Recuerdo del primer mensaje :
Planta de habitaciones para pacientes ingresados. Hay varias habitaciones, con varias camas en cada habitación. Las camas pueden separarse con biombos.
Planta de habitaciones para pacientes ingresados. Hay varias habitaciones, con varias camas en cada habitación. Las camas pueden separarse con biombos.
Llamé a Aedan por su nombre en voz baja, deseando que abriese los ojos de nuevo y que despertase. Aparté con suavidad el pelo de la frente, notando el ardor que ésta desprendía. La impotencia y el miedo que tenía era tal que no pude evitar que se me empañasen los ojos al ver a Catherine tan rota en cuanto llegó a la habitación. Quería decirle que se iba a poner bien, que lo íbamos a lograr, pero en ese momento no conseguí que me saliesen las palabras. Ella tampoco había encontrado nada, y a mí no me había dado tiempo a leerlo todo. - Hay más maldiciones así...estuve leyendo anoche, antes de que se pusiese mal. - aún así negué con la cabeza, no tenía suficiente información. No saber qué hacer me desesperaba. - Ojalá fuese yo y no él. Ojalá pudiese estar en su lugar para que no sufriese. - era un deseo inútil, pero si sirviese lo haría sin dudar.
Me moví un momento para que Justin pudiese ponerle el oxígeno a Aedan después de cogerle las vías, preguntándole con la mirada si era tan grave como para necesitar que le pusiesen eso. La llegada de Anteia me hizo sentir que estábamos en buenas manos, ella era en la que más confiaba de todos los que podían haber acudido. Hice caso rápidamente a lo que pidió, destapando al niño para ponerle después una almohada bajo las piernas. - ¿Puedes mantenerle con magia blanca? - su tono tranquilo me hizo respirar un poco, siempre conseguía calmarnos. Alcé la mano hacia el brazo de Cath para apretarlo y hacer contacto con ella, para que me mirase. Sabía que no querría quedarse en la habitación mientras llevaban a Aedan a la resonancia, así que dejé que fuese ella.
Desvié la mirada hacia Jarkko cuando dijo que él no tenía nada metido en la cabeza, al menos había salido ileso de allí. Ojalá hubiésemos podido hablar en otras circunstancias mejores y no de este modo. - Sí. Empezó después de que nos llevasen a su casa. Me metieron un pensamiento en bucle en la cabeza para que dejase a Cath y me fuese de la isla. - cerré con rabia el puño que no tenía sobre el cuerpo de Aedan. Si no me hubiese ido...tal vez ella no habría ido a Ávalon a ver a ese impresentable. Tal vez la maldición no se hubiese destapado de manera tan repentina. - No lo sé. Se supone que esa maldición es por algo que hizo gente que lleva muerta cientos de años. Le Fay y Pendragon. Es una puta locura. - el nudo en la garganta me impidió seguir hablando.
Me moví un momento para que Justin pudiese ponerle el oxígeno a Aedan después de cogerle las vías, preguntándole con la mirada si era tan grave como para necesitar que le pusiesen eso. La llegada de Anteia me hizo sentir que estábamos en buenas manos, ella era en la que más confiaba de todos los que podían haber acudido. Hice caso rápidamente a lo que pidió, destapando al niño para ponerle después una almohada bajo las piernas. - ¿Puedes mantenerle con magia blanca? - su tono tranquilo me hizo respirar un poco, siempre conseguía calmarnos. Alcé la mano hacia el brazo de Cath para apretarlo y hacer contacto con ella, para que me mirase. Sabía que no querría quedarse en la habitación mientras llevaban a Aedan a la resonancia, así que dejé que fuese ella.
Desvié la mirada hacia Jarkko cuando dijo que él no tenía nada metido en la cabeza, al menos había salido ileso de allí. Ojalá hubiésemos podido hablar en otras circunstancias mejores y no de este modo. - Sí. Empezó después de que nos llevasen a su casa. Me metieron un pensamiento en bucle en la cabeza para que dejase a Cath y me fuese de la isla. - cerré con rabia el puño que no tenía sobre el cuerpo de Aedan. Si no me hubiese ido...tal vez ella no habría ido a Ávalon a ver a ese impresentable. Tal vez la maldición no se hubiese destapado de manera tan repentina. - No lo sé. Se supone que esa maldición es por algo que hizo gente que lleva muerta cientos de años. Le Fay y Pendragon. Es una puta locura. - el nudo en la garganta me impidió seguir hablando.
La mano libre la llevó hacia Ian, como deseando que con su contacto todo fuera más fácil. Y lo era, sabía que no estaba sola -No sé transferirlas…No se puede… Es por la sangre- Gimoteó Catherine refiriéndose al deseo de Ian que fuera él y no Aedan el que estuviese postrado en aquella cama. La cuestión es que, indiferentemente de quien fuera, Catherine igual sentiría que se partía en dos.
La llegada de Anteia la llenó de más calma pero se preocupó de que Lucio no respondiera. ¿Estaría enojado por su mensaje anterior? Inspiró lentamente y la pregunta de Ian le hizo mirar a Anteia que parecía convencida de eso. Miró hacia él cuando le dijo silenciosamente que fuera ella a la resonancia y ella asintió. Miró a Justin con un gesto de agradecimiento al oír que ya estaba listo.
Salió de la habitación con Anteia, mirando a su pequeño con tantas cosas puestas -Sé fuerte mi amor…podemos acabar con esto- Le dijo Catherine a su bebé mientras mantenía su manita entre las propias. La máquina de resonancia no le hacía ni puta gracia pero al menos estaba en la misma habitación con él mientras Anteia daba órdenes. La pregunta entonces la hizo mirarla a los ojos y en ese momento, en ese instante, fue consciente de que no necesitaba nada de Anteia.
Necesitaba a Wthyr Pendragon.
Se le hizo un nudo en la garganta tan grande que le tembló el labio inferior pero… Pero necesitaba solucionarlo, estaba en sus manos. Vio a su pequeño mientras entraba allí, dormido...Con dolor y aquellas horrorosas líneas negras -¿Puedes estabilizarlo? ¿Puedes mantenerlo con vida, Anteia? Si puedes mantenerlo durante el día de hoy y mañana, te prometo que lo haré- Como si tenía que entregarse 17 veces a Wthyr, como si tenía que hacer 10 mil ritos de fertilización, como si tenía que venderle su alma a los Pendragon.
La llegada de Anteia la llenó de más calma pero se preocupó de que Lucio no respondiera. ¿Estaría enojado por su mensaje anterior? Inspiró lentamente y la pregunta de Ian le hizo mirar a Anteia que parecía convencida de eso. Miró hacia él cuando le dijo silenciosamente que fuera ella a la resonancia y ella asintió. Miró a Justin con un gesto de agradecimiento al oír que ya estaba listo.
Salió de la habitación con Anteia, mirando a su pequeño con tantas cosas puestas -Sé fuerte mi amor…podemos acabar con esto- Le dijo Catherine a su bebé mientras mantenía su manita entre las propias. La máquina de resonancia no le hacía ni puta gracia pero al menos estaba en la misma habitación con él mientras Anteia daba órdenes. La pregunta entonces la hizo mirarla a los ojos y en ese momento, en ese instante, fue consciente de que no necesitaba nada de Anteia.
Necesitaba a Wthyr Pendragon.
Se le hizo un nudo en la garganta tan grande que le tembló el labio inferior pero… Pero necesitaba solucionarlo, estaba en sus manos. Vio a su pequeño mientras entraba allí, dormido...Con dolor y aquellas horrorosas líneas negras -¿Puedes estabilizarlo? ¿Puedes mantenerlo con vida, Anteia? Si puedes mantenerlo durante el día de hoy y mañana, te prometo que lo haré- Como si tenía que entregarse 17 veces a Wthyr, como si tenía que hacer 10 mil ritos de fertilización, como si tenía que venderle su alma a los Pendragon.
Tanto Ian como Catherine estaban, sin duda, afectados ¿Cómo no? Ella misma estaba temblando por dentro y temía que todo lo que estaba presentándose allí le fuera demasiado grande -Sí- Respondió sin duda alguna a Ian pero estaba segura de que Jo sería mejor que ella en este caso. Se giró hacia Justin cuando volvió de avisarle lo de la máquina y asintió con una sonrisa -Lo estás haciendo bien. Escúchame, pide que busquen a Jo, con el expediente. Explícale todo y dile que venga lo antes posible- Su magia ayudaría a mantenerlo mejor -Y…Los estudiantes del descendiente Eire también- Mencionó pensativa, preguntándose donde estaba Lucio.
En la resonancia empezó a ver cosas que sin duda demostraban una afección del estómago, lo que explicaba que no hubiese comido. Lo positivo es que Ian había actuado rápido y no había esperado demasiado tiempo, pero la tensión baja siempre era alarmante para un niño. Confiaba en que el suero, la reabastecedora y los antipiréticos funcionaran pronto. Ahora con al resonancia ya tenía más claro hacia donde debía actuar.
La pregunta de Catherine le pareció sumamente extraña -Sí- Le dijo a la primera pregunta y la segunda -Cath... Es un niño fuerte pero es una maldición muy agresiva. ¿Quién ha hecho esto?- Preguntó mientras volvían hacia la habitación. Había que monitorearlo constantemente y Anteia se iba a quedar allí haciéndolo todo. Pero estaba segura de que Lucio y Jo serían un equipo fundamental para mantenerlo con vida.
Al llegar vio a Ian y a Jarkko -Tenemos que hacer un procedimiento...Así que necesito que nos dejéis solos un momento- Expresó Anteia mirando a Ian y señalando con la barbilla a Catherine para que la sacara. Dio órdenes para que trajera uno de los aparatos de endoscopia para luego poder ponerle una poción de díctamo que ayudara a cerrar la herida sin tener que abrirlo. Le explicó brevemente el procedimiento a Justin. Una vez que estuvieron fuera empezaron a trabajar de forma rápida pero meticulosa, Anteia no tenia margen de error.
En la resonancia empezó a ver cosas que sin duda demostraban una afección del estómago, lo que explicaba que no hubiese comido. Lo positivo es que Ian había actuado rápido y no había esperado demasiado tiempo, pero la tensión baja siempre era alarmante para un niño. Confiaba en que el suero, la reabastecedora y los antipiréticos funcionaran pronto. Ahora con al resonancia ya tenía más claro hacia donde debía actuar.
