Bosque Darwin

Acudí al bosque de Darwin con Rhados, Ben, Lykaios y Vyras para celebrar el picnic que había convocado Mérida. El par de resacosos había pasado por mi cabaña del bosque durante la mañana, aunque no llevaban preparado nada para comer. Tuvimos que ponernos manos a la obra para cocinar algunas cosas con lo que tenía en casa, aunque al final sólo dio para hacer unos cuantos bocadillos y una empanada con lo que quedase en el frigorífico. La quimera Vyras se encargaba mientras tanto de vigilar a Rhados, que se había quedado dibujando muy entretenido frente a la chimenea.

Cuando estuvimos listos cogimos unas cuantas mantas y unas cestas para la comida, echando a andar en dirección a la zona del bosque menos umbría, que hacía un poco frío para quedarse en la sombra. Rhados se subió a lomos de Vyras, que caminaba junto a nosotros. Por el camino me fueron contando lo necesario para ponerme al día, porque la última vez que los había visto enteros fue en la barbacoa de los Knox, y luego a Lykaios brevemente durante el ataque de S.A.M al taller. Daba la impresión de que ya sólo los veía para ese tipo de reuniones festivas, lo cual tampoco me parecía bien. Tendría que ir con ellos a la siguiente misión, tal vez sustituyendo a los que habían acabado mal en la última para que pudiesen recuperarse del todo.

- ¿Seguro que no queréis que lo celebremos en mi cabaña junto a la chimenea? no creo que a Mérida le convenga sentarse en el suelo helado en su estado. - esa era otra, con Mérida de baja y los que estaban convalecientes la Brigada se quedaba todavía más mermada. No quedaba más que volver a las andadas.

Acabé durmiendo la resaca en alguna de las habitaciones para pobres que había en la isla, despertando allí con Lykaios más tarde de la cuenta. Me di una ducha rápida para espabilarme, porque la tentación de quedarme en la cama era fuerte. A pesar de la pereza me levanté, que no podía fallarle a Mérida en su picnic. Me comuniqué con Lykaios a base de gruñidos, lo suficientemente claros para enterarnos de que había que ir a recoger a Imram a su casa. Fui todo el camino medio durmiéndome y bostezando, saludando a Imram con otro gruñido al llegar a su casa. Aún así me puse a hacer bocatas en modo automático, a saber el relleno que llevaría cada uno. Espabilé un poco al ver a mi colega Vyras, acordándome de golpe de que yo tenía una hermana de que estaba liada con él. - Hostia tú...¿y mi hermana? sé que el pobre hermano loco no sé dónde quedó, pero ...¿Yoko? ya me contarás en forma humana, con la luna. - es que así a base de gestos de gato alado no me enteraba de nada. Después de eso me puse en el suelo a dibujar con RHados, y sorprendentemente mi dibujo fue más truño que el suyo. Un criajo de cuatro años o así me había superado. Escondí el dibujo de la vergüenza en mi bolsillo, echando a andar con el resto hacia el bosque.

- Oye, que no hemos invitado al negro nuevo, ¿no?. Voy a escribirle, que tendrá que integrarse- saqué la moneda del bolsillo, escribiendo un mensaje para él indicándole el sitio, y que no hacía falta que trajese comida porque ya llevábamos. Cogí la manta que habíamos pillado de casa de Imram, encogiéndome de hombros porque tampoco me parecía que fuésemos a pasar tanto frío. Apunté con la palma de la mano a unos matojos del suelo, lanzando una pequeña llamarada para hacer una hoguera. - Apañao. - tras eso extendí la manta, sentándome para empezar a sacar los bocatas.

Después de quedarse absolutamente dormidos en el sofá pasaron la noche en arrumacos y cuando se despertaron ya era la mañana siguiente. El buen humor pronto reinó en la casa cuando se rieron de haberse quedado dormidos nada más comer y continuó con el regalo de Kyllian y el mega meneo mañanero. Con su ayuda había empaquetado gran cantidad de comida que metió en su bolsa con encantamiento para llevar al picnic.

Se fue en el grifo, robándose una sudadera de Kyllian...Y un chándal, y su chaqueta, porque todo lo de él era más granda, cómodo y calientito...IYKWIM. Pero finalmente, visualizó el bosque de Darwin y tras dar un par de vueltas ubicó a su Brigada. Descendió rápidamente hacia allí, bueno, no tan rápidamente porque no quería potar pero llegó. Dio un gritillo de emoción cuando los vio y apoyó la mochila en una de las mantas antes de tirarse hacia el cuello de Ben y achucharlo -¡Tenias tan mala pinta, jodido!- Le espetó llenandole la mejilla de besos antes de darle palmadas en estas, mirándole a la cara con alegría.

