Recuerdo del primer mensaje :
Planta de habitaciones para pacientes ingresados. Hay varias habitaciones, con varias camas en cada habitación. Las camas pueden separarse con biombos.
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Arturo Lizarraga
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Sé que mi comentario inicial no es el mejor de los chistes, pero es un habito que surge en estos casos—lo sé, solo quería romper el hielo—luego me pregunto sobre Aidan, parece que no alcanzo a escuchar que yo le había preguntado lo mismo o estaba en las nubes y les acaba de recordar—no lo sé, hay algo inteligente en el bosque, no es imposible pero muy difícil y aún más si estaba herido—detalle que se me escapa, supongo que por la pérdida de consciencia cuando llegamos al hospital.
Me temo que no—respondo ante la duda de la sustancia—me recuerda a algo similar de mi mundo, pero de ser así, su corrupción se manifestaría de otra manera y de forma aún más agresiva. Se le llamaba La Inmundicia y no es algo que quieras que exista en tu mundo—le aseguro por experiencia.
De pronto una reprimenda me es dada y volteo, reconociendo a Adael mientras saludaba—en primera tengo una razón—no alcance a decirla porque parece que ya viene enterado—tengo que retribuir a la isla mientras me permitan la estadía—respondo al comentario. Entonces pregunta lo que se preguntaría tarde o temprano—ya presenté mi informe a la General Amaya, pero en resumidas cuentas, la misión se fue al carajo más rápido de lo previsto, un enjambre de duendes de…Corn…Corn—chasqueo los dedos tratando de recordar el nombre y me vuelvo a Scamandder que sabe más de las criaturas de este mundo—¡sí, esos bichos!—reacciono al escuchar bien el nombre—y una manada de lobos nos atacaron con una fuerza y ferocidad inusuales, uno de nuestros compañeros comentó que esos duendes no suelen ser tan agresivos si no se les provoca, tuvimos que emplear varias magias para apenas sobrevivir al encuentro y para rematar, ay algo en el interior del bosque, que tiene cierta inteligencia, nos acechó y todavía sigue ahí—concluyo, ya podrá pedir más detalles en la Guardia.
Luego la plática se dirigió hacia mi mundo y sus criaturas, un tema que sabía que saldría en algún momento, pero no esperaba tratarlo aquí—bueno, para empezar esos duendes que nos atacaron, no existen en mi mundo, algunos de los seres feéricos que me ha tocado conocer son los Blajini, conocidos como "los bondadosos" o “amables”, viven en el condado de Bacaş, una remota región de Transilvania—ignoro si esta raza existe aquí, de ser así, estaría curioso cuáles son sus diferencias físicas y culturales—uno de ellos en particular me resultó muy curioso, de alguna forma se enfrascó en la filosofía mundana o muggles como ustedes les conocen y se había vuelto un político revolucionario con ideas democrática-socialistas—no puedo negar que ese blajini me dio bastante gracia, por suerte logré mantener cierta compostura cuando estaba con él—hablaba del capitalismo vampírico y la abolición de la propiedad privada, pero como está la situación ahí, sus ideas no van a materializarse fácilmente, especialmente cuando vampiros, licántropos y Drăculești han roto la tregua que mantenía la paz en la región—y eso es lo de menos lamentablemente.
¿Algo más en particular que quieran saber para saciar su curiosidad?—planteo para empezar a rememorar en mi mente y sacarlo a relucir.
Me temo que no—respondo ante la duda de la sustancia—me recuerda a algo similar de mi mundo, pero de ser así, su corrupción se manifestaría de otra manera y de forma aún más agresiva. Se le llamaba La Inmundicia y no es algo que quieras que exista en tu mundo—le aseguro por experiencia.
De pronto una reprimenda me es dada y volteo, reconociendo a Adael mientras saludaba—en primera tengo una razón—no alcance a decirla porque parece que ya viene enterado—tengo que retribuir a la isla mientras me permitan la estadía—respondo al comentario. Entonces pregunta lo que se preguntaría tarde o temprano—ya presenté mi informe a la General Amaya, pero en resumidas cuentas, la misión se fue al carajo más rápido de lo previsto, un enjambre de duendes de…Corn…Corn—chasqueo los dedos tratando de recordar el nombre y me vuelvo a Scamandder que sabe más de las criaturas de este mundo—¡sí, esos bichos!—reacciono al escuchar bien el nombre—y una manada de lobos nos atacaron con una fuerza y ferocidad inusuales, uno de nuestros compañeros comentó que esos duendes no suelen ser tan agresivos si no se les provoca, tuvimos que emplear varias magias para apenas sobrevivir al encuentro y para rematar, ay algo en el interior del bosque, que tiene cierta inteligencia, nos acechó y todavía sigue ahí—concluyo, ya podrá pedir más detalles en la Guardia.
Luego la plática se dirigió hacia mi mundo y sus criaturas, un tema que sabía que saldría en algún momento, pero no esperaba tratarlo aquí—bueno, para empezar esos duendes que nos atacaron, no existen en mi mundo, algunos de los seres feéricos que me ha tocado conocer son los Blajini, conocidos como "los bondadosos" o “amables”, viven en el condado de Bacaş, una remota región de Transilvania—ignoro si esta raza existe aquí, de ser así, estaría curioso cuáles son sus diferencias físicas y culturales—uno de ellos en particular me resultó muy curioso, de alguna forma se enfrascó en la filosofía mundana o muggles como ustedes les conocen y se había vuelto un político revolucionario con ideas democrática-socialistas—no puedo negar que ese blajini me dio bastante gracia, por suerte logré mantener cierta compostura cuando estaba con él—hablaba del capitalismo vampírico y la abolición de la propiedad privada, pero como está la situación ahí, sus ideas no van a materializarse fácilmente, especialmente cuando vampiros, licántropos y Drăculești han roto la tregua que mantenía la paz en la región—y eso es lo de menos lamentablemente.
¿Algo más en particular que quieran saber para saciar su curiosidad?—planteo para empezar a rememorar en mi mente y sacarlo a relucir.
Newt Scamander
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La respuesta de Arturo con referencia a Aidan fue un tanto descorazonador para el Magizoologista. Saber que había alguien aún perdido le dolía sinceramente. En cuanto a la sustancia, Newt habría deseado estar presente en los laboratorios y ayudar en su análisis, pies le provocaba mucha intriga y curiosidad. Aunque Arturo preferiría evitar que esa cosa estuviera en este mundo.
Una suave reprimenda se oyó en la habitación, dirigida hacia Arturo, el cual respondió. Scamander saludó tímidamente con una inclinación leve de su cabeza al recién llegado al tiempo que respondía. Al oír que el albino se agotaba con el nombre de los duendes y lo miraba en busca de respuesta, Scamander dijo con serenidad. - Cornualles. - El repaso de la misión hizo que Newt se sintiera avergonzado. Por su culpa muchos habían salido heridos o bien habían muerto., y si bien coincidía con Adael en el hecho de querer explorar el mundo de Arturo, definitivamente, pese a lo poco halagüeño que había sido el resultado de esta misión para su persona, de hacerlo lo haría como cuando escribió su libro, sólo, sin arriesgar a nadie.
Escuchó atentamente a Arturo, con la fascinación del explorador interesado. Sobre todo cuando lo mencionado por Arturo era algo que no había visto en sus viajes y que dudaba existiera aún ahora. Miró a Adael con curiosidad.
- Obviamente creo que mis investigaciones han quedado algo obsoletas, señor, ¿hay vestigios de criaturas como esas en la actualidad?-
Una suave reprimenda se oyó en la habitación, dirigida hacia Arturo, el cual respondió. Scamander saludó tímidamente con una inclinación leve de su cabeza al recién llegado al tiempo que respondía. Al oír que el albino se agotaba con el nombre de los duendes y lo miraba en busca de respuesta, Scamander dijo con serenidad. - Cornualles. - El repaso de la misión hizo que Newt se sintiera avergonzado. Por su culpa muchos habían salido heridos o bien habían muerto., y si bien coincidía con Adael en el hecho de querer explorar el mundo de Arturo, definitivamente, pese a lo poco halagüeño que había sido el resultado de esta misión para su persona, de hacerlo lo haría como cuando escribió su libro, sólo, sin arriesgar a nadie.
Escuchó atentamente a Arturo, con la fascinación del explorador interesado. Sobre todo cuando lo mencionado por Arturo era algo que no había visto en sus viajes y que dudaba existiera aún ahora. Miró a Adael con curiosidad.
