Cueva de la desesperación

Al fin nos dirigimos a cuevas. El dragón me echó en cara mi arrogancia y el no haberle agradecido la ayuda... pero si lo había hecho justo antes... esto me tocó un poco las narices pero tenía razón, de no ser por él tanto Zoey como yo estaríamos muertos. Me tragué el orgullo y le agradecí cortésmente la ayuda, al estilo japonés. Luego me echó en cara más cosas, que si un romántico paseo por las cienagas con ella... - En realidad ella había venido sin mí, no sé que pretendía hacer ella sola contra todo el ejercito humano.- le dije quitándome un poco las culpas.- Hubiera intentado que no viniera pero créeme, es cabezota a más no poder y si se le mete algo en la cabeza...
Después de unos minutos llegamos a las cuevas, y me llevé la sorpresa del siglo. Una vez dejó a Zoey en mis brazos se transformó en un elfo con cuernos rojos. Había visto algún dragón antes y había oído leyendas sobre ellos pero nunca había visto a una mole de ese tamaño convertirse en cuestión de segundos en un chaval de mi tamaño. ¿Dónde guardaría toda esa masa?... su densidad debía ser brutal. Dejé de pensar en cosas irrelevantes y cerré la boca que tenía abierta sin darme cuenta desde que el dragón se transformó y entré en las cuevas siguiéndolo, mientras llevaba a Zoey en brazos.

Al fin llegamos a una estancia con camillas y material médico. El dragón nos presenta y pide ayuda para Zoey... a su manera. Un chico moreno se acerca y sin mediar palabra coge a Zoey de mis brazos, la tumba en una camilla y empieza a tratarla. El mismo manda a otro chaval a curar al dragón. A todo ésto yo me quedo ahí pasmado, como un tonto, viendo la escena sin saber qué hacer. Estoy bastante bien y tal y ahí estaba, paralizado por el miedo y la preocupación por Zoey. Pensé que ésto no es lo que ella querría, que ella seguiría luchando hasta el final... como realmente habia hecho si es que no sobrevivía. Ella estaba bien allí podrían curarla y yo no pintaba nada más, no podía ayudar más. Pero fuera sí.

Me di la vuelta y volví por el mismo camino que habiamos seguido justo antes, sin decir una palabra a nadie, hasta llegar a la entrada de la cueva, desde donde alzo el vuelo en dirección a las calles del Bastión. Miro hacia atrás para ver si alguién me sigue, por si por algún milagro Zoey estaba allí como siempre, aunque sabía que era imposible y que quizás nunca la volvería a ver con vida.


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4º Post tras regeneración.

Bueno, antes de que pudiera ver si el alado tenía alguna herida o algo peor se marcho del lugar, obviamente respete su decisión ya que de seguro estaría bien. Ryan me responde y escucho atentamente a sus palabras, tenía razón que si iba para el lugar donde se encontraba la batalla pero sin un entrenamiento sería blanco fácil, así que solo pude mover levemente mi cabeza dándole la razón en eso. -Solo basta con tener un entrenamiento estricto en el campo de batalla y estarás preparado- le respondí con una leve sonrisa y dándole un pequeño golpe en el hombro, ademas si algún día necesitaríamos curanderos en la batalla con gusto lo entrenaría antes ya que ese conocimiento le vendría bien.

Observo como luego me hace caso y no usa tanta magia al comienzo para curar al elfo, rojo/dragón, con desinfectarlo primero que era lo más importante para luego proseguir, observo a Edhel como curaba a la joven que anterior mente pude sacarle las balas y cerrarle las heridas y por último vendarlas, y luego mirar la otra camilla en la cual se encontraba mi padre durmiendo tranquilamente con sus compañeros, con Yang y con los dos huevos que puse al lado de la camilla. Solté un pequeño suspiro y me vuelvo a sentar en el aire para meditar un poco, la concentración era lo más importante para mantener la armonía entre mi sombra y yo, al cabo de unos treinta minutos de calma en mi mente escuche el ruido de una lechuza que se aproximaba y pensaba que era para descansar o cazar algo para comer, pero este se dirigió a mi dejándome una carta y yéndose afuera de la cueva. Mi cara era de sorpresa, ya que hacía tiempo que no recibía una carta (ademas de que el único que me las mandaba era mi padre) con un emblema extraño en esta, -¿Una calavera?¿De quien sera...?- me preguntaba una y otra vez mientras miraba detalladamente la carta, pero solo iba a saber eso si la abría y leía lo que tenia escrito.

Al abrirla leo lo que me habían escrito y al principio era algo confuso, hasta que llegue a la parte donde firmaba quien había sido, -Adramelech- murmure mientras mis ojos se abrían como dos huevos fritos por la sorpresa, no había sabido nada de él desde lo que ocurrió en la torre. Así que me puse a buscar una hoja y lapicera para responderle la carta, ya que fue bastante amable en preocuparse que mando hasta una lechuza para que me la trajera.

