Recuerdo del primer mensaje :
Aqui pueden descansar los magos y brujas. Las habitaciones son salas de tamaño reducido, no es de extrañar sentirse un poco agobiado a la hora de dormir.
El chaval parece estar bastante entero, o al menos lo aparenta. Podría estar mucho peor, teniendo en cuenta la herida de la pierna, la quemadura de la cara y las molestas ataduras. Suspiro con resignación, dando también mi nombre. Ya da igual que lo diga completo, lo saben casi todo sobre mí. - Reiv Black. Diría encantado o alguna gilipollez de esas, pero sería absurdo. - bajo la mirada hacia su rodilla, que me da la impresión que está sangrando bastante, a juzgar por la mancha de sangre en el pantalón. Incluso aunque intentásemos salir de la celda él no podría correr. Alzo la cabeza de manera repentina cuando dice la palabra novia, mirando de reojo y con recelo hacia las esquinas donde deben estar las cámaras. No sé si son sólo cámaras de imagen o también de sonido, ni si saben ya algo de mi relación con ella. - No es mi novia. No puede serlo...- remarco esa última frase para que entienda que quiero ocultarlo todo lo posible, aunque sé que ya no voy a poder contenerme por intentar saber algo de ella cuando algún guardia se acerque a la celda. Ni siquiera sé si ha servido lo de fingir todo este tiempo.
- Menuda mierda. - mascullo por lo bajo mientras recuerda lo que me han hecho a mí y lo que le han hecho a él, aunque no entiendo a qué se refiere con eso de que se gana la vida con su cara. No debe ser famoso, a mi no me suena su cara de nada. A lo mejor una de estas personas que trabajan en los burdeles...vete a saber. - Si salimos de aquí lo de menos será que te quede una cicatriz. Además, esas cosas hoy día venden. - comento por aligerar un poco el ambiente, aunque sigo bastante preocupado por la falta de información sobre Juliet. Escucho atentamente a Kyllian mientras me narra con detalle todo lo sucedido durante su captura, de la cual saco bastantes más datos que de lo otro. Otro ser con la maldición de la luna llena y que acaba muy mal por ello, una historia que por desgracia me suena. No se si podría soportar que se repitiese la historia ahora.
- Altair...el licántropo de los Descendientes. Si escapó seguro que ha podido contarles al resto. Espero que estén haciendo algo. - pienso en mi estricto maestro Snagov y en sus dragones, seguro que con todos los que son podrían organizar un ataque decente. - Leila es una chica que estuvo aquí encerrada por lo del asalto a la torre de telecomunicaciones, cuando dieron aquel mensaje que hizo que la gente se echase a las calles. Mi hermano también estuvo aquí encerrado por eso. Conseguimos sacarles antes de que empezase todo este asunto de la falta de magia. - miro a Kyllian con cara de 'te van a matar' por eso de que escupió y pegó a Éamon, pero yo habría hecho lo mismo. Alzo una ceja extrañado por lo del fetiche con los gatitos, suena como a un tío que se pasa las horas en Youtube viendo vídeos de gatitos. Tiene sentido si lo relacionas con la chica feral. - Iban detrás de ella y te cogieron a ti. Eso es tener mala suerte. - cruzo los brazos negando con la cabeza, señalando después con la barbilla hacia su rodilla. - Te vas a desangrar como un gorrino, y no es cuestión si quiero tener a alguien vivo con quien liarla. - me doy la vuelta para ir hacia la litera, agarrando un trozo de sábana para rasgarla. Después me acerco a él para liarla con fuerza alrededor de su rodilla, y que así no sangre tanto. - Ahora pensar como soltarte...y necesitamos ideas para que al menos podamos salir de la celda. Necesito saber qué ha pasado con la persona que te he dicho antes.
- Menuda mierda. - mascullo por lo bajo mientras recuerda lo que me han hecho a mí y lo que le han hecho a él, aunque no entiendo a qué se refiere con eso de que se gana la vida con su cara. No debe ser famoso, a mi no me suena su cara de nada. A lo mejor una de estas personas que trabajan en los burdeles...vete a saber. - Si salimos de aquí lo de menos será que te quede una cicatriz. Además, esas cosas hoy día venden. - comento por aligerar un poco el ambiente, aunque sigo bastante preocupado por la falta de información sobre Juliet. Escucho atentamente a Kyllian mientras me narra con detalle todo lo sucedido durante su captura, de la cual saco bastantes más datos que de lo otro. Otro ser con la maldición de la luna llena y que acaba muy mal por ello, una historia que por desgracia me suena. No se si podría soportar que se repitiese la historia ahora.
- Altair...el licántropo de los Descendientes. Si escapó seguro que ha podido contarles al resto. Espero que estén haciendo algo. - pienso en mi estricto maestro Snagov y en sus dragones, seguro que con todos los que son podrían organizar un ataque decente. - Leila es una chica que estuvo aquí encerrada por lo del asalto a la torre de telecomunicaciones, cuando dieron aquel mensaje que hizo que la gente se echase a las calles. Mi hermano también estuvo aquí encerrado por eso. Conseguimos sacarles antes de que empezase todo este asunto de la falta de magia. - miro a Kyllian con cara de 'te van a matar' por eso de que escupió y pegó a Éamon, pero yo habría hecho lo mismo. Alzo una ceja extrañado por lo del fetiche con los gatitos, suena como a un tío que se pasa las horas en Youtube viendo vídeos de gatitos. Tiene sentido si lo relacionas con la chica feral. - Iban detrás de ella y te cogieron a ti. Eso es tener mala suerte. - cruzo los brazos negando con la cabeza, señalando después con la barbilla hacia su rodilla. - Te vas a desangrar como un gorrino, y no es cuestión si quiero tener a alguien vivo con quien liarla. - me doy la vuelta para ir hacia la litera, agarrando un trozo de sábana para rasgarla. Después me acerco a él para liarla con fuerza alrededor de su rodilla, y que así no sangre tanto. - Ahora pensar como soltarte...y necesitamos ideas para que al menos podamos salir de la celda. Necesito saber qué ha pasado con la persona que te he dicho antes.
Kyllian Evans
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Ahora que conocía su nombre dejaría de ser el chico del agua, lástima, le gustaban los motes, era divertido. Cuando dice lo de la chica y ve su expresión enseguida sabe que la ha liado, otro punto para el bocazas de Kyllian, prefirió no contestar nada y morderse la lengua antes de cagarla más con el asunto de la chica. Cuando dice lo de su cara, con eso de que las cicatrices "vendían" se echa a reír, al parecer lo había tomado por algún tipo de prostituta o algo parecido.-Creo que me has malinterpretado un poco, mi cara sirve para acercarme a la gente sin que sospechen mucho y robarles o engañarles fácilmente, mejor alguien con cara de niño bueno que un puto orco, no crees?- .
El chico sigue hablando y contestando a sus preguntas, en cuanto sale el nombre de "Altair" se sorprende. -Vaya, ¿conoces al burgués en pelota? el mundo es un pañuelo, así que era verdad que pertenece a los descendientes, sinceramente se poco de ellos, no me interesa la gente que vive en sus castillos flotantes ignorando a los que vivimos aquí abajo, como si fuéramos una mierda, yo no esperaría mucho de ellos, dudo que bajen de su nube.-. siempre había pensado que los descendientes eran un grupo de snobs que no entraban en los asuntos de los mierdecillas como él, que tenían que ganarse la vida como fuera, al menos recibirían una lección ahora que la magia había dejado de existir y sabrían lo que es ser como el resto. Escuchó atento a la historia de Leila y el hermano de Reiv, seguramente lo habrían pasado mal, pero si consiguieron salir aún habría esperanza, al menos hasta ver esa cara de " Te van a matar" aunque ya lo sabía. Eh! no me mires así, cualquier criatura mágica querría darle una paliza a ese bastardo.... pobre Leila, seguro que cuando estuvo aquí le hizo algo, a lo mejor el hijo que espera es del capullo ese, quien sabe... parecía muy afectada cuando la vi, desde luego no quería volver aquí, lo único que pude hacer es tomar su lugar aunque bueno, parece que fui bastante idiota, solo espero que no vengan a por mi o esto habrá sido en vano.
