Piso 7 | Pareja Evans-Pyro

Adam no me responde. Lyran tampoco y Anteia no  hace más preguntas por lo que mi cabeza se alivia un poco, pero después Desmond me da órdenes y yo aún no puedo salir de mi estupefacción por el cambio tan drástico de Desmond, lo que me preocupa y me pone en alerta. ¿Me habría escuchado llorando?

"¿Algodón? ¿De qué habla? No tengo ropa blanca lisa"

Pero me pide la sangre y sigue armando todo con una seguridad que me desbarata; es como si bajo las defensas respecto a él porque sé que es mi hermano y que es más ilustrado que yo en los pequeños detalles de la magia.  Apoyo la sangre en el escritorio mirando el mapa con algo de ansiedad cuando todos empiezan a entrar. Escucho la pregunta de Adam y lo miro.

-Es magia. Es fiable y muy específica si sabes convocar y pedir con exactitud-

Tras ello salgo del despacho y me voy a cambiar, no consigo nada blanco así que me pongo el uniforme de Los Descendientes, que no solo se trata de un pedazo de cosa negra con vivos en otro color. Es el uniforme de Los Descendientes para sus entrenamientos, en los que se prioriza  -sin duda- detalles como la canalización de magia, potencia de hechizos, etcétera. Me da un poco de vergüenza reingresar al despacho vestida como...Como una bruja tradicional pero intento parecer, al menos, decidida al hacerlo para que nada me disturbie ni me moleste. Ni me hagan bullying.

Llego hasta Desmond que me hace espacio y leo sus indicaciones en el libro. Asiento ante todo lo que dice y empiezo a murmurar el hechizo pero las letras se me saltan unas a otras. Parpadeo varias veces porque me cuesta leerlo, asumo que se debe al cansancio ya que se latín fluido.

-Des…¿exceposre?-

Cuestiono a lo que Desmond me arquea una ceja negando, me corrige y me relee el hechizo para guiarme. Me hace sentir estúpida aquello y se me sonrojan las mejillas; pero logro reponerme cuando las campanas del reloj suenan.

-De acuerdo. Espacio… Espacio…-

Digo moviendo los brazos y las manos fijandome en las cinco personas que tengo al frente. Por último observo a Adam, con la perseverancia de que lo haré. Lo encontraré. Abro el envase en el que tengo la sangre y riego un pequeño hilo a lo largo del mapa, empezando a concentrarme en la canalización de magia, absorbiéndola y distribuyendola alrededor de mi cuerpo. Siento que los dedos empiezan a picarme y los canalizadores a calentarse. Una vez que dejo la sangre cierro los ojos.

Para quien no lo sepa, canalizar magia es como jugar con fuego. Sientes calor en el centro de tu cuerpo, conviertes tu energía en ese hermoso fenómeno y percibes corrientes en cada músculo  y hueso de éste. A medida que canalizo la sangre se esparce como pequeños hilos por todo el mapa.  Abro finalmente los ojos, brillantes cual estrellas en la noche más oscura y empiezo a recitar el conjuro. La vista la mantengo fija en algún lugar muy lejano, como abstraída por la misma magia que canalizo. Las luces empiezan a descender, como siendo absorbidas por las llamas de las velas que empiezan a aumentar. Coloco mis manos en el centro del mapa dirigiendo la sangre para que rastree al perdido.

-Os meum perforatur doloribus et qui ante illos suorum. Clamavit amore et industria curent ut familiae unitatem sigillum. Exsuperant dicitur spiritus invoco obicibus discurrens sanguine venae. Appellavitque eos quidem patens. Vocauit tie nexu. Quem vocavit ad sanguinem perdidisse exposcere ostendam eis in hac plane. I Catherine Le Fay, Peto Morgana Le Fay vos et semen tuum post, ut ostendam me exigere situm Ian Hacksaw Tonks-

El latín sale fluido, como si fuese mi lengua natal. Las llamas, al oír la convocatoria a Morgana, lanzan chispazos que después se apaciguan cuando pido lo que deseo. Aquellos hilos de sangre que no están cerca de la ubicación de Ian empiezan a secarse y a echar humo. Mis propias manos son guiadas por el líquido carmesí, como si de una Ouija se tratase. Bruscamente se mueven hacia el norte donde la sangre sigue en su estado normal, líquida pero burbujeante. Empieza a moverse hacia arriba convirtiéndose en una pequeña vara mientras se solidifica. Mis manos son llevadas encima de esta tomando la barra con presteza.

