Campo de entrenamiento

Aguanté con todas mis fuerzas a la feral hasta que empezó a relajarse, pero parecía que no le hacía mucha gracia aquello de que su compañero se estuviese riendo de ella. Empecé a soltarla poco a poco, asegurándome de que no fuese a matarme de un mordisco en cualquier momento.

-¿Veis? No es tan difícil, ahora viene la parte importante, tenéis que divertiros en esa forma, disfrutar de vuestro control y de vuestras habilidades en esta forma. -

Me alejé de ellos un poco y puse la mano en la parte trasera de mi pantalón. Ahí había un hilo causado por un descosido, empecé a tirar de él hasta que midió un par de metros y se los mostré a los ferales.

-A ver si esto os gusta. Perseguid el hilo!-

Empecé a correr con el hilo saliendo por detrás, después de todo se trataba de gatos grandes y era una oportunidad de saber qué les gusta a los ferales en su forma lúnica, no funcionaria como los licans, que con tirarles un palo ya se volvían locos. Había que actualizarse.

Al principio parecía estar todo controlado, la chica se iba calmando y fue entonces cuando me mofé de ella pero pronto los gruñidos pasaron a ser lamentos, no estaba seguro pero me levanté, observé un momento y ella seguía quejándose con el agarre del otro, le estaba haciendo daño... ¿o rea una trampa para que la soltara? no lo sabía pero estaba algo preocupado y eso ganó por un instante a mi orgullo haciendo que rugiera para que el licano la soltara o al menos aflojara el agarre.

Cuando todo estuvo tranquilo bajé de mi roca, al final no había sido para tanto, me estaba ablandando y me sentía como un idiota por culpa de eso. me senté esperando a que Altair sacara aquel hilo, estaba totalmente consciente de mi y cuando dijo que lo teníamos que perseguir mi mirada era la de un gato juzgando al humano estúpido. Bufé mientras me pasaba una zarpa por el hocico, no me podía creer que eso fuera un entrenamiento pero para eso había ido, me estiré y bostecé como cualquier felino, con el culo en pompa, sacudí la cabeza y me lancé a la caza del hilo.

El terreno era una plataforma redonda de piedra, me movía mejor en medios más naturales pues con la roca no tenía tanto agarre como en un terreno más blando pero eso no significaba que fuera menos rápido o menos ágil, perseguí al lobo con todas mis fuerzas corriendo de un lado a otro, usando las rocas a nuestro alrededor para impulsarme cuando este cambiaba de dirección, empezaba a ser bastante divertido, no me sentía de esa forma desde hacía mucho tiempo "espero que Lila sea así de rápida" pensé para mi mismo imaginando a la pequeña correteando por ahí, sonriendo y pasándolo bien.

Mire de reojo al otro feral al escuchar su preocupado rugido y devolví las orejas a una posición relajada. Me animo un poco pensar que el todavía pensaba en mi. Para no preocuparlo más fui intentando disminuir los sonidos con los que expresaba dolor pero, aunque el de forma humana aflojó su agarre en mi, mantuve la cabezota pegada a su pecho para que me siga acariciando detrás de la oreja. Cuando Altair se alejó encontré al azabache a mi lado aunque no estaba pegado, estaba allí pero estaba a una distancia prudencial, ambos mirando en dirección al hombre. Yo adpte una postura en la que pegaba mi estómago al suelo, como una esfinge, y me dediqué a lamer mis patas delanteras para atenuar el dolor que seguía allí. Esa transformación había sido traumatica, no entendía cómo el otro estaba tan bien.

Mi mirada se volvió la de un gato juzgando al humano estúpido al mismo tiempo que Kyllian y continue con mi baño mientras el otro se estiraba. Continué así mientras ellos correteaban. De vez en cuando les dedicaba una mirada. Al principio era para comprobar que no se estuvieran acercando a donde yo estaba, luego me empezó a picar más la curiosidad de cómo iba Kyllian en agarrar el hilo que, dicho sea de paso, daba gusto ver esos músculos moverse debajo de ese pelaje oscuro grrr. Al final decidí que me movería en el momento que Altair no me viera.

Cuando el momento llegó, me moví de forma ligera y veloz a un escondite detrás de una roca, allí esperé unos cuantos segundos para saltar y cortarle el paso al licántropo del lado contrario al que Kyllian lo perseguía de forma juguetona.

