Piso okupa

El regreso al piso abandonado no les traía buenos recuerdos a ninguno de los dos, pero no tenían otro lugar donde refugiarse y tampoco querían regresar a Ouroboros. Tuvo que soportar mirar a ese espacio, ahora vacío, en el que solía dormir Svart. Se tragó las ganas de ponerse a llorar otra vez, obligándose a adecentar un poco el lugar para poder habitarlo aunque fuesen unos días. En poco tiempo cambió la ropa de cama, abrió ventanas, y limpió lo justo. Después se encerró un rato en el baño, metiéndose en la ducha. Abrió el grifo y dejó correr el agua fría unos segundos antes de echarse jabón por todas partes. Necesitaba quitarse de encima ese olor de la hoguera que hacía que se le revolviese el estómago, aunque sospechaba que no tenía que ver con limpiarse de todas las maneras posibles, sino que más bien iba a ser un olor que se le quedase en la memoria. Dejó que las lágrimas volviesen a salir por fin mientras estaba bajo el agua, torturándose al pensar en el modo en que había muerto su compañero, en lo solo y asustado que se debió haber sentido. Daría lo que fuera por poder hablar con él por última vez. Tardó todavía varios minutos más en salir ya vestido con ropa de la que se habían dejado en los armarios, dejándose caer en el borde de la cama antes de meterse allí.

El tiempo transcurrió de manera extraña y en relativo silencio, hasta que Juliet decidió romperlo. Notó que se metía de nuevo en la cama y le abrazaba por la espalda, reconfortándolo de algún modo. La pregunta se le hizo extraña, tardando un poco en responderla. - No...- ni siquiera era algo en lo que hubiese pensado antes, y mucho menos que le interesase en ese momento. - Aunque...tal vez el tuyo. - se giró despacio para quedar frente a frente, tomando un mechón de su pelo entre sus dedos para que supiese a qué se refería. La escuchó en silencio mientras le contaba aquella historia de cuando salió del coliseo, dándole una idea de algo que podría regalarle algún día. Simplemente negó con la cabeza a la siguiente pregunta sobre el animal favorito, comprendiendo que probablemente sólo le estaba diciendo todas esas cosas sin mucho sentido para conseguir hacerlo hablar.

- Juliet...con que estés aquí es suficiente. - murmuró llevando una mano a su mejilla al ver que empezaba a sollozar, dándole después un beso en la frente. - No te preocupes por mí, volveremos a estar bien. - no tenían otra opción, tarde o temprano tendrían que salir de esa habitación y volver al mundo aunque ahora tuviese mucho más miedo que antes. Había visto lo que podía pasar en apenas un momento, y no quería tener que despedirse de nadie más, mucho menos de ella. - Sólo prométeme que no te voy a perder a ti también. Prométeme que no vas a acudir a ninguna de esas...batallas de mierda de los Pendragon, de los Descendientes...todos ellos son culpables. - unos habían lanzado el proyectil que había acabado con la vida de Svart, y los otros lo habían llevado hasta la batalla. Incluso su padre, aquel que debía protegerlo, lo había llevado a su fin.

Por un momento, cuando lanzó aquella primera pregunta, se sintió en soledad. Reiv no respondía y se le había hecho eterno el momento. ¿Y si no volvía a hablarle? Se habían sumido en silencio por lo que creía que habían sido días. ¿Que tal si ya nada volvía a la normalidad? Ciertamente, ella no podía con eso. No podía seguir en silencio porque cuando estaba en silencio su mente volvía a pensar en Svart.

Cuando Reiv por fín respondió, se sintió idiota por siquiera tratar de traerlo de vuelta. Quizás aún no era el momento. Quizás la historia estaba de más aunque desde hacía días solo recordaba detalles insignificantes. Se había ido muy atrás en su historia y se empeñaba en recordar momentos felices o cosas muy oscuras de las que trataba de huir. Fue solo cuando Reiv se giró y que pudo abrazarle de frente que sintió que, probablemente ambos estaban en aquel dolor y soledad juntos. Soltó un suspiro y se acurrucó en su pecho cuando habló de su cabello. Aquello era dulce de su parte y le aliviaba el corazón. Tampoco dijo nada por la jirefa. De verdad le había gustado mucho aquella fotografía y soñaba desde ese día con verlas tan altas como la descripción lo decía.

