Página 2 de 5. • 1, 2, 3, 4, 5
Un patronus en forma de dragón llega hasta Leila, dejando un mensaje con la voz de Reiv. Después se desvanece.
Patronus Reiv escribió:
Kyllian está enfermo y grave en el hospital, necesita alguien que se pueda quedar con él todo el rato. Espero que acudas con él.
Guardia de Ouroboros
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Leila Alabi escribió:-¡¿Ustedes entrenaron con Ibn Salah?!- Pregunté emocionada y llena de ilusión cuando la mujer terminó de hablar y al saber que pertenecían al área militar.
-¿Creen que él acceda a entrenarme?- Me detuve cuando llegamos al tercer piso en la entrada al área derecha para girarme y mirarlos a los cascos con esperanzas en mis ojos pardos. Tenía que inclinar bastante la cabeza para mirar a donde suponía que estaban los ojos ya que ellos me pasaban por dos o tres cabezas en altura, éso más la armadura daba una imagen imponente.
Un leve asentimiento de cabeza se dejó ver ante la duda de la muchacha. Tras ello preguntó lo otro y Candance bajo el casco rodó los ojos -Rellena la aplicación y ya será él quien lo decida- Expresó con serenidad la mujer antes de ver el patronus escuchando lo que decía. Inspiró profundamente como si estuviera intentando recargarse de energía, habló mentalmente con su compañero sobre el toque de queda, fue entonces Zephyr quien habló -Tendréis que esperar hasta que sea más tarde para poder ir al hospital. Os repito, estamos en toque de queda. Es por protegeros, quedaros en vuestras habitaciones Hay suficiente personal en el hospital- Insistió y aquello se notó en su tono de voz. Esperaron hasta verla dentro de las habitaciones y se retiraron a calmar la pelea en el bar.
No me dieron ninguna seguridad sobre si me entrenaría o no, pero ahora sabía que había papeleo que rellenar. El dragón de bolsillo hecho de luz azulada batió sus alas frente a mi mientras la voz de Reiv sonaba. Genial. Simplemente genial. (Nótese la ironía). Asentí ante la insistencia de los guardias sobre el toque de queda e ingresé a una de las habitaciones.
Tras esperar un buen rato lejos de la puerta me volví a aproximar a ella para olfatear si los guardias seguían allí, luego espié por el agujero de la cerradura para cerciorarme de que mi olfato no me engañaba. Salí de ésa habitación con otro rostro y otro color de pelo cuando el pasillo parecía estar desierto.
Ingresé la llave en la cerradura de la habitación que me habían asignado, giré para abrir la puerta y luego cerrarla detrás mío, esto despertó a la niña. Mierda, me había olvidado de ella. Volví mi rostro al de siempre, me acerqué y el olor a popo de bebé me envolvió. Me dieron arcadas, pero cuando me recupere, aspiré profundamente y contuve la respiración para acercarme a ella y limpiarla.
Decidí que era un buen momento para darle un baño así que abrí el agua caliente de la bañera, la metí adentro y froté toda su suave piel. Cuando casi había terminado, me alejé un momento para sentarme sobre el inodoro mientras ella chapoteaba en el agua y sacar la moneda comunicadora para escribirle un mensaje a Reiv.
Hay toque de queda. ¿Estás con él?¿Qué es lo que tiene?
Tras esperar un buen rato lejos de la puerta me volví a aproximar a ella para olfatear si los guardias seguían allí, luego espié por el agujero de la cerradura para cerciorarme de que mi olfato no me engañaba. Salí de ésa habitación con otro rostro y otro color de pelo cuando el pasillo parecía estar desierto.
Ingresé la llave en la cerradura de la habitación que me habían asignado, giré para abrir la puerta y luego cerrarla detrás mío, esto despertó a la niña. Mierda, me había olvidado de ella. Volví mi rostro al de siempre, me acerqué y el olor a popo de bebé me envolvió. Me dieron arcadas, pero cuando me recupere, aspiré profundamente y contuve la respiración para acercarme a ella y limpiarla.
Decidí que era un buen momento para darle un baño así que abrí el agua caliente de la bañera, la metí adentro y froté toda su suave piel. Cuando casi había terminado, me alejé un momento para sentarme sobre el inodoro mientras ella chapoteaba en el agua y sacar la moneda comunicadora para escribirle un mensaje a Reiv.
Hay toque de queda. ¿Estás con él?¿Qué es lo que tiene?
Mientras esperaba la respuesta a mi mensaje decidí unirme a la niña en la ducha. Me lavé toda la mugre hasta sentirme limpia y fresca, para luego salir, secarme y secar a la niña. En un momento nuestros ojos conectaron y sus ojos azul-viloacios me atravesaron como un puñal. La mirada de mis pesadillas vivía en ella.
Cuando me llegó un mensaje a la moneda comunicadora sentí que desperté de un sueño y me encontré a mí misma apuntando a la cabeza de la bebé que se encontraba distraída jugando con sus manos mientras el seguro del arma no estaba puesto y mi dedo se encontraba en el gatillo, listo para presionarlo. Bajé el arma temblando, tenía ganas de lanzarla lejos de mí, pero sabía que revolearla solo haría que se dispare y quién sabe a quién le podría dar.
Le puse el seguro y la apoye lejos de la niña y mío para agarrarme la cabeza con las manos, desesperada por exprimirme hasta encontrar una explicación lógica a lo que acababa de pasar. ¿En qué momento había agarrado el arma, me había puesto en posición para disparar y había apuntado a ella? Quizás, ahora, en vez de olvidar lo que hago durante la luna llena, estoy olvidando lo que hago todo el resto del mes.
Alcé a la niña en brazos y salimos del baño ella envuelta en una toalla y yo con una toalla conteniendo el cabello y una salida de baño. Me acosté sobre la cama para dejarla sobre mi pecho y sentir su ligero peso, todavía me sentía agitada y temblaba, pero sentirla me relejó un poco. Leí el mensaje y escribí una respuesta mientras la niña se chupaba el dedo entre mis brazos.
No lo sé, me han dicho los guardias Don Quijote y Sancho Panza que hay toque de queda por orden del Concejo.
Es una mierda, en tierra firme hay toque de queda, en el país de Nunca Jamás hay toque de queda... ¿Qué nos queda?
Mándale mis saludos a Juliet.
¿Alguien como un doctor?
Reiv, Kyllian es un feral en el hospital de OUROBOROS ¿QUÉ MÁS QUIERES? Relájate, se va a recuperar.
Esperaba que el mago entre en razón y se despreocupe, por si acaso no me acercaría a él por una temporada, quizás tendría que viajar lejos y, hablando de viajar, ¿En qué andará la brigada? Les mandé un mensaje para averiguarlo.
Cuando me llegó un mensaje a la moneda comunicadora sentí que desperté de un sueño y me encontré a mí misma apuntando a la cabeza de la bebé que se encontraba distraída jugando con sus manos mientras el seguro del arma no estaba puesto y mi dedo se encontraba en el gatillo, listo para presionarlo. Bajé el arma temblando, tenía ganas de lanzarla lejos de mí, pero sabía que revolearla solo haría que se dispare y quién sabe a quién le podría dar.
