Recuerdo del primer mensaje :
Planta de habitaciones para pacientes ingresados. Hay varias habitaciones, con varias camas en cada habitación. Las camas pueden separarse con biombos.
Planta de habitaciones para pacientes ingresados. Hay varias habitaciones, con varias camas en cada habitación. Las camas pueden separarse con biombos.
Escuchar su risa había sido la afirmación de que estaba bien. No necesitó que se lo confirmara, simplemente oírla era bueno -Para…el dolor, sí- Indicó, aunque poco a poco se sentía más lúcido, pero aún así el dolor permanecía -Creo que forcé el ojo. La luz me molesta…- Bebió más agua de la que le dio y su garganta lo agradeció, tanto que emitió un leve suspiro. Respiró profundamente y su pecho se hinchó, pero al hacerlo sintió varias punzadas de dolor y arrugó la nariz.
Tras aquel breve momento de agobio, la mano de Sofía le volvió a la tierra. Cerró los ojos y sintió el calor de su palma, aunque con dolor alzó una mano y la colocó contra la de ella. La diferencia de tamaños eran bastante notable, pero aún así la pequeña figura le llenaba más de calma que cualquier otra cosa en el mundo -Eso está bien…Bien- Repitió, estaban bien. Se quedó en silencio después de eso, simplemente respirando y sintiendo el calor de la palma de su mano. Los pensamientos que habían nublado su mente después de gritarle que se fuera habían sido oscuros, terribles y le podrían haber hundido en una profunda depresión si Sofía hubiese resultado gravemente herida.
Sus palabras no le sorprendieron, él asintió brevemente y tardó en responder. No abrió los ojos, se quedó en aquella misma posición -Pensé que lo había hecho- Y en realidad, aún pensaba que podía porque el dolor era profundo y lacerante. Entonces fue cuando tendió la mano para el agua y bebió un trago con la mano libre. Después posó el vaso en la camilla para oír lo que le decía. Entendía su posición -Tenía miedo- Le dijo, con la sinceridad que le caracterizaba -En el momento en el que Sigrid dijo que era una trampa y los gritos indicaban que estaban aquí arriba pensé que era el fin- Lo cierto es que Ouroboros era su hogar y había conocido y medido la capacidad del enemigo, admirándolo por su gran habilidad de destrucción y daño. -No lograba encontrarte, Fred no estaba contigo y cuando finalmente nos vimos te atacaban. Sofía, mi deber como guardia era hacerlo. Soy teniente, soy un ejemplo para mis compañeros y no es la primera vez que pongo mi vida en riesgo por un descendiente- Le explicó a la pelirroja, apretando su mano -Y que fueras tú era aún más personal- Prosiguió y entonces bajó la mano para admirar la delicadeza de sus dedos con el ceño fruncido -Pensé que sería capaz de contenerlo y seguir, subestimé mi resistencia Pensé que podría llevarte a un lugar seguro, de que sería capaz de protegerte- Porque eso había sido gran parte de las razones por las que había decidido desviar los ataques hacia él. Se quedó en silencio entonces un rato.
-Nunca te he visto en batalla- Le dijo, alzando los ojos de su mano hacia ella -Sé que eres poderosa, pero no te he visto desenvolverte, no sé de lo que eres capaz. Si tú me prometes que entrenaremos para que yo vea y confíe en tus habilidades, te prometo que no volveré a subestimar mi capacidad de resistencia a la hora de protegerte. Aunque no dejaré de intentarlo. Ni blanco ni negro, gris.- Apretó su mano -¿Qué te parece como trato?
Tras aquel breve momento de agobio, la mano de Sofía le volvió a la tierra. Cerró los ojos y sintió el calor de su palma, aunque con dolor alzó una mano y la colocó contra la de ella. La diferencia de tamaños eran bastante notable, pero aún así la pequeña figura le llenaba más de calma que cualquier otra cosa en el mundo -Eso está bien…Bien- Repitió, estaban bien. Se quedó en silencio después de eso, simplemente respirando y sintiendo el calor de la palma de su mano. Los pensamientos que habían nublado su mente después de gritarle que se fuera habían sido oscuros, terribles y le podrían haber hundido en una profunda depresión si Sofía hubiese resultado gravemente herida.
Sus palabras no le sorprendieron, él asintió brevemente y tardó en responder. No abrió los ojos, se quedó en aquella misma posición -Pensé que lo había hecho- Y en realidad, aún pensaba que podía porque el dolor era profundo y lacerante. Entonces fue cuando tendió la mano para el agua y bebió un trago con la mano libre. Después posó el vaso en la camilla para oír lo que le decía. Entendía su posición -Tenía miedo- Le dijo, con la sinceridad que le caracterizaba -En el momento en el que Sigrid dijo que era una trampa y los gritos indicaban que estaban aquí arriba pensé que era el fin- Lo cierto es que Ouroboros era su hogar y había conocido y medido la capacidad del enemigo, admirándolo por su gran habilidad de destrucción y daño. -No lograba encontrarte, Fred no estaba contigo y cuando finalmente nos vimos te atacaban. Sofía, mi deber como guardia era hacerlo. Soy teniente, soy un ejemplo para mis compañeros y no es la primera vez que pongo mi vida en riesgo por un descendiente- Le explicó a la pelirroja, apretando su mano -Y que fueras tú era aún más personal- Prosiguió y entonces bajó la mano para admirar la delicadeza de sus dedos con el ceño fruncido -Pensé que sería capaz de contenerlo y seguir, subestimé mi resistencia Pensé que podría llevarte a un lugar seguro, de que sería capaz de protegerte- Porque eso había sido gran parte de las razones por las que había decidido desviar los ataques hacia él. Se quedó en silencio entonces un rato.
-Nunca te he visto en batalla- Le dijo, alzando los ojos de su mano hacia ella -Sé que eres poderosa, pero no te he visto desenvolverte, no sé de lo que eres capaz. Si tú me prometes que entrenaremos para que yo vea y confíe en tus habilidades, te prometo que no volveré a subestimar mi capacidad de resistencia a la hora de protegerte. Aunque no dejaré de intentarlo. Ni blanco ni negro, gris.- Apretó su mano -¿Qué te parece como trato?
Aceptó a llevarle algo para el dolor. Después de todo, la herbolaria no se contraponía con las medicinas mágicas. Eran complementarias en su mayoría, y echando a perder se aprende. Lo malo era que terminarían por hacerlo dormir, pero quizás era justo lo que necesitaba para que su cuerpo reaccionara con rapidez al tratamiento. Casi le dolía a ella misma, pues se notaba que hasta respirar abiertamente le costaba.
Se dio cuenta entonces que aún requería descanso. Sus frases iban entrecortadas, los pensamientos era un poco erráticos y parecía que se mantenía despierto a la fuerza. Y entonces se tomó un momento para escuchar. No respondió, se estaba justificando como militar y era precisamente el problema. Lo había entendido a la mala observando a Catherine y a Ian durante el asedio, y había tenido tiempo para reflexionar aquello lo suficiente como para entender la posición de ambos y lo que tenía que cambiar. Entendía el miedo, de verdad lo entendía, pero había algo que no la dejaba tranquila. Quizás era mal momento para decirle que había hecho la estupidez de meterse en batalla sin siquiera llevar una cota. No llevaba equipamiento de ningún tipo salvo sus amuletos. Había sido descuidado de su parte. Pero eso estaba en las cosas que ella tenía que cambiar en ella, no en las que quería comentar con él. Cuando llegó a la parte final del trato, le miró con las cejas levantadas y respondió.- No.
Se mantuvo callada un instante, ordenando sus propias ideas. No sabía qué decirle porque no estaba segura en qué habían quedado la última vez. La situación entre ambos era complicada cuando estaban separados y tan simple cuando estaban juntos.- Vishous. Soy la Descendiente actual, es cierto. Llevo dentro a la próxima, al próximo. Y tú eres el padre. Independientemente de nosotros, de nuestra situación, de lo que hagamos... va a haber más ocasiones como estas. Va a haber más situaciones peligrosas y... No me estoy explicando, lo siento mucho, quiero ser más clara. Lo que quiero decir es que, él o ella... va a necesitarte. En ocasiones como estas yo tengo obligaciones pero cuando venga a este mundo va a necesitarte. Y si hubieras muerto ese día, en el Mercado... Eres mi sistema de apoyo, tengo que poder confiar en ti, en que harás lo necesario para mantenerle a salvo. Incluso correr. Huir. Dijiste que querías estar y si es así es porque quieres ser parte de mi equipo. Para cuidar y guiar a esta... criatura. Y para estar tienes que estar vivo, Vishous. ¿Lo entiendes? No es solo sacrificar tu vida, tienes que estar. Estar.- Repitió para recalcárselo.
Se dio cuenta entonces que aún requería descanso. Sus frases iban entrecortadas, los pensamientos era un poco erráticos y parecía que se mantenía despierto a la fuerza. Y entonces se tomó un momento para escuchar. No respondió, se estaba justificando como militar y era precisamente el problema. Lo había entendido a la mala observando a Catherine y a Ian durante el asedio, y había tenido tiempo para reflexionar aquello lo suficiente como para entender la posición de ambos y lo que tenía que cambiar. Entendía el miedo, de verdad lo entendía, pero había algo que no la dejaba tranquila. Quizás era mal momento para decirle que había hecho la estupidez de meterse en batalla sin siquiera llevar una cota. No llevaba equipamiento de ningún tipo salvo sus amuletos. Había sido descuidado de su parte. Pero eso estaba en las cosas que ella tenía que cambiar en ella, no en las que quería comentar con él. Cuando llegó a la parte final del trato, le miró con las cejas levantadas y respondió.- No.
Se mantuvo callada un instante, ordenando sus propias ideas. No sabía qué decirle porque no estaba segura en qué habían quedado la última vez. La situación entre ambos era complicada cuando estaban separados y tan simple cuando estaban juntos.- Vishous. Soy la Descendiente actual, es cierto. Llevo dentro a la próxima, al próximo. Y tú eres el padre. Independientemente de nosotros, de nuestra situación, de lo que hagamos... va a haber más ocasiones como estas. Va a haber más situaciones peligrosas y... No me estoy explicando, lo siento mucho, quiero ser más clara. Lo que quiero decir es que, él o ella... va a necesitarte. En ocasiones como estas yo tengo obligaciones pero cuando venga a este mundo va a necesitarte. Y si hubieras muerto ese día, en el Mercado... Eres mi sistema de apoyo, tengo que poder confiar en ti, en que harás lo necesario para mantenerle a salvo. Incluso correr. Huir. Dijiste que querías estar y si es así es porque quieres ser parte de mi equipo. Para cuidar y guiar a esta... criatura. Y para estar tienes que estar vivo, Vishous. ¿Lo entiendes? No es solo sacrificar tu vida, tienes que estar. Estar.- Repitió para recalcárselo.
La respuesta monosilábica hizo que el gesto de Vishous se endureciera y la mirada que le dedicó no fue demasiado amistosa. Entrecerró los ojos y frunció el ceño, instándola a que hablara de una vez para argumentar aquella negativa tan rotunda. Le permitió su silencio porque él mismo había necesitado el propio, al menos, se le veía más entera que en la última conversación en la que habían hablado sobre el tema. Supuso que lo sucedido en la isla ponía todo en perspectiva, incluso para sí mismo.
