Cabaña de Sofía Dioscórides

Sonrió ampliamente con lo de ser empalagosos. Quizás no era el estilo de ninguno de los dos, pero seguramente sí podían serlo si se lo proponían. Ella era más suave y él... Bueno, él era él.- De acuerdo, seré más clara. Primero decidimos qué pastel servir en nuestra boda y después podemos aclarar todo lo que no te cuadre. Y quizás ver algún que otro detalle. Como si la fecha que escogí te viene bien, los platillos a servir, si quieres algo extra en la boda... Sayid puso sus cachimbas, pero sería copiarle.- Sonrió, solo para luego reír al ver que buscaba cierto broche que, simplemente, no encontraría. Con el bello escote que tenía el vestido, lo último que quería era arruinarlo.

Oh, tu sabes que nunca he sido de ejercicio. Eso es una pasión que nunca vamos a compartir.- Si podía evitarlo, lo hacía. En eso también eran totalmente contrarios. Comenzaba a pensar que era una constante. Disfrutaba de caminar y eso podía hacerlo por horas, bailar toda la noche, nadar, pero fuera de eso, no había gran cosa. Aceptó el beso con gusto y también aceptó aquello de dejar el malestar para después. Eso se lo dejó claro asintiendo y dejando un beso en su mejilla justo después de sentarse.- A veces quisiera no darle tantas vueltas a las cosas, pero me es muy difícil. Lo siento.- Suspiró, y se tomó un respiro antes de ponerse de humor para lo que estaban por hacer.

Después de darle el primer bocado a Vishous, tomó uno para ella del primer pastel y la saboreó con deleite, hasta que comenzó a sentir las manos del contrario en su vientre. Había algo en sus manos que se sentía cálido y protector, y le agradaba muchísimo esa sensación. Acarició con cuidado la mano del moreno y tras una breve pausa, continuó. El primer pastel era delicioso, y agradeció el bocado que nunca llegó a sus labios, mirándole con extrañeza hasta que entendió su preocupación.- Oh, no creo que le pongan tanto. Debe ser solo una pequeña taza para todo el pastel.- Dijo, probando entonces aquella delicia, aunque Vishous tuviera sus reservas.- Oh, este es. No necesito seguir probando.- Bromeó, recargando la espalda en el pecho de Vishous para poder darle un beso en la mejilla y terminar de saborear lo que tenía en el paladar.- Es delicioso, sofisticado, tiene todo. ¿Quieres que discutamos o probamos todos y luego elegimos? - Mencionó, estirándose sobre la mesa para luego acercar los siguientes pasteles y tomando las tarjetas.- Chocolate belga con crema de vainilla y chocolate blanco con crema de chocolate y fruta de la pasión. ¿Listo?

Soltó una risotada ante las palabras elegantes de Sofía, luego se pasó ambas manos por el cabello para apartarselo de la cara y mirarla con una sonrisa lobina -Vamos, Sofía, puedes decir "tener sexo" sin necesidad de que se te caiga la lengua en el intento- el broche no existía y eso implicaba que aquellos preciosos valles que esa noche iba a explorar estaban libres e indomables. Se imaginó la suavidad de su piel entre sus labios e instantáneamente su hombría despertó -Mmm… mis ideas pecaminosas no son para la boda, son para la noche de bodas- Le dijo para que quedara en claro que ella podía bajarse la luna y ponerla en el centro de la pista si le daba la gana, él solo quería estar con ella.

-Te preocupas en exceso, pero todos lo hacemos con lo que nos interesa- solo había que aprender a valorar cuando eso empezaba a intoxicar por dentro y a resultar negativo para tu salud. Y ese era el miedo de V en realidad.

Aquello de que "podía" porque "no era mucho" lo que echaban no le gustó nada. Luego le preguntaría a Aurora para que le preguntara a Anteia si eso era cierto. Sabía que el alcohol era malo pero… ¿Influía mucho la cantidad? ¿Si era mínima igual afectaba? Era un terreno que no conocía. Pero le sacó de sus pensamientos con la decisión y aquel beso -¡¿Qué?!- Preguntó atragantándose en el camino y escupiendo la mitad del bocado que tenía en la boca en la mesa y encima de ambos. V empezó a toser con fuerza porque de verdad estaba ahogándose. Se perdió el resto de la presentación. Cogió a Sofía de la cintura y la bajó de sí mismo para pararse y empezar a caminar, golpeándose el pecho mientras luchaba por respirar.

Le gustó la risa del moreno. Le parecía refrescante y tuvo que sonreír ampliamente. Su respuesta a ese comentario le iba a quitar rápidamente aquel oscuro deseo de la cara.- Puedo decirlo. Pero no sé si tú puedas decir "hacer el amor" sin estallar en llamas.- Se tocó instintivamente el labio superior con la punta de la lengua, pues sabía que eso le pondría incómodo, tanto como a ella la ponía el mencionar la palabra "sexo" fuera de su habitación.- Perfecto, entonces tu te encargarás de esos detalles, porque no tenía nada planeado.- Sonrió, delegándole las tareas que más iban acorde a sus talentos. Sí tenía cosas planeadas, pero tenía más que ver con cómo se vería que con lo que harían.

Asintió con un suspiro a lo de preocuparse. Lo hacía. Se preocupaba en exceso con las cosas que se volvían importantes para ella.- Tengo que aprender a no traerme el trabajo a casa.- Dijo en tono de broma. Todo el tiempo en la isla se había enfocado en lo que debía aprender y hacer, así que no había logrado un balance perfecto.

Se encontraba bastante tranquila en su regazo cuando la pregunta del moreno la sobresaltó. Y no solo por lo repentino y lo fuerte de su voz, sino también por el ahogo que inició en su garganta.- ¿Vishous, quieres un poco de agua? - Comenzó a golpearle el pecho, aunque no con la fuerza suficiente para hacer efecto. Cuando el contrario la levantó, supo que las cosas estaban mal.- Te traeré un poco de agua.- Corrió entonces a la cocina, agachándose a la mitad para levantar rápidamente la cola de su vestido y correr más rápido. Tomó un vaso, lo llenó de agua y volvió para ponérselo en una de las manos para después pasar a su espalda y comenzar a golpearle con un poco más de fuerza, esperaba que ayudara.- ¿Vishous, quieres que llame a alguien? ¿Estás bien, qué ocurre? - Se esforzó mucho en convocar el patronus mientras estaba aterrada, lo malo es que tampoco sabía a quién llamar. ¿Quién estaría disponible? ¿Lucio? ¿Aldaron? ¿Oscurus? Quizás el último tenía un pelo menos de trabajo que los otros dos, pero no tenía ni idea de qué hacer. Esperó un momento, tratando de que el agua hiciera lo suyo.

Ante aquello de “hacer el amor” le miró un momento pero luego sonrió a modo de disculpa pero no emitió palabra alguna. Quizás debería decirle que con ella era distinto, siempre había sido…distinto pero prefirió no hacerlo. No hablar demás y cagarla. Así que, el silencio fue su mejor amigo. En efecto, se encargaría de la noche de bodas y todo a su alrededor incluyendo las despedidas de solter@s.

