Recuerdo del primer mensaje :
Situada en el East End de Londres, una de las zonas de los suburbios de Inglaterra. Conocida zona por ser donde Jack el Destripador, pseudónimo dado a un asesino en serie (o asesinos) que actuó en la empobrecida área de Whitechapel en Londres en la segunda mitad del año 1888. A día de hoy se ha vuelto de nuevo una zona peigrosa. Los criminales actúan impunemente, sean del bando que sean.
Los callejones de esta zona de Londres se caracterizan por albergar toda la peste y malaria asesina de todos los bandos ¿por qué sería Nelyan la excepción? Es el mejor sitio para conseguir alimento fresco... y se refiere al agónico padecer de almas humanas sumidas bajo el yugo del poderío de un demonio como Mehiel. Ah... el hedor a muerte, moho y ollín le recuerda a la vieja prostituta que justamente yacía marchita y despedazada en ese mismo callejón hace ya más de dos siglos. Querría haber conocido a ese famoso Jack el destripador y dedicarle una oda amatoria, sin embargo no llegó a encontrarlo teniendo que volver al infierno para aparecerse épocas más tarde.
Con esos pensamientos rondando por su atribulada mente es que se halló rumbeando por el otro extremo del callejón, topándose de lleno con una escenita dantesca para nada inusual pero si sorpresiva, ya que no es común ver una comitiva de drows en torno a unos muertos que no parecían haberse golpeado la cabeza contra el suelo. De primera impresión dio mala espina ver al gordinflón con cacharros de cocina, como si fuesen unos canibales que pensaban comerse a esos fiambres... una no tan nueva degustación culinaria.
Siendo aquello algo que determinantemente olía a peligro, la sangre le hirvió anhelando un poco de acción. Ni lenta ni perezosa la mujer contoneando su figura que resaltaba como pulgar adolorido contra la fachada de aquel callejón, sorteando los cuerpos como meras masetas quebradas, se acercó hasta el par con una inocua y simple frase.
─ Hey, morenazo ¿me convidas un cigarro? Que no te dolerá, vi que se lo sacaste al fiambre ─ guiñándole un ojo. Veremos qué sale de todo esto y del panorama, no tenía miedo ni lo reflejaba si hasta incluso se inclinó para observar curiosa a la desgarbada marmota.
Con esos pensamientos rondando por su atribulada mente es que se halló rumbeando por el otro extremo del callejón, topándose de lleno con una escenita dantesca para nada inusual pero si sorpresiva, ya que no es común ver una comitiva de drows en torno a unos muertos que no parecían haberse golpeado la cabeza contra el suelo. De primera impresión dio mala espina ver al gordinflón con cacharros de cocina, como si fuesen unos canibales que pensaban comerse a esos fiambres... una no tan nueva degustación culinaria.
Siendo aquello algo que determinantemente olía a peligro, la sangre le hirvió anhelando un poco de acción. Ni lenta ni perezosa la mujer contoneando su figura que resaltaba como pulgar adolorido contra la fachada de aquel callejón, sorteando los cuerpos como meras masetas quebradas, se acercó hasta el par con una inocua y simple frase.
─ Hey, morenazo ¿me convidas un cigarro? Que no te dolerá, vi que se lo sacaste al fiambre ─ guiñándole un ojo. Veremos qué sale de todo esto y del panorama, no tenía miedo ni lo reflejaba si hasta incluso se inclinó para observar curiosa a la desgarbada marmota.
Crasuláceo
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Mi sonrisa nerviosa acaba convirtiéndose en risa de puro miedo cuando Dyospiros me habla de la prueba del cuchillo. Es un asesino drow en toda regla, uno al que no podría vencer ni en un millón de años. Y parece ser que ha hecho algo horrible, como la gran mayoría de gente durante esta guerra. ¿Qué le respondo a lo que me acaba de decir? no hay respuesta buena.
- Ah...sí...eso parece. ¡Pero no voy a avisar a la Alianza ni a nadie! no te juzgo, seguro que fue para defenderte. Además, eres un nigga bro, entre nosotros debemos taparnos, ¿verdad?
"Genial, ahora soy cómplice de encubrimiento de asesinato"
Lo extraño es que llama a la marmota por su nombre, incluso la acaricia sin parecer un maníaco. El animal corresponde de igual manera, más cariñoso de lo que suele ser habitual. Agarro rápidamente a la marmota entre mis brazos, apretándola más de la cuenta. El animal gruñe y protesta, como queriendo bajar de nuevo con el chiflado ese. - ¿Conoces a esta marmota? - le pregunto receloso, y un tanto envidioso de que una marmota sea mucho más popular que yo. Normal, si me he pasado años escondido en las profundidades del metro. Quedo boquiabierto cuando también nombra al viejo drow desaparecido, separándome unos cuantos pasos de espaldas para señalarlo acusadoramente.
- ¡Sólo la estoy cuidando porque él desapareció! ¡no la he robado! yo...creo que él ha muerto. Nunca abandonaba a su amigo. Un día me la encontré vagando por ahí sola y hambrienta. - termino bajando la mirada y la voz, con gesto triste. Retrocedo más aún cuando el tío se levanta como si fuera un yonki con el mono, acusándome de cosas y haciendo como si me conociese. El caso es que ahora que me he atrevido a mirarlo a la cara (porque soy un miedica y hasta ahora lo miraba de refilón) me está recordando mucho a alguien de mi pasado. Podría ser, pero...él no era así. Compartimos infancia, juegos...Él siempre me ayudó en lo que le fue posible.
- Estaba de negocios, nada más. ¡Juro que no tengo nada que ver con la Alianza, de verdad! - por suerte aparece alguien más en escena, así que si quiere matarme al menos habrá alguien que se entere. La mujer rubia no parece tenerle ni pizca de miedo, debe ser de su estilo. Aquí están todos locos, yo no puedo estar en medio de un montón de cuerpos muertos como si nada.
- Me alegro de que ya tengas compañía, creo que mejor seguiré mi camino...- saludo a la mujer rubia con una afable sonrisa, empezando a alejarme muy despacio. En el fondo tengo mucha curiosidad por saber quién es él, y cómo reacciona con la otra. Mi afán cotilla me dice que lo mejor será buscar una esquina desde la que espiar de manera segura.
- Ah...sí...eso parece. ¡Pero no voy a avisar a la Alianza ni a nadie! no te juzgo, seguro que fue para defenderte. Además, eres un nigga bro, entre nosotros debemos taparnos, ¿verdad?
"Genial, ahora soy cómplice de encubrimiento de asesinato"
Lo extraño es que llama a la marmota por su nombre, incluso la acaricia sin parecer un maníaco. El animal corresponde de igual manera, más cariñoso de lo que suele ser habitual. Agarro rápidamente a la marmota entre mis brazos, apretándola más de la cuenta. El animal gruñe y protesta, como queriendo bajar de nuevo con el chiflado ese. - ¿Conoces a esta marmota? - le pregunto receloso, y un tanto envidioso de que una marmota sea mucho más popular que yo. Normal, si me he pasado años escondido en las profundidades del metro. Quedo boquiabierto cuando también nombra al viejo drow desaparecido, separándome unos cuantos pasos de espaldas para señalarlo acusadoramente.
- ¡Sólo la estoy cuidando porque él desapareció! ¡no la he robado! yo...creo que él ha muerto. Nunca abandonaba a su amigo. Un día me la encontré vagando por ahí sola y hambrienta. - termino bajando la mirada y la voz, con gesto triste. Retrocedo más aún cuando el tío se levanta como si fuera un yonki con el mono, acusándome de cosas y haciendo como si me conociese. El caso es que ahora que me he atrevido a mirarlo a la cara (porque soy un miedica y hasta ahora lo miraba de refilón) me está recordando mucho a alguien de mi pasado. Podría ser, pero...él no era así. Compartimos infancia, juegos...Él siempre me ayudó en lo que le fue posible.
- Estaba de negocios, nada más. ¡Juro que no tengo nada que ver con la Alianza, de verdad! - por suerte aparece alguien más en escena, así que si quiere matarme al menos habrá alguien que se entere. La mujer rubia no parece tenerle ni pizca de miedo, debe ser de su estilo. Aquí están todos locos, yo no puedo estar en medio de un montón de cuerpos muertos como si nada.
- Me alegro de que ya tengas compañía, creo que mejor seguiré mi camino...- saludo a la mujer rubia con una afable sonrisa, empezando a alejarme muy despacio. En el fondo tengo mucha curiosidad por saber quién es él, y cómo reacciona con la otra. Mi afán cotilla me dice que lo mejor será buscar una esquina desde la que espiar de manera segura.
El rechonchito se equivocaba, pues sospechaba que no habia sido por defenderme, no al principio, al menos... pero para que seguir insistiendo? La marmota se acordaba de mi. Eso me reconfortaba. Si un animal podía acordarse de mi, entonces...entonces quizá yo tambien pudiese acordarme de "mi". Pero él la apartó de mi con presteza.
-Claro que la conozco. - dije, arisco.
Lo miré con los ojos sombríos cuando dijo que creia que Szyr estaba muerto. Y que nunca abandonaba a un amigo. Era cierto...aquella vez nos salvó, y a causa de ello, fue capturado por la alianza y fue a dar con sus huesos en los campos de concentracion. Y luego...aquello. En ese lapso de tiempo no podía saber que habia ocurrido.
- Es cierto. Tienes razón. Está muerto. No lo habría abandonado si no.
Por un momento compartimos esa tristeza. Juró no tener nada que ver con la Alianza y lo volví a mirar de modo asesino, borrada mi pena anterior. Pero...lo creía. Esa expresión....había crecido, sí. Pero los ojos seguían siendo los mismos ahora que lo miraba. Y habian pocos como él alli abajo, en las ciudades subterráneas.
Pero para poner mas nerviosismo a mi estado previo, mientras pegaba otra calada a la desesperada, hizo su aparicion una mujer rubia. Dijo algo raro y me llamó morenazo, a mi? Miré hacia un lado y cuando mencionó lo de los cigarros lo entendí. Apreté mi cigarro entre mis labios y estreché los ojos echando el humo del tabaco por las narices. Ella al contrario que el drow no parecia tener miedo. Y eso era sospechoso..
- No te conozco, no puedo regalarte un cigarro. Tienes algo a cambio que dar? Alcohol? O es que pretendes matarnos, eh?
"a la marmota le gusta el alcohol ,quizá pueda hacer un trueque si no es una asesina...."
Desvié la mirada y vi al otro intentando escaquearse.
-Tú! No huyas! No me reconoces? Acaso tan dificil soy de recordar?
Bastantes problemas tenía yo con recodar a veces quien era en realidad como para que él no lo hiciese. Di un par de zancadas hacia Crasuláceo y lo agarré por un brazo para obligarlo a detenerse y a mirarme.
"puede que ahora mismo estés rodeado de enemigos y tu aqui tan tranquilo hablando, imbécil..."
"llevo.... más de un año sin ver a uno de mi raza. Cállate"
-Claro que la conozco. - dije, arisco.
Lo miré con los ojos sombríos cuando dijo que creia que Szyr estaba muerto. Y que nunca abandonaba a un amigo. Era cierto...aquella vez nos salvó, y a causa de ello, fue capturado por la alianza y fue a dar con sus huesos en los campos de concentracion. Y luego...aquello. En ese lapso de tiempo no podía saber que habia ocurrido.
- Es cierto. Tienes razón. Está muerto. No lo habría abandonado si no.