Le da las gracias en el momento que venda su pierna, la verdad es que no la sentía, hasta que el castaño no lo menciona ni se entra del charco de sangre que se estaba formando bajo sus pies. Respecto a lo de huir era bastante escéptico, las cadenas parecían de adamantium, y por más que las miraba no conseguía ver la forma de soltarse. -Al parecer vendrá el mismo diablo en persona a darme un servicio especial, si no consigo librarme de las cadenas no pienses en ninguna estupidez y vete tu solo, seguramente tengas a alguien que te espera fuera de esta cloaca, a mi nadie me echará de menos.-
El chico sigue hablando y contestando a sus preguntas, en cuanto sale el nombre de "Altair" se sorprende. -Vaya, ¿conoces al burgués en pelota? el mundo es un pañuelo, así que era verdad que pertenece a los descendientes, sinceramente se poco de ellos, no me interesa la gente que vive en sus castillos flotantes ignorando a los que vivimos aquí abajo, como si fuéramos una mierda, yo no esperaría mucho de ellos, dudo que bajen de su nube.-. siempre había pensado que los descendientes eran un grupo de snobs que no entraban en los asuntos de los mierdecillas como él, que tenían que ganarse la vida como fuera, al menos recibirían una lección ahora que la magia había dejado de existir y sabrían lo que es ser como el resto. Escuchó atento a la historia de Leila y el hermano de Reiv, seguramente lo habrían pasado mal, pero si consiguieron salir aún habría esperanza, al menos hasta ver esa cara de " Te van a matar" aunque ya lo sabía. Eh! no me mires así, cualquier criatura mágica querría darle una paliza a ese bastardo.... pobre Leila, seguro que cuando estuvo aquí le hizo algo, a lo mejor el hijo que espera es del capullo ese, quien sabe... parecía muy afectada cuando la vi, desde luego no quería volver aquí, lo único que pude hacer es tomar su lugar aunque bueno, parece que fui bastante idiota, solo espero que no vengan a por mi o esto habrá sido en vano.
Le da las gracias en el momento que venda su pierna, la verdad es que no la sentía, hasta que el castaño no lo menciona ni se entra del charco de sangre que se estaba formando bajo sus pies. Respecto a lo de huir era bastante escéptico, las cadenas parecían de adamantium, y por más que las miraba no conseguía ver la forma de soltarse. -Al parecer vendrá el mismo diablo en persona a darme un servicio especial, si no consigo librarme de las cadenas no pienses en ninguna estupidez y vete tu solo, seguramente tengas a alguien que te espera fuera de esta cloaca, a mi nadie me echará de menos.-
Ahora sí que comprendo a qué se refería con lo de ganarse la vida con su cara, ya me estaba imaginando otras cosas. Un pícaro en toda regla, de esos que se acercan a robar sin que te lo esperes. Me encojo de hombros cuando me pregunta, sigo pensando que podrá seguir ganándose la vida así. - O les darás más lástima y sospecharán menos de ti. Ya sabes...el rollo del pobre herido sufridor. - me apunto el mote de "burgués en pelotas" para Altair, coincidiendo en parte con eso de que los Descendientes siempre habían sido una clase aparte. Yo tampoco puedo quejarme mucho, he tenido la suerte de poder vivir en esa isla y de que me enseñen. - Sí...antes al menos era así. En los últimos tiempos han empezado a implicarse más, pero no es suficiente. He estado en esa isla como estudiante, y por lo que sé les costó ponerse de acuerdo para intervenir de manera más activa. Antes sólo se dedicaban a transmitir sus conocimientos y enseñar para que nosotros resolviésemos las cosas por nuestra cuenta. Eso se ha acabado, a ellos también les ha acabado alcanzando la guerra, por mucho que estén ahí aislados. - tal vez hemos sido nosotros los que les hemos metido en ella, porque ellos estaban más o menos en paz hasta que empezaron a acoger a tanta gente allí, tanto refugiados como estudiantes.
- En algún momento debería venir alguien...- murmuro para mí mismo, intentando conservar esa esperanza, por mucho que Éamon se empeñase en restregarme por las narices que a por Johan tardaron menos en venir. La verdad es que no sé ni cuánto tiempo ha pasado ya, es difícil mantener la noción de éste en el lugar que nos encontramos. - Aunque si todo el mundo está sin poderes tal vez no se arriesguen en venir hasta aquí. - asumo con fastidio, frunciendo después el ceño cuando Kyllian insinúa que puede que Éamon abusase de Leila y que tendría que ver con el hijo que espera. De sólo imaginarme que le hagan eso a Juliet me hierve la sangre, no quiero ni pensarlo. - No me extrañaría que hiciesen algo como lo que insinúas. De todos modos fue una locura querer tomar su lugar, por alguien que apenas conoces. Supervivencia de la manada, supongo. - a veces tomamos decisiones que nos perjudican sin saber muy bien el motivo, es necesario verse en la situación para saber cómo actuaríamos. Asiento cuando me agradece lo de la pierna, era necesario que le pusiese algo.
- ¿¿Qué dices?? ¿¿Va a venir él en persona a la celda?? - si se toma la molestia de venir hasta aquí no puede ser nada bueno, pero la posibilidad de que abran esa puerta y de poder intentar algo me hace poner la mente a trabajar. Por otro lado también escucho cierta voz de la conciencia que me dice que no haga estupideces, pero esperar sin más no lo aguantaré. Miro a Kyllian con cierta lástima por eso que dice de que a él no le espera nadie, recordándome a mí hace algunos años. También me sentí así cuando me atraparon los renegados, abandonado, como si no importase a nadie. Por ese motivo empatizo bastante con él, me hubiese gustado que alguien me ayudase en aquel momento. - Tss...calla. Soy muy de recoger bichos abandonados, estaría feo empezar a dejarlos tirados en sitios como este. - eso de recoger sí que es un poco si cierto, así es como conseguí al halcón que tuve, o más o menos como encontré a Svart, aunque no estaba precisamente abandonado. Vuelvo otra vez hacia la litera, pero esta vez levanto el colchón para pegar una patada a la lámina de madera del somier. Está medio podrida, pero podía servirme de palanca. Me guardo un trozo de astilla en la bota, y arranco un trozo que se rompe, volviendo hacia Kyllian para meter la madera entre la cadena y los pies, tratando de retorcer para que el metal se vaya debilitando. No tiene pinta de ir a funcionar. - No tenemos mucho tiempo hasta que los de vigilancia miren las cámaras y vean algo raro. Cuando entren ... - bajo la voz para explicarle y mostrarle lo que me he guardado en la bota. Puede que sea una gilipollez, pero quiero intentarlo por si funciona. Tal vez podamos arrebatar algún arma.
- En algún momento debería venir alguien...- murmuro para mí mismo, intentando conservar esa esperanza, por mucho que Éamon se empeñase en restregarme por las narices que a por Johan tardaron menos en venir. La verdad es que no sé ni cuánto tiempo ha pasado ya, es difícil mantener la noción de éste en el lugar que nos encontramos. - Aunque si todo el mundo está sin poderes tal vez no se arriesguen en venir hasta aquí. - asumo con fastidio, frunciendo después el ceño cuando Kyllian insinúa que puede que Éamon abusase de Leila y que tendría que ver con el hijo que espera. De sólo imaginarme que le hagan eso a Juliet me hierve la sangre, no quiero ni pensarlo. - No me extrañaría que hiciesen algo como lo que insinúas. De todos modos fue una locura querer tomar su lugar, por alguien que apenas conoces. Supervivencia de la manada, supongo. - a veces tomamos decisiones que nos perjudican sin saber muy bien el motivo, es necesario verse en la situación para saber cómo actuaríamos. Asiento cuando me agradece lo de la pierna, era necesario que le pusiese algo.