Sin embargo, cuando se centraron en las tortas a V se le cerró la garganta con la sorpresa y parte del bocado se le fue por un camino que no correspondía. Empezó a ahogarse, en serio. Cuando se quitó a Sofía de encima estaba ya un poco nervioso pero no se dejó llevar por ellos, no con todo el entrenamiento que conllevaba ser un guardia y trabajar bajo presión. Cerró los ojos un momento y se concentró en los golpes que se estaba dando en el pecho, usando más fuerza de la que era común. Escuchaba a Sofía pero estaba demasiado concentrado en abrirse las vías respiratorias que no registró la necesidad de responderle.

Cuando volvió con el vaso de agua, de pronto, V sintió que una ráfaga de aire finalmente entraba en él. Volvió a tomar otra y tragó con mayor tranquilidad. Tomó el vaso de agua y bebió un trago corto. Luego otro. Luego respirar, y respirar y respirar como si el oxígeno fuera a acabársele de nuevo. Movió una mano a Sofía negando con ésta para que no llamara  a nadie. Bebió de nuevo del vaso, hasta acabárselo y respiró nuevamente -Joder- Levitó el vaso hasta la mesa y se llevó ambas manos hacia el pelo echándoselo hacia atrás -Ya está…ya…- Tosió un poco más pero de forma libre, como aclarándose la garganta. Carraspeó un poco y fue a por el vaso para ir a por más agua -Tranquila, estoy bien…Es que se me ha ido un pedazo de torta por no sé donde y no podía respirar- Le explicó a Sofía, notando que había estado asustada así que mientras bebía agua se acercó a ella y la atrajo hacia el cobijo de sus brazos -Estoy bien…Sólo…No me des más sustos así- ¡¿Cómo iba a elegir el primero que comía?! Cerró los ojos y apoyo la barbilla en la cabeza de la pelirroja, dejándose envolver por su aroma y respirarlo bien...Profundamente, regodeándose en él -Voy a esperar un poco antes de atacar el belga ese...-

Le hubiera gustado, de alguna manera, que la broma y los juegos de palabras se hubieran alargado, porque esa disculpa silenciosa fue mucho peor que cualquier cosa que hubiera podido decir. Trató de mantener el humor y la sonrisa, pero le costaba, así que antes de que el dolor que tenía en el pecho se pasara a toda su alma, cambiaron de tema. No era la primera vez que sentía esa sensación y comenzaba a pensar que no sería la última.

De alguna manera, mientras el contrario se ahogaba, creyó que aquellos malos pensamientos eran los culpables de todo, y comenzó a desesperarse. No se permitió entrar en pánico, porque aquello inmovilizaba a las personas, pero sí estuvo a punto de enviarle el patronus a Amaya a pesar de que el susto parecía que había pasado. Seguro ella sí podría hacerle la Heimlich. A diferencia de ella, que lo intentó pero parecía más un abrazo que un intento de ayuda. Había sido un intento patético.

Se mantuvo muy cerca, buscando la mirada de Vishous que por un buen rato no dijo nada hasta que comenzó a beber agua. Parecía mejor y ella misma volvió a respirar normalmente.- Por Dios, ¿Qué ocurrió? - Le permitió espacio para que se moviera por más agua y escuchó la historia. Cuando la estrechó entre sus brazos, ella hizo lo mismo, abrazándole con fuerza y pegando el oído al pecho del contrario porque tenía que asegurarse que todo estuviera bien. Se escuchaba agitado, pero sería normal por el esfuerzo.- ¿Cómo dices? - Levantó la mirada al moreno, completamente confundida.- ¿Cómo que no te dé más sustos? Si tú eres el que casi me mata a mí. Sé que tienes guardias en el bosque cuidando mi casa "a escondidas", debiste llamar a alguno, están a unos cuantos pasos.- Aceptó descansar un poco de la cata, pero no del regaño.- Vishous tienes que... no sé... masticar más la comida, no comer mientras hablas, beber más agua, qué se yo.- Volvió a abrazarlo con fuerza, calmando por fin el susto que le había metido, aliviada de que estuviera bien.- Ven, vamos a servirte un poco de café.- Suspiró. No se movió por un rato más, tranquilizándose entre sus brazos hasta que le tomó de la mano para llevarlo hasta la barra de la cocina y servirle un poco del oscuro líquido en una taza. Había visto que no usaba azúcar, así que se lo dio negro y amargo antes de pasar y servirle un poco más de agua.- ¿Qué se supone que dije que casi te mato? - No era una broma, ojalá lo fuera. Su rostro dejaba claro que se culpaba a pesar de la reacción inicial con el regaño.- ¿Fue por la palabra con A de hace rato? No sabía que estaba vetada. No volveré a mencionártela, pero creí que tu terror al compromiso ya había quedado un poco lejos con todo esto que estamos haciendo. Ya sé que esto se vuelve más real con cada día, te entiendo, pero tú fuiste el primero en entrar a esta relación.

Tras la explicación y el casi litro de agua que se bajó ya había recuperado el aliento así que cuando soltó lo de los soldados se rió un poco -¿Para qué? Sólo me ahogué un poco- Vale, no había sido un poco pero aún estaba vivo y eso tenía que contar para algo. Después de todo, por un instante, pensó que de verdad iba  a caer como un idiota de plano en el piso pero… La capacidad de no caer preso de sus emociones ayudó. La abrazó con fuerza ayudándole un poco a que se calmara.

En efecto, el café estaba perfecto y el primer sorbo no sólo le sirvió para espabilarse sino también para reiniciar el paladar. Lo que venía bien ahora que iban a por los de chocolate -¿En serio?- Le preguntó cuando no se percató de qué había hecho que casi se ahogara y cuando empezó a hablar sobre la palaba “A” se la quedó mirando patitieso. Aún no podía creer cómo la pelirroja había logrado tergiversar su pasión por la comida por aquello. Bajó la taza con cuidado y después señaló todos los pasteles en un movimiento que le salió, quizás, un poco más histérico de lo que esperaba – Nos quedaban 6 pasteles por probar ¡Y has dicho que te quedabas con el primero que comiste!- El nivel de indignación que salió en aquellas palabras tampoco lo controló. Se movió por la mesa y empezó a señalar los pasteles como si fuera la cosa más preciosa del mundo -¡Ocho! Tenemos ocho pasteles y has probado el primero…¡Que tiene alcohol! ¡Y has dicho que ibas a elegir ese!- Estaba defendiendo su caso con un exagerado entusiasmo -¡Íbamos a debatir! ¿Cómo vamos a debatir si te quedas con el primero?-  Tras dar la vuelta por toda la isla volvió hacia ella y le tomó de los hombros mirándola con seriedad -Ocho…Y te has quedado con el primero. ¡Así no puedo negociar!-

Terminó por relajar los hombros -No tiene nada que ver que digas hacer el amor, o que yo diga tener sexo, Sofía…Lo que nosotros hacemos juntos no tienes porqué ponerle etiquetas. Sé que algunas veces me cuesta un poco más… Y que…Estoy dando pasos de bebé pero…Tenme paciencia-

Como quería cerrar ya el capítulo terrorífico de verlo ahogándose, no le contestó todo lo que quería. Solo se dejó tranquilizar entre sus brazos, recuperando su centro después de aquel momento horrible que habían vivido. Al menos él podía reír, y aquello aumentaba su enojo pero también disminuía su preocupación. Todo había salido bien, pero a la próxima llamaría por ayuda. Y esos guardias fuera de su casa tendrían que dejar de ser anónimos. Iba a ganárselos hasta que le fueran más leales a ella que a su futuro marido. Así fuera a base de postres y bocadillos. Nunca estaba de más ganarse a un hombre por el estómago.