Por un momento compartimos esa tristeza. Juró no tener nada que ver con la Alianza y lo volví a mirar de modo asesino, borrada mi pena anterior. Pero...lo creía. Esa expresión....había crecido, sí. Pero los ojos seguían siendo los mismos ahora que lo miraba. Y habian pocos como él alli abajo, en las ciudades subterráneas.
Pero para poner mas nerviosismo a mi estado previo, mientras pegaba otra calada a la desesperada, hizo su aparicion una mujer rubia. Dijo algo raro y me llamó morenazo, a mi? Miré hacia un lado y cuando mencionó lo de los cigarros lo entendí. Apreté mi cigarro entre mis labios y estreché los ojos echando el humo del tabaco por las narices. Ella al contrario que el drow no parecia tener miedo. Y eso era sospechoso..
- No te conozco, no puedo regalarte un cigarro. Tienes algo a cambio que dar? Alcohol? O es que pretendes matarnos, eh?
"a la marmota le gusta el alcohol ,quizá pueda hacer un trueque si no es una asesina...."
Desvié la mirada y vi al otro intentando escaquearse.
-Tú! No huyas! No me reconoces? Acaso tan dificil soy de recordar?
Bastantes problemas tenía yo con recodar a veces quien era en realidad como para que él no lo hiciese. Di un par de zancadas hacia Crasuláceo y lo agarré por un brazo para obligarlo a detenerse y a mirarme.
"puede que ahora mismo estés rodeado de enemigos y tu aqui tan tranquilo hablando, imbécil..."
"llevo.... más de un año sin ver a uno de mi raza. Cállate"
Anda, al parecer la reunión afectiva no era estimada por el drow más gordito y el otro con su aspecto de malandrín que mal no le calaba, le daba otro toque terrorífico y quizás por eso -y apartando el hecho de estar hablando como panchos en su casa alrededor de muertos- es que el otro se encrispaba y con claridad quería huír... aunque, no es por nada, pero con echarle una sola ojeada estaba predicho que tenía aire de vieja Pocha, o sea: de las personas que quieren chusmear a toda costa, el cotilleo intenso, por lo que la intromisión de Nelyan en la escena daba esa nota de color que en definitiva, todos querían para propia cháchara.
Sonrió contemplando al más alto con aire picarezco ¿con que en esas andamos de pedir algo a cambio? se encogió de hombros y asintiendo con la cabeza reconoció que en esta vida nada es gratis y si lo es de primeras es porque algo detrás trae aparejado. Bien ducho el picho. Se tanteó por aquella pequeña riñonera que colgaba desde su cadera ciñendo la carne ya que traía su abdomen descubierto mostrando aquellos tatuajes tan vistosos de motivos y letras, y recordó que traía una pequeña petaca que le había hurtado a una de sus "botanas" porque le pareció bonita con el decorado londinense que tenía, pero como no pretendía tomar algo que labios de su comida habían tocado, la guardó tal cual estaba así que bien no sabía qué tipo de licor contenía.
Deslizó el cierre y abrió su riñonera aprovechando que el drow chino -le apodó en su mente así por la mirada de desconfianza- atajó al gordito y así es que hizo resonar en su mano aquella petaca dando a notar que estaba llena o al menos casi a tope ya que el líquido resonaba ─ Here here~ tengo ésto para darte por un par de cigarros ¿te va? ─ en eso, un poco de actuación para acaparar la atención de ambos no vendría mal, por lo que nuevamente contoneando la silueta se acercó frente a ellos con una amplia sonrisa ─ Hey, que éste lugar no es apto para hablar y creo que ustedes lo necesitan... y yo realmente necesito compañía para menguar el hastío ¿si nos vamos a un bar, eh eh? ─ pasando de largo sin siquiera mirar atrás a los cuerpos que ya largaban el característico hedor a muerte, volteándose un segundo para mirotear hacia los lados de la entrada al callejón y volver hacia ellos ─ Soy Nelyan, por cierto, así que ya me conocen... c'mon, lets go! ─ azuzando de nuevo con la petaca en mano y la otra para que la acompañaran, a su vez con su inocuo poderío de persuasión de demonio infundirles la calma necesaria para que aflojaran.
Sonrió contemplando al más alto con aire picarezco ¿con que en esas andamos de pedir algo a cambio? se encogió de hombros y asintiendo con la cabeza reconoció que en esta vida nada es gratis y si lo es de primeras es porque algo detrás trae aparejado. Bien ducho el picho. Se tanteó por aquella pequeña riñonera que colgaba desde su cadera ciñendo la carne ya que traía su abdomen descubierto mostrando aquellos tatuajes tan vistosos de motivos y letras, y recordó que traía una pequeña petaca que le había hurtado a una de sus "botanas" porque le pareció bonita con el decorado londinense que tenía, pero como no pretendía tomar algo que labios de su comida habían tocado, la guardó tal cual estaba así que bien no sabía qué tipo de licor contenía.
Deslizó el cierre y abrió su riñonera aprovechando que el drow chino -le apodó en su mente así por la mirada de desconfianza- atajó al gordito y así es que hizo resonar en su mano aquella petaca dando a notar que estaba llena o al menos casi a tope ya que el líquido resonaba ─ Here here~ tengo ésto para darte por un par de cigarros ¿te va? ─ en eso, un poco de actuación para acaparar la atención de ambos no vendría mal, por lo que nuevamente contoneando la silueta se acercó frente a ellos con una amplia sonrisa ─ Hey, que éste lugar no es apto para hablar y creo que ustedes lo necesitan... y yo realmente necesito compañía para menguar el hastío ¿si nos vamos a un bar, eh eh? ─ pasando de largo sin siquiera mirar atrás a los cuerpos que ya largaban el característico hedor a muerte, volteándose un segundo para mirotear hacia los lados de la entrada al callejón y volver hacia ellos ─ Soy Nelyan, por cierto, así que ya me conocen... c'mon, lets go! ─ azuzando de nuevo con la petaca en mano y la otra para que la acompañaran, a su vez con su inocuo poderío de persuasión de demonio infundirles la calma necesaria para que aflojaran.
Crasuláceo
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Me quedé un poco más tranquilo en el momento en que Dyospiros estuvo de acuerdo con que yo no era el asesino de Szyraenk, sino uno más que lamentaba su pérdida. Ya solo queda la duda de por qué, cuándo y cómo se conocieron ellos, y qué pasó la última vez que se vieron. - Él no abandonaba a los demás.-. susurro antes de intentar alejarme de la pareja con pinta, andando todo lo rápido que puedo y provocando con ello el tintineo de las sartenes metálicas colgadas a mi espalda. Mi afán de supervivencia es grande, por lo que esconderse de este par parece la mejor opción. Por otro lado están mis ganas de saber y de escuchar más sobre lo que tengan que decirse.
Lo malo es que Dyospiros no parece dispuesto a dejar que me vaya, alcanzándome en un par de zancadas para cogerme por el brazo. Al final no me queda más remedio que mirarlo a la cara, con una expresión aterrada en mi rostro. Entorno los ojos ante su pregunta, pues se supone que debo reconocerlo. Y he de admitir que antes lo he pensado, he pensado que era alguien de mi familia a quien perdí de vista hace mucho tiempo. - Ehh...sí, estaba pensando en ello hace un momento. Pero no estoy seguro, ¿y si me equivoco?. - los ojos, a su manera, siguen siendo los mismos. Su expresión ha cambiado, han debido pasarle muchas cosas. La marmota se me escabulle para tirarse al suelo y remolonear alrededor de los pies de Dyospiros, como si realmente le cayese bien. Eso debe valer algo, aunque sea difícil borrar la imagen de él modo psicokiller. - ¿Pri...primo Dyospiros? ¿eres realmente tú? - pregunto con una sonrisa trémula y encogiéndome un poco, por si le sale la vena de asesinillo otra vez.
La chica rubia parece que tiene tantas ganas de fiesta que no le importa ir a un bar a beber con dos desconocidos, uno con pinta de loco y otro con pinta de acojonado. La miro asintiendo rápidamente, que no quiero cabrearla. Por ahora es mejor no cabrear a ninguno de los dos. - Por estas cosas no salgo casi nunca de casa. - murmuro para mi mismo, alzando la voz después para presentarme a la mujer. - ¡Hola! soy Crasuláceo, drow del metro de Londres y futuro chef de la ciudad. ¿Cómo te llamas tú y qué eres? ¿A qué bar nos vas a llevar?
"muy bien Crasuláceo, asiente y sonríe...todo irá bien, toooodo irá bien. Si intento escapar será peor."
Lo malo es que Dyospiros no parece dispuesto a dejar que me vaya, alcanzándome en un par de zancadas para cogerme por el brazo. Al final no me queda más remedio que mirarlo a la cara, con una expresión aterrada en mi rostro. Entorno los ojos ante su pregunta, pues se supone que debo reconocerlo. Y he de admitir que antes lo he pensado, he pensado que era alguien de mi familia a quien perdí de vista hace mucho tiempo. - Ehh...sí, estaba pensando en ello hace un momento. Pero no estoy seguro, ¿y si me equivoco?. - los ojos, a su manera, siguen siendo los mismos. Su expresión ha cambiado, han debido pasarle muchas cosas. La marmota se me escabulle para tirarse al suelo y remolonear alrededor de los pies de Dyospiros, como si realmente le cayese bien. Eso debe valer algo, aunque sea difícil borrar la imagen de él modo psicokiller. - ¿Pri...primo Dyospiros? ¿eres realmente tú? - pregunto con una sonrisa trémula y encogiéndome un poco, por si le sale la vena de asesinillo otra vez.
La chica rubia parece que tiene tantas ganas de fiesta que no le importa ir a un bar a beber con dos desconocidos, uno con pinta de loco y otro con pinta de acojonado. La miro asintiendo rápidamente, que no quiero cabrearla. Por ahora es mejor no cabrear a ninguno de los dos. - Por estas cosas no salgo casi nunca de casa. - murmuro para mi mismo, alzando la voz después para presentarme a la mujer. - ¡Hola! soy Crasuláceo, drow del metro de Londres y futuro chef de la ciudad. ¿Cómo te llamas tú y qué eres? ¿A qué bar nos vas a llevar?
"muy bien Crasuláceo, asiente y sonríe...todo irá bien, toooodo irá bien. Si intento escapar será peor."
-Si te equivocas, no pasa nada. No he matado a nadie por confundirme con otro....
"JAJA! Qué gracioso!! a mi me parece que si!"
- Creo... - farfullé desviando mi mirada y soltando al drow... pero entonces dijo mi nombre, y me llamó primo. Sonreí de modo demasiado subito dado mi estado anterior, y lo miré. - Soy yo!
"la mayor parte del tiempo"
- No te has equivocado. - estiré mi mano y estreché la suya, agitandola de arriba a abajo en este reencuentro extraño. Su nombre era tan raro como el mío. Cosa de la familia, supongo - Y tú Crasul...Crasuláceo, verdad? Tus padres te dieron por desaparecido. Debes contarme....
Miré a la mujer, y me puse en guardia pues parecia que iba a sacar algo...pero no era un arma. Era una petaca. FRuncí mi ceño cuando me la ofreció y la tomé. Destapé y olfateé el interior. No parecia haber rastro de veneno asi que le pegué un trago, y luego eché un chorro de ella en el suelo para que la marmota pudiese beber y bajarse el sindrome de abstinencia. Sobra decir que el animal se lanzó al charco a lamerlo. Suspiré y le di dos cigarrillos a la mujer rubia.
