Castillo de Edimburgo

- Las pelirrojas y la cordura no os lleváis bien, no hagas falsas promesas. - le dije entretenido, aunque hablando mas para mi mismo, mientras subiamos la colina aquella que llevaba al castillo. No llegué a reirme por lo del regalo de la nieve que les dejó en la reunion a los politicos, pero mis hombros se sacudieron levemente por una especie de risa sardonica contenida.

"Dudo que les haya hecho gracia"

-Oh, touché. - la dragona manejaba bien la ironía. Eso pensé cuando me dijo que al Black que toleraba precisamente era Reiv. Habiamos avanzado ya bastante y la muralla se veia mucho mas cerca.

Escuché a Juliet, que parecía una excelente psicóloga, psicoanalista, o lo que fuera. Para ser un dragon, era bastante empática, la jodida... la escuché y dejé pasar unos cuantos segundos antes de hablar.

-Entiendo a Reiv.

"nos parecemos demasiado."

- Eso no quiere decir que nos sea facil tolerarnos el uno al otro. Mas bien imposible

"primero tendría que saber como aguantarme a mi mismo..."

-En fin... que todo eso de escuchar sin juzgar está genial.... Johan es bueno en eso. Hubo un tiempo en el que yo quería matarlo sabes? Pero de verdad. - cuando llegamos al punto mas cercano de la muralla que podiamos alcanzar, me detuve. -Pero es tan jodidamente...noble para algunas cosas.... de algun modo consiguieron hacerme cambiar de idea.

Me detuve y la miré, se habia quedado paralizada mirando hacia algun lugar. Estaba alucinando ya? Asentí y segui caminando buscando un buen sitio. Habian unos matorrales que ocultaban unas rocas pequeñas que formaban un pequeño hueco en la colina. Protegerían al dron del mal tiempo, los animales y de las miradas indeseadas. Lo coloqué ahi, lo tapé un poco y lo encendí, comprobando luego por mi pantalla portátil que emitiese la señal de la camara. Tuve que moverla un poco para que enfocase mejor hacia el camino de la puerta principal de la entrada. Atisbé un poco a nuestro alrededor, sin ver a nadie.

-Esto está listo. Y no veo movimiento por los alrededores.

"joder..."

La miré a ella, que parecia algo pálida y ojerosa. Me mordí un momento el labio inferior, pensando, y luego miré otra vez hacia el castillo.
- Vete con Mooshie.

Sonrió rápidamente al escucharle.- Se ve que conoces bien a las pelirrojas...- Soltó tras su pequeña broma. Realmente quería saber que había detrás de él y la tal Erika, quizás si lo picaba lo suficiente podría lograr algún avance. Después de todo, si ella había 'amenazado' con hablar después, lo mejor era no tener sorpresas de por medio.

Sonrió al ver que el contrario era de los que apreciaban la ironía. Cuando dijo que entendía a Reiv, solo pudo contestar.- Lo sé.- Murmuró en un susurro, para luego asentir de nuevo con aquello de que eran imposibles el uno para el otro. Había maneras entre ambos, ligeras actitudes que les hacía bastante similares. Sobre todo que eran bastante hostiles en un primer contacto, que no les gustaba deberle nada a nadie, entre algunas cosas más. Entenderles era una cosa, y que se entendieran entre sí ayudaba, pero de eso a que se tuvieran empatía era un paso demasiado distinto.- Es muy difícil empatizar con uno mismo... Quererse, perdonarse... Pero cuando se logra, solo esperan cosas buenas.- Susurró tratando de animarle un poco, pues no todo entre ellos tenía que ser un mal trago.

Y a pesar de que había descrito relativamente bien a Reiv, el moreno tenía palabras más acertadas para Johan. Se podía identificar bien con quererlo matar, pues también le pasó por unos tres minutos cuando le conoció de malas. Y aquello de ser tan noble, sonaba bastante como algo que él era.- Ahora que lo recuerdo, Johan me debe un baile y un trago. Me llevó a un bar el día que lo conocí. Es tan abierto, tan persuasivo y... atrayente.- Su voz era más baja a medida que las palabras salían sin pensarlas demasiado. Y a pesar de que llevaba una conversación más o menos coherente, había perdido un poco la sensación de avance a medida que llegaban a la muralla. Todo parecía tan cercano y tan lejano.

Se mantuvo cerca mientras el dron era escondido y comprobado. Volvió a sentir el escalofrío, lo que la puso a temblar un momento, pero no quiso voltear de nuevo. No quería ver aquello de nuevo nunca más. Se abrazó el torso, procurando no voltear, pero agudizando el oído todo lo que podía. Solo escuchaba el viento y los copos de nieve cayendo al suelo. De vez en cuando, el paso unísono de cientos de personas la hacía temblar, aunque aún estimaba que se encontraban lejos.

Su respiración era muy profunda y pesada. Había comenzado a sudar detrás del cuello y por la linea de la espina dorsal, pero aún se sentía entera como para negarse a peticiones estúpidas.- No. No planeo dejarte aquí solo a que hagas cosas estúpidas. No ves la barrera, pero cubre todo el castillo. Va a matarte o algo si la tocas...

No te dejaré, ellos van a matarte...