- ¿¿Qué dices?? ¿¿Va a venir él en persona a la celda?? - si se toma la molestia de venir hasta aquí no puede ser nada bueno, pero la posibilidad de que abran esa puerta y de poder intentar algo me hace poner la mente a trabajar. Por otro lado también escucho cierta voz de la conciencia que me dice que no haga estupideces, pero esperar sin más no lo aguantaré. Miro a Kyllian con cierta lástima por eso que dice de que a él no le espera nadie, recordándome a mí hace algunos años. También me sentí así cuando me atraparon los renegados, abandonado, como si no importase a nadie. Por ese motivo empatizo bastante con él, me hubiese gustado que alguien me ayudase en aquel momento. - Tss...calla. Soy muy de recoger bichos abandonados, estaría feo empezar a dejarlos tirados en sitios como este. - eso de recoger sí que es un poco si cierto, así es como conseguí al halcón que tuve, o más o menos como encontré a Svart, aunque no estaba precisamente abandonado. Vuelvo otra vez hacia la litera, pero esta vez levanto el colchón para pegar una patada a la lámina de madera del somier. Está medio podrida, pero podía servirme de palanca. Me guardo un trozo de astilla en la bota, y arranco un trozo que se rompe, volviendo hacia Kyllian para meter la madera entre la cadena y los pies, tratando de retorcer para que el metal se vaya debilitando. No tiene pinta de ir a funcionar. - No tenemos mucho tiempo hasta que los de vigilancia miren las cámaras y vean algo raro. Cuando entren ... - bajo la voz para explicarle y mostrarle lo que me he guardado en la bota. Puede que sea una gilipollez, pero quiero intentarlo por si funciona. Tal vez podamos arrebatar algún arma.
Éamon O'Connell
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Al final me demoro más de lo que pensaba en acudir a la celda de Kyllian, es lo que tiene ser un hombre ocupado. Antes de ir consulto con el científico para asegurarme de que le haya inyectado la heparina, lo cual no le dejará coagular correctamente y le hará sangrar más con cada cosa que le haga. Acudo a la celda bien pertrechado de todo lo necesario, un maletín con diferentes instrumentos de tortura y sustancias, además de otros dos maletines que cargan los dos soldados armados que me escoltan hasta la celda. Yo también voy armado con mi equipo habitual, en este caso una pistola y una daga en el cinturón. Por el camino me habían mandado un aviso al comunicador que llevo en el cinturón, informando que habían observado en las cámaras de seguridad que estaban comenzando a efectuar maniobras extrañas en el cuarto, como por ejemplo romper la tabla de una cama y usarla a modo de palanca. Ilusos. Como si eso fuese suficiente para hacer ceder el metal, por mucho que retuerza.
Termino de recorrer el pasillo del barracón, que se encuentra en completo silencio a estas horas, y además está escasamente iluminado por las luces de emergencia del suelo. Los soldados me siguen con el arma en posición de reposo, colocándose a cada lado de la puerta mientras que yo utilizo la llave multipase para abrir la celda. Aparezco finalmente en el umbral, sin decir ni media palabra, sólo con verme ya debe saber a qué vengo. El que intenta soltarle me estorba, así que saco mi pistola para dispararle antes de entrar. Poco va a poder hacer para quitarse, le he pillado desprevenido y medio de espaldas. Así dejará de dar por saco un rato, y de paso tendrá vistas en primera persona de lo que le espera. - Aparte, puto gilipollas. - espeto a Reiv al entrar, dándole una patada para quitarle del medio. Los soldados entran detrás de mí, flanqueando la puerta mientras ésta se cierra.
Dedico una larga mirada a Kyllian, haciendo un sonido de reproche mientras guardo la pistola en el cinturón, para sacar después el primer aparato del maletín. Es el mismo látigo que usé con Leila, aunque he tenido la deferencia de limpiarlo para empezar de nuevo. - Kyllian...tu actitud me disgusta profundamente. No colaboras, atacas a la autoridad, colaboras en patéticos intentos de fuga... - el ruido del látigo restañando contra su pecho no se hace esperar, rompiendo parte de la ropa que lleva. - Antes podías hacer algo, ahora ya no. Nada cambiará tu suerte. Vendré aquí hasta que no puedas más, no me llevará mucho rato al día. Me da igual que supliques o no, nada cambiará. - otro latigazo más, está vez con más saña, comenzando a golpearle de manera rítmica y constante. La sangre no tarda en comenzar a manar, más líquida de lo normal. - Ahora eres un buen cacho de carne de cebo. Podría clavarte en una estaca a la entrada del recinto, esperando a que viniesen a por ti. - a Leila le ofrecí la posibilidad de ser ejecutora, pero cometió el error de irse, rechazándolo. No cometeré ese error otra vez. Los ejecutores no humanos acaban saliendo rana, con más facilidad que los humanos.
- Vamos, cuéntame algo, que me aburro. ¿Qué absurdo plan de fuga teníais? - sonrío de manera despectiva, colocándome ahora a la espalda de Kyllian para empezar también a trabajarla. Puede que también sea divertido tirarlo a la arena de combate medio hecho polvo, según me vaya inspirando. - Vaya par de perdedores.
-------------------------------------
dado opciones, disparo a Reiv
1- espalda
2- hombro
3- brazo
4- costado
5- pierna
6- zona lumbar
7- abdomen
8- cuello
9- mano
10- pecho
Termino de recorrer el pasillo del barracón, que se encuentra en completo silencio a estas horas, y además está escasamente iluminado por las luces de emergencia del suelo. Los soldados me siguen con el arma en posición de reposo, colocándose a cada lado de la puerta mientras que yo utilizo la llave multipase para abrir la celda. Aparezco finalmente en el umbral, sin decir ni media palabra, sólo con verme ya debe saber a qué vengo. El que intenta soltarle me estorba, así que saco mi pistola para dispararle antes de entrar. Poco va a poder hacer para quitarse, le he pillado desprevenido y medio de espaldas. Así dejará de dar por saco un rato, y de paso tendrá vistas en primera persona de lo que le espera. - Aparte, puto gilipollas. - espeto a Reiv al entrar, dándole una patada para quitarle del medio. Los soldados entran detrás de mí, flanqueando la puerta mientras ésta se cierra.
Dedico una larga mirada a Kyllian, haciendo un sonido de reproche mientras guardo la pistola en el cinturón, para sacar después el primer aparato del maletín. Es el mismo látigo que usé con Leila, aunque he tenido la deferencia de limpiarlo para empezar de nuevo. - Kyllian...tu actitud me disgusta profundamente. No colaboras, atacas a la autoridad, colaboras en patéticos intentos de fuga... - el ruido del látigo restañando contra su pecho no se hace esperar, rompiendo parte de la ropa que lleva. - Antes podías hacer algo, ahora ya no. Nada cambiará tu suerte. Vendré aquí hasta que no puedas más, no me llevará mucho rato al día. Me da igual que supliques o no, nada cambiará. - otro latigazo más, está vez con más saña, comenzando a golpearle de manera rítmica y constante. La sangre no tarda en comenzar a manar, más líquida de lo normal. - Ahora eres un buen cacho de carne de cebo. Podría clavarte en una estaca a la entrada del recinto, esperando a que viniesen a por ti. - a Leila le ofrecí la posibilidad de ser ejecutora, pero cometió el error de irse, rechazándolo. No cometeré ese error otra vez. Los ejecutores no humanos acaban saliendo rana, con más facilidad que los humanos.
- Vamos, cuéntame algo, que me aburro. ¿Qué absurdo plan de fuga teníais? - sonrío de manera despectiva, colocándome ahora a la espalda de Kyllian para empezar también a trabajarla. Puede que también sea divertido tirarlo a la arena de combate medio hecho polvo, según me vaya inspirando. - Vaya par de perdedores.
