Recuerdo del primer mensaje :
El pueblo de Hogsmeade se encuentra muy próximo al colegio Hogwarts. Era uno de los pocos pueblos habitado en su totalidad por población mágica, aunque tras la guerra se descubrió el lugar. Ha estado habitado por miembros de La Resistencia, aunque actualmente casi nadie vive aquí. En el pueblo puede encontrarse una taberna, una herrería y unas caballerizas, además de algunas casas abandonadas.
La llegada del vampiro al castillo no supuso un cambio inmediato en su estado. Sólo despertó cuando se le dio suficiente sangre, momento en que perdió el control y trató de atacar a cualquiera que estuviese cerca. Tal y como había dicho Josephine. Al menos pudimos controlarle entre varios, hasta que le conseguimos más sangre. Hubo que trasladarlo al sótano de la casa para que fuese más seguro, ya que si volvía a marcharse de la zona con magia acabaría sucediendo lo mismo que cuando lo encontramos en su castillo. Cuando volvió un poco en sí pude explicarle lo que había pasado, pidiéndole que se quedase ahí por el momento. No le dije nada de Johan, prefería que se lo contase Josephine.
Tras eso decidimos marcharnos a Hogsmeade con parte del grupo que se mudó a la nueva zona con magia, gracias a uno de los aparatos amplificadores que habían terminado. Había mucho que reparar por allí, y eso me mantuvo entretenido la mayor parte del tiempo, además de hacer expediciones para buscar provisiones donde podíamos, pues debíamos evitas las zonas vigiladas todo lo posible. La vegetación de la zona de Hogsmeade había mejorado, pero fuera todo seguía tan mierda o más como hace un par de meses. Ya han transcurrido tres desde nuestra liberación, y uno desde que desperté, pero todavía seguimos esquivando hablar a fondo, sin esa especie de pacto de silencio que parece que hemos hecho.
En el momento en que Juliet me habla me encuentro en el exterior de una de las casas, reparando una valla con magia. Había echado mucho de menos el poder utilizar la magia, así que ahora lo hago cada vez que tengo ocasión. Termino de reparar la última tabla, girándome para responderle tras pensar la pregunta apenas unos segundos.
- Hasta donde yo sé, sí. Él suele salir a cazar para alimentarse. No es de esos que van alimentándose de ratas. Menuda estupidez. Mejor que no lo haga...como tú dices, a ellos les viene mejor la sangre humana. ¿Por qué lo preguntas? - me dirijo a los escalones de la puerta de entrada, sentándome ahí mientras le indico con la mano que se siente al lado.
Tras eso decidimos marcharnos a Hogsmeade con parte del grupo que se mudó a la nueva zona con magia, gracias a uno de los aparatos amplificadores que habían terminado. Había mucho que reparar por allí, y eso me mantuvo entretenido la mayor parte del tiempo, además de hacer expediciones para buscar provisiones donde podíamos, pues debíamos evitas las zonas vigiladas todo lo posible. La vegetación de la zona de Hogsmeade había mejorado, pero fuera todo seguía tan mierda o más como hace un par de meses. Ya han transcurrido tres desde nuestra liberación, y uno desde que desperté, pero todavía seguimos esquivando hablar a fondo, sin esa especie de pacto de silencio que parece que hemos hecho.
En el momento en que Juliet me habla me encuentro en el exterior de una de las casas, reparando una valla con magia. Había echado mucho de menos el poder utilizar la magia, así que ahora lo hago cada vez que tengo ocasión. Termino de reparar la última tabla, girándome para responderle tras pensar la pregunta apenas unos segundos.
- Hasta donde yo sé, sí. Él suele salir a cazar para alimentarse. No es de esos que van alimentándose de ratas. Menuda estupidez. Mejor que no lo haga...como tú dices, a ellos les viene mejor la sangre humana. ¿Por qué lo preguntas? - me dirijo a los escalones de la puerta de entrada, sentándome ahí mientras le indico con la mano que se siente al lado.
Podría parecerle a Reiv que sus preguntas venían de la nada, pero en realidad había tenido varios días tranquilos como para poder pensar en todos los temas que la agraviaban. Sobre todo ese, al que le había dado muchas vueltas.
Negó suavemente, tratando de restarle importancia a sus pensamientos que, aunque podían parecer muy oscuros, en realidad solo eran parte de su curiosidad.- Solo estaba pensando en él. Ya no le vi después de aquella noche que volvió a... la vida.- Murmuró lo último muy despacio, pues aún le confundían los conceptos alrededor de él. Durante su tiempo en el Coliseo había pasado tiempo con criaturas muchas y muy diversas, pero nunca con un vampiro ni nada similar. Con pasos lentos, se acercó a donde Reiv le indicaba que le acompañara, sentándose a su lado aunque dejando un espacio entre ambos. Hasta donde su espacio personal le permitía.- ¿Crees que haya sido difícil para él? Digo... pasar de un lado a otro de la línea. He estado pensando que quizás será de familia, tu también eres algo radical. Al menos lo haz sido.- Susurró, agachando el rostro mientras escondía una media sonrisa.
Abrazó sus rodillas, recostando la mejilla en ellas mientras le daba una mirada a la cerca que había estado reparando. Parecía que había disfrutado las tareas, pues cuando terminó las reparaciones dentro de la casa siguió con los exteriores.- De verdad pensé que te iban a molestar las reparaciones. A este paso podrás ayudar a todo el pueblo tu solo. Es un bonito detalle.
Negó suavemente, tratando de restarle importancia a sus pensamientos que, aunque podían parecer muy oscuros, en realidad solo eran parte de su curiosidad.- Solo estaba pensando en él. Ya no le vi después de aquella noche que volvió a... la vida.- Murmuró lo último muy despacio, pues aún le confundían los conceptos alrededor de él. Durante su tiempo en el Coliseo había pasado tiempo con criaturas muchas y muy diversas, pero nunca con un vampiro ni nada similar. Con pasos lentos, se acercó a donde Reiv le indicaba que le acompañara, sentándose a su lado aunque dejando un espacio entre ambos. Hasta donde su espacio personal le permitía.- ¿Crees que haya sido difícil para él? Digo... pasar de un lado a otro de la línea. He estado pensando que quizás será de familia, tu también eres algo radical. Al menos lo haz sido.- Susurró, agachando el rostro mientras escondía una media sonrisa.
Abrazó sus rodillas, recostando la mejilla en ellas mientras le daba una mirada a la cerca que había estado reparando. Parecía que había disfrutado las tareas, pues cuando terminó las reparaciones dentro de la casa siguió con los exteriores.- De verdad pensé que te iban a molestar las reparaciones. A este paso podrás ayudar a todo el pueblo tu solo. Es un bonito detalle.
Espero a que se siente a mi lado en el escalón, fijándome en esa distancia premeditada que Juliet deja entre ambos. Tampoco es novedad, ha estado evitando quedarse a solas conmigo bastante a menudo, y casi todo el rato hemos dormido en habitaciones comunes y rodeados de bastante gente. Tras mirar de reojo, suspirando de manera casi imperceptible mientras desvío la mirada hacia el frente, apoyando ambos brazos sobre las rodillas. No deberíamos estar de este modo después de todo lo que hemos pasado. - Ya. Pocos le vieron...era mejor no alertar a la gente de que había un vampiro en el castillo, podría haberse armado jaleo. Al menos allí estará a salvo, aunque dudo que quiera quedarse ahí demasiado tiempo. Es una situación extraña para él.- asiento lentamente a su pregunta sobre cruzar la línea, suponiendo que se refería a su nacimiento como vampiro y todo lo que eso acarrea.
- Dudo que sea fácil para nadie. Pasar de tener una vida de verdad a convertirse en vampiro...tener que saciar la sed de sangre constantemente. Perder parte de tu identidad. Tal vez él hubiese preferido no ser transformado, pero no fue su elección. - suelto un breve sonido entre irónico y amargo cuando me dice eso de que yo soy o era algo radical, no le puedo llevar la contraria en eso. - Llevas razón. Puede que Sirius siguiese vivo si yo no hubiese sido uno de esos radicales. Tal vez no habría pasado lo que pasó la noche en que él murió. - lo he pensado más de una vez, pero no lo he llegado a decir en voz alta. Creo que ella tampoco sabrá a qué me refiero. Guardo silencio mientras ella me habla de lo de las reparaciones, encogiendo levemente los hombros.
- No es complicado, lo habría hecho sólo por poder volver a usar magia, aunque si es con un propósito pues mejor. Se supone que ahora formo parte del grupo de los renegados, aunque lo de socializar con ellos ya un día de estos...- no se me daba bien y por el momento no había hablado demasiado con ellos. - ¿Tú has hablado con alguien?
- Dudo que sea fácil para nadie. Pasar de tener una vida de verdad a convertirse en vampiro...tener que saciar la sed de sangre constantemente. Perder parte de tu identidad. Tal vez él hubiese preferido no ser transformado, pero no fue su elección. - suelto un breve sonido entre irónico y amargo cuando me dice eso de que yo soy o era algo radical, no le puedo llevar la contraria en eso. - Llevas razón. Puede que Sirius siguiese vivo si yo no hubiese sido uno de esos radicales. Tal vez no habría pasado lo que pasó la noche en que él murió. - lo he pensado más de una vez, pero no lo he llegado a decir en voz alta. Creo que ella tampoco sabrá a qué me refiero. Guardo silencio mientras ella me habla de lo de las reparaciones, encogiendo levemente los hombros.