Carta:

Y con la carta lista, solo me tuve que enrollar la carta y atarla con hilo. Salí de la cueva buscando aquella lechuza para que le llevara mi respuesta y por suerte solo se había posado en una rama mientras me esperaba, se acerco a mi y se la ate en su patita y la deje volar. Como supo encontrarme y venir de forma rápida, esperaba que a Adra le llegara rápido la carta.

Bastet es la primera en darse cuenta de mi mala curación, viniendo a ayudarme y pidiendo que descanse un poco. Si ella se ocupa... Voy hasta donde hay algo de agua y bebo un poco, quedándome cerca de donde ella está sacándole balas a la chica incosciente. De repente veo al alado salir de la cueva, sin hablar con nadie, tal vez afectado por la situación de su amiga. Lo entiendo bastante, pero me preocupa que no esté cuando ella despierte... No es lo mejor del mundo levantarte rodeada de extraños y en un lugar desconocido. Me da suficiente tiempo para recuperarme un poco, Bastet me avisa al rato diciendo que ya ha sacado las balas de su cuerpo y desinfectado las heridas.

-Muchas gracias.

Cuando ella se va a ayudar a Ryan y Nery yo vuelvo con la chica elfa, que no tiene lo que se dice una regeneración rápida como alados o licántropos. Esta vez, gracias al descanso y la intervención de Bastet consigo conjurar más hechizos de sanación, ayudando a que sus heridas cicatricen antes. El color está volviendo a su rostro, aunque no tiene un tono de piel muy oscuro, cosas de elfos. La dejo durmiendo en la camilla y me giro hacia el resto, viendo a Nery un poco mejor y a Bastet sentada en el aire (una escena graciosa a decir verdad) cuando llega una lechuza con una carta. Los animales y su instinto, cuando los humanos se den cuenta de eso entonces estaremos perdidos.

La chica peliazul se ve emocionada por la carta, corriendo a responderla. Le dejo intimidad y me acerco a Ryan, que anda dando vueltas por la cueva, parece nervioso. Poniendo una mano sobre su hombro le dedico una sonrisa tranquilizadora, es joven, no debe tener mucho más de veinte y está aquí ayudando, es admirable.

-No te preocupes, lo estás haciendo muy bien, y saben cuidarse solos allí fuera, sobrevivirán.

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Curación: 20 (dados) + 10 (habilidad) = 30PS para Zoey

El miembro 'Edhel Knox' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Curación' :

El baston de Vor'kalth, convenientemente transformado en tabla salvavidas, me habia transportado a salvo hasta aquellas cuevas. En las grutas detuvo su velocidad y probé a bajar de él, usando ahora para apoyarme la propia pared de la cueva. Sabia por donde tenia que ir, donde estaba puesta la enfermeria porque yo mismo habia redibujado los mapas que me diera Ailanthus.

-Eh...spasiva, supongo... -agradezco a mi transporte mirando hacia la salida. -Vuelve con él, yo puedo seguirr. Van a necesitarr ayuda...

Le devuelvo la pluma, dejandola sobre su cristalina superficie. Un poco desconfiado pero sabiendo que si Vor'kalth ha confiado en su baston magico para traerme aqui tambien confiará en que pueda volver a él y devolverle la pluma intacta. Asi que yo confío igualmente.

El ingenio mágico se marcha, no llego a ver si cambia de forma o no, pues clavo mi vista al fondo de los tuneles y conjuro una pequeña esfera de luz para ver mejor. Tras caminar unos minutos en la direccion correcta comienzo a divisar la enfermeria que habian montado. Ya habia gente alli. Los sanadores atendian a algunos heridos. Me quedé apoyado de lado junto a una pared, mirándolos trabajar. La luz que habia conjurado se extinguió, tambien estaba agotado por abusar de mi magia. Y seguía con un monton de metralla dentro del cuerpo, pese a la sanacion recibida anteriormente. Que por otro lado, habia evitado que me desangrase vivo...
-Vengo a daros algo de trrabajo...mas...por lo que veo... - intenté caminar hacia ellos dejando la seguridad de mi pared, pero se me nubló la vista y me fui de bruces contra el suelo , inconsciente.

PS: 90

OFF:

146 PS, sin daños
4/5 posts duracion estatuilla
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El grifo voló veloz. Llegamos muy rapido a las cuevas. Parecia que no habia nadie que nos hubiese seguido...mejor que mejor. Aterrizamos y la criatura arcana pasó al veloz trote. Sujeté a Alex lo mejor que pude para que no se escurriese por ningun lado, empapandome con su sangre. Estaba un poco horrorizada, a decir verdad. Nunca se me habia muerto nadie en las narices...y esperaba que hoy no fuese el momento. El propio grifo me iluminó los pasadizos, e intente recordar cual era el lugar donde habian emplazado la enfermeria. Llegué finalmente, solo para ver al peliblanco esmorrado contra el suelo.

