Playa de Durdle Door

La mujer se giró hacia mi con llamas en sus  manos, gesto que me reveló a que hermandad pertenecia. Una que habia perdido a su mejor lider hacia ya mucho tiempo...Mis pupilas se clavaron en las llamas que se extinguieron rapidamente, en cuanto su rostro  demostró haberse dado cuenta de saber cuan inutil era ese gesto de amenaza.

-Todos buscan respuestas. Negarlo es solo tan estupido como creer que las conseguirán.

Alcé levemente una ceja, pues habia demostrado cierta inteligencia al decir que sabia bien que no habia nada. Mi mirada se volvio de neutra a peligrosa cuando se refirio a mi como "ser". Pero en realidad no se equivocaba. ¿Qué eramos....?

"Un ser mas ancestral que las rocas que pisas ahora, convertidas en arena por el paso de los siglos"

Sabia entonces que trataba con un demonio. En parte si, en parte no. Trataba tambien con un Soul  Reaper. Desconocia por qué la mujer tenia tales conocimientos, pero en cuanto se aproximó a mi golpee su mente con visiones del infierno. Duraron apenas un cuarto de segundo, pero aquel fragmento de tiempo era suficiente para obligar a cualquier mente y a cualquier alma a detenerse a analizar lo que acababa de ver o sentir.

Cerré los ojos entonces, brevemente. Usar las habilidades demoniacas siempre hacia que pudiera tomar él mas el control. En esos instantes la union era aun mayor. Volvi a abrirlos, con un tenue brillo rojizo en ellos.
- No, no hay nada que pueda desear de ti. Yo no. Quizá otros si. Eres Soul Reaper, de la hermandad del fuego. No es de este demonio de quien debes preocuparte. Hay fuerzas mas oscuras aquí que la que porto yo.

Sonreí de medio lado, tal vez haciéndome demasiado la valiente, y chasqueé la lengua.
-Me has pillado.
Parpadeé un par de segundos llevando una mano a mi cabeza, aquellos flashes que acababan de encoger mi corazón como si se parase por las terribles visiones que había captado. Fije mi vista en el con espanto, sin saber muy bien que me había mostrado y tragué saliva, adelantando un paso más.
"Siempre me he preguntado la razón de que los demonios se empeñen en defenderse con...estos...poderes. No es que tengan que defenderse de algo en absoluto."
-¿Y eres un demonio bueno y has venido a avisarnos?
Pregunté irónicamente, alzando una ceja. Cruzo ahora mis brazos entornando la mirada.
-Mira si esto se trata de una mierda de esas de hacer un trato por mi alma o algo así, paso.

Fingiendo decisión y entereza, pruebo a dar otro paso más con intención de pasar de largo al demonio y librarme de una buena paliza.

Aunque las visiones habian causado el efecto deseado en la mortal, esta no se detuvo totalmente. Por supuesto que continuó hacia delante, pero aquella...temeridad solia ser un comun en los miembros de la hermandad del fuego. Aunque esta pareciese una oveja descarriada.

La ironia no me era ajena pero no era un termino que yo manejase al expresarme. Por supuesto ella conocia la respuesta: "no existen los demonios buenos". No habia necesidad de malgastar saliva en decirle aquello asi que simplemente la miré y la fria expresion de mi rostro debio hablar por si sola. Aunque como de costumbre, la frialdad de los rasgos contrastaba con la intensidad de los iris, unos ojos cargados de demasiadas cosas a la vez.

-¿Un trato por tu alma? En verdad te dí demasiado credito. No sabes nada de demonios entonces.... -habia cierto tono despectivo en mi voz.

Entonces, cuando la mujer daba otro paso para alejarse de mi presencia, inundé su cabeza y sus sentidos con otra vision mas poderosa que la anterior. Mi propia voz resonaría dentro de su cabeza. Pero en la vision tan solo se veria a ella misma, manejando el igneo poder de las llamas a un nivel que no habria podido imaginar de otro modo.

No necesitas a un demonio para lograr esto. Está dentro de ti. Pero si te rehúsas a verlo, tendre que ayudarte....

Al siguiente instante todo mi cuerpo se habia convertido en llamas y se habia desplazado para volver a posicionarse delante de ella, cerrándole el paso.
-Dime tu nombre

Al pasar por su lado le miré de reojo mientras me hablaba de esa forma tan despectiva. Resultaba ser un demonio extraño, en cierto modo sus expresiones mostraban algo diferente, algo vivo e incluso un atisbo de algo semejante a humano. Desvié la mirada para avanzar un paso más y entonces quedé paralizada.
Podía ver más allá de lo que pasaba en esos momentos a mi alrededor, una imagen cruzando por mis ojos de mi misma o de algo parecido a mí. Mis músculos se tensaron y las articulaciones dejaron de funcionar clavada en el sitio y con la mirada perdida en una expresión angustiosa.
Esa imagen de mi misma era parecida a alguna que ya había visto alguna vez, algo que consideraba mi Boggart, pero la expresión que lucía mostraba que era algo mucho peor que aquella imagen que tanto había temido. Sus palabras sonaban en todas partes y mi mandíbula quedó apretada tratando de liberarme de aquella imagen.
-No está dentro de mi. Eso no soy yo.
Cerré los ojos apretando con fuerza y conseguí dar un paso más, pero al abrir los ojos una masa corpórea de fuego estaba situada frente a mí.
-No quiero tu ayuda, no quiero lo que me has mostrado.
"¿Mi nombre?trucos de demonio... "
-No tendrás mi nombre.
Una leve sonrisa se dibujó en mi rostro acompañado de un soplido que se asemejaba a una risa. Había decidido que al fin y al cabo me encontraba en un callejón sin salida, así que al menos lo habría intentado aunque fuese en vano. Estiré ambos brazos hacia el fuego, clavando las manos en su centro y traté de separarlo hacia ambos lados.