Le puse el seguro y la apoye lejos de la niña y mío para agarrarme la cabeza con las manos, desesperada por exprimirme hasta encontrar una explicación lógica a lo que acababa de pasar. ¿En qué momento había agarrado el arma, me había puesto en posición para disparar y había apuntado a ella? Quizás, ahora, en vez de olvidar lo que hago durante la luna llena, estoy olvidando lo que hago todo el resto del mes.
Alcé a la niña en brazos y salimos del baño ella envuelta en una toalla y yo con una toalla conteniendo el cabello y una salida de baño. Me acosté sobre la cama para dejarla sobre mi pecho y sentir su ligero peso, todavía me sentía agitada y temblaba, pero sentirla me relejó un poco. Leí el mensaje y escribí una respuesta mientras la niña se chupaba el dedo entre mis brazos.
No lo sé, me han dicho los guardias Don Quijote y Sancho Panza que hay toque de queda por orden del Concejo.
Es una mierda, en tierra firme hay toque de queda, en el país de Nunca Jamás hay toque de queda... ¿Qué nos queda?
Mándale mis saludos a Juliet.
¿Alguien como un doctor?
Reiv, Kyllian es un feral en el hospital de OUROBOROS ¿QUÉ MÁS QUIERES? Relájate, se va a recuperar.
Esperaba que el mago entre en razón y se despreocupe, por si acaso no me acercaría a él por una temporada, quizás tendría que viajar lejos y, hablando de viajar, ¿En qué andará la brigada? Les mandé un mensaje para averiguarlo.
Red escribió:
Hola, Leila
No estamos de fiesta. Hemos llegado hace poco de una misión que casi palmamos. Mérida, Emily, Gen y el jefe estaban bastante chungos, aunque se van recuperando. Hemos perdido a Delsin. Nos reuniremos dentro de unos días, ya nos convocará Lykaios.
Ben
Leí, no obtuve respuesta de Reiv así que supuse que se tranquilizó. Las misiones en las que casi morimos son las más divertidas, no entendía esa repentina seriedad de Ben, al menos la mayoría estaban vivos. Le mandé un emoticon de pulgar hacia arriba como respuesta, dejé la moneda comunicadora en la mesa de luz y me vestí con el traje, el cual se ajustaba a mí como un guante.
Rebusqué entre mis cosas y encontré una papilla para darle a la niña. Le dí de a pequeñas cucharadas porque no me gustaba ver cuando la comida le desbordaba de las comisuras de la boca y luego de eso jugamos por un rato hasta que se durmió en el suelo sobre el saco de Viktorya. Resultó ser un día muy domingo, así que para darle más emoción saqué las sábanas de la cama, las até entre sí para luego atar esa gran tela a una de las vigas de la habitación y practicar mis acrobacias y piruetas suspendida en el aire sostenida por la tela.
.
.
.
.
La semana pasó y me resultó rutinaria, pero ése día se me ocurrió algo distinto así que tomé mis cosas y a la niña y salí de la habitación para cerrar la puerta con llave.
Mérida Pyro
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Aparecieron en la entrada del edificio y Mer intento ponerse en pie con muy poco éxito. Pidió unos momentos a ver si se recomponia pero no había manera con lo cual Kyllian tuvo la deferencia de escoltarla hasta su habitación. Le costó meter la llave en la puerta pero finalmente lo hizo. Balto y Jamalgoso se fueron directo hacia la zona que Mérida le había hecho al último, como una casita de cartón bastante mal parada pero con un colchón cómodo.
Mérida camino hasta caerse en la cama -Cierra con llave- dijo lanzando las hacia el o eso creía ella, termino lejos de él. La habitación, pese a los perros, era limpia y ordenada con un leve olor a sándalo como su loción. En una de las esquinas estaba el perro, en el otro la cama, en la otra la zona de la ropa, pociones y armas y finalmente el santuario del béisbol. Lastima que ya no tuviera su bate. Al menos la gorra y la decoración de los NY Yankees estaba allí. Era pequeña, como todas.
La pelirroja se paró un poco y empezó a sacarse la ropa lentamente, cuanto el dolor de cabeza le permitía -Menuda resaca- Se quitó la camisa y la tiro hacia la ropa sucia. Y después se sacó los pantalones gruñendo un poco - Están húmedos - Se quejó y los miró arrugando la nariz -Me voy a dar una ducha caliente. ¿Vienes?- Preguntó sin ningún tono en particular y cogió una toalla para lanzarsela al pecho, luego cogió otra para si y se fue hacia el estrecho baño
Mérida camino hasta caerse en la cama -Cierra con llave- dijo lanzando las hacia el o eso creía ella, termino lejos de él. La habitación, pese a los perros, era limpia y ordenada con un leve olor a sándalo como su loción. En una de las esquinas estaba el perro, en el otro la cama, en la otra la zona de la ropa, pociones y armas y finalmente el santuario del béisbol. Lastima que ya no tuviera su bate. Al menos la gorra y la decoración de los NY Yankees estaba allí. Era pequeña, como todas.
La pelirroja se paró un poco y empezó a sacarse la ropa lentamente, cuanto el dolor de cabeza le permitía -Menuda resaca- Se quitó la camisa y la tiro hacia la ropa sucia. Y después se sacó los pantalones gruñendo un poco - Están húmedos - Se quejó y los miró arrugando la nariz -Me voy a dar una ducha caliente. ¿Vienes?- Preguntó sin ningún tono en particular y cogió una toalla para lanzarsela al pecho, luego cogió otra para si y se fue hacia el estrecho baño
Kyllian Evans
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Bendita desaparición, jamás volvería a llamar gordos a los descen por no andar porque en ese momento me venía de perlas, en cuanto llegamos a la zona residencial y vi las escaleras me parecieron infinitas y enterré al Kyllian fit para pillar el ascensor con mucha dificultad pues los chuchos me corrían por en medio de las piernas y aún llevabab a Mérida en brazos -Shu shu! estaos quietos o os vais por las escaleras!-
Al llegar arriba la pelirroja abrió la puerta y entré con ella solo para comprobar que se quedaba dormida en la cama y no medio muerta en el suelo pero me tiró las llaves tres pueblos más al este y maldije por no saber encantamientos de mierda como cerrar o abrir puertas, gruñí pesadamente cuando me agaché y eché el cerrojo para después arrastrarme hasta la cama y tirarme a su lado -menuda mierda más mala llevo encima- necesitaba terminar de dormir la mona en plan tranqui y ya estaba cerrando los ojillos cuando la escuché decir lo de la ducha... yo también estaba hecho un asco.
Aquella toalla me dio en el pecho como si pesara tres toneladas, miré a la chica mientras se quitaba la ropa modo empanado hasta que me llegó el aire al cerebro y pude levantarme para hacer lo mismo y entrar en la ducha con ella, apoyé mi barbilla en su cabeza dejando que el agua nos calera encima mientras hacía ruidos de resacoso para quejarme.
Limpio y fresco pero pocho cual lechuga de orco volví a la cama y me tiré ahí -no tendrás unos gallumbos limpios por ahí, verdad?- por preguntar... miré hacia un lado y vi las cosas esas de baseball puestas modo altarcito pero ya preguntaría después, la vida no me daba para más y al final me quedé dormido o en coma que era lo más parecido.