Sus sollozos se volvieron más tranquilos de saber que su compañía era suficiente, porque había sentido que nada lo sería nunca y le quitaba un peso de encima.- Siempre voy a estar aquí.- Él era su hogar, después de todo, y que le afirmara que estarían bien de nuevo, algún día, era suficiente para mantener la esperanza. Sin embargo, las promesas que él pedía... era difícil cumplirlas y tratar de completar su vendetta personal.- No me vas a perder. Nunca.- Susurró, y de eso estaba completamente segura. Los dragones vivían miles de años y siempre había sabido que morirían juntos cerca de los dos siglos. Pero por las batallas... no estaba tan segura.- Tengo que volver a Ávalon algún día.- Susurró en la voz más baja que pudo, pensando en dónde más iba a encontrar a Smaug ahora que había sentado su nido en aquel lugar.- Tengo que matar a Smaug. No tiene lugar en este mundo un dragón que abandona a su misma sangre. Pero no será hoy.- Y aunque era un ideal muy de dragones blancos, no se aplicaba del todo a la ideología de Smaug.- Es todo. Después de eso no más venganzas, no más batallas que no sean nuestras. Para ninguno de los dos.

Su promesa significaba mucho para él, más porque necesitaba creer que en que no tendría que despedirse de ella que porque creyese que con eso ya estaba todo solucionado. Iba a seguir temiendo, eso no había manera de evitarlo. La abrazó después de que susurrase aquello, al menos hasta que escuchó las palabras "Ávalon" y "volver" en una misma frase. No podía creer que se le estuviese pasando eso por la cabeza.  - ¿Qué...? - deshizo el abrazo para mirarla cara a cara, negando con incredulidad.

- No, de eso nada. No vas a volver ahí. - se incorporó bruscamente hasta sentarse a su lado, escuchando sus razones para querer volver. Venganza...él conocía bien lo que era eso, lo había buscado en incontables ocasiones. En algunas ocasiones no había podido completar esa venganza, como en el caso de Tobías, pero cuando si lo había hecho...tampoco compensaba, o se daba cuenta de que él mismo estaba equivocado. Fue lo que le pasó con su padre y hermano.

- Ni siquiera hay un único culpable en lo que le ha pasado a Svart. La flecha la disparó Ouroboros, la batalla la iniciaron los Pendragon, y Smaug lo único que hizo fue no impedir que él fuese. Si buscas más culpables...a uno de ellos lo tienes delante. - suspiró abatido, dejando caer los hombros mientras  miraba hacia otro lado. Tal culpable era él como Smaug, por no haberle sacado antes de Ávalon. Dobló las rodillas para rodearlas con los brazos, apoyando así la barbilla.

 - Si de verdad quisieras iniciar una venganza, tendrías que ir contra todos. - le echó una mirada de reojo, pensando que tenía que disuadirla como fuese. Regresar allí no era seguro.  - Ellos pueden hacer que hagas lo que desean. Eso no es luchar tus propias batallas. Te lo dije cuando fuimos a Escocia, y te lo vuelvo a repetir ahora. Mantente lejos. Por favor...-

Una vez abrazados, creyó que todo iría a mejor con el tiempo, que ya nada podría separarles y que el dolor se iría, poco a poco, muy lento, pero juntos. O al menos hasta que él se separó de ella tan bruscamente que la sorprendió de sobre manera. Miró la incredulidad en su rostro y pensó, de verdad pensó, que él había guardado algún sentimiento de venganza como ella. ¿Cuándo había cambiado tanto? ¿Cuándo se había vuelto ella la rencorosa? No le cuadraba.

