Recuerdo del primer mensaje :
Durdle Door (a veces llamada Durdle Dor) es un arco natural de piedra caliza ubicado sobre la Costa Jurásica, cerca de West Lulworth, en Dorset, Inglaterra.
Él se pone aun mas triston si cabe al escuchar mi respuesta que parece no haberle convencido. Está claro que nada de lo que yo le diga va a conseguir convecerlo de que puede seguir avanzando sin dejar atras a su hermano, que el mismo Osten me pidió que ralentizara su vuelta a las cuevas, para cuando fuese lo suficientemente fuerte, y que viviese su vida mientras tanto. A lo que él ve dos extremos yo veo un circuito cerrado.
-Vamos Vor, no puedes eliminar a un punto cardinal, eso absurdo. El uno no está sin el otro, o te cargas a los dos o a ninguno.
"y luego estan el nooooorte y el sur"
Qué? en mi cabeza tenia sentido! Miro a Osten cuando Vor por fin lo atrae hacia si y frunzo mis labios casi entornandole los ojos, porque tal retraso por su parte no era en absoluto necesario. Me cruzo de brazos mirando luego a Vor que se dedica a mirarme serio y soltar ironias que al contrario que nuestro querido Dyos, soy muy capaz de pillar. Pero le respondo con una casi irritante sonrisa de felicidad esperando a que él haga algo por si mismo.
Y haleluya que lo hace, echa a andar hacia la orilla. Yo hago lo mismo, no sea que aquello que le haya dado por hacer sea ahogarse. Pero se detiene tras comprobar el escaso impetu de las olas a estar horas. Saca todas sus reservas de papel y las arroja al mar. Yo me las quedo mirando, con una sonrisa de tranquilidad en la cara y mis brazos aun cruzados.
- Has hecho bien. Un exceso de pasado es tan malo como un exceso de futuro. Ahora tenemos lo que tenemos.
"y mañana podriamos no tenerlo"
Mi mirada se dirige rapidamente a las cosas que dice, efectivamente, maravillosa basura brillante. Cogió un pez de plastico muy raro y yo acerqué mi mirada a ese trofeo, alargando mi derecha hacia este.
-uy, parece un anzuelo.... habran pescadores por aqui?
Yo siempre tan practico. Pero eh, habia que recordar que necesitabamos un barco. Barquito. Barcaza. Algo que navegase. Él toma aire pareciendo algo mas sereno por fin.
-Pues si, bastante mejor. Sonríe más, evitarás que te salgan úlceras antes de tiempo.
Le robo el pez asi como que no quiere la cosa porque quiero verlo mas de cerca.
-Bueeeno, y aqui, donde pilla uno un barco?
Como no parecia muy probable que fuesemos a encontrar uno, me rasque la barbilla con cara de enfurruñamiento y me sente a lo indio sobre la arena, estrujandome los sesos. Ah, que dificil era viajar como un inmigrante ilegal sin alas ni plumas para pasarse por el forro las barreras territoriales.
-Vamos Vor, no puedes eliminar a un punto cardinal, eso absurdo. El uno no está sin el otro, o te cargas a los dos o a ninguno.
"y luego estan el nooooorte y el sur"
Qué? en mi cabeza tenia sentido! Miro a Osten cuando Vor por fin lo atrae hacia si y frunzo mis labios casi entornandole los ojos, porque tal retraso por su parte no era en absoluto necesario. Me cruzo de brazos mirando luego a Vor que se dedica a mirarme serio y soltar ironias que al contrario que nuestro querido Dyos, soy muy capaz de pillar. Pero le respondo con una casi irritante sonrisa de felicidad esperando a que él haga algo por si mismo.
Y haleluya que lo hace, echa a andar hacia la orilla. Yo hago lo mismo, no sea que aquello que le haya dado por hacer sea ahogarse. Pero se detiene tras comprobar el escaso impetu de las olas a estar horas. Saca todas sus reservas de papel y las arroja al mar. Yo me las quedo mirando, con una sonrisa de tranquilidad en la cara y mis brazos aun cruzados.
- Has hecho bien. Un exceso de pasado es tan malo como un exceso de futuro. Ahora tenemos lo que tenemos.
"y mañana podriamos no tenerlo"
Mi mirada se dirige rapidamente a las cosas que dice, efectivamente, maravillosa basura brillante. Cogió un pez de plastico muy raro y yo acerqué mi mirada a ese trofeo, alargando mi derecha hacia este.
-uy, parece un anzuelo.... habran pescadores por aqui?
Yo siempre tan practico. Pero eh, habia que recordar que necesitabamos un barco. Barquito. Barcaza. Algo que navegase. Él toma aire pareciendo algo mas sereno por fin.
-Pues si, bastante mejor. Sonríe más, evitarás que te salgan úlceras antes de tiempo.
Le robo el pez asi como que no quiere la cosa porque quiero verlo mas de cerca.
-Bueeeno, y aqui, donde pilla uno un barco?
Como no parecia muy probable que fuesemos a encontrar uno, me rasque la barbilla con cara de enfurruñamiento y me sente a lo indio sobre la arena, estrujandome los sesos. Ah, que dificil era viajar como un inmigrante ilegal sin alas ni plumas para pasarse por el forro las barreras territoriales.
No respondí ya más al tema de los puntos cardinales o nada que hiciera referencia a mi hermano. Lo había dado por imposible. Iba a ser incapaz de obtener de él nada que pudiera… Relajarme en aquel asunto. Esperaba que fuera más comprensivo, que entendiera más cual era el punto. Por eso solo me dediqué a dirigir una mirada muy, muy furiosa ante aquel último comentario que respectaba al tema y callé. Apretaba las manos con fuerzas. La muerte de Osten no únicamente era un tema peliagudo, si no que no permitía que nadie se lo fuera a tomar tan… En broma como se lo tomaba él.
Y me sorprendí a mi mismo tentado de hacer… Algo no correcto en cuanto me dirigió aquella puñetera sonrisa en respuesta a mi mirada. ¿Quién se había creído? ¡No era un tema de chiste! ¡No tenía derecho a hacer eso! Si os soy sincero no sé exactamente como me contuve en aquel momento. Me insistía que él debía ser la clave, me lo recordaba a todo momento… Pero en aquel instante lo que se leía en mis ojos era poco más que odio, mucho odio.
Ya vendría después el asunto de los papeles. Los cuales arrojé. Dudaba incluso al verlos volar, cada instante, cada momento. Seguía preguntándome si hacía lo correcto y me faltaba un “sí” o un “no”. Que él, finalmente, pareció darme. Seguía con aquella imborrable sonrisa que a mi me costaba compartir mientras decía alguna sobre pasado y futuro. Negué muy suavemente con mi cabeza. -No… No acabas de entender eso, Roäc. Pero no importa.- Yo tenía una escasa sonrisa de paciencia. Me repetí no darle más vueltas al asunto, no evocar su nombre, no evocar mi situación… Iríamos de viaje y pasaría lo que tuviera que pasar.
-Ya sé apreciar lo que tengo.- Le dije tras una breve pausa sin dar mayores explicaciones. El tema de enseñar aquellos objetos brillantes me permitió al menos encubrir un asunto que más que solucionado iba a quedar desatendido. Él también reparó en el pescado más que en cualquier otra cosa, diciendo que era un anzuelo. -No… No creer. Tener bastante tiempo. Probablemente caer al mar y olas llevar donde pertenece.- Y era cierto, la costa estaba desértica en prácticamente todo lo que alcanzaba nuestra vista.
También me pedía que sonriera más y dijo algo de unas úlceras. ¿Y eso qué era? -Pues a ti se te quedar arrugas de tanto sonreír, Roäc. Yo… No creo que ser bueno sonreír siempre. Las cosas tienen su… Gravedad. A mi no gustar sonreír si pasan cosas malas. O si… Bueno… ¡No sonrías cuando yo hablar de Osten! Me pone muy nervioso y es un tema complicado, ¿Sí? Quiero que entiender que yo… No, no quiero hablar de ello. Pero sencillamente quiero que respetes, tu, que es algo importante. Pero no más Osten. No por ahora.-
Aunque le sonreí casi afable cuando me quitó el pez y se sentó en el suelo. Yo dudé un poco. Pero finalmente asentí a algún pensamiento mío y me puse a su lado, dejando reposar mi cabeza sobre su hombro, con un extraño cansancio y un leve rugir de tripas terriblemente inoportuno. Me refregué un poco con los ojos cerrados, casi como si me fuera a dormir. -Tenemos que seguir avanzando hacia el oeste. Hasta que encontrar un… Puerto. Eso o intentar conseguir una barquita. Eso o… Poder intentar ir… volando, imagino. Tengo esa pluma. Pero no lo controlo demasiado y me da mucho miedo caerme. Si encontramos puerto yo negociar, ya verás.- Abrí los ojos y observé la infinita mole de agua delante de nosotros.
-Pero es necesario que encontremos un sitio con… Gente, o algo. Necesitamos provisiones. De… ¡Deberíamos seguir!- Le dije, aunque estaba yo muy cómodo ahí. -Dime, Roäc… ¿Hasta donde llega el agua? ¿Hay mucha? ¿Llega a cubrirte? ¿Hay monstruos en ella? ¿Y si buscamos aquel tío cuernudo que decía ser dragón? Me deber un viaje… Pero… Pero… ¡Ah! No sé, Roäc. ¡Háblame de cosas!
Y me sorprendí a mi mismo tentado de hacer… Algo no correcto en cuanto me dirigió aquella puñetera sonrisa en respuesta a mi mirada. ¿Quién se había creído? ¡No era un tema de chiste! ¡No tenía derecho a hacer eso! Si os soy sincero no sé exactamente como me contuve en aquel momento. Me insistía que él debía ser la clave, me lo recordaba a todo momento… Pero en aquel instante lo que se leía en mis ojos era poco más que odio, mucho odio.
Ya vendría después el asunto de los papeles. Los cuales arrojé. Dudaba incluso al verlos volar, cada instante, cada momento. Seguía preguntándome si hacía lo correcto y me faltaba un “sí” o un “no”. Que él, finalmente, pareció darme. Seguía con aquella imborrable sonrisa que a mi me costaba compartir mientras decía alguna sobre pasado y futuro. Negué muy suavemente con mi cabeza. -No… No acabas de entender eso, Roäc. Pero no importa.- Yo tenía una escasa sonrisa de paciencia. Me repetí no darle más vueltas al asunto, no evocar su nombre, no evocar mi situación… Iríamos de viaje y pasaría lo que tuviera que pasar.
-Ya sé apreciar lo que tengo.- Le dije tras una breve pausa sin dar mayores explicaciones. El tema de enseñar aquellos objetos brillantes me permitió al menos encubrir un asunto que más que solucionado iba a quedar desatendido. Él también reparó en el pescado más que en cualquier otra cosa, diciendo que era un anzuelo. -No… No creer. Tener bastante tiempo. Probablemente caer al mar y olas llevar donde pertenece.- Y era cierto, la costa estaba desértica en prácticamente todo lo que alcanzaba nuestra vista.
También me pedía que sonriera más y dijo algo de unas úlceras. ¿Y eso qué era? -Pues a ti se te quedar arrugas de tanto sonreír, Roäc. Yo… No creo que ser bueno sonreír siempre. Las cosas tienen su… Gravedad. A mi no gustar sonreír si pasan cosas malas. O si… Bueno… ¡No sonrías cuando yo hablar de Osten! Me pone muy nervioso y es un tema complicado, ¿Sí? Quiero que entiender que yo… No, no quiero hablar de ello. Pero sencillamente quiero que respetes, tu, que es algo importante. Pero no más Osten. No por ahora.-
Aunque le sonreí casi afable cuando me quitó el pez y se sentó en el suelo. Yo dudé un poco. Pero finalmente asentí a algún pensamiento mío y me puse a su lado, dejando reposar mi cabeza sobre su hombro, con un extraño cansancio y un leve rugir de tripas terriblemente inoportuno. Me refregué un poco con los ojos cerrados, casi como si me fuera a dormir. -Tenemos que seguir avanzando hacia el oeste. Hasta que encontrar un… Puerto. Eso o intentar conseguir una barquita. Eso o… Poder intentar ir… volando, imagino. Tengo esa pluma. Pero no lo controlo demasiado y me da mucho miedo caerme. Si encontramos puerto yo negociar, ya verás.- Abrí los ojos y observé la infinita mole de agua delante de nosotros.
-Pero es necesario que encontremos un sitio con… Gente, o algo. Necesitamos provisiones. De… ¡Deberíamos seguir!- Le dije, aunque estaba yo muy cómodo ahí. -Dime, Roäc… ¿Hasta donde llega el agua? ¿Hay mucha? ¿Llega a cubrirte? ¿Hay monstruos en ella? ¿Y si buscamos aquel tío cuernudo que decía ser dragón? Me deber un viaje… Pero… Pero… ¡Ah! No sé, Roäc. ¡Háblame de cosas!
-Puede ser que no lo entienda, hay muchas cosas que no entiendo. - me encojo de hombros cuando el me dijo aquello ultimo. Él parecia bastante tenso ya por el asunto, y yo no sabia si sentirme culpable o no por no ser capaz de compartir con el la gravedad de su vision sobre las cosas, pese a que conocia la verdad como él, o incluso algo más.