Cuando ella terminó de hablar, se quedó pasmada por la primera pregunta del moreno. Si la palabra con A no era el problema, de verdad estaba bastante perdida. No tenía idea de qué había causado tal problema hasta que Vishous comenzó a vociferar. O a alegarle cosas casi con desesperación. A medida que el contrario hablaba, la sonrisa iba ampliándose en su rostro hasta que comenzó a carcajearse por lo bajo, ocultándose los labios con la mano tratando de respetar un poco su emoción.- Pero Vishous... Eso fue una broma.- Dijo riendo, alzando la voz cuando llegó hasta ella y le tomó por los hombros exasperado.- Puede tener más de un sabor. O podemos servirlos todos en la boda, si quieres. Además, yo ya leí las tarjetas, te llevo algo de ventaja. Los probaré todos porque tengo muchísimo antojo de pastel desde que empecé a organizar esto, pero esa es otra historia. Vamos a debatir arduamente, será una batalla campal, usaré este vestido para persuadirte de escoger lo que yo quiera y trataré de doblegarte hasta que me ruegues que escojamos el que a mí me gusta. No vamos a perdernos esa parte, lo prometo.- Aquello también era broma, pero si la exageración lo dejaba más tranquilo, le parecía bien. Convirtió en un abrazo la cercanía entre ellos y le miró con devoción, dejándole su espacio para que se abriera para ella. Al final fue lo de "pasos de bebé" lo que le llenó el corazón de ternura.- Creo que, llegado el momento, vamos a aprender a caminar los tres juntos. Ese pensamiento me... me emociona.

-¿Una broma?- Le estaba notando que empezaba a reírse y la verdad es que V no entendía qué tenía de gracioso o por qué habría de ser gracioso. Era un banquete de primera y parecía haber comenzado por el postre o la sobremesa. No, no, no. ¡Inconcebible! La escuchó, cada palabra que salió de su boca escuchando aquello de que tenía ventaja lo que causó que arqueara una ceja. Eso parecía más trampa que ventaja, pero se lo pasaría por algo.

La idea de debatir le dejó más tranquilo, sobre todo cuando sugirió que utilizaría aquella artillería pesada que llamaba “vestido”  para hacerle escoger lo que ella quería -Subestimas mis argumentos… y armas, por supuesto- Porque de momento, había sido él más o menos el que la había llevado exactamente hacia donde había querido. Más que nada a nivel sexual, lo demás fue un poco más por instinto que otra cosa -Me dejas más tranquilo- Reconoció pensando que el pastel de chocolate belga lo estaba llamando con tanto ahínco que quizás se lo comía de una sentada.

La rodeó con los brazos un instante cuando volvió a acercarse y la observó desde su altura, sonriendo de lado con un gesto mucho menos lobuno de lo que generalmente lo hacia. Era curioso verla con una emoción tan pura. Asintió brevemente – Y a mí- Reconoció para luego subir las manos hasta el rostro de Sofía y apartarle el cabello, se inclino hacia ella y le besó con igual profundidad que siempre, con igual devoción pero de forma lenta. Cuando se separó le miró un instante, contemplándola como si fuese a decir algo, pero entonces alzó ambas cejas -El de Belga lo como yo primero- Le dijo y la apartó hacia un lado casi de forma reverencial pero luego cuando se movió hacia el pastel fue rápido y preciso, como si se hubiese creado el plan maestro en su mente y cortó un bocado gigante y se lo metió a la boca cuando pudo. Cerró los ojos disfrutando de los sabores. Sin duda, era mejor que el anterior. Cogió la base del pastel y lo sacó de la fila, señalándolo luego hacia Sofía como diciéndole que ese era uno de los semifinalistas.

No supo si el moreno estaba creyéndole o no a lo que decía. Sobre todo porque hacía gestos raros que no parecían muy convencidos. Cuando, por fiiin, dijo que le subestimaba, supo que había llegado a algo. Suspiró profundamente con una sonrisa después de todo el susto y el malentendido.- No creo que yo vaya a ser la primer mujer en la historia del universo que no cumple sus caprichos en su boda.- Bromeó de nuevo, bastante confiada de que no iba a perder, pero más aún de que podían llegar a un buen acuerdo entre ambos. Al menos admitió haberse quedado un poco más tranquilo, y aceptó entonces el abrazo que iba con la conclusión de aquel desacuerdo.

Besó entonces a Vishous con aquella ternura. Si algo tenía que admitirle o concederle, era que él, en general, parecía el más entusiasmado por la criatura que traían al mundo. Y eso la hacía sentir querida y confiada de que el futuro sería magnífico. Permitió que sus miradas se conectaran por unos instantes. Comenzaba a sentir algo cálido en el pecho cuando el bruto de su futuro marido rompió el momento y prácticamente la echó a un lado para salir corriendo por el pastel de chocolate. Tuvo que llevarse la mano a la cara por la vergüenza de verlo empacándose medio pastel de un bocado.- Ahora entiendo los pantalones.- Murmuró para sí misma, acercándose al contrario y sentándose en la silla contigua. Tuvo que estirarse sobre la barra porque el contrario lo había alejado antes de que pudiera tomar un bocado. Si tenía que ser sincera, la verdad era un pastel delicioso, húmedo y lleno de sabor. Definitivamente Charles se había lucido.- Ya no te lo comas. Si no, no podremos deliberar si tenemos un empate.- Le advirtió con una mirada seria. Después de todo, era el que parecía ir a la delantera.

Sin esperar al contrario, así como él no la había esperado a ella, tomó un bocado del pastel de chocolate blanco y se lo llevó a la boca. Si tenía que decidir, quizás era su tercer lugar hasta ahora. Y apenas iban a la mitad.- Este me decepcionó un poco, a decir verdad. Es delicioso, pero... hmmm.- Después de la delicia del chocolate belga, no podía competir. Acercó la taza de café de Vishous y le dio un trago pequeño para limpiarse el paladar mientras esperaba a que el contrario continuara.