-Nelyan...creo que ya lo has oido pero yo me llamo Dyospiros. Puedes dejarlo en...Dyos.... - subitamente parecia amargado de nuevo, desaparecida mi desconfianza del momento de antes al olfatear la petaca, o la sonrisa rara de alegria breve al confirmar que aquel drow gordito era un primo largo tiempo atras perdido. Debía recordarme a mi mismo una cosa: que no tenia derecho a alegrarme ni a sentir alivio después del mal que había hecho.
- Vamos... no tengas miedo. Te contaré sobre Szyraenk. Y veremos de que va esta mujer. Me recuerda un poco a las drow de las ciudades subterráneas. Se mueve igual. - apunté, señalandole a mi primo como Neylan se movia como un gato con las caderas para un lado y para otro, puesto que habia echado a andar delante de nosotros teniamos esa vision.
"un poco de informacion, me concederé eso"
Tiré un poco de mi primo, y terminamos dejando ese callejon en busqueda de algun antro donde pudieran servirles alcohol a un grupo como nosotros.
"JAJA! Qué gracioso!! a mi me parece que si!"
- Creo... - farfullé desviando mi mirada y soltando al drow... pero entonces dijo mi nombre, y me llamó primo. Sonreí de modo demasiado subito dado mi estado anterior, y lo miré. - Soy yo!
"la mayor parte del tiempo"
- No te has equivocado. - estiré mi mano y estreché la suya, agitandola de arriba a abajo en este reencuentro extraño. Su nombre era tan raro como el mío. Cosa de la familia, supongo - Y tú Crasul...Crasuláceo, verdad? Tus padres te dieron por desaparecido. Debes contarme....
Miré a la mujer, y me puse en guardia pues parecia que iba a sacar algo...pero no era un arma. Era una petaca. FRuncí mi ceño cuando me la ofreció y la tomé. Destapé y olfateé el interior. No parecia haber rastro de veneno asi que le pegué un trago, y luego eché un chorro de ella en el suelo para que la marmota pudiese beber y bajarse el sindrome de abstinencia. Sobra decir que el animal se lanzó al charco a lamerlo. Suspiré y le di dos cigarrillos a la mujer rubia.
-Nelyan...creo que ya lo has oido pero yo me llamo Dyospiros. Puedes dejarlo en...Dyos.... - subitamente parecia amargado de nuevo, desaparecida mi desconfianza del momento de antes al olfatear la petaca, o la sonrisa rara de alegria breve al confirmar que aquel drow gordito era un primo largo tiempo atras perdido. Debía recordarme a mi mismo una cosa: que no tenia derecho a alegrarme ni a sentir alivio después del mal que había hecho.
- Vamos... no tengas miedo. Te contaré sobre Szyraenk. Y veremos de que va esta mujer. Me recuerda un poco a las drow de las ciudades subterráneas. Se mueve igual. - apunté, señalandole a mi primo como Neylan se movia como un gato con las caderas para un lado y para otro, puesto que habia echado a andar delante de nosotros teniamos esa vision.
"un poco de informacion, me concederé eso"
Tiré un poco de mi primo, y terminamos dejando ese callejon en busqueda de algun antro donde pudieran servirles alcohol a un grupo como nosotros.
Caminamos a altas horas de la madrugada por las calles de Londres, tras abandonar aquella fiesta en el Moulin Noir. Tardamos algo más de lo normal en llegar a la zona de Whitechapel, entre que vamos esquivando calles principales para esquivar patrullas de vigilancia y entre que Juliet ha acabado bebiendo un poco de más y no podemos ir tan rápido. La noche había acabado mejor de lo que empezó, eso desde luego. Al menos habíamos conseguido distraernos un rato y hacer algo tan normal como tomarse algo en un bar con más gente, sin preocupaciones de ningún tipo. Además, lo que hizo Juliet antes de marcharnos fue el mejor cierre de fiesta. De no ser por el alcohol imagino que no se habría animado a besar en público ante las peticiones de los de la Brigada, pero con ese ambiente nos acabamos viniendo arriba los dos. Entre eso y lo del anillo casi parecía una de esas ceremonias de matrimonio, algo con lo que he ido bromeando en algún momento del camino.
- Se supone que ahora viene lo de la noche de bodas. - comento con tono de picardía cuando llegamos frente a la fachada del edificio medio abandonado que tenemos por casa, atrayéndola un poco más hacia mi con la mano que llevaba puesta en su cintura durante el trayecto . - Sólo que en vez de en un hotel es en un piso okupa con yonkis en la puerta. - me encojo de hombros con cara de resignación, andando de nuevo para dirigirnos al portal del edificio. Esquivamos a un par de tipos que nos piden dinero, nada peligroso de lo que preocuparse. - ¿Vas bien para subir las escaleras o te ayudo? - pregunto con una mirada evaluadora para saber si puede subir o no, que son como siete pisos por lo menos.
- Se supone que ahora viene lo de la noche de bodas. - comento con tono de picardía cuando llegamos frente a la fachada del edificio medio abandonado que tenemos por casa, atrayéndola un poco más hacia mi con la mano que llevaba puesta en su cintura durante el trayecto . - Sólo que en vez de en un hotel es en un piso okupa con yonkis en la puerta. - me encojo de hombros con cara de resignación, andando de nuevo para dirigirnos al portal del edificio. Esquivamos a un par de tipos que nos piden dinero, nada peligroso de lo que preocuparse. - ¿Vas bien para subir las escaleras o te ayudo? - pregunto con una mirada evaluadora para saber si puede subir o no, que son como siete pisos por lo menos.
El regreso a casa fue más divertido de lo esperado. Al menos lo fue para ella, que parecía no importarle nada mientras caminaban por las peligrosas calles de Londres. No podía parar de reír con cada broma que se hacían, entre el doble sentido que iba con cada comentario de ella y las bromillas sobre bodas de él, terminó siendo algo memorable y divertido. Aún arrastraba las palabras, culpa del alcohol, pero eso lo hacía aún más divertido cada vez que se sorprendía hablando sin sentido.
¿Qué diceees? Terminaremos vomitando. ¡NOO en NUESTRA noche de bodasss!- Rió cuando creyó que el comentario iba en broma, como todos los anteriores, que ya no distinguía bien entre unos y otros. Aún así, entendió bien cuando el moreno la atrajo hacia él por la cintura.- Creo que podemos hacer algunas travesuras.- Murmuró, esta vez con la voz más baja y grave, una sonrisa en los labios y devolviéndole una mirada de deseo.
Mientras entraban al portal, no pudo evitar que sus manos rozaran de más su trasero, metiéndole mano de manera descarada. Si en el Moulin no le había importado que les vieran, menos ahora.- Voy bien, bien, pero se supone que me tienes que cargar hasta cruzar la puerta, ¿no? Así que andando... Aún hay que decidir si ess de essass veces que tienes sexo violento y destruyes la habitación o essss... más delicado.- Contrario a lo que acababa de pedir, cargarla y eso, subió el primer escalón con paso firme. Cuando iba por el segundo, cayó a la escalera, alcanzando a meter las manos mientras reía a todo pulmón una vez en el suelo.- ¡Creo que tendrá que ser aquí! - Dijo, aún riendo, pero ya boca arriba, recostada en las escaleras. A medida que le veía desde abajo se imaginaba muchas cosas indecentes, que parecían aún más indecentes si las pensaba en la escalera de un edificio tan viejo. Se levantó agarrándose de Reiv y de la pared, ya más en silencio.- O podemos empezar aquí...- Murmuró una vez de pie, sacándose la blusa y tirándola al suelo antes de abrazarse al cuello de Reiv. No tardó demasiado en bajar las manos hasta las de él, atrayéndolas a su cuerpo.- Tócame.- Pidió en voz baja, acercando las manos del moreno a su vientre y subiéndolas hasta sus pechos. Quizás él podía darse cuenta del peligro, de lo precavidos que habían de ser, pero ella no. Había tomado como si no hubiera mañana, y no cabía en su mente algo más que sentir los labios del moreno y sus manos contra su piel.
¿Qué diceees? Terminaremos vomitando. ¡NOO en NUESTRA noche de bodasss!- Rió cuando creyó que el comentario iba en broma, como todos los anteriores, que ya no distinguía bien entre unos y otros. Aún así, entendió bien cuando el moreno la atrajo hacia él por la cintura.- Creo que podemos hacer algunas travesuras.- Murmuró, esta vez con la voz más baja y grave, una sonrisa en los labios y devolviéndole una mirada de deseo.
Mientras entraban al portal, no pudo evitar que sus manos rozaran de más su trasero, metiéndole mano de manera descarada. Si en el Moulin no le había importado que les vieran, menos ahora.- Voy bien, bien, pero se supone que me tienes que cargar hasta cruzar la puerta, ¿no? Así que andando... Aún hay que decidir si ess de essass veces que tienes sexo violento y destruyes la habitación o essss... más delicado.- Contrario a lo que acababa de pedir, cargarla y eso, subió el primer escalón con paso firme. Cuando iba por el segundo, cayó a la escalera, alcanzando a meter las manos mientras reía a todo pulmón una vez en el suelo.- ¡Creo que tendrá que ser aquí! - Dijo, aún riendo, pero ya boca arriba, recostada en las escaleras. A medida que le veía desde abajo se imaginaba muchas cosas indecentes, que parecían aún más indecentes si las pensaba en la escalera de un edificio tan viejo. Se levantó agarrándose de Reiv y de la pared, ya más en silencio.- O podemos empezar aquí...- Murmuró una vez de pie, sacándose la blusa y tirándola al suelo antes de abrazarse al cuello de Reiv. No tardó demasiado en bajar las manos hasta las de él, atrayéndolas a su cuerpo.- Tócame.- Pidió en voz baja, acercando las manos del moreno a su vientre y subiéndolas hasta sus pechos. Quizás él podía darse cuenta del peligro, de lo precavidos que habían de ser, pero ella no. Había tomado como si no hubiera mañana, y no cabía en su mente algo más que sentir los labios del moreno y sus manos contra su piel.
No puedo evitar reír por lo bajo al escuchar los comentarios borrachiles de Juliet, que parece que ha bebido más que en toda su vida. Eso o no está nada acostumbrada. En cualquier caso parece que no va tan mal como ese tipo de borrachos que acaban tirados por la calle. - ¿Qué dices? eso serás tú, yo sé beber con estilo, no acabaré así la noche. - respondo haciéndome el digno cuando dice eso de que acabaríamos vomitando, cosa que me ha pasado más de una vez cuando me he pasado con el alcohol. Para lo que sí que parece estar rauda y veloz es para captar el sentido de lo de la noche de bodas, ya que prácticamente me acaba metiendo ella en el portal, tras echarme mano sin cortarse ni un pelo. Le echo una mirada mitad sorpresa mitad interés en aumento, creo que no había visto esa faceta en ella. Al menos otras veces se ha mostrado un poco más cohibida al principio.
- Eso no se decide, eso surge solo. Tal vez no lleguemos ni a la habitación...o tal vez te duermas a la primera de cambio, o pase lo que has dicho antes de acabar así la "noche de bodas". O tal vez vaya a ser lo de destrozar el cuarto, quién sabe... - divago en un susurro al ver los posibles derroteros que puede tomar el asunto, sin hacer mucho caso a eso de que va bien porque no dura ni un escalón, y además dice que la lleve aunque empiece a andar por su cuenta. Me llevo la palma de la mano a la frente, negando después con la cabeza mientras me agacho al suelo a ayudarla para levantarse, dispuesto a cargarla si es necesario. Pero la pelirroja tiene otras intenciones, aunque sea en la vieja escalera del edificio destartalado en el que vivimos.
