Bosque de Sherwood

Antes de ser El Ilusionista, mago ermitaño, paranoico de la vida, Aquél que había aprendido de Stavron Le Fay, Maxwell Blake había sido un joven relativamente normal, portador de energía cargada con un bastión de personalidad. Las lluvias le recordaban esos tiempos, donde la soledad se vuelve compañera y habla del pasado. No de maderas que crujían por ceniza sino quejumbrosas al peso y la edad que portaban; hasta un niño vería que aquél fuego aún quemaba su templanza por dentro. Extrañaba a su maestro, la magnificencia de esa casa y ser parte de ella. Estar sentado en el trono del dios de la magia. Nadie supera con facilidad  las pérdidas de la base de una vida porque al caso ni los años le eran amigos, aunque agraciaran su figura con la masculinidad que acarreaba.

La paz no era plausible en el mundo concebido tal y como estaba. El día a día era una calma ilusoria, porque de haberla las personas  sonreirían con mayor naturalidad. En una guerra a toda escala la prisa no es cuestión; noches de calles abandonadas, donde los ataques “animales” son una costumbre demasiado tradicional. Si detienes a escuchar, entre el piar de escurridizas aves y el particular zumbido de los insectos, más allá de viejos y crespitos árboles aguarda el sonido de bestias. Gruñidos despedidos de una boca infernal, el siseo de criaturas que harían palidecer el veneno de una serpiente. Podía continuar enumerando, porque la lista crecía con el pasar de los momentos, sin siquiera incluir lo peor que la naturaleza pudo haber engendrado. Sangre de la sangre, quien de nombre se conoce como Aberración. Interrumpido el pensamiento con la única moción de no tentar a la suerte, porque hay un límite de veces a la que puedes escapar de las garras de tan encarnada maldad. Quizás ello, y su proceder, tenían idéntica raíz. Pero esta vez no habría nadie para sacarlo, con la fortuna de lado no se toparían con lo que solo podía determinar cómo verdadera pesadilla en pleno día.

No negó a la joven la oportunidad de ir a mojarse en busca de elementos para el fuego, que llevase su voz chillona a un sitio donde no pudiera percibirla. Con algo extra de magia podía dar la chispa al calor, pero prefería guardarla, más cuando la labor se le hacía clara cuando todos habían tomado posición, anclándose a cubierto en ese pasillo verdoso casi infinito. Tenía que, para el bien de todos y su misión, cerrarlo momentáneamente – Dame un momento – Pidió parsimonioso, pasando tan sutilmente su mano por el hombro de Catherine que parecía haber quitado una pelusa. Sin embargo, cargaba entre sus dedos un cabello suelto de la susodicha, uno que no tardó en presionar contra la pared para dejar fluir el resto de su magia. Convertido casi en serpiente, el fino hilo de puro ébano zigzagueo por la piedra como si fuera tejido vivo, marcándose debajo, cosquilleando esa dureza hasta que todo tembló. La cercanía rugió, rasgando en dura fricción y como un mal sueño la pared cobraba vida tragando el resto del pasillo hasta no dejar más que un callejón sin salida – Nos ahorrará unas horas de peligro, lo suficiente para tener el descanso que todos desean, y necesitan – agregó muy bajo con su mirada felina puesta en un distante Desmond.

-Catherine- fue un tono muy cuidado, a conciencia, pidiendo perdón entre las silabas de ese nombre a pesar de no sentirlo. Así de sencillo le era el engaño y la manipulación, puesto este es el arte de todo maestro ilusorio – Estamos en una posición muy delicada en este tablero – y la mejor forma de hacerse creer era soltar una absoluta verdad que hiciera temblar los cimientos – Puedes odiarme pero no sacrificaré a la reina por ninguna otra ficha – fue un soplo del aire, una caricia fantasma de los elementos que obligaron a la chica a alzar el mentón, encontrar su mirada frente a frente; recto y de pie, la experiencia escrita en facciones muy cuidadas. –Esto pedirá todo de ti y pretenderá no devolver nada a cambio. Sin embargo, lo que hago y deje de hacer, será siempre en tu beneficio. Preocupada por el pequeño Desmond ¿Crees que dejaría el resultado a una posibilidad? Hice a tu voluntad de la mejor manera que sé, aun cuando pueda no gustarte, es el deber que tengo prometido- En un gesto veloz se deshizo de su saco, colocándolo sobre hombros ajenos a modo de cubierta. La camisa debajo era blanca, contorneaba una figura de musculo puro sin pretender ser guerrero, escondiendo a los ojos ajenos la desnudez del torso.

-No vamos a poder clavar estacas en un suelo tan duro. Tengo una posible solución pero a estas alturas necesito un poco de magia ajena – extendió su mano, ofrenda y petición. Otra vez esa sonrisa que te hacia desear condenarte a los nueve infiernos. Ese era Maxwell Blake.

Observó a Azahar cuando hace uso de su poder, pensando que ha pasado mucho tiempo y aún no se la presentó a Adael. Que seguramente harán click, de inmediato. En el momento en el que pensó en él no puedo evitar sentir un vacío en el corazón. Lo extrañaba, a él,a Mei, a todos. A nadie le había contado que me iba, tampoco había enviado mensajes. Se sentía fuera de lugar, como si los hubiese traicionado. La cabeza le bulle de pensamientos que no logra ubicar, como una amalgama de sensaciones contradictorias que no terminara de ubicarse en una línea temporal, asemejando aquellos ríos en los que corrientes diferentes se unían pero permanecía la esencia de cada uno sin crear un ser nuevo. Siempre heterogéneo.

Le pasó algo de comida a Rhaegar y después a Azahar, sonriéndole con gracia cuando dice aquello de que todo saldrá bien. Casi asintiendo, como si le fuera a dar la razón pero existe una verdad que no puede ocultar: No es optimista. Nunca lo fue y no iba a empezar ahora. Disfrutó de tener la ropa seca pero el frío sigue calando por el viento y, como siempre, la campera no es suficiente. Eso la lleva a otro recuerdo que me hace sonreír. Lo que en realidad inició el cambio de su vida, ayuda a Ian a comunicarse… en aquellos fiordos helados con un hechizo que nunca había intentado, terminando con el comienzo de una hipotermia. Se le había olvidado el abrigo.