No, sencillamente ese no era mi estilo. Suspiro enterrando mis manos en la arena, que está fresquita y humeda. Me habla de las arrugas por sonreir todo el rato, que se me van a quedar, y que eso, no es bueno sonreir siempre y menos ante las cosas malas. Sí, es cierto, yo sonreía casi siempre, desde que habia podido volver a hacerlo.
-¿Y que tiene de malo? He pasao serio demasiado tiempo.- me abrazo las rodillas practicando impecables sonrisas que dedico al horizonte marítimo. Lo miro de refilon cuando refiere que no sonria cuando él hable de Osten.
-Está bien, mas es necesario que sepas una cosa!- levanto mi dedo indice, y carraspeo cual profesor. -Mis sonrisas, en ningun momento, serán sintoma de falta de respeto hacia ti o hacia tu gemelo. O hacía lo que pasó. Aligerar las penas con una sonrisa en los labios no hace que sean menos importantes...
Se sienta a mi lado y deja su cabeza descansando sobre mi hombro. Yo lo miro un pelin confusionado pero supongo que al fin y al cabo lo que necesita es un poco de cariño. Asi que paso un brazo por su espalda mas bien a la altura de su cintura y lo pego a mi un poquito mas, frotando un poco mi mejilla en su cabeza que ha quedado a la altura perfecta. Él divaga sobre metodos de cruzar el charco. Sep, habria que seguir andando.
-Creo que lo de los largos vuelos es mejor dejarlo para cuando tengas algo mas de practica con el encantamiento de la pluma. Caminaremos y buscaremos algun puerto o algo asi que pueda ayudarnos, tampoco necesitamos mucho. Y si no, volvemos a por el dragon aquel que te debe un viaje. El pelirrojo.
Que yo tambien lo habia visto. Se agarra a preguntarme un monton de cosas.
-El agua.... hay un monton! si empiezas a navegar, llegará el momento en el cual mires a donde mires, solo veas agua. Y mas agua. Hay monstruos que podrian devorarte en dos bocados y claro, es muy profundo. Pero aun asi el mar es bonito, no crees?
Al igual que él, haciendo el vago ahi en la arena me encontraba muy bien, y si llegaba la noche tampoco tendria que preocuparme, por esto de ir con un semidrow. Y no ibamos mal provistos de abrigos y tal, pero la comida...y la panza le habia rugido hacia tan solo unos instantes.
- Aun asi, cenar estaria bien. -pero yo era demasiado vago y llevar la iniciativa en eso de ponerse en marcha esta vez, como que no.
No, sencillamente ese no era mi estilo. Suspiro enterrando mis manos en la arena, que está fresquita y humeda. Me habla de las arrugas por sonreir todo el rato, que se me van a quedar, y que eso, no es bueno sonreir siempre y menos ante las cosas malas. Sí, es cierto, yo sonreía casi siempre, desde que habia podido volver a hacerlo.
-¿Y que tiene de malo? He pasao serio demasiado tiempo.- me abrazo las rodillas practicando impecables sonrisas que dedico al horizonte marítimo. Lo miro de refilon cuando refiere que no sonria cuando él hable de Osten.
-Está bien, mas es necesario que sepas una cosa!- levanto mi dedo indice, y carraspeo cual profesor. -Mis sonrisas, en ningun momento, serán sintoma de falta de respeto hacia ti o hacia tu gemelo. O hacía lo que pasó. Aligerar las penas con una sonrisa en los labios no hace que sean menos importantes...
Se sienta a mi lado y deja su cabeza descansando sobre mi hombro. Yo lo miro un pelin confusionado pero supongo que al fin y al cabo lo que necesita es un poco de cariño. Asi que paso un brazo por su espalda mas bien a la altura de su cintura y lo pego a mi un poquito mas, frotando un poco mi mejilla en su cabeza que ha quedado a la altura perfecta. Él divaga sobre metodos de cruzar el charco. Sep, habria que seguir andando.
-Creo que lo de los largos vuelos es mejor dejarlo para cuando tengas algo mas de practica con el encantamiento de la pluma. Caminaremos y buscaremos algun puerto o algo asi que pueda ayudarnos, tampoco necesitamos mucho. Y si no, volvemos a por el dragon aquel que te debe un viaje. El pelirrojo.
Que yo tambien lo habia visto. Se agarra a preguntarme un monton de cosas.
-El agua.... hay un monton! si empiezas a navegar, llegará el momento en el cual mires a donde mires, solo veas agua. Y mas agua. Hay monstruos que podrian devorarte en dos bocados y claro, es muy profundo. Pero aun asi el mar es bonito, no crees?
Al igual que él, haciendo el vago ahi en la arena me encontraba muy bien, y si llegaba la noche tampoco tendria que preocuparme, por esto de ir con un semidrow. Y no ibamos mal provistos de abrigos y tal, pero la comida...y la panza le habia rugido hacia tan solo unos instantes.
- Aun asi, cenar estaria bien. -pero yo era demasiado vago y llevar la iniciativa en eso de ponerse en marcha esta vez, como que no.
Decidí que sería prudente no sacar más aquel tema. Él había afirmado que podía ser que no lo comprendiera. No quería ya decirle más al respecto. Todo aquel asunto, aquel concepto, todo… Todo lograba sacar lo peor de mí y no quería comporarme como un soberano imbécil por muertos. Por jodidos muertos. Por eso no respondí más hasta que mencionó que no había nada de malo en sonreír. Alcé un poco mi mirada con el ceño fruncido. -Aún así…- ¿Iba a culparle que quisiera sonreír después de pasarse media vida con un pico? Seguía con aquella expresión alegre casi como si buscara provocarme.
Aunque escuché atentamente sus razones. Me explicaba que cuando él sonreía no lo hacía por motivo de burla ni falta de respeto, si no que era una forma de aligerar. Le devolví una mirada extraña como si estuviera haciendo un intento por comprender aquel razonamiento, repitiéndomelo dentro de mi cabeza e interiorizándolo con gran prudencia. -E… Está bien, Roäc.- Le respondí con palabras lentas, prudentes, pero con mayor significado del que pudieran aparentar. Me faltaba algo de fuerza para acompañar aquellas palabras con una expresión alegre, pero… Poco a poco. Debía tomarme todo aquello con paciencia.
Fue entonces cuando me quedé allí sentado a su lado. Durante unos instantes tenía miedo de que, por mi anterior comportamiento, pudiera negarme la compañía o incluso enfadarse. Pero finalmente pasó uno de sus brazos y él se frotó contra mi cabellera. Dejé ir el aire de mis pulmones con una tranquilidad parsimoniosa, muy élfica, finalmente abandonándome a aquella tan agradable sensación. De allí solo me podía mover el hambre, y muy en contra de mi voluntad. Estaba de acuerdo con ir a un puerto o incluso a volver por el dragón pero no a volar. -No volar, entendido. No me fiar yo. Entonces ir a puerto y conseguir barco y… Comprar cosas. Si que necesitar algo. Tu poder decir que frutas son buenas, pero yo quiero algo mejor. Algo con azucar. Chuches, garguería.- Pero en tiempos de guerra eso era demasiado a pedir.
A mi lluvia de preguntas habló de que había un punto donde uno solo veía agua. Un… Un mar azul por todos los lados, nada donde ponerse en caso de accidente. Todo dependiendo de un… Barco. Temblé un poquito e igual pudo incluso notarlo. Y más cuando habló de monstruos y profundidad. -No… No parecermuy bonito por lo que tu decir, ¿Sí? Pero… ¡Le dar una oportunidad!- Le dije con la expresión ceñuda y la boca torcida en una mueca pensativa.
Correspondió también a mi rugido de tripa y recordé que deberíamos buscarnos alguna cosa de comer. -Si, cenar estaría bien.- Repliqué yo con media sonrisa y los dientecillos relucientes, muy cómodo allí puesto. Sin hacer medio ápice de moverme. Había pasado mucha gana y podría resistir demasiado. Aunque un leve empujón por parte de Zer’tath me recordó que debía comer, al menos, por necesidad. Gruñí sin abandonar aquella pilla sonrisa y le di un brevísimo intento de beso en la barbilla, que… Igual no fue más que arrimar los labios a esta, porque a medio camino me moría de vergüenza. Y tras lo muy poco que duró me levanté de un salto más nervioso que un gato en un saco. Me levanté los pantalones, me quité las botas y corrí agua de repente pareciéndome menos peligrosa que la tierra.
-H-H-H-H-HAZ UN FUEGO.- Le gruñí mientras buscaba algo que comer, bastón en mano y otros trozos ahí flotando. Hecho un drow rojo radioactivo. Pasaba los pies por la arena como si tanteara algo en la tierra y de vez en cuando conseguía alguna cosa, tales como pequeñitos cangrejos ermitaños y piedras. No iban a darme de comer y era un desperdicio. Y yo tenía algo de frío pero todo eso me importó poco en cuanto vi una piedra. Tenía experiencia con buscar animalitos en el agua, porque al lado del zulo habíamos tenido un río y la fauna subterránea era abundante. Aunque más peligrosa.
En la roca pude pronto armarme de bichejos como para hacer una mariscada: Mansos mejillones y lapas, algún erizo de mar con el que me pinché, unas gambitas pequeñajas y semitransparentes super curiosas y sobretodo cangrejos. Y una estrella de mar que no me iba a comer pero si que iba a secar al sol. Aunque eso parecía imposible en jodida Inglaterra. Más feliz que unas pascuas regresé con mi pajarraco y me senté al suelo, enseñándole mi captura -que llevaba en un trozo-cuenco de Zer’Tath- y empezando a abrir mejillones y lapas con poco cuidado.
-Estaba pensando, Roäc… Que… Derfi.- Le dije con una sonrisa divertida. -Ese ser tu apodo. Deeeeeeer-fi, que no es delfín en tu acento rarillo. Significa pollo. En drow. Y es la palabra más mona de esa lengua y tu ser derfi ahora, ¿Sí?- Le dije, muy cómodo yo hecho un drow acurrucado cercano a un fuego que iba separando cosas cocinables de cáscaras y cosas así. La estrella de mar me la había dejado en el regazo y ahí se había pegado. Luchaba contra el calor de las llamas de forma agónica. En parte tenía su gracia, pero por otra yo me quedaba ciego tan cerca del fuego. Pero tenía frío. Así que seguí con mi tarea medio a tiendas sin dejar de echar vistazos a Roäc, como si buscara su opinión ante tal apodo.
Aunque escuché atentamente sus razones. Me explicaba que cuando él sonreía no lo hacía por motivo de burla ni falta de respeto, si no que era una forma de aligerar. Le devolví una mirada extraña como si estuviera haciendo un intento por comprender aquel razonamiento, repitiéndomelo dentro de mi cabeza e interiorizándolo con gran prudencia. -E… Está bien, Roäc.- Le respondí con palabras lentas, prudentes, pero con mayor significado del que pudieran aparentar. Me faltaba algo de fuerza para acompañar aquellas palabras con una expresión alegre, pero… Poco a poco. Debía tomarme todo aquello con paciencia.
Fue entonces cuando me quedé allí sentado a su lado. Durante unos instantes tenía miedo de que, por mi anterior comportamiento, pudiera negarme la compañía o incluso enfadarse. Pero finalmente pasó uno de sus brazos y él se frotó contra mi cabellera. Dejé ir el aire de mis pulmones con una tranquilidad parsimoniosa, muy élfica, finalmente abandonándome a aquella tan agradable sensación. De allí solo me podía mover el hambre, y muy en contra de mi voluntad. Estaba de acuerdo con ir a un puerto o incluso a volver por el dragón pero no a volar. -No volar, entendido. No me fiar yo. Entonces ir a puerto y conseguir barco y… Comprar cosas. Si que necesitar algo. Tu poder decir que frutas son buenas, pero yo quiero algo mejor. Algo con azucar. Chuches, garguería.- Pero en tiempos de guerra eso era demasiado a pedir.
A mi lluvia de preguntas habló de que había un punto donde uno solo veía agua. Un… Un mar azul por todos los lados, nada donde ponerse en caso de accidente. Todo dependiendo de un… Barco. Temblé un poquito e igual pudo incluso notarlo. Y más cuando habló de monstruos y profundidad. -No… No parecermuy bonito por lo que tu decir, ¿Sí? Pero… ¡Le dar una oportunidad!- Le dije con la expresión ceñuda y la boca torcida en una mueca pensativa.
Correspondió también a mi rugido de tripa y recordé que deberíamos buscarnos alguna cosa de comer. -Si, cenar estaría bien.- Repliqué yo con media sonrisa y los dientecillos relucientes, muy cómodo allí puesto. Sin hacer medio ápice de moverme. Había pasado mucha gana y podría resistir demasiado. Aunque un leve empujón por parte de Zer’tath me recordó que debía comer, al menos, por necesidad. Gruñí sin abandonar aquella pilla sonrisa y le di un brevísimo intento de beso en la barbilla, que… Igual no fue más que arrimar los labios a esta, porque a medio camino me moría de vergüenza. Y tras lo muy poco que duró me levanté de un salto más nervioso que un gato en un saco. Me levanté los pantalones, me quité las botas y corrí agua de repente pareciéndome menos peligrosa que la tierra.
-H-H-H-H-HAZ UN FUEGO.- Le gruñí mientras buscaba algo que comer, bastón en mano y otros trozos ahí flotando. Hecho un drow rojo radioactivo. Pasaba los pies por la arena como si tanteara algo en la tierra y de vez en cuando conseguía alguna cosa, tales como pequeñitos cangrejos ermitaños y piedras. No iban a darme de comer y era un desperdicio. Y yo tenía algo de frío pero todo eso me importó poco en cuanto vi una piedra. Tenía experiencia con buscar animalitos en el agua, porque al lado del zulo habíamos tenido un río y la fauna subterránea era abundante. Aunque más peligrosa.
