Recuerdo del primer mensaje :
Planta de habitaciones para pacientes ingresados. Hay varias habitaciones, con varias camas en cada habitación. Las camas pueden separarse con biombos.
Planta de habitaciones para pacientes ingresados. Hay varias habitaciones, con varias camas en cada habitación. Las camas pueden separarse con biombos.
Todo fueron miradas furtivas cargadas de “Tenía razón imbécil” hacia el brabucón de Vishous cuando trajeron por urgencias a Arleen. Estaba claro que no había tiempo que perder y daba igual cómo lo consiguieran, pero era acuciante conseguir la posición de Arleen. Y encima bajaron dos guardias y de ellos, uno de ellos volvió despartido (¿?) . Sin embargo, la excursión de Arleen en superficie trajo serias consecuencias para el embarazo que llevaron al terrible desenlace.
Y después de aquello reuniones, cafés, tés y un único tema de conversación. La bruja estaba enfocando todos sus esfuerzos físicos en poder crear un hospital en tierra. Que me encantó la idea, pero ya no sabía si es que estaba haciéndose la dura para aparentar o no, pero el hecho de que se guardara de esa forma todos los sentimientos para ella sola sabía que no podía ser bueno. Uno de los proyectos paralelos iba en la línea de poder llevar medicinas y sanidad a barrios que no pudieran tener acceso. Y hacerlo para todos. La clásica ambulancia que él ya había operado cuando vivía en Londres. Una UVI nueva y reluciente.
Estaba de saliente aquella mañana. Había sido una noche bastante aburrida, por lo que pudo dedicarle tiempo, esfuerzos y cafés a localizar el material que la ambulancia requería, usando tanto la tecnología que Ouroboros tenía, como materiales de la superficie. Había aprendido a curar con magia y sin ella, por eso quería que en la ambulancia hubiera la posibilidad de utilizar ambos recursos. Salía de las taquillas, cargando una carpeta con informes, listas de materiales y referencias de casas comerciales (para pedirle al italiano idiota que le copiara los productos) cuando escuchó un golpe en una de las habitaciones de la planta. Arqueó la ceja, extrañado. Buscó el apoyo de algún compañero, por si pasara algo raro, y entre varios abrieron la puerta de la habitación de Iroh. En cuanto abrió la puerta, rodeó los ojos y los puso en blanco, con un largo suspiro. Un enfermero y otra mujer, creo que celadora, entraron enseguida a ayudar a recoger el desbarajuste e hicieron las preguntas pertinentes. Por mi parte me acerqué a Justin y le cogí por la barbilla para mirarle la nariz con su moratón y su epistasia -El tarugo se ha roto la nariz dando un cabezazo contra la pared. ¿Es que te crees, Hulk? Vamos, anda- Negué con la cabeza, armándome de toda la paciencia posible e ignorando todos los lloriqueos del menor sobre la ronda.
-Esta doctora tan simpática se encargará de las rondas- Le guiñé un ojo a la MIR pasándole los informes de la planta, con una sonrisa, mientras me llevaba al aprendiz a curar aquella nariz. A la par, un par de enfermeras se encargaban de Iroh, acomodándole para que pasara un buen día y le dejaban listo para las visitas.
Y después de aquello reuniones, cafés, tés y un único tema de conversación. La bruja estaba enfocando todos sus esfuerzos físicos en poder crear un hospital en tierra. Que me encantó la idea, pero ya no sabía si es que estaba haciéndose la dura para aparentar o no, pero el hecho de que se guardara de esa forma todos los sentimientos para ella sola sabía que no podía ser bueno. Uno de los proyectos paralelos iba en la línea de poder llevar medicinas y sanidad a barrios que no pudieran tener acceso. Y hacerlo para todos. La clásica ambulancia que él ya había operado cuando vivía en Londres. Una UVI nueva y reluciente.
Estaba de saliente aquella mañana. Había sido una noche bastante aburrida, por lo que pudo dedicarle tiempo, esfuerzos y cafés a localizar el material que la ambulancia requería, usando tanto la tecnología que Ouroboros tenía, como materiales de la superficie. Había aprendido a curar con magia y sin ella, por eso quería que en la ambulancia hubiera la posibilidad de utilizar ambos recursos. Salía de las taquillas, cargando una carpeta con informes, listas de materiales y referencias de casas comerciales (para pedirle al italiano idiota que le copiara los productos) cuando escuchó un golpe en una de las habitaciones de la planta. Arqueó la ceja, extrañado. Buscó el apoyo de algún compañero, por si pasara algo raro, y entre varios abrieron la puerta de la habitación de Iroh. En cuanto abrió la puerta, rodeó los ojos y los puso en blanco, con un largo suspiro. Un enfermero y otra mujer, creo que celadora, entraron enseguida a ayudar a recoger el desbarajuste e hicieron las preguntas pertinentes. Por mi parte me acerqué a Justin y le cogí por la barbilla para mirarle la nariz con su moratón y su epistasia -El tarugo se ha roto la nariz dando un cabezazo contra la pared. ¿Es que te crees, Hulk? Vamos, anda- Negué con la cabeza, armándome de toda la paciencia posible e ignorando todos los lloriqueos del menor sobre la ronda.
-Esta doctora tan simpática se encargará de las rondas- Le guiñé un ojo a la MIR pasándole los informes de la planta, con una sonrisa, mientras me llevaba al aprendiz a curar aquella nariz. A la par, un par de enfermeras se encargaban de Iroh, acomodándole para que pasara un buen día y le dejaban listo para las visitas.
-Habitación privada de Iroh-
Reapareció en la planta del hospital donde estaba Iroh. Hacía ya tiempo que no había pasado por allí, desde que Monica se fuera y ahora… aquello era una despedida, pero además lo iba a hacer de una forma muy egoísta por su parte. Pero no podía hacerlo de otra forma, o al menos no se le ocurría. Quizás era aquella sensación de urgencia por localizar lo antes que pudiera a su tía, quizás la necesidad de ir a buscar líos. No lo sabía. Aquello era algo gordo y no como cuando salía a buscar ranas al lago por la noche. Por Merlín, ¿había pensado bien lo que estaba a punto de hacer? “Que el miedo no me paralice” Se repitió varias veces, antes de enfrentarse al pasillo, tocar la puerta y entrar en la habitación de Iroh. La última vez que lo había visto estaba dormido y ahora... le esperaba la rehabilitación. Y estaba despierto. Eso lo sabía, se lo había dicho Justin, pero no se había enfrenado a él hasta aquel momento.
En cuanto recibió la indicación de que podía entrar, obedeció. Y cerró al pasar, apoyando el hombro para cerrar la puerta. Saludó a Iroh con una sonrisa cerrada y con la mano alzada -Lo primero que quiero decirte es que me alegra verte despierto. Y lo segundo que lo siento por no haber venido antes, yo… la …. casa- Traté de buscar alguna torpe escusa, titubeando algo torpemente mientras me acercaba a la cama y le posaba una mano sobre el hombro -¿Cómo estás?- Le pregunté con cierto tono de preocupación, pues lo de la rehabilitación sonaba claramente extraño y Justin no le había explicado nada de aquello.
Reapareció en la planta del hospital donde estaba Iroh. Hacía ya tiempo que no había pasado por allí, desde que Monica se fuera y ahora… aquello era una despedida, pero además lo iba a hacer de una forma muy egoísta por su parte. Pero no podía hacerlo de otra forma, o al menos no se le ocurría. Quizás era aquella sensación de urgencia por localizar lo antes que pudiera a su tía, quizás la necesidad de ir a buscar líos. No lo sabía. Aquello era algo gordo y no como cuando salía a buscar ranas al lago por la noche. Por Merlín, ¿había pensado bien lo que estaba a punto de hacer? “Que el miedo no me paralice” Se repitió varias veces, antes de enfrentarse al pasillo, tocar la puerta y entrar en la habitación de Iroh. La última vez que lo había visto estaba dormido y ahora... le esperaba la rehabilitación. Y estaba despierto. Eso lo sabía, se lo había dicho Justin, pero no se había enfrenado a él hasta aquel momento.
En cuanto recibió la indicación de que podía entrar, obedeció. Y cerró al pasar, apoyando el hombro para cerrar la puerta. Saludó a Iroh con una sonrisa cerrada y con la mano alzada -Lo primero que quiero decirte es que me alegra verte despierto. Y lo segundo que lo siento por no haber venido antes, yo… la …. casa- Traté de buscar alguna torpe escusa, titubeando algo torpemente mientras me acercaba a la cama y le posaba una mano sobre el hombro -¿Cómo estás?- Le pregunté con cierto tono de preocupación, pues lo de la rehabilitación sonaba claramente extraño y Justin no le había explicado nada de aquello.
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Iroh ya había terminado hace rato su sesión de ejercicio y sus padres se habían ido, aparentemente habían conseguido trabajo así que era genial. Sus hermanos los había echado porque le fastidiaban un poco así que en la soledad de la habitación se dedicó a escribir la canción que tenía rondando por la cabeza. Estaba acostado con el papel sobre la cara y escribiendo con un boli al que no le afectaba la gravedad, firma Da Vinci; cuando alguien tocó la puerta.
Cuando vio a Nicho aparecer por la puerta le sonrió abiertamente -Joder pensé que eras el puto de Akiro- Se rió un poco y dejó el papel y boli a un lado, impulsándose con las manos para poder sentarse mejor y luego activó el botón que subía la parte de la camilla -Estaba por lanzarte el boli en la cara- Y aún así percibió que aquellos silencios en sus palabras dejaban cosas que desear.
-No te preocupes Nicho, todos tenemos cosas que hacer…- Se pasó las manos por el pelo, echándoselo hacia atrás con cuidado para luego apoyar su mano sobre la de él, dándole palmadas amistosas -Aburrido… Jodido…- Alzó los hombros levemente y cabeceó hacia las piernas -La rehabilitación va para largo y… Me jode un poco la idea de una silla de ruedas- ¿Para qué mentirle? De nada servía -Pero tiene toda la pinta de que me la van a recetar para el futuro- Se haría la idea, siempre se hacía la idea con cosas terminales pero Arleen no paraba de darle esperanzas y... Esperaba que tuviera razón.