-Joder...

Alcé la mirada y bajé del grifo, sujetando a Alex y bajándolo tambien. Miré a Edhel, mi tío. La cara mas conocida y que mas confianza me ofrecia alli. Un alivio verlo.

-Tío! Es...este chico está muy mal...no se si tiene pulso o....teneis que ayudarlo....

Esperé a que me ayudasen para poder dejar a Alex en una camilla. Supuse que querrían noticias del exterior, aunque el trabajo de enfermeria se les acumulaba, por no decir que aun habia un pobre ruso espachurrado en el suelo.
-La batalla esta muy reñida....estan logrando tirar a muchos centinelas pero tienen una gran potencia de ataque y muchos de los que luchan estan empezando a agotarse o estan demasiado heridos. -me limpié un poco la sangre del corte de mi frente. Mire al chico de pelo blanco, Ryan. Parecia asustado. -Este lugar es seguro, verdad? No pueden encontrarnos

Seguia mosqueada por lo que habia visto hacer a aquel centinela.
-Voy a las grutas mas externas. Montaré guardia ahi sin que me vean. Por si acaso....algun indeseado se acerca demasiado. No quiero que bloqueen la entrada de los que puedan seguir viniendo. - me despedí de los presentes, eché un ultimo vistazo al que habia traido, esperando que viviese para contarme que le habia pasado para acabar asi, y luego me aparté de las camaras donde habian puesto la enfermeria, dirigiendome hacia las grutas mas exteriores pero sin terminar de marcharme de alli.


Off: vamoh, que me salteis hasta nuevo aviso.

Mientras espero que el chico al que habíamos terminado de ayudar repose y se recupere, respondo a las palabras de apoyo de Bastet con una sonrisa, aunque no entiendo muy bien a que se refiere con eso de “entrenamiento estricto en el campo de batalla”. Supongo que un entrenamiento no involucra luchas con centinelas reales… ¿no? Ella se aleja distraída por lo que parece ser una carta. Yo me dedico a deambular entre las camillas para aliviar un poco la tensión que tengo por pensar en todo lo que está pasando, preocupado también por concentrarme y hacer las cosas bien aquí, no hay lugar para errores porque de eso puede depender la vida de alguien.

De repente siento como una mano ajena se apoya en mi hombro. Levanto la vista hacia atrás y veo al chico de pelo azul con una sonrisa en su rostro. –Eso espero… –Le digo tratando de dibujar una pequeña mueca de alegría porque sé que tengo que ser optimista. –Y si tienen dificultades sobrevivirán gracias a los buenos sanadores, como tú… –Agrego con la vista puesta en mi anillo, con el que juego dándole vueltas. Pero una voz que no había escuchado hasta ahora me hace levantar la cabeza y mirar hacia la entrada de la cueva. Se trata de un hombre bastante alto, que camina con bastante dificultad hacia nosotros.

Las piernas de aquel sujeto de largo pelo blanco se vencen y cae de cuerpo completo al suelo, sin poder levantarse, ni moverse… Me apresuro a correr hasta donde esta él, agachándome y sujetándolo de su antebrazo para tratar de levantarlo, pero no puedo. –Creo que necesito algo de ayuda. –Digo mirando hacia los lados para que alguien con más fuerza pueda levantar a este hombre y llevarlo hasta una de las camillas. Está bastante malherido, aunque sus heridas parecen estar algo cerradas ya, pero sin duda antes de eso perdió bastante sangre y por eso ha quedado inconciente aquí en el suelo rocoso de la cueva. Tomo su brazo con fuerza, mientras brilla la piedra de mi anillo haciendo correr una pequeña cantidad de agua clara que se va expandiendo a través de mis dedos y tomando contacto con la piel del hombre peliblanco. Creo que en el estado en que se encuentra no hay que perder tiempo para ayudarlo, por eso hago fluir el agua que avanza rodeado su brazo y expandiéndose más allá por debajo de su ropa terminando de cerrar parte de sus cortes y heridas más graves. Cuando termina su trabajo, el líquido se retrae volviendo a su lugar en el centro de mi anillo.

En lo que espero que alguien me ayude con el hombre, una nueva mujer entra a la cueva trayendo otro herido más. Otro más muy grave, y entiendo el por qué cuando la chica de ojos verdes nos comenta sobre la situación que se vive afuera. Y por si fuera poco, su comentario acerca de la seguridad de nuestra enfermería me deja algo más asustado… ¿Acaso pueden… llegar hasta aquí…? Al menos ella se ofrece a vigilar y evitar que eso pase.

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30 (dado) + 10 (habilidad) = 40ps para el hombre ruso.

El miembro 'Ryan Lovegood' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Curación' :

NOTA:

Corrí. Corrí como alma que lleva el diablo, a la desesperada, con... con miedo de perder al chaval que cargaba. -No es demasiado tarde... Yo lo sé, y no lo es... no aún...- Le iba diciendo. Aunque probablemente hiciera ya largo rato que no me escuchaba. Lo había visto llorar, lo había visto farfullar algo sobre Michael Javert...