En la roca pude pronto armarme de bichejos como para hacer una mariscada: Mansos mejillones y lapas, algún erizo de mar con el que me pinché, unas gambitas pequeñajas y semitransparentes super curiosas y sobretodo cangrejos. Y una estrella de mar que no me iba a comer pero si que iba a secar al sol. Aunque eso parecía imposible en jodida Inglaterra. Más feliz que unas pascuas regresé con mi pajarraco y me senté al suelo, enseñándole mi captura -que llevaba en un trozo-cuenco de Zer’Tath- y empezando a abrir mejillones y lapas con poco cuidado.
-Estaba pensando, Roäc… Que… Derfi.- Le dije con una sonrisa divertida. -Ese ser tu apodo. Deeeeeeer-fi, que no es delfín en tu acento rarillo. Significa pollo. En drow. Y es la palabra más mona de esa lengua y tu ser derfi ahora, ¿Sí?- Le dije, muy cómodo yo hecho un drow acurrucado cercano a un fuego que iba separando cosas cocinables de cáscaras y cosas así. La estrella de mar me la había dejado en el regazo y ahí se había pegado. Luchaba contra el calor de las llamas de forma agónica. En parte tenía su gracia, pero por otra yo me quedaba ciego tan cerca del fuego. Pero tenía frío. Así que seguí con mi tarea medio a tiendas sin dejar de echar vistazos a Roäc, como si buscara su opinión ante tal apodo.
La verdad es que estaba empezando a refrescar alli en primera linea de costa, para que mentir, y mientras mas se hundia el sol pues mas aun. Yo le habia dado mis razones, y por su cara y sus palabras, aun no sabia si las habia llegado a entender, pero bueno, habria tiempo en caso contrario.
-La fruta tiene mucho azucar, otra cosa es que a ti no te guste. -lo decia por picar, porque en realidad yo comia de lo que fuese.
Noto que tiembla un poco mas de lo debido y lo miro, hasta el momento habia estado mirando al horizonte. ¿Se estará resfriando? Es bastante delgado y no tiene ni una pizca de capa de grasa que lo protega, vale que lleva un monton de ropa pero igual se está acatarrando. Lo arrimo un poco mas a mi, bajo mi brazo. No debiamos tardar en movernos de ese sitio.
-Tú dale una oportunidad, veras que bien. Si no naufragamos, todo saldrá perfecto! Ahora, al puerto, eso...
Me mira con una sonrisa muy de pillo y su baston lo medio empuja, quiza azuzandolo para que se vaya a buscar la cena. Entonces se me acerca un poco y me da un fugacisimo beso en la barbilla, antes de salir pitando como si tuviese un muelle en el culo, a buscar cangrejillos o algo. Yo sonrio, divertido, pasandome una mano por la barbilla mientras lo miro. ¡Pero qué timido! Tenia su plus de adorabilidad cuando se portaba asi. Ya le iría quitando la vergüenza poco a poco.
-Ooooook, un fuego, un fuego. -y como se suponia que hacia yo un fuego aqui a pie de mar? Con algas? Con pelo?
Me levanto sacudiendo algo de arena de mi tunica y me rasco la barbilla pensativamente mientras el pesca. Por un momento estoy a punto de mandar a la mierda el fuego y abalanzarme sobre el y tirarlo al agua, pero desisto, pues no quiero traumatizarlo en su primera entrada en contacto con el mar. Asi que vuelvo hacia la linea del bosque y cojo algo de leña y algunas piedras, y una vez en la arena, hago un agujero y lo rodeo con piedras para protegerlo de la brisa. Habia cogido hojarasca seca para que me hiciera de yesca y coloco los palos como dios manda para que el fuego tire, y con otras dos pedrolas al final, tras mucho esfuerzo e intento, saco una chispa y prendo la yesca. Avivo con unos pocos soplidos controlados y cuando tengo una llama mas decente la coloco con cuidado bajo los palos, y poco a poco la hogera tira.
Para entonces el llega con algunos bichos de mar en su cuenco, los cuales miro con chiribitas en los ojos. Estarían ricos?
-Seguro que saben mucho a arena.- y parece que la idea me entusiasma, por como lo digo.
-Derfi? Me vas a llamar pollo, en serio? Una urraca no tiene nada que ver con un pollo, que conste! -niego con mi dedo. Creía tener mas estilo que un pollo. Los pollos estaban ricos si te los merendabas, las urracas no, por dios! Aunque para ser drow, si que sonaba bastante bien, salvo que se parecia tremendamente a esa otra palabra, delfin. Lo miro con mis grises ojos entornados. Pollo. Pájaro. No era la primera vez....
Me quedo con cara pensativa. Y luego de pensar en aquello, pienso en otra cosa mucho mas estupida. Arrugo mi nariz y entorno mas mis ojos, señalando a Vor en el pecho mientras sigue cual gallego con sus percebes.
-Oye...que clase de pollos criais en la antipoda oscura...? porque si teneis un nombre para decir pollo.... es algun tipo de pollo mutante?
-La fruta tiene mucho azucar, otra cosa es que a ti no te guste. -lo decia por picar, porque en realidad yo comia de lo que fuese.
Noto que tiembla un poco mas de lo debido y lo miro, hasta el momento habia estado mirando al horizonte. ¿Se estará resfriando? Es bastante delgado y no tiene ni una pizca de capa de grasa que lo protega, vale que lleva un monton de ropa pero igual se está acatarrando. Lo arrimo un poco mas a mi, bajo mi brazo. No debiamos tardar en movernos de ese sitio.
-Tú dale una oportunidad, veras que bien. Si no naufragamos, todo saldrá perfecto! Ahora, al puerto, eso...
Me mira con una sonrisa muy de pillo y su baston lo medio empuja, quiza azuzandolo para que se vaya a buscar la cena. Entonces se me acerca un poco y me da un fugacisimo beso en la barbilla, antes de salir pitando como si tuviese un muelle en el culo, a buscar cangrejillos o algo. Yo sonrio, divertido, pasandome una mano por la barbilla mientras lo miro. ¡Pero qué timido! Tenia su plus de adorabilidad cuando se portaba asi. Ya le iría quitando la vergüenza poco a poco.
-Ooooook, un fuego, un fuego. -y como se suponia que hacia yo un fuego aqui a pie de mar? Con algas? Con pelo?
Me levanto sacudiendo algo de arena de mi tunica y me rasco la barbilla pensativamente mientras el pesca. Por un momento estoy a punto de mandar a la mierda el fuego y abalanzarme sobre el y tirarlo al agua, pero desisto, pues no quiero traumatizarlo en su primera entrada en contacto con el mar. Asi que vuelvo hacia la linea del bosque y cojo algo de leña y algunas piedras, y una vez en la arena, hago un agujero y lo rodeo con piedras para protegerlo de la brisa. Habia cogido hojarasca seca para que me hiciera de yesca y coloco los palos como dios manda para que el fuego tire, y con otras dos pedrolas al final, tras mucho esfuerzo e intento, saco una chispa y prendo la yesca. Avivo con unos pocos soplidos controlados y cuando tengo una llama mas decente la coloco con cuidado bajo los palos, y poco a poco la hogera tira.
Para entonces el llega con algunos bichos de mar en su cuenco, los cuales miro con chiribitas en los ojos. Estarían ricos?
-Seguro que saben mucho a arena.- y parece que la idea me entusiasma, por como lo digo.
-Derfi? Me vas a llamar pollo, en serio? Una urraca no tiene nada que ver con un pollo, que conste! -niego con mi dedo. Creía tener mas estilo que un pollo. Los pollos estaban ricos si te los merendabas, las urracas no, por dios! Aunque para ser drow, si que sonaba bastante bien, salvo que se parecia tremendamente a esa otra palabra, delfin. Lo miro con mis grises ojos entornados. Pollo. Pájaro. No era la primera vez....
Me quedo con cara pensativa. Y luego de pensar en aquello, pienso en otra cosa mucho mas estupida. Arrugo mi nariz y entorno mas mis ojos, señalando a Vor en el pecho mientras sigue cual gallego con sus percebes.
-Oye...que clase de pollos criais en la antipoda oscura...? porque si teneis un nombre para decir pollo.... es algun tipo de pollo mutante?
Resoplé como un caballo ofendido en cuanto me decía que la fruta tenía mucha azúcar. Bueno. BUENO. Estaba dulce, sí, pero… Que no me iba a decir que una chuche era peor que una asquerosa y repugnante y ácida naranja. O igual tenía a ver con que cogiera naranjas del primer árbol que me cruzara e igual eran decorativas. Pero nada, yo ahí estaba cayendo en sus redes de picamiento, como era propio en mi.
Debió interpretar mis tembleques y tirites como que tenía frío, más como que me dieran miedo sus historias tan retorcidas, y se apretujó contra mí. Y yo era un semidrow super comodón que muy felizmente acepté aquel arrime. Que no era precisamente lo que fuera a solventar mis tembleques, pero yo ahí, 100% a gustirrín. Hablaba de que le diera una oportunidad al mar y que todo iría bien mientras… -¿¡N-No naufragar!? ¿Ser una opción? Oh no, oh no…- Con aquel oleaje infernal, aquella extensión terrible y… Lo JODIDAMENTE frío que estaba, lo último que necesitaba en mi vida es naufragar. En el subterráneo los ríos pueden ser enormes y forman lagos. Pero jamás en mi vida había visto uno cuyo final fuera imposible de ver de un simple vistazo. Pero allí estaba yo, mirando a la distancia. Y todo lo que se atisbaba desde aquel punto era una línea recta que se perdía entre nubarrones.
Luego vino aquel desastroso y dramático intento de beso que provocó que en segundos estuviéramos unos cuantos metros dentro del agua. Dejé que él se ocupara de su fuego, cosa que pareció hacer tras dar unas cuantas vueltas. No lo neguemos: Yo intentaba comprobar que se saliera con la suya. De reojo lo vi que se iba para el bosque a coger cosillas. Reconozco que incluso empecé a temer al no verle pero regresó al poco rato y empezó a montar sus cosas. Despedí un suspiro aliviado. Era una estupidez que fuera a preocuparme por cosas tan ínfimas, ¿No? ¿Qué podía pasarle? Vale, estábamos en guerra, habían pasado cosas, habían monstruitos y elementos varios, pero…
Me aseguré de ir con una buena sonrisa al lado de la hoguera, aprovechando su precioso calor para poder normalizar mi temperatura. Por eso de haberme mojado estaba más frío que nunca y ni las capas, ni los abrigos ni la manta que llevaba enrollada me lograban equilibrar un poco la temperatura. Me criticaba que mis bichitos sabían mucho a arena. -Pues soplales! O pásales aire, que tu saber.- Achuché de nuevo a un cangrejo para meterlo dentro del cuenco. Iba separando un poco las cosas. Mandé a Zer’tath traerme un poco de agua para empezar a cocinar aquellos bichejos, mientras con algún que otro trozo lo empleaba ya en empezar a darles calor. Con el agua me aseguré de meterlos en remojo para hacer un… ¿Cocido? ¡Y yo que sabía! A mi que me preguntaran de setas, eso era mi especialidad.
Puse la estrella por encimita con mi mano mientras los bichos se hacían, y les había echado sal, porque siempre llevaba cosas así encima. Él me criticaba mi mote y yo le hice cara de ofendido. -¡Derfi es pollo pero poder ser pollo de pollito de pájaro pequeño y no de pollo!- Le respondí como si hubiera dicho algo terrible. -Y drows no tener forma de hacer palabras diminutivas. Para drows, todas las cosas son juan o juanazo. no juanito. Así que tu ser derfi, pero de pollo pollico, y no de pollo-pollo.- Realmente no se lo diría si no quería. Pero le miraba como si quisiera saber si con ese segundo planteamiento el mote le agradaba más. Él pensaba y no quise interrumpirle eso. Por lo que me puse a repartir los ya cocinados bichejos, en dos pequeños Zer’tath-platos. Le alargué el suyo -que había procurado dejar hermoso- y miré el mío, que había cuidado más bien poco porque me daba igual tener los bichejos separados o no.
De repente me señaló y yo automáticamente le enseñé los dientes como si fuera un gato bufado. Me preguntaba que qué tipo de pollos teníamos, diciendo que si eran pollos mutantes. ¡Menuda ofensa! -En antípoda haber algún tipo de ave y cosa rara. Nosotros tener palabras para pollo pero pollo por ser pequeños. No tenemos gallos malijnos. Aunque los seres de la antípoda son… Distintos. Pero hacer caso, tenemos de todo. Monstruos malos, animales de granja… Dyospiros era un granjero o algo así y tener pulgones de leche. Seguramente iba con rastrillo y con un trozo de trigo en boca. Me lo imagino. Y esos pulgones daban… pues… leche, eso es. Rica. Dulce. Mejor que vaca.- Yo no la había probado pero me gustaba picarle de vez en cuanto. -Nosotros no tener muchos mamíferos allí abajo, pero más réptiles. Papá tenía… Y creo que tiene un lagarto tan grande que poder montarse encima. Inkhial. Más majo imposible.
