Torre de Alta Hechicería [cerca de Monte Aventino]

El nigromante pareció darse cuenta de mis intenciones asíq ue me dio una advertencia que cumplí más o menos porque aquellos ojos estaban casi curados, de forma chapucera porque había quedado ciega pero yo solo tenía que repararlo un poquito, asíq ue a pesar de querer regodearme y hacer sufrir a aquella mujer para deleitarme con hermosos gritos de dolor, no podía... a menos que hundiera sus orbes con mis pulgares y.... no, eso sería demasiado obvio, lástima.

en cuanto terminé mi trabajo quise separarme de la albina para hacer una teatral inclinación para dar las gracias a mi público pero esa maldita mujer me tomó de las manos empezando a drenar no solo la energía de la dragona sino también la mía, menuda jugada más sucia digna de un demonio... miré a Belialt dentro de los ojos del nigromante y sonreí de lado "me cae bien" solté para finalmente dejar a la dragona al mando de su cuerpo.

(...)

Maera desapareció por un momento, al volver a recuperar el control me separé de la hermana de Khaled de forma brusca -..A mi no tiene que pagarme nada!..- era yo quien le estaba pagando a él un favor, me llevé una mano a la cabeza sintiéndome mareada pero extrañamente libre, no hizo falta que Khaled me invitara a salir pues deseaba hacerlo, rechacé su brazo pensando que podría tenerme en pie pero por desgracia una vez fuera necesité apoyarme en una pared para no caerme -No me... debes nada Khaled.... no tienes que compensarme, te debo mucho más que esto- cerré los ojos con fuerza intentando recomponerme y recuperar el aliento -pero si no te importa, prefiero un lugar para sentarme antes que un paseo-

Zaphira prefirió apoyarse en una pared después de rechazar mi brazo y eso casi provocó que pusiera los ojos en blanco.

"terca como la otra"

- En serio, Zaphira? - dije con mi habitual tono pausado, aunque se apreciaba un deje de incredulidad. Me acerqué de nuevo y pasé mi brazo tras su espalda, rodeando sus hombros. - Lyo se ha quedado con parte de tu energía vital. Es una revenant, una renacida. La necesitan para mantener sus cuerpos, más aun que la comida. El mareo te durará...unos minutos.

La acompañé hacia un lugar más tranquilo, mis dependencias. Le estaba dando vueltas al tono de decepcion de ella anteriormente.
- Zaphira... - comencé a decir, deteniendome a medias. Nos desaparecí, directamente, y llegamos a mi habitacion. Una estancia amplia llena de libros, estanterias con mas libros, cofres, extraños simbolos arcanos  escritos y dibujados por las paredes, y artilugios antiguos de muy diversa índole, con una ventana muy alargada y un catre. La invité a sentarse en la silla del escritorio, y yo me senté a medias en la mesa, soltándola a ella por fin, terminando lo que habia empezado a decir antes. - Esto no es una transacción...  No contigo. Voy a buscarte algo de beber- la miré, era dificil distinguir un aura de la otra, pero estaba ahí. Me levanté, pensando en ofrecerle algo para beber. Mientras buscaba entre los estantes, empecé a tararear algo, muy por lo bajo al principio. El inicio de una melodía.


Di con una botella de vino y volví hacia Zaphira, pero para entonces ya no era solo un tarareo, se notaba perfectamente que se trataba de la cancion de "Strangers in the night". Me había venido arriba con la letra y se la canté, pero no estupendamente ni nada. Cualquiera habría esperado que un nigromante de voz grave, supiera cantar tal como cuando invocaba a los demonios, pero....
-Something in your eyes...was so inviting....something in your smile....Was so exciting.... Something in my heart told me I must have you ♪♪♪♪ - la entonación era una mierda y si pretendía sonar bien sonaba a ratos mas a amenaza que otra cosa. Seguí un par de estrofas mas. Al terminar de cantarle, me quedé con la copa llena en la mano y miré hacia un lado, pensando.