No me importaron en absoluto los quejidos de Kyllian ni de Leila. Si cedía aunque fuese un poco me arriesgaba a perder otra extremidad, y ya tenía bastante con mi no ojo. Leila parecía que ya no me iba a atacar y se fue a hacer sus cosas de gato doméstico, pero no sabía hasta qué punto tenía bajo control su bestia interna.

Cuando Kyllian empezó a perseguirme corrí a toda velocidad, lo que equivalía a su velocidad a modo de paseo curioso, pero parecía que se lo pasaba bien al menos. Por otro lado Leila no parecía precisamente importarle, casi le faltaba una esponja y sales de baño para rematar.

La carrera empezó a cansar al cabo de un rato, pero lo que más me preocupaba era que Leila había desaparecido. Por suerte me sabía aquel lugar como la palma de mi mano y pude deducir el lugar donde estaba. Cuando apareció me cole deslizándome entre sus patas, teniendo como objetivo que Kyllian, distraído, se chocara con ella. Quería probar la habilidad de control en ambos dentro de una batalla.

mi postura con Leila seguía siendo la misma, no la miraba ni interactuaba con ella a pesar de tener ese momento de flaqueza al verla sufrir por el ataque del otro, sin embargo ambos coincidimos en que la idea de tratarnos como simples gatos domésticos había sido un poco estúpida. A pesar de mi escepticismo el entrenamiento había resultado ser bastante activo , no me detuve ni un instante, corriendo de un lado a otro tras el dichoso hilo que le colgaba del culo a Altair, intentaba calcular rutas para cortarle el paso constantemente ayudandome del medio natural a mi alcance como lo eran las rocas pero el licano contaba con más experiencia sobre ese terreno en concreto, aún así me lo estaba pasando demasiado bien, tanto que me había olvidado de Leila, grave error.

La felina a pesar de mostrarse reacia a participar, finalmente decidió animarse, al principio se escondió para emboscar a Altair, yo iba corriendo justo detrás y salté pensando que por fin podría atrapar el hilo pero la chica salió a su encuentro, el lobo pasó bajo las patas de la misma y sin él en medio solo me quedaba un punto sobre el cual aterrizar, Leila.

Caí sin remedio y estrepitosamente sobre ella haciéndonos rodar a ambos por el impulso que llevaba hasta chocar contra una roca uno encima del otro, bufé disgustado sobre ella y de forma inmediata me levanté sacudiendo la cabeza, me había dado un buen golpe pero sobretodo en el orgullo infantil de "no tocar a Leila" y ahora si que quería ese maldito hilo.

Mi intento de cortarle el paso al licántropo no resultó, lo vi deslizarse por la piedra debajo de mi cuerpo como si de un tobogán de agua se tratase. Para cuando devolví mi mirada al frente vi una sombra que se hacía cada vez más grande y que estaba sobre mi, esa fue la única advertencia que tuve sobre el aterrizaje de Kyllian. El impacto y el impulso que él traía consigo nos hizo rodar hasta volver a chocar contra una roca que, al menos, nos detuvo de caer del campo de entrenamiento.

Entre tantos golpes, terminé debajo de él, boca arriba y mostrando la panza sin querer, que para los felinos, mostrar la panza es como expresan confianza y felicidad, y no me sentía ni confiada ni feliz en ese instante, tampoco me sentía iracunda. En cuanto el otro feral se levantó giré mi cuerpo para al fin ocultar mi barriga, me incorporé y también me sacudí porque rodar por el piso me había llenado de polvo y tierra y había dolido. Vi la determinación en los ojos del azabache en conseguir ese hilo multiplicarse y me apresuré a poner mi cuerpo perpendicular al suyo para que no avance sin antes mirarme y comprender lo que le intentaría comunicar.

Correr detrás de el canino no resultaba, tendríamos una mejor oportunidad si actuabamos como equipo, aunque probablemente él no estaría interesado en hacer equipo conmigo. Con un gesto de la cabeza le indique que vaya por aquel lado, con otro gesto le indique que yo iría por éste otro lado para rodear entre ambos a Altair y al moverme hacia adelante pasé mi cola por su hocico de forma coqueta. Avance de mi lado por el terreno del campo de entrenamiento de forma pausada, pendiente de cada movimiento del licántropo, con la esperanza de que Kyllian haga lo mismo del otro lado.

Conseguí que se chocaran, pero en lugar de pelea pareció que estuviesen en una escena semierótica felina que me causó bastante incomodidad, parecía la escena del Rey León cuando Nala y Simba ruedan pero en life action, el sueño de todo zoofílico.

