Piso okupa

Si bien se sentía horrible por haber olvidado a sus hermanos, no tenía ni siquiera la sensación de conocerles. Si era cierto que fueron al hospital debían ser el par que estaba en la sala junto a Thranduil y Reiv. Le molestaba no recordarlos, pero debía haber algo más de lo que sabía ahí, pues a Reiv y a Thranduil los había conocido al instante. Se relajó, dejando los músculos lo más tranquilos que podía. Después del sexo era fácil. Una vez abrazados de nueva cuenta, acomodó su cabeza en el hombro del moreno, tratando de traer tranquilidad de nuevo a su mente.

Escuchó lo que Reiv contaba de su pasado y le quitó algo de importancia al asunto cerrando los ojos. Simplemente no recordaba haber estado encerrada. Recordaba una casa grande, muchas personas elegantes entrar y salir. De cómo se conocieron no recordaba detalles pero los encontró de vuelta en cuanto Reiv los mencionó.- Cierto... tenías esa mirada de sorpresa. Como que no me esperabas encontrar ahí...- Sabía a lo que se refería con eso, pues ahora que lo decía podía identificar esos pensamientos que le sobraban, que no iban en absoluto con la realidad. Eran fabricados, pero a saber si eran fabricados por ellos mismos o por otras circunstancias. Resultaba muy extraño entenderlo en aquel momento de la noche, así que decidió seguir la corriente y sonreír cuando Reiv aligeró la tensión del momento.- Eres adorable.- Susurró acercándose y haciendo un flojo intento por besar su mejilla.

Asintió a lo de preguntarle. Lo haría, aunque po ahora no tenía idea de que era lo que tenía que preguntar sabía que lo haría. Se abrazó a él pasándole el brazo por encima del pecho, suspirando por sus intenciones de recordar todo lo que le hacía falta.- Quizás los que no sean buenos los podemos dejar de lado...- Murmuró sintiéndose un poco acobardada por no saber lo que le esperaba, pero en medio de una guerra como aquella y sabiendo todo lo que había sufrido Reiv, no era para menos.

Tras unos breves segundos de contemplación, se arrebujó en la manta. Aún se sentía culpable por haber arruinado la segunda ronda, así que dejó una pequeña idea en el aire antes de cerrar los ojos y dormirse profundamente por el cansancio acumulado de tantos días y los ejercicios de relajación en pareja.- Creo que mañana podríamos darnos una ducha juntos... un poco a modo recompensa para ambos...- Y dicho aquello, decidió ignorar todo y concentrarse en descansar su mente.

La conversación toma derroteros algo más relajados, lo que parece ayudar a que ella se vaya calmando poco a poco. No hubiese utilizado esa palabra en el idioma de los dragones de haber sabido que provocaría esa reacción en ella. No menciona nada de su pasado en el Coliseo, puede que por no saber a qué me refiero o porque prefiera dejarlo ahí. En cualquier caso no insisto, demasiadas preguntas por hoy.  Yo sí recuerdo perfectamente lo extraño que me resultó cuando la vi en el Moulin por primera vez, así que me creo eso de que puse cara de no esperarla ahí. Difícil de explicar. Me río un poco cuando me dice que soy adorable, adjetivo que creo que me va muy poco.  - Lo sé.  Estoy más acostumbrado a que me digan gruñón, pero me vale.- la apretujo un poco contra mí cuando me va a dar el beso en la mejilla, acomodándonos después para que ella apoye la cabeza sobre mi hombro para quedarnos abrazados. No sé si debemos dejar de lado los malos recuerdos, aunque parezca lo cómodo. Podría decírselo, pero no es el momento.

"necesitamos también esos malos recuerdos...queramos o no forman parte de lo que somos"

Estoy seguro que yo sería muy diferente ahora si mi camino hubiese sido distinto, tanto con lo bueno como con lo malo. La propuesta de Juliet me saca de esas elucubraciones, así que respondo con una media sonrisa que lo dice todo. Creo que podría acostumbrarme a esto, aunque sepa que la hostia de realidad cuando salgamos de aquí será dura. - Te tomo la palabra. Ahora descansa.  - le doy un beso en la cabeza antes de taparnos un poco más con la manta, relajándonos un poco más tras la intensidad de los momentos anteriores. Al principio me cuesta un poco dormirme, incluso compruebo que ella se ha quedado dormida antes que yo. No puedo evitar pensar en varias cosas que se me cruzan por la cabeza, entre ellas la fugacidad de este momento y el miedo de perder lo que hemos conseguido. Tras insultarme mentalmente por mi mente acelerada, consigo ir abandonándome poco a poco al sueño, durmiendo profundamente al poco rato.



....

Comienzo a despertar varias horas después, con la luz de medio día entrando ya por la ventana. Al principio no soy consciente de todo lo que hemos dormido, pero tiene sentido por lo descansado que me siento. Ladeo un poco la cabeza para contemplar a Juliet a mi lado, en la misma posición de cuando nos quedamos dormimos. Me quedo así unos cuantos segundos más, simplemente tratando de alargar y recordar el momento de la primera vez que nos despertamos juntos, pues no todos los despertares hasta ahora han sido tan buenos como este. Después intento salir de la cama, moviéndome con cuidado para no despertarla. Dejo su cabeza apoyada sobre la almohada, sentándome un momento en el borde de la cama mientras muevo el hombro que se me ha quedado anquilosado por la posición. Iría a desayunar, pero no hay nada en la casa. Reviso brevemente la moneda comunicadora de los renegados, frunciendo el ceño al leer un extraño mensaje sobre Ouroboros. Creo que estoy algo dormido aún y no me entero, tendré que releer después. Svart sigue allí, pero cada vez me parece un lugar menos seguro para que se quede. Me levanto para ir hacia el armario a por algo de ropa que ponerme, yendo después hacia el baño. Una vez allí me lavo los dientes y comienzo a calentar el agua de las tuberías con una pequeña llama que conjuro junto a éstas. Después me meto a la ducha, todavía bastante empanado y dormido mientras me cae el agua encima.

La noche fue más tranquila y relajante de lo que esperaba. Estaba segura de que era culpa de la cama del hospital el por qué se sentía tan cansada. Y también culpa de Reiv que se sintiera tan relajada. A fin de cuentas, la noche pasó sin prisas. Cuando dejó de sentir el calor que irradiaba el cuerpo de Reiv, Sus ojos se abrieron lentamente, solo para volver a cerrarse con rapidez, fastidiados por el sol. Tras dar un par de vueltas y no encontrar su lugar en la cama, volvió al inicio, dándose cuenta hasta ese entonces de que Reiv ya no se encontraba en la cama. Abrió los ojos de nuevo, mientras estos aún protestaban por el sol, solo para confirmar lo que había sentido ya su cuerpo. Y a juzgar por el chorro de agua que escuchaba caer, se le había adelantado a la ducha que le había prometido.- Bastardo...- Bostezó mientras se estiraba a modo gato enrollada entre las mantas.