Al llegar arriba la pelirroja abrió la puerta y entré con ella solo para comprobar que se quedaba dormida en la cama y no medio muerta en el suelo pero me tiró las llaves tres pueblos más al este y maldije por no saber encantamientos de mierda como cerrar o abrir puertas, gruñí pesadamente cuando me agaché y eché el cerrojo para después arrastrarme hasta la cama y tirarme a su lado -menuda mierda más mala llevo encima- necesitaba terminar de dormir la mona en plan tranqui y ya estaba cerrando los ojillos cuando la escuché decir lo de la ducha... yo también estaba hecho un asco.
Aquella toalla me dio en el pecho como si pesara tres toneladas, miré a la chica mientras se quitaba la ropa modo empanado hasta que me llegó el aire al cerebro y pude levantarme para hacer lo mismo y entrar en la ducha con ella, apoyé mi barbilla en su cabeza dejando que el agua nos calera encima mientras hacía ruidos de resacoso para quejarme.
Limpio y fresco pero pocho cual lechuga de orco volví a la cama y me tiré ahí -no tendrás unos gallumbos limpios por ahí, verdad?- por preguntar... miré hacia un lado y vi las cosas esas de baseball puestas modo altarcito pero ya preguntaría después, la vida no me daba para más y al final me quedé dormido o en coma que era lo más parecido.
Mérida Pyro
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
En la ducha se hizo poco más que dejar correr el agua y medio asearse. Pero aquella simpleza le trajo mucha tranquilidad a Mérida que en seguida volvió a sentir sueño. Se secó bien y se ató el cabello en una toalla para que absorbiera el agua mientras se echaba loción en el cuerpo -No... Lo siento... No colecciono de eso. Pero puedes ir comando- Sonrió de lado y se terminó de poner loción. Se sacó la toalla y se peino el pelo con los dedos, sonriendo satisfactoriamente por eso mientras se daba un masaje craneal. Cogió las primeras bragas que vio y tras eso se tiro en la cama. Recordó algo gracioso y puso un poco de loción en la barbilla -Sándalo- Murmuró como broma hacia el feral antes de meter la mano en su oscuro cabello y masajearle un poco la cabeza, pronto ambos estuvieron dormidos.
Se habían despertado con los primeros rayos de sol antes de venir a la habitación, una vez caídos pasaron unas cinco horas durmiendo con profundidad. Al menos hasta que Jamagoso decidió montarse en la cama y darle con el morro a Mérida porque tenía hambre -Ya..., No... Ya- Le dijo Mérida apartando suavemente antes de abrir los ojos. Los cerró en seguida y se llevó la mano allí para taparse de la luz -Ufff la luz joder- Iba a incorporarse un poco cuando sintió algo muy particular, bajo la vista hacia sus pechos donde el feral tenía una de sus manos. Alzó la vista hacia el riéndose por lo bajo. Le picó un poco el costado - ¿Estas cómodo?
Se habían despertado con los primeros rayos de sol antes de venir a la habitación, una vez caídos pasaron unas cinco horas durmiendo con profundidad. Al menos hasta que Jamagoso decidió montarse en la cama y darle con el morro a Mérida porque tenía hambre -Ya..., No... Ya- Le dijo Mérida apartando suavemente antes de abrir los ojos. Los cerró en seguida y se llevó la mano allí para taparse de la luz -Ufff la luz joder- Iba a incorporarse un poco cuando sintió algo muy particular, bajo la vista hacia sus pechos donde el feral tenía una de sus manos. Alzó la vista hacia el riéndose por lo bajo. Le picó un poco el costado - ¿Estas cómodo?
Kyllian Evans
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
La ducha fue de todo menos energica, y a pesar de gozar de mi lívido de macho pelo en pecho ( que no tengo, afeitadito y suave) no pude ni pensar en ponerle una mano encima a la pelirroja, me movía por inercia. Cuando me dejé caer en la cama ella me negó tener un par de calzoncillos limpios y me encogí de hombros porque a decir verdad había acabado muchas veces en bolas por la luna llena, ya era costumbre, me pegué a ella y me cubrí con las sábanas y mantas que olían a perro pero no me dio tiempo a quejarme porque caí frito.
No sabía cuantas horas habían pasado pero sentía que volvía a ser persona, Mérida emitía un calorcito muy agradable y eso me incitaba de forma inconsciente a echarle el guante allí dónde mi mano lo encontrara necesario, la voz de la pelirroja no me había despertado, ya llevaba un rato remoloneando y cuando dijo lo de estar cómodo sonreí masajeando suavemente el pecho -Muy cómodo, gracias- lo perros se subieron a la cama y al final me tuve que apartar para dejarles sitio, no quería que alguno se me sentara en la cara aunque eso era más propio de los felinos.
Me levanté y estiré todo mi cuerpo haciéndolo crujir y después me llevé una mano a la cicatriz de mi cuello para rascarla -¿Te apetece desayuno? o comida, ni sé que hora es... ¿Tu jefe ya estará disponible para hablar?- dije antes de bostezar sonoramente para buscar mi ropa... que estaba hecha un asco, así que mejor toalla a la cintura.
No sabía cuantas horas habían pasado pero sentía que volvía a ser persona, Mérida emitía un calorcito muy agradable y eso me incitaba de forma inconsciente a echarle el guante allí dónde mi mano lo encontrara necesario, la voz de la pelirroja no me había despertado, ya llevaba un rato remoloneando y cuando dijo lo de estar cómodo sonreí masajeando suavemente el pecho -Muy cómodo, gracias- lo perros se subieron a la cama y al final me tuve que apartar para dejarles sitio, no quería que alguno se me sentara en la cara aunque eso era más propio de los felinos.
Me levanté y estiré todo mi cuerpo haciéndolo crujir y después me llevé una mano a la cicatriz de mi cuello para rascarla -¿Te apetece desayuno? o comida, ni sé que hora es... ¿Tu jefe ya estará disponible para hablar?- dije antes de bostezar sonoramente para buscar mi ropa... que estaba hecha un asco, así que mejor toalla a la cintura.
Mérida Pyro
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
La pelirroja sonrió de lado cuando lo sintió amasar el pecho para luego mirar su mano -¿Sabes? Hasta yo lo hago…- Dijo apretando el pecho libre con suavidad. Más de una vez de había despertado con la mano bajo la camiseta o incluso entre las piernas -Y recuerdo que algunas veces encontraba al chico durmiendo sobre mis pechos. Supongo que porque son suaves…y calientitos- Expresó pensativa mientras cruzaba las piernas por los tobillos en un aspecto más que relajado. Observó a Kyllian separarse y miro a Balto y Jamagoso, sonriendo de lado y acariciando la cabeza de ambos como “buenos chicos”.
Sin embargo, cuando el feral se incorporó y Mérida le dio tiempo de chequear a profundidad y con un descaro evidente el cuerpo del hombre pensó un “¿Follado? CHECK”; en su mente que la hizo reírse por lo bajo hasta observar donde dejaba puesta la mano. La había visto por encima el día de ayer y se le había olvidado preguntar, por eso empezó a señalarse el cuello -Oye…¿Tiene historia?- Preguntó con tranquilidad mientras Jamagoso empezaba, en serio, a darle con el morro para que se levantara de la cama. La mujer lo miró con los ojos entrecerrados y se incorporó escuchando -¡Sí!...Una sopa, quiero una sopa de pollo con mucha verdurita. O un caldito…O un guiso…Algo calientito…- Mencionó sintiendo que tenía el cuerpo un poco fresco y cuando se incorporó sintió su cabello aún húmedo golpearle la espalda. Siseó brevemente -No debí haber hecho eso…- Hizo una leve mueca pero no le dio más importancia.
