Ministerio de la Paz

Acababa de recortarme la barba y embutirme en un traje gris oscuro con los filos de las mangas color granate. Estaba esperando desde hacía 10 minutos la visita del ministro de salud, y aunque no llegaba tarde yo ya estaba más que preparado para el encargo con el que le iba a asaltar. Había encargado a uno de mi guardias dejar la puerta del despacho ya abierta. Mi asistente, Miles, se encontraba junto a ella preparado para recibir a Andreas postrando su mirada en mí y en el lento ritual en el que consistía colocarme mis guantes blancos. Yo le evitaba la mirada, mentiría si digo que no me incomodaba pero entendía que era simplemente fruto de la fidelidad que me guardaba. Una vez puestos mis guantes mi limité a esperar con mirada perdida examinando una de las ventanas ciegas con las manos entrelazadas por detrás, de espaldas a Miles y a la puerta de entrada.

Habia concretado una reunion con Robbert Mori, una por fin despues de tanto tiempo. Me desplacé hasta el centro de londres usando mi motazo BMW, hasta llegar a la zona de ministerios, que tanto tiempo llevaba sin pisar, pese a encontrarse ahi el mio.
Pero es que los Campos de Concentracion requerian mi presencia alli casi todo el tiempo, y mas ahora que nuestro queridisimo Capitan Javert estaba....en fin, dejado de sus funciones.

Me presenté en la entrada con una radiante sonrisa, presente mis acreditaciones y pasé los necesarios controles de seguridad. Fui guiado hasta el interior, llegando por fin al despacho de Robbert, que tenia la puerta entreabierta y que estaba en lo puñeteramente mas alto de aquel sitio. Toque en esta, por mera cortesia, con los nudillos, antes de abrirla y entrar en el espacio. Un amplio espacio, sin duda.

-Ministro Mori

Lo saludo con una cinica sonrisa y un movimiento de cabeza. Hago mi camino hasta el frente de su escritorio, y mi vista pasea por su despacho, reparando especialmente en las botellitas de licor que tiene por ahi esparcidas. Pero no, mejor mantener las tentaciones alejadas.

-Es un placer volver a verlo despues de tanto tiempo! Ya era hora de que nos reuniesemos...Lamento que la Ministra Burke no pueda encontrarse con nosotros. Ya sabe. Las cosas de Palacio... Pero no importa. Usted y yo tenemos mucho de que hablar

A mis espaldas no eran difíciles de escuchar el eco de los pasos de mi visita avanzando por el pasillo de techos altos.
- Ministro, ya está aquí...- me avisa mi asistente que se queda en silencio cuando rápidamente me doy la vuelta para recibir a Andreas. Éste al llegar a mi despacho toca la puerta ya abierta a lo que asiento con la cabeza y le invito separando mis manos a sentarse, no en el escritorio, sino en una pequeña mesa redonda para hacer el encuentro algo más desenfadado. - Ministro Wilhelm.- le imito con voz seria. - Siéntese aquí.- le señalo esa pequeña mesa mientras yo ya me encuentro acomodándome en mi silla con las piernas cruzadas. Me doy cuenta detrás de mis gafas tintadas que se fija en las botellas de licores, sonrío. Esas botellas durante las reuniones eran la perdición para el contrario.

- Igualmente, Wilheim. - respondo sobriamente ante tal retahíla de palabras.- Es una pena que la ministra no disponga de tiempo... sí. - dejando de lado la cortesía burocrática apoyo mis codos en la mesa y entrelazo las manos para ir más al grano...- Cuéntame, Andreas, - hago un amago de sonrisa para empezar a tratarnos de tú a tú. - ¿cómo avanzan esos seres chipeados?

Me reclino en la silla para acomodarme mejor y hacer una sutil introducción al motivo de la reunión.- Como ya sabe, hace mucho que no... nos movemos.- una manera suave de decir que no lanzamos una ofensiva. Espero una pregunta o una reacción mirándole fijamente.

