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Los guardias empezaron a revisar y se llevaron cosas nimias que podían convertirse en armas. Algún bolígrafo, algún cuchillo que había quedado de las cocinas, pero poco más. En cuanto a Amaya miró hacia Leila y pocas cosas percibió en cuanto a metal. Ninguna en forma de arma, o eso creía ella -¿Llevas una cota?- Inquirió cuando se volvió a mirarla al lado de su mano, Amaya frunció el ceño sin entender su movimiento.
-Tienes algo de metal en el bolsillo. Sácalo y muéstramelo, por favor- Indicó luego señaló su mano, allí donde estaba el anillo -¿Qué hace ese anillo?- Preguntó porque había muchos anillos mágicos que podían servir para escapar pero, por si acaso, iba a preguntarle antes de quitárselo directamente. Los guardias terminaron la inspección llevándose lo que consideraban y se pararon al lado de Amaya, ella se adelantó para poder hablar con Leila.
-Como os informé, en poco tiempo vendrá alguno de los sanadores a hacer vuestra evaluación psicológica. Por lo pronto, debe permanecer en su habitación. Os traerán las cuatro comidas correspondientes, tendrá derecho a una visita diaria con vigilancia y una vez pasada la misión seguramente hagamos inmediatamente vuestro juicio- Expresó con un tono neutral, no quería perder más tiempo allí y tenía una cita con Sarah por algo que le preocupaba.
-Tienes algo de metal en el bolsillo. Sácalo y muéstramelo, por favor- Indicó luego señaló su mano, allí donde estaba el anillo -¿Qué hace ese anillo?- Preguntó porque había muchos anillos mágicos que podían servir para escapar pero, por si acaso, iba a preguntarle antes de quitárselo directamente. Los guardias terminaron la inspección llevándose lo que consideraban y se pararon al lado de Amaya, ella se adelantó para poder hablar con Leila.
-Como os informé, en poco tiempo vendrá alguno de los sanadores a hacer vuestra evaluación psicológica. Por lo pronto, debe permanecer en su habitación. Os traerán las cuatro comidas correspondientes, tendrá derecho a una visita diaria con vigilancia y una vez pasada la misión seguramente hagamos inmediatamente vuestro juicio- Expresó con un tono neutral, no quería perder más tiempo allí y tenía una cita con Sarah por algo que le preocupaba.
Asentí y le mostré la liviana cota de metal plateado que llevaba puesta. -Es muy buena, me ha salvado de morir muchas veces.- Le comenté mirando su armadura y la de los otros dos. Vacié mis bolsillos, saqué el escudo de energía y las cápsulas, de las que extraje el pegamento quirúrgico, mí traje y un robot para mostrárselos.
Me extrañó un poco la pregunta sobre el anillo ¿Qué podía hacer un anillo?¿Aumentar el daño del golpe? Pegar con un anillo era más doloroso que con la mano desnuda. -Ni idea.- No tenía ganas de nada, así que me saqué los guantes donde metí la pulsera y el anillo y se lo tendí para que los agarre. Asentí secamente y me alejé.
La penumbra de la habitación me engullió, mí silueta era vagamente visible y con movimientos felinos, casi sin hacer nada de ruido, subí al techo de la cama, un lugar incomodo para reposar pero apartado de la vista de aquel que ingrese a la habitación. Me acosté boca arriba sobre la madera y dejé un brazo debajo de mi cabeza para mirar el techo.
La otra mano la llevé a la piedra de Fenrir y me esforcé en recordar las palabras que Altaïr me había enseñado, eran muy difíciles. Me asomé por el borde del techo dejando a la vista mis ojos reflectantes cual felino que observa a su presa. Entre la oscuridad se veían mis brillantes ojos mirando sus movimientos desde el techo de la cama.
Me extrañó un poco la pregunta sobre el anillo ¿Qué podía hacer un anillo?¿Aumentar el daño del golpe? Pegar con un anillo era más doloroso que con la mano desnuda. -Ni idea.- No tenía ganas de nada, así que me saqué los guantes donde metí la pulsera y el anillo y se lo tendí para que los agarre. Asentí secamente y me alejé.
La penumbra de la habitación me engullió, mí silueta era vagamente visible y con movimientos felinos, casi sin hacer nada de ruido, subí al techo de la cama, un lugar incomodo para reposar pero apartado de la vista de aquel que ingrese a la habitación. Me acosté boca arriba sobre la madera y dejé un brazo debajo de mi cabeza para mirar el techo.
La otra mano la llevé a la piedra de Fenrir y me esforcé en recordar las palabras que Altaïr me había enseñado, eran muy difíciles. Me asomé por el borde del techo dejando a la vista mis ojos reflectantes cual felino que observa a su presa. Entre la oscuridad se veían mis brillantes ojos mirando sus movimientos desde el techo de la cama.
-Entiendo- Sonrió de lado cuando miró la cota, pensando que se veía ligera así que buscaría una parecida si descendía a la misión de Francia. Amaya vio el robot pero no estuvo segura qué hacer al respecto, por seguridad, pidió que el guardia lo recogiera, así como el escudo y lo demás lo dejó donde estaba. Recogió lo que le dio Leila y la miró meterse por encima de la cama sin ningún tipo de gesto -Hasta luego-
Salió de la habitación y miró a sus compañeros -Tú quédate aquí, Adam. Siempre un elemental de metal aquí- Informó y modificó la cerradura para que no se pudiera abrir por dentro. Envió un patronus al Descendiente Lucio informando de la ubicación de la Srta. Alabi -Bajo ninguna circunstancia puede recibir visitas sin vigilancia. No puede abandonar la habitación y al entregarle la comida evitar el mínimo contacto. Habeis visto su agilidad. Es una feral. Hay que darle la matalobos y asegurarse de que la beba la noche de luna llena. Incluso si es necesario pedirle al personal del hospital que se la inyecte. ¿He sido clara?- Inquirió arqueando una ceja y ambos asintieron, ella cogió todo lo que le dieron de las armas y se desapareció de allí.
Salió de la habitación y miró a sus compañeros -Tú quédate aquí, Adam. Siempre un elemental de metal aquí- Informó y modificó la cerradura para que no se pudiera abrir por dentro. Envió un patronus al Descendiente Lucio informando de la ubicación de la Srta. Alabi -Bajo ninguna circunstancia puede recibir visitas sin vigilancia. No puede abandonar la habitación y al entregarle la comida evitar el mínimo contacto. Habeis visto su agilidad. Es una feral. Hay que darle la matalobos y asegurarse de que la beba la noche de luna llena. Incluso si es necesario pedirle al personal del hospital que se la inyecte. ¿He sido clara?- Inquirió arqueando una ceja y ambos asintieron, ella cogió todo lo que le dieron de las armas y se desapareció de allí.
Amaya me había enviado por patronus la ubicación del cuarto de Leila, así que acudí allí un tanto resignado. No me gustaba hacer ese tipo de evaluaciones psicológicas. Lo mío era más dedicarme a sanar, e intuía que nada bueno saldría de allí. Al llegar a la puerta me encontré con los guardias que custodiaban el lugar, solicitando que me dejasen entrar para hacer mi trabajo. Cerré la puerta al entrar, buscando a Leila con la mirada. Saludé de manera neutral, indicándole que cogiese una silla para tomar asiento junto a una pequeña mesa de escritorio que había en la habitación.
