Recuerdo del primer mensaje :
El panorama en el hospital de campaña era desolador. Se sentía... como si hubieran pasado por una guerra. A pesar de que acababa de iniciar, el dolor que estaba causando en los más inocentes era devastador. Tenía la sensación de que, por muchos esfuerzos que hicieran, no podría detener el miedo y la violencia contra aquellas personas inocentes que llegarían a Highlands en breves. Tenía miedo. Mucho miedo. Miedo por su hija, tan lejos de ella, y su esposo, tan expuesto al peligro. Tenía miedo por sus compañeros, porque no eran los típicos soberanos que enviaban a los subordinatos a pelear, sino estarían en primera fila en la lucha que se avecinaba. El Consejo seguiría, con o sin todos ellos, pero podría no ser lo mismo nunca más.
Mientras encontraba el espacio que el bosque y los centauros les habían destinado, varios de los miembros de la Guardia estaban mntando el campamento, una tienda a la vez; levantándolas, hechizándolas y marcando las capacidades de cada una en una lista para comenzar a llenarlas con los refugiados que no tardaban en bajar. Sabía que, para poder evacuar sin algo que urgiera a los pobladores como un ataque directo del Sanguis, se tomarían un poco de tiempo ir por sus familias, algunas de sus pertenencias e incluso algunas mascotas. Al menos esas últimas tendrían un espacio amplio para correr que podrían disfrutar.
Recorrió suavemente, a paso lento, aquel lugar, separando mentalmente el lugar donde estarían los cultivos, las tiendas, los servicios como el comedora... Era un lugar tan puro, tan limpio, con un aire que le permitía respirar profundamente. No se había dado cuenta de lo tensa que había estado en la isla, como para sentir en aquel lugar una liberación tan grende que le apetecía incluso quedarse. Incluso su cuerpo tenía movimientos más fluídos, aún cuando no creía que le estuviera afectando tanto. La tierra de la isla se estaba envenenando y no poder hacer algo al respecto le estaba haciendo caer en un profundo caos interno. Su equilibrio, el fino equilibrio de la naturaleza, estaban resquebrajándose mientras aquel depredador acababa con todo. ¿Terminaría por engullir el mundo entero si se lo permitían? Ese era un futuro en el que no podría vivir. La angustia y la oscuridad debajo de sus pies serían su perdición. Se acercó a uno de los soldados que conocía como amigo de Vishous, sonriéndole al llegar hacia él.- ¿Sabes en cuanto tiempo más comenzarán a bajar? - La respuesta fue que en dos minutos exactos bajarían, pues les estaban organizando con rapidez. Agradeció la información y se dedicó a hacer el espacio lo más acogedor posible. No sería la casa de nadie, pero llenó las orillas del bosque con grandes arbustos llenos de flores muy variadas y coloridas. Las hizo crecer al frente de cada tienda, en cada espacio que encontró. Mucha lavanda para tranquilizar con el aroma a los asustados habitantes, y hierbas aromáticas para que las tuvieran a mano para cocinar y hacer remedios. Al final, montó una tienda en compañía de los soldados personalmente, dedicándola a la realización de pociones. Si el hospital estaba tan saturado y comprometido, se empezarían a utilizar los remedios naturales.
Cuando los habitantes llegaron, lo hicieron en grandes grupos, a los que recibió personalmente y se encargó de tratar de solucionar sus dudas. Las preguntas eran tan duras como la realidad, y saber que no tenía respuesta para muchas de ellas era desolador, pero hizo compromisos para obtener información y encontrar la mejor solución para cada problema. Después de una ardua jornada dándole techo y comida a cada uno de los ciudadanos de Ouroboros, se tomó un momento para enviar un mensaje al Consejo informando que se completaba la evacuación. Tras un larguísimo día, desapareció de ahí, con promesas que cumplir.
El panorama en el hospital de campaña era desolador. Se sentía... como si hubieran pasado por una guerra. A pesar de que acababa de iniciar, el dolor que estaba causando en los más inocentes era devastador. Tenía la sensación de que, por muchos esfuerzos que hicieran, no podría detener el miedo y la violencia contra aquellas personas inocentes que llegarían a Highlands en breves. Tenía miedo. Mucho miedo. Miedo por su hija, tan lejos de ella, y su esposo, tan expuesto al peligro. Tenía miedo por sus compañeros, porque no eran los típicos soberanos que enviaban a los subordinatos a pelear, sino estarían en primera fila en la lucha que se avecinaba. El Consejo seguiría, con o sin todos ellos, pero podría no ser lo mismo nunca más.
Mientras encontraba el espacio que el bosque y los centauros les habían destinado, varios de los miembros de la Guardia estaban mntando el campamento, una tienda a la vez; levantándolas, hechizándolas y marcando las capacidades de cada una en una lista para comenzar a llenarlas con los refugiados que no tardaban en bajar. Sabía que, para poder evacuar sin algo que urgiera a los pobladores como un ataque directo del Sanguis, se tomarían un poco de tiempo ir por sus familias, algunas de sus pertenencias e incluso algunas mascotas. Al menos esas últimas tendrían un espacio amplio para correr que podrían disfrutar.
Recorrió suavemente, a paso lento, aquel lugar, separando mentalmente el lugar donde estarían los cultivos, las tiendas, los servicios como el comedora... Era un lugar tan puro, tan limpio, con un aire que le permitía respirar profundamente. No se había dado cuenta de lo tensa que había estado en la isla, como para sentir en aquel lugar una liberación tan grende que le apetecía incluso quedarse. Incluso su cuerpo tenía movimientos más fluídos, aún cuando no creía que le estuviera afectando tanto. La tierra de la isla se estaba envenenando y no poder hacer algo al respecto le estaba haciendo caer en un profundo caos interno. Su equilibrio, el fino equilibrio de la naturaleza, estaban resquebrajándose mientras aquel depredador acababa con todo. ¿Terminaría por engullir el mundo entero si se lo permitían? Ese era un futuro en el que no podría vivir. La angustia y la oscuridad debajo de sus pies serían su perdición. Se acercó a uno de los soldados que conocía como amigo de Vishous, sonriéndole al llegar hacia él.- ¿Sabes en cuanto tiempo más comenzarán a bajar? - La respuesta fue que en dos minutos exactos bajarían, pues les estaban organizando con rapidez. Agradeció la información y se dedicó a hacer el espacio lo más acogedor posible. No sería la casa de nadie, pero llenó las orillas del bosque con grandes arbustos llenos de flores muy variadas y coloridas. Las hizo crecer al frente de cada tienda, en cada espacio que encontró. Mucha lavanda para tranquilizar con el aroma a los asustados habitantes, y hierbas aromáticas para que las tuvieran a mano para cocinar y hacer remedios. Al final, montó una tienda en compañía de los soldados personalmente, dedicándola a la realización de pociones. Si el hospital estaba tan saturado y comprometido, se empezarían a utilizar los remedios naturales.
Cuando los habitantes llegaron, lo hicieron en grandes grupos, a los que recibió personalmente y se encargó de tratar de solucionar sus dudas. Las preguntas eran tan duras como la realidad, y saber que no tenía respuesta para muchas de ellas era desolador, pero hizo compromisos para obtener información y encontrar la mejor solución para cada problema. Después de una ardua jornada dándole techo y comida a cada uno de los ciudadanos de Ouroboros, se tomó un momento para enviar un mensaje al Consejo informando que se completaba la evacuación. Tras un larguísimo día, desapareció de ahí, con promesas que cumplir.
Nikolaos Kirgyakos
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Rosse McGonagall escribió:Rosse se mantuvo sonriendo, pero suavizó ligeramente su expresión sobre todo porque pudo sentir que Niko parecía en cierto realmente preocupado por la situación, y lo cierto es que a Rosse no le agrada preocupar a la gente, por este motivo fue qué volvió a ponerle el tapón a la leche de Amapola.
Todavía yo, apenas empezaba.
Se encogió suavemente de hombros como si el asunto fuera algo enteramente normal, y luego de eso asintió.
Es una buena idea, también me gusta entrenar para pasar el rato, aunque ahora mismo, no vería donde...
Habría tratado de ir a ese gimnasio de Londres, pero estaba oscuro todo y mejor no se quedó más de unos minutos, y bueno, cabe decir que esto es algo que también ha contribuido a su mal estado actual, antes al menos podía desahogarse forzando su cuerpo.
Pero en fin, mientras pensaba, escuchó algo que le hizo soltar una risa porque era cierto.
Y eso que tenemos estos brazaletes para comunicarnos, imaginate si no...
Esto también era algo malo, pero por supuesto no le quedaba de otra que reírse todo lo que podía de lo malo que pasaba.
Luego de eso procedería a ver las preguntas de Niko, pero cuando estaba pensando las respuestas, de repente sintió qué le agarró un bajón.
Joder, se supone que el efecto solo pega más fuerte si tomas más...
Sí, por un segundo se le hizo qué era la leche de amapola...
Pero... Luego ha visto qué a Niko le pasó también... Y bueno ha estado viendo las cosas que se han ido publicando y recuerda algo que vió en el PIS, algo de que la isla y ellos estaban conectados, entonces frunció el ceño.
El puto árbol...
Luego volteó a ver a Niko y asintió, esto antes de volver a centrarse y decidir responder a sus preguntas para aclararse aunque todavía era visible la rabia qué estaba experimentando.
Los pendragon básicamente quieren unos templos qué estaban enterrados en las montañas... Por qué, ni idea, pero algo de importante tienen, pero parece que los templos en sí son lo que quieren... Y básicamente supongo que si solo los visitan es porque no han averiguado una forma de llevárselos, porque sí no seguro que lo hacen.
Eso en conjunto podría responder más o menos bien a las primeras dudas, pero lo que sigue...
Y no, no significa que podremos volver, significa que le entregamos la victoria a los Pendragon, porque esa cosa se hará todavía más fuerte y en esencia solo evitará qué la isla sea destruida, y si ahora llegar a destruir el árbol es casi qué imposible, si hacemos eso, entonces sí que será imposible de verdad.
Eso era lo que le estresaba, que todos los que piensan que se puede negociar con los Pendragon, deben o ser idiotas, o estar a favor de la idea de ser subyugados por esos putos locos y honestamente, ambas cosas le hacen rabiar.
Por eso mismo es que no pienso darles gusto... Aunque no pueda hacer nada, pienso al menos elegir quien quiero que me mate.
Ya había sido suficiente, tenía que hacer una sesión intensa de lectura, afortunadamente trajo consigo todos los libros de su padre...
Miró la botella de leche de amapola y luego a ella -¿Aún tienes secuelas físicas del ataque del árbol o son psicológicas?- Inquirió con amabilidad para luego sonreír con cierto tinte socarrón -¿No veías dónde? ¿Qué mejor que hacerlo en las Highlands? Aire puro, bosques…obstáculos naturales… Explota tu creatividad.
La verdad es que a él no le hacía gracia la poca comunicación que tenían y la risa de antes se evaporó, negando suavemente con la cabeza ante el gesto de Rosse -No quiero imaginarlo, quiero mejorarlo. No concibo una desunión tan clara en un Consejo que, según me enseñaron, tiene que ser un frente unido- Explicó con seriedad.