La idea me tienta en cuanto se quita la blusa y se abraza a mi cuello un momento, más todavía cuando dirige mis manos por su piel sin ningún tipo de pudor. A partir de ahí le sigo el juego, comenzando a besarla con intensidad mientras bajo una de mis manos hasta sus caderas, haciendo que retroceda lo justo para quedar contra la pared. Por mi continuaría porque realmente quiero, pero la parte más racional me dice que este lugar es peligroso para eso, y tal vez ella mañana se arrepienta si lo hace estando así. Poco a poco me voy refrenando, acabando por separarme de sus labios lentamente. - Tenemos que subir. Esta zona es peligrosa, arriba seguimos, si quieres. - murmuro un poco a regañadientes por ese arranque de responsabilidad que me ha entrado, dejando mi frente apoyada contra la suya. - Vamos, te sujeto.- rodeo su cintura con mi brazo, intentando poner rumbo de nuevo a los pisos que nos quedan, avanzando hacia arriba lentamente para dejar atrás la calle y el oscuro portal.
- Eso no se decide, eso surge solo. Tal vez no lleguemos ni a la habitación...o tal vez te duermas a la primera de cambio, o pase lo que has dicho antes de acabar así la "noche de bodas". O tal vez vaya a ser lo de destrozar el cuarto, quién sabe... - divago en un susurro al ver los posibles derroteros que puede tomar el asunto, sin hacer mucho caso a eso de que va bien porque no dura ni un escalón, y además dice que la lleve aunque empiece a andar por su cuenta. Me llevo la palma de la mano a la frente, negando después con la cabeza mientras me agacho al suelo a ayudarla para levantarse, dispuesto a cargarla si es necesario. Pero la pelirroja tiene otras intenciones, aunque sea en la vieja escalera del edificio destartalado en el que vivimos.
La idea me tienta en cuanto se quita la blusa y se abraza a mi cuello un momento, más todavía cuando dirige mis manos por su piel sin ningún tipo de pudor. A partir de ahí le sigo el juego, comenzando a besarla con intensidad mientras bajo una de mis manos hasta sus caderas, haciendo que retroceda lo justo para quedar contra la pared. Por mi continuaría porque realmente quiero, pero la parte más racional me dice que este lugar es peligroso para eso, y tal vez ella mañana se arrepienta si lo hace estando así. Poco a poco me voy refrenando, acabando por separarme de sus labios lentamente. - Tenemos que subir. Esta zona es peligrosa, arriba seguimos, si quieres. - murmuro un poco a regañadientes por ese arranque de responsabilidad que me ha entrado, dejando mi frente apoyada contra la suya. - Vamos, te sujeto.- rodeo su cintura con mi brazo, intentando poner rumbo de nuevo a los pisos que nos quedan, avanzando hacia arriba lentamente para dejar atrás la calle y el oscuro portal.
La travesura de meterle mano a Reiv rindió los menos esperados frutos, cuando aquella mirada le convenció de que a él le agradaban las sorpresas de ese tipo. Si algo hizo esa mirada fue avivar su lado picante, dejándole también una nalgada en el mismo sitio, que no llevaba la fuerza de su lado, pero sí un intenso deseo de hacerlo de nuevo.
Reiv le empezó a dar muchas vueltas a las cosas, que no se escuchaban mal desde el suelo donde estaba. Pero gracias a Dios le ayudó a levantarse, pues sola no habría podido.- Sí, surge solo, pero nos podemos predisponer para algo más que solo roces. - Murmuró con el infierno ardiendo en su mirada. Las manos de Reiv eran el combustible perfecto para iniciar una fogata, justo ahí, en las escaleras.-Mira, que si recordamos la última vez, eso surgió y no digo que estuvo mal, pero yo estuve muy poco suelta. Cuando la tuvo contra la pared, no tuvo más remedio que corresponder con pasión a aquel desenfrenado momento en que el beso se volvió intenso. El edificio sobre ellos desapareció en su mente, igual que el mundo entero. Lo que no esperó nunca era el moreno separándose de ella, cortando el beso por el peligro del entorno.- Estás más en peligro tú si me sigues dando largas.- Sentenció con la voz agitada por el anterior asalto, bajando sus manos hasta el botón del pantalón de Reiv. No solo no pudo desabrocharlo con sus torpes dedos, sino que tampoco logró bajar el cierre, terminando ofuscada por permitirle ayudarla a subir las escaleras.- ¿Por qué no me quieres besar? ¿Por qué no quieres sexo salvaje? Estoy segura de que soy buena en eso. Seguro que es por la chica del bar.- Preguntó mientras subían de a poco las escaleras, abrazándose de la cintura y pecho del moreno. En el último intento de parecer sexy, terminó por bajar el tirante de su sujetador, dejando el hombro al descubierto, aunque también demasiado expuesta la piel a la mirada de terceros.
Por los próximos tramos de escaleras comenzó a cantar la canción que se había aprendido en el Moulin, la que cantó a todo pulmón aunque la letra iba tan cambiada que parecía irreconocible. Entre estrofa y estrofa, preguntaba algo indecente con total inocencia, sobre todo en tanto a las preferencias sexuales del moreno y sus deseos más ocultos, quizás en una voz demasiado alta para el lugar y el momento. No tardaron en encontrarse con el primer obstáculo, por si las escaleras no eran suficientes.- Hola... ¡HOLA! - Saludó Juliet de manera efusiva a un trío de tios con mala pinta que, sentados en las escaleras claramente se encontraban fumando. No pudo evitar morderse los labios por el antojo que le había dado por probar el cigarro.- ¡Hola! - Saludó de nuevo hasta que uno se dignó a saludar de vuelta, sacándole una gran sonrisa.- ¿Tienen uno extra? ¡Nos acabamos de casar! No, no, de comprometer...! - Por ir saludando, riéndose y mostrando el anillo al tiempo, casi se cae. Alcanzó a detenerse a tiempo, abrazándose de Reiv y haciendo balance con el otro brazo. Aprovechó entonces para agarrar el cigarrillo que le tendían. No era un cilindro perfecto, ni la cosa mejor enrollada del mundo, pero se lo llevó a los labios sin titubear. No se detuvo siquiera a pensar qué tenía dentro. En su mundo aquel acto era perfectamente inocente y aceptable. Terminó por encender el cigarrillo con el mechero que le tendía el que se veía más viejo dentro del grupo, con cara de pocos amigos. Una vez encendido, solo tuvo que respirar hondo y dejar que aquel humo entrara hasta sus pulmones. Le agradaban los cigarros pues así se debía sentir prepararse para lanzar fuego. Quizás no fue buena idea, pues su cuerpo se relajó notablemente. De no haber sido por Reiv, habría terminado en el piso en el acto. Tras soltar el humo unos segundos después, miró a Reiv con una sonrisa en los labios, pasándole el cigarrillo. Nunca le había visto fumar, pero tenía toda la pinta. Soltó a Reiv al instante al verlo.- No sé que es pero ¡JODER! Esto no se consigue en todos lados. - Elogió a los yonkis por la hierba, comenzando a platicar de sus propiedades mientras se sentaba un instante en las escaleras con ellos. Entre el humo y lo que ya se había fumado, las risas no fallaban mientras entraban en confianza.
Reiv le empezó a dar muchas vueltas a las cosas, que no se escuchaban mal desde el suelo donde estaba. Pero gracias a Dios le ayudó a levantarse, pues sola no habría podido.- Sí, surge solo, pero nos podemos predisponer para algo más que solo roces. - Murmuró con el infierno ardiendo en su mirada. Las manos de Reiv eran el combustible perfecto para iniciar una fogata, justo ahí, en las escaleras.-Mira, que si recordamos la última vez, eso surgió y no digo que estuvo mal, pero yo estuve muy poco suelta. Cuando la tuvo contra la pared, no tuvo más remedio que corresponder con pasión a aquel desenfrenado momento en que el beso se volvió intenso. El edificio sobre ellos desapareció en su mente, igual que el mundo entero. Lo que no esperó nunca era el moreno separándose de ella, cortando el beso por el peligro del entorno.- Estás más en peligro tú si me sigues dando largas.- Sentenció con la voz agitada por el anterior asalto, bajando sus manos hasta el botón del pantalón de Reiv. No solo no pudo desabrocharlo con sus torpes dedos, sino que tampoco logró bajar el cierre, terminando ofuscada por permitirle ayudarla a subir las escaleras.- ¿Por qué no me quieres besar? ¿Por qué no quieres sexo salvaje? Estoy segura de que soy buena en eso. Seguro que es por la chica del bar.- Preguntó mientras subían de a poco las escaleras, abrazándose de la cintura y pecho del moreno. En el último intento de parecer sexy, terminó por bajar el tirante de su sujetador, dejando el hombro al descubierto, aunque también demasiado expuesta la piel a la mirada de terceros.
Por los próximos tramos de escaleras comenzó a cantar la canción que se había aprendido en el Moulin, la que cantó a todo pulmón aunque la letra iba tan cambiada que parecía irreconocible. Entre estrofa y estrofa, preguntaba algo indecente con total inocencia, sobre todo en tanto a las preferencias sexuales del moreno y sus deseos más ocultos, quizás en una voz demasiado alta para el lugar y el momento. No tardaron en encontrarse con el primer obstáculo, por si las escaleras no eran suficientes.- Hola... ¡HOLA! - Saludó Juliet de manera efusiva a un trío de tios con mala pinta que, sentados en las escaleras claramente se encontraban fumando. No pudo evitar morderse los labios por el antojo que le había dado por probar el cigarro.- ¡Hola! - Saludó de nuevo hasta que uno se dignó a saludar de vuelta, sacándole una gran sonrisa.- ¿Tienen uno extra? ¡Nos acabamos de casar! No, no, de comprometer...! - Por ir saludando, riéndose y mostrando el anillo al tiempo, casi se cae. Alcanzó a detenerse a tiempo, abrazándose de Reiv y haciendo balance con el otro brazo. Aprovechó entonces para agarrar el cigarrillo que le tendían. No era un cilindro perfecto, ni la cosa mejor enrollada del mundo, pero se lo llevó a los labios sin titubear. No se detuvo siquiera a pensar qué tenía dentro. En su mundo aquel acto era perfectamente inocente y aceptable. Terminó por encender el cigarrillo con el mechero que le tendía el que se veía más viejo dentro del grupo, con cara de pocos amigos. Una vez encendido, solo tuvo que respirar hondo y dejar que aquel humo entrara hasta sus pulmones. Le agradaban los cigarros pues así se debía sentir prepararse para lanzar fuego. Quizás no fue buena idea, pues su cuerpo se relajó notablemente. De no haber sido por Reiv, habría terminado en el piso en el acto. Tras soltar el humo unos segundos después, miró a Reiv con una sonrisa en los labios, pasándole el cigarrillo. Nunca le había visto fumar, pero tenía toda la pinta. Soltó a Reiv al instante al verlo.- No sé que es pero ¡JODER! Esto no se consigue en todos lados. - Elogió a los yonkis por la hierba, comenzando a platicar de sus propiedades mientras se sentaba un instante en las escaleras con ellos. Entre el humo y lo que ya se había fumado, las risas no fallaban mientras entraban en confianza.
