Recuerdo del primer mensaje :
El pueblo de Hogsmeade se encuentra muy próximo al colegio Hogwarts. Era uno de los pocos pueblos habitado en su totalidad por población mágica, aunque tras la guerra se descubrió el lugar. Ha estado habitado por miembros de La Resistencia, aunque actualmente casi nadie vive aquí. En el pueblo puede encontrarse una taberna, una herrería y unas caballerizas, además de algunas casas abandonadas.
La madrugada del 1 de noviembre ocupamos aquella casa tan hogareña. Nunca antes había estado en un lugar tan acogedor. La casa en la que pasé mi niñez no estaba ni cerca de definirse si quiera como cálida, de las habitaciones en el ejército mejor ni hablar y el barco varado parecía más una casa compartida llena de solterones y solteronas. Oye, no me quejo, ser solterón tiene sus ventajas. Pero me agradaba esa casa, tenía un no sé qué que me atraía. Vino a mí una imagen de un posible futuro en el que la casa tenía mucho menos polvo, el estante sobre la chimenea estaba decorado con varias fotos enmarcadas de tres personas muy felices; una mujer que se parecía mucho a mi, un hombre que se parecía mucho a Kyllian y una niña rubia muy bella y muy sonriente. La casa se veía aún más acogedora si cabía. Había alguien en la cocina, un hombre de complexión delgada pero visiblemente fuerte estaba cocinando. Se detuvo un momento para mirar por la ventana, lo que vio le sacó una pequeña sonrisa, afuera estaba la niña correteando y jugando. En eso, la mujer rubia de la foto abrazó por detrás al hombre apoyando su mentón en el hombro de éste para también mirar a la niña a través de la ventana. Luego de un momento el hombre se giró despacio y depositó un dulce beso en la boca de la feliz mujer. Parpadeé para volver a la realidad. Miré a Kyllian que le estaba echando un vistazo a todo y sacudí mi cabeza. Definitivamente estaba volviéndome loca. Esas malditas hormonas.
-Es niña.- Dije con tono de desinterés mientras dejaba la daga que Kyllian me había dado en el cajón de la mesita de luz. Me sorprendí cuando abrí el cajón porque allí había una pistola, al fin había encontrado un arma de fuego. Lo cerré con naturalidad por las dudas, no vaya ser que eso también me lo quiera sacar. Luego me acomodé en un lado de la cama y saqué de algún lado el portátil que él casi me hace dejar en el castillo de locos para dejarlo en la mesita de luz junto al velador. Alce una ceja cuando dijo que quería llevársela a cazar conejos.
-No será feral Kyllian... será humana, no se quedará con nosotros mucho tiempo. Yo no lo permitiré. No dejaré que viva como una renegada. Prefiero que ella elija cuando sea mayor cómo y con quién quiere vivir. Con los humanos, o con nosotros... o sea con los mágicos... no me refiero a nosotros nosotros, quiero decir... olvídalo...- Dirigí mi mirada a mi barriga para no mirar a Kyllian mientras me ponía colorada y me subían los calores pensando en los antojos que había tenido durante el embarazo antes de estar como un barril y que nada tenían que ver con la comida.
-¿Sabes? De donde vengo se acostumbra que las mujeres les enseñen a lo niños todo lo que necesitan saber, pero sería lindo verte a ti intentarlo. ¡Ah! Por cierto, mis amigos de la brigada serán los tíos de la criatura... solo por si querías saber. Y hmmm... gracias por... todo. Lamento no haber estado cuando te hicieron la ¿lobotomía mágica?... ¿Cómo te encuentras ahora?- Le señalé el espacio libre a mi lado en la cama para que se recueste con migo y me cuente.
-Cuéntame de ti ¿Dónde naciste?.- Le pregunté luego de un rato. Así pasamos las horas, hablando. Cuando él terminó de contarme era entrada la madrugada. Yo también quería contarle de mi.
-Yo nací en una colonia de ferales, en Sierra Leona, África. Nunca conocí a aquella persona que puso el esperma para crearnos a mi hermano mellizo y a mi, así que solo éramos mi hermano, mi madre que aparecía ocasionalmente y yo. Madre formaba parte de la resistencia africana y estaba muy comprometida con "la causa". La mayoría del tiempo estaba en misiones, así que mi hermano y yo podíamos hacer lo que queríamos, aunque él era bastante aburrido. Le encantaba decir "No Leila", "Deja eso Leila", "Baja de ahí Leila", etcétera. Aunque yo creo que decía todo eso porque estaba celoso, él tenía... o tiene el pelo oscuro, mientras que yo, al tener el pelo rubio, podía mimetizarme sin problema en los pastizales amarillentos de la sabana y podía cazar mucho más. Claro que eso cambió cuando llegué a Londres y el pelo rubio no me sirvió de mucho para esconderm-- Dejé de hablar cuando sentí un fuerte dolor en el útero. No me había dado cuenta de que mis piernas y la cama se habían humedecido.
-Kyllian... creo que rompí bolsa ¿Podrías llamar al elfo o a Lucio?- Le dije sorprendida pero con calma.
-Es niña.- Dije con tono de desinterés mientras dejaba la daga que Kyllian me había dado en el cajón de la mesita de luz. Me sorprendí cuando abrí el cajón porque allí había una pistola, al fin había encontrado un arma de fuego. Lo cerré con naturalidad por las dudas, no vaya ser que eso también me lo quiera sacar. Luego me acomodé en un lado de la cama y saqué de algún lado el portátil que él casi me hace dejar en el castillo de locos para dejarlo en la mesita de luz junto al velador. Alce una ceja cuando dijo que quería llevársela a cazar conejos.
-No será feral Kyllian... será humana, no se quedará con nosotros mucho tiempo. Yo no lo permitiré. No dejaré que viva como una renegada. Prefiero que ella elija cuando sea mayor cómo y con quién quiere vivir. Con los humanos, o con nosotros... o sea con los mágicos... no me refiero a nosotros nosotros, quiero decir... olvídalo...- Dirigí mi mirada a mi barriga para no mirar a Kyllian mientras me ponía colorada y me subían los calores pensando en los antojos que había tenido durante el embarazo antes de estar como un barril y que nada tenían que ver con la comida.
-¿Sabes? De donde vengo se acostumbra que las mujeres les enseñen a lo niños todo lo que necesitan saber, pero sería lindo verte a ti intentarlo. ¡Ah! Por cierto, mis amigos de la brigada serán los tíos de la criatura... solo por si querías saber. Y hmmm... gracias por... todo. Lamento no haber estado cuando te hicieron la ¿lobotomía mágica?... ¿Cómo te encuentras ahora?- Le señalé el espacio libre a mi lado en la cama para que se recueste con migo y me cuente.
-Cuéntame de ti ¿Dónde naciste?.- Le pregunté luego de un rato. Así pasamos las horas, hablando. Cuando él terminó de contarme era entrada la madrugada. Yo también quería contarle de mi.
-Yo nací en una colonia de ferales, en Sierra Leona, África. Nunca conocí a aquella persona que puso el esperma para crearnos a mi hermano mellizo y a mi, así que solo éramos mi hermano, mi madre que aparecía ocasionalmente y yo. Madre formaba parte de la resistencia africana y estaba muy comprometida con "la causa". La mayoría del tiempo estaba en misiones, así que mi hermano y yo podíamos hacer lo que queríamos, aunque él era bastante aburrido. Le encantaba decir "No Leila", "Deja eso Leila", "Baja de ahí Leila", etcétera. Aunque yo creo que decía todo eso porque estaba celoso, él tenía... o tiene el pelo oscuro, mientras que yo, al tener el pelo rubio, podía mimetizarme sin problema en los pastizales amarillentos de la sabana y podía cazar mucho más. Claro que eso cambió cuando llegué a Londres y el pelo rubio no me sirvió de mucho para esconderm-- Dejé de hablar cuando sentí un fuerte dolor en el útero. No me había dado cuenta de que mis piernas y la cama se habían humedecido.
-Kyllian... creo que rompí bolsa ¿Podrías llamar al elfo o a Lucio?- Le dije sorprendida pero con calma.
Kyllian Evans
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Ocupación
Bando
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Edad
Nacionalidad
Mientras explora la casa puede ver como la rubia se queda mirando una habitación en concreto, está como si se hubiera quedado empanada viendo alguna especie de culebrón, chasca los dedos para ver si se despierta y nada "¿otro síntoma de embarazada?" piensa hasta que por fin la chica parece reaccionar y sube a la planta de arriba a la habitación principal.
-¡UNA NIÑA!seguro que es tan cabezona como su madre y tiene el mismo temperamento horrible- dice bromeando, lo siguiente que dice no le gusta demasiado, era como si pensara enviar a la pobre criatura lejos de ella, pasara lo que pasara esa niña tenía que estar con su madre -humana o unicornio, eso no importa, no puedes enviarla lejos Leila! tiene que crecer con sus padres! ya decidirá si quiere quedarse o no cuando crezca pero dale la oportunidad de tener una familia- su forma de atascarse cuando dice "nosotros" no la entiende para nada, menos aún la razón por la que se sonroja tanto, tal vez más cosas de embarazadas.
