necesitara una propia patada en su virilidad.

El espectaculo de la araña retorciendose sobre si misma para quedar de adentro afuera cautivó mi mirada por largos segundos. Vaya espectaculo. ¿Hechizo o ilusion? Yo sabia que habian hechizos de magia negra para expulsar entrañas y para darle la vuelta a las criaturas y demas atrocidades curiosas pero no sabria decir si eso era de verdad o de mentira. El caso es que parecia real. Maxwell insistio en que debia de estar en contacto con Cat y yo lo miré entornandole los ojos. Vale, de acuerdo.

Tragué con aquello, y Cat misma parecio aceptar. Desvio un momento la mirada a donde mi hermano y los otros dos se debaten contra las grandotas, pero a la boca del tunel aparecen un monton de arañas mas pequeñas. Solo que Blake se encarga de ellas antes de que sean un problema, ensartandolas con estas. Como es de esperar cuando aplastas un bicho, saltan un monton de desagradables jugos que tienen por destino mi persona. Retrocedo un paso por la impresion, cerrando los ojos brevemente y pasandome el antebrazo para limpiarme la cara y los mismos ojos.

-Bueno...esto es asqueroso. -no podrian estar rellenas de aire? Ahora me pasaria pegajoso el resto de la jornada, aunque la lluvia lavase parte del moco de aracnido que me cubria ahora mismo.

Aunque no hay mucho tiempo para lamentarse por eso porque otro bicharraco se nos acerca, y esta vez va a por mi. La verdad es que es diferente cuando tienen sus horribles caretos mirando a otro que no es a ti. Asi de cerca, las cosas se ven diferentes. Cuando se me echa encima la golpeo con mi guitarra reventandole algunos pares de ojos pero, no es suficiente ni de lejos y consigue derribarme. Hija de puta, pensar que podria haberme cargado mi guitarra para nada. Le instalaré cuchillas. ÉSta es lo unico que se interpone ahora mismo entre su boca de aracnido y mi cabeza, asi que la sujeto como si me fuese la vida en ello.

-Buen ataque, Ian!

Le digo cuando se quita de en medio a la araña DARKRED. La otra, la RED, a la que ataqué yo, parece ser que aun tiene ganas de fiesta. Pues le vamos a dar fiesta. Permanezco bastante ajena al lio que se traen en la entrada a la cueva, tanto Maxwell como Rhaegar como Catherine. Solo me doy cuenta de la docena de arañas mas pequeñas que aparecen pero que son aplastadas por algo que cae del techo. Corro hacia Desmond que parece no solo herido, si no lo peor, envenenado, porque sus movimientos son torpes y algo lentos. Me agacho a su lado comprobando su estado, mientras rebusca sus flechas.

-Tranquilo, que no te va a pasar nada. Te ayudaremos.

"claro, rehogar arañas, como no se me habia ocurrido"

Ademas de verdad, tenia un monton de agua a mi disposicion. La araña que atacó a Catherine ya habia muerto, y ahora quedaba otra nueva que habia venido a por Rhaegar... lamento por unos instantes no ser capaz de controlar aun los estados del agua, porque si pudiera convertir las gotas que caen en hielo, les realizaria una sesion de acupuntura genial. Me conformo entonces con hacer que deje de llover en una zona entera durante unos instantes, para acumular toda esa agua en un latigo, el cual controlo con mis manos para que golpee a la acromantula y la aparte de Rhaegar antes de que se le zampe la cabeza.

Mi pelea con la acromántula (darkred) tiene un mal final para ella, acabando con las tripas cortadas por mis cimitarras. Claro que la muy cabrona parece que decide hacer una última venganza final, desplomándose encima de mi. Trato de rodar hacia un lado para intentar salir a tiempo de debajo del cuerpo de la enorme araña, pero antes de que lo consiga ésta cae encima de mí. El golpe me hunde un poco en el barro del terreno empapado por la lluvia, pasando unos cuantos segundos un tanto agobiantes en los que intento respirar y quitarme a la araña de encima a base de golpes.