Mis palabras habían adquirido un tono nostálgico y miraba al cielo ya prácticamente nocturno como si pudiera recordar mirando las estrellas. La verdad es que ellas, con sus brillitos, parpadeos y sus muchas cosas lograban entretenerme más de lo que me gustaría admitir. La Luna era más bien escasa durante aquella noche, y lo agradecía. Agité la cabeza y acabé de cascar un cangrejo con ayuda del bastón y me quedé muy agusto con su sabor. Miré muy a la distancia, en la playa, y fruncí el ceño y entrecerré los ojos. -Creo que ver luces muy lejos en playa. ¿Tu creer que ser puerto? ¿Querer dormir aquí e ir mañana o ir ahora y dormir allí en lugar civilizado?- A mi ambas opciones me parecían fantásticas, aunque mi resfriado no opinaba lo mismo. Habíamos dormido ya en la intemperie demasiadas veces y los estornudos, mocos y toses me amargaban la existencia como pocas veces lo habían hecho.
Debió interpretar mis tembleques y tirites como que tenía frío, más como que me dieran miedo sus historias tan retorcidas, y se apretujó contra mí. Y yo era un semidrow super comodón que muy felizmente acepté aquel arrime. Que no era precisamente lo que fuera a solventar mis tembleques, pero yo ahí, 100% a gustirrín. Hablaba de que le diera una oportunidad al mar y que todo iría bien mientras… -¿¡N-No naufragar!? ¿Ser una opción? Oh no, oh no…- Con aquel oleaje infernal, aquella extensión terrible y… Lo JODIDAMENTE frío que estaba, lo último que necesitaba en mi vida es naufragar. En el subterráneo los ríos pueden ser enormes y forman lagos. Pero jamás en mi vida había visto uno cuyo final fuera imposible de ver de un simple vistazo. Pero allí estaba yo, mirando a la distancia. Y todo lo que se atisbaba desde aquel punto era una línea recta que se perdía entre nubarrones.
Luego vino aquel desastroso y dramático intento de beso que provocó que en segundos estuviéramos unos cuantos metros dentro del agua. Dejé que él se ocupara de su fuego, cosa que pareció hacer tras dar unas cuantas vueltas. No lo neguemos: Yo intentaba comprobar que se saliera con la suya. De reojo lo vi que se iba para el bosque a coger cosillas. Reconozco que incluso empecé a temer al no verle pero regresó al poco rato y empezó a montar sus cosas. Despedí un suspiro aliviado. Era una estupidez que fuera a preocuparme por cosas tan ínfimas, ¿No? ¿Qué podía pasarle? Vale, estábamos en guerra, habían pasado cosas, habían monstruitos y elementos varios, pero…
Me aseguré de ir con una buena sonrisa al lado de la hoguera, aprovechando su precioso calor para poder normalizar mi temperatura. Por eso de haberme mojado estaba más frío que nunca y ni las capas, ni los abrigos ni la manta que llevaba enrollada me lograban equilibrar un poco la temperatura. Me criticaba que mis bichitos sabían mucho a arena. -Pues soplales! O pásales aire, que tu saber.- Achuché de nuevo a un cangrejo para meterlo dentro del cuenco. Iba separando un poco las cosas. Mandé a Zer’tath traerme un poco de agua para empezar a cocinar aquellos bichejos, mientras con algún que otro trozo lo empleaba ya en empezar a darles calor. Con el agua me aseguré de meterlos en remojo para hacer un… ¿Cocido? ¡Y yo que sabía! A mi que me preguntaran de setas, eso era mi especialidad.
Puse la estrella por encimita con mi mano mientras los bichos se hacían, y les había echado sal, porque siempre llevaba cosas así encima. Él me criticaba mi mote y yo le hice cara de ofendido. -¡Derfi es pollo pero poder ser pollo de pollito de pájaro pequeño y no de pollo!- Le respondí como si hubiera dicho algo terrible. -Y drows no tener forma de hacer palabras diminutivas. Para drows, todas las cosas son juan o juanazo. no juanito. Así que tu ser derfi, pero de pollo pollico, y no de pollo-pollo.- Realmente no se lo diría si no quería. Pero le miraba como si quisiera saber si con ese segundo planteamiento el mote le agradaba más. Él pensaba y no quise interrumpirle eso. Por lo que me puse a repartir los ya cocinados bichejos, en dos pequeños Zer’tath-platos. Le alargué el suyo -que había procurado dejar hermoso- y miré el mío, que había cuidado más bien poco porque me daba igual tener los bichejos separados o no.
De repente me señaló y yo automáticamente le enseñé los dientes como si fuera un gato bufado. Me preguntaba que qué tipo de pollos teníamos, diciendo que si eran pollos mutantes. ¡Menuda ofensa! -En antípoda haber algún tipo de ave y cosa rara. Nosotros tener palabras para pollo pero pollo por ser pequeños. No tenemos gallos malijnos. Aunque los seres de la antípoda son… Distintos. Pero hacer caso, tenemos de todo. Monstruos malos, animales de granja… Dyospiros era un granjero o algo así y tener pulgones de leche. Seguramente iba con rastrillo y con un trozo de trigo en boca. Me lo imagino. Y esos pulgones daban… pues… leche, eso es. Rica. Dulce. Mejor que vaca.- Yo no la había probado pero me gustaba picarle de vez en cuanto. -Nosotros no tener muchos mamíferos allí abajo, pero más réptiles. Papá tenía… Y creo que tiene un lagarto tan grande que poder montarse encima. Inkhial. Más majo imposible.
Mis palabras habían adquirido un tono nostálgico y miraba al cielo ya prácticamente nocturno como si pudiera recordar mirando las estrellas. La verdad es que ellas, con sus brillitos, parpadeos y sus muchas cosas lograban entretenerme más de lo que me gustaría admitir. La Luna era más bien escasa durante aquella noche, y lo agradecía. Agité la cabeza y acabé de cascar un cangrejo con ayuda del bastón y me quedé muy agusto con su sabor. Miré muy a la distancia, en la playa, y fruncí el ceño y entrecerré los ojos. -Creo que ver luces muy lejos en playa. ¿Tu creer que ser puerto? ¿Querer dormir aquí e ir mañana o ir ahora y dormir allí en lugar civilizado?- A mi ambas opciones me parecían fantásticas, aunque mi resfriado no opinaba lo mismo. Habíamos dormido ya en la intemperie demasiadas veces y los estornudos, mocos y toses me amargaban la existencia como pocas veces lo habían hecho.
Le doy vueltas en mis manos a una lapa de esas antes de zamparmela. Estaba horriblemente salada y crujía. Lo miro mientras mastico con mis dos cejas alzadas
-Soplarles pa que? La arena cruje. Es interesante. Una textura! Mientras no me deje las muelas, todo bien. Eso si...
Comienzo a hacer una cara rara según voy comiendo mas de eso, la lengua se me estaba quedando cual estropajo. Exceso de sal, cocinar bichos de mar con agua de mar y ademas echarle el añadido de sal....
-Me está dando mucha sed
Su explicacion de juanes juanazos juanitos pollos y pollitos me deja jodidamente confuso asi que me dedico a terminar el cuenco que me habia preparado, mirandolo con la tipica mirada de "ok te escucho pero no entiendo una mierda". Al final le sonrio y le devuelvo el plato vacio.
-No entiendo ni pío, pero vale.
La historia de los bichos de alli y del pasado de granjero de Dyospiros me llenan de interes, asi como del bicho mascota de su padre, una lagartija que debia de ser enorme, seguro. Le doy unas palmadas en el hombro al notarlo ponerse nostalgico, en plan de animos. Le estaba entrando morriña por la familia, pero era normal al pensar en ello. Al pensar en ello, supongo.
-Cuando estes triste, piensa en Dyos ordeñando pulgones gigantes. Con un sombrero de paja en la cabeza.
Luego miro en la direccion que él me indica, efectivamente, detectando luces tambien. Alli distantes en la playa. Él me pregunta si ahcer noche aqui o continuar....
-Pues no sabria decirte como de lejos estan. Pero aqui hace frio, tu estas empapado por tu pesca y antes tiritabas. Sera mejor andar que quedarse quietos paraos.
Me levanto cogiendolo de la mano para que él haga lo mismo. Con el pie empujo un monton de arena al fuego, apagandolo, y clavo mis ojos en las distantes luces. No me habia soltado de su mano asi que tiro un poco de él para que comience a andar en mi direccion y me siga.
-En serio, tengo mucha sed.
-Soplarles pa que? La arena cruje. Es interesante. Una textura! Mientras no me deje las muelas, todo bien. Eso si...
Comienzo a hacer una cara rara según voy comiendo mas de eso, la lengua se me estaba quedando cual estropajo. Exceso de sal, cocinar bichos de mar con agua de mar y ademas echarle el añadido de sal....
-Me está dando mucha sed
Su explicacion de juanes juanazos juanitos pollos y pollitos me deja jodidamente confuso asi que me dedico a terminar el cuenco que me habia preparado, mirandolo con la tipica mirada de "ok te escucho pero no entiendo una mierda". Al final le sonrio y le devuelvo el plato vacio.
-No entiendo ni pío, pero vale.
La historia de los bichos de alli y del pasado de granjero de Dyospiros me llenan de interes, asi como del bicho mascota de su padre, una lagartija que debia de ser enorme, seguro. Le doy unas palmadas en el hombro al notarlo ponerse nostalgico, en plan de animos. Le estaba entrando morriña por la familia, pero era normal al pensar en ello. Al pensar en ello, supongo.
-Cuando estes triste, piensa en Dyos ordeñando pulgones gigantes. Con un sombrero de paja en la cabeza.
Luego miro en la direccion que él me indica, efectivamente, detectando luces tambien. Alli distantes en la playa. Él me pregunta si ahcer noche aqui o continuar....
-Pues no sabria decirte como de lejos estan. Pero aqui hace frio, tu estas empapado por tu pesca y antes tiritabas. Sera mejor andar que quedarse quietos paraos.
Me levanto cogiendolo de la mano para que él haga lo mismo. Con el pie empujo un monton de arena al fuego, apagandolo, y clavo mis ojos en las distantes luces. No me habia soltado de su mano asi que tiro un poco de él para que comience a andar en mi direccion y me siga.
-En serio, tengo mucha sed.
Yo también me arrepentí de eso de echarle sal a algo salado, pero intentaba hacer buena cara. Pero la arena me daba puto asco. Le gruñí como un perro rabioso en cuanto dijo que era una textura interesante, negando con la cabeza. Menuda tontería. Aquello era repugnante. Y no me gustaba demasiado el sabor… O igual la ausencia, AUSENCIA de sabor por culpa de la puñetera sal. Él se quejaba de que tenía sed. -Pues… ¡Tu culpa! Tu decir que mar es salado. Si no haber mucha agua, ¿Sí?- Porque probablemente si hubiera dicho que el mar estaba dulce hubiera sido cierto eso también.
Me miraba con cara de no enterarse de nada. Yo le respondía con unos ojos relucientes, fulgurantes, con una expresión enfadada. Y me dijo que no entendía ni pío. -¡Entonces no quejar si yo te llamar derfi, copón! Porque si no escuchas… ¡No tienes derecho a quejar! Tiene sentido, ¿Vale? ¡Maldito seas!- Yo estaba la mar de ofendido por eso de que no me entendiera aquella explicación y consideraba que es que no me estaba realmente prestando atención. Con cara perro le fui contando aquellas otras cosas.
Me interrumpieron unas palmadas que provocaron que suspirara casi como si me fuera a desinflar, cual globo. Le levanté una ceja, abrí la boca y callé. Me dijo que pensara en una imagen bien rara para calmarme. -Tu estás tarao, Roäc. No hay paja allí abajo.- Me encogí de hombros sin acabar de ver la gracia a alguien haciendo tal noble faena como la de conseguir comida para una familia trabajadora, tan respetables ellos.
Parecía parecerle bien eso de ir andando. Por el frío y por mi salud. -Eso no es nada.- Dejé ir como una queja cansada, con un tono de voz que ni trataba de ocultar que fuera una mentira. Yo ya había acabado mi comida y aunque tenía sed no era el mayor de mis pensamientos. Me agarró y me puso en pie. Y como que me arrastró en dirección a las luces. Yo sonreí medianamente, tras otro breve suspiro, y sin soltarle la mano empecé a caminar. Si quería mano cogida ahí nos quedábamos. Mandé al ya libre Zer’tath recoger mis cosas, y yo disfrutaba de caminar sobre la fría arena con los pies descalzos.
-Si tener sed, Roäc, tonces no hablar.- Le dije. -Disfrutar del momento, ¿Sí?- Yo estaba la mar de feliz. Muerto de frío, con la mano de un muerto, pero feliz. No sé cuanto rato nos llevó llegar hasta el puerto pero definitivamente no se me hizo largo. En este había una pequeña población, donde lo primero que hice fue buscar una fuente para que pudiéramos beber ambos. Había un barco de mediano tamaño atracado en el puerto.
Me abrigué mucho, muchísimo, hasta dejar solo visible los tristes ojuelos y poco más de cara. Con la noche no creí que fueran a notar que no era un sucio, repugnante humano. Haciendo acopio de valor pregunté a uno que hacia donde iba el barco. Y me indicaron que hacía ruta pesquera o algo así hasta Irlanda, pero que a veces pillaban gente para sacarse un dinerillo extra. -Por la vía legal que lo haremos, mozo- Le dije a Roäc en drow porque es así como me salió.