- No es complicado, lo habría hecho sólo por poder volver a usar magia, aunque si es con un propósito pues mejor. Se supone que ahora formo parte del grupo de los renegados, aunque lo de socializar con ellos ya un día de estos...- no se me daba bien y por el momento no había hablado demasiado con ellos. - ¿Tú has hablado con alguien?
¿Entonces no han avisado a quienes aún están ahí? - Por un momento pensó que sería una mala idea, pero quizás sería lo mejor para la tranquilidad de todos si ya estaba Sirius más controlado. Deseó en su mente que el vampiro estuviera bien. No es que le tuviera el cariño más grande, pero le había salvado la vida en un par de ocasiones.
A reservas de sonar egoísta, si no le hubiesen transformado creo que tu no habrías podido cerrar tus ciclos. Quizás era necesario. Hay sentimientos que no debemos albergar.- Murmuró, escuchando esa protesta sobre lo radical que podría ser. Levantó una ceja, algo confundida de lo que mencionaba.- ¿Dices que tuviste algo que ver con su muerte? - Negó suavemente con la cabeza, a sabiendas de que, por muy malo que fuera su pasado, era más seguro asumir que aquello no había pasado como él lo decía.- No, no lo creo. No creo que debas echarte culpas sobre eso. Es... - La palabra imposible se quedó atorada en su garganta, aunque después de todo, tenía la sensación de que Reiv había hecho mucho más de lo que aparentaba. Bajó la mirada al instante, a sabiendas de que no podía tener nada que decirle para calmar su malestar que tuviera sentido si no conocía la historia completa.
Afortunadamente, la plática fluía como no lo había hecho en algún tiempo. Le hacía bien ese lugar. Al principio creyó que un lugar con muchas personas podría ser lo que necesitaba, pero en realidad era la paz y la tranquilidad de aquel lugar. Se preparaba para verlo destruido en cuanto la Alianza lo decidiera, pero quería pensar que habían avanzado lo suficiente para que no sucediera. Sonrió un poco al escuchar el por qué Reiv hacía lo que hacía en un noble intento de contribuir mejorando la vida de las personas.- Vaya que haz cambiado... Cuando estuviste en el hospital aprendí el nombre de muchas personas, pero solo hablé con Lucio, un poco con Aldaron, el médico elfo y T...- Su lengua se paró en seco, pensando en aquel encuentro en los jardínes. Había sido la primera y única vez que habló con él y le había visto pocas veces.- Y... Thoren, el hermano de Yaroslav. Fueron unos minutos. Él hizo la barrera de hielo del castillo. Por eso me acerqué. Porque controla el hielo. Como yo.- Susurró finalmente, aunque al finalizar se dio cuenta de que quizás había dado más explicación de la necesaria.
A reservas de sonar egoísta, si no le hubiesen transformado creo que tu no habrías podido cerrar tus ciclos. Quizás era necesario. Hay sentimientos que no debemos albergar.- Murmuró, escuchando esa protesta sobre lo radical que podría ser. Levantó una ceja, algo confundida de lo que mencionaba.- ¿Dices que tuviste algo que ver con su muerte? - Negó suavemente con la cabeza, a sabiendas de que, por muy malo que fuera su pasado, era más seguro asumir que aquello no había pasado como él lo decía.- No, no lo creo. No creo que debas echarte culpas sobre eso. Es... - La palabra imposible se quedó atorada en su garganta, aunque después de todo, tenía la sensación de que Reiv había hecho mucho más de lo que aparentaba. Bajó la mirada al instante, a sabiendas de que no podía tener nada que decirle para calmar su malestar que tuviera sentido si no conocía la historia completa.
Afortunadamente, la plática fluía como no lo había hecho en algún tiempo. Le hacía bien ese lugar. Al principio creyó que un lugar con muchas personas podría ser lo que necesitaba, pero en realidad era la paz y la tranquilidad de aquel lugar. Se preparaba para verlo destruido en cuanto la Alianza lo decidiera, pero quería pensar que habían avanzado lo suficiente para que no sucediera. Sonrió un poco al escuchar el por qué Reiv hacía lo que hacía en un noble intento de contribuir mejorando la vida de las personas.- Vaya que haz cambiado... Cuando estuviste en el hospital aprendí el nombre de muchas personas, pero solo hablé con Lucio, un poco con Aldaron, el médico elfo y T...- Su lengua se paró en seco, pensando en aquel encuentro en los jardínes. Había sido la primera y única vez que habló con él y le había visto pocas veces.- Y... Thoren, el hermano de Yaroslav. Fueron unos minutos. Él hizo la barrera de hielo del castillo. Por eso me acerqué. Porque controla el hielo. Como yo.- Susurró finalmente, aunque al finalizar se dio cuenta de que quizás había dado más explicación de la necesaria.
Niego con la cabeza a eso de haber avisado a toda la gente del castillo, esperando que no se corra la voz de que hay un vampiro allí. También me preocupa que Sirius intente abandonar el lugar por su cuenta, pero vigilarle como si fuese un preso tampoco es la solución. - Lo sé, al menos es algo, pero no lo llamaría exactamente cerrar ciclos. No de la manera que debería haber sido, aunque haya podido hablar con él y aclarar cosas del pasado. - respiro hondo antes de girar la cabeza hacia otro lado, evitando su mirada al verla arquear la ceja. Creo que todavía hay unas cuantas cosas sobre el otro que no sabemos. Si hay un momento para soltarlo es ahora, pero me cuesta más decirlo al verla tan convencida de que es imposible que yo tuviese que ver en eso. - Yo secuestré a Josephine para entregarle una "traidora" a Termeritus Jones, y así conseguir su aprobación, que me valorase como auror. Me creía un héroe o yo qué sé... - murmuro avergonzado, pasando de mirar hacia un lado a mirar hacia mis pies. - Los de la Resistencia, Sirius y Johan entre ellos, acudieron camuflados al baile de máscaras que organizaba Jones. La sorpresa de esa fiesta fue autoproclamarse rey, y advertir de lo que podía pasarle a los traidores. Para eso intentó quemar a Josephine delante de todos. - todavía recuerdo ese momento, y lo peor es que incluso aplaudí todo aquello.
- Puedes imaginarte la pelea que se armó a continuación entre los aurores y los de la Resistencia. Al final consiguieron salir de allí con Josephine...pero Sirius se marchó herido de muerte. Yo no llegué a tiempo de herirlo, pero tuve la intención... - me paso una mano por la cara de arriba a abajo, reuniendo por fin el valor para mirarla a la cara. - Por eso sí tuve que ver con aquello. Si no le hubiese entregado a Josephine, tal vez los renegados no se hubiesen colado en aquella fiesta. Él no habría tenido que hacer todo lo posible para que Johan y ella saliesen de allí con vida, ni él habría perdido la suya. - hacer esa confesión por primera vez en voz alta me deja un tanto tocado, así que guardo silencio durante varios segundos, con la barbilla apoyada sobre los antebrazos mientras bajo de nuevo la mirada al suelo. Como ella dice, puede que haya cambiado, pero lo ya hecho ahí queda, no se puede borrar.
Decido dedicarme a escucharla sin decir nada por el momento, relacionando los nombres que va diciendo con las caras de la gente a la que corresponden. Ladeo la cabeza hacia ella cuando me da la impresión de que se justifica por haber hablado con el hermano del ruso, sin comprender muy bien por qué da tanta explicación. - Eso es lo que tienes que hacer. Lo que debemos hacer. No podemos seguir siendo unos solitarios para siempre. Habla con quien quieras...tal vez te resulte más fácil que hablar conmigo, ¿no? - hago una breve pausa para ver su reacción, añadiendo después. - He notado que parece que estás incómoda cuando nos quedamos solos. Como si temieses que te preguntase algo que no quieres.
- Puedes imaginarte la pelea que se armó a continuación entre los aurores y los de la Resistencia. Al final consiguieron salir de allí con Josephine...pero Sirius se marchó herido de muerte. Yo no llegué a tiempo de herirlo, pero tuve la intención... - me paso una mano por la cara de arriba a abajo, reuniendo por fin el valor para mirarla a la cara. - Por eso sí tuve que ver con aquello. Si no le hubiese entregado a Josephine, tal vez los renegados no se hubiesen colado en aquella fiesta. Él no habría tenido que hacer todo lo posible para que Johan y ella saliesen de allí con vida, ni él habría perdido la suya. - hacer esa confesión por primera vez en voz alta me deja un tanto tocado, así que guardo silencio durante varios segundos, con la barbilla apoyada sobre los antebrazos mientras bajo de nuevo la mirada al suelo. Como ella dice, puede que haya cambiado, pero lo ya hecho ahí queda, no se puede borrar.
Decido dedicarme a escucharla sin decir nada por el momento, relacionando los nombres que va diciendo con las caras de la gente a la que corresponden. Ladeo la cabeza hacia ella cuando me da la impresión de que se justifica por haber hablado con el hermano del ruso, sin comprender muy bien por qué da tanta explicación. - Eso es lo que tienes que hacer. Lo que debemos hacer. No podemos seguir siendo unos solitarios para siempre. Habla con quien quieras...tal vez te resulte más fácil que hablar conmigo, ¿no? - hago una breve pausa para ver su reacción, añadiendo después. - He notado que parece que estás incómoda cuando nos quedamos solos. Como si temieses que te preguntase algo que no quieres.