Las velas se apagan en cuanto tomo aquella delicada vara de sangre. Cierro los ojos dejando escapar el aire exhausta mientras siento el sacrificio atravesarme. El cansancio lamerme el alma. Cuando puedo enfocar la vista observo la dirección exacta donde se encuentra Ian porque, curiosamente, la sangre que no se ha convertido en la barra muestra la forma de un lobo. De un lobo muy particular. El lobo que tengo en la espalda. Logro sonreír. Aunque es una sonrisa siniestra y bañada en sangre, de lo cual no me doy cuenta porque no me he tocado el rostro ni he sentido el líquido derramarse de mi nariz. A mitad del hechizo ya había empezado a sangrar profusamente.

-Tie…Tienen qu…Tom...-

Noto que mi respiración se hace más pesada y mi corazón ralentiza su latido. Me desespero por la pérdida de energía que estoy teniendo pese a haber tenido todas las precauciones. Los canalizadores están ardiendo en mi cuerpo y queman.  Observo la vara que tengo en mi mano  y comprendo que el hechizo ha tenido un doble sentido...Y que no estaba preparada para ello. Le tiendo la vara a Adam con un gesto desesperado en el rostro. Un gesto que dice "Tómala ahora". No debía romperse. Le serviría para ubicarlo en aquel lugar. El conjuro no sólo se trataba de encontrarlo en el mapa. Esa vara sería ahora su brújula. Me quedo prendada en sus ojos, esperanzada de que lo va a encontrar antes de que la habitación empiece a dar vueltas hasta oscurecerse del todo.

El miembro 'Catherine Le Fay' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'Probabilidad' :

Paso la mirada de uno a otro de manera alternativa, esperando que alguno me de respuestas concisas, datos que puedan ayudarme a saber en qué estado puede encontrarse mi hijo y cómo sucedió todo. Los únicos que arrojan algo de luz al asunto son Desmond y Anteia, el primer aclarando que Ian trató de ayudar a Catherine. Puede que si no lo hubiese intentado estuviese libre, es un pensamiento que no puedo evitar. La esposa de Lyran me aclara que fue justo después de una transformación. Eso explica por qué no se pudo defender adecuadamente. Los días siguientes a luna llena suelen ser malos días. Decido deliberadamente mantenerme callado y no decir nada sobre el pensamiento sobre la culpabilidad de Catherine que me pasa por la cabeza, ya que está intentando ayudar. Además, la decisión de ayudar fue de Ian, aunque fuese un suicidio meterse ahí, en medio de esa batalla. Supongo que debe considerarla amiga o algo. O tal vez ha sido educado de tal manera que no sólo se la va a jugar por salvar a sus amigos y familiares, como haría yo, sino también por el hecho de ayudar a alguien en problemas. - Ese crío imprudente...ojalá no hubiese sacado mi facilidad para meterse en problemas.- murmuro preocupado a la vez que contrariado, deseando con todas mis fuerzas que Ian esté bien.

Me echo hacia atrás para dejar espacio a Catherine, tratando de fijarme con atención en el proceso que inicia para localizar a Ian. Debe tratarse de una magia poderosa, teniendo que cuenta que es magia de sangre, algo que también puede ser peligroso. Recuerdo también a mi maestro, Ian Foster, que aunque no realizase esa magia de sangre también tenía cierta relación con ese tipo de artes oscuras. Poco a poco me voy acercando al mapa, casi sin darme cuenta, atento a los movimientos de la sangre sobre éste. Parte de esa sangre se va convirtiendo en una especie de vara, mientras que el resto va adoptando la forma de un lobo, en un punto concreto del mapa.