-Puedes cumplir algunos caprichos en tu boda, pero también es MI boda y yo suelo ser muy caprichoso con lo que me apetece- Sobre todo si tenía que ver con sexo y comida. Y en muchas cosas estaba dispuesto a complacer a Sofía, básicamente, porque a él no le importaba por ejemplo: el color de las servilletas, el tipo de vajilla que se iba a servir, etc. A ver, que si le pedía su opinión él sin duda la daría como le había sugerido en otras ocasiones pero tomar parte activa en ese tipo de cosas le parecía… Simplemente, que no eran decisiones que tenía que tomar él sino ella.  A diferencia de Sofía, él no había soñado con su boda en mucho tiempo.

Pero con ella sí.

Le contempló el cabello un instante, enredando su dedo en un mechón antes de dejarlo libre. Y aunque en ese silencio todo se sentía bien, en su lugar. Él quería pastel. Sonrió de lado al escuchar lo de los pantalones y asintió con suavidad reconociendo la vergüenza en su mirada, pero a él no le daba ni una pizca. Le gustaba el dulce y ese pastel era uno de los finalistas. Gruño bajo cuando le dijo que tenía que parar por si había que debatir un poco más respecto a los pasteles y terminó de comer.

Cogió del café y bebió otro sorbito para contrarrestarlo -Tengo una propuesta- Dijo, con un tono realmente solemne, llevándose incluso una mano al pecho con gesto apropiado -Deberíamos contratar a Charles para que una vez al mes nos envíe muestras de estos pasteles, sólo por …consentirnos- Dijo alzando un hombro -Lo podemos llamar: El día de la glotonería…Y al día siguiente nos vamos de escalada-  Se acercó al otro pastel y cogió un mordisco pequeño porque si a Sofía no le había gustado pero era fanática de los coulants, quizás eran más similares en gusto de los que parecía. Saboreó el mordisco y lo miró un momento, evaluándolo, cogió otro y masticó para luego tragar y asintió -Tienes razón. Le falta… el toque Vishous- Reconoció sonriendo de lado con forma pecaminosa y con un movimiento de mano arrastró otros dos, dándole primero uno a ella y luego se cogió el otro para él. No leyó ninguna tarjeta porque a veces se enredaban con los ingredientes y él no se enteraba. El que él comía tenía algo de frutos rojos y era violeta lo que hizo mirarle a Sofía un momento. No sabía si le agradaba o no el contraste de ese color y su cabello pero aún así estaba bien…pero…

Hizo una mueca de asco y sacó la lengua sacando lo que parecía una semillita de algunos frutos rojos y cogió una servilleta para limpiarse la lengua -No- Fue rotundo -No me gusta que lo que como tenga cosas…raras cuando mastico- Le dijo a Sofía y luego se inclinó para cogerla de la cintura y traerla de vuelta encima suyo, acomodándola contra él en su regazo -Me gusta más… como la suavidad de tu piel- Besó su hombro y mantuvo la mano en su vientre para sostenerla -¿Ese qué tal?-

Rodó los ojos con una sonrisa en los labios mientras el contrario hacía su punto respecto a SU parte de la boda.- Pues hasta ahora no sé de tus caprichos. Hazme una lista.- Salvo el menú, el pastel, los postres y los cocteles, en el resto no había puesto peros. Empezaba a entender el patrón. Aún había cosas que hacer antes de que se fuera de misión, pero ya era tan pronto que sentía que no terminaría nunca. Además, le daba un pánico espantoso que llegara y no estuviera en condiciones de participar de la boda.

Salió de sus malos pensamientos cuando sintió el tirón en el mechón de su cabello, sonriendo por el pequeño riso que había dejado. Al final, fue a sentarse junto a él, y escuchó su propuesta mientras comía.- Tengo dos problemas con esa propuesta. Uno, ¿ejercicio? ¿De verdad quieres que vaya de escalada? ¿Entiendes que vas a cargar conmigo todo el camino, verdad? Y dos, ¿Por qué primero la recompensa? Al siguiente día tienes el bajón de azúcar y no quieres hacer nada. Es la peor planeación del mundo.- Pero quizás podían arreglar una solución.- ¿Qué tal si hacemos de ese día una cita en la ciudad, bailamos toda la noche, hacemos el amor alocadamente y al siguiente día, desayunamos los postres de Charles en la cama?

Por cierto. Ya sé que haz tenido mucho trabajo, pero no olvides que tienes un castigo que cumplir.- Imaginaba que no le entusiasmaba hacer sus propias esposas ahora que no estaba en plena calentura, pero debía recordarlo. Asintió a que le faltaba un toque al de chocolate y mientras él comía, observó la tarjeta de los otros dos que había tomado.- Miel y lavanda con granada, en infusión de Limón con frutos rojos. Muy primaverales. Van bien con la boda.- Trató de convencerlo, pero en cuanto lo vio sacarse el pastel de la boca supo que no habían llegado a ningún lado con el de lavanda. Ella lo probó y la verdad no era el favorito, pero no le sabía mal. Dejó que la subiera a su regazo de nuevo mientras se enfocaba en cómo besaba su hombro con aquella delicadeza. Mientras ella capturaba la siguiente tarjeta con una de sus manos, la otra levantaba el rostro del moreno lo suficiente como para besarle suavemente y decir el nombre en la tarjeta con toda la sensualidad que le fue posible.- Red Velvet.- Ese no sabía que tenía dentro, pero estaba cubierto de una hermosa crema blanca y dentro tenía un rojo brillante. Se tardó un minuto en saborearlo, asintiendo con gusto cuando le preguntó qué tal estaba, incluso llevándose otro bocado antes de responder.- Este es rico. La crema, deliciosa. El pan dulce. No me encanta que sea de un rojo tan vivo, pero supongo que Charles puede hacerlo en algún tono oro rosado para que combine con todo. Es muy talentoso.- Antes de continuar y de tratar de evitar que Vishous comiera de ese pastel, se llevó otro bocado a los labios, asintiendo de nuevo. Era un gran pastel.

Tuvo que salir del paraíso por un momento antes de poder regresar al presente.- De acuerdo, nos quedan dos. Aquel está muy lejos para leer la tarjeta, pero ese...dice algo de latte con crema de chocolate y avellanas.- Soltó un suspiro, pensando que en realidad ella ya estaba un poco llena de tanto dulce. Solía comer cosas menos... acarameladas.- Creo que es demasiada azúcar.- Bromeó con una sonrisa, abrazándose a los hombros del moreno mientras veía los pasteles en la barra. Habían comido una buena cantidad, quizás demasiado. Comenzó entonces a dar pequeños besos en la mejilla del moreno hasta que...- ¿Pero qué...? - Tras sorprenderse, sonrió ampliamente y pasó su lengua por la mejilla del moreno, cerca de la comisura de sus labios antes de soltar una carcajada.- Sabes a chocolate.- Volvió a reír, pasándole de nuevo la lengua y besándole la mejilla.