A pesar de la situación actual, era bueno saber que Reiv había aclarado con su padre cosas que le molestaron en su momento. No esperaba una confesión, pero empezó de muy mala manera al incluir un secuestro y a la esposa de su hermano. Su sorpresa fue en aumento a medida que la historia continuaba, creciendo en particular medida cuando confesó el intento de asesinato en la hoguera, la pelea y, finalmente, con la herida de muerte de Sirius o al menos la intención que tuvo de hacerlo... No pudo evitar ahí un jadeo por la sorpresa, dándose cuenta al final del relato lo tensa que se había puesto por todas las cosas sucedidas. No es que no las pudiera creer de él, sabía desde hace mucho tiempo que había cosas del pasado que atormentaban al moreno, solo no esperaba algo así. A pesar de su sorpresa por el relato, era claro que no le juzgaba, habían prometido no hacerlo hace mucho tiempo.- No tenía idea de lo mucho que sufrías por eso. Gracias por compartirlo conmigo.
Anonadada, solo podía mirarle, pero tan cabizbajo como se veía sabía bien que la culpa era suficiente tormento como para además lidiar con las reacciones de otra persona. Se acercó un poco a él, rodeándole después con sus brazos, dejando su barbilla en el hombro mientras trataba de aceptar la realidad.- No puedes dejar que tu pasado te marque así, tan duro. No te culpes por eso, ellos ya te han perdonado y tu te haz redimido.- Murmuró esperando no parecer hipócrita tras todo lo que habían pasado por su culpa.
Se quedó un rato más en aquel abrazo, pasando también la mano por el cabello del moreno, tratando de reconfortarle un poco por verlo tan decaído. Así pasaron el momento hasta que él decidió romper el silencio. Negó rápidamente a lo que decía de ser menos solitarios, creyendo que lo decía por hacerla entrar un poco más en el círculo de los renegados ahora que él era parte del grupo. Al menos hasta escuchar la última parte de la oración.
Sintió como el abrazo se volvía algo duro al instante mientras sus músculos se contraían. No pudo ocultar su rostro de sorpresa ante sus palabras, con los labios entreabiertos y sus ojos húmedos, pues nunca pensó que la confrontación sería tan inesperada. Deshizo el abrazo con una lentitud ceremoniosa cuando comenzó a temblar de frío, pero sin poder deshacer el contacto visual. Se mantuvo así por mucho tiempo, sin poder emitir sonido mientras por su rostro corrían algunas lágrimas que habría ocultado de haber podido. Pensó demasiado, demasiado en cómo darle la vuelta a la situación, cómo mentir, cómo iniciar una conversación como aquella y cómo hacer para evitarla para siempre. Tanto pensó que el silencio se volvió una afirmación en sí mismo, cuando se dio cuenta que no podría darle la vuelta a aquello. Comenzó hablando en un susurro, tomándose el tiempo para contener su voz y no romper en llanto en el instante.- No eres tu, es que cuando dices algo ya no puedes pretender que nunca pasó. No puedes tener las palabras de vuelta.- Murmuró, dejando por fin las manos en el regazo y agachando el rostro, comenzando a sollozar.- No ha sido intencional...
Anonadada, solo podía mirarle, pero tan cabizbajo como se veía sabía bien que la culpa era suficiente tormento como para además lidiar con las reacciones de otra persona. Se acercó un poco a él, rodeándole después con sus brazos, dejando su barbilla en el hombro mientras trataba de aceptar la realidad.- No puedes dejar que tu pasado te marque así, tan duro. No te culpes por eso, ellos ya te han perdonado y tu te haz redimido.- Murmuró esperando no parecer hipócrita tras todo lo que habían pasado por su culpa.
Se quedó un rato más en aquel abrazo, pasando también la mano por el cabello del moreno, tratando de reconfortarle un poco por verlo tan decaído. Así pasaron el momento hasta que él decidió romper el silencio. Negó rápidamente a lo que decía de ser menos solitarios, creyendo que lo decía por hacerla entrar un poco más en el círculo de los renegados ahora que él era parte del grupo. Al menos hasta escuchar la última parte de la oración.
Sintió como el abrazo se volvía algo duro al instante mientras sus músculos se contraían. No pudo ocultar su rostro de sorpresa ante sus palabras, con los labios entreabiertos y sus ojos húmedos, pues nunca pensó que la confrontación sería tan inesperada. Deshizo el abrazo con una lentitud ceremoniosa cuando comenzó a temblar de frío, pero sin poder deshacer el contacto visual. Se mantuvo así por mucho tiempo, sin poder emitir sonido mientras por su rostro corrían algunas lágrimas que habría ocultado de haber podido. Pensó demasiado, demasiado en cómo darle la vuelta a la situación, cómo mentir, cómo iniciar una conversación como aquella y cómo hacer para evitarla para siempre. Tanto pensó que el silencio se volvió una afirmación en sí mismo, cuando se dio cuenta que no podría darle la vuelta a aquello. Comenzó hablando en un susurro, tomándose el tiempo para contener su voz y no romper en llanto en el instante.- No eres tu, es que cuando dices algo ya no puedes pretender que nunca pasó. No puedes tener las palabras de vuelta.- Murmuró, dejando por fin las manos en el regazo y agachando el rostro, comenzando a sollozar.- No ha sido intencional...
Lo cierto es que cuando empezamos a hablar no esperaba que la conversación acabase yendo por ese camino, acabando con una confesión por mi parte. De un modo u otro he acabado llegando ahí, al origen, al día en que Sirius se convirtió en vampiro. Seguro que Johan también ha pensado lo mismo que yo alguna vez, si así fuese no lo culparía. - Supongo que hay cosas que preferimos no contar, porque nos duela hacerlo o por lo que pensarán los demás, aunque deberíamos hacerlo. - murmuro cabizbajo mientras reflexiono por la parte que me toca, pensando en las cosas que también debe guardarse ella para sí misma. Agradezco internamente su acercamiento cuando me da el abrazo, apoyando mi mejilla contra su cabeza. Me gustaría creer sus palabras, a pesar de que también son cosas que se dicen para que el otro se sienta mejor. Tal vez no me gustaría la respuesta, en caso de preguntar si me han perdonado por aquello. Al menos sus actos conmigo parecen decir que sí, lo cual me hace darme más cuenta de lo ruin que fui. - ¿Redimido? no del todo...si es que eso es posible. Podría hacer más. - me quedo pensativo respecto a qué más podría hacer, pero las ideas no fluyen demasiado bien ahora mismo.
Imaginaba que Juliet se separaría al dirigir el tema hacia lo nuestro, pero no esperaba un silencio tan largo, ni hacer que apareciesen las lágrimas por mi pregunta. Puede que no se esperase que fuese tan directo. Este momento tenía que llegar tarde o temprano. - Pero es que sí pasó...lo digamos o no, sucedió. Igual que yo te he contado lo de la culpa. Lo que guardamos demasiado tiempo acaba por mermarnos cada vez más. - esta vez soy yo el que la abraza, rodeándola con ambos brazos para atraerla hacia mí. Mucho tiempo ha aguantado haciendo como si no pasase nada. - Lo mío sí fue intencional. Noté que no querías hablar y lo fui dejando pasar, entre unas cosas y otras. Quería darte tiempo...pero sé lo que pasó. No me lo quisiste contar porque me estaba recuperando, ¿es eso? ¿o es porque prefieres hacer como si no hubiese pasado?
Imaginaba que Juliet se separaría al dirigir el tema hacia lo nuestro, pero no esperaba un silencio tan largo, ni hacer que apareciesen las lágrimas por mi pregunta. Puede que no se esperase que fuese tan directo. Este momento tenía que llegar tarde o temprano. - Pero es que sí pasó...lo digamos o no, sucedió. Igual que yo te he contado lo de la culpa. Lo que guardamos demasiado tiempo acaba por mermarnos cada vez más. - esta vez soy yo el que la abraza, rodeándola con ambos brazos para atraerla hacia mí. Mucho tiempo ha aguantado haciendo como si no pasase nada. - Lo mío sí fue intencional. Noté que no querías hablar y lo fui dejando pasar, entre unas cosas y otras. Quería darte tiempo...pero sé lo que pasó. No me lo quisiste contar porque me estaba recuperando, ¿es eso? ¿o es porque prefieres hacer como si no hubiese pasado?
A pesar de sus deseos por negarlo todo, no supo responder si deberían contar las cosas a pesar del dolor que pudieran causar. En cambio, tenía una pregunta en mente que terminó externando.- ¿Por qué hacerlo si dañan a alguien más? Es casi como por egoísmo. Si va a dañar a alguien más, el amor estaría en no contarlo.- Murmuró, aunque más en un tono retórico que buscando una real contestación, y un poco de su opinión, para saber si estaba de acuerdo o no, si había hecho bien o no todo ese tiempo.
Siempre podemos haber más. O creer que lo hacemos. No tienes que arriesgar tu vida o morir para que te perdonen si es que aún no lo han hecho. No es ojo por ojo, es familia.- Susurró, tratando de dejar en claro el punto, pues de alguna manera sentía que quería estar a mano para sentirse bien, aunque ya no era algo necesario. Al menos no el arriesgar su vida.
