Recuerdo del primer mensaje :
Planta de habitaciones para pacientes ingresados. Hay varias habitaciones, con varias camas en cada habitación. Las camas pueden separarse con biombos.
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Aldaron Failon
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Me había tocado un paciente violento, estaba acostumbrado la verdad y me interesaba más que Thoren me hubiera hecho casito, luego le haría pat pat y me cobraría mi abrazo por supuesto -Parece confuso señor Tolstoi, es normal, pero aquí está a salvo... baje el gotero antes de que alguien se haga daño- dije echándome un poco hacia atrás porque como me diera en la cara me iba a mosquear. Asentí cuando dijo lo de territorio amigo y seguí con las explicaciones y demás pero Thoren que iba con efecto retardado se enteró del chiste del cuñado, me paré en seco y se me subieron levemente los colores cuando me preguntó si me gustaba pero no, tenía que conservar la calma, carraspeé un poco y me hice el interesante cruzándome de brazos -¿Perdona? la pregunta es ¿por qué no te gusto yo a ti? Guapo, listo, médico, empresario y con casa propia, además, estaré joven y bello mucho más tiempo que tu, soy un partidazo!- me hice el digno y me di un toquecito en la melena para echarla hacia atrás, doscientos años y no se me pasaba el efecto colegiala, que triste.
-Dejando eso aparte...- decidí cambiar de tema que ahora estaba trabajando y tenía que atender al paciente -Tal y como dice su hermano todos los de la misión a Londres están a salvo, ahora mismo solo quedan usted y dos más ingresados en el hospital, pensábamos que se recuperaría antes pero la buena noticia es que está en buen estado, llegó con una desnutrición severa pero lo hemos ido solucionando, ahora por favor, siéntese y súbase la bata que voy a echarle un vistazo a sus heridas y auscultarle- esperé a que el albino hiciera lo que le pedía y todo estaba en orden.
Cuando Thoren preguntó sonreí y levanté el pulgar -Todo correcto, las heridas de la batalla están casi curadas pero tengo una mala noticia... nada de Vodka en una semana, se quedará aquí un día más para asegurarnos de que todo marcha bien y si mañana por la mañana no hay complicaciones se podrá marchar, necesita una dieta alta en calorías para recuperarse, pediré que le traigan algo de comer- miré a Thoren y entorné los ojos para después señalarlo a él y a esa botella de Vodka que siempre llevaba -nada de Vodka!-
-Dejando eso aparte...- decidí cambiar de tema que ahora estaba trabajando y tenía que atender al paciente -Tal y como dice su hermano todos los de la misión a Londres están a salvo, ahora mismo solo quedan usted y dos más ingresados en el hospital, pensábamos que se recuperaría antes pero la buena noticia es que está en buen estado, llegó con una desnutrición severa pero lo hemos ido solucionando, ahora por favor, siéntese y súbase la bata que voy a echarle un vistazo a sus heridas y auscultarle- esperé a que el albino hiciera lo que le pedía y todo estaba en orden.
Cuando Thoren preguntó sonreí y levanté el pulgar -Todo correcto, las heridas de la batalla están casi curadas pero tengo una mala noticia... nada de Vodka en una semana, se quedará aquí un día más para asegurarnos de que todo marcha bien y si mañana por la mañana no hay complicaciones se podrá marchar, necesita una dieta alta en calorías para recuperarse, pediré que le traigan algo de comer- miré a Thoren y entorné los ojos para después señalarlo a él y a esa botella de Vodka que siempre llevaba -nada de Vodka!-
Bajé lentamente el gotero mirando a Aldaron, obviamente, sí, estaba confuso. Pero lo bajé, el elfo parecía un buen tipo, y saber que ni Ouroboros ni la Resistencia habían caido me emocionaba profundamente en mi corazoncito de piedra, asi que asentí casi de modo solemne, dandole las gracias al medimago por su informacion.
Luego miré de modo alternativo el intercambio entre mi hermano y el elfo, al parecer no, no iba en serio la cosa. Crucé mis brazos, enfurruñado cuando dijo que pensaron que me iba a espabilar antes. Se ve que me lo habia tomado con calma...
- Entonces llevo aqui tirrado varrios dias desde que terrminó la misión de China Town.
Lo miré desolado cuando dijo que nada de vodka. Eso no podía ser .Cambié al ruso para hablarle a mi hermano en mi idioma, pensando que Aldaron no nos entendería.
- El vodka es alto en calorias, deberíamos probarlo. Seguro que me recupero antes. - me miré a mi mismo, la verdad es que estaba bastante flacucho comparado con mis buenos tiempos, con razon me habian dado una paliza...si, tenia que haber sido eso. Pensé en Jo, tenía ganas de verla. A Johan también. Incluso a Catherine y a Markus. - Cuentame cosas, herrmano. Ponme al día de todo.
Luego miré de modo alternativo el intercambio entre mi hermano y el elfo, al parecer no, no iba en serio la cosa. Crucé mis brazos, enfurruñado cuando dijo que pensaron que me iba a espabilar antes. Se ve que me lo habia tomado con calma...
- Entonces llevo aqui tirrado varrios dias desde que terrminó la misión de China Town.
Lo miré desolado cuando dijo que nada de vodka. Eso no podía ser .Cambié al ruso para hablarle a mi hermano en mi idioma, pensando que Aldaron no nos entendería.
- El vodka es alto en calorias, deberíamos probarlo. Seguro que me recupero antes. - me miré a mi mismo, la verdad es que estaba bastante flacucho comparado con mis buenos tiempos, con razon me habian dado una paliza...si, tenia que haber sido eso. Pensé en Jo, tenía ganas de verla. A Johan también. Incluso a Catherine y a Markus. - Cuentame cosas, herrmano. Ponme al día de todo.
Me dio la impresión de que se le subían los colores a Aldaron, aunque tal vez solo fuese cosa de su blanca tez élfica, como si fuese un guiri. Me respondió con otra pregunta, a lo que me reí porque era verdad todo lo que decía. - Tú gustarr a todo el mundo, Aldarron. A mi también, perro no como cosas de bodas. - El puñetero me tenía que recordar que él sería joven mucho más tiempo que yo, eso me gustó menos. - Pues te chuparré la sangrre élfica para ser joven y bello más tiempo. - bromeé dándole un codazo amistoso, dejando que se encargase después de Yaroslav. El pobre parecía bastante depre por haber perdido y por haberse quedado tirado en la cama tantos días. Quise ofrecerle el vodka para animarlo, murmurando en ruso cuando me dijo lo del vodka. El elfo no se enteraría.
- Luego te traigo de contrabando, y más cosas, que seguro que la comida de aquí es mala. - sonreí a Aldaron al separarme de Yaros, haciendo un gesto de ir en son de paz cuando me amenazó con lo del vodka. Cogí la botella que guardaba bajo la cama, entregándosela a Aldaron como regalo. - Para ti, está sin abrrir, sin babas. Es agrradecimiento por cuidar de herrmano y por ser amigo bueno. Soy entranjerro y no me he integrrado bien en renegados, ni en isla. Tú siemprre me has hecho caso. - le di un fuerte abrazo que bien podría sacarle los higadillos, dejándolo en el suelo después de elevarlo un momento en el aire. Después lo dejé libre para que se marchase, que seguro que tenía cosas que hacer. Regresé junto a Yaros, sentándome al lado de la cama para empezar a contarle lo que sabía.
- Yo no fui a esa misión, sólo sé que tienen andrroide para código S.A.M. Es lo que se dice, rumores. No me han contado nada, lo único mensaje para decir que tú estar aquí en hospital. No podrrás ir a siguiente misión.
Aldaron Failon
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-Awwww, que bonito! de normal suelo escuchar amenazas, que majo eres- porque lo último que recibí de Arleen fue una bronca por hacer su boda más divertida, que fuerte, no se me iba a olvidar así de fácil, aún con lo bonito que me había dicho Thoren me dijo que no a las cosas de boda pero después dijo lo de chuparme la sangre -quita, yo no quiero casarme, en cuanto a lo de chuparme ya lo veremos- porque me dejaba chupar de arriba a abajo por el ruso.
El codazo me hizo sobarme el brazo porque el muchacho no controlaba, me acerqué a su hermano que acabo de recordar era el crush de Chloe, lástima que yo hubiera llegado antes pero le pediría específicamente a ella que le trajera la comida -llevas aquí una semana y... media más o menos- dejé que se acomodara la bata y entonces les di las indicaciones, nada de Vodka, pero se pusieron a hablar en ruso y no entendí nada, solo una palabra -eh! vosotros dos! no se que matryoshkas estáis diciendo pero vodka suena igual en ruso!- saqué la cerbatana y los apunté a los dos con ella -su cuerpo tiene que descansar y le daré medicación así que nada de alcohol hasta que termine el tratamiento-
el aparatejo que llevaba en el bolsillo rollo busca mágico empezó a pitar, me llamaban de otro sitio , al parecer había problemas en el vestíbulo y tenía que marcharme pero antes de hacerlo Thoren sacó una botella que estaba bajo la cama, ya le iba a dar con el palo cuando me dijo que era para mi y casi se me escapa la lagrimilla, era mi primerito regalo y le di un buen abrazo aunque él casi me rompe alguna costilla -ay que majo eres, pero gritas mucho! y como ya somos amigos ven a verme cuando quieras, pero nada de gritos, vas a recepción y preguntas por mi- y de premio un besazo en la mejilla de esos de abuela que hasta te duele después -me voy que me llaman de otro sitio, sed buenos o os hago una colonoscopia a cada uno, bye~~- me fui dando saltitos con mi botella en mano, ni se me ocurrió pensar que podría tener más bajo la cama, yo era feliz con mi abrazo, mi vodka y mi ruso.