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dado opciones, disparo a Reiv
1- espalda
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6- zona lumbar
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9- mano
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El miembro 'Éamon O'Connell' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
'Dado opciones' : 3
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Kyllian Evans
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Reiv parecía bastante sorprendido cunado se entera que Éamon se iba a presentar en persona en aquella celda, no parecía ser lo normal así que sí, la había liado parda. lo siguiente fue lo de recoger bichos, ¿Le estaba tratando como un perro callejero? bueno, no había mucha diferencia pero tenía su orgullo, dicho esto se dispone a romper la tabla vieja, también ve como se guarda aquel trozo en la bota, de poco serviría pero algo era algo.
El castaño lo intenta por un buen rato, retuerce las cadenas una y otra vez , estas empiezan a hacerle daño pero aguanta el dolor si eso le permite salir de ahí, al final el trozo de madera acaba rompiéndose, estaba en muy mal estado y era extraño que aguantara tanto, Reiv lo intenta una y otra vez pero sin previo aviso la puerta se abre, era Éamon y pudo ver perfectamente como le apuntaba al chico. -¡APÁRTATE REIV!- Gritó al ver aquello, pero no fue lo suficientemente rápido, hiriendo a su compañero de celda en un brazo y apartándolo de en medio con una patada. Kyllian le dedica una mirada de odio frunciendo el ceño cuando el rubio se acerca.
Las primeras palabras que salen de los labios del hombre frente a él le eran un poco indiferentes, lo que realmente estaba captando su atención era el látigo... eso iba a doler... -Que te jodan Éamon- dicho esto, el primer latigazo no se hace esperar, arrancándole un grito de dolor, mira la cara del rubio, la misma cara de "llevo un palo metido por el culo" , la amenaza de las visitas constantes hace que haga un gesto de asco, arugando la nariz y todo. Casi que prefiero a los idiotas de tus minions, si lo ultimo que tengo que ver cada día es tu cara me va a...AAAH!-. El siguiente latigazo le hizo bastante daño pues iba con mucha más fuerza y los siguientes también, cada uno le hacía gritar de dolor, intentaba apretar los dientes, inclusó llegó a morderse los labios haciendolos sangrar al igual que su pecho del cual la sangre brotaba recorriendo su cuerpo hasta acabar en el suelo, haciendo más grande el charco de sangre.
Las siguientes palabras del rubio hicieron que media sonrisa se dibujara en su cara aunque a dura penas tenía fuerzas para eso. -no... no van a venir, pierdes tu tiempo conmigo...Tu gatita se ha ido... acéptalo... no tengo nada más que decirte, te he dicho todo lo que sé...- más latigazos se sucedían uno tras otro, al final hasta había dejado de sentirlos en el pecho, pero eso no era un problema para el rubio pues ahora se había puesto a su espalda y había empezado a azotarlo de nuevo, sacándole más gritos, esta vez más leves pues las fuerzas le abandonaban, aún así seguía despierto, no le daría el placer de ver que se rendía, antes se cansaría él de darle latigazos.
El castaño lo intenta por un buen rato, retuerce las cadenas una y otra vez , estas empiezan a hacerle daño pero aguanta el dolor si eso le permite salir de ahí, al final el trozo de madera acaba rompiéndose, estaba en muy mal estado y era extraño que aguantara tanto, Reiv lo intenta una y otra vez pero sin previo aviso la puerta se abre, era Éamon y pudo ver perfectamente como le apuntaba al chico. -¡APÁRTATE REIV!- Gritó al ver aquello, pero no fue lo suficientemente rápido, hiriendo a su compañero de celda en un brazo y apartándolo de en medio con una patada. Kyllian le dedica una mirada de odio frunciendo el ceño cuando el rubio se acerca.
Las primeras palabras que salen de los labios del hombre frente a él le eran un poco indiferentes, lo que realmente estaba captando su atención era el látigo... eso iba a doler... -Que te jodan Éamon- dicho esto, el primer latigazo no se hace esperar, arrancándole un grito de dolor, mira la cara del rubio, la misma cara de "llevo un palo metido por el culo" , la amenaza de las visitas constantes hace que haga un gesto de asco, arugando la nariz y todo. Casi que prefiero a los idiotas de tus minions, si lo ultimo que tengo que ver cada día es tu cara me va a...AAAH!-. El siguiente latigazo le hizo bastante daño pues iba con mucha más fuerza y los siguientes también, cada uno le hacía gritar de dolor, intentaba apretar los dientes, inclusó llegó a morderse los labios haciendolos sangrar al igual que su pecho del cual la sangre brotaba recorriendo su cuerpo hasta acabar en el suelo, haciendo más grande el charco de sangre.
Las siguientes palabras del rubio hicieron que media sonrisa se dibujara en su cara aunque a dura penas tenía fuerzas para eso. -no... no van a venir, pierdes tu tiempo conmigo...Tu gatita se ha ido... acéptalo... no tengo nada más que decirte, te he dicho todo lo que sé...- más latigazos se sucedían uno tras otro, al final hasta había dejado de sentirlos en el pecho, pero eso no era un problema para el rubio pues ahora se había puesto a su espalda y había empezado a azotarlo de nuevo, sacándole más gritos, esta vez más leves pues las fuerzas le abandonaban, aún así seguía despierto, no le daría el placer de ver que se rendía, antes se cansaría él de darle latigazos.
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El miembro 'Kyllian Evans' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
'Probabilidad' :
'Probabilidad' :
Intento inútilmente romper la cadena, durante varios minutos en los que como mucho consigo que le duelan más los tobillos al pobre chaval. Resoplo hastiado, dejando caer un poco los brazos para descansar unos segundos antes de tomar la decisión de desistir. Apenas me da tiempo a reaccionar ante la aparición de Éamon, ni siquiera con el grito de Kyllian. Me llevo un balazo en el brazo y una patada de regalo en el estómago, siendo empujado hacia un lado por el golpe. Me quedo ahí en el suelo, dolorido y hecho un ovillo mientras Éamon saca el látigo para comenzar a cebarse con Kyllian. Ni siquiera le pregunta nada coherente, es pegar por pegar. Aunque le preguntase, el chico no tiene nada para decirle, nada de interés al menos. Cierro los ojos ante el sonido de los latigazos, tratando de recomponerme lo antes posible para hacer algo. Miro de reojo a la bota en la que había guardado un trozo de astilla antes de que Éamon llegase, aunque con la puerta cerrada y los otros dos soldados dentro puede que sea como mi intento de huida en las calles, el día que nos atraparon.
Abro los ojos para mirar a unos y a otros, quedándome quieto mientras evalúo las posibilidades. Si ataco a Éamon, los otros me fríen a balazos. Si ataco a uno de los otros es igual de malo, pero algo menos. Puedo intentar robar el fusil a uno, pero el otro probablemente me dispare antes de que llegue a nada. Sin embargo...si consigo atacar a Éamon y cubrirme con él...
Es difícil pensar con la sangre y los gritos de tortura de fondo, pero incluso si la lío puede que tenga posibilidad de que me saquen fuera de la celda, para lo que sea. Al final uso el brazo no herido para sacar la astilla de la bota, abalanzándome sobre Éamon, que ahora está a la espalda de Kyllian. Clavo con fuerza la astilla en su cuello, aprovechando que él no lleva armaduras ni otros elementos de seguridad encima, agarrándolo después por detrás para tomarlo modo rehén. Que se joda, por dispararme y por no haberme atado.
- ¡SI OS MOVÉIS LE RAJO EL CUELLO! ¡QUITADLE LAS CADENAS Y ABRID LA PUERTA! ¡VAMOS! - ordeno mientras aprieto la astilla contra el cuello de Éamon, que ya sangra por el primer impacto al lanzarme. La desesperación lleva a hacer cosas estúpidas. Empujo a ÉAmon con mi cuerpo para que avance, sin atreverme a soltarle mínimamente para que no se me escape. El siguiente paso será el de intentar quitarle la pistola para ir armado en condiciones. Espero que sean lo suficientemente sensatos como para saber que si les mato al jefe acabarán condenados.
