Torre de Alta Hechicería [cerca de Monte Aventino]

-Shhh…- Lo mandó a callar cuando indicó que le convendría dejarlo que vida. Qué molesto con aquellas sugerencias. Quizás hasta lo mataba por deporte. Qué manía de tener que hablar y hablar y hablar. ¿Qué cosas preciadas tenía en su vida? Ninguna, quizás lo que tenía era miedo a la muerte. Lo descubriría después.

El gruñido de Allen hizo que la sonrisa de Lyosha se mantuviera, más aún al descubrir cuánto morbo le daba saber que su cuerpo había respondido placenteramente a los estímulos dados. Le ronroneó al oído, como gata en celo.  Jugando con él como quería, permitiendo que sus dedos palparan la longitud de su lujuria aunque, se sorprendió, de que el minino no pudiera mantener las manos quietas, apretando su cuerpo contra el de él. Mentiría si no revelara que el deseo se acrecentó en Lyosha pero… Ah, jugar era más divertido.

Y por ese brillo de deseo y frustración en sus ojos, todo valía la pena. Señaló con la cabeza las calaveras indicándole silenciosamente que se adentrara y ella se alejó, controlando sus bajos instintos aunque su mirada azul se deslizaba por la espalda del feral con curiosidad. Tenía manos firmes. ¿Y resistencia? Estaba pensando en ello cuando el mensaje mental de Khaled llegó y la lujuria pasó a otro tipo de excitación.

Se iban, se marchaban.
Bien. Muy bien.
Entonces tenía que hacer una visita antes de irse. Además de robar un par de botellas de vodka.

Conectó con su mirada cuando le habló pero la verdad es que no había escuchado la pregunta. Tampoco iba a responderla y observó la reacción del cuerpo del moreno cuando tocó la calavera. Excelente. Un sanador a las huestes de los Souls. Volvió la vista hacia Khaled cuando llegó, habiendo percibido su aura nada más aparecer en la torre, pero cuando sus ojos destellaron en aquel rojo… Algo en ella chasqueó.

Y no, no tenía nada que ver con si Allen moría o no.

El látigo de fuego, una extensión del demonio que habitaba en Khaled, iluminó la sala con luz roja y amarilla y Lyosha sintió el restallido como una oleada placentera -¿Belialt?- Ronroneó y tuvo que clavar las garras en la piedra para no ir hacia donde estaba Khaled y echársele encima…Que era exactamente lo que quería hacer su cuerpo.

-Khaled- Dijo entre dientes -Apártate…De la puerta- Murmuró su hermana con los ojos cerrados. Quizás si no veía nada no tenía que responder a las demandas corporales. Movió la mano libre y liberó gran parte del metal que tenía encima para hacer una pared de metal en el espacio que le separaba de su hermano y lo empujó, poco a poco, para así liberar el hueco y salir de la habitación de las calaveras con destino a la propia.

Había caído rendida en su cama y dormido de lleno hasta media mañana. Aún no acababa de sacudirse la sensación de que algo iba a salir mal. Los espíritus estaban demasiado silenciosos y eso le preocupaba. ¿Estaban esperando que bajara para molestarla?

Tras desayunar recordó su cita y se vistió casual, jeans, botas y jersey blanco con un hombro caído. La chaqueta le quedaba más ajustada de lo que esperaba porque no era de su talla, así que no la cerró  y se desapareció hacia la zona prohibida. Si antes los espíritus estaban silenciosos ahora estaban realmente muertos. Algo dentro de ella se aquieto…Los instintos licántropos se dispararon y pudo sentir que la naturaleza no estaba bien al permitir a sus otros poderes extenderse por la tierra. Eso que se había aquietado se estremeció ante el contacto con…

No sabía como explicarlo.
Algo parecía haber estado durmiendo y ante su toque…Había abierto un ojo y la había mirado.
La estaba mirando.

Un escalofrío le recorrió la espina dorsal. Nada tenía que ver con las sombras de Jarkko. No, aquello era distinto. Apresuró el paso hasta la siniestra puerta en forma de calavera y tocó con fuerza, varias veces.

Vi unas luces titilantes, mi frente se cubrió de pequeñas gotas de sudor frío y sentí el cuerpo débil, estaba a punto de desmayarme. El recuerdo de la energía que me recorrió cosquilleaba muy vívida debajo de mi piel y me tenía un poco tambaleante. Me concentré en mi respiración para no desfallecer cuando escuché una voz extraña, acompañada por el olor del azufre que pude saborear en mi boca. Al girarme hacia el origen encontré un hombre alto, de largo y lacio pelo negro y ojos rojos llameantes que me hicieron tensar los músculos en alerta. Una mirada de reojo a la mujer me dió a entender que se conocían. ¿Cómo la había llamado?¿Lyosha?