La primera retahíla hizo que tensara levemente la mandíbula. Aún estaba pensándolo ¿Eh? De acuerdo, la estrategia de la plaza no había funcionado. Lo tendría en cuenta. Escuchó sus palabras y, sinceramente, le encontró sentido. Su gesto se suavizó un poco -¿No es lo que estaba haciendo? ¿Eres consciente de que me estás pidiendo exactamente lo que yo te pedí? Te pedí que te fueras, que huyeras y no me oíste. No sólo era por ti Sofía, no sólo era mi deber como guardia, era por él o ella. Ahora mismo lo llevas dentro de ti, para protegerle debo protegerte a ti- Explicó lentamente. Subió de nuevo el vaso de agua y bebió un par de sorbos pequeños, la garganta aún la tenía resentida.
-Pero lo entiendo…- Terminó soltando, apretó su mano con suavidad para que le mirara -Soy parte de tu equipo y si eso implica correr y huir cuando la situación lo amerite para protegerle, lo haré. Mi plan es estar…- Después de un momento sonrió de lado -Sin embargo, eso no anula por completo mi propuesta- Indicó, dignamente -Si va a haber más situaciones como estas, tú debes entrenar en combate porque yo también quiero que tú seas mi sistema de apoyo y mi equipo. Lo que es bueno y exigible para mi, es bueno y exigible para ti. Se llama igualdad de género- Le guiñó un ojo. El sano, por cierto. Tras eso volvió a inspirar lentamente -Sofía... ¿Qué sucedió? ¿ganamos? ¿Qué ha pasado exactamente? ¿Sabes algo de mi familia?...Supongo que por tu tranquilidad, hay paz en la isla....pero necesito detalles- Guardo silencio un momento y le miró a los ojos con intensidad -¿Fred?-
La primera retahíla hizo que tensara levemente la mandíbula. Aún estaba pensándolo ¿Eh? De acuerdo, la estrategia de la plaza no había funcionado. Lo tendría en cuenta. Escuchó sus palabras y, sinceramente, le encontró sentido. Su gesto se suavizó un poco -¿No es lo que estaba haciendo? ¿Eres consciente de que me estás pidiendo exactamente lo que yo te pedí? Te pedí que te fueras, que huyeras y no me oíste. No sólo era por ti Sofía, no sólo era mi deber como guardia, era por él o ella. Ahora mismo lo llevas dentro de ti, para protegerle debo protegerte a ti- Explicó lentamente. Subió de nuevo el vaso de agua y bebió un par de sorbos pequeños, la garganta aún la tenía resentida.
-Pero lo entiendo…- Terminó soltando, apretó su mano con suavidad para que le mirara -Soy parte de tu equipo y si eso implica correr y huir cuando la situación lo amerite para protegerle, lo haré. Mi plan es estar…- Después de un momento sonrió de lado -Sin embargo, eso no anula por completo mi propuesta- Indicó, dignamente -Si va a haber más situaciones como estas, tú debes entrenar en combate porque yo también quiero que tú seas mi sistema de apoyo y mi equipo. Lo que es bueno y exigible para mi, es bueno y exigible para ti. Se llama igualdad de género- Le guiñó un ojo. El sano, por cierto. Tras eso volvió a inspirar lentamente -Sofía... ¿Qué sucedió? ¿ganamos? ¿Qué ha pasado exactamente? ¿Sabes algo de mi familia?...Supongo que por tu tranquilidad, hay paz en la isla....pero necesito detalles- Guardo silencio un momento y le miró a los ojos con intensidad -¿Fred?-
Entendió al instante que no le gustara su negativa. Su cara fue bastante expresiva al respecto pero necesitaba explicarse y agradeció que le dejara hacerlo, que no la interrumpiera a pesar de todo. Al final, su gesto se suavizó. ¿Lo había entendido? No estaba ni segura de haber explicado a cabalidad lo que necesitaba de él, pero se resumía a que debía estar vivo para apoyarle.
Ya no permitió que sacara todo antes de decir su opinión. Al contrario, quería que se volviera un diálogo para poder llegar a algo al final.- Lo sé, cariño, pero no puedes pedirme que huya. Nunca, Vishous. Huir no es una posibilidad para mi y entiendo que ahora tampoco lo sea para ti, pero será más entendible cuando nazca. O... más bien... cuando se enteren todos.- Susurró, suspirando profundamente, porque aún no quería tener que manejar aquello. Necesitaba más tiempo. Ya lo tenía racionalizado en su cabeza, pero aún tenía mucho qué averiguar. Y luego estaba eso de "lo llevas dentro de ti". Esa era la otra parte que le conflictuaba porque ahora mismo protegerle era protegerla, tal como él decía. Estaba volviendo a revolverse cuando por fin escuchó de él que lo entendía. Le miró fijamente mientras repetía practicamente las palabras que ella había dicho, sobre el equipo y la red de apoyo. Sintió un alivio grande cuando dijo que su plan era estar y terminó por suspirar con una sonrisa. Sonrisa que se volvió más grande cuando volvió a rondar su propuesta.- Sabes, una de las ventajas de estar embarazada es que puedes ignorar el ejercicio y dedicarte a comer chocolate... y la piel radiante, el cabello precioso... todo eso. No vas a lograr que entrene. Será igualdad de género, pero voy a jugar mi carta de mujer embarazada.- Y tras eso, sonrió, porque no había manera de que la sacara de ahí. Iba a tener que esperarse su buena temporada para siquiera hacerla bajar las escaleras. Se estaba acostumbrando mucho a su alfombra y, a decir verdad, no le molestaba.
Soltó un suspiro cuando comenzaron las preguntas difíciles.- Bueno... creo que de todos modos no van a dejarte descansar. Lo mejor para ti sería hacerte el dormido, así que bien lo puedes saber ahora o después.- Murmuró para después escuchar la pregunta sobre Fred, sonriendo suavemente. Esta vez, ella tomó la mano del contrario y la apretó suavemente.- Ganamos tiempo. Ganamos... por ahora. SAM está en la isla, pero lograron hackearle. El que está en tierra aún no sintoniza con él, así que aún estamos a salvo en la isla. Pero tenemos poco tiempo para terminar con la misión abajo antes de que nos encuentre.- Murmuró, no dando todos los detalles de una. Ya se las arreglaría para dejarle tranquilo sin meterse a todos los temas escabrosos que no dominaba.- Y tu familia está bien. Tus hermanos están en el hospital, pero tu eres el más grave. Todos lo lograrán. Tus padres están con Fred y Arleen. Creo que perdieron algunas propiedades durante el asedio, pero ya estamos reconstruyendo todo. Espero que puedan volver pronto a la normalidad.
Ya no permitió que sacara todo antes de decir su opinión. Al contrario, quería que se volviera un diálogo para poder llegar a algo al final.- Lo sé, cariño, pero no puedes pedirme que huya. Nunca, Vishous. Huir no es una posibilidad para mi y entiendo que ahora tampoco lo sea para ti, pero será más entendible cuando nazca. O... más bien... cuando se enteren todos.- Susurró, suspirando profundamente, porque aún no quería tener que manejar aquello. Necesitaba más tiempo. Ya lo tenía racionalizado en su cabeza, pero aún tenía mucho qué averiguar. Y luego estaba eso de "lo llevas dentro de ti". Esa era la otra parte que le conflictuaba porque ahora mismo protegerle era protegerla, tal como él decía. Estaba volviendo a revolverse cuando por fin escuchó de él que lo entendía. Le miró fijamente mientras repetía practicamente las palabras que ella había dicho, sobre el equipo y la red de apoyo. Sintió un alivio grande cuando dijo que su plan era estar y terminó por suspirar con una sonrisa. Sonrisa que se volvió más grande cuando volvió a rondar su propuesta.- Sabes, una de las ventajas de estar embarazada es que puedes ignorar el ejercicio y dedicarte a comer chocolate... y la piel radiante, el cabello precioso... todo eso. No vas a lograr que entrene. Será igualdad de género, pero voy a jugar mi carta de mujer embarazada.- Y tras eso, sonrió, porque no había manera de que la sacara de ahí. Iba a tener que esperarse su buena temporada para siquiera hacerla bajar las escaleras. Se estaba acostumbrando mucho a su alfombra y, a decir verdad, no le molestaba.
Soltó un suspiro cuando comenzaron las preguntas difíciles.- Bueno... creo que de todos modos no van a dejarte descansar. Lo mejor para ti sería hacerte el dormido, así que bien lo puedes saber ahora o después.- Murmuró para después escuchar la pregunta sobre Fred, sonriendo suavemente. Esta vez, ella tomó la mano del contrario y la apretó suavemente.- Ganamos tiempo. Ganamos... por ahora. SAM está en la isla, pero lograron hackearle. El que está en tierra aún no sintoniza con él, así que aún estamos a salvo en la isla. Pero tenemos poco tiempo para terminar con la misión abajo antes de que nos encuentre.- Murmuró, no dando todos los detalles de una. Ya se las arreglaría para dejarle tranquilo sin meterse a todos los temas escabrosos que no dominaba.- Y tu familia está bien. Tus hermanos están en el hospital, pero tu eres el más grave. Todos lo lograrán. Tus padres están con Fred y Arleen. Creo que perdieron algunas propiedades durante el asedio, pero ya estamos reconstruyendo todo. Espero que puedan volver pronto a la normalidad.
Una visión le dejó ver a aquellos jóvenes en su habitación acercándose a su cuerpo antes de que ocurriera así que aprovechó la ocasión para divertirse. En la foto quedó plasmado el susto de los rostros y la temible expresión de la bruja.
A todo esto, algunas personas acudieron para repartir protectores auditivos y ocuparse de los damnificados pero no sabían cómo detener el grito que incluso con tapa orejas daba escalofríos. Rapper, por su parte, se regodeaba en su travesura.
De seguro había despertado a más de uno, pero no quería detenerse allí así que aumentó el volumen para que llegue más lejos y despierte a más personas. Los objetos a su alrededor comenzaron a vibrar por la fuerza de la onda sonora.
La camilla sobre la que estaba atrapada dentro de una metálica armadura temblaba mientras que aquello que aprisionaba a la bruja se recubría por una capa de hielo que avanzaba y se engrosaba.
A todo esto, algunas personas acudieron para repartir protectores auditivos y ocuparse de los damnificados pero no sabían cómo detener el grito que incluso con tapa orejas daba escalofríos. Rapper, por su parte, se regodeaba en su travesura.
De seguro había despertado a más de uno, pero no quería detenerse allí así que aumentó el volumen para que llegue más lejos y despierte a más personas. Los objetos a su alrededor comenzaron a vibrar por la fuerza de la onda sonora.
La camilla sobre la que estaba atrapada dentro de una metálica armadura temblaba mientras que aquello que aprisionaba a la bruja se recubría por una capa de hielo que avanzaba y se engrosaba.
Los días que siguieron a la invasión de la isla fueron bastante agotadores, con turnos interminables y un montón de heridos que atender. El servicio médico estaba bajo mínimos y además nos quedábamos sin pociones con rapidez. Lo único que esperaba era que pasasen rápido los días, que mi padre, Lyran, Jarkko y Azahar se fuesen recuperando. El turno de ese día me tocaba en la planta normal, así que fui revisando los heridos que estuviesen en esas habitaciones. Al llegar a la de Vishous me asomé un momento, pero tenía la visita de Sofía y cerré de nuevo para dejarles intimidad. Era un secreto a voces que esos dos estaban juntos, aunque con tanto trabajo Aldaron y yo no teníamos tiempo ni para cotilleos.
