Sala de reuniones generales

Miro a todos incrédula, esta situación se nos ha ido de las manos hacía rato y estábamos perdiendo los cabales. Lo que parecía una reunión, ya bastante complicada, para atajar el problema de la maldita IA, se había convertido en un espectáculo circense de la antigua Roma con muerte, acusaciones cruzadas, miradas, llantos, gritos, soberbia… -Sé quién es Arturo Pendragón, ¿quién no ha escuchado nada de él? Excalibur, el rey de noble corazón que sacó la espada de la piedra… ¿Pero a qué viene? ¿Por qué ahora? ¿Qué significa eso de que la isla nunca fue nuestra? Porque me suena a amenza- Y no me gusta que me amenacen. Bellatrix plantea nuevas preguntas a las que yo he elaborado, algunas son incluso las mismas o muy parecidas. En parte ya me ha contestado, pero sigo su mirada hacia la persona a la que dirige su batería de preguntas. Zaphira, que por supuesto nos responde con un desaire, favorecido por supuesto por los versos de Bellatrix. Si los versos se refieren a la dragona, ¿qué oculta? -Vale, Zaphira. No me contestes a mi, pero ya has escuchado a Sean. No podemos luchar contra algo que no conocemos, que no sabemos siquiera qué es. Me parece muy loable que quieras protegerlo, incluso con tu vida, pero ayúdanos a ayudarte- Intento apaciguar a la dragona, que por supuesto no para de estar a la defensiva con todos los presentes. No hace falta que hable, su cuerpo habla por sí mismo. Las palabras no acompañan, suman, haciendo que la tensión vaya creciendo más y más.

La canción de Bellatrix no ayuda, por supuesto, a quitar hierro a todo el asunto. Al contrario, sigue sumando leña al fuego. Las malas vibraciones que transmite esta mujer, en general, hace que se me hiele la sangre y que de un paso para atrás. -Oh, por favor- Murmullo cuando vuelve a insistir en matar al niño de Catherine, poniendo los ojos en blanco, y como dice Lucio, ¿en qué momento hemos perdido el juicio? No puedo más que sumarme a sus palabras de reproche. -Estamos perdiendo la cabeza…- Añado más para mi misma que para los demás, verbalizando un pensamiento que se me acaba de pasar por la cabeza.

Sigo con la mirada el paseo que la médium da por todo el salón, pareciéndome todo el numerito un show de un antro cada vez más y más decadente. La apreciación de Lucio sobre la profecía me parece más que acertada, porque lo es. Claro que sí, claro que lo es.
“Listen to the roar”
“Dragons by the score”

El rugido de los dragones invadiendo la sala después de la canción me deja estupefacta. Los rugidos de los que hablaba Mei durante la avalancha en el torneo. Corro hasta la ventana, para ver lo que estaba ocurriendo-Ya están aquí- “Sea lo que sea, ya está aquí” -No tenemos tiempo. Que alguien ponga en aviso a Catherine, ella y el niño- Temía por lo que se le ocurriese hacer a Belaltrix, cualquier tontería en este estado. Zaphira sale de la sala, pero necesario aclarar un par de puntos. Salgo de la habitación llevándome por delante a quién tuviese que llevarme -Poned en alerta a la Guardia de Ouroboros, a los que nos sigan siendo fieles- Pidió a sus compañeros más cercanos y tras ello, salió corriendo de la sala, tras la dragona.

El cónclave se nos había ido de las manos en un abrir y cerrar de ojos, había acabado en una gran tragedia. Durante varios segundos no pude reaccionar ni apartar la mirada del cuerpo de Desmond Le Fay, sin poder creer que acabase de morir sin que hubiésemos logrado evitarlo. El espíritu expulsado de su cuerpo resultó ser Charles Pendragon, y en ese preciso momento lamenté haber estado tan ciego como para no prestar más atención a las pistas y detalles que habían ido apareciendo. Mi rostro palideció ante sus amenazas, que ahora parecían más reales que nunca. Estaba conmocionado y no podía articular palabra. Las desproporcionadas reacciones de Zaphira y de Bellatrix fueron suficiente para hacerme reaccionar al fin, aunque demasiado tarde porque la primera se había marchado y la segunda se había desaparecido por un portal llevándose a Matvey. No entendí el motivo para ello, pero no me dio buena espina. La ira fue abriéndose paso, y mi primera reacción fue la de mover una de las cadenas de los guardias para atar a los 4 juntos.

- Pagaréis cara vuestra traición. La guardia de Ouroboros debe ser leal y proteger a los habitantes de la isla. No sé qué artimañas habrán usado para convenceros, pero os habéis equivocado. - ordené a Ling, Rosse y otros compañeros que se llevasen a los guardias para encerrarlos en los calabozos. Ahora no había tiempo para ocuparse de ellos. Después me acerqué al cuerpo de Desmond, suspirando con tristeza. Me agaché para tocar su hombro, negando con la cabeza. La reacción contra él había sido desproporcionada. - Hay que informar a su hermana. - tendría que buscar a Mei para pedirle que hiciese algo tan doloroso. - Y encontrar a Adam Hacksaw. - él había sido el culpable de que Desmond estuviese muerto. Ninguno le habíamos atacado de ese modo tan intenso.
- Sean...tú localizarás a Zaphira. Sabe demasiado y no quiere hablar. Y que alguien se encargue de encontrar a Matvey. Hay que movilizar a la guardia, a los que sean fieles, y peinar cada rincón de la isla por si hubiesen más amenazas ocultas. Ahora marchaos. Sed prudentes y mantened el contacto para estar informados. - esperé a que se fuesen de todos los presentes en la sala, y después de eso me desaparecí de allí con el cuerpo de Desmond.

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off: todos los personajes sacados

Había transcurrido algo de tiempo desde aquel fatídico dia en el que habíamos perdido a Desmond. Gracias a Galeno y el resto de sanitarios (VIVAN LOS SANITARIOS) había conseguido salir adelante del ataque de aquel demonio, que además me habia dejado una herida importante en el orgullo, aunque esa no la podian curar ni mil hechizos de sanacion.

Aquella reunion en la que Zaphira nos contó la verdad a todos fue como un jarro de agua fría, ya que ahora el frente estaba abierto por demasiadas lineas de batalla. Al menos ahora sabíamos un poco mejor de qué iba el asunto, y a qué nos enfrentabamos. Pero corriamos el peligro no solo de perder un asalto, pues dada la situacion mundial, perder un asalto y perder la isla podria suponer perder algo mas que un pedazo de territorio.

Llegué a aquella sala con gesto ceñudo, esperaba reunirme con Catherine, hablar con ella....llevabamos tiempo sin hablar como se debía.

Pasé al lado de la guardia y los saludé con un gesto de la cabeza, pasnado al interior de la sala.