- Ya estoy al tanto de la situación. Lamento lo ocurrido. - comencé con gesto de disgusto, sentándome al lado de la mesa. Saqué un par de pergaminos de mi archivador, además de una carpeta. Transcurrieron algunos segundos en completo silencio antes de empezar a hablar, era una conversación difícil de iniciar. Yo había ayudado a traer a esa niña al mundo, y se me hacía duro pensar en lo que había leído en las declaraciones que se le tomaron en el hospital. Que la dejó caer. Sonaba fatal. Dejar era lo mismo que permitir que sucediese algo así.
- Me gustaría saber qué piensas sobre lo que pasó, y cómo te sientes al respecto. Vas a tener que ser sincera conmigo Leila. No quiero monosílabos, quiero toda la verdad. Si mientes tenemos muchas maneras de saber la verdad. En el juicio saldrá todo a la luz, así que intentemos esclarecer todo este escabroso asunto. Comienza. - le di la oportunidad de que fuese ella la que empezase a hablar. Si no fuese suficiente ya actuaría de otro modo.
- Ya estoy al tanto de la situación. Lamento lo ocurrido. - comencé con gesto de disgusto, sentándome al lado de la mesa. Saqué un par de pergaminos de mi archivador, además de una carpeta. Transcurrieron algunos segundos en completo silencio antes de empezar a hablar, era una conversación difícil de iniciar. Yo había ayudado a traer a esa niña al mundo, y se me hacía duro pensar en lo que había leído en las declaraciones que se le tomaron en el hospital. Que la dejó caer. Sonaba fatal. Dejar era lo mismo que permitir que sucediese algo así.
- Me gustaría saber qué piensas sobre lo que pasó, y cómo te sientes al respecto. Vas a tener que ser sincera conmigo Leila. No quiero monosílabos, quiero toda la verdad. Si mientes tenemos muchas maneras de saber la verdad. En el juicio saldrá todo a la luz, así que intentemos esclarecer todo este escabroso asunto. Comienza. - le di la oportunidad de que fuese ella la que empezase a hablar. Si no fuese suficiente ya actuaría de otro modo.
Me encontraba escondida en la oscuridad cuando la puerta se abrió, percibí que era alguien que ya había visto por su olor pero no me asomé a verlo, ni me moví de mi lugar. Reconocí a Lucio en cuanto habló, pero no le respondí, supe que se había sentado en una de las sillas frente al escritorio por el sonido del asiento. Estaba lista para cualquier tipo de tortura que tengan o, al menos, eso quería pensar. La pregunta tal vez era ¿Pensaba? Sentimientos… sentía todo y no sentía nada… era difícil de explicar. Transcurrieron minutos en completo silencio después de que me diera la señal de salida para que comience a hablar.
¿Quién se creía para darme órdenes? Si creían que encerrandome, iban a lograr que me exprese, estaban muy equivocados. Lo que les molestaba era que todo pasó en su querida isla, si hubiera pasado en cualquier otro lugar no habría nada de esto. Yo estaba en la isla porque la Brigada estaba ahí, no porque los pavos reales me agraden. Todo lo contrario, los culpaba de todo en el mundo porque, siendo tan poderosos, se habían recluido en su isla, mientras el resto de los mundanos sufríamos. Yo era parte del producto de ése dolor y a ellos no les gustaba, pues podían lamerme los labios pero no los de la cara, había sobrevivido bastante bien sin ellos y lo seguiría haciendo.
Mí libertad estaba por encima de sus tradiciones o sus opiniones. Podría atacarlo para que grite y los guardias entren, o yo misma podía gritar para que abran la puerta y así escapar para saltar por el borde de la isla. Si moría, meh… y si no, también, pero ¿Valía la pena?¿Tenía la valentía? O, más bien ¿Tenía la energía? Suspiré cansada de todo, pensar me cansaba, la última vez que había comido había sido antes del accidente, desde entonces no había probado bocado y estaba modo ahorro de energía. -Pienso que se pudo haber evitado y que fui irresponsable.- Respondí finalmente. Así delaté mi posición en el techo de la cama, no estaba al alcance de la visa recostada allí arriba.
-Y siento que… como si cayera sin parar… de ves en cuando aparecen cosas de las que sujetarme, pero no aguanto mi peso y se resbalan de mis dedos o las hago caer junto a mi.- Relate pensando en todos aquellos que conocía, en todos los que me habían sujetado pero luego decidieron no aguantar más mi peso y soltarme y en los que se empeñaban en agarrarme y que deje de caer pero que los arrastraba en el proceso.
¿Quién se creía para darme órdenes? Si creían que encerrandome, iban a lograr que me exprese, estaban muy equivocados. Lo que les molestaba era que todo pasó en su querida isla, si hubiera pasado en cualquier otro lugar no habría nada de esto. Yo estaba en la isla porque la Brigada estaba ahí, no porque los pavos reales me agraden. Todo lo contrario, los culpaba de todo en el mundo porque, siendo tan poderosos, se habían recluido en su isla, mientras el resto de los mundanos sufríamos. Yo era parte del producto de ése dolor y a ellos no les gustaba, pues podían lamerme los labios pero no los de la cara, había sobrevivido bastante bien sin ellos y lo seguiría haciendo.
Mí libertad estaba por encima de sus tradiciones o sus opiniones. Podría atacarlo para que grite y los guardias entren, o yo misma podía gritar para que abran la puerta y así escapar para saltar por el borde de la isla. Si moría, meh… y si no, también, pero ¿Valía la pena?¿Tenía la valentía? O, más bien ¿Tenía la energía? Suspiré cansada de todo, pensar me cansaba, la última vez que había comido había sido antes del accidente, desde entonces no había probado bocado y estaba modo ahorro de energía. -Pienso que se pudo haber evitado y que fui irresponsable.- Respondí finalmente. Así delaté mi posición en el techo de la cama, no estaba al alcance de la visa recostada allí arriba.
-Y siento que… como si cayera sin parar… de ves en cuando aparecen cosas de las que sujetarme, pero no aguanto mi peso y se resbalan de mis dedos o las hago caer junto a mi.- Relate pensando en todos aquellos que conocía, en todos los que me habían sujetado pero luego decidieron no aguantar más mi peso y soltarme y en los que se empeñaban en agarrarme y que deje de caer pero que los arrastraba en el proceso.
Hice un sonido de molestia al ver que Leila no venía a sentarse para hablar, haciéndole después un gesto con la mano para que viniese hacia la silla. Tal vez le daba miedo enfrentarse cara a cara, o no quisiera hablar del tema. Al menos respondió a mi primera pregunta, admitiendo su irresponsabilidad. Anoté mentalmente aquello, ya pasaría las notas a escrito más tarde. Una imprudencia con resultado de muerte. Pero eso era más cosas de quienes juzgasen, yo quería llegar al fondo de la cuestión, por muy doloroso que pudiese resultar un interrogatorio de esa índole.
- ¿Te sientes culpable de esa irresponsabilidad que provocó la muerte de Lila? ¿cómo podría haberse evitado? - pregunté nuevamente, con calma y sin apartar la mirada de donde ella se encontraba. Su siguiente declaración fue interesante, se sentía como cayendo y como si hiciese caer a los de alrededor. - Tal vez te sientas en una espiral de autodestrucción que arrastra a quienes están alrededor. Necesitamos saber cómo has llegado ahí. Voy a hacerte una serie de preguntas, y para poder entendernos necesito que medites bien y que respondas a todo sin pensar demasiado, con lo primero que se te venga a la mente. Tardaremos algunos minutos, así que ten paciencia. - alcé las cejas en gesto de interrogación para saber si había comprendido lo que quería decirle, pues requeriría de toda su colaboración para comprender bien qué pasaba por su mente. Había que desentrañar el caos que debía tener por cabeza. Probablemente ya hubiese algo desde antes del accidente, pero ahora más.