-podría enseñarle muchas cosas! iriamos a recoger frutas al bosque y le enseñaría a hacer los pasteles de mi madre para que cierta madre rubia se los coma todos sin dejarnos nada a ninguno de los dos, al menos no será pastel de calabaza- dice entre risas intentando fastidiar a la feral que seguramente le lanzaría lo que encontrara a mano.
No se niega a la invitación que le hace y se recuesta en aquella cama llena de polvo lo que lo hace estornudar algunas veces -nah, no te preocupes por eso, solo estaba haciendo una rabieta porque me estabas gritando- pone sus manos tras la nuca y mira a la chica -estoy bastante bien, al menos ya no me duele la cabeza cuando se me cruzan los cables con los recuerdos falsos, aquel hombre de la máscara los borró todos y menos mal- arruga un poco el gesto cuando le pregunta sobre su vida, no era algo que le gustara decir pero aún así soltó prenda -mis padres eran alumnos de Ouroboros, allí se conocieron y después de graduarse se fueron a un pequeño pueblo cerca del lago ness, cuando nací a los humanos aún no se les había ido la olla con todo el asunto de la guerra así que ellos trabajaban en el pueblo ayudando a la gente, desgraciadamente los de la alianza consiguieron comerle el coco a todo el mundo y la gente del pueblo los quemó vivos en nuestra propia casa...- no era agradable recordar aquello y tampoco quería hablar mucho más.
la chica empieza a contarle su historia y a pesar de estar mirando al techo la escucha atento, no había tenido una vida fácil pero al menos el recuerdo de su hermano parecía feliz -me habría gustado tener un hermano...- dice más para sí mismo, un olor extraño le llega a la nariz se levanta mirando a la chica y es en ese momento que ve su cara de dolor pero la suya se pone blanca como el papel cuando le dice que ha roto aguas, llevaban esperando el momento desde que salieron del castillo pero cuando por fin ocurre estaba menos preparado de lo que pensaba -vale, vale, vale! tu... no empujes! o empuja! o... no sé! espera!- camina de un lado a otro pensando en los médicos hasta que reacciona sientíéndose imbécil por seguir en la habitación, se desaparece fuera pero vuelve de nuevo a la habitación -espera, dónde están!? qué elfo? el idiota de la cerbatana? y el crucio ese es el barbas, no!? joder!- de nuevo se desaparece sin escuchar la respuesta de la chica y empieza a correr de un lado a otro buscando a los dos médicos y gritando como un loco -socorro! Leila ha roto aguas! ¡DÓNDE ESTÁN LOS MÉDICOS? QUE HAGO!? Y EL AGUA CALIENTE Y LA TOALLAS DE DÓNDE ME LAS SACO!?- mira de un lado a otro y corre como un loco hasta que por fin da con ambos en una de las casa ya sin aliento -Leila...bebé...¡YA!-
-¡UNA NIÑA!seguro que es tan cabezona como su madre y tiene el mismo temperamento horrible- dice bromeando, lo siguiente que dice no le gusta demasiado, era como si pensara enviar a la pobre criatura lejos de ella, pasara lo que pasara esa niña tenía que estar con su madre -humana o unicornio, eso no importa, no puedes enviarla lejos Leila! tiene que crecer con sus padres! ya decidirá si quiere quedarse o no cuando crezca pero dale la oportunidad de tener una familia- su forma de atascarse cuando dice "nosotros" no la entiende para nada, menos aún la razón por la que se sonroja tanto, tal vez más cosas de embarazadas.
-podría enseñarle muchas cosas! iriamos a recoger frutas al bosque y le enseñaría a hacer los pasteles de mi madre para que cierta madre rubia se los coma todos sin dejarnos nada a ninguno de los dos, al menos no será pastel de calabaza- dice entre risas intentando fastidiar a la feral que seguramente le lanzaría lo que encontrara a mano.
No se niega a la invitación que le hace y se recuesta en aquella cama llena de polvo lo que lo hace estornudar algunas veces -nah, no te preocupes por eso, solo estaba haciendo una rabieta porque me estabas gritando- pone sus manos tras la nuca y mira a la chica -estoy bastante bien, al menos ya no me duele la cabeza cuando se me cruzan los cables con los recuerdos falsos, aquel hombre de la máscara los borró todos y menos mal- arruga un poco el gesto cuando le pregunta sobre su vida, no era algo que le gustara decir pero aún así soltó prenda -mis padres eran alumnos de Ouroboros, allí se conocieron y después de graduarse se fueron a un pequeño pueblo cerca del lago ness, cuando nací a los humanos aún no se les había ido la olla con todo el asunto de la guerra así que ellos trabajaban en el pueblo ayudando a la gente, desgraciadamente los de la alianza consiguieron comerle el coco a todo el mundo y la gente del pueblo los quemó vivos en nuestra propia casa...- no era agradable recordar aquello y tampoco quería hablar mucho más.
la chica empieza a contarle su historia y a pesar de estar mirando al techo la escucha atento, no había tenido una vida fácil pero al menos el recuerdo de su hermano parecía feliz -me habría gustado tener un hermano...- dice más para sí mismo, un olor extraño le llega a la nariz se levanta mirando a la chica y es en ese momento que ve su cara de dolor pero la suya se pone blanca como el papel cuando le dice que ha roto aguas, llevaban esperando el momento desde que salieron del castillo pero cuando por fin ocurre estaba menos preparado de lo que pensaba -vale, vale, vale! tu... no empujes! o empuja! o... no sé! espera!- camina de un lado a otro pensando en los médicos hasta que reacciona sientíéndose imbécil por seguir en la habitación, se desaparece fuera pero vuelve de nuevo a la habitación -espera, dónde están!? qué elfo? el idiota de la cerbatana? y el crucio ese es el barbas, no!? joder!- de nuevo se desaparece sin escuchar la respuesta de la chica y empieza a correr de un lado a otro buscando a los dos médicos y gritando como un loco -socorro! Leila ha roto aguas! ¡DÓNDE ESTÁN LOS MÉDICOS? QUE HAGO!? Y EL AGUA CALIENTE Y LA TOALLAS DE DÓNDE ME LAS SACO!?- mira de un lado a otro y corre como un loco hasta que por fin da con ambos en una de las casa ya sin aliento -Leila...bebé...¡YA!-
Había encontrado a Aldaron en una de las casas, así que aproveché que ambos habíamos terminado de curar y atender para ponernos al tanto de lo que había pasado en ambos lados. Al parecer lo del bajonazo repentino de magia también les había pasado a ellos, y con más intensidad al estar en aquella zona muerta de Londres. Por suerte aquello no duró demasiado, y acabaron pudiendo hacer uso de su magia para transportarse aquí. - No creo que estemos seguros ni siquiera aquí. Nada asegura que no nos encuentren en este sitio. Además, estoy preocupado por los compañeros que no han llegado todavía al pueblo, y por los de las expediciones. - no dije "Sean" específicamente, aunque llevaba tiempo queriendo hablar con el elfo del tema, muy sutilmente. Él no se ocultaba de nada ni de nadie, y parecía muy feliz así. La diferencia es que él no tenía ninguna responsabilidad ni era vigilado por apartarse de lo que se esperaba de él.
- Con tanto trabajo he pospuesto conversaciones importantes, cuando puedas me gustaría hablar contigo...necesito consejo.
"este elfo puede ser feliz simplemente con mirar los pectorales del ruso...ya me gustaría ser como él. Como el elfo, los pectorales me dan igual"
Suspiro con cara de estar divagando, hasta que Kyllian irrumpe en la casa pegando gritos. No hace falta que forme una frase completa, entiendo perfectamente. Cruzo una mirada con mi colega élfico , haciendo un gesto de que vayamos corriendo. - Tranquilo, Kyllian, nosotros nos encargamos. Tú sólo quédate a acompañarla, si estás seguro de no desmayarte ni nada de eso. - se supone que no, que este chico ha pasado por mucho y no se va a desmayar por ver un simple parto, pero quién sabe. Lo malo es que aquí no tengo nada de lo que teníamos en el hospital, ni me ha dado tiempo a coger medicinas. - Aldaron, ¿te llevaste alguna poción cuando os evacuaron? algo para el dolor. - pregunto por el camino mientras Kyllian nos guía hasta al casa. Al llegar buscamos la habitación en la que está Leila, encontrándola en una de las camas. Le sonrío para tranquilizarla, acercándome a ella para informarme primero. - Todo va a salir bien. Dime, ¿cada cuanto tienes las contracciones?¿son muy intensas o todavía no notas demasiado? - si tenía suerte sería un parto rápido, si no...podía pasarse horas y horas con eso.
- Con tanto trabajo he pospuesto conversaciones importantes, cuando puedas me gustaría hablar contigo...necesito consejo.