-Cuidado gatejos, que si os caéis por ahí solo hay agua, y una ya lleva un baño hoy -

Sin embargo, parecía haber cierta repulsión por parte del felino hacia ella, algo que parecía recíproco a veces, hasta que parecieron ponerse de acuerdo en algo, y seguramente por la forma en la que se me acercaban no me esperaba que fuesen mimos y ronroneos.

Me arranqué el hilo del pantalón y lo lancé al aire para ver quién lo cogía antes, y tras eso me senté en el suelo para estirarme y acabé tumbado de lado de forma cómoda.

-Ahora venid y tumbaos, os quiero contar algo importante

Se ha visto a la legua que tenéis muchas cosas en la cabeza, esos problemas y preocupaciones las tenéis que dejar con vuestra parte humana, la parte animal representa la libertad, ¿no tenéis la sensación de que en esa forma podríais salir corriendo dejando todo atrás hasta que os duelan las patas? ¿Lo habéis probado alguna vez? Es una sensación única, en la que estás conectando con tu otro yo y dejando a un lado los problemas de la humanidad. De esto se trata nuestra raza, la gente se centra solo en el aspecto físico, que es verdad que hay un cambio fisiológico, pero también uno espiritual. Acabáis de conocer una parte de vosotros mismos que la consciencia os está permitiendo, aprovechad, que sea como vuestra doble vida -

Me quedé observando para ver sus reacciones durante unos instantes.

-Ahora os voy a dejar un rato que os paseéis por este campo, apreciad los colores que antes no veíais, oled lo que ya habéis olido como humanos, pero ahora mejor, y andad y corred cómodos, porque esta es ahora una nueva forma de seguir vuestro camino.

Me había picado bastante, no por el hilo, al fin y al cabo llevaba un rato jugando a pillarlo y soltarlo mientras Altair correteaba por todas partes, era más por tener aquel contacto con Leila que era lo que menos deseaba en ese momento y había tenido que enfrentarme a ella de narices dando lugar a una situación incómoda y un malentendido por parte del descendiente. de nuevo me puse en posición después de la advertencia y el claro sentido doble que me hizo bufar pero la rubia se puso a mi lado dándome un golpe, la miré con claro enfado pues a pesar de que a ella parecía habersele olvidado nuestra bronca a mi no. Quiso trabajar en equipo y justo después aquella declaración de intenciones pasándome la cola por el hocico que me había dejado realmente confuso barajando la posibilidad de que fuera bipolar.

Hice como si no le hubiera hecho caso pero quería acabar con eso, ya estaba empezando a cansarme por lo que fui en la dirección contraria que la chica me había indicado, tomé carrerilla y en un abrir y cerrar de ojos cambié mi trayectoria para acorralar a Altair entre los dos, casi pareciamos tenerlo cuando soltó el hilo desviando la atención de él. Miré hacia arriba y de un saltó tomé aquel hilo con un sonoro sonido de mis fauces al cerrarse, como si tomara aire pero al fin el maldito hilo era mío... pero sabía a perro, así que lo solté en seguida para ir al borde de la plataforma y beber un poco de agua.

Después de aquello nos tumbamos al lado de Altair, quería dedicarnos palabras filosóficas de profe guay lo cual no me esperaba. Lo que decía tenía sentido me hizo pensar claramente en el inconveniente con Leila pero era demasiado cabezón para admitirlo, al menos no sin una debida disculpa pues a mi parecer la culpa no había sido mía y si la tenía no era para tanto.

Me sorprendí cuando el otro feral decidió seguirme la corriente en el acecho al profe. Lo logramos acorralar y cuando casi lo teníamos, éste lanzó el hilo al aire. Con Kyllian saltamos para agarrar el hilo al mismo tiempo pero de puntas contrarias. Cundo sentí el sabor a perro en la boca lo escupí de inmediato al mismo tiempo que el azabache y fui a tomar agua junto a él.

Me tumbé igual que los otros dos para escuchar lo que el maestro tenía para decir. Incliné la cabeza a un lado confundida porque al estar en ésta forma no tenía ningún tipo de conciencia ni de recuerdo de lo que hacía en mi forma humana. Mi parte animal en realidad no sabía nada de lo que hacía la otra parte, o lo que sentía, así que técnicamente, los problemas de la Leila con forma humana, no afectaban a la Leila con forma animal, así que ya hacía lo que decía el Descendiente.