Cuando vio a Nicho aparecer por la puerta le sonrió abiertamente -Joder pensé que eras el puto de Akiro- Se rió un poco y dejó el papel y boli a un lado, impulsándose con las manos para poder sentarse mejor y luego activó el botón que subía la parte de la camilla -Estaba por lanzarte el boli en la cara- Y aún así percibió que aquellos silencios en sus palabras dejaban cosas que desear.
-No te preocupes Nicho, todos tenemos cosas que hacer…- Se pasó las manos por el pelo, echándoselo hacia atrás con cuidado para luego apoyar su mano sobre la de él, dándole palmadas amistosas -Aburrido… Jodido…- Alzó los hombros levemente y cabeceó hacia las piernas -La rehabilitación va para largo y… Me jode un poco la idea de una silla de ruedas- ¿Para qué mentirle? De nada servía -Pero tiene toda la pinta de que me la van a recetar para el futuro- Se haría la idea, siempre se hacía la idea con cosas terminales pero Arleen no paraba de darle esperanzas y... Esperaba que tuviera razón.
Avanzó por la habitación dibujando una sonrisa al recibimiento de su amigo en la isla. Se abrió el abrigo y dejó lo que cargaba a la espalda en una esquina de la habitación. Así podría acercarse a la cama sin muchos trastos. Tampoco sabía si iba a estar mucho tiempo allí… no sabía nada. Estaba asustado y quizás algo nervioso. Según se acercaba a la cama vio que la guitarra de Iroh estaba allí, supuso que había estado tocando -Siento decepcionarte, entonces, porque me hubiera quedado el boli para mí- Sonrió por la broma mientras se pasaba la mano por la nuca hasta que terminó por recorrer la habitación y quedar a la altura de la cama. -Me alegra que los hayas recuperado- Le dijo con total sinceridad apoyando la mano sobre brazo, pero también sintió un poco de envidia: Iroh recuperaba a su familia y él la perdía. Revisó las pulcras sábanas hospitarias…. ¿Estaba bien eso de sentarse en la cama de un enfermo del hospital? ¿Y si se infectase o algo? Al final no lo hizo, pero no le faltaron ganas. Suspiró y apartó la mirada cuando él fue comprensivo con sus ausencias. ¡NO! Casi que prefería que le gritara, que se enfadara con él y le dijera que se fuera para siempre y le dejase con su familia en paz, que lo peor que le podría haber pasado eran haberse conocido en aquel tugurio de mala muerte de la isla, cualquier cosa… -Ya, pero no está bien. Debería haber venido antes, he sido un mal amigo por ello. Y lo siento- Fatal. Fatal todo. Suspiró para concentrarse y no derrumbarse. Terminó por quitarse el abrigo y dejarlo por ahí tirado sin ningún tipo de cuidado, sobre los pies de la cama, y se sentó en el borde del colchón.
Pasó la mirada de la mano con la que le había tocado para subir hacia la cara de él y luego a las piernas, y luego de nuevo a su cara. Bajó la mirada y trató de buscar una frase locuaz o divertida o cualquier cosa que se le pudiera ocurrir para hacer aquel trago más fácil. No se le ocurrió. De modo que simplemente, cogió la mano que Iroh le había tendido con antelación y se la apretó para que sintiese que le apoyaría, con o sin silla de ruedas.
Pasó un rato en silencio, en aquella posición en el que trataba de darle todo su apoyo. Pero al rato se le hizo incómodo el silencio y viró la cabeza hacia la guitarra y cogió la canción que tenía a medio escribir, para echarle un ojo por encima, pero sin llegar a leerla -¿Has estado practicando? Me gustaría poder escucharlo- Porque si no se volvían a ver, o si la máquina le borraba el cerebo o los recuerdos, uno de los últimos pensamientos que querría recordar cuando pasa tu vida como una película sería, precisamente, a Iroh tocando. Y a Justin. Y a los primos jugando en la nieve. Y a su padre con su tía en NewCastle cuando era pequeño...
Pasó la mirada de la mano con la que le había tocado para subir hacia la cara de él y luego a las piernas, y luego de nuevo a su cara. Bajó la mirada y trató de buscar una frase locuaz o divertida o cualquier cosa que se le pudiera ocurrir para hacer aquel trago más fácil. No se le ocurrió. De modo que simplemente, cogió la mano que Iroh le había tendido con antelación y se la apretó para que sintiese que le apoyaría, con o sin silla de ruedas.
Pasó un rato en silencio, en aquella posición en el que trataba de darle todo su apoyo. Pero al rato se le hizo incómodo el silencio y viró la cabeza hacia la guitarra y cogió la canción que tenía a medio escribir, para echarle un ojo por encima, pero sin llegar a leerla -¿Has estado practicando? Me gustaría poder escucharlo- Porque si no se volvían a ver, o si la máquina le borraba el cerebo o los recuerdos, uno de los últimos pensamientos que querría recordar cuando pasa tu vida como una película sería, precisamente, a Iroh tocando. Y a Justin. Y a los primos jugando en la nieve. Y a su padre con su tía en NewCastle cuando era pequeño...
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-Shame, shame, shame- Hizo referencia a una serie llamada Juego de Tronos cuando le soltó aquello del boli. ¡Qué mal amigo! Pero al menos estaba más divertido. Notó entonces cuando dejó toda la mochila y frunció el ceño ¿Se iba de viaje o algo? Eso parecía. Quizás…Según le habían contado sus hermanos muchas personas de los refugiados se habían ido. Eso podía explicar porque Nicho estaba como estaba -Gracias… No he podido disfrutarlos del todo porque han encontrado trabajo pero al menos sé que mis hermanos tienen a quien molestar- Sonrió de lado.
-Si quieres que me ponga a llorar porque no has venido, lo llevas claro, Nicho. Dudo que sea muy divertido venir a verme con cara de pánfilo- Sonrió de lado pero suponía que se refería al tiempo que había pasado despierto sin verlo -Dime alguna excusa válida que no incluya titubeos y entonces te perdonaré- Porque había notado que le habían fallado las palabras antes y la verdad así no solía ser él. Iroh era más de escribir las cosas pero con Nicho se le daba fácil hablar porque él daba la confianza para ello y respondía en la misma medida -O quizás te tire un guante a la cara y te rete a un duelo de miradas-
Apretó la mano de vuelta, sonriendo, cuando quiso darle esa muestra de apoyo. Sabía que era difícil encontrar las palabras, a su madre siempre se le humedecían los ojos y no había mucha fuerza en esas oraciones para darle la seguridad de que iba a caminar. No dependía de su voluntad, dependía de su cuerpo.
-Prf…Es súper triste pero sólo he escrito unas notas. Es decir…tengo en la cabeza lo que quiero pero no logro ubicarlo- Movió el boli hacia él para que lo cogiera por si le apetecía agregar -Sin robar- Le advirtió con una sonrisa -No me animo a escribir algo más alegre aún, pero quería hacer algo…con respecto a lo que vivimos allá abajo. Fue muy heavy y...necesito sacarlo- Le informó por si nadie le había dicho nada.
-Si quieres que me ponga a llorar porque no has venido, lo llevas claro, Nicho. Dudo que sea muy divertido venir a verme con cara de pánfilo- Sonrió de lado pero suponía que se refería al tiempo que había pasado despierto sin verlo -Dime alguna excusa válida que no incluya titubeos y entonces te perdonaré- Porque había notado que le habían fallado las palabras antes y la verdad así no solía ser él. Iroh era más de escribir las cosas pero con Nicho se le daba fácil hablar porque él daba la confianza para ello y respondía en la misma medida -O quizás te tire un guante a la cara y te rete a un duelo de miradas-
Apretó la mano de vuelta, sonriendo, cuando quiso darle esa muestra de apoyo. Sabía que era difícil encontrar las palabras, a su madre siempre se le humedecían los ojos y no había mucha fuerza en esas oraciones para darle la seguridad de que iba a caminar. No dependía de su voluntad, dependía de su cuerpo.
-Prf…Es súper triste pero sólo he escrito unas notas. Es decir…tengo en la cabeza lo que quiero pero no logro ubicarlo- Movió el boli hacia él para que lo cogiera por si le apetecía agregar -Sin robar- Le advirtió con una sonrisa -No me animo a escribir algo más alegre aún, pero quería hacer algo…con respecto a lo que vivimos allá abajo. Fue muy heavy y...necesito sacarlo- Le informó por si nadie le había dicho nada.
No respondió a la referencia, pues él no la había entendido. Sabía que era algún tipo de broma, de modo que actuó en consecuencia, encogiéndose de hombros con media sonrisa, pasándose la mano por la nuca. Se alegró, de verdad que se alegró cuando le explicó que su familia había vuelto y estaba bien, hasta tenía trabajo. Era bueno, y claro que tendría tiempo para disfrutarlos, esperaba que no los perdiera más, lo deseó con fuerzas, no le deseaba lo mismo otra vez. Para eso ya estaba él mismo… -Ya lo harás. Cuando salgas de aquí. Y hasta te enfadarás con ellos, pero al menos, sabrás que ya están aquí contigo. No los pierdas más, ¿eh?- Arqueó levemente la ceja y sonrió de medio lado, al igual que él. Luego bajó la mirada, otra vez, no podía evitar pensar en Monica, Joram… -¡Qué idiota! ¡No digas eso!- Le regañé, tratando de hacerme el ofendido falsamente, mientras me ponía cómodo en la cama. Entonces me pidió la excusa y no le respondí -Entonces también me quedaré ese guante, jajaja- Y cuando se acabó la risa, suspiró y contempló la pared que tenía delante. No hacía falta ocultarle la verdad, prefería que lo supiera por él, aunque todavía no era consciente de todo lo que iba a hacer. A pesar de todo, por algún punto tendría que empezar -Mi tía Mónica se ha ido de la isla. Hace un mes, casi, y no hemos tenido noticias de ella desde entonces. Creo que puede estar en problemas…- Se mordió el labio. Luego le contaría lo que vio en el Palantir -Se ha llevado a mis primos, a todos. Belle está tomando leche de amapola desde que volvió de Turín, no puede salir de casa, ¡le dan ataques de ansiedad, porque ahora cree que todo es una simulación de SAM!- Le explicó, como tratando de entender la mente de su hermana. Era idiota… ¿era idiota? No, no lo era -A resultado que, después de acabar con la máquina el mundo ya no es un lugar seguro. ¿Te lo puedes creer? Qué estupidez- Era rabia lo que sentía, tanta que le dolía. Porque no podía hacer nada por las personas que más quería, solo verlos caer, una vez tras otra, ¿tan malo era poder pedir, no sé, un poquito de felicidad para ellos?
