Recuerdo del primer mensaje :
Planta de habitaciones para pacientes ingresados. Hay varias habitaciones, con varias camas en cada habitación. Las camas pueden separarse con biombos.
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Mérida Pyro
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Kyllian Evans escribió:No me había planteado jamás la relación que teníamos la pelirroja y yo pero la verdad es que estábamos cómodos el uno con el otro y poner etiquetas era una mierda porque al hacerlo se acababan las libertades pero los que se encontraban a nuestro alrededor se empeñaban en decir o preguntar si eramos novios, negué con la cabeza a la pregunta de la rubia y entonces pasamos a la cama de Mérida para que le echaran un vistazo.
Me apuntaba lo de las grasas y la dieta que para eso tenía una libreta y ya de paso le escribía a Mérida "te estaré vigilando pyro!" y entonces hice la tontería esa de mirarla mientras señalaba con los dedos mis ojos y después la apuntaba a ella, pero todo de buen rollo, tenía que cuidarla a ella para que el bebé estuviese bien. Al final la mujer maja me dejó acercarme a ver la cosa esa negra en la que yo no veía absolutamente nada, ni cuando puso las cruces esas, pensaba que nos estaba engañando pero al parecer era muy pequeño, me dio el bajón pero entonces le dio voz al aparatejo de los botones y pude escuchar aquel latido, le presté mucha atención abriendo los ojos como platos para sonreír de oreja a oreja mirando a la pantalla y a Mérida repetidas veces, señalando la pantalla como queriendo decir "está ahí!!"
Me sentí muy orgulloso cuando dijo que era fuerte y al parecer Mérida también, puntualizando que era hijo de guerreros así que marqué biceps para corroborarlo, pero entonces a la pobre le entró la llorera y la maldita casi me hace ponerme emotivo a mi también, se me alcanzaron a cristalizar los ojos pero pude aguantar como un machote.
Dejé que la rubia llevara mi mano hasta la de Mérida y asentí a sus palabras para después escribirle un "gracias" en mi libreta, cuando se marchó Mérida me pidió un abrazo así que primero le cambiaría mi puré por el Yogurt que le había robado, después le di al botoncito de la cama para que estuviera más alta y casi sentada, entonces le di un culazo y me colé en su cama para abrazarla tanto como quisiera y darle un beso en la frente.
La pelirroja soltó otra risa al ver lo que había escrito Kyllian -Pero qué dices... Yo sé... Bueno, más o menos... joder...¿Dónde está esa pirámide alimentaria con los colorinches?- Preguntó mirando alrededor de la habitación por si, por casualidad, había alguna por allí pero no. Tendría que comer cosas como vegetales en vapor y le estaba empezando a dar un poco de asquito pero no dijo nada. Cuando el eco le sonrió a Kyllian cuando señalaba constantemente la máquina, no sabía si le estaba preguntando algo o diciendo asi que alzó los hombros. Luego le miró hacer bíceps y arqueó las cejas un par de veces pero no dijo nada -Te debes estar muriendo un poquito con la mímica- Le bromeó para después escuchar todo lo que tenía que decir Anteia que, claro, le conmovió.
Agradeció que Kyllian le trajo su purecito y le dejó espacio en la cama mientras se subía a ella. Se refugió en sus brazos un ratito hasta calmarse y entonces trajo el pure hacia ella para empezar a comer lentamente -Es horrible saber que tu última hamburguesa es tu última hamburguesa- Analizó, estaba recostada en la cama con la cabeza apoyada en el hombro del gato -Oye... Y si tenemos esa conversación pendiente? Yo comienzo...- Le dijo a Kyllian después de comer otro poco de pure -Mi mamá es escocesa pero se mudó a Francia cuando tenía tres años porque mi abuelo era francés. Mi padre era un... Bueno, un viajero por la vida. Licántropo. Le fallaba algo, o eso dice mi mamá. Lo conocí poco, hasta los seis o así y después sólo estuvimos mi madre y yo- Cruzó los pies por los tobillos pensando en qué más cosas de su historia podía contarle -Adrien era mi amigo de pequeña, sus padres tienen una buena posición económica y mis abuelos también la tenían así que creyeron que haríamos buena pareja. Los incendios poco a poco mermaron la idea peeero... se mantuvo todo Atrajo la bandeja hacia sí misma para dejar el bote del puré y coger otra cosa, comió un poco y siguió hablando -De adolescentes ya nos separamos bastantes. Él era más empollón y yo buscapleitos. Nos veíamos de vez en cuando pero finalmente me uní a la Brigada y la verdad... He viajado por gran parte del mundo con ella. Es mi familia ahora- Miró a Kyllian sonriendo de lado. Supuso que a él también podía llamarle familia, pero no se lo diría ahora. No quería liarla - Estuve metida en varios líos, que fue lo que te comenté ayer. Una vez me poseyó una cosa bastante chunga e hice mucho daño. No sé cómo me salvé pero estuve unos cuatro, cinco meses en coma. Luego retomé la marcha aquí... y finalmente lo de Francia, aunque como sabrás, no fui la única. ¡Ah! Y ahora mis llamas son azules, el Des... Ohhh...Adael me había invitado a una clase hoy. Pues no iré. Después hablaré con él- Empezó a comer un poco más y le miró alzando las cejas -Te toca-
Kyllian Evans
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Me daba lástima la pobre Mérida sabiendo que tenía que hacer dieta pero también era una oportunidad de reírme de ella un poco, aún así la ayudaría mientras tuviera que comer sano, a mi tampoco me vendría mal hacer algo de dieta. Me emocioné e hice el payaso un rato con lo de la ecografía, lo cierto era que la pelirroja tenía razón, me moría por hablar pero solo con intentarlo me entraba aquel dolor infernal y solo conseguía que ella me mirara con cara de asco.
Cuando la rubia se marchó nos quedamos un rato retozando en la cama mientras se volvia a quejar por la comida, tomé la libreta y empecé a escribir "Exagerada, es solo hasta que se te pasen las nauseas, después podrás volver a comer más o menos normal pero con menos grasas, te haré hamburguesas caseras!" tener que escribir me llevaba mucho tiempo, tanto que mientras lo hacía ella soltó lo de la charla esa que teníamos pendiente empezando por su historia, no teníamos nada mejor que hacer porque ni tele había en esa habitación así que presté atención a lo que decía y calladito porque no me quedaba de otra.
Resultaba que la pelirroja era una señorita, más o menos y había pasado por algunas cuantas cosas entre ellas las posesiones que ya me había comentado, lo que me recordó que teníamos que preguntar si eso afectaría al bebé y para que no se me olvidara hice un apartado en la libreta de "preguntas para la rubia: 1- que su madre sea una yonki de los exorcismos afecta al bebé?"
Cuando terminó con lo suyo me cedió el turno y me daba una pereza infernal tener que escribir pero era lo justo "Mis padres eran magos y ambos fueron alumnos de Ouroboros, no sé si tengo más familia porque siempre fuimos solo los tres, solo recuerdo al tío Stav que era el padre de Catherine, soliamos visitarlos en el castillo cuando era muy pequeño pero cuando nos mudamos a escocia dejamos de verlos" el boli había dejado de escribir por un momento así que tuve que hacer de todo para que volviera a funcionar y así poder seguir con mi historia " nos mudamos a un pequeño pueblo cerca del lago ness, y justo al lado de un bosque porque mis padres vivían de él, ayudaban a la gente y la verdad es que todos se llevaban muy bien hasta que a los aldeanos se les fue la olla, quemaron nuestra casa y a mis padres con ella" el recuerdo era amargo así que tuve que detenerme un momento para buscar la botella de agua y darle un trago.
No pretendía ocultarle a Mérida lo mucho que aún me afectaba aquello pero me costó volver a arrancar "después de eso me escondí en los bosques durante días, mis padres me enseñaron magia así que cambiaba de forma para mezclarme con los animalillos del bosque, era un crío así que me pareció un plan perfecto pero entonces un feral decidió que sería su cena y me gané un buen mordisco, volví a mi forma humana para huir pero entonces el bicharraco también se sintió mal... imagina el disgusto cuando pensó que se había quedado sin cena" eso ahora sonaba divertido pero en su momento pasé un mal rato "El hombre decidió hacerse cargo de mi y me enseñó muchas cosas, sobretodo a sobrevivir por mi cuenta hasta que un día se marchó, a partir de ahí seguí solo, llegué a los suburbios de Londres y la verdad es que me apañaba muy bien" haciendo cosas poco legales y bastante cuestionables pero eso no se lo diría a ella.
"Peeero cuando los humanos se pusieron más chungos de lo normal dejé Londres, entonces me pilló el apagón de magia... se me fue bastante la olla, huí a un bosque, conocí a tu amiga y a Altair, llegaron los androides y centinelas, casi le echan el guante a Leila y como soy subnormal profundo me puse en medio, pase VIP para los campos de concentración dónde el cabrón del ministro se puso creativo conmigo... allí conocí a Reiv y a Juliet y desde entonces les doy la lata y ya está, es es todo"
Cuando la rubia se marchó nos quedamos un rato retozando en la cama mientras se volvia a quejar por la comida, tomé la libreta y empecé a escribir "Exagerada, es solo hasta que se te pasen las nauseas, después podrás volver a comer más o menos normal pero con menos grasas, te haré hamburguesas caseras!" tener que escribir me llevaba mucho tiempo, tanto que mientras lo hacía ella soltó lo de la charla esa que teníamos pendiente empezando por su historia, no teníamos nada mejor que hacer porque ni tele había en esa habitación así que presté atención a lo que decía y calladito porque no me quedaba de otra.
Resultaba que la pelirroja era una señorita, más o menos y había pasado por algunas cuantas cosas entre ellas las posesiones que ya me había comentado, lo que me recordó que teníamos que preguntar si eso afectaría al bebé y para que no se me olvidara hice un apartado en la libreta de "preguntas para la rubia: 1- que su madre sea una yonki de los exorcismos afecta al bebé?"
Cuando terminó con lo suyo me cedió el turno y me daba una pereza infernal tener que escribir pero era lo justo "Mis padres eran magos y ambos fueron alumnos de Ouroboros, no sé si tengo más familia porque siempre fuimos solo los tres, solo recuerdo al tío Stav que era el padre de Catherine, soliamos visitarlos en el castillo cuando era muy pequeño pero cuando nos mudamos a escocia dejamos de verlos" el boli había dejado de escribir por un momento así que tuve que hacer de todo para que volviera a funcionar y así poder seguir con mi historia " nos mudamos a un pequeño pueblo cerca del lago ness, y justo al lado de un bosque porque mis padres vivían de él, ayudaban a la gente y la verdad es que todos se llevaban muy bien hasta que a los aldeanos se les fue la olla, quemaron nuestra casa y a mis padres con ella" el recuerdo era amargo así que tuve que detenerme un momento para buscar la botella de agua y darle un trago.
No pretendía ocultarle a Mérida lo mucho que aún me afectaba aquello pero me costó volver a arrancar "después de eso me escondí en los bosques durante días, mis padres me enseñaron magia así que cambiaba de forma para mezclarme con los animalillos del bosque, era un crío así que me pareció un plan perfecto pero entonces un feral decidió que sería su cena y me gané un buen mordisco, volví a mi forma humana para huir pero entonces el bicharraco también se sintió mal... imagina el disgusto cuando pensó que se había quedado sin cena" eso ahora sonaba divertido pero en su momento pasé un mal rato "El hombre decidió hacerse cargo de mi y me enseñó muchas cosas, sobretodo a sobrevivir por mi cuenta hasta que un día se marchó, a partir de ahí seguí solo, llegué a los suburbios de Londres y la verdad es que me apañaba muy bien" haciendo cosas poco legales y bastante cuestionables pero eso no se lo diría a ella.