El codazo me hizo sobarme el brazo porque el muchacho no controlaba, me acerqué a su hermano que acabo de recordar era el crush de Chloe, lástima que yo hubiera llegado antes pero le pediría específicamente a ella que le trajera la comida -llevas aquí una semana y... media más o menos- dejé que se acomodara la bata y entonces les di las indicaciones, nada de Vodka, pero se pusieron a hablar en ruso y no entendí nada, solo una palabra -eh! vosotros dos! no se que matryoshkas estáis diciendo pero vodka suena igual en ruso!- saqué la cerbatana y los apunté a los dos con ella -su cuerpo tiene que descansar y le daré medicación así que nada de alcohol hasta que termine el tratamiento-
el aparatejo que llevaba en el bolsillo rollo busca mágico empezó a pitar, me llamaban de otro sitio , al parecer había problemas en el vestíbulo y tenía que marcharme pero antes de hacerlo Thoren sacó una botella que estaba bajo la cama, ya le iba a dar con el palo cuando me dijo que era para mi y casi se me escapa la lagrimilla, era mi primerito regalo y le di un buen abrazo aunque él casi me rompe alguna costilla -ay que majo eres, pero gritas mucho! y como ya somos amigos ven a verme cuando quieras, pero nada de gritos, vas a recepción y preguntas por mi- y de premio un besazo en la mejilla de esos de abuela que hasta te duele después -me voy que me llaman de otro sitio, sed buenos o os hago una colonoscopia a cada uno, bye~~- me fui dando saltitos con mi botella en mano, ni se me ocurrió pensar que podría tener más bajo la cama, yo era feliz con mi abrazo, mi vodka y mi ruso.
Mientras ellos decidian si se gustaban, si no se gustaban, si se casaban o no, yo los miraba con impaciencia. Arrugué el ceño porque...pues porque si. Aunque Thoren estaba de acuerdo con mi plan el elfo nos pilló, era mas astuto que Satán.
- Ups. - nada que decir. Nos habian pillado. Y ahi se fue el elfo, con la botella de vodka de mi hermano, tras amenazarnos con una colonoscopia. - Vaya mierrda.
Cuando dejé de oir al elfo por ahi afuera, me destapé de nuevo y bajé los pies al suelo, necesitaba moverme un poco, no seguir en la cama como un maldito vegetal.
- A verr, donde vives cuando no vives en el hospital? Vámonos de aqui herrmano, no pienso arriesgarrme a una coconoscopia de esas. Te meten un tubo porr el culo. Ademas quierro hablarr con Josephine. Ella está bien, no? - me parecía extraño que nadie me hubiese dicho nada de ella, o igual era mi paranoia, pero con todo el asunto de su corazón chungo metálico...no se. Me quedé un rato sentado porque notaba una fatiga bastante rara, supuse que de tanto estar en cama sin hacer nada más. Que asco. - Y tu estás bien?
- Ups. - nada que decir. Nos habian pillado. Y ahi se fue el elfo, con la botella de vodka de mi hermano, tras amenazarnos con una colonoscopia. - Vaya mierrda.
Cuando dejé de oir al elfo por ahi afuera, me destapé de nuevo y bajé los pies al suelo, necesitaba moverme un poco, no seguir en la cama como un maldito vegetal.
- A verr, donde vives cuando no vives en el hospital? Vámonos de aqui herrmano, no pienso arriesgarrme a una coconoscopia de esas. Te meten un tubo porr el culo. Ademas quierro hablarr con Josephine. Ella está bien, no? - me parecía extraño que nadie me hubiese dicho nada de ella, o igual era mi paranoia, pero con todo el asunto de su corazón chungo metálico...no se. Me quedé un rato sentado porque notaba una fatiga bastante rara, supuse que de tanto estar en cama sin hacer nada más. Que asco. - Y tu estás bien?
- Si alguien te amenaza me avisas y le pego. - choqué mi puño contra la palma de mi otra mano, en un gesto de mafioso ruso. Aldaron era mi amigo y podía pedirme protección si lo necesitaba. Además, me dio permiso para chupar su joven sangre élfica. O eso quise interpretar yo con el "ya veremos". Según dijo no quería casarse, pero seguro que en el fondo era un romántico buscando el amor. Además era listo el jodido, pues se enteró de que hablábamos de vodka incluso en ruso. - Mierrda, es verdad que suena igual. Se supone que tú erras el listo. - cuchicheé con Yaroslav al ver que nos habían pillado. - Está bien, amigo, nada de alcohol. - alcé las palmas de las manos en señal de aceptación, sonriendo a Aldaron de manera confiable.
Al parecer le reclamaba alguien del hospital, pues el aparato ese que llevan los médicos empezó a pitar. - Tú deber ir. No grritamos, es que aquí habláis muy flojer. - me puse más que contento cuando me dijo eso de que podía pasarme a visitarle cuando quisiera, pensando que podría hacerlo de mi grupo narcorusocomunista renegado. Podríamos quedar para más movidas y tendría amigos de una vez en la isla. - ¡Eh! ¡no cosas por el culo! - me quejé cuando antes de irse nos amenazó con una colonoscopia. Eso sí que lo había entendido.
Al final me quedé solo con mi hermano, que tampoco tenía muchas ganas de quedarse allí. - Pues no vivo en ningún sitio, hay habitaciones en las que meterse grratis, pero mucha gente. ¿Jo? no sé nada de ella. Podemos ir a su casa nos quedamos allí. - era la mejor opción por el momento. Me encogí de hombros cuando me preguntó si estaba bien. No podía quejarme, pero contento tampoco estaba. - Estaba prreocupado por tu desaparrición. Y también enfadado con la gente. - me crucé de brazos de modo refunfuñón, ahora mismo no me apetecía explicarlo. Decidí que debíamos fugarnos, pero habría que disimular para huir sin que nos dijesen nada. Además, con Jo estaría bien, que ella era sanadora.
- Vas a ser mi abuela Ana Karenina Tolstoi. Un momento. - salí de la habitación para pillar cosas variadas, como una silla de ruedas del pasillo, y unas cuantas sábanas más para hacerle los ropajes a Yaros. Al volver le ayudé a pasarse a la silla de ruedas, poniéndole en la cabeza una sábana a modo de pañuelo para cubrir la cabeza, y otra para hacer de toquilla. También le dije que cogiera el suero y que se chepase, para dar el pego. - Si te prreguntan tú no hablas su idioma. Les insultas en ruso y digo que estás senil. - Me asomé a la puerta antes avanzar, comenzando a mover la silla por el pasillo en modo perfil bajo, ni un solo grito. Al llegar a recepción me vino muy bien que todos, Aldaron incluido, estuviesen entretenidos con otro tío que iba enseñando el culo. Metí velocidad a la silla en la recta final, fugándome del hospital con Yaroslav.
Al parecer le reclamaba alguien del hospital, pues el aparato ese que llevan los médicos empezó a pitar. - Tú deber ir. No grritamos, es que aquí habláis muy flojer. - me puse más que contento cuando me dijo eso de que podía pasarme a visitarle cuando quisiera, pensando que podría hacerlo de mi grupo narcorusocomunista renegado. Podríamos quedar para más movidas y tendría amigos de una vez en la isla. - ¡Eh! ¡no cosas por el culo! - me quejé cuando antes de irse nos amenazó con una colonoscopia. Eso sí que lo había entendido.
Al final me quedé solo con mi hermano, que tampoco tenía muchas ganas de quedarse allí. - Pues no vivo en ningún sitio, hay habitaciones en las que meterse grratis, pero mucha gente. ¿Jo? no sé nada de ella. Podemos ir a su casa nos quedamos allí. - era la mejor opción por el momento. Me encogí de hombros cuando me preguntó si estaba bien. No podía quejarme, pero contento tampoco estaba. - Estaba prreocupado por tu desaparrición. Y también enfadado con la gente. - me crucé de brazos de modo refunfuñón, ahora mismo no me apetecía explicarlo. Decidí que debíamos fugarnos, pero habría que disimular para huir sin que nos dijesen nada. Además, con Jo estaría bien, que ella era sanadora.
- Vas a ser mi abuela Ana Karenina Tolstoi. Un momento. - salí de la habitación para pillar cosas variadas, como una silla de ruedas del pasillo, y unas cuantas sábanas más para hacerle los ropajes a Yaros. Al volver le ayudé a pasarse a la silla de ruedas, poniéndole en la cabeza una sábana a modo de pañuelo para cubrir la cabeza, y otra para hacer de toquilla. También le dije que cogiera el suero y que se chepase, para dar el pego. - Si te prreguntan tú no hablas su idioma. Les insultas en ruso y digo que estás senil. - Me asomé a la puerta antes avanzar, comenzando a mover la silla por el pasillo en modo perfil bajo, ni un solo grito. Al llegar a recepción me vino muy bien que todos, Aldaron incluido, estuviesen entretenidos con otro tío que iba enseñando el culo. Metí velocidad a la silla en la recta final, fugándome del hospital con Yaroslav.
Cuando llegaron a las habitaciones acostaron al paciente con cuidado y empezaron a atarlo, lo que traumatizó a Arleen -¿Qué hacéis?- Negó con la cabeza y empezó a desatarlo totalmente, teniendo cuidado de no lastimarlo sin querer -No, no lo atéis. Ya lo habéis sedado, es suficiente. Que alguien por favor me traiga una bata y que lleve esto a mi locker- Le pidió a una de las enfermeras con una sonrisa, dándole las gracias.