-Un pastel delicioso, una novia feliz, un buen whisky y una buena noche de bodas. ¿No te parecen unos caprichos excelentes? Estoy orgulloso de mí mismo- Bromeó con una leve sonrisa porque era un hombre de gustos simples. El hecho de que su energía estuviera tan dispersa en algunos puntos de la boda es porque estaba enfocado en otra cosa, pero eso no podía decírselo. La contempló un momento, esperando que esa sorpresa la hiciera feliz porque…le estaba costando.

-Te escucho- Dijo apoyando la barbilla en su hombro y mirando un poco el pastel de chocolate belga, la verdad es que prefería seguir comiendo de ese. ¿Cuánto tardaría en hacer un pastel de 8 porciones? ¿Tendría tiempo si lo encargaba para la cena?  Por esos pensamientos se perdió parte de la exposición de Sofía y preguntó que porqué primero la recompensa, lo que le hizo arquear una ceja -La escalada no es un desafío. ¿Has contemplado las vistas que se ven desde la montaña? Ouroboros es preciosa. Para mi el pastel no es una recompensa, es lo que me apetece y punto…La recompensa es la paz que encuentras después de un buen camino hecho- Lo que sucedía es que Sofía no estaba acostumbrada a hacer ejercicio y, claro, lo veía como un esfuerzo. Para él era un estilo de vida lo que hizo que hiciera una leve mueca. La propuesta de Sofía sólo era… Bueno, hacer vida normal de pareja así que simplemente asintió aunque no le daba la misma satisfacción que la suya. Estaba claro que en ese punto “estaban de acuerdo en estar en desacuerdo”

-Sí…lo tengo en mente, pero tengo que ir a la herrería a discutir algo de los materiales- Le dijo, sonriendo de lado aunque sabía que el castigo tenía menos que ver con las esposas y más que ver con su propio autocontrol. Pero no iba a decirle eso, buscaría algo para él. Si sólo supiera que todas sus esposas estaban hechas para que sus amantes pudieran liberarse con facilidad solos, porque claro, la seguridad era lo primero; se hubiese pensado mejor el castigo. Pero estaba bien, era ella dando pasos hacia sí mismo. Le devolvió el beso y escuchó lo del Red Velvet, aquello le dibujó una sonrisa. Era de sus favoritos así que cogió un gran pedazo y se lo llevó a la boca asintiendo. Este estaba, como mínimo, en la semifinal -Por eso lleva el nombre- La instruyó, por si no lo sabía -Sino sería Pink Velvet… o Gold Pink Velvet…Pero si lo decidimos, seguro que lo arregla- Le dijo a la pelirroja disfrutando del sabor del pastel, pero optó por coger el café y beberse un trago.

Atrajo los pasteles que quedaban. El de chocolate y avellanas sonaba bien así que comió ese primero y, en efecto, no decepcionó pero quizás era un poco… ¿soso? En comparación con los otros -Yo seguiré- Le informó con mucha determinación, rodeándole la cintura con el brazo libre cuando le abrazó y fue a por el otro pastel pero aquel era uno bastante clásico con sabores avainillados y alguna pizca rara que no lograba ubicar así que pasó de él y miró los tres que quedaban mientras sentía los besos de Sofía. Ahora empezaba la negociación pero cuando pasó su lengua por su mejilla cambió sus ojos hacia ella, sintiendo un tirón en la zona sur -Cariño…- Aquello fue una ligera advertencia -Así no se empieza a debatir- Se rió y cuando se inclinó para besarle la mejilla, V giró la cara y atrapó sus labios en un beso. Con la mano libre apartó los pasteles y luego la aupó hasta sentarla en la encimera, la mano de su cintura subió hasta su nuca e inclinó su cabeza para profundizar y saborearla entera. Un gruñido bajo salió de su garganta y cuando se separó estaba sonriendo -Creo que me queda aún un postre por probar- Murmuró y la mano que no sostenía su cabeza empezó a buscar el borde de su vestido y fue subiendo lentamente por la parte interna de su muslo, liberándola de la tela,  hacia un solo sitio en particular.

Hombre de gustos sencillos. Me agrada. Son relativamente fáciles de cumplir y casi todos puedo tenerlos en la boda. Te procuraré una cata de whisky a tu regreso para que tu escojas el que serviremos. Así tendrás una razón para volver con bien a casa.- Susurró feliz de poder con todo lo que la lista mencionaba, a pesar de tener reservas en la parte de la noche de bodas. Seguro que no era tan fácil de conseguir como los tres primeros. Incluso pensaba que podía hasta comenzar a sembrar cebada para que él hiciera su propio whisky con tal de verlo feliz. Era un hombre al que le iba bien el trabajo manual, así que suponía que podría. Quizás le gustaría. O no.

Tras dar sus puntos en contra a lo de la escalada, su rostro se llenó con incredulidad mientras escuchaba al moreno.- ¿Cómo que no es un desafío? Eres mitad cabra, no me cabe duda. Estoy segura que me tropezaría con la cuerda, Vishous. Normalmente, cuando no estoy embarazada, puedo caminar por horas no soy muy diestra para esas cosas extremas.- Mencionó, aunque lo de las vistas le intrigaba, pero bien podía subir con su alfombra voladora si quería. Ella estaba en conexión con su cuerpo de maneras muy distintas que él. Que dilema. Debía haber algo en el esfuerzo físico que le gustara a la gente, pero ella nunca lo había encontrado.

Le dedicó entonces una mirada con un toque oscuro y picaresco cuando comenzó a hablar de herrería, materiales, cosas que no le interesarían si no fuera por el pequeño desafío que había puesto para el moreno. Esperaba que no estuviera buscando la manera de hacer trampa. Entendió entonces el nombre del pastel y se le ocurrió una idea interesante.- Que lo hagan del color de tus ojos y que sea un V Velvet. Rico, dulce, delicioso...- Era una broma, pero en su cara había felicidad y en sus labios algo de locura que podían pasar por verdad. Quizás era el dulce hablando, pero estaba incluso cansada. Había sido demasiado. Su boca sabía a demasiadas cosas que la tenían empalagada, así que aceptó con gusto que el contrario siguiera sin ella.- Mi héroe.- Susurró y lo abrazó con cariño mientras lo veía probar el resto de los pasteles, pues ella ya se había empalagado demasiado por un día. Suponía que era la falta de costumbre con los postres. Asumió que el de café no le encantaría, y a juzgar por la cara de Vishous con el otro, ese tampoco sería el ganador.