Después miró a Imran y fue hacia él para darle otro súper abrazo -Es tan bueno que estés con nosotros- La Brigada como debía ser. Vio entonces al jefe y fue a por él para darle otro súper abrazo estrechito y finalmente a por Rhados que, aunque antes había podido levantarlo por encima de su cabeza, ahora no se atrevía -He traido demasiada comida- Les informó a todos mientras miraba a la quimera y se acercaba para acariciarle y rascarle las orejas con cariño -A ti si tenía tiempo sin verte, eh?-

Tras ello finalmente fue a su mochila, guardando el grifo, y sentándose a modo indio mientras se refugiaba en su chaqueta. Se giró hacia la mochila y empezó a sacar y sacar tuppers. Una cantidad incontable de carne, ensaladas, pollo, papas...Etc etc…Cuando vio todo lo que sacó sonrió abiertamente. Estaban servidos -Por cieeeeeeeeeeerto…¿Sabeis que hay acromántulas en la isla? A Cleo le atacaron ayer-

Poco había que añadir a la noche que pasamos en urgencias. Traté de calmar la tormenta de dudas que se habían originado con los sentimientos encontrados tras la conversación que había mantenido con Cleopatra antes. Cuando ella se consiguió dormir, aproveché para darme un paseo hasta el exterior de urgencias, coger un cigarro y darle un par de caladas. Me lo pedía el cuerpo, de manera literal. A mí el sabor me daba asco, y hasta me daban ganas de toser. Pero el cuerpo necesitaba nicotina, y la verdad es que ayudaba a calmar la tormenta de ideas. Suspiré y el vaho se mezcló con el humo de la última calada. Mis instintos me pedían a gritos que huyera, incluso pensé en largarme de allí. Pero en el último momento pensé que aquello no estaría bien, la mente pudo, y supuso que lo mejor era hacer como que aquello no hubiera pasado. No por la conversación, porque estaba seguro que se volvería a repetir antes o después, y debería aceptarla con resignación, sino… por otras cosas, otras cosas que no sabía si podía sentir. O si quería sentirlas.

Tras terminarse el cigarro volvió a la consulta y se dejó caer en la camilla hasta que la doctora apareció para darme el alta. Fuimos a tomar un café y tal, pero tampoco tenía mucho más que añadir. Sin embargo, todo cambió cuando se acordó que tenía que ir con sus compañeros de la Brigada. La verdad es que no me acordaba de ello, lo había pasado por alto. Y no tenía muchas ganas, pero le prometí la noche anterior que iríamos a verlos y …. No me quedaba otra que cumplir. Traté de armarme de toda la paciencia del mundo mientras recorríamos el Mercadillo en búsqueda de regalos. Hacía mucho tiempo que no veía a una persona tan ilusionada, de modo que seguí a Cleopatra con bastante ánimo, porque había conseguido engancharme a su energía.

Aparecimos en el bosque al cabo del rato. Preferí mantenerme en un segundo plano mientras ella se reencontraba con sus compañeros. Fue entonces cuando vino a buscarme y me arrastró hasta el corrillo, todavía cargado de las bolsas de comida y regalos para los miembros de la Brigada. Traté de dibujar una sonrisa afable, pero más bien fue una sonrisa incómoda. -Encantado-

Ben y yo íbamos de resaca absoluta, pero eso no importaba porque teníamos un picnic hoy. Fuimos resucitando poco a poco, hasta llegar con Imram y compañía hasta el bosque. Ben lo tenía todo pensado.

- haz una hoguera o algo, que no se nos hiele el culo... - la manta estaba muy bien.  Puse cara de que Imram tenía razón al decir aquello de haber merendado en su casa. Como siempre era el que más pensaba del grupo. - ya es tarde, nos consagraremos a la madre naturaleza.

Vyras se escachuflona un lado y Rhados lo usó de almohada. Balto todo celoso se puso al otro lado del crio.
- el enano no va a pasar frío desde luego

Me puse a sacar bocatas también, alzando las cejas por la pregunta de ben. Ambos teníamos hermanas desaparecidas, al parecer.
- no te escribías con ella?