La respuesta biologica de la mujer ante la fuerte vision que le acabo de enviar no se hace de esperar. Paralisis, rigidez....Pero su expresion, mas que fascinacion, parece mostrar angustia. Temor. Si, aquella tambien era una emocion que  habia reflejado muchas veces los rostros de la gente al mostrarles una version mejor de si mismos, una cuyos poderes hasta ellos  podian temer. Como si no se reconociesen, o se asustasen. La vision se desvaneció, y ella negó que pudiera tratarse de su persona.

- Mientes. Las personas adultas no tienen miedo a lo irreal. Te asusta porque sabes que es cierto.

Ladeé mi cabeza, hablandole con cierta condescendencia, como si su supuesta ingenuidad me inspirase compasion. Nada mas lejos. Tan solo estabamos divirtiendonos un poco con ella...o al menos una parte de mi lo hacia. La otra tenia diferentes pretensiones y planes para la Soul.

Entonces le estaba bloqueando el paso, mi cuerpo una masa de llamas y nada mas con forma humana, frente a ella.
-¿Por qué no quieres lo que te muestro? Has sentido miedo al contemplarte? No deberias asustarte de ti misma....

La mortal intentó entonces algo. Apartar la barrera de fuego que yo  frente a ella suponia, enterrando las manos en las llamas. Sentí la emocion de Khaled por ver a un miembro de la  hermandad de fuego probando sus poderes, era algo que llevaba años sin ver. Las llamas se separaron frente a ella, siguiendo el curso de sus manos, pero tenian voluntad propia y se volvieron a reorganizar tras la Malfoy. Esta vez las llamas se extinguieron volviendo a mostrar el cuerpo fisico, pero en el momento apareció un latigo de llamas en la mano izquierda. Y en la derecha, aparecio el báculo de hierro negro retorcido, coronado por la calavera de cristal negra en lo alto.

-Un nombre no me hará más o menos capaz de destruirte, si eso es lo que  piensas. - sacudí el látigo hacia ella, dirigiendo las lenguas de fuego hacia su cuello con intenciones de que este se enrollase a su alrededor. -No te ofrezco un poder vacuo o imposible, si no algo que está a tu alcance. - mis dedos se estrecharon alrededor del baculo de la calavera hasta que los nudillos se quedaron blancos de la fuerza que estaba empleando.  Estaba, por todos los medios, tratando de controlar a Belialt para que no la ahogase. -Dejar de temer tu propio potencial

Seguí negando repetidas veces al escuchar sus palabras que repetían que 'eso' era yo, a la par que forzaba a mis manos a separarse para así romper esa pared ígnea.
-¿Miedo?lo que he sentido no...es... miedo.
Consigo romper la pared pero entonces lo oí a mi espalda, era un demonio que al parecer tenía una idea en su cabeza, o había entrado en un interminable juego en bucle.
-Poder... eso he sentido, y no lo quiero.
Suspiré pensando que aquello no podría acabar bien de ninguna de las maneras.
-En el mundo mágico no puedes menospreciar el poder de un nombre.
Murmuré girando mi rostro para observar y justo en ese momento un látigo de fuego vino hacia mí. Llevé ambas manos a mi cuello, la buena noticia era que no sentía ningún tipo de quemadura, la mala era que aquel otro objeto que sostenía había provocado que un atisbo de pánico se apoderase de mi mirada.
-Eres un soul reapper.
Sentencié con sorpresa al ver aquella calavera, tan distinta de la que me confirió poderes a mí y a la vez tan parecida.
"Uno que es un demonio y tiene en su poder una calavera. Estoy jodida"
Tiré un poco del látigo de fuego que apretaba mi cuello, logrando que las llamas cambiasen su intensidad y poco más. Cogí aire con intensidad, una bocanada grande tal y como me pedía mi cuerpo, bajé una mano al bolsillo toqueteando sin sentido el galeón comunicador por si lograba alertar a alquien a la par que cerré mis ojos y lancé un fogonazo a través del látigo intensificando la llama que se dirigía al demonio.
-¡No quiero lo que me ofreces maldita sea!

-Si no era miedo.... Pero un indudable rechazo al poder que puedes manejar...por qué? Si no tienes miedo, entonces, no puede asustarte perder el control. Si no es miedo al poder, entonces lo es a fracasar y no poder crear nunca esa imagen de ti misma? Una mente abierta puede jugar un importante papel en la historia...y si sabe como controlar sus poderes, jugará un papel digno de recordar...

Sonrei de modo extraño, con una sonrisa unos ojos dignos en estos momentos, del diablo que era, del heraldo de dioses que algun dia fui, al oirla decir que no se debia menospreciar el poder de un nombre en el mundo magico.

-Qué sabras tu de nombres. - escupí con cierto odio en la voz, emociones que escapaban, por supuesto, al control del siempre frio Khaled. Que podia saber ella del poder con el que los nigromantes estrujaban y retorcian nuestro nombre, nuestra esencia. De las cadenas luminosas que ellos suponian para nosotros. Como debiles y aun asi terribles hilos de seda enrollados en nuestro cuello, sujetos por los nigromantes...tal como haciamos ahora con ella y nuestro latigo de fuego.

