Recuerdo del primer mensaje :
El panorama en el hospital de campaña era desolador. Se sentía... como si hubieran pasado por una guerra. A pesar de que acababa de iniciar, el dolor que estaba causando en los más inocentes era devastador. Tenía la sensación de que, por muchos esfuerzos que hicieran, no podría detener el miedo y la violencia contra aquellas personas inocentes que llegarían a Highlands en breves. Tenía miedo. Mucho miedo. Miedo por su hija, tan lejos de ella, y su esposo, tan expuesto al peligro. Tenía miedo por sus compañeros, porque no eran los típicos soberanos que enviaban a los subordinatos a pelear, sino estarían en primera fila en la lucha que se avecinaba. El Consejo seguiría, con o sin todos ellos, pero podría no ser lo mismo nunca más.
Mientras encontraba el espacio que el bosque y los centauros les habían destinado, varios de los miembros de la Guardia estaban mntando el campamento, una tienda a la vez; levantándolas, hechizándolas y marcando las capacidades de cada una en una lista para comenzar a llenarlas con los refugiados que no tardaban en bajar. Sabía que, para poder evacuar sin algo que urgiera a los pobladores como un ataque directo del Sanguis, se tomarían un poco de tiempo ir por sus familias, algunas de sus pertenencias e incluso algunas mascotas. Al menos esas últimas tendrían un espacio amplio para correr que podrían disfrutar.
Recorrió suavemente, a paso lento, aquel lugar, separando mentalmente el lugar donde estarían los cultivos, las tiendas, los servicios como el comedora... Era un lugar tan puro, tan limpio, con un aire que le permitía respirar profundamente. No se había dado cuenta de lo tensa que había estado en la isla, como para sentir en aquel lugar una liberación tan grende que le apetecía incluso quedarse. Incluso su cuerpo tenía movimientos más fluídos, aún cuando no creía que le estuviera afectando tanto. La tierra de la isla se estaba envenenando y no poder hacer algo al respecto le estaba haciendo caer en un profundo caos interno. Su equilibrio, el fino equilibrio de la naturaleza, estaban resquebrajándose mientras aquel depredador acababa con todo. ¿Terminaría por engullir el mundo entero si se lo permitían? Ese era un futuro en el que no podría vivir. La angustia y la oscuridad debajo de sus pies serían su perdición. Se acercó a uno de los soldados que conocía como amigo de Vishous, sonriéndole al llegar hacia él.- ¿Sabes en cuanto tiempo más comenzarán a bajar? - La respuesta fue que en dos minutos exactos bajarían, pues les estaban organizando con rapidez. Agradeció la información y se dedicó a hacer el espacio lo más acogedor posible. No sería la casa de nadie, pero llenó las orillas del bosque con grandes arbustos llenos de flores muy variadas y coloridas. Las hizo crecer al frente de cada tienda, en cada espacio que encontró. Mucha lavanda para tranquilizar con el aroma a los asustados habitantes, y hierbas aromáticas para que las tuvieran a mano para cocinar y hacer remedios. Al final, montó una tienda en compañía de los soldados personalmente, dedicándola a la realización de pociones. Si el hospital estaba tan saturado y comprometido, se empezarían a utilizar los remedios naturales.
Cuando los habitantes llegaron, lo hicieron en grandes grupos, a los que recibió personalmente y se encargó de tratar de solucionar sus dudas. Las preguntas eran tan duras como la realidad, y saber que no tenía respuesta para muchas de ellas era desolador, pero hizo compromisos para obtener información y encontrar la mejor solución para cada problema. Después de una ardua jornada dándole techo y comida a cada uno de los ciudadanos de Ouroboros, se tomó un momento para enviar un mensaje al Consejo informando que se completaba la evacuación. Tras un larguísimo día, desapareció de ahí, con promesas que cumplir.
El panorama en el hospital de campaña era desolador. Se sentía... como si hubieran pasado por una guerra. A pesar de que acababa de iniciar, el dolor que estaba causando en los más inocentes era devastador. Tenía la sensación de que, por muchos esfuerzos que hicieran, no podría detener el miedo y la violencia contra aquellas personas inocentes que llegarían a Highlands en breves. Tenía miedo. Mucho miedo. Miedo por su hija, tan lejos de ella, y su esposo, tan expuesto al peligro. Tenía miedo por sus compañeros, porque no eran los típicos soberanos que enviaban a los subordinatos a pelear, sino estarían en primera fila en la lucha que se avecinaba. El Consejo seguiría, con o sin todos ellos, pero podría no ser lo mismo nunca más.
Mientras encontraba el espacio que el bosque y los centauros les habían destinado, varios de los miembros de la Guardia estaban mntando el campamento, una tienda a la vez; levantándolas, hechizándolas y marcando las capacidades de cada una en una lista para comenzar a llenarlas con los refugiados que no tardaban en bajar. Sabía que, para poder evacuar sin algo que urgiera a los pobladores como un ataque directo del Sanguis, se tomarían un poco de tiempo ir por sus familias, algunas de sus pertenencias e incluso algunas mascotas. Al menos esas últimas tendrían un espacio amplio para correr que podrían disfrutar.
Recorrió suavemente, a paso lento, aquel lugar, separando mentalmente el lugar donde estarían los cultivos, las tiendas, los servicios como el comedora... Era un lugar tan puro, tan limpio, con un aire que le permitía respirar profundamente. No se había dado cuenta de lo tensa que había estado en la isla, como para sentir en aquel lugar una liberación tan grende que le apetecía incluso quedarse. Incluso su cuerpo tenía movimientos más fluídos, aún cuando no creía que le estuviera afectando tanto. La tierra de la isla se estaba envenenando y no poder hacer algo al respecto le estaba haciendo caer en un profundo caos interno. Su equilibrio, el fino equilibrio de la naturaleza, estaban resquebrajándose mientras aquel depredador acababa con todo. ¿Terminaría por engullir el mundo entero si se lo permitían? Ese era un futuro en el que no podría vivir. La angustia y la oscuridad debajo de sus pies serían su perdición. Se acercó a uno de los soldados que conocía como amigo de Vishous, sonriéndole al llegar hacia él.- ¿Sabes en cuanto tiempo más comenzarán a bajar? - La respuesta fue que en dos minutos exactos bajarían, pues les estaban organizando con rapidez. Agradeció la información y se dedicó a hacer el espacio lo más acogedor posible. No sería la casa de nadie, pero llenó las orillas del bosque con grandes arbustos llenos de flores muy variadas y coloridas. Las hizo crecer al frente de cada tienda, en cada espacio que encontró. Mucha lavanda para tranquilizar con el aroma a los asustados habitantes, y hierbas aromáticas para que las tuvieran a mano para cocinar y hacer remedios. Al final, montó una tienda en compañía de los soldados personalmente, dedicándola a la realización de pociones. Si el hospital estaba tan saturado y comprometido, se empezarían a utilizar los remedios naturales.
Cuando los habitantes llegaron, lo hicieron en grandes grupos, a los que recibió personalmente y se encargó de tratar de solucionar sus dudas. Las preguntas eran tan duras como la realidad, y saber que no tenía respuesta para muchas de ellas era desolador, pero hizo compromisos para obtener información y encontrar la mejor solución para cada problema. Después de una ardua jornada dándole techo y comida a cada uno de los ciudadanos de Ouroboros, se tomó un momento para enviar un mensaje al Consejo informando que se completaba la evacuación. Tras un larguísimo día, desapareció de ahí, con promesas que cumplir.
El hecho de que Lorcan le recordase los muchos peligros del campamento la puso algo nerviosa, porque aún se acordaba de aquella estampida extraña de centauros, arañas y demás. No estaba muy centrada en ese momento como para recordarlo todo. Por eso no soltó su brazo en cuanto aparecieron en el lugar, pues era lo único que le daba algo de seguridad en ese momento. Agradeció con la mirada que intentase animarla con eso de que había hecho bien la desaparición, porque de sobra sabía ella que había sido bastante decepcionante que le costase varios intentos. Era muy amable por su parte, además del modo cauteloso con el que le cogió por la muñeca. Inspiró y asintió despacio, como queriendo decir que adelante, que podían ir juntos de ese modo. Se le hizo un nudo en la garganta al escuchar que la cuidarían, pensando que eso no siempre era posible. Ella no había podido defender a Ben, ni Ben a ella. A veces la intención no era suficiente...
- Lo sé...confío en vosotros. - respondió en voz baja, como si temiese que les escuchasen. - Eres una buena persona, igual que él. - Comenzó a andar con Lorcan hacia la zona de la enfermería, suponiendo que Ben aún seguiría por allí. Guardó silencio algunos segundos mientras caminaban, intentando sacarse del pecho algo que quería decirle desde que lo había visto salir al jardin. Costaba decirlo, pero era necesario.