-Pueeeeees…Puede ser. Le escribiré a ver si aún está ocupado mientras desayunamos. Y según lo qu… Oye y tú por qué no te unes a la Brigada?- Preguntó mientras se ponía unas medias largas negras, un poco gruesas porque era otoño, y encima unos shorts de jean. Se calzó unas botas y después buscó una camisa negra manga larga negra para ponérsela en el torso y una de botones a cuadros rojos y negros por encima. Se encaminó hacia su altar y le sonrió a Baby Ruth antes de coger la gorra de los Yankees y calzársela en el pelo. Vestida estaba y, por si acaso, se fue hacia donde estaban las armas y se calzó su arco y el carcaj -Extraño mi bate…- Hizo una leve mueca y miró a Kyllian con las manos en la cadera -Tú necesitas ropa…A diferencia de mi, habrá gente que te mire y te haga sentir incómodo- En cuanto dijo eso los perros comenzaron a ladrar y Mérida frunció el ceño -Y ustedes conmida…- Rodó la vista un poco exasperada y abrió la puerta, saliendo todos de la habitación.
Sin embargo, cuando el feral se incorporó y Mérida le dio tiempo de chequear a profundidad y con un descaro evidente el cuerpo del hombre pensó un “¿Follado? CHECK”; en su mente que la hizo reírse por lo bajo hasta observar donde dejaba puesta la mano. La había visto por encima el día de ayer y se le había olvidado preguntar, por eso empezó a señalarse el cuello -Oye…¿Tiene historia?- Preguntó con tranquilidad mientras Jamagoso empezaba, en serio, a darle con el morro para que se levantara de la cama. La mujer lo miró con los ojos entrecerrados y se incorporó escuchando -¡Sí!...Una sopa, quiero una sopa de pollo con mucha verdurita. O un caldito…O un guiso…Algo calientito…- Mencionó sintiendo que tenía el cuerpo un poco fresco y cuando se incorporó sintió su cabello aún húmedo golpearle la espalda. Siseó brevemente -No debí haber hecho eso…- Hizo una leve mueca pero no le dio más importancia.
-Pueeeeees…Puede ser. Le escribiré a ver si aún está ocupado mientras desayunamos. Y según lo qu… Oye y tú por qué no te unes a la Brigada?- Preguntó mientras se ponía unas medias largas negras, un poco gruesas porque era otoño, y encima unos shorts de jean. Se calzó unas botas y después buscó una camisa negra manga larga negra para ponérsela en el torso y una de botones a cuadros rojos y negros por encima. Se encaminó hacia su altar y le sonrió a Baby Ruth antes de coger la gorra de los Yankees y calzársela en el pelo. Vestida estaba y, por si acaso, se fue hacia donde estaban las armas y se calzó su arco y el carcaj -Extraño mi bate…- Hizo una leve mueca y miró a Kyllian con las manos en la cadera -Tú necesitas ropa…A diferencia de mi, habrá gente que te mire y te haga sentir incómodo- En cuanto dijo eso los perros comenzaron a ladrar y Mérida frunció el ceño -Y ustedes conmida…- Rodó la vista un poco exasperada y abrió la puerta, saliendo todos de la habitación.
Apenas llegó a su residencia, se apresuró a asearse para dejar atrás aquel olor a hospital. Su nueva doncella se dedicó a cepillar su suave cabellera platinada y a recogerla en un delicado peinado. La maestra de las artes místicas sabía que esa mujer se trataba de una oportunista que veía su caída del poder como una oportunidad para ascender en la cadena alimenticia, pero no le interesaba su vida mientras haga bien su trabajo, cosa que no hacía, la peinaba desde arriba en vez de abajo hacia arriba, lo hacía muy rápido y de forma superficial.
La vistió con un elegante vestido nuevo, cosa que se le estaban acabando y eso era inaceptable, debería encargar más porque jamás usaría un mismo vestido dos veces. Con su túnica, sus guantes puestos y arreglada al fin, ya estaba lista para andar por la residencia. Mandó a llamar a Sofía Dióscorides para esperar su llegada sentada en un mullido sillón de una plaza con sus gafas para leer puestas y sus ojos recorriendo las palabras de un libro de espiritismo que sus delicadas manos enguantadas sostenían y trataban con mimo.
La vistió con un elegante vestido nuevo, cosa que se le estaban acabando y eso era inaceptable, debería encargar más porque jamás usaría un mismo vestido dos veces. Con su túnica, sus guantes puestos y arreglada al fin, ya estaba lista para andar por la residencia. Mandó a llamar a Sofía Dióscorides para esperar su llegada sentada en un mullido sillón de una plaza con sus gafas para leer puestas y sus ojos recorriendo las palabras de un libro de espiritismo que sus delicadas manos enguantadas sostenían y trataban con mimo.
El guardia le llevó al área de habitacionezs individuales de Ouroboros. Seguramente, después de lo que hizo, había caído en desgracia su casa y su familia. Mantuvo la frente en alto a medida que entraba a la habitación. Después de lo hecho con Matvey, todo lo que fuera se merecía. Cuando llegó a la estancia, dominó bien sus sentimientos, pues lo que vio no le agradó en absoluto. Tan tranquila, ella como siempre, se encontraba sentada y leyendo. Por un momento la compadeció. Debía ser duro ser la mujer más odiada de Ouroboros. Y luego las imágenes de Matvey llegaron a su cabeza. Cerró los ojos un momento mientras el guardia la anunciaba, abriéndolos para encontrar con su mirada. Permaneció de pie en la entrada de la habitación, mirándola con dureza y pena.
¿Por qué, Bellatrix? Matvey siempre fue un amigo para nosotros.- Susurró. Tenía que externarlo o algo en su interior le estallaría. Su cuerpo entero estaba en tensión total. Soltó un suspiro profundo de pena y dolor antes de volver a hablarle.- ¿Qué es lo que quieres? Haz perdido también mi amistad. La haz matado con esa daga.- A pesar de que nunca habían sido las mejores amigas, se trataban cordialmente en el Consejo. Sentía que ambas eran opuestas: fuego y hielo, literalmente. Candidez y tibieza. No podían estar más alejadas la una de la otra y a pesar de haberlo intentado, nunca logró encontrar ese puente entre ambas. No veía como una charla, después de todo, iba a lograr lo que años de convivencia no.
¿Por qué, Bellatrix? Matvey siempre fue un amigo para nosotros.- Susurró. Tenía que externarlo o algo en su interior le estallaría. Su cuerpo entero estaba en tensión total. Soltó un suspiro profundo de pena y dolor antes de volver a hablarle.- ¿Qué es lo que quieres? Haz perdido también mi amistad. La haz matado con esa daga.- A pesar de que nunca habían sido las mejores amigas, se trataban cordialmente en el Consejo. Sentía que ambas eran opuestas: fuego y hielo, literalmente. Candidez y tibieza. No podían estar más alejadas la una de la otra y a pesar de haberlo intentado, nunca logró encontrar ese puente entre ambas. No veía como una charla, después de todo, iba a lograr lo que años de convivencia no.