El momento que tanto había temido llegó, y con él llegaron dudas infundadas. Aunque parecía que Reiv entendía y aceptaba lo que había pasado, se preguntaba si en el fondo le perdonaría por todo lo que había hecho durante esos tres meses. Si lo aprobaría al menos y podrían seguir con su vida. Era eso, la expectativa, lo que había estado posponiendo con el miedo de tener una respuesta negativa. No pudo parar de sollozar a pesar de limpiarse las lágrimas, al menos el abrazo llegó en buen momento, como una ligera esperanza.- Es que pudo ser una mentira preparada. Muy preparada. Eso quiero creer.- Gimoteó entre sus brazos, escuchando lo que el moreno decía con la pena en su corazón.
Asintió rápidamente ante sus preguntas. Ambas. Pero pronto sintió que volver a tapar aquello era una mala idea cuando ya estaba fuera de su pecho y cuando habían dicho tanto ya a pesar de no decirse nada. Se abrazó a él mientras aún sollozaba, tratando de que el dolor en el pecho fuera menos de lo que era. Ahora, con Reiv sabiendo la historia, de alguna manera ya no tenía que ocultarla.- Crees que sabes pero... no tienes idea. Yo... No, no, no puedo, Reiv. Ya he perdido demasiado, no te quiero perder a ti.- Y sin embargo, ahí estaban, un mes después de que él despertara, apenas acercándose a pesar de haber estado juntos todo el proceso. Aceptaba su culpa también en ello, pues ella había sido la primera en alejarse.- Tu... te... Tienes derecho a saber, pero que tal si... si no quieres...
Respiró rápida y profundamente, creyente de dejar de tomar valor y solo decir las cosas.- Reiv. Yo no hice todo lo que pude haber hecho para evitar lo que pasó.- Susurró a modo de trabalenguas pues su mente estaba igual de enredada. Se encontró de pronto hundiendo el rostro en el pecho del moreno, tomándolo entre sus brazos con toda la fuerza de la que fue capaz, todo con tal de mantenerle cerca, esperando de manera impaciente la reacción que el moreno tendría. Podía aceptar la ira, podía lidiar con la tristeza, pero si se alejaba... si lo hacía, era algo que creía no podría tolerar.- Y aquí estás, diciendo cosas de la familia y... no sé que piensas. No sé que piensas, Reiv. ¿Qué piensas, Reiv?
Siempre podemos haber más. O creer que lo hacemos. No tienes que arriesgar tu vida o morir para que te perdonen si es que aún no lo han hecho. No es ojo por ojo, es familia.- Susurró, tratando de dejar en claro el punto, pues de alguna manera sentía que quería estar a mano para sentirse bien, aunque ya no era algo necesario. Al menos no el arriesgar su vida.
El momento que tanto había temido llegó, y con él llegaron dudas infundadas. Aunque parecía que Reiv entendía y aceptaba lo que había pasado, se preguntaba si en el fondo le perdonaría por todo lo que había hecho durante esos tres meses. Si lo aprobaría al menos y podrían seguir con su vida. Era eso, la expectativa, lo que había estado posponiendo con el miedo de tener una respuesta negativa. No pudo parar de sollozar a pesar de limpiarse las lágrimas, al menos el abrazo llegó en buen momento, como una ligera esperanza.- Es que pudo ser una mentira preparada. Muy preparada. Eso quiero creer.- Gimoteó entre sus brazos, escuchando lo que el moreno decía con la pena en su corazón.
Asintió rápidamente ante sus preguntas. Ambas. Pero pronto sintió que volver a tapar aquello era una mala idea cuando ya estaba fuera de su pecho y cuando habían dicho tanto ya a pesar de no decirse nada. Se abrazó a él mientras aún sollozaba, tratando de que el dolor en el pecho fuera menos de lo que era. Ahora, con Reiv sabiendo la historia, de alguna manera ya no tenía que ocultarla.- Crees que sabes pero... no tienes idea. Yo... No, no, no puedo, Reiv. Ya he perdido demasiado, no te quiero perder a ti.- Y sin embargo, ahí estaban, un mes después de que él despertara, apenas acercándose a pesar de haber estado juntos todo el proceso. Aceptaba su culpa también en ello, pues ella había sido la primera en alejarse.- Tu... te... Tienes derecho a saber, pero que tal si... si no quieres...
Respiró rápida y profundamente, creyente de dejar de tomar valor y solo decir las cosas.- Reiv. Yo no hice todo lo que pude haber hecho para evitar lo que pasó.- Susurró a modo de trabalenguas pues su mente estaba igual de enredada. Se encontró de pronto hundiendo el rostro en el pecho del moreno, tomándolo entre sus brazos con toda la fuerza de la que fue capaz, todo con tal de mantenerle cerca, esperando de manera impaciente la reacción que el moreno tendría. Podía aceptar la ira, podía lidiar con la tristeza, pero si se alejaba... si lo hacía, era algo que creía no podría tolerar.- Y aquí estás, diciendo cosas de la familia y... no sé que piensas. No sé que piensas, Reiv. ¿Qué piensas, Reiv?
No supe qué responder a eso de por qué contar las cosas si sabemos que pueden hacer daño, pensando en que contar lo que nos duele puede verse tanto como egoísmo como una muestra de confianza. Ocultar ciertas cosas para no hacer sufrir a otro...eso me hace suponer por dónde va a ir su explicación para no contarme lo que pasó cuando desperté, incluso ahora, que han pasado ya semanas. Ahora más que nunca sentía que estaba en deuda con mi familia, con Sirius y con Johan, por todas las veces que habían salvado o hecho algo por mí, incluida esta última vez. Por eso la frase de Juliet, "no es ojo por ojo, es familia", se quedó resonando en mi cabeza, como si hubiese conseguido comprenderlo mucho mejor que antes. No se trataba sólo de devolver favores, como si se tratase de un negocio. Se actuaba desinteresadamente, sin esperar nada a cambio o estar midiendo si el modo en que te respondían era equivalente a lo que habías hecho tú. Así debía ser...aunque no pudiese evitar seguir sintiéndome en deuda con ellos, querer demostrar que valoro lo que hicieron por mí. Si lo hago es porque quiero, no porque me sienta obligado. - No me lo había planteado de esa manera...pero ahora lo entiendo. - murmuro mientras asiento, quedando más conforme con el tema del perdón y de "devolver" los favores, a pesar de que esa espina clavada por lo que sucedió hace años no se me va a borrar de la memoria, aunque ahora lo lleve de otra manera y ellos hayan sido capaces de perdonar.
Estrecho un poco más el abrazo con Juliet al darme cuenta de lo que le está costando hablar, hasta el punto de que ha roto a llorar por fin después de todo este tiempo. Poso una mano sobre su cabeza para acariciarla, dejando que cuente todo lo que se le ocurra en este momento. - No era una mentira...por desgracia. Eso no estaba preparado. No lo planeamos, ni ellos, ni nosotros. - todavía recuerdo con rabia el perverso juego de Blair en la enfermería, lo mucho que se rió a nuestra costa mientras nos ponía entre la espada y la pared. Esclavizados ambos, y aguantar aquello no sirvió de nada. - ¿que no tengo ni idea de qué? ¿qué tengo derecho a saber? - pregunto confundido, sintiendo que me estoy perdiendo algo. - No me vas a perder, ya estamos a salvo, lejos de los campos. - interpreto que va por ahí la cosa, así que intento darle seguridad con eso, por mucho que sigamos recordando las muchas putadas que nos hicieron pasar allí, la desesperación.
La confesión de que no hizo todo lo que pudo para evitar lo que sucedió es algo que no me esperaba. Ni siquiera habíamos tenido tiempo para hablar de lo que ambos pensábamos al saber que ella estaba embarazada, apenas unos momentos en aquella fiesta de Blair. Y después...comenzó el caos. Por fin comprendo por qué no quería hablar conmigo. - ¿En serio crees que tú tuviste algo que ver en que no saliese adelante? era casi imposible...lo extraño hubiese sido que sobreviviese. No fue culpa tuya. Te golpearon, te hirieron, te llevaron a la arena, te dieron descargas y te pincharon a saber qué cosas... era imposible... - murmuro con impotencia, sin soltar el abrazo todavía hasta que llevo la mano hacia su cara tratando de hacer que me mire. - No sé si en una situación diferente habrías querido tenerlo o no, como no fue algo buscado. Yo tampoco lo había pensado. - me dio pena saber lo sucedido, lo reconozco, por mucho que yo siempre haya dicho que es una locura traer críos a un mundo en guerra. - Pero...si quisiese formar una familia, sería contigo.
Estrecho un poco más el abrazo con Juliet al darme cuenta de lo que le está costando hablar, hasta el punto de que ha roto a llorar por fin después de todo este tiempo. Poso una mano sobre su cabeza para acariciarla, dejando que cuente todo lo que se le ocurra en este momento. - No era una mentira...por desgracia. Eso no estaba preparado. No lo planeamos, ni ellos, ni nosotros. - todavía recuerdo con rabia el perverso juego de Blair en la enfermería, lo mucho que se rió a nuestra costa mientras nos ponía entre la espada y la pared. Esclavizados ambos, y aguantar aquello no sirvió de nada. - ¿que no tengo ni idea de qué? ¿qué tengo derecho a saber? - pregunto confundido, sintiendo que me estoy perdiendo algo. - No me vas a perder, ya estamos a salvo, lejos de los campos. - interpreto que va por ahí la cosa, así que intento darle seguridad con eso, por mucho que sigamos recordando las muchas putadas que nos hicieron pasar allí, la desesperación.