Me identificó como miembro de los soul reaper gracias a que le mostre el baculo, pero aquello lejos de apaciguarla, solo parecio causarle algo de panico y mas ganas de revolverse.
-Como tu, al menos en parte. Si, puedo sentirlo...ver qué eres.

La llamarada que ella pegó se redirigió por el latigo hacia mi, con su negativa. Aparté el latigo de su cuello bruscamente, golpeando la arena del suelo y haciendo saltar lenguas de éste por doquier, hasta que se extinguió en mis manos.
-Los Soul Reaper no matan a otros Soul, no me interesa tu vida ni mucho menos tu alma. La hermandad del fuego te dio el poder....y una calavera no entrega poder por accidente. Nunca. Sabes cual es el origen de las calaveras? - no...poca gente lo sabia. - Y tu poder es uno que a menudo trae desgracia a quien lo porta. Lo sé, porque lo he visto. -habia vuelto a hablar de modo frio, desapasionado.

-Ahora no lo quieres, pero.... -mirándola, mis ojos brillaron. Estaba modificando su aura para de ahora en adelante, hacerla rapidamente reconocible para mi. -Pero volverás a mi, en algun momento. ¿Creías que iba a matarte?

Seguía intentando liberar ese látigo de mi cuerpo mientras que el demonio trataba de convencerme, jugando con mis pensamientos. Arrugué mi nariz y le señalé ya un poco harta.
-¡No trates de confundirme demonio de las narices!
Entrecierro los ojos fijándome en su reacción al hablar de nombres y esbozo una pequeña sonrisa.
-Así que tal vez mi nombre no sirva para nada pero el tuyo si, ¿no es así?
Quedo liberada del látigo que se esfuma y vuelvo a negar, adoptando una postura algo más relajada.
-No puedes ver nada...
Escucho como se jacta de los poderes que otorgan las calaveras, de la hermandad, de los Souls. Cruzo mis brazos alzando una ceja.
-No me hace falta un demonio para que me diga que mi vida es una desgracia y si, conozco el origen de las calaveras¿crees que soy estúpida y no me he informado de lo que soy?
Frunzo el ceño al ver que sus ojos comienzan a brillar, sospechando que algo está haciendo pero en realidad no percibo nada raro y suspiro al oír sus palabras.
-Mira, ya rechacé a tu amiguita la reina de los hielos una vez, y ahora a tí. Si los demonios sabéis sumar eso significa que he rechazado eso que me ofreces dos veces.... no volveré a tí.
Alzo ambas cejas incrédula ante su última pregunta.
-Eres un demonio, ya me ha intentado matar alguno. No me juzgues.

"Es orgullosa, demasiado orgullosa. Merece un escarmiento...."

"Se supone que sabes controlarte, Belialt. Ella no es uno de tus demonios. Aunque reniegue, es miembro de la hermandad. No matamos Soul Reaper y-"

"quien dijo matar?"

-No trato de confundir, solo te muestro una de tus posibles verdades. Si te confunde deberias plantearte por qué es.

Sonrei con la oscuridad en mis ojos cuando dijo que mi nombre si podia servir para algo. -Si, para clamarlo y arrancarle la piel a tiras a todas las criaturas de dios. Empezaré por ti, creo...que no puedo ver? Mis ojos ven tu maldad. Tu piel ajada. Tus crimenes, tatuados como terribles cicatrices en tu piel... - la contemplé, con una mezcla de.....compasion, aprobacion, desdén... mis ojos no la veian como la joven que era. Sus actos, aquellos que habian sido guiados por la venganza o el ansia asesina, se veian reflejados a mis ojos en su fisico.

-Mm, conoces la version que se dio al mundo mágico, no la auténtica. Me sorprendería que supieses la de verdad. Las calaveras fueron creadas por un demonio.

Escuche aquello ultimo, de a quien habia rechazado. Bien podia referirse a Zayra. Aquella humana estaba demasiado segura.... y yo no era del tipo de gente que se sentaba tranquilamente a hablar y a preguntarte por qué no querias unirte y a los Soul Reaper y a colaborar con nosotros, si en realidad pretendiamos igualdad de condiciones. Quiza por eso no tenia muchos seguidores. El momento de duda y rabia fue un nexo de ruptura en el cual mis ojos ardieron en llamas, las alas coriaceas se desplegaron tras mis espaldas y aumenté de tamaño, mostrando mi Verdadera Faz. La de un hombre alto, con largas garras de ébano que usé para agarrar a la muchacha, alzarla y arrojarla por los aires. Una huesuda cola finalizada en punta, que clavé en la arena cerca de su cuello. Y un corazon negro que palpitaba en un pecho abierto y sangrante. Invoqué mi capacidad para inspirarle terror, junto con esa revelacion.

-Aunque ahora estoy planteandome si matarte o no. Alguien de tu calaña no merece el poder que ostentas. Se te dio un regalo....que no estas usando como debe ser. Quiza no es el poder lo que hace al Soul, si no la voluntad...cosa de la que tu careces. - mi voz sonaba ahora atronadoramente infrahumana, cada silaba coreada por otras voces distintas en eco resonante. -Nadie indigno debe pues portar el poder de la calavera del fuego. ¿Te mostrarás indigna? - con velocidad, aprisioné su cara con una de mis garras, marcando profundas heridas en sus mejillas. -Te daré algo de ventaja...un poco de tiempo para que cambies de opinion. O me aseguraré de que dejes de usar tus poderes. Te estaré observando.... - sonreí de modo demencial, con unos dientes afilados. -Tienes la marca del diablo. - con mi otra garra recogí el reguero de sangre que corria por su mejilla a causa de las heridas, llevandolo a mi boca luego para saborearlo.