Cuando la flojera pasó por fin, se levantó fresca, como si su cuerpo nunca hubiera sufrido un dolor, pues sus músculos se sentían bien y ahora caminaba sin problemas hacia el baño en silencio absoluto. Recargó el hombro en el marco de la puerta, siendo parte de aquel momento tan íntimo en que el moreno disfrutaba de la presión del agua contra su cuerpo. Pensó por un minuto si debía dejarlo relajarse o unírsele como habian acordado la noche anterior, pero la necesidad de volver a tocar su piel fue un poco más fuerte que su cordura. Se acercó con pasos cortos hasta estar detrás de él. Colocó sus manos en las caderas del moreno para luego abrazarle y dejar su rostro en la espalda, cerrando los ojos algunos segundos mientras sentía el agua caliente caer sobre su cabeza para luego dejar un suave beso en medio de sus hombros.- Buenos días, amor mío...

El agua de la ducha en la cara me va despejando y espabilando progresivamente, haciendo que mi mente comience a trabajar como es debido.  Ese mensaje que he leído en la moneda es bastante inquietante, así que empiezo a plantearme que tal vez debería ir a Ouroboros a recoger a Svart y a enterarme de más cosas. En un arranque de responsabilidad también pienso que debería saber qué ha sido de Johan y si Sirius consiguió salir de caza a desangrar a unos cuantos para recuperarse. Quién me iba a decir a mi que un día me preocuparía  por ese par de capullos con los que comparto sangre y apellido...

Mis pensamientos de tipo moderadamente responsable se ven interrumpidos cuando llega Juliet a la  ducha para abrazarme por la espalda, reemplazando cualquier tipo de idea negativa con una agradable sensación de calidez al contacto físico de la que disfruto unos segundos más. He de reconocer que esa forma de dar los buenos días me saca una sonrisa que no puedo ocultar mientras me giro despacio para poder mirarla de frente, sin deshacer el abrazo en ningún momento. Subo mis manos hasta su rostro para besarla en los labios de manera lenta y suave para responder a mi modo a su saludo de buenos días. No me demoro demasiado antes de separarme levemente para dejar mi frente apoyada contra la suya, bajando ahora las manos hasta su cintura.

- No quería despertarte, ya sabes...dicen que nunca hay que despertar o hacer cosquillas a un dragón dormido. - bromeo ladeando levemente la cabeza como si estuviese pensando en una excusa mejor.  - ¿Has dormido bien? - Anoche parecía confusa y asustada al darse cuenta de que no recordaba todo de su pasado, pero luego parece que se quedó tranquila y pudo descansar. Yo no pienso mencionarle que a mi me llevó un rato dormirme, por absurdas rayaduras de cabeza mías. Bastante debe tener ella ya con lo de tener los recuerdos hechos un desastre.  - Te has colado hábilmente en mi ducha y has interrumpido reflexiones metafísicas muy profundas casi sin que me diese cuenta, así que te has ganado el derecho de quedarte si quieres. - por supuesto, no olvido la propuesta que hizo anoche antes de dormirnos. Con la nueva claridad del día y la ausencia de ropa bajo el agua puedo apreciar mejor cada  detalle de su cuerpo,  como el fuerte contraste de sus cabellos rojizos con el tono blanco de su piel,  o como cada curva y cada forma que me atraen de manera casi magnética.

El agua caliente era aún más deliciosa de lo que la recordaba. Si bien prefería muchas veces la fría, seguro que a Reiv no le sería agradable. No podía negar que la sonrisa del moreno justo antes del beso era una de las dulces que le había visto, al menos desde el día anterior, en el que, sin querer, hubo muchos altibajos que habían hecho todo un poco más interesante.

Sus labios se acoplaron desde el primer contacto cuando comenzó aquel primer beso del día, solo un par de segundos después de verse por primera vez. Justo así era como se debía despertar todas las mañanas. Disfrutó lo poco que duró al máximo, aunque quizás pudo haberse extendido un poco más para su gusto. Tenía la sensación de que Reiv era de poco contacto y de pocas palabras, a pesar de todo lo que ya había ocurrido entre ellos. Cerró los ojos cuando sus frentes se unieron, abrazándole con un poco más de fuerza con tal de que el calor de su cuerpo le quitara un poco lo frio al aire.

-Si me despiertas con un beso así, quizás sobrevivas...- Susurró abriendo los ojos con una sonrisa ante su carita.- No había dormido tan bien en mucho tiempo. Quizás fue bueno liberar un poco de tensión antes.- Susurró, subiendo las manos por sus costados hasta sus hombros con tortuosa lentitud. Vio en el rostro del moreno ese deje de preocupación por lo que había sucedido la noche anterior. Esperaba no tener que mencionar nada, que todo fuera agua pasada, pero quería dejarlo tranquilo.- Deja de preocuparte. No pensemos en lo que pasó ayer, seguro todo volverá a su debido tiempo.- Susurró en un nada romántico intento de que el tema de su memoria quedara atrás, aun cuando sentía que tenía demasiadas preguntas.- ¿Metafísicas? hmmm... Compartelas conmigo, quizás pueda ser de utilidad y no solo de distracción.- Murmuró tras ver como sus ojos se perdían por otros rincones de su cuerpo. Sorprendentemente, no le molestaba. Hasta podía decirse que le resultaba agradable el sentirse deseada por una persona como él. Más aún cuando el deseo era mutuo.

En un lento movimiento, retiró el listón de su cabello, dejándolo caer en cascada sobre su espalda.- ¿Qué haremos hoy? - Preguntó con una sonrisa de picardía combinada con una suave mirada ingenua.

Alargo el abrazo un poco más a pesar de que el agua bajo la que estamos va enfriándose cada vez más, haciendo que ambos queramos buscar el calor del otro. - Entonces tendré que aumentar así mis posibilidades de supervivencia haciendo eso cada mañana. - le doy otro par de besos más, asintiendo después con convencimiento a eso de que los recuerdos regresarán. No vamos a insistir más por ahora, que vaya ella diciendo cosas nuevas según le vayan volviendo los recuerdos o según quiera ir compartiéndolo conmigo cuando algo le preocupe. Luego me hace reír con eso de la utilidad de las cosas metafísicas, porque lo cierto es que había puesto la excusa de que estaba meditando y todo era mentira, un invento. En realidad estaba bastante adormilado y empanado cuando ella entró. - Hum...de utilidad lo dudo. Estaba pensando en qué habrá pasado en el exterior mientras estábamos aquí. ¿Y si estamos en una dimensión paralela? ¿y si somos los últimos supervivientes del planeta? ¿cuál es el futuro de los dragones? ¿y el de los magos? - voy soltando unas cuantas preguntas más del tipo, preguntas que se me van ocurriendo en el momento y que no tienen nada que ver con cualquier cosa que estuviese pensando hace unos minutos. En el proceso seguimos dejando correr el agua y el jabón por nuestros cuerpos, medio jugando a ratos el uno con el otro de manera pícara. La pregunta de qué haremos hoy se pierde por el momento.