Aquel último susurro le había tomado por sorpresa, pues se refería claramente a quienes se encontraban a sus espaldas, y no era algo que había decidido decir abiertamente.- Solo date prisa. Reiv me sentenció que vendría por nosotros si tardábamos demasiado.- No verle debería ser suficiente motivación. Se acercó un poco más a él, viendo al lado de su hombro la pantalla. Parecía que funcionaba, aunque no se veía el moreno satisfecho.- ¿Cómo te llamas? - Preguntó, pues no estaba del todo segura de saber el nombre del hombre con quien volaría sobre un dragón negro. Sonaba a locura más de lo que era.

Mi descanso en el laboratorio se ve interrumpido de manera súbita al escuchar que llaman a la puerta, momento en el que me levanto sobresaltado, incorporándome de golpe en la camilla en la que me había tendido para recuperarme. Puede que esos ladrones malnacidos hayan decidido seguirme hasta aquí para rematarme, pero dudo que hayan podido entrar puesto que son enemigos y la guarida está protegida. La voz que pregunta me resulta muy familiar, casi juraría que es una voz amiga...

- ¿Lorelai? - pregunto en voz alta mientras me levanto de la camilla, caminando hacia la puerta del laboratorio. Dudo durante unos segundos, sin saber si abrir o no, que después de lo sucedido con los ladrones ya no me fío de nadie. Además,todavía no estoy curado del todo como para pelear en condiciones si vienen a por mí, así que echo mano de una jeringuilla con anestesia que me meto en el bolsillo, por si acaso no es ella y tengo que dormirla. Por fin abro la puerta, abriendo mucho los ojos por la sorpresa de verla de vuelta y además acompañada. Reconozco el rostro del chico que la acompaña, debe ser el niño probeta que creamos hace algún tiempo, que ha crecido de manera acelerada tal y como dispusimos. Me quedo durante unos segundos sin palabras, no sé muy bien qué decir, y eso no es habitual en mí. Por un lado me alegro de volver a ver a mi socia, pero por otro no entiendo por qué se marchó.

- ¿Dónde te habías metido? Te busqué por todos lados, no sabía si te había pasado algo, si te habías buscado otro socio...no esperaba que volvieras. - hay cierto tono de resentimiento en mis palabras, aunque no quiera reconocerlo. - ¿Y por qué has vuelto ahora? ¿has venido a dejar al crío ahora que ya está crecidito y en la edad del pavo? los experimentos no deberían tener de eso. - suelto sin importarme que nuestro hijo esté delante, pues no lo considero un individuo como tal. Les hago un gesto para que entren al laboratorio, cerrando la puerta con llave en cuanto lo hacen.

- Al menos llegas en buen momento. Me acaban de dar una paliza y seguro que quieren venir a rematarme. No se puede hacer negocios con esos idiotas de la Resistencia. Al menos la Alianza cumple lo que promete.


-----------
PS: 87

-Nunca conoces bien a una pelirroja, esa es otra cosa. - puntualicé a la frase de Juliet, arrugando un tanto la nariz. Bueno, quiza se trataba de que estaba demasiado obsesionado con tratar de comprender a una en concreto, y cuando creia que lo tenia, se escapaba de mis manos como arena.

No respondí una sola palabra acerca de que era dificil empatizar con uno mismo, porque aquello empezaba por perdonarse. y eso era algo de lo que yo parecía incapaz todavia. Demasiada sangre y demasiados errores. Lo peor de aquello es que era perfectamente consciente, pero incapaz aun así. De modo que no respondi, dejé que el silencio lo dijese todo.

Sólo la miré cuando dejamos de hablar en cosas que me rozaban tan de cerca en lo personal, y hablamos de Johan.

"Un baile y un trago?"

- Y ahora que lo recuerdo...le diste un beso antes de la batalla. ¿Cómo que a mi no me diste uno? - le dije con media sonrisa. Sabía perfectamente por qué se lo habia dado a Johan y a mi no. Seria posible que le interesase el Black? Ah, touché. Me lo confirmó su ultima palabra, "atrayente". Me reí un poco por lo bajo de modo algo burlón, mirandola de reojo y seguí a lo mio. En el fondo, Thalos Draven no podía evitar ser bastante cotilla, ya lo demostré cuando destapé aquel asunto de los magos reeducados a base de meter el hocico donde no me llamaban.

Con el dron colocado, el unico problema restante era la cabezonería de la dragona. ¿Por qué ninguna pelirroja me dejaba hacer cosas estupidas?

-Tsk...no pienso acercarme a la barrera...solo quedarme cerca del castillo por si veo algo por el dron poder acercarme rapidamente .No puedo desaparecerme, deberia confiar en una buena carrera por parte de mis piernas, en la cercanía y ya. Tú no puedes quedarte, estás temblando, y yo no puedo dejar que este asunto con lo que sabe el cientifico se extienda demasiado en el tiempo porque será mas peligroso.

Su pregunta acerca de mi nombre me pillo desprevenido, y alcé una ceja. Pero luego le extendí mi mano para un apreton, presentarnos como era debido.

-Thalos Draven. ¿Tú? -no lo tenía claro, tampoco. Aproveché, para llevar una mano a su frente, evidentemente ardía, y de no ser por el sudor habria pensado que era cosa de ser un dragon, pero no. Aquellos ojos tambien indicaban fiebre. Decidí acompañarla hasta bajar la colina donde estaba mooshie, luego, ya veriamos... yo no pensaba irme.

-Está bien, bajemos.