¿Tenía el capitán un hermano? ¿Un hijo...? Ponía en duda todo aquello al correr. Y conmigo venía Chloe, herida por varios disparos. Rugí en rabia al verla herida. -Chloe... perdón por todo esto. No he actuado correctamente.- Por mi parte cargar con el chaval no me resultó complicado. Era un hombre bien entrenado, y aún con mi elfa naturaleza tenía una fuerza nada despreciable. El recorrido a las cuevas fue largo, y sobretodo, fangoso. Pues las ciénagas estaban de por medio. Procuraba esperar a Chloe, quien cargaba un muchacho pelirrojo. Pero la sombra del centinela no tenía intención de abandonarnos. Fue así como llegamos a las cuevas. Chloe probablemente pudiera entrar a ellas. Pero yo no haría lo mismo teniendo un centinela ahí atrás... Sostuve con fuerza al crío para mirar hacia el cielo. Aún tenia un breve tiempo de maniobra. Y fue en aquel preciso instante que una voz rasposa me interrumpió.

Una risa. Desagradable. Ofensiva. El autor era más que obvio, el único capaz de disfrutar tales acontecimientos era no otro si no Ilztvyll Arken'rret. Estaba ahí, cruzado de brazos, con el sarcasmo hecho sonrisa. Arropé un poco más a Mike... Tratando de pensar cual sería mi próximo movimiento. Ilztvyll no ayudaría por amor al arte, el gozo de verme en apuros bien lo demostraba.

-Escucha, Veli... Ilztvyll. Sé que el hecho de que haya gente muriendo aquí y allá te parecerá de lo más divertido. Pero necesito tu ayuda.- Su expresión cambió a un malhumorado gesto. Farfulló algo como «¿Ayudarte?». Tenía sus razones para no estar del todo de acuerdo. -Si, ayudarme.... Sé que quieres hacerlo difícil, pero yo... ¡ES MUY IMPORTANTE!- Su gesto de desinterés medio escondido bajo la capucha me hizo maldecirle por lo bajo. Negaba como juguetón con la cabeza. Por hacerme rabiar. Aunque en el fondo... Sabía una manera de cambiarle el parecer.

Aún con Mike cargado en un hombro, utilicé el brazo libre para, extrañamente, abrazarlo. No es que se resistiera, si no… Incluso pareció olerse que lo haría y fue el primero en juntarse hacia mí. Y sabiendo muy bien las consecuencias de aquel acto le pasé los labios por la frente. En realidad, para mí, no distaba mucho del trato que le diera a un hermano real. Siempre había visto a Ilztvyll como… eso. Mi hermano. Y ya. Pero eso no quitaba que fuera plenamente consciente de lo que había de provocar aquel acto en él. Sus ojos confusos, su ya no tan confiada sonrisa y el color rojizo que adquiría su rostro hablaban mucho más que sus palabras.

-¿Puedes hacerlo por mí? Necesito que… Lleves a Mike a la enfermería. Quiero que lo estabilicen, pero no ha de recuperarse lo suficiente. No va a combatir más. Si da signos de despertarse, que lo aten.- Mis palabras entraban en él con más facilidad de la imaginable. Odiaba con cada pedazo de mi ser tener que recurrir a esas técnicas. Pero la cuestión es que funcionaban. Su sonrisa, nuevamente ladina, me indicó que iba a cooperar y que había conseguido lo que quería.

-... Y hay un centinela siguiéndome. Quiero que reúnas gente capacitada para la lucha y acabéis con él antes de que entre a la cueva… Y si pudieras llevarme a cuevas…- Él me miró un poco casi como pesándome con la mirada para decidir si valía la pena el esfuerzo o no. Y buscando algo más en mí…

-¿Por favor?

Portales, Ailanthus. Portales. ¿Sabes que son? Un arte. Y había abusado muy mucho de ellos en aquellos últimos instantes. Salí de cuevas tan bien equipado, después de dejar a Faeryl al cargo de tus niños. Y, ¿Sabes donde fui a parar? A una gaseadísima, contaminada base subterránea. NADIE me había avisado de ello. A duras penas había logrado abrir otro portal al primer rincón que recordé, para pasarme largo rato intentando recuperarme de aquello. Apenas había respirado aquel tóxico gas. Pero sabes que padezco mucho de los pulmones… Y por si eso no fuera poco aún quise intentar de nuevo encontrarte en algún condenado lugar. Otro portal, a calles… Y mucho observar desde las sombras.