La pregunta de Catherine le pareció sumamente extraña -Sí- Le dijo a la primera pregunta y la segunda -Cath... Es un niño fuerte pero es una maldición muy agresiva. ¿Quién ha hecho esto?- Preguntó mientras volvían hacia la habitación. Había que monitorearlo constantemente y Anteia se iba a quedar allí haciéndolo todo. Pero estaba segura de que Lucio y Jo serían un equipo fundamental para mantenerlo con vida.
Al llegar vio a Ian y a Jarkko -Tenemos que hacer un procedimiento...Así que necesito que nos dejéis solos un momento- Expresó Anteia mirando a Ian y señalando con la barbilla a Catherine para que la sacara. Dio órdenes para que trajera uno de los aparatos de endoscopia para luego poder ponerle una poción de díctamo que ayudara a cerrar la herida sin tener que abrirlo. Le explicó brevemente el procedimiento a Justin. Una vez que estuvieron fuera empezaron a trabajar de forma rápida pero meticulosa, Anteia no tenia margen de error.
Y me crucé de brazos, pensativo, observando como intentaban hacer lo posible por Aedan y casi sin poder apartar la mirada de Catherine. Me tensé al oir lo que habian hecho con Ian mientras estuvimos con los Pendragon. Si lo habian hecho con él, como asegurarnos de que no habian hecho algun truco mas oculto, con Savannah o conmigo?
- Como lo has averiguado? - dije moviendo los dedos sobre mi brazo, inquieto. - Te los has sacado ya?
"Y quien ha sido el cabrón?"
- Joder. - asi que ademas no era un maleficio tipo hechizo, "normal y corriente", como podría haber sido la misma que me afectó a mi, si no una tela de antigua y que vete a saber como se rompia. AL parecer, solo podian mantenerlo con vida hasta que su madre hiciese...algo.
Me acordé de lo que las sombras me enseñaron sobre Wthyr Pendragon, y ese arbol extraño que mató a sus padres.
- Nada de lo que rodea a los Pendragon es bueno.
Anteia nos pidió privacidad para hacer sus procedimientos y fui el primero en dejarlos solos
- Como lo has averiguado? - dije moviendo los dedos sobre mi brazo, inquieto. - Te los has sacado ya?
"Y quien ha sido el cabrón?"
- Joder. - asi que ademas no era un maleficio tipo hechizo, "normal y corriente", como podría haber sido la misma que me afectó a mi, si no una tela de antigua y que vete a saber como se rompia. AL parecer, solo podian mantenerlo con vida hasta que su madre hiciese...algo.
Me acordé de lo que las sombras me enseñaron sobre Wthyr Pendragon, y ese arbol extraño que mató a sus padres.
- Nada de lo que rodea a los Pendragon es bueno.
Anteia nos pidió privacidad para hacer sus procedimientos y fui el primero en dejarlos solos
Aunque, por lo general, el padre de Aedan me infundía temor, debía reconocer que en esta ocasión me trasmitía mucha pena. La pareja, en verdad. Entendía su preocupación, pero tampoco sabía qué podía decirles para animales o tranquilizarles, de modo que, simplemente trabajó duro para que el niño saliera adelante.
Aprovechó la segunda vez que salió de la habitación, esta vez acompañado, para hacer una pequeña parada en la recepción y pedir que analizaran la sangre del niño con los valores típicos que se piden, porque ni idea de cuando le preguntaron. Sencillamente, se encogió de hombros. La enfermera, resuelta, pidió un completo para hemorragias con hematocrito, coagulación, bioquímica… bueno, todas esas cosas que Justin todavía no había estudiado. Tanto nombre le aturullaba. -Y que busquen maldiciones… de sangre- Aquello le sonaba raro, pero… bueno, lo dejó caer -Y también en la muestra de Shyvanna Pendragon de ayer. ¡Gracias!- Todo aquello le vino bien para resumir el caso clínico para mandarle un mensajito a Jo, tal y como había solicitado Anteia. Y no conocía ningún estudiante de Sean, de modo que se lo mandó directamente al descendiente, esperando que le hiciera más caso que el director del hospital.
Con tanta ida y venida se iba enterando de la conversación que los dos hombres estaban manteniendo. Al parecer debía ser una maldición muy antigua que afectaba a los linajes LeFay y Pendragon. Eso explicaría la disparidad y el por qué Thoren no tenía la marca. Tendría que investigar más afondo. Una compañera celadora trajo el endoscopio y acompañó a la familia a que saliera fuera, al menos por unos minutos. Justin se acercó a Anteia por un lateral, sacando su libretita de apuntes para trabajar en casos similares. Siguió en la pantalla el avance de la cámara por el tubo digestivo del niño, no tardando mucho en alcanzar la hemorragia, sobre la cual se le aplicó díctamo a chorro -Una pregunta, ¿la magia de sanación no pude curar heridas internas? ¿O necesitas verla para poder trabajar sobre ella?- La pregunta era que si no lo veo, no lo puedo curar, por eso quizás la sanación de Anteia de antes no había salido tan bien como se esperaba -Y, si es una maldición de sangre, ¿por qué ha producido una hemorragia ahí? ¿No tendría que afectar a, precisamente, la sangre?- Preguntó, sin apartar la mirada de la pantalla, solo el tiempo suficiente para poner la mano del joven estudiante sobre la frente del niño para ver si la medicación empezaba a surtir efecto
Aprovechó la segunda vez que salió de la habitación, esta vez acompañado, para hacer una pequeña parada en la recepción y pedir que analizaran la sangre del niño con los valores típicos que se piden, porque ni idea de cuando le preguntaron. Sencillamente, se encogió de hombros. La enfermera, resuelta, pidió un completo para hemorragias con hematocrito, coagulación, bioquímica… bueno, todas esas cosas que Justin todavía no había estudiado. Tanto nombre le aturullaba. -Y que busquen maldiciones… de sangre- Aquello le sonaba raro, pero… bueno, lo dejó caer -Y también en la muestra de Shyvanna Pendragon de ayer. ¡Gracias!- Todo aquello le vino bien para resumir el caso clínico para mandarle un mensajito a Jo, tal y como había solicitado Anteia. Y no conocía ningún estudiante de Sean, de modo que se lo mandó directamente al descendiente, esperando que le hiciera más caso que el director del hospital.
Con tanta ida y venida se iba enterando de la conversación que los dos hombres estaban manteniendo. Al parecer debía ser una maldición muy antigua que afectaba a los linajes LeFay y Pendragon. Eso explicaría la disparidad y el por qué Thoren no tenía la marca. Tendría que investigar más afondo. Una compañera celadora trajo el endoscopio y acompañó a la familia a que saliera fuera, al menos por unos minutos. Justin se acercó a Anteia por un lateral, sacando su libretita de apuntes para trabajar en casos similares. Siguió en la pantalla el avance de la cámara por el tubo digestivo del niño, no tardando mucho en alcanzar la hemorragia, sobre la cual se le aplicó díctamo a chorro -Una pregunta, ¿la magia de sanación no pude curar heridas internas? ¿O necesitas verla para poder trabajar sobre ella?- La pregunta era que si no lo veo, no lo puedo curar, por eso quizás la sanación de Anteia de antes no había salido tan bien como se esperaba -Y, si es una maldición de sangre, ¿por qué ha producido una hemorragia ahí? ¿No tendría que afectar a, precisamente, la sangre?- Preguntó, sin apartar la mirada de la pantalla, solo el tiempo suficiente para poner la mano del joven estudiante sobre la frente del niño para ver si la medicación empezaba a surtir efecto
Desvié la mirada hacia Jarkko un momento cuando me preguntó cómo sabía que me habían metido algo en la cabeza. Debía estar inquieto pensando en esa posibilidad, pero a simple vista no me daba la impresión de que así fuese. Estaba normal, como era él. - Porque hice cosas irracionales y...el pensamiento repetitivo no me dejaba pensar con claridad en ningún momento del día. Pensé que era un pensamiento propio, pero no. Cuando volví a ver a Catherine le pedí que mirase dentro de mi cabeza, y pudo eliminarlo. - expliqué como buenamente pude, a pesar de que ahora mismo eso se quedaba en nada comparado con lo de Aedan. Maldije internamente ante el hecho de que la maldición era intransferible, no se podía hacer nada. Catherine tenía la suya, y no podía cargar con la de Aedan. Acaricié con el pulgar su pequeña mano, inspirando profundamente de manera algo entrecortada por los nervios que tenía. Una maldición era demasiado para un adulto, cuanto ni más para un niño de dos años. Era casi un bebé...
- Catherine...- alcé la mirada hacia ella con pesar, comprendiendo lo que quería decir a Anteia con lo de mantener a Aedan vivo durante al menos dos días. No había otra decisión posible ni podíamos perder el valioso tiempo en buscar alternativas. No cuando la vida de Aedan estaba en juego. Por mucho que me doliese que tuviese que ser de ese modo, se había acabado esa supuesta tregua en la que íbamos a hacerlo a nuestra manera. Esta vez no nos salíamos con la nuestra. - Tenemos que hacerlo cuanto antes. Es la única manera para salvar a nuestro hijo. Trae el libro para que podamos anularlo de verdad, para que todo tenga validez mágica y ritual.- guardé silencio sin poder apartar la vista de él, escuchando de fondo los sonidos de las máquinas que lo monitorizaban. Me costó soltar su mano cuando Anteia dijo que tenían que hacer un procedimiento con él, pero acabé saliendo de la habitación junto a Cath y Jarkko. - Todo lo que tocan, lo joden. - agregué a lo que dijo mi amigo sobre los Pendragon. Tal vez nada se habría activado si no se hubiesen acercado. O al menos no de una manera tan agresiva.
- Gracias por estar aquí, Jarkko - acabé diciéndole a los pocos segundos de salir, pues por muy abrumado que estuviese valoraba que hubiese venido. - Sobre lo otro...- me encogí de hombros, como queriendo decir que no importaba, que no tenía que disculparse. La situación me hacía verlo todo en perspectiva. Incluso si habíamos acabado en casa de Wthyr por aquella pelea. No era su culpa, sino del puto Pendragon - No pasa nada. - dejé que hablase si quería, aunque lo daba por solucionado por mi parte. Después me acerqué a Catherine, rodeándola con mi brazo para atraerla hacia mi tratando de reconfortarla. - Aguantará. Tú...haz lo que tengas que hacer. - aunque eso supusiese irse con él más pronto que tarde, con todo lo que eso conllevaba.