"..."

"te va a costar volver, Khaled. En realidad te estoy ayudando"

La solté, o mas bien volvi a arrojarla, y luego una brecha se abrio tras de mi. Plegué mis alas y desapareci por uno de aquellos portales demoniacos, tan intempestivamente como habia llegado.

Por sus palabras sobre mí me moví un tanto incómoda dando un paso atrás.
"Vale, creo que le he cabreado... "
Alcé una ceja, si realmente las había creado un demonio supongo que toda esta magia que corría por mi cuerpo era bastante más jodida de lo que pensaba. Un carraspeo incómodo salió de mi garganta y di otro paso atrás disimuladamente mientras presionaba insistentemente el galeón del bolsillo.
De pronto sus ojos ardieron y en cuestión de segundos un ser realmente demoníaco se alzaba frente a mí, por lo que elevé mi mentón para observar con espanto aquella monstruosidad que extendía sus garras hacia mi.
-Mier...
Me quedé a medias ya que ahora mi cuerpo volaba por los aires hasta dar de espaldas contra la arena. Tosí, como si mis pulmones hubiesen reventado y pegué un respingo cuando clavó su cola cerca de mi cabeza.
"Mierda... ¿que te decía el abuelo Erika? no juegues con demonios!No juegues con ellos!Son muy susceptibles..."
Me fijé en su pecho donde latía un inmenso corazón negro y de algún modo sentí que podía cagarme encima en ese momento.Cuando empezó a hablar con voz de muchos ya si que supe que la había cagado del todo. Alcé ambas manos poniendolas frente a mi pecho.
-Vale tío... creo que me he pasado, me...me lo pensaré¿vale?
Negué repetidas veces a su pregunta pero no pude evitar cerrar los ojos cuando me agarró de las mejillas, profiriendo un pequeño chillidito absurdo por el que en cualquier otro momento me hubiese autopegado. Mi cuerpo temblaba entre sus garras y alguna lágrima calló por mi mejilla mientras escuchaba sus palabras, hasta que... todo acabó. Y me encontraba en una playa, sentada en la arena encogida sobre mi misma, con mis mejillas sangrando y algo catatónica.

Aparecí en la playa de Durdle Door, esperando encontrar alli a Erika. Por el momento, ni rastro de la Alianza. Ni de Centinelas. Ni tampoco rastro de batalla importante. Eso era bueno. Aunque tampoco la localicé a ella. Corri por la playa buscandola, esperando dar con ella por ahi sentada, esperando, con alguna herida o algo por el estilo, pero sana y salva.

"o quizá haya salido airosa de lo que sea, y se ha largado, y se ha olvidado de avisar! Ojala sea eso...."

Pero no fue asi. Cerca de la formacion rocosa con forma de arco, divisé un bulto. Entorne la mirada y eche a correr distinguiendo pronto su cabellera...estaba tirada en el suelo hecha un ovillo.

-ERIKA!!

Grité su nombre para ver si respondia pues no podia aguantar la incertidumbre, y ya casi tenia la certeza de que alli no habia nadie alrededor que fuese enemigo asi que...al llegar donde ella me agache arrodillandome en la arena a su lado y primero comprobé las heridas que tenia. Mala cara, un corte feo en la mejilla...pero mas alla de eso, nada. Le di varios golpecitos en la mejilla con mi mano, parecia en estado de shock.

-Erika, que ha pasado? Te encuentras bien? Puedes incorporarte? ....me oyes? -si, quiza esa era la pregunta principal. Esperaba que su estado no tuviese nada que ver con aquello por lo que Johan me habia alertado.

Seguía repitiendo sus palabras, aquellas imágenes que había visto, aquel ser que se había mostrado ante mí. No era consciente del tiempo, ni del frío que curiosamente azulaba mis labios, ni del hambre que cualquier otra persona en su sano juicio hubiese sentido. Simplemente seguía inmóvil, repasando aquello que había visto días atrás.
"Fueron creadas por un demonio"
-La marca
Susurré entre unos labios inquietantemente tiritantes.
"Tu poder trae la desgracia"
Sentí por fin algo que me tocaba, sentí algo y simplemente empecé a respirar agitadamente como si hubiese despertado de un letargo extraño. Agarré a esa persona sin enfocar realmente la vista, de modo angustiado.
-La marca! hay algo!Hay algo!
Empecé a subir el tono de voz agitando mis brazos y miré alrededor buscando algo.
-El demonio buscaba algo y yo....yo... mamá decía que no jugase con demonios.
Niego mientras no paro de hablar de forma un tanto incoherente. Miro a Lyran fijándome por fin en quien era.
-Tío Lyran.... llévalos lejos...
"Trae la desgracia, lo hicieron demonios... "
-Es peligroso, vendrá de nuevo....

Me percaté entonces del helor de su piel, y lo azules que tenia los labios. Cogi una de sus manos para examinarla, estaba preocupantemente helada y tenia las uñas azules tambien . Todo apuntaba a una hipotermia de cuidado. Pero por qué demonios ella habia permitido llegar al estado de hipotermia en una playa, controlando el fuego como podia?  Me quité la chaqueta y se la puse a ella por encima de los hombros, frotando con insistencia sus brazos para hacerla entrar en calor.