- ¿Querías a Lila? ¿cómo te sientes respecto a su verdadero padre? - desconocíamos quién era, pero sí que sabíamos que Kyllian era algo así como un padre adoptivo. El feral iba a tener ahora un hijo con otra de la Brigada, según sabía por Anteia y demás informaciones del hospital. - ¿y respecto al padre adoptivo? ¿te molestó que encontrase pareja en alguien de tu Brigada? tengo entendido, según sus declaraciones, que no le dejabas ver a Lila. - en ningún momento usé un tono de voz que pudiese sugerirle que la juzgaba, únicamente le hablaba en tono tranquilizador, de manera bastante neutra.
- ¿Te sientes culpable de esa irresponsabilidad que provocó la muerte de Lila? ¿cómo podría haberse evitado? - pregunté nuevamente, con calma y sin apartar la mirada de donde ella se encontraba. Su siguiente declaración fue interesante, se sentía como cayendo y como si hiciese caer a los de alrededor. - Tal vez te sientas en una espiral de autodestrucción que arrastra a quienes están alrededor. Necesitamos saber cómo has llegado ahí. Voy a hacerte una serie de preguntas, y para poder entendernos necesito que medites bien y que respondas a todo sin pensar demasiado, con lo primero que se te venga a la mente. Tardaremos algunos minutos, así que ten paciencia. - alcé las cejas en gesto de interrogación para saber si había comprendido lo que quería decirle, pues requeriría de toda su colaboración para comprender bien qué pasaba por su mente. Había que desentrañar el caos que debía tener por cabeza. Probablemente ya hubiese algo desde antes del accidente, pero ahora más.
- ¿Querías a Lila? ¿cómo te sientes respecto a su verdadero padre? - desconocíamos quién era, pero sí que sabíamos que Kyllian era algo así como un padre adoptivo. El feral iba a tener ahora un hijo con otra de la Brigada, según sabía por Anteia y demás informaciones del hospital. - ¿y respecto al padre adoptivo? ¿te molestó que encontrase pareja en alguien de tu Brigada? tengo entendido, según sus declaraciones, que no le dejabas ver a Lila. - en ningún momento usé un tono de voz que pudiese sugerirle que la juzgaba, únicamente le hablaba en tono tranquilizador, de manera bastante neutra.
Escuché que algo le molestó pero no supe el qué ni vi su gesto porque no lo estaba mirando, estaba acostada sobre el techo de madera de la cama en la oscuridad y no me moví. -Si.- Respondí a si me sentía responsable de lo que había pasado. -No haciendo acrobacias.- Respondí al cómo se pudo haber evitado, aunque me guardaba mis pensamientos adicionales. Quedé confundida cuando dijo que tenía que meditar bien y, al mismo tiempo, no pensar demasiado... ¿Cuál de las dos quería? O una o la otra. Alce las cejas pensando que paciencia era lo que me sobraba, era capaz quedarme horas mirando por la mira del fusil a la espera que aparezca el objetivo. -Dispara.- Lo animé a que empiece.
¿Querer a Lila? Era una pregunta algo capciosa; ¿Quería quedar embarazada? No ¿Quería protegerla? Si. Así que digamos que... -Si.- Su verdadero padre... -No lo sé.- Con su última pregunta me incorporé para apoyarme sobre mi antebrazo y mirarlo por primera vez. -Tu sí que tienes tacto.- Dije con ironía. Entre la oscuridad, la silueta de mi cabeza era visible y mis ojos reflectantes brillaban entre la negrura cual felino que acecha a su presa. -Debes ser un éxito con los familiares de un paciente recién fallecido.- Dije mientras me volvía a recostar. -Ah, por cierto, cuando muera quiero dejarle mi cuerpo a la ciencia, donar mis órganos y cuando terminen... no lo sé... hagan composta, hay que aprovecharlo todo... o lo que quede, si es que queda algo...- Había pensado en donar el cuerpo de Lila a la ciencia, pero despues dije nahh.
-¿Qué métodos tienen para dejar de ser fértil? Los preservativos no me sirven, el más definitivo y permanente que tengan, no pienso condenar a nadie más a vivir en éste mundo ¿Crees que todavía existan personas que quieran tener hijos pero no por accidente? Ésas sí que son personas crueles, malvadas, no es como si falten seres y tuviéramos que repoblar la tierra. Además ¿Qué esperan que pase?¿Que el hijo venga y les diga "Oh, gracias por darme la vida de mierda en la que tengo que sobrevivir, cada noche le pido a la almohada morir de forma rápida e indolora ¡Te amo!"? Eso es siniestro, todo el mundo debería des...fertilizarse, pero eso no es problema mío, yo al menos no quiero ser una mala persona, así que quiero dejar de ser fértil para siempre ¿Qué es lo mejor que tienen?-
¿Querer a Lila? Era una pregunta algo capciosa; ¿Quería quedar embarazada? No ¿Quería protegerla? Si. Así que digamos que... -Si.- Su verdadero padre... -No lo sé.- Con su última pregunta me incorporé para apoyarme sobre mi antebrazo y mirarlo por primera vez. -Tu sí que tienes tacto.- Dije con ironía. Entre la oscuridad, la silueta de mi cabeza era visible y mis ojos reflectantes brillaban entre la negrura cual felino que acecha a su presa. -Debes ser un éxito con los familiares de un paciente recién fallecido.- Dije mientras me volvía a recostar. -Ah, por cierto, cuando muera quiero dejarle mi cuerpo a la ciencia, donar mis órganos y cuando terminen... no lo sé... hagan composta, hay que aprovecharlo todo... o lo que quede, si es que queda algo...- Había pensado en donar el cuerpo de Lila a la ciencia, pero despues dije nahh.
-¿Qué métodos tienen para dejar de ser fértil? Los preservativos no me sirven, el más definitivo y permanente que tengan, no pienso condenar a nadie más a vivir en éste mundo ¿Crees que todavía existan personas que quieran tener hijos pero no por accidente? Ésas sí que son personas crueles, malvadas, no es como si falten seres y tuviéramos que repoblar la tierra. Además ¿Qué esperan que pase?¿Que el hijo venga y les diga "Oh, gracias por darme la vida de mierda en la que tengo que sobrevivir, cada noche le pido a la almohada morir de forma rápida e indolora ¡Te amo!"? Eso es siniestro, todo el mundo debería des...fertilizarse, pero eso no es problema mío, yo al menos no quiero ser una mala persona, así que quiero dejar de ser fértil para siempre ¿Qué es lo mejor que tienen?-
- Deberías bajar para que podamos mantener una conversación cara a cara. Es extraño hablar con alguien que se esconde. - recomendé a Leila al ver que seguía empeñada en quedarse en la parte superior de la cama. Admitió que no debió hacer acrobacias con ella, pero la pregunta era si no lo había pensado antes. - Según mis informaciones te advirtieron de que era peligroso, pero seguiste. ¿Por qué? ¿fue por llevar la contraria? ¿o fue porque no creíste que fuese peligroso? me resulta curioso pensar que vieses más amenaza en que una doctora cogiese a la niña que en subirla en telas a varios metros del suelo. - la imprudencia salió muy cara. Asentí cuando afirmó que sí quería a Lila, aunque su respuesta emocional no reflejase el dolor que cabría esperar en una madre que ha perdido a su hija. Puede que estuviese bloqueada, o que no fuese capaz de procesar esos sentimientos. Sobre el padre biológico no me quedó claro cómo se sentía, pero era evidente que la había abandonado.