"Peeero cuando los humanos se pusieron más chungos de lo normal dejé Londres, entonces me pilló el apagón de magia... se me fue bastante la olla, huí a un bosque, conocí a tu amiga y a Altair, llegaron los androides y centinelas, casi le echan el guante a Leila y como soy subnormal profundo me puse en medio, pase VIP para los campos de concentración dónde el cabrón del ministro se puso creativo conmigo... allí conocí a Reiv y a Juliet y desde entonces les doy la lata y ya está, es es todo"
- Habitacion de Adramelech -
- No tenías ni idea? Crees que moví la Torre entera desde Irlanda hasta aquí solo por gusto o por un capricho mio? - no me valía eso del "no sabia que era tan peligroso". Nosotros no huiamos sin mas si no teniamos un motivo de verdad delante. NO habia evaluado eso?
Al menos tuvo la decencia de disculparse y explicarme qué había pasado. Para colmo, Lyosha, según decía, estaba mas grave, y eso que él ya estaba cojo....
- No me hace falta preguntar... - mas o menos podía detectar su aura, lo que no conocía era su estado. Él hizo pitar algo y yo sentí que no tenía paciencia hasta que llegase a quien quiera que hubiese llamado. - Voy a ver a Lyosha. Cuando te recuperes, quiero que reunas a los tuyos y les cuentes lo que os ha ocurrido en la misión, tenemos que poner al dia a las diferentes hermandades y prepararlos para lo que viene. - iba a salir cuando entró alguien en su habitación. Tras unas cuantas recomendaciones, le dieron el alta y una muleta en la que apoyarse, podía irse.
Después de ponerle deberes, me retiré de aquella habitacion, había demasiada gente por los pasillos y percibía demasiadas auras de magos a mi alrededor, cosa que no me agradaba en absoluto. Supuse que Adramelech me seguiria para ir a ver a Lyo tambien.
Solo han dicho que debería descansar. Nada de reposo obligatorio.- Aunque lo más seguro era que estuviera estirando su suerte. Pronto entendió que el moreno no aceptaría lo que le ofrecía porque para él aquello no era una solución al problema. Tenía que dejar de pensar en la situación en la que estaba como "el problema" o terminaría el año bastante amargada. Eso no quitaba que se sintiera pésimamente mal por todas las molestias que le haría pasar. Sobre todo porque, si así lo quería, tendría que decirle a Jo antes de que alguien se le adelantara. Había sido culpa de ambos, si lo quería ver así, pero en su mente no había por qué hacer que todo mundo sufriera.
No pudo evitar el sarcasmo cuando escuchó su explicación de como ella no había hecho nada indebido.- Claro, porque me tomaste desprevenida aquel día... y todos los días después. No es así, Johan. Yo solo lamento cómo pasaron las cosas, no lo que pasó.- Agradecía que quisiera hacerla sentir mejor con una suave sonrisa, pero de aquella manera, culpándose solo a sí mismo, no era el modo.- Voy a empezar a culpar a las hormonas a partir de aquí, si no te molesta.- Murmuró mientras dejaba de llorar a manera de excusarse, escuchando con cuidado lo que él tenía qué decirle. Sabía que se refería a su hermano, solo no tenía una entera certeza sobre lo que había sucedido. Sabía que no la obligaba, no se sentía así, solo tenía mucha incertidumbre sobre lo que venía. Aceptó el abrazo, aunque con lo sensible que estaba casi comenzó a llorar otra vez. Apenas y pudo contenerse.- No, por favor, no. No me gusta estar sedada. Estoy bien así. Hay muchas cosas que necesito... analizar. El futuro es demasiado incierto. Y eso nunca me ha gustado...- Trató de limpiarse las lágrimas con la mano, pues sentía que si le seguía viendo tan sensible terminaría por pedir el sedante. Y ¡ah! maldito elfo, giró el rostro en cuanto lo escuchó. No podía creer lo inoportuno que era. Terminó de limpiarse las mejillas, ignorándole un poco y mirando a la ventana cuando comenzó a hablar con Johan.
Le miró solo hasta que comenzó a hablar con ella, mirando con cuidado los botecitos y la jeringuilla. Confiaba en que no le haría daño, pero a la vez no confiaba en nadie. Permitió que le sacara sangre, consciente de que las medicinas mágicas debían ser una maravilla si no sentía nada. Cuando el elfo procedió a la curación, volvió a ver al techo, su ahora mejor amigo para las situaciones complicadas. Un grito por el pasillo, bastante inesperado, le hizo sobresaltarse para luego mirar al médico, que de pronto se había puesto nervioso cual colegiala. Le miró inquisitiva, viendo como al inicio parecía querer salir corriendo y luego se iba muy digno. Alzó una ceja viéndole y luego a Johan.
Reiv estaba muy mal cuando veníamos. Estaba inconsciente y no respondía. ¿Le haz visto?
No pudo evitar el sarcasmo cuando escuchó su explicación de como ella no había hecho nada indebido.- Claro, porque me tomaste desprevenida aquel día... y todos los días después. No es así, Johan. Yo solo lamento cómo pasaron las cosas, no lo que pasó.- Agradecía que quisiera hacerla sentir mejor con una suave sonrisa, pero de aquella manera, culpándose solo a sí mismo, no era el modo.- Voy a empezar a culpar a las hormonas a partir de aquí, si no te molesta.- Murmuró mientras dejaba de llorar a manera de excusarse, escuchando con cuidado lo que él tenía qué decirle. Sabía que se refería a su hermano, solo no tenía una entera certeza sobre lo que había sucedido. Sabía que no la obligaba, no se sentía así, solo tenía mucha incertidumbre sobre lo que venía. Aceptó el abrazo, aunque con lo sensible que estaba casi comenzó a llorar otra vez. Apenas y pudo contenerse.- No, por favor, no. No me gusta estar sedada. Estoy bien así. Hay muchas cosas que necesito... analizar. El futuro es demasiado incierto. Y eso nunca me ha gustado...- Trató de limpiarse las lágrimas con la mano, pues sentía que si le seguía viendo tan sensible terminaría por pedir el sedante. Y ¡ah! maldito elfo, giró el rostro en cuanto lo escuchó. No podía creer lo inoportuno que era. Terminó de limpiarse las mejillas, ignorándole un poco y mirando a la ventana cuando comenzó a hablar con Johan.
Le miró solo hasta que comenzó a hablar con ella, mirando con cuidado los botecitos y la jeringuilla. Confiaba en que no le haría daño, pero a la vez no confiaba en nadie. Permitió que le sacara sangre, consciente de que las medicinas mágicas debían ser una maravilla si no sentía nada. Cuando el elfo procedió a la curación, volvió a ver al techo, su ahora mejor amigo para las situaciones complicadas. Un grito por el pasillo, bastante inesperado, le hizo sobresaltarse para luego mirar al médico, que de pronto se había puesto nervioso cual colegiala. Le miró inquisitiva, viendo como al inicio parecía querer salir corriendo y luego se iba muy digno. Alzó una ceja viéndole y luego a Johan.
Reiv estaba muy mal cuando veníamos. Estaba inconsciente y no respondía. ¿Le haz visto?
----------CON KYLLIAN Y MÉRIDA---------------------
Caminó por los pasillos con cuidado. Se sentía como... Como pollito en busca de dueño. Como si necesitara de alguien. Como si algo le hiciera falta y la tuviera totalmente desubicada. Llegó al piso de habitaciones poco después a pesar de sus pasos cortos y lentos. No sabía por qué había preguntado por Kyllian en el hospital. Ni por Mérida, a quien no conocía mucho, pero creyó que era el punto de reunión de toda la isla, al menos por el momento. Resultó que ambos estaban en cama y, por lo que veía en los letreritos de las entradas, en la misma habitación. Bueno, así al menos se evitaba el silencio incómodo con Mérida después de lo de las montañas. Aquello ya sentía que había sido hace años, y había sido la mañana anterior. Tocó la puerta con cuidado de no hacer mucho ruido, por si estaban dormidos, abriéndola después para ingresar.
Lo que vio no le tranquilizó mucho. Los dos tortolitos en la misma cama, aunque fuera de hospital, era una cita privada.- Buenos días...- Dijo en un susurro muy bajo, esperando no incomodar por la escena que veía. De pronto se sintió tonta, porque a la gente en el hospital se les llevan regalos, flores, fruta, pan para que las penas sean buenas, y a ella aquellas cosas siempre se le olvidaban. Eran cosas que había aprendido de pequeña pero al dejarlas sin uso terminaban por olvidarse.- Vengo haciendo visitas cortas.- Advirtió, porque les veía en medio del arrumaco y no quería hacerles mal tercio.- ¿Cómo están? Estaba preocupada, no te vi salir de China Town.- Murmuró a Kyllian, aunqueno había visto salir a la mitad. Supuso que había desaparecido con alguien del otro grupo.
Mérida Pyro
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Mérida, al leer, soltó una risa -Ohhh….Este es otro de tus secretos escondidos… ¿Sabes cocinar?- Le preguntó alzando ambas cejas. La pelirroja no era una completa torpe en la cocina, se defendía bastante bien pero nada como aquel guiso hace un par de semanas. Pensar en él hizo que se le hiciera agua la boca y se preguntó si Dyospiros ya habría convencido a su primo de que se uniera a la Brigada. Le haría bien a su bebé comer comidas así. Al pensar en eso se sintió un poco extraña y tuvo la tentación de picarse la tripa con el dedo pero lo dejó estar. -Umm… Ya… Deberíamos haberselo preguntado. Pero yo tengo moneda y ella también, es renegada. Así que le escribiré- Le dijo a Kyllian sonriendo y sacó su moneda para preguntarle a ella lo de los exorcismos. Esperaba que no le afectara.
Tras ello comenzó Kyllian a contar su historia. Se sentía bien de hacer eso. La verdad es que se habían conocido bastante por encima durante el último mes. Habían descubierto algún que otro hobbie aparte de la atracción física que se tenían el uno por el otro. Pero más allá de sus apellidos no tenía ni idea patente de él. Si le preguntaban su fecha de nacimiento o su color favorito. Ese tipo de cosas que, tal vez, debería saber del papá de tu hijo. Se mordió el labio y lo dejó escribir -Oh…Entonces conoces a Catherine desde pequeña. Supongo que tendrás razón en eso de que es mejor en confianza y fuera de lo del Consejo- Pero Adael no era así, era mucho más accesible. Siguió comiendo mientras lo veía escribir, se rio un poco sobre el boli morido total -Ains ojalá te cures rápido. La verdad mola más cuando me hablas- Le golpeó suavemente con el codo. Después de eso empezó a leer lo de sus padres y no se sintió nada bien. Notó que hubo un momento que le costó y ella le rodeó con los brazos, llenándole de besos la mejilla -Lo siento mucho, Kyll- Lo estrechó un poco más contra sí, entendiendo tal vez porque se había emocionado tanto con el crío. Se quedó en silencio un rato, con él, pero luego empezó a escribir.
Ella retomó su desayuno mientras miraba lo de la libreta con interés. En efecto, quería saber más de él -Pensé que habías nacido feral- Indicó pensativa y luego siguió comiendo y leyendo, llegando a la parte de los campos y haciendo un gesto algo doloroso -Lo siento un montón. No tenía ni idea…- Indicó haciendo un leve pucherito -Gracias por proteger a Leila…- Expresó con una sonrisa breve entendiendo de dónde venía la unión -Creo que deberíamos hablar con ella- Dijo pensativa antes de mirarlo y leer lo de “y eso es todo” -¿Y el torneo? ¿Y todo lo que ha pasado desde entonces? ¡Me siento dejada de lado!- Bromeó, riéndose un poco antes de instarlo a desayunar que por estar escribiendo casi no había comido -Me ha gustado…- Confesó -Saber más de ti y eso…Creo que ahora entiendo muchas cosas- Cuando terminó de decir eso la puerta se abrió, Mérida levantó la mirada para observar a Juliet y luego la bajó para concentrarse en su desayuno.