- Me...me dijeron que tú también estuviste en el rescate. Si no hubieseis llegado a tiempo...- Tal vez ni siquiera estaría allí. Ni ella, ni Arleen, ni Ben. Iban a matarlos a todos. Cerró los ojos un momento, haciendo una respiración más profunda como si estuviera intentando concentrarse en apartar de su mente las imágenes, las sensaciones. Al volver a abrirlos los tenía cristalinos, casi llorosos. - Gracias por salvarnos la vida, arriesgando la vuestra. -
- Lo sé...confío en vosotros. - respondió en voz baja, como si temiese que les escuchasen. - Eres una buena persona, igual que él. - Comenzó a andar con Lorcan hacia la zona de la enfermería, suponiendo que Ben aún seguiría por allí. Guardó silencio algunos segundos mientras caminaban, intentando sacarse del pecho algo que quería decirle desde que lo había visto salir al jardin. Costaba decirlo, pero era necesario.
- Me...me dijeron que tú también estuviste en el rescate. Si no hubieseis llegado a tiempo...- Tal vez ni siquiera estaría allí. Ni ella, ni Arleen, ni Ben. Iban a matarlos a todos. Cerró los ojos un momento, haciendo una respiración más profunda como si estuviera intentando concentrarse en apartar de su mente las imágenes, las sensaciones. Al volver a abrirlos los tenía cristalinos, casi llorosos. - Gracias por salvarnos la vida, arriesgando la vuestra. -
¿Y Galahad? ¿Qué habrá sido de él? Lo último que había sabido antes de que desapareciera de la faz de la tierra era que se había casado con la zarina. ¿Dónde estaría yo si hubiera seguido por ahí? ¿Hubiera muerto (o desaparecido) como Macaret?
Pero volvía una y otra vez al mismo punto.
¿Y yo? ¿Esto era parte del karma que me estaba devolviendo alguna jugada?
¿Quizás debía fluir como decía Adael y como mi elemento me indicaba que hiciera? El agua puede golpear también.
Seguía ensimismado en aquellos pensamientos jugando con los dibujos tallados en el casco cuando una voz pronunció mi nombre. Y aquello de que si pierdes un sentido mejoran los otros es una puta mierda de mentira, al que le cortaría la lengua por atreverse a decir aquello. Lo único que, quizás, mi afonía me ayudó a percibir mejor ciertas intenciones en los lenguajes no verbales. Asintió a modo de saludo, captando claramente ese ceño fruncido que, o bien denostaba sorpresa, desdén o que le molestaba algo. Evidentemente no dije nada, solo incliné levemente la cabeza a modo de saludo y, al ver sus intenciones con el casco, respondí con una leve negativa de cabeza. Apoyé el casco sobre la cadera, pero no lo usé, y mucho menos, lo activé. Demasiadas voces en mi cabeza chillando como para permitir incursiones u otras que no fueran las mías.
No, no ahora.
Sus harapos, claramente, era lo que le molestaba a la General. De ahí que le guiara hasta el baúl. Seguí con la mirada las prendas. La cogí mirándolas sin intención alguna, de una manera neutral. El uniforme de la Guardia … Que dejé aparcado sobre el baúl.
Me di media vuelta y me dirigí a cualquier superficie impermeable: metal, plástico, cristal… lo que sea que hubiera por la tienda. Esperando que la General me siguiera, como mínimo, con la mirada. Abrí la boca y exhalé. Una pequeña nubecilla blanca se formó. Desvié la mirada a la General, dirigiendo las gotitas de vaho que se habían quedado en la superficie hasta condensarlas haciendo que formasen palabras.
[Quiero hablar con usted]
Me cercioré de que Amaya había leído aquello desviando levemente la mirada hacia la mujer. Sin cambiar el semblante, giré, de nuevo sobre las letras haciendo un leve movimiento de dedos que hicieron que las gotitas se volviesen a mover dibujando nuevas palabras. Por mi parte, hubo una leve tensión de barbilla
[Y no preciosamente de ropa]
Pero volvía una y otra vez al mismo punto.
¿Y yo? ¿Esto era parte del karma que me estaba devolviendo alguna jugada?
¿Quizás debía fluir como decía Adael y como mi elemento me indicaba que hiciera? El agua puede golpear también.
Seguía ensimismado en aquellos pensamientos jugando con los dibujos tallados en el casco cuando una voz pronunció mi nombre. Y aquello de que si pierdes un sentido mejoran los otros es una puta mierda de mentira, al que le cortaría la lengua por atreverse a decir aquello. Lo único que, quizás, mi afonía me ayudó a percibir mejor ciertas intenciones en los lenguajes no verbales. Asintió a modo de saludo, captando claramente ese ceño fruncido que, o bien denostaba sorpresa, desdén o que le molestaba algo. Evidentemente no dije nada, solo incliné levemente la cabeza a modo de saludo y, al ver sus intenciones con el casco, respondí con una leve negativa de cabeza. Apoyé el casco sobre la cadera, pero no lo usé, y mucho menos, lo activé. Demasiadas voces en mi cabeza chillando como para permitir incursiones u otras que no fueran las mías.
No, no ahora.
Sus harapos, claramente, era lo que le molestaba a la General. De ahí que le guiara hasta el baúl. Seguí con la mirada las prendas. La cogí mirándolas sin intención alguna, de una manera neutral. El uniforme de la Guardia … Que dejé aparcado sobre el baúl.
Me di media vuelta y me dirigí a cualquier superficie impermeable: metal, plástico, cristal… lo que sea que hubiera por la tienda. Esperando que la General me siguiera, como mínimo, con la mirada. Abrí la boca y exhalé. Una pequeña nubecilla blanca se formó. Desvié la mirada a la General, dirigiendo las gotitas de vaho que se habían quedado en la superficie hasta condensarlas haciendo que formasen palabras.
[Quiero hablar con usted]
Me cercioré de que Amaya había leído aquello desviando levemente la mirada hacia la mujer. Sin cambiar el semblante, giré, de nuevo sobre las letras haciendo un leve movimiento de dedos que hicieron que las gotitas se volviesen a mover dibujando nuevas palabras. Por mi parte, hubo una leve tensión de barbilla
[Y no preciosamente de ropa]
Lorcan
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Hacia el exterior, tal vez parecía un poco torpe en su forma de actuar, pero lo estaba haciendo lo mejor que podía sin querer que Chloe se sintiera agredida por él. La imagen de su mano que prácticamente parecía un grillete alrededor de su muñeca, lo hizo sonreír, pero no le impidió girarse mientas la jalaba por detrás de el sin ningún apuro por llegar a la carpa médica y todo eso luego de que comprobara que no le causaba otra especie de trauma por su impudencia.
Generalmente no sabía cómo comportarse en esas circunstancias y cuando ella murmuro que era una buena persona como su compañero de guardia, solo pudo asentir con la cabeza. -Gracias. - Guardo silencio sin más que agregar mientras caminaban el trayecto desde donde habían aparecido. Por una parte, no quería hostigarla con algún comentario y por otra parte quería que ella se expresara con libertad sin sentir que eso era un compromiso que debía hacer, como lo había hecho Ian al querer que curara al descendiente cuando podían llevarlo a la enfermería como lo sugirieran.
-Si, vía a tu padre que olía como ustedes. Vino buscando ayuda. - Y él había apoyado en esa ocasión pensando que podría rastrearlos con su olfato, pero había fallado malamente gracias a los numerosos olores que se iba encontrando en el camino… - ¿Si no hubiésemos llegado a tiempo? - Intuía por donde iba aquella frase y no le gustó nada, tampoco le gusto escuchar lo que parecía un titubeo, luego una respiración profunda, eso le hizo parar de golpe solo algunos pasos por delante de la tienda. - No estarás llorando, ¿verdad? - Sus instintos le dieron prácticamente ese presentimiento. soltó su muñeca y se dio la vuelta para observarla. No se sentía muy seguro cuando se ponían a llorar, lo sentía también con Savannah. Pero no parecía que lo estuviera haciendo de momento. -Te diré que, como miembro de la guardia, es nuestro deber ayudar más si un miembro está involucrado y yo también lo hice porque quise. Y tu padre… Se veía muy preocupado y yo puedo rastrear- Se dio unos golpecitos en la nariz dándole mayor énfasis a sus palabras. -Así que por favor no llores. Ponernos en riesgo es prácticamente la vida misma. –
Generalmente no sabía cómo comportarse en esas circunstancias y cuando ella murmuro que era una buena persona como su compañero de guardia, solo pudo asentir con la cabeza. -Gracias. - Guardo silencio sin más que agregar mientras caminaban el trayecto desde donde habían aparecido. Por una parte, no quería hostigarla con algún comentario y por otra parte quería que ella se expresara con libertad sin sentir que eso era un compromiso que debía hacer, como lo había hecho Ian al querer que curara al descendiente cuando podían llevarlo a la enfermería como lo sugirieran.