Abro los ojos para mirar a unos y a otros, quedándome quieto mientras evalúo las posibilidades. Si ataco a Éamon, los otros me fríen a balazos. Si ataco a uno de los otros es igual de malo, pero algo menos. Puedo intentar robar el fusil a uno, pero el otro probablemente me dispare antes de que llegue a nada. Sin embargo...si consigo atacar a Éamon y cubrirme con él...
Es difícil pensar con la sangre y los gritos de tortura de fondo, pero incluso si la lío puede que tenga posibilidad de que me saquen fuera de la celda, para lo que sea. Al final uso el brazo no herido para sacar la astilla de la bota, abalanzándome sobre Éamon, que ahora está a la espalda de Kyllian. Clavo con fuerza la astilla en su cuello, aprovechando que él no lleva armaduras ni otros elementos de seguridad encima, agarrándolo después por detrás para tomarlo modo rehén. Que se joda, por dispararme y por no haberme atado.
- ¡SI OS MOVÉIS LE RAJO EL CUELLO! ¡QUITADLE LAS CADENAS Y ABRID LA PUERTA! ¡VAMOS! - ordeno mientras aprieto la astilla contra el cuello de Éamon, que ya sangra por el primer impacto al lanzarme. La desesperación lleva a hacer cosas estúpidas. Empujo a ÉAmon con mi cuerpo para que avance, sin atreverme a soltarle mínimamente para que no se me escape. El siguiente paso será el de intentar quitarle la pistola para ir armado en condiciones. Espero que sean lo suficientemente sensatos como para saber que si les mato al jefe acabarán condenados.
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El miembro 'Reiv Black' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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Seguro que verme a diario mina la moral del gato respondón, al que se le acabarán bajando los humos a base de torturas y dolor. Ya ha empezado a probarlo a base de latigazos, que arrancan carne y piel con cada golpe. La sangre fluye rauda por lo líquida que le ha quedado con la sustancia inyectada, con lo cual no creo que dure mucho. Es más, si lo suelto seguro que cae al suelo completamente mareado. Está claro que el muy inútil no tiene más información de Leila, y si la tiene es idiota por callarse. Tiro el látigo al suelo para sacar la daga de mi cinturón, clavándola en el costado de Kyllian cuando dice eso de que asuma que ella se ha ido. - Ya me harté de escuchar tus verborrea sin sentido por hoy...no me das nada que me sirva. - estoy dispuesto a irme porque la tortura consiste en ser algo breve y frecuente, que se repite en diferentes días.
El imbécil del Black lo estropea todo, abalanzándose sobre mí para clavarme esa astilla de madera en el cuello. La herida que provoca no es muy profunda ni acaba en la yugular, sino en el hueco entre el cuello y la clavícula. Suelto un grito de dolor por lo sorpresivo del ataque, sin poder evitar el agarre de pandillero que me hace por detrás. Los guardias vacilan y no saben qué hacer por eso de que me pueden dar a mí si disparan, aunque yo me encargo de disiparles las dudas actuando bastante rápido. No he llegado a soltar el puñal con el que ataqué a Kyllian antes, así que aprovecho esa misma arma para apuñalar a Reiv en el costado, dándole después en los morros con la parte de atrás de mi cabeza. Así aprovecho para provocar que me suelte, dejando vía libre a los guardias. - ¡Ahora! - éstos disparan a Reiv varias veces, lo suficiente para asegurarse de que ya no se levante para atentar contra nadie. Suelto un sonido de desagrado mientras me llevo la mano a la astilla clavada en el cuello, pensando en lo iluso que ha sido al pensar que con esto podría llegar a rajarme. Ahora me tocará ir a la enfermería por su culpa.
- Hay que separarlos, cada uno en una celda, son problemáticos. Que no se desangre ninguno de los dos, curadlos lo justo para eso... lo justo... nada de dejarlos perfectos. Que sufran, que su salud vaya mermando por no terminar nunca de curar del todo. La luna llena es en unos días, prepararemos una arena. - dicho esto me marcho del lugar, dando algunas instrucciones más, como que los enviasen a los trabajos forzados para que llegasen todavía más mermados a la arena. Al día siguiente volví a pasar por la celda de Kyllian, que en esta ocasión estaba solo. Volví a repetir la misma tortura, pero esta vez no le hablé, ni una palabra. Al otro día fue lo mismo, repetido hasta la monotonía, herida sobre herida, cicatriz sobre cicatriz. Tal y como le dije...él sería como Prometeo y mis armas de tortura los cuervos que le devoraban las entrañas cada día, para ser curado y volver al día siguiente a lo mismo. Así pasó al menos una semana, entre torturas y trabajos forzados, hasta que un día vinieron unos soldados para llevarlo a la zona de combate, sacando a Kyllian de aquella celda.
El imbécil del Black lo estropea todo, abalanzándose sobre mí para clavarme esa astilla de madera en el cuello. La herida que provoca no es muy profunda ni acaba en la yugular, sino en el hueco entre el cuello y la clavícula. Suelto un grito de dolor por lo sorpresivo del ataque, sin poder evitar el agarre de pandillero que me hace por detrás. Los guardias vacilan y no saben qué hacer por eso de que me pueden dar a mí si disparan, aunque yo me encargo de disiparles las dudas actuando bastante rápido. No he llegado a soltar el puñal con el que ataqué a Kyllian antes, así que aprovecho esa misma arma para apuñalar a Reiv en el costado, dándole después en los morros con la parte de atrás de mi cabeza. Así aprovecho para provocar que me suelte, dejando vía libre a los guardias. - ¡Ahora! - éstos disparan a Reiv varias veces, lo suficiente para asegurarse de que ya no se levante para atentar contra nadie. Suelto un sonido de desagrado mientras me llevo la mano a la astilla clavada en el cuello, pensando en lo iluso que ha sido al pensar que con esto podría llegar a rajarme. Ahora me tocará ir a la enfermería por su culpa.
- Hay que separarlos, cada uno en una celda, son problemáticos. Que no se desangre ninguno de los dos, curadlos lo justo para eso... lo justo... nada de dejarlos perfectos. Que sufran, que su salud vaya mermando por no terminar nunca de curar del todo. La luna llena es en unos días, prepararemos una arena. - dicho esto me marcho del lugar, dando algunas instrucciones más, como que los enviasen a los trabajos forzados para que llegasen todavía más mermados a la arena. Al día siguiente volví a pasar por la celda de Kyllian, que en esta ocasión estaba solo. Volví a repetir la misma tortura, pero esta vez no le hablé, ni una palabra. Al otro día fue lo mismo, repetido hasta la monotonía, herida sobre herida, cicatriz sobre cicatriz. Tal y como le dije...él sería como Prometeo y mis armas de tortura los cuervos que le devoraban las entrañas cada día, para ser curado y volver al día siguiente a lo mismo. Así pasó al menos una semana, entre torturas y trabajos forzados, hasta que un día vinieron unos soldados para llevarlo a la zona de combate, sacando a Kyllian de aquella celda.
Sayid Ibn Salah
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Su plan de ir por el ascensor se basaba en el hecho que frente a un ataque cabría la posibilidad de que éste se fuera a pastar, con esa posibilidad nadie debería usar el ascensor según las leyes y normas de riesgos laborales y plan de evacuación que había leído, era del 2018 pero tenía sentido a pesar de eso la alianza no parecía tener un sindicato o algo pues tardó un buen rato en poder usar el ascensor, cuando por fin llegó al sector III, los soldados se estaban moviendo de un lado a otro por la zona inferior, había unos cuantos pero aún así pocos patrullaban las celdas, al ver eso pensó que el plan sería neutralizar a los intrusos que llegaran en un gran número pero desde arriba solo había conseguido llegar él con su uniforme de soldado, no se había puesto el casco hasta ahora pues le resultaba bastante agobiante pero teniendo en cuenta el jaleo que había no llevarlo levantaría sospechas así que al salir del ascensor ya lo llevaba puesto.