Después de eso se puso a leer el poco historial que tenían allí. Se llamaba Gelion Draven y había sido atendido por desnutrición, heridas varias y quemaduras de causas desconocidas. Cuando volvió Rosa con su bata le agradeció y le pidió que le contara un poco lo que había ocurrido y porqué le habían sedado, tras oír la información asintió y tensó los labios: Otro humano malagradecido seguramente. ¿Y por qué eran todos tan guapos? Se preguntó mientras miraba al paciente dormir profundamente. Casi parecía en paz. Como Andreas, hasta que abrió la boca. Graciosamente, recordó la advertencia de Giordano: "cuidado, muerde". Se preguntó si este que tenía al frente de verdad era así de agresivo.
Como al sedante todavía le quedaría al menos media hora, Arleen decidió sentarse cerca de él pero no lo suficiente para que reaccionara y le cogiera del cuello. Se dedicó entonces a mirarlo, tenía una cicatriz y lo de las quemaduras no lo entendía. ¿Tortura? Tal vez. Suspiró y prefirió hacer cosas importantes como anotar más ideas y avances en el nuevo autómata en su libreta especial.
Después de eso se puso a leer el poco historial que tenían allí. Se llamaba Gelion Draven y había sido atendido por desnutrición, heridas varias y quemaduras de causas desconocidas. Cuando volvió Rosa con su bata le agradeció y le pidió que le contara un poco lo que había ocurrido y porqué le habían sedado, tras oír la información asintió y tensó los labios: Otro humano malagradecido seguramente. ¿Y por qué eran todos tan guapos? Se preguntó mientras miraba al paciente dormir profundamente. Casi parecía en paz. Como Andreas, hasta que abrió la boca. Graciosamente, recordó la advertencia de Giordano: "cuidado, muerde". Se preguntó si este que tenía al frente de verdad era así de agresivo.
Como al sedante todavía le quedaría al menos media hora, Arleen decidió sentarse cerca de él pero no lo suficiente para que reaccionara y le cogiera del cuello. Se dedicó entonces a mirarlo, tenía una cicatriz y lo de las quemaduras no lo entendía. ¿Tortura? Tal vez. Suspiró y prefirió hacer cosas importantes como anotar más ideas y avances en el nuevo autómata en su libreta especial.
Gelion Draven
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Tras el efecto inicial del sedante que había dejado mi mente en paz y en blanco, las escenas volvieron a repetirse. Mi ceño no paraba de fruncirse al cabo de unos escasos 10 minutos tras haber llegado a aquella habitación. El cuerpo respondía también con breves espasmos y emitía pequeñas quejas y gruñidos.
Parecía que de cuando en cuando decía algo, que no podía entenderse con claridad, podía tratarse de algún nombre o tal vez una orden, alguna palabra de huída o de negación ante lo que enfrentaba en mi mente. Así transcurrieron varios minutos, hasta que abrí los ojos sin previo aviso, y mis manos se clavaron en la nuca.
Respiraba con agitación tras aquel calambrazo, observando el techo una vez más, aquello también se repetía como todo aquello que me rondaba la cabeza. Gruñí apretando la parte trasera de mi cuello incorporándome sin prestar atención a la presencia de nadie en aquel lugar, abandonando la cama por el lado contrario al que se encontraba la mujer.
Miré a ambos lados, buscando la puerta, dispuesto a largarme una vez más, y al no encontrarla giré de nuevo clavando la vista en la morena que estaba sentada. La expresión era hosca, agresiva. Busqué la puerta y volví a clavar la vista en ella en cuestión de segundos.
-Eres médico.
Afirmé al ver su bata, fijándome después en sus orejas. Al menos no era una de esas asquerosas elfas, la cuestión era...¿qué era ella?. Todo parecía indicar que aquello era una habitación normal, de un hospital normal y sin embargo... Busqué la ventana y me dirigí a ella, descorriendo las cortinas para observar la vista que me ofrecía, no podía ver mucho pero lo poco que encontré
frente a mis ojos volvía a decirme que aquello apestaba a magia.
-Hmmm....
Solté aire severamente, pesaba igual que todo lo que no podía dejar de cruzar una y otra vez en mis pensamientos. Aparté la mano que se había mantenido en mi nuca todo este tiempo, seguramente tendría heridas por todas las veces que había intentado rasgar mi piel.
-Arreglalo.
Exigí sin apartar la vista de la ventana.
Parecía que de cuando en cuando decía algo, que no podía entenderse con claridad, podía tratarse de algún nombre o tal vez una orden, alguna palabra de huída o de negación ante lo que enfrentaba en mi mente. Así transcurrieron varios minutos, hasta que abrí los ojos sin previo aviso, y mis manos se clavaron en la nuca.
Respiraba con agitación tras aquel calambrazo, observando el techo una vez más, aquello también se repetía como todo aquello que me rondaba la cabeza. Gruñí apretando la parte trasera de mi cuello incorporándome sin prestar atención a la presencia de nadie en aquel lugar, abandonando la cama por el lado contrario al que se encontraba la mujer.
Miré a ambos lados, buscando la puerta, dispuesto a largarme una vez más, y al no encontrarla giré de nuevo clavando la vista en la morena que estaba sentada. La expresión era hosca, agresiva. Busqué la puerta y volví a clavar la vista en ella en cuestión de segundos.
-Eres médico.
Afirmé al ver su bata, fijándome después en sus orejas. Al menos no era una de esas asquerosas elfas, la cuestión era...¿qué era ella?. Todo parecía indicar que aquello era una habitación normal, de un hospital normal y sin embargo... Busqué la ventana y me dirigí a ella, descorriendo las cortinas para observar la vista que me ofrecía, no podía ver mucho pero lo poco que encontré
frente a mis ojos volvía a decirme que aquello apestaba a magia.
-Hmmm....
Solté aire severamente, pesaba igual que todo lo que no podía dejar de cruzar una y otra vez en mis pensamientos. Aparté la mano que se había mantenido en mi nuca todo este tiempo, seguramente tendría heridas por todas las veces que había intentado rasgar mi piel.
-Arreglalo.
Exigí sin apartar la vista de la ventana.
Fue poco después de empezar a escribir que escucho un sonido extraño, entonces alzó la mirada de la libreta al paciente para observar que se movía erráticamente. Su rostro no estaba tan en paz como lo había apreciado antes y murmuraba cosas que ella no entendía. Estaba teniendo pesadillas. Eso era evidente pero no quería despertarlo porque, para ser sinceras, le daba miedo su reacción. Tal vez hubiese sido buena idea pedir que algunos guardias esperarán en la puerta pero para entonces el hombre se despertó. El movimiento fue directo a su nuca y Arleen entrecerró los ojos. La pila. Estaba dándole problemas. Se mordió el labio y estuvo a punto de moverse para interactuar pero él le dio la espalda para levantarse por el otro lado. Intentaría huir de nuevo. Estaba claro.
Ella se levantó de la silla lentamente dejando la libreta en el asiento y observando cómo se movía, buscando algo. Hasta que se giró y la vio, Arleen apretó las muelas para no soltar un jadeo de profundo miedo. Había bastante desprecio, ira… odio. Eso le daño el corazón. ¿Cómo podía sentir de esa forma si no la conocía? La morena frunció el ceño antes sus palabras pensando algo como "de acuerdo, estamos señalando lo evidente. Pero también lo está relacionando con su mundo" -Soy sanadora, estás en el hospital de Ouroboros. Vuestra familia ha sido avisada de que ha despertado-
Se giró hacia las cortinas y Arleen se percató de su desnudez y en seguida alzó la vista hacia el techo. No es que no hubiese visto nada, o se hubiese regodeado de algo así pero ahora estaba casada. Y con uno de los hombres con mejor cuerpo de la isla, lo había visto entrenar en las mañanas, al principio sin querer...luego con curiosidad. Llevó sus manos tras su espalda para mantener una posición erguida y entonces escuchó la orden. Fue baja, no gritó, un hombre que quizás estaba demasiado acostumbrado a dar órdenes y que la gente las siguiera. Militar. Bueno, esto no era la tierra. Y él no era un Descendiente -No sigo vuestras órdenes- Aclaro con un tono neutral. Aquí la que daba órdenes era ella. - Sin embargo, estoy aquí para ayudar. ¿Me va a dejar examinarlo? Ha pasado mucho tiempo inconsciente. No es el primer caso con pila que trato. También trate al Ministro Andreas y otros afectados por la tecnología de SAM…- Fue acercándose lentamente a él, tratando de que no la viera como una amenaza pero sin invadir su espacio personal -No sé si es consciente de lo que realmente tiene en la nuca, Sr Draven. Pero… si me cuenta que es lo que siente creo que puedo resolverlo exitosamente- Llegó justo al punto donde si estiraba el brazo ella podía reaccionar para defenderse y se detuvo, no quería avanzar más.