-Te dije que estaba bien- Le musitó a Kyllian terminándose el desayuno. Lo cierto es que las pocas veces que había visto a Juliet le había puesto un muro de hielo o de fuego de lado a lado y Mérida ya no sabía muy bien qué hacer, pero al saber que ella había estado en los campos le aflojó un poco el corazón. Había gente que simplemente no lo superaba. Recostó la cabeza en la camilla mientras miraba a Kyllian porque aunque la pregunta había sido en plural sabía que era sólo cortesía, por eso no respondió pero la miró buscando heridas, sin encontrar ninguna -Acércate, porque no puede hablar. Te escribirá en la libreta lo que te quiere decir- Le explicó a Juliet antes de ponerse a mirar el techo que era muy divertido en ese momento, se cogió varios mechones rojos y empezó a enrollarlos y desenrollarlos en sus dedos pensando en lo bien que estaría en la clase de Adael en ese momento.
Tras ello comenzó Kyllian a contar su historia. Se sentía bien de hacer eso. La verdad es que se habían conocido bastante por encima durante el último mes. Habían descubierto algún que otro hobbie aparte de la atracción física que se tenían el uno por el otro. Pero más allá de sus apellidos no tenía ni idea patente de él. Si le preguntaban su fecha de nacimiento o su color favorito. Ese tipo de cosas que, tal vez, debería saber del papá de tu hijo. Se mordió el labio y lo dejó escribir -Oh…Entonces conoces a Catherine desde pequeña. Supongo que tendrás razón en eso de que es mejor en confianza y fuera de lo del Consejo- Pero Adael no era así, era mucho más accesible. Siguió comiendo mientras lo veía escribir, se rio un poco sobre el boli morido total -Ains ojalá te cures rápido. La verdad mola más cuando me hablas- Le golpeó suavemente con el codo. Después de eso empezó a leer lo de sus padres y no se sintió nada bien. Notó que hubo un momento que le costó y ella le rodeó con los brazos, llenándole de besos la mejilla -Lo siento mucho, Kyll- Lo estrechó un poco más contra sí, entendiendo tal vez porque se había emocionado tanto con el crío. Se quedó en silencio un rato, con él, pero luego empezó a escribir.
Ella retomó su desayuno mientras miraba lo de la libreta con interés. En efecto, quería saber más de él -Pensé que habías nacido feral- Indicó pensativa y luego siguió comiendo y leyendo, llegando a la parte de los campos y haciendo un gesto algo doloroso -Lo siento un montón. No tenía ni idea…- Indicó haciendo un leve pucherito -Gracias por proteger a Leila…- Expresó con una sonrisa breve entendiendo de dónde venía la unión -Creo que deberíamos hablar con ella- Dijo pensativa antes de mirarlo y leer lo de “y eso es todo” -¿Y el torneo? ¿Y todo lo que ha pasado desde entonces? ¡Me siento dejada de lado!- Bromeó, riéndose un poco antes de instarlo a desayunar que por estar escribiendo casi no había comido -Me ha gustado…- Confesó -Saber más de ti y eso…Creo que ahora entiendo muchas cosas- Cuando terminó de decir eso la puerta se abrió, Mérida levantó la mirada para observar a Juliet y luego la bajó para concentrarse en su desayuno.
-Te dije que estaba bien- Le musitó a Kyllian terminándose el desayuno. Lo cierto es que las pocas veces que había visto a Juliet le había puesto un muro de hielo o de fuego de lado a lado y Mérida ya no sabía muy bien qué hacer, pero al saber que ella había estado en los campos le aflojó un poco el corazón. Había gente que simplemente no lo superaba. Recostó la cabeza en la camilla mientras miraba a Kyllian porque aunque la pregunta había sido en plural sabía que era sólo cortesía, por eso no respondió pero la miró buscando heridas, sin encontrar ninguna -Acércate, porque no puede hablar. Te escribirá en la libreta lo que te quiere decir- Le explicó a Juliet antes de ponerse a mirar el techo que era muy divertido en ese momento, se cogió varios mechones rojos y empezó a enrollarlos y desenrollarlos en sus dedos pensando en lo bien que estaría en la clase de Adael en ese momento.
Kyllian Evans
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Miré a la pelirroja orgulloso cuando me preguntó por mis habilidades culinarias dándome un golpecito en el pecho de " por supuesto", lo de los exorcirmos era importante pero si la rubia iba a pasar a hacer chequeos no veía necesario el mensaje por lo que bajé la mano de Mérida cuando sacó la moneda para que lo dejara estar, que esas cosas siempre era mejor que te las dijera el médico en persona.
Empecé a contarle mi vida a la pelirroja tal y como había pedido, asentí a lo de Catherine y por supuesto que lo hice a lo de curarme, solo llevaba un día y ya estaba harto de la libreta, pero mejor eso que no poder comunicarme. Los animos cambiaron con lo de mis padres, siempre se me atragantaba aquella anécdota y eso me llevaba a preguntarme si algún día lo superaría, el abrazo y los besos me hicieron sentir mejor, le pasé un brazo por encima a la pelirroja en señal de que estaba bien y a cambio de sus ánimos le devolví el beso pero en los labios, entonces pude continuar.
Negué a la pregunta sobre nacer Feral, eso me lo había ganado con un buen mordisco, pero la verdad es que me gustaba ser feral menos cuando un psicopata te encierra en su coliseo de frikis para que mates gente, claro, pero ya se lo contaría en otra ocasión a lapelirroja, me había saltado varias partes y hecho la versión resumida porque me iba a dar algo en la mano de escribir. Me tomó por sorpresa que me agradeciera por lo de Leila... ni siquiera recordaba que la propia Leila lo hubiera hecho, me quedé pensando en ello un momento porque me sonaba que algo habíamos hablado en el castillo lefay pero entonces ella mencionó hablar con la feral y me crucé de brazos, aún seguía enfadado con ella y encima no había podido ver a la pequeña desde su cumpleaños y la cosa había estado tensa.
Quise reírme cuando se hizo la indignada por cosas que ella ya sabía "Otro día te cuento como conocí a una pelirroja guapa e insaciable" le escribí a modo de broma, no era muy fan de compartir mis historias personales pero al menos así no eramos solo dos locos que apenas se conocían e iban a tener un bebé.
La puerta se abrió y ya desde mi cama pude reconocer un olor familiar, Juliet había entrado para hacer una visita y me alegré enormemente de verla, preguntó por nuestro estado y Mérida... estaba modo rancia así que le di un codazo suave antes de levantarme e ir a por la dragona, le di una gran abrazo casi levantándola del suelo, cuando la solté tenía una sonrrisa de oreja a oreja y puse mis manos sobre sus hombros mirándola da arriba abajo para comprobar que en efecto estaba bien. Tomé la libreta y empecé a escribir "¿Estás bien? ¿Y Reiv? me han dicho que está en los intensitos o algo así! me alegro de verte!"
Empecé a contarle mi vida a la pelirroja tal y como había pedido, asentí a lo de Catherine y por supuesto que lo hice a lo de curarme, solo llevaba un día y ya estaba harto de la libreta, pero mejor eso que no poder comunicarme. Los animos cambiaron con lo de mis padres, siempre se me atragantaba aquella anécdota y eso me llevaba a preguntarme si algún día lo superaría, el abrazo y los besos me hicieron sentir mejor, le pasé un brazo por encima a la pelirroja en señal de que estaba bien y a cambio de sus ánimos le devolví el beso pero en los labios, entonces pude continuar.
Negué a la pregunta sobre nacer Feral, eso me lo había ganado con un buen mordisco, pero la verdad es que me gustaba ser feral menos cuando un psicopata te encierra en su coliseo de frikis para que mates gente, claro, pero ya se lo contaría en otra ocasión a lapelirroja, me había saltado varias partes y hecho la versión resumida porque me iba a dar algo en la mano de escribir. Me tomó por sorpresa que me agradeciera por lo de Leila... ni siquiera recordaba que la propia Leila lo hubiera hecho, me quedé pensando en ello un momento porque me sonaba que algo habíamos hablado en el castillo lefay pero entonces ella mencionó hablar con la feral y me crucé de brazos, aún seguía enfadado con ella y encima no había podido ver a la pequeña desde su cumpleaños y la cosa había estado tensa.
Quise reírme cuando se hizo la indignada por cosas que ella ya sabía "Otro día te cuento como conocí a una pelirroja guapa e insaciable" le escribí a modo de broma, no era muy fan de compartir mis historias personales pero al menos así no eramos solo dos locos que apenas se conocían e iban a tener un bebé.
La puerta se abrió y ya desde mi cama pude reconocer un olor familiar, Juliet había entrado para hacer una visita y me alegré enormemente de verla, preguntó por nuestro estado y Mérida... estaba modo rancia así que le di un codazo suave antes de levantarme e ir a por la dragona, le di una gran abrazo casi levantándola del suelo, cuando la solté tenía una sonrrisa de oreja a oreja y puse mis manos sobre sus hombros mirándola da arriba abajo para comprobar que en efecto estaba bien. Tomé la libreta y empecé a escribir "¿Estás bien? ¿Y Reiv? me han dicho que está en los intensitos o algo así! me alegro de verte!"
Sintió un poco el silencio inicial. No era esperada y lo comprendía, sobre todo por parte de ella que no habían tenido un buen inicio. También con Reiv le había costado mucho abrirse y Kyllian parecía ignorar toda especie de barrera que ella quisiera poner ante él, así que al gato no le quedaba más que aceptarlo. Se acercó como dijo Mérida, aunque quedándose al pie de la camilla, sorprendida de que Don Nomecalloniconvaleciente no pudiera hablar.- ¿No puede? - Si lo tenía que escribir debía ser malo.
Y... Y... ¿tú? ¿Y... el bebé? ¿Todo bien? - Que mal se le vaba tratar de socializar. Con Reiv a su lado ya sabría todo eso. Y luego lo del bebé, que ya no era tema sensible, pero le resultaba muy muy raro preguntar aquellas cosas a chicas que se veían como de su edad. El gato se levantó y fue hacia ella con los brazos abiertos. No pudo evitar dar un paso atrás, con los ojos muy abiertos por la sorpresa y por lo cercano del contacto. Se sentía un poco mortificada porque no iba preparada para abrazos, menos tan efusivos, pero alcanzó a devolverlo a su manera antes de que el contrario se alejara. Le sonrió también, porque no le quedaba de otra mientras le inspeccionaba. Esperó a que terminara de escribir para luego leer. Gracias a Dios, leer ya se le daba mejor.- Pues... Sí, solo heridas en la espalda. Reiv aún está sedado, pero quería venir a vert-verles. Seguro preguntará por ustedes cuando despierte. No te vi cuando volviste, estaba algo preocupada.
Y... Y... ¿tú? ¿Y... el bebé? ¿Todo bien? - Que mal se le vaba tratar de socializar. Con Reiv a su lado ya sabría todo eso. Y luego lo del bebé, que ya no era tema sensible, pero le resultaba muy muy raro preguntar aquellas cosas a chicas que se veían como de su edad. El gato se levantó y fue hacia ella con los brazos abiertos. No pudo evitar dar un paso atrás, con los ojos muy abiertos por la sorpresa y por lo cercano del contacto. Se sentía un poco mortificada porque no iba preparada para abrazos, menos tan efusivos, pero alcanzó a devolverlo a su manera antes de que el contrario se alejara. Le sonrió también, porque no le quedaba de otra mientras le inspeccionaba. Esperó a que terminara de escribir para luego leer. Gracias a Dios, leer ya se le daba mejor.- Pues... Sí, solo heridas en la espalda. Reiv aún está sedado, pero quería venir a vert-verles. Seguro preguntará por ustedes cuando despierte. No te vi cuando volviste, estaba algo preocupada.