-Si, vía a tu padre que olía como ustedes. Vino buscando ayuda. - Y él había apoyado en esa ocasión pensando que podría rastrearlos con su olfato, pero había fallado malamente gracias a los numerosos olores que se iba encontrando en el camino… - ¿Si no hubiésemos llegado a tiempo? - Intuía por donde iba aquella frase y no le gustó nada, tampoco le gusto escuchar lo que parecía un titubeo, luego una respiración profunda, eso le hizo parar de golpe solo algunos pasos por delante de la tienda. - No estarás llorando, ¿verdad? - Sus instintos le dieron prácticamente ese presentimiento. soltó su muñeca y se dio la vuelta para observarla. No se sentía muy seguro cuando se ponían a llorar, lo sentía también con Savannah. Pero no parecía que lo estuviera haciendo de momento. -Te diré que, como miembro de la guardia, es nuestro deber ayudar más si un miembro está involucrado y yo también lo hice porque quise. Y tu padre… Se veía muy preocupado y yo puedo rastrear- Se dio unos golpecitos en la nariz dándole mayor énfasis a sus palabras. -Así que por favor no llores. Ponernos en riesgo es prácticamente la vida misma. –
Se quedó ligeramente más tranquila tras haberle agradecido a Lorcan lo que había hecho, aunque decirlo no supusiese mucho. Era lo mínimo que podía hacer, y esperaba ser algo más útil en el futuro. En su cabeza no había hecho más que darle vueltas a lo que tanto le decía su hermano, que debía saber luchar y defenderse en condiciones aunque no le gustase pelear. Si hubiese sabido...tal vez podría haber escapado sin depender tanto de su magia. Aunque también era engañarse a sí misma, ni siquiera Ben, que era un buen guerrero, había conseguido escapar. Suspiró pesadamente mirando hacia abajo cuando mencionó a su padre, recordando sus lágrimas cuando por fin despertó y reaccionó al ver que estaba viva.
- Él...perdió el juicio al ver aquello, ¿verdad? - lo conocía de sobra para saberlo, y que lo había dejado más tocado mentalmente de lo que ya estaba. Asintió despacio sobre lo de llegar a tiempo, suponiendo que Lorcan no quería poner en palabras lo que ambos sabían. No estarían hablando en ese momento. Se pasó el dorso de la mano por la mejilla para limpiarse las lágrimas a la par que negaba lo de estar llorando, quedando muy poco creíble. - Tú lo has dicho...es tu trabajo pero también lo hiciste porque quisiste. Y Ben también es tu compañero...o amigo...no lo hubieses dejado igualmente. - hizo un amago de sonrisa al recordar lo bien que lo habían pasado en los bares de Ouroboros cuando se encontraban allí al salir del trabajo. Ojalá volviesen esos tiempos.
Se quedó mirando al frente un tanto ausente mientras pensaba en ello, arrancando de nuevo tras algunos segundos. No se separó mucho de Lorcan al andar por sentirse segura, pero al entrar en la zona de enfermería y ver que podía colaborar decidió hacerlo. Al menos hasta que localizasen a Ben. - ¿Tú sabes si sigue en cama? - luego se acercó de manera algo dubitativa a la camilla en la que estaban atendiendo la herida de la pierna de un guardia, tratando de canalizar su magia de sanación para acelerar la curación. No funcionó, menos aún que con Gio. Parecía como si sus poderes la hubiesen abandonado.
- Puedo intentarlo otra vez o...o puedo usar pociones. - se disculpó al ver el fracaso. El hombre siseó molesto e irritado al sentir más quemazón que otra cosa, soltando un "aléjate, niñata desastrosa" que la hizo retroceder de espaldas, confusa, asustada y aturdida. Sonaba a amenaza, peligro. Comenzó a agobiarse irremediablemente. Un molesto zumbido en los oídos la acompañó mientras de acercaba torpemente hacia el armario en el que suponía que estaban las pociones curativas, comenzando a coger más frascos de los que hacían falta y casi sin caberle entre los brazos. Al girarse empezó a verlo todo como si fuese borracha y sin ver por dónde iba, con tan mala suerte que se acabó chocando con Lorcan. Los frascos de cristal cayeron al suelo haciéndose añicos, con algunos fragmentos afilados hiriendo en los brazos tanto al licántropo como a ella. Se quedó como petrificada viéndolo todo a cámara lenta, y sólo empezó a reaccionar cuando vio la sangre en los brazos de él. - No...no...¡lo siento! deja que te cure...aún sé, aún puedo hacerlo, de verdad. - lo cogió por las muñecas con las manos temblorosas, girando la cabeza hacia atrás al escuchar un ruido repentino a sus espaldas. Acababa de resbalar y caer al suelo uno de los sanadores de la zona de enfermedades infecciosas, rompiéndose y dejando escapar el contenido del recipiente que contenía unas muestras...
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- Él...perdió el juicio al ver aquello, ¿verdad? - lo conocía de sobra para saberlo, y que lo había dejado más tocado mentalmente de lo que ya estaba. Asintió despacio sobre lo de llegar a tiempo, suponiendo que Lorcan no quería poner en palabras lo que ambos sabían. No estarían hablando en ese momento. Se pasó el dorso de la mano por la mejilla para limpiarse las lágrimas a la par que negaba lo de estar llorando, quedando muy poco creíble. - Tú lo has dicho...es tu trabajo pero también lo hiciste porque quisiste. Y Ben también es tu compañero...o amigo...no lo hubieses dejado igualmente. - hizo un amago de sonrisa al recordar lo bien que lo habían pasado en los bares de Ouroboros cuando se encontraban allí al salir del trabajo. Ojalá volviesen esos tiempos.
Se quedó mirando al frente un tanto ausente mientras pensaba en ello, arrancando de nuevo tras algunos segundos. No se separó mucho de Lorcan al andar por sentirse segura, pero al entrar en la zona de enfermería y ver que podía colaborar decidió hacerlo. Al menos hasta que localizasen a Ben. - ¿Tú sabes si sigue en cama? - luego se acercó de manera algo dubitativa a la camilla en la que estaban atendiendo la herida de la pierna de un guardia, tratando de canalizar su magia de sanación para acelerar la curación. No funcionó, menos aún que con Gio. Parecía como si sus poderes la hubiesen abandonado.
- Puedo intentarlo otra vez o...o puedo usar pociones. - se disculpó al ver el fracaso. El hombre siseó molesto e irritado al sentir más quemazón que otra cosa, soltando un "aléjate, niñata desastrosa" que la hizo retroceder de espaldas, confusa, asustada y aturdida. Sonaba a amenaza, peligro. Comenzó a agobiarse irremediablemente. Un molesto zumbido en los oídos la acompañó mientras de acercaba torpemente hacia el armario en el que suponía que estaban las pociones curativas, comenzando a coger más frascos de los que hacían falta y casi sin caberle entre los brazos. Al girarse empezó a verlo todo como si fuese borracha y sin ver por dónde iba, con tan mala suerte que se acabó chocando con Lorcan. Los frascos de cristal cayeron al suelo haciéndose añicos, con algunos fragmentos afilados hiriendo en los brazos tanto al licántropo como a ella. Se quedó como petrificada viéndolo todo a cámara lenta, y sólo empezó a reaccionar cuando vio la sangre en los brazos de él. - No...no...¡lo siento! deja que te cure...aún sé, aún puedo hacerlo, de verdad. - lo cogió por las muñecas con las manos temblorosas, girando la cabeza hacia atrás al escuchar un ruido repentino a sus espaldas. Acababa de resbalar y caer al suelo uno de los sanadores de la zona de enfermedades infecciosas, rompiéndose y dejando escapar el contenido del recipiente que contenía unas muestras...
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- dado opciones:
- 1-2- Ataque de pánico al acercarse alguien de la guardia
3-4- Ataque de pánico al acercarse alguien de la manada
5-6- Intenta ayudar en la enfermería y la lía (a determinar)
7-8- Ve algo de sangre y se marea
9-10- Se coge del brazo de Lorcan
Dados
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
El miembro 'Chloe Hacksaw' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
'Dado (10)' :
'Dado (10)' :
Lorcan
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Alineamiento
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Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
-Sí, el prácticamente le reventó la cara a tu agresor el tal Eamón. En realidad, entre él y Benjamín. – Fue un resumen que le dio. Tampoco quería darle los detalles de todo lo que había pasado, pero quería que supiera lo que habían hecho por ella las personas que la querían para que no le quedara dudas. -Ese fue su final. Así que no llores porque se va a poner más triste. - Pensó gracias al modo que tuvo para defender a su hija y aún más triste por el hecho de que su hija se encerrara en sí misma. -Si, lo hice por esas razones. -
Anduvo solo unos pasos por detrás de ella dejándola hacer obviamente haciéndole la guardia por cualquier cosa. -Ten cuidado y no hagas desastres. - Le advirtió mientras la otra tomaba esa poca confianza que parecía le había dado. -La última vez que revise si estaba en su cama. - Se encogió de hombros, porque no era como que lo estuviese vigilando las 24 horas los 7 días de la semana.