- Obviamente creo que mis investigaciones han quedado algo obsoletas, señor, ¿hay vestigios de criaturas como esas en la actualidad?-
Asintió entendiendo sus motivos, pero no dejaba de preocuparse. Frunció el ceño ante las noticias, no había solucionado los problemas anteriores y aparecían nuevos. -Lo bueno es que ustedes están bien. Encontraremos una solución.- Había que ser positivos para poder seguir adelante.
Juntó sus manos detrás de la espada y, lo más disimuladamente que pudo, reacomodo la elastizada tela del traje para elementaristas del aire ya que se estaba metiendo entre los cachetes del trasero. Avanzó descalzo por la habitación y se detuvo a la altura de los pies de la camilla del señor Scamander para apoyar su peso allí y cruzarse de brazos mientras el peliblanco contaba sobre las criaturas de su mundo.
La sorpresa en su expresión fue notoria, miró al pelirrojo con las cejas alzadas. -¿Duendes políticos? No, señor Scamander, sus agudas voces son inentendibles.- Dijo con una ligera sonrisa imaginándose un discurso de un ser de color azul brillante y de 20 cm. Se mantuvo pensativo por un momento para luego volver a dirigirse a Arturo.
-¿Es normal la magia en tu mundo?¿Todos saben de su existencia o está oculta?¿Qué hiciste para llegar aquí?¿A qué te dedicabas?- Las preguntas salieron a borbotones.
Juntó sus manos detrás de la espada y, lo más disimuladamente que pudo, reacomodo la elastizada tela del traje para elementaristas del aire ya que se estaba metiendo entre los cachetes del trasero. Avanzó descalzo por la habitación y se detuvo a la altura de los pies de la camilla del señor Scamander para apoyar su peso allí y cruzarse de brazos mientras el peliblanco contaba sobre las criaturas de su mundo.
La sorpresa en su expresión fue notoria, miró al pelirrojo con las cejas alzadas. -¿Duendes políticos? No, señor Scamander, sus agudas voces son inentendibles.- Dijo con una ligera sonrisa imaginándose un discurso de un ser de color azul brillante y de 20 cm. Se mantuvo pensativo por un momento para luego volver a dirigirse a Arturo.
-¿Es normal la magia en tu mundo?¿Todos saben de su existencia o está oculta?¿Qué hiciste para llegar aquí?¿A qué te dedicabas?- Las preguntas salieron a borbotones.
Arturo Lizarraga
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Parece que la curiosidad ya le empezó a picar al magizoologista, pues inquiere sobre la posibilidad de duendes similares a los Blajinis de mi mundo. A lo cual Adael luego de acomodarse su ropa, responde negativamente, pues según cuenta, los duendes de este mundo no se comunican de la misma manera, debido a sus voces—puede que se deba a que hablen demasiado rápido o se comuniquen mediante una frecuencia muy baja apenas perceptible para nosotros—intervengo mostrando mi sabiondez—en cuanto a paralelismos, no recuerdo alguna criatura inteligente que se comunique de manera similar a esos duendes—recalco mientras intento rememorar en mi mente alguna especie semejante.
Entonces Adael me lanza una serie de preguntas—wow, wow, sereno moreno—(español)—muy bien, déjame responder de poco en poco—me acomodo un poco en la cama—en primera, nop, la magia se mantiene en secreto desde hace 2 milenios aproximadamente. Llegue a este mundo por accidente, mientras realizaba una misión de mi facción, en la que debía detener a un grupo ligeramente “similar” a la Alianza Humana, pero para nada igual, pues es una empresa que se dedica a la tecnomagia. Su nombre es El Grupo Orochi y había roto algunas—demasiadas de hecho—leyes y reglamentos del Consejo de Venecia, en este caso, tenía que ver con portales a otros universos que no estuvieran conectados a nuestro propio mundo. Las 3 Grandes Sociedades de mi mundo ya tenían ganas de quitarse de encima a Orochi que había sido un fastidio y peligro al triunvirato. Yo destruí la maquinaria del portal luego de que lo cruzaran, pero este mismo mientras se cerraba, me absorbió y me escupió en este mundo—entonces esperé un momento para que lo digieran, aunque tampoco es que sea demasiado espeso o revelador.
Ahora me toca turno de preguntar—digo mientras froto las palmas de mis manos—preguntas que a su vez serán respuestas para ustedes—supongo que entenderán una vez empiece a preguntar—vale, ¿La Orden Templaria, vivió y murió en la Edad Media como se cuenta en los libros de historia?, ¿los Illuminatis de Baviera, han construido un laberinto que rivaliza con la del mítico Dédalo debajo de Nueva York?—Y finalmente—y de casualidad, ¿han escuchado de una sociedad secreta en Asia llamada El Dragón?—son el Triunvirato que hablé hace un momento. Históricamente los 2 primeros existieron en un momento particular del tiempo, pero “perecieron”. Aunque en El Mundo Secreto eso es otra historia.
Yo estoy dando información pero también debo seguir investigando y este ha sido una peculiar ocasión. Me parece haber escuchado que los Templarios si se disolvieron como dicta la historia convencional, pero tengo que comprobarlo, tanto los rojetes y los azuletes iluminados. Que El Dragón esté en este mundo me sería de gran ayuda, pero ya tendrían un agente en este sitio o al menos estarían involucrados en las sombras para que el conflicto humano-mágicos cayera en buen puerto. Como las cosas no son así, dudo que existan en esta realidad.
Entonces Adael me lanza una serie de preguntas—wow, wow, sereno moreno—(español)—muy bien, déjame responder de poco en poco—me acomodo un poco en la cama—en primera, nop, la magia se mantiene en secreto desde hace 2 milenios aproximadamente. Llegue a este mundo por accidente, mientras realizaba una misión de mi facción, en la que debía detener a un grupo ligeramente “similar” a la Alianza Humana, pero para nada igual, pues es una empresa que se dedica a la tecnomagia. Su nombre es El Grupo Orochi y había roto algunas—demasiadas de hecho—leyes y reglamentos del Consejo de Venecia, en este caso, tenía que ver con portales a otros universos que no estuvieran conectados a nuestro propio mundo. Las 3 Grandes Sociedades de mi mundo ya tenían ganas de quitarse de encima a Orochi que había sido un fastidio y peligro al triunvirato. Yo destruí la maquinaria del portal luego de que lo cruzaran, pero este mismo mientras se cerraba, me absorbió y me escupió en este mundo—entonces esperé un momento para que lo digieran, aunque tampoco es que sea demasiado espeso o revelador.
Ahora me toca turno de preguntar—digo mientras froto las palmas de mis manos—preguntas que a su vez serán respuestas para ustedes—supongo que entenderán una vez empiece a preguntar—vale, ¿La Orden Templaria, vivió y murió en la Edad Media como se cuenta en los libros de historia?, ¿los Illuminatis de Baviera, han construido un laberinto que rivaliza con la del mítico Dédalo debajo de Nueva York?—Y finalmente—y de casualidad, ¿han escuchado de una sociedad secreta en Asia llamada El Dragón?—son el Triunvirato que hablé hace un momento. Históricamente los 2 primeros existieron en un momento particular del tiempo, pero “perecieron”. Aunque en El Mundo Secreto eso es otra historia.
Yo estoy dando información pero también debo seguir investigando y este ha sido una peculiar ocasión. Me parece haber escuchado que los Templarios si se disolvieron como dicta la historia convencional, pero tengo que comprobarlo, tanto los rojetes y los azuletes iluminados. Que El Dragón esté en este mundo me sería de gran ayuda, pero ya tendrían un agente en este sitio o al menos estarían involucrados en las sombras para que el conflicto humano-mágicos cayera en buen puerto. Como las cosas no son así, dudo que existan en esta realidad.
Crasuláceo escribió:Me quedé flipando con eso de que Dyos podía ser bipolar o tener personalidad múltiple, pero el caso es que encajaba todo bastante bien con lo que le pasaba al primo. El elfo médico Aldaron fue bastante majo con nosotros, a diferencia de los guardias, pero nos recalcó que todavía no podía irse del hospital. Tampoco quisieron soltarle, lo cual me dio penilla. El primo tampoco quiso que le soltaran, no se fiaba de él. Di las gracias a Aldaron antes de que se marchase, quedando a solas con Dyospiros, que ahora sí parecía ser él.