Cuando llegó mer repartimos saludos y abrazos necesarios, negué, no, no había demasiada comida....y de hecho con la resaca me moría de hambre asi que di por inaugurada la sesión aunque faltara gente y empecé con un bocata de esos raros.
- que tal llevas el preñamiento? - lo de las actromantulas no me pareció tan raro... - seguro que alguien de la isla creyó algún día que una cría de actromantula era una mascota muy guay....y luego mira, plaga. Cleo está bien?

No creía que esos bichos fueran un problema muy gordo para ella con lo cual no sonaba demasiado preocupado. En ese momento, llegó la susodicha.... Tras los saludos confesó algo.
Iba a presentarnos a alguien muy importante. Eso me hizo poner cara de cotilleo maximo.

Mire a Ben con cara de "uhhhh" y entoces apareció el tiparraco aquel.
- ehhhh....

Lo mire con cara de... Yo te conozco....y hasta me puse en pie. Si pero no. El pelo era diferente, los ojos, la postura, pero....

- Astaroth has dicho ....? Juraría que este tío me dio la paliza de mi vida hace un tiempo.... Y que estaba en la Alianza.... Eso o es su hermano gemelo maligno. O buenigno....

Me quedé esperando explicaciones, con gesto de detective intrigante.

Tuve que contenerme para no empezar ya con los bocatas que había sacado, esperando de manera impaciente ahí sentado en la manta de picnic. Eché una mirada de orgullo a mi hoguera, justo lo que había pedido Lykaios para que no se nos helara el culo.  - Sí, si me suena que ella subió a la isla con Vyras cuando empezó todo esto de las máquinas asesinas, pero después no sé dónde se ha metido. Bah...ya nos explicará el colega. Seguro que está bien. - la quimera hizo un gesto de asentir, nada de dramas.

Enseguida me puse en pie de un salto al ver aparecer a Mérida, sonriendo a la par que iba hacia ella. Nos fundimos en un fuerte abrazo y muchos besos por su parte, alegrándome bastante de verla tan animada.  - Ya, tenía pinta de machacao. Menos mal que los de la Brigada somos duros y que tenemos buenos médicos aquí en la isla. - admití para darles también a ellos parte del mérito de mi recuperación. Enseguida me emocioné por eso de que había traído mucha comida, que sabía yo que con los bocatas y la empanada no serían suficientes.  - Mejor, que hemos intentado cocinar en casa de Imram y no hemos dado para mucho. - especialmente yo, que apenas había hecho nada del picnic. - Putas acromántulas. Hay que desplaguizar este sitio. ¿Sabes cómo está ella? - no hizo falta que Mer me respondiese, pues Cleo no tardó mucho en hacer acto de presencia. La abracé también con ganas porque así éramos en la Brigada, cariñosos y sobones. El club de los abrazos. - Seh, ya estaba más o menos bien y me fui. Ayer estuve bebiendo con Lykaios. En unos cuantos días más espero estar ya a tope para lo que sea. - el poder del cotilleo vino a mí cuando dijo eso de que había traído un amigo de Verona, provocando con eso que intercambiase una mirada de salseo con Lykaios.

 - Claro, claro. Aquí estamos encantados de conocer a los nov...digo...a los amigos de todos los Brigadosos. - el chaval parecía raro por eso de quedarse oculto en los árboles, y su aspecto me recordó a alguien que creía conocer, aunque mi empanamiento no me permitió discernir de qué exactamente. El nombre también era raro, como demoníaco. Decidí acercarme, ya que el otro parecía cortado. - ¡Encantado, Astaroth! - me adelanté hasta él para estrecharle la mano y sacudirla de manera enérgica. Después le solté, ladeando la cabeza y entornando los ojos.  - ¿Nos conocemos de algo?

Al final Lykaios puso cara de darme la razón en que hacia frío en el bosque para un picnic, aunque Ben lo arregló algo haciendo una hoguera al lado. Fui a abrigar un poco más a Rhados, abrochándole el abrigo entero y poniéndole mejor la bufanda. Él no parecía tener frío, estaba de lo más feliz con Balto Y Vyras. - Muy bien, Rhados. Quédate ahí jugando con ellos. - le di un bocata al niño para que fuese comiendo, yendo después a por el resto de cosas para colocarlas. Mérida llegó enseguida, saludando a todos con su habitual efusividad. Le devolví el abrazo de manera afectuosa, uniéndome a la pregunta de Lykaios sobre cómo lo llevaba.