Tuvo el pulso firme a medida que iba avanzando con el procedimiento, aplicando todo con suma precaución, verificó que todo estuviera bien y cuando finalizó fue retirando el aparato lentamente. Sospechaba que la maldición no tardaría demasiado en volver a activarse, en volver a atacar, pero ella se mantendría férrea en su promesa a Catherine. Aedan era un niño fuerte -Sí, puede- Mencionó Anteia ahora posando sus manos sobre el torso del pequeño y entrecerrando los ojos.
Era una marca oscura y horrorosa. Y desconocida, muy desconocida para sí misma. Ella no estaba acostumbrada a lidiar con eso -Pero al ser un niño, quería aplicar algo más directo y rápido que ir un poco a tientas. Jo tiene una magia distinta a la mía, más específica, por eso te pedí que la buscaras- Le mencionó a Justin pero sin mirarlo. Empezó a observar que los valores iban levemente cambiando al ver que ya no había hemorragia. Estaba bien. De acuerdo, tenía que mantenerse canalizando magia y así lo hizo concentrándose en cada partecita de ese cuerpo pequeño -Las maldiciones de sangre, Justin, se pasan de generación en generación. No es la sangre persé, es una herencia- Le explicó, porque Anteia podía ser un poco despistada pero no era idiota y algo de sus conocimientos de Hogwarts se habían mantenido -Por ejemplo, un maledictus-
-Creo que no conocemos aún el alcance de esta maldición. Me parece extraño que se irradie hacia arriba y ataque el estómago, por un momento pensé que podría tener la garganta irritada… O algo…- Le dijo frunciendo el ceño y humedeciéndose los labios -¿Recibiste respuesta de Lucio o del Descendiente Eire y sus estudiantes?- Iban a necesitar mucha magia blanca y sospechaba que…De ser posible, al Consejo entero -¿Sabes quien también podría ayudar? Sofía… Tiene mucho conocimiento en pociones, quizás algo para retener o apaciguar efectos. Envíale un patronus o algo…- Sugirió -Y diles que ya pueden entrar- Le sonrió a Justin.
Era una marca oscura y horrorosa. Y desconocida, muy desconocida para sí misma. Ella no estaba acostumbrada a lidiar con eso -Pero al ser un niño, quería aplicar algo más directo y rápido que ir un poco a tientas. Jo tiene una magia distinta a la mía, más específica, por eso te pedí que la buscaras- Le mencionó a Justin pero sin mirarlo. Empezó a observar que los valores iban levemente cambiando al ver que ya no había hemorragia. Estaba bien. De acuerdo, tenía que mantenerse canalizando magia y así lo hizo concentrándose en cada partecita de ese cuerpo pequeño -Las maldiciones de sangre, Justin, se pasan de generación en generación. No es la sangre persé, es una herencia- Le explicó, porque Anteia podía ser un poco despistada pero no era idiota y algo de sus conocimientos de Hogwarts se habían mantenido -Por ejemplo, un maledictus-
-Creo que no conocemos aún el alcance de esta maldición. Me parece extraño que se irradie hacia arriba y ataque el estómago, por un momento pensé que podría tener la garganta irritada… O algo…- Le dijo frunciendo el ceño y humedeciéndose los labios -¿Recibiste respuesta de Lucio o del Descendiente Eire y sus estudiantes?- Iban a necesitar mucha magia blanca y sospechaba que…De ser posible, al Consejo entero -¿Sabes quien también podría ayudar? Sofía… Tiene mucho conocimiento en pociones, quizás algo para retener o apaciguar efectos. Envíale un patronus o algo…- Sugirió -Y diles que ya pueden entrar- Le sonrió a Justin.
Cuando su mirada se encontró con Ian, cuando reconoció que había entendido a lo que se refería sin siquiera añadir una palabra más… Asintió con suavidad a las palabras de Ian, sabía que era la única forma y aún así cómo podía doler tanto. ¿Cómo Wthyr había sobrevivido no uno sino dos muertes? Ella no podía respirar, apenas podía mantenerse en pie. No escuchó lo que hablaron ellos porque sólo necesitaba pensar. Aprovechó y respondió algunos mensajes a Adael y Giordano. A Sofía también necesitaba… A Matvey. No sabía en quién más pensar.
Al sentir el brazo de Ian sobre ella, apoyó la frente en su pecho y lloró. Volvió a llorar como esa noche en la que pensó que le había dejado porque ahora era ella quien tenía que caminar lejos de su amor para ir a los brazos de otros que apenas conocía. Se cogió de la camisa de Ian con fuerza, apretando los puños y dejando que ese silencioso minuto le sirviera para derramar las lágrimas que no se permitiría dejar correr delante de los Pendragon.
-No voy a ser la misma persona- Le respondió alejándose de él para limpiarse el rostro. Apenas intercambió una mirada con Jarkko -Recuerda lo que ellos deben creer. Debes provocarme, debes…Debes actuar tu parte, Ian. Voy a hacer, a decir cosas que …- Respiró un poco intentando controlar el temblor en sus manos, pero terminó negando. No podía seguir hablando así que conectó mentalmente con él. “Debemos seguir con el mismo plan, cuando Aedan esté bien, te lo llevarás abajo…Diré lo mismo ¿De acuerdo? Tenemos que mantener la fachada, los dos…Aunque nos digamos cosas hirientes, aunque … Es todo mentira. Y…tenemos que conseguir una forma de comunicarnos, en Avalon no podré responderte vía mental…Luego buscaré unos espejos y los dejaré en casa para que te lleves en la mochila. Os amo…Te amo, Ian… Siento haberte arrastrado a esto”
Miró por encima de su hombro y alrededor, no había nadie más que ellos tres así que se puso en puntillas y lo besó. Un beso que marcaba el fin de una era, un beso que sabía a tristeza y dolor, pero no había otra forma. Se alejó de él, suspirando y dio un paso hacia atrás para sacar su báculo, con un leve movimiento la imagen de Catherine llorando desapareció y su rostro se veía tan calmo como siempre. Serena pasividad y cruda determinación. Una ilusión, por supuesto. Observó a Jarkko a los ojos “Por favor, quédate con Aedan, con él y…No creas ni la mitad del papel que me vas a ver actuar de ahora en adelante”. Volvió la vista hacia Ian “Avisa a Adam, a los Knox…”, no quería que la odiaran, pero… Mantuvo la mirada un segundo más en sus ojos verdes y entonces, desapareció.
Al sentir el brazo de Ian sobre ella, apoyó la frente en su pecho y lloró. Volvió a llorar como esa noche en la que pensó que le había dejado porque ahora era ella quien tenía que caminar lejos de su amor para ir a los brazos de otros que apenas conocía. Se cogió de la camisa de Ian con fuerza, apretando los puños y dejando que ese silencioso minuto le sirviera para derramar las lágrimas que no se permitiría dejar correr delante de los Pendragon.
-No voy a ser la misma persona- Le respondió alejándose de él para limpiarse el rostro. Apenas intercambió una mirada con Jarkko -Recuerda lo que ellos deben creer. Debes provocarme, debes…Debes actuar tu parte, Ian. Voy a hacer, a decir cosas que …- Respiró un poco intentando controlar el temblor en sus manos, pero terminó negando. No podía seguir hablando así que conectó mentalmente con él. “Debemos seguir con el mismo plan, cuando Aedan esté bien, te lo llevarás abajo…Diré lo mismo ¿De acuerdo? Tenemos que mantener la fachada, los dos…Aunque nos digamos cosas hirientes, aunque … Es todo mentira. Y…tenemos que conseguir una forma de comunicarnos, en Avalon no podré responderte vía mental…Luego buscaré unos espejos y los dejaré en casa para que te lleves en la mochila. Os amo…Te amo, Ian… Siento haberte arrastrado a esto”
Miró por encima de su hombro y alrededor, no había nadie más que ellos tres así que se puso en puntillas y lo besó. Un beso que marcaba el fin de una era, un beso que sabía a tristeza y dolor, pero no había otra forma. Se alejó de él, suspirando y dio un paso hacia atrás para sacar su báculo, con un leve movimiento la imagen de Catherine llorando desapareció y su rostro se veía tan calmo como siempre. Serena pasividad y cruda determinación. Una ilusión, por supuesto. Observó a Jarkko a los ojos “Por favor, quédate con Aedan, con él y…No creas ni la mitad del papel que me vas a ver actuar de ahora en adelante”. Volvió la vista hacia Ian “Avisa a Adam, a los Knox…”, no quería que la odiaran, pero… Mantuvo la mirada un segundo más en sus ojos verdes y entonces, desapareció.
Lo de pensamientos irracionales que lo consumían constantemente me arrancó una mueca, sobre todo cuando dijo que no eran pensamientos propios. Pude comprender a qué se refería, a veces a mi tambien me invadían esos pensamientos e ideas irracionales por completo, pero por motivos diferentes a los de él. Asentí despacio, como indicandole que sabia mas o menos a que se referia.
- Se atrevieron a jugar con tu cabeza para manipularte
"en esencia, no son mejores que los blood keeper"
Ian pareció perdonarme sin problemas, pero ahora tenia claro que los Pendragon le habian echado el guante a mi amigo por mi estúpida accion. Que no habia servido para nada.
- Me equivocaba en lo que decía. Tú....puedes conseguir lo que te plantees, lo que sea, Ian. - miré con preocupacion a la puerta dela sala que habiamos dejado atrás. - Incluso esto lo conseguirás. - dije refiriendome a Aedan, que se pondria bien.
Luego di espacio a la pareja, me aparté de ambos porque necesitaban estar a solas. Me senté en una silla de estas que estan pegadas a la pared del pasillo, entrelazando los dedos de mis manos. Me quedé con la mirada perdida en las susodichas, escuchando sus voces. Luego alcé la mirada a Catherine, viendo como levantaba una ilusion para ocultar lo destrozada que estaba. ¿Qué era lo que tenía que hacer, eso de lo que hablaba con Ian? Era demasiado prudente como para preguntarle.
Cuando se fue miré a Ian, en silencio durante unos instantes. Del otro lado, de momento solo silencio.
- Necesitas....? - iba a decir algo pero me quedé en silencio al oir una voz no habitual darme un mensaje tremendamente claro, lo cual me extrañó.- Catherine?
"Quieres que me quede? Lo haré..."
Respondí mentalmente por inercia, y luego volví a ponerme en pie.
- Deberiamos avisar a Adam...
- Se atrevieron a jugar con tu cabeza para manipularte
"en esencia, no son mejores que los blood keeper"
Ian pareció perdonarme sin problemas, pero ahora tenia claro que los Pendragon le habian echado el guante a mi amigo por mi estúpida accion. Que no habia servido para nada.