Tras varios minutos terminamos de ducharnos ambos, saliendo del baño hacia la habitación mientras nos secamos cada uno con una toalla. Es hora de regresar a la realidad y de salir ahí fuera, que ambos tenemos cosas pendientes. Comenzamos a recoger las ropas que dejamos por ahí la noche anterior, aunque yo me visto con las que he sacado del armario previamente. A ella le ofrezco alguna camisa mía por si quiere cambiarse, por si tiene frío con lo que llevaba ella. Recogemos también nuestras armas y objetos personales, algo que me hace acordarme de aquello que le dio su tío en la taberna aquel día. - Tal vez deberías tomarte la poción que te dio Thranduil...ya sabes, sólo por si acaso. Debes tenerla en tu mochila, la que trajiste del hospital - no tiene por qué pasar nada sólo por una vez, pero por prevenir que no quede. Me pongo la cazadora y me cuelgo la espada del cinturón, ya casi listo para marcharnos.  - Sobre los planes de hoy...yo tengo que ir a por Svart, a Ouroboros. Allí aprovecharé para ver qué saben de Johan, y después iré a buscar a Sirius. También me gustaría enterarme de lo que se cuece por Londres. No hace falta que me acompañes a todo si no quieres, supongo que tendrás asuntos que hablar con tus hermanos y tu tío. ¿Quieres que te lleve con ellos? - pregunto algo dubitativo, acercándome a ella para hacer una cosa u otra según me diga.

Sonrió ante la promesa de recibir un beso cada día, a primera hora de la mañana.- Está bien, aunque si se te olvida uno, probablemente tendremos problemas.- Escuchó sus preguntas con atención. Sabía bien que las acababa de inventar, pero sonaba a una mentira adorable.- Tendremos que procrear... entonces estamos muy adelantados a nuestro tiempo. Serán híbridos, reinaremos hasta que mueras y me tenga que casar con uno de nuestros hijos para conservar el trono. Después surgirá un dragón completo, sin lo mago, y será el nuevo rey, aunque no sin antes una buena persecución y envidias...- Susurró a como iban llegando las ideas, dejando correr sus manos enjabonadas por todo el cuerpo del moreno. Era una pobre excusa para manosearlo, pero valía.

Una vez fuera, aceptó la toalla que proporcionó el moreno. Se secó rápidamente, tomando un poco más de tiempo en su cabello que en el resto de su cuerpo. Aceptó la camisa, que aunque tenía una blusa que su tío le había empacado prefería el aroma de Reiv junto a ella. Terminó colocando un vaqueros y sus botas usuales cuando escuchó el comentario de Reiv. Aunque al principio le tomó desprevenida, al final recordó el incidente en aquel pueblillo nevado y terminó con las mejillas ruborizadas de nueva cuenta.- Tal vez...- Susurró simplemente, sin añadir nada más. Por una parte, era una dragona fuerte e independiente que no necesitaba que le dijeran que hacer, y por otra agradecía que le recordara. Se la pondría un poco difícil por ahora, para ver que hacía. Cuando vio que el chico estaba de espaldas a ella, sacó la poción de la mochila y la bebió de un trago, guardándola de nuevo.- Tal vez no...- Susurró, levantándose de la cama y cambiando de tema al instante.- No digas que son mis hermanos... no los conozco.- Aseveró con una cara un poco molesta. No podían simplemente llegar y presentarse como hermanos cuando nunca habían cumplido la función. Al menos no después de tantos años. Necesitaba un momento más largo para ajustarse a ese cambio de no ser más la hija única.- Iré contigo. Si quieres... Si no...- Pensó por un momento si tenía algo que hacer. Su mente estaba en blanco y, excepto un buen desayuno, no sabía que más podía necesitar.- No, iré contigo.- Aceptó al fin, terminando de alistarse, colgándose la mochila al hombro. Dejó su cabello suelto, esperando a que se secara y guardando su listón en el bolsillo a medida que se acercaba a Reiv con lentitud. Tomó su mano para la desaparición, entrelazando los dedos y observando desde su posición el resultado de una noche de pasión en el piso. Finalmente, cuando estuvo lista para irse, se lo dijo a Reiv, que usó la desaparición. De un instante a otro, el lugar quedó vacío y lograron por fin volver a la normalidad.

Abandonamos el Moulin después de que Juliet volviese a transformarse en humana, usando la desaparición para marcharnos de allí junto con Svart. La sanación que utilizó conmigo fue suficiente al menos para conseguir que las heridas se cerrasen bastante, y para darme algo de fuerzas para lograr desaparecernos. Noté en sus gestos y formas que parecía enfadada conmigo, supongo que por eso de haber robado un dragón y no haberle dicho anda. Fue casi como una mentira, no recuerdo si le dije que me encargué de un huevo abandonado u omití esa información. Sea como sea ya se ha enterado de todo, demasiado tarde para ser sinceros. Intento hablar con Svart al llegar al apartamento, pero él se aleja de mí, bufándome para ir hacia un rincón de la habitación, sentándose en el suelo para hacerse una bola de rencor que finge dormir. Suspiro pesadamente, lo mejor será dejarlo descansar por ahora y hablar ya mañana.

- Esto es lo que pasa con las mentiras. Que se acaban sabiendo. - murmuro al apartar la vista de Svart, alzando la mirada hacia Juliet.  - Tenía que haberlo dicho antes. Pero tampoco creo que sea para que os enfadéis así los dos. El puñetero dragón ese estaba loco, ya lo habéis visto. Ojalá le hubiese hecho más daño del que le he hecho.  - estoy entre cabreado y hecho mierda por la pelea, sintiéndome con bastante mal cuerpo y como si tuviese fiebre. No sabría decir si tiene que ver con lo que me ha hecho Smaug o si es casualidad. - Duerme tú en la cama, yo me voy al sofá. - anuncio a Juliet con el ceño fruncido, sentándome en el borde del sofá mientras saco la moneda comunicadora para ver si tenía algún mensaje pendiente desde que no la miro. Me toca releer dos veces para entender que el tal Wilhelm tiene la moneda, y que pide que le devuelvan a su hermano. A cambio liberará a tres rehenes. No pone nombres, no sé quiénes son, pero mi primer impulso es escribirle un mensaje a Johan para saber qué está pasando y dónde está él. Si no está entre los secuestrados seguro que está entre el grupo de los que buscan rescatar.
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PS:

Llegamos al piso con una actitud enteramente diferente a la que llegamos. No podía evitar sentirse molesta por no haber sabido la verdad. En el pecho tenía un agujero de rencor por Svart, porque tenía derechos aunque quizás era demasiado pequeño para saberlo, pero ella ya tenía edad de comprender las cosas. Y eso era lo que le molestaba más. La omisión por parte de Reiv, el haber compartido tanto de sí misma, el que le molestara tanto que le gustara guardar sus secretos, incluso no dar su nombre, y él ocultaba las cosas importantes.