Por suerte alguien interviene antes de que empiece a asfixiarme más de la cuenta, lanzando a la araña muerta lejos de mí. Aspiro una buena bocanada de aire al quedar libre, sentándome rápidamente tras comprobar que por suerte no tengo nada roto, sólo algunas magulladuras y barro hasta en las cejas. Me giro para ver quién me ha ayudado sin ver a nadie cerca, así que deduzco que ha debido de ser Cate, que se queda unos segundos mirando en esta dirección con sus ojos encendidos como muestra de la magia que está empleando. Al menos ella parece estar a salvo al lado del otro tipo, aunque no por ello le quitaré la vista de encima hasta que todo acabe. Vuelvo a la carga cogiendo de nuevo las cimitarras, mirando alrededor para ver dónde puedo ser más útil. Lo malo es que han aparecido otras tantas arañas más, aunque no sean tan grandes, seguro que son igual de venenosas y peligrosas. Desmond parece ser el que más jodido está, así que aunque esté siendo ayudado por Azahar voy hacia ellos para ayudarlos a terminar con la araña (real)red. La Knox gana algo de tiempo golpeando la cabeza de la araña con un látigo de agua, haciendo que ésta retroceda un poco para evitar que ataque a Desmond.

- ¡Azahar! ¡ protegeos con un muro de hielo hasta que caiga esta! - le pido mientras corro hasta llegar a la acromántula, clavando la punta de la cimitarra en uno de sus costados para que me ayuda a impulsarme hacia arriba, saltando así sobre el bicho para subirme encima. Desclavo la cimitarra que use para ayudarme a subir, estando a punto de caerme al suelo cuando la araña empieza a dar bandazos para quitarme de encima. Me arrodillo e intento sujetarme agarrándome a sus asquerosos pelos arácnidos. Después alzo ambas cimitarras a la vez, clavándolas justo donde se une la cabeza con el cuerpo, esperando que de este modo caiga muerta. En el primer golpe no tengo éxito porque sigu removiéndose, así que desclavo las cimitarras de nuevo.  - ¡ Que te mueras de una puta vez! - vuelvo a enterrar las cimitarras, aunque esta vez de manera más certera, dejándola prácticamente muerta. El bandazo que pega la araña acaba por tirarme al suelo, de tal manera que acabo volviendo al barro y dejando mis armas clavadas en el cuerpo del bicho.

Los latidos de su corazón le eran tan audibles como el choque del acero en todo su alrededor. Su mirada iba y venía por todo el campo de batalla. Buscaba oportunidades, sopesaba posibilidades. No había tomado cuenta de que llovía a cantaros hasta que el agua comenzaba a desdibujar las siluetas de aliados y enemigos por igual. El cabello prácticamente pegado a su piel y  agua que caía sin parar, pequeñas y diamantinas gotas hacían brillar su piel. Estaba helada, mas el mago aún era incapaz de sentir el frío que provocaban al tacto. La oscuridad se hacía presente a causa de las nubes cargadas de agua, los árboles se levantaban tenebrosos y retorcidos por la magia en efecto que les privaba de su energía vital. El terreno comenzaba a tornarse dificultoso para aquellos menos aptos a un molde de ensortijada creación. Al parecer el grupo podía mantener sitio en los peldaños más bajo de lo que titularía “Lo peor que puedes encontrarte allí fuera”. Él estaba en primer puesto.

Ian mostraba un buen despliegue contra su araña. El choque entre ambos fue literal en muchos sentidos, era tal  la fuerza que la colisión misma pareció comprimir el aire y luego soltarlo en un sonoro sonido, agudo y ascendente que se unía a la tempestad. Luego le siguió el acero y por último los alaridos, gritos y maldiciones. Tenía un respiro, con la carne vencida solo restaba aquella que él mismo había convocado. El viento furioso le elevó, golpeando aquel cuerpo contra un robusto tronco soplando con tal fuerza que aplastó al enorme insecto ilusorio como una bota a su familiar de tamaño normal. Allí estaba, hermano gruñón a salvo. La sonrisa que portaba remarcaba sutilmente que el hermano de Catherine tenía una deuda tácita con su persona.

-Buen trabajo- Una sentencia que marcaba la muerte de todos los enemigos a su paso, adentrándose primero a esa boca de desconocidos peligros - ¿Cómo esta Desmond? – pregunto puesto la agonía tenía su forma y sonido en su voz. Una mano que rascó el polvo de años acumulado, una mínima presión y chispa de magia. La luz cobró vida en mortecinos verdes, revelando un interior que parecía un infinito- La cámara de los secretos ha sido abierta ¿Enemigos de la heredera, temed? –dijo con un tono divertido, recordando algo de sus libros de historia que le vinieron a la mente con ello.