"antes me salía mejor"

Me la bebí entera y luego le di otra a ella.

si, en serio, eso quería decirle pero estaba agotada, dejé que se acercara a mi para pasarme el brazo por encima, en verdad necesitaba ayuda y después de decirme lo que era su hermana lo comprendí -Hace años.. que no veo un Revenant- casi un siglo, eran escasos y no muchos tenían una gran esperanza de vida.

en cuanto llamó mi nombre quise mirarlo pero no estaba segura de ello, me rehuía, ya lo sabía y no quería otro desaire por su parte, no por estar enfadada ni nada, sabía la razón pero para mi era mejor eso, si yo tampoco lo miraba no me haría daño, al final nos desaparecimos hasta una habitación, la de khaled, lo sabía por su aroma, estaba impregnado por todo el lugar con el olor del nigromante, estaba llena de libros y aquello me hacía sentir como en casa. Me senté en la silla que me ofreció sin rechistar apoyándome en el escritorio mientras él hacia lo mismo en la mesa -Entonces esto tampoco lo es Khaled, de verdad, no tienes que compensarme por esto, he querido ayudarte, eso es todo- poco a poco iba recuperando el aliento y cuando se levantó nuestras miradas se cruzaron por un momento, por fin.

Me quedé mirándolo en silencio pero con aquella sonrisa en los labios al escucharlo tararear, era extraño pero me gustaba, su voz grave y pausaba sonaba muy bien pero solo cuando tarareaba, de repente empezó a cantar, la letra la reconocía, era una canción preciosa pero la forma en la que desafinaba me hizo morderme el labio inferior, cuando terminó y me ofreció aquella copa no pude aguantarme más y empecé a reírme como no había hecho nunca -lo.. lo siento! es...pf... ha sido adorable, en serio- pero no podía dejar de reírme, al final tomé la copa pera para dejarla en el escritorio - cierra los ojos- tomé su mano y tiré de él, me levanté y me colgué de su cuello para poder besarlo -este es mi precio por ayudarte, estamos en paz-

Me había bebido la copa de golpe y la miré levantando una ceja.
- No debería haberte resultado adorable, esperaba otro efecto. Voy a tener que pedir unas cuantas clases particulares mas a Sinatra?

Dejé la copa de lado,  a regañadientes cerré los ojos delante de ella.  Pero  se enganchó de mi cuello para besarme, entonces la musica habia tenido el efecto deseado. Aunque era mas bien un beso para que dejara de cantar, me bastaba. Puse mi mano sobre su cintura, pero negué con la cabeza aun cerca de ella.

- Hmh, no,  ha sido  muy corto. - la besé de nuevo. De algun modo, lo había estado deseando mucho tiempo. Apreté su cuerpo contra el mio mientras lo hacía. Zaphira despertaba demasiadas sensaciones en mi, algunas de ellas contradictorias, era dificil dejar las viejas costumbres y más aun mantener a Beliat en un segundo plano.  Pero era como un maldito imán para mi.  - No llego a comprenderlo del todo. - susurré contra sus labios, antes de retomarlo por donde lo había dejado.

intenté no seguir riéndome pero simplemente no podía -algo has conseguido, eso está claro- levanté una ceja y sonreí -Así que tu maestro es Sinatra... dile que tenéis que practicar la entonación- aparté las copas y en cuanto cerró los ojos me lancé a por él en un beso que ya llevaba un tiempo esperando.

Al separarme de él aquel contacto nos había sabido a poco a los dos -¿ah si? ¿quieres darme un adelanto? te lo acepto pero me gustaría cobrar ciertos intereses- nuestros labios se juntaron una vez más y en cuanto tuve ocasión tiré de él hasta la cama, era demasiado alto y eso me molestaba un poco porque me gustaba sentirme dominante, lo empujé para que cayera en la cama y entonces pude subirme sobre él quedando a una altura cómoda para los dos.

Sentía como el calor me iba invadiendo, quería más, lo deseaba y no estaba segura si era debido a la distancia o a otra cosa -¿qué no puedes entender?- dije antes de seguir con aquel beso que se iba haciendo cada vez más intenso.