- Has tenido buena idea con lo del picnic, no hay que perder la costumbre de juntarnos también para las fiestas. Ahora seremos los padres del grupo, nos perdemos muchas batallas, pero no nos separamos. - le di un apretón en el hombro antes de apartarme, chasqueando la lengua por lo que dijo Ben sobre lo cocinado en mi casa. - Querrás decir lo que hemos hecho Lykaios y yo mientras tú te entretenías haciendo garabatos con Rhados. - le tiré la pulla antes de la llegada de Cleo, a la que también saludé del mismo modo que a Mérida. Ya no hacía falta preguntar qué tal le había ido con las acromántulas, estaba sana y salva. Fue más sorpresa eso de que trajese a alguien al picnic, debía ser una persona especial para ella. - No hay problema, preséntanos a tu amigo. ¿Quiere unirse a la Brigada? - probablemente no, pero curiosidad. Giré la cabeza hacia el lugar por el que se acercó el otro, notando cierta incomodidad en sus palabras. No me sonaba el nombre. - Bienvenido, Astaroth. - di un codazo a Ben cuando se quedó a medias de decir "novio". El muy idiota iba a incomodar a Cleo en caso de que no fuesen nada, o que estuviesen empezando.

La pregunta sobre el embarazo la hizo sonreír abiertamente -Pues ahora puedo comer de TODO….PERO DE TODO….o sea, no siempre puedo comer mucho pero puedo comer de todo. Así que muy bien…Y ayer dio su primera patada…- Dijo acariciándose la panza mientras se acercaba a la hoguera de Ben, sonriendo al sentir su calorcito. Lo cierto es que se sentía tan bien de estar allí. Escuchó a Imram con aquello de que se perderían batalles pero no se separarían y aquellas palabras le golpearon directo en el corazón, se le humedecieron los ojos y así de la nada empezó a llorar -Lo sé… Pero… - Empezó a darse aire en la cara mientras buscaba una servilleta para secarse las lágrimas -Estoy súper hormonal…Y llorona- No iba a decir que ayer había llorado la vida, pero era tan importante para ella saber que incluso en una nueva etapa de su vida la brigada estaría allí. Luego de eso, Ben le confirmó que los médicos de la isla eran unos cracks. Ella ya lo sabía, había llegado hecha un desastre tras ser poseída………… La primera vez.

-Está bien, sí sí- De pronto llegó Cleo, ese grito de su nombre la hizo sonreír y se levantó limpiándose la carita para luego abrazarla - CLEOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO.... Feliz navidad- Le dijo abrazándola con mucha fuerza antes de dejarla hablar con su panza. Después de eso, trajo a su amigo y Mérida intercambió una mirada curiosa con ella. Necesitaba cotilleo. Miró al chico que, joder, pese a que parecía incómodo seguro la empotraba como armario de Ikea. Lykaios actuó raro, Ben también…Pero eso era normal, y luego Imram fue más tranquilo. Bueno, ella iba a ser el catalizador -Hola Astaroth, soy Mérida… Bienvenido, somos la Brigada de la Mil Grullas, estamos acostumbrados a abrazar, besarnos y hacer preguntas incómodas o comentarios fuera de lugar pero sin mala onda de por medio…No nos damos cuenta, así que … - Alzó los hombros y tras eso se sonó la nariz porque la lloradera anterior le había aflojado los mocos. O quizás estaba preparando un resfriado.

Se sentó y le dio palmaditas a su lado para que Cleo le acompañara -¿Y Gen? ¿Y Dyos o Em? Falta gente pero tenemos que empezar a comer…Yo quiero de la empanada- La señalo con una sonrisa y se preparó para cortarla.

Todas aquellas muestras de afecto por parte de los compañeros de la Brigada de Cleopatra me parecieron terriblemente extrañas, y no estaba seguro de si le molestaban o no tanta carantoña. En la familia Soul aquellas muestras tan efusivas eran extrañas y a veces parecían hasta mal recibidas. Tampoco esperaba el fuerte apretón de manos del chico pelirrojo, que casi hace que se me cayeran los paquetes que todavía estaba cargando -…- La mujer pelirroja comenzó a hablar y tatar de explicar todo aquello que estaba pasando, se conocía que era costumbre entre ellos el tocarse, abrazarse besarse, tal y como había podido ver a través de los árboles, cosa que le había parecido terriblemente incómoda de ver. -Gracias- Le respondí al moreno, que parecía el más cuerdo de toda la tropa. Su efusividad se me hacía …. Humana, cálida, agradable… sentimental. Eran puntos distantes a cómo era él. Extraño, pero no desagradable. ¿Era todo real, producto de su imaginación o era acaso cosa del fuego que brillaba en el centro del picnic?

