Planta de habitaciones para ingresos

Varias horas pasaron en lo que su cuerpo absorbía todas las deliciosas esencias y energías alrededor. Sus sueños no pudieron ser más dulces, a pesar de toda la ansiedad a la que había estado sometida. La comenzó a despertar una sed terrible, y es que sentía como que había agotado cada reserva de su cuerpo. Menos mal que lo primero que vio al abrir los ojos fue el té de lavanda que había pedido, ya helado después de tanto tiempo sin beberse, y lo segundo que vio fue a Vishous.

En sus labios se dibujó una sonrisa y miró alrededor, buscando a sus estudiantes, pero ellas ya no estaban ahí, y los guardias tampoco. Por lo que alcanzaba a ver de la ventana, ya era bastante tarde. Quizás incluso de madrugada. Se estiró como pudo, con los músculos protestándole ahora que había soltado el cuerpo. Encima tenía una cobija que no recordaba haberse puesto, pero que agradeció dada la temperatura del cuarto. Bebió entonces el té. Iba por un sorbo pero terminó acabándose la taza que cayó a su estómago vacío limpiándola por dentro a su paso. Acababa de beber vida pura.

Después de dejar la tqaza, se estiró para alcanzar la pierna de Vishous y lo movió como pudo, insistiéndole hasta verlo removerse, y ojalá despertarlo. Tras aquello, volvió a recostarse agotada.- ¿Vishous? ¿Cariño? Sube a la cama. Descansa.- Dijo, abriéndole espacio junto a ella. No era demasiado, pero seguro que se acomodarían perfecto. Tras un gran bostezo, volvió a cerrar los ojos. No tardaría en quedarse dormida de nuevo. ¿Cuánto tiempo había pasado? Tenía pocas palabras, pero quería enterarse de lo sucedido en su ausencia y durante su sueño.- ¿Arleen? ¿Cath? ¿Giordano? - Suponía que de los dos últimos no sabría nada, y eso sería bueno. Si no había noticias era porque no les había pasado nada en particular, pero de Arleen debía saberlo o no habría vuelto, a menos que...- ¿Aurora te lo dijo, no?- Esperaba que la hubiera entendido, pues peleaba para hablar mientras bostezaba.

Estaba profundamente dormido, en una posición incómoda que luego le pasaría factura, pero cuando Sofía empezó a removerlo se despertó. Volvió su mirada diamantina hacia ella y dio un respingo para ponerse en alerta, en un instante revisó la habitación pero al no ver amenaza alguna, se incorporó para chequearla -¿Cómo estás?- Preguntó con un tono bajo, viéndola bostezar. Cansada, fijo.

Se quitó las botas y se metió en la camilla con ella, no tardó en hacerle un segundo chequeo visual pero no vio herida alguna -Arleen está hospitalizada. Estaba sangrando- Mencionó con los labios tensos, la atrajo hacia sí mismo y la estrechó entre sus brazos -Estaba debilitada, hizo alguna especie de sanación al tipo ese. Fue una situación extraña, muy extraña. Aún tengo que hablar con ella- Expresó con desasosiego, pero se concentró en lo demás -No sé nada de los descendientes. Apoyó la cabeza contra la de ella e inspiró con profundidad aquel aroma natural que siempre la envolvía.

-Sí…En cuanto llegué a la isla me llegó el patronus, venía de camino para dejar a Arleen- Le contó y entonces cogió su rostro por el mentón y lo atrajo hacia él, dejandole un beso en los labios para luego apoyar su frente en la de ella -¿Estás bien?- Preguntó para que se lo reconfirmara -¿Qué ha pasado?-

Le pareció curiosa la manera que Vishous tenía de despertar, casi siempre buscando al enemigo y revisando los alrededores. Sería cosa del ejército, suponía. La voz ronca con la que habló al incorporarse le sacó una sonrisa, mientras asentía.- Bien. Mejor.- En cierto sentido era cierto, y en cierto otro no. Antes no le dolía cada músculo, pero ahora que ya había soltado el estrés, sí.

Esperó a que se quitara las botas y le abrió lentamente la cobija para que entrara y pudiera descansar como debía. Mientras él hablaba de Arleen, ella buscó el espacio perfecto entre sus brazos. Cuando lo encontró cerró de nuevo los ojos; no quería que se le volara el sueño ni con tan horrible noticia.- Al menos ya está aquí. Todo va a salir bien.- Susurró tratando de darle ánimos a Vishous para que confiara en... en lo que creyera. Se alegró de que no supiera nada de los Descendientes, porque entonces la guardia no había sido requerida con ninguno. Estaban bien, se convenció.

Bostezó una vez más y asintió.- Le dije a Aurora que no te preocupara, pero veo que su lealtad todavía no está conmigo.- Murmuró, sintiendo aquel beso y regresándolo con la misma ternura antes de abrir los ojos y sonreírle al moreno. Con sus frentes juntas, lo tenía lo suficientemente cerca para robarle otro beso pequeño sin hacer demasiado esfuerzo.

Estoy bien. Muy cansada, demasiado. Hay una maldición sobre los... Le Fay y los Pendragon. El hijo de Catherine se puso mal y lo atendí, también a uno de los hermanos Pendragón, su abuela murió esa noche. Volé en dragón dos o tres horas, fue horrible, no he dormido y estuve muy... estresada y alterada todo el tiempo. Catherine se casó con Wthyr para detener la maldición. Ah... y tuve un pequeño altercado con "Guinevere" Pendragón. - Si seguía recordando todas las cosas que le habían pasado en las últimas 72 horas iba a terminar por quedarse despierta para siempre, temerosa de que aquella boda continuara en sus sueños, así que se ahorró el resto de los excesos que había cometido en aquellos días, como no comer ni beber nada y estar todo el día en tacones. Todo estaría mejor la próxima vez que despertara.

Asintió con suavidad cuando dijo que todo iba a salir bien, en el fondo, él no tenía esa certeza pero Sofía creía más en las cosas como el universo y demás detalles que a él se le escapaban. No sabía si por torpeza, por cínico, por ignorante pero ella parecía ser la contraparte de todo su ser -Aurora trabaja aquí para alertarnos de todo… Y te aprecia, y me aprecia a mi…No se lo tengas en cuenta. Sabía que sería peor si me enteraba por otra persona- Le expresó dejándola robarle otro beso.