Le alegró el alma que Iroh respondiera a aquel agarre. Al menos no le odiaba, o no mucho al menos. Cogió el bolígrafo cuando se lo tendió, pero no lo usó. Lo dejó enganchado al papel. Entendió muy bien todo lo que quería expresar en música, con o sin letra, solo… quería oírlo. De su guitarra -No importa. Quiero escucharlo. Aunque sean unas notas- Atrajo el instrumento hasta su posición y se lo tendió, con la partitura encima -Seguro que está bien. Aunque sean cuatro notas son tuyas, y recogen precisamente lo que sentiste allá abajo- Tragó saliva, tampoco le apetecía forzar a Iroh a tocar, pero no quería despedirse sin escucharle tocar una última vez -Hazlo por mí, por favor- Aquello era una súplica, por lo que le buscó la mirada disonante con la azul propia.
Le alegró el alma que Iroh respondiera a aquel agarre. Al menos no le odiaba, o no mucho al menos. Cogió el bolígrafo cuando se lo tendió, pero no lo usó. Lo dejó enganchado al papel. Entendió muy bien todo lo que quería expresar en música, con o sin letra, solo… quería oírlo. De su guitarra -No importa. Quiero escucharlo. Aunque sean unas notas- Atrajo el instrumento hasta su posición y se lo tendió, con la partitura encima -Seguro que está bien. Aunque sean cuatro notas son tuyas, y recogen precisamente lo que sentiste allá abajo- Tragó saliva, tampoco le apetecía forzar a Iroh a tocar, pero no quería despedirse sin escucharle tocar una última vez -Hazlo por mí, por favor- Aquello era una súplica, por lo que le buscó la mirada disonante con la azul propia.
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-Bueno para enfadarme ya lo hago aquí cuando están pesados- Dijo sonriendo de lado aunque le pareció raro eso de que no los perdiera más, porque en realidad… Había sido orden de ellos dejarlos atrás. Aún así asintió, no tenía que perder más tiempo pensando en el pasado sino disfrutando del presente.
Soltó una risa cuando le llamó idiota, la verdad era divertido verlo “ofenderse” por ello pero para él estaba claro. Aunque no iba a negar que echaba de menos hacer un poco de música con él. Arqueó las cejas cuando dijo lo del guante y entonces luego puso cara de misterio -Yo que tú no me quedo con ningún guante de aquí… ¿Sabes las cosas asquerosas que ven los sanadores? ¡Pregúntale a Justin!- Le dijo para que fuera consciente de que los guantes a los que ÉL tenía acceso no sabía si eran del todo…. Limpios.
Pero Nicho no se veía muy bien y cuando comenzó a hablar sobre su tía, quien asumió que era la que le había echado de su casa, no le gustó para nada lo que le dijo -¿Se fue con los niños? Joder Nicho, lo siento…Y siento no poder ayudarte. Si estuviese bien no dudaría en bajar contigo- Ahora, lo de Belle…hizo que lo mirara con el ceño levemente fruncido porque le parecía un poco insensible de su parte tratarla de esa manera -Me lo creo, Nicho. Algunos llevamos heridas físicas y otras psicológicas. No… Lo que vivimos ahí fue…- Empezó a emparanoiarse un poco y se llevó la mano a la nuca de forma casi inmediata, tocándose con bastante fuerza por si percibía algo pero no había nada.
¿Y si estábamos viviendo en la Matrix?
Pues si estaban en la Matrix…Podía ser capaz de todo. Porque podría ganarle a su mente.
Sonrió un poco volviendo a tierra cuando le paso el instrumento y se reacomodó en la cama, cogió el instrumento y lo apoyó en sus piernas inmóviles ¿O no? Tenía que hablar con Belle. Volvió la mirada hacia él -Hey… Tocaré- Murmuró y sonrió brevemente antes de cerrar los ojos es inspirar con profundidad, entonces empezó a tocar. No era una de sus melodías felices, no. Por el contrario, mientras las memorias se sucedían en sí mismas el miedo y la adrenalina se abrieron paso para escapar de sus dedos en notas que despertaban sentimientos de angustia. Estuvo tocando casi un minuto hasta el instante en el que SAM los cogió a los dos y… Paró. Detuvo los dedos en la guitarra, presionando las cuerdas para que pararan el sonido. Abrió los ojos y lo miró alzando los hombros con suavidad -Así… Así se siente tu hermana cada día, Nicho-
Soltó una risa cuando le llamó idiota, la verdad era divertido verlo “ofenderse” por ello pero para él estaba claro. Aunque no iba a negar que echaba de menos hacer un poco de música con él. Arqueó las cejas cuando dijo lo del guante y entonces luego puso cara de misterio -Yo que tú no me quedo con ningún guante de aquí… ¿Sabes las cosas asquerosas que ven los sanadores? ¡Pregúntale a Justin!- Le dijo para que fuera consciente de que los guantes a los que ÉL tenía acceso no sabía si eran del todo…. Limpios.
Pero Nicho no se veía muy bien y cuando comenzó a hablar sobre su tía, quien asumió que era la que le había echado de su casa, no le gustó para nada lo que le dijo -¿Se fue con los niños? Joder Nicho, lo siento…Y siento no poder ayudarte. Si estuviese bien no dudaría en bajar contigo- Ahora, lo de Belle…hizo que lo mirara con el ceño levemente fruncido porque le parecía un poco insensible de su parte tratarla de esa manera -Me lo creo, Nicho. Algunos llevamos heridas físicas y otras psicológicas. No… Lo que vivimos ahí fue…- Empezó a emparanoiarse un poco y se llevó la mano a la nuca de forma casi inmediata, tocándose con bastante fuerza por si percibía algo pero no había nada.
¿Y si estábamos viviendo en la Matrix?
Pues si estaban en la Matrix…Podía ser capaz de todo. Porque podría ganarle a su mente.
Sonrió un poco volviendo a tierra cuando le paso el instrumento y se reacomodó en la cama, cogió el instrumento y lo apoyó en sus piernas inmóviles ¿O no? Tenía que hablar con Belle. Volvió la mirada hacia él -Hey… Tocaré- Murmuró y sonrió brevemente antes de cerrar los ojos es inspirar con profundidad, entonces empezó a tocar. No era una de sus melodías felices, no. Por el contrario, mientras las memorias se sucedían en sí mismas el miedo y la adrenalina se abrieron paso para escapar de sus dedos en notas que despertaban sentimientos de angustia. Estuvo tocando casi un minuto hasta el instante en el que SAM los cogió a los dos y… Paró. Detuvo los dedos en la guitarra, presionando las cuerdas para que pararan el sonido. Abrió los ojos y lo miró alzando los hombros con suavidad -Así… Así se siente tu hermana cada día, Nicho-
-¡Qué ofensa! Pensaba que me retarías con un guante de calidad, y no un sucio guante de hospital- Continuó con la broma del guante, un rato más. La mención de su medio primo le hizo finalizar las risas, con un suspiro largo -Sí, se lo preguntaré a él- Mintió, porque ni se lo iba a preguntar ni pretendía acercarse a Justin. Se iría de Ouroboros como una sombra oscura, sin llantos y sin despedidas, porque sabía que si lo hacía, no las tenías contigo para bajar a buscar a Mónica.
Bajó la mirada hacia el suelo cuando finalmente le reveló la verdad… -Sí… se fue por la noche… solo dejó una nota… Setelah y yo hemos mirado por el Palantir, para obtener respuestas y… puede que todo esté yendo mal, que estén en problemas… Y, siento que no he sido justo con ella, que le dije cosas horribles, que no he podido saber cuidar de Mónica como necesitaba….- Cerró los ojos y cejó caer los hombros. -Lo sé… Solo que me da mucha rabia que después de todos los sacrificios, de las heridas, resulte que el mundo exterior sea igual de horrible que antes. ¡No me parece justo!- Terminó por alzar la voz, sin querer, acompañando la molestia con un golpe de puño sobre el colchón de la cama -¿Para qué ha servido todo?- Le devolví la mirada a mi amigo, con los ojos vidriosos con mucha rabia contenida. Negué, en silencio y me sequé las lágrimas que amenazaban con asomar con los puños. Sabía que aquella pregunta no tendría respuesta, de modo que sinceramente ni la esperó era absurdo siquiera planteárselo.
Suspiró y le pasó el instrumento. Pareció acceder a tocar y fijó su mirada en el chico, y en sus manos acariciando con suavidad las tersas cuerdas de la guitarra. Escuchó con total atención aquellas notas descriptivas. No necesitaban letra para hablar por si solas, solo… quere ser escuchadas. Entendió el miedo, la presión de acabar con la misión, las explosiones, cuando entraron en la sala, la grandeza terrible de SAM. Y entonces se hizo silencio. Y lloró, apretando los puños sobre las rodillas. Le faltaba el aire, de la misma manera que cuando SAM apretaba a los personajes de aquella melodía de guitarra… Cómo la oscuridad y el fin se cernía sobre ellos, cómo todo podría volverse a repetir -Lo siento…- Es lo único que pudo añadir, porque en verdad lo sentía en lo más profundo de su pecho, golpeando incasablemente. Esperaba… esperaba que si recuperaba a Monica, que quizás estuviese igual, podría con Belle curarse… podría… ¿qué podría hacer? Solo era un niñato de 18 años sin idea de la vida.
