Jack The Ripper Street

Eva estaba en su mundo, dado lo amigable del ambiente podía permitirselo... Bueno, amigable para ella, es una criatura de la noche y todo está oscuro, la gente no ve bien de noche, muchos están drogados y son tontos, o puede simplemente pedirles qué sean tontos si lo hace de la firma correcta...

Irónicamente, su vida nunca había sido más fácil... Y aún así siente que no le gusta tanto esto de ser una vampiresa como creyó qué le gustaría, pero trata de evadir sus propios pensamientos mientras elige un dedo, y entonces escucha a Úrsula.

Elijo un dedo para recordar y apreciar.

Respondió ella con su suave y dulce vocecita, como siempre, usando la mínima cantidad de palabras necesarias, y luego de eso, procedió a olfatear, y ciertamente, puede captar algo, sin embargo.

No huele como nada que conozca...

Afirmó, antes de arrancarle un dedo al cadáver de una forma bastante barbarica, o lo sería si hubiera sangre dentro del cuerpo, pero no es el caso, así que la acción es bastante limpia debido a ello, luego le arrancaría una pequeña parte de sus prendas y la usaría para envolver el dedo.

Luego vió a Úrsula quien dijo que iría a buscar lo que fuera eso, Eva asintió, y procedió a seguirla unos pasos mientras guardaba su nuevo recuerdo con los demás, no eran muchos todavía, pues aún estaba confusa sobre a quien debería de matar o dejar de matar...

Pero luego de caminar un poco, se dió cuenta de que fuera lo que fuera eso, no se vería bien desde ahí... Por lo cual procedió a saltar y agarrarse de una de las muchas cosas metálicas del sitio, Eva pesa poco, y gracias a la potencia puede saltar alto y agarrarse con fuerza a las cosas.

Procedería a subir y seguir todo lo que ocurra desde arriba desde esa estructura metálica sobre la calle, le impresiona bastante lo bien que parece haberse adaptado su hermana a su nueva condición, mientras que ella estaba muy confundida, por eso quería ver bien que haría.

Al recibir la respuesta de la niña se le quedó mirando a los ojos con el ceño fruncido. Entre la loca coleccionista y el cantante conspiranoico iban a acabar con la poca cordura que le quedaba. Alguna vez había deseado arrancarle la lengua a Dmitri que insistía con aquellas canciones retorcidas que a nadie le interesaban. ¿No se suponía que había que dejar su vida atrás? ¡A nadie le importaba si su abuelo era uno de los cantantes de las Brujas de McBeth!

-Umm porque no conoces el alcohol- Explicó la pelirroja con una sonrisa siniestra, pensando en lo divertido que podía ser emborracharla. Pero si algo había aprendido es que el licor no lo soportaba bien PERO beber de una víctima alcoholizada…

Siguió avanzando, encontrando la fuente de aquel aroma que estaba un poco empañado por el vodka y el de la mujer que llevaba encima. ¿Inconsciente? Quizás. No era humano, de eso estaba segura y le daba la impresión de que veía tan bien como ella en la oscuridad.

Se dio cuenta de que Eva estaba arriba, volvió la cabeza un instante para observarla odiandose por aquel gesto de "vigilancia". Tras eso volvió su mirada hacia el "coso" ese y empezó a caminar hacia él -Ah…- Cogió de los pelos a la muchacha con curiosidad en la mirada. La menuda mujer murmullo algo que no tenía sentido y Úrsula le dejó caer la cabeza de nuevo en el hombro del hombre.

Le recorrió el rostro -Hueles bien- Expresó con una sonrisa que dejaba entrever sus colmillos.

Sus ojos se fijaron alrededor en la oscuridad de la noche. Había... había ahí dos criaturas. Las veía, las sentía con cada sentido, menos con el oído. No escuchaba los sonidos normales que los humanos y las criaturas hacían. No escuchaba la sangre corriendo dentro, ni el aliento acelerado por la presencia de aquel depredador. No escuchaba nada viniendo de ellas, de sus acciones sí, pero no de ellas. Sonrió de lado, soltando a la chica que llevaba en brazos cuando su mente finalmente alcanzó a su instinto clasificándolas como vampiras.