- No, no creo que estés poseído. - murmuré con seriedad cuando me hizo esa pregunta, sentándome a los pies de su cama. Seguro que nadie le había hecho una posesión. - Lo que me ha dicho el médico es que cree que puedes tener personalidad múltiple. Como que eres tú, pero a la vez...¿otros? no lo entiendo muy bien. Porque yo creo que no somos todo el rato el mismo. - me rasqué la barbilla confuso, pensando si yo era el mismo que cuando salí de las ciudades subterráneas. Algo había cambiado, así que no era el mismo drow.
- Y todos tenemos cambios de humor. Pero a lo mejor a tu te afectan más por las cosas que te han pasado. Yo estaba escondido en el metro y no me ha pasado casi nada, pero tú...- en realidad desconocía en profundidad sus problemas, sólo los imaginaba, o muy por encima. Teníamos en común al viejo drow, Szyraenk, que nos había dejado. - Oye, a lo mejor puedo hacerte de psicólogo si me cuentas las cosas. Por ahora te dejaré descansar la cabeza y distraerte con una revista de cotilleos de Ouroboros que hay en la sala de espera. Así dejarás la mente ameba y no pensarás. Y luego a comer y a dormir. Te traeré unas sopas, que las comidas del hospital son un asco. - bajé la voz para que no me escuchasen, y después fui a por aquella revista hecha con Comic Sans.
.
.
.
A partir de ahí los días fueron transcurriendo, y yo le traía noticias del exterior. Hasta mis oídos había llegado al noticia de que ese día la plaza se había llenado de gente para despedir a los que se iban de misión atierra, así que se lo conté a Dyos esperando que no le diese envidia un poco de acción.
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off: Crasu y Dyos actualizados a día de la misión
Los dias pasaron para mi en ese "arresto hospitalario", no me dejaban marcharme, no me metian en una celda, no me decian que carajos me pasaba mas alla de la informacion que me dio mi primo, que yo...no entendía muy bien, solo sabia que tenia sentido. Aunque tenia claro que no eran cambios de humor, un cambio de humor no te hace querer matar a alguien y de hecho, hacerlo. Aunque parecia inutil explicarle eso a Crasu, que solo trataba de justificar mi comportamiento.
Tuve mis altos y mis bajos, pero la mayoria del tiempo, seguia siendo yo. Amargado, gruñón, pero yo.
Hasta me estaba contando que se habian ido a no se donde a intentar arreglar lo de la Alianza y las maquinas locas que ahora querian matar a todo bicho viviente.
La verdad era que si que me daba envidia, y lo demostraba estrujando un poco la sabana con cara de contrariedad.
- Podrían haberme dejado ir.
"no, que dices"
- Aunque reconozco que quizá no. - cambié de opinión rapidamente. - Crees que van a palmar todos o que volverán como heroes? - me rei por lo bajo. Entonces comenzó el ataque dron pero nosotros solo oimos las explosiones y notamos algun temblor. Miré a mi primo algo...tenso. Se oian pasos apresurados fuera de esta habitacion. - Es un simulacro de incendios. Y nos lo vamos a perder.
Siguiendo el rastro conocido, pasé por la planta de habitaciones donde también olía a amigos.
La cota resonaba con un sonido metálico debajo de la chaqueta cuando trotaba por los pasillos, mientras que en el pantalón tintineaban los frascos.
Me detuve ante una puerta para abrirla. Habitación equivocada, pero en el intento número dos acerté.
-¡Dyos!- Luego posé mis ojos en el otro que también era más alto que yo. De verdad, creo que soy mitad enano. Emanaba un fuerte olor a manjares, hace tanto que no probaba bocado... podría comérmelo a él... lo miré como considerando la posibilidad, pero mejor no...
-¿Qué hacen aquí?¿Fueron heridos?¿Vieron a Lyka o a alguien de la brigada?- Pregunté tras saludarlos. -¿De casualidad tienen un rifle, una pistola o cualquier tipo de arma de fuego que puedan prestarme?- Estaba en desventaja sin mis armas.
La cota resonaba con un sonido metálico debajo de la chaqueta cuando trotaba por los pasillos, mientras que en el pantalón tintineaban los frascos.
Me detuve ante una puerta para abrirla. Habitación equivocada, pero en el intento número dos acerté.
-¡Dyos!- Luego posé mis ojos en el otro que también era más alto que yo. De verdad, creo que soy mitad enano. Emanaba un fuerte olor a manjares, hace tanto que no probaba bocado... podría comérmelo a él... lo miré como considerando la posibilidad, pero mejor no...
-¿Qué hacen aquí?¿Fueron heridos?¿Vieron a Lyka o a alguien de la brigada?- Pregunté tras saludarlos. -¿De casualidad tienen un rifle, una pistola o cualquier tipo de arma de fuego que puedan prestarme?- Estaba en desventaja sin mis armas.
Crasuláceo
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Había traído unas cuantas rosquillas de anís para mi primo, que tenía que alimentarse bien y con la comida del hospital era imposible. Deberían dejarme a mí esas cocinas, a Dyos se lo había dicho ya. Ese día estaba mosqueado porque no había podido ir de misión, pero yo me había quedado más tranquilo. - No pasa nada, aquí estás seguro. Además, tendrás que recuperarte del todo. - aunque sospechaba que el motivo era más bien lo de su cabeza loca.
- Eh...¿palmar los de abajo? espero que no. Sería muy triste acabar así. Tampoco creo en los héroes. Está por ver cómo regresan. - me comí una rosquilla con gesto pensativo, estando después a punto de caerme de la silla cuando comencé a escuchar explosiones y algún que otro temblor de suelo y paredes. - Ya están practicando magias raras. Qué pesados. - bostecé sin dar mucha importancia, aunque empecé a mosquearme porque aquello duró varios minutos. ¿Y si había pasado algo?
Al poco apareció alguien que parecía conocer a Dyos, preguntando por gente de la Brigada. - No, no sabemos dónde están. - me encogí de hombros, señalando a Dyos como el herido. Luego puse cara rara cuando pidió armas. - ¿Cómo vamos a tener armas en un hospital? imagina a todos los enfermos disparándose entre sí...esas cosas las requisan al ingresar. ¿Es que pasa algo?
- Eh...¿palmar los de abajo? espero que no. Sería muy triste acabar así. Tampoco creo en los héroes. Está por ver cómo regresan. - me comí una rosquilla con gesto pensativo, estando después a punto de caerme de la silla cuando comencé a escuchar explosiones y algún que otro temblor de suelo y paredes. - Ya están practicando magias raras. Qué pesados. - bostecé sin dar mucha importancia, aunque empecé a mosquearme porque aquello duró varios minutos. ¿Y si había pasado algo?
Al poco apareció alguien que parecía conocer a Dyos, preguntando por gente de la Brigada. - No, no sabemos dónde están. - me encogí de hombros, señalando a Dyos como el herido. Luego puse cara rara cuando pidió armas. - ¿Cómo vamos a tener armas en un hospital? imagina a todos los enfermos disparándose entre sí...esas cosas las requisan al ingresar. ¿Es que pasa algo?
Newt Scamander
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Newt se sintió gratamente sorprendido por aquella aclaración con respecto a los duendes, pues si bien esas criaturas le habían recordado a las otras, era obvio que estás diferían de las de su conocimiento, cosa que hizo brillar sus ojos con el interés y la curiosidad propia del investigador ávido y ansioso por aprender sobre una nueva o diferente forma de vida.
Las preguntas que Adael hizo a Arturo eran por demás interesantes, por lo que Scamander miró al albino con interés renovado por escuchar su respuesta. Esta no le defraudó, en verdad era muy interesante, aun9para quizá desgracia del chico, dejaba más preguntas a su paso que pronto ambos querrían saciar.
Después el chico hizo una serie de preguntas que en cierto modo tenían que ver con su propio mundo. Newt lo pensó un poco y negó con la cabeza.
- No que yo sepa, al menos no en mi tiempo. - Y decir eso le hizo sentir extraño. - En mi época uno de los mayores peligros era Grindelwald, aunque también se insistía mucho con guardar el secreto sobre la existencia de la comunidad mágicas, algo que siempre creí extremista, aun8viendo lo que ocurre ahora...- Dijo, entristecido por ver esta guerra actual.
Las preguntas que Adael hizo a Arturo eran por demás interesantes, por lo que Scamander miró al albino con interés renovado por escuchar su respuesta. Esta no le defraudó, en verdad era muy interesante, aun9para quizá desgracia del chico, dejaba más preguntas a su paso que pronto ambos querrían saciar.
Después el chico hizo una serie de preguntas que en cierto modo tenían que ver con su propio mundo. Newt lo pensó un poco y negó con la cabeza.