"este elfo puede ser feliz simplemente con mirar los pectorales del ruso...ya me gustaría ser como él. Como el elfo, los pectorales me dan igual"
Suspiro con cara de estar divagando, hasta que Kyllian irrumpe en la casa pegando gritos. No hace falta que forme una frase completa, entiendo perfectamente. Cruzo una mirada con mi colega élfico , haciendo un gesto de que vayamos corriendo. - Tranquilo, Kyllian, nosotros nos encargamos. Tú sólo quédate a acompañarla, si estás seguro de no desmayarte ni nada de eso. - se supone que no, que este chico ha pasado por mucho y no se va a desmayar por ver un simple parto, pero quién sabe. Lo malo es que aquí no tengo nada de lo que teníamos en el hospital, ni me ha dado tiempo a coger medicinas. - Aldaron, ¿te llevaste alguna poción cuando os evacuaron? algo para el dolor. - pregunto por el camino mientras Kyllian nos guía hasta al casa. Al llegar buscamos la habitación en la que está Leila, encontrándola en una de las camas. Le sonrío para tranquilizarla, acercándome a ella para informarme primero. - Todo va a salir bien. Dime, ¿cada cuanto tienes las contracciones?¿son muy intensas o todavía no notas demasiado? - si tenía suerte sería un parto rápido, si no...podía pasarse horas y horas con eso.
-Si se queda no podrá elegir Kyllian. Si decide que quiere quedarse con los humanos necesitará documentos, borrar cualquier relación con la raza mágica de su pasado y crearse uno nuevo, para eso necesita conocer algún humano. Los dos humanos que yo conozco y en quién confiaría mi bebe fueron atrapados por la Alianza y no sé si siguen con vida.- Aproveché para codearlo de forma juguetona cuando lo tuve al alcance como venganza por lo de los pasteles, aunque me había hecho gracia.
-Hmmm... Lago Ness... Así que eres escocés...- Dije pensativa. Yo no sabía si me hubiera gustado ser hija única o no, quizás hubiera sido muy solitario. La cara pálida de Kyllian me saca una sonrisa que no dura mucho porque aparece otra contracción. De seguro Kyllian sufriría más que yo. Rodeé los ojos ante sus indicaciones tan contradictorias mientras encontraba una posición más cómoda.
-Creo que debería respirar ¿No crees? Ya sabes... eso de inspirar en uno y exhalar en tres...- Dije mientras lo veía caminar de un lado para otro. Volví a rodar los ojos cuando apareció y desapareció para preguntar a quién tenía que llamar e hice un face palm cuando lo escuche gritar como un desquiciado por el pueblo a altas horas de la madrugada. Creo que el que debería respirar es él. En el tiempo que estuve sola me saqué la prenda de abajo como buenamente pude y las contracciones se fueron haciendo más largas, intensas y frecuentes. En eso apareció Lucio con su habitual sonrisa, Aldaron con sus orejas y Kyllian con su palidez. Asentí cuando Lucio dijo que todo saldría bien
-Cada cinco minutos o menos... las siento, si, pero son soportables.- Extendí una mano hacia Kyllian esperando que pudiera acercarse sin desmayarse y tomara mi mano. -¿Dónde están los de la Brigada?-
-Hmmm... Lago Ness... Así que eres escocés...- Dije pensativa. Yo no sabía si me hubiera gustado ser hija única o no, quizás hubiera sido muy solitario. La cara pálida de Kyllian me saca una sonrisa que no dura mucho porque aparece otra contracción. De seguro Kyllian sufriría más que yo. Rodeé los ojos ante sus indicaciones tan contradictorias mientras encontraba una posición más cómoda.
-Creo que debería respirar ¿No crees? Ya sabes... eso de inspirar en uno y exhalar en tres...- Dije mientras lo veía caminar de un lado para otro. Volví a rodar los ojos cuando apareció y desapareció para preguntar a quién tenía que llamar e hice un face palm cuando lo escuche gritar como un desquiciado por el pueblo a altas horas de la madrugada. Creo que el que debería respirar es él. En el tiempo que estuve sola me saqué la prenda de abajo como buenamente pude y las contracciones se fueron haciendo más largas, intensas y frecuentes. En eso apareció Lucio con su habitual sonrisa, Aldaron con sus orejas y Kyllian con su palidez. Asentí cuando Lucio dijo que todo saldría bien
-Cada cinco minutos o menos... las siento, si, pero son soportables.- Extendí una mano hacia Kyllian esperando que pudiera acercarse sin desmayarse y tomara mi mano. -¿Dónde están los de la Brigada?-
Aldaron Failon
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Bando
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En su huida a la torre de londres se llevó consigo a los enfermos más vulnerables de la enfermería, entre ellos el ruso sexy que lo tenía babeando como una adolescente hasta arriba de hormonas. al haber tantos enfermos no duda en llevarse algunas cosas de la enfermería además de ser consciente de que la chica feral podía dar a luz en cualquier momento e incluso la aparición podía ser el desencadenante del parto.
Con todo preparado para asistirla a ella y a los demás parte del castillo deseando suerte a su colega médico quien se quedaría para atender a los del castillo. todo pasa demasiado rápido y el mensaje de lucio los altera, solo quedaba llevarlos a la otra zona segura que era el pueblo de las brujas, cuando aparecen allí muchos del castillo necesitaban asistencia y lucio parecía saturado, organiza a los refugiados y personas que no están heridas para tratar a los que si lo estaban pudiendo tratarlos a todos.
en horas de la madrugada por fin pueden darse un respiro y tanto el como su colega entran a una de las casas para hablar de lo sucedido -No es por nada pero ahora mismo nos vendría bien una barrera de esas casi indestructibles de Sean ¿Por qué se ha ido? nos habría sido muy útil aquí... en fin, lo único que podemos hacer es esperar, tratarlos a todos, dejarlos descansar y estar alerta... al menos la magia ha vuelto, buen trabajo volando todos esos satélites!- dice dándole unas cuantas palmadas en la espalda al médico, sin embargo se pone tenso cuando le dice que quiere hablar con él "mierda, ya ha encontrado la cerbatana!" piensa justo antes del "necesito consejo" se queda boquiabierto pues jamás le ha pedido consejo de nada, por el contrario, siempre le discute sobre todo en el ámbito profesional... a menos que no fuera algo relacionado con el trabajo lo que lo hace sonreír de forma picarona.
El chico feral al que había noqueado días atrás con su cerbatana un par de veces, aparece sin aliento en la casa, la hora del parto por fin había llegado y al menos él estaba preparado para recibir a la criatura -Tranquilo, pude pillar algunas cosas antes de salir del castillo- dice a su colega siguiendo al chico hasta la casa en la que se encontraba la futura madre.
Al entrar se sube las mangas de la bata, la habitación no era para nada lo indicado para partos pero él llevaba algunas cosas en su bolsa -Vamos a preparar un poco esto, así que quiero que te levantes para poder poner algo limpio en la cama, Kyllian, por favor, ayudala- quita todo lo que estaba cubriendo el colchón y que llevaba seguramente un ejercito completo de ácaros y otras porquerías que no eran nada recomendables, saca una sábana limpia muy bien doblada pero pequeña para la gran cama, aún así era suficiente para poner a la chica -El futuro padre de éste lado por favor, sujeta su mano e intenta no desmayarte- le dice burlón al chico de cabello negro tendiendo unos guantes a lucio para que se los ponga y él hace lo mismo, saca los anticépticos además de pastillas y algo de morfina que le quedaba, esperaba que fuera suficiente para el trabajo de parto que tenían por delante.
Pone una sábana nueva sobre las piernas de la chica para que no estuviera tan expuesta pues probablemente de diera algo de vergüenza cuando le abre las piernas para meter su mano con algo de lubricante de ese que usaban para las ecografías y así ver cuanto había dilatado -Muy bien Leila! estamos casi a punto, te falta dilatar muy poco, cuando las contracciones sean más seguidas será el momento de empujar, de acuerdo?- mira a lucio y levanta el pulgar en señal de que todo parecía marchar bien de momento.
Con todo preparado para asistirla a ella y a los demás parte del castillo deseando suerte a su colega médico quien se quedaría para atender a los del castillo. todo pasa demasiado rápido y el mensaje de lucio los altera, solo quedaba llevarlos a la otra zona segura que era el pueblo de las brujas, cuando aparecen allí muchos del castillo necesitaban asistencia y lucio parecía saturado, organiza a los refugiados y personas que no están heridas para tratar a los que si lo estaban pudiendo tratarlos a todos.
en horas de la madrugada por fin pueden darse un respiro y tanto el como su colega entran a una de las casas para hablar de lo sucedido -No es por nada pero ahora mismo nos vendría bien una barrera de esas casi indestructibles de Sean ¿Por qué se ha ido? nos habría sido muy útil aquí... en fin, lo único que podemos hacer es esperar, tratarlos a todos, dejarlos descansar y estar alerta... al menos la magia ha vuelto, buen trabajo volando todos esos satélites!- dice dándole unas cuantas palmadas en la espalda al médico, sin embargo se pone tenso cuando le dice que quiere hablar con él "mierda, ya ha encontrado la cerbatana!" piensa justo antes del "necesito consejo" se queda boquiabierto pues jamás le ha pedido consejo de nada, por el contrario, siempre le discute sobre todo en el ámbito profesional... a menos que no fuera algo relacionado con el trabajo lo que lo hace sonreír de forma picarona.