El mundo se volteó en un instante, pues un segundo antes estaba riendo sobre su regazo y un momento después estaba aprisionada entre sus brazos sobre la encimera, tratando de acoplarse al fiero ritmo del beso que acontecía. Cuando el beso se detuvo, las manos del contrario encontraron otro lugar para posarse. Por un segundo quiso escapar de él, porque la impresión que le daba cuando el moreno cambiaba la situación de un segundo a otro a veces era demasiada para sentirla en el pecho; a veces la emoción era demasiado grande, pero no pudo siquiera separar su mano del muslo. Recuperó el aire y entonces miró alrededor, esperando que no se hubiera hecho un gran estropicio.- La cosa es que ese postre no está a discusión. Y no hemos decidido entre los ocho como para pasar a otra cosa. A menos claro que me cedas el de Fresas y Champaña.- Susurró, aún recuperando el aliento después del beso. Claramente ese no era el ganador, pero aquella pelea había acabado cuando cada uno escogió uno.- Solo para sacarnos esto de encima antes de pasar a otros temas... ¿Tendremos dos pasteles o ninguno? - Comenzó a sacarle el jersey por encima de la cabeza, recorriendo el fuerte pecho del Teniente con las manos, perdiéndose en cierta lujuria que comenzaba a despertar en su interior. Solo necesitaba una confirmación y podían pasar página.- También puede ser mixto.

-Soy un hombre simple- Respondió a Sofía alzando un hombro con suavidad y una de sus gratas sonrisas se dibujó en sus labios cuando se ofreció a organizar una cata de whisky -Fred y yo…- Por un momento, frunció el ceño pensando que echarían en falta a Tao, el esposo de Amaya. Era el tipo de cosas que solían disfrutar los tres y, lo cierto, es que aún no habían incorporado a Sayid – Lo disfrutaremos- Añadió, intentando dejar de lado aquellos pensamientos y centrarse en lo importante.

Una risa pequeña ocupó sus labios cuando dijo que era mitad cabra. Eso lo dudaba, porque entonces su mellizo también y probablemente la mitad de sus amigos. Quizás se iría de escalada con ellos y disfrutaría de otras cosas con Sofía -Te enredarías- Le corrigió con cierto tono amable dándose cuenta de que no, sin duda, no sería su sitio -Y yo que quería una aventura en parapente-

La ocurrencia de Sofía sobre el pastel hizo que se riera -Entonces, Charles tiene un nuevo reto- Expresó Vishous a sabiendas de que el color diamantino de sus ojos sería algo complicado de conseguir en un pastel de chocolate. Siguió, disfrutando de aquello sobre “mi héroe”, le hacía bien a su corazón escuchar esas palabras después de que no llegara a ayudar a Amaya a tiempo para evitarle tanto dolor o…incluso a su propio escuadrón. Dejó de lado todo cuando se concentró en Sofía.

Al menos ella le respondió el beso y eso le puso de mejor humor -Eso es un no oficial- Advirtió respecto a lo de las fresas y champaña, sin embargo, lo de los dos pasteles le llamó la atención y casi le leyó la mente cuando dijo lo de mixto -Un piso, de cada uno, y así nos complacemos a los dos- Dio por asentado como que ya habían terminado y la recostó sobre la mesada. Sus labios siguieron el recorrido de sus dedos para encontrar aquel postre que había estado buscando, saboreándolo cómo sólo él podía hacerlo y hasta que no le escuchó gritar su nombre no se detuvo. Levantó la cabeza para sonreírle felinamente, pero no dijo nada, estaba claro que todo lo que pensaba se leía en su mirada. Subió con sus labios por su vientre mientras se deshacía de su vestido hasta sacárselo por la cabeza, dejándole también ayudarle a sacarse su camiseta y los pantalones desaparecieron poco después, igual que el resto de piezas de ropa para dar paso a la liberación de su pasión y a la cata de otros placeres que sin duda, para V, siempre estarían en el top de su lista. Tras eso fueron a asearse y a descansar un rato, quedando tendidos en la cama hablando sobre más cosas de la boda hasta que se quedaron dormidos.

Menudo febrero. Después del día fatídico del hospital y de haber cometido un par de locuras fruto de…Iba a culpar al alcohol, pero no, ¿o sí? Bah, daba igual. La cosa es que al día siguiente había ido perfecta y sin resaca a atender a Iroh. Había hecho algunos avances y Arleen creía que para abril ya podría comenzar una rehabilitación completa para retomar el caminar.  Eso la mantenía centrada y tener que reconstruir el maletín que Gelion, a quien había tratado de evitar acudiendo pocas veces a la obra del hospital, le había roto. Había hablado con Jo sobre…¿Todo? Y su visión siempre había sido objetiva con lo cual había intentado analizar la actitud de Sayid y retener aún más esa idea del divorcio. Y ya no porque le gritara y pensara que era estúpida sino porque… ¿De qué le servía de esposa? ¿Si no podía tener sus hijos? Quizás lo mejor es que ella pidiera los papeles diciendo que no podía concebir y ponía en peligro su linaje. Sí, era una excusa burda para decir que no estaba segura de querer seguir con él pero no dejaba de ser muy argumentable y justificable. Porque tal como lo había dicho Sayid, bueno gritado, no se trataba de ella sino del futuro del linaje Ibn Salah.

Se supone que tenía que pensar más en ella misma, en lo que quería y la idea de un nuevo piso para sí misma seguía rondándole la cabeza lo que no sabía era si Londres le daría una buena recepción porque al hospital no dejaban de molestar. Por eso quería pedir una audiencia con los Reales y volver a explicarles el proyecto a ver si se enteraban bien. Si se llamaban Reyes de Inglaterra deberían ser tolerantes con todas las razas que existían en su territorio. Y en esas estaba, con el plato lleno de cosas cuando tocó la puerta de Sofía.

La pelirroja le había ayudado enormemente durante su boda así que lo mínimo que podía hacer era devolverle el favor. Iba ataviada en un sencillo vestido lila con un abrigo marrón encima, bufanda y boina de lado, aunque no había mucho frío a lo que hacerle frente cuando te desaparecías. Se había ocupado de su maquillaje un poco más que de costumbre, pero se notaba bien. Ese día lo tenía libre y según sabía tenían que acomodar arreglos florales, lo que le vendría bien para mantener las manos ocupadas lejos de una botella de vino. Sabía que estaba sobrepasándose en las noches pero… Aunque intentaba reducirlo, mientras leía, una copa seguía a la otra y cuando se daba cuenta estaba durmiéndose en el sofá en cualquier posición y se despertaba con la copa y dos botellas vacías en el piso. Quizás debería deshacerse de todas las botellas de la casa. Si ya era “temeraria” sin alcohol…Bueno, ya sabía lo que hacía alcoholizada. Era infiel y secuestraba gente. Puso los ojos en blanco para sí misma. Era un fracaso de mujer.