Esperaría allí a Catherine.

Abrazó a Catherine por la ayuda, y luego a Adael, después del abrazo en grupo para tratar de parar la referencia. Nada importaba. Estaba prácticamente intacta, salvo el extraño calor que sentía en la piel, como si se hubiera chamuscado el exterior a pesar de no tener ninguna lesión. Abrazó de nuevo a Catherine al ver cómo le ayudaba con la ilusión del vestido. No le molestaba la desnudez, pero seguro que incomodaba al resto, así que comenzó a tejer con fibras de plantas vivas un vestido entero, sin escotes ni espacios sensuales. Por dentro del vestido, una capa de sávila comenzaba a aliviar sus dolores.- Soy yo la que debe agradecerles. No habría logrado hacerlo sola. Oh, ¿qué haría sin ustedes? - Suspiró con behemencia en su debido momento, procurando ver a cada uno de los presentes y mostrarles lo agradecida que estaba.

Aparecieron gracias a Sayid en la sala de reuniones generales, que también le llevaba de la cintura ayudandole a caminar. En aquella sala, donde una semana antes se habían reunido, se encontraba ya Matvey. Aparentemente, habían hecho algún tipo de llamado, pues era inusual que cinco descendientes se hubieran reunido sin ninguna explicación. Se acercó con lentitud a Matvey, igual abrazándole, tomándose su tiempo como había hecho con todos, pero ahora que la adrenalina iba bajando sus movimientos eran más lentos y mecánicos.- Matvey, que bueno es verte de pie después de la última reunión. ¿Cómo has estado? ¿Todo bien?

Colocó la mano en su pecho, acercándose después al borde de la mesa para recargarse en ella y mantenerse en pie lo más posible.- Me temo que no tengo respuestas para ninguna de sus preguntas, queridos compañeros. No tengo ninguna información que pueda servir a ninguno de nuestros propósitos. Mi incursión ha sido en vano.

Recibió el abrazo de Sofía con sorpresa y con algo de alivio pero le alarmo sentir la elevada temperatura de su cuerpo. Puso la palma de su mano sobre la frente de la mujer y le resultó extraño lo caliente que estaba su piel, aunque considerando que había estado en medio de una hoguera quizás en un rato conseguiría aclimatar su piel pero le preocupaba que se trate de otra artimaña de los Pendragon, inquietud que compartió con el grupo, le preguntó a Sofía cómo se encontraba, si quería que llamaran a un médico o si quería que la lleven al hospital.

-¡Ni hablar! Es lo menos que podíamos hacer... ¿Eso quiere decir que estoy perdonado?- Le preguntó a Sofía cuando ella se puso a agradecerles dirigiéndole la mirada pero sin perturbar la inclinación, manteniendo el ángulo recto, esperando que la mujer diga que si o asienta o dé alguna señal más clara porque no se pondría derecho hasta que ella no lo perdonara explícitamente. Aunque no era de su agrado la desaparición y lo dejó en claro, la acepto por las circunstancias extraordinarias. Aparecieron en la sala de reuniones generales para encontrarse con un adusto Matvey al cual Adael saludó con una inclinación de cabeza. Procuró en todo momento mantenerse cerca de Sofía pero dándole su espacio para respirar ya que no pensaba volver a perderla, se alarmó al ver cuanto le costaba estar de pié y se apresuró en correr la silla más cercana a la descendiente de Dioscórides para que pueda tomar asiento. Una vez sentada conjuró un patronus para llamar a un doctor del servicio médico para que la revise, Lucio aparecería en cualquier momento, pero Galeno podría concentrarse en lo que acaecía mientras otro le hacía una revisión a la mujer para luego marcharse. El joven maestro se sentó luego que lo hiciera Catherine.

-¿Qué viste allí?¿Qué te hicieron?¿Cómo te trataron?- Preguntó en busca de cualquier dato que pueda servir. Llegó hasta él un patronus en forma de cuervo que ingresó volando por una ventana para posarse en su hombro, miró a Catherine extrañado ¿Por qué le mandaría un mensaje así si estaban en la misma habitación? Pero en cuanto escucho la voz que traía el hechizo se dio cuenta que se trataba del mago del fuego venido de otra dimensión. Se sorprendió de lo rápido que había aprendido un hechizo tan avanzado como lo era aquél para alguien que no había practicado ese estilo de magia antes. En el mensaje se ofrecía como voluntario para ayudar con la situación de la isla, lo cual le resultó admirable al joven maestro así que conjuró su propio patronus para mandarle una respuesta. En eso, una idea vino a su mente e hizo aparecer un libro en su mano para sumergirse en sus palabras pasando las páginas buscando aquello que se le había ocurrido.

-Creo que tengo una idea que nos podría dar una ventaja...- Dijo en alto para que todos lo escuchen mientras dejaba ese libro sobre la mesa, hacía aparecer otro y la mayor parte de su cabeza desaparecía detrás de éste dejando a la vista únicamente su pelo por encima del libro.

-La estrategia de los Pendragon se basa en sus jinetes y el dominio de los dragones ¿Verdad?- Repitió las palabras de Zaphira e hizo una pequeña pausa por si alguien quería acotar alguna corrección.

-De los siete tipos de dragones que conocemos, cuatro de ellos utilizan el fuego como arma.- Dijo luego de contar los tipos de dragones en el libro y comprobar la información sobre sus respectivas habilidades. A continuación dejó aquel libro cerrado sobre la mesa y volvió a tomar el primero que había hecho aparecer para abrirlo en una página específica y mostrárselo al resto.

-Los dragones son los originales maestros de la magia elemental del fuego, ésta magia es el resultado del profundo vínculo entre el fuego del alma, el fuego de los dragones y el sol. Ésa debió ser una de las razones por las cuales hicieron lo que hicieron a ésta hora de la mañana, durante el día, siendo el astro reinante el sol, la magia elemental del fuego es más intensa. Debido a la fuerte conexión de ésta magia con el sol y otros cuerpos celestes, un eclipse solar tiene el potencial de negar por completo el poder de un mago elementarista del fuego. ¿Recuerdan lo que contaban los magos del fuego sobre lo difícil que era conjurar una llamarada en la ciudad de Londres durante el Año Oscuro?- Recordó esa época con nostalgia, en ése momento tenía 18 años, no tenía grandes preocupaciones y las cosas eren como siempre habían sido. No había guerra en Ouroboros y la isla no se encontraba sobrepoblada. Les mostró una página con un dibujo de un dragón escupiendo fuego, una silueta humana dentro del torrente de fuego alzando los brazos y, por encima, una gran bola de fuego representando al sol, se trataba de un dibujo muy antiguo, una reliquia. Explicó los fundamentos de la magia sobre el fuego de manera muy general para que entiendan su punto.