Muy gentil yo me dirigí al puerto y tras maldecir un poco con mis típicos Vith a todo el jaleo que había por allí, encontré un tío que se hacía responsable de aquella cosa. Con mi mejor cara de seriedad le pregunté el precio así de un viajecito para dos. El resultado: Salía caro. Más de lo que me gustaba. Muy a regañadientes saqué parte de mis ahorros, no sin mirar brevemente a Roäc con un rostro un poco… indescriptible. -Maldita sea.- Mascullé nuevamente en drow. Nos indicaron que pasármaos con mucha parsimonia, no sin mirar igual más de la cuenta. Me eché la capucha por encima y pregunté de inmediato si tendríamos habitación o algo. Y uno que pasaba por allí nos dio muy majas explicaciones sobre pasar la noche, si gustábamos, en los putos almacenes.
Gruñendo y regruñendo ni pregunté cuando partirían. Me fui directo a aquella cueva. Estaba todo más oscuro de lo que me esperaría y llegué incluso a utilizar a Zer’tath para alumbrar el camino a mi compañero, más que a mí. -No hace mucha más calor, Roäc… Yo… ¡Yo me esperar otra cosa! Desde almacén no ver nada, y si se inunda, ser lo primero que se inundar del barco. Igual mañana despertar ahogados. Malo… ¡Malo!- No estaba de muy buen humor por cuestiones de dinero. Era un paso hacia atrás en aquella idea de contratar un nigromante para lo de mi hermano. Y aunque no iba a sacar el tema, nada quitaba que me sintiera jodidamente estafado. Pero en tiempos de guerra pedir justicia era nulo. Más cuando uno tenía que hacer esfuerzos por no descubrir su acento raro… Poco discutir y mucho callar. Y yo, mucho morro que hacía ahora.
Me miraba con cara de no enterarse de nada. Yo le respondía con unos ojos relucientes, fulgurantes, con una expresión enfadada. Y me dijo que no entendía ni pío. -¡Entonces no quejar si yo te llamar derfi, copón! Porque si no escuchas… ¡No tienes derecho a quejar! Tiene sentido, ¿Vale? ¡Maldito seas!- Yo estaba la mar de ofendido por eso de que no me entendiera aquella explicación y consideraba que es que no me estaba realmente prestando atención. Con cara perro le fui contando aquellas otras cosas.
Me interrumpieron unas palmadas que provocaron que suspirara casi como si me fuera a desinflar, cual globo. Le levanté una ceja, abrí la boca y callé. Me dijo que pensara en una imagen bien rara para calmarme. -Tu estás tarao, Roäc. No hay paja allí abajo.- Me encogí de hombros sin acabar de ver la gracia a alguien haciendo tal noble faena como la de conseguir comida para una familia trabajadora, tan respetables ellos.
Parecía parecerle bien eso de ir andando. Por el frío y por mi salud. -Eso no es nada.- Dejé ir como una queja cansada, con un tono de voz que ni trataba de ocultar que fuera una mentira. Yo ya había acabado mi comida y aunque tenía sed no era el mayor de mis pensamientos. Me agarró y me puso en pie. Y como que me arrastró en dirección a las luces. Yo sonreí medianamente, tras otro breve suspiro, y sin soltarle la mano empecé a caminar. Si quería mano cogida ahí nos quedábamos. Mandé al ya libre Zer’tath recoger mis cosas, y yo disfrutaba de caminar sobre la fría arena con los pies descalzos.
-Si tener sed, Roäc, tonces no hablar.- Le dije. -Disfrutar del momento, ¿Sí?- Yo estaba la mar de feliz. Muerto de frío, con la mano de un muerto, pero feliz. No sé cuanto rato nos llevó llegar hasta el puerto pero definitivamente no se me hizo largo. En este había una pequeña población, donde lo primero que hice fue buscar una fuente para que pudiéramos beber ambos. Había un barco de mediano tamaño atracado en el puerto.
Me abrigué mucho, muchísimo, hasta dejar solo visible los tristes ojuelos y poco más de cara. Con la noche no creí que fueran a notar que no era un sucio, repugnante humano. Haciendo acopio de valor pregunté a uno que hacia donde iba el barco. Y me indicaron que hacía ruta pesquera o algo así hasta Irlanda, pero que a veces pillaban gente para sacarse un dinerillo extra. -Por la vía legal que lo haremos, mozo- Le dije a Roäc en drow porque es así como me salió.
Muy gentil yo me dirigí al puerto y tras maldecir un poco con mis típicos Vith a todo el jaleo que había por allí, encontré un tío que se hacía responsable de aquella cosa. Con mi mejor cara de seriedad le pregunté el precio así de un viajecito para dos. El resultado: Salía caro. Más de lo que me gustaba. Muy a regañadientes saqué parte de mis ahorros, no sin mirar brevemente a Roäc con un rostro un poco… indescriptible. -Maldita sea.- Mascullé nuevamente en drow. Nos indicaron que pasármaos con mucha parsimonia, no sin mirar igual más de la cuenta. Me eché la capucha por encima y pregunté de inmediato si tendríamos habitación o algo. Y uno que pasaba por allí nos dio muy majas explicaciones sobre pasar la noche, si gustábamos, en los putos almacenes.
Gruñendo y regruñendo ni pregunté cuando partirían. Me fui directo a aquella cueva. Estaba todo más oscuro de lo que me esperaría y llegué incluso a utilizar a Zer’tath para alumbrar el camino a mi compañero, más que a mí. -No hace mucha más calor, Roäc… Yo… ¡Yo me esperar otra cosa! Desde almacén no ver nada, y si se inunda, ser lo primero que se inundar del barco. Igual mañana despertar ahogados. Malo… ¡Malo!- No estaba de muy buen humor por cuestiones de dinero. Era un paso hacia atrás en aquella idea de contratar un nigromante para lo de mi hermano. Y aunque no iba a sacar el tema, nada quitaba que me sintiera jodidamente estafado. Pero en tiempos de guerra pedir justicia era nulo. Más cuando uno tenía que hacer esfuerzos por no descubrir su acento raro… Poco discutir y mucho callar. Y yo, mucho morro que hacía ahora.
-Es verdad, no te dije que era agua salada. - frunzo mi ceño, confundido, como podia haber olvidado eso?! si era la mierda mas importante sobre el mar! - nunca bebas agua salada, o te volverás loco. LOCO!
Gruñe y regruñe mas, a este paso le va a robar el puesto a Dyospiros en cuanto a gruñimientos. Lo de que no haya paja alli es un problema para la escena que habia imaginado, pero bueno, se puede sustituir por musgo.
-M'as jodio el chiste y lo sabes.
Con la boca mas seca que una torta de esparto, camino con él, llevando un poco la delantera hasta que nos acercamos a las luces, momento en el cual aminoro sensiblemente. Él se enfunda bastante mucho, hasta que apenas se le ve la piel ni se le note que es un drow, tan embozado como va. Yo por un momento dudo. Debi haberme convertido en una urraca. Mi color de piel es bastante normal, pero voy un tanto estrafalario con esas ropas y esos pelos. Aunque todo el mundo a dia de hoy esta acostumbrado a ese tipo de cosas, parece. Mientras no me encuentre con algun radical, no habran problemas.
Yo sigo a Vor, que se encarga de negociar los precios y la ruta. Al final consigue algo, pero le sale caro. Resoplo algo contrariado, el dinero es valioso, joder. Arrugo mi nariz y miro con una sonrisa semiasesina al que nos ha cobrado tanto. Entro tras Vor, que va encapuchadisimo...yo no tengo capucha. Pero paso de encoger los hombros o intentar aparentar menos. Con pasos decididos me muevo hasta cubierta como si hubiese sido un marinero desde que tenia cinco puñeteros años.
-No te preocupes por el dinero, Vor. - y le susurré algo mas bajo- lo recuperaremos.- no haber mostrado mi forma de animago aun podia tener ciertas ventajas. Un ladron de profesion.
Con mi tipica sonrisa de despreocupacion y de que todo va a salirnos puto bien ingreso en los almacenes con él, donde usa su baston para iluminar algo. Me siento a lo indio frente a el, mirandolo de modo vivaz.
-Lo sé, es una mierda, a que si? Nos perderemos el paisaje... pero tranquilo, si temes que se inunde, haremos guardias. Tu duerme primer, y yo vigilo.
Me levanto asomandome a la puerta, que esta tras subir unas escaleritas muy cutres. Es la tipica puerta de estas de techo, veo pies ir y venir. La cierro porque aun es pronto.
-Me quedao con la cara del tipo de las monedas.- sonrio emocionado y malignamente, fechorizar oro era lo mejor del mundo, y mas si era para revertir un acto de injusticia!
Gruñe y regruñe mas, a este paso le va a robar el puesto a Dyospiros en cuanto a gruñimientos. Lo de que no haya paja alli es un problema para la escena que habia imaginado, pero bueno, se puede sustituir por musgo.
-M'as jodio el chiste y lo sabes.
Con la boca mas seca que una torta de esparto, camino con él, llevando un poco la delantera hasta que nos acercamos a las luces, momento en el cual aminoro sensiblemente. Él se enfunda bastante mucho, hasta que apenas se le ve la piel ni se le note que es un drow, tan embozado como va. Yo por un momento dudo. Debi haberme convertido en una urraca. Mi color de piel es bastante normal, pero voy un tanto estrafalario con esas ropas y esos pelos. Aunque todo el mundo a dia de hoy esta acostumbrado a ese tipo de cosas, parece. Mientras no me encuentre con algun radical, no habran problemas.
Yo sigo a Vor, que se encarga de negociar los precios y la ruta. Al final consigue algo, pero le sale caro. Resoplo algo contrariado, el dinero es valioso, joder. Arrugo mi nariz y miro con una sonrisa semiasesina al que nos ha cobrado tanto. Entro tras Vor, que va encapuchadisimo...yo no tengo capucha. Pero paso de encoger los hombros o intentar aparentar menos. Con pasos decididos me muevo hasta cubierta como si hubiese sido un marinero desde que tenia cinco puñeteros años.
-No te preocupes por el dinero, Vor. - y le susurré algo mas bajo- lo recuperaremos.- no haber mostrado mi forma de animago aun podia tener ciertas ventajas. Un ladron de profesion.
Con mi tipica sonrisa de despreocupacion y de que todo va a salirnos puto bien ingreso en los almacenes con él, donde usa su baston para iluminar algo. Me siento a lo indio frente a el, mirandolo de modo vivaz.
-Lo sé, es una mierda, a que si? Nos perderemos el paisaje... pero tranquilo, si temes que se inunde, haremos guardias. Tu duerme primer, y yo vigilo.
Me levanto asomandome a la puerta, que esta tras subir unas escaleritas muy cutres. Es la tipica puerta de estas de techo, veo pies ir y venir. La cierro porque aun es pronto.
-Me quedao con la cara del tipo de las monedas.- sonrio emocionado y malignamente, fechorizar oro era lo mejor del mundo, y mas si era para revertir un acto de injusticia!
A mi me sonaba que me lo había dicho, otra cosa es que mi pésimo subconsciente no hubiera recordado aquello. Pero había sido un desastre culinario, algo que mi pobre e inocente yo -tan aplicado en el tema de las especias- no hubiera podido retener siquiera tal pizca de información. Para algo que debía dárseme bien y la liaba de tal manera, tan tristemente, tan terriblemente. Lo del chiste, pero, seguía sin entenderlo, y le dediqué la más inocente y tierna de mis miradicas, como si yo no supiera nada y fuera un mero conejo degollado.
Él era poco discreto. De eso me di cuenta tal y como nos acercamos al puertecillo. Todas las pelambreras multicoloris al aire, como no. Que bueno, igual lo confundían por un friki de los calcetines estos, o mangas, yo que sé, y lo veían normal. Pero a mi me parecía un pelo muy único y dudaba que nadie en su sano juicio pensara que eso no era natural. Putos. Él también pareció saber la gran pérdida monetaria de ese día y resoplé con él tras mirar feo al imbécil. Yo, tan drow y tan acostumbrado a la oscuridad, le había visto hasta los repugnantes pelos que le salían de las orejas.
Roäc me decía que no me preocupara por el dinero. Levanté la mirada con el ceño fruncido. Aquello era importante. Aunque la siguiente palabra me permitió relajar algo el rostro, abandonándolo a una leve sonrisa. -¿Tu crees que poder? ¿Sin violencia?- A mi robar se me daba bien, pero tendía a implicar algún que otro golpe si no me salía con la mía. Véase el niño pelirrojo y su bici robada. Bici que me habían desgraciado dos días después… Ya estábamos en el almacén, con la ténue luz de Zer’tath iluminándonos.
Yo me senté también para quedarme ahí acurrucado como una bola de harapos. Los ojillos me asomaban, bien relucientes por el mismo brillo de Zer’tath, entre una ínfima rendija entre capucha y bufanda. Él también parecía decepcionado por no poder ver el paisaje y yo dejé escapar un pequeño suspiro. Dijo de montar guardias, por si se inundaba. Al principio me pareció algo estupendo pero luego me di cuenta que igual poder dormir toda la noche y en compañía era mejor que vigilar que se inundara todo. Un ruido infernal, quizás de como si estuvieran arrancando aquella monstruosidad, me hizo recordar que en aquel momento estábamos bajo el nivel del mar.