- No que yo sepa, al menos no en mi tiempo. - Y decir eso le hizo sentir extraño. - En mi época uno de los mayores peligros era Grindelwald, aunque también se insistía mucho con guardar el secreto sobre la existencia de la comunidad mágicas, algo que siempre creí extremista, aun8viendo lo que ocurre ahora...- Dijo, entristecido por ver esta guerra actual.
Entrecerró los ojos intentando seguir el ritmo de la explicación del viajero dimensional. En su mundo parecían haber bandos y Artie pertenecía a uno de ellos mientras la magia se mantenía en secreto. Por lo que contaba, era un agente que actuaba bajo las órdenes de su organización y era miembro de las fuerzas de seguridad que detenían a aquellos que violaban las leyes de su propio Consejo.
Eso debía requerir trabajo de sigilo y ardua investigación, eran perfectos para una tarea que tenía para ellos. Sonrió cuando dijo que era su turno. -No sé si La Orden Templaria persistió luego de la Edad Media, pero durante muchos años tuvimos un descendiente de un caballero templario entre los miembros del Consejo de los 20… que ahora está en busca y captura.- Le apenó recordar.
No supo qué contestar a las siguientes preguntas por lo que miró al señor Scamander y se mostró deacuerdo con sus palabras. -Uff, si cree que eso es extremista, no quiero ni pensar en lo que opinará de nuestros torneos. Razor sabe sobre eso, terminó en una de sus primeras visitas al hospital, al igual que muchos otros participantes, pero volviendo al tema de los Illuminatis y El Dragón, me temo que no sé nada de eso, durante mucho tiempo Ouroboros no intervino en asuntos externos, nos concentramos en entrenar a los magos y brujas para que ellos se encarguen de tierra firme.- Explicó. -Y ¿A qué se dedica la organización de la que formabas parte?¿De qué se trataban tus tareas?¿Cuáles eran tus misiones?.- Preguntó esperando su respuesta.
-Hubo un incendio en el ala izquierda del edificio residencial, investiguen las causas e identifiquen a los responsables.- Les asignó la tarea enderezandose dejando de apoyarse en la camilla del señor Scamander y descruzando los brazos. -Vamos, hora de volver al trabajo.- Los animó a dejar las camillas. Ya estaban recuperados, así que los tres salieron de la habitación dejando el hospital y ponerse manos a la obra durante el tiempo que pasó.
Off: Newt, Artie y Adael limbeados.
Eso debía requerir trabajo de sigilo y ardua investigación, eran perfectos para una tarea que tenía para ellos. Sonrió cuando dijo que era su turno. -No sé si La Orden Templaria persistió luego de la Edad Media, pero durante muchos años tuvimos un descendiente de un caballero templario entre los miembros del Consejo de los 20… que ahora está en busca y captura.- Le apenó recordar.
No supo qué contestar a las siguientes preguntas por lo que miró al señor Scamander y se mostró deacuerdo con sus palabras. -Uff, si cree que eso es extremista, no quiero ni pensar en lo que opinará de nuestros torneos. Razor sabe sobre eso, terminó en una de sus primeras visitas al hospital, al igual que muchos otros participantes, pero volviendo al tema de los Illuminatis y El Dragón, me temo que no sé nada de eso, durante mucho tiempo Ouroboros no intervino en asuntos externos, nos concentramos en entrenar a los magos y brujas para que ellos se encarguen de tierra firme.- Explicó. -Y ¿A qué se dedica la organización de la que formabas parte?¿De qué se trataban tus tareas?¿Cuáles eran tus misiones?.- Preguntó esperando su respuesta.
-Hubo un incendio en el ala izquierda del edificio residencial, investiguen las causas e identifiquen a los responsables.- Les asignó la tarea enderezandose dejando de apoyarse en la camilla del señor Scamander y descruzando los brazos. -Vamos, hora de volver al trabajo.- Los animó a dejar las camillas. Ya estaban recuperados, así que los tres salieron de la habitación dejando el hospital y ponerse manos a la obra durante el tiempo que pasó.
Off: Newt, Artie y Adael limbeados.
Miré a mi primo con escepticismo, como si ambos no supiéramos que si seguia aqui no era por mi propio bien, si no por el de otros.
- Seguro, de qué? Yo no estaria tan "seguro" - hice uso de las comillas con los dedos, como pude, porque seguia esposado a la cama.
Hice una mueca, algo mas de acuerdo en lo ultimo, pero igual de mortalmente aburrido. Aunque era un peñazo estar asi por lo menos tenia a Crasu....aun asi estar todo el rato encerrado solo lograba que le diese demasiadas vueltas a la cabeza, demasiado tiempo para poder conversar conmigo mismo.
Despues de ese intento de simulacro, las explosiones continuaron. La puerta se abrió de golpe y me tensé, viendo a una mujer entrar y decir mi nombre. Me pareció reconocerla, era de la Brigada. Ah, había pasado tan poco tiempo con ellos....apenas los conocia de alguna borrachera. Solo un poco a Mérida, que fue con la que me pegué en el bar.
- Yo estoy bajo arresto domiciliario o algo asi. - dije tirando levemente de mis esposas para que viese que no estaba ahi en un chequeo medico, como mostrandolas. La miré como si estuviera loca cuando me preguntó aquello (le dijo la sarten al cazo). - Qué? en serio crees que me dejarian un arma al alcance de un detenido? Igual me da por volarle los sesos a alguien! Y tú, para que quieres un arma?
EScuché la pregunta de mi primo y asentí.
- Eso. Es que son las "fallas"? - siempre habia querido ver unas fallas.
- Seguro, de qué? Yo no estaria tan "seguro" - hice uso de las comillas con los dedos, como pude, porque seguia esposado a la cama.
Hice una mueca, algo mas de acuerdo en lo ultimo, pero igual de mortalmente aburrido. Aunque era un peñazo estar asi por lo menos tenia a Crasu....aun asi estar todo el rato encerrado solo lograba que le diese demasiadas vueltas a la cabeza, demasiado tiempo para poder conversar conmigo mismo.
Despues de ese intento de simulacro, las explosiones continuaron. La puerta se abrió de golpe y me tensé, viendo a una mujer entrar y decir mi nombre. Me pareció reconocerla, era de la Brigada. Ah, había pasado tan poco tiempo con ellos....apenas los conocia de alguna borrachera. Solo un poco a Mérida, que fue con la que me pegué en el bar.
- Yo estoy bajo arresto domiciliario o algo asi. - dije tirando levemente de mis esposas para que viese que no estaba ahi en un chequeo medico, como mostrandolas. La miré como si estuviera loca cuando me preguntó aquello (le dijo la sarten al cazo). - Qué? en serio crees que me dejarian un arma al alcance de un detenido? Igual me da por volarle los sesos a alguien! Y tú, para que quieres un arma?
EScuché la pregunta de mi primo y asentí.
- Eso. Es que son las "fallas"? - siempre habia querido ver unas fallas.
Suspiré, la Brigada siempre se me escapaba. Miré a mí compañero cuando el otro drow lo señaló, con que arresto domiciliario… en el hospital… vivir en el hospital… brillante! Tal vez pidió la residencia permanente, que buena idea. Aunque el ambiente era algo… bueno era el ambiente de un hospital… -Técnicamente yo también… pero la brigada se fundó tras una fuga de prisión, algo podremos hacer…- Podríamos arreglar aquel pequeño contratiempo. Al parecer, les pareció de locos tener un arma en aquel lugar mientras a mí me parecía descabellado que nadie tenga una puta pistola para hacer un contraataque decente.
Me imaginé a pacientes terminales jugando a la ruleta rusa y no me pareció tan mala idea, pero yo no sabía dónde estaba ese departamento en el hospital, sería cuestión de buscar. Por sus repuestas deduje que no sabían lo que pasaba afuera. -Hay que conseguirte una moneda comunicadora.- Concluí mirando al compañero porque si tuviera, lo sabría. -Se puede considerar como un fallo, si. Son centinelas, drones de ataque… la isla está siendo asaltada. La premisa de los que dicen que son los malos es "sacrificar el libre albedrío para crear un mundo perfecto en el que se pueda vivir por siempre y matar a los que no estén de acuerdo", lo que no sé es ¿Por qué no están de acuerdo?¿Porque no les gusta la idea de no poder tomar decisiones? No es como si, en general, tuviéramos muchas opciones. No sé, la premisa me parece neutral y, ojo, a mí me gusta mucho mí "libertad", pero no puedo negar que es una ilusión.- Relaté.