-¿qué marca, Erika? Tenemos que ir a que te echen un vistazo a ese corte de la cara....con quien te has peleado esta vez?

No enfocaba la vista. Me empezaba a preocupar. Y mas cuando dijo que habia algo y siguió insistiendo sobre aquella marca. Ya empezaba a dudar que se refiriese al corte de su cara. Tambien podria ser que delirase por estar encontrarse en ese estado...

-Estas al borde de la hipotermia Erika, te tengo que llevar algun lugar mejor.

Salio de su boca la palabra "demonio" y por un momento me paralicé. Demonio? Llevaba...años sin tener consciencia de ninguno. Desde mi adolescencia, para ser mas exactos, no habia vuelto ni a ver ni a oir de ninguna criatura de esas. Entendí ahora mejor, más rapidamente, y sujete sus manos freneticas.
-No, no es buena idea jugar con demonios. ¿Qué buscaba?

"esto, y el mensaje de Johan...preocupante"

-Aguarda un momento..... - meti mis manos en los bolsillos de la chaqueta de pana que le habia prestado a Erika, buscando algo en esos magicamente ampliados boslillos. El galeón, no...el aguamarina....podria servir, pero no. Ah, ahi estaban. Saqué una botellita roja pequeña y una piedra algo mas pequeña que la palma de mi mano. La piedra brillaba con una luz propia, blanca y cálida. La sujeté con mi mano antes de ponerla sobre la de ella. - No va a volver, ahora necesito que te centres. Con ésta aquí, no se acercará ningun demonio a nosotros. Y si lo hace, que se cuide de lo que un Knox y una Malfoy pueden hacer en tandem.... a ver, dejame que te cure eso. Son arañazos...? - vertí unas pocas gotas de esencia de dictamo sobre su herida. No se cerró, pero pareció dejar de sangrar. La miré haciendo una mueca y negando con la cabeza -Magia negra.

Seguía empeñada en buscar algo alrededor nuestro. Negaba, negaba mientras me hablaba e ignoraba todo aquello que hacía para hacerme entrar en calor.
-Vendrá. Ya está aquí.
Cerré los ojos repentinamente al recordar como me había elevado y tirado contra el suelo, y aquellas visiones.
-Era como yo.
Solté al vacío, hablando conmigo misma y después abrí los ojos al sentir que me daba algo. Fijé mi vista en aquel objeto, quemaba, realmente todo quemaba y acababa de darme cuenta de ello, esa chaqueta ardía, sus manos ardían, la piedra ardía, tal vez por el frío que en realidad no sentía.
-No puedes hacer nada contra un demonio, no contra este. Y volverá a por mí.
Miré hacia el mar, y después hacia tierra adentro dejando caer la piedra a la arena sin querer debido al tembleque de mis manos.
-Buscaba algo, hay algo...pero se topó con un Soul Reaper, como el.No...no como el.
Niego ahora repetidas veces y dejo que haga algo con mi cara mirándole de reojo.
-Tengo que elegir. ¿Como puedo elegir algo así?
Pregunto visiblemente angustiada, agarrando su hombro de forma intensa.
-¿Es verdad.... es verdad que... este poder lo creó un demonio?

- Que no, no está aqui, de verdad. No va a acercarse mientras la joya siga activa....

"o eso creo. Nunca la he puesto a prueba...."

-Tú no eres un demonio, Erika... -empezaba a temer seriamente por su salud mental, por como la podian haber dejado. Habia leido de los shock que podian causar estas criaturas porque jugaban mucho con la mente, pero de ahi a verlo... ademas yo nunca me habia enfrentado a un demonio de esa indole. Solo a los mas basicos.

-Ya he encontrado demonios antes, tranquila. - un poco de alteracion dela verdad ahi. -Como era este, que tenia de especial?

La piedra cayó al suelo y la miré con pesar, recuperandola nuevamente entre las mias. Susurré unas palabras aprendidas para que brillara con algo mas de intensidad. -El demonio buscaba algo y se topó contigo. No me gusta cuando los demonios buscan cosas, suelen pasar cosas malas. Y Johan me ha advertido de actividad de magia oscura por las calles de Bastion Hollow...crees que quiza estaba buscando algo relacionado con eso? -habia dicho soul reaper como él? - Era un Soul Reaper tambien? -que diablos te ha hecho elegir, Erika? No debemos tener trato con demonios, son traicioneros... Cuéntamelo, por favor.

"si no no podré ayudarte"

Ella sujetó mi hombro con fuerza al tiempo que yo habia deslizado la botellita nuevamente dentro de un bolsillo y habia sacado en su lugar, el galeon comunicador, para informar a Anteia. Se lo habia prometido.

-No lo sé - respondi con sinceridad. -Durante la guerra de los Soul Reaper...si que es cierto que ciertas fuerzas demoniacas se vieron implicadas, pero eso es porque una de las calaveras otorgaba el poder de los muertos y los demonios. Tu primo, Lance, por ejemplo.... - no sabia si conocia la historia al completo asi que entorné la mirada. - Deberias usar tu fuego para entrar en calor, Erika, estas tiritando demasiado.