Todo estaba más o menos tranquilo hasta que me informaron de que Bellatrix había empezado a gritar y a molestar gente, por lo que resoplé con poca paciencia. Estaba cansada y molesta, no tenía paciencia para esas cosas con todo lo que tenía encima. - ¿Y ahora qué le pasa? Va a despertar y molestar a los que estén descansando. Además, ella ya está físicamente bien, la atendieron en su momento. - lo de mentalmente ya era otra cosa.
- Avisa a los guardias para que se la lleven al calabozo. Prepara un sedante. - pedí a un compañero mientras me ponía unos tapones en los oídos, caminando hacia el cuarto de Bellatrix. Al entrar me fijé en que estaba cubriendo de hielo la armadura que le había puesto Giordano, aunque ya no tenía mucho sentido que la tuviese puesta tras haber hackeado al S.A.M de la isla. No podía contactar con nada fuera. Indiqué a los compañeros que me acompañaban que le quitasen la armadura esa como pudiesen para devolverle a Gio luego su chisme, y que acto seguido le inyectasen el calmante en el cuello.
- Ya está bien, Bellatrix y sus mil espíritus. Estoy muy harta y no tengo el día para posesiones ni para que molestes a los demás. Aquí no. Y no es mi trabajo encargarme de esto. - me crucé de brazos mientras le hacía efecto el sedante para dormirla, indicando después a los guardias que entraban por la puerta que se la llevasen a los calabozos con las medidas de seguridad pertinentes, cadenas incluidas. - Ah, y avisad a los Descendientes. Sé que muchos están mal, pero hay que darle solución a esto ya. - dicho eso me di vuelta para marcharme de allí, echando un vistazo de reojo a los guardias mientras sacaban de allí a una dormida Bellatrix.
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OFF: Guardias pnj sacan a Bellatrix para llevarla a los calabozos. Siguiente post de Bellatrix allí, cuando despierte.
Todo estaba más o menos tranquilo hasta que me informaron de que Bellatrix había empezado a gritar y a molestar gente, por lo que resoplé con poca paciencia. Estaba cansada y molesta, no tenía paciencia para esas cosas con todo lo que tenía encima. - ¿Y ahora qué le pasa? Va a despertar y molestar a los que estén descansando. Además, ella ya está físicamente bien, la atendieron en su momento. - lo de mentalmente ya era otra cosa.
- Avisa a los guardias para que se la lleven al calabozo. Prepara un sedante. - pedí a un compañero mientras me ponía unos tapones en los oídos, caminando hacia el cuarto de Bellatrix. Al entrar me fijé en que estaba cubriendo de hielo la armadura que le había puesto Giordano, aunque ya no tenía mucho sentido que la tuviese puesta tras haber hackeado al S.A.M de la isla. No podía contactar con nada fuera. Indiqué a los compañeros que me acompañaban que le quitasen la armadura esa como pudiesen para devolverle a Gio luego su chisme, y que acto seguido le inyectasen el calmante en el cuello.
- Ya está bien, Bellatrix y sus mil espíritus. Estoy muy harta y no tengo el día para posesiones ni para que molestes a los demás. Aquí no. Y no es mi trabajo encargarme de esto. - me crucé de brazos mientras le hacía efecto el sedante para dormirla, indicando después a los guardias que entraban por la puerta que se la llevasen a los calabozos con las medidas de seguridad pertinentes, cadenas incluidas. - Ah, y avisad a los Descendientes. Sé que muchos están mal, pero hay que darle solución a esto ya. - dicho eso me di vuelta para marcharme de allí, echando un vistazo de reojo a los guardias mientras sacaban de allí a una dormida Bellatrix.
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OFF: Guardias pnj sacan a Bellatrix para llevarla a los calabozos. Siguiente post de Bellatrix allí, cuando despierte.
Aquello de que se enteraran todos le hizo mirarla de manera críptica porque aún no estaba seguro de cómo lo quería manejar la pelirroja -¿Tienes algún plan en mente?- Imaginaba que no, lo cierto es que poco tiempo habían tenido para gestionar la noticia y no sabía cómo había trabajando la mente de Sofía mientras él había estado preparando la misión en tierra. Aún así, su suspiro y lenguaje corporal le hacía saber que seguía buscando la manera de enfrentarlo, sin tener idea de cómo hacerlo. Pero él ya había planteado sus opciones y no la iba a presionar. Mientras le permitiera ser parte de la vida del niño o niña estaría bien. Y eso es lo que parecía, de lo contrario no lo llamaría “sistema de apoyo”. No le gustaba mucho la descripción pero podía vivir con ello.
-El ejercicio es necesario en cualquier etapa de la vida. Las mujeres embarazadas también entrenan. ¿Crees que en la Guardia les dan de baja nada más avisar que están en cinta? Hay ejercicios específicos…Aparte, no te vi muy preocupada atacando desde tu alfombra- Soltó con rintintin, mirándola con una ceja alzada dejando entrever que no iba a comerse esa excusa. Lo de la carta le hizo sonreír de vuelta. Entonces vio la puerta abierta y alzó la mirada hacia allí, pero la figura de Chloe desapareció tan rápido como apareció y no le dio tiempo de decirle nada. Al menos estaba bien, si estaba haciendo rondas implicaba que estaba entera y eso lo ponía feliz.
“Dejarle descansar”, como si esa fuese una opción -Aún queda la tercera parte, de acuerdo. Amaya seguramente nos dará las instrucciones cuando nos den el alta- Tras eso guardó silencio y escuchó todo lo que tenía que decirle preocupándose sobre Arleen -¿Qué le pasó a Arleen? Estaba en el hospital y bien la última vez que la vi. ¿Está internada? ¿Está grave?- Preguntó empezando a removerse en la camilla, buscando el botón para poder sentarse o hacer algo productivo. Tenía un sentimiento de desazón encima porque Fred y él siempre se habían encargado de protegerla y sin embargo, Fred había tenido que atender mil frentes, Amaya otros más y él en el Mercado y con Sofía. ¿Cómo lo habían dejado pasar? Se llevó una mano a la frente frustrado -Necesito ver a Arleen…- Le dijo con el ceño fruncido antes de apretar las mandíbulas -¿Estás segura de que está bien? ¿Está despierta? ¿Puedes ir a verla por mi?- Fred le preocupaba en menor medida porque aunque estuviera hospitalizado, si él era el más grave, su mellizo debía estar riéndose de las heridas. No, demasiado rígido. Estaría estudiando los días que le faltaban para el alta y volver a la vida normal.
-El ejercicio es necesario en cualquier etapa de la vida. Las mujeres embarazadas también entrenan. ¿Crees que en la Guardia les dan de baja nada más avisar que están en cinta? Hay ejercicios específicos…Aparte, no te vi muy preocupada atacando desde tu alfombra- Soltó con rintintin, mirándola con una ceja alzada dejando entrever que no iba a comerse esa excusa. Lo de la carta le hizo sonreír de vuelta. Entonces vio la puerta abierta y alzó la mirada hacia allí, pero la figura de Chloe desapareció tan rápido como apareció y no le dio tiempo de decirle nada. Al menos estaba bien, si estaba haciendo rondas implicaba que estaba entera y eso lo ponía feliz.
“Dejarle descansar”, como si esa fuese una opción -Aún queda la tercera parte, de acuerdo. Amaya seguramente nos dará las instrucciones cuando nos den el alta- Tras eso guardó silencio y escuchó todo lo que tenía que decirle preocupándose sobre Arleen -¿Qué le pasó a Arleen? Estaba en el hospital y bien la última vez que la vi. ¿Está internada? ¿Está grave?- Preguntó empezando a removerse en la camilla, buscando el botón para poder sentarse o hacer algo productivo. Tenía un sentimiento de desazón encima porque Fred y él siempre se habían encargado de protegerla y sin embargo, Fred había tenido que atender mil frentes, Amaya otros más y él en el Mercado y con Sofía. ¿Cómo lo habían dejado pasar? Se llevó una mano a la frente frustrado -Necesito ver a Arleen…- Le dijo con el ceño fruncido antes de apretar las mandíbulas -¿Estás segura de que está bien? ¿Está despierta? ¿Puedes ir a verla por mi?- Fred le preocupaba en menor medida porque aunque estuviera hospitalizado, si él era el más grave, su mellizo debía estar riéndose de las heridas. No, demasiado rígido. Estaría estudiando los días que le faltaban para el alta y volver a la vida normal.
Arturo Lizarraga
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Ese grito volvió a producirse y a mayor volumen, lo que definitivamente activo mis alarmas y decidí ir hasta su fuente. La gente se despertaba evidentemente asustada y confusa, otros tantos intentaban suprimir el sonido de diversas formas, sin éxito o muy poco, incluso yo lo hice con lo que pude encontrar en el camino. Entre el barullo de gente que se alejaba del sonido, yo me acercaba poco a poco.
Una vez dentro del epicentro, el frio hace presencia inmediatamente y veo a alguien en una especie de armadura temblando y retorciéndose en una camilla. Varias cosas ya estaban en el suelo y otras tantos ya iban por el mismo camino. ¿Esto es un caso de posesión?, ¿Por qué diablos aquí y ahora?, como no veo a nadie más tendré que hacer las cosas por mi cuenta. Pero no tengo ni sal ni agua bendita o algún elemento que pueda ayudarme, joder.
Hacia símbolos con la mano como la cruz entre otros elementos paganos para ver si alguno funcionaba, pero nada parece funcionar, ni la oración o los símbolos y no puedo plantearme usar magia, todavía me falta para reponerme en ese aspecto. Por un momento me plantee la posibilidad de que no fuera una posesión, por lo que decidí usar un hechizo que necesita muy poca magia para ser usada, “Rictusem”, grito mientras estoy a punto de chasquear los dedos, pero de repente soy empujado fuera del cuarto.
Ahora aparecen unos guardias y personal médico mientras yo me repongo y entran a donde está el soldado de la armadura. Le someten e inyectan algo, un sedante supongo. Intento acercarme para ver cómo había terminado, pero me lo impiden los guardias y en este momento me percato que mi audición fue afectada por ese grito a pesar de haber tomado medidas improvisadas—¿Qué ha pasado?—pregunto alzando inconscientemente la voz. Pero parecen demasiado ocupados para ponerme atención y se llevan al escandaloso.
No tarda en aparecer otro médico que me guía a mi sitio y me revisa los oídos por el reciente incidente aparte de las heridas anteriores y termina de darme de alta. Ya una vez fuera, me entero de que hay actividad en el mercado y con todo lo anterior, deberé reponer fuerzas.
Off: Sale Artie de aquí.
Una vez dentro del epicentro, el frio hace presencia inmediatamente y veo a alguien en una especie de armadura temblando y retorciéndose en una camilla. Varias cosas ya estaban en el suelo y otras tantos ya iban por el mismo camino. ¿Esto es un caso de posesión?, ¿Por qué diablos aquí y ahora?, como no veo a nadie más tendré que hacer las cosas por mi cuenta. Pero no tengo ni sal ni agua bendita o algún elemento que pueda ayudarme, joder.