- Me equivocaba en lo que decía. Tú....puedes conseguir lo que te plantees, lo que sea, Ian. - miré con preocupacion a la puerta dela sala que habiamos dejado atrás. - Incluso esto lo conseguirás. - dije refiriendome a Aedan, que se pondria bien.
Luego di espacio a la pareja, me aparté de ambos porque necesitaban estar a solas. Me senté en una silla de estas que estan pegadas a la pared del pasillo, entrelazando los dedos de mis manos. Me quedé con la mirada perdida en las susodichas, escuchando sus voces. Luego alcé la mirada a Catherine, viendo como levantaba una ilusion para ocultar lo destrozada que estaba. ¿Qué era lo que tenía que hacer, eso de lo que hablaba con Ian? Era demasiado prudente como para preguntarle.
Cuando se fue miré a Ian, en silencio durante unos instantes. Del otro lado, de momento solo silencio.
- Necesitas....? - iba a decir algo pero me quedé en silencio al oir una voz no habitual darme un mensaje tremendamente claro, lo cual me extrañó.- Catherine?
"Quieres que me quede? Lo haré..."
Respondí mentalmente por inercia, y luego volví a ponerme en pie.
- Deberiamos avisar a Adam...
No tardé apenas nada en aparecer alli a causa de los preocupantes mensajes de Catherine- los habia leido todos de golpe, tanto lo de la boda, como lo de Aedan, debido a que me habia pasado los ultimos dias tras la fiesta tratando de poner un poco de orden en mi nueva situacion como...padre, o algo asi. Preparar mi residencia para que fuera habitable no era facil, y aun a estas alturas dudaba de que fuera buena idea que pululase por alli. Por el momento Ivanov y el hermanastro habian estado quedandose en la guardería tras los chequeos, pero no podia vivir ahi eternamente. Y al otro habia que devolverselo a la madre por correo postal.
Caminé por el pasillo localizando al marido de Catherine, estaba solo, con un tipo que a decir verdad no me sonaba de nada, pero que tenía algo raro.
No vi ni rastro de Aedan ni de Catherine.
- Ian. - dije con voz ronca y apremiante. - Acabo de leer todo el asunto de la boda con wthyr y lo de Aedan. - mire al joven con mi hosco ceño fruncido, en una expresion de ofuscacion total. - De qué va todo esto? Es por esa maldición? Es por eso lo de Aedan? Dónde está el pequeño?
Caminé por el pasillo localizando al marido de Catherine, estaba solo, con un tipo que a decir verdad no me sonaba de nada, pero que tenía algo raro.
No vi ni rastro de Aedan ni de Catherine.
- Ian. - dije con voz ronca y apremiante. - Acabo de leer todo el asunto de la boda con wthyr y lo de Aedan. - mire al joven con mi hosco ceño fruncido, en una expresion de ofuscacion total. - De qué va todo esto? Es por esa maldición? Es por eso lo de Aedan? Dónde está el pequeño?
La despedida estaba implícita en aquel abrazo, mientras ella se permitía llorar por todo lo que tenía encima con aquella boda forzosa para romper la maldición que debía salvar a Aedan. La abracé con fuerza y con el corazón encogido, intentando contener las lágrimas para no romperme delante de ella. Eso solo lo haría mucho más difícil. - Lo sé...lo sé. No deben saber que les hemos descubierto. Será duro, pero haré lo posible para mantener el engaño. - al menos mientras fuese necesario. Cuando Aedan estuviese a salvo ...se abriría la veda. Necesitaba pensar que no era algo definitivo, que lo íbamos a solucionar. No hacía falta que me recordase que las cosas hirientes que nos dijésemos serían mentira, aunque procuraría que me viesen lo menos posible cerca de ella. No sabía cuándo sería la próxima vez, por eso intenté que ese beso de despedida no se acabase, aunque fuese amargo y significase una especie de final forzoso. Susurré un 'te quiero' tras separarnos, dedicándole una última mirada antes de que se marchase. - Haz lo que tengas que hacer. - suspiré al mirar el lugar vacío que había dejado al desaparecer, girándome para ir con Jarkko hacia las sillas que había en el pasillo. Me dejé caer en una de ellas bastante derrotado, apoyando los brazos sobre las rodillas.
- Ojalá tengas razón. Ojalá lo consigamos...- me refería a lo que había dicho antes sobre Aedan, que iba a salir de esta. El asunto del clan ya quedaba como algo en un segundo plano, las prioridades se habían ordenado rápidamente. - No lo sé. Ahora mismo no sé qué haré. Pero no te equivocabas...gracias a ti conseguí controlarme por primera vez. Esa noche fue la primera en la que logré tomar el control de lo que hago durante la transformación. Es bastante liberador. Y sé que tú también podrías si quisieras. - pero no era el momento de darle la chapa a nadie. Negué con la cabeza cuando dijo lo de avisar a mi padre, no estaba seguro de que fuese buena idea. - Es que...él no sabe nada. Ni de que me manipularon la mente, ni lo de la maldición. Si se entera se pondrá a atacarles, y no podemos permitirlo. Ya se fue por su cuenta a atacar el castillo de los Pendragon. - yo más que nadie quería reventarlos, pero no podía ser. Aún no. Levanté un poco la cabeza al escuchar la voz de Matvey, que por su gesto estaba bastante confuso y perdido con todo el asunto. Tampoco es que yo lo tuviese mucho más claro. Por un momento tuve miedo de que ni con la boda funcionase.
- Aedan está ahí dentro, con Anteia. - miré a la puerta angustiado, pensando que tardaban mucho en salir a avisar. - Le ha salido una marca de maldición, y a Catherine también. Es algo que afecta a Pendragon y Le Fay...se supone que por lo que sucedió en la guerra de hace cientos de años. Una puta mierda. - no tenía ganas de explicar lo que debía hacer Catherine, pero no quedaba otro remedio. - Ella debe casarse con él y... - bajé la mirada, cerrando los ojos por no tener esa imagen mental. - Tener descendencia para "devolver" el hijo que los del pasado perdieron. - me levanté de la silla, evitando mirar a ninguno de los dos. Apoyé la espalda junto a la puerta, con las manos en los bolsillos. - Y ellos no deben saber que estoy al tanto.
- Ojalá tengas razón. Ojalá lo consigamos...- me refería a lo que había dicho antes sobre Aedan, que iba a salir de esta. El asunto del clan ya quedaba como algo en un segundo plano, las prioridades se habían ordenado rápidamente. - No lo sé. Ahora mismo no sé qué haré. Pero no te equivocabas...gracias a ti conseguí controlarme por primera vez. Esa noche fue la primera en la que logré tomar el control de lo que hago durante la transformación. Es bastante liberador. Y sé que tú también podrías si quisieras. - pero no era el momento de darle la chapa a nadie. Negué con la cabeza cuando dijo lo de avisar a mi padre, no estaba seguro de que fuese buena idea. - Es que...él no sabe nada. Ni de que me manipularon la mente, ni lo de la maldición. Si se entera se pondrá a atacarles, y no podemos permitirlo. Ya se fue por su cuenta a atacar el castillo de los Pendragon. - yo más que nadie quería reventarlos, pero no podía ser. Aún no. Levanté un poco la cabeza al escuchar la voz de Matvey, que por su gesto estaba bastante confuso y perdido con todo el asunto. Tampoco es que yo lo tuviese mucho más claro. Por un momento tuve miedo de que ni con la boda funcionase.
- Aedan está ahí dentro, con Anteia. - miré a la puerta angustiado, pensando que tardaban mucho en salir a avisar. - Le ha salido una marca de maldición, y a Catherine también. Es algo que afecta a Pendragon y Le Fay...se supone que por lo que sucedió en la guerra de hace cientos de años. Una puta mierda. - no tenía ganas de explicar lo que debía hacer Catherine, pero no quedaba otro remedio. - Ella debe casarse con él y... - bajé la mirada, cerrando los ojos por no tener esa imagen mental. - Tener descendencia para "devolver" el hijo que los del pasado perdieron. - me levanté de la silla, evitando mirar a ninguno de los dos. Apoyé la espalda junto a la puerta, con las manos en los bolsillos. - Y ellos no deben saber que estoy al tanto.
Había sido un antes y un después. Quizás, para el poco conocedor del tema, no hubiese habido cambio alguno. Pero ahora, sin duda, lo percibiría.
Las sombras por lo general se mantenían quietas y tranquilas, Jarkko había aprendido a controlarlas pero lo que sea que “vivía” en ellas no permaneció tranquilo cuando la puerta a este mundo se vio en riesgo.
Allí donde los espíritus de Savannah permanecieron en silencio, cautelosos, esperando…Sus opuestos, esos que no encontraron paz hasta hace unas semanas, se perturbaron.
El oscuro fluido se removió, llamando la atención de su poseedor, tirando de él. Lo necesitaban alerta, atento al riesgo que podían percibir pero de donde no conocían origen o lugar geográfico. Sólo una palabra, sólo un sentimiento: Peligro.
Las sombras por lo general se mantenían quietas y tranquilas, Jarkko había aprendido a controlarlas pero lo que sea que “vivía” en ellas no permaneció tranquilo cuando la puerta a este mundo se vio en riesgo.
Allí donde los espíritus de Savannah permanecieron en silencio, cautelosos, esperando…Sus opuestos, esos que no encontraron paz hasta hace unas semanas, se perturbaron.
El oscuro fluido se removió, llamando la atención de su poseedor, tirando de él. Lo necesitaban alerta, atento al riesgo que podían percibir pero de donde no conocían origen o lugar geográfico. Sólo una palabra, sólo un sentimiento: Peligro.
Las últimas palabras de Ian sobre los Pendragon quedaron grabadas en mi mente y no pude evitar dar vueltas a aquel tema. “Todo lo que tocan, lo joden” Ya se sabía sobre ellos en la isla, y Justin tenía sus dudas respecto a ellos, pero no les había tratado. Sin embargo, era verdad que siempre estaban metidos en todos los fregados de la isla, parecía Johan, que estaba en todos los marrones … y así pasó con Jo que acabó en EEUU, con su padrino… Apuntó en su libreta aquello de que quería dirigir el tratamiento a la hemorragia directamente por el hecho de ser un infante. -La he mandado llamar, no creo que tarde- O al menos eso esperaba, que pudiera dejar a la niña con el otro ruso, al que casi le quitan el pito no, el otro, el del pelo largo. -¿Qué tipo de magia tiene Jo? O sea, pensaba que la magia de sanación era sencillamente eso… magia de sanación, que toda era igual- Aquello le pilló por sorpresa al aprendiz. Definitivamente, debería empezar a leer “Sanación para Principiantes” y dejar las metodologías más avanzadas para más adelante. Igual que lo de las maldiciones de sangre, y en ese momento se sintió terriblemente estúpido al pedir a la enfermera que buscara rastros de maldiciones de sangre en la sangre. Sencillamente, asintió y apuntó. Ya había abierto el pico lo suficiente como para cagarla una vez, y de una forma bastante grande. De lo que no se olvidó era de dibujar aquella marca en una hoja vacía, quizá obtuviera alguna pista en algún libro.