Entonces empezó a explicar todo lo de Le Fay y Pendragon. ¿El hijo de Le Fay estaba mal? ¿El pequeñajo? -Es un niño- Dijo Vishous como si aquello fuera incomprensible ¿Por qué habría de verse afectado? Los niños no deberían verse afectados, ni por la guerra, ni por una maldición, ni por asuntos de mayores. Frunció el ceño para luego escuchar aquello de que no había dormido -¿La Descendiente Le Fay se casó con un Pendragon? ¿Eso…está permitido?- Preguntó pero después repasó un poco las leyes de los Descendiente -Umm…Él no es un Descendiente- Aún, le dijo una voz en su cerebro pero aquello no le gustaba nada.

-¿Te hicieron algo?- Recalcó la pregunta al escuchar que había tenido un altercado -¿Cuál es esa? ¿La pelinegra, no?- Preguntó gruñendo, pensando en cómo le había enfrentado con aquella soberbia y arrebatado la vida de sus 11 compañeros. Entrecerró los ojos -Como te haya tocado un pelo…¿Qué obsesión tienen contigo?- Advirtió en un tono bajo -¿Sabes que el rubio tiene orden de captura? Atacó a un residente de la isla. Se están echando la soga al cuello y, por otro lado, han entrado al Consejo. ¿Crees que la Descendiente Le Fay sea manipulable?- Preguntó.

Sonrió suavemente al escuchar cómo protegía a Aurora, aunque no era necesario.- También la aprecio.- No había nada de que preocuparse al respecto, y no tenía malos sentimientos hacia ella por haberle comentado a Vishous. A decir verdad, si estaba disfrutando de ese lindo momento antes de dormir de nuevo, seguramente era por ella.

Asintió entonces cuando comenzaron a hablar de la maldición. Sí, era un niño, pero no era cualquier niño.- Es un niño, hijo de una Descendiente.- Susurró, evitando llevarse la mano libre al vientre por instinto. Aquello seguramente le habría dado una mala señal a Vishous que ya estaba suficiente alerta ese día. Asintió una vez más a sus preguntas, y de nuevo a su afirmación de después.- Wthyr no es un Descendiente, nada impide que se unan los linajes.- Estaba comenzando a encontrar el punto adecuado en su cabeza para dormirse cuando la voz insistente de Vishous le preguntó. Tuvo que abrir los ojos para decírselo con la mirada. Estaba bien y no le habían hecho nada.

No. Sí, es la pelinegra. La de... - Él sabría a cuál se refería, seguro que la tenía tatuada en algún lugar en su memoria.- No lo llamaría obsesión. Ha sido... coincidencia, de mi no creo que necesiten nada. Estaba muy alterada. La tierra no me quería ahí, podía sentirlo. No logré comunicarme en buenos términos. Es la primera vez que me pasa. No hay mucho al respecto en los libros, solo... Dicen...- Susurró su preocupación, mirando al contrario con el ceño fruncido por no entender lo que había pasado ahí abajo y luego negó con la cabeza. Tenía que buscar ese libro antes de darle una interpretación a lo que había sentido ahí abajo. No podía calificarlo o clasificarlo sin bases sólidas. De solo pensarlo, podía sentir de nuevo la angustia en el pecho y se llevó entonces una mano al corazón. Necesitaba su bosque, ahí se sentía mil veces segura y tranquila. Era mala señal porque ahora iba a comenzar a darle vueltas de nuevo a las cosas en la cabeza. Cerró de nuevo los ojos, como tratando de alejar todos los pensamientos de su mente, hasta que habló de Darren.- ¿De captura? Vishous, hablen con Sean o Sayid antes de que sea efectiva. Son nuestros... "invitados", por decirlo de alguna manera.- Y sobre Catherine, pueeees...- Catherine es... impredescible. Va más rápido de lo que me gustaría, pero hay cosas que no esperan.- Y tras aquello, colocó una mano en los labios del contrario.- Ya no puedo seguir escuchando nada horrible, por favor. Háblame de... Cántame. Cántame, eso me hará sentir mejor, por favor.

Aquello de “hijo de una Descendiente” hizo que se le tensaran los hombros porque su hijo también sería así y los peligros a los que estaría expuesto serían muchos. ¿Quién sabía? Se reacomodó en la cama, levemente incómodo ante esa idea y de que tenía que encontrar la manera de controlar su poder y quitarse esa advertencia para poder protegerles de TODO.

Asintió, no tenía que especificar. Eran tres: Rubia, pelinegra y pelirroja. Eso era suficiente. Lo de la obsesión pareció no creérselo pero tampoco le importaba, él sí y actuaría en consecuencia -Tranquila, no pienses en eso…- No ahora, al menos, que conociéndola lo poco que lo había hecho en esos tres meses…Bueno, lo haría. Le acarició el pelo con suavidad y entonces escuchó su pregunta -Atacó a un residente y éste puso una denuncia así que sí, tiene orden de captura, digan lo que digan los Descendientes- Habló con cierta dureza, Sayid podía decir lo que le diera la gana…La denuncia estaba hecha y la guardia actuaría en consecuencia.

Le sonrió cuando le pidió que le cantase y así lo hizo, la acurrucó contra él y le cantó una canción suave hasta que se durmió. Tras eso se quedó un poco más despierto, vigilándola y controlando que en serio estuviera bien. Le avisó a Sayid por patronus de que Sofía y Arleen estaban en el hospital, estables, pero cansadas y finalmente producto del cansancio se dejó caer en los brazos de Morfeo

Tras la bronca por lo de la pelea en la UCI no tenía muchas ganas de seguir con el turno. Yo no había tenido la culpa de que se liasen a golpes, y mucho menos de que el idiota ese fuese provocando a mi hermano. Encima nos habían echado a todos de allí y no podríamos ver al pobre Aedan hasta el día siguiente. Me tocó quedarme en planta revisando habitaciones por si había que cambiar pociones, sueros o cualquier cosa, pero mi humor no era el mejor después de la riña. Al menos esta vez no había sido un vergonzoso howler con el que se enteraba todo el mundo.

Al abrir una de las habitaciones me encontré con Vishous y Sofía, haciéndome que frunciese el ceño al verlos dormidos juntos en la cama. Entre que eso no se podía hacer y que él era un antiguo crush pues...acabé pagando con ellos mi estrés. - ¡Eso no se puede hacer, las camas son para los pacientes! ¡Id a un motel, pervertidos! ¡No en mi turno!- cerré la puerta de nuevo, dándome media vuelta para seguir por el pasillo. Yo me había llevado riña, pero ellos se la llevarían también. Tras eso me fui a seguir con lo mío, a la zona de urgencias para ver si localizaba a alguien más haciendo lo que quisiese en el hospital de Ouroboros.