Omnipotens Deus,
fons et origo sit ex vita animae et corporis,
Benedicite aquae
quod nos uti per fidem imploraret, remissionem peccatorum
et perveniant in auxilio tuo gratia
morbi adversus insidias inimici.
fons et origo sit ex vita animae et corporis,
Benedicite aquae
quod nos uti per fidem imploraret, remissionem peccatorum
et perveniant in auxilio tuo gratia
morbi adversus insidias inimici.
Hacia símbolos con la mano como la cruz entre otros elementos paganos para ver si alguno funcionaba, pero nada parece funcionar, ni la oración o los símbolos y no puedo plantearme usar magia, todavía me falta para reponerme en ese aspecto. Por un momento me plantee la posibilidad de que no fuera una posesión, por lo que decidí usar un hechizo que necesita muy poca magia para ser usada, “Rictusem”, grito mientras estoy a punto de chasquear los dedos, pero de repente soy empujado fuera del cuarto.
Ahora aparecen unos guardias y personal médico mientras yo me repongo y entran a donde está el soldado de la armadura. Le someten e inyectan algo, un sedante supongo. Intento acercarme para ver cómo había terminado, pero me lo impiden los guardias y en este momento me percato que mi audición fue afectada por ese grito a pesar de haber tomado medidas improvisadas—¿Qué ha pasado?—pregunto alzando inconscientemente la voz. Pero parecen demasiado ocupados para ponerme atención y se llevan al escandaloso.
No tarda en aparecer otro médico que me guía a mi sitio y me revisa los oídos por el reciente incidente aparte de las heridas anteriores y termina de darme de alta. Ya una vez fuera, me entero de que hay actividad en el mercado y con todo lo anterior, deberé reponer fuerzas.
Off: Sale Artie de aquí.
La pregunta de Vishous la devolvió a su retahila de siempre, la de todos los días. Iba a terminar afectando al bebé si no se decidía pronto porque cada vez que pensaba en eso, el estómago se le revolvía y le daban ganas de vomitar. Se levantó con cuidado de la cama, comenzando a caminar hacia la ventana. No la abrió porque a él le molestaría, pero se dedicó a mirar hacia afuera por un pequeño hueco por el que pasaba la luz. Así se sentía, como si la luz solo llegara por pequeños huecos. ¿Qué podía responderle? - No sé qué... No termino de... - Soltó un suspiro agobiada. Esperaba que entre la poca luz del cuarto y la pobre visión del moreno semi drogado pudiera tener un respiro.- El tiempo está corriendo y no es el mejor momento para nada. No sé qué hacer.- Ni para una boda arreglada y apresurada como la de Arleen y Sayid. La guerra subiendo a Ouroboros le había quitado esa posibilidad. Sería insensible hacerlo y su corazón seguía deshecho por los acontecimientos. Miró de reojo al moreno y suspiró de nuevo; no quería atarle a élla. No después de ver su cara aquella noche. Sí, se había aventurado al matrimonio en un latido, pero recordaba su semblante cuando por fin comprendió lo que significaba una atadura de aquellas. Parecía estarse asfixiando y eso le hundía más en la pena y la duda. Pero con todas las condiciones que había alrededor del tema, su propuesta parecía ser la que a ella más le beneficiaba.- No sé qué hacer ni cómo va a reaccionar el Consejo. Solo tengo que... seguir pensando. Hallaré una solución.
Al menos su mente pasó a temas menos agresivos para ella cuando el contrario trató de mostrarle el buen trato que le daban a las embarazadas en la Guardia.- No, no me vas a convencer, y voy a hablar firmemente con Sayid sobre eso de hacerlas entrenar embarazadas.- Dijo, soltando un sonido entre suspiro y risa tras el momento de tensión. Que volvió rápidamente a tensarse porque había dicho muchas veces la palabra embarazada en muy poco tiempo y luego había escuchado la puerta abrirse. Entró en pánico por un segundo, mirando la puerta, luego a V, luego a la puerta mientras trataba de convencerse de que no lo había dicho tan alto como para que le escucharan y tratando de tranquilizarse. Ya sentía los rumores encima, pero aquello sería mucho peor y, por alguna razón, él no parecía tan alarmado.
Asintió a lo de Amaya darles instrucciones, era lo más seguro. Solo esperaba que tuvieran tiempo para descansar y recuperarse. Por supuesto, su familia fue lo primero que le alarmó y se acercó a la camilla, haciendo gestos con las manos para que se tranquilizara.- No tengo todo el detalle. Fue después de que volvieron, después incluso que tú. No está grave, solo... está.- O al menos así se veía, aunque no había podido hablar con ella. Comenzó a hablar por encima de él, porque hacía muchas preguntas.- Lo más que puedo hacer por ti es tratar de conseguirte un espejo para que se vean, pero no puedes abandonar la cama. Sí, puedo ir a verla de nuevo, no es problema.- Terminó por acercarse a él y colocarle la mano en el pecho, porque parecía querer sentarse de una.- Por favor, quédate tranquilo. Se veía bien esta mañana, no te estoy mintiendo para hacer que te quedes en la cama.
Al menos su mente pasó a temas menos agresivos para ella cuando el contrario trató de mostrarle el buen trato que le daban a las embarazadas en la Guardia.- No, no me vas a convencer, y voy a hablar firmemente con Sayid sobre eso de hacerlas entrenar embarazadas.- Dijo, soltando un sonido entre suspiro y risa tras el momento de tensión. Que volvió rápidamente a tensarse porque había dicho muchas veces la palabra embarazada en muy poco tiempo y luego había escuchado la puerta abrirse. Entró en pánico por un segundo, mirando la puerta, luego a V, luego a la puerta mientras trataba de convencerse de que no lo había dicho tan alto como para que le escucharan y tratando de tranquilizarse. Ya sentía los rumores encima, pero aquello sería mucho peor y, por alguna razón, él no parecía tan alarmado.
Asintió a lo de Amaya darles instrucciones, era lo más seguro. Solo esperaba que tuvieran tiempo para descansar y recuperarse. Por supuesto, su familia fue lo primero que le alarmó y se acercó a la camilla, haciendo gestos con las manos para que se tranquilizara.- No tengo todo el detalle. Fue después de que volvieron, después incluso que tú. No está grave, solo... está.- O al menos así se veía, aunque no había podido hablar con ella. Comenzó a hablar por encima de él, porque hacía muchas preguntas.- Lo más que puedo hacer por ti es tratar de conseguirte un espejo para que se vean, pero no puedes abandonar la cama. Sí, puedo ir a verla de nuevo, no es problema.- Terminó por acercarse a él y colocarle la mano en el pecho, porque parecía querer sentarse de una.- Por favor, quédate tranquilo. Se veía bien esta mañana, no te estoy mintiendo para hacer que te quedes en la cama.
Su pregunta había hecho que Sofía se incorporara y se alejara, no necesitó que dijera nada para saber que no había tomado decisiones. Pero era comprensible. Cuando soltó la cantaleta del consejo se contuvo de poner los ojos en blanco -Sofía, sé que es una decisión que tienes que tomar tu sola y hagas lo que hagas yo estaré allí. ¿Qué quieres criarlo en un matrimonio? De acuerdo. ¿Qué quieres hacerlo sola con cierta custodia compartida?, lo respetaré. ¿Qué quieres esperar? Perfecto… Escúchame. Olvídate del Consejo…La Descendiente Le Fay hizo lo que le dio la gana, es más, sigue haciendo lo que le da la gana y aún tiene su puesto en el Consejo. ¿Qué te hace diferente a ella? Que te preocupan más lo que pensarán los demás que lo que piensas tú de ti misma. Sigues atada a un montón de reglas que ya pasaron de moda….Pero si lo que necesitas es que me ponga de rodillas delante de toda la plaza de Ouroboros en una festividad para que estés más tranquila, lo haré. Como si tengo que reunir a miles de personas para que sean testigos y teñir el cielo de estrellas fugaces con tu nombre… Pero necesitas, realmente, calmarte y dejar de darle vueltas-
-Mira… - Hizo un gesto de incomodidad -Avísales que estás en cinta y que tienes una propuesta de matrimonio. No digas con quién, no digas nada más. Y ya…Eso te dará un par de meses de espacio para que puedas decidir. Se supone que los embarazos tardan en notarse ¿no? Pues los residentes de la isla no sabrán mucho hasta que sea demasiado tarde…. ¡La Le Fay se casó hecha un elefante y nadie dijo nada!...Esa presión que te estás metiendo a ti misma no está bien…- Necesitaba darle calma, tranquilidad y soluciones porque parecía no poder tomar ninguna decisión por sí misma.
Tras eso, hablaron de lo de la guardia y él sonrió-Bueno, por qué primero no le preguntas a Marta qué le parece. Tal vez a ella no le molesta y estás defendiéndola sin saber lo que ella quiere. O preguntale a Amaya. Tiene tres hijos- Alzó las cejas varias veces y luego sonrió de lado. Al volver al tema de Arleen, las respuestas de Sofía sinceramente no le daban ningún tipo de tranquilidad. Cuando se acercó obligándolo a mantenerse acostado le miró mal, gruñendo -Joder… Teníamos que habernos quedado con ella. Desde que bajó con Giordano se cree que puede ir a cualquier guerra. Maldita sea… Que es sanadora, joder. No tiene ningún entrenamiento- Se llevó la mano a la sien como si de pronto una puntada le atravesara el cerebro y su ojo se resintió -Sí… un espejo estará bien. Necesito oírla así sabré si realmente está bien- Cerró los ojos y se dejó caer en la cama -Y lo de que no me estás mintiendo, confío en que no. Si te doy mi sinceridad es porque espero la tuya de vuelta.
-Mira… - Hizo un gesto de incomodidad -Avísales que estás en cinta y que tienes una propuesta de matrimonio. No digas con quién, no digas nada más. Y ya…Eso te dará un par de meses de espacio para que puedas decidir. Se supone que los embarazos tardan en notarse ¿no? Pues los residentes de la isla no sabrán mucho hasta que sea demasiado tarde…. ¡La Le Fay se casó hecha un elefante y nadie dijo nada!...Esa presión que te estás metiendo a ti misma no está bien…- Necesitaba darle calma, tranquilidad y soluciones porque parecía no poder tomar ninguna decisión por sí misma.
Tras eso, hablaron de lo de la guardia y él sonrió-Bueno, por qué primero no le preguntas a Marta qué le parece. Tal vez a ella no le molesta y estás defendiéndola sin saber lo que ella quiere. O preguntale a Amaya. Tiene tres hijos- Alzó las cejas varias veces y luego sonrió de lado. Al volver al tema de Arleen, las respuestas de Sofía sinceramente no le daban ningún tipo de tranquilidad. Cuando se acercó obligándolo a mantenerse acostado le miró mal, gruñendo -Joder… Teníamos que habernos quedado con ella. Desde que bajó con Giordano se cree que puede ir a cualquier guerra. Maldita sea… Que es sanadora, joder. No tiene ningún entrenamiento- Se llevó la mano a la sien como si de pronto una puntada le atravesara el cerebro y su ojo se resintió -Sí… un espejo estará bien. Necesito oírla así sabré si realmente está bien- Cerró los ojos y se dejó caer en la cama -Y lo de que no me estás mintiendo, confío en que no. Si te doy mi sinceridad es porque espero la tuya de vuelta.
Gelion Draven
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Bando
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Pasé varios días más en el hospital de magos. Dentro de mi habitación a excepción de las vistas que daban a la ciudad, la jerga del personal sanitario y los "medicamentos" que me daban , todo parecía bastante normal. Si no me paraba a pensar dónde estaba podía decirse que aquel espacio era como cualquier hospital de las bases militares.