El chico feral al que había noqueado días atrás con su cerbatana un par de veces, aparece sin aliento en la casa, la hora del parto por fin había llegado y al menos él estaba preparado para recibir a la criatura -Tranquilo, pude pillar algunas cosas antes de salir del castillo- dice a su colega siguiendo al chico hasta la casa en la que se encontraba la futura madre.
Al entrar se sube las mangas de la bata, la habitación no era para nada lo indicado para partos pero él llevaba algunas cosas en su bolsa -Vamos a preparar un poco esto, así que quiero que te levantes para poder poner algo limpio en la cama, Kyllian, por favor, ayudala- quita todo lo que estaba cubriendo el colchón y que llevaba seguramente un ejercito completo de ácaros y otras porquerías que no eran nada recomendables, saca una sábana limpia muy bien doblada pero pequeña para la gran cama, aún así era suficiente para poner a la chica -El futuro padre de éste lado por favor, sujeta su mano e intenta no desmayarte- le dice burlón al chico de cabello negro tendiendo unos guantes a lucio para que se los ponga y él hace lo mismo, saca los anticépticos además de pastillas y algo de morfina que le quedaba, esperaba que fuera suficiente para el trabajo de parto que tenían por delante.
Pone una sábana nueva sobre las piernas de la chica para que no estuviera tan expuesta pues probablemente de diera algo de vergüenza cuando le abre las piernas para meter su mano con algo de lubricante de ese que usaban para las ecografías y así ver cuanto había dilatado -Muy bien Leila! estamos casi a punto, te falta dilatar muy poco, cuando las contracciones sean más seguidas será el momento de empujar, de acuerdo?- mira a lucio y levanta el pulgar en señal de que todo parecía marchar bien de momento.
Kyllian Evans
Raza
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puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Cuando por fin logra encontrar a los médicos, ambos estaban juntos y los lleva a toda prisa o eso pretende, hasta la casa en la que se encontraba Leila, ambos parecían demasiado tranquilos a pesar de que su cara estaba tan pálida como la nueve que caía fuera. se aparta dejando trabajar a ambos y ayuda a la rubia cuando el elfo se lo pide para preparar la cama en la que se llevaría a cabo el parto.
Tan nervioso estaba que ni se inmuta cuando le dicen que es el padre del bebé, simplemente obedece y se pone en el lado que le indica el elfo -Los de la brigada están desperdigados por ahí, me ha parecido ver al chucho de pelo azul por ahí con una chica de pelo lila, al resto no los conozco pero supongo que estarán bien, ahora concentrate en no cerrar las piernas- dice intentando que la chica se centre en lo que tiene que hacer, tomando su mano, no se sabía quien estaba más nervioso si él o ella.
el tiempo pasa y no puede hacer mucho, solo intentar distraer a la chica del dolor y respirar con ella sin apartar su mirada de los ojos de la chica -Todo saldrá bien Leila, ya lo verás- y asi pasa el tiempo sintiéndose un poco inútil por no poder hacer mucho más.
Tan nervioso estaba que ni se inmuta cuando le dicen que es el padre del bebé, simplemente obedece y se pone en el lado que le indica el elfo -Los de la brigada están desperdigados por ahí, me ha parecido ver al chucho de pelo azul por ahí con una chica de pelo lila, al resto no los conozco pero supongo que estarán bien, ahora concentrate en no cerrar las piernas- dice intentando que la chica se centre en lo que tiene que hacer, tomando su mano, no se sabía quien estaba más nervioso si él o ella.
el tiempo pasa y no puede hacer mucho, solo intentar distraer a la chica del dolor y respirar con ella sin apartar su mirada de los ojos de la chica -Todo saldrá bien Leila, ya lo verás- y asi pasa el tiempo sintiéndose un poco inútil por no poder hacer mucho más.
Eso quisiera saber yo, por qué se ha ido Sean. Hubiese seguido tirando del hilo con el elfo, y explicándole también que no fuimos nosotros los que acabamos con el resto de satélites, pero se nos queda la conversación a medias. Me pasa eso muy a menudo, casi nunca encuentro un momento en el que no tenga nada que hacer, un momento que pueda dedicar a pensar y a hablar con calma. - Tú siempre llevas la droga encima. Necesitaré algo de eso para nuestra conversación pendiente. - río entre dientes, satisfecho de que el elfo sea tan preparado. Me arremango la bata igual que él, mientras que el pobre y pálido chaval coge la mano de Leila. Pensé que él no era el padre, pues Leila fue muy hermética con el tema. - Pues si son cada cinco minutos...esto va a ser rápido. - el último parto que atendí fue hace casi un año, y fueron horas. Dejo que Aldaron se encargue de mirar cómo va la cosa, asomándome yo también para ver si está en lo cierto o está siendo muy optimista.
- Tal vez deberíamos ponerle la oxitopocionina para que dilate más rápido. Le ahorraremos sufrimiento. Y espero que venga de cabeza. - si venía de nalgas tendríamos que actuar rápido. Pido a Leila que empuje justo cuando le vengan las contracciones, estando pendiente de cualquier dificultad que pudiese presentarse. También vigilo de reojo a Kyllian, pensando que el chico no está preparado para ser padre. Al menos a él nadie le obliga a dejar descendencia, como es el caso del Consejo de los 20. - Respira y descansa cuando pasen, Leila. Pronto tendrás aquí a tu niña- animo a la chica para que siga manteniendo el ritmo, compitiendo un poco con Aldaron porque somos dos médicos para muy poco espacio. - Tal vez deberías dejarme a mí...ya sabes que he atendido muchos más partos que tú. - murmuro amablemente pero con un fondo algo tenso, queriendo que me dejase hueco.
- Tal vez deberíamos ponerle la oxitopocionina para que dilate más rápido. Le ahorraremos sufrimiento. Y espero que venga de cabeza. - si venía de nalgas tendríamos que actuar rápido. Pido a Leila que empuje justo cuando le vengan las contracciones, estando pendiente de cualquier dificultad que pudiese presentarse. También vigilo de reojo a Kyllian, pensando que el chico no está preparado para ser padre. Al menos a él nadie le obliga a dejar descendencia, como es el caso del Consejo de los 20. - Respira y descansa cuando pasen, Leila. Pronto tendrás aquí a tu niña- animo a la chica para que siga manteniendo el ritmo, compitiendo un poco con Aldaron porque somos dos médicos para muy poco espacio. - Tal vez deberías dejarme a mí...ya sabes que he atendido muchos más partos que tú. - murmuro amablemente pero con un fondo algo tenso, queriendo que me dejase hueco.
Obedecí las instrucciones del elfo para que despues no digan que soy una mala paciente. Lo malo fue que cuando estuve parada me vino una contracción y tiró más fuerte que las anteriores así que me agarré de Kyllian como si mi vida dependiera de ello, me sentía tan discapacitada. Luego me pude volver a acostar, esta vez sobre una sábana más limpia. Estaba harta de decir que Kyllian no era el padre, él por otro lado no dijo nada sobre eso seguramente porque estaba más concentrado en mantenerse sobre sus dos pies, así que simplemente lo miré y le sonreí para animarlo. Asentí cuando dijo que los de la Brigada estaban bien, eso me dejó más tranquila pero fruncí la expresión cuando sentí una mano en mi zona íntima.
-Si, genial, ajá ¿Te importaría quitar tu mano? Es mirar y no tocar.- No pude decir más porque vino otra contracción, quizás estrujé demasiado la mano de Kyllian. Los médicos se pusieron a hablar de drogas y Lucio me pidió que empujara así que en la siguiente contracción obedecí y empujé. Cuando terminó la contracción más fuerte dejé caer mi cabeza sobre la almohada agotada pero lo que dijo Lucio de que pronto la conocería me hizo reír feliz, miré a Kyllian sonriente y sudorosa cuando me dijo eso de todo saldrá bien.
-Intenta convencerte a ti mismo de esoooo.- Justo me vino otra contracción en la que volví a empujar. Cuando pasó el punto álgido continué respirando y volví mi mirada a Kyllian, lo vi respirar conmigo, sus caras me hicieron mucha gracia y volví a carcajearme cuando dejé caer mi cabeza sobre la almohada.
-No se peleen por mi, hay suficiente para todos.- Dije con una sonrisa. Luego vino otra contracción más fuerte, pujé con energías renovadas y volví a dejarme caer sobre la almohada cuando pasó, volví a mirar la cara descompuesta de Kyllian y volví a sonreír.
-Ya, ya, falta poco. Aguanta un poco más.- Le dije sonriendo y empujando con otra contracción más fuerte y duradera.