Bajó la mirada hacia el suelo cuando finalmente le reveló la verdad… -Sí… se fue por la noche… solo dejó una nota… Setelah y yo hemos mirado por el Palantir, para obtener respuestas y… puede que todo esté yendo mal, que estén en problemas… Y, siento que no he sido justo con ella, que le dije cosas horribles, que no he podido saber cuidar de Mónica como necesitaba….- Cerró los ojos y cejó caer los hombros. -Lo sé… Solo que me da mucha rabia que después de todos los sacrificios, de las heridas, resulte que el mundo exterior sea igual de horrible que antes. ¡No me parece justo!- Terminó por alzar la voz, sin querer, acompañando la molestia con un golpe de puño sobre el colchón de la cama -¿Para qué ha servido todo?- Le devolví la mirada a mi amigo, con los ojos vidriosos con mucha rabia contenida. Negué, en silencio y me sequé las lágrimas que amenazaban con asomar con los puños. Sabía que aquella pregunta no tendría respuesta, de modo que sinceramente ni la esperó era absurdo siquiera planteárselo.
Suspiró y le pasó el instrumento. Pareció acceder a tocar y fijó su mirada en el chico, y en sus manos acariciando con suavidad las tersas cuerdas de la guitarra. Escuchó con total atención aquellas notas descriptivas. No necesitaban letra para hablar por si solas, solo… quere ser escuchadas. Entendió el miedo, la presión de acabar con la misión, las explosiones, cuando entraron en la sala, la grandeza terrible de SAM. Y entonces se hizo silencio. Y lloró, apretando los puños sobre las rodillas. Le faltaba el aire, de la misma manera que cuando SAM apretaba a los personajes de aquella melodía de guitarra… Cómo la oscuridad y el fin se cernía sobre ellos, cómo todo podría volverse a repetir -Lo siento…- Es lo único que pudo añadir, porque en verdad lo sentía en lo más profundo de su pecho, golpeando incasablemente. Esperaba… esperaba que si recuperaba a Monica, que quizás estuviese igual, podría con Belle curarse… podría… ¿qué podría hacer? Solo era un niñato de 18 años sin idea de la vida.
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La verdad es que cuando bajó la mirad supo que aquello eran malas noticias, vamos, estaba claro por su gesto per las palabras que vinieron después hicieron que tensara los labios. Se preguntó casi si era mejor pasar el tiempo como él, sin saber nada, a que como Nicho, pensando en un montón de escenarios y… -Creo que… es normal, Nicho. Es decir…Yo también me arrepentí de mi actitud hacia mis padres después de perderlos. Incluso cambié bastante con mis hermanos…La certeza de que ya no estaban y que quizás había sido un crío caprichoso me jodieron bastante…- Le dijo, tratando de ser un poco más empático o dándole algo de normalidad aunque no estaba seguro de que eso fuera bueno.
La frustración que estaba teniendo era sumamente comprensible -No sabía que todo estaba mal- Confesó el moreno frunciendo el ceño, suponiendo que su familia planeaba quedarse en Ouroboros y, por ende, o miraban más allá de los bordes de la isla. Pero ellos también eran refugiados ¿Tendrían que irse? -Para…evitar…ser marionetas de SAM?- Dijo un poco a retazos, porque no sabía si era la respuesta y de serla era muy complicada -Es una guerra que ha durado años, Nicho supongo que…habrá que aprender…a convivir y eso…- No sabía muy bien cómo ayudarlo -No sé qué decirte, lo siento- Dijo sintiendo que era un mal amigo por no saber cómo apoyarlo o subirle el ánimo.
Al menos, en el momento en el que la música formó parte de sus dedos y de su alma encontró algo para sacarse de encima ese nudo que sentía en el pecho constantemente. Alzó la vista hacia él con los ojos también vidriosos y fue dejando la guitarra hacia un lado -Yo también- Confesó y al verlo llorar le extendió los brazos para abrazarlo -Tienes cosas que hacer y poco tiempo que perder… Belle también está en un mal momento así que ten paciencia. Quizás dile que venga a hablar conmigo y discutiremos de los fallos de la posible Matrix- Sonrió de lado aún estrechándolo -Pero con esas palabras exactas- luego le revolvió el pelo y se alejó -Tienes un buen corazón Nicho, por eso te afecta lo malo del mundo…Pero es la realidad y nos toca vivirla pero no por ello tienen que quitarte tu esencia-
La frustración que estaba teniendo era sumamente comprensible -No sabía que todo estaba mal- Confesó el moreno frunciendo el ceño, suponiendo que su familia planeaba quedarse en Ouroboros y, por ende, o miraban más allá de los bordes de la isla. Pero ellos también eran refugiados ¿Tendrían que irse? -Para…evitar…ser marionetas de SAM?- Dijo un poco a retazos, porque no sabía si era la respuesta y de serla era muy complicada -Es una guerra que ha durado años, Nicho supongo que…habrá que aprender…a convivir y eso…- No sabía muy bien cómo ayudarlo -No sé qué decirte, lo siento- Dijo sintiendo que era un mal amigo por no saber cómo apoyarlo o subirle el ánimo.
Al menos, en el momento en el que la música formó parte de sus dedos y de su alma encontró algo para sacarse de encima ese nudo que sentía en el pecho constantemente. Alzó la vista hacia él con los ojos también vidriosos y fue dejando la guitarra hacia un lado -Yo también- Confesó y al verlo llorar le extendió los brazos para abrazarlo -Tienes cosas que hacer y poco tiempo que perder… Belle también está en un mal momento así que ten paciencia. Quizás dile que venga a hablar conmigo y discutiremos de los fallos de la posible Matrix- Sonrió de lado aún estrechándolo -Pero con esas palabras exactas- luego le revolvió el pelo y se alejó -Tienes un buen corazón Nicho, por eso te afecta lo malo del mundo…Pero es la realidad y nos toca vivirla pero no por ello tienen que quitarte tu esencia-
Asentí, como aquel aprendiz al que el maestro le explica la lección de la vida. Setelah le había dicho también que todo lo que había pasado no era necesariamente su culpa, pero los que contaba Iroh se asemejaba mucho más a cómo se sentía en aquel momento. Me apreté los labios y bajé la vista, todavía con las lágrimas al borde del desborde, mezcladas con toda aquella rabia y frustración contenida. Iroh había recuperado a su familia, y, por su parte, esperaba de él poder hacer lo mismo. Estaba decidido a ello. Alzó nuevamente la mirada hacia Iroh cuando pareció entender lo mal que estaba todo, y negó… había parte de mentira en aquello, porque estaba todo mal en su mundo, todo se derrumbaba a cada paso que daba en su existencia, como un monumento colosal que había sido construido con frágiles cimientos y cada una de las partes caía en un estruendo colosal. Egoístamente, y pensando para sí mismo, todo estaba fatal.
El comentario de las marionetas le hizo dibujar una sonrisa cansada, que se borró al frotarse los ojos para acabar con aquellas lágrimas que trataban de empañarlo todo. Dejó caer los hombros, con un suspiro, terminando por responderle al final -No hace falta que lo hagas- Alzó la mirada para clavarla en la pared, casi donde el techo hacía esquina con la verticalidad, como buscando la mirada de algún ser superior al que ofrecerle las preguntas. Nunca se había planteado la idea de un ser superior que estuviera vigilando sus acciones, meditando sus respuestas: Dios, Yahvé, Zeus, Ra, Gaia… SAM… cualesquiera de ellos se guardaban los resultados que necesitaba para satisfacer la necesidad de saber a qué estaban jugando con ellos. O quizás para gritarles a la cara las cuatro cosas que alguien debía haberles dicho antes. -Sé que la respuesta es imposible. Quizás nunca lleguemos a averiguarlo- Les dedicó las respuestas a aquellas deidades, sin plantearse siquiera, que tal vez la respuesta pudiera estar dentro de él, o en la música, o en la naturaleza mutable de las cosas…
Abrazó a Iroh cuando terminó de tocar, notando el reconfortante calor del compañero: compañero de música, compañero de las agonías del existencialismo. Aún no le había contado sus intenciones, y mientras Iroh le “ponía deberes” notaba cómo la coraza y el corazón se partían en mil pedazos y no pudo evitar volver a llorar, todavía con la cabeza enganchada al hombro de Iroh y los brazos rodeándole, apretó, quizás sin quererlo, con fuerza aquel agarre, como si fuera el último que pudiera llegar a dar. Le gustaba abrazar y hacía mucho que no lo hacía de verdad, o al menos se le hacía un mundo. Nadie podía asegurarle que pudiera volver a hacerlo. Cuando le dijo que tenía un gran corazón se sintió la persona más asquerosa del mundo por todas aquellas cosas que tenía que pedirle y volvió a llorar de nuevo -Lo siento… lo siento…- Las lágrimas ahogaban las palabras de tal forma que no le permitían hablar de ninguna manera. Al final un hilo de voz encontró paso por aquella garganta atascada por las emociones y emergió, con un gran dolor -Me voy de Ouroboros- Le reveló al final, con la cara todavía congestionada y los ojos enrojecidos -Y no sé si volveré- Tragué saliva. Había un nudo en la garganta que me impedía hablar -Encuentra los fallos de Matrix con ella por mí…- Le pidió, en un momento de confianza plena. Era uno de sus mejores amigos y tenía la misma edad que Belle… y ya se ayudaron en Turín. Él no le fallaría a su familia como el pelirrojo había hecho.