-Pienso que no tenemos tiempo para esperar un eclipse solar, así que se me ocurre que Catherine podría hacer que la oscuridad cubra el sol asistida por todos aquellos que tengan habilidad en la magia de la oscuridad, de éste modo podríamos evitar que nos caiga una lluvia de fuego, al menos. ¿Qué opinan?- Preguntó asomando su rostro por encima del libro, esperando ver las reacciones de los presentes a su propuesta. Lo que estaba implícito era que, de ésa forma, el poder de todos los magos elementaristas del fuego en Ouroboros se vería mermado obligándolos a valerse de otras habilidades.

Había sido víctima de un abrazo grupal. No dijo nada porque había sido Adael y estaba acostumbrada a esas muestras físicas inesperadas del Descendiente de Moisés y de Merlín.  Pero después Sofía la abrazó y Catherine se quedó tiesa como un palo mirando hacia el cielo esperando que se tranquilizara. Gracias a Morgana, entraron a la sala de reuniones. La morena se acercó a Matvey mirando a Sofía con una ceja arqueada ante el reparto de abrazos y gestos cariñosos. Mantuvo silencio y esperó a que se separara para intercambiar una mirada con Matvey, sonriendo de lado como saludo. Sabía que estaba mejor porque después de que Lucio le avisó de la intervención había mantenido contacto con él, no mucho por todo lo que había estado haciendo pero sí el suficiente.

Entonces escuchó lo que tenía que decir Sofía, retrajo  y guardó el báculo y se cruzó de brazos -No te han hecho daño. Hasta ahora- Analizó Catherine, entrecerró con suavidad los ojos -Después de que la incursión de Sarah y Ling fuera mal-  Inspiró profundamente. No era diestra en el arte de la guerra pero si no la habían torturado antes pero ahora sí… Pues era un mensaje -¿Te dijeron algo al dejarte?- Inquirió para luego ver a Adael cuando mencionó a Zaphira -Y evidentemente el grueso de guerreros que tienen apostados en la avanzada. Ya lo dijeron Ling y Sarah, hay más traidores y exiliados del Consejo. Y ellos no se basan en dragones- Agregó y cambió el peso de una pierna a otra.

-¿Hay sólo siete tipos de dragones?- Hizo un gesto medio extraño con el rostro -Deberíamos hablar con el hijo de Snagov, manejará más el tema-  Miró los libros con curiosidad preguntándose si los había cogido de la biblioteca de Sean. Sean tal vez debería estar aquí o… Zaphira. Envió un mensaje mental a Zaphira convocándola aquí para que aclarara más sobre los dragones y también a Sarah para que trajera al hijo de Snagov -Un eclipse solar tiene el potencial de negar por completo el poder de un mago elementalista del fuego- Repitió y arqueó una ceja  - Elementalista de fuego. No dragones. No son la misma raza, no son el mismo ser…. He convocado a Zaphira, Sarah y al hijo de Snagov-

Al escuchar su propuesta Catherine libró el cruce de brazos y arqueó ambas cejas con sorpresa -Mi oscuridad puede …- Frunció el ceño luego -Es posible pero eso no oculta el sol realmente. Existirá igualmente. Soy bruja, tengo magia, pero no la suficiente para ocultar al sol, Adael. No lo sé…Podemos probarlo pero no me convence mucho. Por más que unamos fuerzas tenemos sólo una oportunidad para lograrlo y sólo lo que duremos…Aparte ya saben que existo…les he hecho un escarmiento ¿No crees que lo tomarán en cuenta? – Se llevó las manos a la cadera y miró a sus compañeros, deteniéndose en Sayid -¿Serviría para alguna estrategia militar? Una cosa es que nos quitemos a los dragones de encima. Otra distinta es el linaje. Deben tener otro tipo de magia…Sin contar a la avanzada.

Parecía que todo iba bien con la descendiente de discórides, o eso indicaban sus muestras de afecto y si no estuviéramos en una situación tan tensa hasta me habría reído por la reacción de Catherine al sentir contacto con otro ser humano -No tienes nada que agradecer querida Sofía, somos 20 y debemos permanecer unidos, no dejamos a nadie atrás-

En cuanto aparecimos en la sala, Adael le apartó la silla a la pelirroja y la dejé en ella al ver que no se tenía muy bien en pie, el chico se adelantó con las preguntas pero por desgracia ella no tenía información -Entonces seguimos en desventaja, ellos tienen poco que perder, ya nos lo avisaron y no les falta razón, tenemos muchos refugiados y en tierra es aún peor- no había lugar seguro para nadie.  Catherine habló y era cierto que no le habían hecho nada a Sofía hasta que se rompió el trato -Podemos suponer que son gente que da valor a su palabra, algo por lo que no apostaría mucho, aún así su treta no nos hadado solo tiempo a nosotros para prepararnos, a ellos también- asentí a lo dicho por la morena, no nos enfrentábamos solo a los pendragon -Zaphira nos habló de dos de los linajes que los acompañan, Ragnar entre ellos, guerreros vikingos que saquearon y consiguieron entrar en la fortaleza de parís valiéndose de astucia y no menos fuerza- La historia era mi fuerte y no me hacía falta preguntar a la dragona por ello, todo se complicaba cada vez más.

Adael hizo aparecer un libro de la nada cosa que me sorprendió bastante, desconocía que usara magia de invocación pero los jóvenes siempre estaban llenos de sorpresas y la que traía su libro no era menos, aquella información no la había leído en mi vida, ni tan siquiera un ligero rastro a pesar de todo cuanto había leído -Jamás había leído algo así, no me suena esa información pero estratégicamente no nos sirve hasta comprobarlo, Zaphira y el pequeño Tepes nos sacarán de dudas pero si llegara a ser cierto eso también mermaría nuestras fuerzas, no contaríamos con elementalistas de fuego y los dragones no son los únicos capaces de hacerlo, es decir... el eclipse no afectara a un cuchillo y un pedernal que enciendan una hoguera, flechas y esas cosas, además, seguimos teniendo el problema de las garras, los colmillos, la piel gruesa, la fuerza bruta...- había que pensar y meditarlo todo muy bien, los dragones serían un gran inconveniente y nosotros no contábamos con los nuestros -y si enfocamos a los magos en el eclipse serán menos fuerzas con las qué contar...- mi mente trabajaba rápido, haciendo cálculos mentales con nuestros hombres y el número enemigo, simplemente los números descartaban la idea.