La moneda comunicadora vibró en mí pantalón, así que la saqué para leer los mensajes. -¿Vieron a un tal Thoren? Hay alguien preguntando por él.- Tal vez ellos lo habían visto por el hospital. -Y parece que conseguimos unas coordenadas a las que seguramente vamos a tener que ir.- Entonces escuché pasos acercándose por el pasillo reconociendo a los guardias con los que había hablado en urgencias. Rápidamente mí mente valoró las opciones; podría intentar hacerme pasar por un guardia o un enfermero e inventar una excusa para que lo liberen, pero ésta gente estaba muy comunicada, rápidamente me descubrirían y todo empeoraría, así que elegí la opción honesta para apelar al sentido común que supuse que tendrían.
-Ok, sé que estoy en problemas- Dije girandome a las personas de hojalata y avanzando dentro de la habitación hasta llegar a los pies de la camilla en la que Dyos estaba esposado mientras los guardias me seguían. -Pero su isla está en peligro y necesitan de todos para protegerla.- Hablé con calma en un tono conciliador. -Sin mis armas, estoy en desventaja, sin embargo si los suman a ellos en la ecuación, la cosa cambia.- Dije señalando a los drows.
Me imaginé a pacientes terminales jugando a la ruleta rusa y no me pareció tan mala idea, pero yo no sabía dónde estaba ese departamento en el hospital, sería cuestión de buscar. Por sus repuestas deduje que no sabían lo que pasaba afuera. -Hay que conseguirte una moneda comunicadora.- Concluí mirando al compañero porque si tuviera, lo sabría. -Se puede considerar como un fallo, si. Son centinelas, drones de ataque… la isla está siendo asaltada. La premisa de los que dicen que son los malos es "sacrificar el libre albedrío para crear un mundo perfecto en el que se pueda vivir por siempre y matar a los que no estén de acuerdo", lo que no sé es ¿Por qué no están de acuerdo?¿Porque no les gusta la idea de no poder tomar decisiones? No es como si, en general, tuviéramos muchas opciones. No sé, la premisa me parece neutral y, ojo, a mí me gusta mucho mí "libertad", pero no puedo negar que es una ilusión.- Relaté.
La moneda comunicadora vibró en mí pantalón, así que la saqué para leer los mensajes. -¿Vieron a un tal Thoren? Hay alguien preguntando por él.- Tal vez ellos lo habían visto por el hospital. -Y parece que conseguimos unas coordenadas a las que seguramente vamos a tener que ir.- Entonces escuché pasos acercándose por el pasillo reconociendo a los guardias con los que había hablado en urgencias. Rápidamente mí mente valoró las opciones; podría intentar hacerme pasar por un guardia o un enfermero e inventar una excusa para que lo liberen, pero ésta gente estaba muy comunicada, rápidamente me descubrirían y todo empeoraría, así que elegí la opción honesta para apelar al sentido común que supuse que tendrían.
-Ok, sé que estoy en problemas- Dije girandome a las personas de hojalata y avanzando dentro de la habitación hasta llegar a los pies de la camilla en la que Dyos estaba esposado mientras los guardias me seguían. -Pero su isla está en peligro y necesitan de todos para protegerla.- Hablé con calma en un tono conciliador. -Sin mis armas, estoy en desventaja, sin embargo si los suman a ellos en la ecuación, la cosa cambia.- Dije señalando a los drows.
Crasuláceo
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El pobre Dyos me dio mucha pena cuando ni siquiera pudo hacer las comillas con los dedos al estar esposado. No le respondí, pues en ese momento entró aquella mujer a la habitación. Debían conocerse por cómo hablaban. - Shh....no, no volamos sesos a nadie. Eso es mal. Yuyu. - dije cuando hablaron de lo de las armas, poniéndome nerviosito. La otra también quería un arma, también daba un poco de miedo.
- ¿Cómo van a ser las Fallas? aquí no se celebra eso...en todo caso es casi la fiesta esa de los regalos bajo el árbol. La gente de la superficie suele celebrarla en invierno. - luego me asomé a la ventana cuando la chica se puso a contar lo del ataque, empezando a preocuparme de verdad. Ya no teníamos ni a dónde ir. Su alegato sobre la libertad me pasó desapercibido porque yo estaba más preocupado por sobrevivir y huir de ahí. - ¡Tenemos que irnos! ¡o atacar! ¡no sé, algo, pero no quedarnos aquí! - fui hacia el armariete de la habitación para coger mi mochila con mis sartenes y colgarla a mi espalda. Me acerqué de nuevo a Dyos cuando los guardias entraron en la habitación. Ella intentó convencerles para que le soltasen, pero tampoco había tiempo para eso. Puede que fuese una locura, pero no se me ocurría otra cosa y no tenía ganas de suplicar.
- ¡Lo siento, señores guardias, pero es cuestión de vida o muerte! ¡no hay tiempo para rellenar formularios de permisos penitenciarios! - cogí la cama de hospital con ruedas de Dyospiros para moverla de donde estaba, empujándola para arrollar a los guardias y salir así de la habitación, dándonos a la fuga a la carrera tras derrapar en dirección a la zona de entrada.
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OFF: Crasu y Dyos fuera de hospital
- ¿Cómo van a ser las Fallas? aquí no se celebra eso...en todo caso es casi la fiesta esa de los regalos bajo el árbol. La gente de la superficie suele celebrarla en invierno. - luego me asomé a la ventana cuando la chica se puso a contar lo del ataque, empezando a preocuparme de verdad. Ya no teníamos ni a dónde ir. Su alegato sobre la libertad me pasó desapercibido porque yo estaba más preocupado por sobrevivir y huir de ahí. - ¡Tenemos que irnos! ¡o atacar! ¡no sé, algo, pero no quedarnos aquí! - fui hacia el armariete de la habitación para coger mi mochila con mis sartenes y colgarla a mi espalda. Me acerqué de nuevo a Dyos cuando los guardias entraron en la habitación. Ella intentó convencerles para que le soltasen, pero tampoco había tiempo para eso. Puede que fuese una locura, pero no se me ocurría otra cosa y no tenía ganas de suplicar.
- ¡Lo siento, señores guardias, pero es cuestión de vida o muerte! ¡no hay tiempo para rellenar formularios de permisos penitenciarios! - cogí la cama de hospital con ruedas de Dyospiros para moverla de donde estaba, empujándola para arrollar a los guardias y salir así de la habitación, dándonos a la fuga a la carrera tras derrapar en dirección a la zona de entrada.
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OFF: Crasu y Dyos fuera de hospital
La noticia pareció preocupar al drow que olía a manjares mientras yo miraba los mensajes para luego pasar a intentar convencer a los soldados por las buenas para que suelten al compañero. Quedé boquiabierta ante lo que ví, la camilla se llevó puesta a los guardias los cuales quedaron en el suelo algo aturdidos.
Me asomé por la puerta de la habitación para verlos irse a toda velocidad y al fin esbocé una pequeña sonrisa después de demasiado tiempo pero volví a mí expresión neutral al girarme hacia adentro de la habitación. Avancé para agarrar el recipiente que contenía las rosquillas de los drows y lo dejé junto a los agentes.
-De los honestos es de los que hay que tener cuidado porque jamás predecirás cuándo harán algo increíblemente estúpido.- Tras esas palabras dejé la habitación para buscar a Nathan por todas las habitaciones de la planta. Lo encontré dentro de una especie de ataúd de metal del que me dijeron que no lo saque, aunque lo intenté y no lo logré.
Quería quedarme junto a él, pero la brigada seguramente también necesitaba ayuda, esperaba estar de vuelta para cuando despierte, quería hablar con él, habían pasado tantas cosas. Me fuí de la planta de habitaciones con más preguntas que respuestas intentando teclear un mensaje en la moneda mientras seguía a los drows y los trataba de alcanzar.
OFF: Leila fuera del hospital.
Me asomé por la puerta de la habitación para verlos irse a toda velocidad y al fin esbocé una pequeña sonrisa después de demasiado tiempo pero volví a mí expresión neutral al girarme hacia adentro de la habitación. Avancé para agarrar el recipiente que contenía las rosquillas de los drows y lo dejé junto a los agentes.
-De los honestos es de los que hay que tener cuidado porque jamás predecirás cuándo harán algo increíblemente estúpido.- Tras esas palabras dejé la habitación para buscar a Nathan por todas las habitaciones de la planta. Lo encontré dentro de una especie de ataúd de metal del que me dijeron que no lo saque, aunque lo intenté y no lo logré.