Miro la mesa en la que me pide que me siente y me dirijo hacia ahi. Me siento en una de las sillas, cruzandome de piernas y sacando mi busca, que se habia puesto a pitar otra vez. Pero ahora era por bateria baja. Me toca enchufarlo al alimentador externo antes de seguir escuchando a Mori.

-Es increible el poder que tienen estos trastos diminutos sobre nosotros, eh? - sonrio, estaba hablando de los moviles, si, pero tambien de otras cosas...

Es un hombre directo, que me pregunta sin rodeos por mi trabajo en los campos. Le dedico una sentida mirada, como si hubiera algun contratiempo.

-Andamos un poco escasos de genero, Mori. Puedo llamarte Robbert? Robb? Aunque Robb da mala suerte.... Bueno, al tema de la cuestion. Como sabes los Campos de Concentracion sufrieron un ataque hace unos meses y tuvimos una perdida masiva de reos. Se fugaron, los rescataron....hemos mejorado la seguridad, una vez mas. Pero hemos pasado de tener muchos a tener....menos de una decena. Exactamente, la mitad de una decena. Necesito que esos Centinelas capturen mas individuos. ¿Tienes interes en visitar los campos de trabajo y echarles un vistazo?

Devuelvo la mirada al ministro, pasandome una mano por la barba. Yo tambien llevo unas gafas similares a las suyas. Parecemos mas bien un par de mafiosos que dos politicos respetables. Lo de la ofensiva es cierto.

-El capitan del ejercito, Frederic Javert....lleva un tiempo sin hacer su trabajo. Demasiado tiempo. Se habló de un ataque a gran escala, estaban construyendo una inmensa nave voladora de artilleria pero...no se ha hecho. Y como habrá llegado a tus oidos, la escaramuza mas reciente ha sido en China Town. Una reyerta menor en la cual hemos perdido a una cabo del ejército y al segundo capitan...desaparecidos en combate. Hasta hace un rato, por supuesto.

Sonrio de lado. En el bolsillo de mi traje una lucecita azul traspasa la tela, intermitente. La luz de la pantalla que me muestra la posicion del chip de Ailanthus.

-Asi que...soy todo oidos

Andreas accede por pura inercia a sentarse conmigo en la silla. Al mismo tiempo el rubio de Miles procede a cerrar la puerta del despacho y a colocarse a un par de metros a mi derecha con los brazos cruzados por detrás. Respondo al sonido del busca de Andreas con un resoplo que intento disimular. Permanezco en silencio, asintiendo a sus palabras por mera cortesía.

- Robbert, llámame Robbert.- respondo fríamente.- Las recuperaciones son lentas para todos. En estos momentos no me es necesario visitar sus instalaciones, me alegraría que al menos lo que tengamos sea de calidad. - refiriéndome a los seres mágicos como meras mercancías.


Le agradezco con continuos movimientos de cabeza que me ponga al día de lo que pasa fuera de este edificio aunque la expresión de mi cara continúa siendo neutral, hasta que me menciona al Capitán Javert donde me es imposible disimular mi molestia. Cuando termina de ponerme al día dejo pasar unos instantes en silencio. - Debemos ser realistas. - trago saliva y vuelvo a inclinarme apoyando mis brazos en la mesa. - Quizás no estamos hechos para luchar en nuestro propio ''habitat''. - refiriéndome a la ciudad de Londres.

El busca de Andreas continúa sonando a lo que ya hago caso omiso.
- No me voy a 'mover' a corto plazo. Vamos a recuperarnos y vamos a ser nosotros los que los saquemos de su Bastión (Hollow) esta vez. - digo dándole énfasis de orden. - Dime, Andreas, ¿qué 'monstruo' kamikaze me puedes ofrecer como espía?

He dejado de mirar sus botellitas de licores para fijarme en las plantas de plastico y en las fotos familiares. Asi que era un hombre de familia....la familia era en mi opinion una perdida de tiempo y una gran distraccion.

-Robbert? Una lastima. Me gustaba Robb. Era carismatico, no crees?