Se encargaron de proporcionarme varias sesiones de recuperación funcional, centrándose en movimientos sobre todo de la zona cervical pero trabajando la totalidad del cuerpo. Los métodos de los magos no eran muy distintos de los de cualquier fisioterapeuta normal, excepto por las pociones, que al parecer aceleraban más los procesos.
Sin embargo las sesiones con la doctora se retrasaron. Alguien me dijo que estaba en una misión, por eso no podía gestionar mis avances ni realizar las pruebas pertinentes para mi recuperación total. Aún lo notaba, algunos momentos de confusión repentinos e imágenes inconexas y aquella sensación de no ser dueño de mi propio cuerpo ni de mis decisiones.
Pasaron algunas horas y pude observar desde la habitación los ataques a la ciudad de los magos, incluso los gritos de los pasillos ofrecían pistas sobre el nivel de caos que aquello causaba. Me disgustó pensar que no estaba en condiciones de ir a reventar aquellos culos metálicos que habían jugado con mi mente y también que si la doctora había muerto y ella era la supuesta experta...las secuelas siguiesen en mi por mucho tiempo.
Varios días más tarde daba una vuelta por los pasillos de la planta de ingresos, al menos ahora me dejaban ir vestido con una especie de chandal de mierda, extrañaba mis trajes. Solía hacerlo, me habían dicho que debía andar y si bien no era propenso a seguir órdenes de nadie cuando se trataba de mi salud mental y física tendía a hacer caso, aunque en mi rostro fuese evidente que lo hacía a disgusto.
Cuando me aburría solía abrir puertas ajenas, a veces encontraba escenas de lo más perturbadoras como aquella vez que abrí una habitación y encontré una nube negra dando vueltas por la misma o cuando los magos trataban a otros pacientes con chispas y mierdas mágicas. Por supuesto que el personal se encargaba de decirme que aquello no debía hacerlo, pero aquello no afectaba a mi salud¿verdad?pues que les den.
Volví a preguntar por la doctora y me informaron de su ingreso. Al menos no estaba muerta pero ya me estaba hartando de esperar tanto tiempo así que decidí que la buscaría en una de mis excursiones de puertas diarias. Tardé un rato en dar con la habitación, antes pasé por una en la que un tipo no paraba de soltar babosas por la boca. Los magos tienen enfermedades muy raras. El informe de la puerta tenía su nombre en paciente, no como en los que había visto antes que figuraba como "sanadora", por lo visto éramos varios los que nos habíamos quedado colgados sin ser tratados.
Tras agarrar el informe abrí sin más y pasé al interior como si nada, cerrando la puerta tras mi paso. Iba leyéndolo aunque no prestaba mucha atención.
-Vaya Doc...te metieron una buena paliza. ¿No habéis aprendido nada de nosotros? -Metí la mano derecha en uno de los bolsillos del pantalón sin mirar todavía a la mujer- Ahí fuera sólo van los médicos de guerra. No sabía que eras uno.
Cuando por fin la miré caí en la cuenta de que seguramente no lo era, a menos que aquella expresión fuese por cualquier otra razón parecía que estuviese en shock.
"Vamos...no me digas que te has quedado tonta de la chota, Doc...."
Mis ojos se entornaron relajando el brazo que sujetaba el informe.
Se encargaron de proporcionarme varias sesiones de recuperación funcional, centrándose en movimientos sobre todo de la zona cervical pero trabajando la totalidad del cuerpo. Los métodos de los magos no eran muy distintos de los de cualquier fisioterapeuta normal, excepto por las pociones, que al parecer aceleraban más los procesos.
Sin embargo las sesiones con la doctora se retrasaron. Alguien me dijo que estaba en una misión, por eso no podía gestionar mis avances ni realizar las pruebas pertinentes para mi recuperación total. Aún lo notaba, algunos momentos de confusión repentinos e imágenes inconexas y aquella sensación de no ser dueño de mi propio cuerpo ni de mis decisiones.
Pasaron algunas horas y pude observar desde la habitación los ataques a la ciudad de los magos, incluso los gritos de los pasillos ofrecían pistas sobre el nivel de caos que aquello causaba. Me disgustó pensar que no estaba en condiciones de ir a reventar aquellos culos metálicos que habían jugado con mi mente y también que si la doctora había muerto y ella era la supuesta experta...las secuelas siguiesen en mi por mucho tiempo.
Varios días más tarde daba una vuelta por los pasillos de la planta de ingresos, al menos ahora me dejaban ir vestido con una especie de chandal de mierda, extrañaba mis trajes. Solía hacerlo, me habían dicho que debía andar y si bien no era propenso a seguir órdenes de nadie cuando se trataba de mi salud mental y física tendía a hacer caso, aunque en mi rostro fuese evidente que lo hacía a disgusto.
Cuando me aburría solía abrir puertas ajenas, a veces encontraba escenas de lo más perturbadoras como aquella vez que abrí una habitación y encontré una nube negra dando vueltas por la misma o cuando los magos trataban a otros pacientes con chispas y mierdas mágicas. Por supuesto que el personal se encargaba de decirme que aquello no debía hacerlo, pero aquello no afectaba a mi salud¿verdad?pues que les den.
Volví a preguntar por la doctora y me informaron de su ingreso. Al menos no estaba muerta pero ya me estaba hartando de esperar tanto tiempo así que decidí que la buscaría en una de mis excursiones de puertas diarias. Tardé un rato en dar con la habitación, antes pasé por una en la que un tipo no paraba de soltar babosas por la boca. Los magos tienen enfermedades muy raras. El informe de la puerta tenía su nombre en paciente, no como en los que había visto antes que figuraba como "sanadora", por lo visto éramos varios los que nos habíamos quedado colgados sin ser tratados.
Tras agarrar el informe abrí sin más y pasé al interior como si nada, cerrando la puerta tras mi paso. Iba leyéndolo aunque no prestaba mucha atención.
-Vaya Doc...te metieron una buena paliza. ¿No habéis aprendido nada de nosotros? -Metí la mano derecha en uno de los bolsillos del pantalón sin mirar todavía a la mujer- Ahí fuera sólo van los médicos de guerra. No sabía que eras uno.
Cuando por fin la miré caí en la cuenta de que seguramente no lo era, a menos que aquella expresión fuese por cualquier otra razón parecía que estuviese en shock.
"Vamos...no me digas que te has quedado tonta de la chota, Doc...."
Mis ojos se entornaron relajando el brazo que sujetaba el informe.
Había despertado en varias ocasiones, había hablado con su madre y había oído todas las represalias hasta que su padre intervino. Gracias a Aurora había sabido que toda su familia incluyendo Sayid, aunque internada, se encontraba bien. Ella, sin duda, debía seguir descansando. Los sanadores entraban de vez en cuando a hacerle una revisión, darle pociones y hacerle curaciones. Esta vez no se arriesgó a curarse a sí misma porque se sentía muy cansada.
Pero había algo… Algo que hasta que Anteia no la visitó no lo entendió. Miradas furtivas, llenas de lástima, que ella había malinterpretado por preocupación. Y había despertado con una compresa. ¿Por qué? No lo sabía pero la rubia se lo aclaró. Su estado había sido crítico y durante su atención el análisis de sangre había arrojado un resultado positivo en embarazo, lo que generó que se le tratara de manera distinta. Anteia había sido dulce, sincera, pero le había dicho todo con tacto. Pudo sentir su magia fluir hacia ella y Arleen lo agradeció. Hizo varias preguntas que Anteia no dudó en responder y cuando se fue la morena se encontró ensimismada en sus pensamientos.
Había puesto su vida en riesgo y la vida de su hijo no nato por…nada. Las imágenes de su ineficiencia en el laboratorio le golpearon el corazón y también el ego. Juzgó mal lo que había llegado a aprender de Giordano, creyendo que podría colaborar con Sigrid y con Belle. Pero ese no había sido su lugar y sin embargo, había sido atacada sin clemencia. Sus escudos fallaron, sus protecciones se destrozaron y Arleen sintió que se le escapaba la vida entre los dedos. Su vida…y la de él. Se llevó una mano al vientre y sintió que se asfixiaba. ¿Por qué todo estaba pasando tan rápido? ¿Cómo podía ser que en un mes su vida cambiara tan de repente? ¿Cómo iba a tomárselo Sayid? ¿Le gritaría? Su madre seguramente lo haría…
Estaba pensando en ello, en los gritos de su madre cuando alguien abrió la puerta. No le dirigió la mirada porque estaba aterrorizada de lo que aquella noticia podía significar para ella. Sayid ya se había enojado…Sayid iba a rechazarla. Iba a… ¿Y si lo perdía? La palabra guerra hizo un click en su cabeza pero tardó en mover su mirada violeta hacia el humano, mirándolo con un gesto de duda. ¿Qué hacía allí? -No lo soy- Pero entonces… recordó las palabras que le había dicho a Belle y en las cuales creía. “Cuando el mundo está en juego el destino llama a las personas comunes para hacer cosas extraordinarias”. Y ella era común…y creyó….creyó que podría colaborar, hacer la diferencia pero no había sido nada más que un fracaso horroroso. Cerró los ojos mientras contenía las ganas de llorar, porque no lo haría delante de él -¿Qué…- Le falló la voz y cogió las sábanas para subírselas hasta el cuello, como si aquello le diera fuerza -¿Qué hace aquí?- Inquirió en un hilo de voz.
Pero había algo… Algo que hasta que Anteia no la visitó no lo entendió. Miradas furtivas, llenas de lástima, que ella había malinterpretado por preocupación. Y había despertado con una compresa. ¿Por qué? No lo sabía pero la rubia se lo aclaró. Su estado había sido crítico y durante su atención el análisis de sangre había arrojado un resultado positivo en embarazo, lo que generó que se le tratara de manera distinta. Anteia había sido dulce, sincera, pero le había dicho todo con tacto. Pudo sentir su magia fluir hacia ella y Arleen lo agradeció. Hizo varias preguntas que Anteia no dudó en responder y cuando se fue la morena se encontró ensimismada en sus pensamientos.
Había puesto su vida en riesgo y la vida de su hijo no nato por…nada. Las imágenes de su ineficiencia en el laboratorio le golpearon el corazón y también el ego. Juzgó mal lo que había llegado a aprender de Giordano, creyendo que podría colaborar con Sigrid y con Belle. Pero ese no había sido su lugar y sin embargo, había sido atacada sin clemencia. Sus escudos fallaron, sus protecciones se destrozaron y Arleen sintió que se le escapaba la vida entre los dedos. Su vida…y la de él. Se llevó una mano al vientre y sintió que se asfixiaba. ¿Por qué todo estaba pasando tan rápido? ¿Cómo podía ser que en un mes su vida cambiara tan de repente? ¿Cómo iba a tomárselo Sayid? ¿Le gritaría? Su madre seguramente lo haría…
Estaba pensando en ello, en los gritos de su madre cuando alguien abrió la puerta. No le dirigió la mirada porque estaba aterrorizada de lo que aquella noticia podía significar para ella. Sayid ya se había enojado…Sayid iba a rechazarla. Iba a… ¿Y si lo perdía? La palabra guerra hizo un click en su cabeza pero tardó en mover su mirada violeta hacia el humano, mirándolo con un gesto de duda. ¿Qué hacía allí? -No lo soy- Pero entonces… recordó las palabras que le había dicho a Belle y en las cuales creía. “Cuando el mundo está en juego el destino llama a las personas comunes para hacer cosas extraordinarias”. Y ella era común…y creyó….creyó que podría colaborar, hacer la diferencia pero no había sido nada más que un fracaso horroroso. Cerró los ojos mientras contenía las ganas de llorar, porque no lo haría delante de él -¿Qué…- Le falló la voz y cogió las sábanas para subírselas hasta el cuello, como si aquello le diera fuerza -¿Qué hace aquí?- Inquirió en un hilo de voz.