Cuando se va Azahar se alejo un poco dejando espacio también a Rhaegar con Desmond, mirando al último con clara preocupación pero no digo nada pues Max desvía mi atención hacia el túnel. Al tocar su hombro no puedo evitar sentir un cosquilleo. Como todas las veces que me toca. Sus dedos deben transmitir algún tipo de energía mágica que le hacía cosquillas en la piel. Todo en él era demasiado mágico, etéreo, misterioso, seductor. Los ojos de Catherine lo siguieron y después observó como el túnel desaparecía tras la vibración de la piedra, ocultando su sorpresa bastante mejor de lo que cree. -Y que Ian vuelva con Chloe. Chloe sabrá qué hacer con Desmond- Murmuró asintiendo. Por poco va a ir acompañar a sus hermanos pero Max me llama.

-¿Umhum?- Dijo mirando al exterior. Sabía que le iba a decir algo de importancia y no estaba segura de si quería oírlo. Y tal como sospechaba… La palabra Reina hizo que se le erizara la piel. Cuando sus ojos diamantinos se posaron en los océanos de Max, Catherine comprendió que su padre había delegado en Max la esperanza de construir una  mundo mejor. Para que la guiara en su liderazgo. Había sido la princesa de Stavron y sería la reina de Max. ¿Era eso lo que su padre quería? ¿Qué Catherine se alzara por encima de todos para que la obedecieran y pudiesen vivir en una armónica sociedad? Era una responsabilidad que no sabía si estaba dispuesta a tomar. Menos aún después de las palabras de él. -Max…- Murmuró suspirando su nombre mientras le colgaba el saco sobre los hombros -No sé cómo hacerlo y tú no me estás enseñando demasiado- Mencionó arqueando una ceja con gesto escéptico pero cubriéndose con el saco. -Si este es tu deber, empieza a instruirme- Indicó, con un tono algo más firme y bastante sincero. Había visto hacer a Max cosas que ni siquiera ella conocía. Había dejado caer su aprendizaje demasiado, por mucho tiempo y la promesa de un poder mayor la seducía. Como si su legado la llamara con cada latido de corazón.

La sonrisa de Max, lamentablemente, le resultaba atractiva y sus manos se deslizaron sobre las de él con curiosidad. De nuevo, aquel cosquilleo mágico -De acuerdo. Canalízame, pero después me muestras el hechizo y las palabras- Asintió y Catherine cerró los ojos concentrándose en llevar su energía mágica de sus canalizadores hacia las manos de Max -Y cómo hacer magia sin canalizadores- Espetó.

Ian no me había dado demasiadas explicaciones al aparecerse de manera imprevista en la base, tan sólo que era urgente y que necesitaba mi ayuda como sanadora. Él venía sucio de barro y con signos de haberse llevado algunos cortes y magulladuras, pero nada grave a simple vista. Tampoco le hice demasiadas preguntas, además no hubo tiempo, pero supongo que tiene que ver con la excursión que querían hacer. Algo grave debe haber pasado para que cambie de idea y decid llevarme para allá. Si los hubiese acompañado desde el principio todo habría sido más fácil. Además, con el tiempo que hace desde que se marcharon supuse que ya estarían casi a punto de regresar del viaje.

En cuestión de unos segundos aparecemos en pleno corazón del bosque de Sherwood, comenzando después a caminar a toda prisa hacia el lugar al que me guía mi hermano. Ahora ya me da alguna explicación más, como una pelea contra acromántulas con el resultado de un Desmond envenenado. Tras el susto y la preocupación inicial le regaño por no haber llevado nadie ninguna poción en una misión de este tipo, seguro que no vienen bien preparados. Aumentamos el ritmo de la marcha hasta llegar donde está el improvisado campamento que están montando. En cuanto veo a Catherine y los demás echo una carrera, adelantándome a Ian, que queda rezagado varios metros pero teniendo una visión completa de lo que está sucediendo en estos momentos. Ella está hablando en ese momento con alguien que no conozco, así que los saludo rápidamente porque ahora lo urgente es ayudar a Desmond. Lo encuentro como inconsciente, acompañado de su hermano Rhaegar. Me arrodillo junto al envenenado y le pido a Rhaegar con amabilidad que me deje acercarme a él para tratar de curarlo. En primer lugar localizo la herida de entrada del veneno, en la pierna, pero lo que más me preocupa es tratar de neutralizar el tóxico que corre por su sangre. No puedo evitar ponerme nerviosa porque no me he enfrentado a venenos todavía, y no tengo claro si el proceso será el mismo, pero voy a intentar hacer lo que sé.

Me concentro durante algunos segundos antes de comenzar, posicionando después ambas manos sobre la herida de la pierna, sin llegar a tocarla. Una tenue luz emana de las palmas de mis manos, tornándose azulada y más intensa cuando comienza a penetrar y extenderse a través de la herida y posteriormente de su sangre. Poco a poco voy consiguiendo revertir la situación, haciendo que el veneno se pulverice y se diluya, neutralizando los daños que provoca en su cuerpo. El proceso completo requiere esfuerzo y continuar con la sanación por lo menos durante 20 minutos más, aunque la parte final de la intervención la dedico a cerrar la herida de su pierna. Cuando por fin termino sonrío cansada pero bastante satisfecha al percibir que el estado general del chico ha mejorado bastante.

- Estará bien, pero tiene que descansar bastante, recuperarse...no sería buena idea que siguiera el viaje ni ahora ni dentro de dos días, menos si vais encontrando acromántulas a cada paso. Yo diría que lo mejor sería que regresas a la isla, para que le echen un vistazo y se aseguren de que todo está correcto. Así lo verán sanadores más expertos.