En medio de su descanso tan reparador y necesario, algo había interrumpido abruptamente su sueño. Un grito, una voz chillona que le hizo abrir súbitamente los ojos y fijar la mirada en aquella pequeña chica que tantos problemas le había causado últimamente. Justo en la puerta de aquella habitación especial, cierta... pelirroja gritaba. Y gritaba cosas que no tenían sentido, porque en esas habitaciones, ciertamente no iban a poner a cualquier enfermo. Primero se llenaba cada cama del hospital.

Tuvo que ver con incredulidad a Chloe mientras gritaba, porque recordaba muy bien a pesar del cansancio todo lo que les había hecho pasar por sus descuidos. Con el portazo que dio, no le dio tiempo de soltarle las tres cosas que le hubiera gustado decirle. Pero ya la oiría, más pronto que tarde. Con un nuevo dolor de cabeza fresco y renovado, volvió a tenderse y a cerrar los ojos. Ya lidiaría con ello en la mañana. Una vez se sintió un poco mejor y con energías, trasladó con ayuda de sus estudiantes toda la indumentaria a su cabaña, recreando la escena, esta vez esperando que Chloe no le apareciera de nuevo en Patronus para volver a robarle el sueño.

El mes de enero había trascurrido entre normal, atareado y bastante deprimente. Durante los días que siguieron al ingreso de Aedan el crío fue yendo mucho mejor hasta el punto en el que había escuchado que estaban a punto de darle el alta. Aquello era bueno. Tampoco parecía haber nada raro en la sangre ni de Shyvanna ni del niño que pudiera justificar la maldición, pero por lo que se había escuchado anteriormente tenía que ver, muy mucho, con los linajes Pendragon y LeFay. Por eso, quizás tenía sentido que les afectara a ellos y no a los demás. La pregunta que se me planteaba es, ¿quién será el siguiente? ¿Es lógico esperar una recidiva? ¿Las maldiciones las producen?


En el hospital iba todo mucho mejor, Lucio ya le dejaba tomar muestras sanguíneas (y ya no le colapsaban las vías al hacerlo) y su función había pasado de purgar sueros a poder ponerlos, y hasta podía elegir qué poción debía poner. Para eso las estaba estudiando con Aldaron. La tarde anterior tuvo turno con Oscurus y le tuvo todo el rato cosiendo pieles de plátano y curando heridas de la medida tradicional, ¿para qué si tenían díctamo? Lo que no había conseguido, hasta el momento, era canalizar magia de sanación, y eso que había estado leyendo sobre los distintos tipos tal y como le había dicho Anteia. Aquello era frustrante, pero no se dejaba envolver por la depresión y esperaba que pronto aprendiera. El resto de sus horas las pasaba con Nyara y su tía Jo comiendo pastas (aunque no estaba seguro de dónde las conseguían), asistiendo a las clases de hechizos con los asistentes de Sean (porque el Descendiente hacía pocos actos de aparición por temas personales), y visitando a los Simon que ahora que estaban solos en la casa era mucho más tranquila… pero mucho más deprimente. El estado de Nichollas le preocupaba cada día, y tampoco podía ni sabía qué podía hacer por él. De Johan NINO, ni noticias. Tampoco le sorprendía… Otra promesa que no se cumpliría y la espada solo acumulaba polvo en lo alto de un armario.

En aquel turno estaría al cuidado de la planta, revisando los casos que estaban en activo, el historial, los avances. Nada del otro mundo, pero al menos la guardia parecería tranquila. Cogió la primera carpeta, era un paciente de Arleen que había acabado muy mal herido en la batalla contra SAM. Se conoce que había despertado hacía poco y estaba en sesiones de rehabilitación. Carpeta en mano tocó con los nudillos a la puerta del paciente y entró -Buenos días, soy Justin Granger, el medimago en formación. Vengo de parte de Arleen para revisar que todo está bien. ¿Cómo has pasado la noche? ¿Algún dolor, molestia nueva?- Dejó la carpeta sobre una mesita auxiliar, se puso un par de guantes y empezó a revisar los frascos, que deberían estar vacíos, donde había leche de amapola, lo que facilitaría que el chico pudiera descansar bien y no sufriera de grandes dolores. Me le quedé mirando, estudiando su cara… me sonaba de algo -Me quiere sonar tu cara, pero no consigo ubicarte… ¿Eres de Ouroboros?-

Había despertado hace dos semanas aproximadamente y cuando abrió los ojos se encontró con una imagen que creía haber olvidado. Una imagen que, por un momento, le hizo pensar que estaba muerto. Su madre sonriendo y su padre detrás observándolo con algo que sólo parecía orgullo. Cual niño pequeño lloró, lloró de felicidad al verlos a los dos vivos mientras aquel nudo en su pecho se desataba. Lloró por, quién sabe, cuántas horas mientras su madre le acariciaba el cabello y le acunaba contra su pecho. Lloró por no sabe cuantos días mientras su padre le explicaba todo lo que habían vivido y cómo habían vuelto a Ouroboros. Su alegría era tan grande que ni siquiera la noticia sobre su movilidad inferior le había preocupado. Le informaron que al llegar al hospital  le habían hecho curaciones y habían reparado gran parte del daño pero como la especialista en columna no estaba no se atrevieron a hacer mucho más. Para entonces, de cadera para abajo no tenía movilidad alguna en las piernas. Ninguna.

Pero poco después había venido una morena preciosa que se había presentado como Arleen, sin apellido, y le había informado de todo lo que consideraba debían hacer para mejorar su condición. Magia y ejercicio. Lo último lo tenía muy claro excepto cuando indicó que el ejercicio debía ser en las piernas porque no quería que se atrofiaran los músculos así que poco a poco habían avanzado, día tras día tras día. Iroh no dejó que aquello le causara algún tipo de depresión, no cuando finalmente sus padres estaban con ellos y vivos. Vivos. Punto. Eso importaba. Además, aparentemente todo el mundo había salido vivo. Aunque no había visto a Belle en esos días, ni a Nicho…Es más, nadie sabía decirle nada de ellos lo que le pareció ciertamente ofensivo porque Belle se había jugado la vida con él allá abajo. Ella… ¿caminaría? Sí…De lo contrario estaría allí en el hospital con Arleen.