De repente el hombre de pelo azul, pareció identificar al cuerpo que portaba. Todo el cuerpo pareció reaccionar a la m irada inquisitiva, tensionándose. Astaroth no conocía para nada a toda esa gente, pero quizás, Jed -Y lo repetiría encantado- Aquello salió de lo más profundo de las vísceras sin pasar siquiera. Apretó las muelas tratando de controlar aquellas cosas raras. -No, creo que no nos conocemos de antes- No, no había perdido el control del cuerpo, fue Cleopatra la que salió al quite, para defenderme ante la mirada de sus compañeros. Me dejé llevar por el tirón de la egipcia hasta sentarme a su lado, en el sitio que me había reservado. Me acomodé en el suelo, algo incómodo con todas las miradas de los Brigadistas. Sabía de sus existencias, de algunas cosa que me contó en el pasado, pero ponerles caras se me hacía jodidamente raro. Preferí no hablar mucho, que lo mismo Jed volvía a reaccionar de alguna forma extraña. Les miré a todos con curiosidad, algo desgarbado, mientras observaba sus movimientos preparándome por si las cosas se torcían en algún momento. Con tanta gente allí no estaba seguro del cuerpo de Jed aguantara, y más si ya había reaccionado al comentario de Lykaios.

Solté un "awwwwww" de ternura cuando Mer dijo que su futuro ser hijo ya le daba patadas, alegrándome de verla tan feliz. Cogí mi bufanda para ponérsela a modo de toquilla de abuela, para que le abrigase y no cogiese frío. Luego le dí un par de palmaditas en la espalda en modo "eaea". - Ya verás que bien vas a estar aquí, Mer. Nosotros te cuidamos. Espero que te gustasen las albóndigas de anoche. Lo que nos enviaste tú también estaba muy rico. Salimos de allí rodando de lo llenos y borrachos que íbamos. - Después puse cara de burla a Imram cuando se metió conmigo, y además repetí sus palabras en ese mismo tono. - Quirris dicir li qui himis hichi Lykios y yi mintris ti ti intritnís hicindi guiribitis quin Rhidis. - cómo se atrevía a decir que yo no había colaborado en la comida. Con la llegada de Cleo nos dio la curiosidad a todos por su nuevo amigo, según ella un no novato y nigromante. Eso siempre me daba mal rollo, me recorrió un escalofrío a pesar de estar todos junto al fuego. Así que historia larga de explicar...

- Um...sí...nuestros compañeros van mejor, pero necesitarán días de descanso cuando salgan. Falta gente por venir, pero bueno, no siempre podemos juntarnos todos. Y Dyospiros es un nuevo miembro de la Brigada, lo reclutamos en los calabozos, con Mer. Es un drow. Está invitado. Voy a mandarle un patronus por si acaso no sabe usar la moneda, o no se la han dado. - me encogí de hombros, el caso es que se enterase por si quería conocer al resto. Cogí un trozo de empanada para comerlo casi a la vez que uno de los dulces de Cleo, tragando ambos con glotonería mientras mi cabeza daba vueltas para intentar recordar de qué me sonaba el tipejo de pelo blanco. A mi me sonaba con pelo negro, pero era exactamente igual. Abrí mucho los ojos al caer, viniéndome la imagen de ese tipo en una pelea contra la Alianza, durante el rescate de Leila. Agarré a Cleo por el brazo y me la llevé a unos cuantos metros de donde estaba el grupo, sin ningún disimulo.

- Sígueme la corriente y no mires hacia atrás. Ese tío es de la Alianza. ¡Me disparó el muy puto! fue el día que acudimos a rescatar a Leila, era uno de los ejecutores.

La bufanda fue un extra divino y Mérida le sonrió a Ben mientras se acurrucaba en la tela calientita -Lo sé- Lo sabía perfectamente, ella confiaba ciegamente en la Brigada porque era la única familia que tenía y sabía que ella haría lo mismo por ellos. Asintió a lo de las albóndigas -Comimos como cerdos, al final Kyll me tuvo que llevar en brazos al sofá y al final nos quedamos dormidos ahí, ni ganas de movernos- Le explicó a Ben con una sonrisita antes de guiñarle un ojo, tras eso soltó una risa por cómo imitó a Imram.