Miré con cierta incredulidad y recelo el látigo de fuego que apareció en la mano del hombre. Hubiera dado un paso hacia atrás pero no confiaba en que mantendría el equilibrio. La peliblanca se dirigió a él como Belialt y, antes de que yo pudiera siquiera entender lo que estaba pasando, me encontré de rodillas ante él luchando por respirar contra lo que me ahorcaba y chamuscaba la piel. La imagen de un domador de circo llegó a mi mente. Mis gestos imploraban por aire, pero mis ojos verdes brillaban con la luz elemental y primitiva de una bestia que no acepta ser sometida. Haciendo caso omiso del cruento dolor, agarré el fuego en forma de látigo y tiré para impulsarme hacia arriba, ponerme de pié y enfrentar al hombre.

Allí donde el látigo tocaba, sentía la cruel abrasión sobre mi piel. Hubiera gritado si hubiera tenido el suficiente aire en los pulmones. El impacto de sus palabras a cerca de la calavera de sanación fue evidente en mi rostro. Respiré grandes bocanadas de aire cuando fui libre y me llevé las manos al cuello para detener el sangrado. Lo miré con desconfianza cuando dió a entender que use la magia de sanación. Supuse que era como dirigir el pensamiento hacia la herida, así que eso hice y jedee abriendo mucho los ojos al sentir una especie de energía recorrer mi cuerpo hacia mis manos que emitieron una reconfortante brisa sobre mi cuello. La mujer lo llamó también Khaled.

-Payaso.- Lo llamé yo de camino a la salida de la sala en un gruñido con voz rasposa a causa de su ataque. Subí los escalones con las fuerzas que me quedaban buscando una salida, una ventana, cualquier cosa que pueda servirme para ubicarme en espacio y tiempo, pero el paisaje no aclaró mis dudas. Entré en la habitación en la que había despertado, la que estaba al lado de la enfermería, y cerré la puerta detrás mío. Me quité las carpetas de debajo de la sudadera, la pistola, los frascos, las agujas y el bisturí del pantalón y por último las botas para recostarme en la cama. Suficientes emociones por un tiempo, necesitaba pensar aunque tuve poco tiempo porque enseguida mis párpados comenzaron a sentirse pesados y me dormí.

Defensa física: 25 Dado + 10 Stat + 5 Feral = 40
110 - 40 = 70
150 - 70 = 80
Curación: 15 Dado + 9 Stat + 10 Calavera = 34
80 + 34 = 114 PS

El miembro 'Allen Dushambe' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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#1 'Defensa' :


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#2 'Curación' :

Savannah escribió:Había caído rendida en su cama y dormido de lleno hasta media mañana después de la noche anterior que había sido divertida e inquietante a partes iguales. Aún no acababa de sacudirse la sensación de que algo iba a salir mal. Los espíritus estaban demasiado silenciosos y eso le preocupaba. ¿Estaban esperando que bajara para molestarla?

Tras desayunar recordó su cita y se vistió casual, jeans, botas y jersey blanco con un hombro caído. La chaqueta le quedaba más ajustada de lo que esperaba porque no era de su talla, asi que no la cerró  y se desapareció hacia la zona prohibida. Si antes los espíritus estaban silenciosos ahora estaban realmente muertos. Algo dentro de ella se aquieto…Los instintos licántropos se dispararon y pudo sentir que la naturaleza no estaba bien al permitir a sus otros poderes extenderse por la tierra. Eso que se había aquietado se estremeció ante el contacto con…

No sabía como explicarlo.
Algo parecía haber estado durmiendo y ante su toque…Había abierto un ojo y la había mirado.
La estaba mirando.

Un escalofrío le recorrió la espina dorsal. Nada tenía que ver con las sombras de Jarkko. No, aquello era distinto. Apresuró el paso hasta la siniestra puerta en forma de calavera y tocó con fuerza, varias veces.

La marcha de Ouroboros era ya inminente. El mensaje de Khaled había hecho que todos nos pusiésemos en marcha, ultimando asuntos que nos quedasen por allí antes de que pasasen las 24 horas dispuestas. Había intentado localizar a Vanessa, pero por el momento no sabía nada de ella. Sólo que ya había salido del hospital y que estaba bien, pero poco más. También dejé a Astaroth haciendo sus cosas, tal vez buscando a la chica de la Brigada o a saber. Por mi parte fui a que me diesen pociones matalobos para las próximas lunas, pues no tenía ganas ningunas de pasar por las transformaciones ni de estar quedándome manco cada vez que sucediese.