Mérida Pyro
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La risa que le salió después de lo de la “pelirroja insaciable” fue bastante más cerdita que el resto de las demás, pero le gustó. Después, con la llegada de Jul, el momento se desvaneció. Sintió el codazo de Kyllian y dejó caer los párpados. ¡Oye, que le de la idea había sido él y la que había pagado había sido ella! -No…Le hirieron en la garganta con plata- Dijo en un tono bastante neutral cuando se fue a darle un abrazo. Aprovechó y se acomodó mejor en la camilla, quitando las bandejas de desayuno para que no estorbaran y cogiéndose el jugo para terminar de beberlo.
-En la UCI, Unidad de Cuidados Intensivos- Le indicó Mer a Kyllian con una sonrisa antes de que la misma mirada pasar a Jul por su pregunta -Sí, está bien…Miralo…Es casi una alubia- Le soltó y le tendió la ecografía que tenía en su mano en la que casi no se apreciaba nada, pero bueno. Estaba siendo amable ¿No? Intercambió una mirada con Kyllian en plan “¿lo ves? Puedo ser amable. Es ella la dragona” -Pero yo regular así que me han internado- Alzó los hombros restándole importancia, a fin de cuentas, eran ellos los que realmente tenían buenas historias que contar. La pelirroja se acomodó para escuchar la conversación de ambos, tomando nota de la corrección de Juliet.
-Él también. Ayer no tuvimos información y como me desperté temprano esta mañana fui a preguntar por vosotros. Ya sabía que estabas bien y que Reiv estaba chungo. Se lo dije a él… Sé lo que significa perder amigos en batalla- Indicó sintiendo un poquito de acidez en el estómago al pensar en ello. Bajó la mirada un momento con el gesto contrariado antes de volver a mirarlos -Pero lo salvarán. Yo estuve en coma como cuatro meses pero al final me desperté. Son buenos sanadores- Expresó con una sonrisa optimista.
-En la UCI, Unidad de Cuidados Intensivos- Le indicó Mer a Kyllian con una sonrisa antes de que la misma mirada pasar a Jul por su pregunta -Sí, está bien…Miralo…Es casi una alubia- Le soltó y le tendió la ecografía que tenía en su mano en la que casi no se apreciaba nada, pero bueno. Estaba siendo amable ¿No? Intercambió una mirada con Kyllian en plan “¿lo ves? Puedo ser amable. Es ella la dragona” -Pero yo regular así que me han internado- Alzó los hombros restándole importancia, a fin de cuentas, eran ellos los que realmente tenían buenas historias que contar. La pelirroja se acomodó para escuchar la conversación de ambos, tomando nota de la corrección de Juliet.
-Él también. Ayer no tuvimos información y como me desperté temprano esta mañana fui a preguntar por vosotros. Ya sabía que estabas bien y que Reiv estaba chungo. Se lo dije a él… Sé lo que significa perder amigos en batalla- Indicó sintiendo un poquito de acidez en el estómago al pensar en ello. Bajó la mirada un momento con el gesto contrariado antes de volver a mirarlos -Pero lo salvarán. Yo estuve en coma como cuatro meses pero al final me desperté. Son buenos sanadores- Expresó con una sonrisa optimista.
Victorya Blanc escribió:Solo han dicho que debería descansar. Nada de reposo obligatorio.- Aunque lo más seguro era que estuviera estirando su suerte. Pronto entendió que el moreno no aceptaría lo que le ofrecía porque para él aquello no era una solución al problema. Tenía que dejar de pensar en la situación en la que estaba como "el problema" o terminaría el año bastante amargada. Eso no quitaba que se sintiera pésimamente mal por todas las molestias que le haría pasar. Sobre todo porque, si así lo quería, tendría que decirle a Jo antes de que alguien se le adelantara. Había sido culpa de ambos, si lo quería ver así, pero en su mente no había por qué hacer que todo mundo sufriera.
No pudo evitar el sarcasmo cuando escuchó su explicación de como ella no había hecho nada indebido.- Claro, porque me tomaste desprevenida aquel día... y todos los días después. No es así, Johan. Yo solo lamento cómo pasaron las cosas, no lo que pasó.- Agradecía que quisiera hacerla sentir mejor con una suave sonrisa, pero de aquella manera, culpándose solo a sí mismo, no era el modo.- Voy a empezar a culpar a las hormonas a partir de aquí, si no te molesta.- Murmuró mientras dejaba de llorar a manera de excusarse, escuchando con cuidado lo que él tenía qué decirle. Sabía que se refería a su hermano, solo no tenía una entera certeza sobre lo que había sucedido. Sabía que no la obligaba, no se sentía así, solo tenía mucha incertidumbre sobre lo que venía. Aceptó el abrazo, aunque con lo sensible que estaba casi comenzó a llorar otra vez. Apenas y pudo contenerse.- No, por favor, no. No me gusta estar sedada. Estoy bien así. Hay muchas cosas que necesito... analizar. El futuro es demasiado incierto. Y eso nunca me ha gustado...- Trató de limpiarse las lágrimas con la mano, pues sentía que si le seguía viendo tan sensible terminaría por pedir el sedante. Y ¡ah! maldito elfo, giró el rostro en cuanto lo escuchó. No podía creer lo inoportuno que era. Terminó de limpiarse las mejillas, ignorándole un poco y mirando a la ventana cuando comenzó a hablar con Johan.
Le miró solo hasta que comenzó a hablar con ella, mirando con cuidado los botecitos y la jeringuilla. Confiaba en que no le haría daño, pero a la vez no confiaba en nadie. Permitió que le sacara sangre, consciente de que las medicinas mágicas debían ser una maravilla si no sentía nada. Cuando el elfo procedió a la curación, volvió a ver al techo, su ahora mejor amigo para las situaciones complicadas. Un grito por el pasillo, bastante inesperado, le hizo sobresaltarse para luego mirar al médico, que de pronto se había puesto nervioso cual colegiala. Le miró inquisitiva, viendo como al inicio parecía querer salir corriendo y luego se iba muy digno. Alzó una ceja viéndole y luego a Johan.
Reiv estaba muy mal cuando veníamos. Estaba inconsciente y no respondía. ¿Le haz visto?
- Habrá que asegurarse preguntando. - comenté sobre lo del reposo obligatorio, porque estaba seguro de que al menos una semana tendría que quedarse. Su tono de sarcasmo respecto a la responsabilidad de ambos no hizo sino acrecentar la sensación de que la culpa era mía. La primera vez ni nos dimos cuenta de cómo paso, pero las siguientes durante el mes de la misión...en el momento no lo lamentábamos, desde luego. - ¿A qué te refieres con eso de cómo pasaron las cosas? - supuse que podía ir por el lado de lo "clandestino" que era todo, puesto que ambos tratábamos de que no se enterasen el resto de compañeros de misión. Achacó el llanto a las hormonas, y bien podía ser algo de eso, ya que ella solía ocultar bien sus emociones. - A saber qué cosas te van a hacer decir o hacer las hormonas a partir de este momento...no te imagino modo sensible. - intenté bromear para quitar pesadez a la situación, aunque aún estábamos en pleno proceso de asimilación.
El abrazo casi la hace ponerse a llorar otra vez, pero yo no podía hacer otra cosa para intentar calmarla. - Esta bien, nada para dormir. ¿Estás más tranquila ahora? - murmuré antes de separarme de ella, aunque para ese momento ya nos había visto Aldaron. Maldije su don de la oportunidad, no me hacía ni pizca de gracia que nos hubiese visto. Tuve que saludarlo cuando él lo hizo, aunque me dejó más tranquilo al decirme que al final no habían usado mi sangre para Reiv. Al menos no había sido culpa mía lo de la infección. Se encargó de sacar sangre a Victorya y de hacerle alguna sanación mágica, aunque pronto salió de allí todo motivado al escuchar la voz de Thoren. Me di con la palma de la mano en la frente, negando.
- Todos locos. - después volví a mirar a Victorya, más concretamente al brazo del que le habían sacado sangre. - No sabía que te envenenaron en la misión...con eso del secuestro me perdí mucho rato. Qué desastre...- hacía menos de 24 horas estaba con un chaleco bomba a punto de explotar, así que, siendo objetivo, la situación había mejorado bastante aunque tuviese un gran dilema encima. - Sí, subí a verle antes...estoy preocupado y no sé qué es exactamente lo que le ha sucedido. - poco podía hacer al respecto, más que esperar e informarme. Guardé silencio unos segundos, mirando hacia abajo un tanto pensativo. Tenía demasiado pendiente todavía. - Debería irme...pero volveré luego a visitaros. Dime si necesitas algo antes de que me vaya. - pregunté mientras me levantaba del borde de la cama, apoyándome después sobre el colchón con ambas manos para quedar a la altura de su cara.
Aldaron Failon escribió:Y allí estaba, mi adonis con necesidad de una lobotomia porque seguro tenía algo en la cabeza que no lo dejaba hilar, me recibió con aquella sonrisa y los brazos abiertos y casi se me derriten las piernas, hasta lo veía brillar, con un filtro rollo atardecer y una canción romanticona de fondo, puta vida miserable la mía que justo voy y elijo ese día para hacerme el digno... Quería llorar pero no me iba a rendir.
Seguí todo serio cuando me dijo lo del tono de interiores, cruzado de brazos sacando musculo y haciéndome babear, estúpido y sensual ruso - pues no he venido precisamente por no escucharte, baja un poco más la voz- el hombre intentó repetir mi nombre y aunque lo había dicho jodidamente mal era tan sexy que hasta me podría cambiar el apellido. No hizo falta que me lo dijera para poder darle una curación a su hermano y él se acercó haciendo contacto físico muy deseado pero habría preferido el abrazo de antes - eh!! De que vas!? Yo siempre he sido listo! Y soy de todo menos rancio! - ya me había salido de mi papel pero de perdidos al río.
Miré a la tortuga y se parecía a la del huevo de hacía más de un año - uy! Hola Irina aplastaneitora~ que grandota estás- gracias a esa tortuga tuve mi momento huevo y al mismo tiempo lo perdí, recordaría su ridículo nombre toda la vida, le habría acariciado la cabecita pero me daba asquete la baba y no quería que me arrancara un dedo.
Procedí a darle el informe a Thoren y parecer mucho más listo - Si y nada de sacudirlo o gritar, tiene que despertar poco a poco y moverlo sería malo para sus heridas... El señor Yaroslav llegó ayer desde Londres con otros pacientes, llegó aquí con numerosas heridas de bala, cortes y desnutrición severa por un periodo prolongado de ayuno y condiciones precarias, debe permanecer aquí un par de días para que podamos darle sanación de asistencia además de llevar un control sobre su estado físico- mi tiempo con el ruso se acabó pues una enfermera entró para decirme que Lucio había llegado y me estaba buscando, me acerqué al ruso y a la mierda mi plan, le di un abrazo y en cuanto lo toque casi se me cae la babilla - para que no digas que soy un rancio, me tengo que ir y deja de dar gritos o te dejo dormido a ti también - salí de la habitación, fangirlee en silencio haciendo movimientos raros y me fui hasta cuidados intensivos
El elfo en modo rancio me tenía confuso, aunque él dijese que no estaba rancio. Me reí cuando se quejó de que siempre había sido listo, soltando algo por lo bajo en ruso para que así no se enterase de lo que había dicho. Al menos le hizo aprecio a mi tortuga, lo cual me llenó de orgullo y satisfacción. - Tú recorrdar su nombrre, qué agrradable sujeto. - después me fue dando el parte sobre mi hermano, y a cada cosa que decía yo iba haciendo un dramático sonido de sorpresa. - Pobrre...menos mal que un Tolstoi es fuerrte y se recuperra bien. - además, confiaba en esos médicos y en el nivel del hospital, nada comparado con las mierdas de los renegados.