Quería quedarme junto a él, pero la brigada seguramente también necesitaba ayuda, esperaba estar de vuelta para cuando despierte, quería hablar con él, habían pasado tantas cosas. Me fuí de la planta de habitaciones con más preguntas que respuestas intentando teclear un mensaje en la moneda mientras seguía a los drows y los trataba de alcanzar.
OFF: Leila fuera del hospital.
===Habitación de Vishous Royden===
El mundo que conocían había dejado de existir un día y al siguiente habían comenzado a reconstruir. Había pasado una noche en el hospital después de todo, ocupando una cama que alguien más necesitaba. Pero todo había salido bien. Sus heridas habían sido mínimas y todo estaba bien. Incluso él... o ella. Y él... Su familia estaba toda en el hospital, según se enteró. Había pasado a dejar gardenias a Arleen y rosas a Fred. y también había tenido que despistar un poco a la madre de Vishous porque se dio cuenta de que había visto el maldito beso de la Plaza. Al menos ganó algo de tiempo dejando en el aire la sospecha de que él estaba acosándola desde hacía meses y que Fred era un nuevo amigo al que apreciaba por sus atenciones. En realidad no había dicho nada que fuera mentira, pero había hecho un uso exquisito de su labia para girar un poco los acontecimientos y tratar de alejarse un poco de las campanas nupciales que escuchaba cada vez más encima. Había comprado tiempo pero aún no sabía a qué precio.
Mientras pensaba en todo aquello, tenía un minuto o dos caminando en círculos. El vaivén del tul de su vestido en un color champaña se acomodó al detenerse, contrastando en color con una maceta en las manos. Siete nochebuenas preciosas y perfectas. Las había escogido porque no eran solamente una flor, sino que eran símbolo de navidad y le parecían una flor no tan femenina, pero de una gran belleza. Finalmente, respiró profundo, suspiró largo y tendido y tocó un par de veces a la puerta antes de abrirla. No sabía con qué se iba a encontrar, pero recordaba la sensación que había tenido en la plaza y le daban ganas de llorar. El resto de los Guardias no lo habían conseguido, y era su culpa. Ella misma había preparado los arreglos para cada tumba.
Cuando entró a la habitación, no hizo ruido más allá del ligero taconeo que no pudo mermar. No reparó en el moreno, no podía verle, no todavía. Pero podía escuchar. Los latidos eran tranquilos y la respiración constante. Tenía que estar bien y estable o no estaría en piso. Se dedicó entonces a colocar la planta en la mesita de noche y buscarle imperfecciones que arreglar para mantener las manos ocupadas mientras averiguaba qué hacer.
-Escuché que si la escuchas cantar, te vuelves loco.- Susurró una joven que entraba a la habitación. -A mí me dijeron que convierte en piedra al que la mira a los ojos.- Dijo por lo bajo un joven que avanzaba entre las camillas detrás de la niña. -¿Y si despierta?- Murmuró un segundo muchacho que iba rezagado. -No lo hará, lo haremos rápido, date prisa.- Apremió el primero.
Los tres se reunieron alrededor de la camilla de la bruja de ojos cerrados, piel blanca recubierta por la armadura metálica y sintieron un escalofrío por la cercanía. Tomaron posiciones, acomodaron la cámara para salir los cuatro para que los que se burlaban de ellos vean que no eran unos gallinas con esa foto y, justo cuando la chica apretó el botón de la cámara, Rapper en el cuerpo de Bellatrix gritó.
Invocó la voz de los espíritus femeninos para que su grito ensordecedor fluya a través de su boca. Un grito fatal. Un grito mortal. Un grito de Banshee. El sonido sobrenatural llenó la habitación y se proyectó más allá. Sonaba desesperado y desconsolado. Desgarró el alma de uno de los jóvenes separando el espíritu del cuerpo, momento que otro ser espectral aprovechó para ocupar el cuerpo libre.
La muchacha comenzó a darse golpes en la cabeza contra un mueble hiriéndose en su locura y al chico restante le faltó talón para disparar. Salió corriendo de la habitación gritando y llorando por los pasillos a todo pulmón. Mientras el grito continuaba agudo y constante, el alma de Bellatrix seguía débil, sin fuerzas para combatir a Reapper por el control del cuerpo. El espíritu indestructible del caos se deleitaba en amenazar de muerte con sus poderes.
Los tres se reunieron alrededor de la camilla de la bruja de ojos cerrados, piel blanca recubierta por la armadura metálica y sintieron un escalofrío por la cercanía. Tomaron posiciones, acomodaron la cámara para salir los cuatro para que los que se burlaban de ellos vean que no eran unos gallinas con esa foto y, justo cuando la chica apretó el botón de la cámara, Rapper en el cuerpo de Bellatrix gritó.
Invocó la voz de los espíritus femeninos para que su grito ensordecedor fluya a través de su boca. Un grito fatal. Un grito mortal. Un grito de Banshee. El sonido sobrenatural llenó la habitación y se proyectó más allá. Sonaba desesperado y desconsolado. Desgarró el alma de uno de los jóvenes separando el espíritu del cuerpo, momento que otro ser espectral aprovechó para ocupar el cuerpo libre.
La muchacha comenzó a darse golpes en la cabeza contra un mueble hiriéndose en su locura y al chico restante le faltó talón para disparar. Salió corriendo de la habitación gritando y llorando por los pasillos a todo pulmón. Mientras el grito continuaba agudo y constante, el alma de Bellatrix seguía débil, sin fuerzas para combatir a Reapper por el control del cuerpo. El espíritu indestructible del caos se deleitaba en amenazar de muerte con sus poderes.
Arturo Lizarraga
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La batalla seguía, el caos aumentaba a cada segundo, las balas eran disparadas a mansalva, la gente se disponía a escapar y mi sugerencia era refutada—uyy, era una sugerencia que valía la pena mencionar—decía a la pelirroja que respondía con desagrado. ¿Qué culpa tengo de no conocer las limitaciones del anillo?, sin contar que no eran ordenes lo que había espetado, sino una petición. Pero eso ya no importa, porque la situación acaba de cambiar y después de haber eliminado a un enemigo gracias a la dilatación temporal.
Incluso luego de eso, los enemigos sobrevivientes parecen haberse rendido y tampoco muestran mas hostilidades, es como si hubieran perdido su objetivo e ímpetu. Alguien más entra preocupado por los que he de suponer son sus seres queridos. Ahora todos nos preparamos para irnos al hospital, que hay varios heridos, incluyéndome.
Una vez llegados todos, se ocuparon de quienes necesitaban más la ayuda médica, algunos fueron directo a emergencias, otros eran atendidos de acuerdo con los daños recibidos. Yo estaba entre los de urgencia menor, pues aunque recibí balazos o algo similar, no era tan grave como para llevarme en camilla directo a operación. Pero lo suficiente pare recibir algo de atención y un sitio que estuviera ligeramente disponible y no interfiriera a quienes más necesitaban una camilla o un cuarto para su debido cuidado.
Pasan algún par de días, pero la situación seguía estando algo caótica, los heridos eran atendidos y la confusión seguían reinando. La gente estaba medianamente consciente de quienes habían atacado, pero el shock permanencia. Y era de esperarse, un ataque al baluarte como lo es Ouruboros, no es algo que pueda hacerse todos los días, y lo hecho por los Pendragón no cuenta, pues ellos ya conocían la existencia y ubicación de la isla, cosa contraria a la Alianza Humana. Solo espero que no hayan podido transmitir la ubicación exacta o el rumbo de la isla. Porque eso significaría que ataques peores y mejor organizados se vendrán en el camino.
Por mi parte no me queda de otra que esperar a que me den de alta, para salir y así averiguar los detalles de todo este desastre. Pero parece que el destino quiere que no descanse, un aterrador grito se escucha en el fondo de las instalaciones, un grito que sin duda no pertenece a un hospital, cuyo peor grito son niños llorando o cuando alguien le quitan los dientes sin anestesia.
Incluso luego de eso, los enemigos sobrevivientes parecen haberse rendido y tampoco muestran mas hostilidades, es como si hubieran perdido su objetivo e ímpetu. Alguien más entra preocupado por los que he de suponer son sus seres queridos. Ahora todos nos preparamos para irnos al hospital, que hay varios heridos, incluyéndome.
Una vez llegados todos, se ocuparon de quienes necesitaban más la ayuda médica, algunos fueron directo a emergencias, otros eran atendidos de acuerdo con los daños recibidos. Yo estaba entre los de urgencia menor, pues aunque recibí balazos o algo similar, no era tan grave como para llevarme en camilla directo a operación. Pero lo suficiente pare recibir algo de atención y un sitio que estuviera ligeramente disponible y no interfiriera a quienes más necesitaban una camilla o un cuarto para su debido cuidado.