Me encojo un poco sobre mi misma agarrando mis hombros y abro los ojos al recordar algo muy muy lejano en el tiempo al escuchar a mi tío.
-Mamá decía que era un pequeño demonio.
Susurro sin sentido ya que no tiene mucha relación pero ahora mismo mi mente realiza unas conexiones un tanto extrañas. Me pregunta como era, lo recuerdo y repentinamente me arrastro hacia atrás en la playa con la vista clavada en el lugar donde se mostró.
-Era real, su forma real. Me enseñó lo que puedo hacer...lo que quiere que haga.
Clavo mis dedos en la arena sin darme cuenta otra vez con la vista perdida perdiendome parte de la conversación con mi tío dado que mi cerebro decide volver a funcionar deprisa, repitiendo todo aquello.
-La magia negra atrae poderes que no deberían existir.
Respondo sin prestar mucha atención y después observo al peliazul con total seriedad.
-¿Tu también quieres que me convierta en un monstruo?¿es eso?!
Pregunto alzando la voz por respuesta a eso de que use mi poder. Me pongo a cuatro patas tratando de levantarme en varias intentonas mientras procuro avanzar en dirección contraria a Lyran. Mis piernas no responden muy bien precisamente y acabo con las manos estampadas en la arena.
-Si lo uso.... si lo hago...habré elegido. No puedo elegir eso, no puedo ser así.
Giro el rostro para mirar a Lyran de manera desesperada.
-Quitamelo!Tengo que volver a ser squib.Puedes quitarlo, ¿verdad?

"esta en shock...."

Yo seguia con la piedra en la mano, para asegurarme. Porque si de verdad al demonio le daba por volver, no queria que nos pillase con la guardia baja. SE arrastra lejos de mi en plan paranoia super total cuando le pregunto por como era

"menuda pedazo de pista"

-No me estas escuchando, verdad? -era como cuando daba clase y nadie me hacia caso en determinados momentos porque estaban muy a lo suyo como adolescentosos que eran. Y estaba empezando a decidir que la llevaria a Ouroboros ya mismo. - Y todo existe por algo, incluso la magia negra.

Me preocupa la seriedad con la que me mira y me pongo en pie, frunciendo mi ceño, pero no por enfado si no por pura preocupacion. Extiendo una mano hacia ella, manteniendome en calma

-No, nada mas lejos. Pero hay gente a la que sí le esta pasando y...

"Alto ahi! Y si le ha pasado lo que...? eso que dijo Johan....oh....tengo que llevarmela de aqui. Esto va a ser violento"

Me iba acercando a ella poco a poco, y negué con la cabeza.
-Yo no puedo hacerlo. - los muggles lo hacian, con sus cacharritos aquellos. Aunque no es que quitaran la magia realmente...solo la inhibían. - Nadie puede. Pero de ti depende usarlos o no.

"ahora si me disculpas..."

-yo si que voy a hacer uso de mi magia, no puedo dejar que sigas congelandote. - y desaparecí, para reaparecer a su lado y sujetarla por los hombros nuevamente, desapareciendonos de alli a ambos los dos, rumbo a las salas de curas de la isla de Ouroboros

Al aparecer en la playa a Catherine de le.dibuja media sonrisa en el rostro al saber que, así como para ella, aquel lugar también representaba algo para el. Para ellos. No obstante, había algo que le había quedado rondando por la cabeza desde que lo había dicho y no se trataba del SPM. Alzó la mirada hacia él, no es que fuera muy baja pero él le llevaba algo de altura y, curiosamente, no se incómodo ni con la cercanía ni con el contacto físico.


-¿Por qué has estado evitándome?- Cuestiono con el ceño fruncido.  Bien había notado que algo había cambiado entre ellos, pero desde su punto de vista, siempre había estado dispuesta a ayudarlos. Es más, en uno de los momentos más críticos de su vida… en el que ni siquiera había tenido la capacidad de controlarse para hacer una simple desaparición, una conexión mental que era tan básica para ella como consumir agua; lo había dejado todo de lado para ir a ayudar -Yo no te evito… He estado con muchas cosas. Lo de mi padre y Matvey, lo de Kira y también un par de asuntos con Max. Pero… pero yo no te evitaría. No… o sea, ¿Que he hecho para que me evites?- Volvió a cuestionar.


Observándolo a los ojos se dio cuenta de que aquella conversación iba a necesitar un nivel más de privacidad así que levantó sus propias defensas mentales para que nadie la ubicara y también las de él. Quería estar a solas, muy a solas. Espero a que el le respondiera antes de apartar la mirada y soltar su mano, alejándose un poco para luego sentarse en la arena cerca de donde morían las olas. Ahí decidió sacarse las botas y subirse el ruedo del pantalón para meter los pies en la arena húmeda y dejar que el agua le refrescara. Se quedó un rato en silencio, simplemente contemplando la vista. Con Ian podía hacer ese tipo de cosas. Solo… callarse. Amar al silencio.


Se pasó una mano por el rostro y después miró a Ian -Matvey mató a mi padre porque era un traidor. Es...Es cierto- Dijo con un mueca entre triste y resignada -Mi papá quería hacer lo mismo que hice yo. Pero el no tuvo éxito en el Cónclave. Pero no se detuvo e intentó igualmente intervenir. Ir en contra de una decisión del Cónclave se.pena con la muerte o el exilio- Explicó detalladamente -Mi padre sabía lo que estaba arriesgando. Decidió defender sus creencias por el mundo por encima de su propia familia, por encima de sí mismo. No lo logró, pero… es lo que todo Descendiente debe hacer- Comprendió Catherine mientras reflexionaba -Estamos aquí para ser guardianes del legado mágico y el mundo. Y hemos hecho.un trabajo horrible- Estaba tan decepcionada de todo. El mundo real era una porquería, el consejo había dejado que ocurriera y al que pensaba diferente lo mataron.