"Johan dimisión."
- Muchas grracias, señor Felaion. - le di un fuerte abrazo que casi lo parte en dos, riendo de nuevo al escuchar su queja por lo de rancio. - Vale, prrometo no grritos aquí, y les dirré que te suban el sueldo. ¿Mejor? - me despedí del elfo, quedando a solas con Yaros. Allí me quedaría los siguientes días, bebiéndome el vodka que había traído para él.
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off: Thoren limbeado en habitaciones hasta paso de varios días cuando despierte Yaros
Kyllian Evans
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Negué con la cabeza despacito para no hacerme daño y confirmar lo que decía Mérida sobre mi condición, me bajé de la cama para abrazar a Juliet que hizo el amago de echarse hacia atrás pero le tocaba aguantarse y recibir el abrazo que ya había cierta confianza y de verdad que me alegraba de verla bien, al menos ella no había sido ingresada.
Cuando preguntó por el bebé empecé con mi hiperactividad otra vez, Mérida le enseñó la ecografía y yo la señalé pasando mi mirada del papel ese en el que no se veía nada a la dragona con una sonrisa de oreja a oreja, todo orgulloso de mi alubia "es nuestra alubia y ella está de morros porque con las nauseas no puede comer hamburguesa" le escribí a la pelirroja y le enseñé la libreta en modo secreto para que Mérida no viera lo que ponía.
Estaba muy agradecido por la información que había traído mamá alubia pero siempre era mejor ver a Juliet frente a nosotros que solo saber que estaba bien pero a pesar de intentar ser maja lo del coma no creía que le sentara muy bien a Juliet "Estará descansando! Reiv es blandito, no como nosotros que somos fortotes" escribí para bromear y quitarle hierro al asunto "y si no se despierta le pintamos un bigote y nos hacemos fotos con él... ¿cómo de dispuesta estás a raparle una ceja?" me reí con aquello solo de pensar en la cara de reiv al despertar pero mi risa ahora sonaba a algo deshinchandose y era bastante raro "Me alegro de que estés bien, luego iré a verlo, pero no te olvides de descansar o me chivo para que te eche la bronca"
Cuando preguntó por el bebé empecé con mi hiperactividad otra vez, Mérida le enseñó la ecografía y yo la señalé pasando mi mirada del papel ese en el que no se veía nada a la dragona con una sonrisa de oreja a oreja, todo orgulloso de mi alubia "es nuestra alubia y ella está de morros porque con las nauseas no puede comer hamburguesa" le escribí a la pelirroja y le enseñé la libreta en modo secreto para que Mérida no viera lo que ponía.
Estaba muy agradecido por la información que había traído mamá alubia pero siempre era mejor ver a Juliet frente a nosotros que solo saber que estaba bien pero a pesar de intentar ser maja lo del coma no creía que le sentara muy bien a Juliet "Estará descansando! Reiv es blandito, no como nosotros que somos fortotes" escribí para bromear y quitarle hierro al asunto "y si no se despierta le pintamos un bigote y nos hacemos fotos con él... ¿cómo de dispuesta estás a raparle una ceja?" me reí con aquello solo de pensar en la cara de reiv al despertar pero mi risa ahora sonaba a algo deshinchandose y era bastante raro "Me alegro de que estés bien, luego iré a verlo, pero no te olvides de descansar o me chivo para que te eche la bronca"
Khaled Svensson escribió:- Habitacion de Adramelech -
- No tenías ni idea? Crees que moví la Torre entera desde Irlanda hasta aquí solo por gusto o por un capricho mio? - no me valía eso del "no sabia que era tan peligroso". Nosotros no huiamos sin mas si no teniamos un motivo de verdad delante. NO habia evaluado eso?
Al menos tuvo la decencia de disculparse y explicarme qué había pasado. Para colmo, Lyosha, según decía, estaba mas grave, y eso que él ya estaba cojo....
- No me hace falta preguntar... - mas o menos podía detectar su aura, lo que no conocía era su estado. Él hizo pitar algo y yo sentí que no tenía paciencia hasta que llegase a quien quiera que hubiese llamado. - Voy a ver a Lyosha. Cuando te recuperes, quiero que reunas a los tuyos y les cuentes lo que os ha ocurrido en la misión, tenemos que poner al dia a las diferentes hermandades y prepararlos para lo que viene. - iba a salir cuando entró alguien en su habitación. Tras unas cuantas recomendaciones, le dieron el alta y una muleta en la que apoyarse, podía irse.
Después de ponerle deberes, me retiré de aquella habitacion, había demasiada gente por los pasillos y percibía demasiadas auras de magos a mi alrededor, cosa que no me agradaba en absoluto. Supuse que Adramelech me seguiria para ir a ver a Lyo tambien.
Abrí la boca para replicar con lo que dijo de mover la torre, pero no encontré nada bueno para decir y acabé callando, mirando hacia otro lado con cara de estar siendo regañado con razón. Lo de aquel ataque debería haberme dado pistas de la magnitud del asunto, pero pensé que sería como otras veces que habíamos luchado contra Centinelas. Me tocaba aguantar lo que quisiera decirme. Lo último que quería era deshonrar a la hermandad con mis errores. Khaled tampoco sabía que había caído un compañero de la hermandad de metal, pero no era el momento para decirlo.
- Empezaré hoy mismo a prepararlos, en cuanto salga. Por ahora sólo tu y yo conocemos lo que hay ahí abajo. Aunque me temo que cuanto más tardemos...más evolucionará esa cosa. - él no lo había visto transformarse en una especie de cuerpo de samurái, ni ninguna de las cosas extrañas que hizo, como atacar en forma de nube. - Espera, voy contigo a ver a Lyosha. - en ese momento entró un médico a la habitación, haciéndome una revisión rápida para decir que podía marcharme. Hice caso a las indicaciones de no apoyar la pierna en unos días, tomando después una muleta para poder moverme. Khaled se me había delantado, pero ya sabía el lugar al que tenía que seguirlo. Me vestí rápidamente con la ropa que me prestaron para poder quitarme la bata de hospital, saliendo después de esa planta para seguir a Khaled antes de que quemase algo por ver a Lyosha mal.
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off: Adra out
Asintió. Preguntaría después si el descanso obligatorio si es que Anteia volvía antes de que la dejaran ir. Aunque, por otro lado, si la dejaban entonces el descanso no era obligatorio sino sugerido. Con el fin de no usar lagunas legales en su beneficio, preguntaría. Era curioso que la atención selectiva del hombre fuera directamente a lo que no quería explicar: el cómo sucedió todo.- Te quise desde la primera noche, Johan. Y quise detenerme, me fui por un tiempo, pero al final, a pesar de Josephine, de Nyara, no me alejé lo suficiente. Debí respetar más tu... matrimonio.- Se lamentó, aunque ya de nada servía. Era casi como si todo, desde un inicio, hubiera sido precipitado a pesar de que de aquello hacía ya mucho tiempo. Sabía que su afecto no lo había demostrado correctamente, pero había estado ahí para él cuando lo necesitó.
Esto de llorar es muy nuevo para mi. Me tuve que controlar desde pequeña y ahora no puedo dejar de... Tengo las emociones por todos lados.- Murmuró, esperando que no la pusieran tan loca como Johan decía o iban a ser unos meses demasiado difíciles. Al menos ahora podría ponerse creativa con las bombas de Thalos y con ideas que le rondaban. Tendría demasiado tiempo libre. A su pregunta, asintió con un suspiro. Ya no tenía tanta carga en el pecho.- Si. Más tranquila. Solo... me estaba asfixiando con la duda.- Ahora todo era más pasadero.
Miró al elfo salir casi dando saltitos de felicidad, para luego regresar la mirada a Johan cuando le dijo loco, riendo un poco. Tampoco era de mucho reír, pero malditas hormonas.- Ya no recordaba lo del veneno. No sé muy bien cuándo pasó. No me di cuenta, pero creo que fue cuando los chinos salieron del restaurante. Cuando te tomaron los androides. Fui tras de ti pero se me cruzaron un par e hicieron el cambio.- Escuchó la situación de su hermano, asintiendo. Ella tampoco sabía en qué momento había pasado de estar haciendo un plan a estar inconsciente en el suelo.- Teníamos muchos enemigos alrededor. Seguro estará bien. Juliet le acompañará. Aquella vez en el castillo no se le despegó ni un minuto.- Le había visto en las calles y en urgencias, estaba segura de que estaría a su lado de cualquier manera que encontrara. Finalmente, se acercó un poco para despedirse. Entendía que había heridos por doquier y cosas que reportar, que planear, que todo. Solo habría deseado no estar en esa cama, convaleciente. Le pasó la mano por la mejilla con cariño, frotándole el entrecejo y la frente, donde más se notaba la preocupación.- Piensa en lo que te dije.- Murmuró. Aún podía arreglar las cosas con Josephine.- Si al final no lo aceptas, entonces... No me haré a un lado.- Dejó caer la mano de su mejilla a su hombro y luego la paseó por su brazo hasta tomar su mano. Le miró, mucho más tranquila que en un inicio y de manera profunda. Sentía que aún no era tan tarde para que él retomara su vida si así lo quería. De lo contrario, tomaría su turno.
Esto de llorar es muy nuevo para mi. Me tuve que controlar desde pequeña y ahora no puedo dejar de... Tengo las emociones por todos lados.- Murmuró, esperando que no la pusieran tan loca como Johan decía o iban a ser unos meses demasiado difíciles. Al menos ahora podría ponerse creativa con las bombas de Thalos y con ideas que le rondaban. Tendría demasiado tiempo libre. A su pregunta, asintió con un suspiro. Ya no tenía tanta carga en el pecho.- Si. Más tranquila. Solo... me estaba asfixiando con la duda.- Ahora todo era más pasadero.
Miró al elfo salir casi dando saltitos de felicidad, para luego regresar la mirada a Johan cuando le dijo loco, riendo un poco. Tampoco era de mucho reír, pero malditas hormonas.- Ya no recordaba lo del veneno. No sé muy bien cuándo pasó. No me di cuenta, pero creo que fue cuando los chinos salieron del restaurante. Cuando te tomaron los androides. Fui tras de ti pero se me cruzaron un par e hicieron el cambio.- Escuchó la situación de su hermano, asintiendo. Ella tampoco sabía en qué momento había pasado de estar haciendo un plan a estar inconsciente en el suelo.- Teníamos muchos enemigos alrededor. Seguro estará bien. Juliet le acompañará. Aquella vez en el castillo no se le despegó ni un minuto.- Le había visto en las calles y en urgencias, estaba segura de que estaría a su lado de cualquier manera que encontrara. Finalmente, se acercó un poco para despedirse. Entendía que había heridos por doquier y cosas que reportar, que planear, que todo. Solo habría deseado no estar en esa cama, convaleciente. Le pasó la mano por la mejilla con cariño, frotándole el entrecejo y la frente, donde más se notaba la preocupación.- Piensa en lo que te dije.- Murmuró. Aún podía arreglar las cosas con Josephine.- Si al final no lo aceptas, entonces... No me haré a un lado.- Dejó caer la mano de su mejilla a su hombro y luego la paseó por su brazo hasta tomar su mano. Le miró, mucho más tranquila que en un inicio y de manera profunda. Sentía que aún no era tan tarde para que él retomara su vida si así lo quería. De lo contrario, tomaría su turno.