Se pasea más o menos a paso ligero entre las celdas, había visto lo que parecían un par de científicos con escolta corriendo de unas celdas a otras, se daban prisa y no habían reparado en su presencia, eso era bueno, por su parte él va silbando una melodía concreta, lo hacía constantemente en la isla mientras entrenaba, mientras meditaba y también mientras paseaba por los jardines, pues a pesar de haber descubierto que los chicos estaban en ese sector no pudo ver su localización exacta, solo podía hacer eso y esperar a que alguno de los dos lo escuchara antes de que alguien se diera cuenta de que no era un soldado.
Se pasea más o menos a paso ligero entre las celdas, había visto lo que parecían un par de científicos con escolta corriendo de unas celdas a otras, se daban prisa y no habían reparado en su presencia, eso era bueno, por su parte él va silbando una melodía concreta, lo hacía constantemente en la isla mientras entrenaba, mientras meditaba y también mientras paseaba por los jardines, pues a pesar de haber descubierto que los chicos estaban en ese sector no pudo ver su localización exacta, solo podía hacer eso y esperar a que alguno de los dos lo escuchara antes de que alguien se diera cuenta de que no era un soldado.
Rosse McGonagall
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Ya había perdido la cuenta de las semanas que llevaba encerrada aquí, sufriendo torturas incesantes durante los interrogatorios, acabando desmayada una y otra vez hasta la extenuación. Había conseguido mantener el secreto de la ubicación de los refugiados, renegados y el resto de Descendientes. No había revelado ningún secreto importante, pero no sabía si podría aguantar mucho más. Cuando cesaron los interrogatorios, decidieron que era buena idea llevarme al laboratorio para experimentar. Todo empezó por simples extracciones de sangre, pero después fueron a más, pues parecían interesados en lo que ahí vieron. Comenzaron a coger muestras de todo, desde piel hasta pelo, rapando la cabeza entera. Después de eso siguieron experimentando, haciendo incluso una operación para abrirme y ver mejor por dentro, como si no pudiesen hacer eso con alguno de los muchos magos que matan, o con sus modernos aparatos para escanear el cuerpo.
A partir de ese momento pasé más tiempo medio drogada que siendo consciente de lo que sucedía, y volví a ser dejada en la celda cuando curaron un poco las heridas de la operación. Me habían puesto sustancias de todo tipo, y me costaba distinguir la realidad de lo que no lo era. Casi creí estar imaginándome ese silbido característico que solía hacer Sayid, pero él estaba muy lejos ya. No podía ser él. Me arrastré hasta la puerta casi sin fuerzas, golpeando repetidas veces. Tal vez vinieran y me matasen ya de una vez. O tal vez todo fuese parte de la alucinación provocada por las drogas. Me apoyé de espaldas contra la puerta cuando me cansé de golpearla, imitando el silbido de Sayid por inercia, y por intentar tener otra cosa en la cabeza que no fuesen las alarmas sonando.
A partir de ese momento pasé más tiempo medio drogada que siendo consciente de lo que sucedía, y volví a ser dejada en la celda cuando curaron un poco las heridas de la operación. Me habían puesto sustancias de todo tipo, y me costaba distinguir la realidad de lo que no lo era. Casi creí estar imaginándome ese silbido característico que solía hacer Sayid, pero él estaba muy lejos ya. No podía ser él. Me arrastré hasta la puerta casi sin fuerzas, golpeando repetidas veces. Tal vez vinieran y me matasen ya de una vez. O tal vez todo fuese parte de la alucinación provocada por las drogas. Me apoyé de espaldas contra la puerta cuando me cansé de golpearla, imitando el silbido de Sayid por inercia, y por intentar tener otra cosa en la cabeza que no fuesen las alarmas sonando.
Sayid Ibn Salah
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Ya llevaba un buen rato silvando y nada, no conseguía obtener una respuesta, quizás el sonido de las alarmas impedían que llegara su mensaje, estaba a punto de rendirse cuando tras él, en una de las puertas por las que ya había pasado, escucha golpes, se detiene pues además otro de los guardias que estaban vigilando se acercaba a punto estaba de continuar pero en ese momento un leve silvido llegó a sus oídos, era la misma melodia que él estaba silvando pero más débil, como un pajarillo agonizante, cansado y derrotado, se dio la vuelta y golpeó la puerta de la que venía el silvido -eh, tu cállate, esto no es un patio de recreo! - dijo mientras el otro guardia se acercaba, le hace una señal para que se acerque y cuando lo tiene al lado le explica la situación -aquí hay un revoltoso, vamos a darle una lección- el guardia no lo duda ni un instante, la verdad es que al descendiente se le daba mejor pensar sobre la marcha y bajo presión, también parecía muy buen actor aunque la falta de duda en el soldado que ya estaba abriendo la puerta le indicaba que ya estaban acostumbrados a ese tipo de actos mezquinos, por suerte llevaba el casco y no pudo ver la cara de asco que hizo.
Al abrir la puerta, el cuerpo de la persona que silvaba cae al suelo, al parecer estaba apoyado sobre la puerta, se agacha para girarle un poco y ver su cara, casi se le saltan las lágrimas al ver que era Rosse, estaba pálida, la habían rapado y parecía luchar desesperadamente por aferrarse a la vida, se levanta y en cuando lo hace, el otro soldado le da con el pie a la chica, como quien pincha una mierda con un palo, apretó los puños para no soltarle un puñetazo ahí mismo y echar a perder su propio plan -deja de hacer eso, vamos, ayudame a meterla dentro, esta ya no puede ni caminar, poco le queda- el hombre rie, sujetando a la chica al igual que Sayid para meterla en la celda, la puerta se cierra tras ellos y la dejan en la cama, sin embargo en cuando suelta a la chica, le da una patada en sus partes nobles, después le golpea la garganta para dejarlo sin aire y finalmente, tomar su cabeza con ambas manos y girarla para partirle el cuello.
Toma el arma del soldado muerto, no estaba orgulloso ni nada, había sido un acto deshonroso, había atacado a su enemigo por la espalda y dejándolo sin oportunidad de defenderse, pero el fin justificaba los medios, mucho más después de ver el estado en el que se encontraba la chica, dispara a la cámara de seguridad que había en una esquina, se quita el casco y abraza a la chica -Siento mucho llegar tarde Rosse, lo siento de verdad, te sacaré de aquí, a ti y a Ling, es hora de que volváis a casa... -
Al abrir la puerta, el cuerpo de la persona que silvaba cae al suelo, al parecer estaba apoyado sobre la puerta, se agacha para girarle un poco y ver su cara, casi se le saltan las lágrimas al ver que era Rosse, estaba pálida, la habían rapado y parecía luchar desesperadamente por aferrarse a la vida, se levanta y en cuando lo hace, el otro soldado le da con el pie a la chica, como quien pincha una mierda con un palo, apretó los puños para no soltarle un puñetazo ahí mismo y echar a perder su propio plan -deja de hacer eso, vamos, ayudame a meterla dentro, esta ya no puede ni caminar, poco le queda- el hombre rie, sujetando a la chica al igual que Sayid para meterla en la celda, la puerta se cierra tras ellos y la dejan en la cama, sin embargo en cuando suelta a la chica, le da una patada en sus partes nobles, después le golpea la garganta para dejarlo sin aire y finalmente, tomar su cabeza con ambas manos y girarla para partirle el cuello.