"así que esa es la ubicación exacta..."

Grabo ese sitio en mi mente, el siguiente punto al que acudiré en cuanto nos marchemos de aquí Después alzo la mirada hacia Catherine cuando me habla para tenderme la vara, observando cómo la magia le ha pasado factura y ha dejado su rostro lleno de sangre. Extiendo la mano hacia la vara para cogerla, aunque su hermano es más rápido y la levita hacia mi antes de que la joven colapse y caiga al suelo. El hermano parece bastante preocupado, algo normal por otra parte. Mis hijos también se preocupan mucho el uno por el otro. - Sólo necesita descanso, tranquilo que no va a morir por eso. No por ese tipo de hechizos, agotan el cuerpo, pero su alma está intacta.- le digo al joven Le Fay para que se tranquilice, aunque haya podido sonar a otra cosa, el tacto no es lo mío. Acto seguido sale de la habitación para llevarla a otro sitio, pero yo no puedo quedarme esperando, así que informo a Lyran, Anteia y Azahar. - Voy saliendo ya. Lyran, si quieres organizamos el plan que has dicho, pero no hace falta que impliquemos al Black ni a nadie más. Tampoco es necesario que os impliquéis demasiado vosotros, no quiero poneros en una situación como esa, en el que el resultado es tan incierto. Nos vemos de nuevo en el pueblo de Bastion Hollow en cuanto puedas, dadle las gracias por su colaboración a la Le Fay cuando se despierte. - y dicho esto salgo de la habitación en la que se ha hecho el hechizo, llevando conmigo la vara. Una vez fuera del piso, desaparezco de allí.

Me mantengo en silencio pero alerta, viendo a Catherine actuar. Yo tampoco tengo mucho mas que hacer....

La luz de las velas aumenta a medida que disminuye aquella del ambiente, la muchacha con ojos brillantes recita el conjuro en latin. Veo salir sangre por sus narices y bañar su cuello pero ni me inmuto. La magia negra a menudo causa ese tipo de problemillas. A diferencia de Anteia, que avanza, pero afortunadamente Desmond la retiene. Esos crios saben lo que se hacen....mas o menos.

Porque cuando termina y tiene la vara de sangre, Cat cae desplomada y agotada. Desmond la recoge, y las luces del despacho vuelven a la normalidad.

"pues ya tenemos ubicacion"

Concuerdo con Adam en aquello que dice, además el sabe percibir aquello bastante bien. Asiento al escucharlo
-Ya, tranquilo.

Al fin y al cabo nuestras situaciones las elegimos nosotros mismos, y él ya sabe que ni puede ni va a elegir lo que yo haga al final. Que será acudir. No tengo intenciones de morir, pero tampoco de esconderme. Me despido de el tras esas frases de volver a vernos en Bastion Hollow, quedando a solas con mi familia, con lo cual miro a Anteia.

-Crees que podrias echarle una mano a los muchachos?

-Uhm, concuerdo contigo.

"estos muchachos.... están bastante perdidos."

Porque da igual lo Le Fay que seas o lo poderoso que seas, siguen siendo jovenes que viven solos desde hace demasiado tiempo, y por lo que he podido ver no se apañan nada mal, pero algo falla sin duda. Quiza ahi estén mas seguros de lo que hemos estado nosotros en mucho tiempo pero aun asi... aun asi me falta algo...

Le devuelvo el beso a Anteia, es mas breve de lo que me gustaria pero hay bastante tarea de por medio.

-Llevare el galeon encima en todo momento. Y algo mas, ya sabes. Te quiero

Me despido de mi hija tambien, que tras intercambiar unas rapidas palabras con Desmond y hacer caso a su madre respecto a lo de trasladar nuestras cosas, marcha de alli. Luego de comprobar que mi mujer está atendiendo a Catherine me dispongo a desaparecerme y marcharme tambien de alli, para poder encontrarme con Adam y hacer los preparativos necesarios.