Pero aunque sus piernas estaban trabajando con Arleen él no iba a dejar su parte superior sin atender y aunque la doctora le dio aprobación le pidió, por favor, que tuviera cuidado. Y él tampoco es que tuviera un gimnasio en aquel lugar así que trabajó con lo que tenía. Cuando Justin ingresó a la habitación Iroh estaba empapado de sudor y sin camisa. Bajó levemente los brazos para sentarse en la camilla y luego se pasó ambas manos por el cabello para echárselo hacia atrás. Se inclinó para coger una toalla y se secó la cara un poco a lo bruto para luego controlar su respiración -Hola…Seh, bien- Alzó los hombros, de momento no tenía ninguna molestia pero debía dejar de hacer ejercicio. Algo en el límite de la columna “que aún le funcionaba” le advirtió aquello. Y él escuchó.

Se movió hacia un lado para coger el vaso de agua e irlo bajando poco a poco mientras miraba a Justin cuando le soltó aquello de que le sonaba su cara. Una sonrisa ladina se posó en sus labios cuando dejó el vaso vació en la mesa -Estabas el día que me echaron de casa de Belle ¿no? Con Nicho y los críos- Recordó, y lo recordó por el té, por los gritos de la mujer y porque Nicho parecía sonreír hasta que la mujer soltó sus cosas -Soy amigo de Nicho y…de Belle- Sí, era amigo de Belle. Le apetecía verla y saber que estaba bien. Decirle que su antivirus molaba, se rió para sí mismo por aquella referencia y volvió la vista hacia él -Pero si vas al bar fijo me has oído cantando o tocando- Le informó y empezó a secarse el torso con la toalla no sin ante señalar a la guitarra y el cuaderno que tenía a un lado de la cama.

Ya había pasado un mes, más o menos, desde el rescate de la medimaga en Londres. Tras aquello no supe grandes cosas ni de la rescatada ni del teniente. Por mi parte me había tomado unos días de descanso para el tratamiento de la despartición que había dejado una cicatriz bastante grande en el pecho. Esperaba que aquella mierda se fuera con el tratamiento con díctamo, pero era verdad que estaba llevando mucho más tiempo del que esperaba. Malditos muggles y sus chismes. Eran ellos los que habían ocasionado todo aquel barullo, tanto por llevarse a Arleen como por inventar la máquina y sus cacharros.

Aquel día ya se había incorporado a la guardia, pero tenía cita para la revisión de la herida. Por tanto iba vestido con ropa de calle, un jersey grueso de cuello alto oscuro y una gabardina en tonos marrones. Luego iría con Lorcan que al parecer estaban teniendo algunos problemas que no supo explicarme bien, pero se olían a graves. Cuando llegó a la planta parecía que no había llegado nadie. Encontró una puerta abierta y tocó con los nudillos. Allí estaba Justin, el hermano de Aurora, el que le dijo aquellas palabras que cambiaron su vida, se alegró que él también decidiera poner en orden sus cosas, aunque quizás era muy joven para ser médico, pero aquella no era su especialidad. Saludó con una breve inclinación de cabeza a los dos chicos de la habitación -Hola Justin. No te voy a quitar mucho tiempo. Venía por la revisión de la despartición que me trató Arleen, pero no está, ¿está Chloe?- Esperó la respuesta sin avanzar al interior de la habitación, pero desde la puerta pudo reconocer al chico que estaba en la cama. Fue uno con los que la máquina se cebó en Turín, me sorprendía que todavía estuviera en cama, pensaba que nos habían dado el alta a todos -¿Cómo está todo, compañero?- Le pregunté, tratando de ser amable. Sabía que no me iba a responder con la verdad. Cambio de vida, cambio de costumbres. Sin mucho más, esperó a que Justin le respondiera

A la entrada a la revisión pilló al chico haciendo ejercicio. Se fijó en aquellos brazos trabajados por un segundo y le dio cierta envidia, porque él era un esmirriado. Seguro que ligaba un montón. Se turbó ligeramente, pero fue lo suficientemente hábil como para hacer que estaba leyendo, para disimular. Aunque lo había leído, no fue consciente de las implicaciones de estar paralizado de cintura para abajo y que por eso estaba Arleen trabajando con él. Ahora entendía todo y le pareció una faena total, esperaba que la médica pudiera curarle. Le acercó la toalla, no quería parecer desconsiderado, ni desatento, ni descortés. -¿Has necesitado la leche de amapola para dormir?- Se apuntaría aquella información en su mente. Fue entonces cuando se acercó a la cama, poniéndose a la altura de las piernas y pies. El cuerpo del chico todavía desprendía el calor del ejercicio y a pesar del sudor, no olía mal, a jabón. Empezó a trazar líneas con la punta del dedo por la planta de ambos pies y subió ligeramente por el gemelo hasta la rodilla, esperando alguna respuesta -¿Nada?- Lo dudaba, de lo contrario sería casi un milagro. Luego presionó la uña, se puso blanca y enseguida volvió a ser rosada. Relleno capilar conservado. Ahora tocaba aquello del pulso pedio…. Cosa que tampoco había conseguido localizar hasta ahora. Abrió los ojos para centrarse en aquello. “Muy bien Justin, encuéntralo u Oscurus te tendrá olisqueando todos los pies del hospital” y aquel pensamiento no le hizo ninguna gracia.

Alzó la mirada con cierta sorpresa, cayendo en la cuenta en ese preciso instante. -¡Sí! Estaba con Nichollas y todos los pequeños jugando en la nieve para salir a despejarnos y pensar en otras cosas que no fueran: SAM, máquina y morir- Rodeó los ojos, con cierto cansancio. Aquel era el único tema del que se hablaba en aquel momento, la cosa no había ido a mejor, ahora era sobre exiliar a la gente… y aquello no era bueno. Fue en aquel momento cuando se dio cuenta de que quizás hubiera sino inapropiado -Ah. Nichollas no me había dicho nada. Yo soy Justin, soy su… ¿medio primo? Es una historia larga de contar. Encantado, ¡presentación oficial!- Bromeó y sonrió con inocencia y cierta añoranza de cuando eran uña y carne. Ahora ya ni siquiera le presentaba a los amigos que hacía en Ouroboros. Justin llevaba mucho más tiempo en la isla, pues había subido casi a la par que su padre, y apenas había hecho contacto con nadie, salvo con Chloe que le invitó a la boda de Ian. Salvo aquello… Luego se disculpó con otra sonrisa, algo más incómodo -No… no suelo ir mucho. ¿Habéis tocado alguna vez Nichollas y tú juntos? Bueno, esto ya está- Mintió descaradamente. No había encontrado el maldito pulso pedio, pero aquello quedaría entre él y nadie más. Por supuesto NUNCA, JAMÁS DE LOS JAMASES se lo diría a Oscurus. -Tengo que revisarte las UPP, las heridas- Le indicó a Iroh para que se girara.