-Si, genial, ajá ¿Te importaría quitar tu mano? Es mirar y no tocar.- No pude decir más porque vino otra contracción, quizás estrujé demasiado la mano de Kyllian. Los médicos se pusieron a hablar de drogas y Lucio me pidió que empujara así que en la siguiente contracción obedecí y empujé. Cuando terminó la contracción más fuerte dejé caer mi cabeza sobre la almohada agotada pero lo que dijo Lucio de que pronto la conocería me hizo reír feliz, miré a Kyllian sonriente y sudorosa cuando me dijo eso de todo saldrá bien.
-Intenta convencerte a ti mismo de esoooo.- Justo me vino otra contracción en la que volví a empujar. Cuando pasó el punto álgido continué respirando y volví mi mirada a Kyllian, lo vi respirar conmigo, sus caras me hicieron mucha gracia y volví a carcajearme cuando dejé caer mi cabeza sobre la almohada.
-No se peleen por mi, hay suficiente para todos.- Dije con una sonrisa. Luego vino otra contracción más fuerte, pujé con energías renovadas y volví a dejarme caer sobre la almohada cuando pasó, volví a mirar la cara descompuesta de Kyllian y volví a sonreír.
-Ya, ya, falta poco. Aguanta un poco más.- Le dije sonriendo y empujando con otra contracción más fuerte y duradera.
Aldaron Failon
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levanta las manos y se aparta cuando Lucio hace aquel comentario -Está bien, tienes razón, la verdad es que yo prefiero la puerta de atrás, mi especialidad son las próstatas- dice mientras se sitúa a un lado para tomar la medicación que le va a inyectar a la chica, algo para el dolor y algo para la dilatación, cosa que personalmente prefiero se haga de forma natural pues tanta medicación no es buena para el feto, pero por estar en una situación de alerta, lo acepto.
Una vez cumplida mi misión me pongo al lado contrario de Kyllian, marcando las respiraciones de Leila -Vamos, tu puedes, empuja!- le voy secando el sudor además de ver de vez en cuando la cara del chico cuando la feral intenta que no se desmaye, animándolo cuando es ella la que está de parto, sin duda alguna una familia peculiar que me saca un par de risas.
Después de mucho esfuerzo y gritos por parte de los dos ferales, por fin la cabeza de la criatura empieza a asomar -Un poco más Leila, ya se le ve la cabeza, empuja! vamos!- intentaba animarla y al ver aquello me posiciono al lado de lucio con una manta, también haría falta agua caliente para lavar al bebé pero nos ocupariamos de eso después.
Una vez cumplida mi misión me pongo al lado contrario de Kyllian, marcando las respiraciones de Leila -Vamos, tu puedes, empuja!- le voy secando el sudor además de ver de vez en cuando la cara del chico cuando la feral intenta que no se desmaye, animándolo cuando es ella la que está de parto, sin duda alguna una familia peculiar que me saca un par de risas.
Después de mucho esfuerzo y gritos por parte de los dos ferales, por fin la cabeza de la criatura empieza a asomar -Un poco más Leila, ya se le ve la cabeza, empuja! vamos!- intentaba animarla y al ver aquello me posiciono al lado de lucio con una manta, también haría falta agua caliente para lavar al bebé pero nos ocupariamos de eso después.
Entorno los ojos mirando a Aldaron cuando responde eso, casi escandalizándome como una señora indignada por escucharlo decir eso delante de Leila. - Aldaron, compórtate. - murmuro por lo bajo, pensando que la culpa es mía por ponerle la respuesta tan a huevo. Después carraspeo porque parecemos dos críos peleándonos por hacer el trabajo, y hasta Leila lo nota porque dice que hay suficiente para ambos. - Lo lamento. Sólo quería poner a tú disposición mi experiencia. En la isla traje unos cuantos niños al mundo, aunque hay poca natalidad teniendo en cuenta eso de que tenemos que tener muchos descendientes para asegurar el linaje. Mucho clasismo, ya sabes. - todavía hay prejuicios, durante años sólo elegían campeones de torneo. Sigo hablando en parte para entretener a la chica, animándola de tanto en tanto en tanto al ver sus progresos. La verdad es que lo está llevando mejor de lo que esperaba.
Aldaron no ha empezado con sus historias hippies naturales, cosa que agradezco porque ahora mismo no tenemos la mejor de las situaciones para dejar las cosas al azar. - Cuando quieres no eres tan desesperante. - sonrío al elfo al ver que ya tenemos aquí una nueva vida, ayudando a coger al bebé cuando definitivamente. La niña empieza a llorar mientras la envuelvo en la manta que tiene Aldaron, dejando que éste se la entregue para cumplir el trabajo en equipo. - ¡Enhorabuena! Aquí tienes a tu pequeña, Leila. Está sana. - aprovecho para cortar el cordón umbilical mientras dejo que ella pueda coger a la niña, suspirando feliz al ver la escena. Ese tipo de finales sí me gustaban. - Os dejo solos un momento. Voy a buscar por el resto de casas a ver si tenemos más cosas que podáis necesitar, y avisaré para que traigan agua caliente. Aldaron...nos vemos luego. Trae tu droga. - dicho esto salgo de la habitación, y después de la casa. La nevada se está intensificando por momentos y todo parece tranquilo, pero no puedo evitar estar alerta. Hasta que no vuelvan los demás no podremos decir que todo ha salido bien.
Aldaron no ha empezado con sus historias hippies naturales, cosa que agradezco porque ahora mismo no tenemos la mejor de las situaciones para dejar las cosas al azar. - Cuando quieres no eres tan desesperante. - sonrío al elfo al ver que ya tenemos aquí una nueva vida, ayudando a coger al bebé cuando definitivamente. La niña empieza a llorar mientras la envuelvo en la manta que tiene Aldaron, dejando que éste se la entregue para cumplir el trabajo en equipo. - ¡Enhorabuena! Aquí tienes a tu pequeña, Leila. Está sana. - aprovecho para cortar el cordón umbilical mientras dejo que ella pueda coger a la niña, suspirando feliz al ver la escena. Ese tipo de finales sí me gustaban. - Os dejo solos un momento. Voy a buscar por el resto de casas a ver si tenemos más cosas que podáis necesitar, y avisaré para que traigan agua caliente. Aldaron...nos vemos luego. Trae tu droga. - dicho esto salgo de la habitación, y después de la casa. La nevada se está intensificando por momentos y todo parece tranquilo, pero no puedo evitar estar alerta. Hasta que no vuelvan los demás no podremos decir que todo ha salido bien.
Alcé una ceja cuando el elfo dijo eso de la próstata, pero luego hice una seña a Lucio como para que se despreocupe cuando empezó a alardear de su amplia experiencia.
-¿Los Super-magos tienen que tener descendencia?¿Tienes alguna candidata en la mira?- Empujé cuando viene otra contracción y luego me relajé así que pude seguir hablando.
-¿Y qué esperan obtener teniendo mucho linaje? ¿Problemas? ¿Disputas por la herencia? Es ridículo, por lo que entiendo su tarea es preservar el conocimiento. El conocimiento no se transmite por los genes. Podrían designar un heredero de su puesto que consideren apto por su conocimiento y su desempeño o algo así y problema resuelto.- Otra contracción, la más larga y fuerte de todas. Esta vez pude sentir como todo el cuerpito salió de dentro mío, pude escuchar el llanto de la bebe y me desplomé sobre la almohada aliviada y feliz. La tomé en brazos y la acuné para que se calmara. Ella extendió sus brasitos a ciegas en dirección a Kyllian. Yo lo miré a ver si seguía blanco o ya tenía color de ser vivo.
-Si alguna vez vuelvo a tener otro bebe te avisaré para que te quedes fuera de la habitación.- Le dije con una sonrisa. Le agradecí a los médicos antes de que salieran de la habitación. Abrí el portátil para ver el blog que estaba leyendo "Los misterios de Lila." Lila...
-¿Qué te parece... Lila?-
-¿Los Super-magos tienen que tener descendencia?¿Tienes alguna candidata en la mira?- Empujé cuando viene otra contracción y luego me relajé así que pude seguir hablando.
-¿Y qué esperan obtener teniendo mucho linaje? ¿Problemas? ¿Disputas por la herencia? Es ridículo, por lo que entiendo su tarea es preservar el conocimiento. El conocimiento no se transmite por los genes. Podrían designar un heredero de su puesto que consideren apto por su conocimiento y su desempeño o algo así y problema resuelto.- Otra contracción, la más larga y fuerte de todas. Esta vez pude sentir como todo el cuerpito salió de dentro mío, pude escuchar el llanto de la bebe y me desplomé sobre la almohada aliviada y feliz. La tomé en brazos y la acuné para que se calmara. Ella extendió sus brasitos a ciegas en dirección a Kyllian. Yo lo miré a ver si seguía blanco o ya tenía color de ser vivo.
-Si alguna vez vuelvo a tener otro bebe te avisaré para que te quedes fuera de la habitación.- Le dije con una sonrisa. Le agradecí a los médicos antes de que salieran de la habitación. Abrí el portátil para ver el blog que estaba leyendo "Los misterios de Lila." Lila...