Empezó a comer de la empanada oyendo a Cleo -Yo también traje cosas- Le dijo a la pelinegra y empezó a sacar bolsitas. Todos  y cada uno de ellos tenía tejido un brazalete de la amistad. Se guardaría el de Dixon y Em para entregárselos personalmente -Rhados, ven- Dijo enseñándole la bolsita para que fuera a cogerla. Aunque creía que iba a tener ciertos problemas con el tamaño, lo había hecho a ojo. Luego lanzó la de la quimera sonriendo al verle cogerla con la boca -Si no puedes, tráela- Dijo porque abrir la bolsita con garras…Mmmm. Después de eso fue lanzando una a cada uno con una sonrisita -Para que me llevéis siempre presente- Sonrió abiertamente, ilusionada, porque las había hecho con mucho cariño.

-Vale…si…Aunque siendo de día, le afectaba a la vista ¿No?- Preguntó sobre Dyos porque no estaba muy segura pero solía verlo más de noche o en zonas oscuras como el bar y el calabozo. Siguió comiendo cuando Ben se llevó a Cleo hacia un lado y entrecerró los ojos. ¿De qué iban? Volvió la vista hacia Astaroth con curiosidad -Eres parco de palabras ¿No?- Le preguntó directamente antes de mover el culo para arrimarse a él -Me dijo Cleo que os atacaron ayer acromántulas ¿Estás bien? ¿Te han dicho algo en el hospi? ¿Dónde estabais que os atacaron?-

Gruñí cuando la egipcia me golpeó para llamarme la atención, al parecer ella sí había escuchado el comentario que Jed le había soltado al hombre de pelo azul. Sin embargo este pareció no reaccionar, como si se hubiera ido o desconectado, como una máquina o un cuerpo al que le han quitado el alma. Aquella Brigada era terriblemente desconcertante. Pero ninguno pareció reparar el aquella situación o, de hacerlo no le dio importancia, de modo que yo tampoco lo haría. Pero sí me planteé que, si estaba muerto aquel tal Lykaios, podría ser presa fácil de los demonios… Y es que el cuerpo me pedía hacerle ciertas putadas a aquel tipo, a pesar de que no le conocía de absolutamente nada.


Permanecí en el sitio sin muchas ganas de comer, mirando a todos los lados. Hubo algún tipo de intercambio de objetos y presentes entre las dos chicas del grupo. Los que traía Cleo los conocía bien porque los había cargado desde el mercado hasta allí. Lo que le sorprendía es que fuera capaz de recordar los gustos de cada uno de los miembros de la Brigada. ¿Debería llevarle un regalo a Adramelech? Qué pereza estas fiestas, con tanta gente y tantas cosas y tantas lucecitas a mi alrededor. A ver si se acababan ya. Como Cleopatra y Ben se apartaron a hablar de cosas quedó un hueco vacío entre Mer y yo, que se rellenó con la pelirroja. Iba a voltear la cara para ver a los otros dos cuando capté la mirada de la mujer de pelo fuego -…- Aparté la mirada hacia otro lado, incómodo. Demasiada pregunta -…- Sin embargo capté la curiosidad de la mujer y tuve que responderle, con bastante resignación -En los alrededores de la torre Soul. Sí. Y no…- Y gracias a todos los ángeles caídos que Cleopatra y el otro volvieron al círculo, lo malo es que no pude escuchar de lo que hablaban. Yo notaba tensión, reticencia. Y ya no sabía si era imaginación o no, pero aquello empezaba a ponerse raro e incómodo…. Quería romper el hielo, pero no se me ocurría nada que decir sin parecer terriblemente subnormal, de modo que, simplemente, me quedaría calladito. -¿Alguien fuma?-

- Tú empieza Mérida, los que lleguen mas tarde tendrán que pelearse por lo que quede de comida. - y ya está, si acaso les guardabamos unos tupper y tal... lo que me tenía intrigado ahora mismo a mas no poder era "Astaroth" el supuesto novio nigromante de Celo. Olfatée acercandome un poco. Si, definitivamente, olía como aquel tipo.

- Cleo, no lo entiendo. Conozco a este tio, no era nigromante, era un as pegando puñetazos y usando armas de fuego.

Ella, lejos de explicarme nada, pasó del asunto y se sentó haciendose la longuis, pero yo no lo iba a dejar correr. Me acordaba demasiado bien de ese soldado como para obviar el hecho de que era peligroso y estaba aqui con nosotros. Ademas mi oido, mas fino de lo normal, captó aquel susurro amenazante. El hombre se sentó con Cleopatra, pareciendo mas perdido que Marcos en el dia de la madre. Yo me quedé un poco empanao, pero porque estaba dandole duro al coco. No queria arruinar con gruñidos el picnic pero no podia obviar el asunto de que ese tipo era peligroso.