Y por supuesto no estabas. Aún con desgana abrí un último puñetero portal a la salida de la cueva de la desesperación. La sangre bañaba la única mano de carne que conservaba. Heridas, fruto de la furiosa magia, cansada del abuso. Entre toses y sangrados me fuiste a encontrar allí. Con un chaval herido en el hombro y pidiendo ayuda. ¡Ayuda! Llevaba cosa de una hora intentando dar con tí. No pude pensar si no que el rey de Roma había tardado mucho en asomarse. Te dirigí una sonrisilla por no darte una ostia, pero poco me duró. Me venías contando cuentos que no me interesaban. Después de todo lo que había sucedido, ¡Me pedías ayuda! Que a ver… Tu derecho tenías. Por supuesto.

Pero ya sabías que era un cabrón. -¡Ayudarte! ¿Ayudarte, Anzus? ¿A estas alturas? Oh, no, no de gratis…- Aunque tus palabras pisaban las mías. De hecho nada de lo que dijera iba a ser tan acertado como aquel condenado abrazo que me tuviste que dar. Y aquel jodido, puñetero, maldito y despreciable beso. En aquel momento ni me lo planteé. Me quedé completamente quieto. Silencioso. Sin saber qué decir, sin comentarios irónicos al respecto, sin… Nada. Ahí estabas tú. Con tu cuerpo alto, calentito, tus ganas de dejarme con el “calentón” de turno y tu inocente encanto. ¿Y lo peor? Siquiera puedo acusarte de utilizarme a base de ser el calientapollas que eras porque tu lo debías ver como algo típico de hermanitos. Porque me tenías encasillado como “hermanito pequeño”...

Ahora, con tanto tiempo de por medio, sé que hiciste aquello porque necesitabas ayuda desesperada. Pero en aquel momento sentí realmente pena por tí. Hechizado. Un poco subnormal si que fui, ¿No crees? Me dijiste muchas cosas, que si llevar al niño a cuevas, que si pelearme, que si… Mi mente no estaba para eso, yo seguía pensando en ese jodido beso. Te miré, sí, pensando… ¿Y realmente porqué? Ilztvyll Arken’rret, me decía, eres lo suficientemente inteligente como para dejar que no te utilicen así, ¿No? Pero mis pensamientos eran ignorados por mi instinto. ¿O mi corazón? Igual tenía un poco de empatía por aquel sangrado chaval el cual me importaba una mierda…

-Ailanthus, me cago en tu padre, en tu madre, en tus adorables hermanitas y en ese hermano postizo que te has conseguido.- Farfullé con muy mala ostia. -¿Quieres que te saque al niño? ¿Y a tí? ¿Y que pelee? ¿Qué te crees que soy, tu chacha?- “No, imbécil. Cree que eres alguien en quien confiar.” Con la mano sangrante fui a cogerle un poco la cabeza a Mike. -¿Y para qué quieres a este niño vivo? ¿No prefieres que te lo resucite una vez muerto? Me ahorrarías trabajo… No, ¿No?- Cara de cabreo por tu parte.

-En fin, vale, vale… El niño lo quieres vivo. Nadie de nigromancia. Y tu quieres calles. Y… Ahí te jodan, tío. A mi no me quieres vivo, ¿No? Si la palmo ea. Que me jodan. Que sí, que mu majo tu… En fin. ¿A calles? Igual te dejo en algún sitio raro... Pero…- Abrí otro portal. La mano ardía. La magia empezaba a ser demasiado dolorosa… Pero en fin. Ahí estaba, una rasgada grieta, todo un regalito para tí. Te cogí al chaval de encima con poco cuidado y solo pude mantenerlo cogido usando la condenada oscuridad para sujetarlo.

-¿Alguna palabra de despedida?- Gruñí, casi por hacerte rabiar.

Me tenía que hacer las cosas difíciles. Ilztvyll soltó una rastra de insultos bastante largos tras el abrazo, aún a sabiendas de que lo había disfrutado. Me dio relativamente igual que maldijera media familia, pero… -¿Hermano postizo? ¡Lo es de verdad! ¡De sangre! ¡Sabes bien que tú eres el real hermano postizo aquí!- Pero mis molestos gruñidos poco o nada le iban a importar. Me soltó en orden las cosas que le había pedido… -Velinyon Arken’rret, me pasé treinta años de mi vida dándote el beso de buenas noches y haciéndote la cama y mil cosas más por la excusa de que estabas cojo y no te daba la real gana de esforzarte. No es tanto perdir.

Mirada desagradecida por su parte. Se encogió de hombros. Y tampoco tuvimos que hablar las condiciones sobre el estado de Mike. No quería muertos, no quería nigromancia, nada de eso. El único deber que él tenía era el de dejarlo en la enfermería con las instrucciones que había dicho. Pero después de todo… Desistió. Finalmente. Me abrió mi portal, y entonces me percaté de sus toses y su mano sangrando. “Lleva demasiado rato haciendo magia.” -Ilztvyll, espera…- ¿Qué? Me preocupaba su bienestar.