Nada más llegar ya me suelta el primer zasca, esos a los que tan acostumbrado estaba y que eran algo casi cotidiano. No sé ni qué he pronunciado mal, la verdad, recién despertado y con resaca de paliza puedo haber dicho cualquier cosa. - No seas quisquillosa, al menos no he dicho el nombre de otra. - de eso estoy bastante seguro. Alzo las cejas un poco escéptico cuando me dice que se fue a Alemania a criar a nuestro hijo, lo que responde la pregunta de dónde ha estado todo este tiempo, además de saber que ha estado con asuntos legales de lo de su búsqueda y captura. Ha sido una imprudencia ir para allá, ahora que Alemania ya no pertenece a los ministeriales, sino a la Alianza.

- Así que al final le has cogido cariño al crío e incluso a mí, por eso vuelves, porque soy irremplazable. - sonrío de manera ególatra, mirando de reojo al chaval que tenemos por hijo mientras éste se va a colocar las maletas, según le ordena su madre. Verlo tan obediente me hace pensar que lo de la sumisión funciona muy bien en el experimento que creamos, y el hecho de que haya crecido rápido y bien prueba que tuvimos éxito. Por mi parte no he podido cogerle cariño, no es más que eso, un experimento. Por fin nos quedamos a solas para hablar tranquilamente, o más bien recibir piropos por su parte tales como "aspecto deplorable" y demás.

- Ya, ya lo sé. Iba a timar a esos idiotas con un Juramento Inquebrantable a cambio de darles algo que necesitaban, pero acabaron devolviéndome la jugada. Y mejor que lo críes tú, a mí déjamelo únicamente para hacerle algunas pruebas y comprobar sus avances, sólo para eso. - acabo aceptando con reticencia, asintiendo para que me cure. Da igual, ella ha empezado antes de que le de mi consentimiento. Bufo y luego suelto una breve risa de resignación, dejando que me revise. - Al menos pude curarme las quemaduras que me hicieron, pero debo tener alguna costilla rota por los golpes. Ya se curarán solas. Ahora vamos a ponernos al día, y... primero quiero saber si me han seguido hasta aquí, mirar fuera del castillo. Luego podremos hablar de nuevos proyectos

Nos gusta el misterio, no revelamos todo a la primera...- Aunque sabía bien que lo que hablaba lo decía de Erika, por lo que decidió que, si ya estaban hablando de ello, lo menos que podía hacer era irse sin rodeos.- Entonces dime, ¿qué tan fuerte fue el abrazo que le diste a esa pelirroja? - Preguntó, siguiendo claramente la mentira que él había dicho antes cuando preguntó por qué olía tanto a ella.

Y aunque al parecer no le gustaba demasiado hablar sobre él mismo, quizás en otro momento podrían contarse sus historias. Tampoco ella era muy abierta a decir lo que había tenido que hacer para salir con vida del Coliseo, pero quizás algo podía agregar a manera de ayuda en alguna otra ocasión. Con un fuerte suspiro y otro escalofrío,se mantuvo firme y plantada en tierra cuando escuchó la pregunta del contrario.

No pudo sino esbozar una sonrisa ladina cuando se detuvo a pensar en lo que había hecho durante la batalla y la manera que el moreno tenía de decirlo.- No estaba segura de que Erika no me mataría si lo hacía. Pero si quieres uno, no tengo inconveniente. - Murmuró encogiéndose de hombros, con una sonrisa de suficiencia. Estaba segura de que los labios que él deseaba eran los de otra pelirroja, a la que no había visto desde aquella vez.- Y no fue un beso entero... me acobardé.- Admitió, aún insegura de que hubiera sido realmente eso, mirando el horizonte donde se erguía el castillo. No le había visto antes con propiedad, y dejando de lado que solo lo veía para evitar la mirada del moreno, podía afirmar que las construcciones grandes siempre se veían imponentes a ojos de humano, no tanto así en su forma dragón.

Aún no quería voltear colina abajo. Si bien no escuchaba nada por el momento, temía que aún debía quedar algo por ahí. Alguna pierna amputada o un arma ensangrentada que la sacarían de quicio, y no estaba aún lista para perder la razón por completo.

- Eres tan obstinado como Reiv. Ya sé que no te voy a sacar de tus ideas, pero tienes que entender que no siempre tienes la mejor solución para todo y quedarte solo ciertamente no es buena idea. Por eso mismo estamos aquí en primer lugar, porque él no pudo poner la venganza por debajo del bien común. No quiero que tu te pongas por encima de esta tontería. Ya lo mataremos alguna otra vez, ahora lo que urge es sacarlos a todos del hospital.- "Y conseguir una maldita dosis de la vacuna"

Suspiró fuertemente, estrechando su mano cuando le dijo su nombre.- Juliet Bennett. No vayas por ahí diciéndolo, supongo que sabes que no me gusta que sea del dominio público.- Suspiró de nuevo. Aquellos suspiros comenzaban a hacerse involuntarios. Respiró profundo, lo más que pudo, con tal de recomponerse. Si él había aceptado irse del lugar, lo mejor era hacerle caso mientras podía. Permitió que el contrario posara su mano en la frente. Tenía la sensación que ninguno de los dos eran muy de contacto físico con otras personas, pero no resultaba del todo incómodo. Parecía, después de todo, que no habían hecho malas migas.