- Intereses? Tengo tiempo, podemos estudiarlo

Aquello tuvo un giro muy interesante cuando me empujó contra la cama y se subió encima. La miré de arriba abajo, un tanto incrédulo. Pero me había gustado. Demasiado. Me incorporé, yendo al encuentro de sus labios. Quedé sentado con ella subida encima de mi, ciertamente la altura era ahora más indicada. Aquella demostración suya me había dado ganas de más.

- Las cosas que no controlo, Zaphira, esas son las que no entiendo. - dije delineando su cintura con mis manos, hablando cerca de su oido antes de besar su cuello, despacio. Cada cálido beso en su piel se sentía como un eslabón más a una cadena que estaba deseoso de hacer mía, y al revés. Cerré los ojos,  y fruncí el ceño. Nuevamente estaba pensando mas allá. - Las locuras que han visto estos ojos, y aun así se maravillan ante tu presencia... - callé, y llevé mi mano hasta sus labios. Los acaricié con el pulgar mientras mi mano sujetaba su barbilla y la obligaba a mirarme, como reclamándole algo, de un modo mucho menos frio a como acosumbraba hablar, era un susurro que contenía reproche, pero más pasión. - Como es posible?

No esperaba una respuesta, no una lógica al menos, y por eso volví a besarla, pero ahora había una sensación de apremio, de necesidad. La otra mano subió por su muslo, apretando al llegar a la parte alta.

Sonreí de lado cuando aceptó mi oferta para después verse arrastrado por mi hasta la cama, cuando se sentó subí sobre él quedando frente a frente, con mis rodillas apoyadas en la cama ahora estábamos en igualdad de condiciones, los besos siguieron al igual que todo iba subiendo de tono.

-Entonces solo déjate llevar- sus manos se paseaban por mi cuerpo y las mías no quedaron atrás mientras perdíamos el aliento el uno con el otro en aquellos besos que no parecían saciarnos, pasé mis manos por aquel abrigo rojo para deshacerme de el mientras iba dejando un rastro de calor con sus labios en mi piel, primero los botones, una vez abierto pasé mis manos por su pecho hasta los hombros para deslizar la prenda que finalmente cayó sobre sus antebrazos.

Me mordí el labio ante aquellas palabras, nada tenían que ver con el intento del chico de la brigada hace más de un año, yo lo que necesitaba era un hombre de verdad como el que tenía entre las piernas, frente a mi. su pulgar se pasó por mis labios  , lo besé mientras iba desatando el pañuelo que llevaba al cuello y nuestras miradas se encontraban -Porque has tenido que ir y volver del infierno para conocerme, Khaled Svensson...- ahora era el turno de la camisa, bajé mi mirada solo unos instantes para asegurarme y entonces volví a mirarlo -y yo he tenido que esperar un milenio para que eso sucediera..-

Correspondí al beso y pasé los brazos sobre sus hombros abrazando su cabeza mientras el largo cabello se enredaba entre mis manos, al separarme lo empujé una vez más sobre la cama para poder quitarme la ropa que llevaba encima esperando que disfrutara de las vistas -Dile a tu amiguito que no mire, no entra en el trato- porque por suerte, Maera no estaba dando señales de vida.

Cada célula nerviosa de mi cuerpo me instaba a seguir, y me delataba en cualquier sentido posible, el deseo se dibujaba no solo en mi expresión o en el modo de mirarlo, si no en otras partes de mi fisionomia.

Quité el pañuelo de su cuello para dejar esa zona mas accesible, mientras dejaba al mismo tiempo que ella se deshiciera de mi prenda superior. Comencé a desabotonar su chaleco, y despues su camisa. No me sorprendió encontrar debajo aquella cota de malla. Siempre preparada para la guerra. Al oir su respuesta pausé un momento mis manos, manteniendo mi mirada en sus ojos.
- Con la promesa de conocerte después, ese exilio habría sido más llevadero... hasta lo habría aceptado con placer- su mirada, fija al igual que la mia, delataba sus pensamientos. Ante aquella pregunta no verbalizada, desabroché uno mas de sus botones, para que ella continuara con los mios

Nos fundimos nuevamente en un beso hasta que ella me empujó haciendo que diera de espaldas contra mi cama. Recorrí con la mirada las curvas que dejó al desnudo. Lo que me pedía no era tan fácil, lo que yo veía Belialt también, y....con su demonio era igual, aunque ella no fuese consciente. Otra cosa era lograr mantenerlos apartados de nuestras voluntades, eso si podía controlarlo.