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Pasan algún par de días, pero la situación seguía estando algo caótica, los heridos eran atendidos y la confusión seguían reinando. La gente estaba medianamente consciente de quienes habían atacado, pero el shock permanencia. Y era de esperarse, un ataque al baluarte como lo es Ouruboros, no es algo que pueda hacerse todos los días, y lo hecho por los Pendragón no cuenta, pues ellos ya conocían la existencia y ubicación de la isla, cosa contraria a la Alianza Humana. Solo espero que no hayan podido transmitir la ubicación exacta o el rumbo de la isla. Porque eso significaría que ataques peores y mejor organizados se vendrán en el camino.
Por mi parte no me queda de otra que esperar a que me den de alta, para salir y así averiguar los detalles de todo este desastre. Pero parece que el destino quiere que no descanse, un aterrador grito se escucha en el fondo de las instalaciones, un grito que sin duda no pertenece a un hospital, cuyo peor grito son niños llorando o cuando alguien le quitan los dientes sin anestesia.
- Spoiler:
- Sofía Dioscórides escribió:===Habitación de Vishous Royden===El mundo que conocían había dejado de existir un día y al siguiente habían comenzado a reconstruir.
Había pasado una noche en el hospital después de todo, ocupando una cama que alguien más necesitaba. Pero todo había salido bien. Sus heridas habían sido mínimas y todo estaba bien. Incluso él... o ella. Y él... Su familia estaba toda en el hospital, según se enteró. Había pasado a dejar gardenias a Arleen y rosas a Fred. y también había tenido que despistar un poco a la madre de Vishous porque se dio cuenta de que había visto el maldito beso de la Plaza. Al menos ganó algo de tiempo dejando en el aire la sospecha de que él estaba acosándola desde hacía meses y que Fred era un nuevo amigo al que apreciaba por sus atenciones. En realidad no había dicho nada que fuera mentira, pero había hecho un uso exquisito de su labia para girar un poco los acontecimientos y tratar de alejarse un poco de las campanas nupciales que escuchaba cada vez más encima. Había comprado tiempo pero aún no sabía a qué precio.
Mientras pensaba en todo aquello, tenía un minuto o dos caminando en círculos. El vaivén del tul de su vestido en un color champaña se acomodó al detenerse, contrastando en color con una maceta en las manos. Siete nochebuenas preciosas y perfectas. Las había escogido porque no eran solamente una flor, sino que eran símbolo de navidad y le parecían una flor no tan femenina, pero de una gran belleza. Finalmente, respiró profundo, suspiró largo y tendido y tocó un par de veces a la puerta antes de abrirla. No sabía con qué se iba a encontrar, pero recordaba la sensación que había tenido en la plaza y le daban ganas de llorar. El resto de los Guardias no lo habían conseguido, y era su culpa. Ella misma había preparado los arreglos para cada tumba.
Cuando entró a la habitación, no hizo ruido más allá del ligero taconeo que no pudo mermar. No reparó en el moreno, no podía verle, no todavía. Pero podía escuchar. Los latidos eran tranquilos y la respiración constante. Tenía que estar bien y estable o no estaría en piso. Se dedicó entonces a colocar la planta en la mesita de noche y buscarle imperfecciones que arreglar para mantener las manos ocupadas mientras averiguaba qué hacer.
Los días siguientes a la misión fueron caóticos para si mismo. Aunque despertó en varias ocasiones en ninguna de ellas pudo mantenerse más de un par de minutos despierto. El cansancio, las drogas y su propio cuerpo exigiendo descanso eran un cóctel que lo hacía caer en la inconsciencia una y otra vez. Ni siquiera había sido capaz de hilar pensamientos para preguntar nada, aparte, aunque creyó ver a su madre alguna vez el resto fueron fantasmas de enfermeras que se diluyeron en luz blanca antes de dormir de nuevo.
Su propia mente permanecía en calma. Ni sueños, ni pensamientos, ni pesadillas. Simplemente no había nada más que una densa oscuridad que lo absorbía cada vez más. Sofía, seguramente, estuvo más de 10 minutos acomodando las perfectas flores antes de que el cuerpo del teniente Royden reaccionar q su perfume. Leve, suave, pero certero; el aroma de Sofía se fue colando en su nariz hasta que lo trajo de vuelta a la consciencia. Aunque abrió los ojos tuvo que volver a cerrarlos por la luz, se llevó lentamente una mano hacia la cabeza pero al hacerlo cada parte de su cuerpo irradió un profundo dolor. Un gruñido abandonó su garganta, seca de tanto dormir así que resultó más parecido a un perro moribundo de tuberculosis (si es que se podía) que a él mismo.
Intento hablar pero su mente estaba licuada. No obstante, sabía que ese aroma le pertenecía a ella. Y si estaba oliendolo… ¿Estaba bien? ¿Estaban bien? ¿O se había dado un golpe tan fuerte en la cabeza que lo estaba imaginando? Arleen alguna vez le había dicho que las contusiones podrían generarle problemas y estaba seguro de que...había sufrido más de una contusión. Se retiró la mano de los ojos e intento adecuarse a la luz pero no pudo. Un dolor profundo fue de su ojo derecho hacia su cabeza y se quejó nuevamente. Sabía que no debía poner presión pero, al mismo tiempo, deseaba verla -¿So...fía?- Preguntó, sintiendo que cada letra le aruñaba la garganta así que de calló esperando escuchar su voz.
Se pasó un buen rato acomodando las flores en silencio en la habitación. Nadie entró en el tiempo en que estuvo. No sabía a qué esperaba, pero ahí se mantuvo. Porque irse le sabía mal y quedarse... bueno, quedarse era mantener viva la esperanza otro poco. Pero eso era lo que se iba a hacer a los hospitales. Nada. Solo sentarse a esperar, casi como velar al enfermo. Era ella la que se asfixiaba si no hacía nada, estaba todo en su cabeza. Estaba convenciéndose de sentarse cuando los pitidos de las máquinas cambiaron un poco el ritmo. Aún no le había visto, no quería, pero se forzó a girar el rostro hacia él y alcanzó a ver su brazo moverse.
El corazón le dio un vuelco, dejando de inmediato las flores para acortar la distancia, recorriendo de inmediato el par de pasos que le quedaban para llegar a la camilla. Parecía que le molestaba la luz, con lo que miró un poco alrededor para ver la distribución de la habitación. No debía ser ilegal correr las cortinas si le molestaban, ¿no? Eso hizo. Se acercó a las ventanas y movió las persianas con cuidado para que la luz que entrara fuera ténue, pero aún pudiera verse en caso de que ocurriera una emergencia. Y le apagó también la luz, que esa le daba jaqueca hasta a ella. Pequeños rayos entraban cuando volvió hasta la camilla con el dulce cántico de su nombre de boca del moreno. Con la voz más ronca que había escuchado jamás; era casi doloroso. Estaba despierto. Estaba consciente. Trató de contener su sonrisa aliviada, pero no lo logró.- Soy yo. No te fuerces, por favor, solo vine a ver cómo estabas.- Susurró para no darle más problemas a su cabeza.
Creo que sería una horrible enfermera.- Murmuró, acercándose hasta la mesita y tomando un poco de agua en un vaso. Después se acercó a donde estaban los insumos de las curaciones y tomó algo de algodón. Lo remojó mientras caminaba de nuevo hacia él y comenzó a remojar los labios del contrario con cuidado mientras se sentaba en el borde de la cama.
El corazón le dio un vuelco, dejando de inmediato las flores para acortar la distancia, recorriendo de inmediato el par de pasos que le quedaban para llegar a la camilla. Parecía que le molestaba la luz, con lo que miró un poco alrededor para ver la distribución de la habitación. No debía ser ilegal correr las cortinas si le molestaban, ¿no? Eso hizo. Se acercó a las ventanas y movió las persianas con cuidado para que la luz que entrara fuera ténue, pero aún pudiera verse en caso de que ocurriera una emergencia. Y le apagó también la luz, que esa le daba jaqueca hasta a ella. Pequeños rayos entraban cuando volvió hasta la camilla con el dulce cántico de su nombre de boca del moreno. Con la voz más ronca que había escuchado jamás; era casi doloroso. Estaba despierto. Estaba consciente. Trató de contener su sonrisa aliviada, pero no lo logró.- Soy yo. No te fuerces, por favor, solo vine a ver cómo estabas.- Susurró para no darle más problemas a su cabeza.