La observación aquella no le pasó por alto, pero tampoco tenía respuesta para ello. Se encogió de hombros y puso cara de “Ni idea” -En principio no se han quejado de la garganta. Quizás podríamos echarle un vistazo- Busqué una de esas linternitas y un depresor lingual para alcanzárselo a Anteia. Le respondí mientras buscabas las cosas -Doris avisó a Lucio. Yo al mismísimo Sean Eire en persona y a mi tía Josephine. Si necesitamos magia blanca, qué mejor que el descendiente de Merlín. Pero…- No terminé la frase, pues ya estaba a su altura de nuevo y le estaba entregando el material para poder observar la garganta del niño. -¿Dioscórides? Sí, quizás. Le mandaré un … eso- Yo hubiera pedido ayuda a Sarah, por aquello de ser sanadora también, o a Aldaron por el tema de las pociones, pero sí. Sofía estaba bien.
Se guardó la libreta de apuntes en el bolsillo al acabar. Salió al pasillo y avisó a Ian, Jarkko y Matvey. Catherine se había ido. -La doctora Anteia ha sanado la hemorragia. Ya pueden entrar- Les dirigió una mirada breve, siguiéndoles con la mirada hasta que entraron en la sala y entonces se fue al mostrador, mandó el patronus a Sofía (y a Aldaron) y dejó caer la cabeza sobre los brazos que estaban apoyados en el mostrador de aquella planta. La compañera que estaba allí le miró con cara de entre preocupación y desconcierto -Te acabo de pedir que busques una maldición en la sangre… ¡Seré idiota!- Y aunque había un deje de burla, en realidad le dolía haber cometido aquel error tan tonto. Debía estudiar más. La chica iba a decir algo cuando empezó a murmurar algo que no se le entendía, alcé la mirada y seguí la vista, hacia aquel con prótesis. Sus sombras bailaban a su alrededor, enrarecidas. -Demasiadas cosas raras y chungas para un día. ¿Qué es eso y cómo se cura?- Suficiente le costaba ya la sanación de una maldición para tener que aprender también sobre magia oscura. Solo necesitaba saber si era peligroso, por aquello de correr despavorido.
La observación aquella no le pasó por alto, pero tampoco tenía respuesta para ello. Se encogió de hombros y puso cara de “Ni idea” -En principio no se han quejado de la garganta. Quizás podríamos echarle un vistazo- Busqué una de esas linternitas y un depresor lingual para alcanzárselo a Anteia. Le respondí mientras buscabas las cosas -Doris avisó a Lucio. Yo al mismísimo Sean Eire en persona y a mi tía Josephine. Si necesitamos magia blanca, qué mejor que el descendiente de Merlín. Pero…- No terminé la frase, pues ya estaba a su altura de nuevo y le estaba entregando el material para poder observar la garganta del niño. -¿Dioscórides? Sí, quizás. Le mandaré un … eso- Yo hubiera pedido ayuda a Sarah, por aquello de ser sanadora también, o a Aldaron por el tema de las pociones, pero sí. Sofía estaba bien.
Se guardó la libreta de apuntes en el bolsillo al acabar. Salió al pasillo y avisó a Ian, Jarkko y Matvey. Catherine se había ido. -La doctora Anteia ha sanado la hemorragia. Ya pueden entrar- Les dirigió una mirada breve, siguiéndoles con la mirada hasta que entraron en la sala y entonces se fue al mostrador, mandó el patronus a Sofía (y a Aldaron) y dejó caer la cabeza sobre los brazos que estaban apoyados en el mostrador de aquella planta. La compañera que estaba allí le miró con cara de entre preocupación y desconcierto -Te acabo de pedir que busques una maldición en la sangre… ¡Seré idiota!- Y aunque había un deje de burla, en realidad le dolía haber cometido aquel error tan tonto. Debía estudiar más. La chica iba a decir algo cuando empezó a murmurar algo que no se le entendía, alcé la mirada y seguí la vista, hacia aquel con prótesis. Sus sombras bailaban a su alrededor, enrarecidas. -Demasiadas cosas raras y chungas para un día. ¿Qué es eso y cómo se cura?- Suficiente le costaba ya la sanación de una maldición para tener que aprender también sobre magia oscura. Solo necesitaba saber si era peligroso, por aquello de correr despavorido.
Las palabras de Adael sobre el conocimiento la hicieron sentir fuera de lugar. No era su idea, pero la gente no la buscaba para aprender porque Catherine no era ejemplo de nada. No había hecho nada importante. Al aparecer en el hospital lo hizo en el mismo sitio en el que desapareció portando las tres copias. Una para Ian, una para los Pendragon, y una para sí misma. Cada uno de esos pesaba horrorosamente en su corazón pero…
Vio a Matvey nada más llegar y se retiró a ilusión. Ahí había confianza, entendimiento. Podía estar a su alrededor sin llevar ninguna máscara -¿Te han explicado?- Inquirió pero reconoció al chico de pelo blanco lejos y vio la puerta abierta, su pequeño… Recorrió los últimos pasos en un sprint antes de entrar y poder ver a Anteia usando su maravillosa magia sobre su pequeño que parecía que tenía mejor color. Suspiró. Algo en su corazón se calmó. Un poco de tiempo más necesitaban.
Se inclinó y posó los labios sobre la frente de Aedan, la fiebre había remitido un poquito y su respiración parecía más normal -Me estoy apresurando- Le dijo a Anteia -Gracias- Volvió a besar a su hijo y miró hacia Ian con una sonrisa tensa. Estaba feliz porque Aedan estaba estable pero lo que tenía que hacer…
“Dile a tu futuro marido…”
Las palabras de Adael habían hecho que su interior se removiera, tenía la piel erizada y la marca de la runa pesaba más. Pero no podía perder tiempo pensando en lo que deseaba y lo que debía hacer porque las dos cosas eran absolutamente distintas. Se acercó a Ian y le tendió el documento -Con que firmes aquí es suficiente...Iré a su castillo cuando terminemos...¿Te quedarás con él, verdad? - Le dijo con el rostro cada vez más serio y preocupado y entonces vio a Jarkko. Le dejó los papeles a Ian y se acercó a él -¿Puedes decirme a qué huelo?- Inquirió -Sé que es extraño…Es para mis ilusiones- Le explicó con los labios tensos dándose cuenta entonces de las cosas de sus brazos, entrecerró los ojos. Nunca había preguntado pero aquello tenía pinta… Movió los ojos hacia Matvey. Aquello tenía pinta del campo de experticia de él.
Vio a Matvey nada más llegar y se retiró a ilusión. Ahí había confianza, entendimiento. Podía estar a su alrededor sin llevar ninguna máscara -¿Te han explicado?- Inquirió pero reconoció al chico de pelo blanco lejos y vio la puerta abierta, su pequeño… Recorrió los últimos pasos en un sprint antes de entrar y poder ver a Anteia usando su maravillosa magia sobre su pequeño que parecía que tenía mejor color. Suspiró. Algo en su corazón se calmó. Un poco de tiempo más necesitaban.
Se inclinó y posó los labios sobre la frente de Aedan, la fiebre había remitido un poquito y su respiración parecía más normal -Me estoy apresurando- Le dijo a Anteia -Gracias- Volvió a besar a su hijo y miró hacia Ian con una sonrisa tensa. Estaba feliz porque Aedan estaba estable pero lo que tenía que hacer…
“Dile a tu futuro marido…”
Las palabras de Adael habían hecho que su interior se removiera, tenía la piel erizada y la marca de la runa pesaba más. Pero no podía perder tiempo pensando en lo que deseaba y lo que debía hacer porque las dos cosas eran absolutamente distintas. Se acercó a Ian y le tendió el documento -Con que firmes aquí es suficiente...Iré a su castillo cuando terminemos...¿Te quedarás con él, verdad? - Le dijo con el rostro cada vez más serio y preocupado y entonces vio a Jarkko. Le dejó los papeles a Ian y se acercó a él -¿Puedes decirme a qué huelo?- Inquirió -Sé que es extraño…Es para mis ilusiones- Le explicó con los labios tensos dándose cuenta entonces de las cosas de sus brazos, entrecerró los ojos. Nunca había preguntado pero aquello tenía pinta… Movió los ojos hacia Matvey. Aquello tenía pinta del campo de experticia de él.
Lo miré inclinándome un poco hacia él cuando dijo que había logrado, tras aquella ultima "luna llena" simulada, controlarse. Asi que sí? Eso era? Lo habia conseguido....? Me alegré por él, de verdad que lo hice. Pero noté una extraña punzada en el pecho, no sabía muy bien a qué venia.... quizá porque era un hecho que derrumbaba la teoría que me había estado montando desde que dejé el clan, algo que resquebrajaba el escudo que blandía contra todos ellos.
"si quisieras, ahi está la clave. Si no lo logras, es porque no quieres"
Repetí mentalmente las palabras de Ian, mientras me decía a mi mismo que respondiera, que llevaba muchos segundos simplemente mirándolo.
- Me...alegro. Es una buena noticia...
"se controlará hasta que deje de hacerlo, como les ocurrió a los demás"
Intenté convencerme de que eso no volveria a pasar, y luego suspiré pesadamente al oir que Adam no sabía nada. Traté de enfocar mis pensamientos en el ahora, en la conversacion con Ian, eso ayudó.
- Ya, Adam no es...muy templado para estas cosas.... Lyran quizá?
Entonces llegó Matvey, parecia tener prisa. Lo observé con atención pero no dije nada, por el momento. Simplemente observé y escuché su conversacion con Ian, terminando de enterarme del todo. De pronto levanté una ceja y solté un pedazo de información.
- Wthyr Pendragon perdió a sus padres en un sacrificio a un árbol mágico. Los...devoró? - miré a Ian encogiendome de hombros como pidiendo disculpas por dar informacion fea. - Lo vi la noche del ataque del dragon....
"era por la noche, no?"