Pero como ella habia dicho, habia decidido dejarme llevar, y tras grabar su silueta en la retina de mis ojos mis manos subieron por su cintura hasta su pecho. Rodeé sus curvas, un placer al tacto. Pero detuve mi mano en su lado izquierdo, notando el golpeteo acelerado de su corazón. Cogí su mano con la otra y se la llevé a mi pecho. Estaba tan acelerado como ella.
- Ya no tiene remedio. - tiré de ella por su antebrazo, me sobraba espacio entre ambos. Mordí su cuello tras besarla, pidiéndole al oído que continuase.

El deseo reflejado en Khaled no hacía más que avivar las llamas del mío, lo deseaba y sentir que me correspondía solo me empujaba a seguir hasta las últimas consecuencias olvidando los problemas tanto fuera de la isla como dentro, él era mi punto de reencuentro conmigo misma, mi salvavidas entre tantas responsabilidades y cargas.

Poco a poco nos vimos despojados de la ropa y sonreí cuando se encontró con la cota y de no ser él, jamás me habría dado el lujo de quedar tan vulnerable frente a otra persona. Me mordí el labio inferior mientras sentía como el corazón me latía y el calor subía por mi cara hasta la punta de mis orejas con aquellas palabras tan profundas, aquello era una muestra de," si no arriesgas, no ganas" porque yo me había metido en un terreno peligroso para poder vivir tan delicioso momento -Entonces hagamos que haya valido la pena para ambos- dije finalmente para poder deleitarme con sus labios una vez más.

Dejé que me mirara con aquellos ojos penetrantes que podían atravesar mi alma, sabía que la visión del nigromante iba mucho más allá pero ahora mismo lo quería concentrado en mi, que se embriagara de mi cuerpo y lo disfrutara tanto como yo lo estaba haciendo. Terminé por desnudarle al igual que lo hice yo para finalmente poder conectarnos de forma carnal , cuando sus manos subieron hasta mi pecho dejé que se me escapara un tenue jadeo, por mi parte y aún sobre él moví mi cadera para tentarlo mientras el corazón martilleaba en mi pecho a punto de desbocarse. como cabía esperar, Khaled notó cómo no solo mi cuerpo le correspondía y guió mis manos a su pecho, me sentía libre de una extraña manera, mis labios se curvaron en una sonrisa y cuando la distancia entre los dos se evaporó contesté susurrando en su oído -si lo hay sólo tíralo por la ventana-

No me contuve en absoluto, desplegué mis habilidades para el deleite del nigromante y mi propio placer, estaba extasiada, perdida en la lujuria y mi voz así lo reflejaba, nada podía intervenir y el tiempo pasó raudo por aquella habitación hasta que por fin me vi satisfecha con un último gemido lleno de sentimiento que era solo el preludio del orgasmo. Caí sobre el cuerpo de Khaled tardando solo unos momentos en recuperar el aliento, parecía cansada pero aquello sin duda me había revitalizado, lo miré con una sonrisa de satisfacción y jugué con su cabello color azabache con mis dedos -No decepcionas, Svensson..-

El miembro 'Zaphira Eire' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Embarazo' :

Aquel momento me tenía hechizado en cuerpo y alma, preso de ella, de cada uno de sus movimientos, de cada uno de sus latidos, de su respiración y los sonidos que escapaban a sus labios...