Ella se levantó de la silla lentamente dejando la libreta en el asiento y observando cómo se movía, buscando algo. Hasta que se giró y la vio, Arleen apretó las muelas para no soltar un jadeo de profundo miedo. Había bastante desprecio, ira… odio. Eso le daño el corazón. ¿Cómo podía sentir de esa forma si no la conocía? La morena frunció el ceño antes sus palabras pensando algo como "de acuerdo, estamos señalando lo evidente. Pero también lo está relacionando con su mundo" -Soy sanadora, estás en el hospital de Ouroboros. Vuestra familia ha sido avisada de que ha despertado-
Se giró hacia las cortinas y Arleen se percató de su desnudez y en seguida alzó la vista hacia el techo. No es que no hubiese visto nada, o se hubiese regodeado de algo así pero ahora estaba casada. Y con uno de los hombres con mejor cuerpo de la isla, lo había visto entrenar en las mañanas, al principio sin querer...luego con curiosidad. Llevó sus manos tras su espalda para mantener una posición erguida y entonces escuchó la orden. Fue baja, no gritó, un hombre que quizás estaba demasiado acostumbrado a dar órdenes y que la gente las siguiera. Militar. Bueno, esto no era la tierra. Y él no era un Descendiente -No sigo vuestras órdenes- Aclaro con un tono neutral. Aquí la que daba órdenes era ella. - Sin embargo, estoy aquí para ayudar. ¿Me va a dejar examinarlo? Ha pasado mucho tiempo inconsciente. No es el primer caso con pila que trato. También trate al Ministro Andreas y otros afectados por la tecnología de SAM…- Fue acercándose lentamente a él, tratando de que no la viera como una amenaza pero sin invadir su espacio personal -No sé si es consciente de lo que realmente tiene en la nuca, Sr Draven. Pero… si me cuenta que es lo que siente creo que puedo resolverlo exitosamente- Llegó justo al punto donde si estiraba el brazo ella podía reaccionar para defenderse y se detuvo, no quería avanzar más.
Algún día después de la batalla, escuchó la puerta abrirse, pero esta vez no se trataba de las enfermeras que venían a traer alguna nueva medicina o información, sino el elfo que se paseaba por el hospital y que veía de tanto en tanto. Gente así era la que traía las actualizaciones importantes, así que esperaba que trajera algo interesante. Escuchó lo que tenía para decir e hizo lo indicado después de algunos asentimientos con la cabeza y de saludar al inicio de la oración.
Dejó que la revisara, que ya no podía perder más la dignidad, ya le daba igual. Escuchó una vez más todos los cuidados que mencionó necesarios y asintió. No era que tuviera familiares, pero supuso que podría darse el alta ella sola cuando viniera el enfermero.- Gracias, Aldaron, estará todo bien.- Le aseguró, aunque quizás era un poco más para ella que para él, dejando que se fuera para poder enviar un mensaje en moneda a Johan. Le avisó de su alta y que se iría a descansar a su habitación. Y así, esperó a que el enfermero llegara un rato después, ayudándole a levantarse y prepararse para finalmente, después de un tiempo que se le hizo eterno, salir del hospital.
Dejó que la revisara, que ya no podía perder más la dignidad, ya le daba igual. Escuchó una vez más todos los cuidados que mencionó necesarios y asintió. No era que tuviera familiares, pero supuso que podría darse el alta ella sola cuando viniera el enfermero.- Gracias, Aldaron, estará todo bien.- Le aseguró, aunque quizás era un poco más para ella que para él, dejando que se fuera para poder enviar un mensaje en moneda a Johan. Le avisó de su alta y que se iría a descansar a su habitación. Y así, esperó a que el enfermero llegara un rato después, ayudándole a levantarse y prepararse para finalmente, después de un tiempo que se le hizo eterno, salir del hospital.
Gelion Draven
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La doctora se llamó a si misma sanadora, es decir, no era una humana normal. Aquello era de esperar, suponía que no habría muchos humanos conviviendo entre magos y seres, seguramente mi hermano era de los pocos gilipollas a los que habían conseguido comer el coco aquellos desgraciados.
Un irónico hmmm se escapó de mis labios junto a una leve sonrisa de medio lado al escuchar la palabra familia y fue entonces cuando giré en busca de la ventana. Bajé los hombros y estiré el cuello, mi espalda dolía y se sentía entumecida, no tenía ni idea del tiempo que había pasado allí, ni del tiempo que había pasado en general desde que salimos de la ciudadela de las máquinas, ni siquiera sabía si aquello había sido real o no.
-Familia ¿eh?-La vista seguía perdida en la ciudad y mis ojos se desviaban de un lado a otro conforme veía cosas mágicas suceder en aquel lugar. -Supongo que te refieres al gilipollas con el que comparto apellido.
No es que tuviese ganas de verle precisamente aunque me sorprendía que hubiese sobrevivido a toda la mierda se nos estaba viniendo encima.
La mujer habló y mis ojos serios poco a poco buscaron los suyos sin apartarme de mi posición. A pesar de la primera impresión que había tenido de ella, que indicaba que yo le causaba cierto temor, acababa de contestar de una forma que no había esperado. Continué en silencio mientras hablaba y de paso me enteraba de información interesante.
Andreas, estaba aquí y había dejado que le pusiesen las manos encima los magos. No niego que el ministro me caía bien en contrapartida a los otros dos imbéciles que se juntaban con él, pero era un cagueta y si había dejado que le "ayudasen" habría sido porque la cosa estaba jodida para nosotros.
Seguía mirándola sin más mientras avanzaba con cautela, de hecho la observé de arriba a abajo por un segundo antes de volver a subir los ojos hasta los de ella. Carraspeé soltando la cortina girando hacia ella para quedar de frente.
-¿Insinúa que soy uno de esos convertidos de la máquina?- Pregunté de modo serio aún, podría dar la impresión de que aquello me molestaba y joder si lo hacía... aunque aquello le daría algo de sentido a algunas de las cosas que rondaban por mi cabeza. Crucé mis brazos, sin duda había perdido algo de masa muscular. Sonreí con ironía cuando paró lo suficientemente lejos para que no pudiese alcanzarla.
-Bien...¿Quiere saber lo que siento?- El tono era algo más relajado ahora, como si hubiese dado mi brazo a torcer.- Siento que no he sido yo en mucho tiempo, siento el infierno en mi cerebro- Empecé a decir avanzando hacia ella lentamente-Recuerdo cosas que no sé si han pasado o no, y tengo la sospecha de que alguien que usa vuestra maldita magia ha estado jugando a freírme el cerebro, así que...- Me incliné un poco hacia ella entrecerrando mis ojos-¿Puedes arreglarlo o no?Doctora.
Un irónico hmmm se escapó de mis labios junto a una leve sonrisa de medio lado al escuchar la palabra familia y fue entonces cuando giré en busca de la ventana. Bajé los hombros y estiré el cuello, mi espalda dolía y se sentía entumecida, no tenía ni idea del tiempo que había pasado allí, ni del tiempo que había pasado en general desde que salimos de la ciudadela de las máquinas, ni siquiera sabía si aquello había sido real o no.
-Familia ¿eh?-La vista seguía perdida en la ciudad y mis ojos se desviaban de un lado a otro conforme veía cosas mágicas suceder en aquel lugar. -Supongo que te refieres al gilipollas con el que comparto apellido.
No es que tuviese ganas de verle precisamente aunque me sorprendía que hubiese sobrevivido a toda la mierda se nos estaba viniendo encima.
La mujer habló y mis ojos serios poco a poco buscaron los suyos sin apartarme de mi posición. A pesar de la primera impresión que había tenido de ella, que indicaba que yo le causaba cierto temor, acababa de contestar de una forma que no había esperado. Continué en silencio mientras hablaba y de paso me enteraba de información interesante.
Andreas, estaba aquí y había dejado que le pusiesen las manos encima los magos. No niego que el ministro me caía bien en contrapartida a los otros dos imbéciles que se juntaban con él, pero era un cagueta y si había dejado que le "ayudasen" habría sido porque la cosa estaba jodida para nosotros.
Seguía mirándola sin más mientras avanzaba con cautela, de hecho la observé de arriba a abajo por un segundo antes de volver a subir los ojos hasta los de ella. Carraspeé soltando la cortina girando hacia ella para quedar de frente.
-¿Insinúa que soy uno de esos convertidos de la máquina?- Pregunté de modo serio aún, podría dar la impresión de que aquello me molestaba y joder si lo hacía... aunque aquello le daría algo de sentido a algunas de las cosas que rondaban por mi cabeza. Crucé mis brazos, sin duda había perdido algo de masa muscular. Sonreí con ironía cuando paró lo suficientemente lejos para que no pudiese alcanzarla.
-Bien...¿Quiere saber lo que siento?- El tono era algo más relajado ahora, como si hubiese dado mi brazo a torcer.- Siento que no he sido yo en mucho tiempo, siento el infierno en mi cerebro- Empecé a decir avanzando hacia ella lentamente-Recuerdo cosas que no sé si han pasado o no, y tengo la sospecha de que alguien que usa vuestra maldita magia ha estado jugando a freírme el cerebro, así que...- Me incliné un poco hacia ella entrecerrando mis ojos-¿Puedes arreglarlo o no?Doctora.
De acuerdo, sin duda era un paciente con una actitud a la defensiva. Por suerte, para ella, estaba curada de espanto porque normalmente atendía los casos de la familia Le Fay que, en efecto, carecían de modales. Estudió la forma en la que se estiró. Seguramente si era militar estuviera acostumbrado al ejercicio físico y durante tantos días inconsciente y, encima, lo que sea que sucedió antes podría haber perdido masa muscular y su cuerpo tener algún tipo de fallo de reflejos o algo así. El comentario de la familia le pilló desprevenida y frunció el ceño, tensó los labios -¿Prefiere que evite que os vea?- Preguntó de forma educada, lo mejor para personas que habían sobrevivido experiencias, supuso Arleen traumáticas, era no exponerlo a más problemas.
La morena le mantuvo la mirada aunque no le gustó nada de lo que vio en ella. Mantuvo una pose erguida y profesional, preguntándose porqué lo tenía tan bien inculcado. -No lo insinúo. Usted es uno de ellos. Por eso me tocó a mí y al Descendiente Giordano bajar en su búsqueda- Explicó con tranquilidad tratando de que su tono de voz fuera sosegado y neutro para evitar una explosión en su temperamento. Al parar, le vio sonreír y no se fio en lo más mínimo. Repasó todos los hechizos de repulsión que conocía sólo por si acaso -Me ayudará a trataros- Indicó asintiendo cuando preguntó si quería saber lo que sentía.