-¿Qué te parece... Lila?-
Robot Centinela
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Un escuadrón de varios robots Centinela se aproxima a Hogsmeade, siguiendo las órdenes de Blair de atacar el lugar. El sitio había sido rastreado previamente, siendo identificado como el segundo "refugio" en el que se habían detectado esos picos de magia. Esa información dejó de ser relevante en cuanto la energía mágica volvió a circular libremente por todo el planeta, tras la destrucción de los satélites. Para ese momento los centinelas ya habían llegado al pueblo, acechándolo desde el aire.
El amanecer llega acompañado del ataque de los robots, que comienzan a lanzar cañonazos contra las casas del pueblo, esas que habían estado reformando recientemente. Tres de ellos bajan al suelo, activando sus infrarrojos para localizar a gente en el interior de las casas. El conteo inicial da un grupo de personas que no se corresponde con los que huyeron del otro sitio, por lo que se asume que han debido refugiarse también en otros lugares. Uno de los robots se planta frente al médico que acababa de salir de una de las casas, apuntando con el cañón de su brazo en señal de clara amenaza.
- Revele la localización del ministro O'Connell. El castigo será menor si se entrega al ministro sano y salvo. No intente huir si quiere evitar daños mayores.
El amanecer llega acompañado del ataque de los robots, que comienzan a lanzar cañonazos contra las casas del pueblo, esas que habían estado reformando recientemente. Tres de ellos bajan al suelo, activando sus infrarrojos para localizar a gente en el interior de las casas. El conteo inicial da un grupo de personas que no se corresponde con los que huyeron del otro sitio, por lo que se asume que han debido refugiarse también en otros lugares. Uno de los robots se planta frente al médico que acababa de salir de una de las casas, apuntando con el cañón de su brazo en señal de clara amenaza.
- Revele la localización del ministro O'Connell. El castigo será menor si se entrega al ministro sano y salvo. No intente huir si quiere evitar daños mayores.
No han pasado ni dos minutos desde que salí de la casa y ya me encuentro con problemas. De repente vuelven a seguirnos los malditos robots Centinela, que localizan el pueblo más rápido de lo que me pensaba. Tan ocupados estábamos con lo del castillo le Fay que no se nos ocurrió revisar si los que se mudaron aquí habían hecho una barrera mágica defensiva en condiciones. No hicieron nada de eso. - ¡Malditos imprudentes ignorantes! - grito horrorizado mirando al cielo mientras comienzan a volar parte de las casas, intentando entonces poner rumbo allí donde estaban algunos de los heridos. Empiezo a estar muy cansado de huir de todos lados.
- ¡Todos los que puedan luchar, os necesitamos! - grito en voz alta para que nadie huya todavía, aunque a la larga es lo que tendremos que hacer. - ¡ Hay que crear una barrera de emergencia, vamos! - ojalá estuviese Sean aquí, con su especialidad tardaríamos mucho menos y sería más efectivo, pero tocará apañarnos sin él. Algunos de los refugiados comienzan a salir de las casas, aunque no todos se quedan a luchar, pues hay muchos que deciden salir en desbandada. A mi no me dejan avanzar mucho más, se me planta delante un puñetero robot muy amenazante.
"No pararán hasta encontrar al ministro...y lo peor es que no tengo ni idea de quién se lo ha llevado, ni a dónde. Si le digo que no sé nada no me creerá. Tal vez pueda intentar ganar tiempo para que se vayan de este sitio."
- ¡Vuestro ministro no está aquí, lo han llevado a otro sitio! ¡Podemos llevaros!- sólo espero que no sean capaces de detectar la mentira.
- ¡Todos los que puedan luchar, os necesitamos! - grito en voz alta para que nadie huya todavía, aunque a la larga es lo que tendremos que hacer. - ¡ Hay que crear una barrera de emergencia, vamos! - ojalá estuviese Sean aquí, con su especialidad tardaríamos mucho menos y sería más efectivo, pero tocará apañarnos sin él. Algunos de los refugiados comienzan a salir de las casas, aunque no todos se quedan a luchar, pues hay muchos que deciden salir en desbandada. A mi no me dejan avanzar mucho más, se me planta delante un puñetero robot muy amenazante.
"No pararán hasta encontrar al ministro...y lo peor es que no tengo ni idea de quién se lo ha llevado, ni a dónde. Si le digo que no sé nada no me creerá. Tal vez pueda intentar ganar tiempo para que se vayan de este sitio."
- ¡Vuestro ministro no está aquí, lo han llevado a otro sitio! ¡Podemos llevaros!- sólo espero que no sean capaces de detectar la mentira.
Robot Centinela
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El equipo de centinelas hace justo lo que se les había ordenado, que era registrar las casas para localizar al ministro. El registro no da ningún resultado, por lo que proceden a hacer lo segundo que se les había dicho: prender fuego a todo. Los lanzallamas de los brazos empiezan a prender fuego al lugar de manera indiscriminada, con la gente que hubiese dentro de las casas.
El robot que se había plantado frente a Lucio comienza a procesar la información que éste le da, que incluye una posibilidad de encontrar al ministro. Después transmite la información al centro de mando de operaciones, para que se la hagan llegar a la ministra. - Resultados negativos para la localización de Éamon O'Connell. Se ha procedido a incendiar todo el pueblo. - informa la voz robótica, interconectándose con el resto de unidades de la zona. Muchos ya han terminado su labor de quemar casas, por lo que poco queda ahí para hacer. Algunos eliminan a los que ofrecen excesiva resistencia, dirigiéndose después al lugar en que está Lucio para rodearlo. - Un individuo dice poseer información sobre el ministro. Procedemos a detención para interrogatorio. - el rápido movimiento del robot Centinela resulta suficiente para apresar a Lucio en su mano metálica, dándole una descarga eléctrica para dejarlo inconsciente e impedir cualquier intento de fuga. Otros robots imitan ese gesto, agarrando a tres o cuatro más de los que encuentran por allí intentando hacerles frente.
Después activan los propulsores para alzarse del suelo, elevándose en el aire y marchándose de allí a toda velocidad. Atrás sólo queda un pueblo arrasado por el fuego, heridos, cadáveres y sangre sobre la blanca nieve. El ataque ha sido rápido y certero.
El robot que se había plantado frente a Lucio comienza a procesar la información que éste le da, que incluye una posibilidad de encontrar al ministro. Después transmite la información al centro de mando de operaciones, para que se la hagan llegar a la ministra. - Resultados negativos para la localización de Éamon O'Connell. Se ha procedido a incendiar todo el pueblo. - informa la voz robótica, interconectándose con el resto de unidades de la zona. Muchos ya han terminado su labor de quemar casas, por lo que poco queda ahí para hacer. Algunos eliminan a los que ofrecen excesiva resistencia, dirigiéndose después al lugar en que está Lucio para rodearlo. - Un individuo dice poseer información sobre el ministro. Procedemos a detención para interrogatorio. - el rápido movimiento del robot Centinela resulta suficiente para apresar a Lucio en su mano metálica, dándole una descarga eléctrica para dejarlo inconsciente e impedir cualquier intento de fuga. Otros robots imitan ese gesto, agarrando a tres o cuatro más de los que encuentran por allí intentando hacerles frente.
Después activan los propulsores para alzarse del suelo, elevándose en el aire y marchándose de allí a toda velocidad. Atrás sólo queda un pueblo arrasado por el fuego, heridos, cadáveres y sangre sobre la blanca nieve. El ataque ha sido rápido y certero.
Kyllian Evans
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Jamás pensé que un parto podría ser así de... intenso, podía destripar conejos, ciervos, jabalíes y cualquier bicho del bosque sin pestañear por no hablar de dispararle a alguien sin sentir el más mínimo remordimiento pero eso me superaba, aún así intentaba mantener el tipo ante todos, el elfo no hacía más que burlarse y Leila no paraba de reirse mientras me destrozaba la mano entre contracción y contracción además de darme ánimos, jamás lo admitiría pero de no ser por eso a lo mejor hasta me habría desmayado.
Los llantos de la niña por fin inundan la estancia, me quedo mirándola como un idiota desde que el elfo la sostiene hasta que se la entrega a Leila, ambos médicos terminan su labor y salen de la sala dejándonos a solas, la pequeña estira sus bracitos hacia mi y no puedo resistirme a cogerla -La puedo... la puedo cargar?- tal vez su madre quisiera sostenerla más tiempo pero decide pasarmela, no tenía la más remota idea de sostener a un bebé pero la rubia me da indicaciones y se pone a teclear, la pequeña deja de llorar, solo hace ruiditos y yo no puedo apartar mis ojos de ella mientras en un momento determinado abre los suyos por primera vez al mundo y siento que se me va a escapar una lágrima. Cuando la feral dice el nombre de la niña no puedo evitar sonreír -Vamos a ver si le gusta... Hola Lila~ bienvenida- la pequeña mueve los bracitos y me echo a reír para volver a ver a su madre -Parece que le gusta- si tan solo hubieramos podido disfrutar de ese instante de felicidad habría sido perfecto.