Sin embargo, todo quedó de lado tras el bajón recibiendo la respuesta de Rosse en forma de sustantivo…y culpable -Algo había dicho…- Empezó a buscar el PIS a ver si conseguía lo que había leído, aunque ahora todo eran más rayas que otra cosa. Escuchó atentamente a Rosse sobre el tema de los templos -¿Y no podemos ir nosotros a revisarlos para ver qué es lo que quieren?- Sugirió.
Ladeó la cabeza con una ceja arqueada -Una victoria para mí es que la gente de Ouroboros pueda volver a vivir en la isla. Y si ese árbol sigue succionando de la isla y de nosotros, no quedarán Descendientes para cuidar de nuestra sociedad- Analizó Nikolaos dejando de lado lo del brazalete por el momento mientras miraba hacia el campamento que se levantaba a la distancia.
-¿Y eliges la leche de amapola? ¿El árbol? ¿Morir lentamente por pérdida de magia y energía? No entiendo- Expresó sinceramente perdido -Creo que esa tregua de la que habla Catherine tiene fallos. Si van a mirar los templos yo quiero ir, quiero saber qué es lo que buscan porque a fin de cuentas PERTENECEN a Ouroboros. Por eso están ahí… Y estoy seguro de que Tepes concuerda conmigo. Es más… Debería ir a buscarle- Leyó los últimos mensajes de brazalete y entrecerró los ojos pensando en el mensaje de Giordano -Y si ellos quieren desangrarse por ese árbol, nos están haciendo un favor… Pero comprendo que eso les daría poder y aceleraría lo que sospechamos es la unión de esos dos árboles y, por ende, la situación política se complicaría- Se acarició la barba con gesto pensativo -Es una situación difícil pero…¿Qué es lo mejor para la gente de Ouroboros? Deberíamos preguntarlo- Dijo pensando en hacer una asamblea general.
Lemóni Cefiadis
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Erebus pareció un poco más sereno cuando vió qué lo de la mordedura era cierto, como si estuviera haciendo segundas consideraciones. Y a la vez observaba la herida vendada a detalle, cosa que Lemóni vió con cierta esperanza, aunque Erebus finalmente suspiró.
Bien, pero igualmente debiste habermelo dicho, sabes bien que podría haberlo sanado, debes mantener la mente en calma y tener criterio, dudo que no fueses capaz.
Se señaló una de ambas sienes, por el momento tenía pinta de que la cosa se iba a quedar ahí, el asunto estaba bastante zanjado, al menos hasta que...
¿¡Has estado en Ouroboros!?
Entonces Erebus procedería a tomar fuertemente del brazo a Lemóni, evidentemente encolerizado, pocas veces demuestra emociones fuertes, solo en situaciones bastante específicas.
Sabes que las evacuaciones no se hacen a ligera, ¿no? Si cualquier descendiente decide volver a la isla, es una decisión que solo a ellos incumbe, pero tú no puedes exponerte de esa forma.
Lemóni por su parte siendo apartada de Khan bruscamente se asusta, ha visto a su padre así de molesto pocas veces... Pero también lo entiende, se puso gravemente en peligro estúpidamente...
L-Lo siento papá... He sido imprudente, lo sé...
Nuevamente la atención de Erebus se había desviando de Khan, pues al final, tal como lo dijo, si desea ponerse en ese riesgo, solo le incumbe a él, sin embargo, quien no ha dejado de ponerle atención es Lemóni.
Y-Yo... Es que no pude, de verdad empecé a pensar que Amnael solo quería lo mejor para mí... Y por eso no me tomé el antídoto... Y-Y solo se puso peor...
Muy bien, ahora estaba temblando, el solo pensar que esos pensamientos estaban en su mente, y la hacían sentir bien, estaba como perdida...
Entonces Erebus entrecerró los ojos, como si estuviera tomando más consideraciones, pero entre eso, fue qué Khan volvió a hablar, y entonces Erebus afiló la mirada, y procedió a comentar.
Podría llegar a culpar a la intervención de Amnael por la repentina temeridad de Lemóni... Pero realmente tengo mis dudas sobre un descendiente qué pone en riesgo de esa forma a un civil inocente.
Que nada tiene que ver con su edad, cualquiera que haga algo semejante se merece ser cuestionado, y por eso Erebus se pregunta si es buena idea dejar a Lemóni con él.
Luego, cuando la carta le es ofrecida, Lemóni extiende la manita qué le resta y procede a leerla todavía de forma temblorosa, pues la verdad que el contenido no es nada tranquilizador, incluso hace que se le salgan las lágrimas, cuando finalmente entiende que su maestro podría no volver nunca.
A-Ah...
Luego voltearía a ver a su padre, como si le pidiera con la mirada qué le de alguna esperanza, cosa ante la cual Erebus procedió a leer la carta también, para otorgarse contexto, y finalmente terminar con un suspiro especialmente profundo.
No es tan simple, hasta donde puedo ver, no parece que ni siquiera el descendiente de Rasputin esté verdaderamente seguro del resultado de sus acciones, cosa que ya es un mal precedente.
Procedió a explicar.
Para decirlo de forma compacta, pues esto es mucho más complejo, cosas como el ente específico a contactar en sentido clasificatorio, lugar en sentido de planos espirituales, y disposición son vitales para ese tipo de comunicación, y hasta ahora solo parece existir certeza del último, el resto de cosas, o como mínimo aproximaciones podrían estar incluidas en esas instrucciones qué menciona la carta, así que solo quien las tenga de verdad puede hacer algo.
Zanjó, y Lemóni bajó la cabecita durante un momento.
Bien, pero igualmente debiste habermelo dicho, sabes bien que podría haberlo sanado, debes mantener la mente en calma y tener criterio, dudo que no fueses capaz.
Se señaló una de ambas sienes, por el momento tenía pinta de que la cosa se iba a quedar ahí, el asunto estaba bastante zanjado, al menos hasta que...
¿¡Has estado en Ouroboros!?
Entonces Erebus procedería a tomar fuertemente del brazo a Lemóni, evidentemente encolerizado, pocas veces demuestra emociones fuertes, solo en situaciones bastante específicas.
Sabes que las evacuaciones no se hacen a ligera, ¿no? Si cualquier descendiente decide volver a la isla, es una decisión que solo a ellos incumbe, pero tú no puedes exponerte de esa forma.
Lemóni por su parte siendo apartada de Khan bruscamente se asusta, ha visto a su padre así de molesto pocas veces... Pero también lo entiende, se puso gravemente en peligro estúpidamente...
L-Lo siento papá... He sido imprudente, lo sé...
Nuevamente la atención de Erebus se había desviando de Khan, pues al final, tal como lo dijo, si desea ponerse en ese riesgo, solo le incumbe a él, sin embargo, quien no ha dejado de ponerle atención es Lemóni.
Y-Yo... Es que no pude, de verdad empecé a pensar que Amnael solo quería lo mejor para mí... Y por eso no me tomé el antídoto... Y-Y solo se puso peor...
Muy bien, ahora estaba temblando, el solo pensar que esos pensamientos estaban en su mente, y la hacían sentir bien, estaba como perdida...
Entonces Erebus entrecerró los ojos, como si estuviera tomando más consideraciones, pero entre eso, fue qué Khan volvió a hablar, y entonces Erebus afiló la mirada, y procedió a comentar.
Podría llegar a culpar a la intervención de Amnael por la repentina temeridad de Lemóni... Pero realmente tengo mis dudas sobre un descendiente qué pone en riesgo de esa forma a un civil inocente.
Que nada tiene que ver con su edad, cualquiera que haga algo semejante se merece ser cuestionado, y por eso Erebus se pregunta si es buena idea dejar a Lemóni con él.
Luego, cuando la carta le es ofrecida, Lemóni extiende la manita qué le resta y procede a leerla todavía de forma temblorosa, pues la verdad que el contenido no es nada tranquilizador, incluso hace que se le salgan las lágrimas, cuando finalmente entiende que su maestro podría no volver nunca.
A-Ah...
Luego voltearía a ver a su padre, como si le pidiera con la mirada qué le de alguna esperanza, cosa ante la cual Erebus procedió a leer la carta también, para otorgarse contexto, y finalmente terminar con un suspiro especialmente profundo.
No es tan simple, hasta donde puedo ver, no parece que ni siquiera el descendiente de Rasputin esté verdaderamente seguro del resultado de sus acciones, cosa que ya es un mal precedente.
Procedió a explicar.
Para decirlo de forma compacta, pues esto es mucho más complejo, cosas como el ente específico a contactar en sentido clasificatorio, lugar en sentido de planos espirituales, y disposición son vitales para ese tipo de comunicación, y hasta ahora solo parece existir certeza del último, el resto de cosas, o como mínimo aproximaciones podrían estar incluidas en esas instrucciones qué menciona la carta, así que solo quien las tenga de verdad puede hacer algo.
Zanjó, y Lemóni bajó la cabecita durante un momento.
Rosse McGonagall
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Supongo que es cierto, capaz y es el ambiente del gym el qué me gusta...
Se reiría de eso también, porque la verdad, aunque suene e tontería, ahora lo piensa... ¿Y qué tal sí es un mecanismo de defensa? No hay nada ahí qué le recuerde que pertenece al consejo, y trabaja el cuerpo, dejando la mente descansar, tal vez no quiere ejercitarse aquí porque el campamento es un recordatorio constante de que están perdiendo, tenía tanto sentido qué daba miedo, por eso mejor burlarse de ello, así deja de asustar tanto.
Bueno, entonces creo que es buena idea, capaz me levante a correr un rato y todo, para aclarar la mente.
Luego de eso parece que se puso serio, que bueno, ella entiende que sí que es algo serio, pero Rosse es Rosse, lo serio es de lo que más le gusta burlarse, pero ahora...
Bueno, vale, si hablamos seriamente del asunto, claro, es jodido.
Confirma.
Pero todavía habría que preguntar... ¿Por donde empezar? Cada descendiente es un mundo, y bueno, eso no hace falta mucha reflexión para saberlo... Pero es como, a lo mejor con unos funciona rápido, pero con otros capaz no, y si algo funciona bien con ellos, capaz con otros no, y si algo funciona bien con esos, capaz con otros diferentes no, y bueno, es un rollazo.
Es lo que pensaba, y como se trata de Rosse, pues obviamente lo va a comentar.
Pero en fin, esas cosas... En realidad no pasaban a segundo plano, pero lo cierto es que no eran el foco de atención de Rosse, el foco de su atención estaba en las cosas que le enojaban en ese momento, y precisamente, el árbol y los templos estaban por ese rango.
Pues a ver, podríamos, pero el puro árbol sigue ahí arriba, y necesitaríamos un ejército para estar relativamente a salvo de esa cosa, porque solos parece que tenemos problemas.
Señala, con profunda frustración por ese asunto pero es que de verdad es lo que parecía.
Y tampoco quedarán si los Pendragon ganan...
Finalmente decidió decirlo, con cierto desgano, porque ya estaba harat de decirlo y que nadie parezca entenderlo.