Se asomó por una puertecilla y me levanté yo también. La cerró y me contó su plan, tan sencillamente afirmando que recordaba al tipo. -Y… ¿Y si se dar cuenta? Uy…- Subí yo por la escalerilla por el mero hecho de no quedarme solo en el almacén. -Pero tu tener cuidado, yo confío en que robar bien, pero… Mírate. Malo. Maaaaaaaaaalo.- Negué con la cabeza y me quité la capa para, sin preguntar, ponérsela a él por encima como si fuera un burka de to la vida. -¿Ves? Tu ahora irreconocible. Si ellos ver ahora decir, “wow, este ser tipo raro, nosotros no conocer, mejor no enfrentar”- Le dije entre bostezo y bostezo, estirándome.
Otro ruido jodidamente infernal interrumpió mis pensamientos. Me agarré a él con fuerza, nuevamente, temblando. Lo cierto es que aparte de la moto de Dyos nunca había estado encima de algún aparato de aquellos que llamaban vehículos, al menos con motor o… Lo que fuera que tuviera eso, porque igual tenían un dragón ahí encerrado. Eso habría sido preferible, porque un drow sabe más de lagartos que no de barcos. De repente me caí de culo en la escalera porque aquello se había movido. -... S-Se mover.- Afirmé lo obvio. Negué con la cabeza. -Vale, yo… Yo dejar en paz, ¿Sí? Tu cuidar ahí, ¿Ok?- Le dejé a Zer’tath en sus manos por si necesitaba iluminación. -Y si se poner pesado mandar conmigo.- Salté, como buen crío, desde lo alto de las escaleras hasta lo más bajo, aterrizando impecablemente. Aunque me volví a caer porque el bamboleo del barco me estaba poniendo muy de los nervios.
Ahí me quedé. Saqué una mantilla de mi saco y, arrastrándome a un rincón, hice una especie de saco de dormir, usando la bolsa de cojín. Tras acomodarme miré una última vez al bicho. -E-... Entonces cuando ser mi turno tu avisar, ¿Sí? Bu… Buenas noches, e-eh…- Me dejé caer sobre el cojín y me abrigué sin dejar de temblar, haciéndome el dormido. No. Nada más lejos de la realidad. Todo aquello se seguía moviendo, el olor a sal, el tembleque del motor, el mío propio… Creo que bajo tanta manta se notaba incluso el movimiento ese nervioso. Suspiré y cerré los ojos, confiando en que me acabaría relajando en algún momento u otro. Me abrazaba a mi mismo a falta de pajarraco o bastón al que aferrarme, temiendo algo el no tener compañía nocturna.
Él era poco discreto. De eso me di cuenta tal y como nos acercamos al puertecillo. Todas las pelambreras multicoloris al aire, como no. Que bueno, igual lo confundían por un friki de los calcetines estos, o mangas, yo que sé, y lo veían normal. Pero a mi me parecía un pelo muy único y dudaba que nadie en su sano juicio pensara que eso no era natural. Putos. Él también pareció saber la gran pérdida monetaria de ese día y resoplé con él tras mirar feo al imbécil. Yo, tan drow y tan acostumbrado a la oscuridad, le había visto hasta los repugnantes pelos que le salían de las orejas.
Roäc me decía que no me preocupara por el dinero. Levanté la mirada con el ceño fruncido. Aquello era importante. Aunque la siguiente palabra me permitió relajar algo el rostro, abandonándolo a una leve sonrisa. -¿Tu crees que poder? ¿Sin violencia?- A mi robar se me daba bien, pero tendía a implicar algún que otro golpe si no me salía con la mía. Véase el niño pelirrojo y su bici robada. Bici que me habían desgraciado dos días después… Ya estábamos en el almacén, con la ténue luz de Zer’tath iluminándonos.
Yo me senté también para quedarme ahí acurrucado como una bola de harapos. Los ojillos me asomaban, bien relucientes por el mismo brillo de Zer’tath, entre una ínfima rendija entre capucha y bufanda. Él también parecía decepcionado por no poder ver el paisaje y yo dejé escapar un pequeño suspiro. Dijo de montar guardias, por si se inundaba. Al principio me pareció algo estupendo pero luego me di cuenta que igual poder dormir toda la noche y en compañía era mejor que vigilar que se inundara todo. Un ruido infernal, quizás de como si estuvieran arrancando aquella monstruosidad, me hizo recordar que en aquel momento estábamos bajo el nivel del mar.
Se asomó por una puertecilla y me levanté yo también. La cerró y me contó su plan, tan sencillamente afirmando que recordaba al tipo. -Y… ¿Y si se dar cuenta? Uy…- Subí yo por la escalerilla por el mero hecho de no quedarme solo en el almacén. -Pero tu tener cuidado, yo confío en que robar bien, pero… Mírate. Malo. Maaaaaaaaaalo.- Negué con la cabeza y me quité la capa para, sin preguntar, ponérsela a él por encima como si fuera un burka de to la vida. -¿Ves? Tu ahora irreconocible. Si ellos ver ahora decir, “wow, este ser tipo raro, nosotros no conocer, mejor no enfrentar”- Le dije entre bostezo y bostezo, estirándome.
Otro ruido jodidamente infernal interrumpió mis pensamientos. Me agarré a él con fuerza, nuevamente, temblando. Lo cierto es que aparte de la moto de Dyos nunca había estado encima de algún aparato de aquellos que llamaban vehículos, al menos con motor o… Lo que fuera que tuviera eso, porque igual tenían un dragón ahí encerrado. Eso habría sido preferible, porque un drow sabe más de lagartos que no de barcos. De repente me caí de culo en la escalera porque aquello se había movido. -... S-Se mover.- Afirmé lo obvio. Negué con la cabeza. -Vale, yo… Yo dejar en paz, ¿Sí? Tu cuidar ahí, ¿Ok?- Le dejé a Zer’tath en sus manos por si necesitaba iluminación. -Y si se poner pesado mandar conmigo.- Salté, como buen crío, desde lo alto de las escaleras hasta lo más bajo, aterrizando impecablemente. Aunque me volví a caer porque el bamboleo del barco me estaba poniendo muy de los nervios.
Ahí me quedé. Saqué una mantilla de mi saco y, arrastrándome a un rincón, hice una especie de saco de dormir, usando la bolsa de cojín. Tras acomodarme miré una última vez al bicho. -E-... Entonces cuando ser mi turno tu avisar, ¿Sí? Bu… Buenas noches, e-eh…- Me dejé caer sobre el cojín y me abrigué sin dejar de temblar, haciéndome el dormido. No. Nada más lejos de la realidad. Todo aquello se seguía moviendo, el olor a sal, el tembleque del motor, el mío propio… Creo que bajo tanta manta se notaba incluso el movimiento ese nervioso. Suspiré y cerré los ojos, confiando en que me acabaría relajando en algún momento u otro. Me abrazaba a mi mismo a falta de pajarraco o bastón al que aferrarme, temiendo algo el no tener compañía nocturna.
-Por supuesto, sin violencia de ningun tipo, soy un experto, un genio, guante blanco....o mejor dicho negro.
Miro sus ojos que parecen casi dos faros ahi en la oscuridad. TIenen luz propia o reflejan la de Zer'tath. Los mios son vivaces, siempre, brillantes pero solo si les da la luz, no porque sean faros linternosos como los suyos. Sonrio entornando la mirada ligeramente.
-Nah, no se van a dar cuenta, descuida. - me aparto de la escalerilla quedando frente a el con los brazos en jarras. -No soy malo, solo redistribuyo la deuda, equilibro. Ese dinero ademas solo hará daño al marinero, si, lo se. Mejor con nosotros. Dejemos que cuente sus monedas un poco...
Maquiavelicamente despreocupado sonreia yo. El me echa su capa por encima y yo dejo escapar una risa leve. Si, seguro que con esa capa iba a intimidarles o algo. No me la quito por el momento y lo veo desperezarse. Cuando se mueve el barco por fin yo levanto mi barbilla, si, sin duda nos movemos. Mantengo el equilibrio, eso de no ver no me gusta demasiado...cuando vuelo me gusta saber por donde voy, siempre.
Me endosa a Zer'tath, pero tal como tenia pensado hacer las cosas, no podia llevarlo conmigo. Mas bien, seria como un faro para que me detectasen.
-Quedate tu con él Vor, prefiero pasar desapercibido. Y por Dios que se defenderme!
Él baja entonces de un brinco pero se cae, lo cual me hace cerrar un ojo porque parece doloroso. Cuando se acurruca bajo yo tambien, baston en mano y capa oscura sobre la cabeza, y me agacho a su lado destapandolo un poco para darle un beso, dandome igual si estaba dormido o si no. Pero lo hice de modo leve, no apresudaro pero tampoco despacio.
-Lo dejo contigo.
Apoyo a Osten a su lado y me levanto yendo hacia la puerta. Dejo caer la capa por los escalones al abrirla un poco, arrastrando un pico solo, transformandome en urraca y colandome con un rapido aleteo por el hueco que dejé. Un trozo de capa queda estrategicamente pillado por la trampilla para evitar que se cierre del todo y facilitarme el retorno.
En mi forma de pajarraco oscuro y pequeño, nadie repara en mi. Alzo el vuelo rapidamente y sin hacer ni un ruido me situo en algun punto alto desde el cual buscar al capitan, o no se si es el capitan o no, el caso es, al tio de pelo en las orejas que nos vendio el viaje. Lo localizo en cubierta al poco rato. Paso varios minutos observandolo, hasta que lo veo apartarse de los demas y acercarse a la borda. Irá a mear o algo, porque se ha apartado bastante. El momento perfecto. Mientras choca chorros con el mar, me fijo en que su cinturon colguero está el saquete con monedas... pero necesito una distraccion mas larga. Asi que uso mi control del viento, que en esta forma es algo mas debil pero igualmente usable por lo que puedo advertir, y de un aletazo le lanzo un golpe de viento para hacerlo perder el equilibrio, no es que lo quiera tirar por la borda ni nada...aprovecho que se mueve mucho y le toca agarrarse para bajar en picado y robarle la bolsita. No me cuesta mucho. Reemprendo el vuelo y para cuando el termina de subirse bien los pantalones yo ya estoy de vuelta a los almacenes, recuperando mi forma "habitual" una vez dentro. Habrian pasado cosa de quince minutos o algo mas, pero es que las obras maestras requieren tiempo..
Recupero la capa, tapandome con ella y situandome en el frio suelo de la bodega con Vor. Poco a poco el barco se habia alejado de la costa, dejando atras tierras inglesas, y con nosotros dentro.
Miro sus ojos que parecen casi dos faros ahi en la oscuridad. TIenen luz propia o reflejan la de Zer'tath. Los mios son vivaces, siempre, brillantes pero solo si les da la luz, no porque sean faros linternosos como los suyos. Sonrio entornando la mirada ligeramente.
-Nah, no se van a dar cuenta, descuida. - me aparto de la escalerilla quedando frente a el con los brazos en jarras. -No soy malo, solo redistribuyo la deuda, equilibro. Ese dinero ademas solo hará daño al marinero, si, lo se. Mejor con nosotros. Dejemos que cuente sus monedas un poco...
Maquiavelicamente despreocupado sonreia yo. El me echa su capa por encima y yo dejo escapar una risa leve. Si, seguro que con esa capa iba a intimidarles o algo. No me la quito por el momento y lo veo desperezarse. Cuando se mueve el barco por fin yo levanto mi barbilla, si, sin duda nos movemos. Mantengo el equilibrio, eso de no ver no me gusta demasiado...cuando vuelo me gusta saber por donde voy, siempre.
Me endosa a Zer'tath, pero tal como tenia pensado hacer las cosas, no podia llevarlo conmigo. Mas bien, seria como un faro para que me detectasen.
-Quedate tu con él Vor, prefiero pasar desapercibido. Y por Dios que se defenderme!
Él baja entonces de un brinco pero se cae, lo cual me hace cerrar un ojo porque parece doloroso. Cuando se acurruca bajo yo tambien, baston en mano y capa oscura sobre la cabeza, y me agacho a su lado destapandolo un poco para darle un beso, dandome igual si estaba dormido o si no. Pero lo hice de modo leve, no apresudaro pero tampoco despacio.
-Lo dejo contigo.
Apoyo a Osten a su lado y me levanto yendo hacia la puerta. Dejo caer la capa por los escalones al abrirla un poco, arrastrando un pico solo, transformandome en urraca y colandome con un rapido aleteo por el hueco que dejé. Un trozo de capa queda estrategicamente pillado por la trampilla para evitar que se cierre del todo y facilitarme el retorno.
En mi forma de pajarraco oscuro y pequeño, nadie repara en mi. Alzo el vuelo rapidamente y sin hacer ni un ruido me situo en algun punto alto desde el cual buscar al capitan, o no se si es el capitan o no, el caso es, al tio de pelo en las orejas que nos vendio el viaje. Lo localizo en cubierta al poco rato. Paso varios minutos observandolo, hasta que lo veo apartarse de los demas y acercarse a la borda. Irá a mear o algo, porque se ha apartado bastante. El momento perfecto. Mientras choca chorros con el mar, me fijo en que su cinturon colguero está el saquete con monedas... pero necesito una distraccion mas larga. Asi que uso mi control del viento, que en esta forma es algo mas debil pero igualmente usable por lo que puedo advertir, y de un aletazo le lanzo un golpe de viento para hacerlo perder el equilibrio, no es que lo quiera tirar por la borda ni nada...aprovecho que se mueve mucho y le toca agarrarse para bajar en picado y robarle la bolsita. No me cuesta mucho. Reemprendo el vuelo y para cuando el termina de subirse bien los pantalones yo ya estoy de vuelta a los almacenes, recuperando mi forma "habitual" una vez dentro. Habrian pasado cosa de quince minutos o algo mas, pero es que las obras maestras requieren tiempo..