Creo que sería una horrible enfermera.- Murmuró, acercándose hasta la mesita y tomando un poco de agua en un vaso. Después se acercó a donde estaban los insumos de las curaciones y tomó algo de algodón. Lo remojó mientras caminaba de nuevo hacia él y comenzó a remojar los labios del contrario con cuidado mientras se sentaba en el borde de la cama.
La luz pareció ir atenuándose lentamente, no sabía Vishous si se debía a que sus ojos estuviesen acostumbrándose o, según lo que oía: el suave taconeo de Sofía moviéndose por la habitación, ella haciendo de las suyas al darse cuenta de su molestia. Lo cierto es que lo agradeció, pero la palabra no salió de su boca como esperaba sino en un gruñido doloroso -Mal- Respondió, porque para ser sincero se sentía como si uno de esos centinelas lo hubiese agarrado para pegarlo contra el piso en numerosas ocasiones como hacían sus sobrinos con algunos muñecos de trapo.
Finalmente se quitó la mano de los ojos y pudo acostumbrarse a la penumbra, entonces vio su figura acercándose a él con un vaso de agua. Vishous buscó su mirada un segundo pero luego bajó por su cuerpo, fijándose en sus articulaciones, en su forma de caminar y de respirar. No parecía estar herida, pero estaba abrigada porque era invierno y aparentemente era fanática de las mentiras para “proteger a los demás” así que luego iría a preguntarle a Arleen por su expediente médico -Tienes acceso…a drogas…- Iba a seguir hablando pero prefirió sorber el agua que le daba. Se relamió los labios y succionó un poco sintiendo que era la mejor agua que había probado en su vida. Se reacomodó muy lentamente en la cama -Eso es bueno- Dijo, con algo más de suavidad pero volvió a cerrar los ojos por el dolor -Drogas, muchas drogas- Repitió, como si fuese un mantra.
Algo pareció generarle problemas, se movió como en un escalofrío y volvió a abrir los párpados tras fruncir el ceño bruscamente. Como quien despierta de un sueño profundo por una agonizante pesadilla -¿Estás bien? ¿Están…bien?- Preguntó, mirándola a los orbes esmeraldas. Sabía perfectamente a qué se refería -Traté…- La frase se le quedó corta y estuvo en silencio un momento, como haciendo paz con el pensamiento de que no había podido protegerla del todo pero había dado lo mejor de sí para hacerlo. Era cierto, estaba en paz con eso. -Traté de protegerte…- Volvió a preguntar alargando la mano hacia el vaso de agua para que se lo tendiera y beber un trago, no muy largo porque sabía que debía ir despacio con la ingesta. No era su primer rodeo ni hospitalización.
Finalmente se quitó la mano de los ojos y pudo acostumbrarse a la penumbra, entonces vio su figura acercándose a él con un vaso de agua. Vishous buscó su mirada un segundo pero luego bajó por su cuerpo, fijándose en sus articulaciones, en su forma de caminar y de respirar. No parecía estar herida, pero estaba abrigada porque era invierno y aparentemente era fanática de las mentiras para “proteger a los demás” así que luego iría a preguntarle a Arleen por su expediente médico -Tienes acceso…a drogas…- Iba a seguir hablando pero prefirió sorber el agua que le daba. Se relamió los labios y succionó un poco sintiendo que era la mejor agua que había probado en su vida. Se reacomodó muy lentamente en la cama -Eso es bueno- Dijo, con algo más de suavidad pero volvió a cerrar los ojos por el dolor -Drogas, muchas drogas- Repitió, como si fuese un mantra.
Algo pareció generarle problemas, se movió como en un escalofrío y volvió a abrir los párpados tras fruncir el ceño bruscamente. Como quien despierta de un sueño profundo por una agonizante pesadilla -¿Estás bien? ¿Están…bien?- Preguntó, mirándola a los orbes esmeraldas. Sabía perfectamente a qué se refería -Traté…- La frase se le quedó corta y estuvo en silencio un momento, como haciendo paz con el pensamiento de que no había podido protegerla del todo pero había dado lo mejor de sí para hacerlo. Era cierto, estaba en paz con eso. -Traté de protegerte…- Volvió a preguntar alargando la mano hacia el vaso de agua para que se lo tendiera y beber un trago, no muy largo porque sabía que debía ir despacio con la ingesta. No era su primer rodeo ni hospitalización.
Entendió al instante que el sonido áspero de su voz era reflejo mismo de lo que sentía por dentro. No podía estar muy eso si no podía ni abrir los ojos. Pero estaba hablando, estaba consciente, respirada, se movía, la reconocía, no podía evitar tener esperanza, no podía evitar ver eso como algo bueno y una señal de mejoría. Pero también sabía que él de seguro tenía una resistencia al dolor mucho más alta de lo que ella podría imaginarse, así que podría estar realmente grave y no sentirse así. Su ánimo fluctuaba con sus pensamientos, de la tristeza irremediable a la esperanza y la fe.
Tuvo que reír muy despacio por lo de las drogas. Al final parecía que sí estaba desvariando.- Te traeré algo después, ¿para el dolor, para la cabeza? ¿Te duele mucho? - Volvió a mojar el algodón, esta vez dejándole un poco más de agua para que se vertiera dentro de sus labios. Al menos pareció apreciarla. Quizás no había estado lo suficientemente despierto antes para poder beber nada y de ahí la ronquera. Miró el suero conectado a su brazo, pensando en que quizás un poco más de sedantes le harían falta si insistía tanto en lo de las drogas.
El movimiento brusco que el moreno tuvo le hizo replegarse casi al instante, alejando la mano de sus labios y el vaso de igual forma para que no terminara por golpearse con ella. Pero entonces lo entendió todo. Le colocó suavemente la mano en la mejilla, tratando de no lastimarle pero que se enfocara en otra cosa, en el contacto si así lo quería. Ella tenía su propio dolor en ese tema; después de todo, casi una docena de soldados habían muerto protegiéndola. Aún tenía el corazón destrozado y el recuerdo de aquel horrible día en la mente.- Estamos bien.- Respondió, tratando así de transmitirle paz y calma. Veía que él tenía su propia pena al respecto. No quiso suavizarlo, porque aquello le causaba un dolor indescriptible. Tenía que ser franca.- Pudiste haber muerto, Vishous. Muchos lo hicieron.- Le tendió el vaso cuando se acercó a él. No había caso en detenerlo, solo le hizo la advertencia para que bebiera con cuidado.- Vishous... no debiste. Entiendo que lo hicieran, pero no debiste. Yo... Tengo que... poder confiar en ti. No poder confiar en que vas a salvarme, sino que vas a estar... Los refuerzos llegaron justo después de ese ataque. Salí ilesa gracias a ti. Y a la Guardia.
Tuvo que reír muy despacio por lo de las drogas. Al final parecía que sí estaba desvariando.- Te traeré algo después, ¿para el dolor, para la cabeza? ¿Te duele mucho? - Volvió a mojar el algodón, esta vez dejándole un poco más de agua para que se vertiera dentro de sus labios. Al menos pareció apreciarla. Quizás no había estado lo suficientemente despierto antes para poder beber nada y de ahí la ronquera. Miró el suero conectado a su brazo, pensando en que quizás un poco más de sedantes le harían falta si insistía tanto en lo de las drogas.
El movimiento brusco que el moreno tuvo le hizo replegarse casi al instante, alejando la mano de sus labios y el vaso de igual forma para que no terminara por golpearse con ella. Pero entonces lo entendió todo. Le colocó suavemente la mano en la mejilla, tratando de no lastimarle pero que se enfocara en otra cosa, en el contacto si así lo quería. Ella tenía su propio dolor en ese tema; después de todo, casi una docena de soldados habían muerto protegiéndola. Aún tenía el corazón destrozado y el recuerdo de aquel horrible día en la mente.- Estamos bien.- Respondió, tratando así de transmitirle paz y calma. Veía que él tenía su propia pena al respecto. No quiso suavizarlo, porque aquello le causaba un dolor indescriptible. Tenía que ser franca.- Pudiste haber muerto, Vishous. Muchos lo hicieron.- Le tendió el vaso cuando se acercó a él. No había caso en detenerlo, solo le hizo la advertencia para que bebiera con cuidado.- Vishous... no debiste. Entiendo que lo hicieran, pero no debiste. Yo... Tengo que... poder confiar en ti. No poder confiar en que vas a salvarme, sino que vas a estar... Los refuerzos llegaron justo después de ese ataque. Salí ilesa gracias a ti. Y a la Guardia.
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