Entonces llegó Benjamin, el amigo de Aurora que también había venido al hospital. -¡Hola! Eh… Arleen no está aún, pero sí está Chloe. Quizás esté en la sala común. ¿Sabes dónde es?- Al parecer todo el mundo se conocía en esa isla, y resultaba que el único que no conocía a nadie era yo. Suspiró y preparó el material de curas con gasas, díctamo, pociones desinfectantes… dejándolo en una batea al borde de la cama. Aquello de los bolsillos sin fondo del pijama del hospital eran de lo mejor. Debería guardarse las galletas allí también para cuando tuviera que descansar -Pero si quieres te puedo revisar yo, en cuanto acabe-

-Poco…Es decir, la necesito pero estoy tratando de bajar el consumo. Ya sabes, para no volverme yonki- Le explicó a Justin mirándolo con algo de curiosidad y culpa. Se veía joven y ahí estaba trabajando y haciendo preguntas muy particulares. Le agradeció con una sonrisa a lo de la toalla y luego la dejó en su regazo cuando se acercó a sus pies, su gesto pasó de ligeramente calmado a uno con una pequeña mueca -No- Lo cierto es que sólo había percibido apenas un cambio cuando Arleen le tocaba, pero con magia. Se sintió un poco incómodo, Arleen al menos lo trataba con esperanza pero no quiso hacer sentir mal al chico.

-Ya, lo había ido a buscar por lo mismo…A ver si tocábamos algo- Mencionó alzando suavemente el hombro, como quitándole importancia, aunque para ambos la música era una forma de expresar lo que tenían dentro -Encantado también, mi nombre ya lo tienes- Le dijo señalando el expediente con una media sonrisa -Sois muy originales con los colores de pelo ¿no?- Preguntó señalándole la melena peliblanca pero claro, quién iba a ser él para hablar con un ojo verde  y otro rojo. -Violeta, blanco, rojo… ¿Nicho es el normalito de la familia?- Inquirió para luego hacer una pregunta más -¿Sabes algo de Belle? ¿Está bien? - Añadió.

-Así fue como nos conocimos- Le explicó a Justin y escuchó a aquello de que tenia que revisarle la…Ah, heridas. Se le debió notar en la cara que no se enteraba porque le aclaró y empezó a moverse, haciéndolo con sumo cuidado con respecto a sus piernas para ponerse de espalda cuando se acercó uno de los guardias -Hola…- la pregunta le hizo sonreír -Pues medio…dormido- Bromeó mientras terminaba de ponerse de espaldas, pero levantó su cuerpo desde los antebrazos -¿También te atiende Arleen? Es una preciosidad- Dijo sin pensar en ningún momento que la mujer estaba ocupada, pero como muy mucho, porque cuando le hacía halagos no hacía más que sonrojarse y mirarlo con una sonrisa que podía derretir icebergs -¿Qué te pasó apareciéndote? ¿fue en lo de SAM?-

El mes con Aedan en el hospital se había hecho muy largo, pero por suerte ya le habían dado el alta y se lo habían podido llevar a casa mi padre y mi hermano. Ian no quería hablar del tema, y yo tampoco había podido hablar con Catherine. Era una pena cómo había acabado todo, y con ese tipo Pendragon tan agresivo parecía que no había opción a que fuesen todos poliamorosos. Probablemente Catherine e Ian tampoco quisiesen.

Iba empanada pensando en mis cosas mientras revisaba los historiales de los pacientes a los que tenía que mirarles la medicación, aunque me detuve al pasar por una de las habitaciones. Las voces que venían de allí me eran familiares, la de Justin, la de Ben, y, en menor medida, la de Iroh. El guardia estaba en la puerta, hablando con los de dentro, así que me puse a su lado y me uní a la conversación. Llegué a pillar la última parte, cuando hablaban de S.A.M. Me daba escalofríos recordar la última misión, acabamos casi todos fatal.

- Hoola. ¿Cómo estáis?  ¿Hablando de heridas de guerra? - pregunté de manera animada al grupo, dando después un pequeño golpe a Ben en su hombro con el mío. Aún no había tenido una ocasión más tranquila de darle las gracias por cubrirme durante la misión. Después de volver no nos habíamos cruzado. Sólo había sabido que él pudo salir del hospital antes que yo, y que luego tuvieron que atenderle por algo de una misión con Vishous. Muy problemático el señor Royden... - Lo hicisteis muy bien, y sobrevivimos todos, que es lo principal. - me asomé al interior de la habitación, ofreciendo ayuda a Justin por si lo necesitaba.  - ¿Quieres que te ayude? creo que te dejan solo muy a menudo para hacer tareas complicadas...

-¡Ah! Vale, bien, bien, eso es bueno- Sonrió levemente y mintió. MINTIÓ COMO UN VELLACO porque no estaba seguro qué era eso de convertirse en yonki con la leche de amapola: sabía del efecto sedante, analgésico y tal, pero … ¿hay gente que se podía hacer adicta? Le preguntaría a Aldaron. Contrariado se centró en las piernas de Iroh, incluso se atrevió a doblarle una de ellas por la rodilla para ver su tono muscular pero se conocía que no había muchas mejoras. Capté su tono triste en aquel monosílabo y traté de buscar forma de animale -¡Pero está bien! Poco a poco seguro que estarás mucho mejor y… y… Arleen es una gran profesional, verás que sí- Trataba de que no se notase que se había puesto nervioso, pero a decir verdad, en ese momento le sudaban las manos. Era consciente, y se estaba odiando por ello, de que quizás había tenido poco tacto y que aquello podría ser malo para el paciente -Discúlpame si te he hecho sentir incómodo- Le reconoció, sonrojándose levemente, aprovechando para apuntar alguna cosa en el informe. Arleen se lo había dejado súper bien detallado en uno de esos papelitos cuadrados de color amarillo, de modo que solo tuvo que dibujar algún check y poner una cara triste donde correspondía. Post-its. La mujer se comunicaba con post-its, ¿dónde había visto eso con anterioridad?