- Por rara o incómoda que sea la historia, será mejor que la cuentes... ocultarnos cosas nunca nos ha traido nada bueno.

Concluí, parado de pie detrás de Astaroth a escaso medio metro, evaluando sus espaldas. Iba a hacer con Cleo exactamente lo mismo que hizo Ben, hablar con ella. Le lancé una mirada a Ben y a Cleopatra, poniendo el oido a ver que escuchaba, pese a la distancia. Me abstraí del resto de conversaciones, captando la explicacion....muerto, alma, resucitado? WADAFAK?

"o sea que su cuerpo pero....ehmm....que movida...."

Lo oi pedir un cigarro y bajé la mirada.

- Yo. Pero no delante de los niños. - porque ademas era hierba de la buena. - Ven. - le dije a Astaroth, apartandome del lugar mientras sacaba mi piti de hierba espacial para encenderlo apartado para que Rhados no aprendiera demasiado pronto como olía un porro.

Resoplé con paciencia mientras Ben me imitaba, a veces parecía más crío que mi propio hijo. Ni le respondí, para qué. Lo más sensato era empezar a comer, y tratar de hacer sentir cómodo al invitado de Cleo. Rhados se levantó con curiosidad para ver qué era lo que quería darle Mérida, haciendo un sonido de sorpresa al recibir la bolsita de regalo. Sonrió tímidamente a la pelirroja, sacando después el brazalete. - Gracias, Mérida. ¡Mira papá, Mérida trae regalos para todos! - volvió corriendo hacia mí para que le ayudase a ponérsela, así que me agaché para ponerle el brazalete en el brazo mientras le explicaba lo que era y le enseñaba el que venía en mi bolsa de regalo para demostrarle que todos teníamos nuestro propio brazalete. - Ven que te lo ajuste. Son brazaletes para todos los amigos de la Brigada, para acordarnos siempre los unos de los otros aunque no podamos vernos tanto como quisiéramos, o aunque no siempre estemos juntos. Aún así sabemos que siempre podemos contar con los demás, y que estarán ahí cuando los necesitemos. - aquello lo dije tanto para el pequeño como para mis amigos, no estaba de más decir las cosas que pensábamos. Le di un beso en la cabeza a Rhados antes de erguirme de nuevo, dejando que se fuese otra vez a corretear con Balto.

Me encogí de hombros al escuchar que igual el drow no venía porque le afectaba a la vista la luz del día. Menudo chiste. Al invitado le costaba hablar más de la cuenta, aunque Mérida trato de sacarle algunas palabras. Los regalos no se acabaron ahí, Cleo tenía también regalos para todos. Ahora me sentía un poco mal por no haber caído en ese tema. Ni siquiera había comprado nada para el crío porque no había pensado celebrar la Navidad. Eso y que tampoco tenía con qué pagar cosas del mercado que no fuesen las básicas. El niño alucinó al verse de repente con dos regalos, poniéndose a jugar a dar espadazos al aire mientras saltaba y rodaba por el suelo. Iba a llegar a casa para meter directo en la lavadora. Lo mío era un jersey con bastante buen tacto, aunque el detalle de los estampados no llegaba a apreciarlo del todo porque las gafas de "visión" básica no daban para tanto. Me puse el jersey al igual que me había puesto antes el brazalete, sonriendo después levemente como si intentase grabar en la mente este buen momento. - Muchas gracias a las dos por todo, los regalos y la comida. Echaba de menos estas reuniones. - a pesar de todo lo que había pasado todavía era capaz de disfrutar con ese tipo de cosas. Asentí a lo que dijo Lykaios sobre no ocultar secretos, más le valía al tal Astaroth contar su "larga historia". Ben también parecía mosqueado, pues se llevó a Cleo a unos cuantos metros para hablar. Negué con la cabeza cuando el hombre preguntó si fumábamos - No, lo siento. Además, está mi hijo y no quiero que le echen el humo encima. También está Mérida. - a ninguno de los dos les convenía tragar humo. Chasqueé la lengua cuando Lykaios se lo llevó también a otro lado para fumar. Aunque había distancia suficiente yo notaba el característico olor de los porros.

- Pues cuánto misterio. - decidí seguir comiendo hasta que contasen lo que pasaba, intentando poner la oreja para enterarme. En ese preciso momento comenzó a llover, no demasiado fuerte, pero lo justo para que la comida empezase a mojarse y el fuego a ser menos vivo.