Me encontraba en la planta baja de la torre para ir a dar una vuelta cuando de repente llamaron a la puerta. No era habitual, pues los miembros de la hermandad entraban directamente al lugar. Fui a abrir un tanto receloso, encontrando allí a una muchacha de cabello blanco que parecía asustada. No estaba seguro de conocerla, tal vez de vista. - Hum...¿estás buscando a alguien de alguna hermandad? ¿qué sucede? - puede que fuese una posible nueva recluta, en caso de que no fuese bruja. - Estamos a punto de marcharnos, así que si no quieres ser teletransportada tal vez deberías volver en otro momento. - me di cuenta de que podía sonar un poco borde, así que decidí salir para hablar con ella en el exterior. - Bueno, no pasa nada. Cuéntame.

Venía…Estaba segura de que había cometido una tremenda estupidez. Pero… cómo iba a saberlo? Simplemente había dejado que sus instintos se apoderaran de ella, dejó fluir su magia para saber porqué los espíritus habían callado sus voces. El corazón le latía frenético en el pecho y todos sus sentidos físicos estaban en alerta. Golpeó con más fuerza la puerta hasta que alguien abrió, notó la forma de mirarla -Adramelech…Estoy buscando a Adramelech- Dijo y estuvo a punto de empujar la puerta para entrar cuando sus oídos captaron unas ramas rompiéndose, giró la cabeza pero no vio nada…Nada.

Tensó la mandíbula y tragó en seco -No… Tengo que ayudar a Adramelech. Soy Savannah, alfa Hati del clan de los Hijos de Fenrir, licántropa de nacimiento y su …No sé, Khaled me dijo que lo buscara- Le dijo cuando salió, indicándole que hablara. Las palabras salieron atropelladas para luego caer en silencio.

Un susurro del viento le acarició las orejas y oyó más ramas romperse. Empezaba a sentir que algo la rodeaba, que algo la acechaba. El bosque entero, aunque no parecía ser muy ruidoso, se quedó en silencio y la mirada de oro de Savannah se deslizó hacia Adramelech sin saber que era la persona que estaba buscando -¿Lo sientes?- Inquirió, cambió el peso de sus pies y se dio cuenta de que…No tenía una maldita arma encima. ¿Por qué había ignorado a Lorcan tantas veces? Agh…¿Por qué? Dio dos pasos, vale, quizás un par más poniéndose al lado de Adramelech, hombro con hombro y con la espalda hacia la calavera…Aunque no le daba buena espina, sentía que iba a comérsela -Están acechando…Este lugar es horrible…Horrible. La naturaleza está corrupta… ¿Por qué estáis aquí? ¿Cómo habéis sobrevivido?

Nueva carne.
Nuevo aroma.
Y el bosque había vibrado ante la ola de poder despertando de un largo sueño a las carnívoras arañas.
Pero en esa torre sus hermanas habían fallecido. Quizás era el momento de cobrar venganza.

Habían avanzado protegiéndose de las miradas de otros a través del denso y oscuro follaje que había crecido salvaje y sin restricciones durante el último año, perfecto para cubrir el cuerpo oscuro de ella y las demás. Cuatro gigantezcas acromántulas habían aparecido pero su cercanía había llamado la atención de la mujer de pelo blanco.

Podía sentirlas.
Era el origen de aquel poder.
Y su bosque estaba mucho mejor así que purificado.
Tenía que morir.
¡Qué delicioso desayuno iba a tener!

No esperaron demasiado para salir a la luz, una de las acromantulas lanzó su telaraña hacia Savannah para atraerla y alejarla de su compañero. Las otras tres salieron al descampado alrededor de la torre cerrando el círculo sobre sus presas, dos de ellas yendo por Adramelech con sus colmillos dispuestos a clavarlos en su dulce piel. Y la otra esperando por el rastro de Savannah para ir a por ella.


Ataque: 10 + 10: 20
Acromantula 1 y 2: 40 a Savannah.
Acromántula 3 y 4 : 40 para Adramelech

El miembro 'Acromántula' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Ataque' :

Noté el cambio en la actitud de Lyosha cuando llamó al demonio, haciendo que algo despertara dentro de mi, nublándome la vista por un momento. No se supone que habian reforzado su sello con la magia de Rasputín? No tan bien como cabría esperar, al parecer.... Di un paso hacia ella pero me paré obligando a Belialt a obedecerme, aunque este no se dejaba domar tan facilmente cuando se trataba de Diana.

"vas a hacer que me planteé destrozarte la próxima vez que tome el control para poder acercarme a ella, Khaled. Y poseer a otro en tu lugar....qué tal ese feral? Parece muy facil de controlar"

"antes te destierro a tu plano, Belialt, y ahi si que no la verás jamás"

Simplemente me hice a un lado, dejando marchar a Lyosha y centrando mi atención en el nuevo recluta que se desangraba a marchas forzadas, aunque tuvo el temple suficiente para usar la recien adquirida magia y cerrar su herida. Bien. Aquello...aquello le habría bastado para que dejase de prestarle atención, algo más que deseable.