Levantó la mirada cuando vio a la criatura pequeña subir al techo. No era una amenaza. No mientras Aiden tuviera brazos y piernas. Pero la pelirroja... Era todo menos inofensiva. ¿Neófitas? Aún olían a sangre, no tanto a hielo como el resto. No tanto a viejo. Dejó que la mujer se acercara, mirando como trataba a la presa que traía en el hombro. Por un segundo se había olvidado de ella. Cuando la pelirroja dejó que su cabeza cayera, sonrió. De haber tenido colmillos, como ella, los habría visto.- ¿Te gusta el olor? Debes haber sido una viciosa perdida en tu vida pasada. Alcohol, drogas, tabaco... Toda la mezcla junta, que no sirve para nada. Tú debes saber de eso.- Se fijó por un segundo detrás de ella, pensando en lo que debía haber pasado con el par de idiotas detrás de ellas. Tenían sed. Esa sed que no se quita fácilmente. Que no se quita nunca. Y él tenía aquella necesidad de experimentar algo nuevo. Sensaciones que nada humano le había dado nunca.

Ella ladeó la cabecita al ver a Ursula fruncir el ceño, ¿Algo la tendrá molesta? ¿Tal vez pensará qué hay partes mejores para apreciar qué los dedos? Sí, tal vez las hay... Podría quitarles los ojos, pero esos quedarían reducidos a nada en la sal, y otras partes más vistosas no caben en su bote de sal, no, tendrán que seguir siendo dedos, quizás empiece a arrancar cabello y agregarlo al paquete, sí, eso sería bueno...

O, y también negó con la cabeza, no conoce el alcohol, tiene una idea vaga de lo que es, pero la verdad que nunca lo ha conocido como tal.

Mientras se movía por la pista metálica sobre el lugar pudo ver a Ursula voltear a verla, así que saludó con la manita.

Pero fuera de eso, notó qué ella no es la única que la ve, también el otro sujeto, definitivamente no era un humano, no.

Más razones para no querer bajar, sip, las criaturas qué pueden ver en la oscuridad normalmente no son algo en lo que se pueda confiar, y sí, también se incluye ella misma cuando piensa esto, solo a su sire no, iría con los ojos cerrados a donde sea que él le dijera.

Pero dejando ese asunto, puede ver claramente la escena desde donde está, una humana, lo que sea que sea ese sujeto, y Ursula, ambos parecen estarse llevando bien, sonríen bastante, aunque a decir verdad, conociendo a Ursula lo mismo puede ser una demostración de agresividad.

Y el sujeto ese tampoco le da demasiada confianza, aunque bueno, el caso de él ya lo explicó, y sería redundante volver a decirlo, el caso es que está tensa, y se prepara para el caso en que las cosas se tuersan malamente...

Notó pronto que el hombre de raza no identificada ubicaba a Evangeline arriba, podría suponer que era porque le había visto pero algo le decía que aquella forma de verla en la oscuridad hablaba de rasgos de los que ella ahora era dueña. Se atrevía a decir, gracias a su experiencia de caza, que era otra criatura haciéndose pasar por “humano”. La pregunta era qué tipo de criatura. Aún era muy nueva en eso de identificarlos gracias a su aroma.

La respuesta del hombre hizo que Úrsula negara -No- Murmuró -Está por debajo de eso- Respondió pero estuvo atenta al darse cuenta de que habló de su “vida pasada”. Les había identificado, aunque eso no lo convertía en un peligro inminente. Alzó la mano al ver que…era amable, y pasó los dedos por su cabello rojo fijándose en sus orejas.

“¿Elfo? ¿Dragón? Drow no es, aunque explicaría su visión nocturna carece del color de piel”

-Confieso que me gustaba el whisky… el ron…- Sonrió un poco más -La cerveza. Pero no era alcohólica por naturaleza- Mencionó ubicando la botella que habían tirado antes -Pero ahora lo disfruto de otra forma- Como él podía inferior -No me vas a privar de disfrutar ¿Verdad?- Le sonrió entre seductora e inocentemente -Podemos dejar el aperitivo para mi compañera y nosotros…hacer cosas interesantes- Miró hacia la calle con un gesto divertido -Aunque si quieres correr...la sangre bombeará más rápido. No tengo problemas en jugar al gato y al ratón-

Su mirada iba de la chiquilla que tenía por encima de la cabeza a aquella que tenía de frente. Ninguna tenía ese olor a miedo; incluso la pelirroja parecía curiosa de él. Demasiado curiosa. Demasiado cercana. A diferencia de ella, no le interesaba matarla, sino, quizás, otro tipo de deseos más carnales. Dejó que tratara de identificarlo. Le estaba buscando las características, pero para hacerlo con certeza tendría que verle las brillantes escamas por todo el cuerpo, y no estaba por la labor. Nada lo identificaba. Era solo un hombre más en la oscuridad de una noche aburrida, detestable. Un día más en una miserable vida que seguía y seguía. Quizás al fin le estaba entrando la crisis de los 100 años. Cuando todos los que conoces están muertos, cuando el vino añejo te sabe a lo mismo que el agua. Los dragones rojos como él solían comenzar a hastiarse por esas fechas, comenzaban a ver la vida como nada. La vida sin un propósito, sin un aliciente real. Comenzaban a hacer tonterías si no contaban con un propósito ni una guía. Tonterías que podían llevar a la destrucción. Como aquel día.