Toma el arma del soldado muerto, no estaba orgulloso ni nada, había sido un acto deshonroso, había atacado a su enemigo por la espalda y dejándolo sin oportunidad de defenderse, pero el fin justificaba los medios, mucho más después de ver el estado en el que se encontraba la chica, dispara a la cámara de seguridad que había en una esquina, se quita el casco y abraza a la chica -Siento mucho llegar tarde Rosse, lo siento de verdad, te sacaré de aquí, a ti y a Ling, es hora de que volváis a casa... -
Rosse McGonagall
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Poco a poco me voy apagando, haciendo que la melodía sea cada vez más débil, hasta que cesa por completo. Simplemente me quedo donde estoy, apoyada contra la puerta y con la mirada perdida. Caigo hacia un lado cuando se abre la puerta, quedando echa un ovillo como si intentase protegerme de lo que vendía. Quería que acabasen con esto, y a la vez no quería volver a pasar por todas esas calamidades. Emito un débil quejido por el puntapié que me da uno de los soldados, aunque no intento luchar demasiado porque ya he comprobado todas estas veces que es inútil. Al principio les insultaba, les intentaba golpear y hacia cualquier cosa menos ponérselo fácil. Después fui dejando de hacerlo, cada vez menos, hasta ahora. Escucho a uno de ellos decir que me vuelvan a meter dentro y que no puedo ni caminar, así que tal vez decidan deshacerse de mí. - matadme de una vez...- suplico en un susurro cuando me cogen para volver a dejarme en la cama, sin oponer resistencia.
"ya no tengo miedo..."
Cierro los ojos esperando que todo pase y que de verdad hagan lo que digo, porque a estas alturas ya prefiero eso que estar así encerrada, sufriendo torturas y teniendo que callar todo lo que sé. Mi mente abotargada no consigue entender lo que sucede a continuación, pues uno de los soldados mata al otro de manera inesperada, rompiéndole el cuello y provocando un sonido que hace que me estremezca. Me incorporo lentamente en la cama hasta sentarme, mirando al soldado como esperando que me haga lo mismo a mí. En cuanto se quita el casco creo que estoy alucinando de nuevo, no puede ser Sayid, igual que no podía ser el de los silbidos de fuera. Quedo completamente en shock y sin poder reaccionar cuando se acerca a mí para abrazarme, diciendo mi nombre y pidiendo disculpas. Me lleva unos segundos más procesar todo lo que sucede, y mientras sólo puedo quedarme rígida y con la mirada perdida en el soldado muerto del suelo. - ...Sayid...Ling...- me escucho decir con una voz que no parece la mía, aunque con eso consigo espabilar un poco y comienzo a tomar contacto con la realidad. Tiemblo un poco entre sus brazos, respirando de manera algo alterada pero sin ser capaz de llorar por el momento. - yo...no les he dicho nada...no les he dicho nada, vámonos, por favor. - repito en voz muy baja varias veces, un poco como una loca.
"ya no tengo miedo..."
Cierro los ojos esperando que todo pase y que de verdad hagan lo que digo, porque a estas alturas ya prefiero eso que estar así encerrada, sufriendo torturas y teniendo que callar todo lo que sé. Mi mente abotargada no consigue entender lo que sucede a continuación, pues uno de los soldados mata al otro de manera inesperada, rompiéndole el cuello y provocando un sonido que hace que me estremezca. Me incorporo lentamente en la cama hasta sentarme, mirando al soldado como esperando que me haga lo mismo a mí. En cuanto se quita el casco creo que estoy alucinando de nuevo, no puede ser Sayid, igual que no podía ser el de los silbidos de fuera. Quedo completamente en shock y sin poder reaccionar cuando se acerca a mí para abrazarme, diciendo mi nombre y pidiendo disculpas. Me lleva unos segundos más procesar todo lo que sucede, y mientras sólo puedo quedarme rígida y con la mirada perdida en el soldado muerto del suelo. - ...Sayid...Ling...- me escucho decir con una voz que no parece la mía, aunque con eso consigo espabilar un poco y comienzo a tomar contacto con la realidad. Tiemblo un poco entre sus brazos, respirando de manera algo alterada pero sin ser capaz de llorar por el momento. - yo...no les he dicho nada...no les he dicho nada, vámonos, por favor. - repito en voz muy baja varias veces, un poco como una loca.
Sayid Ibn Salah
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La chica parecía bastante afectada, es como si no le reconociera, como si no se diera cuenta de que realmente estaba allí, no podía ni imaginar cuantas cosas le habían hecho para que la siempre risueña Rosse acabara en ese estado, toma su rostro entre sus manos y la obliga a mirarlo a los ojos -Tranquila Rosse, mírame, tenemos que salir de aquí, lo has hecho muy bien, eres fuerte, eres una luchadora, has aguantado muy bien, nos has protegido a todos y ahora vamos a volver a casa- se separa de ella y empieza a quitarle la ropa al soldado, se la da a Rosse y la ayuda a vestirse -vamos Rosse, ponte esto, te vendrá grande pero es mejor que eso que llevas, nos dará algo de tiempo hasta encontrar a Ling- o eso quería pensar pues el estado de la chica sin duda los retrasaría, esperaba que Ling estuviera en mejor estado, no sabía si aguantaría verlo en el mismo estado que Rosse.
Una vez es se ha cambiado levanta al soldado y lo mete en la cama, de espaldas a la puerta para que no puedan reconocerlo, levanta a Rosse y le pone el casco haciendo lo mismo con el suyo, saliendo de aquella celda yendo a buscar a Ling.
Una vez es se ha cambiado levanta al soldado y lo mete en la cama, de espaldas a la puerta para que no puedan reconocerlo, levanta a Rosse y le pone el casco haciendo lo mismo con el suyo, saliendo de aquella celda yendo a buscar a Ling.
Reed y yo habiamos logrado sortear varios de los niveles, con un poco de suerte y mucho cuidado. No habian muchos guardias por los sectores inferiores, se ve que todos se dirigían hacia arriba, que era donde estaba el lio. Asi que solo habiamos tenido un encontronazo con un par, y nos habia tocado estrenar las espadas y mancharlas de sangre.
Entre que antes el colega este me habia dado duro en las costillas durante la eterna sesion de "entrenamiento" y que ahora iba con medio brazo sangrando de la escaramuza con la ultima pareja de soldados que habiamos encontrado en el nivel anterior, cada vez me preocupaba menos (y me alegraba mas) de que Reed hubiese cogido aquella "llave"
- Por cierto, no me has dicho como te llamas aun. Creo. - le dije mientras avanzabamos por este nuevo sector, cautelosos. Miré su mano, aquella en la que llevaba el ojo ese. - Pero parece que tienes experiencia en esto. De qué parte del mundo eres?
Intenté cotillearle un poco. Nos detuvimos en una esquina porque al girarla, subitamente, vi a dos soldados venir hacia nosotros. Uno muy alto y otro mas bien bajito.
- Mierda, estoy seguro nos han visto. - seguro que mi uniforme, es decir la sencilla chaqueta que le habia robado al soldado otro, no los engañaría por mucho tiempo
"bah, no hay tiempo! ahora que aun tenemos el factor sorpresa"
- Vida o muerte. - no me lo pude pensar mucho mas. Pensar en un momento asi podia ser la muerte, como habia pasado alli abajo en la arena. Actuar y ya. Eché a correr hacia Sayid sin saber que era él, fui a por el alto porque el otro me parecio debilucho. Sabia moverme rapido y bien por espacios cerrados y fui en zig zag a por él por si se le ocurria intentar disparar. Tomé impulso final para no solo cargar contra el soldado si no tambien lanzarle un tajo con mi espada, dirigido a su cuello.
off: esquivalo bien plz
off2: es por las risasxd
ataque fisico a sayd
15 dado+15 base+10 hab personal= 40 ps daño
Entre que antes el colega este me habia dado duro en las costillas durante la eterna sesion de "entrenamiento" y que ahora iba con medio brazo sangrando de la escaramuza con la ultima pareja de soldados que habiamos encontrado en el nivel anterior, cada vez me preocupaba menos (y me alegraba mas) de que Reed hubiese cogido aquella "llave"
- Por cierto, no me has dicho como te llamas aun. Creo. - le dije mientras avanzabamos por este nuevo sector, cautelosos. Miré su mano, aquella en la que llevaba el ojo ese. - Pero parece que tienes experiencia en esto. De qué parte del mundo eres?