Sus intenciones de seguir ahí mismo quedan más que claras cuando va buscando el botón de mi pantalón, aunque no consiga desabrocharlo. Hago un esfuerzo por contenerme después de eso y del beso, alzando una ceja cuando dice que estaré en peligro si le sigo dando largas. - Te estoy haciendo esperar, lo sé, pero así me pillas con más ganas. - bromeo dándomelas de interesante, agachándome un momento al suelo para coger la blusa que ella tiro. No estamos como para ir perdiendo ropa todo el rato, que bastante perdemos ya en cada batalla.
La ascensión por las escaleras resulta mucho más lenta de lo esperado, pues Juliet no se toma muy bien eso de que corte el rollo en mitad del rellano, empezando a pensar cosas que no son. - ¡ Qué va! claro que quiero, y por supuesto que eres buena, es sólo que aquí no podemos bajar la guardia. - trato de explicarle para que entienda que no es por ella o porque yo no quiera, sino porque no estamos en el lugar más seguro del mundo. Eso de intentar hacer de persona responsable cuesta bastante, y más cuando no estás muy convencido de ello. Frunzo el ceño con cara de confusión cuando menciona a la chica del bar, aunque ya no sé a cuál de todas se refiere. - ¿De quién hablas? ¿te han entrado celos repentinos? ¿eh, eh? - le pincho con el dedo en el costado para fastidiarla, subiendo unos cuantos escalones más. Le doy un beso mitad mordisco en el hombro cuando hace eso del tirante, sobresaltándome un poco después ante el efusivo saludo de Juliet a tres tíos con muy malas pintas.
El grupo se encuentra en el siguiente tramo de rellano, más o menos por el 4º piso. Solamente con la nube de humo que tienen alrededor sería suficiente para salir colocado. Ella parece que quiere socializar, contándoles lo de la boda-compromiso- lo que sea que hayamos hecho, pero yo no me fío demasiado y además quiero que se quiten de la escalera para poder seguir subiendo. Sujeto mejor a Juliet, colocándome un poco de lado para protegerla mejor en caso de que a los otros les de por hacer alguna idiotez. - Noo...no pidas, que esta gente luego pide favores de vuelta. - susurro en el oído de Juliet cuando le saca un cigarro al yonki. Sonrío de manera incómoda mientras me pienso si zurrarles para que se quiten, o si optar por la vía diplomática. Son tres contra uno, porque mi compañera no creo que esté para luchar en este momento. - ¿Pero tú fumas? ¿cuántas cosas no sé de ti? - pregunto entornando los ojos al verla dar esa calada. Al final acabo soltando un sonido de resignación cuando me pasa el cigarro, poco convencido de probarlo. Acabo haciéndolo para que no se lo fume ella todo, aunque también podría tirarlo al suelo sin más. - Un momento y nos vamos, tenéis que levantaros y dejarnos subir. - Me entra la tos al inhalar demasiado humo, no aprendí a fumar y tampoco aprenderé a hacerlo ahora.
- Joder...esto está fuerte. - murmuro mientras me recupero del ataque de tos, dando otra calada más que acaba más o menos igual. Al final resulta que no es un momento, sino que pasan bastantes minutos. Ella incluso se sienta con los yonkis como si fuesen coleguis de toda la vida. A mi me entra risa por lo absurdo de la situación, o por la hierba, qué sé yo. - Que nos dejéis pasar, hostias, que si no la escalera se deconstruye y entramos en un bucle espacio-temporal en el que todo se repite hasta el infinito y nunca llegamos arriba. Va, va, que tenemos que celebrar nuestra noche de bodas. - tiro de la mano de Juliet para ayudarla a levantarse, aunque ahora no llevo la cabeza tan lúcida como antes y se me va un poco.
Se quejó por todo el camino de la escalera. Cada cosa que Reiv decía daba para pujar fastidiada porque al final no habían hecho nada y se había quedado esperando. Incluso su fastidiosa pregunta sobre los celos le sacó un quejido.- ¡Daaa, claro! Estoy positivamente segura de que cualquier día pueden venir a pelear por ti y yo las haré pedazos.- Sentenció finalmente, a modo serio. Aún con lo molesto que era Reiv pinchándole los costados, no pudo evitar reírse por el contacto tan repentino con su piel y la sorpresa que le daba escalofríos.
Si bien, la cosa se había enfriado un poco a partir del segundo piso, el mordisco en el hombro arrancó un jadeo de sus labios, deseosa de llegar arriba para poder despojarlo también de sus ropas. No maldijo la hora en que se encontró con los yonkis porque el porro le había gustado, aunque no tenía idea de lo que era. Sobre todo, le gustó la sorpresa de Reiv al verla fumar.-¡Muchas! Si hubieras querido, abajo habrías encontrado algunas de las que no tenías ni idea.- Le dijo, guiñándole, haciéndose la interesante igual que él lo intentaba. No pudo aguantar mucho el misterio, porque verle tosiendo le obligó a reír como posesa.- ¡TE QUEJABAS DE MI AHOGÁNDOME CON EL VODKA! -Dijo casi a gritos, pues ya no medía bien el volumen de sus palabras.
No tardó en encontrar tema en común con los yonkis, que rápidamente empezaron a planear la boda. Había muchos detalles que no habían considerado, que no tenía idea que se hacían en la bodas y que en aquel estado, borracha y colocada, le abrumaban de sobremanera.- ¿Y de dónde voy a sacar un velo de quince metros? Si la reina lo hizo, yo también quiero.- Sentenció justo antes de que Reiv hablara, recordándole que ya se habían casado y que ya no tenían que comprar nada de eso, suspirando aliviada.- Recuérdame no darte nada de fumar. Te pones muy metafísico, por eso no tenemos amigos. Aquí tenemos amigos... Hay que hacer más amigos, ¿siiiiii?- Señaló al trío mala cara que aún con toda la pinta de mala gente habían sido lindos. O eso pensaba. Después de un rato de meditación, tomó la mano de Reiv y se levantó a duras penas, regalándole un beso en los labios profundo y largo mientras alcanzaba la mano donde tenía el porro y se lo quitaba. Le dio otra calada, terminando por reírse cuando exhaló el humo. Como los chicos no se quitaron, tuvo que abrirse camino, pasándole a uno la pierna por encima del hombro hasta que afianzó y logró subir, aunque librándola por poco. No pudo evitar reír mientras lo hacía, pues el yonki juguetón le había cogido por la pierna (de una manera indecorosa que no notó) y casi la hizo caer.- Mañana desayunamos aquí, Fredo. Más vale que hagas algo bueno, que ya me está dando hambre.- Murmuró sin verle y tampoco sin soltar a Reiv. Aún le quedaban algunos pisos por subir y venía con desilusión la escalera. Le jaló de la mano para que él también pasara por encima del yonki #3. Se abrazó a él, procurando ayudarle a pasar, pues tenía la sensación de que ahora no iban a tenerla tan sencillo para subir si él también estaba mareado.
Si bien, la cosa se había enfriado un poco a partir del segundo piso, el mordisco en el hombro arrancó un jadeo de sus labios, deseosa de llegar arriba para poder despojarlo también de sus ropas. No maldijo la hora en que se encontró con los yonkis porque el porro le había gustado, aunque no tenía idea de lo que era. Sobre todo, le gustó la sorpresa de Reiv al verla fumar.-¡Muchas! Si hubieras querido, abajo habrías encontrado algunas de las que no tenías ni idea.- Le dijo, guiñándole, haciéndose la interesante igual que él lo intentaba. No pudo aguantar mucho el misterio, porque verle tosiendo le obligó a reír como posesa.- ¡TE QUEJABAS DE MI AHOGÁNDOME CON EL VODKA! -Dijo casi a gritos, pues ya no medía bien el volumen de sus palabras.
No tardó en encontrar tema en común con los yonkis, que rápidamente empezaron a planear la boda. Había muchos detalles que no habían considerado, que no tenía idea que se hacían en la bodas y que en aquel estado, borracha y colocada, le abrumaban de sobremanera.- ¿Y de dónde voy a sacar un velo de quince metros? Si la reina lo hizo, yo también quiero.- Sentenció justo antes de que Reiv hablara, recordándole que ya se habían casado y que ya no tenían que comprar nada de eso, suspirando aliviada.- Recuérdame no darte nada de fumar. Te pones muy metafísico, por eso no tenemos amigos. Aquí tenemos amigos... Hay que hacer más amigos, ¿siiiiii?- Señaló al trío mala cara que aún con toda la pinta de mala gente habían sido lindos. O eso pensaba. Después de un rato de meditación, tomó la mano de Reiv y se levantó a duras penas, regalándole un beso en los labios profundo y largo mientras alcanzaba la mano donde tenía el porro y se lo quitaba. Le dio otra calada, terminando por reírse cuando exhaló el humo. Como los chicos no se quitaron, tuvo que abrirse camino, pasándole a uno la pierna por encima del hombro hasta que afianzó y logró subir, aunque librándola por poco. No pudo evitar reír mientras lo hacía, pues el yonki juguetón le había cogido por la pierna (de una manera indecorosa que no notó) y casi la hizo caer.- Mañana desayunamos aquí, Fredo. Más vale que hagas algo bueno, que ya me está dando hambre.- Murmuró sin verle y tampoco sin soltar a Reiv. Aún le quedaban algunos pisos por subir y venía con desilusión la escalera. Le jaló de la mano para que él también pasara por encima del yonki #3. Se abrazó a él, procurando ayudarle a pasar, pues tenía la sensación de que ahora no iban a tenerla tan sencillo para subir si él también estaba mareado.
Tomo apunte mental de eso de que Juliet se enfrentaría a sus contrincantes si vuelven, haciéndolas pedazos. La escena se me hace muy cómica si me la imagino en modo dragón, atacando modo salvaje. Creo que debería hacer un dibujo de ello y pegarlo en el frigorífico. También tomo apunte de eso de las sorpresas que me he perdido por pararla cuando estábamos abajo, echándole una mirada que parece decir que tendrá que enseñármelo más pronto que tarde.
El karma vuelve hacia mí en forma de burla, es cierto que me reí de ella por su reacción al vodka, y ahora a ella le toca reírse de mí por lo mal que llevo eso de fumar. Murmuro por lo bajo lo mismo que ella dice, pero cambiando por la letra i todas las vocales. No sé si llega a oírlo, con lo que ha gritado es probable que mi frase haya quedado en segundo plano. La escena se vuelve surrealista por momentos, hemos acabado fumando en la escalera con tres yonkarras que se unen a planear la boda, incluso uno de ellos cuenta cómo fue la suya, de un modo tragicómico que raya el esperpento. - Un velo tan largo sólo arrastra basura de la calle...esa reina era una idiota. Por eso la monarquía se fue a la mierda cuando empezó todo esto. - sigo a lo mío, dando alguna que otra calada más a la cosa esa porque ya de perdidos al río. Mientras los escucho hablar tarareo la vieja canción de God Save the Queen, haciendo hincapié en la parte de There's no future. Vuelvo a prestar atención cuando Juliet me acusa de metafísico.