La estancia se trataba de la única en la que Bellatrix había estado en todo su tiempo en Ouroboros. Ningún Alighieri había hecho construir una residencia más amplia ya que Ouroboros era considerado su lugar de trabajo, su hogar se encontraba en otra dimensión. Hogar que la bruja aún no había encontrado desde que el último retazo de la sangre de sus progenitores se secó, aunque no cesaba su búsqueda.
La lujosa suite era espaciosa y se encontraba amueblada con sobriedad, aunque el lugar era frío y sombrío debido a los fantasmas que dembulaban. Las brujas se encontraron en la sala de estar donde había dos sillones, uno era ocupado por la médium y el otro por un fantasma visible para todos, se trataba del alma de un hombre con sobrepeso, visiblemente compungido que se había aparecido frente a la peliblanca en busca de ayuda.
Una mirada de la mujer bastó para que el fantasma entendiera que debía dejar el lugar del sillón para la invitada viva. Se retiró flotando y desapareció atravesando la pared que dividía la sala de estar con el dormitorio matrimonial. La mirada de color verde jade se encontró con los fríos ojos azul témpano. Su expresión no mostró emoción alguna ante las palabras de la pocionista, algo normal en la maestra de las artes místicas.
-Porfavor, toma asiento.- Habló con voz profunda y pausada. Las cadenas tintinearon cuando movió sus brazos para cerrar el libro, dejar las gafas a un lado y señalarle el sillón frente a ella con movimientos ceremoniosos, lentos y ligeros de sus largas y delicadas extremidades de piel helada y blanca como el papel en armonía con su apariencia fantasmagórica.
Su aura fría casi se confundía con el frío del lugar, pero era más notoria cuando más cerca se estaba. Sus espectrales rasgos contrastaban enormemente con los de Sofía. Una representaba la vida mientras la otra representaba el más allá. Ambas eran caras de la misma moneda. El colorido fulgor de la pasión frente a la lúgubre calma de la muerte. Bellatrix llevaba puesto un conjunto negro en muestra de su estado de luto por el nigromante.
-Protejo su realidad.- Explicó en pocas palabras. -Pude haber abandonado ésta dimensión para siempre y vivir en una en el que la magia aún siga siendo un secreto. Pero no lo hice. Sigo aquí ¿Sabes por qué?-
La lujosa suite era espaciosa y se encontraba amueblada con sobriedad, aunque el lugar era frío y sombrío debido a los fantasmas que dembulaban. Las brujas se encontraron en la sala de estar donde había dos sillones, uno era ocupado por la médium y el otro por un fantasma visible para todos, se trataba del alma de un hombre con sobrepeso, visiblemente compungido que se había aparecido frente a la peliblanca en busca de ayuda.
Una mirada de la mujer bastó para que el fantasma entendiera que debía dejar el lugar del sillón para la invitada viva. Se retiró flotando y desapareció atravesando la pared que dividía la sala de estar con el dormitorio matrimonial. La mirada de color verde jade se encontró con los fríos ojos azul témpano. Su expresión no mostró emoción alguna ante las palabras de la pocionista, algo normal en la maestra de las artes místicas.
-Porfavor, toma asiento.- Habló con voz profunda y pausada. Las cadenas tintinearon cuando movió sus brazos para cerrar el libro, dejar las gafas a un lado y señalarle el sillón frente a ella con movimientos ceremoniosos, lentos y ligeros de sus largas y delicadas extremidades de piel helada y blanca como el papel en armonía con su apariencia fantasmagórica.
Su aura fría casi se confundía con el frío del lugar, pero era más notoria cuando más cerca se estaba. Sus espectrales rasgos contrastaban enormemente con los de Sofía. Una representaba la vida mientras la otra representaba el más allá. Ambas eran caras de la misma moneda. El colorido fulgor de la pasión frente a la lúgubre calma de la muerte. Bellatrix llevaba puesto un conjunto negro en muestra de su estado de luto por el nigromante.
-Protejo su realidad.- Explicó en pocas palabras. -Pude haber abandonado ésta dimensión para siempre y vivir en una en el que la magia aún siga siendo un secreto. Pero no lo hice. Sigo aquí ¿Sabes por qué?-
Sintió el frio de la sala y concretó poner los brazos bajo el pecho, mirándole cuando le pidió que tomara asiento. Pensó por un momento, no quería hacerlo y, para aquel punto, prefería hacerle caso a su instinto que complacer a la contraria.- Lo siento, Bellatrix, no voy a quedarme mucho tiempo. Tengo demasiado por hacer.- Susurró, pensando en todo lo que debía hacer por las flores, lo que debía de hablar con Adael por su ayuda, todos los preparativos que había que concretar. Le quedaban muy pocos días. Lo que sí hizo, después de observar por un segundo las esposas, fue acercarse un poco más a ella, algunos pasos para no quedar tan retirada en la habitación, mas lo suficiente para tomar su distancia. En otro escenario, con otra persona a la que le hubiese hecho daño, se habría permitido tener compasión por ella y un corazón amoroso.
Escuchó las palabras de la contraria. Los conocimientos de Sofía del más allá eran pocos; ella era más terrenal que mística, y entre más lo pensaba menos tenían en común. Suponía que si ella se ponía a hablar de pociones o herbolaria tendría el mismo efecto de confusión en la contraria, por lo que prefirió pedirle certezas.- ¿Proteges? No, Bellatrix. Mataste a Matvey. A decir verdad, no sé por qué no te haz ido si tienes la capacidad. Por favor, háblame con claridad y di lo que tengas que decir, porque esta será una oportunidad única. Tú bien lo sabes, somos opuestas. No me pidas nada que no cumpliré. ¿Qué es lo que quieres decirme, Bellatrix?
Escuchó las palabras de la contraria. Los conocimientos de Sofía del más allá eran pocos; ella era más terrenal que mística, y entre más lo pensaba menos tenían en común. Suponía que si ella se ponía a hablar de pociones o herbolaria tendría el mismo efecto de confusión en la contraria, por lo que prefirió pedirle certezas.- ¿Proteges? No, Bellatrix. Mataste a Matvey. A decir verdad, no sé por qué no te haz ido si tienes la capacidad. Por favor, háblame con claridad y di lo que tengas que decir, porque esta será una oportunidad única. Tú bien lo sabes, somos opuestas. No me pidas nada que no cumpliré. ¿Qué es lo que quieres decirme, Bellatrix?
-Porque debo proteger al Consejo. Todos deberían hacerlo. Todo lo que digo, todo lo que hago es para mantener al último bastión mágico en pié. El faro de sabiduría…- que habían convertido en un mundano parque de atracciones, que ponen en peligro involucrándose directamente en una guerra que no es suya. Dejó la frase inconclusa. Sin ella, habrían tardado quién sabe cuanto en volver a poner la isla en el cielo. Ella había protegido a Sean Eire de Desmond.
-Pero nadie escucha, todos miran pero nadie ve ¿Qué más da? Estoy loca.- Se encogió de hombros aceptando la realidad. Si todos lo dicen, quizás tienen razón. Sus sentidos sobrenaturales le dejaban ver cosas que intentaba señalar al resto, pero que nadie estaba interesado en ver. Quizás debería confiarle el secreto, pero ¿Y si su mente era débil y los Pendragon lo descubrían? La mente misma de la médium era débil. ¿Y si durante su secuestro Sofía se había aliado con ellos o habían implantado algo en ella? No. Matvey lo había dicho, creian que era una asesina y así debía ser, aunque la posibilidad de que se entere por otro siempre estaba. Cuantos menos lo sepan, menor será la posibilidad de que el sacrificio de Matvey falle, al menos hasta que hable con Mei Xian y asegure que podría proteger la mente de todos aquellos que lo sabrían de intrusiones no deseadas.