Cerró los ojos y giró rápidamente. Todos ellos seguían ahí, igual de inmóviles que la última vez que había volteado. Dio un paso cuesta abajo, provocándolos un poco para ver si podían bajar. Parecía que no se movían ni respiraban. Dio un paso más, abrazándose a sí misma. Tomando confianza. Al menos la suficiente para comenzar a caminar un poco más rápido. Realmente parecían inmóviles, y a medida que se acercaba podía reconocer lo que eran. Reconocía las heridas, las amputaciones, sobre todo las caras, pues la última vez que les había visto fue cuando cavaba la tumba de cada uno en el Coliseo.

Recordaba bien las caras y las asociaba directamente con cada herida. Pero de alguna manera, no parecían tan amenazadores como la última vez que les vio. Fuera, en las blancas praderas y en las colinas empinadas, sabía que ninguno de ellos sería rival para ella, y que no tendrían por qué serlo. Era una lección de humildad y a la vez una manera de inflarle el ego, hasta que recordó que, de nueva cuenta, no sería un dragón contra cientos de humanos, sino un humano contra un ejército.

Tomó la mano de Thalos. No quería despegarse de él por si cambiaba de idea. Si alguien iba a ayudarle a matarlos a todos de nuevo, sería él. Seguro que no tendría problemas. A pesar de su determinación, de que el campo no fuera su territorio y de mil cosas más que estaban en contra, siguió bajando. Y a la vez tomó su daga de atrás del tobillo, para empuñarla en la mano, con la mirada fija en la base de la colina. Dos bajaban, pero no estaba segura de que fueran los dos mismos que habían subido, con la misma claridad en la cabeza.

Juliet se atrevió a lanzar una pregunta mas directa y personal de las hechas hasta el momento, que aunque realizada de modo metaforico...bueno, cualquier idiota con dos dedos de frente habria entendido a que se referia la dragona con exactitud.

- Muy fuerte. Demasiado.

"volvería a hacerlo"

"sería mala idea"

-Pero tengo la costumbre de estropear las cosas. - sonreí de lado, me encogí de hombros y zanjé el asunto, arrugando mi ceño. -No es una historia que quieras oir mientras empiezas a delirar por la fiebre, en serio. Aunque creo que sé por qué Erika te dijo que ya hablariais mas tarde -bajé la voz para decirle eso como un secreto, aunque no tuviese nada de eso. -Ella no te mataría porque me dieras un beso. Me mataría a mi en todo caso.

Me rei por su beso no entero por el cual se habia acobardado. Sabria Juliet que estaba Johan casado? Bueno, no era algo que tuviera que decirlo yo. Que se encargase el Black, no iba a meter mis hocicos en sus asuntos mas allá de simplemente...enterarme. -Muy mal. Hay que ir a por todas.

Rodé la mirada cuando me comparó con Reiv aunque en algo habia acertado. Haberle respondido "ya lo sé, pero fui entrenado para matar magos, y en un uno a uno con una buena estrategia puedo hacerlo" no habria conseguido que su confianza conmigo aumentase. De todos modos, por qué me interesaba ganarme su confianza....? El caso es que no respondí nada precipitado.

-Joder, todos los dragones piensan tanto y le dan tantas vueltas a todo como tu? Lo mio no es una venganza, no tengo nada personal contra Tobías. Sólo pretendo hacer mi trabajo.

Eso era cierto. Aunque habia jodido mucho a los renegados, y no me caia bien, a mi , en particular....ni fu ni fa. Me estrechó la mano y me dijo su nombre, aunque no era uno que quisiera que se fuera publicando a los cuatro vientos. -Pues tendré que buscarte un mote. No puede ser pelirroja, lo siento.... -hice como que me lo pensaba un momento. -Spyro, que te parece Spyro?

Empezamos pues a bajar. Yo guardé la pantalla de momento, y con esa misma mano, saqué mi pistola .Con ella sin magia, mas valia tener un arma a mano. A veces la miraba de reojo, pues me daba la sensacion de que miraba con mucha firmeza a algo que habia frente a nosotros que solo era capaz ella de ver. Delirios, probablemente. Aquel pasado del que me habia hablado. Me sorprendió que me agarrase la mano. ¿Un ancla a la realidad? No se lo negué. Comprendia la necesidad de alguien por saberse atado a la realidad cuando tu cabeza va a la deriva entre las nieblas y los fantasmas del pasado. Le di un apretón fuerte, viendo que ella tambien habia sacado un arma.

Estábamos proximos a llegar al lugar donde se quedó Mooshie, solo que a saber donde se habia metido.Le silbé de nuevo, esperando que no tardase en aparecer de nuevo por aquí.
-Si os sirve de consuelo, yo habría hecho lo mismo con el científico.

No había detectado nada que pareciera sexual reciente en el olor de ambos, pero sabía que había tensión entre los dos. Lo había visto. La gente no pelea porque si. Y siempre que había posibilidad de meterse con una persona, era más divertido intentarlo. A pesar de que trató de hacerlo lo más seria posible, no pudo evitar sonreír al final cuando escuchó que le había abrazado muy fuerte. Aquello debía ser una historia dramática y de lo más pasional, si tenía a un par de testarudos como protagonistas.

¿Estropear? - Escuchó el resto de lo que tenía que decir, y aunque la chispa se le había apagado en algún momento, todo aquello solo incendiaba su curiosidad.- Entonces, si tu lo estropeaste y ella te mataría si alguien más te besara... Eso dice muchas cosas.- Quizás no todas buenas, pero ciertamente parecía algo que se podía salvar, como un amor de telenovela en el que el hombre se va a resolver sus asuntos y luego vuelve a casarse. Aunque no era la clase de persona que animaba a otras a ir por el amor de sus vidas. No cuando ella misma había rechazado propuestas por miedo.