Gelion Draven
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Capté la intensidad de su mirada pero no cambió mi gesto, el común en mí, esa coexistencia entre el cabreo y la tranquilidad, algo frío. Confirmó que no era de ese tipo de médicos, algo que ya había supuesto por mucho que en nuestros encuentros había intentando parecer segura de si misma y fuerte.
-Ya...
Los monosílabos eran lo mío. Con aquello estaba claro que no hacía falta que me lo hubiese confirmado. Aún a los pies de la cama entrecerré brevemente mis ojos al observar sus movimientos y dediqué ahora a sujetar la carpeta del informe con ambas manos.
-Se pasará, las primeras veces uno nunca está preparado.
No era por consolarla, era la pura realidad. Yo mismo en mi temprana juventud no lo había estado y ahora, en algunas ocasiones, tampoco lo estaba, al menos físicamente. Ya no me pasaba noches repasando el rostro de compañeros caídos por mi culpa, era un avance.
Resoplé algo parecido a un gruñido pensativo cuando preguntó la razón de mi visita. No era que tuviese una concreta en realidad. Tampoco la visitaba por preocuparme por su estado más allá de hacerlo por saber cuando estaría lista para finalizar mi tratamiento.
-Puro aburrimiento. -contesté de manera escueta y sin embargo hice un gesto con la mano al ver como se tapaba de esa forma, como con miedo.-Soy humano y no me caen bien los magos pero no soy imbécil, no voy a atacar a mi Doctora. Puedes dejar de ....-Señalé como a las sábanas-Lo que sea que haces.
Entonces avancé para pasar a un lado de la cama.
-Verás...llevo días aquí haciendo la mierda que me mandan hacer y esperando porque tú tienes que decirle a la gente si va bien, va mal...cambian algo del tratamiento o qué....y entonces me entero de que MI doctora se ha largado a una misión y me ha dejado plantado. Y esta mañana me dicen que OH...sorpresa!Está ingresada y no me puede atender...porque...-Alcé el informe leyendo un par de cosas-Bueno...te han dado una paliza en rasgos generales. Así que he venido a preguntar a quién tengo que decirle que los doctores se quedan en la retaguardia para que la próxima vez que se te ocurra bajar en mitad de MI tratamiento no te peguen la paliza del siglo.
Y sí, había hablado demasiado. La verborrea no era lo mío pero en ocasiones resultaba inevitable.
-Ya...
Los monosílabos eran lo mío. Con aquello estaba claro que no hacía falta que me lo hubiese confirmado. Aún a los pies de la cama entrecerré brevemente mis ojos al observar sus movimientos y dediqué ahora a sujetar la carpeta del informe con ambas manos.
-Se pasará, las primeras veces uno nunca está preparado.
No era por consolarla, era la pura realidad. Yo mismo en mi temprana juventud no lo había estado y ahora, en algunas ocasiones, tampoco lo estaba, al menos físicamente. Ya no me pasaba noches repasando el rostro de compañeros caídos por mi culpa, era un avance.
Resoplé algo parecido a un gruñido pensativo cuando preguntó la razón de mi visita. No era que tuviese una concreta en realidad. Tampoco la visitaba por preocuparme por su estado más allá de hacerlo por saber cuando estaría lista para finalizar mi tratamiento.
-Puro aburrimiento. -contesté de manera escueta y sin embargo hice un gesto con la mano al ver como se tapaba de esa forma, como con miedo.-Soy humano y no me caen bien los magos pero no soy imbécil, no voy a atacar a mi Doctora. Puedes dejar de ....-Señalé como a las sábanas-Lo que sea que haces.
Entonces avancé para pasar a un lado de la cama.
-Verás...llevo días aquí haciendo la mierda que me mandan hacer y esperando porque tú tienes que decirle a la gente si va bien, va mal...cambian algo del tratamiento o qué....y entonces me entero de que MI doctora se ha largado a una misión y me ha dejado plantado. Y esta mañana me dicen que OH...sorpresa!Está ingresada y no me puede atender...porque...-Alcé el informe leyendo un par de cosas-Bueno...te han dado una paliza en rasgos generales. Así que he venido a preguntar a quién tengo que decirle que los doctores se quedan en la retaguardia para que la próxima vez que se te ocurra bajar en mitad de MI tratamiento no te peguen la paliza del siglo.
Y sí, había hablado demasiado. La verborrea no era lo mío pero en ocasiones resultaba inevitable.
Dos letras habían bastado para que Arleen entendiera que el Sr. Draven estaba muy consciente de su ineficiencia en el campo de batalla. Entonces, al verlo moverse, se dio cuenta de que tenía el informe. Parpadeó varias veces y aunque escuchó sus palabras, su real significado le partió el corazón porque no habría otra oportunidad. Su vida, definitivamente, había cambiado. Estaba caminando sobre hielo muy fino.
Escuchó su argumento y lo comprendía, si ella había pasado un par de días internada por su primer encuentro con SAM y deseaba salir…Él llevaba más de un par de semanas. Soltó un poco las sábanas, pero sólo un poco -No es por ti- Respondió, porque pese a su cara con aquel gesto tan exasperante para Arleen no se sentía intimidad. O tal vez estaba demasiado ocupada en otros pensamientos para ser consciente de que estaba delante del humano que había amenazado a Aldaron, estando aún en mal estado físico.
Le siguió con la mirada cuando se acercó a ella observando la historia cada vez más cerca de ella. Habían sido inteligentes esta vez, la habían dejado afuera y no en la casilla de la camilla. Alzó la mirada cuando de pronto hizo énfasis en el “Mi doctora”, lo observó en silencio sintiendo que cada una de sus palabras era una daga en sí misma. Él era otra persona en la que no había pensado cuando decidió bajar. Y era importante, era un proyecto importante. Se llevó una mano a la boca para contener el sollozo que había deseado salir cuando terminó de hablar -A…mí- Murmuró cerrando los ojos y bajando la cabeza -No querían…Ellos….Mi hermano, mi esposo…No querían pero yo pensé que podría…Ayudar…Porque los robots hacen mucho daño y no tenemos suficientes sanadores y…- Se calló, se calló porque no podía seguir hablando o comenzaría a llorar y no estaba segura de cuando pararía. Apretó las sábanas con más fuerza y cerró los ojos mientras respiraba una y otra y otra vez tratando de contener el dolor del nudo en su garganta. No quería que la viera llorar.
Alargó la mano y le quitó la historia médica para cogerla y empezar a leerla, sorbiendo un poco por la nariz, mientras leía su estado. Las manos le temblaban y la vista se le emborronaba pero los detalles estaban ahí, las especificaciones, todo. Pasó las hojas para seguir leyendo, encontrando en la segunda los detalles que necesitaba. Las semanas…de embarazo y la foto de la ecografía en movimiento. Se mordió el labio inferior con más fuerza de lo que debería pero tampoco quería soltar un sollozo.
Escuchó su argumento y lo comprendía, si ella había pasado un par de días internada por su primer encuentro con SAM y deseaba salir…Él llevaba más de un par de semanas. Soltó un poco las sábanas, pero sólo un poco -No es por ti- Respondió, porque pese a su cara con aquel gesto tan exasperante para Arleen no se sentía intimidad. O tal vez estaba demasiado ocupada en otros pensamientos para ser consciente de que estaba delante del humano que había amenazado a Aldaron, estando aún en mal estado físico.
Le siguió con la mirada cuando se acercó a ella observando la historia cada vez más cerca de ella. Habían sido inteligentes esta vez, la habían dejado afuera y no en la casilla de la camilla. Alzó la mirada cuando de pronto hizo énfasis en el “Mi doctora”, lo observó en silencio sintiendo que cada una de sus palabras era una daga en sí misma. Él era otra persona en la que no había pensado cuando decidió bajar. Y era importante, era un proyecto importante. Se llevó una mano a la boca para contener el sollozo que había deseado salir cuando terminó de hablar -A…mí- Murmuró cerrando los ojos y bajando la cabeza -No querían…Ellos….Mi hermano, mi esposo…No querían pero yo pensé que podría…Ayudar…Porque los robots hacen mucho daño y no tenemos suficientes sanadores y…- Se calló, se calló porque no podía seguir hablando o comenzaría a llorar y no estaba segura de cuando pararía. Apretó las sábanas con más fuerza y cerró los ojos mientras respiraba una y otra y otra vez tratando de contener el dolor del nudo en su garganta. No quería que la viera llorar.
Alargó la mano y le quitó la historia médica para cogerla y empezar a leerla, sorbiendo un poco por la nariz, mientras leía su estado. Las manos le temblaban y la vista se le emborronaba pero los detalles estaban ahí, las especificaciones, todo. Pasó las hojas para seguir leyendo, encontrando en la segunda los detalles que necesitaba. Las semanas…de embarazo y la foto de la ecografía en movimiento. Se mordió el labio inferior con más fuerza de lo que debería pero tampoco quería soltar un sollozo.
Vishous no le ayudaba mucho a tomar decisiones. Ahí estaba de nuevo, dándole opción tras opción, pero recalcando su participación en todo. Y ella, en cierta medida, le había concedido que así fuera, pero era precisamente lo que más comprometía las cosas. Continuó mirando por la ventana mientras le escuchaba. No tenía mucho qué decir, salvo cuando comenzó a hablar de Catherine.- No puedes comparar nuestras situaciones, ella tenía un hermano. Ella no era la última. Alguien tomará su lugar.- Maldecía la modernidad en el Consejo. Las familias ya no tenían 17 hijos como en antaño. Lo de las reglas pensó que lo decía porque le estaba sugiriendo ser madre soltera, pero lo siguiente le sorprendió y en su rostro no cupo el estoicismo. Para cuando llegó a la parte de las estrellas, ella ya se estaba imaginando la escena. Agachó suavemente el rostro, tratando de ocultar la pequeña sonrisa que surcó sus labios mientras se entrelazaba las manos nerviosa. No podía negar que aquella fantasía era algo muy hermoso de su parte, al menos en la ficción.- Qué cosas díces...- Susurró, girando el rostro para poder permitirse sonreír un momento sin que la viera.
Se tomó unos segundos sin verle hasta que volvió a llamar su atención. Se miró con cuidado, pensando en lo que el contrario proponía. Era un poco lo que ya estaba haciendo... comprar tiempo. Y aunque no era muy propio de una dama, tuvo que reír cuando la parte del elefante salió a la luz, aunque no por burlarse de Catherine sino por la ocurrencia. Asintió al final, a lo de la presión, pero es que aún sentía... que no tenía el control de su vida. No se sentía tan adulta en aquel momento como lo era en ocasiones normales, y sentía que no iba a volver tan fácil a la normalidad.