A partir de ese instante en el que nos unimos, se acabaron las palabras. Tampoco eran necesarias, la conexión llegaba más allá de lo físico, podía sentirlo, una tensión que iba creciendo poco a poco, haciéndose más intensa, placentera y dolorosa al mismo tiempo. Podía tocar su alma con mis manos, sentirla estremecerse de pasión, saber las cosas que su mente dejaba a un lado, sentir los siglos de sufrimiento y soledad que un corazón cargaba pero que aun asi estaba dispuesto a olvidar por estos breves instantes que estabamos compartiendo.

Era absolutamente imposible parar. Su cuerpo era un templo digno de admiración, al que ahora mismo dedicaba mis plegarias en forma de atenciones físicas. Esperé por ella, hasta que noté que se acercaba el momento, y entonces me dejé ir con ella, en un arrebato de extasis que me arranco su nombre de los labios, aunque mis dientes estuvieran apretados mientras la tensión que habia ido creciendo anteriormente se liberaba.

Cuando terminamos, estaba jadeando, respirando de modo alterado, y aun no quería que se separase de mi.
-Zaphira.... - cerré los ojos, dejando ir el aire más lentamente para tratar de regular la respiración. Volvi a abrirlos para mirarla, sujetando su rostro entre mis manos. Levanté un poco la punta de mi ceja cuando dijo eso, aceptando, a mi modo, su cumplido. - Esperabas menos de un "yogurín"?

Me quedé un rato sobre Khaled, su respiración se iba calmando poco a poco para al final acompasarse con la mía, sonreí cuando pronunció mi nombre, parecía que aún tenía 500 años estremeciéndome tan solo por aquello. Sus manos enmarcaron mi rostro y me moví pidiendo más contacto, frotando mis mejillas contra él, el comentario sobre el Yogurín me hizo reír - oh! tienes razón, aún eres joven- me moví sobre él apoyando los brazos contra la cama para volver a besarlo, esta vez sin tanta lujuria y con más cariño, de forma lenta y pausada -dime, ¿a éste yogurín le quedan fuerzas para tomar un baño conmigo?-

No esperé por su respuesta, me levanté esperando que me siguiera para estar un poco más de tiempo juntos, al salir empecé a vestirme viendo la cara que ponía Khaled, me acerqué antes de ponerme el pañuelo tendiéndoselo para que me lo pusiera -aún me queda trabajo por hacer, debo irme- esperé por una respuesta o un gesto de los suyos -...volveré esta noche- le dije para finalmente terminar de vestirme, ojalá hubiera podido pasar más tiempo en la cama pero el deber llamaba.

Salí de la habitación y me encontré con un par de transeuntes curiosos, les eché una mirada severa y entonces fui hasta la entrada para poder salir, transformarme en dragón y salir de allí volando mientras podía sentir a Maera riéndose en mi interior

-Cállate...-

Nos entretuvimos un rato más juntos en la soledad de aquella habitación, hasta que la responsabilidad acabó por llamar a nuestras puertas.

Ella tenía asuntos de los suyos que atender, y yo los mios propios. Le coloqué el pañuelo y terminé de abotonar su ropa, dejándosela perfectamente colocada. Asentí a sus palabras y la observé marchar de la habitación.

Pasé un rato más ahi dentro, pensativo. Inevitablemente, busqué introspección. Quizá me había tomado a Lyosha demasiado en serio.

Pensé que tenía que localizar a Astaroth para hablar con el, espabilarlo, hacerle un cursillo rapido de lo que era ahora. Invoqué los poderes de Belialt para localizar su aura pero me sorprendí a mi mismo cuando no lo conseguí a la primera. Aquello me resultó extraño, falta de concentración quizá? Salí de mi estancia con el ceño fruncido, yendo a buscar a Astaroth. Que seguro ni si quiera se habia movido de su cuarto....

Después de despertarme en el maldito camastro de la enfermería me enteré que había sido Adramelech el que me había dejado allí, con una nota de que tenía que hablar conmigo. Pero como no soy muy de hablar, me enfrasqué en la búsqueda del revenardo de su hermano, al que pensaba darle tantas hostias como para que deseara cambiarse de cara otra vez, y patearía su fantasmagórico culo hasta otro cuerpo diferente. Lo tenía clarísimo.