Lo que le decía, la forma en lo que le decía, le preocupaba. Lo de freírle el cerebro también. Tensó los labios y aunque su cercanía la ponía nerviosa se mantuvo estoica porque no podía dejarle ver que le intimidaba. Además, no era un demonio. Y mientras no fuera un demonio ella podía hacer lo que sea para defenderse. Cuando se inclino hacia ella, Arleen finalmente hizo aparecer su mano y detuvo la cercanía con su dedo índice apoyado en su pecho -Deseo hacerlo- Indicó asintiendo con suavidad y luego sonrió brevemente -¿Os gusta eso de llamarme doctora o simplemente es más fácil lidiar con el hecho de que está en un hospital mágico si llama al personal por los apelativos humanos?- Preguntó y se tomó el atrevimiento de tomarlo del brazo para guiarlo hacia donde estaba la camilla.
-Cuando llegasteis tenía muchas quemaduras y habéis usado el verbo freír, creo que tiene que ver con descargas eléctricas lo que generaría una sobrecarga en la pila cervical y puede ser lo que esté fallando- Se acercó un poco para mirarle el cuello, intentando aún así mantener las distancias protocolares y de seguridad propia. Vio las marcas e hizo una mueca -¿Os da cosquilleos o descargas ahí?- Preguntó señalándole la nuca y luego atrajo la silla para sentarse frente a él -La pila cervical no puedo sacarla, porque hemos descubierto que vuestra consciencia se descarga en ella. Si la saco, el cuerpo morirá y usted quedará vivo en lo que sólo puedo asumir que es la memoria de SAM y ese pequeño disco. Eso explicaría porque vuestras memorias están constantemente en confusión. La pila no funciona bien y la pila es vuestra memoria. Puedo meterlo a quirófano ahora mismo siempre que el anestesista, a quien por cierto cogió del cuello, me de la aprobación para dormirlo debido a su condición actual- Terminó la cháchara y se cruzó de piernas y brazos -Pero primero ¿Quiere que haga la intervención ahora o prefiere que tratemos otros asuntos de su estado de salud?-
La morena le mantuvo la mirada aunque no le gustó nada de lo que vio en ella. Mantuvo una pose erguida y profesional, preguntándose porqué lo tenía tan bien inculcado. -No lo insinúo. Usted es uno de ellos. Por eso me tocó a mí y al Descendiente Giordano bajar en su búsqueda- Explicó con tranquilidad tratando de que su tono de voz fuera sosegado y neutro para evitar una explosión en su temperamento. Al parar, le vio sonreír y no se fio en lo más mínimo. Repasó todos los hechizos de repulsión que conocía sólo por si acaso -Me ayudará a trataros- Indicó asintiendo cuando preguntó si quería saber lo que sentía.
Lo que le decía, la forma en lo que le decía, le preocupaba. Lo de freírle el cerebro también. Tensó los labios y aunque su cercanía la ponía nerviosa se mantuvo estoica porque no podía dejarle ver que le intimidaba. Además, no era un demonio. Y mientras no fuera un demonio ella podía hacer lo que sea para defenderse. Cuando se inclino hacia ella, Arleen finalmente hizo aparecer su mano y detuvo la cercanía con su dedo índice apoyado en su pecho -Deseo hacerlo- Indicó asintiendo con suavidad y luego sonrió brevemente -¿Os gusta eso de llamarme doctora o simplemente es más fácil lidiar con el hecho de que está en un hospital mágico si llama al personal por los apelativos humanos?- Preguntó y se tomó el atrevimiento de tomarlo del brazo para guiarlo hacia donde estaba la camilla.
-Cuando llegasteis tenía muchas quemaduras y habéis usado el verbo freír, creo que tiene que ver con descargas eléctricas lo que generaría una sobrecarga en la pila cervical y puede ser lo que esté fallando- Se acercó un poco para mirarle el cuello, intentando aún así mantener las distancias protocolares y de seguridad propia. Vio las marcas e hizo una mueca -¿Os da cosquilleos o descargas ahí?- Preguntó señalándole la nuca y luego atrajo la silla para sentarse frente a él -La pila cervical no puedo sacarla, porque hemos descubierto que vuestra consciencia se descarga en ella. Si la saco, el cuerpo morirá y usted quedará vivo en lo que sólo puedo asumir que es la memoria de SAM y ese pequeño disco. Eso explicaría porque vuestras memorias están constantemente en confusión. La pila no funciona bien y la pila es vuestra memoria. Puedo meterlo a quirófano ahora mismo siempre que el anestesista, a quien por cierto cogió del cuello, me de la aprobación para dormirlo debido a su condición actual- Terminó la cháchara y se cruzó de piernas y brazos -Pero primero ¿Quiere que haga la intervención ahora o prefiere que tratemos otros asuntos de su estado de salud?-
Gelion Draven
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Negué al ofrecimiento de evitar que el tuerto viniese. En cualquier caso podría meterme con él o darle una paliza, dado que aparentemente tendría que pasar tiempo en aquel lugar al menos serviría de entretenimiento.
Cuando la mujer confirmó que efectivamente tenía uno de esos trastos en mi interior llevé una mano a mi mentón, asintiendo lentamente con expresión seria.
-Así que esa parte también es real.
Murmuré para mi mismo comprendiendo que aquellos recuerdos en los que estaba reparando cosas de la ciudad o persiguiendo gente junto a las máquinas era cierta. La cuestión es que no sabía como había conseguido salir de aquella situación y aquello me intrigaba.
Conforme le explicaba a la castaña mi situación pude notar que su rostro se tensó, sin embargo la bruja no varió su posición ni dudó en mantenerse estoicamente correcta. Aquello hizo que mi mirada se entrecerrase inspeccionando su rostro justo cuando se atrevió a parar mi avance con un dedo. No miré hacia mi pecho pero si le mantuve la mirada. No era una mujer pequeña pero si le sacaba unos cuantos centímetros de altura, por no hablar de mi estructura corporal mucho más imponente que la suya, se notaba que lo suyo no era el campo de entrenamiento, y a pesar de ello apenas se había inmutado con mi forma de proceder. Es más...ahora sonreía.
Se esbozó en mi rostro una sonrisa irónica al ver que lo que pretendía era burlarse de mí por necesitar ayuda de ellos. La bruja se creía muy lista. Mi pequeña risa se asemejó a un gruñido por lo bajo mientras me tomaba del brazo y me arrastraba a inspeccionarme.
Tomé asiento entornando los ojos algo cansado mientras lo hacía.
-¿Acaso le resulta molesto a la señorita que le llame por el modo humano?-Chasqué la lengua juntando mis manos pasando el pulgar por mi mano contraria.-Tal vez si te hubieses presentado te llamaría por tu nombre...doctora.-Terminé por decir con ironía mientras miraba mi nuca, gruñí un segundo llevando la mano a aquel lugar, asintiendo molesto.
Aparté la mano de mi nuca escuchándole durante todo el tiempo que estuvo hablando, con mi rostro serio y expresión de cabreo clavados en ella. Cuando finalizó estiré mi espalda sopesando aquella información desviando la mirada.
"Si muero y ese trasto está en condiciones podrían pasarlo a otro cuerpo....pero ese trasto está frito por culpa del tipo que me freía el cerebro, el puto ruso"
Además estaba la cosa del elfo...el elfo era un puto anestesista. ¿Cómo iba a dejar que un elfo le operase? Una cosa era ponerse en manos de una bruja o un mago y otra muy distinta fiarse de una criatura de esas. Volví a mirarla pasando la mano por mi nuca repetidas veces, masajeando aquella zona.
-¿Que más asuntos quiere tratar Doc? Arregle este trasto y luego debato con usted lo que quiera.
Cuando la mujer confirmó que efectivamente tenía uno de esos trastos en mi interior llevé una mano a mi mentón, asintiendo lentamente con expresión seria.
-Así que esa parte también es real.
Murmuré para mi mismo comprendiendo que aquellos recuerdos en los que estaba reparando cosas de la ciudad o persiguiendo gente junto a las máquinas era cierta. La cuestión es que no sabía como había conseguido salir de aquella situación y aquello me intrigaba.
Conforme le explicaba a la castaña mi situación pude notar que su rostro se tensó, sin embargo la bruja no varió su posición ni dudó en mantenerse estoicamente correcta. Aquello hizo que mi mirada se entrecerrase inspeccionando su rostro justo cuando se atrevió a parar mi avance con un dedo. No miré hacia mi pecho pero si le mantuve la mirada. No era una mujer pequeña pero si le sacaba unos cuantos centímetros de altura, por no hablar de mi estructura corporal mucho más imponente que la suya, se notaba que lo suyo no era el campo de entrenamiento, y a pesar de ello apenas se había inmutado con mi forma de proceder. Es más...ahora sonreía.
Se esbozó en mi rostro una sonrisa irónica al ver que lo que pretendía era burlarse de mí por necesitar ayuda de ellos. La bruja se creía muy lista. Mi pequeña risa se asemejó a un gruñido por lo bajo mientras me tomaba del brazo y me arrastraba a inspeccionarme.
Tomé asiento entornando los ojos algo cansado mientras lo hacía.
-¿Acaso le resulta molesto a la señorita que le llame por el modo humano?-Chasqué la lengua juntando mis manos pasando el pulgar por mi mano contraria.-Tal vez si te hubieses presentado te llamaría por tu nombre...doctora.-Terminé por decir con ironía mientras miraba mi nuca, gruñí un segundo llevando la mano a aquel lugar, asintiendo molesto.