Cuando terminó de hablar, me incorporé y le lamí la cara a Altaïr de un solo lenguetazo, ya que mi lengua era grande y rasposa.

Estuve a punto de dormirme de no ser consciente que tenía a dos fieras sedientas de sangre a ambos lados, pero me dió un espasmo de realidad y observé que estaban haciendo lo que les había mandado, me sentía especialmente realizado por haber conseguido domar a dos ferales, era mi primera vez y encima doble. Comencé a levantarme poco a poco.

-Pues eso es todos, chicos. Ahora para destranformaros tenéis que pensar en el momento en el que se va la luna llena. Imaginadla desapareciendo en el horizonte. Si eso no os funciona también os podéis quitar la piedra, cusa el mismo efecto-

Esperé a que lo hiciesen y me preparé para llevarlos a la enfermería, el uso de aquella piedra hacía estragos en el cuerpo, una destranformación dolorosa era peor que una paliza de orcos. Una vez lo hicieron cogí a ambos en brazos y los llevé a la zona de recuperación para que descansasen, se acercaba el día del torneo.

-Espero grandes cosas de vosotros, pequeños- Dije mientras dormían, causa del cansancio del entrenamiento y los efectos de la piedra.

Después de darnos la chapa por fin había llegado el momento de volver a nuestras formas humanas, para ser la primera clase no estaba mal pero me habría gustado un poco más de chicha. Cuando Leila lamió a Altair en la oreja bufé enfadado para después levantarme e irme a otro lado y tomar de nuevo mi forma, se ve que con él si por ser descendiente y de pura sangre, seguro que a él no le habría tirado a la yugular, pues que se quedara con él y sus pelos en el pecho, y ojalá se le atragantara la bola de pelos.

Seguí las instrucciones, estaba molesto y me costaba concentrarme en el amanecer así que opté por la opción de la piedra para poder largarme rápido, tiré del pedrusco con las garras y sentía que se me iba la vida cuando por fin estuvo fuera, mi detransformación había empezado, los huesos de nuevo rompiéndose, para encoger mi cuerpo, el pelo se caía al igual que la piel dejando la humana bajo la misma, nunca había sentido un dolor tan terrible después de la luna y ese era el problema de la piedra.

Me arrastré como pude jadeando una vez volvía a tener mi cuerpo desnudo sobre la piedra de aquel campo -jo...der.... - apenas podía hablar, estaba parael arrastre y seguramente tendrían que recogerme con una cucharita, algo que no hizo el lobo, me tomó como un saco de patatas y nos llevó hasta el hospital a cuestas con los botes y saltos que eso implicaba -ponte amortiguadores nuevos... y dile a Adael que me muero- alcancé a decir justo antes de morir en la cama por el agotamiento, ahora entendía la risa del licano cuando le dije que iría a su clase justo después de la transformación, pero de momento todo estaba preparado de cara al torneo y estaría preparado para el evento.

Ya era hora de volver a la forma humana así que me fui detrás de una piedra a pensar en el amanecer y de a poco mis huesos fueron empequeñesiendose. Cuando al fin conseguí mi forma humana de vuelta, como pude me apresuré a vestirme detrás de la roca.

La buena noticia es que todavía tenía el jean, la mala es que me lo tuve que poner todo sin ropa interior, lo que me dejaba una incomoda sensación con los roces. Altair nos llevó cual Shrek al hospital.

-¿Viste mi trasero?- Fue lo último que pude decir antes de caer rendida sobre la camilla.

Las cosas seguían su curso, estuvieras consciente de lo que sucede o no, eso es irrelevante. Yo después de haber ido al hospital otro par de días por la herida, con regaño y todo, volví a con el coronel Griffin quien me asigno labores de seguridad junto con Newt mientras otros guardias se dedicaban a ayudar con el restablecimiento de los edificios dañados por el ataque de los dragones ajenos a la isla. Sugerí de nuevo mis minas mágicas o las barreras illuminatis, pero ya no en la zona de los campos, mas bien, en los limites de la isla, como una especie de primera línea de defensa automática. Si alguien más venia sin invitación previa, sufriría las consecuencias.

Ignoro si tomaron en cuenta esas ideas, pues yo seguí las instrucciones de que áreas patrullar. Con el paso de los días, me fui enterando de lo sucedido en el parlamento y esa facción que asegura descender del Rey Arturo, ¿poseerán la Excalibur?. Pensándolo bien, puede que no, ya la habrían usado para asegurar su dominio. Nadie que llega de la forma que ellos lo hicieron y viene en verdadero son de paz.