Había un montón de cosas listas para la boda, un montón de cosas por hacer y tantas cosas por qué emocionarse... pero cada día que pasaba se ponía más nostálgica de pensar en las condiciones en las que la unión se daría. Su familia no estaría, su madre no la ayudaría a vestirse y su padre no la llevaría al altar; no había logrado contactarse con ellos, aunque había enviado algunos mensajes a su casa de formas variadas, pero tenía fe en que estaban bien. No sabía si era miedo, pero dudaba de si debía enviar patronus por si aquello los ponía en una situación comprometedora, pero estaba a punto de hacerlo; varias veces lo había invocado pero no había logrado enviarlo. Estaba a punto de desaparecerse y aparecer en las cuevas intrincadas dentro de lo más profundo del bosque donde seguramente se estaría refugiando y donde era su "lugar seguro" en caso de que algo sucediera. Conocía aquellas cuevas como la palma de su mano. Siempre habían tenido ese plan. Incluso había una cámara en particular como punto de reencuentro. ¿Sabrían siquiera que S.A.M. ya no existía? Quizás se habrían dado cuenta si hubieran puesto atención al bosque, pero había una gran posibilidad de que no fuera así. Había días que incluso se vestía para la ocasión, para ir por ellos de una vez por todas, pero echaba a llorar de solo pensar en lo que podía ocurrir si lo hacía. Tenía en el cuerpo una desesperación por estar en medio de dos cosas que eran su deber, y la boda lo hacía todo más difícil. Cada día que pasaba comprendía un poco más a Arleen... y temía en el alma tener el mismo destino.

Lo sonido de la puerta la sacó de sus pensamientos. Fue entonces cuando volvió a relajarse visiblemente y encontró una flor desecha entre las manos, que había aplastado mientras se dejaba guiar por el lado oscuro de su mente. Soltó un suspiro, volviendo a la también oscura realidad. No había hablado mucho con Arleen desde... Bueno, desde hacía mucho. La había invitado porque... ¿Por Vishous? ¿Porque era una masoquista? ¿Porque trataba de ser amable y aliviar su dolor aunque se causara uno enorme a sí misma? Le dolía tanto. Tanto saber que su criatura ya no crecería junto a la de Sayid que se descubrió sollozando y llorando. Tuvo que despegarse de la isla de la cocina para tirar los pétalos de rosa en el cesto de la basura y luego limpiarse el rostro con una servilleta. Tardó un minuto frente al espejo del salón procurando que no se notaran aquellas lágrimas y calmarse apropiadamente. Soltó entonces un suspiro y subió con pesar las escaleras cuesta arriba.

Se detuvo un momento detrás de la puerta, tratando de poner en orden sus ideas, convenciéndose de que todo estaría bien y nada sería tan malo como podía parecer. Y entonces, abrió con una gran sonrisa.- ¡Arleen! Pasa, por favor no te quedes en el frío. Sabes muy bien que no tienes que tocar, puedes entrar cuando quieras.- Dijo invitándola a pasar y después tomando su abrigo para colgarlo en el perchero. La casa estaba cálida y se sentía bien, por lo que no necesitaría nada más para cubrirse.- Adrianne acaba de traer las flores y algunos diseños que pensó que podrían servir. La verdad...- De repente se quedó callada por un instante, jugando con las puntas de sus dedos, un poco insegura de cómo proceder, de si realmente estaba en el humor para toda esa energía. Pero no podía decir la verdad, así que se fue por las ramas.- La verdad es que creo que tenemos estilos diferentes, pero quizás puedas ayudarme con algo que vaya a gustarle a Vishous. Él no quiere darme su opinión en estas cosas. No quiere... quiere que haga la boda que más me guste, pero..- Le miró con una pequeña súplica por ayuda en los ojos. Ella debería entender por lo que estaba pasando y saber como ayudarle.- ¿Crees que se pueda?

Sonrió con suavidad a Sofía cuando abrió y luego arrugó la nariz incómoda -Me gusta mi privacidad y no me gusta importunar en casa ajena, aunque me estén esperando- Porque imaginarse la sola idea de estar tendida en el sofá con la cuarta copa de vino, la mente ida, y el libro llevándosela lejos de ese mundo a uno de fantasía donde la protagonista era feliz… Bueno, le rompería totalmente el humor y la soledad de su lectura.

Pasó con tranquilidad, quitándose el abrigo y la boina para quedar en el vestido lila que había elegido. Lo cierto es que la casa tenía una temperatura ideal, como la de Sayid. Asintió cordialmente a lo que le comentaba mientras caminaba, al menos hasta que se quedó callada. Arleen frunció el ceño -¿No te gusta ninguno? Podemos probar otros…quizás al ver las flores y las combinaciones podamos inspiraros para algo más. Es lo que hago en el taller de Giordano, en su desastre, consigo cosas para mí-

-V…flores…- Movió la cabeza de lado a lado soltando una risita pero por un instante, desvio la mirada, recordando el florero que Gelion había roto. No. No. No iba a pensar en Gelion y sus arranques. Y los de ella. Y los arranques de los dos. No, no. Redireccionó sus pensamientos -Quizás creo que en vez de flores le gusta algo más verde…No lo sé… ¿Helechos?-  Vio la desesperación en sus ojos y sonrió de lado, llevó una mano a su hombro y lo apretó con suavidad -Sofía… V se casaría contigo hoy mismo bajo un árbol rodeado de su familia. Le importas tú, no los arreglos… Si te da a elegir es porque quiere que disfrutes y que sea tu día de ensueño- Tuvo la consideración de entrelazar su brazo con el de ella y empezar a caminar hacia donde suponía era donde iban a trabajar -Pero si metemos algo verde, seguro le gustará también- Bromeó.

Asintió suavemente a la premisa de Arleen. Podía entender un poco porque ella misma jamás llegaría a un lugar sin tocar primero, o cuando menos anunciarse. Le gustaba darle a las personas su espacio, pero ella no lo buscaba para sí misma. Dejaba que la gente entrara. Le gustaban las puertas abiertas aunque había prometido cerrarlas para que Vishous estuviera más tranquilo por su seguridad.- Ya haz vivido aquí, esta también es tu casa.- Sentenció con aquel tono hogareño y nostálgico. Solo esperaba que no le tomara la palabra cuando estuviera Vishous, porque estarían en medio de algo... Era una apuesta segura, y no sabía qué tanto conocía Arleen la fama de su hermano.