Ir a por todas con un hombre que, según Tobías, tiene una esposa pero que, según yo, al menos no la ha tenido en un buen tiempo. Es una contradicción total.- Susurró observando las actitudes del moreno. Quería captar ese segundo de incomodidad o sorpresa, quería saber la verdad por sus gestos, no una mentira por sus labios, si es que planeaba mentir o algo similar.

Sonrió cínicamente cuando prácticamente le dijo que se callara y dejara de molestar.- No, no lo creo. Y solo tengo 21, imagínate cuando tenga trescientos...- Dijo con una sonrisa ladina, un poco quebrada por lo que veía al pie de la montaña mientras trataba de mantener el buen humor.- Pero cuando tienes que estar callada mucho tiempo, o dejas callada tu mente o aprendes a observar. Llega un punto en que comienzas a pensar cosas coherentes si sigues el segundo camino. Y tu trabajo no es hacer que te capturen para experimentos.- Finalizó.- En realidad, no tengo idea de lo que hacen los renegados cuando no hay una batalla gigante o un virus esparcido.- Si había una manera de entender las cosas por alguien que hablara con franqueza, era preguntar en aquel mismo instante.

Su rostro se curvó en una mueca extraña. ¿Spyro? - ¿Spyro? ¿Eso no suena a algo con fuego? Soy de hielo... ¿No tienes otro mote? - Sonrió con ligereza, aunque no le importaba demasiado el sobrenombre. No al menos como para ponerse firme con ello. Si ella ya había escogido mote para él, al menos después no podría reclamar.

No tardó en sentir el apretón de manos mientras llegaban al lugar donde dejaron a Mooshie y él llamaba al joven dragón. Parpadeó un par de veces, saliendo de la ilusión al sonido del silbido. Era casi como una hipnosis. La gigantesca multitud ya no se encontraba a faldas de la colina, y no había rastro de ellos en ningún lugar. Ni piernas amputadas ni espadas olvidadas. Solo nieve, plana y llana nieve que caía esponjosa desde el cielo. La claridad de la nieve le dio un poco de cordura para encajar algo que no era una total locura. Después de todo, se habían abrazado 'demasiado' fuerte.- Tu... Tienes un niño, ¿verdad? Te vi recogiéndolo en la base el día de la batalla...

Y mientras Mooshie aparecía, se acercó unos pasos al lugar donde había dejado sangre con anterioridad. Se había cubierto enteramente y ahora parecía solo un poco rosa, lo que le alegraba. Que el hielo cubriera la tierra y borrara sus cicatrices. Y aunque la tos había parado y las alucinaciones se habían desvanecido, tenía la sensación de que eso no era del todo una buena señal.


130 - 30 (se me pasaron) = 100 PS

Mi socia me lanza una de esas miradas de las suyas tan fulminantes como para matarte en el sitio, y si no la conociera diría que está celosa. Obviamente no me he relacionado con nadie últimamente, es muy difícil encontrar compañía que esté a mi altura intelectualmente, y a las que podría ser compañía suelo darles algo así como miedo, tal vez por esas tonterías de asociarme con un tipo sin escrúpulos ni valores morales como los suyos. Tampoco puede decirse que tenga amigos, Heydar desapareció desde su trauma con el torneo Ourboros, no sé nada de él, y el científico japonés que utilicé debe haber muerto por alguna zanja.

- Ninguna que merezca la pena, en serio. - aquello pretende ser un cumplido, aunque no suene como tal. Al observar al crío leyendo pienso que nos ha salido todo culto y formal, siento cierto orgullo porque no sea un cani del mundo mágico. - Entonces...¿sabe casi toda la verdad? ¿cómo se lo tomo, tiene emociones como nosotros, cómo son sus conversaciones o comportamiento? necesito anotarlo todo en el cuaderno del proyecto. - atraigo hacia mi un cuaderno con diagramas del proceso, pasándoselo a Lorelei para que anote lo que quiera. - Lo has educado muy bien entonces... sería curioso probar los límites con los cuales puede llegar a descontrolarse, algo así como una prueba para futuros proyectos. - lo cierto es que en este momento no puedo sentir pena por la idea de probarlo como una simple cobaya, me puede la curiosidad y olvido tomarlo como un ser vivo que además es hijo nuestro por su material genético. Niego con la cabeza pensando que si se encariña demasiado puede haber problemas si pasa algo, emitiendo un leve quejido cuando me reajusta las costillas con el hechizo. Me llevo la mano al lugar magullado, con cara de molestia, aunque se lo agradezco por lo bajo.