Se sintió mal al escuchar que le habían herido la garganta con plata. ¿Eso era malo también para los ferales? No sabía, pero le hacía sentido. Quizás que ella preguntara por el bebé no fue lo más correcto, pues enseguida le tendió una ecografía. Después de aquel abrazo abrumador, no sabía si quería ver algo que nunca pudo experimentar, de buena manera, por sí misma. Se sintió extraña por los brinquitos que empezó a pegar Kyllian mientras escribía y ella tomaba la ecografía. La analizó, no veía gran cosa y aquello era muy nuevo para mi. Leyó con cuidado lo que Kyllian decía, sonriendo. Le daba un poco de envidia que ellos pudieran estar tan contentos con todo cuando ella sentía que se asfixiaba con la realidad teniendo uno de esos dentro. Y Reiv nunca había dado saltitos de emoción. Regresó la eco, de manera amable, aunque ya quería deshacerse de ella.- N-No sé que vi pero... felicidades. Es muy... redondo.- Dijo con una sonrisa a sabiendas que no tenía ni idea de bebés pero hacía su mejor esfuerzo por disimularlo.- Oh, el malestar se pasa después de un tiempo... Es lo que dicen.- Dijo, tratando de hacerla sentir mejor por lo de no poder comer y todo, cuando se dio cuenta de que había hablado de más. ¿Kyllian sabía o solo Johan? Pasó rápido al siguiente tema.
Escuchó a Mérida, su historia de cómo había buscado a Reiv y su... su oración inicial. No le hizo gracia, nada.- Yo no.- Susurró a lo de saber perder amigos en batalla. Nunca había sido amiga de nadie y a Reiv no lo perdería. Al final, asintió a lo de que eran buenos sanadores. A él también lo habían despertado después de dos meses. Le daría tiempo a su cuerpo de sanar. Dejó que Kyllian escribiera hasta hartarse para ahora sí leer todo. Rió suavemente con lo de que era blandito y la parte de raparle la ceja. A lo de descansar... no iba a hacer promesas.- Creo que ya los alboroté mucho por hoy. Deberían descansar. Los veré luego, me anoté como voluntaria en el hospital para poder ver a Reiv un poco más seguido, que los horarios de visita en terapia intensiva son difíciles.- Susurró, sonriéndoles a ambos. Tenían una capacidad de cambiarle el humor a cualquiera sin siquiera hablar. Apreció eso en ellos.- Iré a recoger el uniforme de enfermera sexi.- Bromeó, ¡ella también sabe hacer bromas, ziii!?- Nos veremos más tarde.- Y sin más, les sonrió de nuevo y se alejó, saliendo por la puerta para divagar un poco más por el lugar.
Escuchó a Mérida, su historia de cómo había buscado a Reiv y su... su oración inicial. No le hizo gracia, nada.- Yo no.- Susurró a lo de saber perder amigos en batalla. Nunca había sido amiga de nadie y a Reiv no lo perdería. Al final, asintió a lo de que eran buenos sanadores. A él también lo habían despertado después de dos meses. Le daría tiempo a su cuerpo de sanar. Dejó que Kyllian escribiera hasta hartarse para ahora sí leer todo. Rió suavemente con lo de que era blandito y la parte de raparle la ceja. A lo de descansar... no iba a hacer promesas.- Creo que ya los alboroté mucho por hoy. Deberían descansar. Los veré luego, me anoté como voluntaria en el hospital para poder ver a Reiv un poco más seguido, que los horarios de visita en terapia intensiva son difíciles.- Susurró, sonriéndoles a ambos. Tenían una capacidad de cambiarle el humor a cualquiera sin siquiera hablar. Apreció eso en ellos.- Iré a recoger el uniforme de enfermera sexi.- Bromeó, ¡ella también sabe hacer bromas, ziii!?- Nos veremos más tarde.- Y sin más, les sonrió de nuevo y se alejó, saliendo por la puerta para divagar un poco más por el lugar.
Victorya Blanc escribió:Asintió. Preguntaría después si el descanso obligatorio si es que Anteia volvía antes de que la dejaran ir. Aunque, por otro lado, si la dejaban entonces el descanso no era obligatorio sino sugerido. Con el fin de no usar lagunas legales en su beneficio, preguntaría. Era curioso que la atención selectiva del hombre fuera directamente a lo que no quería explicar: el cómo sucedió todo.- Te quise desde la primera noche, Johan. Y quise detenerme, me fui por un tiempo, pero al final, a pesar de Josephine, de Nyara, no me alejé lo suficiente. Debí respetar más tu... matrimonio.- Se lamentó, aunque ya de nada servía. Era casi como si todo, desde un inicio, hubiera sido precipitado a pesar de que de aquello hacía ya mucho tiempo. Sabía que su afecto no lo había demostrado correctamente, pero había estado ahí para él cuando lo necesitó.
Esto de llorar es muy nuevo para mi. Me tuve que controlar desde pequeña y ahora no puedo dejar de... Tengo las emociones por todos lados.- Murmuró, esperando que no la pusieran tan loca como Johan decía o iban a ser unos meses demasiado difíciles. Al menos ahora podría ponerse creativa con las bombas de Thalos y con ideas que le rondaban. Tendría demasiado tiempo libre. A su pregunta, asintió con un suspiro. Ya no tenía tanta carga en el pecho.- Si. Más tranquila. Solo... me estaba asfixiando con la duda.- Ahora todo era más pasadero.
Miró al elfo salir casi dando saltitos de felicidad, para luego regresar la mirada a Johan cuando le dijo loco, riendo un poco. Tampoco era de mucho reír, pero malditas hormonas.- Ya no recordaba lo del veneno. No sé muy bien cuándo pasó. No me di cuenta, pero creo que fue cuando los chinos salieron del restaurante. Cuando te tomaron los androides. Fui tras de ti pero se me cruzaron un par e hicieron el cambio.- Escuchó la situación de su hermano, asintiendo. Ella tampoco sabía en qué momento había pasado de estar haciendo un plan a estar inconsciente en el suelo.- Teníamos muchos enemigos alrededor. Seguro estará bien. Juliet le acompañará. Aquella vez en el castillo no se le despegó ni un minuto.- Le había visto en las calles y en urgencias, estaba segura de que estaría a su lado de cualquier manera que encontrara. Finalmente, se acercó un poco para despedirse. Entendía que había heridos por doquier y cosas que reportar, que planear, que todo. Solo habría deseado no estar en esa cama, convaleciente. Le pasó la mano por la mejilla con cariño, frotándole el entrecejo y la frente, donde más se notaba la preocupación.- Piensa en lo que te dije.- Murmuró. Aún podía arreglar las cosas con Josephine.- Si al final no lo aceptas, entonces... No me haré a un lado.- Dejó caer la mano de su mejilla a su hombro y luego la paseó por su brazo hasta tomar su mano. Le miró, mucho más tranquila que en un inicio y de manera profunda. Sentía que aún no era tan tarde para que él retomara su vida si así lo quería. De lo contrario, tomaría su turno.
No me esperaba para nada la confesión de Victorya, y al principio no estaba seguro de haber comprendido bien eso de que me quiso desde la primera noche. A lo mejor estaba confundiendo a lo que se refería, o puede que simplemente no me hubiese dado cuenta, como ella no era mucho de demostrar las cosas. Incluso me puse algo nervioso de pensarlo. Otra cosa más que no me había dicho, y a mi eso de pillar ese tipo de señales no se me daba bien. Ni siquiera sabía ligar en condiciones, la única mujer con la que había estado antes era Josephine. Suspiré con cierto pesar, yo tampoco había puesto de mi parte para que no sucediese. - Inevitable tal vez. - murmuré pensativo, recordando que fue lo que dijimos la primera ocasión. Su explicación sobre lo de no llorar me hizo sentir algo de lástima, como si no se le diese bien lo de expresar sentimientos.
- Pues entonces te toca equilibrar todo lo que te has contenido estos años. ¿Quién haría contenerse a un crío? - se me olvidaba que no todos habían tenido la suerte de criarse con padres en condiciones. Al menos había conseguido relajarse un poco y rebajar la incertidumbre. Puse cara de extrañeza cuando dijo lo de los chinos que la envenenaron, tratando de imaginar el caos en el que se vieron inmersos en medio de la pelea, cuando desaparecí. - Menos mal que me localizasteis a tiempo. Y si no fuese por Thalos...- dejé la frase a medias, era historia para otro momento. Asentí al comentario que hizo sobre Reiv y Juliet, pensando en que era afortunado de tenerla siempre a su lado cuando la necesitaba. Al final había sentado la cabeza. Y al final el que estaba siguiendo el camino de Sirius era yo, y no él con tantas novias anteriores que tuvo. Dudaba si debería hablar con mi padre, o si en su vampírico estado sería capaz de recordar aquellos tiempos en los que sembraba hijos por el mundo sin saberlo.
Salí de mis pensamientos cuando noté la mano de ella en mi mejilla, invitándome a pensar de nuevo sobre lo de no decir la verdad. Era la salida fácil de manera temporal, pero tampoco estaba bien. Nada estaba bien. - Tranquila. Al final será lo que tenga que ser. - hubiese querido darle certezas sobre lo que fuese, pero ya sabíamos ambos que sería difícil, de un modo u otro. - Descansa para que mejores y puedas salir de aquí pronto. Si no te encuentras bien o cualquier cosa me avisas, ¿de acuerdo? - le di otro abrazo antes de erguirme, separándome definitivamente de ella. Me detuve un momento en la puerta antes de marcharme, repitiéndole otra vez eso de que avisase si lo necesitaba. Después me acerqué a la habitación de Yaroslav, asomándome para ver cómo estaba. Thoren seguía allí, y mi amigo aún estaba dormido. Me di media vuelta tras un escueto 'volveré luego', no tenía sentido quedarme con él dormido y con el tonto de Thoren allí. Me desaparecí después del hospital, tenía un día cargado de temas pendientes.
Mérida Pyro
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Mérida entrecerró los ojos cuando Kyllian le escribió algo a Juliet nada y, por si acaso, le sacó la lengua. Al escuchar lo de las felicidades y lo de redondo se rió -A nosotros nos pasó, Anteia se veía muy enterada, pero lo bonito fue escuchar su corazón- Le respondió a Juliet y miró la ecografía sonriendo al recordar el sonido y la actitud de Kyllian. Lo cierto es que le gustaba eso de él, parecía hasta más emocionado que ella. Esperaba que si las cosas se ponían duras…No la abandonara, como su padre hizo - ¿Sí? Pues sería guay. Porque quiero bacon- Le respondió a Juliet la mar de tranquila antes de ver su reacción a su frase, lo sentía pero así era ella, directa.
-Lo siento- Indicó porque sintió que debía decirlo por la actitud de Kyllian, sonriendo a lo de que Reiv era blandito. Lo de raparle la ceja le hizo reír y estuvo a punto de proponer que lo hicieran ellos dos pero sospechaba que la pelirroja se iba a enojar y se calló un poco. Tras eso Juliet se despidió con eso del uniforme y Mérida soltó un “jah!” -Con eso se despierta más rápido seguro. Sacúdele los pechos cerca de la nariz y cuando perciba tu olor le dices que llevas uniformes. Si no se levanta… Pues tal vez le vaya más que te disfraces de guardia- Soltó una risita baja antes de guiñarle un ojo y despedirse, entonces miró a Kyllian y le tiró una almohada.
-¿Qué le has escrito que yo no vi?- Le acusó pero la verdad es que estaba entrándole un poco de sueño -Tú también debes descansar, que como me sueltes un chillido raro de noche me entran los siete males al recordar el viajecito al infierno- El escalofrío que le recorrió fue evidente porque todo su cuerpo se estremeción -Ven aquí y duerme conmigo, así estamos calientitos- Las camas eran mega incómodas pero si dormían más o menos abrazos serían suficientes. Tras hablar un poco más ambos cayeron en los brazos de Morfeo.