La confesión de que no hizo todo lo que pudo para evitar lo que sucedió es algo que no me esperaba. Ni siquiera habíamos tenido tiempo para hablar de lo que ambos pensábamos al saber que ella estaba embarazada, apenas unos momentos en aquella fiesta de Blair. Y después...comenzó el caos. Por fin comprendo por qué no quería hablar conmigo. - ¿En serio crees que tú tuviste algo que ver en que no saliese adelante? era casi imposible...lo extraño hubiese sido que sobreviviese. No fue culpa tuya. Te golpearon, te hirieron, te llevaron a la arena, te dieron descargas y te pincharon a saber qué cosas... era imposible... - murmuro con impotencia, sin soltar el abrazo todavía hasta que llevo la mano hacia su cara tratando de hacer que me mire. - No sé si en una situación diferente habrías querido tenerlo o no, como no fue algo buscado. Yo tampoco lo había pensado. - me dio pena saber lo sucedido, lo reconozco, por mucho que yo siempre haya dicho que es una locura traer críos a un mundo en guerra. - Pero...si quisiese formar una familia, sería contigo.
La mirada de Reiv indicaba que un cambio en su percepción había cambiado. Decía entender ahora de lo que iba la familia, y de verdad esperaba que fuera verdad. Solo así podría sentirse tranquilo consigo mismo. Necesitaba cerrar ese capítulo tan largo de rencor en su vida y parecía que tenía una oportunidad de lograrlo.
El abrazo se hizo más fuerte de ambos lados. De su parte, porque no quería dejarle ir, y de él pues parecía que deseaba contener todos los sentimientos que se desbordaban. Las palabras de Reiv, después de tanto tiempo de tratar de ignorarlas hicieron todo real por fin. Negó entre sus brazos, tratando de alejar el pensamiento. Trabada como estaba no sentía la posibilidad de hablar y responder a sus preguntas, por lo que se reconfortó al menos al escuchar que no le perdería ahora que estaban lejos de la Alianza.
Su siguiente pregunta le hizo parar todo en seco por lo extraña que le parecía. Sorprendida por la lógica que mostraba, y quizás mucho más porque no le culpara de nada, aceptó levantar el rostro, mirando a los grises ojos del moreno. Sabía lo que habían hecho, pero de cada situación solo había logrado ver la parte que a ella le correspondía. El no alimentarse, dejarse golpear, las malas decisiones en la fiesta que terminaron en electricidad, su lengua viperina. Todo había sumado a su culpa y de pronto había una nueva posibilidad. Su silencio fue más de sorpresa, de descubrimiento y contemplación.- Es que... pude haber...- Balbuceó sin sentido mientras contemplaba el rostro de Reiv. La ira faltaba tal y como lo había imaginado desde hacía meses. A decir verdad, ella tampoco había pensado en qué habría querido de ser diferente la situación, a pesar de que, por los últimos seis meses, había llegado al consenso de que no sería una buena madre. Agachó suavemente la mirada ante este pensamiento, solo para levantarla en seguida, sorprendida de aquella última oración. Le confesión fue suficiente para perder la fuerza en los músculos que habían abrazado tan fuerte al moreno. Era un escenario completamente diferente al que había imaginado. Levantó el rostro hacia él, acercándose para regalarle un beso con aquel tranquilo cariño que no se habían dado en mucho tiempo, separándose solo para contemplarle.- No eres real. Solo tu podías darle la vuelta a esto. Lo siento, siento mucho todo, esto, la distancia, el tiempo perdido, todo...- Susurró, sintiéndose ahora culpable pero por haber dejado pasar tanto tiempo para hablar.- Algún día vas a ser el mejor padre. O no, si nunca te decides a serlo. Yo no sé qué quiero de la vida. Solo quiero poder estar a tu lado. Te... te amo.
El abrazo se hizo más fuerte de ambos lados. De su parte, porque no quería dejarle ir, y de él pues parecía que deseaba contener todos los sentimientos que se desbordaban. Las palabras de Reiv, después de tanto tiempo de tratar de ignorarlas hicieron todo real por fin. Negó entre sus brazos, tratando de alejar el pensamiento. Trabada como estaba no sentía la posibilidad de hablar y responder a sus preguntas, por lo que se reconfortó al menos al escuchar que no le perdería ahora que estaban lejos de la Alianza.
Su siguiente pregunta le hizo parar todo en seco por lo extraña que le parecía. Sorprendida por la lógica que mostraba, y quizás mucho más porque no le culpara de nada, aceptó levantar el rostro, mirando a los grises ojos del moreno. Sabía lo que habían hecho, pero de cada situación solo había logrado ver la parte que a ella le correspondía. El no alimentarse, dejarse golpear, las malas decisiones en la fiesta que terminaron en electricidad, su lengua viperina. Todo había sumado a su culpa y de pronto había una nueva posibilidad. Su silencio fue más de sorpresa, de descubrimiento y contemplación.- Es que... pude haber...- Balbuceó sin sentido mientras contemplaba el rostro de Reiv. La ira faltaba tal y como lo había imaginado desde hacía meses. A decir verdad, ella tampoco había pensado en qué habría querido de ser diferente la situación, a pesar de que, por los últimos seis meses, había llegado al consenso de que no sería una buena madre. Agachó suavemente la mirada ante este pensamiento, solo para levantarla en seguida, sorprendida de aquella última oración. Le confesión fue suficiente para perder la fuerza en los músculos que habían abrazado tan fuerte al moreno. Era un escenario completamente diferente al que había imaginado. Levantó el rostro hacia él, acercándose para regalarle un beso con aquel tranquilo cariño que no se habían dado en mucho tiempo, separándose solo para contemplarle.- No eres real. Solo tu podías darle la vuelta a esto. Lo siento, siento mucho todo, esto, la distancia, el tiempo perdido, todo...- Susurró, sintiéndose ahora culpable pero por haber dejado pasar tanto tiempo para hablar.- Algún día vas a ser el mejor padre. O no, si nunca te decides a serlo. Yo no sé qué quiero de la vida. Solo quiero poder estar a tu lado. Te... te amo.
Reed Draven
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Después de algún tiempo parte de la gente que estaba en aquel castillo decidió moverse a un pueblecillo. Habían desarrollado algún tipo de dispositivo que permitía que la magia también sirviese allí. El decidió largarse con esa gente.
Su madre solamente aparecía por el castillo para llevar trastos y se volvía a largar en busca de más trastos. Al menos estaba entretenida, aunque lo poco que la vio aquellos días siempre estaba refunfuñando.
Estaba en una de las casuchas derruidas junto con otros tantos desgraciados hablando de sus tristes vidas pero por lo menos había menos gente que en ese castillo.
Seguía preguntándose que había sido del maestro. No tenía más instrucciones por su parte y se sentía bastante perdido en ese aspecto. Se mantenía al margen de las conversaciones de la casucha. No le interesaban ni ellos ni sus problemas. Estaba ahí en la entrada a la casa que dentro se encargaban de reparar. Fumándose un cigarro apoyado en una de las paredes.
Una parejilla estaba hablando en las escaleras de las casas frente a la que el ocupaba. Al parecer todo era un drama. Aspiró una larga calada mientras se profesaban palabras de amor. Entornó los ojos y tiró el cigarro a la nieve que cubría el suelo. Era una capa leve para la época, una capa que fuera de los límites mágicos no existía. Todo estaba seco.
"Vaya par de imbéciles"
Perdían el tiempo con sus dramas amorosos, con sus dramas mágicos, con sus dramas de batalla, de refugiados, de capturados. ¿para qué? Estaba claro que en algún momento todo acabaría y no habría servido de nada perder el tiempo.
Miró hacia el interior. Reparaban parte del salón usando su magia. Parecían incluso felices por un segundo, aunque al rato volvían a hablar de todo el tema recurrente de los muggles y su trasto antimagia.
Decidió dar un paseo. Bajó los pequeños escalones de aquella casa en ruinas y afianzó sus pies sobre la nieve. Puta nieve. No sabía como podía gustarle a nadie. Era fría, resbalaba, y una vez pisada se convertía en un charco de barro sucio asqueroso. Pasó frente a la pareja a la que miró de reojo volviendo a entornar los ojos y prosiguió su camino.
Su madre solamente aparecía por el castillo para llevar trastos y se volvía a largar en busca de más trastos. Al menos estaba entretenida, aunque lo poco que la vio aquellos días siempre estaba refunfuñando.
Estaba en una de las casuchas derruidas junto con otros tantos desgraciados hablando de sus tristes vidas pero por lo menos había menos gente que en ese castillo.
Seguía preguntándose que había sido del maestro. No tenía más instrucciones por su parte y se sentía bastante perdido en ese aspecto. Se mantenía al margen de las conversaciones de la casucha. No le interesaban ni ellos ni sus problemas. Estaba ahí en la entrada a la casa que dentro se encargaban de reparar. Fumándose un cigarro apoyado en una de las paredes.