El tiempo pasó y transcurrió un mes. La situación está “estable”, al menos no ha habido incidentes verdaderamente graves por el momento. Incluso yo intenté ir a la superficie, tenía una misión que cumplir pero se me fue negada la petición de salida, las cosas estaban muy mal abajo y solo bajo autorización del Consejo o algún alto mando de la Guardia, podría ir allá abajo. Así que en el transcurso del mes, mientras patrullaba, estuve tratando de hacer migas entre la población, debía tener contactos, pero ganarse la confianza por estos lares está siendo más difícil de lo esperado. Supongo que una de las razones es el ser un forastero. Si tuviera a Adael de mi lado, tal vez habría tenido mas chances, pero ha estado ocupado, por lo cual no le molestaré a menos que sea realmente necesario.

Cada vez que terminaba mi turno, iba al área de entrenamiento. Empecé a ir desde que supe que había un sitio dedicado a ello. Seguí practicando todo lo que me fue enseñado, desde el combate físico, cuerpo a cuerpo, con la katana y mi fuego, además de las magias aprendidas recientemente. Incluso mi puntería con las pistolas, pero en zonas mas alejadas posibles, para no molestar. También seguí intentando usar mis otros elementos por medio de la practica de sus respectivos movimientos, pero sin éxito. Haciéndome volver al fuego para asegurarme que tampoco se haya ido de mí. Pero teniendo algunos arranques de ira debido a la frustración de mi situación. Siendo otra de las razones por lo que yo estaba bastante alejado del resto para no causar incidentes innecesarios.

Hoy ha sido la excepción, en medio del turno se me cita al campo de entrenamiento. Supongo que habré roto algo sin percatarme y debo compensarlo o he molestado en los entrenamientos. He de prepararme para un regaño.

Un patronus con forma de nutria se desliza por el aire, da una vuelta alrededor de Artie a la altura de su cabeza para llamar su atención y transmite un mensaje.

Nutria escribió:Estás cordialmente invitado a una clase para magos elementaristas del fuego en el campo de entrenamiento mañana al amanecer. Guarda cuidado de desayunar ligero como para poder hacer ejercicio sin sentir malestar, pero lo suficiente como para aguantar hasta el mediodía.

Y sin más, el hechizo se desvaneció.

El último mes había sido mucho más alocado... si es que todo lo que le había ocurrido a Scamander en los últimos años no era suficiente.

Tras la llegada a los campos, algo que el Magizoologista apreciaba de verdad, las cosas se habían tornado ligeramente más difíciles, y no, no era por los entrenamientos, que si bien Newt era un mago capaz y tenía cierta experiencia de sus años de lucha junto a Dumbledore contra Grindelwald, eso no significaba que fuese un soldado del todo y estuviera preparado para lo que ahí se vivía, como la llegada, según supo, de los descendientes del mismísimo Arturo de Pendragon.

Eso había sido una gran revelación, pero no una buena por lo visto, y entre eso y los patrullajes que hacia junto con su amigo Artie, Newt pasaba los días tratando de no pensar en el pasado y concentrarse en este presente que era ahora el futuro.

Tomando ejemplo de su amigo, Newt pasaba el tiempo (después de los patrullajes y el cuidado de sus criaturas), en los campos de entrenamiento. Ahí, además de repasar todos los hechizos y conjuros de combate que conocía, también repasaba aquel viejo arte que había aprendido durante sus viajes, dibujando círculos en el piso y trasmutando cosas equivalentes para no perder la práctica.

Un día, u patronus conocido llegó donde el albino. Era obvio de quien procedía3el mensaje del que era portador, por lo que Newt se acercó a Arturo con curiosidad.

- ¿Puedo acompañarte, amigo mío?- preguntó con su acostumbrada serenidad.

Durante todo el mes, Amaya no había cesado ni un instante en la búsqueda de soluciones para un posible ataque Pendragon. La creación de cadenas había ido viento en popa ya que no trabajaban contrareloj y no tenían que estar vigilando a cada rato los campos. Poco a poco habían vuelto a la normalidad excepto que tras el anuncio de la mutación de SAM, Amaya había exprimido mucho a sus escuadrones. A raíz de ello se enteró que uno de los participantes en el torneo se había unido a las filas lo que le generaba sienta sensación de bienestar. También se había unido uno de los Blood Keeper asi que a los dos los mantenía vigilados.