Me había repuesto bastante y Anteia había sido súper exigente con respecto a la comida y el sueño. Demasiado en mi opinión, así que a veces me iba a arriba complaciendola -por eso del embarazo- pero no me dormía (kj); así era mi alma rebelde. Había intentado contactar con Ian para avisarle que íbamos pero no me fue posible. Sentía su presencia mental, pero no me respondía así que asumía que o estaba inconsciente o lo tenían sedado.

Hoy en particular estábamos Anteia, Chloe y yo sentadas en la cocina con un humeante chocolate que Desmond nos había dejado. Al final Chloe había accedido a quedarse conmigo y ayudarme con la “central de mensajes” aunque aún me sabía mal que no hubiese podido llevar a cabo su idea. Ya la ayudaría otro día. Aunque sí que me disculpé con ella.

Tomé la taza de chocolate al tiempo que Desmond me echaba de su mente y fui a la de Johan informándole que la Brigada había estacionado en el Palacio y por si acaso, les recuerdo a todos (Lykaios, Lyran y Johan) que los Centinelas tienen una sbalizas en los hombros que son los que impiden la desaparición y hago énfasis en que es en eso en lo que deben enfocarse a destruir.

Al final se me adelantaron todos los demás en el tema del plan para el rescate de Ian, haciendo que mi idea de ir a hablar con el jefe de los soldados quede completamente descartada por ahora. Una batalla, eso es lo que iban a montar, según he sabido por Azahar. Esa idea me disgusta, es precisamente lo que no quería que sucediese. Más peleas, y nada garantiza que con eso vayan a sacar a Ian. Además, mi padre también ha ido a esa misión, y me da miedo lo que pueda pasarle. Asentí en silencio a las disculpas de Cate, no tenía por qué darlas, ya que la culpa ha sido mía por no haber ido antes a hablar. Ahora me toca aguantarme con el plan que han montado otros. Permanezco con la mirada fija en la taza de chocolate, aunque todavía no lo he tocado. Apoyo las manos sobre mis rodillas, nerviosa y bastante preocupada.

- ¿y si no vuelve ninguno?...- murmuro expresando así lo que temo justo en este momento, perderlos a todos en la misión. Ian, mi padre, Lyran... Puede que mi plan no fuese mucho mejor, pero al menos en principio no parecía tan peligroso. Alzo la cabeza para mirar a Catherine, pensando que no creo que pueda establecer ninguna conexión telepática ahora mismo. No en este estado de incertidumbre.

- Puede que lo mejor sea que me vaya a la enfermería de la base, de aquí a un rato puede comenzar a llegar gente herida. No hay nadie allí abajo ahora mismo. Y Anteia no puede ir. Aquí no creo que te sea útil...me quedaré un poco más, pero en cuanto llegue la primera noticia de que hace falta alguien volveré a la base.

La tensión se acumulaba en mis hombros con cada minuto que pasaba, las mentes de ellos bullían con cosas y un pequeño dolor de cabeza empezaba a a colocarse en mi nuca pero no podía dejar de servir de central. Me llega el mensaje de Lyran de que están adentro y sonrío un poco.

-Ya han entrado a los Campos-

Menciono mientras trazo otra línea en el papel que tengo en frente. A mi izquierda están varios lapices de colores y marcadores desperdigados y a mi derecha el chocolate que, al igual que Chloe, no había tocado. De fondo se escucha a Anteia en la cocina, haciendo algo. ¿La cena tal vez?. Aprieto con fuerza el lapiz cuando me habla Chloe. No la miro al principio porque me da miedo lo que mi getso puede ocasionarle. ¿Para qué mentir? Era una pregunta que nos hacíamos todos.

-No podemos dudar de su capacidad. Sólo...confíemos-

Murmuré con un poco de lo que se podría llamar esperanza en la voz antes de retomar mi dibujo, pero dejando el lapiz y empezando a optar por los colores mientras armo signos en distintos lados con diferentes colores. Pero Chloe parece un poco más inquieta...O simplemente no tenía las manos ocupadas.