Son sujetos de costumbres literalmente medievales, obsesionados con la venganza, con el poder, quieren hasta hacer un imperio, y nos aborrecen visiblemente, ¡Vamos a morir de cualquier forma, joder! O terminaremos siendo esclavos...
Entonces se tumba en el suelo, completamente hastiada.
Antes la leche de amapolas quizás, pero no tiene pinta de que vaya a haber tiempo para eso.
Fue sincera, en eso si que es buena al menos.
Ah... No debería estar haciendo esto, y lo sé...
¿Qué a que se refiere? A decir verdad, todo, sabe que debería seguir tratando de buscar algo, que debería dejar de drogarse, que debería alejarse de las aberraciones, que no debería molestar a Niko, pero... Simplemente ya no sabe si puede.
Lo siento Nikolaos, sé que no debería perder la cabeza con tanta facilidad, pero el autocontrol nunca fue lo mío.
Entonces procedería a ponerse de pie con un movimiento, aprovechando su buena condición y que el drenaje no le afectó tanto.
Pero no dejaré a tanta gente irse al infierno con tanta facilidad, si algo podemos hacer, hagamos algo, tal vez también serviría buscar a la gente de confianza esa qué dice Matvey en su carta, además de hacer lo que dijiste, claro.
Procedería a estirarse... Vamos, una vez más...
Supone que por el momento no tomará el camino de su padre aunque no sabe cuanto tiempo podrá mantenerse alejada de este, pero supone que eso significa que esos libros estarán bajo llave otro día más...
Se reiría de eso también, porque la verdad, aunque suene e tontería, ahora lo piensa... ¿Y qué tal sí es un mecanismo de defensa? No hay nada ahí qué le recuerde que pertenece al consejo, y trabaja el cuerpo, dejando la mente descansar, tal vez no quiere ejercitarse aquí porque el campamento es un recordatorio constante de que están perdiendo, tenía tanto sentido qué daba miedo, por eso mejor burlarse de ello, así deja de asustar tanto.
Bueno, entonces creo que es buena idea, capaz me levante a correr un rato y todo, para aclarar la mente.
Luego de eso parece que se puso serio, que bueno, ella entiende que sí que es algo serio, pero Rosse es Rosse, lo serio es de lo que más le gusta burlarse, pero ahora...
Bueno, vale, si hablamos seriamente del asunto, claro, es jodido.
Confirma.
Pero todavía habría que preguntar... ¿Por donde empezar? Cada descendiente es un mundo, y bueno, eso no hace falta mucha reflexión para saberlo... Pero es como, a lo mejor con unos funciona rápido, pero con otros capaz no, y si algo funciona bien con ellos, capaz con otros no, y si algo funciona bien con esos, capaz con otros diferentes no, y bueno, es un rollazo.
Es lo que pensaba, y como se trata de Rosse, pues obviamente lo va a comentar.
Pero en fin, esas cosas... En realidad no pasaban a segundo plano, pero lo cierto es que no eran el foco de atención de Rosse, el foco de su atención estaba en las cosas que le enojaban en ese momento, y precisamente, el árbol y los templos estaban por ese rango.
Pues a ver, podríamos, pero el puro árbol sigue ahí arriba, y necesitaríamos un ejército para estar relativamente a salvo de esa cosa, porque solos parece que tenemos problemas.
Señala, con profunda frustración por ese asunto pero es que de verdad es lo que parecía.
Y tampoco quedarán si los Pendragon ganan...
Finalmente decidió decirlo, con cierto desgano, porque ya estaba harat de decirlo y que nadie parezca entenderlo.
Son sujetos de costumbres literalmente medievales, obsesionados con la venganza, con el poder, quieren hasta hacer un imperio, y nos aborrecen visiblemente, ¡Vamos a morir de cualquier forma, joder! O terminaremos siendo esclavos...
Entonces se tumba en el suelo, completamente hastiada.
Antes la leche de amapolas quizás, pero no tiene pinta de que vaya a haber tiempo para eso.
Fue sincera, en eso si que es buena al menos.
Ah... No debería estar haciendo esto, y lo sé...
¿Qué a que se refiere? A decir verdad, todo, sabe que debería seguir tratando de buscar algo, que debería dejar de drogarse, que debería alejarse de las aberraciones, que no debería molestar a Niko, pero... Simplemente ya no sabe si puede.
Lo siento Nikolaos, sé que no debería perder la cabeza con tanta facilidad, pero el autocontrol nunca fue lo mío.
Entonces procedería a ponerse de pie con un movimiento, aprovechando su buena condición y que el drenaje no le afectó tanto.
Pero no dejaré a tanta gente irse al infierno con tanta facilidad, si algo podemos hacer, hagamos algo, tal vez también serviría buscar a la gente de confianza esa qué dice Matvey en su carta, además de hacer lo que dijiste, claro.
Procedería a estirarse... Vamos, una vez más...
Supone que por el momento no tomará el camino de su padre aunque no sabe cuanto tiempo podrá mantenerse alejada de este, pero supone que eso significa que esos libros estarán bajo llave otro día más...
Khan Tepes
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Sinceramente dudaba que Erebus supiese de sanación, pero se calló y no dijo nada. Tendría que ir a avisar a alguien de por allí, aunque parecían ocupados. Por un momento pareció que el padre les había creído, al menos hasta que montó en cólera al enterarse que habían estado en Ouroboros. Definitivamente no había sido una buena idea ir, pero de no haberlo hecho no habrían encontrado a Giordano. - ¡Fuimos sólo un momento, y no sabíamos que se había descontrolado tanto! - se puso en pie para intervenir de manera impulsiva al ver que la cogía del brazo, pero le vino tal mareo que tuvo que volver a sentarse de inmediato, bajando la cabeza unos segundos mientras seguía escuchando el intercambio verbal de ambos.
- No fue idea suya, la llevé yo...- si tenía que culpar a alguien, que se lo dijese a él. La miró con cara de confusión por lo que dijo del demonio, sin entender por qué esa obsesión con que Amnael quería su bien. ¿Era eso lo que le había pasado por beber la poción o era cosa de su cabeza? si seguía así tendría que pasar por manos de alguien con poderes mentales. - Espero que no sigas pensando lo mismo. Esa cosa nunca quiso tu bien. - añadió con gesto muy serio y preocupado, aunque la mirada que le echó Erebus y sus palabras le hicieron sentir aún peor. Era eso lo que había hecho, poner en peligro la seguridad de la gente de Ouroboros, y de su amiga. Esta vez se quedó sin palabras para responderle, no encontró ninguna réplica apropiada. Tendría que haber ido solo, pero el orgullo le impedía disculparse delante de ese señor. Si tenía que decir algo ya se lo diría a ella.
Únicamente volvió a prestarle atención cuando trataron el tema de Matvey. No quería reconocerlo, pero su carta sí que sonaba a despedida por la incertidumbre que transmitía. Lo que explico después Erebus le costó entenderlo porque tenía la cabeza embotada por la fiebre, pero sí que se quedó con eso de la gente que tenía instrucciones. - Catherine...tal vez. Pero no me quiso explicar nada. - murmuró cabreado, haciendo otro intento de levantarse de la silla porque ya no tenía ganas de seguir la conversación ni de discutir. Tampoco estaba en condiciones de ir al desayuno ese que había dicho el padre, incluso aunque hubiese estado bien no habría acudido después de la bronca. - Yo me voy, necesito descansar un rato. - se puso en pie con dificultad, pasando un momento al lado de la chica para decirle en voz baja dónde estaría por si querían verse luego. Después se desapareció de allí, dejando atrás el campamento.
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post 9/10 veneno
- No fue idea suya, la llevé yo...- si tenía que culpar a alguien, que se lo dijese a él. La miró con cara de confusión por lo que dijo del demonio, sin entender por qué esa obsesión con que Amnael quería su bien. ¿Era eso lo que le había pasado por beber la poción o era cosa de su cabeza? si seguía así tendría que pasar por manos de alguien con poderes mentales. - Espero que no sigas pensando lo mismo. Esa cosa nunca quiso tu bien. - añadió con gesto muy serio y preocupado, aunque la mirada que le echó Erebus y sus palabras le hicieron sentir aún peor. Era eso lo que había hecho, poner en peligro la seguridad de la gente de Ouroboros, y de su amiga. Esta vez se quedó sin palabras para responderle, no encontró ninguna réplica apropiada. Tendría que haber ido solo, pero el orgullo le impedía disculparse delante de ese señor. Si tenía que decir algo ya se lo diría a ella.
Únicamente volvió a prestarle atención cuando trataron el tema de Matvey. No quería reconocerlo, pero su carta sí que sonaba a despedida por la incertidumbre que transmitía. Lo que explico después Erebus le costó entenderlo porque tenía la cabeza embotada por la fiebre, pero sí que se quedó con eso de la gente que tenía instrucciones. - Catherine...tal vez. Pero no me quiso explicar nada. - murmuró cabreado, haciendo otro intento de levantarse de la silla porque ya no tenía ganas de seguir la conversación ni de discutir. Tampoco estaba en condiciones de ir al desayuno ese que había dicho el padre, incluso aunque hubiese estado bien no habría acudido después de la bronca. - Yo me voy, necesito descansar un rato. - se puso en pie con dificultad, pasando un momento al lado de la chica para decirle en voz baja dónde estaría por si querían verse luego. Después se desapareció de allí, dejando atrás el campamento.
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Lemóni Cefiadis
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La cosa se había puesto mal, era evidente qué Erebus montó rápidamente en cólera al notar qué su hija estuvo en peligro porque era capaz de ser permisivo con muchas cosas, pero no con eso, y Lemóni lo sabe, se ha equivocado, y su padre tiene derecho de estar molesto.
Sin embargo, luego de lo que escuchó decir a Khan, Erebus decidió soltar a Lemóni, suponiendo qué por las extraordinarias condiciones, podría no castigarla en esta ocasión, sobre todo por haber estado acompañada de alguien que se supone debería ser responsable, finalmente se cruza de brazos y comenta.
Bien, puedo aceptar el hecho de que Lemóni no estaba en las mejores condiciones para actuar a consciencia.
Pero eso no quitaba qué cuestione a Khan, y tal como se imaginó, este no tenía respuesta para sus reclamos, cosa evidente, puesto que puso en peligro a su pequeña hija sin necesidad.
Y hablando de la pequeña, ella responde a algo más.
N-No lo hago... Nunca lo haría...
¿Verdad?, ella no quiere creer que esos fueran sus pensamientos, tiene que ser la poción, ella no puede pensar esas cosas y menos sentirse bien por ello, no está loca... ¿Cierto?
Pero en fin, ella termina por observar a Khan irse tras escuchar lo de Catherine, y luego le dijo donde estaría, pero primero tiene cosas que considerar... Muchas cosas que considerar, antes no tenía pensado revelarlo, pero, ahora es que debe mirar a su padre.
Padre... Creo que yo puedo hacerlo...
Erebus la observa largamente, hasta que se da cuenta de que habla en serio, y que a su vez es claro que sabe lo que dice.
Hablaremos, después del desayuno.
Luego de eso ella asintió y le tomó la mano.
Ambos pasarían por un portal, y ella tenía muchas cosas qué hacer en este momento, no quería estar involucrada, pero, supone que ahora está entre las pocas personas que pueden hacer algo, y tiene que aceptarlo, tiene que pensar bien qué va a hacer.