El comentario de las marionetas le hizo dibujar una sonrisa cansada, que se borró al frotarse los ojos para acabar con aquellas lágrimas que trataban de empañarlo todo. Dejó caer los hombros, con un suspiro, terminando por responderle al final -No hace falta que lo hagas- Alzó la mirada para clavarla en la pared, casi donde el techo hacía esquina con la verticalidad, como buscando la mirada de algún ser superior al que ofrecerle las preguntas. Nunca se había planteado la idea de un ser superior que estuviera vigilando sus acciones, meditando sus respuestas: Dios, Yahvé, Zeus, Ra, Gaia… SAM… cualesquiera de ellos se guardaban los resultados que necesitaba para satisfacer la necesidad de saber a qué estaban jugando con ellos. O quizás para gritarles a la cara las cuatro cosas que alguien debía haberles dicho antes. -Sé que la respuesta es imposible. Quizás nunca lleguemos a averiguarlo- Les dedicó las respuestas a aquellas deidades, sin plantearse siquiera, que tal vez la respuesta pudiera estar dentro de él, o en la música, o en la naturaleza mutable de las cosas…
Abrazó a Iroh cuando terminó de tocar, notando el reconfortante calor del compañero: compañero de música, compañero de las agonías del existencialismo. Aún no le había contado sus intenciones, y mientras Iroh le “ponía deberes” notaba cómo la coraza y el corazón se partían en mil pedazos y no pudo evitar volver a llorar, todavía con la cabeza enganchada al hombro de Iroh y los brazos rodeándole, apretó, quizás sin quererlo, con fuerza aquel agarre, como si fuera el último que pudiera llegar a dar. Le gustaba abrazar y hacía mucho que no lo hacía de verdad, o al menos se le hacía un mundo. Nadie podía asegurarle que pudiera volver a hacerlo. Cuando le dijo que tenía un gran corazón se sintió la persona más asquerosa del mundo por todas aquellas cosas que tenía que pedirle y volvió a llorar de nuevo -Lo siento… lo siento…- Las lágrimas ahogaban las palabras de tal forma que no le permitían hablar de ninguna manera. Al final un hilo de voz encontró paso por aquella garganta atascada por las emociones y emergió, con un gran dolor -Me voy de Ouroboros- Le reveló al final, con la cara todavía congestionada y los ojos enrojecidos -Y no sé si volveré- Tragué saliva. Había un nudo en la garganta que me impedía hablar -Encuentra los fallos de Matrix con ella por mí…- Le pidió, en un momento de confianza plena. Era uno de sus mejores amigos y tenía la misma edad que Belle… y ya se ayudaron en Turín. Él no le fallaría a su familia como el pelirrojo había hecho.
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Estaba agobiándole bastante no ser capaz de ayudar a Nicho porque generalmente con él todo eran risas, canciones, música e ilusión y encontrarse en una situación en la que ni siquiera podía acompañarlo para ayudarle a solucionar sus problemas, le hacía sentir mucha frustración -Quizás no lo necesites , Nicho…sólo ve un día a la vez. Es lo que intento yo- Reflexionó pensando que si pensaba mucho en el mañana que no tenia nada de certero…pues el futuro se veía muy negro, aunque Arleen cada día le tratara con sonrisa y con esperanza.
Le devolvió el abrazo y no tardó en darse cuenta de que ambos lo necesitaban más de lo que querían expresar así que cerró los ojos y sólo lo sostuvo un largo rato. Era un abrazo claro de: Estoy aquí. Era un abrazo que sellaba una amistad. -¿Por qué?- Se dio cuenta de que aún estaba llorando mientras lo abrazaba porque su cuerpo empezó a moverse, como si hubiese roto alguna especie de presa y se desatase una inundación -¿Qué pasa?- La respuesta que le dio hizo que parpadeara mirándolo y alejándolo de sí mismo, cogiéndolo por los hombros -Lo sé…Osea…lo intuí- Dijo Iroh pero aquello de no volver hizo que su gesto cambiara a uno más serio, frunció el ceño -Hey… Estás pintando todo como si SAM aún estuviese vivo, para un poco Nicho…La situación es una mierda, sí pero…No estás yendo al último círculo del infierno. Vas a volver, vas a encontrar la manera de solucionarlo todo… y de estar… Y sino, pues pide ayuda… ¿Vas a bajar tu solo? ¿quieres que le pregunte a mis hermanos si pueden acompañarte?-
Le limpió las lagrimas con un pedazo de sábana, si, un poco a lo bruto -Que sí, que me voy a convertir en Neo mismo de ser necesario pero… Te querrá con ella también ¿Vale? Sólo… ve una cosa a la vez y vuelve…Por ella y por mí, sino me quedo sin dueto y cantar a dúo es mejor que hacerlo solo-
Le devolvió el abrazo y no tardó en darse cuenta de que ambos lo necesitaban más de lo que querían expresar así que cerró los ojos y sólo lo sostuvo un largo rato. Era un abrazo claro de: Estoy aquí. Era un abrazo que sellaba una amistad. -¿Por qué?- Se dio cuenta de que aún estaba llorando mientras lo abrazaba porque su cuerpo empezó a moverse, como si hubiese roto alguna especie de presa y se desatase una inundación -¿Qué pasa?- La respuesta que le dio hizo que parpadeara mirándolo y alejándolo de sí mismo, cogiéndolo por los hombros -Lo sé…Osea…lo intuí- Dijo Iroh pero aquello de no volver hizo que su gesto cambiara a uno más serio, frunció el ceño -Hey… Estás pintando todo como si SAM aún estuviese vivo, para un poco Nicho…La situación es una mierda, sí pero…No estás yendo al último círculo del infierno. Vas a volver, vas a encontrar la manera de solucionarlo todo… y de estar… Y sino, pues pide ayuda… ¿Vas a bajar tu solo? ¿quieres que le pregunte a mis hermanos si pueden acompañarte?-
Le limpió las lagrimas con un pedazo de sábana, si, un poco a lo bruto -Que sí, que me voy a convertir en Neo mismo de ser necesario pero… Te querrá con ella también ¿Vale? Sólo… ve una cosa a la vez y vuelve…Por ella y por mí, sino me quedo sin dueto y cantar a dúo es mejor que hacerlo solo-
Subió la mirada empañada al moreno cuando este lo tomó por los hombros mientras este le decía que lo había supuesto. Se sentía mal por haber tratado de engañarle, o de esquivar sus intenciones, o no ser totalmente transparente con él. Era un mierda, lo sabía, pero era la única persona a la que conocía a la que podría revelarle sus intenciones y, egoístamente, no podría seguirle para detenerle. Mérida le caía bien, pero la relación no era la misma. Y Justin trataría de acompañarle y él había conseguido encontrar su hueco en aquella isla, decírselo le pondría más en peligro. Sí, era un egoísta, y sí estaba usando a Iroh quizás de recadero o como el guardián de las llaves de la mazmorra que era su propio corazón. Negué con la cabeza, cada vez con más fuerza, hasta que sin querer levanté la voz con un “no”. Cogí aire y tragué saliva -Lo he visto en el Palantir: el fuego, los chips, mi familia…- Su mente le gritaba el aviso de Setelah sobre la veracidad de aquellas imágenes, pero, a pesar de ello, tenía miedo. Por ellos, por él mismo -No arriesgues a tu familia por un imbécil que no ha sabido cuidar de la suya- Se secó las lágrimas y se giró hacia Iroh, mirándolo con seriedad -Tu deber es recuperarte y disfrutar de tus hermanos, no volverlos a mandar a lo desconocido- Estaba decidido a ello.
La sábana era áspera, o quizás su piel estaba especialmente sensible, de modo que las mejillas tornaron a un irritado color rojizo. Le había pedido que se quedara con Belle para tratar de ayudarla, seguro que con sus cosas de frikis se entenderían. Asintió en silencio a aquellas afirmaciones y eso le recordó algo. Atrajo su mochila y sacó una pequeña armónica plateada -Siempre he querido enseñar a Helen a tocar la armónica. Y llevar a Justin a ver las estrellas en Hyde Park- La única vez que trataron de hacerlo, y a capturar bichos, casi los matan. De ello había pasado ya casi 10 años, cuando todavía vivían en Londres, y nunca se había atrevido a confesárselo a su medio primo. Le posó el instrumento en la palma de él y cerró el puño -Sé que cuando vuelva nada va a ser igual. Y no estás obligado a hacerlo, pero…. Prométemelo, Dime que lo harás, que tratarás de cuidarlos como yo no he sabido hacer. Son… lo único que me quedan. Miénteme, aunque sea…- Le pidió, con las manos todavía unidas por aquella que guardaba la armónica.
La sábana era áspera, o quizás su piel estaba especialmente sensible, de modo que las mejillas tornaron a un irritado color rojizo. Le había pedido que se quedara con Belle para tratar de ayudarla, seguro que con sus cosas de frikis se entenderían. Asintió en silencio a aquellas afirmaciones y eso le recordó algo. Atrajo su mochila y sacó una pequeña armónica plateada -Siempre he querido enseñar a Helen a tocar la armónica. Y llevar a Justin a ver las estrellas en Hyde Park- La única vez que trataron de hacerlo, y a capturar bichos, casi los matan. De ello había pasado ya casi 10 años, cuando todavía vivían en Londres, y nunca se había atrevido a confesárselo a su medio primo. Le posó el instrumento en la palma de él y cerró el puño -Sé que cuando vuelva nada va a ser igual. Y no estás obligado a hacerlo, pero…. Prométemelo, Dime que lo harás, que tratarás de cuidarlos como yo no he sabido hacer. Son… lo único que me quedan. Miénteme, aunque sea…- Le pidió, con las manos todavía unidas por aquella que guardaba la armónica.