Una parejilla estaba hablando en las escaleras de las casas frente a la que el ocupaba. Al parecer todo era un drama. Aspiró una larga calada mientras se profesaban palabras de amor. Entornó los ojos y tiró el cigarro a la nieve que cubría el suelo. Era una capa leve para la época, una capa que fuera de los límites mágicos no existía. Todo estaba seco.
"Vaya par de imbéciles"
Perdían el tiempo con sus dramas amorosos, con sus dramas mágicos, con sus dramas de batalla, de refugiados, de capturados. ¿para qué? Estaba claro que en algún momento todo acabaría y no habría servido de nada perder el tiempo.
Miró hacia el interior. Reparaban parte del salón usando su magia. Parecían incluso felices por un segundo, aunque al rato volvían a hablar de todo el tema recurrente de los muggles y su trasto antimagia.
Decidió dar un paseo. Bajó los pequeños escalones de aquella casa en ruinas y afianzó sus pies sobre la nieve. Puta nieve. No sabía como podía gustarle a nadie. Era fría, resbalaba, y una vez pisada se convertía en un charco de barro sucio asqueroso. Pasó frente a la pareja a la que miró de reojo volviendo a entornar los ojos y prosiguió su camino.
No sé cómo se esperaba que reaccionase yo como para tener tantos reparos en hablar del tema, realmente parece que ella se sentía culpable de lo que había pasado, como si hubiese tenido alguna manera de evitarlo. No tenía lógica ninguna, ni había posibilidades de que aquello siguiese su curso. Dejé que se fuese calmando tras su confesión, esperando que con eso por fin se hubiese quitado parte del peso de encima. - Podías confiar en mí para contármelo. Sería gilipollas si me enfadase contigo por eso. Deja de culparte. La culpa de eso y de mucho más ya sabemos de quién fue, por eso se lo devolveremos, no les vamos a dejar tranquilos nunca. - empecé la frase con tono relativamente tranquilo, pero la acabé con bastante rabia y ganas de que de verdad fuese así, de que pudiésemos hacerles pagar tantas cosas y de dar la vuelta a la situación. El beso, el primero en mucho tiempo, consigue calmarme un poco, ayudándome a apartar por un momento esos pensamientos en los que la venganza parece la única opción. Apoyo mi frente contra la suya cuando nos separamos, pasando el pulgar por su mejilla.
- Con que sepamos eso, es suficiente por ahora. - concluyo con media sonrisa a eso de que quiere estar a mi lado, porque lo de ser buen padre no creo, teniendo en cuenta que ni he sabido mantener a Svart conmigo. - Lo sé- susurro a lo último que dice, volviendo a acercarme nuevamente, aunque no termino de hacerlo al sentirme observado por el chico que cruza delante de nosotros mirándonos con los ojos entornados. Me separo levemente para devolverle esa mirada de pocos amigos, aunque enseguida caigo en que me suena tanto porque es el chico de la celda. - Juliet...¿te acuerdas de él? - pregunto por lo bajo señalando al chaval con un leve gesto de la cabeza, llamándolo después. - ¡Eh, tú! ¿Quién cojones eres? estabas en los campos, pero el resto del tiempo no te he visto ni decir media palabra. Igual que allí, estabas medio muerto en la celda.
- Con que sepamos eso, es suficiente por ahora. - concluyo con media sonrisa a eso de que quiere estar a mi lado, porque lo de ser buen padre no creo, teniendo en cuenta que ni he sabido mantener a Svart conmigo. - Lo sé- susurro a lo último que dice, volviendo a acercarme nuevamente, aunque no termino de hacerlo al sentirme observado por el chico que cruza delante de nosotros mirándonos con los ojos entornados. Me separo levemente para devolverle esa mirada de pocos amigos, aunque enseguida caigo en que me suena tanto porque es el chico de la celda. - Juliet...¿te acuerdas de él? - pregunto por lo bajo señalando al chaval con un leve gesto de la cabeza, llamándolo después. - ¡Eh, tú! ¿Quién cojones eres? estabas en los campos, pero el resto del tiempo no te he visto ni decir media palabra. Igual que allí, estabas medio muerto en la celda.
Se acurrucó entre los brazos de Reiv, tan cansada, como si la tensión de los últimos meses finalmente hubiera desaparecido. Definitivamente aún sentía que había cosas que hablar al respecto del tema, cosas que aún le inquietaban y que tendría que aprender a aceptar con el tiempo.- Pero también yo pude haber hecho más. Dejé de comer, estaba tensa todo el tiempo, ni siquiera intentaba relajarme. Era como...- Dejó salir un suspiro, negando con el rostro mientras recostaba la cabeza en el hombro del moreno. El tono de su voz al terminar la frase de volvió duro a medida que avanzaba. Afortunadamente, el beso sirvió de tranquilizante y pudieron unir sus frentes una vez después de tanto tiempo.
A pesar de que esperaba algo más de parte del moreno con aquellas últimas palabras, no podía estar molesta con él.- Eres un engreído.- Murmuró, justo antes de morder con ternura la mejilla del moreno. Le tenía cerca y, por alguna razón que no se explicaba, tenía ganas de hacerle algo de daño. Se recostó de nuevo entre los brazos de Reiv, cerrando los ojos por un instante. Aspiró el suave olor de la nieve y del bosque que penetraba el lugar. Era casi como recordarse en casa, en Londres, hace muchos años. El sonido de la voz del moreno le hizo abrir los ojos, encontrándose con la pequeña sabandija de lengua larga que era el hijo de Draven.- Sí... Me lo encontré en la arena después de nuestra pelea. Estaba por pelear con Ling. El Descendiente.- Murmuró, separándose un poco de Reiv mientras le veía intentando salir de ahí.- Es Reed Draven. Hijo de Thalos. Y creo que de Erika.- Respondió a Reiv en voz baja, aunque tenía la sensación de que el chico le escucharía como si tuviera un sexto sentido muy agudo que le pinchaba en cuanto lo relacionaban con su padre. Había notado aquel desdén en la arena.
A pesar de que esperaba algo más de parte del moreno con aquellas últimas palabras, no podía estar molesta con él.- Eres un engreído.- Murmuró, justo antes de morder con ternura la mejilla del moreno. Le tenía cerca y, por alguna razón que no se explicaba, tenía ganas de hacerle algo de daño. Se recostó de nuevo entre los brazos de Reiv, cerrando los ojos por un instante. Aspiró el suave olor de la nieve y del bosque que penetraba el lugar. Era casi como recordarse en casa, en Londres, hace muchos años. El sonido de la voz del moreno le hizo abrir los ojos, encontrándose con la pequeña sabandija de lengua larga que era el hijo de Draven.- Sí... Me lo encontré en la arena después de nuestra pelea. Estaba por pelear con Ling. El Descendiente.- Murmuró, separándose un poco de Reiv mientras le veía intentando salir de ahí.- Es Reed Draven. Hijo de Thalos. Y creo que de Erika.- Respondió a Reiv en voz baja, aunque tenía la sensación de que el chico le escucharía como si tuviera un sexto sentido muy agudo que le pinchaba en cuanto lo relacionaban con su padre. Había notado aquel desdén en la arena.
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Sus manos se sentían heladas en el interior de los bolsillos de la chaqueta. Pensó que sería buena idea ver si podía encontrar alguna nueva algo más abrigada. Oyó el murmullo del par de tortolitos. Suspiró y pudo ver su aliento convertirse en vaho frente a él.
Paró sus pasos manteniéndose de espaldas. Por un segundo pensó en ignorar al chico. Pensó que en esa "comunidad" por lo visto todo el mundo quería meterse en los asuntos de los demás. Giró haciendo que sus manos dentro de sus bolsillos dejasen ver el interior de la chupa. Como preguntándole al chico que de que iba.
-Tío... solo estoy dando una vuelta. ¿que mierda te importa?
Me fijé en la mujer, de ella eran aquellos susurros lejanos que acababa de oír. Su gesto cambió a una mueca extraña al reconocerla.
-Vaya... ¿te cansaste de entrenarnos para la muerte?
Preguntó un tanto irónico. Ahora resulta que la que pretendía que el puto chino y él se matasen entre ellos era una de los del grupo ese de refugiados de mierda. Sonrió por un segundo negando, no podía creer lo estúpidos que eran. Tampoco podía creer cómo habían sobrevivido tanto tiempo perdonando así sin más a la gente.
Giró de nuevo retomando sus pasos a la par que seguía negando.
"a la mierda todos"
Paró sus pasos manteniéndose de espaldas. Por un segundo pensó en ignorar al chico. Pensó que en esa "comunidad" por lo visto todo el mundo quería meterse en los asuntos de los demás. Giró haciendo que sus manos dentro de sus bolsillos dejasen ver el interior de la chupa. Como preguntándole al chico que de que iba.
-Tío... solo estoy dando una vuelta. ¿que mierda te importa?
Me fijé en la mujer, de ella eran aquellos susurros lejanos que acababa de oír. Su gesto cambió a una mueca extraña al reconocerla.
-Vaya... ¿te cansaste de entrenarnos para la muerte?
Preguntó un tanto irónico. Ahora resulta que la que pretendía que el puto chino y él se matasen entre ellos era una de los del grupo ese de refugiados de mierda. Sonrió por un segundo negando, no podía creer lo estúpidos que eran. Tampoco podía creer cómo habían sobrevivido tanto tiempo perdonando así sin más a la gente.
Giró de nuevo retomando sus pasos a la par que seguía negando.