Sin embargo, luego de lo que escuchó decir a Khan, Erebus decidió soltar a Lemóni, suponiendo qué por las extraordinarias condiciones, podría no castigarla en esta ocasión, sobre todo por haber estado acompañada de alguien que se supone debería ser responsable, finalmente se cruza de brazos y comenta.
Bien, puedo aceptar el hecho de que Lemóni no estaba en las mejores condiciones para actuar a consciencia.
Pero eso no quitaba qué cuestione a Khan, y tal como se imaginó, este no tenía respuesta para sus reclamos, cosa evidente, puesto que puso en peligro a su pequeña hija sin necesidad.
Y hablando de la pequeña, ella responde a algo más.
N-No lo hago... Nunca lo haría...
¿Verdad?, ella no quiere creer que esos fueran sus pensamientos, tiene que ser la poción, ella no puede pensar esas cosas y menos sentirse bien por ello, no está loca... ¿Cierto?
Pero en fin, ella termina por observar a Khan irse tras escuchar lo de Catherine, y luego le dijo donde estaría, pero primero tiene cosas que considerar... Muchas cosas que considerar, antes no tenía pensado revelarlo, pero, ahora es que debe mirar a su padre.
Padre... Creo que yo puedo hacerlo...
Erebus la observa largamente, hasta que se da cuenta de que habla en serio, y que a su vez es claro que sabe lo que dice.
Hablaremos, después del desayuno.
Luego de eso ella asintió y le tomó la mano.
Ambos pasarían por un portal, y ella tenía muchas cosas qué hacer en este momento, no quería estar involucrada, pero, supone que ahora está entre las pocas personas que pueden hacer algo, y tiene que aceptarlo, tiene que pensar bien qué va a hacer.
En su cabaña, las cosas se habían puesto difíciles rápidamente. Desde que Vishous le había pedido que pensara en Aura tenía un nudo en el pecho. Aquel era su bosque de nacimiento, y estaba bajo una amenaza latente. Sin embargo, fue también gracias a él que pudo ver con claridad como quedaba un poco de esperanza en lo alto de la cúpula. Su pecho había respirado aire fresco por un instante.
A partir de ahí, mientras Vishous entraba a la Cabaña, terminó de acomodarse la ropa y comenzó a escuchar al bosque. Y, sobre todo, a obedecer. Llegó muy pronto al concenso, a aquella estrategia de supervivencia que tomarían, y Sofía solo pudo asentir ante su plan. En el balcón, recibió una hoja de fresno envuelta en luz y, cuando bajó al suelo, una semilla envuelta en tierra húmeda. Sin más por hacer, comenzó a canalizar su magia para humedecer el suelo y el ambiente. Y una vez terminó, tal y como se lo indicaba el bosque, salió de ahí.
HIGHLANDS
Había despachado a sus estudiantes aquella noche. Tenía mucho por hacer, como retozar con Vishous un rato en cama y guardar los preciosos regalos que el bosque le había hecho. La semilla la había sembrado en una maceta de madera y piedra, mientras que la hoja estaba flotando en un frasco con agua de luna, con un brillo verde ambarino que impregnaba todo. Si el bosque no sobrevivía, debía sembrar de nueva cuenta y dejarle a Aura todo el conocimiento del bosque. Esperaba nunca tener que dárselo, jamás.
Después de que terminó con lo más importante, se tomó su tiempo para realizar la poción de Khan. No era algo difícil de hacer, en absoluto. Era bastante fácil porque eran ingredientes que ya tenía tratados con anterioridad. Tomó una taza de agua de luna y la colocó a fuego lento. Tardó unos minutos en comenzar a calentarse, pero cuando estuvo a la temperatura perfecta, la sacó del fuego y la vació en un recipiente para llevársela a Khan. Fue ahí donde, pizca a pizca, comenzó a sacar las especias de diversos frascos de aluminio y las agregó al té.
Pizca a pizca, mientras agregaba cada ingrediente, su mente comenzó a pensar en lo que ella misma acababa de hacer con su esposo. Suspiró profundamente, pues hasta ese día no había tenido que volver a usar nunca el té de luna. Se quedó más quieta que nunca, pensando. Pensándolo mucho. ¿Qué haría Vishous si se enteraba? Pero, con el árbol aún encima, pensar en angustiar de aquella manera a otra indefensa criatura como lo hizo con Aura, le parecía irresponsable. Aura apenas y estaba con ellos. Y Vishous la sobreprotegería de nuevo si volvía a estar embarazada. Angustiada, respiró profundo. No sabía qué hacer. Pero con Aura había tomado la precaución y aún así, había nacido, tan preciosa como ella sola. Había desafiado toda apuesta. Antes de que cambiara de opinión, tomó el té de un sorbo y se dedicó a preparar uno nuevo para Khan. Cuando estuvo listo, envió mensaje al Descendiente y salió de la tienda al lugar de encuentro.
A partir de ahí, mientras Vishous entraba a la Cabaña, terminó de acomodarse la ropa y comenzó a escuchar al bosque. Y, sobre todo, a obedecer. Llegó muy pronto al concenso, a aquella estrategia de supervivencia que tomarían, y Sofía solo pudo asentir ante su plan. En el balcón, recibió una hoja de fresno envuelta en luz y, cuando bajó al suelo, una semilla envuelta en tierra húmeda. Sin más por hacer, comenzó a canalizar su magia para humedecer el suelo y el ambiente. Y una vez terminó, tal y como se lo indicaba el bosque, salió de ahí.
HIGHLANDS
Había despachado a sus estudiantes aquella noche. Tenía mucho por hacer, como retozar con Vishous un rato en cama y guardar los preciosos regalos que el bosque le había hecho. La semilla la había sembrado en una maceta de madera y piedra, mientras que la hoja estaba flotando en un frasco con agua de luna, con un brillo verde ambarino que impregnaba todo. Si el bosque no sobrevivía, debía sembrar de nueva cuenta y dejarle a Aura todo el conocimiento del bosque. Esperaba nunca tener que dárselo, jamás.
Después de que terminó con lo más importante, se tomó su tiempo para realizar la poción de Khan. No era algo difícil de hacer, en absoluto. Era bastante fácil porque eran ingredientes que ya tenía tratados con anterioridad. Tomó una taza de agua de luna y la colocó a fuego lento. Tardó unos minutos en comenzar a calentarse, pero cuando estuvo a la temperatura perfecta, la sacó del fuego y la vació en un recipiente para llevársela a Khan. Fue ahí donde, pizca a pizca, comenzó a sacar las especias de diversos frascos de aluminio y las agregó al té.
Pizca a pizca, mientras agregaba cada ingrediente, su mente comenzó a pensar en lo que ella misma acababa de hacer con su esposo. Suspiró profundamente, pues hasta ese día no había tenido que volver a usar nunca el té de luna. Se quedó más quieta que nunca, pensando. Pensándolo mucho. ¿Qué haría Vishous si se enteraba? Pero, con el árbol aún encima, pensar en angustiar de aquella manera a otra indefensa criatura como lo hizo con Aura, le parecía irresponsable. Aura apenas y estaba con ellos. Y Vishous la sobreprotegería de nuevo si volvía a estar embarazada. Angustiada, respiró profundo. No sabía qué hacer. Pero con Aura había tomado la precaución y aún así, había nacido, tan preciosa como ella sola. Había desafiado toda apuesta. Antes de que cambiara de opinión, tomó el té de un sorbo y se dedicó a preparar uno nuevo para Khan. Cuando estuvo listo, envió mensaje al Descendiente y salió de la tienda al lugar de encuentro.
Me desperté al dia siguiente, o....al otro, no lo sé, lo mismo da, un tiempo indeterminado despues....en un hospital de campaña en mitad de Escocia. Si al despertar no me hubiesen entrado ganas de vomitar siete veces, me habria dado cuenta de los asquerosos mosquitos escoceses que rondaban el exterior de la lona de la tienda de campaña. Qué hostias. Igual me di cuenta. Cómo odiaba Escocia.
Me llevé una mano a la cabeza incorporándome, no por la herida, que habian curado, si no porque me dolía a horrores. Nada más incorporarme, noté el vértigo y el mareo, y comencé a recordar lo que había ocurrido en Ouroboros.
Tremenda putada. Casi preferia volver a dormirme, donde estaba soñando que abrazaba muchos perritos, esnifando el olor de sus patitas de cheeto. Suspiré, pensando que por qué yo no podía tener un perro? Me daba igual no tener magia si podía tener un perro y....
- ah.... debería.... - qué? qué deberia hacer? Tenía tareas, sí. Volver al hospital a supervisar el desarrollo de las unidades por terminar. Hacer el encargo aquel que habia procrastinado tantas veces que ya era uno de los WIPS mas tremendos de Giordano. El PIS. MI magia. Intenté....convocar algo, unas chispitas de electricidad, pero apenas generé algo de estática entre mis dedos. Me resigné porque me sentía como un trapo a nivel energético, pensando posibilidades, modos de arreglarlo.
Me levanté, escapandome un poco a decir verdad, huyendo de la vista de los médicos. Lei el mensaje de Nikolaos y...en fin, tenía razon. Quien me había sacado de mi taller, por cierto? Me habia teletransportado? Tenía que conseguir unas baterias muggles para hacer funcionar mis cacharros tecnomágicos, y para eso, tenía que ir a la ciudad....en las bucólicas y mágicas Highlands no iba a encontrar ni mierda.
- Perdone! Cual es la ciudad mas cercana? Me lleva? Sí? Grazie tanto, ragazza! - era facil conseguir que alguien te diese un viajecito magico si se sabía usar la entonación y la sonrisa adecuada.
Me llevé una mano a la cabeza incorporándome, no por la herida, que habian curado, si no porque me dolía a horrores. Nada más incorporarme, noté el vértigo y el mareo, y comencé a recordar lo que había ocurrido en Ouroboros.
Tremenda putada. Casi preferia volver a dormirme, donde estaba soñando que abrazaba muchos perritos, esnifando el olor de sus patitas de cheeto. Suspiré, pensando que por qué yo no podía tener un perro? Me daba igual no tener magia si podía tener un perro y....
- ah.... debería.... - qué? qué deberia hacer? Tenía tareas, sí. Volver al hospital a supervisar el desarrollo de las unidades por terminar. Hacer el encargo aquel que habia procrastinado tantas veces que ya era uno de los WIPS mas tremendos de Giordano. El PIS. MI magia. Intenté....convocar algo, unas chispitas de electricidad, pero apenas generé algo de estática entre mis dedos. Me resigné porque me sentía como un trapo a nivel energético, pensando posibilidades, modos de arreglarlo.
Me levanté, escapandome un poco a decir verdad, huyendo de la vista de los médicos. Lei el mensaje de Nikolaos y...en fin, tenía razon. Quien me había sacado de mi taller, por cierto? Me habia teletransportado? Tenía que conseguir unas baterias muggles para hacer funcionar mis cacharros tecnomágicos, y para eso, tenía que ir a la ciudad....en las bucólicas y mágicas Highlands no iba a encontrar ni mierda.