Miré a Adael con una sonrisa -Estudiaremos tu idea en cuanto salgamos de dudas, pero gracias por tu aportación, hay mirar todas las posibilidades- miré a los otros descendientes pensando en todos y cada uno de sus poderes y en los de los compañeros que nos pudieran acompañar a la batalla -No podemos depender solo de nuestras tropas, me temo que necesitaremos toda la ayuda posible... las misiones ya fueron asignadas en la anterior reunión pero deberíamos incorporar a alumnos, los más experimentados para que apoyen desde la retaguardia, un simple grano de arroz puede desestabilizar una balanza, entre los refugiados también debe haber gente que pueda ayudar y creo recordar que no se le asigno nada a los miembros de la brigada, tal vez puedan echar una mano-

Aparecí en la puerta de la sala para escuchar las últimas palabras de Sayid -Y un eslabón débil puede romper toda la cadena..- mi cara no era precisamente de estar de buen humor, odiaba que me llevaran de un lado a otro como si fuera una maldita marioneta -Espero que sea importante, solo ha quedado la capitana Amaya en el frente, os recuerdo que sirvo a la casa de Merlin, no al consejo y si estoy aquí es porque Sean me ha pedido que ayude- por no decir que no podría estar con ellos mucho tiempo... me acerqué hasta la mesa mientras me hacían un pequeño resumen, levanté una ceja con eso del sol y lo del poder - ¿y yo qué? ¿me convierto en chihuahua cuando no hay tormenta? no sé que efecto tiene en los magos pero me temo que no sirve en dragones, en mi infancia conviví con los de Camelot y creedme que no les afecta, como mucho vuelve locos a los campesinos que piensan que es cosa del diablo-

Escuché la propuesta de Sayid y me pareció correcta, los alumnos podrían ayudar y no solo ellos, haría falta gente que cocinara para las tropas, herreros o gente que controlara el metal, los miré a todos, faltaba gente, una persona en especial que no había dado señales de vida desde el incidente con Desmond -¿Tenemos a todos los descendientes localizados? Sé dónde está Sean, Lucio igual, vosotros estáis aquí y supongo que Giordano y Markus haciendo su trabajo... ¿Dónde está Bellatrix? se le pidió colaboración durante la primera reunión... ¿no se supone que debíais colaborar todos?-

Nadie pudo contestarme en unos segundos así que fruncí el ceño -¿Hace falta que os recuerde las palabras de Charles? ¿Que os vuelva a decir como la mitad de este mismo consejo siguió al traidor y como ahora sus tropas están en nuestros campos? Ella permitió entrar a esa rata ¿qué nos garantiza que sigue de nuestra parte? cómo esperáis enfrentaros a un enemigo si ni tan siquiera sabéis en quien depositáis vuestra confianza... Amenazó la vida de Aedan y la dejasteis marcharse de rositas- en ese momento miré a Catherine, ella debería ser la primera interesada en ello.

He recibido aprobación, además de un agradecimiento por la información, y una especie de anillo que simboliza tal permiso, de esa forma los guardias sabrán que puedo salir y no debería tener problemas con ellos al mostrarle dicho anillo, y para disipar cualquier duda, la nutria patronus se mantiene en mi hombro, al parecer si algún guardia no cree en la autenticidad del anillo, lo hará con el patronus de Adael. Entonces con gabardina puesta, me dirijo a la salida. Scamander también ha decidido apoyar, el creé que puede ayudar en la parte médica, aunque ha mencionado que tiene experiencia en el combate, pero no es su fuerte y prefiere evitarlo en la medida posible. Uso el beneficio del anillo para que no nos impidan el paso los guardias puestos en la zona residencia.

Nos ponemos en marcha hacia la sala de reuniones que Adael menciona, según el croquis que me dieron antes de irme del hospital, después del mismo más al oeste está donde se encuentra la guardia y la ciudad le sigue hasta llegar a una plaza circular, que debe ser el lugar donde debemos irnos. Pero como dice la advertencia, debido a la brecha del muro, hay enemigos escondidos, y dragones ajenos a la isla que no dudaran en atacarnos. Podría usar la habilidad especial de mi katana si fuera solo yo, pero Newt me acompaña y dos no pueden beneficiarse del mismo.

Aunque en el mapa la zona residencial y el hospital se muestran relativamente cercanos, la realidad es que si hay una buena distancia entre las mismas. Y lo peor es que hay pocos árboles para escondernos de los dragones, de los cuales es vital detectarlos antes de que se lancen al ataque. Tenemos que tener cuidado con la dirección del viento, será mejor que dé en dirección al sur, que es contraria a donde se ubica muro que nos separa del enemigo. Aprovecho para estrenar esa nueva habilidad de teletransportación de radio cercano, dejaremos menos rastros de olor, el cual será muy local y circunstancial. Al llegar por el hospital evitamos problemas con los guardias al mostrarles el anillo que me permitía estar fuera del toque de queda. Pero para calmar cualquier nerviosismo a mi presencia y de mi compañero les comento que estamos en camino con Adael para ofrecernos voluntarios para ayudar a la causa de la isla. Nos permiten seguir el camino y así lo hacemos.

La distancia entre el hospital y la guardia es mucho mayor, nos separa un rio y nos conectan 3 puentes. Uno nos lleva directo a la guardia, pero lo que hace peor este camino, es que es raso, sin arboles de por medio, mucho más visibles para cualquier enemigo con capacidad de causar daño a distancia o los propios dragones, que seremos blanco fácil para ellos. Seguimos con la misma táctica, de la teletransportación tratando de evitar llamar la atención lo menos posible. Espero que un punto negro que desaparece y aparece en su visión periférica no les llame tanto la atención.

Pasar por el puente nos llevó un susto al escuchar un rugido, pero fue más en la lejanía y no de un dragón que nos hubiera localizado. Pero el susto no nos lo quita nadie. En fin, proseguimos hasta llegar a la Guardia donde pudimos preguntar direcciones más precisas no sin antes mostrar el anillo por seguridad. De aquí en adelante ya no hubo tanto problema, solo teníamos que seguir la calle central y podríamos encontrar la sala de reuniones generales no muy lejos. Y como era de esperarse, la ciudad está desierta, con algunos guardias vigilando que se mantenga el toque de queda y listos para realizar su labor principal. Una vez en la plaza, no fue complicado saber a dónde dirigirnos, en parte porque empezaba a recordar de la vez que el guardia que me vigilaba me dio un ligero recorrido, pero también ayuda que el sitio sea el único lugar con las luces encendidas y se escuchaba el discutir de la gente dentro.

Entré con Scamander tratando de no llamar demasiado la atención, encontré a Adael por lo que me acerqué y su nutria patronus regresó a él para indicar mi llegada, pero sin distraerlo demasiado. Pues Zaphira estaba en el centro de atención de todos, absortos en lo que dice y sin poder objetar a las duras críticas que alcancé a escuchar. Me hizo rememorar a los Templarios en el Consejo de Venecia, su palabra suele tener no solo gran audiencia, también una considerable influencia. En cuanto a mí, no me queda de otra a seguir atento antes de pronunciar mi colaboración o cualquier opinión al respecto.