Me necesitas si quieres volver a tener ese sabor en los labios. Quizás tu sí puedas disfrutar el efecto.- A él no le hacía ninguno, pero quizás un bebedor de segunda mano podría. ¿Podría emborracharse? - Tengo otras maneras de hacer que la sangre bombee más rápido.- Si dar mucho aviso, soltó a la chica en su homrbo, lanzándola un par de metros para que la criatura en lo alto tomara su parte, tal y como lo había propuesto la pelirroja, y sin darle mucho tiempo a responder, la tomó del rostro y plantó un fiero beso en sus labios, sin miramientos de ningún tipo.

Eva estaba observando con profunda curiosidad, como se iba desarrollando todo, además de que el extraño aroma qué desprendían esa mujer y ese sujeto se le seguía haciendo muy raro, ¿De verdad era por el alcohol? Pues ella no sabe, aunque capaz también influyen esas otras cosas que dijo el sujeto antes...

Aunque igual no las pensará mucho, porque no tiene idea de que es un tabaco o nada de eso otro, así como tampoco de muchas de las cosas que nombra Ursula, como mucho ha escuchado de la cerveza, pero le resto no los ubica, al final tiene solo diez años.

Pero fuera de eso... Más allá de la sensación latente de que puede haber peligro, la verdad que hasta parecen llevarse bien, tal vez el hecho de que ambos le malvibren en cierta medida hace que se lleven bien, entonces bien por ellos, eso la hace feliz.

De hecho tan bien que le hombre hasta le ha plantado un beso, pero no sin antes tirarle a la mujer que tenía en el hombro a ella.

Eva la atrapó, afortunadamente se ha vuelto fuerte tras su despertar gracias a la potencia, y luego la ha subido al camino metálico.

Huh...

La alimentan, pensaba que eso no pasaría desde que su Sire les trajo víctimas a ella y sus hermanos, pero supone que es bueno, Eva mira a la mujer por un momento, y como siempre qué pasa esto, no tiene idea de que hacer...

¿Debería matar? ¿No debería? ¿Bajo qué razones se mata o no? ¿Importa? ¿Siquiera lo puede evitar? Simplemente aún no sabe nada de eso, solo sabe que ya ha matado, y que no puede actuar como si no lo hubiera hecho... Supone que ya es algo que los humanos tienes razones para odiar.

Por lo que procede a morder el cuello de la mujer que está muy perdida para siquiera decir algo al respecto, sin embargo, se termina apartando un segundo después.

¡Qué amarga!

Esa mujer sabe muy rara, pareciera que tiene algo en la sangre qué sabe demasiado fuerte para su gusto.

-Muéstrame- Eso le había dicho como toda respuesta cuando dijo que tenía otras formas de hacer que la sangre bombeara, sabiendo exactamente a qué se refería. Ignoró deliberadamente la forma en la que dispuso de la muchacha porque sabía que Eva se encargaría de beber, por eso cuando el misterioso hombre le besó se dejó llevar, respondiendole con la misma fiereza.

Fue ella quien lo arrastró hacia uno de los callejones, aunque la oscuridad sirviera de manto prefería tener una base estable a su espalda para lo que estaba a punto de hacer. No había disfrutado aún de ese tipo de sensaciones en su estado vampírico porque sospechaba que iba a perder el control.

Así lo hizo.

En cuanto tuvo la posibilidad de clavar sus colmillos en el hombre lo hizo y la deliciosa sangre fluyó a su boca, regalando no sólo satisfacción sino un poder que no podía describir con palabras. Su cuerpo respondió a los estímulos y al sabor de la forma más asombrosa que en su “no vida” había sentido. Se dejó llevar por el cúmulo de éxtasis sin despegarse en ningún momento de su cuello.

Sintió el momento en el que el cuerpo de aquel pelirrojo perdía algo de fuerza -Shhh…- Murmuró y entonces nombró a su pequeña acompañante mientras se subía los pantalones y acomodaba el resto de la ropa -Ven- Invitó a Eva pues…ya sólo le quedaba gula por satisfacer, estaba llena y extasiada, feliz y se sentía como invencible. Podía compartir, podía ser buena.

Entre las dos acabaron dándose un festín con aquel misterioso hombre que luego dejaron tirado allí para seguir sus caminos.