- Perdone! Cual es la ciudad mas cercana? Me lleva? Sí? Grazie tanto, ragazza! - era facil conseguir que alguien te diese un viajecito magico si se sabía usar la entonación y la sonrisa adecuada.
Lemóni Cefiadis
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Lemóni últimamente había tenido muchas emociones, y necesitaba calmarse un poco, que ella es delicada y tranquila, no acostumbra a que tantas cosas pasen en su vida, la máxima emoción qué solía tener era cuando venían espíritus a contarle su vida, cosa que considerando qué ha nacido durante una guerra tiene tela.
Pero dejando eso de lado, va paseando, todo en relativa calma, razonando qué como no ha obtenido respuesta su mensaje quizás las cosas no están tan mal como ella cree, y simplemente no la necesitan, sí, seguramente solo está siendo una exagerada, es más, hasta Khan parecía mucho mas preocupado por los dragones y por colarse a Ávalon qué por lo del árbol en sí...
Eso debe querer decir que las cosas no son tan graves, sí, tal vez hasta su maestro encontró forma de salir ya del árbol y solo está muy ocupado para hacérselo saber.
Con eso en mente, empieza a pasear felizmente por el campamento, viéndose bonita, y mayormente curioseando con las cosas que están haciendo todos, aunque ya no vive en el campamento, le gustan las personas, y se siente mucho más cómoda moviéndose y hablando un poco con la gente, sobre todo en un lugar tan lindo...
Pero todo lo bueno termina, en algún momento recibió el patronus de Cath, cosa que hizo que volviera al castillo de Edimburgo y procedería a estudiar las cosas que le dejó su maestro... Necesitaba estar lista para lo que iba a hacer, sea lo que sea que termine resultando.
Pero dejando eso de lado, va paseando, todo en relativa calma, razonando qué como no ha obtenido respuesta su mensaje quizás las cosas no están tan mal como ella cree, y simplemente no la necesitan, sí, seguramente solo está siendo una exagerada, es más, hasta Khan parecía mucho mas preocupado por los dragones y por colarse a Ávalon qué por lo del árbol en sí...
Eso debe querer decir que las cosas no son tan graves, sí, tal vez hasta su maestro encontró forma de salir ya del árbol y solo está muy ocupado para hacérselo saber.
Con eso en mente, empieza a pasear felizmente por el campamento, viéndose bonita, y mayormente curioseando con las cosas que están haciendo todos, aunque ya no vive en el campamento, le gustan las personas, y se siente mucho más cómoda moviéndose y hablando un poco con la gente, sobre todo en un lugar tan lindo...
Pero todo lo bueno termina, en algún momento recibió el patronus de Cath, cosa que hizo que volviera al castillo de Edimburgo y procedería a estudiar las cosas que le dejó su maestro... Necesitaba estar lista para lo que iba a hacer, sea lo que sea que termine resultando.
Nikolaos Kirgyakos
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Rosse McGonagall escribió: Supongo que es cierto, capaz y es el ambiente del gym el qué me gusta...
Se reiría de eso también, porque la verdad, aunque suene e tontería, ahora lo piensa... ¿Y qué tal sí es un mecanismo de defensa? No hay nada ahí qué le recuerde que pertenece al consejo, y trabaja el cuerpo, dejando la mente descansar, tal vez no quiere ejercitarse aquí porque el campamento es un recordatorio constante de que están perdiendo, tenía tanto sentido qué daba miedo, por eso mejor burlarse de ello, así deja de asustar tanto.
Bueno, entonces creo que es buena idea, capaz me levante a correr un rato y todo, para aclarar la mente.
Luego de eso parece que se puso serio, que bueno, ella entiende que sí que es algo serio, pero Rosse es Rosse, lo serio es de lo que más le gusta burlarse, pero ahora...
Bueno, vale, si hablamos seriamente del asunto, claro, es jodido.
Confirma.
Pero todavía habría que preguntar... ¿Por donde empezar? Cada descendiente es un mundo, y bueno, eso no hace falta mucha reflexión para saberlo... Pero es como, a lo mejor con unos funciona rápido, pero con otros capaz no, y si algo funciona bien con ellos, capaz con otros no, y si algo funciona bien con esos, capaz con otros diferentes no, y bueno, es un rollazo.
Es lo que pensaba, y como se trata de Rosse, pues obviamente lo va a comentar.
Pero en fin, esas cosas... En realidad no pasaban a segundo plano, pero lo cierto es que no eran el foco de atención de Rosse, el foco de su atención estaba en las cosas que le enojaban en ese momento, y precisamente, el árbol y los templos estaban por ese rango.
Pues a ver, podríamos, pero el puro árbol sigue ahí arriba, y necesitaríamos un ejército para estar relativamente a salvo de esa cosa, porque solos parece que tenemos problemas.
Señala, con profunda frustración por ese asunto pero es que de verdad es lo que parecía.
Y tampoco quedarán si los Pendragon ganan...
Finalmente decidió decirlo, con cierto desgano, porque ya estaba harat de decirlo y que nadie parezca entenderlo.
Son sujetos de costumbres literalmente medievales, obsesionados con la venganza, con el poder, quieren hasta hacer un imperio, y nos aborrecen visiblemente, ¡Vamos a morir de cualquier forma, joder! O terminaremos siendo esclavos...
Entonces se tumba en el suelo, completamente hastiada.
Antes la leche de amapolas quizás, pero no tiene pinta de que vaya a haber tiempo para eso.
Fue sincera, en eso si que es buena al menos.
Ah... No debería estar haciendo esto, y lo sé...
¿Qué a que se refiere? A decir verdad, todo, sabe que debería seguir tratando de buscar algo, que debería dejar de drogarse, que debería alejarse de las aberraciones, que no debería molestar a Niko, pero... Simplemente ya no sabe si puede.
Lo siento Nikolaos, sé que no debería perder la cabeza con tanta facilidad, pero el autocontrol nunca fue lo mío.
Entonces procedería a ponerse de pie con un movimiento, aprovechando su buena condición y que el drenaje no le afectó tanto.
Pero no dejaré a tanta gente irse al infierno con tanta facilidad, si algo podemos hacer, hagamos algo, tal vez también serviría buscar a la gente de confianza esa qué dice Matvey en su carta, además de hacer lo que dijiste, claro.
Procedería a estirarse... Vamos, una vez más...
Supone que por el momento no tomará el camino de su padre aunque no sabe cuanto tiempo podrá mantenerse alejada de este, pero supone que eso significa que esos libros estarán bajo llave otro día más...
-Mejor que la leche de amapola es- Le dijo Nikolaos sin cortarse un poco, si ella no lo hacía drogándose delante de todo el mundo ¿por qué iba a ir él como si pisara cáscaras de huevo? Se quedó oyendo con todo aquello de… Cada descendiente es un mundo e intentó seguirle el hilo, asintiendo con suavidad -Pues tiene que haber algo que o sea ajuste a todo o todos se ajusten a él- Expresó un poco serio -Porque es nuestra responsabilidad y… ¿sinceramente? Somos una vergüenza- Aunque él tenía poco allí e intentaba hacer lo posible por solucionar cosas pero no dejaba de pertenecer al Consejo así que la imagen general le embarraba de mierda igual.
Lo que pintaba Rosse era fatalista y Niko lamentó no haber estado presente cuando habría podido hacerlo, suspiró quedamente -Si estás tan determinada a fallar quizás lo que debes hacer es abdicar y darle tu puesto a alguien que aún tiene esperanzas- Respondió con cierta dureza y un gruñido lobuno porque es lo que él mismo le había echado en cara a Altaïr antes de retarlo a duelo.
-Entrénalo. Nadie nace sabiendo autocontrolarse- Añadió finalmente, dando cierre a aquella conversación porque se había puesto de mal humor y la verdad le apetecía seguir corriendo aunque se sentía débil. La miró -Búscala tú, conoces mejor a Rasputín que yo. Me encargaré de la Asamblea- Dijo en un tono neutral -Hasta luego Rosse- Se despidió moviendo la mano para echar a trotar por donde había venido leyendo los mensajes de respuesta en su brazalete.
Rosse McGonagall
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Cuando Niko dijo lo de la leche de Amapola, ella casi de inmediato se soltó a reír a carcajada limpia, básicamente por lo directo qué había sido al respecto, eso estaba bien, le había agradado, al fin y al cabo, Rosse es muchas cosas... Pero delicada no, sabe que se merecía eso.
Sí, seguro que cualquier cosa hace mejor el truco qué eso.
Lo acepta, se asegurará de limitar su consumo a cuando tenga qué dormir... Porque eso sí, no es capaz de hacerlo sin leche de Amapola, las pesadillas la despertarían a mitad de la noche.
Pues sí, ciertamente lo somos.
¿Qué va a hacer, decir que no? A Rosse no le gusta mentir, y no se le da nada bien, sería obvio que intenta escudarse si dijese lo contrario, y no lo intentará, ella no es de ese tipo de persona.
Y tienes razón, toda la razón de hecho... Pero lo malo es que con según qué descendientes, eso de tener la razón no acaba bastando...
Se encogió de hombros.
Pero si te sirve de algo, me amoldaría a lo que fuera con solo esperanza de una mejor comunicación.
Comentó con honestidad... Antes de que viniera lo que para ella sería especialmente doloroso, por un motivo, porque ella en su corazón sabe que es cierto, y por eso mismo muestra una sonrisa melancólica, sabe que no podría hacer eso, al menos ella no... Pues ella misma es la única Mcgonagall qué conoce... Y duda mucho que la habrían elegido si hubiera otra opción... Era apenas una adolescente entonces, y joder, es ella... En todo caso, mostró una sonrisa deprimente.
Ja... Sabes, a la mayoría no le importaría el asunto suficiente para ponerme en mi lugar así...
Y se lo concede, la ha puesto en su lugar, por mucho que ofreció una solución qué no es viable. Pero de todos modos valora su determinación con toda la causa por lo que también decide responder de una forma particular.
Y puede que no tenga ninguna esperanza... Pero tengo una promesa que cumplir, así que eso tendrá que esperar a otro día.
Concluyó ya de pie, antes de asentir a lo que le dijo Niko, aunque la verdad es que ella tampoco conoce al viejo Matvey, sin embargo hay algo que sí puede hacer.
Hasta luego, Nikolaos.
Y luego de eso procedería a caminar por el campamento y a dejar un mensaje vía brazalete, para el consejo, por si alguien tenía alguna mínima idea de quien podría ser de confianza para el viejo nigromante, ella no le conoce la vida, pero pone un ejemplo.
Sí, seguro que cualquier cosa hace mejor el truco qué eso.
Lo acepta, se asegurará de limitar su consumo a cuando tenga qué dormir... Porque eso sí, no es capaz de hacerlo sin leche de Amapola, las pesadillas la despertarían a mitad de la noche.
Pues sí, ciertamente lo somos.
¿Qué va a hacer, decir que no? A Rosse no le gusta mentir, y no se le da nada bien, sería obvio que intenta escudarse si dijese lo contrario, y no lo intentará, ella no es de ese tipo de persona.
Y tienes razón, toda la razón de hecho... Pero lo malo es que con según qué descendientes, eso de tener la razón no acaba bastando...