Intentaba ignorar el bullicio generado por una tormenta de seres hormonados. ¿Era mucho pedirle a la lluvia que los ahogara y terminara su suplicio? Para desgracia sabía que la guerra, si lograba participar, no sería muy diferente. Era de esas personas que necesitaban un botón de adelantado en la vida para llegar al punto en el cual sentirse cómodo. Bla bla bla. Los adolescentes soltaban muchos discursos inspiracionales y sabihondos antes de comenzar cualquier labor, quizás demasiados para su gusto. Quería la información concreta, largarse sin tener que mediar palabra, las mecánicas de equipo se verían después cuando se mentalizara a ello. Un suspiro largo, el grupo, quienes quedaban allí se desenvolvían con miradas en su dirección que no pasaron desapercibidas. Si, puedo cargarme a todos ¿Quieren ponerme a prueba? Era el pensamiento grabado en una mirada en cristal líquido, a fuego de la fragua; escondido de Catherine.

-Preciosa- una única palabra llena de matices como una pintura hecha en sueños. Hablando con tono sedoso de notas graves vibrando en su profundidad, creando una cárcel sonora que encerraba su atención – A ningún gran mago de la historia se lo llevó de la mano hacia las páginas de los libros donde hoy los encuentras. Cada héroe, cada reina tiene sus tribulaciones y una curva de aprendizaje que recorrer. Antes de enseñar, debo saber dónde estás parada o podrías repetir el destino de Layla – un incordio, una piedra en su camino, si la mayor hubiese tenido un poco más de cabeza estaría a tales alturas muy cerca de su objetivo y no dependiendo de un grupo de chicos que se preocupan más por sándwiches y toallas que el amasijo de poder.

-La magia es una herramienta. No es buena ni mala. La sangre puede salvar a una persona, y la luz incinerar a un inocente. Tú la dominas, no al contrario. Obliga al poder a obedecerte. – acunando sus manos obligó a su voz a decir el encantamiento, enseñando las palabras de un idioma muerto – Por ahora te permitiré conocerlas. El léxico es un canalizador, así como las varitas o un pentagrama. La magia existe dentro de ti, es la voluntad la que le da forma. Cuando te alces en la cúspide de tu desarrollo, moldearas el mundo con un suspiro- Agregó con una sonrisa lleno de encanto y peligro en igual medida. Sorbió como si la magia fueran gotas de agua que riega la tierra tras una sequía. Aquella fuerza se traspasó de uno al otro como un torrente que activaba cada terminación nerviosa, sobrecargando las sensaciones en un equivalente éxtasis compartido que le hizo sonreír. Las tiendas de campaña  quebraron sus estructuras, la roca uniéndose como un camaleón al resto de los elementos. Lo que era mucho mutó a uno, nutrido de una infinidad de materiales que dieron forma a más de cuatro paredes que formaban un perfecto recinto dentro de aquél túnel, lo que algunos hasta podrían llamar precariamente casa.

Antes de cualquier palabra o movimiento le detuvo, tomando el liderazgo de la charla – Te advertí que sería difícil y si la piedra en el primer paso te detiene, quizás este no sea un camino que quieras recorrer – muy sutil miró en dirección de la joven extraña y el desamparado Le Fay. Un chasqueo de sus dedos le devolvió la conciencia y autonomía- Estaré en mi cuarto – Porque aquello no era muy grande, y por supuesto la única habitación creada iba al maestro del hechizo, el resto teniendo literas en un monoambiente que compartían con un hogar postrado a un lateral, perfecto para cocinar. – Quizás si me convences te lo ceda- Risas. Abrió, la madera casi húmeda que provenía de las afueras le recibió, lo mismo su melliza en el interior con nada menos que un cartelito que decía su nombre. Si ellos querían jugar a los salvajes tenían toda la libertad de hacerlo.

Me quedo al lado de Desmond todo el rato, mirandolo con cara algo abatida ahora que ni mi hermana ni Blake estan haciendome ni caso. Su pulso lento sigue existiendo, asi que mientras eso siga asi, no tengo por que preocuparme..

Chloe, la hermana pequeña de Ian, acaba llegando. Dejo que lo sane, y en todo momento permanezco silencioso sentado a su lado, observando y esperando. Por otra parte, Maxwell y Catherine hablan de magia, de cosas grandes, de poder, de dominarlo, etc etc....

"le está metiendo pajaros en la cabeza a mi hermanita, y acabrá como Layla, o peor aun, loca como un cencerro..."

No estabamos ya todos un poco locos? Todos menos el pobre Desmond, que ahora parecia mas muerto que otra cosa...aunque el color le vuelve a la cara gracias a Chloe.

-Gracias, niña. -le digo a la chica muy secamente. No es una niña exactamente, pero no me voy a molestar en recordar su nombre....

-Estoy de acuerdo, Desmond deberia salir de aqui cuanto antes. No esta en condiciones.

"yo seguire"

Me levanto, ahora que esta fuera de peligro, y miro la cosa que han construido Cat y Maxwell a base de ...ilusiones. Pero parece totalmente real y seguramente se sienta real. En mi cabeza se instala el pensamiento de "ni de coña entro yo ahi al casuto que ha hecho ese". Pero por otra parte estoy seguro que eso es lo que desea que haga. Ya le habia demostrado mi desconfianza mas que suficiente.

-Como te encuentras, Catherine?

La luz era escasa así que Max no pudo apreciar por completo el rubor en las mejillas de Cath cuando la llamó preciosa. Sin embargo, aquello desapareció cuando mencionó a Layla. Se le hizo un nudo en el estómago. No quería morir, no quería pasar su carga a Rhaegar. Respiró profundo, tratando de llenarse de una paciencia que ya no tenía. Después asintió a aquello de que el poder debía doblegarse a ella y no al revés. En canto las palabras empezaron a salir de los labios de Max, Catherine sintió la cruda canalización de su poder. Cerró los ojos y apretó las manos de Max, deseando que nunca acabara. Le gustaba sentir tanta canalización de energía. Lo había hecho una sola vez, para ubicar a Ian.