- El peligro comienza ahora – recordó, como si la mordedura de arañas mayores a sus tamaños fueran un trámite sin importancia. Un tenue giro, mirando por encima del hombro a la chica que por deber tenía la obligación de seguirle de cerca. La imagen se rompe un segundo. No es Max, no es Dream; Stavron le sonríe en un gesto propio que en parpadeos trasmuta a la seriedad de Blake. – Espero sean de voluntad y convicciones fuertes, o conocerán aquí como una persona puede romperse en matices que jamás creyeron posibles – una bonita advertencia, al final de aquél corredor el camino se dividía en dos como la más simple de las pruebas.

Parecía que las arañas no eran suficientes sino que las fuerzas oscuras seguían empeñados en alejarlos de ese laberinto. La lluvia arreciaba y el viento sacudía árboles, ropas y piedras por igual. Como si todo pesara una pluma. Catherine tenía la vista fija en los ojos de Max aunque él no la mirara. Aún se encontraba abstraída pensando en sus palabras pero no completamente ajena a lo que pasaba. Ian hizo un despliegue físico que correpondía a un guerrero, Azahar convocó su magia que sí tenía impacto en los encuentros cuerpo a cuerpo y Catherine lo único que pudo hacer fue poner una protección sobre Rhaegar para que la araña no le volviera a dañar. Cuando todo acabó, Catherine se irguió sobre si misma y soltó a Max. Algo en su rostro había cambiado, era mucho más solemne. Algo...Algo que ni ella misma  podría poner en palabras. Su rostro, generalmente serio, ahora tenía un ápice de hastío.

El cuestionamiento de Max hizo que desviara su vista a Desmond, sus ojos aún no se habían apagado y estableció contacto mental con sus hermanos armando un puente entre los tres. “Esto no puede volver a suceder. No irás nunca más al frente. Cumplirás sólo mis órdenes, Desmond. Y Rhaegar, la próxima, córtale la mano”. Su tono era bastante más serio de lo  normal. Al menos hasta que Desmond se rió con un cansado Slytherin. Catherine miró a Max con una ceja alzada -Sí, deberían- Por supuesto que deberían temer. Empezando por él. Le demostraría que el linaje Le Fay no estaba en ruinas. Estaba en sus manos. Cosa que no sucedió. Se detuvo y sacó de su mochila una toalla que tiró a Rhaegar para que se limpiara.

-Sí...Ian. ¿Chloe?-

Cuestionó con el ceño brevemente fruncido notando que el otro estaba lleno de tripas y porquería. Se vio en la necesidad de sacar otra toalla y tirársela antes de acercarse a Desmond. Se arrodilló en el barro y le apartó ella misma el cabello de la cara.

-Umm… ¿Veneno, no? ¿Sabes como combatirlo?-

Le cuestionó a su hermano. Después de todo era él quien leía libros a diestra y siniestra mientras Rhaegar y ella se privan del conocimiento para ejecutar otras acciones. Lo acomodó contra la roca tratando de lidiar con ello, como siempre, sola. Buscó en su mochila un botiquín de primeros auxilios tratando de encontrar alguna cosilla que le ayudara pero Bezoar no tenía a mano. Claro, tampoco pensó en conseguirse con cosas venenosas.

-De acuerdo, Max. Si ellos han sobrevivido a la guerra y están de mi lado no van a correr más pel…-

Murmuró quedándose muda al final de la frase pues al alzar la vista miró a su padre. Su rostro se desencajó y sus ojos perdieron el brillo de la magia en apenas un instante. Perdió su erguida postura y después cerró los ojos, rendida.

-Nadie entra hasta que ayudemos a Des…-

Dijo con un tono de voz ya no tan firme, sino más bien trastocado.

Entre unos y otros, conseguimos librarnos de las putas arañas. Quien me preocupa ahora es Desmond, que está bien jodido, y se le nota en la cara. Lo miro con cara de preocupacion cuando me dice que ya le pasó algo malo en respuesta a mi otra frase.

-Bue...bueno, podria ser peor.

Le ayudo a terminar de colocar las flechas en el carcaj, permaneciendo en todo momento a su lado por si necesita apoyo para sostenerse, o por si le da por perder el conocimiento. Sin duda debe tratarse del veneno de la acromantula, que lo estaba jodiendo a base de bien. Ahora mismo, no recuerdo si es mortal o no. Nada en mi cabeza me hacia recordar que lo fuera.... o que al menos, no lo hacia demasiado deprisa.