-De acuerdo Chloe. En cuanto alguien me informe de heridos críticos y vuelta a la base, te lo diré. Aunque bien podrías conectarte al puente... Te servirá de entrenamiento...Aunque sigues sin canalizador-

Le digo frunciendo el ceño al marcar una X en una esquina recordando la conversación con Jean. No quería volver a habalr con él en un tiempo pero no conocía a nadie con más experiencia en ello que él.

Adael y yo salimos de los jardines y caminamos tranquilos hasta el edificio de las residencias, mientras hablamos de comida y hacemos planes para futuras cenas de Descendientes.

-Yo creo que podríamos echar unos polvos de hada o algo que los anime un poco, que están todos muy serios, jaja.

Cuando llegamos a la puerta de la casa de los Le Fay doy unos golpes, esperando que no tarden mucho en abrirnos que hace fresco aquí fuera. La pobre Cate debe de estar más aburria... Pero para eso venimos nosotros, ¡a animar la fiesta!

-Toc toc señorita Le Fay.

Cada noticia nueva que va llegando hace que me tense un poco más, sólo saber que ya están en los campos hace que el nerviosismo vaya en aumento. No puedo hacer nada para ayudarlos desde aquí, únicamente puedo esperar, esperar para curarlos y que lo que tenga que hacer al respecto sea lo mínimo posible. - Bien, ve informándome, aunque sean cosas que prefiera no saber.- le pido a Cate, asintiendo después a lo de confiar en ellos. Claro que confío en mi padre o en Lyran, pero de ahí a que consigan traerlo de vuelta todavía falta. Me entretengo mirando lo que hace Cate con los colores, quedando un tanto distraída hasta que me recuerda lo del canalizador que me falta.

- Es que no sé de dónde sacar uno. Y tampoco quiero intentar romper la varita para sacar el núcleo mágico. Confío que en algún día podamos volver a usarlas. - desde que no las tenemos se puede decir que estamos un tanto más limitados, pero toca agudizar el ingenio y hacer lo que se pueda. Por el momento intentaré conseguir algún canalizador de los que puedan tener en la isla, que además me vendrá bien para curar.

En ese momento llaman al timbre, así que pido permiso a Cate para ir a abrir la puerta. Me levanto casi al instante porque es de mala educación tener a la gente fuera esperando, saliendo para recibir a dos muchachos de la edad de Cate, que supongo serán amigos suyos. Les indico que pueden pasar, guiándolos hasta la cocina, donde estaba con Cate. Por el camino aviso de que vienen dos personas. - Caaate, han venido dos amigos tuyos.- entro a la cocina con ellos, esperando a que tomen asiento. Por mi parte voy a buscar dos tazas más de chocolate para los invitados, dejando que hablen un poco entre ellos mientras tanto.

Las mentes de todos circulan y se mueven con un ritmo frenético, y nada está demasiado dedicado a mí. Aparte de aquel de que se están acercando.

"¿Y? ¿Sr. Knox? ¿Qué está pasando?"

"Lykaios, dame reporte"

"Johan, se están acercando en campos. Dime tu estado"

Me siento un poco extraña tratando de pedirles que me reporten, pero si manejo algo más de informaicón puedo intentar ayudar. No sé exactamente cómo pero hace mucho que no me dicen nada coherente y asumo que es porque han entrado en batalla. Muevo las manos de manera rápida sobre algunas rayas que conforman paredes, remarcándolas sin necesidad alguna.

-Sí, Chloe, por supuesto-

Le comento a aquello de que le cuente noticias aunque no sean muy buenas, pero sí, lo haré. Anteia también se merece eso. Despego la vista del mapa cuando habla de lo del canalizador pensando en Jean. Definitivamente, iba  a tener que ir a verlo.

-Tengo que presentarte a Jean, con suerte, te ayudará con eso del canalizador.