Reiv...- Susurró, tratando de llamar su atención cuando le prohibió volver, o algo así. Se sentó suavemente, abrazándolo por la espalda a pesar de lo molesto que se le veía. No tenía caso hablar de nada de eso en aquel momento, per tampoco quería mentirle cuando recién le pidió que le prometiera lo que no quería cumplir. Sin embargo, cuando se culpó a si mismo y trató de cerrarse a ella, tuvo que actuar. Se cambió de lado para sentarse junto a él, pero de frente, metiendo el cuerpo entre las piernas de Reiv y su pecho en un esfuerzo digno de una contorsionista, para evitar que se echara a la depresión de nuevo. En lugar de eso, le hizo que la abrazara y le dejó un beso en la mejilla.- También podría culparme a mi, por no cuidar más de él. Yo le prohibí entrar en batallas.- Por no haber sido más firme aquel día frente a Shyvanna, cuando hablaron de Smaug y de la posición que él podría tener o no durante una batalla. Sus pensamientos de los últimos días se empeñaban en recordar si le había dado suficiente énfasis a Svart con la mirada como para evitar que fuese a la batalla, pero claramente no había sido suficiente. Volvió de nuevo con lo de que la estaban manipulando y solo giró los ojos. Quería ser comprensiva con el dolor del moreno y solo por eso no le lanzó la cantaleta que amenazaba por salir. Eso y que se sentía realmente cansada.- Él creía que yo era su mamá.- Susurró, escondiendo el rostro en el cuello de Reiv, tratando de ocultar un poco el dolor que le apresaba. Él le llamaba mamá y no podía dejar que todo terminara en nada.- Es el segundo...- El segundo hijo que perdían. El segundo que no podían cuidar. El segundo que moría por culpa de enemigos de los que no se podía vengar. La tristeza la embargó de nuevo, abrazando con más fuerza a Reiv. No podía dejar a Svart también sin un descanso eterno.- Quizás sí soy de mala suerte.

Suspiró asintiendo después de su beso en la mejilla, tras de sus intentos de sentarse enfrente de él para obligarle a mirarla. Alzó la cabeza sin muchas ganas, apoyando las manos sobre las rodillas de ella. - Por eso mismo...el único que no tenía culpa alguna era él. Era demasiado joven para conocer la maldad del mundo y sus peligros. - no intentó quitarle la idea de que ellos también eran culpables, porque en cierto modo sentía que lo eran, había que asumir la carga.

Se dio cuenta de que no le replicó a la crítica a los Pendragon, pero su gesto lo dijo todo. Seguía sin poder o querer verlo, y las palabras ya no bastaban. Temía que llegase el día en que la convocasen y no fuese capaz de negarse. Sólo dejó de pensar en aquello cuando la escuchó pronunciar aquellas frases tan dolorosas...era cierto que Svart la tomaba por su madre, y eso hacia que fuese el segundo "hijo" que perdían.

- No, no te hagas eso. - iba a decirle que era mejor no pensarlo, pero supuso que era inevitable hacer asociaciones. En lugar de eso le devolvió el abrazo con fuerza, refugiándola contra su pecho.   - Al contrario. Tengo mucha suerte de que te cruzases en mi camino aquella noche en la taberna. Me has salvado en incontables ocasiones, y te has quedado conmigo siempre que lo he necesitado.  - susurró, alzando la cabeza de ella por al barbilla para que le mirase a la cara. - Lo único que tengo claro ahora mismo es que haría lo que fuese por  tu bien. A quien realmente debo lealtad es a ti. Ni a Ouroboros, ni a ningún otro bando. - Necesitaba animarla, y necesitaba animarle él también. No podían permitirse seguir así mucho tiempo más. Después dejó un pequeño beso sobre sus labios, y otro más en su cuello mientras subía una de sus manos por la espalda de ella.

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éxito: Se anima
fallo: no se anima

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'Probabilidad' :

Al final, sus intentos por no dejar que el contrario se ensimismara parecían haber dado resultado. Ahora ambos estaban unidos, hablando al menos, como no habían hecho en los últimos días. Hablaban de Svart y hablar de él en pasado resultaba algo dolorosamente insoportable.- Debimos tenerlo con nosotros.- Susurró, pero en su momento ambos habían acordado que lo mejor para él era estar en aquella colonia, donde parecía feliz y convivía en paz con otros. No era el dragón negro huraño que todos creían y seguro que algunos ahí estaban también echándole de menos. Se le humedecieron los ojos de nuevo de pensar en los otros dragoncitos, que ahora habían perdido el mejor amigo que hubieran podido pedir. Se preguntaba, de alguna manera, si perder a Svart era el karma que estaban pagando después de deshacerse de aquel guardia.