Pero tuvo que abrir su boca.

Tuvo que faltarme al respeto.

Y creer que podía marcharse, sin más, despues de aquello.

Acababa de adquirir la magia gracias a nosotros, y se mostraba asi de indigno?

- En qué estabas pensando, Lyosha? - pregunté al aire cuando el hombre se fue, cuestionandome ahora por primera vez la decision de mi hermana al traer a ese feral aqui y ofrecerle el poder. No me malinterpreteis, era partidario de llevar el poder magico a aquellos que no lo tenían pero.... debían entender nuestra lucha. El peso de las vidas que habian sido pagadas para obtener aquello. Su procedencia. Y parecia que muchos solo lo entendian con un lenguaje....: el del dolor.


"además....tengo 24 horas hasta el traslado. Y nada mejor que hacer"

Localicé el aura del feral, seguia en al torre. Abri un portal y me trasladé por él apareciendo donde estaba Allen. Dormido? Que....absurdo más grande. Miré sus pertenencias. Armas humanas, bisturis, agujas, frascos, documentos.... Los atraje hacía mi con un gesto de la mano y luego los tiré lejos, de modo despectivo.

Me acerqué a donde Allen dormía, los sueños....ese lugar aparentemente seguro. Hasta que aparecen los demonios en ellos. Fuera la luz, dentro la noche.

- Deberías dormir con un ojo abierto. ¿Rezaste antes de irte a la cama? - visiones de guerra, sueños de mentiras, sueños del fuego de dragón y del infierno, que consume, y de todo tipo de cosas que devoran entrañas. - Que pasa cuando se muere en sueños?

Pregunté al aire, mientras que mis ojos se volvían a iluminar en rojo. Los demonios no necesitaban dormir.... o no podian? unas incorpóreas grietas comenzaron a abrirse en el aire, sobre Allen. Grietas al inframundo... cuando despertase, agitado por las pesadillas de muerte, descubriría que la realidad que le esperaba no era mucho mejor afuera.

Quedé bastante sorprendido al saber que me estaba buscando, aunque estaba seguro de no haber hecho nada malo últimamente como para que tuviesen que venir a reclamarme. Imposible, no había tenido oportunidad con todo aquello de las fiebres de la licantropía.  - Soy yo. ¿Para qué me buscabas? ¿algún reclamo de Ourboros? - pregunté  con cierto recelo, a pesar de estar supuestamente en buenos términos. Puse cara de empezar a comprender cuando se presentó como líder de un clan de licántropos, pensando en que era un detalle por parte de Khaled eso de haber contactado con unos. El caso es que me daba una poca vergüenza hablar del tema, no quería decirle que odiaba haberme convertido en licántropo. Me pasé una mano por la nuca, algo azorado antes de empezar a hablar.   - Ya. Hace unos días pasé por la primera luna. Y...bueno. He hecho acopio de poción, prefiero no transformarme, pero gracias por venir igualmente. - al final iba a ser un viaje para nada, me sabía mal por la pobre muchacha.

Me alejé un poco de la torre con ella, apenas unos cuantos pasos. No sabía a qué se refería con eso de que si sentía algo. Yo no notaba nada alrededor.  - Nadie nos acecha. Es la torre de los Soul Reapers. Y en el bosque no hay nada...yo mismo estuve cuando me transformé. - claro que tampoco recordaba ni qué había hecho. El bosque no era el mejor, eso estaba claro, pero tanto como corrupto...

 - Porque no había otro sitio donde trasladar nuestra torre. Nosotros siempre sobrevivimos. - dije con cierto orgullo, habíamos aguantado años bajo mínimos, con apenas 4 calaveras de poder y las hermandades muy mermadas. Ahora resurgíamos de nuevo.  Al final resultó que ella sí tenia razón  y que mi sentido licántropo no estaba entrenado como para detectar amenazas a la primera. La aparición de acromántulas hizo que tuviésemos que alejarnos de la torre, empezando a acorralarnos. Me lancé hacia un lado para evitar que una de ellas me atacase con sus colmillos, rodando después por el suelo para alejarme. No tenía ganas ningunas de acabar de nuevo en el hospital.  - ¡Savannah! - grité intentando echarle un a mano a la chica cuando la tela de araña tiró de ella para alejarla, pero no llegué a tiempo. Volví a ponerme en pie rápidamente para conjurar un potente rayo con mi puño, arrojándolo a una de las acromántulas que pretendía llevársela. Después salí corriendo detrás, tratando de ayudarla antes de que se la llevasen demasiado lejos.  