Observo el brazalete que tengo en la mano con una semi sonrisa, se había esforzado en combinar la practicidad con la escasa delicadeza femenina que yo a veces podía tener. Me había agradado el aparato desde que lo había visto.
La puerta suena y giro la vista con intempestad ya que no esperaba visitas, pero Chloe es más rápida que yo. Aún así al oír la voz de Ling sonrío de medio lado levantándome y empezando a guardar mis trastes y colores.

-Hola-

Los saludo antes de apartarme el cabello del rostro e intercambiar una mirada con Adael. Me siento e intento parecer normal aunque es evidente que mi poder está a tope porque mis ojos brillan. No es algo que pueda ocultar, aunque lo haya intentado en numerosas ocasiones. Algo en mi interior me decía que cuando desarrollara la habilidad de hacer hechizos y maldiciones con las manos desnudas podría ocultar el brillo de mis ojos. Pero para eso faltaba.

-Desmond ha dejado chocolate caliente. Ling, Adael, ella es Chloe Hacksaw. Chloe, ellos son Adael y...Ling.

Me quedo un segundo en silencio, desviando la mirada a mi taza de chocolate cuando percibo que Desmond está perdiendo los estribos y estoy a punto de decirle algo cuando su mente se tranquiliza al haber conseguido la solución. Tenso los labios con un gesto indescifrable en el rostro antes de, finalmente, beber del chocolate caliente y presentar a Ling.

Llegamos hasta la puerta de la casa de Cate hablando y bromeando, como cuando menciona lo del polvo de hadas. - Entonces tu solución es que les echemos un polvo...de hadas...- termino por descojonarme ya en plena puerta, momento en el que una muchacha nos abre. La saludo jovialmente, entrando junto a Ling mientras seguimos a la chica por los pasillos. No es necesario que nos guíe, yo ya conocía la casa de Catherine. Al llegar a la cocina saludo a la morena alzando la mano y de manera alegre, buscando asiento mientras ella nos presenta a la chica.

"Hacksaw...como el chico que participó en el torneo"

Interrogo a Cate con la mirada, como atando cabos con lo del tema del tatuaje del lobo y demás, pensando un '¿es ella?', para que pueda decirme si quiere de manera que Chloe no se entere. - Ling y yo hemos decidido venir a animarte, que últimamente estás muy mustia. Que no te dejen salir de la isla no quiere decir que no puedas divertirte un poco. Además...si me permites mi opinión... - apoyo un codo en la mesa, acercándome a ella de manera confidencial - Creo que no deberían prohibirnos cosas así, se supone que tenemos todos el mismo rango aquí, ¿no? - busco apoyo por parte de mi compañero asiático, esperando que me de la razón. Aunque tampoco quiero meter mucho el dedo en la herida ahora mismo, sólo plantearlo para que lo piense.

- Bueeeno...¿Qué te cuentas, Cate? ¿Qué has estado haciendo desde que nos vimos por última vez?

Adael se ríe de mi idea pero yo creo que tiene futuro, todos esos viejetes deben volver a vivir la vida, ¡si! Cuando llamamos a la puerta nos abre una chica que no reconozco, bastante joven si... Y bastante mona tambien... Los dos la seguimos por los pasillos hasta la cocina de la vivienda Le Fay, donde se encuentra Cate sentada a la mesa, que nos presenta.

-Encantado.

Cojo una silla y me siento con el respaldo por delante, donde apoyo mis brazos y sobre ellos mi barbilla. Asiento a las palabras de mi compañero con una sonrisa.

-Todos somos muy Descendientes. Y nosotros te animamos en tus aventuras, aunque sean muy locas.

Le guiño un ojo y miro a la chica, que anda preparando el chocolate. Yo he vivido la mayor parte de mi vida aqui en occidente, pero todavía descubro cosas que en mi casa nunca existieron, como ese manjar llamado chocolate. Espero con ganas que Cate nos cuente algo interesante, ultimamente estoy muy aburrido.