Asentí orgulloso por eso de que Mérida hubiese comido como una cerda. Nada de ser delicada. La verdad es que me hizo mucha ilusión el brazalete regalo de Mérida, por lo que la achuché brevemente cuando me lo entregó. Me lo puse al instante, por supuesto. - Qué bonito coso brazal. Me gusta. ¡Y claro que te tenemos siempre presente, aunque no haya regalos de por medio! - eso, que yo podía ser un empanao, pero no me olvidaba fácilmente de mi familia. Lo que dijo Imram me sonó un poco moñas, pero era verdad. Desde fuera no podían entender del todo el vínculo que teníamos en la Brigada. Los regalos de Cleo me hicieron soltar un 'hostiaputa' por lo bajo al ver la jarra de cerveza infinita, pues sabía lo que era y siempre había deseado una. Le agradecí al instante mientras miraba la jarra con ganas de estrenarla, aunque eso no quitó que me la llevase a un lado para poder preguntarle por su amigo raro.

- No es eso, el regalo me ha encantado. - murmuré como si fuese un espía mientras miraba hacia atrás. - ¿Ein? ¿su alma en el cuerpo? ¿un reve qué? ¿soldado resucitado con el alma de otro? - puse cara de no entender nada, sonaba a movida extrema. El caso es que al parecer el tal Jed ya no era Jed, sino solo su cuerpo. Menudo yuyu. - Bueno, vale...pero ten cuidado con el amigovio, que estas cosas de magia negra son un poco complejas. Ya sabes que si pasa cualquier cosa nos puedes avisar. - acepté reticente lo de volver, cogiendo más comida para llenarme la boca y pasar algunos segundos sin hablar. Lykaios se había llevado a Jed, así que estaría leyéndole la cartilla o hablándole del círculo de confianza. - Puta lluvia, que me jode la hoguera. - solté sin preocuparme de que el crío de Imram me oyese hablar así. Total, tampoco eran palabras malas que no debiese aprender. Mientras no fuese latín para invocar demonios todo correcto.

El jefe estaba un poco regular y Mérida lo miró con el ceño fruncido, pero bueno… El susurro de Cleo hizo que alzara suavemente los hombros sin saberlo, pero aun así con una sonrisita porque…qué divina una cerveza diaria -Síii Dyospiros y tiene un primo que cocina muy bien, Crasu- Le argumentó a Cleo -Pero trabaja en las cocinas, no es de la Brigada aún- Escuchó lo de Cleo asintiendo a aquello de que daba penita pero se le pasó de un plumazo cuando vio su bate. Se incorporó y bateó una bola imaginaria soltando un grito de -HOMEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE RUUUUUUUUUUUUUUUN Y PYRO CONQUISTA EL DIAMANTE- Abrazó el bate con tanta emoción que luego se fue encima de Cleo para abrazarla -Ains ains…¡Gracias!- Le dijo con una súper sonrisa antes de ser feliz al escuchar a Rhados y a Imram.

-Siempre- Murmuró y achuchó a Ben de vuelta -Pásate más por casa Imram, me viene bien la compañía. Kyll trabaja bastante en la guardia desde que están reconstruyendo la isla- Le explicó a su amigo acercándose a él para dejarle un beso en la mejilla antes de ver a Rhados dando espadazos, el espíritu de la brigada. Tras eso intentó hablar con Astaroth pero sólo ganó pocas palabras así que hizo una mueca con los labios -Vaale…- Mencionó y miró hacia la comida para seguir con ello -No- Le respondió a lo de fumar y miró a Lykaios cuando reaccionó alejándose con él así que suspiró y fue con Imram para alejarse un poco.

-Ya… Ya nos contará, Cleo no oculta cosas… Y está claro que él está incómodo-  Le respondió a Imram pensando que ella también quería cotillear porque claro…Ben por un lado con Cleo, Lyka por otro con Astaroth. Se mordió el labio y de pronto empezó a llover, soltó un suspiro y se subió la capucha -Yo no me puedo quedar mucho si está asi…- Se quejó pero bueno le echó los brazos al cuello a Imram -Visitame con Rhados – Insistió y después le dejó otro beso en la mejilla antes de incorporarse -¡Me voy que si pillo un resfriado no saborearé la comida! Dadle saludos a todos…y dile a Gen que quiero hablar con ella, jefe- Le tiró la bolsita de Gen para que la cogiera y entonces convocó su grifo. Lanzó un beso al aire a todos -Os quierooo ¡Feliz navidad!- Sonrió modo Santa Claus  y luego de eso se fue volando dejando la comida para que se la llevaran ellos.