- ¿Fue un embarazo no deseado, cierto? - ignoré deliberadamente su valoración sobre mi trabajo, el que tenía que cuestionar y hacer preguntas era yo, no ella. También fui consciente de que ella ignoró mi pregunta sobre Kyllian, así que decidí insistir, no iba a pasarla por alto porque parecía ser importante eso de que no quisiese decir nada. - No me has respondido respecto a lo que sientes sobre la relación con el padre adoptivo y tu compañera de Brigada. ¿Por qué no le permitías ver a la niña? - el modo en que habló después sobre su propio cuerpo me dio algo de pena, pude ver el reflejo de una persona que valoraba poco su propia vida. Todo me estaba resultando bastante chocante, como la conversación que quiso sacar después sobre métodos anticonceptivos. De todo lo que dijo pude deducir que no deseaba tener a Lila. Empecé a entender, ligeramente, cómo podía funcionar su mente. Estaba siendo duro escuchar aquello.
- En el hospital podrán realizarte la operación definitiva pertinente para que nunca puedas tener hijos, pero no es el caso que nos ocupa ahora. - la miré estupefacto cuando habló de ese modo sobre tener hijos, negando rápidamente con la cabeza. - No, Leila. Hay mucha gente que tiene hijos porque quiere. Intuyo que lo tuyo fue un accidente, pero si no la querías siempre podías haber abortado al principio del embarazo, o darla en adopción a alguien que sí quisiera hacerse cargo de ella. Kyllian quería hacerse cargo de ella. Pudiste haberla dejado con él. Que estemos en guerra no quiere decir que sea cruel traer un niño a este mundo. No mientras tenga el amor de unos padres y una familia que les quiera, que les cuide, que no los abandone. La vida está llena de posibilidades. Lo siniestro es pensar que es preferible la muerte. - hice una pequeña pausa para no abrumarla, suspirando después.
- ¿Fue un embarazo no deseado, cierto? - ignoré deliberadamente su valoración sobre mi trabajo, el que tenía que cuestionar y hacer preguntas era yo, no ella. También fui consciente de que ella ignoró mi pregunta sobre Kyllian, así que decidí insistir, no iba a pasarla por alto porque parecía ser importante eso de que no quisiese decir nada. - No me has respondido respecto a lo que sientes sobre la relación con el padre adoptivo y tu compañera de Brigada. ¿Por qué no le permitías ver a la niña? - el modo en que habló después sobre su propio cuerpo me dio algo de pena, pude ver el reflejo de una persona que valoraba poco su propia vida. Todo me estaba resultando bastante chocante, como la conversación que quiso sacar después sobre métodos anticonceptivos. De todo lo que dijo pude deducir que no deseaba tener a Lila. Empecé a entender, ligeramente, cómo podía funcionar su mente. Estaba siendo duro escuchar aquello.
- En el hospital podrán realizarte la operación definitiva pertinente para que nunca puedas tener hijos, pero no es el caso que nos ocupa ahora. - la miré estupefacto cuando habló de ese modo sobre tener hijos, negando rápidamente con la cabeza. - No, Leila. Hay mucha gente que tiene hijos porque quiere. Intuyo que lo tuyo fue un accidente, pero si no la querías siempre podías haber abortado al principio del embarazo, o darla en adopción a alguien que sí quisiera hacerse cargo de ella. Kyllian quería hacerse cargo de ella. Pudiste haberla dejado con él. Que estemos en guerra no quiere decir que sea cruel traer un niño a este mundo. No mientras tenga el amor de unos padres y una familia que les quiera, que les cuide, que no los abandone. La vida está llena de posibilidades. Lo siniestro es pensar que es preferible la muerte. - hice una pequeña pausa para no abrumarla, suspirando después.
Su recomendación no me complació, así que no le hice caso. No tenía motivación alguna para bajar del techo de la cama, pero si él tenía algo que me interese, tal vez lo consideraría. -¿Por qué?- Le dí la oportunidad de convencerme antes de cerrarme a la idea. -No creí que fuese peligroso.- Expliqué. Lo había hecho muchas veces con ella para pasar el rato, ambas lo pasabamos bien y siempre había logrado encontrar el equilibrio, salvo la última vez, claro. La diferencia entre la doctora y yo es que yo no era la doctora, duh... -Me preocupa mi compañera.- Respondí a lo que sentía sobre la relación de Kyllian y Mérida, Cleo decía que no debía hacer nada, que a lo sumo podía aconsejarla, pero veía que estaba cometiendo errores muy parecidos a los míos y ¿No debía hacer nada al respecto? Ella debería cometer sus propios errores, los míos los podría saber de sobra. De todos modos, la noticia era muy reciente, aún la estaba digiriendo. Lo de no dejarlo verla... -¿Cuánto tiempo “no le permití verla”?- De verdad, yo no me acordaba, pero me sonaba a exageración, una vez le había dicho que estaba en la guardería cuando no estaba ahí, estaba en otro lugar que a mí me parecía mejor y cuando se puso pesado decidí no decirle porque no me gustó su actitud, hace tiempo que su actitud me disgustaba, aunque se vieron en el cumpleaños, a parte de ésa ocasión, yo no sabía cuántas veces él había querido verla y yo no se lo había permitido, pero supuse que luego de terminar una relación se tiende a demonizar al otro.
-¿Vas a registrarlo?- Le pregunté sobre lo que yo le había dicho de la composta ya que no había recibido respuesta alguna. Ya sabía lo de la operación pero quería más información. -Y ¿Cómo es el procedimiento?- Pregunté. -Si, bueno, ya sé que hay mucha gente mala en el mundo, eso no es ninguna novedad, pero esperaba que me dijeras que no, como cuando le preguntas al doctor si te va a doler, ambos saben que si, pero el médico siempre va a decir “Nooo, para naaada”.- Agregué sobre lo de que había mucha gente que tenía hijos porque quería. ¿Abortar?¿Él pensaba que yo tenía la valentía de poner mi vida en riesgo para meterme una percha en el barco de la brigada? Ni en pedo. Era eso o él no sabía la línea de tiempo. ¿Darla en adopción? Si, había pensado en eso, pero nunca encontré un lugar en el que yo supiera sin lugar a dudas que estaría completamente segura. No confiaba en Kyllian ¿Cómo la iba a dejar con él? No, ni hablar, ya había cometido ese error. A medida que él hablaba iba entendiendo su postura; era un hombre privilegiado, que siempre había tenido un refugio lleno de lujos y facilidades que lo cobijara, su mayor conflicto debía ser encontrar el amor en su vida por lo que haría cualquier cosa por conseguirlo, incluso procrear. Había tantas realidades como seres en el mundo, su realidad no era la única. Claro, para él la vida está llena de posibilidades, lo que parecía no saber es que tanto vivir como morir requieren valentía, solo que en uno el dolor se va rápido y en el otro hay que luchar permanentemente.
-Renunciar a todo por amor, qué romántico.- Comencé diciendo tras un momento de silencio. -El afecto es deseable, el dinero es absolutamente indispensable. Nada destruye el espíritu como la pobreza.- Resalté lo último. -Pero lindas palabras, deberías decirle eso a los robots, de seguro los conmueves.- Al fin y al cabo, lo comprendía, tenía su visión del mundo, pero aún siendo más viejo que yo, él parecía estar empeñado en ver sólo una porción de la pintura, la que a él le gustaba, aunque las otras partes estén iluminadas con luz de neón. Era más cómodo, no lo voy a negar, pero también era idiotizador. El mundo real estaba abajo y se regía por la ley del más fuerte, Ouroboros era una cómoda ilusión en la que encontrar refugio para engordar a gusto, los que lograban llegar, claro.