Por otra parte, no me hizo falta hacer lo que me pedia Ian del escudo de hielo (que por otra parte aun no se hacer, mardito) porque acabamos con los enemigos antes.

El interior del pasadizo comienza a aclararse de modo extraño, y por un momento, me pregunto si no estaré ya metida en uno de esos laberintos de ilusionistas, como el que creó Cat una vez para mi en aquella taberna. No descarto la posibilidad. Quiza incluso algunas de las arañas que habiamos derrotado eran...ilusiones?

"bah, que rayada mental"

-Un momento, como alla adentro encontremos un puto basilisco, yo me vuelvo. Nos hará falta un gallo! No pienso morir por la mirada de un lagarto ni aunque sea en una ilusion semipermanente!- le digo a Maxwell muy indignada, por eso que dice de la camara de los secretos, y de que a partir de ahora van a ponerse peor.

Tambien miro a Ian de reojo. Sé lo bien que nos vendria Chloe ahora, pero tambien se que Ian no querrá meter a la hermanita pequeña en algo tan peligroso. Pero en algo estoy deacuerdo con Cat, que ahora mismo atiende a su hermano.
-Opino igual. Nadie avanza hasta que no aseguremos a Desmond. -y le doy unas palmaditas a Cat en el hombro, esperando no molestarla por el contacto, porque la noto un poco trastocada. -animo Cat, contratiempos siempre hay...

Empiezo a entender por qué Cat ha querido que vengan Ian o Azahar. El primero pelea con una naturalidad pasmosa, y la segunda no se defiende nada mal. Les lanzo una mirada de reojo, algo celoso, sin duda. Pero tambien dandoles algo mas de credito ahora que he visto lo que saben hacer.

Fue un golpe de viento el que se llevó la ultima acromantula estampandola contra un arbol, haciendo que el arácnido reventase por tal impacto. Me levanté del suelo, jadeando un poco, mirando a Max que se permitia el lujo de sonreir como si me hubiese salvado el pellejo. Vale, quiza lo habia hecho.

"no esperes que te de las gracias"

Como tampoco se las di a Ian o a Azahar. Mi hermano se dedica a dar pena, porque han debido de envenenarlo y no puede ni recoger las flechas. Camino hacia el y hacia Catherine, que tiene una expresion cambiada. La miro de reojo al pasar a su lado.

"¿Que pasa con ese gesto, Cat? Se te ha metido mucho en la cabeza?"

Me da una toalla, que uso para limpiarme la cara, sobre todo. ALgo mas libre de jugo de araña pegajoso, me permito tomar una buena bocanada de aire. Pronto siento el puente mental que establece entre nosotros tres. Da ordenes muy concretas a Desmond, y a mi, que si vuelve a hacerlo, que le corte la mano. No hace falta que me diga a quien se refiere. Le sonrio de lado a la chica y asiento.

"no hace falta que me lo pidas dos veces"

Las referencias a Hogwarts o Slytherin me pasan desapercibidas, mas que nada, porque yo no fui a tal colegio, y al contrario de Desmond, no me he leido el infumable volumen de "Historia de Hogwarts". Asi que tampoco se por que Azahar salta con lo de basiliscos y gallos. Lo que si se es que...
-Nadie ha traido un antidoto? Pociones revitalizantes? En qué estabamos pensando?

"en  serio. Y yo el primero"

ME quedo de pie junto a mis hermanos, mirando hacia la bifurcacion de caminos que nos ofrecia ahora el pasadizo. No comento nada sobre si seguir o detenernos, pero mi posicion es clara.
-El veneno de acromantula actua lento pero puede llegar a ser un problema. Si no tenemos nada con lo que curar, habra que enviarlo de nuevo a Ouroboros.