No tardaron en llegar. Con Sofía entre ellos, que no tenia muy buen aspecto...

- Sofía. - dije con preocupacion en la voz, levantandome y yendo hacia ella al verla dirigirse hacia mi. No me había esperado su cálido abrazo, aquello me dejó parado al inicio, pero por dentro he de reconocer que generaba una sensacion agradable. Al final se lo devolví, antes de que se llegase a separar. - Todo bien gracias a los sanadores con los que contamos....si no me temo que ahora estaría reunido con esos malditos demonios.

Observé a Catherine. Ella me sonrió pero yo no le devolví la sonrisa. Solo incliné un poco mi cabeza hacia ella en señal de reconocimiento. Estaba llevando la muerte de su hermano con gran entereza.

Adael se apresuró en ayudar a Sofía, que parecia debil aun. Y en plantear algún plan para afrontar la nueva amenaza.

- No solo cuentan con el poder de sus dragones y jinetes. Por lo que pudimos averiguar por Sarah y por Ling, cuentan con un vasallos importantes, poderosos linajes y una gran cantidad de magos y brujas que los siguen. - basicamente, coincidí con Catherine en aquello. Levanté una ceja mirando a la Le Fay. Coincidiamos demasiado en opiniones, ultimamente.

Volví a mi asiento, escuchando. Realmente, mi conocimiento en dragones no era muy amplio asi que preferia que hablasen los expertos. Y en cuanto a estrategia, si, mejor oir a Sayid. Escuché su visión acerca del asunto de generar un eclipse a base de oscuridad e hice un gesto como indicando que aquello daba por zanjado el asunto.

- Hay refugiados en Ouroboros que son muy válidos...estudiantes, que lucharían por la isla si se lo pidiésemos. Nos hemos visto obligados a dividir esfuerzos por culpa de la amenaza que todos conocemos asi que, sí. Creo que podríamos hacer un sondeo. Y me parece que los Pendragon lo harán también. Querrán poner a la gente de su lado.

"yo lo haría"

Apareció Zaphira y le dirigí una adusta mirada.

- Y la Casa de Merlín sirve al Consejo. - concluí con voz pausada ante la improperiosa frase de entrada que tuvo Zaphira, indicándole que por ende ella servía al Consejo, como todos nosotros aquí.

- La ultima vez que vi a Bellatrix fue desapareciendo por un portal tras dejarme en el hospital. No sé si nos ha traicionado o no, Zaphira. Y desconozco por qué dijo lo que dijo acerca de Aedan...creo que no estaba en sus cabales. Lo que si puedo decir es que Bellatrix se preocupó por poner mi vida en buenas manos y que....si no responde pronto ante el Consejo, bajo esta situción de alarma...habrá que considerar que es una deserción. - aquello ultimo lo dije con visible fastidio. Me fastidiaba tener que admitirlo, pero era así.

Habían entrado dos magos que me eran desconocidos a la reunion. Espera, no. No tan desconocidos. Uno habia participado en el torneo. Y el otro tenía una cara extrañamente familiar. - Arturo, verdad? Uno de los finalistas del Torneo.

Aparezco en la sala de reuniones después de haber pasado a por el hijo de Snagov. Había estado mal durmiendo desde que salimos de la tercera y última incursión al campamento enemigo, que había salido bastante mal. Desde entonces estuve en el hospital con bastantes heridas abiertas y algunos huesos rotos tanto en brazos como piernas. Lo que no sabía es que hubiese salido de una pieza, debía agradecer a toda la fortuna de los tréboles de cuatro hojas por haber salido de una pieza.

La séptima noche y el albor del octavo día fueron las peores jornadas. La poción crecehuesos estaba haciendo efectos y el terrible dolor me hacía caer inconsciente cada vez que despertaba. Desperté con el mensaje de Catherine diciendo que me necesitaban para tratar de dragones. No podía sentirme peor por haber fallado en la incursión, y a sabiendas que eso podría traer consecuencias negativas para Sofía. Me incorporé en la cama del hospital y me vestí como pude y lo que pude, toda envuelta en vendas y fijaciones para que los huesos que estaban regenerando no se movieran. Prácticamente me habían dado el alta al estar todo el hospital terminando de curar la maldita gripe simia (cosa mía, lo sientooo) que estaba dando sus últimos coletazos.

Después de desaparecerme de la casa de Snagov reaparezco en la sala de reuniones con el adolescente. Estaban bastantes de mis compañeros, pero a la que más agradecí ver fue a Sofía -¡Sofía! Ay qué bueno poder verte otra vez. ¿Cómo te han tratado? Hemos tratado por activa y por pasiva de localizarte, pero ha sido imposible!- Iba a tratar de ir a abrazarla, pero un dolor recorre todo mi cuerpo y recuerdo que debería quedarme quieta y descansar. -AY... Ling y yo ya os contamos todo lo que vimos, ¿en qué os podemos ayudar compañeros?- Repasé a todos los presentes, deteniéndome en Catherine, que era la que me había llamado. Me senté muy pesadamente en una de las primeras sillas que encontré, suspirando muy pesadamente al hacerlo.

Aparecí en aquel castillo dentro de una de las salas de la academia que ya conocía, estaba todo vacío muy distinto a como solían ser los pasillos en época de clases, de vez en cuando pasaba algún guardia pero me escondía o me transformaba en gato haciendo lo que mejor se les daba, lamerse las pelotas.

Fuí ascendiendo piso por piso buscando la dichosa sala de reuniones o rastreando el olor de Catherine, algo bastante difícil pues los magos se aparecían y desaparecían de un lado a otro "¿cómo no están como una puta bola si casi no caminan?" al final pude sentir un olor reconocible, aquel tipo del torneo con el cual me limpié los mocos, seguí el olor y al final se juntaba con otros, entre ellos el de la descendiente.

Volví a mi forma humana y abrí las puertas de aquella gran sala mirándola mientras silbaba -Pedazo casoplón... Buenos días, este humilde plebeyo viene a solicitar audiencia con su amiwi de hace mil años que ni sabía que seguía vivo ¿puedo? veréis, el pueblo está un poco...- hice una pausa u me rasqué la barbilla antes de soltar la palabra que estaba buscando -Tenso... eso es, tenso, porque está encerrado y solo sabemos que hay asedio, no se vosotros pero llevo una semana encerrado en el hospital y me niego a volver a hacerlo-

Aceptó las muestras de cariño de Adael, de Sayid y Matvey con una suave sonrisa. No así la de Catherine, porque basicamente no dio ninguna, pero ya sabía lo reservada que era la chica. Como pequeña, le obligaron a sentarse. Dolían las palmas de las manos de tenerlas apoyadas en la silla. El resto del cuerpo iba mejorando gracias a sus curaciones ocultas por debajo del vestido.