-¿Vas a registrarlo?- Le pregunté sobre lo que yo le había dicho de la composta ya que no había recibido respuesta alguna. Ya sabía lo de la operación pero quería más información. -Y ¿Cómo es el procedimiento?- Pregunté. -Si, bueno, ya sé que hay mucha gente mala en el mundo, eso no es ninguna novedad, pero esperaba que me dijeras que no, como cuando le preguntas al doctor si te va a doler, ambos saben que si, pero el médico siempre va a decir “Nooo, para naaada”.- Agregué sobre lo de que había mucha gente que tenía hijos porque quería. ¿Abortar?¿Él pensaba que yo tenía la valentía de poner mi vida en riesgo para meterme una percha en el barco de la brigada? Ni en pedo. Era eso o él no sabía la línea de tiempo. ¿Darla en adopción? Si, había pensado en eso, pero nunca encontré un lugar en el que yo supiera sin lugar a dudas que estaría completamente segura. No confiaba en Kyllian ¿Cómo la iba a dejar con él? No, ni hablar, ya había cometido ese error. A medida que él hablaba iba entendiendo su postura; era un hombre privilegiado, que siempre había tenido un refugio lleno de lujos y facilidades que lo cobijara, su mayor conflicto debía ser encontrar el amor en su vida por lo que haría cualquier cosa por conseguirlo, incluso procrear. Había tantas realidades como seres en el mundo, su realidad no era la única. Claro, para él la vida está llena de posibilidades, lo que parecía no saber es que tanto vivir como morir requieren valentía, solo que en uno el dolor se va rápido y en el otro hay que luchar permanentemente.
-Renunciar a todo por amor, qué romántico.- Comencé diciendo tras un momento de silencio. -El afecto es deseable, el dinero es absolutamente indispensable. Nada destruye el espíritu como la pobreza.- Resalté lo último. -Pero lindas palabras, deberías decirle eso a los robots, de seguro los conmueves.- Al fin y al cabo, lo comprendía, tenía su visión del mundo, pero aún siendo más viejo que yo, él parecía estar empeñado en ver sólo una porción de la pintura, la que a él le gustaba, aunque las otras partes estén iluminadas con luz de neón. Era más cómodo, no lo voy a negar, pero también era idiotizador. El mundo real estaba abajo y se regía por la ley del más fuerte, Ouroboros era una cómoda ilusión en la que encontrar refugio para engordar a gusto, los que lograban llegar, claro.
- Porque es desagradable para la persona que intenta hablar contigo, es una falta de respeto y de educación. - repliqué un tanto molesto a su pregunta sobre por qué debería bajar al suelo a hablar conmigo. Era como si viviese en una realidad distinta, una en la que le parecía normal hacer acrobacias con una niña pequeña. - Es simple lógica pensar que eso no es nada seguro para un bebé, que cualquier descuido o caída puede ser fatal. - como así había sido. Suspiré cansado, masajeando una de mis sienes con los dedos.
- Mérida está perfectamente, no veo motivo para preocuparse. Y lo del tiempo que no le permitiste verla no es la cuestión. La cuestión es el motivo por el que no le permitiste verla. Recuerdo que lesionaste a Kyllian por traer al médico a la niña. Tengo la impresión de que tu actitud respecto a tu hija era de posesión, que nadie se acercase ni para hacerle bien porque era tuya. Todos los que no fuesen tú no podían acercase, ¿no es así? también creo que tienes sentimientos encontrados respecto a lo que fue tu maternidad. Incluso ahora...da la sensación de que sientes cierta liberación por el modo en que hablas. Como si pensases que Lila está mejor muerta porque ya no "sufre" en este mundo cruel al que los malos traen hijos. Ojalá hubieses buscado ayuda antes, porque está claro que la necesitas. - negué a lo de registrar su otro comentario que no venía muy al caso.
- El procedimiento es una ligadura de trompas, pero te repito que no he venido aquí a hablar contigo sobre eso, sino sobre lo que pasó. Respecto a lo otro...no te voy a mentir, obviamente. Claro que hay muchos que quieren hijos, igual que otros no. Pero si no los quieren buscan medios, o como te he dicho antes, los dan a alguien que sí los quiera y que vaya a cuidar de ellos.- sus palabras irónicas sobre conmover robots o lo de amor romántico me sacaron un suspiro de hastío, no había manera de que sacase del todo lo que llevaba dentro. Se acababa yendo por las ramas, o desviando la conversación con los temas que no le interesaban. Estaba claro que no iba a decir nada del padre biológico, ni a expresar más sobre el asunto turbio con Kyllian. Estaba perdiendo el tiempo si quería sacar algo más. Al menos aquella charla me había servido para hacerle un perfil psicológico más o menos aceptable. Me levanté de la silla, recogiendo mis papeles para guardarlos en el maletín. Después me di la vuelta, dirigiéndome hacia la puerta. Antes de abrir me detuve un momento, sin mirar atrás.
- Ya te llamaremos para el juicio. Te recomiendo que hables con algún amigo, porque las mentes encerradas en sí mismas son muy peligrosas. Espero que descanses hasta entonces. - finalmente abrí, saliendo al pasillo del edificio de habitaciones. La conversación había resultado áspera y poco fluida, además de dejarme con una mala sensación. Tardé algunos segundos en desaparecerme tras leer y contestar algunos mensajes. Más tarde me pasaría por el hospital, pero primero tenía que ir a casa, mi lugar de destino al desaparecerme.
- Mérida está perfectamente, no veo motivo para preocuparse. Y lo del tiempo que no le permitiste verla no es la cuestión. La cuestión es el motivo por el que no le permitiste verla. Recuerdo que lesionaste a Kyllian por traer al médico a la niña. Tengo la impresión de que tu actitud respecto a tu hija era de posesión, que nadie se acercase ni para hacerle bien porque era tuya. Todos los que no fuesen tú no podían acercase, ¿no es así? también creo que tienes sentimientos encontrados respecto a lo que fue tu maternidad. Incluso ahora...da la sensación de que sientes cierta liberación por el modo en que hablas. Como si pensases que Lila está mejor muerta porque ya no "sufre" en este mundo cruel al que los malos traen hijos. Ojalá hubieses buscado ayuda antes, porque está claro que la necesitas. - negué a lo de registrar su otro comentario que no venía muy al caso.
- El procedimiento es una ligadura de trompas, pero te repito que no he venido aquí a hablar contigo sobre eso, sino sobre lo que pasó. Respecto a lo otro...no te voy a mentir, obviamente. Claro que hay muchos que quieren hijos, igual que otros no. Pero si no los quieren buscan medios, o como te he dicho antes, los dan a alguien que sí los quiera y que vaya a cuidar de ellos.- sus palabras irónicas sobre conmover robots o lo de amor romántico me sacaron un suspiro de hastío, no había manera de que sacase del todo lo que llevaba dentro. Se acababa yendo por las ramas, o desviando la conversación con los temas que no le interesaban. Estaba claro que no iba a decir nada del padre biológico, ni a expresar más sobre el asunto turbio con Kyllian. Estaba perdiendo el tiempo si quería sacar algo más. Al menos aquella charla me había servido para hacerle un perfil psicológico más o menos aceptable. Me levanté de la silla, recogiendo mis papeles para guardarlos en el maletín. Después me di la vuelta, dirigiéndome hacia la puerta. Antes de abrir me detuve un momento, sin mirar atrás.