Recupero la capa, tapandome con ella y situandome en el frio suelo de la bodega con Vor. Poco a poco el barco se habia alejado de la costa, dejando atras tierras inglesas, y con nosotros dentro.
Y aquí me encuentro de nuevo, en ésta playa, en la que maté al cíclope aquella vez, sí, aquel cíclope amante y protector de las rocas del mundo, vaya flipao aquel, tal vez debí haberle pedido el contacto de su camello, porque madre mía... Era el día acordado, en el que me encontraría con Adramelech para iniciar el viajecito a la torre aquella tan chunga y tan maligna de nigromantes. Yo ya iba preparado para ésto, parecía el típico tío que viaja solo de un lado del mundo a otro. Ya solo quedaba esperar a mi acompañante y guía, quien ya debería de haber sido operado por Aikawa-sensei, habrá que ver que tal se manejará el tipo con la mano nueva, si es necesario lo entrenaré durante el viaje para ir acostumbrándolo.
Me acerco a la orilla y miro al horizonte, tal vez en éste encuentro encuentre el final a mi viaje, tal vez sea mi muerte, o tal vez sea el asesinato hacia el nigromante que cometeré, el cual dictará el final de mi travesía, pero eh, oye, que lo mismo no se consigue nada y no acaba aquí ¿que puta basura de final sería éste si hace realmente poco que llegué aquí? solo llevo unos meses y siento como si hubiese sido todo muy corto, como si hubiese sido "Chico la temporada ya se está acabando, así que es hora de cerrar" "¿Cómo? Pero si aún han quedado cosas sin explicar" "Me da igual chico, nos hemos quedado sin pasta para seguir produciendo éste anime, ve tirando del manga o novela de la que sales".
-Ésta vez... vuestras muertes no habrán sido en vano... y mis sacrificios tampoco -dije estando en completa soledad, llevándome mi mano derecha a mi ojo rojo, con la manga en éste brazo, cualquiera pensaría que es un guantelete guay capaz de despedazar, no se percatarían que es una mano de metal ennegrecida.
Me acerco a la orilla y miro al horizonte, tal vez en éste encuentro encuentre el final a mi viaje, tal vez sea mi muerte, o tal vez sea el asesinato hacia el nigromante que cometeré, el cual dictará el final de mi travesía, pero eh, oye, que lo mismo no se consigue nada y no acaba aquí ¿que puta basura de final sería éste si hace realmente poco que llegué aquí? solo llevo unos meses y siento como si hubiese sido todo muy corto, como si hubiese sido "Chico la temporada ya se está acabando, así que es hora de cerrar" "¿Cómo? Pero si aún han quedado cosas sin explicar" "Me da igual chico, nos hemos quedado sin pasta para seguir produciendo éste anime, ve tirando del manga o novela de la que sales".
-Ésta vez... vuestras muertes no habrán sido en vano... y mis sacrificios tampoco -dije estando en completa soledad, llevándome mi mano derecha a mi ojo rojo, con la manga en éste brazo, cualquiera pensaría que es un guantelete guay capaz de despedazar, no se percatarían que es una mano de metal ennegrecida.
Ya han transcurrido dos o tres días desde que quedé con Aikawa en el punto acordado. Una taberna de las afueras me pareció el lugar más apropiado, pocas preguntas y privacidad. Podría haberlo llevado hasta la base de los Soul, pero no es recomendable llevar a nadie ajeno a la organización. El tipo se había presentado puntual a la cita, a pesar de que yo no daba un duro por ello, pero resultó ser bastante profesional al final. Ya venía con la mano preparada y a medida, con lo cual no quedaba más que realizar esa pequeña operación para insertarla y hacerla funcional. El proceso de ensamblaje resultó algo molesto, aunque soportable, y en menos de una hora ya la tenía lista. Lo de manejarla ya llevó un poco más de rato, y supongo que todavía llevará algunos días más. Ya el simple hecho de haber recuperado la mano y buena parte de su funcionalidad es suficiente. Probar la electricidad ya será otro asunto. Tras contemplar la mano fascinado le di las gracias a Aikawa, recordándole que le debo una, quiero devolverle el favor de algún modo, y también a Kosuke, por poneros en contacto.
Una buena oportunidad de hacerlo es la que viene ahora, ayudarlo en todo lo que pueda durante la aventura que estamos a punto de emprender. Así que me puse en marcha apenas unas horas después de aquella operación, ya que el trayecto hasta la costa es largo, y a pie lleva más de una jornada. Cuando por fin llego al punto acordado me encuentro con Kosuke, a varios metros de distancia todavía. Él ha sido bastante más puntual que yo, así que espero que no lleve aquí esperando demasiado tiempo. Camino hacia él sin ninguna prisa, suponiendo que él todavía no me ha visto. Lo dudo, parece absorto contemplando el horizonte, tal vez con demasiadas cosas en la cabeza ahora que vamos a comenzar el viaje. Decido llamar su atención sin hablar, y de paso hacer una pequeña prueba con la mano recién implantada. Aikawa me dijo que soportaría la electricidad, pero...tengo mis dudas. Decido comprobarlo por mi mismo, concentrando electricidad a lo largo de mi brazo para después pasarla a la mano, esperando tener éxito y que aquello no pegue un petardazo. Apunto a la arena, justo al lado de Kosuke, descargando un rayo no demasiado potente al ser sólo una prueba.
- Deja de mirar épicamente el amoñecer y vamos buscando una barca que coger prestada para largarnos. Es lo que hice la otra vez, ro...coger una barca de pescadores. - me encojo de hombros mientras sigo andando, caminando hasta llegar a la altura de Kosuke, parando a su lado. - Tenías razón, tu amigo es un genio en esto. No creí que un trozo de metal pudiese llegar a servir casi como una mano de verdad. Gracias por la ayuda.- termino ahora ya más en serio que con el saludo inicial, aunque en cierto modo las palabras sin actos me siguen sonando un tanto vacías. Ya tendré ocasión de demostrarlo luego.
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éxito:mano usada ser bien
fallo: mano usada ser mal
Una buena oportunidad de hacerlo es la que viene ahora, ayudarlo en todo lo que pueda durante la aventura que estamos a punto de emprender. Así que me puse en marcha apenas unas horas después de aquella operación, ya que el trayecto hasta la costa es largo, y a pie lleva más de una jornada. Cuando por fin llego al punto acordado me encuentro con Kosuke, a varios metros de distancia todavía. Él ha sido bastante más puntual que yo, así que espero que no lleve aquí esperando demasiado tiempo. Camino hacia él sin ninguna prisa, suponiendo que él todavía no me ha visto. Lo dudo, parece absorto contemplando el horizonte, tal vez con demasiadas cosas en la cabeza ahora que vamos a comenzar el viaje. Decido llamar su atención sin hablar, y de paso hacer una pequeña prueba con la mano recién implantada. Aikawa me dijo que soportaría la electricidad, pero...tengo mis dudas. Decido comprobarlo por mi mismo, concentrando electricidad a lo largo de mi brazo para después pasarla a la mano, esperando tener éxito y que aquello no pegue un petardazo. Apunto a la arena, justo al lado de Kosuke, descargando un rayo no demasiado potente al ser sólo una prueba.
- Deja de mirar épicamente el amoñecer y vamos buscando una barca que coger prestada para largarnos. Es lo que hice la otra vez, ro...coger una barca de pescadores. - me encojo de hombros mientras sigo andando, caminando hasta llegar a la altura de Kosuke, parando a su lado. - Tenías razón, tu amigo es un genio en esto. No creí que un trozo de metal pudiese llegar a servir casi como una mano de verdad. Gracias por la ayuda.- termino ahora ya más en serio que con el saludo inicial, aunque en cierto modo las palabras sin actos me siguen sonando un tanto vacías. Ya tendré ocasión de demostrarlo luego.
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éxito:mano usada ser bien
fallo: mano usada ser mal
Dados
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
El miembro 'Adramelech Svensson' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
'Probabilidad' :
'Probabilidad' :
Los viejos tiempos dejaron de inundarme en cuanto sentí caer un rayo al lado mía, alertándome y casi desenvainando la katana, menos mal que no llegué a desenvainar por completo, pues era Adramelech quién me "saludó" de manera electrificante (... señor user, no se en qué trabajas, pero un consejo, no cambies tu curro por el de monologuista), yo ya sabía que el chico es capaz de lanzar rayos, pero miro con más detenimiento, pues creo ver alguna que otra chispa cargada en su brazo derecho, el cual ya no tiene muñón, sino una mano de metal, creada por el viejo Kenji.
-Sí sí, ya dejo de ponerme moñas con el amanecer éste. Parece que tu nueva mano funciona bien -me cruzo de brazos, la mano es básica, pero bueno, el pidió una así, que mientras funcione y aguante valdrá -¿Te estás acostumbrando bien? ¿Te notas raro? ¿Incómodo? -el tema del miembro fantasma es una mierda, a mi me pasaba, pero me acabé acostumbrando a éste brazo, y es como si éste fuera realmente el mio, con el que nací -Llegaste en barca a Irlanda... bueno, probemos suerte con eso de encontrar barca -no cuela chico, casi dices robar, pero a mi no se me escapan las cosas, pero bueno, en ésta época de guerra, el robar está a la orden del día, de hecho, por el camino me pillé algo de comida, que nos va a hacer falta durante el camino.
-Pues claro que es un genio, la única pega es que es un tío vago y que con cualquier cosa se distrae, pero cuando tiene trabajo, se toma su tiempo, pero lo hace mejor que cualquier científico o ingeniero de la Alianza Humana, éste salió bastante bien, y supo adaptarlo a lo que soy capaz, y a mi no me des las gracias, dáselas a él, yo sólo me vi reflejado en ti y decidí pasarte el contacto, nada más -dije con una expresión seria, pero sonriendo de lado, creo que se el chico se lo propone, conseguirá sus objetivos, no solo el del nigromante, sino su ideal, es utópico, difícil de alcanzar, pero seguramente lo consiga, si no le apuñalan por la espalda claro, no estoy muy metido en el tema de los Soul Reapers, pero ya lo dije, aunque todos pertenezcan a una misma organización, puede que algunos quieran realizar el tema de darle a todo el mundo magia mediante la fuerza, o puede que existan otros como mi compañero, que lo darían si el otro accede de forma voluntaria.
Saco un guante negro de una pequeña bolsa que llevo atada a la espalda, sacando un guante de ella y se la ofrezco al Soul Reaper -Por si quieres ponértela en tu mano nueva, algunos lo llevan porque les da cosa enseñarla, otros para mantener oculta de que es de metal y si paras yo que se, un golpe de espada, se quede el tío "¿Pero qué cojones? ¿como no te he cortado la mano?" y le digas "Digamos que, tengo buena mano para éstas cosas" y el tío se flipe en cuanto se de cuenta que es de metal -sería gracioso ver esa situación la verdad, pero bueno, vamos a ponernos serios ya -Eso de la barca para acortar distancia suena bien, pero también podemos ir a pie, tardar un poquito más, y por el camino, entrenarte para que te acostumbres a tu Manuela nueva -pffffffft... Manuela -Tú eliges, llegar allí o aprovechar el tiempo que estaremos durante el camino para practicar.
-Sí sí, ya dejo de ponerme moñas con el amanecer éste. Parece que tu nueva mano funciona bien -me cruzo de brazos, la mano es básica, pero bueno, el pidió una así, que mientras funcione y aguante valdrá -¿Te estás acostumbrando bien? ¿Te notas raro? ¿Incómodo? -el tema del miembro fantasma es una mierda, a mi me pasaba, pero me acabé acostumbrando a éste brazo, y es como si éste fuera realmente el mio, con el que nací -Llegaste en barca a Irlanda... bueno, probemos suerte con eso de encontrar barca -no cuela chico, casi dices robar, pero a mi no se me escapan las cosas, pero bueno, en ésta época de guerra, el robar está a la orden del día, de hecho, por el camino me pillé algo de comida, que nos va a hacer falta durante el camino.
-Pues claro que es un genio, la única pega es que es un tío vago y que con cualquier cosa se distrae, pero cuando tiene trabajo, se toma su tiempo, pero lo hace mejor que cualquier científico o ingeniero de la Alianza Humana, éste salió bastante bien, y supo adaptarlo a lo que soy capaz, y a mi no me des las gracias, dáselas a él, yo sólo me vi reflejado en ti y decidí pasarte el contacto, nada más -dije con una expresión seria, pero sonriendo de lado, creo que se el chico se lo propone, conseguirá sus objetivos, no solo el del nigromante, sino su ideal, es utópico, difícil de alcanzar, pero seguramente lo consiga, si no le apuñalan por la espalda claro, no estoy muy metido en el tema de los Soul Reapers, pero ya lo dije, aunque todos pertenezcan a una misma organización, puede que algunos quieran realizar el tema de darle a todo el mundo magia mediante la fuerza, o puede que existan otros como mi compañero, que lo darían si el otro accede de forma voluntaria.