- Oye, que yo si tengo amigos...- me defiendo como un crío al que le están acusando de algo, intentando decir el nombre de algún amigo para hacerlo creíble. En realidad sólo se me vienen a la cabeza los nombres de algunas chicas que fueron medio ligues medio amigas, mitad y mitad. - Joder...qué triste. Es verdad. Cuando estaba con los ministeriales tenía como un compañero loco sádico que a saber qué fue de él. Y ya. - niego con la cabeza a eso de que aquí tenemos amigos, todavía no voy tan mal como para aceptar compañías peores que yo. Supongo que Juliet tampoco tenía amigos, porque para qué encariñarse con nadie si luego tenía que matarlos en el coliseo. Me quedo empanado con ese pensamiento y con lo poco que he fumado, sólo espabilando cuando ella se me lanza con ese beso, pasando por fin de la hierba regalo.
Los plastas de la escalera no se quitan, obligándonos al final a pasar por encima de ellos de manera bastante incómoda, haciéndonos casi caer. Juliet no parece darse cuenta del tío que le agarra la pierna, pero yo si lo hago. - ¡Eh, gilipollas! suelta, que casi la tiras.- le reprendo por ser un mano larga, pegando un empujón con mi propia pierna para que deje más paso. No sé si le dará por seguirnos o no, porque al menos con Juliet han quedado en buenos términos, programando un desayuno y todo. Bufo un poco harto de los yonkis, que al principio me habían hecho algo de gracia, pero luego ya no. Intento avanzar más rápido que antes, aunque mi estabilidad ha empeorado después de la parada de la escalera. Ahora si uno se cae probablemente arrastre al otro. - Me malinfluencias...yo antes era una persona decente. Seguro que esto lo aprendiste de tu tío el promiscuo. - me quejo de manera exagerada como si yo fuese un ejemplo a seguir, obviamente exagerando. - No, en serio, ¿a quién se le ocurre ir dando pociones de esas en cualquier situación? - recuerdo con algo de vergüenza cuando le dio a Juliet el Té de la Luna, ahí conmigo delante. Poco a poco seguimos avanzando por la escalera, aunque sea apoyándome en el pasamanos mientras la rodeo a ella por la cintura. Por la escalera se escuchan ruidos, aunque no sabría decir si ha decidido seguirnos alguno o si es alguna de las típicas ratas de escalera. Por suerte ya sólo queda un piso más para estar por fin en casa.
El karma vuelve hacia mí en forma de burla, es cierto que me reí de ella por su reacción al vodka, y ahora a ella le toca reírse de mí por lo mal que llevo eso de fumar. Murmuro por lo bajo lo mismo que ella dice, pero cambiando por la letra i todas las vocales. No sé si llega a oírlo, con lo que ha gritado es probable que mi frase haya quedado en segundo plano. La escena se vuelve surrealista por momentos, hemos acabado fumando en la escalera con tres yonkarras que se unen a planear la boda, incluso uno de ellos cuenta cómo fue la suya, de un modo tragicómico que raya el esperpento. - Un velo tan largo sólo arrastra basura de la calle...esa reina era una idiota. Por eso la monarquía se fue a la mierda cuando empezó todo esto. - sigo a lo mío, dando alguna que otra calada más a la cosa esa porque ya de perdidos al río. Mientras los escucho hablar tarareo la vieja canción de God Save the Queen, haciendo hincapié en la parte de There's no future. Vuelvo a prestar atención cuando Juliet me acusa de metafísico.
- Oye, que yo si tengo amigos...- me defiendo como un crío al que le están acusando de algo, intentando decir el nombre de algún amigo para hacerlo creíble. En realidad sólo se me vienen a la cabeza los nombres de algunas chicas que fueron medio ligues medio amigas, mitad y mitad. - Joder...qué triste. Es verdad. Cuando estaba con los ministeriales tenía como un compañero loco sádico que a saber qué fue de él. Y ya. - niego con la cabeza a eso de que aquí tenemos amigos, todavía no voy tan mal como para aceptar compañías peores que yo. Supongo que Juliet tampoco tenía amigos, porque para qué encariñarse con nadie si luego tenía que matarlos en el coliseo. Me quedo empanado con ese pensamiento y con lo poco que he fumado, sólo espabilando cuando ella se me lanza con ese beso, pasando por fin de la hierba regalo.
Los plastas de la escalera no se quitan, obligándonos al final a pasar por encima de ellos de manera bastante incómoda, haciéndonos casi caer. Juliet no parece darse cuenta del tío que le agarra la pierna, pero yo si lo hago. - ¡Eh, gilipollas! suelta, que casi la tiras.- le reprendo por ser un mano larga, pegando un empujón con mi propia pierna para que deje más paso. No sé si le dará por seguirnos o no, porque al menos con Juliet han quedado en buenos términos, programando un desayuno y todo. Bufo un poco harto de los yonkis, que al principio me habían hecho algo de gracia, pero luego ya no. Intento avanzar más rápido que antes, aunque mi estabilidad ha empeorado después de la parada de la escalera. Ahora si uno se cae probablemente arrastre al otro. - Me malinfluencias...yo antes era una persona decente. Seguro que esto lo aprendiste de tu tío el promiscuo. - me quejo de manera exagerada como si yo fuese un ejemplo a seguir, obviamente exagerando. - No, en serio, ¿a quién se le ocurre ir dando pociones de esas en cualquier situación? - recuerdo con algo de vergüenza cuando le dio a Juliet el Té de la Luna, ahí conmigo delante. Poco a poco seguimos avanzando por la escalera, aunque sea apoyándome en el pasamanos mientras la rodeo a ella por la cintura. Por la escalera se escuchan ruidos, aunque no sabría decir si ha decidido seguirnos alguno o si es alguna de las típicas ratas de escalera. Por suerte ya sólo queda un piso más para estar por fin en casa.
Rió y rió y rió mientras le veía toser como desaforido por el humo del cigarro. Volvió a reír y reír cada vez, importándole poco si le llegaban a escuchar el resto de los vecinos. Seguro que nadie se metía con los yonkis, solo ellos eran los rarunos.- ¡No arruines mi boda! - Le pidió a Reiv cuando inició dando sus contras a lo del velo largo. Ya lo había pensado, pero parecía que el moreno ponía sus palabras en vivas visiones.
No tardó mucho en caerle la bomba de que ninguno de los dos tenía amigos. Asintió a lo de "que triste" cuando lo dijo, al mismo tiempo que los yonkis lo hacían, escuchando comprensivos la historia que el moreno contaba sobre su compañero loco. Tras el beso, le dejó un abrazo de comprensión.- Aceptarlo es el primer paso.- ¿O era la negación? Igual los tres yonkis volvieron a asentir al unísono, tan tranquilos como drogados. Al final fue cuestión de abrir camino, aunque no sin antes Reiv ir soltando golpes por ahí.- ¡Te digo que no tenemos amigos y lo primero que haces es golpearlos!- Reprimió a Reiv, dándole un golpe en el brazo. Algo suave, pero que bastó para que los yonkis calmaran los ánimos y no les siguieran en lo que les quedaba escalera arriba.
Mientras subían, tarareaba ahora una alegre cancioncilla italiana que había aprendido en su época, dando una que otra calada a su cigarrillo. Le quedaba una calada o dos cuando le pasó el porro a Reiv. Tristemente, se había ido tan rápido y fácil como llegó.- ¿Cuándo haz sido tu decente? ¿Te recuerdo que te fuiste a emborrachar y a buscar chicas al burdel ese? ¿Eh, eh? - Le picó las costillas como había hecho él unos pisos más abajo, cuando le había entrado aquel indicio de celos.- Cuéntame lo más indecente que haz hecho.- Preguntó, mirando como les quedaba todavía un piso por subir. Sentía que las piernas iban a arrancársele solas y se irían rodando escaleras abajo. Era difícil sostenerse mutuamente.-Mira que disfrutaste esa poción. Eres un quejumbroso. Y si no mal recuerdo, parecías muy divertido cuando me viste tan avergonzada por aquella cosa.- Reclamó mientras subía los últimos escalones, llegando por fin a la puerta. No tenía idea de que estuviera tan alto en el edificio, pues normalmente no subían las escaleras. Ahora, frente a la puerta que tanto había sido anunciada, la verdad es que se sentía un poco extraña. Había dicho muchas cosas mientras subían, y ahora no sabía si tenía la energía y el ánimo para cumplirlas todas. Se abrazó con más fuerza a Reiv mientras estaban frente a la puerta, recostando su cabeza en el hombro del moreno.- Te quiero. Prometo ser la mejor esposa que hayas tenido en toda la vida. Dejaré la bebida, trataré de ser más femenina y ya no besaré a tu hermano, porque sé que te molesta. Nos conseguiré un gato, y una planta, podrás conseguir trabajo de electricista o algo así, y haremos un bonito hogar... Con seis hijos... y el gato.- Suspiró profundamente tras ver su vida reflejada en aquella puesta, levantando el rostro para besar los labios del moreno con tranquilidad. Al menos por ahora, ese era el plan.
No tardó mucho en caerle la bomba de que ninguno de los dos tenía amigos. Asintió a lo de "que triste" cuando lo dijo, al mismo tiempo que los yonkis lo hacían, escuchando comprensivos la historia que el moreno contaba sobre su compañero loco. Tras el beso, le dejó un abrazo de comprensión.- Aceptarlo es el primer paso.- ¿O era la negación? Igual los tres yonkis volvieron a asentir al unísono, tan tranquilos como drogados. Al final fue cuestión de abrir camino, aunque no sin antes Reiv ir soltando golpes por ahí.- ¡Te digo que no tenemos amigos y lo primero que haces es golpearlos!- Reprimió a Reiv, dándole un golpe en el brazo. Algo suave, pero que bastó para que los yonkis calmaran los ánimos y no les siguieran en lo que les quedaba escalera arriba.
Mientras subían, tarareaba ahora una alegre cancioncilla italiana que había aprendido en su época, dando una que otra calada a su cigarrillo. Le quedaba una calada o dos cuando le pasó el porro a Reiv. Tristemente, se había ido tan rápido y fácil como llegó.- ¿Cuándo haz sido tu decente? ¿Te recuerdo que te fuiste a emborrachar y a buscar chicas al burdel ese? ¿Eh, eh? - Le picó las costillas como había hecho él unos pisos más abajo, cuando le había entrado aquel indicio de celos.- Cuéntame lo más indecente que haz hecho.- Preguntó, mirando como les quedaba todavía un piso por subir. Sentía que las piernas iban a arrancársele solas y se irían rodando escaleras abajo. Era difícil sostenerse mutuamente.-Mira que disfrutaste esa poción. Eres un quejumbroso. Y si no mal recuerdo, parecías muy divertido cuando me viste tan avergonzada por aquella cosa.- Reclamó mientras subía los últimos escalones, llegando por fin a la puerta. No tenía idea de que estuviera tan alto en el edificio, pues normalmente no subían las escaleras. Ahora, frente a la puerta que tanto había sido anunciada, la verdad es que se sentía un poco extraña. Había dicho muchas cosas mientras subían, y ahora no sabía si tenía la energía y el ánimo para cumplirlas todas. Se abrazó con más fuerza a Reiv mientras estaban frente a la puerta, recostando su cabeza en el hombro del moreno.- Te quiero. Prometo ser la mejor esposa que hayas tenido en toda la vida. Dejaré la bebida, trataré de ser más femenina y ya no besaré a tu hermano, porque sé que te molesta. Nos conseguiré un gato, y una planta, podrás conseguir trabajo de electricista o algo así, y haremos un bonito hogar... Con seis hijos... y el gato.- Suspiró profundamente tras ver su vida reflejada en aquella puesta, levantando el rostro para besar los labios del moreno con tranquilidad. Al menos por ahora, ese era el plan.