Frunció el ceño cuando se a la cama de esa manera, sin embargo, no la detuvo, porque se le clavo la espina de lo que iba a hacer. -Ten cuidado. - Volvió a repetir, pero esta vez gruñendo la advertencia mientras su mirada se dirigía al guardia que le había hablado de malos modos. Se movió mientras ella también lo hacía pareciendo prácticamente una sombra, viéndola muy ensimismada y lo que se vía como una torpeza… Si, la muchacha estaba siendo muy torpe con lo que se podría hacer daño. -Basta Chloe, ven aquí. - No le gruño, pero si se notaba un poco de enfado en su voz más cuando parecía que no le quería hacer caso. No le gusto el modo en el que empezó a tomar todas esas pociones alertándolo del peligro inminente.
Sintió la quemadura de los cortes que provocaron los cortes en su brazo, aunque no le hizo el caso, porque apenas habían sido unos pocos cortes. -Déjalo, son solo cortes. Curare luego, preocúpate por ti - El también siguió la dirección hacia donde girara la cabeza y al estropicio de aquel sujeto y sus cosas peligrosas estrellándose contra el suelo. Inmediatamente abrazo a Chloe de la cintura, desapareciéndolos antes de que comenzaran con sus arrebatos verbales en contra de la pequeña y torpe muchacha.
Anduvo solo unos pasos por detrás de ella dejándola hacer obviamente haciéndole la guardia por cualquier cosa. -Ten cuidado y no hagas desastres. - Le advirtió mientras la otra tomaba esa poca confianza que parecía le había dado. -La última vez que revise si estaba en su cama. - Se encogió de hombros, porque no era como que lo estuviese vigilando las 24 horas los 7 días de la semana.
Frunció el ceño cuando se a la cama de esa manera, sin embargo, no la detuvo, porque se le clavo la espina de lo que iba a hacer. -Ten cuidado. - Volvió a repetir, pero esta vez gruñendo la advertencia mientras su mirada se dirigía al guardia que le había hablado de malos modos. Se movió mientras ella también lo hacía pareciendo prácticamente una sombra, viéndola muy ensimismada y lo que se vía como una torpeza… Si, la muchacha estaba siendo muy torpe con lo que se podría hacer daño. -Basta Chloe, ven aquí. - No le gruño, pero si se notaba un poco de enfado en su voz más cuando parecía que no le quería hacer caso. No le gusto el modo en el que empezó a tomar todas esas pociones alertándolo del peligro inminente.
Sintió la quemadura de los cortes que provocaron los cortes en su brazo, aunque no le hizo el caso, porque apenas habían sido unos pocos cortes. -Déjalo, son solo cortes. Curare luego, preocúpate por ti - El también siguió la dirección hacia donde girara la cabeza y al estropicio de aquel sujeto y sus cosas peligrosas estrellándose contra el suelo. Inmediatamente abrazo a Chloe de la cintura, desapareciéndolos antes de que comenzaran con sus arrebatos verbales en contra de la pequeña y torpe muchacha.
Benjamin Lytta escribió:¿Y Galahad? ¿Qué habrá sido de él? Lo último que había sabido antes de que desapareciera de la faz de la tierra era que se había casado con la zarina. ¿Dónde estaría yo si hubiera seguido por ahí? ¿Hubiera muerto (o desaparecido) como Macaret?
Pero volvía una y otra vez al mismo punto.
¿Y yo? ¿Esto era parte del karma que me estaba devolviendo alguna jugada?
¿Quizás debía fluir como decía Adael y como mi elemento me indicaba que hiciera? El agua puede golpear también.
Seguía ensimismado en aquellos pensamientos jugando con los dibujos tallados en el casco cuando una voz pronunció mi nombre. Y aquello de que si pierdes un sentido mejoran los otros es una puta mierda de mentira, al que le cortaría la lengua por atreverse a decir aquello. Lo único que, quizás, mi afonía me ayudó a percibir mejor ciertas intenciones en los lenguajes no verbales. Asintió a modo de saludo, captando claramente ese ceño fruncido que, o bien denostaba sorpresa, desdén o que le molestaba algo. Evidentemente no dije nada, solo incliné levemente la cabeza a modo de saludo y, al ver sus intenciones con el casco, respondí con una leve negativa de cabeza. Apoyé el casco sobre la cadera, pero no lo usé, y mucho menos, lo activé. Demasiadas voces en mi cabeza chillando como para permitir incursiones u otras que no fueran las mías.
No, no ahora.
Sus harapos, claramente, era lo que le molestaba a la General. De ahí que le guiara hasta el baúl. Seguí con la mirada las prendas. La cogí mirándolas sin intención alguna, de una manera neutral. El uniforme de la Guardia … Que dejé aparcado sobre el baúl.
Me di media vuelta y me dirigí a cualquier superficie impermeable: metal, plástico, cristal… lo que sea que hubiera por la tienda. Esperando que la General me siguiera, como mínimo, con la mirada. Abrí la boca y exhalé. Una pequeña nubecilla blanca se formó. Desvié la mirada a la General, dirigiendo las gotitas de vaho que se habían quedado en la superficie hasta condensarlas haciendo que formasen palabras.
[Quiero hablar con usted]
Me cercioré de que Amaya había leído aquello desviando levemente la mirada hacia la mujer. Sin cambiar el semblante, giré, de nuevo sobre las letras haciendo un leve movimiento de dedos que hicieron que las gotitas se volviesen a mover dibujando nuevas palabras. Por mi parte, hubo una leve tensión de barbilla
[Y no preciosamente de ropa]
No entendió el gesto de Ben y entrecerró suavemente los ojos. El casco lo había dejado atrás, parecía que quería hablar de otra manera. ¿Sabría lenguaje de señas? Amaya hizo las señas para preguntarle si quería otro tipo de uniforme. Su hijo mediano había quedado algo resentido del oído tras el ataque en el que había muerto Hao y habían conseguido esa técnica como recomendación de los sanadores.
Pero no.
Se movió un poco para poder ver lo que estaba haciendo y sonrió de lado, pensando que aquello era una buena idea. Resiliencia. Aunque ante la ausencia del tono de voz, Amaya podía centrarse en el lenguaje corporal y Benjamín… Bueno -¿Y quieres hablar conmigo como soldado a General de la Guardia de Ouroboros?... ¿O quieres hablar conmigo como Benjamín con Amaya?- Inquirió quitándose el casco lentamente y apoyándolo en una de las mesas antes de hacerle una seña para que viniera hacia lo que era su “oficina” improvisada. Tendrían un poco más de privacidad aunque no solían interrumpirla, había demasiado trabajo para eso.
Esperó a que le siguiera y fue hacia una carrito pequeño que se posicionaba en la esquina y cogió una jarra de agua para luego colocarla en el medio de la mesa, todo esto después de apartar algunas carpetas con informes del ataque de criaturas que tuvieron hace poco. Se sentó en la mesa esperando que empezara, comenzando por especificarle como quería llevar esa conversación si de forma oficial o no oficial.
Lorcan
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Apodo
Edad
Nacionalidad
Regreso inmediatamente después al campamento y sus heridas parecía que ya estaban sanando. Se lo había dicho, pero ella queriendo ayudar lo que no debería ser, mas con ese nivel de estrés que aún se le notaba en el cuerpo, por lo que su excursión para encontrar a su compañero fue un fracaso, puesto que tampoco lo había notado en los alrededores. De todas maneras, estuvo más ocupado en hacer guardia a Chloe que otra cosa, así que tampoco estuvo mucho a la labor de buscar.
Tenía muchas opciones y cosas que hacer por delante. Primero podía ir a ver el nivel de estropicio que había dejado ella al interior de la carpa médica, pero eso suponía el, que ya lo habrían arreglado los medimagos y enfermeros que rondaban el lugar, segundo, cumplir la promesa que le había hecho a Chloe de avisarla cualquier cosa que supiera del desaparecido susodicho, así que prefirió ir por orden hasta que finalmente y luego de unos instantes después, se puso en marcha yéndose de allí.
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Dado para contagio de plaga gracias a Chloe Hacksaw
(Dado mayor que siete para evitar contagio aquellos que estén cerca o con quienes hayan estado allí)
Tenía muchas opciones y cosas que hacer por delante. Primero podía ir a ver el nivel de estropicio que había dejado ella al interior de la carpa médica, pero eso suponía el, que ya lo habrían arreglado los medimagos y enfermeros que rondaban el lugar, segundo, cumplir la promesa que le había hecho a Chloe de avisarla cualquier cosa que supiera del desaparecido susodicho, así que prefirió ir por orden hasta que finalmente y luego de unos instantes después, se puso en marcha yéndose de allí.