Se encogió de hombros.
Pero si te sirve de algo, me amoldaría a lo que fuera con solo esperanza de una mejor comunicación.
Comentó con honestidad... Antes de que viniera lo que para ella sería especialmente doloroso, por un motivo, porque ella en su corazón sabe que es cierto, y por eso mismo muestra una sonrisa melancólica, sabe que no podría hacer eso, al menos ella no... Pues ella misma es la única Mcgonagall qué conoce... Y duda mucho que la habrían elegido si hubiera otra opción... Era apenas una adolescente entonces, y joder, es ella... En todo caso, mostró una sonrisa deprimente.
Ja... Sabes, a la mayoría no le importaría el asunto suficiente para ponerme en mi lugar así...
Y se lo concede, la ha puesto en su lugar, por mucho que ofreció una solución qué no es viable. Pero de todos modos valora su determinación con toda la causa por lo que también decide responder de una forma particular.
Y puede que no tenga ninguna esperanza... Pero tengo una promesa que cumplir, así que eso tendrá que esperar a otro día.
Concluyó ya de pie, antes de asentir a lo que le dijo Niko, aunque la verdad es que ella tampoco conoce al viejo Matvey, sin embargo hay algo que sí puede hacer.
Hasta luego, Nikolaos.
Y luego de eso procedería a caminar por el campamento y a dejar un mensaje vía brazalete, para el consejo, por si alguien tenía alguna mínima idea de quien podría ser de confianza para el viejo nigromante, ella no le conoce la vida, pero pone un ejemplo.
Lorcan
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Después de haber hecho su recorrido por los alrededores del campamento, decidió que debía volver, aunque pensaba no quedarse tan cerca por donde transitaba la totalidad de su mundo. No es que fuera prácticamente asocial, pero encontraba confortable el estar solo y ya que estaba, todo el mundo necesitaba alguna vez la soledad y eso le daba un margen para pensar en lo que había ocurrido en Londres, sus compañeros y en cómo podían estar, puesto que él no se había quedado más tiempo del necesario para darle unas escuetas explicaciones a Jarkko porque sobre todo se las merecía al ser sus camaradas los que estuvieran implicados.
Y pensando en los compañeros, era justa la razón de que también debía hablar con Nikolaos para informarle de lo que había pasado y eso fue también lo que estuvo haciendo parte del tiempo. Cavia la posibilidad también de que estuviera ocupado porque parecía ser que los desastres venían uno detrás del otro, y como que tampoco puso mucho ahínco en ubicarlo más que consultarles a sus compañeros de manada.
Arrastrando sus pasos más allá del campamento a una zona un poco más “privada”, se dejó caer en el suelo apoyando su espalda en el árbol observando el lago a la distancia.
Y pensando en los compañeros, era justa la razón de que también debía hablar con Nikolaos para informarle de lo que había pasado y eso fue también lo que estuvo haciendo parte del tiempo. Cavia la posibilidad también de que estuviera ocupado porque parecía ser que los desastres venían uno detrás del otro, y como que tampoco puso mucho ahínco en ubicarlo más que consultarles a sus compañeros de manada.
Arrastrando sus pasos más allá del campamento a una zona un poco más “privada”, se dejó caer en el suelo apoyando su espalda en el árbol observando el lago a la distancia.
Nikolaos Kirgyakos
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Nikolaos había recibido una respuesta más o menos positiva o neutral (vamos, que ni si ni no) a realizar la asamblea así que como Matvey y Giordano, junto con Catherine, parecían haber tomado decisiones sobre una tregua, él decidiría sobre la asamblea. Así pues tras organizar con la manada que le buscaran al chico ese que era la voz de los residentes fue en busca de Lorcan.
No le costó demasiado encontrar su rastro, no para su olfato entrenado y la capacidad para dividir los aromas y descartar aquellos que no buscaba. Necesitaba respuesta sobre Savannah y las piedras, además no quería perder contacto con la chica por si Matvey llegaba a necesitarla.
“Aunque no sé dónde demonios está”
Había recibido la carta del nigromante pero, tal como Rosse, no sabía de qué personas de confianza hablaba. Se sentó al lado de Lorcan y lo dejó un rato en silencio, parecía un poco más arisco y pensativo que de costumbre así que Nikolaos esperó a que se acostumbrara a su presencia -¿No ha acabado bien, verdad?- Inquirió con lo que le decía su humilde sabiduría e instinto. Había mandado a Lorcan con la esperanza de que su antigua relación en el clan pudiera servir para doblegar a la muchacha y, también, para que limaran asperezas.
No le costó demasiado encontrar su rastro, no para su olfato entrenado y la capacidad para dividir los aromas y descartar aquellos que no buscaba. Necesitaba respuesta sobre Savannah y las piedras, además no quería perder contacto con la chica por si Matvey llegaba a necesitarla.
“Aunque no sé dónde demonios está”
Había recibido la carta del nigromante pero, tal como Rosse, no sabía de qué personas de confianza hablaba. Se sentó al lado de Lorcan y lo dejó un rato en silencio, parecía un poco más arisco y pensativo que de costumbre así que Nikolaos esperó a que se acostumbrara a su presencia -¿No ha acabado bien, verdad?- Inquirió con lo que le decía su humilde sabiduría e instinto. Había mandado a Lorcan con la esperanza de que su antigua relación en el clan pudiera servir para doblegar a la muchacha y, también, para que limaran asperezas.
Lorcan
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Un olor característico le asalto la nariz, y hablando de ir en busca del otro licántropo. –Necesitaba hablar contigo. - Menciono incluso unos segundos antes de que el otro se sentara a su lado y luego se quedó callado sin saber cómo empezar a relatar la vergüenza del ataque, ni siquiera estaba seguro si debía decírselo, pensar en comenzar diciéndole que la encontró tan borracha que había perdido un poco el sentido y que luego la había arrojado al lago para que entrara en sus cabales, tampoco era que dieran ganas de reportar.
Suspiro sonoramente por haber estado conteniendo el aire y se alegró porque el sacara el tema, primeramente. Con aquel “no ha salido bien” Giro la cabeza bruscamente entrecerrando los ojos. -Ya lo sabrás, no fue para nada bien e incluso puedo llegar a imaginar que ya lo intuías. - Todo porque Lorcan creía que el lobo mayor, desde que llegara al clan, ya debía saber el tipo de relación que tenían entre ellos, una relación que no era ni de lejos tan buena como pensaba que se la imaginaria, luego se encogió de hombros -Puedo decirte que nos estamos basando mucho en ella, porque lo que yo sé es que no quiere nada con nosotros. - Desde hace mucho tiempo que el había sentido un gran quiebre entre todo y su desvinculación con la manada a pesar de que alegara un tremendo problema con el puñetero árbol o incluso esas estúpidas voces o lo que sea que sienta una Chamana de su categoría. - ¿Qué pasa con Betsabeth? - Ella era una niña, pero, ella podría ser capaz de hacer lo que Nikolaos le pidiera o incluso podría pedir a alguien más que la persuadiera a la otra muchacha, podía ser que el problema fuera él.
Suspiro sonoramente por haber estado conteniendo el aire y se alegró porque el sacara el tema, primeramente. Con aquel “no ha salido bien” Giro la cabeza bruscamente entrecerrando los ojos. -Ya lo sabrás, no fue para nada bien e incluso puedo llegar a imaginar que ya lo intuías. - Todo porque Lorcan creía que el lobo mayor, desde que llegara al clan, ya debía saber el tipo de relación que tenían entre ellos, una relación que no era ni de lejos tan buena como pensaba que se la imaginaria, luego se encogió de hombros -Puedo decirte que nos estamos basando mucho en ella, porque lo que yo sé es que no quiere nada con nosotros. - Desde hace mucho tiempo que el había sentido un gran quiebre entre todo y su desvinculación con la manada a pesar de que alegara un tremendo problema con el puñetero árbol o incluso esas estúpidas voces o lo que sea que sienta una Chamana de su categoría. - ¿Qué pasa con Betsabeth? - Ella era una niña, pero, ella podría ser capaz de hacer lo que Nikolaos le pidiera o incluso podría pedir a alguien más que la persuadiera a la otra muchacha, podía ser que el problema fuera él.
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-Lo supuse- Mencionó Nikolaos con gesto pensativo, después de todo suponía que Lorcan tenía dudas y contradicciones al haber abandonado su posición de alfa para optar por otra posición mucho más baja dentro del clan de Ouroboros, pero si conseguía la determinación podría ir ascendiendo según quisiera.
No se la veía.
-No lo sabía, pero me lo acabas de confirmar- Le dijo con una sonrisa un poco socarrona para luego mirarlo, esperando que empezara a explicarle la situación de cabo a rabo porque a fin de cuentas Savannah y él habían llegado a un acuerdo aunque con todo el lío en el campamento el entrenamiento con Jarkko se le había ido de las manos. Aún así, para ello también necesitaban las piedras que ella debía hacer.
-¿Savannah es una persona que cumpla con su palabra?- Preguntó porque lo cierto es que no la conocía, pero sabía que él sí así que esperó la respuesta de forma paciente. La pregunta sobre la niña le hizo negar con la cabeza -Si estoy empeñado en Savannah es porque el Descendiente Rasputín la busca a ella, no a la niña. Debe tener sus razones. E igualmente, ella es una cachorra, Lorcan. No puedo exponerla de la misma forma que lo hago con Savannah, no es mi estilo- Expresó, y aunque la palabra “exponer” sonaba un poco fuerte; la peliblanca era adulta y sabía bien a lo que se enfrentaba siendo un canal con los espíritus.
No se la veía.
-No lo sabía, pero me lo acabas de confirmar- Le dijo con una sonrisa un poco socarrona para luego mirarlo, esperando que empezara a explicarle la situación de cabo a rabo porque a fin de cuentas Savannah y él habían llegado a un acuerdo aunque con todo el lío en el campamento el entrenamiento con Jarkko se le había ido de las manos. Aún así, para ello también necesitaban las piedras que ella debía hacer.
-¿Savannah es una persona que cumpla con su palabra?- Preguntó porque lo cierto es que no la conocía, pero sabía que él sí así que esperó la respuesta de forma paciente. La pregunta sobre la niña le hizo negar con la cabeza -Si estoy empeñado en Savannah es porque el Descendiente Rasputín la busca a ella, no a la niña. Debe tener sus razones. E igualmente, ella es una cachorra, Lorcan. No puedo exponerla de la misma forma que lo hago con Savannah, no es mi estilo- Expresó, y aunque la palabra “exponer” sonaba un poco fuerte; la peliblanca era adulta y sabía bien a lo que se enfrentaba siendo un canal con los espíritus.
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Se lo acababa de confirmar, si… Eso le hizo curvar ligeramente los labios y bueno, no era como si nadie le mirara y supiera sus estados, parecía más un libro abierto que otra cosa dado a su carácter.
-Tampoco era como que estuviera muy a la de colaborar teniendo litros de alcohol en la sangre. - Hizo una mueca preguntándose cuantos “litros” tenían que haber ingerido aquellos dos para terminar ebrios. Ante la expectativa que podía adivinar viniendo de él, comenzó a explicarle las cosas. ¿Tendría que explicarle también que los había tirado en la fuente y que había golpeado al lobo? No, eso ya era un tema más personal, como el beso que le había dado a la peliblanca que no sabía si sentirse alagado o insultado, de momento se sentía de las dos formas.