Aún así sus severos y dorados ojos me advirtieron de que no quería que le diera más vueltas. Siempre decía que la magia no era estrellitas, purpurina y luces, si no sangre, lágrimas y mierda. “Mucha mierda, Anzus. Mucha jodida mierda. Mierda sangrante, y no sólida. Mierda líquida. Diarrea. A base de llorar.” -Ante todo, Ilzt… Intenta mantenerte vivo. Pero sé que no saldrás ileso de esto. También sé que has acabado moribundo por cosas mucho menores, así que te pido que le des algo de valor a la vida de todos los que hay aquí y te esfuerces en ayudarles. No te perdonaré si alguien la palma, ¿Entendido?- Y con el dedo le di en el pecho. Esas fueron mis palabras de despedida. Abierto el portal, que debía regresarme a calles, me permití una sonrisa pequeña, minúscula… Y un…

-Gracias, cojo. Sabía que podía contar contigo.- Y me desvanecí por aquella pieza de nigromántica magia.

Ts. Me echabas en cara muchas cosas. Demasiadas. ¿A cuento de qué tenías que recordarme que había abusado y usado tu existencia con total libertad durante toda tu adolescencia? En el fondo lo de ser un perro te venía de mi forma de tratarte, más que otra cosa. No demos más vueltas a esa conversación que tuvimos, Anzus. La verdad es que me comporté como un auténtico idiota al acceder a ayudarte. No tendría que haberlo hecho. No había ninguna justificación para ello.

Y menos para que me dejara aleccionar, que me hablaras de empatizar con gente que no me importaba y que pusieras condiciones a nuestra amistad. -¿Nunca te he dicho lo mucho que te odio?- Suspiré, aupando a Mike, que descansaba sobre mi hombro. “Niño gordo.” -En fin… Que sí, que me mate pero que no quieres reconocer la culpa. Entendido.- Interrumpí un poco tu discurso, ese que dieras antes de irte… Mascullando no se qué sobre gracias y eso. Que podías contar conmigo… -Solía ser al revés, todo esto.- Y con desgana te vi marcharte.

Yo abrí un nuevo portal a la enfermería el cual crucé.


Una vez en la enfermería de combate vi el gentío cada vez mayor allí dentro. Pocos curanderos, muchos heridos. De todos ellos solo me sonaba el ruso. El resto… Un niñato peliblanco por aquí, una plaga de peliazules por allá, y… -¿Dónde está Faeryl? ¿Dónde están todos los putos orejas picudas que habían antes? ¡Críos inoportunos!- Suspiré. Un tío con cuernos me miró raro.

-Buenos días, buenos días… Y disculpad por esta entrada. ¿No habrán bonitos magos blancos aquí? ¿Curanderos? Disculpad esta entrada, mi nombre es Ilztvyll Arken’rret. Y vengo a joderos un poco el día. Lo normal.- Dejé a Mike en la primera camilla con escaso cuidado. -Ese niño, si no se muriera ayudaría mucho. Lo quiero estable. Y ya. Atadlo a la cama o algo, que fijo que está super cabreado o algo y quiere matar gente.- “O eso me ha dicho Ail…” -Y… Dicen que algún centinela ha venido a dar por culo a la salida de la cueva. Así pues, si hay alguien capacitado para dar ostias, que venga conmigo p’arriba. Como se acumulen los centinelas allí arriba se os acaba el chiringuito.-

Tras cargarme la guadaña en el hombro y echarles una última miradita a todos, sonreí muy alegre y me fui a patita hacia fuera, a recibir al centinela verde con los brazos abiertos. No era la primera vez que me enfrentaba a una de esas máquinas… Y ciertamente no tenía ganas de que fuera la última. Aunque esperaba que fueran a acompañarme un poco en ello. Aunque igual no había dado el mejor discurso...

El miembro 'Robot Centinela' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Centinela ataque' :

Que si. Que el peliazul era el primito de jefe Lyk. Por eso le saludé más animosamente de lo que habría hecho con cualquier otra persona, porque la familia de la brigada era mi familia. Excepto Jonnai. Jonnai era un mierdas que no era familia de nadie. Y va y el tío ese le dijo al peliblanco que se encargara de mi. -¿Tanto miedo te dan estos abdominales de dragón serrano?- Chasqueé la lengua, contrariado.

La que no me inspiraba ni media mierda de confianza era la peliazul. ¿Como que no usara magia? ¿Pretendía curar un dragón a iboprufenos? ¿Me quería recetar el dalsy? Levanté una ceja… -Creo que no tienes ni idea de como funciona esto. Tengo que salir ahí fuera a pegarle una paliza a los malosos, y no me sobra el tiempo precisamente.- El chico al menos usó la magia para curarme. Pero luego vino algo que me hizo como muy poca gracia. Que me empezaran a sacar balas y coserme y meterme mierda y… No únicamente dolía un cojón (¿Anestesia a un dragón? ¿En serio?), si no que…

-... No, definitivamente, no lo has entendido. En cuanto me transforme la mitad de las costuras saltarán y me dejarán las heridas abiertas de nuevo. Vuestros medicamentos no están hechos para el serrano cuerpo de un lagarto de veinte metros.- Les recriminé un poco, especialmente a la chavala. Que ella no curaba una mierda con magia y sin embargo le estaba dando lecciones al otro. Y sin embargo me mandaba a estar quietecito y… Me fue a inyectar algo. Le cogí la jeringuilla y se la rompí antes de que metiera nada en mi cuerpo.