-El disco que le di a Azahar me permitirá ver a mi padre de nuevo. Matvey me había mentido al decirme que no podía volver a verlo. Me dijo que era porque no estaba preparada. Me dijo que aún no estoy preparada pero que si necesitaba confirmar su teoría… que lo invocará- Explico en pocas palabras aquel intenso encuentro con Matvey. Respiro profundamente -Quería dártelo a ti, pero ibas a bajar y esto nunca es seguro, no podía perder el disco. Azahar estaba en casa y sabía que ninguno de los dos  lo dejaría en manos de Max que es lo único que me importaba-


-Y… bueno, el consejo ha puesto como punto importante de la orden del día que estoy manipulada. Me han puesto en la mira porque parezco loca cuando el asesinato de mi padre fue verdadero, aunque el concepto haya sido mal juzgado. Mei quiere hablar conmigo, supongo que por la sospecha de que yo haya matado a Kira. No puedo confiar en ninguna de las personas que se supone que deben protegerme, el Consejo es una mentira… - chasqueó la lengua - Y sin embargo, tengo que seguir sus reglas- Dijo pensando en Max. Cerró los ojos y se dejó caer hacia atrás, dejando las manos sobre su abdomen y entrelazando los dedos para mirar al cielo.


-He estado ocupada con bastantes cosas colapsando a mi alrededor- Insistió -Y aún así nunca te he evitado, ni lo haría- Sentenció.

Aparecemos ambos en el emplazamiento que he elegido para estar a solas, lejos de su casa y lejos de la mía, un lugar completamente solitario, especialmente en esta época del año tan fría. Este sitio ha acabado convirtiéndose en un lugar con significado para ambos, pues hemos vivido aquí tanto momentos buenos como alguno no tan bueno. La fugaz sonrisa que veo en su rostro es prueba de que he acertado con el sitio, no le debe haber parecido excesivo el alejarnos tanto de todo para poder hablar con calma. Tarde o temprano teníamos que hacerlo, y cuanto más lo retrasemos peor. Prueba de ello es la inquietud que siento desde que me ha dicho lo de "tenemos que hablar". El sonido del mar y el paisaje nocturno pueden servir para relajarnos, aunque dudo que sea suficiente. Su primera pregunta me resulta tan directa que me cuesta unos segundos ponerme en situación, a pesar de que yo mismo he planteado antes eso de que estábamos evitándonos.

- En realidad ambos nos hemos distanciado, ni yo te he buscado a ti ni tú a mi...así que podría decirse que nos hemos evitado ambos. Por muy ocupados que hayamos estado, antes eso no importaba. fue todo desde la expedición al castillo Le Fay. Cuando saliste del laberinto no parecías la misma Catherine que conocí. Decías cosas como que había que hacer purgas de gente, o que tenían que elegir entre vivir en tu mundo o pasar sus vidas encerrados en tu laberinto. - rememoro parte de las cosas que dijo de las que más me impresionaron, además de otra que me dolió bastante. - Dijiste que si me molestaba que me quitasen a "mi marioneta", o que yo tenía caprichos con lo de irme de la isla para buscar mi camino por otro lado. - ya puestos a ser sinceros tendré que ser sincero con todo, incluso con lo de Max. - Y odiaba ver que Max estaba tan cerca de ti, que cobraba tanta importancia con sus magias especiales y sus mierdas ilusionistas mentales. Parecía como si yo tuviese que hacerme a un lado para dejarle. No me gustaba verte con él, estando lejos no tenía que verlo. - prácticamente confieso que estaba celoso, que me distancié por celos y por no ver aquello, lo cual me hace sentir un tanto avergonzado y molesto conmigo mismo. Aparto la mirada de la suya al no poder sostenerla tras decir esto, mirando hacia el mar con el ceño levemente fruncido. Una vez lanzadas las palabras ya no hay modo de volver atrás en lo que he dicho. Al menos siento como si me quitase un peso de encima, siendo sincero conmigo mismo.

Dejo que se suelte mi mano y se separe de mí para ir a sentarse a la arena, dejando que reine el silencio en el lugar durante varios segundos en los que ambos permanecemos con la vista fija en el mar. Una creciente bruma comienza a hacer presencia en la playa, aportando la oportuna aura de misterio a lo que comienza a contar Catherine. Dejo de mirar al horizonte, prestando atención a todos los detalles de su historia sobre Matvey y su padre, todo intrigas de ese retorcido mundo de los Descendientes.

- Entonces tus sospechas eran ciertas...lo mató. Da igual si tu padre era un traidor o no, nadie merece ser asesinado sólo por llevarle la contraria a un consejo de magos. Menudo ejemplo dan con eso. ¿No podían expulsarlo y ya? ¿y que hay de ti, también van a intentar quitarte del medio por haber intentado lo mismo que tu padre? - mi gesto de indignación va en aumento, cuanto más conozco de los miembros del consejo más turbio me resulta todo. Lo del disco que explica es más confuso, sólo entiendo que sirve para invocar al espíritu de su padre, aunque no sé cómo funciona. - Espero que no sea una trampa y que funcione de verdad. ¿Por qué no quieres que lo vea Max? ¿No se supone que tú ahora confías en él ? - la interrogo mientras camino hacia ella para acabar sentándome a su lado, flexionando las rodillas para apoyar los antebrazos sobre éstas. No me gusta darle la razón al Consejo, pero creo que algo de manipulación con Catherine puede haber, aunque ella no lo crea. Suspiro con resignación, a mi todo el tema de juegos de poder de los Descendientes me parece de lo más complejo, sobre todo porque soy de los que les gustan las cosas directas y sin tanta intriga. A mi padre se le daban mejor esos juegos, por eso aguantó con el Ministerio hasta dar aquel golpe de Estado. En eso no nos parecemos nada, a no ser que sea algo que se vaya aprendiendo con la edad.