¿Una persona que cumpliera con sus palabras? La pregunta lo pillo desprevenido por lo que no contesto inmediatamente, necesitaba pensarlo detenidamente hasta que se le ocurrió algo. -No lo sé, no la conozco. - Un tema difícil, la conocía, pero a la vez no la conocía, después de todo se había alejado bastante de su lado como para dar por sentado cuales eran sus características y no sabía a ciencia cierta cuales eran sus prioridades. -En esos temas podrías preguntar a Jarkko o a Ian e inclusive podrías contactar con ellos para que la “convencieran” de lo que quieres. - Estaban más unidos y eran su manada. Se encogió de hombros escuchándole hablar. Así que la necesitaban a ella, pero ella se negaba. -Y otra cosa, también fuimos atacados en Hyde Park, debes saberlo siendo parte del clan y un miembro importante de Ouroboros. - Estaba bien, ellos podían tomar parte de la acción y unir fuerzas en contra de eso. -Ese grupo radical… de la misericordia. - Recordó ese grito casi eufórico que le causaba ganas de querer reír, con eso de la misericordia por lo que su semblante cambio a uno más suave y cómico.
-Tampoco era como que estuviera muy a la de colaborar teniendo litros de alcohol en la sangre. - Hizo una mueca preguntándose cuantos “litros” tenían que haber ingerido aquellos dos para terminar ebrios. Ante la expectativa que podía adivinar viniendo de él, comenzó a explicarle las cosas. ¿Tendría que explicarle también que los había tirado en la fuente y que había golpeado al lobo? No, eso ya era un tema más personal, como el beso que le había dado a la peliblanca que no sabía si sentirse alagado o insultado, de momento se sentía de las dos formas.
¿Una persona que cumpliera con sus palabras? La pregunta lo pillo desprevenido por lo que no contesto inmediatamente, necesitaba pensarlo detenidamente hasta que se le ocurrió algo. -No lo sé, no la conozco. - Un tema difícil, la conocía, pero a la vez no la conocía, después de todo se había alejado bastante de su lado como para dar por sentado cuales eran sus características y no sabía a ciencia cierta cuales eran sus prioridades. -En esos temas podrías preguntar a Jarkko o a Ian e inclusive podrías contactar con ellos para que la “convencieran” de lo que quieres. - Estaban más unidos y eran su manada. Se encogió de hombros escuchándole hablar. Así que la necesitaban a ella, pero ella se negaba. -Y otra cosa, también fuimos atacados en Hyde Park, debes saberlo siendo parte del clan y un miembro importante de Ouroboros. - Estaba bien, ellos podían tomar parte de la acción y unir fuerzas en contra de eso. -Ese grupo radical… de la misericordia. - Recordó ese grito casi eufórico que le causaba ganas de querer reír, con eso de la misericordia por lo que su semblante cambio a uno más suave y cómico.
Nikolaos Kirgyakos
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-Ah…- Dijo cuando mencionó lo de la borrachera. Si ya de por sí era belicosa, no podía imaginarla con un par de bebidas encima. Niko puso las manos sobre sus rodillas de forma pensativa, tratando de ubicar la estrategia para poder ayudarla pero también que le ayudara. Quizás debía ir él personalmente en vez de enviar a Lorcan.
La siguiente respuesta hizo que frunciera el ceño -¿Qué? ¿No estábais en el mismo clan desde siempre? … ¿No fuiste su beta?- Preguntó un poco perdido, ya que esa era la información que manejaba y su sentimental pelea en el campamento dejaba mucho a la luz…Aunque no pareciera que ellos estuvieran muy atentos a sus propias palabras. -Comprendo. ¿Su nueva manada, no?- Inquirió pensando en aquel fallido intento que había tenido de hablar con Ian, le vendría bien otro licántropo que supiera controlarse para poder entrenar al resto de la manada; quisiera él formar parte o no. Las alianzas podían ser igual de poderosas.
Lo que no le sorprendió, pero le entristeció, fue lo del ataque. Se incorporó, sintiendo una imperiosa necesidad de moverse -Cuéntamelo mientras organizamos la asamblea general. Necesitamos buscar al chico ese que es portavoz de los ciudadanos- Le tendió la mano para ayudarlo a levantarse en una muestra de afable amabilidad, aunque bien sabía que podía hacerlo él solito…Y si pecaba de orgullo, lo haría.
La siguiente respuesta hizo que frunciera el ceño -¿Qué? ¿No estábais en el mismo clan desde siempre? … ¿No fuiste su beta?- Preguntó un poco perdido, ya que esa era la información que manejaba y su sentimental pelea en el campamento dejaba mucho a la luz…Aunque no pareciera que ellos estuvieran muy atentos a sus propias palabras. -Comprendo. ¿Su nueva manada, no?- Inquirió pensando en aquel fallido intento que había tenido de hablar con Ian, le vendría bien otro licántropo que supiera controlarse para poder entrenar al resto de la manada; quisiera él formar parte o no. Las alianzas podían ser igual de poderosas.
Lo que no le sorprendió, pero le entristeció, fue lo del ataque. Se incorporó, sintiendo una imperiosa necesidad de moverse -Cuéntamelo mientras organizamos la asamblea general. Necesitamos buscar al chico ese que es portavoz de los ciudadanos- Le tendió la mano para ayudarlo a levantarse en una muestra de afable amabilidad, aunque bien sabía que podía hacerlo él solito…Y si pecaba de orgullo, lo haría.
Lorcan
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-Eso es. –Se quedó en silencio mientras hacía rodar las palabras en su lengua y por supuesto también en su mente. -Estábamos en el mismo clan, ella fue la alfa y si, también fui su beta. Pero todo eso en tiempo pasado. – No sabía si molestarse realmente porque alguien más supiera de ciertas cosas, que era lo que todo el mundo sabía, a un así, hasta cierto punto le molestaba y ni pensar que otras cosas sabias, por lo que no pudo evitar quedársele mirando con preguntas no formuladas rondando, aunque su cara fuera de piedra apretando la mandíbula con fuerza.
-Nueva manada. - Asintió con la cabeza repitiendo otra vez la palabra que parecía como si quisiera tratar de entender algo con lo que no conectaba su mente y se sentía extraño cuando nombraban lo de la nueva manada y otra vez le causo risa, el hecho de que ellos querían fundar esa nueva manada de nombre extraño y esponjoso, no sabía el nombre realmente puesto que no le puso atención porque no le importaba lo suficiente para tenerlo encuentra, pero de lo que si estaba consiente era de que sonaba a algo esponjoso y cutre.
Y luego de escuchar esa historia, parecía que Nikolaos se levantó con impetud, como si quisiera actuar en esos momentos, eso le gustaba de él. -Con ganas de terminar la historia…- Mas bien de actuar, podría ser lo más acertado. -No sé muy bien lo que pasa en esa base, porque no me quede por mucho más tiempo, pero lo cierto es que ellos también estarán haciendo lo suyo. - Y esos hijos del mal llamado misericordioso podrían ya tener problemas a estas horas. -Sera buena idea ofrecer ayuda. - Se encogió de hombros observando la mano que le ofrecía el otro lobo y negó con la cabeza. -Puedo solo. - Él podía solo, lo mismo le había dicho al que parecía ser su salvador, pero al final tuvieron que arrastrarlo hasta la enfermería. Poniendo una mano en el suelo, se levantó sin prisas y sin problemas para varias. - ¿Qué chico que es portavoz de los ciudadanos? – Estaba algo perdido. Su cabeza hizo unas vueltas hasta que recordó al pelirojo que agitaba las masas esa vez. Tal vez pudiera ser él, y haciéndole esa misma pregunta al Alfa, salieron de allí los dos.
-Nueva manada. - Asintió con la cabeza repitiendo otra vez la palabra que parecía como si quisiera tratar de entender algo con lo que no conectaba su mente y se sentía extraño cuando nombraban lo de la nueva manada y otra vez le causo risa, el hecho de que ellos querían fundar esa nueva manada de nombre extraño y esponjoso, no sabía el nombre realmente puesto que no le puso atención porque no le importaba lo suficiente para tenerlo encuentra, pero de lo que si estaba consiente era de que sonaba a algo esponjoso y cutre.
Y luego de escuchar esa historia, parecía que Nikolaos se levantó con impetud, como si quisiera actuar en esos momentos, eso le gustaba de él. -Con ganas de terminar la historia…- Mas bien de actuar, podría ser lo más acertado. -No sé muy bien lo que pasa en esa base, porque no me quede por mucho más tiempo, pero lo cierto es que ellos también estarán haciendo lo suyo. - Y esos hijos del mal llamado misericordioso podrían ya tener problemas a estas horas. -Sera buena idea ofrecer ayuda. - Se encogió de hombros observando la mano que le ofrecía el otro lobo y negó con la cabeza. -Puedo solo. - Él podía solo, lo mismo le había dicho al que parecía ser su salvador, pero al final tuvieron que arrastrarlo hasta la enfermería. Poniendo una mano en el suelo, se levantó sin prisas y sin problemas para varias. - ¿Qué chico que es portavoz de los ciudadanos? – Estaba algo perdido. Su cabeza hizo unas vueltas hasta que recordó al pelirojo que agitaba las masas esa vez. Tal vez pudiera ser él, y haciéndole esa misma pregunta al Alfa, salieron de allí los dos.
Hacía mucho que había perdido la noción de las horas, los días y de las semanas, quizás hasta de los años, desde que me subieron al supuesto hospital de campaña de Ouroboros. Solo tengo recuerdos vagos, emborronados, como en duermevela de los días que siguieron a aquella humillación de Éamon en Londres en la que se había cebado con Chloe y con Arleen, especialmente. Los apodos de “los humillados de Éamon”, “los mutilados de Éamon” podrían haber sido perfectamente acuñados por cualquier desaprensivo que rondaba por la tienda. Vagamente recordaba la “conversación” con Rosse.
Después de aquello, silencio.
No recordaba visitas quizás por efecto de las drogas o interés por terceros. Me parecía apreciar, de una forma lejana, las voces de algunos compañeros de la guardia o del servicio médico. Pero no más. Como había dicho Rosse, qué necesidad de perder el tiempo con alguien que ni quiere ni puede mediar palabra. Para ese entonces prefería estar bajo los efectos de los somníferos otra larga temporada, aunque, claramente no iba a ser posible por motivos médicos y los medimagos fueron reduciendo la leche de amapola hasta que el dolor y las reacciones adversas se redujeron hasta apenas desaparecer.
Por aquel entonces, ya había aprendido a no atragantarme con mi propia saliva. Apenas tosía ya y solo quedaba, como recuerdos cada vez más lejanos y borrosos de aquella noche, un profundo y pesado silencio y purés que ya no volverían a saber a nada.