"seamos realistas"

Me levanto del suelo sacudiéndome un poco el barro de la cara, caminando de vuelta hacia la araña muerta para recuperar mis cimitarras. Desclavo las hojas que tiene hundidas en la zona de la cabeza, limpiándolas después en el suelo para quitarles los restos de araña. Después compruebo que no quede ninguna otra araña acechante alrededor. Por ahora la cosa está en calma, si mi instinto lobuno no me engaña. Giro sobre mis talones para volverme hacia la entrada de la cueva en el momento en que Max nos hace la presentación del siniestro pasillo que habremos de recorrer. A mi no me pasa desapercibida la referencia-broma que hace sobre los enemigos de la heredera. Sinceramente, espero que no haya un basilísco dentro. - ¿Es ahora cuando empezamos con los laberintos, maldiciones y otros trucos mentales? ¿ o será una mezcla entre monstruos y cosas contra las que no podemos pelear? - por mi parte prefiero las segundas, al menos a algo físico puedes golpearlo, hacerlo sangrar. Contra la magia negra, una maldición o un control mental poco puedes hacer.

No llego a entrar al túnel, ya que me detengo al escuchar la débil voz de Desmond, preguntando por mi hermana. Obviamente tiene un motivo, el veneno de la araña debe haber comenzado a hacer efecto. - Mierda...entonces si que te ha acertado de lleno. Hemos sido idiotas al no traer nada para curarnos. - concuerdo con Rhaegar en ese sentido, hemos preparado un poco mal el camino.

- Chloe podría ayudarte, iré a buscarla, ella no sabrá llegar hasta aquí. - me da algo de reparo eso de traerme a mi hermana a este sitio, pero el hermano de Cat la necesita, no podrá seguir así. Observo de reojo el gesto de la Le Fay, fijándome en el modo en que le ha cambiado el gesto. - No vamos a terminar la excursión recién empezada, Catherine, todavía me debes una acampada con hoguera, que me vendiste muy bien el viaje. - le recuerdo con cierto tono de broma para quitar algo de hierro al asunto, que no viene mal teniendo en cuenta lo tensa que está.- - Desmond, todavía tienes algo de tiempo hasta que el veneno empiece a joderte de verdad. Alguien debería intentar sacar el veneno de la herida, ya sea haciendo un corte para que salga lo que quede dentro, o succionando. Lo he visto hacer con las serpientes. Y también deberíais apartaros de la entrada un poco, por si acaso viene algún bicho más del bosque. Puedo tardar un par de horas en localizarla, luego volveré a aparecerme aquí directamente. Hasta entonces...tened cuidado.- advierto al grupo en general, despidiéndome de Azahar con un apretón en el hombro y echando una fugaz mirada a Catherine antes de darme la vuelta para desaparecerme de allí.

No existen las coincidencias, solo lo inevitable. E inevitable era que llegase la hora de hacer de niñero de aquél grupo sin importar sus sobrenaturales esfuerzos para eludir la tarea. Ni unas simples gracias, además de faltos de clase y estilo, también la gratitud escaseaba. Un monosílabo sonido salió de sus labios, girando hacia la salida, retornando hacia Desmond a zancadas. A falta de cinco críos iban a por una más. La lluvia no hacía más que arruinar su desfile. Apretó la mandíbula tragándose su rabia cuando el sentimiento le ganó la partida, apenas y dejando entrever su dentadura con los elegantes incisivos entre la mueva de sus labios. Aquello rebasaba cualquier expectativa que se hubiese hecho por más oscura que fuese, golpeando las más sensibles fibras de su orgullo cimentado en el ego que precede su persona.

-Yo te daré el tiempo- un tono seco, en contraste al agua torrencial que caía en las afueras, revolviendo el aroma a bosque. Hincó una rodilla, luego la otra. Al diablo las  sutilezas, tenía la oportunidad de atacar al corazón de un Le Fay indefenso y con buena excusa. – Escúchame Desmond. Cierra los ojos, sigue el sonido de voz- entre un hermano y el otro se transformó en seda, un matiz de voz que incitaba a ser acariciado por la dulce perdición. El pulgar derecho se presionó contra el punto central en la frente ajena, empujando hacia esa mente en invasión, invocando al sitio favorito del hermano menor de Catherine. Su cuerpo lentamente reposó contra la roca. Ya no era Max, convertido en el segundo testigo de la presencia de Dream – Esto es muy poco ortodoxo, pero servirá – palabras que resonaban a doble nivel, la realidad y un sueño inducido, posando su mano opuesta sobre la tierra, allí donde plantó la semilla de su invasión, buscando sitio permanente dentro de la momentáneamente reducida conciencia del joven – Vas a estar bien, déjate llevar – era un pedido, su caballo de troya. De la punta de sus pies se extendió su sombra, comenzando a tragar todo ese escenario a vistas solo de Desmond, dejándolo en una cuidada, serena e inimputable oscuridad. Parpadeó, cortando el hechizo.