-¿También tocas la guitarra?- Le preguntó con curiosidad. Una pregunta estúpida, pues era más que obvio, por eso la tenía al lado de la cama. Se mordió la lengua y apretó los ojos, con fuerza, aprovechando que estaba de espaldas en ese momento. Decidió, de forma unilateral que se quedaría calladito para no seguir diciendo memeces. Ya había dicho unas cuantas. Suspiró, Nichollas no había tocado con él la guitarra... claro que él no sabía tocar, pero, ¿y qué? ¡La intención es lo que cuenta! -¿? ¡Ah! Sí, Iroh. ¿Lim?- Respondió cuando consiguió reconectar su neurona funcional pues estaba en otra cosa en ese momento, dejando apartado el expediente -¿Es de origen asiático?- Captó su sonrisa y se la devolvió, con broma incluida, usando el tono para ello. Empezó a revisar las UPP: en su mayoría eran rojeces que había que cuidar para que no terminaran por ulcerar. Alguna ya había hecho alguna pequeña herida -Bueno, tu heterocromatismo también es peculiar. Y si crees que Nichollas es el normalito, ya verás qué risa cuando conozcas a Helen… Es su hermana pequeña, y todo lo que tiene de pequeña y de tímida lo tiene de fuerte- Le contó porque él sabía más cosas de los Simon que el nuevo mejor amigo de Nichollas -Te voy a curar esta herida. Te va a escocer un poco, ¿vale?- Limpió con la poción antiséptica y aplicó el díctamo para sanarla, no tenía mala pinta. Se la curaría. Le habían enseñado antes, eso era coser y cantar -Bueno… Están en casa y  …- Suspiró para seguir contando pero Benjamin llegó en ese momento y prefirió no seguir, no sea que “hummingbird” estuviera por ahí, cotilleando. No les molesté en la conversación y me mantuve en un segundo y silencioso plano, realizando la cura con los apósitos.

Fue entonces cuando llegó Chloe y me puse un poquito nervioso, a decir verdad. Trastabillé al saludarla, casi tartamudeando. Y me sonrojé cuando me dicho que me ayudaba -No hace falta, pero muchas gracias. Creo que ya os conocéis, Benjamin venía buscándote, dice que tiene una cura de despartición…- Me mordí los labios por dentro, bajando un poco la mirada porque yo quería hacer turno con Chloe, pero no estaba bien dejar al soldado esperando. -Y esto ya casi está, pero muchas gracias. ¡A ver si puedo hacer turno contigo!- Le solté, claramente ilusionado. Luego me di cuenta que iba a parecer imbécil y aparté la mirada, para recoger las cosas que había usado, en silencio. “Porque calladito estás más guapo Justin!” me regañé a mí mismo.

Se conoce que mi interrupción había llegado en un algún momento delicado de la conversación, pues no se me escapó por alto que cortó la frase a la mitad con mi llegada. Tampoco le di una relevancia espacial al igual que tampoco se la di a la cura que estaba haciendo el joven de pelo blanco en el otro. Lo que sí me sorprendió es la maestría con la que lo hacía, lejos del chico tímido que recordaba cuando estuvimos todos ocultos por culpa de SAM hacía no tanto tiempo atrás. Ha aprendido rápido, quizás sea un gran medimago y se alegró en silencio por él. Al menos tendría una elección para crecer como persona más allá de la guerra y las batallas. Entrecerré los ojos a la mención de Chloe, ladeando levemente la mirada. -No, pero no te preocupes. ¿De modo que ya se ha incorporado?- Dibujé una sonrisa divertida -Es dura de pelar- Avancé un paso para salir del quicio de la puerta y entrar a la habitación, pero todavía pegado a la puerta, lugar donde me apoyé usando el hombro bueno y crucé los brazos por delante del pecho. Chasqueé la lengua por aquel comentario de “medio dormido”, a pesar de ello traté de no parecer apesadumbrado, esa no es la actitud. Tampoco añadí mucho más, lo dejé estar -¿Arleen? Sí, me atiende ella. Y sí, sí lo es- Elegante, guapa, pulcra… la verdad es que hubiera sido la mujer perfecta para un auror. -Es de esas mujeres que irradian con su presencia- Traté de hacerme entender ante mi público masculino, en especial con Justin ya que era su alumno, seguro sabía a qué me refería. Sin embargo, a mí me gustaban quizás de otro tipo. Más hechas a la pelea, quizás. Arleen era como una muñeca de porcelana y le daba la sensación que al mínimo movimiento se iba a romper.

Iba a responder cuando llegó Chloe. Aquello me arrancó una sonrisa abierta y le devolví su toque en un tono muy agradable, de camaradería total -¡Ey! Ya me han dicho que te has incorporado ya, bienvenida. ¿Qué, dispuesta a dar guerra ya? Le estaba explicando a … - Oh, qué incómodo, no me sabía el nombre del chico. Mantuve un momento para que alguien me lo presentara oficialmente, tras aquello seguí -Resulta que tuve que bajar a la superficie a rescatar a Arleen y nos topamos con una muchedumbre de muggles con ganas de camorra. Resultó que los muy cerdos todavía conservan los dispositivos antidesaparición de modo que… - Me encogí de hombros. Se podían imaginar el resto de la historia. -Arleen me trató allí la despartición y ya pudimos salir. De lo contrario…- Y fin de la historia. De Draven no se sabía nada… ni para bien ni para mal. Con el comentario de Chloe, la rodeé con el brazo por encima de su hombro y luego le di un toquecito con el puño -Trabajo en equipo, recuerda que tú me lo dijiste. Sin tus remiendos estaría desangrándome como un cerdo en su San Martín- Luego fue Justin el que dio las explicaciones pertinentes. Observé en silencio al quinceañero y su actitud con Chloe me hizo gracia, despertando otra sonrisa divertida -Tenía cita con Arleen, pero no está. Así que, ¿te parece si dejamos a Justin trabajando? Parece que lo tiene todo bajo control- Guiñé un ojo con complicidad al quinceañero -Espero que despiertes del todo pronto- Me despedí de ambos chicos alzando la mano, invité a salir a Chloe de aquella habitación y la seguí por los pasillos del hospital, bromeando sobre la foto que tenía en su identificación como personal sanitario, pues la miniatura te hacía muecas cuando la mirabas fijamente.