- Ah sí...evitar que se haga viejo rápido. Tengo algo para eso...del encargo que hice para el ruso. Elixir de la vida eterna. Pero necesitaremos más piedras filosofales para seguir produciendo. Y el método para hacerlas ya sabes que no es muy ortodoxo...- vidas. Vidas humanas a cambio de crear una piedra. No es como para estar haciendo todos los días, levantaría sospechas. Bufo cuando decide no ayudarme con mi problemilla de posible persecución por parte de los idiotas de los renegados, así que voy al armario para hacerme con un arsenal de pociones, saliendo del laboratorio. - Si me matan pesará en tu conciencia, y podría ser un fantasma muy siniestro, que lo sepas. - marcho hacia los pasillos con ventanas al exterior, observando desde allí. Oteo el horizonte en busca de señales, ejércitos, espías...hasta que doy con el odioso del parche y la sádica del hielo. Me han seguido hasta aquí...pero lo que no saben es que yo he delatado su posición. No pueden entrar, y yo no quiero salir, así que atacaré desde lejos. Cojo de mi bolsillo un frasco de Saliva de rey demonio, una poción que convierte a la gente en piedra cuando la beben o se arrojan sobre la piel. Cargo en mi fiel cerbatana un pequeño dardo, asomándome por la ventana para arrojarla desde allí, esperando darle a Thalos, objetivo más grande, más fácil de acertar.

El miembro 'Tobías Gutenberg' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

---

'Probabilidad' :

"pues que claro lo ves tú. Yo no se que cosas dice eso"

Así que dejé el tema estar. Quizá le preguntase qué había querido decir con aquello mas adelante, y por una breve mirada de duda que le lancé, debio de quedar claro. Aunque el gesto cambió a uno de leve sorpresa al oirla decir que sabia que estaba casado (por Tobias, precisamente)

-Lo sabias ya? Bueno, eso solo mejora las cosas. No queria meterme pero si ya lo sabes....se llama Josephine. Lleva mas de un año fuera. No tienen apenas contacto.

"una mierda muy rara, desde aquello del hijo...."

-Qué joven eres. Menos mal que cuando tu tengas 300 años ya estaré muerto y no tendré que oir tus filosopolladas. -chasquee mi lengua como indicándole que tenia razon en lo siguiente que decia, sobre acallar la mente o aprender a observar. - Guerra de guerrillas. No podemos permitirnos otro modus operandi. Abastecimiento, reclutamiento, recuperacion de zonas....falta la parte de espionaje, en mi opinión. Está algo abandonada.

Respondí asi a su duda de que hacian los renegados cuando no sobrevivian a virus o hacian masivas peleas en las calles, me habia hecho gracia su modo de enfocarlo. -Spyro es un mote genial. Era un dragón enano muy terco, mira, como tú. Lo del fuego y el hielo son diferencias menores. A no ser que prefieras que te llame...Yetiliett o algo asi.

No, aquello no molaba. Mooshie apareció al poco, a mi silbido, y se paró ante nosotros sacudiendo su cabeza. El dragon extendió sus alas negras listo para recibirnos. -No mas carreras por hoy, colega.

Dejé que ella se acercase primero para que subiera delante. Entonces preguntó por mi hijo.... y recordé que me habia visto con él. No era dificil atar los cabos. -Sí, mío y de Erika. Se llama Reed. Ese enano tiene más magia dentro de él que su madre y yo juntos.... - resoplé, cansino. Sintiendo que deberia estar con él ahora y no "trabajando". Pero ahora estaba con Erika. Al final el mocoso se iba a acabar olvidando de mi... - Un día te....

Dio igual lo que quiera que fuese a decir, porque entonces sentí algo clavarse en mi cuello. Fue jodidamente desagradable y doloroso, por no decir que no era un dardito cualquiera, era de los que se clavaba con vicio. Rapido, llevé una mano dicho dardo y me lo saqué, mirandolo. Alcé la vista al castillo, y luego a Juliet, con cara de muy mala hostia. Fui a decir "hay que ponerse a cubierto!" pero no pude hablar.

"que pasa? que es esto...?"

No recordaba haberme sentido tan agobiado en mi vida. O al menos, en mucho, mucho tiempo. Mi cuello se habia convertido en piedra, razon por la cual no pude hablar. Se extendió hacia el lado de la cara del ojo tuerto, brazos, manos....pude ver mi mano convertirse en piedra alrededor de una pistola, justo antes de que mi ojo bueno fuese convertido tambien en roca, imposibilitando ver mas, hacer mas, respirar, oir.... nada. Pero al menos me las apañe para quedar entre Juliet y el castillo, haciendole de escudo para evitar otros posibles ataques a ciegas que pudieran venir desde alli.

Bueno, claramente el tema de la pelirroja y él ya había ido todo lo profundo que iría ese día. Si, quizás se había pasado con sus suposiciones, pero no se arrepentiría de incomodarle un poco. Después de todo, prácticamente era una desconocida. Algo que no le cuadró fue la cara de sorpresa del contrario cuando dijo aquello sobre la esposa. ¿Él no lo sabía? Se aclaró todo bastante bien cuando el comenzó a hablar.

La sorpresa se la llevó la chica después. Tras asentir a la pregunta, Escuchó su nombre. No recordaba haberlo oído antes de nadie, y quizás que llevara tiempo fuera contribuía un poco a saber por qué no la mencionaban. Pero algo de lo que más le llamó la atención, fue el final de la frase. Levantó las cejas al escucharla, no sabía si por sorpresa o por alivio. Decidió que ya había dicho suficiente también por aquel asunto, así que hizo como si no fuera de su entera importancia y pasó a lo siguiente.

- Eso no es algo agradable de oir.- Gimoteó cuando dijo aquello de estar muerto. Quizás ese era el principal problema de tener amigos en distintas razas. Los humanos morirían sin llegar al siglo y el resto quizás un poco después si todo iba bien. Ponía a pensar en todo el tiempo que había dejado ir desde que había llegado a aquel lugar.