Cuando Reiv empezó a despotricar como si fuera él el que había sido engañado, no pudo sino poner los ojos en blanco. Se mordió la lengua para no responderle lo que merecía. Sus justificaciones no eran suficientes. Tendría que hacer bastante con Svart. Se acercó al pequeño dragón, acariciando su cabeza ahora que había escogido un lugar en el qué dormir. Le susurró algo como "dale una oportunidad" y aunque era para el dragoncillo, también era para ella misma. Se levantó de su lado tras colocarle un beso. Si bien ella también se sentía traicionada, le permitía el beneficio de la duda.

Se acercó a Reiv antes de que decidiera lo de la cama para colocarle la mano en el pecho frente al sofá. Su mano brilló debilmente sobre el pecho cuando decidió que dormiría solo. Sintió en el pecho un dolor estúpido. Una traición más y más profunda que lo que ya había hecho. Apartó la mano en seguida, asqueada sin poder ocultar su sorpresa. La boca le sabía amarga al verle sentarse, ignorándola con la moneda en la mano. Se quedó ahí un rato, mirándole de pie cuando sintió de pronto que ya no cabía en esa habitación. No quería hacer nada estúpido y tampoco quería reclamarle frente a Svart porque eso solo agrandaría más las cosas.

Caminó hasta su chaqueta en la mesilla de centro y la cogió antes de abrir la puerta principal y cerrarla tras ella. Bajó con rapidez el primer escalón, pero algo le hizo detenerse en el siguiente. Con la mano completamente cerrada en el pasamanos, la mirada en los pies y el corazón en el suelo, le dio tiempo. Le dio tiempo a Reiv de que dejara de hacer estupideces. Muy en el fondo, sentía que no la seguiría. Que ella no era indispensable. Muy en el fondo creía que no tenía derecho a sentirse así. Muy en el fondo... sabía que el sexo no era sinónimo de amor.

Curación a Reiv = 10 + cerooooo = 10

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'Curación' :

La tensión entre nosotros es más que palpable, especialmente en el momento en que yo digo que durmamos cada uno por un lado. Eso se deja sentir en ese pobre intento de magia sanadora que hace conmigo justo antes de que yo decida sentarme en el sofá a revisar al moneda comunicadora. Me siento un tanto dolido por sus gestos y actitud ahora mismo, pero siento que cualquier cosa que diga sólo va a empeorarlo, así que me decido a terminar de responder el mensaje y a enviarlo. Podría decirse que percibo su mirada juzgándome mientras escribo, a pesar de que no alzo la vista hasta después de guardar la moneda y de observar por el rabillo del ojo cómo se marcha del piso sin decir nada en absoluto. Resoplo al oír la puerta cerrada, pues lo que menos me apetece en este momento es discutir. - Puto Smaug. Putos todos. - Aún así me levanto del sofá, aunque sea tambaleándome un poco por el mareo que arrastro desde el ataque de la taberna.  Me preocupa que se vaya sola por el peligroso Londres, y más esta zona. Sé que sabe defenderse sola, pero también sé que no me perdonaría que le pasase nada por no estar ahí si lo necesitase. Me sentiría tan culpable como cuando casi la matan los de la Alianza durante aquella misión del robo del arma. La hirieron de gravedad en el momento en que nos separamos, y eso es lo que quiero evitar.

Abro la puerta para salir a las escaleras, justo donde se ha quedado ella como si estuviese paralizada. No me acerco todavía, me quedo a un par de metros o así de donde está. Me apoyo con una mano en la baranda para tener algo más de estabilidad, soy demasiado orgulloso como para que me vea caerme de morros al suelo o algo así, aunque la palidez de mi cara de pistas de que no voy a aguantar mucho.  - ¿Te vas a ir así sin más? ¿vas a huir cada vez que algo no vaya bien? creí que no éramos unos simples desconocidos que se separan al mínimo roce entre ellos. Hemos pasado demasiadas cosas juntos como para que de repente desaparezcamos sin decir nada. - protesto esperando que se gire para poder hablar cara a cara, aunque la impaciencia me puede y prosigo con lo primero que se me va viniendo a la cabeza. No sé si simplemente iba a marcharse para despejarse o si tenía pensado largarse definitivamente, pero no pienso quedarme ahí parado averiguándolo.

- Te he decepcionado, lo sé. No te imaginabas que yo pudiese haber robado un huevo de dragón ni haberos ocultado algo así a ambos. Ahora tengo que arreglarlo de algún modo. No te lo dije...pero recuerdo que en China Town te conté que en el pasado había cometido muchos errores. Ese fue uno de ellos. Me daba vergüenza reconocer cómo lo conseguí. - recuerdo aquella conversación claramente, ambos nos sinceramos y fue la primera vez que ella se abrió a mí y me contó bastante sobre su pasado.  - Ya sabías que yo tenía muchos fallos. También dijimos que no juzgaríamos al otro por su pasado...¿recuerdas?- Respiro hondo para tratar de dominar las náuseas provocadas por el veneno, las cuales me llevan molestando desde hace un rato y ahora parecen ir en aumento, Estoy casi seguro de que no voy a poder terminar aquí la conversación.  - Si estás cabreada y quieres irte lo entenderé, pero no en este momento y sola...es peligroso. No quiero que te pase nada, no mientras esté en mi mano. Además, te han herido. No seas terca.  - le recuerdo para que recapacite y no siga adelante con la idea de irse. - Creo ...que...de...beríamos seguir hablando de esto...después. - me doy la vuelta al sufrir una arcada, entrando de nuevo en el piso todo lo rápido que puedo para ir hacia el cuarto de baño. Consigo llegar con el tiempo justo de arrodillarme frente al retrete, cerrando los ojos y empezando a vomitar  todo lo que hubiese podido ingerir previamente. Una breve pausa me da un respiro, aunque sólo puedo temblar como una hoja por el esfuerzo y por la fiebre. -- aghh... maldito karma...estoy hecho mierda.- Enseguida vuelve a venirme otra arcada que provoca que siga arrojando el resto, así que me va a tocar seguir junto al váter un rato más.

PS:

Se quedó parada en aquel escalón por un rato demasiado largo para su gusto. No sentía que tenía el valor para irse, pero tampoco tenía el corazón para entrar y arreglar las cosas de buenas a primeras. No iba a poder quitarse lo enojada así como así, pues los sentimientos afloraron desde su forma dragón y eran difíciles de contener. Solo quedaba esperar.