- por si sirve de algo. - Catherine reapareció entonces con un chasquido en el lugar, al poco de que Justin saliera a informarnos de Aedan. Sonreí un poco con alivio al oir que lo habian estabilizado y podían verlo. Cath pasó adentro, pero yo me quedé en la puerta, los demás tenian preferencia.
Fue en ese momento cuando empece a sentirlo. Se me erizó todo el vello del cuerpo con la sensación de peligro inminente, y miré a mi alrededor, esperando a que ocurriese algo. Luego me di cuenta de que aquello no eran mis instintos de licántropo, y que los susurros venían de mi propia cabeza....peligro.... peligro. Algo me estaba llamando.
Miré a Catherine extrañado, tanto por su peticion tanto por el hecho de que me habia quedado ensimismado mirando a la nada.
- Ah...oler...olerte? - y eso no era mejor que lo hiciera Ian? Lo miré a él, y luego la mire a ella. Me sentía bastante incómodo, además intentaba acallar aquella sensación, ignorando las sombras que habían empezado a agitarse de modo extraño. Me acerqué un poco a Catherine. Unos pocos segundos fueron suficientes. - A...avena. A jabón de piedra. Y llevas impregnado el olor de Aedan también....y....
Vale, ahora si que se estaban pasando. Me interrumpí y me aparté de ella, intentando disimular lo que hacian las sombras de mis brazos, en vano, parecian tener vida propia propasando el limite invisible del metal que las contenía y les daba forma de brazos. Una trabajadora murmuró algo y el joven medico me hizo una pregunta bastante directa.
"estaros quietas!"
- Eso soy yo. - respondi un poco a modo de disculpa. - No...no se cura. ¿Pero gracias? - tambien percibí la mirada de Catherine hacia el mago recién llegado. No me gustaba demasiado aquello y me empecé a poner un tanto nervioso, no tanto por la repentina atención si no por la alarma que me estaba metiendo aquello en la cabeza. - No suelen reaccionar asi....han percibido algo...algo peligroso. Algo malvado. - miré hacia el interior de la sala donde estaba Anteia con Aedan, debía aclarar. - No, nada que ver con él. Sea lo que sea es como si acabase de despertar.... - sentía la necesidad imperiosa de salir de alli, a donde? Ni idea. Dejar que las piernas corran solas parecia la mejor opcion. Pero no queria dejar a Ian sin mas, aunque ahora mismo estaba bien acompañado....me abstuve de tocarlo al girarme para informarle. - Lo mejor será que me vaya. Avísame si necesitas cualquier cosa, vale? Lo que sea.
"si quisieras, ahi está la clave. Si no lo logras, es porque no quieres"
Repetí mentalmente las palabras de Ian, mientras me decía a mi mismo que respondiera, que llevaba muchos segundos simplemente mirándolo.
- Me...alegro. Es una buena noticia...
"se controlará hasta que deje de hacerlo, como les ocurrió a los demás"
Intenté convencerme de que eso no volveria a pasar, y luego suspiré pesadamente al oir que Adam no sabía nada. Traté de enfocar mis pensamientos en el ahora, en la conversacion con Ian, eso ayudó.
- Ya, Adam no es...muy templado para estas cosas.... Lyran quizá?
Entonces llegó Matvey, parecia tener prisa. Lo observé con atención pero no dije nada, por el momento. Simplemente observé y escuché su conversacion con Ian, terminando de enterarme del todo. De pronto levanté una ceja y solté un pedazo de información.
- Wthyr Pendragon perdió a sus padres en un sacrificio a un árbol mágico. Los...devoró? - miré a Ian encogiendome de hombros como pidiendo disculpas por dar informacion fea. - Lo vi la noche del ataque del dragon....
"era por la noche, no?"
- por si sirve de algo. - Catherine reapareció entonces con un chasquido en el lugar, al poco de que Justin saliera a informarnos de Aedan. Sonreí un poco con alivio al oir que lo habian estabilizado y podían verlo. Cath pasó adentro, pero yo me quedé en la puerta, los demás tenian preferencia.
Fue en ese momento cuando empece a sentirlo. Se me erizó todo el vello del cuerpo con la sensación de peligro inminente, y miré a mi alrededor, esperando a que ocurriese algo. Luego me di cuenta de que aquello no eran mis instintos de licántropo, y que los susurros venían de mi propia cabeza....peligro.... peligro. Algo me estaba llamando.
Miré a Catherine extrañado, tanto por su peticion tanto por el hecho de que me habia quedado ensimismado mirando a la nada.
- Ah...oler...olerte? - y eso no era mejor que lo hiciera Ian? Lo miré a él, y luego la mire a ella. Me sentía bastante incómodo, además intentaba acallar aquella sensación, ignorando las sombras que habían empezado a agitarse de modo extraño. Me acerqué un poco a Catherine. Unos pocos segundos fueron suficientes. - A...avena. A jabón de piedra. Y llevas impregnado el olor de Aedan también....y....
Vale, ahora si que se estaban pasando. Me interrumpí y me aparté de ella, intentando disimular lo que hacian las sombras de mis brazos, en vano, parecian tener vida propia propasando el limite invisible del metal que las contenía y les daba forma de brazos. Una trabajadora murmuró algo y el joven medico me hizo una pregunta bastante directa.
"estaros quietas!"
- Eso soy yo. - respondi un poco a modo de disculpa. - No...no se cura. ¿Pero gracias? - tambien percibí la mirada de Catherine hacia el mago recién llegado. No me gustaba demasiado aquello y me empecé a poner un tanto nervioso, no tanto por la repentina atención si no por la alarma que me estaba metiendo aquello en la cabeza. - No suelen reaccionar asi....han percibido algo...algo peligroso. Algo malvado. - miré hacia el interior de la sala donde estaba Anteia con Aedan, debía aclarar. - No, nada que ver con él. Sea lo que sea es como si acabase de despertar.... - sentía la necesidad imperiosa de salir de alli, a donde? Ni idea. Dejar que las piernas corran solas parecia la mejor opcion. Pero no queria dejar a Ian sin mas, aunque ahora mismo estaba bien acompañado....me abstuve de tocarlo al girarme para informarle. - Lo mejor será que me vaya. Avísame si necesitas cualquier cosa, vale? Lo que sea.
Maldije en ruso al oirle decir que se trataba de magia antigua, una maldicion por la afrenta cometida desde Urien hacia Guenivere. MAgia antigua...eso era algo...complicado.
- Y por qué, en los nueve infiernos, se ha activado ahora? Justo ahora? - me masajeé las sienes. - Estamos seguros de que la solución a la maldición es esa? Catherine se ha informado bien?
Porque estaba seguro de que era ella quien habia buscado e ido a las fuentes. Catherine apareció al poco de que Justin abriese. A su pregunta....asentí a medias, viendo como desvanecía aquella ilusión para dar paso a una muchacha llorosa, que era exactamente como esperaba encontrarmela.
- Mas o menos, Catherine. Lo que decía tu mensaje era cierto? Eso es lo culpable de que Rhaegar...y Desmond...Stavron...? Todos? Me cuesta darle crédito.... - odiaba sentirme como una marioneta, a decir verdad. Miré hacia el interior de la sala, donde se encontraba Anteia tambien. Mi mirada fue sombría en todo momento, aunque se alivianó levemente al verla a ella. Por supuesto que había logrado estabilizar a Aedan. Y lo mantendría a flote el tiempo necesario. Pero si era tiempo lo que requerían.... podría intentarlo.
Mire con desconfianza a Jarkko tras la mirada de Cath, percibiendo al instante la naturaleza oscura de aquellas sombras descontroladas, aunque él no parecía tener nada que ver con aquello. Demasiadas cosas que no me gustaban.... intentó escabullirse y lo agarré del antebrazo, levantandolo para tenerlo a la altura de mis ojos. Parecían humo, pero al mismo tiempo, sólidas. Me recordaron un poco a....
- Cual es la procedencia esto? Y quien pensó que era una buena idea fusionarlas contigo?
- Y por qué, en los nueve infiernos, se ha activado ahora? Justo ahora? - me masajeé las sienes. - Estamos seguros de que la solución a la maldición es esa? Catherine se ha informado bien?
Porque estaba seguro de que era ella quien habia buscado e ido a las fuentes. Catherine apareció al poco de que Justin abriese. A su pregunta....asentí a medias, viendo como desvanecía aquella ilusión para dar paso a una muchacha llorosa, que era exactamente como esperaba encontrarmela.
- Mas o menos, Catherine. Lo que decía tu mensaje era cierto? Eso es lo culpable de que Rhaegar...y Desmond...Stavron...? Todos? Me cuesta darle crédito.... - odiaba sentirme como una marioneta, a decir verdad. Miré hacia el interior de la sala, donde se encontraba Anteia tambien. Mi mirada fue sombría en todo momento, aunque se alivianó levemente al verla a ella. Por supuesto que había logrado estabilizar a Aedan. Y lo mantendría a flote el tiempo necesario. Pero si era tiempo lo que requerían.... podría intentarlo.
Mire con desconfianza a Jarkko tras la mirada de Cath, percibiendo al instante la naturaleza oscura de aquellas sombras descontroladas, aunque él no parecía tener nada que ver con aquello. Demasiadas cosas que no me gustaban.... intentó escabullirse y lo agarré del antebrazo, levantandolo para tenerlo a la altura de mis ojos. Parecían humo, pero al mismo tiempo, sólidas. Me recordaron un poco a....
- Cual es la procedencia esto? Y quien pensó que era una buena idea fusionarlas contigo?
El mensaje de Cath explicando su compromiso con Wthyr Pendragón lo tuvo que leer cuatro veces antes de entender qué era lo que decía. No se había dado cuenta de cuándo había terminado sentada en la escalera mientras leía la palabra "vestido" tan fuera de contexto en su brazalete. ¿Iba a casarse? ¿De verdad iba a casarse? No lo entendía; había visto su férrea determinación en el cónclave para que los aceptaramos en el Consejo, pero no creía que aquello realmente fuera importante. No para necesitar un vestido de bodas de la noche a la mañana. No para dejar a Ian. Después de enviar los mensajes correspondientes, se hizo la fuerte para comenzar a llenar su maletín con pociones, infusiones y pócimas. No tenía idea de qué tenía el pequeño, pero debía tener todo a mano para él. Cuando llegó al hospital, ya la esperaban. Pidió el estatus del pequeño y necesitó un momento cuando escuchó que Aedan estaba mal. Se llevó las manos al rostro, tratando de entender los dos mensajes y encajarlos. Aquello debía ser obra de los Pendragón y la estaban obligando a casarse. Algo terrible habían hecho con Aedan para que se viera obligada. ¿Pero Ian? ¿Qué pasaba con Ian? Tuvo que recomponerse. Le fue difícil porque aún no tenía la fuerza de una madre que dejaba todo de lado por sus hijos. Su amiga le dolía en el alma y solo quería reconfortarla y decirle que todo estaba bien.