Este hombre es como una roca, de estos que te hablan desapasionadamente. Yo me inclino en mi asiento hacia delante, mirandolo con mucho interes. Si el Ministro ha despertado, estamos de vuelta en el ruedo. He oido algunas cosas sobre el...aunque es un tipo muy discreto, que sabe llevar muy bien su vida y habilidades en privado.

-Tienes fama de ser un buen estratega. ¿A que te refieres con que quiza no estemos hechos para luchar en nuestro habitat? La ciudad....no hay mago que pueda colarse en su corazon sin ser detectado, o estar chipeado y localizable.

Mi busca no ha dejado de sonar, pero se calla por unos segundos, tras percibir su gesto incomodo. Saco la pantallita que me mostraba aquellas informaciones tan utiles...las coordenadas siguen siendo la de la posada de los muertos. Apenas se mueve unos metros. Alzo la mirada de mi cacharro hacia Robbert.

"asi que sacarlos a la fuerza de alli"

Su peticion me arranca una sonrisilla de lo mas emocionada...monstruo kamikaze. Tenia uno, terco como una mula, pero que podria engañar facilmente. Y con un puesto de renombre....

-Oh. Puedo ofrecerte a uno bastante apropiado. Un mago....uno de los Lideres de los Blood Keepers, ya sabes, esa organizacion que pertenecia al Gobierno Mágico, los radicales. Lleva... casi un año en mis instalaciones, no llega. Pero está un poco por fascículos. Tendras que esperar a que lo vuelvan a montar. No tardaré mucho... aunque a ese, es un peligro retirarle el chip.

Mi busca vuelve a sonar, y ya me toca coger el telefono.
-¡QUE!? SI ES POR LOS DE AMAZON DILES QUE....ah? - dejo de gritarle a mi interlocutor y relajo la expresion. Por lo visto estaban llegando informaciones de lo mas interesantes. Habian localizado a los susodichos de China Town y....asiento un par de veces, antes de colgar.

-Bien, la cabo y el segundo capitan han reaparecido. Como sabes...el susodicho segundo capitan habia sido uno de mis Ejecutores. Tenia el chip instalado....no me ha sido dificil localizarlos. Bueno, un problema menos.

Guardo mis cacharritos tecnologicos y dejo mis manos sobre la mesa, tamborileando con mis dedos en su superficie.
-Para cuando quieres que te envie la mercancia? - refiriendome al mago. -Algun requerimiento en especial....? Me encantaria oir tu plan, sinceramente.

Me pone un poco nervioso que mire mis fotos de familia. Trago saliva, e intento mantenerme con templanza alejando recuerdos de mi mente. Intento fingir una falsa simpatía. - Yo creo que no querido amigo. - digo aún más seco.


Ante su halago de 'buen estratega', alzo la cabeza y separo mis manos. -Con nuestro habitat me refiero a esta ciudad, no sólo a las zonas que tenemos protegidas. Hay... y multitud de infraestructuras... de Londres y periferia por donde campan a sus anchas e incluso organizados. ¿No cree que tendríamos más ventaja luchando en campo abierto? - sonrío maliciosamente- ¿Y por sorpresa?- Si este tío es suficientemente inteligente sabrá que esta vez me refiero a una ofensiva real, sin margen de tiempo para una organización por parte de la Resistencia, sin riesgos para las pocas estructuras decentes que quedan en la ciudad.

La sonrisa de Andreas me arranca a mí otra de complicidad.
- Si crees que podrá incluso sacrificarse será perfecto.

Mientras Andreas responde al teléfono miro a Miles, él también me mira con complicidad, y espero paciente a que mi visita acabe de hablar. - Bien, pronto les necesitaré. - agradezco su información con un gesto de cabeza.