- Ya te llamaremos para el juicio. Te recomiendo que hables con algún amigo, porque las mentes encerradas en sí mismas son muy peligrosas. Espero que descanses hasta entonces. - finalmente abrí, saliendo al pasillo del edificio de habitaciones. La conversación había resultado áspera y poco fluida, además de dejarme con una mala sensación. Tardé algunos segundos en desaparecerme tras leer y contestar algunos mensajes. Más tarde me pasaría por el hospital, pero primero tenía que ir a casa, mi lugar de destino al desaparecerme.
Su razón no me motivó a bajar, así que no lo hice. Fue irónico que me hable de lógica cuando estábamos sobre una isla flotante. Él no sabía lo que yo sabía así que tenía todo el derecho de preocuparme. Su impresión, obviamente estaba mal, yo le había dejado a Ben, por ejemplo, tener a Lila, así que algo fallaba ahí pero no lo contradije, preferí que hable.
Hablaba como si hubiera buscado ayuda ahora y como si todo el mundo tuviera sus mismas opciones, estaba obstinado con eso. Cerré los ojos aliviada al escuchar que se iba. -No te dediques a la psicología.- Le respondí. Por mi parte sabía que si quería hacerlo sufrir, no tenía que ir a por él, tenía que ir a por los que amaba. No sabía si iba a usar esa información, pero mejor que sobre y no que falte.
Hablaba como si hubiera buscado ayuda ahora y como si todo el mundo tuviera sus mismas opciones, estaba obstinado con eso. Cerré los ojos aliviada al escuchar que se iba. -No te dediques a la psicología.- Le respondí. Por mi parte sabía que si quería hacerlo sufrir, no tenía que ir a por él, tenía que ir a por los que amaba. No sabía si iba a usar esa información, pero mejor que sobre y no que falte.
Apareció en la zona residencial donde se supone que estaba Bellatrix. Caminó con más determinación de la habitual y se percató mucho de que la gente se apartaba de su camino con facilidad, lo que le venía bien pues no tenía tiempo que perder. Aunque le tomó un poco mirar la habitación exacta finalmente dio con aquella en la que había guardias custodiando y cuando la miraron, simplemente asintieron y abrieron la puerta. Bien, por que ella no quería hablar.
Ingresó, ignorando deliberadamente cualquier tontería que estuviera haciendo Bella y se acercó hasta ella poniéndose frente a frente y alzando las manos -¿Sí?- Inquirió, clavando sus ojos multicolores en la mujer que había dejado pasar el espíritu que había poseído a Desmond y que, finalmente, lo había llevado a su muerte. Pero no sólo eso, que había ido tras las espaldas del Consejo para hablar con los Pendragon y entonces asesinar a Matvey. O intentarlo. Los recuerdos le hicieron desear atravesarla de nuevo con aquellos zarcillos de oscuridad pero no podía tener las narices de decirle a Kyllian que fuera ejemplo si ella no lo era. Se irguió y se cruzó de brazos, esperando que Bella empezara a hablar.
5/5
Reto cumplido
Ingresó, ignorando deliberadamente cualquier tontería que estuviera haciendo Bella y se acercó hasta ella poniéndose frente a frente y alzando las manos -¿Sí?- Inquirió, clavando sus ojos multicolores en la mujer que había dejado pasar el espíritu que había poseído a Desmond y que, finalmente, lo había llevado a su muerte. Pero no sólo eso, que había ido tras las espaldas del Consejo para hablar con los Pendragon y entonces asesinar a Matvey. O intentarlo. Los recuerdos le hicieron desear atravesarla de nuevo con aquellos zarcillos de oscuridad pero no podía tener las narices de decirle a Kyllian que fuera ejemplo si ella no lo era. Se irguió y se cruzó de brazos, esperando que Bella empezara a hablar.
5/5
Reto cumplido
Las visitas médicas era lo que evitaba que se convierta en una estatua de hielo ya que, sin su magia, nada impedía que su temperatura corporal baje. Se sentía en el limbo, cual espíritu en busca del descanso eterno. Rondaba sin rumbo con su ligero andar, pensativa. Sin su magia no podía percibir a los espíritus, por lo que tenía espacio en su mente para su propia voz, pero hechaba en falta su compañía. Lograban mermar su paciencia y le daban fuertes migrañas, pero siempre la habían guiado, para bien o para mal.
A los que si podía percibir era a los fantasmas, como todo el mundo. En su sombría y fría estancia, una humareda blanquecina cubría el suelo, se trataba de la única en la que Bellatrix había estado en todo su tiempo en Ouroboros. Ningún Alighieri había hecho construir una residencia más amplia ya que Ouroboros era considerado su lugar de trabajo, su hogar se encontraba en otra dimensión. Hogar que la bruja aún no había encontrado desde que el último retazo de la sangre de sus progenitores se secó, aunque no cesaba su búsqueda.
La lujosa suite era espaciosa y se encontraba amueblada con sobriedad. Las brujas se encontraron en la sala de estar donde había dos sillones ante la atenta mirada del crucifijo, uno era ocupado por la médium y el otro por un fantasma visible para todos, se trataba del alma de un hombre con sobrepeso, visiblemente compungido que se había aparecido frente a la peliblanca en busca de ayuda. La entrada de la morena interrumpió su conversación, una mirada suya bastó para que el fantasma entendiera que debía dejar el lugar del sillón para la invitada viva.
Él se retiró flotando y desapareció atravesando la pared. Los fríos ojos celeste témpano sostuvieron la mirada de forma impasiba de la mujer que había contribuido activamente a dejar que la exclusiva luz del faro de sabiduría que Ouroboros había sido llegue a piratas, caza-fortunas y ladrones atraídos por la promesa de poder con la excusa de involucrarse directamente en una guerra que no era suya. Su expresión de espectrales rasgos era seria, algo normal en la maestra de las artes místicas que conocía la lúgubre calma de la muerte.
-Porfavor, toma asiento.- Habló con voz profunda y pausada. Las cadenas tintinearon cuando movió sus brazos para señalarle el sillón frente a ella con movimientos ceremoniosos, lentos y ligeros de sus largas y delicadas extremidades de piel helada y blanca como el papel en armonía con su apariencia fantasmagórica. Su aura fría casi se confundía con el frío del lugar, pero era más notoria cuanto más cerca se estaba. Llevaba puesto una túnica lisa de color celeste, las manos enguantadas y el pelo prolijamente recogido.
No sabía qué era lo que había hecho cambiar de opinión a la explerta en maleficios, pero inició. -Di mí palabra. Me comprometí prestar mis habilidades para crear portales interdimencionales con la cuestión en tierra firme y es lo que pienso hacer, pero me será imposible con éstas cadenas.- Dijo mostrándole los grilletes que rodeaban sus muñecas y que drenaban su vitalidad. -Así que quiero ejercer mi derecho a apelar mi sentencia.- Reapper estaba cerca, sabía que tenía ganas de divertirse a costa de ella y sin magia no podría volver a guardarlo.
-Dejaron claro que están contando con mis portales para traer la muerte y la destrucción a Ouroboros... Si el Consejo acuerda actos horrendos yo solo puedo estar de acuerdo, incluso si ello implica traer la guerra. Dejo mis habilidades a su disposición.- El poder tenía dos filos. El ideal con el que el Consejo de los 20 había sido creado era sagrado para ella y no comprendía a los miembros del consejo que pasaban por alto aquellos principios y los pisoteaban como si no hubieran sido los que los convirtieron en las personas que eran.
A los que si podía percibir era a los fantasmas, como todo el mundo. En su sombría y fría estancia, una humareda blanquecina cubría el suelo, se trataba de la única en la que Bellatrix había estado en todo su tiempo en Ouroboros. Ningún Alighieri había hecho construir una residencia más amplia ya que Ouroboros era considerado su lugar de trabajo, su hogar se encontraba en otra dimensión. Hogar que la bruja aún no había encontrado desde que el último retazo de la sangre de sus progenitores se secó, aunque no cesaba su búsqueda.