-Lo siento- Indicó porque sintió que debía decirlo por la actitud de Kyllian, sonriendo a lo de que Reiv era blandito. Lo de raparle la ceja le hizo reír y estuvo a punto de proponer que lo hicieran ellos dos pero sospechaba que la pelirroja se iba a enojar y se calló un poco. Tras eso Juliet se despidió con eso del uniforme y Mérida soltó un “jah!” -Con eso se despierta más rápido seguro. Sacúdele los pechos cerca de la nariz y cuando perciba tu olor le dices que llevas uniformes. Si no se levanta… Pues tal vez le vaya más que te disfraces de guardia- Soltó una risita baja antes de guiñarle un ojo y despedirse, entonces miró a Kyllian y le tiró una almohada.
-¿Qué le has escrito que yo no vi?- Le acusó pero la verdad es que estaba entrándole un poco de sueño -Tú también debes descansar, que como me sueltes un chillido raro de noche me entran los siete males al recordar el viajecito al infierno- El escalofrío que le recorrió fue evidente porque todo su cuerpo se estremeción -Ven aquí y duerme conmigo, así estamos calientitos- Las camas eran mega incómodas pero si dormían más o menos abrazos serían suficientes. Tras hablar un poco más ambos cayeron en los brazos de Morfeo.
HABITACIÓN PRIVADA: ARLEEN ROYDEN
Cuando abrió los ojos, sintió los párpados pesados, estaba agotada. Tenía la cabeza algo dispersa y el dolor aún le resentía el cuerpo. Al observar por la ventana se dio cuenta que el sol comenzaba a caer y soltó un gemido, le había pedido que la sedara hasta el día siguiente pero era consciente de que sin la autorización de Aldaron no iba a hacerlo por miedo a una sobredosis. Suspiró y escuchó una voz suave que le dio terror -¡Por fin, cariño! Pensé que ibas a dormir todo el santo día, aunque me dijeron que no. ¿Cómo te sientes?- Inquirió su madre mientras le acomodaba las almohadas y el cabello para despejarle el rostro. Arleen apretó la flor y la carta en sus manos, o eso habría hecho de haberlas tenido. Se miró las manos con confusión y miró a su madre aún algo embotada -Están en la mesita, no me parecía considerable que tuvieras una información tan importante de esa forma- Sonrió, con gracia y cariño y le acarició el rostro -Cariño…¿Cómo te encuentras? Ha sido muy peligroso que bajaras, no creo que debas hacerlo de nuevo. Ni siquiera nos pediste permiso- Arleen intentó tragar pero tenía la garganta seca.
-Mamá, necesito agua- Le pidió Arleen mientras extendía una mano y subía un poco la cama para estar más derecha. El hecho de que le dijera lo de “pedir permiso”, le había sentado muy mal. Pero no quería responderle, ella no era así. Su madre, con aquel porte tan elegante y digno, le sirvió un vaso de agua y se lo acercó. La morena bebió varios tragos antes de dárselo y se recostó, removiéndose en la cama sin decir nada. El silencio que siguió fue peligroso, lo sabía pero cerró los ojos ignorándolo para poder descansar. Su madre empezó a arreglar las flores delicadamente sospechando que las había traído el Descendiente de Saladino y su futuro yerno. Estaba emocionada, sabía que Arleen sería una perfecta esposa. Y ya sabía la noticia porque ella había leído la carta. No pudo soportarlo más -¿No me vas a agradecer?- Preguntó, sonriendo alegremente y se acercó a ella para sentarse en la camilla y tomarle la mano -Estoy tan alegre por ti, cariño- Le dijo y la morena tardó un poco más en abrir los ojos -Gracias, mamá. Has sido muy considerada y agradezco profundamente que veles por mi bienestar y mi futuro- Respondió, a sabiendas de que aquello era exactamente lo que quería. No obstante, Eleonore se dio cuenta del tono neutral de su hija y observó su semblante con preocupación -Arleen ¿Estás bien?- La pregunta hizo que la morena negara con la cabeza.
-Lo que menos esperaba después de que SAM me partiera en dos es que un Descendiente viniera a decirme que nos casamos el lunes- La sinceridad de su hija le sorprendió y bajó la vista a las gasas que le cubrían el cuerpo. Es cierto que Lucio le había dicho que estaba bien pero no se sentía segura -¿El lunes?- Inquirió con una ceja arqueada. De todo lo que había dicho, ella se había quedado con eso -Es el sábado. Te repondrás para el sábado, cariño. Estoy segura, Galenus me dijo que no había peligro- Arleen apartó la mano de su madre para masajearse los ojos, como si aquello le estuviese costando la vida -Sayid ha venido a decirme que debido a las circunstancias ha conseguido que la boda sea el lunes- Le explicó y su madre, aunque sorprendida, sonrió de lado -Así que ha venido a verte…¡Qué emocionante! ¿Son suyas las flores? ¡Es un gran detalle!- Indicó y la morena abrió los ojos para mirarla a los de ella -Giordano también ha venido a visitarme. Y el Descendiente Altair me protegió de SAM, allí tienes varios cotilleos para compartir con tus amigas- Respondió pero supo que había sido un error al ver el gesto de su madre, que se incorporó llevándose una mano al pecho con una leve indignación -Lo siento- Pidió perdón bajando la mirada -Es sólo que estoy cansada, mamá-
-¿Y así pretendes comportarte con tu esposo? No importa que estés cansada, la descortesía es un insulto, Arleen- La morena volvió a tragar en seco y por un momento frunció el ceño y alzó la vista hacia ella -¿Dónde está Vishous?- El semblante de su madre cambió drásticamente y, automáticamente, fue a acomodar las flores de nuevo con un gesto nervioso -No le has dicho nada. De nada. Sino estaría aquí- Eleonore se acercó a su hija negando con la cabeza con una sonrisa -Tiene una cita esta noche. Me ha comprado más de 10 vestidos para la susodicha, no quería arruinarle la ilusión con lo que te ha pasado- Aquello le dolió y miró a su madre a los ojos sin tener el valor de decirle nada. Estaba segura que Vishous dejaría a cualquier mujer por ella. Asintió brevemente y se removió haciendo un gesto de dolor -Tendré que adaptar el vestido, porque si te queda una cicatriz seria una vergüenza que te vieran así en tu boda. Con la piel perfecta que solías tener…- La pena y nostalgia en su voz le hirieron un poco más pero no fue capaz de decirle nada porque en seguida entró Aldaron, la viva y feliz voz de la alegría, en contraste absoluto con todo lo que sentía Arleen. Agradeció que viniera, que viniera y la sedara. La morena abrió los ojos para mirar a su compañero con una súplica implícita en sus ojos, deseando que entendiera que necesitaba que echara a su madre porque no tenía voz para poder emitir ni sus pensamientos, ni sus demandas, ni nada. -Buenos días- Saludó la madre -Pensé que quien se encargaba de mi Arleen era Galenus- Indicó confundida y Arleen deslizó su mirada hacia ella con un gesto de molestia -Viene a sedarme mamá. Tiene que sedarme hasta mañana- Respondió en un murmullo para que no se notara que se le quebraba la voz.
Cuando abrió los ojos, sintió los párpados pesados, estaba agotada. Tenía la cabeza algo dispersa y el dolor aún le resentía el cuerpo. Al observar por la ventana se dio cuenta que el sol comenzaba a caer y soltó un gemido, le había pedido que la sedara hasta el día siguiente pero era consciente de que sin la autorización de Aldaron no iba a hacerlo por miedo a una sobredosis. Suspiró y escuchó una voz suave que le dio terror -¡Por fin, cariño! Pensé que ibas a dormir todo el santo día, aunque me dijeron que no. ¿Cómo te sientes?- Inquirió su madre mientras le acomodaba las almohadas y el cabello para despejarle el rostro. Arleen apretó la flor y la carta en sus manos, o eso habría hecho de haberlas tenido. Se miró las manos con confusión y miró a su madre aún algo embotada -Están en la mesita, no me parecía considerable que tuvieras una información tan importante de esa forma- Sonrió, con gracia y cariño y le acarició el rostro -Cariño…¿Cómo te encuentras? Ha sido muy peligroso que bajaras, no creo que debas hacerlo de nuevo. Ni siquiera nos pediste permiso- Arleen intentó tragar pero tenía la garganta seca.
-Mamá, necesito agua- Le pidió Arleen mientras extendía una mano y subía un poco la cama para estar más derecha. El hecho de que le dijera lo de “pedir permiso”, le había sentado muy mal. Pero no quería responderle, ella no era así. Su madre, con aquel porte tan elegante y digno, le sirvió un vaso de agua y se lo acercó. La morena bebió varios tragos antes de dárselo y se recostó, removiéndose en la cama sin decir nada. El silencio que siguió fue peligroso, lo sabía pero cerró los ojos ignorándolo para poder descansar. Su madre empezó a arreglar las flores delicadamente sospechando que las había traído el Descendiente de Saladino y su futuro yerno. Estaba emocionada, sabía que Arleen sería una perfecta esposa. Y ya sabía la noticia porque ella había leído la carta. No pudo soportarlo más -¿No me vas a agradecer?- Preguntó, sonriendo alegremente y se acercó a ella para sentarse en la camilla y tomarle la mano -Estoy tan alegre por ti, cariño- Le dijo y la morena tardó un poco más en abrir los ojos -Gracias, mamá. Has sido muy considerada y agradezco profundamente que veles por mi bienestar y mi futuro- Respondió, a sabiendas de que aquello era exactamente lo que quería. No obstante, Eleonore se dio cuenta del tono neutral de su hija y observó su semblante con preocupación -Arleen ¿Estás bien?- La pregunta hizo que la morena negara con la cabeza.
-Lo que menos esperaba después de que SAM me partiera en dos es que un Descendiente viniera a decirme que nos casamos el lunes- La sinceridad de su hija le sorprendió y bajó la vista a las gasas que le cubrían el cuerpo. Es cierto que Lucio le había dicho que estaba bien pero no se sentía segura -¿El lunes?- Inquirió con una ceja arqueada. De todo lo que había dicho, ella se había quedado con eso -Es el sábado. Te repondrás para el sábado, cariño. Estoy segura, Galenus me dijo que no había peligro- Arleen apartó la mano de su madre para masajearse los ojos, como si aquello le estuviese costando la vida -Sayid ha venido a decirme que debido a las circunstancias ha conseguido que la boda sea el lunes- Le explicó y su madre, aunque sorprendida, sonrió de lado -Así que ha venido a verte…¡Qué emocionante! ¿Son suyas las flores? ¡Es un gran detalle!- Indicó y la morena abrió los ojos para mirarla a los de ella -Giordano también ha venido a visitarme. Y el Descendiente Altair me protegió de SAM, allí tienes varios cotilleos para compartir con tus amigas- Respondió pero supo que había sido un error al ver el gesto de su madre, que se incorporó llevándose una mano al pecho con una leve indignación -Lo siento- Pidió perdón bajando la mirada -Es sólo que estoy cansada, mamá-
-¿Y así pretendes comportarte con tu esposo? No importa que estés cansada, la descortesía es un insulto, Arleen- La morena volvió a tragar en seco y por un momento frunció el ceño y alzó la vista hacia ella -¿Dónde está Vishous?- El semblante de su madre cambió drásticamente y, automáticamente, fue a acomodar las flores de nuevo con un gesto nervioso -No le has dicho nada. De nada. Sino estaría aquí- Eleonore se acercó a su hija negando con la cabeza con una sonrisa -Tiene una cita esta noche. Me ha comprado más de 10 vestidos para la susodicha, no quería arruinarle la ilusión con lo que te ha pasado- Aquello le dolió y miró a su madre a los ojos sin tener el valor de decirle nada. Estaba segura que Vishous dejaría a cualquier mujer por ella. Asintió brevemente y se removió haciendo un gesto de dolor -Tendré que adaptar el vestido, porque si te queda una cicatriz seria una vergüenza que te vieran así en tu boda. Con la piel perfecta que solías tener…- La pena y nostalgia en su voz le hirieron un poco más pero no fue capaz de decirle nada porque en seguida entró Aldaron, la viva y feliz voz de la alegría, en contraste absoluto con todo lo que sentía Arleen. Agradeció que viniera, que viniera y la sedara. La morena abrió los ojos para mirar a su compañero con una súplica implícita en sus ojos, deseando que entendiera que necesitaba que echara a su madre porque no tenía voz para poder emitir ni sus pensamientos, ni sus demandas, ni nada. -Buenos días- Saludó la madre -Pensé que quien se encargaba de mi Arleen era Galenus- Indicó confundida y Arleen deslizó su mirada hacia ella con un gesto de molestia -Viene a sedarme mamá. Tiene que sedarme hasta mañana- Respondió en un murmullo para que no se notara que se le quebraba la voz.