Convocó a Arturo después de entrenar. Se encontraba en una pequeña parte alejada del campo que cubría el sol, se sacó su casco y el pesado escudo que llevaba lo dejó a un lado. Cogió una botella de agua y se bajó casi la mitad pero a pequeños tragos, después cogió un trapo y se secó el sudor para mirar al hombre y a...alguien más, acercándose a ella. Sus ojos marrones vieron el patronus pero no llegó a oír el mensaje. Esperó a que finalmente se acercaran a ella y acortó la distancia pero no salió de su sitio -Arturo Lizarraga y...- Sino se equivocaba aquel hombre, tras verlo de cerca, era el famoso mago de criaturas mágicas -Newt Scamander- Expresó en un tono neutral. Se cruzó de brazos y los miró a cada uno como evaluándolos.

-Buenos días- Añadió y asintió suavemente -Después de ver vuestro desarrollo he considerado daros una misión que creo que podría serviros. Y en realidad me parece que tendréis que ir los dos- Señaló primero a Arturo y luego a Newt -Desde que la isla volvió a su sitio hay una zona que llamamos "zona inexplorada". Pues quiero que deje ser inexplorada. Según sé, está allí la torre de los Souls Reapers. No sé qué tipo de peligros os encontrareis o qué hareis allí pero tendréis que formar una comitiva de unos 10 soldados e investigar la zona para luego traerme un informe detallado- Mencionó y luego desvió su mirada caoba al mago -Creo que habrá criaturas así que serás un buen apoyo-

¿Sabe?, tuve la suerte de que mis patrullajes no fueran con algún desconocido, por lo menos no tanto. Newt Scamander según me contó, es una especie de biólogo mágico, ignoro si hay algo similar en mi mundo, pues en mis primeros años mi entrenamiento y formación en la magia fue enfocado hacia el combate, contra criaturas o agentes de otras sociedades secretas—bueno, lo más parecido que tenemos son los bestiarios, nada que ver con las enciclopedias de los munda…muggles, con taxones que organizan y categorizan la vida animal—platico con Newt en momentos pero sin descuidar la labor que se me encomendó—en uno de estos días, tienes que mostrarme lo que tengas, porque creo que te falta una por clasificar—digo con entusiasmo, y si, antes que agente, soy un fanático de las ciencias y la magia por igual, hasta tengo una licenciatura, por tanto, esto me interesa. Y si puedo ayudar a actualizar sus informes y métodos, estaré más que encantado.


Ya había llegado a los campos como se me solicitó—espero no haber roto algo, apenas estoy haciéndome un monto para sobrevivir en este sitio, lo menos que necesito es una deuda innecesaria—menciono con un ligero nerviosismo, que la gente si es oportunista, aprovechará para aumentar el valor original de lo que se haya roto.

De repente, me percato del venir de cierto animalito semi-transparente con tonos azulados, es un patronus en forma de nutria, perteneciente a Adael, a menos que alguien más tenga uno similar. La voz que sale de la nutria me confirma su dueño, el cual me invita a una clase de magia de fuego, una clase que habría rechazado en otra ocasión. Yo ya domino mi propio fuego, incluso manejo magias avanzadas sobre el mismo. Pero estoy en otro mundo, puede que vea algo interesante. Y por lo que cuenta, tendré que ir con una ingesta moderada para que no interfiera en la clase—supongo que podría ir, si la clase se muestra algo que ya domino, al menos podré entrenar con gente, eso mantendrá a la memoria muscular funcionando mejor—le comento a Newt, quien pregunta si puede ir también—claro, dudo que les moleste tener oyentes mientras no interfieran.

En ese momento, vemos a alguien con un porte y armadura que muestra que no es un guardia normal, debe ser quien me ha solicitado a este lugar. Se quita el casco para beber algo de agua, mientras nos analiza—creo que es ella—digo en voz baja mientras nos acercamos. Ya al estar lo suficientemente cerca, expresa mi nombre y parece titubear sobre Newt, pero también le nombra correctamente—disculpe, ¿cómo debo expresarme hacia usted?—una forma de decir, ¿cómo se llama?, pero si que suene tan descortés. Y solo eso, no quiero alargar lo que sea que tenga que decir—buenos días—respondo al saludo formal.