Intenté cotillearle un poco. Nos detuvimos en una esquina porque al girarla, subitamente, vi a dos soldados venir hacia nosotros. Uno muy alto y otro mas bien bajito.
- Mierda, estoy seguro nos han visto. - seguro que mi uniforme, es decir la sencilla chaqueta que le habia robado al soldado otro, no los engañaría por mucho tiempo
"bah, no hay tiempo! ahora que aun tenemos el factor sorpresa"
- Vida o muerte. - no me lo pude pensar mucho mas. Pensar en un momento asi podia ser la muerte, como habia pasado alli abajo en la arena. Actuar y ya. Eché a correr hacia Sayid sin saber que era él, fui a por el alto porque el otro me parecio debilucho. Sabia moverme rapido y bien por espacios cerrados y fui en zig zag a por él por si se le ocurria intentar disparar. Tomé impulso final para no solo cargar contra el soldado si no tambien lanzarle un tajo con mi espada, dirigido a su cuello.
off: esquivalo bien plz
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El miembro 'Ling Hua' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
'Ataque Físico' :
'Ataque Físico' :
Sayid Ibn Salah
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A Rosse le cuesta bastante andar, la sujeta como puede, no tiene muy claro como debe proceder para buscar a Ling, si fuera solo se limitaría a preguntar a alguien, a seguir silvando, cualquier cosa de forma rápida y sin levantar sospechas, pero con Rosse a cuestas era casi imposible, además la chica parecía ida, como drogada o como si hubiera perdido la cordura, a duras penas había podido reconocerlo y eso era lo único bueno que podía sacar de la situación la cual no hacía más que complicarse.
Miraba de vez en cuando por alguna celda, no se había cruzado con muchos soldados desde que llegó a ese sector, posiblemente estuvieran concentrando sus fuerzas en otros lugares, eso les haría ganar tiempo pero no mucho. Sigue andando y al fondo del pasillo ve un chaleco blanco, probablemente otro soldado, ya estaba pensando en que mentira decirle cuando la mancha blanca avanza hacia ellos a toda velocidad con intenciones hostiles, afortunadamente pudo reconocer quién era antes de corresponder al ataque, soltó a Rosse dejando que esta se apoyara en una pared, se puso ante ella en pose defensiva para recibir el ataque de Ling, Lo detiene y no contento con eso, cuando apunta con el cuchillo a su cuello toma la mano atacante y la retuerce sin hacerle mucho daño, lo justo para que suelte el cuchillo, no puede evitar reírse a la vez que suelta al chico.
-Esto te pasa por dormirte en mis clases, te quedan muchos años para poder superarme, muchacho- dicho esto, se quita el casco, enseñando su sonrisa a Ling, aliviado por ver que se encuentra bien, con fuerzas para luchar -Es hora de volver a casa, vamos, solo me quedabas tu, hay que sacar a Rosse de aquí- dice señalando a la chica que apenas podía tenerse en pie.
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25 dado + 25 cota de mithril + 10 base= 60 Defensa, supera muy fuertemente XD
Miraba de vez en cuando por alguna celda, no se había cruzado con muchos soldados desde que llegó a ese sector, posiblemente estuvieran concentrando sus fuerzas en otros lugares, eso les haría ganar tiempo pero no mucho. Sigue andando y al fondo del pasillo ve un chaleco blanco, probablemente otro soldado, ya estaba pensando en que mentira decirle cuando la mancha blanca avanza hacia ellos a toda velocidad con intenciones hostiles, afortunadamente pudo reconocer quién era antes de corresponder al ataque, soltó a Rosse dejando que esta se apoyara en una pared, se puso ante ella en pose defensiva para recibir el ataque de Ling, Lo detiene y no contento con eso, cuando apunta con el cuchillo a su cuello toma la mano atacante y la retuerce sin hacerle mucho daño, lo justo para que suelte el cuchillo, no puede evitar reírse a la vez que suelta al chico.
-Esto te pasa por dormirte en mis clases, te quedan muchos años para poder superarme, muchacho- dicho esto, se quita el casco, enseñando su sonrisa a Ling, aliviado por ver que se encuentra bien, con fuerzas para luchar -Es hora de volver a casa, vamos, solo me quedabas tu, hay que sacar a Rosse de aquí- dice señalando a la chica que apenas podía tenerse en pie.
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El miembro 'Sayid Ibn Salah' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
'Defensa Física' :
'Defensa Física' :
Rosse McGonagall
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Acabo por asentir a todo lo que me dice Sayid en la celda, aunque un tanto ida. Sus palabras consiguen tranquilizarme un poco, consiguiendo que deje de temblar tanto y haciendo que pueda respirar un poco mejor. La primera persona que quiere ayudarme en todo este tiempo, y además es como alguien de mi familia, lo que me hace sentir un poco más a salvo. Me visto con la ropa del soldado con la ayuda de mi compañero. - Gracias...- susurro muy flojo antes de ponerme el casco, comenzando a aceptar lentamente que de verdad está aquí y que las cosas pueden empezar a cambiar.
- No sé dónde se llevaron a Ling, nos separaron, por mi culpa, y no se nada de él. - confieso con la mirada perdida en el suelo, recordando el momento en que me sacaron de aquella celda para empezar a torturarme. Si me hubiese quedado callada a lo mejor seguiríamos juntos.
Intento caminar por mi misma e ir rápido, pero las piernas me fallan, más con el peso del casco, y tengo que dejarme ayudar por Sayid. Empiezo a entender que por venir a rescatarnos puede que él también quede aquí atrapado, y eso me acongoja tanto como pensar quedarme sola en la celda. Avanzamos más despacio de lo que deberíamos y estoy por decirle que se vaya a buscar a Ling y me deje mientras, hasta que nos topamos con alguien en los pasillos. Me quedo apoyada contra la pared mientras él se separa para ir a por quien quiera que sea, hasta que me doy cuenta que es el propio Ling. Ahogo una exclamación al pensar que se van a hacer daño el uno al otro, pero Sayid es suficientemente diestro en combate para evitar ser dañado. Me quito el casco para que me vea a mí también, y hago acopio de fuerzas para caminar hacia donde están ambos, consiguiéndolo sin caerme. Después me abrazo a ambos como si no quisiera que volviesen a separar de nuevo. - Ling...perdona por mi estupidez en las celdas. Tal vez nos habrían dejado tranquilos si yo no hubiese armado escándalo. - me disculpo en un susurro, separándome después para mirar a Sayid casi con devoción por haber venido. - Confiamos en ti, dinos que hacemos. -
- No sé dónde se llevaron a Ling, nos separaron, por mi culpa, y no se nada de él. - confieso con la mirada perdida en el suelo, recordando el momento en que me sacaron de aquella celda para empezar a torturarme. Si me hubiese quedado callada a lo mejor seguiríamos juntos.
Intento caminar por mi misma e ir rápido, pero las piernas me fallan, más con el peso del casco, y tengo que dejarme ayudar por Sayid. Empiezo a entender que por venir a rescatarnos puede que él también quede aquí atrapado, y eso me acongoja tanto como pensar quedarme sola en la celda. Avanzamos más despacio de lo que deberíamos y estoy por decirle que se vaya a buscar a Ling y me deje mientras, hasta que nos topamos con alguien en los pasillos. Me quedo apoyada contra la pared mientras él se separa para ir a por quien quiera que sea, hasta que me doy cuenta que es el propio Ling. Ahogo una exclamación al pensar que se van a hacer daño el uno al otro, pero Sayid es suficientemente diestro en combate para evitar ser dañado. Me quito el casco para que me vea a mí también, y hago acopio de fuerzas para caminar hacia donde están ambos, consiguiéndolo sin caerme. Después me abrazo a ambos como si no quisiera que volviesen a separar de nuevo. - Ling...perdona por mi estupidez en las celdas. Tal vez nos habrían dejado tranquilos si yo no hubiese armado escándalo. - me disculpo en un susurro, separándome después para mirar a Sayid casi con devoción por haber venido. - Confiamos en ti, dinos que hacemos. -
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