-Si me ha oído entrará en una especie de letargo hasta que decida despertarlo, mantendrá el veneno a un ritmo mínimo y su cuerpo funcional- el chico respiraba solo lo necesario, débil, con un corazón palpitando bajo mientras no luchara con ello. Eso ya era su decisión, pero había tenido la oportunidad de anclar su puerta en lo profundo de esa psique. El moreno retrocedió, con una media sonrisa escondida en las sombras, moviendo sus manos como un titiritero que hizo responder a Desmond, preparando una flecha en el arco cual perfecta marioneta. Dream no era un mero apodo, la magia de los sueños era algo que manejaba con la capacidad del dios que le daba nombre. – Se encuentra bien, si algo está mal lo sentiré reflejado en su subconsciencia; pero no debería haber problema- aseguró.

-¿Alguien trajo una toalla? O espera… - otra vez ese tono jovial mezclado con el porte señorial. Un paso hacia adelante y su imagen se desdoblaba, ambos de pie, uno mojado y el otro no. Un chasquido y el doble pasado por agua se desvaneció, dejando atrás un charco del agua con qu había cargado, el segundo estaba sonriente y totalmente seco - ¿Alguien tiene hambre o control sobre el fuego para ponernos más a gusto?-

“No. No es él, él… Es...Déjalo, en todo caso él no te importa”

Le contesto a Rhaegar bajando la mirada a la tierra húmeda con un gesto muerto en los ojos. Necesitaba hablar con alguien pero estaba rodeada de gente. Necesitaba… literalmente, necesitaba a su padre. Su cabeza se estaba volviendo un lío. Desmond estaba ahí, ella sosteniéndole la mano libre sin mucho más qué hacer. Max presionándola, Rhaegar preguntando, Azahar mirándola y ella sólo quería llorar. Ella sólo… ¿Acaso se estaba volviendo adicta a los abrazos de Azahar? ¿O es que Azahar le daba los abrazos que nunca había recibido?

Se pasó una mano por la cara para limpiarse el “agua”  sin percatarse de que estaba ensuciandose con lodo. Alzo la vista hacia Ian finalmente alzando los hombros -Conociendo a mi padre, lucharemos contra monstruos  en ilusiones permanentes. Es con lo que me entrenaba a mí- Indicó Catherine y no quiso mirar a Max para que le confirmara. Si los entrenamientos habían sido duros para ella no quería imaginarse lo que sería ahora. Tomó un largo respiro asintiendo -Yo traje unas cosas...Pero envenenamiento…- Negó con la cabeza. No se le pasó ni por un pensamiento aquella situación.

-Vale- Dijo con una semi sonrisa a Ian cuando le habló sobre lo de acampar porque...Sabía que intentaba infundirle ánimos. Había sido él el de la idea de toda esta aventura, ella sólo había aceptado. Y entonces se percató de que necesitaba una simbiosis de Ian y Azahar. Alguien con el que pudiera hablar mientras la abrazaba. Eso necesitaba. Sus ojos se desviaron a la peliazul con una ligera curiosidad. ¿Podría? ¿Era más fácil abrirse de la manera que se abrían con Ian pero con Azahar? ¿O sería más fácil pedirle a Ian que le abrazara como Azahar lo hacía?

La desaparición de Ian hizo que saliera de aquel trance para mirar a Max acercarse, obviando su reacción pero no así lo que hizo. Catherine estiró una mano para impedir el contacto con un gesto de alarma en el rostro. Pero no llegó a tiempo y Desmond había permitido que Max se acercara. El vínculo. Era obvio. Los ojos de Catherine se posaron en los de Max con cierta fiereza -Podría haberlo hecho si me guiabas... - Señaló con la mandíbula un poco tensa. Se apartó el cabello del rostro en un movimiento demasiado brusco mientras se incorporaba.

“Muy poco ortodoxo?”