“En un suspiro”

Sí, quería ser como su padre. Quería moldear la realidad de todos. Quería acabar con esa guerra infinita y moldear un mundo de paz, como ella lo quería. Y sabía que era posible, sólo tenía que alcanzar el cénit. Sonrío de vuelta a Max mientras sentía aquel traspaso de energía. Extrañaba eso. Joder, lo extrañaba mucho. Los ojos de Catherine, iluminados, acompañaban su sonrisa mientras observaba lo que ambos estaban haciendo. Cuando terminaron y soltó las manos de Max asintió agradecida por compartir ese pequeño momento con ella.

-No me detendrá…- Murmuró mirando hacia dentro de aquel lugar para después mirarlo a él. Sonrió de lado -Estoy acostumbrada a… compartir- Dijo buscando con la mirada a Ian y sonriéndole un poco. Tras ello se acercó a saludar a Chloe y la observó curar a Desmond, escuchando con pesar que debía ir a Ouroboros -Descansemos esta noche. Mañana partirán allá- Comentó un poco apagada y después se acercó a Rhaegar, escuchando su pregunta -Sí. Estoy cansada...Un poco...Rara, pero bien- Para ellos dos no eran necesarios los abrazos, una sola mirada de agradecimiento era suficiente contacto “fìsico” para ellos -¿Tú?- Cuestionó y tras ello trato de que todos fueran dentro a dormir. Rhaegar e Ian en una litera, Azahar y Chloe en otra y Desmond y ella en la del final. Observó de reojo la habitación de Max tensando suavemente los labios y aunque en su cabeza pensó mil veces lo que debía hacer, logró dormirse rápido tras el gasto de energía realizado.

A la mañana siguiente, Chloe, Desmond y Azahar partieron después de que su hermano le pidiera a Azahar que fuese con ellos de la forma más...Rara habida y por haber. Todos nos quedamos un poco sorprendidos de la reacción y más de que ella aceptara. Catherine se sintió algo cohibida de ser la única entre todos ellos pero, al menos, tenía a Rhaegar. Cuando se aseguraron que los demás estaban en Ouroboros… Decidieron ingresar al túnel.

Y tal vez, después de todo… Max tenía razón y Catherine no estaba preparada.

Luz. La luz atraviesa las frondosas copas de los árboles, se cuela entre las hojas y ramas como una cascada de oro proveniente del cielo. Mi corazón, aunque débil por la pérdida, se hincha feliz ante la belleza y la vida que me rodea, todo conviviendo, creciendo de una manera unida. Un increíble olor a rosas me llega, y luego madreselva, y jacintos, un montón de flores que se hayan escondidas o a la vista inundando de dulzura el ambiente. El bosque es enorme en comparación con los que hasta ahora hemos habitado, me gusta, casi puedo imaginar las fantásticas historias que estos lugareños silenciosos han visto. Aunque podría preguntar prefiero no desvelar el misterio, siempre me han gustado las historias de princesas que rescataban a sus príncipes.

"¿Qué tal por ahí arriba Narth?"

Busco la sombra de mi amigo entre la maleza, que sobrevuela el camino que yo recorro a pie acompañada por las ardillas y conejos que buscan su alimento. Parece que no hay muchos elfos en este bosque... porque se sorprenden cuando sienten mis palabras en su mente. Y preguntan por mis intenciones, y si tengo más amigos de dos patas, y qué son estos ropajes extraños que cubren mi cuerpo.
Sonrío como pocas veces hago y guardo las manos dentro de mi sudadera, acariciando la pequeña daga que oculto dentro del bolsillo, tarareando alguna canción de forma incosciente cuya letra no logro recordar. Mis recuerdos... tantos años he vivido y tantos he olvidado... Evito caer al suelo saltando ágilmente la raíz que sobresale de un gran árbol centenario, sus largas y envejecidas ramas curvándose sobre mi cabeza. Narth y yo continuamos andando por el bosque, esperando encontrar un sitio donde poder asentarnos para descansar, que llevamos toda la mañana caminando y la bolsa de provisiones empieza a pesar un poco.

"Oigo agua".

Las vistas eran impresionantes. El bosque se extendía hasta donde alcanzaban los ojos. Los grandes copas de los robles y abedules se elevaban creando una especie de manto verde que protegía el suelo de la luz del Sol. Aunque esto tenía el inconveniente de reducir considerablemente la distancia para mantener el contacto visual con Zoey, asi que tenía que volar casi rozando con mis alas de águila las ramas de los árboles, a veces incluso me obligaba a internarme en el bosque y volar entre los troncos, aunque tengo que reconocer que era divertido.

Escucho la voz de Zoey en mi mente, preguntándome como vas las cosas por aquí. -Muy tranquilas. Las vistas son increíbles, ojalá pudieras subir a verlas.- le respondo. Inmediatamente pienso, tristemente, para mi mismo que si le hubiera mostrado mi auténtico cuerpo y no me ocultara tras la forma de águila podría subirla a las copas de los árboles para que viera el paisaje.
Me había metido en un verdadero berenjenal, al principio no me atrevía a mostrar mi verdadera forma por las malas experiencias previas y porque sólo con mi presencia como águila ya la reconfortaba, no hacía falta más. En cuando cogí suficiente confianza con ella como para contarle la verdad surgió el miedo de que se enfadara conmigo por haberselo ocultado tanto tiempo y no quisiera volver a verme. Le he cogido más cariño a ésta criatura de la que me gusta admitir y ahora siento la necesidad que acompañarla y protegerla, no quiero separarme de ella por lo que mejor guardar el secreto. Sin embargo sabía que tarde o temprano lo acabaría descubriendo, tendría que luchar en mi forma normal o huir volando cargándola para protegerla.

El comentario de Zoey me saca de mis pensamientos y me devuelve al mundo real. ¿Agua? Sobrevuelo un poco más alto para ganar perspectiva  y me parece ver un arroyo cerca del sendero. Localizo a Zoey y me interno en el bosque.-Sígueme, hay un arroyo cerca.- y me pongo a volar entre los árboles en dirección al arroyo.