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-¿Has visto el qué? – Insistió al verlo tan agobiado y entonces frunció el ceño cuando se llamó imbécil -No sé qué carajos te ha pasado pero no me gusta esta actitud. Este no es el Nicho que conozco…Y no, no estoy diciéndote que vengas y me digas con una sonrisa que la vida es una mierda… Pero la vida era una mierda antes de SAM y no te comportabas así- Negó con la cabeza y esta vez lo zarandeó un poco más porque se negaba a creer que tuviera una actitud tan derrotera. ¿De verdad? ¿Él? No. No se lo creía.
Vio la armónica con un gesto raro en el rostro, primero que nada, porque no se acordaba mucho de cómo tocarla y aquella lista de tareas que le estaba dando parecía el testamento de un muerto. Tuvo suficiente. -Mira Nichollas…- Cogió la armónica y se la devolvió, manteniéndola pegada contra su pecho donde sentía su corazón latir a mil por hora. Sabía que quizás ya había perdido cualquier empatía que tuviera pero se sentía fatal de perder un buen amigo -Estás despidiéndote como si te fueras a morir… ¿Belle hizo eso contigo? ¿lo hice yo antes de bajar a la misión? - Negó con la cabeza. ¿Para qué? Si ya conocían los riesgos, tanto los que bajaban como los que se quedaban, los adiós estaban dichos.
-¿Para que vas a bajar si ya te has dado por vencido? ¿Acaso crees que no puedes hacer nada? ¿Ninguna diferencia? Si es así, quédate en Ouroboros- Se lo plantó así y después ante su súplica tensó los labios y también la mandíbula, mirándolo con intensidad -¿Me vas a prometer algo a cambio?- Le cuestionó con un gesto duro en el rostro -¿Me vas a prometer que vas a intentar volver? Porque parece que quieres, pero no te lo crees ni tu mismo. ¿El palantir de mierda ese es veraz? ¿todo lo que muestra es absoluta y 100% cierto? Porque nada en esta vida es así- No sabía cómo funcionaba el aparato ese pero ya lo odiaba por meterle tanto miedo a su amigo.
Vio la armónica con un gesto raro en el rostro, primero que nada, porque no se acordaba mucho de cómo tocarla y aquella lista de tareas que le estaba dando parecía el testamento de un muerto. Tuvo suficiente. -Mira Nichollas…- Cogió la armónica y se la devolvió, manteniéndola pegada contra su pecho donde sentía su corazón latir a mil por hora. Sabía que quizás ya había perdido cualquier empatía que tuviera pero se sentía fatal de perder un buen amigo -Estás despidiéndote como si te fueras a morir… ¿Belle hizo eso contigo? ¿lo hice yo antes de bajar a la misión? - Negó con la cabeza. ¿Para qué? Si ya conocían los riesgos, tanto los que bajaban como los que se quedaban, los adiós estaban dichos.
-¿Para que vas a bajar si ya te has dado por vencido? ¿Acaso crees que no puedes hacer nada? ¿Ninguna diferencia? Si es así, quédate en Ouroboros- Se lo plantó así y después ante su súplica tensó los labios y también la mandíbula, mirándolo con intensidad -¿Me vas a prometer algo a cambio?- Le cuestionó con un gesto duro en el rostro -¿Me vas a prometer que vas a intentar volver? Porque parece que quieres, pero no te lo crees ni tu mismo. ¿El palantir de mierda ese es veraz? ¿todo lo que muestra es absoluta y 100% cierto? Porque nada en esta vida es así- No sabía cómo funcionaba el aparato ese pero ya lo odiaba por meterle tanto miedo a su amigo.
-¡Pues entonces lo siento! ¡Siento no ser el Nichollas que se la pasa cantando, o tratando de estar de buen humor! ¡Siento no ser esa persona!- Habló el estrés. Habló el miedo. Habló la decepción. Hablaron todos los acontecimientos que habían rondado a su familia. Tras la sacudida volvió a explicarle -El palantir. Es una especie de piedra que da visiones de lo que puede ocurrir. Hoy le hemos preguntado por mi tía, para saber dónde estaba y nos ha mostrado imágenes de incendios y gente huyendo, a mis primos mientras les ponían el chip… tengo miedo de que todo eso se cumpla, que les hagan daño, que ….- Suspiró y bajó la voz. Ya suponía qué es lo que venía a continuación e iba en la línea de lo que trataba de explicarle. ¿Y si, sencillamente, no volvía? Cualquiera de ellos podría no haber vuelto. Negó, con la mirada gacha, cuando le recordó cómo los más mayores se habían despedido con la misión de SAM.
-Pero… - Iba a protestar sobre aquello de no ser la diferencia en el rescate. Tenía razón, en eso. Si no iba a superar sus miedos sería más un estorbo que una ayuda. -Le prometí a Sete que el miedo no me iba a paralizar, pero estoy profundamente aterrado- Le reconoció, alzando de la mirada de nuevo, con la promesa. Él le había pedido un montón de cosas, era justo que pudiera devolverle algo a cambio. Asintió, a pesar del gesto hosco. Tras aquellas preguntas sobre el Palantir, negó. -A pesar de que pueda no ser real, tengo miedo de que sí pueda serlo-
Al final, tragó saliva, mucho más calmado, después del berrinche -Siento haberte hecho pasar por esto, por pedirte esas cosas… - Cogió aire y se frotó las mejillas para quitarse los lagrimones -¿Sabes? Vamos a cambiar la promesa: prométeme que me ayudarás a enseñar a Helen a tocar la armónica. Y que mientras estoy fuera, practicarás- Le devolvió el instrumento, que había acabado en el pecho del pelirrojo por imperativo del moreno. -Que iremos a ver las estrellas a Hyde Park y que destruiremos Matrix, sea lo que sea eso, otra vez- Le tendió la mano para firmar aquel acuerdo dibujando una sonrisa tímida, que amenazaba a asomarse después de tan mal rato -Y… gracias, por escucharme- Le dijo con sinceridad, buscando la mirada de su compinche, le había abierto los ojos y le había dado algo por lo que volver a Ouroboros. Y sí, estaba aterrado, pero no podía dejar que el mido le paralizara, se lo había prometido a Setelah. Por Mónica, por Joram y por sus primos. Con todo ello, ya estaba dispuesto a emprender el viaje.
-Pero… - Iba a protestar sobre aquello de no ser la diferencia en el rescate. Tenía razón, en eso. Si no iba a superar sus miedos sería más un estorbo que una ayuda. -Le prometí a Sete que el miedo no me iba a paralizar, pero estoy profundamente aterrado- Le reconoció, alzando de la mirada de nuevo, con la promesa. Él le había pedido un montón de cosas, era justo que pudiera devolverle algo a cambio. Asintió, a pesar del gesto hosco. Tras aquellas preguntas sobre el Palantir, negó. -A pesar de que pueda no ser real, tengo miedo de que sí pueda serlo-
Al final, tragó saliva, mucho más calmado, después del berrinche -Siento haberte hecho pasar por esto, por pedirte esas cosas… - Cogió aire y se frotó las mejillas para quitarse los lagrimones -¿Sabes? Vamos a cambiar la promesa: prométeme que me ayudarás a enseñar a Helen a tocar la armónica. Y que mientras estoy fuera, practicarás- Le devolvió el instrumento, que había acabado en el pecho del pelirrojo por imperativo del moreno. -Que iremos a ver las estrellas a Hyde Park y que destruiremos Matrix, sea lo que sea eso, otra vez- Le tendió la mano para firmar aquel acuerdo dibujando una sonrisa tímida, que amenazaba a asomarse después de tan mal rato -Y… gracias, por escucharme- Le dijo con sinceridad, buscando la mirada de su compinche, le había abierto los ojos y le había dado algo por lo que volver a Ouroboros. Y sí, estaba aterrado, pero no podía dejar que el mido le paralizara, se lo había prometido a Setelah. Por Mónica, por Joram y por sus primos. Con todo ello, ya estaba dispuesto a emprender el viaje.
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Lo dejó, sacarse eso de encima al gritarle que no era esa persona porque quizás él también le estaba exigiendo ser algo que él no quería. Pero al escuchar lo del Palantir ladeó la cabeza -Puede- Expresó como haciendo énfasis en esa palaba para que entendiera que si era un futuro posible, uno de muchos quizás.
-Pero es normal, Nicho… Menuda mierda te ha dicho el palantir. Pero… No te ha paralizado, estás aquí intentando solucionar algo que te queda atrás para poder continuar. Es normal que tengas miedo, yo estaba aterrado cuando bajé y seguro que Belle también, pero…No lo sé, me sirvió para estar más atento, para reaccionar…- Analizó un poco más sus palabras y la realidad del palantir, se pasó ambas manos por el denso cabello oscuro como si con el gesto pudiera aclarar sus pensamientos -Puede serlo, es una posibilidad pero quizás…vas y…eres el catalizador. ¿Eso que…lo detiene, sabes? - Hizo una referencia a química, pero no estaba seguro de que era así como se llamaba, por eso hizo un gesto para que lo dejara pasar.
-No, no…para eso es que están los amigos pero… No quería que te fueras pensando en no volver- Le dijo con total sinceridad, mirándolo con una sonrisa pensando que si Belle era una atardecer Nicho se parecía más a la “Golden hour” todo naranja. Cogió el instrumento con una sonrisa más amplia -De acuerdo…E iremos a eso…si… - Luego iba a buscar que carajo era el Hyde Park -O podemos viajar a Filipinas con mis padres- Lo atrajo de nuevo hacia sí mismo dándole un fuerte abrazo y luego un par de palmadas en la espalda -Me comprometo a caminar para cuando vuelvas que no creo que tengas la fuerza para empujarme- Bromeó alejándose y dando un par de palmadas en sus brazos, tras un par de risas compartidas volvieron a despedirse y Nicho se fue, pero Iroh se quedó mirando la armónica. Antes de eso, envió un patronus.