Según iba teniendo consciencia de mi propio cuerpo y de mis músculos empecé a incorporarme, dado que la posición sentada me ayudaba a tragar. En mi silencio empecé a andar por la habitación y comenzar a manejar el agua, con aquellas instrucciones lejanas de Adael sobre el control de ese elemento. Cualquier minúscula gota de condensación servía para hacer cualquier nimiedad. Tardé en volver a utilizar la desaparición, primero porque a mi alrededor no me dejaban de vigilar y, segundo, porque cada vez que cerraba los ojos sentía como si mi cuerpo me exigiera volver a aquellas ruinas en las que tanto se había perdido. Hasta que no aprendí a controlar esos pensamientos recurrentes e intrusivos no me sentí con las fuerzas de poder hacer una desaparición sin temer que fuera a escindirme.
Pero aquel día, se una forma sibilina, esquivé la guardia para aparecerme fuera de su alcance y recorrí, en silencio, el espacio que habían creado como campamento improvisado. Pensé en buscar a Chloe, pero la había perdido la pista hacía tiempo atrás, igualmente a Arleen. Parte de mi mismo quería saber … pero supongo que, de alguna manera, la sensación agridulce y bochornosa de aquel día me llevó a callar. Andaba descalzo y la ropa estaba torpemente remendada, pues no había podido coger nada decente tras la supuesta evacuación. En algún punto del trasiego me topé con una carpa de aspecto y sonidos de su interior que me eran familiares. Me acerqué a ella, sin llamar, para buscar a la General en el interior. ¿Servía para algo que siguiera tratando de engañar a nadie en la Guardia? No era capaz de proteger a nadie, mucho menos a mí mismo. Genios, humanos… todos eran miserables, de la misma manera que lo era aquel niño rubio. Ojalá supiera dónde estaba. Yo no servía para pensar, solo obedecer de una forma muy torpe. El que pensaba era Rybar. La mano ejecutora era Adele. Yo, era y soy una sombra de … ¿de qué?
Hice notar mi presencia a quien quiera que pudiera estar en la carpa de Amaya tocando con los nudillos cualquier armatoste que hubiera en el interior, cogiendo el silencio uno de aquellos cascos de la guardia que facilitaba la comunicación, pasando mis dedos por los dibujos tallados en el metal del cascos esperando a ver si alguien aparecía o es que simplemente habían sido imaginaciones mias.
Después de aquello, silencio.
No recordaba visitas quizás por efecto de las drogas o interés por terceros. Me parecía apreciar, de una forma lejana, las voces de algunos compañeros de la guardia o del servicio médico. Pero no más. Como había dicho Rosse, qué necesidad de perder el tiempo con alguien que ni quiere ni puede mediar palabra. Para ese entonces prefería estar bajo los efectos de los somníferos otra larga temporada, aunque, claramente no iba a ser posible por motivos médicos y los medimagos fueron reduciendo la leche de amapola hasta que el dolor y las reacciones adversas se redujeron hasta apenas desaparecer.
Por aquel entonces, ya había aprendido a no atragantarme con mi propia saliva. Apenas tosía ya y solo quedaba, como recuerdos cada vez más lejanos y borrosos de aquella noche, un profundo y pesado silencio y purés que ya no volverían a saber a nada.
Según iba teniendo consciencia de mi propio cuerpo y de mis músculos empecé a incorporarme, dado que la posición sentada me ayudaba a tragar. En mi silencio empecé a andar por la habitación y comenzar a manejar el agua, con aquellas instrucciones lejanas de Adael sobre el control de ese elemento. Cualquier minúscula gota de condensación servía para hacer cualquier nimiedad. Tardé en volver a utilizar la desaparición, primero porque a mi alrededor no me dejaban de vigilar y, segundo, porque cada vez que cerraba los ojos sentía como si mi cuerpo me exigiera volver a aquellas ruinas en las que tanto se había perdido. Hasta que no aprendí a controlar esos pensamientos recurrentes e intrusivos no me sentí con las fuerzas de poder hacer una desaparición sin temer que fuera a escindirme.
Pero aquel día, se una forma sibilina, esquivé la guardia para aparecerme fuera de su alcance y recorrí, en silencio, el espacio que habían creado como campamento improvisado. Pensé en buscar a Chloe, pero la había perdido la pista hacía tiempo atrás, igualmente a Arleen. Parte de mi mismo quería saber … pero supongo que, de alguna manera, la sensación agridulce y bochornosa de aquel día me llevó a callar. Andaba descalzo y la ropa estaba torpemente remendada, pues no había podido coger nada decente tras la supuesta evacuación. En algún punto del trasiego me topé con una carpa de aspecto y sonidos de su interior que me eran familiares. Me acerqué a ella, sin llamar, para buscar a la General en el interior. ¿Servía para algo que siguiera tratando de engañar a nadie en la Guardia? No era capaz de proteger a nadie, mucho menos a mí mismo. Genios, humanos… todos eran miserables, de la misma manera que lo era aquel niño rubio. Ojalá supiera dónde estaba. Yo no servía para pensar, solo obedecer de una forma muy torpe. El que pensaba era Rybar. La mano ejecutora era Adele. Yo, era y soy una sombra de … ¿de qué?
Hice notar mi presencia a quien quiera que pudiera estar en la carpa de Amaya tocando con los nudillos cualquier armatoste que hubiera en el interior, cogiendo el silencio uno de aquellos cascos de la guardia que facilitaba la comunicación, pasando mis dedos por los dibujos tallados en el metal del cascos esperando a ver si alguien aparecía o es que simplemente habían sido imaginaciones mias.
Trabajo, trabajo y más trabajo. Desde que los Pendragon habían aparecido por el horizonte, Amaya no había tenido un buen día de descanso. No cuando una parte de su cerebro intentaba buscar soluciones que no encontraba y aquello la frustraba pero como buena mujer relativamente madura y madre de tres, sabía gestionar sus emociones.
Muchas noches, tras lo de Arleen, se sorprendió a sí misma pensando en su fallecido esposo. Lo extrañaba, a su manera. En su matrimonio nunca hubo amor, pero al menos eran compañeros y se apoyaban. Sarah brillaba por su ausencia y Amaya había decidido cerrar ese capítulo que nunca debió abrir. La Royden no había sabido explicarle a sus hijos lo que había sucedido y tampoco quiso hacerlo. No quería ocultar la realidad pero según sus primos, Arleen así lo deseaba y ella respetaba eso.
No otras decisiones, pero eso sí.
A ella no la había visto, aunque sabía que se había ido. A Ben había ido a visitarlo de forma más frecuente porque se preocupaba por su estado. El acceso de violencia que tuvo en aquel momento era… Amaya creía que necesitaría apoyo y ella como General estaba allí para darlo.
El sonido en la carpa le llamó la atención y salió de una especie de despacho improvisado donde había logrado mantener algunas cosas en orden. Al ver a Ben, con la ropa en ese estado, frunció el ceño -Hola Benjamín- Saludó de forma más tranquila mientras le miraba el casco, alzó la mano para activar el suyo y le dijo la frecuencia que usarían para que nadie les molestara -Bienvenido- Le dijo antes de hacerle un gesto para que le siguiera hacia un baúl donde habían uniformes de la guardia, sacando dos de lo que suponía era su talla -Imagino que querrás cambiarte- No estaba segura de preguntarle como estaba, vería como se desarrollaría la conversación.
Muchas noches, tras lo de Arleen, se sorprendió a sí misma pensando en su fallecido esposo. Lo extrañaba, a su manera. En su matrimonio nunca hubo amor, pero al menos eran compañeros y se apoyaban. Sarah brillaba por su ausencia y Amaya había decidido cerrar ese capítulo que nunca debió abrir. La Royden no había sabido explicarle a sus hijos lo que había sucedido y tampoco quiso hacerlo. No quería ocultar la realidad pero según sus primos, Arleen así lo deseaba y ella respetaba eso.
No otras decisiones, pero eso sí.
A ella no la había visto, aunque sabía que se había ido. A Ben había ido a visitarlo de forma más frecuente porque se preocupaba por su estado. El acceso de violencia que tuvo en aquel momento era… Amaya creía que necesitaría apoyo y ella como General estaba allí para darlo.
El sonido en la carpa le llamó la atención y salió de una especie de despacho improvisado donde había logrado mantener algunas cosas en orden. Al ver a Ben, con la ropa en ese estado, frunció el ceño -Hola Benjamín- Saludó de forma más tranquila mientras le miraba el casco, alzó la mano para activar el suyo y le dijo la frecuencia que usarían para que nadie les molestara -Bienvenido- Le dijo antes de hacerle un gesto para que le siguiera hacia un baúl donde habían uniformes de la guardia, sacando dos de lo que suponía era su talla -Imagino que querrás cambiarte- No estaba segura de preguntarle como estaba, vería como se desarrollaría la conversación.
Lorcan
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Ciertamente el caos que explotara en la casa de Ian era algo preocupante verdaderamente, pero no era la primera vez que veía una reacción así en presencia de esos dos. En un principio era algo que le pareciera curioso, pero en ninguno de los casos le importo lo suficiente. Lo que, si era que le había puesto de mal humor, por lo que prefirió ir por Chloe quien era el menor de los problemas y claro que la podía cuidar, si hasta incluso asintió con la cabeza cuando le dijo que no se alejara sola y luego la había esperado estoicamente a que se le acercara para tocarle. Parecía un gato pequeño y asustado.
-Te sacamos de aquí con tu hermano porque había peligro. No sé qué tan acertado hubiera sido que volvieras… Hay muchos peligros. – Finalmente había aparecido en el campamento y había otras cuestiones que debía atender, como hablarle a Niko sobre lo de Savannah. Aun tenia a una Chloe cogida de su antebrazo. Habían esperado unos segundos largos hasta que la chica finalmente lo lograra. -Eso no estuvo mal. - Ni tan mal, porque tampoco fue como que esperaran demasiado, suponía que solo unos segundos como había dicho la chica, tampoco era como si tuviera un reloj mental y estupideces como esa.
Su gesto se arrugo y luego cogió de la muñeca a Chloe con lo que parecía cautela de su parte esperando la reacción de ella, porque si le había notado que en su forma de actuar tenía cierta reticencia al contacto físico. -Pero ya no hay tanto peligro, Benjamín y yo te cuidaremos. - Eso era si es que Benjamín estaba en estado cuerdo o en algún estado.
-Te sacamos de aquí con tu hermano porque había peligro. No sé qué tan acertado hubiera sido que volvieras… Hay muchos peligros. – Finalmente había aparecido en el campamento y había otras cuestiones que debía atender, como hablarle a Niko sobre lo de Savannah. Aun tenia a una Chloe cogida de su antebrazo. Habían esperado unos segundos largos hasta que la chica finalmente lo lograra. -Eso no estuvo mal. - Ni tan mal, porque tampoco fue como que esperaran demasiado, suponía que solo unos segundos como había dicho la chica, tampoco era como si tuviera un reloj mental y estupideces como esa.
Su gesto se arrugo y luego cogió de la muñeca a Chloe con lo que parecía cautela de su parte esperando la reacción de ella, porque si le había notado que en su forma de actuar tenía cierta reticencia al contacto físico. -Pero ya no hay tanto peligro, Benjamín y yo te cuidaremos. - Eso era si es que Benjamín estaba en estado cuerdo o en algún estado.
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