No mucho más tarde llego a un claro en el blosque y me poso sobre una de las ramas para observar bien. Un arroyo salía del bosque hasta llegar a una caída del terreno de unos 3 metros de altura, formando una pequeña cascada. La luz atravesaba el agua y se reflejaba en todas direcciones bañando el claro con un halo de luz multicolor. Al llegar al suelo se formaba un estanque de algo mas de un metro de profundidad para luego escapar entre las rocas e introducirse de nuevo en el bosque. El cuadro era espectacular, sin duda era uno de los rincones mas bellos que nunca había visto.

Narth me responde en seguida, hablándome de las vistas. Siempre he pensado que si pudiera hablar, su voz debería ser grave pero joven, de estas que son capaces de calmarte tan solo susurrando, sin apenas palabras. Cuando lo escucho en mi mente sé que es él, pero no por el timbre, no sé exactamente como describirlo... Tengo tan memorizada su esencia que con decirme una palabra puedo distinguirlo de otros veinte o treinta animales más. Es difícil con aquellos que no conozco, pero voy mejorando.
"Un arroyo, genial"-pienso para mí misma. Narth es un ave y dudo que tenga mucho que lavarse, pero yo llevo ya dos días caminando por este enorme bosque y desde aquel pequeño lago donde repusimos provisiones no he visto más agua. En verdad... tengo hambre, quizá en un rato vaya a buscar frutas, suelen estar cerca de los emplazamientos de agua.
Me paro al llegar al claro, observando todo con detalle. El pequeño riachuelo corriendo por las rocas hacia el precipicio hasta llegar al estanque, donde el agua cristalina deja ver el fondo de piedras redondeadas por la acción del agua durante años, pequeños peces nadando dentro, todo es increíble. Cierro los ojos un momento y respiro el aire húmedo, cargado de aromas salvajes que emrbiagan el claro y sus alrededores, donde los animales descansan a la sombra de los grandes ancianos.

"Esto es precioso, ¿no te parece? Casi me recuerda a casa..."

Con un poco de tristeza recuerdo aquellos ríos y lagos que tan bien conocía del bosque en el que he vivido siempre, hasta que fue destruido, hasta que la estúpida guerra acabó con todo eso. Me siento algo melancólica hoy, no sé porqué, pero decido aprovechar el momento y me acerco hasta el arroyo, introduciendo la mano en el estanque. Está fresquita, genial para darse un baño hoy con este sol que comienza a calentar con la fuerza del verano.
Sonrío a mi amigo y muevo la cabeza, haciendo una señal para invitarlo a acompañarme, justo antes de dejar las armas y la bolsa en el suelo junto a mi ropa.
No tardo mucho en meter los pies en el agua, y luego el resto del cuerpo, aunque no es profundo y tengo que tumbarme para estar entera dentro. Hago el gamba nadando como una rana y me giro a mirar a Narth, que sigue ahí en su rama. El largo cabello verdoso se expande por la superficie del estanque formando una brillante aureola sobre mi cabeza que lanza reflejos con el sol, igual que mi piel fina y clara.

"Venga, ¡vamos!"

No era la primera vez que veía a Zoe bañarse desnuda, ni que me sentía culpable de mirarla mientras se bañaba y ésta tampoco era una excepción. No es que no me gustaran las vistas ni que su cuerpo no me pareciera atractivo (más bien todo lo contrario), sino que sentía que estaba traicionando su confianza. Si algun día descubría la verdad, pensé, seguramente acabaré degollado por mi mejor amiga... y lo tendría merecido.
Zoey chapotea y hace el tonto en el agua, parece estar disfrutando del baño. Una parte de mi desea poder volver a mi verdadera forma y unirme a ella en el baño, sin morir en el intento claro. Justo cuando decido retomar el vuelo y ponerme a vigilar los alrededores para que Zoe pueda bañarse segura y tranquila, la escucho en mi mente invitándome a ir con ella. Bueno, no me vendría mal un baño para refrescarme, pensé, aunque fuera solo un momento, el bosque puede ser peligroso y tenía que estar atento.

Bajo de la rama en la que estaba y me poso justo en la orilla del estanque. Camino un poco hasta sumergir mis garras en el agua y erizo mi plumaje para que, al aletear con mis alas en el estanque, el agua se meta entre las plumas hasta llegar a mi cuerpo y así refrescarme. La verdad es que era muy agradable, tendría que hacerlo más a menudo. Lo mismo cuando nos vayamos de de aquí podría acercarme de nuevo en un momento y darme un baño de verdad con mi forma de verdad...

Un pensamiento ronda mi cabeza por primera vez cuando veo a Zoey mirarme con cara alegre. Ella es muy inteligente, lo había podido constatar en unas cuantas ocasiones y sin duda se debería haber percatado que alguno de mis comportamientos no eran exactamente las de un águila normal, las de un animal. Por mucho que intentara disimular y comportarse como tal, era bastante difícil. ¿Hasta qué punto sospecha que no soy sólo lo que parezco, si es que lo hace...? Porque si no sospecha nada, o soy muy buen actor o ella es muy inocente e ilusa... que también lo era en gran parte. Pero si sí lo sospecha entonces debe entenderme más de lo que pensaba.

Miro al águila en su rama, observándome, decidiendo tal vez qué hacer. Al poco se acerca volando de forma suave y silenciosa hasta donde comienza el agua, y lo veo andar con sus patas para refrescarse. Casi parece un pingüino, y yo nunca he visto uno, pero es gracioso. Me acerco a él intentando no clavarme ninguna piedra por el estómago y las piernas, y extiendo una mano dejando que varias gotas caigan sobre su cabeza pequeñita llena de plumas.
Miro sus ojos, que siempre me han parecido fascinantes, a la vez que bajo los dedos por su pelaje húmedo. Él no es como otros... no sé, puede realmente entenderme a veces. Pienso que en ese pasado por el que nunca le pregunté quiza hubo alguien que lo quiso, que le enseñó a ser como es, que no lo tuvo a su lado como mascota sino como amigo. Pero no creo que vaya a saberlo nunca pues, cuando comenzamos nuestro viaje hace casi seis años, él ya había vivido gran parte de su vida. Si no me deja pronto, como hizo mi madre... tal vez en algún momento me atreva a preguntarle por todo aquello que lo ha traído hasta mí, pero no lo veo probable.