Su mano temblaba aferrada a la baranda, como si aquel agarre le aferrara a Reiv y a todos sus defectos y virtudes. Tenía que salir, lo imploró una y otra vez en su interior, pues si no ella no podría volver, y quería volver. Finalmente, después de una espera eterna, escuchó la puerta abrirse. No giró el rostro, pues sabía que sus mejillas estaban mojadas entre lágrimas de tristeza, de angustia y de alivio. Sobre todo de alivio ahora. Dejó silenciosamente salir la presión que se acumulaba en su pecho mientras Reiv desagogaba también el suyo. No se movió en ningún instante. No podía. Solo temblaba en aquel rincón del mundo donde ellos eran los únicos protagonistas. Quizás un abrazo era mucho pedir, así que se conformó con la intención cuando la detuvo con aquella frase donde anunciaba que estarían juntos, que no se volverían extraños ni desaparecerían solo porque hubiera problemas.

Tomó también en consideración aquella disculpa no mencionada. La realidad era que no tenía que disculparse; Después de ver a Smaug lo entendía todo por completo, pero decirlo en voz alta hacía que los demonios se volvieran más reales. Quiso asentir a sus preguntas, negar a sus preocupaciones, decirle que todo estaría bien, que no se preocupara, pero no cambiaba el hecho de que él también había huido y había decidido tomar distancia para con ella. Levantó el rostro cuando escuchó aquella última frase, alcanzando a ver como entraba con rapidez al piso. El sentimiento cambió a uno de preocupación, subiendo el par de escalones que había avanzado para verlo entrar tambaleándose al baño. Secó su rostro despacio con el dorso de la mano, esta vez comenzando a caminar hacia adentro, cerrando la puerta tras ella y llegando despacio hasta el baño. Dio la vuelta para dejar la chaqueta tirada sobre la cama, acercándose a él para sentarse a su lado, acariciando su espalda para tratar de reconfortarlo. Podía oler perfectamente el veneno que Smaug había dejado, y lo supo desde el inicio, pero prefirió ignorarlo por razones que no conocía. Elevó su mano hasta que sintió su cuello despacio, dándose cuenta de que tenía una fiebre avasalladora que era lo más preocupante. Se levantó abriendo la llave del agua en la regadera. Estaba fría, como siempre, y era justo lo que se necesitaría. Ayudó a Reiv a recomponerse lo suficiente como para pasarse a la regadera. Después de vomitar, era seguro que no tendría fuerzas para moverse demasiado, así que usó toda su fuerza para colocarlo debajo del agua.

Terminó por mojarse ella también mientras le colocaba, así que no tenía caso salir. Prefería quedarse. Con cuidado, abrió la camiseta de Reiv por el frente, rompiéndola en donde aún quedaba unido tras el zarpaso. Era doloroso de mirar el cuerpo tan destrozado del hombre al que quería, y seguramente el contacto con el agua no era indoloro, al menos no al inicio. Tenía idea de que todo lo había hecho antes, incluso la parte de ver heridas tan abiertas y sanarlas le parecía familiar, pero desde hacía días se sentía más sensible y menos dura emocionalmente que antes de su recuperación en el hospital.- Mi... M-Mi cabeza es un desastre.- Susurró en un intento de justificarse, carraspeando al inicio de la oración pues su voz se quebraba por el llanto previo. Era lo primero que decía desde el discurso de Reiv de la escalera y le sabía a poco. No podía mirarle a los ojos, veía la herida que comenzaba a lavarse con el agua y que afortunadamente no exponía ninguno de los órganos, sin embargo, si que había lastimado el músculo. Harían falta varias curaciones para restaurar todo lo que se rompió... Prefería pensar en las heridas del cuerpo antes de la distancia que se había generado entre ellos, pero había que admitir verdades.- No pude soportar que no quisieras dormir conmigo... Sé... Es que... Ssé que no tiene sentido y que puede sonar extraño. ¡Y que no tengo derecho de estar así! No somos desconocidos, pero tampoco...- Suspiró después de soltar todo lo que había estado creciendo en su interior. Aún le sabía a poco, pero no tenía más para dar. No sabía que más decir. Tenía el consuelo de que en la condición en que estaba él, quizás no recordaría nada o todo lo que le dijera le sonaría eterno. Con eso en mente, con la esperanza de que después no lo recordara, continuó hablando como si nadie la escuchara, para sí misma.- No quería irme. No iba a dejarte así. Solo no quiero que sepas que te quiero. Siento que si te lo digo te irás...- Susurró en voz baja, amortiguada por el sonido del agua que caía sobre ellos.- Yo no me quería enamorar...- Comenzó entonces una débil curación. Ahora que las heridas estaban limpias, el agua ayudaría a que se cerraran mejor.

Curación a Reiv = 10 + 15 = 25

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'Curación' :

Tan jodido estoy en ese momento que ni siquiera escucho entrar a Juliet al cuarto de baño, percatándome de ello únicamente cuando se sienta a mi lado para pasar una mano por mi espalda a modo de apoyo reconfortante. Trato de decirle algo al verla ahí, pero no consigo abrir la boca para otra cosa que no sea vomitar. Durante varios minutos más aquello no parece querer terminar y los momentos de tregua son demasiado breves. Llega un punto en el que el pobre estómago termina sus sacudidas y se vacía por completo. Ya no tiene nada más que sacar, aunque la sensación de querer seguir vomitando persiste. No sé ni cómo me levanto del suelo después, pero la ayuda de Juliet suple las pocas fuerzas que pueda tener. La debilidad hace que me cueste mantenerme con los ojos abiertos y que casi no me tenga en pie, así que me apoyo en ella hasta que llegamos bajo la ducha. Quedo con la espalda apoyada contra la pared, sujeto también por ella, ambos bajo la caída constante de agua.

El fuerte contraste entre la temperatura del agua y la de mi cuerpo provoca que comience a tiritar más intensamente, dejando escapar alguna débil queja por el frío. - no...vamos fuera...- El escozor de las heridas del pecho se hace más notorio cuando comienza a caer el agua sobre éstas, aunque también las va limpiando poco a poco. Mi cabeza está tan ida y embotada que no soy capaz de pensar con claridad, aunque sí que sé todo lo que le he dicho antes en las escaleras. Lo único que ya no soy capaz de seguir hablando de manera coherente, cosa que antes pude más o menos conseguir. Bajo el agua de la ducha no sabría decir si está llorando, pero el sonido quebrado de su voz hace que lo parezca. Todo esto es por mi culpa, el que tenga que estar aquí aguantándome, el que le haya hecho llorar esta noche, y otras muchas de las cosas que le han pasado por juntarse con alguien con facilidad para encontrar problemas.  - deberías deshacerte de mí y buscar a alguien a tu altura...sí...un dragón como Smaug...tú y Smaug...- murmuro en voz baja en una frase más propia de un delirio por la fiebre que de algo con sentido, respirando de manera irregular y con cierto esfuerzo.