Y desde que me recuperé estuve mandando partidas para encontrar el muchacho, no tan muchacho, por los alrededores. Nadie le encontraba, o él es el que no se quería hacer encontrar. Tuve que salir yo mismo a buscarlo por las zonas inexploradas. Arrancaba diciembre, y el sol del último mes languidecía cuando volvíamos de nuevo a la torre. A su llegada pidió que informaran a quien tenían que informar, por mi parte, y harta de buscar a ciegas, me encaramé escaleras arriba, buscando a aquellos que podrían resolver el enigma del muchacho, es decir, o su abuelo, o su ... lo que sea Lyosha de Astaroth.

Después de reorganizar a su hermandad, hablar con los acólitos que habían regresado tarde y absorber mucha energía, Lyosha estaba mucho mejor pero realmente...No tenía ni la mitad de la fuerza de antes. Pero había logrado bañarse por si sola y vestirse, iba con unos pantalones de cuero, una camiseta simple de color gris, botas y un abrigo porque necesitaba ir hacia el hospital. Aunque para eso necesitaba...ayuda. ¡Qué palabra horrorosa! ¡Una palabra que sin duda no entraba comunmente en el su vocabulario! ...Pero que en el último mes aquella palabra no hacía más que venir una y otra y otra vez.

Y ayuda era lo que había ido a buscar. Caminaba lentamente por los pasillos, con una mano apoyada en la pared y la otra en el torso. En el fondo tenía cierto temor de que se le fueran a separar los órganos de su sitio cuando se encontró con otra chica de su hermandad -Vanesa- Llamó con un tono de voz bastante bajo -Necesito...- Iba a decir ayuda, pero eso le parecía estúpido. Ella no necesitaba ayuda, pero si necesitaba -Buscar mis cosas en el hospital. ¿Tienes alguna forma de salir de esta puta torre a la puta isla?- Le preguntó con sus acostumbrados malos modales .

Me encontré a la líder de la hermandad deambulando en los pasillos de la torre. Pues mira, le venía que ni pintada. –Lyosha… tenía que hablar contigo, precisamente- Eché el peso en una de mis caderas, poniendo las manos en la misma, deteniendo mi avance. Alcé la ceja y arrugué el ceño, reaccionando a su mal estado y esperando a dijera aquello que necesitaba. Definitivamente, estaba hecha mierda desde que le pasara aquello que le pasó en tierra, que, por cierto, a saber qué cojones habrá sido. –Puedo buscarte una forma de salir de aquí, depende lo discreta que quieras ser, claro. Pero lo más rápido que puedo proporcionarte es … llevarte a cuestas. Todavía tengo cierta resistencia- Presumió, enseñando bíceps.

La opción de la desaparición estaba ahí, pero Vanessa no la había probado siquiera, le daba… yuyu. Le recordaba a sus campañas como soldado. Ella era feliz con sus armas, sus poderes chachis de metal y ya está. El tema de hacer chispitas eran para otros, definitivamente no para ella. –Podemos salir ya mismo, también podría coger una montura, porque esta maldita isla no tiene vehículos a motor, mierda grande. Vamos-
Acompañe a la líder de la hermandad por las escaleras, preguntando al rato ya porque no podía aguantar con la incomodidad…. Porque no sabía no cómo empezar. Suspiré al rato y decidí disparar –Tengo que hacerte una pregunta. Por el tema de los revenardos. Es por el chaval este que trajeron hace poco, el hermano de Adramelech. Intenté hablar con él, pero creo que no le funciona muy bien la cabeza. Estoy preocupada por cómo pueda afectar esto a Adra, pero no tengo ni idea de cómo ayudar… Khaled y tú sabéis de estas cosas, y yo soy una grandísima ignorante-

-Pues los dioses del destino te han concedido tu oportunidad. Aprovéchala- Le soltó, con mala hostia, porque en uno de los movimientos había sentido un tiró en el abdomen. Las sugerencias de Vanessa le sacaron una carcajada seca -¿Discreta? Como si tuviera que rendirle cuentas a nadie. Sólo necesito ir al hospital y coger mis cosas. Mi armadura, mi arma, están allí- Alzó la vista hacia sus bíceps y puso los ojos en blanco. Esa no era una opción, no iba a ser humillada de esa manera. Ya era suficiente haber llegado en los brazos de Khaled a su propia habitación. Suficiente por, digamos, dos decenas de años. -No- Dijo, señalándola toda entera con un gesto brusco. No iba a suceder. No quería que la tocara siquiera.