Estuve encerrada siete días. Fueron civilizados. Hasta hoy que pasó lo que pasó..- Respondió a Adael. No sabía a qué se debía el cambio de planes hasta que Catherine mencionó la incursión. Soltó un suspiro, tratando de recordar las palabras exactas.- Solo dijo que no lo lamentaba. Y que no debía importarles mucho lo que me ocurriera.- Se encogió de hombros suavemente, ignorando de nueva cuenta las palabras de la mujer. Cuando vio entrar a Sarah algo después y a quien se acercó con lentitud al ver un dejo de... ¿dolor? se sintió muy desesperanzada. Llegó hasta tomar su mano. No era sanadora como el resto, no podía saber lo que le ocurría con un simple toque, pero podía ayudarla a mejorar.- Sarah, cariño, que gusto me da verte. Lo bueno es que ya estoy aqui, ¿estás herida de algún modo? - Solo esperaba que no fuera por las incursiones a las que Catherine se refería.

No conocía mucho de dragones, de estrategias de guerra, de armas ni de batalla, por lo que, en general, terminaba haciendo lo que le decían en aquellas situaciones, y esa no sería la excepción. Dejó que hablaran quienes tenían mayores conocimientos en esos campos, permitiéndoles

No logró seguir el hilo de la conversación hasta que Zaphira llegó con sus elucubraciones sobre Bellatrix. Eran palabras duras, hechos a todo el Consejo. Tenía razón, pero si ella quería lanzarse a los Pendragon tendrían que cerrar filas tras su huída.- Zaphira, siempre has sabido cuidar del Consejo. Tu sabiduría es muy valiosa en estos momentos.- "Pero no estás siendo nada constructiva, querida."- Necesitamos encontrarla.

Ya que la descendiente de Morgana no tomó asiento, entonces el mago tampoco lo hizo. Asintió ante las palabras de Sofía, comprensivo cuando ella le respondió. Si sus compañeros lo decían, entonces el joven maestro se resolvió a confiar en la palabra de los Pendragon, cosa que no le resultaría difícil por su carácter y por su forma de ser. Arrugó los labios en una mueca pensativa cuando Catherine preguntó si había solo siete tipos de dragones y tomó el segundo libro que había hecho aparecer para abrirlo y revisar su información.

-bla…bla…bla… "los dioses de la luz y la oscuridad donaron al mundo sus hijos: eran los primeros dragones. Esos regios reptiles que se encumbraban por los cielos eran diez: cinco para cada dios." Pero luego menciona siete tipos… ¿Qué hay de los tres restantes?- Preguntó al aire pensativo. Era un hecho que los magos y los dragones no eran la misma raza, pero la conexión era profunda.

-¿Te refieres a que, como saben que existes, ya saben que un posible movimiento nuestro sería oscurecer el sol?… Si… Es muy probable… Sin embargo esos dragones han pasado siglos alimentándose del odio y el rencor… lo pude sentir en el humo, en las cenizas… eso debería destruirlos y, sin embargo, aquí están… pueden haberlos traído como bombas de tiempo, pero eso también los afectaría a ellos, puede tratarse de algún tipo de hechizo que reemplace la nutrición del sol… lo anotaré para investigar…- Dijo para anotarlo en el primer libro que hizo aparecer en una de las últimas hojas, como nota al pié.

-Wow! Momento, dije que mi idea nos podría dar una ventaja, no que nos sacaría a los dragones de encima, además hay tres de los siete dragones que manejan otros elementos y hay otros que, además del fuego, tienen otro tipo de magia, como los dragones dorados que además del fuego pueden atacar con vahos de azufre.- Advirtió. Los argumentos de Sayid sonaron con razón para el joven maestro y le respondió con una pequeña sonrisa y un asentimiento al comentario de que estudiarían la idea. El comentario de que los civiles también deberían participar le pareció correcto, aunque le daba miedo ponerlos en peligro ya que se encontraban a su cargo y bajo su protección, de todos modos el primer voluntario ya estaba de camino con el beneplácito de Adael, debería mandar mensajes al resto de gente con los que trabajaba.

En eso apareció Zaphira, el mago se mostró de acuerdo con la acotación del nigromante ya que todos servían al Concejo de los 20 y sonrió porque le hicieron gracia los deliros de la dragón sobre las tormentas, era notorio que no conocía la teoría sobre la magia elemental a pesar de ser mayor ya que era bien sabido que la magia elemental del rayo era un derivado de la magia del fuego, pero parecía demasiado alterada así que no dijo nada al respecto y el mago dió su idea por descartada, aunque no por eso dejaría de investigar. Cuando el tema de conversación viró hacia la médium, miró a sus compañeros esperando que alguien diga alguna noticia sobre ella. Le preocupó que algo malo le haya podido haber pasado ya que hace una semana que no aparecía. Sus cejas se unieron en una expresión preocupada ante la idea de la deserción de la bruja, aunque no era una novedad, Catherine, Sean y Lucio también habían hablado de renunciar al Concejo de los 20.

De repente, su patronus de nutria se paró en sus patas traseras sobre la mesa frente a él y le movió el hocico para finalmente desaparecer tras cumplir su cometido, entonces el mago se giró y se encontró con Arturo acompañado por un sujeto. Les sonrió, aliviado de que hayan llegado a salvo y les indicó con un gesto de la mano que se acerquen a la mesa ante la que estaban todos reunidos. El nigromante se dirigió al mago del fuego y Adael asintió levemente para confirmar las sospechas de Matvey, pero también para dejar hablar al viajero dimensional.

-Se puso en contacto conmigo y se ofreció como voluntario.- Comentó para explicar la razón por la que se encontraba allí, luego se fijó en el otro hombre.

-Perdon, creo que no nos conocemos, mi nombre es Adael Cohen.- Se presentó esperando escuchar el nombre del desconocido. Entonces Sofía y el hijo de Snagov hicieron su aparición, el mago miró a la druida con mucha preocupación cuando lanzó aquél quejido, deseó poder hacer algo para aliviar su dolor y la saludó con una inclinación de cabeza cuando ella le dió un vistazo a la habitación. Inmediatamente después, las puertas se abrieron para dar paso a un apreciativo Kyllian y sus ocurrencias.

-Lo que dice concuerda con lo que Arturo informó. Voy a contactar a todos los que conozca.- Comentó para todos en general conjurando una serie de patronus con forma de nutria para que vayan a esparcir el mensaje.

-Que gusto verte, por cierto, pero ¿Y tu, Kyllian?¿Llegando el momento, estrás dispuesto a pelear contra aquellos que amenazan la isla?- Le preguntó al feral.