-Pero es normal, Nicho… Menuda mierda te ha dicho el palantir. Pero… No te ha paralizado, estás aquí intentando solucionar algo que te queda atrás para poder continuar. Es normal que tengas miedo, yo estaba aterrado cuando bajé y seguro que Belle también, pero…No lo sé, me sirvió para estar más atento, para reaccionar…- Analizó un poco más sus palabras y la realidad del palantir, se pasó ambas manos por el denso cabello oscuro como si con el gesto pudiera aclarar sus pensamientos -Puede serlo, es una posibilidad pero quizás…vas y…eres el catalizador. ¿Eso que…lo detiene, sabes? - Hizo una referencia a química, pero no estaba seguro de que era así como se llamaba, por eso hizo un gesto para que lo dejara pasar.
-No, no…para eso es que están los amigos pero… No quería que te fueras pensando en no volver- Le dijo con total sinceridad, mirándolo con una sonrisa pensando que si Belle era una atardecer Nicho se parecía más a la “Golden hour” todo naranja. Cogió el instrumento con una sonrisa más amplia -De acuerdo…E iremos a eso…si… - Luego iba a buscar que carajo era el Hyde Park -O podemos viajar a Filipinas con mis padres- Lo atrajo de nuevo hacia sí mismo dándole un fuerte abrazo y luego un par de palmadas en la espalda -Me comprometo a caminar para cuando vuelvas que no creo que tengas la fuerza para empujarme- Bromeó alejándose y dando un par de palmadas en sus brazos, tras un par de risas compartidas volvieron a despedirse y Nicho se fue, pero Iroh se quedó mirando la armónica. Antes de eso, envió un patronus.
== Habitaciones de los Descendientes ==
Después de aquella ceremonia tan emotiva en la que habían despedido a los caídos en la batalla de las montañas, había caminado con Adael, tomada de su brazo e intentando aparentar fortaleza hasta llegar al hospital. No quería decir que estaba devastada, porque había muchísima gente alrededor que caminaban hacia la ciudad junto a ellos, pero de haber estado en el lugar de despedir a su esposo, habría mandado todo al demonio.
Una vez en el hospital, todo había salido... relativamente bien en el quirófano y en cuidados intensivos. Habían dejado a Vishous en la habitación que ella usaba normalmente cuando, por causas de fuerza mayor, tenía que caer en el hospital. Vishous no saldría tan fácil de esa, pero si podía ayudarlo lo haría. Tomó un pequeño incienso que guardaba por los cajones para ella misma, y una de las pociones herbovitalizantes más concentradas que tenía. Colocó un par de gotas en la boca del contrario para que bebiera y su recuperación fuera tranquila y rápida. Había tenido tiempo para pensar en todo lo que debía hacer después de la reunión del consejo y, aunque no le encantaba la idea... aunque no quería siquiera pensar en ella, Vishous debía saber que su nombre había sido mencionado y que implicaba algo que él parecía desear. Se preguntaba si no estaba echándolo al precipicio en lugar de ayudarle, pero tenía la sensación de que tratar de protegerle solo terminaría por ser más contraproducente. Recorrió con la punta de los dedos la marca de aquella maldición en su rostro y después dejó un suave beso en sus labios, confundida de lo que debía hacer. ¿Debía? ¿De verdad debía? ¿Estaría listo? Mientras su mente se preguntaba aquello, mientras recordaba la promesa que él había hecho de estar ahí para su futura familia, también se preguntaba si esa naturaleza suya de llevar las cosas al límite le jugaría en contra.
El beso de Sofía acabó despertandolo del duermevela en el que estaba. Sabía que ella estaba bien porque Amaya y Arleen le habían avisado que se había encargado del funeral y habia estado en la reunión del consejo, por ende, se había quedado tranquilo. Estiró su cuerpo a lo largo con cierto cuidado, ya se sentía bien pero aparentemente les gustaba tenerlo encerrado y atado a cama. Sospechaba que eso tenía que ver con las cinco mujeres en su vida: Su madre, su prima, su hermana, su cuñada y su esposa. Todas con un nivel alto de preocupación por su salud.
-Hola- Le saludó con una sonrisa suave y alargó la mano para coger la suya -Mmm..tienes cara de contrariada- Mencionó con el ceño levemente fruncido y tiró un poco de ella para acercarla y pasarle el brazo por la cintura -¿El árbol ese está haciendo cosas que te afectan?- Le preguntó porque sabía bien que Sofía tenía una conexión completa con la naturaleza y sospechaba que hasta el mínimo cambio de las estaciones podía afectarle.
-Hola- Le saludó con una sonrisa suave y alargó la mano para coger la suya -Mmm..tienes cara de contrariada- Mencionó con el ceño levemente fruncido y tiró un poco de ella para acercarla y pasarle el brazo por la cintura -¿El árbol ese está haciendo cosas que te afectan?- Le preguntó porque sabía bien que Sofía tenía una conexión completa con la naturaleza y sospechaba que hasta el mínimo cambio de las estaciones podía afectarle.
No esperaba que su presencia hiciera efecto tan pronto, pero en cuanto besó los labios de su precioso Teniente, su cuerpo despertó con una vitalidad que no esperaba. Podía verse que hacía las cosas con cuidado, como estirarse y sonreír, pero con la misma energía que le hacía derretirse frente a él. Era... Era... Increíble.
Volvió su vista a sus ojos cristalinos cuando escuchó su voz. Maldijo internamente su completa facilidad para leer cada una de las facciones de su rostro y las señales de su cuerpo; pero también bendijo que estuviera bien. Bendijo y agradeció a toda la naturaleza porque estaba bien y sonreía para ella. Se acercó a él con cuidado para permitirle tomarla por la cintura como quería. Ahora que lo veía despierto no encontraba ninguna de las palabras que tenía que recitarle. En la lengua se estaba atragantando con la pregunta que debía hacerle y la mente la tenía bloqueada repitiendo una y otra vez las palabras de Catherine.
¿El Teniente Royden no es... ?
Luchó por sacar de su mente la voz de Catherine preguntando por cosas que podían matar a su marido.
¿El Teniente Royden no es el hombre con la advertencia sobre sus poderes? ¿Si se la quitamos..?
Entendió que se estaba tomando mucho tiempo en silencio cuando la siguiente pregunta la atacó. El árbol. Ah, sí, el árbol. El bendito árbol. El maldito árbol. Posó la mano en el rostro de Vishous, del lado de su marca. Nunca lo hacía, pero estando tan distraída ese día, olvidó que lo evitaba para que a Vishous no le incomodase. Comenzó a acariciar su mejilla y finalmente sonrió, despejándose un poco antes de hablar animada.- Hola, cariño.- Le dejó un suave beso en los labios de nuevo, feliz de verlo despierto.- Estoy bien, no te preocupes por nada. El nuevo árbol no tiene conexión alguna conmigo. No hay mucha vegetación en la montaña, así que apenas y lo siento, además de que no tienen mucho que decirme. Es... complejo. Es como un vacío que no olvidas.- Susurró, tratando de explicar un poco lo que sentía por el árbol, aunque le resultaba un tanto complejo de mencionar. De tanto en tanto, se sorprendía a ella misma mirando en dirección a la montaña o se despertaba a media noche exhaltada, con visiones de tierra muerta y sangre. La criatura en su vientre parecía sentirlo también, pues se removía constantemente, sobre todo cuando tenía un momento de paz, cuando se conectaba con la tierra o cuando estaba en silencio, y en antaño aquellos momentos habían sido los más tranquilos en su vientre. Al menos escuchar a Vishous había tranquilizado un poco a la criatura. Soltó un suspiro y volvió la atención a su marido una vez más, sonriéndole.- ¿Qué te han dicho los doctores? Perdona que no he estado tan al pendiente como deseo, pero hay mucho qué hacer. Tu madre, Aurora y Amaya dicen que estás bien, pero poco había podido visitarte.
Volvió su vista a sus ojos cristalinos cuando escuchó su voz. Maldijo internamente su completa facilidad para leer cada una de las facciones de su rostro y las señales de su cuerpo; pero también bendijo que estuviera bien. Bendijo y agradeció a toda la naturaleza porque estaba bien y sonreía para ella. Se acercó a él con cuidado para permitirle tomarla por la cintura como quería. Ahora que lo veía despierto no encontraba ninguna de las palabras que tenía que recitarle. En la lengua se estaba atragantando con la pregunta que debía hacerle y la mente la tenía bloqueada repitiendo una y otra vez las palabras de Catherine.
¿El Teniente Royden no es... ?
Luchó por sacar de su mente la voz de Catherine preguntando por cosas que podían matar a su marido.
¿El Teniente Royden no es el hombre con la advertencia sobre sus poderes? ¿Si se la quitamos..?
Entendió que se estaba tomando mucho tiempo en silencio cuando la siguiente pregunta la atacó. El árbol. Ah, sí, el árbol. El bendito árbol. El maldito árbol. Posó la mano en el rostro de Vishous, del lado de su marca. Nunca lo hacía, pero estando tan distraída ese día, olvidó que lo evitaba para que a Vishous no le incomodase. Comenzó a acariciar su mejilla y finalmente sonrió, despejándose un poco antes de hablar animada.- Hola, cariño.- Le dejó un suave beso en los labios de nuevo, feliz de verlo despierto.- Estoy bien, no te preocupes por nada. El nuevo árbol no tiene conexión alguna conmigo. No hay mucha vegetación en la montaña, así que apenas y lo siento, además de que no tienen mucho que decirme. Es... complejo. Es como un vacío que no olvidas.- Susurró, tratando de explicar un poco lo que sentía por el árbol, aunque le resultaba un tanto complejo de mencionar. De tanto en tanto, se sorprendía a ella misma mirando en dirección a la montaña o se despertaba a media noche exhaltada, con visiones de tierra muerta y sangre. La criatura en su vientre parecía sentirlo también, pues se removía constantemente, sobre todo cuando tenía un momento de paz, cuando se conectaba con la tierra o cuando estaba en silencio, y en antaño aquellos momentos habían sido los más tranquilos en su vientre. Al menos escuchar a Vishous había tranquilizado un poco a la criatura. Soltó un suspiro y volvió la atención a su marido una vez más, sonriéndole.- ¿Qué te han dicho los doctores? Perdona que no he estado tan al pendiente como deseo, pero hay mucho qué hacer. Tu madre, Aurora y Amaya dicen que estás bien, pero poco había podido visitarte.