Después de recordar la primera vez que Svart le había dicho mamá, quiso tirar por la borda todos los intentos que había hecho por sacar a Reiv de la cama y espavilar. Quiso tirarse de nuevo a llorar.- Esta vez es peor. Svart...- ¿Sí era peor? El primero no había tenido oportunidad de ver el mundo, Svart había muerto viendo su maldad. Ambos eran igual de inocentes. Permitió que Reiv la tomara contra su pecho, ahogando los sollozos que trató de terminar mientras escuchaba las palabras del moreno. De no ser por Svart, de no haber sabido que Reiv sabía de dragones, sus historias no se abrían enlazado aquel día. Levantó el rostro a regañadientes cuando él la hizo verlo, con el rostro en entera tristeza. Todo lo que decía era muy similar a aquella frase que había usado un par de veces con él. Él era su hogar, y el sentimiento era mutuo. Le besó con suavidad, alargándolo lo más que pudo antes de que sus labios bajaran por su piel. Ella también le abrazó con fuerza, como si alguien fuera a arrebatárselo. Tenían que enfocarse el uno en el otro para poder sobrevivir.- ¿Qué vamos a hacer ahora? Sin guerra, sin batallas... Ya habíamos dicho que no servíamos para la vida normal. Volver a la cama no es opción.- Susurró, pensando un momento en que entre sus talentos no estaba ninguno que le sirviera de algo en una sociedad pacífica. No podía ver a su familia porque eso implicaba otra ronda de pleitos con Reiv y era ya demasiado. No podía vender hielo siquiera. O tal vez eso sí.- Antes querías viajar...- Susurró, recordando los planes que habían postpuesto cuando la emisaria de los Pendragón había llegado por ella a Ouroboros.

Tuvo que darle la razón con todo el dolor de su corazón, era cierto que deberían haber alejado a Svart del resto de dragones, aunque en ese momento pensasen que era lo mejor para él, que allí estaba feliz. Parecía obvio decirlo después de lo sucedido. Cerró los ojos, suspirando profundamente al escuchar que era peor haber perdido al pequeño dragón que al que habría sido su primer hijo si hubiese llegado a nacer. - Ya...sé a qué te refieres. - ni siquiera habían llegado a conocerle, ni aquel embarazo había llegado a estar avanzado. No era algo que quisiera recordar, sobre todo porque lo perdieron por culpa de otros, pero...no era la misma sensación de pérdida.

Los abrazos parecieron recomponerla un poco, logrando que se pusiese a pensar en otra cosa diferente. Le sorprendió que abandonase tan rápido la idea de vengarse de Smaug, pensando que debía tener un gran poder de convicción para hacerla cambiar de idea. Eso o que realmente sabía que esa venganza no iba a hacerla sentir mejor. En el fondo se alegró de no tener que insistir para quitarle la idea de la cabeza, para no tener que lidiar con la preocupación de que pudiese acabar mal si se acercaba de nuevo a la familia Pendragon.
- No es cierto que ya no haya batallas...sigue habiéndolas. - desvió un momento la mirada hacia la moneda comunicadora que había en la mesilla de noche, como queriendo decir que le había llegado un mensaje. Por el momento había ignorado a Johan, no se sentía con ganas de atender a propuestas de misiones. La pregunta de Juliet le planteaba una crisis, ¿y si era verdad que no valían para una vida normal? - Suenas como que no merece la pena o no hay objetivo vital si no estamos luchando. - no le gustó el planteamiento de que su única valía era esa. Él llevaba peleando desde los 15 años, y ella...incluso desde antes.

Estaba dándole vueltas a aquello cuando escuchó el comentario de que no era una opción volver a la cama, esbozando una breve y mínima sonrisa al pensar en el doble sentido. - Ya. Depende de para qué. - le dedicó una mirada significativa para ver si lo captaba, sintiéndose un poco mejor al escuchar lo de viajar. Era lo que pensaban hacer antes de que la maldita idea de quedarse en Ávalon se les pasase por al cabeza. Cogió una de sus manos, entrelazándola con las suyas.
- Sigo queriendo. Vámonos mañana, tan lejos como podamos por una temporada. No tenemos que tomar más decisiones importantes por el momento. - le sonaba un poco a huir, porque probablemente se llevasen sus problemas con ellos, pero al menos cambiarían un poco de perspectiva.