- Cuanto antes Andreas. Colócale un localizador y un micrófono bajo la piel. ... en algún sitio inhóspito de su cuerpo por si acaso. Lo entrevistaré personalmente. - sonrío, supongo que es justo que oiga lo poco que tengo planeado. - Es poco lo que tengo para contarte. Una vez hable con ese mago consideraré si es viable que se gane la confianza de lo que queda de Resistencia. Quiero saber cómo funcionan, qué tienen, cuántos son, debilidades... - creo que no era necesario explicar más, nunca había sido muy fan de decir obviedades. - Si su mercancía nos reporta información útil estaré en deuda con usted.

-Ya. Sin duda no nos conviene una como la de la ultima. Una calle entera y sus aledaños destruidas. En campo abierto nuestros Centinelas tienen mas capacidad de accion, al igual que cualquier medio aereo. Asi que un ataque por sorpresa y apartados de Londres. Se me ocurren algunas tecnicas para sacarlos de sus comodos refugios.

Tecnicas que podrian funcionar, sin duda, si eran del tipo de magos que se metian a mis campos a salvar a sus compañeros....pero deseo que él mismo me cuente mas sobre las ideas que tiene.

-No lo negaremos. Ellos aunque acorralados, tienen mucha potencia de ataque. Visteis al dragon que atacó Buckingham? Tienen unos poderes magicos sobrenaturales. No tenemos mas remedio que...sobrepasarlos en tacticas y en inteligencia, ademas....y que la tecnologia y nuestras maquinas sean un apoyo. Pero no la base de todo.

Ceso mi tamborileo y sonrio ladeando mi cabeza. La conversacion estaba entretenida. Cuando habla de si nuestro mago podria sacrificarse hago un gesto con mi cabeza un tanto dudoso.
-Por su propia cuenta, no lo creo. Otra cosa es que lo sacrifiquemos nosotros, eso puede hacerse.

Dice que lo va a necesitar cuanto antes y asiento. No seria problema. Estaba casi listo. Practicamente lo habiamos quebrado ya....aunque seguia en sus trece.
-Eso está hecho. ¿lo hago llegar aqui? -hago un gesto con mis manos indicando a que me refiero. Si quiere que mis empleados lo trasladen desde mi sector al suyo. Tras escucharle, me recoloco un poco las gafas.
-Como te he dicho pertenece a los Blood Keeper, una organizacion antagonista a los Renegados de Bastion Hollow. Han estado enfrentados mucho tiempo. No se hasta que punto podria lograrlo....aunque hay un detalle. Los Renegados se jugaron el pellejo colandose en mis Campos de Concentracion para rescatar a los suyos. Lo lograron. A ése....lo dejaron ahi. Los magos de su faccion no se han molestado. Estoy intentando hacerlo "recapacitar" para que odie a los blood keeper....

Recibo otra llamada ineludible y le pido disculpas con un gesto de la mano. La noticia me arranca una sonrisa ironica.
-Vaya. Hemos sido traicionados por el segundo capitan del ejército. Y el primero anda desaparecido.... - antes de colgar, ordeno que desactiven el dominator de Ailanthus, que lo inutilicen por completo para que nadie mas pueda usarlo ni aprovechar sus piezas. Como cuando pierdes el movil o la tarjeta de credito, vaya.

Asiento convencido de que el campo abierto será nuestra mejor baza. - Le pediré esas técnicas más adelante.  

La expresión de mi cara se torna más seria si cabe, ahora era obvio que nuestras fuerzas no estaban en su mejor momento. -Por lo pronto evitaremos luchar siempre que podamos. - entablo ya con la parte del mago.- Hum... Blood Keeper dices... sí le quiero entrevistar cuanto antes. Si tan antagonista son a los Renegados quizás no le importe infiltrase dentro de ellos. - sonrío maliciosamente. - tampoco le debe mucho a los Blood Keeper, en cambio nosotros... - en mi cabeza rondaban chantajes, premios... como cuando se educa a un perro.

A la llamada de Andreas, ya preocupado, miro a Miles, éste desenfunda su ordenador táctil y comienza a averiguar si existe algún conflicto cerca.