-No puedes someter a un río. Tienes que rendirte ante su corriente y usar su poder. Quizás mis palabras no tengan sentido. No todo tiene sentido. No todo lo debería tener.- Explicó. La pocionista no debería entender las razones que llevaron a la médium a hacer lo que hizo y, aunque había una explicación, sería peligroso que estuviera en su mente.
-Voy a ser clara Sofía: quiero ejercer mi derecho a apelar mi sentencia. En el cónvlave previo al asesinato de Desmond Le Fay accedí a prestar mis habilidades para crear portales interdimencionales con la cuestión en tierra firme y es lo que pienso hacer, pero me será imposible con éstas cadenas.- Dijo mostrándole los grilletes que rodeaban sus muñecas y que drenaban su vitalidad.
-Dejaron claro que están contando con mis portales para traer la muerte y la destrucción al único lugar que les queda a miles y cientos de inocentes que huyen de la guerra... Si el Consejo acuerda actos horrendos contra el mundo para condenar a almas incautas yo solo puedo estar de acuerdo, incluso si ello implica traer la guerra a Ouroboros. Dejo mis habilidades a su disposición.- Repitió lo que había dicho durante aquel cónvlave. En ése momento el fantasma del hombre con sobrepeso volvió a atravesar la pared para sentarse en el sillón que le había ofrecido a Sofía.
-Además, tengo unas delicadas condiciones de salud y estás cadenas van a matarme si las llevo otro mes.- Dijo mientras se incorporaba del sillón y se dirigía a la puerta para abrirla. Se escuchó en el baño un estridente sonido, como de varias cosas cayendo a la vez, entre ellas, un espejo. Algo normal en su residencia debido a los espíritus que se empeñaban en rondar a su alrededor.
-No voy a quitarte más tiempo. Eres libre Sofía, ve en paz.- Le dijo mirándola desde el quicio de la puerta con una expresión serena. Seguidamente le avisó a los guardias lo que había pasado en su baño y una ingresó para encargarse de arreglarlo.
-Pero nadie escucha, todos miran pero nadie ve ¿Qué más da? Estoy loca.- Se encogió de hombros aceptando la realidad. Si todos lo dicen, quizás tienen razón. Sus sentidos sobrenaturales le dejaban ver cosas que intentaba señalar al resto, pero que nadie estaba interesado en ver. Quizás debería confiarle el secreto, pero ¿Y si su mente era débil y los Pendragon lo descubrían? La mente misma de la médium era débil. ¿Y si durante su secuestro Sofía se había aliado con ellos o habían implantado algo en ella? No. Matvey lo había dicho, creian que era una asesina y así debía ser, aunque la posibilidad de que se entere por otro siempre estaba. Cuantos menos lo sepan, menor será la posibilidad de que el sacrificio de Matvey falle, al menos hasta que hable con Mei Xian y asegure que podría proteger la mente de todos aquellos que lo sabrían de intrusiones no deseadas.
-No puedes someter a un río. Tienes que rendirte ante su corriente y usar su poder. Quizás mis palabras no tengan sentido. No todo tiene sentido. No todo lo debería tener.- Explicó. La pocionista no debería entender las razones que llevaron a la médium a hacer lo que hizo y, aunque había una explicación, sería peligroso que estuviera en su mente.
-Voy a ser clara Sofía: quiero ejercer mi derecho a apelar mi sentencia. En el cónvlave previo al asesinato de Desmond Le Fay accedí a prestar mis habilidades para crear portales interdimencionales con la cuestión en tierra firme y es lo que pienso hacer, pero me será imposible con éstas cadenas.- Dijo mostrándole los grilletes que rodeaban sus muñecas y que drenaban su vitalidad.
-Dejaron claro que están contando con mis portales para traer la muerte y la destrucción al único lugar que les queda a miles y cientos de inocentes que huyen de la guerra... Si el Consejo acuerda actos horrendos contra el mundo para condenar a almas incautas yo solo puedo estar de acuerdo, incluso si ello implica traer la guerra a Ouroboros. Dejo mis habilidades a su disposición.- Repitió lo que había dicho durante aquel cónvlave. En ése momento el fantasma del hombre con sobrepeso volvió a atravesar la pared para sentarse en el sillón que le había ofrecido a Sofía.
-Además, tengo unas delicadas condiciones de salud y estás cadenas van a matarme si las llevo otro mes.- Dijo mientras se incorporaba del sillón y se dirigía a la puerta para abrirla. Se escuchó en el baño un estridente sonido, como de varias cosas cayendo a la vez, entre ellas, un espejo. Algo normal en su residencia debido a los espíritus que se empeñaban en rondar a su alrededor.
-No voy a quitarte más tiempo. Eres libre Sofía, ve en paz.- Le dijo mirándola desde el quicio de la puerta con una expresión serena. Seguidamente le avisó a los guardias lo que había pasado en su baño y una ingresó para encargarse de arreglarlo.
¿Proteger al Consejo? ¿Matar a Matvey implicaba proteger al Consejo? Trató, de verdad trató de entenderla, pero comenzaba a dolerle la cabeza de tanto y tanto que lo intentaba. Ouroboros. Quería mantener en pie a Ouroboros, ¿pero cómo? Había algo que no estaba viendo. ¿Por qué aliarse con los Pendragon la hacía proteger? No dudaba que sus ideas fueran supremacistas si ella misma no creía esa tontería... y eran polos opuestos.- El faro de un mar que ya no tiene barcos, Bella...- Susurró en voz baja, tratando de hacerle entender las necesidades de salir de la zona de confort. No sabía si tenía razón en lo de estar loca. A su mente venían las escenas durante la fiesta del parlamento.
Su frase le hizo sentido, más de lo que quería creer. No, no se podía someter a un río, pero siempre había maneras de hacerlo más armónico, menos caudaloso. Al menos, cuando dijo con franqueza su intención de apelar a su sentencia, respiró profundo. No le gustaba aquella casa, ni tampoco estar a solas con ella. Era su aura de misterio y de muerte la que la hacía sentirse fuera de lugar.- Creo que entiendes tan bien como yo la necesidad de las cadenas.- Susurró, mirándola, por primera vez, con compasión. A pesar de su intención de redimirse, si quería llamar al conclave el voto de la pelirroja ya estaba fijado.- Bella... No puedo darte un consejo.- Susurró, escuchando todo aquello de la guerra.- Todas nuestras habilidades tienen dos filos. Debes encontrar la manera para que el usarlas sea bueno, no con neutras intenciones.