"a la mierda todos"
Me quedé dándole vueltas en la cabeza a la frase inacabada de Juliet, ese "era como..." que suena a que ella había puesto de su parte de manera consciente para que aquello no saliese adelante. Tal vez porque en el fondo no quería tenerlo, y casi que se siente aliviada, en cierto modo, de haberlo perdido. Tal vez por eso se había estado sintiendo culpable. Preferí no decir nada más sobre el tema, ya no tenía sentido darle más vueltas, tocaba pasar página aunque no olvidásemos lo que nos habían hecho.
- ¿Engreído, yo? qué vaa... - respondo con media sonrisa seguro de haberla picado por esa respuesta, aunque me ha salido sin pensar demasiado. De sobra sabe la respuesta. Me quejo por lo bajo por el mordisco que me da en la mejilla, quedándonos después bastante tranquilos tras haber solucionado lo que teníamos que hablar. O al menos estábamos relajados hasta la aparición de Reed. Alucino con la explicación que me da Juliet sobre el muchacho, negando con la cabeza. - Eso es imposible. El hijo de Thalos no debe ser más que un niño. Será un impostor que está usando ese nombre, yo qué sé... - no me cuadra de ningún modo, pero por el mal genio que destila el chaval bien podría ser.
- Pues claro que me importa. Tenemos que saber con quién estamos viviendo aquí, o antes en el castillo. Y si estás libre es por esa gente, por eso puedes dar todas las vueltas que quieras. - miro de reojo a Juliet cuando Reed le echa en cara eso de que los entrenaba para matar, recordando el trato que hicimos con Blair en la enfermería. Yo me fui como su esclavo mientras que ella se quedaba como entrenadora de gladiadores. Yo mismo le dije que su prioridad fuese mantenerse a salvo, aunque fuese injusto lo que les pasase a los otros. - Tú habrías hecho lo mismo. Mirar por ti. ¿O te habrías preocupado de alguien más?- no parece que tenga intenciones de quedarse a hablar, así que simplemente me encojo de hombros cuando veo que se da la vuelta, soltando un 'bah' de haz lo que quieras.
- ¿Engreído, yo? qué vaa... - respondo con media sonrisa seguro de haberla picado por esa respuesta, aunque me ha salido sin pensar demasiado. De sobra sabe la respuesta. Me quejo por lo bajo por el mordisco que me da en la mejilla, quedándonos después bastante tranquilos tras haber solucionado lo que teníamos que hablar. O al menos estábamos relajados hasta la aparición de Reed. Alucino con la explicación que me da Juliet sobre el muchacho, negando con la cabeza. - Eso es imposible. El hijo de Thalos no debe ser más que un niño. Será un impostor que está usando ese nombre, yo qué sé... - no me cuadra de ningún modo, pero por el mal genio que destila el chaval bien podría ser.
- Pues claro que me importa. Tenemos que saber con quién estamos viviendo aquí, o antes en el castillo. Y si estás libre es por esa gente, por eso puedes dar todas las vueltas que quieras. - miro de reojo a Juliet cuando Reed le echa en cara eso de que los entrenaba para matar, recordando el trato que hicimos con Blair en la enfermería. Yo me fui como su esclavo mientras que ella se quedaba como entrenadora de gladiadores. Yo mismo le dije que su prioridad fuese mantenerse a salvo, aunque fuese injusto lo que les pasase a los otros. - Tú habrías hecho lo mismo. Mirar por ti. ¿O te habrías preocupado de alguien más?- no parece que tenga intenciones de quedarse a hablar, así que simplemente me encojo de hombros cuando veo que se da la vuelta, soltando un 'bah' de haz lo que quieras.
12 en punto de la noche del día 31 de octubre de 2040.
"Cuando la lanza celestial rasgue la oscuridad,
las entrañas de la tierra rugirán y se abrirán.
Allí sangrará la sempiterna luz,
para cumplir la voluntad
de los que victoriosos se alzarán,
o indignos perecerán."
las entrañas de la tierra rugirán y se abrirán.
Allí sangrará la sempiterna luz,
para cumplir la voluntad
de los que victoriosos se alzarán,
o indignos perecerán."
Se inicia una convergencia planetaria que tiene lugar cada 777 años, en la cual se alinean todos los planetas del Sistema Solar durante unas horas. Esto provoca que la energía mágica se vea enormemente potenciada en todo el planeta Tierra (con mayor intensidad en el llamado triángulo de la magia), dejando sentir sus efectos en todos los seres de raza mágica, incluso muy levemente en aquellos que no lo son. Los 3 puntos de gran concentración de magia del mundo emiten desde sus núcleos grandes cantidades descontroladas de poder, provocando un desequilibrio por exceso de potencia. Tal cantidad de energía puede producir una sobrecarga en todos los seres afines a la magia, que verán aumentados sus poderes de manera exponencial, debiendo canalizarlos debidamente si no quieren que les perjudique y acaba dañándoles seriamente, o incluso matándoles. Los seres mágicos deberán dominar y aprovechar dicha energía para sus fines, intentando que no les destruya por dentro o les haga perder el juicio...
- observación alineación desde el planeta:
Todo lo malo del mundo parecía quedar atrás por al menos un minuto mientras juntos pasaban un rato tranquilo. Rió divertida cuando Reiv trató de quitarse un poco de ego, aunque era algo que le quedaba muy propio. Al menos el lindo día duró un rato, hasta que frente a sus ojos apareció aquel chico. En sí, no lo esperaba, pues a pesar de haberlo visto en la arena, no creyó que le hubieran rescatado. No lo vio después.
Alzó una ceja al pensar lo que decía Reiv. No se había puesto a pensar que Thalos no era tan viejo como para tener un hijo adolescente... a menos que fuera demasiado precoz.- Es su nombre. Y se molesta cuando le mencionas. Es un buen indicador. Además, tú y Thalos son parecidos y... vi algo de ti en él.- Murmuró, quizás por tanto coraje reprimido, aunque aún no sabía por qué. Negó ante la pregunta del chico, levantándose despacio.- No, pero me cansé de dejar que la gente me juzgue sin razón. Aunque si sigues vivo, entonces hice bien mi trabajo.- Murmuró bajando un par de escalones hasta llegar a la cerca. Se sentía un poco extraña, como si aquella casita le diera seguridad alguna. Reiv respondió algo cierto, y es que ella también había visto solo por ella. Por ella y por Reiv, y en ese binomio no había cabida para nadie más.- Tendríamos que llevarle con Erika. Ir al castillo.- Murmuró caminando hacia él, jalando a Reiv para que se acercara. Cuando estuvieron lo suficientemente cerca, tomó la mano de Reiv e hizo el intento de sostenerle mientras el moreno desaparecía con todos a bordo.
Alzó una ceja al pensar lo que decía Reiv. No se había puesto a pensar que Thalos no era tan viejo como para tener un hijo adolescente... a menos que fuera demasiado precoz.- Es su nombre. Y se molesta cuando le mencionas. Es un buen indicador. Además, tú y Thalos son parecidos y... vi algo de ti en él.- Murmuró, quizás por tanto coraje reprimido, aunque aún no sabía por qué. Negó ante la pregunta del chico, levantándose despacio.- No, pero me cansé de dejar que la gente me juzgue sin razón. Aunque si sigues vivo, entonces hice bien mi trabajo.- Murmuró bajando un par de escalones hasta llegar a la cerca. Se sentía un poco extraña, como si aquella casita le diera seguridad alguna. Reiv respondió algo cierto, y es que ella también había visto solo por ella. Por ella y por Reiv, y en ese binomio no había cabida para nadie más.- Tendríamos que llevarle con Erika. Ir al castillo.- Murmuró caminando hacia él, jalando a Reiv para que se acercara. Cuando estuvieron lo suficientemente cerca, tomó la mano de Reiv e hizo el intento de sostenerle mientras el moreno desaparecía con todos a bordo.
Kyllian, mi barrigota y yo parecimos en la noche del 31 de octubre en la Torre de Londres. Allí habían muchas otras personas. A Kyllian y a mi nos suministraron litros de matalobos y nos mantenían vigiados constantemente. Durante un rato largo, si me acercaba mucho a él los pelos de mi cabeza se elevaban como si tuviera energía estática. En el momento que todo aquello terminó ya era entrada la madrugada y con Kyllian decidimos ir a Hogsmeade. En el instante en el que aparecimos allí sentí el pastel de calabaza subir por mi garganta.
-Ugh... creo que prefiero caminar.- Dije tapándome la boca y re-tragando el pastel. Con los de la brigada me había desaparecido y aparecido varias veces, pero aún no me acostumbraba. Fuimos a una de las casas abandonadas, una que estaba bien lejos de las demás, aquella todavía no había sido ocupada. Antes de entrar sentí algo caer en mi rostro, miré hacia arriba y solo estaba el nublado y oscuro cielo pero volví a sentir aquello frío que caía del cielo.
-¿Está nevando?- Le pregunté a Kyllian esperando no ser la única sintiendo esas cosas. La casa tenía dos plantas, en la planta baja había una chimenea muy hermosa con un sillón de dos plazas enfrente, luego había un baño, una pequeña cocina y un comedor con vista al exterior. Subiendo la rechinante escalera de madera había otro baño más armado que el de la planta baja porque tenía, por ejemplo, una bañera, luego habían dos habitaciones, una individual y otra matrimonial. Sentí un momento incómodo porque quería que Kyllian se quedara conmigo en la cama grande, pero no lo diría en voz alta.