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Ataque mágico: dado 10 + 53 stat + 10 hab + 5 guanteletes= 78 a acromántula darkred
Defensa física: dado 20 + 36 stat + 10 hab. = 66 cubre ataques

El miembro 'Adramelech Svensson' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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#1 'Ataque' :


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#2 'Defensa' :

La angustia me embargó al sentirme completamente solo, abandonado en la oscura y fría noche. Tenía hambre. El humo y la putrefacción me rodeaba. Escuché a alguien lamentándose. Era yo, algo quemaba mi cuello. Ví una bestia de ojos verdes y opaca piel viscosa que arañaba mi garganta con sus garras, otra igual se acercó y otra, y muchas más, llenándome de desesperación. Los colmillos atravesaron mi carne aunque me removía para evitarlos. -Tif- Murmuré en krio. Fuego lamió mi garganta. Había algo caliente y gelatinoso en mi boca. Estaba mordiendo carne con saña. Al apartar la cara de las desmenuzadas vísceras que aún latían mientras la vida se escapaba de ellas, me encontré con que era yo el que estaba comiendo las tripas de un cuerpo.

Me volví a abalanzar sobre las entrañas, hambriento, pero antes de que mis colmillos se cerraran sobre la carne abrí los ojos, muy alterado. Ahogué una exclamación al encontrar ante mí una imagen grotesca. El espacio se quebraba ante mis ojos dejándome ver a través de las grietas fuego implacable, pude escuchar llantos y quejidos, sentí el calor abrasador en mi piel y saboree el olor a humo y azufre. Retrocedí asustado y caí de la cama intentando alejarme de aquel horrible paisaje. La garganta me dolía, así que volví a llevar mis manos ahí para seguir sanando las quemaduras de las que brotaba sangre. Al poder ver el panorama un poco más amplio, encontré a Belialt Khaled de pié al lado de la cama. -Esa pesadilla... ¿Fuiste tú?- Pregunté jadeante y con la voz aún rasposa.

-¿Serías tan amable de dejarme asimilar todo lo que me pasó?- No tenía idea de dónde estaba, ni qué día era. Tanto tiempo buscando la magia y, ahora que la tenía, no sabía qué hacer con ella. Sanar. Tenía que encontrar heridos. ¿Dónde había heridos?¡Ni idea! Aunque... en aquel lugar debían haber personas y las personas necesitan revisiones de rutina... Debía ganarme su confianza para que me dejaran atenderlos. -Mi nombre es Allen Dushambe, me gustaría decir que es un placer- Pero no iba a decirlo porque hasta ese momento había sido una pesadilla. -¿Quién eres?- El reconocimiento facial de la tecnología que Sam había implantado en mí se activó y unos videos se reprodujeron alrededor de la cara del hombre para que yo los vea.

Era información que había extraído de la nube y la había guardado para poder acceder a ella aunque no tuviera conexión. Datos de seres que originalmente no tenían magia pero que la habían conseguido, se conectaban con un sujeto con sus rasgos. Las imágenes me mostraron a él despertando a los muertos y acompañado por seres... indescriptibles.

114 - 20 (sangrado brutal) = 94 PS
Curación: 10 Dado + 9 Stat + 10 Calavera = 19
Detiene sangrado.
94 + 19 = 113 PS

El miembro 'Allen Dushambe' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Curación' :

Podría decirse que quedé satisfecho con la angustia que reflejaba el gesto del hombre en sus pesadillas, con el espanto que reflejó al despertar y encontrarse cara a cara con aquella brecha al inframundo, desde la cual incontables garras parecían querer agrandarla y abrirse paso a él. La brecha se mantenía medio cerrada solo porque yo quería, manteniendolos a raya.

Dejé de observar a aquel intento de portal, cerrándolo, al oirlo recuperar la voz. No respondí a su primera pregunta, era obvio que había sido yo.
- No tolero que ningún novato me insulte. Grábate eso en el cerebro. - Si es que tenía de eso. Alcé una ceja cuando se hizo el traumatizado, pidiendo tiempo para asimilar...

- Mi hermana Lyosha se ha precipitado al traerte entre nosotros, por lo que veo. No estabas preparado.... - moví a un lado el báculo de hierro con la calavera negra en su parte alta, en un gesto obvio, recargando a ese lado el peso de mi cuerpo, para que su atención fuese hacia ese báculo y la calavera negra. - Khaled Svensson, patriarca de la hermandad de los nigromantes...líder de los soul reaper.....demonio....el vagabundo de los nueve circulos... verdugo de su sangre, amo de la Sala de los Portales, y creador de las actuales Calaveras....sí, la misma que te ha otorgado el poder para sanar directamente con tus manos, como lo haces ahora. Sabes lo que hay detrás de ese poder? De cuantas vidas se perdieron para que tu lo tengas entre tus manos ahora...? - mi mirada se estrechó, relumbrante. No, no era lo que me había llamado abajo, "payaso", lo que me había molestado. - Qué sabes de nosotros, Allen Dushambee? Por qué nos buscabas?