Aparté la mano de mi nuca escuchándole durante todo el tiempo que estuvo hablando, con mi rostro serio y expresión de cabreo clavados en ella. Cuando finalizó estiré mi espalda sopesando aquella información desviando la mirada.
"Si muero y ese trasto está en condiciones podrían pasarlo a otro cuerpo....pero ese trasto está frito por culpa del tipo que me freía el cerebro, el puto ruso"
Además estaba la cosa del elfo...el elfo era un puto anestesista. ¿Cómo iba a dejar que un elfo le operase? Una cosa era ponerse en manos de una bruja o un mago y otra muy distinta fiarse de una criatura de esas. Volví a mirarla pasando la mano por mi nuca repetidas veces, masajeando aquella zona.
-¿Que más asuntos quiere tratar Doc? Arregle este trasto y luego debato con usted lo que quiera.
Kyllian Evans
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Después de la luna llena me quedé hecho polvo por no hablar de que el efecto de lo que sea que me diera Anteia se me había pasado y a pesar de encontrarme algo mejor había dado unos cuantos pasos hacia atrás y necesitaba descargarme un poco por lo que me pareció una buena idea volver a visitar a Reiv, aunque estuviera dormido me sentaba bien contarle mis penas. Decidí hacer un par de tartas, Mérida quería comer cosas dulces y le daban antojos de vez en cuando y si se lo preparaba yo, mejor, de paso le llevaba una a Juliet para ayudarle a pasar el mal trago por lo de Reiv.
Al llegar al hospital me registré en recepción para poder pasar a cuidados intensivos pero para mi sorpresa me informaron de que no podía pasar porque Reiv no estaba allí, había despertado y lo habían subido a planta así que pregunté por su habitación para poder ir a hacerle una visita. Una vez en la puerta de la habitación abrí sin hacer mucho ruido, lo encontré despierto y empanado mirando por la ventana, se me ocurrió ir a tirarme sobre él pero teniendo en cuenta lo pocho que había estado mejor no hacerlo, toqué la puerta para que se desempanara y cuando por fin se giró para mirar saludé con la mano que llevaba libre y una sonrisa a medias.
Entré en la estancia y entonces pude a ver a Juliet sentada a su lado pero no podía verla desde la puerta, me acerqué a ella y le dejé la tarta en las manos haciéndole señas para que supiera que era comida y que era para ella, después me acerqué a la cama y miré a Reiv como si no me creyera algo y después escribí en la libreta que llevaba en un bolsillo "pues yo te veo bien, seguro que solo quieres cama gratis, gorrón" me reí por eso y de nuevo escribí "siento no haber venido antes, luna llena y... cosas, me alegro de verte despierto, dormido roncas"
Al llegar al hospital me registré en recepción para poder pasar a cuidados intensivos pero para mi sorpresa me informaron de que no podía pasar porque Reiv no estaba allí, había despertado y lo habían subido a planta así que pregunté por su habitación para poder ir a hacerle una visita. Una vez en la puerta de la habitación abrí sin hacer mucho ruido, lo encontré despierto y empanado mirando por la ventana, se me ocurrió ir a tirarme sobre él pero teniendo en cuenta lo pocho que había estado mejor no hacerlo, toqué la puerta para que se desempanara y cuando por fin se giró para mirar saludé con la mano que llevaba libre y una sonrisa a medias.
Entré en la estancia y entonces pude a ver a Juliet sentada a su lado pero no podía verla desde la puerta, me acerqué a ella y le dejé la tarta en las manos haciéndole señas para que supiera que era comida y que era para ella, después me acerqué a la cama y miré a Reiv como si no me creyera algo y después escribí en la libreta que llevaba en un bolsillo "pues yo te veo bien, seguro que solo quieres cama gratis, gorrón" me reí por eso y de nuevo escribí "siento no haber venido antes, luna llena y... cosas, me alegro de verte despierto, dormido roncas"
Por fin había conseguido salir de cuidados intensivos, tras pasar allí unas semanas bastante jodidas. Sentí bastante alivio cuando me llevaron a una habitación normal, quitándome tanto chisme y monitorización para dejarme solo con un suero normal. Eso quería decir que cada vez quedaba menos para poder irme de allí, aunque todavía tenía que tener paciencia para recuperar todas las fuerzas. Juliet apenas se había separado de mí, y me sabía mal porque a veces me sentía un poco carga y también quería que descansase.
Estaba bastante empanado, tumbado en la cama y mirando por la ventana cuando escuché a alguien tocando la puerta. En cuanto giré la cabeza reconocí al visitante, alzando las cejas sorprendido un momento antes de saludarle con una sonrisa. Parecía que habían pasado siglos desde la última vez, en aquella calle de China Town. - ¡Kyllian! cuánto tiempo... - Encima traía un tarta para Juliet, que seguro que le venía bien. Subí la cama un poco con el botón en cuanto se acercó, fijándome enseguida en la libreta que sacó para comenzar a escribir. El elfo me lo había dicho, pero se me hacía raro no escucharle. Solté una breve risa por lo bajo, entre resignación e ironía. - Es eso, como ahora soy de los renegados voy gorroneando todo lo que encuentre a mi paso. - bromeé a lo primero que escribió, leyendo para negar lo siguiente.
- Bah...no te preocupes. Debe ser aburrido venir a ver a alguien que no despierta. La pobre Jul ha tenido que aguantarme todo este tiempo. Menuda paciencia. - miré a Juliet entornando los ojos, con cara de 'dile a Kyllian que yo no ronco". Después volví a fijarme en el feral, echando un vistazo a su cuello. - Aldaron me dijo que tuviste suerte con lo de la plata, después de todo ¿Cómo estás? ¿te han dicho ya cuándo podrás hablar? - tenía una marca en el lugar de la herida, y al ser de plata dudaba que se le fuera a quitar. Era como las cicatrices de magia negra, nunca se borraban del todo. Aquella no era la única marca que tenía, pues me fijé en otra que tenía en el dorso de una mano. - ¿y eso, un tatu?
Estaba bastante empanado, tumbado en la cama y mirando por la ventana cuando escuché a alguien tocando la puerta. En cuanto giré la cabeza reconocí al visitante, alzando las cejas sorprendido un momento antes de saludarle con una sonrisa. Parecía que habían pasado siglos desde la última vez, en aquella calle de China Town. - ¡Kyllian! cuánto tiempo... - Encima traía un tarta para Juliet, que seguro que le venía bien. Subí la cama un poco con el botón en cuanto se acercó, fijándome enseguida en la libreta que sacó para comenzar a escribir. El elfo me lo había dicho, pero se me hacía raro no escucharle. Solté una breve risa por lo bajo, entre resignación e ironía. - Es eso, como ahora soy de los renegados voy gorroneando todo lo que encuentre a mi paso. - bromeé a lo primero que escribió, leyendo para negar lo siguiente.
- Bah...no te preocupes. Debe ser aburrido venir a ver a alguien que no despierta. La pobre Jul ha tenido que aguantarme todo este tiempo. Menuda paciencia. - miré a Juliet entornando los ojos, con cara de 'dile a Kyllian que yo no ronco". Después volví a fijarme en el feral, echando un vistazo a su cuello. - Aldaron me dijo que tuviste suerte con lo de la plata, después de todo ¿Cómo estás? ¿te han dicho ya cuándo podrás hablar? - tenía una marca en el lugar de la herida, y al ser de plata dudaba que se le fuera a quitar. Era como las cicatrices de magia negra, nunca se borraban del todo. Aquella no era la única marca que tenía, pues me fijé en otra que tenía en el dorso de una mano. - ¿y eso, un tatu?
Los días habían pasado y había días en los que se sentía cada vez más animada. Ver a Reiv mejorando y pacientemente haciendo esfuerzos para por fin levantarse de la cama era todo lo que necesitaba para ser feliz. Aquel día, se encontraba sentada en una silla junto a él, leyendo en el regazo un libro sobre dragones que había tomado ya hacía varios días de la biblioteca. El tipo de letra y las palabras le hacían más difícil la lectura de lo que ya le costaba, con lo que apenas había logrado llegar por la mitad, pero lo estaba disfrutando. Cuando escuchó la puerta abrirse, levantó la cabeza para poder ver al gato entrando. Cerró con cuidado el libro, recordando la página donde se había quedado mientras veía el reencuentro entre Reiv y el recién llegado.
Curiosamente, el chico no se dirigió primero a Reiv como habría pensado, sino que llegó y le dejó una tarta en el regazo, que aparentemente era para ella y no para que el enfermo se mejorara.- ¿Qué, para mi? G-Gracias, Kyllian, que amable.- Le sonrió, elevándola para olerla mientras tomaba de la mesita de Reiv el tenedor que no había usado en la comida. Se sentía un poco infantil de estar tan entusiasmada, pero no recordaba que alguien le horneara una tarta y además tenía mucho sin comer algo dulce que sentía felicidad desde la lengua hasta el estómago. Dejó que le adelantaran a la plática mientras se llevaba un bocado a la boca. Le había quedado buena y tenía un sabor dulce que le hizo sonreír.- ¡Está buena! - Le sonrió a Kyllian, riéndose del segundo escrito que alcanzó a ver de Kyllian cuando por fin levantó el rostro.- Oh, ronca como oso. Estos días he podido descansar como reina.- Bromeó, llevándose a la boca otro trocito de la tarta. Tenía sus dudas de si podría comérsela toda, pero era un reto que estaba dispuesta a probar.