Me cuesta un poco seguir el hilo de lo que va diciendo, pero niego lentamente con la cabeza cuando dice eso de que no quería dormir con ella. No, no era eso. Supongo que no me sentía orgulloso de lo que había hecho y no me sentía en el derecho de compartir cama esa noche, todo eso sumado a que me dejé llevar por el mal humor que me invadía y que no me encontraba bien. Trato de buscar con desasosiego su mirada aunque ella esquive la mía, sin conseguir que se encuentren. No digo nada, simplemente me inclino un poco hacia delante para apoyar mi frente sobre su hombro, cerrando los ojos y abrazándola con todas las fuerzas que me quedan mientras dejo caer por inercia  el peso de mi cuerpo sobre ella. Podría dormirme de esta manera, sería fácil abandonarse al sueño sin más.  - Quédate conmigo...yo no voy a irme a ningún lado...y no quiero dormir con nadie más. Sí quiero dormir...pero sólo con Juliet... - murmuro con toda la claridad de pensamiento que me es posible. Tampoco entraba en mis planes enamorarme, y aquí estamos, sufriendo los dos como gilipollas. Yo tampoco quería que lo supiese, pero llegado el momento se lo dije, y se lo volvería a repetir y demostrar hasta que se lo crea de verdad.

La última sanación consigue mejorar bastante el estado de las heridas, contribuyendo a que queden casi cerradas. También compensa bastante lo de la pérdida de sangre por sangrado anterior, pero no consigue neutralizar el veneno que me sigue corroyendo por dentro, haciéndome arder por fuera. Al menos el agua fría parece mantener la fiebre un poco a raya, al igual que todo lo que está haciendo ella para tratar de mejorarme.  - olvida lo del sofá...durmamos juntos. - pido al separar mi frente de su hombro, con la esperanza de poder salir de debajo de la ducha helada.

PS:

Se seintió un poco mal por Reiv. Quizás de haber actuado con más prontitud él no se sentiría tan mal como estaba. Ahora, solo podía reconfortarlo y tratar de poco a poco estabilizarlo. Llegó el punto en que no hubo qué vomitar, después de todo no habían comido demasiado durante el día. Sin embargo, le preocupaba mucho la fiebre, y a pesar de sus intentos de irse y de sus alegatos, lo retuvo debajo del agua, que era la mejor opción para bajar la fiebre y además limpiar las heridas. A ella el frío no le molestaba, al contrario, le era mucho más agradable que el calor, pero podía entender el apuro del moreno por salir de ahí lo antes posible.

Ya que estaban en confesiones, negó a lo de buscar a alguien más, sobre todo a Smaug. Seguro que la despreciaba, no solo por que le había quitado a Svart, con quien tendrían que hablar después sobre todo o que pasó, sino también porque está aquel viejo rencor oculto en los dragones maduros no queriendo al resto de las razas. No lo percibió, pero probablemente porque la vio demasiado joven como para hacerse responsable de sus actos.- Shhhhh. Cálma, Reiv. Terminaremos pronto. Te quiero.- Susurró volviendo a utilizar la curación directamente sobre su pecho. Tuvo una idea de utilizar el agua como canalizador para llegar y tocar todo donde ella no alcanzaba, pero como no supo cómo realizarlo lo anidó en su memoria para intentarlo después. El brillo azul de su mano hacía que el agua también tuviera un color especial que le agradaba.

Sintió de repente la frente del moreno sobre su hombro, para luego sentir aquel abrazo con cada músculo de su cuerpo. Era cierto que le gustaba sentir su peso sobre ella, pero le resultaba difícil de soportar aunado al agua que caía y al peso de las ropas empapadas. En forma humana él era considerablemente más grande que ella, más fornido y dominante. Y sabía bien que ella tenía un cuerpo pequeño y aparentemente frágil a pesar de sus reales capacidades. Se mantuvo por un momento así junto a él, abrazada y sintiendo la tranquilidad de quien está con el ser amado, sobre todo cuando dijo aquellas palabras. "Solo con Juliet, yo no voy a irme a ningún lado". Las veía como palabras de borracho tras noche de copas, pero eran profundas y servían para calmar sus propios demonios. Acarició suavemente la nuca del moreno, comprobando que el cambio de temperatura era una mejoría. Así, como estaba, comenzó a quitarle la camiseta raída y toda la parte superior de su ropa, sacándola y dejándola tirada en la regadera a su espalda. Faltaría quitarle el pantalón, pero con las pocas fuerzas que está dudó si podría. Finalmente, cuando vuelve a hablar después de otro rato más abrazados es hermoso y suficiente para calmar todo lo que sentía. Se escuchaba un poco más tranquilo y animado. Besó su mejilla suavemente, aunque el agua se encargó de borrar el recuerdo.- Tenme paciencia, no sé qué me pasa.- Susurró finalmente antes de estirar la mano para cortar el agua que caía. Abrazó con más fuerza al moreno, dándose ella misma un minuto de paz y de lejanía y acercamiento, mientras sus corazones palpitaban uno tan cerca del otro. Sabía que él era sincero, pero le costaba mucho creerse que pudo enamorarse de ella, tal como las palabras implicaban.

Finalmente, se levantó, ayudándole a pararse también. Aprovechó que seguían dentro de la ducha para desabrochar sus pantalones y dejarlos tirados en el suelo junto a sus zapatos, para luego ayudarle a caminar hasta la cama, dejándole tenderse a sus anchas. Regresó al baño para quitarse ella misma sus ropas mojadas y sacar las que quedaban enteras de él, exprimiéndolas para luego colgarlas por la habitación, en la espera de que se secaran, y exprimiendo su cabello de paso. Caminó después al armario de Reiv. Tomó una camiseta larga y se la colocó para dormir antes de tomar un par de mantas. Antes de cerrar las puertas, analizó lo que había dentro. Si bien no era mucho, ni tampoco muy variado, era como si él tuviera un lugar a donde llegar, y sin embargo, ella mantenía su vida en aquella mochila, siempre empacada y lista para partir. Tuvo una pizca de celos, una dolorosa pizca de celos, pues él podía llegar a un lugar y, sin embargo, ella lo había dicho aquella noche: él era su casa. Pero cuando su casa quería alejarse, el mundo se derrumbaba. Tras un rato de pensar en ello, fue por su mochila, sacando de dentro todo lo que llevaba. No era mucho. Objetos varios que volvió a meter en seguida pues los prefería cerca y algunos cambios de ropa, lo suficientemente iguales como para que aquello pareciera un uniforme. Los colocó en una esquinita del armario, doblados y buscando no ocupar demasiado espacio. Quizás incluso esperando que Reiv no lo notara por si no le parecía bien. Era su manera de iniciar una vida con el ser amado, aún cuando tenía sus dudas de si ella misma era digna de una retribución igual. Tomó las mantas tras haber hecho su difícil decisión de dejar de huir y quedarse, y cerró las puertas. Caminó hasta Svart, que era quizás el más alejado y le colocó una mantita encima. Lo cierto era que él generaba su propio calor, pero a veces era cómodo tener algo suave. Pasó entonces a la puerta, cerrándola con llave antes de irse a la cama, girando a Reiv por si volvía a vomitar y abrazándose a su espalda tras poner las mantas sobre ambos. Él seguía muy mojado, pero no era algo que le molestara. Comenzó a susurrarle al oído, con una voz baja para no despertar a Svart.- No te duermas... No te duermas... Dime cómo te sientes. ¿Crees que estás mejor?