Observo a Adael con detenimiento, captando su mirada bastante rápido y hago un asentimiento leve. Sí, era la hermana de él. Y vivía en mi casa. Fijo la vista en la taza de chocolate cuando dicen que he estado muy mustia, aquello me roba una sonrisa ladeada. Era cierto. Nunca fui el alma de la fiesta, pero desde que Ian me había inmiscuido en la guerra había olvidado lo que era reunirnos a comer o hablar en casa de Ling o Adael, o incluso con mis hermanos. Me sorprendí extrañándolos. Extrañando esos momentos de paz donde pensaba que ser Descendiente era lo peor del mundo. Me aparto el cabello de la cara y después miro a Ling cuando habla de mis aventuras analizando aquello de la prohibición.

-A ver… No fue que me lo prohibieron de manera tajante. Helena...Helena me hizo ver que tengo más responsabilidades en la Isla, que abajo. Tengo un aprendiz. Y… Y estoy demasiado comprometida con el tema de los Renegados. No...Eh… no es buena idea que baje. Aparte soy un asco peleando, parezco una estúpida princesita pidiendo rescate. Es horrible-

Digo con un deje de gracia tratando de sacarle peso al asunto. Me llevo la taza de chocolate a los labios escuchando a Johan que me dice que todo va más o menos bien, y que van a aguantar. Eso por lo menos me pone de buen humor pero llega el resumen del Sr. Knox y me atraganto con el chocolate. Toso con bastante fuerza mientras busco una servilleta. Miro a Chloe y le envío un mensaje. A ella y a Anteia.

“Están amenazando con matar a los presos si no se rinden”

Cierro los ojos con preocupación porque envío esa información a Johan y Lykaios. Están teniendo problemas en campos y explico lo que me ha dicho Lyran, pero es la voz de Anteia la que llama mi atención después de enviar el mensaje.

“Que no los atrapen. Por favor, que no los atrapen. No puedo seguir sabiendo que vivirán lo mismo que yo”.

Aquello me hace palidecer. ¿Qué les… Bueno, ya sabía lo que les hacían. Me llevo las manos al rostro con mucha frustración, porque no puedo hacer nada, sólo enviar mensajes. No puedo aparecerme ahí y salvarlos, no puedo hacer ilusiones, no… No nada.

“Anteia dice que no se dejen atrapar. Que no quiere que vivan lo mismo que ella”

Ese mensaje también me atrevo a enviárselo a Adam  y a Ian, a ver si se despierta de una puta vez.

-Básicamente soy teleoperadora de los Renegados mientras llevan una estrategia de rescate para recuperar a Ian...y a un montón de gente. Los humanos se han vuelto nazis de nuevo y tienen campos de concentración para magos... Y los van a matar a todos si no se rinden.

Les cuento. ¿Locas mis aventuras? Sí, un poco. Sonrío de lado de manera incómda.

Hago un poco disimulado gesto de 'aaah, entiendo' a su respuesta no verbal sobre la muchacha que nos ha abierto la puerta. De repente me siento un poco como el amigo destronado, ahora que tiene nuevos amigos que provienen de otros sitios. Después suelto una risa cuando dice lo de la princesita pidiendo rescate, aunque me hace menos gracia cuando me acuerdo del mal estado en el que volvió.

"mierda, es cierto. Mi amiga es muy mala peleando. Pero no se lo puedo decir así, a la cara."

- Cate...no eres mala peleando eres...bueno...digamos que tienes...otras habilidades.

"eso, llámala especial, que eso la hará sentir mejor."

Me doy cuenta que eso de llamarla especial tampoco suena muy bien, y enseguida me estoy riendo de manera algo incómoda, pasando una mano por mi nuca, cogiendo cualquier galleta que haya en la mesa para callarme y dejar de decir estupideces. Como veo que se pone así como atenta y pálida supongo que está recibiendo mensajes de esos mentales suyos, así que me encojo de hombros y mastico la galleta en silencio hasta que ella vuelve a hablar.