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Dado para contagio de plaga gracias a Chloe Hacksaw
(Dado mayor que siete para evitar contagio aquellos que estén cerca o con quienes hayan estado allí)
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El miembro 'Lorcan' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
'Dado (10)' :
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No me digné siquiera a “responder” de ninguna manera a los gestos de la General sobre el uniforme, ropa o lo que sea. Si no le gustaba lo que estaba viendo, que se arrancara los ojos. Qué más daba. ¿En serio estaba haciendo señas? Era mudo, no sordo. Ya obtendría la respuesta sobre los ofrecimientos a los pocos segundos. Alcé la barbilla y ladeé la cabeza, dejándola caer hacia atrás, tratando de buscar una respuesta rápida a aquello, pero sobre todas las cosas, tratando de averiguar cuáles podrían ser las intenciones de Amaya a aquella pregunta. Seguí con la mirada a la mujer deshacerse del casco, caminar por la tienda y acceder a otro espacio diferente al de la entrada. Dejé pasar unos segundos antes de seguirla al reservado, echando una última ojeada al uniforme sobre el baúl y a las gotas que escurrían por la resbaladiza superficie, perdiendo su conformación en forma de letra legible.
El vaso fue un detalle que por supuesto no se me escapó. De la misma manera que tampoco lo hizo el hecho del espacio que había seleccionado la mujer para hablar. Era la oficina. Me mordí el carrillo por el interior de la boca. Era curioso que, a pesar de no tener lengua y por tanto sentido del gusto, todavía le sabía la boca a herrumbre de sangre. Me senté en la silla ofrecida, cogiendo uno de esos papeles que había retirado, uno que no pareciera servir para nada y lo dejé sobre la mesa, alisándolo con bastante parsimonia, a decir verdad. No tenía prisa, a decir verdad, y si las intenciones de Amaya para con Benjamín eran verdaderas, ella tampoco tendría prisa. Esas eran las cosas que había estado aprendiendo mientras estaba encerrado en silencio en aquella carpa hospitalaria.
Desvié levemente la mirada al vaso con agua y con un leve movimiento de dedos separé una cantidad mínima de agua, separada en numerables gotas que volaron entre nosotros hasta alcanzar el papel. Sobre él, la sombra de la humedad dibujaba letras
[¿Hablar?]
Me pecho se contrajo en una especie de risotada que más bien parecía una convulsión. Pero no alcé la mirada hacia la capitana. Estaba complicado eso de “hablar”. Lo dejé estar y redibujé el agua para seguir humedeciendo el papel en otras letras
[No lo sé, Amaya]
Alcé la mirada por un segundo, buscando la de Amaya, pero sin cambiar el rictus. Para lo siguiente necesité más agua, por lo que desvié la atención al vaso de nuevo.
[¿Qué debo hacer si no puedo proteger a los que he jurado proteger?]
[¿Cómo lo hizo usted?]
[¿Qué tendría que hacer?]
De nuevo alcé la mirada hacia la general, con la cara compungida y los labios en un hilo, tensados. Necesitaba respuestas. Sentía que, de una manera u otra, lo había perdido todo y solo había conseguido una cosa al asesinar a Eamon y era la necesidad de acabar con aquella estirpe y, de no poder, al menos con aquella familia. Por el momento, me reservé aquellos pensamientos, con una respiración profunda y la mirada coloreada en azul desesperanza clavada en Amaya.
OFF: No entiendo muy bien lo de los dados, creo que al no estar cerca no corresponde, pero de ser así, tiro en la siguiente
El vaso fue un detalle que por supuesto no se me escapó. De la misma manera que tampoco lo hizo el hecho del espacio que había seleccionado la mujer para hablar. Era la oficina. Me mordí el carrillo por el interior de la boca. Era curioso que, a pesar de no tener lengua y por tanto sentido del gusto, todavía le sabía la boca a herrumbre de sangre. Me senté en la silla ofrecida, cogiendo uno de esos papeles que había retirado, uno que no pareciera servir para nada y lo dejé sobre la mesa, alisándolo con bastante parsimonia, a decir verdad. No tenía prisa, a decir verdad, y si las intenciones de Amaya para con Benjamín eran verdaderas, ella tampoco tendría prisa. Esas eran las cosas que había estado aprendiendo mientras estaba encerrado en silencio en aquella carpa hospitalaria.
Desvié levemente la mirada al vaso con agua y con un leve movimiento de dedos separé una cantidad mínima de agua, separada en numerables gotas que volaron entre nosotros hasta alcanzar el papel. Sobre él, la sombra de la humedad dibujaba letras
[¿Hablar?]
Me pecho se contrajo en una especie de risotada que más bien parecía una convulsión. Pero no alcé la mirada hacia la capitana. Estaba complicado eso de “hablar”. Lo dejé estar y redibujé el agua para seguir humedeciendo el papel en otras letras
[No lo sé, Amaya]
Alcé la mirada por un segundo, buscando la de Amaya, pero sin cambiar el rictus. Para lo siguiente necesité más agua, por lo que desvié la atención al vaso de nuevo.
[¿Qué debo hacer si no puedo proteger a los que he jurado proteger?]
[¿Cómo lo hizo usted?]
[¿Qué tendría que hacer?]
De nuevo alcé la mirada hacia la general, con la cara compungida y los labios en un hilo, tensados. Necesitaba respuestas. Sentía que, de una manera u otra, lo había perdido todo y solo había conseguido una cosa al asesinar a Eamon y era la necesidad de acabar con aquella estirpe y, de no poder, al menos con aquella familia. Por el momento, me reservé aquellos pensamientos, con una respiración profunda y la mirada coloreada en azul desesperanza clavada en Amaya.
OFF: No entiendo muy bien lo de los dados, creo que al no estar cerca no corresponde, pero de ser así, tiro en la siguiente
Arturo Lizarraga
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Viene de: Bosque de Galloway
Las hadas me llevaron a través del bosque hasta regresar “sano” y salvo al campamento que horas atrás había ayudado a levantar—muchas gracias, lo hicieron muy bien—entonces desaparecen coquetamente.
Una vez llegado, es notable la atmosfera general, algo ha sucedido, espero que no haya sido algo muy grave, no quisiera creer que pude haber hecho algo de estar aquí, siendo que estaba me estaba liando a piñas con una loba.
Por más que quisiera proseguir con el turno o mejor aún, irme a dormir, tengo que ofrecer mi informe, pero a razón de no encontrar a la general Amaya u otro superior, decido escribirlo y entregarlo al siguiente día. Cualquier otra cosa es problema del Arturo del futuro.
Luego de aquello, las cosas se mantuvieron relativamente calmadas por bastante tiempo y cuando ocurrió algo, yo estaba de patrulla en el bosque (eso sí, sin peleas innecesarias como aquella vez), por lo que en esas ocasiones yo me enteraba hasta muy tarde.
A día de hoy, mi rutina ha constado de apoyar en necesidades generales en el campamento así como patrullas en las áreas cercanas, solo toca esperar noticias sobre la isla antes de proceder con cualquier cosa importante.
Las hadas me llevaron a través del bosque hasta regresar “sano” y salvo al campamento que horas atrás había ayudado a levantar—muchas gracias, lo hicieron muy bien—entonces desaparecen coquetamente.
Una vez llegado, es notable la atmosfera general, algo ha sucedido, espero que no haya sido algo muy grave, no quisiera creer que pude haber hecho algo de estar aquí, siendo que estaba me estaba liando a piñas con una loba.
Por más que quisiera proseguir con el turno o mejor aún, irme a dormir, tengo que ofrecer mi informe, pero a razón de no encontrar a la general Amaya u otro superior, decido escribirlo y entregarlo al siguiente día. Cualquier otra cosa es problema del Arturo del futuro.
(……………………)
Luego de aquello, las cosas se mantuvieron relativamente calmadas por bastante tiempo y cuando ocurrió algo, yo estaba de patrulla en el bosque (eso sí, sin peleas innecesarias como aquella vez), por lo que en esas ocasiones yo me enteraba hasta muy tarde.
A día de hoy, mi rutina ha constado de apoyar en necesidades generales en el campamento así como patrullas en las áreas cercanas, solo toca esperar noticias sobre la isla antes de proceder con cualquier cosa importante.
Arturo Lizarraga
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El miembro 'Arturo Lizarraga' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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Benjamin Lytta escribió:No me digné siquiera a “responder” de ninguna manera a los gestos de la General sobre el uniforme, ropa o lo que sea. Si no le gustaba lo que estaba viendo, que se arrancara los ojos. Qué más daba. ¿En serio estaba haciendo señas? Era mudo, no sordo. Ya obtendría la respuesta sobre los ofrecimientos a los pocos segundos. Alcé la barbilla y ladeé la cabeza, dejándola caer hacia atrás, tratando de buscar una respuesta rápida a aquello, pero sobre todas las cosas, tratando de averiguar cuáles podrían ser las intenciones de Amaya a aquella pregunta. Seguí con la mirada a la mujer deshacerse del casco, caminar por la tienda y acceder a otro espacio diferente al de la entrada. Dejé pasar unos segundos antes de seguirla al reservado, echando una última ojeada al uniforme sobre el baúl y a las gotas que escurrían por la resbaladiza superficie, perdiendo su conformación en forma de letra legible.