Curación 20 + 10 a Reiv
PS= 124

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'Curación' :

Mis intentos por apartarme de debajo del agua son escasos e inútiles, ella consigue mantenerme en el sitio por mi propio bien, algo que en el fondo sé a pesar de estar temblando por el contraste de temperaturas. Al final la dejo hacer, quedando bastante empanado mientras que canaliza la magia sanadora junto con el agua, produciendo ese brillo azulado. En mi mirada se deja entrever una mezcla de agradecimiento por lo que está haciendo y admiración por su habilidad mágica, una admiración que se hace también extensible a su persona, por todo lo que es y la dedicación que le pone a lo que hace. El tiempo transcurre de manera extraña mientras estoy abrazado a ella, con los ojos cerrados y con el único sonido del discurrir del agua sobre nuestros cuerpos.  Parece como si hubiese pasado una eternidad desde que entramos, como si estuviésemos en un universo paralelo. La calma que me transmite me apacigua lo suficiente como para aguantar ahí a pesar del frío, dejando toda mi confianza en ella. Colaboro lo suficiente con Juliet para que pueda terminar de quitarme la ropa rota, agradeciendo el momento en que por fin se corta el agua de la ducha. La intensidad del último abrazo que nos damos ahí dentro termina por eliminar la distancia que había surgido entre nosotros tras el incidente, o al menos así lo siento yo.

Me apoyo en la pelirroja para salir del baño una vez que nos hemos desecho de la ropa mojada, sentándome sobre la cama con bastante agotamiento. Todavía sigo encontrándome mal, pero está claro que ella ha conseguido hacer que la situación mejore. Paso una mano por mi pelo para revolverlo y quitarle algo de agua, tumbándome después reflexionando sobre si es posible que sólo el zarpazo me haya provocado todo esto. Mientras ella coloca cosas yo casi empiezo a quedarme dormido, tendido en la cama boca arriba,  divagando de manera errática mientras  se me cierran los ojos de vez en cuando. La verdad es que en general ha sido un día de mierda, pero puedo considerarme afortunado por haber conseguido mantener a Svart con nosotros y por tener aquí a Juliet cuidándome de esa manera. Vuelvo a abrir los ojos cuando ella regresa a la cama para girarme hacia un lado, sintiendo cómo me abraza por detrás tras arroparnos a ambos. Busco una de sus manos con la mía, cogiéndola para entrelazarla con mis dedos. Espero no darle calor en exceso ahora que estoy en modo estufa, que sé que no le agrada demasiado eso de pasar calor.

- Creo que mejor...no te preocupes. Parece que estoy menos caliente- comento sin darme cuenta de lo mal que podía sonar eso, doble sentido del que me habría percatado de estar en plenas facultades. El agua fría ha conseguido disminuir un poco la temperatura, despejando algo mi cabeza, y sus curaciones repetidas han sanado las graves heridas del zarpazo. - deberíamos dormir los dos...- murmuro cuando dice eso de que no me duerma, pensando que ella también debe estar agotada de tanto canalizar magia sanadora. Se llevó golpes en la taberna, seguro que necesita recuperarse de eso. Extiendo la mano que tengo libre para abrir el cajón de la mesilla de noche que está al lado, sacando un pequeño frasco de poción herbovitalizante para entregárselo mientras le digo lo que es.

- Ten, con esto te recuperarás tú también. La cogí del castillo Black, es segura. Y descansa, por favor...llevas demasiadas curaciones seguidas. - antes de que diga que me lo tome yo, que seguro va a decirlo, sigo hablando. - yo es mejor que no tome nada por ahora, sería un desperdicio.- añado refiriéndome a que probablemente no lo retendría en el estómago, sería un gasto inútil. Guardo silencio unos segundos, cerrando los ojos mientras trato de respirar de manera menos irregular, aunque me está costando. - ¿Crees que me perdonará? - pregunto al cabo de un rato, refiriéndome a Svart. No sé si ella lo habrá hecho ya, o será más complicado.


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PS: 81 + 30= 111 - 10 (veneno post 7)= 101

El día había sido por demás largo, y sentía que aún faltaba bastante ira por calmar. Después de todo, Svart, por más asustado que estuviera, era un dragón al que le habían arrebatado del nido. Al menos había sido reconfortado, esperaba que entendiera que tenía un voto decisivo en lo que pasara con él de ahora en adelante, y que pudiera perdonar.

Recostada abrazando a Reiv, hizo un último intento de curación. Si bien era cierto que él se sentía menos caliente, también era verdad que no estaba totalmente recuperado.- Sería buena idea descansar, tienes razón.- Susurró, acurrucándose la manta. Que si bien haría bastante calor ahí dentro, por ahora hacía frío.

Tomó a regañadientes el frasco que le tendió el moreno cuando decidió que no había por qué discutir. Al menos así dormiría sin dolor en el cuerpo, que había estado ignorando los síntomas y el cansancio, pero ahora recostada se asentaban todos los males.- No te preocupes por mi.- Susurró antes de tomar un trago de la poción. Decidió no tomarla toda, pues no se sentía tan mal. Solo tomó un poco más de la mitad.- Trata de descansar. Si no te sientes bien, dímelo para ver que podemos hacer, ¿de acuerdo? Trataré de estar alerta.- Susurró finalmente antes de colocarse con cuidado hasta que encontró un espacio cómodo en el qué quedarse. Fue entonces cuando escuchó la pregunta de Reiv, sintiéndose un poco mal ante tanta incertidumbre.- Solo puedes disculparte de corazón. Él decidirá. Lo cierto es que debe estar muy confundido. Debes considerar sus sentimientos con cuidado.- Suspiró volteando a ver a Svart, que parecía dormido antes de cerrar sus propios ojos, relajando el cuerpo, más magullado de lo que había sentido en primera instancia. Con los ojos cerrados podía sentir claramente cada músculo donde los golpes habían sembrado su nido, pero la poción parecía actuar rápido pues se sentía lo suficientemente bien para descansar.- Dulces sueños...- Susurró, ignorante de que los suyos no serían dulces...
El reloj apuntaba las tres cuando Juliet abrió los ojos de manera violenta, aunque su cuerpo estaba completamente inmóvil y pesado. Estaba empapada en sudor, y no precisamente por culpa de Reiv, que ya no tenía una fiebre alta como cuando lo tocó antes de dormir. En el estómago tenía un nudo que le impedía respirar, el rostro empapado en lágrimas silenciosas y en la mente una serie de imágenes perturbadoras y oscuras. Una herida, muy similar a las de Reiv, que cortaban el torso en diagonal de manera profunda se clavaban en el pecho de gente que creía conocer. Hombres más que nada, algunas mujeres, cubiertas de sangre y polvo, como si una batalla larga se hubiera suscitado. Algunos yacían en el piso, inertes y vacíos, mientras que otros se mantenían en pie con dificultades. Por último, una imagen de sí misma, con esa misma herida que todos tenían. Una herida dolorosa que le hacía sentir el ardor en el pecho de quien había sido lastimado en batalla. Tenía aquellas sensaciones terribles de que les conocía, y de que aquellas heridas le eran familiares. Su cuerpo las recordaba como si nunca se hubieran ido.