Se refugió entre los brazos de Reiv cuando tuvo la oportunidad. Tenía un cierto consuelo de saber que estaban en la misma sintonía y que, a pesar de todo, siguieran aún unidos, abriendo el corazón el uno al otro. La primera vez se habían distanciado bastante, pero en esa parecían estar juntos en el dolor, y al menos eso le daba esperanza de que podrían salir adelante.

No quería ser ella quien los sumiera de nuevo en la depresión, sobre todo después de que sus intenciones eran animar a Reiv, no atormentarlo más. Y lo que ciertamente la sacó de ese estado fue la extraña frase del moreno. Sí, seguía habiendo batallas pero... ¿no le acababa de decir que ya no iban a involucrarse y a ser prácticamente civiles? Él desvió la mirada hacia la moneda y la intriga se le instaló. Como si... Casi como si de nuevo fueran a pelear solo las batallas que Reiv aprobara. Pero, una vez más, por no hacer otro conflicto, se guardó la pregunta mientras escuchaba de nuevo al moreno.- No es eso, llevamos tanto en esto que es difícil bajarse.- Susurró antes de escuchar el doble sentido de Reiv. En eso también tenía más experiencia de la debida. Se rio por la curiosa declaración, sin saber si debía seguir la broma... Tenía ganas de estar entre sus brazos, olvidándose del mundo por un rato, pero no sabía si sería el momento propicio. Así que cuando habló de irse, al día siguiente, por fin después de tanto, asintió. Quería irse y salir de aquellos recuerdos que tanto le traían a Svart de vuelta. Quería sacar de su corazón tanto dolor.- ¿Por qué esperar hasta mañana? - Preguntó, tomando sus manos y mirándole con una suave sonrisa.- Acepto. Vámonos. No hay nada que preparar. Estamos tan listos como la última vez.- La última vez sí habían empacado cosas, pero solo necesitaban sus mochilas, las que llevaban siempre con ellos. No hacía falta más.- ¿Dónde iremos primero?

- Pues tenemos que reinventarnos, aprender a usar nuestras habilidades para más cosas. - entendió a la perfección lo que quería decir ella, pensando que les vendría muy bien un cambio de aires durante una temporada. Pensó que lo mejor sería avisar a Johan, para que supiese que no podría contactar con él durante bastantes semanas. Le puso cara de querer que le hiciese caso cuando sólo se rio por su comentario de la cama, pero no hizo intento de nada más porque igual no estaba ninguno de los dos en el mejor modo para ponerse. Ya tendrían tiempo y estarían más relajados durante el viaje.

- ¿Tú crees? ¿ahora mismo? - miró alrededor, tampoco tenían mucho que recoger para marcharse. Lo básico...algo de ropa, armamento por si acaso, sus principales objetos y equipación... - No hace falta que me convenzas mucho. Es lo que teníamos que haber hecho. - no sabía si habría cambiado algo, pero ya no tenía remedio. Se levantó de la cama para empezar a echar sus cosas a una mochila, pensando en el primer lugar al que podrían ir. Mejor algo conocido, para después partir a otros lugares. - Pues...hace unos años estuve en Alemania, me enviaron cuando trabajaba para Termeritus. Quizás podríamos empezar por ahí. - pasaron la siguiente hora recogiendo un poco el piso y preparándose, dejando todo más o menos ordenado. Tal vez cuando regresasen podrían arreglarlo y convertirlo en un hogar de verdad. Tras eso se marcharon del piso, abandonando la ciudad para marcharse a la aventura.
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Off: limbeados de viaje

Dado de 20 para ver a cuántos países viajan:
Dado de 10 para situaciones que les pasan en el viaje:

1- Se hacen ricos con la habilidad de transformación de materia de Reiv
2- Se encuentran con la madre de Reiv y Juliet la conoce
3- Son tan pobres que pasan hambre
4- Descubren el complot de Erik Haraldson contra los Pendragon
5- Conquistan un país medio abandonado
6- Encuentran reliquias y objetos interesantes
7- Tienen que volverse antes de tiempo porque pillan una enfermedad tropical
8- Se pasan todo el viaje retozando y casi no hacen turismo
9- Les atacan unas bestias
10- Se casan en Las Vegas robóticas

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#1 'Dado (20)' :


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#2 'Dado (10)' :

En un piso abandonado, dos licántropos malvados, Garok y Sylas, arrastraban a Lorcan. El olor a humedad y abandono impregnaba el lugar, amplificando la sensación de peligro y desesperación. Las ventanas rotas y las puertas colgantes eran testigos mudos de la degradación del lugar. Empujaron la puerta principal y entraron, arrastrando a Lorcan hasta una habitación vacía y sombría.Garok, un licántropo de piel oscura y ojos siniestros, sostenía a Lorcan con fuerza mientras Sylas, pálido y de expresión fría, observaba con una sonrisa cruel.

- Lo único que les espera a tus amigos es el fracaso. Y si no recibimos nuestro rescate, te aseguro que tu sufrimiento será aún mayor.- le soltó un golpe en la cabeza, con desdén.

Aún pasaría un buen rato hasta que el otro abriese los ojos, si es que los abría, así que se pusieron a desvalijarlo para ver si tenía algo de valor. Enseguida lo ataron a una silla, y después comenzaron a rebuscar por la casa abandonada. - Vaya mieeerda de sitio. A ver si vienen ya los imbéciles estos. -
se asomó a la ventana del edificio, echando un vistazo a la calle para ver si traían ya al resto de rehenes.

Salió del lugar un tanto aturullado por la batalla en la que se había metido, que había sido breve pero le había dejado claro que había perdido reflejos. Juliet también, y por eso los dos habían acabado heridos. Apenas tuvieron tiempo de darse los primeros auxilios porque debían seguir un rastro, y tampoco tuvo tiempo de cruzar palabra alguna con su padre o con Johan. Tendría que buscarlos la próxima vez para verse incluido en la conversación o misiones que tuviesen, pues ellos habían llegado juntos.

- Por aquí sigue el rastro...- señaló a Juliet indicando que bajase a la calle para adoptar su forma humana, junto con el señor de Ouroboros que les acompañaba. Hizo una mueca al poner un pie en el suelo, llevándose la mano al costado que seguía sangrando. Se tomó la poción que le había dado en un par de tragos, tomándose unos segundos para intentar frenar la hemorragia con su poder de control de la sangre. Si le había salido o no ya lo vería después. Echaron a andar a un sitio que les resultaba muy familiar, su antiguo piso okupado. Es que encima se les habían colado ahí, justo donde tenían que ir ese día a recoger unas cuantas ropas que se dejaron. - ¿En serio? vaya unos sinvergüenzas. - murmuró empezando a subir las escaleras con un paso un poco regular, aunque la poción le hubiese recuperado un poco.

- ¿Plan de ataque? para que no corra peligro el rehén. - preguntó mientras subían por las sucias escaleras, deteniéndose un momento en el rellano.


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def. m: 25 dado + 35 stat + 10 hab. + 5 canalizador + 25 cota= 100
daño: 192 -100= 92
PS: 150-92= 58 + 50 de la herbo= 108 (SB al siguiente porque tiene que sangrar)

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'Defensa' :

A pesar de las condiciones, el vuelo fue leve, incluso tranquilo, aunque iba un poco desanimada de que les hubieran hecho daño al segundo de entrar, sobre todo a ella que no había tenido ni tiempo de levantar sus defensas. Los reflejos de gata que tenía ahora parecían de gata muerta. Siguió el rastro con cautela, haciendo también caso de las habilidades de Reiv para no errar. Iba con extrema precaución para no acabar mal de nuevo.