El vaso fue un detalle que por supuesto no se me escapó. De la misma manera que tampoco lo hizo el hecho del espacio que había seleccionado la mujer para hablar. Era la oficina. Me mordí el carrillo por el interior de la boca. Era curioso que, a pesar de no tener lengua y por tanto sentido del gusto, todavía le sabía la boca a herrumbre de sangre. Me senté en la silla ofrecida, cogiendo uno de esos papeles que había retirado, uno que no pareciera servir para nada y lo dejé sobre la mesa, alisándolo con bastante parsimonia, a decir verdad. No tenía prisa, a decir verdad, y si las intenciones de Amaya para con Benjamín eran verdaderas, ella tampoco tendría prisa. Esas eran las cosas que había estado aprendiendo mientras estaba encerrado en silencio en aquella carpa hospitalaria.
Desvié levemente la mirada al vaso con agua y con un leve movimiento de dedos separé una cantidad mínima de agua, separada en numerables gotas que volaron entre nosotros hasta alcanzar el papel. Sobre él, la sombra de la humedad dibujaba letras
[¿Hablar?]
Me pecho se contrajo en una especie de risotada que más bien parecía una convulsión. Pero no alcé la mirada hacia la capitana. Estaba complicado eso de “hablar”. Lo dejé estar y redibujé el agua para seguir humedeciendo el papel en otras letras
[No lo sé, Amaya]
Alcé la mirada por un segundo, buscando la de Amaya, pero sin cambiar el rictus. Para lo siguiente necesité más agua, por lo que desvié la atención al vaso de nuevo.
[¿Qué debo hacer si no puedo proteger a los que he jurado proteger?]
[¿Cómo lo hizo usted?]
[¿Qué tendría que hacer?]
De nuevo alcé la mirada hacia la general, con la cara compungida y los labios en un hilo, tensados. Necesitaba respuestas. Sentía que, de una manera u otra, lo había perdido todo y solo había conseguido una cosa al asesinar a Eamon y era la necesidad de acabar con aquella estirpe y, de no poder, al menos con aquella familia. Por el momento, me reservé aquellos pensamientos, con una respiración profunda y la mirada coloreada en azul desesperanza clavada en Amaya.
OFF: No entiendo muy bien lo de los dados, creo que al no estar cerca no corresponde, pero de ser así, tiro en la siguiente
Esperó pacientemente a que Ben hiciera lo necesario para comenzar aquella conversación. Lo cierto es que pese a todo lo que tenía que hacer… No estaba en sus manos solucionar el tema de Ouroboros, ni sus poderes ni su fuerza iban a ayudar contra aquel árbol. Sólo podía servir de apoyo…cuando consiguieran una solución. Vio la pregunta y sintió por primera vez en mucho tiempo que se le sonrojaban las mejillas de la vergüenza -No fue mi intención, lo lamento- Confesó llevándose una mano al pecho con el ceño fruncido, y le dolió aquella “risa” que ocupó a Benjamín.
No era la primera vez que veía eso.
Alguien…intentando saber qué hacer después de una situación traumatizante.
-Dejémoslo en Amaya y Ben, sin títulos- Respondió con una leve sonrisa tratando de parecer accesible pero las siguientes preguntas tocaron una fibra sensible que Amaya había estado trabajando durante algunas semanas. Lo observó en silencio durante un rato -¿Cómo hago el qué Ben? ¿Cómo lidio con el hecho de que no pude proteger Ouroboros? ¿De que el imbécil de O’Connel se me escapó y no lo encontré? ¿De que no los pude proteger a ustedes? ¿Mi soldado, mi sanadora, mi prima?- enumeró moviendo luego las manos hacia arriba como encogiendo los hombros -Es una puta mierda… Para serte sincera, no sé bien qué responderte. Viviste una horrible situación, de esas que te marcan- Aún se preguntaba como lo llevaba Arleen.
Guardó silencio y se cruzó de brazos de nuevo, pensando en lo que la impulsaba a levantarse cada día - Pero… ¿Sabes? No podemos volver al pasado a cambiarlo. Lo único que pienso es que hice todo lo que estaba en mi mano …Y sé que tú también, está en tu forma de ser- Mencionó -Así que lo único que hago, que pienso cada día al levantarme es…ser mejor que ayer, buscar la manera de no cometer los mismos errores y… - Se levantó porque aquella conversación le estaba costando, empezó a caminar de un lado al otro – Y…no sé- Se sentó en la silla al lado de Ben, pensando que…JODER tenía mucho tiempo con eso acumulado en el pecho y sin poder hablarlo con nadie…Desde que Arleen y Sayid se habían separado, ella se había distanciado de él. Sus primos estaban con sus cosas y no podía hablar con ellos de algo así. Técnicamente, tampoco con Ben. Era sólo un soldado…
Pero ahora no había títulos.
Eran sólo Ben y Amaya.
Si pudiera reconocer verbalmente, la satisfacción de sacar los colores a Amaya por su torpeza al elegir aquella palabra, lo hubiera hecho. De igual manera que podría haber tratado de quitarle la importancia de un despiste cualquiera, fruto de lo que podría haber sido una conversación al uso. Sin embargo, no hice nada al respecto, solo disfrutar de aquello. Por alguna razón estaba casi seguro de que no sería algo que se no se fuera a repetir en próximas conversaciones. Con ella o con cualquier otro. Quizás eso será trabajo para realizar en el futuro. Asentí al ofrecimiento de tratarnos por nuestros nombres de pila en esta ocasión, para aprovechar y seguir convirtiendo las frases en otras, manipulando el agua y la humedad del papel para seguir con las preguntas, clavándole la mirada a la castaña mirada de Amaya durante aquellos segundos en los que, por un momento, pensaba que no iba a responder.
Aquella retahíla de preguntas que me devolvió hizo que se me parara por un segundo el corazón. Las aletas de la nariz se me abrieron, a la par que se marcaba profundamente la tensión de la mandíbula. Pero sí, básicamente eran esas preguntas, quizás alguna más como alguna misión bastante fallida, un genio traumatizante. No dije nada, solo quería una respuesta. ¿Cómo? ¿CÓMO? Hasta ese momento habían pasado cosas, pero no tanto como aquello, las imágenes, la grabación, el sabor de mi propia sangre, el pie de Arleen, Éamon, Chloe. Es que ni siquiera pude hacer nada… solo pude mirar.
[Solo pude mirar]
Volví a alzar la mirada a Amaya después de escribir aquello, arqueando levemente el labio, con asco. Y, sinceramente, hubiera preferido que me hubieran arrancado los ojos para no ver aquello o los oídos para no tener que escuchar los gritos. Hubiera preferido quizás que me hubieran atravesado de lado a lado para no tener que recordar aquel momento. Iba a modificar las letras húmedas para recriminarle que no le había respondido, que solo me había devuelto las preguntas. Entonces se movió y fijé la mirada en aquellos brazos cruzados y dónde estaban los míos en aquel momento, escondidos debajo de la mesa, quizás en posición derrotista.
Porque, según ella, no se podía viajar al pasado e incluso pensaba que se había hecho lo mejor que estaba en nuestras manos. Aquello me hizo bajar la mirada a la mesa, respirando con profundidad. Tendríamos que haber movido cielo y tierra cuando el niñato manipuló a Chloe para sacar a sus padres de prisión. No, no sentía que hoy, al levantarme me sintiera mejor que ayer. Tampoco que sienta que mañana vaya a ser mejor. En realidad no sentía más que culpa y el sabor de la sangre. Me asusté cuando la General se levantó de la silla y comenzó a andar por la sala. Las gotas de agua dibujaron una pregunta frente a la mujer mientras comentaba su rutina mañanera para sentirse mejor.
[¿Puede estar segura de eso?]
Pregunté. Quizás podría haber habido malicia en aquella cuestión. O ironía. Incluso recriminación. Podría haber sido una pregunta trampa. La diferencia del texto es que no tiene tono. Ni interpretación. Todo aquello se lo daba el lector. En efecto, la pregunta podría haber contenido cientos de tintes. Pero la pregunta era sincera, porque no encontraba la manera de sentirme mejor mañana tras mañana. Porque no era capaz de pensar en que podría hacerlo mejor. Solo podía pensar en sangre. En venganza.
[¿Y ahora?]
Seguí con la mirada a Amaya hasta que se sentó en la silla. Inspiré por la nariz y fruncí levemente los labios antes de desviar la mirada al papel. Repetí la pregunta usando el mismo material que al principio, al haberse sentado la mujer a mi lado no tenía sentido crear construcciones en el aire. De verdad necesitaba saber que alguien estaba tan deseoso de sangre, quizás como si fuera algo bueno: Ojo por ojo y diente por diente. ¿Acaso estaba mal? No me parecía, en aquel momento, que estuviera mal.
[¿Y Chloe? ¿Y Arleen?]
Tercié finalmente. ¿Qué harían ellas? ¿Perdonarían? ¿Avanzarían? ¿Quizás estaban muertas? Recordaba que habían estado cerca, de alguna manera, pero cuando abrí los ojos por última vez ya no estaban. Esfumadas.