Se humedeció los labios y miró a Rhaegar, moviendo la cabeza para que le siguiera -¿Aza podés sacarle el agua de la ropa a Des?- Cuestionó hasta que Max preguntó lo de la toalla -Sí, no sé porqué traje tantas…- Dijo y empezó a rebuscar en la mochila. Al menos hasta que Max hizo nuevamente gala de sus poderes. Al sacar la toalla lo vio seco y frunció el ceño. Tras ello extendió la toalla para lanzar un hechizo impermeable, la colocó encima de Desmond para protegerlo del agua. Y Max volvió a aquel tono tranquilo y jocoso que le pareció tan raro a Catherine -Sí…- Otra vez se acercó a su mochila y rebuscó y rebuscó hasta sacar unas botellas de agua. También unos sandwiches que era lo más inmediato que había hecho. En cuanto a la comida Catherine había venido sumamente preparada, pero para la primera noche unos emparedados vendrían bien. Mejor tostados, pero así estaban bien. Se acercó a Max. Con él necesitaba hablar a solas antes de entrar al laberinto pero no ahora al menos. Estaba mojada y tenía frío. -¿Cuánto creen que tardará Ian? ¿Deberíamos acampar aquí esta noche?- Le cuestionó directamente a Azahar que era de las que tenía mayor idea acá mientras se acercaba a Rhaegar.

Ian marcha a por Chloe, y yo suspiro, no voy a negar que estoy preocupada. Arrugo mi nariz al ver lo que Max hace con Desmond, parece que lo ha hipnotizado o algo, que lo ha dejado en trance. Lo miro como la niña esta rubia del sticker, la del cinturon en el coche. Mas le vale no intentar hacer eso tambien conmigo en ningun momento.


-bueno, mientras funcione....

El pide un controlador del fuego tras desdoblar su imagen y quedarse con aquella proyeccion que no estaba mojada. Yo sonrio de lado y miro a Cat cuando me pide aquello.

-claro

con varios gestos de mis manos, separo el agua que cubre a desmond de su cuerpo, y la mando a tomar por saco, dejandolo seco y a cargo de Cat. Luego hago lo mismo conmigo y con ella. Y miro a Max al final.

-El fuego no es lo mio, pero esto tambien sirve. -pobre Rhaegar, no voy a dejarlo mojado. Asi que tambien lo seco como hice con sus hermanos. Sin tocarles ni nada, nada invasivo.

Me siento en el suelo mirando la comida que saca Cat, con hambre, adecir verdad....
-Veamos...Ian aun puede tardar algo. Acampemos. Algo seguro. Si me das un sandwich de esos, voy a buscar algo para encender un fuego. Vosotros vigilad a Desmond mientras.

Me acerco a Cat, cogiendo algo de comida, le guiño un ojo y en voz baja le aseguro que todo va a salir bien. Luego lanzo una ultima mirada a Des.

-Salgo de nuevo al bosque, si tengo problemas os enterareis. Traeré cosas para el fuego que si no Des se nos hiela.

Dicho esto, desando lo andado, dejandolos a ellos en la bifurcacion, volviendo a la entrada del bosque para buscar combustible.

Miro a Cat y asiento despacio. Dejaria que ella marcara el ritmo por ahora. Luego me acerco clavando mi mirada en la nuca de Max mientras hace eso, tenso como yo solo. Que demonios hacia con mi hermano? Meterse en su cabeza...? Para salvarlo? Cual marioneta lo tenia, eso si. YO podia haber hecho algo mejor, pero tardo algo de tiempo en caer en la cuenta. Demasiado. Sigo mirando a Max. Habia algo suyo que iba a necesitar.

Ian se fue, Azahar hace unas cuantas cosas para dejarnos secos. Yo bufo, pero no me quejo, es mas agradable asi. Me acerco a mi hermana, manteniendo esa cercania. Max se habia secado por si mismo y pide fuego. Yo niego con mi cabeza, no es eso lo que se hacer. Y Cat creo que tampoco, por eso Azahar sale a buscar leña para el fuego.

-Vigilad vosotros dos. Yo me quedo con Desmond.

Hago un gesto a Max en plan "fus" para que se aparte de mi hermano y me deje hueco.Ademas, si eramos atacados por ilusiones, ellos tenian muchas mas posibilidades de defenderse en condiciones que yo.

Me siento junto a mi hermano, mirandolo. Concentrandome en su flujo sanguineo. Tan...pausado. Pero continuo, sin duda. Si algo empezaba a ir mal con su presion sanguinea, sabia que podria solucionarlo, ralentizarlo o acelerarlo, lo que fuese necesario. Pero por el momento, no requeria usar mi magia en él.