Resulta que mi citación era algo más familiar que un simple regaño, hasta me sentí aliviado, por extraño que parezca. Cosa que si me sorprendió fue la inclusión de mi compañero, en el asunto. La misión es una de reconocimiento, algo que mi sigilo suele ser de utilidad. Pero en esta ocasión no será necesaria, quiere que lleve a diez soldados para la exploración. Entonces levanto la mano para pedir la palabra—bueno, ¿ha mencionado torre de los Soul Reapers?, como mínimo, sé que hay un guardián, creo que es una especie de golem, y no es nada amigable si entran a su territorio, lo digo por experiencia—tenía entendido que los Soul Reapers no eran de la isla, ¿por qué están aquí? Ignoro si hay más criaturas en la torre, pero supongo que nuestra dadora de misión se refiere a la zona inexplorada—¿ay algo que debamos tener en cuenta?, claro, aparte de que es desconocido, ¿no es cerca de los campos donde los invasores estaban puestos hace un mes?—también se dirigió a Newt para comentar que su labor puede ser de ayuda.

Newt asintió, con una sonrisa, ante la petición de Arturo. Con lo que llevaba de conocerlo consideraba que aquel chico era una buena persona y por ende podía presentarle a sus criaturas sin ningún riesgo... para ellas al menos.

Llegaron al lugar y se encontraron con una dama ataviada en una pesada armadura quien los reconoció casi al instante. Newt hizo una pequeña reverencia ante ella inclinando levemente la cabeza y escuchó atentamente lo que ella tenía que decir. Lo que mencionó le pareció muy interesante, es decir, ¿explorar una isla? Eso recordaba al Magizoologista sus viejos tiempos, aquellos viajes extraordinarios cuando iniciaba las investigaciones de su libro, sería algo maravilloso.

Ahora, era obvio que no se confiaría, pues aquel mundo, pese a ser el mismo en el que vivió, ya no era igual, este tiempo era mucho más distinto del suyo y no dudaba que la evolución hubiera llegado a algunas criaturas, por lo que no podía asumir que las conocía todas, no las de la actualidad. Por un momento pesó que quizá tambien debería iniciar una actualizacion de sus investigaciones, ero eso ya lo haría después. Ahora debía centrarse en la mision que se les encomendaba y, de hecho, lo dicho por Arturo era bastante acertado.

-A esa pregunta, quisiera sumar otra... ¿Se ha usado alguna criatura por parte de estas personas como defensa o ataque contra los demás?-

-Soy la General Hua Amaya. Podéis llamarme General-   Le respondió a Arturo antes de coger de nuevo el agua y beber varios tragos. Al escuchar lo que le decía Arturo, la mujer entrecerró los ojos y se acercó a ambos -Importante. No estoy pidiendo que espiéis a los Soul Reaper, si os podeis mantener alejados a esa torre mejor. No quiero que crean que esta partida se trata de espiarlos. Por el momento, son bien recibidos en Ouroboros así que evitar interactuar con ellos- Alzó ambas cejas, mirando a uno y después a otro esperando que comprendieran a lo que se refería. Pero sin duda, la información de los Souls le interesaría -¿Entendido? Pero...Después hablaré contigo sobre ellos, Arturo. Pareces tener información demás- Y no sabía si era positivo o negativo.

Negó con la cabeza cuando preguntó si era por los campos de cultivo -No, está detrás de la Montaña del Dragón. Deberán ir volando, rodeando la montaña, no yendo por arriba. Mejor prevenir que lamentar, aunque los Pendragon deben “comportarse”, un accidente puede tenerlo cualquiera- Les dijo con un tono que daba a entender que no confiaba un ápice en el linaje de Arturo Pendragon. Al escuchar la pregunta de Newt, se mordió la mejilla por dentro -Creo que no, pero os repito, están aquí en calidad de invitados. Quiero que reviséis la periferia, la isla en general aparte de la torre. Sospecho que hay criaturas oscuras. Cayó sobre un bosque oscuro cuando Ouroboros tocó tierra y quiero purgarlo, de ser posible-

-¿Tenéis alguna duda más sobre la misión? Podéis coger los caballos voladores del establos- Preguntó y después observó a Arturo -¿Conoces a tus compañeros? ¿Sabes a quienes escogerás o necesitas que lo haga por ti?