-No te preocupes…Es decir…- Miró a sus piernas como preocupado, sí, pero no por ello iba a renunciar a su tratamiento -Estoy seguro de que Arleen me ayudará- Le dijo a Justin con un tono bastante neutral, cambiando el gesto raro por uno un poco más esperanzador -Es sólo que no pensé que fuese a tardar tanto en al menos sentir algo…- Le explicó con toda la sinceridad que podía tener pero tampoco iba a ponerse a llorar por ello. Si sus piernas era lo que debia sacrificar por tener a sus padres de nuevo, lo haría otra vez.

-Y la batería…Escribo y canto, me gusta la música- Le explicó mirando hacia el instrumento con una leve sonrisa. Era su refugio, y durante mucho tiempo había sido la forma de expresar sus sentimientos. Ahora las letras que escribía eran un poco menos oscuras y depresivas, pero estaba evocando la felicidad de volver a ver a sus padres bien -Sí…El mismo. Ajá, soy de Filipinas. Se mantuvo bastante quieto mientras le revisaba todo mirando hacia donde estaba por estudiar su cara, a ver si algo había mal -Ya… ¿Pero lo vuestro es natural u os pintáis? – No había tenido la valentía de preguntarle eso a Belle porque seguro que le caería mal. Uno no le hacia esas preguntas a las mujeres.  -¿Cuántos hermanos tiene Nic?- Le preguntó porque pensó que los pequeños eran sus primos. Asintió brevemente a lo del curetaje y torció el gesto cuando empezó a escocer, tal como había dicho pero al menos había sido rápido.

-Eso…- Dijo alzando la mano hacia Ben y haciendo un chasqueo de boca como dándole la razón. Tenía una buena presencia. Tras ello llegó Chloe y le regaló una encantadora sonrisa  -En este hospital la plantilla está llena de mujeres guapas…y valientes- Recordó a la muchacha de la misión y habría mantenido la sonrisa si Justin no se hubiese puesto tan nervioso. Lo miró por encima del hombro y después a Benjamín con una mirada de comprensión masculina. Así que decidió no soltarle otro halago a la muchacha porque parecía que el moreno también tenía química o al menos eso le decía la confianza al rodearla con el brazo -Exactamente…Y recuperamos a gente que estaba perdida- Le guiñó un ojo a Chloe aunque dudaba que supiera a que se refería. Le agradeció a Benjamín con una sonrisa por sus deseos y se despidió alzando la mano hacia ellos. Tras eso miró a Justin en silencio durante un rato -Así que… ¿Te gusta Chloe?-

Escuchó en silencio su temor sobre el tratamiento. Entendía que quisiera recuperarse lo antes posible… él al menos tendría cura -Tienes que tener paciencia. Y esperanza. Y confiar. Mucho- Le indicó con seguridad y con dulzura, a la vez, tratando de animar al paciente e infundirle la esperanza de que se mejoraría. Estaba seguro de ello. Lo que le resultó interesante es que compusiera sus propias canciones. Él la pocas canciones que conocía eran las que le enseñaron en la resistencia y … bueno. Le gustaba escuchar a Nichollas con aquellas canciones tan animadas que solía cantar y ahora estaba aprendiendo a usar la armónica. Supuso que los genios musicales son como los antiguos sabios, que conocían de todos los campos. -Nichollas antes tocaba mucho. Le gustaban las canciones felices. Supongo que era su forma de refugiarse de la realidad- Le confesó sin ahondar mucho más -Él es el optimista- Sonrió con cierto tono de pena, al recordar los viejos tiempos antes de subir a la isla. Luego la cosa se fue complicando entre las batallas y los ataques. Antes… también los había, pero los veían de otra forma diferente. Supongo que eso es a lo que se le llama madurar. -Natural, por supuesto- No entendió la pregunta, de forma que respondió de una forma muy neutra, como a aquel que le preguntaran la hora.  

Miró la espalda de Iroh con incredulidad cuando le preguntó por los hermanos de Nichollas. Sonrió por dentro victorioso, y con cierta maldad (había que reconocerlo), pero enseguida se regañó por ello ya que se debía a su paciente, y centrarse en cuidar las heridas y cubrirlas. -Son tres los Simon: Belle, Nichollas y Helen. Iberio, Sophie y Joram son sus primos, los hijos de Monica- Le explicó -Mi padre era el padrino de la madre de Nichollas, en realidad yo sería su tío … pero no me gusta que me diga así. Me pone como… nervioso - Le reconoció, hablando seguramente de más, pero le gustaba presumir que él sabía más de su primo que el desconocido. Con la interrupción de Ben y de Chloe tampoco quiso hablar mucho del tema de los Simon porque no consideraba que fueran de su incumbencia. Además, ¿no se había convencido de que debía quedarse calladito? Escuchó con atención el relato del guardia de Ouroboros pensando que había sido muy valiente por su parte ir a rescatar a Arleen. Igual de valiente como bajar a enfrentarse a SAM. Pero al final todos volvían de la batalla con heridas… Dirigió una mirada fugaz a Iroh, pero no añadió mucho más. ¿Valía la pena? Acababan de rescatar a Arleen de un secuestrador y entre todos habían liberado a la humanidad de una máquina esclavista. ¿Eso es lo que pensaba Johan todo el rato? ¿Siempre pensaba en otros? ¿Cuándo pensaba en sí mismo, en su tía Josephine, en Nyara o en él? Al final siempre estaba ocupado… liberando al mundo.

La pareja salió de aquella habitación y debía reconocer que no le hacía mucha gracia la confianza que tenían esos dos, pero… Informó a Iroh con un tono bastante neutro, todavía pensando todo lo que había visto y pensado, a pesar de ello, le tendió la ayuda necesaria para poder voltearse -Ya te he curado las heridas, están curando muy bien. Es importante que no pases muchas horas en la misma posición, pero supongo que eso te lo habrán explicado- Soltó una carcajada que casi le hizo doblarse en por la mitad, a lo que le siguió una risa nerviosa y muy, EXTREMADAMENTE incómoda. -¡No! ¿De dónde sacáis eso?- Mintió, y empezó a ruborizarse de una manera incontrolable, delatándole totalmente. Se quería morir de la vergüenza y empezó a buscar por toda la habitación una forma de poder salir corriendo de allí… quizás … quizás si saltaba por una ventana o… se desaparecía. Maldita fuera que no sabía hacerlo. La puerta -Yo…. Yo… quizás debería seguir con la ronda yo ya….-

Muerto de vergüenza y totalmente incómodo, me di media vuelta, carpeta en mano, y  me choqué de una forma muy aparatosa y patética con la esquina del quicio de la puerta. Tal fue el golpe que tuve que retroceder un par de pasos hacia atrás y apoyarme en cualquier superficie que encontrase, fuese barandilla, cama, pared o humano.