Aquella retahíla de preguntas que me devolvió hizo que se me parara por un segundo el corazón. Las aletas de la nariz se me abrieron, a la par que se marcaba profundamente la tensión de la mandíbula. Pero sí, básicamente eran esas preguntas, quizás alguna más como alguna misión bastante fallida, un genio traumatizante. No dije nada, solo quería una respuesta. ¿Cómo? ¿CÓMO? Hasta ese momento habían pasado cosas, pero no tanto como aquello, las imágenes, la grabación, el sabor de mi propia sangre, el pie de Arleen, Éamon, Chloe. Es que ni siquiera pude hacer nada… solo pude mirar.
[Solo pude mirar]
Volví a alzar la mirada a Amaya después de escribir aquello, arqueando levemente el labio, con asco. Y, sinceramente, hubiera preferido que me hubieran arrancado los ojos para no ver aquello o los oídos para no tener que escuchar los gritos. Hubiera preferido quizás que me hubieran atravesado de lado a lado para no tener que recordar aquel momento. Iba a modificar las letras húmedas para recriminarle que no le había respondido, que solo me había devuelto las preguntas. Entonces se movió y fijé la mirada en aquellos brazos cruzados y dónde estaban los míos en aquel momento, escondidos debajo de la mesa, quizás en posición derrotista.
Porque, según ella, no se podía viajar al pasado e incluso pensaba que se había hecho lo mejor que estaba en nuestras manos. Aquello me hizo bajar la mirada a la mesa, respirando con profundidad. Tendríamos que haber movido cielo y tierra cuando el niñato manipuló a Chloe para sacar a sus padres de prisión. No, no sentía que hoy, al levantarme me sintiera mejor que ayer. Tampoco que sienta que mañana vaya a ser mejor. En realidad no sentía más que culpa y el sabor de la sangre. Me asusté cuando la General se levantó de la silla y comenzó a andar por la sala. Las gotas de agua dibujaron una pregunta frente a la mujer mientras comentaba su rutina mañanera para sentirse mejor.
[¿Puede estar segura de eso?]
Pregunté. Quizás podría haber habido malicia en aquella cuestión. O ironía. Incluso recriminación. Podría haber sido una pregunta trampa. La diferencia del texto es que no tiene tono. Ni interpretación. Todo aquello se lo daba el lector. En efecto, la pregunta podría haber contenido cientos de tintes. Pero la pregunta era sincera, porque no encontraba la manera de sentirme mejor mañana tras mañana. Porque no era capaz de pensar en que podría hacerlo mejor. Solo podía pensar en sangre. En venganza.
[¿Y ahora?]
Seguí con la mirada a Amaya hasta que se sentó en la silla. Inspiré por la nariz y fruncí levemente los labios antes de desviar la mirada al papel. Repetí la pregunta usando el mismo material que al principio, al haberse sentado la mujer a mi lado no tenía sentido crear construcciones en el aire. De verdad necesitaba saber que alguien estaba tan deseoso de sangre, quizás como si fuera algo bueno: Ojo por ojo y diente por diente. ¿Acaso estaba mal? No me parecía, en aquel momento, que estuviera mal.
[¿Y Chloe? ¿Y Arleen?]
Tercié finalmente. ¿Qué harían ellas? ¿Perdonarían? ¿Avanzarían? ¿Quizás estaban muertas? Recordaba que habían estado cerca, de alguna manera, pero cuando abrí los ojos por última vez ya no estaban. Esfumadas.
Los gestos de Benjamín eran claros, incluso para ella que no era una diosa experta en lenguaje corporal. Pero ahora sí que le prestaba más atención por el hecho de que no podía decir lo que pensaba. Estaba buscando en ella lo que debería encontrar en alguien con herramientas para ayudar a una persona tras un severo trauma. Ella no tenía de eso.
Apartó la mirada y negó con la cabeza cuando se comunicó diciendo que solo pudiste mirar -No… te obligaron a hacerlo. ¿Realmente solo te quedaste detenido, parado, mirando lo que sucedía?- Preguntó volviendo los ojos hacia él con gesto inquisitivo. Lo dudaba. Algo se traía con Chloe. Y quería creer que entre sus filas aún había humanidad, decencia y honor -¿O intentaste todo lo que pudiste mientras te mantenían quieto? -
-Hay quienes no hicieron nada más que mirar Ben- Mencionó porque aunque sabía que las chicas habían sido abusadas su mente no podía siquiera imaginar que todos habían encontrado la forma de hacerlo. Era tan atroz que no se lo podía imaginar.
No comprendió la pregunta al principio, pero poco después se sorprendió al reconocer algunas señales del lenguaje corporal que le interpretó -Hasta ahora sí, después de haber peleado contigo codo con codo…. No todos fuimos a la misión contra SAM, Ben. Es más, no todos volvimos- Indicó -¿Por qué fuiste a arreglar el mundo si tu intención era… rastrera? Es decir… ¿Querías el mundo normal para qué? ¿Para que fueses tú quien expandiera el mal?- Torció el gesto con cara de " no me lo creo".
A ver… no estoy diciendo que desde un ángel caído del cielo, todos tenemos errores. Es más… no conozco tu pasado. Pero en Ouroboros se te dio una segunda oportunidad. Podrías haber hecho muchas cosas pero decidiste estar en mis filas y quedarte ahí, con todo lo que eso conlleva. Para mí tiene valor. Pero quién tiene que responder esa pregunta eres tú, no yo- Si lo que estaba buscando era evaluar su actitud, personalidad o alguna forma de perdón por quedarse "mirando" en Amaya no iba a encontrarla.
Alzó las cejas cuando preguntó por las chicas -Arleen está en esa base humana… y en su hospital en Londres, trabajando. No se mucho de ella, no estamos en buenos términos - Dijo con evidente incomodidad mientras, azorada, se quitaba un par de mechones del rostro -Chloe fue evacuada cuando tuvimos la estampida. Creo que está en la casa de su familia, no la he visto desde entonces- Tras un rato más de conversación de retiraron.
Apartó la mirada y negó con la cabeza cuando se comunicó diciendo que solo pudiste mirar -No… te obligaron a hacerlo. ¿Realmente solo te quedaste detenido, parado, mirando lo que sucedía?- Preguntó volviendo los ojos hacia él con gesto inquisitivo. Lo dudaba. Algo se traía con Chloe. Y quería creer que entre sus filas aún había humanidad, decencia y honor -¿O intentaste todo lo que pudiste mientras te mantenían quieto? -
-Hay quienes no hicieron nada más que mirar Ben- Mencionó porque aunque sabía que las chicas habían sido abusadas su mente no podía siquiera imaginar que todos habían encontrado la forma de hacerlo. Era tan atroz que no se lo podía imaginar.
No comprendió la pregunta al principio, pero poco después se sorprendió al reconocer algunas señales del lenguaje corporal que le interpretó -Hasta ahora sí, después de haber peleado contigo codo con codo…. No todos fuimos a la misión contra SAM, Ben. Es más, no todos volvimos- Indicó -¿Por qué fuiste a arreglar el mundo si tu intención era… rastrera? Es decir… ¿Querías el mundo normal para qué? ¿Para que fueses tú quien expandiera el mal?- Torció el gesto con cara de " no me lo creo".
A ver… no estoy diciendo que desde un ángel caído del cielo, todos tenemos errores. Es más… no conozco tu pasado. Pero en Ouroboros se te dio una segunda oportunidad. Podrías haber hecho muchas cosas pero decidiste estar en mis filas y quedarte ahí, con todo lo que eso conlleva. Para mí tiene valor. Pero quién tiene que responder esa pregunta eres tú, no yo- Si lo que estaba buscando era evaluar su actitud, personalidad o alguna forma de perdón por quedarse "mirando" en Amaya no iba a encontrarla.
Alzó las cejas cuando preguntó por las chicas -Arleen está en esa base humana… y en su hospital en Londres, trabajando. No se mucho de ella, no estamos en buenos términos - Dijo con evidente incomodidad mientras, azorada, se quitaba un par de mechones del rostro -Chloe fue evacuada cuando tuvimos la estampida. Creo que está en la casa de su familia, no la he visto desde entonces- Tras un rato más de conversación de retiraron.
Apareció en el campamento, en la zona donde tenían su casa y buscó a Sofía con rapidez sin saber muy bien qué es lo que Nikolaos quería pero enviándole un patronus para que los visitara en casa.
Cuando la encontró estaba ocupada con sus pociones así que procuró acercarse lentamente -Sofía- Llamó para que fuera consciente de su presencia y así no interrumpir el delicado proceso de sus pociones, ya les había pasado varias veces y Sofía había puesto finalmente un límite para evitar la pérdida del material.