Bajó a la calle con rapidez y deshizo su transformación antes de mirar el lugar al que habían llegado. Lo conocía bien. Reiv también se había dado cuenta. No dijo nada, pero echó a andar tras él, comenzando a recordar los besos que se habían dado en esas escaleras, los porros que se habían fumado y las peleas que habían tenido allí mismo. Las escaleras tenían historia, pero el piso lo tenía más, y era justo ahí donde se habían metido. Historias de amor profundo y de dolor cortante. De heridas que apenas estaban sanando. Le tendió otra poción a Reiv, pasándosela para que la tuviera. Podía beberla si quería, o dejarla, pues ya no alcanzaba a ver si las heridas seguían sangrando o no.- Es espacio pequeño, si hay licántropos tenemos que tratar de poner distancia, de hacerlos salir al pasillo.- Murmuró. Era su mejor oportunidad si querían que el rehén estuviera bien, seguro, adentro. Mientras tanto, ella tomó un trago de díctamo y puso cara de asco. Ya tampoco toleraba el sabor horrible de aquella cosa de la misma manera. Todo era desventajas.

PS= 187 - SB = 167
-1 Herbo Reiv.
- 1 díctamo.

Contadores:
Díctamo: 16 dosis.
Herbo: 1
2 inyecciones de adrenalina

Agradeció a la dragona el “aventón” y supo que sus compañeros estaban cerca en cuanto descendieron por se unieron a él informándole de la cantidad de personas dentro y que aunque olían  a Lorcan…La cantidad de corazones latiendo no era igual a la cantidad de personas dentro. Los otros dos con los que había venido, la dragona y el otro moreno, no parecían estar muy bien.

-El plan es inhabilitarlos antes de que nos toquen... Evitar el combate. Quedaos en la retaguardia por si alguno se escapa… O salta por las ventanas. Atended vuestras heridas- Les explicó brevemente mientras se transformaba en su versión glabro mirando a Juliet durante la última frase. Luego siguió -Ellos ya saben que estamos aquí- Les advirtió porque quizás a ellos les pasaba desapercibido pero a un licántropo no, aunque había un sinfín de aromas que podían generar confusión.

Nikolaos intercambió una mirada con sus compañeros antes de abrir la puerta de un patadón, rompiéndola en pedazos  y soltar un gruñido de advertencia, haciendo uso de su persuasión para que los otros dos tardaran en reaccionar. Al menos lo justo para que sus compañeros de clan fuesen cada uno a por ellos para inmovilizarlos, mientras Nikolaos se centraba en su objetivo que era Lorcan, acercándose a él para extraerlo y llevarlo al hospital del que hablaba Oscurus todo el rato.

Agradeció la segunda poción que le dio Juliet pero se la guardó para después, para curarse en condiciones cuando hubiesen terminado. Por el momento aguantaban los dos. El plan de Jul y el del otro hombre diferían un poco, pues ella quería hacerles salir de la casa y Nikolaos prefería inhabilitarlos dentro. Entornó los ojos con desconfianza cuando se unió más gente al grupo. ¿Para qué habían ido ellos dos entonces si ya había refuerzos por la zona?. Compañeros del señor de Ouroboros, supuso. - No sabemos cuántos son. - aunque en ese piso no cabían muchas personas, era un tanto enano. Bah, bien podían quemar ya ese sitio, aunque hubiese sido su refugio durante un tiempo.

- Supongo que ya no nos necesitas. Vas bien acompañado.- se encogió de hombros y dejó que el licántropo tirase la puerta de una patada, entrando ya más bien como espectador mientras que reducían al par de secuestradores que había junto a la silla en la que estaba el hombre rubio desmayado. Habían puesto el piso perdido de sangre. Decidió echarles una mano utilizando su poder de magia de sangre para desmayar a uno de los atacantes, del otro que se encargasen ellos, con todo lo de atarlos, esposarlos o lo que fuese. Aprovechó el barullo para ir a su antiguo armario, terminando de recoger en una bolsa las cuatro pertenencias y ropas que les quedaban allí. - Suerte. - Después tomó la mano de Juliet, desapareciéndose de allí con ella. Los demás no tardaron en marcharse también, llevándose a Lorcan de allí al hospital y a los delincuentes detenidos.


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PS: 108 - 20 sb y fin = 88
(se guarda poción pa luego)
off: todos fuera