El pequeño grupo de ejecutores formado por Morgana, Nathan y yo llegamos a una de las zonas de peor renombre de Londres, Jack the Ripper. El orden de busqueda empezaba por los suburbios y tabernas frecuentadas por seres magicos, la cosa era que debiamos ser rapidos y efectivos para que no corriera la voz. Habiamos llegado con dos vehiculos, una furgona grande blindada para el transporte de posibles presos y un jeep armado, y un par de soldados de soporte que quedarian a la conduccion de los vehiculos.
- Cuanto menos tiempo les demos para que se reorganicen tras el primer palo que les demos, mejor. Veremos a cuantos malechores pillamos aqui hoy...si nos cargamos a alguno de estos parias tampoco creo que los echen mucho en falta, y menos trabajo. Armas preparadas?
Esperé confirmacion de compañeros y luego, nos pusimos a avanzar por la calle. Cabe decir que eran muchos los que ante nuestra vision se escondian en sus portales de mierda. Yo empecé a escanear al personal visible con la dominator, sus escaneres me indicarian que tipo de sujetos eran y en caso de reconocimiento facial, si eran personas buscadas.
- Tu, el de ahi, quieto. Si te mueves te vuelo la cabeza. Date la vuelta que pueda verte. Asi... - puso las manos en altas y se giro a nosotros. Lo escanee con la dominator y me indicó que era un sujeto magico con algunos delitos menores, como robos y disturbios - Hm. - hice un ruido tipo gruñido y disparé el arma contra él en modo paralizador. Fue divertido verlo intentar defenderse y no poder. Cuando cayó al suelo fui a arrastrarlo para meterlo a la furgona, ya habiamos cazado a uno, pero quedaban muchos mas. - Manos a la obra
- Cuanto menos tiempo les demos para que se reorganicen tras el primer palo que les demos, mejor. Veremos a cuantos malechores pillamos aqui hoy...si nos cargamos a alguno de estos parias tampoco creo que los echen mucho en falta, y menos trabajo. Armas preparadas?
Esperé confirmacion de compañeros y luego, nos pusimos a avanzar por la calle. Cabe decir que eran muchos los que ante nuestra vision se escondian en sus portales de mierda. Yo empecé a escanear al personal visible con la dominator, sus escaneres me indicarian que tipo de sujetos eran y en caso de reconocimiento facial, si eran personas buscadas.
- Tu, el de ahi, quieto. Si te mueves te vuelo la cabeza. Date la vuelta que pueda verte. Asi... - puso las manos en altas y se giro a nosotros. Lo escanee con la dominator y me indicó que era un sujeto magico con algunos delitos menores, como robos y disturbios - Hm. - hice un ruido tipo gruñido y disparé el arma contra él en modo paralizador. Fue divertido verlo intentar defenderse y no poder. Cuando cayó al suelo fui a arrastrarlo para meterlo a la furgona, ya habiamos cazado a uno, pero quedaban muchos mas. - Manos a la obra
Desciendo del vehículo tras Jed, dejando a Nathan salir después de mí. Durante el trayecto no hemos hablado demasiado, quitando los detalles de las zonas a cubrir y modos de actuación cuando encontremos a los que buscamos. Las órdenes del cerdo de O'Connell son las de detener a todos aquellos que hayan tenido altercados con la Alianza, además de aquellos de raza mágica que se nieguen a aceptar una sumisión pacífica. Todo el asunto de agruparlos en guetos sería para esos últimos, aunque yo creo que a la larga sólo dará problemas y lo mejor sería eliminarlos a todos. Yo si pudiese ya me habría largado lejos de aquí, lejos de la tiranía del ejército que nos esclaviza.
- No puede ser tan difícil, muchos van pobremente armados, y sin su magia no valen una mierda
Preparo mi pistola por lo que pueda pasar, dejando que Jed se encargue de capturar al primer tipo que pillamos en la calle. No le ha hecho ni una sola pregunta, ha sido fácil. Miro alrededor con desagrado, el lugar es un nido de pobreza y delincuencia, creo que tendremos mucho trabajo aquí.
- Tal vez tengan pisos francos en este lugar, o incluso arsenales de armas u otros suministros útiles para guardar por aquí. ¿Cómo lo hacemos? ¿vamos juntos calle por calle y bloque por bloque o nos separamos?
- No puede ser tan difícil, muchos van pobremente armados, y sin su magia no valen una mierda
Preparo mi pistola por lo que pueda pasar, dejando que Jed se encargue de capturar al primer tipo que pillamos en la calle. No le ha hecho ni una sola pregunta, ha sido fácil. Miro alrededor con desagrado, el lugar es un nido de pobreza y delincuencia, creo que tendremos mucho trabajo aquí.
- Tal vez tengan pisos francos en este lugar, o incluso arsenales de armas u otros suministros útiles para guardar por aquí. ¿Cómo lo hacemos? ¿vamos juntos calle por calle y bloque por bloque o nos separamos?
Aún sin salir del jeep el chasquido que el arma hace al cargarse demuestra que, efectivamente, estaba listo. Como ha dicho Morgana, ninguno de los presentes hemos hablado mucho, la verdad es que tampoco son los más elocuentes del ejército y, en mi caso, está visto que es mejor decir las cosas justas y necesarias. Al menos si estás en presencias de gente afín a la Alianza. Esa gente tiene oídos y ojos en todas partes...
El jeep nos deja en uno de esos suburbios de Londres en los que, si directamente se amurallaba podría ser perfectamente el clásico gueto nido de pulgas. Desde el asunto de mi familia no había estado en la capital, no tenía ganas. Y la verdad es que ahora mismo tampoco, pero había que reconocer que el asunto de que los magos no tuviesen magia era una oportunidad que no podíamos desperdiciar, aunque las órdenes fuesen de Éamon. Él y su estúpida guerra por su poder...
-Si nos separamos y nos tienden una emboscada seremos carne de cañón para esos indeseables- Respondo a Morgana, apoyando el arma asignada para la misión en mi hombro (muy de película) y siguiendo a Jed en la detención del primer mago. -Éamon no quiere que dejemos títere con cabeza. Abogo por llevarnos a todo ser viviente, que sean los científicos los que hagan la criba de quién es o no mágico. Así no se nos escapa alguno que no esté fichado- "Y si arrestamos a alguien normal lo devolverán pronto, que sea Éamon el que de las explicaciones pertinentes" Abro de una patada uno de esos portales en los que algún cobardica se ha escondido, apuntándole con la pistola desde la entrada. De haber un puntero láser en la pistola estaría directamente apuntando al entrecejo del sujeto -Y tú, ¿de qué te escondías?- Como está tirado en el suelo cual gallina le cojo de la pechera y le saco fuera para registrarle. Nada interesante, pero como yo no tengo el acceso a la identificación personal por ser un noob, espero que mis otros compañeros decidan qué hacer con él o si es amigo o enemigo.
El jeep nos deja en uno de esos suburbios de Londres en los que, si directamente se amurallaba podría ser perfectamente el clásico gueto nido de pulgas. Desde el asunto de mi familia no había estado en la capital, no tenía ganas. Y la verdad es que ahora mismo tampoco, pero había que reconocer que el asunto de que los magos no tuviesen magia era una oportunidad que no podíamos desperdiciar, aunque las órdenes fuesen de Éamon. Él y su estúpida guerra por su poder...
-Si nos separamos y nos tienden una emboscada seremos carne de cañón para esos indeseables- Respondo a Morgana, apoyando el arma asignada para la misión en mi hombro (muy de película) y siguiendo a Jed en la detención del primer mago. -Éamon no quiere que dejemos títere con cabeza. Abogo por llevarnos a todo ser viviente, que sean los científicos los que hagan la criba de quién es o no mágico. Así no se nos escapa alguno que no esté fichado- "Y si arrestamos a alguien normal lo devolverán pronto, que sea Éamon el que de las explicaciones pertinentes" Abro de una patada uno de esos portales en los que algún cobardica se ha escondido, apuntándole con la pistola desde la entrada. De haber un puntero láser en la pistola estaría directamente apuntando al entrecejo del sujeto -Y tú, ¿de qué te escondías?- Como está tirado en el suelo cual gallina le cojo de la pechera y le saco fuera para registrarle. Nada interesante, pero como yo no tengo el acceso a la identificación personal por ser un noob, espero que mis otros compañeros decidan qué hacer con él o si es amigo o enemigo.
- Es probable. -respondi a Morgana. Seguramente tenian pisos francos, lugares donde se escondian o guardaban algunas armas . - Entraremos a comprobarlo y a reventarles los garitos... permaneceremos en bloque, es lo mejor. Tampoco hay que confiarse, si nos vemos muy superados en numero puede ser comprometer la mision
Nathan vino a decir lo mismo que yo asi que la decision de permanecer en grupo estaba tomada
-Todos los que nos quepan en la furgona... - respondi con cierta sorna.
Entramos a lo burro en uno de los bloques, Nathan detuvo a uno. Lo escaneé con la dominator pero este no estaba en el registro. Chasqueé la lengua...la unica putada de que no hubiese magia, es que si no los teniamos ya en el registro de criminales por habernos topado con ellos anteriormente, no podiamos saber si tenian magia o que. - No está en el registro. - le disparé de todos modos en modo paralizador, ya que con ese status de no criminal, no me dejaba poner el arma en modo destructor - Nathan, no te han activado el escaner de la dominator? menuda gilipollez.
"igual es que el tio no sabe usarla aun..."
Continuamos avanzando por el edificio. Estaba petado de yonkis. Subimos las escaleras, encontrandonos con varios ahi. Escaneé a dos, en fracciones de segundo. A uno lo paralicé en cuanto lo escaneé, y el otro, que emprendió acciones violentas contra nosotros, acabó con el pecho atravesado por el laser del arma.
Nathan vino a decir lo mismo que yo asi que la decision de permanecer en grupo estaba tomada
-Todos los que nos quepan en la furgona... - respondi con cierta sorna.
Entramos a lo burro en uno de los bloques, Nathan detuvo a uno. Lo escaneé con la dominator pero este no estaba en el registro. Chasqueé la lengua...la unica putada de que no hubiese magia, es que si no los teniamos ya en el registro de criminales por habernos topado con ellos anteriormente, no podiamos saber si tenian magia o que. - No está en el registro. - le disparé de todos modos en modo paralizador, ya que con ese status de no criminal, no me dejaba poner el arma en modo destructor - Nathan, no te han activado el escaner de la dominator? menuda gilipollez.
"igual es que el tio no sabe usarla aun..."
Continuamos avanzando por el edificio. Estaba petado de yonkis. Subimos las escaleras, encontrandonos con varios ahi. Escaneé a dos, en fracciones de segundo. A uno lo paralicé en cuanto lo escaneé, y el otro, que emprendió acciones violentas contra nosotros, acabó con el pecho atravesado por el laser del arma.
El golpe en el brazo que me suelta Juliet parece reprimir las ganas de protestar de los tiraos de la escalera, que toman eso como regañina suficiente. Si hubiesen sido más violentos eso no habría bastado, probablemente. Yo sigo en mis trece de que no quiero esos amigos, así que por el camino le voy proponiendo a Juliet otros modos de hacer amigos, como ir a más sitios con gente normal, poner una escuela de entrenar dragones o un negocio chungo de fabricación de armas ilegales y curas clandestinas con pociones de regalo. Divago por un rato más, acabando por quedarme en la cabeza con el ritmo de la canción italiana que va cantando. Otra cosa que no sabía, aunque tiene sentido, teniendo en cuenta el tiempo que pasó allí. A veces pienso que ella tiene más cosas que enseñarme a mí que yo a ella, o que al menos son conocimientos más interesantes. - Tenemos que hacer intercambio de conocimientos un día de estos, recuérdamelo. - murmuro distraído segundos antes de que me haga otro recordatorio, lo del burdel.