"Se me están arrugando los dedos".

Le digo con una sonrisa al rato, mirando mis manos. Salgo del agua y camino descalza por la hierba del claro, mi cabello pegándose a la piel de mi espalda y mis muslos. Me visto de nuevo sin esperar a secarme demasiado, queriendo consevar esa sensación de frescor y libertad, aunque sí recojo mi cabello en una gomilla para que no se me enganche en las ramas, dejando mis orejillas picudas a la vista, que están más blancas que (mi culo) las nubes porque no les da el sol.

"Voy a buscar algo de fruta, no te alejes."

Me interno un poco por las lindes, dejando a Narth allí por si quiere irse a cazar algo, que ya sabe que no soporto verlo. Así que me pongo a buscar comida y a silbar aquella canción cuya letra sigue perdida en mi memoria.

Era lo que le faltaba. Si tener a Zoe desnuda tan cerca no me había puesto bastante caliente, cuando ésta salió del agua, con su hermosa cabellera pegada a su piel y dejando ver las curvas de su cuerpo cristalino debido al efecto de la luz del Sol en las gotas de agua que se deslizaban hacia el suelo, terminó por dejarme totalmente embelesado y cachondo. Hacía mucho tiempo que no me embriagaba con tanto deseo sexual, décadas, quizás hasta un siglo, y que Zoey pudiera provocarme tales sentimientos me asustaba tanto como la culpa que sentía traicionando su confianza.

Zoey sale del agua, se viste y se marcha a buscar comida por los alrededores. Sé que tardará un rato en volver porque yo suelo cazar a esta hora y ella odia ver como abro en canal a mi presa para llegar a la mejor carne, por lo que me planteo seriamente volver a mi cuerpo real y darme un buen baño a ver si enfrío los ánimos. Espero que Zoe se aleje lo suficiente y me transformo fuera del agua. En unos segundos adopto mi cuerpo real y lo primero que hago es abrir mis alas al máximo y estirar brazos y piernas. Que gustazo, los tenía tan entumecidos... Mis alas totalmente extendidas casi ocupan medio claro del bosque, tendré que tener cuidado de que no se noten demasiado. Miro al estanque y me fijo en que hay una roca que sobresale del agua al lado de donde cae el agua de la cascada y pienso que podría dejar allí mi ropa y mis armas para tenerlas al alcance de la mano por si me tengo que ir o transformarme rápidamente.

Me desnudo completamente y me meto en el agua cargando con mis cosas. El agua esta bastante fría, no sé como Zoe pudo meterse como si nada... o quizás es que yo sigo muy caliente. Me acerco a la cascada, dejo mis cosas sobre la roca y me meto debajo del pequeño torrente de agua. En cuanto me meto me quedo sin respiración de la impresión; el agua está helada, pero aguanto el tipo y permanezco bajo la cascada hasta acostumbrarme. El agua cae fuertemente sobre mi cabeza y mis hombros pero resulta hasta agradable y tonificante, como un masaje. Me fijo en que la profundidad no es muy grande en ese sitio y que puedo sentarme en el lecho del estaque y permanecer con el torso fuera del agua asi que me siento y me relajo mientras disfruto de esta improvisada ducha. Pliego mis alas sobre mi espalda y dejo que el agua también caiga sobre ellas. Como están recubiertas por una capa grasienta no me preocupa no poder volar si se mojan, en ese aspecto me parezco bastante a un ave rapaz.

Aunque sigo atento por si llega Zoey para volver a transformarme en águila o salir volando de ahí, me dejo llevar un poco y vuelvo a probar esos ejercicios de meditación que hacía en mi juventud en Japón, relajándome completamente y sintiendo el agua caer y rozar cada centímetro de mi cuerpo mientras entro en un estado de semi-inconsciencia... o quizás solo me esté quedando medio dormido...

La brisa que recorre el bosque sopla sobre mi piel fría, es una sensación agradable. Aquí, en lo más profundo de este rincón verde, los árboles crecen sin más impedimento que la competición entre ellos por ser los más grandes y fuertes. Camino entre robles centenarios escuchando el sonido de los animales que habitan aquí, intentando no perturbar la paz en la que viven. Después de un rato merodeando por los alrededores del claro, alejándome un poco, encuentro una morera de grandes hojas pero ramas bajas y que empiezo a atracar después de pedirle disculpas (aunque yo no pueda hablar con ella).
Miro mis dedos que empiezan a ponerse oscuros por el jugo de las moras, pensando. Hemos viajado mucho por muchos lugares, hemos conocido bosques impresionantes y otros más pequeños y acogedores, pero va siendo hora de salir… Los árboles no pueden protegerme siempre, yo soy quien debe protegerlos, quien debe cambiar esta situación. Si los dirigentes están en Londres, allí habrá que ir a buscarlos, convencer a sus soldados, ponerlos en contra, despojarlos de su poder o convertirlos a nuestro lado. ¿Ambicioso? Sí, pero alguien debe hacerlo, y yo poco tengo ya por perder sino ese águila que ha decidido acompañarme en este loco viaje para cambiar el mundo y acabar con la pérdida de vidas innecesaria.

-Narth, ¿acabaste?

Hablo alto mientras camino despacio hacia el claro, para que me escuche. No quisiera encontrarme una escena sangrienta con mi amigo degollando algún animalejo desafortunado, devolvería todo lo que acabo de comer.

Escuché la voz de Zoey no muy lejos, di un respingo y me incorporé. Ya volvía y ahí seguía yo debajo de la cascada medio adormilado, ¿me había llegado a dormir? No me acuerdo bien. Salgo de debajo del torrente de agua y me acerco a por mis cosas, me visto rapidamente y guardo mis armas en el cinto, tenía que darme prisa antes de que Zoe llegara al claro. Me subo a la roca donde tenía mis cosas y doy un salto para transformarme de nuevo en águila y salir volando directamente sin tocar el agua, si no me costaría mucho remontar el vuelo desde el estanque y sería dificil explicar como había llegado allí.