Saco un guante negro de una pequeña bolsa que llevo atada a la espalda, sacando un guante de ella y se la ofrezco al Soul Reaper -Por si quieres ponértela en tu mano nueva, algunos lo llevan porque les da cosa enseñarla, otros para mantener oculta de que es de metal y si paras yo que se, un golpe de espada, se quede el tío "¿Pero qué cojones? ¿como no te he cortado la mano?" y le digas "Digamos que, tengo buena mano para éstas cosas" y el tío se flipe en cuanto se de cuenta que es de metal -sería gracioso ver esa situación la verdad, pero bueno, vamos a ponernos serios ya -Eso de la barca para acortar distancia suena bien, pero también podemos ir a pie, tardar un poquito más, y por el camino, entrenarte para que te acostumbres a tu Manuela nueva -pffffffft... Manuela -Tú eliges, llegar allí o aprovechar el tiempo que estaremos durante el camino para practicar.
Abro y cierro los dedos de mi nueva mano metálica, como comprobando su buena funcionalidad cuando él la menciona. No está nada mal, aunque todavía la sienta algo rara. Será cuestión de acostumbrarse. - Bueno, algo raro si me noto, pero por ahora va bien. No había probado antes lo de lanzar rayos, aunque me ha salido, más o menos. No he tenido todavía tiempo para probarla en condiciones. - por lo menos no me siento tan MANCO como antes, en todos los sentidos. Ya era hora de recuperar la mano perdida. Comienzo a caminar con él por la orilla para buscar una barca, pensando en lo raro que suena decir que te has ido a Irlanda en barca. Vale que el trayecto no es muy largo, pero los mares suelen estar revueltos.
- Pues no me extrañaría que naufragáramos un poco, pero no hay muchas más opciones para llegar. Ninguno tenemos chismes voladores, ni barcos grandes que puedan llevarnos. Y mucho menos alguien en quien confiar. No me meteré en un barco de traficantes, que luego acabamos por ahí despiezados, querrán robarnos los órganos. Y las manos. Sobre todo si tienen cobre. Hay mucho quinqui roba cobre, ¿sabes?- mientras vamos caminando me cuenta más cosas sobre su colega Aikawa, a quien tiene la suerte de tener de su lado. Los científicos pueden ser muy peligrosos de estar en el bando equivocado, si ese estuviese en la Alianza sería un verdadero problema. Ya veré como le doy las gracias, pero parece un tipo bastante difícil de contentar, por su manera de ser extravagante, no sé qué podría gustarle.
- ¿ Te refieres a que tú también te sentías un inútil sin el brazo? ...supongo que a todos nos pasa. - suspiro de manera resignada, imaginando que él tuvo que pasar por algo similar cuando le sucedió aquello. Acepto el guante negro que saca Kosuke, las ideas que da son bastante acertadas y le veo utilidad a lo de mantener la mano en secreto. Debe de ser un poema la cara del imbécil que golpee una mano de metal. - Y acto seguido le metes un puñetazo en la cara, para rematar la faena. Lo veo, definitivamente. - miro a Kosuke con cara de "seriously?" cuando dice eso de ir a pie para ir entrenando, señalando después a lo que tenemos delante, algo así como mucha, muchísima agua. - Ehh...a no ser que seas un jesucristo colega que puede caminar por las aguas...no nos queda otra que ir en barca. Y mira, por suerte ahí hay una abandonada. - tiro de él para ir más rápido hacia la barca, echando un ojo a su estado. No es malo, y el tamaño es adecuado para dos. También tiene motor, lo que se agradece para no tener que remar, que estamos en el siglo XXI. Tras meterla al agua nos montamos los dos, arrancando para poner rumbo hacia costas irlandesas. Ya por el camino entrenaremos la mano del metal, eso si no nos ahogamos antes de llegar, que el mar anda revuelto.
- Pues no me extrañaría que naufragáramos un poco, pero no hay muchas más opciones para llegar. Ninguno tenemos chismes voladores, ni barcos grandes que puedan llevarnos. Y mucho menos alguien en quien confiar. No me meteré en un barco de traficantes, que luego acabamos por ahí despiezados, querrán robarnos los órganos. Y las manos. Sobre todo si tienen cobre. Hay mucho quinqui roba cobre, ¿sabes?- mientras vamos caminando me cuenta más cosas sobre su colega Aikawa, a quien tiene la suerte de tener de su lado. Los científicos pueden ser muy peligrosos de estar en el bando equivocado, si ese estuviese en la Alianza sería un verdadero problema. Ya veré como le doy las gracias, pero parece un tipo bastante difícil de contentar, por su manera de ser extravagante, no sé qué podría gustarle.
- ¿ Te refieres a que tú también te sentías un inútil sin el brazo? ...supongo que a todos nos pasa. - suspiro de manera resignada, imaginando que él tuvo que pasar por algo similar cuando le sucedió aquello. Acepto el guante negro que saca Kosuke, las ideas que da son bastante acertadas y le veo utilidad a lo de mantener la mano en secreto. Debe de ser un poema la cara del imbécil que golpee una mano de metal. - Y acto seguido le metes un puñetazo en la cara, para rematar la faena. Lo veo, definitivamente. - miro a Kosuke con cara de "seriously?" cuando dice eso de ir a pie para ir entrenando, señalando después a lo que tenemos delante, algo así como mucha, muchísima agua. - Ehh...a no ser que seas un jesucristo colega que puede caminar por las aguas...no nos queda otra que ir en barca. Y mira, por suerte ahí hay una abandonada. - tiro de él para ir más rápido hacia la barca, echando un ojo a su estado. No es malo, y el tamaño es adecuado para dos. También tiene motor, lo que se agradece para no tener que remar, que estamos en el siglo XXI. Tras meterla al agua nos montamos los dos, arrancando para poner rumbo hacia costas irlandesas. Ya por el camino entrenaremos la mano del metal, eso si no nos ahogamos antes de llegar, que el mar anda revuelto.
El mensaje enviado por mi demoníaco padre llegó hace ya varias semanas, pero hasta este momento no he tenido tiempo de partir de viaje hacia tierras irlandesas. Antes de mi marcha debía disponer y dejar en orden varios asuntos, todos ellos relacionados con la organización de las diferentes hermandades. También acabamos perdiendo al rescatado líder de la calavera de metal, no sobrevivió a los intentos de quitarle aquella horrible maldición que lo había transformado en un monstruo. Sé que debería haber acudido antes, pero me ha sido imposible hacerlo. Tampoco había ninguna orden muy explícita, ni sé exactamente en qué asuntos andaban metidos. Mi hijo ha mantenido un silencio sepulcral hasta el momento, a excepción de la carta que me envió pidiéndome exactamente lo mismo que Khaled. No puedo retrasarme ni un día más.
Acudo a la playa de Durdle Door al amanecer, escoltada por dos miembros de mi hermandad que me acompañarán en el trayecto. La pequeña embarcación en la que partiremos está en la orilla desde el día anterior, cuando vinieron a dejarla. Creo una pequeña barrera de hielo para que el oleaje no les moleste mientras terminan de prepararlo todo, una especie de muro que los proteja. Espero unos minutos mientras preparan lo necesario para partir, dedicándome a dar un pequeño paseo por la orilla, sin alejarme demasiado del lugar. Mis pasos me acaban llevando hasta el arco de piedra más representativo de la playa, lugar en el que me detengo para observar el mar, tomándome un momento de tranquilidad que no tendré en mucho tiempo. Cuando Khaled está de por medio siempre suceden cosas...
Pasados unos 30 minutos camino de regreso a la barca, ya lista para partir. Mis compañeros me esperan ya montados, ayudándome a subir a la embarcación. Después despliegan velas y sueltan amarras, comenzando a navegar rumbo a las costas irlandesas.
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Off: editado para sacar personaje
Acudo a la playa de Durdle Door al amanecer, escoltada por dos miembros de mi hermandad que me acompañarán en el trayecto. La pequeña embarcación en la que partiremos está en la orilla desde el día anterior, cuando vinieron a dejarla. Creo una pequeña barrera de hielo para que el oleaje no les moleste mientras terminan de prepararlo todo, una especie de muro que los proteja. Espero unos minutos mientras preparan lo necesario para partir, dedicándome a dar un pequeño paseo por la orilla, sin alejarme demasiado del lugar. Mis pasos me acaban llevando hasta el arco de piedra más representativo de la playa, lugar en el que me detengo para observar el mar, tomándome un momento de tranquilidad que no tendré en mucho tiempo. Cuando Khaled está de por medio siempre suceden cosas...
Pasados unos 30 minutos camino de regreso a la barca, ya lista para partir. Mis compañeros me esperan ya montados, ayudándome a subir a la embarcación. Después despliegan velas y sueltan amarras, comenzando a navegar rumbo a las costas irlandesas.
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Off: editado para sacar personaje
Llego a la playa sumida en mis pensamientos, después de varias semanas retirada en mi casa. Estiro uno de los vendajes que sobresalen debajo de mi manga mientras frunzo el ceño. La batalla había resultado... decepcionante, tal vez ya no sabía pelear, tal vez todo había cambiado, o puede que estuviese siendo demasiado dura conmigo misma. La verdad era que había perdido facultades y era obvio que ya no estaba tan en forma como a comienzos de la guerra.
Sin saber cómo, mis pasos me llevaron a una roca que formaba un gran arco, la brisa marina soplaba con fuerza y el olor a mar resultaba gratificante. Sin embargo, una sensación extraña recorría mi cuerpo al mirar hacia el horizonte.
Sin saber cómo, mis pasos me llevaron a una roca que formaba un gran arco, la brisa marina soplaba con fuerza y el olor a mar resultaba gratificante. Sin embargo, una sensación extraña recorría mi cuerpo al mirar hacia el horizonte.
Para un demonio no era problema desplazarse grandes distancias en cuestion de segundos, y para un nigromante tampoco. Por eso no me costó abandonar Irlanda rumbo a Inglaterra, dejando la Torre de la Alta Hechicería bien custodiada eso si, al haber sentido una perturbacion en las fuerzas oscuras, a las que por razones obvias era especialmente sensible. Una fuerza demoniaca se agitaba en esta zona, una muy fuerte. Y aquello me llamaba de sobremanera, como la luz a un insecto. No era algo que pudiera dejar pasar. Ademas, el aberrante odio que sentia por otros demonios me empujaba a perseguir cual perro de presa cualquier apice demoniaco que escapase de mi control...o del de Khaled.
Aparecimos en los pequeños acantilados que rodeaban la playa, a traves de un portal demoniaco que se cerró a nuestra espalda. El paraje era nuevo para ambos, en realidad. Una torva sonrisa se insinuó en los labios de Khaled. Aunque pronto se borró cuando capté el aura de una mortal por alli. La informacion que su aura me dio hizo que Khaled estrechase el yugo una vez mas, de modo rapido.
"Otra vez? Y cuando me vas a dejar divertirme? Tengo que recordarte gracias a quien estás vivo?"
"Es una Soul Reaper. No te vas a divertir con mi hermandad, Belialt"
Un segundo teletransporte me llevó desde las alturas de las rocas hasta la arena de la playa, donde se encontraba la mujer, concretamente, unos cuantos metros a sus espaldas. Su aura no estaba ni mucho menos limpia. Podia ver la mancha de oscuridad que se formaba a su alrededor. Era pesada, sin duda, aunque no era un agujero de negrura irremediable tampoco.
-¿Crees que el horizonte te va a dar una respuesta a lo que buscas? Más allá no hay nada...
Aparecimos en los pequeños acantilados que rodeaban la playa, a traves de un portal demoniaco que se cerró a nuestra espalda. El paraje era nuevo para ambos, en realidad. Una torva sonrisa se insinuó en los labios de Khaled. Aunque pronto se borró cuando capté el aura de una mortal por alli. La informacion que su aura me dio hizo que Khaled estrechase el yugo una vez mas, de modo rapido.
"Otra vez? Y cuando me vas a dejar divertirme? Tengo que recordarte gracias a quien estás vivo?"
"Es una Soul Reaper. No te vas a divertir con mi hermandad, Belialt"
Un segundo teletransporte me llevó desde las alturas de las rocas hasta la arena de la playa, donde se encontraba la mujer, concretamente, unos cuantos metros a sus espaldas. Su aura no estaba ni mucho menos limpia. Podia ver la mancha de oscuridad que se formaba a su alrededor. Era pesada, sin duda, aunque no era un agujero de negrura irremediable tampoco.
-¿Crees que el horizonte te va a dar una respuesta a lo que buscas? Más allá no hay nada...
Estreché mi mirada observando aquel horizonte oscuro, la sensación perturbadora no dejaba de rondar mi cuerpo y entonces un escalofrío recorrió mi espalda, poco antes de que una voz sonase a mi espalda. De forma instintiva giré alzando la mano incendiada hacia aquella voz, sabiendo al ver su aspecto lo absurdo que resultaba ese gesto.
-No busco respuestas.
Extinguí la llama de mi mano bajándola, sin embargo aún me mantenía alerta.
-Se bien que no hay nada, no hace falta que un ser me lo diga.
Comencé a andar hacia él parando a escasos pasos, observando su naturaleza, una naturaleza nada ajena a mi conocimiento.
-No hay nada que puedas querer de mi. Demonio.
-No busco respuestas.
Extinguí la llama de mi mano bajándola, sin embargo aún me mantenía alerta.
-Se bien que no hay nada, no hace falta que un ser me lo diga.
Comencé a andar hacia él parando a escasos pasos, observando su naturaleza, una naturaleza nada ajena a mi conocimiento.
-No hay nada que puedas querer de mi. Demonio.
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