Durante el cambio de tema, tuvo que dejar estar lo de las embarazadas en la Guardia, porque las había metido a la conversación por zafarse ella, no podía hablar por ellas. Solo le dejó claro que no iba a empezar a entrenar por primera vez en su vida durante al menos doce meses más. El gruñido se lo ganó por mantenerlo en cama. Solo esperaba que pudiera entender que no hacía nada por molestarlo.- Bueno, entonces le cedo mi lugar para tus clases.- Murmuró, levantándole las cejas un par de veces, aunque con el rostro serio. Si a ella ya le había dado por acudir a las misiones, no iban a poder detenerla, o al menos lo intuía por lo que el contrario decía de ella. Se anotó mentalmente lo del espejo y asintió.- La tienes. Ella está bien, le llevé unas gardenias hace un rato. Estaba con tu padre.- Susurró, quitándole la mano del pecho ahora que ya no tenía que amarrarlo a la camilla para que se quedara en ella.- A Fred le dejé rosas. Estaba con tu madre... Tuve que... ganar un poco de tiempo con ella también. Se enteró del beso.
Miró al moreno, tratando de evaluar su reacción. No le iba a decir exactamente lo que le dijo, pero podía intuír que negó todo sin realmente mentirle.- Ese beso... fue por... ¿fue una... despedida, verdad? - Tenía ese sentimiento de culpa desde que había ocurrido. Como si hubiera ido preparado para morir, y seguramente había sido ese el caso.
Se tomó unos segundos sin verle hasta que volvió a llamar su atención. Se miró con cuidado, pensando en lo que el contrario proponía. Era un poco lo que ya estaba haciendo... comprar tiempo. Y aunque no era muy propio de una dama, tuvo que reír cuando la parte del elefante salió a la luz, aunque no por burlarse de Catherine sino por la ocurrencia. Asintió al final, a lo de la presión, pero es que aún sentía... que no tenía el control de su vida. No se sentía tan adulta en aquel momento como lo era en ocasiones normales, y sentía que no iba a volver tan fácil a la normalidad.
Durante el cambio de tema, tuvo que dejar estar lo de las embarazadas en la Guardia, porque las había metido a la conversación por zafarse ella, no podía hablar por ellas. Solo le dejó claro que no iba a empezar a entrenar por primera vez en su vida durante al menos doce meses más. El gruñido se lo ganó por mantenerlo en cama. Solo esperaba que pudiera entender que no hacía nada por molestarlo.- Bueno, entonces le cedo mi lugar para tus clases.- Murmuró, levantándole las cejas un par de veces, aunque con el rostro serio. Si a ella ya le había dado por acudir a las misiones, no iban a poder detenerla, o al menos lo intuía por lo que el contrario decía de ella. Se anotó mentalmente lo del espejo y asintió.- La tienes. Ella está bien, le llevé unas gardenias hace un rato. Estaba con tu padre.- Susurró, quitándole la mano del pecho ahora que ya no tenía que amarrarlo a la camilla para que se quedara en ella.- A Fred le dejé rosas. Estaba con tu madre... Tuve que... ganar un poco de tiempo con ella también. Se enteró del beso.
Miró al moreno, tratando de evaluar su reacción. No le iba a decir exactamente lo que le dijo, pero podía intuír que negó todo sin realmente mentirle.- Ese beso... fue por... ¿fue una... despedida, verdad? - Tenía ese sentimiento de culpa desde que había ocurrido. Como si hubiera ido preparado para morir, y seguramente había sido ese el caso.
Gelion Draven
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Su respuesta hizo que por un momento se sintiese decepcionado. No era que pretendiese que la bruja le tuviese miedo, es más, había insistido en que no la atacaría para que estuviese tranquila respecto a ello. Sin embargo, pensó que no estaría mal que mostrase algo de temor al encontrarse sola en una habitación con él. Orgullo herido podríamos decir.
-Hmmm....
El murmullo bastó como respuesta. No tenía intención de preguntar la razón de aquel gesto. Prefería elucubrar el significado por su cuenta. Tal vez vergüenza, ¿pudor? o simplemente se avergonzaba de ella misma. En cualquier caso no prestó más atención a aquello.
Según soltó su parrafada monumental ella reaccionó. Mientras hablaba no había evitado percibir pequeños gestos angustiosos en la doctora que ahora eran mucho más evidentes. Efectivamente la vergüenza se apoderaba de ella, culpabilidad y algo más. Mis labios se fruncieron por un segundo, incómodo. Cuando había decidido ir a buscarla no tenía la intención de encontrarse con una situación que envolviese ese tipo de sentimientos. No era alguien que consolase, no servía para eso ni tampoco lo pretendía.
Quedé en silencio mientras hablaba, con la mirada clavada en ella. En sus gestos. En esa angustia que parecía no permitir que se liberase de su interior.No puse resistencia cuando me quitó la carpeta de las manos y acabé cruzando mis brazos.
-Entonces si lo eres- Sentencié al haber escuchado sus razones- Un médico de combate.-Aclaré por si no lo captaba. Sabía que la doctora no era idiota pero claramente su estado mental no era el propicio para atar cabos. Devié la mirada a sus manos temblorosas.-Solo esos imbéciles tienen el valor suficiente para dejar la retaguardia y no hacer caso de nadie más que de sus convicciones.
Pasó varias hojas y desvié la mirada cuando sorbió por la nariz preguntándome cuando se soltaría a llorar de una maldita vez- Muchos estaríamos muertos sin ellos.- Volví a prestar atención a los papeles. La foto en movimiento captó mi atención, por aquello de que no era algo común para mí. Sabía perfectamente lo que era, lo había visto antes, con mi primer crío, la única vez que acompañé a mi mujer al médico. Así que no solamente se sentía culpable por no hacer caso de su familia, también por aquello. Suspiré sin más desviando la mirada a la ventana, molesto. Por lo que parecía iba a tardar más de lo que pensaba en recuperarse para atenderme.
-No conseguirás nada sintiendo esa culpa.-La ciudad parecía tranquila, la habían adornado y eso me daba una pista de la época del año en la que estábamos. Últimamente estaba bastante perdido en cuanto la temporalidad.
-Hmmm....
El murmullo bastó como respuesta. No tenía intención de preguntar la razón de aquel gesto. Prefería elucubrar el significado por su cuenta. Tal vez vergüenza, ¿pudor? o simplemente se avergonzaba de ella misma. En cualquier caso no prestó más atención a aquello.
Según soltó su parrafada monumental ella reaccionó. Mientras hablaba no había evitado percibir pequeños gestos angustiosos en la doctora que ahora eran mucho más evidentes. Efectivamente la vergüenza se apoderaba de ella, culpabilidad y algo más. Mis labios se fruncieron por un segundo, incómodo. Cuando había decidido ir a buscarla no tenía la intención de encontrarse con una situación que envolviese ese tipo de sentimientos. No era alguien que consolase, no servía para eso ni tampoco lo pretendía.
Quedé en silencio mientras hablaba, con la mirada clavada en ella. En sus gestos. En esa angustia que parecía no permitir que se liberase de su interior.No puse resistencia cuando me quitó la carpeta de las manos y acabé cruzando mis brazos.
-Entonces si lo eres- Sentencié al haber escuchado sus razones- Un médico de combate.-Aclaré por si no lo captaba. Sabía que la doctora no era idiota pero claramente su estado mental no era el propicio para atar cabos. Devié la mirada a sus manos temblorosas.-Solo esos imbéciles tienen el valor suficiente para dejar la retaguardia y no hacer caso de nadie más que de sus convicciones.
Pasó varias hojas y desvié la mirada cuando sorbió por la nariz preguntándome cuando se soltaría a llorar de una maldita vez- Muchos estaríamos muertos sin ellos.- Volví a prestar atención a los papeles. La foto en movimiento captó mi atención, por aquello de que no era algo común para mí. Sabía perfectamente lo que era, lo había visto antes, con mi primer crío, la única vez que acompañé a mi mujer al médico. Así que no solamente se sentía culpable por no hacer caso de su familia, también por aquello. Suspiré sin más desviando la mirada a la ventana, molesto. Por lo que parecía iba a tardar más de lo que pensaba en recuperarse para atenderme.
-No conseguirás nada sintiendo esa culpa.-La ciudad parecía tranquila, la habían adornado y eso me daba una pista de la época del año en la que estábamos. Últimamente estaba bastante perdido en cuanto la temporalidad.
Estaba ciertamente ensimismada en los datos de la historia cuando el Sr. Draven le informó algo. Ella alzó la mirada con el ceño fruncido -No lo soy- Añadió, porque según recordaba habían sanadores mucho más expertos en ese sentido como Anteia o Jo, ellas habían vivido abajo y sabían a lo que se enfrentaban desde el inicio. Ella, envalentonada por la visible falta de sanadores, había decidido descender y había sido… estúpida. Sus siguientes palabras le golpearon fuerte y Arleen se mordió el labio para evitar llorar. En otro momento, si tuviese su aguda astucia habría reconocido una especie de halago pero en ese instante sólo podía pensar que Gelion estaba diciéndole lo que Sayid estaba pensando desde que dijo que bajaría: Era una idiota. Pero él era demasiado amable para decírselo a la cara, usó todas sus cartas para hacerlo de buena manera y ella… fue una idiota y allí estaba pagando las consecuencias. El Descendiente de Saladino se había casado con una idiota. Una soberana idiota.
Desvió la mirada hacia el informe escuchando aquello de los fallecidos -Muchos murieron incluso cuando estaba allí porque puse mis prioridades en otras personas- Le dijo en un tono bajo, conteniendo el sollozo, pero que le servía para que su voz saliera monótona. Observó un momento más la ecografía y sólo podía pensar en un “agárrate fuerte” y plegarias… Rezaría a todos los dioses habidos y por haber. Siempre se había imaginado un matrimonio feliz, lleno de amor, con muchos niños y estaba segura de que su sueño no se cumpliría bajo ninguna circunstancia, sobre todo, después de lo que había hecho.
Alzó de nuevo la vista hacia él pero no la miraba, sino que contemplaba la ventana. ¿Era nostalgia? ¿Ansiedad? No lo sabía pero tampoco quería averiguarlo. La culpa…Eso no sería fácil de quitar, había lidiado con ella desde que Sayid le había apartado para meterla en cintura y la había arrastrado desde que volvieron y se consolidó cuando no pudo hacer nada para colaborar contra SAM. Nada… La culpa, la decepción y la decepción se convirtieron en ira-Es posible que pierda a mi primer hijo, pero no sólo eso, es posible que pierda al primogénito del linaje del Descendiente de Saladino que es sumamente más importante… por ser una idiota…Por ponerlo en tus palabras, sé que no lo entiende porque venimos de mundos diferentes pero para mí esta es la peor consecuencia que pude haber tenido y es muy probable que haya tirado mi matrimonio y mi vida por la borda así que…Sr. Draven; si quiero sentirme culpable, lo haré…- Cerró la carpeta de un golpe y luego se la estampó contra el pecho en un movimiento que le robó un pequeño gemido de dolor -Vienes por tu diagnóstico. Dime en qué has avanzado y qué te sigue costando- Le espetó y volvió la vista al frente manteniendo las sábanas en su sitio.
Desvió la mirada hacia el informe escuchando aquello de los fallecidos -Muchos murieron incluso cuando estaba allí porque puse mis prioridades en otras personas- Le dijo en un tono bajo, conteniendo el sollozo, pero que le servía para que su voz saliera monótona. Observó un momento más la ecografía y sólo podía pensar en un “agárrate fuerte” y plegarias… Rezaría a todos los dioses habidos y por haber. Siempre se había imaginado un matrimonio feliz, lleno de amor, con muchos niños y estaba segura de que su sueño no se cumpliría bajo ninguna circunstancia, sobre todo, después de lo que había hecho.