- Dudo que te hayan manipulado con lo de la muerte de tu padre, pero sí que puede haber algo de manipulación para que lleves a cabo alguna acción...no sabría decirte qué exactamente, pero se puede manipular de muchas maneras. Si quieren interrogarte que lo hagan, así se darán cuenta de que eres inocente del asesinato ese. Si el Consejo es una mentira habrá que descubrir a las manzanas podridas para expulsarlas, y renovarlo todo. ¿Qué reglas te han pedido que sigas últimamente? - la miro de reojo mientras se tumba en la arena, sintiendo que me he portado como un capullo por pasar tanto de ella en los últimos meses. Los dos nos hemos necesitado, pero puede que ella más. Y el único que ha declarado estar evitándola he sido yo. Me fastidia reconocerlo, pero me da que le debo algo así como una disculpa, eso que tanto cuesta. Cojo aire para hablar, intentando decir algo en un par de ocasiones hasta que lo consigo, buscando contacto visual con ella para que no sea una disculpa vacía- Joder...vale, estuve un poco gilipollas, lo siento. Ahora ya sabes los motivos, no veía el momento para decirlo. No sé si podrá volver a ser como antes...- y puede que sea eso lo que más me preocupa.

-Distanciarse no es lo mismo que evitarse- Señaló Catherine con bastante ahínco. Es que le había dolido eso ahí, cuando le había dicho que ella le había evitado y no había sido así. En lo absoluto. Cuando empieza a hablar sobre el laberinto la pelinegra empieza a comprender de donde viene todo y su rostro muto rápidamente de la confusión a la resignación -Es que no soy la misma… pero todo eso que dije fue… exagerado. Lo sé, y aparte estaba en una sobrecarga de magia que me hacía mucho más inestable de lo que soy. ¿De acuerdo? No voy a hacer purgas, ni a matar a nadie… solo… exagere un poco. Aunque… No negaré que haber perdido la confianza en aquellos que me criaron prácticamente me dolió… me duele. Destruyeron mi hogar, Ian. ¿Cómo crees que me podía sentir?- Pregunto haciendo una mueca con los labios.


-Y se que dije que era un capricho. Supongo que es una forma de decir que me dolió que te fueras. Hice todo esto por ti y … te fuiste. ¿Entiendes? Intente darte lo que querías. Y no lo sé, no fue suficiente. Quería que te quedaras... conmigo-Confeso. Alzó con suavidad los hombros para luego oir lo que tenía que decir, quedándose levemente sorprendida porque según estaba comprendiendo… estaba… ¿Celoso de Max? -No tenías que hacerte a un lado. No lo hagas…-


Respiro profundamente porque sus palabras anteriores habían sonado como un quejido. Tal vez una petición. Y puede ser que se sonrojara un poco pero la luz no ayudaba demasiado a detectarlo. En cuanto el tema cambio al consejo, Catherine negó con la cabeza -Si lo exiliaban a el, exiliaban al linaje. Supongo que lo hizo para que el consejo nos protegiera de la guerra. No nos iba a arriesgar por un error de el...Y no, a mi no me lo harán porque el Cónclave voto a mi favor. Y si lo hicieran haría lo mismo que mi padre, no desproteger a a mis hermanos por algo que yo hice- Sonrió levemente mientras miraba el cielo.


La pregunta sobre Max hace que se borre esa sonrisa y se tense casi inmediatamente. Incluso cierra los ojos con pesar -Papa fue muy importante para Max. Los tutores adoptan a sus pupilos, básicamente. Max vivió en el castillo y para el mi padre fue su padre. Cuando Matvey me dio el disco… Yo… empecé a hacer preguntas sobre si mi padre sufriría y Max me dijo que si yo no quería el disco, el si…- Abrió los ojos y miro a Ian -Note en su tono la ansiedad. Lo vi mutar entre ilusiones. Stavron es su talón de Aquiles y temo que haría lo que sea por verlo. Sin embargo, dudo que quiera verlo más que yo… pero no me arriesgaré a dejarlo en su cuidado. Lo mataría si lo usa sin mi- Y aquella sentencia era bastante cierta.


-¿Y como se si estoy manipulada? ¿Como se da cuenta uno de esas cosas?- Pregunto, no a Ian, al aire a ver si alguien le daba una respuesta. Después de su siguiente pregunta la pelinegra se quedó en silencio, sin ánimos para responderle aquello porque es probable que tuviera la misma actitud que Lyran o peor.


Cuando tomó aire Catherine desvió la vista hacia el escuchando su disculpa y mordiéndose el labio con fuerza. sabía que tenía que decírselo pero no tenía ganas. Le echaba de menos, echaba de menos hablar con el de todo. Era como la parte cuerda, real, física de su vida. La que le daba un cachetazo que le acomodaba hasta los chacras. Antes de que se diera cuenta estaba llorando y no pudo evitar canalizar su dolor en ira, golpeando a Ian en el brazo con fuerza -¿Por que? ¿Por que no ganaste el torneo? - Tras eso se llevó la mano al rostro para limpiar aquellas lágrimas tan indignantes y tan reales.