Curiosamente, el chico no se dirigió primero a Reiv como habría pensado, sino que llegó y le dejó una tarta en el regazo, que aparentemente era para ella y no para que el enfermo se mejorara.- ¿Qué, para mi? G-Gracias, Kyllian, que amable.- Le sonrió, elevándola para olerla mientras tomaba de la mesita de Reiv el tenedor que no había usado en la comida. Se sentía un poco infantil de estar tan entusiasmada, pero no recordaba que alguien le horneara una tarta y además tenía mucho sin comer algo dulce que sentía felicidad desde la lengua hasta el estómago. Dejó que le adelantaran a la plática mientras se llevaba un bocado a la boca. Le había quedado buena y tenía un sabor dulce que le hizo sonreír.- ¡Está buena! - Le sonrió a Kyllian, riéndose del segundo escrito que alcanzó a ver de Kyllian cuando por fin levantó el rostro.- Oh, ronca como oso. Estos días he podido descansar como reina.- Bromeó, llevándose a la boca otro trocito de la tarta. Tenía sus dudas de si podría comérsela toda, pero era un reto que estaba dispuesta a probar.
- Gelion Draven:
- Gelion Draven escribió:Negué al ofrecimiento de evitar que el tuerto viniese. En cualquier caso podría meterme con él o darle una paliza, dado que aparentemente tendría que pasar tiempo en aquel lugar al menos serviría de entretenimiento.
Cuando la mujer confirmó que efectivamente tenía uno de esos trastos en mi interior llevé una mano a mi mentón, asintiendo lentamente con expresión seria.
-Así que esa parte también es real.
Murmuré para mi mismo comprendiendo que aquellos recuerdos en los que estaba reparando cosas de la ciudad o persiguiendo gente junto a las máquinas era cierta. La cuestión es que no sabía como había conseguido salir de aquella situación y aquello me intrigaba.
Conforme le explicaba a la castaña mi situación pude notar que su rostro se tensó, sin embargo la bruja no varió su posición ni dudó en mantenerse estoicamente correcta. Aquello hizo que mi mirada se entrecerrase inspeccionando su rostro justo cuando se atrevió a parar mi avance con un dedo. No miré hacia mi pecho pero si le mantuve la mirada. No era una mujer pequeña pero si le sacaba unos cuantos centímetros de altura, por no hablar de mi estructura corporal mucho más imponente que la suya, se notaba que lo suyo no era el campo de entrenamiento, y a pesar de ello apenas se había inmutado con mi forma de proceder. Es más...ahora sonreía.
Se esbozó en mi rostro una sonrisa irónica al ver que lo que pretendía era burlarse de mí por necesitar ayuda de ellos. La bruja se creía muy lista. Mi pequeña risa se asemejó a un gruñido por lo bajo mientras me tomaba del brazo y me arrastraba a inspeccionarme.
Tomé asiento entornando los ojos algo cansado mientras lo hacía.
-¿Acaso le resulta molesto a la señorita que le llame por el modo humano?-Chasqué la lengua juntando mis manos pasando el pulgar por mi mano contraria.-Tal vez si te hubieses presentado te llamaría por tu nombre...doctora.-Terminé por decir con ironía mientras miraba mi nuca, gruñí un segundo llevando la mano a aquel lugar, asintiendo molesto.
Aparté la mano de mi nuca escuchándole durante todo el tiempo que estuvo hablando, con mi rostro serio y expresión de cabreo clavados en ella. Cuando finalizó estiré mi espalda sopesando aquella información desviando la mirada.
"Si muero y ese trasto está en condiciones podrían pasarlo a otro cuerpo....pero ese trasto está frito por culpa del tipo que me freía el cerebro, el puto ruso"
Además estaba la cosa del elfo...el elfo era un puto anestesista. ¿Cómo iba a dejar que un elfo le operase? Una cosa era ponerse en manos de una bruja o un mago y otra muy distinta fiarse de una criatura de esas. Volví a mirarla pasando la mano por mi nuca repetidas veces, masajeando aquella zona.
-¿Que más asuntos quiere tratar Doc? Arregle este trasto y luego debato con usted lo que quiera.
-Mmmm…- Ladeó la cabeza cuando escuchó algo sobre “real” y tensó los labios -Me preocupa el orden de vuestra mente ¿Os gustaría escribir todo lo que recordáis y de esa forma podemos organizarlo según lo que es real y qué no? Intentaré hablar con alguien de la misión que os encontró para que me dé más información. Es un puzzle, soy buena con los puzzles- Indicó, con una sonrisa de orgullo. Analizó luego ese ruido raro que hizo y pensó que se trataba de una risa, luego escuchó aquello y negó rápidamente con la cabeza -Aunque no he conocido a ningún doctor quiero creer que más allá de las diferencias sobre nuestra genética; tenemos el mismo compromiso para con la vida misma y me encantaría creer que si yo me encuentro en una situación como usted, ellos podrían ayudarme. Lamentablemente, todo el mundo se empeña en decirme lo contrario pero...La esperanza es lo último que se pierde ¿No es así?- Dijo de manera muy tranquila aunque por dentro estaba esperando darle la mayor paz posible para que no la agarrara del cuello y la estampara contra la pared porque pese a que estuviera recién levantado parecía tener la fuerza para hacer eso.
-Oh…- El sonrojo fue inmediato cuando indicó que no se había presentado. Hizo una pequeña reverencia -Soy Arleen ...Ibn Salah- Dijo, pues estuvo a punto de entregar el apellido que no correspondía. Se acarició el anillo de su anular y sonrió de lado antes de alzar la vista hacia él que la observaba con un gesto de cabreo importante y Arleen intentó que aquello no le afectara, pero ya estaba costándole lo suyo y sentía que en cualquier momento necesitaría ir a tomar aire.
-Dejad de tocaros la nuca- Ordenó, esta vez con voz firme -No sé si está mal colocada y si seguís tocando algún músculo puede interferir o los nervios del sistema central- Se incorporó y fue a tomar su historia. Desde la operación de Andreas, que había sido invasiva y sin autorización; o la de Gen, Arleen había tomado medidas protocolarias así que en la hoja de atrás de la historia empezó a escribir una declaración en la que dejaba asentado el procedimiento que iba a hacer, el diagnóstico y finalmente que el paciente se prestaba voluntario para la operación. Lo hizo todo en silencio, manteniéndose quietecita mientras lo hacía -Leed y firmar, dejar también vuestro nombre y apellido. También rellenar los datos personales que nos hacen falta- Indicó y se lo acercó. Cuando lo cogió se apartó y conjuró dos vociferadores corporativos del hospital. Uno para Aldaron y otro para Belle.
Tras ello volvió hacia donde estaba Gelion y le miró -Trataré de hacer todo lo que esté en nuestras manos para que todo vaya bien pero aún estamos trabajando en el tema de las pilas porque no solemos recibir muchos pacientes con el disco tecnológico. También revisaré si tienes nanotecnología en el cuerpo, aunque...Es curioso que, si lo teneis, no os haya atacado- Miró hacia la historia con curiosidad -¿Listo?- Inquirió.
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Saludé a Reiv cuando por fin me miró y empezó a hablarme, lo peor es que estaba tan blandito esos días que casi se me escapa la lagrimilla al verlo despierto, pero no, tenía que aguantar! en cuanto le di la tarta a Juliet ella me dio las gracias, esperé que la probara mientras Reiv le daba al botoncito de la cama y cuando por fin dijo que estaba buena me sentí orgulloso,la receta de mi madre era la mejor -Es tooooda para ti, te haré otra cuando quieras- le escribí a la pelirroja pasando a mi amigo que ya estaba en una posición decente.
Lo de gorronear iba en broma pero estaba claro que estaba cansado de estar allí, normal, a mi también me daba alergia el hospital, había pasado tantas veces por allí que ya conocía a algunas enfermeras y todo. Negué cuando dijo que ir a verlo era aburrido, no era cierto, él se había quedado conmigo cuando la cuarentena, que me podría haber dejado tirado en la habitación de al lado pero no, hizo que me llevaran con Juliet para echarnos un vistazo a los dos, si no hubieran pasado tantas cosas me habría quedado con él, al menos para hacerle relevo a la pelirroja y que pudiera ir a descansar, me sentía mal amigo por eso. Me reí cuando miró a Juliet por lo de roncar pero claro, de mi garganta solo salían jadeos roncos que a Mérida le daban grima -Un mes, estoy...bien de la garganta- escribí para contestarle al moreno porque el menor de mis problemas era poder hablar.
Me llevé las manos a la cabeza y me eché el pelo hacia atrás para acabar con las mismas en mi cuello, Reiv se había fijado en muchas cosas y mientras yo pensaba si contarle o no lo de la niña dejándome ver algo agobiado con el tema que estaba mascando en mi interior, me miré la mano cuando mencionó el tatuaje y negué con la cabeza empezando a escribir de nuevo -El día de luna me salió, a Mer le ha salido uno igual, no sé que es- me quedé con la libreta un rato más en la mano, si a él le pasara algo a mi me gustaría que me lo dijera pero al estar aún tirado en la cama... lo miré un momento y al final me decidí a soltarle la bomba -Lila ha muerto, Leila la dejó caer y ahora ya no está-
Lo de gorronear iba en broma pero estaba claro que estaba cansado de estar allí, normal, a mi también me daba alergia el hospital, había pasado tantas veces por allí que ya conocía a algunas enfermeras y todo. Negué cuando dijo que ir a verlo era aburrido, no era cierto, él se había quedado conmigo cuando la cuarentena, que me podría haber dejado tirado en la habitación de al lado pero no, hizo que me llevaran con Juliet para echarnos un vistazo a los dos, si no hubieran pasado tantas cosas me habría quedado con él, al menos para hacerle relevo a la pelirroja y que pudiera ir a descansar, me sentía mal amigo por eso. Me reí cuando miró a Juliet por lo de roncar pero claro, de mi garganta solo salían jadeos roncos que a Mérida le daban grima -Un mes, estoy...bien de la garganta- escribí para contestarle al moreno porque el menor de mis problemas era poder hablar.