-¿Qué no has entendido?- Si bien hablaba con el tono simpático de siempre, un cálido suspiro dejaba notar que estaba empezando a perder mi paciencia. -Lo último que necesita ese campo de batalla es un lagarto drogado, como entenderás. La brigada necesita un dragón sano y listo para el combate.- La pregunta de Ryan, sobre como me sentía… -Me he llegado a sentir mejor. Me gustaría saber si pretendéis seguir embutiéndome a sustancias o si pretendéis usar magia de verdad. Hay gente muriendo ahí fuera y no tengo tiempo que perder.

Sonaba borde. Lo sabía. Pero me estaba empezando a molestar. Si bien me habían hecho curaciones muy brutas, mientras que fueran útiles me daban igual. Pero ahora tenía no se qué sustancias en mi cuerpo, y como no, me daba como mucho asco todo eso. En general desconfiaba de los médicos y los métodos humanos de curar. Fue en ese momento en el que vi al peliblanco irse, mientras se ocupaban de Zoey. Y sin despedirse. “Qué majos, todos.” No me enteré mucho de lo que pasó luego… Tanta droga rara acabó por marearme un poco. Me apoyé contra la pared mientras me entraba una desagradable olor a bicho plumífero por la nariz, y luego vino una cosa que olía a vodka, y luego una chavala, y luego dejaron a más moribundos…

“Estoy perdiendo mi tiempo.” Y más aún cuando llegó aún otro herido más muerto que vivo de brazos de un drow cantamañanas. -... Sabéis qué… Os veo como muy ocupados.- Me levanté, sin ponerme siquiera la camisa de nuevo. Todo lleno suturas. -Yo… Creo que me voy de aquí… Ea, muchas gracias y seguid cosiendo gente.- Incómodo de repente, decidí salir de aquella cueva. No sabía qué me pasaba.

PS: 91 + 30 = 121

Vamos a rebobinar un poco...:

Ahora si, volvemos a lo actual...

Me había alejado un poco mas de la entrada para ver hacia que dirección iba la lechuza, pero luego escuche algo a lo lejos y salí corriendo para la cueva, llegando rápidamente hacia donde estaban los demás, observo a mi padre que seguía durmiendo tranquilamente y me acerque a él y me senté en frente para observarlo. -Se fue medio drogado- escuche a mi sombra y mi sorpresa fue al darme vuelta y ver que el dragón se había ido -¿Pero que?- me pregunte para mi misma mientras una cara de frustración aparecía, entendía su punto pero si me hubiera dejado inyectarle correctamente estaría como nuevo. Algunos más aparecen en la enfermería y los observe detalladamente, mientras que una joven comenta como esta la situación afuera, pero ahora si que estaban llegando bastante heridos y uno que estaba apunto de la muerte, la sorpresa fue al ver aquel Drow oscuro de nuevo trabajándolo. Así que apenas se fue me acerque rápidamente a Mike, "¿Enserio llegan hasta este extremo?" me pregunte al tomar su pulso y era bastante grave. -Carajo...- suspire al alejarme un poco de este -No soy de mucha ayuda acá, sin magia tardare siglos, lo siento- le dije a Edhel y a Ryan mientras comenzaba a caminar, -¿Sabes que si vas podrías morir?- me pregunto mi sombra con bastante razón en eso -Lo se- le respondí. No quería ser una carga, no puedo curar con magia lo he intentado miles de veces e practicado y jamas ni una pizca buena de esto, no podía perder tiempo acá y menos hacerles perder el tiempo a ellos pero solo serían dos curanderos y eso nos daría una gran desventaja, no sabia que hacer.