- Oh, una misión de rescate. Vaya que estás implicada...haciendo de mensajera. ¿Y va bien? - abro mucho los ojos al escuchar en boca de Cate eso de los campos para magos, indignado y horrorizado. - ¡Ningún ser vivo debería ser tratado así jamás! - por un momento tengo la desagradable sensación de que si hemos llegado a eso es que tal vez sea que ellos están ganando. ¿Qué nos queda a nosotros? Somos un grupo 'recluido' en una isla porque debemos ocultarnos, cuando deberíamos ser capaces de convivir sin más. Cojo otra galleta porque como siga hablando me cabreo, pensando que es mejor cambiar de tema, al menos por la intención que traíamos de pasar un buen rato. - En fin...Ling y yo hemos estado pensando en organizar algo en la isla, tal vez una fiesta de navidad o algo, ahora que se acerca...Nos vendrá bien a todos. A veces me da la sensación de que estamos poco unidos como grupo, ¿no os parece?

Nostalgia. De una manera que no llegó a comprender aquél sentimiento le embargó por completo nada más ser pronunciado. No negaría cuanto extrañaba su lugar, la paz y el calor de la compañía de sus pares. Una cuestión de ego. Deseaba poder volver a guiarlos, verlos sonreír y correr hacia él en busca de ayuda. Pequeñas ovejas sin rumbo en busca de su divino pastor. Sin embargo, todo el escenario se veía tan lejos como las estrellas a la distancia. Había miedo en la mera pronunciación de su nombre, para quienes realmente el conocían – ya todos bajo tierra-,  e iluso quien osase a invocarlo. Aun así Adele lo había dejado en tan vital corazón de lo arcano con un mínimo de preguntas. Su cabeza se disputaba las razones para haber respondido ¿Libertad o capricho? ¿Orgullo, simple diversión? La respuesta parecía eludirlo como el agua que se escapa entre los dedos cuando intentas atraparla. No importaba, tenía una victoria de primera mano, y se encontraba cerca de su objetivo. La lengua trazó una línea en el aire, saboreando la relativa cercanía fundida en aromas nuevos.  El azul de sus ojos capturó el brillo dorado de la luz artificial en lo alto, como el oro que refleja una bella moneda, una capaz de disipar la profunda oscuridad de la pobreza terrenal. Dicen que el siete es un número de la suerte. Había una razón de sus tantos nombres, sin evasión o escape,  la mirada esta destinada a cerrarse en debido descanso para soñar y darle lugar.

¿Por qué había tomado las escaleras? Caprichoso medía el paso del reloj, con la suela de fina madera marcando los segundos como el destino a la muerte. Contó todos y cada uno, tomando nota, ofreciendo esos sagrados instantes como sacrificio al inevitable encuentro.  Incluso se dio el placer de numerar la cantidad de alientos puros que le quedaban antes de hallarse cara a cara. Los juegos siempre se debían llevar a cabo de la forma y al ritmo que él quería, sin excepciones respecto a ello. Miró hacía un lado y luego hacia el otro, deteniéndose un momento para una merecida observación del lugar. El interior de la residencia era moderna, tan señalizada que solo un idiota podía perderse, aunque para el ojo meticuloso quedaban claros indicios de una estructura un tanto más práctica. Había oído que estaban flotando ¿Conveniente, verdad?  Silencio, profundo y sereno cual lecho de muerte. El hombre seguía abstraído, cada vez encerrándose más en su propia mente como si esa fuera su única escapatoria a lo que se cocía en la habitación que tenía justo en frente. Una parte de ese ancestral instinto de supervivencia mortal le podía estar diciendo a gritos que se mantuviera al margen ya que su vida misma estaba en juego, pendiendo del hilo como un artista circense. No gana quien no arriesga, solo debía evitar perderse en el laberinto de una guerra sin vencedores.

Fueron tres golpes, firmes, concisos e idénticos creando una eufonía sin verdaderas palabras – Catherine- su voz fue el golpe de gracia, cincelada con cuidado de la misma manera que en los sueños. Algo sencillo, pues las ilusiones son capaces de engañar más de un sentido. Solo restaba esperar.