-Montura. Eso suena mejor. Tenía la mia pero esta en el hospital también. El bonito grifo que aun no recordaba de dónde lo había sacado-  Al oír lo de vehículos de motor frunció suavemente el ceño. Ellos habían necesitado un par para moverse en tierra -¿Y tú sabes encender un vehículo de esos sin llave?- Preguntó por suma curiosidad mientras le parecía un maldito suplicio bajar cada escalón. Cada movimiento hacia abajo hacia que usara músculos que ni sabía que tenía. Suspiró brevemente y cuando escuchó a la otra suspirar maldijo. Le venía alguna mierda encima.

-Revenants, ignorante. Con razón tienes preguntas- le espetó, con muy pocas pulgas, como era usual. El “chaval” -Astaroth- Le corrigió. Esta muchacha no sabía ni cómo se llamaban los Svenssons -Tu futuro cuñado, apréndete el nombre- Le soltó, sonriendo de lado al recordar la cara de Adramelech cuando le soltó aquella perlita en medio de la misión. Al final, era una romántica perdida. Esperaba que Khaled le hubiese pagado a la dragona endemoniada. Se detuvo en medio de las escaleras -¿Khaled no ha hecho ni mierda? A mi me ignoró por ir a por Astaroth. Llévame con el crío, de dos hostias le acomodo la personalidad- Le espetó y se giró, pensando que debía volver a arriba para ir a por el nigromante -Es normal tener un desdoble, pero es un Svensson, tiene que doblegar al otro y ganar la supremacía del cuerpo- Asintió levemente -Sí sí, se nota que eres ignorante. Aparte hay que explicarle como drenar. Llévame con él- Le repitió en un tono de orden.

Me encogí de hombros, ella que sabía, lo mismo no le importaba salir escopetada junto el sonido de una Harley Davidson. A mi definitivamente, no me importaría que se me asociara con un motor de esa calidad. Disfruté por unos segundos imaginándome en una moto de esas, melena al aire, siendo la dueña de la carretera y del lugar. La Vane, la puta ama de Ouroboros. Y a quien no le gustara, que hablara con mi dedo corazón. -Ok- Se limitó a responder ante la negativa de la matriarca de la hermandad del metal.

Bajar las escaleras se hizo un tanto eterno, porque había que detenerse de tanto en tanto para que esta mujer pudiera recuperar el fuelle. -Por supuesto. Ya sabía de antes de poder controlar el metal, con la mejora, solo he tenido que perfeccionar la habilidad- Comenté, presumiendo. Lo de usar el metal no era del todo cierto, pero después de la paliza que le dio con sus propio metal sanguíneo, no quería defraudar a la gran jefaza.


Lo de “ignorante” no le hizo ni pizca de gracia a Vanessa, pero debía de reconocer que verdad no le faltaba. Siquiera sabía decirlo bien. -Pues eso, revenant- Arrugó el gesto con la segunda corrección, sabiendo perfectamente cómo se llamaba “el chaval”. Rodeó los ojos y se corrigió a sí misma, repitiendo -Astaroth- ¿Su futuro qué? -¿Mi qué de qué?- Qué mierda habría inventado o imaginado esta mujer, que hizo que se le subieran los colores -Khaled no ha hecho nada. El ti… Astaroth se largó el día que me atacó. Y según tengo entendido nadie le ha encontrado todavía. Se está escondiendo realmente bien… demasiado bien tal vez- Al menos respiró tranquila, sabiendo que lo de intentar reventarle el cuello era por lo de desdobles de la personalidad, y que eso se debía de curar a base de hostias, y no con palabras bonitas. Lo apuntaría para la siguiente vez -En cuanto se largó la chica árabe, perdió los estribos y se dio a la fuga. Estamos buscando por todos la zona boscosa que nos rodea, por el pueblo, pero nada, por ahora- Explicó, llevándose la mano al cuello y encogiéndose de hombros. Llegaron, mientras hablaban, al lugar donde las monturas descansaban. Por ahí había un caballo, negro azabache, que sería el que les llevara al hospital -Aprovechemos que nos vamos al pueblo para buscar a Astaroth, quizás podáis conectaros con vuestros poderes de ... Revenant-