La aparición del fantasma le trajo un pequeño susto, pues ya tenía los nervios en punta desde que llegó. Escuchó la cuestión de su salud y... bueno, tenía un lado demasiado blando. Habría querido abrazarle. Cerró los ojos un momento y pensó en Matvey. No podía cerrar su corazón ante la mujer, pero tampoco serle desleal a su recuerdo. Escuchó su despedida, dudando. Dudaba porque, a pesar de todo, las palabras de la rubia rondaban su cabeza. Cuando ella se alejó, dio unos pasos en su dirección, aunque luego se detuvo al ver de nuevo al fantasma. Trató de caminar de nuevo hacia ella y el frío le recordó su lugar. Llevaba consigo algunas pociones y hierbas que llevaría al hospital ya que le quedaba de pasada, por lo que pensó que podrían prescindir de una en particular. Sin quitar la mirada del fantasma, dejó en la mesita de centro unos pequeños empaques triangulares hechos con hojas de árboles.- Tengo mucho que asimilar, Bella. No creas que hice oídos sordos a tus palabras.- En paz no se iba, pero al menos tenía un rencor mermado en el pecho. Se mantuvo en el lugar por algunos segundos antes de dar media vuelta y salir de aquel frío lugar.
Su frase le hizo sentido, más de lo que quería creer. No, no se podía someter a un río, pero siempre había maneras de hacerlo más armónico, menos caudaloso. Al menos, cuando dijo con franqueza su intención de apelar a su sentencia, respiró profundo. No le gustaba aquella casa, ni tampoco estar a solas con ella. Era su aura de misterio y de muerte la que la hacía sentirse fuera de lugar.- Creo que entiendes tan bien como yo la necesidad de las cadenas.- Susurró, mirándola, por primera vez, con compasión. A pesar de su intención de redimirse, si quería llamar al conclave el voto de la pelirroja ya estaba fijado.- Bella... No puedo darte un consejo.- Susurró, escuchando todo aquello de la guerra.- Todas nuestras habilidades tienen dos filos. Debes encontrar la manera para que el usarlas sea bueno, no con neutras intenciones.
La aparición del fantasma le trajo un pequeño susto, pues ya tenía los nervios en punta desde que llegó. Escuchó la cuestión de su salud y... bueno, tenía un lado demasiado blando. Habría querido abrazarle. Cerró los ojos un momento y pensó en Matvey. No podía cerrar su corazón ante la mujer, pero tampoco serle desleal a su recuerdo. Escuchó su despedida, dudando. Dudaba porque, a pesar de todo, las palabras de la rubia rondaban su cabeza. Cuando ella se alejó, dio unos pasos en su dirección, aunque luego se detuvo al ver de nuevo al fantasma. Trató de caminar de nuevo hacia ella y el frío le recordó su lugar. Llevaba consigo algunas pociones y hierbas que llevaría al hospital ya que le quedaba de pasada, por lo que pensó que podrían prescindir de una en particular. Sin quitar la mirada del fantasma, dejó en la mesita de centro unos pequeños empaques triangulares hechos con hojas de árboles.- Tengo mucho que asimilar, Bella. No creas que hice oídos sordos a tus palabras.- En paz no se iba, pero al menos tenía un rencor mermado en el pecho. Se mantuvo en el lugar por algunos segundos antes de dar media vuelta y salir de aquel frío lugar.
Entrecerró los ojos al oír a la pocionista decir que era un faro de un mar sin barcos. Ojalá fuera así, la realidad era que Ouroboros se había convertido en un mar contaminado de piratas, caza-fortunas y ladrones atraídos por la promesa de riqueza. Lo que más deseaba la bruja era que todos esos barcos se fueran para así volver a ser el exclusivo y rico santuario de sabiduría que una vez fue.
No se sentía inclinada a matar inocentes, pero no tenía la compulsión de sacrificarse por los demás, eso era bien sabido. Se sentía obligada hacia el ideal con el que el Consejo de los 20 había sido creado, en lugar de guiarse por un sentido de la obligación moral y no comprendía a los miembros del consejo que pasaban por alto aquellos ideales y los pisoteaban como si no hubieran sido esos mismos ideales los que los convirtieron en las personas que eran.
Ser neutral en cuanto a la dicotomía Bien/Mal representa un compromiso positivo de cara a mantener el equilibrio entre ambos extremos. La bruja, seguidora de la Neutralidad, mantenía que el equilibrio entre ambos era el estado ideal, por lo que estaba dispuesta a usar los dos filos de sus habilidades pero se encontraba con la contradicción de poner en peligro Ouroboros y le ofuscaba el hecho que se tomaran tan a la ligera un asunto tan delicado.
A pesar de todo sus cejas se alzaron en una suave expresión de sorpresa ¿La había escuchado?¿En verdad la había escuchado? Esa debía ser la sensación que los espíritus de los muertos experimentaban cuando ella demostraba que los percibía cuando nadie más lo hacía. Cerró la puerta tras la partida de la pelirroja y se acerco a la mesa de centro para observar lo que ella había depositado allí.
Tomó los paquetes y se sentó en el sillón para escuchar las penas de aquella alma en desgracia, pasando así sus días, pensando quién debería ser el siguiente.
No se sentía inclinada a matar inocentes, pero no tenía la compulsión de sacrificarse por los demás, eso era bien sabido. Se sentía obligada hacia el ideal con el que el Consejo de los 20 había sido creado, en lugar de guiarse por un sentido de la obligación moral y no comprendía a los miembros del consejo que pasaban por alto aquellos ideales y los pisoteaban como si no hubieran sido esos mismos ideales los que los convirtieron en las personas que eran.
Ser neutral en cuanto a la dicotomía Bien/Mal representa un compromiso positivo de cara a mantener el equilibrio entre ambos extremos. La bruja, seguidora de la Neutralidad, mantenía que el equilibrio entre ambos era el estado ideal, por lo que estaba dispuesta a usar los dos filos de sus habilidades pero se encontraba con la contradicción de poner en peligro Ouroboros y le ofuscaba el hecho que se tomaran tan a la ligera un asunto tan delicado.
A pesar de todo sus cejas se alzaron en una suave expresión de sorpresa ¿La había escuchado?¿En verdad la había escuchado? Esa debía ser la sensación que los espíritus de los muertos experimentaban cuando ella demostraba que los percibía cuando nadie más lo hacía. Cerró la puerta tras la partida de la pelirroja y se acerco a la mesa de centro para observar lo que ella había depositado allí.
Tomó los paquetes y se sentó en el sillón para escuchar las penas de aquella alma en desgracia, pasando así sus días, pensando quién debería ser el siguiente.
Procedí a dormir durante 17 horas en la habitación de Cleo porque yo no quería dormir sola. Cuando me desperté estaba auténticamente desorientada, pero por la ventana se veía oscuro. ¿Era la madrugada?¿Era de noche?¿Qué día era?¿En qué año estaba?¿Dónde estaba?
-¿Cleo?- La llamé mientras me frotaba un ojo y me sentaba en la cama. Mi pelo estaba completamente despeinado y se me metía en la cara. Llevaba una camiseta, las coloridas medias y la ropa interior, había dejado todo descuidadamente en la mesita que había junto a la ventana. La ropa y los papeles, todo.
Me estiré y de a poco salí de debajo de las sábanas. En realidad no quería porque ahí estaba calentita, pero quería ver esos papeles, así que caminé en medias hasta la mesa insultandome a mí misma por no haberlas dejado en la mesita de luz y me senté en la silla. Al parecer tenía que ir a declarar porque había sido denunciada por homicidio imprudente.
-¿Cleo?- La llamé mientras me frotaba un ojo y me sentaba en la cama. Mi pelo estaba completamente despeinado y se me metía en la cara. Llevaba una camiseta, las coloridas medias y la ropa interior, había dejado todo descuidadamente en la mesita que había junto a la ventana. La ropa y los papeles, todo.