La lujosa suite era espaciosa y se encontraba amueblada con sobriedad. Las brujas se encontraron en la sala de estar donde había dos sillones ante la atenta mirada del crucifijo, uno era ocupado por la médium y el otro por un fantasma visible para todos, se trataba del alma de un hombre con sobrepeso, visiblemente compungido que se había aparecido frente a la peliblanca en busca de ayuda. La entrada de la morena interrumpió su conversación, una mirada suya bastó para que el fantasma entendiera que debía dejar el lugar del sillón para la invitada viva.
Él se retiró flotando y desapareció atravesando la pared. Los fríos ojos celeste témpano sostuvieron la mirada de forma impasiba de la mujer que había contribuido activamente a dejar que la exclusiva luz del faro de sabiduría que Ouroboros había sido llegue a piratas, caza-fortunas y ladrones atraídos por la promesa de poder con la excusa de involucrarse directamente en una guerra que no era suya. Su expresión de espectrales rasgos era seria, algo normal en la maestra de las artes místicas que conocía la lúgubre calma de la muerte.
-Porfavor, toma asiento.- Habló con voz profunda y pausada. Las cadenas tintinearon cuando movió sus brazos para señalarle el sillón frente a ella con movimientos ceremoniosos, lentos y ligeros de sus largas y delicadas extremidades de piel helada y blanca como el papel en armonía con su apariencia fantasmagórica. Su aura fría casi se confundía con el frío del lugar, pero era más notoria cuanto más cerca se estaba. Llevaba puesto una túnica lisa de color celeste, las manos enguantadas y el pelo prolijamente recogido.
No sabía qué era lo que había hecho cambiar de opinión a la explerta en maleficios, pero inició. -Di mí palabra. Me comprometí prestar mis habilidades para crear portales interdimencionales con la cuestión en tierra firme y es lo que pienso hacer, pero me será imposible con éstas cadenas.- Dijo mostrándole los grilletes que rodeaban sus muñecas y que drenaban su vitalidad. -Así que quiero ejercer mi derecho a apelar mi sentencia.- Reapper estaba cerca, sabía que tenía ganas de divertirse a costa de ella y sin magia no podría volver a guardarlo.
-Dejaron claro que están contando con mis portales para traer la muerte y la destrucción a Ouroboros... Si el Consejo acuerda actos horrendos yo solo puedo estar de acuerdo, incluso si ello implica traer la guerra. Dejo mis habilidades a su disposición.- El poder tenía dos filos. El ideal con el que el Consejo de los 20 había sido creado era sagrado para ella y no comprendía a los miembros del consejo que pasaban por alto aquellos principios y los pisoteaban como si no hubieran sido los que los convirtieron en las personas que eran.
Se mantuvo quieta cuando le pidió que tomara asiento -No pienso quedarme mucho tiempo- Miró a la mujer a los ojos sin ningún tipo de contemplación y cuando empezó a hablar de su compromiso Catherine arqueó una ceja -¿Qué?- Frunció el ceño negando con la cabeza. Volvió la mano y levantó la imagen con el recuerdo de la reunión.
“-Estoy de acuerdo con Matvey. Cuanto antes se termine con ésta cuestión, antes podremos encargarnos de temas más importantes. Idearemos un plan para que los renegados se ocupen de llevarla a cabo con éxito.-"
-Esas fueron tus palabras. Lo del compromiso te queda bastante grande. Por no decir, gigante… No te quedó de otra- Miró las cadenas sin sentir pena alguna, por ella podría pudrirse con las malditas cadenas o convertirse en un bloque de hielo. La imagen continuó
“-Creo que estamos olvidando algo muy importante. Nosotros somos el Consejo de los 20. Somos consejeros, eruditos, no guerreros. Si están contando con mis portales para traer la muerte y la destrucción al único lugar que les queda a miles y cientos de inocentes que huyen de la guerra... lo haré. “
Catherine contempló la imagen con una ceja arqueada y luego la miró sonriendo de lado -En realidad, no estás de acuerdo con una mierda del Consejo, Bella. Por eso te fuiste corriendo a ver a los Pendragon- Le dijo arqueando las cejas -Y jugaste a doble espía de una manera catastrófica. Pide apelar tu sentencia a alguien que le importe…Y sobre todo, que confíe en ti lo suficiente para saber que no vas a clavarle un cuchillo en el corazón. Yo no soy esa persona- Y sin añadir nada más, desapareció.
“-Estoy de acuerdo con Matvey. Cuanto antes se termine con ésta cuestión, antes podremos encargarnos de temas más importantes. Idearemos un plan para que los renegados se ocupen de llevarla a cabo con éxito.-"
-Esas fueron tus palabras. Lo del compromiso te queda bastante grande. Por no decir, gigante… No te quedó de otra- Miró las cadenas sin sentir pena alguna, por ella podría pudrirse con las malditas cadenas o convertirse en un bloque de hielo. La imagen continuó
“-Creo que estamos olvidando algo muy importante. Nosotros somos el Consejo de los 20. Somos consejeros, eruditos, no guerreros. Si están contando con mis portales para traer la muerte y la destrucción al único lugar que les queda a miles y cientos de inocentes que huyen de la guerra... lo haré. “
Catherine contempló la imagen con una ceja arqueada y luego la miró sonriendo de lado -En realidad, no estás de acuerdo con una mierda del Consejo, Bella. Por eso te fuiste corriendo a ver a los Pendragon- Le dijo arqueando las cejas -Y jugaste a doble espía de una manera catastrófica. Pide apelar tu sentencia a alguien que le importe…Y sobre todo, que confíe en ti lo suficiente para saber que no vas a clavarle un cuchillo en el corazón. Yo no soy esa persona- Y sin añadir nada más, desapareció.
Lo que decía era cierto, no había tenido otra opción, pero se había comprometido y no iba a romper una promesa, aunque había algo en lo que se equivocaba; ella estaba de acuerdo con el Consejo, no apoyaba la idea de intervenir directamente en asuntos externos a Ouroboros, ni a los miembros del consejo que faltan el respeto a las tradiciones, pero defendía al Consejo de los 20, nada de eso era novedad. Y a pesar de todo esto, ella era la que estaba pagando por los pecados de Catherine y el resto de descendientes.
Tras la desaparición de la morena, se llevó una enguantada mano a la sien en un elegante movimiento de sus finas y blancas extremidades como la nieve. Ésa niña le daba migrañas. Ansiaba más que nada en el mundo encontrar a Júpiter. Alzó su mirada hasta el gran crucifijo colgado a la pared, pensativa. Reapper parecía saber que estaba sin magia, tal vez así no le interesaba tomar posesión de su cuerpo porque sino a ésta altura ya habría hecho de las suyas. El fantasma con el que la bruja estaba hablando antes de ser interrumpidos volvió para retomar la charla en la que la maestra de las artes místicas se entretuvo por tiempo indefinido hasta que le permitieron salir de la suite, momento en el que se marchó.
Tras la desaparición de la morena, se llevó una enguantada mano a la sien en un elegante movimiento de sus finas y blancas extremidades como la nieve. Ésa niña le daba migrañas. Ansiaba más que nada en el mundo encontrar a Júpiter. Alzó su mirada hasta el gran crucifijo colgado a la pared, pensativa. Reapper parecía saber que estaba sin magia, tal vez así no le interesaba tomar posesión de su cuerpo porque sino a ésta altura ya habría hecho de las suyas. El fantasma con el que la bruja estaba hablando antes de ser interrumpidos volvió para retomar la charla en la que la maestra de las artes místicas se entretuvo por tiempo indefinido hasta que le permitieron salir de la suite, momento en el que se marchó.