El silencio de Sofía no era, para nada, una buena señal. Lo cierto es que su mujer cuando estaba silenciosa era porque su mente iba más rápido que ella, lo que no siempre era bueno pero también era terca y hasta que no decidiera que quería hablar, no lo haría. La observó cuando puso la mano en el lado derecho de su cara y quiso advertirle, pero en realidad lo que le preocupaba era que tocara su mano, así que la metió en las sábanas por si acaso.
Recibió el beso que le supo a poco y aunque buscó sus labios un poco más, Sofía ya se había separado y estaba hablando -¿Me lo dirás cuando lo tengas digerido?- Preguntó con curiosidad, mientras sus dedos acariciaban su ahora un poco más notable vientre -Un vacío que no olvidas- Pensó, analizandolo, y entrecerró con suavidad los ojos -¿Como un agujero negro?- Inquirió, tratando de transformarlo en algo que fuera un poco más unido a su poder y conocimiento.
-Son unos pesados- Dijo dejando caer la cabeza en la almohada y soltando un suspiro cuando preguntó por los doctores -Yo ya me siento bien- Mencionó y escuchó que no había estado muy atenta, a lo que asintió con suavidad -¿Cosas del Consejo?- Preguntó empezando a moverse para dejarle un poco de espacio y que se sentara con él en la camilla, tirando de ella para que no se le escabullera. Necesitaba su contacto y su calor -Pero Aurora no quiere darme el alta voluntaria, Amaya se opone y ya conoces a mi madre. Hasta Arleen se puso un poco terca al respecto… Pero he recibido peores golpes… Es decir…- Miró a Sofía con ambas cejas alzadas -Perdí un ojo ¿Sabes?- Mencionó al recordar al imbécil del drow con necesidad de atención psiquiátrica -Me las he visto negras, esto ha sido jodido pero al menos Rasputín está bien. No estuve mucho en el campo pero…sospecho que sin él, el resultado habría sido distinto-
Recibió el beso que le supo a poco y aunque buscó sus labios un poco más, Sofía ya se había separado y estaba hablando -¿Me lo dirás cuando lo tengas digerido?- Preguntó con curiosidad, mientras sus dedos acariciaban su ahora un poco más notable vientre -Un vacío que no olvidas- Pensó, analizandolo, y entrecerró con suavidad los ojos -¿Como un agujero negro?- Inquirió, tratando de transformarlo en algo que fuera un poco más unido a su poder y conocimiento.
-Son unos pesados- Dijo dejando caer la cabeza en la almohada y soltando un suspiro cuando preguntó por los doctores -Yo ya me siento bien- Mencionó y escuchó que no había estado muy atenta, a lo que asintió con suavidad -¿Cosas del Consejo?- Preguntó empezando a moverse para dejarle un poco de espacio y que se sentara con él en la camilla, tirando de ella para que no se le escabullera. Necesitaba su contacto y su calor -Pero Aurora no quiere darme el alta voluntaria, Amaya se opone y ya conoces a mi madre. Hasta Arleen se puso un poco terca al respecto… Pero he recibido peores golpes… Es decir…- Miró a Sofía con ambas cejas alzadas -Perdí un ojo ¿Sabes?- Mencionó al recordar al imbécil del drow con necesidad de atención psiquiátrica -Me las he visto negras, esto ha sido jodido pero al menos Rasputín está bien. No estuve mucho en el campo pero…sospecho que sin él, el resultado habría sido distinto-
Salió un poco de sus pensamientos cuando por fin atendió a Vishous como debía. Si bien no recordó la marca en su mejilla, sí comprendió lo que Vishous hizo al meter su mano dentro de la sábana. Retiró la mano suavemente de su rostro y la bajó por su cuello hasta el pecho del moreno, colocándola en su corazón para captar un momento los latidos. Se escuchaban bien, y eso la tranquilizaba de sobremanera. Fue hasta que le soltó esa pregunta que su rostro alegre se serenó. Lo había captado a la primera y ya le estaba dando el paso al tema. ¿Estaba listo? Dios, ¿estaba listo? - Solo debo encontrar las palabras.- Susurró, tratando de no lucir preocupada como estaba.
Mientras el moreno acariciaba su vientre, a su bebé dentro suyo, se preguntó si llegaría a verlo nacer siquiera si le planteaba el escenario que el Consejo -que Catherine- había lanzado. Asintió suavemente a lo del agujero negro. Era más como un fantasma que la rondaba, pero lo del agujero negro también era buena comparación. Era algo que estaba latente, un peligro. Asintió también a lo de cosas del Consejo, sentándose junto a él para dejarle abrazarla. Ella también necesitaba su calor después de haber dormido separados unos días. Mientras escuchaba las palabras de Vishous, se perdió un segundo en su mirada. No le importaba que Aurora no le dejara salir, porque ella tampoco lo habría hecho. Sabía que había estado peor, pero... bueno, tampoco quería pensar en aquel pasado tan horrible. Cuando el nombre de Matvey salió a flote, volvió a la realidad, asintiendo. Por alguna razón, a pesar de que no había estado ahí, ella también creía en las palabras de Vishous.- Ha salido tu nombre a flote en la última reunión del Consejo hace algunos días. Matvey me pidió que te agradeciera por lo que hiciste, dijo que tú sabrías... ¿Estuvo tan mal la batalla, Vishous? - Preguntó. Seguía despistada, pero sabía lo que hacía. Comenzó a recorrer sus blancas manos hacia las de él. La primera la dejó sobre el brazo de Vishous que estaba abrazándola y la otra la fue bajando suavemente de su pecho, sin despegarla del cuerpo del moreno, hasta dejarla por encima de la mano que había ocultado hacía unos instantes. Dejó la sábana aún entre ellos, para no ser tan brusca en realidad, pero comenzó a acariciarla con los dedos, levantando suavemente la vista hacia la ventana. Ahí estaba de nuevo, viendo hacia el norte a aquel espacio que en el horizonte estaba vacío, pero en su radar estaba bastante activo.- Vishous, el mundo está... cambiando demasiado rápido. Siento que pronto vamos a...- Dejó la frase a medias y volvió a ver al contrario a la cara. Estaba preocupada, eso no podía negarlo más. No tenía caso si había adivinado su pensamiento en el primer instante.- Nunca me he sentido más inútil en la vida.- Y en parte tenía que ver con el embarazo, y en parte tenía que ver con el Consejo que parecía nunca escucharla porque todo mundo pensaba que la botánica era inútil en medio de una guerra. Ella misma comenzaba a pensarlo, y si terminaba por creerlo del todo se quedaría sin armas con las que luchar. La presión comenzaba a hacer mella en ella, así que sonrió, y como siempre lo hacía, cambió de tema para hacerle la vida más agradable a la gente a su alrededor.- Te puse un poco de incienso y una poción herbovitalizante muy concentrada. Se que no son los remedios más convencionales, pero te sentirás mejor en nada.
Mientras el moreno acariciaba su vientre, a su bebé dentro suyo, se preguntó si llegaría a verlo nacer siquiera si le planteaba el escenario que el Consejo -que Catherine- había lanzado. Asintió suavemente a lo del agujero negro. Era más como un fantasma que la rondaba, pero lo del agujero negro también era buena comparación. Era algo que estaba latente, un peligro. Asintió también a lo de cosas del Consejo, sentándose junto a él para dejarle abrazarla. Ella también necesitaba su calor después de haber dormido separados unos días. Mientras escuchaba las palabras de Vishous, se perdió un segundo en su mirada. No le importaba que Aurora no le dejara salir, porque ella tampoco lo habría hecho. Sabía que había estado peor, pero... bueno, tampoco quería pensar en aquel pasado tan horrible. Cuando el nombre de Matvey salió a flote, volvió a la realidad, asintiendo. Por alguna razón, a pesar de que no había estado ahí, ella también creía en las palabras de Vishous.- Ha salido tu nombre a flote en la última reunión del Consejo hace algunos días. Matvey me pidió que te agradeciera por lo que hiciste, dijo que tú sabrías... ¿Estuvo tan mal la batalla, Vishous? - Preguntó. Seguía despistada, pero sabía lo que hacía. Comenzó a recorrer sus blancas manos hacia las de él. La primera la dejó sobre el brazo de Vishous que estaba abrazándola y la otra la fue bajando suavemente de su pecho, sin despegarla del cuerpo del moreno, hasta dejarla por encima de la mano que había ocultado hacía unos instantes. Dejó la sábana aún entre ellos, para no ser tan brusca en realidad, pero comenzó a acariciarla con los dedos, levantando suavemente la vista hacia la ventana. Ahí estaba de nuevo, viendo hacia el norte a aquel espacio que en el horizonte estaba vacío, pero en su radar estaba bastante activo.- Vishous, el mundo está... cambiando demasiado rápido. Siento que pronto vamos a...- Dejó la frase a medias y volvió a ver al contrario a la cara. Estaba preocupada, eso no podía negarlo más. No tenía caso si había adivinado su pensamiento en el primer instante.- Nunca me he sentido más inútil en la vida.- Y en parte tenía que ver con el embarazo, y en parte tenía que ver con el Consejo que parecía nunca escucharla porque todo mundo pensaba que la botánica era inútil en medio de una guerra. Ella misma comenzaba a pensarlo, y si terminaba por creerlo del todo se quedaría sin armas con las que luchar. La presión comenzaba a hacer mella en ella, así que sonrió, y como siempre lo hacía, cambió de tema para hacerle la vida más agradable a la gente a su alrededor.- Te puse un poco de incienso y una poción herbovitalizante muy concentrada. Se que no son los remedios más convencionales, pero te sentirás mejor en nada.
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