-¡Ah! Por cierto, ya sé el sexo del bebe...- Dije entrando en la habitación matrimonial esperando que Kyllian me siga impulsado por la curiosidad. Todavía recordaba que cuando nos señaló a mi barriga y a mi supe que él no sabía el sexo del bebe. En aquel momento los ojos se me abrieron como platos por la sorpresa y el corazón se me derritió, pero ahora ya podía pensar en frío y recordaba que estaba frente a un posible espía de la Alianza Humana
-Ugh... creo que prefiero caminar.- Dije tapándome la boca y re-tragando el pastel. Con los de la brigada me había desaparecido y aparecido varias veces, pero aún no me acostumbraba. Fuimos a una de las casas abandonadas, una que estaba bien lejos de las demás, aquella todavía no había sido ocupada. Antes de entrar sentí algo caer en mi rostro, miré hacia arriba y solo estaba el nublado y oscuro cielo pero volví a sentir aquello frío que caía del cielo.
-¿Está nevando?- Le pregunté a Kyllian esperando no ser la única sintiendo esas cosas. La casa tenía dos plantas, en la planta baja había una chimenea muy hermosa con un sillón de dos plazas enfrente, luego había un baño, una pequeña cocina y un comedor con vista al exterior. Subiendo la rechinante escalera de madera había otro baño más armado que el de la planta baja porque tenía, por ejemplo, una bañera, luego habían dos habitaciones, una individual y otra matrimonial. Sentí un momento incómodo porque quería que Kyllian se quedara conmigo en la cama grande, pero no lo diría en voz alta.
-¡Ah! Por cierto, ya sé el sexo del bebe...- Dije entrando en la habitación matrimonial esperando que Kyllian me siga impulsado por la curiosidad. Todavía recordaba que cuando nos señaló a mi barriga y a mi supe que él no sabía el sexo del bebe. En aquel momento los ojos se me abrieron como platos por la sorpresa y el corazón se me derritió, pero ahora ya podía pensar en frío y recordaba que estaba frente a un posible espía de la Alianza Humana
Kyllian Evans
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A nuestra llegada a la torre de londres nos habían dado matalobos como para tres meses en una sola dosis, era bastante pero eentendíamos la razón, había demasiada gente vulnerable y lo que se venía encima no era nada que ninguno de los presentes hubiera vivido antes. Cuando por fin empieza todo, puedo notar la gran fuerza que parece desbordarnos pero era algo controlable aún así probablemente se tratara del lugar en el que nos encontrabamos y si para nosotros era así no podía ni imaginar como se estarían sintiendo los del castillo, dando gracias por poder salir a tiempo con la chica rubia que me acompañaba a la cual no paraba de vigilar por si en algún momento su bebé decidía salir a decir hola.
Pasa una hora y parece que la sensación dirminuye pero de golpe nos invade la sensación contraria, era una presión horrible que nos afectaba a todos y a pesar de tener toda esa matalobos en el cuerpo no estaba seguro de que eso fuera suficiente -¡Tenemos que salir de aquí!- grito a todos los presentes pues la sensación era insoportable. Al salir del área de la torre se hace ligeramente menos cargante la sensación y solo unos instantes después vemos el mensaje de Lucio o al menos Aldaron quien es el que da el aviso, ya no podíamos volver al castillo pero grita otra cosa "a Hogsmade" al parecer era otro lugar seguro pero con tanta gente y desde el mismísimo londres iba a ser difícil.
Nos movemos en grupos pequeños para evitar ser detectados, al parecer los humanos también podían sentir esa especie de presión en ellos y estaban tan confusos como nosotros pero unas luces aparecen en el firmamento seguidas de lo que parecen ser estrellas fugaces, algo había pasado pero fuera lo que fuera dio lugar a que la magia volviera, podía sentirlo y no dudé ni un isntante en usar mi aparición con Leila para poder ir a Hogsmade.
Cuando aparecemos en el pueblo, muchas de las personas del castillo ya estaban allí, algunos malheridos, otros como si se hubieran quedado sin batería, en resumen, todos hechos una mierda. Detrás de nosotros aparece Aldaron quien se pone a trabajar de inmediato organizando a los que también venían de la torre para ayudar a los heridos, Leila tenía otros planes y decide entrar en una de las casas abandonadas que allí se encontraban.
Estaba llena de polvo por el abandono y deteriorada, sin embargo parecía un buen sitio para vivir, sigo de cerca a la rubia echando un vistazo aquí y allá hasta entrar en la que parecía ser la habitación principal atraído por la noticia del sexo del bebé -¿En serio? y que es? niño o niña? por favor dime que voy a poder llevármelo a cazar conejos al bosque-
Pasa una hora y parece que la sensación dirminuye pero de golpe nos invade la sensación contraria, era una presión horrible que nos afectaba a todos y a pesar de tener toda esa matalobos en el cuerpo no estaba seguro de que eso fuera suficiente -¡Tenemos que salir de aquí!- grito a todos los presentes pues la sensación era insoportable. Al salir del área de la torre se hace ligeramente menos cargante la sensación y solo unos instantes después vemos el mensaje de Lucio o al menos Aldaron quien es el que da el aviso, ya no podíamos volver al castillo pero grita otra cosa "a Hogsmade" al parecer era otro lugar seguro pero con tanta gente y desde el mismísimo londres iba a ser difícil.
Nos movemos en grupos pequeños para evitar ser detectados, al parecer los humanos también podían sentir esa especie de presión en ellos y estaban tan confusos como nosotros pero unas luces aparecen en el firmamento seguidas de lo que parecen ser estrellas fugaces, algo había pasado pero fuera lo que fuera dio lugar a que la magia volviera, podía sentirlo y no dudé ni un isntante en usar mi aparición con Leila para poder ir a Hogsmade.
Cuando aparecemos en el pueblo, muchas de las personas del castillo ya estaban allí, algunos malheridos, otros como si se hubieran quedado sin batería, en resumen, todos hechos una mierda. Detrás de nosotros aparece Aldaron quien se pone a trabajar de inmediato organizando a los que también venían de la torre para ayudar a los heridos, Leila tenía otros planes y decide entrar en una de las casas abandonadas que allí se encontraban.
Estaba llena de polvo por el abandono y deteriorada, sin embargo parecía un buen sitio para vivir, sigo de cerca a la rubia echando un vistazo aquí y allá hasta entrar en la que parecía ser la habitación principal atraído por la noticia del sexo del bebé -¿En serio? y que es? niño o niña? por favor dime que voy a poder llevármelo a cazar conejos al bosque-
La caótica huida nos llevó hasta la segunda base que teníamos, el único punto con magia al que podíamos acudir ante el ataque de la Alianza. Las aves Roc de Sarah nos sirvieron para transportar a algunos de los que cayeron heridos, aunque aquello había sido desbandada general. Cuando llegamos al pueblo comprobamos que faltaban muchas caras conocidas, había bastantes que no habían llegado. Preferí pensar que se habían desperdigado y que estaban bien, antes que pensar que les habían dado caza. Condujimos rápidamente a los heridos, Jack entre ellos, hasta una de las casas más amplias del pueblo, de las que habían estado reformando los que allí habitaban. Con la rapidez de la huida no habíamos podido llevarnos nada de la enfermería, así que hubo unos angustiosos momentos en los que debía confiar únicamente en mi habilidad sanadora. Hubiese sido peor de no tener este sitio, entonces no habría podido ni salvarlos.
Pasé las siguientes horas curando a todos los heridos que habíamos traído, y los que habían ido llegando poco a poco, los que habían tenido que huir a pie. Algunos traían buenas noticias, sorprendentes. Se dieron cuenta de que podían volver a desaparecerse, como si hubiese desaparecido el bloqueo mágico. Dentro de este reducto no lo habíamos percibido, así que no sabía ni qué pensar. Seguí estabilizando a los más graves, aunque quedaba esperar para ver si sobrevivían. Luego me dediqué a recorrer las diferentes casas del pueblo, comprobando quiénes me faltaban. No sé ni qué había pasado con el ministro, pero me preocupaban más otros que no habían llegado todavía. Los que evacuamos a la zona antimagia de Londres también habían comenzado a llegar, cosa que me alivió bastante. Busqué a Aldaron por las casas, para ponerme al tanto de lo que sabíamos uno y otro.
Pasé las siguientes horas curando a todos los heridos que habíamos traído, y los que habían ido llegando poco a poco, los que habían tenido que huir a pie. Algunos traían buenas noticias, sorprendentes. Se dieron cuenta de que podían volver a desaparecerse, como si hubiese desaparecido el bloqueo mágico. Dentro de este reducto no lo habíamos percibido, así que no sabía ni qué pensar. Seguí estabilizando a los más graves, aunque quedaba esperar para ver si sobrevivían. Luego me dediqué a recorrer las diferentes casas del pueblo, comprobando quiénes me faltaban. No sé ni qué había pasado con el ministro, pero me preocupaban más otros que no habían llegado todavía. Los que evacuamos a la zona antimagia de Londres también habían comenzado a llegar, cosa que me alivió bastante. Busqué a Aldaron por las casas, para ponerme al tanto de lo que sabíamos uno y otro.
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