Alzó de nuevo la vista hacia él pero no la miraba, sino que contemplaba la ventana. ¿Era nostalgia? ¿Ansiedad? No lo sabía pero tampoco quería averiguarlo. La culpa…Eso no sería fácil de quitar, había lidiado con ella desde que Sayid le había apartado para meterla en cintura y la había arrastrado desde que volvieron y se consolidó cuando no pudo hacer nada para colaborar contra SAM. Nada… La culpa, la decepción y la decepción se convirtieron en ira-Es posible que pierda a mi primer hijo, pero no sólo eso, es posible que pierda al primogénito del linaje del Descendiente de Saladino que es sumamente más importante… por ser una idiota…Por ponerlo en tus palabras, sé que no lo entiende porque venimos de mundos diferentes pero para mí esta es la peor consecuencia que pude haber tenido y es muy probable que haya tirado mi matrimonio y mi vida por la borda así que…Sr. Draven; si quiero sentirme culpable, lo haré…- Cerró la carpeta de un golpe y luego se la estampó contra el pecho en un movimiento que le robó un pequeño gemido de dolor -Vienes por tu diagnóstico. Dime en qué has avanzado y qué te sigue costando- Le espetó y volvió la vista al frente manteniendo las sábanas en su sitio.
Le miró a los ojos cuando dijo que no comparara y entonces él sonrío. Tenía un argumento perfecto para hacerlo -¿Entonces porqué no la destituyeron y lo pasaron al otro Le Fay?- Alzó ambas cejas esperando que Sofía pudiera responderle a aquello. Según recordaba, en ese momento los dos hermanos de la morena estaban vivos y el Consejo tenía la potestad de destituirla y expulsarla, pasando el puesto al siguiente, pero no lo hicieron -¿Tú la habrías destituido?- Preguntó, insistiendo -¿Ella te destituiría ahora?- Dejó que analizara sus propias palabras.
Tras eso, cuando indicó lo que podría llegar a hacer para calmar su ansiedad sobre la respuesta del consejo fue evidente que la idea caló hondo en ella. Lo notó en seguida, porque Sofía tenía sonrisas leves y otras más sinceras que cuando tocaban un fibra intentaba ocultar; como si no fuera aceptable abrazar lo que realmente quería. Sus manos se movieron como si no supiera que hacer con ella y Vishous se dio cuenta de que estaba avergonzada. Él trató de mantener el gesto estoico para que no se percatara de que él había notado su reacción. No respondió, simplemente alzó el hombro con suavidad aunque aquello le hizo soltar un suspiro dolorido.
-No se puede ceder el lugar porque cuando te toque pelear, ella no va a ir a por ti. Pero dejemos el tema por ahora…- Le advirtió, para que fuera consciente de que luego volvería a hablar con ella. Al menos, cuando le informó sobre Arleen y las gardenias él sonrió soltando el aire lentamente -Mamá debe estarle dando caña…- Hizo un gesto bastante decepcionado porque sabía que su madre podía ser intensa. Le miró cuando dijo que Eleonore se había enterado del beso -¿Mi madre te ha molestado?- Inquirió con el ceño fruncido y un gesto de evidente molestia.
Tras eso su siguiente pregunta no relajó su ceño -No- Dijo en seguida -Iba a volver, te lo había prometido- Expresó y alargó la mano para coger la suya y acariciarle los dedos con el pulgar, una sonrisa pícara se dibujó en sus labios -Era una declaración de intenciones delante de toda la isla- Alzó su mano para dejarle un beso en los dedos Si ese otro hombre que te ha propuesto matrimonio estaba allí, ahora sabe que tiene un contrincante- Sus labios se ensancharon en una sonrisa más grande -Ahora te voy a cortejar, sin secretos, sin apariciones ocultas en la noche, ni ninguna tontería. Te voy a poner difícil decirme que no- Alzó ambas cejas en un gesto, cuanto menos, desvergonzado.
Tras eso, cuando indicó lo que podría llegar a hacer para calmar su ansiedad sobre la respuesta del consejo fue evidente que la idea caló hondo en ella. Lo notó en seguida, porque Sofía tenía sonrisas leves y otras más sinceras que cuando tocaban un fibra intentaba ocultar; como si no fuera aceptable abrazar lo que realmente quería. Sus manos se movieron como si no supiera que hacer con ella y Vishous se dio cuenta de que estaba avergonzada. Él trató de mantener el gesto estoico para que no se percatara de que él había notado su reacción. No respondió, simplemente alzó el hombro con suavidad aunque aquello le hizo soltar un suspiro dolorido.
-No se puede ceder el lugar porque cuando te toque pelear, ella no va a ir a por ti. Pero dejemos el tema por ahora…- Le advirtió, para que fuera consciente de que luego volvería a hablar con ella. Al menos, cuando le informó sobre Arleen y las gardenias él sonrió soltando el aire lentamente -Mamá debe estarle dando caña…- Hizo un gesto bastante decepcionado porque sabía que su madre podía ser intensa. Le miró cuando dijo que Eleonore se había enterado del beso -¿Mi madre te ha molestado?- Inquirió con el ceño fruncido y un gesto de evidente molestia.
Tras eso su siguiente pregunta no relajó su ceño -No- Dijo en seguida -Iba a volver, te lo había prometido- Expresó y alargó la mano para coger la suya y acariciarle los dedos con el pulgar, una sonrisa pícara se dibujó en sus labios -Era una declaración de intenciones delante de toda la isla- Alzó su mano para dejarle un beso en los dedos Si ese otro hombre que te ha propuesto matrimonio estaba allí, ahora sabe que tiene un contrincante- Sus labios se ensancharon en una sonrisa más grande -Ahora te voy a cortejar, sin secretos, sin apariciones ocultas en la noche, ni ninguna tontería. Te voy a poner difícil decirme que no- Alzó ambas cejas en un gesto, cuanto menos, desvergonzado.
La tercera era la vencida. Desperté de la anestesia por un grito que me erizó los pelos del cuerpo, me encontré recostada en una camilla con vendajes a la altura de la pelvis y, cómo no, bajo vigilancia de sanadores y guardias. Después del reguero de sangre que había quedado, me sorprendió ver a tanta gente viva y trabajando. Me ubicaron en tiempo y espacio explicandome que estaba ingresada por unas horas para ver cómo avanzaba, que la luna llena de ese mes ya había pasado y que en unos días sería navidad aunque me tocaría pasarla en mi habitación del edificio residencial que ya habían reparado.
Claro que lo habían arreglado. Bueno, eso me daría tiempo para probar mí esterilidad. Pregunté por la brigada, me contaron del estado de algunos y pedí ir a ver a Ben. Parecía vivo pero no despertó cuando lo llamé, ni cuando le pique la mejilla con el dedo índice, ni cuando acomode su lacio pelo rojo. Lo miré durante un rato, pensando en la confianza que depositaba en la gente. -Hay que encontrar una nueva base para la Brigada.- Le dije, aunque no esperaba respuesta. -Tal vez yo sepa de un lugar...- Murmuré bajando la mirada, tomé su mano entre las mías y suspiré.
Esperé, esperé y esperé a su lado pero no despertó. Me fue difícil dejarlo cuando fue la hora de irme pero al final lo hice. Me vestí con un poco de torpeza por los efectos de la anestesia y seguí a los guardias. -¿Podemos ir caminando? La desaparición me deja sin respiración y quisiera sentir un poco el viento antes de volver a ser encerrada.- Pedí antes de irnos, dejando el hospital.
Off: Leila fuera del hospital.
Claro que lo habían arreglado. Bueno, eso me daría tiempo para probar mí esterilidad. Pregunté por la brigada, me contaron del estado de algunos y pedí ir a ver a Ben. Parecía vivo pero no despertó cuando lo llamé, ni cuando le pique la mejilla con el dedo índice, ni cuando acomode su lacio pelo rojo. Lo miré durante un rato, pensando en la confianza que depositaba en la gente. -Hay que encontrar una nueva base para la Brigada.- Le dije, aunque no esperaba respuesta. -Tal vez yo sepa de un lugar...- Murmuré bajando la mirada, tomé su mano entre las mías y suspiré.
Esperé, esperé y esperé a su lado pero no despertó. Me fue difícil dejarlo cuando fue la hora de irme pero al final lo hice. Me vestí con un poco de torpeza por los efectos de la anestesia y seguí a los guardias. -¿Podemos ir caminando? La desaparición me deja sin respiración y quisiera sentir un poco el viento antes de volver a ser encerrada.- Pedí antes de irnos, dejando el hospital.
Off: Leila fuera del hospital.
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Al parecer mi observación molestó a la doctora, a juzgar por su ceño fruncido y esa negativa tan tajante que había conseguido apartar la vista de su informe. Mi respuesta a aquello fue simple, encogí mis hombros y alcé brevemente las cejas. Si ella se empeñaba en negarlo, yo no era el que iba a insistir en hacerla ver lo contrario.
-En la guerra muchos mueren.-Solté cuando pareció quejarse de ello o más bien de su toma de decisiones con respecto a quién moría y quién no. -No puede salvarse todo el mundo.
Para mi aquello era obvio. Yo mismo había tenido mis preferencias en el campo de batalla. Atendía más a la seguridad de mi grupo que de la del resto de la Alianza, incluidos los ministros. Los buenos valores y el honor de los años pasados ya no servían de nada.
Se mantuvo en silencio por varios minutos en los que yo tampoco pronuncié palabra, mi mente había viajado pensando en los ministros, en si seguían vivos, seguro que la zorra de Blair si, sabía apañárselas. De pronto comenzó a hablar, y esta vez no utilizó frases cortas ni tonos bajos. Mantuve la vista en la ventana mientras soltaba lo que tenía que soltar.
Cuando terminó desvié la mirada sin moverme, ahora parecía tener ganas de trabajar. O si no era así, tal vez quería cambiar de tema para hacerse con la victoria de aquella pequeña batalla dialéctica.
-hmmm... -Volví a musitar por lo bajo en un pequeño gruñido antes de mirarla-Continúan los calambres, más leves y con menor frecuencia, se me duerme la mano izquierda y en ocasiones siguen cruzándose imágenes por mi cabeza que no consigo conectar.-Resumí brevemente-La herida dicen que va bien.-Supuse por lo que fuese que querría verla así que antes de que lo pidiese me quité la parte de arriba y me senté en la cama de espaldas a ella mostrándole la nuca.
Volví a mirar fijamente a la ciudad que empezaba a iluminarse a pesar de no haber caído la noche-Es peor si los pierdes habiéndolos conocido, tengan el estatus que tengan. -Porque sí, mi familia en general no me había importado nunca, era algo impuesto y falso, y eran unos críos insoportables, pero eran unos críos al fin y al cabo. Mis críos.-Y si, no entiendo vuestro mundo. Un matrimonio fallido no puede hacer que la vida ya no signifique nada. Si eso es lo que os enseñan aquí... lamento decir que no tienen ni puta idea.
Lo dije muy tranquilo y tras ello giré el rostro alzando ambas cejas.
-¿Como lo ves Doc?-Pregunté refiriéndome a la herida.
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