-Requerimos encontrar algún tipo de ventaja y rápido ¿Alguna idea?- Le informó a todos, pero sobre todo a Sarah y al hijo de Snagov esperando que den alguna solución con respecto a los dragones.

Siguiendo el camino, guiado por su nuevo amigo, Newt se dirigió a aquel lugar, nuevo también para él.

Era un camino largo y bastante resguardado para una ciudad casi solitaria. Scamander, antes de emprender el viaje, había escuchado algo sobre dragones a las afueras, no podía negar que la idea de verlos le entusiasmaba sobremanera.

Aferrado de su maleta procuró seguirle el paso a Arturo, pues sin el anillo y el patronus que lo acompañaba no podrían avanzar. Había partes que debieron hacer por medio de la teletransportación, y cada que lo hacían Newt no podía evitar sonreír, pues era obvio que el chico había aprendido bien sus lecciones y eso le daba gusto a la par que le daba cierto orgullo.

Tras mucho deambular llegaron a la etapa final del sendero, un salón con varios magos y brujas reunidos escuchando a alguien en particular, Zaphira, según supo antes, era su nombre. Esa dama interesaba mucho al Magizoologista, pero no pudo profundizar mucho en sus pensamientos pues la intromisión de ambos llamó la atención de todos, más cuando el patronus volvió a su dueño. Su compañero fue reconocido por el torneo y su oferta de ayuda, Scamander guardaba silencio, pues escuchaba al hombre llamado Adael hablando de dragones... 7 dragones que, por las características mencionadas, no recordaba conocer o incluso no aparecían en su libro. Cuando Adael recibió a Arturo también se dirigió a él, pero sin conocer su nombre. Newt saludó con una leve inclinación de cabeza.
- Newt Scamander. Espero poder ser de ayuda en lo que llevarán a cabo. -

Me jodió bastante el no poder haber contribuido al rescate de Sofía, tenía tantas cosas en la cabeza que no estaba solucionando ninguna. Entré en las sala de reuniones con decisión, mirando toda la gente que había en ese lugar, pero mi mirada se clavó en Sofía seguido de un profundo y sonoro suspiro de alivio. Me acerqué para enterarme de la situación sin saludar a nadie, no quería desviar la atención del tema. Agaché la cabeza para centrarme y me llevé la mano al mentón. -La única debilidad que se me ocurre de los dragones es la infección de ojos, Lasaña ni se puede levantar del dolor cuando tiene conjuntivitis - Miré a los de mi alrededor con sospecha, esperando no haber dicho ninguna burrada.

-Dragones...- Susurré cuando me enteré de qué iba la vaina. -Debe de haber alguna forma de anular esa hipnosis que los controla, ¿vosotras no sabéis nada de anularla? Es vuestra especialidad - miré hacia Catherine y Mei, con la esperanza de que hubiese algo que pudiésemos hacer. -O espera… ¿Tú cómo te has librado de ser controlada? - Le dije a Zaphira, para saber si había alguna forma de resistirse al control mental.

Me senté en una silla para escuchar a todos, era muy consciente de que mis planes de ir a fuerza bruta no solían funcionar, por lo que Sayid y yo habíamos desarrollado un sistema en el que él me decía una dirección, y yo arrasaba con todo lo que había en esta. No me gustaba que me diese órdenes, pero me aguantaba porque eran efectivos. -Yo estoy a favor de pedir ayuda, cuantos más y antes, mejor. Tenemos que darnos prisa en actuar-

-Concuerdo- Dijo con simpleza refiriéndose a hablar con los residentes de Ouroboros para que se unieran a las filas. Tras ello llegó Zaphira con toda su magnificencia dragonil. Giró los ojos hacia Matvey cuando dijo exactamente lo que Catherine llevaba pensando desde la última reunión -Toda convocatoria del Consejo es importante Zaphira y, tal como dice Matvey, la Casa Eire sirve al Consejo de los 20. Te agradecería que moderaras la forma en hablarnos. Por menos mucha gente ha acabado en los calabozos. Tus siglos de vida te dan mucha sabiduría. Si nosotros tenemos la humildad de reconocerlo, ten tú la de ubicarte en tu lugar. - Dijo sin ánimos de ofenderla pero si de que respetara de una vez por toda a las figuras del Consejo que se encontraban allí. Dirigió un mensaje a Sean de que debían hablar sobre ella. Al escuchar lo de Bella tensó los labios. No había prestado atención a la mujercita porque habia estado ocupada con los Ministros, las reuniones y su familia -Debería ser contactada- Estaba tranquila porque Aedan estaba oculto.

Miró hacia Sarah cuando se quejó e hizo un gesto de asco, pero en realidad estaba empatizando con su dolor. Sus ojos brillaron un momento y las molestias de la pelirroja se disiparon -Durará un poco- Indicó hacia ella y tras ello observó al hijo de Snagov -Bienvenido. Queríamos que nos aclararas un par de detalles acerca de los dragones. Entiendo que tu linaje ha dedicado su vida a entenderlos y cuidarlos pero en este momento están siendo usados como armas contra nuestro hogar y debemos neutralizarlos. ¿Cuáles son sus debilidades?- Preguntó cuando de pronto empezó a llegar gente. No conocía a Arturo, ni a Newt, ni a … bueno ya. Asintió a modo de saludo -Catherine le Fay- Tras ello observó a Altair que hablaba de los ojos -Es una buena opción…- Se llevó una mano al mentón pensativa -Una lanza justo en el ojo. Directo al cerebro. Adiós dragón- Planificó en su mente, pensando en aquellos con control de metal -¿Tienen algún otro punto débil?- Inquirió volviéndose hacia el hijo de Snagov y luego hacia Zaphira.

Entonces apareció el desaparecido y Catherine arqueó las cejas -Llegas en buen momento…Tengo aproximadamente cuatro misiones para ti- Se cruzó de brazos -La primera será ayudar a reclutar a todas las personas posibles para defender la isla. Si aprendes, vives y participas en los torneos de Ouroboros debes servir para defenderla. Y cuando hablo de defender es en todos los ámbitos…Sanitario, militar, etc. Hay que hacer un anuncio, se lo pediré a Mei. Estoy seguro de que Arturo y Newt podrían ayudarte- E iba a seguir hablando cuando Altair le dirigió la palabra. Hizo una leve mueca pensando en Mei (que no está) – Sabes que el control mental no es mi especialidad. Sin embargo, no conozco la magia que ellos usan. ¿Es algún encantamiento? ¿tiene que ver con el lenguaje de los dragones? ¿Su conocimiento? ¿O tienen vínculos más fuertes con ellos como Adael con los elementos? ¿O funciona como Matvey con los demonios?- Movió la cabeza de un lado a otro levemente como sopesando -Alguna especie de fortaleza mental deben tener para resistirse pero eso depende de cada ser. Está la fortaleza natural y la fortaleza mágica…- Indicó y empezó a caminar alrededor de la mesa mientras analizaba -Necesito saber cómo lo hacen…- Giró su vista hacia el hijo de Snagov y sonrió de lado de forma casi maquiavélica -¿Cómo lo haces tú?- Preguntó y antes de que él contestara informó a Mei de lo que estaba sucediendo y lo que le pedía.