Me negaba en redondo a comer, no podían obligarme. Cada día los guardias entraban para dejar la comida y cada día estaba fuera del alcance de la visa arriba del techo de la cama. Estaba recostada boca arriba sobre la madera con el sombrero pirata tapándome la cara sosteniendo entre mis manos la piedra de Fenrir cuando de pronto escuché gritos, disparos y más gritos.
Me quité el sombrero de la cara, me senté y busqué ver por la ventana entre los barrotes de qué se trataba el alboroto. Sonaba a algo tecnológico sobrevolando cerca y a metralletas militares. ¿Magos usando cosas tecnológicas? Que raro… Me puse el sombrero en la cabeza pensando que no era imposible. Pero ¿Por qué? ¿Se trataba de una pelea entre bandos?
Defensa física: 15 Dado + 32 Stat + 5 feral + 5 Máscara + 10 Habilidad CAMUFLAJE/SIGILO (Capacidad de camuflarse con el entorno, posee la habilidad de encontrar sitios donde no sea percibida su presencia. Sujeto al dado de defensa física.) = 62
Me quité el sombrero de la cara, me senté y busqué ver por la ventana entre los barrotes de qué se trataba el alboroto. Sonaba a algo tecnológico sobrevolando cerca y a metralletas militares. ¿Magos usando cosas tecnológicas? Que raro… Me puse el sombrero en la cabeza pensando que no era imposible. Pero ¿Por qué? ¿Se trataba de una pelea entre bandos?
Tecleé en la moneda comunicadora para luego enviarlo y ponerme la máscara. Me escondí preparándome para lo que sea maldiciendo a la guardia por quitarme las armas, si habían maltratado a mis bebés, los iba a perseguir en sus sueños y no los dejaría dormir en paz.Ey! ¿Qué está pasando? Escucho disparos cerca, en el edificio.
Defensa física: 15 Dado + 32 Stat + 5 feral + 5 Máscara + 10 Habilidad CAMUFLAJE/SIGILO (Capacidad de camuflarse con el entorno, posee la habilidad de encontrar sitios donde no sea percibida su presencia. Sujeto al dado de defensa física.) = 62
Dados
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
El miembro 'Leila Alabi' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
'Defensa Física' :
'Defensa Física' :
Robot Centinela
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
//Ala derecha de los edificios//
//Sistemas antidesaparicion activados//
//objetivos hallados//
//Sistemas antidesaparicion activados//
//objetivos hallados//
Tras localizar a mas gente en esa zona de viviendas, los centinelas atacaron la fachada exterior con un ataque combinado de misiles, que fueron a impactar justo en la zona en la que residía Leila Alabi.
Los misiles penetran la pared causando daños estructurales a la vivienda, llamas, fuego, cosas asi.
CENTINELA AZUL
AZUL OSCURO
35+30= 65
65x2= 128 a LEILA ALABI
Dados
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
El miembro 'Robot Centinela' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
'Centinela ataque' :
'Centinela ataque' :
Desde el que yo supuse que sería un buen escondite pegada a la pared al lado de la puerta de entrada a la habitación, revisé los mensajes que aparecían en mí moneda encantada con un relieve temporal y desaparecían para dar lugar a otro el cual hacía lo mismo. La velocidad de los mensajes me indicó que no era la única que escuchaba el alboroto y varios coincidían en que se trataban de centinelas.
Oh, entonces si que estaban en guerra, caramba, que novedad… Abrí mucho los ojos al escucharlos acercarse y me hice bolita escondiéndome en un rincón tapándome la cabeza con los brazos al escuchar el disparo de algo grande a la espera del impacto que llegó al instante. Todo a mí alrededor tembló con fuerza al tiempo que la pared del exterior del edificio se derrumbó.
Terminé debajo de una montaña de escombros, atrapada por un tubo que se clavó en un costado de mí barriga y el fuego me alcanzó quemando mis antebrazos ya golpeados por los cascotes. Contuve la respiración y extraje el tubo apretando los dientes y gruñendo de dolor. Pronto saldría sangre de ahí así que me adelanté y saqué las pociones de mis bolsillos esperando que no estuvieran rotas.
Tras tantos golpes, aprendí a usar esas cosas. Apliqué una dosis de una poción que escoció y emanó un humo verdoso al entrar en contacto con la piel de mí barriga hasta dejar la herida como si tuviera varios días y bebí todo el contenido del otro frasco hasta el fondo para recuperar vitalidad. El primero que usé lo guardé, pero el segundo se lo arrojé a uno de los centinelas al salir de debajo de los escombros.
Aprovechando que la pared exterior del edificio cayó, salté fuera del edificio esperando caer de pié para salir corriendo de ahí.
Defensa física: 15 Dado + 32 Stat + 5 feral + 10 Habilidad CAMUFLAJE/SIGILO + 5 Máscara + 25 Cota de mithril = 92
Daño: 128 - 92 = 36
PS: 150 - 36 = 114
Sangrado brutal (- 20 ps) a partir del próximo post.
Uso una dosis de esencia de díctamo (9/10) detiene el sangrado
Uso 5 dosis de la poción reabastecedora de sangre (0/5)
PS: 114 + 25 = 139
+ 5 PS cada 2 posts | Factor de regeneración a partir del próximo post
Ataque físico: 25 Dado + 23 Stat + 5 feral = 53 a centinela azul.
Leila fuera.
Oh, entonces si que estaban en guerra, caramba, que novedad… Abrí mucho los ojos al escucharlos acercarse y me hice bolita escondiéndome en un rincón tapándome la cabeza con los brazos al escuchar el disparo de algo grande a la espera del impacto que llegó al instante. Todo a mí alrededor tembló con fuerza al tiempo que la pared del exterior del edificio se derrumbó.
Terminé debajo de una montaña de escombros, atrapada por un tubo que se clavó en un costado de mí barriga y el fuego me alcanzó quemando mis antebrazos ya golpeados por los cascotes. Contuve la respiración y extraje el tubo apretando los dientes y gruñendo de dolor. Pronto saldría sangre de ahí así que me adelanté y saqué las pociones de mis bolsillos esperando que no estuvieran rotas.
Tras tantos golpes, aprendí a usar esas cosas. Apliqué una dosis de una poción que escoció y emanó un humo verdoso al entrar en contacto con la piel de mí barriga hasta dejar la herida como si tuviera varios días y bebí todo el contenido del otro frasco hasta el fondo para recuperar vitalidad. El primero que usé lo guardé, pero el segundo se lo arrojé a uno de los centinelas al salir de debajo de los escombros.
Aprovechando que la pared exterior del edificio cayó, salté fuera del edificio esperando caer de pié para salir corriendo de ahí.
Defensa física: 15 Dado + 32 Stat + 5 feral + 10 Habilidad CAMUFLAJE/SIGILO + 5 Máscara + 25 Cota de mithril = 92
Daño: 128 - 92 = 36
PS: 150 - 36 = 114
Sangrado brutal (- 20 ps) a partir del próximo post.
Uso una dosis de esencia de díctamo (9/10) detiene el sangrado
Uso 5 dosis de la poción reabastecedora de sangre (0/5)
PS: 114 + 25 = 139
+ 5 PS cada 2 posts | Factor de regeneración a partir del próximo post
Ataque físico: 25 Dado + 23 Stat + 5 feral = 53 a centinela azul.
Leila fuera.
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