De repente se empiezan a escuchar gritos y disparos, algo que parece pesado aterriza frente a la casa y mi mirada se ensombrece, la alianza nos había encontrado. Me alejo de la ventana con la niña en brazos que con tanto ruido y alboroto se pone a llorar, intento arrullarla y acunarla pero no parece funcionar -Leila tenemos que irnos! ¡AHORA!- mientras sujeto a la niña con una mano le tiendo la otra a Leila, acababa de salir del parto pero con la pequeña no podía levantarla.
Mientras preparamos todo un olor leve llega a mi nariz y sin mucha demora se va haciendo más intenso, lo conocía muy bien, era el olor del fuego devorando aquella casa tal y como había sucedido con mis padres muchos años atrás. La niña lloraba, los gritos de fuera, los disparos y desde la ventana puedo ver como apresan a Lucio, no puedo ayudarlo, me niego a salir y abandonar a las chicas pero tampoco tengo muy claro lo que debo hacer para ponerlas a salvo.
Los llantos de la niña por fin inundan la estancia, me quedo mirándola como un idiota desde que el elfo la sostiene hasta que se la entrega a Leila, ambos médicos terminan su labor y salen de la sala dejándonos a solas, la pequeña estira sus bracitos hacia mi y no puedo resistirme a cogerla -La puedo... la puedo cargar?- tal vez su madre quisiera sostenerla más tiempo pero decide pasarmela, no tenía la más remota idea de sostener a un bebé pero la rubia me da indicaciones y se pone a teclear, la pequeña deja de llorar, solo hace ruiditos y yo no puedo apartar mis ojos de ella mientras en un momento determinado abre los suyos por primera vez al mundo y siento que se me va a escapar una lágrima. Cuando la feral dice el nombre de la niña no puedo evitar sonreír -Vamos a ver si le gusta... Hola Lila~ bienvenida- la pequeña mueve los bracitos y me echo a reír para volver a ver a su madre -Parece que le gusta- si tan solo hubieramos podido disfrutar de ese instante de felicidad habría sido perfecto.
De repente se empiezan a escuchar gritos y disparos, algo que parece pesado aterriza frente a la casa y mi mirada se ensombrece, la alianza nos había encontrado. Me alejo de la ventana con la niña en brazos que con tanto ruido y alboroto se pone a llorar, intento arrullarla y acunarla pero no parece funcionar -Leila tenemos que irnos! ¡AHORA!- mientras sujeto a la niña con una mano le tiendo la otra a Leila, acababa de salir del parto pero con la pequeña no podía levantarla.
Mientras preparamos todo un olor leve llega a mi nariz y sin mucha demora se va haciendo más intenso, lo conocía muy bien, era el olor del fuego devorando aquella casa tal y como había sucedido con mis padres muchos años atrás. La niña lloraba, los gritos de fuera, los disparos y desde la ventana puedo ver como apresan a Lucio, no puedo ayudarlo, me niego a salir y abandonar a las chicas pero tampoco tengo muy claro lo que debo hacer para ponerlas a salvo.
Habíamos salido huyendo del infierno en que se había convertido el castillo Le Fay, todos en desbandada general ante algo que no tenía sentido enfrentar. Después habíamos corrido bosque a través todo lo rápido que podíamos permitirnos, después de tanto descontrol de magia y el apagón que vino después. A lo lejos se escuchaban disparos y el sonido del castillo derrumbándose, pero no duró mucho. Por suerte tampoco duró mucho lo de volver a quedarnos sin poderes, pues de repente sentimos que la energía volvía a fluir. Algo debía haber pasado para que pudiésemos usarla fuera de la protección del castillo. Aún así no debíamos cantar victoria, así que Thranduil propuso que nos refugiásemos en una cueva que no estaba muy lejos de allí. Supuse que el resto de gente habría ido a Hogsmeade, así que en cierto modo me sentía en la obligación de ir a ver quiénes habían conseguido llegar, y también a avisarles de que no era seguro ir a un lugar tan conocido por la Alianza. Me separé de Juliet y Thranduil por el momento, después de que me guiasen hasta la cueva, prometiendo volver más tarde. Han pasado ya algunas horas desde que comenzamos a huir y no sé que encontraré. Desaparecí de allí ya casi al amanecer, rumbo al pueblo.
Aparezco en el pueblo de Hosgmeade, pero al parecer ya es demasiado tarde. Sólo llego a tiempo de ver cómo un robot se lleva al médico y a algunos más, después de dejar todo en llamas y sumido en el caos. - putos desgraciados. - murmuro con rabia ante la escena, intentando ver qué puedo hacer. No les ha bastado con dejarnos sin el otro refugio, han tenido que venir aquí a seguir jodiendo. Echo a correr hacia una de las casas en llamas, la que tengo más cerca, y que es precisamente la casa en la que está Kyllian asomado a la ventana. Pensaba que se habían ido a Londres, no que estaban en el pueblo.
- ¡KYLLIAN! ¡agáchate, voy a intentar redirigir el fuego para que puedas salir de la casa! - al haber vuelto la magia supongo que ya debería poder usar de nuevo mi control sobre el fuego, así que me concentro para intentar dominarlo. Extiendo ambas manos hacia el edificio en llamas, tratando de hacer que éstas se separen y se muevan hacia los extremos opuestos para dejar un camino abierto y libre de llamas. Al principio me cuesta bastante que no se me descontrolen, tal vez por el tiempo que llevo sin usar el poder y por la cantidad de llamas, pero después voy consiguiéndolo de manera progresiva, tratando de retenerlas así por el momento.
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éxito: consigue apartar el fuego de la casa
fallo: nada
Aparezco en el pueblo de Hosgmeade, pero al parecer ya es demasiado tarde. Sólo llego a tiempo de ver cómo un robot se lleva al médico y a algunos más, después de dejar todo en llamas y sumido en el caos. - putos desgraciados. - murmuro con rabia ante la escena, intentando ver qué puedo hacer. No les ha bastado con dejarnos sin el otro refugio, han tenido que venir aquí a seguir jodiendo. Echo a correr hacia una de las casas en llamas, la que tengo más cerca, y que es precisamente la casa en la que está Kyllian asomado a la ventana. Pensaba que se habían ido a Londres, no que estaban en el pueblo.
- ¡KYLLIAN! ¡agáchate, voy a intentar redirigir el fuego para que puedas salir de la casa! - al haber vuelto la magia supongo que ya debería poder usar de nuevo mi control sobre el fuego, así que me concentro para intentar dominarlo. Extiendo ambas manos hacia el edificio en llamas, tratando de hacer que éstas se separen y se muevan hacia los extremos opuestos para dejar un camino abierto y libre de llamas. Al principio me cuesta bastante que no se me descontrolen, tal vez por el tiempo que llevo sin usar el poder y por la cantidad de llamas, pero después voy consiguiéndolo de manera progresiva, tratando de retenerlas así por el momento.
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éxito: consigue apartar el fuego de la casa
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El miembro 'Reiv Black' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
'Probabilidad' :
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Le pasé la niña a Kyllian el cual se lo veía embobado con ella. Le dí un par de indicaciones, yo tampoco era una experta en el tema de bebes, era madre primeriza. Aún así, en cuanto Kyllian logró sostenerla, la niña se calmó.
-Decidido, tu serás el encargado de dormirla.- Dije mientras tecleaba. Sonreí enternecida con la escena de él hablándole a la bebe. En eso los gritos, el sonido de varias cosas pesadas que surcaban los cielos, los disparos que se escuchaban tan cerca de nosotros y el aterrizaje de esas cosas que seguramente eran centinelas, todo eso me recordó la realidad. Miré a Kyllian y a Lila aterrada de que los tiroteos atraviesen la estructura y los hieran, la mirada de él se había ensombrecido y la niña se asustó con tanto ruido. Luego se escucharon más cantidad de gritos si cabía, explosiones y también... fuego. El caño de gas de la pequeña cocina y el fuego se encontraron generando otra explosión que hizo temblar la casa entera y derrumbó parte de ella. Por sobre todo los gritos de desesperación se volvieron a escuchar los propulsores de aquellas máquinas infernales. Tomé su mano y tan pronto como me incorporé un cascote calló del techo sobre la cama esparciendo el polvo y el fuego. Lila lloraba a todo pulmón y me ponía más nerviosa aún. Le pasé a Kyllian una manta con la que cubrirla, me vestí con lo primero que encontré para no salir desnuda de cintura para abajo y agarré la pistola, la daga y el portátil de la mesita de luz mientras tosía por el humo y el polvo. Los tres avanzamos por la casa en llamas pero en un momento el fuego como que se movió para dejarnos paso, como si tuviera vida propia, miré a Kyllian con una interrogante en mi expresión. Cuando estábamos a punto de conseguir salir el suelo de madera se abrió debajo nuestro y detrás cayeron más escombros en llamas impidiéndonos retroceder y buscar otro camino. No nos quedó otra opción que saltar, primero fueron Kyllian y la niña y luego yo. Aterricé mal sobre la escalera y bajé rodando protegiendo con mi cuerpo las tres únicas cosas más importantes que tenía. Gatee fuera de la casa arrastrando mis rodillas por la nieve negra por el hollín, alguien me ayudó a incorporarme y en el momento en el que giré para ver la casa que tan hogareña había sentido desde el primer momento derrumbarse, esparciendo más polvo y terminándose de quemar. Pude sentir las espinas volver a crecer en mi corazón, lo había ablandado durante demasiado tiempo. De allí dejé que me llevaran con aquella técnica de desaparición que tan poco me gustaba a donde quieran, ya no me importaba. La cara de pocos amigos se había vuelto a instalar en mi rostro.