Se puso a su lado, mirando un poco lo que estaba haciendo pero sin llegar a saber qué era -No tengo idea de lo que hablas, mis padres no me han dicho nada- Mencionó y entonces le pasó una mano por la cintura -Le he enviado un patronus para que venga-
Cuando la encontró estaba ocupada con sus pociones así que procuró acercarse lentamente -Sofía- Llamó para que fuera consciente de su presencia y así no interrumpir el delicado proceso de sus pociones, ya les había pasado varias veces y Sofía había puesto finalmente un límite para evitar la pérdida del material.
Se puso a su lado, mirando un poco lo que estaba haciendo pero sin llegar a saber qué era -No tengo idea de lo que hablas, mis padres no me han dicho nada- Mencionó y entonces le pasó una mano por la cintura -Le he enviado un patronus para que venga-
Mientras un par de pociones terminaban de sublimarse, comenzó a sacar cajas de debajo de la alacena. Cajas negras, cajas rojas con terciopelo dorado, cajas con listones plateados. Comenzó a abrirlas una a una, mostrando cristales especiales, cuarzos con destellos únicos y piedras multicolores que, por lo general, no eran exactamente mágicas. Tal y como lo pensaba, no tenía ninguna a la mano de las que Giordano había solicitado. Al menos no de momento. Podía hacer las preguntas y la naturaleza podía decidir revelar sus secretos si decidía hacerlo. Fuera de eso, no sabía si había una poción lo suficientemente fuerte como para realmente hacer algo contra un espíritu como el de Charles. Comenzó a sacar libros de un librero que iba bajo llave. Libros grandes, pesados tomos con rasgos muy antiguos y cubiertas de cuero negro. Lo llevó con un poco de dificultad a la mesa de trabajo, comenzando a abrir la tapa cuando escuchó a Vishous entrando a casa. Levantó el rostro a él y bajó un poco la flama de la poción, que ya se acercaba al final.
Se acercó a él para abrazarle cuando le tuvo al lado. Tenía tantas cosas en la cabeza. Catherine, Wthyr, Charles, Leroy... Aura. En el estómago tenía un nudo por todo lo que acababa de vivir y lo que se les venía encima.- Confío en mi padre con mi vida, sé que protegería a Aura de cualquier cosa, pero cuando Nikolaos me habló de ella...- Soltó un suspiro mientras deshacía el abrazo para quedar junto a él. No había palabras. Y aún así, tenía mucho qué averiguar aún. Tenía que explorar los límites de lo que conocía para encontrar salidas.- Vishous... ¿alguna vez haz... abierto un portal hacia otra... dimensión? - Hacia el espacio imaginaba que podía, a otro lugar debía ser pan comido, pero a otra realidad... a otro tiempo y lugar... a otro estado de conciencia y de alma. No conocía la respuesta.
Se acercó a él para abrazarle cuando le tuvo al lado. Tenía tantas cosas en la cabeza. Catherine, Wthyr, Charles, Leroy... Aura. En el estómago tenía un nudo por todo lo que acababa de vivir y lo que se les venía encima.- Confío en mi padre con mi vida, sé que protegería a Aura de cualquier cosa, pero cuando Nikolaos me habló de ella...- Soltó un suspiro mientras deshacía el abrazo para quedar junto a él. No había palabras. Y aún así, tenía mucho qué averiguar aún. Tenía que explorar los límites de lo que conocía para encontrar salidas.- Vishous... ¿alguna vez haz... abierto un portal hacia otra... dimensión? - Hacia el espacio imaginaba que podía, a otro lugar debía ser pan comido, pero a otra realidad... a otro tiempo y lugar... a otro estado de conciencia y de alma. No conocía la respuesta.
La rodeó con los brazos, tratando de transmitirle seguridad, cuando le abrazó. Le acarició con suavidad la espalda mirando entonces el libro que estaba chequeando su mujer sin saber muy bien de qué iba. La notaba estresada así que la alejó un poco para verle el rostro, asintiendo. Él también confiaba en su suegro, parecía un hombre que sabía cómo responder a cualquier tipo de situación analizándola con cabeza fría; por eso había accedido a que su hija fuera con ellos.
-Dejemos que nos explique antes de hacernos una idea errónea que sólo servirá para preocuparnos más- Esperaba que el licántropo no tardara mucho o su mujer iba a acabar bebiendo un par de litros de manzanilla o cualquier cosa que tuviera a mano para calmar los nervios…Y él iría detrás.
Su mente estaba centrada en Grecia así que cuando Sofía le soltó semejante pregunta se quedó en silencio, ladeó la cabeza con el ceño fruncido y repitió la pregunta lentamente en su cabeza -No- Negó rápidamente -Nunca he podido abrir un portal más amplio del que ya hago porque la advertencia se activa. Tampoco recibí entrenamiento, precisamente, para evitar que mi poder creciera…- Inspiró profunda y lentamente, era algo que le irritaba. Espontánea e inconscientemente se rascó la sien -No puedo ni pensar en crear uno a otra dimensión… ¿Por qué lo preguntas? ¿A qué te refieres exactamente?
-Dejemos que nos explique antes de hacernos una idea errónea que sólo servirá para preocuparnos más- Esperaba que el licántropo no tardara mucho o su mujer iba a acabar bebiendo un par de litros de manzanilla o cualquier cosa que tuviera a mano para calmar los nervios…Y él iría detrás.
Su mente estaba centrada en Grecia así que cuando Sofía le soltó semejante pregunta se quedó en silencio, ladeó la cabeza con el ceño fruncido y repitió la pregunta lentamente en su cabeza -No- Negó rápidamente -Nunca he podido abrir un portal más amplio del que ya hago porque la advertencia se activa. Tampoco recibí entrenamiento, precisamente, para evitar que mi poder creciera…- Inspiró profunda y lentamente, era algo que le irritaba. Espontánea e inconscientemente se rascó la sien -No puedo ni pensar en crear uno a otra dimensión… ¿Por qué lo preguntas? ¿A qué te refieres exactamente?
Cuando Vishous decidió no adelantarse a los hechos, exhaló profundamente, soltando un poco los músculos. Relajándose un poco. Tenía razón, podía ser solo una precaución. Finalmente, no había un lugar seguro. No por ahora.- Tienes razón. Tuve el impulso de ir por ella, pero este no es un lugar seguro.- No quería tener que arrepentirse si, por un arrebato, terminaba cerca de Charles o sufriendo de nuevo por el bosque de Ouroboros. Que tragedia.
Se dio cuenta de lo mucho que sus pensamientos divagaban de un tema al otro cuando Vishous le miró con aquella cara de confución.- Lo siento, estoy desvariando.- Murmuró. No le sorprendió la respuesta de Vishous respecto a los portales. Sin entrenamiento y con aquella ventana tan corta de acción no podían realmente hacer nada. Y Leroy estaba por demás fuera de combate. Cerró los ojos un momento, centrándose de nuevo pues sus pensamientos le volvían a jugar mal. Cuando los abrió, levantó su mano con suavidad y acarició el rostro del moreno. El lado donde estaba aquella extraña marca. Por lo regular, no le daba importancia. En el día a día podía ver a través de ella como si no estuviera presente, pero en ese instante recorrió los trazos con los dedos mientras trataba de entender las transcripciones. Quería verla con atención. Eran sellos de magia muy antigua, de eso estaba segura. Los sentía vibrar contra la piel de sus yemas.- Estoy muy intranquila. Estoy buscando soluciones y parece que... que no aporto nada. Tengo la cabeza hecha un lío y en la reunión de miraron como si estuviera loca.- Susurró sonriendo al final, porque por gracioso que fuera también le resultaba preocupante que sus compañeros desconocieran tanto de los orígenes de la magia.- Tenemos que enfrentar al árbol en un escenario común. En su realidad o en la nuestra. O no va a detenerse nunca.
Se dio cuenta de lo mucho que sus pensamientos divagaban de un tema al otro cuando Vishous le miró con aquella cara de confución.- Lo siento, estoy desvariando.- Murmuró. No le sorprendió la respuesta de Vishous respecto a los portales. Sin entrenamiento y con aquella ventana tan corta de acción no podían realmente hacer nada. Y Leroy estaba por demás fuera de combate. Cerró los ojos un momento, centrándose de nuevo pues sus pensamientos le volvían a jugar mal. Cuando los abrió, levantó su mano con suavidad y acarició el rostro del moreno. El lado donde estaba aquella extraña marca. Por lo regular, no le daba importancia. En el día a día podía ver a través de ella como si no estuviera presente, pero en ese instante recorrió los trazos con los dedos mientras trataba de entender las transcripciones. Quería verla con atención. Eran sellos de magia muy antigua, de eso estaba segura. Los sentía vibrar contra la piel de sus yemas.- Estoy muy intranquila. Estoy buscando soluciones y parece que... que no aporto nada. Tengo la cabeza hecha un lío y en la reunión de miraron como si estuviera loca.- Susurró sonriendo al final, porque por gracioso que fuera también le resultaba preocupante que sus compañeros desconocieran tanto de los orígenes de la magia.- Tenemos que enfrentar al árbol en un escenario común. En su realidad o en la nuestra. O no va a detenerse nunca.
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