El corazón me galopaba en el pecho y respiraba como si hubiera corrido una maratón porque los continuos sobresaltos me tenían agitado. Lo miré aturdido desde donde había caído al lado de la cama mientras él hablaba. Resople cuando dijo que no estaba preparado pero me detuve en seco al procesar lo que había pronunciado antes. ¿“Mi hermana Lyosha”?¿Él y la peliblanca eran hermanos? Sus facciones no se parecían, tal vez se asemejaban en la actitud intimidante. Posé la mirada en el báculo de hierro coronado por la calavera negra y luego en él. Era un hombre alto, de espalda ancha, largo y lacio pelo color azabache... y de muchos títulos. No entendí lo que dijo después de “lider de los Soul Reaper” pero retome el hilo de la conversación cuando se proclamó como el creador de las reliquias.

Le mantuve la mirada en silencio cuando preguntó si sabía cuántas vidas se habían cobrado para que yo tenga la habilidad mágica de sanar pues era evidente que no, ¿hubiera cambiado algo saberlo?. -¿Y Belialt?- La mujer también lo había llamado así. Suspiré cuando quiso saber la razón por la que los busqué y me senté en el borde de la cama. Retazos de energía todavía cosquilleaban bajo mi piel como un hormigueo que recorría todo mi cuerpo. -Sé que consiguen que, los que no tienen magia, la obtengan, que estuvieron, al menos, en Reino Unido e Italia, que ahora mi lealtad será por y para siempre para los Soul Reaper, y que no puedo andar contándole a extraños nuestra información ni dónde estamos. No deberías preocuparte por eso último, no tengo idea de dónde estamos.- Respondí mientras me ponía las botas. La tensión en mi expresión corporal era evidente.

-Los busqué porque quiero poseer todas las habilidades que existen para sanar y poder ayudar a los que lo necesitan.- Expresé con convicción recordando a todos los que había perdido tratando de sanar y con las mandíbulas apretadas porque el olor de la rubia de los calabozos era un fastidio. Me puse de pié y lo miré a los ojos rojos llameantes, eso no era algo habitual. -¿Te molestan los ojos?¿Me dejarías revisarlos?- Pregunté señalando la cama para que se recueste, si quería, así podría verle mejor los ojos. -¿Cómo creaste las calaveras?- Pregunté mientras me volvía a llevar las manos al cuello, enfocaba la energía y la sentía surgir como una suave brisa que sanaba mi piel.

113 PS
Curación: 0 Dado + 9 Stat + 10 Calavera = 19
113 + 19 + 5 (regeneración) = 137 PS

El miembro 'Allen Dushambe' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Curación' :

Cuando preguntó por Belialt, mi mirada seguía siendo dura y fría, pero mis delgados labios se curvaron en una sonrisa elocuente y algo perversa.

- Belialt... soy yo. - lo dejé tomar el control un momento, levantando la mano que no sostenía el baston, de la cual comenzaron a brotar llamas, hasta que se conformó una pequeña hoguera que después desvanecí haciendola volver a mi piel, sin sufrir una sola quemadura. Me pregunté si el humano soportaría la revelación de la faz demoníaca, ahora mismo, en su estado actual de agitacion. Si perdía el juicio, sería divertido contemplarlo.... - ...alguna vez has visto un demonio...? Uno de verdad....

Solo conocía la superficie. Nuestro secretismo jugaba a nuestro favor y en nuestra contra. Era, y siempre sería asi. Lo miré con cierto desdén, no podía evitarlo.

- Por eso te eligió la calavera de sanación. - respondi, arrastrando mis palabras, y sostuve su mirada cuando se mostró curioso por aquellos ojos, que reflejaban el caos de Belialt y su infinitas vidas, y la determinación de Khaled. Observé bien el aura del hombre, y luego su aspecto físico. Dejé que fuesen los ojos de Belialt y no los mios los que lo observaran, de modo que su fisico se distorsionó un tanto, en función de los malos actos que había llevado a cabo a lo largo de su vida... no parecían demasiados. - No, estos ojos están bien así. Ven lo que otros no pueden ver. No es algo que pueda cambiar ningun sanador.