- Maldita sea. - las traiciones, una vez más, eran una de las pocas cosas que me podían sacar más de quicio. Trato de tranquilizarme y parecer más neutral. - Ese mago ahora es lo mejor que tenemos. - Me levanto de la silla para dar unos pasos y pensar brevemente. Me acaricio suavemente la barba mientras tanto. - Dé la orden de que lo traigan ya, junto con uno de sus médicos. Que tenga preparado el localizador y el micrófono.

Escucho a Robb repantingado comodamente en la silla, con mis cejas levantadas mientras lo escucho. El tipo sin duda tenia ideas, y yo los materiales para que el las pudiera llevar a cabo. Seria una lastima perder a un potencial ejecutor....pero por otro lado, si podia cumplir otra funcion que generase mas desastre...estaba bien. Ya conseguiria mas individuos.

He podido notar que mi noticia lo ha alterado un poco. Normal. Las cosas podrian salirse del cauce si nos quedamos sin capitanes a la buena de dios.

-El Gobierno asumirá el liderazgo del ejército...temporalmente, claro. -sonrio con condescendencia. Era lo que debia hacerse.

Saco mi telefono nuevamente tras escucharlo.
-Bien, haré una llamada, estará aqui en breves. El localizador ya lo lleva instalado, el propio chip del cuello que inhibe el uso de magia me permite localizarlos. Pediré lo del micrófono, pero será rapido.

"y que le vuelvan a poner la pierna.... si llego a saber que lo iban a requerir tan pronto no le habria dejado cojo"

-Nosotros deberiamos mientras tanto hacer algo al respecto de la traicion del capitan. Pediré que lo añadan rapidamente a la lista de criminales de la pagina web del gobierno.

"Ailanthus, Ailanthus...que poquito me has durado."

Marco unos numeros poniendome con mi maravillosa secretaria Sally...o era Shelly? En fin, que siempre lo olvido. Tras preguntarle si le han llegado las flores que le envie y si le han gustado, le pido que preparen al prisionero Dvorak, transmitiendole aquello del micro y que lo reparen mas o menos. Y que lo traigan limpito.

- Sí, no será ningún problemas mientras nos 'recuperamos.' - digo seriamente, 'estamos jodidos' hubiera sido lo más sincero.

Le hago un gesto con la mano para que pueda llamar tranquilo mientras me acerco a las botellas de licor, ron creo que era. poniendo una encima de nuestra mesa. Abro otro pequeño armario y saco dos vasos de cognac y los coloco con suavidad delante de él. No tenía realmente ganas de beber, pero quería hacer la espera del mago algo más 'amena'.

- No se preocupe, Miles se encargará de publicarlo. - Miro a Miles a través de las gafas, el chaval ya se está esmerando por hacer llegar la ficha del tal Ailanthus a los informáticos que llevan la web del gobierno. 'Qué fácil hubiera sido hacer lo mismo con mi hija...', pienso, pero no, no quería darle más vueltas y no tengo tiempo para sentimentalismos.

-Pues habrá que ir pensando en algun sustituto para el puesto de capitan....por favor, parece que estuviera maldito. ¿Usted fue soldado, no?

Pregunto con terceras intenciones. No me importaria que el gobierno tuviese mas poder sobre el ejercito y aspectos militares....unificacion del poder, que se dice.

Miro al tal Miles, el tipo silencioso que parecia tremendamente efectivo en su trabajo. Mientras me van informando via movil de como van las cosas, este hombre saca coñac....lo miro con una expresion algo afligida tras mis gafas. Llevo meses sin beber ni una gota. Pero no deberia. Aunque estoy trabajando. Que puede salir mal?

-Ah, el alcohol y yo somos viejos enemigos Robbert....tomó el control sobre mi vida mas veces de las que hubiese querido .No tendras café?

Con una costosa sonrisa declino la bebida aquella tan genial, aunque hacerlo me ha puesto un poco nervioso. Asi que vuelvo a mirar los marcos de fotos y decido preguntar formalidades mientras esperamos.
- Tiene usted una bonita familia

He ido en el largo trayecto desde la periferia hasta el centro de Londres sentado donde el copiloto. Reflexionando sobre la vida.... sobre la medicina, la ciencia. Y sobre los culos. Miro a mi conductor, preguntándome como será el suyo. Seguro que bonito. Como sus ojos. Suspiro y miro por la ventanilla volviendo a reflexionar sobre la vida.