Aunque trató de deshacer las imágenes de su mente, no lo logró hasta haber llorado amargamente en un silencio sepulcral. A mitad de su llanto, volvió a quedarse dormida, aún con el nudo en la garganta y el férreo abrazo a Reiv, que era lo que le permitía aferrarse a la realidad. O lo que ella creía que era la realidad...


PS= 124 + 30 = 154!!! ok, no, 150.

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'Curación' :

Consigo convencerla finalmente para que descanse y se tome la poción, por mucho que diga que no me preocupe por ella. Tanto uso de magia seguido es bastante desgaste, aunque no quiera admitirlo. Asiento a lo de avisarla con cualquier cosa que pasase, aunque más por dejarla tranquila que otra cosa. No quiero estar molestando lo que queda de noche, que suficiente he molestado ya. En el fondo agradezco la respuesta sincera que me da con lo de Svart, sin soltarme ninguna mentira piadosa diciendo que se le pasará fácilmente. Suspiro pesadamente, pensando en lo mucho que tendré que poner de mi parte si quiero que el dragón me perdone y vuelva a confiar en mí.

- Eso haré, aunque...no creo que todo vuelva a ser como antes.- pocas veces vuelve a ser todo como antes cuando se pierde la confianza, la única esperanza que queda es que al ser tan joven no sepa guardar rencor como lo haría un adulto.  Guardo silencio durante varios segundos más, tendido de lado en la cama mientras observo a Svart durmiento plácidamente. Al menos parece que está descansando bien. Intento hacer lo mismo tras las buenas noches de Juliet, susurrando lo mismo y añadiendo algo más.  - Gracias por todo.- no puedo decirle otra cosa por todo lo de esta noche, por quedarse, por preocuparse por mí y cuidarme y por no decirme una mentira fácil con el asunto del perdón del dragón. No me cuesta mucho quedarme dormido, el cansancio acaba por vencerme a los pocos minutos.


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El resto de la noche transcurre más o menos en calma, sin moverme demasiado de la posición en la que me he quedado dormido. No me percato de los malos sueños que está teniendo Juliet hasta que comienzo a despertar poco a poco, notando la manera tan fuerte en la que me está abrazando por la espalda. Al principio no recuerdo con mucha claridad lo que pasó anoche, ni que estábamos durmiendo juntos. No lo recuerdo del todo hasta que me giro lentamente y la veo dormida junto a mi. Me quedo mirándola de frente unos segundos, fijándome en que su expresión no es la de alguien que está durmiendo tranquilamente, pues parece como si hubiese estado llorando recientemente. Alzo mi mano hasta su mejilla, pasando el pulgar despacio por ésta para limpiar las lágrimas que puedan quedarle. Espero que todo esto no sea por lo de anoche, me sentiría culpable si tuviese algo que ver. Por un momento estoy tentado de despertarla para preguntar qué le pasa, pero decido dejarla descansar un poco más para no sobresaltarla. Me separo de ella con cuidado, sentándome después en el borde de la cama. Para mi disgusto todavía no me siento bien del todo, es como si la debilidad y la fiebre no quisieran terminar de irse. Después de varias sanaciones debería estar solucionado por completo, pero parece que no es así.

Me pongo en pie con cierta resignación, caminando hacia el armario para buscar ropa con la que vestirme. Allí me encuentro con ropa que no reconozco como mía, pues es la de Juliet, que la ha dejado ahí dentro también. Sonrío para mi mismo al darme cuenta del detalle, pues me gusta que considere este sitio también como suyo, como un sitio de ambos. Antes de ir al baño cojo una muda, un vaquero y una camiseta negra de manda corta, además de una toalla. Una vez dentro me meto bajo el chorro de agua de la ducha, enjabonándome y demás, comprobando que la herida del zarpazo está cerrada y queda sólo algo de marca oscura.  Me acuerdo de lo de anoche pero con algunas lagunas, sé que estuvimos un buen rato bajo el agua, aunque no sé si dije muchas estupideces. Cuando salgo de la ducha me seco con la toalla, yendo al lavabo para usar el cepillo y lavarme los dientes. Un par de minutos después salgo del baño ya vestido, aunque absurdamente cansado para lo poco que acabo de hacer. Voy hacia el pantalón que hay tendido en la habitación para recuperar la moneda comunicadora, encontrando que hay varios mensajes acumulados.

DESDE LA MONEDA DE JOHAN escribió:
no me insultes Reiv Black. Quieres a tu hermano? Yo quiero al mio. Entregamelo sano y salvo a la siguiente direccion y todos saldran ganando. En el Big Ben y el Parlamento británico, mandaremos drones para comprobar si sois legales.

Vyctoria escribió:Quien venga a Nimrod le esperaremos en el cementerio. Estaremos solo unos minutos, después empieza el rescate de Leila, Johan y Thalos.

Me recorre un escalofrío por todo el cuerpo al comprobar que los temores que tuve anoche con lo de Johan se confirman. La Alianza lo tiene prisionero y están usando su moneda, y por otro lado la chica morena que acompañaba a Johan, Victorya, anda preparando un rescate de los tres que menciona. Se supone que hay que ir al cementerio, pero el otro dice no sé qué de entregarle a su hermano. Resoplo pasándome una mano por la cara un tanto agobiado y sin saber qué hacer, si ir a buscar al hermano de Wilhelm que tienen secuestrado para llevarlo al Big Ben o si ir al cementerio. Al parecer hay poco tiempo para pensarlo, tengo que tomar una decisión cuanto antes. Miro a Svart pensando en la "conversación" que tengo pendiente con él, pero sigue durmiendo y creo que ahora no es el mejor momento. Después regreso a la cama con Juliet, sentándome en el borde para arroparla un poco y darle después un pequeño beso en la mejilla esperando que se despierte. No puedo irme sin contarle nada, ni sin saber qué clase de pesadillas estaba teniendo.

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PS: 101 + 20= 121 - 10 (veneno post 8 )= 111