Me estiré y de a poco salí de debajo de las sábanas. En realidad no quería porque ahí estaba calentita, pero quería ver esos papeles, así que caminé en medias hasta la mesa insultandome a mí misma por no haberlas dejado en la mesita de luz y me senté en la silla. Al parecer tenía que ir a declarar porque había sido denunciada por homicidio imprudente.
Vaya mes de mierda.
Con todas las letras.
Ya ha pasado un mes desde que “rescatamos” a Astaroth del inframundo y tuvimos que transportar la torre de los Souls su ubicación hasta la isla de Ouroboros por un ataque de las máquinas. Y lejos de mejorar, el estado de Astaroth empeoraba día tras días. Es como si tuviera una reacción de rechazo o de hipersensibilidad brutal, por lo que yo misma tuve que decidir quedarme allí para realizar los cuidados que necesitaba. Pero ni la hermandad de la sanación ni yo misma pudimos hacer gran cosa, salvo remiendos temporales. Y para una mañana, UNA MALDITA MAÑANA, que salgo a por medicinas, a Astaroth se le va la olla, pierde el juicio, ataca a Vanessa y se da a la fuga. Habría que ir a buscarle, claro, aunque en sus condiciones dudaba mucho que fuera muy lejos.
Me levanté de la cama con suavidad. Era noche cerrada. Dejé a Leila dormir.
Porque esa era otra. Parecía que Loki estaba jugando con mi cordura y quería hacer que la perdiera.
Tuve que hacer recapitulación mental de todo lo que había pasado. Y vaya varapalo. Una caída… y la niña tuvo que estar ingresada en la UCI casi una semana. Me masajeé las sienes, intentando poner en orden los acontecimientos. Yo misma me crucé con el percal cuando salí de la torre para ir a por medicinas, ¿cómo pude no haber visto nada? ¿por qué Lykaios no nos avisó a ninguno? La incineración de Lila había sido horrible, desgarradora. ¿Qué clase de dios se lleva la vida de una niña de un año? Suspiré cansada, ya que no podía dejar de pensar en toda la clase de infortunios.
Había cogido un libro sobre revenants en la biblioteca del Consejo. Aproveché para intentar desconectar del horror de la niña para pensar en otra cosa, pero mi cabeza no dejaba de dar vueltas una y otra vez al mismo tema. Tenía en mi mano la piedra de la resurrección que había usado para traer el alma de Astaroth cuando el demonio de Mérida me atacó en el quirófano. Quizás… quizás no era demasiado tarde. ¿O sí? Yo no conocía esa magia del todo… ¿Y si sale mal como con Astaroth? Qué mierda todo, no se puede jugar al damero con Hades, ni con Anubis, ellos siempre tienen las de ganar, estaba claro.
Perdí la noción del tiempo, hasta que escuché una voz que me llamaba. Era la de Leila, que había dormido en mi habitación para que no pasara por este trago sola. Debía de estar agotada con todo el tiempo que durmió. Guardó las cosas en su macuto y se acercó a la habitación, tocando la puerta antes de entrar
-Hola. ¿Cómo estás? ¿Qué tal has dormido?- Se tuvo que reprimir el típico “buenos días”. No eran buenos. Me senté en la cama, a su lado. Como yo me había levantado antes que ella (mucho, mucho antes) me había puesto ropa de andar por casa: unos pantalones de chándal viejunos y una camiseta del mismo estilo.
Homicidio imprudente. Increíble. No quería que muera ¿Qué significa imprudente? Sin prudencia o sea por descuido... bueno, si, pero ¿Denunciada?¿Quién me había denunciado? No era la primera vez que mataba a alguien ¿Cuál era la diferencia? Entendía que la niña era la niña y el resto era otra cosa, pero eso era porque yo le tenía cierto aprecio ¿Nadie apreciaba a las otras personas que había matado?... Ahora que lo pienso, también era una criminal en busca y captura en tierra firme, pero los que eran los ministros estaban en la isla, como yo, campando a sus anchas... nada tenía sentido.
Yo solo sabía que estaba donde la brigada, mi familia. Allí donde esté, ese sería mi hogar. Otra cosa que sabía era que no quería traer otra vida al mundo, bajo ninguna condición y que tenía un turno para eso en el hospital. Pero la denuncia seguía allí. No sabía qué más querían que declare, así que no sabía si me complacería ir. Yo era un espíritu libre, las restricciones de la sociedad no eran para mí. Si surgía algo que me impulsara a ir, iría. Necesitaba una motivación. Alcé la mirada cuando tocaron la puerta del otro lado, olía como Cleo así que enseguida le dije que entre, era su habitación despues de todo ¿Por qué tocaba la puerta?
-Pude dormir, es un progreso.- Dije encogiéndome de hombros. -Perdón si hablé dormida o si me moví mucho y en una de esas te golpeé, para la próxima me puedes envolver en vendas como a las momias.- Me disculpé mirándola a los ojos con una pequeña sonrisa que duró 3 segundos. Hablaba entre pesadillas, lloraba, me removía y hasta me habían dicho que gritaba. Respiré profundamente, como reuniendo ánimos, y me levanté. No tenía hambre, me tenía que poner presentable para ir al hospital. Últimamente sentía que vivía en el hospital. Al pasar frente a un espejo, me detuve, miré mi reflejo, se me ocurrió algo y me giré con expresión pensativa hacia Cleo.
-¿Me cortarías el pelo?- Le pregunté, sabía que ella era sanadora, debería tener buen pulso, antes, hace mucho tiempo, los peluqueros hacían también cirugías porque eran los únicos con el pulso necesario ya que los médicos de la época eran muy caros o algo así.
Yo solo sabía que estaba donde la brigada, mi familia. Allí donde esté, ese sería mi hogar. Otra cosa que sabía era que no quería traer otra vida al mundo, bajo ninguna condición y que tenía un turno para eso en el hospital. Pero la denuncia seguía allí. No sabía qué más querían que declare, así que no sabía si me complacería ir. Yo era un espíritu libre, las restricciones de la sociedad no eran para mí. Si surgía algo que me impulsara a ir, iría. Necesitaba una motivación. Alcé la mirada cuando tocaron la puerta del otro lado, olía como Cleo así que enseguida le dije que entre, era su habitación despues de todo ¿Por qué tocaba la puerta?
-Pude dormir, es un progreso.- Dije encogiéndome de hombros. -Perdón si hablé dormida o si me moví mucho y en una de esas te golpeé, para la próxima me puedes envolver en vendas como a las momias.- Me disculpé mirándola a los ojos con una pequeña sonrisa que duró 3 segundos. Hablaba entre pesadillas, lloraba, me removía y hasta me habían dicho que gritaba. Respiré profundamente, como reuniendo ánimos, y me levanté. No tenía hambre, me tenía que poner presentable para ir al hospital. Últimamente sentía que vivía en el hospital. Al pasar frente a un espejo, me detuve, miré mi reflejo, se me ocurrió algo y me giré con expresión pensativa hacia Cleo.
-¿Me cortarías el pelo?- Le pregunté, sabía que ella era sanadora, debería tener buen pulso, antes, hace mucho tiempo, los peluqueros hacían también cirugías porque eran los únicos con el pulso necesario ya que los médicos de la época eran muy caros o algo así.
Contenido patrocinado
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Página 2 de 5. • 1, 2, 3, 4, 5
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.