¿Puedo acompañarte, amigo mío?- Dios, esa frase al final me duele, sé que hemos pasado un mes en compañía y me agrada, pero no estoy seguro de ser un amigo. Esto me recuerda a un caso en la preparatoria, antes de irme de intercambio. Me había mudado a la ciudad para ambientarme antes de entrar a la universidad. En mi clase estaba un chico con algún síndrome similar al asperger, su hablar era peculiar, lenta y con algo similar al tartamudeo pero no estoy seguro de que sea eso específicamente. Y como los de su condición, era particularmente inteligente, también tenía un carisma peculiar. Platicamos en un par de ocasiones, incluso participamos en equipo para exposiciones de vez en cuando, pero nunca coincidimos fuera de lo académico. Por lo cual nunca me consideré su amigo como tal, a lo sumo un conocido o simplemente un compañero de clase. Pero unas semanas antes de irme de intercambio, participamos en exposiciones individuales, y donde los padres estuvieron. Al final, me lo encontré con sus padres, y le felicité, pues fue de los pocos que expuso sin ver a la pantalla y explico de buena manera su tema. El chico me presentó como un amigo. Al escucharlo, sentí una puñalada en el corazón. A pesar de las pocas interacciones, él me consideró un amigo, cosa que yo nunca hice.

Mi situación con Newt es similar, tal vez las interacciones han sido mucho más frecuentes en comparación, y compartimos un destino en el que ahora somos forasteros y sin hogar aparente. Aun así, mi visión de las cosas son de ser aliados circunstanciales. Puede que mi entrenamiento y experiencia sean las causantes de esta percepción. Eso sí, no me es imposible tener amistades, no tengo alguna clase de regla personal que me impida tales cosas. Solo que esa misma experiencia es la que me dice que debo ser cauteloso.

Cambiando de tema, la general Hua empieza a explicar mejor la situación—muy bien, la torre queda descartada—respondo cuando quiere confirmar que hemos entendido, parece que no quiere problemas con ellos. La necesidad de hablar luego con la general sobre los Souls, me hace pensar que puede que haya cometido un error el haber dicho algo sobre ellos.

Espera, ¿volar?, yo no sé volar, ¿qué tanto desconozco sobre este mundo?, en mi mundo es impráctico cualquier manera mágica de volar, al menos para los agentes de sociedades secretas, con los medios de transporte actuales y el hecho de eso, mantenernos discretos. Aunque es cierto que hay sitios libre de miradas curiosas, no es algo común que alguien pueda volar. Como sea, tendré que ingeniármelas para hacer el viaje rápido o me veré obligado a pedir un aventón. El sarcasmo en lo último que dice la general hace evidente su desconfianza. Cualquiera de hecho, a menos que seas demasiado ingenuo.

Scamander añade su propia duda. Y de lo poco que le conozco, aunado a su profesión, es comprensible que pregunte sobre la utilización de criaturas. Le responde contando sus impresiones y relatando algo que había escuchado acerca de un suceso muy importante y relacionado con el propio torneo en el que participé. Ese detalle del bosque oscuro es la razón de esta misión—supongo que el contenido del bosque oscuro es desconocido, ¿no?, al parecer que tendremos que atenernos al folklore de la región circundante, ¿dónde está ubicado tal bosque?—eso podría darnos una idea muy general de lo que podríamos encontrar. Y por lo tanto, como deberíamos prepararnos—pero en todo caso, la misión es de exploración, no de exterminación—me auto-respondo. Sera luego del informe como se decidirá proceder.

Ohh dios mío, pegasos, tienen pegasos, con eso se refería a volar. Se me nota en la cara el alivio…para segundos después volver al horror. Pues aunque sé cabalgar, la cosa cambia cuando se trata de un caballo alado—ehhh…—no alcance a expresar mi preocupación cuando la general me cuestiona un par de cosas más—me tendrá que perdonar general Hua, he intentado hacer migas entre la población pero no he tenido buenos resultados, y no es que sean groseros conmigo, pero si son recelosos por ser un forastero y con lo sucedido con los Pendragón, no les culpo. Por lo mismo, entre los guardias solo hay interacciones profesionales, nada de cotilleos—por lo tanto, casi no conozco a nadie en la isla, aunque siempre hay excepciones. Uno en particular, quien Zaphira le encargo la vigilancia sobre mi persona, pero que ha resultado bastante amable al estar ligeramente más enterado de mi situación—solo tengo una inquietud, ¿qué tan diferente es cabalgar un pegaso de un caballo común?

Solo quedaba eso y la elección de la comitiva de exploración.