Aldaron Failon
Raza
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Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Después de la gran noticia de la boda de Lucio no hice nada durante el resto del día, tampoco es que hubiera mucho que hacer, era un día tranquilo en el hospital y ya me iba tocando escaquearme. Mi flamante mayordomo llegó al hospital con lo que le había pedido, una caja enorme con revistas de hacía 20 años o así , era un poco retro pero estaba seguro que habría muchas ideas que podría pillar y darles un retoque que para eso éramos magos.
Pasé muchas horas con aquello en mi consulta para que nadie me molestara pero llegué a un muro con eso de los trajes de novio... sería buena idea que uno fuera de blanco? ¿qué le pegaría más a cada uno de los novios? eso de la moda la verdad es que no era mi fuerte pero conocía a una señorita que no se podía mover y que siempre iba a la última, sonreí y miré el reloj , ya era tarde y con suerte pillaría a Arleen despierta.
Subí hasta la planta de habitaciones y me pasé a preguntar por Arleen y de paso ver su ficha porque las enfermeras tendrían que haberle hecho un seguimiento de presión temperatura y constantes, todo bien hasta que vi una medicina no autorizada -¿qué es esto? ¿quien lo ha autorizado?- miré a los presentes hasta que el sospechoso salió y confesó -será posible, ni caso a lo que diga Arleen, es nuestra compañera pero está de paciente y solo yo o Lucio podemos autorizar estas cosas.. o Anteia... o Josephine, el caso es que si está en cama ni caso!- por el momento lo dejaría pasar pero ya estaban advertidos y a la siguiente no habría piedad.
Caminé por el pasillo tranquilo, no me había cambiado el humor pues aún estaba con mi dosis de felicidad por la boda, eché un vistacillo a la habitación de los rusos y ahí estaba el mío, roncando en la silla con su botella de Vodka en la mano -Aww- volví a cerrar la puerta y entonces fui hasta la habitación de Arleen -Buenas tardes! traigo noticias frescas !- dije al pasar con total confianza pero me di cuenta un poco tarde que la morena no estaba sola. La mujer junto a Arleen me echó un vistazo y después soltó aquello sobre Lucio, lo cual me hizo levantar una ceja y entonces comprendí la situación por las palabras que la pobre de mi compañera apenas pudo decir, adiós a mi buen rollo -Siento no ser el doctor Galenus pero como subdirector del hospital le puedo asegurar que su hija está en buenas manos, ahora, si me disculpa, tengo asuntos que atender con la señorita Royden, le haré un chequeo y la dejaré descansando, puede volver a visitarla mañana por la mañana- le hice un gesto a la mujer para que se retirara y nos dejara a solas, la dejé despedirse y todo el rollo hasta que por fin se marchó, cuando cerró la puerta tras ella le saqué la lengua en un gesto bastante infantil.
-Echo más horas que un reloj en este hospital y no sabes como me molesta que la gente solo pregunte por Lucio! que lo quiero mucho, pero yo molo más!- me acerqué a la cama y le puse una mano en el hombro no pocho, no parecía tener muy buena cara -¿te encuentras bien? he venido a ver como te encuentras y ya de paso contarte un par de cosas~ seguro que te alegras- me senté en el sillón al lado de la camilla y di un par de palmaditas -Antes Lucio y yo nos hemos tomado un descansito, lo he puesto al día de los pacientes y cosas varias y a que no sabes quien ha llegado!? ¡GIO! ay nena! ha ido a decir no sé que de que ahora vas a trabajar con él y a pedírselo personalmente a Lucio, chica, como si fuera a pedir tu mano! me he emocionao!- di un par de botecitos sobre el sillón y entonces solté la mejor noticia de todas -¡Y TENEMOS BODA! BODA!!! QUE ALEGRÍA!!!-
Pasé muchas horas con aquello en mi consulta para que nadie me molestara pero llegué a un muro con eso de los trajes de novio... sería buena idea que uno fuera de blanco? ¿qué le pegaría más a cada uno de los novios? eso de la moda la verdad es que no era mi fuerte pero conocía a una señorita que no se podía mover y que siempre iba a la última, sonreí y miré el reloj , ya era tarde y con suerte pillaría a Arleen despierta.
Subí hasta la planta de habitaciones y me pasé a preguntar por Arleen y de paso ver su ficha porque las enfermeras tendrían que haberle hecho un seguimiento de presión temperatura y constantes, todo bien hasta que vi una medicina no autorizada -¿qué es esto? ¿quien lo ha autorizado?- miré a los presentes hasta que el sospechoso salió y confesó -será posible, ni caso a lo que diga Arleen, es nuestra compañera pero está de paciente y solo yo o Lucio podemos autorizar estas cosas.. o Anteia... o Josephine, el caso es que si está en cama ni caso!- por el momento lo dejaría pasar pero ya estaban advertidos y a la siguiente no habría piedad.
Caminé por el pasillo tranquilo, no me había cambiado el humor pues aún estaba con mi dosis de felicidad por la boda, eché un vistacillo a la habitación de los rusos y ahí estaba el mío, roncando en la silla con su botella de Vodka en la mano -Aww- volví a cerrar la puerta y entonces fui hasta la habitación de Arleen -Buenas tardes! traigo noticias frescas !- dije al pasar con total confianza pero me di cuenta un poco tarde que la morena no estaba sola. La mujer junto a Arleen me echó un vistazo y después soltó aquello sobre Lucio, lo cual me hizo levantar una ceja y entonces comprendí la situación por las palabras que la pobre de mi compañera apenas pudo decir, adiós a mi buen rollo -Siento no ser el doctor Galenus pero como subdirector del hospital le puedo asegurar que su hija está en buenas manos, ahora, si me disculpa, tengo asuntos que atender con la señorita Royden, le haré un chequeo y la dejaré descansando, puede volver a visitarla mañana por la mañana- le hice un gesto a la mujer para que se retirara y nos dejara a solas, la dejé despedirse y todo el rollo hasta que por fin se marchó, cuando cerró la puerta tras ella le saqué la lengua en un gesto bastante infantil.
-Echo más horas que un reloj en este hospital y no sabes como me molesta que la gente solo pregunte por Lucio! que lo quiero mucho, pero yo molo más!- me acerqué a la cama y le puse una mano en el hombro no pocho, no parecía tener muy buena cara -¿te encuentras bien? he venido a ver como te encuentras y ya de paso contarte un par de cosas~ seguro que te alegras- me senté en el sillón al lado de la camilla y di un par de palmaditas -Antes Lucio y yo nos hemos tomado un descansito, lo he puesto al día de los pacientes y cosas varias y a que no sabes quien ha llegado!? ¡GIO! ay nena! ha ido a decir no sé que de que ahora vas a trabajar con él y a pedírselo personalmente a Lucio, chica, como si fuera a pedir tu mano! me he emocionao!- di un par de botecitos sobre el sillón y entonces solté la mejor noticia de todas -¡Y TENEMOS BODA! BODA!!! QUE ALEGRÍA!!!-
Se despidió de su madre comuna sonrisa y asentimiento. Cuando se fue, cerró los ojos acomodándose de nuevo en la camilla incómoda -Gracias- Susurró a Aldaron cuando le cubrió las espaldas y echó a su madre. No quería hablar de vestidos, ni de bodas, ni de nada. Escucharle el reproche sobre Lucio la hizo sonreír de lado -Te entiendo… Pero es el Descendiente, Aldaron, es normal- Indicó con un tono sosegado, sintiendo que el nudo en la garganta empezaba a desaparecer mientras más lejos estaba su madre.
-No quiero que me cuentes nada, Aldaron. Tengo demasiado en la cabeza ahora mismo…Es más…Si estuviera bien te metería una cachetada por lo que has hecho esta mañana. Creía que iba a darme un infarto. Me he avergonzado delante de Giordano, ha sido horrible- Le soltó mirándolo con un gesto serio pero no enojado, era increíble como a la mujer le costaba mirar a alguien de mala manera. Entonces escuchó lo de Giordano y sonrió de lado, había cumplido su palabra, y le había evitado una horrorosa conversación con Lucio. Se lo agradecería haciendole un café, seguramente. De repente con un poco de canela a ver si le gustaba -¿A pedir mi mano?- Aquello la puso nerviosa.
-¿PERO CÓMO TE HAS ENTERADO DE LA BODA?- Gritó de vuelta cuando vio la explosión de alegría que tenía el elfo. Se llevó la mano a la cara, estaba segura de que ahora todo el hospital sabría que Sayid había venido allí a hablar con ella sobre eso. No entendía cómo el elfo se enteraba de todo. ¡Era un cotilla! Después se llevó la otra mano empezando a frustrarse mucho -Por favor, no me hables de la boda. Siento que tengo un nudo en el estómago. Mi madre se ha puesto a hablar de vestidos, de que tenía que modificarlos por la cicatriz…Que Lucio le había asegurado que estaría bien para el sábado. Al menos ha podido aplazar la ceremonia hasta el lunes. No entiendo el apuro…Es….- Sintió que de nuevo se le humedecía la mirada. Lo cierto es que estaba demasiado removida desde ayer, cuando había decidido hacer tantos cambios por su libertad y ahora se lo arrebataban todo de un plumazo.
-No quiero que me cuentes nada, Aldaron. Tengo demasiado en la cabeza ahora mismo…Es más…Si estuviera bien te metería una cachetada por lo que has hecho esta mañana. Creía que iba a darme un infarto. Me he avergonzado delante de Giordano, ha sido horrible- Le soltó mirándolo con un gesto serio pero no enojado, era increíble como a la mujer le costaba mirar a alguien de mala manera. Entonces escuchó lo de Giordano y sonrió de lado, había cumplido su palabra, y le había evitado una horrorosa conversación con Lucio. Se lo agradecería haciendole un café, seguramente. De repente con un poco de canela a ver si le gustaba -¿A pedir mi mano?- Aquello la puso nerviosa.
-¿PERO CÓMO TE HAS ENTERADO DE LA BODA?- Gritó de vuelta cuando vio la explosión de alegría que tenía el elfo. Se llevó la mano a la cara, estaba segura de que ahora todo el hospital sabría que Sayid había venido allí a hablar con ella sobre eso. No entendía cómo el elfo se enteraba de todo. ¡Era un cotilla! Después se llevó la otra mano empezando a frustrarse mucho -Por favor, no me hables de la boda. Siento que tengo un nudo en el estómago. Mi madre se ha puesto a hablar de vestidos, de que tenía que modificarlos por la cicatriz…Que Lucio le había asegurado que estaría bien para el sábado. Al menos ha podido aplazar la ceremonia hasta el lunes. No entiendo el apuro…Es….- Sintió que de nuevo se le humedecía la mirada. Lo cierto es que estaba demasiado removida desde ayer, cuando había decidido hacer tantos cambios por su libertad y ahora se lo arrebataban todo de un plumazo.
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