La dirigieron de inmediato a la habitación donde Catherine se encontraba cuando tuvo entereza nuevamente. Al primero que vio fue a Matvey y le abrazó y besó con fuerza y ternura antes de ver alrededor. Si él estaba ahí, ella también.- Catherine.- Le llamó por su nombre mientras se acercaba a ella con rapidez. La abrazó con cuidado y le apartó el cabello para verla un instante, tan preocupada como podía estar. Sabía que a ella no le gustaban nada los abrazos, pero la pelirroja lo necesitaba. Necesitaba darle cariño. Después vio a Aedan y el corazón se saltó un latido. En la habitación encontró a Ian y a alguien más que no reconocía, por lo que se tomó la libertad de acercarse al pequeño, porque ante el resto del grupo no sabía que hacer, si se estaban divorciando le parecía raro que todos estuvieran ahí, aunque fuera hijo de ambos.- Siento haber entrado sin avisar. Me dijeron que estaba mal, ¿Qué le ocurre?- Se acercó al pequeño, tocándole la frente con un gesto maternal y le acarició la mejilla con suavidad. Se sentía un poco caliente, pero por lo que veía la crisis ya no era tan latente.- ¿Qué necesitan de mi? Traje todo lo que pude, no me dieron mucha información.- Acercó su alfombra voladora y abrió encima de esta su maletín, de donde sacó un cuarzo del tamaño de una mano que le colocó justo sobre el tercer ojo a mitad de la frente. Lo dejó ahí un momento mientras volteaba a ver a los presentes.- Catherine, ¿qué...? - No sabía que preguntar estando Ian presente. ¿Aún quería el vestido? ¿Aún iba a casarse?
La dirigieron de inmediato a la habitación donde Catherine se encontraba cuando tuvo entereza nuevamente. Al primero que vio fue a Matvey y le abrazó y besó con fuerza y ternura antes de ver alrededor. Si él estaba ahí, ella también.- Catherine.- Le llamó por su nombre mientras se acercaba a ella con rapidez. La abrazó con cuidado y le apartó el cabello para verla un instante, tan preocupada como podía estar. Sabía que a ella no le gustaban nada los abrazos, pero la pelirroja lo necesitaba. Necesitaba darle cariño. Después vio a Aedan y el corazón se saltó un latido. En la habitación encontró a Ian y a alguien más que no reconocía, por lo que se tomó la libertad de acercarse al pequeño, porque ante el resto del grupo no sabía que hacer, si se estaban divorciando le parecía raro que todos estuvieran ahí, aunque fuera hijo de ambos.- Siento haber entrado sin avisar. Me dijeron que estaba mal, ¿Qué le ocurre?- Se acercó al pequeño, tocándole la frente con un gesto maternal y le acarició la mejilla con suavidad. Se sentía un poco caliente, pero por lo que veía la crisis ya no era tan latente.- ¿Qué necesitan de mi? Traje todo lo que pude, no me dieron mucha información.- Acercó su alfombra voladora y abrió encima de esta su maletín, de donde sacó un cuarzo del tamaño de una mano que le colocó justo sobre el tercer ojo a mitad de la frente. Lo dejó ahí un momento mientras volteaba a ver a los presentes.- Catherine, ¿qué...? - No sabía que preguntar estando Ian presente. ¿Aún quería el vestido? ¿Aún iba a casarse?
Pude notar que Jarkko tardaba un poco más de la cuenta en decir algo sobre lo de controlar la transformación, tal vez porque estuviesen pasando muchas cosas por su cabeza. Probablemente en otro momento pudiésemos hablar más de lo que dejamos a medias en la montaña, todavía no había hecho las paces con el tema del clan. Asentí cuando dijo que se alegraba, eso me lo creía. Solté un sonido de resignación por lo de no avisar a mi padre, no tenía ganas de apaciguarlo para que no hiciese nada indebido. - Sí, Lyran manejaría mejor la situación, pero prefiero dejarle tranquilo. Ahora está teniendo paz por primera vez en mucho tiempo. Y supongo que está en casa con los críos, porque Anteia está ahí dentro...- volví a mirar hacia la puerta con impaciencia y tratando de controlar los nervios, esperando a que saliesen de una vez a decir lo que estaban haciendo con Aedan.
Con la llegada de Matvey vinieron más preguntas, más cosas que yo no sabía a ciencia cierta y que me hicieron mirar al nigromante con cara de 'dímelo tú'. - No sé por qué se ha activado ahora. La marca de maldición la hizo aparecer Catherine, pero no creo que tenga que ver, ¿o sí? - esa idea me pareció tan inquietante que hizo que me diese un escalofrío. Me vino a la mente el laberinto de Morganacuando Matvey pidió certezas sobre la solución. No era sólo Wthyr el que le había dicho lo del matrimonio y el hijo, sino también el espíritu encerrado en aquel lugar. Aquello tampoco me gustaba nada, así que decidí dejarlo caer por si Matvey podía arrojar algo de luz. - Lo dijo el Pendragon...y...el espíritu de Morgana. - le eché una mirada de reojo para observar su reacción, él de muertos sabía lo suyo y podía opinar. Igual había metido la pata porque Catherine no quería decirlo, pero cuanta más gente de confianza nos ayudase, mejor. Luego Jarkko comentó aquello del árbol que había devorado a los padres de Wthyr, y yo seguía sin entender por qué no le prendían fuego a esa abominación.
- No sé si tendrá relación. ¿Cómo viste eso? - pregunté con curiosidad justo en el momento en que abrieron la puerta para informarnos sobre Aedan. La cara del chaval no era mala, así que supuse que había ido bien aunque lo de detener hemorragia sonase fatal. - Gracias, Justin, Anteia... ¿Era una hemorragia interna? - entré de nuevo al cuarto para ir hacia la cama de Aedan, coincidiendo con la llegada de Catherine. Se había dado mucha prisa, y traía con ella los papeles que tenía que traer. Al principio no les hice caso, presté atención únicamente al estado del crío. - Aguanta un poco más...- Al menos ya estaba estable y habíamos ganado algo de tiempo. Extendí la mano para coger el documento que me tendía, pero sin apartar la mirada de Aedan. - No me separaré de él. Estará bien cuidado, lo sabes. - me dolía lo que debía hacer, era una situación de mierda. Aún así el que peor lo estaba pasando era Aedan, y después ella. No sólo tenía que irse dejando a su hijo enfermo, sino que tenía que obligarse a darle descendencia. Me aparté un poco a una mesa alta para poder apoyarme y escribir, tomando una pluma de las que habían estado usando los médicos para escribir el informe. Di vía libre a Jarkko cuando me miró como extrañado por eso de oler a Catherine, algo que ella me había pedido a mí pero no había querido decirle. Era lo que él decía, pero en mi caso con más matices y añadidos.
Intenté rellenar rápido el hueco en el que debía ir mi firma para anular el matrimonio, aunque me distraje un instante con lo del brazo de Jarkko. - ¿Cómo que te vas? ¿Estás bien? no deberías ir, si dices que es algo malvado. - pero no iba a hacerme caso, ninguno éramos de obedecer o hacer caso a ideas sensatas. - O al menos no vayas solo. Avisa a mi padre, o a Savannah. Incluso a Chloe, por si te hieren. - el nigromante también tuvo que preguntar lo de la procedencia de las sombras, pero esta vez no dije nada por si Jarkko no quería hablar del tema. Que fuese él quien se pronunciase. Volví a lo de la firma, sintiéndome algo observado por tanta gente de los Descendientes allí. Matvey, Sofía...
- Magia negra. - resumí sin muchas ganas de hablar con la recién llegada, que explicase Catherine. Finalmente estampé mi firma en un trazo rápido y algo desquiciado sobre aquel papel imbuido con magia. Eso anularía lo recogido en el libro de uniones los Descendientes. En ese momento aparecieron de nuevo los luminosos hilos rojos que habían unido nuestras muñecas durante el rito mágico de nuestro matrimonio. Éstos brillaron con intensidad, chisporroteando de manera llamativa antes de retorcerse sobre sí mismo, consumiéndose después de manera rápida hasta desaparecer por completo. Aquello tan visual me dejó una sensación de vacío en el pecho, prefería acabar rápido y cuanto antes, sin pensar y sin otra despedida más que lo hiciese todo peor.
Con la llegada de Matvey vinieron más preguntas, más cosas que yo no sabía a ciencia cierta y que me hicieron mirar al nigromante con cara de 'dímelo tú'. - No sé por qué se ha activado ahora. La marca de maldición la hizo aparecer Catherine, pero no creo que tenga que ver, ¿o sí? - esa idea me pareció tan inquietante que hizo que me diese un escalofrío. Me vino a la mente el laberinto de Morganacuando Matvey pidió certezas sobre la solución. No era sólo Wthyr el que le había dicho lo del matrimonio y el hijo, sino también el espíritu encerrado en aquel lugar. Aquello tampoco me gustaba nada, así que decidí dejarlo caer por si Matvey podía arrojar algo de luz. - Lo dijo el Pendragon...y...el espíritu de Morgana. - le eché una mirada de reojo para observar su reacción, él de muertos sabía lo suyo y podía opinar. Igual había metido la pata porque Catherine no quería decirlo, pero cuanta más gente de confianza nos ayudase, mejor. Luego Jarkko comentó aquello del árbol que había devorado a los padres de Wthyr, y yo seguía sin entender por qué no le prendían fuego a esa abominación.