De un gesto de mi cabeza, la puerta de la habitación se abrió, no iba a quedarse ahi encerrado.
- Las calaveras originales fueron destruidas. Las tuvimos que destruir nosotros, tras recuperarlas del poder de los magos. ¿Alguna vez has oído algo sobre las catástrofes que ocurrieron en 2012 y tuvieron Londres como núcleo? Fueron las calaveras... son  y siempre fueron la creación de un demonio. Una obra para enseñarnos la eterna discordia entre unos y otros? Para equilibrar la balanza? O para divertirse... a nuestra costa- dirigí mi vista hacia la calavera de nigromancia que siempre portaba conmigo. - Ésta sigue siendo una de las originales, pero la de sanación...fue creada de nuevo. Usé el poder y el conocimiento de su Creador, al cual sometimos...no sin pagar un alto precio. Vidas de otros Soul se perdieron en el camino.

Fruncí el ceño confundido al escuchar que una voz diferente salía del hombre, el fuego que surgió en su mano me cegó por un instante ya que la habitación estaba en penumbras así que cerré los ojos y me refugié del brillo con una mano. No era la primera vez que veía a alguien controlar el fuego. Abrí los ojos cuando hizo desaparecer las llamas, pero tardé unos pocos segundos y varios parpadeos en poder volver a ver algo más que sombras, aunque sabía que seguía ahí.

-Ehh... Una noche escuché un grito terrible en el bosque, cuando fui a averiguar de qué se trataba encontré a un niño colgando de un árbol con la pelvis partida por la mitad... supuse que había intentado escalar el árbol, había caído pero su pierna había quedado atrapada y así se había fracturado la pelvis... pero no pude acercarme a él, una mujer me dió una paliza que casi me mata y tuve que huir... el niño murió al día siguiente... conocí a asesinos también... gente que disfruta con el dolor ajeno...- Me encogí de hombros, había de todo.

Sus ojos parecían haber visto y vivido mucho. Sentí que su mirada me atravesaba, centelleaba como si se tratara de rayos láser. ¿“Ven lo que otros no pueden ver”? Tal vez si se trataban de rayos láser y me estaba viendo debajo de la ropa. -Al menos, invítame a cenar primero.- Le dije esbozando una sonrisa ladina, por lo general no me interesaba tener citas ni era pudoroso ante la desnudez propia ni ajena, lo que pasaba en este caso es que tenía hambre. -¿Qué ven esos ojos?- Pregunté volviendo al tono profesional.

Al ver la puerta de la habitación abierta supuse que me estaba indicando que saliera así que eso hice esperando que me siga mientras escuchaba su respuesta en silencio y enfocaba la energía de sanación para terminar de cerrar las heridas de mi cuello. Asentí como respuesta a si recordaba los eventos de 2012 ¿Cómo olvidar el que había parecido el fin del mundo? Rememore los terremotos, los incendios, las heladas, los huracanes, los maremotos... Lo miré alzando las cejas al saber que las reliquias fueron las causantes.

Mis ojos verde jade vagaron pensativos por la estancia mientras sus preguntas hacían eco en mi mente. Si él era el líder de los Soul Reaper y consintió matar a sus seguidores, era evidente que estaba dispuesto a pagar cualquier precio con tal de tener las calaveras. ¿Qué pasaría si volvían a destruirse? Tanto la peliblanca como él no parecía importarles mi vida; de seguro me sacrificarían sin pestañear. ¿Todos los Soul serían así? -Supongo que éstas calaveras no crean catástrofes naturales porque así lo quisiste, ¿verdad?- Especule.

-Voy a quedarme con esa habitación, está al lado de la enfermería.- Dije señalando con la cabeza la sala junto a la habitación que me había adueñado mientras peinaba hacia atrás un mechón de pelo negro que me hacía picar el ojo. Avancé caminando con soltura a la enfermería ya que quería ver lo que tenían. -Tengo muchas preguntas en la cabeza sobre los detalles de lo que me estás contando, ¿hay algún libro aquí que diga cuándo, cómo y dónde destruyeron las calaveras originales, o por qué, cuándo, cómo y dónde los magos se robaron las calaveras? A menos que no te moleste responderlo.- Tal vez tenía la paciencia para responder todo.

-De todos modos, me serviría mucho una amplia fuente de información, como internet o la que tengan, porque sé sanar ferales, licántropos, humanos, magos y soul reapers pero hay muchas otras razas que no conozco el funcionamiento de sus cuerpos y quisiera extender mis conocimientos.-

137 PS
Curación: 9 Stat + 10 Calavera = 19
137 + 19 = 156 Full PS

Así que no había visto a ninguno. Su salud mental lo agradecería...por el momento.

- Esos no eran demonios, aunque se comporten como tales. Y.... - me detuve en el marco de la puerta, mirando hacia él, ahora que hablaba de "cenar" - Como feral que eres, abstente de "cenar" entre los miembros de los Soul Reaper. Si no controlas tus transformaciones tendrás que aprender a hacerlo o te controlaremos de otros modos no tan suaves.