Ya en el aire vuelo hasta llegar a la rama de un roble en el borde del claro y veo a Zoey acercarse entre los árboles. -Ya he terminado, ya puedes volver tranquila.-Le digo mentalmente.-¿Qué haremos ahora?, ¿adónde nos dirigimos?.

No sé ni cómo ni de qué manera me he acabado alejando hasta llegar al bosque de Sherwood. Lo último que recuerdo es estar en una posada campestre bebiendo y de juerga con gente de la que no era amigo, pero que pronto se hicieron algo así como colegas de fiesta. El sitio, alejado de la ciudad, era tranquilo y seguro, así que pudimos dar rienda suelta a una épica borrachera que me hizo olvidar el propósito de haber ido hasta allí. ¿Para qué me aleje tanto de Londres? ¿qué cojones estaba buscando yo cuando me alejé del Moulin Noir?. Nada, no me acuerdo de nada más allá de unas palabras sueltas sobre lo que dije que iba a hacer, pero eso no me impide seguir caminando sin rumbo fijo. Voy cantando de manera estruendosa (y bastante mal, por cierto) una canción de un grupo cuyas letras son bastante peculiares, en concreto la que canto ahora me viene al pelo de mi situación actual.

- ¡¡¡Vivo en diez metros cuadrados,
cien años hipotecados
y he vendido hasta un riñón.
En mi casa hay artilugios,
plancha,escoba y utensilios
que no sé ni pa qué son.

Esa gran bola de polvo
que es más grande que un pelocho
ya me está mirando mal...
Aquél moho en la bañera
ahora es un ecosistema
de biodiversidad.

Hay un yogur en la nevera
que caducó en el 2003,
tiene una planta trepadora,
Cristo,ten piedad,
me lo voy a comer...

En mi casa la leche tiene pelo,
en mi casa siempre huele a Camembert,
en mi casa no entra Isabel Preysler,
en mi casa hay pizza bajo el somier.

El sofá está pegajoso
de fluidos olorosos
y manchas multicolor.
En la taza hay pegatinas
y nuevas formas de vida
con su propia evolución.

Los ácaros son como nécoras
y nunca entra un rayo de sol,
el aire es denso como en Chernobil
pero soy feliz,no la pienso limpiar...

En mi casa la leche tiene pelo,
en mi casa siempre huele a Camembert,
en mi casa no entra Isabel Preysler,
en mi casa hay pizza bajo el somier!!!!!

Después de cantar a pleno pulmón tomo aire y grito hacia los árboles. - ¡Ahora vais y me denunciáis por plagio! ¡JA! ¡ He hecho copy paste verbal!- y sigo andando haciendo eses de vez en cuando, hasta que llego a un claro del bosque en el que encuentro una presencia femenina, hablando con un tal Narth. Enseguida pienso que la chica es mona pero está loca, porque está hablando sola. - ¿Narth? ¿quién es Narth? - pregunto metiéndome donde no me llaman, acercándome a la chica con cara de confusión. Después miro un poco alrededor, percatándome de la presencia del águila. Igual se refiere al animal, quién sabe. O igual está loca, habla sola y debo huir.

- Llevo hoooras dando vueltas por el bosque, y ya ni me acuerdo de dónde iba. Tenemos dos opciones, o acampar aquí, o buscar una salida. ¿A dónde ibas tú? ¿también te has perdido?

Me entretengo un poco por el camino viendo a una familia de ardillas intentando embutir unas avellanas en el tronco hueco de un árbol, tan obstinadas ellas. Sonrío un poco pero las dejo a lo suyo, acercandome cada vez más al claro, hasta que escucho a Narth en mi mente, y a alguien más.
Antes que los pasos de borracho escucho su voz desafinada cantando una canción muy... extraña. Miro a Narth un momento y luego busco el origen de la voz, que me asalta antes de yo darme cuenta, entrando en el claro. Un pelirrojo aparece en escena, muy llamativo él, un poco ido de la cabeza por lo que parece.
Yo me echo la capucha por encima, ocultando mis orejillas picudas y señalo a mi amigo en una rama cercana, un poco cabizbaja. ¿Qué hace un tipo como él por aquí? A parte de celebrar la vida con un poco bastante de alcohol.

-Eh... Buscaba la salida... sí...

Miro al páharo de reojo y le dirijo unas palabras, un poco nerviosa. ¿Ayuda? ¿De dónde vino este? Después pienso un poco mejor en el tipo pelirrojo, los borrachos no mienten ¿verdad? Tal vez pueda decirnos algo de la situación allí fuera... o llevarnos a algún sitio interesante, ser útil.

Primero lo escuché, por desgracia... cantaba tan mal que merecía que lo encerraran de por vida o como mínimo que le cosieran la boca. Lo ví dando tumbos entre los árboles por su pelo pelirrojo tan llamativo, el pobre apenas se tenía en pie, ¿cómo habría llegado aquí?. Sin duda no tenía pinta de ser alguien peligroso o, al menos, que planeara algo malo si iba creando semejante escándalo en la tranquilidad del bosque. Siguió caminando hasta entrar en el claro, la situación era bastante cómica y la cara de Zoey todo un poema, parecía que estuviera deseando que se le tragara la tierra.
Cuando el pelirrojo pregunta por mí, Zoe me señala y él me mira con cara extrañada. Nos pregunta qué vamos a hacer, si nos hemos perdido. Pobre Zoey, no sabe qué hacer y el otro ahí tan borracho que parece que se le va a desmayar encima. -Tranquila, no parece que sea un peligro para nosotros y podría contarnos como están las cosas por esta región.- le digo mentalmente a Zoe.- Deberías meterle la cabeza en el agua a ver si se espabila un poco... y esperar aquí a que se recupere, que nos cuente lo que sabe y ya vemos que hacemos

"uuh, que recatada, que se echa la capucha por encima y todo"

Entorno los ojos mientras pienso que desconfía de mí, aunque después sigo a lo mío, con una verborrea incontenible por la borrachera que todavía me dura. Me doy una palmada en la frente al entender que ella también está perdida, pues buscaba la salida. - ¡Pues estamos apañaos! Así no llegaremos nunca, nunca... - me acerco a un árbol en un arrebato de desesperación, golpeándome la cabeza unas cuantas veces contra el tronco (no demasiado fuerte, más bien en plan repetitivo) - ¡ Estamos perdiditos, perdiditos, perdiditos perdiditos perdiditos perdiditos ! - repito unas cuantas veces más antes de separarme, respirando hondo después. - Deberíamos echar a correr, eso es. Y la salida siempre está por donde meeenos te lo esperas. Tú sígueme. - echo a correr haciendo unas cuantas eses, aunque no llego muy lejos, acabo tropezándome con una raíz, cayendo después sobre la hierba. Me tumbo boca arriba, con todas las oscuras copas de los árboles dando vueltas sobre mi cabeza.