- No sé si tendrá relación. ¿Cómo viste eso? - pregunté con curiosidad justo en el momento en que abrieron la puerta para informarnos sobre Aedan. La cara del chaval no era mala, así que supuse que había ido bien aunque lo de detener hemorragia sonase fatal. - Gracias, Justin, Anteia... ¿Era una hemorragia interna? - entré de nuevo al cuarto para ir hacia la cama de Aedan, coincidiendo con la llegada de Catherine. Se había dado mucha prisa, y traía con ella los papeles que tenía que traer. Al principio no les hice caso, presté atención únicamente al estado del crío. - Aguanta un poco más...- Al menos ya estaba estable y habíamos ganado algo de tiempo. Extendí la mano para coger el documento que me tendía, pero sin apartar la mirada de Aedan. - No me separaré de él. Estará bien cuidado, lo sabes. - me dolía lo que debía hacer, era una situación de mierda. Aún así el que peor lo estaba pasando era Aedan, y después ella. No sólo tenía que irse dejando a su hijo enfermo, sino que tenía que obligarse a darle descendencia. Me aparté un poco a una mesa alta para poder apoyarme y escribir, tomando una pluma de las que habían estado usando los médicos para escribir el informe. Di vía libre a Jarkko cuando me miró como extrañado por eso de oler a Catherine, algo que ella me había pedido a mí pero no había querido decirle. Era lo que él decía, pero en mi caso con más matices y añadidos.
Intenté rellenar rápido el hueco en el que debía ir mi firma para anular el matrimonio, aunque me distraje un instante con lo del brazo de Jarkko. - ¿Cómo que te vas? ¿Estás bien? no deberías ir, si dices que es algo malvado. - pero no iba a hacerme caso, ninguno éramos de obedecer o hacer caso a ideas sensatas. - O al menos no vayas solo. Avisa a mi padre, o a Savannah. Incluso a Chloe, por si te hieren. - el nigromante también tuvo que preguntar lo de la procedencia de las sombras, pero esta vez no dije nada por si Jarkko no quería hablar del tema. Que fuese él quien se pronunciase. Volví a lo de la firma, sintiéndome algo observado por tanta gente de los Descendientes allí. Matvey, Sofía...
- Magia negra. - resumí sin muchas ganas de hablar con la recién llegada, que explicase Catherine. Finalmente estampé mi firma en un trazo rápido y algo desquiciado sobre aquel papel imbuido con magia. Eso anularía lo recogido en el libro de uniones los Descendientes. En ese momento aparecieron de nuevo los luminosos hilos rojos que habían unido nuestras muñecas durante el rito mágico de nuestro matrimonio. Éstos brillaron con intensidad, chisporroteando de manera llamativa antes de retorcerse sobre sí mismo, consumiéndose después de manera rápida hasta desaparecer por completo. Aquello tan visual me dejó una sensación de vacío en el pecho, prefería acabar rápido y cuanto antes, sin pensar y sin otra despedida más que lo hiciese todo peor.
-Es algo más a nivel celular. Más específico- Le explicó a Justin sonriendo de lado -Aparte solía trabajar en el piso de maleficios de San Mungo, así que creo que podría tener mejores conocimientos que yo. No todas las magias son exactamente iguales, además puedes especializarte- Le sonrió aunque el gesto no le llegó a los ojos porque estaba demasiado ocupada en revisar bien a Aedan. Cuando Justin le trajo los materiales le revisó bien la garganta pero en efecto, no había nada allí, estaba bien -Muchas gracias, Justin-
Se concentró de nuevo en él, observó las pociones a ver si ninguna necesitaba cambio, y cuando salió dejó la puerta abierta observó a Matvey, le sonrió levemente. Estaba claro que si Catherine y Aedan estaban en peligro él estaría allí. No se habían visto desde la última vez que le había entregado la poción multijugos. Pero luego empezó a llegar gente y dejó a Cath e Ian se acercaran -Sí, Ian. En el estómago, ahora está cerrada pero si es tan agresiva como sospecho...Sólo intentar hacerlo lo más pronto… - Le dijo a Catherine para luego mirar el tema de los papeles y del divorcio ojiplática. Intercambió una mirada con Matvey intentando preguntarle de qué iba todo porque, claro, ella se perdió la explicación dada en el exterior.
Miró de reojo a Jarkko con curiosidad para luego ver a Sofía -Bien…Sofía, como eres experta en pociones pensé que quizás podrías tener alguna que ayude a contener un poco una maldición, algo que combata la magia negra…Algo- Mencionó Anteia, alzando suavemente el hombro porque no estaba segura de que funcionara, pero esperaba que Lucio y Sean pudieran venir antes. No le pasó desapercibido la desaparición de las líneas rojas y tensó suavemente los labios con un gesto negativo, se estaba perdiendo parte de la información -Traerme una silla, por favor- Pidió, a quien respondiera.
Se concentró de nuevo en él, observó las pociones a ver si ninguna necesitaba cambio, y cuando salió dejó la puerta abierta observó a Matvey, le sonrió levemente. Estaba claro que si Catherine y Aedan estaban en peligro él estaría allí. No se habían visto desde la última vez que le había entregado la poción multijugos. Pero luego empezó a llegar gente y dejó a Cath e Ian se acercaran -Sí, Ian. En el estómago, ahora está cerrada pero si es tan agresiva como sospecho...Sólo intentar hacerlo lo más pronto… - Le dijo a Catherine para luego mirar el tema de los papeles y del divorcio ojiplática. Intercambió una mirada con Matvey intentando preguntarle de qué iba todo porque, claro, ella se perdió la explicación dada en el exterior.
Miró de reojo a Jarkko con curiosidad para luego ver a Sofía -Bien…Sofía, como eres experta en pociones pensé que quizás podrías tener alguna que ayude a contener un poco una maldición, algo que combata la magia negra…Algo- Mencionó Anteia, alzando suavemente el hombro porque no estaba segura de que funcionara, pero esperaba que Lucio y Sean pudieran venir antes. No le pasó desapercibido la desaparición de las líneas rojas y tensó suavemente los labios con un gesto negativo, se estaba perdiendo parte de la información -Traerme una silla, por favor- Pidió, a quien respondiera.
Catherine miró a Matvey, con unos ojos que quizás eran más ancianos de la edad que realmente portaba la bruja. Pero eran ojos que habían sufrido mucho más de lo que mucha gente lo hacía en una vida entera -Sí- No dijo nada más, no argumentó. Todo…Todo. Apartó la vista de nuevo hacia Aedan, y alargó la mano hacia Ian, acariciándola suavemente -Sí… No lo dudo es que…No se siente correcto...Pero... Lo sé...Lo sé- Él era el único que iba a poder entenderlo, quizás los demás pudieran inferir el peso de lo que tenía que hacer pero sólo ellos dos sabían que caminarían por el infierno una y mil veces por Aedan.
Al menos Jarkko, aunque incómodo, le dio las respuestas. Catherine frunció suavemente el ceño, como adquiriendo la información y asintiendo. El hecho de que dijera lo de la avena le recordó que…El jabón de casa era de avena. Y tenía sentido, ella no usaba perfumes. Quizás debiera empezar a usar para que la relacionara con ese aroma. Se llevó una mano al mentón, con la vista ciertamente puesta en algun punto del piso mientras elaboraba un poco su plan. Se acercó la muñeca a su nariz e inspiró lentamente…Y Aedan, bueno, el aroma de su hijo lo conocía perfectamente.
-Jarkko, cuidado…Lo que sea que es, no tienes porqué ir solo- Dijo con el ceño fruncido porque… Bueno, le daba muy mala espina eso de las sombras y Matvey lo había pillado de pleno. De pronto llegó Sofía y se dejó abrazar otra vez, mirando hacia el techo. Esperaba que los Pendragon no fueran de esa gente que necesitaba tocar, le devolvió la mirada con un gesto tenso -¿Tienes lo que te pedí?- Preguntó, pensando que estaba allí por eso pero entonces se dirigió hacia Anteia para hablar y la morena frunció el ceño, entendiendo después de las palabras de la rubia porqué Sofía estaba allí.
Estaba mirando a Sofía cuando dejó aquella pregunta en el aire pero entonces aquellos hilos rojos aparecieron en ella y los miró un instante antes de ver a Ian, con los papeles firmados. Sintió que algo…Un vacío. Algo mucho más pesado que la maldición. Algo peor. ¿Cómo es que aquel hueco podía ser incluso más tangible?
Hold on, I still want you
Come back, I still need you
Let me take your hand, I'll make it right
I swear to love you all my life
Hold on, I still need you
Si se quedaba un segundo más, si lo observaba un instante más iba a volver a sentir la desesperación recorrerle el cuerpo. “Te amo”, fueron las últimas palabras en la mente de Ian antes de desaparecer del hospital con las copias de los documentos y el corazón vacío.
I don't wanna let go
I know I'm not that strong
I just wanna hear you
Saying, "Baby, let's go home"
Let's go home
Yeah, I just wanna take you home
Hold on, I still want you
Come back, I still need you
Al menos Jarkko, aunque incómodo, le dio las respuestas. Catherine frunció suavemente el ceño, como adquiriendo la información y asintiendo. El hecho de que dijera lo de la avena le recordó que…El jabón de casa era de avena. Y tenía sentido, ella no usaba perfumes. Quizás debiera empezar a usar para que la relacionara con ese aroma. Se llevó una mano al mentón, con la vista ciertamente puesta en algun punto del piso mientras elaboraba un poco su plan. Se acercó la muñeca a su nariz e inspiró lentamente…Y Aedan, bueno, el aroma de su hijo lo conocía perfectamente.
-Jarkko, cuidado…Lo que sea que es, no tienes porqué ir solo- Dijo con el ceño fruncido porque… Bueno, le daba muy mala espina eso de las sombras y Matvey lo había pillado de pleno. De pronto llegó Sofía y se dejó abrazar otra vez, mirando hacia el techo. Esperaba que los Pendragon no fueran de esa gente que necesitaba tocar, le devolvió la mirada con un gesto tenso -¿Tienes lo que te pedí?- Preguntó, pensando que estaba allí por eso pero entonces se dirigió hacia Anteia para hablar y la morena frunció el ceño, entendiendo después de las palabras de la rubia porqué Sofía estaba allí.
Estaba mirando a Sofía cuando dejó aquella pregunta en el aire pero entonces aquellos hilos rojos aparecieron en ella y los miró un instante antes de ver a Ian, con los papeles firmados. Sintió que algo…Un vacío. Algo mucho más pesado que la maldición. Algo peor. ¿Cómo es que aquel hueco podía ser incluso más tangible?
Hold on, I still want you
Come back, I still need you
Let me take your hand, I'll make it right
I swear to love you all my life
Hold on, I still need you
Si se quedaba un segundo más, si lo observaba un instante más iba a volver a sentir la desesperación recorrerle el cuerpo. “Te amo”, fueron las últimas palabras en la mente de Ian antes de desaparecer del hospital con las copias de los documentos y el corazón vacío.
I don't wanna let go
I know I'm not that strong
I just wanna hear you
Saying, "Baby, let's go home"
Let's go home
Yeah, I just wanna take you home
Hold on, I still want you
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