-Ya…Pero es que a veces me aburro- Le dijo a Justin, un poco modo quejica porque era absolutamente cierto aunque debía agradecer que el tono del peliblanco era mucho más seguro de lo que había sido al principio. Suspiró un poco dejando ver la exasperación apenas un segundo más -Y no sé… Nada, no importa- No servía de nada quejarse de que ni Nicho ni Belle habían venido. Apenas los conocía de hace un par de meses. Sus hermanos le hacían bastante compañía al igual que sus padres así que…

-Sí…tiende más a ese tipo de canciones. Está guay… La música nos ayuda a desconectar o conectar, depende de cómo se use…¿A ti qué tipo de música te gusta?- Le preguntó a Justin porque parecía una persona bastante amable. No sabía porqué pero lo vinculaba con algo de pop quizás. Aunque si decía que el optimista era Nicho -¿Tocas algo?- Siguió. A sus hermanos ya los conocía demasiado así que mejor enfocarse en la gente nueva. Asintió con respecto a lo de natural, sonriendo al recordar a la Srta. Atardecer… que salió en la conversación cuando empezó a hablar del árbol familiar. En cuanto empezó a nombrar gente ya se perdió un poco pero le daba pena preguntar quién era Mónica. ¿Sería la mujer que había salido gritando? ¿Y quién era la mamá de los Simon? Se humedeció los labios, preguntándose si debía preguntar o no. Optó como que no -Por la edad creo ¿no?...Da un poco de impresión que siendo tan joven te llamen tío…- Se rió un poco mientras se acomodaba de nuevo en la camilla.

-Sí- Respondió a lo de la posición -Por eso hacía un poco de ejercicio pero no me atrevo a hacer los de las piernas sin supervisión de Arleen… ¿O tu sabes?- Quizás le había enviado por eso, para supervisarlo. Y todo iba fenomenal hasta que de pronto se empezó a reír tras su pregunta. Iroh deslizó los labios en una sonrisa ladeada y conocedora -Es que es muy guapa…y además sonríe como una diosa. Y es valiente, la verdad dio lo mejor de sí en la misión- Dijo llevándose las manos detrás de la cabeza para apoyarse en la camilla y así verlo mientras se movía. Se había puesto tan nervioso que era difícil no reírse -Es más fácil cuando no tratas de ocultarlo- Murmuró actuando rápido y alargando una mano para ayudarlo a mantener el equilibrio -Es decir… ¿Qué hay de malo con que te guste?

Arrugó el labio sin saber muy bien qué podría responder a aquello. La verdad es que le entendía perfectamente y compartía su aburrimiento. Pero… necesitaba quedarse allí hasta que Arleen le diera el alta… ¿no? Markus va por ahí con una silla de ruedas, ¿por qué Iroh no podría hacerlo? Se mordió el labio y al final lo soltó. -Tengo una idea. Mañana me traigo el espejo comunicador y así puedes hablar con los Simon. Creo que os vendrá bien un poco de ánimo- Concluyó, finalmente, hablando como el gran doctor en el que pensaba convertirse algún día. No había conseguido mucho con el pelirrojo, quizás saber que el otro músico estaba bien… le ayudase. En realidad no quería haberlo dicho porque le creaba una sensación extraña el hecho de que Nichollas pudiera darle más importancia a otro que a él, pero… Había que resignarse.

Pero es que le daba la sensación de que se llevaban tan bien, era como que conectaban… ¿cuánto tiempo habían compartido ellos dos? ¿Por qué no me había dicho Nichollas nada? -¿A mí?- Parpadeé varias veces, ligeramente sorprendido por la pregunta. Alargué una m  un largo rato, mientras trataba de buscar una respuesta a aquella pregunta. -No sé- Le respondí finalmente bastante avergonzado. Bajé la mirada y negué con la cabeza como respuesta a su pregunta, pensando que quizás ese era el detalle que a mí me faltaba. Pero quizás si aprendiera a tocar algún instrumento …. -Me gusta la música que toca Nicho, es... alegre- Y cuando tocaba cosas tristes también lo hacía genial. No sabía qué música era, o qué títulos tenían... Le explicó a Iroh todo el árbol genealógico y él pareció entender su opinión. Extendió los brazos como si hubiese descubierto oro o la cura contra todas las enfermedades -¡Gracias! Al fin alguien que me entiende-

Arqueó una ceja, se mordió el labio y arrugó la nariz -Lo siento, pero no. Yo acabo de empezar con las prácticas de medimagia- Reconoció llevándose la mano a la nuca. Quizás era por eso que Arleen todavía no le había dado el alta y prefería tenerlo en supervisión -Y todavía soy un poco novato para algunas cosas. ¡Pero hacer curas ya sabía de antes!- Reconoció de nuevo, dando valor a sus propios conocimientos. Era novato, pero no tonto.

Y entonces todo se puso raro con aquella pregunta que no venía al caso. Claro que es guapa. Y claro que es valiente. Y claro que es simpática. Ella había sido agradable con él en aquella isla mientras todo el mundo le daba de lado, y le había invitado a la boda de su hermano. De nada sirvió tratar de huir, lo empeoró todo mucho más, haciendo que todos los documentos acabaran por los suelos y él sobre la camilla de Iroh. -Pero es que no es verdad- Mintió, mientras se seguía ruborizando. Por Merlín, solo esperaba que se abriera el suelo en ese momento y le tragara. El bochorno que estaba sufriendo le estaba haciendo hasta sentir calores. Apartó la mirada de Iroh después de que este le ayudara, muy incómodo. -Es que no es verdad- Volvió a mentir, excusándose en el mismo bis. Aunque, tenía razón, no había nada de malo, ¿no? Pero todo el mundo se lo preguntaba de aquella forma que le avergonzaba tanto que en verdad sí le hacía parecer que era algo malo. -Yo… yo….- No supo muy bien cómo continuar. Se agachó para recoger todos los informes, que con el choque los había tirado todos al suelo.