Estaba confundida, se que Edhel y Ryan se las podrían arreglar, pero no era tampoco justo de mi parte que solo estén ellos dos solo y se carguen todo, un poco de ayuda puedo darles. -Nos necesitan afuera- me dijo mi sombra y observe a Edhel y a Ryan -Las cosas se pusieron feas afuera, ahora vuelvo- y con esto último desplegué las alas y marche rápidamente afuera. Para tener la sorpresa de ver a un centinela volando a unos metros de la cueva, así que mande cuidadosamente a mi sombra para darle un buen golpe quería que no fuera a atacarlo por adelante pero la frene para que pudiera ver por donde atacar, -Listo!- grito saliendo hacía arriba y tratar de golpearlo desde arriba (la noche es perfecta para que pueda desplazarse mejor por los cielos) pero apenas termine de golpearlo se que se esconderá entre las sombras.-No es mi estilo, pero tenemos heridos adentro- dije entre murmuros con una sonrisa de oreja a oreja (son maquinas para matarnos, así que golpearlo o hacerlo explotar no me hace sentir mal) y mi sombra se le notaba que disfrutaba mucho de mandarle golpes, es pesada esa cosa pero aun que sea esperaba que pudiera hacerle algo o no se, era extraño una sombra contra una maquina pero de seguro la cosa esa ni se inmutara. Tengo entendido de que los entes, ejemplo sombras, hacen que las cámaras hagan como un fallo y así no pueden grabar lo que esta sucediendo, haciendo un efecto de Ruido. "Espero que no sea en vano gastar magia en esa cosa." pensaba al observar el panorama y luego mirar al drow oscuro de la otra vez, -Tiempo sin verte- le dije a Ilzt, pero eso no era importante sino sacar a esa cosa de acá lo más rápido posible.

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Ataque al centi verde: 15 (Dados) + 10 (Ataque mágico) + 5 (Canalizador): 30 de daño para el centi verde

Off:

El miembro 'Bastet Abad' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Ataque Mágico' :

Una lluvia de balas no era, precisamente, lo que más necesitara en aquel momento. El viento rugía, la noche esperaba. Y la metralla caía del cielo. Contrariado ante ese ataque no me quedó más opción que huir vyllmente vilmente. Me escondí tras un ailanto (Muy adecuado para el contexto) como método defensivo. Pocos disparos me alcanzaron, y los que hicieron, quedaron inutilizados por mi bonita cota. -¡Oye, mierdametálicaflotante! ¿Que estás ciego? ¿No quieeeres este cuerpo serrano?- ¿Por qué quería atraerle la atención? Quería riesgo, igual.

Corrí a una posición un poco más… Más aceptable, para poder ver como atacar aquella cosa. Tenía varias opciones: Una de ellas era levitar hasta la cercanía… Cosa que, como mago nato que era, no sonaba bien… Y la otra era utilizar lo que mejor se me daba. Las distancias. Desde la oscuridad de la noche tenía material por todos lados, y estando aquella máquina tan por las oscuras nubes, tenía pleno material para liársela. Aún así decidí subir por un árbol (medio trepando, medio levitando) para acercarme un poquito. Por eso de que la puntería podía fallar.

-¡Escúchame, centinela! ¡Golem de metal! ¡Convoco a la oscuridad de la noche para que me ayude a patearte ese metálico trasero! ¡Oh espíritus de…- Tosí. Los gases de la base. -¿Sabes qué? Hace tiempo que me aburrí de gritar los hechizos en voz alta, ni que fuera esto un anime malo. Zasca y pa tu casa, majo.- Y probablemente esa sea la mejor descripción que jamás hiciera de un hechizo. Pues… ¿Cómo explicarlo, Anzus? Replegué la oscuridad de la noche en una amorfa, sólida y negra masa orbitando a su alrededor… Hasta que esta cobró una forma: La de una manaza gigante. Y con ella fui a pegarle un topetazo a un lado, antes de deshacer la oscuridad una vez más en el ambiente.

Pero entonces vino la señorita alada que no emite luz, esa niña adolescente bipolar rara con una sombra muy manejable y… Sus extraños comentarios. Metiéndose con el centinela. Disfrutando de la batalla. ¡Qué crueldad! ¿Porqué veía correcto atacar la mole metálica y no a un ser vivo? A mi me la sudaba a tope de potencia, pero, ¿Ella? ¡Jodida psicópata! ¡Protejamos a los centinelas! ¡Ellos tienen sentimientos! … Es decir, Anzus. Olvídalo. La cuestión es que Bastet vino a, lo que se dice coloquialmente, dar un poco de por saco al centinela. -¿Y esta es la ayuda? Vaya chusta…- Suspiré. Esperaba un poquito más. Pero como fuera, se había puesto a hacer malabarismos con la sombra o… Qué se yo.

Salté al suelo mientras le hacía un “SHHHHH” irritante, para que no fuera SOLTANDO que teníamos enfermos en la condenada cueva. -A ver niña, si quieres le das detalles al centinela de cuantos efectivos tenemos y todo eso... Dudo que te haya oído pero ¿Queeeeeeeee tal si no vamos gritando donde están los muertos? ¡Calla y pega mejor! ¡Lo de razonar no se te da bien!- Y miré al centinela. Un poco confuso, pero yo lo miré. “Acaba con esto pronto que tengo cosas más interesantes que hacer, majo”. No se lo solté por respeto al silencio.

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Daño a centinela verde: 31 (base) + 15 (dados) + 10 (habilidad) + 5 (bono nocturno) = 61
Defensa: 10 (base) + 15 (dados) + 25 (cota mithril) = Supera el ataque (45)

El miembro 'Ilztvyll Arken'rret' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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#1 'Ataque Mágico' :


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#2 'Defensa Física' :