Ya habia visto a Adramelech pasar por eso y no era sencillo, aun ni si quiera lo habia superado o asimilado.
- Ven el mal que acumula el alma de cada persona. Cada acto de vileza acumula una mancha en su aspecto físico, una imperfección...el físico revela cuan podrida está el alma. - no era algo que contase a cualquiera que me preguntara, pero si quien lo hacía era un soul, aunque fuese uno descarriado y recien unido, compartiría esa información.

Lo había hecho pensar, al menos el nuevo acólito parecia receptivo. Mejor, por su propio bien.
- Así es. - respondí acerca de que las nuevas calaveras, ahora juntas, ya no causaban catástrofes naturales por su descontrolado flujo de magia. Acepté su elección de habitación porque parecia resultar práctico, debido a que sus deseos se centraban sobre todo, en la medicina.

- Si, tenemos nuestros propios registros. Desde los Soul originales hasta estos días. Puedes encontrarlos en la biblioteca que hemos asentado en esta Torre. El enigma de Saint Paul, la quema de magos de la Orden de Merlín, el cometa...Londres y el Big Ben, más recientemente. La guerra contra los magos. El escriba está terminando de redactar nuestras recientes Alianzas.

"internet"

Levanté una ceja mirándolo con gesto extraño. Internet. Claro. Era humano. Al contrario que yo, que había vivido toda mi vida pegado a la magia, y mi no vida, metido en el infierno. Pero no era, para nada, un ignorante de esos términos.
- Crees que si googleas "revenant" te saldrá algo minimamente fiable? - solté arrastrando mis palabras con un deje un tanto...burlón a la vez que frío. - Busca en la biblioteca de Ouroboros. Aun tienes unas horas antes de que saque la Torre de aquí. Por cierto... - no debía olvidarme de marcar su aura. Cosa que hice en ese preciso instante. - Os enviaré una visión antes de realizar el traslado. Ahora puedes marchar. - ya fuese a la biblioteca de la Torre, o a la de Ouroboros. Cuando pasó a mi lado, por un momento, lo sujeté por el hombro. - Lleva cuidado con Lyosha. - en qué sentido? Que lo descubriese por su cuenta.

Después de eso liberé su hombro, y me marché por un portal rumbo a la Sala de los Portales, donde debía iniciar los preparativos que aun llevarían bastantes horas.

Ah, cierto, la luna llena. Asentí y me hice una nota mental para recordar conseguir matalobos. Supuse que “te controlaremos de otros modos no tan suaves” tenía que ver con el látigo de fuego. Me quedé pensativo cuando respondió lo que veían sus ojos; no dijo si me vió con ropa o sin ella. Volví a asentir cuando respondió que había supuesto bien, era nuevo en la magia, había sido suerte que acertara. Entonces no tenía la paciencia para responder sobre los detalles, lo malo es que yo tenía poca paciencia para leer libros, prefería los audiolibros, me permitían hacer otras cosas mientras leía... como dormir, por eso mencioné lo de internet. Pude ver en la enfermería que tenían camastros... y poco más, el hospital que había visto antes no tenía nada que envidiarle a este lugar, pero era un inicio.

Me encogí de hombros cuando preguntó si creía que encontraría información confiable en internet y suspiré pesadamente cuando dijo que busque en una biblioteca. Genial, más libros. Cuando dijo que podía marchar, avance hacia las escaleras que descendían, si no estábamos bajo tierra, debería poder encontrar una puerta por la que poder salir si iba hacia abajo, o al menos eso supuse. Todos mis músculos se tensaron cuando sentí su mano en mi hombro y me detuve. Me limité a mirar en silencio y con una expresión ceñuda sus desapasionados ojos del color del fuego para luego verlo irse a través de una grieta que hizo en el espacio, parecida a la que había visto al despertar.

Suspiré buscando relajar los músculos, estiré el cuello de un lado al otro haciéndolo sonar y me troné los dedos. Aún tenía muchas preguntas, el olor de la rubia de los calabozos seguía fastidiando, el cosquilleo debajo de mí piel persistía y el recuerdo de las garras de la mujer era vivido. Salí de la torre y fuí a la biblioteca donde conseguí libros sobre bastantes razas. También fuí al hospital y me llevé artefactos pequeños para equipar un poco más la enfermería junto con varios frascos de poción matalobos. Encontré un dispositivo que combinaba la magia con la tecnología y que tenía aspecto de reproducir música, no sabía cuál era su fuente de energía, pero me gustó así que me lo guardé.

De nuevo en la torre, guardé las cosas en la enfermería, apile los libros en un rincón de mi habitación, dejando las carpetas arriba de la pequeña torre de libros y me recosté para investigar lo que hacía el aparato tecnomágico. Un rato después, un bostezo interrumpió el escrutinio y mis párpados se volvieron muy pesados así que dejé el aparato en la mesa de luz y me dormí.