Cuando por fin llegamos frente al Ministerio de Paz, el conductor se encarga de presentar acreditaciones a los guardias de la puerta. Yo voy a la parte trasera del furgón e inyecto una sustancia en el ....el....no, mierda, si no tiene brazo. Y el que tiene es metalico. A la mierda. Le inyecto una sustancia al mago en el cuello, para que se vaya reanimando en los siguientes minutos.

-Bueno, vamos alla.

Entre el conductor y yo engrilletamos al mago para cuando despierte. Que suba a patita. No pienso arrastrar su camilla. El conductor y yo hacemos un gran equipo. Mago perfectamente atado. Cuando despierte, lo obligaremos a ponerse de pie y lo subiremos para arriba. Miro al conductor y lo advierto al ver que el mago comienza a dar señales de vida.

-Prepara tu pistola.

Era obvio que había que reemplazar al capitán pero en estos momentos era algo que no me quitaba el sueño. Sin embargo su pregunta sobre mi pasado me llama más la atención. Espero que este tío no se enrolle aunque por ahora esta pregunta es soportable. - Sí... prácticamente desde los inicios de esta guerra. - respondo queriendo dar por zanjado el tema.


- Hum - desisto entonces de llenar su copa y preocuparme por los problemas que tuvo con el alcohol, lleno a la mitad solamente la mía y me siento una vez más en mi silla frente a él. Le hago un gesto a Miles para que traiga un café, rápidamente se va del despacho cerrando la puerta con extrema discreción.

Ese comentario sobre mi familia me obliga a abrir más los ojos aunque él no me los pueda ver. Miro yo también una de las fotos en la que se podía ver a mi difunta mujer sonriente, con ropas sencillas. Sin embargo lo que más destacaba de era Alexa, ahí tenía alrededor de 15 años pero ya tenía unos rasgos muy afilados, y ese pelo negro contrastando con su palidez. Como por acto reflejo doy un largo trago de mi cognac. - Sí, tenía. - era una respuesta breve pero me temía que iba a provocar algunas preguntas más en Andreas.

Robbert parece quedarse paralizado momentaneamente cuando le pregunto por su familia y mira al marco de fotos, uno de ellos. Entonces responde empleando el pasado.

-Oh, lo lamento entonces.

"bueno, en realidad me da igual. Pero."

-Esta tan prolongada guerra no hace mas que cobrarse facturas y facturas.

"ah, que no me apetece hablar de sentimentalismos. Y a ti tampoco, verdad Robert?"

Afortunada y providencialmente, me llega otra llamada al telefono, comunicandome que ya han traido lo solicitado y que estan ingresando al edificio. Cuelgo con una blanca y radiante sonrisa.

-Excelente. Me comunican que ya lo han traido, estan accediendo al edificio. A partir de aqui lo dejo en sus manos, señor Ministro. Si me necesita, sabe que puede contactarme.... -agito el telefono antes de guardarlo. Yo siempre estaba localizable. -Avisame cuando termines con el, quiero saber del proceso, he invertido mucho tiempo en este prisionero. El cientifico que lo acompaña tiene instrucciones mias, le facilitará todo lo necesario, tanto informacion como material. Estamos en contacto...

Estrecho su mano, por el momento, mis palabras no se necesitaban mas en aquel lugar. Tras despedirme de el salgo del despacho, cruzandome con el tal Miles que venia con mi café. Le sonrio y paso de largo. Lo ha preparado para nada, me temo. Tras esto, acabo abandonando el edificio.

Respondo con educado silencio y asientiendo con la cabeza y varios tragos al cognac hasta que me comunica que ya ha llegado el mago. Más rápido de lo que esperaba.
- Bien. Le debo una. - era lo mínimo que podía decirle después tanta eficacia y rapidez. - Estaremos en contacto, le iré informando de los resultados.