-Decidido, tu serás el encargado de dormirla.- Dije mientras tecleaba. Sonreí enternecida con la escena de él hablándole a la bebe. En eso los gritos, el sonido de varias cosas pesadas que surcaban los cielos, los disparos que se escuchaban tan cerca de nosotros y el aterrizaje de esas cosas que seguramente eran centinelas, todo eso me recordó la realidad. Miré a Kyllian y a Lila aterrada de que los tiroteos atraviesen la estructura y los hieran, la mirada de él se había ensombrecido y la niña se asustó con tanto ruido. Luego se escucharon más cantidad de gritos si cabía, explosiones y también... fuego. El caño de gas de la pequeña cocina y el fuego se encontraron generando otra explosión que hizo temblar la casa entera y derrumbó parte de ella. Por sobre todo los gritos de desesperación se volvieron a escuchar los propulsores de aquellas máquinas infernales. Tomé su mano y tan pronto como me incorporé un cascote calló del techo sobre la cama esparciendo el polvo y el fuego. Lila lloraba a todo pulmón y me ponía más nerviosa aún. Le pasé a Kyllian una manta con la que cubrirla, me vestí con lo primero que encontré para no salir desnuda de cintura para abajo y agarré la pistola, la daga y el portátil de la mesita de luz mientras tosía por el humo y el polvo. Los tres avanzamos por la casa en llamas pero en un momento el fuego como que se movió para dejarnos paso, como si tuviera vida propia, miré a Kyllian con una interrogante en mi expresión. Cuando estábamos a punto de conseguir salir el suelo de madera se abrió debajo nuestro y detrás cayeron más escombros en llamas impidiéndonos retroceder y buscar otro camino. No nos quedó otra opción que saltar, primero fueron Kyllian y la niña y luego yo. Aterricé mal sobre la escalera y bajé rodando protegiendo con mi cuerpo las tres únicas cosas más importantes que tenía. Gatee fuera de la casa arrastrando mis rodillas por la nieve negra por el hollín, alguien me ayudó a incorporarme y en el momento en el que giré para ver la casa que tan hogareña había sentido desde el primer momento derrumbarse, esparciendo más polvo y terminándose de quemar. Pude sentir las espinas volver a crecer en mi corazón, lo había ablandado durante demasiado tiempo. De allí dejé que me llevaran con aquella técnica de desaparición que tan poco me gustaba a donde quieran, ya no me importaba. La cara de pocos amigos se había vuelto a instalar en mi rostro.
Lemóni Cefiadis
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Bueno, huelga decir que la sola idea de que Khan la viera teniendo el tipo de ideas que estaba teniendo le avergonzaba tanto... Mucho más que su vergüenza habitual, aunque en cierta forma... También le resulta un poco estimulante, pero mejor dejar eso por la paz, que no es cuestión...
Mejor simplemente se dedica a servirle de apoyo al descendiente y luego de eso lo espera afuera, ya estando ahí, procura calmarse... Debe hacerlo, por lo que mejor, y para enfocarse con más facilidad, solo responderá a lo que le diga.
O-Oh... Sí, e-está bien...
...
Luego de eso, y tras no demasiado, llegaron a Hogsmade, no estaba demasiado lejos del campamento, pero aún así suficiente para que este se perdiera de vista.
El lugar en realidad tiene una vibra casi de pueblo fantasma, poca gente vive ahí, quizás apenas suficiente para que el lugar se mantenga...
Por eso mismo es que de hecho su padre está considerando si debería comprar una casa en el lugar ya saben, en caso de que se vaya todo al demonio y Ouroboros se caiga, no mucha gente irá a molestar a alguien en un pueblo qué hace mucho no tiene casi a nadie.
Pero fuera de eso, llevaría a Khan hasta la taberna, la cual de hecho tiene a más gente, quizás sea por el mismo campamento, a decir verdad, la gente de a pie necesita ir a calmar su ansiedad en algún sitio, y con alcohol es la forma más rápida.
A-Aquí estamos.~
Anunció... Como si no fuera obvio que ya estaban ahí, pero en fin, es solo Lemóni siendo ella misma, ¿Qué se le puede hacer? El asunto es que no es mal lugar, el dueño parece de buen humor por la buena clientela, y la gente no les presta atención, han tenido suerte.
Mejor simplemente se dedica a servirle de apoyo al descendiente y luego de eso lo espera afuera, ya estando ahí, procura calmarse... Debe hacerlo, por lo que mejor, y para enfocarse con más facilidad, solo responderá a lo que le diga.
O-Oh... Sí, e-está bien...
...
Luego de eso, y tras no demasiado, llegaron a Hogsmade, no estaba demasiado lejos del campamento, pero aún así suficiente para que este se perdiera de vista.
El lugar en realidad tiene una vibra casi de pueblo fantasma, poca gente vive ahí, quizás apenas suficiente para que el lugar se mantenga...
Por eso mismo es que de hecho su padre está considerando si debería comprar una casa en el lugar ya saben, en caso de que se vaya todo al demonio y Ouroboros se caiga, no mucha gente irá a molestar a alguien en un pueblo qué hace mucho no tiene casi a nadie.
Pero fuera de eso, llevaría a Khan hasta la taberna, la cual de hecho tiene a más gente, quizás sea por el mismo campamento, a decir verdad, la gente de a pie necesita ir a calmar su ansiedad en algún sitio, y con alcohol es la forma más rápida.
A-Aquí estamos.~
Anunció... Como si no fuera obvio que ya estaban ahí, pero en fin, es solo Lemóni siendo ella misma, ¿Qué se le puede hacer? El asunto es que no es mal lugar, el dueño parece de buen humor por la buena clientela, y la gente no les presta atención, han tenido suerte.
Khan Tepes
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Se dejó guiar por Lémoni hasta la taberna más cercana, en un pueblo abandonado en el que nunca había estado. A decir verdad había salido de la isla muy pocas veces durante sus 15 años de vida, como mucho acompañando a su padre con los dragones a algún lado. Arrugó la nariz con gesto de disgusto por lo abandonado que estaba el pueblo, y también por la taberna. Era bastante pobretona en comparación con lo que él estaba acostumbrado.
- No sé yo si este lugar será de fiar...será mejor que tengamos los ojos abiertos. Seguro que quieren robarnos y esas cosas. - comentó a Lémoni en voz baja mientras buscaba con ella una mesa más apartada de las gentes algo borrachas que allí había. Se quedó mirándola fijamente unos segundos después de que siguiese hablándole de manera entrecortada, frunciendo después el ceño como pensativo.
- ¿Por qué parece que te cuesta hablar todo el rato como si te diese vergüenza? quiero decir...no eres tartamuda, que en esa caso no me metería contigo, no soy ese tipo de persona. - se excusó porque podía haber sonado un poco brusco, pero tenía curiosidad por saber por qué motivo parecía azorada hasta en conversaciones aparentemente banales.
- Olvídalo, no quería sonar borde. - se disculpó mientras se sentaba, ordenando después al camarero que les trajese algo de beber, un par de cervezas porque así al menos se les soltaría la lengua. - Quiero que me des tu opinión sincera de algunas cosas, y que tú también lo seas conmigo. ¿Quieres hacerlo?
- No sé yo si este lugar será de fiar...será mejor que tengamos los ojos abiertos. Seguro que quieren robarnos y esas cosas. - comentó a Lémoni en voz baja mientras buscaba con ella una mesa más apartada de las gentes algo borrachas que allí había. Se quedó mirándola fijamente unos segundos después de que siguiese hablándole de manera entrecortada, frunciendo después el ceño como pensativo.
- ¿Por qué parece que te cuesta hablar todo el rato como si te diese vergüenza? quiero decir...no eres tartamuda, que en esa caso no me metería contigo, no soy ese tipo de persona. - se excusó porque podía haber sonado un poco brusco, pero tenía curiosidad por saber por qué motivo parecía azorada hasta en conversaciones aparentemente banales.
- Olvídalo, no quería sonar borde. - se disculpó mientras se sentaba, ordenando después al camarero que les trajese algo de beber, un par de cervezas porque así al menos se les soltaría la lengua. - Quiero que me des tu opinión sincera de algunas cosas, y que tú también lo seas conmigo. ¿Quieres hacerlo?
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