Sonrió un poco insegura por la idea de Arleen. Las flores eran preciosas, pero el problema era otro. Había escogido irse por la senda fácil y pasarían el día tratando de integrar a V en la boda. Eso al menos les quitaría a ambas la soledad por un rato. Dejó que pensara en su petición mientras la tomaba por el brazo y comenzaban a bajar con cuidado las escaleras hacia la cocina. Desde antes de poder ver las flores, el aroma se sentía por toda la casa. Tanto la isla, el comedor y la mesa de centro de la sala estaban llenas de ramos, macetas, arreglos altos espectaculares, medianos en formas naturales y pequeños elegantes y discretos. El color que más predominante era el blanco, pero también varios tonos de rosa, un naranja suave pero vibrante y ciertos tonos de azul que no le convencían. Al menos la mano de Arleen y sus palabras la hicieron sonreír, pensando en lo lindo que sería casarse debajo de un gran árbol.- Oh, no lo creo.- No estaba siendo modesta. Solo que sabía que de no ser por cierto detalle no estarían en ese momento de sus vidas planeando una boda. Había la posibilidad de que no estuvieran juntos siquiera. Dejó los malos pensamientos para otro momento, dejándose tomar por Arlen mientras se dirigía a la isla para ver los arreglos para los centros de mesa.- V siempre me ha parecido un hombre más de... maderas oscuras, hierro, rudo. Quizás se pueda cambiar la cristalería por algo de madera. Un poco más... emm... rústico, aunque costaría un poco equilibrarlo.- No le encantaba la idea, pero podía hacerla funcionar.- Quizás también algo de follaje. Tenemos de mis orquideas favoritas, lilis, hay rosas, hortensias, tulipanes, claveles. Para el ramo sí decidí que quiero un tipo muy particular de orquídeas con petalos blancos y rosáceos. Son preciosas.- Se alejó un poco de ella para acercarle la macetera donde las hermosas flores se levantaban. Al menos ese podía ser su punto de partida.- Oh, pero no sé dónde tengo la cabeza. ¿Te puedo ofrecer algo de beber? Tengo poco vino por el momento pero es una cosecha deliciosa, café, agua, un poco de té. Tengo pastel también, por si tienes hambre, y galletas de té. Tengo whisky en toneladas, compré algunas botellas porque le prometí a Vishous una cata de whisky para que escoja el que serviremos en la boda. ¿Qué te sirvo?

Ignoró deliberadamente aquello de que había vivido allí porque habían sido los días más… Habían sido días complicados y el broche de oro había sido su última pelea con Sayid. Los recuerdos fluyeron y Arleen sintió que se hacía más pequeñita al recordar todo lo que le había dicho, lo que había sucedido después y el desenlace final.

Bajaron las escaleras y Arleen inmediatamente percibió el aroma de millones de flores entremezclados, al menos hacían un poco de armonía porque de lo contrario podían causarle un mareo. Se puso a mirar cada una de las proposiciones que había, pensando que iban a ver una especie de catálogo pero no…estaban allí en vivo y en directo. Cada uno tenía su propio encanto -¿Por qué?- Preguntó distraída acercándose a un arreglo e inclinándose para disfrutar del aroma de la flor.

Escuchar la percepción de V hizo que ladeara la cabeza hacia ella -Creo que tienes razón, en su piso predominan los muebles de madera y en su terraza hay más árboles que flores- Supuso que Onyx no era muy fan de las flores, ya le preguntaría -Los tulipanes son preciosos si quieres añadir un toque de color- Cuando mencionó lo de las orquídeas asintió brevemente -¿Y si haces la base de madera, pones una flor central en el color que más os identifique u os guste y follaje para que haya contraste? Quizás podríamos encantarlo Sofía para que se convierta en un pequeño jardín en vez de sólo un arreglo. Podemos hacerlo funcionar- Arleen sonrió abiertamente pensando que sin duda con tecnomagia podría lograrlo y tener un proyecto en mente le ayudaba a sacarse otras cosas de encima -¿Las tienes aquí?- Preguntó por las orquídeas.

Volvió la mirada hacia ella para oír su ofrecimiento y cuando mencionó el whisky se le quedó mirando en silencio un rato, pensando en la última vez que había probado whisky.

De labios ajenos.
Necesitaba beber.

-Vino está bien… Y si me das un pedazo de pastel no me negaré- Sonrió de lado y le dio la espalda para ir a ver un arreglo que era alto -¿Haremos sólo el de las mesas o el de toda la ceremonia?- Preguntó por cambiar de tema y desviar la atención de su mente  a algo que no fuesen recuerdos que le subieran la temperatura.

Le sorprendió la pregunta de Arleen. Tanto, que tuvo que volver a repetir lo que había dicho en su mente. Había hablado sin pensar y aquello la ponía en una situación demasiado comprometida. Lo bueno es que ya estaba poniendo su atención en las flores, así que podía girar la conversación. O podía quitarse algunas dudas de la cabeza si lo hablaba con Arleen. O podía callarse la boca y responder alguna tontería para seguir aparentando la vida perfecta que debía tener. Escogió la tercera.- V es impulsivo y enérgico, pero yo no tanto. A veces no logro seguirle el ritmo.- Dijo, sonriendo. Echarse la culpa era mejor que enfrentar los sentimientos. Terminó por asentir a Arleen cuando habló del piso del moreno. Era cierto lo que decía. Que ella lo confirmara hacía las cosas más fáciles, porque entonces tenía la impresión correcta.- Oh, los tulipanes son bellísimos, pero no me decido por el tono correcto todavía, siento que nunca voy a poder decidirme...- Y, en realidad, sabía que esa procrastinación infinita no tenía nada que ver con no saber lo que quería, sino con tratar de estirar los días.

¿Encantarlo? ¿Cómo encantarlo? - La idea le intrigó de una manera especial. Ya tenía algunas sorpresas preparadas en tanto a la decoración, pero un centro de mesa encantado.- Sí, son estas.- Murmuró, colocándolas junto a ella con una verdadera sonrisa en los labios.- Hay de dos tipos, estas con pistilos dorados y esta con el pétalo rosa pastel en degradado. Si te fijas, la flor es más grande y más abierta que las ordinarias. Irán en el pastel también. Se verá precioso.

Al menos pudo ofrecerle algo a su invitada y salvar la velada.- Últimamente tengo una necesidad por el chocolate que no es normal, así que tu hermano la aprovecha para poder comprar el pastel entero y comerse el 90%.- Dijo con una sonrisa mientras partía el pedazo y lo colocaba en un pequeño plato de porcelana, sonriendo por las ocurrencias de su futuro esposo.- Con este terminamos de recorrer los pasteles de chocolate que Charles tiene a la venta.- Le colocó el trozo frente a ella con sus cubiertos y después se alejó para tomar una copa de cristal. Caminó hasta la cava y sacó un vino de la misma región de Italia para que hiciera juego con el chocolate del pastel. Mientras trabajaba con el corcho, pensó.- Los de la ceremonia serán sencillos.- Palabra errónea. Nada sería sencillo en esa boda.- No sencillos, solo... ¿planos? Me refiero a que será al aire libre, el pasto y los árboles harán su propia magia; ese rincón del bosque es particularmente hermoso, aunque... Bueno, si quitamos la carpa entonces se podrían ver los árboles también en el banquete. Sería demasiado... mío, pero así se vería menos fuera de lugar la madera en los arreglos. No me gustan mucho los lugares cerrados, pero supuse que una carpa haría todo menos de mi estilo.- Murmuró ensimismada mientras vertía el vino en la copa y la dejaba delante de la morena, separándose lo justo para servirse un poco de agua caliente y prepararse un té. Mientras pensaba en cómo iluminar un espacio sin techo, le vino a la mente el recuerdo de la segunda pedida de mano y su corazón se derritió.- ¿Sabes si ya le dijeron a tus padres de la boda? Quedan tres semanas y estoy a punto de enviar las invitaciones. ¿Debo guardar la suya?