- ay...que puto mareo. - después me incorporo hasta sentarme, volviéndome a fijar en su pollo mascota, al que se refirió como Narth cuando llegué. Me da por acordarme de mi mascota, Vyras, por lo que me pongo a soltarle el rollo aunque probablemente no le interese. - Es tan bonito eso de tener mascotas...¿verdad? Yo creía que tenía una,  pero luego resultó ser que no. Se llama Vyras, y es así como un león con alas. Formaba parte de nuestra brigada. Y yo le dejaba dormir conmigo y todo, aunque era bastante grande. ¡ Luego me enteré de que era una quimera! ¿Sabes qué es eso? - le dejo unos segundos para que responda, mirándola con los ojos muy abiertos. - Pues son personas a las que modifican para hacerlas como animales. ¡Y resulta que todo ese tiempo había estado durmiendo con un tío! - me entra la risa floja al recordarlo, aunque en su momento me traumó un poquito. - Luego le mordió un licántropo, casi la palma el pobre. Pero ahora en luna llena se transforma de nuevo en persona, una cosa muuy rara. Lo malo es que creo que durante esas noches se tira a mi hermana melliza...así, tetona...igual de pelirroja que yo...Pero seguro que tu mascota no es tan promiscua, naaah- la verdad es que después de tanto correr, andar,  y hablar tengo más ganas de dormirme en la hierba que de seguir buscando la salida, así que vuelvo a tirarme sobre la hierba, cerrando los ojos. - Ya si eso...buscamos la salida mañana...

-Señor, voy a bajar para estirar las patas- me dijo Night mientras bajaba de mis hombros. Bien explico de forma breve que paso, llegar a Londres y dar vueltas hasta llegar a un subde abandonado que para mi casualidad pude ver una pelea y al aburrirme ayude al joven que estaba en apuros llegando a un bar para que luego sea curado por una joven Dragon (¿como se eso? pfff, es fácil para mi ver ese lado "animal" con el cual puedo comunicarme), luego estuve en un bar con mucha gente, conocí a Yang la compañera de mi hija y a un joven de pelo azul que la conocí también, dormí bien y salí de ese lugar para llegar a un hermoso bosque...

-Que magnifico bosque, con su permiso necesito estirar las alas y volar un poco- Zeus salta de mi brazo para comenzar a echar vuelo hacía arriba hasta llegar a las copas de los árboles y luego bajar a toda velocidad. Mientras tanto Night caminaba y saltaba por las raíces grandes que se encontraba, obviamente todo cerca mío ya que no me gustaría que algo les pasará.

Por mi parte, disfrutaba de forma esplendida del bosque y de las conversaciones de todas las criaturas del lugar, algunos buscando comida, otros tratando de encontrar un hogar, aves pensando en voz alta en donde poner su nido, la verdad todo esto era magnifico. El ruido del viento soplando y haciendo mover a los árboles en su danza, y los animales viviendo pacíficamente en el lugar, esto me hacía acordar cuando me mude con mi bella mujer para cuidar y criar a nuestra pequeña Bastet, el bosque era y siempre sera un lugar magnifico para vivir y entrar en armonía.

-Señor Antonio- mi atención se fue para Zeus que se acerco a mi -Vi personas a unos 50 metros- me informo de las personas que se encontraban en el lugar, una muchacha con un jóven y un águila que los acompañaba algo extraño por la parte del animal, pero de seguro el compañero de alguien. -Sigamos caminando- le respondí de forma firma, sospechaba que no iban hacer nada, espero que mis sospechas sean confirmadas.

La caminata se volvió nuevamente tranquila y pacifica, mientras que Zeus y Night aprovechaban a estirar un poco hasta regresar conmigo, pero luego de unos 30 minutos mi camino se cruza con el de la muchacha, un pelirojo y el del águila. -Buen día- salude de forma correcta y respetuosa. Mire de forma extraña al águila, ya que son animales libres pero de seguro es el compañero de vida de alguno de ellos dos o tal vez no.

Es una buena idea, pero no sabe ni cantar... Dudo que pueda sernos muy útil.
Miro un momento a Narth cuando dice de meterle la cabeza en el agua, sonreiría de no estar el borracho delante. Este, cuando le digo que yo tampoco sé donde está la salida comienza a golpearse contra un tronco, lo miro sorprendida. Luego intenta correr y eso, se queda en el intento porque tropieza y cae sobre la hierba cuan largo es su figura. Después de hacer un poco la croqueta para sentarse mira al águila y comienza a hablar de una quimera-mascota. Yo me mantengo lejillos, por si acaso es contagioso, pensando en qué hacer exactamente con el pelirrojo cuando lo veo.
Viene alguien más, ¿una trampa?
Aviso a Narth después de usar mi visión élfica para observar las lejanías del claro, viendo a un hombre peliblanco que se dirige directamente hacia nosotros, guiado por las voces. Cuando entra al claro, observándonos, me fijo en sus dos acompañantes: un gato negro y un ave, pero no cualquiera, una que yo no había visto desde hacía años.
¿Qué venís buscando?
Le pregunto a los animales, a la vez que contesto a los buenos días del hombre, sin saber que también posee el don de hablar con las criaturas, y al mismo tiempo que sujeto la empuñadura de mi daga en el bolsillo de mi sudadera.