-Necesito aprender eso. Necesito que me enseñes eso…En tierra debimos usar ese tipo de vehículos pero no sabía cómo encenderlo- Le explicó pensando en la próxima misión también iban a necesitar movimiento en tierra -Es más, no. Te ordeno que apoyes a los magos en la próxima misión. Tu conocimiento en tierra es fundamental para movilizar grandes grupos, y yo dudo que vaya a poder ir. Es más…Es más…Vanesa, tienes una misión más importante…- Se detuvo para coger algo de aire. El “pequeño” ejercicio hacía que le estaban estallaran los pulmones, tenía pequeñas agujas haciendole mucho daño -Tienes que destruir a SAM en nombre de nuestra hermandad. A traición, explotándolo, corrumpiéndolo , lo que sea pero tienes que destrozarlo-

-Le he dicho a Adra… Que no sabe tratar mujeres…A ver si así folláis de una vez y se te va la mala hostia. Aunque es cosa muy nuestra…No nos sirve de mucho.  A mi al menos- Se rió pero aquello hizo que le doliera mucho más y negó con suavidad ante la debilidad de mierda que tenía. Le notó los colores y tuvo que contenerse para no reír de nuevo porque le dolía- Agh, puta mierda. Maldito Astaroth… Y el otro imbécil, cobarde…¡HUMANO AL FIN Y AL CABO! Aghhhhh- Gritó y se dobló sobre sí misma cuando un calambrazo especial el dio en el abdomen. Maldito el día en el que crearon la inteligencia artificial. Malditos ataques a traición, malditos todos.  -No, podemos pudrir carne, no buscarla. Khaled tiene que encargarse, él si podrá rastrearlo…- Inspiró y exhaló bruscamente -Llévame con él- Dijo extendiendo la mano con la idea, también, de absorber su energía.

-Sin problema- Señalé ante Lyosha al hecho de enseñarle a robar vehículos. Total, ella lo llevaba haciendo desde la niñez en Albacete y no era algo que le costara. Era capaz de hacerlo ya con los ojos cerrados y no se le escapaba prácticamente ningún vehículo motorizado a sus artimañas. -También puedo darte algunas clases de conducción- Sugerí, alzando las cejas de una forma muy cómica y sugerente. Pobre Adramelech, ahora tendría que aguantar a dos locas al volante.

Alcé el dedo pulgar en señal de aprobación a su nueva misión de apoyo táctico contra la maldita máquina. Está bien, haría todo lo que hiciera falta para destruirla -Y entiendo que los magos harán algún tipo de reunión táctica para saber todo este tipo de cosas, ¿no? Magos, todo lo dejan a la improvisación-

Habiendo llegado al piso inferior, hubo cambio de planes. Puso los ojos en blanco, exhaló bruscamente, y empezó a moverse por las escaleras, en este caso, dirección a los aposentos de Khaled. Ella se retorció de dolor, y yo de vergüenza, pero supe disimularlo muy bien, con una risotada y un codazo a la enclenque de Lyosha, dejándolo pasar… pasar mucho. Muy de largo, esa conversación NUNCA ha ocurrido. Observé la mano que me tendía, para que la ayudara, luego estudié su cara. Ya me había jodido una vez, por lo que no caería tan fácil esta vez. Me puse a su altura y la cargué, tomándola por la cintura, hasta que llegamos a los aposentos de Khaled… esperando que no le pilláramos en bolingas