OFF: Perdonar si no he interactuado lo suficiente pero no quiero que se alargue demasiado este rol.

Miré tanto a Catherine como a Matvey que se habían molestado en recordarme que estaban por encima de mi, algo con lo que no estaba de acuerdo, al menos no del modo en el que lo ponian -La casa de Merlin trabaja con el consejo, nadie está por encima de nadie, trabajáis todos juntos por un objetivo que me parece se ha perdido con los años- la idea de devolverles el pensadero ahora era lo mejor, les hacía falta recordar sus raíces. Dejé pasar el tema de quien estaba por encima de quien pues había cosas más importantes que expresarles mi humilde opinión -Siento haberos ofendido pero estamos en guerra, no puedo defenderos desde aquí y pronto no podré hacer nada por vosotros, esto es solo el principio, jamás os habéis enfrentado a algo así y no podéis permitiros el lujo de combatir fuego con fuego, no tenéis dragones-

El tema de Bellatrix me preocupaba más de lo que ellos pensaban -Localizadla de inmediato, la última vez los desertores nos dieron muchos problemas, conocen la isla, conocen vuestros poderes, fuerzas, debilidades, relaciones... por no decir que Bellatrix les podría dar superioridad estratégica con sus portales, no toméis en vano mis palabras y permaneced juntos y en constante contacto- Sarah y el chico de Snagov entraron a la sala, los saludé con un movimiento de cabeza y les hice una señal para que leyeran el libro de Adael y la locura aquella del eclipse que quedó más que descartada. La conversación fue redirigida hacia debilidades a tratar con los dragones, negué con la cabeza ante las palabras de Altair que se había incorporado a la charla, por fin aparecía el chucho... -Aunque nos quitéis los ojos seguimos teniendo un buen olfato y podemos rastrear hasta cierto punto la magia, llamadlo sexto sentido- lo de la lanza... bueno, en la teoría estaba muy bien, el caso era que llegara -Las alas, primero tenéis que aseguraros de aumentar vuestras probabilidades de acierto y en tierra os será más fácil atacar- dije contestando a la pregunta de Catherine.

Más gente se unió a la reunión pero solo conocía al de pelo blanco que traje a la isla desde la torre de hechicería. Altair me preguntó como podía resistirme y la descendiente de le fay hizo lo propio respecto a los pendragon -Llevo 800 años entrenando para dominar mi mente y mi consciencia con esto- saqué mi espada y la dejé sobre la mesa, la misma que casi consigue controlarme unos días antes -esta espada ejerce un dominio sobre tu mente en cuanto la tocas, con esto he podido resistir a la llamada más débil pero dudo poder controlarme si me enfrento directamente al primogénito de los Pendragon... por eso no podemos perder el tiempo, debéis prepararos para la batalla- guardé de nuevo la espada y seguí con la explicación -Hay algo más, se especializan en magia de sangre por lo que no podrán controlar vuestra mente pero si vuestro cuerpo-

Un ruido tras nosotros me hizo girar inmediatamente y ponerme a la defensiva, por suerte se trataba de un soldado que saludó de forma militar y se dispuso a informar, habían aparecido enemigos en los jardines de Sofía y se encontraban con dos civiles, uno de ellos la ganadora del torneo, abrí los ojos y miré al resto -Ella es una dragona, si la han controlado tenemos un aliado menos y un problema más, siento terminar con esto pero soy más útil en el campo de batalla... Reuníos todos para estar seguros de que nadie ha desertado- me acerqué al guardia pasando entre los recién llegados, desapareciendo con él hasta el campamento.

Sofía no pudo decirnos nada y lo poco que tenía no nos servía de mucho, me llevé la mano a la barbilla pensando mientras escuchaba las palabras de Adael -Pero ahora no tenemos tiempo de investigar, necesitamos algo que podamos llevar a cabo de inmediato...- comenté ante la información de su libro, pronto apareció Zaphira, la saludé inclinando levemente mi cabeza, lo cierto es que era costumbre tratarla así pero al resto no le parecieron muy acertadas sus palabras pero decidí mantenerme al margen de eso porque era yo quien debía compartir el campo de batalla con ella después.

Pronto Sarah y el pequeño Tepes aparecieron, los saludé a ambos y traté al crio como uno más -Compañero Tepes, es un placer verlo, necesitamos de tu ayuda para resolver este entuerto- el chico miraba a Sarah, parecía confuso pero era normal, aún no había cumplido la mayoría de edad y ya tenía que lidiar con cosas como una guerra. La dragona era más aguda que nosotros, algo que sin duda había que atribuirle a sus años y experiencia -Las alas... podemos hacer grupos de ataque, los que tengan armas y dominio de metal, porque supongo que el fuego y otros ataques no serán suficientes debido a los atributos de algunos dragones... tal vez usar cadenas para mantenerlos en tierra, aún así nos queda el asunto del resto de las tropas enemigas-

Se propuso pedir ayuda externa y en ese momento apareció Altair -Creo que los hijos de la luna podrían ser muy útiles, Altair,¿ cuantos licanos y ferales hay en la isla? ¿crees que podrían ayudarnos? - y de nuevo más gente, no conocía a los recién llegados pero al parecer Catherine y Adael si, encomendandoles una misión harto importante -Contamos con vosotros, cuanta más ayuda mejor, presentaos con los voluntarios en el campamento que se encuentra en los campos de cultivo, yo mismo os recibiré y daré instrucción-

Un soldado apareció para informar sobre problemas en los jardines de Sofía -Empiezan a moverse, me temo que Zaphira tiene razón, tenemos que movernos y lo de Bellatrix...- Miré a Matvey pues sabia que se llevaban bien y no le haría mucha gracia lo que ocurría -si vuelve creo que lo mejor será asegurarnos de dónde ha estado y si sigue con nosotros, Catherine, ¿crees que podrías leer su mente? no es lo más adecuado pero espero que lo entendáis, no solo con ella, tal vez sería conveniente hacerlo con todos nosotros sin excepción- suspiré cruzando mis brazos sobre el pecho, solo pensar que teníamos que llegar a una situación así era extenuante -Bien, me retiro al campamento para prepararme- dicho eso desaparecí.

Un patronus con la forma de un cúmulo de pétalos que viajan con el viento se arremolina sobre la mesa ante la que todos se encuentran.

Bellatrix Alighieri escribió:He vuelto ¿Cuánto tiempo estuve fuera?