Me llevé las manos a la cabeza y me eché el pelo hacia atrás para acabar con las mismas en mi cuello, Reiv se había fijado en muchas cosas y mientras yo pensaba si contarle o no lo de la niña dejándome ver algo agobiado con el tema que estaba mascando en mi interior, me miré la mano cuando mencionó el tatuaje y negué con la cabeza empezando a escribir de nuevo -El día de luna me salió, a Mer le ha salido uno igual, no sé que es- me quedé con la libreta un rato más en la mano, si a él le pasara algo a mi me gustaría que me lo dijera pero al estar aún tirado en la cama... lo miré un momento y al final me decidí a soltarle la bomba -Lila ha muerto, Leila la dejó caer y ahora ya no está-
La escena de la tarta me pareció entrañable, tanto por el regalo de Kyllian como por la reacción de Juliet. Parecía una niña que nunca había comido tarta, y probablemente fuese así por aquello de que no tuvo una infancia en condiciones. Yo también le agradecí el detalle a mi amigo, aunque después le puse cara de fastidio a Juliet cuando le dio la razón en eso de que roncaba. - Mentiira. Te han comprado con una tarta, Bennett. - murmuré por lo bajo, sin darle más importancia. Ella se quedó comiendo mientras que Kyllian siguió escribiendo para comunicarse. Seguro que debía dolerle ya la muñeca de hacer eso todo el rato. Al menos habría desarrollado velocidad escribiendo. - Bueno, un mes pasa rápido. Pronto podré darte una paliza y tú podrás quejarte por ello de viva voz. - respondí tratando de animarle, y esperando que realmente en un mes estuviésemos ya bien del todo ambos.
Me pareció raro lo del tatuaje compartido que había aparecido para ambos, sin entender muy bien el motivo. - Hmm...no creo que sea una maldición, pero por si acaso deberíais ir a que os echasen un vistazo. A veces puede tratarse de marcas de magia negra. - no parecía ser el caso, puesto que él parecía encontrarse bien. - ¿Qué tal está Mérida? ¿estáis ya viviendo juntos? - pregunté con media sonrisa de cotilleo, porque por lo poco que vi para mí estaban casadísimos. Al principio me había parecido raro eso de querer tener un hijo juntos sin casi conocerse, pero al verlos en las montañas estaba claro que ahí había algo más. Por un momento pensé que la había cagado al preguntarle por Mérida, pues al verle tan parado con la libreta me temí que fuese a decirme que ya no estaban juntos, o peor, que había perdido al crío. Esas cosas a veces pasaban. Lo que escribió a continuación no me lo habría imaginado para nada, y tuve que releer un par de veces para asegurarme que había leído bien.
- ¿¿Qué...?? No...¿dejarla caer? ¿cómo pudo pasar? - todavía me costó algunos segundos más procesar eso de que aquella niña había muerto, y mucho más que Leila la dejase caer. Era su madre, ¿cómo podía hacer algo así? ¿en qué estaba pensando? sabía lo mucho que quería Kyllian a esa niña y lo que se preocupaba por ella, y por tanto era evidente que tenía que estar muy jodido por aquello. La consideraba como una hija. Yo mismo conviví con la cría durante el tiempo en que vivimos en la cueva de Thranduil, aunque no tuvimos mucho contacto con ella porque por aquella época Juliet estaba con el trauma de los niños. Ya había decidido que Leila no me daba buena espina y que no quería a Kyllian, me di cuenta cuando lo dejó tirado cuando él estuvo enfermo. Me incorporé un poco hacia delante sin saber muy bien qué decir, pues en esa situación cualquier cosa quedaba un poco vacía de significado. La noticia me dejó con bastante mal cuerpo, no era para menos.
- Joder...cuesta pensar que es real...tan pequeña. Lo siento mucho, Kyllian. - murmuré con total sinceridad alzando la mirada hacia él. - Ojalá hubiese despertado antes para poder estar ahí en ese momento. Puede que no sirva de mucho, pero...dime si hay algo que podamos hacer por ti. Hablar, distraerte, dar palizas...lo que sea...- qué menos que eso, teniendo en cuenta que era el único amigo que tenía.
Me pareció raro lo del tatuaje compartido que había aparecido para ambos, sin entender muy bien el motivo. - Hmm...no creo que sea una maldición, pero por si acaso deberíais ir a que os echasen un vistazo. A veces puede tratarse de marcas de magia negra. - no parecía ser el caso, puesto que él parecía encontrarse bien. - ¿Qué tal está Mérida? ¿estáis ya viviendo juntos? - pregunté con media sonrisa de cotilleo, porque por lo poco que vi para mí estaban casadísimos. Al principio me había parecido raro eso de querer tener un hijo juntos sin casi conocerse, pero al verlos en las montañas estaba claro que ahí había algo más. Por un momento pensé que la había cagado al preguntarle por Mérida, pues al verle tan parado con la libreta me temí que fuese a decirme que ya no estaban juntos, o peor, que había perdido al crío. Esas cosas a veces pasaban. Lo que escribió a continuación no me lo habría imaginado para nada, y tuve que releer un par de veces para asegurarme que había leído bien.
- ¿¿Qué...?? No...¿dejarla caer? ¿cómo pudo pasar? - todavía me costó algunos segundos más procesar eso de que aquella niña había muerto, y mucho más que Leila la dejase caer. Era su madre, ¿cómo podía hacer algo así? ¿en qué estaba pensando? sabía lo mucho que quería Kyllian a esa niña y lo que se preocupaba por ella, y por tanto era evidente que tenía que estar muy jodido por aquello. La consideraba como una hija. Yo mismo conviví con la cría durante el tiempo en que vivimos en la cueva de Thranduil, aunque no tuvimos mucho contacto con ella porque por aquella época Juliet estaba con el trauma de los niños. Ya había decidido que Leila no me daba buena espina y que no quería a Kyllian, me di cuenta cuando lo dejó tirado cuando él estuvo enfermo. Me incorporé un poco hacia delante sin saber muy bien qué decir, pues en esa situación cualquier cosa quedaba un poco vacía de significado. La noticia me dejó con bastante mal cuerpo, no era para menos.
- Joder...cuesta pensar que es real...tan pequeña. Lo siento mucho, Kyllian. - murmuré con total sinceridad alzando la mirada hacia él. - Ojalá hubiese despertado antes para poder estar ahí en ese momento. Puede que no sirva de mucho, pero...dime si hay algo que podamos hacer por ti. Hablar, distraerte, dar palizas...lo que sea...- qué menos que eso, teniendo en cuenta que era el único amigo que tenía.
Rio mientras la tarta le complacía el paladar. Tenía mucho sin sentirse así de feliz, pero es que el conjunto daba para mucho. Reiv estaba despierto, Kyllian estaba bien y ella tenía tarta.- Me puede comprar cuando quiera, está deliciosa. ¿Quieres tarta?- Admitió con una gran sonrisa mientras se comía otro bocadito, haciendo incluso un bailecito de felicidad con los hombros.
La verdad es que no iba interrumpiendo la "conversación" de los amigos. Leyó lo de los tatuajes e iba escuchando lo que decían, pero mientras continuaba comiendo. La conversación parecía casual y tranquila, o al menos eso creyó hasta que Kyllian cambió de actitud. Ella misma lo notó. Bajó la tarta y el tenedor, dejó de hacer el bailecito y se enfocó en lo que el contrario estaba escribiendo. Reiv lo leyó más rápido que ella misma y en su mente tuvo que repasar la oración varias, varias veces antes de poder comprender de lo que se trataba y creer que aquello era verdad.- Kyllian, ¿cuándo pasó? - Se sentía culpable. ¿Había lidiado con eso solo? En el pecho sintió un vacío, no por la niña ni tampoco por Leila a las que nunca se había acercado, sino por Kyllian, que había estado ahí para ella mientras Reiv reposaba. ¿Cómo no sabía de aquello? Tuvo que haber sido después de la boda o él no habría asistido. La quería. No sabía que decir, el sentimiento le era extraño pues por lo general no sentía pena por la muerte, pero verle tan triste... Dejó que Reiv hablara por los dos mientras el contrario escribía, asintiendo con el rostro compungido por la tristeza.
La verdad es que no iba interrumpiendo la "conversación" de los amigos. Leyó lo de los tatuajes e iba escuchando lo que decían, pero mientras continuaba comiendo. La conversación parecía casual y tranquila, o al menos eso creyó hasta que Kyllian cambió de actitud. Ella misma lo notó. Bajó la tarta y el tenedor, dejó de hacer el bailecito y se enfocó en lo que el contrario estaba escribiendo. Reiv lo leyó más rápido que ella misma y en su mente tuvo que repasar la oración varias, varias veces antes de poder comprender de lo que se trataba y creer que aquello era verdad.- Kyllian, ¿cuándo pasó? - Se sentía culpable. ¿Había lidiado con eso solo? En el pecho sintió un vacío, no por la niña ni tampoco por Leila a las que nunca se había acercado, sino por Kyllian, que había estado ahí para ella mientras Reiv reposaba. ¿Cómo no sabía de aquello? Tuvo que haber sido después de la boda o él no habría asistido. La quería. No sabía que decir, el sentimiento le era extraño pues por lo general no sentía pena por la muerte, pero verle tan triste... Dejó que Reiv hablara por los dos mientras el contrario escribía, asintiendo con el rostro compungido por la tristeza.
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