Aunado a su recientemente adquirida incomodidad con la muerte, la respuesta al modus operandi de los renegados no le dejaba de lo más tranquila. Estaban viviendo el día a día cuando necesitaban visión a largo plazo. Por supuesto, era algo difícil de hacer cuando no sabías que comerías al día siguiente. Seguramente la Alianza tendría planes para todo, y aquello solo la hacía dudar un poco más de que estuvieran tomando la decisión correcta en su modo de acción.

¡Yetiliett no! No se si me ofende más eso o que me digas enana y terca.- Puso los ojos en blanco, no pudiendo evitar una sonrisa de lo más divertida. Un poco más alegre cuando Mooshie se acercó a ellos, lo suficiente como para poder hacerle una leve caricia. Se sentía mal de no poder competir con él de nuevo, así que lo guardaría como una promesa para el futuro.

Comenzó a acomodarse sobre el dragón, aprendiendo un poco como usar las correas y dónde iban cuando escuchó música en sus oídos. Finalmente lo sabía, ellos habían tenido un hijo juntos y era el precioso pequeño al que había visto en la base de los renegados. Trató de reprimir una sonrisa, aunque no le salió como esperaba, pues se notaba bastante. Le observó con un poco de ternura, pues le agradaba de sobremanera los finales más o menos felices. Y si tenía tanta magia, tal y como decía, era necesario encausarlo.

De repente, el moreno calló, y observándole sorprendida se dio cuenta de aquello que había estado clavado en su cuello y ahora estaba en sus manos. ¿Thalos, que rayos...? Ante su mirada, el moreno se convirtió en piedra sólida, con aquel pequeño dardo entre los dedos, lo que solo la hizo entrar en pánico por un segundo. Para empeorar las cosas, los pasos de aquel ejército habían vuelto a ser una amenaza. Se acercaban, ahora se acercaban con sus brazos rotos, sus costillas expuestas y las armas ensangrentadas que habían usado muchos años atrás. Sin pensarlo demasiado, buscó entre los bolsillos del moreno hasta que encontró varias monedas comunicadoras. Se guardó una de ellas en el bolsillo y con la que estaba sola, probablemente la de él, tecleó lo más rápido que pudo un mensaje. Cualquiera al que le llegara estaría bien. Un simple "Vamos al hospital y hace falta un buen mago que cure petrificaciones".

No sabía si se enviaría con el nombre de Thalos y creerían que le había pasado algo a la chica, pero al menos estarían advertidos de lo que pasaba. Lo colocó sobre Mooshie como pudo, y desabrochó el cinturón del moreno para abrocharlo a las correas solo para tenerlo más seguro. Después, se ató a si misma y colocó alrededor de él todas las correas que no sabía como usar.

¡Vamos, Mooshie! Con cuidado y a toda velocidad. Sin piruetas, si puedes evitarlo.-  Claramente, él no era el mejor poniendo nombres a dragones. Solo esperaba que no se le cayese durante el trayecto, pues resultaba algo pesado de cargar.

No tardaron mucho en despegar en un vuelo tortuoso donde no podía relajar los músculos ni un instante, pues temía lo peor, caerse o tirar al moreno. La horda comenzó a gritar al ver al dragón alzarse al vuelo, corriendo a su encuentro. Afortunadamente, no hubo retrasos y Mooshie despegó en el momento justo. Al menos en el cielo ya estaban lejos de aquel castillo. Siempre había sabido lo mala idea que era volver a ese lugar.

Mi tiro con la cerbatana acierta de lleno al puñetero Thalos Draven, y habría tirado otro para la pelirroja de no ser porque se da bastante prisa en largarse de allí con él. Maldigo por lo bajo, pensando que he perdido una buena oportunidad para dejarlos a ambos fuera de juego, aunque estoy seguro de que volveré a encontrarlos en algún momento. - Tengo práctica con esto, así que sí...tengo puntería para lo que me interesa. -  Lorelei se acerca en ese momento, posando una mano en mi hombro mientras se asoma también para ver lo que sucede fuera. - Han escapado, demasiado tarde. Pero tenía razón...me han perseguido hasta aquí para venir a joderme, son unos puñeteros y pesados acosadores, Lorelei, es una falta de respeto después de haberme atacado y robado. Cada vez que vengan por aquí ya saben lo que les espera...- y no, la cerbatana no es lo peor que les puede pasar. Me doy la vuelta, poniendo yo ahora una mano en el hombro de Lorelei para invitarla a pasear por el pasillo más cercano, lejos de la mirada inquisitiva de nuestro hijo.

- Parece un buen chaval, no creo que se vuelva en nuestra contra. - comento cuando nos hemos alejado lo suficiente del crío, elogiando de nuevo su labor como educadora por lo que ha hecho con él y lo que le ha contado. Tomo el cuaderno de experimentos que me presta, echando un vistazo a los datos que ha ido anotando.

- Con este nivel de crecimiento podríamos tener un ejército en relativamente poco tiempo. Incluso plantearnos el vender a nivel profesional...un ejército obediente y resistente. Inteligente, pero evitando que se cuestionen cosas que no deben. Por ahora solucionaremos así el tema del envejecimiento prematuro.- noto su incomodidad al hablar de lo que hay que hacer para obtener piedras filosofales, emplear vidas humanas, pero hay mucho indeseable que estará mejor sirviendo de ese modo que viviendo su absurda vida.