Le estrecho la mano con fuerza. El pobre Miles justo venía con el café, me mira con cara interrogante y después mira al café. Le hago un gesto para que lo deje en la mesa de escritorio, quizá en un rato me lo beba yo o quién sabe. Me ajusto la chaqueta y me levanto para volver a sentarme esta vez en mi silla del escritorio a la espera del ''monstruito''.

El preso, como esperaba, se va despertando, pero no lo hizo de modo muy violento. Mis drogas eran de lo mejor. Asi que con la mano sujeta a la espalda lo guiamos entre el conductor, los guardias del ministro de paz y yo hacia el interior del recinto. Usamos el ascensor por culpa del mago drogado.

Yo llevo un maletincillo a mi lado y voy mirando a todas partes, nunca había venido aquí a trabajar. Cuando el ascensor para en la ultima planta, salimos. Le pego un empujon al mago para que camine delante de mi. Aunque sin poder hacer magia, un brazo de menos y que esta muy debilucho...dudo que suponga una amenaza.

Los guardias que vigilan la puerta del despacho del ministro nos piden identificarnos una vez mas y tras los protocolos necesarios nos abren las puertas. Paso yo primero, seguido del propio guardia conductor que obliga al mago a pasar.

-Buenas tardes, señor...eh..Señor Mori.

"mierda, no me acordaba de su apellido"

-Aquí tiene al mago, señor. Lo hemos traido sedado y acabo de inyectarle una sustancia para que espabilase, por si lo nota un poco adormecido...es por eso. Por lo demás, lleva todo lo que nos han pedido.

ahí, como quien habla de una mascota.

Todo habia ocurrido sin que yo, una vez mas, fuese capaz de hacer absolutamente nada.... despues de aquel absurdo interrogatorio con andreas, mas tortura que otra cosa, habia vuelto a mi celda. Cojo, o eso creia recordar, porque habia perdido el conocimiento.... luego al despertar confirme que era cierto. Pero me drogaron nuevamente y no supe nada mas. Al despertar vi el techo metalico de un coche, y percibi un olor extraño. La cabeza me daba vueltas, iba como en una nube....me dolia todo el cuerpo. Pero me obligaron a caminar. La pierna. La pierna seguia ahi. Buena señal. Me habian arrancado la protesis realmente? Algo doloroso en aquella zona me decia que si, me recordaba que asi habia sido.


Un poco al modo zombie camino, la nube del sedante se va despejando poco a poco. ¿estoy en un ascensor? Mi mirada esta clavada en el suelo. Parece que me han vestido con algo mas de normalidad y no llevo el ridiculo pijama aquel grisaceo de los campos....se que hay gente a mi alrededor, pero aun los ignoro. La luz me hace daño en los ojos.

"que demonios...donde me han traido....?"

Levanto la mirada por primera vez en un rato, cuando salimos del ascensor...y enfoco con la mirada aquella espalda metida en una bata blanca. La del cientifico, que habla con no se quien tras un escritorio. Mi mente fantasea con clavar la daga que no tengo entre esos hombros, ese repelente ser al que odio tanto.... seria precioso ver correr su sangre y manchar esa batuza tan insultantemente blanca. Miro hacia mi lado, llevo a un tio vigilandome. Pero no hago nada. Habia aprendido que hacer algo acababa terminando en hostias para mi. Y seamos sinceros...no iba a aguantar una hostia en pie. Y preferia mantener la poca dignidad que me quedaba, si es que aun quedaba algo.

Juntos con el científico Miles se asegura que entren otro par de soldados que se colocan frente a mi escritorio, detrás del mago de una manera muy discreta, aunque alertas. Ni siquiera saludo al científico. Me quedo mirando más al mago, está claro que no le han tratado demasiado bien y ni siquiera sabe donde se encuentra.
Miro al científico. - ¿Cuál es su nombre? - digo haciendo un gesto con la cabeza hacia el mago.