- Nooo, eso no fue así. Fui a emborracharme, pero no buscaba a nadie. Llegue allí y me encontré una fiesta de lo más rara, con gente haciendo citas rápidas en mesas. Pero ahí fui muy decente, que lo sepas. Me emborraché, me hice amigo de un dragón y acabé pegándome con el ruso de los renegados, Tolstoi. - sobre lo más indecente que he hecho creo que lo tengo claro, aunque cuando lo hice no era consciente de lo que estaba haciendo. La verdad es que me da cosa contárselo, que yo sepa nunca lo he dejado caer ni nada. Tampoco quiero mentirle, y supongo que un día de estos tendré que decirle. - Uff...si yo te contara. Creo que por hoy sería demasiada información, mejor otro día, es una larga historia. - reconozco que sí disfrute de esa poción que me dice después, asintiendo con media sonrisa. Ella exteriorizó más su vergüenza, cosa que yo disimulé mejor al debatirme entre esa misma vergüenza y la gracia que me hacia los surrealista de la situación. - El único que no se avergonzó fue tu tío, seguro que se fue partiéndose de risa cuando se fue. - tras un par de minutos más por fin terminamos de subir a pie los siete pisos, que nos han costado más de la cuenta entre la parada de antes y demás. Nos detenemos ambos un momento frente a la puerta de mi piso, aprovechando para descansar y tener un momento de intimidad, permaneciendo abrazados durante varios segundos. Las palabras de Juliet parecen completamente sinceras, sobre todo si se tiene en cuenta eso de que los borrachos y los niños siempre dicen la verdad. Tal vez sólo sea lo que ella cree que está bien o le gustaría que sucediese, o una mezcla de ambas. Esto empieza a parecerse a unos votos de boda de verdad, debería pensar unos buenos para mí. - No hace falta que hagas nada de eso. Sé como quieras y haz lo que quieras. Quitando lo del hermano, eso sí, Johan fuera, que es muy entrometido. - murmuro entornando los ojos un momento, suavizando la expresión después. Lo de los seis hijos me ha asustado un poco, he de reconocerlo. No sé casi ni cuidarme yo mismo, como para cuidar a alguna cosa pequeña que no sea una mascota-dragón. - Yo ya te quiero como eres, compañera. Pasemos de la planta, gatos y electricistas, ya encontraremos nuestro camino aunque no sea de los más normales. No sé si sabríamos... estaremos bien mientras permanezcamos juntos
- nos fundimos en un beso largo y dedicado, que sólo se interrumpe cuando de repente la alzo en brazos para atravesar así con ella el umbral de la puerta del piso, cerrando al entrar y dejando atrás la escalera.
- Nooo, eso no fue así. Fui a emborracharme, pero no buscaba a nadie. Llegue allí y me encontré una fiesta de lo más rara, con gente haciendo citas rápidas en mesas. Pero ahí fui muy decente, que lo sepas. Me emborraché, me hice amigo de un dragón y acabé pegándome con el ruso de los renegados, Tolstoi. - sobre lo más indecente que he hecho creo que lo tengo claro, aunque cuando lo hice no era consciente de lo que estaba haciendo. La verdad es que me da cosa contárselo, que yo sepa nunca lo he dejado caer ni nada. Tampoco quiero mentirle, y supongo que un día de estos tendré que decirle. - Uff...si yo te contara. Creo que por hoy sería demasiada información, mejor otro día, es una larga historia. - reconozco que sí disfrute de esa poción que me dice después, asintiendo con media sonrisa. Ella exteriorizó más su vergüenza, cosa que yo disimulé mejor al debatirme entre esa misma vergüenza y la gracia que me hacia los surrealista de la situación. - El único que no se avergonzó fue tu tío, seguro que se fue partiéndose de risa cuando se fue. - tras un par de minutos más por fin terminamos de subir a pie los siete pisos, que nos han costado más de la cuenta entre la parada de antes y demás. Nos detenemos ambos un momento frente a la puerta de mi piso, aprovechando para descansar y tener un momento de intimidad, permaneciendo abrazados durante varios segundos. Las palabras de Juliet parecen completamente sinceras, sobre todo si se tiene en cuenta eso de que los borrachos y los niños siempre dicen la verdad. Tal vez sólo sea lo que ella cree que está bien o le gustaría que sucediese, o una mezcla de ambas. Esto empieza a parecerse a unos votos de boda de verdad, debería pensar unos buenos para mí. - No hace falta que hagas nada de eso. Sé como quieras y haz lo que quieras. Quitando lo del hermano, eso sí, Johan fuera, que es muy entrometido. - murmuro entornando los ojos un momento, suavizando la expresión después. Lo de los seis hijos me ha asustado un poco, he de reconocerlo. No sé casi ni cuidarme yo mismo, como para cuidar a alguna cosa pequeña que no sea una mascota-dragón. - Yo ya te quiero como eres, compañera. Pasemos de la planta, gatos y electricistas, ya encontraremos nuestro camino aunque no sea de los más normales. No sé si sabríamos... estaremos bien mientras permanezcamos juntos
- nos fundimos en un beso largo y dedicado, que sólo se interrumpe cuando de repente la alzo en brazos para atravesar así con ella el umbral de la puerta del piso, cerrando al entrar y dejando atrás la escalera.
Reed Draven
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Había pasado un tiempo esperando instrucciones de su mentor. Seguían siendo las mismas, mantenerse ocupado sin llamar la atención. Parecía que el vejestorio quería secarle de quicio con eso de esperar. Así ocupaba su tiempo, rondando por las calles, los bares y burdeles. Entretenido por allá y por acá molestando a la gente o entreteniéndose con ella. En ocasiones disparó a un par de personas que rondaban a lo lejos simplemente para verles correr alterados.
Londres no era lo que se había imaginado, mucho menos lo que recordaba. Aún no había pisado China Town, que era el lugar que tenia más claro en su cabeza. Demasiado tiempo allí con su padre.
Lo más interesante de aquellas semanas era la reciente pérdida de magia repentina. Le fastidiaba tener que andar a todos sitios, volar era mucho más divertido y despejaba su mente. El maestro dijo que investigaría sobre aquello pero que parecía que no era cosa únicamente de Reed. Por lo menos estaría en las mismas condiciones que el resto del mundo, aunque solía contar con el factor probabilidad de su parte y ahora lo extrañaba.
Fumaba con lentitud, tratando de aclarar los pensamientos que siempre se mezclaban en su cabeza. Al salir de la callejuela observó unos coches con el motor en marcha. Resultaba extraño, nunca habia mucho movimiento de vehículos por la zona, en general por Londres entero. Los pocos coches que había visto estaban más bien destrozados o eran antiguos. Aquellos de la calle parecían en buenas condiciones. Observó desde la esquina y divisó unas sombras a través de los cristales. Fuesen quienes fuesen ahí estaban esperando a alguien más.
Aspiró el humo con intensidad y soltó el cigarro a un lado. Sus ojos se entrecerraron tratando de ponerle cara a una de las sombras. Sin haberlo pensado su mano ya se había encargado de quitar el seguro de una de sus pistolas y se encontró apuntando a la sombra del Jeep. Calculando la profundidad de campo, tensando los músculos del brazo y soltando el aire retenido con suavidad ,para efectuar un disparo preciso.
"Tal vez no es la mejor de las ideas pero..."
Desvió la vista justo antes de disparar. Otras tres figuras andaban cerca de un portal. Uno de ellos llevaba a un tipo prácticamente inconsciente. Lo introdujo en el furgón y entraron en el portal los tres. Se oyó un disparo.
" ¿se están llevando a la gente?"
Bajó el arma y su ceño se arrugó unos instantes. Observó de nuevo los vehículos y después buscó algo de apoyo alrededor. No había ni un alma. Lo primero que se le pasó por la cabeza fue disparar y ya está. A la mierda los refuerzos!Además no conocía a nadie por allí y tampoco le importaba una mierda que se llevasen a unos cuantos yonkis sin nombre. Su pie dio un paso atrás buscando la seguridad de la pared del edificio que le ocultaba.
La probabilidad no estaba de su parte. Nunca se había enfrentado a nadie sin ella y bueno... no era tan gilipollas como para enfrentarse 5 contra uno en esas condiciones. Cogió aire apoyando la cabeza en la pared. Si quería seguir jodiendo a la gente debía buscar gente con quien poder joderla.
-Menuda putada...
Londres no era lo que se había imaginado, mucho menos lo que recordaba. Aún no había pisado China Town, que era el lugar que tenia más claro en su cabeza. Demasiado tiempo allí con su padre.
Lo más interesante de aquellas semanas era la reciente pérdida de magia repentina. Le fastidiaba tener que andar a todos sitios, volar era mucho más divertido y despejaba su mente. El maestro dijo que investigaría sobre aquello pero que parecía que no era cosa únicamente de Reed. Por lo menos estaría en las mismas condiciones que el resto del mundo, aunque solía contar con el factor probabilidad de su parte y ahora lo extrañaba.
Fumaba con lentitud, tratando de aclarar los pensamientos que siempre se mezclaban en su cabeza. Al salir de la callejuela observó unos coches con el motor en marcha. Resultaba extraño, nunca habia mucho movimiento de vehículos por la zona, en general por Londres entero. Los pocos coches que había visto estaban más bien destrozados o eran antiguos. Aquellos de la calle parecían en buenas condiciones. Observó desde la esquina y divisó unas sombras a través de los cristales. Fuesen quienes fuesen ahí estaban esperando a alguien más.
Aspiró el humo con intensidad y soltó el cigarro a un lado. Sus ojos se entrecerraron tratando de ponerle cara a una de las sombras. Sin haberlo pensado su mano ya se había encargado de quitar el seguro de una de sus pistolas y se encontró apuntando a la sombra del Jeep. Calculando la profundidad de campo, tensando los músculos del brazo y soltando el aire retenido con suavidad ,para efectuar un disparo preciso.
"Tal vez no es la mejor de las ideas pero..."
Desvió la vista justo antes de disparar. Otras tres figuras andaban cerca de un portal. Uno de ellos llevaba a un tipo prácticamente inconsciente. Lo introdujo en el furgón y entraron en el portal los tres. Se oyó un disparo.
" ¿se están llevando a la gente?"
Bajó el arma y su ceño se arrugó unos instantes. Observó de nuevo los vehículos y después buscó algo de apoyo alrededor. No había ni un alma. Lo primero que se le pasó por la cabeza fue disparar y ya está. A la mierda los refuerzos!Además no conocía a nadie por allí y tampoco le importaba una mierda que se llevasen a unos cuantos yonkis sin nombre. Su pie dio un paso atrás buscando la seguridad de la pared del edificio que le ocultaba.
La probabilidad no estaba de su parte. Nunca se había enfrentado a nadie sin ella y bueno... no era tan gilipollas como para enfrentarse 5 contra uno en esas condiciones. Cogió aire apoyando la cabeza en la pared. Si quería seguir jodiendo a la gente debía buscar gente con quien poder joderla.
-Menuda putada...
Contenido patrocinado
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.