-Oh, vamos. Eso ya debería estar superado. Intentaré no coger gente útil, dentro de lo posible. Por suerte todavía tenemos margen de tiempo hasta necesitar las piedras, no te preocupes. Saco un lápiz de mi bata, pasando a una nueva página del cuaderno que me acaba de dar, para anotar lo de controlar envejecimiento de los experimentos. - Veamos...¿Qué más ideas dejamos pendientes antes de tu marcha? - pregunto con un renovado entusiasmo gracias a la vuelta de mi socia, pues sin ella tenía que hablar solo como un loco sobre los planes que tenía en marcha.

Trato de mantener mi sonrisa maquiavélica al mínimo cuando me pregunta en quién estoy pensando para vender ese posible ejército de experimentos creados utilizando un mismo molde genético, lo que vienen siendo clones. Paso mi brazo sobre sus hombros, como si fuese a contarle una larga historia. - Verás querida socia...- aun a riesgo de parecer pedante me apetece bastante eso de volver a llamarla socia. - Las posibilidades son múltiples. Nosotros nos enriquecemos con el conflicto porque tenemos muchos posibles compradores, aunque a veces algunos no respeten las reglas y vengan a joderte...- el cabreo por el engaño de los renegados no se me ha pasado del todo, pero no dejo que eso interfiera ahora en mi discurso.

- Eso sí, hay que mantener un equilibrio que nos impida caer a todos en el caos y la destrucción. Un sostenible "tira y afloja". En principio pensaba en la Alianza...¿qué mejor manera de poder enfrentar a los magos que con clones que controlen los mismos poderes mágicos que ellos manejan?. No tendrían que malgastar vidas de sus propios soldados, sino de productos creados para ellos. Es una oferta tentadora. Por otro lado...- dejo estos pensamientos a medias para escuchar lo que tiene que proponerme, que resulta que termina de complementar lo que acabo de proponer. Bajo el brazo que puse antes en sus hombros, haciendo después un gesto como queriendo decir que me quito el sombrero ante ella.

- Magistral. Crear copias de ellos para romperlos por dentro, desunirlos, hacer que pierdan eso que los ha mantenido hasta ahora...la esencia que tienen los de la Resistencia y de la cual carecían los aurores del Ministerio. Las dos opciones me valen, las de las copias o la de los pobres huerfanitos infiltrados sacando información para nosotros, incluso confundirlos para que vayan a emboscadas. Y la idea final, porque esto en algún momento tendrá que acabar aunque el juego sea divertido....si la Resistencia desaparece como tal y la Alianza tiene esos clones...llegará un momento en el que necesitemos ponernos a nosotros mismos en el centro de todo esto. Introducir algo en su código para que llegado el momento sólo nos obedezcan a nosotros, perpetrar una traición desde dentro que acabe con ellos y sus ansias de predominar sobre los que somos superiores. Serán unos fuegos artificiales que merecerá la pena ver...¿quieres orquestarlos conmigo? - la sola idea de iniciar todo el asunto hace que mis dorados ojos bullan con impaciencia y ambición, visualizar el momento del gran chasco para todos y del triunfo de nuestros proyectos. La hegemonía de los magos, aquella que persiguen los Blood Keepers, podría estar más cerca de lo que parece. En cuanto a nuestros proyectos a medias a mi también me cuesta acordarme, por eso siempre llevo un pequeño y ajado cuaderno de cuero en el bolsillo en el que suelo apuntar en líneas generales las ideas que me vienen. Leo las anotaciones con mala letra que hay por varias páginas, mostrando a Lorelei el cuaderno.

- Resumiendo lo de antes de que te marchases...bah...el proyecto Lebensborn ya está hecho, el emperador de Rusia ya se llevó a los críos. No creo que le sirviese de mucho, puesto que no se han oído más noticias de él. Ah, mira, el proyecto inhibidores de magia. Esto también se lo vendimos a él, tanto con el material antimagia genético de aquellos gemelos como la máquina inhibidora que le dimos para que usase con la loca de su esposa Anyanka. Temo que al final no les diese el uso esperado. Lo bueno es que todavía tengo los datos del proyecto. Lo malo que el alcance de la máquina aquella tenía un radio de acción muy limitado. El de crear quimeras ya me aburrió...hice demasiadas, creo que me saturé. Pasando. Esto otro, esto tenía que ver contigo. El proyecto Deux Ex...nanotecnología y mejora de humanos con partes robóticas. Seguro que muchos pagan por recuperar sus miembros amputados o por hacerse más resistentes. El proyecto de los licántropos también pasando... - tacho con un lápiz el segundo proyecto de la lista que ya no me interesa. Paso a leer el siguiente - este lo dejamos en posibles...Proyecto mutantes e híbridos. Uso de la ingeniería genética con magia aplicada, valiéndose de seres mágicos de los que obtendremos muestras para hibridar. Ah, y por último esto, que ya hemos dicho que con calma. Proyecto Piedra Filosofal. Para obtener nuevas piedras. - cierro el cuadernito para volver a guardarlo en mi bolsillo. Meto ambas manos en éstos, dejando de caminar al lado de Lorelei para quedar frente a ella.

- Tenemos mucho trabajo por hacer, y desde luego no confío en mucha más gente para hacerlo, que luego te traicionan. Podemos empezar ahora o...hacer un descanso y salir a dar una vuelta con nuestro experimento hijo como si fuésemos una familia normal. ¿Te hace?